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EL TRABAJO: LA LLAVE MAESTRA

¿QUÉ ES LO QUE GOBIERNA SU VIDA?

No importa lo que los economistas y políticos puedan analizar desde sus perspectivas, el poder en nuestra sociedad puede definirse reduciéndolo a dos elementos básicos: Dios y el dinero. Los dos representan las mayores fuerzas de este mundo. Jesús nos advirtió que sólo podemos servir a uno o al otro:

»Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas. (Mat 6:24)

Según a quién de los dos usted sirva eso va a impactar en su capacidad de liberar su potencial porque la efectividad de su vida está determinada por su motivación. Si lo impulsa el dinero, su ambición controlará sus acciones. Si Dios es quien le da poder, los propósitos de Dios serán los que gobernarán su vida.

La Palabra de Dios también advierte que la lealtad al dinero trae problemas económicos y hasta la ruina:

Las riquezas mal habidas no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte. (Pro 10:2)

El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá. (Pro 15:27)

Al pecador lo persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien. El hombre de bien deja herencia a sus nietos; las riquezas del pecador se quedan para los justos. (Pro 13:21-22)

Todo esto es verdad porque el amor al dinero promueve la corrupción, la inmoralidad y pervierte los valores. El deseo por acumular riquezas ciega en cuanto a la verdad y honestidad, y hacen que el engaño y la deshonestidad tomen el control de la conducta.

El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que siembra justicia asegura su ganancia. (Pro 11:18)

El que confía en sus riquezas se marchita, pero el justo se renueva como el follaje. (Pro 11:28)

El salario del justo es la vida; la ganancia del malvado es el pecado. (Pro 10:16)

Este conflicto entre Dios y el dinero es muy evidente en nuestras actitudes hacia el trabajo.

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¿USTED TRABAJA O VA A UN LUGAR DE TRABAJO?

La mayoría quiere un trabajo pero no quiere trabajar. Queremos dinero pero no queremos gastar energía. No hay nada más deprimente y frustrante que tener un empleado que no está interesado en lo que hace. Las personas que desean un trabajo sin tener que trabajar son una pérdida. Se preocupan más por mantenerlo que por hacer la tarea eficazmente. Están más interesados en el sueldo a fin de mes que en hacer algo productivo.

Esta actitud es totalmente contraria al concepto de Dios en cuanto al trabajo. Dios desea que usted sea un buen trabajador no una persona que solamente se interesa en mantener un trabajo. Dios está más interesado en su actitud que en su sueldo y él tiene poder para aumentar sus ingresos pero no puede obligarlo a que tenga una actitud positiva con respecto al trabajo.

NUESTRA PERSPECTIVA NEGATIVA EN CUANTO AL TRABAJO

Es muy común que la presión del trabajo esconda las bendiciones que vienen a través de él. Asumimos que las ocupaciones son un mal necesario sin ver todo lo bueno que traen consigo. Aunque el trabajo no es consecuencia del pecado, el pecado cambió nuestra perspectiva en cuanto al trabajo.

Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás.» (Gén 3:17-19)

El trabajo le fue dado al hombre antes que el pecado entrara en el mundo.

Cuando Dios le dijo a Adán: “Domina el mundo que he creado. Gobierna este planeta”, la vida era nueva, fresca, y el hombre no era consciente de todo lo que su Creador había puesto dentro de él. Entonces, Dios le pidió que trabajara, que inventara un nombre para cada animal y a medida que comenzó a nombrarlos descubrió su potencial así que, el trabajo es una bendición que revela lo que usted puede hacer. Es la llave maestra para liberar su potencial.

Entonces Dios el SEÑOR formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce. (Gén 2:19)

INTERPRETACIONES ERRONEAS ACERCA DEL TRABAJO

La mayoría no comprendemos la importancia del trabajo. Preferimos el descanso y la relajación que un buen día de trabajo. Liberar nuestro potencial requiere que corrijamos nuestra manera errónea de ver el trabajo y avanzar más allá de esos falsos conceptos.

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Seis días trabajará…

Somos una sociedad con una mentalidad orientada hacia el descanso. Pensamos que las vacaciones, los feriados y los fines de semana largos son mejores que el trabajo. Esta adoración hacia el tiempo libre refleja nuestra tendencia a preferir el reposo por encima de estar ocupados. Este es un concepto falso. El descanso no es mejor que el trabajo. Dios dijo en Ex 23:12 “Seis días trabajarás, pero el día séptimo descansarán tus bueyes y tus asnos, y recobrarán sus fuerzas los esclavos nacidos en casa y los extranjeros”. La mayoría quiere hacer todo lo contrario. La falta de productividad no sólo es la causa de la pobreza sino también del aburrimiento y la desdicha.

El trabajo siempre produce mayor crecimiento personal y mayor satisfacción que el descanso.

Estimula las habilidades creativas y saca el depósito escondido de su potencial. Si no se siente satisfecho, probablemente está descansando demasiado. Si está aburrido, es porque no está haciendo nada. No puede escapar de sus ocupaciones y esperar ser feliz. El trabajo es la energía que lo mantiene vivo. Es lo que le da sentido a su vida.

La jubilación no forma parte del plan de Dios

Una segunda equivocación que afecta nuestra manera de ver el trabajo es la suposición que la jubilación es la meta final. Usted no fue diseñado para jubilarse. Usted viene de Dios y él no se ha jubilado. La jubilación no es parte del plan de Dios para su vida. Puede que se jubile de una empresa o profesión. En el preciso instante en que deja de trabajar, comienza a morir porque el trabajo es parte esencial de la vida.

¿Conoce a alguien jubilado que se siente incómodo, amargado/a, enojado/a y viejo/a? se volvió así porque dejó de trabajar. La falta de ocupación volvió loca a esa persona porque le quitó los medios para alcanzar satisfacción personal.

Dios te diseñó para que sientas satisfacción al ver el fruto de tu trabajo. Por eso la inactividad resulta muchas veces en depresión y desánimo. Dios no planeo que usted esté sentado o sea un haragán.

Dios reposó porque se sintió cansado. No se jubiló. Por eso le dice: “todavía estoy trabajando. ¿Por qué no estás trabajando vos?” Que Dios lo libre del espíritu de jubilación. No es el plan de Dios para usted.

Un tercer error que afecta negativamente nuestra idea con respecto al trabajo es creer que se puede conseguir algo sin hacer nada. Ej: la pasión por la lotería o quiniela.

Hasta que no dejemos de lado nuestros incansables intentos de recibir beneficios sin ningún esfuerzo no apreciaremos como debe ser la bendición del trabajo, el cual Dios provee para lograr una vida satisfactoria.

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Usted no puede llegar a cumplir su propósito en la vida sin trabajar. Quienes ganan la lotería mayormente se vuelven más infelices ¿Por qué? Porque pierden la motivación y la razón que tenían para levantarse cada mañana.

La vida fácil no existe, la satisfacción requiere esfuerzos. Ganar la lotería en verdad te puede matar si usted deja de trabajar. Puede que viva físicamente, pero interiormente se irá muriendo. No habrá gozo en su vida.

Dios le da trabajo para llenar su necesidad de satisfacción personal.

Cuando trata de conseguir algo a cambio de nada, pierde la oportunidad de recibir gratificación porque el esfuerzo es la clave de la satisfacción.

TRABAJO Y RESPONSABILIDAD.

El amor al trabajo es el secreto de una vida productiva. Sin trabajo, usted perderá dirección y caerá hasta llegar a la atrofia.

El trabajo es la manera en que Dios extrae su potencial. A través de la actividad, abre las puertas de su depósito interno y le enseña cómo usar sus talentos y habilidades para poder cumplir con las muchas responsabilidades de la vida. El trabajo y la habilidad de cumplir con su responsabilidad van de la mano porque el trabajo requiere que acepte nuevos desafíos, que se atreva y se arriesgue a dar los pasos necesarios para que pueda llegar a realizar sus sueños.

Dios quiere que lleve a cabo todo aquello para lo cual lo creo. Usted tiene que cooperar con sus esfuerzos.

No debe permitir que la mentalidad descanso/jubilación/puedo conseguir algo a cambio de nada, le roben su necesidad de trabajar. Cuando acepte su responsabilidad de trabajar y le permita a adiós que cambie sus ideas en cuanto al trabajo, verá la vida de manera diferente porque Dios estableció el trabajo como prioridad para la satisfacción personal.

El trabajo es la llave maestra para liberar su potencial

Principios

1. Dios o el dinero gobernarán su vida

2. La lealtad al dinero le trae problemas físicos, económicos, sociales, emocionales y espirituales

3. Dios quiere que usted sea un buen trabajador, no una persona que solo se preocupe de mantener un trabajo

4. El trabajo es una bendición que revela lo que usted puede hacer

5. El trabajo produce siempre más crecimiento y satisfacción personal que el descanso

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6. La jubilación no forma parte del plan de Dios para su vida. Usted morirá si deja de trabajar. Dios le da trabajo para llenar su necesidad de satisfacción personal

7. El potencial necesita trabajo para manifestarse

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EL POTENCIAL Y LA PRIORIDAD DEL TRABAJO

¿Ha notado alguna vez a quiénes usa Dios? usa a la gente ocupada. El ama a las personas atareadas porque demuestran que están dispuestas a trabajar. Jesús demostró esta preferencia al elegir a sus primeros discípulos de en medio del trabajo.

La prioridad que Jesucristo le dio al trabajo es evidente también en su ministerio al ir recorriendo los pueblos y las aldeas de Galilea y de Judea, enseñando en las sinagogas y sanando a los enfermos.

Con gran compasión instruyó a sus discípulos para que oraran por obreros que pudieran satisfacer las necesidades de estas personas.

«La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.» (Mat 9:37-38)

Jesucristo necesitaba obreros. Necesitaba gente que diera lo mejor de sí para taer a otros al Reino de Dios, personas dispuestas a trabajar.

Dios no ha cambiado. El trabajo es todavía una prioridad para Él. Las necesidades de nuestro mundo tampoco han cambiado. Hay mucha gente desamaparada, atormentada que necesita aquello que Dios depositó en nostros, para ayudarlos.

Pero no apreciamos la amnera en que Dios obra. Queremos ver resultados sin un proceso, buscamos promoción sin responsabilidad. Deseamos tener un salrio sin trabajar.

Dios espera que entendamos nuestra necesidad natural de trabajar. La Iglesia y el mundo en general deben recuperar el principio del trabajo establecido por Dios ya qye no habrá grandeza sin esfuerzo. Dios trabajó y nos creó para que nosotros también trabajáramos.

DIOS TRABAJÓ.

Los esfuerzos de Dios al crear al mundo son realmente destacables:

Determinó el número de estrellas y les puso nombre (Sal 147:4)

Cubrió los cielos con nubes, proveyó a la tierra con lluvia e hizo el pasto para que creciera en las praderas y colinas (Sal 147:8)

Formó las montañas con su poder (Sal 65:6)

Estableció el fundamento de la tierra (Sal 104:4)

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La Luna marca las estaciones por sus decretos y el Sol se pone a la hora indicada (Sal 104:19)

El trabajo de Dios en la Creación es tan inmensa y maravillosa que, cuando terminó y vio lo que había hecho, dijo que todo era bueno. Saboreó el gozo al ver la maravillosa belleza de aquello que había creado.

Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno. Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el sexto día. (Gén 1:31)

Así quedaron terminados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos. Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido. (Gén 2:1-2)

Dios no creó al mundo soñando, deseándolo o imaginándolo. Lo creó trabajando. En realidad, trabajó tan arduamente que tuvo que descansar.

A veces pensamos que volverse a Dios significa que no tendremos que trabajar más. Dios ama el trabajo. Se deleita en sacar cosas nuevas de su Ser. También demanda que suted trabaje.

DIOS LO CREO PARA TRABAJAR