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Los acuerdos de Camp David El 19 de Noviembre de 1977, el Presidente egipcio, Anwar el Sadat sorprendió a la comunidad internacional al viajar a Jerusalén para hablar en el Parlamento Israelí, el Knesset. Esta rama de olivo sin precedentes, ofrecida a un país sobre el que había ordenado un ataque sorpresa justo tres años antes, estableció el escenario del proceso de paz que finalizaría dieciséis meses después con el Tratado de Paz Árabe-Israelí. El punto de inflexión de este proceso llegó en septiembre de 1977 cuando el presidente Carter reunió a Sadat y al Primer Ministro Israelí, Menahem Begin y les ayudó a alcanzar los Acuerdos de Camp David. ¿Qué factores fueron los que originaron que esos dos mandatarios, con aparentemente intereses incompatibles, llegaran a un acuerdo de paz estable en nombre de sus países? Se ha intentado muchas veces, y desde muchos ángulos diferentes, responder a esta pregunta. Las negociaciones de Camp David están repletas de lecciones para los estudiantes de diplomacia, y merece la pena revisarlos como caso práctico. Se examinarán los hechos desde dos perspectivas: el impacto de los juegos a dos bandas y las características de los líderes que hicieron posibles esos acuerdos. La primera parte del estudio trazará las estrategias de los jugadores a lo largo de las negociaciones, y la segunda analizará cómo se alcanzaron los resultados obtenidos. 1

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Page 1: Los Acuerdos de Camp David

Los acuerdos de Camp David

El 19 de Noviembre de 1977, el Presidente egipcio, Anwar el Sadat sorprendió

a la comunidad internacional al viajar a Jerusalén para hablar en el Parlamento

Israelí, el Knesset. Esta rama de olivo sin precedentes, ofrecida a un país sobre

el que había ordenado un ataque sorpresa justo tres años antes, estableció el

escenario del proceso de paz que finalizaría dieciséis meses después con el

Tratado de Paz Árabe-Israelí. El punto de inflexión de este proceso llegó en

septiembre de 1977 cuando el presidente Carter reunió a Sadat y al Primer

Ministro Israelí, Menahem Begin y les ayudó a alcanzar los Acuerdos de Camp

David.

¿Qué factores fueron los que originaron que esos dos mandatarios, con

aparentemente intereses incompatibles, llegaran a un acuerdo de paz estable

en nombre de sus países?

Se ha intentado muchas veces, y desde muchos ángulos diferentes, responder

a esta pregunta. Las negociaciones de Camp David están repletas de lecciones

para los estudiantes de diplomacia, y merece la pena revisarlos como caso

práctico. Se examinarán los hechos desde dos perspectivas: el impacto de los

juegos a dos bandas y las características de los líderes que hicieron posibles

esos acuerdos. La primera parte del estudio trazará las estrategias de los

jugadores a lo largo de las negociaciones, y la segunda analizará cómo se

alcanzaron los resultados obtenidos.

1. Antecedentes

En el fondo, el conflicto árabe-israelí es una pelea entre el Sionismo y el

Nacionalismo árabe. Desde finales del S. XIX, esas dos fuerzas han discutido

sobre dos temas principales: El control sobre Palestina y la existencia de un

estado judío dentro del mundo árabe musulmán. Los judíos empezaron a

clamar por una tierra en la que sentirse a salvo de persecuciones en la década

de 1880, y continuaron con mayor fervor después del Holocausto. En 1948,

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Page 2: Los Acuerdos de Camp David

Israel se hizo realidad cuando las Naciones Unidas dividieron lo que había sido

el Protectorado Británico de Palestina en dos estados: uno judío y otro árabe.

Las luchas comenzaron inmediatamente, y para 1949 no existía ya en absoluto

el Estado Árabe Palestino. Israel controlaba todo el antiguo territorio palestino,

excepto la Franja de Gaza (controlada por Egipto) y Cisjordania

El enfrentamiento Árabe-Israelí continuó hasta generar un conflicto armado:

primero en 1956, en la guerra entre Israel y Egipto, y posteriormente en la

Guerra de los Seis Días, en 1967. Habiendo obtenido una victoria decisiva en

1967, Israel arrebató a Siria el control del los Altos del Golán, Cisjordania a

Jordania, y Gaza y el Sinaí a Egipto. En la posguerra, la situación comenzó a

cambiar cuando todos los estados árabes aceptaron la Resolución 242 del

Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Este documento no sólo

instaba a Israel a abandonar los territorios ocupados, sino que también

garantizaba unas fronteras seguras para todas las naciones que, por tanto,

aceptaban por vez primera a Israel como estado soberano.

En 1972 parecía posible hacer mayores progresos para lograr una solución a

largo plazo, cuando Sadat aludió a que él aceptaría un tratado de paz con los

israelíes si devolvían los territorios ocupados. Sin embargo, en ese tiempo el

gobierno estadounidense estaba muy ocupado con sus negociaciones con los

soviéticos, y no facilitó en absoluto las tareas necesarias para lograrlo. La

oportunidad para la paz se desvaneció y Egipto y Siria juntaros sus fuerzas en

una guerra sorpresa contra Israel en 1973.

Mirando retrospectivamente, se acepta de forma general que esta guerra fue el

primer paso dado por Egipto en el Proceso de Negociación, ya que concienció

sobre la necesidad de una solución duradera para el conflicto e hizo que los

Estados Unidos y la Unión Soviética reaccionaran para tomar determinadas

medidas. Las dos superpotencias se reunieron en Ginebra con la intención de

sentar en la mesa de negociaciones a todos los implicados en el conflicto de

Oriente Medio para llegar a un acuerdo. Este formato favorecía a los Estados

Árabes, porque superaban en número a Israel y tenían mayores influencias;

Israel prefería la posibilidad de negociaciones bilaterales. En 1975, la

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Page 3: Los Acuerdos de Camp David

Conferencia de Ginebra fracasó porque las partes no podían llegar a un

acuerdo en el tema de la representación palestina y en el del futuro de los

territorios ocupados.

Durante la mitad de los años 70, los Estados Unidos estaban haciendo cada

vez más esfuerzos para tener un papel de liderazgo en el proceso de paz de

Oriente Medio. Los intereses norteamericanos en la región, en especial la

alianza con Israel y la dependencia del petróleo árabe, potenciaron este

compromiso. Mientras tanto, tanto Egipto como Israel mostraban un nuevo

entusiasmo acerca del proceso de paz, debido en gran parte a que ambos se

daban cuenta de que se beneficiarían de una relación más cercana con

Estados Unidos. En 1976-77, la estrategia de Carter se orientó hacia la

convocatoria de una nueva reunión en Ginebra. Consiguió el apoyo soviético

para realizar una declaración conjunta en Octubre de 1977, que clamaba por la

reapertura del proceso de Ginebra. Los egipcios e israelíes se oponían a esta

idea, dado que ambos habían tomado iniciativas bilaterales dirigidas a evitar el

proceso de Ginebra. Esas iniciativas abrieron un nuevo diálogo que llevó

directamente a las negociaciones de Camp David casi un año después.

2. Movimientos de Apertura:

Los hechos que llevaron a unirse a Egipto e Israel en 1977 parecían

sorpresivos en esa fecha, pero en retrospectiva se ve que simplemente era el

mejor movimiento disponible para ambos jugadores, dada la estrategia de cada

cual. La presión de Carter hacia una nueva ronda de Ginebra, originó

inadvertidamente que los intereses de Sadat y de Begin coincidieran por vez

primera, y ellos sacaron partido de esa oportunidad.

Egipto: El movimiento de apertura de Sadat fue su histórico viaje a Jerusalén

para hablar frente al parlamento israelí del 19 al 21 de Noviembre de 1977.

Haciendo eso, reconocía oficialmente a Israel, un paso que no había dado

todavía ningún país árabe y en contra del cual estaban muchos egipcios. Dado

su histórico y simbólico valor, la apertura de los canales diplomáticos con Israel

fue uno de los triunfos que tenía Sadat en la mano en ese momento. Así, este

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Page 4: Los Acuerdos de Camp David

viaje fue para él una táctica peligrosa, porque estaba renunciando a mucha

influencia negociadora sin asegurarse una contrapartida segura que mereciera

la pena.

Es muy instructivo analizar por qué Sadat realizó este movimiento. Él estaba

preocupado sobre la posibilidad de otra conferencia de Ginebra por dos

razones:

1) No quería negociar con los soviéticos.

2) Temía que el deseo egipcio de retomar el control del Sinaí fuera

eclipsado por otros intereses pan-Arabistas.

Sadat creía que el poder de Egipto en el mundo árabe se estaba erosionando,

y su estrategia se enfocó en parte a reafirmar su papel de liderazgo. Para

alcanzar este objetivo, no podía permitirse ser obstruccionista y dañar las

relaciones de Egipto con los Estados Unidos. Por tanto, la mejor estrategia de

la que disponía Sadat era trabajar bilateralmente con Israel y evitar el proceso

de Ginebra.

Sadat sabía muy bien que los fundamentalistas árabes le criticarían por trabajar

con Israel. Pero también sabía que cuanto más teatral y emocionante fuera su

movimiento, más se podría reactivar el apoyo al proceso de paz. Más aún, él

sabía que la opinión pública está más influenciada por los gestos simbólicos

que por los argumentos políticos o los acuerdos secretos. Por tanto, asumió el

riesgo calculado de que los efectos psicológicos de un viaje de gran visibilidad

a Jerusalén, que podría dar un gran impulso al proceso de paz, superarían la

reacción negativa que se esperaba del mundo árabe. La apuesta dio resultado.

La visita de Sadat, muy bien publicitada, y su apasionado discurso frente al

parlamento israelí, jugaron un papel crucial a la hora de convencer a los

israelíes de la nueva realidad. Inmediatamente, se empezó a ejercer presión

sobre Begin para que aprovechara esta nueva oportunidad para la paz.

Mientras tanto, en Egipto había manifestaciones públicas que demostraban

algún apoyo a la nueva iniciativa, pero la opinión pública estaba claramente

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Page 5: Los Acuerdos de Camp David

más dividida en ese país. Sin embargo, la visita de Sadat a Jerusalén alcanzo

su objetivo principal: crear una atmósfera en la que sería beneficioso para

Begin responder por su parte realizando algunas concesiones.

Israel: Los israelíes también se oponían a la reapertura de las conversaciones

multilaterales de Ginebra por varias razones:

1) Estaban ofendidos por la invitación de Estados Unidos a la Organización

para la Liberación de Palestina y el hecho implícito de que América

estaba a favor del establecimiento de una entidad palestina soberana.

2) Desconfiaban de los soviéticos

3) Temían por el aislamiento en la mesa de negociación en el que se

quedaba al estar rodeado por tantos estados árabes.

Por tanto, el interés israelí por interceptar la iniciativa americana coincidía

plenamente con el de Egipto. Más aún, la estrategia de negociación del Primer

Ministro Begin con el mundo árabe era seleccionar estados individuales y hacer

con ellos tratados bilaterales. La presión pública para llegar a un acuerdo,

provocada por la visita de Sadat, sirvió también para proporcionar cobertura

política a la continuación de esa estrategia. Begin se encontró más libre para

actuar a favor de los principales intereses de Israel sin exponerse a sí mismo a

las criticas. Reconociendo unilateralmente a Israel y abriendo un canal para el

diálogo, Sadat había jugado directamente a favor de Begin.

El movimiento de apertura de Begin fue ceder en una de las prioridades

egipcias más importantes: el control de la península del Sinaí. Poco después

de la visita de Sadat, Israel accedió a retirar sus tropas y a restaurar la

soberanía egipcia sobre el territorio disputado. Uno podría cuestionarse la

prudencia de rendirse tan pronto, especialmente teniendo en cuenta que la

concesión unilateral de Sadat había dado a Israel ventaja en la negociación.

Pero este curso de acción encajaba en la estrategia de Begin por dos razones.

Primero, este punto no era tan importante para Israel como lo era para Egipto.

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Page 6: Los Acuerdos de Camp David

Mucho más crucial para Begin era bloquear la creación de un estado palestino

en Cisjordania, por lo que realizó concesiones en el Sinaí para distraer la

atención internacional sobre el otro tema. Segundo, Begin percibía que Israel y

Egipto competían para lograr el favor de los Estados Unidos, por lo que,

teniendo en cuenta que Egipto había demostrado una voluntad de trabajar por

la paz, parecía apropiado que Israel hiciera lo mismo. En pocas palabras, Begin

eligió este movimiento de apertura “para ganar crédito por su flexibilidad y afán

cooperativo a los ojos de Estados Unidos, mientras que al mismo tiempo eludía

el problema palestino lo máximo posible”. Así, se puede ver que los

movimientos de apertura hechos por Sadat y Begin encajaban en sus

respectivas estrategias generales y su deseo de minar el proceso de Ginebra.

Siguiendo esas concesiones, las partes negociaron durante la primera mitad de

1978, pero los progresos hacia el establecimiento de un acuerdo fueron

mínimos. Temiendo que las conversaciones desaparecieran completamente, el

presidente Carter decidió invitar en Septiembre a Sadat y a Begin a Camp

David para reuniones secretas. La estrategia de regateo de esas

negociaciones, que originó la firma de los acuerdos de Camp David, será el

foco de este análisis.

3. Las negociaciones.

A. Posiciones Iniciales:

Había cuatro puntos básicos a tratar en Camp David:

1) Un tratado de paz y la normalización de relaciones entre

Egipto e Israel.

2) Desmilitarización y retirada de los asentamientos

israelíes en el Sinaí.

3) Relación entre esos temas y el futuro de la franja de

Gaza y Cisjordania.

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Page 7: Los Acuerdos de Camp David

4) Establecimiento de principios, incluyendo la retirada de

Israel de todos los territorios ocupados y el derecho de

los palestinos a la autodeterminación.

Egipto: Afortunadamente para Sadat, los intereses nacionales e

internacionales de Egipto coincidían y favorecieron una estrategia dominante.

La economía egipcia había estado decayendo en los años 70, debido en parte

a los enormes gastos de defensa. Sadat se daba cuenta de que la

recuperación económica dependía tanto del incremento de inversiones por

parte de sus vecinos árabes, ricos en petróleo, como de la reducción del gasto

militar. Él no podía reducir el presupuesto de defensa hasta que estuviera

seguro de que Israel no iba a representar nunca más una amenaza, garantía

que podía requerir un tratado de paz y la retirada de los israelíes del Sinaí.

Esas necesidades de seguridad no podrían alcanzarse sin el compromiso

activo de los Estados Unidos.

La estrategia de Sadat, por tanto, estaba dirigida a convencer tanto a los

Estados Unidos como a los demás estados árabes. Él creía que lo primero

podía conseguirse fácilmente siguiendo demostrando flexibilidad y, en palabras

de su Ministro de Asuntos Exteriores, Muhammad Ibrahim Kamil, “ponía de

manifiesto la intransigencia israelí frente a los Estados Unidos y frente al

mundo”. Conseguir lo segundo era más difícil, dado que Sadat ya había

perdido mucho capital político frente a sus colegas árabes reconociendo a

Israel. Para reconquistar el apoyo árabe, tenía que asegurar la retirada de

Israel de todos los territorios ocupados y establecer el derecho de

autodeterminación de los palestinos. Estos dos objetivos llegaron a ser el límite

inferior de Egipto en Camp David.

Israel: En gran medida, Israel se encontraba básicamente en las mismas

situaciones nacionales e internacionales que Egipto, pero su posición al inicio

de las negociaciones era sustancialmente distinta. También se enfrentaba a

una recesión económica, dado que los presupuestos de defensa crecían en

espiral y estaban originando una inflación incontrolada. Internacionalmente, la

principal preocupación de Israel era la seguridad, y la guerra de 1973 había

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Page 8: Los Acuerdos de Camp David

demostrado que la mera superioridad militar no era un arma disuasoria lo

suficientemente fuerte frente a sus adversarios árabes. Begin creía que podía

solucionar simultáneamente ambos problemas cerrando una paz bilateral con

Egipto. Eliminando al estado miembro más grande de la coalición árabe, Israel

podía acometer una reducción incremental de sus gastos de defensa, a la vez

que seguía sintiéndose seguro frente a potenciales amenazas militares. Por

tanto, el límite inferior de Begin era el tratado de paz con Egipto y la

desmilitarización del Sinaí, así como evitar lo máximo posible la cuestión

palestina. También era esencial para su estrategia mantener el apoyo de los

Estados Unidos, dado que América era percibida como la única parte que

podía ayudar a intermediar y reforzar un acuerdo de ese tipo.

Estados Unidos: A pesar de que el presidente Carter era oficialmente sólo un

mediador, los Estados Unidos tenían intereses muy claros en las negociaciones

que debían tenerse en consideración. Carter se enfrentaba a numerosos

intereses contrapuestos provenientes de muy diversas comunidades. La

influyente comunidad judía sólo apoyaría un acuerdo que satisficiera todas las

necesidades de Israel. El sector energético se preocupaba mucho más de la

relación de los Estados Unidos con los países árabes exportadores de petróleo.

Las corporaciones americanas, en general, querían simplemente evitar

conflictos futuros por razones económicas. Sin embargo, el interés principal de

Carter era salvar su presidencia. Habiendo invertido muchísimo capital político

en el proceso de paz de Oriente Medio y con las siguientes elecciones

presidenciales en el horizonte, Carter necesitaba producir resultados. Su

objetivo era alcanzar “cualquier acuerdo, no necesariamente uno que

protegiera los intereses de cada una de las partes”.

B. El proceso de negociación:

Las negociaciones de Camp David duraron 13 días. Cada delegación tenía sus

propias cabañas en el refugio presidencial, y sus miembros no solían

mezclarse excepto durante las sesiones estructuradas de negociación. Más

aún, la prensa fue excluida desde el principio y se mantenía muy poco contacto

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Page 9: Los Acuerdos de Camp David

con el mundo exterior. A veces, la mayoría de los delegados encontraban

claustrofóbica esa atmósfera tan intensa y aislada.

Los primeros dos días consistieron en que cada parte estableció su posición en

reuniones separadas con la delegación americana. El presidente Carter no se

sorprendió al oír la extrema posición de los israelíes, pero se quedó

consternado cuando Sadat también le presentó una posición muy intransigente.

Sin embargo, dado que Sadat valoraba su amistad personal con Carter, el líder

egipcio pensó que serviría mejor a sus intereses si mantenía una relación

abierta con los americanos. Así, en el segundo día, Sadat presentó a Carter

una carta que contenía el índice de las concesiones que Egipto estaría

dispuesto a aceptar. Al revelar Sadat su posición de retirada hizo que Carter

sintiera un renovado optimismo pensando que ese acuerdo era posible pero,

finalmente, resultó ser un error estratégico para Sadat.

El papel que la delegación estadounidense iba a jugar se hizo más claro a lo

largo de los días 3 y 4. Las primeras reuniones trilaterales tuvieron lugar al

tercer día y los conflictos de personalidad se hicieron obvios inmediatamente.

Las reuniones rápidamente se convirtieron en peleas a gritos entre Begin y

Sadat y los americanos se dieron cuenta que ambos líderes “no podían

interactuar a nivel personal de forma constructiva”. Para entonces, los dos

líderes fueron mantenidos separados, mientras que Carter y sus ayudantes

procedían con una especie de “diplomacia lanzadera”, moviéndose

constantemente entre las cabañas para hablar con cada delegación por

separado. Fue en este punto cuando los americanos asumieron realmente el

papel de mediadores: su trabajo era acercar a las dos partes, aunque sólo

pudieran hablar individualmente con cada una de ellas.

De los días 5 a 7, la delegación americana jugó bien este papel. Carter y sus

ayudantes comenzaron desarrollando un borrador de propuesta que perfilaba la

mayor parte de los temas en juego. Cada versión consecutiva podría ser

criticada por ambas partes y entonces sería reescrita por los americanos para

reflejar los comentarios obtenidos. Este proceso pareció progresar inicialmente

en los peliagudos temas del Sinaí y de la franja de Gaza y Cisjordania, pero

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Page 10: Los Acuerdos de Camp David

Begin demostró ser muy intransigente. Como necesitaba un modo de estimular

las negociaciones, Carter reveló a los israelíes que había recibido esa carta

con las concesiones que Egipto estaba dispuesto a aceptar. Sabiendo que

Carter necesitaba un acuerdo y que podía ofrecer las concesiones a Sadat,

Begin estaba en una posición poderosa. Durante el resto de las negociaciones,

Begin hacía concesiones carentes de consecuencias y esperaba que Carter

hiciera concesiones mucho mayores en nombre de Egipto.

El proceso llegó a punto muerto entre los días 8 y 10. El proceso reiterativo de

generación de borradores había logrado todos los acuerdos posibles, y se

convirtió en un ejercicio de aclaración lingüística acerca de los temas menores

que se habían establecido. Habiendo eliminado la mayoría de los temas

colaterales, la diferencia entre ambas partes se hizo clara. Las partes habían

llegado a punto muerto sobre el Sinaí y en los asentamientos de la franja de

Gaza y Cisjordania, y todo el mundo estaba muy desalentado. Después de que

otra discusión entre Sadat y el Ministro de Asuntos Exteriores Moshe Dayan,

finalizara sin solución a final del día 10, Carter “parecía convencido de que las

conversaciones de Camp David estaban condenadas al fracaso”.

C. El juego final:

En la mañana del undécimo día, la delegación de Sadat hizo su equipaje para

abandonar Camp David tremendamente frustrados. A pesar de que Carter era

pesimista sobre que esas conversaciones finalizaran con un acuerdo, se daba

cuenta de que su presidencia corría un grave peligro si no conseguía uno.

Convenció a los egipcios para que se quedaran, amenazando con dar por

finalizadas las relaciones bilaterales Egipto-Estados Unidos, así como su

amistad personal con Sadat. Entonces, Carter varió su estrategia siendo más

proactivo en el ofrecimiento de incentivos para superar los puntos peliagudos.

El tema del Sinaí estaba en punto muerto porque Begin no estaba de acuerdo

en abandonar los asentamientos y bases aéreas israelíes en esa zona. Carter

le persuadió para que lo hiciera, ofreciéndole la garantía tanto de que Israel

continuaría accediendo a los suministros de petróleo, como de que podría

construir dos nuevas bases aéreas en el desierto de Nègev. Aunque se

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Page 11: Los Acuerdos de Camp David

mostraba cauteloso acerca de “comprar la paz”, Carter se daba cuenta de que

podía usar “los vastos recursos económicos y militares americanos para ayudar

a cambiar el cálculo de beneficios y riesgos para las partes del conflicto,

asumiendo compromisos bilaterales con cada uno de ellos”.

Para el día 12, únicamente uno de los temas principales seguía pendiente: el

futuro de los asentamientos de la franja de Gaza y Cisjordania. Estaba claro

que no era posible una resolución definitiva de este problema, por lo que se

preparó básicamente el léxico que se iba a utilizar para “maquillar” los

desacuerdos. Después de una larga sesión de negociación, esa noche Carter

fracasó al no recibir un compromiso firme por parte de Begin incluso con ese

vago y poco definido lenguaje. Pero Carter siguió adelante, a pesar de la falta

de claridad en el tema de los asentamientos, porque temía que el proceso de

negociación descarrilara justo cuando parecía que en el horizonte aparecía la

posibilidad de un acuerdo. Aunque retrospectivamente la mayoría de los

historiadores están de acuerdo en que dejar el tema sin finalizar el tema de los

asentamientos fue un error, en aquel momento tenía sentido por el bien de esa

oportunidad. Habiendo superado ese obstáculo final, las tres partes finalizaron

el acuerdo el decimotercer día, 17 de Septiembre de 1978, y volvieron a la

Casa Blanca para la ceremonia oficial de firma.

Basándonos en la evolución de la negociación, no es sorprendente que, en el

fondo, el acuerdo favoreciera a Israel. Los dos líderes firmaron un tratado

formal de paz y acordaron una normalización de las relaciones por fases que

culminaría en el intercambio de embajadores. La retirada israelí de los

asentamientos del Sinaí se vinculó al cronograma de esa normalización.

Además, la mayoría del territorio del Sinaí debía ser desmilitarizado y se creó

una fuerza de las Naciones Unidas para llevar a cabo ese proceso.

Los acuerdos fallaron en la resolución de la disputa acerca del futuro de la

autodeterminación de Palestina. Sadat y Begin no podían estar de acuerdo en

el lenguaje utilizado para tratar este tema, por lo que el documento final

utilizaba las estructuras lingüísticas acordadas por ambas partes, demandando

la creación de “una Autoridad de autogobierno (consejo administrativo) en la

11

Page 12: Los Acuerdos de Camp David

franja de Gaza y Cisjordania”. Esta vaga palabrería no sirvió en absoluto para

solucionar el desacuerdo subyacente. Además, no se especificó ningún

cronograma para el desarrollo de la Autoridad, por lo que los israelíes tenían la

capacidad de evitar que el proceso siguiera su curso. Al fallar en la decisión del

futuro de los palestinos, Camp David simplemente perpetuó el status quo.

El resultado de las negociaciones estaba mucho más cerca de la posición

inicial de Israel que de la de Egipto. Begin alcanzó sus principales objetivos de

asegurar un tratado de paz y lograr la desmilitarización del Sinaí sin sacrificar el

fondo del tema palestino. Sadat, por el contrario, consiguió la retirada israelí del

Sinaí y algunas otras pequeñas concesiones, pero fracasó en el

establecimiento de la autodeterminación palestina. Ahora veremos dos factores

de las negociaciones que ayudan a explicar esa situación tan poco equilibrada.

4. Características personales y políticas de los actores.

Sadat:

Tanto la personalidad de Sadat como su posición política afectaron al éxito de

su proceso de transacción en Camp David. Como tenía tan poca experiencia

negociadora hasta entonces, Sadat confiaba demasiado en las otras partes.

Pero aún más importante era que dependió demasiado de su amistad personal

con Carter y confió a los americanos demasiada información acerca de su

posición negociadora. En efecto, Sadat mostró a Carter sus cartas y le permitió

que jugara su mano por él. Pero Carter tenía sus propios incentivos para

alcanzar un acuerdo, y no quería aparecer como favorecedor de una parte a

expensas de otra. Por tanto, era políticamente difícil e iba en contra de los

intereses americanos mantener durante más tiempo la posición arabista de

Sadat una línea dura. Carter, en un movimiento poco sorprendente, no jugó la

mano tan conservadoramente como Sadat pudiera haber deseado.

El sistema político de centralización en Egipto limitó el porcentaje de Sadat en

las negociaciones y probablemente contribuyó a que cometiera errores en las

mismas. Como Presidente, tenía y ejercía la autoridad última en la toma de

12

Page 13: Los Acuerdos de Camp David

decisiones y el poder político para influir en la opinión pública. Shibley

Tehami extracta de las memorias de Carter: “Los egipcios podían ser

fácilmente manipulados por Sadat, y sus creencias y actitudes podían ser

determinadas por su líder”. Por tanto, Sadat no podía rechazar sin más un

determinado acuerdo utilizando como razón de que él no podía conseguir el

apoyo de su nación. Como todo el mundo sabía que sus manos no estaban

políticamente atadas, tenía poco espacio para maniobrar estratégicamente.

Además, su concentración de poder originó en él demasiada autoconfianza. A

menudo, Sadat hacía caso omiso de las mejores opiniones de sus ayudantes, a

veces incluso hasta el punto de humillarles públicamente. Un ejemplo de este

comportamiento fue su costosa decisión de divulgar su posición negociadora a

Carter, a pesar de las protestas explícitas de uno de sus principales

consejeros. De este modo, la inclinación de Sadat a confiar en extremo en las

otras partes negociadoras y en la fortaleza de su posición en el Gobierno

Egipcio, dañaron su capacidad de negociación para conseguir un resultado

óptimo para su país.

Begin:

Begin tenía más práctica en negociar y era capaz de enfocar sus intereses

tanto en el nivel de detalle técnico como en el de la gran estrategia. Por

ejemplo, Telhami afirma que mientras Begin a menudo frustraba a sus

contrapartes discutiendo sobre minucias de redacción en una propuesta de

acuerdo, nunca perdía de vista el objetivo más importante, que era mantener

una relación de trabajo con ellos. Además, Begin mantenía estrictamente

separadas las relaciones personales y las profesionales con sus contrapartes.

Aunque mantenía relaciones personales de amistad con otros líderes, tenía

muchísimo cuidado en no revelar información que pudiera recortar su posición

a la hora de la negociación. Sadat se quejaba de que después de todo el

trabajo que él había hecho por la paz, Begin no confiara en él. Muy

probablemente, Sadat estaba en lo cierto; la carrera política de Begin se había

desarrollado en un Israel que había experimentado únicamente relaciones

adversas con sus colegas árabes. Esta tradición preparó muy bien a Begin

para un juego duro en Camp David.

13

Page 14: Los Acuerdos de Camp David

La estructura gubernativa de Israel, más descentralizada, también benefició a

Begin en el proceso de negociación. Como Primer Ministro, era el líder del

partido que controlaba el Parlamento (Knesset), el órgano legislativo en el que

residía la mayoría del poder político de Israel. Cualquier acuerdo que se

alcanzara en Camp David, debía estar ratificado por el Knesset y apoyado por

el pueblo israelí, y en ambas arenas existía mucho escepticismo acerca del

proceso de paz. Por tanto, Begin pudo utilizar varias veces la estrategia que

Sadat no podía, a saber, evitar ciertas concesiones con la justificación de que

podían ser inaceptables en sus comunidades nacionales. Adicionalmente,

muchos de los otros delegados israelíes eran también miembros de alto nivel

del Knesset y tenían poder por sí mismos. Esos consejeros no podían ser

ignorados como sus colegas egipcios si Begin quería mantener su control

sobre el partido Likud. Por tanto, la atmósfera política promovía mayores

esfuerzos de equipo por parte de los israelíes y un proceso de toma de

decisiones más equilibrado en su delegación.

Carter:

Para completar el retrato de la interacción entre los jugadores clave en Camp

David, es importante examinar el papel jugado por Jimmy Carter, tanto como él

lo percibía, como según lo jugó en realidad. Él se veía a sí mismo como un

facilitador, y diseñó las conversaciones tanto desde un punto de vista moralista

como desde un enfoque de resolución de problemas. Primero, los

antecedentes profundamente religiosos de Carter hacían que percibiera el

proceso de paz de Oriente Medio como una responsabilidad de los Estados

Unidos. América tenía la obligación moral de utilizar su poder para lograr la

resolución de lo que Carter consideraba un problema solucionable. Él creía que

los individuos que perpetuaban esta situación, eran generalmente

bienintencionados, y sentía que era posible el establecimiento de un acuerdo

que satisficiera a todos. En segundo lugar, su formación en Ingeniería le

proporcionó a Carter un marco general de negociación orientado a la solución

de problemas. Todos los componentes para un acuerdo estaban sobre la

mesa, y como mediador su trabajo era ensamblarlos correctamente y proponer

una solución viable. De alguna manera, esto constituye una visión parcial de su

14

Page 15: Los Acuerdos de Camp David

función, que posiblemente abandonó más tarde al comenzar a hacer

concesiones americanas para que el acuerdo fuera más atractivo para Begin.

La imagen de Carter como mero facilitador no es del todo exacta. A pesar de

su papel oficial, los intereses personales de Carter y los intereses nacionales

de los Estados Unidos requerían que él fuera un jugador activo en el proceso

de negociación. Telhami hace una distinción entre un mediador que trabaja

para conseguir cualquier acuerdo, y un participante, que trabaja para un

acuerdo que específicamente esté de acuerdo con sus intereses. En el caso

de Camp David, este marco presenta una falsa dicotomía. Teniendo en cuenta

que conseguir cualquier tratado favorecía tanto los intereses personales de

Carter como los nacionales de Estados Unidos, Carter satisfizo los dos roles, el

de mediador y el de participante. Tal como se dijo anteriormente, Carter había

invertido muchísimo capital político en el proceso de paz y necesitaba mostrar

resultados para salvar su presidencia. Los intereses nacionales de Estados

Unidos giraban alrededor de promover la estabilidad en Oriente Medio para

reforzar sus relaciones con Israel y con el mundo árabe, así como para

asegurar el acceso futuro a los recursos petrolíferos. Cualquier tratado que

lograra incluso únicamente los temas menores tratados en Camp David, habría

ayudado a conseguir esos objetivos. Por tanto, la coincidencia de intereses

personales y nacionales garantizaba que Carter sería una activa tercera parte a

durante las negociaciones.

Lecciones:

De lo anteriormente expuesto pueden extraerse diferentes lecciones de

negociación y diplomacia internacional. Primero, mientras que un cierto nivel de

confianza entre las partes es beneficioso, no se debe depender excesivamente

de ello. Especialmente, hay que evitar ceder el control de la propia agenda a

las otras partes, tal como hizo Sadat. A pesar de cualquier relación personal o

entendimiento mutuo que pueda existir entre las partes, cada jugador tiene

siempre sus propios intereses y se debe esperar que los persiga. Aunque

puede beneficiar a ambas partes trabajar juntos para lograr los intereses

mutuos, cada una debería mantener el poder necesario para “jugar la mano

15

Page 16: Los Acuerdos de Camp David

correspondiente”. Segundo, los sistemas políticos tienen gran importancia en

las negociaciones. En general, un líder que centraliza mucho poder en la toma

de decisiones, tiene muy poco porcentaje en las negociaciones internacionales.

Por el contrario, un líder representativo de un gobierno descentralizado tiene

mucha más capacidad para evitar hacer concesiones indeseadas echando la

culpa a sus restricciones nacionales.

5. Juegos a dos bandas.

Las negociaciones diplomáticas nunca son completamente aisladas en sí

mismas. A pesar de que puedan tener un enfoque internacional, todos los

actores tienen comunidades nacionales que deben tenerse en cuenta en el

proceso de toma de decisiones. Varios politólogos han estudiado las

interacciones entre las presiones nacionales e internacionales, comúnmente

denominadas “el juego a dos bandas”. Robert Putmann resume este tema:

En el nivel nacional, los grupos domésticos persiguen sus propios intereses

presionando al gobierno para que adopte políticas que les sean favorables, y los

políticos buscan poder creando coaliciones entre esos grupos. En el nivel

internacional, los gobiernos de las naciones buscan maximizar su propia capacidad

de satisfacer las presiones domésticas, a la vez que deben minimizar las

consecuencias adversas de los avances extranjeros.

Muchos aspectos del proceso de Camp David demuestran lo vital que es este

juego a dos bandas. Vamos a ver los dos ejemplos fundamentales.

El uso más patente y efectivo del uso de la estrategia del juego a dos bandas

fue la visita de Sadat a Jerusalén en 1977. Janice Gros Stein se refiere a este

hecho como un ejemplo de “reverberación persuasiva”, al que Putnam se

refiere como “aplicar la presión internacional que reverberará en la arena

nacional y alterará el juego de los demás jugadores”. Una vez que Sadat

decidió que quería presionar para que el proceso de paz continuara, necesitó

crear una motivación similar en la parte israelí. Él logró su objetivo con el

dramático viaje a Jerusalén, un movimiento que fue eficaz porque era

irreversible. Reconociendo de este modo a Israel, Sadat no podía dar marcha

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Page 17: Los Acuerdos de Camp David

atrás. Conscientes de ello, los israelíes aprovecharon este comienzo y

empezaron a presionar a Begin con manifestaciones masivas. Con este nuevo

apoyo para el proceso de paz, Begin tenía más margen de maniobra entre sus

conciudadanos para explorar posibles acuerdos de paz. Así, la maniobra de

Sadat en la escena internacional originó una reverberación en la política

nacional israelí y aumentó las posibilidades de juego de Begin.

Esta estructura a dos niveles puede también funcionar en contra de los

negociadores cuando las restricciones nacionales limitan su capacidad de

maniobra en el ámbito internacional. En Camp David, todo eran intereses

nacionales, pero era necesario que los tres líderes caminaran hacia el logro de

algún tipo de acuerdo. Como se mencionó anteriormente, Carter tenía que

alcanzar algún tipo de acuerdo por razones de supervivencia doméstica. Los

otros dos jugadores, por razones nacionales, necesitaban cooperación y

compromiso continuos de los Estados Unidos por lo que, a su vez, tenían

grandes incentivos para permitir a Carter intermediar en un acuerdo.

Tanto Sadat como Begin se encontraron a sí mismos inmovilizados por la

necesidad de abordar las situaciones económicas y de seguridad de sus

respectivos países. Cuando la economía egipcia caía en 1978, Sadat comenzó

a enfrentarse a una creciente oposición política tanto por la derecha como por

la izquierda. Su represión de las disensiones y el control sobre la opinión

pública le permitió mantener el poder a corto plazo, y sus planes para reformar

la economía y afianzar la seguridad requerían una acción urgente. Los Estados

Unidos eran un aliado crucial en ambos planes: “la estrategia de liberalización

económica dependía críticamente de la ayuda, inversión y transferencia

tecnológica americana, y la resolución de la crisis con Israel dependía de la

participación activa de los Estados Unidos”. Estos factores hacían imperativo

que Egipto mantuviera sus positivas relaciones con Estados Unidos, por lo que

Sadat tenía que aumentar el nivel de temas aceptables a incluir en casi

cualquier acuerdo.

Begin se encontraba en una situación similar, aunque quizá menos aguda. El

aislamiento geo-político de Israel significaba que América era su aliado más

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Page 18: Los Acuerdos de Camp David

importante, tanto en su papel de garante de la seguridad, como en el de

donante de ayuda económica masiva. Begin no podía permitirse el lujo de dejar

que Egipto ganara el favor de Carter a expensas de la especial relación

bilateral Estados Unidos-Israel. Por tanto, como Carter estaba extremadamente

presionado para conseguir un acuerdo, Sadat y Begin lo estaban de forma

similar para firmarlo. Al final, sin embargo, las otras restricciones políticas de

Begin y su mayor capacidad de negociación originaron que Carter y Sadat

hicieran la mayoría de concesiones.

Lecciones:

Se pueden extraer muchas lecciones de diplomacia del juego a dos bandas de

Camp David. Primero, los negociadores tienen que concienciarse de que tanto

ellos como sus contrapartes se van a enfrentar inevitablemente a restricciones

por parte de sus propios países. Entre los elementos más básicos de la

preparación para una negociación diplomática debería estar analizar esos

parámetros y determinar cómo pueden utilizarse para ventaja propia. Quizá se

pudiera crear una oportunidad para cambiar las restricciones nacionales del

oponente, de manera que el campo de juego potencial aumente. La visita de

Sadat a Jerusalén es un ejemplo perfecto de esta estrategia. También, si el

oponente de uno se enfrenta a fuertes presiones domésticas para volver con un

acuerdo, es una oportunidad para jugar duro y presionar para obtener mayores

concesiones. Begin se encontró con este escenario en Camp David y fue capaz

de forzar a Sadat para que accediera a un acuerdo que muchos consideraban

una pérdida para Egipto.

6. Conclusiones.

La firma de los acuerdos de Camp David no fue el final de las negociaciones.

La diplomacia, especialmente enfocada a “vender” esos acuerdos a las

comunidades nacionales respectivas, finalmente culminó en la firma del

Tratado de Paz Egipcio-Israelí, el 26 de Marzo de 1979. El impacto histórico de

estos hechos todavía es objeto de debate. La mayoría de analistas sostienen

que Israel fue el ganador, logrando que cesaran las amenazas a su seguridad

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por parte de uno de sus más poderosos adversarios y haciendo poquísimas

concesiones a cambio. También apuntan a que ese cambio en el equilibrio de

poder fue un factor que permitió a Israel atacar Líbano en 1982. Mientras tanto,

Egipto reconquistó el control del Sinaí, pero comprometiendo definitivamente su

prestigio en el mundo árabe, por establecer una relación aún más cercana con

Estados Unidos. Otros historiadores piensan que Egipto fue el vencedor,

porque recibió territorio tangible a cambio de una intangible y fácil de anular,

promesa de paz. Sin importar quién tenga razón en este debate, hay un

impacto claro del proceso de Camp David: en una región cargada de agitación,

Israel y Egipto han estado en paz desde entonces. A este respecto, los

acuerdos deberían considerarse como un esfuerzo sorpresivamente exitoso y

una victoria para ambas partes.

Las negociaciones de Camp David ponen de manifiesto una herramienta muy

útil para el estudio de la negociación internacional. Va a ser muy difícil

encontrar un marco más perfecto para ilustrar una negociación mediada entre

dos partes: los temas fueron definidos específicamente y las conversaciones

fueron auto-censuradas por cada parte y continuaron ininterrumpidamente

desde el principio hasta el final. Es fácil trazar las estrategias a través de las

discusiones, y por tanto, extraer conclusiones sobre quién tuvo éxito y porqué.

El proceso de Camp David ha sido analizado desde muchos puntos de vista, y

sigue siendo un caso importantísimo en el estudio de las negociaciones

internacionales.

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