+++la violencia neoliberal generó una contraviolencia

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“La violencia neoliberal generó una contraviolencia” MARIANO CIAFARDINI, CRIMINOLOGO Director de Política Criminal desde hace 14 años, Ciafardini sostiene que el crecimiento de los delitos violentos se genera en la exclusión de amplios sectores sociales. Recomienda aplicar políticas de inclusión “antes de que sea demasiado tarde”. Por Carlos Rodríguez La llamada crisis de la seguridad, que se reflotó en las últimas semanas, es producto de “las políticas neoliberales” que arrasaron en los noventa, pero que “vienen asentándose en los últimos veinte o treinta años” y que generaron “una contraviolencia no política, no orgánica, que generó una crisis profunda en las franjas juveniles, en los jóvenes sin futuro”. La opinión del criminólogo Mariano Ciafardini, titular de la Dirección Nacional de Política Criminal, traza una relación entre “la exclusión y la violencia”, pero aclara que eso “no equivale a decir que los pobres son delincuentes”. Según el experto entrevistado por Página/12, esa “violencia que se genera en algunos sectores que son víctimas de la exclusión” redunda en una suba de los “delitos comunes”, sobre todo los robos con armas. La otra pata del problema es que “las mismas políticas neoliberales provocaron la degradación de lo institucional, incluyendo a las policías. En este caso, la corrupción está vinculada directamente con el delito, con la delincuencia organizada, porque en ese ámbito se mueve la policía”. Esto motivó el crecimiento de delitos graves “como el narcotráfico, el robo de automotores o los secuestros extorsivos”. Ciafardini, que está en el cargo desde hace 14 años, acaba de presentar su libro Delito urbano en la Argentina. Las verdaderas causas y las acciones posibles. El trabajo es producto de 14 años de estudio en un despacho oficial que, advierte, “no dirige las políticas públicas nacionales sino que funciona como un instituto que hace recomendaciones sobre políticas públicas”. Desde ese lugar, sostiene que la violencia de algunos sectores juveniles “no obedece a un problema de maldad humana, ni genético, ni social en términos generales. Es un problema político”. Por eso recomienda “desde un punto de vista progresista, avanzar en la reinclusión urgente, en la profundización de la democracia participativa para que la sociedad participe en la toma de decisiones y en ponerle fin a la trama de corrupción institucional que involucra a las policías”. Y subraya: “Hay que actuar rápido porque cuando las cosas estallan, es demasiado tarde”. –En los noventa, el tema de la seguridad estuvo en el tapete y significó una enorme presión sobre el poder político, que terminó aprobando leyes de “mano dura”, luego agravadas por el efecto Blumberg. ¿Qué análisis hace en el libro sobre ese proceso histórico? –La clave es haberlo situado, muy bien, en los noventa. Fue un proceso que comenzó a gestarse antes, pero en los noventa cobró un auge que llevó a la profundización de políticas neoliberales que tuvieron un 1

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La violencia neoliberal gener una contraviolencia

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La violencia neoliberal gener una contraviolencia

MARIANO CIAFARDINI, CRIMINOLOGO

Director de Poltica Criminal desde hace 14 aos, Ciafardini sostiene que el crecimiento de los delitos violentos se genera en la exclusin de amplios sectores sociales. Recomienda aplicar polticas de inclusin antes de que sea demasiado tarde.

Por Carlos Rodrguez

La llamada crisis de la seguridad, que se reflot en las ltimas semanas, es producto de las polticas neoliberales que arrasaron en los noventa, pero que vienen asentndose en los ltimos veinte o treinta aos y que generaron una contraviolencia no poltica, no orgnica, que gener una crisis profunda en las franjas juveniles, en los jvenes sin futuro. La opinin del criminlogo Mariano Ciafardini, titular de la Direccin Nacional de Poltica Criminal, traza una relacin entre la exclusin y la violencia, pero aclara que eso no equivale a decir que los pobres son delincuentes. Segn el experto entrevistado por Pgina/12, esa violencia que se genera en algunos sectores que son vctimas de la exclusin redunda en una suba de los delitos comunes, sobre todo los robos con armas. La otra pata del problema es que las mismas polticas neoliberales provocaron la degradacin de lo institucional, incluyendo a las policas. En este caso, la corrupcin est vinculada directamente con el delito, con la delincuencia organizada, porque en ese mbito se mueve la polica. Esto motiv el crecimiento de delitos graves como el narcotrfico, el robo de automotores o los secuestros extorsivos.Ciafardini, que est en el cargo desde hace 14 aos, acaba de presentar su libro Delito urbano en la Argentina. Las verdaderas causas y las acciones posibles. El trabajo es producto de 14 aos de estudio en un despacho oficial que, advierte, no dirige las polticas pblicas nacionales sino que funciona como un instituto que hace recomendaciones sobre polticas pblicas. Desde ese lugar, sostiene que la violencia de algunos sectores juveniles no obedece a un problema de maldad humana, ni gentico, ni social en trminos generales. Es un problema poltico. Por eso recomienda desde un punto de vista progresista, avanzar en la reinclusin urgente, en la profundizacin de la democracia participativa para que la sociedad participe en la toma de decisiones y en ponerle fin a la trama de corrupcin institucional que involucra a las policas. Y subraya: Hay que actuar rpido porque cuando las cosas estallan, es demasiado tarde.

En los noventa, el tema de la seguridad estuvo en el tapete y signific una enorme presin sobre el poder poltico, que termin aprobando leyes de mano dura, luego agravadas por el efecto Blumberg. Qu anlisis hace en el libro sobre ese proceso histrico?

La clave es haberlo situado, muy bien, en los noventa. Fue un proceso que comenz a gestarse antes, pero en los noventa cobr un auge que llev a la profundizacin de polticas neoliberales que tuvieron un impacto destructivo sobre amplios sectores sociales. Los dejaron afuera del circuito social, cultural y productivo. Los excluyeron, los hambrearon. La violencia de estas polticas gener una contraviolencia no poltica, no orgnica. Esto provoc una crisis profunda en las franjas juveniles, en los hijos y nietos de los desocupados, en los jvenes sin futuro. A muchos los llev a los circuitos de la droga o de la violencia. Y los llev tambin al delito. Esto aument de manera tremenda lo que se llama criminalidad comn, que recibe ese nombre porque no tiene grandes niveles de organizacin. Es una criminalidad que produce daos muy graves tanto a los propios autores como a las vctimas, obviamente. Entre los aos 1993 y l995 hubo un pico muy alto. Esto coincide con el paso histrico de la desocupacin del dgito a los dos dgitos.

Y cmo se reaccion desde el gobierno de Carlos Menem?

Los mismos que aplican las polticas neoliberales no pueden reconocer que lo que se est produciendo se debe a las polticas que ellos aplican. La mejor forma de disfrazarlo es con una rplica represiva que da a entender que el origen del aumento de la violencia est en la maldad humana. Ellos dicen que el problema tiene que ver con la benevolencia de las leyes o que es producto de la tolerancia. Eso es un artificio. Lo que hacemos en el libro es sealar la relacin entre pobreza, o mejor dicho exclusin, y violencia.

Esto puede ser malinterpretado.

Lo que digo responde a una realidad, pero no equivale a decir que los pobres son delincuentes. Lo que digo es que la pobreza extrema crnica genera violencia en algunos sectores sociales, particularmente juveniles. Esto no significa echarle la culpa a los que en definitiva son vctimas de esta exclusin sino que hay que echarle la culpa a las polticas y a la falta de polticas para incluir, reincluir y dar oportunidades reales a quienes son autores-vctimas.

Cmo juega, en este marco, la corrupcin tanto poltica como policial?

Hay una relacin muy ntima. Las polticas neoliberales no fueron patrimonio exclusivo del gobierno de los noventa sino que vienen asentndose en el pas en los ltimos veinte o treinta aos. Esto produjo tambin una degradacin de lo institucional. Las polticas pblicas y entre ellas las de seguridad, se degradaron y aument la corrupcin en todos los niveles. La corrupcin de la polica es algo que se vincula directamente con el delito porque se produce en el medio en que la polica trabaja. Cmo se corrompe alguien de drogas peligrosas? Vinculndose con el narcotrfico. Y el que trabaja en la investigacin de los robos de automotores? Vinculndose con los desarmaderos. Eso tambin pas con el tema de los secuestros extorsivos. Todo esto produce un agravamiento en eso que se llama delincuencia organizada. Y esto se potencia con los excluidos porque muchas veces, esas organizaciones recurren a la mano de obra fcil y directa que tienen en todos estos jvenes que no tienen oportunidad.

En el libro se habla de la existencia de un crculo mafioso que colabora con la delincuencia organizada.

Doy un ejemplo de los ms evidentes en los ltimos tiempos. Determinadas prcticas delictivas aparecen y desaparecen en tiempos tan breves y en forma tan drstica que uno no puede ms que entender claramente que son decisiones que se toman a nivel poltico. No puede aparecer una cantidad de secuestros y de golpe cortarse si no hay algo que se decidi en algn nivel. Las modalidades delictivas no aparecen y desaparecen de golpe. Cmo es posible que, despus de mucho tiempo, se diga que para terminar con el robo de autos hay que atacar a los desarmaderos y al otro da se allanan cuarenta. En 24 horas una labor de inteligencia no puede detectar cuarenta desarmaderos. Esto significa que esos lugares se conocan. Antes no se los allanaba, se los dejaba operar y cuando hubo que producir un hecho poltico, en forma inmediata algunas inteligencias de las policas tenan la informacin disponible. Si tenan la informacin antes y no actuaban, era porque eran socios. No hay otra posibilidad.

Cmo es hoy la evolucin del delito en las zonas urbanas? Y a propsito, son confiables las estadsticas?

Empecemos por el final. Las estadsticas oficiales que se hacen sobre la base de delitos denunciados en los que tuvo intervencin la polica y que la propia polica nos informa, tienen grandes limitaciones, pero es lo nico que tenemos. Esto significa que la cifra negra, todo eso que no llega a la polica, no lo estamos reflejando. Si los nmeros hablan de un alza o de una disminucin de los delitos respecto de aos anteriores, estn indicando que hay una tendencia.

Qu indican esos nmeros hoy?

Lo que estn indicando los ltimos nmeros es que hay una tendencia a la baja de los delitos comunes como robo con armas o robos simples no organizados, en la calle o a viviendas. Estbamos en una meseta muy alta que incluso lleg a un pico mximo en el 2002 y una tendencia a la baja significa que estn bajando, pero que todava hay muchos. Pueden salir 20 delitos por da en los diarios, aun cuando haya una tendencia a la baja. Los nmeros de 2005 hablan de una tendencia a la baja en la Capital Federal y el conurbano, siempre dentro de niveles todava altos para lo que son los niveles histricos.

Cules son las propuestas del libro?

Si el aumento del delito violento tiene que ver con la exclusin, tenemos que recomendar cmo establecemos polticas urgentes de inclusin. Estamos recomendando una estrategia que llamamos Programa de Comunidades Vulnerables. Cmo se identifican en todo el pas los ncleos de sectores de jvenes excluidos que estn en riesgo. Lo que hay que ver es cmo se ayuda a la comunidad que los rodea para que los reintegre y los reincluya.

Y qu hay que hacer con la polica?

Si queremos sacar a las policas de la red de corrupcin, de la trama mafiosa, no existe otra forma que recuperar la relacin entre gobierno y ciudadana. Organizar a la comunidad por asambleas, por consorcios, por juntas vecinales, en un dilogo con el representante del gobierno municipal, provincial y nacional en funcin de cmo acta realmente la polica en cada zona. No slo desde el punto de vista de la crtica sino tambin de qu cosas necesitara la polica para actuar mejor. Una auditora permanente estatal-comunitaria del accionar policial. El polica tiene que necesariamente incluirse a la red como polica comunitaria, junto con el vecino. De esta manera se achican los mrgenes de la corrupcin.

Que recepcin tienen estas recomendaciones en el poder poltico?

Siempre hay un espacio. Nosotros surgimos en los aos noventa. Incluso con gobiernos refractarios a toda esta situacin hemos tenido un espacio para poder avanzar. Hemos trabajado en el barrio de Saavedra, con el gobierno de la ciudad en una primera etapa, con algunas intendencias bonaerenses. En la provincia de Buenos Aires se est avanzando con la reestructuracin policial y con el restablecimientos de los Foros de Seguridad comunitarios, que se haban abandonado. Es un proceso cultural, porque no es un problema slo de los gobiernos. Hay que convencer a la comunidad. La participacin comunitaria no es espontnea, ni fcil ni constructiva en todos los casos.

Hay que dejar de lado la tpica salida de la mano dura.

Este es el gran tema, porque mientras nosotros sigamos discutiendo si todo pasa por aumentar las penas o no, estamos perdiendo tiempo. Eso es como una cortina de humo que sigue ocultando los problemas reales y las propuestas vlidas, aunque sean de urgencia. Con el libro intento generar una mayor sensibilidad. Estoy tratando de aportar algo al tema de la educacin, de la difusin y a llamar la atencin sobre esta cuestin, tanto a la poblacin en general como a los que estn en la funcin pblica. Hay que darse cuenta y despus concentrarse sobre el problema. Hay que actuar rpido, porque cuando las cosas estallan, es demasiado tarde.