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  • Libro proporcionado por el equipo

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  • La ltima Batalla ha comenzado. El sol de la tercera era inicia el declivehacia el ocaso. Los Capas Blancas, un asesino de lobos y lasresponsabilidades del liderazgo acosan a Perrin Aybara. Debe buscarrespuestas en el Telaranrhiod a fin de superar estos obstculos ycontrolar al lobo que lleva dentro y no perder para siempre su condicinhumana.

    Entre tanto, Matrim Cauthon se dispone a afrontar el reto ms difcil de suvida: los seres del otro lado de los marcos de piedra, los alfinios y loselfinios. Confiaba en que sta sera la ltima confrontacin, pero la Ruedagira segn sus designios. Se acerca el momento en que tendr que vrselasde nuevo con las serpientes y los zorros, y participar en un juego en el quenunca se gana. La Torre de Ghenjei espera y sus secretos revelarn eldestino de una persona amiga que lleva perdida mucho tiempo. Dovieandise tovya sagain. Es hora de lanzar los dados.

  • Robert Jordan & Brandon Sanderson

    Torres de MedianocheLa rueda del tiempo - 13

  • Para Jason Denzel, Melissa Craib, Bob Kluttz, Jennifer Liang, LindaTaglieri, Matt Hatch, Leigh Butler, Mike Mackert y todos los lectores

    que, con el paso de los aos, han hecho que La Rueda del Tiempo seaparte de su vida y, con ello, han logrado que la vida de otros sea mejor.

  • En seguida se hizo evidente, incluso dentro del stedding, que elEntramado se estaba debilitando. El cielo se oscureci. Aparecieronnuestros muertos plantados en crculos alrededor de los lmites delstedding, mirando hacia adentro. Y el may or desasosiego lo caus quelos rboles enfermaron y ninguna cancin los sanaba.Fue en esa poca de pesares cuando sub al Gran Tocn. Al principiome lo vetaron, pero mi madre, Covril, exigi que se me permitierahablar. Ignoro qu desencaden ese cambio de actitud, puesto que ellamisma haba argumentado con resuelta determinacin a favor delgrupo opositor. Las manos me temblaban. Sera el postrer Orador y, enapariencia, la mayora ya haba decidido abrir el Libro de Traslacin.Me consideraban una intervencin intrascendente de ltima hora.Y comprend que, a menos que hablara con el corazn en la mano, lahumanidad se quedara sola para enfrentarse a la Sombra. En esemomento, el nerviosismo que me atenazaba se disip y slo sentserenidad, una sensacin de sosegada determinacin. Respir hondo yempec a hablar.

    De El Dragn Renacido,escrito por Loial, hijo de Arent, nieto de Halan,

    del stedding Shangtai

  • L

    PRLOGO

    DISTINCIONES

    os cascos de Mandarb marcaban un ritmo familiar en el terreno accidentado.Lan Mandragoran cabalgaba hacia su muerte. El aire seco le provocaba escozoren la garganta y el suelo estaba salpicado de cristales de sal que salan a lasuperficie despus de desecarse bajo tierra. La infeccin se haca patente en lasmanchas de unas formaciones rocosas de color roj izo que se alzaban hacia elnorte. Eran marcas de la Llaga, provocadas por un oscuro liquen que se ibapropagando.

    Sigui cabalgando hacia el este, en paralelo a la Llaga. Todava estaba enSaldaea, donde su mujer lo haba dejado cumpliendo as por un mnimomargen su promesa de llevarlo a las Tierras Fronterizas. La calzada por la quemarchaba se extenda ante l desde haca mucho tiempo. Le haba dado laespalda veinte aos atrs, cuando haba accedido a ir con Moraine, pero siempresupo que regresara. Eso era lo que significaba llevar el nombre de sus padres, laespada que le colgaba de la cintura y el hadori ceido a la frente.

    Aquella parte del norte de Saldaea se conoca como Landas de Proska, y eraun sitio lgubre por el que viajar, un lugar donde no creca una sola planta.Soplaba un viento del norte que arrastraba consigo un hedor repulsivo, como el de

  • una profunda y sofocante cinaga henchida de cadveres. En lo alto, el cielotormentoso estaba oscuro, encapotado.

    Esa mujer , pens Lan al tiempo que meneaba la cabeza. Qu deprisahaba aprendido Nynaeve a hablar y pensar como una Aes Sedai. El hecho deque estuviera cabalgando hacia su muerte no lo afliga, pero saber que ella temapor su suerte Eso s que dola. Muchsimo.

    Haca das que no vea a nadie. Los saldaeninos tenan fortificaciones ms alsur, pero la zona que atravesaba estaba surcada por barrancos quebrados quedificultaban los asaltos a los trollocs, y stos preferan atacar en las cercanas deMaradon.

    Lo cual no era motivo para relajarse. Uno no deba bajar nunca la guardiaestando tan cerca de la Llaga. Se fij en la cumbre de una colina; aqul sera unbuen sitio para tener un apostadero. Lo observ con atencin, pendiente decualquier indicio de movimiento. Sin apartar la mano del arco, dio un rodeo a unadepresin del terreno, en prevencin de que hubiera atacantes emboscados.Cuando estuviera viajando un poco ms hacia el este, cortara a travs deSaldaea y cruzara Kandor por las estupendas calzadas que haba por all.Despus

    Un poco de grava rod ladera abajo en alguna colina cercana.Con mucho cuidado, Lan sac una flecha de la aljaba que llevaba colgada en

    la silla de montar. De dnde provena el sonido? De la derecha , decidi para sus adentros. Del sur. De la colina que se

    encontraba en aquella direccin; alguien se aproximaba por detrs del cerro.Lan no fren a Mandarb, porque hacer cambiar el ritmo de los cascos sera

    tanto como poner sobre aviso a quien se acercaba. Notando el sudor de los dedosdentro de los guantes de piel de cervato, alz el arco sin hacer movimientosbruscos. Encaj la flecha y tens la cuerda a la par que la suba hasta la mejilla,aspirando el olor a resina y a plumas de ganso

    Alguien apareci rodeando la falda de la colina. El hombre se quedpetrificado, y el viejo rocn de carga que lo segua con la crin enmaraadalleg junto a l, lo sobrepas, y slo se detuvo cuando el ronzal que lo sujetabapor el cuello se puso tirante.

    El hombre vesta una camisa marrn claro cerrada con lazos y unospantalones polvorientos. Llevaba espada a la cintura y tena los brazos fuertes ymusculosos, pero su aspecto no era amenazador. De hecho, a Lan le resultabafamiliar.

    Lord Mandragoran! exclam el hombre, que ech a andar con premuray tir del ronzal del caballo para que lo siguiera. Por fin os encuentro. Habadado por hecho que viajarais por la calzada de Kremer!

    Te conozco? inquiri Lan, que baj el arco e hizo parar a Mandarb.Traigo vveres, milord! El cabello oscuro y la piel curtida del hombre

  • sugeran que tena ascendencia fronteriza. Sigui adelante, en exceso ansioso ydando tirones al sobrecargado jamelgo con la mano de gruesos dedos. Imaginque no llevarais suficiente comida. Y tiendas, traigo cuatro, por si acaso.Tambin algo de agua. Forraje para los caballos, y

    Quin eres? inquiri Lan con brusquedad. Y cmo sabes quin soyy o?

    El hombre se fren en seco.Soy Bulen, milord. De Kandor, recordis?De Kandor A Lan le vino a la memoria la imagen de un joven y

    desgarbado chico de los recados. Para su sorpresa, advirti el parecido.Bulen? De eso hace veinte aos, hombre!Lo s, lord Mandragoran, pero en palacio corri la voz de que la Grulla

    Dorada ondeaba de nuevo y supe lo que tena que hacer. He aprendido amanejar bien la espada, milord. Vengo para cabalgar con vos y

    Dices que la noticia de mi viaje ha llegado hasta Aesdaishar?S, milord. ElNynaeve se present ante nosotros, sabis? Y nos cont lo

    que habais hecho. Hay ms gente reunindose, pero y o me adelant porquesaba que necesitarais provisiones.

    Condenada mujer , pens Lan. Y encima le haba hecho jurar queaceptara a aquellos que quisieran cabalgar con l! Bien, pues, si ella hacamalabarismos con la verdad, l tambin saba hacerlos. Haba dicho queaceptara a quien deseara cabalgar con l; ese hombre no iba montado y, enconsecuencia, no incumpla su promesa si rechazaba su compaa. Unadiferencia insignificante, pero los veinte aos pasados con las Aes Sedai le habanenseado un buen nmero de cosas en cuanto a ser prudente con lo que uno decay cmo lo deca.

    Regresa a Aesdaishar y explcales que mi esposa se equivoc, que no heenarbolado la Grulla Dorada declar.

    PeroNo te necesito, hijo. Vete.Lan toc con los talones los ijares de Mandarb para que reanudara la marcha,

    y dej plantado al hombre en la calzada. Durante unos segundos crey que steobedecera su orden, aunque eludir un juramento le produca remordimientos deconciencia.

    Mi padre era malkieri dijo Bulen a su espalda.Lan no se detuvo.Muri cuando y o tena cinco aos aadi Bulen, alzando la voz. Se

    cas con una kandoresa. Los dos murieron a manos de unos foraj idos. Apenas losrecuerdo, pero s me acuerdo de que mi padre me dijo que algn dalucharamos por la Grulla Dorada. Eso es todo cuanto me queda de l.

    Lan mir atrs sin poder evitarlo, aunque no fren a Mandarb. Bulen sostena

  • en alto una fina tira de cuero, el hadori que llevaba ceido a la frente cualquiermalkieri comprometido bajo juramento a luchar contra la Sombra.

    Me pondra el hadori de mi padre prosigui Bulen, que alz ms an lavoz, pero no tengo a quin preguntarle si puedo. Tal es la tradicin, verdad?Alguien ha de darme permiso para llevarlo. Bien, pues, luchar contra la Sombramientras viva. Baj la vista hacia el hadori y despus levant de nuevo los ojosy grit: Combatir contra la oscuridad, alLan Mandragoran! Vais a decirmeque no puedo?

    Ve con el Dragn Renacido contest Lan. O con el ejrcito de tusoberana. Cualquiera de ellos te aceptar.

    Y vos? Pensis hacer todo el recorrido hasta las Siete Torres sinprovisiones?

    Las buscar.Con el debido respeto, milord, habis visto la zona en la actualidad? La

    Llaga avanza ms y ms hacia el sur. No crece nada, ni siquiera en las tierrasque antao eran frtiles. Apenas queda caza.

    Lan vacil y tir de las riendas para frenar a Mandarb.En aquellos aos casi no saba quin erais continu Bulen, que ech a

    andar seguido por el animal de carga. Aunque s s que perdisteis a alguien deentre nosotros muy importante para vos. Durante aos, me he maldecido por nohaberos servido mejor y me jur que algn da combatira a vuestro lado.

    Por fin lleg junto a Lan.Os lo pido porque no tengo padre: puedo ceirme el hadori y luchar junto

    a vos, alLan Mandragoran, mi rey ?Lan solt el aire muy despacio para sosegarse. Ny naeve, cuando vuelva a verte . Pero no volvera a verla. Trat de no

    darle vueltas a esa idea.Haba hecho un juramento. Las Aes Sedai sorteaban sus promesas, pero con

    qu derecho iba a hacer l lo mismo? No. Un hombre era su honor. No podarechazar a Bulen.

    Viajaremos en el anonimato. No enarbolaremos la Grulla Dorada ni ledirs a nadie quin soy.

    S, milord.Entonces, lleva ese hadori con orgullo. Demasiados pocos conservan las

    tradiciones. Y s, puedes venir conmigo concedi Lan.Acto seguido espole con suavidad a Mandarb para que reanudara la marcha

    y Bulen lo sigui a pie. Y, de uno, pasaron a ser dos.

    Perrin descarg el martillo contra el trozo de hierro al rojo vivo. Las chispassaltaron en el aire como insectos incandescentes. El sudor le perlaba la cara.

  • Haba gente a la que el repique de metal contra metal le resultaba molesto,pero no era el caso de Perrin. Para l, ese sonido era relajante. Alz el martillo ylo dej caer con fuerza.

    Chispas. Partculas luminosas que rebotaban en el chaleco de cuero y en elmandil. Con cada golpe, las paredes del cuarto de maciza madera de cedro runruneaban en respuesta al choque de metal contra metal. Perrin estabasoando, aunque no se encontraba en el Sueo del Lobo. Saba que era as, si bienignoraba cmo tena tal certeza.

    Las ventanas se hallaban a oscuras; la nica luz era el brillo rojo intenso delfuego que arda a la derecha. Esperando su turno en la forja, dos barras de hierrose calentaban en las ascuas. Perrin descarg de nuevo el martillo.

    Esto era la paz. Esto era el hogar.Estaba haciendo algo importante. Algo muy, muy importante. Era una parte

    de algo ms grande. El primer paso para crear algo era comprender las distintaspartes que lo componan. Maese Luhhan le haba enseado eso el primer da quePerrin fue a la forja. Uno no poda hacer una espada sin entender la forma enque la hoja encajaba con la empuadura. Uno no poda hacer una bisagra sinsaber cmo se moveran en el eje las dos piezas articuladas. Ni siquiera se podahacer un clavo sin conocer sus partes: cabeza, caa y punta.

    Comprende las partes, Perrin.En un rincn del cuarto yaca un lobo. Era un animal grande, con canas en el

    pelaje de un color gris claro semejante al de un canto rodado de ro, y lleno decicatrices tras toda una vida de luchas y caceras. El lobo, apoyada la cabeza enlas patas delanteras, lo observaba. Esto no era nada fuera de lo normal. Puesclaro que haba un lobo en el rincn. Por qu no iba a estar all? Era Saltador.

    Mientras trabajaba, Perrin disfrutaba del intenso calor de la forja, de lasensacin del sudor resbalndole por los brazos, del olor del fuego. Daba forma altrozo de hierro descargando un martillazo cada dos latidos del corazn. El metalno se enfriaba nunca, sino que conservaba la maleabilidad del rojo amarillento.

    Qu estoy haciendo? , se pregunt. Alz el trozo de hierro incandescentecon las tenazas y se produjo una distorsin en el aire alrededor del metal.

    Dale que dale y dale. Como un cachorro persiguiendo mariposas, proy ectSaltador.

    El lobo no entenda qu sentido tena modelar metal y le pareca divertido quelos hombres hicieran cosas as. Para un lobo, una cosa era lo que era. Para quesforzarse tanto en transformarla en otra diferente?

    Perrin dej a un lado el trozo de hierro, que se enfri de inmediato y deamarillo pas a ser anaranjado y despus carmes, para acabar en un negroopaco. A fuerza de martillazos, lo haba convertido en una masa informe deltamao aproximado de dos puos. Maese Luhhan se avergonzara al ver untrabajo tan mal hecho. Perrin tena que descubrir enseguida qu estaba haciendo,

  • antes de que volviera su maestro.No. Eso no era as. El sueo fluctu y las paredes se tornaron brumosas,

    inconsistentes. No soy un aprendiz. Ya no estoy en Dos Ros. Soy un hombre. Un hombre

    casado . Alz la mano protegida por un grueso guante y se la llev a la cabeza.Luego retom con las tenazas el trozo informe de hierro y volvi a ponerlo en

    el yunque. El hierro irradi calor de golpe, como si reviviera. Todo sigue estando mal. Descarg un martillazo. Tendra que haber

    mejorado ahora! Pero, de algn modo, parece haber empeorado .Sigui martilleando. Detestaba esos rumores que corran de boca en boca por

    el campamento. Se haba puesto enfermo, y Berelain lo haba cuidado. Eso eratodo. Sin embargo, los chismorreos no cesaban.

    Golpe con el martillo una y otra vez. Las chispas saltaban en el aire comosalpicaduras de agua, demasiadas para que procedieran de un trozo de hierro.Dio un ltimo martillazo antes de respirar hondo.

    El trozo de metal no haba cambiado. Perrin solt un gruido y asi lastenazas para apartar a un lado el pegote informe y sacar de las ascuas otra barranueva. Tena que acabar esa pieza. Hacerlo era muy, muy importante, pero quera lo que estaba forjando? Comenz a martillear de nuevo.

    He de pasar ms tiempo con Faile para resolver las cosas y acabar con lasensacin de incomodidad que hay entre nosotros. Pero no queda tiempo! .

    Los muy necios que lo rodeaban no saban cuidar de s mismos, as los cegarala Luz. En Dos Ros jams haba habido nadie que necesitara tener un seor.

    Estuvo trabajando un rato y despus levant la segunda pieza de hierro. Alenfriarse, el metal se convirti en un trozo aplastado y deforme, tan largo comosu antebrazo. Otra chapucera. La apart a un lado.

    Si aqu te sientes desdichado, ve a buscar a tu hembra y marchaos. Si noquieres dirigir la manada, otro lo har.

    La proy eccin del lobo le lleg como imgenes de correr a travs de camposabiertos, con tallos de cereales rozndole el hocico. El cielo espacioso, la brisafresca, la excitacin y el ansia de aventuras. El aroma de lluvia reciente, depastos silvestres.

    Perrin acerc las tenazas a las ascuas para sacar la ltima barra de hierro. Elmetal arda con una tonalidad amarilla, hostil y peligrosa.

    No puedo irme. Significara rendirme a la naturaleza del lobo y perder lama, y eso no lo har.

    Sostuvo entre los dos la barra de metal, casi derretida, de forma que apuntabaal lobo con ella. Saltador la observ, y los ojos del lobo reflejaron unos puntosamarillos de luz. Qu sueo tan extrao. Antes, los sueos normales de Perrin yel Sueo del Lobo eran independientes. Qu significado tena que se mezclaranahora?

  • Tena miedo. Haba llegado a una tregua inestable con el lobo que llevabadentro. Sentirse demasiado prximo a los lobos era peligroso, pero tal cosa nohaba constituido un obstculo para recurrir a ellos cuando tuvo que buscar aFaile. Por ella, todo lo que fuera necesario. Y al actuar as casi se haba vueltoloco, incluso haba intentado matar a Saltador.

    No tena tan controlada la situacin como haba supuesto. Todava exista laposibilidad de que prevaleciera el lobo que llevaba dentro.

    Saltador bostez, y la lengua le colg entre las fauces. Emita un olor dulzn aregocijo.

    No tiene gracia espet Perrin.Dej a un lado la ltima barra sin haber trabajado en ella. El metal se enfri

    y tom la forma de un fino rectngulo que recordaba un gozne en las primerasfases de forjado.

    Los problemas nunca son divertidos, Joven Toro. Pero no dejas de saltar atrsy adelante la misma valla, una y otra vez. Ven. Corramos.

    Los lobos vivan el momento presente; aunque recordaban el pasado yparecan tener una extraa percepcin del futuro, eso tampoco les preocupaba.No como les ocurra a los hombres. Los lobos corran libres, cazando al viento.Unirse a ellos significara pasar por alto el dolor, la pesadumbre, la frustracin.Ser libre

    Pero tendra que pagar un precio muy alto por esa libertad. Perdera a Faile yse perdera a s mismo. No quera ser un lobo. Quera ser un hombre.

    Hay algn modo de deshacer lo que me ha ocurrido?Deshacer? El lobo lade la cabeza. Dar marcha atrs no era algo que

    hicieran los lobos.Puedo? A Perrin no le resultaba fcil explicar lo que quera decir.

    Puedo correr tan lejos que los lobos no me oigan?La pregunta pareci desconcertar a Saltador. No. Desconcertar no

    transmita las proyecciones angustiadas que le llegaban del lobo: la nada, elefluvio a carne podrida, lobos aullando de dolor. Quedarse incomunicado era unconcepto inconcebible para Saltador.

    Un estado de confusin se apoder de Perrin. Por qu haba dejado deforjar? Tena que acabar. Maese Luhhan se sentira defraudado! Esos pegotesmetlicos eran horribles. Los escondera. Creara otra cosa, demostrara que eracompetente. l saba forjar, verdad?

    A su lado son un burbujeo; Perrin se volvi hacia el ruido y se sorprendi alver que herva el agua de uno de los barriles de enfriar que haba junto al fogn.

    Pues claro pens. Ech ah las primeras piezas que termin .Acuciado por una repentina ansiedad, Perrin asi las tenazas y las sumergi

    en el agua hirviente, con el vapor envolvindole la cara. Encontr algo en elfondo y lo sac con las tenazas: era un trozo de metal al rojo blanco.

  • El brillo se apag. Result que el trozo metlico era una estatuilla de aceroque representaba a un hombre alto y delgado con una espada colgada a laespalda. Cada trazo de la figurilla era muy preciso, como las chorreras de lacamisa o las tiras de cuero que forraban la empuadura de la diminuta espada.Pero tena el gesto del rostro descompuesto, la boca desencajada en un grito.

    Aram. Se llamaba Aram , pens Perrin.No poda ensear aquello a maese Luhhan! Por qu habra creado

    semejante cosa?La boca de la figurilla se abri ms an y grit sin hacer ruido. Perrin chill y

    la dej caer de las tenazas al tiempo que retroceda de un salto. La figurilla sehizo aicos al estrellarse en el suelo.

    Abriendo las mandbulas al mximo y con la lengua enroscada hacia atrs,Saltador solt un gran bostezo lobuno.

    Por qu piensas tanto en se? Es normal que un joven cachorro desafe allder de la manada. Era un necio, y t lo derrotaste.

    No, se no es un comportamiento normal entre humanos. Y menos entreamigos susurr Perrin.

    La pared de la forja desapareci de repente y se convirti en humo, pero nole extra que ocurriera tal cosa. En el exterior, Perrin vio una calle despejada,iluminada por luz diurna. Era una ciudad con comercios que tenan losescaparates rotos.

    Malden identific Perrin.Una imagen de s mismo, etrea y traslcida, se hallaba fuera. No llevaba

    puesta chaqueta y se le marcaban los msculos en los brazos desnudos. Tena labarba recortada, pero sta lo haca parecer mayor, ms severo. De verdad suaspecto era tan imponente? Slido como una fortaleza, resplandecientes los ojosdorados; cargaba con un hacha de brillante hoja en forma de media luna, grandecomo la cabeza de un hombre.

    Haba algo raro en esa hacha. Perrin sali de la herrera y pas a travs de laetrea versin de s mismo. Al hacerlo, se convirti en esa imagen, con la pesadahacha asida en la mano y la ropa de trabajo sustituida por la indumentaria debatalla.

    Ech a correr. S, se hallaba en Malden. Haba Aiel en las calles. Ya habaparticipado en esa batalla, si bien en esta ocasin se senta mucho ms tranquilo.La vez anterior se encontraba sumido en la excitacin del combate y la bsquedade Faile. Se par en seco.

    Esto no era as. Entr en Malden con el martillo. Me deshice del hacha .Cuerno o pezua, Joven Toro. Importa acaso cul utilizas para cazar? A su

    lado estaba Saltador, sentado al sol en la calle.S, importa. A m me importa.Y, sin embargo, los usas del mismo modo.

  • Dos Aiel Shaido doblaron una esquina y observaron algo a su izquierda, algoque Perrin no alcanzaba a ver. Corri hacia ellos para atacarlos.

    A uno le hendi la barbilla con la hoja del hacha y, haciendo un amplio yrpido movimiento, golpe el pecho del otro con la punta recurvada delcontrafilo. Fue un ataque terrible, brutal, y los tres acabaron en el suelo. Tuvo queasestar varios golpes ms con la pa del contrafilo al segundo Shaido paramatarlo.

    Perrin se levant. Recordaba haber matado a esos dos Aiel, aunque lo habahecho con el martillo y un cuchillo. No lamentaba sus muertes. A veces unhombre tena que luchar, punto. La muerte era terrible, pero eso no quitaba quefuera necesaria. De hecho, el enfrentamiento con los Aiel haba sido maravilloso.Se haba sentido como un lobo durante una cacera.

    Cuando luchaba, estaba mucho ms cerca de convertirse en alguien distinto.Y eso era peligroso.

    Dirigi una mirada acusadora a Saltador, que se haba arrellanado en unaesquina de la calle.

    Por qu me haces soar estas cosas?Hacerte? ste no es mi sueo, Joven Toro. Acaso ves que te sujete el cuello

    con los dientes para obligarte a pensar en eso?El hacha chorreaba sangre. Perrin saba lo que vena a continuacin. Gir

    sobre s mismo y vio que Aram se acercaba con una mirada asesina en los ojos.La mitad del rostro del otrora gitano estaba cubierta de sangre, que le goteaba porla barbilla y le manchaba la chaqueta a rayas rojas.

    Aram blandi la espada con un golpe dirigido al cuello de Perrin; la hoja siseen el aire, y Perrin dio un paso atrs. No quera luchar otra vez contra el chico.

    La versin etrea de s mismo se desprendi de l y dej al Perrin real atrs,con su indumentaria de herrero. La sombra intercambi golpes con Aram.

    El Profeta me lo explic En realidad eres un Engendro de la Sombra Hede rescatar a lady Faile de ti

    El Perrin etreo se transform de forma repentina en un lobo de pelaje casitan oscuro como el de un Hermano de la Sombra; salt sobre Aram y le desgarrla garganta de una dentellada.

    No! No ocurri as!Slo es un sueo, proyect Saltador.Pero y o no lo mat protest Perrin. Unos Aiel le dispararon flechas

    justo antes de queDe que Aram lograra su propsito de matarlo a l.Cuerno, pezua o diente, qu ms da? Los muertos, muertos estn. Por lo

    general, cuando los dos patas mueren no vienen aqu. No s a qu lugar van.Tras proy ectar esa idea, Saltador se dio la vuelta y se encamin sin prisa

    hacia un edificio. La pared se desvaneci y dej a la vista el interior de la

  • herrera de maese Luhhan.Perrin mir el cuerpo de Aram.Debera haberle quitado esa estpida espada en el momento en que la

    empu. Debera haberlo mandado de vuelta con su familia.Es que un joven cachorro no est en su derecho de tener colmillos? Por qu

    se los quitaras?El desconcierto de Saltador era genuino.Es una cosa de hombres.Cosas de los dos patas, de hombres. Para ti, siempre son cosas de hombres. Y

    qu pasa con las cosas de lobos?Yo no soy un lobo.Saltador entr en la forja y Perrin lo sigui, aunque de mala gana. El agua del

    barril an borbotaba. La pared reapareci, y Perrin se encontr de nuevo vestidocon el mandil y el chaleco de cuero, sosteniendo las tenazas.

    Se adelant un paso y sac otra figurilla. sta tena la forma de Tod alCaar.Al enfriarse, Perrin comprob que el rostro no estaba contrado como el deAram, aunque la mitad inferior de la estatuilla no tena forma alguna, continuabasiendo un trozo de metal. La figura sigui emitiendo un dbil brillo roj izo despusde que Perrin la hubo dejado en el suelo. Volvi a meter las tenazas en el agua yextrajo una figura de Jori Congar, y acto seguido, una de Azi alThone.

    Perrin continu sacando figurilla tras figurilla del agua en ebullicin. Al modode los sueos, sacarlas todas le llev lo que le pareci un breve instante y, a lavez, horas. Cuando acab, haba centenares de estatuillas colocadas ante l, comosi lo miraran. Observndolo. Todas las piezas de acero estaban iluminadas por unminsculo fuego interior, como si esperaran sentir el martillo del forjador.

    No obstante, figurillas como sas no se forjaran, sino que se moldearan.Qu significa esto? Perrin se sent en una banqueta.Saltador abri las fauces en una risa lobuna.Que qu significa? Significa que hay muchos hombrecillos en el suelo y no

    puedes comerte ninguno. A tu especie le gustan demasiado las rocas y lo que hayen su interior.

    Las figurillas parecan mirarlo con gesto acusador. A su alrededor yacanesparcidos los fragmentos rotos de Aram. De pronto dio la impresin de que losfragmentos se hacan ms grandes. Las manos fracturadas empezaron aimpulsarse por el suelo clavando las uas. Todos los pedazos rotos se convirtieronen manos pequeas que se arrastraban hacia Perrin para asirlo.

    Perrin ahog un grito alarmado y peg un brinco. Oy una risa a lo lejos queson ms y ms cerca, hasta retumbar en el edificio. Saltador tambin brinc ychoc contra l. Y entonces

    Perrin se despert sobresaltado. De nuevo se encontraba en su tienda, en lapradera donde llevaban acampados varios das. La semana anterior haban

  • topado con una burbuja maligna que haba hecho aparecer por todo elcampamento enfurecidas serpientes de color rojo y piel untuosa que salanretorcindose de la tierra. Las picaduras de esas sierpes haban enfermado avarios centenares de personas; las Aes Sedai haban salvado la vida a la mayoracon la Curacin, pero no lograron que los afectados se recuperaran por completo.

    Faile dorma a su lado, sosegada. Fuera, uno de sus hombres dio golpecitos enun poste para tocar la hora. Tres golpes. Todava faltaban horas para elamanecer.

    Perrin not el suave latido de su corazn y se llev la mano al torso desnudo.Casi esperaba ver aparecer un ejrcito de diminutas manos de metal reptandopor debajo del petate.

    Por ltimo, se oblig a cerrar los ojos e intent relajarse. En esta ocasin, elsueo fue muy esquivo.

    Graendal bebi un sorbo del vino que brillaba en la copa, decorada con unafiligrana de plata alrededor del borde. El recipiente se haba adornado con gotasde sangre que formaban un anillo de diminutas burbujas de un intenso color rojo,petrificadas para siempre dentro del cristal.

    Deberamos hacer algo dijo Arangar, que se hallaba reclinada en undivn; aprovech que pasaba una de las mascotas de Graendal para echarle unamirada de ansia predatoria. No s cmo soportas estar tan alejada deacontecimientos importantes, como un estudioso encerrado en un rincnpolvoriento.

    Graendal enarc una ceja. Un estudioso? En un rincn polvoriento? Refugiode Natrin poda considerarse una construccin modesta si se lo comparaba conalgunos palacios que haba visto en la era anterior, pero distaba de ser unacasucha. El mobiliario era refinado, las paredes lucan arqueras talladas derecias y oscuras maderas nobles, el mrmol de los suelos reluca conincrustaciones de madreperla y oro.

    Sin duda Arangar buscaba provocarla, de modo que Graendal rechaz laincipiente irritacin que senta. En el hogar arda un fuego bajo, pero la doblepuerta por la que se sala a una galera fortificada y suspendida en el vaco atres pisos de altura del suelo estaba abierta y dejaba pasar la vivificante brisade la montaa. Rara vez tena abierta una ventana o una puerta, pero ese da leapeteca el contraste: por un lado la calidez del fuego, y una fresca brisa por elotro.

    La vida era la capacidad de sentir, por ejemplo, diferentes roces en la piel,unos ardientes y otros glidos. Cualquier cosa que no fuera una temperaturatemplada, normal y corriente.

    Me ests escuchando? inquiri Arangar.Siempre lo hago respondi Graendal, que solt la copa al tiempo que

  • tomaba asiento.Luca un vestido dorado, envolvente y translcido, aunque abotonado hasta el

    cuello. Qu modas tan maravillosas tenan esas domani, ideales para encubrir yrevelar a la vez.

    Oh, cmo detesto estar tan lejos de los acontecimientos reiter Arangar. Esta era es excitante. Esta gente primitiva puede resultar tan interesante La voluptuosa mujer de piel marfilea arque la espalda y estir los brazos haciala pared. Nos estamos perdiendo todo lo emocionante.

    Lo emocionante es mejor verlo de lejos. Imagin que comprenderas eso.Arangar se qued callada. Al Gran Seor no le haba gustado que hubiera

    perdido el control que ejerca sobre Egwene alVere.En fin. Arangar se puso de pie. Si sa es tu idea al respecto, buscar

    otro entretenimiento mejor para la velada.Habl con voz fra; a lo mejor la alianza entre ambas estaba llegando a su fin.

    Graendal se abri para aceptar el dominio del Gran Seor y experiment elxtasis estremecedor de su poder, su pasin, su propia sustancia. Eseembravecido torrente de fuego era mucho ms embriagador que el Poder nico.

    Amenazaba con arrollarla y consumirla, y, a despecho de estar henchida dePoder Verdadero, slo poda encauzar un hilillo de esa fuerza. Un regalo deMoridin. No, un regalo del Gran Seor. Ms vala que no empezara a asociarlos alos dos al pensar en ellos. De momento, Moridin era Naeblis. Slo de momento.

    Graendal tej i un cordn de Aire. Trabajar con el Poder Verdadero erasimilar a hacerlo con el Poder nico, aunque no idntico. Un tej ido del PoderVerdadero a menudo funcionaba de un modo un tanto distinto o tena un efectosecundario imprevisto. Y haba algunos tej idos que slo podan llevarse a cabocon el Poder Verdadero.

    La esencia del Gran Seor forzaba el Entramado, atirantndolo y dejndolomarcado con cicatrices. Con el empleo de las energas del Oscuro podadestejerse incluso algo diseado por el Creador para ser eterno. Ello pona demanifiesto una verdad eterna, lo ms parecido a lo que Graendal estaba dispuestaa aceptar como sagrado: todo cuanto el Creador construyera, el Oscuro podadestruirlo.

    Hizo que el cordn de Aire serpenteara a travs del cuarto, en direccin aArangar. La otra Elegida haba salido a la galera, ya que Graendal tenaprohibido abrir accesos dentro para no daar a sus mascotas o estropear elmobiliario. Graendal levant el cordn hacia la mejilla de Arangar y la roz condelicadeza, como una caricia.

    Arangar se qued petrificada. Despus se volvi, recelosa, pero no tard niun segundo en abrir los ojos de par en par. No haba notado la piel de gallina enlos brazos que indicara que Graendal estaba encauzando: el Poder Verdadero nodaba ninguna indicacin, ni la menor seal. Varn o mujer, nadie poda ver ni

  • percibir los tej idos, a menos que a esa persona se le hubiera concedido elprivilegio de encauzar Poder Verdadero.

    Qu? Cmo? pregunt la mujer. Moridin esEl Naeblis, s dijo Graendal. Pero hubo un tiempo en que el favor del

    Gran Seor respecto a esto no estaba limitado al Naeblis. No dej de acariciarla mejilla de Arangar, y sta enrojeci.

    Ella, como los otros Elegidos, anhelaba el Poder Verdadero a la vez que lotema por ser peligroso, delectable, incitante. Cuando Graendal retir el cordnde Aire, Arangar entr de nuevo en el cuarto y volvi a sentarse en el divn, traslo cual mand a uno de los juguetes de Graendal que fuera a buscar a su AesSedai marioneta. El deseo todava haca que le ardieran las mejillas;seguramente usara a Delana para distraerse. A Arangar pareca divertirleobligar a la poco agraciada Aes Sedai a actuar con servilismo.

    Delana lleg enseguida; siempre andaba cerca. La shienariana tena elcabello claro y era fornida, con las extremidades gruesas. El gesto desdeoso deGraendal le inclin las comisuras de los labios hacia abajo. Qu cosa tan fea. Nocomo Arangar, que habra resultado una mascota ideal. Tal vez, algn da, aGraendal se le presentara la oportunidad de convertirla en una.

    Arangar y Delana empezaron a intercambiar arrumacos en el divn.Arangar era insaciable, y de ello Graendal se haba aprovechado en numerosasocasiones, la ms reciente de las cuales era la utilizacin del seuelo del PoderVerdadero. Ni que decir tiene que Graendal gozaba de placeres, pero seaseguraba de que la gente la creyera mucho ms esclava de su lascivia de lo queera en realidad. Si uno saba lo que la gente esperaba que fuera, poda sacarprovecho de esas expectativas. Se

    Graendal se qued inmvil cuando le lleg a los odos una alarma, el sonidode olas rompiendo entre s. Arangar sigui con sus placeres, incapaz de orlo. Eraun tej ido muy especfico, situado donde sus servidores podan hacerlo saltar paraponerla sobre aviso.

    Se levant del asiento y camin despacio por la habitacin, sin dar seales detener prisa. Al llegar a la puerta, mand entrar a unos cuantos de sus juguetespara que distrajeran a Arangar. Sera mejor descubrir el alcance del problemaantes de involucrarla a ella.

    Recorri un pasillo iluminado por candelabros y adornado con espejos.Estaba a mitad de camino de un rellano de la escalera cuando Garumand elcapitn de su guardia de palacio apareci subiendo los escalones conapresuramiento. Era un saldaenino, primo lejano de la reina, y luca un pobladobigote en el rostro descarnado y atractivo. La Compulsin lo haba hechototalmente leal, por supuesto.

    Insigne Seora empez entre jadeos, se ha capturado a un individuoque se acercaba a palacio. Mis hombres lo han identificado como un noble de

  • segunda fila de Bandar Eban, un miembro de la casa Ramshalan.Graendal frunci el entrecejo y, haciendo un ademn a Garumand para que

    la siguiera, se dirigi a una de sus salas de audiencias. Era una estancia pequeay sin ventanas, decorada con distintos tonos carmes. Tej i una salvaguardiacontra odos indiscretos y orden a Garumand que condujera al intruso a supresencia.

    Poco despus, el capitn regres con varios guardias y un hombre domanivestido con ropa de chillones tonos verdes y azules, con un lunar de adorno enforma de campana pegado en la mejilla. Llevaba diminutas campanillasprendidas en la barba corta y bien arreglada, las cuales tintinearon cuando losguardias le propinaron un empujn para que se adelantara. El hombre se sacudide encima las manos de los soldados, a los que lanz una mirada iracunda, tras locual se coloc la camisa desarreglada.

    He de entender que he sido conducido a presencia de?Se interrumpi de golpe y emiti un sonido ahogado cuando Graendal lo

    envolvi en tej idos de Aire y se introdujo en su mente. El hombre balbuci altiempo que la mirada se le desenfocaba.

    Soy Piqor Ramshalan dijo con voz montona. Me enva el DragnRenacido para forjar una alianza con la familia de mercaderes residente en estafortificacin. Puesto que soy ms avispado y ms listo que alThor, me necesitapara establecer alianzas en su nombre. Sobre todo, le preocupan los que viven eneste palacio, cosa que me parece ridcula, ya que est alejado y carece deimportancia.

    Salta a la vista que el Dragn Renacido es un hombre dbil. Creo que, si megano su confianza, podra elegirme para ser el prximo rey de Arad Doman.Deseo que hagis una alianza conmigo, no con l, y os prometo mis favores unavez que sea rey. Me

    Graendal hizo un gesto con la mano, y el hombre enmudeci sin terminar loque iba a decir. Graendal se cruz de brazos y sinti que el cabello se le erizaba altiempo que la recorra un escalofro.

    El Dragn Renacido la haba encontrado.Haba enviado a ese hombre como una maniobra de distraccin.Crea que poda manipularla.De inmediato tej i un acceso a uno de sus escondrijos ms seguros. Entr una

    bocanada de aire fro procedente de una zona del mundo donde era por lamaana, no primera hora de la tarde. Ms vala ser prudente. Ms vala huir. Y,no obstante Vacil.

    Tiene que sentir dolor en el alma Debe conocer la frustracin Debeexperimentar la angustia. Hazle llegar todo eso y sers recompensada.

    Arangar haba tenido que huir de su puesto asignado entre las Aes Sedai porcometer la necedad de permitir que descubrieran que encauzaba Saidin, y

  • todava sufra el castigo por su fracaso. Si ella se marchaba ahora,desperdiciando la ocasin de volver la maniobra de alThor contra s mismo,recibira un castigo parecido?

    Qu pasa? se oy la voz de Arangar en el pasillo. Dejadme pasar,necios. Graendal, qu haces?

    Graendal solt un quedo siseo antes de cerrar el acceso, recobrada ya lacompostura. Asinti con la cabeza para que dejaran entrar a Arangar en la salade estar. La esbelta mujer cruz el umbral y, al ver a Ramshalan, le dirigi unamirada evaluadora. No tendra que haber mandado sus mascotas a Arangar; loms probable era que ese gesto hubiera despertado las sospechas de la mujer.

    AlThor me ha encontrado contest, lacnica. Ha enviado a este tipopara establecer una alianza conmigo, pero no le dijo quin soy. Seguramentequiere que piense que este hombre dio conmigo por casualidad.

    Arangar frunci los labios.Entonces, vas a huir? pregunt. Volvers de nuevo al centro de la

    accin?Y eso me lo preguntas t?Estaba rodeada de enemigos. Huir era mi nica opcin. Sonaba a

    palabras ensayadas.Adems de sonar como un reto. Quiz podra servirse de ArangarEsa Aes Sedai tuya, conoce la Compulsin?Se la entren en su uso respondi Arangar mientras se encoga de

    hombros. Es aceptablemente diestra.Trela aqu.Arangar enarc una ceja, pero hizo una inclinacin de cabeza con

    deferencia y desapareci a toda prisa para hacer el encargo en persona. Y, casicon toda seguridad, con el propsito de ganar tiempo para pensar. Graendalmand a un sirviente a las jaulas de palomas, y el hombre volvi con el ave antesde que Arangar hubiera regresado. Graendal tej i con cuidado el PoderVerdadero estremecida de nuevo por el arrebato de encauzarlo y empez aejecutar un tej ido complejo de Energa. Se acordara de cmo se realizaba?Haba pasado tanto tiempo

    Revisti con el tej ido la mente del ave y tuvo la impresin de que la vista se le divida . Un instante despus, vea ante s dos imgenes: el mundo tal como loperciba ella, y una versin nebulosa de lo que vea el ave. Si enfocaba, era capazde centrar la atencin en una o en otra.

    Le haca dao en el cerebro. La vista de un ave era por completo diferente dela de un ser humano; tena un campo de visin mucho mayor y los colores erantan vvidos que casi cegaban, pero se vea borroso y costaba trabajo calcular lasdistancias.

    Se introdujo la vista del ave en el fondo de la mente. Una paloma resultara

  • poco llamativa, aunque era ms difcil de utilizar que un cuervo o una rata, losojos preferidos por el Oscuro. El tej ido funcionaba mejor en esos animales quecon otros. Sin embargo, casi todas las alimaas que espiaban para el Oscurotenan que regresar para informar, y slo entonces se saba lo que haban visto.No estaba segura de por qu ocurra tal cosa; nunca haba encontrado muchosentido a las complej idades de los tej idos especiales del Poder Verdadero. Almenos, no tanto como el que haban tenido para Aginor.

    Arangar regres con su Aes Sedai, que en los ltimos das pareca mostrarsems retrada. La mujer hizo una profunda reverencia a Graendal y permanecien una postura servicial. Graendal retir con cuidado su Compulsin aRamshalan, dejndolo aturdido y desorientado.

    Qu deseis que haga, Insigne Seora? pregunt Delana, que mir aArangar para despus volver la vista hacia Graendal.

    Compulsin contest. Tan intrincada y compleja como seas capaz dehacerla.

    Para que tenga qu efecto, Insigne Seora?Que sea capaz de actuar por s mismo pidi Graendal. Pero que se le

    borren todos los recuerdos que tenga de aqu. Sustityelos por uno de haberhablado con una familia de mercaderes y haber forjado su alianza. Agrega alazar unos cuantos requisitos ms, cualesquiera que se te ocurran.

    Delana frunci el entrecejo, pero haba aprendido a no cuestionar a losElegidos. Graendal se cruz de brazos y dio golpecitos con un dedo mientrasobservaba el trabajo de la Aes Sedai. Cada vez estaba ms nerviosa. AlThorsaba dnde se encontraba. Atacara? No, l no haca dao a las mujeres. Esaflaqueza en particular era importante. Significaba que dispona de tiempo parareaccionar, verdad?

    Cmo se las haba arreglado para seguirle la pista hasta este palacio? Habacubierto su rastro a la perfeccin. Los nicos aclitos que haba dejado fuera delalcance de su vista se hallaban sometidos a una Compulsin tan fuerte quequitrsela los matara. Sera que la Aes Sedai que segua con l, la tal Ny naeve,una mujer dotada para la Curacin, habra conseguido socavar e interpretar sustej idos?

    Graendal necesitaba tiempo y necesitaba descubrir lo que saba alThor. SiNynaeve alMeara tena la destreza requerida para interpretar las Compulsiones,quiz corra peligro. Graendal necesitaba dejarle un rastro falso que lo retrasara;de ah su requerimiento para que Delana creara una Compulsin compleja condisposiciones raras.

    Hacerle pasar un suplicio. Eso estaba a su alcance.Ahora t le dijo a Arangar cuando Delana acab. Algo enrevesado.

    Quiero que alThor y su Aes Sedai encuentren el toque de un hombre en lamente. Eso los desconcertara ms si cabe.

  • Arangar se encogi de hombros, pero hizo lo que le peda y coloc unaCompulsin densa y compleja en la mente del infortunado Ramshalan. Eraguapo en cierto modo. Habra credo alThor que ella lo querra para que fuerauna de sus mascotas? Recordara lo suficiente de lo que haba sido Lews Therinpara saber eso sobre ella? Los informes que tena respecto a cunto recordaba desu antigua vida eran contradictorios, pero al parecer cada vez recordaba ms yms cosas. Eso la preocupaba. Quiz Lews Therin podra haberla rastreado hastaeste palacio. En ningn momento imagin que alThor sera capaz de hacer lomismo.

    Arangar termin.Bien dijo Graendal, que solt los tej idos de Aire y habl a Ramshalan.

    Regresa y cuntale al Dragn Renacido que has tenido xito en tu misin.Ramshalan parpade y sacudi la cabeza.Eh S, mi seora. S, creo que los compromisos que hemos acordado hoy

    sern muy beneficiosos para ambos. Sonri.Estpido mentecato.Quiz deberamos cenar y brindar por el xito, no, lady Basene? La

    caminata para venir hasta aqu a veros ha sido extenuante, y yoVete lo interrumpi con frialdad.Como digis. Seris recompensada cuando sea rey !Los guardias lo condujeron fuera de la sala, y el muy necio se puso a silbar

    con aire de suficiencia. Graendal se sent y cerr los ojos; varios de sus soldadosse acercaron para montar guardia a su alrededor, sin apenas hacer ruido con lasbotas en la gruesa alfombra.

    Mir a travs de los ojos de la paloma y se fue acostumbrando a la extraavisin del ave. Obedeciendo su orden, un sirviente la tom en las manos y la lleva una ventana del pasillo, fuera de la sala. La paloma salt al alfizar, y Graendalla azuz con un pequeo estmulo para que alzara el vuelo. Pero no tenasuficiente prctica para controlarla del todo, y volar era mucho ms difcil de loque pareca.

    La paloma alete y salt de la ventana. El sol se meta detrs de las montaasy las perfilaba con intensos matices rojos y anaranjados; abajo, el lago tena unprofundo color azul oscuro, casi negro. La vista era imponente y le provocnuseas cuando la paloma se elev en el aire y se pos en una de las torres.

    Por fin Ramshalan sali por las puertas, all abajo. Graendal azuz a lapaloma, que salt de la torre y se zambull hacia el suelo. Graendal apret losdientes para aguantar la impresin del veloz picado que redujo a una manchaborrosa las piedras del palacio. La paloma enderez el vuelo y alete en pos deRamshalan. Pareca que el hombre rezongaba entre dientes, aunque Graendalslo perciba sonidos rudimentarios a travs de los odos del ave.

    Lo sigui durante un tiempo a travs de los bosques que iban oscureciendo de

  • forma paulatina. Un bho habra sido mejor, pero no tena ninguno capturado; sereprendi por ese descuido. La paloma volaba de rama en rama; el suelo delbosque era una desordenada maraa de monte bajo y agujas de pino cadas. Leresultaba muy desagradable.

    Haba una luz ms adelante. Era tenue, pero los ojos de la palomademarcaban con facilidad luz y sombra, movimiento y quietud. Azuz al avepara que se adelantara a investigar, dejando atrs a Ramshalan.

    La luz proceda de un acceso abierto en medio de un pequeo claro eirradiaba un brillo clido. Delante haba unas figuras de pie. Una de ellas eraalThor.

    Graendal tuvo un momento de pnico. l estaba all. Mirando desde la crestade un cerro, en su direccin. Por la ms negra oscuridad! Hasta ese momentono haba sabido con seguridad si l se encontrara all, en persona, o si Ramshalanviajara a travs de un acceso para presentarle su informe. A qu jugabaalThor? Hizo que la paloma se posara en una rama. Oa protestar a Arangar ypreguntarle que qu pasaba. Haba visto la paloma y deba de haberse dadocuenta de lo que se traa entre manos.

    Se concentr ms. El Dragn Renacido, el hombre que en otra era haba sidoLews Therin Telamon. Y saba dnde estaba ella. Por aquel entonces la habaodiado con todas sus fuerzas; cunto de lo ocurrido antao guardara en lamemoria? La recordara como la asesina de Yanet?

    Los Aiel domados de alThor llevaron a Ramshalan ante l, y Nynaeve loexamin. S, esa mujer pareca capaz de interpretar la Compulsin. Al menos,saba lo que deba buscar. Tendra que morir. AlThor dependa de ella; y sumuerte le ocasionara dolor. Y, despus de ella, la amante morena de alThor.

    Graendal azuz a la paloma para que bajara a otra rama ms cerca del suelo.Qu medidas tomara alThor? El instinto le deca a Graendal que l no haranada hasta que desentraara su confabulacin. Ahora actuaba igual que habahecho durante su era; le gustaba planificar las cosas, dedicar tiempo a desarrollarun asalto hasta alcanzar un crescendo.

    Frunci el entrecejo. Qu deca alThor? Se esforz en tratar de entender lossonidos. Malditos odos de las aves Las voces sonaban como graznidos.Callandor? Por qu hablaba de Callandor? Y de un arcn

    Tena en la mano algo luminoso. La llave de acceso. Graendal ahog un gritode sorpresa. Haba llevado eso con l? Era casi tan malo como el fuegocompacto.

    Y, de repente, lo entendi. Se la haba jugado.Helada, aterrorizada, liber a la paloma y abri los ojos de golpe. Segua

    sentada en el pequeo cuarto sin ventanas; Arangar estaba apoyada en el marcode la puerta, cruzada de brazos.

    AlThor haba enviado a Ramshalan all para que fuera capturado, para que le

  • pusiera una Compulsin. El nico propsito de Ramshalan era confirmar aalThor que ella se encontraba en palacio.

    Luz! Qu listo se ha vuelto .Solt el Poder Verdadero y abraz el menos poderoso Saidar. Tena que

    darse prisa! Era tal su perturbacin que casi no logr abrazar la Fuente. Y sudaba.Huir. Tena que salir de all.Abri otro acceso. Arangar se volvi y se qued mirando fijamente a travs

    de las paredes hacia donde se encontraba alThor.Cunto poder! Qu est haciendo? pregunt.Arangar. Ella y Delana haban creado los tej idos de Compulsin.AlThor tena que creer que ella haba muerto. Si destrua el palacio y las

    Compulsiones se mantenan, alThor sabra que haba fallado y que ella seguacon vida.

    Graendal cre dos escudos y los utiliz, uno para Arangar y otro paraDelana. Las mujeres dieron un respingo. Graendal trab los tej idos y las at a lasdos con Aire.

    Graendal, qu ests? empez a decir Arangar con voz despavorida.Ya llegaba. Graendal salt hacia el acceso, rod a travs de l dando tumbos

    y desgarrndose el vestido con una rama. Una luz cegadora surgi a su espalda.Mientras se afanaba en cerrar el acceso capt un atisbo de la aterrada Arangarantes de que todo lo que haba dejado atrs se consumiera en una blancura pura,bellsima.

    El acceso desapareci dejando a Graendal en la oscuridad.Con el corazn latindole desbocado, permaneci tendida en el suelo, casi

    cegada por el resplandor. Haba hecho el acceso ms rpido que haba podido,uno que slo llevaba a una corta distancia. Yaca en el sucio terreno de montebajo, en lo alto de un cerro situado detrs del palacio.

    Una onda aberrante pas sobre ella, una distorsin en el aire, el propioEntramado ondulndose. Se llamaba grito de quebranto , un momento en quela mismsima creacin aullaba de dolor.

    Inhal y exhal aire, temblorosa. Pero tena que cerciorarse. Tena que saber.Al ponerse de pie descubri que tena un esguince en el tobillo izquierdo. Fuecojeando hasta la lnea de rboles y mir hacia abajo.

    Refugio de Natrin, el palacio al completo, haba desaparecido. Consumido,borrado del Entramado. No alcanzaba a ver a alThor a tanta distancia, pero sabaque se encontraba all.

    Maldito bram. Te has vuelto muchsimo ms peligroso de lo quecrea.

    Centenares de hermosos hombres y mujeres, los ms sublimes que habalogrado reunir, perdidos. Su plaza fuerte, docenas de objetos de Poder, suprincipal aliada entre los Elegidos Perdidos. Aquello era un desastre.

  • No. Estoy viva . Le haba ganado por la mano, aunque slo por escasossegundos. Ahora creera que estaba muerta.

    De pronto se senta ms a salvo de lo que haba estado desde que habaescapado de la prisin del Oscuro. Excepto por el hecho de que acababa deocasionar la muerte de uno de los Elegidos. Y eso no iba a gustarle al Gran Seor.

    Renqueante, planeando y a su siguiente movimiento, abandon la cima. Eraun asunto que deba manejar con mucho, muchsimo cuidado.

    Galad Damodred, capitn general de los Hijos de la Luz, sac de un tirn el pieatorado en el barro que le llegaba hasta el tobillo; son un ruido de succin.

    En el aire bochornoso zumbaban los bitemes, y el hedor a fango y aguaestancada amenazaba con provocarle arcadas cada vez que respiraba mientrasconduca su caballo hacia el terreno ms seco del camino. Detrs de l avanzabapenosamente una larga y sinuosa columna de hombres de cuatro en fondo, todosellos tan embarrados, sudorosos y cansados como l.

    Se hallaban en la frontera de Ghealdan con Altara, en una zona pantanosa enla que los robles y las linderas aromticas haban dado paso a los laureles y loscipreses araa, cuyas races nudosas se extendan a semejanza de patas finas ylargas. Adems del olor apestoso, la atmsfera estaba cargada y resultababochornosa a pesar de la sombra y del cielo encapotado. Era como respirar enuna sopa infecta. Galad sudaba debajo del peto y la cota; llevaba el yelmocnico colgado en la silla, y la piel le picaba por la suciedad y el sudor salobre.

    Aun cuando tuviera el nimo por los suelos, esa ruta era el mejor caminoporque Asunawa no contara con eso. Galad se enjug la frente con el dorso de lamano y procur caminar con la cabeza bien alta por mor de quienes lo seguan.Siete mil hombres, Hijos que lo haban elegido a l en vez de escoger a losinvasores seanchan.

    El musgo, de un tono verde apagado, colgaba de las ramas con apariencia depingajos de carne que se desprendieran de cadveres en descomposicin. Aqu yall, el luminoso despliegue rosa o violeta de flores menudas aliviaba los verdes ygrises enfermizos. Las repentinas pinceladas de color sorprendan porinesperadas, como si alguien hubiese salpicado gotas de pintura por el suelo.

    Era raro encontrar belleza en ese lugar. Podra l encontrar tambin la Luzen su situacin personal? Mucho se tema que no iba a ser tan sencillo.

    Tir de las riendas de Tenaz. De atrs le llegaban conversaciones en tonopreocupado, salpicadas de alguna que otra maldicin. Ese lugar, con el hedor ylos picotazos de los insectos, pondra a prueba al mejor de los hombres. Los quelo seguan estaban tensos por lo que le estaba pasando al mundo. Un mundo en elque el cielo estaba encapotado y oscuro de continuo, en el que los buenoshombres moran vctimas de extraas alteraciones en el Entramado y en el que

  • Valda el capitn general que lo haba precedido en el puesto haba resultadoser un asesino y un violador.

    Galad sacudi la cabeza. La ltima Batalla llegara enseguida.El tintineo de una cota de malla anunci que alguien se aproximaba columna

    arriba. Galad mir hacia atrs justo a tiempo de ver llegar a Dain Bornhald; stesalud al llegar junto a l.

    Damodred, quiz deberamos dar media vuelta. Hablaba en voz baja,casi apagada por el ruido del chapoteo de las botas en el fango.

    Volver atrs slo conduce al pasado respondi Galad mientrasescudriaba el camino al frente. He reflexionado mucho sobre esto, HijoBornhald. Este cielo, la degradacin de la tierra, el hecho de que los muertoscaminen Ya no hay tiempo para encontrar aliados y luchar contra losseanchan. Hemos de marchar hacia la ltima Batalla.

    Pero esta cinaga empez Bornhald, que mir a un lado cuando unaserpiente grande rept para escabullirse entre la maleza. Nuestros mapasindican que a estas alturas deberamos haber salido de ella.

    En ese caso, sin duda debemos de estar cerca de la orilla.Puede ser dijo Bornhald.Una gota de sudor le resbal por la frente y, al deslizarse por la enjuta

    mejilla, sta se le contrajo con un tic. Por suerte, se le haba acabado el brandyhaca unos cuantos das.

    A no ser que el mapa est mal aadi.Galad no contest. Mapas que antes eran precisos, en la actualidad resultaban

    incorrectos. Praderas abiertas se convertan en colinas quebradas; pueblos quedesaparecan; campos aptos para el cultivo un da, y poblados de enredaderas ylquenes al siguiente. No sera de extraar que el pantano se hubiera extendido.

    Los hombres estn exhaustos coment Bornhald. Son buenos soldados,t lo sabes. Pero empiezan a protestar. Se encogi, como si esperara unareprimenda por parte de Galad.

    Tal vez en otro tiempo s lo habra hecho. Los Hijos deban soportar conorgullo sus aflicciones. Sin embargo, el recuerdo de las lecciones que Morgase lehaba enseado, lecciones que l no haba entendido siendo joven, ahora locorroan. Dirigir con el ejemplo. Exigir fortaleza, s, pero demostrarla antes.

    Galad asinti con la cabeza. Se aproximaban a un claro.Rene a los hombres. Hablar con los que estn delante. Que se tome nota

    de lo que digo y despus se lea a los de atrs.Bornhald pareca perplejo, pero hizo lo que le ordenaba. Galad se apart a un

    lado y se encaram a una pequea elevacin del terreno. Apoy la mano en laempuadura de la espada e inspeccion a sus hombres mientras las compaasde la parte delantera se agrupaban alrededor de la prominencia. Los hombres con los hombros hundidos, cabizbajos tenan las piernas embarradas y

  • espantaban los bitemes a manotazos o se rascaban el cuello.Somos Hijos de la Luz empez Galad cuando estuvieron situados en

    derredor. stos son los das ms aciagos de la humanidad. Tiempos en que laesperanza es frgil, tiempos en que reina la muerte. Pero en las noches msnegras es cuando la luz brilla ms gloriosa. Durante el da, una almenararesplandeciente puede parecer tenue. Pero, cuando todas las dems se apagan,su luz es la que gua!

    Nosotros somos esa almenara. Este cenagal es un tormento, pero somosHijos de la Luz y las aflicciones nos fortalecen. Nos persiguen para darnos cazaquienes deberan amarnos, y otros caminos conducen a nuestra tumba. As pues,seguiremos adelante. Por aquellos a quienes debemos proteger, por la ltimaBatalla, por la Luz!

    Que dnde est la victoria en este pantano? En que me niego a sentir sustarascadas, porque estoy orgulloso. Orgulloso de vivir en estos tiempos. Orgullosode ser parte de lo que va a acontecer. Todos los que vivieron en esta era antes quenosotros esperaban con ansia este momento, el momento en que los hombressern puestos a prueba. Que otros lamenten su suerte. Que otros clamen y giman.Nosotros no lo haremos, porque afrontaremos esa prueba con la cabeza bien alta.Y demostraremos que somos fuertes!

    No era una arenga extensa; Galad no quera alargar ms de la cuenta lapermanencia de sus tropas en aquel terreno pantanoso. No obstante, pareciservir a su propsito. Los hombres enderezaron la espalda y asintieron con lacabeza. Los que haban sido elegidos para escribir el discurso, cumplieron sucometido y retrocedieron por la columna para lerselo a aquellos que no lohaban odo.

    Cuando la tropa reanud la marcha, los hombres y a no caminabanarrastrando los pies ni con los hombros hundidos. Galad permaneci en elmontculo para que los Hijos lo vieran mientras avanzaban.

    Cuando el ltimo de los siete mil hombres hubo pasado ante l, Galad reparen un grupo reducido que estaba parado al pie del montculo. El Hijo Jaret Byarse encontraba entre esos hombres, con la vista alzada hacia Galad y los hundidosojos relucientes por el fervor. Era un tipo delgado, de rostro alargado.

    Hijo By ar salud Galad al llegar al final del declive.Ha sido un buen discurso, capitn general afirm By ar con actitud

    ferviente. La ltima Batalla, s. Es el momento de ir a ella.Es nuestra carga. Y nuestro deber.Cabalgaremos hacia el norte continu Byar. Los hombres se unirn a

    nosotros y nuestra tropa crecer. Una fuerza enorme de Hijos, de decenas demiles. De cientos de miles. Arrollaremos a nuestro paso. Quiz reuniremoshombres suficientes para abatir la Torre Blanca y a las brujas, en lugar de tenerque aliarnos con ellas.

  • Galad neg con la cabeza.Necesitaremos a las Aes Sedai, Hijo By ar. La Sombra contar con Seores

    del Espanto, Myrddraal, Renegados.S, supongo que s. By ar habl con renuencia.En fin, no era la primera vez que se mostraba renuente con esa idea, pero al

    final la haba aceptado.Recorremos un camino difcil, Byar, pero los Hijos de la Luz sern lderes

    en la ltima Batalla.Con sus fechoras, Valda haba desprestigiado a toda la orden. Lo que es ms,

    Galad estaba cada vez ms convencido de que Asunawa haba desempeado unpapel muy importante en el maltrato infligido a su madrastra y su posteriormuerte. Lo cual significaba que el propio Inquisidor Supremo era corrupto.

    Lo ms importante en la vida era hacer lo correcto, y requera cualquiersacrificio. En aquel momento, lo aconsejado era huir, porque era imposiblehacer frente a Asunawa. El Inquisidor Supremo contaba con el respaldo de losseanchan. Adems, la ltima Batalla tena prioridad.

    Galad ech a andar a paso vivo y se dirigi a travs del barro hacia la cabezade la columna de Hijos. Viajaban ligeros, con pocos animales de carga; loshombres llevaban puesta la armadura, ya que sus monturas transportabanvituallas y suministros.

    Al frente de la columna, Galad encontr a Trom hablando con unos cuantoshombres que llevaban gorros de cuero y capas marrones, en lugar de tabardosblancos y cascos de acero. Los exploradores. Trom le hizo una respetuosainclinacin de cabeza; el capitn era uno de los hombres que le merecan msconfianza a Galad.

    Los exploradores dicen que hay un pequeo inconveniente ms adelante,mi capitn general inform Trom.

    Qu inconveniente?Ser mejor que vengis a verlo, seor respondi el Hijo Barlett, jefe de

    los exploradores.Galad le indic con un gesto de la cabeza que lo condujera all. Ms adelante,

    el bosque pantanoso pareca que empezaba a ralear. Gracias a la Luz.Significara que estaban a punto de librarse de la cinaga?

    No. Al acercarse, Galad descubri a varios exploradores que contemplabanotro bosque muerto. Casi todos los rboles del pantano tenan follaje, aunquereseco, pero los que haba ms adelante eran esquelticos y cenicientos, como sihubiesen ardido. Haba una especie de liquen o moho de un blanco enfermizo quelo cubra todo. Los troncos parecan consumidos.

    La zona se encontraba inundada por la lenta corriente de un ro pocoprofundo, pero ancho. El agua haba engullido las bases de muchos rboles, y lasramas de ejemplares muertos asomaban en la sucia corriente pardusca

  • semejando brazos que se alzaban al cielo.Hay cadveres, capitn general indic uno de los exploradores mientras

    sealaba ro arriba. Bajan flotando. Parecen el vestigio de alguna batallalejana.

    Aparece este ro en nuestros mapas? pregunt Galad.Los exploradores, uno tras otro, negaron con la cabeza.Y se puede vadear? plante Galad, prietos los dientes.Es somero, capitn general, pero hemos de ir con cuidado para evitar

    hoy as ocultas.Galad tir de una rama larga del rbol que tena al lado y la madera se parti

    con un fuerte chasquido.Ir delante. Y que los hombres se quiten capas y armaduras.Las rdenes se transmitieron a lo largo de la columna. Galad se despoj de la

    armadura, que envolvi en la capa, y se at el bulto a la espalda. A continuacinse recogi los pantalones todo lo posible, hecho lo cual baj por el suave declivede la orilla y empez a abrirse paso a travs de la turbia corriente. Se puso entensin al adentrarse en la helada escorrenta de primavera. Las botas se lehundieron varias pulgadas en el arenoso cauce, se le llenaron de agua ylevantaron remolinos de barro. Detrs de l, Tenaz entr en el ro con un ruidosochapoteo.

    El agua slo le llegaba a las rodillas a Galad y vadear la corriente no eradifcil, y a que se vala de la rama cortada para encontrar el mejor sitio dondepisar. Los esquelticos rboles muertos que asomaban a la superficie resultabaninquietantes. No se apreciaban signos de podredumbre en ellos y, ahora que seencontraba ms cerca, Galad alcanz a distinguir una pelusilla gris cenicientaentre el liquen que cubra los troncos y las ramas.

    El chapoteo de los Hijos que iban detrs de l se hizo ms ruidoso a medidaque entraban ms en la ancha corriente. Cerca, unos bultos hinchados flotaban roabajo hasta atascarse en las piedras. Algunos eran cadveres de hombres, peromuchos otros eran ms grandes, y comprendi que eran mulas al fijarse en unhocico que asomaba en el agua.

    Son docenas , se dijo. Hombres y animales deban de llevar muertos ciertotiempo, a juzgar por la hinchazn.

    Lo ms probable era que alguien hubiera atacado un pueblo situado corrientearriba para apoderarse de la comida. Aqul no era el primer grupo de cadveresque encontraban.

    Galad lleg a la otra orilla del ro y subi el suave declive. Mientras sedesenrollaba las perneras del pantaln y se pona la armadura y la capa, sintidolor en el hombro a causa de los golpes que Valda le haba infligido. Tambinnotaba punzadas en el muslo.

    Gir y continu por una vereda abierta por animales de caza que llevaba

  • hacia el norte, encabezando la marcha de los Hijos que iban llegando a la orilla.Ansiaba subir a lomos de Tenaz, pero no se atrevi. Aunque hubieran salido delro, el terreno segua siendo blando, hmedo y accidentado, repleto de invisibleshoyos subterrneos socavados por el agua. Si montaba, no sera de extraar queTenaz acabara con una pata quebrada, y l con la crisma rota.

    As pues, sudorosos a causa del terrible calor, sus hombres y l reanudaron lacaminata rodeados por aquellos rboles grises. Oh, qu ganas tena de darse unbuen bao.

    Un rato despus, Trom se acerc a l corriendo.Todos los hombres han cruzado sin incidentes inform. Alz la vista al

    cielo. Malditas nubes. As no hay forma de calcular qu hora es.Han pasado cuatro horas desde medioda.Seguro?S.Y no bamos a hacer un alto a medioda para discutir el curso de accin

    que seguiramos?Esa reunin tendra que haberse celebrado despus de haber salido del

    pantano.De momento, tenemos pocas opciones. Conducir a los hombres hacia el

    norte, a Andor contest Galad.All los Hijos hemos encontrado hostilidad.Poseo unas tierras en una zona aislada, al noroeste. All no se me

    rechazar, sea quien sea la persona que ocupe el trono.Quisiera la Luz que fuera Elay ne la que ocupaba el solio. Quisiera la Luz que

    hubiera escapado de los enredos de las Aes Sedai, aunque Galad se tema lo peor.Haba muchos que la utilizaran como rehn, alThor el primero. Su hermanastraera tozuda y eso haca fcil manipularla.

    Necesitaremos provisiones. Avituallarse es difcil, y ms en pueblos queestn deshabitados coment Trom.

    Galad asinti con la cabeza. Era una preocupacin muy justificada.Pero es un buen plan dijo Trom, que despus baj la voz para aadir:

    Confieso que me preocupaba que no quisieras aceptar el liderazgo, Damodred.No poda negarme. Abandonar ahora a los Hijos, despus de haber matado

    a su cabecilla, no sera justo.Para ti es tan sencillo como eso, verdad? dijo Trom, sonriendo.Debera serlo para cualquiera. Galad se sinti en la obligacin de ocupar

    el puesto que le haba sido entregado. No tena otra opcin. La ltima Batallaest en puertas y los Hijos de la Luz lucharn. Aunque para ello tengamos queaceptar alianzas con el mismsimo Dragn Renacido, lucharemos.

    Durante un tiempo, Galad no haba estado seguro respecto a alThor. Ni quedecir tiene que el Dragn Renacido habra de combatir en la ltima Batalla, mas,

  • ese hombre, alThor, era un ttere de la Torre Blanca en lugar del DragnRenacido? El cielo estaba demasiado oscuro y la tierra demasiado quebrantada.AlThor tena que ser el Dragn Renacido. Lo cual, por supuesto, no quera decirque no fuera asimismo un ttere de las Aes Sedai.

    Poco despus de dejar atrs los esquelticos rboles grises, llegaron a otrosque eran ms normales. Aun as, stos tenan las hojas amarillentas ydemasiadas ramas muertas, pero eso era mejor que la pelusilla blanca.

    Alrededor de una hora ms tarde, Galad vio acercarse de nuevo al HijoBarlett. El explorador era un hombre delgado, con cicatrices en una mejilla.Galad alz una mano cuando el hombre estuvo cerca.

    Qu novedades hay ?Barlett salud llevndose la diestra al pecho.El pantano se seca y los rboles ralean a una milla ms o menos, mi

    capitn general. El campo que se extiende ms all es un terreno abierto ydespoblado, con el camino hacia el norte despejado.

    Gracias a la Luz! , pens Galad. Hizo un gesto de asentimiento a Barlett, yel hombre se apresur a volver sobre sus pasos entre los rboles.

    Galad ech un vistazo hacia atrs, a la columna de hombres. Estabanembarrados, sudorosos y fatigados. Pese a ello, ofrecan una estampa imponente,de nuevo con las armaduras puestas, el ademn decidido. Lo haban seguido atravs de ese agujero que era el pantanal. Eran buenos hombres.

    Haz correr la voz a los otros capitanes, Trom orden. Que les digan asus tropas que habremos salido de este sitio en menos de una hora.

    El hombre may or sonri con un gesto que denotaba tanto alivio como el queGalad senta. ste tuvo que apretar los dientes para aguantar el dolor de la pierna,pero continu vereda adelante. La herida estaba bien cerrada y no haba peligrode que empeorara. Era dolorosa, pero soportable.

    Por fin libres de aquel cenagal! Tendra que planear el siguiente paso concuidado para mantenerse lejos de ciudades, calzadas principales o prediospertenecientes a nobles influy entes. Repas mentalmente los mapas, unos mapasque tena aprendidos de memoria desde antes de cumplir los diez aos.

    Estaba sumido en esas reflexiones cuando el dosel de hojas amarillentasaclar, dejando pasar entre las ramas un poco de luz que llegaba del cielonublado. Enseguida vio a Barlett esperando al borde de la lnea de rboles. Elbosque acababa de repente, casi con tanta precisin como un trazo dibujado enun mapa.

    Galad solt un suspiro de alivio, valorando la idea de encontrarse en terrenoabierto. Sali de los rboles. Y slo en ese momento una enorme fuerza de tropasempez a aparecer por encima de una elevacin que se alzaba justo a suderecha.

    Son el tintineo de armaduras y el relincho de caballos cuando miles de

  • soldados se alinearon en lo alto de la cresta. Algunos eran Hijos, con sus petos,cotas y yelmos cnicos bruidos a la perfeccin. Los prstinos tabardos y lascapas relucan, la insignia del sol llameante brillaba en los torsos, las lanzas sealzaban en hileras. Los ms numerosos eran soldados de infantera que no vestanel blanco de los Hijos, sino sencilla ropa de cuero marrn. Amadiciensesproporcionados por los seanchan, casi con toda seguridad. Muchos tenan arcos.

    Galad recul a trompicones mientras llevaba la mano a la espada, pero supode inmediato que estaba atrapado. No pocos Hijos lucan en el uniforme el rojobculo de pastor de la Mano de la Luz: interrogadores. Si los Hijos corrientes eranuna llama para destruir el mal, los interrogadores eran una hoguera rugiente.

    Galad hizo un rpido clculo. Tres o cuatro mil Hijos y, al menos, entre seis yocho mil soldados de infantera, la mitad de ellos con arcos. Una fuerza de diezmil hombres descansados. Se le cay el alma a los pies.

    Detrs de Galad, Trom, Bornhald y By ar salieron con rapidez del bosquejunto con un grupo de Hijos. Trom mascull una maldicin entre dientes.

    As que eres un traidor? increp Galad, volvindose hacia el explorador,Barlett.

    Vos sois el traidor, Hijo Damodred replic el explorador con un gestoduro en el semblante.

    S, supongo que podra entenderse as.La marcha a travs del pantano se la haban sugerido sus exploradores. Ahora

    lo entenda Galad; haba sido una tctica para retrasarlos, una forma de queAsunawa se le adelantara. La marcha tambin haba dejado agotados a sushombres, en tanto que la fuerza de Asunawa estaba descansada y lista para labatalla.

    Una espada chirri al deslizarse en la vaina. Sin volverse, Galad alz unamano.

    Paz, Hijo Byar.Tena que ser l quien hubiese desenvainado el arma; para descargarla contra

    Barlett, casi con seguridad. Tal vez todava poda salvarse algo en este desastre.Galad tom una decisin con rapidez.

    Hijo By ar e Hijo Bornhald, quedaos conmigo. Trom, t y los otroscapitanes haced que los hombres salgan en filas a campo abierto.

    Un grupo numeroso de hombres del frente de la fuerza de Asunawa habaemprendido galope, colina abajo. Muchos lucan el bculo de pastor de losinterrogadores. Podran haber atacado en la emboscada y matar al grupo deGalad con rapidez. Sin embargo, enviaban un grupo para parlamentar. Era unabuena seal.

    Reprimiendo un gesto de dolor por la pierna herida, Galad mont. By ar yBornhald hicieron lo propio y lo siguieron hacia campo abierto, con el ruido delos cascos ahogado por la espesa y amarillenta hierba. Asunawa en persona se

  • encontraba en el grupo que se aproximaba. Tena las cejas espesas y canosas, yestaba tan delgado que pareca un mueco hecho con palos y tela atirantadasobre ellos para imitar piel.

    Asunawa no sonrea. Rara vez lo haca.Galad fren el caballo delante el Inquisidor Supremo. Asunawa se encontraba

    rodeado por una reducida guardia de sus interrogadores, pero tambin loacompaaban cinco capitanes, con todos los cuales Galad haba tenido trato o acuyas rdenes haba servido durante el corto tiempo que llevaba en la asociacinde los Hijos.

    Asunawa se inclin hacia adelante en la silla de montar y entrecerr los ojoshundidos.

    Tus rebeldes forman en filas. Diles que se retiren u ordenar a misarqueros que disparen.

    Imagino que debes conocer las reglas de un combate formal. Dispararsflechas sobre hombres mientras forman en filas? Dnde dejas el honor? instGalad.

    Los Amigos Siniestros no merecen trato de honor. Ni piedad barbot elInquisidor Supremo.

    As que nos acusas de Amigos Siniestros? pregunt Galad mientrashaca girar un poco a su montura. A la totalidad de los siete mil hombres queestaban a las rdenes de Valda? Hombres junto a los que han servido, comido ycombatido hombro con hombro tus soldados? Hombres por los que velabas tmismo hace menos de dos meses?

    Asunawa vacil. Tachar de Amigos Siniestros a siete mil hombres seraridculo, significara que, de los Hijos que quedaban, dos de cada tres se habanpasado a la Sombra.

    No. Quiz slo los han guiado mal. Es posible que incluso un buenhombre se desve a caminos tenebrosos si sus cabecillas son Amigos Siniestros.

    Yo no soy Amigo Siniestro. Galad le sostuvo la mirada al InquisidorSupremo.

    Somtete a mi interrogatorio y demustralo.El capitn general no se somete a nadie. En nombre de la Luz, te ordeno

    que capitules.Asunawa se ech a rer.Hijo, te tenemos con un cuchillo al cuello! sta es tu oportunidad de

    rendirte!Golever dijo Galad, dirigindose al capitn situado a la izquierda de

    Asunawa; era un hombre larguirucho, barbudo, un tipo duro donde los hubiera,pero justo, dime, los Hijos de la Luz se rinden?

    No lo hacemos respondi el capitn al tiempo que negaba con la cabeza. La Luz nos har salir victoriosos.

  • Y si nos enfrentamos a un enemigo en clara desventaja?Seguimos luchando.Aunque estemos cansados y doloridos?La Luz nos proteger. Y, si ha llegado nuestra hora, que as sea.

    Llevmonos por delante a tantos enemigos como sea posible dijo Golever.Galad se volvi de nuevo hacia Asunawa.Vers que me encuentro en un dilema. Luchar es permitir que nos taches

    de Amigos Siniestros, pero rendirnos es faltar a nuestros juramentos. Por mihonor como capitn general, me es imposible aceptar cualquiera de esas dosopciones.

    La expresin del Inquisidor Supremo se torn sombra.T no eres el capitn general. l est muerto.A mis manos ratific Galad mientras desenvainaba la espada y la

    sostena ante s de forma que las garzas brillaron con la luz. Y empuo suespada. Niegas que t mismo presenciaste mi enfrentamiento con Valda en justocombate, tal como lo prescribe la ley ?

    Segn la ley, quiz, pero yo no llamara a eso un combate justo. Recurristea los poderes de la Sombra; te vi envuelto en oscuridad a pesar de que luca el sol,y te vi marcado en la frente el Colmillo del Dragn. Valda no tena la menoroportunidad.

    Dime, Harnesh, la Sombra es ms fuerte que la Luz? pregunt Galad,que se volvi hacia el capitn situado a la derecha de Asunawa.

    Era un hombre bajo y calvo al que le faltaba una oreja, perdida durante unenfrentamiento con Juramentados del Dragn.

    Por supuesto que no respondi el hombre, que escupi hacia un lado.Si la causa del capitn general hubiera sido honorable, habra salido

    derrotado por m en un combate teniendo la Luz por testigo? Si y o fuera unAmigo Siniestro, habra estado a mi alcance matar al mismsimo capitngeneral?

    Harnesh no respondi, pero era tan evidente lo que opinaba que fue como siGalad pudiera leerle el pensamiento. La Sombra podra mostrarse fuerte enocasiones, pero la Luz siempre pona al descubierto sus artimaas y las destrua.S, era posible que todo un capitn general cayera a manos de un AmigoSiniestro; eso era factible que le ocurriera a cualquier hombre. Pero en un duelodelante de otros Hijos? En un duelo de honor, con la Luz como testigo?

    A veces, la Sombra despliega astucia y fuerza, y mueren hombres buenosinterrumpi Asunawa antes de que Galad tuviera ocasin de hacer mspreguntas.

    Todos sabis lo que hizo Valda. Mi madre est muerta. Alguna objecin ami derecho a desafiarlo?

    Como Amigo Siniestro que eres no tienes derechos! No parlamentar ms

  • contigo, asesino.Asunawa agit una mano y varios de sus interrogadores desenvainaron las

    espadas. De inmediato, los compaeros de Galad hicieron lo mismo. A suespalda, el joven capitn general oy a sus cansadas tropas cerrar filas conpremura.

    Qu ser de nosotros, Asunawa, si luchan Hijos contra Hijos? No merendir y tampoco te atacar, pero quiz podramos reunificarnos. No comoenemigos, sino como hermanos que han estado separados durante un tiempo dijo en voz queda Galad.

    Jams me asociar con Amigos Siniestros fue la respuesta del InquisidorSupremo, aunque sus palabras sonaron indecisas.

    Mientras observaba a los hombres de Galad, Asunawa comprendi queganara la batalla, pero si los hombres de Galad se mantenan firmes, la victoriasera muy costosa en vidas. Ambos bandos perderan miles de hombres.

    Me rendir, con ciertas condiciones manifest Galad.No! exclam Bornhald tras l, pero Galad levant una mano y lo hizo

    callar.Qu condiciones? inquiri Asunawa.Jurars por la Luz, y con los capitanes aqu presentes como testigos, que no

    hars dao, no interrogars ni condenars de otra manera a los hombres que mehan seguido. Slo hicieron lo que crean que era correcto.

    Asunawa entrecerr los ojos y apret los labios hasta reducirlos a una finalnea.

    Eso incluy e a mis compaeros, aqu presentes agreg Galad, mientrassealaba con la cabeza a Byar y a Bornhald. Todos los hombres, Asunawa.Ninguno de ellos ha de ser sometido a interrogatorio.

    No puedes poner semejantes cortapisas a la Mano de la Luz! Eso lesdara carta blanca para buscar a la Sombra!

    Quieres decir que slo es el miedo al interrogatorio lo que nos mantiene enla Luz, Asunawa? Los Hijos no son valerosos y fieles?

    Asunawa se qued callado y Galad, sintiendo el peso del liderazgo, cerr losojos. Cada instante que el Inquisidor Supremo se quedara sin saber qu decir,aumentaba las posibilidades de negociacin en favor de sus hombres. Abri losojos.

    La ltima Batalla se aproxima, Asunawa. No hay tiempo para andar conaltercados. El Dragn Renacido camina por el mundo.

    Herej a! clam Asunawa.S. Y tambin verdad apunt Galad.Asunawa rechin los dientes, aunque pareci tomar en consideracin la

    oferta.Galad, no lo hagas, podemos luchar pidi en voz baja Bornhald. La

  • Luz nos proteger!Si luchamos, mataremos a hombres buenos, Hijo Bornhald respondi sin

    volverse a mirarlo. Cada golpe de nuestras espadas ser un golpe a favor delOscuro. Los Hijos son la nica institucin fiable que le queda al mundo. Se nosnecesita. Si es mi vida lo que se exige a cambio de la unidad, que as sea. Creoque t haras lo mismo.

    Galad busc los ojos de Asunawa y le sostuvo la mirada. El InquisidorSupremo pareca insatisfecho y vacil un instante antes de hablar:

    Prendedlo. Informad a las tropas que termina el estado de alerta y que hetomado bajo mi custodia al falso capitn general para interrogarlo a fin dedeterminar la magnitud de sus delitos. Corred tambin la voz de que quienes lohan seguido no sern castigados ni interrogados.

    Despus, Asunawa hizo volver grupas a su caballo y se alej.Galad dio vuelta a la espada y se la entreg a Bornhald.Regresad con mis hombres y contadles lo que ha ocurrido aqu. Y no los

    dejis luchar ni que intenten rescatarme. Es una orden.Bornhald lo mir a los ojos y despus, despacio, tom la espada. Por ltimo,

    salud.S, milord capitn general.Tan pronto como dieron media vuelta para alejarse, unas manos bruscas

    asieron a Galad y lo desmontaron con violencia de Tenaz. Solt un gemidoahogado al golpearse en el suelo con el hombro herido, lo que le ocasion unapunzada en el torso. Trat de incorporarse, pero varios interrogadoresdesmontaron y volvieron a derribarlo.

    Uno lo oblig a seguir tendido en el suelo pisndolo en la espalda, y Galadoy el chirrido metlico que hizo un cuchillo al salir de la vaina. Le arrancaron laarmadura y la ropa cortndolas.

    No te cubrirs con el uniforme de un Hijo de la Luz, Amigo Siniestro ledijo al odo un interrogador.

    No soy un Amigo Siniestro refut Galad con la cara pegada contra lahierba. Jams dir tal mentira. Yo camino en la Luz.

    Esa afirmacin le vali una patada en el costado, a la que sigui otra, y unatercera. Galad se hizo un ovillo mientras gema, pero siguieron cay ndole golpes.

    Por fin, se sumi en la inconsciencia.

    El ser que en otro tiempo haba sido Padan Fain camin colina abajo. Losmatojos parduscos crecan en rodales irregulares, como el vello en las mejillasde un mendigo.

    El cielo estaba negro. Una tempestad. Eso le gustaba, aunque detestaba alcausante.

  • Odio. Era la prueba de que segua vivo, la emocin que le quedaba. La nica.No poda quedar nada ms.

    Consumidor. Estimulante. Hermoso. Clido. Violento. Odio. Maravilloso odio.Era la tormenta la que le daba fuerzas, el propsito que lo motivaba. AlThormorira. A sus manos. Y despus, quiz, el Oscuro. Maravilloso.

    El ser que haba sido Padan Fain toquete su hermosa daga y tante losrelieves del labrado en la exquisita empuadura dorada. Un enorme rubremataba el pomo; llevaba el arma desenvainada en la mano derecha, sujeta demanera que la hoja se extenda entre los dedos pulgar e ndice. Los lados de esosdedos tenan docenas de cortes.

    La sangre goteaba por la punta de la hoja y caa en los matojos. Puntoscarmes para animarlo. Abajo, rojo; arriba, negro. Perfecto. Sera su odio lo quecausaba esa tormenta? Tena que serlo. S.

    Las gotas de sangre caan al lado de las manchas oscuras que aparecan enhojas muertas y tallos a medida que avanzaba ms y ms al norte, adentrndoseen la Llaga.

    Estaba loco. Eso era una buena cosa. Cuando uno aceptaba la locura dentrode s, la abrazaba y la beba como si fuera luz del sol o agua o el propio aire,entonces se converta en parte de uno. Como una mano o un ojo. Uno veagracias a la locura. Uno asa cosas con la locura. Era maravilloso. Liberador.

    Por fin era libre.El ser que haba sido Mordeth lleg al pie de la colina y no volvi la cabeza

    para mirar la masa grande y purprea que haba dejado en lo alto del cerro.Resultaba muy complicado matar a los Gusanos como era debido, pero algunascosas haba que hacerlas de forma correcta. Era el principio fundamental delasunto.

    Saliendo de la tierra, arrastrndose, la niebla haba empezado a seguirlo. Esaniebla era producto de su locura o lo era de su odio? Le resultaba muy familiar.Se le enroscaba alrededor de los tobillos y le lama los talones.

    Algo se asom por detrs de otra colina cercana y despus recul conrapidez. Los Gusanos moran haciendo mucho ruido. Los Gusanos lo hacan todocon mucho ruido. Una manada de Gusanos era capaz de destruir un ejrcitoentero. Cuando uno los oa, lo mejor era marcharse por el lado contrario, deprisa.Claro que podra ser beneficioso enviar exploradores a fin de observar ladireccin que llevaba la manada para no seguir adelante y tropezarse otra vezcon ellos en otra parte.

    As pues, el ser que haba sido Padan Fain no se sorprendi cuando, al girarpor la ladera de la colina, se top con un nervioso grupo de trollocs dirigidos porun My rddraal.

    Mis amigos , se dijo con una sonrisa. Cunto tiempo haca.Tuvieron que pasar unos segundos hasta que sus cerebros bestiales llegaron a

  • la conclusin obvia, aunque errnea: si un hombre deambulaba por all, entonceslos Gusanos no podan andar cerca. Habran olido su sangre y habran ido por l.A los Gusanos les gustaban ms los humanos que los trollocs. Lo cual tenasentido. El ser que haba sido Mordeth haba probado la carne de ambos, y la delos trollocs era poco recomendable.

    Los trollocs se abalanzaron hacia l con precipitacin en una variopintaconfusin de plumas, picos, garras, dientes, colmillos. El ser que haba sido Fainse qued inmvil, con la niebla lamindole los pies descalzos. Qu maravilla! Alfinal del grupo, el Myrddraal, con la mirada ciega fija en l, vacil. Quizpercibi que algo iba muy, muy mal. Y asimismo bien, por supuesto. No podahaber una cosa sin la otra. Lo contrario no tendra sentido.

    El ser que haba sido Mordeth pronto necesitara un nombre nuevo sonride oreja a oreja.

    El My rddraal gir sobre sus talones y ech a correr.La niebla atac.Se desplaz por encima de los trollocs con rpidas volutas, como los

    tentculos de un leviatn del Ocano Aricio. Prolongaciones brumosas seproy ectaron con violencia a travs de los torsos de los trollocs. Un zarcillo largochasque por encima de las cabezas y a continuacin se dispar hacia adelanteen un manchn borroso que alcanz al Fado en el cuello.

    Los trollocs chillaron y se desplomaron en el suelo, sacudidos por espasmos.La pelambrera se les desprendi en manojos, y la piel empez a hervirles.Ampollas y excrecencias que, cuando se desprendan del pellejo de losEngendros de la Sombra, dejaban pstulas que semejaban crteres, cualburbujas en la superficie de un metal al rojo vivo que se enfra con demasiadarapidez.

    El ser que haba sido Padan Fain abri la boca en una mueca de gozo, alz lacabeza hacia al tumultuoso cielo negro con los ojos cerrados y entreabiertos loslabios para disfrutar del festn. Cuando hubo pasado, suspir y asi la daga conms fuerza, de forma que se cort la carne.

    Rojo abajo, negro arriba. Rojo y negro, rojo y negro, cunto rojo y cuntonegro. Maravilloso.

    Sigui adelante, a travs de la Llaga.Detrs de l, los trollocs contagiados se levantaron y se pusieron en

    movimiento, con la baba colgndoles de las fauces. Ahora tenan los ojosapagados, muertos; pero, cuando l quisiera, responderan con una frenticaavidez de batallar que superara cuanto haban conocido en vida.

    Dej atrs al Myrddraal. se no se levantara, como ocurra segn losrumores. El contacto del ser que haba sido Padan Fain provocaba la muerteinstantnea a uno de su especie. Una pena. Tenan ciertos recursos que, de haberocurrido de otro modo, l habra sabido aprovechar bien.

  • A lo mejor debera conseguir unos guantes. Pero, si se los pona, seraimposible cortarse la mano. Qu problema!

    Bah, qu ms daba. Adelante. Haba llegado el momento de matar a alThor.Lo entristeca que la caza tuviera que terminar. Aunque y a no haba razn

    para seguir con ella. Uno no cazaba algo cuando saba con exactitud dnde iba aestar. Uno se limitaba a aparecer para encontrarse con la presa.

    Como con un viejo amigo. Un apreciado, amado, viejo amigo al que uno ibaa apualar en un ojo, a sacarle las tripas y consumirlas a puados al tiempo quebeba su sangre. se era el modo apropiado de tratar a los amigos.

    Era un honor.

    Malenarin Rai rebusc entre los informes de suministros. Esa malditacontraventana que haba detrs de su escritorio chasc y volvi a abrirse dejandoentrar el calor hmedo de la Llaga.

    A pesar de llevar diez aos prestando servicio como comandante de TorreHeeth, no se haba acostumbrado al calor de las tierras altas. Ni a la humedad. Amenudo, el aire bochornoso llegaba cargado de olores putrefactos.

    El viento silbante sacudi la hoja de madera. El comandante se levant, seacerc a la contraventana, la cerr y enroll un trozo de bramante alrededor deltirador para mantenerla atrancada.

    Regres al escritorio y ech un vistazo a la lista de los soldados recinllegados. Cada nombre iba acompaado de una especialidad; all arriba, todos lossoldados tenan que ocuparse de dos o ms tareas. Habilidad para vendar heridas.Piernas rpidas para llevar mensajes. Buen ojo con el arco. La habilidad dehacer que las gachas de siempre tuvieran un gusto nuevo. Malenarin siemprepeda hombres con especialidad en ese ltimo grupo. Cualquier cocinero capazde lograr que los soldados estuvieran deseosos de ir al comedor vala su peso enoro.

    El comandante apart a un lado el informe actual y lo sujet con el cuerno detrolloc relleno de plomo que utilizaba de pisapapeles. La siguiente hoja delmontn era una carta de un hombre llamado Barriga, un mercader que conducasu caravana hacia la torre para negociar. Malenarin sonri; ante todo era unsoldado, pero luca a travs del pecho las tres cadenas plateadas que lo sealabancomo un maestro mercader. Si bien su torre reciba gran parte de los suministrosdirectamente de la reina, a ningn comandante kandors se le negaba laoportunidad de negociar con mercaderes.

    Si tena suerte, conseguira emborrachar a ese comerciante forastero en lamesa de negociaciones. Malenarin haba obligado a ms de un mercader aprestar un ao de servicio militar como castigo por entrar en tratos que no podacumplir. A menudo, un ao de entrenamiento con las fuerzas de la reina les venamuy bien a los orondos mercaderes extranjeros.

  • Dej la hoja debajo del cuerno de trolloc, y vacil al ver el ltimo tema delque tena que ocuparse, al final del