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Versión Muy Preliminar. No citar sin autorización de los autores 1 Las muchas explicaciones de la desigualdad: la propiedad de la tierra y el crecimiento económico de Buenos Aires entre 1839 y 1867 Jorge Gelman, Instituto Ravignani, UBA/CONICET Daniel Santilli, Instituto Ravignani, UBA Introducción Este trabajo estudia la desigualdad económica y su relación con los procesos de crecimiento económico, utilizando como mirador el sector rural de la provincia de Buenos Aires en las décadas centrales del siglo XIX. Se trata de un lugar y período interesantes para evaluar estos temas, ya que Buenos Aires conoce un proceso de crecimiento económico bastante sostenido en esta etapa, a la vez que se producen una serie de cambios significativos a nivel institucional, en el patrón productivo, en la disposición de factores, en los procesos demográficos y de urbanización, que deberían permitirnos establecer relaciones entre ellos y la evolución en la distribución de la riqueza. Dada las características de las fuentes que utilizamos, sólo podremos estudiar aquí la distribución de la propiedad inmueble, constituida centralmente por la tierra. De hecho, buena parte de las explicaciones sobre las desigualdades en Latinoamérica se remiten a la mala distribución del recurso que durante la mayor parte de su historia y en algunos casos hasta el presente, sigue siendo el factor productivo básico, la tierra. Desde las políticas de reparto de tierras bajo el orden colonial, hasta las de los gobiernos republicanos del XIX, se sostiene en general una visión de una distribución muy inequitativa, que se contrapone a las políticas colonizadoras norteamericanas y que explicarían en buena medida, no sólo un patrón distributivo muy distinto, sino también un dinamismo económico diferente. También se ha planteado que el proceso de ‘globalización’ atlántica del XIX, facilitada por la revolución en los transportes, generó grandes transformaciones en las estructuras sociales a ambos lados del océano, pero en un sentido muy distinto en las economías trabajo-intensivas y en las tierra-intensivas. Mientras que en las primeras habría bajado la desigualdad, en las segundas, como sería el caso de Buenos Aires y de buena parte de las regiones americanas en expansión de la época, la desigualdad habría crecido, en especial por la valorización más que proporcional del factor tierra en esta etapa, factor especialmente mal distribuido 1 . En el caso de la pampa argentina y de Buenos Aires se ha sostenido la existencia de un patrón de distribución de la riqueza y de la tierra muy desigual desde la colonia, agravada fuertemente durante la primer mitad del siglo XIX, cuando tanto las políticas de gobiernos dominados por intereses terratenientes, como la natural disposición de 1 Ver K. O’Rourke y J. Williamson, Globalisation and History. The evolution of a nineteenth-century Atlantic economy , MIT Press, Cambridge, 1999.(Hay version en castellano Globalizacion e historia. La evolución de una economía atlántica del siglo XIX. Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2006)

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Versión Muy Preliminar. No citar sin autorización de los autores

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Las muchas explicaciones de la desigualdad: la propiedad de la tierra y el crecimiento económico de Buenos Aires entre 1839 y 1867

Jorge Gelman, Instituto Ravignani, UBA/CONICET Daniel Santilli, Instituto Ravignani, UBA

Introducción

Este trabajo estudia la desigualdad económica y su relación con los procesos de crecimiento económico, utilizando como mirador el sector rural de la provincia de Buenos Aires en las décadas centrales del siglo XIX. Se trata de un lugar y período interesantes para evaluar estos temas, ya que Buenos Aires conoce un proceso de crecimiento económico bastante sostenido en esta etapa, a la vez que se producen una serie de cambios significativos a nivel institucional, en el patrón productivo, en la disposición de factores, en los procesos demográficos y de urbanización, que deberían permitirnos establecer relaciones entre ellos y la evolución en la distribución de la riqueza. Dada las características de las fuentes que utilizamos, sólo podremos estudiar aquí la distribución de la propiedad inmueble, constituida centralmente por la tierra. De hecho, buena parte de las explicaciones sobre las desigualdades en Latinoamérica se remiten a la mala distribución del recurso que durante la mayor parte de su historia y en algunos casos hasta el presente, sigue siendo el factor productivo básico, la tierra. Desde las políticas de reparto de tierras bajo el orden colonial, hasta las de los gobiernos republicanos del XIX, se sostiene en general una visión de una distribución muy inequitativa, que se contrapone a las políticas colonizadoras norteamericanas y que explicarían en buena medida, no sólo un patrón distributivo muy distinto, sino también un dinamismo económico diferente. También se ha planteado que el proceso de ‘globalización’ atlántica del XIX, facilitada por la revolución en los transportes, generó grandes transformaciones en las estructuras sociales a ambos lados del océano, pero en un sentido muy distinto en las economías trabajo-intensivas y en las tierra-intensivas. Mientras que en las primeras habría bajado la desigualdad, en las segundas, como sería el caso de Buenos Aires y de buena parte de las regiones americanas en expansión de la época, la desigualdad habría crecido, en especial por la valorización más que proporcional del factor tierra en esta etapa, factor especialmente mal distribuido1. En el caso de la pampa argentina y de Buenos Aires se ha sostenido la existencia de un patrón de distribución de la riqueza y de la tierra muy desigual desde la colonia, agravada fuertemente durante la primer mitad del siglo XIX, cuando tanto las políticas de gobiernos dominados por intereses terratenientes, como la natural disposición de

1 Ver K. O’Rourke y J. Williamson, Globalisation and History. The evolution of a nineteenth-century Atlantic economy, MIT Press, Cambridge, 1999.(Hay version en castellano Globalizacion e historia. La evolución de una economía atlántica del siglo XIX. Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2006)

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factores, habrían promovido un proceso de concentración económica sin igual. La fuerza de este proceso habría sido de tal magnitud, que habría condicionado las estructuras productivas de la segunda mitad del mismo siglo, cuando algunos de estos factores ya habían cambiado2. La historiografía agraria de los últimos tiempos ha cambiado bastante esta percepción y ha logrado demostrar que en realidad durante el período colonial predominaban las pequeñas y medianas explotaciones y que recién en la primera mitad del siglo XIX se produce una fuerte expansión de las grandes estancias. Sin embargo, como hemos podido comprobar, ello no impide en esta última etapa el continuo crecimiento de las pequeñas y medianas explotaciones, ya sea de propietarios, arrendatarios u ocupantes a distinto título de tierras del estado o privadas. Desde hace algunos años venimos estudiando de manera sistemática estas cuestiones referidas a la primera mitad del siglo XIX, gracias a la existencia de algunas fuentes que se revelaron de bastante calidad para medir la distribución de la riqueza. Sobre todo unos censos masivos de propietarios y propiedades de 1839, que pudimos comparar con otros de menor calidad para 1825. Una de las conclusiones a las que llegamos era la fuerte persistencia y aún el incremento en términos absolutos y relativos de la pequeña propiedad durante la primera década signada por el rosismo. Por otra parte la distribución de la riqueza general era bastante desigual, aunque se encontraba a niveles comparables con otras sociedades consideradas más equitativas de la época. A su vez se manifestaban diferencias regionales importantes en la provincia en donde pudimos asociar una tendencia a una menor desigualdad con factores diversos como la ocupación reciente de la tierra y la abundancia relativa de este factor, la existencia de políticas estatales de reparto de tierras en parcelas moderadas en algunas regiones, el predominio de ciertas actividades económicas que parecían más proclives a una mejor distribución de los recursos, etc. A su vez, ensayamos una aproximación a la distribución del ingreso que mostraba una sociedad mucho más equitativa que la imagen obtenida por la distribución de la riqueza, producto esencialmente de factores tanto económicos como políticos que favorecían la actividad productiva independiente y por la misma razón encarecían el trabajo asalariado.3 En este trabajo avanzamos hacia la segunda mitad del siglo XIX, aunque, producto de un cambio importante en nuestra fuente principal, la Contribución Directa, que pasa a gravar sólo a la propiedad inmueble, limitaremos nuestro análisis a esta parte de la riqueza. Si bien es cierto, como han señalado algunos autores, que, hasta el desarrollo urbano e industrial de fines del XIX y sobre todo del XX, la distribución de la tierra puede ser una buena aproximación a la distribución general de la riqueza en estas sociedades4, es esperable que a la vez este factor esté en general peor distribuido que el resto y que lo estará cada vez más, al menos si consideramos el crecimiento demográfico importante

2 Esta es una de la hipótesis de H. Sábato para explicar la concentración de la propiedad y la producción en la etapa del lanar de la segunda mitad del siglo. Ver su SABATO, Hilda. (1989) Capitalismo y ganadería en Buenos Aires: La fiebre del lanar 1850-1890. Buenos Aires, Sudamericana pg ¿?? 3 GELMAN, Jorge y Daniel V. Santilli (2006) De Rivadavia a Rosas. Desigualdad y crecimiento económico. Colección “Historia del Capitalismo Agrario Pampeano”, Tomo 3 (O. Barsky director), Siglo XXI-Universidad de Belgrano, Buenos Aires. 4 John Coatsworth, “Economic and Institutional Trajectories in Nineteenth-Century Latin America”, en John Coatsworth y Alan Taylor (ed.), Latin America and the World Economy since 1800, Harvard Univesity Press, 1998, USA, pp 23-54. Para las sociedades esclavistas, resulta más útil como indicador la distribución de los esclavos. Ver por ejemplo Renato Leite Marcondes, “Small and medium Slaveholders in the coffee economy of the Vale do Paraiba, province of Sao Paulo”, HAHR, 85:2, 2005, pp 259-281.

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de esta etapa y la inelasticidad de la oferta de la tierra5. Más allá de cómo evolucione la distribución del factor tierra al interior del sector de los propietarios de la misma (y esto puede ir en sentidos muy distintos), es esperable que el grupo de propietarios de este factor sea progresivamente minoritario en relación al creciente conjunto de familias potencialmente habilitadas para poseer capitales. En el caso y período aquí analizado esto debe ser verdad, considerando el alto crecimiento demográfico, a la vez que no se producen avances de la frontera. Inclusive, a la caída de Rosas, se producen ciertos retrocesos en la disponibilidad de tierras que se habían consolidado en los 30, debido a la nueva fortaleza y hostilidad de algunos grupos indígenas, así como a la disminuida capacidad del estado de Buenos Aires, y luego nacional, de enfrentarlos.6 Ya volveremos sobre ello. --------------------------------------- Repasemos muy someramente algunas ideas de la historiografía sobre la etapa analizada, el contexto de la historia económica y política de Buenos Aires y también las características básicas de las fuentes que utilizamos en este trabajo. Como ya señalamos, la historiografía agraria rioplatense y de Buenos Aires en particular, demostró suficientemente la presencia masiva de las pequeñas y medianas explotaciones a finales de la colonia y el escaso peso de las más grandes. La mala delimitación de los derechos de propiedad sobre la tierra, a la vez que su gran baratura relativa, favorecían este tipo de estructura social. Estudios recientes avanzaron sobre la primera mitad del siglo XIX, poniendo de relieve la persistencia y aún el crecimiento de este sector de productores modestos, a la vez que crecía un nuevo protagonista de la expansión ganadera, un sector de muy grandes propietarios, que pasaba a concentrar una parte destacada de la tierra y el stock ganadero. Como ya señalamos, esta concentración de la riqueza no se correspondía con otra de igual magnitud en los ingresos, producto de diversos factores entre los cuales cabe destacar la escasez de la mano de obra dependiente y la incapacidad de los gobiernos y los propietarios de imponer sistemas coactivos de trabajo que compensaran esta situación. Sin embargo no deja de ser cierto que la riqueza estaba muy mal distribuida. Esta situación parece ampararse en la primera mitad del siglo XIX en las políticas de distribución de las tierras públicas, como la enfiteusis o las ventas que impulsa el gobierno de Rosas7. Luego de la caída de Rosas, la principal iniciativa sobre las tierras públicas hasta fines de los 60’, la ley de arrendamiento de 1857, no parece tener el mismo efecto sobre la concentración8. De todos modos este razonamiento se refiere sólo a las políticas estatales sobre tierras públicas, pero nada nos dice sobre el mercado de tierras y/o las distintas formas de acceso a la tierra, más allá de la propiedad o el alquiler directo al estado. Distintos trabajos han mostrado la existencia de un mercado bastante dinámico y procesos bastante generalizados de progresiva parcelación de la tierra, afectados tanto

5 En el caso de Brasil en este período, por ejemplo, se ha demostrado que la propiedad de los esclavos está mejor repartida que la tierra o la riqueza en general. Ver Zephir Frank, “Wealth Holding in Southeastern Brazil, 1815-60”, HAHR, 85:2, 2005, pp 223-257. 6 Ratto, Silvia “Ni unitarios, ni rosistas. Estrategias políticas interétnicas en Buenos Aires, (1852-1857)”, Estudos De Historia, 13, Franca, 2006 7 Ver en particular los trabajos de M. E. Infesta por ejemplo ) “Avance territorial y oferta de tierras públicas. Buenos Aires, 1810-1850” en Anuario IEHS. Nº 12. Tandil, Instituto de Estudios Histórico - Sociales, Universidad Nacional del Centro, 1994 8 ver M. Valencia “Las tierras de Buenos Aires: el sistema de arriendo publico. 1857-1876” en Trabajos y Comunicaciones N° 25, La Plata, UNLP, 2000

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por los sistemas de herencia como por las compra-ventas. El trabajo de Mariana Canedo sobre el partido de San Nicolás entre el siglo XVII y mediados del XIX muestra un proceso de progresiva fragmentación de la propiedad que es notable entre finales del período colonial y las primeras décadas independientes. Sin embargo entre 1820 y 1850 aproximadamente, sin que se revierta la situación, parece haber un proceso de recomposición de un sector de medianas propiedades9. Por su lado Guillermo Banzato, abordando el caso de Chascomús, Ranchos y Monte ha mostrado que un buen estudio sobre fuentes diversas permite observar procesos de fragmentación de la propiedad más agudos todavía que los que ya mostraban los conocidos registros gráficos de la propiedad, como el de 186410. Sin embargo, parcelamiento no significa necesariamente mejora en la distribución. Como ha señalado Hilda Sábato, a través del estudio de los registros gráficos de una selección de partidos al norte del Salado, en 1836, 1864 y 1890, esta distribución parece acompañarse durante toda esta etapa, con una desigualdad creciente, por el mayor peso relativo de aquéllos que más tierra tienen en las fechas más tardías11. En este caso, entonces, utilizaremos los censos de la CD de 1839, 1855 y 1867.12 El primer caso ya lo utilizamos intensamente en otros trabajos. En éste, para poder compararlo con los resultados de los más tardíos, tomaremos solamente la información referida al rubro ‘otros bienes’ que, como hemos explicado, representaba la propiedad inmueble. Los casos de 1855 y 1867 los hemos elegido porque nos deberían permitir observar la existencia de cambios o permanencias en las estructuras de la propiedad y su distribución en dos etapas bastante definidas de la historia regional: por un lado entre el corazón del gobierno rosista (1839) y los primeros años que siguen a su caída, de manera de apreciar sobre todo los efectos del último largo tramo del gobierno de Rosas en la economía de Buenos Aires13. A la vez, entre 1855 y 1867 deberíamos poder observar los efectos de algunos cambios bastante importantes que siguen a la caída de Rosas, con la instauración de un régimen de tipo liberal y la consolidación de la llamada ‘fiebre del lanar’, que caracteriza tanto a la etapa de la llamada secesión de Buenos Aires entre 1853 y 1862, como a la de organización nacional y la presidencia de Mitre entre este último año y 1868. También en la elección de las fuentes de esos años ha sido

9 M. Canedo, Propietarios, ocupantes y pobladores. San Nicolás de los Arroyos, 1600-1860, GIHRR/UNMdP, Mar del Plata, 2000. 10 G. Banzato, “Fuentes cartográficas para el estudio de la propiedad de la tierra de la provincia de Buenos Aires. Chascomús, Ranchos y Monte, 1822-1864”, Anuario del Instituto de Historia Argentina, 3, UNLP, 2004, pp 25-36. 11 En este estudio se muestran las curvas de Lorenz para la propiedad de la tierra en los partidos seleccionados, aunque no se indica, lamentablemente, el índice Gini, lo que nos hubiera permitido comparar con los datos aquí obtenidos. De cualquier manera, del estudio pionero de Sábato tomaremos como referencia sólo el indicador de concentración de la tierra por persona y no por familia, por las imprecisiones que puede incluir este último. Al respecto ver las críticas de O. Barsky “La persistencia de visiones tradicionales sobre la estructura agraria pampeana. Notas sobre el uso de información estadística” Mimeo 12 Las fuentes son: para 1839, AGN Sala III 33-4-7; para 1855, AGN Sala III 33-5-14; para 1867 AGN Sala III 33-8-28 al 32 13 Este período se inicia con un hecho significativo en cuanto a la posesión de la tierra y la riqueza en general, como son los embargos masivos que siguen a la invasión de Lavalle de agosto de 1840, y que afectan a una parte importante de los grandes propietarios. Pero a la vez, a partir de allí no se toman grandes iniciativas en relación a la tierra pública, ni otras que afecten a la privada. Inclusive desde 1840 se suspenden las ventas de tierras públicas que Rosas había impulsado desde 1836.

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decisivo que se trata de registros de buena calidad14 realizados en la cercanía de censos de población (el provincial de 1854 y el nacional de 1869), lo que nos permite colocar esa información en un contexto más general de la evolución de la población y los grupos domésticos (hablaremos de Unidades Censales, UC).15 La historia de Buenos Aires entre 1839 y 1867 conoce fuertes perturbaciones políticas, alteraciones bruscas de régimen, que implican a su vez cambios institucionales importantes, pese a lo cual se trata de un período de crecimiento económico muy destacado y casi constante. Los datos que aquí tratamos se inician con el censo económico del año 39, en medio del bloqueo francés del puerto; unos meses después se produce el levantamiento de los Libres del Sur, la invasión de Lavalle en 1840, que es seguida por una fuerte represión y los embargo de bienes de ‘unitarios’, que afectan a cerca del 10% de los propietarios rurales, entre los que se encontraban muchos de los más ricos. Sin embargo, la derrota de ese conjunto de enemigos inaugura uno de los períodos más estables del régimen de Rosas (pese al bloqueo anglo-francés del 45-48 de menores efectos políticos y económicos), pero a la vez uno de los menos conocidos por la historiografía. En todo caso, al fin de bloqueo francés en 1840 y pese a los embargos, se abre un proceso de crecimiento económico, reflejado en primer lugar en un incremento de las exportaciones de derivados vacunos a niveles nunca vistos,16 así como se fortalece el crecimiento del sector del ovino en el norte del Salado, preparando la llamada fiebre del lanar que se consolidará en la década siguiente, en especial desde la guerra de Crimea en la primer mitad de los 50’, que retira del mercado internacional a dos de sus principales abastecedores como Rusia y Turquía, y acelera el proceso de transición ganadera en Buenos Aires.17 La caída de Rosas, la constante tensión y algunas guerras entre Buenos Aires y la Confederación en los diez años que le siguen no impiden, por su parte, que continúe el proceso de crecimiento económico de la provincia, que se consolida tras la unificación nacional y la presidencia de Mitre. Pero en esta etapa el crecimiento debe adquirir otras modalidades, dada la suspensión temporal del proceso de expansión territorial que sigue a la caída de Rosas, la ruptura de los trabajosos acuerdos que éste había tejido con una serie de jefes indígenas y la derivación de recursos de la frontera hacia otros frentes de conflicto, agravados desde 1865 con el inicio de la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay. De hecho, el territorio bajo control de las autoridades de Buenos Aires, no sólo que no crece en esta etapa, sino que sufre circunstanciales retrocesos, que a la vez afectan la seguridad y retraen la posibilidad de inversiones en las zonas más alejadas de la ciudad.

14 Lamentablemente no podíamos tomar otro censo de CD inmediatamente anterior a la caída de Rosas, porque luego de los Libres del Sur del 39 y la invasión de Lavalle de 1840, no sólo se embarga una parte importante de la riqueza provincial, sino que se exceptúa del pago de la CD a otra parte importante de los propietarios, por su defensa del federalismo rosista. Recién con el cambio de gobierno y la nueva ley de CD obtuvimos información confiable y representativa del conjunto de los propietarios. 15 Hemos trabajado con anterioridad los registros de CD de1855 en J. Gelman y D. Santilli “Una creciente desigualdad. La propiedad de la tierra en Buenos Aires entre 1839 y 1855”. Ponencia presentada en 2009 Congress of the Latin American Studies Association, Rio de Janeiro, Brazil June 11-14, 2009 16 R. Schmit y M. Rosal “Las exportaciones pecuarias bonaerenses y el espacio mercantil rioplatense (1768-1854)” en Raúl Fradkin y J. C. Garavaglia (ed.), En busca de un tiempo perdido. La economía de Buenos Aires en el país de la abundancia, 1750-1865, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2004 17 Sabato, Ob. Cit.

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De esta manera, el crecimiento económico se tuvo que dar como proceso de intensificación económica, produciendo valores crecientes en un espacio limitado18. El boom del ovino, su refinamiento y la mejora en su producción, parece haber sido la principal solución encontrada, en un contexto internacional favorable por la coyuntura de precios que generaba la demanda de una industria textil en rápido crecimiento, así como una mejora en los medios de transporte, que abarataba los fletes tanto marítimos/fluviales, como terrestres. Este proceso se concentró inicialmente en la región al norte del Salado, con un proceso de especialización que ya se empezaba a manifestar en algunos de esos partidos en los años 3019 y se generalizaría en los 40 y 50. Progresivamente, la presión sobre la tierra, volcaría la actividad ovina más allá del Salado, aunque todavía en 1865, cerca del 60% del stock ovino se encontraba en las zonas de vieja colonización (23 millones sobre casi 38, según Sábato), mientras que a la inversa el vacuno se seguía concentrando en las zonas alejadas allende el Salado (4,6 millones, frente a 1,5 al norte de este río).20 Aunque hay pocas dudas de que el ovino se transformó durante esta etapa en el sector más dinámico de la economía rural de Buenos Aires, tal como lo expresa entre otras cosas, su peso creciente en las exportaciones, se debe hacer notar que todavía en 1865, si consideramos los valores del stock animal, el vacuno todavía compite con el ovino, aunque evidentemente no tiene nada que ver con la situación de 1839 en que el stock bovino, representaba más de cinco veces el valor del lanar de la época.21 Este proceso de intensificación económica y el temporal cierre de la frontera, que se acompañan a la vez con un crecimiento demográfico constante, sobre el que volveremos, desencadena otro proceso económico característico del período: el alza casi constante de los precios de la tierra, en términos absolutos y relativos. Aunque los estudios sobre precios de la tierra todavía son tentativos, pareciera que al menos se multiplican por 10 o por 12 en moneda constante, entre los años extremos que estamos aquí considerando. Por lo menos al norte del Salado, que es la región para la que tenemos información más confiable22. Y los precios de los otros factores no parecen

18 Newland y Poulson sostienen que esta intensificación se produce también en el período que precede a la caída de Rosas. Ver C. Newland y Barry Poulson, "Purely animal: pastoral production and early argentine economic growth 1825-1865", Explorations in Economic History, 35, 1998, pp 325-345. Igualmente R. Salvatore and C. Newland, “Between independence and the golden age: the early argentine economy”, en G. Della Paolera and A. Taylor (comp.), A New Economic History of Argentina, CUP, 2003. 19 Por ejemplo, Quilmas tenía en 1837 cinco veces más cabezas de ganado ovino que vacuno. Santilli, Daniel (2001) “Propiedad y producción en tiempos de Rosas. Quilmes 1837” en Revista Quinto Sol, Nº 5, Santa Rosa, La Pampa. Para el conjunto de la región Sur I en los 30’ ver Gelman, “Unos números sorprendentes…”, Anuario IEHS, 11, 1996. 20 Sábato, Ob. Cit. Pág. 36 21 J. Gelman y D. Santilli “Expansión ganadera y diferencias regionales. La campaña de Buenos Aires en 1839” en Raúl Fradkin y J. C. Garavaglia (ed.), En busca … Ob. Cit.. La sitaucióin más bien se ha invertido; en conjunto encontramos más de seis ovinos por cada vacuno, pero si tenemos en cuenta que cada vaca equivale a cinco ovejas, el equilibrio no se ha afectado tanto. 22 En el trabajo de J. C. Garavaglia, “La economía rural de la campaña de Buenos Aires vista a través de sus precios: 1756-1852”, en Raúl Fradkin y J. C. Garavaglia (ed.), En busca … Ob. Cit., se observa que sólo entre 1840 y 1850 aproximadamente el precio de la tierra se multiplica al menos por 3 en moneda constante. H. Sábato (cit, pg 63) indica precios de tierra al norte del Salado en pesos oro por ha, aunque el rango de variación de los mismos es muy amplio para cada período, lo que le otorga cierta debilidad a la información. Los promedios indicados por quinquenio son: en 1843-49: 0,68 pesos oro, en 1850-54: 1,11, en 1855-59: 5,76, en 1860-64: 12,04 y en 1865-69: 7,46. Igualmente J. Brown indica unos precios de tierra para el partido de Pergamino que parecen confirmar la magnitud del aumento. Así para 1826 obtiene un precio por ha de 0,30 pesos oro, que se eleva a 0,36 en 1837, a 2,00 en 1850, 3,30 en 1860 y 6.00 en 1870. Comparando el precio de 1826 con el de 1860 el aumento de precio fue de 11 veces. O si comparamos el de 1837 con el de 1860 subió 9,16 veces, pero si tomamos el de 1837 contra el de 1870, la

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evolucionar en la misma medida, provocando que si en el momento inicial que consideramos, 1839, el valor del ganado equivalía en promedio a las 2/3 partes del inventario de una estancia típica y la tierra ocupaba menos del 1/3 restante, la relación se invirtiera hacia el final del período, pasando la tierra a ocupar el papel central de una explotación23. Este peso creciente de la tierra en los capitales, puede provocar fenómenos diversos sobre la distribución de la riqueza, sobre los que volveremos, a la vez que advierte sobre la importancia creciente que tiene en la distribución general. De cualquier manera, insistimos, no debemos asimilar distribución de la tierra a distribución de la riqueza en el Buenos Aires de la época. Un solo dato nos puede advertir sobre ello y sobre que, seguramente, la distribución de la tierra debía ser peor que la del ganado y la de la riqueza en general, al menos si consideramos su relación con el conjunto de los potencialmente habilitados para poseer alguna riqueza: según el censo provincial de 1854, más del 50% de las casi 10.000 personas que son censadas como ‘ganaderos’ o ‘estancieros’, así como de los casi 6.000 que lo son como ‘agricultores’, eran arrendatarios, siendo por lo tanto menos de dicha cantidad los propietarios de la tierra24. De esta manera la riqueza ganadera y agraria en general se distribuía entre muchas más personas, no necesariamente más humildes, que los sólo propietarios de la tierra25. Este crecimiento económico, como dijimos, se acompañó de un proceso de crecimiento demográfico más o menos constante, que no era nuevo en la región. Considerando sólo la población rural de Buenos Aires, la misma pasó de unos 85.000 habitantes26 según los padrones de 1838 a cerca de 177.000 en 1854 hasta alcanzar más de 316.000 según el censo nacional de 1869. Los papeles de la Contribución Directa (CD) que utilizamos constituyen una fuente sin duda excepcional por la riqueza de la información que suministran, a la vez que parecen

suba alcanza a 16 veces. Ver, J. Brown, A socioeconomic history Argentina, 1776-1860. Cambridge,

1979. cap. 7. 23 Los datos son aquí algo diversos en sus magnitudes según los autores, pero todos coinciden en la tendencia. Así Sábato indica que para instalar una estancia ovina de 10.000 hs en 1845-54 se debía invertir un 74% en animales y apenas un 19% en tierra. Esta relación se habría convertido entre 1855-64 de manera radical a un 57% en tierra y 37% en animales. Esta tendencia se habría reforzado levemente en la década siguiente. Según Amaral, el promedio del patrimonio de 33 estancias en 1818-22 asigna un 73,4% del valor al ganado, mientras que la tierra representa apenas un 11,2% y las mejoras otro 6,9%. Para 1848-51, los inventarios de 41 estancias indican que el valor del ganado ha bajado al 31%, mientras la tierra alcanza el 51,2% y las mejoras el 14,8%. Ver los cuadros de pgs 58 y 66 de su The rise of capitalism... Según Garavaglia… 24 Ver los datos sobre ocupación en el censo rural de 1854 en H. Sábato y L. A. Romero, Los trabajadores de Buenos Aires. La experiencia del mercado: 1850-1880, Sudamericana, Buenos Aires, 1992. Y la relación entre arrendatarios y propietarios en O. Barsky y J. Djenderedjian, La expansión ganadera hasta 1895. Buenos Aires, Siglo XXI, pg 409. 25 Como sabemos, al menos desde los innovadores trabajos de B. Zeberio referidos al sur de la provincia a finales del XIX e inicios del XX, arrendatario no era sinónimo de más pobre que propietario, sino que indicaba en muchos casos una estrategia de acumulación que no privilegiaba el acceso a la propiedad terrateniente. 26 Nuestra reconstrucción de los totales del censo de 1838 arroja la cifra de 84685 habitantes. Sin embargo, hay estimaciones diferentes. Ver J. L. Moreno y J Mateo (1997) “El `redescubrimiento´ de la demografía histórica en la historia económica y social” en Anuario IEHS Nº 12, Instituto de Estudios Histórico-Sociales, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad del Centro, Tandil; y MAEDER, Ernesto J.A. Evolución demográfica argentina de 1810 a 1869. Eudeba. Buenos Aires, 1969, aunque este último considera las cifras de 1836.

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poseer niveles de confiabilidad aceptable, según hemos podido comprobar en otros trabajos. Los registros están separados por partidos y constan del nombre del sujeto imponible, el tipo de propiedad alcanzado con el impuesto, si se trata de una parcela, sus medidas en varas, cuadras o leguas cuadradas, el precio unitario y el monto total calculado, como así también el impuesto adeudado. Lamentablemente los encargados de los relevamientos no han tenido una instrucción común, por lo que cada uno ha aplicado el criterio que creía más conveniente. De modo que para algunos partidos, tenemos valorización por separado de la casa y del campo de cada sujeto, o la indicación de que se trata de viviendas en el pueblo, o la superficie de las parcelas, o el cuartel donde se la ubicaba, etc. Por lo tanto, ciertas investigaciones se podrán hacer sólo en el caso de partidos en los cuales tengamos la correspondiente información. Otra fuente que utilizaremos es el censo de 1869, el primer censo nacional27 del cual extraeremos los resúmenes de población de la campaña de Buenos Aires. Debemos aclarar algunas novedades con respecto a padrones anteriores que hemos utilizado en otros trabajos. En este caso, la información que proporciona el censo no incluye un dato que nosotros manejamos con anterioridad: asimilábamos el concepto de sujeto teóricamente habilitado para poseer riquezas, el jefe/jefa de hogar, con las unidades censales. El dato que podríamos considerar similar es el de casas o el de familias, pero ambos no son coincidentes, ya que en una misma casa pueden convivir varias familias. Es por tanto un dato que vamos a tener que adecuar en cada caso teniendo en cuenta la información que poseemos. En esta oportunidad nos limitaremos a estas fuentes. Somos conscientes que será necesario luego profundizar el análisis incorporando datos que tengan que ver con la producción de la campaña y su constante complejización y diversificación. Hacia el final de la etapa en consideración la diversificación productiva nos muestra zonas mucho más sesgadas hacia tipos de productos específicos; por ejemplo, el oeste es claramente agrícola, mientras que en el Sur I predomina la cría de ovejas y el Sur II mantiene la preponderancia del ganado vacuno. Pero no contamos por el momento con datos estadísticos certeros para evaluar los cambios de este período y que puedan ser cruzados con nuestra fuente impositiva. Otro dato que habrá que incorporar es la influencia del ferrocarril, que llegaba en 1866 a Chivilcoy, principal centro agrícola del momento y un año antes arribaba a Chascomús, en el Sur I. Pero para ello habría que tener en cuenta datos estadísticos de transporte de cargas, de pasajeros, etc. que no tenemos, para incorporarlos a nuestro estudio. Es evidente que ambas cuestiones, la diversidad productiva y la llegada de los ferrocarriles, ha influido en las formas de poblamiento, tamaño de las parcelas, valorización de la tierra, etc. y vamos a tenerlas en cuenta en nuestras reflexiones.

Crecimiento y desigualdad. Una aproximación general

Lo primero que resalta de los datos generales comparativos de la CD de estos tres años es el incremento notable de los valores de la propiedad inmueble, considerados en moneda constante. Estos han pasado de algo más de 4.5 millones en 1839 a casi 13 en 1855; para trepar todavía más fuertemente en 1867, alcanzando la cifra de más de 56 millones de pesos fuertes. En el segundo intervalo, el incremento ha sido espectacular, con una tasa anual del 13,1%, que duplica al incremento de valor ya notable del 6,5% anual del primero. Si tenemos en cuenta que no ha habido modificaciones importantes

27 Primer Censo de la República Argentina. Buenos Aires, Imprenta del Porvenir, 1872. Versión digital publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, Historia Demográfica Argentina 1869-1914, Buenos Aires, 2003

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en la superficie considerada, este aumento debe reflejar la valorización de la tierra, al margen de algunas mejoras sobre las parcelas que seguramente se han producido. Este incremento en la riqueza inmueble es consistente con la suba del precio de la tierra que diversos estudios señalaron para estos años, suba que, como dijimos, supera en estos años al de los otros factores de producción, especialmente al del ganado28. Veamos algunos datos generales.

1839 1855 1867

1839-55 1855-67 1839-67

Nº propietarios 4490 6969 9748 2,8 2,8 2,8

Monto (en moneda constante) 4.711.662 12.829.932 56.291.645 6,5 13,1 9,3

Promedio 1.049 1.841 5.775 3,6 10,0 6,3

Mediana 405 751 2.005 3,9 8,5 5,9

Coeficiente de Variación 2,2 2,32 2,79 0,3 1,5 0,9

20/20 53,6 36,6 35,2 -2,3 -0,3 -1,5

20% más rico 69,7% 69,6% 72,0% 0,0 0,3 0,1

20% más pobre 1,3% 1,9% 2,0% 2,4 0,6 1,6

Gini entre propietarios 0,6677 0,6593 0,6746 -0,1 0,2 0,0

Gini entre total UC 0,8879 0,9153 0,9689 0,2 0,5 0,3

Cuadro 1 - Comparación de datos generales

Tasa de crecimiento

Como vemos, también el número de propietarios se ha incrementado, pero de modo mucho más modesto que el capital. De esta manera los propietarios, pese a ser más cantidad a medida que avanza el tiempo, son en promedio cada vez más ricos. Esto es especialmente notable en el segundo intervalo de tiempo, ya que el mantenimiento constante de la tasa de crecimiento de los propietarios contrasta con la de los capitales, como ya vimos. El incremento de la mediana, algo menor que el promedio en el segundo período, indica que la distancia entre los propietarios más ricos y los menos ricos se habría incrementado, es decir podríamos estar ante un proceso de concentración más acelerado que en décadas previas. Esto es confirmado en primera instancia por el coeficiente de variación, que se ha incrementado en el mismo sentido, es decir al final de nuestro período ha crecido desde 2.2 a 2.8, sobre todo en el segundo subperíodo29 Estas imágenes previas no son totalmente compatibles con los resultados de la relación 20/20, que indica cuántas veces contiene el 20% más rico al 20% menos rico entre los propietarios. Si en 1839 la razón era superior a 50, vemos un abrupta caída hacia 1855, prosiguiendo otra mucho más leve en 1867, lo que lleva la proporción a 35 veces. Y esto sucede a pesar de que el 20% más rico es al final un poco más rico en términos relativos que al inicio. Pero la distancia con los de abajo (el 20% más pobre de los propietarios) se ha acortado, inclusive radicalmente entre las dos primeras fechas. Como se puede observar en el cuadro, esto es resultado esencialmente de una mejora importante en la parte que este 20% más pobre se queda al final. Si a esto le sumamos el radical incremento en el valor de la propiedad inmueble en esta etapa, podemos concluir fácilmente que este 20% de propietarios más humilde, ha logrado una mejora importante en su patrimonio durante las décadas que estamos considerando. Si a la vez observamos el comportamiento del índice GINI que muestra la desigualdad entre el total de los propietarios (no sólo entre sus extremos como en el 20/20), notamos

28 Ver notas anteriores 22 y 23 29 Este coeficiente mide la dispersión en la muestra dada entre los guarismos mayores y los menores y las magnitudes, partiendo de la mediana. En nuestro caso sólo entre propietarios

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que en el primer intervalo de tiempo hay una muy leve mejora de la desigualdad general (compatible con el comportamiento antes señalado de promedio y mediana. ya que en este primer intervalo la mediana sube algo más que el promedio), pero que en el segundo tramo la desigualdad general empeora, superando los niveles iniciales (igualmente observable en promedios que suben más ahora que las medianas). Por lo tanto se podría concluir que han ocurrido cambios en la distribución de riqueza entre los propietarios, con una leve mejora relativa de los más ricos, una mejora más importante de los más pobres, pero que la desigualdad general empeora apenas un poco, por una disminuida participación de los sectores intermedios. Sobre ello volveremos algo más adelante. Más allá de estos cambios, en general leves, al interior del grupo de propietarios, el dato más notable, además del incremento en los montos absolutos de capitales, es el incremento de la desigualdad general si se considera al conjunto de la población. El incremento del GINI sobre el conjunto de UC es constante, aunque más pronunciado en el segundo período; si en la primera etapa se incrementó en casi 3 puntos, en la segunda lo hizo en más de 5. La tasa de crecimiento anual muestra claramente que en el segundo período las condiciones para los que nada tenían empeoraron, ya que pasa de 0.2% anual en 1839-55 a 0.5% anual en 1855-67. Esto es el resultado centralmente de que el incremento de la población es muy superior al de quienes tiene acceso a la propiedad. Ya volveremos sobre este tema crucial. Las correspondientes curvas de Lorenz grafican esta situación y nos permiten percibir algunos matices.

Gráfico 1 - Comparación Curva de Lorenz sobre UC 1839-1855-1867

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Capitales

Contribuyentes Ideal

1839

1855

1867

Como se ve el alejamiento de la traza ideal es constante. Si la curva en 1839 se separaba del 0 casi en el 7º escalón de capitales, en 1855 lo hacía casi en el 8º y en 1867 lo superaba30.

30 Esto significa que en la primera fecha los propietarios de inmuebles representaban más del 30% del total de UC de la campaña y su peso va disminuyendo hasta ser menos del 20% al final.

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Gráfico 2 - Comparación Curva de Lorenz Entre Propietarios 1839-1855-1867

Capitales

Ideal

1839

1855

1867

En cambio, entre propietarios el grafico nos muestra algunos matices. Los primeros dos deciles de contribuyentes estaban más alejados de la línea ideal; pero tanto en 1855 como en 1867 estaban más cerca del ideal. A partir del 2º decil, mientras que las curvas de 1839 y 1855 prácticamente se igualan, la de 1867 se aleja, mostrando ese leve empeoramiento que habíamos visto en el cuadro 1. Veamos la misma información organizada por deciles de propietarios.

Gráfico 3 - Acumulación de cuotas de CD por decil entre propietarios

0,15,04 4,37 5,55

0,9

12,82 14,0416,36

9

35,28 35,33

36,14

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Contribuyentes 1839 1855 1867

Aquí se grafica la porción de capital que cada decil de propietario poseía. Hemos dividido el 10% más rico en tres pociones de 0.1, 1 y 10%; y en el otro extremo hemos unificado los dos deciles menores, a fin de poder apreciar mejor los cambios. Como se puede apreciar, el 10% más rico aumentó su participación a lo largo de todo el período,

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pero el sector que representa al 0,1% la disminuyó primero y luego la recupero con leve mejora. No pasó lo mismo con el segundo sector, el 0,9% restante hasta llegar al 1% cuya participación se incrementó a lo largo de ambos subperíodos; de tal modo el 1% pasó del casi 18% a casi el 22%. También el 9% restante mejoró su participación relativa, aunque en menor proporción. En definitiva, este 10% de los más ricos pasó del 53% en 1839, situación que prácticamente mantuvo en el ’55, a poseer el 58% de los capitales en 1867. Pese a ello se puede observar que el 20% menos rico de los propietarios también aumentó su participación en el total de la riqueza, como señalamos antes. En este marco los perdedores netos son el segundo, tercero y cuarto decil, es decir los que siguen a los más ricos. Aunque en términos absolutos se han enriquecido de manera significativa, como todos los propietarios de inmuebles de Buenos Aires a lo largo de estas décadas, han resignado una parte de su participación relativa a favor de ambos extremos de la escala social. Pero nuevamente la novedad más significativa nos parece que radica en que una parte creciente de la población de Buenos Aires no puede acceder a ningún tipo de propiedad inmueble. De esta manera pareciera que uno de los rasgos distintivos del crecimiento económico de Buenos Aires durante la primera mitad del siglo XIX se está perdiendo: su capacidad de incluir como propietarios a una parte sustantiva de la población31

¿Es la demografía una variante explicativa?

Como ya señalamos el crecimiento demográfico superó con creces al incremento de la cantidad de propietarios. Si bien los censos no coinciden cronológicamente con los datos de la CD, las distancias temporales son mínimas. En 1838 había casi 85.000 habitantes en la campaña; en 1854 se había algo más que duplicado, casi 175.000. Por último, el censo de 1869 llevaba la cifra a 312.000 habitantes. En definitiva, la población creció a la fabulosa tasa de 4,6% anual durante el primer lapso, y del 4% entre 1854 y 1869. Mientras, los propietarios crecían a razón de 2.8%, tasa nada despreciable, pero mucho menor a la población. Estas tasas de aumento de la población hacen que la misma se duplique en los 16 años intercensales del primer período, prácticamente todos bajo el régimen rosista. Esta diferencia constituye la causa principal de la mayor desigualdad al promover la concentración de la propiedad inmueble en un grupo cada vez más reducido en términos relativos. Obviamente esto no es más que una comprobación estadística, que nos dice muy poco sobre las causas de este crecimiento desparejo de población y propietarios. Lo primero que podemos invocar para explicarlo es un continuo proceso de crecimiento económico que favorece el crecimiento demográfico tanto natural, como por las migraciones regionales y las europeas que están dinamizándose hacia el final del período considerado. Junto a esto el fin temporal de la expansión fronteriza, limita la tierra disponible. Sin embargo otros factores ya sea de tipo institucional, relativos al tipo de producción, o los procesos de urbanización, etc., pueden promover procesos de fragmentación y distribución de la propiedad más allá de la cantidad de tierra disponible. Algo de esto intentaremos evaluar seguidamente. De hecho hay algo que llama la atención en nuestros datos generales: mientras que durante el segundo

31 Esto es algo que destacamos en nuestro trabajo De Rivadavia a Rosas, y que a la vez diferenciaba a esta región de otras del interior como Córdoba. Sobre esto ver nuestro trabajo “Crecimiento económico, divergencia regional y distribución de la riqueza: Córdoba y Buenos Aires después de la Independencia” en Latin Amercian Research Review. Vol 45 N° 1

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intervalo el incremento demográfico es algo menor que en el primero, el crecimiento del GINI es mayor en el segundo, lo que pone en evidencia que el factor población es sólo una de las explicaciones en el movimiento de la desigualdad. Veamos con algo más de detalle, los movimientos de población y de propietarios en las regiones de la provincia. El crecimiento demográfico, siendo en general muy importante, conoce diferencias regionales significativas.

Hab Propiet Hab Propiet Hab Propiet

Norte 16211 447 27253 747 46385 1443

Oeste 15263 1017 40324 1345 71468 2379

Cercanías 20100 1042 35136 1887 51235 2648

Sur I 23007 1463 37770 1468 52538 1637

Sur II 8819 615 31399 1441 86769 1950

Factorías 1285 77 2613 249 4039 133

Total 84685 4490 174495 6969 312434 9748

1838-54 1854-69 1838-69 1839-55 1855-67 1839-67

Norte 3,3 3,6 3,4 3,3 5,6 4,3

Oeste 6,3 3,9 5,1 1,8 4,9 3,1

Cercanías 3,6 2,5 3,1 3,8 2,9 3,4

Sur I 3,1 2,2 2,7 0,0 0,9 0,4

Sur II 8,3 7,0 7,7 5,5 2,6 4,2

Factorías 4,5 2,9 3,8 7,6 -5,1 2,0

Total 4,6 4,0 4,3 2,8 2,8 2,8

(1) se descartaron los cuadernillos denominados frontera

1838/39 1854/55 1867-1869 (1)

Cuadro 2 - Variación población y propietarios por zonas

Tasas de crecimiento

Población Propietarios

Podemos observar que en el primer subperíodo hay dos zonas que superan ampliamente el promedio general en cuanto a tasa de crecimiento de población; se trata del Oeste y la zona de colonización más reciente, al sur del Salado, que denominamos Sur II. La primera casi se triplica y la segunda cuadruplica. Ellas son las que empujan la tasa de crecimiento hacia arriba. Pero en el segundo período intercensal, cuya duración es similar, el proceso en el Oeste se frena, mientras continúa en Sur II. En realidad en todas las zonas se lentifica el crecimiento, salvo el Norte que sigue incrementando su población a mayor tasa. Pero ningún freno es tan abrupto como el del Oeste. Esta zona merece un capítulo aparte. En cambio el aumento de los propietarios se muestra diferente. Si las migraciones eran estimuladas por la posibilidad de obtener un mejor nivel de vida, lo que incluía la posibilidad de lograr la propiedad de la tierra que se trabajaba, la diferencia entre el incremento demográfico y el de los propietarios habla de las dificultades crecientes para lograrlo. Pero si bien esta explicación parece válida para el conjunto de la región, hay diferencias zonales importantes. Por ejemplo, el Norte incrementa la tasa de población, pero la de propietarización32 es mayor. En cambio, en el Oeste el proceso es diferente;

32 Si se nos permite el neologismo

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mientras la tasa demográfica cae abruptamente en el segundo período, la de los propietarios, que en el primer período había crecido muy poco, aumenta en el segundo por arriba de la demográfica. En Cercanías, ambas tasas parecen acompañarse mutuamente, mientras que en Sur I, que muestra el menor incremento demográfico de toda la región, la tasa de propietarios no muestra crecimiento alguno, es decir que la zona recibe menos migrantes y no ofrece, aparentemente, posibilidades de propietarización. En Sur II, el impresionante crecimiento demográfico, es siempre mayor que el de los propietarios, incrementándose las diferencias en el segundo período. En definitiva, no parece haber una relación unívoca entre crecimiento demográfico e incremento del número de propietarios; ambos parecen moverse en forma relativamente independientes. Así, vimos como en algunas zonas hay períodos en que el ritmo de incremento de los propietarios llega a ser igual o mayor que el de la población, pero en otras es a la inversa33. Veremos luego con el análisis de correlaciones si encontramos relaciones más efectivas. Pero desde ya esto nos advierte sobre la imposibilidad de sobrevalorar el peso del incremento demográfico en las explicaciones sobre el movimiento de la desigualdad,

La creciente urbanización

Una de las posibles explicaciones a estas variaciones zonales tan notorias podría relacionarse con el proceso de urbanización, que no sólo afecta a los partidos más cercanos a la ciudad, sino también a algunos centros poblados diseminados por la campaña entera. El siguiente cuadro nos muestra estas particularidades según el primer censo nacional.

Zona Habitantes %

Norte 18944 40,8

Oeste 24113 33,7

Cercanías 21989 42,9

Sur I 11907 22,7

Sur II 13434 15,5

Factorías 2747 68,0

Total 93134 29,8

Fuente: Primer Censo Nacional

Cuadro 4 - Población urbana en 1869

En 1869 el 30% de los habitantes de la campaña vivía en “ciudades, villas y pueblos… o sea población urbana”34. Una cifra nada despreciable. Y aquí vemos que no sólo Cercanías tenía más del 40% de la población en centros urbanos; la zona Norte, de muy antigua radicación, superaba también ese porcentaje. El Oeste, la zona más poblada, también tiene un porcentaje importante de pobladores urbanos, aunque algo menor, mientras que los que menos tienen son los dos sur, especialmente el más extremo, como era de esperar. ¿Qué podemos deducir de estos números? En primer lugar, comparemos la cantidad de propietarios con la cantidad de pobladores de cada zona

33 A la vez parece obvio que el crecimiento demográfico de Sur II es de tal magnitud, que es difícil imaginar un crecimiento en el número de propietarios que pueda acompañarlo. 34 según designa la tabla 10 del Primer Censo Argentino, página 90 a 92

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1839 1855 1867

Norte 18,0% 17,9% 20,3%

Oeste 39,0% 19,5% 19,5%

Cercanías 35,2% 36,4% 35,1%

Sur I 41,7% 25,5% 20,5%

Sur II 36,0% 23,7% 11,6%

Factorías 36,1% 57,4% 19,9%

Total 33,3% 24,4% 18,6%

(sobre total de UC)

Cuadro 5 - Proporción de propietarios

Dos de los tres espacios donde la urbanización es mayor que en el resto, es decir Norte, y Cercanías aumentaron o por lo menos mantuvieron la proporción de propietarios en el transcurso de estos 28 años. A ello hay que agregarle que el Norte tiene la tasa de crecimiento más alta. Y si bien el Oeste disminuyó abruptamente el porcentaje de propietarios (algo que deberemos investigar con más detalle), la tasa de crecimiento de la cantidad de propietarios es también significativamente alta. Luego volveremos sobre esto tratando de establecer correlaciones más precisas. Pero veamos algunos de los partidos con mayor detalle.

Partido Zona Urbanos Rurales % urbanos

Chivilcoy Oeste 6338 7894 44,5

San Nicolás Norte 5985 3249 64,8

Barracas al Sud Cercanías 5645 2358 70,5

Mercedes Oeste 4080 4066 50,1

Luján Oeste 3393 6863 33,1

Chascomús Sur I 3317 6320 34,4

Pergamino Norte 3261 4476 42,1

San Fernando Cercanías 3188 966 76,7

Dolores Sur I 3123 4080 43,4

Salto Norte 2713 1430 65,5

San José de Flores Cercanías 2256 4323 34,3

Conchas Cercanías 2200 651 77,2

Tandil Sur II 2181 2689 44,8

Bragado Oeste 2176 4401 33,1

Azul Sur II 2114 5095 29,3

San Pedro Norte 2089 3224 39,3

Zárate Oeste 2020 1744 53,7

Fuente: Primer censo Nacional

Habitantes

Cuadro 6 - Partidos con mayor cantidad de pobladores urbanos

La urbanización parece bastante repartida, ya que de los 17 partidos con mayor cantidad de pobladores urbanos, 5 corresponden al Oeste, 4 al Norte y Cercanías, 2 a Sur I y 2 a Sur II. La lista la encabeza Chivilcoy, como cabecera de una ya notoria zona de cultivo de cereales todavía para el abastecimiento de la ciudad. No parece novedoso que San Nicolás, y algo más abajo Chascomús, integren esta lista, si se recuerda que

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eran las poblaciones elegidas por el gobierno nacional de Rivadavia, 40 años antes, para encabezar los dos estados que surgirían de la fallida división de la provincia y de la capitalización de la ciudad de Buenos Aires. Tampoco es novedoso el tercer puesto para Barracas al Sud, a partir de los estudios realizados sobre el antiguo partido de Quilmes.35 Otra cuestión remarcable es la alta proporción de pobladores urbanos que encontramos en estos partidos; el 65% en San Nicolás, el 70% en Barracas al sud y, en general, los partidos de cercanías. Podemos analizar en los dos partidos con mayor cantidad de pobladores urbanos, la distribución en el interior de cada uno de los espacios, ya que contamos con la información discriminada.36

San Nicolás Total Norte Chivilcoy Total Oeste

Entre propietarios 0,4732 0,6906 0,5359 0,6053

Total UC 0,8752 0,9373 0,8996 0,9232

Urbanos

Entre propietarios 0,4134 0,3019

Total UC 0,8456 0,8481

Rurales

Entre propietarios 0,5211 0,5710

Total UC 0,8582 0,8699

La unificación de propietarios urbanos y rurales implica el aumento

del Gini único.

Cuadro 7 - Comparación de la distribución de la propiedad

Gini de ámbitos urbanos y rurales

En primer lugar, se observa que ambos partidos tienen un mejor Gini que el conjunto de su zona, tanto si analizamos sólo los propietarios como si lo hacemos con la totalidad de las UC. Pero mejora aún más si consideramos los pobladores urbanos por separado de los rurales. Esta es una construcción un tanto extraña, si consideramos que muchos de los propietarios de casas en el pueblo son también propietarios de extensiones en los campos circunvecinos. Es por ello que el conjunto de ambos ámbitos arroja un Gini mayor que los individuales, cuando analizamos el total de las UC. Pero lo que se hace notorio es que los espacios urbanos son menos desiguales que los rurales. Tal como pasa con la ciudad de Buenos Aires con respecto al conjunto de la campaña. Es de destacar la bastante escasa diferenciación interna entre los propietarios urbanos. Se podría decir que las casas no son extremadamente costosas y no habría por otro lado gran distancia con las más humildes. Esto está poniendo en evidencia seguramente que los mayores propietarios rurales tienen residencia en la ciudad de Buenos Aires, mientras que en los pueblos de campaña residen propietarios no tan ricos, junto a muchos más humildes. Por eso los Ginis urbanos son tan bajos. En cambio, esas distancias se estiran en el ámbito rural. Es decir, a la par de campos con una alta valuación encontramos parcelas de un valor muy escaso. Por ejemplo, en el núcleo urbano de Chivilcoy la propiedad más valiosa se ubica en los $ 250.000, y la menor en 10.000, generando una relación 20/20 de 4.90 y un coeficiente de variación de sólo

35 Santilli (2008) Desde abajo y desde arriba. La construcción de un nuevo ordenamiento social entre la colonia y el rosismo. Quilmes 1780-1840. Tesis de Doctorado presentada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (inédita) 36 Lamentablemente, son los dos únicos partidos en los que podemos aplicar este tipo de análisis, ya que para el resto no tenemos en la CD, diferenciados los capitales urbanos de los rurales

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0.57. En cambio, en la zona rural del partido el valor máximo es de 4.000.000, mientras que el mínimo es de $ 8000.-, triplicando casi el coeficiente de variación (2.59) y llevando la relación 20/20 a 12.71 En resumen, todavía estamos en una época donde la desigualdad estaba mitigada en el ámbito urbano. Veremos cómo podemos relacionar esto con la magnitud de los cambios producidos en la campaña en los 30 años de nuestro análisis

La inmigración europea

Hemos tenido en cuenta variables como la cantidad de propietarios, la creciente urbanización y el aumento demográfico para analizar las modificaciones en la distribución de la propiedad de la tierra. Otra variable que puede estar modificando la realidad social de la campaña, y es mencionada por la historiografía con insistencia, es la inmigración europea atraída por el trabajo bien remunerado y la posibilidad de acceder a la propiedad de la tierra. En el censo de 1869 los inmigrantes europeos estaban identificados, por lo que pudimos armar el siguiente cuadro.

Zona Habitantes %

Norte 6212 13,4

Oeste 11567 16,2

Cercanías 18726 36,5

Sur I 9304 17,7

Sur II 10866 12,5

Factorías 632 15,6

Total 57307 18,3

Fuente: Primer Censo Nacional

Cuadro 7 - Inmigrantes Europeos

Debemos tener en cuenta que el mismo censo cuenta en la ciudad de Buenos Aires con el 44.7% de migrantes europeos. Comparado con ese guarismo, el porcentaje de la campaña se muestra disminuido; sólo el 18.3% de sus habitantes eran europeos. Con este patrón no es de extrañar que sea en Cercanías, el sector rural más pegado a la ciudad, donde encontremos el guarismo más alto de presencia europea, con 36.5% del total de su población. Así pareciera que la inmigración se volcaba desde la ciudad hacia los partidos más cercanos, con ciertas preferencias. Por ejemplo Barracas al Sud, Belgrano y San José de Flores, los tres partidos más cercanos, superaban o eran muy poco menor al porcentaje de la ciudad. El otro partido que superaba a la ciudad era Conchas, con el 48%. En cambio las zonas más alejadas tenían todas un porcentaje inferior al promedio de la campaña. En el Norte, el partido con mayor cantidad relativa de europeos era Baradero, con el 21.5%. En el Oeste eran Zárate, Mercedes, Las Heras y Carmen de Areco, los que superaban el 20%, mientras que en Sur I sólo San Vicente y Chascomús lo superaban. En el Sur II, Dolores, Castelli y Pila, partidos vecinos a Chascomús, eran los más poblados por europeos. Ahora bien, ello no nos autoriza a suponer que la afluencia de los inmigrantes influya en el patrón de la distribución de la tierra, ya que una primera constatación directa es que la zona donde el gini era menos desigual, Cercanías, lo era antes de iniciarse la afluencia de tales migrantes. Asimismo, la proporción de propietarios sobre el total de UC, como se observa en el cuadro 5, ya era la más alta en Cercanías, la zona donde se implanta la migración externa. Veremos como influye en las correlaciones esta variable

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El análisis estadístico. ¿Existen relaciones entre las variables?

Hemos estado sugiriendo que algunas variables estarían influyendo en los cambios que se han producido en estos casi 30 años que estamos analizando. En efecto, el incremento demográfico, la urbanización, los comienzos de la inmigración europea, el advenimiento del ferrocarril y el cierre momentáneo de la frontera, a la par que la valorización de la tierra y el diferenciado destino productivo, están modificando los parámetros con los que se distribuía la tierra en los momentos previos al que analizamos. Dada la magnitud y diversidad de las variables que estamos poniendo en juego, nos parece adecuado aplicar para su estudio algunas correlaciones que nos permitan deducir el grado de influencia de cada una de ellas para la diferenciación de la variable que nosotros consideramos dependiente en este caso, los Ginis. Sabido es que ello no indica ninguna causalidad, sino simplemente el grado de relación que existe entre ellas, en cuánto muestran la variación de una en su relación a la de la otra. Es decir, si el aumento de la población puede indicar el aumento del coeficiente de Gini, o por el contrario, el aumento de los propietarios una disminución en dicho coeficiente. Esto nos permitirá evaluar en forma más precisa algunas de las hipótesis que ya presentamos, así como incorporar otras. Como hemos dicho más arriba, dejamos para otra oportunidad la incorporación de un componente que podría ser fundamental en estas variaciones, que es el patrón productivo de cada una de las zonas que analizamos, ya que las fuentes que utilizamos no contienen datos sobre ello. Hemos incorporado a nuestra evaluación una serie de variables extraídas de las fuentes y otras que hemos construido nosotros a partir de los datos de las mismas. A las ya mencionadas y utilizadas en este texto, extraídas del censo de 1869, como población, cantidad de UC, extranjeros, población urbana, le hemos incorporado tamaño en Km2 y densidad de habitantes por Km2 37 De la contribución Directa de 1867 hemos tomado los datos de cantidad de propietarios y de capital. Hemos incluido también los datos construidos por nosotros como el Gini por propietarios y por total de UC, la relación 20/20 y el coeficiente de variación, todos de la CD de 1867. Por último, hemos incluido las tasas de crecimiento de población y de propietarios del lapso en estudio. Todos estos datos se han tomado por cada partido. En el anexo puede encontrarse un cuadro con la totalidad de los valores Veamos sólo las correlaciones de la totalidad de la región, es decir sin separación por zonas.

37 Los datos en Primer Censo Nacional Ob. Cit. Tabla Nº 9 pags 82 a 86

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Cuadro 8 – Correlaciones de Pearson entre variables definidas Correlaciones

1 ,301* ,209 ,296* ,019 ,186 ,072 -,167 -,055 ,210 ,727** ,833** -,107 -,024

,014 ,093 ,016 ,881 ,135 ,565 ,181 ,660 ,091 ,000 ,000 ,391 ,846

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,301* 1 -,177 ,067 -,665** -,509** -,451** -,766** ,510** -,212 ,361** ,140 ,366** ,131

,014 ,156 ,594 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,087 ,003 ,261 ,002 ,296

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,209 -,177 1 ,884** ,714** ,644** ,731** ,192 ,030 ,670** ,007 ,355** -,099 -,167

,093 ,156 ,000 ,000 ,000 ,000 ,123 ,814 ,000 ,954 ,003 ,431 ,179

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,296* ,067 ,884** 1 ,622** ,520** ,659** -,002 ,072 ,625** ,021 ,459** -,096 -,160

,016 ,594 ,000 ,000 ,000 ,000 ,987 ,564 ,000 ,867 ,000 ,445 ,198

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,019 -,665** ,714** ,622** 1 ,740** ,810** ,525** -,353** ,645** -,207 ,292* -,290* -,155

,881 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,004 ,000 ,095 ,017 ,018 ,213

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,186 -,509** ,644** ,520** ,740** 1 ,727** ,543** -,305* ,557** -,050 ,314* -,349** -,185

,135 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,013 ,000 ,692 ,010 ,004 ,138

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,072 -,451** ,731** ,659** ,810** ,727** 1 ,413** -,238 ,492** -,124 ,281* -,300* -,062

,565 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,001 ,054 ,000 ,320 ,022 ,015 ,622

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

-,167 -,766** ,192 -,002 ,525** ,543** ,413** 1 -,366** ,156 -,159 -,125 -,314* ,001

,181 ,000 ,123 ,987 ,000 ,000 ,001 ,002 ,211 ,201 ,318 ,010 ,991

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

-,055 ,510** ,030 ,072 -,353** -,305* -,238 -,366** 1 -,070 ,165 -,049 ,627** ,277*

,660 ,000 ,814 ,564 ,004 ,013 ,054 ,002 ,577 ,185 ,696 ,000 ,024

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,210 -,212 ,670** ,625** ,645** ,557** ,492** ,156 -,070 1 ,102 ,272* -,103 -,197

,091 ,087 ,000 ,000 ,000 ,000 ,000 ,211 ,577 ,414 ,027 ,412 ,113

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,727** ,361** ,007 ,021 -,207 -,050 -,124 -,159 ,165 ,102 1 ,506** ,196 ,146

,000 ,003 ,954 ,867 ,095 ,692 ,320 ,201 ,185 ,414 ,000 ,115 ,242

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

,833** ,140 ,355** ,459** ,292* ,314* ,281* -,125 -,049 ,272* ,506** 1 -,137 -,036

,000 ,261 ,003 ,000 ,017 ,010 ,022 ,318 ,696 ,027 ,000 ,271 ,774

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

-,107 ,366** -,099 -,096 -,290* -,349** -,300* -,314* ,627** -,103 ,196 -,137 1 ,556**

,391 ,002 ,431 ,445 ,018 ,004 ,015 ,010 ,000 ,412 ,115 ,271 ,000

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

-,024 ,131 -,167 -,160 -,155 -,185 -,062 ,001 ,277* -,197 ,146 -,036 ,556** 1

,846 ,296 ,179 ,198 ,213 ,138 ,622 ,991 ,024 ,113 ,242 ,774 ,000

66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66 66

Correlación de Pearson

Sig. (bilateral)

N

Correlación de Pearson

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N

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N

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N

Correlación de Pearson

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N

Correlación de Pearson

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N

Correlación de Pearson

Sig. (bilateral)

N

Correlación de Pearson

Sig. (bilateral)

N

Correlación de Pearson

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N

Correlación de Pearson

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N

Correlación de Pearson

Sig. (bilateral)

N

Correlación de Pearson

Sig. (bilateral)

N

Gini Prop.

Gini Tot. UC

Población

UC

Propietarios

Extranjeros

Urbanos

Densidad

Tamaño

Capital

20/20

Coef var.

Crec.Pobl

Crec.Prop

Gini Prop. Gini Tot. UC Población UC Propietarios Extranjeros Urbanos Densidad Tamaño Capital 20/20 Coef var. Crec.Pobl Crec.Prop

La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).*.

La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).**.

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En primer lugar el Gini entre propietarios. Es notable que no mantenga ninguna relación inmediata con las variables que hemos incluido, salvo con las que precisamente se construyen a partir de lo mismos datos, la relación 20/20 y el coeficiente de variación de los capitales. Es decir, el Gini entre propietarios aumenta en la medida en que el 20/20 indica una mayor distancia entre los más ricos y los más pobres; algo similar nos muestra el incremento del coeficiente de variación, la mayor dispersión de la muestra. También, aunque menos significativamente, a mayor cantidad de UC paralelamente se incrementa el Gini entre propietarios. Hasta aquí nada novedoso; lo que sí es significativo es que la variación de la cantidad de propietarios no se relacione ni directa ni indirectamente con el Gini entre propietarios. Pero sí influye la variación en el tamaño de los partidos o la densidad de la población de los mismos, aunque mínimamente. Un aumento en el tamaño o en la densidad de un partido, implica una disminución del Gini, o sea una menor desigualdad. Pero estas dos variables mantienen una mayor relación con el Gini sobre el total de las UC, es decir en el conjunto de la población. En efecto, la densidad es la principal relación indirecta con el Gini; un aumento en la cantidad de pobladores por Km2 implica una disminución en la desigualdad. La densidad explica entonces el 76.6% de la variación del Gini. En contraposición con ello, la variación en la tasa de crecimiento de la población se relaciona positivamente, o sea que su aumento incrementa la desigualdad. Razonablemente, el tamaño se relaciona exactamente al revés que en el caso del Gini sobre propietarios; a mayor tamaño del partido, mayor es la desigualdad. Es decir, no basta con que aumente la población para que el Gini disminuya; debe aumentar la densidad. Y ello nos lleva a otra consideración; ¿dónde encontramos por definición mayor densidad? En los centros poblados; es por ello que la cantidad de pobladores en centros urbanos se relaciona indirectamente con el Gini total; a mayor desarrollo de la población urbana, menor desigualdad. Esto no hace más que confirmar lo que habíamos analizado unos párrafos más arriba, cuando estudiamos la urbanización en San Nicolás y Chivilcoy. Con un alto grado de certidumbre podemos confirmar esas primeras conclusiones, acerca de cierto menor grado de desigualdad en los espacios urbanos. La otra relación que sorprende es la que se establece con la variable cantidad de extranjeros. La afluencia de la migración externa se relaciona indirectamente con el Gini, su aumento tiende a disminuir el Gini. Si el incremento de la población se relacionara con intensidad parecida con el Gini, se podría suponer que la influencia de la migración externa sería una consecuencia de tal relación. Sin embargo, no es así; la población muestra un coeficiente de -0.177, mientras que la de los extranjeros es de -0.509. Existe entonces un núcleo fuerte de correlaciones indirectas con los aspectos demográficos que hemos analizado, la densidad, la radicación urbana y la migración externa. Es decir, los partidos más densamente poblados, con mayor urbanización y con un aporte de habitantes europeos mayor son menos desiguales. En cambio el tamaño conspira contra la baja de la desigualdad, hecho que no debe extrañarnos; en los partidos más grandes del Sur II, menos poblados y con mayor escasez de centros urbanos la desigualdad se acentúa y modifican en parte el patrón que habíamos visto en 1839. No estamos mencionando una relación obvia, el aumento de los propietarios disminuye el grado de desigualdad. Es menester entonces investigar las relaciones entre estas variables demográficas que hemos comentado. Dejemos de lado la relación de urbanos y extranjeros con la población que es directa; aunque si parece obvio que un aumento de la cantidad de extranjeros y de urbanos se corresponde con un aumento de la población no lo es a la inversa. También resulta explicable la alta correlación con la densidad, ya que como dijimos, es en los centros urbanos donde la densidad por Km2 es mayor. Es esperable,

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aunque no obvia, que la relación entre urbanos y propietarios sea directa y muy alta; el 81% de los cambios en la propiedad están explicados por la presencia de urbanos. Además, el aumento del capital está relacionado en forma directa con la urbanización, y ello a pesar del gran aumento del precio de la tierra. O sea que a pesar de que los valores urbanos sean más chicos, su gran número hace aumentar el capital total del partido. Pero lo sorprendente resulta ser la alta relación entre la población urbana y los europeos. El derrame de la migración externa desde la ciudad de Buenos Aires hacia la campaña, que disminuía de acuerdo con la lejanía con el puerto, se daba sobre todo en los partidos con mayor proporción de centros urbanos. Esta alta relación se confirma a su vez con la que se establece con la densidad; el trípode urbanos-extranjeros-densidad indica claramente que los europeos se radican en los partidos más urbanizados y cercanos a la ciudad. Esto no invalida la conclusión de Blanca Zeberio acerca de la preponderancia del arrendamiento para los chacareros extranjeros de la segunda mitad del siglo XIX en la campaña de Buenos Aires. En primer lugar, porque aquí estamos hablando de las cercanías de la ciudad y en segundo lugar, se trata de centros urbanos y no de las zonas rurales de cada partido. Podría imaginarse que el mismo chacarero que arrienda un campo es propietario de una pequeña casa en la cabecera del partido. A más de las ya descriptas, la variación de los extranjeros muestra relación directa con los propietarios y con el incremento del capital. El aumento de extranjeros se traduce en un aumento de los propietarios y viceversa. Ello confirma que los migrantes acceden a la propiedad sobre todo urbana, si además tenemos en cuenta que la relación con el tamaño de los partidos, sinonimia de mayor ruralidad, es indirecta, es decir en la medida que aumenta el tamaño decrece la relación con los extranjeros, con los urbanos y hasta con los propietarios.

Algunas conclusiones. Un acercamiento desde un ángulo parcial

Como ya dijimos, nuestro trabajo analiza la evolución de la desigualdad en la propiedad territorial teniendo en cuenta únicamente variables que se desprenden de la demografía y de nuestra fuente principal que es la CD. Por tal razón, estas conclusiones tienen un grado alto de certeza pero limitado a esas variables y deberán ser revisadas con estudios que puedan incorporar datos sobre producción y su diversificación, su influencia sobre la organización empresarial y familiar, sobre el precio de la tierra y de las mejoras en las parcelas. Asimismo, deberán incluirse datos relacionados con la revolución en los medios de transporte que produjo la llegada del ferrocarril, aunque hacia el final de nuestro período sólo estaba en sus inicios. En primer lugar, se debe destacar la valorización de la propiedad inmueble que se deduce del cuadro 1; teniendo en cuenta que no hubo modificaciones importantes en cuanto al territorio ocupado por la economía porteña y que no se produjeron entregas masivas de tierras por parte del Estado, el incremento del precio de la misma es realmente muy importante. Esta valorización está en consonancia con modificaciones del patrón productivo, ya que se profundiza la vocación ganadera en algunos espacios, ahora volcados no sólo al vacuno sino muy especialmente a la cría del ovino mejorado, mientras que en otros más acotados se incrementa una especialización agrícola, todavía para satisfacer al mercado interno. Mientras tanto, también se incrementa el número de propietarios de modo constante durante los 30 años en análisis. Pero como el aumento de la población es mayor, disminuye relativamente la cantidad de propietarios. Ello lleva a un coeficiente Gini que se incrementa, es decir la propiedad aparece como peor repartida en 1867 que en 1839,

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a pesar de que entre los propietarios el grado de desigualdad no se ha incrementado. Esto último se debe básicamente a que los más humildes propietarios han mejorado su participación en el total del capital, el 20% menos agraciado logra hacia el final del período mejorar su posición relativa, en detrimento básicamente de los sectores medios, no de los más ricos. Se podría decir que la igualación hacia arriba no supera el 4° o 5° decil. Pero lo que sí es indudable para el conjunto de los pobladores pobres es que la situación empeoró en el lapso 1855-1867 con respecto a 1839-1855; no es que en este último las condiciones fueran florecientes para ellos, pero en el transcurso del segundo período el escenario se oscureció. No parece ser el incremento demográfico la variable que determina tal hecho, ya que amengua en este segundo momento. Una característica del período en análisis es la urbanización, es decir el crecimiento y la conformación de centros urbanos. Podemos comprobar que los partidos con una mayor tasa de propietarización tienen también una mayor presencia de población urbana. Asimismo, hemos podido investigar que dos de los poblados muestran un coeficiente Gini mejor que la zona rural que los circunda. También otra particularidad que se comprueba en las fuentes demográficas es el comienzo de la migración europea. En ese sentido se pudo verificar que la misma se vuelca principalmente desde la ciudad de Buenos Aires hacia las zonas rurales más cercanas. Esta serie de comprobaciones de variables para tratar la desigualdad y sus diferentes caras nos llevaron a trabajar con correlaciones para establecer cuál es el grado de relación con los coeficientes de Gini, así como la interrelación entre ellas. Hemos podido comprobar que el tamaño de los partidos influye en un mayor índice de Gini, es decir, cuanto más grande es el partido mayor desigualdad encontramos y ello refiere a la zona Sur II, sobre todo. En sentido inverso, la densidad de población estimula la menor desigualdad, pero coincide en que los partidos más grandes son los menos poblados. También la urbanización opera disminuyendo la desigualdad, al igual que la presencia de migrantes europeos, claro que se trata de la migración que se asienta en centros poblados. Con esta descripción, concluimos que las causas del incremento de la desigualdad son múltiples, como decimos en el título. Al contrario de lo que veíamos en nuestro trabajo sobre 1839, el nuevo sur es ahora más desigual y, según nuestras comprobaciones, sería el tamaño y la escasa densidad los protagonistas de ese aumento (y en el mismo sentido el muy escaso grado de urbanización). Ello está más en concordancia con la imagen que tenemos de la segunda mitad del siglo, con el predominio de la gran estancia implantada en grandes extensiones y con multitud de dependientes. La muy escasa urbanización contribuye a esta imagen, así como el alto crecimiento demográfico, que no hace más que aumentar la desigualdad. Pero no son ellas las causas por las que la desigualdad crece en Cercanías.38 Ha pasado a ser la zona menos desigual, quitándole ese cetro al Oeste y justamente la densidad es uno de los elementos que mediatizan esa inequidad, junto con la urbanización, elemento que aumenta la cantidad de propietarios. Ello hace que los espacios urbanos se muestren como más igualitarios que los rurales, en consonancia con aquello que se encuentra en la ciudad de Buenos Aires con respecto a su campaña. Pero no sólo la urbanización sino también la presencia de inmigrantes europeos. ¿De ello se podría deducir que los inmigrantes tienen un más fácil acceso a la propiedad urbana que los criollos? ¿O existe una razón cultural que empuja a los recién venidos a hacerse de una casa propia antes que los nativos? ¿O simplemente se instalan donde las desigualdad previa no eran tan

38 Un cuadro con el coeficiente Gini de cada zona se puede encontrar en el anexo.

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marcadas? Esta última preguntas nos lelva a pensar que más que la causa de la menor desigualdad, la presencia de los extranjeros es su efecto; de modo que los europeos no contribuyen a moderar la inequidad. No tenemos respuesta a este interrogante con estas fuentes. Por último, no debemos descuidar las cuestiones a las que ya hicimos mención y que no podemos someter a este mismo tratamiento cuantitativo por no contar con fuentes adecuadas. El cambio en el perfil productivo, que conlleva también una diversificación y diferenciación zonales. En primer lugar, la preponderancia de la gran estancia, como ya mencionamos, en el Sur II como correlato de su especialización en la cría extensiva del ganado vacuno, con una demanda de mano de obra que implicaba un movimiento de migrantes que no accedían a parcela alguna. Por otro lado, en Sur I podemos comprobar una preponderancia de la cría del ganado ovino39, montada sobre una organización empresarial que difiere de la que podemos encontrar en el Sur II, sobre todo en el uso de los recursos humanos y en el tamaño de las parcelas. Además si la presencia de extranjeros mediatiza el índice de Gini, el porcentaje de los mismos es mayor en esta zona que en la antecesora.40 También la especialización agrícola, que se encuentra mayormente en el Oeste seguramente ha producido cambios en la distribución de los recursos, que se vislumbran en la gran modificación del Gini que subió más de 10 puntos durante el primero de los períodos considerados. Tal vez tal especialización superaba la utilización intensiva de un recurso como la mano de obra, que igualaba a la sociedad. Todo ello debería completarse con un estudio de los salarios. Asimismo, hemos hecho hincapié en la valorización del factor tierra, por encima de todos los otros factores, lo que hace que la propiedad del mismo adquiera ahora un mayor carácter disruptivo en ese sentido. El arribo del ferrocarril seguramente influye en esa aceleración de los precios, no sólo por los lugares donde ya pasa (en el Oeste llega a Chivilcoy y en el Sur hasta Chascomús) sino por los que se prevé que pronto pasará. También el camino de hierro ha revolucionado los transportes, con la consiguiente baja de fletes y de tiempos en el movimiento de mercancías y personas, aunque tal vez no se lo perciba todavía en todos sus efectos.41 Por último, pero no menos importante, está la cuestión política. Y a ello apunta tal vez la diferenciación de los dos períodos que analizamos, uno todavía en gran parte bajo el régimen rosista (concluye en 1855) y el otro ya bajo la impronta liberal del Estado de Buenos Aires y luego del gobierno de la provincia durante la presidencia nacional de Mitre. Es probable que la caída del federalismo rosista, que gozaba de un fuerte apoyo de sectores medios y de pequeños productores, conllevara una serie de medidas institucionales y de política económica que hizo que estos sectores se perjudicaran económicamente, en paralelo con la pérdida de su importancia política. Es decir, ciertas políticas del rosismo podrían haber actuado como medidas de protección hacia estos sectores que ahora perdían esa protección con la instauración más plena del liberalismo económico. Sin embargo es poco lo que podemos decir por ahora al respecto. En resumen, creemos que el presente trabajo muestra que el lapso en estudio, sobre todo su segundo período es precisamente una puerta que se abre a los cambios que se producirán en la segunda mitad del siglo.

39 Es lo que comprueba H, Sábato en su libro ya citado 40 En partidos como Ranchos o San Vicente, donde el Gini es menor a 0.90 , el porcentaje de extranjeros ronda el 20% y el grado de urbanización está en el 15% 41 Teresita Gomez…

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Partido Zona

Gini

Prop.

Gini

Total

Pobla-

ción UC

Propie-

tarios

Extran-

jeros

Urba-

nos Tamaño

Densi-

dad Capital 20/20

Coef

var.

Crec.

Pobl.

Crec.

Prop

Bragado Oeste 0.6645 0.9689 6577 1312 122 604 2176 3630.32 1.81 7.998.000.00 21.78 2.94 5.1 3.1

Carmen de Areco Oeste 0.6973 0.9662 3815 905 101 796 1540 1203.07 3.17 18.582.634.00 36.32 2.12 5.1 3.1

Chacabuco Oeste 0.7036 0.9841 6234 1005 54 467 461 2939.66 2.12 15.227.500.00 53.04 1.98 5.1 3.1

Chivilcoy Oeste 0.5359 0.8996 14232 2025 438 2388 6338 2743.08 5.18 51.659.000.00 12.45 2.27 5.1 3.1

Exaltación de la Cruz Oeste 0.5722 0.8880 3970 806 211 477 1116 2335.33 1.69 17.610.000.00 3.12 1.58 5.1 3.1

Las Heras Oeste 0.5273 0.9363 2303 460 62 515 0 1134.12 2.03 20.330.029.67 17.66 1.21 5.1 3.1

Luján Oeste 0.4931 0.9011 10256 1522 297 1983 3393 1169.53 8.76 24.081.370.00 12.05 1.39 5.1 3.1

Mercedes Oeste 0.5813 0.8884 8146 1846 492 1898 4080 1232.57 6.6 46.419.598.00 14.66 2.09 5.1 3.1

Pilar Oeste 0.4284 0.8652 3708 666 157 328 1076 855.25 4.33 14.081.843.00 9.91 0.84 5.1 3.1

San Andrés de Giles Oeste 0.4824 0.8981 3820 792 156 491 912 1332.25 2.86 20.100.117.00 14.13 0.98 5.1 3.1

San Antonio de Areco Oeste 0.6291 0.9139 2814 560 130 457 1001 1183.5 2.37 13.484.359.00 29.8 1.63 5.1 3.1

Suipacha Oeste 0.4203 0.9488 1829 362 32 259 0 1028.54 1.78 15.106.924.00 10.33 0.83 5.1 3.1

Zárate Oeste 0.6347 0.9204 3764 583 127 904 2020 1108.66 3.39 12.848.000.00 24.6 2.04 5.1 3.1

Arrecifes Norte 0.6665 0.9717 4245 826 70 534 1303 2050.87 2.06 23.151.763.00 36.45 1.71 3.4 4.3

Baradero Norte 0.6501 0.9526 4919 1108 150 1056 1199 2274.46 2.15 15.315.387.00 28.26 2.11 3.4 4.3

Junín Norte 0.4392 0.8678 1929 437 103 206 886 2475.7 0.78 2.540.500.00 9.97 1.06 3.4 4.3

Pergamino Norte 0.6007 0.9483 7737 1513 196 560 3261 3668.21 2.11 25.010.901.00 20.41 1.76 3.4 4.3

Ramallo Norte 0.7012 0.9756 3140 771 63 210 0 2381.91 1.31 10.128.302.00 39.21 2.28 3.4 4.3

Rivadavia Norte 0.6590 0.9621 2253 441 49 376 0 2107.08 1.06 21.300.000.00 32.97 1.64 3.4 4.3

Rojas Norte 0.7720 0.9680 2968 706 99 372 1508 4058.26 0.73 13.374.000.00 36.34 3.23 3.4 4.3

Salto Norte 0.7782 0.9621 4143 1321 184 846 2713 1795.91 2.3 32.521.626.00 50.55 3.29 3.4 4.3

San Nicolás Norte 0.4732 0.8752 9234 1761 417 1187 5985 895.31 10.31 30.752.472.67 11.04 1.1 3.4 4.3

San Pedro Norte 0.6296 0.9575 5313 977 112 808 2089 2439.99 2.17 21.742.622.52 25.24 1.55 3.4 4.3

Barracas al sud Cercanías 0.6352 0.6373 8003 525 522 3833 5645 111.79 71.5 36.335.500.00 27.83 1.8 3.1 3.4

Conchas Cercanías 0.4968 0.9153 2851 600 101 1381 2200 1469.52 1.94 10.885.000.00 11.98 1.39 3.1 3.4

Lomas de Zamora Cercanías 0.4920 0.8848 1723 344 78 625 0 283.22 6.08 11.271.100.00 9.23 1.38 3.1 3.4

Matanza Cercanías 0.6348 0.9099 3248 527 130 1123 1001 460.54 7.05 22.014.133.00 23.97 2.21 3.1 3.4

Merlo Cercanías 0.6272 0.9165 2469 366 82 600 456 465.82 5.3 17.608.000.00 31.07 1.49 3.1 3.4

Moreno Cercanías 0.5801 0.8814 2329 361 102 689 372 346.57 6.71 11.853.570.00 16.64 1.63 3.1 3.4

Morón Cercanías 0.4410 0.8885 3488 842 168 1123 1429 213.65 16.27 14.907.000.00 7.95 1.07 3.1 3.4

Quilmes Cercanías 0.6001 0.8748 6809 1156 362 2375 1586 676.06 10.07 45.361.000.00 19.59 2.33 3.1 3.4

San Fernando Cercanías 0.4082 0.7740 4154 927 354 1156 3188 54.65 76.01 18.585.000.00 8.08 0.9 3.1 3.4

Cuadro 9 - Variables incluidas en las correlaciones del cuadro 8

Versión Muy Preliminar. No citar sin autorización de los autores

25

Partido Zona

Gini

Prop.

Gini

Total

Pobla-

ción UC

Propie-

tarios

Extran-

jeros

Urba-

nos Tamaño

Densi-

dad Capital 20/20

Coef

var.

Crec.

Pobl.

Crec.

Prop

San Isidro/Belgrano Cercanías 0.5846 0.9112 6715 1212 259 2188 2723 146.57 45.81 17.750.332.00 23.51 1.61 3.1 3.4

San José de Flores Cercanías 0.3504 0.7266 6579 513 351 985 1133 119.25 55.16 32.858.000.00 5.41 0.74 3.1 3.4

San Martín Cercanías 0.6920 0.9165 2867 993 139 2648 2256 134.77 21.27 10.500.000.00 30.61 2.39 3.1 3.4

Bahía Blanca Factorías 0.3886 0.9162 1472 416 57 222 1057 2096.21 0.7 1.378.000.00 7.14 0.79 3.8 2

Patagones Factorías 0.4475 0.9140 2567 488 76 410 1690 3105.5 0.82 5.558.000.00 13.27 1.34 3.8 2

Cañuelas Sur I 0.6053 0.9340 4749 939 157 672 1052 1424.18 3.33 24.483.299.00 20.81 1.62 2.7 0.4

Chascomús Sur I 0.5963 0.9525 9637 1912 225 2474 3317 4893.33 1.96 45.823.500.00 16.98 1.71 2.7 0.4

Ensenada Sur I 0.5831 0.9234 4440 784 144 711 575 1814.54 2.44 28.172.500.00 23.92 1.69 2.7 0.4

Lobos Sur I 0.6780 0.9402 7168 1470 273 1175 1660 1972.92 3.63 39.776.544.00 11.26 2.35 2.7 0.4

Magdalena Sur I 0.4909 0.9343 5626 1325 171 700 1520 2089.06 2.69 28.877.000.00 10.44 1.11 2.7 0.4

Monte Sur I 0.7357 0.9396 4706 665 152 924 884 2170.12 2.12 24.541.912.00 63.48 2.55 2.7 0.4

Navarro Sur I 0.5550 0.9408 6347 1113 148 747 1426 1900.56 3.33 19.527.000.00 20.28 1.22 2.7 0.4

Ranchos Sur I 0.6677 0.8562 5616 1054 180 934 910 1961.74 2.86 28.789.776.33 25.2 2.61 2.7 0.4

San Vicente Sur I 0.5871 0.9048 4249 811 187 967 563 1202.11 3.53 15.677.999.00 23.37 1.53 2.7 0.4

Ajó Sur II 0.6695 0.9858 3381 791 34 398 0 3285.61 1.02 20.009.599.00 33.63 1.76 7.7 4.2

Azul Sur II 0.4968 0.8942 7209 1384 291 1225 2114 3375.05 2.13 39.282.000.00 11.2 1.55 7.7 4.2

Balcarce Sur II 0.5619 0.9790 4198 1020 49 431 0 7439.84 0.55 36.080.476.00 20.76 1.21 7.7 4.2

Castelli y Arenales Sur II 0.7066 0.9894 4908 968 35 719 0 6570.3 0.75 11.136.141.50 46.01 2.27 7.7 4.2

Dolores Sur II 0.6079 0.8706 7203 1576 520 1214 3123 2242.79 3.21 24.539.000.00 19.53 3.4 7.7 4.2

Las Flores Sur II 0.5900 0.9224 7252 1394 264 1103 970 5353.26 1.35 38.964.250.00 24.94 1.84 7.7 4.2

Lobería Sur II 0.4439 0.9613 2901 445 31 229 0 6279.94 0.46 14.226.666.00 9.37 0.93 7.7 4.2

Mar Chiquita Sur II 0.5536 0.9822 2289 402 16 291 0 3619.14 0.63 21.906.200.00 64.47 1.29 7.7 4.2

Monsalvo Sur II 0.5624 0.9809 3810 596 26 352 0 2930.97 1.29 17.730.000.00 30.17 1.1 7.7 4.2

Necochea y Juarez Sur II 0.2317 0.9875 2739 554 9 186 0 14862.91 0.18 13.828.866.00 3.88 0.49 7.7 4.2

Nueve de Julio Sur II 0.5712 0.9159 2133 413 81 243 912 6141.43 0.35 1.689.000.00 17.29 1.51 7.7 4.2

Pila Sur II 0.6263 0.9875 2728 719 24 457 0 4384.96 0.62 25.617.000.00 46.32 1.33 7.7 4.2

Rauch Sur II 0.5235 0.9673 3591 700 48 315 0 4725.32 0.75 14.864.000.00 9.68 1.29 7.7 4.2

Saladillo Sur II 0.7257 0.9724 7341 1321 133 911 637 6340.18 1.15 20.181.833.00 68.05 2.33 7.7 4.2

Tandil Sur II 0.7694 0.9613 4870 888 149 697 2181 5546.42 0.87 35.264.000.00 96.88 2.47 7.7 4.2

Tapalqué Sur II 0.4923 0.9788 2394 502 21 221 1026 7801.01 0.3 7.359.166.00 14.99 0.98 7.7 4.2

Tordillo Sur II 0.2860 0.9215 705 91 10 25 0 1460.82 0.48 2.500.200.00 4.21 0.54 7.7 4.2

Tuyú Sur II 0.5343 0.8869 673 70 17 47 0 2619.79 0.25 20.590.000.00 37.39 1.12 7.7 4.2

Vecino Sur II 0.5166 0.9531 2516 495 48 357 0 2563.59 0.98 14.682.219.00 15.16 1.06 7.7 4.2

Veinticinco de Mayo Sur II 0.6988 0.9822 10385 1657 98 983 1723 8111.87 1.28 14.125.900.00 40.12 2.2 7.7 4.2

Cuadro 9 (cont) - Variables incluidas en las correlaciones del cuadro 8

Versión Muy Preliminar. No citar sin autorización de los autores

26

1839 1855 1867 1839 1855 1867

Norte 0.5316 0.6012 0.6906 Norte 0.9159 0.9289 0.9373

Oeste 0.5697 0.5803 0.6053 Oeste 0.8177 0.9188 0.9232

Cercanías 0.5895 0.5978 0.6389 Cercanías 0.8556 0.8531 0.8756

Sur I 0.7041 0.6344 0.7390 Sur I 0.8834 0.9144 0.9241

Sur II 0.7203 0.7532 0.7390 Sur II 0.8993 0.9293 0.9697

Total 0.6677 0.6593 0.6746 Total UC 0.8879 0.9153 0.9689

Cuadro 9 - Gini Entre Propietarios por zonas Cuadro 10 - Gini sobre total de UC