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Los días que estamos viviendo Hasta hace no muchas décadas, el mundo occidental aceptaba como normal que los principios cristianos fuesen tenidos en alta estima como fuente de estabilidad para la sociedad. Por siglos, jamás se puso en duda, por ejemplo, el modelo de familia emanado de las propias palabras de nuestro Señor Jesucris- to y de la Biblia en su conjunto. El cambio cultural, que partió sutilmente a través de la filosofía y otras expre- siones humanas, se ha ido imponiendo con fuerza en el mundo contemporá- neo, y son los jóvenes el primer blanco de esta revolución. La fe cristiana partió como un anuncio ferozmente combatido; sin embargo, su influencia se expandió a todo el mundo. Hoy, la situación es muy distinta, pues se percibe una decadencia del cristianismo histórico, cuya proyección en la sociedad se ha hecho cada día más irrelevante. Necesitamos con urgencia aprender a predicar el evangelio a un mundo hostil a la fe. Sin una preparación idónea, no sabremos dar respuesta inteligente, sabia y contundente a quienes demanden razón de nuestra esperanza. Damos gracias al persistente trabajo del bendito Espíritu Santo, que sigue ha- blando al corazón de los creyentes, capacitándonos, no para mejorar la socie- dad, sino para ser luz y sal a este mundo en tinieblas, y preparándonos tam- bién para el magno evento del retorno de Cristo en gloria y majestad.

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Page 1: Los días que estamos viviendo - Aguas Vivas · Los días que estamos viviendo Hasta hace no muchas décadas, el mundo occidental aceptaba como normal que los principios cristianos

Los días que estamos viviendo

Hasta hace no muchas décadas, el mundo occidental aceptaba como normalque los principios cristianos fuesen tenidos en alta estima como fuente deestabilidad para la sociedad. Por siglos, jamás se puso en duda, por ejemplo, elmodelo de familia emanado de las propias palabras de nuestro Señor Jesucris-to y de la Biblia en su conjunto.

El cambio cultural, que partió sutilmente a través de la filosofía y otras expre-siones humanas, se ha ido imponiendo con fuerza en el mundo contemporá-neo, y son los jóvenes el primer blanco de esta revolución.

La fe cristiana partió como un anuncio ferozmente combatido; sin embargo,su influencia se expandió a todo el mundo. Hoy, la situación es muy distinta,pues se percibe una decadencia del cristianismo histórico, cuya proyección enla sociedad se ha hecho cada día más irrelevante.

Necesitamos con urgencia aprender a predicar el evangelio a un mundo hostila la fe. Sin una preparación idónea, no sabremos dar respuesta inteligente,sabia y contundente a quienes demanden razón de nuestra esperanza.

Damos gracias al persistente trabajo del bendito Espíritu Santo, que sigue ha-blando al corazón de los creyentes, capacitándonos, no para mejorar la socie-dad, sino para ser luz y sal a este mundo en tinieblas, y preparándonos tam-bién para el magno evento del retorno de Cristo en gloria y majestad.

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EVANGELIO

Una invitación a participar de la plenitud de la gracia yde la gloria de Dios provistas en Cristo Jesús.

La fe es la estrella más brillante en elfirmamento de la gracia. Su origen esmuy alto, pues ha nacido en el cielo.Su hogar, no obstante, es muy humil-de, pues habita en la tierra, en loscorazones de los redimidos. Las obrasde la fe son poderosas, porque ellaconvence a Dios, y derrota al pecadoy a Satanás.

El don de la fEl don de la fEl don de la fEl don de la fEl don de la feeeeeLa fe derriba aparentes dificultades;sobrepasa toda clase de obstáculos;cruza rápidamente mares de proble-mas; equipa al guerrero cristianopara el combate, dándole un escudopara defenderse y una espada paraatacar. La fe puede leer la mente deDios. La fe hace que Jesús sea el Reyde nuestro hombre interior. La fe en-ciende y alimenta la llama del amor,y abre los labios en oración y alaban-za. La fe vivirá hasta que los portalesde luz se abran a su contacto, y mori-rá cuando vea al Señor cara a cara.

Siendo así, ¿no deberíamos ansiareste don precioso? ¿No deberíamosusarlo para nuestro bien? ¿No de-beríamos buscarlo como si fuese elmejor tesoro? Si tienes este deseo,ven conmigo y examinemos el poderde la fe en uno de los pasajes másnobles de la edificante vida deAbraham; y que el Espíritu Santo nosacompañe con sus amorosas ense-ñanzas, para que lleguemos a ser he-rederos de la fe y bendición de aquelgran siervo de Cristo.

Dios reparó en Abraham cuando ésteestaba hundido en el pecado. Hizoque se apartara de adorar a ídolos depiedra y madera, para que viese la luzde la vida. Después, el Señor le hablócon frecuencia en dulce comunión,desplegando ante sus ojos las ines-crutables riquezas de la redención.También le prometió que el Salvadorque había de venir adquiriría natura-leza humana a través de la familia delpatriarca.

Jehová-Jireh“Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová-Jireh (Jehová proveerá). Por tan-to se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto” (Gén. 22:14).

Henry Law

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Sin embargo, las esperanzas de tenerdescendencia eran nulas. Pero el Se-ñor habló, e Isaac vino al mundo.Después de tales milagros, y tan ma-ravillosas promesas, cumplidas demanera no menos maravillosa, «pro-bó Dios a Abraham» (Gén. 22:1). Diosmandó una dificultad para probar larealidad y fortaleza de su fe.

La fLa fLa fLa fLa fe puee puee puee puee puestststststa a prueba a prueba a prueba a prueba a pruebaaaaaUna fe sin ser puesta a prueba y sinser sondeada, es una fe incierta. Seconoce la calidad de un metal por loque puede hacer y resistir. El valor delsoldado se pone de manifiesto en elcampo de batalla. La roca que no semueve a causa del oleaje, manifiestaestar firme. Los fundamentos de unacasa son buenos si el edificio no seconmueve con las vibraciones.

Pero las pruebas hacen algo más queinvestigar la profundidad de la fe. Suotro objetivo es consolidarla e inyec-tarle vigor. Un tendón, sometido a unfrecuente esfuerzo, se hace más fuer-te; y el corredor que se prepara mu-cho es el que gana la carrera.

Lector, si tú eres un participante deeste bendito don, no te extrañes sitienes que enfrentarte a la corrientede olas contrarias. Es algo necesario,justo y bueno. El resultado será unacosecha más rica, si cabe, de certezay bienestar. «Tened por sumo gozocuando os halléis en diversas prue-bas» (Stgo. 1:2).

La fLa fLa fLa fLa fe de Abre de Abre de Abre de Abre de AbrahamahamahamahamahamLa prueba que la fe de Abraham tuvoque resistir fue realmente dura. Éltenía un hijo que era su alegría, y se-ñal del favor de Dios. Pero, de repen-te, aquella voz que otras veces habíahecho arder su corazón, le llena deun hielo profundo: «Toma ahora tuhijo, tu único, Isaac, a quien amas, yvete a tierra de Moriah, y ofrécelo allíen holocausto sobre uno de los mon-tes que yo te diré» (Gén. 22:2).

¿Le engañaban sus oídos? Sus mejo-res esperanzas quedaban arruinadas.Aquella promesa, más preciosa quela vida, se marchitaba como una plan-ta enferma. El conducto de corrienteredentora había quedado obstruido.Pero Dios ha hablado, y esto es sufi-ciente. El mandamiento viene del cie-lo, de forma positiva y clara. No pue-de estar equivocado. Isaac puedemorir; pero la fe, no.

La fe sabe que Dios posee todo elpoder y la sabiduría; y que en él «nohay mudanza ni sombra de varia-ción» (Stgo. 1:17). Cuando la vida seve envuelta en nubes y tinieblas, sur-ge, como una aurora, una palabra deamor y un propósito bienhechor. Porello, Abraham se levantó temprano,pronto a cumplir la voluntad divina.

Obediencia inmObediencia inmObediencia inmObediencia inmObediencia inmediatediatediatediatediataaaaaEste ejemplo nos enseña que la obe-diencia inmediata es la mejor sabidu-

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ría. Dios te habla claramente en laBiblia, mostrándote el único caminode la vida. Dios te llama para que, porfe, le ofrezcas el sacrificio de un Cor-dero sobre un altar. Levántate pron-to y obedece, porque el retraso es lared más sutil que Satanás pueda ten-der. Habrá muchos en el infierno quellorarán por la vacilación que les lle-vó a su triste situación. Ellos espera-ron, pero la muerte no esperó. Losmandamientos que se desoyen seconvierten en el camino más rápidohacia el infierno.

Abraham viajó tres días camino de lamontaña indicada. Este largo espaciode tiempo era oportunidad sobradapara que la incredulidad intentaradisuadirle. Era mucho tiempo paraque el corazón de aquel padre pudie-ra resistirlo. Al mirar a su hijo, él sesentía invadido por la angustia; pero,al volver su mirada a Dios, una pazinfinita le embargaba.

La fe es un don que persevera y notitubea nunca. Su firme asidero es laPalabra. No obstante, hasta la fibra

más honda del sentimiento se debesentir tocada por la sencilla pregun-ta del confiado Isaac: «Padre mío, heaquí el fuego y la leña; mas ¿dóndeestá el cordero para el holocausto?»(Gén. 22:7). Es imposible explicar laangustia de aquel momento.

Los caminos de DiosLos caminos de DiosLos caminos de DiosLos caminos de DiosLos caminos de Dios«Dios se proveerá de cordero para elholocausto, hijo mío» (Gén. 22:8).Aquí vemos la fe en su forma de sim-ple confianza y actuando según suúnico propósito. No se tambalea. Suposición es como la de un gigantesobre la tierra, cuya cabeza traspasa-ra los cielos y contemplase a Dios. Lafe deja el tiempo, el lugar, los medios,el método, todo, en las manos deDios. Y así va avanzando, sabiendoque los caminos de Dios llevan a lagloria de Dios.

Todo sucedió rápidamente: Isaacquedó atado y puesto sobre el altar.La mano se extendió para coger elcuchillo. El último momento habíallegado. Pero el postrer instante es elmomento adecuado para recompen-sar la fe con paz y victoria. La voz queantes ordenó, ahora prohíbe. Aquelque había dicho: «Toma ahora tuhijo», detiene la tragedia diciendo:«No extiendas tu mano sobre elmuchacho» (Gén. 22:12). Éstos sonlos caminos maravillosos de Dios. Supalabra se cumple. La fe triunfa. Laspruebas no hacen sino confirmarla yagrandarla.

Una fUna fUna fUna fUna fe sin ser puese sin ser puese sin ser puese sin ser puese sin ser puesttttta aa aa aa aa aprueba y sin ser sondea-prueba y sin ser sondea-prueba y sin ser sondea-prueba y sin ser sondea-prueba y sin ser sondea-da, es una fda, es una fda, es una fda, es una fda, es una fe incierte incierte incierte incierte incierta. Sea. Sea. Sea. Sea. Seccccconoce la conoce la conoce la conoce la conoce la calidad de unalidad de unalidad de unalidad de unalidad de unmememememetttttal por lo que puedeal por lo que puedeal por lo que puedeal por lo que puedeal por lo que puedehacer y rhacer y rhacer y rhacer y rhacer y resisesisesisesisesistirtirtirtirtir.....

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El patriarca empieza ahora una vidade gozo celestial. Porque la alegría delnacimiento de Isaac no es nada com-parada con la de su resurrección. Elamor de Dios se manifiesta más enesta restauración que en su primerdon. Pero esto no es todo: aquel lu-gar quedó como un monumento paraalentar a los fieles de otras genera-ciones. «Y llamó Abraham el nombrede aquel lugar, Jehová-Jireh (Jehováproveerá). Por tanto se dice hoy: Enel monte de Jehová será provisto»(Gén. 22:14).

La completLa completLa completLa completLa completa pra pra pra pra provisión de Diosovisión de Diosovisión de Diosovisión de Diosovisión de DiosEste recuerdo proclama la provisióncompleta que Jesús presenta a supueblo. Él los ama, los cuida y losenriquece. Estas páginas se escribencon el objeto de que hagas de aquellugar tu rincón predilecto cada día.Puedes estar seguro de que aquí hayplena abundancia para este tiempo ypara la eternidad; abundancia para elcuerpo y el espíritu en todo momen-to imaginable.

Sé muy bien que tu pobreza es pro-funda, que estás en muchos peligros,y que tus fuerzas son muy escasas.Pero, a pesar de todo, eres rico y es-tás a salvo, y eres fuerte, porque Je-sús cambia tus cisternas rotas y va-cías, por fuentes desbordantes. Cuan-do sientas que el peso de tus peca-dos es intolerable, y que te hundeshasta lo profundo del abismo, ve a

Jehová-Jireh. Jesús proporciona allí elalivio necesario. Su brazo es el brazodel Omnipotente. Con su mano po-derosa, él coloca toda tu culpa sobresí mismo, y la lleva lejos, donde nopuede ser hallada.

Cuando quieras estar seguro de quetu deuda está pagada y de que todoel castigo se ha cumplido, ve aJehová-Jireh. Jesús se ha hecho car-ne y ha venido a ser tu mejor sustitu-to, para que con tu naturaleza, y entu lugar, él lo pague y lo sufra todo.

Cuando tu alma tiemble y se estre-mezca, como una paloma entre hal-cones crueles, ve a Jehová-Jireh. Je-sús da ayuda en cada dificultad, po-der en cada quehacer, protección encada tormenta. Su voz declara conseguridad: «Yo Jehová la guardo,cada momento la regaré; la guarda-ré de noche y de día, para que nadiela dañe» (Is. 27:3).

Del mismo modo que el sol está lle-no de luz y el océano de agua, asítambién Jesús tiene abundancia detodo don necesario. Es como un ár-bol cargado de fruto en toda épocadel año. Siempre que nos acercamos,él tiene fruta madura al alcance de lamano, que es la fe. La gracia que élda se aplica a cada necesidad. En elmomento del trabajo, su gracia seadapta a éste, y así lo hace con nues-tras luchas, con la oración, con el su-frimiento y con la misma muerte.

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Hay gracia para la prosperidad y parala adversidad; gracia para la vida pú-blica y privada; gracia para los quegobiernan y para los que obedecen;gracia para la infancia, para la madu-rez y para la vejez; gracia para la sa-lud, y para la enfermedad y el dolor.Cuando el Padre dio a Jehová-Jireh ala iglesia, dio un don que lo conteníatodo: «El que no escatimó ni a su pro-pio Hijo, sino que lo entregó por to-dos nosotros, ¿cómo no nos darátambién con él todas las cosas?»(Rom. 8:32).

Una inUna inUna inUna inUna invivivivivitttttaciónaciónaciónaciónaciónLector, quisiera preguntarte solemne-mente si has buscado a Jehová-Jireh.¿Es Jesús el Rey y dueño de tu cora-zón? Si es así, haz lo posible por co-nocer tu gran posesión; gózate y viveen ella. No malgastes tu dinero en loque no satisface. Come del manjarque está ante ti, para que tu alma sedeleite en abundancia. No te quedesen una choza sufriendo penurias,

cuando su rico palacio te invita a en-trar. No te apoyes en un bastón roto,teniendo tan cerca la Roca eternapara sostenerte.Pudiera ser que algún pecador oyerade esta gran abundancia y exclamase:«¡Oh, si pudiera yo participar de esosbenditos manjares! Mientras queotros se deleitan, yo muero de ham-bre». Amigo, ¿y por qué es eso? ¿Porqué no puedes disfrutar de ese fértilvalle? Es porque estás muy lejos deJehová-Jireh, y porque hay muchasbarreras que te impiden el paso. Perolas Escrituras proclaman que aún haylugar; y el mismo Jesús se acerca a lapuerta de tu corazón y llama.

En estas líneas que tienes ante ti, tepido que le abras. ¿Vas a tardar o arehusar? ¿Por qué prefieres ser po-bre y miserable ahora y por la eterni-dad, si Jehová-Jireh te invita a parti-cipar de la plenitud de la gracia enesta vida, y de la gloria en la futura?

De El Evangelio en el Génesis

De rodillas

En una carta publicada después de su muerte, el poeta inglés RobertBrowning (1812-1889), citó varias declaraciones de hombres de talen-to concernientes a la fe cristiana. Entre ellas, la del literato Charles Lamb(1775-1834). En una diversión con algunos amigos, éste preguntó cómose sentirían ellos si alguna de las grandes personalidades del pasadoapareciese súbitamente en aquel lugar. De pronto, alguien agregó: «¿Ysi Cristo entrase en esta sala?». En ese mismo momento, Lamb cambiósu actitud burlesca, y tartamudeó: «Si Shakespeare entrara, debería-mos ponernos de pie; si Cristo apareciese, deberíamos arrodillarnos».

Tomado de la Web

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TEMA DE PORTADA

La apostasíay la difusión del engaño

Hoy, espíritus engañadores promueven falsas enseñan-zas que perturban la obra de Dios.

Luiz Fontes

El Espíritu Santo nos dice que los días previos alregreso del Señor serán marcados por dos gran-des eventos. Si examinamos la Palabra con cui-dado, veremos que faltan solo veinte profecíaspara cerrar todo el canon. Muchas de ellas secumplirán después de Su venida. Pero aquí haydos: la apostasía y la manifestación del anticris-to. Una de ellas, la apostasía, ya está presente.

La úlLa úlLa úlLa úlLa últtttt ima fima fima fima fima fase de la obrase de la obrase de la obrase de la obrase de la obra de Diosa de Diosa de Diosa de Diosa de DiosEstamos viviendo el tiempo de una terrible apos-tasía. Esta palabra, en el texto original, significa«abandono de principios». Da la idea de retro-ceder. Debemos mirar esto con sumo cuidado,

Pero con respecto a la venida de nuestro Se-ñor Jesucristo, y nuestra reunión con él, osrogamos, hermanos, que no os dejéis moverfácilmente de vuestro modo de pensar, ni osconturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, nipor carta como si fuera nuestra, en el senti-do de que el día del Señor está cerca. Nadieos engañe en ninguna manera; porque novendrá sin que antes venga la apostasía, yse manifieste el hombre de pecado, el hijo deperdición”.

– 2a Tes. 2:1-3.

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porque estamos en un momentocrucial de nuestra jornada cristiana,y necesitamos la ayuda del EspírituSanto para ejercitar, sobre todas lascosas, el don de discernimiento deespíritus. El enemigo sabe muy biencómo engañarnos, cómo distraer-nos, cómo robar nuestro foco, cómodiluir los fundamentos espirituales.

Hoy vemos muchas de estas cosasocurriendo entre nosotros. En 1a

Timoteo 4:1-2, hallamos otro rasgoque caracteriza esta apostasía.«Pero el Espíritu dice claramenteque en los postreros tiempos algu-nos apostatarán de la fe, escuchan-do a espíritus engañadores y a doc-trinas de demonios; por la hipocre-sía de mentirosos que, teniendo cau-terizada la conciencia...».

«Pero el Espíritu dice claramente».Algunas versiones traducen: «expre-samente». No es que el Espíritu San-to esté hablando algo claramentepor palabras, sino que es algo expre-so, urgente.

«…en los postreros tiempos». Bíbli-camente, esta frase tiene una pro-funda connotación espiritual. Ella serefiere de manera estricta a la últi-ma fase de la obra de Dios, al perio-do que antecede al regreso del Se-ñor Jesús. En algunos pasajes, segúnel contexto, es una referencia a es-tos últimos 2000 años, pero, estric-

tamente hablando, está apuntandoal último periodo antes del retornodel Señor.

EEEEEspírispírispírispírispíritttttus engañadorus engañadorus engañadorus engañadorus engañadoreeeeesssss«…algunos apostatarán de la fe».Apostatar significa retroceder. «…es-cuchando a espíritus engañadores ya doctrinas de demonios». La frase«espíritus engañadores», en unaversión alternativa de la Biblia, ha-bla de «ilusiones demoniacas ense-ñadas por profesionales de la men-tira». Eso es muy fuerte.La segunda característica de la apos-tasía es la diseminación del engañodoctrinal. Necesitamos comprenderla naturaleza de este engaño. «…porla hipocresía de mentirosos» (v. 2).La hipocresía es la primera caracte-rística de la falsedad doctrinal. Lapalabra hipocresía habla de la actua-ción de un artista de teatro, una per-sona simulada.El Espíritu Santo está diciendo quehay un espíritu de engaño, de men-tira, detrás de muchas enseñanzas.Debemos ser cuidadosos en estetiempo. Existen muchos espíritusengañadores intentando atraer alpueblo de Dios. Hay mucho engañoesparcido, muchas sutilezas y dis-tracciones, que impiden que noso-tros descubramos el ardid. Muchasveces, los fundamentos son cambia-dos, y no nos damos cuenta.

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Los fundamLos fundamLos fundamLos fundamLos fundamentos de la fentos de la fentos de la fentos de la fentos de la feeeeeAl leer la palabra de Dios, vemos quela Biblia siempre pone los funda-mentos en orden. Por ejemplo, des-de Mateo 16:13 en adelante, el Se-ñor pone cuatro fundamentos: Cris-to, la iglesia, la cruz y el reino. Paraentender toda la exposición de ladoctrina, ése es el orden: primero,Cristo, su persona, su doctrina yobra; después, la iglesia, su caráctery vocación; luego, la Cruz, desde unaspecto eterno, como principio enDios, y la cruz en la cual nuestro Se-ñor Jesús murió por nosotros, con-sumando su obra.

Por último, tenemos que entenderel camino de la cruz, en lo que res-pecta al reino sobre nuestra vida;cómo debemos entender la vidacristiana teniendo el corazón vueltohacia este Rey y este reino.

Y después, tenemos que ver el rei-no en una esfera futura, como estáen Apocalipsis capítulo 20, que en-cuentra el fundamento especial-mente en las enseñanzas de Cristoy los apóstoles. En los capítulos 21 y22 de Apocalipsis, tenemos la esfe-ra eterna del reino. Entonces, tene-mos aquí este orden doctrinal.

La centLa centLa centLa centLa centrrrrralidad de la Palidad de la Palidad de la Palidad de la Palidad de la PalabralabralabralabralabraaaaaOtro ejemplo: «Perseveraban en ladoctrina de los apóstoles, en la co-

munión unos con otros, en elpartimiento del pan y las oraciones»(Hech. 2:42). Aquí tenemos, de nue-vo, un orden en los asuntos prácti-cos, el cual no puede ser alterado.Ya hablamos sobre los fundamentosdoctrinales; ahora se trata de fun-damentos prácticos. Primero, la Pa-labra. Ella debe tener la preeminen-cia en la vida de la iglesia.¡Cómo el enemigo ha intentado qui-tar la centralidad de la Palabra! Esoes visible entre nosotros. No tene-mos el mismo amor por la Palabracomo aquel que damos a otras co-sas. Por ejemplo, en el momento delos cánticos, cuando estamos ado-rando, tenemos alegría, gozo, unaexpresión de amor; nos emociona-mos, alzamos nuestras manos ynuestras voces.¡Qué bueno es adorar al Señor! Perono tenemos el mismo corazón cuan-do estamos recibiendo la Palabra.Somos fríos en nuestras expresio-nes. Muchas veces, nuestra mentecuestiona, filtrando lo que quiero ylo que no quiero recibir. A menudo,nos impresiona el conocimiento, yno la vida. Somos indiferentes a laPalabra. Esa es la triste causa de laapostasía presente, del fracaso denuestros relacionamientos. Esta esla figura que vemos en 2 Reyes ca-pítulo 22: la palabra de Dios entreescombros.

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Necesitamos ser honestos en esto.No tenemos la misma disposicióncon la Palabra. Si buscamos en losúltimos retiros, ¿que hemos recibi-do? ¿Qué avance práctico ha habi-do en nuestra vida personal y con-gregacional? Al oír la Palabra, no lo-gramos concentrar nuestra mente ycorazón como cuando cantamos.

Este es un asunto serio. Satanás sabemuy bien cómo distraernos, des-viando nuestro foco de aquello quees esencial. No existe nada que ex-prese mejor nuestro amor a Diosque poner su palabra en primer lu-gar. Nuestra adoración no es unaacción, sino una reacción a la pala-bra del Señor.

«El que me ama, mi palabra guar-dará; y mi Padre le amará, y vendre-mos a él, y haremos morada con él»(Juan 14:23). La palabra guardar sig-nifica poner en alto. El sentido es deestima. Es como si tú tuvieses algomuy precioso y lo quitas de la vistade todos, para guardarlo con muchocuidado y celo.

Eso es lo que nuestro Señor está di-ciendo. «Si alguien me ama, tendrácelo por mi palabra». Eso tiene unarespuesta de Dios: su amor es de-rramado en nuestro corazón, y elEspíritu de Dios, el Espíritu de habi-tación, trae el tabernáculo de la Tri-nidad adentro de nosotros.

Piensen en la grandeza de esto.Nuestro problema no está en la ala-banza en sí; sino en la reacción, lamanifestación, la apreciación y laexpresión de la Palabra. Necesita-mos considerar esto. Nosotros notenemos una respuesta de gozo y dealegría. En muchos lugares, cuandola predicación concluye, un herma-no pasa adelante, y dice: «Amén,hermanos, vámonos». Esto es extra-ño. Yo me quedo preguntando quéfue realmente lo que ocurrió.¿Cómo es que hemos despreciadola palabra de Dios?

La dirLa dirLa dirLa dirLa dirección del Eección del Eección del Eección del Eección del EspírispírispírispírispíritttttuuuuuFue el Espíritu Santo quien inspiró aLucas a escribir: «Y perseveraban enla doctrina de los apóstoles, en lacomunión unos con otros, en elpartimiento del pan y en las oracio-nes» (Hech. 2:42). Este orden nopuede ser alterado. Debemos sermuy cuidadosos, porque Satanás hatrabajado para invertir el orden delas cosas. Damos más énfasis a laiglesia que a Cristo, más énfasis alprograma y al entretenimiento quea la dirección del Espíritu Santo.

Necesitamos descubrir cuál es la di-rección del Espíritu, no cuál es elprograma que tenemos para la igle-sia. Necesitamos entender que laalabanza es una reacción a la pala-bra de Dios, una reacción a la gra-

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cia, al amor y a la misericordia deDios. Necesitamos poner las cosasen el lugar adecuado. No podemoscolocar nuestro trabajo, nuestrasobras, por delante de la Palabra.

Es por la Palabra que el Espíritu San-to trae la dirección a todo servicio.Cuidemos no invertir las cosas, por-que eso es lo que el enemigo quie-re. Son espíritus engañadores, sonprofesionales de la mentira, usadospara engañar y para distraer, paradebilitar aquello que es esencial. Y,cuando menos lo esperamos, hay unrastro de muerte espiritual dentrode la asamblea.

Enseñanzas fEnseñanzas fEnseñanzas fEnseñanzas fEnseñanzas falsasalsasalsasalsasalsas«Porque vendrá tiempo cuando nosufrirán la sana doctrina, sino queteniendo comezón de oír, se amon-tonarán maestros conforme a suspropias concupiscencias» (2a Tim.4:3). Hay una versión alternativa,muy interesante: «Descubrirás que,de aquí a un tiempo, el pueblo ya notendrá estómago para una enseñan-za sólida; sin embargo, se alimenta-rán de un alimento espiritual des-compuesto, mensajes cautivantesque combinan con sus fantasías.Ellos volverán la espalda a la verdady la cambiarán por ilusiones».

«Pero hubo también falsos profetasentre el pueblo, como habrá entrevosotros falsos maestros, que intro-

ducirán encubiertamente herejíasdestructoras, y aun negarán al Se-ñor que los rescató, atrayendo so-bre sí mismos destrucción repenti-na» (2a Pedro 2:1). Consideren es-tos textos, porque es justamente loque está ocurriendo en nuestrotiempo. Hay espíritus engañadores,profesionales de la mentira, que es-tán predicando mensajes superficia-les, llevando al pueblo a abandonarla Palabra.

Hoy, las personas ya no tienen unespíritu de concentración en tornoa la Palabra. Somos una generacióncautivada por el ver, y no por el oír.Hoy, casi todos dan mucha más im-portancia a lo que ven, que a lo queoyen. La forma en que funciona latecnología del mundo ha destruidoen las personas la capacidad de oír.Estamos perdiendo la capacidad decontemplación.

El Señor, por su Espíritu, concluyesus cartas a las siete iglesias dicien-do: «El que tiene oído, oiga lo que elEspíritu dice a las iglesias». Estamosperdiendo la capacidad de oír.

«La fe es por el oír, y el oír, por la pa-labra de Dios» (Rom. 10:17). La feno viene por el ver, sino por el oír. Elenemigo está destruyendo esto; poreso, muchos que exponen la Palabraestán más preocupados en entrete-ner. Y cuando termina una reunión,

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¿Cuál e¿Cuál e¿Cuál e¿Cuál e¿Cuál es el ps el ps el ps el ps el papel de los prapel de los prapel de los prapel de los prapel de los profofofofofetetetetetas yas yas yas yas ymamamamamaeeeeestststststrrrrros? Miros? Miros? Miros? Miros? Mirar a la nube, discernir elar a la nube, discernir elar a la nube, discernir elar a la nube, discernir elar a la nube, discernir el

mmmmmovimiento celeovimiento celeovimiento celeovimiento celeovimiento celestststststial.ial.ial.ial.ial.

se oye decir: «¿Viste?», en lugar de:«¿Oíste?». Esto es muy serio.

Hay una terrible estrategia que Sa-tanás está usando entre nosotros.Pablo dice que estas personas sien-ten «comezón de oír». Una traduc-ción alternativa dice: «deseo de oíralgo agradable».

PPPPPrrrrrofofofofofetetetetetas y maas y maas y maas y maas y maeeeeestststststrrrrrosososososNecesitamos con urgencia que, des-de los cielos, Dios venga e irrumpacon su Palabra, como una trompe-ta, y toque nuestros oídos, para qui-tar toda obstrucción, toda suciedad,para que su Palabra entre y produz-ca entre nosotros la transformación,la obra necesaria.

Si nuestros ojos están buscando unfoco diferente, es señal segura deque estamos perdiendo la visión ce-lestial. La visión fue dada a Pablocuando él quedó ciego. Él oyó unavoz. La visión entró por el oído. Queel Señor hable a nuestros oídos eneste día. Que su Palabra penetrecomo una espada en nuestros oídosy alcance nuestra mente y nuestrocorazón, ayudándonos a despertaren este momento.

Necesitamos profetas y maestros.¿Quiénes son ellos, en estos días?«Cuando se alzaba la nube del ta-bernáculo, los hijos de Israel partían;y en el lugar donde la nube paraba,allí acampaban los hijos de Israel ...

Que Dios levante entre nosotrosprofetas y maestros que sean comola boca de Dios, para despertar laiglesia y traerla de vuelta a su llama-miento, para inspirar en ella su ver-dadera vocación, para que ella seala expresión del verdadero testimo-nio de Dios en la tierra. Debemosentender que vivimos tiempos peli-grosos. Estos tiempos no son para elfuturo; son los días de hoy.

Cuando la nube se detenía sobre eltabernáculo muchos días, entonceslos hijos de Israel guardaban la or-denanza de Jehová, y no partían ...Y cuando la nube se detenía desdela tarde hasta la mañana, o cuandoa la mañana la nube se levantaba,ellos partían; o si había estado undía, y a la noche la nube se levanta-ba, entonces partían» (Núm. 9:17,19, 21).

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«Jehová habló a Moisés, diciendo:Hazte dos trompetas de plata; deobra de martillo las harás, las cua-les te servirán para convocar la con-gregación, y para hacer mover loscampamentos» (Núm. 10:1-2).

Prestemos atención a estos textos.Sobre la congregación de Israel ha-bía una nube que se movía. Ellos nosabían el momento en que ella semovería. Aquello ocurría de formarepentina. Entonces, ellos debíanseguirla. A veces se desplazaba denoche, a veces de día; siempre, lanube se estaba moviendo de una es-tación a otra. Sabemos que, en esoscuarenta años, se trasladó en cua-renta y dos ocasiones.

El sonido de la tEl sonido de la tEl sonido de la tEl sonido de la tEl sonido de la trrrrrompetompetompetompetompetaaaaa¿Qué hizo Dios para ordenar aquelmovimiento? Ordenó a Moisés quehiciese dos trompetas de plata. Nú-meros capítulo 10 habla de formaespecífica sobre el orden de la mar-cha. El pueblo de Israel había salidode Ramesés, en Egipto, y durantetres meses, ellos peregrinaron, has-ta llegar al monte Sinaí, donde per-manecieron tres años.

Aquí están los días finales del tiem-po que ellos estuvieron en el monteSinaí. Ahora, ellos van a marchardesde el monte Sinaí. Dios estable-ció un orden para que las tribus par-tieran. Esas marchas deberían estar

de acuerdo con el movimiento de lanube. Pero ellos no tenían que mi-rar a la nube. Dios puso a dos trom-peteros. Los israelitas tenían que es-cuchar el sonido de las trompetas, ycuando éstas sonaban, todos sabíanque debían partir.

El rol principal de los trompeterosera mirar la nube. Ambos estabansiempre atentos a los cielos. Al per-cibir que ella se estaba moviendo,tocaban la trompeta, y el pueblo seaprestaba a salir. Aquellos dos trom-peteros son figura del ministerio delos profetas y maestros en el NuevoTestamento.

HombrHombrHombrHombrHombreeeees que mirs que mirs que mirs que mirs que miran hacia lo alan hacia lo alan hacia lo alan hacia lo alan hacia lo altototototo«Había entonces en la iglesia queestaba en Antioquía, profetas ymaestros … y dijo el Espíritu Santo»(Hech. 13:1-2). El Espíritu Santosiempre hablará en un ambientedonde hay profetas y maestros.¿Cuál es el papel de los profetas ymaestros? Mirar a la nube, discer-nir el movimiento celestial.

«No vemos ya nuestras señales; nohay más profeta, ni entre nosotroshay quien sepa hasta cuándo» (Sal.74:9). Esto es una gran advertencia.Si nosotros no tenemos señales, notenemos profetas, no sabremos aqué hora de la noche estamos.¿Quiénes son estos dos trompe-teros? Son aquellos que expresan el

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ministerio de la palabra: profetas ymaestros, hombres que miran hacialo alto.

Ilustremos esto con otra porción dela Palabra. En Hechos capítulo 6,hubo una primera crisis en la iglesiaprimitiva, un asunto de asistenciasocial. Algunas hermanas viudas noestaban siendo atendidas. Eso traíainestabilidad emocional y espiritual.Entonces, los apóstoles se levanta-ron para resolver la cuestión.

El Espíritu Santo trajo dirección, yellos concluyeron diciendo: «No esjusto que nosotros dejemos la pala-bra de Dios, para servir a las mesas.Buscad, pues, hermanos, de entrevosotros a siete varones de buen tes-timonio, llenos del Espíritu Santo yde sabiduría, a quienes encargue-mos de este trabajo. Y nosotros per-sistiremos en la oración y en el mi-nisterio de la palabra» (Hech. 6:2-4)

La mayor carencia hoy es que hayahombres que se dediquen a la ora-ción y a la palabra. Una vez más, rei-teramos: No inviertan las cosas, nopongan la palabra antes que la ora-ción. Lo que trae la palabra celestialdel corazón de Dios al corazón de suiglesia, no son los libros ni las herra-mientas, sino la oración.

La oración es la fuente del conoci-miento espiritual, de la enseñanza y

de la profecía. Los trompeteros, pro-fetas y maestros, tienen que mirarhacia el cielo, no a los libros, ni a suspropios recursos. Éstos tienen su lu-gar y su valor; pero la palabra surgi-rá de la comunión con Dios, de losmovimientos celestiales.

La Palabra no es nuestra, sino deDios. Quien desea hablar con la igle-sia es él. Dios conoce la necesidadde su pueblo; él ve lo que nadie ve.Su palabra entra donde la mentemás hábil no logra hacerlo. Debe-mos entender que la única forma enque Dios impida que ese ministeriode la mentira y las doctrinas falsasencuentre cabida entre nosotros, esque haya profetas y maestros.

Necesitamos ir a los pies del Señory orar: «Señor, levanta profetas ymaestros, trompeteros espirituales,que estén mirando al cielo, para quetú hables a tu iglesia, disipando lastinieblas, para que haya liberaciónde nuestros oídos y nuestras men-tes, para que todo engaño, toda fal-sificación y toda forma de entrete-nimiento sean lanzados fuera, y túpuedas prevalecer sobre nosotros,por medio de tu Palabra».

Rasgos del engaño doctRasgos del engaño doctRasgos del engaño doctRasgos del engaño doctRasgos del engaño doctrinalrinalrinalrinalrinalLa primera marca del engaño doc-trinal es la hipocresía. «…por la hi-pocresía de mentirosos que, tenien-do cauterizada la conciencia…» (1a

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Tim. 4:2). La hipocresía es la simu-lación que ha surgido en medio demuchas asambleas, produciendoengaño y mentiras destructoras.

La segunda característica es la men-tira. El versículo 2 habla de «menti-rosos». El término original señala aaquel que enseña falsedades. En lospostreros tiempos, espíritus engaña-dores usarán a hombres con unmensaje caracterizado por la hipo-cresía y la mentira. Estos espíritusengañadores promueven falsas en-señanzas que deforman el creci-miento cristiano e impiden el avan-ce de la iglesia.

En 2a Timoteo 3:8, Pablo habla so-bre Janes y Jambres. Cuando el pue-blo de Israel estaba por salir de Egip-to, aparecen estos falsos profetas.Cuando Dios usaba a Moisés paraobrar grandes señales, un espíritumaligno poseía a estos hombres,que hacían milagros imitando el po-der de Dios. Sin embargo, mientraslos milagros de Dios tenían comopropósito sacar a su pueblo de Egip-to, los milagros engañosos de Janesy Jambres intentaban retener al pue-blo en territorio egipcio.

Presten atención al grado de sutile-za de estas cosas. Todo lo que el Se-ñor está haciendo en la iglesia, aunla prosperidad material, no es paraque afirmemos nuestras raíces en la

tierra, sino para que todo ello, dealguna manera, sea usado por elSeñor ahora a fin de que nosotrospodamos salir de este mundo.

HonrHonrHonrHonrHonrando al Señorando al Señorando al Señorando al Señorando al SeñorNosotros no tenemos el derecho deusar las bendiciones de Dios paraasegurar nuestras raíces en estemundo. Con certeza, en algún mo-mento, Dios usará todo lo que te hadado, para socorrer a los santos. Ennuestro caminar, llegará un momen-to en que todo lo que tengamos seapara la gloria de la obra de Dios, parasocorrer a los santos que estén su-friendo privaciones.

Debemos entender que todo lo queel Señor nos ha dado y ha hecho ennosotros tiene en vista este tiempoque estamos viviendo. Nada serápara nosotros en este mundo; todoes para la gloria de Dios. Debemosprepararnos, librándonos de la ava-ricia, de la ganancia, del amor a losbienes materiales.

Un día, todo lo que ganaste y lo quetienes en este mundo, Dios lo usa-rá. Nuestros verdaderos tesoros soneternos y celestiales. Nosotros esta-mos a punto de salir de esta tierra.Que el Señor arranque nuestras raí-ces del mundo y llene nuestro cora-zón de amor por el retorno de nues-tro Amado.

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Hay un falso evangelio, el evangeliode la mentira, que no tiene ningunacredencial divina, un evangelio hu-manizado, lleno de entretenimien-to, que busca agradar a las personas,enseñando de manera errada laprosperidad material, llevándolas aanhelar tener más; sus manos estánatrofiadas, sus corazones petrifica-dos, sin entender que somos solomayordomos de Dios.

Todo lo que nosotros poseemos,nuestra casa, nuestro trabajo, nues-tros bienes, le pertenece al Señor.Nosotros somos siervos; tenemosque colocar todo en adoración a él.El Señor quiere multiplicar, pero nopara nosotros, sino para su gloria.Debemos tener nuestras manosabiertas para él, porque un día par-tiremos de este mundo, y no nos lle-varemos nada de esto.

Un día nos presentaremos ante elSeñor, y debemos llegar con alegría,pudiendo decir: «He procurado hon-rarte con todo lo que me diste».Cuántas veces el Señor no ha sidohonrado en nuestro trabajo, ni ennuestros hogares. No le hemos hon-rado con nuestros bienes. Nada deesto es nuestro. Todo es del Señor.

Los trompeteros celestiales son le-vantados por Dios para predicar laverdad que liberta, que transformay que sana, la verdad que nos arran-

ca de este mundo. Ella nos recuerdaque nuestros pies están aquí, peronuestro corazón está en el cielo. Elevangelio nos muestra que somoshijos de Dios, peregrinos en estemundo. Este no es el lugar de nues-tra delicia. Nuestro descanso serácontemplar eternamente el rostrode nuestro Señor Jesús.

La conciencia cauLa conciencia cauLa conciencia cauLa conciencia cauLa conciencia cauterizadaterizadaterizadaterizadaterizadaUno de los rasgos propios de una fal-sa enseñanza doctrinal es la menti-ra. ¡Cuánta mentira ha corrido enmedio del pueblo de Dios! La iglesiarequiere autenticidad; ella no pue-de aceptar enseñanzas malignas quebuscan destruir el testimonio. El Se-ñor nos llene de su verdad. Que losprofetas y maestros que el Señor halevantado puedan impresionarnoscon la verdad de la palabra de Dios.«…teniendo cauterizada la concien-cia» (1a Tim. 4:2). Esta es la terceracaracterística de las falsas enseñan-zas. Estos demonios cauterizan laconciencia. Nuestro espíritu tienetres facultades: conciencia, comu-nión e intuición. La conciencia es unafacultad muy importante.Estas falsas enseñanzas logran cau-terizar la conciencia. Las personas yano logran discernir la voz de Dios.Están perdiendo el temor, la sensi-bilidad, la capacidad de recibir algode parte de Dios. Tienen sus cora-

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zones petrificados; no se quebran-tan, no se rinden, porque la concien-cia está cauterizada.

Necesitamos que la palabra del Se-ñor opere realmente en nuestra con-ciencia y la sane. Estamos viviendoen un tiempo terrible, en que todoslos valores están siendo invertidos.Cosas que la sociedad reprobabahace diez años atrás, hoy son prác-ticas normales. Hay leyes que pro-tegen la promiscuidad y la inmorali-dad. Los abusos más absurdos, quejamás habríamos imaginado ver, es-tán ocurriendo ante nuestros ojos,ante nuestros hijos pequeños.

El peligrEl peligrEl peligrEl peligrEl peligro pro pro pro pro preeeeesentesentesentesentesenteHoy día, la verdad no tiene el mis-mo peso que el engaño. El engaño yla mentira, en nuestra sociedad caí-da, tienen mucho más valor que laverdad. La pureza y santidad sonalgo absurdo para esta generacióncaída. Si los moradores de Sodomay Gomorra pudiesen ver nuestrosdías quedarían espantados con elnivel de promiscuidad que vive lasociedad moderna.

Y lo peor es cuánto de esto ha trata-do de influir en la vida de nuestrosjóvenes. Lo más terrible en todo estecontexto es cómo Satanás, a travésde las enseñanzas falsas, de mensa-jes superficiales, ha cauterizado lamente de las personas.

Nosotros nos ocupamos mucho conlas herejías. Es verdad, no debemosdescuidar eso. Pero hay algo tan te-rrible como ellas, y es la enseñanzasuperficial, el mensaje que solo traeinformación. El verdadero evangeliono es mera información. La voz deDios, la Palabra, trae una vida pode-rosa, trae sanidad, viene a cortar lasataduras que apresan la conciencia,trae el colirio para nuestros ojos, vie-ne a resucitarnos de la muerte espi-ritual, a inflamar nuestro corazón deamor al Señor en medio de la frial-dad espiritual.

El mensaje de lo alto viene a traspa-sarnos, a quebrarnos, a penetrar ennosotros, para dividir la carne delespíritu, lo que es de Dios de lo quees satánico, lo carnal y lo espiritual,lo terrenal y lo celestial. Necesita-mos clamar a Dios por su Palabra enesta hora. Vivimos días peligrosos.Los espíritus engañadores están per-virtiendo el evangelio. Que el Señornos despierte en este día.

VVVVVerererererdad que impdad que impdad que impdad que impdad que impactactactactacta el cora el cora el cora el cora el corazónazónazónazónazónAntes de concluir, ¿ustedes recuer-dan cómo predicaba nuestro Señor?¿Cómo eran sus mensajes? ¿Cuál erala naturaleza y el carácter de aque-llo que él hablaba? Miren Mateo ca-pítulo 7. Es la conclusión de toda laenseñanza del sermón del monte; esuna de las mayores exposiciones

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doctrinales de nuestro Señor Jesús,aquel que es nuestro modelo comoMaestro y Profeta.

Al leer Mateo capítulos 5 al 7, ¿he-mos pensado cómo el Señor predi-có este gran sermón? Creo que laspalabras finales pueden ayudarnos.

«Y cuando terminó Jesús estas pala-bras, la gente se admiraba de sudoctrina; porque les enseñaba comoquien tiene autoridad, y no como losescribas» (Mat. 7:28-29). La palabra«admiraba», ha sido traducida enforma inadecuada. La idea no esésta; en el original, significa arran-car algo de golpe. La traducción co-rrecta es «se recogían atónitos».

Cuando las personas le oían, salíanconmovidas, impactadas, heridas.Así predicaba nuestro Señor, «nocomo los escribas». La verdad deCristo penetraba en las personas, yéstas se avergonzaban de sí mismas,sentían los pecados en sus rostros,sentían sus miserias.

Este es el mensaje que el Espírituquiere traer en este tiempo. No sonmensajes que acaricien el ego, sinopalabras que entrarán al corazón,abriendo puerta a la iniquidad y per-versidad que llevamos dentro: false-dades, odio, falta de perdón, falta deamor, insinceridad, hipocresía es-condida dentro de nosotros, acausa de esta mente cauterizada.

Es esto lo que el evangelio tiene quehacer ahora. El Señor está volvien-do; solo su palabra podrá arrancar-nos de este mundo. Solo la verdaddesde el cielo, proclamada por sustrompeteros, podrá decirnos: «Arre-gla tu vida, porque llegó la hora dedejar este mundo. Prepárate, aban-dona lo que estás haciendo, porquetal vez no tengas tiempo más tarde.¡Prepárate hoy! Deja esas impure-zas, ahora; apártate de aquello queestá destruyendo tu comunión conDios». El Señor te está hablando caraa cara. ¡Es ahora, hermano!

Señor, no desistas de nosotros. Enestos días malos, líbranos de todoaquello que impide tu obrar en no-sotros. Penetra en nuestro corazóncon tu voz. Necesitamos de ti con ur-gencia. Vivimos una terrible aposta-sía, una inversión de los valores es-pirituales. Señor, hemos recibidotanto de ti; no permitas que nues-tro amor se enfríe, ni permitas queel engaño corrompa nuestro cora-zón. Visita tu pueblo en esta hora,visita tu viña; ven, y mira hacia ella.Toma hoy nuestras vidas, y haz comotú quieras con nosotros, para quetengas tu testimonio en esta tierra.Bendícenos, Señor; sánanos, res-táuranos, vivifícanos. En el nombrede Jesús. Amén.

Síntesis de un mensaje oral impartido enRucacura (Chile), en enero de 2017.

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TEMA DE PORTADA

«Pero tengo contra ti, que has dejado tu primeramor». Este es el foco de nuestra atención. De-bemos leer esto con nuestros corazones, por-que solo así podremos tocar el corazón de nues-tro amado Señor; sus sentimientos vendrán anosotros, y comprenderemos su dolor.

La mayor demostración de amor registrada enel universo, sin duda alguna, fue la obra de laCruz. Nos parece que el infinito llegó a su lími-te, porque no hay mayor muestra de amor queésta, que el Señor Jesús ofreciese su vida allí porpecadores indignos.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, queha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquelque en él cree, no se pierda, mas tenga vida eter-na» (Juan 3:16). La expresión «de tal manera»se usa cuando no hay palabras para calificar algo.

Dejando el primer amor (2)

Considerando el dolor del corazóndel Novio celestial por su iglesia.

Tomaz Germanovix

Pero tengo contra ti, que has dejado tu pri-mer amor. Recuerda, por tanto, de dónde hascaído, y arrepiéntete, y haz las primerasobras; pues si no, vendré pronto a ti, y quita-ré tu candelero de su lugar, si no te hubieresarrepentido".

– Apoc. 2:4-5.

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En la cruz del Calvario, el Novio ce-lestial hizo su mayor declaración asu novia, dando su vida por ella. ElPadre entregó a su propio Hijo, y elHijo quiso venir a dar su vida pornosotros. Esto debe conmover nues-tro corazón.

Los atLos atLos atLos atLos atriburiburiburibuributos de Diostos de Diostos de Diostos de Diostos de DiosG. Campbell Morgan escribe: «Ha-blamos de ley y amor, de verdad ygracia, de justicia y misericordia. Y,mientras el pecado no existe, no haycontroversias entre ninguno deellos. Si no existe el pecado, la ley yel amor nunca están fuera de armo-nía el uno para con el otro. La ver-dad y la gracia siempre van toma-das de la mano. La justicia y la mise-ricordia cantan un himno en común.Si la ley es quebrantada, ¿qué pue-de hacer el amor? Si la verdad es vio-lada, ¿cómo puede operar la gracia?En la presencia del crimen, ¿cómola justicia y la misericordia se pue-den encontrar? Este es el problemade los problemas. No es un proble-ma entre Dios y los ángeles – es unproblema entre Dios y él mismo».

Dios es absoluto en todos sus atri-butos. Él es absoluto en justicia, ab-soluto en amor, absoluto en gracia,absoluto en misericordia. Veamosun ejemplo práctico. Miguel es unpecador, y sobre él pesa la justiciade Dios. Dios debe descargar su ira

sobre Miguel y enviarlo al infierno.No hay injusticia en esto, porque Mi-guel es un pecador. Dios es absolutoen su justicia; pero él lo es tambiénen amor. Él ama a Miguel y quierelibrarlo del infierno. ¿Cómo haceresto? Aplicando en absoluto la jus-ticia y el amor.

Sin embargo, hay dos atributos divi-nos, justicia y misericordia, que nopueden ser otorgados juntos a lamisma persona. Si Dios lanza su jus-ticia sobre Miguel, éste no puederecibir misericordia, y si Dios ejerci-ta su misericordia, no puede aplicarsu justicia sobre Miguel. Ahí enten-demos algo de la Cruz, porque soloen ella hay una oportunidad. El Hijode Dios da un paso al frente: «Pa-dre, yo iré; caiga sobre mí toda tuira y toda tu justicia, pero sea sobreMiguel tu misericordia».

Es necesario también aclarar la di-ferencia entre misericordia y gracia.La misericordia es cuando Dios nonos da lo que merecemos. ¿Y quémerecemos? El juicio de Dios. Y lagracia es cuando él nos da lo que nomerecemos. No merecemos la re-dención ni la vida eterna, pero todoesto lo encontramos gratuitamenteen la cruz del Calvario. ¡Qué mara-villoso Señor tenemos!

«Pero tengo contra ti, que has deja-do tu primer amor». La carta a Éfeso

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describe una realidad de la condi-ción de la iglesia en todas las gene-raciones, hasta llegar a nosotros.Debemos revisar con cuidado estaexhortación del Señor.¿Cuándo fue la última vez que le di-jiste al Señor que él es el amado detu alma? No solo cuando estamosreunidos con el pueblo de Dios ala-bando su nombre, sino también enel trabajo, cuando vamos de viaje oestamos estudiando. En todo lugar,podemos medir nuestro grado decomunión y nuestra deuda con él.Que el Espíritu Santo nos despierte,para volver a tener al Señor Jesúscomo nuestro primer amor, porque,desde la eternidad, él sí nos ha teni-do como su primer amor.

Elogios a la igleElogios a la igleElogios a la igleElogios a la igleElogios a la iglesia en Éfsia en Éfsia en Éfsia en Éfsia en ÉfeeeeesososososoEn Apocalipsis capítulo 2 leemosocho expresiones de elogio del Se-ñor a la iglesia en Éfeso. La primeraes: «Yo conozco tus obras» (2:2).Éfeso era una iglesia activa, una igle-sia que tenía los ojos abiertos haciael mundo, e impactaba la sociedad.Eso debe tocar nuestro corazón.Segundo elogio: «y tu arduo traba-jo». Ellos trabajaban firmes en laobra del Señor. No se reunían solopara tener comunión entre ellos;tenían también sus ojos dirigidoshacia afuera. Las características dela iglesia primitiva eran: amor ar-

diente por el Señor, amor fraternalgenuino y amor por las almas perdi-das. ¿Será eso lo que nosotros ex-perimentamos hoy? Necesitamospreguntarnos esto delante del Señor.

Tercera característica: «tu pacien-cia». Era persistente; no se distraíapor nada, sino trabajaba con esme-ro en la obra del Señor. Eso es mara-villoso. Estas tres expresiones de elo-gio nos dirigen a Efesios 2:10: «Por-que somos hechura suya, creados enCristo Jesús para buenas obras, lascuales Dios preparó de antemanopara que anduviésemos en ellas».

Las obras que debemos practicar,Dios ya las preparó antes para no-sotros. Es bueno saber esto, para notomar un camino de legalismo. «To-das las cosas que pertenecen a lavida y a la piedad nos han sido da-das por su divino poder, mediante elconocimiento de aquel que nos lla-mó por su gloria y excelencia» (2a

Ped. 1:3). Todo aquello que el Señornos demanda, ya lo depositó, porgracia, en nuestros corazones.

No hay posibilidad de servir al Se-ñor si nuestros corazones no estánllenos de la gracia. «Vosotros tam-bién, poniendo toda diligencia poresto mismo, añadid a vuestra fe vir-tud; a la virtud, conocimiento; alconocimiento, dominio propio; aldominio propio, paciencia; a la pa-

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ciencia, piedad; a la piedad, afectofraternal; y al afecto fraternal,amor» (1:5-7).

Diligencia y virtud son palabras quedesafían el corazón; ellas están pues-tas en el lugar preciso, porque ya nosfue dado todo lo referente a la viday a la piedad. Los efesios dependíande la gracia de Dios. «Porque si es-tas cosas están en vosotros, y abun-dan, no os dejarán estar ociosos nisin fruto en cuanto al conocimientode nuestro Señor Jesucristo» (v. 8).

Una iglesia vuelta hacia sí mismatendrá problemas; buscará cosasqué hacer dentro de sí misma. Perofuimos llamados a «ir», no solo aestar reunidos. Las reuniones de laiglesia son preciosas, pero son comoel extremo del iceberg que está a lavista. Al Señor le importa lo que estáoculto: la vida real de la iglesia.

Alguien dijo: «La iglesia es: Maridos,amen a sus esposas; esposas, seansujetas a sus maridos; padres, noexasperen a sus hijos; hijos, obedez-can a sus padres; amos, traten biena sus siervos; siervos, obedezcan asus amos». Esta es la vida práctica:el amor real expresado en lo íntimo;allí Dios examina los corazones.

FFFFFalsos hermanosalsos hermanosalsos hermanosalsos hermanosalsos hermanosLa cuarta expresión de elogio dice:«No puedes soportar a los malos»

(2:2). En Éfeso había idolatría, pros-titución, corrupción y tinieblas.Hombres malos querían llevar el li-bertinaje a la iglesia; pero los her-manos los resistieron, porque com-prendían claramente que el Señorlos había llamado a santidad.

«Has probado a los que se dicen serapóstoles, y no lo son, y los has ha-llado mentirosos» (2:2). En aquellaiglesia había discernimiento espiri-tual, claridad en el corazón, paradetectar a los falsos apóstoles. Ellostenían un fundamento doctrinalmuy seguro.

«Has sufrido, y has tenido paciencia,y has trabajado arduamente poramor de mi nombre» (2:3). Ellos pa-decían, mas no se desanimaban. «Yno has desmayado» (2:3). Necesita-mos mirar a Éfeso para aprender. Sipudiésemos viajar en el tiempo yvisitar Éfeso, seríamos impresiona-dos por su testimonio.

«Pero tienes esto, que aborreces lasobras de los nicolaítas, las cuales yotambién aborrezco» (2:6). La pala-bra nicolaíta viene de nico, conquis-tador, y laos, pueblo común. A losnicolaítas les gustaba dominar sobreel pueblo, y eso es abominable alcorazón del Señor. Los hermanos deÉfeso tenían eso muy claro.

«Yo he escrito a la iglesia; pero Dió-trefes, al cual le gusta tener el pri-

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mer lugar entre ellos, no nos recibe»(3a Juan 1:9). Este es el principio delnicolaísmo. Pero la única cabeza dela iglesia es Cristo, y todos nosotrossomos siervos. Dios levanta hom-bres a los cuales da una responsabi-lidad, pero no para que se enseño-reen de la iglesia, sino para guiarla,siendo un canal a través del cual élpuede hablar. Aquella iglesia discer-nía con claridad que el nicolaísmoera abominable.

En las Escrituras, aquello tuvo unprincipio. «Y vosotros me seréis unreino de sacerdotes, y gente santa»(Éx. 19:6). No un reino con sacerdo-tes, sino un reino de sacerdotes. Laintención divina era que toda la na-ción lo fuese, para que Dios pudiesebendecir a todas las naciones a tra-vés de ellos.

Pero, en Éxodo capítulo 32 vemos lahistoria del becerro de oro. A partirde esa rebelión, Israel dejó de seruna nación de sacerdotes. Dios apar-tó a la tribu de Leví, y de ella, a lafamilia de Aarón, e Israel llegó a seruna nación con sacerdotes. Ese esel principio del nicolaísmo, algo queel Señor nunca deseó.

«Porque yo sé que después de mipartida entrarán en medio de voso-tros lobos rapaces, que no perdona-rán al rebaño. Y de vosotros mismosse levantarán hombres que hablen

cosas perversas para arrastrar trassí a los discípulos. Por tanto, velad»(Hech. 20:29-30). Estas palabras dePablo fueron registradas unos trein-ta o cuarenta años antes de la reali-dad que leemos en Apocalipsis 2.

ImpImpImpImpImpactactactactactando al mando al mando al mando al mando al mundoundoundoundoundoEn Éfeso, aquel ambiente de tinie-blas, hubo un avivamiento, un testi-monio claro de la iglesia. «Y esto fuenotorio a todos los que habitaban enÉfeso, así judíos como griegos; y tu-vieron temor todos ellos, y eramagnificado el nombre del SeñorJesús. Y muchos de los que habíancreído venían, confesando y dandocuenta de sus hechos … Así crecía yprevalecía poderosamente la pala-bra del Señor» (Hech. 19:17-20).

Esta realidad produjo un impacto enaquella sociedad; en medio de lastinieblas, brilló la luz. Cuando mira-mos hacia la realidad de la iglesiahoy, ¿hemos impactado nosotros aeste mundo? Para que esto ocurra,la iglesia necesita ser remecida ensus estructuras.

«Pero tengo contra ti, que has deja-do tu primer amor». El Señor nos hallamado a una vida de intimidad.Necesitamos tener comunión con él.Más valen dos gramos de realidadespiritual que una tonelada de co-nocimiento bíblico. De nada aprove-cha saber mucho de la Biblia, si ca-

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prisión domiciliaria. Allí fue dondeel Señor abrió los cielos a Pablo y lereveló las verdades tan profundasque leemos en la carta a los Efesios,donde la palabra amor aparece unaveintena de veces.

Treinta o cuarenta años después,oímos al Señor decir: «Pero tengocontra ti, que has dejado tu primeramor». Esto debe conmovernos. Entodas las generaciones, es la mismaqueja en relación a su iglesia. Y hoy,él está de nuevo enfrentándonoscon su palabra. El Espíritu Santo nossocorra, para que este amor sea res-taurado en nuestro corazón.

Miremos sus manos santas, sus mar-cas que por la eternidad permane-cerán en él, e inclinémonos delantedel glorioso Señor. Él lo merece; éles nuestro Amado. Él dio su vida por

recemos de esa realidad. Que el Es-píritu Santo nos ayude, bautizándo-nos de nuevo con un amor genuino.

Un hermano dice que a veces somoscomo escorpiones del desierto. De-tectamos rápido una herejía, y lacombatimos; pero tenemos pocavida de comunión con el Señor. Élnos llama a la comunión, pues quie-re revelarnos más de su belleza. Élnos tendrá siempre como su primeramor, y nos demanda a nosotros lomismo. La iglesia en el tiempo delfin será un testimonio fiel cuandorealmente ame a su Señor.La apostasía es volver la espalda,oponiéndose, pero también es vol-verse hacia uno mismo. El hecho devolvernos hacia nosotros mismos esla máxima demostración de egoís-mo. Solo cuando quitamos la mira-

da de nosotros y ponemos la mira-da en el Señor, comenzamos aaprender lo que es amarle.

El amEl amEl amEl amEl amor de Cristoor de Cristoor de Cristoor de Cristoor de CristoTras el nacimiento de la iglesia enÉfeso, Pablo estaba en Roma, en suprimera prisión. Él ya venía de unaprisión de dos años en Cesarea, yestaría dos años más en Roma en

Más vMás vMás vMás vMás valen dos gralen dos gralen dos gralen dos gralen dos gramamamamamos de ros de ros de ros de ros de realidad eealidad eealidad eealidad eealidad espirispirispirispirispiritttttualualualualualque una tonelada de conocimiento bíblico.que una tonelada de conocimiento bíblico.que una tonelada de conocimiento bíblico.que una tonelada de conocimiento bíblico.que una tonelada de conocimiento bíblico.

mí y por ti, y nos quiere como sunovia. «Cristo amó a la iglesia, y seentregó a sí mismo por ella, parasantificarla» (Ef. 5:25-26). Él no lasantificó primero, sino que mostrósu profundo amor aun en nuestroestado de rebelión e impureza.

¡Cuán diferentes somos nosotros!Nosotros amamos lo amable; pero

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él amó aquello que no era amable.Hay un Hombre sentado en el tronodel universo, rigiendo los billones ybillones de galaxias. Pero, si obser-vamos bien, quien está ahí sentadoes un Hombre herido; herido deamor por ti y por mí, herido de amorpor su iglesia. ¡Él merece nuestroamor!

Estamos ante el último llamado pre-vio a Su venida. Abramos nuestroscorazones a aquello que él nos hahablado, y pongamos nuestro rostroen el polvo, para que el Espíritu San-to halle lugar en nuestros corazones.Cuando nuestros ojos son abiertos,nuestros corazones se ensanchan deamor por Cristo.

DDDDDecadencia y caída de Éfecadencia y caída de Éfecadencia y caída de Éfecadencia y caída de Éfecadencia y caída de ÉfeeeeesososososoAl leer los elogios del Señor, el cora-zón es impactado. En apariencia,Éfeso no tenía defecto, ni había nadaque corregir. «Pero tengo contra ti,que has dejado tu primer amor». Esoconmueve el corazón. Sin embargo,Éfeso no percibía su decadencia, nolograba ver su propio mal; pudo dis-cernir a los falsos apóstoles, pero nopercibió que, interiormente, estabamuriendo por falta de amor.

Toda obra hecha para el Señor, si noes el resultado del amor, es vana.«Recuerda, por tanto, de dónde hascaído, y arrepiéntete, y haz las pri-meras obras; pues si no, vendré

pronto a ti, y quitaré tu candelerode su lugar, si no te hubieres arre-pentido» (Apoc. 2:5).

Vean el corazón del Señor. Él haceuna apelación a la iglesia, como di-ciendo: «Mira hacia atrás y observacon cuidado. Hubo un momento entu jornada en que me sustituiste porlas obras que has hecho para mí díaa día. Reconozco que tienes amorpor mí, pero perdiste tu primeramor». Que el Espíritu Santo nosmuestre en qué momento nos des-lizamos, para que él mismo nos de-vuelva al cauce original.

«Recuerda, por tanto, de dónde hascaído». Ellos estaban gozando deuna posición elevada, y cayeron,perdiendo aquella posición. ¿Quéposición era ésta? Era una vida deunión con Cristo. ¿Cómo podemostener una vida real de unión conCristo? De la única manera en quela palabra de Dios lo muestra: an-dando por fe; no por sentimientos,ni por una motivación circunstancial,sino por la palabra del Señor.

EvEvEvEvEvaluando nuealuando nuealuando nuealuando nuealuando nuestststststrrrrro amo amo amo amo amororororor«Nosotros le amamos a él, porqueél nos amó primero» (1a Juan 4:19).El amor no es algo natural del hom-bre; al contrario, somos indiferentesy egoístas. Él nos amó primero; deotro modo, nosotros jamás podría-mos amarle. Nadie se sienta carga-

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do por esto, porque esta es la obrade la gracia de Dios.

Cuando somos llamados a amarle,todo esto ya nos fue dado en CristoJesús. Si no respondemos a su lla-mado, no es porque él no nos hayadado la capacidad de responder, sinoporque le resistimos, haciendo nues-tras propias elecciones y relegándo-le a él a un segundo plano.

Si preguntáramos aquí quién ama alSeñor Jesús, todos levantaríamosnuestras manos. Pero la pregunta es:¿Qué tipo de amor es éste? Necesi-tamos ofrecerle nuestro mejoramor. Él lo merece, él es digno. Élnos amó con amor infinito. Nosotrosdebemos responder a su gran amorderramándonos delante de él.

Podemos amarlo, y amar a los her-manos, porque él nos amó primero.«El que no ama, no ha conocido aDios; porque Dios es amor» (4:8). «Ynosotros hemos conocido y creído elamor que Dios tiene para con noso-tros. Dios es amor; y el que perma-nece en amor, permanece en Dios, yDios en él» (4:16).

Fuimos creados a imagen y semejan-za de Dios, para amarle primera-mente a él, para amarnos unos aotros y, aún más, para amar a aque-llos que están perdidos. Es una ca-dena perfecta de manifestación deamor. El Señor nos ha llamado para

amar. El avivamiento viene por larestauración del primer amor.

Amemos al Señor. ¡Es maravilloso!Así impactaremos al mundo. Cuan-do todos vean manifestándose esteamor sublime, entonces querránconocer lo que hay en medio de estepueblo, y verán que tenemos unasola fuente, el primer amor, nues-tro Señor Jesucristo, del cual fluyela realidad que vivimos.

El amor es atributo de la Trinidad.«El Padre ama al Hijo, y todas lascosas ha entregado en su mano»(Juan 3:35). El Padre es, en esencia,amor. «Mas para que el mundo co-nozca que amo al Padre, y como elPadre me mandó, así hago» (Juan14:31). «Pero os ruego, hermanos,por nuestro Señor Jesucristo y por elamor del Espíritu, que me ayudéisorando por mí a Dios» (Rom. 15:30).

Otras citas significativas. «Dios esluz, y no hay ningunas tinieblas enél» (1a Juan 1:5). «Dios es Espíritu ylos que le adoran en Espíritu y enverdad es necesario que le adoren»(Juan 4:24). En su esencia, Dios esamor; en su manifestación, él es luz,y en su naturaleza, él es Espíritu.

PPPPPrrrrrobobobobobando nueando nueando nueando nueando nuestststststrrrrra fa fa fa fa feeeeeLos efesios cayeron de su posiciónde vida de unión con Cristo. Esta vidade comunión más allá del velo, en

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el Lugar Santísimo, es exactamentelo que él desea para su pueblo eneste tiempo del fin. Nosotros somosdistraídos por los asuntos del mun-do y aun por la obra de Dios, olvi-dando lo más importante.

Hay tres cosas que debes ponersiempre a prueba, para identificar siestás en riesgo de apartarte. Todoaquello que te distrae de la comu-nión con Cristo, está robando tu co-razón. La primera prueba es: ¿Cuán-to tiempo ocupo en estudiar las Es-crituras? La segunda: ¿Cuánto tiem-po dedico a la oración de manerapersonal? A menudo tenemos un díapesado, llegamos a casa cansados ynos sentamos a ver televisión. Peroéste es un camino peligroso.

Una tercera situación digna de con-siderar es la comunión con los san-tos. ¿Hemos tenido comunión conlos hermanos, o tenemos tantas ta-reas que nos impiden gozar de ella?Ponte a prueba en estos tres pun-tos. El Señor nunca nos dará algunacosa material que pueda desviarnuestro corazón de la comunión conél, de la comunión con su palabra yde la comunión con los santos.

Necesitamos oír la voz del Señor yponer a pruebas estas tres realida-des. ¿Qué tiene el Señor para mí?¿Cómo está mi vida de oración?¿Cómo están mis relaciones? Esto se

relaciona con el primer amor. ¿Sa-ben?, puede ocurrir con nosotros asícomo con los hermanos de Éfeso,que oyeron todo esto, pero no res-pondieron. El Señor nos impida estetipo de actitud; que seamos inquie-tados por el Espíritu Santo para quetomemos esto en serio.

Cuando el Señor habla a su pueblo,él espera que su pueblo oiga, y másaún, que responda. A menudo nues-tra respuesta ha sido dejar la vidade unión con Cristo. Para restaurarel primer amor, pidamos al Señorque ordene nuestra vida. ¿Sabes loque él quiere de ti? Solo tu corazón.

La fLa fLa fLa fLa fe y el ame y el ame y el ame y el ame y el amorororororÉfeso había perdido la comunión conCristo. Aquí hay dos verdades: vidade unión y fe. Una gran cantidad depasajes tocan esta realidad de la fey el amor caminando juntos.

«Porque en Cristo Jesús ni la circun-cisión vale algo … sino la fe que obrapor el amor» (Gál. 5:6). Fe y amor,juntos. «…habiendo oído de vuestrafe en el Señor Jesús, y de vuestroamor para con todos los santos» (Ef.1:15). «Para que habite Cristo por lafe en vuestros corazones, a fin deque, arraigados y cimentados enamor» (Ef. 3:17). Noten el cuidadodel Espíritu Santo uniendo estas dospalabras.

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«Paz sea a los hermanos, y amor confe, de Dios Padre y del Señor Jesu-cristo» (Ef. 6:23). Nos impresionaesto. El Señor nos llama a una vidade unión con él, y ésta no es posibleaparte de la fe. Lo que nos lleva a larealidad espiritual es la fe, la cual esproducida en nuestros corazonespor la palabra de Dios.

«Habiendo oído de vuestra fe enCristo Jesús, y del amor que tenéis atodos los santos» (Col. 1:4). De nue-vo, nos sorprenden aquí estas dosverdades juntas, fe y amor. Nuestrollamamiento es a una vida de fe, yésta es una vida de unión con el Se-ñor. El Señor quiere restaurar estoen nuestros corazones.

Necesitamos volver a una vida deunión con Cristo. Somos suyos, perodebemos gozar de una vida íntimade unión con él. Necesitamos estarcon él. La fe no es asunto de la men-te, no es un sentimiento, sino unarealidad espiritual. Por gracia, cuan-do estudiamos la palabra del Señor,ella engendra fe en el corazón.

«Recuerda, por tanto, de dónde hascaído». Se nos ha llamado a una vidade intimidad con Cristo y esto mo-verá nuestro corazón hacia un genui-no amor por él. Vemos en este ver-sículo 5 que el Señor está llamandoa la iglesia a una actitud de arrepen-timiento práctico, no teórico.

Muchas veces concordamos en queestamos errados y entendemos quetodo lo que oímos es verdad, y aunentendemos que necesitamos arre-pentirnos; pero no lo hacemos. Esoes terrible. Fue eso lo que aconte-ció con Éfeso; a pesar del clamor deJuan a través del Espíritu, ellos norespondieron. La iglesia fracasó.Hoy, en Éfeso, solo hay ruinas. El can-delero fue retirado. ¡Qué palabrassolemnes para nosotros!

Hay tres lecciones importantes quedebemos observar. El primer sínto-ma, la primera marca del descensode la iglesia, es cuando el amor seestá enfriando. Otra marca que lle-va a una iglesia a la ruina, es que estono viene de afuera, sino de adentro.Tal fue el caso de Éfeso. Nadie pue-de robar la fe a aquel que tiene vidade unión con Cristo, porque hay unamor firme. Pero la ruina surgió den-tro de la propia iglesia.

Otra cosa importante: Satanás nun-ca hallará una brecha en aquel quetiene al Señor como su primer amor,o en una iglesia que tiene al Señorcomo su primer amor. A.W. Tozerdice: «Los grandes hombres de Diosfueron aquellos que amaron al Se-ñor más que los otros».

El corEl corEl corEl corEl corazón de Pazón de Pazón de Pazón de Pazón de PedredredredredroooooEn Juan capítulo 21, Jesús resucita-do se presenta a sus discípulos. Pe-

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dro le había negado. Al pensar en elcorazón de Pedro, nos impresiona eldolor que habría en él.

«Cuando hubieron comido, Jesúsdijo a Simón Pedro: Simón, hijo deJonás, ¿me amas más que éstos? Lerespondió: Sí, Señor; tú sabes que teamo. Él le dijo: Apacienta mis cor-deros. Volvió a decirle la segundavez: Simón, hijo de Jonás, ¿meamas? Pedro le respondió: Sí, Señor;tú sabes que te amo. Le dijo: Pasto-rea mis ovejas. Le dijo la tercera vez:Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?Pedro se entristeció de que le dijesela tercera vez: ¿Me amas? y le res-pondió: Señor, tú lo sabes todo; túsabes que te amo. Jesús le dijo: Apa-cienta mis ovejas» (Juan 21:15-17).

En este pasaje se menciona variasveces el verbo amar. En español hayuna sola palabra para amor; pero engriego hay cinco vocablos distintos.Aquí hay dos de ellos: ágape yphileo. Ágape es el amor sacrificial,la entrega sin esperar nada a cam-bio; y phileo, el amor de amigos. Yaquí están juntas ambas realidades.

La primera pregunta que Jesús hizoes si Pedro tenía ágape (amorsacrificial) por Él. La respuesta dePedro fue que él lo amaba con amorde amigos. Jesús le dice: «Apacien-ta mis corderos». Por segunda vezJesús pregunta: «Simón, me amas

sacrificialmente», y Pedro respondede la misma forma: «Yo te quierocomo a un amigo». De nuevo, Jesúsle dice: «Pastorea mis ovejas».

Jesús dijo por tercera vez: «Simón,¿tienes phileo (amor de amigos) pormí?». Pedro se entristeció porque ledijo: «¿Me quieres como a un ami-go?». Y su respuesta nos impresio-na: «Señor, tú lo sabes todo». Aunasí, el Señor le dijo: «Apacienta misovejas». ¿No nos conmueve el amordel Señor?

Jesús descendió, y se contentó conel nivel del amor de Pedro, porquela medida de éste era ahora real. Latradición cuenta que, cuando Pedrofue llevado a la muerte, dijo: «Yo nosoy digno de morir como mi Señor;crucifíquenme, pero con la cabezahacia abajo». Amor ágape. Pedrohabía avanzado.

Hacia una vida de unión con CristoHacia una vida de unión con CristoHacia una vida de unión con CristoHacia una vida de unión con CristoHacia una vida de unión con CristoEl Señor es maravilloso. Él conocenuestras limitaciones y la pequeñezde nuestro amor; pero él viene anosotros y recibe nuestro amor. Sinembargo, él desea que avancemoshasta poder experimentar lo que esel amor sacrificial.

Por desgracia, Éfeso no respondió.Se dice que Juan, de vuelta del exi-lio, se fue a Éfeso para permanecercon los hermanos. Otro detalle im-

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portante: en el evangelio de Juan ylas tres cartas de Juan, escritas des-pués de Apocalipsis, ¡cuántas vecesaparece la palabra amor! El Espíritusabe lo que necesitamos.

El Señor nos ha llamado a restaurarla realidad del primer amor. Quepodamos tener corazones abiertos,para que el Espíritu Santo halle ca-bida en ellos, y seamos llevados a larealidad de la vida de unión con Cris-to. En esa vida de intimidad, nues-tro amor por él crecerá más y más.

El texto final habla de los vencedo-res. «Al que venciere, le daré a co-mer del árbol de la vida, el cual está

en medio del paraíso de Dios» (2:7).El vencedor no es un cristiano per-teneciente a un rango especial, sinoa la normalidad del caminar de laiglesia. Y en relación al árbol de lavida, no necesitamos saber hoy suinterpretación exacta; pero lo impor-tante es estar preparados para ali-mentarnos de ese árbol.

Que el Señor visite este pueblo enel tiempo del fin y halle un «Sí» enel corazón de su iglesia, para quepodamos ver la restauración del pri-mer amor. Amén.

Síntesis de dos mensajes impartidos en ElTrébol (Chile), en enero de 2017.

Spurgeon y MüllerCierta vez, Spurgeon fue a predicar a Bristol. Él esperaba recolectar

trescientas libras que necesitaba con urgencia para su orfanatorio, yconsiguió el dinero.

Yendo a dormir, en la última noche de su visita, Spurgeon oyó unavoz diciéndole: «Entrega a George Müller esas trescientas libras». «Pero,Señor», respondió él, «yo las necesito para mis niños en Londres». Sinembargo, vino otra vez la palabra: «Dale a George Müller ese dinero».Y solo pudo dormir cuando dijo: «Sí, Señor, lo haré».

A la mañana siguiente, Spurgeon se dirigió a casa de Müller, y lo en-contró de rodillas ante una Biblia abierta, orando. El famoso predica-dor puso una mano sobre su hombro y dijo: «George, el Señor me man-dó a entregarte estas trescientas libras». «¡Oh, estimado Spurgeon»,dijo Müller, «esa es la cantidad exacta que le he pedido al Señor!».Ambos hombres de Dios se regocijaron juntos.

Cuando Spurgeon volvió a Londres, halló sobre su escritorio un so-bre que contenía trescientas guineas (una antigua moneda que valíauna libra y un chelín). «¡Aquí está!», exclamó con alegría; «el Señordevolvió mis trescientas libras con trescientos chelines de interés».

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TEMA DE PORTADA

El rol de la iglesia en medio deuna sociedad hostil a la fe.

Un mUn mUn mUn mUn mundo en crisisundo en crisisundo en crisisundo en crisisundo en crisisLa sociedad se ha ido alejando cada vez más deDios, de los principios morales y de las verda-des reveladas por el Señor. Vivimos en una so-ciedad cada vez más hostil al cristianismo. Estoes un cambio en la historia del mundo.

Hoy nos enfrentamos a una sociedad que ya nove el mundo con los ojos de la fe, ni cree en losvalores fundamentales del cristianismo. Es unmundo distinto, y estamos siendo confrontadospor él. Hay un misterio de iniquidad actuando,hay una mente que está detrás de todo lo queocurre en el mundo, cuyo propósito es produciruna sociedad hostil a la fe. Con esto, Satanásbusca destruir a la iglesia.

Luz en la oscuridad (I1)Rodrigo Abarca

En Jehová he confiado; ¿cómo decís a mialma, que escape al monte cual ave? Porquehe aquí, los malos tienden el arco, disponensus saetas sobre la cuerda, para asaetear enoculto a los rectos de corazón. Si fueren des-truidos los fundamentos, ¿qué ha de hacerel justo?”.

Sal. 11:1-3.

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«Vosotros sois la sal de la tierra»(Mat. 5:13). Si quitamos la sal de losalimentos, éstos se corrompen. Cla-ramente, una de las funciones de laiglesia en el mundo es impedir queel mal avance en su obra de destruc-ción. «Dios quiere que todos loshombres sean salvos y vengan alconocimiento de la verdad».

Una rUna rUna rUna rUna reeeeespuespuespuespuespuestststststa de fa de fa de fa de fa de feeeeeEn el Salmo 11 notamos algunas co-sas interesantes con respecto a loque estamos viviendo hoy. «Sifueren destruidos los fundamentos,¿qué ha de hacer el justo?» (Sal.11:3). Si los justos son puestos enentredicho, y sus fundamentos sonatacados, ¿qué se puede hacer?Frente a la amenaza del mundo, ¿laiglesia debe huir y ocultarse? Y, si ellase oculta, ¿qué será del mundo?

La respuesta del salmista está en elversículo 4. «Jehová está en su san-to templo; Jehová tiene en el cielosu trono; sus ojos ven, sus párpadosexaminan a los hijos de los hom-bres». ¿Por qué él responde con es-tos dos grandes hechos? «Jehováestá en su santo templo; Jehová tie-ne en el cielo su trono».

En Apocalipsis hallamos exactamen-te la misma respuesta. ¿Cómo res-ponde el Señor a un tiempo de cri-sis? Cuando la iglesia es amenazadapor el mundo, ¿debe esconderse?

Apocalipsis responde: Cristo está ensu templo, en su iglesia. La iglesia noestá a merced del poder de engañoque gobierna el mundo.

No estamos indefensos, ni vamos ala deriva; al contrario, el Señor estácon nosotros. Él es Rey de reyes ySeñor de señores. Y aunque todoslos poderes terrenales se unan con-tra él, no podrán vencerlo.

Apocalipsis 17:13-14, hablando delos poderes del mundo, dice. «Estostienen un mismo propósito, y entre-garán su poder y su autoridad a labestia. Pelearán contra el Cordero,y el Cordero los vencerá, porque éles Señor de señores y Rey de reyes;y los que están con él son llamadosy elegidos y fieles». Así como ellosno pueden vencer al Cordero, tam-poco podrán vencer a la iglesia delCordero.

Hay un misterio de iniquidad en elmundo. En Apocalipsis capítulo 13hemos visto antes cómo este miste-rio funciona como un poder cultu-ral, que tiene que ver con filosofías,ideologías o religiones que buscanseducir a los hombres para condu-cirlos a servir, a adorar y a someter-se al dominio de esta bestia, estemonstruo político, que surge parausurpar el lugar de Dios.

Y hemos observado que ese trabajoconsiste en seducir las mentes con

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ideas que harán posible el adveni-miento del anticristo, dando paso auna generación cuya mente y cora-zón estén preparados para someter-se a este anticristo político. Esto yaocurrió en la historia de la humani-dad. Juan dice que no hay solo unanticristo, sino muchos. El últimoaparece en Apocalipsis 13, pero esabestia, de alguna manera, ya ha es-tado presente en la historia, en per-sonajes que la anticipan.

El drEl drEl drEl drEl drama de Alemaniaama de Alemaniaama de Alemaniaama de Alemaniaama de AlemaniaPermítanme contarles un caso que,quizás, nos ayude a entender lo queocurrirá en el tiempo del fin. A prin-cipios del siglo XX, Alemania era unade las naciones más evangelizadasdel mundo. Allí se había iniciado laReforma, con Martín Lutero, el pri-mer movimiento de restauración.

Sin embargo, con el paso del tiem-po, aquella iglesia apartó su corazóndel Señor, y siguió siendo nominal,exteriormente cristiana, pero su co-razón estaba lejos de Dios. Aquellodio pie para que surgieran ideologíasy formas de pensamiento totalmen-te anticristianas.

A principios del siglo XX, las ideaspredominantes en la sociedad ale-mana hicieron posible el surgimien-to de un personaje como AdolfoHitler. La gran tragedia fue que laiglesia alemana y sus pastores, casi

sin excepción, apoyaron al nazismo.¡La iglesia, que debía ser sal de latierra y luz del mundo! ¿En qué mo-mento se perdió la capacidad de dis-cernir?

Solo un pastor, Dietrich Bonhöfferpercibió lo que estaba ocurriendo,y se opuso a aquella ideología. Esole costó la vida. Él anticipó que aquélhombre era la encarnación del espí-ritu del anticristo, porque pretendíausurpar el lugar de Dios en el cora-zón de los hombres.

La consecuencia de aquello fueronlos horrores que vinieron a continua-ción; fue el precio que pagó esa na-ción por haber seguido el engaño.Pero, antes de que todo eso ocurrie-ra, nadie lo sabía, excepto aquelloscuyos ojos fueron abiertos por elSeñor. Lo que estaba ocurriendo noera una mera cuestión política; de-trás, había algo espiritual, un poderdemoníaco, operando.

Aquí vemos el fracaso de una iglesiaque debía ser sal de la tierra en unanación, porque su corazón estabaapartado del Señor; una iglesiasecularizada, que había adoptado lasideas del mundo.

Las ideas que dominaban en Alema-nia avalaron el surgimiento de Hitler.Una de ellas era el darwinismo so-cial, la idea de la supervivencia delmás apto. Eso llevaba, lógicamente,

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a la idea de que la raza más fuerteera la que debía someter a otras.Otra, la preeminencia de la cienciacomo el factor final de solución delos problemas de la vida humana,cuya concretización era el nazismo.

Tales ideas también dominaron laiglesia, volviéndola impotente pararesponder a lo que ocurría. Cuandola sal pierde su sabor, no sirve paranada. Este es un caso histórico. Cla-ramente, Hitler era un anticristo, ylo demostró en su intención demo-níaca de exterminar al pueblo judío.

En Apocalipsis capítulos 13 al 18,aparecen los tres grandes enemigosde la iglesia, tres grandes poderesque Satanás levanta para destruirla.Ya hemos mencionado dos: el poderpolítico, que muchas veces ha per-seguido a la iglesia. Y luego la bes-tia, el poder cultural que acosa a laiglesia e intenta capturar la mente yel corazón de los hombres.

Una mUna mUna mUna mUna mujer veujer veujer veujer veujer veststststst ida de púrpurida de púrpurida de púrpurida de púrpurida de púrpuraaaaaEn Apocalipsis capítulos 17 y 18 apa-rece un tercer gran poder. Hoy noscentraremos particularmente enéste, un poder más sutil e inclusomás peligroso que los anteriores.

«Vino entonces uno de los siete án-geles que tenían las siete copas, yhabló conmigo diciéndome: Ven acá,y te mostraré la sentencia contra la

gran ramera, la que está sentadasobre muchas aguas; con la cual hanfornicado los reyes de la tierra, y losmoradores de la tierra se han em-briagado con el vino de su fornica-ción. Y me llevó en el Espíritu al de-sierto; y vi a una mujer sentada so-bre una bestia escarlata llena denombres de blasfemia, que tenía sie-te cabezas y diez cuernos. Y la mu-jer estaba vestida de púrpura y es-carlata, y adornada de oro, de pie-dras preciosas y de perlas, y tenía enla mano un cáliz de oro lleno de abo-minaciones y de la inmundicia de sufornicación; y en su frente un nom-bre escrito, un misterio: Babilonia lagrande, la madre de las rameras yde las abominaciones de la tierra»(Apoc. 17:1-5).

La abominación deLa abominación deLa abominación deLa abominación deLa abominación desoladorsoladorsoladorsoladorsoladoraaaaaLa palabra abominación, en el ju-daísmo, tiene un solo significado:idolatría. Así llamaban los judíos acualquier ídolo: una abominación.Jesús habla de «la abominacióndesoladora», recordando la profecíade Daniel, ésta era la estatua deJúpiter, que Antíoco Epífanes pusoen el templo (300 a. de C., aprox.).

Esta mujer es la madre de las idola-trías de la tierra. Idolatría es poneralgo en el lugar de Dios. La mayorabominación del tiempo final esusurpar el lugar de Dios, poniendo

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al hombre en el lugar de Dios. Lagran ramera es la promotora de todaforma de abominación, a semejan-za de las antiguas sacerdotisas de loscultos paganos, que ejercían la pros-titución con el fin de difundir la ido-latría.

Esta gran ramera es la prostituta queestá en la raíz de toda la idolatría delmundo. Y las herramientas que ellausa son la seducción del placer y elsexo. Cuán importante ha sido elsexo desde el principio de la histo-ria humana como herramienta deseducción, y aún continúa siéndolo.

«Y la mujer estaba vestida de púr-pura y escarlata, y adornada de oro,de piedras preciosas y de perlas, ytenía en la mano un cáliz de oro lle-no de abominaciones y de la inmun-dicia de su fornicación» (17:4).

«Otro ángel le siguió, diciendo: Hacaído, ha caído Babilonia, la granciudad, porque ha hecho beber atodas las naciones del vino del furorde su fornicación. Y el tercer ángellos siguió, diciendo a gran voz: Si al-guno adora a la bestia y a su ima-gen, y recibe la marca en su frente oen su mano, él también beberá delvino de la ira de Dios, que ha sidovaciado puro en el cáliz de su ira; yserá atormentado con fuego y azu-fre delante de los santos ángeles ydel Cordero» (Apoc. 14:8-10).

Las armas de la seducciónLas armas de la seducciónLas armas de la seducciónLas armas de la seducciónLas armas de la seducciónEsta mujer seduce a las nacionespara que adoren y sirvan a la bestia.Detrás del surgimiento del «hombrede pecado», el anticristo –ademásdel falso profeta, que promueve elascenso del anticristo–, está tam-bién esta mujer, cuyo propósito esseducir a los hombres, ya no conideas, sino con ofertas de placer,para que sirvan a la bestia. ¿Qué tipode seducción promueve ella? Bási-camente, la oferta de satisfacer todolo que el corazón humano desea.

En una palabra, esta mujer repre-senta el mundo. ¿Qué hay en elmundo? «Los deseos de la carne, losdeseos de los ojos, y la vanagloriade la vida» (1a Juan 2:16). Es ese sis-tema corrupto que ofrece la satis-facción de los deseos del corazónhumano, ilimitadamente. Pero no loofrece gratis, sino a cambio de algo:a cambio de que sometas tu cora-zón, tu mente y tu alma, vendiendotu alma al anticristo.

¿Estamos viviendo esos tiempos? Talvez hoy no estamos bajo una perse-cución política, aunque hay herma-nos que sí están siendo perseguidos.Pero no es la realidad nuestra aún.Estamos experimentando el surgi-miento del espíritu del falso profetay de las ideologías hostiles al cristia-nismo, pero sí, también, estamos

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viendo la oferta ilimitada de seduc-ción del mundo, la gran Babilonia.

¡Cuántos creyentes están atrapadospor aquello! Vean lo que dice la Es-critura cuando habla del juicio deBabilonia. «Y oí otra voz del cielo,que decía: Salid de ella, pueblo mío,para que no seáis partícipes de suspecados, ni recibáis parte de sus pla-gas; porque sus pecados han llega-do hasta el cielo, y Dios se ha acor-dado de sus maldades. Dadle a ellacomo ella os ha dado, y pagadle do-ble según sus obras; en el cáliz enque ella preparó bebida, preparadlea ella el doble. Cuanto ella se ha glo-rificado y ha vivido en deleites, tan-to dadle de tormento y llanto; por-que dice en su corazón: Yo estoy sen-tada como reina, y no soy viuda, yno veré llanto» (Apoc. 18:4-7).

¿Recuerdan quién dice palabras si-milares en Apocalipsis 3? Son pala-bras a una iglesia, donde no se es-peraría jamás encontrarlas. «Porquetú dices: Yo soy rico, y me he enri-quecido, y de ninguna cosa tengonecesidad; y no sabes que tú eres undesventurado, miserable, pobre, cie-go y desnudo» (Apoc. 3:17). He aquíuna iglesia cautiva por el espíritu deBabilonia, que habla casi las mismaspalabras, una iglesia secularizada,cautiva por el mundo, por las ideasde Babilonia y los contratos babi-lónicos.

El tEl tEl tEl tEl tráfico de almas humanasráfico de almas humanasráfico de almas humanasráfico de almas humanasráfico de almas humanasUna de las características de Babi-lonia son sus contratos, sus negocia-ciones. En el juicio sobre Babilonia,leemos: «Y los mercaderes de la tie-rra lloran y hacen lamentación so-bre ella, porque ninguno compramás sus mercaderías; mercadería deoro, de plata, de piedras preciosas,de perlas, de lino fino, de púrpura,de seda, de escarlata, de toda ma-dera olorosa, de todo objeto de mar-fil, de todo objeto de madera pre-ciosa, de cobre, de hierro y de már-mol…» (18:11-12).

¿Quién no querría tener todas estascosas? «Y canela, especias aromáti-cas, incienso, mirra, olíbano, vino,aceite, flor de harina, trigo, bestias,ovejas, caballos y carros, y esclavos,almas de hombres» (v. 13). Vean laúltima frase: «y almas de hombres».Ella busca, sobre todo, adueñarse ytraficar con almas humanas. ¿Porqué? Porque en el alma están losdeseos del corazón por las cosasmateriales. Y, ¿cómo se adueña delalma? A través de aquellos deseos.

Ahora, si fueren destruidos los fun-damentos, ¿qué ha puesto Dios enel corazón humano, para impedirque estos deseos se enseñoreen delalma? La ley moral. Cuando se pier-den los valores y los principios mo-rales, solo quedan los deseos, y ellos

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vienen a gobernar la vida humana,de modo que las personas solo vi-ven para satisfacer sus deseos, porhaber perdido el conocimiento delbien y del mal. Eso ocurre con la ge-neración actual, a la cual se le arre-bató el conocimiento moral.

Hay todo un sistema mercantil quevive de fomentar y satisfacer losdeseos, formado por empresastransnacionales, que manejan pre-supuestos fabulosos, y están aliadascon esta filosofía anticristiana. Aellos les conviene, pues esta ideolo-gía busca la destrucción de todoprincipio restrictivo, lo que significadar rienda suelta a todos los deseos,y cuanto más cosas se busca satisfa-cer, más se enriquecen ellos.

La teología de la prLa teología de la prLa teología de la prLa teología de la prLa teología de la prosperidadosperidadosperidadosperidadosperidad¿Ha capturado Babilonia una partede la iglesia? Veamos cómo está fun-cionado esto. En primer lugar, tene-mos la teología de la prosperidad.Grandes sectores de la cristiandadestán cautivos de ella. La teología dela prosperidad no es sino la búsque-da de satisfacción de los deseos delcorazón humano. ¿Quieres tener unauto o una casa? ¿Quieres tener va-caciones de lujo? Dios te dará todoeso. Babilonia. Por eso, dice: «Salidde ella, pueblo mío, para que noseáis partícipes de sus pecados»(Apoc. 18:4).

Hay toda una industria de la entre-tención. ¿Saben cómo ésta afecta a

NeceNeceNeceNeceNecesisisisisitttttamamamamamos apros apros apros apros aprender a prender a prender a prender a prender a predicar el eedicar el eedicar el eedicar el eedicar el evvvvvan-an-an-an-an-gelio a un mgelio a un mgelio a un mgelio a un mgelio a un mundo que eundo que eundo que eundo que eundo que es hosts hosts hosts hosts hostil a la fil a la fil a la fil a la fil a la fe,e,e,e,e,

comcomcomcomcomo ocurrió en el primo ocurrió en el primo ocurrió en el primo ocurrió en el primo ocurrió en el primer ter ter ter ter tiempiempiempiempiempo.o.o.o.o.Hace poco tiempo, un estado senegó a aceptar una ley de matrimo-nio homosexual. Y, ¿saben qué hicie-ron las grandes corporaciones?Amenazaron quitar todos sus pro-ductos de aquel estado si esa ley noera aprobada. Ese es el mundo en elque estamos viviendo. Grandes po-deres económicos aliados con elanticristo, con la bestia, con el falsoprofeta. Es Babilonia.

la iglesia? Las personas trabajanmucho, en un sistema que las expri-me; y, a cambio de eso, este siste-ma económico les ofrece diversiónilimitada. Si a ti no te gusta una cosa,hay otra. Pero también, si quieres,tienes cine, TV, juegos, etc. La genteestá siendo atraída por estas cosas,porque convertirse a Cristo significaque el fin de semana ya no puedededicarlo a distraerse, porque hay

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que reunirse. ¿Cuántos creyentesadquieren una casa en la playa y ter-minan olvidándose del Señor?

Este sistema corrompe a la iglesia.Todas esas cosas hacen que las per-sonas estén dispuestas en su cora-zón, seducidas por el mundo y susofertas.

Entonces, tenemos estos tres gran-des enemigos de la iglesia. Y lo quebusca este tercer enemigo es la exal-tación de los deseos del corazón,para satisfacerlos con una promesailimitada, a cambio de esta forma deidolatría suprema, la exaltación delhombre en el lugar de Dios.

La rLa rLa rLa rLa reeeeespuespuespuespuespuestststststa de Diosa de Diosa de Diosa de Diosa de Dios¿Cuál es la respuesta del Señor atodo esto que ocurre, y que seguiráocurriendo con mayor intensidad?En Apocalipsis capítulos 2 y 3, cuan-do el Señor habla a las iglesias, en elversículo final del mensaje a cadaiglesia, la respuesta es: «Al quevenciere».

En un tiempo de oscuridad, de opre-sión y persecución, el Señor respon-de levantando a sus vencedores. És-tos no son personas extraordinarias,una élite espiritual, como algunopudiera pensar, sino hermanos quese mantienen en la normalidad, enla visión de Cristo, en lo que la igle-sia realmente es, cuando otros se

apartan. Con ellos, es suficiente paraque el Señor responda la amenazadel enemigo.

«Después de esto vi a cuatro ánge-les en pie sobre los cuatro ángulosde la tierra, que detenían los cuatrovientos de la tierra, para que no so-plase viento alguno sobre la tierra,ni sobre el mar, ni sobre ningún ár-bol. Vi también a otro ángel que su-bía de donde sale el sol, y tenía elsello del Dios vivo; y clamó a granvoz a los cuatro ángeles, a quienesse les había dado el poder de hacerdaño a la tierra y al mar, diciendo:No hagáis daño a la tierra, ni al mar,ni a los árboles, hasta que hayamossellado en sus frentes a los siervosde nuestro Dios» (Apoc. 7:1-3).

«Después miré, y he aquí el Corderoestaba en pie sobre el monte de Sion,y con él ciento cuarenta y cuatro mil,que tenían el nombre de él y el de suPadre escrito en la frente» (Apoc.14:1).

¿Recuerdan a la bestia de la tierra,el falso profeta? Su trabajo era po-ner una marca en la frente y en lamano de cada hombre y mujer. Estosignifica cautivar, seducir la mentey llevarla a rendirse al anticristo.Pero aquí tenemos la respuesta deDios.

Recuerden que hay un misterio deiniquidad, que ya mencionamos;

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pero también hay un misterio deDios operando en el mundo. Estemisterio de Dios es la iglesia de Cris-to. Eso es lo que Dios está hacien-do. Y la iglesia tiene también en sumente una marca: el sello de Cristo,el sello de Dios el Padre. Eso signifi-ca que la mente de ellos está cauti-vada por Cristo; es una mente quele pertenece al Señor.

CorCorCorCorCorazón, alma y mazón, alma y mazón, alma y mazón, alma y mazón, alma y menteenteenteenteente¿Recuerdan cómo el Señor definióla ley? En este tiempo se nos ha di-cho que Cristo es nuestro gran amor,el amor de los amores. Y el llamadoes a amarle como nuestro primeramor. ¿Cómo se ama a Dios? Jesús,definiendo la ley, dijo: «Amarás alSeñor tu Dios con todo tu corazón, ycon toda tu alma, y con toda tu men-te» (Mat. 22:37).

El corazón se refiere a la voluntad,el alma se refiere a las emociones ya los sentimientos, pero también in-cluye la mente. «Ellos tenían el nom-bre de él y el de su Padre escrito enla frente». Son personas que hanpermitido que su mente sea confor-mada a la mente de Cristo. Solo sitenemos la mente de Cristo, sere-mos defendidos de la mente y de lasmentiras del diablo. No hay otramanera.

Por eso, Pablo dice en Romanos12:2: «No os conforméis a este si-

glo», a este mundo perverso, enga-ñoso, falso, «sino transformaos pormedio de la renovación de vuestroentendimiento». Es decir, todas lasideas, las filosofías y los conceptosdel mundo tienen que ser desarrai-gados de nuestra mente.

Una cosa importante es que esto noocurre de manera automática. Esnecesario participar de manera ac-tiva, decidida. ¿Cuántos de nosotrosseguimos todavía pensando como lohace el mundo, con filosofías ycreencias del mundo, y las adopta-mos como nuestras? No somosconscientes de ello; pero están allí.

La mLa mLa mLa mLa mente de Laodiceaente de Laodiceaente de Laodiceaente de Laodiceaente de LaodiceaLaodicea pensaba que la prosperi-dad material era su seguridad. Esaes la mente del mundo, la mente deBabilonia. ¿Cuánta gente vive suvida sirviendo a sus sentimientos?Hoy, las personas ya no dicen: «Yopienso», porque ya no se cree másen el pensamiento ni en la verdad.Que alguien diga que conoce la ver-dad, es ofensivo. Entonces, ya nodicen: «Yo pienso», sino: «Yo sien-to». Claro, ¡quién puede objetar unsentimiento!

Produce risa oír, en películas y se-ries contemporáneas, una especiede máxima suprema en términos dela conducta humana. Cuando hayuna crisis y se requiere decidir algo,

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siempre se aconseja así: «Sigue loque dicta tu corazón». Esa es la gransabiduría. «Sigue tus deseos, siguetus pensamientos».

La mLa mLa mLa mLa mente de Cristoente de Cristoente de Cristoente de Cristoente de CristoAquellos que son de Cristo, llevan elnombre del Cordero y el de su Pa-dre escrito en la frente. Ellos tienenla mente de Cristo, y tendrán tam-bién los sentimientos y los deseosde Cristo. Es la confrontación de dosformas de pensamiento, uno queviene de Dios, y otro que viene delmismo infierno, de Satanás.

En términos prácticos, ¿qué pode-mos hacer? Se nos dice que, en eltiempo de David, entre los valientesque le ayudaron a conquistar el rei-no –que justamente están represen-tados en esta figura del monte deSion y los ciento cuarenta y cuatromil– había algunos de la tribu deIsacar. Y, ¿saben cuál era el aportede estos varones? Eran entendidosen los tiempos y en las sazones, ysabían lo que Israel debía hacer.

Necesitamos ser hombres y mujeresentendidos en los tiempos. Jesúsdijo: «Cuando anochece, decís: Buentiempo; porque el cielo tiene arre-boles. Y por la mañana: Hoy habrátempestad; porque tiene arrebolesel cielo nublado. ¡Hipócritas! quesabéis distinguir el aspecto del cie-lo, ¡mas las señales de los tiempos

no podéis!» (Mat. 16:2-3). Son pa-labras duras del Señor.

PPPPPrrrrredicando el eedicando el eedicando el eedicando el eedicando el evvvvvangelioangelioangelioangelioangelio¿Entendemos los días que estamosviviendo? ¿O estamos tan entrete-nidos, cada cual en lo suyo, que nopercibimos el tiempo que nos hatocado vivir? Ya no existe una socie-dad donde los valores cristianossean aceptados por todos, comoocurría hace unas décadas atrás enel mundo occidental. Necesitamosaprender a predicar el evangelio aun mundo que es hostil a la fe, comoocurrió en el primer tiempo.

Cuando la iglesia comenzó su histo-ria y entró por las calles del imperioromano, se enfrentó a un mundoajeno a la fe, para el cual Cristo y lapalabra del Señor, incluso la existen-cia de un Dios único, era algo sim-plemente impensable. Aprendierona responder, como dice el apóstol,«para que sepáis cómo debéis res-ponder a cada uno», con razonestomadas de la palabra de Dios, con-forme a las necesidades de su tiem-po. Por eso, la fe prevaleció. Hoy ne-cesitamos de nuevo asimilar esto.Que el Señor nos ayude.

Esa forma de la predicación antigua,es lo que los estudiosos del NuevoTestamento llaman predicaciónapologética. Era una predicación quedebía confrontar y desarmar los ar-

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gumentos de los incrédulos, porqueéstos venían de un mundo, de unacultura y una manera de ver la vida,totalmente distintas.

Cuando Pablo predicó en Atenas, loprimero que dijo fue: «Miren, todaesta idolatría, toda esta manera dever al mundo poblada de dioses, nosirve, es falsa. Hay un solo Dios, unverdadero Dios». Es una predicaciónque confronta las ideas que gobier-nan el mundo. Así ocurrió, y así ocu-rrirá otra vez.

En un mundo donde la gente creeque la verdad y los valores moralesson relativos, tenemos que predicarel evangelio de manera persuasiva.Eso es lo primero; pero no es sufi-ciente. Necesitamos instruir a nues-tros hijos, necesitamos fortalecer laverdad de Dios respecto a la fami-lia, el matrimonio y los hijos.

DDDDDeeeeefffffendiendo el prendiendo el prendiendo el prendiendo el prendiendo el proyecto divinooyecto divinooyecto divinooyecto divinooyecto divino«Y creó Dios al hombre a su imagen,a imagen de Dios lo creó; varón yhembra los creó» (Gén. 1:27). El pro-pósito divino respecto a la humani-dad tiene que ver, básicamente, conla identidad sexual de varón y hem-bra. Si esa identidad esencial es des-truida, entonces también se destru-ye el propósito de Dios para la vidahumana. Y eso es lo que está siendoatacado hoy, por la llamada ‘ideolo-gía de género’.

Necesitamos prepararnos para de-fender el proyecto divino respectoal varón y la mujer, la familia y loshijos. Es algo que debemos abordar.En los colegios, en la universidad,nuestros hijos serán expuestos aesta ideología, cuyo fin es prepararlas mentes para el cambio que sepretende imponer.

El Señor nos socorra, porque es evi-dente la intencionalidad de cambiarla mente y el corazón de una gene-ración entera. Los hermanos quetrabajan en educación saben muybien que esto ya está en proceso,para arrancar de la sociedad los va-lores morales cristianos, e implan-tar un nuevo sistema, de valoresanticristianos, contrarios al Señor ya la fe.

Conocimiento del SeñorConocimiento del SeñorConocimiento del SeñorConocimiento del SeñorConocimiento del SeñorNecesitamos que el Señor nos ayu-de en eso. Y, lo más importante, ne-cesitamos, por sobre todas las cosas,ver al Señor, conocer al Señor Jesu-cristo. El profeta Oseas dice: «Mipueblo fue destruido, porque le fal-tó conocimiento», conocimiento dela palabra de Dios (4:6). Isaías dice:«Mi pueblo fue llevado cautivo, por-que no tuvo conocimiento» (Is.5:13). Y se refiere al cautiverio deBabilonia.

Esa es la tragedia, la falta de conoci-miento del Señor. Cuando no le co-

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nocemos, estamos expuestos. Loque nos salva es conocerle a él pro-fundamente. Por eso, cuando el Se-ñor habla a las iglesias de Asia Me-nor, ¿cómo él las limpia y restaura?Revelándose a sí mismo, más allá delo que ellas tienen en ese momen-to. A cada iglesia le revela algo de símismo que responde a la necesidadparticular de ellas.

A unos, él se presenta como «el quetiene ojos como llama de fuego». Aotros, «el que anda en medio de lossiete candeleros». A otros se lesmanifiesta como «el que tiene la es-pada aguda de dos filos». A cadauno le revela algo de su naturaleza,restaurando así la condición de cadaiglesia.

Conocer al Señor, es nuestra princi-pal necesidad. Él nos está alertandoporque nos ama, así como alertó alas iglesias en el tiempo de Juan.Apocalipsis es un libro de alerta.

El Señor promete que viene, peronos alerta. «Este peligro viene en ca-mino. Esto está ocurriendo; esto eslo que vendrá pronto. ¡Prepáren-se!». El Señor nos está preparandoen su amor, en su gracia, en su com-pasión.

Preocupémonos de instruir a nues-tros hijos, a nuestros jóvenes, en elconocimiento del Señor. Los jóveneshoy son el blanco de todo el cambio

cultural que se pretende imponer ala sociedad. Que el Señor nos dé gra-cia, como iglesia, para hablar la ver-dad, para no escondernos entre cua-tro paredes.

Obedeciendo a nueObedeciendo a nueObedeciendo a nueObedeciendo a nueObedeciendo a nuestststststrrrrra va va va va vocaciónocaciónocaciónocaciónocación¿Saben lo que dice la Ley de Culto?La iglesia debe permanecer en laprivacidad de sus cuatro paredes.Allí, sus miembros pueden hablar loque quieran; pero, fuera, no tienenderecho a decir nada. Sin embargo,el mandamiento del Señor dice: «Loque oís al oído, proclamadlo desdelas azoteas» (Mat. 10:27).

El Señor nos encomienda hacer pú-blica la fe, nos manda a proclamar atodo el mundo quién es Él, cuángrande y glorioso es Él, a predicar susalvación. Es Dios mismo quien nosmanda vivir nuestra fe públicamen-te, no en secreto.

No podemos desobedecer al Señor.Por más que vivamos en una socie-dad que quiere privatizar la fe, no lopodemos aceptar. Necesitamos queel Señor nos haga valientes.

Cada uno de nosotros hoy día es unmisionero, un enviado del Señor allídonde esté, en un mundo extrema-damente oscurecido. Allí cada unodebe hacer pública su fe. «Una ciu-dad asentada sobre un monte no sepuede esconder» (Mat. 5:14).

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¿Saben lo que hizo Pablo, el apóstolde Jesucristo? Él fue a predicar alcentro del pensamiento cultural desu tiempo, el ágora de Atenas. Enaquel lugar público era posible en-contrar a todos los grandes pensa-dores y filósofos de la época; era elespacio donde se definía el pensa-miento que regía la sociedad deaquel entonces. Allí se puso en pie

Pablo, siervo de Jesucristo, y dio tes-timonio de su fe, sin temor.

Así debemos hacer hoy, continuarese camino. No tenemos de quéavergonzarnos. Tenemos que sertestigos de Jesucristo, hasta el final.Que el Señor nos socorra a todos.

Síntesis de un mensaje oral impartido enEl Trébol (Chile), en enero de 2017.

En manos del alfareroUn pedazo de barro fue puesto en la rueda del Alfarero, feliz de estar

en manos de alguien tan hábil, para ser moldeado. Cuando la ruedaempezó a girar, el barro gimió al ser comprimido. Finalmente, la ruedase detuvo, y el artista afirmó: «¡Es perfecto!». El barro, ahora un bellovaso, suspiró feliz: «¡El Maestro dice que soy perfecto!».

Después de dejarlo por un tiempo en una repisa, el Alfarero lo tomóotra vez y lo dio a un siervo, diciéndole: «Ten cuidado con él, porque esperfecto». El criado lo puso en el horno. A medida que aumentaba elcalor, el vaso clamaba en agonía. Luego, fue llevado de nuevo ante elMaestro, quien lo examinó y repitió: «¡Es perfecto!».

Sin embargo, ahora fue cubierto de esmalte y sometido de nuevo alcalor, donde, con desesperación, pensaba cuándo terminaría aquel do-loroso proceso. Al ser retirado del horno, el vaso lucía un blanco res-plandeciente. El Maestro lo miró, diciendo: «¡Es perfecto!». Luego co-menzó a pintarlo, y el vaso se entristeció, porque su blancura desapa-recía. Entonces fue otra vez al fuego, y al ser retirado de allí, el Alfarerovolvió a exclamar: «¡Es perfecto!».

Entonces, el Alfarero trazó sobre él líneas y diseños en tono oscuro,que parecían arruinar la labor anterior, y una vez más, lo llevó al fuego.Esta vez, el calor fue mayor y el proceso más largo. Al final, el vaso fueextraído del fuego y, delante del Maestro, las líneas oscuras mostraronel color del oro. El Señor lo examinó con una sonrisa de satisfacción, ydijo: «¡Está terminado; es perfecto!». Lo puso entonces en un lugardestacado en su propio palacio, donde muchos lo contemplaron, dan-do honra y gloria al Maestro que ejecutara tan bella obra.

À Maturidade

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LEGADO

Ningún mal que pudiera recaer sobre las igle-sias es más lamentable que el que proviene dela deserción de sus miembros. La mayor triste-za que pudiera oprimir el corazón de un pastores la que procede de la perfidia de su amigo másíntimo. La peor calamidad que la iglesia pudieratemer no es la que viene del asalto de los ene-migos que están afuera, sino de los falsos her-manos que están dentro.

El hermano Benjamín Keach (1640-1704), aun-que fue arrestado, llevado ante los magistradosy obligado a sufrir por causa del evangelio quepublicaba, descubrió que era más fácil enfren-tar el rudo trato de los enemigos declarados, quesoportar las penas del amor herido o sufrir elgolpe de una confianza traicionada.

No creo que su experiencia haya sido muy ex-cepcional. Otros santos habrían preferido ser elblanco de la burla de los aldeanos que de la hos-tilidad de los calumniadores. El demonio mis-mo no es un enemigo tan sutil para la iglesiacomo Judas, cuando, después del bocado, Sata-nás entró en él. Judas era amigo de Jesús. Jesússe dirigía a él como tal. Y Judas dijo: «¡Salve,

El hecho de dejar de congregarse constituye tambiénuna forma de apostasía.

Deserción yapostasía

C.H. Spurgeon

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Maestro!». Y le besó. Pero Judas letraicionó. Ese es un cuadro que po-dría horrorizarte.

Entre los muchos que se incorporana la iglesia, hay algunos que deser-tan. Continúan por un corto espaciode tiempo y luego regresan al mun-do. La razón principal por la que sevan es una evidente inconsistencia.«Salieron de nosotros, pero no erande nosotros; porque si hubiesen sidode nosotros, habrían permanecidocon nosotros» (1a Juan 2:19). Los noconvertidos no son una pérdida parala iglesia cuando se marchan.

Cristo mantiene siempre activo suaventador. Su propia predicaciónpasaba constantemente a sus oyen-tes por el cedazo. Algunos eran dis-persados por el viento, porque eranpaja. No creían realmente. Por elministerio del Evangelio y por losarreglos del gobierno divino, lo pre-cioso es separado de lo vil y la plataes limpiada de la escoria, para quela buena simiente y el metal puropermanezcan y sean preservados.

La pregunta planteada por el Señora sus doce escogidos, revela un ma-yor grado de dolor que de pasión:«¿Queréis acaso iros también voso-tros?» (Juan 6:67). Yo me hago lamisma pregunta, y también a quie-nes son líderes de la iglesia, y a cadauno de sus miembros: «¡Cómo! ¿Te

vas? ¿Tienes intención de volverte?¿Quieres irte?».

Veámoslo de manera indirecta:¿Quieren acaso irse también uste-des? «También» significa: igual queotros. ¿Por qué otros se van? Si tu-vieran una buena razón, tal vez hu-biese motivo para seguirles. Haymuchas causas o excusas. ¿Por quéotros renuncian a la profesión de feque una vez abrazaron? La razónbásica es la carencia de fe real. Sinembargo, quiero hablar de las razo-nes externas que exponen la apos-tasía interna del corazón.

¿P¿P¿P¿P¿Por qué algunos abor qué algunos abor qué algunos abor qué algunos abor qué algunos abandonan aandonan aandonan aandonan aandonan aCristo?Cristo?Cristo?Cristo?Cristo?Ofendidos por el Evangelio

Hay, en estos días, personas, comolas hubo en tiempos del Señor, quese apartan de Cristo porque no pue-den tolerar su doctrina. Nuestro Se-ñor había declarado la necesidad deque el alma se alimentase de él. Ellostal vez no comprendieron bien sulenguaje, pero se ofendieron por sudeclaración. Entonces, ya no anda-ban con él.

Hay muchos puntos en los que elEvangelio es ofensivo para la natu-raleza humana y repulsivo para suorgullo. No es su fin agradar al hom-bre. ¿Por qué Dios habría de idearun Evangelio que satisficiera los ca-

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prichos de nuestra naturaleza huma-na caída? Dios tenía el propósito desalvar a los hombres, pero nuncatuvo el propósito de complacer susdepravados gustos; más bien, élpone el hacha a la raíz del árbol yderriba el orgullo humano.

Cuando se predica sobre la humilla-ción, algunos dicen: «Ah, yo no con-cuerdo con eso». ¿Qué dices tú, her-mano, a las demandas del Evange-lio? Si descubrieras que la palabrade Dios censura tu placer favorito, ocontradice tus ideas, ¿te ofenderíasy te irías? No; si tu corazón fueserecto para con Cristo, estarías pre-parado a dar la bienvenida a toda suenseñanza, y a obedecer todos suspreceptos.

Basta con que se compruebe que esla enseñanza de Cristo, para que elcreyente real esté dispuesto a reci-birla. Él aceptará de inmediato loque es transparente en el texto bí-blico. En cuanto a lo que es inferidoy argumentado a partir del sentidogeneral de la Escritura, el corazónsincero no se apresurará a rechazar-lo, sino que lo investigará con pa-ciencia, como los de Berea, que«eran más nobles que los que esta-ban en Tesalónica, pues recibieronla palabra con toda solicitud, escu-driñando cada día las Escrituras paraver si estas cosas eran así» (Hech.17:11).

¡Oh, que la palabra de Cristo habitericamente en nosotros! Que ningu-no de nosotros se aparte ofendidopor causa de la santa enseñanza.Hemos de estar siempre dispuestosa creer lo que él dice y prestos a ha-cer lo que él manda. «Id, y haceddiscípulos a todas las naciones, bau-tizándolos en el nombre del Padre, ydel Hijo, y del Espíritu Santo; ense-ñándoles que guarden todas las co-sas que os he mandado» (Mateo28:19-20).

Como discípulos de Jesús, sigamosadelante, oyendo atentamente suvoz, siguiendo sus pasos y conside-rando su voluntad revelada comonuestra suprema ley. Lejos esté denosotros que nos volvamos, que nosdesconsolemos o que lo abandone-mos porque nos hayamos ofendidopor sus doctrinas.

Buscando ganancias

Otros abandonan al Salvador moti-vados por las ganancias. Muchosson atrapados en esa red. Si quiereshacer dinero –y no tiene por quéhaber nada pecaminoso en eso–hazlo honestamente; nunca te per-mitas ir en pos de las riquezas bajola pretensión de fe.

Vende tus productos en el mercado,pero no vendas a Cristo, ni aceptesel trueque de una primogenituracelestial por un soborno desprecia-

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ble. Pon los bienes que quieras enla vitrina de tu tienda, pero no pon-gas una expresión hipócrita en turostro, con miras a convertir en ga-nancia la piedad. ¡Dios nos salve detal villanía!

¿Se unirá alguien a una iglesia porla respetabilidad que eso implica,por la posición que pudiera darle opor el crédito que pudiera generar-le? Pronto descubrirá que no res-ponde a su propósito. Entonces seirá. La probabilidad más grave es quesea echado fuera vergonzosamente.

Miedo a la persecución

Algunos abandonan a Cristo y sevan, por temor a la persecución. Hoyse supone que no existe tal cosa;pero el acoso, la crueldad y la opre-sión están lejos de ser obsoletos. Es-posos impíos obran como pequeñostiranos, y no permiten que sus es-posas gocen de la fe, y más bienamargan sus vidas con una esclavi-tud irritante. Los patrones con fre-cuencia infligen males sobre sus sier-vos cuya piedad para con Dios es suúnico motivo de ofensa.

Hay hombres que se creen inteligen-tes pero no pueden permitir que suscompañeros de trabajo tengan liber-tad para ir a una iglesia sin burlarsede ellos. Consideran que es una di-versión acosar a un hombre que sepreocupa por la salvación de su

alma. Dios nos conceda la graciapara soportar persecuciones comoésas. Aunque nos hieran, que apren-damos a tolerarlas y aun regocijar-nos por ser considerados dignos desufrir por causa del Salvador.

El verdadero valor se fortalece conla oposición. No pienses nunca endesertar del ejército de Cristo. Mu-cho menos debes hacer el papel decobarde debido a la insolencia dealgún ofensor. Tu fe no ha de servencida por tales burlas. ¡Ay, quetantos espíritus cobardes se hayanido por causa de la tranquilidad car-nal, y hayan abandonado a Cristocuando Su amado nombre se con-virtió en la broma del borracho y laburla de los necios!

Inconstancia

Hay gente que abandona la fe porpura liviandad. Hay quienes, con res-pecto a la fe, naufragaron en circuns-tancias al parecer favorables, libresde problemas, exentos de tentación.No hubo nada que despertara unaansiedad por ellos, y con todo, sehan hundido de pronto. Nos queda-mos asombrados. Sus oraciones ha-bían sido fervorosas. Sin embargo,la vida de Dios no podía haber esta-do en su alma, pues fueron impeni-tentes hasta el fin.

Solo puedo atribuir tales casos a unasuerte de liviandad que puede ser

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cautivada con un sermón, o con unaobra de teatro, y siguen ávidamen-te la excitación del día, una cosa trasotra y nada perdurable. Profesanimpulsivamente la fe, si bien no laabrazan, y luego, sin molestarse arenunciar a ella, caen en la infideli-dad. Son hechos de cera, lo suficien-temente blandos y maleables paraque se les pueda dar cualquier for-ma.Los que pertenecen a ese génerobrotan de pronto y súbitamente semarchitan. Apenas ha sido sembra-da la semilla y ya sale el brote. Pero,tan pronto sale el sol con su calorardiente, puesto que no hay tierra,la semilla se marchita. La carenciade principios es mortal, pero esacarencia es muy común. No dejes de

del pecado fascinan sus mentes porun tiempo, al punto de que sacrifi-can sus almas en medio de la vani-dad. Por una diversión desenfrena-da, o por un goce transitorio que noresistiría la crítica, han renunciadoa los goces duraderos, a las esperan-zas inmortales que nunca fallan, yhan dado la espalda al bendito Sal-vador que da y fomenta el anhelopor dichas de gloria plena.

Frialdad

Tenemos una dolorosa evidencia deque un gran número de personas seenfría gradualmente. Los reportesde ausencias reiteran vanas excusaspresentadas para la inasistencia.Uno tiene muchos hijos. Para otro,la distancia es muy grande. Pero,

El verEl verEl verEl verEl verdaderdaderdaderdaderdadero vo vo vo vo valor se falor se falor se falor se falor se fortortortortortalece con laalece con laalece con laalece con laalece con laopopopopoposición. No pienseosición. No pienseosición. No pienseosición. No pienseosición. No pienses nunca en des nunca en des nunca en des nunca en des nunca en desertsertsertsertsertararararar

del ejérdel ejérdel ejérdel ejérdel ejércicicicicito de Cristo.to de Cristo.to de Cristo.to de Cristo.to de Cristo.orar pidiendo ser arraigado y cimen-tado, establecido y edificado en Cris-to, de manera que cuando venganríos y soplen vientos, no caigas comoaquella casa que fue edificada sobrela arena.SensualidadOtros abandonan a Cristo por causade los goces sensuales. Los placeres

cuando ellos se unieron a la iglesia,la familia era igualmente grande yla distancia era la misma.

No obstante, los cuidados del hogarse vuelven más tediosos cuando elinterés por la fe comienza a fla-quear; y la fatiga del viaje aumentacuando el celo por la casa de Diosvacila. Esas personas se están en-

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friando. No podemos detectar unatransgresión real, pero hay un dete-rioro gradual. Le tengo pavor a esafrialdad de corazón; se introduce entodo el cuerpo de manera sutil y sinembargo muy segura.No estoy diciendo que sea más gra-ve que el pecado descarado. No pue-de serlo. Sin embargo, es más insi-diosa. Una delincuencia flagrantealarmaría como un infarto alarma aun paciente; pero un lento procesode rebeldía podría introducirse su-tilmente como una parálisis en unapersona, sin despertar sospechas.Es como el sueño que les sobrevie-ne a los hombres en las regionespolares, que si cedieran a él, no sedespertarían nunca más. ¿Acaso nosucede así con algunos? Quien pier-de su riqueza poco a poco, entrapronto en quiebra, y el descubri-miento es doloroso cuando llega elfin. ¡Cuán miserable será la banca-rrota espiritual para quien desper-dicia gradualmente su propiedad ce-lestial, si alguna vez la tuvo! ¡Diosnos preserve de tal catástrofe!

Prosperidad

Otros abandonan a Cristo porque sehan vuelto prósperos. Desde que lafortuna les ha sonreído y han cam-biado su residencia, se sienten obli-gados a moverse en otro círculo. Sondemasiado respetables para entrar

en la pequeña asamblea. Pienso queno hay que lamentar su partida.Cuando se van, no representan cier-tamente ninguna pérdida para na-die. Nos lamentamos por ellos comolo haríamos por Demas o Judas.

Los que tienen principios verdade-ros, cuando progresan en el mundo,ven mayor razón para gastar su ri-queza y su influencia en ayudar a labuena causa. Los principios preva-lecerían sobre la táctica hasta el fin,si en sus corazones creyeran la ver-dad que es en Jesús. No sería ningu-na deshonra para un príncipe ir ysentarse al lado de un indigente, siambos fueran verdaderos seguido-res de Jesucristo.

En la antigüedad, cuando los santosse reunían en guaridas de la tierra,se juntaban el potentado y el humil-de, el esclavo y el libre. Venían y sesentaban allí, iluminados por unadébil luz, para oír mientras un varóndescalzo pero instruido por el cielo,declaraba el evangelio de Jesús conel poder del Espíritu Santo.

Estoy seguro que eran analfabetos,pues al mirar los monumentos quehay en las catacumbas es raro darcon una inscripción que esté bien es-crita. Aunque es evidente que losprimeros cristianos eran hombressin letras, con todo, quienes erangrandes y nobles no desdeñaban

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unirse a ellos, ni tampoco lo haríanahora si la luz del cielo brillara y elamor de Dios ardiera en sus corazo-nes.

Doctrinas perniciosasUna doctrina errónea ocasiona quemuchos apostaten. Hay siempreabundancia de aquello, que rondapor doquier. Los embaucadores en-gañarán a los débiles; y algunos hansido apartados por la duda. Comien-zan leyendo con precaución obrascon miras a responder al escepticis-mo. Leen un poco más y se sumer-gen más en el turbio torrente, por-que se sienten capaces de oponer-se a la mala influencia, hasta que alfin se quedan perplejos.Ellos no acuden a quienes podríanayudarles con sus escrúpulos, sinoque continúan a la deriva hasta quepierden su punto de apoyo, y aquelque decía ser un creyente terminadudando aun de la existencia deDios. ¡Oh, que aquellos que son bieninstruidos se contentaran con su en-señanza! ¿Por qué inmiscuirse enherejías? ¿Qué pueden hacer sinocontaminar sus mentes? Cuando co-mienzas a leer un libro y lo encuen-tras pernicioso, deja de leerlo.Que aquellos que puedan disfrutarese tipo de alimentos se queden conellos. Sigue con el estudio de la Pa-labra de Dios. Si fuese tu deber de-

nunciar estos males, enfréntalos va-lerosamente, con oración a Dios.Pero si no, como un humilde creyen-te, ¿qué tienes que hacer probandoesa comida tan nociva cuando esexpuesta en el mercado?

¿Qué ocurr¿Qué ocurr¿Qué ocurr¿Qué ocurr¿Qué ocurre con los que see con los que see con los que see con los que see con los que seapapapapapartartartartartan?an?an?an?an?Infelicidad

Los que se apartan de la comunión,¿qué será de ellos? Si son hijos deDios, yo les diré qué será de ellos,pues lo he podido ver infinidad deveces. Aunque ellos se aparten, noson felices. No pueden descansar,pues son miserables aun cuandoprocuren estar alegres. Después deun tiempo comienzan a recordar suprimera condición, pues entoncesles iba mejor que ahora.

Regresan; pero muchos de ellosnunca son lo que fueron antes. Tie-nen que asumir un segundo lugarentre sus pares.

Y aun si la gracia soberana bendije-ra su dolorosa experiencia comopara ser restaurados plenamente,no pueden mencionar jamás el pa-sado sin lamentarlo amargamente.Con su desvío sirviendo como faropara otros, les dirán a los jóvenes:«No hagan nunca lo que yo he he-cho; de ello no proviene ningúnbien, sino solo males».

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Pérdida de la conciencia

Sin duda, algunos de ustedes, cuan-do vivieron en el campo, solían lle-gar puntuales a sus acostumbradoslugares de culto; pero desde que vi-nieron a Londres, donde su ausen-cia de cualquier templo pasa inad-vertida, raramente entran en losatrios de la casa del Señor; y no ha-brían estado aquí hoy a no ser poralgún incentivo especial: algún pa-riente o algún amigo particular quelos haya traído.

Aunque sea desconocida para mí,Dios explora tu senda. Bien, tú es-tás aquí, y con todo, pudiera ser quefuera para escaso beneficio. Has re-cibido consejos y advertencias contal profusión que amonestarte seríacomo derramar aceite sobre unaplancha de mármol. ¡Si Dios, por suomnipotente misericordia, no que-brantara tu obstinado corazón, nohabría ninguna esperanza para ti!

Tales personas frecuentemente pier-den toda conciencia. Pueden llegarbastante más lejos que cualquierotra persona hablando en contra dela fe. Algunas veces se aventurarána decir que saben tanto al respectoque podrían exponerlo. Su jactanciay su amenaza son igualmente sinningún significado; pero así como losmuchachos silban para darse valorcuando caminan a través de un lu-

gar oscuro, así su vana plática y sushistorias sin sentido traicionan sumiedo sofocado. Hablan de Diosdesdeñosamente, mientras se justi-fican a sí mismos en una trayectoriaen la que su propia conciencia loscensura.¡Ay!, algunos de ellos regresan paracomprobar que son los pecadoresmás abandonados en el mundo. Lamateria prima con la cual el diabloconstruye la red más letal es la quese suponía era la sustancia más san-ta. No podría haber habido un Judasque traicionara a Cristo, si no hubie-se sido distinguido primero como undiscípulo que se aventuró a besar asu Maestro. Tienes que sacarlo deentre los apóstoles para hacer a unapóstata.Así como los cabecillas de una trans-gresión desenfrenada, cuando sonconvertidos, a menudo se convier-ten en los mejores predicadores delavivamiento, así aquellos que pare-cieran ser los más leales súbditos deCristo, cuando se convierten en re-negados, demuestran ser los enemi-gos más encarnizados y los pecado-res más negros.

Perdón y restauración

Estando aquí ahora, me vienen a lamente cosas que atormentan mialma. ¡Que Dios me conceda que novea a nadie parecido a ellos de nue-

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vo! Muchísimos de ellos se van yentran en desesperación. No ha desorprendernos que un hombre seahorque si después de haber visto aCristo a la cara y de haberle besado,le traiciona y le crucifica de nuevo.Comer a la mesa del Señor, beberde esa copa de bendición, tenercompañerismo con los santos, unir-se a sus oraciones y a sus himnos,profesar ser un discípulo de Cristo,y luego volverse y no andar más conél, es aventurarse en un curso queconlleva un peligro que no es ordi-nario.

Mientras haya vida, hay esperanza.Jesucristo puede perdonarte. Regre-sa a él. Él puede limpiarte aunquetu pecado sea como la grana. Pero,¡oh!, no lo tomes a la ligera, no tetardes. No te demores por más tiem-po en tu presente condición; de locontrario, pudiera ser que colmes lamedida de tus iniquidades antes deque te des cuenta, y podrías gustar,aun en este mundo, algún comien-zo de la ira venidera.

¡Cómo algunos son conducidos a ladesolación en un breve instante!¡Que el Señor se apresure a libe-rarlos! ¡Que extienda su mano y losreciba! Yo solo puedo llamarlos. Pa-recieran haber llegado a un puntodonde no puedo alcanzarlos. No seaventuren a dar un paso más ade-lante en ese peligroso camino. Mi-

ren a Jesús; él puede redimir sus vi-das del pozo del abismo por su gra-cia soberana, y solo él puede hacer-lo. Luego, como ovejas descarriadasllevadas de regreso al redil, adora-rán su nombre.

¿P¿P¿P¿P¿Por qué no iror qué no iror qué no iror qué no iror qué no irse tse tse tse tse también?ambién?ambién?ambién?ambién?Nuestro tercer punto es éste. Si fué-ramos dejados a expensas de noso-tros mismos, no podría decirles nin-guna razón por la cual no nos iría-mos como se han ido ellos. Tampo-co podría decirles, en verdad, porqué el mejor varón aquí presente nopodría ser el peor individuo antesque amaneciera el día de mañana,si la gracia de Dios lo dejara.

Un cimiento firme

Quedarse con Cristo es nuestra úni-ca seguridad, y confiamos que nun-ca nos apartaremos de él. Pero,¿cómo podemos asegurarnos deesto? Lo importante es tener un fun-damento real en Cristo para comen-zar: fe genuina. El cimiento es el pri-mer asunto que debe ser atendidocuando se edifica una casa.

Con un mal cimiento no se puedetener una casa sólida. Se requiere deun fundamento firme, de bases ade-cuadas, antes de proceder a ponerla estructura superior. Si su fe es unafarsa, pídanle a Dios que puedandescubrirlo ahora. A menos que en

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sus corazones haya un genuino arre-pentimiento, y a menos que esténcompletamente arraigados y cimen-tados en la fe, pueden tener algunacausa para sospechar la realidad desu conversión y la veracidad de laoperación del Espíritu Santo en us-tedes. Que Dios obre en ustedes unbuen principio, y luego podrán te-ner la plena seguridad de que élperfeccionará Su obra hasta el día deJesucristo.

Confiando en el Señor

Recuerden, también, hermanos, quesi quieren ser preservados de caer,deben seguir siendo humildes de-lante del Señor. Cuando estás a me-dia pulgada del suelo, estás mediapulgada demasiado altos. Tu lugar hade ser nada. Confía en Cristo, no enti mismo. Confía en el Espíritu deDios, pero no confíes en ningunaotra cosa que esté en ti mismo; no,no confíes en una gracia que hayasrecibido, ni en un don que poseas.

Los que caminan en humildad noresbalan, los que dependen por en-tero de Dios están siempre seguros.Sé celoso de tu obediencia; sé cui-dadoso; tu caminar y tu conversa-ción no pueden ser demasiado pre-cavidos. Muchos se pierden por sermuy descuidados, pero nadie lo harápor ser demasiado escrupuloso.

Los estatutos del Señor son tan rec-tos que no puedes descuidarlos sinapartarte de la senda de rectitud.Vigila y ora. Que Dios te ayude a vi-gilar, o de otra manera te adorme-cerás. No descuides nunca la ora-ción. Eso está en la raíz de cada de-serción. El retroceso comienza co-múnmente en el aposento de ora-ción. Restringir la oración es matarel propio pulso de la vida. «Velad enoración».

Les imploro, queridos amigos, queeviten la compañía que ha descarria-do a otras personas. No conversencon aquellos cuyos chistes son pro-fanos. Manténganse lejos de ellos.No les corresponde a ustedes servistos con hombres de modales re-lajados y conversación lasciva. Nopueden hacerles ningún bien, peroel mal que podrían traer sobre us-tedes no sería fácil de calcular.

El hombre que es cuidadoso de nocorrer ningún riesgo y de refrenarsede toda conducta equívoca, tenien-do el temor de Dios en su corazón,es confiable. Si realmente estás edi-ficado sobre la Roca de la Eternidad,puedes enfrentar la pregunta:«¿Queréis acaso iros también voso-tros?», y responder sin presunción:«No, Señor, no puedo irme, y no meiré; pues, ¿a quién iré? Solo tú tie-nes palabras de vida eterna».

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SantiagoBIBLIA

A.T. Pierson

Palabra clave: Obras Versículo clave 2:26

Claves para el estudio de la Palabra

Esta es la epístola del vivir santo. Coloca un gran énfasis en las obras, noaparte de la fe, sino como prueba y fruto de ésta. Se opone al antinomia-nismo1. Existe un lado moral en el evangelio. El discípulo está bajo la leyaunque es justificado por la fe. La obediencia a la fe es su lema. Donde habi-ta interiormente la gracia, habrá un templo purificado de toda impureza.

El autor es, sin duda, Jacobo, ancia-no de la iglesia en Jerusalén, conoci-do por su piedad práctica. Se dice quesus rodillas estaban encallecidas porsu constante intercesión. Él recibió eltítulo no solo de Justo, sino tambiénde «columna del pueblo».

La epístola, dirigida a las tribus de ladispersión, tiene un aire de autoridadpatriarcal, como de un padre de laiglesia. Ella es totalmente hebraica enla forma de los pensamientos, senti-mientos y lenguaje. Más que cual-quiera otra, esta epístola trata de lavida exterior. La palabra de Dios es unespejo para mostrarnos qué tipo dehombres somos, y para influir sobreel carácter y la conducta.

El único oyente verdadero de la Pala-bra es aquel que la practica. La vidaes el escenario donde se desarrollan

las tentaciones, exigiendo lucha y re-sistencia heroica. Los planes de ne-gocios deben expresar solo la reali-zación práctica de la voluntad de Dios– una vocación, no un pasatiempo.

Debemos exhibir un tipo de carácterno mundano, evitando no solo laamistad del mundo, sino también sucontacto contaminante. Por otrolado, debemos cultivar la comunióncristiana, no haciendo acepción depersonas y refrenando la lengua.Toda real gracia interior produce fru-to exterior: sabiduría de lo alto, y fe.La ley del amor hace que la oraciónsea poderosa y produzca resultados.

Pablo y Santiago no se contradicen.Ellos no están enfrentados cara acara, en mutua oposición, sino hom-bro a hombro, luchando contra ene-migos comunes.

1 (Gr. anti = contra, y nomos = ley). Es la práctica de vivir sin considerar la justicia de Dios, usandola gracia como licencia para pecar.

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Un grito del almaBIBLIA

Cada pasaje de las Sagradas Escrituras tiene su propiagrandeza; no obstante, hay capítulos que destacan porsobre los demás por lo que apelan al corazón humano.

G. Campbell Morgan

El SalmEl SalmEl SalmEl SalmEl Salmo 51o 51o 51o 51o 51El Libro de los Salmos contiene sietede ellos designados, de manera muyadecuada, salmos penitenciales. Sonel 6, el 32, el 38, el 51, el 102, el 130,y el 143. Cinco de éstos son atribui-dos a David: los primeros cuatro y elúltimo. Entre todos ellos, el 51 es cen-tral y supremo como salmo de peni-tencia.

Dice su encabezado: «Al músico prin-cipal. Salmo de David, cuando des-pués que se llegó a Betsabé, vino a élNatán el profeta». Podemos aceptarque dicha descripción coloca correc-tamente el salmo en la vida de Da-vid. Fue escrito en relación con loque, juzgado por normas humanas,fue el borrón más negro sobre su es-cudo de armas.

Cuando digo juzgado por normas hu-manas, quiero decir que algunos pe-cados del espíritu son más terriblesque los de la carne; más reprobables

para el alma del hombre. Es éste, en-tonces, el salmo arrancado del cora-zón de David, en relación con esahora sombría. Es una revelación im-portante del hombre.

Un hombrUn hombrUn hombrUn hombrUn hombre confe confe confe confe conformormormormorme al core al core al core al core al corazónazónazónazónazónde Diosde Diosde Diosde Diosde DiosLa historia se encuentra en el segun-do libro de Samuel, en los capítulos11 y 12. De esa historia, deseo selec-cionar tres frases: Natán, dirigiéndo-se a David, le dijo: «Tú eres aquelhombre». David respondió: «Pequécontra Jehová», y Natán volvió a de-cir: «También Jehová ha remitido tupecado». Cuando el profeta acusó depecado a David de una manera direc-ta, él confesó; y sobre la base de esaconfesión, y con igual presteza, res-pondió el profeta: «También Jehováha remitido tu pecado».

El agrupamiento de estas frases nosdescubre a David y nos lo muestracomo un varón conforme al corazón

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de Dios. Tal afirmación puede pare-cer de momento alarmante. Sin em-bargo, recordemos los hechos y cir-cunstancias de la vida de aquel tiem-po. Cuando nos colocamos en mediode esa época y recordamos las rela-ciones entre reyes y súbditos, enton-ces nos damos mejor cuenta de quelo que hizo David, fue algo sorpren-dente; y la sorpresa sube de puntocuando, recorriendo la historia hu-mana, presenciamos las actitudes yla conducta de otros reyes.

¿Cuándo ha acontecido esto, antes odespués? María, Reina de Escocia,hubiera declarado que ella estaba porencima de la Ley; Carlos I hubieraarrojado a Betsabé; Jaime II hubieraalquilado testigos para que desmin-tieran lo que ella era; Carlos II hubie-ra abrogado públicamente el séptimomandamiento; la reina Elizabeth hu-biera suspendido en sus funciones aNatán.

David confesó: «He pecado». Y agre-gó estas otras palabras muy dignas denuestra consideración: «contraJehová». Esta fue la nota más profun-da de este salmo. Todo él constituyeuna interpretación del sentido espi-ritual que encontró expresión en laspalabras dichas a Natán.

OrOrOrOrOración de confación de confación de confación de confación de confeeeeesión y súplicasión y súplicasión y súplicasión y súplicasión y súplicaAl examinar el salmo notamos, enprimer lugar, su estructura. Tal comolo tenemos en nuestras versiones,

consta de diecinueve versículos. En elhebreo tiene cuatro estrofas y cuatrotiempos distintos. Los primeros cua-tro versículos forman la primera es-trofa; la segunda, del 5 al 9; la terce-ra, del 10 al 14; y la última, del 15 al19.

La primera estrofa trata del pecadocon relación a Dios; la segunda, delpecado con relación al pecador; latercera es una gran apelación; y lacuarta es una apelación ulterior re-conociendo una más vasta aplicacióndel pecado, y la liberación de él reali-zada en otros, además del pecador.

Todo el salmo está en forma de ora-ción; oración usada como confesióny súplica. Podemos notar, hablandoen términos generales, que David nopromete a Dios nada. No hace ningu-na promesa de enmienda; se arrojapor completo en la misericordia deDios.

Un griUn griUn griUn griUn grito del almato del almato del almato del almato del alma«Ten piedad de mí, oh Dios, confor-me a tu misericordia; conforme a lamultitud de tus piedades borra misrebeliones». Cuando leemos estaspalabras, recordamos la ocasióncuando fue dada la Ley, tal como lotenemos narrado en el libro del Éxo-do, y cómo en aquella ocasión Jehováproclamó Su nombre, y refiriéndosea sí mismo dijo que es un Dios com-pasivo y piadoso; tardo para la ira, ygrande en misericordia y verdad. Con

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estas ideas de Dios en mente, Davidhizo su petición.

Este grito fue arrancado de su almacomo resultado de la conciencia desu pecado delante de Dios. Usa tresexpresiones: «mis transgresiones…mi iniquidad… mi pecado». Al hacer-lo, no estaba repitiendo el mismopensamiento tres veces. Cada palabratiene un significado particular.

«Transgresión» se refiere a rebelióny desobediencia definidas. Eso es loque resalta en primer lugar en su con-ciencia de pecado, algo que incluyedelito. Puede haber pecado que noincluye el elemento de delito. Cuan-do un hombre hace algo contrario ala voluntad de Dios, por ignorancia,no hay culpabilidad, aunque hay pe-cado. Las primeras palabras de Davidseñalan y confiesan que su acción fuede desobediencia voluntaria, y enconsecuencia, fue culpable.

La palabra «iniquidad» describe elresultado de la rebelión que es per-versión o corrupción. Como conse-cuencia de su transgresión, él mismofue pervertido y manchado.

La última palabra, «pecado», incluyetodo el hecho. Expresa el sentido defracaso y de ruina. David estaba en-carándolo todo en una forma triple,diciendo: «En efecto, yo desobedecícon plena conciencia; por consiguien-te, estoy pervertido y manchado; ypor lo tanto, soy un culpable.

La neceLa neceLa neceLa neceLa necesidad del pecadorsidad del pecadorsidad del pecadorsidad del pecadorsidad del pecadorAhora obsérvese lo que él buscó. Dela misma manera que usó tres pala-bras para describir la conciencia desu condición, usó tres frases para ex-presar la conciencia de su necesidad:«Borra mis rebeliones … lávame …límpiame». La palabra hebrea «bo-rra», en su uso figurado, considera elpecado como una deuda, y como unadeuda registrada en algún documen-to. La petición es en el sentido de quetal deuda escrita sea borrada.

El significado literal de la palabra he-brea traducida como «lávame» esrestriégame. Entenderemos mejoresto si recordamos la manera orien-tal de lavar las prendas de vestir. Latela era restregada hasta hacer des-aparecer las manchas; en este senti-do, la traducción «lávame», es per-fectamente correcta y no puede sermejorada. Si el primer grito pide quese borre la deuda; el segundo, el la-vamiento, que quite la contamina-ción.

Cuando llegamos a la palabra «lím-piame», nos encontramos en la pre-sencia de algo que capta nuestraatención. Edersheim dijo que es im-posible expresar con perfecta exacti-tud el valor del término hebreo, por-que no tenemos palabra en nuestroidioma que corresponda exactamen-te. Agrega que la única palabra quede una manera literal pudiera expre-

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sar la idea, es la palabra «sin peca-do». De donde David buscaba unalimpieza completa, de tal manera,que tanto el hecho, como la conse-cuencia del pecado, fueran cancela-dos enteramente. No solo que la deu-da sea borrada y que la mancha seaquitada, sino que la personalidadquede absolutamente libre de todaforma de pecado.

Reconocimiento y confReconocimiento y confReconocimiento y confReconocimiento y confReconocimiento y confeeeeesiónsiónsiónsiónsiónAhora consideramos la base sobre lacual David hizo su petición. La prime-ra palabra que usa es una muy peque-ña: «porque»; lo que nos muestraque estaba procediendo de la peti-ción al argumento. Hasta aquí, habíaapelado a la misericordia y a la bene-volencia amorosa de Dios, para queborrara sus transgresiones, lo lavaraenteramente, quitara de él hasta lasombra de su pecado. Ahora exponela base de su petición: «Porque yoreconozco mis rebeliones, y mi peca-do está siempre delante de mí».

Su petición para que Dios obrase, es-taba basada en el hecho de que ha-bía confesado su pecado. La palabrahebrea traducida como «reconozco»,significa literalmente, lo conozco, loconfieso, no intento esconderlo.

Otro de los salmos penitenciales, el32, atribuido también a David, des-cribe su experiencia antes de llegar aese reconocimiento: «Mientras callé,se envejecieron mis huesos en mi ge-mir todo el día. Porque de día y denoche se agravó sobre mí tu mano;se volvió mi verdor en sequedades deverano». Luego agrega: «Mi pecadote declaré, y no encubrí mi iniquidad.Dije: Confesaré mis transgresiones aJehová; y tú perdonaste la maldad demi pecado».

Es evidente, entonces, que David tuvoconciencia de que no podría haberliberación ni limpieza, hasta que con-fesara y reconociera, sin reservas, elhecho de su pecado.

Esto nos lleva a un asunto de muchaimportancia, el de la confesión delpecado. ¿Cuándo llega a ser de posi-tivo valor la confesión del pecado?Podría decirse que cuando se confie-sa a un sacerdote. No necesito discu-tir esa opinión por ahora. Se dice tam-bién que la confesión llega a ser po-sitiva cuando se hace a la persona aquien se ofende. Esto puede ser unanecesidad dura, pero no es suficien-te.

DaDaDaDaDavid tuvvid tuvvid tuvvid tuvvid tuvo co co co co conciencia deonciencia deonciencia deonciencia deonciencia deque no podría haber li-que no podría haber li-que no podría haber li-que no podría haber li-que no podría haber li-berberberberberación ni limpieación ni limpieación ni limpieación ni limpieación ni limpiezzzzza,a,a,a,a,hashashashashasttttta que ca que ca que ca que ca que conononononfffffesaresaresaresaresara y ra y ra y ra y ra y re-e-e-e-e-ccccconocieronocieronocieronocieronociera, sin ra, sin ra, sin ra, sin ra, sin reseresereseresereservvvvvas,as,as,as,as,el hecho de su pecel hecho de su pecel hecho de su pecel hecho de su pecel hecho de su pecado.ado.ado.ado.ado.

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¿Entonces será acaso cuando nosconfesemos los unos a los otros? Estono tiene valor alguno, a menos quela confesión sea precedida por algomás profundo. Por supuesto, la res-puesta desde luego obvia, es que laconfesión llega a ser de valor cuandoes hecha a Dios; y eso nos conduce aencarar el hecho de que la confesiónhecha a Dios tiene valor solo despuésde que nos la hemos hecho a noso-tros mismos. David dice: «Mi pecadoestá siempre delante de mí». La horade la limpieza moral y de la renova-ción llega, cuando el hombre, dejan-do a todos los otros fuera, se dice a símismo: «Pequé».

El pecado eEl pecado eEl pecado eEl pecado eEl pecado es conts conts conts conts contrrrrra Diosa Diosa Diosa Diosa DiosY todavía mirando el asunto más cui-dadosamente, encontramos quecuando David estaba confesando supecado en la presencia del Señor, lohacía reconociendo que, en últimoanálisis, el mal que había hecho ibadirectamente contra Dios; es aquícuando exclama: «Contra ti, contra tisolo he pecado, y he hecho lo malodelante de tus ojos».

Este concepto ha sido atacado, lo cuales perfectamente natural. Se dice:¿No había pecado David contraBetsabé? En cierto sentido así fue,pero, en realidad, había pecado conBetsabé. Es muy cierto que un hom-bre peca contra una mujer cuando laseduce, pero es igualmente cierto

que en la mayoría de los casos pecanjuntos.

Pero, ¿es que David no pecó contraUrías? Indudablemente que lo hizo,pero debe reconocerse al menos quesu pecado contra Urías fue heroico ytremendo. Como resultado de su fal-ta se abrían dos caminos ante Urías;el uno era el de descubrir el pecado,la agonía que eso le hubiera causa-do, y el haber contemplado a Betsabémuerta a pedradas. El otro, el de mo-rir como un soldado en el lugar demayor peligro en el campo de bata-lla; y David escogió para Urías lo últi-mo.

Pero ahora, en la presencia de Dios,David ha llegado a la conciencia delhecho de que, al final de cuentas, elpecado es contra Dios; que cuandoun hombre hace mal a una mujer,hace daño a Dios; que cuando hacemal a un hombre, la agonía última nola siente el hombre a quien se haofendido, sino la siente Dios en elmismo corazón.

Este es el sentido más profundo delpecado. Fue esto lo que hizo a Pablocalificarse a sí mismo como «el pri-mero de los pecadores». David sabíaque había causado mal a Betsabé y aUrías, pero comprendió que, en últi-mo análisis, había hecho daño a Dios.Terminó esta estrofa declarando quehabía hecho esta confesión a fin deque Dios pudiera ser vindicado, tan-

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to en Su justicia como en Su miseri-cordia.

La segunda estrofa comienza en elversículo 5 y termina en el 9. Obsér-vese cuidadosamente cómo comien-zan los versículos 5 y 6. Ambos se ini-cian con la palabra: «He aquí», y enlos dos hay dos hechos manifestados:«He aquí, en maldad he sido forma-do, y en pecado me concibió mi ma-dre».

Con esta frase, él estaba confesandorealidades de su propio ser, que eranesencialmente, y por herencia, co-rrompidas. La siguiente declaración,sin embargo, nos muestra que Davidno estaba buscando ninguna excusapor su pecado. Pudiéramos pensarque así era, si nos detuviéramos eneste versículo; pero, escuchemos elsiguiente: «He aquí, tú amas la ver-dad en lo íntimo, y en lo secreto mehas hecho comprender sabiduría».

Este es el otro aspecto de la verdadcon respecto a la personalidad. Enesta doble afirmación hallamos doshechos; el primero es el de la natura-leza pecaminosa; pero el segundo esque, si bien somos formados en ini-quidad y concebidos en pecado, noconstituye eso toda la verdad; porquees igualmente verdadero que en lapersonalidad hay una luz interior, unademanda de verdad en las hondurasdel alma, la sabiduría de Dios que escapaz de iluminar.

Súplica pSúplica pSúplica pSúplica pSúplica por ror ror ror ror reeeeestststststauraurauraurauraciónaciónaciónaciónaciónY contemplando así su propia perso-nalidad, David hace una nueva peti-ción, rogando por una limpieza com-pleta, en las siguientes palabras:«Purifícame con hisopo, y seré limpio;lávame, y seré más blanco que la nie-ve. Hazme oír gozo y alegría, y se re-crearán los huesos que has abatido.Esconde tu rostro de mis pecados, yborra todas mis maldades».

Este fue su grito pidiendo limpieza dela corrupción heredada, y restaura-ción de la sensibilidad a la voz de lasabiduría que produce gozo y alegría.

En la tercera estrofa hay una granpetición. David anda buscando «uncorazón limpio», que es la personifi-cación, en una frase, de todo lo queya ha pedido: «un espíritu recto», quepudiera traducirse de esta otra ma-nera: «un espíritu inmutable».

En la frase: «Y no quites de mí tu San-to Espíritu», él está pidiendo el man-tenimiento del compañerismo; y eníntima relación con la restauraciónque ha pedido busca finalmente «elespíritu libre», que es un espíritucompletamente sujeto a Dios.

Cada petición fue en el sentido deque Dios hiciera por él lo que ningúnotro podía hacer; y todo lo motivabael deseo ardiente de poder enseñara los transgresores los caminos deDios, a fin de que los pecadores fue-

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ran convertidos a Él. En esta forma,vio la posibilidad de verse libre dehomicidios. La referencia no tieneque ver con la muerte de Urías, sinocon el mal que pudiera causar a losdemás de cualquier manera.

PPPPPublicando la gloria de Diosublicando la gloria de Diosublicando la gloria de Diosublicando la gloria de Diosublicando la gloria de DiosLa última estrofa se caracteriza por-que el salmista deja de pensar en símismo: «Señor, abre mis labios, ypublicará mi boca tu alabanza». Da-vid buscó que Dios obrara de esamanera en él, a fin de poder estarcapacitado para publicar la gloria deDios; y entendió cuál era la condiciónpara obtener esas bendiciones: un«corazón contrito y humillado», o loque es lo mismo, la supresión del or-gullo de la personalidad y la sumisiónabsoluta a la voluntad de Dios.

Finalmente, se dio cuenta de las vas-tas consecuencias de lo que estabadeseando para sí mismo: la prosperi-dad de Sion y la edificación de losmuros de Jerusalén.

El salmo entero enfatiza ciertas gran-des verdades. La primera es que elpecado, en último análisis, ofende aDios. Además, destruye la personali-

dad, paraliza la influencia sobre losdemás, y es absolutamente incurablepor medios humanos.

Revela, además, el hecho permanen-te de que Dios responde a la confe-sión del pecado y a la confianza quese deposita en Su misericordia eter-na. Cuando un hombre exclama conabsoluta sinceridad: «Pequé contraJehová», la respuesta es siempre lamisma: «También Jehová ha remiti-do tu pecado».

Tal vez, en cierto sentido, las palabrasmás importantes del salmo son:«Crea en mí, oh Dios, un corazón lim-pio, y renueva un espíritu recto den-tro de mí».

Kirkpatrick cuenta un hecho muy in-teresante. En cierta ocasión, Voltairequiso, de una manera irreverente,parodiar este salmo; pero cuando lle-gó a este ruego, se amedrentó, sus-pendió su tarea y destruyó su manus-crito. Si esto es cierto o no, lo que esverdad siempre es que el acto de pro-nunciar esta oración, es algo formi-dable, y el salmo nos ayuda a ver loque realmente implica.

De Los Grandes Capítulos de la Biblia.

¿Alguna cosa o todo?

Alguien preguntó al evangelista Robert Chapman (1803-1902) si élalentaría a los jóvenes cristianos a hacer alguna cosa para el Señor.«No», fue la respuesta, «yo les aconsejaría dar todo para él».

Á Maturidade

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“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y loque ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregóa sí mismo por mí” (Gál. 2:20).

VIDA CRISTIANA

Nuestra vidaLecciones básicas sobre la vida cristiana práctica.

Watchman Nee

Muchas personas malinterpretanColosenses 3:4, Filipenses 1:21 yGálatas 2:20, especialmente los últi-mos dos. En Filipenses 1, Pablo nosdice: «Para mí el vivir es Cristo». Paraél, esto es un hecho.

Sin embargo, entre los hijos de Dioshoy en día, hay un gran malentendi-do. Piensan que esta declaración esuna meta a alcanzar. Ellos deben in-tentar vivir así para poder llegar a lameta. Es un estándar a alcanzar; essu expectativa.

Recordemos, sin embargo, que Pablono nos está diciendo que «para mí elvivir es Cristo» sea su objetivo. Noestá diciendo que se requiere ir a tra-vés de muchos años, pruebas y tra-tos de Dios antes de poder alcanzarla meta. Lo que él dice es que la ra-zón por la cual él vive es Cristo. SinCristo, él no puede vivir en ningúnmodo. Esto describe su actual condi-

ción, no su objetivo. Este es el secre-to de su vida, no su esperanza. Su vidaes Cristo; él vive porque Cristo viveen él.

Gálatas 2:20 es otro versículo fami-liar entre los cristianos. El error quemuchos tienen con este versículo esaún más grave que con Filipenses 1.Una vez más, ellos toman este versí-culo como su objetivo, como suestándar. Ellos oran y esperan llegara un punto donde puedan declarar:«Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí».

¿Pero es Gálatas 2:20 una esperan-za? ¿Es una meta? ¿Es una norma poralcanzar? Muchos actúan así. Espe-ran que un día llegarán al lugar don-de ellos ya no vivan, sino que Cristoviva en ellos. Este es su blanco. Ellosno perciben es que este es el caminode la victoria de Dios, no una meta oun estándar. No dice qué debería ha-cer yo para vivir, ni tampoco lo que

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yo puedo hacer para vivir. Simple-mente dice que Cristo vive en mí.

Gálatas 2:20 no es un estándar o unobjetivo. No es algo que esté muy porencima del hombre, para él puedaalcanzarlo ejerciendo todas sus fuer-zas. Por el contrario, es el secreto dela vida.

1. Victoria a t1. Victoria a t1. Victoria a t1. Victoria a t1. Victoria a trrrrraaaaavés de una vidavés de una vidavés de una vidavés de una vidavés de una vidasustsustsustsustsust iiiii tttttuuuuuttttt ivivivivivaaaaa¿Cuál es el secreto de la vida? Signifi-ca que el camino de la victoria no esuna meta sino un proceso. No sedebe confundir el proceso con el ob-jetivo. Se trata de una maravillosagracia que Dios nos ha dado. Es unaforma en que los derrotados puedenvencer, los inmundos puede ser lim-piados, lo común puede llegar a sersanto, lo terrenal puede ser celestialy el carnal puede llegar a ser espiri-tual. Es un camino, no una meta. Elcamino se encuentra a través de unavida sustitutiva. Así como Cristo esnuestro sustituto en la muerte, así éles nuestro sustituto en la vida.

Al principio de nuestra vida cristiana,hemos visto cómo el Señor Jesús lle-vó nuestros pecados en la Cruz, paraque por su muerte nosotros fuése-mos librados de la muerte, nuestrospecados fuesen perdonados, y ya nofuésemos condenados. Hoy, Pablome dice que, porque Cristo vive enmí, yo soy liberado de la vida. El sig-nificado aquí es simple: puesto que

él vive en mí, yo no necesito vivir. Asícomo él murió en la Cruz por mí, asíahora él vive en mí, en mi lugar.

Este es el secreto de la victoria. Estees el secreto de Pablo. Él no dice: «Yoespero no necesitar vivir», o «Esperopoder dejarlo vivir a él». Él solo dice:«Ya no vivo yo, porque le he dejadovivir a él. Ahora ya no soy yo quienvive, sino Cristo quien vive en mí».

Pidamos a Dios que nos ilumine, a finde ver que el hombre no tiene nece-sidad de vivir por sí mismo, porqueCristo puede vivir en él. El día en quetú oíste que no necesitas morir, sen-tiste que este era un gran Evangelio.Ahora, en otro día, estás oyendo quetú no necesitas vivir. Este también esun gran Evangelio.

La muerte es dolorosa, pero, paranosotros, tratar de vivir delante deDios también es doloroso. La gentecomo nosotros, que no sabe nadasobre la santidad de Dios, el amor, elEspíritu Santo o la Cruz, ¿cómo pue-de vivir en la presencia de Dios? Unacarga tan pesada es insoportable.Cuanto más vivimos, más suspiramos.Cuanto más vivimos, más frustradosestamos. El evangelio que hoy se teentrega es que tú no necesitas vivir,Dios te ha eximido de la vida. Sinduda, este es un gran Evangelio.

2. No yo, sino Cristo2. No yo, sino Cristo2. No yo, sino Cristo2. No yo, sino Cristo2. No yo, sino CristoAsí como es una buena noticia queno necesitamos morir, también es

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una buena nueva que no necesitamosvivir. Para alguien que se esfuerza envivir como cristiano, ésta es realmen-te una tarea agotadora, imposible.

Pedir a una persona impaciente, demal genio, orgullosa, que viva humil-demente, pronto la agotará; ella sedesgastará intentando ser humilde.¡No es de extrañar que el hombre deRomanos 7 estuviese cansado!

«Porque el querer el bien está en mí,pero no el hacerlo» (v. 18). Quererhacer el bien a diario, pero a diarioser incapaz de hacerlo – cuán terri-blemente agotador es esto. Entonces,un día se te predica el Evangelio, di-ciéndote que el Señor no espera quetú hagas el bien. ¡Oh, éste es un granEvangelio! El Señor no demanda quehagas el bien, ni él quiere que tú quie-ras hacer el bien. Él quiere venir y vi-vir en ti. La cuestión no es si hay al-gún bien, sino quién hace el bien.

Es doloroso para ti tratar de vivir de-lante de Dios, porque nunca podrássatisfacer sus demandas. Tienes queconfesar: «Señor, te conocía que ereshombre duro, que siegas donde no

sembraste y recoges donde no espar-ciste» (Mat. 25:24). Eres totalmenteincapaz de responder a las exigenciasde Dios.

Por lo tanto, el camino de Dios y susecreto para mí no es pedirme queimite al Señor Jesús, ni entregarme amí el poder, en respuesta a mi peti-ción de ser como Cristo. El camino deDios para mí es lo que Pablo expresa:«Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí».

¿Notas la diferencia? No es una vidaimitando a Cristo ni una vida de po-der dada; por el contrario, es una vidasustitutiva. Ya no eres tú, porque Diosno te permitirá vivir delante de él. EsCristo quien vive en ti y permaneceante la presencia de Dios. Por lo tan-to, no es imitando a Cristo, ni reci-biendo el poder de Cristo, sino dejan-do que Cristo viva en mí.

Tienes que llegar a este punto: «Noyo, mas Cristo». Esta es la vida delcreyente. Antes, vivía yo, pero no Cris-to; ahora, no vivo yo, pero sí Cristo.Si alguien no puede decir: «No yo,mas Cristo», no sabe lo que es la fe ola vida cristiana. Es evidente que élestá simplemente esperando vivir así,para que sea Cristo y no él. Pero Pa-blo nos dice que esta no es la vía: laforma es dejar que Cristo viva.

Crucificado con CristoCrucificado con CristoCrucificado con CristoCrucificado con CristoCrucificado con CristoEn este punto, es muy probable quete preguntes: ¿Cómo puedo salir delcamino para que Cristo pueda vivir?

Aquellos que son derrAquellos que son derrAquellos que son derrAquellos que son derrAquellos que son derro-o-o-o-o-tttttados, siemprados, siemprados, siemprados, siemprados, siempre mire mire mire mire mirananananandendendendendentrtrtrtrtro de sí mismos;o de sí mismos;o de sí mismos;o de sí mismos;o de sí mismos;aquellos que craquellos que craquellos que craquellos que craquellos que creen, mi-een, mi-een, mi-een, mi-een, mi-rrrrran a la Cruz.an a la Cruz.an a la Cruz.an a la Cruz.an a la Cruz.

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Este es un gran problema. ¿Cómopuede ser: «Ya no yo»? La respuestase encuentra en la primera parte deGálatas 2:20: «Con Cristo estoy jun-tamente crucificado». A menos queesté crucificado, yo no puedo ser re-movido; a menos que esté crucifica-do, todavía soy yo. Ya no puedo seryo, solo si estoy crucificado con Cris-to.

Por favor, recuerda: el problema detu pecado fue resuelto en la Cruz, yen la misma Cruz tú mismo tambiénterminaste. Debemos recordar lo quedice Romanos 6: «Sabiendo esto, quenuestro viejo hombre fue crucificadojuntamente con él» (v. 6). No es quemi viejo hombre quiera ser crucifica-do con él, sino que éste ya fue cruci-ficado con él. No es deseando o es-perando. La palabra en griego, muyenfática, es «fue», indicando clara-mente que fui, de una vez y parasiempre, de manera absoluta e inmu-table, crucificado con él. Puesto queDios me puso en Cristo, yo morí cuan-do él murió en la Cruz.

Esto es algo que debes creer. Asícomo una vez tus ojos fueron abier-tos para ver tus pecados puestos enCristo, así también deben ser abier-tos para ver que tu persona fue es-condida en Cristo. Tus pecados fue-ron cargados, tu persona fue crucifi-cada. Este no es tu problema, sino elde Cristo, porque él lo ha hecho porti. No mires dentro de ti mismo. Tus

pecados ya no están en ti, sino en laCruz. Así que tu persona ya no estáaquí, sino allí en la Cruz.

Aquellos que son derrotados, siem-pre miran dentro de sí mismos; aque-llos que creen, miran a la Cruz. Nues-tros pecados están allí, en la Cruz, noaquí; lo interior está también allí, noaquí. Debemos ver que el hombreestá en la Cruz, no aquí en nosotros.Esto es lo que ha hecho el Señor.«Consumado es». Dios nos puso enCristo y nos hizo morir con él. Cristoha muerto, nosotros también hemosmuerto.

La vida victoriosaLa vida victoriosaLa vida victoriosaLa vida victoriosaLa vida victoriosaAhora declaro que soy una personacrucificada. Si voy a vivir hoy, ya nosoy yo quien vive, sino Cristo vive enmí. Yo estoy anulado, pero Cristo havenido. Este es el camino de la victo-ria. Esto es lo que Pablo nos ha mos-trado. Así es cómo él vive la vida cris-tiana. ¿Qué es la vida cristiana? Soloesto: que ya no soy yo quien vive, sinoque dejo a Cristo vivir por mí.

He estado errado todos estos años:pecador, débil, orgulloso, arruinado,irritable. Pero ahora vengo a la pre-sencia del Señor, diciendo: «Señor,estoy deshecho. A partir de hoy, lavomis manos de mis propios esfuerzos.Por favor, hazte cargo». Esto es lo quesignifica: «Ya no vivo yo, mas viveCristo en mí». «He vivido lo suficien-te; estoy harto de la vida. Ahora, Se-

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ñor, ¿puedes intentarlo tú, por fa-vor?».

Déjame decirte, es tan simple comoeso. La vida victoriosa no es otra queésta: tú no necesitas vivir. No necesi-tas agotarte en vivir; solo debes mi-rar a lo alto y decir: «A partir de aho-ra, no hago nada más. ¡Vive y mani-fiéstate tú, Señor!». Y así será hecho.

De aquí en adelante, tú tomas un cur-so positivo. Puedes orar diciendo:«Señor, acepto que tú seas mi vida.Desde ahora, reconozco a tu Hijocomo mi vida. Confieso que para míel vivir es Cristo». Esta llegará a sertu vida diaria delante de Dios, con-

fiando en el Señor. «Señor, este es tunegocio, no el mío». Tu tentación noes pecar, sino más bien, es actuar portu cuenta.

«Y lo que ahora vivo en la carne, lovivo en la fe del Hijo de Dios». ¿Quésignifica Cristo viviendo en mí? Sim-plemente significa que, en adelante,yo vivo en la fe del Hijo de Dios. To-dos los días, yo creo que el hijo deDios vive en mí. «Señor, yo creo quetú vives por mí. Señor, yo creo que túeres mi vida, y creo que tú vives enmí».

Traducido de Spiritual Exercise, Chapter 27Christian Fellowship Publishers

Tomando posesión de lo nuestroEn Manila, en 1848, murió un comerciante en un viaje de negocios,

dejando a su esposa viuda en condiciones muy precarias. Como elmatrimonio poseía una pequeña propiedad en Australia, ella escribió aun amigo que moraba allí para que vendiese aquel terreno.

Aquel amigo vendió todo, excepto un retazo de suelo que nadie com-pró, porque parecía estéril. Sin embargo, años más tarde, fue descu-bierta allí una mina de oro, cuya producción fue suficiente para remo-ver la ansiedad del corazón de su dueña.

La viuda tuvo aquella posesión durante todo el tiempo. El oro estuvosiempre allí, en el subsuelo. Pero, hasta aparecer el metal precioso, eracomo si no existiese. Finalmente, ella entró en posesión de su riqueza,y esto hizo una enorme diferencia en su vida.

Nosotros poseemos todo el oro celestial, en el Señor Jesús, pero esposible que una gran parte de esa veta inagotable no haya sido percibidani tocada, ni utilizada en nuestra vida. ¡Qué gloriosa diferencia hay cuan-do descubrimos lo antiguo y lo eterno de manera que lo hace nuevopara nosotros, y tomamos posesión de aquello que nos pertenece!

H.C.G. Moule

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FAMILIA

La familia según el corazónde Dios

Hacia un testimonio vivo del evangelio en medio de unmundo corrompido.

Luiz Fontes

zón de Dios, el único realmente ca-paz de expresar a Dios. Hay algo sig-nificativo sobre su ministerio: todo loque él hizo, todo lo que él enseñó,todas sus acciones, constituyen lascosas más profundas en la palabra deDios.

Nada en la vida y en el ministerio deCristo es simple. Por más simple quenosotros lo juzguemos, existe unaprofundidad a veces humanamenteindescriptible. Necesitamos del Espí-ritu Santo en una porción doble, paraque nos ayude a discernir las profun-didades de la persona y de la obra delSeñor Jesús.

En el capítulo 2 del evangelio de Juan,tenemos al Señor Jesús iniciando suministerio en una boda. Tenemos queextraer cada lección de este episodio.Nunca habrá un matrimonio que pue-da expresar a Dios, su mente, su go-bierno, si el Señor Jesús no está in-

En este pasaje vemos el inicio del mi-nisterio de nuestro Señor Jesús. Y hayalgo que nos llama la atención: Jesúsinició su ministerio en una boda. ¿Tehas detenido a pensar en eso?

Significado del matSignificado del matSignificado del matSignificado del matSignificado del matrimrimrimrimrimonio segúnonio segúnonio segúnonio segúnonio segúnDiosDiosDiosDiosDiosEn el libro de Génesis, vemos queDios creó todas las cosas. En el sextodía, Dios creó al hombre. Esto es muysignificativo. Cuando Dios tuvo aaquel hombre, Adán y Eva, como unhombre corporativo, constituido porel marido y la esposa, él les dio unaresponsabilidad. Aquel matrimonioexpresaba el gobierno y la autoridadde Dios sobre la creación.

En el libro de Génesis, tenemos lacreación y luego la caída. Y aquí te-nemos el inicio de la gran restaura-ción de Dios, en el ministerio de Cris-to. Cristo es el hombre según el cora-

Lectura: Juan 2:1-12.

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cluido en él. La idea del matrimonioes algo que procede de Dios.

Reconociendo el frReconociendo el frReconociendo el frReconociendo el frReconociendo el fracasoacasoacasoacasoacasoTú puedes pensar que no estás casa-do con la persona correcta; puedessentirte muy frustrado en tu matri-monio. Eres un hombre salvo, o unamujer salva, y puedes enfrentar algu-nas crisis interiores. Pero esas crisisestán en la carne, y no son de Dios.

Si crees tener un matrimonio enfer-mo, tu problema solo puede ser so-lucionado con la interpretación deeste episodio. La cuestión no es siestás o no con la persona correcta. Elasunto es: ¿Está Jesús en tu matrimo-nio? ¿Ocupa él un lugar central? Lapregunta correcta es: ¿Está Jesús enmi matrimonio? Porque siempre pen-samos en el matrimonio, en primerlugar, en relación a nosotros.

Si asociamos las bodas de Génesiscapítulo 2 y de Juan capítulo 2, des-cubriremos un principio. El matrimo-nio tiene que ver primeramente conel propósito de Dios, y no con nues-tra satisfacción personal. Cuandonuestra satisfacción es colocada pordelante del propósito de Dios, con ab-soluta certeza, fracasaremos.

El problema de los fracasos conyuga-les no es aquello que se consuma enel divorcio. El gran dilema hoy es quemuchos matrimonios, aunque no es-tén divorciados, están emocional yespiritualmente separados. Están dis-

tantes dentro de la misma casa. Elamor ya se fue; la satisfacción, la ale-gría y el placer cesaron. Esto es muytriste, y la cantidad de personas queviven de esta forma es grande.

No sirve el leer libros, ni consultar alpsicólogo. No estamos contra los psi-cólogos. Nada de eso. No estamoshablando de psicología, sino de asun-tos espirituales. Estamos hablandodel propósito eterno de Dios, de lavisión de Dios en la familia. Tenemosque hacer preguntas esenciales. ¿Estáel Señor Jesús en mi matrimonio?

Cuando el vino se acabCuando el vino se acabCuando el vino se acabCuando el vino se acabCuando el vino se acabaaaaaVean que, en esta historia, ocurrióuna crisis. El vino se acabó. El vino tie-ne un significado espiritual. Por unlado, significa la sangre del Señor Je-sús (Lucas 22 y 1 Corintios 11), y noshabla también de alegría.

¿Qué significa: «No tienen vino»?Desde el punto de vista espiritual, seacabó la alegría en el matrimonio. Talvez ésta sea una de las cuestionescruciales de nuestra vida. Posible-mente a muchos cónyuges se les aca-bó el vino. La esposa perdió la ale-gría en su esposo; el esposo ya nohalla placer en su esposa. Esta es unasituación muy crítica. Un matrimonioasí, está al borde del precipicio.

Debemos ser cuidadosos, pues Sata-nás tiene un gran interés en destruirla familia. ¿Cuál es su propósito alperseguir a la familia? Su blanco prin-

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cipal no es el matrimonio, sino aten-tar de hecho contra el propósito eter-no de Dios.

Si miramos hacia Génesis, y tambiénal ministerio del Señor Jesús, el ma-trimonio es un asunto de Dios, y esalgo fundamental para entender lavida de iglesia. No hay un lugar don-de podamos vivir de manera más ele-vada la vida de iglesia que en nues-tro matrimonio.

Si queremos vivir la vida de iglesia enla reunión, ésta debe ser la expresiónde aquello que vivimos en el hogar.Hay muchos temas cristianos quecompartimos a la iglesia, y pensamosque esas realidades espirituales vana ocurrir en la reunión de iglesia. Alhablar de apresurar el regreso delSeñor, creemos que esto se dará enlas reuniones. Pero, ¿cuándo noso-tros empezamos a apresurar su regre-so? Dentro de nuestras propias casas,en nuestro matrimonio.

Al hablar de avivamiento, suponemosque éste comenzará en las reuniones,pero no es así; éste debe comenzaren nuestros hogares, en nuestros re-lacionamientos más íntimos, entrelos cónyuges, con los hijos.

Si hablamos de comunión, ¿la esen-cia de ella está en las reuniones deiglesia? No. Las reuniones de iglesiason un reflejo de la comunión. Perola base de ella está en el matrimonioy en el relacionamiento con los hijos.

Si podemos decir que la iglesia estáenferma, es porque los matrimoniosestán enfermos. Todo fracaso de unacomunidad local tiene sus raíces enlas relaciones conyugales. Para que laiglesia sea realmente tal, ella debe seruna familia. Y para que una familiasea esencialmente una familia, ellatiene que ser iglesia. La iglesia es unacuestión de familia. Debemos valorarseriamente esto; porque, por desgra-cia, muchos no han despertado a ello.

Hay una profunda tristeza en el cora-zón de Dios, al ver que la crisis espiri-tual de su iglesia refleja nuestra cri-sis conyugal. Si no volvemos el cora-zón a las palabras de Juan 2, jamássabremos lo que realmente estáaconteciendo.

InInInInInvivivivivitttttando a Jeando a Jeando a Jeando a Jeando a JesússússússússúsObservemos algunos puntos. «Al ter-cer día se hicieron unas bodas enCaná de Galilea; y estaba allí la ma-dre de Jesús. Y fueron también invi-tados a las bodas Jesús…». Jesús fueconvidado. Esta no es una invitacióncualquiera. Es la mayor invitación quetú, como esposo o como esposa, pue-des hacer.

Marido, tú necesitas convidar a Jesúspara tomar el lugar central de tu ma-trimonio. Porque tú eres incapaz deamar a tu esposa. ¿Cómo es que Pa-blo en Efesios 5:25 dice a los maridosque deben amar a sus esposas?«Como Cristo amó a la iglesia». Ma-

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rido, ¿realmente amas a tu esposa dela misma manera que Cristo amó a laiglesia? ¿Cómo amó Cristo a la igle-sia? Él se dio por ella. ¿Te has dado túpor tu esposa?

Uno de los mayores problemas quelos hombres están enfrentando enestos momentos es la pornografía.Muchos están esclavizados por eso.Ha sido la batalla de todo hombre,porque existe un apelo perniciosoesparcido por todas las redes. Dondevayas mirando, aparece este llamadoinmoral, corrompiendo los pensa-mientos y los deseos.

Ahora, imagina que, por un lado, exis-te una guerra terrible en nuestrospensamientos, en nuestros ojos, ennuestros oídos. Ellos están siendobombardeados todo el tiempo.¿Cómo consigues sobrevivir dentrode este contexto? Necesitamos ir a lospies del Señor y clamar por socorro.No es solo pedir perdón por la reite-ración de un pecado; necesitamos serliberados, necesitamos de una inter-vención divina. Sin embargo, por so-bre todo, debemos reconocer nues-tra incapacidad, y querer ser ayuda-dos por el Espíritu Santo en esta ba-talla terrible.

ComComComComComo Cristo amó a la igleo Cristo amó a la igleo Cristo amó a la igleo Cristo amó a la igleo Cristo amó a la iglesiasiasiasiasiaVolvamos a la pregunta. ¿Amo a miesposa así como Cristo amó a la igle-sia? ¿Es verdadero mi amor? ¿En-cuentro satisfacción en ella? Este es

un punto muy importante. Hay aquíuna profunda exhortación del Señorpara nosotros.

«Cristo amó a la iglesia, y se entregóa sí mismo por ella» (Ef. 5:25). Su en-trega significa que él no esperabanada de ella. Este es un punto neu-rálgico en la vida de los hombres.Aquello que llamamos amor pornuestra esposa, indica que siempreesperamos recibir algo a cambio. Yéste es un amor erotizado, un amorcorrompido, un amor carnal. Soloamamos en la medida en que noso-tros mismos estamos satisfechos.

Podemos decir que solo amamos por-que queremos a nuestra propia car-ne agradada. Pero ése no es el amorde Cristo. Él se dio totalmente por suiglesia. Cuando él se entregó por ella,ella no lo amaba. El amor suyo es unamor absoluto. ¿Quién de nosotros,los hombres, tiene ese amor?

Por esta razón, necesitamos invitarlea él a ser parte de nuestra relaciónconyugal. Si Cristo no entra en nues-tro matrimonio, jamás estaremoshabilitados para amar a nuestras es-posas. Yo no puedo amar a mi espo-sa de manera verdadera y pura, si elSeñor Jesús no tiene el control de misemociones.

Este es un asunto delicado. General-mente, los hombres no admitimosese fracaso interior. Si han experi-mentado esto, ustedes saben muy

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bien lo que estoy diciendo. El amores algo fundamental para que el ma-trimonio pueda marchar de formasaludable. ¿Y cómo es posible esto?Si Cristo ocupa el lugar esencial.

Quiero hablar de manera práctica.Eso significa que tú, como marido,necesitas, en primer lugar, tener unrelacionamiento serio con Cristo. Delpunto de vista práctico, necesitas re-lacionarte con él, como esposo, re-conociendo tu incapacidad de amar.

Necesitas ir a los pies del Señor y pe-dirle que él llene tu vida de su graciay su poder. Que él te habilite con elcarácter de este Esposo que él es, conese amor que él tiene. Que él te ca-pacite para amar a tu esposa comoél ama a su iglesia. Solo de esta ma-nera podremos vivir la realidad deaquello que Pablo describe.

La dignidad de la mLa dignidad de la mLa dignidad de la mLa dignidad de la mLa dignidad de la mujerujerujerujerujerY, si hoy la cuestión de la pornografíaha sido un factor de deterioro en lavida de muchos hombres, la cuestiónde la auto independencia y de la va-nidad personal ha corroído el cora-zón de muchas mujeres.

El énfasis feminista en nuestra socie-dad, ha hecho que la mujer, en losúltimos años, procure vivir de mane-ra independiente. Esta es una ideamaligna, porque intenta posicionar ala mujer en un rol al cual no ha sidollamada. La idea por detrás del movi-miento feminista es corregir errores

desastrosos sufridos por las mujeresen el pasado. La mujer, en muchasculturas, fue vista como un ser de se-gunda categoría. En diferentes tiem-pos y lugares, ese fue un hecho noto-rio. Las mujeres no tenían voz activa,ni derechos mínimos.

¿Y cuándo fue que eso cambió? Nofue hace veinte años atrás. Hoy seestá intentando corregir problemashistóricos. Pero, ¿sabes quién corri-gió ese problema? El Señor Jesús.¿Cómo? El día en que él resucitó.

¿Cuál ha sido el mayor mensaje pre-dicado hasta hoy? ¿Quién predicó elmayor mensaje en la historia de lahumanidad? Una mujer, María Mag-dalena. Jesús le entregó a ella el men-saje de las buenas nuevas. ¿Y quiéncreyó en el testimonio de aquella mu-jer? Ella fue donde estaban los discí-pulos y les anunció que Jesús habíaresucitado, pero nadie le creyó.

Pero el Señor no permitió que sumensaje cayese por tierra. Él fue aellos, y confirmó con su presenciaaquello que la mujer predicó. Lo que

El aEl aEl aEl aEl avivvivvivvivvivamienamienamienamienamienttttto debe co debe co debe co debe co debe co-o-o-o-o-menzmenzmenzmenzmenzar en nuesar en nuesar en nuesar en nuesar en nuestrtrtrtrtros ho-os ho-os ho-os ho-os ho-gggggararararares, ces, ces, ces, ces, con nueson nueson nueson nueson nuestrtrtrtrtros ros ros ros ros rela-ela-ela-ela-ela-cionamiencionamiencionamiencionamiencionamientttttos más ínos más ínos más ínos más ínos más ínti-ti-ti-ti-ti-mos, enmos, enmos, enmos, enmos, entrtrtrtrtre los ce los ce los ce los ce los cónónónónónyugyugyugyugyuges,es,es,es,es,cccccon los hijos.on los hijos.on los hijos.on los hijos.on los hijos.

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Jesús hizo, lo que él habló, confundela mente de los especialistas, dejan-do a los científicos de cabeza y a losreligiosos en desesperación.

Si el anuncio de la resurrección es elmayor mensaje que se ha predicado,si el Señor es la sabiduría personifi-cada, podríamos pensar, humana-mente, que él escogería a la personamás hábil y más creíble para entre-gar este gran mensaje. Sin embargo,él tomó a una mujer de pasado oscu-ro, que en otro tiempo había sidoesclava de Satanás.

Desde el punto de vista social, cultu-ral y religioso, ella no tenía ningúnpeso. Pero el Señor toma a esa mu-jer, la transforma, y le da un mensajepara difundir. Él colocó a la mujer enuna posición social y espiritual porencima de todas las culturas. No fueel movimiento feminista; el Señor Je-sús le dio a ella un lugar destacadoen su ministerio.

DDDDDeeeeefiniendo los rfiniendo los rfiniendo los rfiniendo los rfiniendo los roleoleoleoleolesssssEl Señor no puso a la mujer para sercabeza. No obstante, el hecho de queél haya puesto al hombre para sercabeza, no es para que éste asuma lafunción de control o supremacía. Sercabeza de la mujer es, en primer lu-gar, una posición espiritual, que noestá relacionada con la posición delhombre ante las personas. En primerlugar, su posición tiene relación conel rol del hombre delante de Dios. De

nada sirve al hombre decir: «Yo soycabeza de esta casa», si delante deltrono de Dios él es un oprobio, si éldesconoce el eterno propósito deDios.

Volvamos a Génesis. Dios creó a lamujer para que ella fuese una ayudaidónea. Si creemos que es, en primerlugar, una ayudadora para el hombre,minimizamos su rol en el propósitoeterno de Dios. Mas, si entendemosque ella es, en primer lugar, coope-radora de Dios, entenderemos cuál essu papel según el propósito de Dios.

Cuando Dios creó al hombre y a lamujer, de ambos, él hizo una sola car-ne. Dice Dios por boca de Pablo:«Grande es este misterio; mas yo digoesto respecto de Cristo y de la igle-sia». Al hablar de Cristo y la iglesia,¿qué tenemos? Un nuevo hombre,cuya cabeza está delante de Dios ycuyo cuerpo está en la tierra.

¿Es la iglesia el cuerpo de Cristo? ¿Elrol de la iglesia es inferior a la obrade Cristo? No. El papel de la iglesiaes la continuidad de la obra de Cris-to. ¿Y cuál es el papel de la mujer? Lacontinuidad de la obra del hombre.No es inferior, ni superior. Dios nopuso a la mujer en un lugar secunda-rio. Esto requiere ser corregido.

El confEl confEl confEl confEl conflicto de la sujeciónlicto de la sujeciónlicto de la sujeciónlicto de la sujeciónlicto de la sujeciónPor causa del feminismo, existenmuchos posicionamientos incons-cientes de las mujeres. Ellas no ad-

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miten esto, pero están asumiendo unpapel que Dios no les ha dado. Ellasse están colocando por delante delhombre. Cuando la Biblia habla so-bre la sumisión de la mujer, dice: «Lascasadas estén sujetas a sus propiosmaridos, como al Señor» (Ef. 5:22). Lasumisión de la mujer, en primer lu-gar, está asociada con el propósitoeterno de Dios.

La mujer, según Dios, no es inferioral hombre, y el hombre, según el pro-pósito divino, no está por sobre lamujer. Ambos son una sola carne;pero la Biblia nos muestra que ellostienen papeles bien definidos.

El peligro es cuando las mujeres pien-san que su papel es inferior. Y muchashermanas, hoy, están viviendo segúnel curso de este mundo, insumisas. Lainsumisión es rebelión, ¡es un peca-do! «Porque como pecado de adivi-nación es la rebelión» (1 Sam. 15:23).La Biblia dice que la rebelión es comoel pecado de adivinación o hechice-ría. El mismo espíritu que desagradaa Dios en la hechicería, es el espíritude rebelión.

La insumisión no es contra el mari-do, sino contra Dios. Esto es serio. Siel varón no ama a su mujer como Cris-to ama a la iglesia, está en desobe-diencia a la palabra de Dios, está enpecado. Si una esposa no acepta lasumisión, está en rebelión, y eso especado. Esto causa apostasía en la

iglesia. La vida conyugal se refleja enla vida congregacional.

Si el Señor no está en el control denuestro matrimonio, ¡cuántos peca-dos graves estamos cometiendo! Par-timos el pan, tenemos comunión; sinembargo, somos superficiales. Habla-mos de cosas santas, practicamoscosas santas, pero sin vida interior.Hacemos todo de manera automáti-ca. Eso es religiosidad. ¿Cómo vivire-mos un avivamiento? ¿Cómo disfru-taremos de las profundidades de Cris-to, viviendo un matrimonio enfermo,sin amor y sin sumisión?

Hemos dicho que la iglesia está fría,que los hermanos no oran. ¿Dóndehallaremos la respuesta para eso? Notiene sentido que analicemos las re-uniones. Al observar de una maneramás microscópica, veremos que todocomienza en nuestro matrimonio.Veamos algunos detalles.

«Y faltando el vino, la madre de Je-sús le dijo: No tienen vino» (Juan 2:3).Como ya dijimos, el vino es figura delgozo. El vino se acabó. ¿Podrías hoydecir, humildemente, que la alegríade tu matrimonio ha terminado?

¿Saben lo que ha ocurrido? Cuandohablamos del posicionamiento co-rrecto de la mujer en el matrimonioy el comportamiento inadecuado delesposo, ¿cuál es el problema en am-bos casos? En el hombre es la faltade amor, y en la mujer, la insumisión.

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Mucho de aquello que vemos en lavida del hombre tiene relación con lacorrupción de la mente, principal-mente por la pornografía, que es hoyestimulada abiertamente. Y en el casode la mujer, tenemos la rebelión, elfeminismo, el culto al cuerpo y unapreocupación excesiva con ella mis-ma.

ExalExalExalExalExaltttttando a Cristoando a Cristoando a Cristoando a Cristoando a CristoPuede ser que yo esté equivocado,pero existe un problema pequeño,mas sutil y peligroso. Cuando dos per-sonas van a contraer matrimonio, or-ganizan una fiesta. La novia se ponemuy bella. Ellos quieren mostrar suamor a todo el mundo. Todos se re-únen, y la novia es la figura centralde aquel gran acontecimiento. Nojuzgo a nadie, pero me pregunto: ¿Noestaremos siguiendo el modelo erra-do? ¿Hemos pensado que la figuracentral no es la novia? ¿No será queel día de la boda es una oportunidadde exaltar a Cristo?

En Juan capítulo 2, la fiesta no co-mienza con la novia, sino con Jesússiendo convidado. No estoy critican-

do a nadie, porque todos lo hemoshecho así. Partimos equivocados,pero estamos a tiempo de reflexio-nar. Tras la luna de miel, todo cam-bia. Generalmente es así. Las perso-nas no crecen en el matrimonio, sinoque comienzan a descender a unabismo de discusiones y peleas. Nocultivamos las virtudes de Cristo paraexpresarlas en el matrimonio.

Un amigo me dijo: «Solo después queme casé, descubrí el demonio quesoy. Vi cuánto pecado había en mivida. Recién supe que estaba yendoal infierno». No es que su matrimo-nio fuera un infierno, sino que él des-cubrió que era capaz de expresaramor a muchos, menos a su esposa.No podía amar, ni ser humilde, notenía paciencia, era incapaz de per-donar. Él tomó los nueve frutos delEspíritu, los aplicó a su matrimonio,y fue reprobado en todos.

En el matrimonio encontramos nues-tro espejo espiritual. ¿Sabes dóndeverás el crecimiento de Cristo en tuvida? No en la reunión de iglesia, sinoviviendo el matrimonio todos losdías. Ahí verás cuánto has crecido enla vida cristiana, cuánto Cristo ha cre-cido en tu vida.

¿Quieres saber cuánto de Cristo estásiendo formado en ti? Mira hacia tuesposa, o hacia tu marido. Ella podrádecir realmente: «Este es un hombrede Dios», o él: «Esta es una mujer deDios». El matrimonio es el baróme-

No haNo haNo haNo haNo hay un lugy un lugy un lugy un lugy un lugar dondear dondear dondear dondear dondepodamos vivir de mane-podamos vivir de mane-podamos vivir de mane-podamos vivir de mane-podamos vivir de mane-rrrrra más elea más elea más elea más elea más elevvvvvada la vida deada la vida deada la vida deada la vida deada la vida deiglesia que en nuesiglesia que en nuesiglesia que en nuesiglesia que en nuesiglesia que en nuestrtrtrtrtrooooomamamamamatrimonio.trimonio.trimonio.trimonio.trimonio.

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tro de nuestra vida espiritual, denuestro relacionamiento con Dios. Siquieres hacer una evaluación de tuvida espiritual, comienza a analizar-la, primero, dentro de tu matrimonio.Esto es algo sumamente serio.

La centLa centLa centLa centLa centrrrrralidad de la Palidad de la Palidad de la Palidad de la Palidad de la Palabralabralabralabralabraaaaa«Su madre dijo a los que servían:Haced todo lo que os dijere. Y esta-ban allí seis tinajas de piedra paraagua, conforme al rito de la purifica-ción de los judíos, en cada una de lascuales cabían dos o tres cántaros. Je-sús les dijo: Llenad estas tinajas deagua. Y las llenaron hasta arriba»(Juan 2:5-7). Aquí hay otro principioimportante. Estas tinajas hablan denuestra vida. «Llenad estas tinajas deagua». El versículo 5 dice: «Hacedtodo lo que os dijere».¿Cómo podemos mantener la alegríaen el matrimonio? «Haced todo loque os dijere». ¿Estamos dispuestosa someternos totalmente a lo que elSeñor nos está hablando? ¿Es Cristoel modelo de tu matrimonio? Si loque Cristo te dice, si aquello que estáen la Palabra no llena tu corazón nigobierna tus sentimientos, por des-gracia, no existe otra alternativa parati. De nada te servirá una terapiamatrimonial si permaneces indiferen-te, y peor aún, en desobediencia a laPalabra del Señor.Solo existe un principio para que elmatrimonio sea restaurado. Los dos,

marido y mujer necesitan sometersea las palabras de Cristo. El principiodel versículo 5 está en perfecta armo-nía con el versículo 7. Las tinajas fue-ron llenas de agua. ¿Qué significa elagua? El «lavamiento del agua por lapalabra», el ministerio y la vida de lapalabra. ¡Cuán importante es esto!Los principios para el matrimonio noestán en ningún manual; son los prin-cipios de la palabra de Dios.

Una persona incrédula puede estarcasada, pero nunca vivirá el propósi-to de Dios en su relación. Toda la ale-gría que ellos disfrutan, tiene comoobjetivo ellos mismos. Pero nosotrosno. Nuestro matrimonio tiene a Dioscomo propósito, de tal manera quepodemos experimentar algo queellos nunca podrán conocer.

Nuestro matrimonio está íntimamen-te ligado con la obra de Dios, con lavoluntad y con el propósito eterno deDios. El matrimonio cristiano es algosanto. Entonces, ¿cómo podemosmantener este vínculo sagrado? Per-mitiendo que la palabra de Dios lle-ne nuestros corazones.

¿Cómo los hombres podrán vencerlas dificultades de su carne? ¿Cómolas mujeres podrán vencer el culto asu cuerpo y la vanidad personal? Per-mitiendo, ambos, que la palabra deDios gobierne sus vidas. Nuestra ora-ción hoy, maridos y esposas, es queDios nos llene de su palabra.

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¿Cómo se explica el caso de los ma-trimonios cristianos que están vivien-do frustración, desánimo e infelici-dad? Es porque no están viviendobajo el gobierno de la Palabra. Demanera práctica, la palabra de Diosno tiene un lugar central en sus vi-das. Han ocupado su tiempo en co-sas banales, y han perdido la comu-nión con la Palabra. Es triste, porqueeso se refleja en la vida personal, con-yugal y familiar.

ReReReReRescatscatscatscatscatando a los hijosando a los hijosando a los hijosando a los hijosando a los hijosMuchos padres enfrentan una luchaterrible con este mundo, en relacióna sus hijos. Esta generación está vi-viendo algo serio y delicado, en es-pecial por el cambio operado por elmundo virtual. Años atrás, conocía-mos el mundo natural y el mundoespiritual. Hoy se ha agregado elmundo virtual. Y parece que, todo loque concierne a la obra de las tinie-blas, en estos días, está bajo la in-fluencia de este mundo virtual.

Una de las grandes crisis familiares deeste tiempo es el hecho de que mu-chos hijos de padres creyentes hanabandonado la fe. Hay matrimoniosque lloran por sus hijos, preguntán-dose dónde fue que ellos erraroncomo padres. Este es un problema ge-neralizado hoy en la iglesia.

Aún más, hay padres preocupadosporque algunos hijos que han salidode la casa, han dejado de reunirse.

Entonces, asumen que el problemason los hijos que no se reúnen. Pero,recuerden al padre del hijo pródigo.Él no tenía un hijo perdido, sino dos.Uno, perdido fuera de casa, malgas-tando lo que su padre le había dado;pero el otro estaba perdido dentro dela casa, no disfrutando de nada deaquello que poseía.

Los padres cuyos hijos han dejado lavida cristiana, lloran por esta causa.Lo curioso es que muchos padres noven a aquellos hijos que están espiri-tualmente muertos dentro de la vidade la iglesia. Eso es un hecho. Peroquiero decirle a esos padres que sugran objetivo, en este preciso mo-mento, no es quedarse preguntandoen qué se equivocaron con respectoa sus hijos.

La base para que puedas descansares restaurar tu matrimonio, toman-do estos principios y buscando delan-te del Señor una vida conyugal don-de él tenga total satisfacción. Si élencuentra satisfacción en tu matri-monio, tus hijos podrán estar fuera,pero tú irás delante del Señor por lavida de ellos. Allí experimentarás algogrande: «Cree en el Señor Jesucristo,y serás salvo, tú y tu casa» (Hech.16:31).

Otro punto importante. ¿Recuerdascuando Dios salvó a Lot por amor aAbraham? Dios salvará a tu hijo o atu hija, por amor a ti. Porque tu granproblema no es el hijo o la hija perdi-

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dos, sino un matrimonio que no tie-ne el gozo de Cristo, donde Cristo notiene la primacía, donde la palabra deDios no tiene centralidad. Esto es algomuy serio, que está ocurriendo de-lante de nuestros ojos, y tenemos queir a los pies del Señor por ello.

La bLa bLa bLa bLa base del aase del aase del aase del aase del avivvivvivvivvivamientoamientoamientoamientoamientoNecesitamos esto con urgencia. No essolo una cuestión de familia, sino dela iglesia. Si queremos apresurar elregreso del Señor, hemos de comen-zar en nuestro hogar. Si creemos queen estos últimos tiempos, antes de suregreso, el Señor traerá un gran avi-vamiento a la tierra, debemos enten-der que esto debe tener su punto departida en nuestras casas.

Este avivamiento tiene que ver conla restauración del papel del hombrey el papel de la mujer, y tiene que vercon nuestros hijos. Dios volverá elcorazón de los padres a los hijos y elcorazón de los hijos a los padres. Estoes muy importante. Dios va a haceresto en este tiempo.

Por eso, si nos quedamos acomoda-dos, si los maridos siguen solo vien-do los problemas, si las esposas solomiran el matrimonio frío y lleno dediferencias, sin solución, haciendodel matrimonio un campo de batalla,petrificados en nuestras emociones,perdiendo toda sensibilidad, contoda certeza, veremos que la batallaestá perdida.

Si crees que tu cónyuge no cambiará,que ya no hay solución, estás a con-tramano de lo que Dios quiere hacer.Entonces, no tienes un problema con-yugal, sino un serio problema espiri-tual. Ten conciencia de esto.

El pEl pEl pEl pEl padradradradradre de fe de fe de fe de fe de familiaamiliaamiliaamiliaamiliaTenemos que volver a los modelos dela palabra de Dios, donde la mujerdebe cumplir su rol como mujer,como esposa y como madre. «Lamujer sabia edifica su casa; mas lanecia con sus manos la derriba»(Prov. 14:1). Un hogar donde el hom-bre cumple su papel como sacerdo-te. Muchos maridos han perdido estafunción espiritual dentro de su casa,ignorando que les ha sido dada unafunción sacerdotal delante de Diossobre su hogar.

¡Cuántos han perdido su vocación demarido y de padre delante de Dios!Muchos varones están simplementeacomodados en su hogar. Llegan can-sados, ya no oran por su familia. Serecuestan en su sofá, y están todo eltiempo pendientes del televisor o elcelular, omitiendo orar por su espo-sa y por sus hijos.

El marido es aquel pastor que tieneel cayado para conducir, la vara paradisciplinar, no para maltratar. Aquelque tiene una palabra de vida, quereprueba el error, trayendo a su fa-milia el temor de Dios. Es un hombreque está delante de Dios como sacer-

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dote. Él también ejerce un papel pro-fético, y solo puede ser un hombresegún el corazón de Dios cuando tie-ne discernimiento, aunque la esposapueda contradecir o los hijos desobe-dezcan. Él es un sacerdote, un pas-tor, un profeta, un maestro.

¿Qué están aprendiendo hoy los hi-jos? Muchos padres no les están en-señando cosas esenciales; están des-cuidando la formación del caráctermoral y espiritual, entregando a sushijos a la influencia de los medioselectrónicos. Por desgracia, esta esuna gran tragedia familiar.

¿Cómo vamos a vivir en una familiasegún el corazón de Dios, si los hom-bres están acomodados en la vidamundana, y las esposas, esclavizadaspor la vanidad o por el feminismo in-consciente, luchan por asumir el roldel hombre en la sociedad y en la fa-milia? Esto tiene que ver con la de-gradación que está corroyendo almundo hoy.

NueNueNueNueNuestststststrrrrra ba ba ba ba batatatatatallaallaallaallaallaSomos testigos del cambio social deestos últimos tiempos. Por ejemplo,hay hermanos afligidos por el asuntode la ideología de género. Pero pre-gunto: ¿Alguien de nosotros tieneesperanzas en este mundo? ¿Ustedescreen que si hubiera o no hubieraideología de género aprobada por uncongreso, las personas van a ser me-jores? ¿Creen que, si no fuese insti-

tuida la ideología de género, las per-sonas dejarán de ser corruptas?

Muchos pastores han asumido unaposición frontal en esta guerra, y es-tán luchando para que estas cosas noacontezcan. Y batallan mucho, perono consiguen nada. ¿Por qué no con-siguen nada? Porque esta no es unacuestión político social, sino un asun-to espiritual. El mundo se corrompe-rá más y más.

Durante más de veinte años, yo tra-bajé con niños abusados. Conozcomuy bien lo que significa la pedofilia.Esta es una de las mayores cosas sinsentido, porque en realidad, aquellascosas son aprobadas de manera ocul-ta. Dejé de trabajar allí, porque laspropias leyes del país eran contrariasa estas labores.

Quiero reiterarlo: ésta no es nuestraguerra. Lo digo con tristeza. No tienesentido batallar contra la ideología degénero, porque el mundo entrará enuna degradación aún peor. ¿Y cuálserá el próximo paso? La unión dehombres con animales. Una personase va a casar con su perro. Y la gentecreerá que aquello está bien, y quelo que cuenta es el amor. Parece unalocura, pero hacia allá va la sociedad.

NueNueNueNueNuestststststrrrrra ba ba ba ba banderanderanderanderanderaaaaaY nosotros, ¿vamos a levantar bande-ra contra aquello? No. ¿Saben cuál esnuestra bandera? Esto que hemospredicado. Un día, la gente verá al

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mundo caminando hacia esa locura.Pero, al mirar hacia tu hogar, veránque tu matrimonio es la mayor pro-clamación del evangelio en medio deesta degradación, y este mundo lesproducirá náuseas.

Una minoría irá avanzando en esa de-gradación social y moral, mientrasotros mirarán hacia nosotros, y veránque existe un vino que no se acaba,una alegría que no se extingue. Éstaes nuestra bandera. Que Dios gane en

nuestras familias, que ellas sean unarealidad de la iglesia. Que el evange-lio sea predicado, no a partir de unpúlpito, sino a partir de nuestros ho-gares. Mucha gentre tiene una casa,pero no un hogar. Esa es la diferenciaentre un incrédulo y un creyente.Para aquél, su matrimonio puede sersu casa; pero solo un cristiano puederealmente edificar un hogar. Amén.

Síntesis de un mensaje oral impartido enTemuco (Chile), en mayo de 2017.

En los brazos de JesúsEl doctor John Paton, de Nuevas Hébridas, cercado por salvajes que

buscaban matarle, cuenta: «Me subí a un árbol y me quedé allí callado.Las horas que pasé allí están en mi memoria como si fuese ayer. Podíaoír las continuas descargas de mosquetes y los gritos de los salvajes.Aun así, me senté entre las ramas seguro, como en los brazos de Jesús.Nunca, en todas mis aflicciones, llegó mi Señor más cerca de mí y ha-bló más suavemente a mi alma, que cuando la luz de la luna centelleópor entre las hojas de aquel castaño, y la brisa de la noche se agitó enmi frente palpitante, mientras derramaba todo mi corazón a Jesús. Solo,pero no desamparado. Si, de esa forma, tu alma fuese lanzada, com-pletamente sola, a medianoche, al abrazo de la muerte misma, ¿ten-drías, entonces, a ese amigo que no falla?».

Sepultando el pasadoEn el día de la abolición de la esclavitud en Jamaica (1838), fue cons-

truida una urna de caoba y fue cavada una fosa. Los esclavos liberta-dos llenaron la urna con varias reliquias y vestigios de su vida anterior.Allí fueron depositados los látigos, los instrumentos de tortura, losgrilletes, los vestidos, y luego cerraron la tapa. A la medianoche, la urnafue bajada al sepulcro, y luego una multitud de millares de esclavoscelebró su liberación del cautiverio con un cántico. Este es un cuadrodel pasado sepultado del cristiano. «Porque somos sepultados junta-mente con él para muerte por el bautismo» (Rom. 6:4).

Á Maturidade

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Cartas de nuestros lectores

Toda bendición procede de Dios; por tanto, toda la gloria es para Dios.

AGUAS VIVASPara la proclamación del Evangelio y la edificación del Cuerpo de Cristo

N° 87 · Julio - Agosto - Septiembre 2017.REDACCION: Rodrigo Abarca, Roberto Sáez, Marcelo Díaz, Gonzalo Sepúlveda, Álvaro Astete.

DISEÑO: Mario Contreras.

InternetInternetInternetInternetInternetGracias por enviarme la revista. Junto ahermanos de Estados Unidos y México,con los cuales tengo comunión víaInternet, estamos muy agradecidos delSeñor, por su amor para con nosotros, ytambién por tener acceso a la páginaAguas Vivas de forma gratuita, bajando losaudios y todo lo que el Señor está hablan-do a la iglesia por medio de ustedes, y tam-bién en cada lugar de reunión donde sealaba el nombre del Señor con corazónsincero. Muchísimas gracias a todos loshermanos. Espero pronto tener la dichade poder visitarles y conocerles personal-mente.

Alejandra Sepúlveda (España).

Un oasisUn oasisUn oasisUn oasisUn oasisQuiero agradecerles el envío de la revistaAguas Vivas. Gracias a quienes hacen po-sible el envío, y también a cada uno delos escritores de los artículos que, sinduda, son de gran edificación a quienesservimos en una congregación. Siempre escomo un oasis en el desierto, y sobre todocon mucha destreza, cada artículo es plan-teado de manera fiel y apegada a las Es-crituras.

Alfonso Herrera (México).

ComComComComComuniónuniónuniónuniónuniónLos tiempos de comunión que disfrutamosjunto a los hermanos de Chile estaránsiempre en nuestros corazones porquemarcaron nuestras vidas de manera glo-riosa. Cada vez que nos llega la revistaAguas Vivas agradecemos a Dios por sufidelidad, edición tras edición. Nosotroscontinuamos contribuyendo con la exten-sión del reino de Dios en nuestra amadaisla y viendo a Dios obrar de manera pre-ciosa. Estamos deseosos de volver a ver-los y disfrutar juntos al Señor. Los recor-damos llenos de cariño y nostalgia.

Leo y Ana (Cuba).

CancioneCancioneCancioneCancioneCancionesssssBuscando, en Internet, canciones que nospermitan acercarnos a Dios, llegamos a lapágina de Aguas Vivas. Me fue de muchabendición. Luego encontré el himnario,fotocopiamos las canciones y las reparti-mos a los hermanos para que las apren-dieran. Ahora tendremos más para edifi-car parte del cuerpo de Cristo por estoslugares, almas necesitadas del Salvador.Gracias por estar firmes en la fe, dandofrutos que llegan hasta aquí.

David La Madrid Romero (Bolivia).