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9 ¿cómoves? Martha Duhne Backhauss EL 20 DE ABRIL DE 1999, ERIC HARRIS DE 18 AÑOS Y DYLAN KLEBOLD DE 17 LLEVARON A CABO UNA BALACERA EN SU ESCUELA PREPARATORIA, LA COLUMBINE HIGH SCHOOL, EN LITTLETON, COLORADO, EN LA QUE ASESINARON A 12 DE SUS COMPAÑEROS Y A UN MAESTRO, HIRIERON A OTROS 23, Y DESPUÉS SE SUICIDARON. Los rostros de la violencia HECHOS VIOLENTOS similares que invo- lucran a adolescentes, se han repetido con diferentes rostros, nombres y número de víctimas en otros lugares del mundo y plantean una cascada de preguntas, pero la más importante es: ¿por qué? René Magritte, Los amantes (detalle).

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Page 1: Los rostros - Revista ¿Cómo ves? · 2014-07-08 · 9 ¿cómoves? Martha Duhne Backhauss EL 20 DE ABRIL DE 1999, ERIC HARRIS DE 18 AÑOS Y DYLAN KLEBOLD DE 17 LLEVARON A CABO UNA

9¿cómoves?

Martha Duhne Backhauss

EL 20 DE ABRIL DE 1999, ERIC

HARRIS DE 18 AÑOS Y DYLAN

KLEBOLD DE 17 LLEVARON A CABO

UNA BALACERA EN SU ESCUELA

PREPARATORIA, LA COLUMBINE HIGH

SCHOOL, EN LITTLETON, COLORADO,

EN LA QUE ASESINARON A 12 DE SUS

COMPAÑEROS Y A UN MAESTRO,

HIRIERON A OTROS 23, Y DESPUÉS SE

SUICIDARON.

Losrostros

de laviolencia

HECHOS VIOLENTOS similares que invo-lucran a adolescentes, se han repetido condiferentes rostros, nombres y número devíctimas en otros lugares del mundo yplantean una cascada de preguntas, perola más importante es: ¿por qué?

René Magritte, Los amantes (detalle).

Page 2: Los rostros - Revista ¿Cómo ves? · 2014-07-08 · 9 ¿cómoves? Martha Duhne Backhauss EL 20 DE ABRIL DE 1999, ERIC HARRIS DE 18 AÑOS Y DYLAN KLEBOLD DE 17 LLEVARON A CABO UNA

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Muchachos que matanSe han escrito innumerables artículos tra-tando de explicar las posibles causas deestos acontecimientos, en apariencia to-talmente inexplicables. A Eric y a Dylanlos han llamado asesinos, locos, sicópatas,hasta engendros del demonio, pero estostrágicos sucesos le plantean una preguntamuy interesante a la ciencia: ¿qué puedesuceder para que un bebé se convierta enun adolescente tan enojado y agresivo?

La ciencia aún está muy lejos de po-der contestar esta pregunta, pero investi-gaciones recientes en la relación que existeentre la realidad social y sicológica deestos adolescentes y la bioquímica de sucerebro, vierte alguna luz en las posiblescausas de la conducta agresiva que pre-sentan. Las conclusiones que surgen deestas investigaciones no son tan simplescomo para concluir que la violencia estáprogramada genéticamente, o que un ase-sino en potencia se esconde en los plie-gues de los lóbulos frontales del cerebro,ni en una infancia con maltratos con-tinuos. Es más bien una red extre-madamente compleja de factoresbioquímicos, sociales y sicológicoslos que, en conjunto, pueden desem-bocar en una persona violenta y agresi-va, capaz de cometer un asesinato. Sinembargo, entender los orígenes de laviolencia nos ofrece pistas sobrecómo intentar prevenirla. ¿Se han en-

contrado diferencias fisiológicas o neu-rológicas en las personas que cometen ase-sinatos violentos?

La biología de la violenciaEn una clínica de Fairfield, California, eldoctor Daniel Amen realizó estudios en50 asesinos y encontró que sus cerebroscompartían algunas características comu-nes. La estructura llamada Giro Cingulado(o CG por sus siglas en inglés), que selocaliza en el centro del cerebro, mos-traba hiperactividad en todos ellos. ElCG actúa como un transmisor del ce-rebro, lo que le permite cambiar de unpensamiento a otro. Cuando no funcio-na bien, la persona se queda atrapadaen una sola idea, a la que regresa con-tinuamente. También la cortezaprefrontal, que parece actuar como unsupervisor del cerebro, funcionabamuy lentamente en los 50 asesinos. “Sitienes pensamientos violentos de los queno puedes escapar y no existe un supervi-

sor que los deseche, estás en problemas”,dice el doctor Amen. Este tipo de dañocerebral puede resultar de golpes fuer-tes en la cabeza así como de una expo-

sición importante a sustancias dañinaspara el bebé, como el alcohol, duranteel embarazo.

Otras investigaciones han encon-trado que, en general, los hombres fí-sicamente agresivos tienen niveles

altos de testosterona, una hormona sexualinvolucrada, entre otras funciones, en eldesarrollo de las características sexualessecundarias de los varones (tales como labarba y la voz grave) y en la construcciónde masa muscular. Estudios realizados enprisioneros de distintas cárceles mostróque los hombres con los niveles más altosde testosterona eran, en muchos casos, losque habían cometido crímenes violentos.Pero esta relación no es siempre directa yestá mediada por muchos factores socia-les como el uso de drogas.

Catorce estudios diferentes han encon-trado que existe una marcada tendenciaen jóvenes violentos a presentar ritmoscardíacos significativamente más bajosque personas menos agresivas. Otros es-tudios no han encontrado ritmos cardía-cos anormales en sicópatas.

Se sabe también que los machos sonel sexo más agresivo en casi todos los ma-míferos y esto ha llevado a algunas per-sonas a suponer que los hombres sonnaturalmente agresivos y que la violenciaes una consecuencia natural de la biolo-gía masculina. Sin embargo, las varia-ciones en el número de homicidios endistintas sociedades hacen evidente que lacultura tiene gran influencia en la proba-bilidad de que un hombre cometa un ase-sinato. Por ejemplo, la proporción delnúmero de asesinatos en Colombia es 15

veces mayor que la de Costa Rica, y lade Estados Unidos es 10 veces mayorque la de Noruega. Incluso existen di-ferencias regionales muy marcadas

dentro del mismo país.Pero las diferencias no son sólo geo-

gráficas. A nivel mundial, los homici-dios juveniles se han duplicado en losúltimos 15 años. Esto no se debe aque los cerebros con los que nacen

los muchachos de ahora hayan cam-biado en media generación, o a que unamutación genética los haya hecho másagresivos. Si el aumento de la violenciaactual no puede explicarse por cuestionesfisiológicas o neurológicas, hay que in-tentar encontrar otras causas.

Los primeros añosLa capacidad de aprendizaje que tiene unbebé es asombrosa: en menos de tres años,gatea, camina, asimila un lenguaje yaprende a relacionarse con su medio. Peroun cerebro tan joven es también extrema-

Eric Harris y Dylan Klebold.

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rebro y las experiencias y, a pesar de quelas personas nacen con algunas caracte-rísticas biológicas, el cerebro tiene mu-chas páginas en blanco. La infinidad de

mensajes que recibe un niño desu entorno, le dará la pauta decómo se espera que se com-porte cuando sea adulto. Espor esto que padres que mal-tratan a sus hijos física osicológicamente, a menudofueron maltratados cuando ni-ños. Los delincuentes, en mu-chos casos, tienen padres queabusaron del alcohol y de las

drogas, eran criminales y fueronniños golpeados.

Esta secuencia de eventos nose cumple siempre, pero sí es un

factor de riesgo: haber crecido enun ambiente violento o falto de

afecto aumenta las probabili-dades de crear personas vio-lentas que repitan el círculovicioso con sus hijos. A unniño le pueden repetir milveces que es malo agrediry golpear a los demás, perosi a él lo han tratado a gol-pes e insultos, sus padresse gritan y observa que laviolencia es la manera enla cual se resuelven los

problemas, es probable queentienda que ésa es una forma aceptablede comportarse.

¿Violencia feliz?La cultura popular actual, en canciones,videojuegos, Internet, películas y progra-mas de televisión, ofrece muchos ejem-plos en los cuales el personaje máspequeño, o el que ha sido humillado yagredido logra vengarse, matando y des-truyendo a sus oponentes.

George Gerbner, investigador de laEscuela de Comunicación de Annenberg,en la Universidad de Pensilvania, ha es-tudiado por más de 30 años los efectos dela televisión en sus espectadores y encon-tró que en promedio hay más de cincoescenas violentas en una hora de progra-mación en horario estelar y 25 actos vio-lentos por hora en las caricaturas que setransmiten en los canales estadouniden-ses los domingos por la mañana, que sonlos mismos que transmiten nuestros ca-

damente vulnerable a heridas sicológicasque ocurran durante este periodo. Un niñopequeño que continuamente vive expe-riencias de tensión (como son el abando-no, el maltrato o incluso elterror), experimenta cambiosfísicos en su cerebro. El flu-jo continuo de sustanciasquímicas relacionadas conconductas que producen ten-sión, tiende a reestructurar elfuncionamiento del cerebro,poniendo su sistema de defen-sa en un estado de constan-te alerta. El resultado es unniño que muestra una agre-sión impulsiva. Para él, cual-quier actitud que interpretecomo hostil, puede aumentaren su cerebro el nivel de hor-monas relacionadas con respuestasa conductas de tensión.

En otros niños, el contactoconstante con el dolor y la vio-lencia, puede llegar a bloquearla respuesta natural a las situa-ciones de tensión, como unbotón al que se le ha apreta-do tantas veces que deja defuncionar. Éstos son los mu-chachos con personalidadesantisociales, que frecuente-mente tienen una baja sensi-bilidad a las necesidades yemociones de otras personas.

Puede existir también un componentegenético que desemboque en una perso-nalidad antisocial. Aspectos del tempera-mento como la irritabilidad, impulsividad,hiperactividad y poca sensibilidad a lasemociones de los demás pueden tener unabase biológica. La manera en la cual sedesarrolle un bebé que naturalmente seapoco reactivo a muestras de afecto, depen-derá de la capacidad que tengan sus pa-dres de estimularlo y formar lazosafectivos con él. Cuando un niño peque-ño es excesivamente agresivo se debe en-trenar a la familia a no enfrentarlocontinuamente, retándolo y peleando conél, sino enseñarle formas no violentas desolucionar sus problemas y así reducir sufrustración.

Las diferentes respuestas de los padresproducen distintos cerebros y, por lo tan-to, distintas conductas. El comportamientoes el resultado de un diálogo entre el ce-

Eduard Munch, Madona (detalle).

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nales comerciales. Un niño que en pro-medio vé tres horas y media de televisiónal día, habrá presenciado más de 8 000asesinatos y 100 000 actos violentos portelevisión para cuando termine la prima-ria.

Nunca antes había estado la cultura tansaturada de imágenes violentas. En la pri-mera película de Duro de matar se ven 18asesinatos; en la segunda, 264. En RobocopI hay 32 muertos; en su secuela, 81. Lastres películas de El padrino apilaron 12,18 y 53 cuerpos, respectivamente.

¿Cuál es el mensaje de toda esta vio-lencia? La cantidad de escenas violentasen los medios fomenta la idea de que lasconductas agresivas son normales y hastadeseables. “Vivir en una sociedad carga-da de violencia genera agresividad en al-gunas personas y falta de sensibilidad,inseguridad y rabia en otras”, diceGerbner, quien piensa también que el granpeligro de la televisión es que se ha con-vertido, no en un mero entretenimiento,sino en una religión moderna que presen-ta una visión del mundo que es coherente,violenta, agresiva, represiva, peligrosa yfalsa. “Violencia feliz” llama Gerbner altipo de violencia que se ve en los medios;violencia espectáculo, sin consecuencias.¿Algún espectador se detendrá a pensar,como parte de la trama de la película, enlas viudas, los huérfanos, las madres, o enqué implicarían los 264 muertos de Durode matar II?

Nacidos para matar era la películapreferida de Dylan Klebold y de EricHarris quienes lograron reunir, en el sóta-no de sus casas, un arsenal de cuatro ar-mas de alto calibre, una bomba hecha conun tanque de propano de 10 kilos y másde 30 bombas pequeñas construidas porellos mismos con pólvora, clavos y vidriosrotos. Y buena parte de la sociedad esta-dounidense sigue pensando que es su le-gítimo derecho tener acceso a las armas.

¿Qué podemos concluir?A todos nos aterran los hechos que suce-dieron en la preparatoria de Columbine,pero vivimos en una sociedad en donde laviolencia se ha convertido en un espec-táculo; es cotidiano el maltrato a los ni-ños y a las mujeres; la intolerancia es unaconstante en las relaciones entre las per-sonas de distintas ideas, culturas, religio-nes o preferencias sexuales; la impunidad

Violencia a todo colorGeorge Gerbner nació en Hungría y emigró aEstados Unidos huyendo del fascismo. Luchó enla segunda Guerra Mundial y se convirtió en hé-roe. De regreso en su país se dedicó a estudiarlos efectos de la televisión en el público, enparticular la violencia, y comenzó a contar losasesinatos y su frecuencia en ese medio masivode información. Actualmente, desde la Escuelade Comunicación de Annenberg en la Universi-dad de Pensilvania, Estados Unidos, se ha con-vertido en uno de los expertos en el tema.

Después de treinta años de analizar la vio-lencia en la televisión en Estados Unidos —porlo menos la mitad de esos programas se trans-miten en México— y su influencia en los teles-pectadores, Gerbner concluye lo siguiente:

• Nunca antes una cultura estuvo tan inunda-da de imágenes violentas a todo color; porsupuesto hay sangre en los cuentos de ha-das, puñaladas en la mitología, asesinatosen Shakespeare, y guerras y batallas en loslibros de texto, pero esas representacionesde violencia son expresiones culturales le-gítimas, incluso necesarias para equilibrarconsecuencias trágicas.

• El uso selectivo y simbólico, definido histó-ricamente, de la violencia del heroísmo, lacrueldad o la auténtica tragedia se ha sus-tituido por la violencia con final feliz.

• Los estadounidenses dedican un tercio desu tiempo libre a ver televisión.

• Sólo 1.3% de los personajes que aparecenen las series transmitidas en los mejores ho-rarios son pobres.

• Por cada hombre blanco que es víctima hay22 mujeres víctimas que pertenecen a mi-norías raciales.

• Los malos son mayoritariamente varones,de clase baja, jóvenes y extranjeros (mu-chos latinos).

• No hay diferencia entre la violencia presen-tada con humor y la que parece seria; dehecho, la primera es más peligrosa porquehace ver a la violencia como un comporta-miento aceptable.

• En general, la televisión da la idea de queel mundo es peor de lo que realmente es.Esto provoca sentimientos de temor y an-siedad y que la gente esté dispuesta a acep-tar medidas gubernamentales extremascontra la violencia.

• Los actos violentos por televisión quitan alpúblico el sentido trágico de la vida que esnecesario para la compasión.

Gerbner, quien encabeza el Movimiento porel Ambiente Cultural, no recomienda la censu-ra pero propone diversificar la programación conel fin de producir menos materiales violentos ymás programas que muestren a las minorías y alas mujeres de manera favorable; en resumen,que las historias sean contadas más por quie-nes tienen algo que decir que por quienes tie-nen algo que vender.

G.V.

de ciertos sectores de la pobla-ción no es la excepción, sino laregla; más de la mitad de la pobla-ción vive en la pobreza y la jus-ticia ha dejado de ser ciega(¿alguna vez lo fue?), pero sítiene color de piel y clase so-cial. Debería resultar igual deaterrador que los sucesos deColumbine, el haber aprendi-do a ver a un niño de cuatroaños pidiendo limosna a lasonce de la noche como quienvé un semáforo.

Resulta muy simplista yhasta cómodo poner etique-tas, culpar a otros, encontraruna causa, una sola que ex-plique estos asesinatos en losque se han perdido tantasvidas, esperanzas, sueños, fu-turos. Pero el tema de la vio-lencia es extremadamentecomplejo y presenta muchasfacetas distintas. Y, la verdadsea dicha, no nos es ajena.

Si la conclusión fue-ra que la principalcausa del aumentode la violencia en-tre adolescentesestá únicamenteen una patolo-gía del funcio-namiento de sucerebro o en laconducta dic-tada en suscromosomas, mucho podríamos hacerpara combatirla. Pero si es el resultado demuchos factores, el problema es realmentecomplejo. Y en este coctel de factores, to-dos tenemos nuestra cuota de responsabi-lidad; aspectos en los cuales pensar,decidir y actuar.

Martha Duhne es bióloga; desde hace varios años sededica a la divulgación de la ciencia, sobre todo enmedios audiovisuales. Ha sido productora entre otrosprogramas de Ciencia hoy, en TV UNAM, [email protected],del canal 11.

Agradecemos a los doctores Marcelino Cereijido,investigador del Centro de Investigación y EstudiosAvanzados del IPN y Humberto Nicolini, jefe de laDivisión de Investigaciones Clínicas del InstitutoMexicano de Psiquiatría, su asesoría en la elaboraciónde este artículo.