los caseríos vizcaínos
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LOS 'CASERIOSVIZCAINOS(l)ALBERTO SANTANA
1. INTRODUCCION
El caserío vizcaíno no existe comotipo arquitectónico con identidad propia, sino como un conjunto de subespecies de la vivienda popular vascaque conviven en un territorio específico. Sólo de manera muy genéricapuede plantearse una definición unitaria de los caseríos vizcaínos. presentándolos como edificios ruralesde notable calidad constructiva, caracterizados por un volumen compacto y exento, con espacios internos especializados para vivienda, establo y almacén , y habitados por unao dos familias .
El caserío tiene una marcada vocación de aislamiento, y nunca comparte sus muros laterales con otras viviendas vecinas ; nunca se somete aalineaciones en calle, ni tampococonfigura plazas o espacios ordenados de uso colectivo. Sin embargo,la dispersión absoluta no es la normadel poblamiento. Sólo en algunos supuestos minoritarios aparece el caserío solitario en los campos, rodeado por sus tierras en coto redondo.En contrapartida, es más frecuenteencontrarle asociado en aldeas , denominadas auzo, barrio o cofradía,formando núcleos agrupados de cinco a diez viviendas que comparten lapropiedad de una pequeña ermita yque además están ligadas por unconjunto de normas consuetudinarias que imponen obligaciones decooperación y asistencia recíproca .
Los caseríos vizcaínos, en todassu posibles variedades , se presentancomo sólidos bloques construidos ,sin voladizos ni pat ios interiores, cerrados en sí mismos sobre una planta cuadrangular de 150 a 400 m2
acogida bajo los grandes faldones deuna cubierta de teja roja a dos , tres ocuatro vertientes. En el supuestomás habitual de que el tejado sea ados aguas, éstas escurrirán sobrelas caras latera les, nunca sobre la fachada delantera del edificio.
(1l Adaptado y correg ido de «Morfologíade los caseríos vizcaínos) , Ibaiak eta Haranak, vol. 4 (San Sebastián, 1991l, porel mismo autor .
Sobre la base de estos rasgos comunes , tan genéricos, las formas deabordar la marterialización de un caserío concreto han sido distintas encada época y comarca de Bizkaia .Existen cerca de 16.000 caseríos eneste territorio vasco , y más de veintesubtipos diferentes de edif icio.
Basta recorrer con una miradaatenta cualquier valle de Bizkaia paracaer en la cuenta de que no existe unmodelo único de vivienda rural. Encada pequeña barriada pueden detectarse dos o tres tipos de casa distintos que, aun compartiendo unosrasgos de ident idad comunes, difieren en dimensiones , en el modo decombinar materiales , y muy a menudo , en la propia forma de plantear laestructura constructiva. Si incluimosen la comparación a valles de comarcas dist intas el abanico de posibilidades se abre aún más, aunque manteniéndose siempre restring ido a un repertorio de opciones relativamente limitado .
Las diferencias climáticas o geológicas son poco acusadas en el pequeño territorio de Bizka ia, y no pueden alegarse como causas que just ifiquen semejante variedad de modelos. Las abundantes precipitacionesson una constante en todo el territorio, lo mismo que las temperaturasmoderadas. En todas las comarcasabundaron históricamente los mismos mate riales susceptibles de serutilizados en la edificación de la vivienda: canteras de piedra areniscade fáci l labra, frondosos bosques deroble y accesibles vetas de arcillaplástica para ser convertida en teja yladrillo en hornos árabes .
Por ot ra parte el hecho económicoy sociológico del caserío es siempremuy parecido a su estructura fundamental. La legislación local trad icional defiende la transm isión íntegradel patrimonio agrícola, evitando lafragmentación del mismo en manosde todos los potenciales herederos ygarantizando la perpetuación de explotaciones pequeñas pero económ icamente viables. La orientación de laproducción ha ido variando a travésde los siglos en un cont inuo procesode adecuación de las fuerzas de los
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campesinos vizcaínos a los recursosde su tierra. Así, si durante la EdadMedia fue prioritaria la crianza de vacas y bueyes de carne, en el siglo XVIcobraron protagonismo el trigo y lasidra, que en las dos centurias siguientes serían desplazados por elmaíz. Desde mediados del siglo XIXcada vez se emplea una porción deesfuerzo mayor en el cultivo de lashuertas con patata , alubias y hortalizas, y así hasta nuestros días, en losque la mayor parte de la superficielaborable está ocupada por pradosde siega y plantaciones de pino insigne, y las peores fatigas que padeceel campesino las provoca el ordeño ycomercialización de la leche.
Si estos valores son prácticamenteconstantes en toda Bizkaia, las diferencias constructivas que presenta elcaserío entre comarcas sólo puedenexplicarse por la existencia de tradiciones arquitectónicas puramente locales y por la progresiva especialización productiva de determinadasáreas del territorio , que obligó aadaptar la vivienda a funciones muyprecisas. Por el contrario, la diversidad de modelos que llegan a conviviren un mismo valle o municipio ha deentenderse como el resultado de unproceso de acumulación de distintaspropuestas históricas, motivadas porcambios trascendentales en las técnicas de construcción, en los productos de cultivo y en el propio régimende propiedad y trabajo de la tierra.
2. EL NACIMIENTODE LOS CASERIOSVIZCAINOS
Casi todos los modelos de caseríoque existen hoy en Bizkaia nacieronen el siglo XVI. No hay caseríos anteriores a esta fecha, aunque gracias alhecho de que en el País Vasco lacasa de labranza siempre tiene nombre propio se ha podido comprobarque muchos de los edificios actualessust ituyen en su mismo emplazamiento a construcciones medievalesya desaparecidas.
Numerosos testimonios de la época coinciden en señalar en crecimiento sostenido de la población a lo largo de la primera mitad del siglo XVI .La expansión demográf ica exigióacondicionar nuevos espacios habitables que se lograron a costa de talar el bosque y de destruir los pastosinvernales. Había auténtica hambrede tierras y sin embargo, salvo algunas excepciones, la mayor parte delterreno de vega o fondo de valle estaba en manos de los poderosos Parientes Mayores y sus sucesores,propietarios de las' ferrerías, molinos
y casas torre que se alzaron junto alos ríos.
En el imprescindible reajuste delpaisaje agrario vizcaíno que se produjo, uno de los primeros afectadosfue el ganado mayor que, de vivir habituado a la transhumancia estacional de corto recorrido, pasó a un régimen de semiestabulación, con permanencias de cinco a seis meses enel interior de la vivienda. En pruebade ello, todos los caseríos que seedificaron a partir de aquel momentodedicarían más de la mitad del espacio constru ido a cuadras y pajares.En sus pesebres no sólo se criaronvacas y novillos de came, sino también mulas y bueyes de carga; sobretodo en el entorno inmediato de lasvillas y en zonas, como el valle deSalcedo o el Cadagua, en las que elcontinuo tráfico de mercancías entreCastilla y los puertos costeros requería los servicios de un pequeño ejército de arrieros y carromateros locales.
Se amplió la demanda de pan y seincrementó notablemente la superficie dedicada a los cereales. Muchasfamilias volcadas en el esfuerzo deproducir trigo en las empinadas laderas vizcaínas se vieron recompensadas con cosechas abundantes, quesuperaban su propia capacidad deconsumo. Era necesario crear instalaciones adecuadas parra conservarel grano y se probaron distintas soluciones, todas ellas de gran valor arquitectónico e incluso estético, yaque la posesión de un granero era unsímbolo de riqueza y prestigio. Algunos construyeron hórreos de maderafrente a la casa, pero fue más frecuente el caso de quienes integraronel almacén dentro de la propia vivienda, concediéndole un emplazamientopreeminente y bien visible: en el centro de la faenada, sobre el soportalde entrada. Una opción menos habitual, que sólo se difundió en los valles orientales de Bizkaia, fue la deguardar el grano en grandes trojesde madera armados en la bodega,junto a los barriles de sidra.
El trigo favoreció el desarrollo delcaserío moderno y en muchos casoscondicionó su propia estructura física. Podría hablarse de una categoríade «caseríos del trigo» del siglo XVI;del mismo modo que se pueden catalogar como «caseríos del maíz» algunos modelos de vivienda que proliferaron en las Encartaciones y en lasantiguas Merindades de Uribe y Busturia durante el siglo XVIII .
Como ocurrió en todos los ámbitos de la arquitectura , también en laconstrucc ión rural el siglo XVI fue unperíodo de experimentación e innovaciones trascendentales.
La fase más sugest iva es la inicial,que abarca también los últimos añosdel siglo xv. Siendo la etapa más antigua del caserío vizcaíno es al mismo tiempo una de las más variadasen formas , materiales y estructuras.Entre los cinco modelos básicos, estrictamente coetáneos, que se describen a continuación los hay que están construidos en madera o íntegramente en piedra; hay caseríos con ysin soportal ; los hay que sólo utilizancomo vivienda el piso superior y losque concentran todas las alcobas enla planta baja. Y la variedad no seagota aquí.
3. LOS CASERIOSMAS ANTIGUOS DE BIZKAIA
Los modelos de la primera mitaddel siglo XVI presentaban ya una ricavariedad de estructuras, materialesconstructivos y organización de espacios.
3.1. El caserío de piedra
Es una vivienda de aspecto hermético y macizo, cerrada en sus cuatrocaras con gruesos muros de mampostería o sillarejo. Tiene un alzadomuy reducido , sólo con planta baja yun piso superior abuardillado, dedicado a pajar y desván. Sus únicosvanos abiertos al exterior son dosgrandes accesos en arco ojival depiedra, uno para personas y otropara el ganado, rasgados en el frontis y en la cara zaguera , respectivamente. Dispone de un número muy limitado de ventanas o huecos deventilación, todos estrechos y de
poca luz, con arco apuntado o conopial.
Este modelo estuvo bien implantado en Gipuzkoa, pero parece por losrestos supervivientes que tuvo menos éxito en Bizkaia, a pesar de quesu área de difusión fue bastante extensa. Hoy resulta particularmenteabundante en Izpaster y en los municipios del valle inferior del río Lea,aunque también pueden encontrarseejemplos notables en las Encartaciones, como Urrutia (Güeñes) y Gobeo(Zalla).
3.2. EL caserío de madera
Es un edificio con soportal centralizado, construido sobre un armazónreticular de grandes postes de roble,que al exterior se cierra con murosde mampostería en la planta baja ycon tablazón en los pisos superiores.Frecuentemente el extremo del camarote avanza en voladizo sobre elplano de la fachada y aparece decorado con tallas geométricas . Lo habitual es que la vida familiar se desarrollase en la planta baja, aunque seconocen casos excepcionales enque todo el primer piso estaba dedicado al ganado.
Son construcciones extremadamente frágiles, con un alto riesgo deincendio, tanto por la naturaleza delmaterial con que están fabricadas,como por el hecho de carecer de chimenea y disponer de cocinas confuego central. En algunos casos todala cocina se convierte en campanadel hogar, con un alto techo troncopiramidal que permite desalojar sinpeligro el humo y las llamas. Así ocurre en Ugarka (barrio de Astarria ,Zeanuri).
Caserio Landetxo Goikoa (Mungia). Es uno de los ejemplares más valiosos y antiguos de laarquitectura popular vasca. Se construyó a principios del siglo XVI para una familia de campesinos acomodados. En el centro de la fachada se abre el caracteristico soportal de lacasa vizcaína y sobre él, el almacén de granos y productos de la huerta.
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Caserío Urizar (Abadiño). Su estructura con esqueleto de madera es la típica de la casapopular vizcaína en la segunda mitad del siglo XVI,aunque cien años más tarde se le añadieron la columna del portalón y el balcón. Cada generación va introduciendo cambios y mejoras en la vieja casa familiar siguiendo las modas de su tiempo.
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El ejemplar más notable de cuantos existían en Bizkaia era Legorburu(Orozko), que ardió en los años setenta. Hoy todavía puede encontrarse un excelente conjunto de casasde esta especie en el barrio de Kaliarte (Zeanuri). Su área de difusiónnatural fueron los valles de Arratia,Zeberio y Orozko , con una limitadaexpansión hacia el norte, marcadapor edificios aislados como el caseríoGoirizarra (barrio de Gorozika, Muxika) o Bengoetxe (Loiu).
3.3. El caserío mixto, de maderay piedra
Es el tipo de vivienda que gozó deuna mayor aceptación en su época yel que, evolucionando posteriormente, dio lugar a los modelos más típicos y divulgados de caserío vizcaíno.Tiene también soportal centralizado,pero el alzado de los cuerpos laterales de la fachada está construido conparamentos de piedra. Solamente eltramo central del frontis, ligeramenterehundido, se cerraba con panelesde tabla, que en muchos casos hansido sustituidos por muros más sólidos. Puede disponer de arcos ojivales al fondo del soportal o en la entrada posterior de la cuadra, y también es frecuente la presencia deventanas de asiento geminadas en elpiso superior, y de pequeños vanosde respiración zagueros.
La estancia panelada de maderaque se localiza encima del soportalno era habitable; era el sustituto interior del hórreo, al que antes nos hemos referido. De hecho, la vida familiar se desenvolvía en la cocina y enlos aposentos de la planta baja.
Toda la geografía vizcaína estuvo
salpicada de edificios de este género, algunos de ellos de corte auténticamente monumental, como Landetxo Goikoa (Mungia), Ormaetxe(Markina-Xemein) y Undajauregi (Muxika). Su área de desarrollo más brillante fueron los valles situados alnorte del río Ibaizábal, pero no es difícil encontrar ejemplares lejanos degran interés, como el solar de Rekalde (Güeñes) o el caserío de Laguanaz (Trucios).
3.4. El caserío con patín de lasEncartaciones.
Es un tipo de casa poco usual, posiblemente el más original de cuantos se inventaron en Bizkaia a finesde la Edad Media. Es una casa depiedra dotada de planta baja, piso ycamarote o pajar. El nivel inferiorestá ocupado únicamente por el ganado y tiene entrada propia en la fachada principal, bien adintelada obien bajo arco de sillería, nunca consoportal. El grupo familiar habita enla planta noble y sube a ella por unaescalinata exterior de piedra, denominada patín , que se adosa al frontis. Hay ejemplares altos y estrechos, como los de Santxosolo (Güeñes), y otros con una silueta másapaisada, que se aproximan a la imagen de los caseríos de la BizkaiaOriental, como los de la Ribera deLorgi (Güeñes).
3.5. El caserío con soportalcorrido.
Se trata en realidad de un subtipode la casa de madera, que presentacomo rasgo diferenciador un ampliosoportal abierto en toda la anchurade la fachada. Este pórtico corrido
deja a la vista la estructura de soportes , formada por gruesos postes deroble alzados sobre poyos de piedra.También suele tener camarote abalconado y utiliza las tablas machihembradas tanto para los tabicajes interiores como para los cerramientossuperiores de fachada.
Es una variedad de edificio muyescasa y prácticamente extinguida.El último ejemplar vizcaíno era el caserío Amezola (Zeberio), pero traslargos años de deterioro y abandonoha sido demolido por las excavadoras en 1990. Su pérdida constituyeuna de las agresiones más dolorosasque ha sufrido el patrimon io arquitectónico rural en esta década.
4. LA MADURACIONDEL CASERIO MODERNO
Tras una fase de decantación devarias décadas , puede decirse quetodos los caseríos que se construyeron en Bizkaia a partir del último tercio del siglo XVI renunciaron al uso dela madera como material de cerramiento y aceptaron unánimementelas ventajas que reportaba la posesión de un soportal, como lugar adecuado para el almacenaje, el trabajoy las relaciones sociales. La casa delabranza se edificó con soportes interiores de madera, muros de piedraen la planta baja y tabiques ligerosde entramado en el piso superior.
La generalidad de las cabañascampesinas que se fueron renovando hasta bien avanzado el siglo XVII
adoptaron este modelo , que durantealgún tiempo pudo considerarsecomo el más típicamente vizcaíno,
dado su amplio grado de difusión.Sin embargo, ya desde 1570 hubocanteros expertos que intentaron ensayar soluciones técnicas más avanzadas , aplicando a la arquitecturapopular elementos y estructuras dedurac ión ilimitada , que paliasen lavulnerabilidad y deterioro progresivoque sufría la madera. Una vez abandonada como elemento de cerramiento se trataba de limitar al máximo sus funciones soportantes.
4.1. El caserío de fachadaentramada sin postes
Eliminar los grandes árboles firmemente anclados en el suelo , que soportaban la armadura del tejado delcaserío, suponía replantear el sistema tradicional de construcción deledificio y modificar toda la estructurade cargas , de forma que fuesen losmuros perimetrales y la pared medianera los auténticos sostenes de laobra .
Los primeros pasos en esta dirección debieron darse en el Duranguesado, entre familias de campesinoscon importantes recursos económicos y vocación innovadora. Caseríoscomo Berrizbeitia (Berriz), construidoen 1572 , y Arabio Azpikoa (Elorrio),poco más tardío , prescindieron delos postes interiores y también de losque flanqueaban la entrada del soportal y servían de apoyo a la vigacarrera de entrada. Los dos ejemplos citados tienen ventanas cuadradas de estilo manierista y otros detalles cultos que demuestran que setrataba de proyectos ambiciososque, de algún modo, pretendían desmarcarse de la mediocridad que lesrodeaba.
Caserío Olaetxe de Atxarte (Abadiño). Casa típica de la comarca del Duranguesado, construida a fines del siglo XVII. Los buenos caseríos de esta época se caracterizan por susfachadas de entramado y el abundante uso de ladrillo desnudo.
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Lo que de hecho consiguieron fueinaugurar un modelo de edificio técnicamente más avanzado, que sevulgarizaría rápidamente y seguiríaconstruyéndose sin apenas variaciones hasta mediados del sigío XIX. Enel momento de máximo éxito su áreade difusión cubrió toda la cuenca delIbaizábal y los valles situados al norte de la misma.
Este modelo de caserío, de costerelativamente modesto en el marcode la arquitectura popular vizcaína,logra bellos efectos visuales en lacombinación de los distintos materiales que configuran su fachada principal. La planta baja de la misma estárealizada con mampostería enfoscada, pero los pisos superiores suelenmostrar al exterior una compleja trama de viguetas ortogonales y oblicuas cuyos huecos se rellenan demultitud de maneras diversas: con ladrillo rojo , con las escorias del hierrolabrado en las antiguas ferrerías artesanales, con setos de varas de castaño o avellano empastados con argamasa, con piedra menuda, etc. Algunos ejemplos singularmente atractivos son Zierre (Kortezubi) , Intxaurrandi (Arrazua), Mendieta (Maruri)Olazarre (Lezama) y Palacio Bitaño(lzurza).
4.2. El caserío con soportalde arcos
La casa de labranza sin postes suponía una gran innovación en el panorama de la arquitectura rural, peroaún mantenía la presencia de unagran viga en la fachada del edificio: laque servía de dintel en el acceso alsoportal. Su eliminación generalizadatardaría aún mucho en llegar, pero lasolución técnica para prescindir de lamisma ya fue experimentada por algunos maestros de obra pioneros,de fines del siglo XVI. Era el arco condovelas de sillería; trazado con lacuerda más larga y la flecha más corta posibles , es decir, tratando de quefuese casi plano.
Caseríos con arco, como el monumental Garatikua (Garai), alzado en1574 , o el refinadísimo Lekoia Bekoa(Berriatua), constituyeron la avanzadilla de un modelo que, en realidad,no llegaría a cuajar hasta la segundamitad del siglo XVIII. Zengotita Bengoa (Mallabia), que es coetáneo delos anteriores , resulta aún más vanguardista si cabe, ya que en la entrada del pórtico no tiene uno sino dosmagníficos arcos rebajados queapean sobre una columna facetada .
En la práctica, la inmensa mayoríade los caseríos con arco en el soportal que pueden contemplarse en losvalles vascos son construcciones ba-
rrocas o neoclásicas. Pasan por serel arquetipo de la casa rural vizcaína,aunque lo cierto es que son del tododesconocidos en más de un terciodel territorio. En Arratia , en la cuencadel Nervión y en las Encartacionesno llegaron a difundirse, pero en elresto de Bizkaia, y sobre todo en elDuranguesado , lograron gran popularidad y un altísimo nivel de calidadmaterial en su ejecución. Para muchos observadores éste es el modelomás perfecto de casa de labranzacreado por los campesinos localesen su historia, y no dudan en subrayar la elegancia señorial de estospórticos enlosados con roscas y pilares cajeados, la imponente imagende sus fachadas regulares de tres ycuatro pisos , y la solidez de sus muros de piedra encalada con refuerzosde óptima sillería.
La difusión de esta variedad de vivienda rural comienza en el vecinovalle guipuzcoano del río Deba a mediados del siglo XVII y prende confuerza en la cuenca alta del lbaizábal, sustituyendo a cabañas de madera y otras construcciones modestas heredadas del pasado. Son lostiempos inmediatamente posterioresa la milagrosa aclimatación del maízamericano y los propietarios de tierras estimulan la siembra y ocupación de nuevas parcelas ofreciendo alos campesinos viviendas amplias yconfortables. Con todo los mejoresejemplares de caseríos de portalóncon arcadas los alzarán como residencia propia los labradores independientes durante la segunda mitaddel siglo XVIII , logrando cotas de calidad tan notable como la que puedeapreciarse en San Julián (Iurreta,9764), Dorronsoro (Atxondo, 1763),Zabaleko (Elorrio) u Otxaita (Bérriz,1799). Algo más tardío que los anteriores, Omagoieaskoa (Kortezubi ,1846) representaba una de las expresiones más bellas de casa de labranza que pueden encontrarse en laPenínsula: todo el equilibrio del clasicismo aplicado a un edificio autóctono y agropecuario.
5. DOS VARIEDADESCOMARCALES TARDIAS
La difusión de la casa con arcosde piedra no fue el único cambio importante que conoció el panoramade la vivienda vernácula durante el siglo XVIII. La plena popularización delmaíz americano, que había comenzado a cultivarse desde principios delsiglo XVII, y la especialización de ciertas áreas del territorio en la cría ganadera, tuvo un reflejo directo , aunque no inmediato, en el aspecto y la
estructura de la residencia campesina.
El grano de maíz debía secarse enla mazorca antes de ser molido y, enun principio, este proceso de maduración comenzó a realizarse en lascocinas de fuego central, sin chimenea. El resultado era que las mazorcas se cubrían de humo y hollín y laharina perdía calidad. La soluciónadoptada fue añadir largos balconesde madera torneada a la fachada dela casa y dejar que fuese el sol quiengranase el cereal colgado en ellos.
En ocasiones, como ocurrió en elárea más occidental de las Encartaciones, la necesidad de combinar estas barandas con un mayor espacioútil en las cuadras dio origen a laaparición de un nuevo modelo de caserío.
5.1. El caserío con balcones dela Encartaciones Occidentales
Es un tipo de vivienda notoriamente más alto y estrecho que el caseríode las comarcas vascófonas de Bizkaia. Su fachada carece de soportaly está enmarcada por espolones, entre los que se cuelgan dos o tres registros de balcones de madera. Elacceso al edificio es un único portónadintelado, común para hombre yanimales. Sin embargo el ganadodisfruta de la totalidad de la plantabaja para su servicio, mientras que elgrupo familiar reside en los pisosmás altos, aprovechando el calorque generan las bestias.
Son casas de buena cantería, conpesados bloques de piedra labradaen sus puertas y ventanas, y con susfachadas compuestas con ordenadaelegancia y severidad.
Este afortunado híbrido de arquitectura popular vasca y montañesase difunde desde mediados del siglo XVII I, y es en la actualidad el tipode casa rural más habitual en Carranza, Trucios y Arcentales, aunquesu ámbito de implantación se extiende sin solución de continuidad a losmunicipios cántabros limítrofes ,como atañes, Guriezo, Gibaja, etc.
La influencia de otros modelos devivienda rural es muy evidente en
esta zona de contacto interregional,y no faltan aquí ejemplos de agrupación de casas en hilera, al modo habitual de los valles del Saja y Nansa,como puede comprobarse en el barrio de Bemales (Carranza). La calidad constructiva de este subtipo devivienda rural es inferior a la que enel mismo género se aprecia en Cantabria, y las fechas de aparición sonmás tardías, aun cuando existenejemplares excepcionalmente precoces, de mediados del siglo XVI , localizados en ambientes cuasiurbanoscomo la villa medieval de Lanestosa.
5.2. El caserío cúbico arratiano
Durante el siglo XVIII y, en especial,a lo largo del XIX, es muy frecuenteen Arratia y en la cuenca media delNervión, desde L1odio a Arrigorriaga,la construcción de caseríos cúbicoscon tejado a cuatro vertientes. También en ellos se opta por acomodar apersonas y animales en plantas diferentes, pero la separación llega aúnmás lejos que en el modelo de lasEncartaciones Occidentales, ya quese dispone de accesos independientes para ambos. La entrada a la zonaresidencial se efectúa desde un balconcillo colgado, al que se llega después de ascender un patín. La escalera puede ser de piedra o madera, yen el primer caso suele conformar unbloque macizo que se perfora a través de un arco de lajas para facilitary proteger el paso a la cuadra.
Este caserío nunca tiene soportal,pero a cambio dispone de tejadoscon alero de amplio vuelo, para proteger de la lluvia a sus moradores.Es una de las variedades más tardíasy pobres en las que puede presentarse la casa rural de la región, al estarrealizada con mampostería menuda,cantos rodados y piedra sin labrar.En su diseño y distribución funcionalde espacios parece ser fruto de laespecialización de la comarca en lacrianza de ganado vacuno, en detrimento de un cultivo de cereales quesiempre fue deficitario en este áreaque ostenta las cotas de altitud máselevadas y las temperaturas más bajas del territorio vizcaíno.
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