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    DERECHOS HUMANOS,PARTICIPACIN POLTICA,

    Y SOCIEDAD CIVIL

    LA NUEVA IZQUIERDA EN

    AMRICA LATINA:

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    LANUEVA IZQUIERDA ENAMRICA LATINA:

    DERECHOS HUMANOS,PARTICIPACIN POLTICA,

    Y SOCIEDAD CIVIL

    Compilado porCynthia J. ArnsonAriel C. Armony

    Catalina SmulovitzGastn Chillier

    Enrique Peruzzotticon Giselle Cohen

    Enero 2009

    Latin American Program

  • 8/12/2019 LFLACSO-12-Avritzer

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    Disponible en el Programa LatinoamericanoWoodrow Wilson International Center for ScholarsOne Woodrow Wilson Plaza1300 Pennsylvania Avenue NWWashington, DC 20004-3027

    www.wilsoncenter.org/lap

    2009 Latin American Program

    ISBN 1-933549-49-1

    Cover photo: AFP/Getty Images

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    Agradecimientos 5

    Introduccin Ariel C. Armony y Cynthia J. Arnson 7

    Accountability por las violaciones del pasado Legado de las violaciones de derechos humanos:polticas de verdad, justicia, reparacin ymemoria en Chile, 1990-2007Elizabeth Lira 29

    La rendicin de cuentas por las violaciones

    del pasado en Uruguay Juan Faroppa Fontana 46

    El largo recorrido por Verdad y Justicia en Argentina Horacio Verbitsky 53

    Los nuevos desaos en la promocin de losderechos humanos

    Los nuevos derechos humanosen la Argentina recienteGustavo Maurino 66

    Uruguay y los nuevos desafos en lapromocin de los derechos humanos

    Felipe Michelini 79

    NDICE

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    La izquierda chilena y los desafos en la promocinde los derechos humanosMarcela Ros Tobar 90

    Derechos humanos y la nueva izquierda en Brasil Oscar Vilhena Vieira 96

    Participacin poltica y relaciones Estado-sociedad civil

    BoliviaSociedad civil y Estado bajo un populismoplebiscitario y autoritario Ren Antonio Mayorga 106

    Representacin, participacin y democratizacinen las relaciones Estado- sociedad civil en BoliviaLuis Tapia 115

    VenezuelaLa esencia social de la revolucin bolivariana en Venezuela:una mirada preliminar sobre sus fortalezas y debilidades Ana Mar a Sanjun 129

    Nuevas formas de par ticipacinParticipacin ciudadana en Argentina: entre la retrica poltica

    y la impotencia socialCarlos March 163

    La nueva izquierda, la crisis de representacin y laparticipacin social en Amrica Latina Leonardo Avritze r 177

    El Frente Amplio y la participacin ciudadana(Uruguay 2005-2007) Juan Pablo Luna 193

    Sociedad civil y polticas sociales

    Sociedad civil y polticas sociales en ChileGonzalo Delamaza 211

    Sociedad civil y polticas sociales: El caso argentino enlos aos recientesGuillermo Alonso 237

    La participacin irrelevante: una evaluacin del

    gobierno de LulaCludio Gonalves Couto 247

    La relacin entre Estado y sociedad civil en el rea delas polticas sociales en el primer gobierno de izquierda enUruguay: de la emergencia a un nuevo rgimen de bienestar?Gustavo De Armas 271

    Biografas de los autores 293

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    L EONARDO AVRITZER

    No cabe ya duda de que, de hecho, existe una nueva izquierda1 en Amrica Latina, fenmeno que se identica con la victo-ria electoral de los partidos de izquierda en Brasil, Chile y

    Uruguay, con el crecimiento electoral de la izquierda en Mxico y conel fortalecimiento de partidos, movimientos y lderes populistas de iz-quierda en la regin andina (Castaneda, 2006; De la Torre, 2007; Feole,2007; Cleary, 2006). Al mismo tiempo que se acentan las evidenciasempricas sobre el crecimiento de la izquierda en Amrica Latina, surgeun conjunto de dudas sobre el origen, el signicado y las consecuenciasde ese fenmeno. Algunos autores argumentan que el crecimiento de laizquierda en Amrica Latina se relaciona directamente con la prolongadacrisis econmica que vivi la regin en los ochenta y noventa, y con laforma neoliberal de estabilizacin de la economa que tuvo lugar en laregin (Castaneda, 2006; Garavito et al, 2005).

    Otros autores niegan incluso algunos elementos relativamente con-sensuados en la literatura sobre la nueva izquierda en lo que conciernea los efectos del neoliberalismo en la regin. Feoli argumenta que no escorrecto suponer que disminuy el gasto social, al paso que Leira aduceque no es correcto armar que la llegada de gobiernos de izquierda puson al desempleo o mejor la performance econmica de los principalespases latinoamericanos (Leira, 2007). Por tanto, si bien existe consensoacerca de la llegada de la izquierda a posiciones de gobierno en la regin,el consenso desaparece cuando se trata del signicado del fenmeno.

    Una de las caractersticas interesantes de esta polmica sobre el neo-liberalismo reside en el hecho de que no incluye un elemento funda-mental producido por los conictos politicos en torno al neoliberalismoen diversos pases: la crisis de representacin producida por el apoyo delos partidos de izquierda a la estabilizacin neoliberal en los casos de

    LA NUEVA IZQUIERDA, LA CRISIS DEREPRESENTACIN Y LA PARTICIPACIN

    SOCIAL EN AMRICA LATINA

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    la Venezuela de Carlos Andrs Prez (Mainwaring et al, 2006), de laArgentina de Carlos Menem y del propio Mxico de Carlos Salinas deGortari. Esta crisis de representacin no se extiende slo a los partidostradicionales de izquierda que dejaron de existir, sino tambin a los pa-ses en los que los embates post-electorales en direccin al neoliberalismoprovocaron la implosin del sistema partidario, como sucedi en Percon Alberto Fujimori (Lynch, 2007).

    A la vez que no existe consenso sobre el signicado de la llegada dediversos partidos de izquierda al poder, parece existir un falso consensosobre la asociacin entre este fenmeno y la participacin poltica. La

    tradicin de la izquierda latinoamericana cuenta entre sus principalescaractersticas, a partir de la redemocratizacin de la regin en los no-venta, el incentivo a la participacin (Avritzer, 2002; Baiocchi, 2003;Abers, 1996). Sin embargo, a medida que observamos la proliferacinde experiencias de izquierda ancladas en la participacin, podemos per-cibir la emergencia de por lo menos tres fenmenos diferentes. En pri-mer lugar, vemos formas de participacin institucionales, implementadaspor los partidos polticos en Brasil, Argentina, Uruguay, Mxico y Per(Avritzer, 2006; 2007; Baiocchi, 2005; Peruzzotti y Smulovitz, 2006).En segundo lugar, observamos movilizaciones intensas con objetivosno institucionales, pero promovidas por actores sociales ligados a la iz-quierda, en Argentina, Ecuador y Bolivia (Auyero, 2006; Johnston yAlmeida, 2006). En tercer lugar, se encuentran las formas semi-insti-tucionales pero fuertemente dependientes del gobierno, impulsadas porel gobierno de Chvez (Levine y Romero, 2006). Estas formas no soniguales y su relacin con el sistema democrtico produce consecuencias

    distintas que han sido subestimadas por la literatura.El presente artculo tiene tres objetivos: en la primera parte, aborda-remos la crisis de representacin que viven actualmente algunos pasesde Amrica Latina desde la perspectiva de los conictos politicos post-electorales promovidos por algunos de los introductores de las reformasneoliberales. Tambin demostraremos que el papel de los partidos de iz-quierda en la implementacin o no de reformas neoliberales en la regin juega un rol decisivo en el establecimiento de modelos partidarios o nopartidarios de izquierda en la regin. En la tercera parte, distinguiremoslas propuestas de participacin poltica que surgieron en estos pases deacuerdo con el tipo de gobierno de izquierda existente. Tambin de-

    niremos de manera ms precisa cules son los avances del modelo insti-tucional de los gobiernos de izquierda a partir de los ejemplos de Brasil,Chile y Uruguay.

    N EOLIBERALISMO Y CRISIS DE REPRESENTACIN EN AMRICA L ATINA

    La mayora de los abordajes sobre la nueva izquierda en Amrica Latinadiferencia los gobiernos de la regin entre populistas y no populistas(Roberts, 2006; De la Torre, 2007; Cleary, 2006). Sin embargo, una de

    las cuestiones que contina sin ser tratada en ese debate es la reestructu-racin que atraves el sistema poltico de la regin en los aos noventa yel motivo de dicha reestructuracin.

    En la presente seccin defenderemos la siguiente tesis: el clivaje polticoen la regin no debe reducirse a la oposicin entre regmenes de izquierdapopulistas y los no populistas. La verdad es que la gran diferencia queexiste en Amrica Latina hoy reside entre formas institucionales y no ins-titucionales de implementacin de las polticas de izquierda, y la diferenciaentre ambas no es el populismo sino la implosin del sistema representativoen algunos pases. Permtaseme desarrollar algo ms este punto.

    La implementacin de formas de estabilizacin poltica conoci-das como neoliberales gener diversos fenmenos en Amrica Latina:algunos autores hablan de la estagnacin econmica de largo plazo(Castaneda, 2006); otros se inclinan por un aumento de la desigualdad(Lynch, 2007) e incluso otros argumentan que hubo una reduccin delgasto social en la regin (Feole, 2007). La cuestin slo encuentra solu-

    cin mediante la desagregacin de los datos por bloques de pases, comose muestra en el cuadro 1. As, es posible percibir que en la mayora delos pases de la regin, el gasto social qued inmovilizado en la segundamitad de los noventa, y en los pocos pases en los que se produjo un pe-queo crecimiento, como en el caso de Ecuador, dicho crecimiento tuvolugar despus de una cada bastante acentuada (-1,7%) en los cinco aosanteriores.

    Sin embargo, la cuestin que merece ser destacada no es tanto si la in-troduccin de polticas de estabilizacin neoliberal condujo a una fuertereduccin del gasto social en la reginlo que puede armarse con ab-soluta correccin en pases como Ecuador, Costa Rica y Argentina, pero

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    no en los casos de Brasil y Bolivia. La cuestin es conocer el impactoque esas polticas tuvieron sobre el sistema de representacin y sobre laforma de organizacin de los partidos de izquierda. Y all encontramosclaramente dos casos distintos: uno en el Cono Sur, el otro en la reginandina. El primer caso est constituido por Brasil, Chile y Uruguay y,hasta cierto punto, por la propia Argentina, debido a divisiones internasdel partido peronista. Tal como muestra el cuadro 2, los partidos de iz-quierda de estos pases no implementaron polticas liberales y su llegadaal poder sirvi para mitigar el efecto de la implementacin de polticasneoliberales por medio de polticas sociales compensatorias. En Brasil,Chile y Uruguay los partidos de izquierda existentes no participaronen el ajuste neoliberal. Tanto el PT en Brasil como el Frente Amplio en

    Uruguay, como el Partido Socialista en Chile, implementaron impor-tantes polticas sociales compensatorias a partir de su llegada al poder. Elcaso de Argentina es ms complejo ya que un sector del peronismo rea-liz la implementacin del ajuste neoliberal con Carlos Menem, en tantoque el otro sector se inclin a favor de las polticas compensatorias conNstor Kirchner, salvando as a su partido del destino de partidos comola Accin Democrtica (AD) de Venezuela.

    Lo que diferencia el caso de los cuatro pases del Cono Sur del de lospases andinos son dos fenmenos muy importantes: el primero es la par-ticipacin de los partidos de izquierda en el ajuste neoliberal, en contradel programa de estos partidos y, frecuentemente, en contra de la propa-

    ganda preelectoral que realizaron. Este es por cierto el caso de Venezuelacon Carlos Andrs Prez, de Bolivia con los kataristas, y de Ecuadorcon Bucaram (Zamosc, 2006). El caso de Per con Fujimori es similar,

    a pesar de la falta de relacin entre su propuesta poltica y un partido deizquierda, puesto que durante la campaa contra Vargas Llosa la aseve-racin de que no llevara adelante una propuesta de ajuste neoliberal fuedecisiva para la victoria de Fujimori. De esta manera, no es difcil perci-bir que el elemento central que diferencia la regin andina del Cono Surno es la existencia del populismo sino la presencia continua de partidosde izquierda en la vida institucional de los pases del Cono Sur. La cues-tin poltica es fundamental para comprender las similitudes y diferen-cias de los gobiernos de izquierda en la regin. Vale la pena mencionarque, tanto en el caso extra-institucional como en el caso institucional,los gobiernos de izquierda de estos pases estn implementando polticas

    Cuadro 1: Variacin en el gasto social por pases seleccionados

    Amrica Latina. Pasesseleccionados 1998-200 3

    Variacin en el gasto enpolticas sociales

    Brasil + 0,5%

    Argentina -0,2%

    Chile -0,1%

    Ecuador +0,2%

    Bolivia +0,6%

    Costa Rica -0,1%

    Fuente: CEPAL

    Cuadro 2: Participacin de partidos de izquierdaen el ajuste neoliberal

    PasesResponsabilidad por elajuste neoliberal

    Presencia de largo plazo departidos de izquierda

    ChilePinochet. Los socialistasno participaron

    Partido Socialista

    BrasilFernando HenriqueCardoso. El PT no particip.

    Partido de los Trabajadores

    UruguayNo hubo ajuste neoliberal. ElFrente Amplio no particip.

    Frente Amplio

    VenezuelaIzquierda con [Carlos]Andrs Prez

    Fin de los partidos de iz-quierda en Venezuela

    BoliviaSnchez de Lozada con elapoyo de los kataristas

    Constitucin del MAS comopartido/movimiento

    EcuadorAbdal Bucaram Fortalecimiento de la COPEI

    como partido/movimiento

    ArgentinaMenem. Ajuste radicalizadopor la UCR.

    Fortalecimiento de lossectores no neoliberales delperonismo.

    Fuente: CEPAL

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    participativas. Sin embargo, como demostrar en la siguiente seccin deeste trabajo, tales polticas son completamente distintas.

    GOBIERNOS DE IZQUIERDA Y PARTICIPACIN EN AMRICA L ATINA

    En los ltimos veinte aos ha habido un aumento maniesto de las for-mas de participacin poltica en Amrica Latina. Este aumento comenzcon las movilizaciones masivas durante los procesos de democratizacinen Brasil y Argentina. La movilizacin a favor de las elecciones directascontina siendo la ms grande en la historia reciente del pas (Avritzer,

    1998). ElNunca Ms lleg a convocar a ms de 500 mil personas hacia elnal de la ltima dictadura en Argentina (Leis, 1989). Esta tradicin degrandes movilizaciones continu en Amrica Latina con elcacerolazo deArgentina en 2001, con las movilizaciones contra Snchez de Lozada enBolivia, y con las movilizaciones indgenas en Ecuador patrocinadas porla CONAIE (Zamosc, 2006).

    Amrica Latina tambin vivi un aumento sumamente signicativode las formas institucionales y semi-institucionales de participacin. Elorigen de este aumento reside en las nuevas legislaciones a favor de la par-ticipacin ciudadana que surgieron en la regin despus del n del auto-ritarismo. El proceso constituyente de Brasil (1986-1987) fue el punto departida de una enorme institucionalidad democrtica integrada por msde 10 mil consejos de salud y de asistencia social y por ms de 170 casosde presupuesto participativo (Avritzer, 2006; 2009). Brasil cuenta conms consejeros que concejales en sus municipios. Un segundo ejemplo esla Ley de Participacin Popular de Bolivia, que propici la proliferacin

    de una enorme institucionalidad democrtica.Los ejemplos exitosos de participacin se fueron expandiendo en laregin y condujeron al surgimiento de otras experiencias importantes departicipacin en el Cono Sur, como son las experiencias de presupuestoparticipativo en Rosario y en Buenos Aires (Romero, 2007). Tambin,en el caso de las poblaciones indgenas, Chile introdujo formas simi la-res de participacin, como las comisiones de pueblos indgenas creadospor la Ley Indgena de 1993 (Haughney, 2006). Lejos de todas estasexperiencias tambin surgieron los denominados Crculos Bolivarianosen Venezuela, a partir del incentivo del gobierno de Chvez. Aunquelos datos sean imprecisos, parecen existir alrededor de 20 mil crculos

    bolivarianos en Venezuela, en los que participan cerca de 2 millones depersonas (Hawkins y Hansen, 2006). Todas estas formas de participa-cin que movilizan a los actores sociales en la regin son importantes yhan sido consideradas como uno de los elementos de la emergencia dela llamada nueva izquierda. Sin embargo, a n de comprender mejor elfenmeno de la nueva izquierda, es preciso diferenciar estas formas yrelacionarlas de manera positiva o negativa con los avances democrticosque estn en marcha en la regin.

    Es posible armar que existen tres tipos de formas de participacinen la regin: un primer tipo, que denomino participacin directa no

    institucional; un segundo tipo, que denomino participacin institu-cional de abajo hacia arriba; y un tercer tipo, que denomino partici-pacin semi-institucional de arriba hacia abajo. Permtanme describirrpidamente los principales elementos de cada una de estas formas departicipacin.

    El primer tipo, la participacin directa no institucional, es la forma demovilizacin que hemos visto aparecer con frecuencia en Ecuador, enBolivia durante el derrocamiento del gobierno de Snchez de Lozada, enArgentina durante elcacerolazo, en Venezuela durante elcaracazo y en lasmovilizaciones a favor y en contra del gobierno de Chvez. Estas formasde movilizacin reconocen sus orgenes en disputas polticas intensas quecrearon lgicas de amigo y enemigo y que muchas veces condujeron alderrocamiento de los gobiernos, como fue el caso de Fernando de laRa, Gonzalo Snchez de Lozada y Abdal Bucaram (Auyero, 2006;De la Torre, 2007). Estas movilizaciones tienen una lgica moral quemerece ser abordada. Los actores que se rebelaron, tanto en Argentina

    como en Ecuador y, muy probablemente, en Bolivia, no son los actoresclsicos del momento de la redemocratizacin. En Argentina, los dosactores ms clsicos de diferentes momentos histricos del pas, el movi-miento obrero y el movimiento por los derechos humanos, no tuvieroncentralidad durante elcacerolazo ni en las movilizaciones similares en lasprovincias. Todo indica que por detrs de estas formas de movilizacinde grupos sociales fuertemente excluidos hay dos nociones importantes:la primera, que parece ser el caso de Ecuador y de Bolivia, es la manifes-tacin contra la implementacin de polticas sin considerar el elementodisruptivo de la accin. As, cuando la CONAIE se moviliza contra losdistintos planes de ajuste neoliberal, la idea central es no medir conse-

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    cuencias polticas o econmicas (Zamosc, 2006).Es interesante destacar que el caso argentino parece incorporar un

    elemento adicional, que es el castigo moralin situ (Auyero, 2006) dequienes detentaban cargos administrativos para hacer visible el mal usodel poder. En ambos casos, es importante percibir que esta lgica moralde las movilizaciones expresa los elementos fundamentales de la crisis derepresentacin anteriormente mencionada. Los actores o las institucio-nes que podran canalizar de otra manera estas movilizaciones no estnpresentes en el territorio nacional, y la lgica de estas movilizaciones ad-quiere un elemento esttico-expresivo fundamental. Pretenden mostrar

    algo ante el poder y no reivindicar algo ante el poder. En este sentido, noson ni institucionales ni anti-institucionales, sino meramente no institu-cionales. No tienen en cuenta la institucionalidad poltica. Su objetivo estan slo expresarse en forma pblica con relacin al poder.

    El segundo caso de participacin en Amrica Latina en la actualidades el que denomino participacin institucionalizada. No casualmenteesta forma de participacin aparece nicamente en los pases en los quela crisis de representacin no desestructur el sistema poltico. En Brasil,Chile y Uruguay gobiernan partidos de izquierda, que implementaronpolticas participativas en algn nivel. En el caso de Brasil, estas polticasestn siendo implementadas desde la promulgacin de la Constitucinde 1988. De todas estas polticas, la que adquiri mayor notoriedad hasido el presupuesto participativo, introducido por primera vez en PortoAlegre en 1990 (Abers, 2000; Avritzer, 2002). No corresponde descri-bir aqu el presupuesto participativo, cuyo funcionamiento es bastanteconocido. Cabe apenas sealar que reintrodujo la idea de participacin

    social en el escenario poltico brasileo sin crear conictos importan-tes con las estructuras representativas del sistema poltico (Faria, 2005).Esto fue posible gracias a la manera original en que articul una ampliaparticipacin con la iniciativa de los alcaldes de transferir poder a lasinstancias de participacin. Tambin pudo hacerlo porque jams cues-tion la legitimidad de las legislaturas locales, que siempre apoyaron elresultado del proceso participativo. De esta manera, cuando el PT ganlas elecciones para el gobierno federal en Brasil en 2002, en el nivel local ya se haban sentado las bases para una ampl iacin de la par ticipacin enel nivel federal.

    En el nivel federal existen consejos de salud y de asistencia social en

    casi todos los municipios del pas. Lo que hizo el gobierno federal, en elcaso de Brasil, fue ampliar y reforzar algunas de las formas de participa-cin existentes, especialmente los consejos y las denominadas conferen-cias nacionales.2 Se crearon consejos en prcticamente todas las reas depolticas pblicas (Avritzer, 2009) y se realizaron ms de treinta confe-rencias nacionales que establecieron las agendas de ministerios importan-tes, como el de Asistencia Social, que cre el SUAS (Sistema nico deAsistencia Social) sobre la base de las decisiones adoptadas por las confe-rencias nacionales, y como los Ministerios de las Ciudades y del MedioAmbiente, que reorganizaron sus agendas a partir de las conferencias na-

    cionales celebradas en sus respectivas reas. Es posible concluir entoncesque durante el gobierno de Lula se reforzaron las formas de participacin y que stas no entraron en conicto con las formas de representacinvigentes en el sistema poltico como un todo.

    Se puede realizar una armacin similar respecto del gobierno deTabar Vzquez. El proceso de descentralizacin poltica asociado a laparticipacin fue implementado durante el perodo en el que TabarVzquez fue intendente de Montevideo. Dos caractersticas fueron im-portantes en el proceso participativo uruguayo: la primera es el intentode compatibilizacin de la estructura de representacin partidaria conel proceso representativo. En la totalidad de los 16 Centros ComunalesZonales (CCZ) creados por Tabar Vzquez hubo una tentativa de esta-blecer dos niveles simultneos de participacin, uno formado por miem-bros del sistema poltico y otro por representantes de las asociacionesbarriales (Chaves, 2004; Goldfrank, 2002). Se mantuvo la misma estruc-tura en el caso del gobierno nacional. Finalmente, el caso chileno tam-

    bin se enmarca en la estructura institucional de participacin, aunque esclaramente menos participativo que Brasil y Uruguay. Pero nuevamentees posible sealar una correlacin entre participacin y representacin,en especial en las cuestiones concernientes al medio ambiente y a la po-ltica indgena, en las que se recurri a la participacin.

    En el caso de la Corporacin Nacional para el Desarrollo Indgena(CONADI), creada en Chile en 1993, la eleccin para el ConsejoNacional cont con la participacin de 28 mil indgenas. Las atribucio-nes que el gobierno de la Concertacin conri a la CONADI fueronamplias, e incluyeron la gestin de las propiedades comunitarias de losindios mapuche (Haughney, 2006:127). Sin embargo, los episodios re-

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    gistrados durante la construccin de las centrales hidroelctricas en elBio Bo marcan los lmites del caso chileno en materia de participacin.Cuando las atribuciones de la CONADI con respecto a los pueblos in-dgenas entraron en conicto con una visin desarrollista de la gestinde la economa, prevaleci esta ltima dimensin independientementede la movilizacin de los indgenas mapuche contra la inundacin de sustierras a causa de la construccin del embalse.

    Por lo tanto, nos encontramos con tres casos de compatibilidad entrela forma de participacin y la forma de representacin. En los tres casos,la iniciativa de la participacin reside en una dinmica par ticular de las

    sociedades civiles locales y de su interaccin con el poder poltico. Enlos tres casos existen conictos entre las instancias de participacin y lasinstancias de representacin, pero estos conictos no conducen a la des-integracin de las formas de representacin sino a soluciones puntualesque pueden estar ms a favor de los actores sociales, como es el caso deBrasil, o ms a favor de las instancias estatales, como es el caso en Chile.Tal como veremos ms adelante, ste es el elemento que distingue loscasos de representacin institucional del caso de la participacin semi-institucional de arriba hacia abajo.

    Actualmente, junto con Brasil y Uruguay, Venezuela es el pas la-tinoamericano que ms formas de participacin ha introducido. EnVenezuela se destacan los Crculos Bolivarianos (creados en el ao 2000para defender los ideales de Simn Bolvar, la Constitucin Bolivariana ypara organizar sus comunidades). Desde entonces, se formaron CrculosBolivarianos en las principales comunidades del pas, con una partici-pacin de alrededor de 2 millones de personas. Los actores que partici-

    pan en estos espacios exhiben una caracterstica similar y una diferenciaimportante con respecto a los actores que intervienen en las formas departicipacin de Brasil y Uruguay. La semejanza reside en una concep-cin de ciudadana activa (Hawkins e Hansen, 2006:103) que tambinencontramos entre los participantes del presupuesto participativo deBrasil (Baquero, 2003). En este sentido, el caso de Venezuela conrmaun cambio de perl en el populismo latinoamericano, que se traslad deuna forma jerrquica de movilizacin hacia un modelo de organizacinde la poblacin en el nivel local. Por otra parte, los Crculos Bolivarianosmaniestan una mezcla poco cvica entre la intencin de participar ac-tivamente y la intencin de vincular esa participacin con una defensa

    incondicional del presidente Hugo Chvez. Al ser interrogados sobre losmotivos de su participacin en los Crculos Bolivarianos, aproximada-mente la misma cantidad de personas arm que el motivo de su par-ticipacin era defender los intereses de la comunidad (41%) y/o apoyaral presidente Chvez (42%) (Hawkins and Hansen, 2006:120). De estamanera, en la actualidad tenemos un nico caso de participacin polticano autnoma en Amrica del Sur.

    ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE PARTICIPACIN ,SOCIEDAD CIVIL Y CRISIS DE REPRESENTACIN

    Es posible percibir en este momento un triple patrn de participacinen Amrica Latina en lo que respecta a las formas de participacin quepueden ser ms o menos institucionales y que pueden implicar modos

    diferentes de entender la sociedad civil, tal como muestra el cuadro 3.Sin embargo, el punto fundamental que diferencia la participacin so-cial en Amrica Latina es una articulacin especca entre participa-cin anti-institucional y dependencia de la sociedad civil. Existen hoyen Argentina, en Bolivia e incluso en Brasil formas de participacin decorte anti-institucional, pero no se articulan con la tentativa del sistemapoltico de crear una sociedad civil dependiente del poder poltico.

    Se puede percibir en el cuadro 3 la especicidad venezolana, que re-duce la variacin de las formas de participacin de tres a dos. Los casosde Ecuador, Bolivia y Argentina con elcacerolazo, independientementede sus elementos no institucionales, no apuntan a la ruptura con los ele-

    Cuadro 3: Participacin y sociedad civil en Amrica del Sur

    Concepcin de laparticipacin

    Modo de entendera la sociedad civil

    Brasil, Uruguay, Chiley Argentina

    Participacininstitucionalizada

    Autnoma

    Ecuador, Bolivia yArgentina

    Participacin directa noinstitucional

    Autnoma

    Venezuela Participacin semi-insti-tucional de arriba haciaabajo

    Dependiente

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    La nueva izquierda, la crisis de representacin y la participacin social enAmrica Latina

    mentos del orden democrtico, justamente por el mantenimiento del as-pecto autnomo de la sociedad civil. La autonoma de la sociedad civil,asociada a las formas de participacin existentes, puede eventualmenteconducir a una reconstitucin del sistema de representacin sobre nuevasbases. El caso de Venezuela parece ser el nico problemtico al interiordel actual crecimiento de las polticas participativas en Amrica del Sur, justamente por la asociacin entre una ruptura con el patrn de repre-sentacin y la ruptura con un patrn de autonoma de la sociedad civil.Esta doble ruptura diferencia a Venezuela de todos los dems casos, quepueden ser considerados como una profundizacin de la democracia a

    travs de la participacin social.En este sentido, a modo de conclusin, podemos armar que el cre-cimiento de la izquierda en Amrica Latina est efectivamente asociadoa la participacin social, tal como arma la mayor parte de la literatura.Sin embargo, slo es posible establecer el papel de las diferentes formasde participacin en el proceso de profundizacin de la democracia en laregin a travs de una diferenciacin conceptual. Al interior de una tipo-loga de estas formas, se destacan las formas institucionales, cuyo xito serelaciona con la forma ms general de la llegada de la izquierda al poderen pases como Brasil, Chile y Uruguay, es decir, a travs de formasinstitucionales de participacin que profundizan las experiencias de iz-quierda vinculadas a tr ayectorias especcas de los partidos de izquierdaal interior del sistema representativo. Este parece ser el modelo cuya pro-fundizacin puede aportar contribuciones decisivas al fortalecimiento dela democracia en la regin.

    NOTAS

    1. Supera los objetivos de este artculo i ntentar una denicin conceptual de laizquierda, a la cual se h an dedicado muchos artculos sobre la izquierda en AmricaLatina (Lynch, 2007; Castaneda, 2006). Para los nes de este artculo utili zar ladenicin de izquierda del lsofo italiano Norberto Bobbio: una preocupacinpoltica por la resolucin de la desigualdad social generada por la economa demercado.

    2. En la primera etapa del gobierno de Lula se dio la discusin sobre la amplia-cin del presupuesto participativo al mbito federal, pero no prosper.

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