los dilemas del desarrollo: minería a gran escala en la cordillera del cóndor

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Este trabajo indaga sobre la forma en que Ecuador se inserta en la tercera ola de extracción de minerales metálicos tomando el caso de la provincia de Zamora Chinchipe, y cómo esta inserción se constituye en un factor catalizador de la conflictualidad social y ambiental, y reproductor de tensiones al interior de la sociedad y el Estado. El influjo del ecologismo; la histórica aspiración por una sociedad más equitativa resumida en el principio indígena del sumak kawsay; la gravitación de distintos imaginarios de desarrollo social y territorial; la emergencia de una nueva Constitución Política que se reafirma en el reconocimiento de los derechos humanos y los derechos de la Naturaleza; así como la permanencia de intereses políticos y comerciales ligados al nuevo boom exportador, confluyen en el debate nacional en torno a la minería metálica a gran escala y cielo abierto: una actividad económica, un proyecto político, un territorio mental y geográfico, una forma específica de expansión del capitalismo contemporáneo que sitúa al país en el dilema de convertirse en el gran abastecedor de cobre para el mercado mundial o ensayar un camino más sustentable de desarrollo basado en la preservación de su principal riqueza: la diversidad natural y cultural.

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UNIVERSIDAD ANDINA SIMN BOLVAR SEDE ECUADOR

MAESTRA EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS CON MENCIN EN POLTICAS CULTURALES

LOS DILEMAS DEL DESARROLLO: MINERA A GRAN ESCALA EN LA CORDILLERA DEL CNDOR

VIVIAN IVETH VIVAS ALBN

2011

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Al presentar esta tesis como uno de los requisitos previos para la obtencin del grado de magster de la Universidad Andina Simn Bolvar, autorizo al centro de informacin o a la biblioteca de la universidad para que haga de esta tesis un documento disponible para su lectura segn las normas de la universidad.

Estoy de acuerdo en que se realice cualquier copia de esta

tesis dentro de las

regulaciones de la universidad, siempre y cuando esta reproduccin no suponga una ganancia econmica potencial.

Sin perjuicio de ejercer mi derecho de autor, autorizo a la Universidad Andina Simn Bolvar la publicacin de esta tesis, o de parte de ella, por una sola vez dentro de los treinta meses despus de su aprobacin.

Vivian Iveth Vivas Julio de 2011

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UNIVERSIDAD ANDINA SIMN BOLVAR SEDE ECUADOR

MAESTRA EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS

LOS DILEMAS DEL DESARROLLO: MINERA A GRAN ESCALA EN LA CORDILLERA DEL CNDOR

VIVIAN IVETH VIVAS ALBN

TUTOR: PABLO OSPINA PERALTA

QUITO, ECUADOR

2011

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RESMEN

El trabajo que se presenta a continuacin indaga sobre la forma en que Ecuador se inserta en la tercera ola de extraccin de minerales metlicos tomando el caso de la provincia de Zamora Chinchipe, y cmo esta insercin se constituye en un factor catalizador de la conflictualidad social y ambiental reproductor de tensiones al interior de la sociedad y el Estado. El influjo del ecologismo; la histrica aspiracin por una sociedad ms equitativa resumida en el principio indgena del sumak kawsay; la gravitacin de distintos imaginarios de desarrollo social y territorial; la emergencia de una nueva constitucin poltica que se reafirma en el reconocimiento de los derechos humanos y los derechos de la Naturaleza; as como la permanencia de intereses polticos y comerciales ligados al nuevo boom exportador, confluyen en el debate nacional en torno a la minera metlica a gran escala y cielo abierto: una actividad econmica, un proyecto poltico, un territorio mental y geogrfico, una forma especfica de expansin del capitalismo contemporneo que sita al pas en el dilema de convertirse en el gran abastecedor de cobre para el mercado mundial o ensayar un camino ms sustentable de desarrollo basado en la preservacin de su principal riqueza: la diversidad natural y cultural.

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AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer de manera especial a Barbara Silva -incansable defensora de la Amazona-, quien me acerc a la problemtica de la minera a gran escala en Ecuador; a Arturo Jimnez, la familia Aucay y Segundo Tene, por su invaluable colaboracin a mi llegada a la regin austral. A Luis Corral por compartir conmigo su trabajo y conocimientos sobre el tema, y a todas aquellas personas en Quito, Loja, Los Encuentros, Zamora, El Pangui y Tundayme que me permitieron interrumpir sus oficios cotidianos para hacerme partcipe de un episodio reciente de su vida individual y colectiva, de sus propsitos, ideas y proyectos, los cuales alimentaron y dieron fundamento a este texto. Mi entero agradecimiento a la Universidad Andina Simn Bolvar que me permiti realizar mis estudios de posgrado y conocer una pequea parte de la gran riqueza de Ecuador. A Pablo Ospina por su infinita paciencia, por su lectura juiciosa y sus valiosos aportes y recomendaciones que contribuyeron grandemente a mi formacin profesional en un espacio sustrado de las aulas de clase; a Pablo Andrade y Pablo Ortiz por sus atentas observaciones; a Lorena Flrez por su hospitalidad e incondicionalidad durante mi estadia en el pas andino.Y por ltimo un eterno gracias a mi madre, mi abuela y mi tia, cuyo amor y apoyo moral y econmico me permitieron culminar esta proyecto poltico y personal.

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Dedicado a todos los nios de Tundayme, a la gente que defiende con valor su territorio y a la Naturaleza que con inconmensurable generosidad sigue acogiendo la vida

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TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIN .......................................................................................................... 8 CAPTULO 1. MINERA SUSTENTABLE: CONTENIDO Y LMITES .......................... 12 El lugar de la naturaleza en el capitalismo ................................................................ 14 Los supuestos de la minera sustentable .................................................................. 19 Los problemas socioambientales de la nueva minera a cielo abierto: lmites a la sustentabilidad ......................................................................................................... 24 CAPTULO 2. LA MINERA A GRAN ESCALA EN ECUADOR ................................... 29 Contexto histrico de la minera en Ecuador ............................................................ 30 Evolucin de la legislacin minera en Ecuador ......................................................... 34 La industria minera y la normativa ambiental ............................................................ 46 Situacin actual de la minera a gran escala en Ecuador.......................................... 52 CAPTULO 3. LA MINERA A GRAN ESCALA EN LA CORDILLERA DEL CNDOR 63 Minera metlica a gran escala y conservacin ........................................................ 67 La entrada del discurso del desarrollo sostenible en la regin .................................. 69 La socializacin de Mirador y los inicios del proceso organizativo contra la industria minera en Zamora Chinchipe.................................................................................... 88 El movimiento nacional contra la gran minera metlica bajo el gobierno de la Revolucin Ciudadana............................................................................................ 102 CONCLUSIONES ..................................................................................................... 129 REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS .......................................................................... 138

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INTRODUCCIN

El futuro de esta provincia lo veo grande pero de un solo captulo (el captulo minero), y vendr pobreza. Oye esta conversacin es slo una reflexin Qu puedes hacer tu con tu investigacin y que puedes hacer con mis ideas?... (Sergio, Zamora, 2008)

El presente estudio en torno al conflicto socioambiental minero en Ecuador es el resultado de una corta investigacin de campo llevada a cabo en la provincia amaznica de Zamora Chinchipe entre noviembre de 2007 y junio de 2008; la revisin de los principales hechos de carcter regional y nacional relativos a la cuestin minera en el pas; y el anlisis de la literatura sobre el tema minero-ambiental, que cobra una relevancia creciente en el mbito de la poltica y la academia. Para comprender el rol de los diferentes actores (Estado, sociedad, empresas mineras) en la promocin y tramitacin de dichos conflictos, acudimos a la nocin de conflictualidad definida por B. Manano Fernandes (2004) como un proceso constante alimentado por las contradicciones y desigualdades del capitalismo, donde el conflicto social entre clases y sectores aparece como un factor inherente al desarrollo y generador de diferentes y nuevas relaciones, organizaciones y territorios polticos y sociales. Los emprendimientos de minera a gran escala -acompaados del adjetivo sustentable- hacen parte de la actual fase de recomposicin del sistema capitalista ante su crisis estructural, que supone el desplazamiento del capital dominante hacia la captacin monoplica de la renta de la tierra y el reforzamiento de una nueva ola extractiva, basada en la reprimarizacin de las economas perifricas (Saltos, 2009). En este escenario Amrica Latina aparece como una regin con gran potencial en la provisin de minerales metlicos (fundamentalmente oro, plata, cobre, molibdeno, aluminio) y no metlicos (petrleo y carbn) indispensables para el desenvolvimiento de los actuales procesos de acumulacin que son definidos en los centros industriales y financieros a los que se han sumado recientemente las economas de Asia, particularmente China e India. En razn de lo anterior los pases latinoamericanos han buscado articularse al mercado global aplicando diferentes mecanismos entre los que destacan los tratados de libre comercio y los acuerdos bilaterales de inversin con los gobiernos del Centro del sistema, que comprenden una serie de estmulos tributarios y jurdicos para las empresas extranjeras.

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Partimos del supuesto de que el capital minero se territorializa y expande en los pases proveedores de minerales mediante la transformacin de espacios geogrficos en los cuales existen otras formas de vida y produccin encarnadas en ecosistemas, clases y grupos sociales con dinmicas propias. Al delimitar un paisaje y unas relaciones econmicas y de poder funcionales al inters particular de obtencin y acrecentamiento de ganancias, el proyecto de la gran minera potencia un tipo de desarrollo generador de nuevas desigualdades y contradicciones, el cual encuentran diferentes respuestas (de acomodacin o rechazo) entre la poblacin y sus organizaciones. Esta condicin del desarrollo capitalista ha reproducido a lo largo y ancho del subcontinente tensiones y conflictos entre campesinos, pobladores rurales, pequeos comerciantes y comunidades indgenas, quienes en la defensa de sus medios de existencia reivindican un desarrollo ms autnomo y ecolgicamente equilibrado de corte popular, por un lado; y entre empresarios, polticos, profesionales, trabajadores mineros y dems sectores que fincan sus expectativas de desarrollo en el capital financiero derivado de la explotacin, por otro. Estos conflictos sociales pueden ser entendidos como conflictos territoriales que permiten entrever la yuxtaposicin de visiones y modelos de desarrollo divergentes. Desde esta perspectiva, el impulso irrestricto a la gran minera en Ecuador por parte del Gobierno de la Revolucin Ciudadana encaja con el neo-extractivismo progresista, trmino con el cual E. Gudynas (2009) define aquellos proyectos de desarrollo nacional patrocinados por los gobiernos de izquierda de Amrica Latina cuya base es la apropiacin y explotacin de Naturaleza con fines de exportacin. Este nuevo extractivismo -que se manifiesta en la profundizacin de los emprendimientos mineros existentes y la incursin en nuevos sectores de la industria extractiva- si bien otorga al Estado una mayor participacin en la economa y los beneficios de la extraccin de recursos naturales, contina ligado a la especializacin productiva con escasos encadenamientos a otros sectores de la economa nacional; una alta vulnerabilidad y dependencia a las fluctuaciones del mercado internacional y las asimtricas reglas de la globalizacin capitalista; y los infravalorados problemas sociales y ambientales causados por la explotacin. El presente trabajo responde a la necesidad de explicar el carcter de los conflictos socioambientales promovidos por la implementacin de proyectos de minera metlica a gran escala en Ecuador, los cuales cobraron fuerza desde fines de

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2006 aglutinando a diversos grupos sociales en torno a la defensa del agua, el territorio, la naturaleza, la economa campesina y la autonoma poltica. Siguiendo una metodologa de investigacin cualitativa se aplicaron entrevistas semi-estructuradas a integrantes de organizaciones sociales, lderes cvicos, activistas, polticos, funcionarios del Gobierno, empresarios y pobladores en Yantzaza, Los Encuentros, Loja, Quito y El Pangui; y se realiz una revisin bibliogrfica que abarc los peridicos de mayor circulacin nacional: El Universo, Hoy y El Comercio; artculos de revistas, informes y comunicados a la opinin pblica emitidos por las organizaciones sociales opuestas al desarrollo minero; folletos y videos promocionales de las compaas mineras; informes, comunicados y noticias emitidas por el Gobierno Nacional; y literatura sobre el tema minero-ambiental. La atencin se centr en los sucesos y organizaciones locales del El Pangui, lugar de asiento de las empresas canadienses Aurelian Resources (Kinross Gold Corporation) y Ecuacorriente (Ecsa); y epicentro del proceso de movilizacin contra la minera industrial a finales de 2006. Este cantn de la provincia de Zamora Chinchipe presenta al estudio un valor agregado en virtud de su localizacin en una de las regiones ecolgicas ms importantes del pas y la confluencia en l de tres grupos tnicos distintos: mestizos e indgenas shuar y saraguro, que desde sus dinmicas socio-culturales aportan y enriquecen los procesos de resistencia o adaptacin. Otras ciudades en las que se aplicaron entrevistas semi-estructuradas a integrantes de organizaciones sociales, lderes cvicos, activistas, polticos, funcionarios del Gobierno, empresarios y pobladores fueron El primer captulo refiere al problema de la conceptualizacin del desarrollo y la minera sustentable considerando el lugar que el capitalismo ha asignado a la naturaleza, el ser humano, la sociedad y el Estado. El segundo expone la situacin actual de la minera en Ecuador y los principales puntos de la legislacin mineroambiental. Y en el tercero se abordan los conflictos mineros en la Cordillera del Cndor; haciendo alusin a varios puntos, entre ellos, la incursin de las compaas mineras en Zamora Chinchipe y la relacin que tejen con la poblacin; los principales sucesos en la poltica nacional relacionados con la actividad minera; y la emergencia del movimiento nacional contra la minera a gran escala. En el tiempo comprendido entre la realizacin del trabajo de campo y la preparacin y revisin de este estudio, salieron a la luz varios trabajos que abordan, desde diversas perspectivas, el tema de la minera a gran escala en la Cordillera del Cndor, destacando el de Santiago Kingman, Paul Cisneros, Sara Latorre y el

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realizado por la Comisin Ecumnica de Derechos Humanos (CEDHU) y la Federacin Internacional de Derechos Humanos (FIDH). Esperamos que esta investigacin sea, como aquellos, un insumo que contribuya en la tarea de comprender mejor la compleja realidad ecuatoriana a partir de los actuales conflictos socioambientales mineros, y alimente, en un plano ms amplio, la discusin y construccin de nuevas rutas de desarrollo autnomo nacional desde una perspectiva latinoamericana.

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CAPTULO 1 MINERA SUSTENTABLE: CONTENIDO Y LMITES

La minera es considerada una actividad fundamental para el desarrollo de la vida actual pues supone la provisin de minerales metlicos y no metlicos indispensables en la industria, el comercio, los transportes, las telecomunicaciones, la construccin, y la generacin de energa y calor, entre otros mbitos. A nivel mundial, sta constituye uno de los motores del crecimiento econmico, en tanto que para los gobiernos de los pases de capitalismo dependiente asoma como una herramienta de desarrollo material gracias al ingreso de divisas y la generacin de empleo. Sin embargo la historia de la minera moderna se ha caracterizado por promover y profundizar las desigualdades sociales, las relaciones de explotacin laboral y ambiental, y las estructuras de dependencia cultural, poltica y econmica entre los pases del Centro y la Periferia del sistema capitalista. En efecto, los modernos emprendimientos mineros no han podido desembarazarse del deterioro ecolgico causado por las tecnologas de produccin, la concentracin de las operaciones en corporaciones extranjeras y la subsuncin del sector a las exigencias de la competencia internacional y la globalizacin econmica en detrimento del Estado, la sociedad y el medio ambiente. Liisa North en el captulo introductorio de Community Rights and Corporate Responsability (2006) sostiene que Amrica Latina ha experimentado tres olas extractivas de minerales. La primera, desarrollada bajo el periodo colonial espaol en el siglo XV, estuvo basada en la extraccin y comercio de plata y oro, y respondi a las primeras etapas de la Revolucin Industrial. La segunda tuvo lugar a finales del siglo XIX y principios del XX como respuesta a las necesidades mineras de las posteriores etapas del desarrollo industrial en Europa y Norteamrica (en los rubros de cobre, estao y petrleo). Y la tercera habra iniciado a finales del siglo XX -entre las dcadas de 1980 y 1990-, estando caracterizada por la automatizacin de la produccin bajo la modalidad a cielo abierto, la flexibilizacin laboral, la liberalizacin del mercado, el consecuente empoderamiento de las grandes corporaciones privadas y la disminucin del papel del Estado en la economa. En medio de la segunda y tercera ola, el Estado y las organizaciones sindicales de algunos pases como Mxico y Chile intervinieron para regular el sector mediante la

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distribucin de la riqueza producida, la regulacin y mejoramiento de las condiciones de trabajo y las relaciones laborales, pero las polticas neoliberales posteriores reversaron los controles de modo que hoy se alude al retorno de las condiciones productivas del tardo siglo XIX y el temprano siglo XX (North, Clark, Patroni, 2006, p. 6). Y a pesar de que se ha insistido en ligar la industria minera al progreso de las naciones, la historia de este sector en la regin ha seguido marcada por la devastacin ecolgica, la reproduccin de la pobreza y el atraso en las zonas de extraccin, la economa de enclave, y la poca contribucin al empleo, la industria y el desarrollo nacional (North et.al., 2006). El presente periodo de extraccin minera en Amrica Latina -a ms de lo arriba anotado- se caracteriza por la incursin y difusin del concepto de responsabilidad social empresarial o corporativa, con la que el gremio de las grandes compaas mineras y las instituciones financieras internacionales (IFI) que las fomentan, han buscado responder a los diversos problemas socioambientales planteados por la actividad y al influjo del ecologismo y el discurso de los derechos humanos en las instituciones nacionales; mientras mantienen y refuerzan las estructuras del desarrollo tradicional basadas en el crecimiento econmico y la extensin del comercio global. Con todo, los nuevos desarrollos mineros estn reproduciendo intermitentes conflictos sociales y ambientales a nivel local, regional y nacional, a los cuales subyace la pugna por el control, distribucin y uso de la tierra, el agua, los bosques y la forma de administracin del presupuesto pblico y la riqueza minera. El componente ecolgico que deriva de la naturaleza de estos conflictos tiene relacin con una situacin fundamental del desarrollo contradictorio del capitalismo consistente en que al integrar nuevos territorios a la dinmica del comercio globalizado con el fin de producir rentabilidades, el capital minero va destruyendo/sustituyendo las formas y relaciones tradicionales de existencia, pensamiento y produccin, para las que el medio natural cumple un papel fundamental no solo de orden biolgico o econmico sino tambin socio-cultural. En la actualidad el proceso por medio del cual los territorios son convertidos en nichos de produccin a escala bajo el rgimen de administracin privada -directa o delegada- de los recursos, est enmarcado en el despliegue de nuevas formas de valorizacin de la naturaleza (en el campo turstico, farmacutico, ambiental y agroindustrial) en momentos en que la degradacin ecolgica toca niveles crticos hacindose sentir en la cotidianidad con problemticas tan palpables como la escasez y contaminacin del agua dulce; el desequilibrio climtico; y el deterioro y disminucin

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de los recursos naturales que afectan -entre muchas otras cosas- la disponibilidad de alimento y las estrategias de sobrevivencia de los pueblos y comunidades locales. Esta realidad de las ltimas dcadas ha influido de alguna manera en la forma como las personas y las sociedades perciben la naturaleza y establecen interacciones con ella, siendo los movimientos sociales los sujetos polticos que estn promoviendo la toma de conciencia social, la movilizacin y el debate en torno a los modelos de desarrollo en muchos pases de la Periferia capitalista. Aqu la relacin entre lo social y lo ambiental es tan estrecha que se podra afirmar que la lucha por la produccin agrcola, el agua, la tierra, el trabajo o la identidad cultural en Amrica Latina tiene como correlato la proteccin de las cuencas hdricas, las cordilleras y la multifuncionalidad del campo, por oposicin a actividades econmicas (generalmente de gran escala y especializacin con fines de exportacin) que comprometen esos derechos sociales y los ecosistemas a los cuales estn sujetos. Lo anterior en un momento histrico en que los paradigmas, valores y tcnicas del modelo de desarrollo primario-exportador predominante con sus imperativos de eficiencia productiva, han mostrado su inadecuacin y fracaso; y han tomado fuerza otros discursos y agentes sociales que plantean redefinir las relaciones entre el ser humano y la bisfera, aportando en la construccin ideolgica y poltica de un nuevo orden social.

El lugar de la naturaleza en el capitalismo Para abordar la cuestin de la minera sustentable resulta conveniente hacer alusin al lugar que ocupa la naturaleza dentro del capitalismo. El capitalismo como sistema social, poltico y econmico dominante a nivel mundial tiene como objetivo principal la acumulacin constante y creciente de ganancias en manos de particulares, siendo ste el eje articulador de las polticas corporativas y estatales en el mundo moderno y contemporneo. Pero el capital no se recrea a s mismo. Necesita de la explotacin del trabajo humano y la naturaleza -las dos fuentes originarias de riqueza (Marx)-, y de ciertas condiciones de produccin que posibiliten dicha explotacin. Entre estas se encuentran, al menos: 1. la apropiacin privada de los medios sociales de vida y produccin (tierra, capital, trabajo), 2. La conversin de los productores directos en asalariados o dependientes del mercado de trabajo y consumo, y 3. La transformacin de la naturaleza en mercanca.

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El capitalismo ha construido un imaginario restringido acerca del lugar y la funcin de la naturaleza en la sociedad con el objeto de que la valorizacin econmica de la tierra y sus recursos -base del proceso de industrializacin- pueda efectuarse. Es as como en su gnesis ha creado un alejamiento entre el ser humano y la naturaleza a nivel de la conciencia individual y colectiva -escisin en la necesaria interaccin metablica entre el ser humano y la naturaleza (Foster y Clark, 2005)-, que permite que sta sea considerada como algo que est por fuera del individuo y del conjunto social, limitndose a cumplir sus dos funciones esenciales como proveedora de recursos y receptora de los desechos producidos, sin que se contemplen sus lmites como sistema de vida (Altvater, 2006, p. 342). De acuerdo con el filsofo alemn Karl Marx quien define la naturaleza como el cuerpo inorgnico del hombre en tanto es ella la que le permite vivir fsica como espiritualmente-,1 esta situacin es el resultado de la enajenacin que experimenta el ser humano dentro de las relaciones sociales de produccin capitalistas que hace que se sienta extrao frente a su trabajo, al producto que con l crea, a s mismo y a la naturaleza. Esta reduccin y aparente separacin ha hecho que el individuo trabajando para satisfacer un ordenamiento econmico de exigencias crecientes que contribuye a reproducir y que luego aparece como desligado tambin de su propio radio de comprensin y accin-, transforme de manera radical su medio ambiente, buscando dominar y controlar los ciclos naturales que se le imponen como obstculos en la produccin de mercancas, y genere una serie de problemas ambientales que amenazan su propio bienestar y reproduccin social como especie. La naturaleza, sus leyes y lmites nunca fueron un inconveniente para la sociedad moderna que siempre la concibi como una despensa gratuita y extensa que poda servir al crecimiento econmico indefinidamente. Empero, a partir de 1970 esta1

La vida genrica, tanto en el hombre como en el animal, consiste fsicamente en que tanto el hombre (como el animal), vive de la naturaleza inorgnica; y tanto ms universal que el animal es el hombre cuanto lo es el mbito de la naturaleza inorgnica de la que vive el hombre. Como las plantas, los animales, las piedras, el aire, la luz, etc., conforman, en la teora, una parte de la conciencia humana, por un lado en cuanto objetos de las ciencias naturales, por otro en cuanto objetos del arte su naturaleza inorgnica espiritual, medios de vida espirituales, que debe preparar en primer trmino para luego saborearlos y digerirlos-, tambin conforman, en la prctica, una parte de la vida humana y de la actividad humana. Fsicamente el hombre vive solo de estos productos naturales, ya sea que aparezca bajo la forma de alimento, calefaccin, vestimenta, vivienda, etc. La universalidad del hombre aparece, en la prctica, precisamente en la universalidad que hace de la naturaleza toda su cuerpo inorgnico, tanto en la medida en que esta 1. Es un medio de vida inmediato, como en la medida en que 2. Es la materia, el objeto y la herramienta de su actividad vital. La naturaleza es el cuerpo inorgnico del hombre, es decir, la naturaleza en cuanto no es ella misma el cuerpo humano. El hombre vive de la naturaleza; esto quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el que debe permanecer en un proceso continuo, a fin de no perecer. El hecho de que la vida fsica y espiritual del hombre depende de la naturaleza, no significa otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo misma, ya que el hombre es una parte de la naturaleza (Marx, 2006:111). La cursiva es ma.

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creencia empez a ser cuestionada al estudiarse la relacin existente entre el cambio drstico en las condiciones ambientales de la Tierra y las prcticas humanas de acelerada produccin y consumo; y entonces se fue advirtiendo que la acumulacin capitalista no slo estaba sujeta a las contradicciones sociales que creadas por ella misma, sino tambin a los lmites ecolgicos de la bisfera para sostener y asimilar la degradacin ambiental y los procesos contaminantes producidos por el sistema (Altvater, 2006). Fue as que se develaron algunos aspectos contradictorios entre la dinmica del capital y la dinmica de la Naturaleza. El capital necesita fluir constantemente, moverse, expandir los mercados, hacer negocios, maximizar las ganancias y minimizar los costos de produccin y transporte, superando los lmites espacio-temporales y polticos que impiden la circulacin rpida de las mercancas, todo ello en funcin de la competitividad (Altvater, 2006). Esta lgica supone la explotacin de la naturaleza hasta el lmite de su desgaste; momento en el cual, a fuerza de seguir produciendo mercancas, el capital se ve obligado a migrar en busca de nuevos espacios o introducir cambios tecnolgicos que mitiguen parte de la contaminacin y aseguren la continuacin de la produccin en el sitio degradado. Tales trminos y condiciones inherentes le impiden evolucionar hacia formas productivas ms equilibradas y justas que exigiran fuertes regulaciones al crecimiento econmico; inversin constante en investigacin y prevencin de impactos; ritmos menos rpidos de produccin y consumo; otros objetivos; y hasta una nueva filosofa que asigne a la economa un lugar supeditado al bienestar de la humanidad. Por su parte la naturaleza observa una dinmica propia donde el tiempo expresado en trminos de evolucin o maduracin de ecosistemas (cientos y miles de aos), el ciclaje de nutrientes bajo la interrelacin de diversas especies y la regeneracin bajo condiciones ambientales especiales, son fundamentales en el proceso de produccin y reproduccin de la vida. Estas dos dinmicas productivas (la del capital y la de la naturaleza) sugieren de suyo una incompatibilidad entre la sustentabilidad del capitalismo (basada en el crecimiento econmico sostenido) y la sustentabilidad de la naturaleza (basada en el mantenimiento del equilibrio ecolgico y la preservacin de la biodiversidad); entre sus respectivos tiempos y ritmos, situacin que explica la crisis ecolgica de nuestro tiempo (Altvater, 2006; Ospina, 1994) donde la sobreexplotacin acelerada del medio natural para satisfacer las vidas demandas del comercio internacional ha terminado por romper aquel balance necesario para sostener las actividades econmicas y la vida humana tal como se conoce.

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Para James OConnor (2002, p. 37) este problema ambiental hace parte de la segunda crisis del capitalismo o crisis de costos que se da cuando los capitales individuales defienden o recuperan ganancias mediante estrategias que degradan las condiciones materiales y sociales de su propia produccin, o que no logran mantenerlas a lo largo del tiempo, y cuando los movimientos sociales exigen que el capital aporte ms a la preservacin y a la restauracin de estas condiciones de vida. Dicha crisis viene dada entonces por las alteraciones ambientales globales que conllevan al aumento de los costos de produccin toda vez que el empobrecimiento y agotamiento de los recursos y servicios de la naturaleza, demandan ms esfuerzos de orden tecnolgico y financiero guardando sus lmites-, afectando de manera palmaria la rentabilidad y las posibilidades de acumulacin de ganancias. OConnor afirma que el capitalismo puede responder a esta crisis de dos maneras: 1. Intensificando la explotacin de recursos para aumentar la productividad y compensar de algn modo la disminucin de la tasa de ganancia (con lo cual se extremara el problema), y 2. Reestructurando las condiciones de produccin con la aplicacin de medidas medioambientales bajo la intermediacin amplia del Estado y la inversin de recursos financieros2. Empero y dado que el detrimento de las condiciones naturales de produccin no afecta la reproduccin inmediata de capital sino su reproduccin a largo plazo (Ospina, 1994), los agentes econmicos continan usufructuando los recursos naturales y los servicios ambientales provistos sin tomar en cuenta las afectaciones generadas las cuales se convierten en cargas para las comunidades y el Estado. Las empresas y los capitales individuales transfieren as los costos ambientales de la produccin no valorados por el mercado (externalidades) a la sociedad y al Estado garantizando una rentabilidad que se vera disminuida sustancialmente de incorporar dichos costos a sus egresos. El conjunto de estos factores genera pasivos ecolgicos cuya omisin se convierte en subsidios ambientales que la naturaleza y la sociedad le otorgan al capital, o en renta ecolgica si entendemos que sos subsidios no son solamente gastos no asumidos por los capitalistas, sino beneficios econmicos para los mismos (Prez y lvarez, 2009, p. 35).

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E. Altvater (2006) no considera apropiado abordar la crisis ecolgica como una crisis ms del sistema, posible de ser reabsorbida por ste a travs de diferentes estrategias pblicas como privadas para iniciar nuevos ciclos ascendentes de crecimiento econmico. Segn este autor la crisis ecolgica slo puede ser controlada o agudizada dado que es producto de la alteracin irreversible de los ciclos y equilibrios de la naturaleza los cuales escapan a la capacidad creadora del ser humano y del capitalismo (aunque hoy se hable de la posibilidad de inventar o rehacer la naturaleza a travs de la aplicacin de biotecnologa).

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En consecuencia, el deterioro ecolgico causado por la forma de produccin y consumo capitalista produce una descapitalizacin a corto y mediano plazo para la sociedad y el Estado, en tanto se benefician los capitalistas individuales y los gobiernos de turno; y una descapitalizacin a largo plazo para el propio sistema de produccin, debido a que la degradacin medioambiental provoca la baja de la rentabilidad global y por tanto la tasa media de todos los capitalistas, dando lugar a estrategias en que se transfieren prdidas y en que tambin se crean incentivos para la inversin tecnolgica y el aumento de la eficiencia productiva (Ospina, 1994). Con todo, la naturaleza a ms de ser medio y objeto de trabajo, tambin es la condicin vital para la reproduccin de la especie humana y de las otras formas de vida, de ah que su explotacin por encima de su capacidad de reposicin o regeneracin se constituya no slo en una traba al crecimiento econmico sino al mismo desarrollo social. Esta realidad podra ser reparada -segn Marx- mediante una ley reguladora de la produccin social, la cual resultara inviable dentro del sistema capitalista abocado al crecimiento constante de la industria a gran escala y el comercio de larga distancia (Foster y Clark, 2005, p. 234). Fruto de los problemas medioambientales as generados en las ltimas dcadas, actores polticos, econmicos y sociales han venido discutiendo ampliamente en espacios internacionales acerca de la conveniencia del manejo racional de los recursos naturales a la luz del ambiguo concepto de desarrollo sustentable. Las ms de las veces, la racionalidad a la que stas soluciones aluden no considera la imposicin de lmites sociales y polticos a la produccin o el consumo de recursos sino que coloca el acento en la utilizacin de nuevas tecnologas y el reemplazo de las malas prcticas empresariales, en el entendido equvoco de que ah (en la tecnologa y en las prcticas voluntarias del empresariado) radica la solucin a dichos problemas. En este escenario es posible observar cmo el deterioro ambiental contina creciendo mientras crecen la produccin, el consumo, el desarrollo tecnolgico y las propuestas de economa sustentable, sin que a nivel mundial se haya producido un cambio sustancial en las estructuras polticas, jurdicas, econmicas y financieras cuyo objetivo integrado sea la recuperacin y proteccin coordinada de la Naturaleza. De esta manera emerge una disyuntiva terica y poltica alrededor del deterioro ambiental y las cuestiones de la sustentabilidad: entre los que piensan que hay ante todo una solucin tecnolgica al problema ambiental, y lo que creen que se trata de un cambio de lgica econmica, siendo el nfasis y las consecuencias de uno y otro muy distintas.

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Los supuestos de la minera sustentable A partir de la publicacin en 1972 de Los lmites del Crecimiento -primer informe del Club de Roma3- que llam la atencin sobre la posibilidad de que la crisis ambiental generada por el modelo de produccin y consumo capitalista tuviese como resultado la abrupta disminucin de la produccin agrcola e industrial y el descenso de la poblacin mundial, y que propuso, en consecuencia, orientar las polticas pblicas y la economa hacia un crecimiento cero (lo cual turb a las clases dirigentes de los pases del Norte como del Sur)-; la cuestin del desarrollo se centr en cmo conciliar el crecimiento econmico con los imperativos ambientales dando lugar al surgimiento del concepto de desarrollo sustentable (Cf. Castro, 2002). A instancias del desarrollo sustentable y sobre la idea de que los problemas ecolgicos de los pases de capitalismo dependiente son causados por la pobreza y el subdesarrollo de sus sociedades, la comunidad internacional ha impulsado programas y polticas que no refutan sino que ms bien refuerzan el crecimiento econmico y la liberalizacin comercial como instrumentos para alcanzar el progreso. De ah que una nueva era de crecimiento material haya sido defendida como un estadio no solo posible sino incluso indispensable (Comisin Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Informe Brundtland, 1987), contra los pronsticos de los cientficos del Club de Roma y la novedosa propuesta de ecodesarrollo que le hizo frente tanto al crecimiento cero como al tradicional crecimiento econmico pero que tuvo una corta existencia a peticin expresa de Estados Unidos (Naredo, 1996). As, en el principio 11 de la Declaracin de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972) se hizo nfasis en que las polticas ambientales de todos los Estados deban estar encaminadas a aumentar el potencial de crecimiento actual o futuro de los pases en desarrollo y [nunca] coartar ese potencial ni obstaculizar el logro de mejores condiciones de vida para todos, con lo cual se dejaba en claro la inconveniencia de tomar medidas que desaceleraran el ritmo de produccin y consumo en el entendido de que ste poda darse articulando las demandas ecolgicas. Esa fue la base de las posteriores cumbres ambientales las cuales vincularon a la economa poltica del capital propuestas para racionalizar la produccin haciendo referencia a los lmites de la bisfera y la posibilidad de hacerles frente mediante la tecnologa y la organizacin social (Informe Brundtland. Nuestro Futuro Comn. Comisin Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo. 1987).3

Espacio social creado en 1968 para investigar la relacin entre el modelo de produccin capitalista y los cambios medioambientales presentados en aquel momento.

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La transferencia de capitales y tecnologas de los pases del Norte hacia los pases del Sur se present como parte de la frmula recetada para alcanzar los objetivos planteados pese a haberse reconocido que los desastres ambientales en los primeros pases estaban relacionados con el proceso de industrializacin y el progreso tecnolgico.4 El aprovechamiento de los recursos naturales con menor consumo de materiales y energa; la necesidad de cambios ticos e institucionales en los sujetos privados como pblicos; el derecho a la informacin de las comunidades sobre elementos que causen dao al medio ambiente; la elaboracin de estudios de impacto ambiental para proyectos econmicos potencialmente perjudiciales; la integracin rpida de los mercados; la movilidad de capitales; el aumento significativo de los flujos de inversin alrededor el mundo; y la defensa de una democracia representativa que se percibi amenazada por la posibilidad del cambio, fueron todos elementos contenidos en las agendas ambientales de la comunidad internacional en el curso de las tres ltimas dcadas del siglo XX. (Cf. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, junio de 1992, Ro de Janeiro; ONU, Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, 2002, Johannesburgo, Sudfrica). En este contexto y ante la necesidad de combatir la mala imagen de la industria minera alrededor del mundo naci el concepto de minera sustentable. En 1992 el gremio de los industriales canadienses lanz la iniciativa White Horse que sent las bases para la realizacin, tres aos despus, de la Conferencia Anual de Ministerios de Minera de las Amricas (CAMMA), que se convertira en el principal espacio de confluencia de los intereses empresariales y polticos bajo la versin liberal del desarrollo. Las CAMMA definieron una agenda minera comn para todos los estados miembros, en torno a dos ejes: el desarrollo sostenible y el acceso a los mercados. Dicha agenda promueve la elaboracin de inventarios de los recursos naturales de Amrica del Sur y del Caribe; la creacin de cartas metalognicas, bancos de datos y redes de informacin; el fomento de tecnologas limpias; la implementacin de mecanismos y procesos de consulta con las comunidades sobre informacin previa y evidencia cientfica; y la integracin minera entre pases mediante el desarrollo de actividades e infraestructura conexa (Cf. Conferencias Anuales de Ministerios de4

Las deficiencias del medio originadas por las condiciones del subdesarrollo y los desastres naturales plantean graves problemas, y la mejor manera de subsanarlas es el desarrollo acelerado mediante la transferencia de cantidades considerables de asistencia financiera y tecnolgica que complemente los esfuerzos internos de los pases en desarrollo y la ayuda oportuna que pueda requerirse (Declaracin de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano, 1972, Estocolmo).

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Minera de las Amricas-CAMMA, 1996-2005); lo cual llevara a la modernizacin y unificacin del sector de minerales en todo el hemisferio. En Amrica Latina -donde las nuevas directrices coincidieron con las polticas neoliberales de apertura y desregulacin de mercados, reduccin del gasto pblico y desmantelamiento del Estado en favor de los inversionistas privados- la va minera se promovi a partir de dos supuestos: 1. que la gran minera puede hacerse de manera sostenible; y 2. que los pases de la regin tienen una vocacin minera y desean seguir fundando su desarrollo en la exportacin de recursos naturales (Equipo MMSD, Amrica del Sur, 2002, p. 12). El Proyecto Global Minera, Minerales y Desarrollo Sustentable (MMSD) con un captulo dedicado a Amrica del Sur,5 hizo parte del esfuerzo corporativo por dar cuerpo a la minera sustentable, siendo su principal objetivo el de obtener mayor informacin sobre la situacin del sector en pases estratgicos en el mercado de minerales como Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y Per. Sin embargo, uno de los aspectos ms destacados de este nuevo periodo fue la reforma a las legislaciones mineras y las estructuras productivas latinoamericanas a lo largo de la dcada de 1990 e inicios de la siguiente bajo la intermediacin del Banco Mundial, quien atribuy los cambios a la necesidad apremiante de los pases de la regin de tener mayores oportunidades para insertarse competitivamente en la economa mundial y los mercados de capitales (Cf. North, 2006), pero que adems acta como inversionista en los grandes proyectos mineros a travs de la Corporacin Financiera Internacional (Gutman, 2006). Eficiencia, competitividad y apertura econmica siguieron siendo los conceptos centrales del desarrollo propuesto, con la diferencia de que a ellos se sum el de sustentabilidad o sostenibilidad, ms etreo o difuso si se lo aplica a la explotacin de recursos naturales no renovables. En qu consiste la sustentabilidad de una actividad que agota definitivamente y a mediano plazo su recurso bsico? Segn los progenitores de la minera responsable la sustentabilidad de la industria est relacionada con su capacidad para potenciar el desarrollo de un pas y contribuir con la equidad social a travs de la riqueza obtenida de la explotacin. Entre los mecanismos contemplados para el logro de dicho objetivo sobresalen polticas de compensacin social por perjuicios ocasionados; la inclusin de la poblacin en la gestin de los proyectos mineros (Equipo MMSD Amrica del Sur,

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Auspiciado por el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sustentable (WBCSD) y la Iniciativa Global Minera (GMI) integrada por las principales compaas del ramo a nivel mundial.

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2002); la generacin de empleo; el cierre planificado de minas y la recuperacin del terreno superficial para otros usos productivos; la transferencia tecnolgica; el reciclaje de los metales y su disposicin segura en el ambiente; y la adquisicin de infraestructura social y econmica (Encuentro de Expertos preparatorio de la III Conferencia de Ministros de Minera de las Amricas, Pre-CAMMA 98, Panel 1, 6 y 8 de julio de 1998, Lima). De esta manera la minera sustentable se proyect como aquella que asegura el mximo nivel de utilidades mediante el desarrollo de una produccin limpia y participativa bajo las normas y parmetros definidos por los consorcios mineros y la dirigencias polticas vinculados, unos y otras, por los beneficios de la comercializacin de los minerales. La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es parte constituyente de este proyecto poltico, asomando como condicin para la gestin privada de los recursos pblicos en regmenes donde el propio Estado ha asumido la perspectiva corporativa en el diseo y ejecucin de la poltica dando un encuadre tcnico a la cuestin social y ambiental que aparecen como un agregado moral. La sustentabilidad de la minera transita en las esferas de la voluntad poltica e individual, que no tanto en las de la legislacin y la planificacin estatal aludiendo a un cambio en la tradicional forma en que las corporaciones piensan y plantean sus acciones; al know how corporativo (Equipo MMSD, Amrica del Sur, 2002) a travs de la autorregulacin, dando lugar a que sta sea interpretada y acogida de manera discrecional por los agentes (privados?) del desarrollo nacional. No obstante lo anterior el Estado parece cumplir un papel determinante aunque supeditado, y es aqu donde el concepto de minera sustentable presenta una contradiccin esencial pues si por un lado requiere de la accin estatal para generar el proceso de acumulacin de capital en calidad de mediador comunitario, promotor de la industria y agente catalizador de la justicia social; por otro, pugna por que contine su achicamiento y sea reducido su mbito de operatividad en el entendido de que puede llegar a limitar la empresa inversionista y frenar los objetivos de crecimiento. En efecto, las reformas apuntaladas desde la agenda de la minera sustentable se orientan hacia la flexibilizacin/eliminacin de los controles y el desplazamiento de la intervencin activa del Estado, que debe ceir su actividad a facilitar las condiciones para la ejecucin exitosa de los proyectos:

La experiencia de las medidas gubernativas en las comunidades muestra que salvo contadas excepciones, los gobiernos no deben asumir las

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responsabilidades propias del sector privado. Su papel regulador y fiscalizador debe ampliarse al suministro oportuno y calificado de informacin y a la resolucin de diferencias y conflictos entre la industria y la comunidad. Asimismo debern detectar con la mayor oportunidad posible, las necesidades bsicas insatisfechas de las comunidades vinculadas a un proyecto minero,

atendindolas mediante la correcta aplicacin de recursos (CAMMA, Declaracin de Vancouver, 2000. Panel 2 Minera y Comunidad, p. 13).

As pues, la sustentabilidad minera no se presenta como una cuestin de cambio poltico que exhorte transformaciones democrticas en las estructuras sociales y el fortalecimiento del Estado en los pases con potencial minero. Por otro lado, el discurso en mencin establece una relacin directa entre la responsabilidad social corporativa y el tamao y los recursos financieros con que cuenta una empresa. Las grandes compaas mineras con suficientes recursos y experiencia a nivel mundial son presentadas como agentes privilegiados con la capacidad de emplear mtodos de produccin limpia bajo los avanzados criterios de proteccin ambiental, en tanto las empresas medianas -generalmente de capital nacional- y asociaciones de pequeos mineros y mineros artesanales sin capacidades tcnicas y financieras suficientes, figuran como los principales agentes responsables de la contaminacin y las malas prcticas empresariales (Equipo MMSD, Amrica del Sur, 2002, p. 59). El argumento sugerido es que con mayor tecnologa se puede hacer mejor minera, lo cual otorga a los consorcios un rol determinante. Ahora bien, con relacin a la sociedad la minera sustentable reconoce el papel creciente y activo que las comunidades han adquirido en los procesos de toma de decisiones a nivel local, as como los conflictos que se generan entre stas y las empresas, planteando el dilogo formal y la concertacin directa como mecanismo para resolver las diferencias. Segn esta visin de la realidad social los conflictos se producen no por el choque de visiones e intereses con (y entre) los diferentes sectores sociales sino por la falta de informacin apropiada, dando por sentado que comunidades, Estado y empresas -pese a tener valores distintos- pueden aspirar al mismo tipo de desarrollo: La responsabilidad compartida obliga a construir entre todos los actores una visin de pas, una visin de desarrollo y una visin de sostenibilidad (), obliga por otro lado a eliminar las barreras que nos impiden avanzar y vencer los lmites que nos impiden crear (Equipo MMSD, Amrica del Sur, 2002, p. 13).

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Uno de los principales problemas que plantea la estrategia del dilogo entre actores es la desigualdad existente entre las compaas y la poblacin en trminos financieros, polticos e ideolgicos. Generalmente las primeras tienen mayores ventajas para difundir e implantar su particular visin de desarrollo (comnmente legitimada desde los gobiernos nacionales); mientras las comunidades, en muchas ocasiones, carecen de las capacidades, la informacin, los recursos y los medios suficientes para propagar y fortalecer sus propios intereses y perspectivas. Esas desigualdades efectivas -que no solo tienen que ver con la disposicin o no de informacin tcnica- son ignoradas en las propuestas de concertacin, y as las intenciones por construir relaciones armnicas y de respeto se mantienen como parte del discurso empresarial u oficial. Este desequilibrio podra ser compensado mediante la intervencin del Estado en favor de la poblacin ,pero como se ha sealado ya, las resoluciones de las CAMMA van en sentido contrario al establecer que: El gobierno slo puede legislar para crear un marco de trabajo para desarrollar relaciones corporativas/comunitarias, pero no puede interferir ni dictar cmo desarrollar la relacin (CAMMA, Taller Panamericano sobre Minera y Comunidades,

Recomendaciones y conclusiones, marzo de 2001, Toronto). En sntesis, la minera sustentable refiere a un reordenamiento poltico del territorio donde los agentes del capital minero se desenvuelven como actores centrales de la dinmica del desarrollo local y nacional definiendo el lugar y papel del Estado, la sociedad y la naturaleza en correspondencia con las necesidades del comercio exterior. Dicha definicin externa de lo pblico puede no realizarse de manera directa por parte de cada compaa individualmente considerada, sino a travs de los cdigos y las agendas preestablecidas por las instituciones a nivel internacional, que son compartidas por los gobiernos latinoamericanos abiertamente neoliberales o los de nuevo cuo estatista/progresista.

Los problemas socioambientales de la nueva minera a cielo abierto: lmites a la sustentabilidad La minera moderna es una actividad industrial extractiva intensiva en capital, que desde mediados del siglo XX se viene practicando bajo la modalidad a cielo abierto gracias a los avances tecnolgicos, el tipo de yacimientos descubiertos (de

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baja ley o mineral diseminado sobre la roca) y los imperativos de producir ms con menos recursos. Quienes promueven la minera sustentable a cielo abierto aseguran que las nuevas tecnologas disponibles no solo permiten un mayor margen de utilidades (menores costos de explotacin y transporte) sino tambin un manejo adecuado de los recursos naturales previniendo los graves daos socio-ambientales causados por la minera en tiempos pasados. Dada la naturaleza de la explotacin, el control y correccin de fallas son ms efectivos que en el caso de la minera subterrnea, ya que la mina permite identificar y solucionar rpidamente el problema. As la alteracin mayor e irreparable es la visual porque un agujero de esa naturaleza puede ser ofensivo al ojo humano (Empresario minero, Quito, junio de 2008), aunque este problema esttico encuentra solucin en los programas de reforestacin y la implantacin, en ciertos casos, de lagunas artificiales con fines tursticos. A pesar de estas consideraciones, la industria minera sigue siendo considerada una de las ms destructivas y contaminantes a nivel mundial, dada la intensidad y duracin de las perturbaciones ocasionadas al ambiente. La Agencia de Proteccin Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en ingls) considera que la minera es una de las mayores amenazas a los ecosistemas del planeta y la mayor industria generadora de contaminacin txica en el pas norteamericano. Seala a la minera moderna como la responsable de la contaminacin de ms del 40% de las fuentes hdricas del Oeste y estima en ms de 32.000 millones de dlares el costo de saneamiento de las minas abandonadas en 32 estados (Gutman, 2006). A nivel ecolgico la minera a cielo abierto ocasiona dao severo a los ecosistemas debido a la fragmentacin de los mismos; la eliminacin de grandes extensiones de vegetacin original; la destruccin de hbitats con la consiguiente afectacin de las especies de fauna y flora existentes; y el cambio definitivo en el uso del suelo. Como resultado del alto grado de perturbacin sufrido y la

eliminacin/simplificacin de las interacciones biticas, los ecosistemas pierden su capacidad de auto regenerarse o llevar a cabo el proceso de sucesin ecolgica (Instituto Nacional de Ecologa del Gobierno Federal de Mxico, 2008). Para mitigar los daos causados por los procesos productivos en la minera existen una serie de estrategias como la rehabilitacin, la reclamacin o la restauracin ecolgica. Esta ltima es la ms cercana a los fines de la conservacin por ser la nica comprometida con la recuperacin de la integridad biolgica de los ecosistemas, junto con su estructura y funcionamiento originales (Instituto Nacional de

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Ecologa del Gobierno Federal de Mxico, 2008); pero resulta ser tambin la menos probable en el caso de la industria minera pues su xito depende del grado de modificacin que sufrieron las caractersticas intrnsecas del propio ecosistema (como su elasticidad, resiliencia, resistencia, fragilidad, la composicin de especies, la estructura y funcionalidad, etc.). Por su parte, cuando los concesionarios mineros no abandonan las minas y ejecutan un plan de cierre, se deciden por aquellas tcnicas que evitan la erosin del suelo como la reclamacin o el saneamiento ambiental consistentes en recubrir el rea con pasto o cemento, pero no se comprometen con la recuperacin de los ecosistemas degradados. El consumo excesivo de recursos (agua dulce, tierra, energa) y la generacin de grandes volmenes de deshechos que se presentan en forma lquida (colas o relaves) o slida (roca sin metal), son dos de los mayores problemas ambientales que presenta la gran minera a tajo abierto. sta requiere gran cantidad de tierra para construir la mina y emplazar toda la infraestructura conexa, as como ingentes volmenes de agua al da, ya sea en forma de energa elctrica que mover la maquinaria -para lo cual se dispone en casos determinados la instalacin de centrales hidroelctricas-, ya sea en forma natural para separar los minerales y obtener el concentrado del metal. Lo anterior conmina al concesionario a adquirir los terrenos en propiedad para evitar futuros conflictos jurdicos y sociales con los dueos; y asegurarse el acceso a las fuentes hdricas de la zona, disputando con la poblacin local estos dos recursos. A este respecto, la gran minera a cielo abierto no solo disminuye el acceso y disponibilidad del agua dulce en la zona minera, sino que es causante de desecacin y contaminacin de quebradas, ros o lagunas.6 Con relacin a los desechos, la gran minera mantiene dificultades irresueltas para disponer de ellos en forma segura y adecuada. Los residuos slidos o escombros liberan al ambiente metales pesados (cromo, azufre, plomo, cobre) y efluentes cidos al momento de entrar en contacto con el agua, el aire, las bacterias y los sulfuros de fierro que contienen. Cuando dichos metales y aguas cidas acceden al sistema hidrolgico o a los acuferos o aguas subterrneas, deterioran su calidad y composicin qumica provocando la muerte e intoxicacin de los organismos acuticos su

agotamiento y deterioro ya que el proceso extractivo implica, en muchas ocasiones, la

6

La minera a cielo abierto debe bombear o desviar las corrientes de agua subterrnea que se encuentran alrededor de la explotacin para facilitar la extraccin del mineral y evitar la generacin de efluentes cidos de mina, lo cual afecta el nivel y la calidad de las mismas (Instituto Nacional de Ecologa del Gobierno Federal de Mxico, 2008).

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y alterando la cadena alimenticia, lo cual representa riesgos adicionales para el ser humano (Tovar, 2003).7 Con el fin de reducir el drenaje cido de mina los tcnicos utilizan diferentes mtodos preventivos8 y correctivos9, que no han resultado ser del todo eficaces dada la alta probabilidad de filtraciones y la falta de tiempo y recursos econmicos para tratar las aguas contaminadas. Por lo dems, la investigacin orientada a encontrar nuevas formas de prevencin y remediacin ambiental es exigua (Tovar, 2003); y alto el riesgo de accidentes por causa del rompimiento de los diques o muros de contencin de las piscinas de desechos, la ocurrencia de derrumbes o deslizamientos, y el derrame de sustancias txicas a la atmsfera, sobre todo en ambientes de elevada pluviosidad y geografa de macizo como los presentes en la Amazona ecuatoriana. De otra parte, las afectaciones de tipo poltico, econmico y cultural ligadas a las transformaciones operadas en la tenencia de la tierra y la organizacin del territorio por parte de la gran minera, estn siendo documentadas por un conjunto cada vez mayor de profesionales e instituciones quienes centran su atencin en los impactos que esta industria ha ocasionado en los pases latinoamericanos vinculados a ella desde la dcada de 1990. En estos pases la minera a gran escala y cielo abierto ha introducido modificaciones en la propiedad y uso del suelo, provocando la prdida del acceso y control de los habitantes a los recursos naturales; la disminucin de la produccin agropecuaria; la descapitalizacin de las economas campesinas; la desestructuracin de los horizontes y prcticas socioculturales existentes; la desaparicin de barrios o poblados; la emergencia de nuevas necesidades y enfermedades causadas por la contaminacin; y el aumento de la dependencia de la gente a la mina, el mercado y la disponibilidad permanente de efectivo para cubrir sus necesidades bsicas (Cf. Damonte, 2007, pp. 117-162)10. La bonanza minera y el dinamismo comercial que adquieren las localidades en las zonas de intervencin directa, tambin llevan aparejado un proceso de recolonizacin no planificada (por cuenta de la apertura de nuevas vas hacia zonas inalteradas y frgiles en trminos ecolgicos); que termina agudizando los problemas y7

Sobre casos de contaminacin ambiental producidos por la minera a cielo abierto alrededor del mundo Cf. Fleweger (1998). 8 Desvo de aguas superficiales y subterrneas, sellado con arcilla, compactacin del relleno, impermeabilizacin de la superficie de escombreras y relaveras, manipulacin de la cobertura y colocacin de lechos de caliza, inhibicin bacteriana, inyeccin alcalina (Tovar, 2003, p.150). 9 Tratamiento de aguas cidas una vez concluida la explotacin (Tovar, 2003, p. 150). 10 Para un anlisis sobre los impactos sociales de los proyectos mineros en algunas comunidades andinas desde la ecologa poltica Cf. Bebbington et.al. (2007) y North et.al (2006).

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contradicciones en torno a la preservacin y uso de los recursos naturales; la cohesin social; y la distribucin de los servicios pblicos y la riqueza minera.

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CAPTULO 2 LA MINERA A GRAN ESCALA EN ECUADOR

La gran minera, en tanto motor del comercio exterior, es una de las expresiones de la globalizacin capitalista contempornea, y su despliegue ocurre bajo una nueva ola extractiva que supone la exploracin y explotacin de territorios de nuevas fronteras, es decir, zonas que han permanecido al margen de la dinmica del mercado internacional o que se han vinculado a l solo parcialmente. Esa vinculacin fragmentaria y la persistencia de formas de produccin social tradicionales con sus respectivos entornos naturales, son los factores que nos permiten entender los conflictos sociales desatados en torno a los grandes proyectos mineros en tierras latinoamericanas. Ecuador -a diferencia de Chile o Bolivia- no es un pas de tradicin minera aunque desde la dcada de 1970 basa buena parte de su economa en la explotacin de petrleo, que para el ao 2009 representaba el 45,7% del total de las exportaciones (Varela, 2010). Hasta mediados de 2011 la minera existente (artesanal, pequea, mediana y gran minera) se desenvuelve de manera localizada sobre el territorio nacional, siendo el mayor mbito de explotacin el de los minerales no metlicos: piedras, rocas y materiales de construccin (Equipo MMSD Amrica del Sur, 2002, p. 442). La explotacin de oro se concentra principalmente en las provincias del sur del pas (Caar, Azuay, El Oro, Zamora Chinchipe) y tiene una participacin marginal en la produccin nacional. Si bien, la inversin en el sector ha sido fundamentalmente privada, las investigaciones mineras han sido financiadas con recursos pblicos (Varela, 2010) y el Estado se prepara para participar activamente en el desarrollo de proyectos mineros estratgicos para el pas a travs de la Empresa Nacional de Minera (Enami EP) creada en 2010.

Tabla 1. Inversin privada en minera (millones de dlares)

Ao Monto

2003 3,9

2004 10,1

2005 0,85

2006 3,07

2007 12,87

2008 21

2009 145

2010 40

Fuente: Varela (2010, p. 135) con base en datos tomados del Ministerio de Recursos No Renovables y el Banco Central del Ecuador.

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En trminos generales, la minera metlica no es una actividad relevante para la economa domstica ecuatoriana ni para su vinculacin con el mercado internacional, lo cual se manifiesta en el bajo nivel de produccin de minerales metlicos, la escasa participacin del sector en el PIB y el desbalance entre exportaciones e importaciones11. Sin embargo, un nuevo clima determinado por la seguridad para las inversiones en el campo jurdico-poltico, la subida progresiva del precio internacional de las materias primas (antes y despus de la crisis financiera de mediados de 2008 y 2009), y la confirmacin de importantes yacimientos en las cordilleras ecuatorianas a partir del ao 2005, estimularon la expansin del capital trasnacional en este campo, situando al pas ante el dilema de convertirse en uno de los competidores mineros de Latinoamrica y la periferia capitalista.

Tabla 2. Contribucin minera a las exportaciones y al PIB en porcentaje

Rubro/aos % exportaciones mineras/Total % produccin minera/PIB

2003 0,19% 0,74%

2005 0,16% 0,67%

2007 0,49% 0,69%

2008 0,47% 0,61%

2009 0,44% 0,66%

2010 0,54% 0,63%

Fuente: Banco Central del Ecuador, tomado de Varela (2010 p.138-139).

Contexto histrico de la minera en Ecuador Para las poblaciones indgenas precolombinas que habitaban el actual territorio ecuatoriano los metales cumplieron un papel de primer orden al servir en la elaboracin de herramientas, la fabricacin de objetos ornamentales, como medio de intercambio econmico y elemento ritual en diversas prcticas culturales (en el caso del oro, la plata y el platino). Ms, fue solo en la colonizacin, que stos se convirtieron en el eje de un nuevo modelo de desarrollo basado en el trabajo forzado y la explotacin intensiva de los recursos naturales con fines de exportacin. Importante ciudades mineras como Macas, Logroo, Cerro Rico de Zaruma, Zamora, Sigsg, Aylln, Sevilla de Oro y Santa Brbara -entre varias ms-, se erigieron a instancias de11

En el ao 2007 Ecuador haba importado minerales por USD $36,7 millones y exportado USD $ 2,5 millones presentando un importante dficit en su balanza comercial. (ECUACORRIENTE, Folleto informativo, 2008).

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tal desarrollo econmico con el propsito principal de mitigar los problemas de paludismo y fiebre amarilla que asolaban las zonas de produccin de entonces. Con el levantamiento de semejantes estructuras sociales y econmicas se dio paso al aniquilamiento sistemtico de la poblacin aborigen, producto de la propagacin de las enfermedades, las duras condiciones de trabajo y la destruccin de sus horizontes culturales. Durante mucho tiempo la minera en Ecuador -situada sobre todo al sur del territorio-, fue sostenida y prspera hasta que los levantamientos indgenas12, los altos costos de produccin, la escasa mano de obra y la promulgacin de leyes reales desfavorables, la restringieron entre los siglos XVII y XIX. En 1876, cursando el gobierno republicano de Ignacio de Veintimilla, el explorador alemn Teodoro Wolf emprendi una trascendental investigacin sobre los indicios mineros del pas concitando el arribo de compaas extranjeras de capital ingls, francs y estadounidense que se concentraron en la regin austral (especialmente en las provincia del Azuay y El Oro) y en los ros de Esmeraldas, al norte, ya a principios del siglo XX (Accin Ecolgica, 2005). Desde un comienzo los empresarios extranjeros se interesaron por la riqueza minera de Zaruma (reconocida ciudad aurfera de la provincia de El Oro), pero la imposibilidad de transportar las herramientas y materiales a travs de las accidentadas montaas les hizo declinar. Luego, en 1880, los ingleses en asocio con empresarios ecuatorianos y chilenos, establecieron all la Great Zaruma Gold Mining Company, cuyos activos pasaron aos despus a manos de la estadounidense South American Development Company (SADCo.), debido a las serias deficiencias tcnicas y administrativas que enfrentaron. La SADCo.,13 con sede en Nueva York, debi su xito al trabajo de cientos de hombres que sobre sus espaldas y a lomo de mula transportaron las herramientas en partes pequeas desafiando los escabrosos caminos de lodo; y al ingenio de su director principal Mellick Tweedy quien revolucion la tcnica de extraccin introduciendo por primera vez la cianuracin en la recuperacin del metal. Ello llev a la empresa a los ms altos niveles de produccin entonces. Eran tiempos en que los americanos predicaban la filosofa del capitalismo liberal. Y eran fieles creyentes, sin duda alguna. Prometan que Ecuador podra beneficiarse de este modelo tal como los

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En el siglo XVI los paltas protagonizaron los dos principales levantamientos contra la Colonia y su sistema de produccin en los que fueron destruidos los campamentos y ciudades de oro erigidas por los extranjeros en las provincias de Zamora Chinchipe y Morona Santiago (Cf. Paladines, 2006). 13 Tweedy J. y Strong B. (productores). (2004). Quebradas de Oro. [Video Documental].s.d.

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Estados Unidos lo hicieron y que la compaa les traera desarrollo como indicaba su nombre (Tweedy John y Strong Beret, 2004). Efectivamente, hacia la dcada de 1920, la SADCo., haba construido un hospital en Curipamba y una planta elctrica en Portovelo-Zaruma; pero la bondad de estas obras la ensombreca el sistema inhumano de la gran minera subterrnea asociado a la silicosis, los accidentes y las extensas jornadas de trabajo. En 1919 estall la primera huelga de trabajadores mineros de la SADCo., quienes se tomaron el campamento para exigir mejores condiciones laborales. Y

aunque al final de la corta e incruenta manifestacin los lderes fueron despedidos, la compaa se comprometi a implantar algunas mejoras. A finales de la dcada de 1920 una dificultad poltica envolvi a la SADCo. Agustn Cueva presida una Asamblea Nacional Constituyente que cuestionaba el bajo pago de impuestos sobre la cantidad de oro producido y las malas condiciones de trabajo de los mineros, en razn de lo cual impuls reformas salariales, laborales y tributarias que terminaron por afectar la tasa de ganancia minera, cuando el precio internacional del oro se hallaba en un buen momento por poltica del gobierno estadounidense de Roosvelt. Al mismo tiempo las protestas de mineros en Portovelo se acrecentaron, mientras que la organizacin sindical se fortaleca. En enero de 1936 la polica arremeti con disparos en el barrio de los trabajadores en respuesta a la toma de las plantas generadoras de energa elctrica por parte del sindicato. El violento episodio constituy la ocasin para que el Gobierno tomara finalmente la decisin de nacionalizar las minas, solicitar la cancelacin del contrato con la SADCo. y duplicar los impuestos por la explotacin minera. La compaa se neg a acatar la decisin y entonces el Estado hubo de enviar tropas a la zona para asegurar su cumplimiento. Estas complicaciones polticas, la posterior cada de los precios internacionales del metal y la salida de Tweedy de la Empresa por cuestiones de salud en 1943, determinaron la desaparicin definitiva de la compaa estadounidense luego de 53 aos de produccin y la recuperacin de 3,5 millones de onzas de oro y 17 millones de onzas de plata. Finalizada la Segunda Guerra Mundial y producto de otros varios factores, la minera en Ecuador eclips mantenindose con dificultad en Zaruma-Portovelo. All, los ex trabajadores de SADCo. en asocio con el Estado, instituyeron la Compaa Industrial Minera Asociada (CIMA) que administr los depsitos hasta 1978 ao en que decay la produccin y aumentaron los problemas econmicos y laborales. Desde

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ese momento el Instituto Nacional Ecuatoriano de Minera se hizo cargo de la empresa hasta 1992 en que fue clausurada. Cuando los altos precios del oro regresaron los pobladores, a la deriva, se aprestaron a explotar las viejas vetas e iniciaron actividades de minera artesanal caracterizadas por la informalidad y la aplicacin de deficientes tcnicas de extraccin basadas en la quema de mercurio, marcando con ello el comienzo de un complejo recorrido de contaminacin y conflictos sociales que se agudizan hasta el presente con la pobreza crnica y la falta de oportunidades en un cantn cuya riqueza, representada en la existencia de oro en la superficie, parece estarse agotando. Para 1980 la escasez del mineral, el mencionado incremento en los precios internacionales del oro y la crisis de la agricultura en la Costa por efecto del fenmeno de El Nio (1982-1983), provoc la migracin de cientos de colonos y familias que buscaron nuevas oportunidades de vida y trabajo en la regin central y oriental del pas. Fue as que los migrantes redescubrieron las minas de Nambija (Zamora Chinchipe) y Ponce Enrquez (Azuay) donde muchos se emplearon, situando la minera de subsistencia y la pequea minera como una actividad econmica viable practicada en la actualidad sobre la Cordillera del Cndor, la Cordillera de los Andes y los ros del noroeste (Equipo MMSD Amrica del Sur, 2002, p. 446). La minera en pequea escala en Ecuador ha observado una incipiente organizacin en cooperativas y asociaciones a partir de la dcada de 1990 bajo programas patrocinados por el Estado, organismos internacionales y algunas fundaciones del orden nacional que les han permitido a los mineros avanzar en la legalizacin de las concesiones e incorporar algunas mejoras tcnicas como el uso de la retorta y la conversin al proceso de cianuracin. Estas iniciativas se complementaron con los intentos de reglamentacin contenido en las reformas mineras del 2000 y 2009, la celebracin de convenios de asistencia tcnica entre el gobierno nacional y sus pares extranjeros en 1993, 1995 y 2000 (Equipo MMSD Amrica del Sur, 2002, p. 75); y la creacin de una direccin municipal en ZarumaPortovelo destinada a atender los problemas ocasionados por la actividad en la salud pblica y el medio ambiente.14 Este tipo de minera -que a 2006 generaba 84.280 empleos-15, sigue presentando dificultades para ajustarse a la normativa y subsanar

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Esta iniciativa cont con el apoyo financiero del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) de Canad, entidad patrocinadora del Proyecto MMSD en Amrica del Sur, al cual hemos hecho referencia. 15 Las minas son tierra de nadie en el Ecuador. (2007, 2 de julio). Hoy. Disponible en: http://www.explored.com.ec/noticias-ecuador/las-minas-son-tierra-de-nadie-en-el-ecuador-271130271130.html

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los pasivos ambientales y sociales causados, aunque el Gobierno de Rafael Correa ha fomentado la legalizacin y tecnificacin de muchas minas artesanales, y ha cerrado y sancionado minas ilegales de tamao pequeo y mediano que emplean maquinaria sin observar la reglamentacin nacional.

Evolucin de la legislacin minera en Ecuador En su historia reciente el Estado ecuatoriano ha buscado establecer las condiciones normativas y tcnicas suficientes para hacer de Ecuador un pas competitivo en el mercado global de minerales con asistencia de organismos internacionales, sin embargo este proyecto ha fracasado por varios motivos. Hacia 1960 el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) auspici la creacin de las dos primeras escuelas oficiales de minera en Ecuador financiando la compra de equipos y la instruccin de profesores extranjeros provenientes especialmente de Japn y Estados Unidos. En el trascurso de algunos aos Ecuador contaba ya con el primer mapa geolgico del pas que permitira conocer los recursos mineros existentes y presentarlos ante los inversionistas internacionales (Empresario minero, Quito, junio de 2008). En 1974 el nacionalista gobierno militar del general Rodrguez Lara expidi la Ley de Fomento Minero que reafirm la propiedad y control estatal de los recursos e intent ordenar el sector con el establecimiento de concesiones, programas de trabajo e inversiones mnimas (Encalada, 2009), todo lo cual fue recogido en la posterior ley minera de 1985 que adicion el pago de patentes y regalas del 3% sobre la produccin bruta. Para esa poca, grandes compaas mineras extranjeras de la talla de Newmont, Rio Tinto y TVX, iniciaron actividades de prospeccin y exploracin en territorio nacional aunque la mayora de ellas opt por retirarse debido a la poca relevancia de los descubrimientos mineros y la drstica cada del precio del oro (Encalada, 2009). Los sectores polticos y econmicos nacionales ligados al sector concluyeron que la disposicin de los mapas no constitua una condicin suficiente para hacer de Ecuador un pas atractivo en el mercado minero, sugiriendo la necesidad de una reforma legislativa. Esa tarea fue acometida por el Gobierno de Rodrigo Borja Ceballos (1988-1992) con el acompaamiento del Banco Mundial, una vez que los consultores (procedentes de Chile, Bolivia, Per y Norteamrica) sealaron la carga tributaria y los

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beneficios a los trabajadores como las dos principales causas que situaban a Ecuador entre los ltimos en inversin extranjera (Empresario minero, Quito, junio de 2008). Asom as la Ley 126 de 1991 por medio de la cual el Estado dio va libre a la prospeccin minera; defini la concesin como un derecho real, inmueble, transable o transferible; agiliz los trmites administrativos para su obtencin; estableci exoneraciones tributarias para algunos insumos y equipos mineros; y regul el amparo administrativo y las servidumbres dando mayor seguridad a los capitales.16 Este cambio jurdico fue seguido de la promocin de la asistencia tcnica de Estado a Estado por parte del Ministerio de Minas, la cual permiti enriquecer la elaboracin de los mapas geolgicos con la gestin de las misiones de Blgica, Alemania, Gran Bretaa, Espaa y Japn que (a excepcin de esta ltima) trabajaron en Ecuador bajo la modalidad de cooperacin no reembolsable.17 La nueva ley y los mapas fueron pues el estmulo para la llegada al pas de capitales estadounidenses, ingleses, japoneses, sudafricanos, noruegos, brasileos e italianos interesados en explorar (Empresario minero, Quito, junio de 2008). En 1993 el Banco Mundial otorg a Ecuador un prstamo por USD $24 millones18 para implementar el Proyecto de Desarrollo Minero y Control Ambiental (PRODEMINCA), con el que se buscaba dar un mayor dinamismo al sector. El PRODEMINCA financi la elaboracin de mapas geolgicos y temticos; la creacin de un catastro minero sistematizado; la ejecucin y reforma de la legislacin minera de 1991; y la asistencia tcnica para formalizar la minera en pequea escala y mitigar sus impactos, aunque este objetivo no lleg a cumplirse a cabalidad. Con parte de estos recursos el Servicio Geolgico Britnico desarroll investigaciones a profundidad en las provincias de El Oro, Azuay, Zamora Chinchipe e Imbabura; y elabor mapas metalognicos que ratificaron, en un lenguaje cientficotcnico, el potencial minero existente en el pas.19 Esta informacin fue empleada por las compaas extranjeras Bishimetals (subsidiaria de la multinacional japonesa

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Adicionalmente la ley fij el pago de patentes de exploracin y explotacin; conserv las regalas del 3% sobre la produccin; limit la actividad en patrimonio forestal del Estado y reas naturales protegidas dejando una puerta abierta en caso de inters nacional o utilidad pblica-; e introdujo el grave dao ambiental como causal de extincin de las concesiones. Cf. Ley N 126, Ley de Minera (1991), Suplemento del Registro Oficial No. 695 del 31 de mayo de 1991. 17 El gobierno nipn estableci un acuerdo consistente en desarrollar exploracin a cambio de que el Estado ecuatoriano diera preferencia a las compaas de su pas en caso de encontrar yacimientos minerales (Empresario minero, Quito, junio de 2008). 18 De este capital, el 44% correspondi a donaciones no reembolsables de los gobiernos britnico y sueco; y el 66% restante fue a engrosar la deuda pblica externa del pas (Fleweger, 1998, p. 17). 19 Las reservas se calcularon en 24.691.000 onzas de oro, 56.438.000 onzas de plata y 680.400.000 libras de cobre. Pobres en medio de abundancia. (2006, 15 de noviembre). Hoy. Disponible en: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/pobres-en-medio-de-abundancia-250758-250758.html

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Mitsubishi) que explor la Cordillera del Toisn en el rico Valle de Intag; y la sudafricana Gencor (Gemsa) que emprendi una exploracin regional en el sur de la Amazona sirvindose de la va construida en la zona Cndor-Mirador durante la guerra de 1995 con Per. El impulso a la exploracin minera que suscit el cambio normativo pronto se vio frenado por una serie de acontecimientos que llevaron a las empresas a retirarse del pas o a ceder sus concesiones a compaas de menor tamao. En trminos del Banco Mundial:

Las razones principales [de la salida de las empresas mineras extranjeras] son la abrupta disminucin en las inversiones de exploracin en todo el mundo despus de 1997 (que cay hasta un 60 por ciento), siguiendo a la cada en los precios internacionales de los metales y los minerales y la quiebra de muchas empresas auxiliares que eran las ms activamente involucradas en la exploracin. La inestabilidad poltica del pas, el sistema judicial poco seguro y la crisis econmica de 1999 tambin actuaron como elementos disuasivos para la inversin, ya que el riesgo del pas es alto entre los cinco ms altos en el mundo-. Por ltimo, se atribuye a la oposicin generalizada a las actividades extractivas por las ONG y las comunidades rurales e indgenas y la falta de procedimientos de consulta formal y de reglas de compensacin claras, el haber inducido a abandonar el pas a algunas empresas internacionales conocidas y a evitar la participacin a otras (Babelon y Dahan, Departamento de Evaluacin de Operaciones del Banco Mundial, 2003, p. 11).

Para entonces haban emergido varios conflictos sociales entre pobladores y empresas mineras en torno al agua y la afectacin de reas protegidas (Cf. Accin Ecolgica, 2003) que conminaron al Banco Mundial a abordar la reglamentacin de la consulta a las comunidades con miras a viabilizar los proyectos y restar motivos a la oposicin social. Justamente, la ausencia de dicho mecanismo y los iniciales efectos de la exploracin por parte de la Bishimetals en Intag (Imbabura), haban dado origen en 1995 a la primera organizacin comunitaria en contra de la minera a gran escala en Ecuador: Defensa y Conservacin Ecolgica de Intag (DECOIN). DECOIN presion al Estado para que se dieran a conocer los resultados del Estudio de Impacto Ambiental de la compaa financiado por la Agencia Internacional Japonesa para la Cooperacin (JICA). Cuando tuvieron a mano el documento que

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prevea graves impactos sobre la salud de la poblacin y el ambiente20, las organizaciones aglutinadas en torno a esta asociacin, reforzaron su rechazo a la gran minera y resolvieron proteger su territorio y sus fuentes hdricas instituyendo dos nuevas organizaciones: la Reserva Comunitaria de Junn y el Comit Pro-defensa de las Comunidades Afectadas por el Proyecto Minero. Pronto DECOIN se vio envuelta en un arduo camino de confrontacin con la compaa japonesa por la definicin poltico-econmica del territorio que culmin -con ayuda de la autoridad local- con la ocupacin del campamento y la salida definitiva de la minera en el primer semestre de 1997.21 Tras el triunfo, DECOIN y la Asociacin de Caficultores Orgnicos del Ro Intag presentaron ante el Grupo de Inspeccin del Banco Mundial una solicitud de investigacin al PRODEMINCA sustentada en el hecho de que las labores de prospeccin financiadas por el proyecto se haban ejecutado en reas naturales protegidas y tierras de propiedad privada sin contar con los respectivos permisos, la consulta a las comunidades y la elaboracin de un estudio ambiental sobre los impactos que generara la explotacin minera en estas zonas, pasando por alto las leyes nacionales y la normatividad del propio Banco. El Panel del organismo multilateral acogi la solicitud pero en 2001 reafirm la correspondencia del PRODEMINCA con la norma y dio por cerrado el caso, pese a haber reconocido la transgresin del reglamento en lo concerniente a las evaluaciones ambientales (numerales 32, 35 y 58).22 En el ao 2000 -con otro rubro del mismo Proyecto- el ministro de Energa y Minas del Gobierno de Gustavo Noboa (2000-2003), Pablo Tern, indujo la reforma de20

Entre ellos se encuentran la afectacin de hbitats de por lo menos 28 especies de mamferos y aves amenazados por la extincin incluyendo: jaguares, pumas, osos de anteojos, la deforestacin masiva con repercusiones sobre el clima local, y la contaminacin de ros y quebradas por cobre, arsnico, cadmio, cromo y plomo en niveles hasta 10.000% ms altos de los normales. Estudio de Impacto Ambiental Proyecto minero Junn (JICA, Japn, marzo de 1996), citado por DECOIN Sntesis de la problemtica minera en el Ecuador. Ponencia presentada en el marco de la Conferencia Internacional Comunidades, minera y desarrollo, Ecuador postpetrolero pas minero?, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, Plataforma de Acuerdos Socio Ambientales PLASA, York Universit, Rainforest Concern, Ecuador, 21 y 22 de noviembre de 2007. 21 Cf. DECOIN. Resistencia a la minera en Intag. Disponible en: www.decoin.org. De 1997 a 2002 los habitantes del Valle del Intag continuaron con el proceso de formacin y bsqueda de alternativas productivas, en tanto el Consejo Municipal declaraba a Cotacachi primer cantn ecolgico de Amrica Latina (ordenanza cantonal de 2001), excluyendo el desarrollo minero y la realizacin de actividades extractivas y econmicas no sustentables en su suelo. En agosto de 2002 el Ministerio de Minas subast las concesiones de Junn que fueron adquiridas por Roque Bustamante, nico oferente, en medio de la oposicin de los presidentes de las juntas parroquiales, el alcalde del Cantn, las comunidades y algunas ONG. Posteriormente Bustamante vendi sus derechos mineros y a finales de 2004 la canadiense Ascendant Copper se converta en la propietaria de las 7.000 has. mineras que ascendieron despus a las 22.500. Ascendant oper formalmente en la zona desde 2005 hasta 2008, sin contar con la respectiva licencia ambiental. 22 Proyecto Prodeminca: violaciones a las polticas del BM. (2001, 2 de noviembre). Agencia Latinoamericana de Informacin, ALAI. Disponible en: http://alainet.org/active/1570&lang=es

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la ley minera 126 de 1991 siendo nuevamente asesorado por el Banco Mundial. La nueva Ley para la Promocin de la Inversin y de la Participacin Ciudadana (Ley Trole II) entre varias medidas, estableci un nico ttulo para todas las fases mineras; inhabilit al Estado para crear zonas de minera y reas reservadas especiales; exigi al titular presentar un manifiesto de produccin antes de la explotacin, as como informes anuales de produccin auditados despus de iniciada la misma; y elimin las regalas, implantando en su lugar el pago de patentes de conservacin y produccin con valores entre 1 y 16 dlares por hectrea /ao. En materia ambiental, si bien la ley oblig al concesionario a presentar un estudio de impacto antes de acometer la explotacin, tambin suprimi el dao ambiental como causal de anulacin o terminacin de la concesin minera -quedando sta sujeta a la intencin del titular de no continuar explotando (Ministerio de Energa y Minas, 2007, p. 22)-, y transfiri las competencias de control y regulacin del Ministerio de Ambiente al Ministerio de Minas (Subsecretara de Proteccin Ambiental y Unidad Ambiental de Minera) haciendo ms fciles y flexibles las reglas de juego para el inversionista privado.23 De esta manera el Estado ecuatoriano vio disminuida su capacidad de intervencin en el sector, tanto como sus posibilidades de financiamiento mediante la supresin de las regalas a instancias de unas reformas jurdicas que tendieron a hacer de ste el regulador y el proveedor de la infraestructura bsica de informacin (Babelon y Dahan, 2003, p. 5). En ese sentido, los cambios optimizaron la produccin y manejo de informacin geolgica respondiendo a las necesidades identificadas en el seno de las CAMMA,24 pero no mejoraron la capacidad de gestin y control ambiental del Estado a lo que el Departamento de Evaluacin de Operaciones del Banco contest:

No se puede esperar que un nico proyecto de asistencia tcnica como el PRODEMINCA, implementado a lo largo de ms de cinco aos, resuelva problemas tan complicados. En el mejor de los casos, tuvo xito en aumentar la conciencia sobre los temas de la salud y ambiente en el rea piloto, realizando y divulgando diagnsticos bsicos, presionando para la legalizacin, e

identificando, demostrando y promoviendo soluciones tcnicas y de organizacin

23

Cf. Decreto Ley N 690, Ley para la Promocin de la Inversin y la Participacin Ciudadana, Registro Oficial N 144, 18 de agosto de 2000. 24 Cf. Captulo 1.

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(Babelon y Dahan, Departamento de Evaluacin de Operaciones del Banco Mundial, 2003, p. 25).

La

modernizacin

conducida

por

el

PRODEMINCA

implic

pues

la

desnacionalizacin de las cuestiones mineras y la reorganizacin de las condiciones institucionales para favorecer el manejo privado de los recursos del pas en detrimento de una minera sustentable regulada por el Estado como instancia suprema del ordenamiento social, lo cual gener una grave problemtica social y poltica alrededor de la especulacin de concesiones, el otorgamiento indiscriminado de ttulos en zonas de importancia agropecuaria, ecolgica y cultural, y la falta de controles mnimos a la actividad. Y aunque los ecuatorianos permanecieron sin un sistema de informacin slido y autnomo sobre los recursos minerales -dependiendo de las declaraciones presentadas por los concesionarios-, mecanismos de participacin social efectivos y herramientas tcnico-jurdicas para controlar las operaciones (Equipo MMSD Amrica del Sur, 2002), el Banco Mundial no dud en presentar la Ley Trole II como un gran avance que acercaba al pas a la mejor prctica internacional, teniendo en cuenta que el nimo inversionista aument considerablemente tras su expedicin25:

De acuerdo con las recomendaciones hechas por los expertos financiados por el proyecto, la ley de 1991 se enmend en agosto de 2000 en varios aspectos importantes para aumentar el inters del sector privado y la sostenibilidad institucional: se eliminaron las regalas, se aument la patente de conservacin del derecho minero (con una escala de patentes que aumenta con el transcurso del tiempo), se aument la seguridad de la ocupacin (al especificar la falta de pago de la patente como el nico motivo para la cancelacin del derecho minero, adems de la renuncia voluntaria) y se mejor la estabilidad de las reglas legales y tributarias. Por ltimo, la enmienda asign las entradas por patente y otros ingresos de minera de manera prioritaria a las instituciones pblicas de minera, ayudando a asegurar su sostenibilidad financiera (Babelon y Dahan,

Departamento de Evaluacin de Operaciones del Banco Mundial, 2003, p. 8).

25

En septiembre de 1996 el nmero de concesiones mineras otorgadas por el Estado era de 685, en noviembre de 1997 subi a 943 y en julio de 2007 a 4.054 (Lderes, Semanario de economa y negocios, 16 de julio de 2007, p. 8). Esto indica que en 10 aos (1997-2007) las concesiones mineras aumentaron en un 430% aproximadamente.

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Posteriormente, bajo el gobierno de la Revolucin Ciudadana conducido por el economista Rafael Correa se promulg una nueva ley26 que enmend parte de los vacos sancionados durante la reforma del 2000, devolviendo al Estado un rol protagnico en la regulacin del sector y aumentando su participacin en los beneficios de la explotacin. En efecto, la nueva legislacin busc hacer ms eficiente la minera simplificando la estructura institucional e incorporando criterios de transparencia y control que acercaron al pas a una mejor prctica minera que la existente. En relacin a las concesiones, la normativa incorpor un sistema de subasta pblica en el proceso de otorgamiento en el que Ministerio sectorial selecciona al operador teniendo en cuenta sus antecedentes de desempeo y la propuesta tcnica, ambiental y financiera (art. 29)27; a fin de reducir la especulacin y la corrupcin en esta etapa preliminar. En el campo econmico estableci un aumento de los ingresos pblicos y las partidas sociales a las comunidades locales va regalas e impuestos. De esta manera, el valor del trmite de solicitud de una concesin minera se increment, pasando de US$ 100 a cinco remuneraciones bsicas unificadas (rbu), equivalentes a US$ 1.20028; mientras las patentes anuales de conservacin (hectrea) observaron un aumento del 300% y el 75% en etapa de exploracin y explotacin respectivamente.29 Las regalas, por su parte, fueron fijadas en el 5% sobre las ventas, que una vez sumadas a otros gravmenes como el impuesto del 25% a la renta, el 12% a las utilidades, el 70% sobre los ingresos extraordinarios y el 12% del IVA, garantizar