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Humor!

Juan Carlos Colombres reflejó a través de su mirada ingeniosa, fresca y divertida muchos de los hechos políticos, sociales y culturales del país de los últimos 70 años. Las frases, chistes y reflexiones absurdas de sus personajes aún siguen vigentes y su publicación “Tía Vicenta”, censurada por Onganía en 1966, es considerada una de las revistas de humor más importantes de toda la historia Argentina.

Siempre vigente

Su primer chiste lo publicó en la revista Don Fulgencio en 1945. Desde entonces sus trazos sim-

ples y caricaturas sencillas desfilaron entre otras por “Cascabel”, “Aquí Está”, “Leoplán”, “El Hogar”, “El Gráfico”, “Mun-do Argentino”, “Vea y Lea”, “Patoruzú”, ” Rico Tipo”, “Gente”, y diarios como “El Mundo”, “Clarín” y “La Nación”.

Paralelamente, lo que muchos no saben, es que fue guionista de Tato Bores e inclu-so también compuso letras de canciones. Dueño de un humor irónico y absurdo -pero nunca agresivo- Landrú logró crear un estilo propio, sano y divertido que fue capaz de entrar de lleno en el público.

En 2013 la Ciudad de Buenos Aires de-claró de interés cultural un proyecto que busca documentar, digitalizar y di-fundir su extensa obra para mantenerla viva a través del tiempo y, de esta ma-nera, lograr que personajes como “Tía Vicenta”, “Rogelio” y el “Sr. Cateura” se mantengan vigentes para siempre en el patrimonio de la sociedad.

LA HISTORIA DETRÁS DEL PERSONAJE

Juan Carlos Colombres nació en Buenos Aires el 19 de enero de 1923 y apenas siete años después creó una revista de historietas y chistes que repartió entre sus compañeros de escuela. A pesar de

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haber encontrado rápido su vocación, una vez que egresó del Colegio Nacional Sarmiento se decidió por la carrera de arquitectura y, posteriormente, comenzó a trabajar en Tribunales. De todas mane-ras, nunca dejó de ser dibujante.

A los 7 años creó una revista de historietas y chistes que repartió entre sus compañeros de escuela

En el primer chiste que publicó, un hom-bre le declaraba su amor a una mujer: “Matilde, ¡te amo!”, a lo que ella le res-pondía: “¡Yo también!”; y entonces el su-jeto sorprendido decía: “¡Caramba! las cosas comienzan a complicarse”. Juan Carlos Colombres junto a los miembros del Consejo Directivo de Fundación Landrú

Paseo de la Historieta. Balcarce entre Chile y México, Monserrat.

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bregaba por que la gente comiera cerdo o pollo en lugar de carne vacuna.

El propio dibujante contó más de una vez que el vicepresidente Carlos Humberto Perette, que era muy ba-jito, le pedía que lo dibujara medio centímetro más alto, y Alfredo Pala-cios -a quien le hacía chistes por su fama de mujeriego- solía llamarlo por teléfono, cuando pasaba un tiempo sin que él apareciera en la revista, para preguntarle si era porque estaba perdiendo vigencia.

Al que no le causó ninguna gracia su caricaturización como una morsa, fue al Gral. Juan Carlos Onganía. Al punto que en 1966 mandó a cerrar la exitosa revista “Tía Vicenta” de Landrú, que se había empezado a editar nueve años atrás con una tirada dominical de 50 mil ejemplares y para ese en-tonces promediaba ya los 450 mil.

Humor!

Ese tipo de humor absurdo no existía en la Argentina de aquella época, sin embargo de a poco fue prendiendo en la gente.

Mientras trabajaba en el palacio de Justicia llegó a hacer chistes para 13 revistas al mismo tiempo. Un día el di-bujante Faruk le dijo que con barba era igual al asesino serial francés Henri Desiré Landru y decidió entonces em-pezar a usar esa firma con acento en la ú. La adopción del nombre resultó ser un éxito y años más tarde descubrió que el francés había muerto el mismo día de su nacimiento.

EL HUMOR POLÍTICO

En el año 1955 Landrú encontró la fórmula para hacer humor político en una época en la que eso era poco menos que misión imposible. Sus chistes no eran a favor ni en contra de nadie sino sobre lo que ocurría en el país, y sus dibujos no repetían mucho los personajes para mantener un equilibrio. De esta manera pudo hacer reír a unos y otros “casi” sin demasiados problemas.

En 1966 el Presidente Onga-nía clausuró “Tía Vicenta” después de que lo dibujara como una morsa

Así es que cuando la situación quizás no daba para escribir el nombre de uno de los personajes ponía por ejemplo “Artizi Fronduro” (en lugar de Arturo Frondizi).

Landrú bautizó y caricaturizó al Presi-dente Arturo Illia como una tortuga “por su modo de ser calmo” y porque “era arrugadito” -según él mismo explicó-, e hizo también lo propio con Álvaro Also-garay, al que dibujó como un chanchito cuando éste era Ministro de Economía y

Landrú junto a su mujer Margarita Michel Frías y su nieto Gonzalo.

TÍA VICENTA

Así como para hacer el personaje de “El Sr. Porcel” se inspiró en su padre y en Rogelio García Lupo (compañero de Tribunales) ya que ambos eran muy dis-

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La idea de digitalizar y difundir la obra de Landrú surgió hace dos años cuan-do el propio dibujante y humorista le encomendó a su hijo Raúl Colombres (abogado) y su nieto Gonzalo (pu-blicista) hacer algo con las revistas y dibujos originales que con el paso del tiempo se estaban deteriorando. En 2012 el Ministerio de Cultura de la Ciu-dad de Buenos Aires declaró de interés cultural el proyecto en su primera fase a

través de la Ley de Mecenazgo y reciente-mente se aprobó la segunda fase dedica-da a digitalizar las publicaciones hechas durante 35 años en Clarín; para lo cual se están empezando a buscar los fondos a través de empresas y mecenas. El proyecto se está llevando a cabo por medio de la Fundación Landrú, una organización sin fines de lucro, de la que Gonzalo Colombres es el Director Ejecutivo.

cutidores, “Tía Vicenta” tiene también su anclaje en la realidad ya que para hacerla Landrú se inspiró en su propia tía Cora; una señora que aparentemente hablaba mucho de política sin entender demasiado y decía muchos disparates.

Fue quien bautizó Villa Cariño a la emblemática zona de Pa-lermo y quien inventó el térmi-no "GCU" de Gente como uno

En esa afamada revista surgió por ejem-plo “La página del Barrio Norte”. Una “cachada” a la gente bien en la que dos personajes jóvenes llamadas “María Be-lén” y “Alejandra” (inspiradas en amigas de su hija Margarita) interactuaban con “Mirna Delma” la “prima mersa”. Landrú inventó allí el término “GCU” (Gente Como Uno) y el “Campeonato de mer-sas” que durante meses lideró Palito Ortega. Entre sus grandes ocurrencias, no puede faltar también al bautismo de la zona conocida como “Villa Cariño”.

EL PROYECTO

Invento por Landrú.

Tato Bores y Landrú.

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UN ARTISTA DE VASTA TRAYECTORIA

“La obra es muy extensa ya que abarca más de seis décadas de trabajo inin-terrumpido”, explica Gonzalo Colom-bres, Director Ejecutivo de la Funda-ción Landrú y nieto del dibujante. “Su legado está compuesto por cientos de publicaciones que incluyen apuntes, notas, ensayos, guiones de radio y tv e incluso canciones”, agrega. En este sentido marca, por ejemplo, que su abuelo compuso distintas letras para Los Tururú Serenaders, la banda del personaje Jacinto W el Reblán que él mismo también creó a finales de la década del 50 en "Tía Vicenta" y tuvo un gran éxito en el programa del mencionado Tato Bores.

Por si esto fuera poco Gonzalo añade que Landrú colaboró en guiones de películas como “La cigarra no es un bicho” de Da-niel Tinayre, y participó a su vez en otras tantas como extra. “Día a día me sorpren-do y voy descubriendo cosas nuevas, ya que yo lo conocí a Landrú como mi abuelo y no como humorista”, continua el relato este publicitario de 38 años que hace tres decidió regresar al país y asumir la enorme responsabilidad de recuperar y

digitalizar un material que describe gran parte de la personalidad de los argenti-nos en la segunda mitad del siglo XX.

Fue guionista de Tato Bores e inventó el sketch del llamado por teléfono a los políticos

Gonzalo dice que su abuelo siempre fue muy divertido y -por lo tanto- el centro de atención de las reuniones familiares. Recuerda, por ejemplo, que cuando era chico iban a almorzar todos los sábados a su casa con sus seis hermanos y él antes de regalarles plata les pedía que le hicieran cosqui-

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@TodoLandruLandrúwww.landru.org

llas a una estatua de bronce que tenía.

Otra anécdota con su abuelo que menciona es de cuando Gonzalo tenía

ya veinte años e iban juntos a bailar tango al bar “Seddon” que en aquel momento estaba ubicado en 25 de mayo y Av. Córdoba. “Él siempre fue

un gran bailarín y yo iba a aprender. Teníamos mucho éxito”, se ríe. Cabe destacar que Landrú ganó varios tor-neos de tango con su mujer Margarita y fue uno de los promotores de la boi-te “Mau Mau” que en los años 60 y 70 estuvo muy de moda.

“Landrú siempre busca sorprender”, con-cluye Gonzalo tratando de resumir la inigualable forma de hacer humor de su abuelo. “El 19 de enero pasado cumplió 91 años y está muy bien, muy lúcido y al tanto de todo lo que pasa en la actuali-dad. Vive muy tranquilo en su casa, le gus-ta escuchar música y sale muy poco”