libro no te rindas ante las heridas de la vida y el desaliento
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Si te sientes que ya no puedes más, si sientes que ya no esperas nada en la vida, si te experimentas sin razón de
vivir, o no puedes perdonar y el rencor te está dañando; si la sensación de frustración y depresión te aplasta, ¡Ánimo!
¡No te rindas! Ante las heridas de la vida Y el desaliento
Comienza a caminar hacia la sanaciónY libertad interior , y…. ¡No te rindas!
¡No te rindas!Ante las heridas de la vida
Y el desaliento
Índice
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Introducción……………………………2
Capítulo 1 No te rindas…………………………….3Terapia de fortaleza……………………15
Capítulo 2No te rindas ante el desaliento……….17Proceso del duelo……………………..24Terapia de consuelo…………………..28
Capítulo 3No te rindas ante el cansancio……….30Terapia de descanso………………….. 41
Capítulo 4No te rindas ante las heridas………….44Terapia de sanación…………………... 54El papel arrugado…………………….. 58
Capítulo 5No te rindas ante la frustración……...60Cuando el gallo cante…………..…….67Terapia antidepresiva………………….70
Capítulo 6El poder sanador de la Palabra………..73Terapia de Amor……………………...83
Capítulo 7El miedo viene de lo que oigo……….86
Terapia de paz…………………………98
Capítulo 8La fuerza del amor……………………100La serenidad en el amor…………….. 103La llama Eterna……………………….104Lo que puede “matar” el amor………106Terapia de ternura…………………….111
Capítulo 9La depresión se supera……………….. 113Optimista hasta la muerte…………… 121Trabajar con optimismo………………126
Capítulo 10Saber orar ante la Palabra de Dios……131
Capítulo 11Tu Tesoro (Dinámicas de vida)………136
Conclusión…………………………………….141
Introducción
En este mundo en el que parece reinar la
desesperanza, el rechazo a sí mismos, la
tristeza, el desencanto de vivir, la depresión, el
desaliento, la soberbia, el egoísmo, el divorcio
hacia la vida, en pocas palabras, la “cultura de
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la muerte”, este libro ha surgido por la
necesidad que sentimos de llevar luz consuelo y
apoyo, a todos aquellos y aquellas que han
perdido la “brújula” o se sienten solos,
deprimidos desesperados, heridos, sin fe y que
no pueden más con los problemas de su vida.
Hoy más que nunca, nuestros corazones
necesitan ser iluminados por esa Luz que viene
de lo Alto. Necesitamos explotar la riqueza
interior que Dios ha puesto en nuestro interior y
que Él de antemano ha puesto en nuestro
corazón: fortaleza, alegría, valentía,
perseverancia, humildad, bondad, amor, perdón
etc.
Él nos ha enviado a esta tierra con todo
lo que necesitamos para ser feliz y podamos
vivir esta vida de una manera excelente, al
estilo de Aquél que nos amó hasta morir en la
cruz y que está vivo y actuante en nuestra
profundidad. Encontrarás después de cada
tema, “Terapias”, momentos de reflexión y
oración sencilla y profunda que te ayudarán a
NO RENDIRTE NUNCA, acrecentando el amor a
ti mismo/a, a los demás y sobre todo, al Señor
Dios.
Que Él pues, sea tu Guía. Permítele obrar
en tu corazón, en este viaje hacia tu sanación
interior. Nosotras hemos pasado por muchas
situaciones muy difíciles -cáncer, abuso sexual,
heridas de abandono, rechazo, humillación
traición e injusticias- pero que ahora, a la luz
del Evangelio, no las consideramos
“desgracias” sino gracia, por la cual hoy
podemos aconsejarte desde la experiencia y
por la que te decimos con todo poder en el
Nombre de Jesús: ¡Ánimo! ¡No te rindas! ¡Que
no estás sólo, sola!
Jesús de Nazareth
No te rindas
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Capítulo 1
No te rindas
La mayoría de las personas, en todo el mundo, fetos,
bebés, niños, preadolescentes, adolescentes, jóvenes, adultos
y ancianos, alguna vez en la vida hemos pasado por
situaciones muy pero muy difíciles, como dirá el salmista: “Por
valle de sombra y de muerte”, pero también allí en medio de
todo, en medio del maltrato, rechazo, abandono, traición,
humillación, e injusticia, en medio de esos insultos constantes,
o que alguien te pusiera en ridículo, en medio de la
manipulación, de las amenazas, y de la explotación, cuando te
encerraban en aquél cuarto, entre gritos en medio de aquél
clima de miedo o de terror, promesas falsas, destrucción de
pertenencias personales o el hecho de que te impidieran tener
amigos, en medio de aquella violación y abuso, en medio de
todo ese dolor, en el corazón de Dios, estaba pensado para ti,
este mensaje de esperanza.
La mayoría de la gente es infeliz y se sume en la
depresión, porque prefiere no caminar en la fe. Repetimos: la
mayoría de la gente es infeliz y se sume en la depresión,
porque prefiere no caminar en la fe, si, lo escuchaste bien,
prefiere no caminar de fe, y entonces permite que el amor
propio herido le desgarre el alma y deja que el orgullo herido
se hinche y crezca, prefiriendo recurrir a cualquier salida falsa
como la ira, los malos tratos, las palabras hirientes, la
prostitución, la deshonestidad, la mentira, el alcohol, el
tabaquismo, las drogas, el suicidio antes que sacar de su
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interior el tesoro que puede darle la llave a la libertad interior,
a la sabiduría, al verdadero amor, a la paz.
¿Sabes?, nosotros, preferimos, aún habiendo pasado
tantas cosas en la vida: rechazos, abandonos, traiciones,
humillaciones e injusticias, creer en ese Dios que es amor fiel,
inmenso, tierno, cariñoso, misericordioso y perfectamente
sabio. Mucha gente hoy en día, repite lo que algún día otros
dijeren que “Dios fue creado por el hombre en su mente para
darse una respuesta después de la vida o para darse
respuesta ante tanto dolor o para darse seguridad ante la
impotencia y desamparo”. pero, permítenos decirte que no es
justo que te dejes llevar por la opinión de seres humanos,
mortales como tú y yo, que prefirieron vivir su vida, y basar su
seguridad desde su ciencia, desde sus criterios, desde su
pensamiento y no desde una viva experiencia en su corazón
del amor infinito de Dios.
Ellos fueron hijos de una época y si hoy en pleno siglo
XXI aún muchos seres humanos siguen creyendo en un “Dios
vengativo y justiciero”, imagínate en siglos pasados, cómo
sería la idea que se tenía de Él, de Dios, pero gracias a la
Revelación de ese amor inmenso que ha tenido Dios con
nosotros los seres humanos hemos ido comprendiendo poco a
poco que Dios no es ese Dios cargado de antropomorfismos
es decir, cargado de tendencias negativas humanas como la
venganza, el odio, la ira, el rechazo, el abandono, la
humillación, la traición y la injusticia, todo fruto de un
subconsciente herido. ¡¡El Dios Revelado es vida!!, Sí, ¡¡Dios
es fiel, Dios es amor!!.
Nosotros, pues, preferimos hablarte desde la
experiencia que hemos tenido de ese amor infinito del Padre
Dios, manifestado en Jesús, al habernos rescatado de una
vida sin sentido, de una vida llena de ira, de sensualidad, de
orgullo, de soberbia, de egoísmo, de vacío existencial.
Tenemos bien experimentado es decir, nadie nos lo ha
contado sino que lo hemos vivido en el alma, que Él no tiene
nada que ver con todo ese sufrimiento provocado por el
corazón herido del hombre, porque Él nos creó para la libertad
y la vida, para la solidaridad y el amor, pero tú, yo y quienes
nos hirieron, preferimos la esclavitud y la muerte.
Él nos creó para el amor, pero tú, yo y quienes nos
hirieron, preferimos muchas veces, el rencor, el resentimiento,
el odio, las palabras, miradas y actitudes hirientes. Él nos creó
para la felicidad, pero hay quienes eligen vivir auto
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compadeciéndose, amargados, negándose el derecho de ser
feliz.
Tú que escuchas, aunque no pudieras ver, o caminar,
aunque hayas perdido todo en la vida, o te hayan
abandonado, rechazado, humillado, traicionado o te hayan
hecho injusticia, aún puedes levantarte y tener victoria con
Jesucristo, sólo necesitarás una cosa: necesitas querer creer,
querer luchar de la mano de Jesús. y para comenzar a creer
hay que reconocer humildemente, que sólo Dios es Dios, que
sólo Él es el Poder Superior como le llaman algunos, o Jehová
o Alá, y que nosotros llamamos: Padre Celestial.
Hay muchas causas que hacen que nos desanimemos
y así nos apartamos del camino de Dios, pero ¿Sabes? Dios
no es el autor del desanimo sino el amor propio herido y el
egoísmo que luchan a muerte para que desistamos, nos
desanimemos, nos rindamos y así apartarnos del verdadero
amor, de la paz, de la fraternidad a la que fuimos llamados
pues Dios sabe que sólo en el amor auténtico encontraremos
nuestra verdadera identidad, nuestra verdadera realización.
Otras causas que nos desaniman es “llevar cargas”,
como este marido mujeriego, esta esposa chismosa, este
vecino imprudente, aquella compañera de trabajo que se mete
en la vida de los demás, este otro que es tan superficial, el hijo
rebelde, la enfermedad, etc. estamos como el pueblo de Israel
en el libro de Números 11,10-15 que nos dice que Moisés
tuvo que cargar con un pueblo muy rebelde, y eso hizo que
Moisés se desanimara. La misma palabra del Señor en
Gálatas 6, 1. 2 dice:
“Hermanos, si ven que alguien ha caído en algún
pecado, ustedes que son espirituales deben ayudarlo a
corregirse, pero háganlo amablemente y que cada cual tenga
mucho cuidado, no suceda que él también sea puesto a
prueba. Ayúdense entre sí a soportar las cargas y de esa
manera cumplirán la ley de cristo”.
Pero por superficiales, muchas veces eso nos
desanima porque no queremos ayudar a los hermanos en sus
problemas, no queremos llevar la carga unos de los otros,
porque no queremos comenzar por casa es decir por nosotros
mismos. Hoy aquí y ahora, si quieres ser libre, si quieres tener
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paz, si quieres salir de esa situación interior de desaliento, si
quieres que tu vida mejore y prospere, necesitarás querer
comenzar por ti mismo, por ti misma, pidiéndole al Señor que
sea Él quien transforme y cambie tu corazón, pero tú
necesitarás querer alimentarte de su Palabra, y procurando
escuchar mensajes como este, diariamente, sea mientras
trabajas o haces limpieza o te bañas o caminas o manejas,
pues así como programaste tu mente para lo negativo, ahora
necesitarás querer comenzar a programarla para llegar a tener
pensamientos positivos, pensamientos que bendigan es decir,
los pensamientos de Cristo.
Algunas veces nos desanima una derrota. El libro de
Josué7, 7-9 nos narra cuando el pueblo fue derrotado y por
eso se desanimaron al igual que nosotros; cuando las cosas
no nos salen como nosotros pensamos, creemos que hemos
sido derrotados y nos encontramos caídos en el fracaso.
También nos sentimos sin ganas de seguir adelante,
cuanto otros se oponen injustamente, así lo leemos en 1ª de
Samuel 30,6 cuando dice que los enemigos de Israel, los
amalecitas habían quemado la ciudad, se habían llevado
prisioneros a sus mujeres, hijos e hijas y esto los puso a llorar
a voz en cuello hasta quedarse sin fuerzas. El rey David
estaba muy preocupado porque la tropa quería apedrearlo
pues todos estaban muy disgustados por lo que había
sucedido a sus hijos, sin embargo no se desesperó, ni huyó,
sino que puso su confianza en el Señor su Dios.
En otras ocasiones, es el miedo el que nos desalienta y
nos hace rendirnos. 1ª de reyes 19,1-8 narra cómo el profeta
Elías, después de haber derrotado a los profetas de baal, del
dios falso, corría peligro, y para salvar su vida, se fue al
desierto. Caminó durante un día y finalmente se sentó bajo
una retama es decir, un árbol de oriente; era tal su deseo de
morirse que dijo: “¡Basta ya Señor!. ¡Quítame la vida, pues yo
no soy mejor que mis padres!. Y se acostó allí bajo la retama y
se quedó dormido.
Pero un Ángel llegó y tocándolo le dijo: “Levántate y
come”. Elías vio una torta cocida sobre brasas y una jarra de
agua, entonces se levantó y comió y bebió, pero el Ángel del
Señor vino por segunda vez y tocándolo le dijo: “Levántate y
come porque si no el viaje será demasiado largo para ti”. Elías
se levantó y comió y bebió y aquella comida le dio fuerzas
para caminar cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al
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Horeb, el monte de Dios. Luego nos dirá que Elías tuvo un
encuentro con el Señor allá en la montaña y allá en la
montaña el Señor lo regresa por donde vino prometiéndole
que dejará en Israel personas que adoren al Dios verdadero,
al Dios de Israel.
Nos desalentamos cuando estamos enfermos, pero en
el libro del profeta Isaías 38, 9-20 leemos que cuando el rey
de Judá, Ezequías sanó de su enfermedad, compuso este
salmo:
“yo había pensado: en lo mejor de mi vida tendré que
irme, se me ordena ir al reino de la muerte por el resto de mis
días. Yo pensé: ya no veré más al Señor en esta tierra, no
volveré a mirar a nadie de los que viven en el mundo.
Deshacen mi habitación me la quitan como tienda de pastores.
Mi vida era cual la tela de un tejedor que es cortada del telar.
De día y de noche me haces sufrir.
Grito de dolor toda la noche como si un león estuviera
quebrándome los huesos. Mis ojos se cansan de mirar al
cielo. Señor, estoy oprimido, responde tú por mi. El sueño se
me ha ido por la amargura de mi alma. Pero aquellos a
quienes el Señor protege vivirán y con todos ellos viviré yo. Tú
me has dado la salud, me has devuelto la vida. Mira en vez de
amargura ahora tengo paz. Tú has preservado mi vida de la
fosa destructoria porque has perdonado todos mis pecados. El
Señor está aquí para salvarme.
Cuando estamos enfermos y pedimos a Dios que nos
ayude y nuestra enfermedad no es curada rápidamente eso
nos desanima, y nos rendimos. El apóstol Pablo oraba al
Señor para que le quitara el aguijón del que habla en 2ª
Corintios 12, 8 más el Señor le responde: “Mi amor es todo lo
que necesitas, pues mi poder se muestra mejor en la
debilidad”. Pablo, abriéndose a la fe, en los versos siguientes
dirá: “Me alegro de ser débil para que en mí se muestre el
poder de Cristo. Y me alegro también de las debilidades, los
insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades
que sufro por Cristo porque cuando más débil me siento, es
cuando más fuerte soy”. Esto querido hermano, hermana que
lees, ¡es creer en Dios!.
Hoy, necesitas comenzar por querer poner tu amor
propio herido, tu soberbia, tus heridas, a los pies de Aquél al
que traspasaron, -nos dirá el profeta Isaías en el capítulo 53, y
que no abrió la boca mientras lo injuriaban, siendo un hombre
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lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento, que fue
maltratado, pero que se sometió humildemente, yendo como
cordero llevado al matadero, sin que nadie se preocupara de
su destino, aunque nunca cometió ningún crimen ni nunca
hubo engaño en su boca, Él, por quien todas nuestras heridas,
han sido sanadas.
Y la Palabra del Señor no miente, cuando dice que
todas nuestras dolencias, todos nuestros traumas, miedos,
inseguridades, todo aquello que llamamos frustración y que en
realidad tal frustración o frustraciones sólo existen en nuestra
mente como tales porque lo queremos creer así, pues si
luchamos sostenidos con la gracia de Dios, siempre habrá una
salida, pues todo, pero todo, ha sido tomado por el corazón de
ese Dios que es Padre y que nos ha regalado a su hijo Jesús,
quien murió por mi, por ti en la cruz, y que hoy está vivo en
nuestro corazón, llamándonos a la sabiduría, a la libertad
interior, a la vida nueva, pues la Palabra del Señor nos dice en
2ª Corintios 5, 17: “El que está unido a Cristo, es una nueva
persona. Las cosas viejas pasaron; lo que ahora hay, es
nuevo”.
El capítulo 17 del libro de 2ª de Samuel, nos dice que
David quien era un pastor de ovejas, siendo casi un chiquillo,
quedó al servicio de Saúl el primer rey de Israel. Y nos dice el
autor del libro que el pueblo de Israel, tenía enemigos y uno
de esos enemigos muy potentes fue el pueblo de los filisteos.
Al estar ya en guerra, de entre las filas del ejército de los
filisteos salió Goliat el más fuerte y grande de los guerreros,
pidiendo lo siguiente: “Denme un hombre para que luche
conmigo”.
Al oír esto el rey Saúl y todos los israelitas, perdieron el
ánimo y se llenaron de miedo, mientras tanto, el papá de
David, Isaí, le dijo a David quien en ese momento se
encontraba en su casa: “Lleva trigo tostado y panes junto con
quesos a tus hermanos y al comandante del batallón y mira
cómo están tus hermanos”. Saúl y los hermanos de David y
todos los israelitas estaban en el valle de Ela luchando contra
los filisteos. Al día siguiente, David madrugó y dejando las
ovejas llevando consigo las provisiones que le entregó su
padre Isaí, llegó al campamento en donde el ejército se
disponía a salir a la batalla lanzando gritos de guerra.
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Los israelitas y los filisteos se alinearon frente a frente.
David dejó lo que llevaba al cuidado del encargado de armas y
provisiones y corriendo a las filas, se metió en ellas para
preguntar a sus hermanos cómo estaban. Mientras hablaba
con ellos, aquél filisteo llamado Goliat salió de entre las filas
de los filisteos y volvió a desafiar a los israelitas. David lo oyó
y vio también como los israelitas sintieron mucho miedo y
huyeron de su presencia diciendo: ¿ya vieron al hombre que
ha salido? ha venido a desafiar a Israel. David preguntó a los
que estaban a su lado: ¿qué darán al hombre que mate a este
filisteo y borre esta ofensa al pueblo de Israel? ¿Quién es este
pagano para desafiar así al ejército del Dios viviente? y
respondieron: “Dará muchas riquezas”. David dijo a Saúl:
“Nadie debe desanimarse por causa de este filisteo. Yo, un
servidor de su majestad, iré a pelear contra él”. Saúl le dijo:
“No puedes ir tú solo a luchar contra ese filisteo porque eres
muy joven, en cambio, el ha sido un hombre de guerra desde
su juventud”.
David contestó: “Cuando cuidaba las ovejas de mi
padre, si un león o un oso venía y se llevaba una oveja del
rebaño, iba tras de él y se la quitaba del hocico y si se volvía
par atacarme, lo agarraba por la quijada y lo mataba. Así fuera
una león o un oso, lo mataba, y a este filisteo pagano, le va a
pasar lo mismo porque ha desafiado al ejército del Dios
viviente, pues el Señor que me ha librado de las garras del
león y del oso, también me librará de las manos de ese
filisteo”.
El rey Saúl le dijo: “Anda pues y que el Señor te
acompañe”. Luego hizo que le pusieran un casco de bronce
en la cabeza y lo cubrieran con una coraza. Finalmente David
se colgó la espada al cinto sobre su ropa, y trató de andar así,
porque no estaba acostumbrado a todo aquello, así que le dijo
en seguida a Saúl: “No puedo andar con esto encima, porque
no estoy acostumbrado a ello”. Se quitó todo, tomó su bastón
de pastor, escogió cinco piedras lisas del arroyo, las metió en
la bolsa que traía consigo y con su honda en la mano, se
enfrentó con el filisteo.
Goliat, llamado el gigante por su alta estatura, estuvo
frente a frente y cuando miró a David viendo que era joven, de
piel sonrosada y bien parecido no lo tomó en serio diciendo:
“¿Acaso soy un perro para que vengas a atacarme con
palos?” y maldijo a David, además de decirle: ven aquí que
voy a dar tu carne a las aves del cielo y a las fieras. Pero
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David le dijo: “Tú vienes contra mí, con espada, lanza y
jabalina, pero yo voy contra ti, en el nombre del Señor
todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel a quien has
desafiado”
“Ahora el Señor te entregará en mis manos y hoy
mismo todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Sabrán
que el Señor no salva con espada ni con lanza. Esta batalla,
¡es del Señor”. El filisteo Goliat, avanzó para atacar a David
pero David rápidamente metió su mano en la bolsa, sacó una
piedra y arrojándola con la honda contra Goliat éste cayó al
suelo.
De este pasaje podemos sacar una gran enseñanza y
preguntarnos en nuestro interior: ¿Quién es para ti, o para mi,
ese ejército o ese gigante Goliat que nos está haciendo la
guerra y que quiere matarnos cuanto antes para entregarnos a
la desesperación, al desaliento, a la ira, a la violencia, al sin
sentido, a las ganas de huir, a las ganas de morir?.
Quizá sean esas palabras hirientes que te dijeron,
quizá sean esas heridas que llevas en tu subconsciente
agazapadas, heridas que se hicieron tal vez desde el vientre
materno y por eso reaccionas huidizo, o controlador o
reacciones de una manera masoquista y por eso comes
compulsivamente como queriendo darte en una comida todo el
amor que no supieron darte.
¿Sabes?, cuando David vio al gigante, no huyó, ni se
acobardó porque David –por lo que se lee en la Biblia, no
acostumbró a su mente a pensar de forma negativa, por lo
tanto su manera de ver la vida y sus acciones eran positivas
así que podemos decir que seguramente empezó a traer a su
mente, los éxitos del pasado contra los osos y leones, de tal
manera que cuando estuvo frente a frente con el gigante
Goliat pensó: ah, a este me lo bajo también, así que no se me
ponga bravo porque lo voy a agarrar como agarré al león, y al
oso.
Así hoy tu, aquí y ahora, levántate en fe y di: “Este es
el día que hizo el Señor, día de Victoria, y me gozaré y me
alegraré en Él porque grande es su misericordia todos los
días”. “Oh Señor, tierno y maravilloso, al despertar sáciame
cada mañana con tu gracia, y en ese despertar, sáciame de tu
Presencia, y en mi boca estará tu alabanza por las noches”, y
comenzarás a sentirte fuerte, firme, sin miedo, pero
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necesitarás querer saciar de bien tu boca para que
rejuvenezcas como el águila de la que habla alegóricamente
en otro pasaje el profeta Isaías.
Lo que tú construyes en tu mente, lo edificas en tu vida
es decir, que si tú permites fantasmas mentales como:
“Me va a ir mal en este asunto, yo de esta depresión no
salgo, la vida es pesada, fastidiosa, tediosa, horrible, mi
marido o mi esposa es una loza para mi, mis hijos están
terribles, el jefe está insoportable, el mundo está a punto de
explotar. ¡Dios!, ¿Por qué te llevaste a este ser tan querido?,
no voy a poder vivir sin él, sin ella, de esta enfermedad no me
levanto, este dolor es insoportable, etcétera, etcétera, si tu
permites una programación negativa, estrecha, angosta,
cerrada, estarás yendo derechito a un camino sin salida, a un
cuarto oscuro sin puerta ni ventanas, te estarás echando una
soga mental al cuello y querrás no existir, no vivir, te estarás
suicidando psicológicamente y perderás la brújula del sentido
de vida.
En cambio, cuando declaras con tu boca, que lo único
que tienes por vivir es este instante, es decir, el presente, y
crees la Palabra del Señor en Efesios 4, 17 que dice: “Ya no
vivan más como los que no creen en Dios, quienes viven de
acuerdo con sus inútiles pensamientos, y tienen oscurecido el
entendimiento. Ellos no gozan de la vida que viene de Dios,
porque son ignorantes a causa de lo insensible de su
corazón”.
Si tú que escuchas, pones buena cara al tiempo de
crisis, al tiempo de purificación y crecimiento, si al mal tiempo
le das buena Palabra, Palabra Santa, Palabra de Poder
Divino, entonces estarás yendo siempre para adelante sin
mirar nunca lo que dejas atrás, porque la Palabra del Señor
dice que “El que echa la mano en el arado y mira para atrás,
no podrá entrar ni disfrutar del reino de Dios” que
precisamente ya está en tu interior, en tu corazón y que es
paz, gozo, alegría, humildad, bondad, dominio de sí, pero te
repetimos: necesitarás querer creer.
Cuando veas al pasado, mira con verdad y medita en
las victorias que has tenido porque el Señor estuvo ahí,
ayudándote, consolándote, levantándote. No te quedes
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mirando lo que tú y solamente tú has llamado “fracasos”.
¡¡Qué sabemos del otro lado de las cosas!!. y deja de llamar
“mala suerte” a lo que no sale como tú piensas, porque en
realidad, nunca podrás afirmar que hubiera sido mejor que
pasara esto, o esto otro, o que no pasara aquello y eso y eso
otro, que hubiera sido mejor estudiar esto que esto otro, o que
hubiera sido mejor no haber salido de casa el día de hoy.
Te aseguramos en el nombre del Señor que si miras
siempre para adelante, si caminas confiado cogido de la mano
de Jesús, si fijas tu mirada en Él, si te aferras a su amor y
crees su palabra en Romanos 8, 28 en donde Pablo nos dice:
“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de
quienes le aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su
propósito”, y ¿sabes?, Mayor es el que está en ti, Mayor es
Dios que todas las tempestades, que todas las bocas
chismosas, que todas las pasiones desordenadas, que todos
los apegos enfermizos, que todas las enfermedades, que
todas las depresiones, que todo lo que te ata y no te deja ser
libre, mayor que una quiebra económica, mayor que una
inundación, mayor que la muerte. Sí, Mayor es el que está en
ti, y si Dios está a tu favor, nadie te podrá hacer la guerra,
nadie te podrá derrotar.
Dice la Palabra del Señor en el Salmo 23 en el verso 6:
“Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días” y
el Salmo 42, 8 dirá: “De día el Señor me envía su amor y de
noche no cesa mi canto ni mi oración al Dios de mi vida”. El
salmo 90, 14 dice: “Sácianos de tu amor al comenzar el día y
alegres cantaremos toda nuestra vida” y el salmo 100, 5 dice:
“Porque tu Señor eres bueno y tu amor es eterno, tu fidelidad
no tiene fin.
Jeremías 31, 16 dice: “Ya no derrames tus lágrimas,
pues tus penas tendrán su recompensa, yo el Señor lo afirmo:
hay una esperanza para tu futuro”. “no llores más”. Si
hubiéramos podido mirar ese momento en el que el Señor le
dijo al profeta “no llores más”, seguro que hubiéramos oído
decirle: ya, sécate las lágrimas, mira toma este pañuelo, que
tengo una palabra de poder para ti.
¿Sabes?, la piel se arruga sí y el pelo se volverá
blanco, los días se convierten en años, pero lo importante no
cambia sino que se vuelve oro: tu fuerza, tu convicción, tu
experiencia, porque éstas no tienen edad sino valor eterno. Tu
espíritu transformado por la Palabra del Señor, será ese
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poderoso “limpiador” que tornará las telarañas en libertad.
Saber que siempre habrá partidas y que después de cada
logro te encontrarás con otro desafío pero desistir o rendirte,
¡Nunca!. Sigue aunque tu amor propio herido o los demás
esperen que abandones. No tengas lástima ni de ti ni de
nadie, al contrario, se misericordioso, y siente profundo
respeto por ti y por los demás, por la creación entera, y
cuando no puedas correr, trota y si no puedes trotar camina y
si no puedes caminar, usa con humildad un bastón pero nunca
te rindas porque sabes por experiencia, que tu fuerza es Él:
Dios.
La siguiente anécdota es un poco dura, pero creo que
nos servirá para enseñarnos sobre la importancia de dejar que
la luz del señor guíe nuestra vida, nuestros pensamientos,
nuestra mirada, nuestros pasos, nuestras acciones.
En un laboratorio hicieron un experimento con dos
ratoncitos y metieron al primero en un frasco oscuro, con el
75% lleno de agua y sin ningún orificio en la tapadera. ¿Sabes
cuánto tiempo duró haciendo la lucha por salir de ahí?: sólo 3
horas. Metieron al segundo en el mismo frasco oscuro y con la
misma cantidad de agua pero en la tapadera había un hoyo
pequeñísimo por donde se filtraba el aire y la luz. ¿Sabes
cuánto tiempo luchó por salir de ahí?. Tres días. ¿Ves ahora la
importancia de no quedarse como el avestruz, que mete la
cabeza en la tierra rindiéndose?
El señor sabe que con llorar no arreglas nada y si en
su momento llorar te sirvió de catarsis, es decir, de liberación,
hoy necesitas levantarte en fe y decir: “El Señor es mi roca y
mi salvación, ¿a quién temeré?. El Señor es la defensa de mi
vida, ¿Quién me hará temblar?. Si tú y yo quisiéramos oír al
Señor como hay qué oírlo, como hay que escucharlo. El Señor
hoy nos dice a nosotros, su nuevo pueblo, como le dijo a su
pueblo por medio del profeta Jeremías: “No llores, más,
porque salario hay para tu trabajo”. Así que levanta tus manos
al cielo y di:
“Salario hay para mi trabajo dice el Señor Dios, y no
los hombres”, es decir, “Se Señor que ahora mismo hay
bendición para mi, porque tu amor es infinitamente
misericordioso. Se que ahora mismo me estás dando la
libertad, la alegría, la paz, el entusiasmo, la fuerza para luchar,
la luz para mirar desde ti mi vida y a los demás. Hoy no quiero
recibir salario de maldición proveniente de mi amor propio
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herido o de rencores pasados que me dejan en la calle, en la
miseria. Hoy se que tú eres mayor que todo y que contigo no
hay nada imposible para mi, porque todo lo puedo en ti que
me fortaleces”.
El señor Dios, en toda la Sagrada Escritura, nos
enseña y nos invita a no tener miedo a nada ni a nadie. Así
que en el nombre de Jesucristo te decimos: no le tengas
miedo a nada, no te rindas ante nada, ni ante el desaliento, ni
la desesperación, ni ante el odio, la ira, el resentimiento, la
tristeza o la depresión.
No tengas miedo de nada. Tú eres un ser humano en
el que Dios el Señor, ha derramado todo su Espíritu y al que
ha regalado el don de la fe. Sólo necesitas querer creer en el;
sólo necesitas querer dejarte salvar por Él; sólo necesitas
querer dejarte amar por Él.
Es verdad que cuando uno está en lo más hondo de la
depresión sentimos que no se puede hacer nada, pero a pesar
de sentir lo peor, a pesar de haber llegado hasta el fondo de
las aguas, a pesar de sentirte en el polvo de la muerte, fíate
de Dios y desde ahí dile una y otra vez:
Busco mi refugio en ti señor y es por demás que me
diga mi subconsciente herido: “huye, échate para atrás”,
porque se en manos de Quién está mi vida, porque se que Tú
eres la ayuda de los indefensos y de los huérfanos, porque se
que Tú me animas y me atiendes.
Terapia de fortaleza
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Los hombres y mujeres que más han influido para bien
en la historia de la humanidad, han valorado mucho su interior,
La razón es porque en el corazón del hombre está la fortaleza
–dice la Palabra del Señor en el libro de Proverbios. Jesús el
Señor –por ejemplo- cuando más tenía angustia, oraba más
insistentemente. Y yo, y tú, como Él, desde esa fe preciosa
que ya tienes pero que necesito, necesitas ponerla en acción,
recojámonos unos momentos, permitiendo al Señor que su
Poder, su Espíritu Divino, resplandezca en lo más hondo de
nosotros, en lo más hondo de ti…
Así que allá en tu corazón, en lo más íntimo de tu ser,
(cerrando tus ojos) y respirando suave, profundo y lento, toma
conciencia de que el único instante que tienes para ser feliz,
es hoy, aquí y ahora. Deja que tu corazón continúe en esa
Presencia Divina que habita en tu profundidad y dile:
Señor, he preferido cerrarme sobre mi mismo, sobre mi
misma y no querer ver desde tu claridad. Los pensamientos
negativos que he dejado anidar en mi mente, me han
martirizado, me han perturbado y casi me han hecho desistir
en esto de seguir luchando, de seguir en la vida con ánimo,
con esperanza, pero hoy me haces ver que siempre hay luz
detrás de la sombra y que tu gracia siempre está dispuesta a
iluminarme a hacerme fuerte, que tu gracia siempre me
sostiene, pero que necesito querer mirar con el corazón,
desde la fe.
Hoy te entrego esta lucecita que comienza a brillar en
mi interior, ¡es mi fe puesta a caminar! que quiere volver al
camino verdadero es decir a ti, al Amor que eres Tú.
Con tu poder señor, no quiero dejar que se apague
nunca más mi fe, ese regalo maravilloso que me has dado, no
quiero desistir más, porque hoy se que todo depende de mi
forma de mirar, todo depende de que yo quiera conocerte más
profundamente; hoy se que todo depende de que yo quiera
conocerme, amarme, aceptarme y pueda conocer realmente a
cualquier ser humano, amarle y aceptarle. Entonces estaré
entrando –por tu gracia- en el camino del amor, de la libertad
interior, de la madurez verdadera.
Señor Jesús, hoy me entrego a ti, te reconozco como
el único salvador de mi vida. Te entrego todo lo que soy,
siento y tengo. Ayúdame a conocerte realmente y ayúdame a
15
valorar ese tesoro que has hecho de mi, pero que los golpes
de la vida no me han dejado descubrir.
Aquí estoy ante ti, deseando ser mejor ser humano,
deseando vivir en paz, deseando ver la vida desde tu
sabiduría ¡Oh Dios! sáname, pacifícame, ilumíname, ámame.
Sáname, pacifícame, ilumíname, ámame. Amén.
No te rindas ante el
desaliento
Capítulo 2
16
No te rindas ante el
desaliento
Hoy queremos comenzar nuestra reflexión
cuestionándonos y cuestionándote sobre lo siguiente: ¿Estás
experimentando el desánimo? en caso afirmativo ¿De dónde
crees que proviene tu desánimo y desaliento? ¿Qué puede
estarlo provocando? ¿Admites como humano el desaliento o
eres de aquellos que creen que un ser humano maduro o que
un cristiano por más profundo que sea, nunca se desanima?
¿Qué propones para aprovechar al máximo esta experiencia
dolorosa, que al final de cuentas si miras con fe y esperanza,
con positividad te traerá crecimiento?. ¿Tienes como medio y
como puerto de salvación la oración en el corazón, la
meditación de la Palabra Divina?
Ahora piensa en esto que vas a escuchar: desaliento
significa decaimiento del ánimo, carencia de vigor o de fuerza.
Y decepción, significa impresión desagradable o sensación de
pesar que se experimenta al ocurrir algo de modo distinto a
como se esperaba o deseaba. Esto nos dice que cuando
experimentamos el desaliento es porque nos sentimos
decepcionados y si permitimos que se nos caiga hasta el
suelo el alma, es porque la habíamos puesto en lo que es
variable, voluble, caduco, infiel.
Para no caer en las garras del desaliento, será preciso
que en tu vida, tengas como norma de vida lo siguiente: “No
esperes nada de nadie, es decir, espera todo de Dios y de ti” y
“Pon tus ojos fijos sólo en Jesús, caudillo y consumador de tu
fe”.
Por otra parte, la lógica nos dice: “Lo que se sabe, se
espera”, y si tu miras que está nublado y que el cielo está con
un determinado color, y sientes un ambiente atmosférico
específico, sabrás que lloverá, y no te tirarás a morir por esto.
Si sabes que la ley de la naturaleza es nacer, crecer,
reproducirse y morir, no te asustarás porque tus hijos que eran
bebés hace unos años, hoy son personas adultas, ni te
deprimirás hasta no querer vivir porque alguien o tu mismo
enfermaste, ni te aterrarás porque un bebé muy enfermo y que
aún está en el vientre de su madre tenga que morir.
17
Esto es normal –repetimos- dentro de las leyes de la
naturaleza. Tampoco sufrirás hasta llegar a la depresión,
porque hay gente neurótica, que grita todo el tiempo, que no
ha sabido manejar la ira o en general sus emociones ni sus
sentimientos y que es pulsional o impulsiva, antes que racional
o reflexiva, porque si se es así, es porque se está
reaccionando al dolor de heridas no sanadas no solucionadas
en el subconsciente y porque no se ha tenido la oportunidad
de estar en una escuela en donde te eduquen para la vida o
porque no se ha querido cambiar.
Quizá hoy te preguntes: ¿Y por qué me están diciendo
todo esto?. Simplemente porque pretendemos que seas más
feliz, que sufras menos, que no te asustes de nada, que mires
con Sabiduría Divina la vida, que despiertes, que uses tu
inteligencia, tus pensamientos y tu voluntad para el bien, para
la construcción de una vida plena, pero como diremos en
todos los temas:
Necesitarás querer cambiar tu manera de pensar, tus
actitudes, por la manera de pensar y las actitudes que tuvo
Cristo, y Él siempre fue positivo y libre interiormente; además
necesitarás querer creer, querer que tu fe sea robusta, fuerte,
invencible, adulta.
Para nosotros una de las pruebas definitivas de que la
Biblia, las Sagradas Escrituras son Revelación Divina, es
precisamente, el hecho de que en ellas te encuentras con
seres humanos frágiles, vulnerables que han sentido el
desaliento y la decepción. Fíjate que no se trata de individuos
perfectos, infatigables, incansables, indubitables es decir, que
nunca dudaron; antes bien, nos da una colección de individuos
de lo más humano, no de plástico sino de auténtica carne y
hueso.
Los capítulos 18 y 19 del primer libro de los Reyes nos
muestran algunos aspectos de la vida de Elías. Elías es, sin
duda, el mayor y más grande profeta de Israel; estos capítulos
nos muestran a un profeta tan desanimado y desalentado
porque lo persiguen, que desea incluso morirse. Y todo ello,
después de haber tenido el gran triunfo ante los sacerdotes de
baal uno de los dioses paganos.
18
Los seres humanos, de todos los tiempos, cuando no
sabemos para qué estamos en este planeta, cuando tenemos
los ojos puestos únicamente en el hombre y nos olvidamos de
mirar a Dios. Perdemos la esperanza porque no conocemos el
amor verdadero y nos queremos morir. Sin embargo, el Señor
Dios no se indigna con el profeta, sino que comprende su
debilidad como ser humano, le da una terapia de comer,
dormir y descansar y, posteriormente, le ayuda a recobrar la
mirada correcta es decir, la mirada del Amor de Dios, el
alimentarse, con la palabra, el dormir en Sus manos y en
descansar en fe y esperanza.
Al desánimo, y al desaliento lo podemos comparar con
un pozo, y mientras más hondo es el pozo, mayor es la
oscuridad y tampoco nadie se salva del precipicio mirando
para abajo, ni de la oscuridad tapándose los ojos. Para salir
del pozo hay que mirar para arriba y para salir de la oscuridad,
hay que querer mirar a la luz.
Pero hablemos como dirán algunos “en plata”, pues a
veces tenemos razones para estar "boquiabajo", ya que este
camino que a veces se nos hace eterno o como que el tiempo
se ha detenido, es difícil, tanto que nos parece imposible
continuar y nos parece así porque nos dejamos controlar por
el desánimo, y la desilusión. Creemos que tenemos dominio
sobre nuestra mente, sobre nuestros pensamientos y sobre
nuestras acciones, sobre las cosas y las circunstancias, pero
en realidad, diariamente y a cada momento caemos en la
trampa de los apegos, en las garras de pensamientos
destructivos y decimos y hacemos lo que no queremos o nos
dicen y nos hacen lo que no quieren y nos sentimos golpeados
por la impotencia de no poder superar los obstáculos,
entonces el pozo del desánimo y del desaliento nos envuelve
llevándonos una vez más, a un abismo semejante a la misma
muerte.
Pero veamos positivamente todo lo que acabamos de
decir, pues a veces hay que tocar fondo para poder subir, y
aquello que nos hunde puede convertirse en cimiento que nos
eleva si cambiamos el modo de mirar las cosas, si nuestra
actitud es positiva, si nos volvemos a la fe, si decidimos salir,
si en lugar de hundirnos con lo negativo, sacamos lo bueno lo
positivo, si elegimos comenzar a cambiar nuestra manera de
pensar, pues el secreto está en cómo manejamos nuestra
mente y qué actitud tenemos.
19
El apóstol Pablo es especialista en esta enseñanza.
En su carta a los Romanos capítulo 8, dice: “Considero
que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los
comparamos con la gloria que habremos de ver después” y
esta gloria el Señor la prometió a sus amigos mientras confíen
en Él. Esta gloria viene después de que has asumido, de que
has aceptado en la fe aquello que te es imposible superar por
ti solo, sola, porque cuando se da paso a la fe, y permites que
la gracia del Señor te levante y su Espíritu de Amor te ilumine,
se crece en la esperanza, en la alegría, en la positividad, en la
humildad, en la obediencia a la Palabra del Señor, en la
convivencia humana, en la solidaridad, en la generosidad, en
el dominio propio, en la alegría, en la confianza, en el
verdadero amor.
Será importante también que sepas, que los seres
humanos así como estamos dotados de un cuerpo físico con
todas sus partes y funciones, tenemos alma y el alma se
compone de la mente o intelecto, las emociones y la voluntad,
pero debido a que la saturamos de egoísmo, puede y debe ser
purificada y sometida al fuego de la Palabra de Dios para
convertirla como dice el apóstol Pablo en la 2ª carta a Timoteo
2, 21: “Para ser de uso especial, consagrado y útil al Señor,
uno tiene que mantenerse limpio de todo lo negativo; entonces
seremos útiles para cualquier cosa buena”.
La Palabra del Señor lo que pretende es comunicarte
sabiduría e instrucción, ayudarte a comprender palabras llenas
de sentido, adquirir prudencia, justicia, rectitud y equilibrio,
darte conocimiento y reflexión y sabemos que eres inteligente,
capaz de escuchar para adquirir más sabiduría y experiencia y
la sabiduría comienza por honrar al Señor.
El libro de Proverbios en sus nueve 9 primeros
capítulos nos enseña todo esto y nos dice en el capítulo 1
verso 23: “Presten atención a mis correcciones y yo los
colmaré de mi Espíritu, les daré a conocer mis pensamientos.
Yo los he llamado, los he invitado a venir. El que me preste
atención vivirá en paz y sin temor de ningún peligro. Haz tuyas
mis palabras hijo mío, guarda en tu mente mis mandamientos,
presta oído a la sabiduría, entrega tu mente a la inteligencia.
Pide con todas tus fuerzas inteligencia y buen juicio; entrégate
por completo a buscarlos como si buscaras plata o un tesoro
escondido. Entonces sabrás lo que es honrar al Señor,
descubrirás lo que es conocer a Dios.
20
Y en el capítulo 3 versos del 5 al 8 dice: Confía de todo
corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten
presente al Señor en todo lo que hagas y Él te llevará por el
camino recto. No te creas sabio. Honra al Señor y apártate del
mal: Esa es la mejor medicina para fortalecer tu cuerpo. En el
capítulo 4 verso del 18 al 27 nos dice:
“El camino de los justos, de los que me buscan
sinceramente, es como la luz de un nuevo día, va en aumento
hasta brillar en todo su esplendor. Pero el camino de los que
se obstinan en sus propios pensamientos es oscuro. ¡Ni
siquiera saben contra qué tropiezan!. Atiende a mis palabras
hijo mío, préstales atención, jamás las pierdas de vista.
¡Grábatelas en la mente!. Ellas dan vida y salud a todo el que
las halla. Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque
ella es fuente de vida. Evita el decir cosas falsas; apártate de
la mentira. Mira siempre adelante, mira siempre de frente.
Fíjate en dónde pones los pies, y siempre pisarás terreno
firme. No te desvíes de tu camino, evita el andar en malos
pasos.
Sabes, cuando permitimos el desaliento y la decepción
en nuestra vida es porque nos hemos olvidado de mirar desde
la fe, por preferir mirar desde la mundaneidad y
superficialidad. El desánimo, el desaliento, es una de las
armas favoritas del egoísmo y de un subconsciente herido,
pues una cosa es sentirnos impresionados y adoloridos
emocionalmente e incluso hasta físicamente, cuando nos
sucede algo muy fuerte como una muerte inesperada de
alguien muy querido para nosotros, o saber que nos den el
diagnóstico de cáncer o que hemos perdido nuestra casa o
que tuvimos un accidente o que una amistad se rompió por
una tontería o que viste al esposo con otra o que nadie te
comprende, etcétera, pero otra cosa muy distinta es bajar los
brazos, encerrarse y deprimirse.
Otro ejemplo, es cuando hemos visto a muchas
personas empezar un ministerio específico para el Señor
como por ejemplo: evangelización, cuidado de enfermos, etc,
con mucho entusiasmo y dedicación, o personas que conocen
al Señor y deciden vivir una vida más plena en sus hogares,
en su trabajo y en todo lugar donde van, pero frente a las
primeras adversidades, dejan todo de lado y abandonan a la
21
mitad del camino el proyecto que el Señor Dios tenía para
ellos.
Deseamos que tú no seas uno de estos casos, por eso
oramos para que este sencillo tema cargado del Poder de la
Palabra del Señor, mueva la tierra de tu corazón y permitas
que la semilla que Jesús ya ha plantado, produzca fruto y fruto
en abundancia.
En seguida, vamos a darte algunos consejos para
enfrentar el desánimo, el desaliento, la decepción, escucha y
pon atención: No lleves solo, sola la carga: busca la compañía
de amigos que tengan a Jesús como Luz y Guía de su vida y
que esto lo veas manifestado en sus palabras, y en sus
acciones. El libro del Eclesiastés 4,9 nos dice que “Es mejor
ser dos que uno”. Así que si esta persona es prudente y
sincera, no escondas tus sentimientos y dolores, habla con
alguien y comiencen a orar juntos por tu necesidad. No te
compares con nadie pues tú eres único, única: En 1a de
Reyes 19,4 el profeta Elías en un momento de desaliento, se
compara diciendo: "No soy mejor que mis padres". ¿Sabes?
Nunca te compares con otros, pues cada uno tiene su propia
identidad.
Somos únicos y la meta en la vida no es competir con
otros, sino vivir en plenitud todo lo que podamos ser de
grandes en el Amor para el Señor Dios, para nosotros mismos
y para los demás.
No te dejes manejar por tus emociones que hoy están
y mañana ya no. No quiere decir que estemos en contra de las
emociones sino que necesitarás educarlas con mucha
paciencia, por eso te invitamos a perseverar en el
conocimiento de Dios, en su Palabra, pues no podemos dejar
que nuestra vida cristiana sea dirigida por nuestras emociones
que vienen de pensamientos negativos que hemos
engendrado por años, muchos años. La Palabra de Dios nos
pone en alerta ante las emociones diciéndonos que el corazón
del hombre es difícil de entender y que sólo Dios lo conoce
bien y nos dice esto, porque sabe que el ser humano es muy
cambiante cuando no ha cimentado su vida en la Roca Firme
que es Él.
Por ejemplo, hay días en los cuales no tenemos ganas
de leer la Biblia, pero igual debemos hacerlo porque la
inteligencia, la razón nos dice que es nuestro verdadero
22
alimento, que es lo único que nos va a ayudar a superar la
muerte de ese ser querido, que es lo único que nos va a
animar en la enfermedad que padecemos, que es lo único que
nos dará paz ante la ofensa de otros que salió de un
subconsciente herido y falto de sabiduría.
Hay momentos en que "no sentimos" deseos de seguir
adelante con nuestros sueños porque creemos que nadie en
el mundo más que nosotros nos sentimos solos, que no vale la
pena, pero igual debemos seguir avanzando, por eso te
decimos que no exageres las cosas: El profeta Elías le dice al
Señor Dios: "He quedado solo y me buscan para matarme" (1°
reyes 19,10). Sí, se sentía solo, pero dice el versículo 18 que
había otros siete mil que tampoco se habían inclinado ante el
Dios falso baal. Elías estaba haciendo el papel de víctima,
como tú y yo que a veces exageramos nuestra preocupación
por los problemas.
Jesús el Señor en el Evangelio 6 verso 25,
hablándonos del cuidado que el Padre Celestial tiene por sus
hijos nos dice: “No se preocupen por lo que han de comer o
beber para vivir, ni por la ropa que han de ponerse” y en el
verso 27 dice: “En todo caso, por mucho que uno se preocupe,
¿Cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?, y en los
versículos del 30 al 34 dice: Pues si Dios viste así la hierba,
que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno,
¡Con mayor razón los vestirá a ustedes, gente falta de fe!, Así
que no se preocupen preguntándose: ¿Qué vamos a comer?
O ¿Qué vamos a beber? O ¿Con qué vamos a vestirnos?”.
“Todas estas cosas son las que preocupan a quien no
cree en Dios, pero ustedes tienen un Padre Celestial que ya
sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención
en el reino de Dios y en hacer lo que Dios exige y recibirán
también estas cosas. No se preocupen por el día de mañana,
porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día
tiene bastante con sus propios problemas”.
Y en el libro de Isaías 44, 18 dice el Padre Dios: Ya no
recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo
voy a hacer algo nuevo y verás que ahora mismo va a
aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la
tierra estéril, pues yo por ser tu Dios, borro tus crímenes y no
me acordaré más de tus pecados. En el capítulo 44, 1-8 nos
dice hoy a ti y a mi: Escúchame ahora Israel, Yo soy el Señor
tu creador, que te formó desde antes de nacer y que te ayuda.
23
No temas, pues eres mi elegido. Yo te daré nueva vida y a tus
descendientes les enviaré mi bendición. ¡Ánimo, no tengan
miedo!.
Proceso
del duelo
Proceso del duelo
En momentos de desaliento, de decepción, ante alguna
pérdida sea la que sea, ¿No es verdad que prefiero, prefieres
morirte de miedo? antes que tomar por ejemplo, el salmo 23
(22) en el que el salmista nos vuelve a la realidad diciendo que
el Señor es nuestro Pastor y nada nos falta porque lo tenemos
a Él.
Sabiendo esto, de ahora en adelante, no prefieras caer
en la trampa de tu amor propio herido o de tu subconsciente
enfermo: meter la cabeza debajo de la tierra no soluciona las
cosas. Los problemas, las situaciones difíciles hay que
enfrentarles y tratar de resolverlas. Es verdad que ante
cualquiera de las heridas como el rechazo, el abandono, la
humillación, la traición y la injusticia, o ante un incendio que
acabó con tu casa y tus cosas, o ante un huracán o lluvias
fuertes que lo inundaron todo o ante una muerte imprevista o
una enfermedad incurable, tenemos que pasar por el proceso
del “duelo”.
24
Para procesar mejor el dolor, será bueno que
conozcas las etapas por las que pasamos cuando nos
enfrentamos ante una pérdida.
1.- La primera etapa es la negación o choque, ese
no admitir de momento lo que ha pasado como sistema de
defensa para reducir la ansiedad que nos produce el sentirnos
amenazados es decir: De pronto decimos: ¡No es posible! ¡No
puede ser! o también decimos: “Aquí no pasa nada”, “Todo
está bien” en lugar de abrirte a la fe y decirle a tu alma: “El
Señor está contigo, no temas, esto es una realidad, un hecho
consumado, pero con la ayuda del Señor todo será mejor,
estoy en tus Manos Dios mío”.
2.- La segunda etapa es pasar por el momento de
ira u odio en donde te reprochas o reprochas la pérdida que
acabas de sufrir, sea salud, sea una muerte, sea una palabra
hiriente, sea una agresión física etc, en lugar de abrirte al
amor y decir: “Yo no se nada Padre mío, solamente se que me
amas, entonces quedo en silencio en mi mente y no me
martirizo, porque se que tú me amas, porque se que eres mi
Padre y si esto ha sucedido, por duro que sea, tú sacarás
bien, y no quiero maldecir a nadie sino bendecir, porque se
que en el bendecir está el reino de paz, de luz, de verdad, de
libertad, de verdadero amor”.
3.- La tercera es el regateo que se da una vez que
te calmas aparentemente e intentas recuperar la pérdida
poniendo reglas es decir: “Si haces esto”… sea al Señor Dios
o a la persona que te hirió o te abandonó o a quienes
quedaron viviendo contigo, o a la mismos medicamentos….en
lugar de dejar todas tu preocupaciones en las manos de Dios,
y ocuparte en dar solución a esa situación pero con humildad
y paz, porque sabes que Él sabe lo que es mejor para ti.
Y porque sabes que aunque el Padre Dios no quiere el
sufrimiento de sus hijos, ha dejado actuar a la ley de la libertad
humana, a la ley de la naturaleza y saber que esto es así y
Jesús en la cruz lo sabía, pero en la debilidad siente por un
momento el desaliento más grande que le hace exclamar:
“¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!”. Más
Jesús, en lugar de permanecer en la oscuridad de la
depresión prefirió vivir hasta el último momento de su vida, en
fe, por eso pudo hacer la más grande entrega a su Padre Dios
cuando dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi vida”.
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4.- Cuarto: la depresión, ese vacío sin sentido en el
que has caído por no querer caminar por fe. Luchas por evitar
la realidad hasta caer en una profunda depresión, por mirarte
demasiado a ti, por sentirte la víctima, por tener a las personas
y a las cosas y hasta a ti mismo como centro de vida, por no
saber o no querer saber que esto es así y reconocer como el
apóstol Pablo que la vida tiene sentido aunque se hunda el
mundo, por eso en Filipenses 1, 20 y 21 dice:
“Espero firmemente que Dios no me dejará y que se
verá más y más en mi la grandeza de Cristo tanto si estoy vivo
como si estoy muerto, porque para mi la vida es Cristo y la
muerte una ganancia”. Y en el versículo 27 nos dice el
secreto de esta manera de pensar tan llena de fe y positividad:
“Procuren que su manera de vivir esté de acuerdo con el
evangelio de Cristo”. En el versículo 29 termina diciendo:
“Pues por causa de Cristo, ustedes no sólo tienen el privilegio
de creer en Él sino también de sufrir por Él”.
5.- Por último, la aceptación, es decir que si
supiéramos comprender, no haría falta perdonar. Sí, el secreto
está en aceptar tu forma de ser y la de los demás, aceptar una
muerte, un accidente, una fractura económica, un periodo de
crisis, una enfermedad, una depresión endógena, una pérdida
de empleo, una mala respuesta, una mala cara etc.
Y la aceptación llega tan pronto como lo decides. Llega
cuando te pones en paz con la realidad, cuando respetas las
leyes de la naturaleza humana, las leyes cósmicas, las leyes
de la naturaleza. Llega cuando prefieres el amor al rencor.
Llega cuando miras a través de la mirada de Cristo.
Elías, en medio de su angustia, se encerró en una
cueva. Muchos se encierran en sus piezas, en sus cuartos y
no quieren salir de sus casas. Esa es la peor receta –receta
infantil por cierto- para enfrentar un momento de dificultad.
Ahora mismo te decimos que salgas de tu encierro, busca a
otras personas que te puedan ayudar y por sobre todo, busca
al Señor. Dios le dice al profeta: "¿Qué haces aquí Elías ?"
(1° reyes 19, 9).
Tú que escuchas déjanos decirte que el Señor no te
quiere ver angustiado. Sal de esa cueva, allí no está la
respuesta a tu problema. La respuesta está en tu actitud, y
está en Dios.
26
Por último te decimos que no renuncies nunca a tus
metas y si no has tenido una hasta hoy, queremos que sepas
que la más grande meta, el más grande proyecto que Dios ha
pensado para ti, es que te realices en su Amor y parte de ese
proyecto es el que tú quieras hacerlo crecer cada día, cada
momento en tu vida, en cualquier pensamiento que elabores,
en cualquier palabra que pronuncies, en cualquier hecho de tu
vida, en cualquier decisión que tomes, ya sea estudiar esto, o
trabajar en aquello o si eres un enfermo crónico que está
postrado en cama y no puedes salir, pero sí puedes tener una
actitud positiva, abierta a la luz del Señor siempre sabiendo
por la fe, que “Nunca te abandonará aún cuando ya no tengas
fuerzas”, dice el salmo 71(70).
Moisés fue un hombre que vivió por fe y que en medio
de la adversidad, "Se sostuvo como si viera al Invisible" nos
dirá la carta a los Hebreos 11,27. Así que después de
escuchar todo esto, la peor decisión que podemos tomar es
renunciar, bajar los brazos y abandonar nuestra vida misma.
Ya en otro tema veremos más de cerca el Proyecto de Dios
para tu vida y también cómo aprender a vivir en sabiduría y
cómo manejar nuestras emociones, para ello, será importante
que quieras perseverar y que quieras tener paciencia.
¿Sabes? La victoria no es de los impacientes o
inestables, ni está al principio ni en medio del camino, sólo al
final, o ¿No es verdad que cuando vas a una determinada
ciudad no te quedas en el primer pueblo que ves porque
sabes que no has llegado a tu meta?. O ¿No es verdad que
cuando estudias una carrera de cinco años en la Universidad,
no pides el título profesional al tercero?. ¿No es verdad que no
puedes saborear un pollo a la vinagreta o al carbón en los
primeros 5 minutos de haberlo metido al horno?. ¡No!
Necesitas paciencia y tenerte mucho amor, tanto como el que
Dios te tiene a ti.
Pues es lo mismo en la vida interior, en la vida
espiritual los que avanzan en fe, los que no se rinden, los que
se saben fuertes en Jesús y salen victoriosos, son quienes
que verán la gloria de Dios sobre sus vidas y sus ministerios.
Así que no retrocedas nunca. No te rindas, persevera en el
amor, persevera en la humildad, persevera en esos momentos
fuertes en los que tú ante su Palabra y Dios deciden lo mejor.
El apóstol Pedro en su 1ª carta en el capítulo 4 nos exhorta a
27
llevar una vida realmente cimentada en el amor de Dios
cuando dice en el verso 7: “Dedíquense seriamente a orar”, y
pablo dirá: “Oren siempre, sin cesar”.
Cristo Jesús sacó toda su seguridad, su magnanimidad
es decir toda su grandeza de ánimo, su generosidad, su
positividad, su libertad interior, su humildad, su sencillez, su
sabiduría, su poder, del Padre Dios, del Padre Celestial, y
consta en más de 20 textos en los evangelios, que Jesús se
retiraba al monte entrada ya la noche o muy de madrugada
para estar a solas con quien sabía que no lo defraudaría, con
quien sabía que lo amaba con locura, con quien sabía que era
el Único fiel.
Terapia de consuelo
En unos momentos íntimos con Jesús y con ese Padre
Celestial, uniéndote a ellos por el Amor, escucha en tu
corazón lo siguiente:
Mi Hijo amado, mi hija amada: cuando, las horas de
desaliento invadan tu alma, y las lágrimas corran por tus
mejillas, busca en tu corazón a Aquél que traspasaron, a mi
Hijo Jesús que sabrá consolarte. Cuando desaparezca tu
ánimo para luchar ante las dificultades de la vida, o sientas
que estás pronto a desfallecer, llámalo que Él es la fuerza,
capaz de remover las piedras de tu camino y de
transformarlas en escalones para subir hacia la madurez.
Cuando de pronto no encontraras donde reclinar tu cabeza,
corre junto a Él, pues Él es el verdadero Refugio y Fortaleza,
en cuyo pecho encontrarás guarida para tu cuerpo, y
tranquilidad para tu espíritu.
Cuando te falte la calma, y la paz haya desaparecido,
en momentos de gran aflicción, y te consideres incapaz de
28
conservar la serenidad de espíritu, invócale, que Él es la
paciencia misma y quien te ayudará a vencer las dificultades
más dolorosas y triunfar en las situaciones más difíciles.
Cuando no comprendas el misterio de la vida y tengas el alma
golpeada por el subconsciente herido de los demás o por el
tuyo mismo, grita a Él que es el bálsamo que cicatrizará tus
heridas y aliviara tus padecimientos.
Cuando creas que ya nadie puede inspirarte confianza,
ve a Él que es la Verdad y Sinceridad, que sabe corresponder
a la franqueza de tus actitudes y a la nobleza de tus ideas. Él
te devolverá la confianza. Cuando la tristeza o la melancolía
intenten atraparte, míralo a Él que es la alegría perfecta. El y
yo, tu Padre, te infundiremos un Aliento nuevo que te hará
conocer los encantos de tu mundo interior. Cuando, uno a
uno, se destruyan tus ideales más bellos y te sientas
desesperado, ve a mi Hijo Jesús: Él es la esperanza que
robustece la Fe.
Cuando la indiferencia o la indolencia te revelen las
faltas y la dureza del corazón humano, Jesús es el perdón que
levanta el ánimo y promueve la rehabilitación de tu alma.
Cuando dudes de todo, hasta de tus propias convicciones, y el
escepticismo o incredulidad trate de invadir tu mente, míralo a
Él que es la fe que inunda de luz tu entendimiento y da plena
felicidad.
Cuando nadie te tienda una mano tierna y sincera y te
desilusiones de los sentimientos de tus semejantes,
Aproxímate a Él quien fue abandonado y murió en una cruz
para salvar a todos los seres humanos de sus heridas de
donde brotan las incomprensiones entre unos y otros. Nunca
olvides que yo tu Padre, te amo con Amor Eterno. (Y tú, allá
en tu profundidad, dile con todo tu ser):
Oh Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme
porque confían en ti. Hoy necesito comenzar a creer y confiar
en ti, sienta lo que sienta, porque se que tú eres refugio
eterno. Gracias Oh Padre, por tanto Amor.
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No te rindas ante el
cansancio
Capítulo 3
No te rindas ante el cansancio
Hoy vamos a meditar sobre el “Lugar de descanso”.
Generalmente pensamos que descansar es sentarse sobre el
sillón para leer de principio a fin el periódico, o que es leer
tirado sobre la cama, aquella revista que relata santo y seña
de la vida de tus artistas favoritos; también pensamos que un
buen descanso sería ir de vacaciones a la playa o a la
montaña o ir al cine a ver tal película o ir a tomar café con los
amigos.
En realidad el descanso del que hablamos, no requiere
de un lugar preciso, porque el verdadero descanso está en tu
interior y depende de tu actitud que tomes ante las diferentes
circunstancias o situaciones que se presenten en tu vida.
Hoy vamos a meditar sobre qué o quién es en realidad
nuestro descanso cuando no podemos más, cuando
experimentamos que es lo último que podemos soportar en la
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vida. Y para comenzar, te decimos que el lugar sagrado del
descanso eres tú mismo, sencillamente porque Dios habita en
ti. El descanso no lo encontrarás ni en aquella ciudad, ni en
esa persona, ni en este sitio ni en algún otro. El descanso, el
reposo, la paz, la alegría, la vida verdadera, la encontrarás en
tu interior porque en tu interior, el Señor Dios vive en ti y no
hay nada superior a Él. Nada ni nadie es superior a Dios, al
Padre Celestial, al Señor Jesucristo. Ningún problema,
ninguna situación por imposible que parezca de solucionar es
más grande que Dios.
Dios nos convierte en lugares santos de reposo,
simplemente porque El es quien es Sagrado y nos convierte a
ti y a mí en lugar de oración, en lugar de reposo, en lugar en
donde sucede lo más importante en la vida de un ser humano,
lugar en donde se han de tomar las decisiones más
importantes de nuestra vida, lugar donde se sacan las fuerzas
para seguir luchando con valentía y paz el único instante que
tenemos, el hoy, el aquí y el ahora.
Dios es el Lugar a donde tú tienes que ir a cada
momento. Dios es el Templo que hace de ti su Morada. Y Él
te ha hecho ese templo, en donde tú haces morada con Él.
Pero…¿En realidad, sabemos en qué sentido la Biblia dice
que Dios reposó, que Dios descansó?. Dice el libro del
Génesis, que cuando Dios hizo los cielos y la tierra, después
del séptimo día, como un artista que se hace a un lado, Él
descansó mirando su obra diciendo ¡Pero qué espectacular!,
¡Qué maravilloso!. Dios estaba satisfecho al haber creado
todas las cosas, porque sabría que todo contribuiría para el
descubrimiento de su amor. Por otra parte, Dios no necesita
descanso es decir, no es que al haber hecho la creación
dijera: ¡Estoy bien cansado!, ¡Hay qué tomar vacaciones
porque esto estuvo duro!. No. Dios es Dios, Él no se cansa.
Él es Todopoderoso y todo lo hace por amor y para
que nosotros experimentemos ese amor y seamos realmente
felices aún en medio del cansancio, aún en medio del dolor.
Cuando la Biblia nos habla del reposo de Dios no lo
dice en relación a una inactividad sino más bien nos dice que
el reposo de Dios fue para disfrutar, para satisfacer su corazón
con todo lo que había hecho. Podemos entonces decir que
Dios encuentra el reposo en Él mismo y en Él, el ser humano
encuentra su reposo, de ahí que Agustín de Hipona exclame:
“Nos hiciste para ti y nuestro corazón inquieto no descansará
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hasta que repose en ti” ?. En el libro del Éxodo 33,14 el Señor
Dios hoy te dice: “Yo mismo te acompañaré, mi Presencia irá
contigo y te haré descansar”
En Números 10, 33 leemos que “Cuando el pueblo iba
hacia la tierra prometida, el cofre del pacto del Señor iba
delante de ellos, buscándoles un lugar para descansar”.
En el libro del profeta Jeremías 6,16 leemos: El Señor
dice a su pueblo: Deténganse en los caminos y miren,
pregunten por los senderos antiguos, dónde está el mejor
camino; síganlo y encontrarán descanso”, pero ellos, mi
pueblo dice: No, no queremos seguirlo”.
El Salmo 23 nos enseña a confiar perfectamente en el
Señor y nos invita a decirle: Tú Señor, eres mi Pastor nada me
falta. Me haces descansar en verdes pastor y me guías a
arroyos de tranquilas aguas, me das nuevas fuerzas y me
llevas por caminos rectos haciendo honor a tu nombre.
Aunque pase por el más oscuro de los valles, no
temeré peligro alguno porque tú Señor estás conmigo. Tu
amor y tu gracia me sosiegan y me dan reposo.
Y en otras palabras continúa diciendo: Por ello me
preparas la mesa de tu Palabra, frente a mis enemigos
interiores como la no fe, la avaricia, la soberbia y el egoísmo.
Viertes sobre mi cabeza la unción de tu Santo Espíritu y llenas
mi corazón de tu paz hasta rebosar. Tu bondad y tu amor me
acompañan todos los días de mi vida. En tu casa Señor es
decir, en mi interior contigo quiero vivir siempre”.
Aquellos y aquellas que no pueden dormir es porque
están pensando demasiado en sí mismos, pero cuando
piensan en bendecir a otros, Dios les da descanso, Dios les da
reposo. En eso está el reposo, y en segundo lugar, permítenos
decirte que El reposo es Cristo. Jesús el Señor, en el
evangelio de Mateo 11, 28 nos dice hoy a ti y a mi:
“Vengan a mi todos ustedes que están cansados de
sus trabajos y cargas y yo los haré descansar” y en el capítulo
12 del mismo evangelio habló de sanar a alguien en el día de
reposo es decir que el mejor día consagrado al Señor es aquél
en el que sin medida te amas incondicionalmente y amas
incondicionalmente a cada ser humano, así como es.
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¡Vengan a mi que Yo les haré descansar! Y escucha lo
que sigue diciendo: “Acepten el yugo que les pongo y
aprendan de mi que soy paciente y de corazón humilde; así
encontrarán descanso. Porque mi yugo que les pongo y la
carga que les doy a llevar son ligeros”.
En Marcos 6,31 Jesús nos dice: “Vengan vamos
nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo”.
Jesús en el Evangelio de Juan capítulo 4, le había
dicho a la mujer Samaritana: Dame de beber y Yo te daré a ti
de beber. Le estaba diciendo: Tú me satisfaces mi corazón
siendo una hacedora de mi Palabra, como Yo voy a satisfacer
tu corazón con mi amor.
Cuando tú que escuchas, satisfaces el corazón de
Dios, haciendo su voluntad, viviendo para Él, amándole
infinitamente y amándote y amando a los demás como Él lo
hace, entonces Dios te trae reposo a ti con su paz, con su
alegría, con la renovación de tus fuerzas y simplemente
descansas del desasosiego o división interior que trae la no fe,
la avaricia, y el egoísmo que dejamos anidar cuando
preferimos mirar de cualquier manera nuestra vida.
Así que si tú, que escuchas, quieres descansar, tener
reposo en Dios, aprende primero a darte descanso a ti mismo,
a ti misma, para que puedas dar descanso a otras personas.
Escucha lo que dice el Profeta Isaías 28,12: Aquí está la
calma, aquí está el descanso, que descanse el fatigado. Es
como si dijese: Da reposo al cansado, y termina diciendo:
“Éste es el refrigerio, pero no quisieron oír”.
Si tú estás cansado, cansada, deprimido, deprimida,
que no puedas más, que sientes horrible en tu interior, que
crees que ya no hay salida ¿Sabes qué?. Deja de pensar en ti.
Deja de enfocarte en ti, porque este es el principio de la
depresión y de todo estrés: estar rumiando las terribles
desgracias –así las llamas por no vivir de fe adulta- sin querer
mirar a quienes te rodean y que tal vez estén sufriendo más
que tú.
Hoy, aquí y ahora, con el poder de Dios que hay en tu
interior, decídete a enfocarte no en ti, sino en Jesús que pasó
lo indecible en la tierra con tal de solidarizarse contigo.
Decídete enfocar tu mirada además, en alguien más, porque
al enfocarte en otros que sufren igual o peor que tu, vas a ir
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encontrando reposo, porque la Palabra del Señor te enseña
que “Éste es el reposo: Dar reposo al cansado”. Busca a
alguien más necesitado que tú y dale satisfacción es decir,
bríndale apoyo y consuelo, entonces, tú tendrás reposo.
Mucha gente no es feliz ni entra en el reposo de Dios
porque se abruman mentalmente con pensamientos
negativos, cuando todo lo que necesitarían es querer vivir un
día a la vez. ¡Sí!: UN DIA A LA VEZ.
La verdadera sabiduría de la vida consiste en
aprovechar al máximo el día presente, el día de hoy, dejando
el pasado en la manos de Dios luego de haber sacado toda la
experiencia enriquecedora por muy duro que haya sido, y el
futuro….el futuro, y el gran presente, es Dios. ¿Cabe
preocuparse de algo?. ¡De nada!. La Palabra del Señor nos
enseña que nuestra vida está escondida en Dios. Y
parafraseando podríamos decir que nuestra vida está
custodiada en el corazón de Cristo. ¿Temer a qué?. ¡A nada!.
Pero, hay personas que cargan sobre sus débiles
hombros tres sacos a la vez: un saco pequeño, fácil de llevar:
es el saco de penas, trabajos y alegrías de un solo día, el día
de hoy.
Un segundo saco pesado, abrumador, es el del
pasado: son esas personas que vuelven y vuelven a recordar
las penas pasadas, los fracasos que tuvieron, las heridas que
sufrieron siempre mirando solamente la parte negativa. Les
parece imposible que puedan sacar una enseñanza positiva.
Se empeñan en guardar para sí las heridas en lugar de
entregárselas al Señor y ¡Echar para adelante!, por ello
siempre están sangrando y nunca se curan es decir, por ello
viven amargados, amargadas y nunca maduran.
Y todavía se empeñan en llevar un tercer saco muy
pesado, el del futuro. Son las personas que miran el mañana
con miedo, esperando siempre lo peor y se olvidan por
completo de vivir el único instante de vida que tienen, se
olvidan que hoy puede ser el último instante que tienen para
ser feliz y hacer felices a los que los rodean.
Por ello, hoy te decimos que llevar hoy la carga de
mañana unida a la de ayer, hace vacilar y tambalearse al más
fuerte, pero nadie nos manda vivir así. Nadie nos manda llevar
al mismo tiempo los tres sacos.
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El Señor de la vida hizo las cosas mas sencillas y nos
dijo: "Bástale a cada día su afán". Dios nuestro Señor creó el
día para trabajar, luchar y sudar con paz y esforzarnos y creó
la noche para dormir, descansar reparar las fuerzas y olvidar.
Así en realidad la vida consta de un solo día. Cada
noche podríamos decir que nos morimos por unas horas
cuando dormimos, para resucitar nuevamente al despertar por
la mañana.
¿Porqué no vivir un solo día a la vez reposando las 24
horas del día en el amor del Señor? El pasado ya pasó, no
volverá; déjalo en paz. Si puedes sacar de tu pasado alguna
buena lección, hazlo y deposita todo lo doloroso en el corazón
amoroso de Jesús, para que su gracia vaya convirtiendo todo
en amor, en vida, en madurez.
Nada ganas recordando negativamente tus problemas
y amarguras del ayer. El futuro por otra parte aun no llega, no
sabes si llegará. ¿Para qué te preocupas?.
Lo único que tienes, lo único de lo que eres dueño,
dueña es de este día, de este instante, por lo tanto vive y
disfruta como si fuera el único día que vas a tener.
Tenia razón aquel poeta cuando decía "Mira a este día
porque es la vida, la mismísima vida de la vida. En su breve
curso están todas las verdades y realidades de tu existencia:
la bendición del desarrollo, la gloria de la acción, el esplendor
de las realizaciones. Porque el ayer es solo un sueño y el
mañana solo una visión, Pero el hoy bien vivido hace de todo
ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de
esperanza, mira pues bien a este día, míralo con amor.
Ante una tarea dura o un trabajo difícil, por lo regular
pensamos que durará toda la vida. Nos abrumamos con un
peso que no existe más que en nuestra loca imaginación.
¿Por qué no aceptar el reto de lo cotidiano?. ¿Por qué no
dejar reposar el corazón en Dios y desde Dios hacer con
infinita paciencia lo que el día de hoy me presenta?. Vive un
día a la vez. Sólo un día: Hoy, ahora. No te abrumes
pensando por toda la ropa que lavarás durante tu vida. Piensa
sólo en la de hoy. Igualmente no pienses en todos los ladrillo
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que levantarán el edificio, piensa en los que tienes que poner
hoy.
No pienses cuántas veces vas a perdonar al que es
difícil porque sufre, simplemente, perdónale y compréndele
hoy. Entonces, encontrarás reposo en tu alma.
¿Sabes? todo mundo puede soportar su carga, por pesada
que sea, hasta la noche; todo el mundo puede realizar su
trabajo, por duro que sea, durante un día. Todos pueden vivir,
pacientemente, de modo amable y sano hasta que el sol se
ponga y esto es realmente lo que la vida significa: vivir el día
de hoy con excelencia es decir, con amor.
Tienes un día de vida y nada más. Con él puedes
hacer maravillas o destruirlo. Lo que no puedes es vivir una
semana, un mes, un año a la vez. Se vive HOY. Por ello en
estos cursos siempre te estaremos invitando a no rendirte
nunca ante nada, ni ante lo más difícil pues recuerda que para
Dios, no hay nada, pero nada imposible.
Cuánto más conoces a Jesús, cuánta más intimidad
tienes con Él, más sabes por qué te dice las cosas en su
Palabra. Cuánto más eres como Jesús, más reposo, más paz,
más tranquilidad, más anchura de espíritu y tranquilidad
mental tienes. Es decir, que no hay vida más feliz que saberte
de Cristo.
No hay vida más feliz que saber en las Manos de quién
está tu vida. No hay vida más feliz que volverte cada momento
de tu día al Señor. No hay vida más feliz que confiar en Él. No
hay vida más feliz que aquella en la que no se espera nada de
nadie y que sí lo esperas todo de Dios y de ti mismo, de ti
misma. No hay vida más feliz que conocer al Padre Celestial.
No hay vida más feliz que conocer a Jesucristo. No hay vida
más feliz que vivir en el amor de Dios.
En todo el mundo y aún más, en todo el universo
entero, no habrá nada ni nadie que pueda hacer que tu
corazón esté en reposo como lo puede hacer Dios, el Señor,
porque el que tiene su corazón apegado a Jesús, va a
aprender cómo vivir esta vida con Sabiduría y libertad
verdadera.
Cuando el ser humano no descansa, es porque está
apartado de su Señor. O ¿No es verdad que cuando te sientes
temeroso, temerosa, olvidado, olvidada de todos, desalentado,
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desalentada, metido, metida en el torbellino negro de la
depresión y sumergido, sumergida en lo que te hacen o dicen
los demás, es porque te has olvidado de tomar la Palabra del
Señor?. ¿Verdad que fácilmente te olvidas de orar con el
corazón?. ¿De leer calmadamente un fragmento del
evangelio, o de algún salmo y escucharle con paciencia para
permitir que Él con su gracia y su acción amorosa vaya
regando la tierra seca de tu corazón y calme la tempestad
furiosa de tus pensamientos sin control?.
Cuando el ser humano vuelve a su Señor, está en
descanso y no hay nada en el mundo que lo pueda derrotar. El
hombre, la mujer que vuelven su mirada constantemente a su
Señor, pueden vivir la vida de una manera más fácil.
Entienden por qué el Señor le llama “El yugo fácil”, “La carga
ligera”, porque saben que Él es el descanso, el reposo, el
amor que pacifica y dulcifica todos los momentos por más
duros que parezcan. Sin Cristo, el ser humano nunca tendrá
paz en el corazón. Sin Cristo la gente se vuelve loca de dolor.
Pero con Cristo la gente se vuelve loca de amor. ¡Qué gran
diferencia hace la fe!.
Los seres humanos van a terapias, van a cursos de
superación personal, y corren detrás de éste o de ésta, o
hacen esto y esto otro o se escudan en esto y más allá,
cuando Jesús simplemente nos dice: “Vengan a Mi” porque
cuanto más se relacionen conmigo, descansarán. Y quien
tiene a Cristo, no sólo tiene vida, sino vida abundante, reposo
en Él, porque sólo Cristo puede dar reposo al cansado y sólo
Cristo puede dar una sonrisa al moribundo y perfecta paz al
que no ha sido sanado, porque cuando la fe es grande y es
grande porque se ama mucho, se sabe que Jesús vive y que
nos levantará de la fosa más fatal.
Por otra parte, el reposo tiene un precio. Para el
apóstol Pablo, el poder vivir profundamente a Cristo, tuvo un
precio: perder todo lo que antes tenía, su reputación, su
apellido, su posición. Con esto podríamos decir que el que se
aferra, nunca pasa a cosas mejores.
Hoy cabría preguntarnos si como el pueblo de Israel,
¿Nos aferramos al egoísmo, a las heridas, a lo negativo, a la
no aceptación de lo doloroso en la vida, a la angustia y
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ansiedad, a nuestras limitaciones, a nosotros mismos, o
humildemente y con la fuerza de Dios vamos, voy, vas en
busca de la tierra de la promesa que comenzará a ser una
realidad en nuestro corazón, cuando tu y yo decidamos
querer vivir el amor, la sabiduría, por medio de nuestra
inteligencia iluminada de la Palabra del Señor?......
Dios, nuestro Padre Celestial, no escatimó nada para
que los seres humanos tuviéramos reposo en nuestro interior
y nuestro corazón no estuviera dividido con luchas internas,
por ello nos dio a su Hijo Único y con Cristo, nos lo ha dado
todo.
Mi hermano, hermana que escuchas: Para poder
ganar, se necesitan deseos de querer ganar, y para poder vivir
el reposo en Dios –aunque es una gracia- necesitarás
desearlo profundamente, pero también necesitarás querer
guardar tu tiempo para Dios. Si Dios te lo da todo, ¿Por qué tu
no quieres hacer lo que puede hacerte realmente feliz, es
decir: ¿Orar y amar?.
Mucha gente dice: Ore por mi para que pase el
examen en la escuela. Ore por mi para que mi hijo sea menos
rebelde. Ore por mi para que pueda dejar a mi amante. Ore
por mi para que sea dulce en mi carácter…y que pidan oración
de intercesión está muy bien, pero en realidad cabría
preguntarles: ¿Estás estudiando todos los días las horas
suficientes?, y a la mamá del hijo rebelde podríamos
preguntarle si ha tratado de descubrir ella misma sus heridas
personales y con la gracia de Dios está haciendo todo para
irlas sanando, si se retira a orar diariamente, si durante el día
busca lecturas o casetes de pláticas que le ayuden a crecer
interiormente o prefiere sentarse a mirar sin piedad de sí
misma todas las telenovelas que ofrece el consumismo y calla
con más ruido sus propios ruidos que le hacen tener actitudes
negativas con su hijo rebelde y que por cierto es rebelde
porque ya lleva heridas profundas?.
A aquella persona que sabe que debe dejar a su
amante, cabría preguntarle si en realidad desea vivir una vida
auténtica o quiere continuar engañándose sobre todo a sí
mismo, a si misma…. Y por último a aquella persona que pidió
que orásemos porque su carácter fuera dulce como el de
Jesús le preguntaríamos: ¿Lo deseas realmente? Te retiras a
orar como Jesús para dejarte iluminar por su Palabra y sobre
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todo, pones al amor en práctica durante el día aunque le duela
a tu amor propio herido?.
En realidad vemos -como dijimos-, que el reposo tiene
un precio: el precio de tomar con responsabilidad y fe adulta la
vida. El reposo tiene el precio de creerle a Dios. La Palabra
del Señor en Romanos 10, 9 dice que “Si con tu boca
reconoces a Jesús como Señor y con tu corazón crees que
Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación”. Y creer es poner en
práctica el amor, pues la fe sin obras, está muerta”.
Dios quiere en ti una mente positiva, una mente
despierta, una mente limpia de todo lo que pueda apartar tu
mirada de Jesús. El reposo en Dios, dependerá pues de las
decisiones que tomes en la vida, como también dependerá de
creer que en el Señor eres más que victorioso, victoriosa, y
¿sabes?, aunque andes por valle de sombra y de muerte,
pelea la batalla valientemente sabiendo que Cristo ha vencido
por todo lo que tu pasas ahora mismo y no te rindas ante el
cansancio.
No te desanimes, sube el primer escalón con fe. No
tienes que ver toda la escalera, simplemente sube el primer
escalón y luego el segundo y así cada vez. Uno por vez.
Súbelo con entrega y confianza en ese Padre amorosísimo
que está llevándote en sus manos a la cima del amor. Si te
asalta la duda, si la tristeza golpea a tu puerta, si te hiere la
calumnia, levanta la cabeza con coraje santo y contempla tu
corazón, es decir, ese cielo luminoso y tranquilo donde está
Cristo esperando a que te vuelvas a Él. Y aunque el cielo
estuviera cubierto de nubes, tú sabes que éstas pasarán, y
que tu cielo volverá a estar despejado.
Sigue siempre adelante, conservando tu mirada en
Jesús, porque sabes que su gracia hará que las nubes de la
existencia pasen y brille de nuevo el sol de la alegría en Él.
El minuto que estás viviendo ahora, es el más
importante de tu vida, donde quiera que te encuentres. Presta
atención a lo que estás haciendo hoy, aquí y ahora. El ayer
ya se fue de tus manos. El mañana todavía no ha llegado. No
agobies tu alma con pensamientos inútiles. Vive el momento
presente, porque de la actitud que tengas ante él, dependerá
cómo será tu mañana. Procura aprovechar al máximo el
momento que estás viviendo, sacando toda la utilidad que
puedas para perfeccionarte siempre más sobre todo, en el
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amor. Reconoce y acepta que no todo lo que nos cansa y nos
causa dolor es, forzosamente, un mal.
Ten confianza siempre en el Padre Celestial que sabe
sacar el bien de lo que nos parece mal. ¡No desesperes!
Confía y no te rindas ante el cansancio.
No te dejes abatir por la tristeza. Todos los dolores
terminan. Espera que el Señor con sus manos llenas de
bálsamo, traiga alivio. La acción de su gracia es infalible y nos
guía suavemente por el camino seguro, aliviando nuestros
dolores, así como la brisa suave mitiga el calor del verano.
¿Por qué no comienzas ahora mismo a dejar de ver lo
que te falta y comienzas a poner tu atención y agradeces
infinitamente por todo lo que tienes?
Ser agradecido, agradecida, es abrir el canal para que
la abundancia Divina descienda sobre ti. Abundancia sobre
todo, en el amor. Por último, permítenos contarte el siguiente
relato, de un náufrago que en una tempestad perdió su barco
y todas sus pertenencias, menos la vida, ni la capacidad de
creer y esperar con valentía.
El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa
de una pequeña y deshabitada isla. Sin darse por vencido por
el cansancio de una vida solitaria, con toda su fe, oró al Señor
Dios que fuera rescatado, y cada día miraba y miraba el
horizonte buscando ayuda, ayuda que por cierto, no parecía
llegar.
Cansado, finalmente decidió por construirse una
cabaña de madera para protegerse de la lluvia y el calor y
para poder almacenar sus pocas pertenencias. Entonces un
día, al ir caminando por la isla en busca de alimento, regresó
a su casa para encontrar su cabañita envuelta en llamas, con
el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido, lo
había perdido todo. Quedo anonadado de tristeza y rabia que
le vino de haber quitado su mirada de esperar contra toda
esperanza. Por ello exclamó desde la insensatez al Señor
Dios: "Pero…¿Como pudiste hacerme esto?"
Sin embargo, al día siguiente lo despertó el sonido de
un barco que se acercaba a la isla. ¿Sabes qué?. Habían
venido a rescatarlo. El cansado hombre preguntó a sus
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salvadores: ¿Como supieron que estaba aquí?" a lo que
contestaron ellos: "Vimos su señal de humo".
La enseñanza que podemos sacar es que es fácil
descorazonarse cuando las cosas marchan mal, pero no
debemos desanimarnos nunca porque el Señor Dios trabaja
en nuestras vidas aun en medio del dolor y el cansancio.
Recuerda: la próxima vez que tu cabaña se vuelva humo,
puede ser la señal de que la ayuda y gracia de Dios viene en
camino. No te rindas nunca.
Terapia de descanso
En unos momentos de intimidad con el Señor Dios, allá
en tu corazón, en lo más íntimo de tu ser, (cerrando tus ojos) y
respirando suave, profundo y lento, toma conciencia de que el
único instante que tienes para ser feliz, es hoy, aquí y ahora.
Deja que tu corazón continúe en esa Presencia Divina que
habita en tu profundidad y dile:
Señor, que bueno eres para el que te busca y para el
que te encuentra. Lo maravilloso es que nadie puede buscarte
sin haberte encontrado antes porque tú ya saliste al
encuentro. OH Señor…¿Quién es el que busca la vida y
desea gozar días felices? He aquí que en tu ternura, me
muestras el camino de la vida.
OH Dios Santísimo: La eternidad ahora mismo se
encuentra en mi presente porque ahora mismo estás en mi….
Tú, OH Eternidad insondable, te hallas en la palma de mi
mano, como fuego ardiente en mi corazón que quiebra esas
barreras que me impiden ser como tu, un abismo de amor
misericordioso, un abismo de bondad y compasión.
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Tú, duermes y reposas en mi pecho ahora mismo, y
te haces presente en la vida cuando dejo que tu sabiduría se
derrame por medio del amor. OH Señor….Tú en mí y yo en Ti,
ahora mismo….amándonos. Estoy contigo Jesús…..y tú estás
conmigo…..y los dos….estamos en el Padre…..y los
tres….somos uno en el Espíritu de Amor…..
Señor: tu voz divina se oye en el Paraíso de mi
ser……y mira lo que exclama tras estar experimentando una
auténtica transformación…..
Lo que llamé horrible y doloroso se ha vuelto la más
grande gracia.
«Lo que llamé cruel e injusto ha dejado mi corazón
misericordioso. OH Señor, veo a la Misericordia misma que
eres tu, dentro de mi ser, que por tus llagas has sanado.
Lo que llamé sin salida y limitado, hoy con tu amor se
ha vuelto apertura anchura y libertad. Pues contigo en mi
corazón, siempre encontraré respuesta, plenitud y salida. Lo
que era en mi impotencia y fragilidad se ha vuelto fortaleza y
sabiduría. Gracias Señor por toda esta riqueza….
Ahora se que vivir en espíritu y en verdad, es vivir para
ti Único Dios verdadero y para Jesús, mi amado especial a
quien no puedo ver con los ojos de la carne, pero sí puedo
vivirle con los ojos de la fe, de la esperanza y del amor.
Gracias OH Padre, por hacer con Jesús una morada
en mi en donde tu Dios Trinidad, reposas y yo reposo en un
abrazo sin límites fuera del tiempo y de todo lo creado. Para
Luego vivir mi vida, minuto tras minuto en tu Presencia
amorosa y tratar con el más grande cariño a cada ser humano,
a cada animalito, a cada ser viviente e incluso a las cosas que
me prestas para que me desenvuelva como hijo tuyo, como
hija tuya, mientras peregrino por este mundo,
Señor, han cesado los ruidos del desaliento, del
cansancio, de la angustia y del sin sentido de vivir y ha
comenzado la canción del corazón que canta el amor.
He emprendido el camino empujado por tu gracia y por
la sed y nostalgia de ti. Dios inmensamente amoroso.
Por ello, he querido comenzar este momento íntimo
contigo, descalzando mis pies de la no fe, para entrar en la
dinámica transformante del creer, pues sólo así los ruidos se
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han convertido en un silencio amoroso y sosegado. Ya no
quiero más prisas, OH Padre….OH amado Jesús, sino sólo
vivir en tu amor.
Me estabas esperando….simplemente para decirme:
Abandónate a mi amor y confía en Mi tu Dios…..Gracias Jesús
por invitarme a descansar y reposar en ti….
Gracias por la mirada serena que me das y por el
corazón plenamente liberado, que ha entrado sin miedo en el
mundo del silencio interior, aquél que está poblado de amor
incondicional.
Mi Dios y mi todo……..
No te rindas ante las
heridas
Capítulo 4
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No te rindas ante las heridas
Vamos a comenzar nuestro tema, hablando sobre
cómo se nos presenta la vida, haciendo una sencilla
comparación: La vida, se nos presenta en dosis y como si
fuera un platillo sobre la mesa a la que nos sentamos todos
los días. Cuando estamos listos para ingerir los alimentos,
necesitamos tomar lo que nos ofrecen, masticarlos y
digerirlos, gústenos o no pues todo –con equilibrio- nos hace
falta. O ¿No es verdad que a muchos no les gustan las
verduras, las espinacas, el apio, los betabeles o algunos
alimentos como las lentejas, el huevo, las habas, el garbanzo,
etc y sin embargo son alimentos que necesita el cuerpo para
desarrollarse y funcionar adecuadamente?, pues la vida, es
así, y en muchas de sus manifestaciones no se nos presenta
justamente a la medida de nuestras expectativas o gustos, es
decir, no se nos presenta a la medida de lo que deseamos o
queremos, pero sí a la medida de lo que necesitamos aunque
de momento nos parezca lo contrario.
Como hemos dicho en otros temas, el dolor es parte
inherente del hombre y éste nos ayuda –cuando lo asumimos
sabiamente- a ser humildes como Jesús, a ser sabios como
Jesús, a ser felices como Jesús, aún en medio de lo que
parece aparentemente una verdadera fatalidad.
La vida pues, no aparece servida como un menú por
ejemplo del cual podríamos escoger solamente los platillos
que más fueran apetitosos y desechar los más nutritivos y
que no nos gustan.
Profundizando, podríamos decir que en realidad la vida
no tiene sabor, ni forma, ni bondad ni maldad pues la vida es
así -sin etiquetas-, sencillamente vida. Más bien es nuestra
programación mental, es decir, lo que llevo, lo que llevas en la
computadora de tu cabeza, lo que va haciendo que la vida sea
apetitosa o desagradable, buena o mala, feliz o envuelta en
sufrimiento, según vaya ajustándose a lo que hemos
establecido, a lo que has establecido tu mismo, tu misma -o
han establecido otros en nuestra mente-, por felicidad o
infelicidad. ¿Quién es feliz?. ¿El que tiene montones de
dinero? ¿El que viaja por todo el mundo?. ¿El que tiene ropa y
más ropa y perfumes de Francia? ¿Quién es infeliz? ¿El que
tiene sólo un par de zapatos o sólo tiene el dinero para comer
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el día de hoy? ¿El que tiene lo necesario para vivir aunque tal
vez no entre lujos? ¿Quién es feliz? ¿El que no puede ver, el
invidente o el que puede ver?. ¿Quién es feliz?, el que está
completamente sano o el que tiene cáncer?
Permítenos decirte que en realidad serás feliz, cuando
vivas la vida con sabiduría y amor de la mano de Jesús tu
Señor y Dios, con humildad y sencillez, sin apegar tu corazón
más que a Dios y por Dios te levantes, y por Dios te superes, y
por Dios te ames a ti mismo, a ti misma, y por Dios asumas,
aceptes el reto de forjar tu carácter, y por Dios te sepas
inmensamente amado, amada y por tanto reconozcas que
necesitas amar a los demás sin condiciones, y a la creación
entera, como eres amado, amada por ese Dios que te ha dado
el poder de liberar tu corazón por más amargado, frustrado,
atado y apegado que esté, por medio de la fe y del amor
convertido en perdón hacia ti mismo, hacia ti misma y hacia
cada ser humano que vive en este planeta, comenzando por
los de tu casa.
Pero, sigamos con otro ejemplo sobre la programación
que tenemos respecto a lo que hacen con nuestra felicidad o
infelicidad los pensamientos negativos y las emociones
inmaduras: Si la vida es un menú, somos tú y yo quienes no
queremos vivir un momento difícil y niego, niegas parte del
menú de todos los días. Te niegas a que no te saluden como
tú quisieras, te niegas a que te griten, te niegas a que pasen
primero que tú, te niegas ante el hecho de esa amante de tu
pareja, te niegas ante esa indiferencia y al hecho de que
pocas veces o nunca te agradezcan nada,
Te niegas ante la enfermedad que ha aparecido
cuando menos lo esperabas o porque desde pequeño, desde
pequeña has sido enfermizo, enfermiza y sigues igual o peor,
te niegas a aceptar tu manera de ser y la manera de ser de tus
padres, de tus hijos, de tus nietos, de los demás familiares, de
los vecinos y de la sociedad entera, te niegas a aceptar el
hecho de que eres quebradizo, frágil y que en realidad aunque
te sientas que tú no necesitas de Dios y hasta te lo hayas
hecho creer, en realidad tu manera de reaccionar llena de ira y
soberbia, está pidiendo a gritos que Jesús te salve de ese
egoísmo que muestras cuando no permites que nadie te
corrija, que nadie te diga nada porque dices que tú eres quien
que está bien y los demás son los que están mal.
¿Sabes? Un signo de madurez es no echarle la culpa a
nada ni a nadie de lo que te acontece. Sí, te darás cuenta de
45
que comienzas a dar pasos por el camino de la madurez
cuando tomes con responsabilidad tu propio carácter así como
es, sin tener necesidad de juzgar ni culpar a nada ni a nadie
de lo que te sucede.
Cuando una persona está dormida y huyendo ante el
misterio de ser seres humanos contingentes, quebradizos,
frágiles, niega que otros puedan equivocarse y que otros
puedan herirle y digo o dices: ¡A mi nadie me hace esto!.
¡Cómo va a ser posible que tú me levantes la voz! ¡Ni crea que
le voy a perdonar lo que me hizo! ¡Me has decepcionado! ¡Tú
no tienes remedio, así que por qué mejor no te largas! ¡Tú no
vas a cambiar nunca! ¡Eres una mantenida, un mantenido!
¡Estaría mejor solo, sola! ¡Yo por qué te voy a ayudar! Etc.
Y cuando alguien te invita a leer la Palabra del Señor,
cuando alguien te invita a orar, o a unas pláticas en donde si
escuchas con el corazón podrías crecer como un mejor ser
humano, dices que no lo necesitas, que son ellos quienes
deben de estar ahí, y pasas tu vida negándote tu mismo, tu
misma, paz, alegría, dulzura, amabilidad, y comprensión hacia
ti mismo, hacia ti misma y hacia los tuyos.
Una persona que es agresiva o excesivamente
enojona, muy posiblemente sea entre otras cosas, por que
tiene miedo a perder sus seguridades como el dinero, el
trabajo, la salud, la familia, pero resulta que todo esto, son
falsas seguridades, pues lo material y lo físico se termina y
esto se puede definir como la ley de la caducidad de todo
cuanto hay en este mundo.
Así que será mejor para ti y los tuyos y en general será
mejor para toda la humanidad, aceptar esta ley de la
caducidad, la ley de la enfermedad, la ley de la soledad y la
ley de la muerte. Quien tiene puesta su mirada en Jesús,
acepta con sabiduría y paz estos hechos
Por otra parte, es posible que tu frustración venga de
otros hechos que rechazas y niegas. Por ejemplo, te niegas a
amarte con esos ojos, esa nariz, esa boca, ese cabello, esos
brazos, esa gordura o flacura, tu estatura; te niegas a amar tu
capacidad mental, poca o mucha y por sobre todo, te niegas a
inundar con el perdón incondicional tu historia doliente desde
el momento en que fuiste concebido y quizá no deseado,
deseada.
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Es posible que tu estadía en el vientre de tu madre
haya sido dolorosa por un montón de causas entre ellas:
angustias de tu madre, incomprensiones hacia ella o de ella
hacia otras personas, tal vez frialdad de tu padre, agresividad,
abandonos, rechazos e injusticias de todo color y tú, sin tener
aún conciencia pero como ser creado para el amor y para
amar, esperando tan siquiera una manifestación por medio de
una caricia en el vientre, una frase cariñosa, un beso, un
cuidado sano sin comida chatarra y humo o hasta alcohol y
drogas, una música suave y una oración con las manos de
papá y mamá en el vientre como quien desea profundamente
amar, esperando que te hicieran sentir seguro, en las manos
del Amor Divino por medio de ellos, tus padres, y no lo
aceptas y este mar de heridas como una bola de nieve que
comenzó pequeña, ahora te arrastra al resentimiento, al odio,
a la venganza inconsciente que se manifiesta con tu forma de
ser incrédula, agria, agresiva.
Te niegas a llenar de amor y de ternura el dolor que te
causó el hecho de nacer y ser separado de tu única seguridad
que significó para ti el vientre materno, por más maltratado,
maltratada que hayas sido y luego de cortar el cordón
umbilical luego de deslumbrarte y asustarte cuando recibiste
por primera vez la luz y sentirte completamente solo, sola,
experimentando la angustia existencial, el tener que comenzar
a respirar por ti mismo, por ti misma habiendo nacido tal vez
casi ahorcado, ahorcada por el cordón umbilical o quizá fuiste
llevado, llevada a una incubadora por nacer enfermo, enferma
o antes de tiempo cuando lo único que deseabas en ese
momento era estar con tu madre, con tus padres o tal vez
fuiste regalado o abandonado y… dolor tras dolor que aún
hasta hoy inconscientemente te niegas a aceptar, pero
¿Sabes?, mientras no quieras perdonar tanto trauma es decir,
tanta herida, tanto dolor, vivirás lleno, llena de ira camuflada,
es decir, disfrazada, y vivirás lleno, llena de sufrimiento que
como dijimos en temas pasados, viene de resistir, de no
asumir, de no aceptar y por ello te mueres de depresión, de
miedo, de inseguridad, de insatisfacción, de rebeldía de no fe.
Te niegas a pasar por el proceso de masticar
lentamente y digerir luego con facilidad para poder comenzar
el proceso de digestión y evitar así la indigestión y cuanto más
prefieres tragar rápidamente, más agrandas la herida –aunque
esto te haga daño o haga daños a otros después, aunque
justifiques los hechos de ocultar y arrojar según tu al olvido,
47
para no sentir la náusea y repugnancia por ejemplo, de aquél
abandono de tu padre diciendo con sus gritos el gran rechazo
que a su vez sentía –no tanto por ti- sino por su propia
existencia, o aquél abuso –tú sabes de qué tipo- que cometió
contigo tu padre o aquella persona que tú sabes quien fue o
quién es y que tampoco no solucionó o ha solucionado su
subconsciente tal vez enfermo o herido también como tú, por
rechazo, abandono, traición, humillación e injusticia, o aquella
frialdad de tu madre que fingió amor que no tenía por ella
misma y que así lo expresó maltratándote gritándote sin
comprenderte nunca o maltratando y gritando ni
comprendiendo a todo aquél que se cruzara a su paso, porque
a su vez, a ella la rechazaron, la maltrataron, abusaron de ella
y no la desearon.
¿Cuánta herida lleva el ser humano a cuestas!
¡Cuánta herida y abuso hacia los niños….y tú y yo, fuimos
niños que no han solucionado su vida, que no han sanado las
heridas, aquellas cuando ya tenías uso de razón pero aún no
comprendías quién es el ser humano, ni las heridas, ni para
qué estar en esta tierra ni cuánto amor te ha tenido el Padre
Dios porque de manera contraria al amor te decían, ¡Eres un
estúpido, un torpe, una mensa, un tarado, un hijo de cualquier
otro pero mío, no. ¡Qué feo, qué fea!, ¡Qué mal pintas!, ¡Qué
moreno! ¡Qué blanco!, ¡Qué negro!,¡Qué burro, qué burra!
¡Qué lento, qué lenta eres! ¡Fulanito toca mejor el piano o la
guitarra o escribe mejor a máquina que tú!. ¡Qué torpe eres
para jugar fútbol,¡No sirves para nada! Etc, etc, etc.
Así que, mi hermano, mi hermana que escuchas, el
inconsciente, es decir, esa parte del cerebro a donde van a
dar todas las heridas, todas las experiencias difíciles es lo que
necesita ahora de tu completa atención, pues de otra manera,
si dejas pasar más tiempo, si no te dedicas a conocer en
realidad quién es el ser humano, si no te comprendes a ti
mismo, a ti misma ni a los demás, si no comienzas un
proceso de sanación interior de la mano de Jesús tu Salvador,
si no conoces en la profundidad de la fe, del amor, de la
intimidad en la oración al Padre Dios y a Jesús, andarás por
el mundo gritando con tu forma de ser que no has decidido
sanar una por una de las heridas que sin querer han causado
las experiencias dolorosas no sanadas de los demás y tú
mismo, tu misma.
Dios nuestro Padre, ha sido justo y seguirá siendo
justo, porque nos ha traído a este mundo por un solo
propósito: El amor y nos creó para la vida y para demostrarnos
48
su incondicional amor; nos equipó interiormente con todo lo
necesario para pasar por este mundo como Jesús pasó por
esta vida: Haciendo el bien a todos, con una excelente calidad
de vida, con elegancia espiritual que brota de la humildad, a
veces llorando, pero siempre buscando constantemente la
salud mental que le daba el estar a solas con el Padre Dios, a
pesar de los obstáculos o las piedras del camino que se le
presentaran.
Hay un dicho que dice: “Todo es del color según como
se mira el cristal”. Tú que escuchas, ¿Cómo miras tu vida, tu
persona, a los demás? o ¿Qué dices de las piedras que has
encontrado en tu camino?. ¿Las has visto como derrota o
como oportunidades para crecer en la fe, en la esperanza, en
el amor?.
Para unos, por ejemplo, una piedra grande en el
camino, es un instrumento útil, para otros puede ser el mayor
estorbo, algunos dirán que es un material ideal del que
podrían sacar una bella escultura como Miguel Ángel el gran
escultor de todos los tiempos, quien le dio la más bella forma.
Para algunos, una piedra es un motivo de frustración, para
otros un lugar donde hacer un alto y descansar y otro dirá que
brincar esta piedra será llegar a la meta, en cambio el
distraído tropezará con ella. El violento la utilizará para herir a
otros en cambio el emprendedor, construirá con ella.¿Y los
niños?, los niños la verán como un juguete con el que pueden
sonreír e intercambiar. Hay también quienes han hecho
poesía con las piedras.
En todos estos casos, la diferencia no estuvo en la
piedra sino en el pensamiento y la actitud del ser humano. Así
que permítenos decirte que no existe piedra en tu camino que
no puedas aprovechar para tu propio crecimiento es decir,
cualquier herida por terrible que haya sido o sea, si en la fe te
abres a Jesús y por amor a Jesús y por el amor que el Padre
Celestial te tiene, comienzas a perdonar de corazón,
caminarás de victoria en victoria aunque en ocasiones parezca
que te detienes o vas para atrás. Te decimos: No desistas,
descansa en el amor de Dios, en las manos de Jesús en todo
este proceso que dura toda la vida de la sanación de las
heridas. Con esa actitud humilde, serena, sonriente, abierta y
perdonadora, habrás encontrado la felicidad, pues habrás
descubierto que la felicidad, así como creer, amar y perdonar,
es una decisión, una actitud y un gran don de Dios que ya lo
tienes, para ti. Sólo necesitarás querer vivirlo.
49
El Evangelio de Mateo 14,25-32 nos dice que “En la
madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.
Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua,
quedaron aterrados y gritaron de miedo: ¡Es un fantasma!,
pero Jesús les dijo en seguida: ¡Cálmense! Soy yo. No tenga
miedo. Respondió Pedro: Señor, si eres tú, mándame que
vaya a ti sobre el agua. Jesús le dijo: Ven. Pedro bajó de la
barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús, pero al
sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse.
Entonces gritó: ¡Señor, sálvame!. En seguida Jesús le tendió
la mano y sujetándolo, lo reprendió: ¡Hombre de poca fe! ¿Por
qué dudaste?
Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. Y los
que estaban en la barca lo adoraron diciendo:
Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.
En esta sección el evangelista Mateo nos habla de una
comunidad que proclama a Jesucristo como el Señor de la
historia humana.
Para los judíos de la época de Jesús era desconocido
el lago o el mar como también se le llamaba, y por
desconocido, era temido, por otra parte teológicamente
podríamos decir que este pasaje encierra un trasfondo
profundo cargado del amor de Dios hacia la humanidad,
manifestando que su amor por los hombres de todos los
tiempos está por sobre todas las situaciones, por sobre todas
las culturas y creencias, por sobre todas las formas de ser de
cada uno, por sobre todas las heridas que podamos haber
tenido y que podamos tener.
Jesús, al caminar sobre el agua está manifestando que
está caminando por sobre toda la historia humana, por sobre
cualquier conflicto, por sobre cualquier herida, por sobre
cualquier odio, por sobre cualquier ruptura, separación o
pérdida. Jesús al caminar sobre el agua, está manifestando
que tiene dominio y poder –porque así lo ha querido el Padre,
sobre la muerte, sobre la calamidad que propicia el hombre
mismo al estar encerrado sobre sí mismo, sobre todos los
fantasmas mentales que arrastramos como cadáveres
malolientes que hacen de nosotros seres humanos negativos,
seres tristes, personas que sufren porque no aceptan, y por
ello nos manifiesta que nos ama y que Él ha vencido la
soberbia, el egoísmo, la avaricia, y cualquier mal que nos
aqueje.
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Mateo, seguramente también nos quiere hacer notar,
que Jesús viene cuando menos se le espera, que de Jesús y
del Padre, habremos de esperar siempre lo inesperado, que Él
siempre sale al encuentro precisamente cuando todo parece
haberse derrumbado, cuando todo nos hace creer que ya no
hay salida, que ya no hay solución. Mira como dice que era de
madrugada. ¿Qué hora sería? ¿Las 3 de la mañana? Y
además en medio de una tormenta.
Y en la barca –a la que habían subido los 12 apóstoles
por orden de Jesús y tal vez confundidos, o incrédulos-
solamente uno de ellos, Pedro, estaba a punto de convertirse
en un caminante sobre el agua. Pedro, a pesar de su
temperamento impulsivo es el que reconoce la presencia de
Dios justamente en el lugar más inusual y se da cuenta de que
llega una extraordinaria oportunidad para crecer en la fe y en
la pasión verdadera por Cristo.
Pedro le pide a Jesús: Si eres tu, mándame caminar
sobre el agua. Pedro seguramente iluminado por la revelación
de Dios, le pide que Jesús ordene y él, sencillamente
obedezca. Y Jesús mandó y Pedro obedeció bajando de la
barca es decir, de sus seguridades materiales, de sus
seguridades humanas, de sus seguridades provenientes de un
simple criterio mundano y entró en la dimensión del reino de
Dios, entró en la dimensión de la fe y de la esperanza,
seguramente seguido por un gran amor al Señor Jesucristo.
Y Pedro, caminó sobre el agua en dirección a Jesús,
como tu, ahora que escuchas este tema y que te has lanzado,
saliendo de tu no fe, a la fe y que has decidido dejar de rumiar
tus padecimientos, queriendo ya no más entregarte a la
autocompasión ni seguir mirando fantasmas mentales que no
existen y ¿Sabes? Pedro fijó la mirada en Jesús.
Pero como tú y como yo, Pedro al sentir el viento
fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:
¡Señor, sálvame!. En seguida Jesús le tendió la mano y
sujetándolo, lo reprendió: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué
dudaste?
Aquí y ahora, Jesús el Señor le habla fuertemente a tu
corazón y a tu fe que es fuerte como el amor, pero necesitarás
no querer quitar la mirada de Jesús a partir de hoy y cada día,
hasta el último instante de tu vida, pues en el momento en que
dirijas tu mirada a ti mismo, a ti misma, a tus falsas
seguridades, a la no fe, a lo que sientes y sientes y vuelves a
sentir, a lo mundano y por mundano superficial, te encontrarás
51
nuevamente hundiéndote porque has dejado que tus heridas
en lugar de entregarlas al Señor, te sumerjan en una
depresión horrenda y te ahoguen en el mar de la
desesperanza.
Por otra parte, será importante que sepas que caminar
sobre el agua, es decir, entrar en ese proceso de sanación
interior, es un reto que siempre necesitarás querer correr y
dentro de ese caminar sobre el agua, dentro de ese proceso
de sanación interior, dentro de ese caminar sobre lo que
sientas, por repugnante y doloroso que sea, es decir, dentro
de ese caminar sobre todo lo que crees que te agobia o que
aparentemente ha acabado con tu ánimo de vivir, aparecerá el
miedo pero no como una forma negativa sino como una señal
de que necesitas poner siempre a caminar tu fe y mirar al que
está vivo y que cuando pasó por esta tierra, supo lo que era el
dolor y murió por ti en la cruz y te ama hoy aquí y ahora a ti,
personalmente. Una vez más te decimos que “Todo es del
color según como se mira el cristal”. El miedo más bien
aparecerá pues, como parte del precio de crecer, de madurar,
de ser feliz y como semáforo en luz amarilla te dirá que tengas
cuidado, que seas prudente y que si habías dejado la relación
con Dios las 24 horas del día, la vuelvas a reanudar con
humildad, sencillamente por amor, por fidelidad, porque sabes
que sólo Dios es Dios y tú hombre, mujer, que sin Él te
pierdes, que sin Él, la vida es puro vacío, que sin Él te mueres
aunque aún respires.
Esto es importante que lo tomes en cuenta, porque
mucha gente se queda a mitad del camino o ni siquiera
comienza, por no saber que el camino hacia la liberación, no
es magia, sino gracia y esfuerzo del hombre y el esfuerzo
entendido como esa buena voluntad, de poner nuestro granito
de arena día con día, para buscar la mejor salida ante las
situaciones, y sobre todo, entendemos ese esfuerzo como
ese ponernos en las manos del Señor como una plumita que
ya no va a cualquier impulso del viento de las emociones no
educadas o de los pensamientos negativos, sino va segura en
las Manos de Dios que es inmenso amor, quien lo puede todo
y para quien no hay nada imposible.
Así que para que no te vayas desanimando, el miedo,
el vacío existencial, la sensación de soledad en ocasiones, la
lucha, estará presente porque estará indicando que
necesitarás correr nuevos riesgos y desafíos. Mientras
continúes creciendo interiormente, el miedo nunca se irá, más
bien se transformará en confianza en la medida en que
52
prefieras amar sin condiciones al Señor Dios a ti mismo y a los
demás. La decisión de crecer interiormente supondrá pues,
una elección entre el riesgo y la fe, entre el odio y el amor,
entre la necedad mental y la desesperanza o en ese
acrecentar más y más la relación con el Señor en su Palabra
porque estás convencido, convencida de quién es Él y quién
eres tu, y tú con Él eres precioso, preciosa, poderoso,
poderosa, bondadoso, bondadosa, eres grande porque el que
te hizo es el Rey y del Rey sólo brotan tesoros y tú, eres uno
de ellos.
Desgraciadamente hay mucha gente en nuestro
mundo, en nuestra sociedad y en nuestros hogares, que
prefiere vivir en la necedad mental y desesperanza
manifestada en una vida llena de violencia y vacío, en rencor y
gritos y hasta golpes, a pesar de que esto aniquile su vida y la
vida de quienes le rodean. Pero también hay quien decide
correr el riesgo de perdonar, como tu que escuchas. Estamos
seguros en el Nombre de Jesús, que amarte de corazón,
perdonarte y amar y perdonar de corazón aún al más grande
agresor en tu vida, que puedes ser tu mismo, tu misma, te
llevará a vivir en una libertad auténtica y plena, pero esto no
es de una vez por todas no y lo repetimos: esto dura toda una
vida, y se va haciendo con infinita paciencia, con infinito amor
con fe.
No se trata de que ya me perdoné una vez y listo; no
se trata de que ya he hecho terapias y terminé; no se trata de
haber tomado 10 ó 15 veces este curso o de haber escuchado
30 días este casete. O quienes hayan hecho un par de veces
la terapia de escribir y entregar al Padre Celestial las heridas
de su vida 10 ó 20 veces y luego quemarlas tampoco podrán
decir que ya sanaron completamente. No. Nos hemos
encontrado con personas que dicen que ya no tienen qué
escribir nada, que todo lo sanaron. Al decir esto en realidad
están haciendo notar que aún hay heridas escondidas,
camufladas, agazapadas en lo más profundo del inconsciente,
pues si fuera una realidad que hubieran sanado
completamente, lo manifestarían en una vida como la de
Jesús que fue sumamente servicial, dulce, tierno, compasivo e
infinitamente misericordioso.
¿Sabes mi hermano, mi hermana que escuchas? No
hay conversión total, no hay sanación total. Cada día, cada
momento, cada instante, necesitamos convertirnos, Es lo
mismo con la sanación interior, pues cada minuto que pasa,
habremos de vivirlo perdonando, amando, dulcificando cada
53
herida, cada golpe, aunque en otros momentos de la vida,
desde nuestro subconsciente nos tomen por sorpresa heridas
que creíamos ya sanadas. Es por ello que una y otra vez y
otra vez, necesitarás querer sanar el corazón es decir, la
mente, el alma, reconociendo y aceptando que el proceso es
lento, evolutivo, con retrocesos caídas y levantadas.
Para casi terminar te decimos que Jesús cuando
estuvo en la cruz, luego de haber sufrido tanta infamia, no
pasó ese tiempo amenazando ni diciendo a su Padre: Será
mejor que envíes los castigos más terribles sobre mis
agresores ¿eh? No. Simplemente comprendió que los
hombres y las mujeres por heridos y cerrados somos así y por
ello prefirió enviarnos bendición y salud mental diciendo:
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Y tú y yo que sabemos todo esto, no tenemos el
derecho de seguir odiándonos, de seguir maltratándonos ni de
odiar ni maltratar a nadie por dormido que esté, pues hoy
sabes que la inmensa mayoría de los que caminan por las
calles y en todo lugar en donde hay agresión, indiferencia y
grosería son corazones heridos, gente dormida, que no se
ama así misma, que no sabe para qué está en esta vida y que
necesita mucho, pero mucho, mucho, amor.
Terapia de sanación interior
Toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con
tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos
descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o
hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta. Cierra tus ojos y
respira suave, profundo y lento, disfruta que eres un ser
humano lleno de vida, lleno del amor que Dios sin reservas ha
derramado para ti desde el momento en que te pensó y te
depositó en el vientre de tu madre.
Hoy, aquí y ahora, lo circunstancial, es decir, si fuiste
deseado, deseada o no deseado, no deseada por tus padres,
la manera como fuiste engendrado, engendrada, si fue por
alguna violación o pasión a excepción de si tus padres te
esperaron con amor inmenso, pasa a segundo término,
porque tu vivir de ahora en adelante es vivir de fe adulta, de fe
que lo espera todo de Dios y de ti mismo, de ti misma.
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Hoy, desde esa fe maravillosa y grande que estás
poniendo a caminar ahora mismo dale las gracias a tu Padre
Celestial y Creador que te esté revelando el secreto de existir
escondido en Jesús, y ese secreto es y será siempre, el amor
verdadero, el amor incondicional y eterno, el amor dulce y
tierno, el amor que sostiene, que purifica, que da vida, que
alienta y que espera contra viento y marea.
Hoy, desde esa positividad que comienzas a fomentar
en ti, y sobre todo, desde la gracia que el Señor derrama
sobre tu mente y corazón, mira con los ojos de la fe, cómo el
poder de Dios y su ternura infinita, te deposita en el vientre
materno, un vientre por cierto, creado especialmente para dar
a luz la vida pensada y creada por Dios desde toda la
eternidad.
Tú no eres una equivocación que vino a este mundo,
sino un hijo, una hija del Rey, pero que posiblemente quienes
estuvieron para cuidarte y amarte, -tus padres, no supieron o
no tuvieron la oportunidad de comprender lo que tú sabes
ahora y en realidad con esta sabiduría que Dios te está
regalando, puedes mirar perfectamente que quienes son
dignos de inmenso amor, cariño y comprensión, son ellos, tus
padres.
No sabemos qué pudieron pasar en su niñez. Tal vez
como tu, fueron abusados manoseados, rechazados,
golpeados física y espiritualmente. Tal vez como tú, sufrieron
inmensamente el divorcio, el abandono, la indiferencia, la
enfermedad, la soledad, cuando más necesitaban de una
caricia limpia, de una palabra de consuelo, y de protección.
Así que dile no con tu boca, sino con todo tu ser al
Padre Celestial: estoy cansado, cansada de tanto resistir. He
llegado al límite y reconozco, que no puedo amarme ni
perdonarme ni comprenderme y menos puedo amar, ni
perdonar ni comprender a mis padres yo solo, sola. Por ello
estoy ante ti, seducido por tu amor y tu gracia, humildemente
pidiéndote la gracia de querer amar, de querer perdonar, de
querer comprender.
Estoy aquí deseando abrazar a mis padres –aunque
estos hayan muerto físicamente- pues se que ahora viven en
ti porque tu inmenso amor los ha comprendido desde siempre
y brindo por ello con el vino de tu Espíritu Santo. Hoy celebro
la fiesta de la vida, la fiesta del amor, la fiesta del perdón
incondicional, la fiesta de reconocerme como tu hijo
inmensamente amado, como tu hija inmensamente amada.
55
Hoy, aquí y ahora en esta fiesta espiritual y física
también, porque se que soy un espíritu encarnado y mi cuerpo
y mi alma son un mismo ser, y todo yo, toda yo, participa de
esta inmensa alegría, la alegría de vivir para ti, de despertar
para ti, de pensar para ti y por lo tanto la alegría de amar la
vida así como es, deseando siempre ser como mi Amado
Jesús: honesto, limpio y sano mentalmente.
Padre Celestial, permíteme desde la fe, hablarles en
este momento a mis padres y que ellos me hablen también.
Regálame la gracia de comenzar a vivir libre de todo
resentimiento, de vivir reconciliado, reconciliada con ellos, mis
padres.
En este mismo instante, mira a tus padres pero mírales
pequeñitos de 5 ó 6 añitos y piensa cuánto pueden haber
sufrido y qué fue lo que no pudieron decirte nunca con un
diálogo tranquilo pero que lo manifestaron con su forma de ser
no siempre comprensible para ti.
Mírales como les miraste desde la última vez que les
viste y tómales de las manos frente a frente con ellos. Siente
ese apretón de inmenso amor por ti, siente esa ternura que no
habían podido manifestar, pero que ahora lo hacen….., hazlo,
tranquilamente y con mucho amor, con mucha paz, cargado,
cargada de fe adulta, cargado, cargada de compasión y
misericordia.
Ahora, mira solamente a tu padre: Míralo frente a ti….y
escucha desde la fe cómo te pide perdón por tanta palabra
hiriente, por noches y días de dolor, por tanta actitud negativa
que no sólo aumentó sus traumas sino que te hirieron
profundamente a ti que escuchas, pero que hoy por la infinita
misericordia de Dios, se transforma todo en perdón, en
libertad interior, en potente medicamento que está sanando
esas heridas desde lo profundo, lo más profundo, allá donde
precisamente sangras, pero que el infinito amor de Dios está
cauterizando y derramando paz.
Háblale a tu padre…y dile en fe: papito amado……
papito amado…..papi……y abrázalo rompiendo con el poder
del amor de Cristo toda barrera, toda sensación de ridiculez y
vergüenza, todo odio y repugnancia…abrázalo…….y dile que
le perdonas, dile que comprendes que al obrar mal estaba
diciendo que sufría y que no sabía cómo salir de ello. Abrázalo
con mucha paz…..con fuerza divina, con libertad de Cristo en
ti.
56
Ahora, mira solamente a tu madre: mírala frente a ti y
escucha desde la fe cómo te pide perdón por su forma de ser
que en realidad –como tu- nunca escogió y que también como
tu, no supo –en el caso de que ella ya no viva- o no sepa –en
el caso de que aún viva-, cómo sanar las heridas de la vida.
Mamita….hoy comprendo de una manera más
consciente lo dolorosa que pudo ser para ti la vida. Nunca me
enteré o poco, de lo mucho que padeciste, y yo, tan rebelde,
tan egoísta, pero mamá, tanto tú como yo, somos dignos,
dignas de misericordia, por ello, te pido perdón por no saber
cómo amarte, por no saber cómo hacerte sentir bien. Yo no
sabía madre, que cuando uno lleva heridas no solucionadas,
no sanadas, reacciona no precisamente de la mejor manera
sino destruyéndose y destruyendo, pero hoy madre, mamita
linda, se que el Señor tiene nuestra vida en sus Manos y
desde esas manos, quiero acariciarte, besarte, abrasarte,
disfrutarte……(Y tú, desde esa fe, y sabiendo que el Señor
Dios está derramando bendición sobre ti y tu madre, dale un
fuerte abrazo).
Padre Celestial, quiero agradecerte estos momentos
que están sellando mi futuro y garantizando mi felicidad,
porque ahora se que la felicidad eres tu, Padre y tú, Jesús, mi
Amado que siempre ha estado conmigo, sin importar cuántas
veces te haya echado de mi vida o me haya convertido en un
fariseo, en una fariseo que se siente que de tan bueno que es,
no necesita de conversión a cada instante.
Contigo Jesús, de tu mano, hoy, en esta gran fiesta en
la que celebramos la vida, quiero aceptar libre y
voluntariamente por primera vez en mi vida o como
renovación, el hecho de haber sido engendrado por ti Padre.
Hoy quiero agradecerte el hecho de que me hayas depositado
amorosamente en el vientre de mi madre y que te hayas valido
de mis padres para hacerme conocer este momento…
momento de inmenso amor, de tu abrazo celestial, de tu
incansable amor por mi, Abbá, Papito Celestial.
Quiero perderme en tu abrazo Padre y fascinarme en
ti, porque sólo desde ti y por tu gracia, he conocido el
verdadero amor. Gracias……
Por último Padre, deseo contarte lo que he sentido de
doloroso en mi vida desde que tengo uso de razón hasta este
momento. Por ello Padre, me dispongo a escribirte una gran
carta, en la que te platicaré todas mis repugnancias,
vergüenzas y miedos, los nombres, fechas y lugares de las
57
personas que hoy se que sin querer, me hirieron o herí,
porque deseo y necesito que les bendigas y que derrames
como derramas ahora sobre mi, tu amor incondicional.
También Padre, pondré lo que no he sabido valorar de mi, de
mis cualidades, de las partes que rechazo de mi cuerpo, de
mis capacidades mentales o intelectivas y por tu amor,
también escribiré, que ya no tengo miedo a la soledad, a la
enfermedad, a la muerte, porque se que tu Palabra me alienta
a vivir de amor por ti y que si vivo, soy para ti y si muero,
también y que se que nunca estaré solo aunque todos me
abandonaran o murieran porque tú Jesús, estás conmigo y tu
amor, me bastará siempre. Amén.
El papel arrugado
Mi carácter impulsivo, me hacía reventar en cólera a la
menor provocación. La mayor parte de las veces, después de
gritar, maldecir o golpear, me sentía avergonzada/o e iba y me
refundía en mi cuarto o me salía a la calle dando un portazo,
aunque mi interior me gritara que necesitaba no continuar
reaccionando así, que necesitaba perdonarme y pedir perdón
y tomar responsablemente mi vida sin echar la culpa a nadie y
amando sin condiciones a quien ya había dañado.
Un día en un sueño, me dijo Jesús el Señor, quien me
vio dando excusas y me oyó echar la culpa a quien fuera,
después de una explosión de ira por una insignificancia o por
lo que yo creía que era una fatalidad, y me entregó un papel
liso. Me dijo: ¡Estrújalo! Asombrado, obedecí e hice una bola
con el papel. Luego me dijo: Ahora déjalo como estaba antes.
Por supuesto que no pude dejarlo como estaba. Por más que
traté, el papel quedó lleno de arrugas. Entonces Jesús habló:
“El corazón de las personas es como ese papel. La impresión
que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de
58
borrar –si no se abren a mi amor- como esas arrugas que has
hecho en el papel. ”
Aunque intentemos enmendar el error, ya estará
“marcado por siempre” si las personas no nos abrimos al amor
de Dios y permitimos que Dios que sí puede y nuestro granito
de arena, sanen por completo las heridas. Por impulso y no fe,
no nos controlamos y sin pensar arrojamos palabras y
acciones llenas de odio y rencor. Luego, cuando pensamos
en ello, nos arrepentimos, pero ya no podemos dar marcha
atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado sin la ayuda
de Dios. En la vida hemos dejado en muchos corazones,
heridas y otros, nos han dejado “arrugas”.
Querido hermano/a, ¡Te basta la gracia de Dios y
querer sanar tu subconsciente herido!. Nadie trabajará mejor
que Dios y tú en tu propia sanación interior. Así que desde
hoy, piensa a cada momentito ¡Qué harías tú Jesús en mi
lugar! Y comienza a ser más compresivo, paciente sin esperar
que sean contigo comprensivos y pacientes. Y cuando sientas
el impulso de estallar recuerda sin olvidarte nunca del papel
arrugado. Busca al Señor tu Único Salvador, en lo más
profundo de tu ser, lee diariamente su Palabra y deja que su
gracia actúe en ti. Déjate amar por Dios quien te acepta
incondicionalmente y quiere para ti una vida sana, una vida
motivada única y exclusivamente por Su amor manifestado en
Cristo Jesús. Hoy, puede ser el último día de tu vida o el
último día de aquél, de aquella a quien por tu egoísmo
aumentado por las heridas de la vida no sanadas, no quieres
hacer feliz. Nunca te acuestes enojado con nadie, pues
mañana podría ser muy tarde. En el Nombre de Jesús, vive tu
vida desde la libertad de Cristo, vívela en y desde el verdadero
amor: Jesús.
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No te rindas ante la
frustración
Capítulo 5
No te rindas ante la
frustración
El evangelista Lucas en el capítulo 22, versos del 31-
34 y del 54-62 escribió que el Señor dijo a Simón Pedro:
“Simón, Simón, mira que Satanás los ha pedido a ustedes
para zarandearlos como si fueran trigo; pero yo he rogado por
ti, para que no te falte la fe; y tú, cuando te hayas vuelto a mi,
ayuda a tus hermanos a permanecer firmes. El le dijo: Señor,
dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a
la muerte. Y El Señor le contestó: Pedro, te digo que hoy
mismo, antes que cante el gallo, tres veces negarás que me
conoces… Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa
del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. Allí, en medio
del patio, habían encendido fuego y se sentaron alrededor; y
Pedro se sentó también entre ellos. Pero una criada, al verle
sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con
él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. Un poco
después, viéndole otro, dijo:
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Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo
soy. Como una hora después, otro afirmaba, diciendo:
Verdaderamente también éste estaba con él, porque es
Galileo. Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en
seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces
el Señor se volvió y miró a Pedro; y Pedro se acordó de la
palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo
cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró
amargamente.”
Fíjate que Lucas no dice que Pedro, luego de haber
negado al Señor Jesús, haya llorado calmadamente, sino que
lloró amargamente. Pero la palabra en Isaías 43, versos 18 y
25 y que seguramente Pedro habría leído en muchas
ocasiones, como hombre de fe que era, le diría en esos
momentos y durante toda su vida después lo siguiente:
“Ahora dice el Señor a su pueblo: Ya no recuerdes el ayer, no
pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo
y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino
en el desierto y ríos en la tierra estéril. Yo, por ser tu Dios,
borro tus crímenes y no me acordaré más de tus pecados”.
Pues si Pedro no hubiera estado sostenido por la Palabra del
Señor, también se habría suicidado, como Judas.
La misma Biblia dice también que el Señor cambia
nuestro lamento en baile, en gozo. Por ello, para que esta
reflexión de fruto, de nuevos bríos y alegría en abundancia en
tu corazón, permítenos decirte que hay cuatro cosas que
quisiéramos compartir contigo que escuchas, acerca de la vida
de Pedro y acerca de tu vida. Siempre estamos
debatiéndonos entre el sufrimiento y las penas. La gente habla
de su fracaso, de sus equivocaciones, de lo que hizo mal o
dejó de hacer, aunque haya sucedido hace 20 años como si
fuera hoy, y es que en realidad no han podido superar las mil y
un situaciones que por alguna circunstancia no se
solucionaron precisamente, de la mejor manera.
Y el no poder superar lo que se considera como
frustración, muy solapadamente nos hace vivir en depresión.
Hoy, una vez más, como en otros temas, diremos: Pero
¿Qué hubiera sido mejor para ti que escuchas? ¿Quedarte en
este sitio, en este trabajo, en esta ciudad, con esta amistad, o
haber salido y tomado otro rumbo? ¿Qué hubiera pasado si no
hubiera ocurrido esto y esto otro? Por más preguntas que nos
hagamos, en realidad no sabemos nada del otro lado de las
circunstancias. ¿Sabes? ante lo que para nuestra mirada
61
superficialidad y miope ha parecido una fatalidad, para el
criterio de Dios, para el criterio de Jesús, no lo es.
O ¿Qué sería de mi, de ti, si todo en la vida hubiera
estado según nosotros, perfecto?. ¿Qué hubiera sucedido, si
nuestros padres y hermanos hubieran sido perfectos, si
nuestra vida escolar desde kinder hasta el doctorado hubiera
sido perfecta, y con honores, si no nos hubiéramos enfermado
nunca, si nuestra alimentación hubiera sido siempre tan sana
y pulcra, si nunca hubieras mentido ni en lo más mínimo, si
nunca hubieras tropezado ante nada, si hubieras ido de éxito
en éxito, si todos tus amigos hubieran sido sanos en todos los
sentidos sobre todo, mentalmente, y enormemente maduros,
si tu matrimonio hubiera sido perfecto, si tu estatus social
hubiera sido, aquél en el que ya no tienes de qué preocuparte
por el futuro?
Ni Jesús ni María tuvieron una vida ideal. La Palabra
del Señor dice de María, la Madre de Jesús, que ella se
sorprendió ante el anuncio de que iba a quedar encinta y a
pesar de saber que esto le podría causar hasta la muerte de
una manera horrenda es decir, lapidada, matada por enormes
piedras, ella contesta al ángel, desde su fe: “Que Dios haga
conmigo como me has anunciado”. María y José tuvieron que
salir huyendo luego de que se enteraron que Herodes quería
matar al niño. ¿Crees que no experimentaron miedo, angustia,
depresión?
Y el anciano Simeón, luego de haberles dicho a María
y a José que su Hijo sería el que libertaría a su pueblo de la
opresión y que Él sería una señal que muchos rechazarían a
fin de que las intenciones de muchos corazones quedaran al
descubierto, luego le dijo a María: Todo esto va a ser para ti
como una espada que atravesará tu propia alma. María, en
lugar de frustrarse ante los rechazos e infamias que recibiría
su hijo, en lugar de desesperarse, de vivir angustiada,
desalentada, con ganas de morirse, en lugar de todo eso,
Lucas en el capítulo 2,51 dice que “María guardaba todo eso
que no comprendía en su corazón”. Y el evangelio de Juan
capítulo 19 verso 25 dice que María permaneció siempre de
pie, incluso en el momento en el que Jesús muere en la cruz.
Y es que en el corazón de María sólo habitaba el
Altísimo, el Excelso, el Inolvidable, el Magnífico y tres veces
Santo. Dios era el amor de su vida. Esto nos lo dicen las
respuestas que siempre dio durante toda su vida: ¡Hágase! Y
nos lo dicen también las respuestas que enseñó a su pequeño
Jesús cuando allá en la hora en la que se juega su destino y el
62
destino de toda la humanidad, siente tristeza de muerte, pero
a pesar de todo responde al Padre Celestial: “Padre mío, para
ti todo es posible; líbrame de este trago amargo, pero que no
se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”.
La Biblia nos dice que Jesús fue un hombre
acostumbrado al dolor. Y la Palabra del Señor no está
hablando aquí de masoquismo es decir de sentir
complacencia en el dolor propio. Jesús fue el varón de
dolores, y repetimos una vez más lo que Simeón le dijo a
María: Él será una señal que muchos rechazarán a fin de que
las intenciones de muchos corazones queden al descubierto.
Y en otra parte la escritura dice que Jesús sufriendo, aprendió
a obedecer. Sencillamente decimos que el dolor asumido o no
asumido, rebela nuestro corazón. El dolor rebela nuestra fe o
nuestra no fe. El dolor rebela nuestra capacidad de amar al
Padre Celestial y de obedecerle, o la capacidad de odiar y
echar las culpas a otros, incluso, a Dios.
El apóstol Pablo en la 1ª carta a los Corintios 1, 18 nos
aclara esto diciéndonos que “El mensaje de la muerte de
Cristo en la cruz, parece una tontería a los que van a la
destrucción; pero este mensaje es poder de Dios para los que
vamos a la salvación. Como dice la Escritura: Destruiré la
sabiduría de los sabios y rechazaré el entendimiento de los
entendidos.
¿En qué pararon el sabio y el maestro y el que sabe
discutir sobre cosas de este mundo? ¡Dios ha convertido en
tontería la sabiduría de este mundo! Dios en su sabiduría
dispuso que los que son del mundo no le conocieran por
medio de la sabiduría humana, antes bien, prefirió salvar por
medio de su mensaje de cruz, a los que confían en él, aunque
este mensaje parezca una tontería.
Los judíos quieren ver señales milagrosas y los griegos
buscan sabiduría, -nos sigue diciendo Pablo- pero nosotros
anunciamos a un Mesías crucificado. Esto les resulta una
tontería pero para los que Dios ha llamado, éste Mesías es el
poder y la sabiduría de Dios. Pues lo que en Dios puede
parecer una tontería, es mucho más sabio que toda sabiduría
humana, y lo que en Dios puede parecer debilidad, es más
fuerte que toda fuerza humana.
Hermanos, deben darse cuenta de que pocos de
ustedes son sabios según los criterios humanos, y pocos de
ustedes son gente con autoridad o pertenecientes a familias
importantes. Y es que para avergonzar a los sabios, Dios ha
63
escogido a los que el mundo tiene por tontos; y para
avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo tiene
por débiles. Dios ha escogido a la gente despreciada y sin
importancia de este mundo, es decir, a los que no son nada
para anular a los que son algo.
Así nadie podrá presumir delante de Dios. Pero Dios
mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús y ha hecho
también que Cristo sea nuestra sabiduría y que por medio de
Cristo, seamos liberados de culpa, consagrados a Dios y
salvados. De esta manera, como dice la Escritura: Si alguno
quiere enorgullecerse, que se enorgullezca del Señor”.
Hoy podríamos hacer la siguiente reflexión: ¿Qué sabe
el hombre, la mujer que no ha experimentado en su vida el
dolor? ¿Podría comprender a otros?
Y aquí no se trata de traer a cuenta el refrán mundano
de: “Mal de muchos consuelo de tontos”, pues te recordamos
que la fe, sobre pasa todo entendimiento. En otra parte la
escritura dice en Lucas 6, 44: “Cada árbol se conoce por su
fruto” Y precisamente, está hablando del fruto de la fe, pues si
un árbol crece frágil y lleno de plagas y por lo tanto, es un
árbol que no da fruto, podríamos compararlo a aquél a
aquella que no pone a caminar su fe y por tanto, no puede
madurar y transformar en experiencia enriquecedora -desde la
esperanza y el amor profundo a sí mismo, a Dios y a los
demás-, cualquier negatividad, cualquier herida, cualquier
tropiezo.
El Señor habla de aquellos que creen
incondicionalmente en Él y que se convierten en un árbol tan
frondoso en el que hasta los pájaros pueden hacer su nido y a
donde otros irán a buscar sombra y descanso. Jesús es claro
en el evangelio de Juan 15, 4 cuando dice: “Sigan unidos a mi,
como Yo sigo unido a Ustedes. Una rama no puede dar uvas
de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera,
Ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a Mi”.
Hermano, hermana que escuchas, para poder ser un
conquistador, una conquistadora, para caminar de victoria en
victoria, a pesar de sentir frustración y desaliento por tener
cáncer, a pesar de sentir frustración por estar postrado,
postrada en una cama, a pesar de pasar por aparentes
imposibles, necesitarás querer vivir de fe, necesitarás querer
robustecer tu fe.
64
Y la fe se robustece junto a Jesús, no junto al televisor
sobre todo cuando por no decidir bien, miramos programas
que nos engendran no fe.
La fe se robustece a solas y en silencio, leyendo la
Palabras Divina en la Biblia. Y la fe se robustecerá cuando al
cerrar la Biblia, quieras dar actitudes de vida, cuando en lugar
de escoger vivir amargado, amargada, cuando en lugar de
escoger pelear y frustrarte, prefieras abrirte al amor inmenso
de Dios y sembrar con Jesús, amor, vida, comprensión sin
esperar nada a cambio; cuando decidas lanzarte a realizar
nuevos proyectos de la mano del Señor.
Así que en el Nombre de Jesús te decimos: Levántate
de todo aquello que tú y sólo tú llamas frustración y que
nosotros preferiremos llamar enseñanza y que la Palabra de
Dios llama: “El gallo ya cantó”, es decir, tal vez la pérdida de
la casa ya sucedió, o el matrimonio ya se fue a pique, y sigues
y sigues lamentándote continuamente de algo que ya pasó y
por ello vives deprimido, deprimida, desperdiciando el único
instante de vida que tienes y en el que prefieres no ser feliz y
por lo tanto no quieres hacer felices a las personas que te
rodean. Tal vez el gallo ya cantó y no terminaste tu carrera
porque en ese entonces eras muy joven, ingenuo para
muchas cosas, totalmente desprovisto, desprovista de apoyo,
de impulso y probablemente atrapado, atrapada por la
depresión y las heridas que llevabas y que posiblemente aún
llevas en el subconsciente, desde el vientre materno.
Tal vez, tuviste un bebé por una violación o por una
noche de pasión y nunca te casaste; tal vez abortaste; o tal
vez eres casado, casada y no puedes tener hijos. Tal vez se te
murió alguien muy querido cuando menos lo esperabas.
¿Sabes?, así es la muerte, inesperada, por ello aprovechamos
a invitarte a vivir tu día, como si fuera el último, con elegancia
espiritual es decir, con fe adulta y honestidad; por ello te
invitamos a no tenerle miedo a la muerte, pues el día menos
pensado nos vamos a ir o se van a seguir yendo nuestros
seres queridos. ¡Es normal!.
“El gallo ya cantó” es decir, tal vez te frustra recordar a
tu padre alcohólico y que le pegara a tu madre y tú y tus
hermanos tenían que salir corriendo a esconderse; tal vez en
tus15 años querías que cierta persona estuviera presente y
nunca apareció. Tal vez tu esposo o tu esposa se fue con otro,
con otra.
65
Tal ve te frustra el hecho de haber reprobado algunos
años en la escuela o el haber caído en relaciones sexuales
que no te llevaron más que a contraer una honda tristeza o
enfermedades que aún no se han curado; o te frustró el hecho
de vivir en un ambiente de pobreza tanta que hoy padeces
falta de calcio en tus huesos o de buena psicomotricidad en tu
cerebro y una buena capacidad de leer, todo por no poder
pagar un kinder.
Tal vez te sentías muy bien en la ciudad en la que
vivías anteriormente, pero tuviste que cambiarte por causas de
fuerza mayor, y esto te produce sensación de frustración.
Generalmente cuando no miramos con fe, las cosas que no
pueden ser o que no pudieron ser, las miramos como algo
fatal, y decimos: ¿Cómo aquél aquella sí pudo?. Pero…si
preguntaras a aquél, a aquella, seguro que te contarían
muchas circunstancias en las que ellos y ellas también se han
sentido más de alguna vez, frustrados.
Volviendo pues a mencionar al apóstol Pedro decimos
que ese relato de “El gallo ya cantó”, es tan importante que
todos los evangelios lo registran. Jesús quería que todos
supieran que Pedro había metido la pata más de una vez, y
que fue después de que el gallo cantó, que se dio cuenta que
necesitaba abrirse al amor incondicional del Señor Dios,
como tú y como yo hoy, aquí y ahora.
66
Cuando el gallo cante
Para casi terminar, te diremos cuatro cosas que
puedes hacer después de que “El gallo cante:
Primero: Levántate, no te quedes tirado, tirada
mirándote a ti mismo, a ti misma, rumiando tus aparentes
fracasos, pues hoy sabes ya que los fracasos no existen más
que en tu mente. No te quedes tirado, tirada, si el egoísmo y la
inmadurez te han zarandeado como al trigo, pues recuerda
que el Señor ha orado por ti, para que tu fe no desfallezca y al
contrario, te levantes con más brío, sabiendo que tu vida
entera, incluyendo aquellas situaciones tan duras, horrendas y
difíciles, están en las manos de ese Dios que es Padre y que
te ama con locura.
El Evangelio dice que en el día de la resurrección las
mujeres fueron a la tumba de Jesús y ésta, estaba vacía. Les
dijeron que le avisaran a los discípulos y a Pedro. ¿Sabes? es
al único que mencionan por su nombre. Esto quiere decir, que
el que no hayas terminado esto o aquello, el que hayas metido
la pata en esto y esto otro, no te elimina de la carrera gloriosa
a la que fuiste llamado, llamada, sino más bien, te convierte en
un fuerte atleta por la fe, que siempre estará listo para sortear
es decir para saber pasar con habilidad más y más obstáculos
hasta llegar a la meta que es Jesús, caudillo y consumador de
tu fe. Así que, ya no recuerdes el ayer, ya no recuerdes lo de
ésta mañana, ya no te lamentes.
Ya has llorado suficiente, así que usa la fuerza
victoriosa que Dios te da y ¡Levántate!. Como el apóstol
Pedro, corre a donde está Jesús, y Jesús, está vivo, en tu
corazón. (Mus)
Segundo: Acuérdate. Jesús le dijo a Pedro que no iba
a hacer lo correcto, pero también le dijo que el había orado
para que su fe no fallara.¿Quién de nosotros no ha fracasado?
El simple hecho de que somos seres humanos nos dirá que
cometeremos errores porque no somos Dios, porque somos
frágiles, quebradizos, caducos. Pero Pedro, se levantó. El
estaba agobiado, perturbado, enojado consigo mismo,
profundamente deprimido, pero se levantó y se acordó que el
Señor lo había llamado y que estaba entre los 12. Se acordó
que durmió a su lado, y le profetizó; le llamó, y caminó sobre
las aguas con él.
67
Acuérdate de cuando Jesús te llamó, de cuando te tocó
el corazón de piedra. Marca como recuerdo liberador y
sagrado este momento en el que escuchas este mensaje y
acuérdate de que El Padre Celestial te ha elegido desde toda
la eternidad para que seas como su Hijo Jesús, para que seas
libre en al amor verdadero.
Cuando tengas situaciones límites en donde “El gallo
esté cantando”, acuérdate del amor que hoy te tiene el Señor
y de todo lo que te está liberando. ¿Cómo podremos olvidar el
amor incondicional del Señor? ¿Acaso no ha sido bueno Dios
contigo? ¿Acaso no te está bendiciendo? ¿Acaso no te ha
prosperado? Muchas veces estamos tan pendientes de lo que
no tenemos, que se nos olvida dar gracias por lo que tenemos.
Así que acuérdate.
Tercero: Restaura la fe de tus hermanos.
Mira a toda la gente que Dios ha usado como
instrumentos por los que nos llegue la fe: Pablo era el matón
de la iglesia o ¿No perseguía encarnecidamente a los
cristianos cuando aún no se convertía, creyendo hacer el
bien? ¿No fue Judas un traicionero? Tomás ¿No fue
incrédulo? Moisés era tartamudo, además de que mató al
hombre egipcio que golpeaba a su hermano de raza. Jeremías
era un llorón, y Elías fue miedoso. Sin embargo, la fe nos
viene de su predicación.
¿Qué queremos decir con esto? Que Dios no nos echa
en cara nada. Lo único que pretende es que aprendamos de
nuestras metidas de pata y nos hagamos responsables de
nuestra vida, para que podamos restaurar la fe de otros; para
que podamos ayudar a cualquier ser humano a acrecentar su
fe en Él, en Jesús, en el Padre Dios, en el Amor que no
defrauda nunca a nadie.
Cuarto: Aprende a gozar, aprende a disfrutar.
El mismo evangelio de Lucas 24, 50-53 nos dice que
Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta Bethania. Los
discípulos estaban tristes. Jesús alzando las manos les
bendijo, ellos le adoraron, y una nube se lo fue llevando. Ellos,
después de adorarlo, volvieron a Jerusalén muy contentos. Y
estaban siempre en el templo alabando a Dios”. Sí, Jesús los
saca de la ciudad del bullicio Jerusalén, y podríamos decir, los
saca de sus pensamientos fúnebres y negativos y los lleva
hasta Bethania, el lugar de la intimidad con Dios, el lugar del
encuentro con Dios, el lugar de la profunda adoración.
68
Luego regresaron a la ciudad del bullicio a seguir
trabajando, a seguir alabando a Dios en el templo del corazón.
Los demás apóstoles y Pedro, regresaron contentos, con gozo
y alegría al lugar del dolor, al lugar en donde algunas cosas se
pueden lograr, y otras no. Regresaron con fuerza y esperanza
porque sabían que Dios es amor y que de todo lo que nos
parece frustrante, Él siempre saca victorias, siempre saca lo
mejor.
Así como Pedro, tú, hoy, aquí y ahora, tienes una
segunda oportunidad; en realidad tienes muchas
oportunidades, a pesar de que el gallo ya cantó, acuérdate de
cuántas veces Jesús te ha perdonado. Acuérdate cuántas
veces el Señor te ha levantado y aprende a disfrutar lo que es
la dicha del perdón; aprende a disfrutar la dicha de superar
cualquier cosa por difícil que sea, por amor a Jesús; aprende a
gozarte en tu Rey y Salvador porque te ama infinitamente y
quiere que seas feliz porque te tomas fuertemente de su
Mano. Aprende a gozar de este día que tienes para hacer que
otros vean la luz que brilla en tu corazón. Aprende a disfrutar
de tu vida diaria, así sencilla, y llena de fe, de esperanza y de
inmenso amor tu corazón.
¡Alimenta tu gozo; deja que tu tristeza y tu amor propio
herido se mueran de hambre! Encuentra la paz en tu unión
con el Señor Jesús, y aunque en la vida, habrás de
experimentar el dolor muchas veces, ánimo que Jesús, ya ha
vencido por todo lo que has pasado, lo que pasas y lo que
pasarás. ¡Amén!
69
Terapia antidepresiva
Toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con
tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos
descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o
hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta. Cierra tus ojos y
respira suave, profundo y lento.
Tu Creador, el Señor de todo cuanto existe, hoy quiere
que vivas este momento profundamente en la fe y que le
entregues tu corazón roto, tu mente partida, tus anhelos
truncados, y de entre todo, tu deseo de sanar las heridas. Hoy
el Señor Dios, quiere regalarte la sanidad sobre ese trauma,
sobre ese golpe que ha quebrado tu corazón y que ha
agrietado tu carácter.
En éste día, solamente vas a traer a tu memoria, la
herida que más te duela es decir, aquello que muy
posiblemente sea la causa de esa depresión y que tú hayas
dicho: “No, no creo que esto me esté afectando tanto”, pero
que lo estás manifestando en alguna enfermedad, quizá
diabetes, o cáncer, o problemas digestivos o de circulación
etc, y que podría ser el haber truncado algo, o alguna
situación que estaba fuera de tu alcance.
Así que comienza en fe a decirle a tu Dios y Padre:
Dios mío, escucha lo que más me duele (En este
momento dile lo que no has sabido entregarle definitivamente)
y protege mi vida de pensamientos que me llevan a mirar para
atrás nuevamente y no me permiten caminar con alegría y
optimismo por la vida. Aquí estoy Padre, entregándote esto.
(En este momento dile nuevamente lo que más te duela y que
hace unos instante comenzaste a entregar).
Mira cómo el Señor toma en sus manos esta situación,
este hecho doloroso y lo que originó que sucediera. Mira cómo
toma en sus manos, por todo lo que tuviste que pasar y las
consecuencias de ello, y dile: Señor, escóndeme en ti, en lo
más profundo de ti ¡Dios de mi vida!. Que estos recuerdos
vayan perdiendo poder sobre mi, sobre mi vida.
Señor, que aunque volvieran a venir a mi memoria
estos recuerdos, no permita yo mismo, yo misma que me
paralicen; que yo mismo, yo misma, no quiera hacerme daño
70
pensando que fue lo peor que me pudo pasar, sino que logre
verlos como un aprendizaje, como una de las más grandes
enseñanzas, como un momento de mi vida que tengo que
cerrar.
Tú Señor –como dice el salmista en el salmo 64 (63)-
que conoces los pensamientos más íntimos del ser humano,
investiga cuál es el hecho doloroso que tengo más fijo en mi
subconsciente y con tu poder amoroso despréndelo y sáname.
(Silencio)
Señor, a pesar de todo lo que ha pasado en mi vida,
comienzo a aprender a ser feliz, a disfrutar de mi mismo, de mi
misma, de todas las situaciones, de los demás y sobre todo, te
disfruto a ti, mi Dios y Rey; disfruto tu gracia.
Se Señor que tú mantienes firmes las montañas con tu
poder y tu fuerza, y calmas ahora el estruendo de las olas y el
alboroto de los pueblos es decir, de todo lo que era ruido
hasta antes de llegar éste momento. Hasta las más grandes
heridas que haya recibido o recibiré en mi vida, temblarán ante
tus maravillas. Por ti, ahora mismo hay gritos de alegría en mi
interior, porque tú tienes cuidado de la tierra, le envías lluvia y
la haces producir con arroyos caudalosos de gracia, haces
crecer el trigal de la fe y preparas el campo de la esperanza.
Gracias Señor por colmarme de bendiciones y por
transformar mis desiertos en terrenos firmes con tu abundante
pasto. Hoy, como el monte más grande, me visto de gala,
porque tú Señor siempre has sido fiel, porque tú Señor me
amas.
Ahora, escucha al Señor que te dice allá en lo profundo
de tu ser:
Da voces de Júbilo hijo mío, hija mía, alégrate de todo
corazón. Yo tu Dios, estoy siempre contigo, ahora mismo
estoy en lo más profundo de ti, en lo más profundo de tu
subconsciente. Ya no tendrás que temer mal alguno. No
tengas miedo. No provoques que tus manos se queden sin
fuerzas sino: Confía en mi. Yo soy el único poderoso y quien
te salvo de este mal. Me gozo en ti, hijo mío, hija mía y por ello
hoy, aquí y ahora, te estoy dando nueva vida.
No dudes más de mi Amor y mi Sabiduría. Por siempre
Yo te libraré de cualquier mal que te amenace. En aquél
tiempo como ahora, actuaré en contra de todo lo que te
71
oprima pues Yo ayudo a la oveja que cojea y recojo a la
extraviada. Yo sano las heridas aun la más enferma. Yo el
Señor lo hago ahora mismo.
Tengo en mis manos esta herida, este hecho que te ha
martirizado tanto. Lo estoy purificando con mi poder amoroso.
(Mira al Señor envolviendo tu pasado, ese hecho que creíste
que te encadenó interiormente pero que ahora, está siendo
purificado y transformado en positividad, en libertad interior, en
enseñanza y madurez, en salud y paz)
El poder sanador de la
Palabra
Capítulo 6
72
El poder sanador de la Palabra
Hemos hablado en temas anteriores, que el apóstol
Pedro pudo caminar sobre el agua es decir, que pudo caminar
sobre cualquier situación por difícil que ésta fuera, porque
Jesús, su amado Maestro, le enseñó a creer siempre en Él y
en el Padre Dios. Con Jesús, Pedro aprendió que todo tuvo
sentido en su vida, aún aquellas situaciones que le parecieron
desastrosas y que no entendía, pero que sabía que Dios podía
transformarlas en ricas experiencias de amor y de fe.
Pedro superó desde la confianza en Dios, cualquier
golpe de la vida y cualquier equivocación por terrible que ésta
hubiera sido, como lo fue –por ejemplo- el haber negado a
Jesús su Señor. Y pudo aceptarlo y pasarlo todo, porque
estaba cimentado sobre Roca firme, porque estaba cimentado
en quien es la Palabra de Vida, porque había fundamentado
su vida, no en cualquier Palabra, sino en la única Palabra
estable y verdadera, la Palabra de Dios.
En su 2ª Carta 2,9 nos dice que “El Señor sabe librar
de la prueba a los que viven entregados a Él”. Y en el capítulo
3 de su primera Carta versículo 14 nos dice: “No tengan miedo
a nadie, ni se asusten, sino honren a Cristo como Señor, en
sus corazones. En esta misma primera carta capítulo 4 verso
7 nos dice: Sean ustedes juiciosos, dedíquense seriamente a
la oración. Y en el capítulo 5 verso 7 dice: “Dejen todas sus
preocupaciones a Dios, porque Él se interesa por Ustedes”. Y
al final del capítulo 3 de la Segunda Carta verso 18 dice:
“Cuídense para que no sean arrastrados por los
engaños de los malvados, ni caigan de su firme posición,
antes al contrario, conozcan mejor a nuestro Señor y Salvador
Jesucristo y crezcan en su amor”. Es como si nos dijera:
“Cuídense para que no sean arrastrados por la no fe, por la
desesperanza, por el desaliento, por el sin sentido de vivir, por
la depresión, por la rebeldía que les viene de sus heridas no
sanadas; no se dejen arrastrar por lo que sienten en su interior
y que aún no saben cómo asumirlo, cómo sobrellevarlo pero si
leen la Palabra del Señor y se dejan educar por su Espíritu
Divino, aprenderán todo cuanto necesiten para ser felices y
fuertes.
73
Cuídense pues, de no caer de su firme posición es
decir, si ahora están firmes en el Señor, que nada los haga
volver para atrás a la incredulidad, a la rebeldía, a la vida
superficial y vacía, por ello les digo: conozcan mejor a nuestro
Señor y Salvador Jesucristo, mediten la Palabra de Dios y
crean en su amor y sean fuertes por la fe.
Pedro sabía quién era Jesús. Sabía que el Señor ama
incondicionalmente y que lo único que quería de Pedro era
que fuera grande en la confianza, en el amor, en la
generosidad y en el servicio; que fuera un hombre firme en la
fe y pleno en el amor para que pudiera ayudar a otros a
acrecentar su fe en Dios. Pero ¿Sabes? Pedro, gastaba
tiempo para escuchar al Señor, es decir, Pedro escuchaba a la
Palabra de Dios encarnada es decir, a Jesús.
La carta a los Hebreos, 1, 1-3 nos dice: “En tiempos
antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y
de muchas maneras por medio de los profetas. Ahora en estos
tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual
creó los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las
cosas. Él es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma
de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su
Palabra poderosa”.
En este siglo XXI, la gente se muere de miedo, los
jóvenes deambulan por las calles vacíos, y rotos interiormente.
El periódico la Jornada observó que actualmente las
estadísticas dicen que las parejas que se casan, se entienden
cada vez menos. Por cada 10 parejas que acuden al registro
civil a contraer matrimonio, de 4 a 5 regresan a divorciarse,
aunque se sospecha que en este último dato puede haber
"cifra negra" por los arreglos extrajudiciales entre los
integrantes de las parejas para su separación. En los Estados
Unidos de Norteamérica de cada 10 parejas se divorcian de 6
a 7.
Hoy el ser humano está convencido de la
incompatibilidad de carácter y esta manera de creer, la usan
como una de las razones más poderosas para romper la
relación y todo por no querer conocer al verdadero amor es
decir, por no querer conocer a Jesús el Señor, por no querer
leer su Palabra. Hace unos días escuchaba a una señora
joven de 28 años –creo yo que estaba muy herida tal vez
desde el vientre materno- que permitía a su hija
74
preadolescente de 13 años llevar a su casa a sus novios y
acostarse con ellos diciéndole y diciéndonos que el amor no
existe, que en la vida lo importante era el dinero y el sexo.
Hoy los niños y jóvenes están desorientados porque
los matrimonios están desgarrados por los gritos llenos de ira
y de resentimiento y por ver las copas de vino, el cigarro o la
droga que no faltan en las manos de papá o de mamá; por la
infidelidad, la mentira, la deshonestidad y los golpes, es decir,
los matrimonios, las parejas están quebradas por heridas en
su subconsciente, como sabemos- no solucionadas. Y todos –
como dice la escritura, hemos pecado- es decir, todos
padecemos de egoísmo, de soberbia, de no fe, y a pesar de
todo esto que nos aniquila como seres humanos no queremos,
no quiero, no quieres ir al único que puede restaurar a tu
familia, al único que te puede devolver la vida, no quieres orar,
no quieres ir al único que puede libertarte, al único que puede
devolverte la salud espiritual, la salud de tu alma, la salud de
tu ser entero: Dios en su Palabra.
La Palabra de Dios, es viva, es eficaz, es más
penetrante que toda espada de dos filos, y es capaz de llegar
a las coyunturas, a los tuétanos; es decir, la Palabra de Dios
es capaz de romper el corazón más duro y volverlo un corazón
abierto y que ama; la Palabra de Dios es capaz de transformar
el subconsciente más herido en un oasis de paz; la Palabra de
Dios es capaz de llegar a lo más profundo del ser humano, y
llenarlo de plenitud; la Palabra de Dios es capaz de darte la
felicidad a ti que escuchas, pero ante todo, necesitarás querer
abrir ese libro Santo con esa fe que ya tienes, y luego,
necesitarás querer comenzar a vivir el amor.
¿Sabes? Somos testigos de que la Palabra de Dios ha
transformado miles y miles y millones de corazones de
matrimonios a punto de separarse; la Palabra de Dios ha
sanado cuerpos enfermos, ha traído milagros financieros, y
siempre pero siempre, nos ha sacado adelante.
Lucas 5, 1- 11 nos dice que “En una ocasión, estando
Jesús a la orilla del lago de Genesaret, se sentía apretujado
por la multitud que quería oír el mensaje de Dios. Jesús vio
dos barcas en la playa. Estaban vacías, porque los
pescadores habían bajado de ellas para lavar sus redes.
Jesús subió a una de las barcas que era de Simón Pedro y le
pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la
75
barca y desde allí comenzó a enseñar a la gente. Cuando
terminó de hablar, le dijo a Simón:
Lleva la barca a la parte honda del lago y echen allí sus
redes para pescar. Simón le contestó: Maestro, hemos estado
trabajando toda la noche sin pescar nada, pero ya que tú lo
mandas, voy a echar las redes. Cuando lo hicieron, recogieron
tanto pescado que las redes se rompían”.
Primeramente queremos resaltar cómo Jesús el Señor
le pide su barca a Simón Pedro para poder predicar desde
ella. Así que si queremos que pase algo en nuestra barca, es
decir, en nuestra vida, necesitaremos querer dejar que Jesús
el Señor entre y nos aparte de todo lo que nos impide mirar
con fe, con esperanza y con amor es decir, hay que querer
permitir que la Palabra de Dios y nuestra voluntad puesta en
ello, nos aparte del egoísmo, de la soberbia, de los rencores,
para que sepamos, para que sepa yo, para que sepas tú,
descubrir el código secreto del amor inscrito en Jesús y en su
Palabra, para poder llevar con sabiduría nuestra propia vida y
luego, con el ejemplo, arrastrar a los nuestros, a los más
próximos hacia un verdadero sentido de vivir. Pero para ello
hay que querer alejarnos de la orilla, es decir, hay que querer
alejarnos de lo superficial e ir a lo profundo del corazón para
orar; hay que querer ser honestos, hay que querer caminar
fundamentando nuestra vida en la Palabra del Señor.
La grandeza de los hombres y mujeres de la Biblia,
viene de que supieron con fe llevar su vida natural y caduca a
un terreno sobrenatural y eterno, pero ellos y ellas, meditaban
la Palabra del Señor asiduamente, frecuentemente,
perseverantemente. Por otro lado, los discípulos, -volviendo al
relato de la pesca milagrosa-, habían estado escuchando al
que es la Palabra en un tiempo específico, para un problema
específico, antes de que sucediera la pesca milagrosa. Y es
precisamente cuando termina de hablar Jesús el Señor, que le
dice a Pedro: “Lleva la barca a la parte honda del lago y echen
allí sus redes para pescar”.
Cuando Pedro escucha esta orden, fíjate como no
discute con Jesús diciendo que es algo incongruente lo que él
dice, algo que no tiene sentido, algo tonto lo que está
pidiendo. Sencillamente Simón Pedro reconoce su
incapacidad para solucionar algo en lo que él ya había puesto
todo de su parte para solucionarlo pues habían tenido la
76
experiencia desalentadora de no haber encontrado peces, y le
contesta:
Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin
pescar nada, pero ya que tú lo mandas, voy a echar las redes
en tu Nombre. Una vez más Pedro creyó en el poder de
Jesús que podía sacarlo adelante de cualquier situación por
difícil que ésta fuera, y confiando en Él, dice el evangelista
Lucas, echaron las redes, y cuando lo hicieron, recogieron
tanto pescado que las redes se rompían”.
Mi hermano, hermana que escuchas, Si quieres que tu
vida se transforme, si quieres salir victorioso, victoriosa de esa
depresión, de ese proceso de duelo, de esa pérdida, si quieres
que vuelva a ti la alegría de vivir, si quieres encontrarle sentido
a tu vida, tendrás que desear ardientemente la amistad con
Jesús, tendrás que querer estar a la escucha de la Palabra de
Dios, tendrás que querer estar a los pies del Maestro, en un
tiempo específico, escuchando, y luego de ahí, querer
continuar rumiando en tu corazón lo que leíste, para ponerlo
en práctica en tu vida diaria, en tu vida cotidiana aunque
siempre nueva, siempre rejuvenecida por la Palabra Divina,
pues para el que está a la escucha de la Palabra de Dios, todo
toma sentido. Para el que está a la escucha de la Palabra de
Dios, ningún día es igual a otro aunque diario realice lo mismo,
porque el que escucha a Dios en su Palabra, ama, y el amor le
da la capacidad de transformar lo más trivial en extraordinario
y único.
La Palabra de Dios dice que la fe viene por el oír. Y si
tú que escuchas, quieres tener oídos para escuchar sobre
todo con fe adulta, para acrecentar tu fe, tendrás que
mantenerte diariamente, escuchando la Palabra de Dios.
El salmo 1 dice que es “Feliz el hombre, la mujer que
no sigue el consejo de los malvados ni va por el camino de los
pecadores”, es decir, que es feliz aquél aquella que no
escucha sus propios pensamientos negativos, que no escucha
a la no fe que le llega de estar viviendo una vida superficial y
sin sentido, una vida en la que se ha fomentado interiormente
el resentimiento y la ira. Dice que es feliz quien no escucha al
egoísmo y a la soberbia que ha dejado anidar en su corazón.
Y continúa el salmo 1 diciendo en el verso 2: “Sino que
pone su amor en la ley del Señor y en ella medita día y noche.
Ese hombre, esa mujer, ese joven, esa joven, será como un
77
árbol plantado a la orilla de un río, que da fruto a su tiempo y
jamás se marchitarán sus hojas. Todo lo que haga le saldrá
bien.
Con los malvados, es decir, con todo lo negativo que
engendra la mente del ser humano, no pasa lo mismo, pues
todo esto será como paja que se lleva el viento. El Señor cuida
el camino de los justos es decir, de aquéllos que le buscan de
corazón, sinceramente, pero el camino de aquellos que no
quieren poner su confianza en el Señor, los llevará al
desastre”.
Muchas personas, hacen test para ver qué tan
inteligentes según la vanidad del hombre o la ciencia, o para
ver qué novio o novia les conviene más, o para ver qué tipo de
personalidad tienen, y poco se ocupan de saber cómo está su
interior, cómo está su fe, cómo está su capacidad de amar.
Nosotros, sin necesidad de aplicar ningún test, nos
damos cuenta de que las personas están vacías de
espiritualidad por su forma de reaccionar que no es
precisamente con amor y por su poca capacidad para estar a
solas consigo mismas y con el Señor Dios, es decir, por su
poca capacidad para orar con el corazón, ante la Palabra del
Señor. El apóstol Pablo en su 1ª Carta a los Corintios 2, 4-16
nos dice lo siguiente: “Cuando les prediqué, no usé palabras
sabias para convencerlos. Al contrario, los convencí haciendo
demostración del Espíritu y del poder de Dios, para que la fe
de Ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría
de los hombres. La sabiduría de Dios es algo que no han
entendido los que gobiernan este mundo presente, pues si lo
hubieran entendido, no habrían crucificado al Señor de la
gloria, pero como dice la Escritura: Dios ha preparado para los
que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera
pensado. Estas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer
por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta
las cosas más profundas de Dios.
¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en
el corazón del hombre sino sólo el espíritu que está dentro del
hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios
sabe lo que hay en Dios. Y nosotros no hemos recibido el
espíritu del mundo sino el Espíritu que viene de Dios para que
entendamos las cosas que Dios en su bondad nos ha dado.
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Así explicamos las cosas espirituales con términos
espirituales. El que no es espiritual, no acepta las cosas que
son del Espíritu de Dios porque para él, son tonterías, pero
aquél que tiene el Espíritu puede juzgar todas las cosas y
nadie lo puede juzgar a él. Pues la escritura dice: ¿Quién
conoce la mente del Señor? ¿Quién podrá instruirle? Y Pablo
termina diciendo: Sin embargo, nosotros tenemos la mente de
Cristo”.
Hermano, hermana que escuchas: frecuenta
diariamente la Palabra del Señor para conocer cada día más y
adorar siempre, al Padre Celestial, para que Él te regale tener
la mente de Cristo.
El sufrimiento de la humanidad entera nos grita que es
necesario que tú y yo queramos tener la mente de Jesús, y
para ello como a Pedro, una y otra vez nos dirá que llevemos
la barca a la parte honda del lago. ¿Te das cuenta?. Es
necesario querer llevar la barca de nuestro propio ser a lo
profundo, y a la vez a lo más sencillo pero eterno de nuestra
alma, allá en donde todo es reposo y paz, en donde todo es
plenitud, alegría y sabiduría, allá donde los milagros suceden,
allá donde podemos escuchar el remá de Dios es decir, allá
donde escuchamos con oídos verdaderos la Palabra de Dios.
El estar diariamente a los pies de Jesús, escuchando
su Palabra, el estar desde la fe escuchando a ese Dios que es
nuestro Padre, me ayuda, te ayuda a descubrir su presencia
incluso en momentos de aparente desilusión, en momentos de
desaliento, cuando lo que hacemos parece inútil, como les
sucedía a los mismos apóstoles que después de haber
trabajado toda la noche exclamaron: “Maestro, no hemos
pescado nada”
Es precisamente en momentos así cuando
necesitamos abrir el corazón para dejar que la Palabra que
leímos con fe, a solas y en silencio, actúe con toda su fuerza.
Quien abre el corazón a la Palabra de Dios, quien abre
el corazón a Cristo no sólo puede comprender el misterio de
su propia existencia y para qué está llamado, llamada. Sabe
que su vocación es el amor independientemente del camino
que se elija. Pues de otra manera se vive sin saber hacia
dónde se va.
79
En 2 Reyes 4,1-7 se narra cuando una viuda fue a
buscar al profeta Eliseo y le cuenta que su esposo había
muerto y que los había dejado endeudados y ahora los
acreedores querían llevarse a sus dos hijos como esclavos.
Eliseo pregunta “¿Qué tienes en casa?” Ella le contesta “un
jarrito de aceite”. Y Eliseo le dice: Pues ve ahora y pide
prestados a tus vecinos algunos jarros, ¡todos los jarros
vacíos que puedas conseguir!. Luego métete en tu casa con
tus hijos, cierra la puerta y ve llenando de aceite todos los
jarros y poniendo aparte los llenos. Luego, ve a venderlos y
paga tu deuda. Con el resto podrán vivir tú y tus hijos”.
¿Qué crees que pensó la viuda a la que Eliseo le pidió
que vendiera todo lo que tenía para comer en aquel jarrito de
aceite? Sí, como ella, tú necesitarás creer que será siempre la
Palabra de Dios la que te saque adelante. Ella creyó en la
palabra de Eliseo como Pedro creyó en la Palabra de Jesús
cuando echó en el Nombre de Jesús las redes en el mar que
aparentemente estaba vacío de peces.
Muchas veces, tu mente llena de pensamientos
superficiales y sin fe, te juega lo mismo. Hay veces que Dios
te da una Palabra de vida y pareciera que es una mentira.
Muchas veces has escuchado la Palabra pensando que nada
es cierto, porque piensas que eso no puede ser posible para
tu vida, que esto tampoco se puede realizar, que aquello es
imposible, que todo es una falacia. ¿Sabes? Todos hemos
pasado por esos momentos de noche oscura y de purificación,
pero también por experiencia, sabemos que en medio de la
noche, Dios es y ha sido siempre fiel; siempre ha actuado y
actúa de la manera que menos esperamos; que Él es Padre y
nos cuida, y siempre busca lo mejor para sus hijos y nunca ha
abandonado ni abandona a nadie.
Este mensaje ha sido pensado con la finalidad de que
te enamores más del Señor, de que lo busques sin cesar, de
que lo ames profundamente, de que quieras convertirte en un
hombre, en una mujer que alimenta su espíritu, que ilumina su
mente con la Palabra de Dios. Por ello te sugerimos que será
bueno para ti, que destines un lugar y una hora específica
para meditar en la Palabra de Dios diariamente:
Tal vez puedes leer, meditar, orar y contemplar por las
mañanas tempranito o por las noches desde tu cama o en la
mesa de tu cuarto o comedor o tal vez al medio día o en un
rato libre en tu trabajo, o en la fila larga del pago que tienes
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qué hacer. Puedes tener una reglita o tarjeta dura para
subrayar –si las circunstancias lo permiten- lo que más te
vaya ayudando con el color de pluma que más te ayude.
Es su Palabra la que necesitas en todo tiempo y no
tanto ir con la amiga llorando ni con este otro para que nos
quite lo que sentimos interiormente sobre todo si se trata de
angustia existencial, de vacío, de soledad, de insatisfacción,
de depresión, de tristeza, de miedo, de cansancio, de
desaliento, de no querer vivir.
Es su Palabra la que necesita el ser humano para salir
del cautiverio del egoísmo y el resentimiento, pero para ello es
preciso querer superar la flojera, es preciso querer superar la
inconstancia, es preciso –como Pedro- querer caminar sobre
el mar como en el relato de Marcos 6,45.
Hoy podríamos preguntarnos pero ¿Cómo atravesar el
mar sin ser atrapados por sus olas? Y te respondemos que es
posible pasar la vida sólo si Dios por su gracia y su Palabra
detiene el ímpetu de sus olas. Nadie nos escapamos en
nuestra vida de una pesca infructuosa o de la furia de un mar
de dudas, tentaciones, miedo, desaliento etc, que intenta
hundirnos y que ciertamente hace difícil nuestro proceso hacia
la libertad interior. A mucha gente le aterra que sus proyectos
no funcionen. A mucha gente le aterra el miedo al futuro. A
mucha gente le aterra la muerte de un ser querido o su propia
muerte. ¿Sabes? Para alcanzar la realización existencial es
preciso romper con la seguridad que nos brinda una
mentalidad comodona, sin fe, vacía y que nos paraliza para
echar las redes en el Nombre del Señor Jesús.
El camino hacia la libertad, sólo se alcanza
atravesando nuestro propio mar, no teniéndole miedo a la
profundidad porque sabemos que es precisamente caminando
sobre todo lo que no viene de la fe y lanzándonos confiados
en la Palabra de Dios, que pescaremos justamente lo que
necesitamos, y cuando menos lo pensemos, estaremos más
allá del mar de la angustia, más allá de cualquier limitante,
sencillamente porque nos fiamos del Señor Dios que siempre
actúa.
Para terminar, permítenos contarte la siguiente
anécdota: Después de la Segunda Guerra Mundial, un joven
piloto decidió hacer una peligrosa y larga travesía utilizando un
pequeño avión de un motor. El reto era grande y requería de
mucha energía y concentración. Avanzado en su viaje, sus
instrumentos comenzaron a comportarse en forma extraña y,
81
al investigar, se dio cuenta que llevaba una rata en el avión,
que estaba royendo los cables.
Esto causaba que los instrumentos dieran lecturas
incorrectas, lo cual probablemente tendría como consecuencia
que el piloto tomara decisiones equivocadas, que, en su
posición, serían fatales. En ese instante recordó algo que le
había enseñado su instructor:
“Cuando encuentres ratas en tu vuelo, en vez de gastar
tu energía y ponerte en peligro peleando con ellas, ¡elévate!
Elévate lo que más que puedas, las ratas no resisten la
altura”.
Algunas veces tenemos pensamientos y emociones
que son como esas ratas.
Las ratas en muchas ocasiones sólo son los fantasmas
creados por nuestros miedos fundados en la no fe. La Palabra
del Señor es el más grande instructor que puede darte la
sabiduría para saber tomar distancia del suelo, es decir para
tomar distancia de lo que aprisiona, de lo que esclaviza, de lo
que destruye.
Ojalá que a partir de hoy, aproveches la gasolina divina
que te da la fe para llevar a cabo el sueño de Dios sobre ti y
tus sueños fundamentados en su Palabra. Usa esta gasolina
para mirar hacia lo que quieres y que el Señor quiere para ti;
no te distraigas mirando hacia lo que te hace daño y que el
Señor sabe que estropearía tu vida. Recuerda que puedes
dirigir tus controles hacia un universo entero de posibilidades.
Así es de inmensa la fe.
En vez de estar ocupado/a y preocupado/a con una
rata, siéntete orgulloso de no dejarte sacar de tu rumbo.
Piensa que cuando llegues, no querrás recordar que te
gastaste la mitad de tu viaje demostrándole a las ratas quién
era el piloto. Recordarás, una vez más, cómo por la luz de la
Palabra, supiste dejar atrás los obstáculos. Vuela alto, como
Jesús, tan alto como tus sueños, y cuando sientas los vientos
y los peligros, no mires para abajo, siempre mira hacia arriba,
porque ese es el sitio al que perteneces. Amén.
82
Terapia de amor
Toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con
tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos
descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o
hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta. Cierra tus ojos y
respira suave, profundo y lento. Y abriéndote confiado a Jesús
tu Señor y Dios, dile en el silencio de tu corazón:
Señor, se que eres inmensamente fiel y sumamente
bondadoso. Se que estás allanando cualquier dificultad por
insuperable que me parezca. Hoy se que quien se fía de ti,
pasa a pie sin mojarse, el océano de la angustia y el miedo.
Hoy se Señor, que la libertad interior, la paz y la sabiduría, no
la encontraré en ningún lugar sobre la tierra, ni en ninguna
persona terrena. El tesoro está en ti Jesús, en tu Palabra, y
en mi mente.
Jesús, hoy se que es libre quien ama la vida a pesar de
las tempestades u obstáculos que puedan aparecer. Hoy se
que para saborear esa libertad interior es necesario
adentrarse en el fascinante mar de tu Palabra, en el mar de tu
Presencia inigualable, en el mar del amor infinito del Padre.
Hoy como dice el salmista, fiado, fiada en ti, me meto
en la refriega. Se Jesús, que quien depura es decir, quien
acrisola, quien rehabilita, quien somete su vida al fuego
purificador y transformante de tu Palabra, siempre triunfará en
su lucha por la libertad en el amor, en la fe, y en la esperanza.
Señor, regálame la gracia de comprender que es en el crisol
de la escasez, de lo difícil, de lo que parece imposible, en
donde el ser humano es guiado por ti, ¡Oh Dios siempre
actuante y presente!
Es en el fuego del amor actuante, en el fuego de lo que
nos parece incomprensible, donde se depura, donde se
elimina el conformismo y el hechizo de una vida cómoda
83
detrás de la que siempre se esconde el fantasma de la
opresión, la esclavitud y la necedad.
Mira cómo el Señor te fortalece ahora mismo y te
infunde la gracia de creer firmemente en su amor y te dice:
Rema mar adentro y no temas. Lánzate a la aventura de la fe.
Conmigo la pesca abundará siempre aunque tengas qué
pasar por tiempos difíciles, áridos. Tu misión vale la pena
porque tu misión es dejar vivir al amor verdadero que soy Yo,
tu Dios. Rema mar adentro, echa las redes, sígueme no
tengas miedo. Necesito tus talentos, necesito tu mente, tu
mirada, tus manos, tus pies, tu ser entero para dar luz a esta
humanidad que se pierde en la no fe y la desesperanza. Echa
las redes cogiéndote fuerte de mi Palabra. No tengas miedo.
Señor, hoy, aquí y ahora, enséñame a echar la red. Y
tú, allá en tu interior, mira a Jesús que te toma de las manos y
pone en ellas su red. Míralo y mírate echando la red del amor
de Jesús y del Padre que libera tu matrimonio, tu familia de
egoísmo, de infidelidad, de mentira, de infertilidad e
infecundidad, de desconfianza, de golpes y gritos, de
enfermedad, de no fe.
Si eres soltero, soltera, joven o adulto, mírate con
Jesús, echando la red en el nombre de Jesús sobre tu
persona, sobre tus actividades, y sobre todo, sobre tus
complejos y heridas, sabiendo ahora que tu vida vale la pena
ser vivida porque el Señor la hace fructífera, fecunda.
Si eres padre o madre de familia, mírate echando la
red por la que quedan libres tus hijos de la droga, del maltrato
que les has dado o les ha dado tu cónyuge, míralos siendo
libres de cualquier vicio que los tenga atados y mira cómo es
su vida al lado de Jesús: vida próspera, vida feliz, vida en la
libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Si estás postrado, postrada en la cama porque estás
muy enfermo/a: Mírate echando la red en el nombre de Jesús
sobre ese cáncer o sobre esa enfermedad crónica, o sobre
esa depresión o sobre aquello que los médicos no encuentran
para dar un diagnóstico y que sin embargo te hace sentir muy
mal. Mira cómo Jesús te libera, te sana, sobre todo de la no fe,
de la incredulidad, y te deja un corazón lleno de confianza en
Él.
Gracias Señor porque sobre todo, me has pescado
para ti. De ahora en adelante quiero vivir en tu mar de
84
Capítulo 6
El miedo viene de lo que oigo
La Palabra del Señor en 1ª de Samuel capítulo 17
versículo 11 dice que al oír el rey Saúl y todos los israelitas las
palabras de sus acérrimos enemigos los filisteos, perdieron el
ánimo y se llenaron de miedo.
Hemos querido comenzar con éste versículo de la
Palabra del Señor porque muchos y muchas no entendemos
el lenguaje de Dios y por lo tanto tampoco hablamos el
lenguaje de Dios, y el lenguaje de Dios no es el miedo, sino fe,
esperanza y amor, y lo entenderemos, lo hablaremos y lo
viviremos, sólo por la fe y desde la fe, si es que queremos
salir de las ataduras del miedo, si es que queremos caminar
en libertad interior, si es que queremos vivir en el amor, en la
armonía, en el orden interior y en la esperanza.
“El miedo viene de lo que oigo”. No importa si esas
voces son externas es decir, si vienen de la programación
negativa de otros, o si proceden de nosotros mismos es decir,
si vienen de nuestro pensamiento negativo y falto de fe.
Nuestros pensamientos generalmente son
pensamientos meramente mundanos y no precisamente
divinos y humanos; nuestros pensamientos están cargados de
superficialidad y vacío y la explicación es sencilla: Nadie
somos inmunes a la influencia de todo lo que nos rodea:
amigos, familia, compañeros de trabajo, televisión, periódico,
radio, libros y revistas etc. Nuestros pensamientos, metas y
acciones, constantemente son influenciados por nuestro
ambiente. Y nuestra decisión a adoptar todo esto, nos ha
llevado a hacernos determinadas programaciones mentales
sobre todo, programaciones mentales llenas de miedo.
El rey Saúl por ejemplo, era un hombre obsesivo y
paranoico a tal grado que miraba enemigos hasta donde no
los había por ejemplo, cuando por celos, y envidia, comenzó a
86
engendrar en su mente la idea de matar a David, luego de que
éste había ganado muchas batallas.
Saúl se olvidó de vivir es decir, se olvidó de disfrutar de
todo lo que Dios le había dado y el Señor Dios le había dado
la oportunidad de gobernar es decir, de ayudar a crecer en
todos los aspectos, al pueblo de Israel, comenzando por él
mismo. Tenía hijos e hijas, tenía riqueza, tenía la promesa de
la fidelidad de Dios en su vida, tenía el apoyo de David, pero
Saúl –como muchos de nosotros que preferimos dejarnos
arrastrar hasta el pozo de la irrealidad por el miedo, por la
desconfianza en el amor protector de Dios, por la no fe-
prefirió desperdiciar su vida y su reinado, los dones que el
Señor le había dado, la amistad de David, por escuchar lo que
no es sano, lo que esclaviza, lo que hace del corazón un valle
de huesos secos y sin vida.
Y un corazón así, no es libre, no conoce los frutos de la
humildad y el perdón; un corazón así, no es feliz, no encuentra
reposo en Dios, no encuentra la paz verdadera.
El libro 1o de Samuel capítulo 17 versículo 11 nos
confirma que nosotros, yo, tú que escuchas, podemos ser
trasmisores del miedo cuando dice que “Al oír el rey Saúl y
todos los israelitas las palabras de sus acérrimos enemigos
los filisteos, perdieron el ánimo y se llenaron de miedo”. Lo
mismo en el capítulo 24 versículo 9 cuando David le dice a
Saúl: ¿Por qué hace caso Su Majestad a quienes le dicen que
yo busco su mal?
Mi querido hermano, hermana que escuchas,
permítenos decirte que el miedo, es una falsedad cuando es
engendrado por la irrealidad de nuestros pensamientos sin
fundamento. Por ejemplo: sería ilógico permanecer sin hacer
nada, con los brazos cruzados al ser despertados a media
noche porque nuestra habitación o nuestra casa está ardiendo
en llamas. Es lógico que el miedo nos lance a hacer algo para
poder salir vivos de ahí. Lo que es insensato y hasta tonto, por
ejemplo, es molestarse y morirse de rabia y de miedo, porque
alguien enferme de cáncer, o muera, o pierda el trabajo o sea
infiel. ¡Somos seres humanos! ¡No somos Dios! Lo que nos
toca es poner de nuestra parte lo mejor para salir adelante. El
resultado tendremos que dejarlo de buena voluntad, en las
manos del Señor.
87
El miedo vivido de manera neurótica nos hace daño y
se convierte en una de tantas enfermedades mentales
provocadas por el estar encerrados sobre sí mismos,
alimentando fantasmas mentales y por salirnos de la realidad,
y para quienes tenemos fe, la única realidad auténticamente
hablando es Dios, nuestro gran presente y en quien nuestro
pasado ha sido transformado en bendición y nuestro futuro,
está asegurado. El miedo a mucha gente le hace gritar: “Esto
es imposible”. “No puede estar pasado”. En cambio la fe
siempre dirá: “Si hemos recibido de Dios lo que nos
proporciona alegría, por qué no recibir de Dios lo que nos
proporciona madurez”.
La fe viene por el oír, pero no cualquier voz mundana o
del consumismo y las tradiciones culturales, o la voz de lo que
dice la mayoría. La fe, la medicina contra el miedo, y la salud
mental, viene por escuchar la Palabra de Dios. Si quisieras
decidirte a escuchar diariamente la Palabra de Dios, seguro
que poco a poco tendrías el lenguaje de Dios, la mente de
Dios el actuar de Dios, es decir, pensarías por fe, hablarías en
fe y vivirías feliz, obrando siempre el bien.
Mucha gente al orar, no ora en la Palabra de Dios, sino
en las propias penas. Una persona que ora la Palabra de Dios,
de la Palabra de Dios recibe la solución a su vida diaria y
pronuncia palabras de fe; entonces su oración ya no es
“Cuánto me duele, Señor,” sino “Cuánto tú tuviste que sufrir
Jesús, por mi, pecador. Por tus llagas he sido sanado,
sanada”; porque para quien cree, su oración ya no es:
“Qué crisis tan tremenda de dinero estoy viviendo,”
sino “Por tu pobreza Oh Dios, seré enriquecido”, y tu amor y tu
fidelidad me impulsarán a tocar más puertas, hasta que
encuentre la mejor que ya desde ahora se que la tienes
dispuesta especialmente para mi”.
El evangelio de Mateo 16, 21- 25 nos dice que Jesús
anunció a sus discípulos que los jefes de los sacerdotes y los
maestros de la ley lo harían sufrir mucho.
Les dijo que lo iban a matar pero que al tercer día
resucitaría. Pedro, lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo
diciendo: ¡Dios no lo quiera Señor! ¡Esto no te puede pasar!.
Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro: ¡Apártate de mi
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Satanás, pues eres un tropiezo para mi! Tú no ves las cosas
como las ve Dios, sino como las ven los hombres.
Jesús era consciente de la realidad y la realidad era
que ni los más conocedores de la ley de Moisés, entendían
quién era Él, ni quién era Dios, el Padre Celestial. No
entendían nada sobre el amor y la misericordia y como dijo
alguna vez el psicólogo clínico y gran espiritual Ignacio
Larrañaga: “Lo que se sabe, se espera” y Jesús esperaba no
sin esperanza, su muerte pues fíjate como enseguida de
decirle a Pedro que lo iban a matar dice: “Que al tercer día,
resucitaría”.
Fíjate también como Jesús prefiere mantenerse firme
en la fe y no se deja influenciar del pensamiento mundano y
superficial de Pedro. Jesús sabe reconocer desde la fe, la
trampa mental que le está produciendo la falsedad del
pensamiento de Pedro que en ese momento se encontraba
fuera de la no fe cuando le dice:
¡Dios no lo quiera Señor! ¡Esto no te puede pasar!, por
eso Jesús le dice: ¡Apártate de mi Satanás!, que es como si
dijera: “Apártate de mi pensamiento egoísta y superficial, pues
serías un tropiezo para mi si me dejara llevar por lo que me
dices, pues tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como
las ven los hombres”.
Esto tendríamos que decir a nuestros miedos
infundados que nos llevan a la ira, a la inestabilidad interior:
¡Apártate de mi gran mentira mental!, pues tú no ves las cosas
como las ve Dios, sino como las ven los hombres.
En Isaías 43, 15 leemos lo siguiente: Yo soy el Señor,
el creador de Israel, el Dios Santo y rey de Ustedes, el que
abre camino en el mar, y sendero por entre las aguas
impetuosas.” Sí, hermano, hermana que escuchas: Las olas
se podrán levantar en tu vida, pero Dios siempre te abre y te
abrirá camino en medio de los momentos más turbulentos y
hará la senda para que tú camines firmemente en Él. En el
versículo 18 dice el Señor a su pueblo:
“Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del
pasado. He aquí que yo hago cosa nueva; verás que pronto va
a aparecer. Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la
soledad para que beba mi pueblo, mi escogido.”
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Para poder hablar el lenguaje de Jesús que es la fe, y
que precisamente le venía de estar a solas todo el tiempo en
su corazón con el Padre Dios, no puedo, no puedes andar en
tinieblas es decir, no puedo aferrarme, no puedes aferrarte a
tus sensaciones de inseguridad y de miedo ni a tus
pensamientos egocéntricos, como tampoco puedes ir de
parranda en parranda, viendo pornografía, embriagándote, ni
puedes ir de chisme en chisme ni de crítica en crítica, ni
tampoco puedes ir por la vida alimentando tu avaricia material
y espiritual queriendo que siempre haya más y más dinero y
alguien quien te quiera porque si no te mueres de miedo, y
luego de todo esto, ¿Quieres ver y experimentar la luz y la
alegría que produce el estar firmes y seguros en el Señor? No,
imposible!
¿Sabes? Si andas en tinieblas es decir, si andas
encerrado, encerrada sobre ti mismo, sobre ti misma ¿Con
qué luz vas a ver la obra que Dios te quiere mostrar? ¿Cómo
podrás ver lo que el Señor está obrando en ese momento tan
difícil en tu vida si no quieres escuchar por fe? ¿Con qué luz
vas a asumir todo lo que cuesta, si no quiere cimentar tu vida
en la Palabra?
El salmista en el salmo 119 (118) expresa su oración
de la manera más positiva y llena de esperanza, fe y amor al
Señor diciendo: Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera
a mi camino. En mi corazón escondo tus mandatos, así no
podré desviarme. Tu voluntad es mi delicia, no olvidaré tus
palabras. Ábreme los ojos Señor y contemplaré las maravillas
de tu voluntad. Mi alma se consume deseando continuamente
tu Palabra. Tus decretos son mis consejeros y tus preceptos
son mi delicia. Mi alma está pegada al polvo, Señor,
reanímame con tus palabras. Mi alma llora de tristeza,
consuélame con tus promesas, apártame del camino falso y
dame la gracia de vivir en tu voluntad. Correré por el camino
de tu plenitud, cuando me ensanches el corazón. Inclina mi
corazón a tus preceptos y no a mi propio interés. Quiero que
mi boca siempre pronuncie tus Palabras. Este es mi consuelo
en la aflicción: saber que tu Palabra me da vida.
Si haces de la Palabra del Señor tu consejera, podrás
siempre resolver cualquier situación que se te presente por
difícil que sea. Desgraciadamente muchos y muchas no
quieren creerle al Señor y por ello se sumen en la tiniebla, por
eso se sumergen en el miedo. Por ello hoy, en el nombre del
Señor les exhortamos a que salgan de las tinieblas de su
90
pensamiento negativo y obsesivo y entren a la luz admirable
del Señor.
No te sigas metiendo entre tinieblas, sea cual sea,
llámese como se llame, pues créeme: las tinieblas pagan muy
mal. De las tinieblas mucha gente sale empobrecida,
embarazada, con relaciones que le dejan más triste, más
vacío, vacía, adictos, borrachos, ladrones, divorciados, gente
muerta de miedo invadida por la inestabilidad y la sensación
de frustración.
No permitas que el caos mental es decir, que tu
desorden interior, los pensamientos sin control y sin
educación, te lleven al vacío sin fe, a la muerte, a la soledad, a
la angustia, a la desesperación. Hablando desde la fe te
decimos que fuimos creados para la luz y el orden mental.
Sí, La luz y el orden son nuestra naturaleza, por eso
Jesús dice que somos luz del mundo, y en otra parte, cuando
dice que un reino unido jamás será vencido, en otras palabras
dice que una mente unificada por su Espíritu Santo, jamás
podrá ser derrotada por la angustia, la dispersión, el
desasosiego, la depresión, las luchas internas etc. Jesús el
Señor sabe que será siempre la gracia de Dios, su Palabra
Divina la que nos de pensamientos de paz y no de aflicción.
La mayoría de nuestros miedos tienen su raíz en el
engaño, es decir, en nuestra manera distorsionada de
percibirnos a nosotros mismos y en la manera de mirar al
mundo que nos rodea. Si aprendemos a controlar nuestra
mente y si aprendemos a reducir y finalmente a eliminar estos
engaños, acabaremos con el origen de todos nuestros miedos,
tanto impropios como apropiados es decir, tanto los que nos
vienen de fuera, como los que fomentamos en nuestra mente.
En otros temas hemos dicho que las consecuencias del
miedo pueden ser muy diversas. Hoy diremos que estar
repetidamente expuestos a los estímulos mentales internos
que nos causan miedo por la imaginación incontrolada y no
educada, puede provocar en nosotros cambios duraderos en
la conducta, en los sentimientos y en el funcionamiento
psicofisiológico, es decir, que estar duro y dale con los
pensamientos que hemos decidido estacionarlos en nuestra
mente, pensamientos de miedo infundado, consentidos y
engendrados por nosotros mismos, puede provocarnos
enfermedades del cuerpo y de la mente.
91
Por otro lado, decimos que el miedo puede transformarse
en fobias. Las personas fóbicas se dividen en aquellas que
responden con un miedo extraordinariamente intenso a una
situación específica y las que manifiestan un miedo
extraordinariamente intenso en numerosas situaciones que a
menudo son difíciles de especificar.
Cuando una persona está muy asustada de algo que
no produce especial miedo a los demás, es porque el objeto,
persona, lugar o situación en cuestión ha quedado asociada
en su mente con algún temor infantil, por ejemplo miedo a los
perros, a las arañas, a los ratones, a ciertas personas o
lugares, a la oscuridad, al agua, al fuego, a los cinturones de
cuero, al color negro, etc. Entonces el objeto, persona, lugar o
situación que se teme, se registra en la mente como el
símbolo de un temor de una manera inconsciente, por ello, las
personas que tienen temor exagerado es decir, fobias,
necesitarán de ayuda inteligente, para que con cariño se les
vaya mostrando que si alguna vez asociaron ese objeto,
persona, lugar o situación, como la razón para tener miedo
exagerado, poco a poco con mucha paciencia y amor, vayan
experimentando, que no hay razón para temer más a eso por
lo que ahora sienten fobia.
Sabemos por otros temas, cómo la tensión de alerta
causada por el miedo es necesaria para vivir, nos sirve para
superar los peligros reales y, además nos ayuda a
defendernos de nuestra angustia, y que cuando razonamos
con madurez una vez que vemos que el peligro no existe más,
la angustia cesa.
La noción de peligro forma parte de nuestra vida y
habla de nuestro grado de socialización. Por ejemplo, a partir
de los quince meses, al niño se le empieza a imponer una
serie de límites por su seguridad.
A fuerza de un ¡no! Aprende, que no debe tocar las
cosas calientes. El miedo a lo que pueda ocurrir funciona
entonces como previsor y sistema de alarma ante los peligros
reales y justificados. También podemos decir, que es más fácil
aprender unos temores que otros. Por ejemplo, es más fácil
que desarrollemos temor ante ciertos estímulos, como
serpientes, arañas o alacranes, que ante otros objetos
comunes que causen dolor o daño como por ejemplo un
martillo, un ventilador eléctrico, un enchufe, etc. Es menos
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probable que desarrollemos fobias por esos objetos que por
las arañas, los alacranes o serpientes.
Hoy, aquí y ahora te decimos: Se precavido, pero no le
temas a nada ni a nadie. El Señor Jesús en el evangelio nos
dice: A cada día le bastan sus temores, y no hay por qué
anticipar los de mañana. Cuando se teme a alguien es porque
a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros. Un
pensamiento del filósofo Séneca dice: “Debe temer mucho
quien es temido de muchos. El que teme es un esclavo. Y
Federico Nietsche dice que “El hombre que vive en el temor
no sabe lo que es estar solo, porque detrás de su silla hay
siempre un enemigo”. El pensador y político francés
Montesquieu dijo que “El que teme padecer padece ya lo que
teme”. Un proverbio Chino dice que “El que teme sufrir, sufre
de temor. Waldo Emerson dijo que “Mayor es el peligro
cuando mayor es el temor, así que será mejor que hagas
siempre lo que más temas hacer, pues no ha aprendido la
lección de la vida aquel que no vence un temor cada día”.
En realidad, muchos de los temores que sentimos,
nacen de la fatiga y de la soledad. Y también como dijo María
Curie, es cierto que nada en la vida debe ser temido;
simplemente debe ser entendido. No hay que temer a nada en
la vida, sólo hay que comprender sus secretos No hay que dar
tregua al temor, ni andar en temeridad. Mas vale ser ¡cauto al
andar!, que muerto por apurarse. Rousseu dijo: “No tengas
miedo ni a ti mismo, así no tendrás nada que temer”. Mucha
gente, tiene miedo a hacer preguntas pero un proverbio Danés
dice que “Quien teme preguntar, inconscientemente se
avergüenza de aprender.
Ignacio de Loyola dijo que “Quien teme a los hombres
no hará nada por Dios”. Amado Nervo definió el temor
diciendo: “Yo defino el temor así: el temor es una
autosugestión más o menos voluntaria que viene del complejo
de inferioridad. Por ello, alguien que abusa de su autoridad,
alguien que pretende dominar, alguien que grita todo el día, se
muere de miedo, sufre de temor constante. ¿Cabe mayor
infierno?”.
Si tú que escuchas eres sincero, sincera contigo
mismo, contigo misma, reconoce que la vida es cambio
constante. Entonces, ¿Por qué has de temer a los cambios? Y
parte de esos cambios, es la muerte. La gente se muere de
miedo ante la idea de morir o ante la idea de que mueran sus
93
seres queridos pero para que vayas teniendo una actitud
positiva y madura ante la muerte, permítenos decirte que la
muerte, es algo natural sea como sea es decir, si es producida
por una enfermedad, por un accidente, o por la ceguera de
alguien que ha disparado una bala.
La muerte es normal en cuanto que somos seres
caducos, frágiles, que no somos Dios y que como todo ser
viviente, tenemos que morir. Tarde o temprano, vas a morir y
tarde o temprano van a morir tus seres más queridos aunque
tu apego y egoísmo camuflado no lo quiera aceptar. En
realidad ni tú ni los demás nos pertenecemos. Simplemente
venimos de Dios y hacia Él volvemos. ¿Sabes? Hablar de esta
manera, nos viene de escuchar la voz de la fe, nos viene de
amar profundamente la palabra del Señor.
La Muerte, podemos definirla como un cambio
inevitable y casi siempre oportuno aunque los que nos
quedamos no lo veamos de esa manera y exclamemos que
“Fue injusto” que “No era tiempo”.
Quienes formamos la cultura occidental e incluso
también quienes forman la cultura oriental, la gran mayoría
sostenemos y fomentamos el temor a la muerte, y la miramos
como algo fúnebre, a pesar de que la gran mayoría decimos
tener fe y creer en un Absoluto, en un Poder Superior, en Alá,
en Jehová, en Dios el Padre Celestial, en Jesús el Señor Rey
y Salvador. A pesar de todo, nos negamos a prepararnos para
el momento en que venga la muerte y a formularnos una idea
positiva y racional sobre ella, que despeje y libere de angustia
y frustración nuestro corazón.
La muerte, es lo que más pone a prueba a la auténtica
fe, a la filosofía o manera de pensar y a las convicciones que
creemos poseer de una manera fuerte, firme y verdadera. La
reacción que tengamos ante el hecho de la muerte, nos dirá si
nuestra fe es profunda y si ya llevamos camino avanzado o si
simplemente hemos permanecido a la puerta y ni siquiera
hemos comenzado a avanzar por el camino de una visión
profunda, por el camino de la esperanza y el amor sin límites.
¿Sabes? Sólo quien alimente su fe, momento tras
momento, sólo quien ame profundamente a Dios y quien se
deje amar por Él día tras día, podrá permanecer de pie, firme
ante la muerte y dirá como el Salmista en el salmo 11 (10)
versículo 1: “Yo busco mi refugio en el Señor. Es por demás
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que me digan: Huye a los montes como las aves” Y en el
versículo 7 en el final dirá: “Lo verán cara a cara los sinceros”.
Y es como si dijera: “Dios mío, si los montes se desploman, yo
permanezco tranquilo en tus brazos. Sólo tú eres Dios. Nadie
más es mi Dios, ni yo soy Dios de nadie. Sólo tú eres Dios,
sólo a ti necesito. Cara a cara te pueden ver aquellos y
aquellas que han depositado en ti su confianza. Por eso
permanezco en paz, porque tú sólo Señor, me haces vivir
tranquilo, tranquila”.
Hemos dicho también en otros mensajes, que es la
manera de mirar la vida, los acontecimientos, las personas lo
que nos consuela o desconsuela, lo que nos destruye o lo que
nos construye. Así que si quiero, si quieres que este mensaje
sea de peso en tu vida, es decir, si quieres apoyo, consuelo,
fortaleza, vida, libertad interior, orden y salud mental,
necesitarás querer comenzar por aceptar que tu conducta y
reacción frente a la muerte es bastante convencional, cultural
y aprendida de una manera no muy positiva.
Si por ejemplo, llega a nuestros oídos la noticia de que
en Asia murieron veinte mil personas en un terremoto o una
inundación, para mi, para ti constituye sólo una noticia.
Murieron 10.000 niños de hambre en África, también
constituye para nosotros una información con muchas facetas
que debatir. Hubo un accidente en la carretera tal y murieron
cuatro personas, conocíamos a una de ellas pero no teníamos
mayor contacto. Nos detenemos un poco más en la
información. A nuestro alrededor dejan de existir personas de
edad avanzada con enfermedades incurables, personas
jóvenes en la plenitud de la vida que dejan hijos pequeños,
delincuentes que habían dañado mucho, mueren personas
que obstaculizaban nuestros propósitos o metas o que los
estaban facilitando. Siempre nuestras reacciones son
diferentes.
Pero….¿Qué elementos determinan nuestras
reacciones de angustia y desesperanza frente a la muerte de
otras personas? En general la muerte de otras personas
cercanas constituye algo así como un alerta, un aviso de la
probabilidad cada vez mayor de nuestra propia muerte, por
ello cuando sabemos que algún amigo murió,
inconscientemente sentimos miedo.
En muchos casos a la gente la posee un sentimiento
de rabia, que en el fondo es miedo reprimido cuando la
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situación no se acepta, porque aquél o aquella que partió de
manera inesperada era el bueno, la buena y prácticamente –
aunque no se reconozca- se había hecho un dios de esa
persona y se había engendrado en la mente cierta
dependencia que brindaba también cierta estabilidad
emocional. En otros casos, surge sentimiento de culpa frente a
la muerte de personas con las que llevábamos una relación
directa. Es posible que no hayamos atendido sus quejas o no
nos hayamos preocupado lo suficiente por ayudarlas y
pensamos que nuestras acciones u omisiones influyeron de
algún modo en el proceso de su muerte.
Pero en realidad, el sentimiento de culpa no tiene
razón de ser. Pues esto logra más bien llevarnos a un
desaliento y desesperanza que nos sumerge en un proceso de
duelo no normal, un duelo no sano, duelo en donde no hay ni
una ráfaga de luz, y todo por no aceptar que ciertamente nos
equivocamos y tal vez no fue nuestra mejor actitud, pero saber
que ante todo, esa persona que ya no está con nosotros, hoy
está llena del perdón y la misericordia del Señor y nos
comprende, y todo quiere menos vernos sufrir de la manera
como podríamos hacernos sufrir al auto castigamos a nosotros
mismos de un sin fin de maneras, entre ellas la más simple
que es la dificultad de vestirse de color, sonreír y ser feliz,
recordando sanamente lo mejor de aquél ser amado y
haciendo felices a quienes quedaron junto a nosotros.
La manera más madura será siempre reconocer con
paz nuestros errores para poner en práctica la decisión interna
de no volver a cometerlos.
¿Sabes? Siempre podrás reparar no sólo en las
personas a las que has ofendido y ya murieron sino que
podrás ir más allá a otras personas que tal vez ni conoces
pero que lo necesitan, mediante acciones sociales nobles que
siempre estarán dentro de tus posibilidades.
Hemos conocido personas que han pasado por la
pérdida de hijos jóvenes de 13, 16 ó 25 años por ejemplo, que
teniendo los medios económicos, hicieron fundaciones o
donaron a asociaciones, en las que se ayudan a personas que
no pueden realizar sus carreras por falta de dinero, o
fundaciones en las que se brinda protección al indigente o se
da ayuda a los deprimidos y desalentados.
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También hemos conocido personas que ante la pérdida
de seres queridos se han entregado ellos y ellas mismas a la
proclamación del evangelio, a ayudar al prójimo etc. Pero
desgraciadamente, también hemos conocido personas que
han preferido vivir rumiando su dolor, entregados, entregadas
a la no aceptación del hecho -que es normal pero que no lo
quieren ver así-, de la muerte.
Una parte importante del proceso de sanación de la
pérdida es no olvidar lo que se tiene: Hay padres de familia
que pierden un hijo o dos o tres pero que no olvidan que aún
les quedan uno o dos.
Desafortunadamente, en la muerte de personas con las
que teníamos una relación directa e inmediata obra el
egocentrismo. Nuestros intereses, o aspiraciones se ven
afectados en mayor o menor medida. ¿Cuánta falta me va a
hacer esta persona? ¿En quién me voy a apoyar ahora? ¡Era
toda mi vida!. Al exclamar esto, estamos demostrando que nos
hemos fugado de la realidad. Estamos ausentes en un mundo
mental creado por nosotros mismos, sin Dios y sin fe. Nos
olvidamos de que la muerte es un proceso natural dentro del
programa de vida no sólo nuestro, sino también de la otra
persona y generalmente las lágrimas que derramamos son por
nosotros mismos, en la mayor parte de los casos. Pero si
reaccionamos así, es por lo que oímos es decir, reaccionamos
así por lo que nos dice nuestra no fe.
Para terminar te decimos que mucha gente podrá decir
que uno no se puede preparar para el momento de morir
personal o de los seres queridos. Esto lo dice la voz de una
herida profunda en el subconsciente y no sanada.
Esto lo dice una fe infantil, esto lo dice un corazón que
no ha contemplado a Aquél al que traspasaron. En realidad, sí
podemos vivir día con día preparándonos para ese encuentro,
simplemente viviendo en una relación grande y hermosa con
el Padre Dios y con Jesús, en la confianza de saber que a la
hora que lo disponga y de la manera cómo vaya a ser, será la
mejor, sabiendo que nuestros pensamientos no son como los
de Dios, ni sus caminos son los caminos de la no fe,
aceptando que a Jesús no lo rechazaremos y será bienvenido
cuando venga por nosotros o por nuestros seres queridos en
el momento en que el Padre Celestial lo disponga. Así estará
bien. Amén.
97
Terapia de paz
Toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con
tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos
descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o
hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta. Cierra tus ojos y
respira suave, profundo y lento. Y abriéndote confiado,
confiada a Jesús tu Señor y Dios, dile no con palabras ni
moviendo tu boca, sino en el silencio de tu corazón: Jesús:
Estoy ante ti por la infinita misericordia del Padre, porque tu
amor ha salido una vez más a mi encuentro. Me postro ante Ti
Oh Dios, para declararte como el Señor absoluto de mi vida, la
causa de mi alegría, el sentido de mi existencia y mi descanso
final.
Pero….a pesar de que en este momento me siento
seguro, segura en ti, quiero reconocer que cuando me dejo
llevar por la no fe y cuando descuido mi tiempo ante tu
Palabra, comienzan a formarse muchos temores……por eso
Señor de mi vida, te pido que infundas en mi tu seguridad, tu
entusiasmo y tu fortaleza. Lléname de tu Espíritu para que
pueda yo irradiar en los demás, tu luz y alzar siempre pero
siempre, la voz de la fe y la esperanza. Lléname de tu Espíritu
para que pueda ser cada día perseverante en la escucha de tu
Palabra y fiel en la confianza en ti.
Oh Fuente de amor eterno, afirma mi fe, regálame tu
corazón, regálame un corazón desprendido y vacío de
egoísmo para que pueda ser una verdadera transparencia de
tu Ser y de tu Amor, para que pueda vivir entregado,
entregada totalmente a ti, Señor, sin quejarme nunca de tus
planes.
Jesús, necesito de tu paz, de esa paz que es fruto de
un abandono confiado en las manos del Padre y en tus manos
Jesús. A partir de hoy, aquí y ahora, suelto los remos de los
temores que me han jaloneado hacia donde tú nunca has
querido que llegara: es decir que por temor me desaliento,
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grito, me enojo, abandono todo, y con insensatez te reclamo,
Jesús. Hoy ya no quiero resistir más a tu amor, ni a la
voluntad del Padre. Hoy, aquí y ahora te entrego todo, te
entrego mi vida, te entrego a quienes he llamado “los míos”,
pues hoy se que todo ser humano, aún los de mi propia
sangre o quien más amo, no son míos sino tuyos solamente.
Dispón de mi, dispón de nosotros como tú quieras. Tómanos y
envuélvenos en tu voluntad perfecta Oh Dios. Hoy se que no
hay motivo para temer. Hoy se que todos los cabellos de mi
cabeza están contados y que ni uno sólo cae sin la voluntad
amorosa del Padre.
Señor que sanas a los que tienen roto el corazón y les
vendas las heridas, ¡Te amo!. Hoy se que no es la fuerza del
caballo ni los músculos de hombre lo que más te agrada
Señor, sino más bien te agrada el corazón de quien confía en
tu amor. Aquí estoy confiando en ti. Aquí estoy confiando en ti.
Aquí estoy, confiando en ti.
Gracias Señor por regalarme tu paz, por satisfacerme
con lo mejor de tu trigo. Gracias porque eres tierno y
compasivo, paciente y todo amor, bueno con todos y con
ternura cuidas tus obras y yo soy una de ellas. Gracias por
sostenerme y levantarme nuevamente Oh, Padre, Oh Jesús,
Oh Amor. Tú sabes lo que haces Dios mío; yo sólo quiero
hacer tu voluntad. Amén.
La fuerza del amor
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Capítulo 8
La fuerza del amor
El amor es el principio y la base que crea y sustenta
las relaciones humanas auténticas con dignidad y
profundidad. El amor verdadero, aquél que ha sido derramado
en nuestro corazón como la más grande gracia y que nos
convierte en los seres más especiales de la creación, nos
lleva al silencio interior ese, donde no hay juicio, donde todo
es compasión y misericordia, silencio que tiene el poder de
unir, de guiar y liberarnos del egoísmo y de todo aquello que
pueda despersonalizarnos, y dividirnos.
El amor es unitivo como dirá Agustín de Hipona, y
cuando el amor va de la mano con la fe adulta, crea una base
fuerte para la iniciativa y la acción de crecer en todos los
aspectos de la vida, principalmente en el aspecto de la mente
y el corazón, pues el amor es la más grande fuerza
transformante, vivificante, pacificante, libertadora, porque el
amor es fuego, llama, quema todo lo que es escoria, todo lo
que no sirve, porque el amor todo lo acrisola y ese amor del
que estamos hablando es Jesús, el Señor, nuestro Amado
Divino. Y Él, en su paso por este mundo, nos enseñó que el
amor es esa fuerza que nos sana, nos plenifica, nos realiza.
El Señor Jesús en su evangelio, en su vida misma nos
ha dicho lo que es el amor, pero ¿Qué te has dicho tu mismo,
tu misma, cuando estás sin fe, sobre lo que es el amor?...que
no deberías de haber nacido, que eres tan feo, tan fea, que no
sirves para nada, que tu vida siempre ha sido un fracaso, que
nadie te quiere…
El amor es una conciencia que es a la vez
desinteresada y satisface al mismo tiempo, el propio ser. Se
puede tener amor por el país de origen, por un propósito
apreciado, por la verdad, la justicia, por las personas, la
naturaleza, el servicio a los demás y por Dios. Pero….¿De
donde brota el amor?, brota de la verdad, y de la sabiduría. El
amor basado en la sabiduría es amor real, no es un amor a
ciegas, y descubrir los secretos del amor es observar cómo se
revelan los secretos de la vida
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El amor auténtico, verdadero entre los seres humanos,
es espiritual y humano a la vez, porque tiene el sabor de
Cristo humano y divino. El amor, es ver al otro, a la otra, a mi
familia, a mis vecinos, a quienes conozco y a quienes no
conozco, con sumo respeto, sin juzgarlos, comprendiendo que
son seres heridos como yo, como tú –que lees-. Verlos no
como objetos de mi egoísmo, sino como seres humanos
preciosos, dignos de todo el amor de que soy capaz, y soy,
eres capaz del más grande amor; así nos lo enseña Jesús el
Señor que nos dice: no juzguen, no condenen, ¡Perdona!
Pero ¿qué te ha dicho tu interior vacío de esperanza
por no querer orar, por no querer responsabilizarte de tus
pensamientos, de tus sentimientos, de tus palabras y de tus
acciones? “No le perdones, mira lo que te dijo”, “¿Te acuerdas
de aquello tan duro que te hicieron?, pues comienza a tramar
la venganza, porque la venganza, es dulce”….o ¿No es lo que
decimos quienes nos llamamos cristianos es decir, quienes
declaramos creer en Jesús en la Iglesia, y saliendo vivimos
cualquier otra cosa, menos el amor cristiano?”......
El Señor Jesús en el evangelio de Mateo 7, 21-23 nos
dice: “No todos los que me dicen: “Señor, Señor” entrarán en
el reino de Dios, sino solamente los que hacen la voluntad de
mi Padre celestial. Aquél día muchos me dirán: “Señor, Señor,
nosotros hablamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos
demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros”. Pero
entonces les contestaré: Nunca los conocí, ¡aléjense de mi,
malhechores!.
Ciertamente, el Señor jamás te alejará de él; más bien
tú y yo somos quienes nos apartamos de Él, cuando vemos la
voluntad del Padre Celestial como una carga pesada, porque
nos pide amar por sobre todas las cosas y más bien somos
nosotros quien decidimos, eres tú quien decide no amar,
quien decides rechazarte a ti mismo, a ti misma, quien decide
ser negativo, negativa, quien decide no prosperar por dejarte
arrastrar de una forma de pensar que no es precisamente la
de Jesús el Señor, sino más bien se parece a esa realidad
espiritual que llamamos infierno.
¿Qué te dices tú, y qué te dice Jesús? ¿Qué te dice
una sociedad vacía, superficial y sin fe? ¿A quién le crees
más?, ¿Al Señor Jesús?, y si es así, por qué te mueres de
miedo y de inseguridad a la hora de aceptarte así como eres,
¿Por qué al pararte frente a un espejo, no valoras la
hermosura que Dios hizo de ti en Cristo Jesús su Hijo en la
cruz?.
101
¿Sabes?, quien ama, ve desde la realidad, y la
realidad no son tus heridas. La realidad es la posibilidad de
una vida nueva en Cristo que ya está en germen en ti, sólo
necesitas querer abrir de para en para las puertas de tu
corazón y desear ardientemente que el Señor sea el rey de tu
vida, el Señor de tu historia, porque si decimos que quien ama
ve desde la realidad, tú tendrías que darte cuenta que tu
realidad es sublime, porque el Señor Dios, el Creador de todo
cuanto existe, el que nos llamó a ser, te ha hecho a su
imagen, por eso te ha dado inteligencia, y te ha hecho capaz
de razonar, pero generalmente, por vivir dormidos sobre
nosotros mismos, más bien somos reactivos, es decir,
reaccionamos desde nuestros impulsos y no desde la razón,
desde el discernimiento iluminado con la fe, la esperanza y el
amor.
El amor verdadero te permitirá pues, ser consciente de
esa realidad divina y humana en ti, y esta conciencia te llevará
día a día, paso a paso a vivir en la virtud que no es otra cosa
que el fruto de vivir en la verdad, en la gracia del Señor ,
entonces no podrás estar triste o deprimido, deprimida,
porque del verdadero amor, brota la alegría por la vida misma,
y se discierne desde la inteligencia que el apego a cualquier
sentimiento o pensamiento negativo, lleva a la esclavitud y
causa sufrimiento, depresión.
Cuando hay amor verdadero, es imposible que haya
enemistad, odio, ira o celos entre amigos, entre hijos y padres,
entre hermanos, entre esposos, entre compañeros de trabajo
etc. Los sentimientos y pensamientos negativos que vienen
del subconsciente herido, se transforman en positivos gracias
a la serenidad y la luz que brinda el amor auténtico. Cuando
hay amor, hay armonía, ya que el amor elimina las tendencias
a controlarlo todo o a ser egoísta y asegura la bondad, el
cuidado y la comprensión mutua.
102
La serenidad del amor
Amor cristiano, significa no fijarse en las debilidades de
los demás, sino interesarse en superar los propios defectos.
El método para hacer eso es revisarse internamente con
regularidad para verificar hasta qué punto se ha adoptado el
hábito natural de hacer felices a los demás, en vez de
hacerles sufrir. Sin embargo, el amor verdadero del corazón
también significa que uno no puede soportar el ver las
debilidades de aquellos a quienes ama. Hay un deseo puro de
corregir lo que no nos parece adecuado. Tal corrección se
llevará a cabo, por un lado, con la serenidad del amor y, por
otro, con el poder de las palabras cargadas de una intención
recta, pues debe haber un equilibrio entre los dos.
Cuando las palabras son demasiado fuertes o
excesivas, el resultado no es satisfactorio. ¡Hay pleitos!, ¡Hay
gritos! y cuántas veces hasta golpes Si las palabras son
hirientes, el otro puede sentirse insultado o humillado por el
autoritarismo y la impotencia, provocando una reacción en
contra. En cambio, cuando se consigue el equilibrio correcto
entre amor y poder en las palabras se da a los demás la
experiencia de compasión es decir, la experiencia de que les
comprendemos desde sus zapatos, desde la misericordia y la
bondad. No importa cuán poderoso o amargo sea el mensaje,
conmoverá el corazón del otro y se experimentará en la
confianza de poder sacar lo que lleva en el corazón.
Los seres humanos nos hemos quedado atrapados en
un modelo de comportamiento que ha distorsionado el valor
del amor y la capacidad de confiar mutuamente en los
sentimientos en los pensamientos e intenciones propios y de
los demás. En un momento se dice: ¡Te amo tanto!, y en el
siguiente momento, ese amor se rompe, produciendo un
dolor y pesar inmensos, porque en el fondo no era amor, sino
pasión o enamoramiento.
Es necesario que sepas, que el amor verdadero no es
un sentimiento, sino una actitud de vida, cargada de fuerza
positiva y de fe. Hoy, en pleno siglo XXI el ser humano, por
seguir la cultura de la muerte, por hacer caso de la
“evangelización del egoísmo”, sigue vagabundeando y
buscando angustiado, solo, perdido, el verdadero amor,
103
La llama Eterna
Hablando en el lenguaje de la fe, podemos decir que
Dios es la fuente misma del amor, Dios es amor (1ª de Juan
4,8). Dios es el Océano infinito del Amor, la Llama Eterna. Y
Dios nos brinda de manera incondicional, el amor que no
perece nunca, porque su llama, es Eterna. Su amor es
imperecedero porque es ilimitado, constantemente radiante y
siempre disponible. Es universal porque no tiene límites ni
preferencias, emana su infinito amor hacia todos los seres
humanos de todas las culturas, razas y credos. El amor de
Dios es único porque el fuego del amor de Dios limpia las
entrañas más destruidas del subconsciente del hombre, que
nadie ni ningún medicamento podría curar nunca.
Pablo de Tarso lo experimentó, reconociendo la gran
bondad de Dios y en este amor restableció los lazos con el
Creador, manteniéndose en una relación eterna con Él. Los
que experimentan el amor de Dios, los que “se funden con la
Llama Viva de la Verdad”, se desconectan de toda falsedad.
Tales personas aprenden la primera lección de hermandad
universal: es decir, que todos los seres humanos somos
hermanos en Cristo, porque somos hijos de un mismo Padre.
Cuando el fuego del amor del Señor, se enciende por
la fe en el corazón de las personas comienzan a ejercer el
poder de la voluntad para liberarse de todo lo que les
esclaviza; se liberan de las gratificaciones momentáneas.
Comienzan a invertir tiempo en la oración callada y
silenciosa, para meditar la Palabra del Señor, y hacen el
esfuerzo con buena voluntad, para edificar un estado interior
en el que el amor se revele en la esperanza y en cada
pensamiento, mirada, palabra o actividad que se haga.
Al comprender con la gracia del Señor y la fe, lo que es
el amor verdadero, nos afectan menos las circunstancias
adversas, porque se contemplan las nubes negras y las
tormentas como si fueran –y en realidad lo son-
oportunidades para ejercitar la fortaleza, la paciencia, la
perseverancia, la tolerancia, la dulzura, la humildad, la
obediencia y todos los demás dones que el Señor ha
depositado en nuestro corazón para hacernos crecer como
hijos libres, como hijos que saben de felicidad, porque
104
sabemos que Dios nos ha amado primero, porque nos hemos
dejado encontrar por Él.
La llama de amor de aquél, de aquella que se ha
encontrado con el que es el verdadero amor y ha decidido
pensar, mirar y vivir desde ese amor maduro y único, no se
extingue aunque los demás no le ofrezcan amor. Supera los
pensamientos que le puede llevar a alejarse de una persona,
un lugar o una tarea en particular. En cambio, existe la fe de
que con “determinación”, sabrá crear una diferencia
significativa y beneficiosa. Cuanto más esfuerzo se hace para
amar, más amor se recibe. La chispa del esfuerzo es el amor,
y verdadero amor por el esfuerzo significa eliminar cualquier
debilidad que obstaculice el camino del amor.
Querido lector: ¡Con Cristo eres ya un vencedor, una
vencedora!….salta pues ahora mismo, esos obstáculos que te
impiden amar, que te impiden querer dar el perdón. ¡Se libre
en el nombre del Señor Jesucristo!. Podrás transformar tu
interior, mediante una visión de fe, basada en el amor; podrás
transformar tu interior, mediante una actitud de amor y
acciones llenas de amor. El amor es fundamental para que
vivas en la verdad y la verdad es fundamental para que vivas
en el amor. Todo lo que ha hecho nuestro Creador, ha sido
hecho con amor y para el amor, entonces, por qué golpearnos
con odios inútiles y destructivos, porqué maltratar a los
animales, por qué ensuciar el agua y tirarla como si no
pensaras en los demás y ni siquiera en ti mismo, en ti
misma….por qué no actuar responsablemente con amor, por
qué rechazarnos, porqué abortar a los pequeños que a lo
único que vienen a este mundo es a amar porque esa es la
naturaleza divina y humana del hombre……. ¡Por qué!.....
105
Lo que puede matar el amor
Escucha el siguiente cuento:
Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible
en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos, los
defectos y las malas virtudes convocó a una reunión urgente
con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y
los deseos más perversos del corazón humano llegaron a esta
reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.
Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: Los he
reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas
matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho pues
era el Odio que estaba hablando y el siempre quería matar a
alguien, sin embargo todos se preguntaban entre sí quien
sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a
todos.
Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron
malévolamente pues más que uno le tenía ganas. El primer
voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les
aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal
discordia y rabia que no lo soportara". Al cabo de un año se
reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter
quedaron tan decepcionados.
Lo siento, lo intente todo pero cada vez que yo
sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante.
Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que
haciendo alarde de su poder y dijo: En vista de que El Mal
Carácter fracaso, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia
el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará.
Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien
efectivamente cayó herida pero después de luchar por salir
adelante renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó
de nuevo. Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición
Envió a los Celos, quienes burlones y perversos
inventaban toda clase de artimañas y situaciones para
despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas
infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó, que no
quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y
los venció.
106
Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a
sus más hirientes compañeros, envío a la Frialdad, al
Egoísmo, a la Cantaleta, La Indiferencia, la Pobreza, la
Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre porque
cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza
y todo lo superaba. El Odio convencido de que el Amor era
invencible les dijo a los demás:
No hay nada más que hacer. El Amor ha soportado todo,
llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos. De pronto
de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco
conocido y que vestía todo de gris y con un sombrero gigante
que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era
fúnebre como el de la muerte.
"Yo mataré al Amor", dijo con seguridad.
Todos se preguntaron quien era ese que pretendía
hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo, "ve y
hazlo". Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio
volvió a llamar a todos los malos sentimientos para
comunicarles, después de mucho esperar, que por fin EL
AMOR HABIA MUERTO. Todos estaban felices pero
sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero gris
hablo: "Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y
destrozado" y sin decir más se marchó. "Espera " dijo el Odio,
"en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo
desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir". ¿¿Quién
eres?? El sentimiento levantó por primera vez su horrible
rostro y dijo: soy el desaliento que viene por no orar……..
El apóstol Juan en su Primera carta 3, 14 nos dice: “El
que no ama aún está muerto”. Y Jesús el Señor en Juan 15,
13 nos enseña que “El amor más grande que uno puede tener
es dar su vida por sus amigos”. Pablo expresa que “El que
ama, construye”, y en I Corintios 13, 4. nos muestra que “El
verdadero amor es paciente y benigno”, por eso en I Corintios
16, 14 nos exhorta diciendo: “Todo lo que hagan, háganlo con
amor”. Pablo sabe por revelación, que el amor es fruto del
Espíritu Santo. El autor del Cantar de los cantares 8, 6
escribe que “El amor es inquebrantable, como la muerte”. De
todo esto, podemos deducir que el amor es la señal que
distinguirá al verdadero cristiano.
Teresa de Jesús en su camino de perfección dice que
“Los seres humanos que aman, prefieren dar mucho más que
recibir, y aún con el mismo Creador les sucede esto. Y esto sí
que merece el nombre de amor”. En el libro de su vida
107
expresa: “Amor saca amor. El amor a Dios es el amor por
excelencia. Es como he dicho, amor sin interés propio; todo lo
que desea y quiere es ver a su alma que ama, rica de los
bienes del cielo. Esta sí es voluntad, y no estos quereres
desastrados de por acá, y aún no digo de los malos, que de
ésos Dios nos libre”.
Agustín de Hipona en su sermón 34 dice que “Nadie
hay que no ame; lo que interesa es cuál es el objeto de su
amor. No se nos dice que amemos, sino que elijamos a quién
amar” Y también dice: “Cualquier amor no deja huella en el
alma sino el verdadero amor. Esto es en verdad el amor:
obedecer y creer al que se ama”. Y sigue diciendo: “Mi peso
(poder liberador) es el amor”. Y en el sermón 51 dirá: “No es
el amor pasional y sensible, sino la caridad que viene de Dios,
la que afianza las buenas relaciones entre los casados”. En el
sermón 96 expresa: “Todo lo duro que puede haber en los
mandamientos lo hace llevadero el amor... ¿Qué no hace el
amor...?
Veamos cómo trabajan los que aman: no sienten lo
que padecen, redoblan sus esfuerzos a más dificultades”. “El
amor no tiene límites”, dirá en su carta 192, “Cuanto más amo,
-dice- me siento todavía más deudor”. En su tratado sobre la
Santísima Trinidad dice: “La humildad, es necesaria para
amar. Cuanto más vacíos estamos de la hinchazón de la
soberbia más llenos estamos de amor”. En su comentario a la
1ª carta de Corintios 16,14 Todo lo que hagan háganlo con
amor dice, “Este breve mandato se te ha dado de una vez
para siempre: Ama y haz lo que quieras; si te callas, calla por
amor; si hablas, habla por amor; si corriges, corrige por amor;
si perdonas, perdona por amor; ten la raíz del amor en el
fondo de tu corazón: pues de esta raíz solamente puede salir
lo que es bueno”.
El amor pues, es la explicación de todo. El amor es
verdadero cuando se abre al otro en su individualidad
irrepetible y le dice la palabra decisiva: "quiero que tú seas". Si
no se comienzas por esta aceptación del otro, exactamente
así como es, reconociendo en él, en ella una imagen real,
aunque empañada, de Cristo, no se puede decir que estés
amando verdaderamente. El amor se adquiere en la fatiga
espiritual. El amor crece en nosotros y se desarrolla también
entre contradicciones, resistencias y múltiples fuerzas que le
son extrañas e incluso hostiles.
El apóstol Pablo afirma que se ha hecho esclavo de
todos, I Cor 9, 19), que se ha hecho todo para todos (1 Cor 9,
108
22), que se esfuerza por "agradar a todos en todo" ( 10, 33); y
hoy nos exhorta: "Mientras hay tiempo, hagamos bien a todos"
(Gálatas 6, IO).
Sólo el amor construye y sólo el amor aproxima a lo
que es diferente y realiza la unión en la diversidad. Las
palabras del Señor Jesús: “Un mandamiento nuevo les doy:
que se amen los unos a los otros, como yo les he amado” (Jn
13, 34), son radicales. No hay dónde perderse.
Si los seres humanos no aceptamos el amor, si no
vivimos el amor comenzando por nosotros mismos, el odio
encontrará fácilmente acceso en nuestro corazón y
comenzará a invadirlo cada vez más, trayendo frutos siempre
más venenosos.
El amor ilumina el corazón. Es característico del amor
transformar al amante en el Amado, por ello, si amo, si amas
el rencor, la rebeldía, te convertirás en amargado, en un
frustrado e inseguro, insegura; así, dirá el profeta Os 9, 10.
“Se hicieron despreciables para sí mismos, como las cosas
que amaban”. Pero si amamos a Dios, si nos amamos como
Él nos ama y amamos y aceptamos a los demás así como
son, nos divinizamos, porque el que se une al Señor, se hace
en un solo Espíritu con El.
Para amar, se necesita conocer. Y si no te conoces a ti
mismo, a ti misma desde Jesús, ¿Cómo podrás amarte?. Y
amar es querer el bien para el amado, comenzando por
querer el bien para ti mismo, para ti misma. Y el más grande
bien para ti, es Dios, en tu vida, en tu corazón, en tu mente,
en tu ser.
El verdadero amor crece con las dificultades, en
cambio el falso, se apaga. Por experiencia sabemos que,
cuando soportamos pruebas difíciles por alguien a quien
queremos, no se derrumba el amor, sino que crece, sobre
todo cuando ese “Alguien” es Jesús, el Señor. “Aguas
torrenciales (esto es, abundantes tribulaciones) no pudieron
apagar el amor”, dice el autor del Cantar de los cantares 8, 7.
Los seres humanos que han soportado y soportan por
Dios contrariedades, se afianzan cada vez más en el amor; es
como un artista, que se encariña más con la obra que más
sudores le cuesta. El amor conduce a la felicidad aquí y ahora
y eterna. Sin él, todo lo demás resulta insuficiente, vacío,
superfluo. El amor produce en el corazón del hombre la
109
perfecta alegría. Sólo disfruta de verdad la vida quien vive en
el amor verdadero.
El amor basta por si solo, satisface por si solo. No se
necesita más motivación para vivir que el amor verdadero; su
fruto consiste en su misma práctica. Por ello, Bernardo de
Claraval exclamó: “Amo porque amo, amo para amar. Gran
cosa es el amor, con tal de que recurra a su principio y origen,
con tal de que vuelva siempre a su fuente y sea una continua
emanación de la misma. De todos los movimientos del alma,
de sus sentimientos y de sus afectos, el amor es el único que
permite a la criatura responder a su Creador, si no de igual a
igual, al menos de semejante a semejante”.
La fuerza del amor no mide las posibilidades. Ignora
las fronteras. El amor no discierne, no reflexiona, no conoce
razones. El amor no se resigna ante la imposibilidad, no se
intimida ante ninguna dificultad.
El gran privilegio del hombre es poder amar,
trascendiendo así lo efímero es decir, lo caduco y lo
transitorio. Puede amar a las otras criaturas, decir “Un tú y un
yo llenos de sentido”. Y puede amar a Dios, que nos abre las
puertas del cielo ya aquí en la tierra. Sí, Nuestro corazón está
hecho para amar. Este corazón nuestro ha nacido para amar.
Y cuando no se le da un afecto puro y limpio y noble, se
venga y se inunda de miseria. Un ejemplo de ello, son los
chicos que viven en las calles, que limpian parabrisas, que se
drogan y se prostituyen, que son en demasía rebeldes y
vengativos, que pintan las paredes o se visten con ropas
extravagantes, aquellos que se tatúan y se pican el cuerpo
para colgarse de algo que nos diga a nosotros: “No he sido
amado, amada verdaderamente. He sido abusado,
vilipendiado, no respetado, tremendamente golpeado en el
alma y en el cuerpo. Yo nací para el amor: ¡Escúchame! ¡No
me rechaces! ¡Dame una mano amiga! ¡Ámame!
El verdadero amor de Dios—la limpieza de vida, por
tanto—se halla igualmente lejos de la sensualidad morbosa-.
El amor verdadero se halla lejos de cualquier sentimentalismo
como también se halla lejos de la ausencia o dureza de
corazón. El amor a Dios hace posible el amor a uno mismo y a
los demás. ¡No hay más amor que el Amor!.
Un alma dijo al Señor en la oración "Jesús, te amo", y
oyó esta respuesta del cielo: "Obras son amores y no buenas
razones". El amor se manifiesta mejor con hechos que con
palabras, así que piensa si acaso hoy, aquí y ahora tú,
110
querido lector no será necesario que pongas en acción el
amor en tu vida.
El amor que tiene por motivo al Señor Jesús, es firme,
inquebrantable e indestructible. Nada, ni las calumnias, ni los
peligros, ni la muerte ni cosa semejante será capaz de
arrancarlo del alma. Quien así ama, aun cuando tenga que
pasar por momentos duros, no dejará nunca de amar si mira
el motivo por el que ama.
JUAN DE LA CRUZ expresó: “Donde no hay amor, pon
amor y sacarás amor”.
No es posible separar el amor del dolor ni el dolor del
amor. La recompensa del amor es amar más. La paga y el
sueldo del amor es recibir más amor hasta llegar al colmo del
amor. El amor sólo con amor se paga.
Terapia de ternura
Toma una actitud orante…y abriéndote en fe adulta a
tu Señor Jesús, permite que sus Palabras tengan eco en tu
interior y al mismo tiempo deja que la fuerza de su amor,
fortalezca con poder tu voluntad e ilumine con su toque divino
tu inteligencia, tu entendimiento, tatuándoles con el beso de
su boca es decir, tatuándoles con su voluntad sobre ti que es,
que ames, que acojas, que comprendas, que seas
misericordioso, misericordiosa, que vayas más allá de lo que
te limitan tus pasos sin fe, que mires más allá de lo que
pretendes mirar por tu sola mirada así, sin esperanza….
Oh mi Jesús, tú siempre has sido tan pródigo conmigo,
siempre me das aún más de lo que necesito y desearía tener.
Nunca me limitas en tus dones, me los das, así, simplemente
sin regatearme nada, sin pedirme nunca nada a cambio….y
yo, a diferencia tuya, mido el amor que doy, porque en
realidad no he querido aprender a amar…..no se amar,
111
ayúdame a romper mis bloqueos mentales, enséñame a
entregarte verdaderamente el timón de mi vida.
Aquí estoy mi Rey, mi Vida, mi Amado……
Escucha desde tus entrañas lo que hoy tiene el Señor
para ti:
Mi pequeño, mi pequeña….eres tan especial para mi
Padre y para mi…..que en todo momento te asistimos con el
Espíritu que nos une, con el Espíritu de Amor….tu nunca has
estado solo, sola en esos momentos en los que has preferido
reaccionar como te lo dictan tu subconsciente herido, pero lo
has hecho por ignorancia y no por maldad, de eso estoy
completamente, seguro. Ahora se que tú te has ido abriendo a
mi gracia y poco a poco estás entregándome lo que más te ha
dolido en la vida, por eso, ahora eres más libre….y cada vez
lo serás más y más, en la medida en que creas en mi Poder,
en mi Amor…cada vez que creas más y más en mi.
Siempre te invitaré a permanecer en mi amor, siempre
estaré llamándote a la soledad y al silencio de tu corazón para
que puedas descansar y escucharme desde mi paz. Muchas
veces me has dicho que quieres amar pero, que no puedes.
¿Sabes?, este milagro se dará cuando tu
voluntad se junte, con la voluntad de mi Padre…….
Señor…..hoy, conciente de todo lo que haces por mi
cada instante de instante de mi día, conciente de tu fidelidad y
amor hacia mi, te digo: Aquí está mi voluntad, mi memoria, mi
entendimiento, mis pensamientos, todo lo que soy
fundiéndose en ti, porque quiero desaparecer en la voluntad
del Padre…..Oh Jesús y si el Padre y tú son Uno, y si tú estás
en el Padre y el Padre en ti, yo quiero perderme en ti y en Él
para ser uno…….Dios mío……déjame desaparecer en ti, para
que tu amor crezca en mi……
Dios mío, déjame desaparecer en ti, para que tu amor
crezca en mi…..
112
La depresión se
supera
Capítulo 9
La depresión se supera
Ya en nuestro libro: “Cómo superar la depresión”
hablamos de los tipos de depresión y también te ofrecemos
capítulos que tratan sobre como llegar de la angustia a la paz,
permítenos decirte hoy aquí, que las depresiones causadas
por las heridas de la vida y aún las endógenas -causadas por
alteraciones o deficiencias de algunas substancias químicas
del cerebro- se superan sin tomar medicamentos que sirven
sólo para “aliviar” por un rato tu ansiedad, pero que no curan,
nos dice la psicoterapia.
Hay psicoterapeutas que recomiendan a sus pacientes,
recurrir a té, a hierbas como el azahar , la tila, la valeriana, o a
la lechuga, a baños con agua tibia o fría o baño de pies con
agua bien caliente antes de dormir; hacer esto, a la larga
113
puede producir tranquilidad en el sistema nervioso. Nada de
esto te daña tu cuerpo y sí te ayuda.
Aclaramos que no nos referimos a personas enfermas
de esquizofrenia, epilepsia, locura, delirios e histeria, sino a la
depresión causada por el rechazar, por el no aceptar la
realidad, pues la depresión que no se cura es aquella en la
que la persona no reconoce que está enferma o que
reconociendo, no quiere aceptar el dolor como parte de la
debilidad y contingencia del ser seres humanos limitados,
frágiles. No se cura quien no quiere aceptar la realidad.
Te repetimos que la mayoría tenemos depresiones,
¡Duras depresiones! por diferentes causas. Nos deprime ver
cómo está nuestro mundo actual, pero también puede
deprimirnos a unos el calor, a otros el frío, a otros lo nublado o
ese cielo que no es ni nublado ni soleado y la razón es que la
presión atmosférica influye en la química de nuestro cuerpo y
este, al ser alterado nos provoca un cambio en la presión
sanguínea y esta nos sube o nos disminuye la adrenalina y
esto, nos causa depresión.
También tiene mucho que ver lo genético. Quizá
alguien de nuestra familia padecía depresión endógena y por
genes, por herencia, ahora tú y yo, somos así, depresivos.
Influye demasiado nuestro pensamiento positivo o negativo
que tengamos ante nuestra realidad. El psicólogo Luis Jorge
González ocd, insiste sobre la importancia de cómo
programamos nuestro cerebro, y el sacerdote Jesuita John
Powell, autor del libro “La felicidad es una tarea interior”, nos
enseña que nuestra manera de ser o esa depresión que
sentimos, es el resultado de cómo fuimos programados desde
la infancia, de ahí que unos seamos cerrados, introvertidos,
otros sean abiertos, extrovertidos. Unos líderes, otros
seguidores de esos líderes. Unos somos expresivos otros
silenciosos. Unos divertidos otros ni siquiera saben contar un
chiste. Unos son insensibles otros sensibles y otros muy, pero
muy susceptibles que no nos pueden decir nada porque nos
ofendemos.
Con esta explicación puedes darte cuenta que sí,
ciertamente hay causas externas e internas que pueden
provocarnos depresión, pero lo que realmente nos interesa a
ti y a nosotros, es saber que depende de nuestra actitud
interior, es decir, depende de mi o de ti, el rechazar sin fe o el
aceptar con fe y esperanza, la realidad por dura que sea.
114
Jesús N.S. nos enseña que del corazón del hombre
sale lo que le daña, de ahí que todos y cada uno de los seres
humanos, aún los que se creen más “buenesitos, buenesitas”,
todos necesitamos querer convertir nuestro corazón al Señor,
para que lo que hagamos, lo que yo haga, lo que tú hagas,
sea de acuerdo a lo que el Padre Dios quiere y el Padre Dios
quiere que seamos como su Hijo Amado Jesús y Jesús el
Señor, amó, amó hasta el extremos de morir en la cruz.
No podemos pedir perdón si antes no hemos
perdonado, si antes no nos hemos perdonado ni aceptado a
nosotros mismos. No podrás perdonar si antes no te has
perdonado a ti mismo, a ti misma, si no te aceptas con todo lo
que hiciste o no hiciste, si no te aceptas como eres hoy, aquí y
ahora.
Pero, si estamos hablando de depresión, ¿Qué tiene
que ver el perdón?. El perdón es la fuerza transformante, es lo
más liberador y sanador. El perdón es un don de Dios que
hemos alcanzado gracias a Jesucristo nuestro Salvador quien
por sus llagas, tú y yo, hemos sido sanados.
El perdón nos hace crecer en el amor, en la humildad,
en la obediencia. El perdón es lo que nos lleva a la paz, es lo
que nos hace hijos de Dios. El perdón es lo que nos abre al
amor incondicional, así que si quieres liberarte –por la gracia
de Dios-, de esa depresión, de ese sin sentido de vivir, si
quieres liberarte de ese estar “pendiente de qué sientes o qué
te dicen los demás”, pídele al Señor la gracia de querer
perdonarte por haberte rechazado tu mismo, tu misma.
Perdonarte por no querer vivir, por no aceptar a tus
padres así como hayan sido o como son. Perdonarte por
haberte equivocado muchas veces cuando delante de ti
estaba el bien que pudiste haber hecho y no lo hiciste.
Perdonarte porque abusaron de ti, tal vez te
manosearon, te violaron, te pegaron, te gritaron, te ignoraron,
te amenazaron y pensaron de ti, que no servías para nada.
Perdonarte porque aspirabas a tanto y pudiste tan poco.
Perdonarte por todo lo que tú también has herido y has
destrozado a otros al darles tu indiferencia, tus groserías, tu
silencio.
115
Perdonarte por ser como eres, vengativo, criticón,
mentiroso, envidioso, avaro, codicioso, sensual, necio,
impaciente, ansioso, cobarde, inestable, indeciso, rencoroso,
flojo, burlón, soberbio, orgulloso, egoísta, ¡tú sabes cómo
eres!.
Perdonarte pues, por todo lo que has permitido que
hiera tu vida y la de otros. Perdonarte por no alimentar tu fe,
por vivir de cualquier manera tu relación con Dios.
Perdonarte por olvidarle, por preferir y tener otros
dioses como el “dios de lo que sientes”: tu sensualidad, tu ira,
tus antipatías y por ello buscas lo que te deja mal y más vacío.
¿Sabes? También habrás de reconocer que el Señor Dios, no
tiene la culpa o no es la causa de que este mundo ande al
revés. Nuestro Padre Celestial, no es el causante de la
pobreza, de la guerra, del sida, de que nuestro planeta esté
tan pero tan contaminado, ni del aborto, como tampoco es el
causante de que unas personas sean diferentes en el color,
tamaño y forma de ser.
Esto que estamos tratando, lo puedes encontrar de
manera más amplia en nuestro libro: “Cómo superar la
depresión”.
Por el momento necesitamos que te quede bien claro
que la depresión llamada: “depresión endógena”,
aparentemente aparece sin que nada exterior la cause, sin
que ningún motivo la cause –como decimos- aparentemente,
pues realmente la causa está en nuestro cerebro y pueden
padecerla una inmensa mayoría de niños, preadolescentes,
adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos.
Hay mensajeros químicos llamados neurotransmisores.
Uno de ellos es la serotonina y la noradrenalina. Estos
neurotransmisores, ayudan a controlar nuestras emociones.
Cuando los neurotransmisores se encuentran en equilibrio,
entonces respondemos adecuadamente, correctamente a
cada situación de la vida. Cuando alguien está deprimido, los
mensajeros químicos no están equilibrados por algún mal
funcionamiento de alguna glándula. Por ejemplo en la
depresión en la que hay agitación como taticardia, disturbios
en el estómago, es que hay un aumento de noradrenalina. Y
116
en la depresión en donde hay más desgano, tristeza profunda,
hay una elevación de serotonina.
También la alteración de catecolaminas originan o
favorecen trastornos depresivos es decir, que si nos funciona
mal nuestro sistema endocrino es decir, que si esta glándula
no derrama su secreción en la sangre, nos puede funcionar
mal la hipófisis que produce las hormonas del crecimiento y
las hormonas que frenan la secreción urinaria. Nos puede
funcionar mal la tiroides que produce hormonas que nos
regulan el calcio y el fósforo en la sangre. Nos pueden
funcionar mal los ovarios que producen hormonas y estas a su
vez producen los óvulos y la progesterona u hormona
femenina. Los testículos que elaboran los espermas y la
hormona masculina también pueden funcionar mal a causa de
esto que decimos. Nos pueden funcionar mal las glándulas
suprarrenales que tienen gran importancia ya que nos regulan
la presión arterial y estimula el sistema nervioso central, nos
regula el ritmo del corazón y cuando estas glándulas se
alteran por el susto, el miedo, la tristeza o el enojo, producen
la adrenalina que nos acelera el ritmo del corazón, nos
aumenta la presión arterial y nos dilata los bronquios.
Esto te lo decimos, no para que te conviertas en una
persona hipocondríaca que sólo piensa de qué puede estar
enferma, sino más bien te decimos esto, para que
comprendas a tu mismo organismo y en la humildad de Cristo,
aceptes todo este cambio hormonal que provoca depresión y
que en lugar de asustarte por lo que sientes, te entregues en
la fe adulta que confía en la fidelidad del Señor en sus brazos
como niño recién amamantado.
Volvemos a insistirte que si lo que causa tu depresión
es por lo que sabes que está mal en lo que haces y no quieres
dejar de hacerlo, tu depresión no se curará, pues lo que
verdaderamente te liberará de ti mismo, de lo que tú quieres y
prefieres aunque te haga mal a ti y a otros es convertirte, es
abrirte al amor del Padre, es dejar de ser tu “dios” –con
minúscula- para ti y para los demás, para dejar que realmente
el Señor Dios, sea el Dios único de tu vida para que sea El
quien dirija tu vida, tus planes, entonces tu vida será un
instrumento valioso en las manos del Padre.
Pues bien, sea cual sea la causa de tu depresión, te
damos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, esta gran
noticia: ¡¡DIOS TE AMA INFINITAMENTE!! Y envió a su Hijo
117
Jesucristo para que seas salvado del egoísmo, de la soberbia
y de todas sus consecuencias es decir, de la mentira, del odio,
del orgullo, de la ira, de la venganza, de la sensualidad, de la
avaricia etc.
Jesús tu Señor ha venido a enseñarte a orar para
alejarte de los pensamientos que te destruyen para
transformarlos en fuente de bendición y de paz.
Los padres del desierto, esos grandes hombres y
mujeres ermitaños que se dejaron purificar por el fuego del
amor de Cristo Jesús y del Padre, llaman “demonios” a todo
aquello que nos lleva al infierno de la desesperación,
desesperanza, impaciencia, no fe, no amor y muchas veces
nos lleva al infierno precisamente nuestra ignorancia, nuestra
imaginación, nuestra falta de querer conocernos a nosotros
mismos y sobre todo el estar ausente de Dios.
El ser humano actual cree, que las puede de todas,
todas porque tiene dinero, salud, cosas, callando así su gran
vacío, disfrazando su fragilidad para “parecer ser feliz”. Al ser
humano actual, “no le conviene” convertirse, no le conviene
volverse a Dios sinceramente y resueltamente porque tiene
que dejar aquello con lo que “cree ser feliz”pero le deja más
vacío y mal y se engaña con lo que “siente” y cuando decimos
“lo que siente” o cuando hablamos de sentimientos, no
hablamos en contra de los sentimientos sino más bien,
pretendemos dejar claramente qué son los sentimientos y
cómo estos, si no los reconocemos, si no los educamos y
muchas veces, si no los sublimamos, pueden hacernos caer
en la no fe, en el no amor, en la no humildad, en la no vida, en
la mentira en una terrible depresión.
A la luz del Espíritu Santo, vamos a dar algunas pautas
para que vayas conociéndote tu mismo, tu misma, no sólo,
sola, sino de la mano de Jesús y en el amor infinito que te
tiene el Padre Dios, para que conociendo quién eres en
realidad y qué hay en tu interior que te deprime, puedas salir
adelante y perseveres –con la gracia de Dios- en esos tiempos
preciosos de oración para escuchar al Señor, para dejarte
amar, para dejarte instruir por su Palabra, para aprender a
vivir, para aprender a amar en la contemplación hecha vida es
decir, hacer lo que Jesús haría por eso, deja tatuar tus
entrañas el ¡Qué harías tú Jesús, en mi lugar!.
118
Volviendo pues, a los padres del desierto, unos de sus
apotegmas o enseñanzas dice que un hermano ermitaño,
preguntó a su guía anciano: “¿Qué clase de pensamientos
debo tener en el corazón?. Y el anciano le respondió: Todo lo
que puede pensar el hombre, desde el cielo hasta la tierra, es
superficial, es vanidad, sólo aquél que persevera invocando
día y noche: “Jesús hijo de dios, ten misericordia de mi”, sólo
ese encuentra la verdad, el equilibrio humano, sólo ese se
conoce a sí mismo, a sí misma porque “conoce a Dios”. Sólo
ese encuentra la verdadera paz.”
Macario el Grande, ermitaño en el desierto de
Egipto en el año 301 al 394 te enseña hoy aquí, ahora a ti, lo
siguiente:
“El ser humano es un alma encarnada y así
como su cuerpo tiene diferentes miembros, también el alma
tiene varios miembros. Estos miembros del alma son el
espíritu, la conciencia, la voluntad y los pensamientos y así
como los ojos del cuerpo pueden ver desde lejos las espinas,
así el espíritu tiene cuidado de las trampas que pueden
ponerle los pensamientos, las sensaciones, lo que sienta”.
Por eso el apóstol Pablo en su primera carta a
Timoteo 2,8 dice: “Quiero que los hombres oren en todas
partes y que eleven sus manos a Dios con pureza de corazón
no haciendo caso a la ira y a los pensamientos que puedan
llevarle a la desesperación, a la tristeza, a lo que les hace
daño y los aparta de Dios”. Y Macario sigue aconsejando lo
que sigue:
“El corazón del hombre es el “lugar” en donde habita
Dios y la gracia de Dios es decir, Dios mismo ha derramado
en lo profundo del ser, todo su amor.
La gracia, una vez que ha inundado todo el corazón del
hombre, va reinando sobre todo el ser, sobre todos los
pensamientos para que quienes vivían en el miedo, en la
inseguridad interior, en el desánimo, en la profunda tristeza
que deja el dejarse llevar de la condición limitada y egoísta
que sume en la tiniebla, comiencen a vivir en el fe, en la
alegría, en la certeza de que Dios es fiel, el único fiel, el único
que puede transformar nuestra tiniebla en luz, el infierno en
cielo, la ira y el resentimiento en perdón, la autosuficiencia, la
soberbia, la vanidad, el orgullo en humildad, la tristeza en
119
alegría verdadera, el pecado (egoísmo) en gracia y al pecador,
en un santo.
Así que si quieres descansar y reposar
verdaderamente, piensa sólo en la invocación “Jesús Hijo de
Dios, ten misericordia” de mi, hagas lo que hagas día y noche.
Mantén tu espíritu en la invocación del dulce nombre de Jesús
tanto como respiras y no desesperes pues aunque fuera el
último lugar de la salvación en donde estás o como te sientas,
Jesús lo llena de su luz, Jesús lo llena de su amor, Jesús lo
llena de conversión”.
Diádoco de Fotice en el siglo V nos dice: “La
naturaleza del bien, es mucho más fuerte que el hábito del
mal. Invoquemos el nombre precioso de nuestro hermoso
Salvador y digámosle: “Jesús Hijo de Dios, ten misericordia de
mi”, así mediante la invocación, el pensamiento lleno de El,
hará que nuestras actitudes estén también llenas de El. He
aquí la perla preciosa que se puede comprar, vendiendo todos
los bienes y su descubrimiento nos produce una alegría que
no podremos describir.”
Marco el Ermitaño siglo V nos enseña: “Las
tribulaciones, el sin sentido, la depresión llega al hombre,
muchas veces por su necedad y desobediencia al amor del
Padre, pero perseveremos en oración, comenzando a cada
instante con la paciencia de quien construye una gran torre
que no piensa en terminarla sino en poner ladrillo a ladrillo
cada momento del presente, así tu y yo, perseverando día y
noche, a cada paso, durante el trabajo, durante el descanso y
recuperaremos por la infinita misericordia de Dios, el gozo de
sabernos sumergidos en el bondadoso corazón de Cristo”.
A ti, que lees, ¡ánimo! Y en el nombre de
Jesucristo te decimos que desde que te levantes hasta que te
acuestes, hagas lo que hagas y andes donde andes, en lo
profundo de tu corazón, no dejes de decir la invocación:
“Jesús Hijo de Dios, ten misericordia de mi”.
Si perseveras no un día o una semana o un mes o un
año o diez o treinta sino toda tu vida –y tu vida puede durar
sólo hoy, ó una semana o 5 años o 70- ¡Para qué te
preocupas por vivir lo de a la tarde o lo de mañana!, más bien,
ocúpate por vivir intensamente el instante que tienes de vida y
persevera no con tus fuerzas sino desde el amor que Dios te
120
tiene y con buena voluntad, con amor, en la fe, con paciencia,
entonces....entonces probarás las delicias del
resucitado...entonces el amor de Dios lo será todo para
ti...entonces El será tu motivo y razón de vivir, entonces,
habrás comenzado a disfrutar verdaderamente la vida.
Optimista hasta la muerte
Podríamos comenzar, preguntándonos: ¿Qué es lo
que distingue a una persona optimista de otra que no lo es?
Sencillamente decimos que es su modo de ser entusiasta,
dinámico, emprendedor y con los pies bien puestos sobre la
tierra.
El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las
dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo
positivo que tienen las personas y las circunstancias,
confiando en las capacidades que nos ha dado el Señor Dios
y confiando también en las posibilidades que tenemos con la
ayuda del Señor Dios y con la ayuda que nos brindan las
puertas que toquemos.
La principal diferencia que existe entre una actitud
optimista y su contraparte –el pesimismo- está en el enfoque
con que se aprecian las cosas: empeñarte en descubrir
inconvenientes y dificultades te provocará apatía y desánimo.
El optimismo por su parte, supone hacer ese mismo esfuerzo
para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades; la
diferencia ciertamente, es mínima, pero tan significativa que
me invita, te invita a cambiar de una vez por todas la nuestra
actitud.
Alcanzar el éxito no siempre es la consecuencia lógica
del optimismo, por mucho esfuerzo, empeño y sacrificio que
pongas, pues algunas veces las cosas no resultan como
deseabas. El optimismo es una actitud permanente de
“recomenzar”, de volver al análisis y al estudio de las
situaciones para comprender mejor la naturaleza de las fallas,
errores y contratiempos, es decir, para mirar más allá de lo
que nuestra mirada pesimista nos impide descubrir, sólo así
estaremos en condiciones de superarnos y de realizar
121
nuestras metas. Si las cosas no fallaran o nunca nos
equivocáramos, no haría falta ser optimistas.
Normalmente la frustración se produce por eso que
llamamos fracaso que por cierto habríamos de llamarle
tropiezo y saber, que la mayoría de nuestro tropiezos se dan
por falta de cuidado y reflexión. ¿Para qué sirve entonces la
experiencia? Para aprender, rectificar y estar siempre atentos,
usando nuestra capacidad de reflexión, más que los impulsos.
El optimista sabe buscar ayuda como una alternativa
para mejorar o alcanzar los objetivos que necesita realizar, el
optimismo es una actitud sencilla, sensata y humilde, pues
sería muy soberbio de nuestra parte, pensar que poseemos el
conocimiento y los recursos necesarios para salir triunfantes
en toda circunstancia por nosotros mismos.
Cualquiera que ha sido campeón en alguna disciplina,
llegó a colocarse en la cima por su esfuerzo, perseverancia y
sacrificio, pero pocas veces, o mejor dicho nunca, se hace
referencia a su optimismo, a esa entrega apasionada por
alcanzar su fin, conservando la confianza en sí mismo porque
ya antes ha conocido qué es confiar en el Señor Dios y ha
valorado los dones que le ha regalado. El optimismo refuerza
y alienta a la perseverancia.
El optimista no es ingenuo ni se deja llevar por ideas
prometedoras, procura pensar y considerar detenidamente
todas las posibilidades antes de tomar decisiones. Si una
persona desea iniciar un negocio propio sin el capital
suficiente, sin conocer a fondo el ramo o con una vaga idea de
la administración que se necesita, por muy optimista que sea
seguramente fracasará en su empeño, ya que carece de las
herramientas y fundamentos esenciales para lograrlo.
En otras circunstancias nos engañamos e inventamos
una falsa realidad para hacernos la vida más fácil y cómoda.
Basta mencionar al estudiante que se prepara poco y mal
antes de sus evaluaciones, esperando obtener la calificación
mínima y necesaria para “salir del paso”, sin darse cuenta que
su falso optimismo lo llevará –tarde o temprano- al fracaso.
Se podría pensar que el optimismo nada tiene que ver
con el resto de las personas, sin embargo, este valor nos hace
tener una mejor disposición hacia los demás: cuando
conocemos a alguien esperamos una actitud positiva y
122
abierta; en el trabajo, una personalidad emprendedora; en la
escuela, profesores y alumnos dedicados etc. Si nuestras
expectativas no se cumplen, lo mejor es pensar que las
personas pueden cambiar, aprender y adaptarse con la
oración que hagamos por ellos, por ellas y con nuestra ayuda
y. El optimista reconoce el momento adecuado para dar
aliento, para motivar, para servir.
En la amistad y en la búsqueda de pareja también es
necesario ser optimista. Algunas personas se encierran en sí
mismos después de los fracasos y las desilusiones, como si
ya no existiera alguien más en quien confiar. El optimismo
supone reconocer que cada persona tiene algo bueno, con
sus cualidades y aptitudes, pero también sus defectos, los
cuales debemos aceptar y buscar la manera de ayudarles a
superarlos.
El paso hacia una actitud optimista requiere de una
disposición más entusiasta y positiva, es tanto como darle la
vuelta a una moneda y ver todo con una apariencia distinta:
Así que analiza las cosas, las actitudes, las
circunstancias, a partir de los puntos buenos y positivos,
seguramente con esto se solucionarán muchos de los
inconvenientes. Haz el esfuerzo por dar sugerencias y
soluciones, en vez de hacer críticas o pronunciar quejas.
Procura descubrir las cualidades y capacidades de los
demás, reconociendo el esfuerzo, el interés y la dedicación.
Esto es lo más honesto. Aprende a ser sencillo, sencilla y
pide ayuda, pues generalmente otras personas encuentran la
solución más rápido.
No hagas alarde de seguridad en ti mismo tomando
decisiones a la ligera, más bien, considera todo antes de
actuar. De lo contrario es imprudencia, y no optimismo.
No es más optimista el que menos ha tropezado, sino
quien ha sabido encontrar en la adversidad un estímulo para
superarse, fortaleciendo su voluntad y empeño. Así que si
quieres ser optimista, comienza por contemplar en los errores
y equivocaciones una experiencia positiva de aprendizaje.
Todo requiere esfuerzo y el optimismo es la alegre
manifestación de ese esfuerzo, de esta forma, las dificultades
y contrariedades dejarán de ser para ti, una carga,
123
convirtiéndote en una persona que dará mucho fruto, y fruto,
en abundancia.
Para ser optimista, necesitarás cada día, retirarte a
orar para estar con Jesús, pues quién más te enseñará a
mirar todo con fe?, pues el optimismo nace de la fe en el
poder y la fidelidad de Dios. El optimismo cristiano no es un
optimismo dulzón, ni tampoco una confianza humana en que
todo saldrá bien por las propias fuerzas, no. El optimismo
cristiano, hunde sus raíces en la conciencia de ser libres para
elegir, para decidir, y en la seguridad del poder de la gracia en
nuestro corazón.
El optimismo cristiano, nos lleva a ser responsables
para con nosotros mismos, y a esforzarnos por corresponder
a cada instante a las llamadas que el Señor Dios nos hace y
nos seguirá haciendo hasta el final de nuestros días, porque
sabe que sólo en Él, nuestra vida será un verdadero triunfo,
triunfo sobre el desaliento, sobre la desesperación y la
desesperanza, sobre todo lo negativo que el egoísmo, la
cerrazón y la ceguera nos querrán imponer.
El apóstol Pablo nos enseña vencer el mal con la
abundancia de bien. Así que no se trata de hacer campañas
negativas, al contrario: se trata de vivir llenos de afirmación en
el Señor Jesucristo, llenos de optimismo, con juventud interior
aunque tuvieras 98 años, porque la alegría y la paz brotan de
tu corazón porque sabes a Quién perteneces y en las manos
de Quién descansas y desde que Sabiduría ves a las
personas, a las circunstancias, a ti mismo, a ti misma.
Optimismo pues, no significará abstencionismo, ni
indiferencia, sino gran actividad interior y exterior también,
pero con libertad, amplitud de espíritu y esperanza y fe.
Para cultivar en tu interior el optimismo, necesitarás
querer tener el alma y la inteligencia bien despiertas;
necesitarás querer ser realista, sin querer volver a reaccionar
desde el derrotismo. ¿Sabes?, hay conciencias vacunadas
contra el optimismo por dejarse llevar siempre por la
insensibilidad producida por preferir ver la vida como una
rutina, sin esperanza, sólo mirando desde la ceguera
producida por una vida vacía, superficial, sin fe, mirando al
mundo sin bondad, sin compasión, mirada que no quiere
reconocer las ofensas que hacemos contra el amor verdadero,
124
y contra el prójimo, sin querer ver el daño en ocasiones
irreparable que hacemos a los demás.
Pero, cómo no desanimarse cuando diariamente
vemos en los periódicos, en las noticias, en el vecindario, que
los seres humanos somos deshonestos, y seguimos por
heridos, dando golpes en cualquier dirección, reflejándose en
el maltrato entre unos y otros, reflejándose en el maltrato a la
Creación entera? ¿Sabes? Dios no pierde batallas, para cada
uno, el Señor Dios tiene su tiempo y a cada uno lo cuida con
amor, pero recuerda que nos deja en libertad para decidir, por
eso cuando el derrotismo o negativismo toque a las puertas
de tus pensamientos, mira con fe a Cristo que murió por cada
uno de los seres humanos que han existido, que existen y que
existirán hasta el final de los tiempos. Aunque las manos de
los hombres, nos destruyan, nunca pierdas de vista, que
estamos en Sus manos.
Recuerda siempre la Palabra del Señor que dice: “Si
Dios está con nosotros, quién, contra nosotros?. En todo esto
salimos más que victoriosos por Jesús.
También es importante que sepas, que la alegría, el
optimismo sobrenatural y humano, son compatibles con el
cansancio físico, con el dolor, con las lágrimas, con las
dificultades en nuestra vida interior o en la tarea específica
que el Señor Dios ha encomendado a cada uno de nosotros
como padres de familia, como estudiantes, como empleados o
jefes, como misioneros de la misericordia del Padre Dios,
porque sencillamente, somos seres humanos y no, dioses.
Sólo Dios, es Dios.
Y Dios, se encarnó y se hizo hombre, verdadero Dios y
verdadero hombre, y por solidaridad conmigo, contigo que
escuchas, quiso experimentar la fatiga y el cansancio, el llanto
y el dolor..., para que comprendamos que ser sobrenaturales
supondrá ser muy humanos es decir, supondrá que tu y yo
queramos ser compasivos como Jesús. Así que no podemos
perdernos en el pesimismo ni ensombrecer la visión cristiana
de la Creación y como consecuencia, no permitas que faltar
nunca la alegría en tu trabajo como padre, como madre de
familia, como hijo, como familia, como vecino, como ser
humano quien quiera que seas, ni permitas que tu empeño
por construir con amor, con optimismo, con alegría, con fe y
esperanza la ciudad temporal sea derribado por no
esperanza.
125
Hoy en día nos topamos con personas que se han
dejado arrastrar por el desaliento, “Por sus miserias” –dicen-
….Por sus derrotas, y fracasos a veces tan continuos….Por
un bache grande, que no esperaban…
Para ser optimista, necesitarás querer ser sencillo,
sencilla, humilde, abriendo siempre el corazón al que es la
positividad perfecta. Necesitarás querer mirar con ojos llenos
de fe y contemplar que por más duro que haya sido lo que te
ha ocurrido, aún está la luz de la esperanza llamándote para
acogerte, para fortalecerte. Sí, aún puedes seguir adelante,
caminando con más firmeza, con más libertad interior, sin
apegos en nada ni en nadie más que en sólo Dios.
Refúgiate en Dios que es tu Padre Celestial. Él es la
verdadera seguridad, el verdadero fondo del Amor en donde
echar el ancla de la fe, pase lo que pase en la superficie de
este mar de la vida, entonces, encontrarás la alegría, la visión
perfecta de quién es Dios, el optimismo inquebrantable, ¡La
victoria!
Señor, hace unos instantes todavía me experimentaba
pesimista, indeciso e inseguro, e insegura, pero ahora has
transformado mi corazón en un corazón que se fascina en tu
Presencia, un corazón seguro porque tú eres la Seguridad
verdadera, porque tú eres el Padre más cariñoso que existe;
contigo me experimento audaz, optimista, seguro de mi
mismo, de mi misma. Señor tú eres mi Todo, mi Vida, mi
Alegría, el Sentido por el que despierto cada mañana, por el
que trabajo con alegría y por el que supero todos los
obstáculos, por más difíciles que estos sean, porque para el
Amor, todo es posible. ¡Te amo Señor!
Trabajar con optimismo
El trabajo es la única fuente verdadera y digna que nos
conduce al progreso integral, pues nos permite –si miramos
con fe- desarrollar todo el tesoro que llevamos dentro de
dones, de virtudes en germen que necesitaré, que necesitarás
querer siempre desarrollar, poniéndoles en práctica. El
trabajo, vivido desde la fe, y sobre todo cuando pones tu
mente y todo tu ser en el Señor –hagas lo que hagas- nos
llena de satisfacción el corazón y se refleja en nuestros
hogares, en nuestra sociedad, de ahí la misión que tenemos
de inculcarles a nuestros pequeños, la importancia de hacer
todo, pero todo, con fe, con optimismo, con alegría con
126
responsabilidad a pesar de las dificultades que se puedan
encontrar.
El trabajo dignifica al ser humano porque es una
bendición del Señor Dios; por medio de él, nos da el pan
nuestro de cada día, y nos hace reflexionar en lo maravilloso
que es poder obtener un ingreso honrado para proveer el
alimento y el sustento de la familia y de nosotros mismos. El
trabajo nos lleva al Señor Dios, por el camino de la
responsabilidad, de la entereza, de la productividad, de la
autoestima y del deseo legítimo de ver realizados nuestros
anhelos de superación y de progreso que todos llevamos en el
fondo de nuestro corazón.
Tener un trabajo es un privilegio que necesitamos
cuidar y conservar; representa un patrimonio familiar que nos
permite avanzar, que nos evita el estancamiento y nos
garantiza una afluencia de ideas, iniciativas y productos que
pondrán un granito de arena en el edificio del progreso del
género humano, pero te repetimos, necesitarás querer mirar
desde la fe, desde al amor, desde la oración en el corazón
que es Cristo.
Nuestro trabajo no es simplemente dar la fuerza a
cambio de dinero, no es una acción de alquiler o venta de
nuestra energía; el esfuerzo del trabajo cotidiano nos permite
a cada uno, demostrar y confirmar todos los días, que,
gozamos de una vida digna, honrada, configurada con Cristo y
con una meta trazada en el seno del Señor Dios, para
agradecerle diariamente su bondad infinita que nos cobija,
que nos alienta, que nos estimula y que nos da la paz
espiritual para luchar en medio de las dificultades pero que
cada uno de nosotros tenemos la misión de vivir de acuerdo
con la sagrada voluntad del Supremo Creador.
Tenemos la necesidad de trabajar; es una necesidad
moral, una necesidad física, una necesidad económica y una
necesidad de la especie humana. El trabajo es una acción
sagrada, bendecida por el Señor y, por tanto, no podemos
concebir ni aceptar trabajar de manera rutinaria y monótona.
La energía que desplegamos, sea física o mental, a cambio
de un ingreso, es posible hacerlo con optimismo y
agradecimiento; porque ciertamente el trabajo es un derecho,
pero constituye en mucha mayor medida una necesidad
inherente a nuestra propia vida, así que, Trabaja con
optimismo.
127
¿Sabes? Una actitud positiva dará calidad a tu vida.
Los estudios científicos confirman, que la gente que vive con
optimismo, son más productivos, más eficaces, y más felices.
Los investigadores de la Universidad de Yale, en
Connecticut (Estados Unidos de Norte América), sugieren que
el que se siente mal porque se está poniendo viejo acelera
justamente el proceso de envejecimiento. En cambio, una
actitud positiva agregará más años a la vida. Los
pensamientos negativos –por ejemplo-, sobre el proceso de
envejecimiento, tienen un impacto directo en el deseo de vivir.
Los psicólogos estadounidenses encontraron que la gente con
pensamiento positivo vivió un promedio de 7.5 años más que
aquellos que se sentían mal por haberse puesto viejos.
Los efectos de una actitud positiva frente al
envejecimiento pesan más que la baja presión arterial o el
colesterol, factores que suman un mínimo de cuatro años a la
vida de una persona. El pesimismo en cambio,
definitivamente cala hondo en la salud de los seres humanos.
Así lo demuestra otra investigación hecha en la Universidad
de Wisconsin-Madison, donde estudiaron a 52 personas de
entre 57 y 60 años.
A todos ellos les administraron una vacuna contra la
gripe para que estén preparados ante una eventual infección.
Desde luego, las peores reacciones inmunológicas las
presentaron quienes habían demostrado mayor actividad en la
zona "negativa" del cerebro, mientras que los que registraron
mayor actividad en la zona "positiva" tuvieron el efecto
contrario. Los científicos sacaron por conclusión que aquellos
que tienden a ser pesimistas están más expuestos a
enfermarse.
En otras palabras el optimismo y la felicidad que tanto
busca el hombre son posibles y se pueden encontrar en Dios.
En palabras de San Agustín: «Hagas lo que hagas, hazlo con
alegría. Entonces haces el bien y lo haces bien».
El optimismo proporciona paz interior a la persona, y
esa paz proporciona una belleza serena que ilumina la
personalidad. También en muchas ocasiones alegra la vida.
Cuando ocurre una desgracia, o experimenta la muerte de
alguien por ejemplo, la persona optimista estará triste, pero
no desesperada. El optimismo vence al desaliento.
128
La persona que se encuentra satisfecha simplemente
porque las cosas van bien, tiene muchas posibilidades de
sentirse defraudada, sola, etc. porque no habrá aprendido a
confiar en los demás, a reconocer el valor del esfuerzo y de
los tropiezos asumidos con alegría y a sacar consecuencias
positivas de situaciones que parecen poco aprovechables.
En la situación contraria se encuentran las personas
desconfiadas, especialmente si su desconfianza se basa en el
hecho de haber tropezado muchas veces o por no haber
encontrado el apoyo de nadie para ayudarles. Estas personas
no llegarán a ser optimistas si no aprenden a salir de si
mismas, a dejar de buscar su propia satisfacción. La persona
que sólo piense en su propia satisfacción continuamente
sufrirá desengaños, y el desengaño solo conduce a la tristeza,
y a posturas pesimistas.
En un momento de pesimismo se pueden destacar dos
elementos: La dificultad de ver desde la realidad la situación a
resolver y la crítica negativa. Una persona con un jefe
autoritario puede pensar en un momento de pesimismo: “ES
imposible hablar con este hombre que además no vale para
nada, por eso esconde su mediocridad bajo una capa de
autoritarismo”, si embargo el optimista pensará en primer
lugar en las cualidades que tiene su jefe, en el estrés que
posiblemente sufra, en los problemas que tenga que
solucionar e intentará comunicarse con él aunque sea en
pocas cosas.
Hay un tipo de personas más realistas que tratan de
analizar los hechos con objetividad pero también añadirán a
ellos su manera persona de interpretar las cosas. Las
personas optimistas van más allá de los datos reales para
centrarse, en primer lugar en las circunstancias positivas, en
las posibilidades para mejorar la situación, teniendo en
cuenta las deficiencias sí, pero sabiendo que muchas veces
se pueden superar. La crítica negativa, pues, es incompatible
con el optimismo.
¿Sabías que por cada pensamiento de optimismo
eliminas diez pensamientos negativos?, así que comienza por
no fomentar pensamientos negativos como complejos de
culpa en los que te dices a ti mismo que no sirves para nada.
Cuando aparezca un recuerdo negativo en tu mente,
tómate fuerte de la mano de Jesús y comienza a mirar con fe
y observa cómo su inmenso amor baña de luz, de vida nueva,
ese momento que te da tanto miedo, vergüenza tanto tiempo
129
como te sea posible hasta que ya no sangre esa herida y así
haz con todo lo negativo que venga a tu mente y que
posiblemente haya salido de tu subconsciente maltratado.
Cuando te topes con personas pesimistas, no las
critiques. Déjalas expresarse, pues tal vez no tienen a nadie
que las escuche. Tampoco les respondas después de haberse
quejado: Yo tengo un dolor más grande, o la vida es así, no.
Simplemente comprende, comprende, trata de despertar en ti
la compasión es decir, el inmenso amor que Jesús te ha
enseñado. Piensa que es una gran oportunidad para ti, y es
posible que al ver y sentir tu actitud de acogida, con el tiempo
esa persona algún día reflexione que es hermoso ser, como tú
eres.
Trata de sonreír no sólo interiormente sino incluso,
físicamente. Si no tienes con quién físicamente hablando,
hazlo para el Señor Dios y para ti, pues recuerda que el
sonreír, aumenta las endorfinas en tu cuerpo que mantendrán
a tu sistema inmunológico en buen estado y tu optimismo
hasta el tope.
La actitud negativa, responsabiliza por lo que pasa a
las circunstancias, a la época que les toca vivir, etc. En
cambio el optimismo fortalece las relaciones y rompe las
barreras de la comunicación. El buen humor suele crear un
espacio de colaboración en la familia, en las comunidades, en
el trabajo en todas partes, aumenta la productividad
permitiéndole a la gente disfrutar más con lo que hace,
favorece la creatividad, disminuye el estrés ocasionado por el
trabajo, estimula el crecimiento, permite aprender del error y
aparte, es divertido, así que trata en lo posible de que nada te
disguste ni te acongoje, y toma cada una de las cosas que te
ocurran por su ángulo mejor.
Todo tiene su lado bueno, pero dependerá del color de
tu mirar. Trata de abandonar por un momento esa tendencia a
dramatizar cada situación que vives o conoces de tu propia
vida y sobre todo de las vidas ajenas, pues verás que no hay
nada, absolutamente nada, que no tenga su lado positivo.
Hasta la noticia o suceso más trágico encierra un mensaje
positivo, tiene esa "otra cara" que no quieres ver. Será tu
mirada de fe, la que abrirá las puertas al optimismo, será tu
mirada de fe, la que pondrá una sonrisa en tus labios, será tu
mirada de fe, la que dará gracias a Dios por permitirte mirar
130
más allá de las cosas. Sí, la fe, te dará la victoria ante todo,
porque la fe te hará confiar en el inmenso amor de Dios y te
hará superar los momentos más dolorosos de tu vida, la fe te
llevará a vivir en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Saber orar
ante la Palabra de Dios
Capítulo 10
Saber orar
ante la Palabra de Dios
El hombre y la mujer -tanto adultos, jóvenes y niños de
hoy-, es capaz de estar dos, tres, cinco, ocho, y hasta más
horas frente a una computadora en Internet, es capaz de mirar
2 ó 3 programas seguidos de televisión, con duración de una o
dos horas cada uno. Somos capaces de estar hablando por
más de una hora por teléfono o en un café con alguien, pero
131
no somos capaces de estar a solas, sobre todo con el único
que nos puede dar la verdadera felicidad, la auténtica
compañía, la salud y solución a nuestras penas: Dios.
Por la gracia de su amor, hemos aprendido a buscar al
Señor no por lo que nos da, sino por quien es Él. En la medida
en que se va madurando nuestras intenciones se van
haciendo más rectas, más sinceras. Un pensamiento dice que
“Madurez es lo que alcanzo cuando ya no tengo necesidad de
juzgar ni culpar a nada ni a nadie de lo que me sucede”.
Así que en este mini capítulo te damos algunos pasos
sencillos para que poco a poco vayas convirtiéndote en un
hombre, en una mujer que ama profundamente al Señor
porque le conoce por medio de su Palabra y porque te dejas
amar por Él, reconociéndole como Único Salvador y Señor de
tu vida.
1.- Ten lista una libreta que puedes tener como
“Diario” en la que apuntarás lo que más te vaya “llegando
e”impactando” y en la que podrás escribirle al Señor Dios al
estilo de una carta en la que le podrás expresar todo lo que tú
quieras. Ten a la mano una pluma del color que más te ayude
y una reglita o tarjeta que puedas usar para subrayar las
palabras, o frases que encuentres en tu Biblia y que más te
vayan “llegando” al corazón.
2.- Escoge un texto bíblico. Puedes hacerlo del
anexo que te marcamos al final del libro o simplemente
puedes comenzar por leer de principio a fin el evangelio de
Lucas –por ejemplo-, luego el de Marcos, enseguida el de
Mateo y por último el de Juan, combinando tu lectura del
evangelio con el salmo 1, luego el 2 hasta terminar los 150
salmos.
3.- Has un silenciamiento. Una vez que ya
escogiste el texto, ponte en posición y actitud orante con el ser
entero abierto al Señor, con humildad, bien sentado (a) con
tus pies bien puestos en el piso si puedes, tu cabeza recta, tus
brazos y manos descánsalos sobre tus piernas, con tus
palmas hacia abajo o hacia arriba y cierra tus ojos.
Ve soltando todo lo que está tenso de tu cuerpo, desde la
punta de tu cabeza hasta la punta de tus pies. Ve recorriendo
tu frente, tus párpados y ojos, los pómulos de tu cara, y si hay
algo tenso, suéltalo, No aprietes los dientes. Recorre tu cuello
132
y sin moverlo suelta interiormente los músculos tensos; suelta
tus hombros no los tengas tensos. Recorre todo tu tronco y
suelta tu pecho, tu espalda, tu estómago e interiormente suelta
tu corazón que como músculo puede estar encogido o tenso.
Has lo mismo con tus pulmones e intestinos. Y así ve bajando
por todo tu tronco hasta llegar a tus piernas y pies y si hay
algo tenso, suéltalo.
Ya que has preparado tu ser entero para el Señor…..
4.- Desde la fe adulta que no espera “sentir” algo
espectacular sino más bien espera tranquila, sabiendo que Él
es fiel –se sienta o no su presencia de una manera sensible,
Invoca al Espíritu Santo.
En fe adulta, esa que confía plenamente en la fidelidad
del Señor, ábrete al que es el Amor Verdadero y entregándole
lo que no te deja estar con El -tu tristeza, tu miedo o
preocupación, tu prisa o ansiedad con tu mente y corazón en
silencio (si está alguien cerca de ti-, o en voz alta si estás sólo:
“Espíritu Santo, lléname de ti”. O también: “Oh Espíritu de
Amor, sumérgeme en Dios, sumérgeme en Ti”.
Ve dejando que el Espíritu del Señor, te llene de su
paz, de su luz, de entrega para estar con El. Puedes hacerlo al
ritmo de tu respiración: al inspirar dile con mucha fe: “Espíritu
Santo”, y al sacar lentamente el aire en completo silencio dile:”
Lléname de ti”.
Y ¿Cuántas veces harás esto, o cuánto tiempo?. Las
veces que necesites, el tiempo que necesites.
5.- Comienza a leer tranquilamente, sin prisas. Al
abrir tus ojos, comienza tu lectura bíblica. Lee lentamente sin
tratar de “sentir algo especial”, sino lee para “escuchar” al
Señor tu Dios en su Palabra, en fe, en serenidad y paz,
aunque te “sintieras árido o impotente para orar, ¡No importa¡,
déjate purificar, déjate enseñar por tu Maestro, en la
perseverancia, en la paciencia, en humildad, en fe, que “no es
sentir” sino saber que Dios está contigo, que Dios es contigo,
que El, siempre es fiel. Dios se manifiesta por la paz que deja
en el corazón.
Al ir leyendo, no trates tanto de “entender”
intelectualmente; no te violentes, lee con el corazón, y mira en
la fe, qué te está queriendo decir el Señor Dios, HOY, AQUÍ Y
133
AHORA a ti, -no al vecino o a quien vive en casa o te hizo
daño- con esas palabras divinas que estás leyendo.
6.- Si hay algo que no entiendas o que “no te diga
mucho” no pierdas la paz y sigue adelante, con gran libertad.
Y ¿si hay algo que te “llega fuerte”, qué hacer?, saborea esa
palabra o frase, como cuando relames el más sabroso de los
dulces que no quieres que se te acabe, así has con eso que te
ha llegado al corazón, incluso puedes hasta subrayarlo y luego
puedes cerrar tus ojos, quedándote en tu corazón con el
Señor Jesús, con el Padre por medio de su Amor, amándole y
dejándote amar en la fe adulta, por ese Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo que no desea más que tu bien.
Si en la lectura que lees, aparecen nombres propios
como Israel, Efraín, Abraham, Moisés, Tito, Timoteo, Pablo
etc, cámbialos por tu nombre, pues es el Señor quien se dirige
a ti. Si la Lectura no te dice nada, quédate tranquilo (a) en paz,
pues puede suceder que ese mismo pasaje, otro día “te diga
mucho” pues recuerda: DIOS ES GRACIA Y LA HORA DE
DIOS NO ES NUESTRA HORA. Necesitarás paciencia,
perseverancia y esperanza.
Recuerda que vas a meditar más con el corazón. La
finalidad de la lectura de la Palabra del Señor es hacer tu
mente, como la “mente” de Dios y es ir marcando con la gracia
de Dios, en el corazón, lo que El desea de ti. Y El desea que
ames, que perdones, que seas como JESÚS, que seas feliz
aún en medio de todo.
7.- Puedes anotar en tu libreta o diario los
versículos que te hayan ayudado más, anotando las citas
bíblicas de donde los sacaste.
8.- Da gracias a Dios siempre por todo. Al final,
cierra tus ojos para agradecer al Señor, el tiempo que te ha
permitido estar con El, aún en medio de distracciones y luchas
pues es normal, a todos nos pasa.
9.- Durante todo el día, permite que siga resonando
lo que Dios te dijo en su Palabra y ¡vívelo! Con su gracia. Di
en tu corazón para todo: ¡Qué harías tú Jesús en mi lugar!. Se
hacedor, hacedora de la palabra. ¡Ponla en práctica!.
Podemos resumir todo lo que hemos dicho sobre cómo
orar ante la palabra, en cuatro puntos sencillos y son los
siguientes:
134
1.- Lee la Palabra de Dios
2.- Medita, rumia, bajar al corazón, al ser entero la
Palabra, respirando siempre tranquilamente.
3.- Ora en tu corazón es decir, estate a solas en tu
interior en fe adulta, con quien sabes que te ama
infinitamente.
4.- Contempla, es decir, ama sin decir nada, y
simplemente déjate amar por Él.
Aquí tienes pues, una riqueza, que si quieres –ya que
tienes la gracia de Dios- puedes hacer tuya esta Palabra. Una
vez más te decimos por experiencia que el Señor, No
defrauda a nadie. "¡Ten ánimo, se valiente, espera en el
Señor!" Salmo 27 (26) Tu tesoro
Dinámicas de vida
135
Capítulo 11
Tu tesoro
Dinámicas de vida
Aquí tienes algunas dinámicas de sanación interior
como apoyo para crecer en la fe, en la esperanza y en el
amor. ¡No estás sólo, sola! Dios es contigo y nosotros
estamos orando por ti, siempre.
Dinámica de poder
En esta primera semana y siempre, tu mejor amigo sea
tu despertador sobre todo espiritual: LA FE y que sea tu amor
por el Señor y Dios quien te haga tener momentos de
intimidad en su Espíritu de Amor DIARIAMENTE. No dejes
que tu mal sueño o pesadillas o sensación de tristeza o
desgano, ni las numerosas cosas que tengas qué hacer
durante el día roben tu atención ni tu intención.
No pienses que mejor será dejar tu momento de
meditación, tu tiempo fuerte para alimentarte de la Palabra del
Señor para otro día o para otro rato. Date cuenta de que no
puedes dejar a un lado lo mejor del día, lo mejor de la vida. El
Señor te está esperando. Él quiere decirte algo, darte lo que
necesitas. Por su amor es que te levantarás y tomarás tu
Biblia, recogiendo tu mente y tu corazón para Él, en el silencio
del amor, porque sabes que Él viene en la quietud de un
corazón que ama. Toma un texto bíblico de los anotados
abajo, para cada día.
Invoca la presencia de su Espíritu de Amor, lee con el
corazón, subraya lo que mas te “llegue”, de vez en cuando
136
cierra los ojos y si quieres cúbrete el rostro con tus manos y
déjate amar por Él. Deja que la Palabra baje a lo profundo de
tu mente. Rumia es decir, repite las frases que te digan mucho
y por último, anota en una libreta que llamarás diario, lo que
más te haya ayudado y agradece al Señor los momentos que
te ha permitido de intimidad con Él.
Finalmente vive tu día simplemente amando como lo
hace el Señor contigo siempre. Ante toda circunstancia
pregúntate: Qué haría Jesús en mi lugar.
Textos para la Lectura de la Palabra de Dios
Salmo 16 (15)Gálatas 5, 13-15Mateo 22, 34-40Salmo 19 (18)Gálatas 5, 16-26Salmo 18 (17)Gálatas 6, 1- 10
Dinámica de fortaleza
Simplemente, antes de abrir tu Biblia, dile al Señor
Dios: “Aquí estoy Señor: con todo lo que soy, siento y tengo;
con mi historia, con todo lo bueno que me has dado y con los
defectos que he dejado anidar en mi corazón. Aquí estoy
Señor, con mi buena voluntad de querer escucharte en tu
Palabra. Aquí estoy Señor motivado por tu gracia.
Simplemente necesito y deseo ardientemente permanecer
ante ti. Te amo Señor”. PERSEVERA DIARIAMENTE en tus
momentos especiales para alimentarte de la Palabra del Señor
y durante el día, ama como el Señor te ama a ti. Pregúntate
ante cada circunstancia: Qué harías tú Jesús en mi lugar.
Textos para la Lectura de la Palabra de Dios
Salmo 23 (22)2ª Corintios 5, 1-10Salmo 24 (23)2ª Corintios 5, 11-21Salmo 25 (24)2ª Corintios 6, 1-10Mateo 14, 22-33
Dinámica de salud mental
No canses tu interior con pensamientos negativos. No
te canses arrastrando “cadáveres mentales”, pensamientos sin
137
fe sobre el pasado y sobre el futuro. Más bien, ábrete en fe
adulta al Señor y reposa en Él. Busca tus momentos preciosos
de intimidad con el Único que puede hacerte sabio, sabia. Por
nada del mundo faltes a tu cita de amor verdadero con la
Palabra del Señor. Con Él en tu vida, ¿A quién temer?. ¡A
nada ni a nadie!. Con Cristo, ¡Eres un vencedor, una
vencedora!. Con el que te fortalece en tu corazón, nada te
podrá derrotar. ¡No te rindas nunca! Más bien, descansa en
Dios.
Textos para la Lectura de la Palabra de Dios
Mateo 11, 25-30Salmo 30(29)Mateo 13, 44-52Salmo 31 (30)Josué 1,5-9Salmo 32(31)Santiago 1, 19-27Lc 23,13-431ª Juan 1, 1-101ª Juan 2, 1-17Mt 5, 21-26Lc 6,27-36Lc 22,39-46Lc 6,37-45
Dinámica para sanar el
corazón
Si por algo llegaran a venir a tu mente momentos de
situaciones que en un tiempo te parecieron frustrantes, no los
rechaces. Al contrario: míralos en una gran pantalla reflejados,
pero míralos con los ojos de Jesús. De hecho mira a Jesús
inundando de su luz y poder sanador todo: los hechos, los
lugares, las personas, a ti mismo/a. Dedícate a sanar tu
corazón para que cada día esté más disponible para amar. No
olvides tus momentos de intimidad con el Señor Dios ante su
Palabra, como tampoco abandones durante el día, la oración
del corazón: “Jesús Hijo de Dios, ten misericordia de mi”
Textos para la Lectura de la Palabra de Dios
Lucas 22, 31-34Salmo 62 (63)Lucas 22, 39-46Salmo 65 (64)Lucas 22, 54-62Isaías 43, 18-251ª Corintios 1, 18-31
138
Dinámica del amor
No descuides por nada del mundo tus momentos de
intimidad con Jesús y con el Padre al leer la Palabra Divina
diariamente. Tampoco descuides el amarte a ti mismo/a, ni
descuides el amor hacia cualquier ser humano, (y a cualquier
ser vivo de la creación) independientemente si te aman y te
aceptan a ti. Se un hombre, una mujer fuerte, porque crees en
Dios, porque te dejas amar y guiar por Él.
Textos para la Lectura de la Palabra de Dios
Lucas 5, 1-11Hebreos 1, 1-14Hebreos 2, 1-18Hebreos 3, 1-19Hebreos 4,1-161ª de Pedro 3, 1-22Salmo 1
Dinámica de liberación del miedo
Ahora que sabes que el miedo la mayoría de las veces
viene por vivir superficial, no descuides tu tiempo diario ante la
Palabra del Señor. No ores por “sentir bonito” ni tampoco
dejes de orar “si no sientes nada”. Juan de la Cruz dice que
“Muchas almas no entran en lo profundo de la intimidad con
Dios porque temen ser purificados por la Palabra, o
sencillamente huyen del silencio por no enfrentar su realidad”,
así que te invitamos a que no temas dejarte acrisolar, purificar,
amar.
Hagas lo que hagas, durante las 24 horas que tiene el
día, de ahora en adelante, hasta que el Señor venga por ti,
dedícate a la invocación: “Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia
de mi”. Hazla tantas veces como respiras. La ciencia nos dice
que un ser humano respira veinticinco mil veces al día, así que
imagínate cuántas veces tienes la oportunidad de unirte a
Jesús nuestro Salvador amoroso.
¡Persevera y no te rindas a las voces que te
provoquen miedo! ¡Escucha sólo a la fe! ¡Escucha la Palabra
139
de Dios! ¡Escucha al Espíritu de Amor! No dejes por ningún
motivo –hagas lo que hagas- la invocación del dulce nombre
de Jesús diciendo en tu corazón: “Jesús Hijo de Dios, ten
misericordia de mi”, y recuerda: “Calladito/a, te ves más
bonito/a”. Busca amar siempre, incondicionalmente, busca ser
como Jesús, tu Señor.
Textos para la Lectura de la Palabra de Dios
Mateo 16, 21-25Mateo 17, 14-20Salmo 68 (67)Juan 9,1-41Mateo 9,27-31Lucas 17,11-19Salmo 147 (146-147)Efesios 2, 1-10Filipenses 2, 1-111ª Tesalonicenses 4, 1-12Salmo 92 (91)Sabiduría 16, 24-29Juan 8, 1-11Salmo 119 (118) 41-48
Dinámica “Disfruta del día de
hoy”
Trabaja con tu buena voluntad, apoyado/a en la gracia
de tu Señor Dios, para ser consciente las 24 horas del día,
que eres un ser humano vivo, que aún tienes la oportunidad
de ser feliz allá en tu corazón, en donde está el Reino de los
Cielos. No desperdicies lo único que tienes: Tu momento
presente es decir, el instante. Trata de disfrutar todo lo que
vivas en el día, en cuanto clima, temperamentos de los
demás, circunstancias diversas…..No te dejes atrapar por tu
inconciencia. Entrégate amorosamente cada día a la Lectura
de la Palabra de Dios y a cultivar la Presencia del Amor de
Dios en tu corazón por medio de la Invocación del dulce
nombre de Jesús. Y Ama……eso es lo único importante.
Textos para la Lectura de la Palabra de Dios
Mateo 6,22-24
140
Salmo 119 (118), 57- 64Mateo 6, 25-34Isaías 45, 9-11Gálatas 5,16-22Isaías 51, 1- 16Salmo 119 (118) 69-96
Conclusión
Aceptar que somos seres humanos caducos,
contingentes es decir, frágiles, y reconocer que sólo con Dios
en la fe somos firmes, estables, sanos mentalmente, libres de
todas las ataduras del “yo” (egoísmo), será el primer paso y la
base para que puedas comenzar una verdadera liberación
interior hoy, aquí y ahora.
Esperamos de todo corazón que este libro haya sido el
“trampolín” para seguir creciendo en la madurez integral,
tomado, tomada de la mano de Jesús el Señor.
¡No te rindas nunca! Pues Mayor es el que está en Ti:
¡Jesucristo!
Nota: Te recomendamos nuestro libro: “Cómo superar la
depresión”
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