la vivencia de las comunidades indígenas con la carta … · como, otros miembros de la comunidad,...

19
La vivencia de las comunidades indígenas con la Carta de la Tierra: un ejemplo de sostenibilidad ambiental The experience of indigenous communities with the Earth Charter : an example of environmental sustainability Sandra Ovares Barquero Centro de Investigación en Docencia y Educación Universidad Nacional [email protected] Isabel Torres Salas División de Educología Universidad Nacional [email protected] Resumen Las comunidades indígenas son un ejemplo vivo de sostenibilidad ambiental ya que desde hace siglos han convivido de forma armoniosa con la naturaleza coexistiendo en equilibrio con la “Madre Tierra” y poniendo en práctica los valores de Carta de la Tierra desde su construcción ancestral. Esta ponencia pretende hacer una reflexión de como los principios de esta “Carta” se llevan a cabo diariamente de manera intrínseca en el seno de estos pueblos y como esta forma de vida nos conduce a un desarrollo sostenible. De ahí que son un ejemplo a seguir para otras sociedades, ya que respetan la vida en toda su diversidad; asegurando a las futuras generaciones su subsistencia. También se hace un análisis del deterioro que el ser humano ha causado al planeta, con sus prácticas poco amigables y a la vez se recapacita en que es la única especie capaz de revertir el daño causado. El trabajo que el Centro en Investigación y Docencia en Educación(CIDE) de la UNA ha desarrollado en comunidades indígenas, nos deja como aprendizaje, que el tema de sustentabilidad ambiental de estas comunidades se refleja en el respeto que se tiene por la tierra como proveedora de todo lo que el ser humano necesita. Palabras claves: Sustentabilidad ambiental, Carta de la Tierra, comunidades indígenas Abstract Indigenous communities are a living example of environmental sustainability since for centuries they have lived harmoniously with nature coexist in equilibrium with "Mother Earth" and implementing the values of Earth Charter from their ancestral construction. This presentation intends to reflect on how the principles of the "Charter" they are carried out daily intrinsically within these towns and how this lifestyle leads to sustainable development. Hence they are a role model for other societies, because they respect life in all its diversity; ensuring their survival for future generations. An analysis is also made about the deterioration that humans have done to the planet, with unfriendly practices

Upload: dinhdan

Post on 04-Oct-2018

212 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

La vivencia de las comunidades indígenas con la Carta de la Tierra: un ejemplo de sostenibilidad ambiental

The experience of indigenous communities with the Earth Charter : an example of environmental sustainability

Sandra Ovares Barquero Centro de Investigación en Docencia y Educación

Universidad Nacional [email protected]

Isabel Torres Salas

División de Educología Universidad Nacional

[email protected] Resumen

Las comunidades indígenas son un ejemplo vivo de sostenibilidad ambiental ya que desde hace siglos han convivido de forma armoniosa con la naturaleza coexistiendo en equilibrio con la “Madre Tierra” y poniendo en práctica los valores de Carta de la Tierra desde su construcción ancestral. Esta ponencia pretende hacer una reflexión de como los principios de esta “Carta” se llevan a cabo diariamente de manera intrínseca en el seno de estos pueblos y como esta forma de vida nos conduce a un desarrollo sostenible. De ahí que son un ejemplo a seguir para otras sociedades, ya que respetan la vida en toda su diversidad; asegurando a las futuras generaciones su subsistencia. También se hace un análisis del deterioro que el ser humano ha causado al planeta, con sus prácticas poco amigables y a la vez se recapacita en que es la única especie capaz de revertir el daño causado. El trabajo que el Centro en Investigación y Docencia en Educación(CIDE) de la UNA ha desarrollado en comunidades indígenas, nos deja como aprendizaje, que el tema de sustentabilidad ambiental de estas comunidades se refleja en el respeto que se tiene por la tierra como proveedora de todo lo que el ser humano necesita. Palabras claves: Sustentabilidad ambiental, Carta de la Tierra, comunidades indígenas Abstract

Indigenous communities are a living example of environmental sustainability

since for centuries they have lived harmoniously with nature coexist in

equilibrium with "Mother Earth" and implementing the values of Earth Charter

from their ancestral construction. This presentation intends to reflect on how the

principles of the "Charter" they are carried out daily intrinsically within these

towns and how this lifestyle leads to sustainable development. Hence they are a

role model for other societies, because they respect life in all its diversity;

ensuring their survival for future generations. An analysis is also made about

the deterioration that humans have done to the planet, with unfriendly practices

and at the same time it recalls to mind that it is the only species able to reverse

the damage. The work that the Centre for Education Research and Teaching

(CIDE) of UNA has developed in indigenous communities, leaves us learning,

that the issue of environmental sustainability of these communities it reflected in

respect it has on the ground as a provider of all human being needs.

Keywords: Environmental, Sustainability, Earth Charter, indigenous communities METODOLOGIA

Esta ponencia es producto de la sistematización de los proyectos: Capacitación

a maestros de Lengua y Cultura de la Comunidad Bribri y Cabecar y el

proyecto Reconstrucción de Saberes de las comunidades indígenas de Costa

Rica, trabajados desde la División de Educación Rural, en ambos proyectos la

metodología ha sido participativa – consultiva y propositiva basada en la

investigación acción por cuanto propone un trabajo desde los maestros y

maestras, las personas mayores generalmente los abuelos y abuelas, así

como, otros miembros de la comunidad, este grupo de docentes no se asumen

como receptores, sino como, gestores del trabajo colaborativo,es además

consultivo por cuanto se debe caminar para conversar con las personas

mayores conocidos como sabios locales ( awá médico, okóm canta en los

funerales), es propositiva al enriquecer las prácticas educativas con los

aportes de los diferentes participantes. La población de maestros y maestras

de lengua y cultura es de 36 docentes pertenecientes al circuito 07 de

Talamanca Bribris y Cabecares, esta población es heterogénea por sus

características etareas como nivel educativo, que en su mayoría tiene

secundaria incompleta,el salario que reciben es simbólico al no contar con

categoría profesional, el conocimiento pedagógico que poseen es el que su

experiencia de vida les ha permitido construir desde sus conocimientos

ancestrales heredados de una cultura oral, la mayoría de docentes son

varones, situación que responde a la necesidad de desplazarse por caminos de

difícil acceso, trabajan bajo la modalidad de itinerantes atendiendo diferentes

escuelas en una semana.

Forma parte de la metodología, la observación sistemática del trabajo de

aula donde, los valores que nos comparte la Carta de la Tierra como el

respeto por la Madre Tierra están presentes en la historias y leyendas de su

cosmovisión, de ponerlos en práctica es posible revertir el daño causado por la

especie humana al planeta, con sus estilos de vida poco amigables con la

naturaleza. A la vez se hace una reflexión sobre el ejemplo de vida de las

comunidades indígenas que han coexistido desde tiempos ancestrales en

armonía con la madre tierra.

Introducción

El desarrollo sustentable debe ser una preocupación global, en este

nuevo contexto, donde es indispensable que las consideraciones ambientales

se tengan en cuenta en la planeación del desarrollo de cualquier país. Esta

ponencia tiene como objetivo reflexionar sobre el actuar de las comunidades

indígenas donde la convivencia armónica con el ambiente es un ejemplo de la

preservación de nuestro planeta Tierra y más interesante aun, la forma como

ponen en práctica los valores de Carta de la Tierra en su cotidianidad. Además

se pretende visibilizar en esta ponencia las voces ausentes de nuestras

comunidades originarias que nos han cuidado históricamente las diferentes

comunidades de vida.

Según Ahumada, Pelayo y Arano (2012) la gestión adecuada y racional

de los recursos naturales para mejorar el bienestar de la población actual sin

comprometer la calidad de vida de las generaciones futuras, debe constituirse

en uno de los retos más importantes de los países para que exista una sana

competitividad y el desarrollo económico y social pueda alcanzar un desarrollo

sustentable.

Precisamente el desafío que nos plantea Carta de la Tierra es formar

una alianza mundial para cuidar la Madre Tierra “nuestro hogar”, que a través

de millones de años ha ido evolucionando hasta tener las condiciones

necesarias que han hecho posible la diversidad biológica. Es decir la Carta de

la Tierra resulta de gran ayuda para integrar una serie de valores que

contribuyen a respetar la madre tierra y la vida en toda su diversidad; como un

modo sostenible de vivir para construir sociedades democráticas que sean

justas, participativas, sostenibles y pacíficas. (Carta de la Tierra Internacional,

2009)

Sin embargo, para preservar las condiciones que hacen posible la vida

es necesario no alterar el equilibrio de la naturaleza. Pero el ser humano, el

único con capacidad de razonamiento, ha alterado, con sus acciones, este

equilibrio y, cada día, contribuye a destruir los ecosistemas. Por ello, desde

hace varias décadas, se vienen proponiendo alternativas para cambiar estilos y

formas de vida que permitan revertir prácticas que están dañando, en alguna

medida, los sistemas ecológicos y sociales del planeta. Con los cambios

propuestos se busca propiciar la seguridad global; sin embargo, Di Paolo

(2013) plantea que la “interdependencia de los estados, la globalización de sus

economías, la pérdida del control sobre las armas de destrucción masiva y el

surgimiento de otras múltiples „nuevas amenazas‟, hacen dificultoso garantizar

la seguridad global” (p. 6).

Pero aun con este panorama, la esperanza es ubicar a la persona

humana en el centro del sistema planetario, que se le permita, de manera

eficiente, contribuir a superar las vulnerabilidades y las dificultades de acceso

al progreso, para que exista un desarrollo integral de cientos de millones de

seres humanos en equilibrio y armonía con la naturaleza (PNUD, 2014).

Frente a ello, como lo indica Vilches y Pérez (2012), se requiere una

sensibilización que ayude a contemplar los problemas en su globalidad y que

tenga en cuenta las repercusiones a corto, mediano y largo plazo, tanto para

una comunidad, como para el conjunto de la humanidad y de nuestro planeta.

Como lo afirma Delors et al. (1996), hay que comprender que no es sostenible

un éxito que exija el fracaso de otras partes, sino que desde el seno de las

aulas, o en cualquier otro espacio, se debe concienciar sobre la realidad del

planeta, para que así se logre multiplicar, en los hogares y comunidades, y se

manifieste en nuestra madre Tierra.

La sociedad humana es producto tanto de la evolución natural como de

la interacción social, de esta forma las actividades propias de hombres y

mujeres, basadas en los procesos productivos, constituyen la base de la

riqueza y el progreso social; por ello, como las personas dependen de la

naturaleza en la consecución de sus medios de vida, no es posible

desvincularlas de esta; por tanto, hay que propiciar una integración mutua de lo

natural y lo social, con el fin de que se haga un uso racional de los recursos

naturales. No obstante, muchas de las actividades realizadas por el ser

humano están influyendo en el calentamiento de la tierra. Por ejemplo, la

deforestación es la responsable del 10 a 20% del exceso de CO2 emitido a la

atmósfera cada año y las prácticas agrícolas no amigables con el planeta

aportan óxido nitroso y metano, que también contribuyen al aumento de la

temperatura (Consejo Nacional de Investigación de las Academias Nacionales,

2012).

En este sentido, los grupos indígenas son un ejemplo de desarrollo

sostenible, porque han logrado su sustento sin dañar la flora y la fauna.

Evidencia de ello es que, en las zonas indígenas, se encuentran las principales

áreas de biodiversidad en este país, tales como: el Parque de la Amistad

(ngabes, bribris y cabécares), en alta Talamanca (bribris) se localiza el

Corredor Biológico Talamanca Caribe y, en el Valle de la Estrella está el área

protegida Itoy Cerere (cabécares), en la Cuenca de Río Frío se encuentra el

Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro protegido por la comunidad

indígena maleku.

Nuestro planeta se debe cuidar y conservar para beneficio de sus

habitantes actuales y de los seres vivos que en el futuro lo poblarán, porque la

destrucción de la capa de ozono, la producción desmedida del dióxido de

carbono, la contaminación del agua, la expulsión al ambiente de hidrocarburos

clorados y otras causas de contaminación –como el derramamiento de

petróleo– están destruyendo el planeta. La paradoja consiste en que el

causante o productor de estos factores de contaminación es el ser humano y, a

la vez, es el único ente capaz, por su raciocinio, de revertir este proceso.

Aunque los primeros seres humanos, como las demás especies

existentes, coexistieron de manera armoniosa con el ambiente, de forma

paulatina produjeron modificaciones, debido a las diferentes actividades

realizadas como: el uso del fuego que les permitió transformar y en muchos

casos eliminar la vegetación natural, el manejo de la ganadería que produjo

sobrepastoreo y erosión del suelo, la utilización de los suelos con diferentes

cultivos de plantas también, originó la destrucción de la vegetación natural. Tal

como dice la carta encíclica:

Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores,

autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano,

herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de

enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los

seres vivientes. (LAUDATO SI‟ DEL SANTO PADRE FRANCISCO, 2015, p. 3)

Sin embargo, este impacto en los recursos naturales y en el medio

ambiente no fue notorio sino hasta la mitad del siglo pasado, cuando se da

inicio a la evaluación de las consecuencias de los problemas significativos

provocados, en parte, por los estilos de vida poco amigables con el planeta;

así como por la revolución industrial; el descubrimiento, uso y explotación de

los combustibles fósiles; el rápido avance tecnológico y la explotación intensiva

de los recursos minerales, entre otros factores.

Por otra parte, la explosión demográfica y el desarrollo tecnológico

comprometen cada día más el medio ambiente y están produciendo serios

problemas en su capacidad para dar sustento a la vida en este planeta;

sumado a esto, los países de Latinoamérica muestran un crecimiento

acelerado que no responde a un desarrollo planificado. Nace un sector

moderno, en el que los patrones de consumo se asemejan a los existentes en

los países desarrollados y, por otra parte, se incrementa una población en

condiciones de pobreza, que ocupa, de manera improvisada, el territorio,

causando problemas ambientales que no han sido atendidos adecuadamente

(Barrios, 2010).

Los conflictos ambientales generalmente se producen como parte de la

apropiación y transformación que hace el ser humano de la naturaleza, sin una

adecuado planeamiento y sobre todo sin el respeto que merece toda forma de

vida. Al respecto, las sociedades con mayores desigualdades sociales y

exclusión tienden a enfrentar mayores problemas, muchas veces acompañados

de violencia debido, entre otros factores, a que gran parte de la población no

tiene cubiertas sus necesidades básicas y, además, porque los Estados suelen

carecer de medios y voluntades para la mediación con los grupos (Martínez y

Villagrán, 2009). Este tipo de conflictos ambientales son comunes en la lucha

por la posesión de los recursos naturales que necesitan las personas, las

comunidades y las naciones para producir bienes y servicios que satisfagan

sus necesidades, aun cuando esto ha desembocado en un cambio climático,

considerado como el mayor reto de nuestra época.

Pero en esa carrera por tener una mejor calidad de vida, el desarrollo de

nuestra civilización ha modificado en muchos casos las ciudades y los

poblados en los que vivimos, se han alterado los ecosistemas originales para

dar paso a los campos de los que se obtienen los alimentos y esto ha traído,

como consecuencia, que no solo haya cambiado el paisaje, sino que se han

secado lagos, ríos y muchas especies están en peligro de extensión. Esto ha

hecho, según Millán (2015), que hayamos:

…sobrepasado los límites ecológicos y como seguimos creciendo cada

año, vivimos en un mundo riesgoso, en un mundo con más consumo,

más desecho, más pobreza y más dióxido de carbono en la atmósfera,

pero con mucho menos biodiversidad, menos área forestal, menos

disposición de agua limpia, menos suelo y una delgada capa de ozono.

(p. 5)

Por otra parte, dice Plascencia (2015) que: en las últimas décadas el

salvaje crecimiento del mercado mundial ha provocado una feroz competencia

y un irracional consumo de los recursos naturales. Unos cuantos consorcios

acaparan grandes extensiones de tierra en todo el planeta para producir

mercancías en forma masiva y venderlas a precios bajos (p.12)

Esto ha inducido, entre otros problemas, a un desequilibrio entre el

crecimiento de la población y la generación de fuentes de trabajo. Lo anterior

nos muestra que el mal llamado desarrollo al que apuesta la mayor parte de los

países en el mundo no ha conducido a vivir en armonía con la naturaleza.

En este contexto, las comunidades indígenas son la excepción a la

problemática citada, ya que estos grupos se han caracterizado por la

preservación de la naturaleza, de ahí que su huella ecológica es compatible

con un estilo de vida pertinente para la preservación de los diferentes

ecosistemas del planeta. Se entiende por huella ecológica la cantidad de área

productiva requerida para satisfacer las necesidades de un ser humano (Vilela

et.al., 2005).

Es necesario construir culturas adaptativas, como las indígenas, con

responsabilidad ambiental, ya que el modelo dominante actual de la

apropiación, intervención y utilización de la naturaleza debe ser controlado,

para evitar que a futuro esta sociedad no sea la causante de la destrucción del

entorno natural, de la desigualdad social, la guerra, el perjuicio biológico y la

aniquilación de los recursos naturales, entre otros (Vilches y Pérez, 2012).

En esta misma línea, en lo respecta a la Carta de la Tierra la sabiduría

indígena se ve reflejada en el principio 12 que dice, “Defender el derecho de

todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye a la dignidad

humana, la salud física y el bienestar espiritual” (Vilela y Blaze 2006, p. 19).

Esto se puede comprender al observar la forma en que viven estas

comunidades, donde el bienestar no está relacionado con la cantidad de bienes

que se posee, sino con la satisfacción de las necesidades básicas en armonía

y equilibrio social, espiritual y ambiental, que a la vez son principios básicos de

su cosmovisión.

Sin embargo, para Bruckmann (2011) nuestras sociedades están

mostrando avances durante las últimas décadas, ya que la ciencia ha

comenzado tomar en cuenta un mayor conocimiento de la naturaleza y del

cosmos. Lo anterior resulta esperanzador, ya que es evidente que el estilo de

vida y las diferentes formas de producción que han traído confort y calidad, en

sus inicios no se desarrollaron pensando en la importancia de contribuir con el

equilibrio y preservación del planeta. Por lo que un desarrollo científico y

tecnológico, a partir de una mayor comprensión de la naturaleza, comenzará a

presentar alternativas amigables con el entorno, de igual manera que lo han

logrado las comunidades indígenas a través del tiempo, producto de una

filosofía de vida que se puede ver reflejada, en parte, en el siguiente

pensamiento expresado por Alejandro Swaby Rodríguez (líder indígena

costarricense, en Vilela et.al., 2005)

La interrelación entre el hombre y la biodiversidad es infinita. La

dependencia es algo que existe; es el gran mito de la sociedad. No hay

nación, ni pueblo o individuo independiente. Todos dependemos los

unos de los otros. La naturaleza está antes que todos nosotros y de ella

somos hijos, por lo tanto, nuestra obligación es respetarla y darle un uso

adecuado (p. 27)

Esta forma de respeto por la naturaleza planteada por las comunidades

indígenas de Costa Rica se complementa con el pensamiento indígena

Mapuche, en cuya filosofía de vida hay que aprender a leer a la Madre Tierra,

hay que sentir su tiempo y su ritmo, hay que cantarle para que las semillas y

tierra que las albergan entreguen sus frutos.

Otro ejemplo visible de las comunidades originarias son los Aguayos;

tejidos rectangulares del Antiplano Peruano y Boliviano, usados por las

mujeres, se lo colocan en la espalda y cumplen la función de envolver,

transportar y dormir los niños y niñas, además en otros momentos trasportan

alimentos, herramientas que les sirven para trabajar las siembras y de esta

manera tener sus manos libres. Estos Aguayos son una herencia que se debe

conservar, una especie de memoria genética que los abuelos comparten con

los nietos.

En el diseño entran en juego conocimientos geométricos de la vida

cotidiana, que muy pocas tejedoras estudiaron en la escuela, para estas

comunidades indígenas el Aguayo es un cordón umbilical invisible que nos

conecta con la Madre Tierra (Pachamama)

Según Boff (2007), nuestras sociedades por el contrario tenemos que

cambiar de forma inmediata muchas de nuestras actividades para disminuir los

efectos dañinos, porque las consecuencias para el sistema de vida de la Tierra

son muy graves; ya que, a medida que el planeta se va calentando, aumentan

los huracanes, se extinguen muchas especies, crece el nivel del mar y se

pronostica que se incrementarán las guerras por la posesión de los recursos.

Pero Carta de la Tierra es un documento esperanzador, porque refleja un

nuevo nivel de comprensión, compartida universalmente, sobre la

interdependencia entre los seres humanos y la naturaleza, en correspondencia

con la etapa de globalización en la que, actualmente, nos hallamos (Blaze,

Vilela y Roerink, 2006). Esta declaratoria contiene una serie de principios

fundamentales, para que cada habitante del planeta los ponga en práctica, para

lograr, así, un ambiente sano y en equilibrio, con el fin de construir un mundo

sostenible, con justicia y paz.

La Carta de la Tierra refleja el consenso que se materializa en la

sociedad civil global emergente acerca de los valores universales para el

desarrollo sostenible y por consiguiente se puede aseverar con gran

validez que representa un conjunto esencial de principios éticos

compartidos los cuales cuentan con un amplio apoyo desde distintas

culturas a nivel mundial. En el sentido holístico que promueve la Carta

de la Tierra, el desarrollo sostenible o las formas de vida sostenibles

requieren de cambios tanto en los corazones como en las mentes de las

personas, junto con la reorientación de las políticas y las prácticas

públicas. (Carta de la Tierra Internacional, 2009, p. 2)

De acuerdo con lo anterior la educación es imprescindible para que

fomente formas de vida más sostenibles ya que la cosmovisión del mundo

occidental ha ido destruyendo el planeta, como lo demuestran las fotos

agobiantes desde los satélites y las naves espaciales que nos van mostrando

otra realidad. Podemos comparar, en un lapso de diez años, cómo los

continentes han ido perdiendo su color verde y se han transformado en

inmensas zonas desérticas.

Muy diferente es la concepción de los pueblos indígenas desde la

experiencia que ha tenido el CIDE al interactuar con ellos, ya que respetan la

naturaleza como la madre que es, que nos provee, protege y alimenta. Todavía

en pleno siglo XXI las comunidades indígenas piden permiso a su entorno para

cortar un árbol o una rama, y lo que fue cortado tiene que utilizarse, es una

ofensa cortar algo para luego botarlo. Los pueblos indígenas hacen lectura de

la naturaleza, empleando los cinco sentidos, por ejemplo, a través del susurro

de las hojas y del viento que pega en su cara o en su cuerpo perciben que se

avecina una tormenta, así como observar a las aves construyendo sus nidos en

la copa de los árboles da la certeza de que el clima será favorable; al contrario,

si las aves construyen sus nidos en las ramas centrales del árbol se prevén

condiciones climáticas difíciles.

La agricultura rotativa les permite utilizar abonos naturales ya que, al

sembrar primero frijoles, luego maíz, hortalizas, entre otras, se aprovechan los

elementos químicos que el mismo proceso genera y los suelos no se agotan.

Sin embargo, desde la visión occidentalizada de los agricultores, sustentada en

la posición científica se dice, de manera peyorativa, que el sembrar todo junto

parece “parcela de indio”.

Al analizar el modo de vida de los pueblos indígenas queda claro que su

vivencia se realiza en armonía con la naturaleza y que existe una puesta en

práctica de los principios de Carta de la Tierra de manera permanente que

asegura la sostenibilidad ambiental. Sin embargo en nuestras sociedades nos

espera un largo camino por recorrer en pro de una educación que promueva el

desarrollo sostenible, es decir aquel desarrollo que provea las demandas

actuales, sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras

generaciones.

En este sentido, se evidencia la magnitud del reto y las Universidades de

la región Centroamericana (CSUCA) llegan al consenso de la imperiosa

necesidad de fortalecer la comunicación, para promover y divulgar

ampliamente los compromisos y acciones de la educación superior

centroamericana en beneficio del Planeta. Por lo tanto las universidades

adscritas al Consejo Superior Universitario Centroamericano -CSUCA- como

una sola red de universidades Centroamericanas, conscientes de su papel de

contribuir desde la academia a la trasformación del Planeta, en la sesión CV

extraordinaria celebrada en Guatemala, en el mes de noviembre del 2015,

ACUERDAN: DECLARAR EL 2016 AÑO DE LA UNIVERSIDADES

ESTATALES CENTROAMERICANAS POR LA MADRE TIERRA"

Conclusiones

El estilo de vida de las comunidades indígenas es congruente con el

desafío que nos plantea Carta de la Tierra de formar una alianza mundial

para cuidar la Madre Tierra “nuestro hogar”.

Los grupos indígenas son un ejemplo de desarrollo sostenible, porque han

logrado su sustento sin dañar la flora y la fauna. Evidencia de ello es que,

en las zonas indígenas, se encuentran las principales áreas de

biodiversidad en Costa Rica.

Es importante destacar que a partir del siglo XXI toma fuerza la idea de un

desarrollo sostenible, en armonía con la naturaleza, concepción que cobra

conciencia sobre la importancia de cuidar los recursos naturales, para no

legar a las generaciones futuras una tierra devastada. En este contexto se

realizó un esfuerzo a nivel mundial, con la escritura de la “Carta de la

Tierra”, la cual contiene una serie de principios cuyo fin es brindar pautas

para que vivamos en paz, justicia y armonía con el planeta, tal como lo han

hecho los grupos indígenas desde tiempos ancestrales.

Es necesario propiciar culturas adaptativas, como las indígenas, con

responsabilidad ambiental, ya que el modelo dominante actual de la

apropiación, intervención y utilización de la naturaleza no ha sido amigable

con el planeta.

Resulta esperanzador que el desarrollo científico y tecnológico, en este

momento parece estar inspirado en una mayor comprensión de la materia,

de la naturaleza, de la vida y del cosmos, en congruencia con Carta de

Tierra

Las comunidades indígenas son un ejemplo de que es posible vivir en

armonía con la naturaleza contribuyendo con el equilibrio y la preservación

del planeta. Esta forma de vida se desarrolla en concordancia con los

principios de Carta de la Tierra, pero no basta con el proceder de estas

comunidades sino que se necesita que las demás sociedades humanas

incorporen cambios con respecto a cómo pensamos y vivimos.

La Carta de la Tierra nos hace a pensar acerca de nuestros valores y nos

invita a que busquemos puntos en común a pesar de lo diversos que

somos, ya que es necesario que emprendamos una nueva visión ética más

inclusiva para lograr un desarrollo humano sostenible.

Referencias

Ahumada, B., Pelayo, M. y Arano, A. (2012). Sustentabilidad ambiental, del concepto a la práctica. Una oportunidad para la implementación de la evaluación ambiental estratégica en México. Volumen XXI . Número 2 . II Semestre de 2012. PP. 291-332 Gestión y Política Pública. México. http://www.gestionypoliticapublica.cide.edu/num_anteriores/Vol.XXI_No.II/01_Brenda_Ahumada_Cervantes(289-332).pdf

Blaze, P., Vilela, M., Roerink, A. (2006). La Carta de la Tierra en acción. Hacia

un mundo sostenible. Ámsterdam: Kit Publishers. Barrios, J. (2010). Sostenibilidad económica y social como prioridad para la

sustentabilidad ambiental. Gestiopolis. Venezuela. http://www.gestiopolis.com/sostenibilidad-economica-social-prioridad-

sustentabilidad-ambiental/ Boff, L. (2007). Calentamiento global y la existencia de una nueva moralidad.

Conferencia. 19 de marzo, 2007. Universidad Nacional, Heredia. Bruckmann , M (2011) Recursos naturales y la geopolítica de la integración Sudamericana. Proyecto Governança Global e Integração da América do Sul del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada-IPEA de Brasil, y será publicada próximamente por la misma institución. Recuperado de http://www.rebelion.org/docs/127270.pdf Capra, F. (2003). Las conexiones ocultas: implicaciones sociales,

medioambientales, económicas y biológicas de una nueva visión del mundo.Editorial Anagrama de Barcelona. España

Consejo Nacional de Investigación de las Academias Nacionales. (2012)

CAMBIO CLIMÁTICO Evidencia, Impactos y Alternativas. US

http://nas-sites.org/americasclimatechoices/files/2013/04/136909453-Cambio-Climatico-Evidencia-Impactos-y-Opciones.pdf

LAUDATO SI‟ DEL SANTO PADRE FRANCISCO. (2015). CARTA ENCÍCLICA

SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN. http://w2.vatican.va/content/dam/francesco/pdf/encyclicals/documents/papa-

francesco_20150524_enciclica-laudato-si_sp.pdf

Di Paolo, G. (2013) Políticas Públicas y Seguridad en el marco local de

complejización del delito. La criminalidad organizada como problema

público. XXVI Concurso del CLAD sobre Reforma del Estado y Modernización de la Administración Pública “La Cuestión de Seguridad Nacional como Nuevo Desafío a la Gobernanza Democrática” Caracas, Venezuela. http://siare.clad.org/fulltext/0073104.pdf

La Carta de la Tierra Internacional. (2009). Guía para utilizar la Carta de la

Tierra en la educación. Recuperado de http://www.earthcharterinaction.org/invent/images/uploads/EC_Education_Guide_2%20APRIL_2009_SPA.pdf

La Secretaria Nacional de la iniciativa de la Carta de la Tierra (s. f.). ¿Qué es la

Carta de Tierra? Recuperado de http://www.iepe.org/cartadelatierra/queeslacarta.htm

Naciones Unidas. Cumbre mundial sobre el desarrollo sostenible. (2002, 26 de

agosto a 4 de septiembre). El compromiso de Johannesburgo por un desarrollo sostenible. Recuperado de http://www.cinu.org.mx/eventos/conferencias/johannesburgo/documentos/dec_johannesburgo.pdf

Martínez, J y Villagrán, C. (2009). Conflicto por el uso de la Tierra: Nuevas

expresiones de la conflictividad agraria en Guatemala. Universidad Rafael Landívar Instituto de Transformación de Conflictos para la Paz en Guatemala (INTRAPAZ). http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2012/confli-UsoTierra1.pdf

Mora, E. (2001). Una ética ambiental igualitarista y compasiva. Pensamiento

Ambiental Latinoamericano Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe. Boulevard de los Virreyes 155, colonia Lomas de Virreyes. 11000, México D.F., México.

Morales, F. (Noviembre, 2015). Comunicación personal, Centro de

Investigación y Docencia en Educación. Heredia. Millán, G. (2015). Tecnología desechable. Revista ecológica.

http://www.youblisher.com/p/1176404-Revista-ecologica/

Plascencia, M. (2015). Tecnología desechable. Revista ecológica. http://www.youblisher.com/p/1176404-Revista-ecologica/

PNUD. (2014). Sostener el Progreso Humano: Reducir vulnerabilidades y

construir resiliencia. Informe sobre Desarrollo Humano 2014. Publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. www.undp.org/content/dam/undp/library/corporate/HDR/2014HDR/HDR-2014-Spanish.pdf

Quintana, P. (2004). El conflicto socioambiental y estrategias de manejo. Foro

Nacional Ambiental. Bogotá

Vilches, A y Gil, D. (2012). La Educación para la Sostenibilidad en la Universidad: El Reto de la Formación del Profesorado. Profesorado Revista de currículum y formación del profesorado. VOL. 16, Nº 2 (mayo-agosto 2012) ISSN 1138-414X (edición papel). Universidad de Valencia. España.

Vilela, M., Ramírez, E., Hernández, L y Briceño, C. (2005). Aprendamos un

estilo de vida sostenible con la Carta de la Tierra. ISBN 9977-925-32-1. Editorama. San José. Costa Rica.

Biografía

Nombre: Sandra Ovares Barquero. Nacionalidad: Costarricense. Académica de la

División de Educación Rural, Vicedecana de la Facultad de Educación de la Universidad

Nacional de Costa Rica Estudios realizados: Profesora de Biología, Bachiller en

Ciencias de la Educación, Bachiller en la Enseñanza de la Biología de la UCR, Egresada

de la Licenciatura en Currículo de la Universidad de Costa Rica, Maestra de I y II ciclo

de Educación General Básica UNED, Maestría en Administración Educativa, Maestría en

Formación de Formadores de la UNA.

Las comunidades indígenas: Una forma de vida que pone en práctica la Carta de la Tierra “Revista Educare.2016

Reconocimiento modelos autóctonos de enseñanza y aprendizaje en los pueblos Bribri y Cabecar Coloquio Latinoamericano Universidad Nacional Heredia noviembre 2013.

Dialogando sobre pertenencia étnica con docentes Bribris y Cabecares de Talamanca: experiencias del trabajo colaborativo. Revista Cuadernos Intercambio sobre Centroamérica y el Caribe 2015.

Cultura Ambiental: Una urgencia planetaria y un desafío institucional que implica sentír – pensar una responsabilidad compartida en la Universidad Nacional Heredia Costa Rica. IV Congreso Iberoamericano Desarrollo y Ambiente Quito Ecuador 2013

Nombre: María Isabel Torres Salas. Nacionalidad: Costarricense. Académica e

investigadora de la División de Educología, CIDE.UNA Estudios realizados: Profesora

de Química, Bachiller en Ciencias de la Educación, Bachiller en la Enseñanza de la

Química, Licenciada en la Enseñanza de Química, Master en Psicopedagogía.

Publicaciones afines con el tema

“Las comunidades indígenas: Una forma de vida que pone enpráctica la Carta de la Tierra”Revista Educare.2016

“Factibilidad de la utilización de recursos tecnológicos en la implementación del eje transversal cultura ambiental para el desarrollo sostenible en la Educación General Básica de Costa Rica” Revista Educare.2013.

Deterioro del medio ambiente: papel de la educación ambiental. II Congreso Iberoamericano de Pedagogía: Diversas perspectivas críticas en el siglo XXI”. 28, 29 y 30 de agosto 2012. Universidad Nacional. Heredia.

Los principios de Carta de la tierra: un referente pedagógico II Seminario Internacional de Experimentación e investigación en prácticas de enseñanza (SIEPES), 8 y 9 de setiembre del 2011, en el CIDE, UNA, Heredia

“Las Implicaciones Pedagógicas del Paradigma Ecológico” I Congreso

Iberoamericano de Pedagogía: Pedagogía “construcción y transformación en

tiempos de incertidumbre” 29 de septiembre2009

Suplemento didáctico de la Revista Electrónic@. Educare. Volumen XII. Nº2 2008 Propuesta interdisciplinaria para trabajar el principio Nº 1 de Carta de la Tierra en las asignaturas Ciencias, Artes Plásticas, Estudios Sociales y Educación Cívica de sétimo año de la Educación General Básica. ISSN. 1409-42-58