los problemas culturales en el uso educativo de las nueva tecnologÍas: la formaciÓn de profesores...

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Revista de Tecnología de Información y Comunicación en Educación 25 LOS PROBLEMAS CULTURALES EN EL USO EDUCATIVO DE LAS NUEVA TECNOLOGÍAS: LA FORMACIÓN DE PROFESORES Y ALUMNOS PARA ESTA NUEVA SITUACIÓN. Dr. Francisco Martínez. Universidad de Murcia. 1.- El nuevo contexto social. Creo que no sería muy problemático el coincidir en la apre- ciación de que en los últimos años se han producido cambios importantes en la sociedad en la que vivimos. Cambios que atañen, no sólo a lo externo, a aquello que se percibe mirando a nuestro alrededor, sino que también se están produciendo en los niveles profundos, en los niveles en los que se establecen los principios y normas que han de organizar y regir a esta misma sociedad. Hay cuatro rasgos a decir de Gardner (2.005) que definen el momento actual: El movimiento de capital y otros instrumen- tos de mercado por todo el mundo, segundo el flujo de seres humanos que atraviesa las fronteras de un lado a otro, como tercer rasgo el flujo de toda clase de datos y por último el flujo instantáneo y casi invisible de la cultura popular a través de las fronteras en forma de modas comidas y melodías que iguala, cada vez más, a los adolescentes de todo el mundo a través del ciberespacio. Estos hechos que hemos dado en agrupar bajo la denomina- ción de globalización, están creando una sociedad diferente, con nuevas necesidades y lógicamente con nuevas exigen- cias. La educación como instrumento fundamental que ha de pre- parar la sociedad para los nuevos retos, para el futuro, debe plantearse de acuerdo con esas necesidades que ya no son de futuro sino que en buena medida lo son del presente. El problema se plantea cuando como ya Mcluhan decía, avan- zamos siempre mirando el espejo retrovisor o como más re- ciente nos recuerda el mismo Gardner (2.005) “la educación

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Dr. Francisco Martínez

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  • Revista de Tecnologa de Informacin y Comunicacin en Educacin

    25

    LOS PROBLEMAS CULTURALES EN EL USO EDUCATIVO DE LAS NUEVA TECNOLOGAS: LA FORMACIN DE PROFESORES Y ALUMNOS PARA ESTA NUEVA SITUACIN.

    Dr. Francisco Martnez.Universidad de Murcia.

    1.- El nuevo contexto social.

    Creo que no sera muy problemtico el coincidir en la apre-ciacin de que en los ltimos aos se han producido cambios importantes en la sociedad en la que vivimos. Cambios que ataen, no slo a lo externo, a aquello que se percibe mirando a nuestro alrededor, sino que tambin se estn produciendo en los niveles profundos, en los niveles en los que se establecen los principios y normas que han de organizar y regir a esta misma sociedad.Hay cuatro rasgos a decir de Gardner (2.005) que definen el momento actual: El movimiento de capital y otros instrumen-tos de mercado por todo el mundo, segundo el flujo de seres humanos que atraviesa las fronteras de un lado a otro, como tercer rasgo el flujo de toda clase de datos y por ltimo el flujo instantneo y casi invisible de la cultura popular a travs de las fronteras en forma de modas comidas y melodas que iguala, cada vez ms, a los adolescentes de todo el mundo a travs del ciberespacio.Estos hechos que hemos dado en agrupar bajo la denomina-cin de globalizacin, estn creando una sociedad diferente, con nuevas necesidades y lgicamente con nuevas exigen-cias.La educacin como instrumento fundamental que ha de pre-parar la sociedad para los nuevos retos, para el futuro, debe plantearse de acuerdo con esas necesidades que ya no son de futuro sino que en buena medida lo son del presente.El problema se plantea cuando como ya Mcluhan deca, avan-zamos siempre mirando el espejo retrovisor o como ms re-ciente nos recuerda el mismo Gardner (2.005) la educacin

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    sigue siendo bsicamente una preparacin para el mundo del pasado en lugar de ser una preparacin para los posibles mun-do futuro (18).

    Se habla de la sociedad de la informacin como precursora de lo que ya se ha dado en llamar sociedad del conocimiento, sin pararnos a pensar que la sola disponibilidad de informacin no conlleva al conocimiento. Dice Simon (1.7): La informa-cin no tiene por qu ser procesada por el solo hecho de estar all (48). El hecho de que est disponible no presupone que alguien la tenga o la pueda utilizar, y menos an que, en el hi-pottico caso de que la utilice, extraiga de ella un aprendizaje.En esta misma lnea subraya Bolz (2.006) que hablar de la sociedad del conocimiento es de un optimismo sin lmites ( )La existencia de una biblioteca no significa que existan lecto-res y la existencia de estos no significa que adquieran conoci-mientos.Que la movilidad de los ciudadanos nos aporta informacin, que la disponibilidad de medios de comunicacin nos permite acceder a cualquier fuente de conocimiento, todo ello, no com-porta inevitablemente que los humanos lo adquiramos.Para llegar al conocimiento se precisan del desarrollo de estra-tegias, de habilidades, que se adquieren mediante un proceso de aprendizaje, proceso que en nuestras sociedades est en-comendado a los sistemas educativos. Esta responsabilidad deba obligar a planificar nuestros sistemas de enseanza ms acordes con las nuevas posibilidades y nuevas necesidades que son las que configuran el presente y estn diseando el futuro., teniendo en cuenta que conocimiento, el aprendizaje se ha de enmarcar dentro de espacios culturales determinados que estn sometidos en el momento presente a transformacio-nes significativas.Tambin es hoy lugar comn el afirmar que las nuevas tecnolo-gas de la comunicacin estn configurando nuevos espacios de significacin y con ello una nueva cultura. Esta afirmacin no tendra mayor inters si el proceso ocurriese en un espacio virgen, en el que no existiese nada anterior.Continuando con las afirmaciones generalizadas, se afirma tambin que estas tecnologas eliminan el espacio y el tiempo

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    requerido para un proceso de comunicacin en el que los inter-locutores no se encuentren en el mismo lugar. Esta afirmacin, siendo cierta en buena parte, no lo es totalmente debido a la polisemia en el significado de ambos trminos. Cuando hablamos en este tema de espacio y tiempo nos refe-rimos, pienso que inconscientemente, slo al espacio y tiempo relacionado con el concepto de velocidad, lo que hace que es-temos realizando una afirmacin general de un aspecto muy particular.Aceptando, como no podra ser de otra manera, que la veloci-dad inherente a estas tecnologas transforma en irrelevante el tiempo requerido para establecer un proceso de comunicacin entre dos interlocutores, independientemente de la distancia a la que se encuentren y que por ello, la distancia que las se-para es tambin intranscendente, hay que aadir que espacio es tambin el entorno que rodea a los interlocutores, espacio que en sus aspectos fsicos, no es alterado por la tecnologa al igual que el tiempo de quienes viven en el mismo.Siendo la cultura algo que hay que poner en relacin con el en-torno y con el momento en el que se vive, y dado que los pro-cesos de comunicacin se establecen y se construyen desde el espacio de significacin cultural en el que cada uno se en-cuentra, parece evidente que surge un cierto nivel de conflicto entre las dos acepciones de los trminos espacio y tiempo.Por un lado, las tecnologas permiten una comunicacin y con ella un traslado de la informacin con una coincidencia espa-ciotemporal de los interlocutores prcticamente similar a la existente en la comunicacin presencial, mientras que por otro, ambos interlocutores se encuentran inmersos en su propio es-pacio cultural el cual en ningn momento han abandonado.Para que el proceso sea viable es imprescindible llegar a un consenso para la utilizacin de un cdigo comn de significa-cin que haga viable el proceso comunicativo, y que estar mediatizado por el equilibrio o desequilibrio existente entre am-bas culturas en su relacin con la influencia social que tengan a escala mundial en un momento determinado, cdigo que ine-vitablemente ir cargado de la cultura de la que proceda.Independientemente del concepto de cultura del que parta-mos, ya sea ste esencialista, siguiendo los planteamientos del alemn Herder, ya lo sea procesual, siguiendo los criterios

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    ms actuales de Baumann (2.001), nos referimos a una serie de rasgos que identifican a una etnia, a una religin o a un estadonacin, y que tienen que ver con una concepcin de la sociedad y de la relacin entre quienes la forman, as como con los significados y creencias con los que conviven.Vayamos viendo con detenimiento los diferentes cambios.

    1,1.- Globalizacin. En el momento presente utilizamos dos conceptos, derivados de la incorporacin social de las tecnologas y de otros avan-ces en las comunicaciones que nos interesan en esta ocasin: globalizacin y mundializacin..Por globalizacin entiendo con el Premio Nobel de Economa Stigliz la integracin ms estrecha de los pases y de los pue-blos del mundo, producida por la enorme reduccin de los cos-tes del transporte y comunicacin, y el desmantelamiento de las barreras artificiales a los flujos de bienes, servicios, capi-tales, conocimientos y (en menor grado) personas a travs de las fronteras (Stiglitz, 2.002, 34). Estamos por tanto ante una desaparicin de las limitaciones fsicas que impona la distan-cia y de las limitaciones comunicativas que impona la cultura. Por su parte, Giddens (1), desde una perspectiva menos economicista, considera que la globalizacin puede ser defi-nida como una compleja serie de procesos, impulsados por una amalgama de factores polticos y econmicos (46), teln de fondo de la poltica contempornea y transformadora de las instituciones sociales actuales. Delors (16) hace equiparables las caractersticas de la glo-balizacin con las de la mundializacin si bien con este trmino ampla el concepto anterior al referirse con l a la interdepen-dencia planetaria en lo econmico, cientfico, cultural y polti-co. Con mundializacin el concepto se amplia y deja de ser mera-mente econmico para ser social en su ms amplio sentido. Por ltimo y sin pretender agotar la conceptualizacin de am-bos trminos, considero significativo recordar el planteamien-to de Virilio, que desde una concepcin urbanstica y postde-construccionista, analiza la relacin existente entre las nuevas tecnologas y el concepto de mundializacin, como trmino en estrecha relacin con el de globalizacin. Este autor indica que

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    la mundializacin es el principio del fin del espacio de un pe-queo planeta en suspensin en el ter electrnico de nues-tros medios de comunicacin modernos (17, 17).Independientemente del trmino que utilicemos el hecho es que aparece un espacio nico de intercambio en el que es ne-cesario establecer unos criterios culturales que hagan posible esa relacin global.El primero y ms amplio de los cambios que se estn produ-ciendo tiene que ver, como vengo diciendo, con la posibilidad de intercambio de informacin, de personas y de capitales. Y a ello, con una u otra puntualizacin, le hemos dado en llamar globalizacin.La globalizacin es la consecuencia del amplio desarrollo y abaratamiento de los medios de comunicacin, entendidos estos no slo como los medios que permiten el traslado de cdigos significativos entre personas, sino tambin, los que permiten el traslado de esas personas en tiempo forma y cost adecuado.Es en este punto en el que surge el problema que nos ocupa en este momento.Ni las economas, ni las sociedades, ni los valores, ni las orga-nizaciones humanas se encuentran en una relacin de equili-brio de influencia entre ellas. En cada momento histrico esta relacin ha existido y se ha inclinado en una direccin diferen-te. El momento actual no es distinto y contina existiendo ese mis-mo desequilibrio que viene establecido por una catalogacin ordenada de culturas y que supone una influencia inevitable de unas sobre otras, de las mejor clasificadas sobre las que se encuentran en un lugar inferior, pero en ningn caso a la inversa.Este hecho cultural, unido a los econmicos de la globaliza-cin, trae como consecuencia que las culturas dominantes pueden llegar, si es que no lo estn haciendo ya, a ahogar a las que son minoritarias, independientemente de la razn por la que lo sean.Dado que las nuevas tecnologas se han asociado a la idea de progreso y que ste, como dice Beck (Beck, 1.8) no se cuestiona y que la creencia en l sustituye al consenso, parece inevitable que esta influencia cultural ocurra.

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    La existencia de grupos o corrientes que planteen opciones diferentes a las ms generalizadas no se contradice con la an-terior, ya que su existencia slo es posible desde la existencia de la tecnologa que se trata de criticar, no por la oposicin, sino por la utilizacin. Sin la tecnologa que hace posible la globalizacin no podran existir las organizaciones de la antig-lobalizacin ya que para crearlas y ponerlas en funcionamiento se emplean los mismos medios tecnolgicos y organizativos que se critican. Los ludistas pueden ser un antecedente hist-rico de la actual situacin.La globalizacin surgida de la nueva situacin tecnolgica oblig a eliminar las barreras comerciales a los pases pobres mientras los desarrollados las mantenan. De forma similar, con la mundializacin, se han traspasado las barreras culturales de las comunidades menos influyentes mientras se insertan en ellas las procedentes de las ms poderosas. Cmo deca, esta desaparicin de barreras no ocurre de for-ma simtrica, incluso no ocurre simtricamente con relacin a la participacin en el proceso comunicativo creado para hacer posible el intercambio. Slo unos pocos renen las condicio-nes necesarias para poder tener acceso a la utilizacin de la informacin intercambiarla y aprovecharla como conocimiento, en tanto que son muchos los que aportan su informacin sin tener posibilidad de rentabilizar para su crecimiento singular la informacin circulante, quedando como aportaciones y situa-ciones exticas dentro de la comunicacin global.Dice Bolz (2.006) La informacin al alcance de la mano ya no es tilEl problema no es la ignorancia, sino la confusin. (12). El tenerla al alcance de la mano es una realidad en una parte del mundo, pero para buena parte de esa parte esa infor-macin genera ms confusin que conocimiento.La globalizacin, en estos aspectos que estamos consideran-do y que podramos denominar para diferenciarla como mun-dializacin sin entrar, como deca ms arriba, en otro tipo de precisiones terminolgicas, se presenta con unas caracters-ticas peculiares que generan una problemtica singular que tiene que ver los signos de identidad de los diferentes grupos sociales.En el momento presente es ya la cultura la que se establece como el elemento diferenciador y los estados ya no se agrupan

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    en los tres de la guerra fra sino en los que corresponden a las siete u ocho civilizaciones principales del mundo: China, hin-d, japonesa, islmica, ortodoxa, occidental, latinoamericana y quizs africana o si se quiere y siguiendo a quienes las asocian a las grandes religiones, cristianismo, Islam, hinduismo, confu-cionismo y budismo.La cultura sirve para identificar o unir, de forma natural o for-zada a los componentes de una etnia, una religin o de un estado-nacin. Cada una de estas tres situaciones comporta, en decir de Baumann (Baumann, 2.001) un tipo de cultura con rasgos diferenciados en su conceptualizacin. Las situaciones culturales intermedias suelen ser problemticas en su defini-cin, proceso e identificacin, as como en el establecimiento de los criterios de equilibrio entre los factores inicialmente de-finidos.

    Figura 1

    Ante la situacin actual de la mundializacin podemos definir con Wolton dos posturas un tanto enfrentadas. La de aquellos que proclaman sus excelencias y virtudes. Una lite con mu-cha repercusin meditica que se proclaman mundialistas y que se definen como cosmopolitas, que defienden el mestizaje cultural y que se apoyan en el nomadismo, y que a quienes estn en contra de sus planteamientos se les tacha de con-servadores, en tanto que ellos conservando celosamente sus

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    privilegios identitarios, muy jerarquizados, no cesan de hablar de mundializacin mientras administran salvajemente la jerar-qua de los cdigos de culturas distintivas (Wolton, 2.004, 52). Tal como comenta Baumann cuando se refiere a las lites de los tres campos culturales (etnicidad, religin y estado-nacin) y dice que son esas lites, autoinvestidas de tales,las que siguen intentando remarcar las lneas divisorias (Baumann, 2.001, 111).Estos son quienes ejercen la mundializacin. Frente a ellos estn quienes la padecen que tratan de apelar a su identidad cultural, ya sea religiosa, tnica o nacional. En este punto habra que aadir una vez ms con Baumann que Toda cultura que se posea es cultura en creacin, todas las diferencias culturales son actos de diferenciacin y todas las identidades culturales son actos de identificacin cultural.La sociedad multicultural no es un mosaico de cinco o diez identidades culturales fijas, sino una red elstica de identifica-ciones entrecruzadas y siempre mutuamente dependientes de una situacin determinada. La cultura es un proceso discursivo y no un inventario de reglas, lo que hay que reconocer no es una cultura refinada como opuesta a otra. En su lugar la natura-leza dialogante de todas las identidades y, consecuentemente, esas diferentes identificaciones culturales son las que pueden y deben, en una sociedad multicultural, atravesar los refinados lmites de los dems (Baumann, 2.001, 148). (Figura 1).La permeabilidad entre culturas y la mutua influencia va ge-nerando una cultura comn sin necesidad de renunciar a la propiaEsta permanente dinmica cultural, a la vez que favorece la inevitable imposicin de unas culturas sobre otras, tambin propicia la amplificacin de la propia cultura como reaccin y bsqueda de signos de identidad que nos diferencien del resto. En este sentido, las redes propician y favorecen el conocimien-to de la diversidad y la necesidad de afianzar sta. Resumiendo se podra decir con Wolton, que las lites son mundialistas, los pueblos nacionalistas (52). Pero sin renun-ciar a los signos que les permiten mantenerse como diferentes, en el primer caso, en tanto que en el segundo se es naciona-lista pero sin actitud de enfrentamiento al otro, sino ms bien como identidad junto al resto. El pueblo es mundialista desde

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    su identidad en tanto que las lites pretenden seguir siendo lites defendiendo el mundialismo pero como un rasgo ms de su elitismo diferenciador.La gran difusin de la nuevas tecnologas de la comunicacin unido al desarrollo de las comunicaciones, sobre todo areas, est permitiendo que en un tiempo adecuado y a unos costos bajos el intercambio sea intenso, permanente y estando pre-sente en la totalidad del mundo.Junto a estos intercambios de informacin y de personas exis-te tambin un desplazamiento, un movimiento de los capitales que obliga a hacer una revisin sobre la organizacin de la economa mundial.Estos intercambios, propiciados desde la globalizacin, no lle-van aparejado un equilibrio entre todos los grupos humanos del mundo. Hay un desequilibrio entre quienes pueden mover que y quienes no pueden mover, que de tal forma que est pro-ducindose un desarrollo, cada vez ms desequilibrado, como consecuencia de este desequilibrio previo en las posibilidades de intercambio.La sociedad que dibuja la colonizacin est constituida por dos grandes bloques. Un primer bloque, desarrollado, con un empleo intenso y masivo de las nuevas tecnologas de la co-municacin en su doble faceta, a la que haca referencia an-teriormente, y que le permite una mayor presencia y un mayor desarrollo.Frente a ellos, otro grupo, al que slo es posible un uso res-tringido de estas tecnologas y que, ms que emisores en los intercambios, slo pueden permanecer como receptores.Con este desequilibrio no es difcil augurar un mayor distancia-miento entre estos dos bloques humanos. Lo que se ha dado en llamar brecha digital, brecha que inevitablemente ir am-plindose con el tiempo.Pero el hablar de globalizacin y de brecha digital no debe engaarnos y dejarnos con la idea de que su repercusin es slo a nivel de estados o de etnias. Dentro de un mismo grupo humano pueden existir rasgos diferenciadores que estn impi-diendo que, todo el colectivo, tenga el mismo acceso a estas tecnologas, por lo que se est provocando una brecha dentro del mismo grupo social. Como ejemplo lo que digo podemos hacer referencia al sexo como un rasgo diferenciador en el uso

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    de las tecnologas de la comunicacin y en las posibilidades de utilizarlas para participar en esa globalizacin. Es previsible augurar que este distanciamiento intracolectivo humano debe ir evolucionando en funcin de la evolucin de la sociedad, lo que no significa que vaya desapareciendo. En este momento slo me atrevo a decir que ira movindose.Una organizacin socioeconmica nueva se dibuja desde la globalizacin.

    1,2.- Cultural y Multiculturalidad.

    En esta situacin aparece la idea de multiculturalismo como contraposicin a la idea de globalizacin occidental y en la que, a decir de algunos, lo que subyace en el fondo de esta polmica no es tanto el modelo ms o menos integrador de la sociedad occidental como la verdadera dimensin de nuestra futura cultura global, de sus valores democrticos, de los dere-chos humanos y del respeto a la diversidad cultural (Alonso, y Arzoz, 2.003, 7).Entiendo por multiculturalismo la combinacin de las diferentes culturas que conviven dentro de un estado, o de un espacio de comunicacin, tanto real como virtual, independientemente del origen y la procedencia de cada una de las mismas.Tal como indicaba ms arriba las relaciones de influencia en mbitos multiculturales no son equivalentes. Factores de dis-tinto carcter hacen que ese desequilibrio sea inevitable y su-ponga una imposicin de una de ellas sobre el resto que va incorporando paulatinamente elementos procedentes de aque-lla, una vez filtrados por su propio tamiz. Reforzamos aqu con Huntington (2.003) que la cultura siempre sigue al poder. En este sentido, la romanizacin y con ella el surgimiento de las culturas romances y de buena parte de la cultura occidental, puede tomarse como un antecedente de lo que es la internet-nizacin. Como digo, esta convivencia supone una aproximacin pau-latina en las formas de vivir que va hacindolas cada vez ms semejante y, en esta situacin es conveniente recordar lo que viene a decir Wolton, (Wolton, 2.004) que cuanto ms se ase-mejan los modos de vida ms necesario es mantener los signos de identidad, si bien hay que recordar con Levy (2.007) que las

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    tecnologas no son algo autnomo que aparece y desaparece al margen del entorno en el que se producen, Las tecnologas son producto de una sociedad y de una cultura (7) a lo que aade: Una tcnica se produce en una cultura, y una sociedad se encuentra condicionada por su tcnica y no determinada (-10). Las actuales tecnologas de la comunicacin, si bien favorecen una serie de transformaciones culturales en la so-ciedad, tambin hay que admitir que esas transformaciones pueden ser previstas, y en su caso, atenuadas o favorecidas por algunos de los sistemas que la sociedad se ha dado para la preservacin de sus rasgos de identidad. La educacin es, sin duda alguna en este caso, el mbito con mayor incidencia en esa tarea. En el momento presente las redes de comunicacin, y concre-tamente Internet, crean un espacio multicultural que supera los lmites establecidos por el estado-nacin, la etnia o la religin. Buena parte de las culturas con influencia en el mundo estn en este ciberespacio, en este no lugar creado por las redes. Estamos en un momento problemtico, en cierto modo dram-tico de unas cuantas culturas, (una mayora), ante el riesgo de perder sus signos de identidad en aras de otras, (unas pocas), que se van imponiendo por medio de su control y preponde-rancia en los nuevos canales de comunicacin. Ante esta si-tuacin y dado que en este nuevo mundo, los conflictos ms generalizados y peligrosos, importantes y peligrosos no sern los que se produzcan entre clases sociales, ricos y pobres u otros grupos definidos por criterios econmicos, sino los que afecten a pueblos pertenecientes a diferentes entidades cultu-rales (Huntington, S. P. 2.003,22) es necesario tomar decisio-nes sobre cmo actuar, a sabiendas de que la posibilidad de quedarse fuera de esta situacin no es socialmente viable. Llegado a este punto creo aconsejable recordar otra vez que uno de los espacios sociales desde los que se puede preparar el futuro, en cierto modo ya presente, es la educacin, tanto desde los espacios convencionales de la enseanza presen-cial, como desde aquellos otros generados por las nuevas tec-nologas de la comunicacin.Como deca la enseanza se nos presenta como el marco en el que acometer esta adecuacin a la nueva situacin.Formar para ser capaces de observar las evoluciones que van

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    sufriendo nuestra propia cultura, los orgenes, las causas y las consecuencias. La observacin de la evolucin cultural y su identificacin como rasgo esencial de la misma debe ser un objetivo a lograr, ya que nos permitir entender las razones ltimas de porqu hemos llegado a ser cmo somos, cmo hemos llegado a lo que en cada momento llamamos los sig-nos de identidad y cmo nuestra cultura no es ms que la consecuencia de numerosas influencias de otras culturas, y a su vez cmo ha influido en las que tenemos enfrente, pero si olvidar que La gente usa la poltica no slo para promover sus intereses, sino tambin para definir su identidad. Sabemos quines somos slo cuando sabemos quines no somos, y con frecuencia slo cuando sabemos contra quines estamos (Huntington, S. P. 2.003, 22). La multiculturalidad presencial, propiciada por la globalizacin, y la multiculturalidad ciberntica, consecuencia del desarrollo de las tecnologas de la comunicacin, an teniendo las mis-mas consecuencias, deben tener diagnsticos y por tanto tra-tamientos diferenciados. Dado el tema que nos ocupa en este momento me interesar slo por la segunda de ellas.Los espacios cibernticos de comunicacin tienen como vir-tud facilitarnos la posibilidad de conocer culturas distintas a la nuestra, independientemente de la distancia a la que se encuentren y que en contraposicin nuestra cultura entre en otras. Esta particularidad supone una riqueza que hay que explotar. Conocer otras culturas para poder respetarlas debe ser uno de los objetivos fundamentales de la incorporacin de estas tecnologas a la enseanza, conocimiento que ha de ir unido al propio conocimiento, al conocimiento e identificacin de la propia cultura, no para enfrentarla a las otras sino ms bien para poder mantener los propios signos de identidad. Se trata de disponer de las herramientas intelectuales y cultura-les necesarias para poder aprovechar lo que las tecnologas de la comunicacin ponen a nuestra disposicin, y que, como deca al comienzo, por carecer, entre otras cuestiones, de esta preparacin, no puede ser utilizada por la mayora de quienes acceden a ellas.Nada de lo dicho significa renunciar a nuestra propia cultura, lo que significa es que debemos defender nuestros criterios y

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    principios culturales, nuestro signos de identidad, pero no por enfrentamiento a la otra cultura, sino porque realmente enten-demos la nuestra. El inters de la multicultura estriba precisamente en ese enri-quecimiento mutuo que si bien no evitar la paulatina transfor-macin de las ms dbiles, aproximndose a las dominantes, si ralentizar el proceso en la medida en que se sea capaz de valorar los propios signos culturales que nos hacen diferentes y nos dan nuestra identidad.

    1,3.- Organizativo y Descentralizacin-proximidad

    Como consecuencia de las caractersticas de las nuevas tec-nologas de las que vengo hablando las organizaciones socia-les han sufrido tambin serias transformaciones. Cada da son ms las que surgen del agrupamiento de comunidades, grupos sociales e incluso estados que se unen para formar una uni-dad mayor, unidad surgida, junto a los intereses geopolticos y econmicos, de las posibilidades actuales para organizar y controlar la totalidad por extensa que est sea. La capacidad de movilidad humana y de informacin existente permite cual-quier dimensin de organizacin. Junt a esta ampliacin del espacio organizativo tenemos que contemplar la descentralizacin de esa misma organizacin. La misma tecnologa que permite la centralizacin favorece la descentralizacin. rganos de decisin cada vez ms prxi-mos a los interesados estn surgiendo permanentemente, pero siempre imbricados dentro de estructuras mayores.La tecnologa permite que, por medio de la centralizacin, las organizaciones tengan cada vez ms poder, ms entidad y por tanto un mayor rendimiento social, pero a su vez hacen posible el aproximarse a sus constituyentes, delegando en rganos de decisin ms prximos funciones que tienen que ver con los intereses ms inmediatos de estos individuos.

    1,4.- Econmico-laboral y Nuevos perfiles profesiona-les

    Relacionado con el apartado anterior, la economa, se est viendo tambin transformada como consecuencia de las

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    caractersticas de la nueva situacin a las que haca referencia al comienzo. El espacio econmico de un pas por ejemplo, an-tes limitado a posibilidades fundamentalmente de transporte, (no tomo en consideracin factores geopolticos que puedan haber influido y estn influyendo en las transacciones econ-micas entre pases o grupos sociales) hoy se ve ampliado a dimensiones que cubren la totalidad del mundo.La globalizacin, a la que me refera anteriormente, est crean-do un nuevo espacio econmico cuyos lmites son los lmites del mundo. Este hecho, tericamente universal, slo lo es en la medida de que exista disponibilidad de tecnologas o nivel de desarrollo que lo permita. No es, como ya deca, por tanto una globalizacin igualitaria ni mucho menos equilibrada. La disponibilidad o carencia de tecnologa crea y favorece des-equilibrios.Parte importante de la economa es sin duda el mundo laboral. La movilidad de trabajadores y profesionales por ste mundo globalizado significa, no tanto el traslado de la fuerza humana, sino el traslado del conocimiento y la cultura. Los movimientos laborales existentes en estos momentos significan llevar y traer otras formas de hacer, otras formas de entender la sociedad, la vida y en definitiva a los seres humanos.Lgicamente, como consecuencia de toda la realidad descrita hasta este momento, estn surgiendo nuevos mbitos labo-rales, nuevas profesiones, nuevas tareas, que deben acome-terse por nuevos profesionales, por personas formadas para una nueva realidad en la que existen necesidades y exigencias que ya estaban y otras nuevas que han surgido al hilo de la globalizacin.Esta situacin permite decir a Levy (2.007) que lo que hay que aprender no puede ser ya planificado ni definido con precisin, con anterioridad (130). Por ello los sistemas educativos han de adatarse a esta nueva realidad y acometer transformacio-nes que le permitan dar respuesta a las nuevas demandas.

    2.- La actual realidad escolar:

    La realidad escolar que est comenzando a apuntar tiene, des-de el punto de vista de la relacin comunicativa de los alumnos con sus docentes, tres situaciones que conviven. Una ense-

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    anza presencial, semipresencial o a distancia. Los tres tipos de situaciones comunicativas de carcter didctico permiten atender a mbitos y grupos sociales diferentes.Las nuevas tecnologas de la comunicacin, como dice Levy (2.007) no van a sustituir a las anteriores. Siempre se com-plementarn y convivirn permitiendo nuevas posibilidades de comunicacin. Y tal como la escritura no sustituyo la palabra oral, la televisin no termin con el cine o el telfono mvil no ha terminado con los viajes, las nuevas tecnologas no elimina-ran el empleo de las tecnologas que la enseanza ha venido utilizando, o mejor, no harn desaparecer los modelos comuni-cativos derivados de las tecnologas anteriores.Seguir existiendo una enseanza presencial que tendr que ajustar sus enseanzas a la nueva realidad, una enseanza semipresencial que se ocupara de atender a quienes, partien-do de un nivel adecuado de conocimientos, actitudes, aptitu-des, intereses y situaciones sociales o personales concretas, deseen acceder a conocimientos superiores a los que posee y por ltimo una enseanza en red en la que en sus alumnos co-inciden las mismas condiciones que en el caso anterior, alguna de ellas ampliada o que precisan de una actualizacin de los conocimientos de los que ya disponen, bien sea por exigencias profesionales o por inters personal.Pero dicho esto hay que aadir que ante la nueva situacin, la enseanza ha de asumir dos aspectos que las nuevas tecno-logas han propiciado y que se han de tomar en consideracin: Una aclimatacin a los dispositivos y del espritu del aprendi-zaje abierto y a distancia. Un estilo basado en el aprendiza-je personalizado y corporativo en red. La otra cuestin tiene que ver con los sistemas de acreditacin y reconocimiento del aprendizaje. (Levy, 2007). A estas necesidades aadira algo a lo que ya me he referido anteriormente en este trabajo y que tiene que ver con nuevas demandas, laborales, intelectuales, etc. necesarias para una integracin en la nueva sociedad. Trasladando esta afirmacin a la enseanza parece evidente que deber ajustar sus objetivos, sus funciones en definitiva, a las nuevas necesidades y exigencia sociales y laboralesA esto habra que aadir inmediatamente que el sistema edu-cativo, como consecuencia de la disponibilidad y/o incorpora-cin de las nuevas tecnologas de la comunicacin, no debe

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    llegar a situaciones denunciadas por Bolz (2.006) cuando dice que Siempre fue posible pasar el bachillerato sin pensar, pero hoy da al parecer tambin se puede hacer sin saber ni escribir ni leer (61).Por ltimo y antes de entrar en los aspectos de la enseanza que he considerado como significativos para el objetivo de este trabajo, creo necesario aadir que los poderes pblicos debe-rn cuidar:- Una garanta a cada ciudadano de una formacin ele-mental de calidad.- Permitir a todos un acceso abierto y gratuito a media-tecas, etc. pero sin descuidar la imprescindible mediacin hu-mana del acceso al conocimiento.- Regular y animar a una nueva economa del conoci-miento en el que los diferentes grupos, organizaciones, deben ser considerada como recursos potenciales de aprendizaje. (Levy, 2.007).Estas exigencias son previas a la toma de decisiones sobre una incorporacin extensa e intensa de las nuevas tecnologas a los sistemas de enseanza.Dicho esto ir revisando alguno de los aspectos que, desde mi punto de vista, deberan tener hoy una mayor repercusin en los diseos curriculares que se estn estableciendo. 2,1.- Multiculturalidad Tres son los factores que estn configurando la multicultura-lidad en este momento. De un lado los movimientos migrato-rios, a los que me he referido, que se est produciendo de los pases econmicamente ms dbiles a los pases ms desa-rrollados conllevan junto al traslado de personas la cultura de la que son originarios. La emigracin es por tanto un factor determinante del surgimiento de comunidades multiculturales en las que se ven obligados a convivir personas con culturas, en algunos casos y en ciertos aspectos, opuestas.Por otro lado los medios de comunicacin facilita la difusin de culturas por todo el mundo. Los medios nos muestran ras-tros, costumbres, identidades, tradiciones, valores, etc. distin-tas a nuestros y que nos permiten conocer otras realidades culturales. Este conocimiento lleva emparejado la inevitable

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    comparacin con la propia cultura. El conocimiento del otro y la valoracin de sus formas de vida de sus cdigos de signifi-cacin social nos llevan a una diferenciacin cultural que nos aproxima y nos aleja entre nosotros. Una multiculturalidad glo-bal propiciada desde los medios de comunicacin.Por ltimo debemos considerar otro tipo de situacin multicul-tural surgida de la posibilidad de acceder a fuentes de infor-macin lejanas, no ya en el espacio y el tiempo, si no en valo-res y formas de concebir el mundo. Las redes telemtica nos permiten difundir nuestra cultura, permitir la disponibilidad de la misma y a la par acceder a la cultura del otro. La creacin de redes multiculturales de comunicacin es la consecuencia directa de este uso de las tecnologas.La escuela es sin duda un espacio de convivencia multicultural tanto desde el punto de vista de la propia convivencia, como en relacin con los contenidos sobre los que se trabaja. Nuestras aulas se pueblan, cada da con mayor presencia, de alumnos procedentes de diferentes culturas, no slo como consecuencia de los procesos migratorios, sino tambin del surgimiento de culturas aparecidas de la evolucin de la so-ciedad.Igualmente, la posibilidad de disponer de materiales, informa-cin, contenidos en definitiva, procedentes de mbitos cultu-rales completamente diferentes nos permite pensar en una contemplacin de estos diferente a cuando slo era posible disponer de una fuente de informacin que a su vez era prxi-ma, tanto cientfica como culturalmente.La escuela es por tanto un espacio social de relevante impor-tancia tanto para el estudio de este fenmeno como para su aprovechamiento para una mayor y mejor convivencia a la par que para poder llegar a conocer al que es diferente.

    2,2.- Procesos de comunicacin

    La virtualidad es una de las caractersticas de las nuevas tec-nologas.El hecho de que los contenidos de las redes telemticas sean virtuales supone un condicionante significativo a la hora de in-teractuar con ellas.Mientras los medios existentes con anterioridad, en muchos

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    casos, no precisaban de la participacin de los receptores para la creacin del mensaje, ms all de la decodificacin de los mismos, en el caso que nos ocupa la tecnologa y sus carac-tersticas obliga a una participacin activa de estos en el desa-rrollo de los procesos de comunicacin.La virtualidad de los contenidos obliga a una intervencin por parte de los interlocutores, los cuales son los ltimos responsa-bles de la existencia o no de los mensajes. Son los receptores y emisores los que crean y hacen real el mensaje extrayndolo de su virtualidad.Este hecho hace que los receptores en las nuevas tecnologas, en ningn caso, puedan ser pasivos. Su participacin intencio-nal es imprescindible y de no existir esta la comunicacin sera imposible.El que toda el conocimiento disponible estuviese hipottica-mente disponible en las redes no significa que la sociedad lo est usando, Si no hay una persona capaz de materializarlo, de hacerlo real, de organizarlo, esa informacin es totalmente intil. Es virtual y por tanto no visible o no reconocible.Este hecho de la participacin necesaria, cuando lo traslada-mos a la enseanza aporta unas peculiaridades didcticas del mayor inters.Las nuevas tecnologas obligan a trasladar buena parte de las responsabilidades y funciones del profesor al alumno, el cual tiene, inevitablemente, que interactuar con los medios tcnicos para poder acceder al conocimiento y crear su propio camino de aproximacin a este, construccin de la que, anteriormente y en buena medida, era responsable el docente.La nueva enseanza precisar de alumnos comprometidos en su formacin y preparados para poder asumir esa responsabi-lidad y profesores que cambien sus roles tradicionales y asu-man las nuevas funciones.Para concluir este punto debemos considerar que esta peculia-ridad de los procesos de comunicacin y por extensin de en-seanza abre posibilidades para que los sistemas educativos no sean el nico medio de que disponen los alumnos para su formacin. El acceso al conocimiento se puede hacer utilizan-do las redes desde fuera del sistema escolar.

    2,3.- Modelo de enseanza

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    He dicho anteriormente que uno de los modelos de enseanza que se desarrollaran ser los modelos semipresenciales. Dejo de momento a un lado tanto los presenciales como los telemticos ya que su presencia, si bien no es igual en los dos casos, si tienen unas caractersticas y, desde algunos puntos de vista, son continuacin de lo que hoy conocemos. Dos tipos de sistemas semipresenciales se comienzan a de-sarrollar. Sistemas en los que las sesiones presenciales estn basadas en la utilizacin de medios y herramientas telemticas que permiten una comunicacin cuasi presencial y aquellos otros que anan momentos presenciales convencionales con momentos telemticos. Como digo dos modelos encontramos a partir de esta posibili-dad. Un primer caso en que los alumnos reciben la mayor parte de los contenidos a travs de los sistemas de teleenseanza completndolos con sesiones presenciales. Este modelo per-mite el acceso a materiales, autores, docentes e investigadores de una alta cualificacin, independientemente de donde se en-cuentren, tanto los alumnos como los docentes, y la situacin social, econmica o cultural de aquellos. Las sesiones presen-ciales tienen la funcin de aclarar, puntualizar, complementar y en su caso completar lo recibido mediante la red.La otra posibilidad es la inversa de la anterior. Un profesor im-parte clases presenciales a sus alumnos los cuales se comple-tan con documentos y materiales procedentes de las redes. Si bien el profesor sigue siendo el responsable del ordenamiento y temporalizacin del acceso a los materiales, los alumnos tie-nen espacios en los que asumen esa responsabilidad, limitada, pero que han de ejercitar en la medida en que han de utilizar las posibilidades que las redes le ofrecen.En este caso la red es slo un medio didctico ms en manos del docente, ya que es l el ltimo responsable del proceso de enseanza, si bien el modelo permite al alumno ir adaptndose a trabajar con estos sistemas desarrollando las habilidades y capacidades necesarias.Su flexibilidad que tanto en un caso como en otro proporcionan las redes, permite y favorece un desarrollo rpido de estas po-sibilidades as como una permanente adecuacin de conteni-dos y metodologa en funcin de las demandas de los posibles

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    alumnos a la par que llegar a grupos sociales que por diferen-tes cuestiones se encuentran imposibilitados para acceder a sistemas de enseanza de un cierto nivel de calidad.

    2,4.- Organizacin escolar

    De todo lo dicho hasta este momento hay que deducir que la organizacin de los sistemas educativos no se corresponde con la nueva realidad. Basada en la prensencialidad y en pro-tagonismo de las instituciones sociales y de los docentes se pasa, como ya he dicho, a un protagonismo del alumno, de sus intereses y necesidades. De una ubicacin fsica, real de los contenidos y de sus depositarios a una situacin difusa donde estos pueden estar en cualquier sitio y en ninguno. De unos objetivos claros y en ocasiones bien definidos, a objetivos difu-sos y en permanente cambio.La aparicin de numerosas ofertas de formacin, surgidas al margen de los sistemas formales, est ocupando un espacio de oferta de enseanzas utilizando nuevos modelos organiza-tivos, ms prximos a las necesidades de los alumnos y sin un excesivo aparato administrativo.Esta oferta de formacin es de rpida adaptacin a las deman-das que van surgiendo, tanto en relacin con los contenidos, como con los niveles o la profundidad de los mismos. La oferta se hace inmediatamente vistas las demandas sociales. Cursos de formacin de contenidos y campos hoy inexistentes en los sistemas formales y que son una necesidad social real. En al-gunos casos ms real que la que se encierra en los sistemas formales de enseanza.

    2,5.- Formacin

    Por ltimo me referir a la enseanza propiamente dicha.Parece evidente y sera deseable que las personas que con-figuramos la sociedad actual tuvisemos una base cultural generalsta y extensa que nos permitiese poder tener opinin propia ante los muchas cuestiones sociales que nos ataen y que sera la base de la verdadera democracia.Dicho esto, existe otro nivel de contenidos y son a los que me referir.

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    Son aquellos que nos hacen profesionales de un campo. Estos conocimientos estn en permanente cambio. Cuestiones que permanecan inamovibles en el tiempo durante aos y aos, hoy tiene una vida corta.Igualmente, la sociedad y los sectores productivos, demandan cada da profesionales con perfiles diferentes a los que venan siendo tradicionales y permanentes. Nuevas profesiones o nue-vas formas de desarrollar las tradicionales es una constante el la evolucin del mercado de trabajo y por ello en la demanda de formacin y capacitacin acorde con esas demandas.Sera problemtico poder encontrar un ejemplo de profesin que no haya sufrido una importante transformacin en los lti-mos, por ejemplo, diez aos.Ms que formaciones en campos muy concretos y acotados, se demanda una formacin abierta y polivalente, casi no de-finida y que permita una rpida cualificacin en funcin de la evolucin de las necesidades.Se requiere una formacin abierta y no concluida con predis-posicin y capacidad para cambiar de tarea e incluso de cam-po de trabajo.A esta situacin aun no se ha sido capaz de dar respuesta obligando, o al menos sindole necesario a las empresas de-sarrollar sus propios sistemas de formacin, al margen de los sistemas formales existentes. Un estudio de hace ya algunos aos de la U. Autnoma de Barcelona en Espaa as lo atesti-guaba. (Grup d Estudis Sociologics sobre la Vida Quotidiana y el Treball de la Universidad Autnoma de Barcelona, 2.000)Hay que formar a un alumno que deber reunir una serie de capacidades y habilidades nuevas: Dominio y capacidad de utilizacin de los procedimientos cientficos de la ciencia, cono-cer y utilizar estrategias que le permitan una formacin perma-nente durante toda su vida, tener criterio para la valoracin de la informacin de que disponga o a la que pueda tener acceso, ser capaz de imaginar nuevos caminos o nuevas preguntas que permitan el avance del conocimiento, aceptar posiciones diferentes a la propia y no por desconocidas despreciarlas, honesto y ticamente comprometido, capaz de integrarse en grupos de trabajo y por ltimo tratar de conocer y aceptar pos-turas diferente a la propia con relacin a la concepcin de la sociedad y los valores sobre los que se asienta.

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    Alguno de estos aspectos, Gardner (2.005) los ha denomina-do como mente disciplinada, mente sinttica, mente creativa, mente respetuosa y mente tica.

    3.- Acciones para la nueva situacin.

    Dicho lo anterior y reconocida la situacin de partida podemos comenzar a establecer y disear acciones condu-centes a adecuar el actual sistema escolar a la nueva realidad social.Pero antes de comenzar si quisiera dejar sentado un criterio que debemos tener presente a lo largo de todo este proceso de adecuacin. Dice Gardner: Lo que hacemos en clase tie-ne que estar determinado por nuestro propio sistema de va-lores y ni la ciencia ni la tecnologa incorporan sistemas de valores educativos, la ciencia an incluyendo la tecnologa y las matemticas no es el nico rgimen educativo y siquiera es el nico importante (2.005,14-15). Siguiente este principio aadira que, independientemente de los elementos tcnicos y cientficos que han de avalar y justificar nuestra propuesta de adecuacin curricular a las nuevas tendencias de la sociedad, han de establecerse criterios morales bsicos sobre los que edificar nuestra arquitectura ya que sin los cuales difcilmente se podr construir algo medianamente slido. La observacin que quiero remarcar es que estos principios han de adecuarse tambin a la nueva realidad multicultural y han de estar acorde con los valores actuales y con aquellos otros que debemos comenzar a entender y respetar que no a aceptar, y que son una consecuencia directa del mundo glo-balizado en el que nos encontramos. Entendimiento y respeto que ha de ser mutuo y que as se ha de exigir.Dicho esto podemos comenzar a desgranar las acciones a acometer o, al menos, a considerar

    3,1.- Con relacin a la sociedad.

    Como he dicho con anterioridad, la sociedad ha cambiado en muchos de sus aspectos y los sistemas de enseanza han de dar una adecuada respuesta ante esta nueva situacin.Dos son las direcciones. Una interna, hacia dentro y otra exter-

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    na o hacia fuera.En el primer caso se ha de logra que la sociedad vea y acepte las adecuaciones que la enseanza realiza para adaptarse a la nueva situacin. El logro de este objetivo pasa por que exista una relacin directa y clara entre lo que ocurre y como ocurre dentro de las aulas y lo ocurre y como ocurre en la sociedad. Que la escuela sea una continuacin de los entornos sociales y que desde la escuela, entendida en su ms amplio sentido, se prepare para el mundo laboral y sociedad real. Pour la vie par la vie que deca el clsico pedagogo francs Decroly pue-da ser leda en las dos direcciones.La segunda cuestin debe pretender que los sujetos que sal-gan del los sistemas escolares transmitan a la sociedad una inquietud, una actitud crtica hacia las tecnologas, indepen-dientemente de su incorporaron en un momento determinado. Se trata de que el sistema escolar por medio de sus egresados lleve a la sociedad la necesidad de ser conscientes de lo que tenemos, a lo que renunciamos y lo que perdemos al incorpo-rar una determinada tecnologa. Este planteamiento no esta reido con el uso de las mismas, muy al contrario es el comple-mento racional que da sentido a su incorporacin.Una ltima cuestin a considerar en relacin con la sociedad y a la qu ella hice alguna breve referencia anterior.La distancia existente, fundamentalmente a nivel de desarrollo econmico y social, entre grupos humanos que conlleva la globalizacin, no es problema de distanciamiento entre pases, es un problema de distanciamiento entre personas.Pero me parece que no es muy correcto hablar de brecha digi-tal achacando de este modo a las tecnologas la responsabili-dad de este distanciamiento.La brecha la produce la alimentacin, la sanidad, la educacin, las infraestructuras, y tambin las tecnologas, pero no slo y fundamentalmente estas ltimas. La brecha no es digital, es social.No es fcil encontrar un caso de pases, grupos sociales, co-munidad humana en la que no existan las otras brechas y si la digital.Lo que si ocurre es que lo digital est sirviendo para poner de manifiesto las brechas que ya existan. La tecnologa sirve de pantalla para evitar ver lo que realmente hay tras ella.

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    Es desde la solucin de los problemas sociales desde donde se puede ir cerrando esa, como digo mal llamada y posible-mente hipcritamente llamada, brecha digital y una buena en-seanza puede ser el inicio del camino.La preparacin de las personas individuales en relacin con las nuevas tecnologas es un elemento fundamental en rela-cin con las posibilidades de xito o fracaso dentro del sistema social que se alumbra.La incorporacin en los primeros niveles de la formacin de los conocimientos necesarios para la utilizacin consciente y adecuada de estas tecnologas debe evitar el ensanchamiento de la distancia tecnolgica.

    3,2.- Con relacin a la institucin

    Me quiero referir aqu a las instituciones sociales y polticas que son en definitiva quienes disean y definen lo que han de ser los sistemas educativos en cada momento.Si bien los profesores son los ltimos responsables del fun-cionamiento de la enseanza, las instituciones pblicas son quienes lo han de hacer posible, estableciendo los medios adecuados en cada caso.Facilitar, fomentar e incentivar la formacin permanente del profesorado en todas las facetas de su quehacer, a la par que estableciendo las lneas prioritarias de evolucin y adecuacin a la nueva realidad social.Pero la formacin del profesorado se ha de unir a la disponibili-dad de los medios necesarios para poder desarrollar lo apren-dido. Medios que no slo tienen que ver con los equipamientos tecnolgicos necesarios, que tambin, sino que me refiero a la disponibilidad de tiempo, agrupamientos adecuados de alum-nos, tranquilidad laboral, etc.La dotacin de equipos suele ser la forma mas frecuente con la que las instituciones polticas abordan la transformacin de la escuela en relacin con las nuevas tecnologas. Dotar de ordenadores a los centros es un recurso frecuente y, en cierto modo, fcil y rentable polticamente, pero su rentabilidad aca-dmica es, cuando menos cuestionable si no va unida a un plan de actuacin global en el que se incluya la formacin de los profesores y el establecimiento por parte de estos de pla-

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    nes de actuacin y de sus necesidades tecnolgicas concretas en base a aquel.Dotar sin formar o formar sin dotar est condenado al fracasoLa una sin la otra lleva a la frustracin y en cansancio en el profesorado.

    3,3.- Con relacin a la organizacin

    La organizacin escolar, ante los nuevos medios tecnolgicos, ha de ser en primer lugar flexible, de forma que permita perma-nentes transformaciones y adaptaciones a situaciones impre-vistas sin necesidad de plazos temporales y procedimientos tediosos y dilatados en el tiempo, de lo contrario se vera supe-rada por la iniciativa personal de los usuarios.La flexibilidad requerida debe surgir de una dbil estructura-cin interna de la misma, lo que supondr una concepcin del centro y de las instituciones educativas en general basadas en la complementariedad y en las acciones en colaboracin. Igualmente, el centro, como espacio limitado de referencia cu-rricular para los alumnos, ha de abrirse a posibilidades educa-tivas procedentes de otros contextos, a otras formas de orga-nizar un currculo y, en cualquier caso, a las demandas de los alumnos, a sus intereses y a los intereses de la sociedad.Hay por hacer una descentralizacin de los lugares de trabajo de los alumnos y de los profesores. Desde el punto de vista de la accin didctica, del acceso al conocimiento, de la tarea do-cente en definitiva. El centro escolar como hoy lo entendemos deja de tener sentido. Las tecnologas y equipamiento urba-nstico comunal y/o personal adecuado permiten un grado de interaccin ms que adecuado para el desarrollo de este tipo de procesos.Est por hacer el cambio organizacional para crear institucio-nes acordes con las deslocalizacin del conocimiento, de los alumnos y de los profesores.Si revisamos las tendencias y las influencias que las nuevas tecnologas han hecho ya en el sistema de enseanza encon-traremos que un modelo basado en la presencialidad y en la coincidencia espacio-temporal de profesores y alumnos no tie-ne sentido. Que un sistema basado en que a cada alumno le toca un profesor y que a un profesor le tocan unos alumnos

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    determinados corresponde a otras situaciones comunicativas y tecnolgicas.La existencia de redes de profesores, alumnos, gestores, con-tenidos y modelos didcticos debe ser el eje sobre el que gire el desarrollo de las organizaciones escolares en los prximos aos.El desarrollo de programas en colaboracin entre profesores e instituciones, independientemente de su localizacin, el diseo por parte de alumno de currculum recurriendo a contenidos disponibles en diferentes lugares y culturas, y que todos ellos tengan un reconocimiento acadmico adecuado debe ser la consecuencia de los nuevos sistemas escolares basados en el uso de redes.

    3,4.- Con relacin a los docentes Que son los docentes quienes tienen que hacer el cambio es algo evidente. Posiblemente se podra aadir que son quienes tienen que hacer el mayor esfuerzo ya que han de cambiar sus hbitos de trabajo y adquirir las destrezas, capacidades y, en muchos casos nuevas funciones que les demanda la nueva situacin.Aun siendo esto as tambin es necesario que la administra-cin y la sociedad les reconozca el esfuerzo que han de hacer y que en muchos casos ya han iniciado con muy poco apoyo institucional.Si bien me referir a los docentes ms adelante con mayor de-tenimiento, quiero dejar ya claro desde aqu que se precisa de docentes con una profesionalizacin diversa para atender a las distintas funciones que los nuevos sistemas de comunicacin precisan, lo que no est reido con la necesidad de continuar necesitando profesores con el perfil actual.Junto a esta profesionalizacin, el profesor, deber familiari-zarse con el trabajo colaborativo con otros colegas, indepen-dientemente del sitio donde estos ejerzan y la cultura a la que pertenezca.Aado por ltimo y de momento la necesidad de profesores capaces de orientar al alumno en la medida en que este lo de-mande, facilitndole y respetando su forma personal de aproxi-marse al conocimiento.

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    3,5.- Con relacin a los alumnos La responsabilidad, que en el momento actual y en gran medi-da asume el profesor al ser el organizador, planificador, fuente de informacin, etc. de los contenidos y del proceso de ense-anza de los alumnos, en la nueva situacin, pasa prctica-mente integra a estos ltimos, que son los primero y los ltimos responsables de su aprendizaje.Esta responsabilidad no es posible adquirirla de forma autom-tica y mucho menos por una disposicin acadmica o legal.Se hace necesaria una progresiva responsabilizacin y un progresivo compromiso de los alumnos, pero no slo con su capacitacin, sino tambin con la sociedad a la que pretenden incorporarse.Bsicamente hablo de actitudes que el momento actual no se desarrollan excesivamente dentro de los sistemas escolares y que han de ir acompaadas de aptitudes que permitan hacer-las posibles de manera eficiente.Junto a esta capacitacin es necesario que la adquieran tam-bin en habilidades y responsabilidad para el trabajo con otros, a los que conoce o no, y que proceden de otras realidades culturales. La valoracin y el reconocimiento de los valores que el otro encierra debe ser la base de esta colaboracin acadmica. En este punto creo que es necesario hacer una precisin, que aunque se puede desprender de todo lo dicho quiero que que-de explcitamente manifestada.Cuando hablo de los sistemas de enseanza que utilizan las redes y me refiero al alumno hablo de un alumno que tiene las destrezas y capacidades personales, cientficas, metodolgi-cas, etc. ya adquiridas y que es capaz de asumir la responsa-bilidad de si aprendizaje. Los primero niveles escolares deben orientar sus objetivos al logro de ciudadanos capaces de asumir los nuevos roles que las tecnologas propician en su formacin.

    3,6.- Con relacin a las familias

    La familia es sin dudad el primer elemento en la educacin.

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    Elemento fundamental e insustituible. Ya desde los estudios realizados por Bernstein (1.8) sobre xito escolar y reper-torio lingstico de los alumnos, pona de manifiesto la rela-cin existente entre lo que los nios adquieren en su entorno familiar y las consecuencia que ello tiene dentro del sistema escolar.Esos trabajos adquieren en este momento un nuevo significa-do. Ahora el repertorio no es el lingstico, aunque lo siga sien-do, es el conocimiento, la familiarizacin con los nuevos siste-mas de comunicacin y su capacidad de uso lo que establece el mayor xito o el fracaso dentro de los sistemas escolares.Es desde este planteamiento desde donde es posible entender la situacin actual de desequilibrio, dejando de ser un proble-ma geopoltico para pasar a ser un problema social y por ex-tensin escolar.Dicen Burbules, N.C. y Callister, T.A.,(2.001), el hecho de de-sarrollar el potencial de la tecnologa carece de sentido si quie-nes aprenden no cuentan con la capacidad ni con las oportu-nidades para explotarlo y aaden que existen pruebas de que el uso de estas nuevas tecnologas para el aprendizaje slo benefician an ms a quienes son capaces de explotarlas ple-namente, mientras que quienes por alguna razn no se sienten demasiado cmodos con ellas, o no tienen las medios para hacerlo, quedan todava ms rezagados. (111).La escuela y con mayor precisin el aula es el espacio en el que se forja y materializa la verdadera brecha digital como con-secuencia directa de la situacin de partida de los alumnos, de la situacin particular con la que acceden al sistema escolar.

    4.- Los profesores.

    Peter Elbow escribi en Writing Without Teachers, desde que los estudiantes pueden aprender sin profesores aunque los profesores no pueden ensear sin estudiantes, la principal dependencia no es de los estudiantes sobre los profe-sores, sino de los profesores sobre los estudiantes. (En Camy Matthay La desescolarizacin como activismo poltico). Si bien esto est escrito desde una concepcin muy particular de la escuela puede tener hoy un nuevo significado en relacin con las posibilidades de las nuevas tecnologas en el mbito esco-

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    lar y la resistencia del sistema a su transformacin.La idea de profesor tal como lo entendemos en este momento en la nueva situacin no tiene funcin.Si como deca el alumno asume su responsabilidad en su pro-ceso de aprendizaje, tal como deca mas arriba, el profesor transmisor de contenidos y organizador de los mismos ha de-jado de ser necesario.Unos nuevos docentes sern quienes acometan estos nuevos retos educativos, pero decir nuevos no significa que han de ser otros diferentes de los actuales, han de ser los actuales u otros pero con una profesionalizacin diferente.

    4,1.- Sus nuevas funciones

    El maestro, el profesor generalsta o especializado en un cam-po cientfico concreto debe dar paso a profesionales especia-lizados en las diferentes tareas que aparecen con las nuevas posibilidades comunicativas y de enseanza. Diseadores, tutores, evaluadores, especialista en contenidos, etc. son fun-ciones necesarias para la puesta en marcha de un nuevo mo-delo. El profesor debe asumir nuevas funciones (Salinas, J., 1.8, Martnez, F., 1., 2.001, Cabero y otros, 2.004) que dibujan un profesional con cometidos y responsabilidades que trans-forman la figura actual de estos La especializacin de los profesores debe ser una tarea a abordar en los prximos aos, especializacin en base al nue-vo modelo y no para reforzar su rol actual.Desde este punto de vista nos encontraremos con que no ser solo el profesor quien tendr que intervenir en los diseos y creacin de los objetos y entornos de aprendizaje, otros profe-sionales debern incorporarse a las tareas pedaggicas, apor-tando sus conocimientos, bsicamente sobre comunicacin en el sentido ms amplio. Concretando y sin intencin de agotar el tema, las funciones que los profesores pueden tener en relacin con las nuevas tecnologas en el mbito de la enseanza.

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    Figura 2

    En la figura 2 he recogido esas posibles funciones y parece evidente que para cada una de ellas ser necesaria una forma-cin adecuada y concreta en la que no entrar en esta ocasin por considerar que cae fuera de las intenciones de este traba-jo. Slo har una apostilla. Pretender que un solo profesor asu-ma las diferentes funciones que, sobretodo en la enseanza superior y de postgrado, es posible desarrollar con las nuevas tecnologas es conducir al fracaso su utilizacin en el campo de la enseanza.Profesores diferentes para distintas funciones. Formacin y/o especializacin en un tipo de tareas es la mejor de las situacio-nes, si bien es posible que hay a que pasar por etapas inter-medias en las que sea necesario agrupar tareas en un mismo profesional.

    4,2.- Su formacin

    Al contrario de lo que ha ocurrido en otros momentos de la historia de la humanidad, las nuevas tecnologas precisan de la adaptacin del sujeto a ellas, lo que traducido al mbito de la enseanza inevitablemente significa necesidad de formacin.Dejar a un lado las cuestiones que tengan que ver con el ma-nejo de la herramienta de la que en cada momento se trate y

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    lo doy por evidente y porque no suele radicar en este aspecto el problema.Una formacin inicial de los futuros docentes en la que ya se contemple el uso de estas tecnologas, pero no slo en su par-te llammosle terica. Es la incorporacin de las tecnologas y sus consecuencias didcticas en todo el proceso de formacin. Solo viendo como se emplean y sintiendo sus consecuencias se puede llegar a emplearlas adecuadamente con posteriori-dad.La formacin de los ya profesionales no ha de ser una cuestin puntual que ocurre en un momento determinado. En esta oca-sin la formacin ha de ser permanente y permanentemente actualizada. La evolucin de las tecnologas, de sus posibilida-des en la enseanza as lo requiere.Esta formacin de los docentes en ejercicio, al igual que deca en el caso de los futuros docentes, precisa del empleo de los mismos sistemas y recursos didcticos que se pretende mane-jen posteriormente en el desempeo de su funcin y encontrar-se en la misma situacin que sus alumnos. El no requerimiento de la presencialidad en buena parte de esta formacin debe ser un objetivo a lograr en el menor plazo de tiempo posible.El profesor ha de disponer de materiales, recursos, espacios de trabajo colaborativo, etc. en los que encuentre respuesta a sus necesidades profesionales y formativas sin tener que de-pender permanente y exclusivamente de convocatorias reali-zadas por la administracin educativa.Su formacin ha de pasar a ser, en parte, de su responsabili-dad pero para ello ha de poder asumirla.

    4,4.- Su profesionalizacin

    Hay un aspecto que he dejado para el final y que debe quedar claramente expuesto. El profesor es un profesional importante en cualquier actuacin poltica que pretenda acometer la ade-cuacin de los sistemas sociales a los nuevos tiempos propi-ciados por la tecnologa. En tanto en cuanto tal y con el fin de poder integrarse plenamente en estos planes precisa de un reconocimiento social. Reconocimiento que hay que contem-plar en una doble faceta. De un lado la sociedad debe ubicarle en el estatus que a su funcin corresponde y en segundo lugar

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    debe reconocer ese estatus desde una profesionalizacin la-boralmente digna. Seguridad en el desempeo de su funcin, reconocimiento econmico, jornada laboral adecuada a las ta-reas que ha de desarrollar, etc. Junto a ello la exigencia de una formacin permanente y actualizada y un desempeo profe-sional de calidad y acorde con el esfuerzo que a la sociedad le supone su existencia y las expectativas que ha puesto en l.Con todo lo dicho se dibuja la posibilidad de una escuela, entendida en su acepcin ms amplia, en la que la sociedad por medio de las instituciones pblicas pone a disposicin del alumno, y en su caso sus familias, medios, materiales, estruc-turas organizativas flexibles que le permiten tomar decisiones sobre su propio modelo de aprendizaje, sobre su propio curr-culum, siendo el ltimo y nico responsable de su formacin.Contra este posible modelo emergente como consecuencia de la globalizacin se han alzado recientemente voces (Burbules, N.C. y Torres, C.A. (coords.), 2005) que niegan capacidad, co-nocimiento y formacin a los ciudadanos para tomar decisio-nes en lo relativo a la formacin, tanto de ellos mismos como de sus hijos y, curiosamente no se atreven a negarla para otro tipo de elecciones, Hay una seria contradiccin en el plantea-miento ya que solo le niegan la libertad para aquello que le atae a ellos y que le supone una perdida del control social y de un cierto estatus superior al que no quieren renunciar.

    5.- El alumno y el telealumno. Dos formas de usar las TIC.

    Tres formas hay de contemplar el uso de las TIC en la ense-anza. De un lado la incorporacin y uso de estas herramien-tas en situaciones presenciales de enseanza en las que se limitan a sustituir a otros medios que venan cumpliendo esa funcin y que, a lo sumo, amplan alguna posibilidad. A ttulo de ejemplo el acceso a informacin que se vena haciendo de forma tradicional por medio de bibliotecas puede verse amplia-do con la utilizacin de Internet y el acceso a un mayor nmero de centros de documentacin, lo que slo supone un aumento de las posibilidades y poco ms.En situaciones simipresenciales de enseanza en las que par-te de la informacin se imparte de forma presencial y otra bue-na parte se hace a distancia o de forma telemtica, las NNTT

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    pueden cumplir un papel que mejore alguna de las situaciones comunicativas aportando su capacidad de transmisin, veloci-dad, universalidad y versatilidad. La videoconferencia, el ac-ceso a clases grabadas por el profesor, el trabajo colaborativo en red, la tutora telemtica, los foros de debate y las listas de distribucin, los chat, etc. son nuevas posibilidades que se abren para estas situaciones de enseanza y que evidente-mente tambin estn presentes en los sistemas de teleense-anza puros.

    5,1.- El alumno en las situaciones telemticas de enseanza.

    Llegamos as a las situaciones de enseanza en las que se utilizan como canales de comunicacin, exclusivamente, las nuevas tecnologas de la comunicacin, lo que se ha dado en llamar teleenseanza, o cualquier otra de las numerosas deno-minaciones que se le han asignado. Este sistema de enseanza consiste en un distanciamiento es-paciotemporal entre docente y discente que es superado me-diante la incorporacin de TIC. Podra entra en conflicto esta definicin con la tradicional ense-anza a distancia si bien las diferencias son sustantivas.A modo de resumen incluyo la figura 3 en la que se establece una comparacin entre ambas modalidad de enseanza.

    Figura 3

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    Si observamos las diferencias que establecen, la interaccin entre compaeros, como consecuencia de ello el trabajo cola-borativo y, por otra parte la construccin personal de su propio modelo de aprendizaje se destacan como los rasgos diferen-ciadores ms significativos.Dadas estas peculiaridades se ha de pensar que el telealumno ha de tener unas caractersticas diferentes a las que tienen tanto los alumnos presenciales como los de enseanza a dis-tancia, los cuales tambin so diferentes de los presenciales. Por otro lado en la formacin presencial formal actual cada nivel, tericamente, prepara para el nivel superior y por ltimo prepara para vivir en este mundo y para la insercin laboral. En los sistemas telemticos de formacin debe mantenerse el mismo criterio y adaptar los contenidos a este mismo principio si bien su organizacin, planificacin y metodologa son sensi-blemente diferentes.

    5,1,1.- El telealumno: Requisitos previos para su participacin en procesos de teleformacin.

    La interaccin, deca, se presenta como la posibilidad comu-nicativa fundamental en el nuevo modelo. Pero Qu posibili-dades hay de interaccin? Qu puede hacerse con ella en la teleenseanza?.Siguiendo a Levy, (2.007) podemos resumir en el cuadro ad-junto (Figura 4) los distintos niveles de interaccin as como las implicaciones que para los participantes en los procesos interactivos tiene cada uno de ellos.

    Figura 4

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    Si trasladamos alguno de los rasgos definitorio de los diferen-tes niveles a la enseanza nos permitir establecer cual es la incidencia y las posibilidades que la interaccin trae a la te-leenseanza.La figura 5 recoge aquellos rasgos que considero ms signifi-cativos y que han de tener una mayor incidencia en los diseos curriculares de este tipo de enseanza.

    Figura 5

    Hay un primer aspecto a contemplar dentro de un nivel mnimo de uso de la interaccin y en modelos de teleenseanza sim-ples y que tiene que ver con la posibilidad de construir materia-les singulares para cada alumno, en funcin de su formacin, intereses, disponibilidades, etc.. El inters de esta posibilidad radica en las situaciones en las que es necesario adaptar el plan de formacin a objetivos diferentes en funcin de diversas variables como por ejemplo tareas diferenciadas dentro de un mismo plan empresarial.El segundo aspecto relevante tiene que ver con la comunica-cin interpersonal y la posibilidad de que exista un intercambio permanente de informacin entre compaeros de formacin, tutores, equipos docentes, responsables de formacin, crea-dores de materiales, etc. y que esta comunicacin pueda sin-

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    gularizarse en cada caso.Los contenidos pueden ser organizados de diversas formas en funcin, por ejemplo, del grado de directividad que se quiera implementar en el diseo de la accin docente. Frente la nica posibilidad de los medios anteriores y de las situaciones no interactivas de una organizacin lineal y totalmente estructura-da, se nos presenta la posibilidad de organizar los contenidos, no slo liadamente, sino tambin con cualquier otro tipo de organizacin y que va desde estructuras lineales a hipertexto con una grado de extensin prcticamente ilimitado.Pero la interaccin permite a su vez, y dentro de estas estruc-turas hipertextuales, establecer relaciones entre los contenidos que pueden ser muy diferentes a aquellas que tradicionalmen-te se han venido aceptando como las acadmicamente correc-tas. Esta particularidad da pie y sentido a la ltima a destacar.La posibilidad a destacar tiene que ver con la construccin de los materiales ya que esta ha de ser una tarea a realizar por el alumno en su proceso de navegacin por los hipertextos dis-ponibles. Como se ha dicho entornos de comunicacin un acto de lectura se transforma en un acto de escritura, de escritura de un documento original y que responde a los intereses per-sonales del usuario. La interaccin permite al alumno crear su forma personal de aproximacin al conocimiento, de tal forma, que ha de asumir la responsabilidad de su aprendizaje.Todas estas transformaciones introducidas en la teleensean-za como consecuencia de la capacidad de estas de crear es-pacios interactivos de comunicacin manifiesta unas diferen-cias significativas con los modelos presenciales o a distancia que no pueden utilizar esta pecualidad de las TIC. Parece evidente que para que la teleenseanza alcance un grado adecuado de desarrollo curricular se hace necesario contar con alumnos que posean algunas caractersticas dife-rentes de los que corresponden a los otros modelos.Veamos cuales son estas peculiaridades, para lo cual comen-zar por las que a mi juicio son bsicas y que se plasman en la figura 6. Se trata de cuestiones relacionadas con aspectos personales, de formacin y actitudinales.

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    Figura 6

    El primero de ellos tiene que ver con los contenidos propia-mente dichos. Difcilmente se puede comenzar a navegar por un hipertexto desde la ignorancia absoluta del campo de co-nocimiento de que se trate. La necesidad de disponer de una formacin adecuada para poder establecer relaciones signifi-cativas entre los distintos elementos que configuren la estruc-tura hipertextual es imprescindible para evitar errores o deduc-ciones irrelevantes.En segundo lugar destacara, tal como apunte ms arriba, la necesidad de conocer los criterios metodolgicos que hoy acepta la comunidad cientfica, de modo que a la hora de esta-blecer y crear razonamientos, anlisis y establecer consecuen-cia estas se hagan de acuerdo con lo universalmente asumido como modelo cientfico de razonamiento o investigacin.Dada el aislamiento del telealumno, su flexibilidad y autonoma de su forma de trabajar se precisa de un alumno con unos hbitos de trabajo, responsabilidad, organizacin, etc. acorde con el grado de responsabilidad que asume en este modelo de enseanza.Por ltimo destacar la necesidad de poseer una actitud positiva ante las realidades multiculturales que interactan en las redes. La dispersin del conocimiento y la diversa procedencia de los elementos que configuren los hipertextos de navegacin de los

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    alumnos obliga a la posesin de una adecuada aceptacin de otras culturas, de otras formas de interpretar los significados de las cosas o de generar el conocimiento en s mismo.Llegamos as a definir un tipo de alumno que no se correspon-de con los que hoy llenan nuestra aulas. Junto a esto, el logro del perfil establecido, precisa de unos desarrollos intelectua-les, personales y de formacin que slo son posibles a partir de un cierto momento en la vida de las personas. Pero ello no significa que haya que esperar a ese momento para pensar en preparar a telealumno. Si se acepta que la tendencia en la formacin se encamina a los espacios que crean las TIC, en ese caso hay que ir pensan-do en formar al alumno que ha de formase dentro de espacios virtuales interactivos en os que ser el responsable de su pro-pio aprendizaje. Pretender crear sistemas de teleformacin en su mayor grado de no directividad con alumnos que han sido formados en y para sistemas presenciales totalmente cerra-dos, conducen a un fracaso seguro.Una posibilidad intermedia es la utilizacin de modelos de for-macin que utilizando las TIC no utilicen todas sus posibilida-des. El riesgo de este uso es que difcilmente se podr ampliar y cambiar el modelo posteriormente. Cuando se comienza a utilizar en la enseanza un medio de una determinada forma y con una funcin concreta es casi imposible que posteriormente se cambie ese uso.

    He tratado de revisar la figura del profesor y del alumno a la vista de la incorporacin de las nuevas tecnologas de la co-municacin a la enseanza y con ello he pretendido vislumbrar las necesidades que en su formacin y preparacin que para el desarrollo de sus respectivas funciones, es necesario aco-meter. El retraso en ello no frenar la llega de las tecnologas y llevar a un pobre uso de las mismas con el agravante de que cuando en la enseanza se comienza a utilizar una tecnologa de una determinada forma, cambiar el modelo, es poco menos que imposible.

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