los hechos del 18 y 19 de noviembre de 1910 3ª parte

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LOS HECHOS DEL 18 Y 19 DE NOVIEMBRE DE 1910 3ª PARTE Una vez pasados los primeros momentos de la contienda, relatados en la segunda parte (que estamas abajo, y la primera tambien), las tropas gubernamentales llegan a los alrededores de la casa de los Serdán dispuestos a imponer el orden. Sin embargo, nunca esperaron encontrarse con la férrea resistencia que hallaron de los antirreeleccionistas. La llegada de las tropas y generalización de la batalla 9:00 a 12:30 hrs. Instaladas las tropas en los perímetros de la casa de los Serdán se recrudece la batalla entre los conspirados y las fuerzas del gobierno. La mayoría de los testimonios de que disponemos sobre el desarrollo de la refriega son de la tropa y oficiales del ejército, cuerpo de rurales y policía. En contraste, los relatos tanto de los inquilinos de la casa de los Serdán como de los demás protagonistas son parcos y sin que incidan en los detalles, mismos que sí son señalados por la tropa. En cuanto a los testimonios de los Serdán al respecto sólo contamos con el de Filomena del Valle, quien al salir de prisión en mayo de 1911 promueve un juicio por el asesinato de su esposo y en la denuncia inicial que presenta relata lo sucedido en los momentos de la batalla franca. Comenzaré presentando el testimonio de Filomena y de los inquilinos de casa, continuando con los de los

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Page 1: Los hechos del 18 y 19 de noviembre de 1910 3ª parte

LOS HECHOS DEL 18 Y 19 DE NOVIEMBRE DE 1910 3ª PARTE

Una vez pasados los primeros momentos de la contienda, relatados en la segunda parte (que estamas abajo, y

la primera tambien), las tropas gubernamentales llegan a los alrededores de la casa de los Serdán dispuestos a

imponer el orden. Sin embargo, nunca esperaron encontrarse con la férrea resistencia que hallaron de los

antirreeleccionistas.

La llegada de las tropas y generalización de la batalla

9:00 a 12:30 hrs.

Instaladas las tropas en los perímetros de la casa de los Serdán se recrudece la batalla entre los conspirados y

las fuerzas del gobierno.

La mayoría de los testimonios de que disponemos sobre el desarrollo de la refriega son de la tropa y oficiales

del ejército, cuerpo de rurales y policía. En contraste, los relatos tanto de los inquilinos de la casa de los Serdán

como de los demás protagonistas son parcos y sin que incidan en los detalles, mismos que sí son señalados por

la tropa. En cuanto a los testimonios de los Serdán al respecto sólo contamos con el de Filomena del Valle,

quien al salir de prisión en mayo de 1911 promueve un juicio por el asesinato de su esposo y en la denuncia

inicial que presenta relata lo sucedido en los momentos de la batalla franca.

Comenzaré presentando el testimonio de Filomena y de los inquilinos de casa, continuando con los de los

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soldados y policías.

Filomena del Valle Vda. de Serdán, en la denuncia inicial mencionada detalla hechos que considera verdaderos

sobre lo sucedido el 18 de noviembre de 1910. Se lee en el documento:

Al ruido producido por las armas de fuego (la mañana del 18 de noviembre), ocurrió la policía y más tarde las

tropas federales y del Estado que guarnecían la ciudad entablándose una lucha entre ellas y mi esposo don

Aquiles Serdán, su hermano Máximo y otras personas que a ambos acompañaban. El resultado de este

combate es conocido y con razón a él se sigue un proceso en el juzgado de Distrito del Estado proceso en el

cual yo misma figuro como encausada.

Por su parte, los inquilinos de la casa relatan sus acciones, que son de precaución y cautela ante la

refriega más que de franca participación en la batalla.

Rosario Saldaña

…al ir a darles su desayuno (a sus hijos) como una hora después (8:00 hrs.) oyó que habían hecho unos

disparos de arma de fuego en el primer patio y asustada como era natural cerró la puerta de su cuarto en

espera de que pasara cualquier escándalo pero no fue así, sino que los disparos se siguieron cada vez más

repetidos durante toda la mañana y por eso la exponente permaneció con la puerta cerrada sin darse cuenta

de lo que ocurría; durante su encierro no oyó voces ni de hombre ni de mujer y sólo apercibía la rotura de

cristales y el tronido de la balas ignorando quiénes hacían esos disparos.

Manuel Pérez Díaz

…que por esto (los dos primeros balazos y ver muerto a Miguel Cabrera en el patio) desde luego cerró las

puertas de su casa, que sólo fueron las del comedor puesto que las demás lo estaban desde la noche anterior

con las maderas, y en esa situación permaneció hasta las doce o doce y media de la mañana en que se

presentaron las fuerzas del gobierno tratando de derrumbar las puertas de la cocina del departamento que

ocupaba.

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Marina de la Rosa de Pérez Díaz

…que desde luego (que se oyeron los primeros disparos) su esposo ordenó en previsión de cualquier desorden

cerrar las puertas de madera, momentos en los cuales subió el portero de la casa y otra mujer que ocupaba

una pieza del segundo patio llamada Rosario y todos estuvieron juntos esperando el resultado de aquellos

disparos; tras de estos (primeros disparos) siguieron muchos y repetidos, casi toda la mañana, pudiendo

distinguir sólo voces de hombre que gritaban “Viva Madero”, muchos pasos en la azotea, pero ninguna voz de

mujer; en esa aflictiva situación permanecieron hasta el medio día en que se oyeron muchos golpes tratando

de destruir o derrumbar la puerta de la cocina.

Por su parte, en la carta atribuida a Manuel Velázquez se dice respecto de la batalla:

…mientras los defensores de la casa se extendían por las demás azoteas, (…) de improviso los defensores que

estaban sobre la azotea de la misma casa de Aquiles comenzaron a ver pasar fuerzas de rurales por la

bocacalle del lado de la iglesia de San Cristóbal haciendo fuego sobre ellos, en seguida apareció en la iglesia de

San Cristóbal, que está comprendida dentro de la misma manzana, un piquete de rurales estableciéndose el

tiroteo, en seguida los defensores tuvieron que parapetarse sobre la casa contigua por no existir barda del

lado en que se estaba sosteniendo el combate, en seguida sobre la misma calle en donde vivía el Jefe Político

Joaquín Pita, entablándose entre éstos y aquéllos un nutrido tiroteo en el que se logró acallar a los primeros

atacantes de la Iglesia de San Cristóbal, enseguida comenzaron a aparecer fuerzas de línea sobre las bóvedas

de la iglesia de Santa Clara que se encuentra situada frente por frente de la casa de Serdán, después comunica

el joven Manuel Paz y Puente estar metiendo(se) por la calle de Estanco de Mujeres estando al frente de ellos

el coronel Gaudencio de la Llave, regresando hacia nosotros el joven Paz y Puente manifestando lleno de

regocijo que se había echado el referido Gaudencio de la Llave, entrando las referidas fuerzas por el zahuán

del Hotel Barcelona, que se encontraba a la mitad de la calle, avanzando dichas fuerzas sobre las azoteas hasta

ponerse a tiro de fusil, asimismo fuerzas del primer regimiento al poco rato comenzaron a ocupar la iglesia de

Santa Teresa que también se encuentra en la contra esquina del respaldo de la casa de Aquiles Serdán,

generalizándose el combate con todos los defensores que estaban dispersos sobre las azoteas y

parapetados.(…) posteriormente los defensores que estaban sobre la parte que sostenían el fuego contra los

de la iglesia de Santa Teresa y acera enfrente de uno de los costados de la casa de Aquiles (…) Enseguida por la

casa que da al respaldo de la casa de Aquiles ocupada por el que era Presidente Municipal de la población

Francisco Velasco, facilitó el acceso a sus azoteas de un piquete de rurales tomando posesión estos de un

torreón de dicha casa donde domina perfectamente toda el área de la manzana, entablándose con este el

combate con más ardor y fue esto cuando comenzó hacer estragos en las filas de los defensores.

Posteriormente sobre esa misma casa metieron mayor cantidad de soldados a fin de ir reduciendo sobre las

azoteas el campo de los defensores, así en esa forma todavía duró por largo rato el avance de las tropas y

contando ya con escasísimo parque fueron cayendo uno a uno de sus defensores, oyéndose cuando daban las

campanadas de las doce del día desde la catedral los últimos disparos, en las que unos habían perdido la vida y

otros tomados prisioneros y otros lograron huir. En vista de eso un piquete del primer regimiento de caballería

se acercó a la casa de Aquiles volando la chapa del zahuán penetraron al interior de la casa y por las azoteas

los rurales que atacaban.

Los pormenores de la batalla son más profusos en voces de los policías y militares participantes. Por ellos nos

enteramos de la movilización de las tropas, la logística y posicionamiento poligonal de las tropas durante la

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refriega, las consecuencias de la misma y los hechos del 19 de noviembre.

En este momento sólo transcribiré los testimonios relacionados con la batalla entre su llegada y el término de

ella, pues en capítulos posteriores se tomarán sus testimonios para mostrar el desarrollo de la batalla y los

croquis del posicionamiento de las tropas y los antirreeleccionistas y, sobre todo, los hechos alrededor de la

muerte de Aquiles Serdán.

Francisco Aguilera

…militar y de treinta años de edad… al desembocar para la calle de Estanco de mujeres oyó varias

detonaciones causadas por arma de fuego que venían de dirección de una casa de la esquina de la Portería de

Santa Clara y que según supo era la que habitaba Aquiles Serdán; el mismo coronel ordenó en vista de la

amenaza que corría la tropa por el repetido tiroteo dirigido a la misma, que ésta se pusiera pecho a tierra y en

seguida ordenó hacer fuego sobre la azotea de aquella casa en la que estaban parapetados los enemigos; esa

posición guardaron como unos cinco minutos en la acera en que está el Hotel Barcelona, mismo en que en la

calle siguiente se halla la casa de Serdán, y como hubieran herido a cuatro o cinco soldados y estuvieran en

grave peligro por la muy buena puntería de los revoltosos, el mismo coronel dispuso entrar con la tropa al

Hotel Barcelona para tomar la altura y seguir combatiendo; siguieron defendiéndose desde este punto

haciendo disparos para la azotea de la casa de Serdán pero no pudo ver cuántos individuos estaban en ella, ni

tampoco conoció a alguno de ellos; duraron en ese punto como una hora más o menos, y pasaron después

tomando las calles de Mesón de Santa Teresa y Mesones a la de San Cristóbal subiendo a la torre de la Iglesia

que está en esa calle y continuaron haciendo disparos sobre la misma azotea de la casa de Serdán; ese cambio

de puntos obedeció a lo retirado en que estaban de esa casa desde el Hotel Barcelona; una vez que terminó el

fuego se bajaron y los jefes de su cuerpo, el de rurales y algunos otros, entraron a la repetida casa, habiéndose

quedado él (Aguilera) en la calle (con) la tropa que también se había aproximado.

Cecilio Rojas

…militar y de veintitrés de edad… al llegar a la calle Estanco de mujeres hicieron alto por el flanco izquierdo y,

sin saber de dónde salían los fuegos, se parapetaron a la pared en una fila; habiendo resultado lesionados

algunos soldados, el coronel Huerta ordenó que entraran al Hotel Barcelona para tomar la altura de la casa;

estando en la azotea estuvieron haciendo disparos para la casa de donde suponían salían los fuegos y era una

de la calle de la Portería de Santa Clara, pero (sin) que hubiera visto quienes eran los que disparaban, ni mucho

menos supo el número de enemigos con quienes debían combatir; por lo retirado que estaban recibieron

orden de abandonar ese punto y tomar la torre de la iglesia de San Cristóbal para lo cual cogieron las calles del

Mesón de Santa Teresa y Mesones; ya en ese nuevo punto pudo distinguir que sólo un individuo que estaba en

la azotea, no de la casa de Serdán sino mucho más retirado pero sí en la misma manzana, era el que disparaba

y después de que fue muerto abandonaron su punto pasando al frente de la casa de Aquiles Serdán; allí estuvo

en la calle donde hicieron fuego sobre la misma casa y pocos momentos (después) fue abierto el zahuán

entrando las autoridades; él (Rojas) no penetró a esa casa pues estuvo al cuidado de doce soldados que se

quedaron en la calle para evitar que se aglomerara la gente.

Mauro Huerta

…militar y de treinta y ocho años de edad… como se le hubiera informado en una de las calles que tomó para

llegar a la de Santa Clara que el fuego que hacían los alzados era muy nutrido, no quiso tomar las calles de

Mercaderes sino que tomó las de Santo Domingo para desembocar por la calle de Estanco de mujeres; tan

pronto como los amotinados distinguieron que la fuerza se aproximaba, el tiroteo fue todavía más fuerte

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atacando a su tropa, (por lo que) ordenó que se replegaran a la izquierda sobre la banqueta para evitar (ser)

blanco (de) los que estaban sobre la azotea de la casa de Serdán, pero fue inútil (…) debido a que en (los)

momentos en que buscaba algún zahuán abierto para tomar la altura de algunas de las casas de esa calle, vio

cómo siete de sus soldados caían al suelo heridos; por lo que supone que (a) estos les dispararon del piso alto

de una casa de la calle de Estanco de mujeres, cuyo número no recuerda, pero en ella está establecido un

restaurant y cuyo departamento, recuerda, estaba vacío, pudiendo agregar (…) que hubo momento en que

distinguió perfectamente el fogonazo causado por un disparo que se hacía desde ese departamento, por eso

ordenó hicieran fuego sobre la repetida casa, lo que se cumplió sin que fueran contestados los disparos, no

volvieron a ver que en dicho departamento estuviera persona alguna; habiendo encontrado el postigo del

zahuán del Hotel Barcelona abierto, después de que dispuso fueran atendidos en ese local los lesionados,

tomó la altura y volvió a ordenar que dispararan para los amotinados en la azotea de la casa de Serdán; no

pudo distinguir cuántos eran aquellos ni menos puedo conocerlos pues corrían de un lado para otro; en vista

de lo retirado en que estaban y que el combate no terminaba pues los alzados no descansaban en disparar,

optó por tomar alguna otra altura más próxima y al efecto dirigió (la tropa) al templo de San Cristóbal pasando

por las calle de Mesón de Santa Teresa y Mesones; habiéndose parapetado él y su tropa en la torre del templo,

vio a unos ocho individuos que estaban en la azotea de la casa de Serdán todos ellos haciendo fuego, (mismo

que) les fue contestando por la tropa a (su) mando; que a poco fueron desapareciéndose esos hombres,

escondiéndose unos en un gallinero y bajándose otros por las azoteas de algunas otras casas llegando hasta

por la calle de Mesones; terminado el ataque bajó de la torre y se dirigió a la casa del mismo Serdán, pero

como aún hicieran disparos por una vidriera del piso bajo ordenó nuevamente hacer fuego, pero sin que

hubiera visto qué persona era la que disparaba; momentos después trató de valerse de una escalera para

subirse a la azotea de esa casa, que ya estaba –como arriba dijo- desalojada, pero como se hubiera dilatado en

unir dos escaleras, que eran las necesarias para llegar a esa altura, cuando terminó esa operación y pudo llegar

a dicha azotea vio que en ella ya estaban varios rurales al mando del coronel Primo Huerta (y) varios hombres

de la montada y también tropa del primer Regimiento; (entonces) se ocuparon en recoger algunos muertos

que había en la azotea y después se separó sin que haya sabido más.

Primo Huerta

…militar, de cincuenta años de edad… al entrar a esta última calle (Estanco de mujeres) les dispararon de

balazos pero sin que se dieran cuenta de qué punto les hacían fuego; en ese lugar se quedaron los citados

(demás tropa) y él (Primo Huerta) siguió de frente por la calle de Santa Teresa en busca de su fuerza;

informado con mejores datos de que el movimiento tenía lugar en la azotea de la casa de Aquiles Serdán y que

su fuerza ocupaba la altura del templo de San Cristóbal, (…) se puso al frente de ocho gendarmes de la

montada que se hallaban cerca de la calle de Chihuahua y (…) por una casa de esta misma calle subió con esa

gente a la azotea; desde luego pudo distinguir que en la azotea de la casa de Aquiles Serdán y en las contiguas,

había varios individuos todos ellos armados y quienes, al darse cuenta de la presencia de los gendarmes y de él

(Primo Huerta) comenzaron a hacerles repetidos disparos; no recuerda el número exacto de esas personas

pero si tiene presente que estaban bien vestidos; distribuyó convenientemente a esos gendarmes en la azotea

de una de las casas de la calle de Mesones hasta donde pudo llegar y, cuando era necesario, ordenaba hacer

fuego; pasadas algunas horas, en que los amotinados abandonaron su posición y desalojadas ya las azoteas de

las casas que ocupaban, bajó del lugar en que estaba y entró por el zahuán de la casa de Francisco Velazco,

casa perteneciente a la manzana donde se encontraban los revoltosos, pudiendo llegar hasta la casa de Serdán

por el flanco; con los hombres que llevaba comenzó a disparar sobre esos mismos amotinados que ocupaban

los corredores de esa casa; terminado el combate, desde la azotea dispuso se practicaran cateos en los

departamentos altos y bajos, lo que se cumplió, habiendo presenciado el del que ocupaba el señor Miguel

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Rojas (y el) del señor Manuel Pérez Díaz; no vio, ni supo si habían matado después del combate al portero de

la casa e ignora quién sea el autor de esa muerte; después ordenó fuera abierto el zahuán y penetraron a la

casa el jefe político, acompañado de varias personas y también de tropa.

Porfirio Gómez

…empleado de la policía como cabo primero de treinta y siete años… inmediatamente se dirigió por el mismo

camino (Santa Clara) hasta llegar a la esquina de Chihuahua y Horno del Vidrio, donde se estacionó la mitad de

la fuerza en cada una de esas calles, quedando él (Gómez) al frente de ella, pues desde las azoteas de las calles

de Mesones y Sana Teresa se hacían varios disparos por un grupo de individuos, (que) no puede precisar como

cuantos, pues únicamente sacaban la cabeza y además corrían de un lado para otro para atacar esas dos

calles; en esa situación y defendiéndose contra los que ocupaban las azoteas, estuvo hasta las doce del día

hora en que terminó el tiroteo.

Notificación al Juez Primero de Distrito sobre la batalla

11:15 hrs.

Al mismo tiempo que se desarrollan las acciones de la batalla se alerta al aparato judicial del gobierno para

que, en ejercicio de sus responsabilidades y funciones, recabe testimonios, de fe de los hechos e inicie las

acciones judiciales pertinentes en relación a los hechos. Una de estas primeras acciones corre a cargo del Juez

primero de lo Criminal.

En Puebla de Zaragoza, a las once y cuarto de la mañana del diez y ocho de noviembre de mil novecientos diez,

ante el ciudadano Juez de Distrito Licenciado Wilehado Flores y subscrito secretario el señor Emilio Aguirre,

cabo segundo de la policía y dijo que viene por encargo del señor Juez Primero de lo Criminal a pedir al

personal del Juzgado se sirva trasladarse al Cuartel de Policía de esta ciudad, donde hay varias personas

lesionadas en la asonada que está verificándose en estos momentos, cuyo conocimiento estima dicho Juez es

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de la competencia de los Tribunales Federales. En vista de tal denuncia el señor Juez de Distrito mandó se

proceda a la averiguación respectiva, practicándose cuantas diligencias conduzcan al esclarecimiento del

hecho y de los responsables de él.

La toma final de la casa

12:30 hrs.

Terminada la batalla, oficiales y tropa entran a la casa y la catean buscando más conspiradores. Durante el

cateo irrumpen tanto en los dos departamentos de la planta alta como en el de la planta baja, donde son

halladas las mujeres de la familia Serdán.

Este momento es, sin duda, a partir del cual la figura de las mujeres Serdán se engrandece y las coloca en la

justa dimensión de su valor, ya que al momento del asalto final a la casa ellas ya saben que Máximo –hijo,

hermano y cuñado, respectivamente- ha muerto terriblemente baleado; que los demás hombres, a quienes

conocían y acaso estimaban, también han muerto; más aún, que ese mediodía del 18 de noviembre es el

punto culminante de al menos dos años de preparativos para emprender y encabezar una revolución en

contra del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, representado en Puebla por Mucio Martínez y sus subalternos

y que para esos momentos del día han pasado por una batalla de casi cinco horas de duración y que a cada

momento crecía en intensidad y encono; y, finalmente, con la tropa literalmente a las puertas de su vivienda,

han visto que Aquiles, el otro hijo, hermano y esposo, pone su destino en manos del azar al ocultarse en un

escondrijo del que puede ser descubierto y muerto, como fue.

Y en medio de toda esa realidad, las mujeres esperan la irrupción de la tropa en sus habitaciones, la madre

María del Carmen sin sus hijos; la hermana Carmen, herida en un costado del cuerpo y la esposa Filomena del

Valle, embarazada de Sara, la tercera y última hija de Aquiles Serdán.

Los hechos de esos momentos son recordados por las mujeres Serdán en voz de la esposa de Aquiles:

Filomena del Valle Vda. de Serdán

A las once de la mañana del mencionado día 18 de noviembre, mi casa fue ocupada por individuos de tropa

que entraron en ella disparando sobre las personas que se encontraban, sin parar atención en si hacían

resistencia o no. Mi madre política, la señora doña Carmen Alatriste Vda. de Serdán, mi hermana política la

señorita doña Carmen Serdán y yo, estuvimos a punto de ser víctimas de ellos, no obstante que procuramos

que nuestra actitud no pudiera inspirar ningún temor a la tropa que entraba, salvándonos tan sólo la actitud

resuelta de mi cuñada. Tras de la tropa entraron, el señor General Valle, Jefe de la Zona, el señor don Anatolio

García Cano, actual jefe político del Distrito y hasta lo último y ya cuando seguramente no había riesgo alguno,

el señor don Joaquín Pita, entonces Jefe Político.

Los demás inquilinos, a su vez, dan cuenta de la forma en que vivieron el fin de la batalla.

Rosario Saldaña

…que hasta cerca de la una de la tarde, sin que lo hubiera hecho antes, tocaron la puerta de su cuarto y como

ya habían terminado los balazos la abrió y se encontró con el jefe político señor Pita, quien, habiéndola

interrogado, le (indicó) que le contara acerca de los hechos que habían tenido lugar, a lo que (Rosario)

contestó en los términos que tiene declarados, (después) le ordenó que saliera desde luego de la casa, lo que

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hizo en seguida, viendo al salir mucha tropa y algunos cadáveres en el patio de la casa, no habiendo

reconocido a ninguno.

Manuel Pérez Díaz

…que al oír esto (golpes en la puerta de la cocina por parte de la tropa) salió por otra puerta inmediata a

aquélla y vio a un pelotón de hombres, sin que pueda precisar qué número serían, a quienes se dirigió

preguntándoles que qué se les ofrecía; esos mismos soldados rifle en mano preparado, catearon su

departamento dos o tres veces, obligando(lo a) que caminara por delante de ellos; después de esos cateos y

sin su consentimiento, un individuo que estaba en la azotea lo obligó también a que acompañara a esos

mismos soldados para presenciar el cateo del departamento que ocupaba el señor Miguel Rojas; contra su

voluntad accedió a ello y, después de haber tirado la puerta de la cocina de aquel departamento, penetraron

en él, sin haber encontrado a nadie; hace constar que durante su encierro oía voces de hombres por la azotea

y muchas detonaciones, sin que pueda precisar lo que decían aquéllos, pues no era fácil apercibirse de ello, ni

si los disparos eran hechos por los que ocupaban esas azoteas o de la calle; también manifiesta que luego que

se hicieron los dos primeros disparos, de que al principio hizo mérito (los que mataron a Miguel Cabrera), se le

presentaron en su departamento el casero o portero Manuel Sánchez y una mujer que vivía en el segundo

patio y que ni sabe cómo se llama, suplicándole les permitiera que estuvieran en el interior de la casa, lo que

permitió y todos permanecieron encerrados; cuando las fuerzas a las que se ha referido penetraron a su

departamento y vieron que estaba ese Sánchez, preguntaron al exponente que quién era ese hombre

habiéndoles indicado ser el portero de la casa y que le había pedido permiso para refugiarse en su habitación;

habiéndolo sacado (a Sánchez los soldados) para el corredor de la azotea, no sabe quién sería y sólo supone

que tal vez eran los jefes de la tropa pues veía como ésta los obedecían, le hicieron disparos al portero quien

quedó muerto en el acto; no puede precisar cuántos jefes había en la azotea pero si tienen la seguridad no

bajaban de tres y no conoció a ninguno de ellos.

Marina de la Rosa de Pérez Díaz

…pero al oír tales golpes (en la puerta de la cocina) su esposo salió por otra puerta inmediata a ver lo que

pasaba y vieron como un pelotón de soldados trataba de penetrar a su departamento; no oponiéndose su

esposo les franqueó la entrada y después de catearla perfectamente se retiraron, pero antes el portero de la

casa había salido del departamento colocándose en el corredor, preguntando previamente esa escolta que

quién era ese hombre contestándoles su esposo ser el portero y que se había ido a refugiar en su

departamento; en esos momentos pudo ver como ese portero caía al suelo muerto y que la bala que le

causara la muerte había salido de alguno que estaba en la azotea, pues tiene perfecta seguridad de que no fue

ninguno de los que penetraron a su casa; no vio quién hizo ese disparo por encontrarse en el interior de las

piezas.

La batalla terminó alrededor de las 12:30 hrs. quedando la calle con suficiente calma para que se renovara el

paso por ella, por lo que Gabriel Flores, vecino de la zona (quien es arrestado al ser sorprendido vendiendo

cartuchos de rifle), declaró:

…que el día diez y ocho de noviembre próximo anterior cuando tuvo lugar el tiroteo en la calle de la Portería

de Santa Clara, no sabe hecho por quiénes, como a las doce de la mañana pasó por ese punto y encontró que

en la calle estaban tirados varios tiros de carabina; se puso a recogerlos sin que nadie lo viera pues la calle

estaba sola y logró juntar veinticinco, que conservó en su poder para ver si los realizaba a fin de que con el

producto de la venta poder comprar sus alimentos que en varios días carece de ellos.

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La custodia de la casa por la tropa y el cateo de la zona

12:30 hrs.

Terminada la batalla son desalojados los habitantes de la casa, tanto los inquilinos como las mujeres de la

familia Serdán, quienes serán arrestadas (asunto del que me ocuparé adelante), son recogidos los cuerpos y

enviados al cuartel para de ahí ser distribuidos en los distintos servicios forenses de la ciudad con la intención

que se les practiquen los estudios correspondientes. A partir de ese momento la casa queda bajo custodia de

la policía.

Al mismo tiempo tropa y policías catean las casas y comercios de la zona así como las calles contiguas,

efectuándose la detención de sospechosos de participar en la batalla.

Comenzaré el recorrido testimonial de este momento con lo relativo a la custodia de la casa, para de ahí pasar

a las detenciones de antirreeleccionistas.

Porfirio Gómez

…tanto las fuerzas federales como las del Estado habían tomado la casa reconcentrándose todos en ese local,

donde se ocuparon en recoger cadáveres y armamento encontrados, habiéndose remitido los primeros al

cuartel de la policía e ignora el destino que se dio al segundo: a esa misma hora, doce del día, el Jefe Político le

ordenó que estableciera una vigilancia interior de la casa y al efecto se quedó el oficial Antonio Lozano con

veinte hombres, retirándose él (Gómez) momentos después al cuartel para la distribución que debía hacer de

servicio nocturno.

Antonio F. Lozano

…como a las doce y media de la mañana del diez y ocho de noviembre último, recibí (la) orden de Porfirio

Gómez para que acompañado de veinte policías estableciera un servicio de vigilancia en el interior de la casa

número cuatro de la Portería de Santa Clara, habitación de Aquiles Serdán; así lo hice, disponiendo que diez

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hombres permanecieran en la azotea de la casa y otros diez repartidos en el patio; durante la tarde no hubo

ninguna novedad.

Durante el cateo de las casas de la zona detienen a varios sospechosos de participar en la batalla, tres de ellos

resultan involucrados: Epigmenio Martínez, Andrés Robles y Luis Teyssier. El testimonio de la detención de

estos tres hombres lo proporciona Antonio Flores Ramírez, un militar retirado de casi ochenta años de edad,

testigo presencial de los hechos, durante los cuales la policía arresta a los primeros, mientras que el tercero,

Teyssier, será conducido al cuartel por uno de los vecinos.

En su declaración Flores Ramírez manifiesta no saber los nombres de los dos primeros detenidos por la policía,

estos eran Epigmenio Martínez y Andrés Robles, dos de los conspiradores antirreeleccionistas. En algún

momento de su declaración Flores Ramírez asegura que es muerto uno de los detenidos, cosa que al final no

resulta cierta pues en realidad fueron encarcelados los tres antirreeleccionistas.

El testimonio completo de Antonio Flores Ramírez lo presento en el capítulo VIII en el cual se trata lo

relacionado con las confiscaciones y detenciones que se efectúan en contra de los antirreeleccionistas.

El 19 de noviembre

Muerte de Aquiles Serdán

De todos los hechos que suceden entre el 18 y 19 de noviembre, la muerte de Aquiles Serdán es que el más ha

despertado la duda e incubado la leyenda. ¿Por qué se escondió dejando en manos de la policía y los soldados

a su madre, su hermana y su esposa embarazada? ¿Qué pensaba al esconderse: que podría escapar en la

madrugada de una casa custodiada por policías?; ¿que irían a rescatarlo los demás grupos

antirreeleccionistas?; ¿que soportaría en ese agujero el tiempo suficiente para que la casa fuera dejada por los

soldados? ¿Qué…?

Los hechos documentados sobre lo sucedido la madrugada del 19 de noviembre obedecen a cuatro fuentes: 1)

Las declaraciones de la tropa presente en esos momentos; 2) Las suposiciones sobre la forma de su muerte

que a partir de la interpretación de la autopsia concluyen los familiares de Aquiles, sobre todo su viuda

Filomena del Valle, (suposiciones éstas que detalla en la denuncia que por asesinato de su esposo interpone

ante las autoridades judiciales en mayo de 1911); 3) Los testimonios de supuestos protagonistas o testigos de

la muerte de Aquiles que publicaron los periodistas de la época, particularmente Ignacio Herrerías, y 4) Los

testimonios de los procesados en el juicio promovido por la viuda de Aquiles, primordialmente los oficiales

Juan Bede, Macario Herrera y Mauro Hernández.

De estas cuatro fuentes, la dos verificables con certeza son los testimonios de los protagonistas contenidos en

los juicios que respecto de los hechos se desahogaron entre noviembre de 1910 y mayo de 1911, con la

salvedad en cuanto a los fundamentos de la denuncia de Filomena del Valle, que algunas de sus aseveraciones

y componentes resultan dudosos, como el hecho de que a su esposo le robaron una cartera con ocho mil

pesos, cantidad ésta elevada para una época cuando la casa de los Serdán estaba valuada en 14 mil pesos y los

billetes de circulación corriente de mayor denominación eran los de cinco pesos.

Por su parte, los artículos y notas de los periodistas adolecían en esos momentos de la contaminación

fantasiosa tanto de los entrevistados como de la necesidad sensacionalista de los propios reporteros; esta

actitud y dinámica periodística puede constatarse en el juicio de amparo que emprende Miguel Rosales, primo

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político de Aquiles Serdán, al cual son convocados dos periodistas a ratificar lo que del propio Rosas

escribieron. Al final, los periodistas no sólo se retractan de ello sino que relatan la forma en que en esos días se

conseguían las noticias, métodos éstos que atendían más a la necesidad sensacionalista de llenar las páginas

de los diarios que a la veracidad irrefutable de aquello que sucedió.

Todo lo demás que se ha publicado al respecto es especulación, apología y leyenda sin ningún fundamento de

veracidad.

De ahí que antes de transcribir las declaraciones de los protagonistas, las razones de Filomena del Valle Vda.

de Serdán y demás testimonios verificables, puntualizaré lo que a la fecha sabemos con certeza sobre lo

sucedido.

El contexto sobre la muerte de Aquiles Serdán

Poco antes del asalto final a la casa por parte de la tropa, Aquiles Serdán decide esconderse en el agujero del

piso de su recámara. Filomena del Valle, su mujer, lo ayuda en ello. Al entrar la tropa a la casa efectúan un

minucioso cateo destruyendo buena parte de los muebles y pertenencias de los Serdán, sin encontrar a

Aquiles. Entre la una de la tarde y las diez de la noche del día 18 de noviembre, un piquete de veinte soldados

custodia la casa. Ante la reiteración de unos ruidos provenientes de alguna de las habitaciones de la casa, que

los policías no logran ubicar con precisión, se solicita el refuerzo de la tropa y acuden treinta más policías y

militares sumando un total de cincuenta entre las diez de la noche y las dos de la mañana. Al mando de la

tropa y policías apostados en la casa se encuentran Porfirio Gómez y Antonio Lozano. Durante la noche del 18

y madrugada del 19 de noviembre la tropa se encuentra ocupando las habitaciones, los patios y la azotea de la

casa, sin ningún plan específico. Las luces de la casa se encuentran apagadas, salvo las de la sala y cocina.

Alrededor de las dos de la mañana al bajar de la escalera que conduce a la azotea de la casa, Antonio Lozano

escucha algunos disparos provenientes de las habitaciones contiguas al comedor y, al llegar, descubre el

cadáver de un hombre tendido en el piso del propio comedor rodeado de varios policías y militares. Al

interrogar a los presentes sobre lo sucedido ninguno de ellos le proporciona una versión clara de lo que pasó,

quedando tan sólo en claro que vieron a este hombre entre la oscuridad y le dispararon. Por su parte, al

momento de los disparos Porfirio Gómez se encontraba en la sala de la casa y a llegar al sitio de donde se

hicieron los tiros asegura haber visto lo misma escena que Antonio Lozano. Avisados los jefes policiacos sobre

el hecho, estos entran a la casa. Momentos después la tropa es desalojada y el cadáver de Aquiles trasladado a

la penitenciaría.

Como señalé, iniciaremos con los testimonios contenidos en los juicios.

Sobre el escondite de Aquiles Serdán

12:00 hrs. aproximadamente, del 18 de noviembre

El agujero en el piso de una de las habitaciones de la casa de los Serdán no fue abierto en los momentos

finales de la batalla sino que existía desde antes, usado probablemente como escondrijo de armas o

pertrechos y era conocido por todos los Serdán. El agujero, según la detallada descripción del Juez primero de

los Criminal:

…mide dos metros de longitud, sesenta centímetros de latitud y ochenta centímetros de profundidad y

distante un metro de la pared que ve al norte y un metro cincuenta centímetros de la pared que ve al oriente,

en cuya excavación se vieron algunos pedazos de género usado de calicot y manta.

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Estrecho e incómodo sin duda. En él permanecerá Aquiles Serdán desde las doce del día del 18 de noviembre

hasta las dos de la madrugada del 19. Como dije líneas arriba existen dudas sobre las razones o criterio de

Aquiles para esconderse en ese agujero y sólo tenemos las declaraciones de las mujeres Serdán al respecto,

mismas que por momentos resultan contradictorias.

Carmen Serdán

…que no convino con Aquiles en ocultarlo para el caso de que la policía llegara a tomar la casa después de la

resistencia, ni sabe quién lo haya ocultado en el escondite en que después se le encontró y más bien cree que

él solo se haya escondido.

Estas aseveraciones de Carmen mueven a la sospecha sobre la aprobación o no de la propia Carmen con la

decisión de Aquiles, tanto es así que en la apología de los hechos que en 1932 hace el diputado Bandala, en la

ceremonia de la develación del nombre de Aquiles Serdán escrito en letras de oro en el recinto del Congreso

imagina el siguiente diálogo entre los hermanos:

Ya se oyen los alaridos de triunfo en las azoteas. La puerta de la casa está siendo forzada…

Aquiles reflexiona, y luego dice:

-Me voy a esconder. Saldré en la noche, cuando se organicen los nuestros. Que tengan jefe hasta el último

momento.

-No, Aquiles, no te escondas. (Dice Carmen Serdán) ¡Yo no te escondo! Es preferible morir combatiendo…

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Como señalé, éste es un texto apologético.

En contraste con él, está la declaración de la esposa de Aquiles al respecto.

Filomena del Valle

…nada habló con Aquiles sobre el lugar en que éste debía esconderse para el caso que por fin la policía llegara

a tomar la casa después de la resistencia; ella vio cuando su esposo se ocultó en el escondite en que, según

sabe, fue hallado después y eso lo hizo cuando ya la lucha había concluido, pero repite, nada se arregló de

antemano sobre que ella ocultaría a su esposo y tiene la seguridad de que tampoco hubo arreglo anticipado

sobre este particular entre él y su mamá, la señora Carmen Alatriste, o su hermana Carmen Serdán.

Aposentamiento de la policía en la casa de los Serdán

12:30 hrs. del 18 de noviembre

Terminadas las acciones de la batalla, traslado de los muertos y arresto de las mujeres la casa queda bajo la

custodia de la policía. Ninguno custodio sabe que Aquiles está escondido, pero en más de uno de ellos existe el

temor de que en la casa se encuentren más antirreeleccionistas ocultos o que irrumpan en ella provenientes

de la calle.

Así lo externan en sus declaraciones. Los principales testimonios de esta etapa son los policías al mando de

quienes custodian la casa: Porfirio Gómez y Antonio Lozano. Sobre estas declaraciones se basa lo que hoy

conocemos de esos momentos.

Porfirio Gómez

…a esa misma hora, doce del día, el Jefe Político le ordenó que estableciera una vigilancia interior de la casa y

al efecto se quedó el oficial Antonio Lozano con veinte hombres, retirándose el exponente momentos después

al cuartel para la distribución que deba hacer de servicio nocturno.

Antonio F. Lozano

…como las doce y media de la mañana del diez y ocho de noviembre último recibió orden de Porfirio Gómez

para que acompañado de veinte policías estableciera un servicio de vigilancia en el interior de la casa número

cuatro de la Portería de Santa Clara habitación de Aquiles Serdán que así lo hizo disponiendo que diez

hombres permanecieran en la azotea de la casa y otros diez repartidos en el patio.

Durante las siguientes nueve horas la casa y sus custodios permanecerán en relativa calma. Hasta que unos

ruidos imprecisos en su origen y localización alertan a los policías.

Los primeros indicios de personas ocultas

22:00 hrs. 18 de noviembre

Durante la tarde del día 18 no sucede nada relevante, pero alrededor de las diez de la noche son percibidos

algunos ruidos que los policías no logran ubicar y tampoco son capaces de comprender ni el motivo ni su

procedencia exacta, por lo que deciden actuar reforzando la vigilancia.

Antonio F. Lozano

…durante la tarde no hubo ninguna novedad sino hasta las diez de la noche en que al pasar por la cocina oyó

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golpes bajo el suelo y temeroso de que pudiera ocurrir algún nuevo desorden pues bien pudieran estar

escondidos hombres en un subterráneo que se decía había en la casa contigua, procuró, dado que no contaba

con la fuerza necesaria, dar aviso al mismo Porfirio Gómez, quien a los pocos momentos se presentó

acompañado de más gente, llegando casi al mismo tiempo fuerzas de la Federación y del Estado; estas fueron

repartidas en la calle y azoteas de la casa de Serdán y en las inmediaciones así como en el interior de la misma

casa, no pudiendo precisar ni siquiera aproximadamente qué número de tropa vigilaría las piezas de la casa y

sólo vio que era considerable; durante toda la noche se ocupó de cuidar a su policía y al efecto tenía que

pasar, como lo hizo repetidas veces, a la azotea.

Porfirio Gómez

…no volvió a presentarse (Gómez) al lugar de los sucesos sino hasta las diez de la noche en que recibió aviso

del oficial Antonio Lozano que en la cocina de la casa se oían golpes bajo tierra, habiéndose trasladado con las

demás fuerzas y efectivamente habiendo penetrado a ese lugar, pudo oír algunos golpes muy suaves; con esa

nueva novedad (sic) dio aviso al Jefe de Estado Mayor y a los jefes del Batallón Zaragoza y Cuerpo Rural

quienes mandaron desde luego sus fuerzas; habiéndose rodeado la manzana inmediatamente y se cateó el

interior de la casa con fuerza, así como las azoteas de la misma y de las casas contiguas.

La muerte de Aquiles Serdán

2:00 hrs del 19 de noviembre

A decir de aquellos que custodiaban la casa, alrededor de las dos de la mañana Aquiles deja su escondite. Cabe

destacar que en las declaraciones de estos custodios no se menciona ningún diálogo, forcejeo o

enfrentamiento entre Aquiles y la tropa presente, sino tan sólo una serie de acciones que llevan a los policías a

disparar y dar muerte a un hombre en la oscuridad de esa parte de la casa; hombre al que, de acuerdo con sus

declaraciones, no le es conocido pues los policías que se encuentran en la pieza de la casa se refieren a él

como: “ese individuo” y “esa persona”.

Antonio Lozano

…en una de tantas (rondas vigilando el desempeño de la tropa a su cargo) y en momentos de que bajaba la

escalera que conduce a esa azotea, oyó varias detonaciones de arma de fuego salidas como del interior de las

piezas e inmediatamente penetró a la casa por la sala, encontrando que todas las piezas estaban

completamente llenas de tropas de distintos cuerpos; llegó hasta el comedor y en este lugar encontró el

cadáver de Aquiles Serdán y aún cuando preguntó que quién le había causado la muerte no hubo ninguno que

le refiriera pormenorizadamente cómo y en qué forma tuvo lugar esa muerte; en la pieza contigua al comedor

vio que en el piso estaba una excavación pero tampoco se le indicó si de esta había salido el repetido Serdán;

con excepción de la sala y cocina de la casa que vigilaban, todas las demás piezas estaban a oscuras.

Porfirio Gómez

…a las dos de la mañana estando en la sala de la casa oyó que por la cocina de la misma casa se habían hecho

varios disparos de arma de fuego y dirigiéndose a esa pieza encontró que en la inmediata estaba el cadáver de

Aquiles Serdán rodeado de un gran número de soldados, tanto federales como del Estado, a quienes interrogó

sobre quién había hecho fuego a ese individuo, ni supiendo (sic) afirmar quién hubiera sido en vista de que

todos ellos habían disparado sus armas, contestándole únicamente que esa persona había salido de un

subterráneo que estaba en la pieza inmediata; a ésta se dirigió y efectivamente encontró una excavación

cuadrilonga como de medio metro de profundidad, poco más de un metro de largo y como unos quince o

veinte centímetros de ancho y dividida por la parte media con uno de los polines de la tarima, habiendo en el

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fondo unos hilachos, excavación de la cual recogió un llavero con diez llaves de distintos tamaños y dos

sueltas. (…) no puede afirmar quienes verían salir a Aquiles Serdán de la excavación encontrada pues como

tiene dicho, vigilaban el interior de la casa poco más o menos unos cincuenta hombres, de distintas fuerzas, e

ignora a los que les tocaría presenciar el hecho, pudiendo afirmar que todos ellos estaban repartidos tanto en

la pieza en que se encontró la excavación como en la que estaba el cadáver de Serdán cuando él (Gómez) se

presentó al oír los disparos de que ha hecho mérito.

Al ser informados los jefes policiacos y políticos que han matado a un hombre que se hallaba escondido en la

casa, acudieran para conocer la identidad del muerto.

Antonio F. Lozano

…después de la muerte de Serdán se presentó el Jefe Político (Joaquín Pita) y ordenó a las fuerzas y al

exponente se retiraran de la casa, lo que hizo (…) sin que sepa más sobre el particular.

Los hechos posteriores a la muerte de Aquiles incluyen el juico contra las mujeres Serdán, su prisión por más

de cinco meses, su libertad en mayo de 1911 y el reconocimiento popular y gubernamental a su participación

en los inicios de la Revolución mexicana.