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LOS BOSQUES NURIA ALONSO LEAL Y FUNDACIÓN ENTRETANTOS

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LOS

BOSQUESNURIA ALONSO LEAL Y FUNDACIÓN ENTRETANTOS

Estas guías didácticas están publicadas bajo la siguiente licencia de uso Creative Commons: CC-BY-SA 3.0

Reconocimiento – CompartirIgual (by-sa): que permite compartir, copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato, así como adaptar, remezclar, transformar y crear a partir del mate-rial, siempre que se reconozca la autoría del mis-mo y se utilice la misma licencia de uso.

NURIA ALONSO LEAL es Licenciada en Ciencias Ambientales, experta en cooperación internacional, y dedicada en los últimos años a la participación social para la sostenibilidad. Forma parte de la Fun-dación Entretantos (www.entretantos.org), una entidad sin ánimo de lucro creada por un grupo de personas y entidades que tienen en común su apuesta por la participación ciudadana como herramienta de construcción colectiva y toma de decisiones sobre los asuntos comunes y las políticas públicas.

QUIÉN HACE ESTA GUÍA

La Aventura de Aprender es un espacio de encuentro e intercambio en torno a los aprendizajes para descubrir qué prácticas, atmósferas, espacios y agentes hacen funcionar las comunidades; sus porqués y sus cómos o en otras palabras, sus anhe-los y protocolos.

Este proyecto parte de unos presupuestos mínimos y fáciles de formular. El primero tiene que ver con la convicción de que el conocimiento es una empresa colaborati-va, colectiva, social y abierta. El segundo abraza la idea de que hay mucho cono-cimiento que no surge intramuros de la academia o de cualquiera de las institucio-nes canónicas especializadas en su pro-ducción y difusión. Y por último, el tercero milita a favor de que el conocimiento es una actividad más de hacer que de pensar y menos argumentativa que experimental.

Estas guías didácticas tienen como obje-tivo favorecer la puesta en marcha de proyectos colaborativos que conecten la actividad de las aulas con lo que ocu-rre fuera del recinto escolar.

Sin aprendizaje no hay aventura, ya que las tareas de aprender y producir son cada vez más inseparables de las prácticas aso-ciadas al compartir, colaborar y cooperar.

Proyecto concebido y coordinado por

Antonio Lafuente y Juan Freire

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INTRODUCCIÓN

MATERIALES

PASO A PASO

PASO 1. MIRAR LA FOTOGRAFÍA Y LUEGO, SU REVERSO

PASO 2. TOMAR EL LUGAR

PASO 3. COMUNICAR, INVITAR, MOVILIZAR…

CASOS

CONSEJOS

RECURSOS

CRÉDITOS FOTOGRÁFIAS

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ÍNDICE

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El bosque, los bosques… ¿qué imágenes vienen a nuestra

mente cuando oímos la palabra bos-que? Posiblemente, imaginamos colinas llenas de árboles, con pá-jaros, flores… quizás algún arroyo de agua asomando a lo lejos… Esta podría ser una de esas imágenes idílicas que a menudo nos muestran los cuadros, las películas o algunas fotos, pero… ¿Qué más? ¿Qué más es un bosque? ¿Realmente todos responden a esta imagen? ¿Son todos los bosques iguales? ¿Es un bosque solo un trozo de hermoso paisaje o esconde algo más?

INTRODUCCIÓN

Suso, La Rioja

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Aralar, Navarra

Además, el abandono genera nuevos riesgos, como enfermedades, incendios o uniformización de paisajes que antes eran diversos.

Ante esta situación, nos surgen nuevas pregun-tas: ¿Quién, en concreto, lleva a cabo estas malas prácticas y quién las sufre? ¿Por qué no se realizan las buenas, las que ayudan a con-servar? ¿A qué personas afecta el deterioro o la desaparición de los bosques? ¿A quien vive en ellos? ¿A quien sale a pasear por sus cami-nos…? ¿A los que vivimos en las ciudades?Los bosques, ¿de quién son? ¿Quién tiene derecho a usarlos? ¿Quién es responsable de protegerlos? ¿Qué derechos y obligaciones te-nemos sobre ellos? Ante sus constantes amena-zas, ¿quién puede combatirlas? ¿Hay algo que podamos hacer nosotros?

Vamos a intentar, entre todas, responder a estas y muchas otras preguntas.

ANTES DE EMPEZAR, CUANDO HABLAMOS DE BOS-QUES, QUEREMOS DECIR… Un primer paso para acercarnos a los bosques es entender el significado de esta palabra, ya que, al evocar tantas emociones y tantos elementos cul-turales, las personas podemos otorgarle distintos significados, y resulta difícil entendernos. Para buscar puntos en común, un buen punto de par-tida son las definiciones de organismos oficiales, que pueden orientar nuestro intento de entender qué es un bosque. Más adelante, cuando ya nos hayamos familiarizado con ellos, seguramente ten-gamos la capacidad de crear nuestra propia defini-ción, y enriquecerla poniendo en marcha algunas de las propuestas de esta guía. Nuestro objetivo consiste en ver más allá de la foto y más allá del concepto y abrir la mente a nuevas maneras de en-tender los bosques, su riqueza, sus posibilidades y sus derechos, y por supuesto, nuestro papel para reivindicarlos y defenderlos. Este es, sin duda, uno de los principales objetivos de este trabajo.

Según la FAO, que es la Organización de las Nacio-nes Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el bosque es «aquella tierra con árboles grandes (¡de más de 5 metros!), que se extiende por superficies amplias» (al menos media hectárea continua, sin incluir tierras de uso agrícola o urbano).

Los países clasifican los bosques atendiendo a su situación geográfica, tipo de especies, estruc-

Si nos paramos a pensar, ¿qué sabemos de los bosques?, ¿cuál es nuestra relación con ellos? Y, además, ¿qué sentimos cuando oímos la palabra «bosque»?

En un vistazo rápido a Internet, los periódicos o los telediarios de cada día, podemos ver que los bosques sufren agresiones y serias amenazas desde hace mucho tiempo y se agravan con el paso de los años. Todas ellas tienen relación en-tre sí, pues no podemos hablar de desertización sin mencionar la deforestación o el cambio climá-tico, ni una de estas sin relacionarlas con la se-quía o los incendios. Estas causas, aparentemen-te «naturales», se agravan, en su mayoría, por la acción del ser humano: urbanización, fragmenta-ción y ocupación de terrenos forestales, contami-nación del suelo y las aguas, emisiones de CO2 a la atmósfera (que profundizan el cambio climá-(que profundizan el cambio climá-tico), lluvia ácida sobre la vegetación y el suelo, etc. Y, a menudo tan perjudicial como estas ac-ciones, los daños debidos a la «no acción» del ser humano: las personas abandonan los montes, y con ellos desaparecen las actividades tradiciona-les que mantenían el ecosistema en equilibrio y proporcionaban un alto valor para la sociedad.

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tura de sus elementos, condiciones climáticas o edáficas en las que crece el bosque, composi-ción de especies, calidad de la madera y mu-chos otros factores (estado de aprovechamiento, etc.) o una combinación de esos dos elementos.

Nosotros vamos a intentar definir los bosques tam-bién por otros componentes, distintos pero tan im-portantes como los mencionados hasta el momento.

EL BOSQUE, UN PUZLE DE RECURSOS Y UN ESPACIO PARA LAS PERSONAS ¡Cuántas veces se han retratado los bosques en un lienzo! Cuadros llenos de pinturas y fotogra-y fotogra-fías que muestran el mosaico de elementos que contiene: el suelo, el agua, la tierra, los árboles, las piedras, sus animales… Sin embargo, más allá de la imagen estática, la realidad es que los bosques son sistemas vivos, en permanente cambio y movimiento, donde los elementos que lo componen se relacionan entre sí de formas diversas, originando espirales y ciclos que per-miten, por ejemplo, la regulación hídrica, la de-puración del aire, la formación de suelo, el cobijo de muchas especies, etc., todas ellas valiosas y necesarias para mantener la vida en la Tierra.

Y si seguimos pensando, no nos queda más remedio que añadir otro elemento a la imagen, casi un recién llegado, pero que ha establecido una estrecha relación con los bosques: ¡las per-sonas! ¿Qué significado toma ahora el bosque? Las personas han obtenido históricamente todos los recursos fundamentales para su vida en los

bosques: el calor, el alimento, el refugio, el agua, el aire, etc. Los bosques, son espacios de activi-dades productivas, origen de muchos recursos y aprovechamientos como la madera, la miel, los frutos, las setas, las plantas medicinales, etc.

En la relación entre personas y bosques hay mu-chas interacciones posibles, casi todas ellas con claros beneficios y servicios para la vida humana.

Probablemente no podemos ponerle precio a la inspiración de un artista, a la curación de una per-sona enferma o a la sabiduría de los más ancianos del lugar. Los bosques nos aportan muchos bienes y servicios que no pueden medirse en euros, con los que es difícil negociar, y que no suelen tener un espacio en el mercado como la salud física y mental o el contacto con nuestra parte espiritual y con la tradición de nuestros mayores. Los bos-os bos-ques han sido históricamente espacios fuente de leyendas, creencias, y de actividades tradicionales que no se dan más que en ellos y con su pérdida desaparece gran parte del patrimonio inmaterial que atesoran, pero también el patrimonio etnográ-fico con las huellas que dejan herramientas, instru-mentos musicales, y materiales de todo tipo liga-dos a estas actividades.

Los bosques tienen un valor enorme como mo-tores del arte o la estética ya que son grandes fuentes de inspiración por sus sonidos, colores, paisajes, olores… y en muchas ocasiones se

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convierten en los propios espacios de intervención artística. Es interesante explorar obras de Land Art, que es una corriente artística en la que el material que se usa es la naturaleza y es la destinataria de la intervención como el Bosque pintado de Oma o el Bosque de Rexo, ambos obra de Agustín Ibarro-la, o los árboles forrados de ganchillo del colectivo Las Tricotosas. Seguro que puedes encontrar mu-chos elementos de este tipo por la red.

Los bosques son también un espacio educativo, cultural y de recreo, deporte, descanso y ocio.

Si los bosques eran los lugares donde las mu-jeres más libres (aquellas que se salían de las normas establecidas y por tanto eran tildadas de «brujas»), celebraban sus aquelarres, deben de ser espacios realmente mágicos y con grandes poderes ocultos, ¿no crees?

CONOCER LOS BOSQUES PARA DEFENDERLOSLos bosques están ahí, permanentemente ligados a nosotros. Nos rodean y acompañan en nuestras vidas. Quizás no siempre somos conscientes, pero da igual que vivamos en un pueblo donde pode-mos ver el bosque desde casa o en una gran ciu-dad donde solo podamos verlo en fotografías o la televisión: su presencia es constante en nuestras vidas, y nuestra dependencia de ellos también.

Land art en Annecy

El conjunto de la población mundial depende de la existencia de los bosques, de sus árboles, de su capacidad de depurar el aire, de fijar y enri-quecer el suelo, de proveernos de madera, de albergar especies que sirven de base alimenti-cia o curativa. Todos estamos relacionados di-recta o indirectamente con los bosques y todos y todas nos beneficiamos de ellos y sus servicios, son algo valioso y necesario para cada persona y podríamos decir que contar –con ellos y garan-tizar que siempre estarán ahí– supone un bene-ficio colectivo, podemos decir que los bosques son un «bien común» de la humanidad.

A pesar de estas relaciones y dependencias, ¿notamos siempre la presencia de los bosques en nuestra vida? ¿Cómo nos vinculamos a ellos? ¿Cómo los vivimos? Quizá a nosotras nos resulte fácil pensar en nuestra experiencia particular con el bosque, desde nuestra habitación, en el día a día. Y quizás también podremos intuir que esa experiencia será distinta para cada persona, para cada comunidad e incluso para cada sociedad, que percibirá de forma diferente la relación, los beneficios y la necesidad de conservar los bos-ques. La experiencia vital con el bosque de un pueblo de montaña será completamente distinta a la de un barrio urbano o una urbanización de lujo. Y quizás esto también haya cambiado con los tiempos, donde la dependencia de los recur-sos ha pasado de ser directa y evidente para las sociedades más rurales, a verla desde la distan-cia y con un gran desapego emocional en las ac-tuales urbes industriales, creyendo que los bos-ques son algo que no tiene que ver con la vida en las ciudades. El vínculo condiciona no solo lo que obtenemos de ellos sino también su pervivencia.

Como vemos, son muchas las preguntas que surgen solo con pensar un momento en la pala-bra «bosque», y también, muchas las emociones que brotan si pensamos en su existencia y, es-pecialmente, si sentimos que podemos perder-los. Este cuaderno intentará guiarte entre estas preguntas y emociones para que seas capaz de elaborar tus propias respuestas.

Bueno… pueden ser las tuyas, las de tu vecina, tu amigo… o mejor, las de todos juntos, pues no hay una única fuente de conocimiento. Todas son importantes y complementarias. Te aseguro que lo que tú puedes aportar sobre qué es un bosque no es lo mismo que lo que aporta una

investigadora, un técnico forestal o un comunero que vive de él. Todas las visiones del bosque, nuestra percepción sobre qué es y cómo conser-varlo, nuestros sentimientos cuando nos hemos adentrado en sus entrañas, son importantes, son válidas y son valiosas, porque si queremos ana-lizar los bosques desde la perspectiva de lo co-mún, es decir, desde la idea de que, de alguna manera, pertenecen a todo el mundo, todas las personas pueden enriquecernos con su mirada.

Para defender algo hay que amarlo, para amarlo, hay que conocerlo, para conocerlo… hay que sen-tirlo y vivirlo. Conocer significa no solo leer mucho, pasear mucho y mirar de otra manera. Conocer significa buscar el reflejo dentro de uno mismo, y llevarlo hacia fuera. Contrastar las ideas y emo-ciones propias con lo externo, experimentar y ver qué pasa… Verás… me temo que no encontrarás en ningún documento, libro o reportaje nada pa-recido a lo que significa para ti un bosque, nadie te va a explicar tu propia valoración o decirte qué sientes por ellos. Tampoco será fácil encontrar una receta que te explique qué puedes hacer tú, allá donde vives, para conservarlos. Tu conocimiento, la imagen completa de qué es un bosque, solo la puedes construir tú, pues esto nace de tus percep-ciones previas, tu historia personal, tus vivencias... y, por supuesto, la capacidad de buscar, en la sa-biduría de otras personas, el mismo combustible que te impulsa a seguir adelante.

Ahora, imagina la capacidad de una persona para conocer, y por lo tanto actuar, y ahora multiplícala por el número de personas de un grupo numero-so… si todas ellas se unen, juntan, complemen-tan… la fuerza que tomarían sería insuperable por ningún cerebro aislado por muy capaz que sea.

Por todo esto, la búsqueda de nuevas formas de acercarse a los bosques, de conocerlos y de rei-

vindicarlos, debería ser desde lo colectivo, des-de grupos de personas que hablan, que piensan en común… sí…

Si además hemos empezado a ver que todas, de alguna manera, somos parte beneficiaria y por lo tanto responsable del futuro de los bosques… cobra todavía más sentido hacer esto de forma colectiva, ¿no? Juntarnos con otros a explorar, conocer, crear, construir, proponer… nos permite pulir nuestras propias ideas y recibir otras formas de entender el bosque, así el enriquecimiento puede ser infinito, como una bola de nieve que acumula conciencia, entusiasmo, energía, crea-tividad y acciones. Así que busca otras mentes inquietas, haz equipo, y sigue leyendo.

Teniendo todo esto en cuenta, lo mejor que puede ofreceros esta guía son algunas pautas, algunas ideas para hacer esa indagación y construir vues-tro propio conocimiento sobre los bosques como un bien común de la humanidad. La guía no trata de que alcances «la gran respuesta total, la so-lución, el fin de las amenazas a los bosques», la guía trata, en la misma línea que venimos plan-teando, de generar distintas herramientas, com-plementarias entre sí, para conocer y compartir los bosques, y de la misma manera, proporcionar muchas respuestas diferentes (y sobre todo, mu-chas preguntas), que puedan abordar diferentes aspectos del estatus de los bosques como bien común, y como un patrimonio de todas las perso-nas, más allá de la propiedad de cada hectárea. Algunos capítulos más adelante encontrarás al-gunos ejemplos y casos inspiradores.

Cierra los ojos, respira profundamente y sonríe… porque a partir de este momento, eres la investi-gadora y autora de Cómo reclamar los bosques.

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ALGUNAS NOCIONES DE LO

COMÚN EN LOS BOSQUES

LOS BOSQUES COMO COMÚN. ¿DE QUIÉN SON LOS BOSQUES?Ya hemos dicho que los bosques generan bie-nes y servicios de los que nos aprovechamos toda la sociedad. Otra cuestión clave es la difi-cultad de delimitar espacialmente o poner fron-teras a estos bienes y servicios: la situación del aire, el agua o el suelo afecta más allá de las fronteras de un bosque, y tiene repercusión in-cluso a grandes distancias, en las ciudades y en los terrenos más industrializados. Así, los bos-ques como bien común se pueden ver desde diferentes perspectivas, por ejemplo, atendien-do a quién tiene la responsabilidad de que esos bienes comunes se mantengan, quiénes son las personas directamente afectadas por la mejor o peor salud del bosque o también en función de cómo se gestiona cada espacio. No obstan-te, y puesto que seguramente todos nos be-neficiamos del bienestar que proporciona el bosque, quizá todos deberíamos ser un poco responsables de estos territorios.

Una vez hecha la afirmación de que los bosques son un bien común, es cierto que no siempre se gestiona como tal. A veces priman intereses par-ticulares sobre los de toda la sociedad. Cuando por ejemplo, una empresa minera quiere hacer una tala de encinas centenarias porque hay una mina de uranio bajo ellas y obtiene los permisos correspondientes por parte de la administración, este es un uso y explotación privada del bosque donde no pueden participar otras partes de la sociedad. Está claro que cómo se haga esa ex-plotación (de manera más o menos respetuosa y sostenible) es responsabilidad de la empresa privada y de la administración que la ha autori-zado; sin embargo, las consecuencias pueden ser colectivas y afectar a sectores sociales mu-cho mayores.

Por qué a veces vamos a hablar de «bosque» y otras veces de «monte», y cómo no confundirnos sobre a qué nos estamos refiriendo:

Por otra parte, muchos bosques tienen dueño. O dueños, porque la propiedad puede ser in-dividual o colectiva. Y puede ser pública o pri-vada. En nuestro país existe una gran tradición de montes comunales, es decir que existen for-matos de propiedad de los bosques, donde un grupo amplio de personas puede decidir cómo gestionar el bosque.

Si repasamos el cuadro sobre la propiedad fo-restal, vemos que quien ostenta la titularidad de un bosque, en el formato que sea, tiene la responsabilidad de gestionarlo y cuidarlo y, en consecuencia, lo que haga con él tiene conse-cuencias para el conjunto de la sociedad.

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Este cuaderno está dedicado al reclamo de los bosques, que ya hemos visto que se trata de masas forestales arboladas.

Sin embargo, nos resulta muy interesan-te hablar también, a veces, de algunos montes ¿por qué? porque en España, «monte» se puede referir al terreno fo-restal en general (arbolado o desarbola-do, pero poblado de especies forestales) pero «monte» es también una unidad de propiedad con unos límites determi-nados que puede tener dentro de esos límites árboles o no, arbustos, matorra-les, pastos… ¡hasta cultivos agrícolas! caminos, casas forestales…).

Existen los montes gestionados de forma comunitaria (luego daremos más detalles)

y que además cuentan con bosques den-tro de sus límites. Esos son los que nos interesan, y es en los que estaremos pen-sando cuando aquí escribamos «monte».

Es importante tener esto en cuenta, pues efectivamente, la palabra «monte», por sí misma, no tiene ni por qué incluir una masa de bosque ni tiene por qué signifi-car que hay una comunidad de vecinos que lo gestiona como un bien común. Pero existen ejemplos buenísimos en los que esto se da, y son enormemente inspi-radores para esto que estamos buscando que es la reivindicación de los bosques desde la idea de bien común.

La Ley de Montes regula la propiedad de los montes, separando dos grandes grupos:

Los montes públicos, que pertene-cen al Estado, a las comunidades au-tónomas, a las entidades locales y a otras entidades de derecho público. Ocupan unos 10.000.000 de hectá-reas en España. Los montes públicos pueden pertenecer al Dominio Públi-co Forestal, que incluye aquellos re-cogidos en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública, así como los montes comunales y otros montes que son de uso público.

Los montes privados pertenecen a personas físicas o jurídicas de derecho privado (individuos, gru-pos, empresas, etc.). Ocupan unos 18.000.000 de hectáreas en España. Esta propiedad privada puede ser in-

dividual o comunitaria (es decir que per-tenece a una comunidad). Comunitarias existen los montes vecinales en mano co-mún y las sociedades de montes de veci-nos. Estos montes privados los gestionan sus titulares, aunque pueden contratar su gestión con entidades públicas, y son su-pervisados de alguna manera por la en-tidad pública con responsabilidad sobre ese monte.

En la gestión del monte privado, la Ley de Montes establece como principio general que los propietarios de los montes son los responsables de su gestión técnica y material, por tanto, son los primeros res-ponsables de su gestión sostenible.

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Hasta aquí hemos hablado de la propiedad, de de quién es el bosque, pero si nos referimos a cómo se reparte la responsabilidad de la ges-tión, en la actualidad podemos distinguir tres ti-pos de montes de aprovechamiento colectivo:

Los montes comunales, de titularidad pública municipal, y los montes vecinales en mano co-mún, de titularidad privada, están, en ambos ca-sos, gestionados por «el común de los vecinos». Además, están los montes de socios, de titu-laridad privada y donde cada socio tiene título de propiedad de diferentes partes del monte en función de lo que haya adquirido o heredado, y no tiene que pertenecer necesariamente al mu-nicipio donde se encuentre el monte.

Los montes comunales y los montes vecinales de mano común no se pueden dividir, repartir, vender o comprar; en el caso de los segundos, además, el conjunto del terreno «pertenece» al conjunto de los vecinos.

Elinor Östrom, una economista que ganó el Pre-mio Nobel en 2009 por estudiar los territorios gestionados de forma comunal y plantearlos

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Todo ello basado en una buena gobernanza (luego veremos de qué va esto).

En España, existen muchos ejemplos de este tipo de montes, con sus peculiaridades especí-ficas, también existen unas cuantas entidades como Iniciativa Comunales o Montenoso, que están tratando de poner en valor esta forma de gestionar el monte, de manera comunitaria y enfocada al bien común. Son algunos de los «reclamadores» de los bosques en los que po-demos inspirarnos.

Una comunidad definida y ligada a ese bien común, implicada en su gestión.

Unos recursos bien delimitados, es decir que se sepa dónde em-piezan y dónde acaban, cuáles son, cuál es su capacidad y ma-nera de aprovechamiento (para que no sean sobreexplotados, por ejemplo).

Unas normas establecidas y asumidas por esa comunidad; que deben estar basadas en el conocimiento local y que ayu-dan a regular el uso y aprove-chamiento de los recursos. La comunidad es la que elabora las normas y también define sancio-nes para quien no las cumple así como mecanismos para resolver posibles conflictos que surjan. Que estas deban ser asumidas y reconocidas por otras autorida-des que estén implicadas, inclu-so compartidas.

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LOS BOSQUES Y SUS NORMAS Los bosques tienen su regulación propia y natu-ral, son lugares que rebosan sabiduría y un rit-mo propio. Son espacios que avanzan de forma armoniosa como territorios de relación entre las diferentes especies que los habitan. Sin embar-go, actualmente, los bosques cuentan con una regulación adicional, que no es propia, es la im-puesta por las personas, que de alguna manera tratan de fijar unas normas que tienen que ver con su uso, aprovechamiento y conservación. Esto se da porque ya nuestros bosques no están sujetos únicamente a su propio ritmo natural, la convivencia con las personas altera este ritmo y requiere tener cierto control añadido. Esto influye tanto en las posibilidades de los bosques como bien común, que merece la pena echar un ratito leyendo un poco más sobre algunos formatos de gestión y de propiedad de los bosques.

¿Dónde están esos códigos de regulación, enton-Dónde están esos códigos de regulación, enton-ces? Pues, de manera formal, hay muchas esca-las a las que podemos mirar para ver de dónde

como el paradigma de la sostenibilidad, decía que la clave de la existencia y pervivencia de estos era que estuvieran formados por:

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salen las normas que tienen que ver con los bos-ques: Desde los convenios internacionales que les afectan de alguna manera, como el Convenio de la Diversidad Biológica (CDB), el Convenio Marco de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CCD), o la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC), hasta los Planes Forestales Nacionales que desarrollan muchos países como enfoque común entre ellos.

Así, en España existen instrumentos a muy dis-tintas escalas, en el ámbito nacional, por ejem-plo, tenemos una ley básica, la Ley de Montes, pero como en realidad casi toda la responsabili-dad de los montes y los espacios forestales re-cae en las comunidades autónomas, cada una de ellas desarrolla su propia Ley de Montes, adaptándola al marco general.

Además, existen instrumentos de planificación a escala comarcal o regional, como el menciona-do Plan Forestal o los Planes de Ordenación de los Recursos Forestales (PORF), que también elaboran las comunidades autónomas para to-

dos los espacios forestales incluidos en su de-limitación territorial, aunque que no hay todavía demasiados –apenas dos o tres. En el ámbito local, el del monte, existen los Planes de Orde-nación de Montes, que regulan sus aprovecha-mientos y su uso. Además, también está toda la normativa de distintos ámbitos (ganadera, de conservación de la naturaleza, económica, etc.) que directa o indirectamente influye en los bos-ques. En resumen, un montón de instrumentos que tratan de decirnos qué se puede hacer en los espacios forestales y cómo hacerlo.

Sin embargo, esta normativa a menudo no re-coge muchas de las complejidades que supone la gestión de un bosque, y que tienen que ver con lo que estamos aquí buscando, que es mirar más allá del cuadro, del documento, de los da-tos oficiales. Queremos atravesar la foto, las es-tadísticas y mirar a las relaciones, a las emocio-nes, a las experiencias, necesidades y saberes distintos y cómo esto, de alguna manera, está conectado con cada uno de nosotros y nosotras.

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MATERIALES

• Cuaderno• Mapas • Lápiz• Post-it o pegatinas• Grabadora• Cámara de fotos• Cámara de vídeo• Prismáticos• GPS• Cerebros «modo ON»• ...

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paso a pasoEn este capítulo vamos a ir reali-

zando una serie de propues-tas para tratar de profundizar en «lo que vemos detrás del lienzo» y plan-tear nuevas exploraciones que nos sir-van de inspiración para crear nuevas relaciones entre nosotros y los bos-ques, conectarnos a ellos desde otro sitio, desde algo que está más abajo que la cabeza y mucho más adentro. Desde ahí, desde ese canal entre lo profundo de cada una de nosotras y el exterior, es posible que haya un es-pacio más fértil en el que plantar y co-sechar, también, nuevas maneras de reclamar los bosques.

Existen actualmente numerosas ONG dedica-das a la defensa de los bosques, algunas de ellas, como Greenpeace, WWF y Amigos de la Tierra, son muy conocidas y trabajan tanto a ni-vel internacional como dentro de nuestro país. Pero no son las únicas, numerosos pequeños grupos llevan también muchos años luchando por la defensa de bosques autóctonos a un nivel más local, por ejemplo Ridimoas, con 30 años de trayectoria a sus espaldas. Siempre será in-teresante acercarse a estos grupos para cono-cer mejor la realidad de aquello que vamos a tratar y las dificultades primeras con las que nos vamos a encontrar. A lo largo de los próximos pasos trataremos de fijarnos en nuevos aspec-tos relacionados con el monte para ver cómo podemos actuar.

Liébana, Cantabria

Ahora que os habéis puesto en situación sobre qué es un bosque, cómo se concreta en el Es-tado español y las numerosas preguntas que se abren sobre su gestión y su impacto en la sociedad, se plantean a continuación una se-rie de prácticas que puedes llevar a cabo para seguir generando respuestas, descubrir todos los matices sobre el manejo, la propiedad y el reclamo de los bosques y abrir nuevas acciones de reclamo.

Para poder generar nuevos conocimientos sobre un territorio, la idea que tengamos de partida debe ser lo más completa posible, y las propuestas que lanzamos a continuación tratan de acercarse a la búsqueda de los diferentes aspectos que le dan sentido, vida y significado a un bosque. A con-tinuación explicamos algunas propuestas; todas se complementan, es decir, cuantos más cami-nos recorramos, más completa será la mirada. Y, como decíamos también al principio, si los cami-nos se recorren entre varias personas, la mirada es más amplia, más completa, más interesante…

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PASO 1. MIRAR LA FOTOGRAFÍA y LUEGO, SU REVERSO

PASO A PASO

Neila, Burgos

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Nos tocará contar a los demás lo que percibi-mos, tendremos también que escuchar, debatir, intentar que todas las ideas tengan cabida y que de la suma de ellas salgan otras nuevas… esto no es sencillo ni carente de esfuerzo, pero vale la pena porque la innovación viene de la cons-trucción colectiva.

Preparad la mochila, un bocata y las botas, por-que nos vamos de paseo al bosque… ¡a mirarlo de otra manera!

Lo primero que debéis hacer es elegir un bos-que, un lugar al que acercarte, entender y poder apoyar en su reclamo. ¿Cómo elegirlo? Pues quizás si conoces alguno que cuente con alguna amenaza especial, que sea incendiado año tras año, que haya sufrido una tala injusta… o que creas que no está siendo apoyado de la manera necesaria, ¡adelante! También puede ser intere-sante lo contrario: acercarse a un espacio en un estado óptimo de conservación, con una convi-vencia entre las personas y el mismo bonita y sin sobresaltos, que aporte riqueza a su alrededor y se le cuide en proporción.

A partir de lo que hemos contado anteriormente, nos parece interesante poder acercarse además a algún monte gestionado de manera comunal, es decir, por una comunidad de montes, por co-muneros y comuneras, que es gente que seguro puede darte una perspectiva más amplia de lo que es la gestión de un monte, y si bien no tiene que significar un funcionamiento que no conten-ga sus propias amenazas, puedes intentar, al menos, intentar identificar estas.

Antes de empezar debes tener bien identificado su nombre, sus límites, el municipio al que per-tenece, la titularidad que tiene… ¡hazle un car-net de identificación a tu monte!

MAPEAR. ESCALERA DE CAPAS: NATURAL, ECONÓMI-CO Y…Hay una frase muy popular que dice «que los árboles no te impidan ver el bosque». A menu-do, si estamos frente a una masa de árboles, no podemos ver mucho más lejos que los troncos que tenemos enfrente y así poder hacernos una idea real de lo que tenemos delante. Fijarse en los detalles es muy importante, pero poder tener una idea de conjunto, conocer todos los elemen-tos que lo componen y cómo se relacionan entre sí, es lo que puede realmente hacernos conocer un territorio que queremos reclamar.

Antes de salir al monte, por lo tanto, vamos a tratar de hacer un zoom, alejarnos del lugar que queremos estudiar y vamos a intentar tener una visión más amplia y más completa del bosque o monte X que queramos conocer.

¿POR DÓNDE EMPEZAMOS?

Comencemos por lo más obvio, lo tangible, lo que podemos ver, tocar, nombrar… Para sa-ber qué especies vegetales, animales, casas, granjas, piedras componen un bosque, cómo se reparten las masas forestales, qué caminos y accesos tiene: los recursos naturales y las construcciones.

Toma un mapa de la zona, para ello puedes consultar y descargártelo desde SIGPAC, una fotografía aé-rea y, con la ayuda de una leyenda o conocedor de la materia, identifica las zonas que ves, ¿son árboles? ¿Qué especies? ¿Hay caminos?, ¿casas?, ¿ríos?, ¿una fábrica?, ¿un molino? (para hacerte con el mapa o foto puedes consultar para la des-carga varias fuentes: SIGPAC, en el Centro de Descargas del Instituto Geográfico Español, o las infraes-tructuras de datos espaciales de la comunidad autónoma en cuestión. Existe además, una aplicación para el móvil, Mapas de España, que puedes llevar contigo para los pa-sos posteriores).

Recopila información sobre las es-pecies que existen en la zona, sobre la geología, el suelo, el agua… Para ello, si tu bosque está en un espa-cio natural protegido, no lo dudes, consulta la documentación genera-da por el espacio, seguro que trae en detalle toda esta información. En otro caso, puedes buscar si hay pá-ginas específicas de tu bosque qui-zás creadas por alguna asociación o grupo de acción local que haya hecho este inventario, o ya acudir a fuentes más tradicionales como guías de aves, guías de plantas, etc. También te puede resultar útil con-sultar la base de datos de la GBIF. Actualmente, existen múltiples apli-caciones para llevar en el móvil y po-der identificar especies y localizarlas en mapas, algunas muy interesan-tes son Arbapp y la de Aves de Es-paña de SEO Birdlife. Aquí puedes ver algunas sugerencias más.

Pinta el mapa según lo que creas que es importante tener en cuen-ta, las cosas que no te queden claras y que luego podrás com-probar en terreno.

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Ahora sí, date un buen paseo por el monte y comprueba que lo que has ido identificando se corresponde con lo que has visto en la fotogra-fía. Toda la información que encuentres en este paseo… ¡al mapa!

Como os hemos explicado al principio, un espa-cio natural como un bosque no está compuesto solo por los elementos materiales, vivos o iner-tes que vemos en él, sino que incluye también sus relaciones y, muy importante, a las personas que lo usan y lo habitan.

Un ejercicio interesante entonces es conocer las actividades económicas que se desarrollan en el bosque. Esto podemos hacerlo a través de la observación directa, observando algunas de las cosas que allí ocurren mientras pasea-mos: ¿hay ganado en el monte? ¿Vemos pas-¿hay ganado en el monte? ¿Vemos pas-Vemos pas-tos? ¿Hay zonas donde se han cortado árboles? ¿Hay allí un centro de interpretación? ¿Existen rutas señalizadas? ¿En los alrededores se ven-den productos relacionados con el bosque como setas, aromáticas…? Para completar nuestra in-vestigación podemos preguntar en las entidades que lo gestionan… ¡más información a recopilar!

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La Vera, Cáceres

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¡… MAPA SENSORIAL! PASEO DE LOS SENTIDOSBien, hemos hecho un primer recorrido muy téc-nico, objetivo… todo ello ya recogido en muchos documentos y mapas… ahora, vamos a hacer NUESTRO PROPIO MAPA.

Reúne a tus compañeros, porque este mapa va a estar formado por cosas muy distintas a las anteriores, y va a necesitar de una mirada co-lectiva. Nuestro nuevo mapa va a estar dibujado por nosotras y tendrá que ver con las sensacio-nes, con las emociones y con todo lo que no está escrito en ningún documento y que no exis-te todavía, y que además será diferente según quién lo recoja, ¡son datos únicos!

Activad vuestros sentidos…

VISTA: Abre los ojos, más, mucho más… Reco-rre tu monte y observa desde diferentes puntos y alturas lo que tienes alrededor. Mira lo que está a tus pies, lo que está a dos pasos de distancia, más lejos, más, más… mira al horizonte. ¿Qué ves? Dibújalo, fotografíalo, descríbelo con pala-bras que lo evoquen, reprodúcelo con plastilina o con el material que se te ocurra… ¡expresa la forma en que ves el bosque!

OLFATO: En diferentes puntos, concéntrate en los olores, los que llegan a través del aire, el olor de cada árbol, el de las diferentes plantas, el suelo, las piedras… Anota aquellos que te llamen la atención y por qué o de qué manera lo hacen (¿te generan curiosidad?, ¿te hacen sentir cómodo?, ¿a qué se parecen?, ¿te traen algún tipo de recuerdo?...).

OÍDO: Ahora, cierra los ojos y, en silencio, escu-cha, intenta identificar lo que oyes, recoge cómo te hacen sentir los sonidos en cada rincón del bosque, estando quieta, en movimiento, cami-nando… Puedes recoger con una grabadora lo que oyes y luego intentar situarlo sobre el mapa.

TACTO: Siente la rugosidad de los troncos de los árboles, la suavidad de las hojas… ¿tienen pinchos o son suaves?, ¿está duro o es blandi-to? El agua, el suelo… toquetea todo, escucha con tu piel, y reproduce en el mapa las sensacio-nes que te generan…

GUSTO: Con aquello que te atrevas (y sepas que no es tóxico), pasa la lengua y… ¿a qué sabe?

Todas estas sensaciones las podemos ir inclu-yendo en nuestro mapa sensorial. Hemos sen-tido el monte a través de nuestro cuerpo… que está muy conectado con la mente, con los re-cuerdos, con la imaginación, con el lenguaje… pero ahora necesitamos una vuelta de tuerca, y además de sentir con el cuerpo y con la mente, veamos qué siente nuestro corazón, qué emo-ciones surgen de un acercamiento al bosque. Seamos el bosque. ¿Qué pasa?

LA ÚLTIMA CAPA DEL MAPA… LA EMOCIONAL. SER EL BOSQUEMuchas historias de amor han nacido entre los árboles de un frondoso bosque; a menudo pro-blemas que nos preocupan parecen desvane-cerse tras un paseo por el bosque, el temor a la oscuridad en un bosque también muchas veces parece mayor, o, como sucedía en la película El Renacido, una carrera de obstáculos para la su-pervivencia. Los bosques son espacios también para emocionarse. Amor, alegría, miedo, paz… son emociones nada extrañas y que parece se multiplican cuando recorremos un bosque. Los bosques son espacios para sentir… Cuando re-conocemos una emoción en un lugar, inmedia-tamente parece que ese espacio toma un nuevo significado. Seguro que recuerdas la playa don-de pasaste esa tarde llena de risas con amigos,

Como en el mapeo previo, recorre los rincones del bosque, trata de no pensar, de no analizar… solo siente. ¿Qué sientes? ¿Qué emo-ciones te llenan cuando estás cerca de los árboles? Cuando te alejas del grupo, cuando miras a lo lejos desde un alto, cuando te acurrucas junto al río… ¿Qué sensaciones o recuerdos te evocan? Explora, dé-jate conquistar por el espacio y mira hacia dentro de ti: ¿tienes ganas de reír?, ¿de llorar?, ¿de pensar?, ¿de relajarte?, ¿de marcharte?...

Conviértete en los elementos que te rodean, sé árbol, piedra, río, sue-lo, flor… e intenta sentir como tal. Por ejemplo, apóyate en un árbol, imagina que eres el árbol… ¿qué sientes ahí, en medio de todo ese bosque?, ¿y si te conviertes en una piedra? Inmóvil, quizás pesada, qui-zás solitaria o enterrada, inerte… Este ejercicio nos ayuda a recrear espacios emocionales interiores y conectarlos con lo externo, con lo que nos rodea.

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Seguro que habéis recogido mucha informa-ción, es hora de empezar a trasladarla al mapa. Así que una vez tengas todo esto anotado, haz una copia ampliada de tu mapa y vuelca las sensaciones en los diferentes puntos que has ido trazando.

Ahora tenemos un mapa un poco más comple-to desde el que continuar investigando y des-cubriendo aquello que queremos reclamar. Este mapa es infinito, y podemos ponerle tantas ca-pas como queramos. De hecho, te invito a que busques la manera de volcar en tu mapa toda la información e ideas que vayas generando en los próximos pasos. Puedes crear tu propia leyen-da con iconos que sirvan para representar emo-ciones, puedes escribirlo directamente, utilizar materiales 3D… puedes hacerlo como quieras o imagines. ¿Sientes ahora mejor el bosque? ¿Tienes otra impresión de lo que habías leído o visto en el primer mapa?

Iconoclasistas y el Vivero de Iniciativas Ciuda-danas son colectivos con una gran cantidad de recursos sobre mapeo colectivo que seguro que estimulan tu imaginación para generar tu propia manera de mapear.

o el supermercado en el que te perdiste de pe-queño y te echaste a llorar lleno de miedo… Va-mos a sentir vuestro bosque. Para ello, aquí van dos propuestas:

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EL BOSQUE ES CULTURAFinalmente, algo fundamental e inseparable de lo anterior, son las costumbres, las actividades tradicionales vinculadas a ese espacio. Es muy importante conocer cómo se relacionan las per-sonas en su vida diaria y cómo lo han estado haciendo durante años con los recursos de sus montes. No tienen que ser solo las actividades que se consideran «productivas» (corta de leña, etc.); piensa en todo lo que las personas de un lugar arrastran a lo largo de su historia en forma de hábitos cotidianos que tienen que ver solo con el lugar en el que nacen y viven y cómo esto se va pasando de una generación a otra.

Las creencias, los cuentos, cantares, vestimen-tas, las celebraciones religiosas y paganas, el uso de elementos naturales para invocar o alejar espíritus, las danzas y tantas otras expresiones artísticas son formas de traspasar el conoci-miento del medio entre generaciones y es propia de cada comunidad aunque tenga elementos comunes con otras. Es su patrimonio cultural.

La forma de elaborar el pan, de trabajar la made-ra o las piedras para crear utensilios y elementos ornamentales o la recolección y almacenamien-to de frutos piensa que pueden ser actividades de aprovechamiento de los recursos naturales

pero que, al mismo tiempo, transmiten una ma-nera de hacer las cosas resultado de muchos años de experiencia y de innovación dentro de las comunidades para el mejor uso posible de su medio. Ese «cómo» forma parte de la memoria cultural de un espacio, y es fundamental reco-gerlo para entender y conocer.

Piensa que la forma particular de construir en un sitio (por ejemplo, los teitos de paja en algu-nas casas de la Sierra de Ancares en Galicia y León), la toponimia, un dialecto o la manera de desarrollar un oficio seguro esconde detrás una estrecha relación entre las personas y su entor-no, una manera de entenderse que no podemos pasar por alto.

A las cosas que no podemos tocar, pero que for-man parte de un lugar, su manera de hacer las cosas y expresarse y es característico de este le llamamos «patrimonio cultural inmaterial». No son muy abundantes los Inventarios de Patri-monio Inmaterial como tal para un lugar, pero tratad de captar todo esto primero en fuentes do-cumentales y completadlo en el paso 2, cuando habléis con la comunidad.

Hay experiencias muy interesantes de recopi-lación del patrimonio cultural. En 2016, en la Reserva de la Biosfera Gerés-Xurés (Galicia y Portugal), se realizó un trabajo en este campo con las gentes del lugar del que puedes ver un extracto en este vídeo.

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ENTREVISTAS A COMUNEROS Y COMUNERASCoged vuestra grabadora, la cámara de vídeo y un bloc de notas. Hoy sois reporteras y repor-teros que tratarán de ahondar en las cuestiones que siempre se quedan fuera de los papeles, que quieren saber el «intríngulis» de las relacio-» de las relacio- de las relacio-nes de las comunidades con sus espacios de monte y recopilar mucho material para utilizar de la manera más útil que consideréis.

Para acercarnos a una comunidad de comune-ros y comuneras, debemos tener claro con quién contactamos, a quién vamos a entrevistar, dón-de será el lugar de encuentro, qué formato de entrevista vamos a hacer y qué vamos a nece-sitar (¿Usaremos entonces el vídeo? ¿Grabado-ra? ¿Cámara de fotos? ¿Un mapa? ¿Tomare-ámara de fotos? ¿Un mapa? ¿Tomare-Un mapa? ¿Tomare-mos notas?).

Cuando queremos acercarnos a preguntar a al-guien es muy importante la manera de hacerlo. Estamos pidiendo a una persona que comparta con nosotros sus pensamientos, sus ideas, su opinión, sus vivencias y recuerdos… si esta so-licitud es aceptada, supone un enorme acto de confianza por parte de la persona entrevistada. Crear con estas personas nuevo conocimiento tiene algo de íntimo y personal y con ese va-lor debemos abordarlo, por eso es muy impor-tante que, además de ser conscientes de ello, tengamos una actitud que facilite esta apertura y conexión, evitando el juicio, valorando las opi-

niones de quien tenemos delante sea cual sea su testimonio y, por tanto, mostrarnos siendo receptivos y estando abiertas a recoger las va-liosas aportaciones que supone el que alguien cuente en primera persona su visión sobre el bosque. Por ello, nuestra aproximación debe ha-cerse de manera que sea:

PASO 2.TOMAR EL LUGAR

PASO A PASO

• respetuosa

• libre de prejuicios

• abierta

• empática (muy empática)

• cercana y atractiva a los/as investiga-dos/as

• entendible para todos y adaptada a los destinatarios

• con las herramientas adecuadas

• analítica; tratando de ir al meollo de la cuestión y también a los matices

• pisando terreno y conectada a lo de fuera; siendo conscientes del contexto del lugar y conociendo también el con-texto global de los bienes comunes, de los montes comunales, de los movimien-tos sociales y de las normativas y pro-yectos que se desarrollan más allá del monte.

• útil; que podamos usar varias veces y que se adapte a cada contexto; com-binando planteamientos generales co-munes a todas las entrevistas pero que permita adaptarse a las peculiaridades de cada lugar, a la persona que tenemos enfrente (seguro que se nos ocurren al-gunos temas o preguntas diferentes para el presidente de una entidad ges-tora o para una mujer ganadera)

• ajustada al tiempo de que dispone-mos para desarrollar la investigación

• constructora de ideas, relatos y con-clusiones; evitando aislar las historias que escuchemos y recojamos, siendo capaces de conectar estas ideas, histo-rias y recuerdos con el fin de generar un mensaje y una historia que contar

• ajustada a los recursos humanos, materiales y económicos con los que contamos (perfil y número); valorando las capacidades que tenemos cada una de las personas que formamos parte del equipo (la que se maneja bien con las personas, la que sabe escuchar y empa-tizar, la que sabe captar con imágenes el momento, la que sabe cacharrear con ordenadores y nuevas tecnologías…) y poniéndolas a disposición de esta activi-dad, aceptando también las limitaciones o carencias que podamos tener. Para ello podemos buscar una colaboración puntual de alguien o adaptar la entrevis-ta a nuestras posibilidades personales.

Es difícil pensar que alguien se sienta relajado y comprendido si se le pregunta sobre su vida a través de un cuestionario con respuestas ce-rradas, por ejemplo, si nos reímos o cuestiona-mos sus ideas o si nos empeñamos en llevarle la contraria o intentamos rebatir sus respuestas. Para que vuestra forma de indagar en la visión de los comuneros y comuneras sea útil y viable, esta debería ser:

Piensa también de qué recursos dispones a tu alcance para lograr esto y aplica una dosis de realidad para llevarlo a cabo: ¿puedes estar va-rios días en el monte? ¿Cuentas, por ejemplo, con un equipo especializado para el montaje de imágenes? ¿Gente que sepa hacerlo? Piensa cómo quieres comunicar los resultados de tu investigación y qué herramientas previas tienes que utilizar para recoger la información (si estás planteándote un documental, piensa en qué da-tos y de qué manera debes recogerlos cuando te aproximas a los testimonios de los actores de tu monte; si lo que quieres es poder geolocalizar la información, ten previsto cómo vas a hacerlo). Es posible que necesites hacerte un pequeño guión para no dejarte nada por el camino.

Conectar con la gente, obtener información y darla a conocer, no tiene que ser caro, nuestra creatividad y destreza, que se verán ampliadas por la pasión que pongamos en nuestro cometi-do, será el recurso más valioso que tengamos.Una vez hemos contactado con las personas con las que queremos sentir el monte común,

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son muchas las cuestiones a indagar dentro de la comunidad que lo gestiona, y muchas no vienen descritas en los papeles. Algunas de las que más nos pueden interesar son aquellas que nos recordaba Elinor Östrom para caracterizar una gestión comunal. Empecemos por:

La comunidad: Sobre esto, ¿qué creéis que sería interesante saber? Además del número de personas que la componen, ¿qué tipo de per-sonas son? Su edad, género, moti-vación para estar en la comunidad, papel que desempeñan… ¿Cómo está formada u organizada? ¿Quié-nes la forman? ¿De dónde vienen? ¿Qué otras cosas crees que pueden contarnos un comunero o comunera sobre la gestión de esa comunidad? Quizás pueda hablarnos de cómo se relaciona con el resto de comu-neros, qué siente hacia ese monte, qué significado tiene en su vida… Y también sobre el propio monte co-munal: ¿Cuál ha sido su trayectoria vital? ¿Dónde se ubica? ¿Qué recur-sos gestiona? ¿Cuál es la historia de esos recursos? ¿Cuál es la historia de ese lugar? ¿Y la historia de cada una de las personas? ¿Qué papel ha jugado la cultura en el monte o el monte en su cultura?

Los recursos que se gestionan: En este sentido hay mucho que pueden contarnos las personas del territorio… quizás, ¿cómo es el me-dio que estudiamos? ¿Cuál es su historia? ¿Qué papel ha jugado en la evolución de la comunidad? ¿Qué papel han jugado ellas en la forma en que se gestiona el monte? Segu-ramente puedan haceros un repaso histórico de los recursos con los que cuenta el monte, por qué momentos mejores y peores han pasado estos, qué soluciones encontraron, cuá-les son sus esperanzas, sus tareas pendientes, sus dificultades para el aprovechamiento sostenible, las amenazas que viven…

Las normas y la gobernanza: Este apartado merece una aten-ción importante. Algo que hace especial a un monte comunal es la forma de tomar decisiones, en-tre ellas, las normas, sus sistemas de control, resolución de conflictos y los sistemas de aprovechamien-to, todo ello basado siempre en los conocimientos y opiniones de los miembros de la comunidad. A todo ello lo llamamos «gobernan-za».

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Poder observar, analizar, evaluar,etc. la gober-nanza, no es una tarea fácil la verdad. Es algo que está en el día a día, en cómo se toman las decisiones con mucha trascendencia, y cómo se toman las pequeñas decisiones cotidianas, quién participa, cómo lo hace…

Lo primero que necesitamos saber es realmente quién toma las decisiones que tienen que ver con ese monte: ¿Es solo la comunidad? ¿Tiene que ponerse de acuerdo con otros organismos o gen-tes? ¿Cuánta capacidad de decisión tiene esa comunidad?

Una vez sabemos esto, podemos ya adentrarnos en cómo funciona la comunidad en sí, cómo se toman las decisiones dentro de ella… Como de-cíamos, esta no es una tarea fácil, pero podemos tener en cuenta algunos criterios para saber en qué fijarnos y qué preguntar, como por ejemplo:

• Aceptación: ¿Los formatos para la toma de decisiones son aceptados por toda la comunidad? ¿Son conocidos?

• Información: ¿Están las personas que forman parte de la comunidad bien informadas sobre los temas sobre los que tienen que decidir?

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• Igualdad: ¿Participan de la misma manera todas las personas que es-tán en la comunidad a la hora de de-cidir algo?, ¿las mujeres?, ¿los más jóvenes?

• Respeto y democracia: ¿Hay respeto a las opiniones de todas las perso-nas? ¿Todas las opiniones tienen el mismo valor?

• Idoneidad: ¿Se facilitan espacios y momentos para que todas las perso-nas puedan participar en las decisio-nes que tienen que ver con el futuro de su monte?

Seguro que se te ocurren muchas más pregun-tas para saber cómo se relacionan las personas de una comunidad de montes a la hora de orga-nizar y decidir sobre cómo quieren convivir con el monte.

Sería de gran utilidad poder completar la ronda de entrevistas con la asistencia a alguna asam-blea o reunión de toma de decisiones del grupo de comuneros y comuneras, así podríamos ver de primera mano cómo se desarrollan, quién ha-bla, cómo se decide, qué temas se tratan, cual es el tono... Pregunta en la comunidad de mon-tes si pueden invitaros a unos pocos en calidad de observadores a las reuniones formales e in-formales que mantengan. No se trata de interve-nir, sino de observar, de escuchar, de contrastar la información y sensibilidades recogidas con otros momentos de encuentro entre comuneros o de estos con otros actores.

UN ÁRBOL DE CONFLICTOS…En el recorrido que hemos hecho con nuestros sentidos, con nuestra cabeza, corazón e intui-ción, seguro que podemos empezar ya a ver que no todo es idílico cuando tenemos que pensar en cómo reclamar un bosque. Que antes hay que superar muchas dificultades en los propios territorios.

Para visibilizar las agresiones y tropiezos que sufre nuestro bosque, podemos hacerlo de mu-chas maneras: te lanzamos algunas propuestas:

ECODENUNCIA: Podemos recorrer nuestro bosque en busca de situaciones que consideremos de agresión am-biental, social, etc., y recogerlas de alguna ma-nera, bien sea con fotografías, vídeos o a través de una descripción. Las ubicaremos, además, en nuestro mapa. ECOVIXÍAS es un programa de voluntariado que se desarrolló durante muchos años en la provin-cia de Ourense, gracias a la ONG Amigos da Terra (www.amigosdaterra.net) donde se rea-lizaban salidas de campo y se fotografiaban y recogían datos sobre delitos ambientales que luego se llevaban a denuncia por el grupo de voluntarios y voluntarias. Gracias a estas accio-nes se dieron a conocer una gran cantidad de infracciones que estaban teniendo lugar en la provincia y que no eran noticia: escombreras y vertederos ilegales, maltrato animal, contamina-ción de aguas, talas ilegales, etc.

EL ÁRBOL DE PROBLEMAS: Vamos a intentar hacer nuestro propio árbol, pero esta vez va a ser un poco menos verde, menos natural… porque vamos a hacer un «ár-bol de problemas». Este árbol lo tendremos que construir con toda la información que hemos ido captando hasta el momento… y centrándonos en aquellos temas que resultan más proble-máticos a la hora de gestionar el monte. Antes hemos buscado las agresiones ecológicas con-cretas, ahora además podemos añadir las que tienen que ver con las personas y su relación más amplia con el monte.

Seguro que podemos empezar a pensar un pro-blema con el que nos hayamos encontrado para la sostenibilidad del monte, de su comunidad… y de este se nos ocurran otros, relacionados o no. Pongamos cada uno en una tarjeta o post-it. Cuando hayas escrito todos, ponlos en un papel continuo donde puedas ir dibujando cómo se re-lacionan unos problemas con otros, añadiendo tarjetas de otros colores para identificar causas, o personas afectadas e implicadas… Podrían colocarse en la base los problemas más gran-des, a modo de raíz, y los que derivan de estos ir ascendiendo y abriéndose; podría quedar como algo así:

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Este árbol nos ayuda a entender qué está pa-sando en un territorio, en un monte, a qué ame-nazas se enfrenta, y permitirnos empezar a pen-sar y abrir nuestra imaginación a cómo podemos actuar.

…Y UN RÍO DE SOLUCIONES. ¡JUGUEMOS A SER AC-TRICES Y ACTORES! No hay nada como ponerse en la piel del otro/a para entender los motivos para actuar o sentirse de una manera, para intuir cómo ve y percibe a los que le rodean, cómo ve el mundo y cómo eso influye en su entorno.

Los actores y actrices hacen eso, simulan ser personas que no son tratando de «ponerse en la piel» de aquellos a quienes interpretan.

Vamos a intentar por un momento montar nues-tro propio teatro, inventarnos un espacio de jue-go e interpretación para representar algunas de las escenas de conflicto que hemos ido identifi-cando y ver cómo podrían solucionarse. Podría-mos hacerlo de la siguiente manera:

Elige uno de los problemas más grandes con los que se enfrenta la comunidad que gestiona el monte y que hayas ido recogiendo en las activi-dades anteriores.

Identifica cuáles serán los pa-peles principales (deberían de corresponderse con los perfiles de personas que sabemos que están implicadas en ese con-flicto: comuneros o comuneras, empresa promotora, adminis-tración…).

Plantea una situación de partida (el problema en cuestión) y des-cribe brevemente en una tarje-ta cuáles son las posturas que tiene cada actor o actriz. Las posturas están compuestas de intereses, sentimientos, expe-riencias, deseos…

Empezamos a jugar. Cada per-sona asume un papel e intenta actuar, hablar, discutir y defen-der el rol que representa.

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Una propuesta teatral…

Augusto Boal fue un dramaturgo brasile-ño fallecido en 2009 que creó el Teatro del Oprimido, una manera de plantear salidas creativas a situaciones de «opre-sión» o conflicto. Dentro del Teatro del Oprimido hay varias modalidades y téc-nicas: Teatro Foro, Teatro de la Imagen, Teatro Periodístico y Teatro Invisible, aunque la más conocida es el Teatro Foro.

El método consiste en que un grupo de actores representan situaciones de opresión cotidiana y mediante un de-bate se buscan soluciones solidarias junto con los espectadores, invitando a los mismos a participar en la actuación representando la misma situación con la solución dada, los espectadores se con-vierten entonces en «espect-actores» y «espect-actrices».

Con el Teatro del Oprimido se preten-de poder reflexionar sobre las relaciones de poder y las que existen entre «oprimi-dos» y «opresores». Las obras teatrales son construidas en equipo, a partir de hechos reales y de problemas que pue-dan darse en una comunidad, de carác-ter social, económico o ambiental. Du-rante la representación de esa escena,

actores y espectadores interactúan para irla cambiando de manera que se pueda ir resolviendo el conflicto u opresión que se muestra.

La Red de Educadores y Educadoras Ambientales de Castilla y León hizo un ensayo de teatro foro durante unas jor-nadas que los reunía para hablar de la problemática de la participación en pla-nes impulsados por entidades locales. La obra de teatro se llamaba Villaplin tiene un plan y permitió que parte del público pudiera tratar de cambiar las escenas que representaban los proble-mas típicos de querer involucrar a las personas de un pueblo en el diseño de un plan de desarrollo cuando no hay un interés real de las entidades públicas. Poniéndose en el papel de los diferen-tes actores que entraban en juego en el conflicto se veían las diferentes maneras de afrontar una situación según el dis-curso que tuviera ese papel. El «jocker» es la personas que facilita la sustitución de los actores y actrices por personas del público. para que cambien su papel y así ver si habría una mejora manera de afrontar un problema.

Dejaros llevar por vuestros papeles para enfren-tar el conflicto en cuestión. Alguien externo pue-de ir viendo cuáles son las barreras y los posi-bles puntos de resolución (si existieran). Podéis parar de vez en cuando, escuchar estas aporta-ciones de la persona externa y tratar de retomar

la escena con esa nueva información. Podéis recrear la escena tantas veces como queráis y, al final del juego, hablad entre vosotras, decid cómo os sentíais en vuestro papel, dónde esta-ban las barreras y cómo podrían abordarse.

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ALGUNOS BUENOS EJEMPLOS DE GESTIÓN COMUNAL DEL MONTE…Galicia es una referencia en la gestión comunal del monte, allí existen más de 2.800 montes ve-cinales en mano común (MVMC) ¡más o menos el 25% de la superficie total! Son propiedades comunitarias, gestionadas por más de 150.000 comuneros y comuneras, que residen de forma habitual en ese territorio. Son un ejemplo cen-tenario de gestión comunal de territorios, recur-sos y bienes en el ámbito rural. Sin embargo, esta realidad se encuentra en una situación de peligro ante las presiones de industrias agroali-mentarias y energéticas, y de la propia adminis-tración pública.

Existen varios ejemplos muy interesantes de gestión por la comunidad donde las actividades que diseñan y desarrollan favorecen la sosteni-bilidad y pervivencia de sus montes:

MONTE CABALAR (A ESTRADA)Es un monte comunal que se distribuyó entre muchos propietarios. A finales de los años 60, el monte fue abandonado, dejando atrás el aprove-chamiento de madera y el pastoreo. El matorral acumulado se transformó en una carga de com-bustible que facilitó, a finales de los 70, grandes incendios; el último fue en marzo de 2005, don-de 250 hectáreas fueron calcinadas.

Se creó una cooperativa, la cooperativa Monte Cabalar, integrada por más de 1.000 socios y socias propietarios, quienes explotan una exten-sa finca de más de 720 hectáreas cerradas para el uso ganadero con rotación de caballos, vacas y cerdos. Además, recuperaron el área agríco-la abandonada para cultivos complementarios de granjas. Ellos defienden que «En el modelo cooperativo de uso comunitario de la tierra, en-contramos el instrumento ideal para llegar a la unidad de gestión que, superando el minifundio, nos permite intervenir en el abandono y el fue-go para que las montañas sean productivas». Si visitas su web, puedes saber más sobre el pro-yecto, el enfoque de trabajo colectivo que tienen y la estrategia también de aprovechamiento de los recursos naturales.

COMUNIDADES DE MONTES DE FROXÁN (LOUSAME) E COVELOLos montes de Froxán y Covelo también están gestionados por unas comunidades de vecinos. Además de una apuesta decidida por las espe-cies forestales autóctonas y el combate de los incendios evitando el eucalipto en su territorio, desarrollan una gran labor educativa. Los comu-neros y comuneras de estos montes entienden que tienen una gran responsabilidad en dar a conocer los valores del bosque, entenderlo, amarlo… y para ello además de facilitar la visita al terreno señalizando rutas y a través de pane-les interpretativos, tienen abierta un aula de la naturaleza.

Además de las especies vegetales, los vecinos y vecinas de Froxán y Covelo saben que el pa-trimonio histórico y arquitectónico es una parte fundamental en la cohesión y vida del monte, por eso también han recuperado y difunden los valores de elementos como molinos, leyendas o actividades tradicionales de la zona.

Los vecinos y vecinas del monte saben que su labor es fundamental para conservar el territorio y que está en sus manos que lo que se haga vaya dirigido a la defensa de la tierra, sin es-perar a que nadie de fuera les salve o les diga cómo hacerlo, ya que el conocimiento de cómo hacerlo viene acumulado desde hace décadas en las que la gente que allí habita lo ha conser-vado y cuidado.

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PASO 3.PASO A PASO

Habéis recogido una gran cantidad de infor-mación, pero también habéis generado mucha nueva. En todas las expresiones artísticas, los análisis y elaboración de conclusiones, las imá-genes, los vídeos, mapas… está vuestra apor-tación personal, nuevo conocimiento, único y tremendamente valioso, pues no existía antes y no se repetirá de la misma manera nunca más, cambiará el contexto, el momento, las personas y los medios… con lo cual, su aportación será diferente y también única.

Es por ello que todo esto merece ser conoci-do, compartido… tenemos que fabricar puen-tes hacia el resto del mundo para dar a conocer estas otras formas de entender el bosque, para asumirlo como bien común y, quién sabe, mo-vilizar a otras personas hacia la defensa de los bosques.

Como decíamos al principio, generar nuevas res-puestas requiere de nuevas maneras de hacer, por eso, la forma de comunicar tiene que ser también original y propia de este grupo. Recopila el material que tienes y dale salida, y hazlo de una manera que entre por los sentidos y llegue hasta lo más profundo, hasta aquello que remue-ve conciencias y emociones.

El soporte para comunicar puede ser cualquie-ra que imaginéis: audiovisual; quizás grabar píldoras informativas en vídeo, un documental, una película… todo aquello que permita trans-mitir lo que es un bosque, el sentimiento de lo

común, las amenazas que vive y las salidas que puede tener como un bien común que nos ata-ñen a todas las personas. Grabar y proyectar no tiene que ser caro, ya sabes que con un móvil se pueden hacer montajes estupendos y podemos subir a Youtube los resultados. También el so-porte teatral puede ser impactante para remover conciencias. Ahora que habéis experimentado con la representación de roles y conflictos, qui-zás esto pueda servir no solo para seguir inves-tigando sobre nuevas técnicas ligadas al teatro del oprimido, sino para poder realizar interven-ciones en la calle, performances, teatro-foros… Los canales pueden ser a través de contenidos web (puedes crear un blog, una página web, crear perfiles en redes sociales), exposiciones en que recojáis vuestros mapas, las imágenes que habéis tomado, vuestras conclusiones, etc. Recreaciones 3D que, de una manera sencilla y amena, hablen de los bosques como común: esto puedes hacerlo con una impresora 3D (hay algunas entidades públicas que las prestan o al-quilan a bajo coste), o de forma más sencilla, hacerlo vosotros mismos con materiales diver-sos: plastilina, materiales reciclados, elementos tomados del bosque, etc.

COMUNICAR, INVITAR, MOVILIZAR…

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CASOS

Vuestra maquinaria para el reclamo de los bos-ques está en marcha… ¡Estupendo! Hay gentes en otros lugares que también están pensando en nuevas maneras de poner en valor los bosques como bien común y dar a conocer las buenas prácticas, intentando movilizar así sensibilida-des y promover que la sociedad se sienta co-rresponsable y actúe. A continuación describi-mos algunos ejemplos muy interesantes y con perspectivas diferentes: desde el arte, desde la fusión del conocimiento tradicional con las nue-vas tecnologías, o potenciando las metodologías de participación entre los vecinos:

CARTOGRAFÍAS SENSIBLESCartografías Sensibles es un proyecto que apuesta por la defensa y la puesta en valor del patrimonio de la parroquia de Vincios y de la Se-rra do Galiñeiro en la provincia de Pontevedra. Se trata de un acercamiento virtual a una reali-dad territorial rica y compleja. A través de mapas nos hacen descubrir historias, topónimos, moli-nos, cuevas, yacimientos arqueológicos, leyen-das, músicas y tantos otros elementos que con-figuran la identidad de este lugar. La Comunidad de Montes de Vincios lleva años promoviendo la multifuncionalidad de un espacio vivo, con infi-nidad de posibilidades tanto productivas como ambientales o de ocio. Un lugar especial en el que conviven la obtención de recursos natura-les con la pasión por la naturaleza en todas sus formas y actividades, así como la conservación de las tradiciones, de los valores naturales y del patrimonio cultural.

La filosofía de partida es la siguiente: solo co-nocer un lugar nos permite poder amarlo y, por lo tanto, respetarlo y protegerlo. Difundir un te-rritorio es sinónimo de ponerlo en valor, crean-do conciencia y sensibilidad entre las personas que viven en su entorno. Tratando de hacerlo de una manera atractiva e innovadora, su sitio web nos invita a viajar en una realidad territorial rica y compleja a través de un mapa lleno de histo-rias, testigos, música, leyendas, nombres de lu-gares, comercios, fábricas, puentes, actividades de ocio y lugares que ya no existen pero que permanecen en la memoria de los mayores.

Durante la realización del proyecto, el equipo responsable de documentar los contenidos pro-dujo un catálogo virtual en un mapa que geo-localizó alrededor de 200 entradas en las que se encuentran: 368 fotografías, 109 microtopó-nimos, 22 vídeos, 180 minutos de entrevistas, 329km de rutas, 38 hectáreas de proyectos pro-movidos por la Comunidad de Montes de Vin-cios... y una cantidad incalculable de textos que recogen el conocimiento de varias generaciones de vecinos involucrados y sensibilizados con su entorno ...

¿Cómo fue posible? Contando con la inestima-ontando con la inestima-ble ayuda de historiadores, espeleólogos, mon-tañeros, biólogos, ingenieros, constructores, pastores, agricultores, músicos, amantes de la naturaleza y un sinfín de vecinos y vecinas con un deseo común: compartir sus conocimientos y proteger su medio ambiente.

Reclamadores de bosques…

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SAKANASakana es una comarca navarra con 15 muni-cipios, 32 pueblos y aproximadamente 15.000 habitantes. Más del 65% de superficie de la comarca es comunal, un territorio predominan-temente forestal y ganadero en el que aún se practica la trasterminancia (es el desplazamien-to del ganado de las montañas a los valles en invierno y viceversa). Los comunales en Saka-na han respondido históricamente a un objetivo muy concreto: satisfacer las necesidades vitales de los vecinos de la zona. Para ello, han sabido adaptarse constantemente a los tiempos. En los últimos años, los comunales han incorporado nuevas actuaciones a las tradicionales de ges-tión de los montes, como la puesta en marcha de ikastolas o la dotación de infraestructuras y servicios (biblioteca, frontón, piscina, medios de comunicación...). La esencia del comunal es atender las necesidades existentes en cada mo-mento, para lo que ha tenido una importancia esencial tanto el batzarra como el auzolan, que es cuando se reúnen las juntas vecinales para decidir en común toda la comunidad.

Son de la opinión de que para afrontar los retos existentes es importante reactivar la inteligencia social, mejorar la gestión de conflictos (y eviden-ciar que la comunidad es útil para resolverlos), poner en valor el sentimiento comunero y el va-lor del comunal ‒a través de la educación y des-de niños, por ejemplo‒ y adoptar medidas para reinventar el auzolan y adaptarlo a las necesida-des y contextos actuales.

MONTENOSOMontenoso es una iniciativa muy muy interesan-te, que quiere ayudar a empoderar comunes. En su propuesta, priorizan la participación de comu-neros y comuneras incluyéndolos en el diseño de nuevos artefactos tecnológicos y artísticos que permitan alcanzar los objetivos de visibili-dad, promoción y reapropiación. No puedes de-jar de visitar su sitio. Montenoso toca todos los palos que tienen que ver con la gestión comunal, la reivindicación de estas maneras y la puesta en valor de una forma de arraigarse a la tierra única.

Montenoso ha dado lugar a proyectos de mapeo muy interesantes, a aplicaciones móviles para los comuneros, documentales y exploraciones artísticas de la vida y forma de entender de los comuneros y comuneras.

PROYECTO COMUNIXEste proyecto busca crear Escuelas Comunales para jóvenes entre 15 y 30 años en Portugal y Galicia, sobre el tema de la gobernanza de los comunales, para que estos puedan hablar entre ellos y tomar conciencia de cómo se gobierna su territorio, cómo se gestiona y activarles para participar en el futuro de las áreas rurales y las tierras comunales.

Baztán, Navarra

La realidad internacional: la pro-blemática de gestionar espacios naturales como bienes comunes es algo que se da en todo el pla-neta y en cada lugar tiene unas características particulares. La legislación, la cosmovisión de la comunidad, la historia, la re-lación con los recursos, la forma de tomar decisiones, las amena-zas... son diferente en cada sitio. Ser capaz de adaptarse a cada contexto antes de entrar a traba-jar en ello es fundamental.

El contraste entre la visión y opi-nión según se mire esto desde lo rural o lo urbano: los asuntos que se sitúan en el medio rural es fácil que sean percibidos de forma diferente según nuestro origen, desarrollo, experien-cias… como personas. Ver un lugar como visitantes o como pobladores no es lo mismo. No es igual ver las cosas «desde dentro» que «desde fuera». Es muy ventajoso tener esto pre-sente para acercarse a mirar y reclamar los bosques. Quienes generan opinión y quienes la re-ciben estarán siempre condicio-nados por todo lo anterior. No-sotras también.

I

II

El más importante de los consejos es que no tomes esta guía como la única referencia para descubrir, para generar ideas ni para llevarlas a cabo en relación a la defensa de los bosques. Empápate todo lo posible del tema consultan-do aquí y allá, hablando con gente que sepa de esto, abriendo los sentidos a todo lo que pueda llegarte de tu entorno.

Para esa apertura de sentidos, será muy útil que trates de ver la conexión que los objetos y acciones diarias en nuestra vida tienen que ver con la defensa de lo común y de los bosques (el origen del material de los muebles y cosas que te rodean, el origen de la energía que se emplea para fabricarlos, para iluminar tu casa o calen-tar la escuela, etc.). Esta nueva forma de mirar nuestra vida va a ayudar a la creatividad a la hora de plantear nuevas maneras de comunicar la importancia, los valores y también las amena-zas que sufren nuestros montes en el Estado.

Trata de no perder dos perspectivas muy impor-tantes para abordar el conocimiento de los bos-ques como bien común:

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consejos

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RECURSOSMontenoso: http://montenoso.net

ICCA: https://www.iccaconsortium.org/index.php/es/

iComunales: http://www.icomunales.org

Vídeo documental En todas as mans : http://www.entodasasmans.com

Land Mark Map: http://www.landmarkmap.org

Sobre mapeo colectivo:h t t p : / / l a a v e n t u r a d e a p r e n d e r . e d u -c a l a b . e s / d o c u m e n t s / 1 0 1 8 4 / 5 1 6 3 9 /Cómo+hacer+un+mapeo+colectivo/

Un mar de bosques: http://bit.ly/2yZtxQM

Soluciones para la agricultura en código abierto: http://opensourceecology.org

Teatro del oprimido, Augusto Boal

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CRÉDITOS FOTOGRAFÍAS

PÁG.6:Licencia CC0https://pixabay.com/es/registros-viga-de-equili-brio-957496/

PÁG.7:Licencia CC-BY-SA Delhovlynhttps://commons.wikimedia.org/wiki/File:Land_art_in_Annecy.jpg

PÁG.8:Licencia CC-SY-NC 3.0 Colectivo La Tinta Cór-doba, Argentinahttps://latinta.com.ar/2017/04/dia-de-la-tierra-cordoba-vuelve-a-movilizarse-en-defensa-de-sus-bosques/

PÁG.9:Licencia CC-BY Waferboardh t t p s : / / w w w . f l i c k r . c om / p ho to s / wa fe r -board/33736302652/

PÁG.11:Licencia CC-BY-SA 3.0 Holger Motzkauh t t p s : / / c ommons . w i k i m e d i a . o rg / w i k i /Category:Elinor_Ostrom

PÁG.12:Licencia CC0https://pixabay.com/es/snagit-tronco-cortar-un-%C3%A1rbol-2461299/

PÁG.13:Licencia CC0https://pixabay.com/es/ovejas-reba%C3%B1o-pfrech-2859011/

PÁG.14:Licencia CC-BY-SA EDUCALABhttp://laaventuradeaprender.educalab.es/documents/10184/51639/C%C3%B3mo+hacer+un+mapeo+colectivo/

PÁG.17:Licencia CC-BY-SA EDUCALABhttp://laaventuradeaprender.educalab.es/documents/10184/51639/C%C3%B3mo+hacer+un+mapeo+colectivo/

PÁG.19:Licencia CC0https://pixabay.com/es/persona-mujer-modelo-plantean-1636369/

PÁG.20:Licencia CC-BY-SA EDUCALABhttp://laaventuradeaprender.educalab.es/documents/10184/51639/C%C3%B3mo+hacer+un+mapeo+colectivo/

PÁG.21:Licencia CC0https://es.wikipedia.org/wiki/El_bosque_ani-mado_(pel%C3%ADcula)#/media/File:Santa_Compa%C3%B1a_Pontevedra_01-05_false_color.jpg

PÁG.22:Licencia CC0https://pixabay.com/es/mujer-vacas-jerseys-granja-l%C3%A1cteos-538425/

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