las vicisitudes de unos vaqueros que han de conducir, en lucha...

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Lasvicisitudesdeunosvaquerosquehandeconducir, en luchaconstanteconloscuatrerosy lospielesrojas,másdecincomilcabezasdeganadoatravésdeunavasta regióndelOesteamericano,danocasiónaZaneGreyparaescribirunadesusnovelasmásvivase interesantes.Elautor,nacidoenZanesville(Ohio),fueprotagonistademuchasaventurasdeestegéneroyviotranscurrirgranpartedesuvidaenaquellosgrandiosospaisajes,dondeunpueblo jovenyvalerosohilvanaba losprimerosepisodiosdesuhistoria.Zane Grey es el poeta del desierto, cuya vida, bellamente fuerte y dura,conoceysientecomoningúnotronovelista.

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ZaneGrey

ElconductordemanadasePubr1.0

BigBang08.02.15

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Títulooriginal:TheTrailDriverZaneGrey,1935Traducción:EditorialJuventud

Editordigital:BigBangPrimereditor:Titivillus(r1.0)ePubbaser1.2

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I

AquelcalurosodíaestivaldejuniolatejanaciudaddeSanAntoniozumbabacomouna adormilada colmena de abejas. El año 1871 parecía destinado a ser el másseñalado en la conducción de manadas hacia el Norte, desde que Jesse Chisholmhabía inaugurado este movimiento en 1868. Durante la guerra civil, las reses sehabíanmultiplicadoporcientosdemilesenlasextensasllanurasdeTexas.Faltabanmercados.Losranchoseranescasosysushabitantesmuypobres.ChisholmconcibiólaideaatrevidadeconducirunamanadahaciaelNorteenbuscademercado.Apesarde la distancia interminable, los padecimientos y los peligros, su aventura terminóconéxito.EstocambiólahistoriadeTexas.

Hacialaprimaverade1871,elsenderodeChisholmhabíallegadoaserunfactordecisivoenelrestablecimientoeconómicodeTexas.Laspezuñasdelasresestejanasdecuernoslargosyloscascosdelosmesteñosespañoleshabíantrilladounsenderode unamilla de ancho a través de las onduladas estepas del Estado de la EstrellaSolitaria.

AdamBritehabíahechoyaunviajeeseaño.Habiendopartidoenmarzocondosmilquinientascabezasdeganadoysieteconductores,habíavencidoalosindiosyalasriadasensumásprovechosaexpedición.Habíapartidodemasiadotempranoparaqueunosyotraslemolestaran.Lasdesventurasdelosconductoresdelsenderoquelesiguieron aquel año no bastaron a mitigar su ardor, deseoso de hacer un segundoviaje.Acasopudierahacercuatroenesteañopropicio.Comprandoganadoadiestroysiniestro y pagándolo al contado, tenía en perspectiva una manada de cuatro milquinientasreses.Ésteseríaelmayornúmerodecornilargosjamásreunido,y,menos,conducido hacia elNorte.Y el problemavital e inmediato paraBrite era el de losconductores.

CincohombressehallabanencaminodeRanchoUvaldeaSanAntonioconunamanada,ysusservicioshabíansidoadquiridosjuntoconelganado.Britenoqueríaemprender negocio tan importante sin contar al menos con diez de losmás rudosjinetesymejorestiradoresdelasllanuras.Aestefinhabíadedicadolaboriosamenteel único día que, a la vuelta, pasó en SanAntonio. EnDodge, sus siete jinetes sehabíandesvanecidocomopormagiaenelhumoyelpolvodeaquelpuesto,queeraelmás violento de la frontera. Pero Brite había tenido la fortuna de adquirir comomayoralunodelosjinetesmáscapacesdeChisholm.

Brite aguardó, ansioso y esperanzado, la llegada de este hombre. Su amigo detoda lavida, elganaderocoronelEbBlanchard, lehabía recomendadoaTexas JoeShipman, prometiéndole buscarlo y traérselo. Declinaba la tarde. Filas de jinetespolvorientospartíanhacialallanura;elvestíbulodelhotelÁlamoibaquedandolibredesusganaderosdebotas,espuelasycinto;dentro,enelsalón,amainabauntantolagritería.Mejicanosdeojos endrinosy trajes chillonesmarchabancalle abajo.Briteestabaapuntodemarcharse,cansadodeesperar,cuandoentróelcoronelBlanchard

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conunjovenquesehubieradestacadoasimplevistaaunentreunahuestedetejanosdeojosclarosyrostrosimpasibles.

―Aquínostienes,Adam―dijoBlanchard,jovialmente,guiandohaciaelotroalapuesto jinete―.Tex, tepresentoamiantiguosocioAdamBrite, elganaderomáscabalenesteEstado…Adam,éstees JoeShipman.Hacemuchosañosque trabajaconmigo y ha hecho dos viajes a lo largo del sendero. Un poco bebido en estemomento,peroesonoimporta.YorespondodeTex.

―Bien venido, Shipman―replicó Brite brevemente, tendiéndole la mano. Eljineteeraalto,deanchoshombros,estrechodecaderas,flexibleyerguido.Susrasgosaudaces eran agradables. Tenía el pelo leonado, ojos de ámbar claro, miradasingularmente recta y una sonrisa fría y perezosa en los labios.Representaba unosveinticuatroañosdeedad.

―¿Cómoestáusted,Mr.Brite?―repusoeljinete―.Sientovenirborracho.Peroes queme topé con un viejo compañero, LessHolden, y… el diablo lo lleve.Meobligóaecharladespedida,yloqueechófueunbarrildeaguardienteamigarganta.

Brite conocía a los tejanos.No necesitabamirar dos veces a este hombre parahacerlo con simpatía, para admitirlo a su servicio aun sin la recomendación delcoronelBlanchard.

―Yolosdejosolosparaquearreglenelasunto―continuóBlanchard―.PuedequedarseconTexdesdeahoramismo.Creoquenolepesará.

―Muybien,coronel.Agradecido―contestóBrite―.Vamos,Shipman;tomemosasiento…Tengauncigarro…¿Quésueldoquiereustedporhacerdemayoralenmipróximoviaje?

―Bueno…,¿cuántopagaráusted?―preguntóShipman;yerafáciladvertirqueelprecionoleimportabamucho.

―Cuarentamensuales, teniendoencuentaque llevaremoscuatromilquinientascabezas…

―¡Rayos!…¿Ycuántosjinetes,patrón?―Porlomenos,diez;quince,silosencontramos.―Condieznoesposiblehacerlo.Esteveranohabráunarefriegademildiablosa

lolargodeesesendero.―¿Aceptaustedelpuesto?―Puescreoquesí―dijodespacioeljinete―.Habíajuradonovolvermás.Tres

veceshesubidohastaallí.Uncomanchemeclavóunaflechaenestehombro,yllevotodavíaplomoenunacadera.

―Yamehefijadoquecojeaustedunpoco.¿Leduelealmontar?―¡Pst…!Peronomequejoporeso,nimeimpidehacereltrabajo.―Entendido…¿Conocealgunosjinetesquequieranirconusted?―Puedo traer a mi compañero Less Holden ―contestó Shipman, radiante―.

Mejor jinete que él no ha clavado jamás espuelas a un caballo. Pero Less es unhombremuyviolento.

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―Esonoimporta.Tráigalo,ybúsquesemediadocenamás.Consígasetambiénuncocinero.Yo saldré a comprar un carro nuevo.El anterior se hizo añicos. Fue unapérdidadetiempo.Depaso,compraréprovisionesydemás.

―¿Cuándopiensaponerseencamino,patrón?―Tanprontocomo llegueelequipodeUvalde.Leesperohoy.Debemospartir

pasadomañana.―¡Diablo!Tengounachicaporaquí,ynoacabodedarconella.Enfin,éstaes

unavidadeperros…Mefiguroqueparatangranmanadanecesitaustedunequipodeprimera.

―Losconductoresmásbravosdelallanura.―Esonoseráfácil.Losconductoressontanescasoscomolosdientesdegallina.

Tengaencuenta,patrón,quehaycincuentamilresespreparadasparasalirestemes.―Tantamásrazónparaquenosadelantemosaellos.―Sifuerayo,dejaríairmediadocenademanadaspordelante.―Shipman,estaprimaveraelaguaylahierbasólosonbuenasenalgunospuntos.―Estábien,patrón.Haréloquepueda―replicóelconductorlevantándose.―Vengaacomunicarmeelresultadoaquídespuésdecenar―concluyóBrite,y

observócomoel tejano sealejabapausadamente.Sucojerano senotabamuchonirestababellezaasuportesorprendente.Britepensóquelehubieragustadollamarlehijo.Alfinyalcabo,éleraunviejoysolitarioganadero.Ymásdeunavezhabíasentidounaextrañamelancolía,casiunpresentimientoacercadeestaconduccióndereses. Había venido a ser un negocio peligroso. Tormentas, riadas, frío, sequía,tronadas y lo extremadamente fuerte del trabajo, hacían ya bastante dura laexistencia.Y últimamente los comanches y los kiowas se habían puesto en pie deguerra.SiemprehabíanexistidodepredacionesindígenasenTexas,peronuncaconlagravedaddeahora.Brite juzgóque los responsables eran los cazadoresdebúfalos.Llegaría el día en que los indios se levantarían para impedir que se continuara lamatanzadeaquellosanimales.Ycuandosonaraesahora,cazadores,conductoresderesesycolonosseveríanforzadosaunirseenunaguerracontralospielesrojas.Lostejanosjóveneseimpetuososrechazabancondesdénestaidea;perotodoslosviejoscomoBritesabíanqueeracierto.

Éste tuvoqueabrirsepasoconelhombroparaentrarenelalmacéndeHitwell.Hacíatresmeses,habíacompradoprovisionesaquí,teniendolacasaparaélsolo.Upaabigarradahordadegañanes,soldados,ganaderos,jinetes,indiosyociososllenabanahoraelvastolocal.Finalmente,Britepudoacercarsealdueñoylehablóaloído:

―Sam,¿quésignificatodoesto?―Puesyaves―replicóHitwellfrotándoselasmanos―;unverdaderoalud.Si

el viejo Jesse Chisholm hubiera previsto esto, se habría dedicado al comercio deabastos.

―Creoquetendrásqueduplicarelpedidoquetehiceenmarzoyañadirunterciomás.

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―¿Cuándosales,Adam?―Pasadomañana.―Lo tendrás todo listo. Provisiones frescas, acabadas de llegar de Nueva

Orleans.―¿Sepuedecomprarunagalera?―Todasestánvendidas,Adam.Nomequedaningunaclasedecarro.―¿Nopuedesconseguirmeunaparamí?―Bueno,tratarédehacerlo,Adam,perolasprobabilidadessonescasas.―¡Caramba!Serámejorquevayayoaversirastreouna.Visitóotras tiendassin resultadopositivo.Hacía ratoquesehabíapuestoel sol

cuandoregresóalhotel.CenóysalióluegoabuscaraShipman.Conlanochehabíarefrescadoeltiempoyeraagradabletomarlabrisasentadoenelportal.Enfrente,alotroladodelacalle,habíaunatabernaqueevidentementerivalizabaconlatiendadeabastosencuantoalonumerosodesuclientela.Unjugadoraltoserecostabacontrala puerta. Llevaba una larga americana negra, un chaleco floreado y un anchosombreronegro.Conductoresdemanadas,calzadosconbotasyespuelas,entrabanysalían, ruidososy alegres con sus revólveres al cinto.Pasaban jinetes deun lado aotrofrentealasventanasiluminadas.

UnospasossuavesacompañadosdelcascabeleodelasespuelassonarondetrásdeBritellamandosuatención.

―Vaya, jefe; puedo decir que tuve suerte ―dijo pausadamente la voz deShipman.

Brite se volvió hacia el conductor de manadas, que venía acompañado de unjovencito de rostro llameante. Tenía ojos de fuego azul y un aire de desenvueltadespreocupación.

―Hola,Shipman.Mealegroquehayantenidosuerte.Yonohellegadoatanto.Nohepodidocompraruncarro,buenonimalo.

Jefe, le presento a mi compañero Less Holden… Less, dale la mano a místerBrite.

―¿De dónde viene usted? ―preguntó Brite después de la introducción,inclinandolosojoshaciaelmozalbete.

―DeDallas.Henacidoallí.―Nonecesitabadecirmeustedquees tejano.¿Paraquiénhatrabajadoantesde

ahora?―ParaDaveSlaughter.Durantetresaños.Peronoherecorridonuncaelsendero.―Holden,siustedhatrabajadoparaDaveSlaughter,serviráparamí…Shipman,

¿enquéotracosahastenidosuerte?―Jefe,hedadoconunchicollamadoWhittaker.Nopodríahallarotromejor.Y

hehabladoconotrodePensilvania.Novato,esverdad,perocortezudo.Dicequesabemontar.Creoqueharábienenadmitirlo,patrón.Santoneestá llenadeconductores,peroestáncomprometidos.

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―Sí, por supuesto ―dijo Brite―. Parece que nos retrasaremos por falta deequipo.Yluego,estafaltadecarromehametidoenunbrete.

―Lessyyoiremosporahíabuscarunodesegundamano.―Noteolvidestampocodelcocinero…¡Eh!¿Mehallamadoalguien?―Desde luego; aquel muchacho que acaba de apearse del caballo replicó

Shipmanseñalandoconeldedo.Alvolverse,Britefijólavistaenunmesteñoyunjinetequehabíanllegadofrente

alhotel.Eljinetesehallabasoltandolabrida,yevidentementesehabíadirigidoaunodelospresentes.

―¿Brite?Sindudaandaráporahí.―Aquí estoy ―gritó Brite adelantándose a la acera seguido de los dos

conductores de manadas. El jinete era joven, moreno como un mejicano, sucio yharapiento,yveníaoliendoapolvo.

―¿EsustedMr.AdamBrite?―preguntóalverllegaralganadero.―Sí.YosoyBrite.¿Esustedunodelosvaquerosquevienenconlamanadade

Uvalde?―Elmismo, patrón.Yme alegrodepoder comunicarle quehemos llegado sin

perderunnovillo.―¿Cómosellamausted?―Ackerman,señor.―LepresentoamimayoralShipmanysucompañeroHolden.―¡Hola,Deduce!―pronuncióShipmantendiéndolelamano.―¡EldiablomellevesinoesTexasJoe!―exclamóeljineteconunamuecade

contento.Seestrecharoncalurosamentelamano.―¿Dóndedejaslamanada,Deuce?―preguntóShipmandespuésdelsaludo.―A unas cinco millas de aquí, allá en el fondo del barranco. No hay mucha

hierba,perosíaguaenabundancia.Ganadobueno,ygordocomopalomos.Hemosvenidopocoapoco.

―¿Tienesuncarromato?―Desdeluego,yunbuencocinero.Unnegro,peroescomosifuerablanco.¡Y

cómococina!―MísterBrite.Estosuenaabuenanueva―dijoShipmanvolviéndosehaciasu

jefe―.¿Cuántasresestieneustedaquí?―Tengo dos mil cabezas en los pastos a la salida de la ciudad. Podemos

empujarlasalsenderoenuninstanteymarcharlentamentemientrasAckermannosdaalcance.

―Enefecto,patrón;peronecesitamosconductores―protestóelmayoral.―Somosochoentotal,contandoconmigo.Conotrosdoshombrescapaces,me

arriesgaré.―Pueslosencontraremosenalgunaparte.Perooiga.¿Ylasprovisiones?

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―EstánpedidasaHitwell…Vamosaver,Ackerman.Envíeaquísucarromañanaporlamañana,ydespuésdecargarprovisionesmándeloalsendero.

―¿No puedes quedarte en la ciudad y ver lo que hay por aquí, Deuce? —preguntóShipmanmirandoafectuosamentealfatigadoyempolvadojinete.

―Ojalá.Perodosdelosvaquerosestánaquí,yyotengoqueregresarenseguida.―Conesto,montóenelpotroydespidiéndosedeellossalióaltrote.

―Bueno, jefe; vamos a escardar Santone a ver si encontramos un par deconductores.Ymañanaporlamañanaestaréaquíparaayudaracargarelcarro.

―Estábien.Teencontraréenlospastos.Buenasnoches.Britevolvióalvestíbulodelhotel,paraencontrarseconunhombrequeconocía

perfectamente, pero que por el momento no recordaba. Era un tejano de rubiocabello,expresiónfría,labiosfirmesyojospenetrantes,quelereconocióenseguida.

―¿Quéhay,Brite?¿Nomeconoceusted?―pronunciódespacio.―Desde luego que le conozco. Pero en este momento no me hago cargo…

―replicóBriteretirandolentamentelamanoquelehabíatendidoamedias.―Yomeencargaréentoncesderecordárselo.Empiezaconpany…―¡Diablo, sí! Ya recuerdo. Pan Handle Smith―exclamó Brite, y esta vez le

tendió francamente la mano. El otro se la estrechó y el agarro de acero de aquelmiembrosuaveydesenguantadohizoestremeceraBritehastalamedula―.¿Cómohascaídoporaquí?

―Acabodellegar.VengodelríoyprontopartiréhaciaelNorte.―Vaya,PanHandle.TúandassiempredelaCecaalaMeca.Esperoquenoserá

elmismo…―Claro que lo es, Brite.No hallo paz.Memetí en un garito allá abajo, yme

trasquilaron.Mehicierontrampa.Meinclinéysorprendíaltramposoenlaoperación.Tuve que pedirle cuentas, a él y a su compinche.Habían estado trabajando en loscampamentosdebúfalos.Nomeconocían.Losmuyimbécilessetiraronamí.Tuvequeabrirmepasoatiros,porloquedejéeldinero.Hegalopadosindescanso,yacabodellegar.Tengohambre,Brite;ynomequedauncéntimo.

―Vaya.Mealegroquehayasvenidoamí―replicóBriteofreciéndoleunbillete.Simultáneamente,cruzósumenteunaidea.YtratódesacudirselaimpresiónquelehabíaproducidolahistoriaquelecontóSmith―.Asíquefugitivo,¿eh?

―Pudieran ocasionarme algunas molestias aquí, mientras no se olvide lacamorra.

―Oye,PanHandle;simalnorecuerdo,túsolíasconducirreses.―Recuerdaustedbien―replicóSmithconunamiradadistanteenlosojosyuna

sonrisaanhelante.―¿TegustaríaayudarmeaconducirunhatograndehaciaelNorte,hastaDodge?―Brite,loharéconmuchogusto.Noquierosalario.EnDodgehallaréalgoque

hacer―contestóelotroentonocortante.―Admitido.Desdeluego,consueldo.¿Quéinstrumentostraescontigo?

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―Pocos. Un buen caballo. Pero necesita descanso. Una silla, una manta y unrifle.Todoelrestodemifortunaenlatierralollevoalaespalda.

―Ya lacintura también, segúnveo―dijoBritemirandoaaquella figuragris,fatigadadelviaje,yaloscabosdesusrevólveresquesobresalíansignificativamentedelasfundas―.Veacomeralgo,Smith.Tienesmalsemblante.Yvuelveareunirteaquí conmigo dentro de una hora. Necesitarás proveerte bien de municiones. Ycambiardetrapos.

―Nopuedodecirlecuántoseloagradezco,Brite―replicóSmithalejándose.Britelecontemplóhastaperderlodevista.Hastaentonces,nosediocuentadelo

quehabíahecho.¡Tomarasuserviciocomoconductordeganadoaunodelosmásfamosos pistoleros de Texas! El caso era que estaba protegiendo a un delincuentefugitivo.El simplehecho le impresionóunpoco.Perovolviéndoloapensar, lediorisa.Estaban en laTexasde la frontera.Ycada comunidad tenía subandolero, delcualsesentíasingularmenteorgullosa,WessHardin,BuckDuane,KingFisheryunamultitud de estrellas menores eran tan representativos de Texas como Crockett,TravisyBowie.Porotrolado,habíahombresnotablespormásterribleshazañasdegatillo que se pasaban al otro lado de la valla. Eran ladrones, bandidos, forajidos,sheriffsmás inclinados amatar que a detener, vaqueros camorristas, jugadores quehacíanfuegoparaocultarsustrampas.PanHandleSmithhabíasidodeclaradofueradelaley,peroenrealidad,sehabíancometidomásinjusticiascontraéldelasqueélhabíacometido.Briteterminóporpersuadirsedequehabíatenidosuerteencontrataral bandolero para su segunda expedición hacia el Norte. Algo presagiaba unatremenda ordalía. ¡Cuatro mil quinientos cornilargos! Era demasiado tarde paradeshacerestaempresatemeraria.Lallevaríaacabo.Sinembargo,comoviejotejanoque era, experimentaba una fría tensión en su piel al pensar en las contingencias.Muchosconductoreshabíansucumbidoantesdellegaralfindellargosendero.

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II

El primer campamento en queBrite hizo alto estaba en Pecan Swale, a unas docemillasdeSanAntonio.Lahierbaeraescasahastaque losconductoresdemanadasllegabanalfondodeesteterrenopantanoso.

La gigantesca manada se había movido con más rapidez de lo que era usual,llegandoalSwaleantesdelapuestadelsol.

ShipmanconlagalerayAckermanconelsegundohato,bajaronjuntos.―¿Vienealgunamanadacercadenosotros?―preguntóBritedesdesulechoen

tierra,alasombra.Estabacansado.Resistentepornaturaleza,necesitabavariosdíasparaamoldarsealcaminoyalasilla.

―Ninguna, jefe.Henderson viene después de nosotros con dos hatos. Pero noestará listo hasta dentro de varios días. Las manadas vendrán luego en tropel―contestóeljinete.

―Alpelo,Shipman,serámejorquetomesahoraelmando.―Entoncesdescansaremoshastadespuésde la cena.Éstepareceun lugarmuy

buenoparapastarelganado.Ellugareradelomássatisfactorio,yseríadifícildeabandonar,almenosparalos

conductoresquehabían recorridoyael sendero.Unarboladodenogalesypacanascubría, junto con un tupido boscaje de zarzamoras, el extremo superior del valletapizándolo de verde y amarillo. Debajo, un vadoso y lento arroyuelo serpenteabaentresusmárgenespobladasdesaúcos.Lahierbacrecíalozanaportodalariberaytrepabaporlossuavesdeclivesdelvalle.Nubesdepolvoselevantabanaquíyallá,dondecaracoleabanlosmesteños.Losconductoresarrojabanalsuelosillas,mantasybridas, y se dejaban caer sobre su equipo.Volaban guantes, zahones, sombreros ybotas. Los vaqueros se disponían a estar alegres, a cambiar impresiones, a llevarprovisiones al cocinero, que se entretenía silbando.Le llamabanAlabamaMoze, yeraunnegrosimpáticodeedadindefinida.Sugaleraerauntrastoenorme,conflejesparalonayunartilugiodetablasenlaparteposterior.Mozesehallababajandounaanchapuertaqueservíademesa.Alcanzóunhachaypartióenbuscadeleñaparaelfuego.Esteartículoparecíaescaso,salvoporlosverdesárbolesqueseerguíanenelvalle.

Desde su lugar de descanso, Brite examinaba el conjunto de sus hombres,incluyendoelcocinero.Shipmannohabíaconseguidoreunirmásconductores.BriteconsideróquehabíahechobienentomaraPanHandleSmith.Estevalentónseguíaahoraalcocineroalarbolado.Libredechaquetaydezahones,hacíaunagranfigura.Hasta en la frontera de Texas, donde abundaban los tipos sorprendentes, Smithllamabalaatenciónasimplevista.JoeShipmanlemirabaconinsistencia.PeronadiehacíaobservacionesacercadeSmith.

Bender,elnovatodePensilvania,parecíaunjoventosco,bondadosoyamigable,aunque un tanto tímido ante estos tejanos de rostros inmóviles y ojos penetrantes.

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Teníarasgosbastosyunaexpresióndeestolidezqueveníamuybienconsusanchasespaldas.Supeloeradelcolordelaestopayparecíaestropajo.Teníaojosfrancosyde mirar anhelante. Whittaker era un joven jinete de veintidós años, de rostrocoloradoyojossoñolientos,queseseñalabaporlaperfeccióndesuaspectofísico.

ElquintetodeUvaldeeraloquemásinteresabaaBrite.Enunatierradondelosjóvenes indómitos, joviales y traviesos eran la regla más que la excepción, esteconjunto no hubiera llamado en modo alguno la atención entre una multitud devaqueros.PeroBriteamabaaTexasya los tejanos,yalexaminaraestoshombresrecibió la impresión de que se salían del tipo medio del conductor del sendero.Ninguno de ellos había llegado a los veinte años. El oscuro y delgado DeuceAckerman,depiernasarqueadas,parecía tenerunavigorosapersonalidad.El jovenquerespondíaporelnombredeSanSabeteníasangreindiaomejicana,ysufiguraenjutallevabaelsellodelvaquero.ElnombredeRollyLittle(pequeñoyrechoncho)venía bien al que lo llevaba. Tenía pelo amarillo, cara pecosa y chispeantes ojoscastaños, penetrantes comopuñales.BenChandler era un joven típicamente tejanolargo,membrudo, sueltodemovimientos,pelocolordearenayojosde luzclarayazul. El último de los cinco, Roy Hallett, sólo parecía unmiembro del grupo: unjovensereno,sombríoynegativo.

Los preparativos para la cenamarchaban con prontitud. Brite advirtió que PanHandle ayudaba al negro en algomás que en juntar combustible. Los vaqueros loadvirtierontambién,consorpresaensusmiradas.Enelsendero,noerausualqueunjinete participara en las labores de un negro.Evidentemente, PanHandle Smith sehacía sus propias leyes.Aumentó el interés hacia él, pero nopareció probable queningunoinquirieraacercadesusmotivos.

TexasJoedejóelcampamentopara treparalcerrodesdeelcualseveía todoelvalle.Evidentemente,sesentíasatisfechodelavista.Briteopinabaqueelganadonosederramaría.Sinembargo,noacostumbrabaperderlodevistaniunmomento.Smithparecía que se hallaba explorando el terreno hacia el Norte. A su regreso alcampamento,anunció:

―Unos jinetesdel sendero sedirigenhaciaSantone,yotroviene solodelotroladodelpaís.

―Shipman―dijoBrite―,puedesestarsegurodequenos toparemosconmásjinetesenesteviajedelosquequisiéramos.

―Ah,sí.Melofiguro.―¿Quieredecirjinetespintados,patrón?―inquirióAckerman.―Noprecisamente, si tenemossuerte.Tuvequedardecomeraunapartidade

comanches la vez pasada; pero no hicieron estorbo. Los jinetes que más mepreocupansonlosnómadasylossalteadoresdelsendero.

―¿Nocreeustedquenuestroequipopuededarquehaceraunoscuantos, jefe?―dijoShipmandespacio.

―Asíloespero.Peronuncasesabeloquevaleunequipohastaqueseleponea

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prueba.―¿Qué clase de prueba, Mr. Brite? ―preguntó el novato Bender, con gran

curiosidad.―Laquenosdeparelajornada,muchacho.―Hoynohaocurridonada,yelviajehasidolargo.Mefiguroqueesospeligros

delsenderoseexageranunpoco.Desúbito,unodelosvaquerosdeAckermangritóconvozestentórea:«¡Jo,jo!».

Estohubiera iniciadoprobablementealgúnjuego,denoserpor lavozdelcocineroquelesiguióinmediatamentecasialmismotenor:

―¡Ea!¡Todosacomer!Siguióunaalegre arrebatiña,y luegoun silencio súbito.Elhambre recomienda

quenosegasteeltiempoenhablar.BritellamóaMozeylemandóquelellevasesucomidaalpiedelárbol.Eljefenotardóenconvencersedequeestecocinerovalíauntesoro.

Elsolsepusoenuncielodoradoysinnubes.Devezencuando,elmugidodeunavacasubíadelarroyorompiendoelsilencio.Unarefrescantecorrientedeairesefiltró a través del bosque, haciendo crujir las hojas y llevándose el humo delcampamento.Brite experimentabaunaespeciede satisfaccióndehallarsedenuevoenelSenderoyacampoabierto.Granpartedesuvidalahabíapasadoasí.

―Moze,¿dedóndeerestú?―preguntóShipmanlevantándose.―Soy un negro de Alabama, señor―replicóMoze con una mueca―. Así es

comomellamaban,AlabamaMoze.―Bueno,mientrasmedesasídecomer,notienesquetemerquelospielesrojas

tequitenelpericráneo;yotedefenderé.―Entoncestengaporseguroqueledarébiendecomer.―Bueno, muchachos, siento tener que deciros que hay que montar la guardia

―dijoShipmandirigiéndosealequipo―.Somosdiez.Cuatrohastamedianoche,treshastalastresytreshastaeldía.¿Quiénvieneahoraconmigo?

Todosseunieroneneldeseodeelegirlaprimeraguardia.―Shipman―dijoBrite―,yoharéguardiatambién.―¡No está mal!―dijo despacio el mayoral―. ¿Qué clase de equipo es éste?

Todosquierentrabajar,¡hastaeljefe!―Eslaprimeranochefuera―dijouno.―Creo que me voy a poner desagradable ―interrumpió Shipman

resignadamente―.Bender,ensillatucaballo.Lester,hazlomismo.Smith,mesentirétranquilositúocupasaquelpuesto.

―Me viene bien. De todos modos, no duermo nunca ―replicó el pistolerolevantándoseconpresteza.

―Deuce, yo te despertaré hacia medianoche. Elige tus dos guardas… Y digausted,jefe;casilohabíaolvidado.¿Quiénvaacuidardeloscaballos?Hemoshechounalargacaminata.

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Desdeluego,peronosonjíbaros.Llevadloshacialosbuenospastos,juntoconelganado.

―Estábien,losjuntaremos.Peronecesitamosdeunoqueseencarguedeeso…Bueno,hastaluego.Empezamosconbuenaestrella.

Briteestabadeacuerdoconestaobservacióndesumayoral,apesardelextrañopresentimiento que vagamente le asaltaba de vez en cuando. Lamanada de Brite,compuesta de cuatro mil quinientas reses destinadas al sendero antes de que lashubieracomprado,llevababuenaventajaalasqueleseguían;laúltimapartiríatressemanas después. La hierba y el agua serían abundantes, a excepción de algunospuntos. El ganado podía marchar varios días sin hierba, con tal de tener agua enabundancia.Laprimaverahabíallegadountantoretrasada,demorandolaemigraciónanualde losbúfaloshaciaelNorte.Britecalculóqueenalgunapartedel río.Rojotropezaríanconlosbúfalos.

―Moze―llamóDeuceAckerman―,¿quierescarnefresca?―Tengouncuartodevaca―contestóMoze―.Yustedsabe,Ackerman,queyo

soyuncocineroeconómico.―Hevistoungrupodeciervos.Estacarnenosvendríabien.Andaconmigo,Ben.

Todavíanosquedamediahoradeldía.Los dos conductores cogieron sus rifles y desaparecieron en el bosque.Hallett

comunicóaLittle la impresionantenoticiadequeibaa tomarunbaño.Elvalentónexpresósuasombroyconfusión.

―¡Pero,Roy!¿Quédiablostepasa?Tendremosquevadearríosyarroyoscasiadiario.¿Noesverdad,jefe?

―Desde luego que sí. Y si están fríos y crecidos tendrás toda el agua quenecesitaríasdurantediezaños.

―Voyabañarme,detodosmodos―dijoHallett.―Roy,yoirétambiénsitúmequitaslasbotas.Haceunasemanaquenosacolos

piesdeellas.―Claro,hombre.Vamos.Apoco,elcampamentohabíaquedadodesierto,salvoporBriteyelcocinero,que

seguía silbandomientrasel jefe tratabadedesenrollar su lonayextender lamanta.Unabuena cama era lo quemás anhelaba y lo que rara vez tenía un conductor demanadas.Oalmenos,nopodíatenderseenellapormuchotiempo.Unaveztendido,Britecargólapipa; losúltimostiemposdeldíaardíanenelOeste,ycontraaquellafulguracióndeoro se levantaba, silueta oscuraymontaraz, un jinete solitario.Unasegunda ojeada bastó a Brite para convencerse de que no era un indio. Acontinuación,eljinetedirigióelcaballohacialatierrabajadelSwaleydesaparecióentre los árboles. Brite esperaba que este extraño jinete irrumpiera en sucampamento. Los forasteros, muchos de ellos por desgracia indeseables, eranfrecuentesalolargodelsenderodeChisholm.Eljinetesurgiódelbosque,habiendocruzado sin duda el arroyomuchomás arriba, y ascendió en dirección a la galera.

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Antesdequesedetuviera,respondióaunpresagiobastantefrecuenteenél:eldequehabría numerosos encuentros a lo largo del sendero. El presente era unacontecimiento.

―Hola,cocinero.¿Tendríaslaamabilidaddedarmeunplatodecomida,antesdetirarlo?―demandóeljineteconvozresonanteyjuvenil.

―Hombre,no faltabamás.Pero tedigoquecuantococinaesteniño,nose tiranunca.Apéateyentra.

Brite observó que el caballo no era unmesteño, sino de una razamejor ymásgrande que los resistentes caballitos españoles. Era, además, unmagnífico animal,fino de miembros, macizo de pecho, con cabeza de caballo de carreras. Su jineteparecía casi un niño, el cual, al deslizarse pausadamente de la silla, mostró serpequeñodeestatura,aunquefuerteyredondodemiembros.Sesentóenelsuelo,laspiernascruzadas,conlacacerolaqueledioMozeenlasrodillas.Britemarchóhaciaélconlaesperanzadeasegurarseacasootroconductor.

―Salud,vaquero.¿Andaustedsolo?―preguntóafablemente.―Sí, señor ―respondió el joven alzando la vista y volviendo a bajarla

rápidamente. El acto dio, no obstante, tiempo para que Brite viera un rostroagradable, curtido al oro oscuro, y unos ojos grandes, castaños y profundos queteníanunaexpresiónfurtiva,sinotemerosa.

―¿Dedóndeesusted?―Deningúnlado,mefiguro…―Vaquero errante, ¿no?Es interesanteparamí.Voyescasode jinetes. ¿Quiere

trabajar?MellamoBriteyllevounamanadadecuatromilquinientascabezashaciaelNorte,hastaDodge.¿Hahechoalgunavezconduccióndemanadas?

―No,señor.Perohepastoreadoganadotodamivida.―¡Ajá! Pero no puede haber sidomuchos años, muchacho. ¿Qué edad tienes,

másomenos?―Dieciséis.Perosientocomosituvieracien.―¿Dóndeestátucasa?―Notengocasa.―¿No?¡Cómo!…¿Dóndeviventusparientes?―Nolostengo,Mr.Brite…Mipadreymimadrefueronmuertosporlosindios

cuandoyoeramuyniño.―¡Lástimahijo!AmuchosniñosdeTejas leshaocurrido lomismo. ¿Quéhas

hechodesdeentonces?―Trotarderanchoenrancho.Nopuedosostenerunempleomuchotiempo.―¿Porquéno?Eresunchicobienparecido.―Será que no resisto bastante en la silla cuando hay que montar firme… Y

existenotrascausas.―¿Podríaspastorearcaballos?―Esosí.¿Medaráustedtrabajo?

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―Noséporquéno.Terminadecenar,muchacho.Luego,venahablarconmigo.Duranteesetiempo,Britenodejódemiraralchico,pasandodelacuriosidadala

simpatíaydeéstaal interés.Desde laprimeravez,elchiconovolvióa levantar lamirada.Suraídosombreronegroteníaagujeros,yporunodeellossalíaunmechónde pelo dorado. Tenía manos morenas y bien formadas, más bien pequeñas, perofuertesyflexibles.Elextremodeunafundaderevólversobresalíadesuchaqueta,ala izquierda. Llevaba traje enterizo, altas botasmejicanas y grandes espuelas, todoraídoygastadoporlargouso.

Brite regresó a su cómodo lechoal piede lapacana.Desde allí advirtióque elcaballo llevaba un atadode lona detrás de lamontura.El viejo ganadero se quedópensandoenlasextrañasytrágicasexperienciasconquesetropezabaalpenetrarenestaanchaysalvajeregióndelEstadodeTexas. ¡CuántosycuántoshijosdeTexaserancomoestejovencito!Lavastallanuraimponíaunduroysangrientotributoasusexploradores.

Erayadenochecuandoelchicosepresentóanteelganadero.―MellamoBayne…ReddieBayne―anunciócasicontimidez.―Reddie…rojo…Pelirrojo,¿eh?―Nodel todo.Nomepusieronestenombrepormipelo.Reddieesminombre

verdadero.―Bueno,no importa.CualquierapodoesbuenoenTexas.¿Hasoídohablarde

LivercatingKennedy,DirtyfaceJonesoPanHandleSmith?―Delúltimosíheoídohablar,desdeluego.―Pues pronto vas a verlo. Viene conmigo en esta jornada. ¿Vas a aceptar mi

oferta?―Aceptoeltrabajo,sí,señor.Gracias.―¿Quésueldoquieresganar?―MísterBrite,trabajaréporlacomida.―No.Nopuedoaceptarteasí.Elviajeesrudoypenoso,senderoarriba.¿Hace

treintadólarespormes?―Esmásdeloqueheganadonunca.¿Cuándoempezamos?―Mañanapor lamañana estarás a tiempo,muchacho.Shipmany sus hombres

hanjuntadoloscaballosparapasarlanoche.―¿Cuántoscaballoshayensuremuda?―Cercadedoscientos.Másdelosquenecesitamos,desdeluego,perotodosestán

domadosynodaránmuchoquehacer.CuandolleguemosaDodge,venderéganado,caballos,galera,todo.

―HeoídohablartantoacercadeestesenderodeChisholm…HecruzadoelpaísdesdeBendera,deseandodarconunadeestasmanadas.

―Puesyalohasconseguido,Reddie;yesperoquenotearrepentirás.―¡Hoyesungrandíaparamí…!Voyadesensillarelcaballo.Baynellevóelpotroalpiedeunapacana,y,quitándolemontura,bridaycarga,lo

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soltó.Elchicovolvióentoncesasentarsejuntoaljefe.―¿Cuántoshombresvanensuequipo,místerBrite?―Doceypico,contigo.―Buenequipo.¿Tejano?―Porsupuesto.Tejanodepiesacabeza.Peronuevoamíservicio.Mepareceque

vaaresultardeprimera.TexasJoeShipmanesmimayoral.Harecorridotresveceselsendero,yes,poreso,unveterano.Hetenidosuerte.Elrestosecomponedegentevariada,salvocincomuchachosdeUvalde.¡Gentebragada,silahay!VaunnovatodePensilvania,llamadoBender.YLessHolden,compañerodeShipman.YotrodelaCarolinallamadoWhittaker.Siestanbuenocomoparece,nopuedesermejor.Y,enfin,PanHandleSmith.Esunpistolero,Bayne;unhombrefueradelaley.Pero,comoalgunosdesuclase,eshombrequevale.

―Diez. Contando con nosotros dos y el cocinero sumamos trece. Ése es malnúmero,místerBrite.

―Trece.Esverdad.―Quizáseamejorqueyosigamicamino.Noquierotraerlemalasuerte.―No,muchacho;tútraerásbuenasuerte.―¡Ojalá sea así! Les he dado mala suerte a tantos equipos… ―añadió el

jovencitoconunsuspiro.A Brite le sorprendió lo extraño de la respuesta, pero al fin no hizo más que

acrecentar su curiosidad. Deuce Ackerman y Chandler irrumpieron entonces de laoscuridad,coincidiendoconlavueltadeLittleyHallett.

―Jefe,hevistounmagníficocaballonegroahídelante.Noesunpony.Ungrancaballodepurasangre.Nolohabíavistoennuestraremuda―declaróAckerman.

―Aquí tieneustedasudueño,ReddieBayne.Acabade llegar,ysehaunidoanosotros…Bayne,cuatromiembrosdelequipodeUvalde.

―Bienvenidos―dijoeljineteconregocijo.―Bienvenidoseausted también,vaquero―dijoAckermanadelantándosepara

observarlo―.Noleveo,peromealegromuchodepodersaludarle.Chicos,ReddieBaynepareceunapodotejano.

LosvaquerosdeUvaldeemitieronfrasesdesaludo.Algunoechóunhazdeleñamenudaalfuego,quellameójubilosamente.PeroBaynenoseacercóaél.

―Jefe,¿haoídoustedmisdisparos?―preguntóAckerman.―No.¿Hasdisparado?―¡Yalocreo!Unciervosemepusoatiro,perohabíapocaluzyfalléelblanco.

Tengoqueabatiraunoporlamañana.―Deuce, simehubierasdejadoel rifle amí tendríamoscarnedeciervo, como

hayDios―declaróBen.―¿Deveras?Teapuestocualquiercosaaverquiéntiramejor.―Noquisierarobartudinero,pero…―¡Chist!Quevienenjinetes―interrumpióAckermanenunagudosusurro.

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Briteoyórumordecascosadistancia,bajoelarbolado.Loscaballosdescendíanporelcamino.

―Nopuedenserdenuestroequipo―interrumpióAckermanacechandohacialaoscuridad―.Compañeros,convendráestarpreparados,porloquepuedasuceder.

Enelcírculoexteriordelaluzdelfuegoasomaronformasoscurasdecaballosyjinetes.Sedetuvieron.

―¿Quiénva?―gritóAckermanconsuvozjuvenil,queteníauntimbredeacero.―Amigos―fuelarespuesta,secayáspera.―Adelante,pues;quelesveamoslacara.En este momento, una mano pequeña y dura atenazó el brazo de Brite. Al

volverse, vio a Reddie Bayne de rodillas a su lado. El chico se había quitado elsombrero,ysurostroquedóaldescubierto.Estabapálido,ysusgrandesojoscastañosllameaban.

―¡Wallen! Vienen persiguiéndome ―susurró Bayne roncamente―. No ledejen…

Britecogióalchicoylediounalevesacudida.―¡Calla!Notemuevas.Los jinetes se acercaron a la hoguera, pero no lo suficiente para que pudiera

vérselesclaramente.Eljeferesultóserunhombrefornido,decomplexiónoscura,conaire un tanto repulsivo y violento. Brite había visto entrarmuchos hombres comoaquélenloscampamentosdeTexas.

―Conductores de manadas, ¿eh? ―inquirió aquél reparando, con ojosllameantes,enloshombresquerodeabanelfuego.

―¿Noshabíatomadoporindioscomanches?―replicóDeucebrevemente.―¿Quiéneseljefe?―Brite,deSantone.Tenemoscuatromil resesyveinteguías.¿Noquieresaber

nadamás?―Supongoquehabrántomadounnuevojineteúltimamente,¿no?―¿Yquésilohicimos…?Briteselevantóymarchóagrandespasosalaluzdelahoguera.―¿Quiénesusted,yquéesloquebuscaenestelugar?―MellamoWallen.SoydeBraseda.Seguimoslapistadeunchico…,deuntipo

llamadoReddieBayne.―ReddieBayne.¿Así,queéseeselnombredeljinete?¿Yporquélesiguenla

pista?―Esoescuentamía.¿Estáélaquí?―No,noestáaquí.―Peroentonceshabráestadoaquí,¿eh,Brite?―Desdeluego.Hacenadoconnosotros.LuegopartiócruzandohaciaSantone.A

estahorahabrállegadoallá.¿Quédicestú,Deuce?―Montabauncaballomuyveloz―replicóAckermancomoconindiferencia.

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―¿ExistealgúncampamentodeaquíaSantone?―continuóeljinete.―Cuandonosotrospasamos,no.Ahora,talvez.―Brite,siustednotieneinconveniente,pasaremoslanocheaquí―dijoWallen

maliciosamente.―Lo siento, forastero. Uno de mis principios es el de no ser demasiado

hospitalarioa lo largodelsendero―dijoBrite,despacio―.Elserlomehacostadodemasiadocaro.

―Medaustedconlapuertaenlasnarices,¿eh?―inquirióWallenrudamente.―Nohayofensa.Esminorma.Nadamás.―Ya.Unanormademasiadopobreparauntejano.―Asíes―convinoBritefríamente.Eljinetediolavuelta,maldiciendoporlobajo,yacompañadoporsusilencioso

camarada partió a trote hacia la tiniebla. Brite aguardó hasta cerciorarse de quehabíantomadoelcamino;luegoregresóalpuntodondehabíadejadoelchico.Bayneestabasentadocontraelárbol.Aladébilluz,Britevioelbrillodeunrevólverensumano.

―Vaya,Bayne, loshedesviadofueradeaquí.Esperohabertehechounabuenajugada.

―Mejornopodíaser.Ledoylasgracias…MísterBrite―replicóelchicoenvozbaja.

DeuceAckermanhabíaseguidoaBritehastaelpiedelárbol.―Jefe,eseWallennomehagustado.Semefiguraquelehevistoantesenalguna

parte.―¿QuiénesWallen,hijo?―Unrancheroparaelcualhetrabajadoyoallá,cercadeBraseda.―¿Quéesloquetienecontrati?Norespondió.Ackermanseinclinóparaobservaralchico.―¿Quéhasido,Reddie?¿Quétehassacudidoelyugo?Yonoteculpoporeso.

Y,ahora,vaquero,hablasiquieres;sino,permanecemudo.Paranosotrosesigual.―Gracias.Nosoycuatrero…,niladrón…,ninadamalo.Fuesimplementeque…

¡Oh,nopuedodecírselo!―replicóelchico,emocionado.―Ah,ya.Entonceshabrásidoporalgunachica.―Sí…Porunachicahasido―contestóBayne.―Yaséloqueeseso,vaquero.Perosupongoqueesehombrenoserásupadre.

Porque,entalcaso,ellacorreríaelriesgodequedarhuérfana.Ackerman regresó al lado del fuego gritando: ―Venid, muchachos. Hay que

aprovecharelsueñoparaelviaje.―Bayne―dijoBriteentonoafectuoso―;mealegrodequenohayasidonada

malo.Uno de los vaqueros atizó el fuego, que se avivó en llamas.A su luz, el viejo

ganaderopudovermás claramente el rostro del jovenBayne.La expresióndura y

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amargadesurostroparecíasuavizarse.SufigurillaabandonadaytristeimpresionóaBrite.

―Yo…se lo dirémás adelante…, si es que nome despide usted―susurró elpequeño,ycorrióaesconderseenlasombra.

Britebuscósusmantasyseacostópensandoenlaconfesióndeljovencito…¡Porunachica!Algoasí lehabíaocurridoaélhacíamucho,ya ellodebía susañosdesoledad.Eljovencitohuérfanoibaganandosuafecto.Elviejosenderoerauncaminoásperoysangriento,peroalolargodeéleraposibletodaclasedeencuentros.

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III

Briteabrió losojosanteunamanecergris.Undisparode rifle lehabíadespertado.Mozecantabaacercadenegrosencamposdealgodón,delocualpodíadeducirsequelos indiosnohabíanatacadoel campamento.Brite se arrastró fuerade susmantas,rígidoydolorido,paracalzarselasbotasyponerseelchaleco,simpleoperaciónqueledejabavestidoparalafaena.Enrollósucama.Luego,tomandounatoalla,cruzóelcampamento hacia el arroyo. Texas Joe se estaba lavando. Otros tres se hallabanrecostados,susrostrosserenos,juvenilesydurosexpuestosalaluzgrisdelamañana.

―Jefe, no hay nada peor que tener que levantarse por la mañana―tal fue ellacónicosaludodeMoze.

―Moze,vamosyendoparaviejos.Albordedelarroyo,BriteencontróaReddieBayneocupadoensusabluciones.―Hola,hijo.Yaveoquenosetepeganlasmantas.―Buendía,Mr.Brite―replicóélalvolverse,derodillas,conunacaramojaday

brillante,deunadonosurafemenina.Seapresuróentoncesaponerselachaquetayacubrirsusrizosdeoroconelraídosombrero;luegosesecólacaraylasmanosconsupañuelo.

―Iréabuscarmicaballoantesdeldesayuno.El agua estaba fría y transparente. Brite bebió y se lavó con el placer de un

conductordemanadasquesabíavaluaresteprivilegio.Enlamayorpartedelossitioselaguaerafangosa,maloliente,tibiaoinexistente.Alregresaralolargodelariberaoyó elmugido del ganado. Era ya día pleno. El cielo oriental aparecía rojizo. Lospájaroscantabanenelarbolado.Losconejosseescurríanfurtivamentealinteriordelamaleza.Enlamargenopuestadelarroyo,losciervospermanecíandepieconsuslargas orejas levantadas.Una fragancia de humo demadera penetró en la sensiblenarizdelganadero.Algoricoyplenoparecíallenarlaatmósfera.

Briteregresóalcampamento,atiempodeescucharuncoloquiointeresante.―Vamos a ver, muchacho, ¿quién diablos eres tú? ―preguntaba Texas Joe,

naturalmentesorprendido―.Norecuerdohabertevistoantes.―MellamoReddieBayne―replicóelchico―.Lleguéanoche,acaballo.Eljefe

mediounempleo.―¿Ah,sí?¿Parahaceraguada,oqué?―continuóShipman.―Paracuidardeloscaballos―dijoReddieBayne.―¡Hum!Erescasiunniño,¿no?―Notengolaculpadenoserunviejobobalicóncomo…―¿Comoquién?¿Comoyo?Oye,pequeño,miraquesuelolevantarmebelicoso

porlamañana.―Asíparece―replicóBaynesecamente.―¿Paraquéllevaseserevolvónalladoizquierdo?―Paradefendermedelosmalosbichos.

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―Sí,yamefiguroquenoseráporadorno.Pero¿porquéalladoizquierdo?―Porquesoyzurdo.―Ah,yacomprendo.Lazurdaalacaderaylabalaenelblanco,¿eh?Mefiguro

quelehabráshechoyamásdecuatromuescasenlaculata.Baynenosedignóresponder,peroeraevidentequeestabaunpocoamoscadopor

el tono frío y sarcástico del mayoral. Al llegar, Brite vio que los ojos del chicollameaban.

―Buendía,jefe.Yaveoquehacontratadoustedaotrotirador―dijoTexasJoedespacio.

―¿Quién?¿ReddieBayne?―Elmismo.Ningúnotro.¿AdóndeiránapararestosmocososdeTexasquese

aventuran por los caminos, armados de grandes revólveres, en vez de quedarseordeñandolasvacasensucasa?

―Yonotengocasa―cortóBayneconenergía.―Reddie,dalelamanoamimayoral,TexasJoeShipman―dijoBrite.―¿Cómo está usted,Mr. Shipman?―replicó Bayne, resentido, subrayando el

prefijo,sintenderlelamano.―Bienvenido,caradeniña.Yahoraexaminaremos tucaballoy tuequipo,¿te

parece?Veabuscarlo.ABayne lesaltaron loscoloresa lacara,ydesapareció, rápido,enelarbolado.

Brite aprovechó entonces la ocasión para referir a Shipman el incidente gracias alcualBaynehabíaentradoaformarpartedelapartida.

―¡Bueno,eldiablomellevesi…!¡Pobrechico!¿Wallen…?Mepreguntodóndeheoídoesenombre.Esunnombre raro.Apostaríamisespuelasaquenoesgranolimpio.Es uno de esos nombres de tipos indeseables que se le graban a uno en lachola.

―Acomer,gañanes,acomer―pregonóMoze.SanSabeirrumpióenelcampamentoconunaretahílademesteñosquelosotros

tuvieronqueesquivarocoger.―¡Botasymonturas aquí!Hal,minoviciodePensilvania―gritóTexas Joe al

vaquero Bender, que se acercaba lentamente―. Todos a ensillar. Hoy habrá quetrabajar de firme, para mezclar el hato de cornilargos bravos con la manadadoméstica.

Manos tostadas y vigorosas entraron en acción, dando tirones y aletazos. Losinquietospotrosquedaronensilladosyembridadoscomopormagia.Losconductoresdemanadascomierondepie.TexasJoefueelprimeroenmontar.

―Apretadlasespuelas,muchachos―gritóconvozvibrante―.Jefe,yoformarélapuntadelamanada;luegoenviaréaAckermanacomer.Adelante.Ytú,Bayne,noolvidesquetudeberesahoraatenderaloscaballos.

A poco, Brite quedó solo con Moze. El sol asomó como una brasa sobre elhorizonteoriental,yelmundodellanurasonduladascambiódeaspecto.Lospájaros

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llenabanelbosquedemelodías.Alolejos,elmugidodelasternerasreciénnacidasdabatestimoniodelacontribuciónquelanochehabíahechoalamanada.Uncorcelnegroapareciócomounaflechabajolaspacanas.Bayneentróenelcampamentoysetiródelasilla.

―Todosreunidosylistos,jefe―dijoconintensoplacer―.¡Ah,quéremuda!Lamejorquehevistonunca.Yosolomebastoparadarcuentadetodos.

―Muybien,hijo;si lohaces, teganarás laestimacióndeTexasJoe―contestóBrite.

―¡Ah,esevaquero!…Sinembargo,quisieraganarmeladeusted,Mr.Brite.―Acércate,hijoycome.Brite atravesó su caballo en la cima del cerro y observó cómo los conductores

hacíanlapunta,ocabeza,delamanadaeiniciabanlamarchaascendentepartiendodelahondonada.

Apesardeestartanacostumbradoatodoloreferentealganado,nopodíamenosde admitir en su interior que éste era un espectáculomagnífico.El sol acababa delevantarse,rojoyglorioso,tendiendosumaravillosaluzporlaextensallanura;elaireerafresco,vigorizante,dulce,conunapromesadecalorparamediodía;bandadasdepájaros negros se levantaban como nubes sobre las reses, y desde el bosque depacanas[1] llegaba a sus oídos la melodía de los sinsontes[2]; la vista del brillantearroyoquedabainterrumpidaporunamacizafiladeganado,deunamilladeancho,que lo cruzaba levantando grandes salpicaduras; los disparos cortaban el rumor decascos, pezuñas ymugidos, prueba de que los conductoresmataban a las ternerasreciénnacidasquenopodíanseguirandandoasusmadres.

Como un triángulo colosal, la manada, en forma de cuña, se movíalaboriosamentesaliendodelvalleconlapuntahaciadelante.ElhatodeUvalde,quetrajeraAckerman,ibaalacabeza,locualparecíaacertado,puesveníaacostumbradoyaalsendero;detrásseagolpabanlasegundayterceramanadadeBrite.Formabanunamasadecornilargostanindómitacomonorecordabahabervistootraigual.Suscuernos abiertos y largos, de color gris, negro y blanco, semejaban una inmensamultitudderaícesarrancadasdelatierra,arrastradasporunagrancorrienteatravésdelvalleyempujadasluegoporlaverdependiente.Elmovimientoeraprocesional,rítmico,firmeytotal,aunqueirregularenalgunospuntos,ydabalaimpresióndeunafuerza irresistible. Para Brite representaba el gran movimiento de ganado en suapogeo, lamarcha deTexas hacia el imperio, la epopeya de lasmanadas y de susconductoresqueharíanépocaenlahistoriadelOeste.Jamássehabíapercatadohastaentonceselviejoganaderodelatremendasignificacióndelabrillantevistaqueteníaante los ojos. Detrás, parecían ir voceando y cantando todos los robustos hijos deTexas.Erasuoportunidad,despuésde laguerracivilquehabíadejadohuérfanosamuchosyarruinadosatodos.ABriteseleestremecíaehinchabaelcorazónpensandoen aquellos flexibles jinetes. Sólo él tenía idea de la verdadera naturaleza de suempresa,yasujúbilointeriorsucedíaunlatidodeangustia.Ellosnopensabanenel

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mañana.Lesbastabaconvivirelmomento.Conducirlamanada,ceñirseasutrabajo,alcanzar la meta; éste era el deber inalterable que se imponían al partir. FuejustamenteentoncescuandoBriteconcibiósuapreciacióndefinitivadelconductordemanadas.

Alfin,laanchabasedelamanadasaliódellechodelarroyo,dejándolocomounhúmedo campo de cultivo acabado de labrar. A continuación cruzó la remuda,ordenadaenunapretadogrupo.BritereconocióaReddieBayneensunegroybriosocaballo.El chico estaba en su elemento con los caballos.Moze, guiando la galera,pasócaminoarribadetrásdeBriteyseadentróenelbosquecillollano.

Luego,laafiladapuntadelamanada,conTexasJoealaizquierdayLessHoldenaladerecha,seperdiódevistamásalládelcerro.Másabajo,acadaladodelacuña,que se iba ensanchando, otros dos jinetes ejecutaban igual trabajo. El resto noguardabaunaposiciónestable.Flanqueabanlamanadaysedispersabanalolargodela parte posterior dondequiera que un grupo destacado de indómitos cornilargoslevantabauna tronantenubedepolvo.Cada jineteparecía tener sugritoparticular,queBriteestabasegurodellegarareconocerconeltiempo.Yestasvocessealzabancomocampanadas,oflotabanalolejos,oatravesabanelvalle.

Briteobservabaalosconductoresensuprecipitadaactividad,laspolvaradasquese levantaban tiñéndose del flujo rosado del sol, la oleada de cornilargos que seagolpaba hacia el recuesto. Una selva de cuernos de afilada punta lanceaban elhorizonte celeste.Y cuando el último tercio de lamanada hubo salido del valle, yapareciósobrelaanchalíneadelcerro,elefectoeratalquehastaelánimodelviejoAdam Brite se sintió sobrecogido. La mitad de aquella manada, sin contar elelementobravíohubierasidobastanteparaponerapruebalasfuerzasdelosquesepropusieranconducirlahastaDodge.Britesedabaahoracuentadeello.Peroyanoera posible retroceder. El viejo se preguntó cuántas cabezas de ganado y cuántosconductoresquedaríanenelcamino.

Britetiródelasriendasygiróhacialamásaltacolinaquedominaelvalle,desdedondeescrutóelsenderotendidohaciaelsur.Paraelconductordemanadas,loqueviniesedetráseratanimportantecomoloquesehallabadelante.Eraunmalasuntoelque la manada se mezclase con la del conductor que siguiese a continuación;significabauntrabajoadicionalypérdidadereses.Parasutranquilidad,elcaminoylallanuraaparecían,haciaelsur,libresdetodoobjetomoviente.Unaniebladepolvoseñalaba el lugar donde se hallaba San Antonio. Al norte, la quebrada sabana seextendía por espacio de varias leguas, moteada en la lejanía por puntos negros,parcelasdeterrenoyoscurasfilasdeárboles.Semejabaunonduladomardepastosrosados.Sóloelignotoyborrosohorizontepresentabaalgunaamenaza.

Lagranmanadahabíaganadolacimadelapendienteyaparecíaensutotalidad,formandounamasaencabezadaen formade lanzaquecobrabaperspectivapropia.Había parecido demasiado grande para el valle; ya en lameseta parecía alargarse,derramarseenbuscadeespacio.Lamanadainiciósumarchalenta,holgada,haciael

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norte, paciendoy tascando, a la velocidaddeunasochoodiezmillas diarias.Conbuentiempo,ysinmolestias,estapausadamarchaeraunplacerparalosconductores.La infernal paradoja de la vida de estos hombres consistía en que se iniciara lamarcha en tan cómodas circunstancias y que luego tuvieran que abrirse paso entreterriblespeligrosyacostadelosmásdurostrabajos.Britenohabíaexperimentadonunca una de aquellas extremadas aventuras de que por otros tenía conocimiento,peroaunelmásordinariodelosviajeshabíasidobastantedifícilypeligrosoparaél.

Brite alcanzó la galera y cabalgó a su lado algún tiempo, conversando con eljovialcocinero.HabiendoinquiridoacercadelpaísdeRíoGrandeylosganaderosdeUvalde,Britepasóainteresarseenelquintetodejinetesquehabíantraídoelhatodelsur. Moze era locuaz, y pronto hubo divulgado cuánto sabía acerca de DeuceAckermanysuscamaradas.

―Sí,señor;sonloshombresmásdurosycapacesquehevistonunca―concluyóMoze―.HecocinadoparaelequipodeU-Vdedosatresaños.KurnelMillerdirigióprimero ese equipo, que luego vendió a Jones.Y Jones se deshizo de él de buenagana,palabra.Loscincofestejabanlosdíasdecobroatirosporlasciudades,hacíanel amor amissMolly, la hermana de Kurnel, y otras cosas que al pobre señor lehacíanlavidaimposible.

―¡Bah!Seríacomotodosloshombrescuandosetratadeunachicamuyguapa.―No, señor; hay una diferencia, porque estos hombres eran como hermanos

gemelos,ymissMollynopodíaescogerunoentreellos.Losqueríaatodos;asíqueMarsJonestuvoquevendérselosaustedjuntoconelganado.

―BuenoMoze;a lo largodelviejosenderocorresiempreel riesgode tropezarcon cualquier cosa―repusoBrite riendo―; pero es de esperar que no hallaremosningunachicahastallegaraDodge.

―Jefe,dicenqueésaeshoyunaciudaddetodoslosdiablos.―¡Ja! ¡Ja!Ya verás,Moze, ya verás…Ya estamos alcanzando lamanada. De

aquíenadelanteserámáslentalamarcha.Apoco,Britehabíadadoalcancealaparteposteriordelamanadaquecubría,en

forma irregular, unamilla de ancho. Cuatro jinetes aparecían a la vista. Hallett elprimero,quesesentabacruzadodepiernasenlasillamientrassucaballomarchabatascandolahierba.

―¿Quétalmarchanlascosas,hoy?―Desdequesalimosalameseta,apedirdeboca,jefe―fuelarespuesta―.Hay

algunasresescerrilesycorcovantesenelsegundohato.TexasJoematódostorosquenopudimoshacersalirdelvalle.

―Malasuertematarelganado―repusoBriteseriamente.―Llevamospocosbrazosy tenemosque llegaralláa todacosta,aunqueseme

figuraquenoseránunca.―¡Nodigaseso…!¿DóndevaReddieBayneconlaremuda?―Comoalamitaddelamanada,mefiguro.AquelquevaalfrenteesRolly.Le

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haayudadoalchicoaconducirlaremuda.―Ya.¿YquétalseportaReddie?―Admirablemente,jefe.Perosondemasiadoscaballosparaunchico.Mefiguro

quesebastaríaparaconducirlos,sinofueraporesosdemoniosdecuernos-musgosos.Britepasódelante.RollyLittleeraelpróximojineteenfila,yaparecíatrajinando

conunosnovillosrefractarios.Algunasvacasmugíanytirabanhaciaatrás,sindudaqueriendovolverasuscrías.

―¡Ea,jefe!Estosmalditosnoquierendarunpaso.―Tenpaciencia,Little;peroprocuranoazotarlos―gritóBrite.Loscaballospacíanalolargo,enunanchoespaciodisperso,aunoscienmetros

detrásdelamanada.Reddie Bayne se hallaba ahora inclinado sobre el cuello de su caballo negro,

dejándolopacer.Britesefuetrotandohaciaél.―¿Cómovamos,Reddie?―Hola,Mr.Brite.―Ahorairécontigo,paraayudarte.¿Todomarchabien?―Sí,señor.Mevoydandolagranvida―dijoelchicocongranregocijo.Ensu

rostro se reflejaba la verdad de aquella afirmación entusiasta. ¡Qué singularmentebienparecido!Representabamenosedaddelaquehabíaconfesado.Susmejillasnoeranllenas,enmodoalguno;peroteníanunbrillorosadoqueresplandecíaatravésdesu piel curtida.A pleno sol, su rostro presentaba un corte claro, fresco y gracioso.Acasosuslabiosfuesendemasiadorojosycurvadosparaunjovendesuedad.Perolos ojos eran su rasgo más señalado: intensos, de mirada llameante y purpúrea,muestradeunafuerteyvitalpersonalidad.

―Me alegro. Anoche estaba un poco preocupado acerca de ti ―repuso elganadero,conscientedesusatisfacción―.¿Tehantratadobienmisvaqueros?

―Sí,señor,muybien.Mesientomástranquilo.Sonlasmejorespersonasconquehetrabajadonunca…Todos,salvoTexasJoe.

―¡Ah,vamos!Pero¿quéesloquehahechoJoe?―Eso… Bueno… Parece que no le he caído bien ―repuso el chico,

apresuradamente, contrastando su tono con el anterior―. Siempre me ocurre así,míster Brite, dondequiera que vaya. Siempre he de caer mal a alguno, que esgeneralmenteelranchero,eljefedemanadasoelmayoral,yacabanpordespedirme.

―Pero ¿por qué, Reddie? ¿Estás seguro de portarte razonablemente? Texas esunaexcelentepersona.

―¿Deverdad?Nolohabíanotado…Me…me…estamañanameinsultó.―¿Ah, sí? Bueno, muchacho, eso no es nada. Es mi conductor jefe, y su

responsabilidadesgrande.¿Porquéteinsultó?―Pornada.Yopuedoconducirestoscaballostanbiencomoél.Essimplemente

queleestoycayendomal.―Reddie, puede que sea por hacerte rabiar. Eres el benjamín del equipo, y no

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dudoqueteharánpasarmalosratos.―¡OhMr.Brite!Esonomehacedaño,mientrasnoseaparamal.Yyoquiero

conservar el empleo.Me gusta, y estoy seguro de que puedo desempeñarlo comocualquiera.

―Siesoesloquetepreocupa,tranquilízate,Reddie.Conservarástuempleo;yotelogarantizo.

―Muchasgracias.Yahora,Mr.Brite,puestoqueesustedtanbueno…,creoquedeboconfesar…

―Escucha, pequeño ―le interrumpió Brite―. No necesitas hacer másconfesiones.Yoconfíoenquetúserásbueno,yesobasta.

―Peroyo…nosoybueno―repusoeljovenvalientemente,volviendoelrostro.Cabalgabanahoraapocosmetrosdelaremuda,detrásdeella.

―¿Que no eres bueno…? ¡Tonterías! ―repuso Brite en tono cortante. Habíavistotemblarsuslabios,yestoleimpresionó.

―Mediceelcorazónquedeboconfiárseloaustedantesde…―¿Antesdequé?―inquirióBriteconcuriosidad.―Antesdequemedescubran.―Túmeestásconfundiendo,muchacho.Peroanda,di;puedesconfiarenmí.Me

figuroqueestáshaciendounamontañadeloquenoessinoungranodearena.Asíquevamosaverdequésetrata.

―MísterBrite,yonosoyloqueparezco.―¿No?Bueno,puestoqueeresunchicobienparecido,meentristeceoírteeso.

¿Porquéno?―Porquesoyunachica.Britesevolviótansúbitamentequesucaballodiounsalto.Creyóquenohabía

entendidocorrectamente loqueacababadeoír.PeroBaynehabíavueltoel rostroybajadolafrente.

―¿Qué?―exclamóBritefueradesí.Baynelemiróentoncesdefrente,quitándoseelsombrero.Britevioqueunosojos

oscuros,violáceos,lemirabanconfusosyanhelantes.―Que soy una chica ―confesó Reddie apresuradamente―. He tratado de

guardarmisecretodondequieraquehetrabajado.Perosiempremehandescubierto.Entonces he sufridomás aún. Así que, le estoy diciendo a usted la verdad… y…confíoenquecuandomedescubran…usted…ustedserátalvezmiamigo.

――¡El demonio me confunda!―exclamó Brite―. ¡Una chica! Desde luego,ahoramedoycuenta…¡PobreReddie!Puedesestarseguradequeyosabréguardarelsecreto,ydequeserétuamigotambiénsisedescubre.

―Confiaba en que lo haría,Mr.Brite―repusoReddie volviendo a ponerse elsombrero.Cuandoel solyanodabaen susgrandesojos, en su rostroencendidoyespecialmenteensusrebeldesbuclesdeoro,recobrósudisfraz―.Hayalgoenustedquemerecuerdaamipapá.

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―Esmuyconsoladoroírtehablarasí,muchacha.Yonohetenidonuncaningúnhijo,hembranivarón,yDiossabequeloheechadodemenos…¿Quierescontarmetuhistoria?

―Sí,cualquierdía.Estristeylargadecontar.―Reddie,¿cuántotiempohasvenidohaciéndotepasarporvarónyhaciendode

jinete?―Másdetresaños.Teníaqueganarmelavida.Ycomomujer,sehacíadifícil.Lo

heintentadotodo,peromerepugnabaservirdecriada.Ycuandofuicrecida,sehizopeor.Grandesychicosmetratabanbiencasisiempre,comoustedsabequehacenlostejanos. Pero siempre había alguno que…me quería.Y éstos nome daban paz nitranquilidad.Así,queteníaquemarcharme.Entoncessemeocurrióquehaciendodevarón seríamás fácil. Esto era un alivio. Pero siempre llegaban a descubrirme. YahoratengounmiedohorrorosodequeeselincedeTexasJoetengayasospechas.

―No,no…,Reddie;estoysegurodequeno.―¡Perosimellamacaradeniña!―dijoReddieentonodramático.―Esoestansóloporquetúeresasí…,tanbienparecida.¡Cosasdelatierra!Si

Texastuvierarealmentesospechas,seportaríadeotromodo.Ylomismolosdemás.Se pondrían tan mansos como corderos… Vamos a ver, Reddie, ¿no sería mejordecírseloatodos?

―¡Oh, por Dios santo! No, no, por favor, Mr. Brite… De verdad, jamásllegaríamosaDodge.

Brite saludóestaapelaciónconunahonda risadepecho.Luego recordó loquehabíadichoMozeacercadelosvaquerosdeUvalde.

―Acaso tengasrazón…Reddie,ahoramefiguroqueaquelvalentóndeWallensabequetúeresunachica.

―Claroquelosabe.Ahíestáelmal.―¿Enamoradodeti?―¿Él?…No.Wallen es demasiado bajo para amar a nadie, ni aun a los de su

sangre,siesqueloshatenido.EsoriundodelpaísdeBigBend,yheoídodecirquenoesbienqueridoenBraseda.Alegaquemehacompradoconunhatodeganado.¡Cómounnegroesclavo!Yo trabajabaparaJohnClayyésemedejó irenel trato.Wallenhizoaqueltratoporquehabíadescubiertoqueyoeraunachica.Así,quemeescapéyélmesiguiólapista.

―Reddie,yoleaconsejaríaquenosiguieratupistaporestecamino.―¿Mesalvaríausted?―preguntólachicacondulzura.―Supongoquesí;peroTexasJoeoPanHandleecharíanportierraaesevalentón

antesdequeyopudierapestañear―declaróelganaderoconunhumorsiniestro.Lachicasevolvióhaciaélconelrostroagitado.―MísterBrite,ustedmehaceteneresperanzadequemisueñoserealizaráalgún

día.―¿Ydequémodo,Reddie?

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―He soñado que algún ranchero… algún verdadero tejano…,me adoptaría, yqueasípodríallevarotravezvestidosdemujerytenerunhogar…,y…

Suvozsequebródeemoción.―¡Vaya, vaya! Cosas más raras han ocurrido en el mundo, Reddie ―repuso

Brite,presadeunaextrañaagitación.Enestemomentosehubieracomprometidoacualquiercosa,perosuestadodeánimofue interrumpidoporelestampidodeunosdisparoslejanos.

―Parece que hay refriega por allá, Mr. Brite ―gritó Reddie señalando unaenormenubedepolvoalextremooccidentalde lamanada―.Vayaustedaver.Yocuidarédeloscaballos.

Clavandolasespuelasasucaballo,Britepartióagalopeenladirecciónindicada.Hallett y Little se habían perdido de vista, velados tal vez por el polvo.Un sordorumordecascosllenabasusoídos.Ungrancuerpodelamanadaaparecíaintacto,sibienseadvertíaunaarremolinadaconfusióndeganadohacialaizquierda,albordedelacolumnadehumo.Britegiróentornoalalaizquierda,paraverqueunacorrientedecornilargossesalíadelamanadaenángulorecto.Aquelestadodeexcitaciónseadvertía casi en la longituddeunamilla, y traía al oído señalesdeuna estampida.Con tan pocos conductores, el peligro consistía en que el cuerpo principal de lamanada se lanzara en dirección opuesta. Sin embargo, salvo en algunos puntos, seportaban razonablemente. Brite observó entonces que los conductores delanteroshabíancurvadoyalacorrientedenuevohaciaelnorte.Sesintióaliviado,ymoderólamarchaparaocuparsulugardetrásdelmásexpuestosectordelamanada.Todoalolargodelalínea,elganadosemovíaconexcesivarapidez.Unaráfagadeinquietudhabía atravesado lamasa. Era como una ola. Gradualmente, fueron recobrando suholgadomovimiento y todo pareció volver a la normalidad.Little pasó a galope ydijoalgoavocesqueBritenopudodistinguir.

Lamanada procedió entonces en su lento y ordenadomovimiento procesional.Pasaron lashoras.Elardiente solcomenzóaoblicuarhaciaeloesteyavanzabadeprisa, como todos los detalles de la conducción, el descanso, el trote, el paso, laincesante agitación del ganado, el rumor de cascos, el mugido de las vacas, elpersistente olor a polvo, estiércol y cuerpos recalentados, siempre bajo un cielosolemne,hacialaspurpúreasyseñerascolinasdelnorte.

Al cabo de otra hora, la enormemanada había rodeado un pequeño lago en elcentro de una inmensa cuenca de terrenos de pasto. Los árboles brillaban por suausencia. Previsoramente,Moze había cargado leña para el fuego; de lo contrario,hubieratenidoquequemarrestosdebúfalos.Britetuvoquetrotarporespaciodeunamilla a lo largo del flanco izquierdo antes de llegar a la galera y al campamento.Éstos se hallaban a la cabeza del lago, en una suave prominencia desde la cual sedominaba toda la tierra baja. El pasto de grama era lozano, aunque no abundante.Estanochehabríaquemanteneragrupadoelganado.

ReddieBaynellegóbalanceándoseensuhermosocaballonegro,quesiempreera

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regaloparalosojosdeunjinete.ReddiefrenóparamantenersealpasodeBrite.―Aquíestamos,jefe.Unlargodíapasado,ydenuevoaacampar.¡Oh,Mr.Brite,

mesientocasifeliz!―declaróReddie.―Ciertamente que esto tiene algo de dulce y agradable.Aprovéchalo lomejor

quepuedas,Reddie,queDiossabeloqueserámañana.―¡Oh! ¡Ahí está ese Texas Joe! ―exclamó Reddie cuando se acercaban al

campo―.Parecemuyufanoahora.Supongoquesesentirámuyorgulloso,porhabertornadoaquellosfugitivosalcamino…Jefe,¿quévoyahaceryocuandoél…cuandovuelvaamolestarme?

―Reddie, no tengas temor ―aconsejó Brite en voz baja, seriamente―.Contéstale.Muéstrateagresiva.Ysipuedessoltarleunpardetacos,tantomejor.

―BiensabeDiosqueheoídobastantes―repusoReddie.Entraron en el campamento. Texas Joe se había quitado el sombrero, chaleco,

chaparrerasycinto,conrevólverytodo.ABriteseleocurrióqueaqueljovengigantedepeloleonadoyojosambarinoseraelhombreindicadoparadestrozarelcorazóndecualquierchicaimaginativayamantedelalibertad.

―Vaya, jefe, ya estáusted entrenosotros―pronunciódespacio, sonriendocongracia―.Eslaprimeravezqueleveodesdeestamañana.CreíaquesehabíavueltoaSantone…Ha sido una buena jornada.Quincemillas, y el ganado llegará aquí enbuenascondiciones.

―Texas,hepasadounsustoalláatrás―repusoBriteapeándosedelcaballo.―Noha sidonada, jefe;noha sidonada.Quisiera informarle, sinembargo,de

quePanHandleSmithsehaportadocomosihubierarecorridoelsenderoconJesseChisholm,ylohubiesehechorepetidamentedesdeentonces.

―Gracias, Joe. No me merezco tanto ―intervino el proscrito, que estabasacudiéndoseelpolvoylasuciedaddelviaje.

LesterHolden era el único presente después de ellos y se sentó en una piedra,cargandosurevólver.

―Lehice cuatro disparos a aquel bichode cuernos-musgosos color de pizarra,perolasbalaspasaronsobresucabeza.

―Notiréisalosanimales,muchachos,porrebeldesquesean.Guardadlasbalasparaloscomanches.

―¡Ah!HeahínuestroReddie―dijoTexasJoeconundiablodanzándoleencadaojo―.¿Cuántoscaballoshasperdido,pequeño?

―Noloshecontado―repusoReddieconsarcasmo.―Puesyo loscontaré;sinohay189cabales,vasa tenerquecabalgarunpoco

más.―Ah,ya.Entonces, tendréquehacerlo,porqueustednopodrácontararribade

diez.―Oye, ¿sabes que parecesmuy petulante esta tarde?Me parece que te voy a

ponerahacerguardiadenoche.

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―Bueno.Esomegusta.Perosóloeltiempoquemetoque,Mr.TexasJack.―Muybien.Noolvideselmíster,peromellamoJoenoJack.―Paramíes igual―contestóReddie,quesehallabacepillandoelpolvodesu

caballo.―Fijaoscómoelchicocuidasucaballo―dijoShipman―.Noesextrañoqueel

animalseahermoso.Ahorasemeocurrequetendréquemontarloyomañana.―¡Sí,yunjamón!―repusoReddie.―¡Mira el diablillo éste! Se creía que yo hablaba en serio. Sólo un ladrón de

caballostomaeldeuncompañero,¿sabes?―Sí,Mr.Shipman.Perotodavíanoleconozcoaustedmuybien.―Yameconocerás,yantesdeirmuylejos;teloprometo.Britereflexionóque,enciertomodo,estosdosjóvenesseirritabanmutuamente.

Reddie era una excelente pareja para Texas Joe en cuanto a replicar prontamente,peroteníasiemprecuidadodemantenerelrostromediovueltoolafrenteinclinada.

―MefiguroquetodosnosconoceremosunosaotrosantesdellegaraDodge.―Sí,ya.Yesapullavadirigidaamí―contestóTexasJoe―.¡Yasabrásloque

esbueno!―¿No me ha estado usted tirando puyazos también a mí? ―repuso Reddie

vivamente.―Oye,hijito,yosoyelconductorjefedelasmanadasdeBrite,ytúeresaquíuna

especiedemarmitón.―Yonosoynadadeeso.Soyelconductordecaballosdelequipo.―¿Sí, eh? No serías capaz siquiera de conducir un puñado de lechoncitos

amarrados.Nohayqueadelantarse.Tehasengreídodemasiadopronto.Bienmansitoestabasestamañana…

―Váyaseustedaldiablo,TexasJack―gritóReddieconexasperantepetulancia.―¿Quéesloquedicestú?―exclamóTexasJoepasandodebromasaveras.―Digoqueesusteduntipoodioso,presumidoymaligno,consucuerpodejirafa

ysuairevalentón―declaróReddieconvozmuyclara.―¡Ah!¿Yquémás?―inquirióTexas,serenándosedeprontoyentonodiabólico.

Y dando un salto felino, le arrebató el revólver y lo arrojó lejos. Reddie, que sehallabaderodillas,vueltadeespaldas,sintióelactoydioungritobreveyextraño.TexasJoeleechóentoncesunamanovigorosaalcuellodelablusayla levantóenpeso.Luegosedejócaerenelsuelo,tirandodeellahaciasusrodillas.

―Jefe,¿haoídoustedconquéfaltaderespetohablaestemocoso?―dijoTexasJoeconcalma―.Nohabrámásremedioqueaplicarleuncorrectivo.

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IV

LoasombrosoparaBriteeraelcomoReddiepermanecía inmóvil sobre las rodillasdel vaquero, tensa como una duela doblada. Sin duda, la pobre se había quedadopetrificada de horror y ansiedad. Brite intentó soltar de golpe alguna frase quedetuviera a Texas en su acción. Pero la vista del rostro de aquel valiente con suexpresióndemalvadoregocijo,paralizósuvoz.

―PanHandle―inquirióTexas―;¿erestúpartidariodequesedebecastigaraloschicosrebeldes?

―Seguramente, como principio general ―opinó Smith ―Pero no veo queReddiehayahechomásqueenseñarlaoreja.

―Enefecto.Perosinoleatajamosatiemponosvaaimpedirconducirelganado,consusmodalesysuspalabras.

―Daleunpardecoscorrones,Tex―dijoLester―Reddienoesmalchico,amiver;peroestámuymalcriado.

Texaslevantóunaancha,curtidaypoderosamano.―¡Shipman…,no…noseatrevaapegarme!―gritóReddieconvozsofocada.Pero la mano cayó con un sonoro chasquido, levantando el polvo de los

pantalonesdeReddie.Suspiesysucabezasealzarondesobresalto,porlafuerzadelgolpe. La chica emitió un agudo grito de rabia y dolor; luego empezó a forcejearcomoungatomontéscogidoallazo.PeroTexasJoedescargóotrostresgolpesantesdequesuvíctimasesoltaraporunmovimientoderodillayselevantaradeunsalto.Si Brite había estado antes petrificado, se hallaba ahora electrizado. Reddiepersonificabauna furiaqueerabellayestremecedoraa lavez.ABritese le figuróque cualquier persona que no fueran aquellos vaqueros rústicos comprendería queReddieBayneeraunachicaofendida.

―¡Salvaje! ¡Mala bestia! ―gritó Reddie, al tiempo que hacía un rápidomovimiento en busca del revólver. Pero éste había desaparecido; Lester lo habíarecogidodiscretamente.

―Calma,calma,muchacho.Nadadejugarconlasarmas.Todoestoesdebroma―dijoLester.

―¡Uncuerno,broma!―Yrápidacomounrelámpagosaltóparadarasuofensor,congestionadoporlarisa,untremendopuntapiéenlacanilla.Estoeraharinadeotrocostal.

―¡Aggh-gh-gh! ―bramó Texas Joe cogiéndose la pierna y retorciéndose dedolor―.¡Ay,Diosmío!¡Mipierna!

Reddiepreparó el pieparadescargarun segundogolpe, pero fuemoderandoelimpulsohastaquedarsefirmesobrelasdospiernas.

―¡Ah!¿Demodoquetambiénustedsiente?―¿Que si siento?Estoesmorirse―gruñóTexas Joe―Chico, estapiernaestá

comosilaatravesaranabalazos.

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―Si se atreve usted a tocarme de nuevo, le atravesaré a balazos el resto delcuerpo.

―¿No sabes recibir una broma?… ¡Si todo era por jugar! El jinetemás joventienequeaguantarsiemprelasbromasdelosdemás.

―Oigausted,TexasJoe;siésaesunamuestradesusbromas,yomepasarésinellaselrestodelviaje.

―Perotúnoeresmejorquelosdemás―protestóTexasJoe,entonoofendido―.Pregúntalealjefe.Nohashechobienenenfadartedeesemodo.

Reddieapelósilenciosamentealviejoganadero.―Los dos tenéis razón ―declaró Brite, queriendo conciliarlos―. Tex, tú le

golpeastedemasiadofuerteparaserunabroma.Reddienoesunhombretanfornidonivigorosopararesistiresosgolpes.

―Sí, ya me di cuenta. Demasiado blando al tacto para ser jinete… Bueno,muchacho,¿quieresdarmelamano,yhacerlaspaces?Creoqueyohellevadolapeorparte.Sientoaúncomodieciséisdoloresdemuelasenestapierna.

―Me moriría antes de darle a usted la mano―contestó Reddie. Y cogiendorápidamentesusombreroyel revólverqueLester lediodemalagana,desapareciócomovolando.

―¡Vayaunapieza!―dioTexasJoedemalgenio―.¿Quiéndiríaqueesemocosotuvieratanmalasangre?Yamehehechootroenemigo.

―Tex,laverdadesquetehasportadomuyrudamente―lerespondióBrite.―¿Rudamente?Pues tambiényoherecibidomipartede larudeza―refunfuñó

Texas,ylevantándosesemarchócojeandoasutrabajo.A poco, llamabaMoze para la cena, después de la cual montaron en caballos

frescos a relevar la guardia. Deuce Ackerman comunicó que el ganado se hallabaagitado por la presencia de una manada de lobos. Brite fue a ocupar su guardiallevandounrifleconsigo.PasójuntoalcaballonegrodeBayne.Laremudasehabíaagrupado a cierta distancia del hato. Todavía hacía calor, a pesar de que el sol defuego se había ocultado ya detrás de los cerros. Brite asumió su puesto entre elganadoyloscaballos,yseacomodóauntrabajoquenuncalehabíagustado.

Los cornilargos no se habían sosegado para pasar la noche.Un rumor sordo yprolongadodabatestimoniodeciertaimpacienciaalotroextremodelamanada.Britehizo un largo recorrido, con el rifle atravesado en el pomodel arzón, aguzando lamiradaparadescubriraloslobos.Viocoyotes,liebresamericanas,y,alolejos,enlospastos,unoscuantosciervosdispersos.Antesdequecerraralanoche,ReddieBayneapareció con la remuda, orientando los caballos hacia el Este, en dirección a unaabrigada caleta que había como a una milla de donde estaba Brite. El crepúsculodescendió sobre ellos,mientras en el horizonte occidental se iba desvaneciendo elsonrojodelosrayosdelsol.

Antesdequelastinieblaslocubrierantodo,ReddiesepresentóaBritemontadaensucaballo.

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―Jefe, loscaballosestánbien.Supongoquepermaneceréporaquí,cercadesupuesto.Todostenemosórdenes,decontinuarenguardiahastaquenosavisen.

―Talvezseestéfraguandoalgunacosa.Talvezno.¿Quiénsabe?―Mefiguroqueloqueseestéfraguandoseráenlacabezadeesehombre.―¿Quéhombre,Reddie?―Ustedsabe…¿Nohasidoabominableloquemehahechoamí,Mr.Brite?―Sí,hasidounpocorudo―convinoBrite.Texactuócontantarapidezqueno

mediotiempoaintervenir…―Desde luego que no se ha portado usted muy caballerosamente ―continuó

Reddie,entonovacilante―.Ahoratengomisdudasacercadeusted.―Comosabíaquetúeresunachica,medejócasiparalizado.―Seguramente que eso le paralizaría también a él ―repuso Reddie

sombríamente―. Jefe, yo podría arreglar cuentas con Texas diciéndole que habíaofendidoaunadama.

―¡Rayosytruenos!Seguroquesí.Peronolohagas.Reddie.Pudieraabandonarelequipo.

―Me dolería que él descubriera que yo… soy una chica ―repuso Reddie,pensativa.

―Confiemosenqueningunolodescubrirá.―MísterBrite,jamásmeperdonaríayomismasiletrajeraaustedmalasuerte.―Nomelatraerás,Reddie.―Escuche―susurróellasúbitamente.Unmelódicocantosobrenaturaldescendió,enelaíretibiodelaoscuridad.Brite

reconocióelcantoespañoldeunvaquero.―EsSanSabequecantaalamanada,Reddie.―¡Oh,quédelicioso!Cantamaravillosamente.De otro punto partió entonces un singular canto vaquero, y, cuando éste hubo

cesado,unavozsuaveymelosavibrósobreelrebaño.Cesóelrumordepezuñas,ysóloel interminablemugidodeunavaca rompíael silencio.SanSabecomenzódenuevosuacostumbradocantodeamor;yentonces,todoenderredordelamanada,selevantaron,comoecos,numerosasvocesmelancólicasenestribillo.Eralamagiaconquelosconductoresdemanadassosegabanlosimpacientescornilargos.

Sealzólaluna,vertiendosuluzdeplataentodalacuencayprestandoalahoraunaespeciedeencantamiento.Reddiepasabadeunladoaotro,tarareandouncantodelSur,perdidaenlabellezaylaserenidaddelanoche.Deuncerropartióentoncesellargo,desoladoyescalofriantelamentodeunlobodelasabana.Estoeracomounespantosoavisoquedevolvíaelpensamientoalarealidaddequelamuerteacechabapocomásallá.

Losvaquerosfumabanycantaban,elganadodormíaodescansaba,elbalsámicovientodelanocheagitabalahierba,lospatossilvestresaleteabansobreellago.Lasestrellaspalidecíanantelalunallena.

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TexasJoeaparecióaltrote.―Jefe,váyanseadormir,ustedyReddie.Doshorasdedescanso,y luegootras

dosdeguardiaparacincohombres.Todavíanoestoysegurodequenohayanovedad.Reddienocesabadeentonarsudulcecantinela.―Pero,Tex,nopuedeseryamedianoche―exclamóBrite.―Nopuede,pero loes;no lequepaduda.Váyaseconsu…Reddie, tienesuna

vozdemasiadodulceparaunmuchacho.Verdaderamentemetraesintrigado.―¿Haoídousted,jefe?―susurróReddie,furiosamente,agarrándosealbrazode

Brite―.Esehombretienesospechas.―Déjalo…¡Eldiablolelleve!Sialfintedescubre,tantopeor…―¿Paraéloparamí?―Paraél,seguramente.―¿Qué quiere decir con eso de tanto peor, jefe? ―Le estaría bien que se

enamorasedetidetalmodoque…―¡Jesús,Jesús!―exclamóReddieconvozabatidayespantada.Yespoleandosu

caballosedesvanecióenlatiniebla.―¡Vaya! ―se dijo Brite, asombrado, Era evidente que había dicho algo

impertinente―.Lesentómallaidea.¿Nosehabráfugadoahora?Britemarchólentamentealcampamento.HallettyAckermanestabanyajuntoal

fuego,bebiendocafé.SanSabeaparecióacaballo,conelrestodesumelodíaenloslabios.ElcaballodeReddieestabaparadoapocadistancia,alaluzdelaluna,yalgo,postradoyoscuro,aparecíajuntoaunmacizodearbustos.Britefueenbuscadesusmantas.

Al otro día por la mañana, cuando Brite se presentó para tomar el desayuno,Whittaker y Pan Handle eran los únicos conductores en el campamento. Comíanapresuradamente.

―Lamanadavaenmovimiento,jefe―anuncióSmith―Noshanllamado.Britecontestóasussaludos,mientrasprestabaoídoallejanorumordepezuñasy

cascos.Eratemprano,puestodavíanohabíasalidoelsol.Uncieloclaro,limpiodenubes,yunairesuavedabantestimoniodelapromesadeltiempo.

―¿DóndeandaReddie?―Allá, con los caballos. Cuando oyó vocear a Joe, dejó de comer como una

liebreespantada.Hapedidocaballosderemuda.―Debedepasaralgo―murmuróBrite―.Bienyavasiendohora.―Nome gusta mucho esta conducción de reses―dijoWhittaker despacio―.

Demasiadolenta.Meheenroladoparaveracción.―¡No te apures, hijo! Vas a ver más acción de la que desees―declaró Brite

sombríamente.―AquívieneRedconloscaballos―anuncióPanHandle―.Jefe,meagradaese

chico.Es un rapaz calladoy amable.Monta comounverdadero vaqueroy conocebienloscaballos.

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―¡Ea, hombres! Coged vuestros ponies ―chilló Reddie, y partió a galopeperdiéndosedevista.

Que cada uno se valiera por sí mismo. Por fortuna, los conductores lograronapresarsuscaballosrebeldesybriososacorralándolospormediodeunasoga.Britefrenóelsuyo,queeraunpequeñobayotrapajoso,yregresóaterminarsualmuerzo.Apoco,losotroshabíanpartido.

―Moze,¿porquésehapuestotanprontoenmarchalamanada?―Nolosé,patrón.Elganadoesunelementopestífero.Niaunelmásenterado

sabejamásquéideapuededarle.―Exacto…Avía,sinlavar,Moze.Yponteenmarchasindemora.―Enseguida,señor.Brite montó en su pequeño bayo. Como todos los demás, tenía quemontar el

caballoqueReddiepudieseofrecerleoportunamente,yenestecasocomprendióquelasuertenolehabíafavorecido.Elbayomostrabainclinaciónatirarloporencimadelasorejas;peroespoleándoloatravésdelasabana,Britelogrócorregirleestedefecto.Un rojodiscode sol asomaba sobre elhorizonteoriental.Eldíahabía comenzado.Bandadas de pájaros negros se levantaban del agua y volaban en dirección delganado. Una distante nube de polvo semovía, a poca altura, hacia el norte. Britealcanzó aquel punto, hallando que el ganadomoderaba sumarcha y se dilataba lamanada.Baynemanteníaenordenlaremudaaladerecha,unamillamásatrás.

Ackermansesentabaensumesteño,aguardandoporBrite,alcualsindudahabíavistovenirenlamismadirección.

―Jefe,¿hapasadoustedjuntoauntoromuerto,alláatrás?―preguntó.―No;nolohevisto.―Yohetenidoquematarlo.―¿Porqué?―Alguienlohabíainutilizado.Unapiernarotadeunabaladefusildeaguja.―¿Cómoesposible?Nollevamosaquíningunadeesasarmasqueseusanpara

losbúfalos.―A mí también me parece extraño. Debe de haber sido justamente antes del

amanecer.―¿LosabeTexasJoe?―No puedo decírselo. Me figuro que no. Estaba libre de guardia. Entró al

amanecer,comoyo.Perounodeloscompañerosdebedehaberoídoeldisparo.―Ah, ya. En torno al lago hay un bosque muy denso. Puede que hubiese un

campamentoenalgúnlugar.Algunoquequeríacomercarne,talvez.Britemarchóaocuparsupuestoenunanchoespacioabiertodetrásdelamanada;

unavezallíhizoiralpasoasucaballoydescansó,escrutandoelhorizontehaciaelsur. Las horas transcurrieron agradablemente para él. A media tarde, la larga,interminablecadenadecolinas,casiimperceptiblehastahaberlatraspuesto,quedabaatrás de lamanada, y al frente el terreno formaba pendiente hacia el lecho de un

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arroyo.Anchosyblancosbancosdearenaceñíanlaserpeantecintadeagua.Alotrolado, en la lejana orilla, bosques de árboles y lozanos campos de pasto llanosinvitabanaacamparyaldescansonocturno.Cuatroconductoresdieronpasodeunoaotro a las órdenes del mayoral, que se transmitían sucesivamente hacia atrás,gritando:«Cruzadporarribaadelante.Empujadalosrezagados».

Britevioque lacabezade lagranmanada torcíahaciaeloestea lo largode laorilla.Siete jinetes se reunieronenaquel lado.Elganadoqueríabeber; despuésdebeber,atravesaríalacorriente.Elpeligroresidíaevidentementeenquelosrezagadosse salieran de lamargen arenosa para internarse en lugares difíciles. Los disparosdaban muestra de los métodos violentos empleados en la conducción del ganado.Britenorecordabaexactamentepordóndecruzabaelsendero,perocalculóqueseríaporalgúnlugaralolargodeaquellalínea.Smithagitóunpañuelorojodesdeloaltode una eminencia que se hacía en la orilla. Era el único que montaba en el ladooccidentaldelamanada.Luegodesapareció,yelganadopareciórodarenunaagitadacorrienteporelrecuesto.Lamasaposteriordecornilargosseagolpabacontralosqueibandelante,yelchocardecuerposcrecíaincesantementejuntoconelmugidodelasvacas.Briteadvirtióqueéleramásnecesariohaciaelflancoderecho,paraayudaramantener en fila a los que tenían tendencia a extraviarse, y para evitar que losmorosos diesen la vuelta. Cuando el frente rojo y blanco de lamanada empezó avadearchapoteando,elpeligrodequelaretaguardiaretrocediesesehizomayor,yeltrabajo de los jinetes pasó, de faena difícil, a riesgo trabajoso. Siete jinetes sedistribuíanenaquelladolatarea.ReddieBaynepusoenfilalaremudaalaizquierda;luegofueareunirseconlosconductoresaladerecha.Britelegritóquenosepusierafrente a aquellos feos animales conocidos por cuernos-usgosos. Algunos de éstosembestían,pateabancomomulasyagitabanperversamentelatestuz.Cuando,alfin,el extremo posterior de lamanada se adentró, en su forma irregular, en la vadosacorriente,dejóunnúmeroderesesatascadasenlaarenamovediza.Éstospertenecíanensumayoríaaaquellaespeciedeganadoingobernablequesesalvabaaimpulsos;otrossehundían;todosmugíandesesperadamente.

TexasJoeapareciógalopandoríoabajo.―Reddie,¿quédemoniosignificaesodeabandonarlaremuda?―gritó,conlos

ojosllameantesdecólera―.¡Fueradeaquí!Reddieatravesóelríoagalope.JoeenvióentoncesaWhittaker,BenderySmith

alotrolado.―Jefe,ustednohacefaltaaquí―dijoenconclusión―.Puedeseguir.―Déjalosquedar,Tex.Sólohayveintiunacabezas―repusoBrite.―¡Nada de eso! ―exclamó el mayoral soltando el lazo―. No dejaremos

ninguno… Aquí, muchachos, y echadles los lazos. Manteneos fuera del fango, yarrastradloscontralacorriente.

Traslocual,Shipmanseapartódelaorillahaciendogirarellazosobresucabeza.Sucaballosehundióhastalascernejas,perocontinuóavanzando.Texastiróunlazo

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largoyalcanzóuntoroqueteníasólolacabezafueradelfango.Luego,dandovocesy espoleando su caballo comenzó a extraer al cornilargo. Los otros siguieron elejemplo,produciéndoseacontinuaciónunaescenadepenosayalborotadaactividad.Lacuerdaenlazabaunavacaounnovillo,y los jinetesclavaban lasespuelasasuscaballos.Partedelganadoseextraía fácilmente.Otros surgían lentamente,y sóloacosta de un tremendo esfuerzo por parte del caballo y del jinete. Texas no pudomoveralenormetoro,yBritelegritódiciendoquelodejara.Elcaballodelmayoralsehundióentoncesenellégamohastalosijares.Rápidocomounrelámpago,Texassaltódelamontura,soltólacinchaydejólibrelasilla.Embarazadodeestemodo,lasogaatadatodavíaalarzónylacabezadeltoro,Texassehundiótambiénenelcieno.Sucaballosesalvóporsímismo,peroTexastuvoquepedirauxilio,AckermanySanSabeacudieronaprestárselo.

―Suéltalo―gritóAckermantirandounlazoabiertoaTexasJoe.―San,bajaytiratulazoaesemalditotoro―ordenóTexas,ycogiendolacuerda

deAckermanlaatóalpomodesuarzón.Sehallabahundidohastalamitaddelmusloenlaarenamovediza,yevidentementeexpuestoadesaparecer.

―Yaestoy firme,Deuce―gritóSanSabehaciendogirar su caballo―.Ahora,tiradeellos.

Loscaballosseprecipitaron;silbaronlascuerdas.Texasfueextraídodecostadoperoadheridoalacuerdaqueempuñaba.Losjineteslibraronaltorodelfangoqueloaprisionaba y comenzaron a arrastrarlo contra la corriente. Luego se dejó llevar y,haciendopie,comenzóagatearcomounagigantescatortugadelodo.Untercerjineteacudió a enlazar el toro, y entonces, las tres sogas adheridas a él, fue literalmentearrastradofuerade laarenamovediza.Texasmaldijoalviejobrutode loscuernos-musgososcomosifueraunserhumano.

Britedisfrutabaconestaescena,ysólounavezcreyónecesarioecharunamano;luego le rechazaron. Estos jóvenes jinetes montaban y voceaban como indioscomanches,fierosyllameanteslosojos,dandoavecesgritosestridentes.Susvotosysugenioceñudoconveníaa susacciones: todoeraduro,primitivoycomo fatal enellos.

La última vaca, más infortunada, parecía demasiado lejos y profundamentehundida para ser extraída. Pero estos hombres insistieron. Hicieron cuanto eraposible, menosmarcharse y vadear la corriente. Los lazos eran demasiado cortos.Sólounoprendióenuncuerno,yseescurrió.

―Yasehaido,muchachos.Seestáahogando.Vamos,dejadladeunavez.―¡Oh!Hayquerematarla,paraquenosuframás―dijounodeellos.Sonarondisparos.Unabalapasórozandoeltestuzdelanimal.―¡Ea!―dijoTexassacandosu revólver―;creíaque losvaquerosdelUvalde

tenían mejor puntería.― Tomó puntería. Su postura era significativa. Al sonar eldisparo,unodelosdesorbitadosojosdelavacadesapareció;dejócaerlacabezaysehundióhastaquesólolapuntadeunlargocuernoquedabaalavista.

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―¡Ah,vayapuntería!―dijo,riendo,DeuceAckermanalenfundarsurevólver.―Tex―dijoHolden―, sólodeseoque tus balas den así en el blanco cuando

algúnpielrojaestéapuntodequitarmeelpericráneo.Texas no añadió comentario alguno. Arrastrando su montura fuera del fango,

sacudiólamanta,ylaechósobresucaballo.Acontinuaciónfuelasilla,chorreandoagua y arena. A poco, Texas estaba otra vez a caballo, y seguía a sus vaqueros através del arroyo. Brite marchó detrás, procurando no precipitarse y dejar que elcaballoeligieraelcamino.Sabíaporexperiencialoqueeslaarenamovediza.

Guiaban las veinte reses rescatadas a través de la hollada barra de arena y seinternaronenelarbolado.Pasadalafiladeárboles,lagranmanadasehabíadetenidoapacerenlaverdosaplanicie,satisfechaahoradesusuerte.

―Aquímismoestábien―dijoTexas,abrumadodecansancio―.Deuce,miraaversivesaMoze.Puedequenecesitedirecciónyqueleayudenapasar…¡Caray!Estoymás cansado que después de un día de faena. Ymojado…Y con las botasllenasdearena…Menosmalquesonnuevasybuenas…Oye,Red,tíramedeellas.Ésteesunbuenchico.

―Escuche, ¿quién era su negro esclavo antes de ahora? ―preguntó Reddiefríamente.

―¡Yatiquéteimporta,demonio…!―Luegocambiósúbitamente―.Oye,tehepedidounfavor.Tengolasmanosdesolladas.

―Está bien ―asintió Reddie rápidamente, y le sacó las botas con gracia ydestreza.

Deuce Ackerman estaba a mujeriegas en su caballo, acechando hacia el río atravésdelafranjadeárboles.

―Tex,¿hasvistoaqueltoroinutilizadoestamañana?―preguntó.―No.¿Cómo,inutilizado?―Sí.Poruntirodefusildelosqueseusanparacazarbúfalos.Teníaunapierna

rota.Yolorematé.―¡Fusildebúfalos!¿Quiénllevaesaarma?―Nadie.―Deuce,¿estásseguro?―preguntóTexas,súbitamenteinteresado.―Desdeluego.Conozcolosfusilesdeaguja,ylosagujerosqueabren.―¿Quéesloquecreestú?…¡Ea,jefe!¿Oyeustedloquedice?―Sí.Melodijoyaestamañana―replicóBrite.PanHandleSmithsepusoconunarodillaenelsueloyotraenelaire,segúnla

costumbredelosvaqueros,ymiróatentamenteaAckerman.―Alguien que no pertenece a nuestro equipo disparó contra aquel novillo esta

mañanahaciaelamanecer―continuóeljinete.―Texas,yoheoídoeldisparo―intervinoSmith―.Sudetonaciónmedespertó.―Ah, entonces habría un campamento cerca de nosotros. Creía sentir olor a

humocuandoatravesábamoselvalle.

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―Seguramente.Yo he visto humo hacia el oeste. Formaba una pequeña franjacontraelponienteamarillo.

―Gente acampada que necesitaba carne, me figuro ―dijo Brite, sugiriendoaquelloquequeríacreer.

―¡Quiá!―repusoDeuce,despuésdereflexionarAquélerauntoroviejoyduro.Yhabíasidoheridodesdelejos.Alguiendisparócontralamanadaenmasa,peronoporlacarne.

―Entonces¿porqué?―demandóTexasvivamente.Aestonadiecontestó.Britesabíaquelostresjinetespensabanlomismoqueél,y

quequeríaexpresarsussospechas.―AllívieneMoze―continuóAckerman―.Vamos,Reddie.Tú tienesunbuen

caballo.Leayudaremosapasar.LosdospartieronbajoelarboladoalolargodelarroyoMozehabíadetenidola

galeraenlaorillaopuesta,desdedondebuscaba,evidentemente,unlugarseguroparacruzarlacorriente.

TexasmirabasucesivamenteaBriteyaPanHandle,yelfríoycuriosobrillodesumiradaambarinasugeríaalgoinquietante.

―¿Creenustedesquenossiguenlapista?—preguntó.―Todoesposible―repusoBrite.―Y si lo hacen, ¿qué?―inquirió Smith―. Somos doce hombres. Harían una

jugadatonta.―Smith, esto tienemala cara.Texha recorridootrasveces el sendero.Él sabe

comoyoque los ladronesdeganadopuedenvenir persiguiéndonos.Mimanada esdemasiadogrande.Ymiequipodemasiadopequeño.

―Ladronesdeganado,¿eh?Medoycuenta.―Nuncahetenidoningúntropiezo―siguiódiciendoBrite―.Laverdadesque

he tenidouna suerte loca.Peroheoído contar las quehanpasadootrosdueñosdemanadas.Existenpérdidasfrecuentesdeganado.Ensumayoríasondebidasaesossalteadores que, poco a poco, van reuniendo reses hasta formar un hatosuficientementegrandeparaconducirlohastaDodgeporsucuenta.Existentambiénconductoresenvidiososquepaganalossalteadoresdelsenderoparaquesiembrenelpánicoenlamanadaquemarchainmediatamentedelantedeellos.Esunasuntodelomásindecente.

―Ya, pero es también un asunto de gatillos ―declaró Texas con los ojosencendidos―. Jefe, esta noche haremos una exploración hacia atrás, o bienaguardaremosaversi…

―Aguardaremos ―interrumpió Brite―. Si es que nos siguen, pronto losabremos.Encasocontrario,nohayporqué…PreguntadaMozesihavistoveniralgunosjinetessenderoarriba.

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Denoche,Brite fue despertado sin saber por qué.Las tres estrellas elegidas comoreferencia se inclinaban hacia el oeste, de lo cual dedujo que era tarde. Reinabatambién una gran quietud. ¡Ni un sonido de la manada! ¡Ni una tonada de lossolitariosvaquerosdelaguardia!Losinsectoshabíanreducidosumelancólicaelegíaaundébilespectrodesufuerzaanterior.Lahogueraestabacasiapagada.Alnorte,sindudaalbordedelamanada,seoíaelpenetrantelamentodeloscoyotes.

Depronto,unvibranteestallidorompióelsilencio.Briteseincorporóconlosojosmuyabiertos.

―Cuarentaycinco―sedijo,yvolviólavistaenderredortratandodeverloquelerodeabaenlatiniebla.Tresconductoresdormíanpesadamente.Entoncessonaron,másaltos,otrosdisparos,ypor ladetonaciónreconocióBrite losfusilesempleadoscontralosbúfalos.Unodelosvaquerosselevantósilenciosamentecomounespectro.¡TexasJoe!Elmayoralvolvióeloídohaciaelsur.Elestallidodeuncalibre45fueentoncesinterpretadocomounaordenimperativaporpartedeShipman.

―¡Arribamuchachos!Cogedlosrifles,y¡alcombate!Dosdelosvaquerossemovieronalunísono.Seincorporaron,abrieronlosojos,

echaronmanoalosriflesyselevantaronparaseguiraTexas,quesehabíainternadoya en la sombra a grandes pasos. El tercer jinete despertó lentamente, medioatontado.EraHalBender.

―¡Arriba,Bender!―gritóBritelevantándosetambién.―¿Quéocurre,jefe?―preguntóelnovato,espantado,poniéndoselasbotas.―Nolosétodavía.Sehanoídodisparoshaciaallá.Cogetusarmas.―¡Ah!…¿Quéeseso?Unsordorumordecascosqueselevantabadelsurcomounaolallegóaoídosde

Brite.―Caballos. Los salteadores persiguen, sin duda, a la remuda ―declaró Brite

acelerando lamarcha.El cañónde su rifle tropezóconuna rama.Tuvoque irmásdespacio,sopenadeexponerseaestrellarsecontraunárbolenlaoscuridad.Benderjadeaba a poca distancia detrás de él. Dos veces se detuvo Brite a escuchar,orientándosesiempreporelsonido.Alfinsalierondelarboladoacampoabierto:unespacio llanoygrisbajo lapalidezestelar.Unasvocesagudas leatrajeronhacia laizquierda.Emprendió entonces una carrera, cuidando de no tropezar con la hierba,conelriflepreparado,mirandofijamentehaciadelante.

―¿Quiénva?―dijounavozraspantequepartíadelapenumbra.EralavozdeTexasJoe.

―Brite.¿Dóndeestás?―Aquí.Tengacuidadoconunhoyo.Brite y Bender se reunieron pronto con un grupo de cuatro, uno de los cuales

estabaacaballo.Estejineteestabahablando:

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―…yono sé nada, salvo lo que he oído.Caballos desmandados. Luego, tiros.Dosdisparosdefusildeaguja,ydespuésunodel45.

―Ya.¿Enquédirección,San?Elvaquerotendiósubrazohaciaelsur.―Estadatentostodos―ordenóTexasJoe,yseechóatierra,aplicandoeloídoal

suelo.Elsilencioeraintensoyvibrante.Nadalointerrumpía.Texasselevantó.―Haycaballosenmovimientoporalgunaparte.Desasosegadossolamente.Han

dejadodecorrer…Ahora,denuevo,ponedatención.Texashizounabocinaconlasmanosentornoalaboca.Unasibilanteinhalación

deairediomuestrasdesuintención.Depronto,voceó:―¡Ea,Reddie!Suvigorosavozhendióelsilencioyrodócomounaolasobrelallanuraconun

timbreextrañoysalvaje.Inmediatamentevinoladébilperoinequívocarespuestadelsur.

―¡Ea!Suenacomosi…―¡Ssssh!Escuchadconatención―interrumpióTexas.Otrarespuestapartióenla

direccióncontraria,alaquesiguióunlejanogritoaloeste.Finalmente,unavozmáscercanacompletólasituacióndelamanada.

―Desplegad, muchachos, y galopad en esta dirección ―ordenó Texas―.Deteneos,cadacienmetros,aversiveisloscaballos.Mefiguroquehabrárefriega.

SanSabe partió a la cabeza en su caballo y pronto se perdió de vista.Brite sedirigió a la derecha, obedeciendo órdenes. Se había detenido ya unas doce vecescuandooyóelprimersonido; luegosintiórumordecaballos invisibles.Despuésdeesto marchó sofocado, lleno de ansiedad. Texas Joe había respondido con menostranquilidad de la acostumbrada a esta interrupción de medianoche. Unos agudosrelinchosdecaballohicieronviraraBritehacialaizquierda.Apoco,unacompactamasanegrasedestacóenelfondogris.

―¿Dóndediablosestás,Reddie?―llamóShipman.―Aquíestoy;yallego―fuelarespuesta,enunavozpenetrantequeBritehabía

aprendidoareconocer.Luegoseacercóalgrupo,queesperaba,enelmomentoenqueelgrancaballonegrodeReddieBayneasomabasobrelallanuragris.

―¿Quéhacesaquíaestahora?―preguntóTexasJoeentonoperentorio.―Noheidoalcampamento―replicóBayne.―¡Ajá!¿Yporquénohasobedecidolasórdenes?―Meentraronsospechas,Shipman.Asíquemequedéconloscaballos.Heoído

vocesyvisto luces.Entonces,agrupélaremudaylacondujehaciaelcampamento,lejos de lamanada.Apoco, sentí golpeteode cascos.Luego aparecióuna sarta dejinetesagalope.Yohicefuegocontraelcabecillaylediasucaballo.Perocontinuóadelante.Élysusjinetesseagolparonhaciamiremuda.Cuandoempezaronahacerfuego,medicuentadealoquevenían.Separaronalgunosdemiscaballosyselos

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llevaron. Yo hice fuego contra ellos y contestaron a mis tiros… Eso es todo, mefiguro.

―¡Salteadores!…Deuceteníarazón―declaróTexasJoe.―Apretemoslasespuelas,yvamosadarlescaza―sugirióHolden.Britenolocreyóconveniente,perosecalló.―¿Cuántoseran,Reddie?―preguntóTexas.―Nopudecontarlos.Peronoeranmuchos.―Aguardaremos hasta el día, de todos modos…Reddie, ve al campamento y

duerme.Faltapocoparaelamanecer.―Siustednoseopone,prefieroquedarmeporaquí―repusoBayne.―Bueno, puede que seamejor…Desplegad,muchachos y rodead la remuda a

distancia.Sisentísvenirjinetes,gritad.Elsilenciosetendiódenuevosobrelasabana.Losjinetessedesvanecieronunoa

uno.BritepatrullabaunrecorridoquealfinlecondujoalencuentrodeTexasJoe.―¿Quéteparecetodoesto,Joe?―Meparecequeeradeesperar.Vamosatenerunadurafaena.Demasiadasreses

paratanpocosconductores.―Asílocreoyo―añadióeljefe,pensativo―.Perooye,Shipman.Sillegamosa

Dodgeconlamitaddelamanada,todavíaharéunbuennegocio.Ytenlaseguridaddequenomeolvidarédemisjinetes.

―Jefe, a mí no me preocupa la cantidad de reses que perdamos. Pero noabandonaréunsolocornilargosindisputarlodefirme.Encuantoalrobodecaballos,esto me indigna… Diga, Brite, ¿no le ha sorprendido que ese chico, Bayne, sequedara aquí solo? ¡El diablo le lleve!Avecesme irrita, peronopuedomenosdecobrarlesimpatía.

―Lomismomepasaamí…Texas,quisieraquetratarasaReddieunpocomejor.―Sí; ya lo he notado. Pero no puedo tener favoritos en el equipo. Los demás

acabarían por odiarme a muerte antes de llegar a Dodge…Y… eso es lo que noocurrirájamás,Brite.

―Hayrecelos,¿eh?―preguntóeljefesombríamente.―Pudiera haberlos…Bueno, el Este comienza a clarear.Me pregunto qué nos

traeráestedía.Britevolvióafanosamenteasuguardia,yobservócomolasestrellaspalidecían,y

seborraban, amedidaqueelEste se iluminabaconungris lejanoymágico,y loscaballos,elganadoylatierracobrabanforma.

LuegovioqueTexaslehacíaseñadequevolviesealcampamento.LamanadasehabíalevantadoycomenzabasulentomovimientohaciaelNorte.Ydenuevoeldíaera bella promesa. Al entrar en el campamento, Brite vio a San Sabe, Bender yAckermandepie,contazasenlamano,entornoaAlabamaMoze.

LuegoentróTexasapie,susojosdelinceamedioabrir,loslabiosapretados.―Deuce,ve túahacer lapuntaysigueadelante―dijobrevemente―.Envíaa

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PanHandleacáconlosotros.―¿Vaisatrabarrefriega?―Seguramente.Reddievieneconalgunoscaballos.Vamosa seguirlesel rastro

haciaelSur…Jefe,hemosperdidomásdeveinticincocaballos.―Lapérdidanoesgrande,sinovamásallá.―No.Peroparaseruntejanoviejo,estáustedbienpredispuestoacercadeesos

cuatrerososalteadores.―Tex,me figuro que uno de estos días se saldrá de sus casillas―dijoDeuce

riendo.Reddie apareció a galope detrás demedia docena demesteños trapajosos. Los

jinetes se desplegaron agitando brazos y cuerdas para acorralarlos en un rincón.Apoco, sóloquedabanBrite,Texas Joe,Reddiey el negro en el campamento.Texasparecía hambriento y taciturno. Tenía prisa. Reddie recibió su taza y cacerola demanosdeMozeyseacomodóenunasientoimprovisado,dondesepusoacomerconbuenapetito.

Elsolbrotó,rojo,deunhorizontedepúrpura;lallanuraenteracobróentoncesuntinterosado.Hastalospájarosanunciabanestatransformación.Britehizounapausapararecibirelfrescoesplendordelamañana.LosaltospastosdegramalucíanconunbrillodeplataylasfloresselevantabanconsushermososypálidosrostroshaciaelEste.

De súbito,Texas Joe se levantó jurandopor lobajo.Su cabeza enjuta se estirócomoladeunhalcónendirecciónalSur.

―¿Quéesloqueescuchas,Texas?―preguntóBritevivamente.―Caballos.Britepudoverificarenseguidaelhecho.―¿Yqué?―continuóeljefe.―Oh, nada. Sólo que relacionándolo con lo que ocurrió esta mañana, da que

temer.Inmediatamenteaparecióungrupode jinetesenelextremolejanodelarbolado.

Britecontóhastasiete,figurasoscuras todosellos,a trote ligero.Texaslosobservódetenidamente;luegosevolvióhaciaBrite.

―Jefe,esapandillanoshaestadoespiando―dijoconllamasenlosojos―.Hancalculadobieneltiempo.Nuestrosjinetesacabandepartir,ylaguardianoaparece.

Desúbito,ReddieBayneselevantódejandocaersucacerola.―¡Wallenysuequipo!―gritóReddie,alarmada.―¿Estássegurodeello,muchacho?―preguntóTexassombríamente.―Sí,seguro.Leconozco…Apuestoquefueronlosqueasaltaronmiremuda…Y

ahoravienenpormí.―Bueno, retírate, tencuidadocon loquedices…Brite,prepare suWinchester.

Déjemehablaramí…AquínosharíafaltasuPanHandleSmith.El oscuro y compacto grupo de jinetes cerraron rápidamente la abertura y se

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acercaron en semicírculo justamente enfrente del centro del campamento. Brite nonecesitóestavez indagaracercadesucarácter.Reconocióal tostadoWallen,cuyosgrandesojosaudacesbarríanelcampamentoylallanurainmediata.ElmásdestacadodelosotrosjineteseraunindividuotodavíamássorprendentequeWallen:unhombrecomodecincuentaaños,conunacara semejanteaunáridomogotede rocayojoscomo grietas violentas.Brite había visto a este hombre en alguna parte. Los otroscincoerandignosdesusjefes:todosvaquerosjóvenes,entecosydesgreñados.

―Vaya;aquíestánuestroReddieBayne―dijoWallen,ásperamente,señalandoaReddieconunamanovigorosa.

―Elmismo,Wallen;decuerpoentero―dijosutenienteentonosecoyduro.WallenvolvióentonceslosojoshaciaBrite.―¿Asíquemehamentidousted,Brite?¿No?―Silohehecho,meatengoamimentira―repusoBritemontandoencólera.TexasJoeseadelantó,tirandohaciaunlado,saliéndosedelalíneadelagalera,

conunaintencióndelaqueningúntejanopodíadudar.―Wallen, veo que algunos de sus hombres llevan fusiles de agujas en las

monturas―dijoconhirientesarcasmo.―¿Yqué?Andamosalacazadebúfalos.―Sí,ya.Esodiceusted.―Quiero hablar con Brite, y no con usted, vaquero ―dijo el otro en tono

agresivo.―HablaustedconTexasJoe―intervinoBriteentonomordaz.―Brite,entréguenosesechicoqueustedhasecuestrado:ReddieBayne―dijoel

cabecilladelosvisitantes.―Wallen,noestoyacostumbradoadiscutirconhombrescomousted―intervino

Texasincisivamente.Britetuvolaimpresióndequesumayoraltratabadedartiempoaque llegaraPanHandley losotrosal campamento.Briteechóuna furtivaojeadaporencimadelarosadapradera.¡Niunjinetealavista!Estoeragrave,porquesindudahabríarefriegadentrodepocosminutos.

―¿Quiéndemoniosesusted?―gritóWallenroncamente.―Yo conozco a este hombre ―dijo el compañero de Wallen―. Es Texas

Shipman.―Esonadasignificaparamí.―Entonces,hablatú,compañero―repusoelotro,conunavozdurayfría,que

significabamuchoparaBrite.Estetenienteeraelmáspeligrosodetodos.―Desde luego, RossHite; no necesito de ti para decir lo que tenga que decir

―respondióWallen.¡Ross Hite! Brite se impresionó al oír aquel nombre, bien conocido de los

conductores de manadas. Hite había recorrido la gama de todas las ocupacionesconocidasalaredonda.

―Habla,pues,oqueeldiablohableporti.Perohazlobrevemente―dijoTexas

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entonobrusco―.¿Quéesloquequieres?―Venimos detrás con nuestro ganado―repusoWallen llanamente―.Vosotros

vais demasiado despacio y entorpecéis nuestra marcha… Y quiero que se meentregue ese jinete llamadoReddieBayne.Meha tocado en un trato que hice conJonesenBraseda.

―¡Ajá!¿AsíqueReddieBaynetedebesusservicios?―Seguramente.―¿Yquédicestú,Reddie?Reddieseadelantódeunsalto.―Esun infameembustero,Texas―dijoReddie, irritado,conpasión―.Mehe

escapadodetresranchosparahuirdeél.―Cállatetú,otevaasalirpeorrepusoWallenconvozestridente.―Pocoapoco,Wallen―advirtióTexas―.Ésteesunpaíslibre.Eltiempodelos

esclavos,blancosonegros,haterminado.―Reddie, confiesa por qué Wallen te persigue ―dijo Brite astutamente. Su

sangretejananoseoponíaaestaevasiva.Además,deloaltodeuncerrodescendíaunoscurojineteagalope.¡PanHandle!

―¡Oh…Tex!―exclamóReddie acremente――.Mepersigue porque…yo…nosoyloqueustedpiensa.

Texassintiócomounescalofrío,peronodejóporunmomentodevigilaraljinetequeteníaenfrente.

ElrostrodeWallensetomólívido.―¿Yquéeresentonces,Reddie?―preguntóTexasconvozllanayfría.―Yo… yo soy una chica, Texas… Por eso me persigue ―repuso Reddie

secamente.―¡Atención!―gritóRossHiteconvozaguda.Wallenechómanoa la cadera.Texasparecióborrarseante la tirantemiradade

Brite.Seviounfogonazoy, traselestallido,Wallense irguióensúbita rigidez.Surostro oscuro cambió de expresión pasando de una terrible cólera a una horrendapalidez y, descolgándose de la silla cayó flojamente al suelo. Su caballo huyó,espantado.Elotrocaballoseencabritóresoplando.

―¡Fuera de aquí o…!―gritó Texas encañonándolosBrite, respáldeme con surifle.¡Reddie,aquí!

Briteapenasnecesitóaquellaordenterminante,puessurifleestabalistoantesdequeTexashubieseterminado.Deigualmodo,Reddiesaltóhaciadelante,valerosayamenazante.

Todoslosjinetes,salvoRossHite,habíanvueltogrupasinstantáneamente.Variossealejabanconsuscaballosapasolento.Hitenodiomuestrasdetemorensurostrocetrino,pasandolamiradadeTexasalpostradoWallenyluego,haciaatrás,acampotraviesa. Brite oyó el golpear de cascos veloces, y más atrás, los gritos de losvaqueros.

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―Brite,¿quiereustedquenosllevemosaWallen?―preguntóHite.―No,gracias;nosotrosleatenderemos―repusoBriteconsarcasmo.Enesemomentoun caballopasó junto a lagaleray, habiendo sido frenado, se

detuvobruscamente, levantandounanubedepolvoygravaalhacerlo.PanHandleSmith saltó en el centro del grupo, al tiempo que un revólver aparecía como pormagiaencadaunadesusmanos.Britesintióentoncesalivio.

―¿Dequésetrata?―preguntóSmithfríamente.RossHitemirófijamenteaSmith;luegorióconaspereza.―Brite,comoconductordemanadas,vaustedbienpreparado.TexasShipman,y

ahoraPanHandleSmith…―¡Fueradeaquí!―ordenóTexas.―Señores,estohasidocosadeWallen,nomía―repusoHite,yhaciendovolver

asuscompañeros,queprontopartieronagalope.Apocohabíantraspuestoelextremodelarboladopordondehabíanvenido.

SóloentoncessemovióTexasJoe.Mirórápidamentealmuerto;luegogiró,conelrostropálidoylosojosllameantes.

―Venacá,ReddieBayne―gritó,yendoszancadas sepusoanteella―.¿Hasdichoqueeresunachica?

―Sí,TexasJoe,yo…,yosoyunachica―repusoReddie,ysequitóelsombreroparademostrarlo.Su rostroparecíadecenizay susojos castañosestabandilatadosporunterrorqueseibadesvaneciendo.

Texaslacogióporlablusaconlamanoizquierda,ylalevantóhastaponerlaenlapuntade lospies,mirándolade cerca con susojospenetrantes.Supelo alborotadoparecía lamelenadeun león.Perosucólera fríase ibaevaporando.Elasombrosesobreponíaalapasión.

―Tú…tú…todoestetiempo…¿Unachica?―exclamóroncamente.―Sí, Texas Joe; todo este tiempo ―murmuró ella, cediendo a la presión de

aquella mano de hierro―. No he querido engañarles… Se lo he dicho al jefe…Queríadecírseloausted,peroélnolopermitió…Lo…losiento.

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V

Texas Joe parecía irse comprimiendo. Soltó tan súbitamente a Reddie, que ella sedoblóyestuvoapuntodecaer,conlamanoenelcuellodesublusa.

―¡Malapestetedé!―jadeóTexas,mientrassupálidorostrosetornabarojo―.Haciéndotepasarporunchico…antetodos…ydejandoqueyotepegara,y…

―¡Dejarqueustedmepegara!―lecortóReddieconelrostromásencendidoqueelsuyo―.Brutodelosdiablos.¿Quéibaahacersinopudeevitarlo?

―¡Ytodosestosreniegosenelcampamento,yestelenguajeindecenteanteunamujer…!¡SantoDios!¡Hahechoustedalgoterrible,missReddieBayne!

―Me lo figuro; pero han sido esosmalditos hombres como él los queme hanimpulsadoahacerlo―declaróReddie,conpasión,señalandoconmanotemblorosaelcadáverdeWallen.

Con esto, Texas Joe pareció darse cuenta del lado trágico de lo que habíaocurrido. Separándose bruscamente de la chica, enfundó su revólver y echó unasombríayextrañamiradaalmuerto.

―Que lo registre uno de vosotros ―dijo con voz fría y cortante―. Luego,arrastradlohaciaalláyechadloalrío…Vamosahoraaverquéhayporahí.Salgamosdeesto.

―¿Adóndevas,Texas?―dijoBrite,altiempoquepartíaelotro.―Cojamicaballo―gritóReddie,almayoral.PeroTexasJoenoprestóatenciónaningunodeellos.Apoco,habíadesaparecido

entre lamaleza. Se aflojó entonces la tensión en que estaban los que rodeaban elfuegodelcampamentoReddiesedejócaer,sentada,comosilefallaranlaspiernas.

―Hevistomataraotroshombres,pero…nuncapormí―murmuró―.Mesientocomo…unaasesina.

―Tonterías,Reddie―dijoBritebruscamente―.Yomismolehubieratirado,denohaberlohechoTexas…PanHandle,¿hasvistoqueunode los jinetesdeWallenmontabauncaballomío?

―No,jefe,no.PeroyonoteníaojossinoparaRossHite.―Pueseslaverdad.Cuandocompréaquelhatodeganado,mefijéenunpequeño

bayodecarablanca.Nosemedespintanloscaballoscuandoloshemiradounavez.ElequipodeWallennosrobópartedelaremudadeestamañana.

―Jefe,yonoconozcoaWallen;peropuedodecirqueveníaenmalacompañía―dijoPanHandle.

―Ah,¿conocesaRossHite?―continuóBrite.―Un tanto. Era un comprador de ganado en Abilene. Pero efectuó algunos

negociosturbios,ytuvoqueponerlospiesenpolvorosa.Mesorprende,sinembargo,hallarle robandounos cuantos caballos.Supongoque eso lo haríandepaso.AcasopreparealgogordoenestesenderodeChisholm.

―¡Hum!PuedequeHite sehalle a la cabezadeestenuevo juego―declaróel

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jefe seriamente―. Los conductores de ganado pierden a veces la mitad de susmanadasamanosdelossalteadores.Heoídoqueunoperdióhastalaúltimares.

―Texas Joedebiódehacerle aHite lomismoqueaWallen.Bitenosvaadarquehacerenelcamino―dijoSmithentonosombrío.

Enelentretanto,Ackerman,WhittakerySanSabehabíansacadoelcadáverdelcampamento.

Regresaronentoncesconsurevólver,cinto,espuelas,unenormerelojdeplatayunapesadacartera.

―Jefe,abraeso―dijoAckermanentregándolelacartera―.Ibabienequipadoeltío.

Britehallólagrasientacarterallenadebilletes.―Ah,debedehaberrobadounBanco―declaróeljefe,asombrado―.Aquíhay

cientosdedólares.¿Quévamosahacerconellos?―¿Quécreeusted?―preguntóDeuceAckermanconsarcasmo―.¿Quiereusted

quevayaabuscarelequipodeWallenyentregueeldineroasuscompañeros?―No.Sóloestabapensando…Loguardaré,ylorepartiréentrevosotrosalfindel

viaje.Seráunabuenapropina.Losconductoresacogieronentusiásticamenteestadecisión.Briteguardóeldinero

enelsacodesumonturay,pusolosotrosartículosdeWallenenlagalera.―¿HabéisvistodóndehirióTexasJoeaWallen?―preguntóPanHandleSmith

concuriosidad.―Desdeluego.Justamenteenelcentrodelbolsilloizquierdodelchaleco.Labala

atravesósubolsadetabaco.―Tirobastantecertero,parahabersidodadotanrápidamente―continuóSmith,

pensativo―.EseTexasJoetieneunapunteríaquedagusto.Brite conocía este peculiar interés del proscrito hacia la pericia de los demás.

Repuso que el ganadero que le había recomendado a Shipman había mencionadoaquellacualidad.

―A comer pronto, muchachos ―continuó Brite―. Tenemos que estarpreparados.

Todos,menosReddieBayne,respondieronaestasugerenciaconpresteza.Reddieestabasentadaconlacaraocultaentrelasmanos,susbuclesrojosalaire.Hacíaunahermosa y patética figurita, que Brite observó no pasaba inadvertida para loscautelosos vaqueros. Deuce Ackerman la miró varias veces, hasta que por fin sesobrepusoasuperplejidad.

―Vamos, Reddie, no lo tomes tan a pecho ―dijo obsequiosamente―. Sinosotros podemos soportarlo, también tú. Ahora sabemos que eres una chica, y sipuedespasarporaltonuestro…nuestro…

Deuce se interrumpió aquí, manifiestamente incapaz de hallar frases con queexpresarsuvergüenzaporlaspalabrasyelcomportamientoquehabíaempleadoanteunamujer.Reddierespondióaestoinstantáneamente,levantándoseyyendohaciala

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galera,supálidamejillateñidaporelrubor.―Gracias,Deuce―repusoellasobreponiéndosevalientementeasuconfesión―.

Pero no tenéis que apenaros por eso… Texas fue el único que lastimó missentimientos…Mealegrodenotenerquemontarbajofalsabanderaenlosucesivo.

Whittakerlesonrió:―A mí no me duele decirte ahora que yo estaba enterado de todo, desde el

principio―dijodespacio.―¿Quéee?―repusoReddie,alarmada.―Reddie, no hagas caso, es un maldito embustero ―intervino Deuce,

violentamente―.Whit,túnopuedeshaceresoconella.¿Verdad,Sabe?Pero San Sabe no salió por ninguno de los dos; prefirió seguir callado.Moze

volviósusgrandesojosdebueyhaciaReddie.―Usted nos ha engañado a todos, miss Reddie; de eso no hay duda ―dijo

meneandolacabeza―.¡Así,queesustedunachica!Vaya,yomealegrodequevayaunadamaennuestroequipo.

―¿Se da por supuesto que nosotros vamos a seguir tuteándote, Reddie?―preguntósecamentePanHandle,fijandoenellasuspenetrantesojos.

―Claro…,desdeluego.Prontohabíanterminadosurápidoalmuerzo,ensillaron,ypartieronaejecutarsu

faenadiurna.Yendohaciaelrío,BritedescubrióelsitiodondelosvaqueroshabíanarrojadoelcuerpodeWallen.Nosehabíantomadosiquieraeltrabajodeecharleunpuñadodelasuavetierradelaorillaencima.AcasocreyesenquelabandadeWallenregresaría, y al propioBrite le pareció probable. Éste era el primer suceso trágicoocurridoensuequipodesdequeelviejoconducíamanadas.Parecíaunmalauguriopara este viaje. Pero él no podía esperar que la suerte le favoreciera siempreexcepcionalmente.Ensusoídoszumbabanlashistoriasdemalostropiezosocurridosaconductoresdemanadas.Britefortificósuánimo.Esamañanasesentíauncambiosutilenlaemociónyelsabordelaconduccióndeganado.Tendiólavistaporsobrelaextensiónrosadaypurpúreadelallanuraconunaexpresióndedureza,sensibleaalgomásquealencantodelaNaturaleza.

Lamanadaibabiendirigida,semovía,visiblemente,avariasmillasdedistancia.ReddieyPanHandlehabíanpartidohaciaelEstetraslaremuda,alcanzándola.Britemontó hacia la cima de la loma más alta que había a su alcance, e hizo sureconocimientomatinal. La atmósfera era clara. Lejos, hacia el Sur, a unas veintemillas,unalíneanegraybajarayabalallanuragris.Búfalosoganado:Britenopudodecidir.Pensóqueojaláfueranbúfalos.Másallá,laextensiónpurpúreasehinchabaenolas,yalOeste,lassombrasesqueléticasdelascolinaspenetrabanlabruma.Losciervos,lasliebresyloscoyotesparecíanmultiplicarseaquellamañana.

Finalmente,Britepartióaltrotedetrásdelosjinetesquehabíandadoalcancealamanada.Unodeellosguiabauncaballoensillado,perosinjinete,destinadosindudaaTexasJoe,queibaapie.HacíavariashorasqueBritenoveíaelpeloasumayoral;

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perocuandoalfinlevio,ibadenuevoacaballo.Lasmillas fueron pasando lentamente hacia atrás, y cuando Shipman hizo alto

paraacampar,elsolhundíayasudisco,teñidodeunrojooscuro,sobreelhorizonteoccidental.Elrecorridodeaqueldíasumabaunasquincemillas,tiradabastantelargaparaunamanadaqueibapaciendosobrelamarcha.Amediatardehabíancruzadounarroyo, locualresultababuenoparaelganado,puesésteerauncampamentoárido.Lahierba,lozana,ylosrestosdebúfalosabundantes.Mozedetuvolagaleraalabrigodeunmacizoderoca,queeraelúnicorelievedelallanura.Briteterminósustareas,y luego recogió restosdebúfalosparael fuego.Hastaqueelmantodelcrepúsculohubocubiertolasabana,susojosnodejarondemirarhaciaelSur.

TexasJoenoentróenelcampamentohastaqueelequiponocturnosehabíaidoamontar la guardia. Semostró silencioso y taciturno, con aquel aire de lejanía queBrite había advertido en otros hombres que habían quitado recientemente una vidahumana.Texascomiósolo,arrodilladojuntoalfuego.Briteleobservóvariasvecesasíarrodillado,con la tazaen lamano, inmóvil,elpensamiento lejosdeallí.RollyLittle,BenChandleryRoyHallettdieronmuestradeconocerelhechomaravillosodequeelequipodeBriteincluyeseahoraunajovencita,quenosóloeramuyguapa,sino romántica y sugestiva. Eran ya un trío distinto. Excitados, alegres,decididamenteajustadosalosbuenosmodales,aBriteledivertíacontemplarlos.NiunasolavezlesoyóBritemencionarlamuertedeWallen.Aquelloparecíaolvidado.RollyfueelúnicodelostresquetuvoelvalordehablardirectamenteaReddie.Benla miraba furtivamente, mientras Roy hablaba en voz alta, casi jactanciosamente,singulartransformaciónenestemuchacho.

El cambiomás señalado y agradable pareció operarse, sin embargo, enReddieBayne. Por primera vez se portaba con naturalidad; ya no salía ni entraba como ahurtadillasyapresuradamenteenelcampamento,consuviejosombrerocaladohastalosojos.Nisiquieralo llevabapuesto,ybastabaunamiradaasulindacabezaparacerciorarsedequehabíaalisadosusrizosdorados.¿Dóndehabíahechoaquello?,sepreguntóBrite.Despuésdelacena;ayudóaMozeensuslabores,aparentementesinprestar atención al ruidoso trío que rodeaba el fuego, bien que un fino observadorhubiera descubierto que no perdía una palabra. Más de una vez dejó escapar unamirada furtiva en dirección al lugar por donde Texas Joe había desaparecido. Acontinuación, sacó su rollo de lona de dormir de la galera, y estaba a punto deechárselaalhombrocuandolostresvaquerosseagolparonalavezhaciaella.Rollyfueelmásrápido.

―¿Dóndequieresquetelatienda,Re…missReddie?―preguntó.―Gracias. Pero déjamela amí―repusoReddie llanamente―. Escucha, yo he

venidotendiendomilonatodaslasnocheshastaahora,¿verdad?¿Porquénohedehacerlotambiénhoy?

―Bueno,ustedsabe,missReddie,usted…,nosotros…Ahoranoeslomismo.―¿Ah,no?¿Yporquéno?

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―¿Ustedsabe?Lasituaciónaquí…Nosotroslohemosestadohablando.Austedle basta con guiar la remuda. Nada de seguir ensillando, desenrollando lonas,recogiendoleña,acarreandoaguaniotrascosasporelestilo.Nosotrosharemosesoporusted.

―Eresmuybueno,Rolly.Pero aguardahastaqueyome canse, por favor. ¿Loharás?

Conlocual,levantósurollodelonaymarchósignificativamenteconélhaciaellugardondeBritehabíandesenrolladoelsuyo.Cuandoellahubohecholomismo,fueasentarsejuntoaljefe.

―Tengo dolor de estómago ―le dijo confidencialmente―. Y este extrañomalestarmellegaaquí―añadióponiendolamanoenelsenoyoprimiendolapartesuperior.

―Comprendo, Reddie. Lo que ocurrió esta mañana… Bueno, yo lo estoyechandoenolvido.¡Nohayporquépensarmáseneso!

―¡Ah!Hepensadotantoquemeardelacabeza―declaróReddie―.Mr.Brite,estosvaquerosestánahoraunpocoraros.¿Hanotadoquedesdequesedescubrió…?

―Creoquesí.Desdeluegoquetienequeparecerlesraro―repusoBrite―.Noescorrientequevayaunachicaconlosconductoresdemanadas.Yseguramentequevaaocurriralgomásqueestaextrañeza.

―Muchomelotemo.¿Quépiensausted?―Piensoqueeresunachicamuylinda,yqueesovaatraercomplicaciones.―¡SantoDios!…Asílocreo.Pero,Mr.Brite,ellossonbuenoschicos.Yo…les

tengosimpatía.Notengomiedo.Lograrédormir.Ésteeselequipodehombresmásagradablesconquehetrabajadohastaahora.

―Vaya,Reddie;éseesuncumplimientohacia todosnosotros.Graciasporello.Apuestoaquealosmuchachoslesgustaríaoírlo.Selodiré.

―No puedo borrarme de la cabeza lo que pasó estamañana―susurró ella―.¿Nofueterribleloquehizo?

―¿Quién?¿Wallen?―¡Wallen!No…,ésenohizomásque…MerefieroaTexasJoe…Parecíauna

fiera.Apenasmehabíarecobradodelasorpresacuandolehizofuego.Enunabrirycerrar ojos. En el momento que confesé que era una chica… y que Wallen meperseguía…¡Oh! ¡Lemató!He rogadoaDiosquealgún jinetehicieseesomismo.Pero cuando estuvo hecho, me sentí enferma. Se me coaguló la sangre… Y sinembargo, fue peor aún cuandoTexasme cogió por el cuello y casime levantó enpeso…«¡Asíquetúerasunachicatodoestetiempo,todoestetiempo!»,megritó.Noloolvidaréjamás.

―Sí,Reddie,sí;loolvidarás―repusoBriteconvozsuavizante―.Texmedejófríotambiénamí.¡Caramba!¡Conquérapidezderribóaesamalahierba…!HastaaPan Handle le llamó la atención… Olvídalo, Reddie. Me figuro que tendremosmuchosotrostropiezosenesteviaje.

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―PeroMr.Brite―balbucióella―,yotengolaideadequeTexasJoepensóqueWallenhabía…,queyoerauna…una…unatunanta.

―¡Reddie! Estoy seguro de que no ha pensado nada de eso ―repuso Briteprontamente.

―Sí,lohapensado.¡Lonotéensumirada!Estuveapuntodecaeralsuelo…Mr.Brite,yo…yonopodríaseguirensuequiposiélcreyeraqueyosoyunamalachica.

―LoqueleocurrióaTexfuequesesobrecogióporlasorpresa.Lomismoqueyoyque todosnosotros.Reddie,estonoocurre todos losdías…,queunapreciosamuchachacaigaennuestroequipocomovenidadelcielo.Yaves,Textehaechadojuramentos,yteazotóaquellavez,tocándotefamiliarmenteconsusmanos,sintenerlamenorideadequefuesessinoloqueaparentabas.Estátanavergonzadoquenoseatreveamirarte.

―Esustedmuyamableendeciresto,místerBrite―continuóReddie―.Quisierapodercreerle.Peronopuedo.Ynopuedotampocopreguntarleaél.Esoeslopeor.

―¿Preguntarlequé?―Sicreequeyosoymala.―MefiguroqueTexsesentiríaheridoaldescubrirquetúcreesqueélseacapaz

detenermalospensamientosacercadeti.Peropregúntale.Asíseacabaránlasdudas.―Perosinopuedo,místerBrite.Nopuedoindignarmecontraél,noimportalo

quepiensedemí.¡Porqueélhamatadoaunhombrepormí!Porqueélmehasalvadodealgopeorqueuninfierno…ydevertermipropiasangre.

―Reddie, tú estásmuy nerviosa―replicó Brite, emocionado, al ver su rostroconvulsoypálidoy susojosardorosos―.Veteadormir.Por lamañana te sentirásmejor.

―¡A dormir! ¿Y quién asegura que ese Hite no se colará en el campamento,acuchillándolosatodosustedesyhuyendoconmigo?

Esta pregunta sorprendente forzó aBrite a reconocer el hechode quenohabíamuchoconqueoponersea talcatástrofe.Senecesitabandemasiadoshombresen laguardia.Estodejabareducidacasialaimpotencialafuerzadelcampamento.

―Reddie,esoesexagerarunpocolascosas―dijoBrite.―SehahechoalgosemejantecercadeBraseda.Loheoídocontar.―Yo tengo el sueño ligero, Reddie. Ni aun los comanches lograrían

sorprenderme.Reddiesacudiósurizadacabezacomosinoquedaraconvencida.―Esbastantedolorosoelserunachicaenlaciudad―dijo―.Aquíenelsendero

esuninfierno.―NolosabenadiemásqueelequipodeWallen.Yéstosnovolveránamedirse

connosotros.Veaacostarte,Reddie,yduerme.

Briteseacostó,ysequedódespierto,pensando.Estajovenextraviadadelassabanas

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habíadestemplado cierta cuerda en la vidade los conductoresdemanadas.Erauninconveniente, un riesgo, llevarla con ellos. PeroBrite no podía admitir la idea deabandonarla.ElhechodequeReddiefueraunjinetefuerte,expertoyresistente,tancapazdeconducircaballoscomosifueraunhombre,noalterabalosfactores.Eraunamujer,yunamujercadavezmásatractiva.Eraimposibleevitarquelosjinetesnosedierancuentadeestehechoseductor;deunmodocaracterísticolos jóvenestejanosenparticularytodoslosjóvenesengeneral.Seenamoraríandeella.Sepelearíanporella.Sinembargo,supongamosquelohicieran:Britenoserendiríaaldesaliento.Senegabaaadmitirquelajuventud,labelleza,elromanticismopudieranprivarledelaeficaciadeungrupodeconductoresdemanadas.Porotrolado,ellossepondríanalaalturadelascircunstancias.Aquelespírituindomableyatrevidoarderíaenellosconmás calor y los haría tanto más invencibles. No; Reddie Bayne no era uninconveniente, sino una fuerza en esta empresa. Brite se sintió satisfecho de estapremisa,ycuandollegóalaconclusión,comprendióquelahuerfanitahabíaocupadoensucorazónunlugarquehastaentoncesestuvieravacío.

Losacontecimientosdeldíanohabíansidofavorablesaunsueñoreposado.Britepermaneció despierto hasta que cambió la guardia a medianoche. Reddie Bayneestabatambiéndespierta.

―Jefe―dijoella―.Voyaecharunvistazoamiremuda.―Vamos.Yoirécontigo.Ackermantrajoloscaballosderelevoeinformóquenohabíanovedadyquela

manadasehabíasosegado.Laluna,ensuúltimocuarto,estabaapocaalturasobreelhorizonte. Unos relámpagos que cruzaron detrás de las sombras y unas nubesalargadasaloesteanunciabancalorytormenta.

De camino, se toparon con Texas Joe; pasó a su lado a galope, saludándolesásperamente.

―¡Noseseparenunodelotro,cuidado!Brite oyó que Reddie murmuraba algo para sí. ¡Con qué ojos miraba a aquel

jinete oscuro que galopaba a través del llano iluminado por la luna! Hallaron loscaballos en sosiego; sólo unos cuantos triscaban la hierba. Ésta se levantaba a laaltura de la rodilla. A lo lejos, un gran parche cuadrado y negro interrumpía lasuperficieplateadade lasabana;era lamanadadecornilargos.LavozdeSanSabecantabauntristeestribillovaquero.Losdemásguardaspermanecíanensilencio.BriteyReddietrotarondosvecesentornoalamanada;finalmente,paseandosuscaballos,tornaron hacia el campamento. Reddie parecía inclinada a guardar silencio. VariasvecesintentóBritetrabarconversación,sinlograrextraermásquemonosílabosalajoven.Sefueronadormir,yBritedurmióhastalasalidadelsol.

Aquel día no ofreció ningún acontecimiento. Shipman recorrió por lomenos docemillas.BriteobservóquesumayoralsevolvíaconfrecuenciahaciaelSur,mirando

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largayatentamente.Peronoocurriónada,ylanochefuetambiéntranquila.Aldíasiguienteviounadisminuidaansiedadenelequipo.RossHitenoleshabía

pasadodurante el día; de esto estaban seguros.Unabenigna tronada les alcanzóalsiguiente,yloscuernoshúmedosybrillantesdelganadoyelolorhúmedodelatierrasedientaeranagradables.

ElríoCoon,laciénagadeBúfalo,laplaniciedeHackberry,laspraderasy,nochetras noche, pasadas en campamentos anónimos, llevaron a los conductores amediadosdejunio.Losbúfalosempezaronasurgirenlíneasirregularesalcomienzodelaspraderas,alOeste.Algunosjineteshostilespasaronadistancia.Britecomenzóapensarquelabuenasuerteprotegíaasumanada,yseolvidódelopasado.

Entretanto,conexcepcióndellejanoTexasJoeydePanHandle,elequipohabíavenido a ser una familia feliz. Reddie Bayne había ejercido hasta entonces unainfluencia favorable. La rivalidad que se despertaba en su favor, con ánimo deservirla en cuanto ella permitiera, no carecía de espíritu amistoso, a pesar de suintensidad. La sonrisa brotaba con frecuencia de su bello rostro. Mejorabavisiblementecontanagradablesrelaciones.YllegóundíaenqueBritedecidióquelaadoptaríaporhija,siunodeestosvaquerosnolograbahacerlasuesposa.Apesardela estrecha vigilancia que Brite mantenía sobre ella, no descubrió que ninguno lehiciera seriamente la corte. Ninguno de ellos tenía jamás ocasión de hallarla sola.¿Ocurríaasíporaccidente,obieneraqueReddie tenía lahabilidaddepreparar lascosasdeaquelmodo?

Noobstante,enloquetocabaaTexasJoe,parecíahaberfuegoenrescoldo.Éllamiraba de lejos con ojos muy atentos. Y Reddie, cuando se figuraba que no laobservaban, dejaba escapar su mirada soñadora en dirección a Texas Joe. Comomayoral, él tenía la responsabilidad de la manada, y ésta, noche y día, era suobsesión.Perodetodosmodos,seguíaperceptiblementelospasosdesusjinetes.JoeraravezsedirigíaaReddie;jamásvolvióadarleunaorden.AvecesledecíaaBritequelemandarahacerestoolootroconlaremuda.Enelcampamento,evitabaenloposibleencontrarseconella.Parecíaunjinetecansado,melancólicoyreconcentrado.

Brite observó el efecto de esta esquivez sobreReddie. Ella había recobrado sunaturalidad,y la indiferenciadelmayoralpicaba suamorpropio.Reddienoperdíanuncaocasióndedemostrarsu impacienciaacercadelmayoralcuandohablabaconBrite.Elorgulloylavanidadhabíandespertadoconlarivalidaddelosvaqueros.Apesar de su astroso traje masculino, ya no podía ser tomada sino por lo que era.Parecíainminentealgúnactoculminante.Briteteníasuelegido,comopretendientedeReddie;perolesteníaafectoatodos.Habíanrespondidocalurosamenteasuinflujo.Si ellamostrara alguna preferencia, acaso se desataran los celos. Pero hasta ahora,todoseransushermanos,yellasesentíafeliz,salvocuandoTexasJoeproyectabasupoderosapersonalidadysuinquietantepresenciasobreelescenario.

Un día, al caer de la noche, todos los jinetes, salvo tres, se hallaban en elcampamentoestablecidojuntoalríoBlanco,yTexasJoeeradelospresentes.Había

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sido un día fácil hasta la hora de cruzar el ancho río, cuando ciertos errores,cometidosparticularmente con la remuda,habían enojadoalmayoral.Transmitió aReddieunadesusórdenescircularespormediodeAckerman.Habíanterminadodecenar,yJoeestabaapuntodellamarlaguardianocturna.Desúbito,ReddiesevolvióresentidamentehaciaJoe.

―Deuce,nooigoloquedices―dijoellaconvozpenetrante―.SiMr.Shipmantienealgunaordenquedarme,quemeladéamí.

Ackermanno tardóen traducirestoa suspropiaspalabras,enbiendeJoeydetodos.Pero,enverdad,nohubierasidonecesario.

―Yodoylasórdenescomoamímeparece,missBayne―dijoTexas.―Desdeluego.Perosiustedtienealgoquemandarmeamí,dígalodirectamente,

ynopormediodeotrapersona.―Bueno,pues ladespediréaustedcuando lleguemosaFortWorth―continuó

Joefríamente.―¡Despedirme!―exclamóReddie,asombradayfuriosa.―Comoustedlooye,señorita.―Entonces tendrá que despedir a todo su maldito equipo ―declaró Reddie,

acalorada―. ¡Habría que ver! Sin haber cometido una sola falta… Decídselovosotros,muchachos.Deuce,Roy,Whit,Rolly…,decídselo.

Sehicieronobservacionesamableseindiferentes,tendentesaavalarlaveracidaddeladeclaracióndeReddie.

―¡Vaya! ¡Qué pandilla más indecente! ―exclamó Joe con disgusto―. LessHolden,micompañero,¿tambiéntúestásdeacuerdoconella?

―Desde luego, Tex ―repuso Lester con una carcajada―. Sin Reddie nohubiéramospodidoconducirelganado.

―¡Tambiéntú!―exclamóTexas,profundamentemortificadoyconfundido.―Oiga,¿quéclasedemayoralesustedquedaórdenesasuconductordecaballos

pormediodeuna tercerapersona?―saltóReddiedespectivamente―.Yoestoy enesteequipo.Ganosueldo.Nopuedeustedpasarmeporalto.

―¿No, eh?―gritó Texas, con rabia incontenible. Era evidente que no.Ymásevidentetodavíaquealgoinexplicableyfuriososeoperabaenél.

―No.Nopuede usted…de aquí en adelante―continuóReddie rompiendo sureserva―.Almenossininsultarme,TexasJackShipman.

―DejedellamarmeTexasJack―gritóelconductor.―Prontolellamaréalgopeor.Ylediréahoramismoquedetodoslosvaqueros

engreídosytiesosqueheconocidoustedeselmásendiablado.Esusteddemasiadoorgullosoparahablarconunpobreserinferiorcomoyo.Así,quemedaórdenespormediodeljefe,odeunodelosvaqueros,oaundelpropioMoze.Yyoquieroqueseponganlascosasensulugar,TexShipman.

―Jefe, ¿tengo que aguantar todo esto?―apeló Joe volviéndose, avergonzado,haciaBrite.

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―Bueno, Tex, me figuro que no; pero yo, en tu lugar, lo aguantaría y listo―aconsejóBriteentonoconciliador.

Apoyadaasípor su jefe,Reddiedio rienda suelta a las complicadas emocionesqueleoprimían.Saltandocomoungato,seacercóaTexasJoeyalzólavistahaciaél,losojosllameantes,agitadoelsenoporlarespiración.

―Puedeusteddecirmeahoraaquí,a lavistade todos,porquémotivome trataustedcomosifuerauntrapo―demandóellasecamente.

―Seequivocausteddenuevo,missBayne―dijoTexaslentamente―.Sehalagaustedasímisma.Nohepensadoenustedenabsoluto;esoestodo.

Esto lesparecióa todosunasolemnementira.Atodossalvoa la jovenpálidaaquienibadirigida.

―Tex,Shipman,ustedhamatadounhombrepormí,peroacasonohayasidopormíenparticular.¿Hubierahechoustedaquelloporcualquiermujer…,buenaomala?

―¡Cómo!Seguramentequesí.―Y usted tenía sus dudas acerca de mí en aquella ocasión, ¿no es cierto,

vaquero?―Sí, talvezsí…Y todavía las tengo―continuóTexasvacilando.Teníadudas

acercadesímismo,ylasituacióndebíadeseramargaparaél.―¡Yamelosuponía!―dijoReddierápidamente,enrojeciendointensamente―.

Vengan,pues,esasdudas,sinoesuncobarde…Enprimerlugar,ustedcreequeyosoyunamalachica,¿noesasí?

―Bueno, si tiene tanto interés, le diré que no creo que sea usted precisamentemuybuena.

―¡Oh!―exclamóellaconvozpunzante.Luegosoltólamanoderechayledioenlacara,repitiendolabofetadaconlaizquierda.

―¡Escuche!Ustedhacomprendidomal―gritóTexas, súbitamentehorrorizadodelainterpretaciónqueellahabíadadoasumalignarespuesta;yretrocedióantelallameante acometida de la joven. Pero era demasiado tarde. Reddie se sentíaexcesivamenteviolentayofendidaparacomprenderloqueeraclaroparaBrite,ysindudaparalosvaqueros,queescuchabanconlabocaabierta.

―Deberíamatarleporeso―murmuróReddie―,yporDiosqueloharíasinofueraporMr.Brite. ¡Oh,yasabíayoqueme teníaustedporuna tunanta!…AquelWallenhabía…El diablo le lleve a usted,Shipman. ¡No sabeusted reconocer unachicadecentecuandoseencuentraconella!Hacíafaltadecírselo.Yyoselodigo…Wallenerauncanalla.Ynofueelúnicoquemeobligóaabandonarunempleo.Todoporque yo quería ser decente… ¡Y yo soy decente, y tan buena como su propiahermana,olahermanadecualquiera,TexShipman!¡Pensarquetengaquedecírseloausted!Deberíahacerloconunrevólveroconunlátigo.

Depronto,seinterrumpióycomenzóasollozar.―Yahora,puedeustedirsealinfierno,TexShipman,consusórdenesycon…lo

quepiensedemí.Notieneyamásvalorparamíqueuntrapo.

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VI

Reddie se precipitó hacia la creciente oscuridad como si intentara abandonar parasiempreelcampamento.Britedecidióqueno ladejaría irmuy lejos,peroantesdeseguirlasefijóenelgrupoquerodeabaelfuego.TexasJoemirabaconlosojosmuyabiertosendirecciónallugarpordondepartieraReddie.Losotroshabíancomenzadoaafearlesuactitudentonospocoamistosos,cuandoPanHandlelossilencióconungesto.

―Tex, esto ofrece el peligro de deshacer nuestro equipo―dijo poniendo unamanoenelhombrodelvaquero―.Nopuedequedarasí.TodosnosotrossabemosquetúnohascreídoqueReddienoseabuena.Peroellanolosabe.Arreglaesopronto.

Brite se apresuró a seguir a Reddie y, alcanzándola justamente fuera delcampamento,ladetuvoconmanosuave.

―Niña,nodebeslanzarteasíalacarrera.―Oh,melanzaríaaunquefueradecabezaalrío―gritóella,afligida―.¡Erayo

tan…tanfeliz!―Todo se arreglará―repuso el ganadero echándole suavemente el brazo a la

cintura y llevándola a un asiento al pie de una roca.Reddie no era insensible a lasimpatía,ysedesplomócontrasuhombro.

―Dígamequeustedno…nolocree―lerogóella.―¿Quenocreoqué,muchacha?―LoqueTexaspiensa…demí.―No,Reddie.Niyoniningunodelosmuchachos.Ymefiguroquenielpropio

Texas…Ahívieneél,Reddie.Ellasetornórígidaensusbrazos,ypareciócontenerelaliento.Texasseadelantó

haciaellos,conlacabezaaldescubiertoenlaoscuridad.Sóloseveíansusojos,quebrillabanconunaluzoscura.

―ReddieBayne,escucheusted―comenzóseveramente―.Sinofueseustedtanendiabladamenteinflamable,nomehubierahumilladodeesemodoantemisjinetes.Yo…

―¿Quélehehumilladoausted?―leinterrumpióella.―Sí,amí…Lejuroporlomássagradoqueyonohepensadoniporunmomento

quenofueseustedtanhonraday…tanbuenacomocualquierchica.Hequeridodecirqueesustedundiablilloextrañoeinflamable,unespíritudecontradicciónyungeniomaligno.Peronadamás.¿Sabe?Sientohaberlaenfadadotanto,yquierodisculparme.

―Llegaustedconseisdíasde retraso,TexasJack―prorrumpióellaensondereto―.Y…ysepuedeustediralinfierno,comoquieraquesea.

Yleechóunalentayextrañaojeada,sinapartarlacabezadelhombrodeBrite.―Bueno,entoncesnoirésolo;porquealinfiernoesadondeestállamadoairtodo

esteequipo―repusoélfríamente,ysealejóapasolargo.Reddie se alzóparamirar alvaqueropor sobre elhombrodel jefe.No sedaba

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cuenta de cómo permanecía adherida a Brite. Pero él sentía sus fuertes manecitasagarradasasuchaleco.Ellasedejócaerentoncesasuposiciónanterior,elsenoylacabezacontraél,casiapuntodedesplomarse.

―¡Ya!…Buenalahehecho―murmurócomoparasí―.Debídeportarmecon…comosinofueraconmigo…Perome…Leaborrezco,le…

BritesacósudeducciónacercadecómoReddieaborrecíaaTexasJoe.Igualmentevio ahora, conmás claridad que antes, cuáles eran los sentimientos que élmismohabíallegadoaabrigaracercadeella.Ésteeraelmomentodedecirlo.

―Niña,lagenteessusceptibledetenerlosmismossentimientosenelsenderodeChisholm que cuando se hallan al abrigo de sus casas. Sentimientos tal vez másfuertes,mejoresymásprofundos.Comoquieraquesea,deseohacerteunapregunta.Yoestoysoloenelmundo.Notengoparientescercanos.Ymegustaríaquetúfuerasmihija.¿Quédicesaesto?

―¡Ah,esosería la realizacióndemisueño!―exclamóella,embelesada―.Nodesearíamásquehacermemerecedoradeconseguirlo.

―Dejaqueyoseaeljuezenestecaso―repusoélsintiéndosefeliz―.TengounranchoenlasafuerasdeSantone.Ytúpuedesconvertirloentuhogar.Loúnicoquepidoesquemetengasunpocodeafecto.

―Yo lequieromucho,Mr.Brite―susurró ellagenerosamente, abrazándolo―.¡Ay!Esesodemasiadobuenoparasercierto.

―¿Meaceptas,pues,comopadreadoptivo?―NosécómoagradeceraDiosestefavor―murmuróella.―Quedaconvenido.Ymefiguroquetambiényotendréqueagradecérselo.―¡Québuenoyamableesusted!¡Oh!Esteequipoesdistintoa losdemás.Me

preguntoquédiráélcuandolodescubra.―¿Quién?―Elvaquero.―Bien.Esolodejarásahorademicuenta.Pero,Reddie,vamosamantenerloen

secretohastallegaraDodge.Britesehallabatendiendosulechocuandosintióalgosuaveyfríoensumejilla.

¡Lluvia! Había estado tan preocupado que no advirtió ningún cambio en lascondiciones atmosféricas. Las estrellas habían palidecido. Todo el Norte aparecíaencapotadoysombrío.Las tormentaseranelazotede losconductoresdemanadas.Texassedestacabaporestasperturbaciones,queibandesdeeldelNortemejicanoalciclóndePanhandle.

―Reddie,vamosa tener lluvia―gritóél―.Recoge tu lechoy tiéndelobajo lagalera.

Pero Reddie estaba en la región de los sueños. Brite cogió su manta y,acercándose al lugar donde yacía Reddie, la tendió sobre su lecho. Briteexperimentabaunanuevasensación:unacálidaoladegozoantelaconcienciadesunuevaresponsabilidad.

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Habiendooídovoces,marchóhacialagalera.Losvaquerosestabantendiendosuslonasbajo elvehículo.Elvientohabía arreciadoy soplabauna lluvia finay frescacontraelrostrodeBrite.

―Moze,¿dóndedemoniostehasmetido?―llamóJoe.―Estabadebajodelagalera,Mr.Joe;peroyamehesalido―contestóMoze.―Puessalmásalolejosyrecogetodalaleñasecaqueencuentresymételaenel

carro.―Sí,señor;ahoramismo.―¿Dónde tienes el hacha?Yo haré leña. Jefe, podríamos usar ese encerado de

repuesto,encasodetormenta.Mozetieneunosobrelagalera.¡Ay,Diosmío!Detestolalluviayelfrío…¿NoserámejorquedespierteaReddieylamandeveniraquí?

―Lahe tapadoconmicobertor―repusoBrite alegrándosede la solicitudquenotóenlavozdeShipman―.Sinolluevemásfuerte,estarábien.

Texassaliómurmurandoparasusadentros.Elsonidodelhachadioprontoseñaldesuocupación.Mozeseafanabaamontonandoleñaenlalonaquecontalpropósitohabíasidotendidabajolagalera.Losvaquerossehallabandescansando.

―Déjalos dormir,Moze―sugirióBrite―.Abriremos el enceradode repuesto.Puedesponer la leñadebajodeélhastamañanapor lamañana…Coge;amarraunextremodelalonaalasanillasdelagalera,yfijaelotroenelsuelo.

―Conesosalvaustedlavidaaesteniñonegro,místerBrite.Texasaparecióbalanceándoseporelpesodeunhazde leñaquedepositóenel

suelocongranconsideración,tratandodenohacerruido.―Jefe―dijo―,sielvientoarreciaconlalluvia,lamanadaseecharáaladeriva.

YseríaterriblequederivarahaciaelSur.Vamosdemalas.―EsmásbienunNoroeste,Tex―repusoBritelevantandolamano.―ElNoroesteescasipeor,salvoqueelNorteduratresdías.Acasonoseacosa

demuchocuidado.Dentrodeunpardehoraslosabremos.Lasquevoyainvertirenelsueño.

Tendieron sus mantas al abrigo del encerado. Texas cayó dormido al instante,mercedalamagiadesujuventud.Apoco,Mozeroncabacomounaserradero.Britenoteníasueño.Elcalordesusmantaslehizocomprendercuánfríosehabíatornadoelviento.Permanecióacostado,descansando,coneloídodespierto.Elvientogemíapersistentemente,conunsonidofantástico,yseagolpabaenfríasráfagaspordebajodelvehículo,haciendoflamearlalonayalejándosetristemente.Loscoyotesladrabanentornoalcampamento.Alolejos,perdidaenelvacíonegroyventiscoso, lagranmanada seestremecíacondesasosiegoen sus lechos.Losviejoscuernos-musgososmugirían. Y los que permanecían de guardia les cantarían sus estribillos. ¡Quétremendoy singular era estemovimiento, la conduccióndeganadohacia elNorte!Allí tendido,Briteparecíadarsecuentade lamagnitudquehabríadealcanzar estenegocio,cómosalvaríaalEstadodeTexasyprepararíaelcaminodeunimperio.Sinduda, el viejo Jesse Chisholm había sido el primer pionero que había tenido esta

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visión.Estosvaquerosque,porcientos,seechabanalsendero―oalmenosaquellosquesobrevivierana lospeligrosypenalidades―veríaneldíaenquesusprósperosranchosdebiesentodasuriquezaaestasheroicasempresasprimerizas.

Estasreflexionespudieran,encuantoaBrite, traducirseensueños;perotardeotempranohabíandeserinterrumpidasporelrumordecascosyunavozvibrante:

―¡Todosarriba!Elganadoaladeriva.CuandoBriteseincorporó,TexasJoeestabaderodillas,enrollandosucama.―¿Quéhoraes,Deuce?―gritó.―Másdemedianoche.Noveolahoraenelreloj.Haceunfríoquepela.―¿Muchalluvia?―Todavíano.Mezcladaconcellisca.―¡Celliscaenjunio!NorecuerdotalcosaenTexas.―Tex,necesitamoslinternas.Estáoscurocomounsepulcro.―Moze,¿estásdespierto?―Sí,señor.Creoquesí.―¿Estáncargadaslaslinternas?¿Ydóndepuedoencontrarlas?―Sí, jefe; están preparadas…por la parte de adentro de las ruedas delanteras,

dondelasguardotodaslasnoches.Britecogiósupesadachaqueta,quelehabíaservidodealmohada,ymientrasse

laponíaaconsejóalosvaquerosquesevistiesenconsusropasmásgruesas.―¡ReddieBayne!―gritóTexas.Nohuborespuesta.Joegritódenuevo,conenfadoinnecesario,pensóBrite.Yde

nuevocontestóelsilencio.―Debedeestarmuerta.Reddienuncahatenidoelsueñopesado,queyosepa.―Seoyerumordecaballos―dijoDeuce.Brite siguióprontoa losotros,partiendodelabrigohacia la luzamarillade las

linternas. El jefe estaba a punto de ir a despertar aReddie cuando un golpeteo decascos brotó seguido de un negro y rasgado tropel de caballos que entraban en elcampamento.

―¡Aquíestáella!¡SantoDios!―gritóAckerman.Delaventosalobreguezsurgióentonces,alosojosdeBrite,lafiguradeReddie,

queveníaapietrayendoungrupodecaballosdelronzal.Sulargamantabrillaba,conreflejoshúmedos,alaluzdelaslinternas.

―¿Dóndehasencontradoloscaballos?―inquirióTexas.―Losteníaamarradoscercadeaquí.―Ah,ya.¿Asíquetúvesdenoche,comolosgatos?―Sí,señor―repusoReddieconmansedumbre.―Vaya.Meduelereconocerlo,perolaverdadesquelohacesmejorquecuantos

conductoresdecaballosheconocido―concluyóTexasásperamente.―Gracias, Jack ―repuso Reddie dulcemente. Embridaron y ensillaron los

caballos.Texasmontóy,pidiendounalinterna,partió,conelvientoalagrupa.

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―Deuce, coge tú la linterna―gritó―.Moze, no temuevas de aquí hasta quevolvamos. Enciende el fuego, y prepara bebidas calientes, porque seguramente lasvamosanecesitar.

Briteylosdemássiguieronacontinuación,alcanzándolepronto.Loscaballossemostraronrenuentesyseceñíanunosaotros.Texaslevantósulinterna.

―ÉseeselcaballodeReddie,¿no?―preguntósecamente.―Sí;aquíestoy―contestóReddie.―Vuelvealcampamento.Estetrabajonoesparaunaniñacomotú.―Jack,veteadondehayacalor.Yopuedosoportarelfrío.―NosigasllamándomeJack―replicóélconenfado―.Sino,tevoyatirarde

lasorejas.Yteordenoquetequedesenelcampamento.―Pero, Texas, yo tendría miedo en el campamento sin vosotros ―repuso

seriamente.―Bueno,alfinyalcabo,puedequetengasrazón…Deuce,¿haciadóndediablos

vamos?―¡Quememuera si lo sé!Me costómil trabajos hallar el campamento.Tardé

mediahora.―¿Estámuylejoslamanada?―Aunasdosmillas,mefiguro.―Tira hacia la derecha, Deuce. Y siguemientras veasmi linterna. Los demás

marchadamediadistancia…¡Rayos,quéengorrosoesesto!Elvientobatíaduramentesusespaldas,llevandounalluviamenudamezcladade

cellisca,quesesentíadistintamentealgolpearlahierba.Lanocheeranegracomolatinta.YlalinternadeTexasbrillabacaprichosamentesobrelairrealidadespectraldecaballosyjinetes.Cuandohabíancubiertounadistanciadedosotresmillas,TexasyDeuce comenzaron a gritar, para localizar los guardas que estaban con lamanada.Nadie respondió a sus llamadas.Avanzaronunpar demillasmás; la línea empezóentonces a trazar un círculo, con Texas en un extremo y Deuce en el otro. Lasituaciónseponíaseria.Silamanadacomenzabaaderivar,lospocosjinetesquelaguardabannolapodríancontener,ysecorríaelriesgodequesedesbandaran,oquese apartaran muchas millas de la ruta. Los cuernos-musgosos eran tan flexibles yresistentescomocaballoscuandolesdabaporirse.

―Adelante,muchachos―ordenóTexasalfin―.Heoídoalgo.Talvezhayasidouncoyote.Perosaldréaver;quierocerciorarme.

Saltandodelcaballo,seapartóalargopaso,balanceandolalinternaenlamano.Luegodioungritoestentóreo.Briteescuchó,peronooyónada.Despuésdeunbrevesilencio,Texasdiolavoz.

―Sí;estabaenlocierto.Obtuveunarespuesta.Corriódenuevohaciasucaballoy,montando,torcióuntantoalaizquierda.

―Supongoquepodréseguirmuchotiempoestadirección.Peroharemosalto,ygritaremoshastalocalizarlos.

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Porestemétodo,TexasJoedioalfinconlosguardasyconlamanada.Perolosguardasestabanenellejanoflancodelamanada,quederivabaaimpulsodelviento.TexasgritóaBriteyaReddie,diciéndolesquelesiguieranaél,ya losdemásquesiguieranaDeuce,querodearíalamanadadesdesupuntoextremo.Laluzquepartíade la linterna de Texas cayó repetidamente sobre reses extraviadas, que iban,evidentemente,muyalazagadelcuerpoprincipal.

―Vaya,losrezagadossirvenparaalgo―dijoTexas―.Yesoesunatormenta.Lasvocesderespuestasehicieronmásaltasymásfrecuentes.Enpocotiempo,

Texasguióalosqueleseguíanensemicírculohastalacabezadelamanada,dondehallaronaPanHandleyRollyLittle.

―¿Cómovamos,Pan?―gritóTexas.―Vanaladeriva,Tex;peronomucho―fuelarespuesta.―¿Dóndeestánlosotros?―Avecescerca;aveceslejos.Ahoralesoigo,yluegodejodeoírles.―¡Ohdemonio!¡Malditosea!―exclamóTexas―.Enfila,muchachos.Jefe,esto

le será duro de tragar.Comprará ganado a treinta pesos la cabeza.Reddie, aquí esdondevamosahacerunhombredeti.

Los conductores se pusieron cara al viento y a lamanada, que semovía en sudirección.UnamugrientamasadeganadoformabauncuadrofrentealalinternadeTexas.Lasresesteníanmalaspecto,yprobablementehubieranpodidoserdetenidasdenoimpedirlolasqueseagolpabandetrásdeellas.Unoscienmetrosmásatrás,laluz,losgritosyloscantosdelosconductoressurtíanpocoefecto.Así,quenohabíaesperanza de detenerlas. Lo mejor que podía hacerse era retardar su avance, paraprevenirunaposibledesbandada,cediendoanteellas.

Por fortuna se movían en grupo apretado, hecho que se puso de manifiestocuando la linterna de Deuce apareció a media milla de distancia. Entre estas doslinternasformabanfilatodoslosdemásjinetes,quegritabanycantaban.Teníanquedependerabsolutamentede lavistadesuscaballos,puessólocercade las linternaspodían ver algo. Sin embargo, podían oír, y con frecuencia localizaban la líneadelanteradeestemodo.Aintervalos,Deuceatravesabaelfrenteconlalinternaenlamano,yTexas se cruzabaconél yendoendireccióncontraria.Asímantenían algoqueseasemejabaaunalínearecta.

Erauntrabajolento,tedioso,desalentador,nodesprovistodepeligro,ydelomáspenosoyfatigante.Elvientosoplabamásfuerteymásfrío;lacelliscacortabacomominúsculashojas.Britehabíasidosiempresensiblealfrío.Llególahoradequesusgruesos guantes y chaqueta de abrigo parecían no prestarle protección contra latormenta.Aduraspenaspodíasoportardefrentelacellisca,peroteníaquehacerlooexponersea seratropelladoporelganado.Necesariamente, laacciónde sucaballoteníaqueserlenta;rarasveceslollevabasinoalpaso,yestonoconducíaaactivarlacirculaciónde lasangre.ReddieBayne ibaconél, tancercaquepodían localizarseunoalotrosingritar.CuandoTexasoDeucepasabanconlaslinternas,establecíande

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nuevosusposiciones.―Continuadasí,muchachos―gritóTexasgozosamente―.Las cosasnovana

peor;seguramentetendremossuerte.Britesabíaquesilatormentaarreciaba,élysindudaotrosconductores,Bendery

Reddie seguramente, seencontraríanenuna situacióndesesperada.Elviento fríoycortantesehizomásdurodesoportar,peroevidentementenoaumentabaenvolumen.Britebatíaamenudosusmanosenguantadas,haciendolomismo,sucesivamente,consusorejas,abrigadasbajoelcuellodelachaqueta.

―Animo,Reddie;estáapuntoderompereldía―gritóAckermanlaúltimavezquepasójuntoaella.

―Másvaleasí;delocontrarioseréyolaqueserompa―repusoReddie.Briteapartósusojos,enturbiadosporlaslágrimas,delamanada.Lastinieblasse

habíantornadodébilmentegrisesenaquelladirección.Sevolvióconfrecuenciaparaobservar aquella transformación. ¡Conqué lentitud se hacía la luz!Losminutos searrastraban con una pausa desesperante. Pero la aurora apareció casiimperceptiblemente, hasta que todo el vacío negro se tomó gris, y el gris se hizopálido iluminando la oscura extensión de la llanura y el sombrío muro de astasretorcidas,piernasycabezas.BritepudodistinguirprontolafiguradeReddieensucaballo,yluegounoauno,losdemásjinetes.Laslinternassehabíanapagado,ylosconductores, ayudados por la luz del día, progresaron notablemente en su tarea.Podían correr a trote, y a veces a galope, pasando de uno a otro de los puntosapremiantes.Loscaballos,ylosjinetes,sebeneficiaronconesteejercicio.

La línea delantera fue cediendo lentamente. Los cuernos-musgosos se deteníantratandodepacerunpoco, tansólopara serempujadosdenuevopor laolaqueseprecipitabadetrásdeellos.

Briteadquiriólacertezadequesilacelliscanosehubieraconvertidoenlluviayelvientonohubieseamainadounpoco,lamanadahabríatenidoqueserabandonadahastaquelosjinetespudierandesentumecerseytraercaballosderelevo.

El día apareció al fin con toda su fuerza, revelando una llanura triste y unamanada perezosa bajo un cielo velado por nubes que navegaban a poca altura, asícomounosjinetesencorvadosyempapadossobremonturashúmedas.Eraimperativohacerretrocederlamanada.Perderundía,podíasignificarlapérdidadecientosyaunde miles de reses. Texas condujo a sus cansados jinetes a un ejercicio increíble,concentrándolosenunextremo;ya fuerzadecabalgarduramente, sustituyendo lasvocespordisparos,hizodoblaraquelextremo;elrestosiguiócomolasovejassiguenauncabecilla.GanadoyjinetestornaronentoncescaraalNorte.Larenuentemanadase movía afanosamente, pero a paso tardo. Bajas las cabezas, fatigados yhambrientos, los cuernos-musgosos cubrían el terreno comobabosas.Los caballos,exceptoelnegrodeReddieBayne,estabanagotadosyseríaninútilesduranteelrestodelviaje.

Como a media tarde, Brite reconoció los mojones del sendero cerca del

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campamento. Vio que la remuda estaba aparentemente intacta, sin que le hubieraafectadolatormenta.TexasJoeyAckermandejaronelhatoagrupadoenuncuadradodericahierba,ydestacandoalgunoscaballos,losguiaronalcampamento.

Brite fue el segundo en entrar. Pan Handle, macilento y deshecho, vino acontinuación,yalfin,Benderhundidoenlasilla.Fueprecisoayudarleadesmontar.Britenoestabatanhelado,peronorecordabahabersevistonuncaentalaprieto.

―Vaya,porfinhallegadousted―ledijoTexasconvozbajayronca.Estabadepie,humeandojuntoal fuego.Mozeservíabebidascalientes.Britesepreguntóquéhubieraocurridosinohubiesenpodidodisponerdefuegoydelvivificantewhisky.

Reddie Bayne era el único miembro del equipo que no le llegaba el agua alcuerpo. La largamanta de lona la había salvado, y aunque descolorida y tiritante,habíasalido,evidentemente,mejorparadaquealgunosdeellos.

―Café;whisky no ―susurró ella secamente, al olor de la taza que Moze leofrecía.

―Reddie,yaestásahí―observóDeuceconadmiración.―¿Dónde?―Quierodeciraquí.Heestadomuypreocupadoporti.―Vaya―rezongóTexas―,empiezoacreerqueesunhombre,apesardetodo.

―YReddiecelebrólagraciauniendosurisaalasdelosdemás.―Compañeros, la manada deriva un poco hacia el sur ―observó Texas con

ansiedad ―; pero confío en que podremos contenerla aquí. Sabe, ven conmigo.Deuce, envía dos hombres dentro de una hora y volveremos a comer.Después, laguardiaregular;acamparemosaquíestanoche.

―Me pregunto si hoy se nos habrá adelantado algunamanada―sugirió Britehablandocondificultad.―Supongoquelosquevienendetráshabránperdidotantotiempocomonosotros, jefe…Yahoraquerecuerdo,noolvidendedarleunabuenadosisaBender,yponerleenellecho.

TexashizoaltoalpasarjuntoaReddiequesehallabacercadelfuegoypreguntó:―Oye,monada,¿quieresquetedéalgunaorden?―¡Monada!…¿Aquiénsedirigeusted,Mr.Jack?―replicóReddie.Élfijósuspenetrantesojosdehalcónensurostroencarnado.―NosigasllamándomeJack.―Estábien…Jack.―Detestoesenombre.Merecuerdaunachicaquesolíallamarmeasí.Eracasitan

arrogantecomotú,ReddieBayne.―Loquepasa es que ya nome acuerdode llamarle Joe…Si es que se puede

llegaraesafamiliaridad.―Verdaderamente… ¿Familiaridad? Tú llamas a los otros por sus nombres de

pila.Hastateheoídollamarlepapaítoaljefe.―Esverdad…Peronocreíquelooyesenadie―repusoRedsonrojándose.―Bueno,sinopuedes llegaraesa terriblefamiliaridadde llamarmeJoeoTex,

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llámameMr.Shipman―replicóTexasconsarcasmo.―¡No!MegustamásJack―dijoReddieconunaexpresióndetravesuraensus

ojos,perosinmirarle.―Escucha.Estopondráfina ladisputa―dijoél,animado,yconun timbrede

vozsemejantealquehabíaempleadoaldirigirseaWallen―.Yonopuedoyavolveraazotartecomotemereces.Noandobuscandomáspelea.PeroteaseguroqueantesdequetermineesteviajevasaponerunacosauotradespuésdelJack.

―¡Unacosauotra!¿Qué?―exclamóReddiecongrancuriosidad.―Bueno, pudiera ser: ¡Jack querido!, por ejemplo ―repuso Texas; y partió

rápidamente.Losvaqueroshablabanenvozaltayconregocijo.Reddieparecíadesconcertada

porprimeravez.Noeraelcalordelfuegoloqueañadíacarmesíasusmejillas.Britecaptó un destello de sus ojos antes de que la joven bajara la vista y tenían unaexpresióndesorpresayasombro.Perosucabezadesgreñadanopermaneciómuchotiempo inclinada; se alzó de golpe, echando los rizos hacia atrás, con un gesto decoqueteríafemeninaquenosecompaginabaconelbasto,raídoyenfangadotrajedemuchachoquellevaba.

―¡Jamásenestaverdetierra!Lanochefuelargaeincómoda,tantoenelcampamentocomoenlospuestosde

guardia. Pero con lamañana fuemejorando y aclarándose la atmósfera; y cuandoestuvohechalapuntadelamanadaseviounapromesadesol.Lahierbahúmedaylos frecuentes charcos de agua convirtieron en más agradable el día, hecho queaprovechóShipmanhaciendoun largo recorridohastaeloscurecer. ¡Aquellanochenohubotertuliaentornoalfuego!

Dosjornadasmás,realizadassinnovedad,condujeronelequipohastaAustin,elprimerestablecimientodelsendero.Britehizoaltopara iravisitarunrancheroquevivía a dos o tres millas del pueblo, y recibió inquietantes noticias acerca de lascondiciones que reinaban al norte. ¡El término medio de los desastres se habíamultiplicado!Enparticular,sesabíaqueel ríoColorado,quepasacercadeAustin,estabaapuntodedesbordarse,yseríanecesarioesperarparavadearloosubirporsuorilla ypasar a nado lamanada.CuandoBrite transmitió esta información aTexasJoe,recibióunacontestaciónquefuedesuagrado.

―Desdeluego,nopodemosesperarenesepueblo.Austin, como otros establecimientos del sendero de Chisholm, estaba sujeto a

fluctuaciones de población, y a veces el conductor de manadas haría bien en nomostrarse sociable. En segundo lugar, los vaqueros se daban con frecuencia a labebidaenestoslugares,factordeincertidumbrequedabamuchoquepensar.

Texas seapartódel lugar,pasando lejosdeél, con intencióndeacometerel ríocincomillasaloeste,dondeelrancheroamigodeBritedijoquehabíaunavertientegradualadecuadaparaenfilarlamanadaatravésdeella.BriteentrósoloenAustin.Cenóenunaposadadondesehabíadetenidootrasveces,ymarchóluegocalleabajo

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a visitar la tienda de Miller. En la oscuridad, punteada por unas pocas lucesvacilantes, sehacíadifícil saber siAustinestabaonohabitada.Parecía sosegadaysolitaria.Miller,unmissourianodesgarbado,saludócordialmenteaBrite,comoeradeesperarquehicieraconuncliente.

―¡Dejaquetevea!―dijo―.¿Quedamuylejoslamanada?―Aun día demarcha,más omenos―repusoBrite―.Dentro de una semana

acudiráncomooleadasdebúfalos.―EsecálculocoincideconeldeRossHite.―Hite.¿Estáaquí?―preguntóBritecontonocasual.―Sí.Entróhaceunosdías―repusoMiller―.Trajounpuñadodemesteñosque

andavendiendoporahí.―¿Cuántoshombrestraeensuequipo?―Nosé.Cuandollegósólotraíaunpardehombresconsigo,desconocidospara

mí.¿Nolehasvistopasarenelcamino?―Nos ha pasado un equipo. Creo que se componía de siete u ocho hombres.

AlguiendijoqueeraeldeWallen.―¿Wallen?No le conozco.Bueno, cuantosmásvengan,mejor paramí.Yono

soycurioso,nimemetoenparticularidades.¡Ja!¡Ja!Britedejóunpedidodeprovisiones,tabacoparalosjinetesyvariosartículospara

Moze;ymientrasselopreparabansalióalacalleyentróenlatabernadeSnell.Eraunlocalgrande,enformadegranero,llenodeluzamarilla,humoazul,oloraronyruido.Había estado allí en cadaunode susviajes alNorte, y todas aquellas vecesjuntas no sumaban el número de parroquianos presentes en esta ocasión. El juegoestabaenplenaactividad,yaunadelasrústicasmesassesentabaRossHiteconotrosjugadores,todosembebidoseneljuego.Britemiróconatención,aversireconocíaaalgunosdelosotros.Nolecabíaduda,sinembargo,dequetodoelequipodeWallensehallabaallí.Losvaqueros,aloqueBritealcanzaba,brillabanporsuausencia.Lamayoría eran hombresmaduros y toscos; la minoría, mejicanos y algunos negros.Britesedejócaerhaciaunrincóndondequedabaalasombra,ypodíadivisaratodoslosjugadoresyunaesquinadelbar.Sóloteníacuriosidad,ypensóqueacasopudierasorprender alguna conversación al azar. Por regla general, los rancheros no sepasabanlasnochesenlosgaritos.Sinembargo,Britecreyóqueconocíabastantealganaderoinveteradoparaidentificarunoscuantosenaquellugar.Apenasllevabaallímás demedia hora, cuando recibió el disgusto de ver entrar a RoyHallett y BenChandler,quetratabandeabrirsepasohaciaelbar.AcasoShipmanleshubiesedadopermiso;perolomásprobableeraquehabíanentradosinél,yesperabanregresarsinserdescubiertos.Estosecompaginabaconelcarácterdelvaquero.

Chandlerteníaelrostroencendidoy,evidentemente,ibadebuenhumor;Hallett,encambio,parecíamás sombríoquedeordinario.Labebida, envezdecambiarle,exaltabasuscaracterísticaspeculiares.Peronoeraunborracho.TuvoquearrancaraChandlerdelbarcasialafuerza.Éstetratabadesacarelmejorpartidoposibledesu

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oportunidad.Eraevidente,sinembargo,queHallettteníaotrospropósitos.Almenos,nomostraba aquella tendencia usual en el vaquero a beber sin tasa. Brite sacó laconclusióndequeHallettteníaalgúndesignioensumente.Sesentaronaunamesadesocupada, donde Hallett comenzó a hablar seriamente y en voz baja a sucompañero.Era algo que aBen no le agradaba escuchar.Más de una vez trató delevantarse con expresióndebuenhumor, perono logró evadirse.Luego, empezóafruncir el ceño. Hallett trataba sin duda de persuadirlo a hacer algo. Pudiera sercuestión de bebida, o de juego, o de quedarse toda la noche en la población, peroBritenose inclinóaningunadeestashipótesis.Depronto,Benalzóclaramente lavoz:

―No.¡Eldiablomellevesivoyahacereso!Su expresión era tan dura y tan irritado su tono, que Brite creyó conveniente

interrumpir el coloquio. En ese momento vio que Ross Hite dirigía a Hallett unamiradasignificativa,dominanteyaudaz,aunqueno impertinente.Briteseenderezódegolpe,conmovidoytransfigurado.¿Quéeraesto?

DosdelosjugadoresdejaronsussillasmovidosporunasignificativapalabradeHite,yseacercaronalbar.Despuésdeesto,elcabecillasedirigióaHallett.

―¿Quieresacercarteaecharunapartida?Adosdólarescomolímite.―No tengo inconveniente ―replicó Hallett―. Anda, Ben; vamos a

desplumarlos.―Yovuelvoalcampamento―declaróBenlevantándose.Hallett le echó mano y acercando su rostro colorado al de Ben, susurró algo

inaudible,peroquenoporesoeramenosefectivoparaBrite.Chandlerreaccionócontal fiereza, que condujo, después de un breve forcejeo para desasirse, a unaarremetidayunvapuleo.Hallett cayó cuan largo era, yChandler se agachócon lamanoenelrevólver.Perosuprecauciónparecióinnecesaria.Hallettnohabíaperdidoelsentido,aunqueserecobrabalentamente.Chandlernodejabademirarle,sinoparavolver la vista hacia el boquiabiertoHite; luego se volvió rápidamentey salió a lacalle.Hitehablóenvozbajaaunodesusasociados,unhombredecuellorobustoycarapesadaqueselevantóyseprecipitófueradetrásdeChandler.

Hallett se levantóy seunió aHite en sumesade juego, llevando lamanoa lacara.Miró con expresión maligna hacia la puerta, como si esperara ver entrar denuevo a Chandler. Hite barajó las cartas y habló a Hallett en voz baja. No era laprimeravezqueconversaban.Hitediocartasenderredor,comosieljuegosiguierasu curso. Pero el vigilante Brite advirtió que esto era sólo una tapadera. El juegoterminóluego;HiteyHallettseacercaronalbar,bebieronyabandonaronlataberna.

Brite quedó perplejo. El diablo trabajaba bajo cuerda. Quería salir corriendo yprevenir a Chandler de que le perseguían. Por otro lado, no le hubiera gustadoencontrarse conHite yHallett. La incertidumbre le encadenó por unosmomentos;luego,comprendiendoquedebíairsedeaquellugar,descolgósusombreroysalió.Lacalleestabaoscurayvacía.Lasescasaslucesacentuabanlastinieblas.Bajandohacia

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latiendaarecogersucompra,vioaHiteyHallettenelmomentoquecruzabanelhazdeluzquebrotabadelaentrada.Britesereplegóenlasombra,fueradelcamino.Losdos hombres pasaron hablando en voz baja. Brite no distinguió las palabras; sinembargo,sutonoerasutil,calculador.

Cuandohubieronentradodenuevoenlataberna,Britefueabuscarsucaballoalpuntodeamarre.Nosesintiósegurohastaqueseviomontadoenmediodelcamino,en dirección al sendero, río arriba. En vano buscó atentamente a Chandler con lavista.Unavezcreyóoírsonidodecascos.Apoco,estabaencampoabierto,bajolaluz estelar. Tenía mucho sobre qué reflexionar durante el camino hacia elcampamento.

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VII

ElcaminoquepartíadeAustinterminabaenelrío;desdeaquícorríaunsenderoalolargodelaorillahaciaelOeste.ElviejoColoradoiballeno,yaesahoraofrecíaunavistamagnífica,iluminadoensugrananchuraporlasestrellas,discurriendoconunrumorsordoytétrico.Britenohabíaencontradonunca,ensusvariasexpediciones,una riada como la presente. Había que pasar la manada al otro lado, si ello erahumanamenteposible.Elconductordemanadaspreferíaarrostrarcualquierpeligroantesqueexponersealaaglomeracióndevariasmanadas.Seperdíaaúnmásganadoenestaconfusiónqueen lasgrandesdesbandadas.Sinembargo,habíaejemplosdevaquerosquehabíanperdidomanadasenterasenaquellashuidasdeterrorpánico.

Brite no tenía esperanza de encontrar a Ben Chandler. Si aquel vaquero habíalogradomontarensucaballo,aestahoraestaríacercadelcampamento;peroteníalainquietante convicción de queChandler llegaría tarde, si es que lograba llegar. Encuanto a Hallett, lo probable era que si se presentaba en el campamento sería alamanecer.BriteardíaendeseosdeparticiparaShipmanestainformaciónyconocersuactitud.Halletteracapaz,cuandomenos,delamásextremadadeslealtad.Yanteesto,suacciónparecíasospechosa.

Britecontinuósumarchalentamenteporterrenosquebrados,yaltrotesobrelosllanos.Al cabo de una hora, comenzó a prestar atención a la caída del terreno.Elcampamentodebíadeestarenalgunaparte,amenosdeunamilladedistancia.Notenía ideadedóndepodía ser,peroeradifícilnodar con lamanada.Yasí resultó.Localizóelganadoporelmugidodelasvacas.Estabafueradelalcancedelavista,sumidoenlasombragris,aciertadistanciadelrío.Unpocomásadelante,laerrantemirada de Brite captó la llama vacilante del fuego del campamento. Dirigió sucaballohaciaélyapocoreconociólasiluetadelagalera.

Nada se movía. Varios jinetes dormían tranquilamente cerca del vehículo.Pensándolodenuevo,decidiónodespertaraninguno.Siélestabadormidocuandocambiase laguardia, todavía seríaa tiempopor lamañana.Desensilló,ydejó ir sucaballo.Luego,habiendohalladosulecho,seacostóysequedódormido.

Britedespertóconsobresalto.Parecíaquenohabíapermanecidoacostadomásdeunmomento.Sehabíahechodedía.Oyóelsonidodeunhacha.Peroestodifícilmentelehabríadespertado.Volviéndosecaraalcampamento,seincorporó.

Hallett estaba a horcajadas en su caballo; su aspecto hosco daba muestras dehaberpasadomalanoche.PanHandleyDeuceAckermansehallabandepiejuntoalfuego,caraalosotros.BritevioentoncesqueTexasJoemirabaaljineteconlosojospenetrantes.Evidentemente,sehabíancambiadoyapalabras.

―¿Ydónderayoshasestado?―preguntóJoe.―Fui anoche a la ciudad. No pensaba quedarme toda la noche, pero lo hice

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―repusoHallettfríamente.―Nomehaspreguntadoamísipodíashacerlo.―No.Perolohice.―Sí,yaloveo.Peroesmuyfácilquetecuesteelempleo―dijoTexas,despacio.―Shipman,nocreasqueletengomuchoapegoaesteempleo.Ackermanhizoungestoapasionadoyseadelantó.―Roy,¿quésetehametidoenelcuerpoúltimamente?―preguntó:―Nada,salvounpocodewhisky.Estoyhartodeestetrabajo,Deuce.Demasiados

bueyesparatanpocosconductores.―¿Por qué demonios no lo has dicho? Yo soy responsable por ti. Yo te he

contratadoparaesteviaje.―Bueno,puesyanotienesesaresponsabilidad―repusoHallettrudamente.―¡DiosdeDios!Teníaelpresentimientodequetú…―Calla tú,Deuce―intervinoTexasbrevemente―.Notehagoati responsable

porHallett.Yyohablaréconél.―Habla, pues, y que el diablo te lleve. ¿Sabes que el viento se te ha subido

bastante a la cabeza, Shipman? ―replicó Hallett con sarcasmo, encendiendo uncigarrillo.

―Seguramente.Yme parece que ese viento va a soplar contra ti, si continúassoltandolalenguadeesemodo.Parecequequieresabandonareltrabajo.

―Lodoyyaporabandonado.―Bueno,estáslibre.Yahoradéjamedecirteunacosa.Esunaaccióncochinala

queestáshaciendoaMr.Brite.Vamosescasosdebrazos.Ytucomportamientotieneunaspectoextraño.

―¿Sí,eh?DeberíassaberqueTexasesellugardeloshechosextraños.―Sí, y de los vaqueros traidores; me avergüenza decirlo―continuó Shipman

mirandoconfieraintensidadaljinete.Hallettrespondióaestosignificativamente.Britesiguióconlosojospenetrantes

laenvolventemiradaqueeljineteechóaTexasJoe.Ésteacababadedesprendersedesusmantas.Teníaunabotapuestaylaotraenlamano;nosehabíaabrochadoelcintodel revólver. Hallett descabalgó y dejó su montura a campo libre. Su cara se ibaensombreciendoysusojosbrillabancomocarbonesopacos.

―Existemásdeunvaquerotraidorenesteequipo―declaróHallett―.Yyotevoyadeciralgoquetevaasecarlagarganta.FueBenChandlerelquemeindujoaira la ciudad anoche. Tenía un asunto extraño entre manos. Pero yo no lo sabíaentonces.Fuisóloporelgustodeir.YmequedéparaevitarqueBentraicionaraalequipo.Ynopudelograrlo.

―¡Ah,vamos!―exclamóTexas,pococonvencido,pero,conteniéndoseaún.En el entretanto, Brite se había puesto las botas y se levantó entonces con

intención de introducir unas cuantas palabras pertinentes en la discusión. Pero nollegómuyallá.BenChandlerirrumpióentreellosllevandounpañueloensangrentado

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atadoalacabeza.―¡Tex,éles…unembustero!―anunció.―¿Dedóndevienes?―preguntóTexas,asombrado.―Milechoestáahíarribaentrelamaleza,Tex.Acabodelevantarme,yacertéa

oírestaconfabulación.―¡Puesvotoatalquellegasabuenahora!ElaspectoylaactituddeHallettsufrieronuncambioradical.Alprincipiomostró

completoasombroeincredulidad.Estocedióluegopasoaemocionesmásprofundas,cólerarepentina,odioytemor.

―¿Así, que has vuelto, eh?―preguntó despectivamente―. Apuesto a que norecuerdasqueanocheestuvisteborracho.

―Yonoheestadoborracho,Hallett.―Ya.Supongoquedirásquetuvisteunapelea.―No. Alguien ha enviado una bala rozando mi cabeza, es verdad. Yo seguí

caminohaciaelcampamento,comoves;yahora,porDios,quevoyaponerenclaroloquehehechoyloquesé.

―Shipman, este hombre estaba tan borracho anoche, que no recuerda haberentradoatirosencasadeSnell.

―Esodices tú,Hallett.PeroBentehallamadoembustero.Siyoconozcoa lostejanos,esonosediceaquíenvano.

Briteseadelantódedetrásdelgrupo.―Tex,yoestuveanocheencasadeSnell.HevistoaHallettyChandlerenaquel

lugar.Bennoestababorracho.Durante el momento de silencio que siguió la cara de Hallett se fue tornando

lívida.Sereplegóunpoco,comoparasaltar,yconunamanoencadacaderaseladeólentamente hacia su caballo. Su máscara había desaparecido. Su propósito eraescapar.Peroteníaunaexpresiónvenenosa.

―Shipman, si dices una palabra más, te abraso―dijo con voz raspante, unaexpresiónasesinaensusojos.

Texastragósaliva,peropermanecióenunsilenciofrío.―¡Bah,túnoabrasaríasanadie!―gritóBenChandlerconpasión―.Túeresun

fanfarrónyunembustero.Túnopuedesusaresaguaperíaconmigo,Hallett.―¡Cállatetú…,imbécil!―continuóeljineteretrocediendohaciasucaballo.―Ben, no digas nadamás―aconsejóBrite reconociendo lo que a Shipman le

parecíatansencillo.―Pero,Mr.Brite,yomeavergüenzodeloquehehecho―protestóBen,elrostro

llameante―.Yoquieroconfesarlo,yllamarleaesteembusteroensucaraloquesemereceantetodosvosotros.

―¡Unmomento!―intervinolafríaycortanteexclamacióndePanHandleSmith.―Prestadmeunrevólver―prorrumpióChandler.―Quenadiesemueva―ordenóHallett,entonosombrío.Evidentemente,creyó

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queteníalasituaciónenlamano.―Hallett, voy a ponerte al descubierto aquí mismo―gritó Chandler con voz

estridente―.Noconsentiréquecaigasobremítujugadaindecente.―Callalaboca,Chandler―siseóHallett.―Nocallaré.VanasabertodosquéclasedenegociostetraestúconRossHite.

Voya…―¡Aguarda,pues!―alsoltarestaspalabras,Hallettechómanoasusrevólveres.

Éstos salieron de sus fundas y dejaron ver sus destellos en el aire al punto queestallabaundisparodetrásdeBrite.Elfuegoyelhumochamuscaronsumejilla.LaintensaaccióndeHallettcesócomoparalizadaporunrayo.Susienyojoizquierdosaparecieroncubiertosdesangre.Sedesplomócomosisuspiessehubieranplegadobajo su tronco, el rostro hundido en el polvo, deslizando lasmanos hacia delante,flojasysinnervios,parasoltarlasarmas.

―Jefe, yo no puedo permanecer con los brazos cruzados viendo a sus buenosmuchachosenpeligro―dijoSmithconunavozfría,lentayvibrantequerompióeltirantesilencio.

―¡SantoDios!―prorrumpióAckerman, agitado―Está listo.Yo lemiraba dereojo.

―Pan Handle, había olvidado que estabas aquí―declaró Brite, conmovido yaliviado―.Haestadobienhecho…YoviaHallettconRossHiteayernoche.

―Ben, suelta ahora esa historia―ordenóTexas Joe―.Faltó poco para que tequedarascalladoparasiempre.

―Tex,túnoestuvistetampocomuylejosdeello.Loleíensusojos―dijoSmithsecamente.

―¡Ah!Talveznolohayavistoyo―repusoTexasroncamente―.Pan, tedeboésta…¡Yasíaprenderéanosepararmenuncademirevólver!

―Vamos,Ben;cuentaloquesabes―intervinoBrite.Chandlersedejócaersobreunbultoderopayhundiólafrenteenlasmanos.

―Jefe,nohaymuchoquedecir―repusoconvozapagada―.Hallettsepusoadarvueltasalrededordemí.Mepersuadióparaquefueraconél,diciendoqueteníaquearreglarunasuntoconHite.Haceunosdías,porlanoche,Hitesepusoalhablacon Hallett cuando éste montaba guardia. Le ofreció quinientos dólares para quedejara una parte del ganado al descubierto, a fin de que él y su equipo pudieransepararunbuenpuñadodereses…Alprincipio,yo…yoconvineenello.Confiesomi traición.Peroaquellavilezameroía lasentrañasnocheydía,ycuando llegó lahora…perdílosánimos.Nopodíallevarlaacabo…Esoestodo,señor.

―¡SantoDios! ¡Pensar que Ben nos iba a traicionar de esemodo!―exclamóDeuceAckermanestrujándose lasmanos―.Yono conocíabien aHallett.Pero tú,Ben…¡Cómo!Sihemostrabajadojuntos,dormidojuntosdurantetantosaños.

―Yaestáhecho.Se lohedichoa todos.No tratodedisculparme…, salvoqueRoyteníasiemprebebidaparamí.

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―Ben,enesecasoteperdono―dijoBritesinceramente―.YquieraDiosquenovuelvasacaerenesatentación.

―Gracias,Mr.Brite.Leprometoque…no loharé―repusoChandlerconvozcortada.

―Ben,¿quésuponestúquediríaReddieBaynedetodoesto?―preguntóTexasJoeconretintín―.Ellateteníaatimásapegoquealosdemás.

―Notengoidea,Tex.Peroyomismoselodiré.―Ahívieneellaconlaremuda―añadióDeuce.MepreguntoporquéReddietraerátodosesoscaballos―dijoTexas.―Tapemosalmuerto―dijoAckerman.―No,vaquero;convienequetedescuenta.Dejaqueladamitatraguelahiel.¿No

leteníaciertoafectoaHallett?―No,Tex;túdebesdartecuenta.Nadamássedijodirectamente.Reddiellevólaremudaunoscienmetrosfueradel

campamento y se adelantó en su caballo negro, que lucía hermoso con su pasooscilante.Reddiehizosaltaralosvaquerosantesdefrenarlo.

―MísterBrite…Texas…PanHandle―dijosofocada―.Traigomalasnoticias.Nichols,consucamadadedosmilcabezasypico,vienepisándonosloscalcañares.Ydetrásdeél,apocadistancia,vieneHortonacargodeunagranmanadaparaDaveSlaughter.

―¡Maldición!―exclamóBritelevantandolosbrazos.TexasJoeusóunlenguajeigualmenteexpresivo,peronomuyadecuadoparalos

oídosdeunajovencita.Luegosepusolabota,locuallediobastantequehacer.―Losdoshanenviadounmensajeroadecirnosquecrucemosprontoelrío,pues

de lo contrario se nos echarán encima ―continuó Reddie, con las mejillasencendidas―.¡Oh!¡Cómovaelrío!Estabaoscurocuandoyopartí…MísterBrite,noesposiblepasaranadoesemar.

―Reddie,acasonoseaposible.Perodebemosintentarlo―repusoBrite.―¡Oh!―gritóReddiesúbitamente,viendoalensangrentadoHalletttendidoenel

suelo―.¿Qué…quéhaocurrido?¿NoeséseRoy?―Sí,muchacha;asíparece.―Oh…¡Estámuerto!―Asíes.―¿Quién?―preguntóella,presadeunasanaindignación.―Reddie,yosoyesemalhombre―dijoPandespacio.―¡Tú…,tú…,sanguinariogunman!¿Porquéhasmatadoaesepobremuchacho?PanHandlevolviólaespalda;Texasbajólacabeza;Briteobservabaypermanecía

callado.Benalzóentonceslavista.―¡Cómo,Ben!¿Estásheridotambién?―Sólounarañazo,Reddie.Verás.Haocurridocomosigue―comenzó;yexplicó

valientementesuparticipaciónenlatragedia,acusandoduramenteaHallett,perosin

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excluirseasímismo.¡Ben Chandler!―exclamó ella con voz conmovida. Luego, a medida que las

ideasseibanaclarandoensucabeza,comenzóamirarsucesivamenteaTexas,BriteyelcadáverdeHallett,volviendosusojosllameantesaBen,laenormidaddecuyafaltaparecíaaumentarprodigiosamente.

―¡Convenir en traicionar a nuestro jefe! ―prorrumpió ella con profundodesprecio―. ¡Robar a la mano que te da pan! ¡Dios mío! ¡Ésa es una verdaderainfamia!

―Pero,Reddie,hayquedaraldiabloloqueesdeldiablo―interrumpióTexasentonocortante―.Bensedejó llevar.Le teníaapegoaHallett.Ysudebilidadera labebida.Yapesardetodoélnoha…,élnopudollevarloacabo.

―Eso importa poco ―gritó Reddie, la crueldad personificada―. Jamás leperdonaría, aunquevivieramil años… ¡Cómo!Este indecenteyvil vaqueroqueríaqueyoledieraunbeso…,¡hacesolamentedosnoches!

―Bueno, en ese caso, sería importante saber siBen lo consiguió―dijoTexaslentamente.

―No, puedes tener la seguridad de que no ―replicó Reddie, con el rostroencendido―.Silohubieraconseguido,metiraríaalríoenesteinstante.

―Reddie,yohepasadoporaltoesafaltadeBen―interrumpióBrite.¡―Ajá!Bueno, lo únicoquedigo es que eso es demasiadablandura para unos

hombres comoustedes― repusoReddie conpasión―.Yono lopasaré jamásporalto.Ynolevolveréahablarenlosdíasdemivida,niharéguardiacercadeél.

―Venidacomer,antesqueseenfríe―llamóMoze.Texas Joe observaba el río.Teníamás de doscientosmetros de ancho en aquel

punto, y formaba una corriente rápida y fangosa que se precipitaba en remolinosarrastrandotroncosyramasdetodaespecie.Lavelocidaddelaguaeracosadeteneren cuenta: si arrastraba al ganado más abajo de cierto punto, ocurriría casiseguramenteundesastre.Porqueadosmillasdeallí,enelladoopuesto,sealzabadelaorillaunapendienteverticalqueseextendíaportodoloquealcanzabalavista.

―Jefe, juro que no sé lo que va a pasar ―dijo Texas―. Pero no podemosretrocederahora.Losmuchachoshanrecibidoórdenes,ylamanadaestáyaalavista.

―Lointentaremos,parabienoparamalrepusoBrite,ceñudo,emocionadoporlaaventura.

―¡Ea,Reddie!―gritóTexasagitandolamano―.Vamos.Reddierespondióconungritoagudo,ygiróparaarrearlaremuda.Loscaballos

seadelantaronengrupoapretado,impacientesyatemorizados,peronoalocados.PanHandleocupabasupuestoenlaparteinferiordelrío,mientrasTexasmontabaenellado opuesto. Reddie condujo a sus mesteños a galope cuesta abajo. Algunos sedesviabanenunauotradirección,siendoatajadosporTexasyPanHandle.

Momentos después, los delanteros habían sido enderezados, y con agudosresoplidossearrojaronalagua.Losdemássiguieronenbuenorden.Texasseadentró

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conellos,acaballo,hastaqueelaguasehizoperceptiblementeprofunda.Gritabacontoda la fuerza de sus pulmones. PanHandle se lanzó a la cabeza de losmesteños,guiando la partida.Reddie, con sus gritos estridentes, los empujaba hacia el río, ycuandosucaballonegroseadentróenelagua,losdelanterosibananado.

―¡Venga, muchacha!―voceó Texas agitando su sombrero―. Sigue contra lacorrienteydéjalosir.

Cuando Texas regresó a la orilla, el ancho extremo posterior de la remuda sehabía adentrado bastante en el río―y los delanteros iban a punto de acometer larápidacorriente.

―Tex,debimosirconella―dijoPanHandleseríamente.―Nohaytemor,llevaunmagníficocaballo―repusoBrite,esperanzado.TexasJoenoexpusosustemoresniesperanzas,perofijóconintensidadsusojos

dehalcónenaquellamovidaymaravillosaescena.Britehabíacontadoúltimamenteuntotalde179mesteñosenlaremuda.Losvalerososcaballitosespañolesnoteníanmiedo al agua. Resoplando y encabritándose, el denso grupo de potros se lanzó anado,seguidodecercaporlaintrépidamuchacha,queagitabasusombrerogritandocontodassusfuerzas.¡Ycómobrillabanalsolsuscabellosdorados!Unavezqueelcaballonegrosehubolanzadoalaparteprofunda,Britedesechóeltemor.Elcaballonadabacomounpato.Reddielomantuvocontralacorrientealextremoizquierdodela fila flotante. Árboles y troncos nadaban entre los mesteños, entorpeciendo suavance. De vez en cuando, un caballo tomaba impulso para pasar por encima delestorbo,fallaba,sehundía,resurgíaparacontinuaradelante.Losqueentrabanenlacorriente eran arrastrados río abajo, abandonando rápidamente a los que aúnpermanecíanenelaguamansa.Perocontinuabannadando,y teníanunlargotrechodederivaantesdellegaralaempinadamargenqueselevantabamásabajo.Apoco,laremudahabíaentradoenlacorriente,yentonceselespectáculoleparecióaBriteespléndido ymovido. Si su corazón no se hubiera inclinado a esta chica huérfanamuchoantesdequeellaarrostraravalientementeelpeligrodelariadadesdeñandolaayuda, lo hubiera hecho ahora. La larga franja negra de cabezas enjutas sedesintegraba,seestirabaysecurvabaríoabajo,enunbelloyturbulentomovimiento.

Unamilla más abajo, donde Brite y sus jinetes vigilaban casi sin respirar, losdelanterospasaronalapartevadosadelríoylalargasartasecurvófielmentehaciaaquel punto. Uno a uno, de dos en dos, de tres en tres, y luego en grupos, losmesteños fueron dando pie en la arena, surgiendo a la superficie y dejando susmojadas espaldillas al descubierto, para lanzarse a impulsos y chapuzones hacia laorilla.Prontosefueensanchandolalíneaenformadecuña,amedidaquelospotrospasaban la rápida corriente; a los pocos minutos, el último caballo había salidovadeandodelrío.¡YReddiemontabaahorcajadasaquelcaballo!

―¡AlabadoseaDios!―respiróTexas―.Hasidomagnífico.―Enefecto;dabagustoverlos―convinoPanHandle.―Bueno,nuestrostemoreseraninfundados―añadióBrite.

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―Jefe, tenemos que detenerla. Es diferente volver en esta dirección. No tienebastanteholguralacorriente―exclamóPanHandleansiosamente.

―Pues,claro,tútienesrazón―;exclamóTexas,ysacandoelrevólverhizodosdisparosalaire.Luegoagitósusombreroygritócontodalafuerzadesuspulmones:

―¡Atrás,atrás!Reddieoyó,puesagitólamanoenrespuesta,ycontinuóavanzando.Unmomento

despuéssucaballoentrabaanadocaraalarápidacorrienteconsusgrandesyturbiasolas. Texas descargó los cartuchos que le quedaban en el revólver, apuntando demodoquelasbalasdieranenelagua,nolejosdeReddie.

Luegobramócomoungigante:―¡Da la vuelta! Reddie, no es lo mismo… ¡El diablo te lleve! ¡Obedece mis

órdenes!Reddie contestó con un grito alto y agudo que el viento trajo en forma de una

respuestadulceyagreste.―Demasiadotarde,Tex.Yaestáenlacorriente.―Éseestodouncaballo,Brite.Déjalavenir―intervinoPanHandle.TexasJoeseconvirtióenunaestatuaecuestredebronce.Lasgrandesy turbias

olasserizabansobreelcuelloylacabezadelnegroysealzabanhastaloshombrosdelajoven,arrastrándolesríoabajoconviolencia.Perocienmetrosmásadelante,elpoderoso caballo abandonaba las altas olas y entraba en la menos vigorosa yarremolinadacorriente.Britevioquelachicalofrenabaparadejarpasaruntronco,yluegolovirabaríoabajoparaevitarunamasadefollajeverde.Caballoyjinetesabíanloquehacían.Denuevodiopechoalacorrienteconvigor,yselanzóatravés,peronopodríavolveralpuntodedondehabíapartidolaremuda.EstopreocupabaaBrite.¡Atancortadistanciadedóndeempezabalaescarpadaorilla!PanHandlemarchabayaríoabajoparaayudarlaasalir.Peroelcaballoavanzabamásrápidamentedeloquelosespectadoressefiguraban.Deungolpe,levantólacabeza,suspaletillassurgierondelagua,ydeunvigorosoimpulsopasódelaparteprofundaalavadosa.Lohabíahechoconespaciodesobra.Reddiesaliótrotandoalaorilla.

Aquí, Texas se descolgó de su caballo, y en el colmo de la rabia o de laexasperación, tiró su sombrero al suelo y comenzó a dar pasos de un lado a otro,renegandocomounvaqueroborracho.

Britecomprendióquesumayoral sehabía rendidoalaliviodeunacontenidayagónicaansiedad.

―Vuelveacá,Pan―gritabaReddiealegremente―.Hasidounadiversión.¿Quépensáisdemicaballo?

―Elcaballoesmagnífico.Perotúhascorridoungraveriesgosinnecesidad.ReddieespoleóasucaballoyapocolodetuvoanteTexasyBrite.Eraalgodigno

dever.Pálida,conunaexcitacióncontenida,susgrandesojososcurosyaudacesmuyabiertos,sequedóacaballoesperandoquecayeralasentencia.Estabamojadahastaelcuello,chorreando.Sublusanoocultabayaelagitadocontornodesuseno.

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―Siento haberles dado un susto, señores―dijo un poco atemorizada―. Peroustedesmenecesitanaquí,yyoteníaquevenir.

―ReddieBayne,yotehegritado―comenzóTexasseveramente.―Desdeluego.Yalehabíaoído.―Teordenéquevolvierashaciaatrás.¿Looíste?―¡Vayasiloheoído!¡Nisiquieraqueestuvieramuerta!―¿Entoncesnometienesrespetocomoconductorjefedeestamanada?―No habría vuelto hacia atrás aunque me lo mandara el propio Mr. Brite

―replicóellavivamente.Perosurostrohabíapalidecido,ysusojossedilataban.―¿Mehasdesobedecidodenuevo?―dijoTexasconvoztonante.―Sí,lohehecho…―Ynosóloeso.Noshasdadounsustomortal,tansóloporhacertelainteresante.

Eresunaniñamalcriada.Perotúnopuedesseguirdandomalejemploenesteequipo.―¿No,eh?―repusoReddiedébilmente.―Escucha,ReddieBayne.Elqueeljefetetraigaenlapalmadelamano,elque

seas lachicamás linda imaginableyelqueyoestéperdidamenteenamoradode ti,nadaquieredecir.Túllevaslospantalonesdelconductordemanadas,cobrassueldocomotal,ycomotaltienesqueportarte.

Texas se adelantó hacia su caballo y, levantando unamano nerviosa ymorena,cogióalachicaporlablusay,alzándola,laarrancódelasilla.

―¡Oh,oh!―gritóReddie, convozahogada―.¿Cómo teatreves…? ¡Déjame!Texas,¿qué…esloquevasa…?

―Yonopuedohacertea ti loqueharíaaunhombre,niazotartecomohiceenotra ocasión ―dijo Texas deliberadamente―. Pero voy a sacudirte hasta quedespiertesyveaslaluzdeldía.

Luego,lacogióporloshombrosycomenzóahacerbuenasuamenaza.Reddienoofrecía la menor resistencia. Era como un ser aturdido, mudo y desvalido. Britededujoque la revelaciónamorosadeTexas teníamásqueverconesteabatimientoqueningunaamenazadecastigocorporal.Ellaalzólamirada,conunaexpresiónenlosojosqueTexasdebiódehallardifícilderesistir.Peroellaperdióprontolavista,puesél la sacudióhastaque lachicasemejabauna imagendecerabajouna fuerzavibrante y temerosa. Cuando por fin la soltó, a fuerza de cansancio, la joven sedesplomóenlaarena,todavíatemblando.

―Ahítieneusted…,missBayne―dijoél,jadeante.―¿Qué es lo que tengo…, Texas Jack? ―dijo ella con impertinencia,

balbuciendo.―Dioslosabe―prorrumpióéldesamparadamente;ycomenzóatirarsedelpelo.―¡Aquívienelamanada!―sonólavibrantevozdePanHandle.

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VIII

Losviejos toros de cuernos-musgosos, enormes y fieros, con sus robustas astas enalto,marcharon a la cabezade aquellamasadeganado en formade lanzahasta elbordedel largodeclive.Densamente agrupados, irresistibles en su lento avance, sedesarrollabancomounamasadetoconesllevadosporunacorriente.

―Hasta ahoravamos con suerte―gritóTexas, con júbilo―. ¡Yaestáhecha lapunta!Si acometen el río así en formade cuña, el crucedelmarRojoporMoisésquedaráreducido,encomparación,aunanonada.

―Órdenes, Texas, órdenes―repuso Brite con impaciencia―. No tardarán enecharsesobrenosotros.

―Notengoórdenesquedar,salvoquecontinúenporlaorillaríoarriba…Porelamor deDios, no vaya por la parte de abajo del ganado.Losmuchachos han sidoadvertidos…Ben,túmontaenlagalera.Volveremosparapasarlaaflote.

―¡Asímelleveeldiablo!―gritóBen,irrisoriamente,ycorrióacogeruncaballoque ensillar. Brite hizo lomismo, y cuando se hallaba en su tarea oyó que TexasrenegabacontraChandlerpornoobedecersusórdenes.Unavezenlasilla,vioquelamagníficamanada,formandounpintorescoymovientetriángulodebestiasvivientes,habíapasadoelcerro,ylavanguardiaestabaacortadistancia.Losjinetes,aamboslados de la cuña, galopaban furiosamente de ida y vuelta, voceando, haciendodisparos,agitandolossombreros.Perosusruidosllegabandebilitadosatravésdelabaraúndadeberridos.

―Reddie ―llamó Texas seriamente, volviendo su rostro severo, de labiostirantes, ojos de halcón, hacia la joven―, esto es nuevo para ti. Tu caballo es unpato,yalosé,peroesonotesalvarásientrasmal.¿Quierespermanecercercademí,afindequepuedacorregirtesipartespordondenoesdebido?

―¡Claroquesí!―repusoReddieconsorprendentecomplacencia.―Jefe,ustedsígalesdecerca―concluyóTexasbrevemente―.Pan,túretrocede

amediocamino.Sobretodo,noadentrarseenlamanada…¡Vamos,Reddie!Las riadas no imponían al viejo toro de cuernos-musgosos. A la cabeza de su

manada, ágil comouna ternera, este animal corríadecliveabajo rugiendocomounbúfalo.Todosonidoquedóahogadoporlaspisadasatronadorasdelamanadacuandoésta comenzó a ceder a la pendiente y se precipitó en confusión. La tierra seestremecíabajoaquellamasa. ¡Cercadecincomil cabezasdeganadoenunamasatriangular, precipitadas como búfalos en desbandada cuesta abajo! A Brite se leerizaronlospelos.Ningunaaudacia,ningunadestreza,ningunarachadebuenasuertepodíaimpediraquíalgunaespeciedecatástrofe.

Texasmetiósucaballoenelríoalacabezadeloscuernos-musgosos,agitandoellazosobresucabezayelrostrorojodegritar.PeroBritenoleoía.ElcaballonegrodeReddielaminabaelaguaturbiadelríoalserguiadodetrásdeTexas.Entonces,lagrancuñaseprecipitóalaguacomounalud,conuntremendoestampido.Cientosde

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vacasynovillossehabíanencabritado,paramontarlagrupadelosquelesprecedían,ylasiguientemasalosempujabaatodosenunintrincadoycrujientealud.Perolosqueibandelante,unavezenelagua,sedesplegaronenbuscadeespacio.Aquíresideel peligro de los conductores, y la terrible necesidad de conservar la formapuntiaguda de la manada en cuanto sea posible. Esta tarea le pareció a Briteenteramentefácil.

Porencimadelomosyastas,BritepercibióaBenChandlerporelladoinferiordelamanada, cercade losdelanteros, condespreciouolvidodelpeligro.Deseosoderepararsufatalerror,elmiedonoexistíaparaél.LaensangrentadayvendadacabezadeBendesaparecióluego,paraBrite,enlaamarillayagitadaniebladelarociada.Lainsistentemiradadeljefenologródescubriryamásaltemerariojinete.AckermanySanSabe,ambosenlaparteinferiordelamanada,seibanquedandolentamenteatráscon intención de situarse a la parte posterior tan pronto como pasaran las últimasreses. Rolly Little, Holden y Whittaker pasaron en orden junto a Brite, los ojosencendidosporlaexcitación.

Cuando Brite lanzó de nuevo su galopante mirada hacia adelante, se halló atiempodevercómoelviejocuernomusgososelanzabaalaparteprofundadelrío.Elanimaldesaparecióbajoelagua,resurgiócomounpatoalasuperficieyseadentróanadoenlacorriente.Laagudapuntadelamanadaseagolpóentoncescomorebañodeovejasdetrásdeél.Texassealejódelaorilla,adistancia,ríoarriba,yReddiefuetodavía más lejos. El ancho extremo posterior de la manada pasó entonces, conímpetuarrollador,frentealaposiciónque,mudoyvigilante,ocupabaBrite.Lehabíallegadoelmomentodeunirsealosconductores.Espoleadoyconducidodefrente,suanimosomesteño,fieroybrioso,hubieraidoacualquierparte.Briteechóunaúltimamiradaalacorriente,dondeunmillardecabezasdecuernosabiertosseprecipitabanhacia abajo por en medio del río. Saltó entonces de la orilla al agua, a nivel delextremo posterior de la manada por la parte superior. El trueno no tendríacomparación con el volumen del sonido. Era una extraña, hirviente, silbante ycrujiente baraúnda. Pero ésta parecía ir disminuyendo a medida que el ganado,cientos trascientos,entrabaen laparteprofundadel río.Texas,y luegoReddie, seperdieron de vista. La gran manada se curvó bruscamente. A continuación,desaparecióAckermana lavueltadel ángulo, seguidodeHolden.SóloquedabayaWhittaker a la vista y éste era barrido río abajo. Brite percibió entonces aBenderdetrásdelamanada;eraelmáspróximoaljefe,yparecíaterriblementeatemorizado.

Elanchoextremoposteriordelamanadaseprecipitódelaorillaenunremolinode agua turbulenta y cuerpos retorcidos. Luego, todo ruido cesó como por arte demagia.SóloquedabaelsibilantebarboteodelacorrientecontraelcaballodeBrite.Elanimal entró fácilmente en el agua profunda y Brite comprendió al instante quellevabauncaballonadador.¡Quémaravillososcaballitosaquellosmesteñosespañolesdesangreárabe!

La escena había cambiado inmensamente. ¡Ya ni una blanca chorretada! ¡Una

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milladecabezasnegrasycornudas,comoenjambredeabejasbrillantes,arrastradasríoabajo!Elterror,lafuriadelasaltoalariadahabíadesaparecido.Quedabasólolabrillantez,laacción,labellezadelmovimiento.Britenohabíavistoensuvidanadacomparable; y eso que una vez había visto un millón de búfalos cruzando el ríoBrazos. Pero aquéllos no hacían sino cubrir el río como una nube.Aquí, la anchaavenidaeraelelementodominante.Elsolesparcíasubrillosobreuna interminablecurvaderelucientesyhúmedascabezasycuernos;elcieloseinclinaba,azul,sobreelríoamarillo;losverdesárbolesdelaorillaopuestahacíanseñasyparecíanagruparseimperceptiblemente.

ElmesteñodeBriteentróentoncesenlarápidacorrientecentraldelrío.Aquíselevantabanunasolassuavesquerodabansobreelcaballoymojabanal jinetehastaloshombros.Yésteadvirtióqueerallevadoríoabajo,singanarapenasespacioalacorriente.Lalargacabezadelacurvaaparecíalejanahacialaorillaopuesta.

AladerechadeBrite,lostresjinetestendíanaalejarsuscaballosdelamanada,oalmenosasíselofiguróél.BritevioentoncesqueSanSabesevolvíaríoarriba.Unamasa de ramas flotantes se desprendían de la cresta de una altura. ¡Qué execrablesuerte lade tropezarconuna fuerteoleadade ramasarrastradaspor lacorrienteenmediodelríoenelmomentomáscrítico!Britefrenósumesteñoparaevitarelalud,empujando con manos y pies los troncos y las ramas. Un árbol entero, verde yfrondoso,rodeadoporunadensamasadetroncos,fuearrastradojustamentealcentrodelaflotantemanada.Losconductoresnopudieronevitarlo.Sólopodíansalvarseasímismos,lacual,paradosdeellos,noresultónadafácil.

La rápida y flotante isla de desechos dividió a la manada, volvió a la parteposteriorríoabajoyparecióanunciarciertodesastre.Briteadvirtió laanchaveredaabierta entre las dos mitades, una de las cuales cuarteaba hacia la orilla norte,mientraslaotranadabaconlacorriente.Siéstacontinuabaríoabajo,estabaperdido.

Briteestuvoapuntodeserenredadoenunamalezaflotantequenohabíavisto,porque su atención estaba fija en la seccionadamitad de sumanada.Gracias a suinteligente mesteño, no se vio engolfado. Después de esto, miró por sí y por sucaballo. Durante este tiempo, seguían deslizándose río abajo, sin dejar de avanzarhacia la orilla.Mirando hacia atrás, Brite se sorprendió de ver la galera, como unpuntoenelhorizonte,aunamilladedistanciahaciaelnacimientodelrío.Alfrente,hacialaparteinferior,aunadistanciaalgomenor,comenzabaelafiladobordedelaorillaescarpadaqueTexashabíaadvertidoatodosquenodebíanpasar.Alzándoseenlosestribos,Britedescubriólacabezadelamanada,másalládelacorriente,nolejosdelaorilla.¡Ya!Uncaballoysujineteentrabandenuevoenaguavadosa.DebíadeserTexas.

Unremolinoalcanzóalmesteñoylehizodarvariasvueltas.Briteestuvoapuntodedeslizarsedelasillaparalibrarsedelatrampa,peroelcaballosedesprendiódelatraidora revesa y, terriblemente atemorizado, redobló sus esfuerzos. El siguientedescubrimientodeBritefuelavanguardiadelganadoquesalíavadeandoalaancha

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franjadelaorilla,másabajo.Dosdelosjinetesestabanyaentierra.Complacidoporestavista,Brite sevolvióparaverquéhabíasidode lamitadde lamanadaquesehallabaenpeligro.Lasresesgirabandenuevohaciaelcentrodelrío.Estolecausóasombro,hastaqueoyóel«bum-bum»deunarmadefuego.EltemerarioChandlerdebíadeestaralotrolado,conduciendodenuevoelganadoalacorriente.

El gigante círculo de cabezas y astas se adentró en la rápida corriente, que lasbarrióríoabajo,pasadalavadeantevanguardia,paradeslizarseseguramentejuntoaaquelescarpadobordedelaorilla,pasadoelcualsólopodíaesperarlelamuerte.Britepodía soportar la pérdida de ganado. Pero el sacrificio de un jinete le dolíaprofundamente. Jamás había perdido uno hasta entonces. Pero todavía abrigabaesperanzas.En algunaparte a la vuelta de la curvatura, podía haber, en unau otramargen,unlugarporelcualChandlerpudierasalir.

Enaquelmomento,Britevioqueotrojinete,unodelostresqueibandelantedeél, salía del agua y atravesaba la barra a galope para remontar la orilla y partirrápidamentealolargodesuborde,lacolaylacrindelcaballoagitadasporelviento.NoreconociónielcaballodePanHandlenieldeTexas,demodoqueeljinetedebíadeserAckerman,quecorríaaprestarauxilioaChandler.

CuandoBriteremontó,finalmente,labarra,sóloquedabanunospocoscientosdereses detrás, y más abajo, ya que todas habían dado pie. Tres jinetes estabanesperando.TexasyReddiesehabíanesfumado.Bender,PanHandleySanSabesemovíandetrásdelganado,vueltaslascarasríoabajo,sindudaobservandolasresesquehabíansidoseparadasporlacorriente.

A continuación, Brite se reunió con los seis jinetes en la barra, y se encontróciertamenteconundesalentadogrupodevaqueros.PanHandleeraelúnicoquenoteníaunsemblantetétrico.

―MísterBrite,hemos tenidomala suerte―dijo―.Lamanada separtiópor elmedio y lamitad posterior se fue río abajo llevándose aChandler consigo.Y aúnpodemosdargraciasporquenohayanidootrosconél.

―¡Al diablo el ganado!―exclamóBrite, sofocado―. ¿Alguna esperanza paraChandler?

―Seguramente. Existe la arriesgada posibilidad de que logre salir por algunaparte.Peronodaríadosdólaresporelganado.Ackermanvadelante,manteniéndoseconél.TexaslesigueconReddie.

―¿Quéharemos?―Acamparaquí,enelarbolado,alaorilla.Hayhierbaenabundancia;elganado

nosemoveráestanoche.―Hayquepasarlagalera.Ynotengogranconfianzaenquepuedasalvarse.―Jefe, ese vehículo está hecho para flotar―dijo San Sabe―.Tiene un doble

fondodetablasgruesas.Nosepreocupepornuestrasprovisionesdeboca.Comenzaron a subir el declive arenoso, hasta llegar a un espacio llano que era

idealparaacampar.Loscaballosjadeabanaconsecuenciadelprolongadoejercicio.

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―Desmontad, muchachos, y fuera las sillas ―dijo Brite acompañando laspalabrasconlaacción―.Yqueunoenciendaelfuegoparaquepodamossecarnos.

Unpocodespués,cuandoBritesehallabadepie,enmangasdecamisa,juntoalfuego,entraronenelcampoTexasyReddie.

―No podemos arriesgar buenamoneda a lo perdido―dijo filosóficamente―.MefiguroqueBensehaidoparasiempre,ysóloexisteunaprobabilidadcontramilparaesepuñadodereses.TenemosquevelarporloquequedaypasaraMozeaestelado…Reddie, tucaballonoestácansadoaún.No lohevistodecaerunmomento.Perotúnopesasmásqueunsaltamontes.DejaquelomonteSanSabe,paraquemeayudeapasarlagalera.

―Desdeluego.Peromegustaríairyo―repusoellaconansiedad.―¡Santo Dios! ¿No estás todavía cansada de este río?―preguntó Texas con

incredulidad.―Hastaquela,manadasedividió,loibapasandomuybien…¡PobreBen!Sise

ha perdido, jamás me perdonaré a mí misma. Yo estaba…, me volví loca y dijedemasiado.

―Enefecto,dijistemásdeloquedebías―pronuncióTexas,despacio―.Siamímehubierasdichootrotanto,mehabríaechadodecabezaalrío.

―No…nodigaseso…Pudierasermiculpa―gimióReddie,casillorando.―No,muchacha.Telohedichoenbroma.Bennohaqueridosinorepararlafalta

quehacometidoconnosotros.Ydesdeluego,estáenpazconmigo.―¡Oh,quieraDiosquelogresalvarse!―continuóReddiebajandodelcaballo.SanSabelequitólasillaypusolasuyaalnegro.LuegosiguióaTexas,queiba

yalejosalolargodelaorilla,endemandadelrecododelrío,desdedondeintentabacruzarlo. El grupo que quedaba de pie, secándose a la llama, formaba un sombríoconjunto.Reddieparecíaenfermaydesventurada.Sumiradaseextraviabaríoabajo,dondelaturbiacorrienteseperdíadevista.

Texas y San Sabe dieron un susto a sus camaradas cuando hasta sus cabezasdesaparecieronbajolasolas,peroalfinresultóquehabíancruzadofelizmente.Enelentretanto,Mozehabíaconducidolagalerahastalaorillaparaencontrarseconellos.Era demasiado lejos para que Brite pudiera ver con distinción, pero sabía que losjinetesataríansussogasalvehículo,apurandoyprestandoayudaalaparejadetiro.Alospocosminutossehabíanpuestoenmovimientoyentrabanenelagua.Lagaleraabríasurcosdelevantadasladerasconsuavance.Briteteníasusdudasacercadeestaaventura,ycuandogaleraycaballospasaronde labarraa laprofundidad,para serarrastradosríoabajoporlacorriente,pensóqueeraunanticipodemayordesgracia.Elvehículoflotabatanalto,quepartedelatablazónytodalalonaaparecíasobreelagua. Navegaba como una embarcación, acercándose gradualmente a la orilla,pasando de la corriente al remanso y, finalmente, a la barra del río. Sus temoresresultaron infundados.Sinembargo,Moze,apesardesernegro, traía lapapadaunpoco amarilla. Las bromas usuales de los vaqueros no parecían ahora dispuestas a

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salir,omisiónqueMozeadvirtióinmediatamente.―Meparecequetendréisqueponerlascamasasecar―dijohaciendogirarsus

grandesojos―.Lashecolocadodebajodelasprovisiones.―¡Ohmitabaco!―lamentóDeuce.―Negro,tevoyapasterizar―añadióWhittakerseveramente―.Teníamiúnica

camisaderecambioenlacama.―¿Qué cosa es pasterizar? ―preguntó Moze comenzando a descargar los

bultos―.Todostienenunascarasquedamiedo.―Moze,hemosperdidolamitaddelganado,yaBenChandlerconél―repuso

Brite.―¡Diosdeloscielos!Yamefiguréquepasaríaalgocuandoviesterío.Aquí terminaron las bromas, así como toda conversación. Era ya cerca de

mediodía, hecho asombroso para Brite. Si hubiera sido posible que el ganadocontinuaramarchandoalgunashorasmás,éllohabríaordenado.Peroelganado,asícomoloscaballos,estabanagotados.

Lamanada que seguía a la deBrite acamparía aquella noche en la orilla sur ycruzaríaelríoporlamañana.Veníademasiadocercaparanodespertarcuidados.Peroel ganadero no veía de qué modo podría evitarse. De pronto, los silenciososconductoresseestremecieronalverapareceraDeuceAckermansobre laorilla.Sudisposiciónyelpasodesucaballodabanseñaldeloquehabíaocurrido.Deuceentróen el campamento con el rostromacilento, enfangadodepies a cabeza, y estuvo apuntodedesplomarsedelasilla.

―Acércate al fuego, Deuce. Yo me ocuparé de la montura ―dijo Littlesolícitamente.

―MísterBrite,tengoqueinformarqueShandlersehaahogado―dijo.―Esosuponíamos―repusoBriteconresignación.―Dadme algo de beber, si queréis oír la historia.―Pero Ackerman tardó en

empezarsunarración.Finalmente,comenzó―:Puesbien,yomarchéalolargodelaorilla, río abajo, hasta dar vista al ganado. Y allí estaba ese idiota de Chandlertratandodemantenersealolargodelosdelanteros,haciendovibrarlacuerdaantesí.Nohabía renunciadoalpropósitodeenderezaraquelhatodecornilargoshacíaestaorilla. Yo grité hasta romperme los pulmones, pero él nome oía. Sin embargo, alpoco ratomevio.Yo lehice señadeque se salieradel río, peronomehizo caso.Continuó adelante, el ganado también, y yo lomismo.Habría avanzado un par demillas cuandome puse a su nivel. Y continuamos así cerca de unamilla. Advertíentonces, a lo lejos, una ancha ruptura en la orilla de este lado.No es posible queChandlernolavieratambién.Yélagitabalacuerdacontralosdelanteros,comoundemoniosalidodelinfierno,fustigándolosmásymáshacialaorilla.Yeldiablomehunda sinoalcanzóa empujarloshacia laorilla justamentecuando la corriente loshabíallevadoalbordedeestacascada.Elríoerapocoprofundoenaquellaparte.Yunavezquelosdelanterosdieronpieenelfondosepusieronasalvo.¡Ah!¡Cómose

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precipitaronfueradeesabarra!―¿Quieres decir que Ben condujo el ganado a tierra? ―preguntó Texas con

incredulidad.―¡Cómolooyes!Perosucaballoestabamuyadentro,yacausadequeelganado

lecerrabaelpasonopudosalirdelaparteprofunda.Asíquefuearrastradoríoabajo,pasado el precipicio. Yome lancé a galope con todas mis fuerzas, gritándole quepersistiera.Porentoncesestabaenelcuellodesucaballo.Denoserporlacorriente,eseanimalitosehubierahundido.Apenaspodíahacerunmovimientoparanadar.Yovidondeelaguaseprecipitapegadaa laorilla,ypartíendemandadeaquel lugar.Benpasóbiencercadeaquelsitio,ysaltédemicaballocon lacuerda.Delprimergolpe, alcancé aBen con el lazo, pero erademasiadopequeño.Noagarró, y él nopudo cogerlo. Yo seguí corriendo y tirando el lazo, pero en vano. La orilla eraterriblementeescarpadayllenadeestorbos.Entoncesmedesprendídeunasección,ypocofaltóparaquecayerayomismoenlacascada.Comprendiendoqueaquellonoconduciríaanada,corrídefrenteduranteunbuentrecho,esperandoaqueBenpasarapor un lugar adecuado… Pero cuando estaban justamente a punto de ponerse alalcance de mi cuerda, se hundió el caballito. Ben hizo un débil esfuerzo pormantenerseaflote.Mevio.Abriólabocaparagritar…¡Tansóloeraungorgoteo!Suboca se llenó, y el agua pasó sobre su cara ensangrentada. ¡OhDios!Apareció denuevo,primerounamano, luegosuespalda,al fin,denuevosucabezay…ynadamás.

―ConRossHiteosinél…Benhapagadobiensudesliz―murmuróparasí.Reddierompióallorarysealejócorriendodelahoguera.Texassearrodillópara

echarleñasobrelasbrasas.―Ackerman, eso ha sido algo terrible ―declaró Brite, profundamente

conmovido.―CasitangraveparamícomoparaBen―dijoelvaquerosordamente―.Jamás

olvidarésusojos.Alfinalqueríasalvarse.Lohenotado.Cuandomeviollegar,noleimportabauncomino.Todoloquedeseabaeraenderezar lapuntadelhatohacia laorilla.Yloconsiguió.Jamáshevistonadaigual.

Texasselevantó,sombríoyceñudo.―Voyabuscarmicaballo,ybajaréaversilocalizoesehato.¿Aquédistancia,

Deuce,másomenos?―Nosé.Talvezacuatromillas.Shipman partió a paso tardo, a pesar de la llamada de Brite diciéndole que

descansara un pocomás. Tal vez quisiese estar solo, disposición a quemás de unconductordemanadassolíasentirseinclinado.Reddiesehabíaocultadosindudaenel verde arbolado. Comomujer, tomaríamás a pecho esta tragedia, creyéndose enparteculpable.

―Entonces, a juzgarpor loqueheoídoenDodgeyAbilene, estamospasandoporunapruebade loqueesverdaderamente laconduccióndemanadas―dijoPan

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Handle―.Esunjuego,yllevamosmalascartas.―Laculpaesmía―dijoBrite con sinceridad―.Fuemiavaricia.Lamitadde

estamanadahubierasidobastante.―Jamás sabeunocómovendrán las cosas―declaróWhittaker con suoriginal

mododehablardespacio.Moze les llamó a comer, a lo cual respondieron con avidez, si no con prisa.

Reddie Bayne no acudió. Y Brite decidió dejarla algún tiempo más, hasta que sehubiesenmarchadolosconductores.Peroaundespuésdecomerpermanecieronenelcampamento, todavía aplanados por la desgracia, aguardando sin duda a queregresaraTexasconórdenesquedarles.

―Deberíaestardevuelta―dijoDeuceensondequeja―.¿Noserámejorquevayayoaversileencuentro?

―Probablementenoleencontrarás,Deuce.Expusieronsusconjeturasencuantoalosprobablesmovimientosdelaseparada

mitad de lamanada, convenciéndose gradualmente de que todomarchaba bien. ElfuegosecólasropasdeBriteylediomodorra.Acostadoenlaarena,bajounárbol,pasó del descanso a un sueño ligero. Al despertar, le entristeció ver que el sol seinclinabahaciaelOeste.PanHandle,ReddieBayne,RoyLittleyTexasestabanenelcampamento,formandouncuartetoderostrospetrificados.Losotroshabíanpartido.

―¡Oh Tex! ¿Has vuelto? ―preguntó Brite incorporándose con los miembrosentumecidos.

―Sí,jefe.Hevuelto―repusoelvaqueroconvozfatigada.―¿Aquédistanciaestáelhatoseccionado?―Bueno,contandolamediahoraquellevoaquí,calculoqueaunasdiezmillas

haciaelNorte.―¿Qué…?―Comolooye,yaunamarchainfernal.Britepresintióalgunaotratragedia,yseesforzóporcontinuarfríamente.―¿Cómohasidoeso?―Jefe,mehacedañotenerquedecírselo―continuóTexas,afligido―.Reddie,

tápate lasorejas con lasmanos. ¡Tengoquecontarlo…!Lamás…mala suertequehayapodidocaerleaunequipojamásseránadacomparadaconlaquenoshacaídoanosotros. Lo veo todo rojo. Estoy más desesperado que un coyote cogido en unatrampa.Tengoquebeberhastacaeralsueloomatar…

―¡Pero,demonio,esonoesdecirnada!―interrumpióBriteconimpaciencia.―Díselotú,Pan.―MísterBrite,esunacosa inaudita,peroyonoestoydeacuerdoconTexasen

cuanto a que sea tan mala como él cree―obedeció Pan Handle―. Texas salió abuscaresehatoseparadoynolevioporningunaparte.Así,quesubióauncerroalto,yprontopercibiósuganado.Ibaabuenpaso,haciaelNorte,alfrentedeunosdiezconductores.

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―¡RossHite!―tronóBrite,consúbitacólera,poniéndoseenpie.―EsomismohasupuestoTex.Yconestaconvicciónregresóadarnoslanoticia.

Aquí discutimos el asunto. Tex estaba furibundo. Quería tomar caballos frescos ypartiratirotearlabandadeHite.Ytodoslosdemás,exceptoyo,erandesuparecer.Yomeopuse,ycuantomáslopienso,másmeafirmoenestaactitud.

―De acuerdo contigo, Pan Handle ―intervino Brite en seguida―. Nos hantomadoventaja.SivamosalacazadeHite,ganemosoperdamos,algunotendráquecaer. Y sería dejar lo que queda demimanada para que semezclase con las quevienenatrás.¡No!Másvalepájaroenmano…

―Efectivamente ―convino Pan Handle con satisfacción―. Ahora, si queréisseguirmirazonamiento,veréisloqueyoveo.RossHitenopuedeirtandeprisaquenos aventaje más de un día. Dejadle ir. Sigámosle de cerca, con un díaaproximadamentedediferencia.Élconducepornosotrosnuestroganado.Peroeselmásimbécildelosimbéciles.NohaymercadoparaelganadohastaDodge.ÉltomaráaquelramaldelcaminodeChisholm,porqueesmuchomáslejos,quevaaAbilene.Y lanoche, anterioraldíaenquecalculemosquehará suentradaen laciudad,yocogeréuncaballoveloz,mesaldrédelsenderoymeplantaréalláparavermeconél.

―Jefe,esunagranidea,salvoquePanquiereirsoloaeseencuentro,yyonoloconsentiré―intervinoTexas.

―¿AverteconHite?―dijoBrite,comouneco.―Esoesloquedigo―concluyóPanHandleconcisamente.―Bueno, Pan, mirándolo bien, eso sería jugar un tanto con cartas desiguales

―repuso Brite, pensativo. Comprendía perfectamente. Pan Handle Smith queríaintentarestemanoamano.Eselmodoquetieneelverdaderogunmandebuscarlodramático,aprovecharlaventajadelasorpresaynocomprometeraningúnotroenelriesgo.

―Jefe,despuésdepensarlo,yoestoydeacuerdoconPan―dijoTexas―.Peroésaeslaúltimaoportunidadderecobrarnuestroganado.Tansegurocomoqueexisteelsolesquevaaocurriralgomás.Tenemosunadocenamásderíosquecruzar,ypieles rojas a que hacer frente, y búfalos. ¡Búfalos a millones! Ese Hite no esconductordemanadas.Suequiposecomponedeunabandadecuatreros,lamayoríaconcanasenlacabeza.Nopuedenconducirganado.Hiteestárematadamenteloco.Suponequesacaráenlimpiounostreintamildólares.Yesoleharámantenerseenelsenderoconlamanada.¡Notienemásprobabilidaddesacaresedineroqueunaboladenievedenoderretirseenelinfierno!

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IX

Lanochecayó,suaveycálida,conunainsinuacióndeestíoensubalsámicadulzura;lasestrellasbrillaban,blancas,atravésdelfollajedelosárboles;elríomurmurabaygorgoteaba a lo largo de la orilla, sin la amenazadora apariencia que presentaradurante el día; las ranas croaban sumúsica solitaria.Y todo el vasto espacio llanoestabaencerradoensilencioyenunsueñoligeroytranquilo.Peroaunentonceslosladronesylamuertesehallabanenactividad.

Brite tratabadellamaralsueño.Peroelsueñonovenía.Reddiehabíahechosucamacercadeél,alasombradelduroarbolado.Depronto,unaformaaltayoscurapasó entre Brite y la pálida luz estelar. Texas Joe rondaba el campamento, comosiempre,enplenanoche,talvezapuntodellamarelrelevodeguardas.PeroestavezpasósigilosamentecercadeBriteysedetuvojuntoaReddie,dondesearrodillóalospocosminutos.

Siguióunmomentodesilencio;luegomurmuróReddiesoñolientamente:―¿Eh?…¿Quiénes?―¡Chist!Notanalto.Vasadespertaraljefe…SoyTex.―¡Otra vez tú! Santo Dios, ¿no podrás siquiera dejarme dormir? ―repuso

Reddie,disgustada,enunsusurro.―Tehesentidollorar,yquisevenirentonces.Peroaguardéaquesedurmieran

losdemás.―¿Quéesloquequieres?―Quisierahablarteuninstante.Nuncatengoocasióndehacerloduranteeldía.Y

desdequeencontré aBen sentado juntoa tu camaaquellanoche,no tuvevalordedirigirmeati.

―Nomehabíadadocuentadeeso―murmuróReddieconundébilsarcasmo―.Bueno,sitienesquehablarme,apártateunpoco.Casitehassentadosobremí.

―Benestabatambiénmuyenamoradodeti,¿noescierto?―Texas,yonosésiélloestabatambién,comotúdices,peromefiguroquesí.Al

menosmelojuró.Yonoconfíoenvaqueros.―Esohenotado.Reddie,notodossonmalos…¿Lequeríastúaél?―No,desdeluegoqueno.―¡Perodejastequetebesara!―Yonohehechonadadeeso.Lanochequetúlesorprendiste,nofueculpamía.

Lohizoporlafuerza.Peronollegóabesarmeenlaboca.―¡Oh!Yocreíotracosa.Losiento.Siguióunlargosilencio.Briteteníadeseosdetoser,devolverseenellechoode

haceralgoparaadvertiralajovenparejaqueestabadespierto.Sinembargo,sudeseodenohacerloeratodavíamásfuerte.Elríopasabamurmurando,lasranascroaban,susurrabanlashojas.Algogrande,vivoymaravillosoparecíacundirporlanoche.

―¿Eraesocuantoteníasquedecirme?―dijoReddie,enresumen.

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―No.Tengosiempremuchoquedecirte.Ynopuedodecírtelo―murmuróTexastristemente―.SientomucholoqueleocurrióaBen.Noerabuenapersona,Reddie.Losabíadesdehacíaalgúntiempo.Peromurió,ciertamente,comounhombre.

―Nomehagasllorarotravez.―Dime,¿tepidióBenquetecasarasconél?―¡No,graciasalCielo!―exclamóReddieconunarisita,untantoconfusa.―Lacosanoesparareír.¿Nolohahechoningunodeesteequipo?―No,Texas,almenosqueyolohayaoído―repusoReddieriendoentredientes.―¡Esraro!―Notienenadaderaro.¿Ysilohubieranhecho?―Algúndíatelovolveréapreguntar.―Texas,túestásmaldelacabeza.―Puedesasegurarquesí.Peroeslaprimeravez…,porculpadeunachica.―¡Adulador!¿Quétehasfiguradodemí?―Tedigolaverdad,Reddie.Desdequetengousoderazón,heestadodemasiado

ocupadorecorriendollanosyburlandomatasietesparaenamorarmedeunachica.―Ya. Me atrevería a apostar a que anduviste siempre mezclado con mujeres

malas;Mr.BritedicequeDodgeestállenadeellas.―Reddie,sialgunavezlohicefueporqueestabademasiadoborrachoparadarme

cuenta.Peronocreohaberlohechonunca,porquealguienmelohubieradicho.―Megustaríacreerte,Texas.―Puedescreerme.Nodiríamentiraaningunachica;muchomenosati.―Pero túme hasmentido al jurar que sabías que yo eramujer.Lo has estado

jurandotodoeltiempo.―Reddie,notedecíamentira.―Síladecías.Peroqueríasfingirquehabíassidomáslistoquelosdemás.Nome

vengasconcuentos,Texas.―Bueno,puestelodiré,sijurasperdonarme.―¡Perdonarte!Oye,vaquero,estáshablandodeunmodoextraño.―Mesientoextrañoyomismo.Perocreoquedeboconfesar…―TexasJack,noconfiesesnadaquemehagaodiarte.―Aversiteolvidasdeesemote.Teloheadvertido…Reddie,hacetiempoque

séquetúeresunachica.LosabíaantesdemataraWallen.¿Creestúquelehubieramatadotanpronto…sinolohubiesesabido?

―¡Eldiablotelleve!Medasmiedo…¿Cómopudistesaberlo?―Reddie, ¿recuerdas aquel valle dónde acampamos, junto al arroyo? El más

bellolugardondehemosacampadohastaahora.Sauces,pacanas,zarzamorasyflorescolgando sobre el agua claradel arroyo…Era cercade lapuestadel sol.Yohabíaestado abajo, y torné un atajo hacia el campamento. El bosque era terriblementedenso.Sentíunaleteocercadelarroyo,ymeasomécautelosamenteamiraratravésdelamaleza.

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―Tú…tú…¡TexShipman!―exclamóellaenvozbajayahogada.―Sí.Tehevistobañándote…Visolamente…elbusto…Noteavergüencesde

esemodo,Reddie…Sólounamirada,yretrocedíenseguida,ymequedéallícomosimehubierandadountiro.Luegomeretiré…Desdeentonces,nohevueltoaserelmismohombre.

―No…,yamelofiguro…¿Peroporquémelohasdicho?Noeresuncaballero.¡Yahoratedetesto!

―¡Quélevoyahacer!Peronotecreo,Reddie.Notienesentido;notienesrazónparaodiarme.PorelamordeDios,¿yporqué?

―¡Hassidotanmalvadoconmigo!―¡Malvado!Oye,¿novesqueteníaqueengañara losdemás?Teníaqueevitar

quetúytodonuestroequipodescubrieraqueyomehabíavueltorematadamentelocoporti.Poresotemolestaba.

―TexShipman,¿cuandotúmezurraste,sabíasyaqueyoeraunachica?―¡Quesilosabía!Claro…―¡Yaestá!Jamástevolveréamiraralacara.―Pero,Reddie,¿notieneunhombrederechoaserhonrado?―No…nocuandosabedemasiado.―Tenía que decírtelo antes de pedirte que te casaras conmigo. Y lo estoy

haciendoahora.―¿Haciendoqué?―preguntóella,exaltada,contemblorososusurro.―Pidiéndotequetecasesconmigo.―¡Ah!Verdaderamente.Túcreesqueyosoyunpobreanimalitoextraviadodela

llanura.Sinhogar,sinparientesniamigos.Unasimpleparia.―Túvinisteanosotroscomounchicueloabandonado, simalno recuerdo.Me

figuroquehabrástenidounavidamuydura.Nomeexplicocómohaspodidoseguirsiendotanbuenachica,apesardetodo.

―Sí,escasiinexplicable,Texas.Perolohehecho,aDiosgracias.Yahorasoyelsermásfelizdelmundo.

―¡Reddie!Elqueyo…tehayapedidoque…fuesesmiesposa…¿tienealgoqueverconesafelicidad?

―Bueno, esuna satisfacción,Tex―repusoellamodestamente―.Túno sabes,vaquero, cuán altas son tus aspiraciones. Yo era una pilluela, pero ahora soy unaheredera.

―¿Qué?Túeresunachiquillaalocada.―¡Texas,soylahijaadoptivadeMr.Brite!―informóellaorgullosamente.―¡Oh!…¿Deverdad,Reddie?―Másverdadqueelsol.Nosécómohavenidoaocurriresto.Nomeimporta.

Sóloséquesoyfeliz…,¡porlaprimeravezenmivida!―¡Medejaspasmado!Peromealegroenelalma.Escasi lomejorquepudiera

ocurrirte. El jefe es un excelente caballero del Sur.Un verdadero tejano. Tiene un

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gran rancho cerca de Santone. Tendrás un hogar. Serás rica algún día. Tendráscuantoscaballosselepudieranantojaraunamujer…¡Ygalanestambién,Reddie!

―¿Galanes?¡Oh!¡Tienegracia!¡Yo,ReddieBayne,enfundadaenun«mono»ydurmiendoaquíendescampado!

―Sí.YesoquerrádecirqueTexShipmanytodasuraleadevaquerossepuedeniraldiablo.PeroningunodeesosgalanestequerrájamáscontantafuerzacomoTexShipman.

―Jamáscorazónrendidoconquistóbelladama,TexasJack―dijoellacontonomaligno.

Siguióentoncesunaluchasordaysúbita,conconvulsivoforcejeo,yelestallidodeunbeso.

―¡Oh!…No…tú…tú…―Te lo he dicho―susurró él apasionadamente―. Te lo advertí…Y ahora lo

cumpliré.TehejuradoquesinodejabasdellamarmeTexasJack,teharíallamarmeJackquerido.Ylovoyaconseguir,teloaseguro.

―Noloconseguirás―relampagueóella,acalorada.Peroestabaatemorizada.―Síloconseguiré.―Sitratasdehaceresodenuevo…gritaré.―¡Veremossilohaces!Detodosmodos,voyaexponerme.―Texas,quemelastimas,bruto…Nomeaprietesdeesemodo…Tusmanos…

¡Ah!―¡Ahítienes!AhoradiJackquerido…otebesarédenuevo.―No…no…Noloharé…no…Pasóunintervalotirante,cortadopordébilessonidosagudos.―Me has obligado a darte dos… ¡Santo Dios! Estoy perdido… Jamás había

sabidoloqueeraunbeso…AhorapuedesnegarteadecirJackqueridocuantotiempoquieras.

Evidentemente,ajuzgarporlaconmoción,ellasedefendiófieramenteduranteunmomento;luegorespiróyserindió.

―Porfavor,Tex…Éstenoesmododetrataraunachica…¡Oh,oh!―Soy capaz de seguir haciéndolo durante toda la noche ―dijo Texas en un

intensoypunzantesusurro―.¿VasadecirJackquerido?―¡Pero,hombre,siesonoquerríadecirnada!―exclamóellaconfiereza.―Muy bien y la besó repetidas veces. Brite sintió los ligeros, sibilantes y

temblorososcontactosdelabios,yvivíaconelloselamorosoromance.―Bueno,sí,sí…lodiré―consintióellaconvozcortada―.¡Déjame…respirar!―¡No,hastaquelodigas!Pronto,sino…―¡Diablo!…¡Jack…que-ri-do!―Gracias,Reddie.¡Ytoma,porhabercedido!Lapróximavezmelopedirástúa

mí.Lesoltóysequedósentado,respirandofuertemente.

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―Siento haberte ofendido.Y sin embargo, tambiénme alegro―dijo él, ya envozalta―.Porqueahora,missReddieBayneBrite,estáustedfueradelalcancedeunpobreconductordemanadas.Tehebesadoymehasllamadoquerido.Esomedurarátodalavida.

Selevantó.Sufiguraaltayoscuracruzóelpálidofulgorestelarbajolosárboles.―¡Pero yo no hice eso pormi voluntad…Texas Jack!―concluyó ella en un

susurroininteligibleparaBrite.Evidentemente,lofuetambiénparaTexas,alparqueprofundamente provocativo, pues él partió como una ráfaga, perdiéndose en laoscuridad.

Despuésqueélsehubomarchado,Reddiequedósuspirando,dandovueltasenellechocondesasosiegoymurmurandoparasí.Luegosesosegó.Briteadvirtiócuandosequedódenuevodormida.Elmurmullodelrío,ellamentodeloscoyotesyelcantode los insectos comenzaron de nuevo sin interrupción. Brite permaneció acostado,pensando, divertidoy emocionado, en el eterno femeninoque tan fácilmentehabíafructificado en Reddie Bayne. Podía ser una pilluela, acostumbrada al trajemasculino,porvariosañosdeuso,yalatoscayduravidadelosllanos,peroteníauncorazóndemujer,unasutilezayunareservafemeninas.BritenopodíadecirahorasiellaestabaonoenamoradadeShipman.Deunacosaestabaseguro,sinembargo,yera de que Reddie haría de Texas el más desdichado de los vaqueros antes decapitular.

Al fin,Brite sequedódormido.La llamada al desayuno le despertó.SanSabe,WhityLessHoldenestabansentadosenelsueloconlaspiernascruzadas,comiendo.Reddie se había ido y su cama, que había sido recogida, estaba arrimada contra elcubodelaruedadelanteradelagalera.Lamañanaeraagradable,perolosvaquerosparecían ajenos a este hecho. Cuando Brite se hallaba comiendo, entró Reddie,montadaapelo,concaballosderelevo.

―¿Aquédistanciaestáelsenderodeestelugar?―inquirióBriterecordandoquelamanadahabíaatravesadoelríomásarribadelaciudad.

―Deuce dijo que a unas cuatromillasmás abajo―repuso LessHolden―.ElhechoesquecruzapordondeBenhizosalirelganado.Yoigausted,místerBrite,esinteresantesaberqueDeuceseolvidódecontarnoslodelbote.

―¿Elbote?―dijoBritecomouneco.―Sí.Viounbotequecruzabaelríojuntoalaciudad.ÉlyTexcalculanquelos

quenosrobaronelganadopasaronenaquelbote,llevandoanadoloscaballos.Britesintióansiadeponersedenuevoenmarcha.Sehabíaresignadoaperderla

mitaddesumanada;noobstante,el temaseibaenconandoenélysindudairíaenaumento,paraterminarenunaderrotamásamarga.Unacosaeratomarunasabiayrazonabledecisióndespuésdeserrobado,yotraponerlaenpráctica.

Los vaqueros obedecerían las órdenes, pero jamás aceptarían aquella pérdida.TexasJoeyPanHandleeranhombresaloscualesnoeraprudenterobar.

A la salida del sol los conductores estaban nuevamente en el sendero, con el

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ganado a una marcha de dos millas por hora. Moze les había dado alcance, y sedetuvoparadejarcomerasuscaballos.

Pasóaqueldíasinqueningunodelosconductoreslevieraelpeloalamitaddelamanadaquehabíasidoconducidadelante.

―Oyonoconozcolosrastrosdelganado,oeseequipohaperdidotiempo,envezde ganarlo, con respecto a nosotros, la noche pasada ―dijo Texas―. No sabenconducir una manada. Es curioso, muchachos. Ya sabéis que casi todos nuestroscerrilesdecuernos-musgososveníanenesamitadposterior.YRossHitehatenidolamalasuertedellevarlosenelhatorobado.Panhavistoclaroelasunto.Esemalditoladrón de ganado hará el trabajo por nosotros, y le pagaremos acribillándolo abalazos.

Elcampamentohabíaperdidosu jovialidad.Otroespírituprevalecíaahora.Losconductoresreaccionabanvisiblementealatraicióncometidapordosdelossuyos,alamuertedeltraidor,alaordalíadelariadayaldestinodeChandler.Lapérdidadelamitaddesumanadaloshabíahechotorvosyceñudos.ConexcepcióndeTexasJoe,quehabíacambiadocompletamentedurantelanoche,todostratabandeprestarayudaaReddie siempre que era posible, pero la broma, el preludio del cortejo se habíandesvanecido. Texas apenas dirigía la palabra a Reddie ni a nadie. Instintivamente,todosempezabanaahorrarenergías,comosiloocurridofueranadacomparadoconloqueocurriría.

PerolacimaRedonda,elarroyoBoscoso,lacolinadelGrano,elarroyoNoland,el río Coon y el río Bosque fueron quedando atrás sin que hubiera sino algunostropiezos demenor importancia.Un día, desde lo alto de una prominencia que leshabíallevadoundíaensubirla,SanSabedescubriólarobadamitaddelamanadadeBrite, no más que a un día de distancia. Ahora sabían de seguro que Ross Hiteconducía aquel ganado. En Belton, una pequeña ranchería situada en el arroyoNoland,Hitehabíadejadobastanteshuellasparaquenoloidentificaran.

Las lluvias habían sido escasas y espaciadas, pero suficientes para mantenerfrescoslosarroyosyevitarquesesecaranloscharcos.Congranansiedad,sehabíanacercado al gran río Brazos. Aquí esperaba Brite otra riada, con las consiguientesdificultades de cruzarla; pero quedó, felizmente, decepcionado. El Brazos habíaestado crecido recientemente, pero ahora no ofrecía obstáculos. Acamparon en laorillanorte,dondeentrabaundelgadoafluente,yporprimeravezdespuésdevariosdíasencontraroncazaenabundancia.Lospatosy losvenadoseran tanmansosqueapenasseapartabandelcaminodeloscaballosydeloshombres.Lospatosjóveneseranahoracomopollos,yhacíanunplatodelomásdelicioso.

Britecalculóquealpasoqueibancubriríanladistanciaennoventadías.Másdela tercera parte de aquel tiempo iba ya pasado. Pero había perdido la noción de lafecha.AlcabodecuatrodíasmássehallabanamediocaminoentreBrazosyFortWorth;ysehacíanotarquelosconductorescomenzabanaresponderalaausenciadelmalquesehabíainterpuestoensucamino.

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¡Alfin,FortWorth!Ajuzgarporlaimportanciaqueteníaparalosconductoresdemanadas,bienpudiera serunametrópoli.Pero tenía sólounospocosedificios,unatienda,unatabernaynomuchoshabitantes.

Texas Joe acomodó la manada en las afueras del pueblo, totalmente ajeno alhechodequelaotramitaddelamanadadeBritenosehallabamuylejosestanoche.Esta noticia la trajo San Sabe al campamento; San Sabe, que era el único de loscuatrovaquerossuficientementesobrioparadeciralgoconclaridad.Eraalgoantesdemedianoche. Por la mañana, Texas Joe despertó a estos recalcitrantes para lo queBritevaticinóseríaundurocastigo.

―Compañeros, anoche me habéis jugado una mala pasada ―dijo Texassobriamente,sinmuestrasderencor.―Oshabéisemborrachado.Sino lohubieseishecho, y hubierais vuelto pronto aquí con esa noticia acerca de nuestro ganado…¿Cómo? Hubiéramos partido sigilosamente hacia allí mientras el equipo de Hiteestabaenlaciudad,yregresaríamosconelhatorobado.EstamañanahedescubiertoqueHitepartióaprimerahoradelanocheconelganado.Habíaolidonuestrallegada.

Todos los vaqueros, uno de los cuales era Less Holden, se mostraronavergonzadosyconsternadosporsufalta.

―Bueno, es ya demasiado tarde para aprovechar esa oportunidad ―continuóTexas―.Peroyoospidoqueésa sea laúltimavez,hastaque lleguemosaDodge.Allí podremos emborracharnos hasta reventar. También a mí me hubiera gustadobeber.Quisieraolvidarlomismoquevosotros.CuandocrucemoselríoColoradolasvamosapasarnegras.Esas infernales tronadas enloquecen al ganado.Y luego, losbúfalos. Seguramente nos encontraremos con ellos. Así que, aunque logremosescaparaloscomanches,vamosatenerbastantescalamidades.

―Tex, no probaremos una gota más hasta terminar el viaje ―anuncióAckerman―. Te lo prometo. Al primero que no cumpla con esto, le romperé lacabeza.

―Muybien,Deuce.Nopodríapedirmás―repusoTexas,satisfecho.Antes de que los conductores levantaran el campamento aquellamañana, pasó

unacompañíade soldados,yun sargentohizoaltoparacambiarunaspalabrasconBrite. Este soldado traía informes inquietantes. El destacamento iba al mando deltenienteColemandelCuartodeCaballería,eibadepasoparaFortRichardson,dondeloscomancheshabíanhechopocoantesunamatanzadecolonos.Loscomanchesylos kiowas se hallaban de nuevo en plan de guerra, asolando el vasto territoriocomprendido entre los ríos Brazos y Colorado. Al sur de este último se hallaríanfrecuentes manadas de búfalos, y al norte del mismo, según Coleman, cubrían latierrahastaelríoCanadiense.Cazadoresdepielesydecarne,cuatrerosyladronesdeganadoseguíantambiénalosbúfalos.

―El teniente Coleman le aconseja que se quede en el fuerte algún tiempo―concluyóelsargento―.Sólovaunamanadadelantede lasuya,yeseequiponoquiereescucharlarazón.

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―¿ElequipodeRossHite?―Nome enteré del nombre.Es un tejano alto, de color arenoso, con el rostro

llenodeprofundoscosturones,yojospequeños.―ÉseesHite―confirmóPanHandle.―Puesésevadecabezaalpeligro.Haríaustedbienendetenersealgúntiempo.―Imposible, sargento ―repuso Brite―. Vienen dos grandes manadas a poca

distanciadetrásdenosotros.Aunoydosdías.Yluego,deseisdíasparaarriba,unacadenainterminable.Doscientasmilcabezasdeganadopasaránporaquíesteverano.

―¡Qué barbaridad! ¿Es posible? Bueno, muchas de ellas no llegarán jamás aKansas…Adiós,ybuenasuerte.

―Lomismoledigo―gritóTexas,yluegosevolvióhaciasuequipoconlosojosllenosdefiereza―.Todoshabéisoído;así,quenohaynadaquedecir.Vamosapasarporunagranizadadebalas.Jefe,serámejorcargarconcuantosvíveresymunicionessea posible.No haymás almacenes hasta llegar al deDoan, y ése no tiene nuncanada.

ElequipodeBritesiguiósumarcha,preparadoparalopeor.Ydenuevotuvierondías en que no ocurrió nada notable. En Bolívar, un campamento de búfalos, elsenderodeChisholmsebifurcaba;laramaderechaseguíarectahaciaelnortehastaAbilene,ylaizquierdadoblabaradicalmentehaciaelnoroeste.LaramadeAbileneera la más larga y la menos peligrosa; la de Dodge, la más corta, escabrosa ysembradadepeligros,pero terminabaenelmásprovechosomercadodecaballosyganado.

―Brite, ¿cree usted que será capaz de descubrir por cuál de las dos ramas hatiradoHite?Unpardetragosloharán.EsteequipopudieraresultartanmalocomoeldeHite.Todosloscuatrerosyladronesderesessellamanasímismoscazadoresdepieles.

―Ve,Tex.Yoteprestarémifrasco―repusoeljefe.―Estábien.Venconmigo,PanHandle―dijoTexas.―Déjameiramítambién―intervinoReddie.―¡Vamos!¿Porquéquieresvenirtú?―Quisieraveraalguien.Estoycansadadetodasestascarasdemalhumor.―¡Ajá! ¿Quieres ver otros hombres?No estámal. Pero el equipo de Brite no

quieredejardeverteati,yaquetehavenidomirandohastaahora.Latardenoestabaaúnporelfinalcuandoseleccionaronelcampamentoalborde

de un riachuelo que entraba en Bolívar, a poca distancia hacia el Este. Había unhermosoyvastocampode terrenobajoyhúmedodondepodíapacerelganadosinnecesidad de una guardia rigurosa. Era uno de los dos sitios mejores que habíanhallado hasta entonces. El arroyo estaba bordeado de árboles que ocultaban elcampamentoalaranchería.BritelepropusoaReddiequefueranjuntosapescar.Con

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locual,Britesacócordelesyanzuelosdesusaco,ycortandoramassepusoaformarlos aparejos mientras Moze recibía instrucciones de procurar los cebos, buscandogusanososaltamontes.

SiguióentoncesunahorafelizyprovechosaparaBrite.Reddieeranovataenelarte de pescar, pero llena de un loco entusiasmo y extremadamente graciosa. Elmomento culminante de esta pequeña aventura vino cuando Reddie enganchó unpescado siluro que no sólo no podía levantar, sino que la iba llevando río abajoagarrada a la resistente pértiga que le servía de caña. Reddie era suficientementeaguerrida para no soltar, pero gritaba con todas sus fuerzas pidiendo auxilio.Britetenía por principio no ayudar jamás a un pescador; en este caso, sin embargo,quebrantólareglayayudóalachicaasostenerelenormepezhastaqueéstesehuboagotado. Sacáronle del agua, y añadiéndolo a su ya respetable ristra tornarontriunfantesalcampamento.Mozesemostróencantado.

―Da gusto verlos. Ni el negro les ganaría pescando. Puede que haga bien elcambiodecomida.

Antes de que la cena estuviera lista, Texas Joe y Pan Handle regresaron alcampamento,loqueaBritecausógranalivio.

―Jefe, Hite tiró por el sendero de Dodge ayer hacia mediodía ―dijo Texasalegremente―.Nos lleva una bonita ventaja, pero según los cazadores de búfalos,prontoseveráatascado.

―Vaya,lanoticianoparecemala―repusoBriteconduda―.¿Quéquieresdecirporatascado?

―Quierodecirquesiotracosanoledetiene,losbúfalosloharánconseguridad.―Entonces,nosloharántambiénanosotros.―Contalderecobrarnuestroganado,serálodemenos.EsajugadadeHitemeha

puestolosnerviosdepunta.―Unpocodedescansononosvendríamal―siguiódiciendoBrite.―Ésta será laúltimavezquedescansemos tranquilamente en campamento,me

figuro―opinóTexas.Luegovio aMoze limpiando el pescado―. ¡Córcholis! ¿Dedóndeloshassacado?

―MissReddieyeljefeloshansacadodeeseriachuelo.―¿Haspescadotúalguno?―preguntóTexasaReddie.―Desdeluego.Cogítres,yelgrande.―¡No!Túnohassacadoésedelrío.―Tuvequepedirayuda.Losacamosentrelosdos.¡Ja!Tuvogracia.Esediablo

desiluroporpocomellevaconsigo.YomepuseadargritospormísterBrite,peroélnohacíamásquereír,ynoacudióhastaquemeviopatinandohaciaelrío.

―¡Vaya!¿Tegustapescar?―¿Quesimegusta?Meencanta.Nadiemehabíallevadonuncaapescar.¡Ylo

queheperdido!Peroaprenderé,sinomemuero.TexasJoemoviótristementelacabezapensandoenloqueparecíaunhechofatal,

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inevitable.―¿Quién ha oído nunca que a una chica le guste pescar? ¡Vaya ocurrencia!

ReddieBayne, túeres justamente laanulaciónnaturaldeTexShipman.Unade lascosasqueyo amoen este terribleTexas es sentarmea la sombra, a la orilla deunarroyo y pescar, escuchando el canto de los pájaros y contemplando los pececillosy…y…

―¡SantoDios!Mr.Brite,nuestroTexasJackesunpoeta―prorrumpióReddie,entonojubiloso.

Por un momento cesaron las hostilidades entre Reddie y Texas. Se miraronmutuamenteconexpresiónabsorta.

―Tex, yo creí que tú la habías obligado a que cesara de llamarte Texas Jack―dijoBritearrastrandolaspalabrasyechandoaReddieunamiradapicaresca.Ellasesonrojóporprimeravezdesdehacíamuchosdías.

―Tambiényo lo creía.Bueno, ya veré de conseguirlo―repusoTexas dejandobienplantadoenelánimodeReddieelsentidodesuspalabras.Conlocualcesólatregua.

Hacia el final de la cena, dos forasteros se acercaron en la sombra. Texas seadelantóasaludarlos, librandoasíaBritedesu inquietud.Losvisitantes resultaronsercazadoresdepielesestacionadosenBolívar.

―Hemos estado observando su ganado ―anunció el más alto, sin duda untejano―.YqueremosinformarlesdequeelganadodeHitellevadosdelasmarcasdeldeustedes.

―Esonoesnuevoparanosotros.Peroelqueustednoslodigaesotracosa.Muyagradecidos. El hecho ocurrió de este modo ―intervino Texas; y relató a loscazadores los pormenores del cruce del Colorado y la pérdida de la mitad de lamanada.

―Entonces,¿nonecesitaquelediganadamásacercadeRossHite?―preguntóelcazadordecuerosentonoseco.

―No.Nadamás.―Está bien. Ahora escuche lo que Pete y yo hemos venido a proponerle.

Nosotros queremos trasladar nuestro equipo más al Norte, a cierto lugar entre elPequeñoWichitayelRojo,dondetenemosentendidoquehayunmillóndebúfalos.Ynosgustaríairconustedeshastaallá.

Texassevolvióparainterrogarasujefeconunamiradapenetrante.―Señores,esodependedeShipman―dijoBrite―.Desdeluegoquepodríamos

darempleoamásgente,siesquenosencontramosenalgunadificultad.―Bueno, en principio, yo tendríamucho gusto en admitirlos―dijoTexas con

franqueza―, pero nosotros no les conocemos. ¿Quién nos asegura que no estánustedesdeacuerdoconHiteoquenotraenalgúnpropósitoparticular?

―Nadie,desdeluego.Ustedesnopuedenteneresaseguridad.Peroustedestienenarmas―dijoriendoelcazador.

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―Enefecto.Yustedespudieranencontrarseconellas…Señores,yo lesdiré loquevoyahacer.

Texas sepusoa echar leña al fuego, con solturay tranquilidad, a findeque lallama abriera un claro en las sombras que se iban acumulando. De pie a suresplandor,losdosvisitantesaparecíanahoraconmayorrelieve.

―Reddie,venacá―llamóTexas.Lajovennotardóenobedecer.Sehabíaretiradoalaoscuridad.―¿Quéquieres?―repusoellaadelantándose.―Reddie, estos dos hombres quieren ir en nuestra compañía hasta el Pequeño

Wichita.Sitúfuerasconductorjefedeestamanada,¿quédirías?―¡No!Nomepongasproblemasdifíciles―replicóella,peroseaproximómás,

con solicitud,presintiendo la importanciadel acontecimiento.Yciertamente, jamásdosforasterosfueronestudiadosconmásagudaysagazatenciónquelaqueReddieprestóaéstos.

―Buenasnoches,damita;¿conoceustedbienalostejanosparaleerensuinteriorcuandolostienedelante?―preguntóunoconzumba.

Elmáspequeñodelosdossequitóelsombreroparainclinarseconunacortesíamuydelsur,dejandoaldescubiertounrostrorojizoyafable.

―Buenasnoches,señorita.Sideusteddepende,estoysegurodequeentraremos―dijoélconfranqueza.

―Texas,yohevistoahombresbuenosymalos,perojamásaunoalquepudieraapreciar tan pronto. Si yo fuera mayoral, me alegraría de llevar a estos hombresconmigo.

―Lo mismo pensaba yo ―dijo Texas, despacio―. Sólo quería conocer tuopinión.

―¿Quétienenensuequipo?―preguntóBrite.―Doscarrosyochocaballos,algunaspielesyprovisionesdeboca.Yunacajade

municionesdefusildeaguja.―Loúltimonovendrámal…Perocreohaberoídodeciramimayoralqueson

seishombresenelequipo.―Exacto. Pero Pete y yo queremos separarnos de los otros, y partir sin más

explicaciones.―Estábien.Quedanadmitidos.Esténaquíalrompereldía…Ydiga―concluyó

Brite―,¿cuálessonsusgracias?―Mi compañero responde por Smiling Pete, y yo por Hash Williams. Muy

agradecidosporadmitirnosensucompañía.Buenasnochesyhastamañana.Cuando hubieron partido, empezaron los comentarios y las hipótesis entre los

vaqueros.PanHandlepusofinaladiscusióndiciendoquenotendríamiedoadormiraquella noche sin sus revólveres. La guardia cambió temprano, dejando a Reddie,BriteyTexasenelcampamento,laprimeravezquesedabaestacombinación.

Porunavez,Texaspermanecióenelcampamento juntoal fuegoyparecíamás

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quetratable.ÉlyBriteconsultaronlaproximidaddelequipodeHite,ylaseguridadde que tendría que ocurrir un choque antes de llegar al Canadiense. Sin embargo,cuandolaconversaciónderivóhacialasúltimasdepredacionesdelosindios,Reddieserebelóconenergía.

―¿Nopuedenhablardeotracosa?―preguntó―.Siempremehahorrorizadolasuposicióndequeundíapudieranquitarmeelpericráneo,comohacenlosindios.

―Chiquilla, tus rizos dorados seguramente atraerían la mirada de un mozocomanche―dijoTexas lentamente―.Peroa tino tequitaríanelpericráneocon lacabellera.Atiteharíanprisioneraparaconvertirteenseñoradelatribu.

―Entonces,tendríanunaseñoramuerta―dijoReddieestremeciéndose.―Y cambiando de conversación, cuando lleguemos a Dodge, tenemos que

celebrarunafiesta.¿Noleparece,Brite?―Loapruebodesdeahora.¿Quéclasedefiesta,Tex?―Muerayo si lo sé.Pero tendráqueefectuarsepronto, antesdequeustednos

paguenuestrosalario.Porquedespuésnotardaremosenponernosborrachoscomocubas.―¿Porquétienesquebeber?―preguntóReddie.―¡Qué sé yo!Amenudome pregunto eso amímismo.No es queme atraiga

muchoel licor.Perodespuésdeunalargatemporadaenla llanura,yespecialmenteunodeestos terriblesviajesconlasmanadas,supongoqueesunaliviobeberhastareventar.

―Si tuvieras una mujer, ¿te pondrías a emborracharte tan indecentemente?―preguntóReddie.

―¡U…unamujer!―profirióTexas, desconcertado―.ReddieBayne, ya te hedichoquejamásmehemezcladoconesaclasedemujeres,nisobrioniborracho.

―No he querido decir esas mujeres pintadas de los dancings de que me hahabladoMr.Brite…Quierodeciruna…unabuenamujer.

―Ah,ya.¿Porejemplo?―continuóTexas, interesado,al tiempoqueescarbabaelfuegoconuntrozoderama.

―Porejemplo,una…comoyo.―¡Santo Dios!… Realmente, no había podido imaginarme que una chica tan

maravillosacomotúmehicieracasoamí.―¿Nopuedesresponderaunapregunta,aunquesóloseaporbiendelargumento?―Bueno,sí.Siyotuvieraunabuenaesposa,puedesapostarlavidaaquenole

amargaríalasuyaemborrachándome.Siguióunsilencio.Britefumaballenodecontento.Teníalasensacióndequelos

dos apenas sedaban cuentade supresencia.Cierto fermentonatural operaba en elinteriordelosdos.Tardeotempranoseecharíanenbrazosunodeotro,probabilidadquecontabaconlasinceraaprobacióndeBrite.Ycontodo,leembargabalaideadeque, puesto que Reddie había rechazado a Texas una vez, si algún día llegaba aquererletendríaquerebelarsecontrasímisma.

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―Gracias,Tex―repusoReddiefinalmente―.Yamesuponíaquetúnoerasdeesaclase.

Texassediocuenta―ysenotóensusemblante―dequeestahuerfanitadelosllanoslehabíapagadounaltotributo.Peroloúnicoquedijofue:

―¡Vaya!¿EsqueReddieBaynehadichoalgofavorableacercademí?―Tex,sólofaltantreshorasparanuestraguardia―dijoBrite.―Tienerazón.Yovoyaecharmeaquímismo―conlocualTexasdesenrollósu

camacercadelfuego,seechóencimalasmantasdejandoaldescubiertolasbotasconsusespuelas,ysequedódormidocasiinstantáneamente.

Reddielecontemplólargorato;luegosacudiósurizadacabezaydijo:―Nohaynadaquehacerle…Papá,puedeustedhacermicama,yenrollarmeen

ellasiquiere.―Haré lo primero, por descontado―repuso Brite con presteza, y procedió a

tendersuslechosalpiedeunosárbolesjuntoalcampamento.―Tan lejos no, papá ―objetó Reddie―. Yo puedo llevar pantalones y un

revólver a la cintura; peropor dentromevoy sintiendo floja y extraña.Empiezo atenermiedo.

―También yo, querida ―confesó Brite―. Yo mismo experimento ciertossentimientosperegrinos.

―Lagran suerte es que tenemos aTexas yPanHandle connosotros―repusoReddie,yacercandotantosulechoaldeBritequecasipodíatocarleconlamano,lediolasbuenasnoches.

Lamañana siguiente, dos horas antes de la partida, una terrible tolvanera azotó lamanadasembrandoelespantoentrelasreses.Porfortuna,soplabahaciaelNorte.Losconductores no tuvieronmás que galopar a lo largo de cada flanco ymantenerlasagrupadas. Corrieron unas diezmillas, omás, en una aplanadora nube de polvo ytruenosantesdevolveralpasonormal.EralaprimeraestampidaquesufríaBriteenesteviaje,yresultódesfavorable,yaquedespertóenlamanadaunapredisposiciónaespantarsedenuevo.

TexasJoecontinuóacaballohastaquelagaleraylosdoscazadoresdecueroslesdieronalcance,quefueyabienentradalatarde.

Aquella noche, junto al fuego del campamento, los conductores cambiaronimpresiones. San Sabe había visto columnas de humo surgiendo de las colinas delOeste;AckermanyLittledieroncuentadehabervistobúfalosadistancia;Britecreyóhaberadvertidocierta inquietudporpartede losanimalesdecazahalladosalpaso;Reddie había percibido un puñado de caballos bravos; Pan Handle aseguró haberdescubiertouncampamentoenelfondodeunvallefrondoso.

Texas no tenía aparentemente nada que comunicar, hasta que dijo Reddie conacritud:

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―Yvamosaver,ojosdehalcón,¿paraquévastúalfrentedeesteequiposinoteenterasdenada?

―Noibaadecirlo.Meduelehacerlo…Hoyhevistodosgruposdepielesrojas.―¡No!―dijerontodosacoro,levantándosedegolpe.―Comooslodigo.Lasdosvecescuandomeadelantéalfrente,paradarvistaa

lascimasdelascolinas.ElpaíssevahaciendomásásperohaciaelOeste.Estamosllegando a las montañas de Wichita. Tuve que aguzar la vista, pero he visto dosbandasdeindios,adosmillasdedistanciaunadeotra.Aparecieronenlascumbresdelascolinas.Pudieranperteneceralmismogrupo.Nosestabanmirandoanosotros,yseocultaronenseguida.

―¡Comanches!―exclamóReddie,aterrorizada.―No lo sé, muchacha. Pero ¿qué más da? Comanches, kiowas, apaches,

cheyennes,arapahoes:todossonlomismo.―No, Tex. Prefiero encontrarme con todos los demás y escapar de los

comanches.―Eso no es nada, compañeros ―dijo Pan Handle fríamente―. De aquí en

adelante probablemente veremos pieles rojas todos los días. Nos harán visitas y,queramosono,tendremosunarefriegaconalgúngrupoantesdeterminarelviaje.

SmilingPeteyHashWilliamshabíanescuchadoensilencio,comocorrespondíaapersonas agregadas tarde al equipo. Cualesquiera que fuesen los recelos que Britehubiesetenidoacercadeellos,desaparecíanrápidamente.Sinembargo,cuandoselespreguntaba, respondían prontamente añadiendo su parecer a la discusión. Amboshabíanvistojinetesindiostandecerca,quellegaronareconocerloscomocomanches.

―Supongoquevosotroshabréisvistoalgunabatalladeindios―inquirióBrite.―Enefecto,algunahemosvisto.Peronotantasestaprimaveracomolapasada.

Nuestrocampamentosólohasidoatacadounavezduranteestaexpedición.Unconsejoposteriorrevelóelhechodequeestoscazadoreseranunaestimable

contribución al equipodeBrite.Aconsejaronque la remuda fuesemantenida cercadelcampamentoyfuertementevigilada.Loscomanches tenían inclinaciónaasaltarloscaballosdelosconductoresdemanadas.Raravezseocupabandelganado,salvoparamatarunnovillocuandonecesitabancarne.

Aquellanoche,cadajinetedurmiósolamenteunpardehoras.Lamanadafueaguzadaalamanecer.Estedía,elterrenosefuehaciendomásásperoyagreste,ylamarcha,consiguientemente,más lenta.Dieronenaparecerbúfalosencadavalleyhondura;loslobosyloscoyotestrotabansobreloscerrosenrebañosenormes.Supresenciaennúmero considerable dabamuestra de lamanada de búfalos. Aquella noche, estasbestiasdelosllanosatronaronelespacioconsusaullidosylamentos.Loscoyotesseaventurabanaudazmentehastaelcampamento,yavecessesentabansobresusancas,cercando la hoguera, y aullaban hasta que se les ahuyentaba. Pero la noche

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transcurriósinotranovedaddesagradable.

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X

Cada día de viaje se iba cargando de una creciente ansiedad. Rastros de caballosindios,vestigiosdecampamentosenlascuencasdelosarroyos,señalesdehumoenlascrestasdelascolinas,yflacosmesteñosmontaracesmontadosporjinetesmediodesnudos que se desvanecían como espectros a lo lejos; esto mantuvo vigilante ypreocupadoal contingentedeBritedurante todoel caminohasta llegar alPequeñoWichita.

Ordinariamenteeraunríopequeño,fácildevadearparaelganado.Peroahoraeraunviolento torrente, imposible de pasar hasta que terminara la crecida.Esto podíatardarundíaomás.Unabreveconsultadeterminóladecisióndebuscarunterrenobajoyprotegidodondehubiesepastoparaelganadoyárbolesquedefendieranalosconductoresencasodeataque.

Los conductores de lamanada que les precedía―probablemente la que habíasidorobadaporRossHite―nopodíanhabercruzadoysindudahabíanidoríoarribaconelmismopropósito.TexasJoehabíatomadosudecisión.Losbúfalos,aunqueengruposdispersos,aparecíanportodaspartesenlacuencadelríoyalolargodelosrecuestosherbosos.Arriba,enlallanura,probablementecubriríanlatierra.

Texas envió a San Sabe río abajo a hacer un reconocimiento, y él procedió ensentidoopuestoconelmismopropósito,dejandoalosdemáselencargodeatenderalganado.

Erahaciamediodíayenelvallereinabaunatemperaturahúmedaycalurosa.Elganadodescansó,despuésdevariosdíasdepenosamarcha.Losjinetesnoteníanmásque permanecer en sus caballos vigilando agudamente. Casi toda la atención eradirigidaalosbordescubiertosdematojosdelaspendientes.Texassehabíaapartadocosademediamilladelsenderocuandohizoaltoenunlugardelomásplacentero,bueno para el ganado, aunque no tanto para sus conductores, ya que estarían alalcancede lasbalasde rifledisparadasdesde lascolinas.Los tresvehículos fueronarrastradosalinteriordelmásapretadogrupodeárboles.Parecíaunpuntoderefugio,hasta que pasara la riada. Smiling Pete yHashWilliams, los cazadores de cueros,treparon,alabrigodelarbolado,a lacimade lascolinasparadesdeallíexplorarelterreno a la redonda. Los conductores de manadas permanecieron con sus riflesatravesadosenlassillas.Briteteníados,elmásligerodeloscualesprestóaReddie.Armados hasta los dientes, decididos y vigilantes, los jinetes aguardaban losacontecimientos.

Reddie comunicó aBrite que había sentido el galope de un caballo.Brite hizoseña al jinete más próximo, y escuchó con atención. En efecto, el joven oído deReddieestabaenlocierto.Apoco,Briteoyóelrítmicogolpeteodecascossobreuncaminoendurecido.Procedíade ríoabajo,ypor tantodebíadeserSanSabe.Briteoyótambiéngritosprocedentesdelacuesta.Éstosresultaronserdeloscazadoresdecueros. Evidentemente, PanHandle y Ackerman habían oído, pues se pusieron en

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movimientoparaacercarseaotrosjinetes.Luegogaloparonengrupohaciaunpuntofueradelarbolado,dondeestabanestacionadosBriteyReddie.

―EsSanSabe―gritóReddieseñalandoconlamano―.¡Vedcómocorre!―Apuesto a que los indios vienen detrás de él añadió Brite―. Tenemos que

ponernosacubierto.ProntolesrodearonPanHandleylosotros.SanSabellegóunmomentodespués.―¡Indios!―gritó,convozronca,frenandosucaballo.―Peronovienendetrás

demí.Nomehanvisto.¿Nohabéisoídolostiros?NingunodelosqueestabanconBriteloshabíaoído.―Esalláabajo,cercadelrecododelrío,máslejosdeloqueyocalculaba…Yo

ibaríoabajocuandosentígritosyluegodisparos.Así,queescondímicaballoenelbosqueymeadelantésigilosamenteapie.Lleguéaunlugarpordondeacababandepasarcaballos,orillaarriba,procedentesdelrío.Laarena,mojada.Eranlashuellasdepotrosindios.Seguílashuellashastaquelesvienunespacioabierto.Oímástirosyvoces salvajes. El arbolado se hacía bastante espeso.Doblando hacia la ladera delmonte, seguí a cubiertohastaquedescubrí dequé se trataba.Unos colonoshabíanacampadoenunlugarumbroso,esperandosindudaparacruzarelrío.Lomenoshevistotresvehículos,yalgunoshombresdetrásdeellos,disparandodesdeabajo.Yhevistoflechasdeindios,quevolabancomogolondrinasyseclavabanenlasgaleras.Entoncesvolvíenbuscademicaballoytornéagalope.

―Brite, tendremos que ir a prestarles ayuda ―intervino Pan Handle en tonosombrío.

―Seguramente.Aquívienenloscazadores.Veamossuopiniónacercadeloquemásconvienehacer,mientrasesperamosaTex.

Los cazadores llegaron corriendo bajo los árboles, y al llegar junto a losconductoresconfirmaronlahistoriadeSanSabeconunascuantaspalabrasbruscas.DespuésdelocualBriterepitióbrevementeloquehabíadichoSanSabe.

―¿Cuántos caballosdepieles rojas?―preguntóHashWilliams, enun tonodehombrepráctico.

―Nomásdeveinte.Acasomenos.―¿Muylejos?―Aunamediamillapordebajodelrecodo.―Apéate,vaquero,ytrázanosunmapaaquí,enlaarena.SanSabecomprendióconpresteza,yarrodillándosecogióunaastillaycomenzó

a trazar líneas. En un instante todos los jinetes se habían bajado y se inclinaban amirarconunintensointerés.Britesintióveniruncaballosenderoabajo.

―DebedeserTex,queregresa.―Aquí está el recodo del río―dijo San Sabe―. Las huellas de los caballos

indiosestánporaquí,amediamilla,aproximadamente,másabajo.Detodosmodos,paraasegurarnos,hayungranárbolsecoyblanqueado.Podemosarriesgarnoshastaallí a caballo…Aquí está el punto raso donde los pieles rojas se internaron en el

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bosque. Está casi a nivel de un gran risco semejante a una cabeza de águila en elborde.Lasgaleras no están amásdeun cuartodemillamás abajo.Esun espaciollano,rodeadodeunpreciosoarbolado,conrecuestosdensamentepobladosportreslados.Losindiosestánacubierto,másabajo.

―Muchachos,dadnosunpardecaballosaPeteyamí.Noosocupéisdeponermonturas.

―¿Sobrequéesestaconfabulación?―preguntóunavozfría.Texas Joeacababadedesmontardetrásdeellos, con labridaenunamanoyel

rifleenlaotra.SanSabeleexpusoloshechosenpocaspalabras.LuegohablóHashWilliams:

―Shipman,supongoquepensarásirprontoensuayuda.―¡Claro…!¿Tenéisalgúnplan?Vosotrosestáishabituadosalospielesrojas.―Nos dividiremos tan pronto como dejemos los caballos. Vamos. Pudiéramos

llegardemasiadotarde.San Sabemarchó a la cabeza, amedio galope, río abajo, seguido de todos los

conductores,exceptoTexas,queesperóunmomentoaqueloscazadoresmontaranapelo.Unodelosmesteñostendíaatirareljineteporsobrelacabeza,perounrápidolatigazo que le dio Texas corrigió su actitud. El trío alcanzó pronto a los otros, yentoncesSanSabeespoleósucaballolanzándoloagalope.BritenoolvidóaReddieen medio de tal agitación. Ella estaba pálida, pero era presa de la emoción de laaventuramásbienquedelpeligro.BritenohubierapensadoendejarlaconMozeenel campamento.Lacabalgatadoblóel recododel río avanzandoen formade sarta,con Brite y Bender al final. Pronto se detuvo San Sabe, el cual, saltando de sucaballo, se adentró en el arbolado de la derecha. Brite y Bender llegaron en elmomentoenqueReddieseguíaaTexas,apie,bosqueadentro.Ataronsuscaballosenla espesura, al pie del declive. Pronto oyeron cerca los resonantes disparos de losfusilesdeagujaylosextrañosysalvajesgritosdelosindios.

―Comanches―dijoWilliamsceñudamente.Acontinuación,SanSabeabriólasramas.―Heaquísuscaballos.―Menos de veinte. Bueno, muchachos, ésos son nuestros ―repuso Hash

Williamsmirandoconsusojososcuroshacialosinquietosytrabajososmesteños,lacuencadelríomásallá,eldeclivedensamentearboladoyfinalmenteelrugosobordede lacolinacon suprominente riscoque seerguíacomouncentinela.El lugarerarestringido.ABriteleparecióquelapendientesecurvabamásabajoparaformarunescarpadoquedescendíaaplomohastaelrío.

―Shipman, quédate aquí con Pete, y elige cinco hombres para que meacompañen―dijoWilliamsrápidamente.

―¿Cuálestuplan?―preguntóTexasvolviendosusojosdehalcónenderredor,ymirandodenuevoalcazador.

―Si puedo tomar posición por encima de esos diablos rojos, son nuestros

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―repusoWilliams―.Lamayoríasólotendráarcosyflechas.Searrastraránbajoelarbolado, y a poca altura a lo largo del declive…Me sorprende que no hayamástirando. Ojalá no lleguemos demasiado tarde… Cuando nosotros los hayamoslocalizado y empecemos la descarga, seguramente correrán a buscar sus caballos.Vosotrosestaréisaquíescondidos.

―Ah,ya.Meparecebien.Yaveopordondepodemosarrastrarnos,acincuentapiesdelosmesteñosindios,yestarbienescondidos…Andando.LlévateaSanSabe,Ackerman,WhittakeryLittle.

―Muchachos,arrojadlasespuelasylaschaparrerasyseguidme.Alcabodeunmomentoloscincohombreshabíandesaparecido,sinqueseoyera

yamásquelassuavespisadasyelrumordelamarcha.Texasvolvióagudamentelavistaenderredor,sobreelpasodondehabíansidodejadoslosmesteños.

―Venidynohagáis ruido―murmuró;ysedeslizóbajoelmatorral.LesiguióHolden, y luego Smiling Pete,Bender y PanHandle; al fin, ibaBrite, conReddiesobre sus talones. Ocasionales gritos agudos y la respuesta de un fusil de agujaaumentabanlaexcitación.Texasguióasuscompañerosaunterrenoalgomásalto,alpiedeldecliveyalbordedelraso,dondelostrozosderocaylaespesuraofrecíanunrefugioideal.

―Henosaquí―susurróTexasasusagitadoscompañeros―.Nopodríamosestarmejor.Vamosadarlesunabonitabatida.Desplegadalolargodeesteborde,ysituaosdemodo que lo veáis todo de frente. Cuando los veáis, aguardad la señal. Eso estodo.Cuidadoconhacerelmenorruido.

En el crujiente silencio que siguió, Brite se ocupó de buscar un lugar dondeapenasseríaposiblequelosdisparosalcanzaranaReddie.LacolocóentreTexasyél,detrás de una larga roca baja sobre la cual las ramas formaban una trinchera. PanHandlesearrodillómásalládeTexas,conunrevólverencadamano.Eraelúnicodelapartidaquenollevabarifle.SmilingPetehacíaretrocederaBender,elcualdabamuestras de gran perturbación. Holden se arrastró hacia una posición todavíamásventajosa.

―Todossituados.Ahoradejadlesquevengan―susurróTexas―.Diosquieraquelosotroslleguenatiempo.Seoyenmuypocosdisparos.

―Nohaempezadotodavía,oestáapuntodeterminar―repusoPanHandle―.Peronohubiéramospodidohacermás.Tex,aquíestáReddie;hayquepensarenella.

―EldiablomellevesinomehabíaolvidadodenuestraReddie…Ea,chiquilla,¿estásbien?

―¿Yo?Claroquesí.―¿Miedo?―Tal vez. Siento algo raro. Pero puedes tener la seguridad de que estaré aquí

cuandoconcluya.―¿Creesquepodráshacerloquetemanden,porunavezenlavida?―Sí.Obedeceré.

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―Bien…Ahora,todoelmundoagachado,yatención.Britehabíapasadoporvariasescaramuzascontralosindios,peroenningunade

ellashabíaestadoenjuegolavidadeunamujer.TuvoquepersuadirsedequeReddieBayne corría escaso peligro. Acaso hubiese algunamujer con aquellos colonos, yseguramentesehallabanenelriesgomásterrible.

Losmesteñosindiostriscabanlosrenuevosalbordedelraso.¡Quézarrapastrosoy salvaje este puñado de animales! No tenían sino cabestros, que estiraban, alespantarse,cadavezquesonabaundisparo.Lamayoríadeellosestabandefrentealaespesuradonde los conductores aguardabanemboscados.Habíanolido lapresenciadelosblancos.Alargabanloshocicos,levantabanlasorejasysequedabanventeando.

―Compañeros, siento olor a humo, y no de pólvora, precisamente ―dijo deprontoTexasenvozbaja―.Pete,¿quésuponestúdeeso?

―Fuegodecampamento,talvez.De súbito, varias descargas de fusil rompieron el silencio de mediodía. Los

disparossesucedieronrápidamenteyenproporcionescadavezmásnutridas; luegodecayeron sonando inconstantemente. Brite vio que Texas sacudía la cabeza. Acontinuaciónvinounaseriedegritosespeluznantes,elhorrendogritodeguerradeloscomanches. Brite había oído hablar de esto ―uno de los hechos famosos de lafrontera―,peronuncaoyóhastaahoraelgritodeloscomanches.

―¡Diablos! Han atacado a las galeras ―prorrumpió Pete roncamente―.Williamsnodebedehaberloslocalizado.

―Ahorapuedehacerlo―repusoTexas.Reddie seguía echada, con la cabeza y los hombros, levantados, descansando

sobreloscodos.Entreloscodosdescansabalacajadesurifle.Estabaahorablancacomoelpapel,ysusojosabiertos,oscuros,acechabancongranatención.

―Parecequevamalparaellos,Reddie―susurróBrite.―¿Quieredecirnuestroshombres?―No.Paralosquehansidoacorraladosallí,quienesquieraquesean.―¡Oh!¡Quégritosmáshorrendos!―¡Nosuenanmástirosdefusil!―dijoPete―.Supongoquehemosllegadosólo

al final de lamatanza. ¡Otro punto que se anotan los comanches! Pero ya llegaránuestrahora.Williamsysugenteestaránprontosobreesegrupo.

―¡Ja, ja! ¡Oíd eso!… ¡Dios! Ojalá que hayan llegado a tiempo… Ahora,compañeros,atención.Nopuede tardarmucho.Loscomanchesvendránal instante,trayendoarastrassusheridos.Nosedetendránarecogersusmuertos,envistadelaráfaga.

Losdisparoscesarontansúbitamentecomohabíancomenzado.Roncasvocesdehombresblancosocuparonellugardelosgritosdeguerradeloscomanches.UndébilcrujirderamassecasllegóaoídosdeBrite.

―¡Oh…papá!Lossientocorrer―susurróReddie.―Ahí vienen, compañeros ―dijo el cazador en voz baja y dura―. Esperad

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ahora;cuidado,esperadaqueaparezcanadescubierto.Rápidoresonardepasos,rumordehojas,estallidosderamas:todoconfirmabala

impresióndeReddieydelcazador.BriteamartillósurifleydijoporlobajoaReddie:―Apuntabien,Reddie.Aquínoshacefaltatuayuda.―¡Voy a…matar uno!―dijo la joven con voz cortada, los ojos encendidos,

amartillandoelrifle,poniéndoserodillaentierra,yempujandoelcañónporsobrelaroca.

―Reddie,despuésdedispararagáchate―advirtióTexas,queparecíaverconlanuca―.¡Pan,mira!Ahívienencomoendemoniados.

―Yaveo.Alláenelarbolado.Traenheridos.Nodisparéishastaqueesténtodosfuera.

Briteapretóelrifleenlamanoydirigiósuatenciónhacialadistanteladeradelrasoylasformasoscurasbajolosárboles.Losdelanterossaltabandeunárbolaotro,escondiéndose,mirando hacia atrás.Demonios entecos y bronceados: ¡qué aspectomás salvaje tenían! Cuatro o cinco salieron de golpe a campo raso; luegodesaparecieronnuevamente.Muy cerca de los emboscados sonaron entonces pasosrápidos,suavescomolosdelaspanteras.Britepercibióaunsalvajedesnudoqueseadelantaba volviendo la cabeza por encima del hombro, agitando su largo cabellonegroalcompásdesus rápidosmovimientos.Reddiecontuvoelaliento,pruebadequetambiénlohabíavisto.Luego,másabajodelbordedelarbolado,surgieronhacialosmesteños,volviendolamiradahaciaatrás.Sedirigieronalsolotrosindios.Dosllevabanrifles;losmásempuñabanarcos,peroBritenovioningunaflecha,haciendoseñasaotrosparaquelessiguieran,emitiendosonidosbajos,guturales.Unmomentodespués,cuandovariosindioshabíanmontadoensuscaballos,cuatroocincoparejasbrotarondelaespesuraarrastrandoysosteniendoasuscamaradasheridos.

Unguerrerodejóescaparungritoestridente.Sindudahabíavistoosentidoalgode los emboscados. Un segundo después, Reddie había hecho fuego contra elcomanche más próximo que venía a medio camino a través del campo raso,volviendoel rostrohacia atrás.El indiodioungritomortal de agoníay retrocedióvacilando, paso a paso, su oscuro rostro como una espantosa máscara de muerte,hasta desplomarse. Los emboscados comenzaron entonces a dispararsimultáneamente,emitiendogritos feroces.Losdisparos se fundieronenun rugido.Briteabatióalcomancheaquehabíaapuntado;luegoseapresuróbuscandoentrelosindiosquecaían,selevantaban,saltabanysezambullían,otroaquiendisparar.Conel rabillodelojovio aPanHandle levantarun revólver, disparar, repetir lomismocon el otro y así alternativamente.Era rápido, pero certero.Cada una de sus balasdaba, sin duda, en el blanco. Los heridos y aterrorizados mesteños rompieron loscabestros y se dispersaron en todas direcciones. El fuego se fue haciendo menosnutrido;luegocesó,siguiendoacontinuaciónuntemerososilencio.

―Creoque todo seha acabado―dijoTexas Joeconuna risita fría―.Nos loshemoscargadopronto.Estántodosenelsuelo,ylamayoríamuertos.

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―Elprimerindioquegritósenosescapó―repusoPete―.Yofalléeltiro,ynolehevuelto aver.Verdaderamente, loshemos acabadoenpoco tiempo.Yo séquesólolediauno.Enesteequipodebedehaberalgunaspunteríasmortales.

―Yoconozcoporlomenosuna.―Vamos allá, señores; hay que rematar a los heridos―dijo el cazador, y se

levantóparasalirdelaemboscada.TexasyPanHandlemarcharondetrás,comosinduda habían hecho Holden y Bender. Brite contuvo con la mano a la chica, queparecíaprontaalanzarsedetrásdelosotros.

―Quédate aquí, muchacha―dijo él―. Para nosotros ha terminado. Habrá unrevoltijodesagradablealláabajo.

―¡Oh!―exclamóReddierespirandocondificultad.Echóelriflehaciadelanteysedejócaerdebrucessobrelaroca,agitándosecomounahojaalviento.

―Reddie, te has portado tan bien que me has hecho sentirme orgulloso de ti―dijoBritedándoleungolpecitoenelhombro―.Nodesmayesahora.

―¡Escuche!…¡Oh,esterrible!Los conductores machacaban los cráneos de los comanches heridos,

acompañando cada golpe de culata con un grito infernal.Brite nomiró en aquelladirección.Oyó voces de saludo, que partían de los alrededores de los vehículos, yerancontestadosporloshombresqueibanconTexas.

―Vamos,Reddie; salgamosalaire libre―sugirióBrite tirandodeella―.Perononosacerquemosaesematadero.

Ellacogiósurifleylesiguióalcamporaso.Unacortinadehumoderivabaalolejos, descubriendo a la primera víctima de la emboscada, el romanche que habíasalido,haciaatrás,delaespesura,paraserderribadoporeldisparodeReddie.

Texas Joe volvió a paso largo hacia ellos, destocado, el pelo desgreñado, y sedetuvojuntoalpostradocomanche.

―Jefe,ustednohamatadoaesteindio―aseguró.―Teaseguroquesí.―Miente.Ustedteníaunfusildeaguja.FueReddiequienlohizo…¡Diablo!¡Le

atravesó por lamitad!―.Ascendió hasta donde estaban ellos, con dura y violentaexpresiónenelrostroysusambarinosojosfijosenReddie.

―Vaya,notedescuidasteenabrirfuego.―Texas…No…nopodíaesperarmás.Teníaquemataraaquelindio―dijoella

convozcortada.―Bien,miss Bayne; permítame felicitarla por haber demostrado ser digna de

tenerporpadreunverdaderopionerodeTexas.―Me…mesientocomoasesina.Peronomearrepiento. ¡Quéexpresionesmás

cruelestenían!Comolobosfamélicos.―Jefe, siyomemetoa rancheroalgúndía,megustaría tenerunaesposade la

razadeReddie―concluyóTexas,conuntonillosatíricoenlaalabanza.―Tex,ahívieneWilliamsconnuestroscompañeros―gritóuno.

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―Hash, sólo se nos ha escapado uno―voceó Smiling Pete―. Les abatimosprontoydeunavez.

―¡Muybien!Peronosotrosllegamosdemasiadotarde…¡Quéhorror!―exclamóelcazadorconvozaguda―.Venidacáconnosotros.

TexasJoeylosotrosmarcharonentropeldetrásdeWilliams,quesehabíavueltoparaseguira losconductoresqueibanconél.BriteyReddiesequedaronatrás.Lafranja de arbolado se fue rarificando hasta dejar pasar el sol al interior de unparquecillo donde se había establecido un campamento. Tres galeras habían sidoalineadas para cerrar un espacio triangular. Las ruedas habían sido fortificadas, enforma de barricada, con fardos y lechos de campaña.De ellas asomaban, con unasignificaciónominosa,flechasindias.Enprimertérminoyacía,debruces,unhombreblanco.Unapuntadeflechasalíadesuespalda.Supericráneohabíasidoamediasarrancado.

―Pete, nosotros nos deslizamos hacia arriba tan rápidamente como nos fueposible―explicóWilliams―.Peroerademasiadotarde.Creoquellegamossóloenelúltimomomento.

BriteordenóaReddieque sequedaraatrás,mientras él seguíaa loscazadores.Había visto escenas espeluznantes otras veces, pero no dejaba de producirle unasacudidael renovaraquellasexperiencias.Williams sacódosmuertosdedebajodelasgaleras,yunterceroquetodavíateníavida.Evidentemente,habíasidoheridodebala, pues no se le veía ninguna flecha en el cuerpo. Abrieron su camisa ydescubrieronunaheridagravehaciaelhombro,losuficientementealtacomoparanointeresarelpulmón.Labalalehabíapasadodeparteaparte.

―Mefiguroqueestehombrevivirá―dijoWilliamsprácticamente―.Queunodevosotrosateunpañuelosobreestaherida,dándolelavueltapordebajodelbrazo…Buscadpor todaspartes,compañeros.Éstahasidouna larga refriega.Vedcomo lasangresehasecadoyaenesehombre.

―Yo he visto una mujer, justamente cuando nos soltamos contra ellos―dijoAckerman, sudorosoymugriento,moviendo losmúsculosde la cara―.Dospielesrojasleestabandandocaza.Yoheríaunodeellos.Lehevistocaeryarrastrarse.Elotrolellevóentoncesalaespesura.

―Aquí hay una mujer muerta ―gritó Texas detrás del tercer vagón. Suscompañeroscorrieronaverificarelhecho.Briteseestremecióalverunamujerconlas ropas medio desgarradas, el pericráneo cortado, colgando, ensangrentada, conmediocuerpofueradelvehículo.

―Ésa no es la que he visto yo―gritó Ackerman―. Os lo juro. Aquélla ibacorriendo.Teníaelpeloclaro.Llevabaunasayalistadaacuadros.

―Desplegaosalgunosporahíybuscad―ordenóTexasJoe.―Treshombresyunamujermuertos;esteotroquevivetodavía―dijoWilliams

haciendoelrecuento―.Hacencinco.Conlamujerquevuestrovaquerodicequehavistosumanseis.Debedehabermás.Porquecuandonosotrosnos lanzamoscontra

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los diablos rojos, era natural que si alguno de los blancos podía hacerlo echase acorrer.

DeuceAckermancomenzóacorrerporelmonte,enunestadofrenético,gritando:«Salgausted,mujer,dondequieraqueesté.Venimosasalvarla».

Pero ni en las galeras, ni en la maleza ni en el arbolado hallaron recompensaalgunadesubúsqueda.Deucepartióhacialaorilladelrío,quenoestabalejos,ylacubríaunbosquedesauces.Allí llamódenuevo.Derepente,dioungritosalvajeysaltóalaorilla,perdiéndosedevista.TexasJoeyotrosvaqueroscorrieronenaquelladirección.Antesdeque llegarana laorilla aparecióDeuce sosteniendoamedias auna chica de pelo claro. Todos volaron entonces al encuentro deDeuce, y Reddiedetrásdeellos.

―Vaya,señorita,notengamiedo―dijoAckerman,aldetenerseconlajoven―.Somosamigos.Hemosmatadoalosindios.Nolepasaránada.

Lallevóhastauntronco,dondelajovensedejócaer,reclinandolacabezacontrasuhombro.Parecía tenerunosdieciséisaños.Susgrandesojosazulessobrecogidosdehorrormirabanfijamentealoshombres.Algunaspecasbrillabanensurostro,quecubríaunapalidezmortal.

―¿Estáustedherida,jovencita?―preguntóWilliamsconansiedad.―No…nosé…Creo…queno―contestóellaconvozdesmayada.―¿Cuántoshabíaensucompañía?―Seis―susurróella.―Hayunhombrevivo.Tieneunabarbanegra.Creoquevivirá.―¡Mipadre!¡Oh,graciasaDios!―¿Cómosellamausted?―AnnHardy.Mi padre es… JohnHardy, íbamos de paso para Fort Still, para

incorporarnos allí a una caravana de galeras… Los indios nos habían atacado…durante varios días…Luegonosdejaron…Tuvimosquedetenernos, a causade lariada…Yhoyvolvieronlosindios.

―¿Essumadrelamujer?―No,señor.―Bueno,porahorabasta―concluyóWilliams―.Serámejorquenoperdamos

más tiempo; hay que llevar a la chica y al padre al campamento. Id algunos enseguida.Llevadalachica.YomequedaréconPeteyunostresmás.HaremosloquepodamosporHardyylo llevaremosdespués.Luego,si todomarchabien,podemosregresaraquí,enterraralosmuertosyverloquehacemosconesteequipo.

―Yolapondréenmicaballo―dijoAckermanVenga,missHardy…Apóyeseenmí.

―Ustedme ha salvado la vida―repuso ella fijando intensamente sus ojos enél―.Estabaapuntode…tirarmealrío.

―Buenoesloquebienacaba―continuóDeuceconunarisitanerviosa―.Ustedysupadrehantenidosuerte,apesardetodo…Vamos,tenemosunachicaennuestro

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equipo…Aquíestá…ReddieBayne.―¡Oh, pobrecita!―exclamóReddie rodeando a la chica con el brazo―. Pero

ahora está usted a salvo con nosotros. Éste es el equipo de Brite. Y hay buenospeleadoresenél.Texas Jack,PanHandleyaquíDeuceAckerman.Maloshombreslostres,querida,peroesbuenotenerlosdenuestrapartecuandohayquevérselasconladronesdeganadooconpielesrojas.

DeuceyReddiellevaronalachicasenderoarriba,seguidosporBrite,TexasJoeylosotrosvaquerosquenosequedabanconWilliams.Elsenderoseextendíaentreelrío y el lugar donde los comanches habían encontrado la muerte. Texas y Holdenmarcharondefrente,abuscarloscaballos.Deucepusoalachicaensusilla,ymontódetrásdeella.Minutosdespuésllegabanaungrupodeárbolesqueleserafamiliar.PeroBritenoloreconoció.

―¡Oh,queeldemoniome…!―vociferóTexasJoedesúbito,deteniéndose.Tanformidablereniegoenestascircunstanciasnopodíaindicarsinoalgúndesastre.

―¿Quétepasa,Tex?―Abralosojos,jefe.Aquíestáelcampamentoynuestragalera.Pero¿dóndeestá

Mozeyadóndehanidonuestroganadoynuestroscaballos?―¡Perdidos!―exclamóReddie.

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XI

Briteserascólaacusadabarbilla.Susdosmilypicodereses,menosdelamitaddelnúmero con que había empezado el viaje, habían desaparecido como por arte demagia.

―Nomesorprende―resoplóTexas―.Jefe,cuandoyoregresaba,hacepoco,delapartearribadelrío,SanSabeacababadellegarvoceando:«¡Indios!».Así,quenotuve tiempo de decirle que Ross Hite estaba allá arriba con la otra mitad de lamanada.

―¡Condenación!―juróBrite―.¿Habrántenidoelvalorderobarel resto?¡Ennuestrospropiosojos!

―Talvezno.Loscornilargossonunosbrutosextraños.Puedenhabersedesviadosimplemente de la ruta; y pueden también haberse desbandado. Desde luego, ríoabajonohanvenido.

―¿DóndeestáMoze?―¡Ea,moritodeAlabama!―gritóTexas.―Aquíestoy, jefe―dijounavozdesdeelespesogrupodeárboles,bajandode

lasramas―.Aquíestoy.Acontinuaciónsintieronsuspasossobreelcéspedyprontolevieronaparecera

pasolivianoendirecciónaellos.―Moze,¿quésehahechodenuestroganado?―preguntóBrite.―Nosé,señor.Tanprontocomosefueronustedesvivenirunosjinetesríoabajo.

Yesteniñocorrióasubirsealárbol.Enseguidalossentícerca,yviaesehombrealtoy flaco que llaman Hite. No hay duda de que era el mismo. Estos hombres sepusieron detrás del ganado y arrearon río arriba, a la carrera. Y dejaron nuestroscaballos.

―Vaya.Ahora,jefe,senoshanacabadolasdificultades―dijoTexasarrastrandolas palabras―.Desmonte y tan pronto como el resto de nuestro equipo esté aquí,cambiaremosimpresiones.

―Moze, tenemos un huésped:missHardy―anuncióAckerman al apearse delcaballo, ayudando a bajar a la chica―.Todo su equipo, excepto su padre, ha sidomuertoporloscomanches.

―Yapuedes prepararte a encender el fuego,Moze―añadióTexas―.Estamosvaradosaquíquién sabeporcuanto tiempo.Calientaaguay sacavendajes limpios.Prontotendremosaquíunherido.

―¡Jesús! Este sendero de Chisholm se está poniendo feo ―exclamó Mozemostrandoelblancodesusojos.

DeucedesplegóunlechoparalajovenHardyy,conayudadeReddie,lapusoadescansarenlasombra.BriteteníaelmismopensamientoqueadivinabaenlamentedeReddie:queelvaquerodeUvaldehabía sidoheridoenelcorazónporalgoquenadateníaqueverconunabala.

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Lachicaeramásquebonitaahoraquelapalidezsedesvanecíadesurostroyelhorror de sus ojos. Era demediana estatura, delgada, pero fuerte y de forma bienredondeada. Reddie se sentó junto a ella y le cogió la mano, mientras Deuceobservabaseriamente,congranatención.

―Cierre sus ojos y no piense ―aconsejó Reddie―. Deje que nuestroscompañerosseocupendepensar.

BritemiróatentamenteaTexas,PanHandleylosotros,yquedóconvencidodeque jamás se habían exprimido los sesos con tanta violencia. Por otro lado,permanecíanensilencio.Britepaseabadeunladoaotro,bajolosárboles,pensandoporsucuenta.ErainconcebiblequeRossHitehubieseconseguidosaliradelanteenestasegundaatrocidad.Laluchaquehabíasidoaplazada,debíaserahoraprecipitada.¡Grave riesgopara las dos chicas!Brite dudaba si permitirloono.Pero reflexionóquehombresdelaestampadeTexasJoeyPanHandlenopodíansercontenidospormástiempo.Losdoscazadoresdecueroshabíanreforzadomaterialmenteelequipo.Hite,embarazadoahoraportodoelganado,sehallabaenunasituacióndifícil.

―Debíandeestarborrachoscuandolohicieron―declaróTexassúbitamente.―¿Quién?―preguntóunodelostres.―Los de Hite. A no ser que tengan muchos más hombres de los que tenían

cuandoWallen vino a provocarnos, lo que hacen esos granujas es simplemente unsuicidio.

―Tex,¿quieresquevayaahacerunaexploraciónríoarriba?Desdeluego,apieyacubierto―preguntóSanSabe.

―No.Yasemeocurrióamíesaidea.Peronoesbuena.EstamossegurosdequeHitesellevóelganado,ynopuedenestarlejos.Detodosmodos,nopuedecruzarelríocercadeaquí.

―Tantomejor,¿quévamosahacer?―Llévemeeldiablosilosé,San―repusoTexassombríamente―.Ahoravamos

cargadoscondoschicas,yademásunherido.PuedequeaeseHashWilliamsseleocurraalgo.Pareceserunveterano.

Texasseapartóunoscuantosmetrosparamirarríoabajo.―Ahívienen―anunció, con satisfacción―.Ahoraprontoveremos loquehay

quehacer.Hallábase todavía a cierta distancia del campamento cuandoWilliams, notando

sindudalafaltadelganado,seadelantóagalope.―¿Dóndeestánnuestrasreses?―preguntóconvozdetrueno.―Hiteselasllevómientrasnosotrospeleábamosconloscomanches―contestó

Texas.―¿Todoonada,eh?Lehubieracreídomáslisto.―Williams,¿esmejoropeorparanosotros?―Dos vecesmejor―declaró el cazador―. Lo queme pregunto es qué le ha

movidoahacereso.Meconfundeunpoco.

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―¿Quédebemoshacer?―Lo discutiremos―repuso Williams desmontando―Pero de antemano digo

quedejemosiraHiteconelganado.Élnopuedeesquivarnos.Nopuedevenderelganado.Nopuedenegociarconlosindios,porquenoobtendríanadadeellos.Ynopodránconducirlamanada.

A continuación entraron los jinetes en el campamento, dos de los cualessoportabanal heridoHardy.Éstehabía recobradoel sentido, peronopodía tenersesentado.Lolevantarondelasillaylecondujeronaunlugarcercadesuhija.

―¡Ohpapaíto!Dimequenoestásheridodegravedad―exclamóella.―Estoy…bien…Ann,segúnmedicen―repusoéldébilmente.―Traedleunpocodewhisky,yhacedleunacama―ordenóTexas.―Brite,¿quévamosahacerconesasgaleras?Creoquedebemos tomarunade

ellas y una carga de provisiones. Hemos visto dos caballos. Pudiéramos llevar aHardyyasuchicahastalatiendadeDoan.¿Quélepareceausted?

―Meparecebien,desdeluego.Envíadoshombresabuscarelcarroylacarga.Podemoscruzarelríoconlasgalerastanprontocomopuedahacerloelganado.

―Eso serámañana.El río estábajando rápidamente.Yacamparemosaquí estanoche.Esonosdarátiempoparaenterraraesosinfelices.

―Williams,¿nocreesqueHite tenderáemboscadasenelcaminopensandoquesomoslobastantetontosparadarlecaza?―preguntóTexas.

―Seguramente lo hará. No le daremos caza. Mr. Hite robó nuestra manadademasiadopronto.Dejaremosquemireporella,ynosotrosmiraremospornosotros.

―¿Meaconsejasquevayaaexplorarríoarriba?―No, esono.Peropuede enviar a esehombrecito.Sabe―repusoWilliams―.

Escucha,vaquero:veytrepaalacolina,cuidandodequenoteveannunca.Marchaalolargodelbordeymiraaversipuedeslocalizarelequipo…Yotracosa,Shipman:noenviemosanadieabuscaresagalerahastaqueSaberegreseconlainformación.

PanHandlesesentabaaparte,limpiandosusrevólveres.Brillabanalsolcomodeacerobruñido.Elgunmanparecíaabsortoensutrabajo.Sufrenteestabaarrugadayoscura; la líneade sumejilla, tiranteygris.Brite teníapor ciertoqueSmithhabíadespachadoélsololamitaddelgrupodecomanches.Sacódeestociertoconsuelo,yreflexionósobreeldudosofuturodeRossHite.

Reddie y Ackerman trataban de inducir a Ann a que bebiera algo. Texaspermanecía ocioso, sentado, mirando a Reddie con sus ojos estrechos. Moze seafanaba junto al fuego.WilliamsySmilingPetevendaban laheridadeHardy.Losdemás vaqueros descansaban y hablaban entre sí en voz baja. San Sabe se habíadesvanecidoenlaespesuradeldeclive,dondenohacíamásruidoqueunpájaro.

Britebuscóunasientoparasí.Elejercicioy laequitación lehabían rendidodecansancio.ReflexionósobreloquehabíaocurridoaqueldíaydiograciasaDiosporhaberle libradodeunacatástrofe semejantea laque lehabíaocurridoal equipodeHardy. ¡Cuán frecuentes habían llegado a ser aquellas matanzas! Caravanas de

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vehículosdesprovistasdeexploradores,decazadoresindiosodeunagranfuerzadedefensacaían fácilmentepresadeaquellasmerodeadorasbandasdesalvajes.Pensóen los rumoresquehabíaoídoenFortDodgeelviaje anterior.Santana,un jefedekiowas, especie de furia del infierno, se hallaba, según esos rumores, aliado a unabanda de forajidos blancos cuya especialidad era buscar y asaltar las pequeñascaravanas,mataratodobichovivienteyescaparconlosvehículos,demodoquenoquedaravestigiodelacaravananisesupieranuncamásdeella.

Cosas tan terriblesnoparecíanya increíbles.Cientosdecaravanascruzabanlosllanos;milesdeconductoresdemanadassemovíanatravésdelasvastasextensionesde Texas. Y si unos pocos se perdían, la tragedia apenas llegaba a oídos de lamayoría.PeroBriteloveíaahora.Sisalíaconvidadeesteviaje,ylograbalomismopara la amable chica que había adoptado, no volvería a meterse en otra. Y noobstante, ¡qué pacífico, y aun qué pastoral, aquel escenario del valle! El río sedeslizaba,amarillocomoelmaíz;labrisaestivalagitabalahierbaylashojasdelossauces;alolargodelaorillaseabríanlasfloresycantabanlasaves;elcielotendíaarribaundoselazul,acentuadoporblancasvelasdenubes.Alotroladodelrío,enelaltoyescarpadorisco,pacíaunenormebúfalo,formandounanegrasiluetacontraelcielo, magnífico por su aspecto salvaje y símbolo viviente de aquella naturalezadominante.

Pasaban las horas, y San Sabe no regresaba. Hacia la puesta del sol, Williamsconsideró oportuno que se fuesen a buscar el vehículo, los caballos y los efectospersonales de Hardy antes de que anocheciera. Con este fin marchó él mismollevandodoshombresconsigo.

SanSabesaludódesdeelriscojustamenteenelmomentoenqueMozellamabaala gente para la cena. Su grito iba, evidentemente, destinado tan sólo a darles aentenderqueestabasanoysalvo,hechoporelcualBritediograciasenvozalta.Eljefenopodíapermitirse lapérdidadeunsolo jinetemás.Asudebido tiempo,SanSabebrotóde laespesuraparaacercarsealanhelantegrupodesuscompañeros.Suropa daba muestras de la dura faena efectuada en la maleza, y su cara estabaencostradadepolvoysudor.

―He tenido que cruzar una porción de desfiladeros ―explicó―. Por eso hetardadotanto.Hitellevaelganadoríoarriba,hechootravezunasolamanada.Él…

―¿Aquédistancia?―interrumpióTexas.―Aunascincomillasdeaquí.―¿Tehasacercadobastanteparacontarsugente?―Seguramente. Siete conductores con lamanada.Yuno con los caballos.Van

escasosdecaballosdemontura.Contéseisanimalesdecarga.―Marchanconligereza.Nollevangalera.San,¿nocreestúqueharánaltopronto

conlamanada?

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―Dioslosabe.¿QuéleimportaaHiteelganado?Perderáeldiezporcientosinaccidentes.

―Perderá más que eso ―repuso Texas, pensativo―. Jefe, ¿qué le parece situviéramoselequipoenalgúnlugarcercanocuandoHitevayaapasarelríoconelganado?

―Meparecequeseríaunagrancosa―contestóBriteconénfasis.―Lomismopensamostodos.Haremoselplanparamarcharenseguida.Perono

iremoscontralavoluntaddeWilliams,siaélnoleparececonveniente.―Tex,yotambiéntengoconfianzaenesecazadordebúfalos.―Todoslatenemos.Esunverdaderotejano.Meavergüenzanohaberloadvertido

a primera vista. Pero Texas Joe no es el mismo estos días… Acabad de cenar,muchachos,yvosotrastambién,chiquillas.¡Ah!Tenemosotrabellezaenlapartida.

Ann oyó esto desde su asiento al pie del árbol, donde Reddie trataba depersuadirlaparaquecomiera,ylesalieronhermososcoloresalacara.

―Nohagascasodeestosvaqueros,Ann―dijoReddie,muyseria,yenvozaltaparaquelaoyerantodos―.Esdecir,cuandoseponenmelosos.Ciertamentequesongente batalladora y que una se siente bien defendida con ellos. Pero no dejes queningunosepongaadarvueltasalrededordeti.

―¡Oh,Reddie!;noestábienquetúdigaseso―lareprochóDeuce,ofendido.―Bueno,Ann,parasersincera,DeuceAckerman,elhombrequetehasalvadola

vida, es elmejor de unmal equipo. Pero eseWhittaker, con su voz y sus ojos decarnero…tencuidadoconél.Yelbuenmozo…deésenohayquefiarsenunca.

―Peroparecenhabervariosbuenosmozosaquí―repusoAnnconunasomodepicardíademostrativadequeseríapeligrosaencircunstanciasfavorables.

Estarespuestadiolugaraquelosvaquerosserierandebuenaganaporprimeravezdesdehacíamuchashoras.Eranjóvenesyfácilesdemoverhacialaalegría.Briterióconellos.MirandoaReddie,advirtióqueéstateníaalgoocultoquedecir.

―Desde luego,Ann.Nuestrosmuchachos son todos bien parecidos, y algunoshastapuedenllamarsehermosos.Perohequeridodecirelmásalto,aqueldiablodeanchoshombros,labiosdelgados,peloleonadoyojosdeámbarquecojeaunpocoalandar.

UnaexplosiónderisasaludóestaelaboradadescripcióndeTexasJoe.Elaludidono participó de ella. Sonrojándose como una chica, se levantó para quitarse elsombreroyhacerunaprofundainclinación.

―Gracias,missBayne.Éstaeslaprimeravezdurantetodoelviajequemehacejusticia.―Y luego, con otra inclinación, esta vez dirigida aAnn, añadió―:MissHardy,existenpersonasquepudieraninformarledequelabaladeplomoquellevoenlapiernalarecibíporinterésdeunadamitacasitanlindacomousted.Yelhombrequemeladisparórecibiódemiparteotraenlacabeza.

Ann pareció profundamente impresionada y confusa; Reddie bajó la vista,derrotada;losjinetessequedaronensilencio.Texassehabíaofendido.Britealivióla

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situaciónordenandoaMozeque sedieraprisa en su trabajo,yque lo tuviera todolistoparapartirencualquiermomentodado.

―Que alguno vaya a buscar la pareja de tiro.Y echad hacia arriba la remuda.Tex, supongo queWilliams pensará equipar el nuevo vehículo a fin de queHardyvayacómodo.Lachicapuedeirenelasientodelantero.¿Quiénseofreceparaguiarelvehículo?

―Yo ―dijo rápidamente Deuce Ackerman, antes de que los otros pudieraninterponersusvociferaciones.

Aquí intervinoTexas Joe, frío y autoritario, con el sombrerobien calado.Britefuetalvezelúnicoqueviolamalignidadensusojos.

―Deuce,sinotemolesta,yoguiaréesagalera.Comoves,notenemosningunamanadaqueazuzar.

―Pero,Tex,túnopuedesguiarunaparejadetiro―prorrumpióDeucecasiconunlamento.

―¿Queno?―Túmelohasdicho.Yyoheguiadocarrostodamivida,desdequetengouso

derazón.Además,yono…estoydeltodobien…Decentadoporlasilla,unpocomaldelestómagoy…

―¡Santo Dios! ¡Deuce, tú necesitas un médico! ―exclamó Texas consolicitud―.Nomehabíadadocuentahastaahorade tumal semblante. ¡ClaroquepuedesguiarlagaleradeHardy!

Conesto,seoperóunaconsiderabletransformaciónenDeuce.Setornóradiante.Losotroslemiraron,comenzandoadarsecuenta,lentamente,desuperfidia.

―MissAnn,¿puedeustedmontaracaballo?―preguntóTexas.―¡Cómono!Soyungranjinete―repusoellaseriamente―.Verdaderamente,no

estoyenfermanilastimada,místerTexas.Comienzoarecobrarmedelsusto.―Vaya,mealegro.Entonces,ustedpuedemontaracaballoconmigo.Tengoun

potroqueleconvieneperfectamente.UnpintodeUvalde.Unárabedeverdad.Deucebajólafrente.Eracompletamenteinconscientedelasinceridadyhondura

de sus emociones. Brite descubrió en él otra reacción a esta inocente broma queTexasleestabagastando.Reddiedejóverseñalesdelmonstruodelosojosverdes.

―¿Unárabe?¡Oh,megustaríamontarlo!―repusoAnnconentusiasmo―.Peromásprefieroirenelcarro,paraestarcercadepapá.

―Ustedgana,señorita―replicóTexasconhumorseco.Evidentemente,elbellosexo estabamás allá de su comprensión. Brite concibió la certeza de que la chicahabía dicho, simple y naturalmente, la verdad. Pero aquel vaquero de Texassospechabaqueaúnqueríairalladodesusalvador.

Despuésdeesto, todossepusierona trabajar,excepto losnuevosmiembrosdelequipo.Anndescansabaconlosojoscerrados.Supadrepermanecíainmóvil,comoselehabíaaconsejado,sufriendoconpaciencia.Britepensóqueelcolonoteníagrandesprobabilidades de recobrarse. La bala no había interesado el pulmón. El

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envenenamiento de la sangre era la única complicación de temer.Esto ocurría conmuchafrecuenciacuandounapostasuciaatravesabalacarne.Evidentemente,HashWilliams era experto en el arte de vendar heridas de bala, y lamedicina queBritehabíatraídoapropósitoeraunpreventivosegurosiseaplicabaatiempo.

Acababadeocultarseelsolcuandollegaronlosvaquerosríoarriba,conduciendodoscaballosdemontar;detrásdeellosveníalagaleraconWilliamsySmilingPeteenelpescante.

TexasnotardóencomunicaraloscazadoressudeseodepartirríoarribaafindeestaramanocuandoHitesepusieraacruzarelríoconelganado.

―Texas,asípiensanloshombres―contestóWilliams―.Yomismohetenidoesaidea.¿QuénoticiashatraídoSanSabe?

Cuandoselehubotransmitidobrevementelainformación,añadió:―Alpelo.EnvíaaSanSabeyotrojineteenseguidasenderoarriba.Nosotrosles

seguiremostanprontocomoseaposible.

PanHandle,TexasySmilingPetemontaronalacabezadeaquellacaravana.ReddieBayne y Brite conducían la remuda a continuación. Después venía Ackerman, almandodelagaleradeHardy,conAnnasuladoenelasiento.AWhittakerselehabíapersuadidoafuerzadeargumentosyunpocodemalhumorparaqueguiaraeltercervehículo. Moze continuaba con su galera, y HashWilliams, acompañado de LessHolden y Bender,marchaba a la retaguardia. Los conductores de vehículos teníanórdenesdemantenersejuntosalacoladelaremuda.Lamanadahabíatrilladotodalatierraalolargodelvalle.Elsueloeraarenoso,yportanto,difícilparaloscaballos.Estaba tan oscuro, que los conductores hallaban dificultad enmantenerse sobre elterrenomásplano.

Despuésdeunahoradeviaje,Briteadvirtióqueelcieloseesclarecíaypalidecíanlas estrellas.Sehabía levantado la luna.Pero sehallabadetrásdel gran risco, a suizquierda,yporelmomentonofacilitabamaterialmentelamarcha.Luego,elbordedel risco cobró un tinte de plata, y esta línea brillante se fue dilatando lentamentehacia abajo. Llegó elmomento en que la orilla lejana se esclareció, y luego el ríobrilló como si fuera de plata. Seguidamente, la negrura del risco fue cediendo alascensodelaluna,hastaquetodoeraclaroyblanqueado.

Entonces avanzaron con más prontitud. El valle se fue estrechando hasta quepareciótenerescasamenteuncuartodemilladeanchoentreelríoyelrisco.Estabatambiéncubiertodemaleza,yconfrecuenciasembradodetoconesdeárbolesestosnoofrecíanningúnobstáculoa lacaravanadeBrite,peroretardaríanciertamenteelpasodelamanada.

Pasaronlashoras.Eraunviajeagradableparalosconductoresdemanadas,salvopor la amenaza que aumentaba gradualmente amedida que se acercaban al puntoculminanteinevitable.Briteibasiempreconelánimoensuspenso.Laincertidumbre

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tenía en ascuas a Texas Joe. Pan Handle y los cazadores eran probablemente losúnicosmiembrosdelequipoquenosesentíanafectadosenmodoalguno.

Bastantedespuésdemedianoche,TexasJoediovueltaasucaballoparadetenerlaremudayluegolosvehículos,segúnibanllegando.

―Hemossentidoelmugirdevacasalládelantedijo―.Ymefiguroqueestamosdemasiadocercaparairdescuidados.¿Quédicestú,Williams?

―Creoqueserámejorhaceraltoaquí,mientrasalgunosdevosotrosseadelantansigilosamenteapiehastamásarriba.Yo iréconvosotros.Texas, faltapocoparaeldía.YtenemosqueestarcercacuandoelequipodeHiteecheelganadoacruzarelrío.

―Hash,tenernosqueesperaraquepaseelganado―repusoTexasconenergía―.Eso nos ahorrará trabajo. Y no debemos comenzar las hostilidades hasta que elextremoposteriorsehalleamediocaminoatravésdelrío.

―Oh,ya.¡Ja!¡Ja!Yentoncesaplicarleslamechaalosconductoresquevayanalacola,¿eh?

―MissAnn,¿cómosigueusted?―preguntóTexasalpasar juntoalagaleradeHardy.

―Perfectamente;peromeagradaríaacostarme―repusoella.―Deuce,¿hashechounacamaparaellaenlagalera?―Todavía no. Pero tengo un rollo de mantas a mano. Yo me cuidaré de ella

―contestóDeuceentonodemasiadocasual.Estabaobsesionadoconsuimportancia.―Bueno, hasta luego. Que queden algunos de guardia, a fin de que puedan

dormireljefeylachica.Reddie agrupó la remuda en elmejor lugar disponible, que era por fortuna, lo

suficientementegrandeyherbosoparacontenerla;luegodesplegósulecho,comodecostumbre,juntoaldeBrite.

―¿Estádespierto,papá?―Sí,chiquilla.¿Tepreocupaalgo?―¡Yalocreo!Perosóloqueríapreguntarlesinocreequenosveremosprontoen

unzafarrancho.―Reddie,noveodequémodopodremosevitarlo―repusoBritecontristeza―.

Algunosdenuestrospotroshanvolado.Todonuestroganadohadesaparecido.¡Dosjinetes muertos! Y todavía no hemos llegado al río Rojo. Entre el Rojo y elCanadiense es donde los conductores de manadas se hallan en los más gravesaprietos.

―¡Oh,eraloúnicoquemefaltaba!―exclamóella,desalentada,altiempoquesequitabalasbotas.

―¿Elqué?―Quemerobaranlos«estampidores»,quelosindiosmequitaranelpericráneoo

quetuvieraquesepararmedeustedcuandocomienzoaserfeliz.―Vaya,Reddie,notedescorazones.Mantentefirme,comounverdaderotejano.

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¡AcuérdatedeElÁlamo!―Al diantre, Mr. Brite; los tejanos se mantuvieron firmes, ciertamente.

Resistieronhastaquenoquedóunovivo.

BritefuedespertadoporTexasJoealamanecer.―Jefe, acabo de llegar con noticias frescas. Hite está cruzando el río con la

manada―susurró―.Sinoquiereperderelespectáculovenga.Yestaremosdevueltaalasalidadelsol.

―¡QuenodespierteaReddie!―dijoellacontonodeburla―.Granoportunidadparaprivarmeamídelespectáculo,TexasJack.

―Oye, parece que quieres que te besen de nuevo ―dijo Texas, despacio,fríamente.

―Seguramente que sí. Pero no el mismo caballero (quiero decir el mismohombre)quelohizolaúltimavez.

―¡Diablo! ¿Quién ha sido el afortunado? ―dijo Texas riendo, y siguió sucamino.

Briteseapresuróacumplirconlasugerenciadesumayoral;noteníayamásquecoger el rifle. Tex aguardaba en la penumbra gris con Pan Handle, San Sabe yWilliams.Reddiesejuntóconellos,rifleenmano.

―Escuchad―susurróTexas―.Seguidmecalladamente.Hacedloqueyohaga.ElasuntoesdesbaratarelequipodeHiteantesdequecruceelrío.Lamayoríadelosconductores,comosabéis,irándetrásdelamanada.Cuandotodossemetanenelrío,abriremosfuegocontraellos.Esoestodo.

Partióentoncessenderoarribaapasoligero.Losotroslesiguieronensimplefila.SanSabemarchabaa lacola.Texasnosedetuvohastaquepasóunrecododelrío.Entoncesescuchó.Elmugidodelganadoselevantabaenelairequietoycálido.Britecalculóqueestarían,cuandomás,aunamilladel lugarqueHitehabíaelegidoparacruzar.

Elvallesehabíaensanchado.Enlaorillaopuestadelrío,elbordedelriscoseibarebajandogradualmentepara cesar adistancia.Texas enderezópronto lamarchaalinteriordelarbolado.Aquílamalezaestorbabaelpaso,hastaquesurgieronsobrelaorillaarenosadelrío.Ésteeraaquíestrechoyvadoso,yfluíaconungorgoteoyunmurmullo.Ajuzgarporlaarenahúmedayloshierbajos,elnivelhabíabajadovariospiesdurante la noche.Por entonces erayadía claro, aunque el cielono estaba tanclarocomodecostumbre.Nubesborrosaspresagiabanlluvia.

Texassiguióapasoligeromanteniéndosealabrigodelossaucesydeteniéndoseaescucharcadacienpasos,másomenos.Alfindoblóhaciaunrincón,paradetenersediciendoenvozbaja:

―¡Chist…!¡Mirad!Media milla más allá, el ancho espacio ribereño presentaba un espectáculo

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maravilloso.Aparecíaenteramentecubiertoporunagranmasamovientedeganadoque se extendía a través del río, pasaba la margen opuesta y se internaba en elarbolado.Lamanadanohabíasidoaguzadaporconductoresexpertos.Britenoveíaunjinete.Desdeluego,estaríanporelladosuperior,sielaguaerarápidayprofunda.Todoelganado ibavadeando, lo cual asegurabaqueel cruce sería, si lento,por lomenosseguro.

―Bueno,compañeros,loquevamosahaceresuntrabajopocodigno,propiodeindioscomanches;peroelequipodeHitenomerecequenosexpongamosarecibirunarañazo.Cuidado,ahora.Miradmeamíynoalrío.¡Vaaempezarenseguida!

Seadelantóhacialossaucesysedeslizóentreellossinmoverapenasunahoja.Briteveíaelagua,ysentíasusuavefluir,peronoteníaunavisiónclara.Entretanto,elinterminablemugirdelganadoseibahaciendomáscercano.Texasavanzabacadavezmásdespacio.Enalgunoslugareslossaucessehacíancasiimpenetrables,yteníaqueescurrirsedandounrodeo,perosiempretendíaaacercarsealrío,ynoensentidocontrario.

Losgritosdelosconductoreslehicierondetenerse.Echórodillaentierraehizoseñaasuscompañerosdequeseacercaran.Separaron,ysemovieronagatashastarodearle.

―Creo que… con cien…metrosmás estaremos a punto―dijo en voz baja ycortada.Respirad.Hombresofocadonopuedetirar.Aguardadaquí.

Salióalabarradearena,dondeseleveíaatravésdelossauces.Prontoregresó.―Dentro de cinco minutos… comenzará la refriega ―susurró. Las gotas de

sudor caían de su rostro curtido―. Van cuarteando a través de la corriente. Esopondráaloshombresatiro,sipodemos…avanzar…unpocomás.

Selevantó,conelcuerpoinclinado,ysiguiódeslizándosehaciadelante,estavezsinprecauciónaparente,probablementeporquehabíaadquiridolacertezadequenopodíanservistos.BritesiguióaReddiedecerca,cadavezmásmaravilladodeella.Cadapocospasosvolvíalacabeza,comounpájarovigilante,paraversiéllaseguíade cerca. En estos momentos sonreía. Sus ojos tenían una expresión oscura yatrevida, y sólo el perlino matiz de su mejilla indicaba que su sangre habíaretrocedido.Débilessonidossibilantesseescapabandesuslabiosalrespirar.

Elganadoestabaahoracerca.Hacíaunruidodepisadasychapuzones,sobreelcualnoseoíanielmugirdelasvacasnielvoceardelosconductores.Britesentíaelolordelamanada,yatravésdelosintersticiosdelfollajeveíasumovimientorojoyblanco.

LospasosdeTexas sehicieronmás cortosymás lentos, hastaque cesaron.Searrodillóytodosleimitaron.Susojosdieronaentenderasuscamaradasquelacosaibaaempezar,yporsiesonobastara,laformaenqueamartillósurifleyapuntónodejabalugaradudas.Luegoescuchóatentamenteelrumordelganado.Ésteparecíapasarjuntoasuemboscada,alejándose.

―Tenemosqueempezar―susurróconfiereza―.Nohemosavanzadobastantey

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sealejan,cuarteando,denosotros.Desplegadyarrastraoshastaelborde.Antes de queBrite, que había encontradoun enredode sauces, pudiera salir al

raso, los tronantes estampidos de los fusiles de aguja golpearon sus oídos. Seabalanzóhaciadelante, apartó las ramasconsu rifleyasomó lamirada.Reddie sedeslizóapocospiesasuderecha.

Elanchoextremoposteriordelamanadaestabaaunoscienmetrosdedistancia.Media docena de jinetes espoleaban y fustigaban a sus caballos en su desesperadointentodehuir.Briteviocaercaballos,yunhombrequesehundíaenelaguayvolvíaasurgir.

―Apuntabajoy tira,Reddie―gritóélseveramente,entregándoseal fervordelcombate. Luego trató de encañonar al jinete de un caballo que se zambullía, ydisparó.¡Envano!Acadaunodesuslados,lasarmasbramabanhastaquesusoídosparecíanapuntodeestallar.Elúltimojinete,cuyocaballoestabaherido,levantólosbrazos,sedesprendiódelasillaycayóalagua.Noresurgióyamás.

Bocanadas de humo blanco procedentes de los conductores que se movían enretiradadieronseñaldequedevolvíanelfuego.Lasbalascomenzaronachapotearenel aguayen la arena,yapasar silbandoentre los sauces.Peroelpeligro,para loshombresdeBrite,parecíadespreciable,debidoalhechodequelosladronestirabanconarmascortasdesdecaballosmetidosenelagua.Sólounabalaperdidapodíadarenelblanco.Larápidacorrientellegabaalosflancosdeloscaballos,entorpeciendoelavanceapie.Noerabastanteprofundaparanadar.Sinembargo,losconductoresseibanacercandoalaorillabajounatormentadebalas.Estadescargacerradacesócasitansúbitamentecomohabíaempezado,porqueloshombresdeBriteagotarontodassusbalas.

Losvociferantesydespavoridos ladrones llegarona tierra,ennúmerodecinco,dondeseunieronaunoquehabíacruzadodelantedeellos,ylerodearoncomounajauría de lobos, sin duda echándole en cara el ser el causante de este ataque.Señalaronhaciatrescaballosmuertosyunhombrequeflotababocaarriba.

Habiendovueltoacargarelfusil,Texaslosencañonó,disparándolesadistanciacomo vía de despedida. La bala golpeó el agua y la arena delante de ellos,haciéndolesretirarseapresuradamentehaciaelarbolado.

―¡Vaya!―exclamóTexas,contentocomounchiquillo―.Haresultadomejordeloqueyoesperabacuandollegamosaquí.¿Quédicestú,Hash?

―No tan bien como yo quisiera. Pero no del todomal, sin embargo―repusoHashWilliams―. Llevan tres caballos de menos y no he visto a ninguno de susjinetessaliratierra.

―Hayunhombreheridoenaquelgrupo―afirmóTexas―.Yomismoledi.―MísterBrite,volveremosaconducirsumanadaantesdecruzarelRojo―dijo

el cazador―. De aquí en adelante daremos caza a esos ladrones como si fueranbúfalos.Tendránquedejarlamanadaopalmar.Esoestodo.SupongoqueaqueltipoaltoenelcaballobajoeraHite,ajuzgarporcomolegritaban.

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―Cargaddenuevotodos.Nohayqueolvidarqueestamosenpaísdecomanches―aconsejóTexas―. Jefe, ¿quién es el jovencito que tiene la nariz chasmucada depólvora?

―¿Éste?Oh,ésteesReddieBayne―repusoBrite,deseosoahoradeunpocodehumor,yaquehabíadesaparecidolatensión―.¿Esquecoceaturifle?

―¿Quesicocea?Peorqueunamula.Meolvidédeaguantarestemalditochismefuertemente―contestóReddiecondisgustoyenfado.

―Volvamosalcampamentoparacomerydisponemosenseguidaapasarel río―dijoTexas―.De aquí en adelante, poco tiempode sueño o de descanso le va aquedaraRossHite.

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XII

Si fuera necesario, Texas podía infundir aliento a los que carecieran de él. DeuceAckermansoltóunlargoysalvajealarido.

―¡Jip!¡Jip!¡Esoesgrande!Fíjateenloquehemosperdido,Rolly.Peroalgunosteníamos que quedarnos en la reserva… Tex, continuaremos hacia delante, yentonces,¡Diosloscojaconfesados!

Dentrodeunahoraestabanenmarchaypocodespuéssedetuvieronenellugardonde lagentedeHitehabíasidopuestaenfuga.Los trescaballosmuertoshabíansidoarrastradosríoabajoysevararondondeelríoerapocoprofundo.Williamshabíaenviadounexploradorhaciaatrás,porelsendero;otro,aloaltodelriscoyotrohaciaelNorte.Encontraronalequipovadeando,sintraermásnoticiasqueladehabervistobúfalos.

―¿Ysinostendieranunaemboscada?―preguntóTexas.―AmímeparecequeHitebuscaríamejor lugarqueése―repusoWilliams―.

Mr.Brite,¿quieredarlesusanteojosaljovenAckermanafindequepuedaecharunaojeada…?Levántateenelasiento,hijo.

Despuésdeunlargoreconocimiento,Ackermanmoviólacabezadecisivamente:―Nada.Puedover todo loquehaydebajo los árbolesy a travésde ladelgada

capademaleza.―Paraasegurarnos,iremosunoscuantosdelante―dijoTexas―.San,Bendery

Less venid conmigo…Mirad con atención, y si veis bocanadas de humo corred aprotegervuestraspreciosasvidas.

Estos jinetes cruzaron en buen orden, probando la validez del juicio deAckerman.Reddiecruzóacontinuaciónconlaremuda;despuéslohizoMoze,ynosobre las ruedasde sugalera.ElvehículodeHardy seatascóaunpocomásde lamitad,ytuvoquerecibirauxilio.

―Daosprisa,antesdequesehundaenel lodo―gritóTexasquehabíapasadoya―.Vengausted,missAnn.Yolallevaréatierra.Ahísevaamojartoda.

Era cosa de ver el rostro de Ackerman cuando Ann Hardy se inclinógustosamente hacia fuera para ser llevada a tierra en brazos de Texas Joe. Acontinuación,losjinetesataronsuscuerdasalvehículoyayudaronalaparejadetiroaconducirlohastalaorilla.Williamscondujoeltercervehículosintropiezoatravésdelrío.Peroelcuartoyúltimoseatascóenellodohacialamitaddelcamino.

Este accidente contuvo a la caravana. Era el mayor vehículo de todos, mediocargadodepielesdebúfalo,yacadanuevoesfuerzoporrescatarlosehundíamásenellodo.Losjinetesrompieronsuscuerdas.Luegoseecharonalrío,conelaguahastalacinturaehicierontodaclasedeesfuerzos,sinresultadofavorable.

FinalmenteacudióWilliamsvadeando,desenganchóloscaballosyloscondujoatierra.

―Lagaleranovalenada,de todosmodos.Y loscuerosno importan.Haydiez

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millonessueltossobreestatierra.SiguieroncaminocondosparejasdetiroenganchadasalagaleradeHardy,que

llevaba lacargamáspesada.Yprontosalieronde la tierrabajadelvallea lavastaelevaciónde lameseta.LamanadahabíasidoconducidacasienderechuraalEste.Williamsdijo que ello obedecía a la intenciónde ir a dar al senderodeChisholm.Antesdemuchotiempo,quedóverificadalaconjetura.

Eldíaerabochornosoygestabatormenta.Rebañosdebúfalospastabanaamboslados, acompañadospormanadasde lobosy coyotesybandadasdepájaros.HaciamediodíaAckerman, que tenía aún el anteojo deBrite en lamano, informóque lamanada estaba a la vista, amenos de diezmillas de distancia.Durante la tarde, lacaravanafueganandoterreno,hechoqueprobablementenopasóinadvertidoparaelequipodeHite.Alapuestadelsol,Hitedetuvolamanadaenplenallanura,dondenoseveíaunárbolniunmatojo.Unreducidoespaciodeterrenocenagoso,bienregadoyarbolado, atrajo laatencióndeTexas Joe,que sedirigióal lugary seleccionóuncampamento.Unasseismillasescasamenteseparabanalosdosequipos.

El sol se ocultó envuelto en un resplandor rojizo, y el crepúsculo se fueacumulando sobre el Oeste, caluroso y amenazante. Sordo resonar de truenosanunciabalatormenta,cadavezmáscercana,ylosrelámpagoscruzabancomohojasdefuegoelhorizontesombrío.Elsilencio,laausenciadelmáslevemovimientoenelaire, lagestante esperade laNaturaleza,noeranpropiciosparaque la caravana seaventurara a campo raso. Brite informó a las chicas que las tormentas eléctricas,frecuentesenaquellalatituddelEstadodeTexas,eranelazotedelosconductoresdemanadas;dehecho,mástemidasquelosbúfalosylospielesrojas.

―Pero¿porqué?―preguntóAnnHardy,conextrañeza.―En primer lugar, se las teme simple y naturalmente; y luego enloquecen los

caballosy elganado.FredBell, unconductorqueyoconozco,dijoquehabía sidoalcanzadoporunatormentacercadelCanadiense,yquelosrayoslematarontreintaysietecabezasdeganadoyunjinete.

ReddienosesintiómenossobrecogidaqueAnn,ehizovotosderogaraDiosqueleslibraradeunatempestadigual.

―Yo he pasado por un par de tormentas eléctricas―intervino Texas, que sehabía detenido a escuchar―. Y por cientos de simples tempestades de truenos yrelámpagos.Sólodosdeestosmalditosdiluviosdeelectricidadquecubrenlatierraycuantohayenella.Hevistobolasdefuegoenlaspuntasdeloscuernosdetodaslasvacas.Hevistocorrerelfuegoalolargodelacrindeuncaballoysentidosuruido.Sí,señor,lasmalastormentassonuninfiernoparaelvaquero.

Mástarde,cuandolaschicassehabíanalejado,TexashablóaBriteseriamenteyenvozbaja.

―Jefe,cualquierclasedetormentaqueestalleestanoche,aunquenoseamásquederelámpagos,favoreceráloquePanyyotenemospensado.

―¡Tex!¿Quéesloquetepropones?―preguntóBriterápidamente.

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―Estanochevamosarecobrarlamanada.―¿TúyPan?¿Solos?―Solos.Eslaformadehacerlo.Panqueríaocuparsedeellosinayudadenadie,y

lomismoyo;perohemosacordadounirnuestrasfuerzas.Vamosairjuntos.―Shipman,yo…,yonosésilopermitiré―continuóBrite,gravemente.―Sí, lohará.Medesagradadesobedecerleausted,MísterBrite.Peroyosoyel

conductorjefe.YencuantoaPanHandle…,¡caramba!,esehombrenopuedetenerjefe.

―¿Quéesloquepiensas,Tex?QuieraDiosquenoseaunaideadescabellada.Túy Pan no sois dos chiquillo. Y tú conoces, ciertamente, tu responsabilidad aquí.Tenemosahoradoschicasyunheridoqueproteger.

―Bueno, la idea no es tan mala como le parece a usted ―siguió diciendoTexas―.Panyyoatacaremoslamanadaenelmomentomásgravedelatormentadetruenosyrelámpagos.Alhacerlo,yolacircundaréporunladoyPanHandleporelotro.Sielganadohuyeconpavor,comoesprobable,seguiremosadelantehastaquecomience a arremolinarse o se detenga. Con esto, el equipo de Hite se pondrá atrabajar. Sus jinetes se separarán, naturalmente, tratando de parar el ganado omantenerloagrupado.Ya la luzdeunrelámpago,cuandounodeellosnoseche lavistaencima,nosabrádistinguirnosdelpadreAdán.¿Comprende,jefe?

―Muchometemoqueno―repusoBrite,confundido.―Vaya, se le está endureciendo la mollera con la edad. ¿Es que todos sus

sentidosselevanhaciaesachiquillapreciosaquehaadoptado,eh?―Tex,noteburlesdemí.Desdeluegoquelossentidossemevanhaciaella.Pero

noacabodecomprendertuplan.Porejemplo,cuandotúyPanospongáisacircundarlamanada,yendoendireccionesopuestas,yosencontréisdenuevo,¿cómodemoniososvaisareconocer?Losdisparosalaluzdelrelámpagotendríanquesertanrápidoscomoelrelámpagomismo.¿Cómorayosvaisaevitarelhacerfuegounocontraotro?

―Tengo que confesar que esto me aturde un poco. Después de la cenacambiaremosideas.Puedequealgunoencuentrelasoluciónprecisa.Sidamosconelcaminoseguro,yapuedendespedirseHiteysupandilla.

Mozedejóoírsufamiliarllamadadeclarín.―Oh, esto es magnífico; todos juntos aquí por primera vez ―exclamó

Ackerman,quesesentíaeufórico.AcababadesentaraAnnenunfardojuntoaél.―Sí, pero puede ser la última; así que sacadle el mejor partido―dijo Texas

despacio,fijandosuspenetrantesojososcurosenReddie.Britevioqueellaconteníaelaliento.Luegosehizoelsilencio.

El crepúsculo se hundió en la noche, que cerró con una atmósfera húmeda yamenazante; los truenos resonabanmás cerca y conmayor frecuencia. En el cielooccidentaldesaparecierontodaslasestrellas.Lalunanohabíasalidoaún.

―Echad un poco de leña al fuego y acercaos amí―dijo Texas cuando huboterminado la cena―. Pronto va a estallar la tormenta. Y Pan y yo tenemos un

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proyectoentremanos.―¿Qué?―prorrumpióHoldenbruscamente.―Creíquetúestabasuntantoapagado―añadióSanSabe.―Reddie, tú participarás en esto―dijo Texas, llamando a la chica―. Y Ann

también,sigusta.Porsupuesto,nadiehavisto jamássaliruna ideade lacabezadeunachiquillahermosa.Peroyoestoyuntantodesesperadoestanoche.

Todosrodearonalmayoral,curiososyanhelantes,juntoalareanimadahoguera.―Bueno,heaquíelasunto.YoyPanpartiremosacaballoconelfindeflanquear

aHite.Tanprontocomovayaaestallarlatormentaavanzaremoshacialamanadaylos guardas. Los tengo localizados. Nos proponemos circundar la manada endirecciones diferentes, y necesitamos saber con absoluta certeza cuándo nosencontraremoselunoconelotro.¿Dequémodovamosahacerlo?

―¿Quieresdecirdequémodoosvaisareconoceraldestellodelosrelámpagos?―preguntóLess.

―Esomismo.―Nopuedehacerse.―Sí puede. Un relámpago dura un segundo, a veces bastante más. ¿Cuánto

tiemponecesitoyoverparahacerundisparo,oparanohacerlo?―¡Oh!¡Oh!Ahíestáelasunto.―Dejadmeirconvosotros.―No.Enestonoentranmásdedos…Yahora,compañeros,exprimíosunpoco

lossesos.―Probablementelloverá,ylamanadasemoveráaladeriva,talvezrápidamente.

Y,desdeluego,elequipodeHitelarodeará,cadahombreporseparado.Esunagranidea,Tex,sinodisparáisunocontraotro.

―Bueno,vamosaver―intervinootrovaquero―.Cuandoosseparéis,seráconla seguridad de que os volveréis a encontrar pronto. Os llevará un cuarto, tal vezmediahoraeldarlavueltaalagranmanada,guiadosporlaluzdelosrelámpagos.

―Compañeros―pronuncióPanHandle,divertidovuestrasmentessevanporelrodeo. Lo que necesitamos saber es qué cosa vamos a llevar que pueda verserápidamente. Algo por lo cual podamos identificamos uno a otro con seguridad.Recordadqueambosllevaremoslasarmasamartilladas.

Unoauno,todoelcontingentemasculinofueexponiendosussugerencias,todaslascualesfueronsumariamentedesechadas.

―Sihaytormenta,esseguroquesoplaráelviento,¿no?―intervinoReddie.―La brisa está soplando ya. Con la lluvia soplará un fuerte viento ―repuso

Texas.Atadalgoblancoavuestrossombreros,dejandolaspuntassueltasparaquefloten

alviento.―¿Blanco?―respondióPanHandlesecamente.―¡Yaestá!―añadióTexas.

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―Muchachos,esuna ideaespléndida―intervinoBrite,seriamente―.Nodaríalugaraerror.

―¿Dedóndevamosasacaresealgoblanco?―preguntóTexas―.Enesteequiposucio,seríacomobuscarunaagujaenunmontóndepaja.

―Anntieneunatoallablancalimpia―repusoReddie.―Sí,esverdad―dijolachicaconentusiasmo―.Voyabuscarla.

Cuandoel artículo fuecolocadoenmanosdeTexas, éste empezóa rasgarloentiras.

―Vaya, Reddie, me has salvado la vida. Tengo el mayor interés en que estediablodePanHandledescubrarápidamenteyconcertezaqueyosoyTexShipman…¡Ea!;anudaremosdos tiras juntas,y luegoataremos ladoblepiezaalrededorde lossombreros…Toma,Reddie,cogeaquí.

Ellaobedeció,ycuandoélinclinólacabeza,arrollóconmanotorpelalargacintaalacopadesusombrero.Alaluzdelahoguera,surostroaparecíablancocomolatoalla.

―¿Por qué tiemblas?―preguntó Texas―. Cualquiera diría que tienes unmalpresentimientoyqueporesotesientesmal.

―Mesentiría…muymal…,Tex―dijoellaconvozcortada.―Bueno,esoesyaungranconsuelo…Apriétalamás,paraquenoselalleveel

viento.Ya.Supongoqueasíestarábien.¿Ytú,PanHandle?―Yoestoycondecoradotambién.―Ah,casiveríaesoenlaoscuridad.Ahoraescuchad,compañeros.Anoserque

fallenuestroplan,noregresaremosestanoche.Simarchabien,nonossepararemosde la manada. Así que despertad aMoze temprano, cargad algunas provisiones ypartid tan pronto haya luz. Los vehículos pueden seguir por el camino. Nosencontraréisenalgunaparte.

En completo silencio, los dos hombresmontaron entonces en sus caballos, quehabíansidopuestosamano,ydesaparecieronenlasulfurosaymelancólicatiniebla.

―ÉstaesunanuevaexperienciaparaHashWilliams―exclamóestevaliente―.Loqueesoshombresnodiscurran,noseleocurriríaalmismodiablo.

Esta caústica observación rompió la tensión del momento. Reddie se habíaquedado en pie comouna estatua,mirando fijamente hacia la oscuridad por dondehabíandesaparecidoTexasyPan.Britenonecesitóversusojosestavez;suactitudinstintiva,revelabaunamudaprotesta.

Elvientoentrabadelallanuraconunalargaqueja,soplandoaloaltounflujodechispas encarnadas. Bramaba el trueno. Y un resplandor de relámpago reveló unnegrocúmulodenubesqueseprecipitabandelOeste.

―Serámejor pensar en protegernos y proteger nuestras camas contra la lluvia―aconsejóBriteDeuce,cuídatedequeAnnysupadreesténabrigados.Moze,sacanuestroencerado.Vamos,Reddie,nosotrosnosacostaremosbajolagalera;estaremosbien.

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―Papá,mepregunto simi remudano sedesbandarácon la tormenta―sugirióReddie,indecisaencuantoaloquedebíahacer.

―Déjala. Esos caballitos son bastante aguerridos, y permanecerán juntos siquieren.

―Reddie,yoiréaecharlesunvistazoantesdequeestallelatormenta―dijoSanSabe.

―Entoncestendrásquedarteprisa.―Noesmásqueviento.Todavíanollueve.CuandoMoze,BriteyReddiehubieronterminadodeataryasegurarconpiedras

laspuntasdelencerado,afindequenoselollevaraelviento,lalluviaempezabaacaerengrandesgotasdispersas.ÉlyReddieseacogieronasurefugio,yacababandehacerlo, apresuradamente, cuando la compacta oscuridad se disolvió en un intensofulgorblancoazuladoqueiluminóelcampamento,losvehículos,loscaballosytodoalrededorconunaplateadaclaridadsobrenatural.Siguióentonceselestallidodeuntruenoqueparecióhenderlatierra.

Lasiguientetinieblaaparecióintensificadaporunimpenetrableybreosonegrorquellenabalaatmósfera.Eltruenosealejóentoncesconunaterroríficayverberanteresonancia.

―¿Dóndeestáusted,papá?―gritóReddie.―Aquíestoy―respondióBrite―.Escuchaelrugidodelalluviaqueseacerca.―¡Oh!Voy a decir prontomis oraciones; de lo contrario, nome oirá el Señor

―exclamóReddie.―Buenaidea,chiquilla―repusoBrite―.Notendamoslascamashastaquepase

latormenta.Reddiecontestóalgo,peroenlaapremiantefuriadeldiluvionopudoéldistinguir

el sentido. La lluvia y el viento envolvieron la galera, arremetiendo furiosamentecontralalonaprotectora.Latinieblaseabrióentoncesanteunafantásticailuminaciónblanca, que flameó en todo su derredor, mostrando el torrente de lluvia, la tierraanegada, los caballos agrupados con las cabezasbajas.El trueno estallaba como sireventaran lasmontañas.Denuevocayóelmantode tiniebla.Peroantesdequeeleco verberante se alejara, un látigo de fuego dividió el denso cúmulo de nubes,soltando un resplandor sobrenatural que lo cubrió todo de un tinte verde-plateado,bajo el cual todas las cosas se tornaron irreales. Los blancos relampagueos sesucedieroncontalrapidezqueavecesapenassurgíaunoscurointervaloentreellos;yeltremendorugidodeltruenonocesaba.

Reddie se sentaba arrebujada bajo la galera, cubierta con la larga mantaimpermeable. Brite veía su rostro pálido y sus ojos oscuros a la luz de losrelámpagos.El temorbrillabaensuexpresión,peronoparecíaserporella.Reddietendíalamiradasobrelallanuracruzadaderelámpagosconlaterribleconcienciadeloqueestabaocurriendomásallá.

También esto embargaba el espíritu de Brite. Estaba reclinado sobre un codo,

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juntoaReddie,ynolejosdeMoze,quetambiénhabíabuscadoabrigobajolagalera.Reddieparecíabastantebienprotegidacontraeldiluvioqueloinvadíatodo.Brite,encambio,necesitabalaviejalona,conlacualsecubrió.Losotrossehabíanarrebujadobajo los demás vehículos; se les veía formando una masa oscura por la parte deadentrodelasruedas.

Brite detestaba las tormentas deTexas, aun lasmás ordinarias. Tenía un temorpánico a la verdadera tormenta eléctrica, especie a la cual noparecía pertenecer lapresente. Sin embargo, en este momento apenas pensaba en el hecho de que losrelámpagoscruzabanfrecuentementeelcampamento.

SuspensamientossedirigíanalainigualadaaccióndeTexasJoeyPanHandle,queibanensuscaballosatravésdelatormentaaimponeruntremendocastigoalosladrones. Debía de ser una idea original la de adentrarse en el equipo de Hite enmediodela lluviafuriosa,elensordecedorruidodetruenosyelcentelleantefulgordelrelámpago.Porelvalordeaceroqueserequeríanoteníaigualentrelosrecuerdosdehazañasdifícilesrealizadasasangrefría.Estoshombresestaríanahoraempapadoshastaloshuesos,cegadosporla lluviapenetranteylosrelámpagos,apuntocasideserarrancadosdesussillasporelviento,enpeligroinminentedeserarrolladosporunhatoespantadoy,finalmente,desertiroteadosporloshombresquehabíanpartidoconintencióndematar.

Porlaextrañaluzverde,Britecalculósiélpodríaonotirarconpunteríaentalescondiciones.Losrelámpagosdurabanlosuficienteparaunavistaagudayunamanoligera. De todos modos, a él no le hubiera gustado medir sus facultades físicas ymentalesconunosperseguidosenunanochecomoaquélla.

Tardóunahora,omás,enpasarelcentrode la tormenta;después,elviento, lalluviayalgún relámpago intermitentedisminuyeronenvolumen.Loqueeldestinohubiese tenido deparado, había pasadoya.Brite no dudaba de su resultadomortal.Con todo, ello implicaba una excesiva confianza en sus tiradores. No tenía nadaseguroenqueapoyarse.RossHiteeraunexpertoforajido,ysegúnlosinformesqueteníaBrite,podía igualarseaTexasJoe. ¡PeronoaPanHandleSmith!PanHandlepodíasercomparadoconelgranmatadortejanodeaquelladécada.

Reddiesehabíaenrolladoensusmantasydormía,segúnBritepudodescubriraldisminuyentefulgordelosrelámpagos.Britehizosupropiolecho,cansado,sumidoenunacalmaextraña,fijo,enciertomodo,ensusentidodelavictoria.

Noeradedíaaúncuandounruidoledespertódesusueñoligero.Sinembargo,ciertaclaridadgrisácearevelabayapororiente,lallegadadelalbaprecursoradeldía.EstirólamanoparaestrecharladeReddie,peroelobjetooscuroquehabíatomadoporellaerasulecho.Mozeestabatambiénenpie,partiendoleña.Briteseapresuróalevantarseafindeayudarenalgo.

Hacia las cuatro galeras sonaban voces ásperas. Oscuras siluetas de hombrespasabandeunladoaotroanteaquellaluzgris.

―Pete,tenemosqueengrasarelcarro―dijoWilliamsconaspereza.Lavozclara

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yaltadeReddieentróflotandoenelaire.Teníalaremudaenmovimiento.Unoauno,los vaqueros fueron apareciendo junto al brillante fuego del campamento, fríos,entumecidos,mojados,silenciososylentos.Ackermannosehallabapresente,delocualdedujoBritequehabíaidoconReddieabuscarlaremuda.Laconjeturaresultóexacta. Cuando los mesteños hubieron entrado, siguieron el cortante silbido decuerdasmojadas,elgolpeteodepequeñoscascos,el resonardeduros taconesy talcualgruñidooreniegodeunvaquero.Hechoesto,losjinetesseapiñaronentornoaMoze,pidiendodecomer.

Seiluminólaaurora.AckermanllamóalvehículodeHardy.―MissAnn,¿estáusteddespierta?―Vayasiloestoy―fuelarespuesta.―¿Quétalseencuentra?―Sinnovedad,Mr.Deuce,perobastantemojada.―¿Cómoestásupadre?―Hijo,todavíaestoyvivoycoleando―contestóelpropioHardy.―¡Mealegro!MissAnn, serámejor que salga a secarse y tomar algo caliente.

Pronto nos pondremos en marcha. Hash Williams marchó a paso largo hasta lahoguera,abriendosusmanosenormes.

―Ha escampado por completo. Todo indica que tendremos un gran día paracaminar.

―¿Creestúquecaminaremos?―inquirióBrite.―Meatreveríaaapostarlo―repusoásperamenteelcazador.―Williams,¿teparecequenospongamosenmarcha?―preguntóAckerman.―Pronto.TúconduciráselcarrodeHardylomismoqueayer.Peteguiaránuestra

galera.Yoiréconlosmuchachos.Vamosaver,asíseríamosseis.Puedequedarseunjineteconvosotros.

―Estábien.Rolly,túseguirásaquíconnosotros.Cinco minutos después, los cinco estaban montados en mesteños impacientes,

formidablequintetoalapálidaluzdelamañana.―Tiradporelsendero,yseguidadelantehastaquenosdeisalcance.Notemáis

quenosolvidemosdevosotros.Partieron rápidamente, en grupo apretado, hecho que puso demanifiesto a los

ojosdeBritelaincertidumbredesumisiónyelmodoenquehabíasidoemprendida.―Buendía,Ann―dijoReddiesaludandoa laotrachica,cuandoéstaapareció

desgreñadaymojada,peroalegreyexpresiva―.¿Hasoídolatormenta?―Buendía…¡Oh,fueterrible!,¿no?¡Ypensarenesosdosquepartieronsolos!

Nopudedormir.―Nohasidounanochemuyagradable,missAnn―dijoBrite―.Acérqueseal

fuego.Moze,venganuestrodesayuno.Nodebemosperdertiempo.Estabanencaminoalhacersedíapleno,cuandoel llanoacababadedespertary

todaslaslejanasseñalesdelcaminoaparecíanenvueltasenlabruma.Peroelcieloera

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claro,elorienteseenrojecíayelaireerafrescoysuave.RollyLittlemarchóalacabezaparaexplorarelcamino;losvehículossiguieron,

uno cerca del otro; y la remuda, al final, conducida porBrite yReddie.Todos loscaballosibandescansados.Ibanaltrotesobrelatierradura,chapoteandoatravésdelos pequeños charcos. Entre tanto, el rojo del oriente se tornaba rosa, y el rosa seabría para dar paso a un sol glorioso, ante el cual las sombras y las nieblas, losmisteriosdelalejaníaylaoscuridaddebarrancosyciénagassedisolvíanypasaban.

Cincomillasmás allá, Rolly Little se salió del sendero y parecía buscar algo.Cuando la remuda llegó a nivel de este puntoBrite se apartó para hacer un ligeroreconocimiento.DescubrióellugardondehabíaacampadoRossHite.Fardos,sillasyutensiliosabandonadosjuntoaunmojadolechodecenizas,dabantestimoniodequelos ladrones habían partido precipitadamente. Un largo grito atravesó los oídos deBrite,sobresaltándole.Littleagitabalamanoalládelante,aciertadistancia.Perosuacción parecía más bien el resultado de excitación que de alarma. Brite, lleno deemoción y curiosidad, galopó hacia él; sin embargo, antes de que llegara al sitio,Littleseñalóunobjetoenelsueloysiguióadelante.

Britenotardóenpercibirunhombremuerto,bocaarriba,losbrazosextendidos,conelrevólverenelsuelo,espectáculoelocuentequesubrayabalaleydelallanura.BritetrazóuncírculoimaginarioysesaliódelsenderoparatropezarapococonotrocadáverdelequipodeHite,yertoyhorrible,conlamitaddelacaravoladaporeltiroy la abierta camisa ensangrentada.Más adelante, siguiendo el círculo,Brite viouncaballo y dos hombres muertos, todos en un grupo. Brite no cerró el círculo;saliéndosedeélcortóhacialaremuda.

Reddieleechóunatemerosaychispeantemirada.―¡Ah,parece increíble!CuatrohombresdelequipodeHite tendidosa lo largo

delsendero,enuncírculo.Yonolleguésinoalamitaddeesecírculo.Reddie tragósalivacondificultadysequedócallada.Siguieronadelante,ahora

con losojos fijos en laonduladay engañadoradistanciade la llanura.Losbúfalosaparecíanatrechosformandoparchesoscurossobreelverdor,fueradelsendero.Lascolinasdepúrpurasealzabancomoseñales,ydetrásdeellasdescollaban,borrosasenelaireclaro,lasmontañasdeWichita.Aladerecha,lallanuraseibainclinandohastafundirseenelhorizonte.Ylasqueparecieronhorasdeansiedadfueronpasandoconelgirardelasruedas,eltrotedeloscaballosylalabordelosconductoresapremiandoalamorosaremudahaciadelante.

―¡Miradalládelante!―gritóReddie,convozchillona.Smiling Pete se levantó sobre su galera, agitando su sombrero. Sus enérgicos

movimientospodíanseratribuidostantoalaalegríacomoalaalarma.―¡Reddie!Peteveanuestroscompañerosconlamanada…Obienunabandade

comanches.¿Cuáldelasdoscosasserá?

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XIII

Desdeloaltodeunainterminablecuesta,BriteyReddiemiraronalolejoshaciaellugardedondepartíangritosdealegría.Variasmillashaciaabajo,enelverdevalle,un inmenso parche de colores se movía sobre la pradería. Era la gran manadanuevamente reunida, la punta afilada hacia el norte y el ancho extremo posteriortendidodeorienteaoccidente.

―¡Oh,esevaquero!―exclamóReddie,maravillosamenteagitada.Nonecesitabadecirmás.

Brite halló que el silencio era su mejor tributo. Los vehículos y la remudaaceleraronlamarchaporlapendiente.Prontohubocedidoelfrescordelamañanaalcalordelmediodía,ycuandollegaronalonduladopisodelvalle,paraencontrarseconlosreflejosdelaarenamovediza,caballosyjinetessufrieronseveramente.

Pasadoaqueláridolugar,unasuaveyregulareminenciaseextendíaenformadeolahaciaelhorizonte,dondeasomabancolinasborrosas.Lahierbasehizodenuevoabundante,yhaciaelfinaldelatardelamanadaparecióhabersedetenidoalaentradadeunterrenodepastodondeunflecodesaucessignificabalapresenciadelagua.

La caravana de Brite fue llegando a su debido tiempo. El ganado se habíaaglomerado en una pradera que seguramente podría darles alimento para toda lanoche,peroaestahoralosanimalesestabancansados,ysólounospocosseocupabandepacer.

Reddie apartó la remuda hacia un recodo del arroyo. Brite continuó de frentehasta la entradade lospastos,dondeMozehabíahechoalto.Sólodosconductorespermanecíanconlamanada,unoacadalado,solitariosydoblegadossobresussillas.Unamultituddeárbolesbajosydispersosofrecíanbastantesbuenascondicionesparauncampamento.Todos losdemásconductoreshabíandesmontado.Brite se apeóyempezó a rondar por el arbolado con las piernas entumecidas hasta que vio a PanHandleyTexasJoeaunladobajounárbol.

El corazón de Brite se contrajo cuando vio a Joe acostado con una vendaensangrentadaenlacabeza.

OyóquePanHandledecía:―Tex,parecequeloquehacesesunavillanía.Noeslícito…―Enelamoryenlaguerra,todoeslícito.Estoylocoporellaymefiguroqueno

leimportoun…―Aquí viene el jefe―interrumpió Pan Handle, en tono de advertencia. Brite

había oído bastante, sin embargo, para darse cuenta del juego del astuto vaquero.Resolvióocultarsusospecha.

―Tex, hijo mío, espero que no estarás herido de cuidado ―prorrumpió, conalarma,acercándoseatodaprisa.

―Apuntodeirmealotrolado,jefe.―¡SantoDios!Hombre,estoesterrible.Dejadmever.

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―QuevengaReddiepronto―repusoTexas,convozpavorosa.Reddie estabadesensillando sunegro al otro ladodel campamento.Ella oyó la

llamadadeBrite,peronoparecíainclinadaadarsemuchaprisa.Surostrosevolvióhaciaellos.

―Convendríaqueyovayaaprepararla,Tex―dijo,Brite,concibiendounaidealealenfavordelachica.

―Tráigalapronto―gritóTexascuandoBritehubodadolavuelta.BritenotardóenllegaradondeestabaReddie,ycuandoéstasevolvió lecausó

asombrohallarlapálidaytemblando.―¡Papá,ya lohevisto!… ¡Texha sidoherido!―susurró sollozando―.Por el

amordeDios…,nomedigaque…―Reddie,esemalditovaqueronotienelamenorcosa―replicóBrite―.Aparece

ensangrentado.Perotengosospechasdequeloqueintentaesatemorizarteati.ElrostrodeReddiecobrócolor,yal irsedandocuenta,el terrordesaparecióde

susojosseñeros.―¿Verdaderamente,papá?―preguntóellaconvoztomada.―Lojuraría.Ellareflexionóunmomento;luegoseirguiódepronto,animosa.―Gracias,papá.Susospechamehalibradodeunaterribleangustia.―Niña,andaymíralelascartasaesetramposovaquero.―¡Fíjese en mí! Venga corriendo ―repuso ella, y voló hacia donde yacía el

mayoral.Britemarchótrasellalomejorquepudo,yllegójustamenteatiempodeveraReddiecaerderodillasconungritodedolor.

―¡Oh,Pan…,hasidoherido!―exclamóellaentonohorrorizado.PanHandle confirmó esto con una sombría inclinación de cabeza. Texas yacía

conlavendaamarillayensangrentadaquelecubríalafrente,yllegabajustamenteataparle los ojos. A pesar del diablo que había en él, acaso no pudiera permitirseexponerlosalamiradadeReddie.

―Sí, Reddie, estoy herido ―dijo él arrastrando las palabras, en un roncosusurro―.Peronoimporta.Panyyohemoslibradolamanada.

―¡Pero,Jack!…¡Jack!…Túno…,no…―sollozóellaconunacento tanbienfingidoquedebiódeembelesaralamante.

―Creoque…todo…ha…terminadoparamí.―¡No,morirno!…¡Jack!¡Oh,Diosmío!―Sí,muchacha.Voyamorir…Aquíenestaestepasolitaria.―¡Jackquerido!―exclamóella,entonoplañidero,cubriéndoseelrostroconlas

manosybalanceándosesobreél.―¡Ah!…¿Losentirásmucho?―preguntóTexasconvoztierna.―Semeromperáelcorazón…¡Memorirédedolor!Texas Joe dejó ver una reacción peculiar para un hombre que está a punto de

partirdeestemundoenunmomentotanhorripilante.Reddiepareciótambiénpresa

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deconvulsiones.―Dame un beso de… despedida ―susurró el taimado, dispuesto a llevar el

subterfugiolomáslejosposible.De súbito, Reddie descubrió su rostro, que estaba rosado, y también convulso,

pero sonriente.Arrancó la vendade la frentedeTexas, dejando al descubiertounaheridasuperficialsobresusienenelcuerocabelludo.

―¡Ah,eltramposo!¡Miraeltíoembusteroéste!―prorrumpióella―.Túpodráshaberengañadoaunaporcióndechicasinfelicesentuvida.Peroaéstanolaengañastú.

―¡Demontre! ―exclamó Texas, con los ojos desorbitados―. ¡Eres más listaque…!

―Tan pronto te he vistome di cuenta de todo―repuso ella, burlonamente, allevantarse.

―¿Sí,eh?…Estábien,missReddie―repusoél,ceñudo,entonodederrotado―.Pandijoqueeraunavillanía.Yacaso tuviese razón,pero lapróximaveznohabráengaño.

A última hora, Texas Joe era siempre no sólo un digno rival de Reddie, sinotambiénunmaestroenlaestratagema.Losojosdelachicacambiaronconespanto.Era,enefecto,fácildeadvertircuandoestecomplejojinetedelosllanoshablabaenserio.Reddiesemoderóinstantáneamente,ybajandolacabezasealejóconrapidez.

―Jefe, ¿me ha descubierto usted? ―preguntó Texas volviendo sus ojospenetranteshaciaBrite.

―¡Yo!¿Perocómoibaapoderhacerlo?―exclamóeljefe.―Ustedesunviejobastantelistoparaeso―gruñóTexas.Luegosereanimó―.

¡Rayos!Me tenía casi fuera demí. Pan, ¿no crees tú que Reddie es la chicamásmaravillosaquehaexistidonunca?

―No las he visto todas―dijo Pan Handle―. Pero estoy seguro de que seríadifícilsuperar…Tex,yocreoquenoleimportaspoconimucho.

―¡Oh!―Ningunachicaharíaesoviéndoteahítodoensangrentado.Ytúeresunactory

un embustero por naturaleza. Mi impresión es que has descubierto lo que tantodeseabasdescubrir.

―Bueno, algo es algo ―continuó Texas incorporándose con un cambio deactitud―.Jefe,¿havistoustedalgoporallá?

Señalóconsulargobrazo,ysugestoeraimpresionante.―Losojosmeduelendever,muchacho―respondióBrite―.Nosécómodaros

lasgraciasatiyaPan.Niquédecir.Esperaréaquemedigáiscómohasido.―Vaya,Pan,¿quédicesaeso?ÉlestambiénunviejoganaderodeTejas.―MísterBrite,siustedhubieraobservadocuidadosamentelamanada,veríaque

llevamosmilquinientascabezasdeganadomásquecuandopartimos.―¡Qué!―exclamóBrite,asombrado.

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―Como usted lo oye, jefe ―añadió Texas―. Nuestra buena suerte se estáigualando con la mala. El equipo de Hite llevaba una manada propia, robada,supongo, a otros conductores. Deben de habérsela procurado del lado de acá delpequeñoWichita.

―Medejáispasmado.¿Quémarcalleva?―He visto muchas X Dos Barras y algunos Círculos H. ¿Conoce usted esas

marcas?―Creoqueno.―Debedeserunanuevamarcaimpresasobreotraanterior.Lasresessonjíbaras

comodemonios.Comosinotuviéramosyabastantetrabajo…Queledigacómofuelodeanoche.

Texassemarchóapasolargo,murmurandosolo,ysedirigióalarroyo,sindudaalavarsuvendaensangrentada,quellevabaenlamano.Briteesperóaquehablaraelsombrío gunman, pero quedó decepcionado. Por consiguiente, Brite fingió tenercosasquehacerysedirigióhaciael fuegodelcampamento,donde losvaquerossehabíancongregadoyhablabanenvozbaja.LallegadadeReddieyAnnlossilencióporcompleto.SiBriteesperabaqueestosmuchachosaparecierangozosos,sehabíaequivocado. Tal vez les ocultarían algo a él y a las chicas.Mr. Hardy se sosteníabastantebien,teniendoencuentalagravedaddesuherida;peroselehabíadeclaradounafiebreque,porotrolado,acentuabasuenfermedad.WilliamsdijoquesipodíanllevarlehastaelpuestodeDoan,juntoalríoRojo,teníaprobabilidaddesobreponersealamuerte.Mozellamóentoncesacenar,ylacomidatranscurriómássilenciosaquedecostumbre.

SanSabeyLittleentraronluego,despuésdehabersidorelevados,einformaronquevariasmillasalestehabíaindiosconbúfalos.

―Ese grupo ha marchado a nuestro paso durante todo el día ―dijo HashWilliams―.Peronoesmuygrande;así,quemefiguroquenonecesitaremosseguirenvelatodalanoche.Noobstante,habráquetenerelfuegoapagado.

―Tengoquedormirunpoco―dijoTexasJoeensondequeja―.PanHandleesunbúho.Peroyo,sinoduermo,soyhombrealagua.

Justamenteantesdeoscurecer,TexasllamóaBritefueradelalcancedelosoídosdelcampamento.

―Démeunpocodetabaco, jefe.Esraro;mesientonervioso…¿LehacontadoPanHandlelodeanoche?

―Niunapalabra.―¡Hum!Esosmalditos.―gruñóTexas―.Nohaymododehacerloshablar.Sin

embargo,hayqueadmitirquePanhablóanoche,consurevólver…Jefe,fuelaacciónmásextrañaenquemehevistojamás.Sihubiéramossabidoquehabíadiezuoncehombres en vez de seis, acaso lo habríamos pensado mejor antes de partir contraellos.

―Dimeloquequieras,Texas―repusoBrite, tranquilamente―.Mebastasaber

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queestáissinnovedadyquehabéisrecuperadolamanada.―Ah, ya… Bueno, Hite no estaba de guardia según vinimos a darnos cuenta

cuando todo había terminado… La suerte nos acompañó, jefe. Nos pusimos enmarchay tomamos la situaciónantesdequeestallara la tormenta.Así,quecuandocomenzó a relampaguear no tuvimos que ir muy lejos. Conforme nos íbamosacercandoalamanada,vimospartirunjinetecomosieldiablolefueradandomecha.Seguramente nos había visto. Justamente después de esto, la lluvia empezó aarremetercontranosotros.Nosseparamos,conformealplan,ypartimosentornoalamanada.Elganadosearremolinabaenungrupo,bajandolascabezas,entrechocandolasastas,concreciente impaciencia.Elviento, la lluviay losrelámpagosmedabanpor la espalda. Y esto fue una suerte. No había avanzado mucho cuando oí undisparo.Elvientopasabaenrachas,asíque,cuandoamainabaunpoco,yopodíaoír.AsífuecomooígritaraunodelosguardasdeHite.

«¿Erestú,Bill?¿Hasoídoundisparo?».Lecontestéquesíyseguíadelante.Lanoche era oscura como el carbón, excepto cuando venían los relámpagos. Yo mehabíaacercadoaestejinetecuandotodoelcieloparecíaenllamas.Élgritó:«¡Rayos!¡Quién…!».Perono tuvo tiempodedecirmás.Yo seguí adelante, comoal tanteo,tropezandoconelganado.Siseespantaban,mearrollarían.Nollovía.Elaguacaíasimplementeachorros.Yonoveíaamásdeveintepasos,ynooíamásqueviento,lluviaytruenos.Luegoviotroguarda.Loviclaramente.Peroelpróximorelámpagofuecorto,ycuandodisparélohiceaoscuras.Cuandorelampagueódenuevo,viuncaballotumbadoyeljineteponiéndoseenpie.Denuevovolviólaoscuridadconlamismarapidezconquehicefuego.Yélcontestóaldisparo,puesvielfogonazoyoíladetonación.Peronodioenelblanco.Yyotampoco.Lapróximaveznopudeverle,demodoqueseguíadelante…Despuésdeesto, sehacíaclarocomoeldíadurantevariossegundoscadavez.Peronoencontrémásguardas.Muchotiempodespuésdelo que esperaba, vi ondear la bandera blanca en el sombrero de Pan, y no puedodecirle lo que me alegré. Nos encontramos y cambiamos gritos; entonces, a loscornilargoslesdioporcorrer.¡Justamentecontranosotros!Tuvimosqueapretar lasespuelas para apartarnos del camino. Pero los relámpagos continuaban, y la lluviadisminuía,asíquenosfuefácildarcuentadenosotros.Debendehabercorridodiezmillas.Latormentapasó,yellossedetuvieronysosegaron.

―¿Cómorecibisteeserasguñodebalaenlacabeza?―inquirióBrite.―Fue esta mañana, un poco después del amanecer―concluyó Texas―. Nos

mantuvimosentornoalamanada,vigilandoyescuchando.Peronovinonadie.Sinembargo, por lamañana, nos atacaron cuatro jinetes. Tenían solamente un rifle.Ynosotros teníamosnuestros fusilesdeaguja.Así,que los contuvimosypusimosenfuga.Antesquenada,yorecibíesteraspón.Quesupiésemos,nosotrosnohabíamosdadoaninguno.Finalmente,losviporsobreelcerro.PanyyoreconocimosaRossHite.Llevabaelrifle,yeraelquemehabíaherido.¡Ojalámevuelvaaencontrarconél!

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―¡Ojaláqueno!―repusoBritesordamente.―Lomismo dice PanHandle―añadióTexas lentamente―. ¿Sabe usted, jefe,

queyocreoquePanyRossHitesehancruzadoyaantesdeahora?PorquePandijoqueerapreferiblequeyonomeencontraraconHiteantesqueél.Yquedespuésdeestonotendríanadaquetemerdeélnuncamás.¿Quédiceustedaeso?

―¡Hum!―fue laúnica respuestadeBrite.Subrevedadobedecióenpartea laaproximacióndeReddieyAnn.

―Mejor queos vayáis a dormir,muchachas―aconsejóTexas―.Es lomismoquevoyahaceryo.

―¿No quiere que le vendemos la cabeza? ―preguntó Ann solícitamente―.Reddiedicequeharecibidoustedunaherida.

―Enefecto.Peroésanohasidoenlacabeza,Ann―dijo.Texas―.Tengoaquíunarañazo.Yanosangra.

―Texas,¿novasacontarnoslodeanoche?―preguntóReddieconcuriosidad―.PanHandleparecemuyextrañoyhelado.Lehemosdejadoenseguida.

―Nohaocurridograncosa,Reddie―contestóTexas―.AhuyentamosalagentedeHite,lequitamoselganado,yaquíestamos.

―¡Quelosahuyentasteis!―dijoReddieconincredulidad―.¿CreestúqueaAnnyamísenosengañacomoadoschiquillas?

―Bueno,sielengañoescaritativo…―Vosotros habéismatado a algunos de los hombres deHite―declaróReddie

confuerza―.Yovialgunosmuertos…―Ah, querrás decir los guardas que fueron alcanzados por los rayos anoche

―continuó Texas fríamente―. ¡Una justa retribución! Sí, muchachas, el Señorestuvoanochedenuestraparte.Esunhechomuycorrienteelqueunrayomateaunconductordemanadasoaunvaquerodevezencuando.Peroelquematea tresocuatroenunatormenta,ytodosunocercadelotro…esoesalgosobrenatural.

A la luz del crepúsculo, las chicas miraban al impasible vaquero con miradasdiferentes: Ann, asombrada, con los ojos muy abiertos; Reddie, con un oscurodesdén.

―La verdad es, Texas Jack, que hay en ti mucho de sobrenatural―dijo ellalentamente.

Britedurmióconunojoabiertoyotrocerrado.Lanochepasóalfinsinningunanovedad en el tranquilo campamento. Los conductores de manadas partieronlentamente,ynoantesdequeelsolrojoasomasesobreloscerros.

Losvehículosylaremudarecibieronórdenesdemarcharacortadistanciadelamanada.Ojos avizores circularon aquel día por sobre el horizonte.A lo lejos, porcada lado del sendero asomaban negras franjas de búfalos contra el cielo gris. Sumovimiento era imperceptible. Brite dirigió con frecuencia su anteojo hacia ellos,pero más a menudo se fijó en las lomas y cumbres lejanas buscando señales deindios.

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Ochoodiezmillasaldíaeracuantolosconductoressearriesgabanahacerconsusmanadas.Yaunesto,nosiempreeraposibledelograrconlosobstáculosdelascrecientes de los ríos que había que atravesar, los búfalos que les rodeaban y laamenaza de los salvajes que, aunque ocultos, siempre estaba presente. Brite habíacomenzado a sentir la tirantez de la incertidumbre, pero no la había advertido enningunodesushombres.

Alfin,haciamediatarde,fuecasiunalivioeldarvistadehechoaunabandadeindiosmontadosenloaltodeunacolinaquequedabahaciaelSur,desdeelsendero.Laincertidumbrecesó,almenosparaBrite.Alintentarlo,secercioródequenopodíapercibir esta banda sin anteojo. Acaso las borrosas figuras aparecieran más claraspara sus vigías de larga vista. Sin embargo, con el anteojo los veía bastanteclaramente para identificar a los indios comanches, y advertir que constituían unafuerzamásquesuficienteparacausartemor.

A continuación siguió adelante apresurándose a participar a HashWilliams sudescubrimiento. El cazador detuvo su vehículo, y tomando los anteojos sin decirpalabraescrutólalíneadelhorizonte.

―Ah,yalosveo.Unoscuarenta,másomenos―dijoélrenegandoporlobajo―.Mepareceque soncomanches. Si éste esCaballoNegro, estamos verdaderamentejugandoconlafiera.SigaadelanteydígaleaShipmanqueapurelamarchahastaquelleguemosaalgúnlugardondetengamosalgunaventajasinosatacan.

BritedescubrióqueTexashabíavistoyaalosindios.―Mefiguroquevienenconmalaentraña―dijo―.Estabapensandoenlomismo

queWilliamsaconseja.Noselodigaalaschicas,jefe.CuandoBritehuboquedadonuevamentedetrásdelaremudaseleacercóReddie,

que sospechó que algo ocurría. Brite se lo dijo, pero advirtiéndole que no se loparticiparaaAnn.

―¡Diablos!¡Nosédequémeserviríaserunaherederasilosindiosmecortaranelcabelloconpielytodo!―exclamóintentandosonreír.

―Chiquilla,sitúmurierasseguiríassiendounabuenachicaenelrecuerdodelosquequedaran―repusoBrite.

Alfin,casialanochecer,lamanadasedetuvoenunterrenollanocercadelcualpasaba un hilo de agua que descendía por una barranca. El campamento fueestablecido en la orilla norte del abrigo de unas rocas. Moze recibió órdenes deencender el fuego enunnichodondenopodía ser visto.Los jinetes ibanyveníansilenciosos, alerta, sombríos.Cerró la noche. Los lobos aullaban. El cálido aire deverano parecía sosegarse sobre el campamento como si no presagiara ningúnmal.Perolassombrasenlasaberturasdelasrocasycavernasabrigabanamenaza.

Tres guardas vigilaron toda la noche en torno al campamento, mientras seispermanecíanconlamanada.Sepermitióquedurmieranporturnosdedosendos.Asípasó la noche y el gris amanecer ―siempre la hora del peligro, por ser cuandoatacabanlosindios―ylamañanavinosinincidentes.

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Peroaqueldíaestuvocargadodeduraspruebasparalosvaqueros:terrenoyermopara el ganado, camino áspero para los caballos, incesante temor por parte de losconductoresacercade lasdoschicasyelhombreheridodelapartida.Variasvecesduranteeldíavieronasomaralosindios,quelesvigilaban,cabalgandoaniveldesuposición, al lento paso de la manada. ¡Qué siniestro le parecía esto a Brite! Losdiablosrojosconocíanelcamino;aguardabanllegaraciertolugar,oaqueocurriesealgo,paraatacar.

Los búfalos aumentaban en número a ambas partes, todavía distantes, perocerrandogradualmentelasaberturasgrisesensudirección.Lalíneanegraseextendíahacia elNortehastadondealcanzaba lamirada.Sehizoevidentequeel equipodeBriteseadentrabamásymásenlavastamanada,quesemovíaconsoltura,paciendodepaso.Lasituaciónsehacíacadavezmásdesesperante.Torceracualquieradelosladoseraimposible;detenerseovolverhaciaatrássignificabaelfracaso,laderrota,lapérdida. Los conductores tenían por fuerza que seguir en el sendero forzando lamarcha.

El sendero de Chisholm había tomado de nuevo un sesgo radical hacia elNoroeste. Y probablemente más adelante, acaso pasado el río Rojo, atravesaría lavastamanada de búfalos. Se hizo entonces el alarmante descubrimiento de que lasiguientemanadadecornilargoshabíasurgidoalavista,ydiezmillasdetrásdeellaveníaotraquetrazabaunalargalíneairregularcontraelcielogris.Britepreguntóasugente por qué aquellos conductores de manadas vendrían apremiándole tanduramente.Ylarespuestafue:indios,búfalosylasdoscientasmilcabezasdeganadoquesehabíanpuestoencamino,ynecesitabanseguiradelante.Volverseoaminorarlamarchasignificabacaerenlacuneta.

TexasJoenosedetuvohastabientarde,yacampóenterrenoárido.Durantetodalanoche,losguardasestuvieronenmovimiento,cantandoparamanteneralasresessosegadas.Lamañanadescubriómáscercalainterminableriadadebúfalos.Perolosindiosnoaparecíanalavista.Sinembargo,dedoscolinasdistantes,unaacadaladodelsendero,selevantabanseñalesdehumo.

La pérdida de sueño, la incesante vigilia durante la noche y la lenta marchadurante el día agotaban a los conductores. Brite había cesado de contar loscampamentos.Cadahoraaparecíacargadade terribles temores.Sinembargo,al finllegaronalríoRojo.Losbúfaloscruzabanaalgunasmillassobreelsendero.Perounaexcitación de la prodigiosa manada la hizo quedarse atrás. Texas Joe aguzó sumanada, dirigiéndola a través del río y pasando él a la cabeza, magnífico en suintrepidez.

ElRojo se hallaba amedio camino entre el plano superior y el inferior de lasaguas:sumástraicioneracondición.Cuatrohorashicieronfaltaparapasaralaorillaopuesta,ymásdeciencornilargosseperdieron.Hicieronfaltatodoslosconductoresparapasarlosvehículos,tareadesesperadaquesóloungrupodejóvenestemerarioscomoaquélhubieraemprendido.

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Lanoche leshalló enel campamento, algunosexhaustos, todos fatigados,ynoobstante,animadosporelhechodequeelpuestodeDoanestaría,comosidijéramos,al alcance de la mano a la mañana siguiente. Texas Joe cubrió las restantes diezmillas hasta Doan antes del mediodía. Todos los conductores deseaban tener unascuantas horas de asueto, libres de la manada, beber, hablar y ahogar un peligrooyendoelrelatodeotro.PerocuandoBritepidióvoluntariosparaguardarelganadoduranteunashoras,todosvocearonsudeseodequedarse.

―Bueno, yo tendré que arreglar esto―dijoBrite―.Ackerman, tú lleva a losHardyalpuesto.Tex,túyPanHandlevendréisconmigo…Muchachos,volveremosprontoparaquepodáisiralpueblo.

ElpuestodeDoandabamuestrasdetenermáshabitantesypasajerosdeloordinario.Entornoalpuesto,enel llanoterrenodepastos,habíamultituddecaballos.Mediadocenadegalerasaguardabanantelascasasgrises,chatasybatidasporelvientoylalluvia.Unamuestra,«AlmacéndeDoan»,resaltabaconletrasnegrasenelladosurdela casamayor. Este lugar, dirigido por TomDoan, era una factoría comercial paraindiosyganaderos,ysehallabaenelapogeodesuútilypeligrosaexistencia.

Hombresmontados,jinetesconcaballossinsilla,indiosociososyacuclilladosalaspuertas,observabanalosreciénllegadosconinterés.LosviajeroseranlavidadelpuestodeDoan.PeroelmodoconquePanHandleyTexasJoedesmontaronaciertadistanciadeestosbarbudosespectadores,yelcómoseadelantaronapie,erasindudatan significativopara ellos comoparaBrite.El grupodedoceomáspersonasquehabía a la puerta se abrió para dejar paso a los dos visitantes que se acercabanlentamente. Luego entró Brite junto con la galera de Hardy. Reddie, desobedientecomosiempre,sehabíaunidoaellos.

―Buenosdías,Tom―dijoBritealhombrefornidoquesehallabaalapuerta.―Buenoslostengausted―fuelacordialrespuesta―.Ah,perosiesAdamBrite.

Apéeseyentre.―Tom, túdebesde acordartedemimayoral,Texas Joe.Yéste esPanHandle

Smith. Traemos aquí un hombre enfermo en la galera.Hardy de nombre. Ésa queviene en el pescante es su hija. Es cuanto queda de una caravana que se dirigía aCalifornia. ¿Puedes cuidar de ellos por algún tiempo, hasta queHardy se halle encondicionesdeunirseaotracaravana?

―Porsupuestoquesí―contestóelafableDoan.ManossolícitassacaranaHardyde la galera y le llevaron al interior.Ann estaba en el pescante, su hermoso rostrodelgadoymacilento, sus ojos llenos de lágrimas, tal vez de alivio, tal vez de algodistinto,cuandobajólavistahaciaeldescubiertovaquero.

―Hemos llegado a la hora de la separación,miss Ann―dijo Deuce, con vozfuerte y vibrante―. ADios gracias, usted estará segura en este lugar. Y su padrevendrámástardeporelmismocamino.Tengolacertezaylaesperanzadequehemos

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deabrirnospasohastaDodge.Ydéjemehacerleunapregunta:¿leparecebienqueyoesperealláhastaqueustedllegue?

―¡Oh,sí!Me…mealegraríaenelalma―murmuróellatímidamente.―¿YqueluegosigahastaCaliforniaconusted?―concluyóélatrevidamente.―Si usted quiere ―repuso ella; y por un momento el tiempo y el espacio

desaparecierondelaconcienciadeambos.―¡Ah,québuenaesusted!―exclamóélfinalmente.―Hasidosimplementemaravilloso…elhaberlaconocido…Adiós…Tengoque

volverjuntoalosotros.―Adiós―balbució ella dándole la mano. Deuce se la besó con galantería y

desaparecióluegoaescapeatravésdelapradería,hacialamanada.

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XIV

Reddie saltó de su caballo junto a la galera de Hardy, en cuyo asiento Annpermanecíainmóvilcomounaestatua,mirandoalvaquero.Ackermansevolvióunavez para levantar su sombrero en lamano. Luego agitó su pañuelo.Giró, y ya novolviómáslacabeza.

―Ann, esbastante triste esodedecirse adiós―dijoReddie―.Entremos en elpuesto,fueradelavistadeestoshombres.Mevanaentrarganasdellorar.

―¡OhReddie,yo…yoestoyllorandoya!―exclamóAnnalapearse,conlavistaborrosa―.Hasidotanbueno…tanamable…Oh,¿nosvolveremosaencontraralgúndía?

Las dosmarcharondel brazohacia la puerta del puesto, desdedondeBrite viocómoAnnesecontraíaalavistadedosindiosflacosysombríos,deojosendrinos.

―Terminemosestocuantoantes,Tex―dijoBrite―.Compraré lasprovisionesqueDoan pueda servirnos. Brite entró apresuradamente en la tienda. Era un lugarpintoresco, apestado ymaloliente, con sus jaeces indios de colores, su formidablearsenal,susestantes llenosysusmostradorescargados.CuandoDoanregresóde latrastienda,Briteescribióconunrestodelápizlosartículosquenecesitaba.

―¿Qué se figura usted? Esto no es Santone niAbilene―dijo ásperamente―.Puedoservirleharina,habas,café,tabacoytalvez…

―Damelomásquepuedas,Tom―interrumpióBriterápidamente―.Yonosoyunladrón.¿Puedesenviarelpedidoalcampamento?

―Seguramente,dentrodeunahora.―Estábien,pues.Ymuyagradecido.¿Hapasadoalgunaotramanada?―Últimamente no. Tiene todo el sendero para la suya. Lo cual es bastante

peligroso.Britesedabacuentaperfectamentedeello.―Los comanches, y los kiowas en particular, se han hecho desagradables

últimamente―continuóDoan―.CaballoNegro y Santana están en pie de guerra.Déjemedarleunaidea.Sieseviejodiablocomancheentraensucampamento,puedeparlamentar,argumentarconél,peroa lapostredéle loquepida.Poresta razón leconvienellevarvíveresdesobrayespecialmentecaféytabaco.Perosieljefekiowale detiene no le dé nada, como no sea unmal consejo. Santana es peligroso paraequipos débiles. Pero es un cobarde, y se le puede atemorizar. No tolere ningunanegociaciónconloskiowas.Muéstrelesquevabienarmadoyqueescapazdehacerfuegoenunabrirycerrardeojos.

―Muyagradecido,Doan.Recordarétuadvertencia.―Vaaserbloqueadoporlosbúfalos,anoserquelogreabrirsepasoatravésde

ellos.Apostaríaaquehapasadoporaquíunmillóndebúfalosestemes.―¿Enquémesydíaestamos?―Ah,sevequehaestadoconduciendomanadas…Déjemever.Esel16dejulio.

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―¿Deverdad?Eltiempopasavolandoenelsendero…¿PuedesdecirmesiRossHiteytresdesushombreshanpasadoporaquíúltimamente?

―Han estado varias pequeñas bandas esta semana ―repuso el comercianteevasivamente―. Pasaron ligeros de carga y a buen paso… No conozcopersonalmenteaHite.Desdeluego,heoídohablardeél.Yonohagopreguntasamisclientes,Brite.

―Túconocestunegocio,Doan―repusoBritebrevemente―.Portubientediré,sinembargo,quelabandadeHitenosasaltódosveces.Enunaocasiónseapoderódetodamimanada.

―¡Eldiablomelleve!―exclamóDoansecamente, tirándosedelabarba―.¿Yenquéparóelasunto?

―Recuperamoselganado,ydejamosalgunosdelabandadeHitetendidosalolargodelsendero.

Reddieapareciódandotumbos,secándoselosojos.―Espera,Reddie.Yoirécontigo―legritóBrite.―¿DóndepuedodespedirmedelosHardy?Ellaseñalólapuertaabiertapordondeacababadesalir.Briteentrórápidamentey

terminóconaquellapenosaentrevista.―Un momento, Brite ―gritó Doan, conforme el ganadero se apresuraba a

salir―.Yonosoy,tanescrupulosoacercadelosindioscomodeloshombresdemicolor.Perotengoqueconservarrelacionesamistosascontodaslastribus.Comercianconmigo.Voyadecirle,sinembargo,quelosindiosquesehallanahífuerasonespíasdealgunabandadecomanches,yhanestadoesperandoaquepasaraelprimerhatodeganado.Ustedsabequetodospasanporaquí.Consigaquelosindiosesperenalapróximamanada, si puede.Esuna tácticaprudente.Mi consejo esquedebe logrardeteneraesosdoscomanches.

―¿Detenerlos?―Seguramente. No permita que vayan a echar el ojo a su equipo y luego a

informarasujefe.PuedeserelpropioCaballoNegro.―Ésa es una idea. Se lo diré a Texas ―repuso Brite, pensativo, y salió en

compañíadeReddie.―¡Vaya!―susurróellaconlosojosmuyabiertos―.Nosestádandoaentender

quedebemosmataralgunoscomanchesmás.―Asíparece.Encambio,nonoshadadoaentendernadaacercadeRossHite.TexasJoeyPanHandleparecíanhallarseenuncoloquiocondoshombres;Hash

WilliamsySmilingPeteseentreteníanconlosdemásblancospresentes.―Williams,¿teacercarásalláadarladespedida?―preguntóBrite.―¡Claro que sí! Por dos dólares haría el resto del viaje con usted―concluyó

Williams.―Puesyotedarébastantemás…Noshassidograndementeútil.Nosabríacómo

dartelasgracias.

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―Pete quiere cazar búfalos, y eso nos obliga a quedarnos aquí ―concluyóWilliams.

Britemontóacaballo.―Tex,nosvamos.Venaquí.Texasmarchó hacia ellos, dándole aReddie un suave empellón; conforme ella

montaba,seaproximóaBrite.―Texas―murmuróBriteinclinándose―.SegúndiceDoan,esosdoscomanches

que están ahí son espías de una banda de salteadores. El tendero ha sugerido quedebemos hacer algo acerca de ello. Él no puede, porque necesita estar a bien contodoslospielesrojas.

―Jefe, también nosotros tenemos esa idea, y hemos oído algo acerca de RossHite.Yaselodirécuandovolvamosalcampamento.

Reddiehabíapuestosunegroamediogalope,ycubiertolamitaddeladistanciahastaelcampamentocuandoBriteledioalcance.

―Nocansestucaballo,muchacha.¿Porquétantaprisa,querida?―Papá, cuando veo esa expresión en los ojos de Texas Jack me enfermo por

dentro―contestóella.―¿Quéexpresión?―No sé cómo llamarla. La he visto por primera vez aquel día antes de que

disparara contraWallen.Comoaquel extraño relampagueoquehemosvisto la otranochedurantelatormenta.

―Reddie, a estas alturasdeberías estar acostumbradaa esas expresionesde losconductoresdemanadas.Esunavidamuydura.

―¡Pero yo no quiero queTexas Jack sigamatandogente!―exclamó ella, conunapasiónsorprendentementeaguda.

―¡Vaya!¡Vaya!―exclamóBrite¿Yporqué,chiquilla?―ProntoseráotrogunmancomoPanHandle.¡Yentonces,tardeotemprano,le

matarán!―Creoquetienesmucharazón―repusoBrite―.Cuandopiensoenellotengola

mismasensación.¿Quéharemosparacontenerle?―¿ConteneraTex?Noesposible,papá.―Aquí en el sendero, puedequeno.Pero algúndía terminaremos este viaje…

Entoncessíseráposible.TúpodríasconteneraTex,chiquilla.Reddieespoleósucaballoypartióvelozcomoelviento.Briteinfirióqueellase

habíadadocuentaahoradequepodíaponerfinalafierezadeJoeShipman.

Elganadoestabapaciendoyenbuenorden.AlOeste,alolargodelrío,selevantabannubesdehumoyaintervalosllegabaenelairesuaveunsordorumordecascos.Losbúfalos estaban cruzando el río Rojo. Brite y Reddie ocuparon los lugares de SanSabeyRollyLittleenlaguardia,ylosvaqueroserancomodoschiquillosacabados

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de soltar de la escuela. Partieron a galope hacia el pueblo. Pasaron lentamente lashoras. La manada no se movió media milla; la remuda, todavía menos. Brite noapartó la vista de un indio montado que, habiendo partido del puesto, vigilaba elcampamentodesdelejos.

Unpocodespués,cuandoBritesehallabadescansando,sesintiósobresaltadoporunos disparos. Se levantó de un salto a tiempo para ver al espía indio galopandocomo un rayo a través del llano. Texas y Pan Handle, doscientos metros a laizquierda,hacíanfuegoaloscomanchesconlarapidezquepermitíansusdedos.Supropósito era probablemente asustarlos ―pensó Brite en cuyo caso habíanconseguido plenamente su propósito. Ningún indio montaba tan bien como uncomanche,yéstesuperabatodoslosrecordsacortadistancia.Ocurrióquesedirigíallanuraabajoenunadirecciónqueleconduciríaapocadistanciadellejanoextremode la manada, donde había un vaquero de guardia. Este hombre, fuese Holden oBender,vioal indioydisparócontraél con su fusildebúfalos.Desdeese instantehastaqueseperdiódevista,elcomancheseescondiócontraelcostadoopuestodesucaballo.

TexasJoeveníahablandoenelenérgicolenguajedelallanuracuandoentróenelcampamento,yevidentementehabíaocurridoalgoqueleirritaba.

―¿Quétepasa,Texas?―preguntóBrite―.Yomesientoahoracontento.―Usted está loco. ¿Sabe lo que hicimos? Pagamos a esos gañanes para que

prendieran a los dos comanches y los retuvieran en casa deDoan un par de días.¡Gran idea! Pero todo para nada. Ese indio al que nosotros disparábamos habíacontado nuestros vehículos, caballos, ganado y jinetes. Le tiramos a dar, pero ibademasiadolejos.¿Quédemonioshacíaisvosotrosquenolevisteishacevariashoras?

Britemantuvoundiscretosilencio.―Jefe, las provisiones se acabarán pronto ―continuó Texas conforme

desmontaba―.Reddie, si tienesotro caballo amano,yo iré a relevar aunode losguardas.

―Lomismoqueyo―dijoPanHandle.―Echa un poco de comida pronto,Moze…Nuestro Ross Hice pasó por aquí

anteayer por la mañana. Llevaba tres hombres consigo, uno de ellos herido degravedad,pues teníaque ir amarradoa la sitia.Hite iba escupiendo fuego,y todosllevabanmalcariz.

―¿SedetuvieronenlatiendadeLoan?―Seguramente, según nos dijo Bud. Iban faltos de víveres y municiones.

Llevabansolodoscaballosdecarga.ProbablementenoleveremosmáselpelohastallegaraDodge.BuddicequepasaporHaysCityyquevieneaDodgeconfrecuencia.

―Dejadleenpaz,muchachos.Nohayporquéandarbuscandopelea―advirtióconcisamente.

―Jefe,ustedperdonafácilmente―dijoTexasconadmiración―.Loqueocurreesqueyonopuedoserasí.EncuantoaPan,recorrerádosmilmillasportoparsede

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nuevoconRossHite.Yyoiréconél.―Queno, túno irás―intervinoReddieagriamente,conunpuntorojoencada

mejilla.―¡Vaya!Aquí tenemos a la chavala tandominante como siempre.Brite, sime

danunmalbalazoantesdellegaralfinal,dejequeReddiegobierneelequipo.TexasJoehabíadescubiertounmododehacerretrocederaReddie,yloponíaen

práctica cada vez que tenía ocasión. Existía, ciertamente, la posibilidad de que eltemerariovaqueroperdieralavidadeunmodoodeotroantesdeterminarelviaje,yReddienopodíasoportarunaalusiónaestosindescubrirsutemor.Ajuzgarporsusojosllameantes,probablementelehubieradadounafuerteréplicadenointervenirlallegadadeWilliamsySmilingPete.

―Aquí estamos, para despachar la última comida a cuenta de Moze ―dijoWilliams jovialmente―. Siento verdaderamente tener que decir adiós a estacompañía.Lagenteadquiereunaterribleintimidadduranteunviajecomoelnuestro.

―Reddie Bayne, ¿no quieres quedarte con nosotros?—preguntó Smiling Petebromeando―.NosotrosnoseremostandominantesparaticomoeseTexasJoe.

―Gracias, Pete. Yo te guardo mucho afecto ―repuso Reddie en el mismotono―.PeromilugarestáenSantoneyelranchodepapá.

―¿Papá?―dijeronloscazadoresalunísono.―¡Claro!Mr.Britemehaadoptadocomohija.―¡No! ¡No! ¡Qué suerte tiene elmaldito!Ymira que todavía no es tan viejo.

PuedequeHashyyotengamosqueenviarnuestrastarjetasatu…PeroReddiecorrióaocultarsedetrásdelagalera.―Vamos a ver,muchachos, guardad seriedad―dijoBrite―.Necesitamos que

nosdeiscuantasideasseosocurranparaelrestodelviaje.

ElequipodeBritepartiódelpuestodeDoanantesdelasalidadelsolaldíasiguientecon cerca de seis mil cabezas de ganado. La manada de búfalos había seguidoaparentementealolargodelríoRojo.

Enlatardedeaqueldíaunabandadecomanchessaliódeundesfiladeroentredoscolinasydetuvoa lacabalgata.Britegalopódelanteuntantoazorado,gritandoporReddieydiciéndolequedejaralaremudaylesiguieraaél.Cuandollegóalacabezade lamanada encontró aTexas Joe yPanHandle con los demás jinetes, alineadosanteunostreintaindiosrechonchos,depelolargoyrostroafilado.

―Jefe,lepresentoaCaballoNegroysubanda―dijoTexas,lacónico,ensondesaludo.

―Salud, capitán ―contestó Brite volviéndose hacia Caballo Negro. Estecomanche no representaba su fama; parecía un piel roja ordinario, estólido eindiferente. No carecía enteramente de dignidad. Para Brite fue una sorpresa y unalivio.Perosusojosdebasiliscopodían tenermuchooculto.Brite lamentóque los

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cazadoresdebúfalosnohubiesenidoconél.―Salud―repusoCaballoNegrolevantandolentamentelamano.―¿Quéesloquequieres?―Carne.Britemoviósumano,magnánima,sobrelamanada.―Tomalaquequieras.Elcomanchehablóengruñidosapagadosasuspielesrojas.―Tabaco―continuó,fijandodenuevosusinescrutablesojososcurosenBrite.―Mucho,enlagalera―contestóBriteseñalandoaMozequeseacercabaaltrote

desuparejadetiro.CaballoNegromiróhacialagalera,luegohacialavastamanadayfinalmentea losconductores, formidablementearmadosydispuestosenordendebatalla.

―Harina―resumióeljefeindio.Suinglésrequeríaunoídobienacostumbrado,peroBritecomprendióymostrósuconformidadconunmovimientodecabeza.

―Café.Britelevantócincodedosparadesignarelnúmerodesacosqueestabadispuestoa

donar.―Habas.―Montón saco grande ―contestó Brite. Evidentemente, el indio no estaba

acostumbradoaunatalgenerosidadporpartedeunconductordemanadas.―Jefe,esteviejodiabloquierequeleneguemosalgo―intervinoTexas.―Yseguirápidiendohastaquetengaquenegárselo―añadióPanHandle.Moze llegó con la galera, que los indios montados rodearon en semicírculo,

formandounguirigay, los ojos llenos de codicia.La cara negra deMozeno podíatornarsepálida,peroteníaunaexpresiónbastanteextraña.

―Apéate,Moze―ordenóBrite―.Abre tucajaysaca losartículosquehemosseparadoparaesteasunto.

―Sí,señor…,sí,señor―repusoelnegro,presadeunmiedohorroroso.―Unsacodeharinaprimero,Moze―dijoBrite―.Yéchalo sobre su caballo.

Hazcomosipesaramucho.Obviamente, estoúltimono eranecesario.Oel saco erapesado, oMozehabía

perdido fuerzas, pues lo cargó con gran traba jo y estuvo a punto de derribar aCaballoNegrodesumesteño.Elindiodejóexclamardosexclamacionesquesonaroncomo: «¡Ya! ¡Ya!». Pero no soltó la harina. Brite ordenó entonces a Moze queentregaraalosotroscomanchessugenerosadonacióndetabaco,habasycafé.

―Vaya, capitán, ya estás servido ―dijo Brite haciendo una demostración deamistad.

―Harina―dijoCaballoNegro.―Ya la tienes ―repuso Brite señalando el gran saco. El indio movió

enfáticamentelacabeza.―¡Ladrónindecente!―exclamóTexas―.Quieremás.Jefe,ésteeselmomento

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delaprieto.Siustedsedeja,selollevarátodo.―Brite, no le dé nadamás.Más vale pelear quemorir de hambre―dijo Pan

Handle.Britemovióentonceslacabezaconelmismoénfasisydijo:―Nomás,capitán.Elcomanchevoceóensulengua.Sutalantenoeratranquilizador.―Montónpólvora.Balas―añadióCaballoNegro.―No―declaróBrite.Elindiohizosudemandaconvozdetrueno.Estotuvoelefectodedespertarlaira

deBrite, locualnoeraparticularmentedifícil.Britemovió lacabezaconungestolentoydefinitivo.

―¡Datodoaindio!―voceóelcabecilla.―¡Darayosaindio!―bramóBrite,súbitamentefurioso.―Asísehabla,jefe―gritóTexas―.Ustedlepuedeatemorizar.―Brite,noceda―prorrumpiólavibrantevozdePanHandle―.Escuchadtodos.

Si llega elmomento de pelear,Texas y yo daremos cuenta deCaballoNegro y decuatroocincoacadaladodeél.Losdemásponedatenciónalosquevandetrás.

―Reddie,túescóndetedetrásdelagaleraytiradesdeallí―ordenóTexas.Siguió entonces un alto. Era un momento crítico, con la vida y la muerte

pendientesdeunhilo.¡Quéhorrendassetornaronlasfaccionesdeaquellossalvajes!Elastutoyviejocomanchehabíahechosualardey sehabía topadoconun límite.Probablementecomprendíamásinglésdeloquefingía.Nopodíaalmenosdejardecomprenderlaactitudfríadeaquellosceñudosconductoresdemanadas.

―Muchachos, tenéis tiempodeapearos―dijoTexas,deslizándosede lasillayadelantándosefrenteasucaballo.Enunmomento,todos,exceptoBrite,siguieronsuejemplo. Texas y Pan Handle sostenían un revólver en cada mano. A tan cortadistancia podían hacer horrores antes de que los comanches tuvieran tiempo deapuntarconelrifleorequerirunarco.CaballoNegrocomprendiósindudaquehabíahechoalardeanteelequipoquenodebía.Contodo,noparecíaabandonarsusalvajeydominanteactitud.

Britetuvounainspiración.―Capitán, nosotros serbuenospor ti.Nosotrosdarmontones.Peronomás.Si

quierespelear,nosotrospeleamos…Dosmanadasmañana.Aquí,Brite levantó dos dedos y, señalando a su ganado, le dio a entender que

veníanmás,senderoarriba.―Mucho más. Tantos como búfalos. Hombres blancos con manadas vienen

siempre. Dos lunas.―Y con las manos levantadas abrió los dedos repitiendo porseñasloquehabíadichoconpalabras.

―¡Ohu!―exclamóCaballoNegro.Comprendió. Aquella táctica persuasiva era el factor decisivo. El indio emitió

sonidos agudos y guturales. Dos de sus secuaces se volvieron hacia la manada

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colocando flechas en sus arcos. Cargado con el botín, del cual no cedería la másmínima parte por ningún sentimiento,CaballoNegro volvió entonces grupas y sinañadirpalabradesaparecióseguidodesubanda.

―¡Escapamospormilagro!―dijoBrite respirandofuertemente,conun intensoalivio.

―En efecto. Pero por mayor milagro ha escapado ese comanche de cabezaredondaconsubanda―declaróTexas―.Cometióunerror,yseacercódemasiado.Endiezminutosloshubiéramosbarrido.¿Eh,Pan?

―Yoquisierahaberabiertofuego―repusoPanHandleconunavozextraña.―Dejadlascosascomoestán,demonios―gritóBrite.―Jefe,seguiremosjuntos

hastaquepaselaremuda―continuóTexas.―¡Yuupi! No hay quien pueda con nosotros ―voceó Deuce Ackerman,

vigorosamente, echando la cabeza hacia atrás. Los demásmostraron su alivio conigualesosimilaresgritossalvajes.

―Yonoséloqueestacochinasuertenostendráguardado―observóWhittaker,suavemente,comoparasucapote.Eraelmástranquilodetodos.

―Elquesemeadelantaraamíenatravesaraeseindecentepielroja,tendríaqueandarligero―dijoReddiefríamente.

―¡SantoDios!¡Estachicaestáperdida!―exclamóTexas.―¡Jo!,¡jo!,¡jo!―hizoelnovatoBender.PerounasegundamiradaaltoscojovendePensilvania,consusojosdefieraysu

rostronegro,convencióalganaderodequelosdíasdenoviciadohabíanpasadoparaBender.Élmismosentíalevantarseelespíritufrío,duroysalvajedelvaquero.

―Adelante, muchachos ―ordenó―. Cuando hayamos pasado el Canadienseestaremosamásdelamitaddelcamino.

―Iremos de prisa, jefe ―repuso Texas con ceño―. Tenemos que avivar lamarchadeestosperezososcuernos-musgosos,quenohacenmásqueholgarycriargrasa.

Hicierondiezmillasantesdelanoche,realizandoasílajornadamáslargadesdeque habían partido de San Antonio. La noche se presentó oscura, con rumor detruenos y relámpagos en la lejanía. El fatigado ganado se acostó temprano y semantuvotranquilotodalanoche.Lamañanaaparecióencapotadayamenazante,conun viento fresco que soplaba del Norte por sobre la manada. Pronto empezó adisminuir la luzhastaqueeldíaeracasi tanoscurocomolanoche.Una terroríficatormentadegranizosedestapósobrelosinfortunadosconductoresysumanada.Lospedriscos se hacían mayores conforme avanzaba la tormenta, hasta que losperdigonesdehielogrissehicieron tangrandescomonueces.Desufrirunaseverapedrea, losconductorespasaronaunextremadopeligrodemuerte.Sehabíanvistoforzados a proteger sus cabezas con cuanto hallaban a mano. Reddie Bayne fuederribada de su caballo y llevada sin conocimiento a la galera; San Sabe sebalanceaba en la silla como un borracho; Texas Joe lió su chaqueta en torno a su

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sombrero, y gritaba cuando los pedriscos rebotaban en su cabeza; magullados ysangrientos,losdemásconductoresparecíanhabertomadoparteenunferozcombatepugilístico.

Cuando este extraño fenómeno de la Naturaleza hubo pasado, el suelo estabacubiertodeunacapadepedriscodemediopiedeespesor.Antílopesyliebresmuertosalfombrabanelllano,yentodoloqueBritepodíaalcanzarconlavistahaciaatrás,nohabíasinoresesaturdidas,echadasenelsuelooquesemovíantambaleándose.

―¿Nooshedichoyoqueibanaocurrircosas?―dijoTexasasuscompañerosaquella noche en el campamento; todos estaban doloridos y magullados―. Peromenosmal,contaldequelosbúfalosnoseatraviesenenelcamino.

Alotrodíarecibieronlavisitadealgunosmiembrosdeunatribudekiowasquesesuponíanenrelacionesamistosasconlosblancos.Habíancambiado«montóngrandepalabras de paz» con el Tío Sam. Brite no dio tanto como en el caso de loscomanches,perotampocosemostródeltodomezquino.

Porlanoche,estossalvajesatacaronelextremosurdelamanada.Dequémodohabíasidohechonosesupohastaeldíasiguiente,cuandoentreelganadodispersosehallóuncornilargoaquíyotroalláconuna flechaenterradaenelcuerpo.Algunostuvieronqueserrematados.Lamanadanofuepuestaenmovimientohastaquetodaslas vacas y toros extraviados se recobraron. Fueron tres días de penoso galoparduranteeldíaydeguardia rigurosadurante lanoche.Texas Joey susconductorespasaronaloqueSanSabecalificódeunaluchadedelirioydelocura.

Amargocomo lahiel fueparaellosverque lespasabandelantedosmanadasyqueavanzabanfirmementehaciaelfrente.¡Despuésdesietesemanasomásdeiralacabeza!PeroBritenolotomótanapecho.Otrasmanadas(ylasdosjuntasnoerantangrandescomolasuya)recibiríanahoraelchoquedeloquehubiesedelante.

Aquel cuarto día, cuando se habían puesto de nuevo en marcha, los búfaloshicieronuna vezmás su aparición.Unos soldados deFortCobb, un puesto que sehallaba a cuarentamillas al estedel sendero, informaronaBritequehabían tenidoqueretrocederantelaenormeeimpenetrablemasadebúfalosquehabíapocasmillasaloeste.HabíanidosiguiendoaunabandadeapachesmerodeadoresdesdeelLlanoEstacado.

Los jinetes de Brite siguieron adelante y sus dificultades semultiplicaron. Lasdesbandadassehicieronfrecuentes;lastormentasylascrecidasretardaronsuavance;lagalera,haciendoaguaporsufondoenformadebote,tuvoqueserpasadacasienelaireatravésdelaramanortedelRojo.Avecessehizonecesarioconstruirpontones,y los jinetes tenían que echar a nado sus caballos mientras ellos sostenían lospontonesensulugar.Perosiguierontenazmenteadelante,sumayoralfríoyfuerteenrecursos,todosempeñadosenllevaracaboesteviajeaparentementeimposible.

ElarroyoPond,quenacíasesentamillasalnoroestedeFortCobb,eraunobjetivodel cual Texas habló durante veinticuatro horas, y forzó lamarcha durante un díaenteroparallegaraél.

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Britetuvounmalpresentimientocuando,alapuestadelsoldeaqueldía,subióalacimadeuncerroyvioque lamanada ibaganandoimpulsocuestaabajo,atraídaporlavistayelolordelaguadespuésdeunsecoycalurosodíadeviaje.

Este arroyo, generalmente muy poco profundo, estaba lleno hasta los bordes,formandounacorrienterápidayestrechaextremadamentepeligrosaenaquelestadoparahombresybestias.Nohabía llovidoaqueldíaenningunade las regionesqueatravesaralamanada.TexasJoeteníarazónparasuponerqueelarroyoPondestaríaasu nivel normal, y había dejado ir a la manada cuesta abajo sin antes explorar elcaminocomosolíahacer.Ahoraerademasiadotarde,anoserquepudierandetenerlamarcha.

Briteespoleóasucaballocuestaabajo,volviendolacabezaparagritaraReddiequesedieseprisa.Acada lado, los jinetesavanzabanhaciael frente inspiradossindudaporTexas Joe, que se había lanzado a una carrera frenética.Eraundescensodifícil, según Brite pudo descubrir por sí mismo cuando fue lanzado por sobre lacabezadesucaballo,alcaerésteycausarasuamounacaídaregular.

Reddieseapresuróaapearseycorrióasulado.―¡Oh, papá! ¡Qué caída! ―exclamó―. Creí que se iba a romper la nuca…

Levántese.¿Estátodoustedaquí?Déjemepalpar.―Creo que… no ha saltado nada ―gruñó el ganadero levantándose con

trabajo―.Sielsuelonohubierasidoblando…Bueno,tú…―¡DiosdeDios! ¡Papá,mira!―exclamóReddie frenéticamente―.Huyencon

pavorcuestaabajo.Brite se levantó y un momento se quedó de pie contemplando la escena. Un

tremendo fragor de pisadas y encontronazos penetrado por un desgarrado coro deberridosresonabaensusorejas.

―Reddie,noesmásqueelextremoposteriorelquesehadesmandado―dijoenvozalta.

―Sí.Peroempujanalosdedelante.―Corre.Podemosprestarayuda.Peronoteexpongas.Galoparonhaciaabajoalolargodelflancodelganadohastallegaralapuntade

lamanada,queibaescasamenteauncuartodemilladelrío.Los conductores se hallaban apiñados allí, gritando, galopando, disparando sus

revólveres y lanzando sus caballos contra los viejos cuernos-musgosos que ibandelante.ReddieyBriteseadelantaronaprestarayuda,ciñéndosealapartedefuera.

Siguió entonces una carga presionante, rápida y desesperada por parte de losconductores paramantener el frente de lamanada. Era una ardua tarea. Texas Joevoceabaórdenesatravésdesuslabiospálidos,peroningunodelosotros,decercanide lejos,podíaoírlas.Los torosy losnovilloshabían sidodetenidos,perocomoelresto ejercía presión detrás de ellos, comenzaron a agitar sus grandes y cornudascabezas,amugiryadoblarensesgocuestaarriba.Lamasadeganadoqueveníaporla parte más empinada del recuesto, enloquecida ahora por la sed, no podía ser

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contenidaporlalíneadelantera.―¡¡Atrás!!―gritóTexasconvozestentóreaagitandosusbrazoshacialosjinetes.

Todos, conexcepcióndeSanSabe,oyeronelgritoovieron la señalypartieronalgalope hacia ambos lados. Deuce, Texas, Reddie, Whittaker y Bender llegaron acampo libredetrás deBrite en elmomento justo enqueun terrible quejidopasó atravésdelamanada.

LosdesesperadosgritosyseñalesdeTexasJoeactivaronelesfuerzodetodoslosdemásporhacerseoírdeSanSabe.Suposicióneraextremadamentepeligrosa,porhallarse exactamentedelantede lamanada, que se extendíahacia él.Su caballo seencabritaba. San Sabe, con un revólver en cada mano, hacía fuego a quema ropacontra los delanteros. Pan Handle, Holden y Little, que pasaban veloces en susaterrorizados caballos, fracasaron en su intento de hacerse ver y oír. ¡Qué fiera yapasionada su acción! Sin sombrero ni chaqueta, con el pelo suelto, este vaqueromestizohacíafrentealaenloquecidamanadaconuninstintodemilañosdedominiosobreelganado.

La líneadecabezascornudassecurvóacadaextremo,comosi sehubiera rotounarepresapordondesejuntabaalasorillas.Desúbito,elcentroempezóentoncesacederconaquelpeculiarfragordecuernos,pezuñasycuerpos.ComountorrentesedesbordóhaciaSanSabe. Su caballo dio unmagnífico salto atrás y hacia un lado,escapando justamente al alud. El caballo comprendió, si no San Sabe, que eraimposibleescaparhacianingunodeloslados.Empujadoporloscuernosdelostoros,partióendirecciónalrío.

Pero no adelantó un metro a los veloces cornilargos, impelidos por miles decuerposqueseprecipitabansobreellos.Parahorrordelosqueloveían,parecíaque,dehecho,laflexiblemanadaseadelantabaaSanSabe.Sucaballotropezóalbordedelaorillaysedesplomó.Eljinetefuelanzadohaciadelante.Uninstantedespuésunaviviente muralla de animales se desprendió sobre el borde con un sordo y huecofragory,comoporartedemagia,quedóborradalaorilla.

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XV

Brite contemplaba, mudo, el temible y emocionante espectáculo. Una gigantescaoleada se hinchó y precipitó a través del río contra la orilla opuesta.Unmomentodespués,laestrechafranjadeaguaturbiahabíadesaparecido,yensulugarseveíaunrío de astas erizadas, densamente apiñadas, que se retorcían, se sumergían,reaparecíandenuevoysedesprendíanhaciaabajoconlacorriente.Sinohubierasidoporaquellacorrienteprofunda,ellechodelarroyosehabríallenadodeganadodeunaaotraorillaylamasadelamanadasehubieralanzadoaltravéssobrecientosderesesmuertas.

En un espacio increíblemente corto, la manada entera se había echado al río,ocupando sucesivamente cada fila el lugar de las reses que eran arrastradas por lacorriente. De la zambullida a troche y moche, el ganado pasó a nadar a troche ymoche.Ycuandolaúltimafilaseechóalagua,lalíneadelantera,agrandistanciaríoabajo,ganabalaorillaopuesta.

Elpasodeunestrepitoso fragordecuernosychapuzonesaunextrañosilencioparecía tan milagroso como el que la manada se hubiese salvado. El ímpetu y lacorriente forzaron a los enloquecidos animales a través del río. Doscientosmetrosmásabajotodalainclinadaorillaopuestaestabacubiertadeganado,yamedidaquecentenaresderesessalíandelagua,otras tantasocupabansu lugar,demodoque laavanzantemareadeastasycabezasnohallabaobstáculoasupaso.EralavistamásextraordinariaqueBriterecordabaenrelaciónconelganado.

TexasJoefueelprimeroensalirdesuarrobamiento.―¡Elimbécil!―exclamóconvozdetrueno,añadiendounaterribleblasfemia;su

rostro estaba convulso; de sus ojos cerrados brotaban lágrimas y, con los labiosapretados y las mejillas hundidas y rígidas, parecía mirar ciegamente al cielo,invocandoauxiliocuandonadateníaremedio,rindiéndoseenaquelmomentotrágicoalinevitableycrueldestinodelconductordemanadas.

Pan Handle partió a caballo hacia el lugar de la orilla por donde habíadesaparecido San Sabe. Su camarada Holden le siguió lentamente. Rolly Littlepermanecíacomopetrificadoensucaballo.

BriteseacordódeReddieyseapresuróairasulado.Ellaseinclinótemblando,lafrentebaja,sujetándosealpomodelarzón.

―Ten valor, Reddie ―dijo Brite roncamente, aunque también profundamenteconmovido―.Tenemosqueseguiradelante.

―¡Oh, si habíamos llegado a ser… como de la misma familia!―exclamó lachicalevantandolafrente.

―Reddie, trae la remuda―gritó Texas con voz estridente―. Deuce, llama aHoldenyseguidalamanada.Losdemásayudadmeapasarlagalera.

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La noche cayó de nuevo en silencio, salvo el rumor de la corriente y los extrañoschasquidos del agua de resaca cargada de arena. Moze bullía silenciosamente entorno a la hoguera. Varios de los conductores se hallaban comiendo, como si estatarea fuera una obligación igual que las otras. Texas, Pan Handle, Deuce y Rollyestaban de guardia, hambrientos, mojados y tristes. Reddie se había acostado sincenar.Briteestabasentado,secándoselaspiernas,enluchaconsuconciencia.¡Tresrostrosjóvenesaparecían,espectrales,porlasblancaspavesasdelfuego!

Alotrodía,losconductores,apuntodereventarpocoantes,estabancomosinadahubieseocurrido.Losobstáculoslevantabansusánimosyahogabansusrecuerdos.Elarroyo Deer estaba seco del todo. El ganado pasó el día siguiente sin agua. Unatercera jornadasobremillasdeterrenoyermoyarenamovedizacondujoalganado,asícomoaloscaballos,aunaprecariasituación.Durantetodalanoche,lamanadasemovió en círculos como el incesante remolino de un río, mugiendo y berreando.¡Aquellanoche,elequipoenteroselapasóenvela!SialamañanasiguientehallabansecayllenadepolvounaramadelCanadiensedelsur,seríaelfin.

UnosindiossedetuvieronjuntoaMozeaquellanoche.―¡Noagua!―dijeron.LosbúfaloshabíantorcidohaciaelOeste.Al amanecer, los conductores azuzaron a la manada, y la aguijonearon sin

compasión.Elsolselevantórojoenuncírculodecobre.Velosdecalorsealzabandela arena y flotaban en el aire. A varias millas del afluente del Canadiense, loscuernos-musgososolfatearonelagua.Losjinetesnopodíancontenerlos.Nadapodíadetener a aquellos animales enloquecidos por la sed. Cuando los delanteros selanzarona lacarrera, toda lamanadaseprecipitóa lavezconelmismofuror.Losconductoresgalopabanfrenéticamente,perosinesperanzadecontenerelpánico.Elganado siguió avanzando con su fragor de trueno haciendo temblar la orilla ylevantandounaenormepolvaredagualda.

El río contuvoaquella carreray salvóaBritedeunapérdida incalculable.Unavezpasadoelafluentesur,yaenlallanuradepastosnuevamente,losconductoresdemanadasolvidaronelpasadoypensaronsóloenelporvenir.Losdíasfueronpasando.EnelarroyoWolfencontraronlamanadadebúfalos,portantotiempobuscada,cuyosestropeados flecos llegaban hasta el Este. Texas Joe dio un día de descanso a suequipoyasumanadaenesteagradablecampamento.

Una noche bochornosa presagiaba tormenta. Pero las interminables horas sefueron deslizando hasta él amanecer, y el tórrido día pasó sin lluvia. Texas Joe,presintiendootra tormenta, condujo lamanadaa la entradadeunestrechovalledeladerasescarpadasyfácildeguardar.

―No me gusta este tiempo―dijo Whittaker, rompiendo un sombrío silenciojuntoalahoguera.

―¿Aquiénlehadegustar?―intervinoTexasJoeconcansancio―.Perounbuen

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aguaceroseríaunaayuda.―Seguramente,sillovieraagua.―Todavíallevochichonesenlacabeza―dijootro.―Reddie,¿cómoestálaremuda?―Muy extraña ―respondió ella―. Venteando, dando patadas y llena de

impaciencia.Britetemíaquelapeculiarcondicióndelatierra,atmósferaycielopresagiaseuna

de aquellas raras, pavorosas y devastadoras tormentas eléctricas que habían dadofama a esta región.Recordó lo que los conductores demanadas habían dicho, queparecía demasiado fantástico para ser creído. Pero estaban presentes la extraña yrojizapuestadesol,elcrepúsculo,sofocanteyabsolutamentequieto,elcieloborroso,quenohabíaocultadoaúntotalmentealaspálidasestrellas;latierraespectral.

―¡Se acerca el fin del mundo!―exclamó Texas Joe. Como todo hombre delcampo, acostumbrado a los fenómenos atmosféricos, era supersticioso y reconocíaunamisteriosaomniscienciadelaNaturaleza.

―Bonita noche, querida, para estarse uno quieto en su casita―bromeó RollyLittle.

―Rolly, ni tú ni la pizpireta pelirroja veréis nunca más un hogar ―dijoAckermanfatídicamente.

―Todaslaspelirrojassonpizpiretasyvolubles―filosofóTexas.Reddieoyó,peroestavezlefaltóelresortedesuaudacia.Sehallabaembebidade

gravedad.―Tex…Papá…estonoesnatural―dijonerviosamente.―Loquequieraquesea,chiquilla,tienequepasar,ypuedeque,Diosmediante,

nonoshagadañoanosotros―repusoelganadero.―Jefe, ¿seráunade esas tormentas enque la electricidad corre comoel agua?

―preguntóTexas.―Yonosé,Tex;peroheoídodecirquecuandoelcielosemejaungranglobode

cristal blanco con una luz encendida dentro, es que va a estallar dejando caer unmillóndeestrellasbrincadoras,bolas,ristrasychispas.

Texassepusoenpie,rígidoydemalsemblante.―Cadaunoasucaballo.Sinosvamosairalinfierno,iremostodosjuntos.Partieronacaballoareunirseconloscuatroqueestabandeguardia.―¿Quévaa salirdeesto?―gritóLessHolden,conforme losotros llegabanal

alcancedesuvoz.―Estamosjugandoconlamuerte,vaquero―repusoTexasJoe.Esto mismo le parecía a Brite. Las condiciones sobrenaturales aumentaban

imperceptiblemente.Sehizo tan claroque los rostrosde los jinetesbrillaban comomármolalaluna.Nohabíasombras.Laoscuridaddelanochehabíasidoeliminaday, sin embargo, no había luna y las estrellas se habían desvanecido en el globoceleste.

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―Podemos contenerlos aquí, si es que no cogen pánico―dijo Texas―. ¿Quéhaceelganado,Less?

―Loquepuedodeciresquenopace,ylaremudaparecequehaenloquecido.BritesiguióaReddiehastaeloscuroparchedemesteños,apiñadosbajoelmuro

occidental.Este terraplénera lobastantealtoyescarpadoparaquelosmesteñosnopudierantreparporél.Uncosquilleoinquietantepasabaatravésdelamasa.Alsentirllegarlosjinetessealejaronentropelconunsordorumordecascos.

―¿Nopuedescantarlesparasosegarlos,Reddie?―preguntóBrite.―Trataré de hacerlo, pero la verdad es que no me siento ruiseñor esta noche

―repusoReddie―.Noheoídocantaraningunodelosmuchachos.Reddiecomenzóacantarentonobajoytrémulo«LaPaloma»,yconformeiban

pasandolasnotas,suvozdulceyplañiderasehacíamásfuerte.Laextrañaatmósferaparecíaintensificarla,hastaquehaciaelfinalsehallabacantandoconunvigoryunabellezaque embelesaban al ganadero.Cuando ella hubo terminado,Texas Joe, queraravezcantaba, rompióelsilencioconsufieraypenetrantevozde tenor,y luegotodos los demás empezaron a cantar enlazando sus voces en una maravillosavibraciónalolargodelvallesolitario.Laremudasesosegó,yalfinlagranmanadaparecíaencadenadaalamúsica.

Losconductoresdemanadascantaronacoroyencuartetos,dúosysoloshastaqueagotaronsulimitadorepertorio,ysupotenciavocal.

Cuandoyanoteníanmásquedar,sehabíahechotarde,ycomoenrespuestadelalejaníaestepariasefueacercandoelsordorumordeuntrueno,mientrasquepálidasllamaradasderelámpagoscruzabanelcielo.

Losjinetesaguardaronsentadosensusmonturas.Elqueestuvieranimpacientes,elquenofumasennipermaneciesentranquilos,demostrabaloanormaldelahora.Semantuvieron juntos y hablaban con frecuencia. Brite observó que Reddie rara vezdejabaquesuinquietocaballonegrosesepararadosmetrosdelosotros.

Elresonardeltruenoylosextrañosrelámpagospodíanpresagiartormenta,pero,aparentemente, ésta no se acercaba más. Brite observó que el singular resplandorparecíamásintenso.Elairebochornosoysoñolientosehizomásdenso.Teníapeso.Parecíaformarsobreelganadoyloshombrescomounacapatransparente.

Depronto,elcielofuerasgadoporterroríficaslanzasderelámpagosquedieronsalidaaunsonidocortanteycrujiente.Lalluviaempezóacaer,peronoencantidad.Briteesperóporelestallidodel trueno,peronotuvolugar.Entoncesreconocióconcertezalossíntomasdeunatormentaeléctricaconformeselahabíandescrito.

―Muchachos, no queda sino dejarse galvanizar―dijo―.Estamos tan segurosaquí como en cualquier parte. No podemos hacer más que esperar y contener alganado.Perosiloquemehancontadoesverdad,todavíalesentraráelpánico.

―Aquíestamosnosotros,jefe―gritóTexas,yotrogritotranquilizadorbrotódePanHandle.

―¡Ohpapá!―exclamóReddie―.¡Paselamanoporlacrindesucaballo!

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Brite hizo lo que le decía, sobrecogiéndose al sentir el crujido y siseo de unacorrientedechispasqueseextendíahastalasorejasdesucaballo.Britesaltócomosilehubierandadountiro.Novolvióaintentarhaceraquello…PeromiróaReddie.Unfluidoeléctricoparecíajugaryarderconfuegoverdosoatravésdelacrindelnegro,corriendohastalaspuntasdesusorejas,dondeestallaba.Alobedientecaballonolegustabaesto,perosemanteníafirme,sinhacermásquealgunascabriolas.

―Niña,elaireestácargado―dijoBritetemerosamente.―¡Sí, papá; y va a reventar! ―chilló Reddie, mientras la llanura entera

resplandecíabajolablancacúpula.Los roncos gritos de los vaqueros sonaron como si se los arrancaran. Pero

después de aquella explosión permanecieron mudos. Brite había cerradoinvoluntariamente los ojos al intenso resplandor. Pero aun con los párpadosfuertemente apretados veía los destellos de los relámpagos. Los abrió para ver unasombrosoalardea travésde loscielos.Los relámpagos se sucedían iluminandoelfirmamentoysilesseguíaalgúntruenoeradébilylejano.Losrelámpagosbrotabande todos ladoshacia el cenit, cruzándolo, y parecíanprender fuego al techode loscielos.

La remuda se contrajo, temblando, densamente apiñada, demasiado paralizadapara huir. El ganado se heló en sus veredas, bajas las cabezas, mugiendolastimosamente.

La tinieblasehabíaborradode la tierra. ¡Niunasombrabajoelmuro! ¡Niunasombradecaballoyjineteenelsuelo!Depronto,eldifusorelámpagoseconcretóenrelámpagos de horquilla: magníficas ramas de fuego blanco que listaban el cielo.Éstos fueron sucedidos con lamisma precipitación por largas cuerdas o ristras derelámpagos.

Gradualmente, los caballos se fueron arracimando, si no a instigación de susjinetes, por propia voluntad. Se rozaban los costados; escondían las cabezas unoscontraotros.

―¡Dios deDios! ¡Esto es terrible!―exclamóTexas roncamente―.Hemos desalir del camino. Cuando este infierno haya pasado, la manada se desmandaráenloquecida.

―Tex,hancaídorayossobrelamanada―gritóHolden―.Veoganadotendido.―Aquí,hombres,fueradeldesfiladero―voceóBrite.Salieronaplenovalle, fuerade laestrechagarganta,y,casoextraño, la remuda

siguiódetrásdeellos,moviéndoseenunsolocuerpo.Losanimalessemovíanconlascabezasvueltashaciaelmuro,demodoque,enrealidad,marchabanhaciaatrás.

Losrelámpagosdetrenzaocadenaaumentaronennúmero,resplandor,longitudyanchura hasta que todos, en un instantemaravilloso, se fundieron en un dosel queabrazaba toda la latituddeuncieloazulísimo,demasiadoardientepara lavistadelhombre.Britenopodríadecircuántoduróaquelterroríficofenómeno,perocuando,alasroncasvocesdesusjinetes,abriódenuevolosojos,elpavorosoresplandorazul

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delcielosehabíatransformadoenglobosderelámpagos.ÉstefueelmomentoenqueBritecreyóvolverseloco.Yestosvalerososjinetes

participabandelaemociónqueleembargabaaél.Miraban,conlabocaabiertaylosojosdesorbitados,losglobosamarillosquesurgíancomodelanada,rodabanporlasladerasdelcieloysaltabanestallandoenresonantesdestellos.Parecíaquelasbolasdefuegoerandisparadasentodadirecciónacompañadasdeloslargosalaridosdelosanimalesaterrorizados.

Britecogióa lacasidesvanecidaReddieensusbrazosy laapretó fuertemente.Esperabalamuerteacadainstante.Bolasdefuegoenzigzagaumentabanennúmero,tamaño y velocidad hasta que la tierra fue cruzada por ellas en todas direcciones.Corrían juntasparaestallarenpedazoso fundirseenotrasmayores.Entonces,paramáshorror, loqueaBrite leparecíaalucinacióndesusojos,estasfantásticasbolasdieronencorrersobreelaladesusombrero.Ysinembargo,nolehirierondemuerte,comoparecíainevitable.

Depronto,Britesepercatódelcalor,elintensoysulfurosocalorqueleenvolvíacomounamantadellamas.Coincidiendoconesto,lasrodantesyvolátilesbolas,lomismoquelascadenasderelámpagosquelashabíanprecedido,sefundieron,conunextrañosonidocrepitante,enunatransparentenieblablanca.

El aire desprendía un humo de azufre quemado, y contenía escasamente eloxígenonecesarioparamantenervivosahombresybestias.Graciasasuextremadafuerzadevoluntad,no llegóacaerBritedesucaballo,conReddie inconscienteensus brazos. Los hombres tosían como si estuvieran medio estrangulados. Estabandesconcertados. La manada había desaparecido en esta extraña y descoloridaatmósfera.Losestallidosycrepitacionesdelaschispashabíancesado.

Lentamente,aquellanieblasefuelevantandocomounacortinaparadescubriralosojosdeBritelasoscurasformasdecaballosyjinetes.Unairemásfrescosucedióalcalor.Unvastoestremecimientodealiviopasóporlamanada,yparecióvivificarigualmenteasusconductores.

―Compañeros,¿estamosenelinfierno?―gritóTexasJoeconvozronca―.¿Ohemos salidode él?…Muchachos, todohapasado.Estamosvivospara contarlo…¡Ho! ¡Ho el equipo de Brite en el Canadiense!… La manada se arremolina,muchachos.¡Andando!Arread,vaqueros…¡Diosmío!Nuestrasuerteesgrande.¡Nomala,sinogrande!…Yahora,adelantehastaDodge…Arread,vaqueros.¡Alacargaytiraramatar!…Hapasadolanocheysehaabiertoeldía.

―¡Ji!,¡ji!,¡ji!,¡ji!―hacíanlosconductoresvolviendolosdelanteroshaciaatrás.

Alaluzgrisdelamanecer,BritesostuvoalavacilanteReddieensusilla,devueltaalcampamento.

―¡Papá,miremuda!…¿Dóndeestá?―sollozóella.―Dentro, muchacha; dentro de esa fila de valientes ― repuso el viejo

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ganadero―.¡Sanaysalva!Sólo la realidad de la salida del sol, la mañana tranquila con su dulce aire

clarificado,latierrasólidabajosuspiesyelganadopaciendopodíanhaberdisipadolasulfurosapesadilladeaquellashoras.

TexasJoeentróenelcampamento,sedesprendióde lasillaymarchócojeandohacialahoguera.

Estirósuslargosbrazos,comoparaabarcartodalafrescadulzuradelamañana.―¡Encamino,compañeros!Estáhechayalapuntadelamanada―dijoconvoz

conmovida―.Dadmeuncubodecafé,siesquenohayningúnlicor.―Sedejócaersobreunfardoprotegiendosupiernacoja―.Todosmispecadoshansidopurgados.Elinfiernoquemerecíalopaséanoche.

Alcabodeotroscincodías,queparecieroninterminables,yafuerzadetenacidadyvigilancia, el equipo de Brite atravesó el afluente norte del Canadiense y acampójuntoalarroyollamadoOrejadeConejo.

El día antes habían pasado por Camp Supply a media mañana. Texas Joe erademasiadocuerdoparahaceralto.Briteentróallíconlagalera.

Elcampamentoestaballenodesoldados,indios,gañanesyhombresbarbudossinocupaciónaparente.HervíaderumoresacercadelamatanzadelacaravanaalacualHardyhabíaesperadoincorporarseenFortStill,delasmanadasdelsenderoalnorteyalsur,delasbandasdeladronesdeganadoqueoperabanenKansasysedabancitaen el Territorio Indio, de los veinte millones de búfalos que había entre los ríosArkansasyCanadiense,ydel infiernoquesehabíadestapadoenDodgeyAbilene.Brite guardó estas informaciones para sí.Los vaqueros iban bastante tétricos, y dealgúnmodolograríansaliradelante.

―¿En qué tiempo estaremos? ―preguntó Whittaker, soñoliento, sentado encompañíadeotrosenelcampamento.

―Lapuestadelsol.¿Noves,oesqueestástarumba?―replicóAckerman.―Desdeluego.Perohequeridodecirelmesyeldía.―Dioslosabe…Paramí,dalomismo.―ApuestomisespuelasaqueHoldenpuedehacerelcálculo.Esunbichoraro.

Peroyolequieromucho.¿Túno?―Noestoymuysegurodeeso―repusoDeuceconceño.Britehabíanotadomásdeunavezcuánfieleshabíansidoentresílosvaquerosde

Uvalde,ycómoAckersonparecíavelarconceloporsucompañeroLittle,ahoraquelosotroshabíandesaparecido.LapérdidadeSanSabehabíasidounrudogolpeparaDeuce.

―De todosmodos, yo le preguntaré―continuóWhittaker―.Less―gritó―,¿puedescalculartúenquédíaestamos?

―Seguramente. Soy un calendario andante ―replicó Holden, con aire de

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importancia,sacandounabolsadetabacodesubolsillo―.PeronoselodigasaTex.Él no quiere saber dónde ni en qué día se encuentra. Holden sacó un puñado depiedrecitas de la bolsa y empezó a contarlas cuidadosamente. Cuando huboterminado,dijo:

―¡Rayos, cómovan sumando!Cincuenta y seis…Cincuenta y seis días fuera;cincuenta y siete con el de hoy. Compañeros, sólo faltan tres días para llevar dosmesesenelsendero.

―¡Vayaunatirada!―exclamóWhittaker.―¿Entonces, estamos cerca de agosto? ―inquirió Ackerman, pensativo―.

DebemosllegaraDodgeafinesdeagosto…MepreguntocómoleiráaesacaravanadeFortStill…Jefe,meheolvidadodepreguntarle. ¿HaoídoustedalgoacercadeaquellacaravanaqueDoanesperabaenFortStill?

Britenopudomiraralosojososcurosyanhelantesdelvaqueronidecirlaverdad.

Alotrodía,amediocaminohaciaelarroyoSand,TexasJoeselevantóenlosestribosydiolanoticiadequehabíabúfalosalavista.Estohabíasidoesperadodíatrasdía.En alguna parte al norte del Canadiense la gran manada cruzaría el sendero deChisholm.

ProntopercibióBrite las oscuras y desflecadas líneas de lamanadadebúfalos.Apenas parecíanmoverse. Sin embargo, después de un intervalo, cuando volvió amirar, los extremos desparramados se hallaban más cerca. Texas Joe hizo alto encamposecoaunahoratempranadeldía.Todaslasconversacioneshabidasjuntoalahogueragirabanentornoalosbúfalos.

―Nohaynadaquetemer,siguiendoalapardeellos.―Esodicestú.―PuedequeporlamañanavirenhaciaelOeste.―Pero supongamos que continúen hacia elEste, a través del sendero. ¿En ese

caso,qué?―Losconductoresdemanadasjamásretroceden.―¿Y pudiéramos ser aplanados por una inmensidad de búfalos, con ganado,

galera,caballosytodo?―Reconozcoquesí…Jefe,¿nohaoídoustedhablardeeso?―¿Dequé?―preguntóBrite,aunquehabíaoídobastanteclaramente.―Deunequipocercadoporlosbúfalos.―¡Claro que sí! Ocurre con frecuencia. El ganado sigue paciendo con los

búfalos.―¡Ah, ya! ¿Y qué ocurriría si los búfalos empezaran a correr, espantados?

Treintamillonesdebúfalosmoviéndosetodosalavez.―¡Diosmío!Vaquero,esoesinconcebible.―Apostaríamiúltimocigarrilloaqueocurre.

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Asícontinuaronhablando,algunosconoptimismo,otrosconlocontrario, todosdespreocupados, atrevidos e invariables. La mañana reveló unas largas franjas debúfaloscruzandoelsenderoanteellos.

Durantetodoeldía,lamanadadeBritetuvomonstruoshirsutosporcompañeros;filas cortas, largas y delgadas trenzas, racimos y grupos, dos, tres y cuatrocientosbúfalospaciendoholgadamentea lo largo,contentose indiferentes.ElarroyoSandofrecía un agradable sitio para acampar y pastos para el ganado. Los cuernos-musgosos parecían tan satisfechos como sus lanudos hermanos. Se sosegarontempranoynodierontrabajo.Losguardasdurmieronensuscaballos.

Durantetodoelotrodía,elsenderosiguióalolargodelarroyo.Losconductoresdirigieronsuatenciónhacia lasdetonacionesde losfusilesdeagujaquesonabanalsuryaleste.¡Cazadoresenlosarrabalesdelagranmanadadebúfalos,oconductoresdeganadoqueseaproximaban!Aqueldía,unalargafilanegradebúfaloscruzópordetrás de lamanada deBrite y virando hacia elNorte siguió paralelamente a ella.Estafilanoteníafin.Detrás,haciaelOeste,laolanegra,comounamareadelavaquese moviera imperceptiblemente, aumentaba con lentitud desbordándose sobre lamanada de ganado. ¡Qué insignificante y diminuto aquel rebaño de seis milcornilargosahora!ErasólounagotaenelpozaldelaGranLlanura.

PeroelOesteyelNortecontinuabanabiertos, almenosen loquealcanzaba lavista.Britepensóquehabíacruzadodirectamentefrentealamasadebúfalos.Podíanmarcharconaquellatranquilidaddurantevariosdías;yentonces,elremolinodeunatempestad de polvo u otra causa cualquiera, podía lanzarlos en una de aquellasestupendasyfrenéticascarrerasqueharíadeellosunaludinmenso.

ElarroyoSandsefundíaconelBúfalo,unacorrienteprofunda,frescayorilladade sauces donde florecía todo el frondoso follaje de la llanura. Texas hizo elcampamentoenellugardondeseencontrabanestosriachuelos.

―Descansaremos aquí un día o dos―dijo―.Un poco de lomo de búfalo novendrámal…Reddie,¿quieresmatarunbúfalo?

―No. Soy demasiado tierna de corazón ―repuso ella, pensativa―. He vistomuchaslindasternerillasdebúfalos.Pudieramataralamadredeunadeellas.

―¿Tierna de corazón? ¡Vaya una sorpresa!―dijoTexas suavemente. Se habíamoderadomuchodurantelosúltimosdías,yraravezincurríaensuschocarrerías―.Todoshabíamoscreídoqueerasunamatadora.

―¡Oh,lospielesrojas,losmejicanos,losladronesdeganadoyunvaquerodevezencuandonoentranencuenta!

―Comprendo. Pero yo he querido decir matadora con tu revólver, no con tusrizos dorados, tus ojos chispeantes, ni con esas formas que ningún trajemasculinopuedeocultar.

Reddie se desvaneció rápida y silenciosamente en el aire.Aquélla fue la únicabromaquesegastóenelcampamentodurantelanoche.

―Quisiera que Hash Williams hubiese venido con nosotros ―dijo Texas,

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pensativo.―Pero,Texas,¿quédemoniosimportaahora?―Mucho.Sisupiéramosloqueestosmolestosbúfalosibanahacer…―Ya.Perodesdeelmomentoenquetenemosqueseguiradelante,novalelapena

pensarotracosa.―Peroacasolosbúfalosderivenalmargen.―¿Qué?¿Lamanada?Jamásesteverano.Sontannumerososcomoloscopetes

degrama.―¿Quépiensausted,jefe?―preguntóelmayoral,mostrandoquenecesitabade

laopiniónajenaparasostenersujuicio.―Esperahastalamañana―aconsejóelganadero.

Lamañanasacóa la luzmenosbúfalosymásespacio;sinembargo,alEste,SuryOestelasfilasnegrasaparecíandescollantessobrelaverdeextensión.SóloelNorteestabaclaro.

―¡Aguzad la manada! ―ordenó Brite, impulsado a la vez por temores yesperanzas.

―Ya lo iba yo a hacer―dijo Texas Joe―. Sólo podemos morir una vez. Sivamosamorir,queseacuantoantes.Estemorirpordíasyhorasescomotratardeganarelamordeunamujer.

SiJoelohubierasabido―sihubiesevistolaluzenlosojosdeReddiecomolaveíaBrite―sehabríadadocuentadequeesosepodíaganarporlasmismascosasenquetanpocopensabaél.

AsícontinuaronlamarchahaciaelNorte,mientras losbúfalosse ibancerrandocomounamareanegraentornoaellos.Laremudaylosjinetesocupabanelcentrodeunaverdeislarodeadadeolasencrespadas,ininterrumpidas.Laislateníaunpardemillasde largo,porotro tantodeancho, formandocasiuncírculo.Así semantuvodurantevariashoras,quefuerondesuspensoparalosconductores.

Loscornilargosnoteníanmiedoalosbúfalos.Briterecordócomolosviejostorosdecuernos-musgososmugíanyagitabansuspoderosasastasalveraproximarsealosbúfalos.Peroparalavastamanadaesteganadoyloscaballoserangranosdepolvobajosuspatas.

Haciamediodíaseoperóuncambio.Algoaceleróalosbúfalos.Brite lovio, losintió, pero no podía dar ninguna solución. Los búfalos estaban más allá de lacomprensión.

―¡Ohpapá!SientoalgohaciaelSur―gritóReddie,llenadetemor.―¿Qué?―Nolosé.Escomounvientoenlospinos.Briteaguzóeloído.¡Envano!Elmediodíaerasilencioso,opresivo,cálido,conel

alientodeplenoverano.PerovioqueTexasdeteníasucaballo,sevolvíahaciaelSur

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yseerguíaenlosestribosparamirar.Tambiénélhabíaoídoalgo.Britemiródetrásdeél.Losbúfalosveníanaunamilladedistancia,apasodeandadura,sinpararseyaatriscarlahierba.Lafilalanudasemovíaaimpulsos,casiimperceptiblemente.

―Papá,looigodenuevo―gritóReddie.PanHandlediolavueltaalextremoposteriordesumanadaparaseguiragalope,

defrente,areunirseconTexas.Sepusieronamirar.Otrosvaquerosvolvieronlavistahacia atrás.Algoocurría.El ganado semovíapaciendo como si los búfalos no lesrodearan.Perolospequeñosmesteñosespañolesmostrabaninquietud.Trotabandeunlado a otro, se detenían con las orejas levantadas y la cabeza vuelta hacia el Sur.Teníanlaherenciadedoscientosañosdevidaenlasllanuras.Alverlos,Britesintióqueselehundíaelcorazón.

―Ahíviene,cadavezmásfuerte―declaróReddie,quehabíatrotadohaciaBrite.―¿Cómoeseso,muchacha?―Comountruenosordo,ahora…Talvezunatormentaqueseprepara.Sinembargo,elcieloestabasinnubes,formandounserenodoselazul,solemney

austeroqueguardabasussecretos.VariasmillashaciaelSur,sobrelanegrayerizadalíneadelhorizonte,selevantabaunapeculiaryonduladahumaredaamarilla.¡Nubesdepolvo!Britehubierapreferidoquedarciegoatenerquemiraraquello.

―¡Mire! ¡Se levantaelpolvo!―gritóReddie, sobresaltada, señalandoconunamanotemblorosa.

―Puedequenoseanadadecuidado―dijoBrite,apartandolamirada.―YaquívieneTex.¡Mireesecaballo!Elmayoraldoblópordetrásdelamanadaparaencontrarseconlostresjinetesque

veníanhaciaél.Despuésdeunabreveconsulta,unodeellosgalopóhaciaelEste,arodearlamanadaporaquellado.Texasvinoentoncesagalope.

FrenófrenteaBriteyReddie,quesehabíandetenidoinvoluntariamente.ElrostrodeTexasJoeeraunamáscaradebronce.Susojosdeámbareranangostasranurasdefuego.

―¿Oyeustedalgo,jefe?―preguntósecamente.―Nada.PeroReddie,sí.Yoveounanubedepolvoalláalsur.―¡Estampida!―relampagueóelvaquero,confirmandolassospechasdeBrite.¡Oh Dios mío!―prorrumpió Reddie, dándose cuenta súbitamente―. Estamos

atrapadosenuncírculo…Jack,¿quévamosahacer?―Noshaseguidodurante todoelviaje―repusoTexas―.Mefiguroqueya la

tenemosaquí.Siesepánicoquesehadestapadoalolejoscundeportodalamanada,tenemos una probabilidad pormil de salvarnos.Y esa probabilidad es que nuestroganado corra agrupado como está ahora, cuadrada y ancha la parte posterior. Sigadetrásde lamanada,Mr.Brite,ybuenasuerte…Reddie, si losbúfalosse teechanencimaacógetea lagalera.Unagaleragrande,blancaypesadapudieradividirunamanada,quearrollaríaaloscaballos.

―¡OhJack…!Notevayashastaqueyo…―dijoella,enviandolaspalabrasen

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sudirección.PeroTexassólosevolvióparadeciradiósconlamano;luegomarchóalencuentrodeMoze.Estevalienteveníaatrotefirme.Seencontraron,yTexasdebíadehaberle dadoórdenes alarmantes, pues el negropuso supareja a ungalopequeprometíadarprontoalcancealaremuda.Texasgiródenuevohacialaizquierda.

Brite y Reddie llevaron la remuda hasta la parte posterior de la manada,justamentedetrásdelosjinetes.ProntollegóMozeconsordoruido.Entoncestodosacomodaron sus pasos al movimiento del ganado y mantuvieron su posición. Lossieteguardasibanahoradetrásdelamanada.

Tanprontocomoseestablecióestecambio,Britesepusoaobservaralosbúfalos.Aparentemente, el inmenso óvalo verde dentro de lamanada negra era tan grandecomosiempre.Pero¿sehabíahechomáscortoomásestrecho?Noestabaseguro.Sinembargo, había una diferencia. Por todos los lados, la línea de búfalos semovía apaso lento. Con todo, no parecía haber novedad. Brite trató de recobrar el nervio.Perohabía sido conmovido.Un terrible peligro se cernía sobre ellos.Al fin, no sepreocupabamuchoporsímismo,auncuandolaideadeserderribadoyatropelladopormillonesdepezuñashastaconvertirloenunapapillasangrientaerahorrible,perosufríaagudamenteporReddieyporsuamador,yporaquelloshombresaguerridosysufridos que tan lealmente habían luchado a su lado. Pero Dios disponía de todo.Britedijoporellosunaoraciónyluego,comoverdaderotejano,sepreparóalucharhastaquenolequedaraunagotadealiento.

EstolediofuerzasparavolverlavistahaciaelSurafindesaberaquéatenerseyenquétiempo.Ningúncambioenlosbúfalos.Peroaquellaenvolventenubeamarillasehabíalevantadomásalta,ycubríaelcielohastamediocaminohaciaelcenit.

Desúbito,Britesediocuenta.Porunmomento,oacasomás,susoídossehabíanllenadodeunruidolejano.

―¡Reddie!―gritó―.¡Ahoralooigo!Paraasombrosuyo, lachicahabíagravitadohaciaTexasJoe,quehabíadadola

vueltaalaremudaparaacercarseaella.Seencontraron,yconungestoenérgicoJoeenvióaReddieBaynehaciaatrás,alolargodelagalera.

Nohacíanfaltamáspalabras.Briteseresistíaaúncontesoneríaaadmitirlopeor.¿Nohabían sido salvadosmás de una vez durante este viaje fatal por un elementoimponderable?

―¡Quiénsabe!―murmuróelganadero,enespañolyentredientes.A cada flanco, los búfalos habían cambiado notablemente de aspecto. Donde

antessemovíanconsuavidad,lohacíanahoraasacudidas.Lalejanamasadelanteranohabíainiciadoaúnestaaceleración.ElsordorumorprocedentedelSuraumentabagradualmente. El mesteño de Brite resoplaba y se rebelaba. Había que espolearlo.Todos los caballosmostraban deseo de fugarse.La remuda trotaba, dando brincos,justamentedetrásdelamanada,contenidaencadaflancoporlosjinetes.

Elestadodelsonidoydelaacciónsiguióporalgunosmomentos.FueelextrañomodoenqueTexaslevantólasmanosloquecomunicóaBriteunatransformación.

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Los búfalos se habían lanzado a galope. Un instante después, aquel rumor sordoparecióenundominantefragorquehubierallevadoelterroralcorazónmásentero.El espacio entre laparteposteriorde lamanaday la líneadelanterade losbúfalosempezó a disminuir rápidamente.El ruido se hizomayor.A cada ladodel ganado,lejos,hacialacabeza,losbúfalosseibanciñendo,demodoquesemanteníalaformadeungrantriángulo.Seríaimposiblequeelganadosemezclaseconlosbúfalos.Unaimpenetrableyerizadamurallasemovíaportodoslados.

AntesdequelaavanzantemasaqueveníadetrásdieraalcanceaBrite,aquelloscornilargos de pies ligeros se desprendieron a galope. Esto parecía favorable.Nivelabalosasuntos.Laremudaparecíamenosinclinadaalafuga.Mozelaseguíadecercaconsugalera.

Sobreelpersistente rumordecascosen todoalderredorsehinchabaunsonidoqueloahogaba:eltruenoensordecedordelosbúfalosespantadosqueveníandetrás.Estohabíapuestoenacciónalamanada.Peroahorasuimpulsoforzabaalosbúfalosde nuevo hacia delante precipitando su paso.Como una ola que se arroja hacia laplaya,eseimpulsollegóhastaelganado,pasóatravésdelosbúfalosacadaflancoycundiórápidamentehastalosdelanteros.

Britecomprendióloterribledelinstanteenqueelespíritudeespantocundióportoda la masa. Sintió que el suelo temblaba bajo su caballo, y sus oídos parecíanestallaranteelpavorosofragor.Éstecesótanrepentinamentecomohabíacomenzado.Brite no podía ya oír. Y, como de común acuerdo, los cornilargos y los caballosrompieronagalopar.

Brite miró hacia atrás. Un millar de bestias de cuernos espantosos y cabezaspeludasformabanlaapretadalíneadelanteraamenosdecincuentametrosdetrásdeél. Ahora ganaban terrenomuy gradualmente. Antes de estemomento lamasa debúfalossehabíadivididoparaseguiracadaladodelamanadadeganado.

Durantevariasmillas, los ligeros cornilargos semovierona lavelocidadde lospeludosmonstruos de los llanos.Y en aquel corto espacio de tiempo el círculo secerró. Los búfalos corrían detrás de las vacas; y no ganaban. Los traviesos toroscornilargos arremetían contra el muro de cueros lanudos, para ser derribados ypisoteadosporellos.

Laconformacióndelsuelodebíacambiardelplanoalapendiente.LosdilatadosojosdeBritevieronunmardenegrurahaciaelNorte,unamareadesprendida,comounariadadeborraquecubríatodalallanura.Sindudaeralomismoacadaunodesuslados, y a lo largodemuchasmillas hacia el Sur.Aun en este críticomomento sesintióconmovidoporlagrandiosidaddelespectáculo.LaNaturalezahabíadeparadoasusheroicos jinetesunfindignodeellos.TexasJoeaun ladode lagalerayPanHandle al otro cabalgaban, con los revólveres escupiendo fuego a las caras de lostorosquecargabanpeligrosamentecerca.LaparejadeMozecorría,laremudacorría,las seis mil reses corrían. Pero ¿hacia dónde? Estaban perdidos dentro de aquellahordadebestias.Erancomounpuñadodegranosdearenaenlainmensidaddeuna

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playa.Cuandolosbúfalosllenarontodoslosespacioslibres,elpolvooscureciólavista

deBrite. Sólo podía ver indistintamente y no lejos. Sin embargo, jamás perdió devista a Reddie y la galera. Esperaba en todomomento que la galera se volcara operdieraunaruedaensusgolpazosyvercaeraMozehacialamuerte.Peroésteseríaeldestinodetodos.

Sólolaremudasemantuvoagrupada.ExceptoPanHandle,TexasyReddie,todoslos jinetes estaban rodeados de búfalos. Los estribos deBrite pasaban rozando loscorcovadosmonstruos;éstoschocabanconsumesteñodeunladoyluegodeotro.

Bender, en su caballo blanco, era una figura destacada. Brite le vio inclinarsehaciaunlado,vioquesucaballoblancosehundíayquecuerposnegroscubríansulugar. Brite no pudo resistir más. Cerró los ojos. No podía imaginar a Reddiesacrificadaatanespantosodestino,nipensarensufrirloélmismo.

Lainfernalestampidacontinuó:catástrofequeacasohabíainiciadounreptil.UnviolentoencontronazoestuvoapuntodelanzaraBritedelasilla.Alabrirlosojosviopasaruntorogigantesco.Presadeunfuriosotemor,disparócontraelbruto.Éstesedesplomóalsuelo,yenormesbestiaspasaronsobreél.Aveces,Briteveíaparchesdetierra.Perotodoeraunainfernalnieblaamarilla,sombrasoscurecedoras,eincesanteyaterradormovimiento.Teníaque tenerunfin.Elganadopodíacorrer todoeldía,perolosaterrorizadoscaballoscaeríancomohabíahechoeldeBender.

Y, sin embargo, allá iban Reddie y Texas, marchando junto a la galera, conbúfalostansólodelladodefuera.Másadelante,atravésdelespacioamarillo,Briteviocosasblancasygrisescontraelfondonegro.Unsolpurpúreoquemabaatravésdelpolvo.Enfermo,aturdidoyvacilante,Briteseagarróalpomodesuarzónsegurodequesu finestabacercano.Habíavividomucho tiempo.ElganadohabíasidosuNémesis.SinofueraporReddie…

Deprontosusoídosatiborradosparecieronabrirse,parallenarsenuevamentedesonido. Podía oír una vez más. Su mente ofuscada respondió a este estímulovivificante.Siyanoestabasordo,eraqueelfragordelaespantadamasadebúfaloshabía disminuido. Los mesteños rompieron su paso para dejarse ir por un terrenoinclinado.Trozosdecielobrillabana travésde lacortinaamarilla. ¡Undestellodelrío! El sentido y el corazón dieron un salto.Habían llegado al Cimarrón. Todo seoscurecióantelosojosdeBrite.Perolaconcienciasereanimaba.Elterriblefragordepiessonabatodavíaentornodeél.Sucaballomarchabasobrearena.Unrudobrazoseciñóaél,unhombregritóasuoído.

Britemiróestúpidamenteporsobreelanchorío,dondefranjasdeganadosalíanavado sobre una isla. A derecha e izquierda, negras bandas movientes cruzaban elagua. El espanto había terminado en el Cimarrón, donde los búfalos se habíandivididoentornoaunaisla.

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―¿Cómo… está… Reddie?―susurró el ganadero conforme lo bajaban de lasilla.

―Aquíestoy,papá,sanaysalva.¿Nomesiente?―fue,comodemuylejos, larespuesta.

―¿Y…todoslosdemás?―Todosaquí,exceptoBenderyWhittaker,Éstosseperdieron.―¡Oh…!Yohevisto…caer…aBender.―Jefe,pudierahabersidopeor―dijoTexasentonodegratitud.―¡Ohpapá!¿Mevioustedcaeramí?Fuilanzadaporencimadelacabezademi

caballo…Esevaqueromerecogiódeuntirón,comosihubierasidounpañuelo.―¿Quévaquero?―preguntóBrite.―Texas…Jack.Éstaeslasegundavez.―Jefe,estamosvarados―informóelprácticoTexas,empujandoaReddiehacia

unlado―.Partedenuestroganadosefueconlosbúfalos.Elrestoestádisperso.Lamitaddelaremudahadesaparecido…¡Peronosotros,estamosaquí,enelCimarrón!Cuando estos malditos búfalos hayan pasado, juntaremos nuestro ganado yseguiremosadelante.

Antes del anochecer los últimos flecos de lamanada de búfalos los pasaron agalope. En el entretanto se había hecho campamento en terreno alto. Dos de losjinetessehallabanreparandolagalera.Mozeguisabacarnedebúfalo.PanHandleseocupabacelosamenteenlimpiarsusrevólveres.TexasJoesemovíadeunladoaotrobuscandoconstantementeaReddieconsusojos inquietos,Reddiedescansabaen lahierbajuntoaBrite.Elequipohabíapasadoporotradelasvicisitudesdelsendero.

Cuatro días tardaron los restantes jinetes deBrite en recoger cincomil cabezas deganado. El resto se había perdido, junto con cien caballos de la remuda. Y losinvencibles vaqueros siguieron diciéndole a Brite que tenía aún quinientoscornilargosmásdelnúmeroconquehabíapartido.

ManadasdeganadocruzabanelCimarróntodoslosdías,nuncamenosdedospordía,confrecuenciamás,ycincounavez.Eraelmomentode la rebatiña.Labuenasuertehabíafavorecidoalamayoríadelosconductores.UnrozamientoconCaballoNegro, unas cuantas estampidas, una mala tormenta eléctrica que causaba retraso,descargasdepedriscosquematabanalasternerillas:estoeraloquecontabanalpasarlosconductoresdemanadas.

Un enorme gañán, rojo de cara y astroso de porte, saludó a losmiembros delequipodeBritequesehallabanenelcampamento.

―¡YafaltapocoparaDodge!Meemborracharéhastareventar―gritóagitandolamano.

Brite se puso de nuevo en marcha el quinto día, con el ganado y la remudadescansados, pero con sus vaqueros rasgados como espantapájaros, flacos y

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macilentos,azotadosportodomenosensuindomableespíritu.Tuvieron compañía en todos los campamentos, Arroyo Snake, Arroyo Salt,

ArroyoBear,ArroyoBluffy,finalmente,ArroyoMulberry,apocasmillasdeDodge.Aquellatardesepusoelsolgloriosamenterojosobrelavastallanuraplana.Los

conductoresdemanadasrecibíanvisitasderancheros.―Dodge es en estos días una colmena de abejas―dijo uno―. ¡Tiros, bebida,

juego! Están esperando por vosotros unas mujeres pintadas y esos fulleros deamericananegra.

―¡Yuupi!―gritaron los vaqueros con vigorosa pasión. PeroDeuceAckermanestabacallado.TexasJoemiródereojoalaabatidaReddiey,guiñandounojoaBritedijodespacio:

―¡Diablo!Mealegrodeestarlibre.¡Unsimplegañánfueradelsendero,conelinfiernoa laespalda!Jefe,quieroprontomipaga.Voyadesquitarme.PermanecerésobriohastavolarlelossesosaeseladróndeHite.Entoncesmebuscaréunadeesaschicasconojosdehalcón,rostropálido,labiospintados,brazosdesnudosy…

―Sí, túeresunsimplegañán―dijoReddie,furiosa―.¡Oh,estoyavergonzadadeti!…¡Tedetesto!Iradarsealabebida,yaunadeesasmujeresinfamescuando…cuandomientrastantonuestroscompañeros,nuestroscamaradasquedanmuertosalláenlallanura…¿Cómopuedeshacereso?

―Por esomismo, Reddie―repuso Texas Joe, herido de pronto en lo vivo―.Hacefaltamuchoparaqueunopuedaolvidaraloscompañerosquehanmuertoporél…Yyonotengootracosaquebebidayuna…

―¡Que no tienes otra cosa! ―exclamó ella con vibrante pasión―. ¡Idiota!¡Idiota!

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XVI

LaciudaddeDodgeestabaverdaderamenteenebullición,Britecomparóeltráficodela calle ancha, el polvo, el ruido y el tropel, con una estampida del ganado en elsendero.

Después de entrar en el terreno de pastos y contar el ganado, Brite dejó losvaqueros y la galera y entró en la ciudad con Reddie. La dejó dormida en suhabitacióndelhotel,dondecayótendidatanprontoviolacama.Corrióélentoncesaldespacho deHall y Stevens, con los cuales había tenido negocios antes. Fue bienrecibido,conaquellaavidezdehombresqueolíanungrannegocioounagananciaigualmentegrande.

―Brite,túeresungranuja―declaróelmiembroprincipaldelasociedad―.¿Porquénotehasafeitadoesabarba?¡Yesosharaposdelcamino!

―Mañana estaré a tiempo para eso. Quiero vender e irme a dormir. ¿Cuántopagáisestemes?

―Ofrecemosdocedólares―repusoelcompradordeganadocautamente.―Espoco.Yotraigocincomilochentayochocabezas.Digamosochentaysiete.

Buenganadoybastantegordo.―¿Cuántopidestú?―Quincedólares.―Nopodemospagartanto,Brite.Hayochentamilcabezasdeganadoaquí.―Nadameimportaeso,Mr.Hall.Yotengoelmejorganado.―Trecedólares.―No.IréaveraBlackwell―repusoBrite,moviéndosehacialapuerta.―Catorce.Eslomásquepuedoofrecer.¿Acepta?―Hecho.Mañana―vendréabuscarunchequecertificado.Entretanto,envíatus

vaquerosaquesehagancargodelamanada.―Gracias, Brite. Si tú estás satisfecho, yo también. El ganado está llegando

rápidamente.¿Cuántasresesharánelviajeantesdelacaídadelanieve?―Doscientasmil.Hallsefrotólasmanos.―HaciafinesdeagostonocabremosenDodge.―¿Acuántosestamoshoy?Tengoquemarcharmeenseguida.―¿Nonecesitasalgúnefectivoparapagar?―Seguramente.Yameolvidaba.Unosdosmilquinientos.Buenosdías.Britevolviócorriendoalhotel;llegóaélsinalientoyprontoadejarsecaer.Pagó

cincodólaresaunnegroporprepararleunbaño.Sebañó,afeitóysefuealacama,quedándosedormidoantesquesucabezatocaralaalmohada.

Llamaronasupuertaysedespertó;aBriteleparecíaquesólohabíapasadounmomento.

―Papá,¿estáustedmuerto?―dijounavozquelehizoestremecerdegozo.

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―Entra.Entró Reddie, pálida, con los ojos hundidos ymejillas brillantes, pero dulce y

agradablealavista.Sesentóenlacamajuntoaél.―¡Ay,quéhermoso!Limpio,afeitadoytodo.¿Compróustedropanueva?―Todavíano.Lohedejadoparaestamañana.―Sonlasdiez.¿Aquéhorasehaacostado?―Alascuatro.¡Dieciochohoras!Oh,heestadomuertoparaelmundo.―¿Dóndeestá…,dóndeestánlosmuchachos?―Dormidoscomotroncos.Notepreocupes.Estatardecaeránporaquíbuscando

dinero.―Papá,¿quierehacermeunfavor?―Desdeluego.Todoloquequieras.―Nolesdéalosvaqueros,almenosaTexasJack,ningúndineroenseguida.―Pero,querida,nopuedonegarme―protestóBrite, confundido―.Tanpronto

comollegueaquí.―Querráemborracharsecomodijoqueharía,y…y…Dejócaersucabezacontra

laalmohadajuntoaladeBrite.―Claro.Todosseemborracharán.―¿PodríaimpediryoqueJacklohiciera?―susurróella.―Me figuro que sí. Pero costará mucho trabajo. ¿Te, importa bastante él,

chiquilla?―¡Oh!…¡Yo…yolequiero!―Entonces,seráfácil,porqueesefierabrásamahastaelsueloquetúpisas.―¿Tengoelconsentimientodeusted?―¡Quéchiquillaeres!―Peroustedesmipadre.Yonomeacuerdodelverdadero.―Tienesmibendición,querida.YtengolamásaltaopinióndeTexasJoe.Esla

florynatadelatierra.―¿Podríahacerustedquedejarade conducirmanadas?Porque si continúa, yo

tendréqueirconél.―Reddie,yohesacadounafortunadelamanada.Locualmerecuerdaquetengo

todavíanoventaydoscaballosparavender.―Peronopuedeustedvenderelmío.―SelodejaremosaSeltonparaqueloenvíealSurconelprimerequipo.Ella se levantó de un salto, sonrojada y feliz, con lágrimas comoperlas en sus

curtidasmejillas,yojosdesombrasdulcesypensativas.―Dése prisa. Levántese y vístase. Lléveme a comprar cosas. ¡Un vestido de

mujer! ¡Oh, no sabré cómo comprar! Es como un sueño. Pronto, papá. No meatreveríaairsola.

Cuandoellahubosalido,Britesepusorápidamentesusandrajos,manchados,delsendero.

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A poco marchaban juntos por la calle principal de Dodge. Presentaba ésta unaspecto animado, pero no había ruido. ¡Era demasiado temprano! Reddie era todaojos.Nadaseleescapaba.Vaqueros,jugadores,yunteros,negros,mejicanos,indios,formabanfilasenlacalleesperandoalgoparaempezar.

BritellevóaReddiealosgrandesalmacenesdeDenman,dondelaentregóaunadependientadiciendoqueledieselomejorsinrepararenprecios.Luegoseapresuróacompraruntrajeparasí.Estonorequiriómuchotiempo,peroBriteseencontróconunconductordemanadasllamadoLewis,yencontarsemutuamentesusexperienciasse fue el tiempo. Volvió apresuradamente, y halló a Reddie, deslumbrada y feliz,sentadadentrodeuncírculodepaquetes.Fueunatareatrabajosayalegreladellevarsuscomprashastaelhotel.Reddieseencerróconsuspreciosasposesiones.

Algún tiempodespués,ungolpecitoa lapuertadeBrite interrumpió los toquesfinalesdesuactodevestirse.

―Adelante―respondióél.EntróTexasJoe.Sutersacarabrillaba,apesardesudesastrosoaspecto.―Buendía,jefe―dijodespacio―.¡Diosmío!Sehapuestoustedmuyguapo.―Sí.Ytúestarásprontocomoyo.¿Cómoestánlosmuchachos?―No sé. Supongo que dormidos. Han venido a dormir a la ciudad. Los

encontraréenalgunaparte.―¿DóndeestáPanHandle?―Durmiendoparasosegarsusnervios.Jefe,antesdequetermineeldíasepondrá

abuscaraHite.―Tex, si yo te lo pidiera como un favor particular, ¿te abstendrías de irte de

juergaytomaríaslaprimeradiligenciaconmigoyReddie?―Jefe, pide usted demasiado. Algo terrible, o acaso maravilloso, tiene que

meterseentreyoyeseviajeinfernal.―Comprendo.Perohazlopormí.VenconmigoaldespachodeHall,yluegoal

Banco.Ytellevaréalatiendadondeyohecompradoestetraje.―Eso es fácil. No me separaré de usted hasta recibir el dinero; puede estar

seguro.Estoysinuncentavo.YyoteníaalgúndinerocuandosalídeSantone.¡SantoDios!¿Volveréaveresaciudad?

―Seguroquesí.Ven.Salieronalacalle.―Jefe,¿quieremarcharamiizquierda?Pudieranecesitarvíalibreparaentraren

acción,¿sabe?SinosencontramosconHite…Bueno,tendremosquesepararnosdenuestrocompañeroPan.

Pero nada ocurrió mientras anduvieron de compras. Al volver al hotel, Texastomó una habitación y procedió a desprenderse de las manchas y los harapos delsenderodeChisholm.BritefueaBlackwell,dondevendiólaremudaaveintedólaresporcabeza.Alvolveralhotel,unosganaderosconocidossuyos losometieronaunanimadointerrogatorioacercadelacapacidaddeTexas.Hombresymujeres,algunos

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brillantemente vestidos, pasaban por el vestíbulo en dirección al comedor.Brite sefijóenunahermosajoven,atractivamentevestida,quepasabadeunladoaotrocomosi estuviera de centinela. Observó que había llamado la atención de un jugadorvestidodelevita.Ycuandoéstelaabordó,Britepensóqueharíamejorenasegurarseantesdesilajovenqueríaestaespeciedeatención.Cuandoseacercó,susorpresanotuvolímitesaloírdeciralachicaenunavozvibranteyfamiliar:

―Oigausted,Mr.ChalecoFloreado,siyotuvieraaquímirevólverlepartiríaunapierna.

―¡Reddie!―prorrumpióBritefueradesí.―Hola,papá.¡Ynomehabíaconocido!Préstemesurevólver.El jugadordesaparecióenunvuelo.Britecontempló,mudo,a suhijaadoptiva,

incapazdecreerasuspropiosojos.―Reddie,hijamía,¿erestú?―¡Claroquesoyyo!Estoes,creoysientoquesoyyo,salvocuandomemiroal

espejo… ¡Oh, papá!Me siento tan extraña… tan atormentada… tan feliz.Aquellamujeresmuyinteligente.Eligiótodasestascosasparamí…¿Estoybonita?

―¿Bonita? Reddie, eres la cosa más preciosa que he visto en mi vida. Estoypasmado.Medatantaalegríaquenoséquédecir.¡Ypensarqueeresmichica!

―Quisieraestarenotrolugarparaabrazarle…papaíto.¿Legustaréaéldeestemodo?

―¡Aél!¿Aquién?―ATexasJack,porsupuesto.―¿Gustarle?Seecharáderodillasdelantedeti,siledasocasión.―¡Oh!―Y se estremeció abriendomucho sus brillantes ojos castaños―.Ahí

estáTexas.Apenas leconocía…Papá,quédeseconmigo.Nodiríaquemifelicidadestáenpeligro,almenostodaella,pero…miamorsíloestá.Sialmenostuviera…elvalor…

―Acuérdate deWallen, querida, y de aquel día de la estampida―fue cuantoBrite tuvo tiempo de decir, pues en esemomento Texas Joe les envolvió a él y aReddieenunaígneamiradadesusojosdehalcón.

―¡Jefe!¿Quién…quién…?―Jack,¿nomeconoces?―preguntóReddieconpicardía.Britesemaravillóde

cómolamujerquehabíaenellasesobreponíarápidamenteasudebilidad.―¡Peroestoesunmilagro!―dijoTexas,pasmado.―Ven, Jack ―dijo ella, tomando su mano y luego la de Brite, y tirando de

ellos―.Vamosalcuartodepapá.Tengoalgoquedecirte.Texassubiólasescalerasyatravesóelvestíbulocomomagnetizado.PeroReddie

habló de la ciudad, la gente, la alegría de sentirse libre del cautiverio del sendero.LuegoseencontraronenlahabitacióndeBrite,conlapuertacerrada.

Reddiecambiabasutilmente.Arrojósuelegantesombrerosobrelacamacomosiestuvieraacostumbradaausarestaprendadurantetodasuvida.

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―Jack, ¿te gusto así?―preguntó ella dulcemente,mirándole con sus castañosojosdefulgor;ygiróenderredorparaqueéllavieraportodoslados.

―Estás asombrosamente encantadora, Reddie―repuso él―. Jamás te hubieraconocido.

―¿Estámejorestevestidoqueaquellospantalonesapretadosquesolíallevar?―¡Quesiestámejor!Yanoeresunmuchacho―dijoélreflexivamente―.Eres

unachica,unaseñorita.Ynadiequetehayaconocidoantesquerrávertedenuevodeaquelmodo.

―Túnoteatreveríasjamásazurrarmeconestetraje,¿verdad?Texassepusorojohastaelbordedesupeloleonado.―¡Pornadadelmundo!Yyonotehezurradonuncacomoaunamuchacha.―Sílohashecho.Túsabíasqueloera.Mevistebañándomeenelarroyoaquel

día…¡Desnuda!Noteatrevasanegarlo.EraunmomentotorturanteparaTexasynosabíacómosalirdeél.―Noimporta.Yoteperdono.¿Quiénsabe?Talvezsinofueraporeso…Jack,he

aquíloquequierodecirte.¿Teabstendrásdeemborracharte?―Lo siento, miss Bayne, pero no puedo. Es el privilegio del conductor de

manadas.Yningúnserhumanolepediríaquerenunciaseaahogarsuspenas.―¿Niaunpormí?―Creoqueno…niaunporti.Ella se fue acercando lentamente a él, tan blanca como si el sol y el aire no

hubieran tostado jamás su rostro, y sus oscuros ojos purpúreos brillabanpasmosamente.

―Sitedoyunbeso…¿teabstendrás?Unavezmerogastequetedieraunbeso.Texaslamirómelancólicamente.―¡Vayaunaidea!Darmetúunbesoamí.―Noteextrañe,Jack―dijoella,ycogiéndolefuertementeporlaamericana,casi

tuvo que dar un salto para llegar a sus labios. Luego se separó, se hundiómomentáneamentecontraélyvolvióasepararse.TexasJoe,conlosmúsculosdelacaracontraídos,volviósusambarinosojosdefuegohaciaella.SehabíanolvidadodeBriteosupresencialeseraindiferente.

―Bueno, ya lo has hecho.Me has besado. Y yo estoy avergonzado de ti poreso…ReddieBayne,túnopuedescomprarmilibertadconunbeso.

―¡OhJack,noestulibertadloquequierocomprar!Estusalvación.―¡Bah!¿Quées lavidaparamí?―replicóélcon los labios rígidosy losojos

sombríos―. Quiero parrandear, pelear, matar, dormir borracho… borracho…borracho…

―Yasé,Jack.¡Ohsí,creoquecomprendo!¿Nohesidotambiényoconductordemanadas?¿Yacasodeseoyoesascosasespantosas?¡No!¡No!Yquierosalvarteatideellas…Meestásenloqueciendocontufrío…Jack,nomeatormentesmás,yacabadeunavez,pronto…

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―Tratodeatormentartemenosdeloquetúsupones,chiquilla―repusoélconuntonooscuramentepasional.

―Tienequehaberalgocapazdequitartedelacabezaesaideainfernal.¿Quéesello?Yoharécualquiercosa…loquesea…

Éllacogióensusbrazosvigorososylalevantóenpesocontrasupecho.―¿Tecasaríasconmigo?―¡Oh,sí…sí…sí…!―Pero¿porqué,muchacha?¿Porqué?―preguntóélenunataquededuda.Reddie le echó los brazos al cuello y se estiró para alcanzar con los labios su

temblorosamejilla.―¡Porqueteamo,Jack…contodamialma!―¿Meamas,Reddie?―Síteamo,sí.―¿Desdecuándo?―susurróél,jugandoconsualegría.―Desdeaqueldía…cuandovinoWallen…ytúmesalvaste.Texasbesó supelo, su frente, sumejilla escarlata, y al fin suboca, que ella le

ofrecía.―¡OhReddie! ¡Oh!Vale lapenahaberpasadopor aquel infiernopara llegar a

esto.Niña,tienesquemataraldiabloquehayenmí…¿Cuándonoscasaremos?―Hoy, si tú lo deseas―susurró ella con voz desmayada―.Pero yo preferiría

esperar…hastaquevolvamosacasadepapá,aSantone,amicasa…―Entonces, esperaremos ―dijo él con voz vibrante y apasionada―. Pero

tenemos que partir hoy, querida. Esta ciudad deDodge guarda hechos sangrientosparamí.

―Vamos a darnos prisa―exclamó ella, y soltándose de sus brazos se volvió,suplicante,haciaBrite―.Papá,todoestáarreglado.Hemosdecidido.¿Cuándopuedepartirconnosotros?

―¡Hoy mismo, y dentro de pocas horas, voto al trueno! ―repuso Brite conintensidad―.Hacedvuestrasmaletasymarchadhacialaoficinadeladiligencia,alextremooriental de la calle.Tenemos tiempode sobra.Pero id pronto.Es el lugarmásseguroparaesperar.Yoharélospagosycorreréareunirmeconvosotros.

Brite pasó una hora buscando infructuosamente a los vaqueros. Al regresar alhotel con la intención de dejarles allí su salario, así como su participación en eldinero hallado en el bolsillo deWallen, se encontró conPanHandle, grandementecambiadoderostroydevestido,aunquenodeactitud.

―Hola, Pan. Te andaba buscando. Aquí tienes tu paga como conductor demanada,ytuparticipación…

―Brite,ustednomedebenada―repusoelgunmansonriendo.―¡Oye!Nadadeeso,odejaremosdeseramigos―replicóBrite,metiéndoleel

dineroenlamano―.YosalgodentrodeunahoraenladiligenciaconReddieyTex.Ellossehanarregladoytodossomosfelices.

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―¡Magnífico!Mealegroenelalma.Yoiréadespedirlos.―Pan,¿noserámejorquevengasconnosotroshastaAbilene?―Eso no, pormás queme agradaría hacerlo. Todavía tengo que ver a alguien

aquí.―Losiento.¿Quieresencargartedeesterollodebilletesypagaraesosvalientes

pormí?―¡Claroquesí!Peroellosestánaquí,alavueltadelaesquina,enelportaldeal

lado.―Vamos a terminar pronto con esto ―dijo Brite con fervor. Era extraño lo

muchoquedeseabaveralosúltimosdeaquellosfielesmuchachos.Holdenestabasentadoenlaescaleradelportal;AckermanyLittleseinclinaban,

brazoconbrazo,sobrelabarandilla…Llevabantodavíasustrajesandrajosos,salvolaschaparreras,perosuscarasestabanlimpiasyrelucientesporelrecientecontactodelanavajayeljabón.

―Hola,jefe.¿Consiguióalgúndinero?―preguntóRollyperezosamente,conunarisita.

―Seguro. Lo tengo aquí esperando por vosotros. Paga, bonos y todo. LaparticipacióneneldinerodeWallensumamásquetodavuestrapaga.

―Jefe,voya tomardiezparacogerunacurda,yquieroqueustedmepongaelresto enmanosde alguienque lo guardeparamí―dijoAckerman agudamente―.UstedsabequeyonopiensoregresaraTexas.

―Teecharemosdemenos,Deuce.LessHoldenselevantó,flexibleyclarodelínea,conunamiradaamorosahaciael

dineroqueibaaentregarle.―¡Eldiablotelleve!Rolly,dameacáeselátigo―dijoDeuceconbenignidad.―¡Yunjamón!―repusoLittleescondiendoellátigoalaespalda.―¡Perosiesmío,condenado!―Lucharoncomoniñosquejuegan,peroantesde

queDeucepudieraquitarellátigodesuamigo,Holdenseloarrebató.―Elqueencuentraunacosa,selaguarda―dijoriendo.Losdosselanzaron,conungrito,sobreél.Britesesentóapresenciarlabroma.

Los vaqueros estaban sobrios.Nohabían probadouna gota.Estaban, simplemente,llenos de perezosa alegría. Sus rostros jóvenes y cálidos iban surgiendo a su vista,sucesivamente,conformetirabandellátigo.Yseguíantirando,riendoygruñendo.

―¡Oh,Less,quemehacesdaño!Noseastanbruto―sequejóRolly,conformeHoldenlesarrancabaellátigoalosotrosdos.Littlemiródesoslayolasangrequesehabíahechoenunamano.Peroerademasiadobondadosoparaofenderse.Deuce,sinembargo,pasandosúbitamentedebromasaveras,arrancóasuvezellátigodemanosdeHolden.

―Toma,Rolly.Estuyo.Dejémonosdebromas―dijoDeuce.PeroHoldensaltóacogerellátigo,yhabiéndoleechadomanotiróconfuerza.De

unasacudidahizoperderaRollyelequilibrio,peroesteágilvaquerovolvióaquedar

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enpie,comoungato.Estejuegoviolentodiolugaraalgomás.Holden,nolograndoapoderarsedellátigo,dejóirsuderechaygolpeóaRollyenlacara.

―¡Rayos!―gritóRolly,estupefacto.Luego,conelcalordeaquelespírituferozymontarazquesedespertabaenellos,cruzóelsombríorostrodeHoldenconellátigo.Saltólasangre.

―¡Ea,muchachos!¡Altoconeso!―gritóPanHandle.Peroyaeratarde.Holdensacósurevólverytiró.Rollysedoblóhaciaarribacon

elrostroconvulsoylívido,ycayó.HoldenyAckermansaltaronentoncescomotigresuno frente a otro,mientras sus revólveres escupían fuego.Holden se desplomó debrucesal tiempoquesurevólvertrazabauntatuajeenelsueloendurecido.Britesehallabaparalizadodehorror,cuandoDeucesedesplomódeespaldascontraelportal.

Laexpresióndemoníacaseborródesurostrooscuro.Elrevólversedesprendiódesumanoparacaerrebotandoporlospeldañosdelaescalera,echandohumoporelcañón. Su otramano buscó el pecho y se apretó contra él, la sangremanando porentresusdedos.NoseocupódemirarhaciaelpostradoHolden,perosobresuamadocamarada Rolly dejó caer una compasiva y protectoramirada. Luego, su hermosacabezasedescolgóhaciaatrás.

Pan Handle se echó de rodillas a su lado. Y Brite, saliendo de su estupor, seinclinósobreelcuerpoagonizante.Deucesonrióamargamente:

―Jefe,acadauno…lellega…suhora―murmuródébilmente―.¡Creoquenopodré…esperar…porlachiquilladeojosgrises…,Ann!

Su susurro falló; sus ojos se oscurecieron. Y abriendo la boca, se fue parasiempre.

Unahoradespués,BritesereunióconPanHandleysalieronjuntosdelhotel.―Pan,jamásvolveréconmanadasalsendero―dijo.―Nomeextraña.Peroustedesuntejano,Brite,yéstaeslaépocadelafrontera.―¡Pobresmuchachos, salvajes criaturas, corazones de fuego!―exclamóBrite,

todavíaconmovidohastalomásprofundodesuser―.¡Todoenmenosdeunminuto!¡Diosmío!TenemosqueocultarleesoaReddie…JamásolvidarélosojosdeDeuce,suspalabras:«Jefe,acadaunole llegasuhora».Diosyyosabemosqueaél lehallegadolasuya.¡OhPan,quédolor!¡Pensarqueelgranespíritudeportivodeestosvaqueros, el alma que les libró de la muerte en el sendero, fue la causa de esatragedia!

UnamuertemásomenosnoteníagranimportanciaenDodge.Eranlascuatrodela tarde, y el zumbido de lametrópoli del ganado semejaba el de una colmena deabejasirritadas.

Filas de caballos de silla atestaban las barandillas de amarre hasta dondealcanzaba la vista de Brite. Carromatos con cubiertas de lona, galeras, carros decuatro ruedas sin muelles, vehículos de todos los tipos del oeste se hallabanestacionadosporlapartedefueradeloscaballos.Yhaciaabajo,porunlado,yhaciaarriba, por el otro, discurría sobre el polvo una procesión. Por la ancha acera, un

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gentíodehombresequipadosdecintos,botasyespuelaspasabaarribayabajo.Lastabernas bramaban.Hombres de sombrero negro, rostro pálido y labios afilados sehallaban en pie junto a los portales de las leoneras de juego. Hermosas ruinas defemineidad,chicasderostrosdesencajados,laexpresióndelavedepresaensusojos,aguardaban,luciendoelesplendordesusbrazosdesnudos,aquelasabordaran.Risassinalegríacorríancalleabajo.Lastiendasestabanllenas.Gruposdedos,tresyseisvaqueros jóvenes, flexibles, de mirada penetrante, audaces de aspecto, alegres ydespreocupadospasabanmarcialmente.CientosdevaquerospasaronjuntoaBriteenaquellatiradadeunamanzanalargadesdeelhotelalacalletransversal.Yporcadaunoqueveía ledabaun latidoelcorazón.Éstaseran lasvíctimasdelsenderoydeDodge.Podíaserlamarchadelimperio,latragediadelprogreso,peroeraatrozparaBrite.Élnomandaríajamásotrohombreamorir.

Cruzaronlacalletransversalysiguieronadelante.BritenotófinalmentequePanHandle marchaba por el lado de dentro y muy separado de él. Contestaba conbrevedad cuando le dirigían la palabra.Brite le dejó hacer, frío y cansado de esosgunman con su eterna vigilancia, su constante gravitación hacia la violencia, de laquegustaban.

Dodge seguía rugiendo, aunque en menor volumen, hacia el final de la calleprincipal.Britemirabaconunaextrañaseriedada losojosde losquepasabanasulado. ¡Cuántos ojos resueltos, tranquilos, de color gris o azul! Los indios pasabansilenciosamente, con un movimiento fluido, sin mirar a los lados, con sus ojososcuros y aquel aire de lejanía todavía no maleado por los blancos. ¡Se habíanacabado las llamativas mariposas de la calle! Sólo hombres viejos y jóvenes queteníanalgoqueverconelganado.Losparásitosquedabanallá,enaquellamanzanadetabernas,salonesdebaileygaritos.

PasaronfrentealatiendadeBeattyyKelly,bajountoldo,ysalieronalaluz.Unhombrevestidodenegrosaliódelabarbería.

―¡Apártese!―silbóPanHandle.Al tiempo que Brite obedecía a esta palabra cortante, sumirada pasó sobre el

hombrequesurgierafrentealapuerta.Rostrodescarnado,ojosfunestos,agachadodeforma:¡RossHiteechandomanoasurevólver!

Luego,almoverse loperdiódevista.Al tiempoqueBritese tirabaen laacera,sonaron,casialmismotiempo,dosdisparos.Unapesadabalahizosaltarlagravaenmediodelacalle.

Brite se levantó de un impulso y saltó hacia delante. Luego vio a PanHandleerguido,consuhumeanterevólverenalto,mientrasHiteaparecíatendidoatravésdelumbraldelabarbería.

Un arrastrar de pasos, gritos excitados, una carcajada…PanHandle se inclinóentonces un poco, arrancando lamirada de sobre su caído adversario. Enfundó denuevosurevólverysiguióadelanteparareunirseconBrite.Seabrieronpasoatravésdel gentío que se iba aglomerando y se precipitaron calle abajo. Dodge seguía

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rugiendo,peroconmenosvolumen.Falto de aliento por la prisa y la conmoción, llegó Brite a la estación de la

diligencia.―Leestamosesperando,jefe―dijoTexas,despacio,desdeelinteriordelcoche

diligencia―. ¡Ah, vienemuy sofocado!No necesitaba correr tanto.Yo retendría aesteconductordediligencia.

―¡Ohpapaíto,estabapreocupada!―exclamóReddie,asomandoalaventanillasuhermosorostroencendido.

―¡Rayos! Aquí está también Pan Handle ―exclamó Texas―. Has tenido laamabilidaddebajaradespedirnos.

PanHandleencendiófríamenteuncigarrillo,condedostanfirmescomosifueranderoca.DirigióunasonrisahaciaReddie.

―Chica, teníaqueveniradecirteque tedeseo toda lafelicidady toda ladichaqueexistaenesteduroyviejooeste.

―Gracias,Pan―repusoellaruborosamente―.Yotedeseo…―Todoelmundoalcoche,quevaapartir―gritóelconductordesdesuasiento.Briteechósumaletadentroysiguiódetrásdelvehículo,tropezandoalentrar.La

fuertemanoqueleprestóayudapertenecíaaPanHandle,queentródetrásdeél.Elcochedioentoncesunasacudidaypartió.

―Pan,¿dóndeestátuequipaje?―dijoTexasreduciendosusojosdehalcón.―Tex,creoquellevocuantoposeoenlacintura―repusoPanHandle,mientras

sumiradasalíaalencuentrodeladeTexasJoe.―Ah,ya…Bueno,mealegromuchodequevengasconnosotros.―¡Oh papaíto! Espero que no te habrás olvidado de decir adiós por mí a los

muchachos,especialmenteaDeuce,quejamásregresaráaTejas.―No,Reddie,nomeheolvidado―repusoBrite.―Espero que Ann logrará persuadir a Deuce para que no vuelva a conducir

manadas―concluyóReddie,feliz,sonriendohaciaTexasJoe―.Megustaríapoderledecirdequémodo.

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ZANEGREY(Zanesville,Ohio,31deenerode1872-Altadena,California,23deoctubrede1939)fueunescritorestadounidensequeconvirtiólasnovelasdelOesteenungéneromuypopular.

Su nombre auténtico era Pearl ZaneGray.Más adelante prescindiría de su primernombre, y su familia cambiaría el apellido de «Gray» a «Grey». Se educó en sulocalidadnatal,Zanesville,unaciudadfundadaporsuantepasadomaternoEbenezerZane.Enlainfanciaseinteresóporelbéisbol,lapescaylaescritura.EstudióenlaUniversidaddePensilvania,graciasaunabecadebéisbol.Segraduóenodontologíaen1896.LlegóajugarenunaligamenordebéisbolenVirginaOccidental.

Mientrasejercíacomodentista,conoció,enunadesusexcursionesaLackawaxen,enPensilvania,dondeacudíaconfrecuenciaparapescarenelríoDelaware,asufuturaesposa, Lina Roth, más conocida como «Dolly». Con su ayuda, y los recursoseconómicos que le proporcionaba la herencia familiar, empezó a dedicarseplenamente a la escritura. Publicó su primer relato en 1902. En 1905 contrajomatrimoniocon«Dolly»,ylajovenparejaestableciósuresidenciaenunagranjadeLackawaxen. En tanto que su esposa permanecía en el hogar, encargándose de lacarrera literaria del autor y educando a sus hijos, Grey pasaba a menudo largastemporadasfueradecasa,pescando,escribiendoypasandoeltiempoconnumerosasamantes.Aunque«Dolly»llegóaconocersusaventuras,mostróunaactitudtolerante.

En 1918 los Grey se mudaron a Altadena, en California, un lugar que habíanconocidodurantesulunademiel.Alañosiguiente,elautoradquirióenMillionaire’s

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Row(MariposaStreet)unagranmansiónquehabíasidoconstruidaparaelmillonarioArthurWoodward. La casa destacaba por ser la primera en Altadena construida apruebade fuego,yaqueWoodward,quehabíaperdidoaamigosy familiaresenelincendiodelteatroIroquoisdeChicago,ordenóquefueraconstruidaconcemento.Elamor deGrey porAltadena se resume en una frase que es citada amenudo en laciudad:«EnAltadena,heencontradoaquellascualidadesquehacenquelavidavalgalapena».

ElinterésdeZaneGreyporelLejanoOesteseinicióen1907,cuandollevóacaboconunamigounaexpediciónparacazarpumasenArizona.

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Notas

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[1]pacana:ÁrboldelafamiliadelasYuglandáceas,propiodeAméricadelNorte,deunos 30 m de altura, con tronco grueso y copa magnífica, hojas compuestas dehojuelas ovales y dentadas, flores verdosas en amentos largos, y fruto seco deltamañodeunanuez,decáscara lisayformadeaceituna,conalmendracomestible.Lamaderadeesteárbol,semejantealnogal,esmuyapreciada.<<

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[2] sinsontes. El cenzontle o sinsonte (Mimus polyglottos) es un ave paseriformenativa de América del Norte, América Central y parte de América del Sur. Losejemplaresadultossongrisesporlapartesuperiordelcuerpo,conojosdeunamarillopálidoypiconegromínimamentecurvo.Lacolaesdecoloroscurocon losbordesblancos,ylaspataslargasynegras.Lasalasmuestranfinaslíneasblancas,yduranteel vuelo dejan ver manchas, también blancas en las alas y dos franjas blancaslongitudinalesenlacola.Secaracterizanporimitarsonidosdeotrosanimales.<<

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