la viga en el ojo. proyecto costos de la guerra

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Proyecto del PPP y el CINEP que busca mirar la guerra desde la perspectiva de las víctimas: aquellos hombres y mujeres que han experimentado en su propia carne los rigores de la vía armada.

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La Viga en el Ojo

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LA VIGA EN EL OJOLA VIGA EN EL OJOLA VIGA EN EL OJOLA VIGA EN EL OJOLA VIGA EN EL OJOProyecto Costos de la GuerraProyecto Costos de la GuerraProyecto Costos de la GuerraProyecto Costos de la GuerraProyecto Costos de la Guerra

© PROGRAMA POR LA PPROGRAMA POR LA PPROGRAMA POR LA PPROGRAMA POR LA PPROGRAMA POR LA PAZ � Compañía de JesúsAZ � Compañía de JesúsAZ � Compañía de JesúsAZ � Compañía de JesúsAZ � Compañía de JesúsCalle 35 No. 21-19 / PBX 3383790e-mail: [email protected]á � Colombia

Director General:Director General:Director General:Director General:Director General: Horacio Arango, S.J.Director Ejecutivo: Director Ejecutivo: Director Ejecutivo: Director Ejecutivo: Director Ejecutivo: Luis Fernando Múnera, S.J.

Autores:Autores:Autores:Autores:Autores:Equipo de Trabajo Proyecto Costos de la Guerra:Francisco Quintero Carvajal � PeriodistaVilma Gómez Pava � Asesora PedagógicaCarlos Fernández Niño � Asesor de ProyectosRocío Castañeda Cisneros� Editora

Asesoría:Asesoría:Asesoría:Asesoría:Asesoría:Equipo de Intervención Social:Carolina Tejada BermúdezMarco Andrés Acosta VillalobosJuan David Villa GómezJuan Carlos Henao Londoño

Estado del Arte sobre Costos de la GuerraEstado del Arte sobre Costos de la GuerraEstado del Arte sobre Costos de la GuerraEstado del Arte sobre Costos de la GuerraEstado del Arte sobre Costos de la Guerra realizadorealizadorealizadorealizadorealizadopor el Cineppor el Cineppor el Cineppor el Cineppor el Cinep, con la coordinación de Ingrid Bolívar y la participación de:Franz Hensel, María de la Luz Vásquez, Isaac Beltrán, Raquel VictorinoCubillos y Teófilo Vásquez.

Proyecto financiado por:Proyecto financiado por:Proyecto financiado por:Proyecto financiado por:Proyecto financiado por:Agencia de CooperaciónSECOURS CATHOLIQUEFrancia

Diseño y Diagramación:Diseño y Diagramación:Diseño y Diagramación:Diseño y Diagramación:Diseño y Diagramación:Juan Pablo Salamanca RosasIMAGO / Diseño y Comunicación [email protected]

Ilustraciones:Ilustraciones:Ilustraciones:Ilustraciones:Ilustraciones:Amalfi Cerpa

Impresión:Impresión:Impresión:Impresión:Impresión:Panamericana S.A.Formas e Impresos

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La Viga en el OjoLos costos de la guerra

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Contenido

Presentación

De la Guerra y sus efectosIntroducción

COSTOS HUMANITARIOS

COSTOS SOCIALES

COSTOS ECONÓMICOS

COSTOS PSICOLÓGICOS

COSTOS POLÍTICOS

COSTOS AMBIENTALES

COSTOS ESPIRITUALES

COSTOS CULTURALES

Reflexión Global

Secuencia gráfica

Talleres

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�¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tuhermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? �

Mateo 7, 1 - 5.

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PRESENTACIÓN

Durante los últimos años, la sociedad colombiana ha experimen-tado muchas dificultades en el esfuerzo por construir la convivenciapacífica. El fracaso del proceso de paz con las FARC parece habernossumido en la desilusión de una solución negociada al conflicto arma-do que nos agobia desde hace ya demasiados años. Hoy pareceríainevitable en el espíritu de los colombianos/as la necesidad de hacerla guerra para preparar la paz.

La opinión en el país se ha movido entre los polos de la soluciónnegociada y de la guerra sin una reflexión suficiente y sin perspecti-va de largo plazo. Ello explica que pasemos con tanta facilidad delentusiasmo desbordante a la desilusión desesperanzadora. La carti-lla que les presentamos hoy busca alimentar la reflexión sobre lo quesignifica la guerra y los costos que ésta tiene. Creemos que la decisiónde hacer la guerra es una decisión que debe tomar toda la sociedad ypor ello creemos importante este aporte para abrir los ojos ante loque la guerra significa y nos enfrentemos a esta alternativa con res-ponsabilidad.

�La Viga en el Ojo� no mira a la guerra desde cualquier lugar,somos conscientes de que la historia es escrita por los vencedores yde que las víctimas que van quedando pasan a ser cifras sin rostro.Por ello hemos querido mirar la guerra desde la perspectiva de lasvíctimas: aquellos hombres y mujeres que han experimentado en supropia carne los rigores de la vía armada. Queremos que ellos, a tra-vés de sus testimonios, le hablen al país de lo que significa la guerra.

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Igualmente hemos hecho un esfuerzo de investigación con el apo-yo del Centro de Investigación y Educación Popular CINEP, paramostrar desde una perspectiva amplia lo que nos cuesta la guerra nosólo en sus efectos más visibles económicos, humanitarios o políticos,sino también en los efectos espirituales, culturales, sociales, ambien-tales o psicológicos que pasan más desapercibidos a la mirada des-prevenida pero que también nos tocan profundamente.

Nosotros estamos convencidos de que la guerra, además de sermuy costosa, es una vana ilusión. El país tiene que buscar construiruna paz duradera que parta de un verdadero consenso social y polí-tico capaz de edificar una Colombia donde todas las mujeres y hom-bres podamos vivir dignamente y tramitar nuestros conflictos en paz.No se trata sólo de acallar las armas de los guerreros a cualquier cos-to, sino de construir una paz duradera basada en el respeto a los de-rechos humanos de todos y todas los ciudadanos y ciudadanas deeste bello país.

Los invito, a nombre de todo el equipo del Programa por la Paz dela Compañía de Jesús que ha trabajado arduamente en este proyecto,a utilizar el material que hoy ponemos en sus manos para un trabajomancomunado de formación de una opinión pública responsable ycrítica frente a la guerra y capaz de movilizarse para exigir una pazcon justicia. Finalmente, queremos agradecer a Secours Catholique �Caritas Francia, que recoge la solidaridad de muchos ciudadanos yciudadanas de Francia, su apoyo solidario con nuestro país y con esteproyecto en particular.

LUIS FERNANDO MUNERA CONGOTE, S.J.Director Ejecutivo

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Hace más de cien mil años, la tribu de los Ulhmar huye, vencida, detrás de su jefe. Hanperdido el fuego, están a merced del frío y la noche. Dos guerreros intentan reanimar esefuego perdido: Naoh, hijo de Leopardo, el más grande y más ágil; Aghoo, hijo de Aurochs,bruto con mucho vello que vive alejado con sus dos hermanos y algunas de las mujeres delpueblo aterrorizadas. Es Naoh quien consigue reanimar el �atr� que es como se decía fuegoy lo consigue después de numerosas aventuras persiguiendo a los �wag abou� como se decíaenemigos. Podrá juntarse la tribu con sus fieles compañeros, Gaw y Nam. Naoh, entonces,se convertirá en jefe de esta tribu y conseguirá a Gammla, la mujer que entonces estaba untanto más evolucionada que ellos1 .

Reanimar el fuego, algo sencillo hoy, originalmente fue un momento para que hombres ymujeres en un encuentro sorpresivo aprendieran nuevas formas de estar juntos, de fundartribus, de procurarse calor y luz y también de descubrir el misterio del amor que fundavidas. Aprender a hacer fuego, seguramente tardó muchos años. Aprender a conservarlofue el motor para la transformación de la naturaleza y también de la vida compartida conotros a través de la enseñanza que las mujeres, como Gammla, hicieron a hombres comoNaoh. Aunque no siempre las formas de conseguir lo necesario fueron sencillas, de ahí quelos primeros hombres tuvieran que utilizar la fuerza. Sin embargo, la necesidad de �otros�, elsentimiento de vida en común y la curiosidad por ver y aprender fue más importante que lafuerza. Así es como muchos de los cambios a través de los cuales la especie humana pudotransformarse, fueron posibles mediante la coexistencia y la cooperación, sino tal vez el mundode la vida no hubiera encontrado las condiciones favorables para su desarrollo.

DE LA GUERRAy sus efectos

�Cuando no recordamos lo que nos pasa,nos puede suceder la misma cosa �

Litto Nebia

1 Adaptación de unfragmento de la obra:La guerra del Fuego

de Joseph Henry Rosny.

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No obstante, la disputa por elementos imprescindibles para la supervivencia medianteel uso de la fuerza fue originando la guerra. Muchos de los cambios que transformaron laespecie humana se hicieron por vía de la guerra, a pesar de sus efectos e implicaciones.¿Cuándo y en qué momento se liga la guerra con la historia humana? Las respuestas a estainquietud son múltiples desde muchas de las áreas del saber. Con el paso del tiempo pare-ciera que la humanidad, hubiera entendido la noción de desarrollo o progreso, como el so-metimiento de unos sobre otros; la manera de hacer política como el poder, que era como serepresentaban los grandes premios obtenidos mediante enfrentamientos; y el hábito de re-solver las diferencias y hacer las cosas apelando a las violencias y su máxima expresión laguerra, que se quedó como costumbre.

Son muchas las formas de entender e interpretar la guerra, son muchos los autores2 que dancuenta de ello. Las guerras en la vida de la humanidad son y han sido muchas, por múltiplesmotivos. Pero ¿qué le ha costado tantas guerras a la humanidad? Más de 100 millones de personashan perdido la vida directamente por culpa de las guerras, y 170 millones más a causa de la brutalidad delos regímenes políticos autoritarios y violentos3 . Después de la II guerra mundial, desde1945, 160conflictos armados y guerras han causado cuarenta millones de muertos; de ellos sólo 10 millo-nes han sido soldados; el resto, población civil. En el último decenio pueden haber muerto másniños (2 millones) que soldados. ¿Vale la pena la guerra? ¿Es esta la única manera de generarcambios? Son muchos los caminos y las formas de avanzar y de buscar el bienestar y la digni-dad, diferentes a la brutalidad, la barbarie y el uso de la fuerza. ¿Por qué entonces nos empeña-mos en los más dolorosos y tortuosos? ¿Qué esperamos cuando nos inclinamos por la dureza yla fuerza para resolver nuestra vida y nuestras diferencias como especie? Es necesario entendery reflexionar sobre lo que nos pasa, así que veamos de qué hablamos cuando nos referimos a laguerra.

¿Cómo entendemos la guerra?¿Cómo entendemos la guerra?¿Cómo entendemos la guerra?¿Cómo entendemos la guerra?¿Cómo entendemos la guerra?

La guerra es un fenómeno específicamente humano que no se encuentra en los demás anima-les. Es un fenómeno social y como tal es evitable. Es una invención humana pero no es conna-tural al ser humano. Porque es una invención social y humana, la guerra no es una condenairremediable, es una enfermedad y no un mal, por ende tiene remedio y puede prevenirse.

La guerra no es útil. Por el contrario es nociva y dañina. No sirve porque va invadiendo lascostumbres y para justificarla se mitifica el uso de la fuerza, se glorifica el sacrificio y la muerte- de los jóvenes que las libran, no de los que las planifican -, se acepta la obediencia ciega y seponen en marcha mecanismos que provocan fanatismos y deberes patrios, se suscita un odio

22222 Desde Nicolás deMaquiavelo, pasando porTomas Hobbes, Jean JacquesRousseau, Hegel, hasta CarlVon Clausewitz, la guerra hasido vista como extensión dela política, como forma dedesarrollo o progreso o demanera sociológica ycultural.

33333 RRRRRomeromeromeromeromera Ra Ra Ra Ra Ruedauedauedauedaueda, Raül.Desarme y Desarrollo clavespara armar conciencias.Intermon. Mayo de 2000.

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absoluto hacia los adversarios, hasta el extremo de negarles su condición de seres humanos.Por eso, bajo ninguna circunstancia y desde ningún punto de vista se justifica su ocurrencia.

Las guerras son actos en los que predominan la irracionalidad y la destrucción. Son expre-sión de la violencia y como tal, la violencia es siempre un ejercicio de poder, sean o no visiblessus efectos. La violencia aspira a ser la solución que excluya a todas las demás, por tanto es unacensura totalitaria. La guerra está enmarcada dentro de las violencias y es la expresión de múl-tiples violencias, a saber:

Violencia directa o acontecimiento intencionadoDirigida a la naturaleza, el cuerpo, la mente y el espíritu humano. Se expresa en laconfrontación militar, en las relaciones cotidianas violentas, sean de familia o de pare-ja; también se da en la intimidación, la desaparición o las masacres.

Violencia estructural o procesoEs una forma indirecta de violencia, que está anclada en estructuras sociales como lasinstituciones, las leyes que reproducen la violencia o que imposibilitan un desarrollohumano justo y equitativo, está sostenida por aparatos policiales y puede tener natu-raleza económica, política, militar, cultural o comunicativa

Violencia culturalAquellos aspectos de la cultura que dan legitimidad a la utilización de los instrumen-tos de la violencia directa o estructural. Son ideologías, costumbres, hábitos y usos quea nombre de fanatismos religiosos, sentimientos de superioridad ligados a la lengua oel saber, descalifican a otros seres humanos y a otras formas de hacer política, apro-bando el uso de la violencia.

Pero la guerra es una salida, entre muchas otras, para resolver los conflictos y las dife-rencias, por tanto no es la única opción. Es importante recordarlo, tenerlo presente ala hora de inclinarse por una u otra alternativa.

¿Qué efectos produce una guerra?¿Qué efectos produce una guerra?¿Qué efectos produce una guerra?¿Qué efectos produce una guerra?¿Qué efectos produce una guerra?

Evidentemente la guerra se expresa de forma visible, pero es necesario reflexionar ¿quéefectos deja? ¿Cómo es la vida en medio y después de la guerra? ¿Qué ocurre con la natura-leza, la cultura, la sociedad? ¿Cuáles aspectos de la vida pueden reconstruirse, cuáles no y aqué costo?

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Los efectos visibles comunes a toda guerra descritos en la historia de la humanidad, son:Hambre, depresión económica, muerte y destrucción, éxodo o desplazamiento forzado,represión, resquebrajamiento político, devastación ambiental. En todas las guerras estasconsecuencias son similares aunque con diferencias graduales, pero indefectible e invaria-blemente visibles, de los cuales es posible dar cuenta en términos cuantitativos.

También las guerras producen efectos invisibles, que son aquellas consecuencias a me-diano y largo plazo que dejan huella en la vida de las víctimas y que por tener ocurrenciaen lo más profundo del ser humano se ocultan entre el rostro y el alma de los sobrevivien-tes haciéndose casi imperceptibles y por lo tanto poco tratables durante y después de unaguerra. ¿Qué podemos esperar de los efectos invisibles? ¿En quienes y cómo se aprecia elimpacto de la guerra? ¿Cuáles dimensiones de la vida se ven más afectadas y en qué modo?Como lo veremos más adelante, los testimonios de hombres, mujeres, niños y niñas vícti-mas directas del conflicto armado colombiano serán las que nos permitan atestiguar quelos efectos invisibles, son tan nocivos y crueles como los impactos materiales, pero por estarinmersos en la intimidad de la vida misma se agazapan detrás de la muerte y la destrucciónpasando casi desapercibidos. La historia de las guerras en el mundo también da cuenta deeste tipo de efectos entre los que se cuentan:

� Pérdida de puntos de referencia de la vida en común: particularmente en los niños yniñas, pero también en los adultos. Una vez se pierden los puntos de referencia ya no sesabe qué está permitido y es bueno y qué está prohibido y es nocivo.

� Desarraigo: se afecta la noción de seguridad básica, dejando a las personas sin patriachica o grande, sin lazos afectivos o sociales de respaldo.

� Transmisión intergeneracional de la violencia: la violencia social padecida y los distintostipos de duelo que ella conlleva se hará bajo diferentes y a veces ocultas formas derepetición en las generaciones nuevas, en la medida en que conserva su carga traumática.

� Olvido y amnesia colectiva: el horror y la barbarie sufridos directa o indirectamentecaen en el �olvido�, se reprimen y se niegan sumergiendo a quienes la padecen enactitudes de silencio y soledad que impiden la comunicación y la convivencia con otros,inclusive años después de haber cesado el conflicto.

� Aprendizajes para el desarrollo personal en sociedad y habilidades que se refuerzan odesarrollan en los diferentes espacios de la vida como la escuela, el grupo de amigos etc.,

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se construyen en la bipolaridad: la imagen y representación de las identidadesindividuales y colectivas se ven alteradas y permeadas por un pensamiento con unavisión de bueno-malo; el odio retributivo, la venganza, la imagen de amigo-enemigo,culpable-inocente, víctima-victimario se constituyen en los valores que ordenan la vidasin lugar al perdón y la reconciliación.

� Desmentida o negación de los conflictos: Se niega la posibilidad de desarrollar losconflictos y como consecuencia se perpetúan formas de resolución violentas.

� Militarización de la vida civil: comunicación familiar y relaciones autoritarias, juegosguerreristas, programas de televisión que hacen apología a la guerra, moda del�camuflado� y lenguaje cotidiano militarista.

� Violencia contra las mujeres y los niños: las mujeres se consideran un �botín de guerra�,los niños y niñas son reclutados forzosamente como combatientes, la destrucción de lasfamilias y su consecuente número de huérfanos, abandonados y discapacitados.

Nos preocupa que estos efectos no son reconocidos socialmente y en ocasiones hasta seniegan sistemáticamente. Si sabemos que hoy las guerras son otra cosa y que la mayoría selibran al interior de un mismo Estado y que más de 50 países padecen guerras internas,nuestro caso, el colombiano, debe permitirnos muchas reflexiones por la complejidad quereviste nuestra propia dinámica. En Colombia estamos por definir qué es lo que pasa. ¿Cómose habla de la guerra en Colombia? Refiriéndose a cuál confrontación ¿la de los militares conlos grupos armados?, ¿La de los grupos armados irregulares entre sí?, ¿La de las bandasdelincuenciales organizadas? Se ha planteado la guerra como alternativa ante el cansancioy el desgaste de salidas políticas por vía de la negociación y el diálogo. Ante este panoramapareciera que gran parte de la sociedad colombiana toma la opción de inclinar la balanzahacia la represión y la guerra, sin embargo, nos preguntamos si somos conscientes de losefectos que implica asumir esa posición y de lo que nos va a costar la reconstrucción si segui-mos empeñados en la guerra.

Por eso, desde las voces de hombres y mujeres que de manera individual y colectiva hanpadecido directa e indirectamente la guerra, nos hacemos las reflexiones que presentamosdespués de esta breve mirada a la historia, para que juntos asumamos el reto de no conde-narnos a repetir la historia y a perpetuar la violencia como vía de resolución de nuestrasdiferencias.

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�VOLVER A LA GUERRAme da miedo�

�En la mañana del 7 de abril de 2002 una patrulla de nueve policías nos desplazá-bamos por la sinuosa carretera que une a Puerto Asís (Putumayo) con la población deHong Kong Nuevo, un puñado de casas de madera que se levanta sobre la orilla del ríoPutumayo. Veníamos de patrullar sus aguas cuando de repente, y seguido al estruendode una bomba, nos empezó a caer una lluvia de balas de todos los lados.

Casi un mes después supe que en aquel ataque dos de mis compañeros habían muer-to, tres más resultarían ilesos y cuatro gravemente heridos, yo entre estos últimos; tam-bién me enteré, tiempo después, que había durado más de una semana en estado decoma y que estoy vivo no sé sabe por qué cosas de la vida, porque ni cuenta me di de lasesquirlas que me dejaron inconsciente.

Lo primero que sentí fue el quemón, como de un cigarrillo, de un tiro de una 5.56.Me rompió el muslo de la pierna derecha, luego no pude pararme, sólo esperaba a quevinieran y me remataran, pero de repente se me nubló la visión.

Abrí los ojos cinco días después. Estaba conectado a un maraña de tubos y cables enuna sala triste de hospital, la cara la tenía hinchada y casi ni podía ver. Paola Andrea,mi esposa, permanecía tomada de mi mano, junto con mi hijo, de apenas un año denacido, sentí tristeza y rabia al mismo tiempo.

Gonzalo Fernando García, 22 años, natural de Santander de Quilichao (Cauca),herido en combate, vive con la incertidumbre de no saber si por su condición de inva-lidez pueda sostener a su familia en un futuro.

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Me diagnosticaron trauma craneoencefálico severo, pérdida del ojo derecho, inmo-vilidad del pie y la mano derechas; los médicos no daban un peso por mi vida: �Si vive-le dijeron a mi esposa- no se va a parar de la silla�. Hoy gracias a Dios no sólo me parosin la ayuda de nadie, sino que guardo la esperanza de volver a trabajar.

Mi esposa no entiende por qué digo que si logro superar esto me voy de nuevo a laguerra. Cuando me miro al espejo y veo como quedé, siento ganas de irles a hacer lomismo que me hicieron a mí; pero tengo miedo, miedo de perder la vida y dejar a mihijo solo. ¿Sabe que así uno sea muy berraco, siente miedo? y es eso justamente lo queme hace levantar en las madrugadas con el cuerpo bañado en sudor gritando: ¡no mematen, por favor, no me maten!

Aunque son escenas muy reales que me hacen dar ganas de llorar, me pregunto: Sino vuelvo a empuñar un fusil, ¿en qué voy a trabajar para sostener a mi familia? ¿Dequé vamos vivir mi hijo, ella y yo? No solo vivo con el temor de salir a la calle sin lacompañía de alguien, porque me asusta saber que alguien me dispare, también sientomiedo por el futuro, a menudo me pregunto: ¿me indemnizarán? y si lo hacen, ¿mealcanzará para comer y darle de estudiar a mi hijo?

Con lo que me ganaba antes podíamos salir a un parque, comprarnos un helado,pasear. Si no me reintegran a la Policía por mi invalidez, por carecer de un ojo, porcaminar con dificultad... ¿volveré a comerme un helado con mi hijo y con mi esposa?Paola Andrea dice que eso no importa, que si a ella le toca ir a trabajar para sostenernosa los tres lo hace.

�Para mí �me ha dicho ella� lo único que cuenta es que estés vivo�, igual me repiteque aunque la guerra me haya robado un ojo, una mano, una pierna y sembrado decicatrices la piel, me sigue queriendo. Y eso es lo que importa.

Para poder dormir cada noche debo tomar pastillas �estuve 15 días sin pegar unojo� después de las pesadillas me asusta quedarme dormido, pero le confieso que másque a los malos sueños en los que veo que me matan, a lo que más temo es a no podervolver a trabajar.�

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El valor de la vida se ha perdido en el laberinto de la guerraEl valor de la vida se ha perdido en el laberinto de la guerraEl valor de la vida se ha perdido en el laberinto de la guerraEl valor de la vida se ha perdido en el laberinto de la guerraEl valor de la vida se ha perdido en el laberinto de la guerra

�Un grupo de personas decidió un día reunirse. Venían de muchos lugares diferentes yeran muy distintas unas de otras. Había hombres y mujeres. Tenían la piel, el cabello y losojos de distinto color. Sus rasgos también eran diferentes. Venían de países ricos y paísespobres, de lugares calurosos y de lugares muy fríos. Algunos de sus países estaban goberna-dos por un rey; otros por un presidente. Estas personas hablaban muchos idiomas diferen-tes y no creían todas en el mismo dios.

Algunos de los países de donde venían acababan de salir de una guerra terrible, en la quemuchas ciudades habían quedado destruidas y había habido muchos muertos. Muchos ha-bían perdido sus hogares y sus familias. Muchas personas habían sido maltratadas o asesi-nadas, a causa de su religión, su raza o sus opiniones políticas.

Lo que había hecho que todas estas personas se reunieran era su deseo porque NUNCAhubiera otra guerra, porque nadie volviera a ser maltratado y porque no se persiguiera a laspersonas que no habían hecho mal a nadie. Así pues, todas estas personas redactaron juntasun documento en el cual trataron de resumir los derechos que tienen todos los seres huma-nos y que todo el mundo debe respetar. El documento se llama Declaración Universal de losDerechos Humanos y dice lo siguiente...� 4

Así comienza un cuento que intenta explicar a los niños y las niñas cómo nació la Decla-ración de Derechos Humanos. Sin embargo, aunque ese acto fue tal vez una de las mayoresexpresiones de sensatez de la humanidad, no ha logrado erradicar de nuestra realidad latragedia de la guerra. A pesar del dolor que han causado tantas guerras que hemos vividolos hombres y mujeres de todos los tiempos, parece que no queremos aprender de nuestrapropia historia. Al parecer, seguimos considerando la guerra como un camino. Tristementela guerra es una opción aún hoy en día para miles de personas. Algo hemos estado per-diendo como humanidad a través de tantos años de guerra... tal vez lo más elemental: laVIDA, el valor de la vida.

Cuando hablamos de costos humanitarios de la guerra en Colombia, la primera alusiónque se hace es al número de muertos, heridos, personas desaparecidas, secuestradas, lo quese ha denominado �la crisis humanitaria� del país. A menudo, en medio de las cifras, noalcanzamos a dimensionar lo que implica que cada uno de estos seres humanos, que apare-cen tan solo registrados como un número, haya tenido que vivir y padecer una tortura, undisparo, una muerte violenta.

44444 DecDecDecDecDeclarlarlarlarlaración Uniación Uniación Uniación Uniación Univvvvvererererersal desal desal desal desal deDerDerDerDerDerececececechos Humanoshos Humanoshos Humanoshos Humanoshos Humanos.....Adaptación para niñospreparada por Ruth Rocha yOtavio Toth. Oficina enColombia de las NacionesUnidas para los DerechosHumanos. Colombia, 2001.

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En medio de esta guerra lo que estamos perdiendo es el valor de la vida. Si hacemos unacto de sinceridad profundo y personal, muchos de nosotros y nosotras tendríamos quereconocer que alguna vez hemos pensado que alguien merece morir, que no merece vivirpor lo que ha hecho, que está bien que lo maten. De esta manera, estamos relativizando elderecho a la vida (unos son merecedores de ésta y otros no), o lo denigramos a tal punto quela vida ya no tiene un valor en sí misma, la vida de alguien tiene precio ya sea económico opolítico; alguien puede decidir por otro/a si su presencia �no conviene� y por tanto quitarlela vida o desaparecerlo/a. Esto es profundamente triste y grave para una sociedad, pues si lavida, el respeto a la vida y a la dignidad de todos no es la base sobre la cual se tejen nuestrasrelaciones, ¿qué esperanza tenemos de construir un país para todos y todas?

Si damos un repaso a la historia de la humanidad, hemos de ver que la guerra nunca hacesado; nunca ha sido lo que algunos pretenden que sea, �un camino cruel pero necesario ydefinitivo�; los que un día fueron supuestamente �derrotados�, se levantan mañana paraser los �agresores�. De esta manera, lo que debería ser el mínimo ético de relación entre losseres humanos: el derecho de todos y de todas a la vida, es hoy puesto en duda a cadamomento, cuando justificamos la muerte de unos/as por la supuesta seguridad de otros/as,cuando un guerrillero, un paramilitar, una anciana, un niño o un policía ven amenazadassus vidas, ven truncadas sus esperanzas, ven mutilados sus cuerpos. Este es para nosotros elmayor costo humanitario de la guerra: la vida misma que se pierde, los miles de colombia-nos y colombianas que han desaparecido, los miles de ellos/as que tienen su corazón sem-brado de rabia y dolor por las huellas que ha dejado la guerra en sus vidas.

Si a las siguientes cifras, a cada número de los datos que vamos a presentar más adelante,los miramos con el cristal de la vida, la historia de un hombre o una mujer concreta, vamosa poder dimensionar algo más de la tragedia que estamos viviendo, y en algunos casos, porla que seguimos optando, con o sin mayor conciencia.

Guatemala firmó la paz en 1996, después de casi cuarenta años de conflicto armado.Como en Colombia, el balance de la guerra fue catastrófico para todos. Carlos Berinstain,Coordinador del Informe Guatemala �Nunca Más�, que intentó recuperar la memoria histó-rica de la confrontación armada en el país, presenta el impacto de la guerra en quienessobreviven a ella:

�Uno de los testigos muestra a la Comisión de Esclarecimiento Histórico restos de huesosde una de las víctimas. Lleva los restos en su morral, envueltos en un plástico: �Me duelemucho cargarlos... es como cargar la muerte... no voy a enterrarlos todavía... Sí quiero que

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55555 Car Car Car Car Carlos Marlos Marlos Marlos Marlos Martín Berinstain.tín Berinstain.tín Berinstain.tín Berinstain.tín Berinstain.En: Seminario InternacionalVerdad y Justicia, enprocesos de paz o transicióna la democracia. Memorias.Oficina en Colombia del AltoComisionado de NacionesUnidas para los DerechosHumanos. Cinep. ComisiónColombiana de Juristas.Programa por la Paz.Fundación Social. Bogotá,1999.

66666 Centro de Investigación yEducación Popular.

77777 VVVVVictorino Cubillosictorino Cubillosictorino Cubillosictorino Cubillosictorino Cubillos,,,,, R R R R Raquel,aquel,aquel,aquel,aquel,y y y y y VásqueVásqueVásqueVásqueVásquez,z,z,z,z, TTTTTeófiloeófiloeófiloeófiloeófilo..... Sobrelos costos humanitarios de laguerra. Documento queintegra el estado de artesobre los costos de laguerra en Colombiarealizado por el Cinep,dentro del proyectocoordinado por el Programapor la Paz.

88888 Se entiende crisishumanitaria como lasistemática, grave ypersistente violación a losDD.HH. y las infracciones alDIH.

descanse, descansar yo también, pero todavía no puedo... Son la prueba de mi declaración...no voy a enterrarlos todavía, quiero un papel que diga a mí: �lo mataron... y no tenía delito,que era inocente...� entonces voy a descansar�5

Ojalá no esperamos más tiempo para detener esta guerra, para que no sea mayor el nú-mero de sobrevivientes que cargan con la muerte a sus espaldas.

Una reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialessobre los costos humanitarios de la guerrasobre los costos humanitarios de la guerrasobre los costos humanitarios de la guerrasobre los costos humanitarios de la guerrasobre los costos humanitarios de la guerra

A continuación presentamos algunos resultados del trabajo realizado por el Cinep6 y quenos permite visualizar los costos de la guerra.

El trabajo de investigación se basa en lo que han recogido diferentes organizaciones acer-ca de los costos humanitarios de la confrontación armada en el país7 y la consulta directa deotras fuentes. Dado el carácter de este documento, es preciso anotar que no hay consensoentre los investigadores/as sobre lo que puede llamarse un costo de la guerra.

COSTCOSTCOSTCOSTCOSTOS HUMANITOS HUMANITOS HUMANITOS HUMANITOS HUMANITARIOS DE LA GUERRAARIOS DE LA GUERRAARIOS DE LA GUERRAARIOS DE LA GUERRAARIOS DE LA GUERRA

Los efectos que la guerra deja sobre la vida humana se hacen perceptibles en múltiples formas.Sin duda estos efectos traen consecuencias también en la vida social, espiritual, psicológica,cultural, entre otras, de nuestra sociedad, y tales costos los abordaremos más adelante. Por aho-ra, vamos a destacar aquí los costos humanitarios a través de los informes sobre violaciones a losDerechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario que hacen organizaciones nacio-nales como Cinep y Justicia y Paz, la Comisión Colombiana Juristas, Fundación País Libre.

Reconocemos lo que plantea el Cinep en el documento que recoge los costos humanitariosde la guerra en Colombia, cuando afirma que en el país existen diferentes entidades, institucio-nes y ong´s que de manera sistemática recogen y publican la información sobre la crisis huma-nitaria8 , entre ellas están, el Banco de Datos de Derechos Humanos y violencia política de Jus-ticia y Paz y Cinep, el Comité permanente de Derechos Humanos, la Escuela Nacional Sindi-cal, Codhes, la Comisión Colombiana de Juristas, entre otras ongs; y a nivel institucional yestatal, la Defensoría del Pueblo, la Vicepresidencia de la República, la Policía Nacional y lasFuerzas Armadas. Esta diversidad de fuentes hace que se tengan diferencias en las cifras quearrojan, debido fundamentalmente a que cada una de ellas tiene distintos marcos teóricos,conceptuales y metodologías de recolección de datos.

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Tales marcos teóricos provienen de miradas diferentes, en muchos casos opuestas, sobreconcepciones acerca de la naturaleza de los derechos humanos, quién debe garantizarlos yprotegerlos, quién se convierte en violador de éstos o infractor del Derecho Internacional Hu-manitario, entre otros puntos. Esta diferencia no está exenta de usos políticos. Sin embargo,como Programa por la Paz y para fines de esta publicación, no es nuestra intención entrar enesta polémica, sino presentar algunos datos que nos ayuden a dimensionar la catástrofe huma-nitaria que estamos viviendo a causa de la guerra y que se manifiesta para nosotros/as en elnúmero de personas muertas o afectadas en su integridad y dignidad, independientemente delsector social o grupo armado al que pertenezcan. Naturalmente reconocemos que, por unaparte hay implicaciones legales y éticas diferentes para cada uno de los actores armados, y porotra, que las afectaciones a la población civil son especialmente graves.

Desde esta mirada esencialmente humanitaria, identificamos los siguientes costos hu-manitarios de la guerra en Colombia.

a. Va. Va. Va. Va. Vinculación forzada de la población civilinculación forzada de la población civilinculación forzada de la población civilinculación forzada de la población civilinculación forzada de la población civil

Son distintas las formas en que los grupos armados involucran a la población civil en laguerra. Por una parte, se cometen extorsiones y secuestros, como una forma de financiaciónde la actividad bélica. Por otra, los grupos armados buscan desbaratar las redes de apoyo,desmantelar las bases de uno u otro bando, controlar a la población y al territorio con baseen el terror, a través de torturas, homicidios por fuera de combate, desapariciones forzadas,masacres, ataques indiscriminados a sectores de la población civil y desplazamiento forzadode personas.

A continuación, presentamos algunos datos sobre la dimensión de estas graves violacio-nes a los derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario que estánafrontando a diario miles de personas en nuestro país, de manera que estas cifras nos pue-dan dar una idea clara del costo humano que tiene esta guerra, que también es nuestra y quevamos perdiendo cada día.

PPPPPersonas que han perdido la vida a causa de la violencia sociopolítica en Colombiaersonas que han perdido la vida a causa de la violencia sociopolítica en Colombiaersonas que han perdido la vida a causa de la violencia sociopolítica en Colombiaersonas que han perdido la vida a causa de la violencia sociopolítica en Colombiaersonas que han perdido la vida a causa de la violencia sociopolítica en Colombia

De acuerdo a los informes que presenta la Comisión Colombiana de Juristas9 sobre la situa-ción de derechos humanos y de derecho humanitario en el país, en el periodo de un año(abril de 2000 a marzo de 2001) 6.809 personas perdieron la vida por la violencia sociopolítica.

99999 Ver Panorama de derechoshumanos y derecho

humanitario en Colombia.Informe de avance: (i) abril -

septiembre de 2000, (ii)octubre 2000 - marzo 2001.

Comisión Colombiana deJuristas.

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El siguiente cuadro desagrega esta cifra:

N.B. Los actos atribuidos a paramilitares como presuntos autores no excluye la eventual participación de agentes

del Estado por acción u omisión12

Teniendo en cuenta los datos anteriores, cabe resaltar lo siguiente:

1010101010 Las muertes en combatecorresponden tanto acombatientes muertos encombate, como a civilesmuertos en fuego cruzado.

1111111111 En este apartado, laComisión Colombiana deJuristas registra los casosque se encuentran enestudio. �Es decir aquellosque presentan indicios deestar motivadospolíticamente, suficientespara no desecharlos, peroinsuficientes paraclasificarlos de maneradefinitiva. Son registradoscon el fin de presentar eluniverso global de casosconocidos�. Ibidem.

1212121212 Nota del cuadro quepublica el informe de laComisión Colombiana deJuristas.

Estos datos muestran el punto de degradación al que ha llegado la guerra. Sólo el 23% delas personas que pierden la vida son aquellas que mueren en combate. El 77% de las muer-tes se producen fuera de las operaciones militares e incluye a los civiles.

PPPPPersonas que han sido desplazadasersonas que han sido desplazadasersonas que han sido desplazadasersonas que han sido desplazadasersonas que han sido desplazadas

Según la encuesta RUT, que elabora la Conferencia Episcopal Colombiana, los datos de po-blación desplazada en el año 2000 y 2001 fueron:

Presuntos Homicidios Desapariciones Homicidios Muertesautores políticos forzadas contra personas en combate10

y ejecuciones socialmenteextrajudiciales marginadas

Agentes del Estado 107 12 1 840Paramilitares 1.840 365 317 66Guerrillas 438 11 655Grupos armadossin identificar 339 45 2 108Sin identificar11 1426 229 8TTTTTotal de víctimasotal de víctimasotal de víctimasotal de víctimasotal de víctimas 4.1504.1504.1504.1504.150 651651651651651 339339339339339 1.6691.6691.6691.6691.669

Víctimas que perdieron Combatientes que TTTTTOOOOOTTTTTALALALALALla vida por violaciones a los murieron en combate

derechos humanosy al DIH

5.215 personas 1.594 personas 6.809 personas6.809 personas6.809 personas6.809 personas6.809 personas

Año 2000Año 2000Año 2000Año 2000Año 2000 9.506 personasAño 2001Año 2001Año 2001Año 2001Año 2001 17.674 personas

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Según, la organización no gubernamental Codhes, en el año 2002 se fueron despla-zadas forzosamente 412.553 personas, 20% más que en el 2001, lo que convierte al 2002en el año de mayor desplazamiento desde 198513 . Teniendo como referencia el periodoentre el 1 de enero y el 31 de marzo de 2002, el promedio de personas que se desplazanes:

Cada día se desplazan 1.000 personasCada hora se desplazan 42 personasCada 10 minutos se desplaza 1 hogar

Codhes concluye que en el primer trimestre de 2002 y en esta fase de la confronta-ción armada más personas son expulsadas de menos municipios, lo que nos mostraríaque las acciones de los actores armados, si bien son menores son más contundentes entérminos de la violación de los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Interna-cional Humanitario, entre éstas el desplazamiento forzado como principal estrategiade guerra en el país.

Así mismo, según informe de Codhes, en los últimos 18 años, 2.900.000 colombianosy colombianas han sido expulsadas de sus zonas por causa del conflicto armado.

PPPPPersonas que han sido secuestradasersonas que han sido secuestradasersonas que han sido secuestradasersonas que han sido secuestradasersonas que han sido secuestradasEn cuanto al secuestro, la Fundación País Libre muestra cifras de los últimos años.

Esta cifra es un dato sin precedentes para el resto del mundo. Los departamentos en losque es más frecuente este delito, para el año 2002 son Antioquia con un 19.7%, Cesar con un8.5%, Cundinamarca con 7%, Magdalena con 5.7%. Valle del Cauca con 5.4%.

Año 1997 1.675 personas

Año 1998 3.014 personas

Año 1999 3.334 personas

Año 2000 3.706 personas

Año 2001 3.041 personas

Enero � octubre de 2002 2.253 personas

TTTTTOOOOOTTTTTALALALALAL desde enero 1997 17.02317.02317.02317.02317.023 personas que hana octubre de 2002 sido secuestradas

1313131313 El Tiempo. �Colombiaalcanzó tasa récord de

desplazamiento�. 29 de abrilde 2003. pg. 1-2

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Así mismo, según esta Fundación los principales autores de los secuestros en el 2002 son:

Es necesario anotar que las cifras que presenta País Libre no son exclusivas de conflictoarmado, sino que involucran secuestro por delincuencia común.

b. Recrudecimiento de los métodos degradantes para hacer la guerrab. Recrudecimiento de los métodos degradantes para hacer la guerrab. Recrudecimiento de los métodos degradantes para hacer la guerrab. Recrudecimiento de los métodos degradantes para hacer la guerrab. Recrudecimiento de los métodos degradantes para hacer la guerra

Teniendo en cuenta que la guerra se expande cada vez más en el territorio colombiano, esaexpansión hace que se desdibuje el campo de batalla militar de tal forma que es la poblacióninerme la que se ve afectada cada vez más intensamente por la confrontación. De acuerdo conAlejandro Valencia14: nuestros guerreros «no poseen un concepto de lo que resulta honorable ono para un hombre armado...la actitud de los actores armados cada vez ha desdibujado más ladistinción entre enfrentamiento bélico y barbarie». También es frecuente la forma en que losgrupos armados acuden a ciertos métodos como las minas antipersonales, torturas, embosca-das, bombas, entre otros, considerados como no convencionales, haciendo que la degradaciónde las acciones militares cobren vidas inocentes, afecten contextos cada vez más amplios endonde las víctimas siguen siendo los habitantes que quedan en medio de estos métodosdenigrantes de la vida y la dignidad. Esta situación es producto y alimenta a su vez la naturale-za misma de nuestra confrontación armada:

� Es una guerra irregular, es decir, carece de bandos claramente definidos, no es una guerrade grandes batallas, sino más bien una cantidad de pequeñas operaciones.15

� Es un conflicto de muchos años, lo cual ha significado el desgaste de sus ejércitos y por lotanto de sus métodos.

� Al interior de las guerrillas y los paramilitares no existe un mando único que explique lasacciones cometidas por sus bloques o frentes; esto hace que en determinadas regiones laguerra tome cursos mucho más crudos que en otras en una cadena de venganzas trasvenganzas.

FARC 30.5%

ELN 26,1%.

Sin establecer el autor 18,6 %;

Delincuencia común 15,3 %,

Autodefensas 6,1%

Otros grupos guerrilleroscomo ERP, EPL, ERG 3,5%.

1414141414 VVVVVALENCIA ALENCIA ALENCIA ALENCIA ALENCIA AlejandrAlejandrAlejandrAlejandrAlejandrooooo.....«Cinco interrogantes apropósito del DerechoInternacional Humanitario enColombia» en RevistaControversia, N 176, Abril2000. Pg 86. Citado en eldocumento Sobre los costoshumanitarios de la guerraelaborado por RaquelVictorino Cubillos y TeófiloVásquez, CINEP, 2002.

1515151515 Sobre las característicasde la guerra irregularpodemos ver a FFFFFriedricriedricriedricriedricriedrich vh vh vh vh vonononononder Heder Heder Heder Heder Heyyyyydtedtedtedtedte La guerrairregular moderna, Eir deColombia, Bogotá, 1987.Pp 3 y ss.

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� En los últimos años nos hemos visto frente al crecimiento de todos los bandos, tanto delejército, los paramilitares, como de las guerrillas. Algunos han hablado de un empate ne-gativo, ante el cual la diferencia la hace aquel grupo que sea capaz de acabar con el otro sinimportar los medios, así como de involucrar a la población en el conflicto.

PPPPPersonas que han sido víctimas de la torturaersonas que han sido víctimas de la torturaersonas que han sido víctimas de la torturaersonas que han sido víctimas de la torturaersonas que han sido víctimas de la tortura

En el periodo abril de 2000 a marzo de 200116 , 327 personas han sido víctimas de la tortura,violándoles su derecho fundamental a la vida y a la integridad personal y constituyéndose estehecho en una infracción al derecho internacional humanitario:

�N.B. Los actos atribuidos a paramilitares como presuntos autores no excluye la eventual participación de agentes

del Estado por acción u omisión�18

PPPPPersonas que han sido víctimas de masacresersonas que han sido víctimas de masacresersonas que han sido víctimas de masacresersonas que han sido víctimas de masacresersonas que han sido víctimas de masacres1919191919

En el periodo abril de 2000 a marzo de 200120 , 1.383 personas han sido víctimas de las masacres

Presuntos autores Personas torturadas Personas asesinadas Total de víctimasdejadas con vida encontradas con de tortura física

evidencias de torturaAgentes del Estado 3 2 5

Paramilitares 3 148 151

Guerrillas 21 21

Grupos armados

sin identificar 12 12

Sin identificar17 1 137 138

TOTAL 7 320 327

�N.B. Los actos atribuidos a paramilitares como presuntos autores no excluye la eventual participación de agentes

del Estado por acción u omisión�21

Presuntos autores Masacres Víctimas muertas Víctimas heridas Total de Víctimas

Agentes del Estado 3 24 4 28

Paramilitares 179 1.129 74 1.203

Guerrillas 21 116 7 123

Grupos armados

sin identificar 4 27 2 29

TTTTTOOOOOTTTTTALALALALAL 207207207207207 1.2961.2961.2961.2961.296 8787878787 1.3831.3831.3831.3831.383

1616161616 Informe Panorama de laComisión Colombiana de

Juristas. Op.Cit.

17 17 17 17 17 La definición de esteapartado es la misma que el

cuadro que se cita másarriba del informe de la

Comisión Colombiana deJuristas.

1818181818 Nota del cuadro quepublica el informe de la

Comisión Colombiana deJuristas.

1919191919 �Se considera comomasacre el homicidio decuatro o más personas

dentro de las mismascircunstancias de tiempo y

lugar�. Comisión Colombianade Juristas. Ibídem.

2020202020 Informe Panorama de laComisión Colombiana de

Juristas. Op.Cit.

2121212121 Nota del cuadro quepublica el informe de la

Comisión Colombiana deJuristas.

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Otras infracciones al derecho internacional humanitarioOtras infracciones al derecho internacional humanitarioOtras infracciones al derecho internacional humanitarioOtras infracciones al derecho internacional humanitarioOtras infracciones al derecho internacional humanitario

En el periodo abril de 2000 a marzo de 200122 , 3.023 personas murieron como víctimas deinfracciones al derecho internacional humanitario. Los hechos perpetrados fueron: ejecu-ciones individualizadas, masacres, desapariciones forzadas, acciones en retenes, ataquesaéreos indiscriminados, ataques terrestres indiscriminados, minas antipersonales, fuego cru-zado, combatientes muertos fuera de combate, y, combatientes muertos en combate por eluso de armas prohibidas.

La mayor parte de cifras que se presentaron anteriormente corresponden a periodos deun año. Si cada año estamos viviendo esta tragedia, ¿cuál será la magnitud de la misma sisumamos todo estos años de guerra que hemos sufrido?. Estos datos, detrás de los cualeshay rostros particulares, historias, familias, nos dan la oportunidad para seguir pensando sien realidad es este el panorama que deseamos continuar viviendo en un futuro cercano.¿Cuálserá nuestra tarea para la reconstrucción de un clima de estabilidad y libertad en donde noseamos la presa que busca el león? Estas y muchas más inquietudes son las que nos planteaeste breviario de un problema cuya magnitud estamos desconociendo y que más tempranoque tarde toca a nuestro vecindario, a nuestra puerta y a nuestra conciencia, si insistimos enla indiferencia y la inmovilidad civil, o peor aún, si nuestra opción es la guerra.

2222222222 Informe Panorama de laComisión Colombiana deJuristas. Op.Cit.

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�Hace siete años vivo en Bogotá. Era líder estudiantil cuando empezaron los crímenesde dirigentes sindicales, de campesinos, de estudiantes. Me convertí en objetivo militar poruna asociación perversa: además de dirigente estudiantil me interesaba la problemática in-dígena. Terminé siendo políticamente extraña hasta para la universidad donde estudiaba.

Comenzaron las llamadas a mi casa, a rondarme carros extraños, como en una películade Hitchcock, con trasteos a medianoche y sin poder dormir. Entonces tenía una niña, deseis meses de nacida, y esperaba otra. Mi compañero se encargaría de ellas. De la universi-dad me llegaron las advertencias: que cuídese, que no salga, que no hable. Mi único sueñoen realidad era caminar, y terminé corriendo.

En Bogotá no tenía con quien hablar ni de qué hablar, entonces me tocó quedarme calla-da. Podía durar semanas, días enteros, sin pronunciar una palabra, pero comencé a abrir losojos, a despertar de un largo sueño. Me preguntaba: bueno, ¿por qué estoy aquí? ¿qué hice?A pesar de que me encontré con gente que conocía, no era igual. Ya no era la líder que veníaa una reunión, no. Mi relación con esos viejos amigos era de víctima: �vamos a ver a la pobrecosteña, cómo le ayudamos a la pobre mujer�. Es doloroso después de tener un reconoci-miento, terminar como víctima. No era autónoma, no podía moverme a donde quisiera. Esasituación cambió mi relación con las personas. Desde la razón busqué respuestas. Luegodije: bueno, no será fácil, sobre todo en un ambiente que no es el tuyo, pero hay que asumir.

�LO QUE MATARONfue mi voz�

Rosario es una líder universitaria costeñaque debió emigrar a Bogotá por amenazas.

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Empezaron los señalamientos: �se lo buscó�. Y las recriminaciones de la familia: �nospusiste en riesgo a todos�. Las preguntas de los amigos: ...y tu hermana, ¿qué fue lo quehizo? Se oyen comentarios tenaces: �ah, la hicieron salir corriendo�. Todavía mi mamá merecrimina el hecho de que me haya metido en estas por ir �a la universidad a hacer cosasdistintas de estudiar�. Querían condenarme al silencio. Y lo lograron. Me considero muertaporque de alguna manera lo que mataron fue mi voz.

No necesariamente tenían que ponerme un balazo en la cabeza pa� decir que estabamuerta. Me tocó morirme, morirme en todo. Morirme en los huesos, quedarme callada,carcomerme frente a mis hijas, carcomerme frente a mi compañero porque él fue muysolidario al venirse a Bogotá, pues como indígena nunca había salido de su comunidad.Y entonces me echó la culpa de tener que dejar su tierra, su mamá, su gente, su vida. Mihija mayor no me perdona porque dice que la abandoné. Tuve que pedir perdón, aguan-tarme en silencio la humillación de callar. Además en Bogotá, sin nadie, porque aquínadie es familia tuya.

En mi esencia puedo seguir siendo una mamá costeña, pero comparada con mis herma-nas soy de otro tipo. Aquí pasan 24 horas, días, sin ver a mis hijas. Todo cambia: el estilo devida, la comunicación, la forma, las relaciones familiares. Entonces recurro al camuflaje comoestrategia de supervivencia. Aquí no saben que soy desplazada, pero una vez me identifi-can, vuelvo al estado de víctima. Es un juego como de aparente olvido, pero las crisis tedelatan. He intentado zafarme de eso. Trato de no recibir ayudas ni de la de la Red de Solida-ridad. Si toca joderme para comer, me jodo. Pero no voy a perder mi dignidad mendigandoayuda. Y en la medida en que me libero de todo eso, me siento con más fuercita. Eso lo vanpercibiendo los otros, pero en el fondo uno sigue siendo víctima, pues no vuelves a recupe-rar la tranquilidad el resto de tu vida.

No creo mucho en los proyectos de vida: tener una casa, una familia. No hago ese tipo deplanes. Proyectarme me angustia: ¿cómo voy a asumir a mis hijas adolescentes aquí, sin mimamá, sin mis hermanas, sin mis primas, parte fundamental en una familia costeña? Mejorni pienso, ni siento, ni sueño, ni aspiro, ni nada. Antes deseaba que mi mamá viniera, ahoraya no porque entiendo que mi mamá se aburre acá, es otra vida. Eso es horrible pero es elambiente. Uno se acuesta tranquila si tiene la mamá al lado, pero ese sueño no lo puedotener. No puedo aspirar a tener a mi mamá cerca. Si trato de darle explicación a eso desde laemoción, me vuelvo m..., y vuelta m... yo no puedo asumir nada. Entonces me toca manejarlas cosas desde la razón, pero yo no puedo, como que ya no sé.....

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¿LA GUERRA NOS NECESIT¿LA GUERRA NOS NECESIT¿LA GUERRA NOS NECESIT¿LA GUERRA NOS NECESIT¿LA GUERRA NOS NECESITA?A?A?A?A?

Las palabras de Rosario nos permiten adentrarnos en ese mundo que se trastoca porcompleto cuando irrumpe en nuestra vida lo inesperado. Rosario sabía que, como siem-pre, la vida cambia, se mueve, y ella tendría que adaptarse, pero seguramente nuncaimaginó que sería la guerra la que abruptamente cambiaría su existencia.

Como Rosario, millones de hombres y mujeres han visto trastocadas sus vidas y lasde sus hijas, hijos y familiares a consecuencia de la guerra. Miles de personas han silen-ciado sus voces, ya sea porque a donde van no conocen a nadie y creen que es mejor nohablar, o porque estando donde han vivido toda la vida, las ideas no pueden circularlibremente, pues pueden ser motivo de señalamientos de uno u otro bando. Muchas ymuchos jóvenes se han visto sometidos al poder de algún actor armado y algunos deellos integran sus filas, de manera voluntaria o no. Centenares de familias sobrevivendiariamente prendidas a la esperanza pero con la angustia infinita de la ausencia delsecuestrado/a. Muchos campesinos/as duermen hoy bajo el techo de un coliseo, expul-sados de sus tierras, que se encuentran en medio de los intereses que se juegan en laguerra.

¿Y por qué Rosario, como todos estos hombres y mujeres, se ve envuelta en estasituación? Quizá la respuesta la conozcamos todos/as, pero aún no la hemosdimensionado: la guerra necesita de las personas, busca involucrarlas, necesita quehagan parte de ella. Esta es la manera que tiene la guerra para alimentarse.

Tristemente, los ejemplos son muchos: cada vez más (y esto se ha dicho suficiente-mente) la población civil vive el horror de las masacres, las muertes selectivas, el des-plazamiento, el secuestro y también otras formas � quizá más sutiles pero igual dedestructivas �, como el control de la vida social, de las redes comunitarias, de la diná-mica laboral de uno u otro municipio del país.

Abordaremos más adelante las diferentes formas como se ve involucrada la poblacióncivil en la confrontación armada. Por ahora, queremos llamar la atención en cómo la guerray los costos sociales que produce crean una determinada manera de relacionarnos comocolombianos y colombianas, que facilita la reproducción de la violencia armada en el país.

Muchos de nosotros/as conocemos de cerca los efectos que deja un secuestro, la destruc-ción de organizaciones comunitarias, el desplazamiento, o la descomposición de una fami-

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lia cuando uno de sus miembros ha sido asesinado/a. El miedo, el dolor y el odio hacia quiencometió el hecho invade a las víctimas. Si tenemos en cuenta que en Colombia todos losactores armados han cometido actos de violencia no sólo contra los grupos armadosque combaten sino contra la población civil, el resultado es una sociedad en donde hayodios múltiples y cruzados; odios que provienen de diversos sectores sociales y que seproyectan hacia los distintos actores de la guerra y hacia todo sector, grupo o poblaciónque señalen como cercano.

Frente a este panorama tenemos una sociedad dividida, afectada profundamente ensus relaciones sociales. Una sociedad donde la lógica de la guerra se va abriendo cami-no, donde los odios cosechados por tanto tiempo van radicalizando la forma como in-terpretamos lo que vivimos y resultamos creyendo profundamente que el mundo sedivide en buenos y malos, donde �naturalmente� estos últimos deben desaparecer. Ter-minamos identificando enemigos/as y buscando crear alianzas con nuestros amigos/as.Así, reproducimos la lógica de la guerra: los �otros� son una amenaza, te van a hacer daño,y por tanto debes estar del lado de quien te ofrece protección, es decir, del lado de los buenos.

Aunque reconocemos que el odio que sentimos hacia quien nos hace daño es naturalcomo consecuencia del dolor que experimentamos, queremos llamar la atención en queestos odios van transformando las relaciones sociales: el miedo y la desconfianza seconvierten en la base del encuentro con los otros/as. En esta lógica estamos tejiendouna sociedad cuyas relaciones se basan en el temor y la necesidad de estar aliado aalgún poder armado para sentir seguridad.

Si alimentamos este tipo de sociedad � consecuencia de la guerra y tierra abonadapara ella misma �, la apuesta no puede ser solamente a que la confrontación armadatermine en el campo de batalla. El trabajo es deslegitimar la guerra también en la men-te y el corazón de todos los colombianos y las colombianas; esto pasa por desmontar lalógica que la sustenta. Para ello surgen, al menos, dos tareas urgentes: la primera, estaratentos a cómo en la vida cotidiana nos vinculamos a esta lógica de polarización y cómoseguimos alimentando el círculo de la guerra; desde cuando opinamos algo al ver elnoticiero, hasta cuando toleramos un hecho de guerra. Un segundo reto es ver quépodemos hacer frente a tanto dolor acumulado, tantos odios que circulan en las aulasescolares, en la calle, en las veredas; cómo construir la confianza que nos permita acer-carnos a otros/as para forjar un proyecto colectivo como grupo, como vereda, munici-pio, y país. Construir una opción autónoma como sociedad civil distanciada de los ac-tores armados y de esta manera romper el círculo que alimenta la guerra.

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Una reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialessobre los costos sociales de la guerrasobre los costos sociales de la guerrasobre los costos sociales de la guerrasobre los costos sociales de la guerrasobre los costos sociales de la guerra

A continuación presentamos algunos resultados del trabajo realizado por el Cinep23 y quenos permite visualizar los costos de la guerra.

El trabajo de investigación se basa en lo que han planteado diferentes investigadores/asacerca de los costos sociales de la confrontación armada en el país24 . Dado el carácter de estedocumento, es preciso anotar que no hay consenso entre los investigadores/as sobre lo quepuede llamarse un costo de la guerra.

LA GUERRA INVOLUCRA A LA SOCIEDLA GUERRA INVOLUCRA A LA SOCIEDLA GUERRA INVOLUCRA A LA SOCIEDLA GUERRA INVOLUCRA A LA SOCIEDLA GUERRA INVOLUCRA A LA SOCIEDADADADADAD

La vinculación forzada de la población civil en la confrontación armada es la principalconsecuencia que está afrontando la sociedad colombiana. Esta vinculación depende deldesarrollo de la confrontación armada en cada región, del grado de organización comunita-ria, del tipo de población, etc. Una de las principales consecuencias de la vinculación forza-da de la población civil al conflicto armado es el daño que este último ocasiona al tejidosocial de las comunidades, es decir, a la red de relaciones que un grupo humano construye ycon base en el cual desarrolla su vida social. De igual forma, se destaca el desplazamientoforzado y el secuestro como manifestaciones crueles del costo social que estamos pagandotodos los colombianos y colombianas.

a. Efectos de la guerra sobre el tejido sociala. Efectos de la guerra sobre el tejido sociala. Efectos de la guerra sobre el tejido sociala. Efectos de la guerra sobre el tejido sociala. Efectos de la guerra sobre el tejido social

La prolongada duración del conflicto armado y su influencia ha arrojado como costo la con-solidación de grupos armados ilegales en determinados territorios. Este es el caso de zonasde colonización y sitios donde se ha dado la presencia histórica de un solo actor armado quea lo largo del tiempo se fue convirtiendo en articulador y regulador de las relaciones socia-les; de esta manera la población civil ha terminado aceptando de manera más o menos vo-luntaria un determinado orden, diferente al del Estado central colombiano. Sin embargo,en el último tiempo esta forma de presencia de los actores armados ha cambiado por ladegradación de los métodos que han empleado para hacer la guerra, ocasionando abusos deautoridad, excesos de poder, ataques a la población, lo cual en muchos casos ha ido llevandoa cambios de adhesiones que se han evidenciado con fuerza en Urabá, Magdalena Medio yotras regiones del país. De esta manera, se va pasando de una lógica de protección a una deterror para mantener el control territorial, lo cual implica el sometimiento de la población.

2323232323 Centro de Investigación yEducación Popular.

2424242424 VVVVVictorino Cubillosictorino Cubillosictorino Cubillosictorino Cubillosictorino Cubillos,RRRRRaquel.aquel.aquel.aquel.aquel. �Sobre los costos

sociales del conflictoarmado�. Documento queintegra el estado de arte

sobre los costos de la guerraen Colombia realizado por el

Cinep, dentro del proyectocoordinado por el Programa

por la Paz.

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Por su parte, las regiones cuyo control se disputan los grupos armados resultan ser lasmás afectadas. Los grupos armados buscan la homogenización de la población mediante laimposición de normas, prácticas y comportamientos. Allí se utiliza la lógica del terror paralograr la sumisión por parte de la población; se presenta una fuerte ruptura del tejido socialy una alteración de las relaciones cotidianas de la comunidad que se expresa en: rompi-miento de las redes comunitarias, miedo generalizado, formación de estereotipos que lle-van al señalamiento y la desconfianza, ruptura de la identidad social y cultural, y confor-mación de redes de militantes, informantes, colaboradores, simpatizantes.

Cuando un grupo armado logra desplazar a otro de un territorio, se utiliza la estrategiadel repoblamiento25 , hecho mediante el cual se establece una homogenización de la pobla-ción, impidiéndose la pluralidad social, cultural y política. Las redes comunitarias, los tra-bajos comunes, los lazos de solidaridad se ven afectados. Las poblaciones responden demanera diferente a este hecho; algunas de ellas, gracias a fortalezas culturales y organizativasque poseen, logran recomponer sus lazos sociales, generándose procesos de resistencia ci-vil, de lucha por la autonomía y la autodeterminación, como las comunidades de paz, lascomunidades negras de la ACIA26 , distintas comunidades indígenas, entre otras.

A nivel familiar se identifican costos importantes. Las familias se están fracturando, hayuna descomposición en las relaciones y una tendencia a resolver los conflictos por la vía dela violencia. Esto debido en gran parte al reclutamiento de niños/as en las filas de los gru-pos armados, el asesinato de los hombres � esposos y padres de familia � como consecuen-cia de la guerra, e incluso la creciente muerte de mujeres en acciones consideradas comohomicidios políticos y ejecuciones extrajudiciales.

Se pueden detectar otros costos sociales en la persecución, disminución y eliminacióndel movimiento social y sindical, o su cooptación por los diversos actores. De otro lado,para los jóvenes la guerra se convierte en fuente de trabajo (combatiente directo, apoyologístico, informante de un grupo armado, etc.) y posibilidad de ascenso social, en unasociedad que les niega oportunidades y alternativas de futuro.

b. El desplazamiento forzadob. El desplazamiento forzadob. El desplazamiento forzadob. El desplazamiento forzadob. El desplazamiento forzado

Del año 1985 hasta el 2000 se calcula que 2.400.000 personas fueron expulsadas de sus zo-nas por causa del conflicto armado. Esto significa un promedio de 17 personas por hora27.Cifras más recientes nos muestran que la dinámica masiva de desplazamiento se haincrementado. La organización no gubernamental Codhes plantea que entre el 1 de enero

2525252525 Proceso por el cual sedesplazan o asesinan unnúmero importante depersonas de una región, yluego se recompone la basesocial con las personas quequedan y con otras nuevasque llegan aceptando lascondiciones del �nuevoorden�

2626262626 Asociación CampesinaIntegral del Atrato

2727272727 BELLBELLBELLBELLBELLOOOOO,,,,, Mar Mar Mar Mar Mar tha.tha.tha.tha.tha.�Migración ydesplazamiento forzadode la exclusión a ladesintegración de lascomunidades indígenas,afrocolombianas ycampesinas� Mimeo.2000. p. 4.

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30

y el 31 de marzo de 2002 al menos 90.179 personas fueron desplazadas en Colombia. Segúneste informe, en el primer trimestre de ese año en promedio se desplazaron mil personascada día, 42 cada hora, un hogar cada diez minutos.

El desplazamiento forzado es quizás uno de los costos sociales y humanitarios más gra-ves del conflicto armado. Las personas y comunidades en situación de desplazamiento hansido desarraigadas de sus referentes de identidad personal y colectiva, han perdido su lugarde residencia y la trama social en la que vivían, son perseguidos por una causa, que en lamayoría de los casos no comprenden muy bien; experimentan la sensación de ser una espe-cie de «apátridas», puesto que no pueden hacer valer sus más mínimos derechos en espaciosy lugares que les son absolutamente hostiles. Se da una ruptura brutal con una forma devida. En términos socioeconómicos se pasa de la pobreza campesina a la miseria urbana,puesto que se pierde el alimento y el espacio, experimentándose inestabilidad en las condi-ciones básicas de vida y la sensación de no pertenecer a ninguna parte.

El desplazamiento forzado afecta no sólo a quienes deben migrar de su territorio y dejartodo atrás, sino también a aquellos/as que reciben la población desplazada, pues se incre-menta el trabajo infantil, el sobreempleo, el desempleo y la miseria. En situación de despla-zamiento el papel del hombre y la mujer en las relaciones familiares y de pareja se transfor-ma, el tiempo de la familia para estar juntos se ve disminuido drásticamente. Las habilida-des de los hombres campesinos generalmente no son útiles en las ciudades, mientras lasmujeres casi siempre se emplean en el servicio doméstico, con lo cual pasan a ocupar el rolde proveedoras. Con frecuencia, los trabajos que consiguen las mujeres y los hombres sue-len estar acompañados de condiciones de sobreexplotación, además de las dificultades paraadaptarse a un régimen laboral que implica horarios y disciplinas diferentes a las del campo.Las presiones que enfrentan las familias en estas nuevas condiciones pueden llevar a situa-ciones de violencia intrafamiliar y por otra parte los índices de desempleo pueden llevar a lafamilia a la mendicidad o a la delincuencia de alguno de sus miembros.

En las poblaciones en situación de desplazamiento se presentan nuevas formas de rela-ción y de interlocución con otros actores sociales. En algunos casos, las personas decidenalejarse de toda experiencia organizativa, por miedo a ser identificadas o porque los moti-vos del desplazamiento estuvieron asociados a presiones sobre las organizaciones comuni-tarias. No obstante, existen muchos ejemplos en los cuales la población asume nuevas for-mas de liderazgo y participación en espacios colectivos, pues la organización comunitaria seconvierte en la estrategia básica de interlocución con el Estado para la demanda de atencióny servicios.

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31

c. c. c. c. c. El secuestroEl secuestroEl secuestroEl secuestroEl secuestro

El secuestro es una forma cruel de involucrar a la población civil en la guerra. Según laFundación País Libre, desde enero de 1997 hasta octubre de 2002 han sido secuestradas17.023 personas28 . Esta cifra es un dato sin precedentes para el resto del mundo.

Todas y cada una de estas personas que han sido secuestradas son víctimas de laviolación al conjunto fundamental de sus derechos humanos: a la libertad y la digni-dad, la amenaza a la vida, a la propiedad, al trabajo, a un medio ambiente sano, a lalibertad de locomoción, de expresión, a la intimidad, al libre desarrollo de la personali-dad29 . Para el grupo de trabajo de psicoanálisis vincular dirigido por la psicóloga MyriamAlarcón de Soler, en el secuestro �el poder de un ser humano sobre otro alcanza sumáxima perversión. Reduce la vida humana al estatus de mercancía�30 . El respeto a lavida y a las diferencias, por un lado, y el respeto a la propiedad ajena, por otro, son lasnormas básicas que le permiten a un sujeto sentirse perteneciente a un grupo social,sentirse contenido en una sociedad específica. Con el secuestro estos dos elementos bá-sicos se violentan; el secuestro se convierte en el �robo a la vida del otro�31 .

El secuestro tiene efectos negativos en los espacios vitales tanto de la víctima comode su familia. �Desde el momento del plagio la víctima ha tenido que renunciar a sudignidad humana, someterse completamente a los captores para poder preservar lavida, sin que esto sea a veces suficiente para lograrlo�32 . La pérdida de la intimidad, eltemor permanente de morir, los sufrimientos físicos por la permanencia en pasajesinhóspitos, la tentación del suicidio o la fuga, la presión de un tiempo que no transcu-rre, que se ha detenido, la convivencia con los captores33 , son, entre otras, las circuns-tancias que perturban el mundo interior (intrasubjetivo) del secuestrado/a.

El secuestro también trastoca el nivel de las relaciones interpersonales (nivelintersubjetivo) de los afectados/as. Esta experiencia redefine los vínculos familiares ysociales. En medio del secuestro, la tensión familiar llega a límites extremos por la pre-sión que ejerce el tomar decisiones sobre cómo manejar la situación. �Las familias reha-cen su vida sin la persona ausente, pero con profundas lesiones alrededor de esa au-sencia�34 . Aristizábal describe los sentimientos de la familia como una montaña rusaemocional, donde la impotencia, la culpa, el miedo y la angustia, las ideas persecutorias,entre otras, entran a ocupar un espacio central en la vida familiar (cfr Aristizábal, 2000)

2828282828 Cabe anotar que estascifras no son exclusivas deconflicto armado, sino queinvolucran secuestrorealizado por la delincuenciacomún.

2929292929 Programa presidencialpara la defensa de lalibertad personal.�¿Contribuiría la pena demuerte a erradicar elsecuestro en Colombia?�1999. Sedle Espinell Ben-Amy, Guillermo Pérez Florez,Martha Lucía Aristizabal.Citado en: Secuestro yconflicto de pertenencia: uncuestionamiento al ideal delespacio terapéutico. MyriamAlarcón de Soler y otros.

3030303030 Myriam Myriam Myriam Myriam Myriam AlarAlarAlarAlarAlarcón de Solercón de Solercón de Solercón de Solercón de Solery otros. �Secuestro yconflicto de pertenencia:un cuestionamiento al idealdel espacio terapéutico�.

3131313131 Ibídem.3232323232 Ibídem.

3333333333 MarMarMarMarMartha Lucía tha Lucía tha Lucía tha Lucía tha Lucía Aristizábal.Aristizábal.Aristizábal.Aristizábal.Aristizábal.Cómo sobrevivir al secuestro.Bogotá, 2000.

3434343434 Myriam Myriam Myriam Myriam Myriam AlarAlarAlarAlarAlarcón de Solercón de Solercón de Solercón de Solercón de Solery otry otry otry otry otrososososos..... Op.cit.

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32

Por su parte, la sociedad amplia (nivel transubjetivo) también está siendo profundamen-te afectada por el secuestro. El aumento dramático de este delito lleva consigo el incrementode la sensación de indefensión y amenaza. �Es como si el círculo se cerrara más y más, alre-dedor de cada uno de nosotros (...) La amenaza del secuestro se ha tornado generalizada eindiscriminada. De esta manera se han roto los límites mínimos de seguridad e irrumpe el senti-miento de vulnerabilidad�35. Frente a esta situación, y en un contexto de múltiples violencias,el efecto más significativo a nivel social es la afectación sobre la pertenencia. El país, susociedad, se convierten en una amenaza para los sujetos: se presenta por ello la huida decolombianos/as hacia el exterior con el dolor que produce el desarraigo de su patria. La so-ciedad también reacciona a este sentimiento de vulnerabilidad buscando mecanismos detipo mesiánico (�una autoridad que ponga orden�)36 que le permita de nuevo a los ciudada-nos sentir que están contenidos en un orden social que respeta los niveles mínimos de con-vivencia.

Lamentablemente, en medio de esta situación las posiciones se polarizan. Se quierenatacar las manifestaciones violentas de un conflicto olvidando sus causas; así se cae en círcu-los viciosos de violencia en donde adquieren cada vez más espacio las salidas de fuerza pararesolver los conflictos, pues las fuerzas de oposición son vistas como amenazas a combatir.De esta manera, se moviliza la opinión pública para generar un clima favorable a la guerra.

El secuestro y el desplazamiento forzado son algunos de los más significativos costossociales de la confrontación armada y a su vez expresan cómo la guerra se nutre de involu-crar en ella a todos los grupos humanos, independientemente de su condición social, edad oregión.

3535353535 Ibidem. Subrayado en eloriginal.

3636363636 ibídem

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33

�Por fin oímos hablar de tu pueblo�, me dijeron por entonces varios amigos comoconsecuencia de la toma y destrucción, a manos de la guerrilla, de Arboleda (Caldas), en lamañana del sábado 29 de julio de 2000. Aquel hecho solo ratifica una verdad dolorosa: loscolombianos vamos conociendo el país, más por los horrores de la guerra, que por la virtudde sus gentes y la belleza de sus paisajes.

Atónitos escuchamos, leímos y vimos los horrores de la cruenta toma: quemaron a unamujer viva, jugaron con las cabezas de dos policías muertos (de 12 que mataron), tiraronpor tierra la iglesia, la casa cural, el puesto de salud y medio centenar de casas. Pero alcontrario de otros ataques -que desde luego indignan-, este, por razones obvias, nos revivióla memoria de la propia vida.

Arboleda es un caserío de pequeños propietarios, fundado en la década del 20 por losabuelos colonizadores que, salidos del oriente antioqueño, bajaron por Sonsón hacia el ca-ñón del río Samaná. Físicamente eran siete cuadras de una calle extendida a lo largo dellomo de una montaña con casas de tapia, madera y tejas de barro. Un pueblo donde nadaabundaba sin que faltara lo esencial.

En 1970, en busca de educación, viajamos a Medellín. Salimos en caballos montaña aba-jo desandando el atajo de los colonizadores y hacia las tres de la tarde llegamos a PuenteLindo, donde un bus �escalera� nos trajo para siempre a Medellín. La prosperidad de la quegozábamos en el pequeño pueblo alcanzaba solo para ser habitantes de un barrio popularde la inmensa ciudad donde nos robaron la bicicleta de los recuerdos.

ya nada es igual�

Este testimonio fue posible gracias a la colaboración de Bernardo Tabares, presidentedel Comité de Cafeteros de Arboleda (Caldas).

�EN ARBOLEDA

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Al regresar, ya adolescentes, Arboleda se había empequeñecido ante nuestros ojos. Suscalles eran más estrechas, su parque pequeño. La casa grande de corredor interior se habíaconvertido casi en una casa de muñecas, pero el pueblo seguía pujante. En los 80, con unanueva generación de líderes, por fin ingresó el primer carro al pueblo, llegó la energíaeléctrica y se reemplazó el teléfono de cuerda por modernas líneas digitales.

En aquel tiempo, la paz de Arboleda era, de vez en cuando, alterada por los heridos ylos muertos que dejaban las borracheras de los domingos. En los 90 todo cambió. Con laquiebra cafetera llegó la guerrilla, que se asentó en esta geografía arisca de grandes caño-nes y montañas empinadas. Todos sabían que los guerrilleros gobernaban en los campos,que reclutaba menores de edad, que los comandantes cometían tropelías y arrojaban cadá-veres a los ríos.

Pero a nadie le alcanzaba la imaginación para pensar que destruirían el pueblo, hastaque hace justo un año, en la montaña del frente, al lado de Antioquia, se tomaron y destru-yeron el municipio de Nariño. Desde entonces se esperaba, día y noche, el Apocalipsis. Y elApocalipsis llegó ese sábado, con un carro-bomba que demolió la iglesia de cúpula platea-da, el puesto de salud, la inspección de Policía y varias decenas de casas.

Hoy, más de dos años después de aquella dantesca mañana, Arboleda ha vuelto a ser elanónimo pueblo de entonces, solo que más olvidado que nunca. De ese tiempo a la fecha,del centenar de familias que se asentaban allí, 20 se marcharon para siempre y sin miraratrás. Como se cayeron los precios del café, muchos negocios echaron candado. Ya nadiequiere ir a los cultivos por temor a que los maten. No hay ni estación de policía ni policías.Y, como en el Comala de Pedro Páramo, las casas abandonadas le dan a Arboleda un toquede pueblo fantasma.

¿Qué cuál es el costo económico de esta guerra?, me preguntan. Lo podría resumir enuna frase: hambre, miseria y abandono.

PPPPPASAR DE LA EUFORIA A LASAR DE LA EUFORIA A LASAR DE LA EUFORIA A LASAR DE LA EUFORIA A LASAR DE LA EUFORIA A LOS CALCULOS CALCULOS CALCULOS CALCULOS CALCULOS MÁS SERENOSOS MÁS SERENOSOS MÁS SERENOSOS MÁS SERENOSOS MÁS SERENOS

En distintas ocasiones de la vida nos repetimos que el tiempo es el mejor cómplice parasanar y olvidar. Sin embargo, si el costo económico de esta guerra es hambre, miseria yabandono, como lo dice Bernardo Tabares, uno se pregunta si el tiempo nos ayudará asuperar esto, o por el contrario, incrementará y hará extensiva la pobreza en el país.

Page 36: La viga en el ojo. Proyecto costos de la Guerra

35

Si entendemos la economía, no sólo como crecimiento material, sino como vía para cons-truir desarrollo para todos los colombianos y colombianas, podemos preguntarnos con preocu-pación lo que genera la guerra en la economía colombiana.

La guerra es una actividad � desde el punto de vista económico � sumamente costosa por lacantidad de gastos en que se incurre (armamento, alimentación de hombres, indumentaria,entrenamiento, etc.). Estos gastos se financian, por un lado, generando un sobrecosto a la eco-nomía legal, es decir impuestos para el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, vacunas dediferente tipo que cobran los grupos armados ilegales a sectores como el petrolero, el bananero,la ganadería, etc. De otro lado, la actividad económica irregular (narcotráfico, por ejemplo)generada por los grupos al margen de la ley sirve para alimentar la guerra y no se integra a losdispositivos que generan desarrollo dentro de los mecanismos de la economía nacional.

En medio de este panorama, es necesario reconocer que la economía del país � en términosde crecimiento económico � está más afectada por el mismo modelo económico mundial (endonde los países llamados subdesarrollados llevan la peor parte) que por la situación de guerraque vive el país37 . Sin embargo, lo que sí podemos afirmar es que el funcionamiento de lasdinámicas económicas que genera la guerra han profundizado los niveles de pobreza e inequidaden la sociedad. Los círculos de economía ilegal que alientan y protegen las guerrillas y losparamilitares generan una �riqueza� que no se traduce en mejoramiento de infraestructura dela región donde esta actividad se concentra, ni en mejores niveles de salud o educación para suspobladores, mucho menos, en una distribución de la riqueza más equitativa. Peor aún, entremás aislada y con menor desarrollo esté la región, es más susceptible de seguir reproduciendoeste tipo de economías ilegales.

Prueba de lo anterior es la situación de regiones como la amazonía colombiana, donde sepresentan extensiones amplias de cultivos de uso ilícito, y a la vez, existe una población sumadaen el aislamiento y la pobreza, donde la circulación del dinero del narcotráfico no significamejores condiciones para el desarrollo de la región, donde el Estado no ha sido capaz de inte-grar efectivamente estas zonas a la producción económica nacional y el mismo fenómeno de laguerra y la economía ilegal refuerzan tal situación.

En conclusión, por una parte los grupos armados ilegales argumentando la búsqueda deuna supuesta justicia social están articulados tanto a la economía legal como a la ilegal de talmanera que han podido y pueden sostener por muchos años esta guerra. Por otra parte, elEstado diciendo buscar mayores niveles de desarrollo y seguridad realiza una apuesta

3737373737 La situación económica deColombia no distasustancialmente de otrospaíses latinoamericanosdonde no existeconfrontación armada.

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36

por un aumento militar estratégico para poner fin a la confrontación armada, lo cual no pareceun escenario realizable en el corto plazo, como lo argumentaba el propio gobierno al inicio desu mandato y sí supone un sobrecosto a la economía. Como resultado de estos dos elementostenemos una sociedad que se hace cada vez más desigual, con menos oportunidades de desa-rrollo integral y que cierra el paso hacia una economía más equilibrada y justa para todos/as.

De nuevo en nombre de �altos ideales� se profundizan dinámicas económicas que nos ale-jan cada vez más de posibilidades de desarrollo equilibrado, integral y justo para todos/as.

Una reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialessobre los costos económicos de la guerrasobre los costos económicos de la guerrasobre los costos económicos de la guerrasobre los costos económicos de la guerrasobre los costos económicos de la guerra

A continuación presentamos algunos resultados del trabajo realizado por el Cinep38 y que nospermite visualizar los costos de la guerra.

El trabajo de investigación se basa en lo que han planteado diferentes investigadores/asacerca de los costos económicos de la confrontación armada en el país39 . Dado el carácter deeste documento, es preciso anotar que no hay consenso entre los investigadores/as sobre lo quepuede llamarse un costo de la guerra. De igual manera, es necesario mencionar que para eltratamiento del tema de costos económicos se privilegiaron aquellos datos y fuentes con reco-nocimiento académico que presentaran no sólo las cifras del impacto económico de la confron-tación armada, sino la forma en que tales datos fueron construidos. Por tanto, algunas cifraspueden no corresponder a los últimos años, pues se seleccionaron aquellas que fueran másconsistentes desde el punto de vista académico.

UN BALANCE SOBRE LA GUERRA EN COLUN BALANCE SOBRE LA GUERRA EN COLUN BALANCE SOBRE LA GUERRA EN COLUN BALANCE SOBRE LA GUERRA EN COLUN BALANCE SOBRE LA GUERRA EN COLOMBIAOMBIAOMBIAOMBIAOMBIA

Para abordar este tema, es necesario hacer una primera distinción entre lo que serían costoscontables y costos económicos de la guerra en Colombia. Los primeros se refieren a los gastosrealizados por los actores armados (guerrilla, paramilitares y ejército) para el sostenimiento dela guerra (armamento, alimentación, indumentaria, etc.), así como los gastos en que incurrenlos distintos sectores de la sociedad que se ven involucrados en la confrontación. Por ejemploen el pago de rescates, extorsiones, y los impuestos establecidos por el gobierno con esa destina-ción específica. Desde este punto de vista, las acciones de los actores armados en medio de laguerra � que implican movimiento de recursos y por tanto generan costos � no son accionesproductivas, por el contrario se pueden calificar como improductivas o destructivas40 . Identifi-camos este como un primer costo a nivel contable.

3838383838 Centro de Investigación yEducación Popular.

3939393939 Beltrán,Beltrán,Beltrán,Beltrán,Beltrán, Isaac Isaac Isaac Isaac Isaac,,,,, Bolív Bolív Bolív Bolív Bolívararararar,,,,,IngIngIngIngIngrid Jrid Jrid Jrid Jrid J..... �Costos económicos

del Conflicto Armado enColombia�. Documento que

integra el estado de artesobre los costos de la guerraen Colombia realizado por el

Cinep, dentro del proyectocoordinado por el Programapor la Paz. Los datos que se

citan a continuaciónpertenecen a diferentes

fuentes consultadas por losautores Bolívar y Beltrán, y se

encuentran citadas en eldocumento mencionado.

4040404040 Las acciones improductivasson aquellas en las que hay

una transferencia de recursos.Las acciones destructivas son

aquellas en las que un actordestruye los recursos deotros. En todo caso, los

autores Ingrid Bolivar e IsaacBeltrán llaman la atención enque algunas acciones de los

actores armados pueden serclasificadas como productivas,pues exigen la producción de

bienes y servicios, como elprocesamiento de hoja de

coca o la búsqueda demercados para la exportaciónde sustancias psicoactivas. No

se niega, por su puesto, elcarácter ilegal de estas

acciones.

Page 38: La viga en el ojo. Proyecto costos de la Guerra

37

Por otra parte, los costos económicos hacen referencia al funcionamiento mismo dela economía nacional en medio de la confrontación armada. Esta perspectiva es preci-samente la que se trabaja con mayor profundidad y en la que se identifican los siguien-tes costos económicos:

a. Los costos económicos de la guerra y los recursos del Estadoa. Los costos económicos de la guerra y los recursos del Estadoa. Los costos económicos de la guerra y los recursos del Estadoa. Los costos económicos de la guerra y los recursos del Estadoa. Los costos económicos de la guerra y los recursos del Estado

En este primer punto se exponen algunas cuentas y cálculos sobre la cantidad de recursosque el estado colombiano utiliza para el �desarrollo del conflicto�, y que según los comenta-ristas, se está dejando de invertir en lo social o lo está perdiendo la sociedad como tal. Asímismo, se reseñan algunos trabajos que han criticado esta última posición.

Para hacer frente al conflicto armado, Colombia incurrió en costos brutos anuales prome-dio en el periodo 1991-1996 de 1.5 % del PIB, que equivale41 a US$1.400 millones aproxima-damente.

Entre 1990 y 1998 los costos directos brutos de la violencia ascienden a un promedioanual de 3.2 billones de pesos que representan un 4.5% del PIB anual y se desagregan así:

VVVVViolencia urbanaiolencia urbanaiolencia urbanaiolencia urbanaiolencia urbana $2.1 billones 2.95% del PIB anual

Conflicto armadoConflicto armadoConflicto armadoConflicto armadoConflicto armado $1.1 billones 1.55% del PIB anual

Badel, 1999Badel, 1999Badel, 1999Badel, 1999Badel, 1999

De esta manera es evidente que los costos de la violencia urbana son más altos que los queimplica el conflicto armado. Aunque el interés de este documento es esclarecer los costos econó-micos de la confrontación armada, es preciso saber que tales costos se articulan y mezclan conlos costos de la violencia urbana. Los investigadores/as han mostrado que las acciones de losactores armados y sus lógicas territoriales y políticas están estrechamente conectadas con lasactividades de la delincuencia común simple y aquella con rasgos de organización. En efecto, elconflicto armado opera como un contexto que favorece el desarrollo de prácticas ilegales, con latransferencia de recursos y activos desde los sectores productivos convencionales a los sectorescriminales. En este punto cobra especial importancia la influencia del narcotráfico y el desarro-llo de otras fuentes de riqueza en zonas de colonización (banano, petróleo, esmeraldas, oro)para el fortalecimiento de los grupos armados ilegales.

4141414141 En cifras de 1999.

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38

Teniendo en cuenta lo anterior, el 1,55% del PIB anual que corresponde a los costos bru-tos del conflicto armado y que se mencionó anteriormente, se desagrega así:

Costos brutos del conflicto armado42

(Cifras en miles de millones de pesos de 1995)

19911991199119911991 19921992199219921992 19931993199319931993 19941994199419941994 19951995199519951995 19961996199619961996 19971997199719971997 19981998199819981998 Prom.Prom.Prom.Prom.Prom. %PIB%PIB%PIB%PIB%PIB

Exceso

gasto militar 653.3 494.4 651.3 275.6 666.1 842.6 878.6 808.5 658.2 0.91

Salud 3.2 3.1 3.2 13.1 4.3 4.7 5.2 0.007

Vidas

conflicto 49.7 55.5 52.3 47.9 45.8 46.9 52.4 49.3 50.0 0.07

Ataques

infraestructura 90.4 77.3 32.5 30.2 28.7 59.3 26.6 19.0 45.5 0.05

Desplazados 15.9 56.2 36.1 0.04

Secuestro-robo

-extorsión 191.8 194.9 235.7 414.5 487.2 438.4 472.4 358.6 349.2 0.048

Total 985.2 822.1 975.0 771.3 1.226.5 1,400.2 1,450.2 1.296.3 1.115.8

%PIB 1.66 1.34 1.5 1.12 1.69 1.81 1.83 1.61 1.55

Badel (1999)

Se llama la atención sobre el crecimiento del secuestro, robo y extorsión, así como el au-mento del gasto militar.

Respecto a los costos del conflicto armado sobre la infraestructura del país, analicemos lossiguientes datos:

Costos del conflicto sobre la Infraestructura43

InfraestructuraInfraestructuraInfraestructuraInfraestructuraInfraestructura PPPPPeríodoeríodoeríodoeríodoeríodo Costo en millonesCosto en millonesCosto en millonesCosto en millonesCosto en millones Costo en dólaresCosto en dólaresCosto en dólaresCosto en dólaresCosto en dólaresde pesos del 2001de pesos del 2001de pesos del 2001de pesos del 2001de pesos del 2001

EléctricaEléctricaEléctricaEléctricaEléctrica 1999-2001 53.160 millones 23,12 millones

PPPPPetroleraetroleraetroleraetroleraetrolera 1986-2001 987.792,1 millones 429,6 millones

VVVVVialialialialial 1994-2001 11.524 millones 5,01 millones

AeroportuariaAeroportuariaAeroportuariaAeroportuariaAeroportuaria 1991-2000 38.616,5 millones 16,79 millones

FFFFFerroviariaerroviariaerroviariaerroviariaerroviaria 2000-2001 1.633,9 millones 710,6 millones

DNP (2002)

4242424242 Los investigadores que sehan ocupado de analizar loscostos del conflicto armado

han creado diferentesmodelos explicativos para su

medición. Para medir loscostos en salud, vidas,

desplazados se tienen encuenta variables como la

edad, nivel de escolaridad,proyección del ingreso entreotras. Para ejemplificar esto,

ver anexo metodológico deBadel 1999.

4343434343 Es importante tener encuenta que los períodos a losque se hace referencia varía

en el número de años.

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39

Por otra parte, a la hora de analizar los efectos económicos del conflicto armadoresulta necesario conocer la composición del gasto militar colombiano. Según el estu-dio ya citado de Giha, entre 1990 y 1998, el 71.4% del gasto en fuerza pública (GFP) sededicó a la remuneración de mano de obra activa y cesante �servicios personales ytransferencias-. Un efecto económico del conflicto armado es vincular económicamen-te a todo ese personal por la vía precisamente de acciones de guerra; Giha llama laatención sobre las dificultades económicas y políticas de desvincular a esa población dela economía de guerra y reinsertarlas en una economía civil, pues implicaría, comoefecto inmediato, un aumento del índice de desempleo tanto de capital como de manode obra.

En los últimos años se ha extendido en el país la idea de que una reducción en loscostos monetarios asociados a la defensa y a la seguridad liberaría unos recursos finan-cieros que podrían ser gastados en sectores sociales más productivos (Giha, 2000:21 yss) Esta misma autora comenta que gran parte de los estudios sobre los costos económi-cos del conflicto parten de una noción de suma cero (0) entre el gasto militar y el gastocivil; en la mayor parte de estos estudios, se asume que aquellos gastos que no se ejecu-ten en materia de defensa quedarían automáticamente liberados para ser gastados enmateria social. Esta perspectiva olvida que el gasto total del gobierno se expande o sereduce a través de distintas iniciativas políticas que pueden incluir una extensión delos impuestos o un aumento en el déficit fiscal.(Giha, 2000)

Es preciso entonces dejar de creer que los recursos que el estado gasta en defensa yseguridad pasarían sin más a inversión social en el caso que el conflicto armado termi-nara. Estamos entonces frente a decisiones que afectan la economía pero son esencial-mente de carácter político. En todo caso, queda la inquietud si una mayor inversión enlo social ayudaría a resolver de manera integral los conflictos que a su vez motivan yperpetúan la confrontación armada en el país.

La información y los análisis que se han comentado hasta ahora permiten insistir enla profunda conexión entre el conflicto armado, el narcotráfico y la configuración de laeconomía nacional. En estos términos algunos autores44 han caracterizado el narcotráficocomo modalidad ilegal reciente de crecimiento económico. El recorrido aquí plantea-do, hace énfasis en la dificultad para diferenciar lo legal de lo ilegal, económicamentehablando, y en las distintas conexiones entre el desarrollo del conflicto armado y lasactividades características de la economía nacional.

4444444444 Montenegro y otros, 2000

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b. El aumento de los costos de transacciónb. El aumento de los costos de transacciónb. El aumento de los costos de transacciónb. El aumento de los costos de transacciónb. El aumento de los costos de transacción

En este punto algunos trabajos plantean que la confrontación armada encarece el intercam-bio de ciertos bienes, añade incertidumbre y desconfianza a la interacción económica, dan-do por resultado una carga adicional a la actividad económica. La organización Medios parala Paz consulta datos del Ministerio de Relaciones Exteriores para afirmar por ejemplo queentre 1996 y el 2001, más de un millón de colombianos abandonaron el país y no regresaron.Señalan también que la inversión extranjera cayó de 1.200 millones de dólares en 1997 a 545millones en 1999. Pese a estos últimos datos, no se puede afirmar que la única razón para lareducción en la inversión extranjera sea el desarrollo del conflicto armado, puesto que tam-bién es sabido que Colombia no es un país competitivo en términos de la formación técnicade su mano de obra.

c. Actores armados ilegales y su articulación a las economías localesc. Actores armados ilegales y su articulación a las economías localesc. Actores armados ilegales y su articulación a las economías localesc. Actores armados ilegales y su articulación a las economías localesc. Actores armados ilegales y su articulación a las economías locales

Las guerrillas colombianas siempre fueron poco dependientes de fondos internacionales depaíses socialistas y de exiliados colombianos en el exterior. En general fueron desarrollandomecanismos de sostenibilidad desde adentro, en muchos casos asociados a economías re-gionales (ganaderas, agroindustriales), pero con mayor fuerza en la extorsión de compañíaspetroleras y en la relación con el narcotráfico. Fue precisamente esto lo que posibilitó en lasegunda mitad de la década de los 80 la expansión y el crecimiento de estos grupos, y conello la llegada a nuevas zonas donde la fuente de financiación se abrió también al secuestro.

La fuerte articulación de los grupos armados ilegales a las economías locales se puedeejemplificar a través de los siguientes casos:� En las zonas de colonización (suroriente del país), la guerrilla de las FARC llegó con los

campesinos/as desplazados/as en la década del 50 y el 60. Fue esta guerrilla quien reguló laeconomía de la región desde el principio, haciendo las veces de «Estado». Allí la articulaciónse fue dando en torno a la economía del narcotráfico, inicialmente en la protección del ne-gocio y luego con la vinculación en su comercialización.

� En Urabá el proceso fue diferente. Las guerrillas (EPL y FARC) se articularon con las deman-das de los trabajadores del banano y allí establecieron un orden, que fue posteriormentereconfigurado por las Autodefensas Unidas de Colombia AUC. Sin embargo, todos estosactores han dependido del proceso económico del banano para su financiación.

� En las zonas del Magdalena Medio y Arauca, el ELN se ha fortalecido a través de laextorsión a la explotación petrolera, esto ha sido ocupado actualmente por las AUC en elMagdalena Medio y por las FARC en Arauca.

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� La articulación de las guerrillas a economías más integradas se hace a través del cobro de�impuestos� y/o vacunas. Así, por ejemplo, en el departamento de Arauca, las FARCexigen a empresas productoras de bebidas (dos nacionales y una multinacional) el pagodel �impuesto� contemplado en la ley 002 45. Se calcula que las FARC de esta manera hanrecaudado cerca de $250.000 millones desde su instauración46.

Estas realidades regionales afectan el funcionamiento general de la economía de unpaís, desdibujando cada vez más la frontera entre lo legal y legítimo frente a lo ilegal acep-tado como legítimo. El resultado es que vastas zonas, como por ejemplo los territorios decolonización, nunca estén articulados al conjunto de la economía nacional debido a la pre-sencia permanente de los grupos armados y a la incapacidad del Estado para incluirlos.

El resultado de esta interrelación en la economía de los grupos armados ilegales se pue-de dimensionar a través de los siguientes datos:

TTTTTabla Ingresos de la guerrilla por actividad 1991-1996 (Miles de millones de pesos de 1995)abla Ingresos de la guerrilla por actividad 1991-1996 (Miles de millones de pesos de 1995)abla Ingresos de la guerrilla por actividad 1991-1996 (Miles de millones de pesos de 1995)abla Ingresos de la guerrilla por actividad 1991-1996 (Miles de millones de pesos de 1995)abla Ingresos de la guerrilla por actividad 1991-1996 (Miles de millones de pesos de 1995)

19911991199119911991 19921992199219921992 19931993199319931993 19941994199419941994 19951995199519951995 19961996199619961996 TTTTTotalotalotalotalotal

NarcotráficoNarcotráficoNarcotráficoNarcotráficoNarcotráfico 154.4 157.9 195.4 219.2 238.0 685.4 1,650.2

Robo y extorsiónRobo y extorsiónRobo y extorsiónRobo y extorsiónRobo y extorsión 100.5 102.4 126.9 168.9 214.0 272.9 985.3

SecuestroSecuestroSecuestroSecuestroSecuestro 67.3 68.2 60.1 144.5 250.2 197.9 788.2

Producto inversiónProducto inversiónProducto inversiónProducto inversiónProducto inversión Nd* Nd* 30.1 84.7 Nd* Nd* 114.8

Desvío de recursosDesvío de recursosDesvío de recursosDesvío de recursosDesvío de recursos 15.0 15.3 21.8 21.8 23.0 Nd* 96.9

OtrosOtrosOtrosOtrosOtros 11.5 11.6 Nd* Nd* Nd* Nd* 23.1

TTTTTOOOOOTTTTTALALALALAL 348.8 355.3 434.2 639.1 725.2 1,155.9 3,658.5

% PIB% PIB% PIB% PIB% PIB 0.58%0.58%0.58%0.58%0.58% 0.57%0.57%0.57%0.57%0.57% 0.66%0.66%0.66%0.66%0.66% 0.92%0.92%0.92%0.92%0.92% 0.99%0.99%0.99%0.99%0.99% 1.54%1.54%1.54%1.54%1.54% 5.25%5.25%5.25%5.25%5.25%

DNP. (1998) * no disponible

Bejaranoy Pizarro (2001)

FFFFFuente de recursosuente de recursosuente de recursosuente de recursosuente de recursos FFFFFARCARCARCARCARC ELNELNELNELNELN

Trafico de drogas 48% 6%

Extorsión 36% 60%

Secuestro 8% 28%

Robo de Ganado 6% 4%

Otros recursos 2% 2%

4545454545 EL TIEMPO, 12 de mayode 2001; 1, 6

4646464646 EL TIEMPO, 25 de abril de2001; 1, 2-3

Composición de las fuentes de recursos de los grupos guerrilleros:

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Para el caso de los grupos paramilitares la información es más escasa. El anterior jefe delas Autodefensas Unidas de Colombia AUC, Carlos Castaño, aceptó en una entrevista quepor lo menos el 70% de sus recursos provienen de sus relaciones con el narcotráfico. Deacuerdo al investigador Nazih Richani, los paramilitares tienen tres medios de ganar dineroy recursos: ellos cobran a pequeños negocios y corporaciones multinacionales cuyas opera-ciones caen dentro de su control territorial; recogen contribuciones de un grupo amplio depropietarios de tierra y de ganaderos; y trafican con drogas ilegales. (Richani, 2000:40. Tra-ducción libre).

El problema central en este punto es que los actores armados han alcanzado un altísimonivel de autonomía, lo cual los hace poco dependientes de la comunidad internacional, elcampesinado y la población civil de las regiones que dominan. Por ello priman sus estrate-gias militares sobre las políticas.

Con los elementos abordados se ha querido insistir en que los efectos económicos delconflicto no se agotan en los recursos que el estado invierte en el desarrollo de la guerra, sinoen la propia manera como los actores armados consiguen su financiación. El grado de cono-cimiento actual sobre el problema no permite saber cuales son todas las consecuencias deeste tipo de funcionamiento ni cómo podrían transformarse esas economías localizadas yvinculadas a la guerra. Se sabe que la confrontación armada compromete distintas relacio-nes socioeconómicas en las regiones y que en esa medida su solución exige una compren-sión de las diferencias regionales.

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El nombre y los sitios han sido cambiados para proteger la identidad del narrador,un menor de edad desvinculado del conflicto armado.

Soy Juan José, acabo de cumplir 17 años y llegué a la guerra un día de aguacerostorrenciales sin que nadie me preguntara si quería. Cuando cumplí 7 años, mis papás partie-ron cobija. Me fui a vivir con mis abuelos. A los 8 años, junto con mi hermano mayor, me abríde los viejitos. Dimos muchas vueltas, hasta que llegó la bonanza de la coca al Caquetá,donde nacimos y nos criamos.

A los 15 años trabajaba como raspachín (recolector de hoja de coca), junto con mis otros treshermanos. Me hacía diez arrobas diarias. La arroba la pagaban a 3 mil pesos. El dinero me logastaba ayudando a mi papá, comprando ropa o bebiendo trago. De mi mamá no sé nada. Hacediez años que la busco. Con lo que ganaba me compré un calibre 38, porque raspachín que serespete lleva su fierro al cinto. Y así me fui pa´ otro pueblo a buscar trabajo. Unos tipos meecharon mano, por sospechoso. Como nadie me conocía en ese pueblo, me tuvieron tres díasamarrado a un árbol hasta que averiguaron todo sobre mí. Yo ya tenía 16 años.

Un amigo que andaba con estos tipos me reconoció, les explicó que yo no era ningúninfiltrado. Me volvió el alma al cuerpo, pero eso duró segundos porque me dijeron que, aúnasí, me tenían que �pelar � (matar), que qué podían hacer. Mi amigo le revolvió política alasunto, me dijo que no tenía otra opción: o me unía a su grupo o me tenían que matar; laverdad, me moría del susto, aunque tenía revólver, yo no sabía ni disparar, lo llevaba depuro paro. Sin querer, me había metido en la grande, si no echaba pa�lante era hombre muerto.

El primer trabajo que me pusieron fue a cargar dos arrobas de �merca� (cocaína) al hom-bro, desde el sitio donde estábamos hasta otro, a 15 días de camino, entre peñascos y preci-picios. En las noches no hacía más que llorar, extrañaba a mi familia, pensaba que nunca máslos volvería a ver.

�YO SOÑABAcon una nube...�

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Una vez llegamos con la �merca� a nuestro destino, me trasladaron a unos campos deentrenamiento, cuando llegué al campamento lo que más recuerdo es a un peladito comode 12 años; a mí me daba risa verlo. Conmigo éramos 50, entre mujeres y hombres, durantedos meses no hicimos otra cosa que trotar y recibir instrucción sobre explosivos, artillería ypolígono. Al sonido de un pito, todos teníamos que salir al patio a formar, fuera la hora quefuera, lloviera o no. No nos habíamos metido dos cucharadas a la boca y el bendito pito nosobligaba a dejar la comida. Muchos lloraban, en ese monte los días eran una copia al car-bón. A las 6 desayuno, a las 9 merienda, a las 12 almuerzo, a las 3 merienda, a las 5 comida,a las 8:50 a dormir.

Después de eso me integraron a un comando de siete unidades. Nuestra labor era orga-nizar las masas, hablarle a la gente, arreglar los problemas de la comunidad. Luego pasé aun grupo de 25 unidades que tenía como objetivo buscar el billete para la comida, para laropa, para el jabón, para la munición. Yo prestaba guardia.

Hasta que llegó el tiempo de los combates de verdad. Para �matar� el miedo nos comía-mos todos los días, en ayunas, la pólvora de una bala. Así me fui acostumbrando a echarplomo y a no confiar en nadie. Ese mismo diciembre nos llegó la noticia de que iban a dejarlibres a los menores de edad, le pedí a Dios que me sacara de ahí, soñaba con hacer micasita pero ¡qué va! no nos liberaron y en lugar de salir, me fui quedando; con decirle queme nombraron reemplazante de escuadra. Ahí sí fue cierto, hubo más combates y bienfuertes porque estábamos para eso, pa� echar bala ya fuera en la ofensiva o en la retaguar-dia, pero en todo caso pa� combatir. Y si uno no dispara... pues le dan.

El día que me cayó la esquirla, la balacera parecía un aguacero. De pronto sentí que se memojó la espalda y me ví la mano roja; me arrastré como pude y salí. Así siguió mi vida hastael día en que decidí entregarme a los militares y cuando lo hice, después de que me dijeronque me garantizaban la vida, me llevaron a hacer inteligencia para ellos. Imagínese cómopodía sentirme, del otro lado, dando dedo para que mataran a ex compañeros míos. Es queen este mundo no se puede confiar en nadie.

Tengo un hermano que terminó con los �paracos� (grupos de autodefensa). Mi papá fuehasta el campamento a decirles que se lo devolvieran, pero no quisieron. Ellos sabían que yoestaba en la guerrilla. Hace un par de meses mis otros dos hermanos salieron de la casa demis abuelos y no aparecen ¿Qué les habrá pasado? No sé. Tengo miedo. Sé que los buscanpara matarlos.

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He soñado con salir de aquí y montar una panadería, pero ya no me hago sueños por-que siempre me pasa lo contrario; es como soñar con una nube en la que no podrás montar-te. Este país está vuelto mierda y todos piensan que la solución es más bala, con lo únicoque van a acabar es con el pueblo.

Temo terminar en una cárcel por guerrillero. La verdad, prefiero pegarme una puñalada.Así para qué vivir, mire usted que hasta la tierra que compré la perdí: por ser menor de edadnunca hice papeles. Y si los tuviera, de nada me valdría: por esos lados muchos querrán matarme.

¿EN QUÉ NOS ESTÁ TRANSFORMANDO EST¿EN QUÉ NOS ESTÁ TRANSFORMANDO EST¿EN QUÉ NOS ESTÁ TRANSFORMANDO EST¿EN QUÉ NOS ESTÁ TRANSFORMANDO EST¿EN QUÉ NOS ESTÁ TRANSFORMANDO ESTA GUERRA?A GUERRA?A GUERRA?A GUERRA?A GUERRA?

La guerra nos afecta psicológicamente como individuos y como grupo social. Son cada vez másfrecuentes los episodios de depresión, los sentimientos de dolor e indignación, de rabia o impo-tencia, que por vía de la repetición y la violencia de la guerra en muchos lugares se van convir-tiendo en rasgos sociales generalizados; todo un ambiente en el que estamos envueltos pero delque no somos concientes, o si lo somos, permanece en el absoluto hermetismo porque no haypalabras para expresarlo, porque no interesa o porque los espacios para nombrar están cerrados.

De alguna manera todos sufrimos los efectos psicológicos de la violencia: desde altera-ciones del sueño por una imagen o comentario de la radio o la televisión hasta la excesivairritabilidad e intolerancia ante una idea o hecho cotidiano. Es que sin duda uno de loscampos de batalla de la guerra es precisamente el campo de la sicología humana, los acto-res de la guerra utilizan las emociones, los sentimientos, las historias personales como ins-trumentos para continuar con este espiral de violencia.

La tortura, la intimidación, las amenazas, las desapariciones, las masacres, el secuestro,todas estas formas de violencia tienen un efecto no sólo sobre la vida física de las personas,sino un efecto psicológico destructivo muy fuerte sobre quienes rodean el hecho o a lavíctima; estas prácticas desencadenan sentimientos de dolor, miedo, impotencia, odio, des-esperación, rabia, y sobre todo dejan marcada la idea de que puede volver a ocurrir y queen cualquier momento puede ser uno mismo/a u otros más cercanos/as.

En ello radica la eficacia del terror como instrumento de guerra; se infunde terror paradisuadir, doblegar y controlar, para imponer, someter y dominar, para aniquilar psíquica-mente impidiendo el pensamiento diferente, la construcción de alternativas y proyectos devida fuera de la guerra. Vale la pena preguntarse entonces qué rasgos psíquicos va confi-gurando la guerra en nuestra sociedad.

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Uno de estos rasgos se expresa en la idea que como sociedad estamos condenados a laviolencia. Vemos la violencia como una conducta natural o por lo menos muy común; acep-tamos fácilmente la violencia como una forma de ser y nos nombramos como �una sociedadviolenta� a lo cual sumamos la idea de �no tener remedio�. Esta naturalización nos lleva aniveles de tolerancia inimaginables; pasa a ser normal el castigo como instrumento de apren-dizaje, la represión cotidiana para mantener un orden, la ira descargada en el maltrato. Así,la conducta social violenta y la construcción de la personalidad desde estos parámetros esretroalimentada por la dinámica de la guerra, donde predomina la ley del más fuerte, la delque se impone por encima del otro.

El aislamiento, el abandono, la desconfianza y la desolación son otros de los efectos psi-cológicos de la guerra; con ellos la sensación de miedo y peligro van sumiendo a las perso-nas y sus relaciones en un estado permanente de malestar emocional y afectivo. Por supues-to quienes sufren directamente la violencia de la guerra son sometidos/as a situaciones depresión, ruptura y esquizofrenia intolerables; obligados/as a aceptar y hacer cosas que vanen contra de su conciencia y sus principios (cuando los/as jóvenes son reclutados forzosa-mente por uno u otro grupo), presionados/as por el terror a tolerar injusticias, impunidad ola indignidad de crímenes atroces; sometidos/as incluso a no poder hacer duelo ante la muertede un ser querido, porque no es posible saber de su paradero, o recoger su cadáver, o porqueestán prohibidos los velorios en el pueblo. Estas y miles de situaciones más desbordan lacapacidad de cualquier ser humano, que precisamente por su tendencia a la vida no pue-den soportar, y desencadena fuertes trastornos de la personalidad; estos se irradian, se su-man y se convierten en el ambiente cotidiano, en el pan de cada día.

En este ambiente las relaciones de autoridad tienden a convertirse en relaciones autori-tarias mediadas por el castigo y la represión, por el miedo, por la imposición, regidas por lacoerción o la coacción. En este entorno la incertidumbre y la paranoia colectivas, la sensa-ción de peligro permanente, de agitación, y desconfianza nos impiden salir de nuestra casa,de nuestro pueblo o ciudad a voluntad, nos vuelve huraños, compartiendo la depresióncolectiva, el desencanto común, el desarraigo o la negación como forma de escape. En cir-cunstancias así, en las cuales el otro/a, cualquiera, es potencialmente peligroso, se profundi-za la ruptura de los vínculos y la desintegración social. En un ambiente así los proyectos devida de las personas se reducen a lo inmediato. Las posibilidades de sobrevivir en un con-texto de guerra no sólo se ven reducidas en la vida física, también en la vida psíquica; lostrastornos psíquicos por la guerra llegan a ser de tal magnitud que incluso después de variasgeneraciones se alcanzan a percibir sus efectos y consecuencias.

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Con todo esto ¿Cómo es posible que creamos en la guerra como alternativa para el bien-estar, la paz, la tranquilidad y el equilibrio emocional de las personas y de las sociedades? Noserán suficientes los decretos ni las negociaciones para enfrentar el reto de reconstruir eldaño psíquico que estamos permitiendo al aceptar la guerra como camino.

Una reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialessobre los costos psicológicos de la guerrasobre los costos psicológicos de la guerrasobre los costos psicológicos de la guerrasobre los costos psicológicos de la guerrasobre los costos psicológicos de la guerra

La reflexión que presentamos a continuación fue elaborada por Carolina Tejada, psicóloga,asesora del Programa por la Paz. En este punto se recoge así mimo algunos resultados del traba-jo realizado por el Cinep47 , quien llevó a cabo un estado del arte sobre los costos psicológicos dela confrontación armada en el país48 . Dado el carácter de este documento, es preciso anotar queno hay consenso entre los investigadores/as sobre lo que puede llamarse un costo de la guerra.

COSTCOSTCOSTCOSTCOSTOS PSICOLÓGICOS DE LA GUERRAOS PSICOLÓGICOS DE LA GUERRAOS PSICOLÓGICOS DE LA GUERRAOS PSICOLÓGICOS DE LA GUERRAOS PSICOLÓGICOS DE LA GUERRA

Existen diferentes desarrollos y enfoques teóricos que nos permiten tener una comprensiónmás amplia de los costos e implicaciones de la guerra en la salud mental49 de los/as colom-bianos/as, en la forma como se estructura su personalidad y en el tipo de relaciones que seestablecen en diferentes espacios como la familia, la comunidad, etc.

Con este documento queremos abordar algunos de estos elementos sin pretender serexhaustivos, este es sólo un primer paso para empezar a intercambiar visiones y experien-cias logrando construir cada vez una comprensión más profunda de nuestra realidad.

Inicialmente se hará referencia a los costos psicológicos de quienes tienen de una u otramanera la vivencia directa de situaciones de guerra (confrontación armada, hostigamientos,desplazamiento, secuestro, familiares de desaparecidos), para posteriormente ampliar la mira-da a las implicaciones que tiene un contexto como este en la salud mental de la población engeneral.

a. La guerra una realidad que fracturaa. La guerra una realidad que fracturaa. La guerra una realidad que fracturaa. La guerra una realidad que fracturaa. La guerra una realidad que fractura

A través del desarrollo y de las experiencias propias de la vida se estructura una determina-da manera de �ser�, de pensar, aprender, ver el mundo, expresar los sentimientos, relacio-narse con otros/as, etc; esto es a lo que se hace referencia cuando se habla del mundo inte-rior, del psiquismo de las personas.

4747474747 Centro de Investigación yEducación Popular.

4848484848 Vásquez, María de la Luz.Vásquez, María de la Luz.Vásquez, María de la Luz.Vásquez, María de la Luz.Vásquez, María de la Luz.�Costos psicológicos de laguerra�. Documento queintegra el estado de arte sobrelos costos de la guerra enColombia realizado por elCinep, dentro del proyectocoordinado por el Programapor la Paz.

4949494949 Se hace referencia a la saludmental como al equilibrio yarmonía del funcionamientopsíquico de la persona, perotambién a la capacidad deresponder positivamente a lassituaciones de la vida, deestablecer relaciones conotros/as, de participar en laconstrucción de redes socialesy vivir la cultura de undeterminado grupo humano;para esto es importante teneren cuenta diferentesdimensiones de la persona.Por ejemplo, en el psicoanálisisvincular se habla de tresespacios psíquicos; elintrintrintrintrintrasubjetiasubjetiasubjetiasubjetiasubjetivvvvvooooo hace referenciaa toda la dimensión personal ointerior, el interinterinterinterintersubjetisubjetisubjetisubjetisubjetivvvvvoooooimplica el mundo de relacionescon los otros/as teniendo granimportancia el espacio familiary el trtrtrtrtransubjetiansubjetiansubjetiansubjetiansubjetivvvvvooooo donde entraen juego la dinámica social ylos elementos culturales quedeterminan formas de ser,comprender y actuar en elmundo.

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El desarrollo de la psiquiatría, sicología y psicoanálisis han permitido comprender que lavivencia de la guerra tiene fuertes implicaciones en la salud mental de las personas. El con-tacto con la muerte violenta de otros/as y la posible pérdida de la vida propia, donde elcuerpo se convierte en objeto de agresión y se da el rompimiento de los límites mínimos enlas relaciones humanas (el respeto a la vida, a la dignidad, la compasión ante el dolor deotro/a) se constituye en una realidad difícil de comprender y de asimilar dentro del psiquismogenerando alteraciones y cambios respecto a su dinámica normal50 .

En un intento por comprender lo que ocurre en el interior de las personas que tienen estetipo de experiencias traumáticas51 , la psiquiatría propone el concepto de Trastorno de EstrésPostraumático (TEPT), caracterizado por los siguientes síntomas:

1. La existencia de un hecho o causa que produce síntomas significativos de distrés52 en casi todaslas personas.

2. Reexperimentar el evento traumático a través de sueños, pesadillas o pensamientos repetitivos.3. Anestesia afectiva en las respuestas o en la relación con el mundo exterior junto con la evitación

de los estímulos asociados con el trauma.4. Estado de alerta con problemas de sueño, dificultades de concentración, respuestas de sorpresa

exageradas e irritabilidad.� 53

Este tipo de vivencias se dan en combatientes pero también en aquellas personas quehan enfrentado otras situaciones como hostigamientos, desplazamiento y secuestro; enalgunas ocasiones la vivencia traumática es tan fuerte que desborda la capacidad del sujetopara elaborarla creando trastornos en la personalidad, como ocurrió con los soldados se-cuestrados y liberados hace algún tiempo en Miraflores (Guaviare)54.

En estudios realizados por la Corporación AVRE55 con población desplazada56 se en-cuentran crisis de nervios, reacciones de agresividad, crisis de llanto, alteraciones en elsueño, desmotivación; y en el caso de niños/as y jóvenes disminución en la autoestima,dificultades en el desarrollo, conductas que oscilan entre la agresividad - actitud desafiantey el temor, la inseguridad.

Otro grupo de personas afectadas directamente por la guerra son todas aquellas que hantenido que afrontar la muerte o la pérdida de un ser querido por actos de violencia; CeciliaGerlein57 explica como estos duelos tienen implicaciones y vivencias particulares:

5050505050 Frente al concepto denormalidad existen diferentesposturas y discusiones, para

efectos del presente texto,este lo asociamos a los

aspectos mencionados entorno a salud mental.

5151515151 Se considera unaexperiencia como traumática

cuando es inesperada,cuando la cantidad de

estímulos recibidos desbordala capacidad de asimilación

del yo en la unidad deltiempo, cuando es asociada a

un sentimiento de terror, deinermidad o desproteccióntotal y de peligro inminentede la vida. Las catástrofes

naturales y accidentespueden constituirse también

en vivencias traumáticas, adiferencia de la guerra, las

muertes ocurridas en estoscasos no están vinculadas a

la voluntad o intención dealguien para quitar la vida.

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� Predomina la confusión, no se encuentra sentido a lo que está ocurriendo y menos aúna las razones de una muerte decidida por otro/s. Esto a la vez aumenta sentimientos deira, injusticia y de culpa al no haber podido evitar lo ocurrido.

� No sólo se debe rehacer la vida aceptando esta pérdida, surge una nueva lectura de los/as otros/as y de la sociedad.

� Surgen preguntas en torno al sufrimiento antes de la muerte, generando la necesidadde reconstruir los hechos y conocer todos los detalles de lo ocurrido.

� Reacciones corporales y emocionales propias de los duelos (alteraciones del sueño, de laalimentación, negación, pensamientos reiterativos o repetitivos frente a lo ocurrido) pue-den incrementarse y unirse a sentimientos de desconfianza generalizada y de temor.

b. La guerra en las comunidadesb. La guerra en las comunidadesb. La guerra en las comunidadesb. La guerra en las comunidadesb. La guerra en las comunidades

Es necesario reconocer que los costos psicológicos de la guerra no se pueden limitar al diag-nóstico de casos particulares; tal como propone el enfoque psicosocial58 este contexto generaconductas y respuestas emocionales en las personas que no pueden entenderse como sínto-mas propios de una enfermedad mental sino como intentos adaptativos ante una realidadtan compleja y desbordante, así mismo la construcción del mundo psíquico de las personas,de su personalidad y las formas de relación que se establecen no se pueden separar de dichacircunstancia.

Es decir, los costos psicológicos de la guerra se inscriben en las personas pero también enlas dinámicas propias de las comunidades y de los grupos humanos afectados por ésta. Acontinuación se presentan algunos de los aspectos observados por profesionales o institu-ciones que al respecto trabajan en Colombia59:

5252525252 El �distrés� es definido comoun estado agudo de estréscaracterizado por angustiapermanente, síntomaspsicosomáticos, sensacionesnegativas, depresión y la�anestesia afectiva� por lapérdida de contacto con elpropio mundo afectivo y dondepareciera no existir respuestaafectiva a personas osituaciones.

5353535353 Beristain,Beristain,Beristain,Beristain,Beristain, M M M M M. Reconstruir eltejido social. Barcelona 1999.Icaria Antrazyt. Pág. 87

5454545454 «Con la guerra en su cabeza»- El Tiempo. Domingo 8 dejunio 2003. Pág. 3-1.

5555555555 Corporación AVRE, Apoyo a Víctimas de Violencia Sociopolítica Pro Recuperación Emocional.

56 56 56 56 56 VásqueVásqueVásqueVásqueVásquez,z,z,z,z, María de la Luz. María de la Luz. María de la Luz. María de la Luz. María de la Luz. «Costos psicológicos de la guerra». Documento que integra el estado de arte sobre Costos de la Guerraen Colombia realizado por el CINEP, dentro del proyecto coordinado por el Programa por la Paz, Compañía de Jesús.

5757575757 GerGerGerGerGerlein.lein.lein.lein.lein. C C C C C. Muerte por actos de violencia. Colección Duelolibros. Fundación Omega. Bogotá, 2002.

5858585858 El enfoque psicosocial considera que las posibilidades de comprensión de lo psíquico deben estar unidas a la dinámica social ycultural de las personas, ampliando y complementando algunas lecturas que desde la psiquiatría, la psicología y el mismo psicoanálisisse han hecho.

5959595959 VásqueVásqueVásqueVásqueVásquez,z,z,z,z, María de la Luz. María de la Luz. María de la Luz. María de la Luz. María de la Luz. «Costos psicológicos de la guerra». Documento que integra el estado de arte sobre Costos de la Guerraen Colombia realizado por el CINEP, dentro del proyecto coordinado por el Programa por la Paz.

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� Pérdida de la visión de futuro y predominio de la «desesperanza» lo que se refleja enuna actitud cortoplazista; esto se une a sentimientos de confusión e impotencia genera-dos por una realidad que no se entiende y que desborda la capacidad de pensar, re-flexionar y proyectar.

� Preponderancia de sentimientos como la ansiedad, desconfianza y miedo, dificultando elestablecimiento de relaciones profundas y sólidas, además de la existencia de alteracionesen la conducta (sueño, alimentación, incremento de enfermedades psicosomáticas, etc).

� Duelos permanentes o transgeneracionales, duelos no elaborados que se mantienen enfamilias a través de diferentes generaciones.

� Dificultades en la construcción de una identidad ante la ruptura de estructuras socialesy elementos culturales, Eisenbruch (1991) habla del «duelo cultural»60.

� No existen espacios para elaborar estas situaciones traumáticas, el silencio lleva a larepetición o al incremento de algunas de las consecuencias mencionadas.

c. La vida en un contexto enmarcado por la guerrac. La vida en un contexto enmarcado por la guerrac. La vida en un contexto enmarcado por la guerrac. La vida en un contexto enmarcado por la guerrac. La vida en un contexto enmarcado por la guerra

Aunque gran parte de la población colombiana no ha estado expuesta de manera directaa la confrontación armada, existe el temor constante por su presencia, de alguna maneratodos/as estamos esperando el momento en el que nos va a tocar, ya sea a través de actosterroristas en las ciudades, del secuestro o riesgo existente al momento de viajar (por víaterrestre o aérea) o en las poblaciones rurales ante posibles hostigamientos o tomas de unode los grupos armados al margen de la ley.

En una investigación la Corporación AVRE61 hace referencia al incremento de trastornosafectivos (con mayor presencia de patologías vinculadas a la depresión) y de aquellos vincu-lados al manejo de la ansiedad; sin embargo, existen una gran cantidad de cambios en nues-tro mundo psíquico que de manera silenciosa responden a esta realidad.

Uno de estos elementos es la pertenencia62, aquel entramado de relaciones que nos hacesentirnos parte de una familia, un lugar, una sociedad y un país empieza a estar mediado por lafuerza, a estar determinado por quien o quienes poseen el control a través de las armas. Surgela necesidad de asumir ideales o valores impuestos para seguir viviendo, para continuar vincu-lado a un determinado grupo o para no ser expulsado del lugar donde se vive.

Pero si por un lado existe el deseo de no perder este nicho relacional, por otro surge elsentimiento de rechazo a hacer parte de un contexto constantemente vulnerado por la gue-

6060606060 Citado en «Costospsicológicos de la guerra»,

Vásquez, M.Vásquez, M.Vásquez, M.Vásquez, M.Vásquez, M.

6161616161 Ibidem.

6262626262 AlarAlarAlarAlarAlarcón,cón,cón,cón,cón, M. M. M. M. M. «Retos de lapsicología en la construcción

del país» Ponenciapresentada en Expo-

psicología, 40 años Facultadde Psicología Pontificia

Universidad Javeriana. Nov.De 2002.

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rra. En este último caso se hallan muchos de los/as jóvenes que no encuentran futuro en suspoblaciones o temen ser vinculados a algún grupo armado y se mueven a las grandes ciuda-des, o aquellos que migran a otros países con la esperanza de construir un mañana un pocomás tranquilo.

Además de las implicaciones de un contexto de guerra en la pertenencia, existen unaserie de mecanismos de defensa63 que las personas movilizan, en un intento por funcionardentro de un contexto siempre amenazante y de riesgo permanente:

� Generalización y huída: predomina un sentimiento de daño y pérdida generalizado frenteal país (�ya nada sirve�), sin la posibilidad de reparar quedando como única alternativahuir o salir, del país o de la zona en la que se encuentra la persona (�cualquier otro lugares mejor�). No se da una lectura discriminada en la que se logra reconocer lo bueno ymalo, las posibilidades existentes.

� Desmentida: se quita importancia o valor a lo que ocurre, enmascarado en una aparenteapatía o acostumbramiento ante las imágenes de muerte y guerra (�para que ver el noti-ciero si todos los días es lo mismo�).

� Proyección de la culpa: se percibe que la responsabilidad de todo lo que ocurre está enotros, en el gobierno, en la guerrilla, en las autodefensas, etc., sin poder reconocer laparticipación de todo/as en la construcción del país.

� Disociación: se trata de aislar el mundo familiar y de relaciones cercanas con el contexto yla realidad nacional, en muchos casos se deja de ver las noticias o de leer periódicossintiendo que de esta manera se está a salvo.

� Búsqueda de soluciones mesiánicas: se espera una solución rápida, que provenga de afuera(algo o alguien que de repente llega al escenario nacional) y que da fin a la situación deguerra sin transformar la estructura social y económica. Se considera que la solución esestar como �antes� (un antes ideal y aparentemente sin violencias), desconociendo laimportancia de los procesos y transformaciones sociales para la construcción de la justi-cia social, base de una paz integral.

CREANDO ALCREANDO ALCREANDO ALCREANDO ALCREANDO ALTERNATERNATERNATERNATERNATIVTIVTIVTIVTIVASASASASAS

La reflexión y estudio de esta realidad no puede excluir los esfuerzos e iniciativas que ac-tualmente desarrollan diferentes personas e instituciones en el país para hacer frente a loscostos psicológicos de la guerra. Existen algunos que buscan el fortalecimiento de relacionessociales, la consolidación de nuevas organizaciones y de acciones colectivas como sociedadcivil dando paso a nuevas posibilidades de vinculación, que rompan el temor y la descon-

6363636363 Ibidem.

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fianza frente al otro y a la vez permitan la construcción de una identidad y pertenenciadesde el encuentro y el reconocimiento, y no desde la fuerza y el temor.

Hay otros que encuentran caminos en las expresiones artísticas y del folklore; a través dela danza, del teatro, de la música, de la imagen y el color, es posible contar la historia del paíspara así elaborar tantos duelos y crear nuevas palabras, nuevos sueños frente a un futurocompartido.

Desde el ámbito de la salud mental, cada vez cobra mayor importancia una perspectivaintegral y de atención psicosocial para hacer frente a la violencia, lo que se manifiesta en elcrecimiento de investigaciones e instituciones nogubernamentales (Fundación dos mun-dos, Corporación AVRE, entre otras.) y del sector oficial que se dedican al tema. Un ejemplode ello es el Ministerio de Salud, quien dentro de sus planes de atención ha incluido accio-nes no sólo a favor de la atención primaria de las víctimas sino también dentro de un marcopreventivo; es así como se está impulsando desde la educación formal (básica primaria ysecundaria) el desarrollo de habilidades psicosociales para la transformación no violenta delos conflictos y el establecimiento de relaciones más armónicas.

Pensar los costos psicológicos de la guerra abre las puertas a múltiples preocupaciones,pero sobre todo a una cantidad insospechada de posibilidades de intervención, de fortaleci-miento y de acción para el logro de una vida mental más sana y equilibrada, donde la primerincluida sea la vida misma.

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En el Caquetá, es cierto, la presencia del Estado es mínima. Lo afirman desde campesi-nos, raspachines (cogedores de hoja de coca) y comerciantes hasta alcaldes y gobernadores.Los curas también lo dicen en los sermones del domingo, bajo un calor que amenaza conhacer de los ventiladores de aspa sopas de aluminio. Y si alguna vez hubo atisbo de Estado,por amenazas salió despavorido.

Puerto Rico, con 36 mil habitantes, es la confirmación de esta regla. Como el resto demunicipios del departamento, desde hace casi medio año no cuenta con alcalde, ni personero,ni concejales, ni despachos judiciales. Nada que huela a Estado. Mejor dicho sí, pero a kiló-metros de distancia, desde Florencia.

El 5 de junio de 2002, tres meses después de rotos los diálogos de paz entre el Gobierno yla guerrilla, los alcaldes del Caquetá, sin excepción, nos refugiamos en la capital del departa-mento. La amenaza era concreta: todos los alcaldes del país debíamos renunciar a nuestroscargos o de lo contrario darnos por muertos.

Como nadie se quiere morir, pues renunciamos. Pero en lugar de aceptarnos la dejacióndel cargo, lo que hizo el Gobierno central fue amarrarnos a la silla eléctrica. Con el miedoque nos baja por la espalda como un trozo de hielo, nos tocó administrar a distancia, concelular en mano. Así es difícil gobernar.

Walter Castro Ortiz, es el alcalde de Puerto Rico (Caquetá). Por amenazas de muerte,debe gobernar desde Florencia, capital del departamento ubicada a 150 kilómetros desu pueblo natal.

alcalde, cuídese que lo van a matar��TODOS ME DICEN:

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La situación desembocó en la parálisis total de la administración. Los juzgados ce-rraron hasta nueva orden lo mismo que la Fiscalía. El Concejo que debate los asuntosde interés de la comunidad, no sesiona. Las obras que debía desarrollar la actual admi-nistración se suspendieron. Los contratistas tuvieron que renunciar a sus contratos.Nadie se puede mover del pueblo, excepto el carro de la basura.

No solo los gobernantes estamos paralizados. Los líderes campesinos tampoco sepueden desplazar de un lugar a otro. La guerrilla les tiene prohibido viajar hastaFlorencia a entrevistarse conmigo y mis secretarios. Les dicen que no tienen nada quehablar con nosotros. Si lo hacen, los matan. Si se reúnen por su cuenta, también.

En mi pueblo, ese puñado de casas que vimos crecer a la sombra del cerro Miraflores,la muerte es una cita de siempre. Mucho antes de que acabaran los diálogos de pazentre el gobierno y la guerrilla, ser alcalde de Puerto Rico era estar muerto en vida. El30 de agosto de 2001, asesinaron a su alcalde popular José Lizardo Rojas. El 8 de enerode 2002, cuatro meses después, a su sucesor, John William Lozano Torres.

El 27 de enero de 2002, Puerto Rico me eligió como su primera autoridad con 2.813votos. De los 15 mil votantes habilitados para hacerlo, solo 6 mil ejercieron ese derecho(40 por ciento). De seis corregimientos, solo en cuatro hubo elecciones ¿Que por qué?Por miedo, porque tenían prohibido hacerlo. Uno por miedo a veces ni come.

Desde que soy alcalde, me llegan cartas con amenazas de muerte. Ante tanta zozo-bra, el 7 de junio pasado decidí con mi esposa y mis cuatro hijos abandonar nuestracasa de Puerto Rico. Nos vinimos a Florencia a vivir como inquilinos. Aunque no estoyseguro de morir de viejo (tengo 34 años), es posible que aquí se nos alargue la vida unpoco más.

Las cosas han ido empeorando. El 25 de septiembre de 2002, en represalia por nohaber abandonado el cargo, la guerrilla destruyó la alcaldía con un cilindro bomba. Nosolo echaron por tierra la planta física, sino que acabaron con los archivos: lascomputadoras fueron consumidas por el fuego.

Una semana antes del ataque, asesinaron a tiros a mi secretario privado, FranklinBonilla. Afortunadamente se les frustró dinamitar las instalaciones de Telecom. De haberocurrido, no solo nos hubieran incomunicado con el resto del país sino que habríanacabado con muchas vidas.

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Todo esto me produce rabia, dolor, impotencia. Puse mi nombre para ayudar a la comu-nidad a resolver sus problemas, y ahora el problema soy yo. Los que a escondidas hanpodido venir hasta mí, me dicen: �cuídese alcalde, que lo van a matar �. Imagínese lo quepuedo sentir. Imagínese lo que puedo llorar.

¿QUIÉN QUISIERA HACER POLÍTICA?¿QUIÉN QUISIERA HACER POLÍTICA?¿QUIÉN QUISIERA HACER POLÍTICA?¿QUIÉN QUISIERA HACER POLÍTICA?¿QUIÉN QUISIERA HACER POLÍTICA?

Las acciones de guerra tienen un impacto profundo sobre la política: profundizan la crisisde la política porque cierran los espacios democráticos y hacen del ejercicio político unaactividad con muchas más limitaciones y riesgos. Este impacto viene a reforzar el despres-tigio que se ha ido consolidando sobre quehacer político en Colombia.

La política no es hoy un referente ciudadano importante porque ella está atravesadapor prácticas antidemocráticas que le restan credibilidad, legitimidad y la conviertenen un espacio de �negociación del desorden social�. A esto se le suma el hecho de que elfuncionamiento del sistema judicial se ve limitado por la presión de los actores arma-dos, lo cual refuerza la sensación de que la justicia sólo puede ser garantizada por cír-culos privados de poder. La política no es hoy el espacio legítimo en donde los ciudada-nos y ciudadanas se encuentran para armonizar sus necesidades, intereses y diferen-cias, y hacer posible la vida colectiva; sino el campo donde se juegan y confrontan inte-reses de sectores, grupos y redes de poder que se entreveran en la lucha por riqueza yprivilegios, pasando por encima del interés colectivo. En ese marco los ciudadanos que-dan excluidos de la toma de decisiones, cuentan en tanto votos que favorecen tal o cualgrupo de poder y dependen de los aparatos burocráticos que no responden efectiva-mente a sus necesidades.

Es necesario aclarar que el conflicto armado no es el �responsable� de las prácticasque han hecho de la política una actividad tan cuestionada; el conflicto armado operacomo un coadyuvante, un factor detonante de una crisis mucho mayor de la política.

Si ya en situaciones de relativa �normalidad� los espacios de participación de la vidapolítica son limitados, con la guerra esta situación se agrava; es decir, si a la corrupción,el clientelismo, el tráfico de influencias, las contrataciones ilegales, los desfalcos de di-neros públicos, le sumamos: las amenazas, la intimidación y el terror, entonces la vidademocrática queda relegada a las funciones mínimas de un aparato de gobierno y losciudadanos y ciudadanas excluidos de la posibilidad de la vida democrática.

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Sectores, grupos y redes de poder recurren a los grupos armados pues ven en ellos y susactos de violencia una estrategia, o el único camino, para defenderse, sostener sus privilegios ocomo la forma de conseguir sus fines. En esta dinámica muchas personas: juristas, periodistas,intelectuales, ciudadanos y ciudadanas comunes y corrientes, líderes sociales han sido desapa-recidos/as, secuestrados/as, asesinados/as, silenciados/as, o han tenido que huir solo por tenerconocimiento de casos de corrupción política y administrativa, de contrataciones irregulares,desfalcos o de relaciones ilegales con organizaciones criminales.

Es precisamente esta situación la que hace de la política un espacio muy atractivo para desa-rrollar la lógica de la guerra e impulsar sus estrategias. La ingerencia de los poderes armados,que utilizan la amenaza, la intimidación y el terror para influir en la dinámica política: en lasdecisiones que toman los funcionarios/as públicos o las instituciones de gobierno, en el ejerciciodel voto, en el desarrollo de opciones políticas diferentes a los partidos tradicionales, e inclusoen las formas mínimas de autoorganización de las poblaciones.

A la dinámica de lucha excluyente y privada por el poder, se le suma entonces la lógica delsometimiento por la fuerza de las armas y la violencia.

Esto tiene consecuencias muy graves en dos sentidos; por una parte, alimenta el descréditode la política con lo cual los caminos para fortalecer la democracia se cierran; el Estado, insertoen la lógica de la guerra, pierde legitimidad al tiempo que pierde capacidad de respuesta a lasdemandas de la vida colectiva. Por otra parte, la política atravesada por la guerra deja a losciudadanos en la incertidumbre sobre cómo resolver sus necesidades y requerimientos míni-mos ¿a quién acudir? Ante esa incertidumbre la opción predominante es resolver de maneraprivada sus necesidades, recurriendo a las redes de la informalidad, o a la �eficacia� de la ilega-lidad en la cual la vía de la fuerza, de las armas y la violencia está a la orden del día.

Deslegitimación del Estado y ejercicio privado del poder, dos consecuencias que conllevana la pérdida de la democracia. El efecto profundo de esta crisis política atizada y profundizadapor la guerra es sin más la pérdida del sentido de lo público: la sensación de incapacidad parallevar una vida colectiva, de no tener posibilidades por no hacer parte de círculos de poder, y elmiedo de ser violentados/as por no favorecer a uno u otro grupo armado.

Estas son las consecuencias de la relación entre poderes armados y poderes políticos. Con elcierre de los espacios democráticos se abre más la posibilidad de un estado de cosas marca-do por el autoritarismo en el que cae bien la lógica de la seguridad asociada a la represión,

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al exterminio del contrario, al triunfo de los buenos sobre los malos. En fin una sociedadforzada a la convivencia a base de la represión de las protestas, del control de la discre-pancia, del castigo que anula y elimina, de la limitación de formas alternativas de hacery vivir colectivamente.

Pensar y hacer de la política un referente social sin los vicios que le otorgamos esuna tarea ineludible que nos corresponde a todos y todas. Pero este proceso deredefinición nos plantea hoy en Colombia un reto mayor: el de desterrar del ejerciciode la política el uso de la violencia y de las armas como uno de los mecanismos impues-tos por la lógica de la guerra. La pregunta es entonces ¿Cómo cambiamos la idea de quehacer política en Colombia significa tener un interés de enriquecerse o de beneficioparticular?, y sobre todo ¿cómo evitar ponerse de parte de uno u otro actor armado quenos ofrece una �falsa seguridad� y las condiciones para suplir algunas necesidades?

Una reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialessobre los costos políticos de la guerrasobre los costos políticos de la guerrasobre los costos políticos de la guerrasobre los costos políticos de la guerrasobre los costos políticos de la guerra

A continuación presentamos algunos resultados del trabajo realizado por el Cinep64 yque nos permite visualizar los costos de la guerra.

El trabajo de investigación se basa en lo que han planteado diferentes investigado-res/as acerca de los costos políticos de la confrontación armada en el país65 . Dado elcarácter de este documento, es preciso anotar que no hay consenso entre los investiga-dores/as sobre lo que puede llamarse un costo de la guerra.

LA INFLUENCIA DE LA GUERRA EN LA VIDLA INFLUENCIA DE LA GUERRA EN LA VIDLA INFLUENCIA DE LA GUERRA EN LA VIDLA INFLUENCIA DE LA GUERRA EN LA VIDLA INFLUENCIA DE LA GUERRA EN LA VIDA POLÍTICA COLA POLÍTICA COLA POLÍTICA COLA POLÍTICA COLA POLÍTICA COLOMBIANAOMBIANAOMBIANAOMBIANAOMBIANA

Es innegable el impacto que tiene un conflicto armado sobre toda la dinámica social ypolítica de un país; sin embargo, se tienden a asimilar los efectos de la guerra con lascausas del conflicto, lo cual no permite dilucidar las acciones más adecuadas para supe-rar la confrontación armada y las estrategias para atender los factores que la generan.

Entendemos la política como un cierto orden dinámico de relaciones en el que seregula poder o como �un proceso conflictivo por medio del cual los diferentes gruposproducen el orden social y lo reconocen como su construcción y como el producto de suinteracción�; ¿cuál es el efecto que tiene una guerra sobre este orden?

6464646464 Centro de Investigación yEducación Popular.

6565656565 BolívBolívBolívBolívBolívararararar,,,,, Ing Ing Ing Ing Ingrid Jrid Jrid Jrid Jrid Johanna.ohanna.ohanna.ohanna.ohanna.�Costos Políticos del ConflictoArmado�. Documento queintegra el estado de artesobre los costos de la guerraen Colombia realizado por elCinep, dentro del proyectocoordinado por el Programapor la Paz.

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a. Los riesgos para la �actividad política�.a. Los riesgos para la �actividad política�.a. Los riesgos para la �actividad política�.a. Los riesgos para la �actividad política�.a. Los riesgos para la �actividad política�.

Es evidente que uno de los primeros efectos de la guerra en la política es que esta se torna unejercicio lleno de peligros en los niveles locales, regionales e incluso nacionales. Lo anteriorse expresa en amenazas, asesinatos y secuestro de alcaldes, concejales y políticos/as, así comoen la imposibilidad de realización de elecciones y limitaciones a las agendas y acciones po-líticas. Esto implica que esta actividad sólo puede ser asumida, financiada y «soportada» porredes de poder particulares que implican manejo de armas. Por lo anterior, se ha identifica-do la aparición del clientelismo armado en algunas regiones, expresado en el ejercicio de unpoder local que controla las redes sociales; con lo que se cierran los espacios para la configu-ración de una política dentro de los límites de un Estado moderno, donde se diluye la dife-renciación de lo legal y lo ilegal.

Se pueden identificar algunas cifras:

� 40% de los municipios del país tienen alcaldes y funcionarios amenazados.� Hasta el 19 de julio de 2002, 493 alcaldes han sido amenazados.� 120 alcaldes renunciaron a su cargo en el último período.� 6 alcaldes han sido secuestrados.� 13 representantes a la cámara y 8 senadores han sido retenidos por algún grupo

armado entre 1998 y 2002.� 6 representantes a la cámara y un senador fueron asesinados en el mismo período.

b. Configuración de regionesb. Configuración de regionesb. Configuración de regionesb. Configuración de regionesb. Configuración de regiones

A medida que la confrontación armada se mueve por la geografía nacional, se van rea-lizando acciones violentas que conforman un repertorio legitimado para constituir re-giones y ganar �visibilidad nacional�. Muchos de los municipios, corregimientos o ve-redas del país, infelizmente, los hemos conocido porque han sido escenario de algúnacto violento. En este sentido, la confrontación armada, se vuelve una forma de articu-lación entre nación y región.

En las relaciones políticas pareciera �normal� recurrir a la violencia para asegurar orden,protección y articulación. Dentro de este costo también se destacan los conflictos yenfrentamientos entre distintas autoridades con lo cual se fortalece la autonomía de redes depoder. En algunas regiones estas redes funcionan como intermediarias del Estado y se rompeasí con una lógica democrática y moderna de regulación de las relaciones políticas.

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ccccc. Movimiento social y criminalización. Movimiento social y criminalización. Movimiento social y criminalización. Movimiento social y criminalización. Movimiento social y criminalización

Un costo muy fuerte de la guerra es la poca independencia que la lucha social puede tenerfrente a la lucha armada, ya que en muchas regiones los actores armados promueven formas deorganización y solidaridad bajo su mando pero impiden cualquier organización autónoma, eincluso la atacan «militarmente». Todo esto trae aparejada la estigmatización y la�criminalización� de la protesta social, puesto que desde el Estado no se reconocen las deman-das sociales de la población, ya que se generaliza su posible «manipulación» por actores arma-dos. Esto a su vez genera una oposición exacerbada entre Estado y una parte de la sociedad quedeviene en nociones polarizantes que intentan negar la legitimidad de ambos.

También se ven afectadas las organizaciones no gubernamentales para hacer su trabajo,pues el desarrollo de la confrontación armada ha fortalecido una polarización entre diferentessectores de la sociedad colombiana, al punto que algunos grupos estigmatizan a las organiza-ciones no gubernamentales vinculándolas, en muchos casos, a alguno de los grupos en conflicto.

Por su parte, la ambigüedad con que el Estado colombiano asume distintos conflictos socia-les, por un lado considerándolos como la expresión disfrazada o velada de un interés subversi-vo y por el otro, tendiendo a desconocer la especificidad del problema al enmarcarse en uncontexto de conflicto armado, es otra característica de este costo político.

Esto amplía las oportunidades para que en distintos ámbitos, como el urbano por ejemplo,sean otros los actores y otros los tipos de poder que se disputen, con relativo éxito, algunosmonopolios estatales como el de la fuerza, el de la renta o incluso el de la administración dejusticia.

d. La cuestión agrariad. La cuestión agrariad. La cuestión agrariad. La cuestión agrariad. La cuestión agraria

Un aspecto particular en la confrontación bélica es el que se refiere a la cuestión agraria; setiende a pensar que la reforma agraria y los problemas de la sociedad rural son �viejos proble-mas� asociados a �banderas de la subversión�; evidencia de esto es que son precisamente laszonas de colonización las que cuentan con mayores expresiones de violencia y donde se impi-de la sedimentación más o menos estable de la política.

La violencia y la confrontación armada en Colombia como un problema político militarimpiden generar un modelo de desarrollo rural más incluyente, equitativo y democrático. Lacuestión agraria permanece en una indefinición política, por lo tanto no se logra comprender

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hasta que punto reforma agraria y conflicto armado se actualizan o reconfiguran. De cualquiermodo se ve como un problema secundario que se interpreta como causa y consecuencia delconflicto armado, de acuerdo con la mirada de quien lo analice.

e. La comprensión de la políticae. La comprensión de la políticae. La comprensión de la políticae. La comprensión de la políticae. La comprensión de la política

La manera como se concibe y se experimenta la política es completamente distinta en un con-texto de guerra prolongada. La idea de que la política es inútil, es mera acción instrumental ynada se consigue mediante la deliberación pública, son las maneras cotidianas en que los co-lombianos y colombianas vemos este aspecto de la vida como ciudadanos/as. No es gratuitoque así se haya desdibujado la comprensión de esta dimensión de la vida social.

Otra percepción de la política que profundiza la guerra es la que recalca que la sociedad estádividida entre buenos y malos, �víctimas� y �violentos� ; la política se va reduciendo a relacio-nes de fuerza o a transacciones utilitarias, a partir de concepciones maniqueas que dividen almundo en buenos y malos. Ese ha sido el modelo que se ha instalado en la forma de vivir yhacer política históricamente en el país. Debido a la imposibilidad de construir bien común obien público, esta noción se va acentuando cada vez más llegando al grado de polarizacióndescrito, repitiendo en un círculo vicioso tanto la comprensión como el ejercicio político entodos los ámbitos, desde el local hasta el nacional.

fffff. Desarrollo de la ciudadanía y de las �formas de vida juntos�. Desarrollo de la ciudadanía y de las �formas de vida juntos�. Desarrollo de la ciudadanía y de las �formas de vida juntos�. Desarrollo de la ciudadanía y de las �formas de vida juntos�. Desarrollo de la ciudadanía y de las �formas de vida juntos�

Finalmente uno de los efectos más profundos de la guerra en la vida política es que inhabilita oparaliza a importantes grupos de la sociedad colombiana para pensarse como un nosotros/as,como colectivo. No tenemos una explicación compartida de nuestro pasado y por tanto se nosdificulta la construcción de identidad como pueblo y como ciudadanos/as.

La política termina siendo una especie de �negociación del desorden�. Ante la imposibili-dad de imponer un orden republicano ciudadano, se negocia el desorden dentro de ciertasreglas de juego y regularidades más o menos explícitas que solo existen como tales en una zonadifusa semipública � semiprivada; allí los órdenes políticos institucionales y societales seentrecruzan.

De esta manera la noción de ciudadanía, de ciudadano/a, se ve alterada por formas particu-lares de comprensión de la vida colectiva, en las que no se comprende la dimensión políticacomo una vía de construcción de nación.

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En la historia de nuestro pueblo Tule todo se creó antes que el hombre. Los viejos noscuentan el nacimiento de las estrellas, de los planetas, de la madre tierra y lo que contiene,plantas, animales, agua. Y todo fue creado antes que el hombre. La tierra estaba ahí, comomadre que da, que prodiga. Así fue como aprendimos a aprovechar los recursos y a com-prender que el territorio es sagrado. Comprendimos, desde hace mucho tiempo, que lo quehagamos a la tierra también lo hacemos a nosotros mismos.

Siempre nos han dicho que somos �incivilizados�, �indios salvajes� que vivimos en terri-torios inhóspitos, de zancudos. Cuando ingresaron extranjeros a nuestras tierras, siemprediezmando nuestras gentes, nos fuimos más adentro de la selva, más allá a las cabeceras delos ríos, por eso hoy en día, en los territorios indígenas hay de todo lo que se necesita paravivir: agua, plantas medicinales, uranio, petróleo, hasta oro, a pesar del mucho que se hanllevado, esos territorios son la biodiversidad de todo el planeta..

Esa es la razón por la que estamos en medio del conflicto armado. Pero los que se enfren-tan con las armas no han entendido, ni quieren entender, que lo que le pasa a los ecosistemasle está sucediendo a todo el planeta. Por eso, una reflexión que hacemos los Tule acerca de laguerra es que esta de ahora, la de paramilitares y guerrilla, es la guerra de hace siglos. Cuan-do llegaron los castellanos, que ingresaron por el Golfo de Urabá, fuimos nosotros los que losrecibimos en tierra. Les dimos agua, alimento, les ayudamos a arreglar los barcos y ellos sólovieron el oro en nuestros cuerpos. Y hubo la matanza. Según cuentan nuestros viejos, nocontentos con la matanza, abrieron los cuerpos de los hombres y las mujeres creyendo queteníamos hígado de oro, pulmones de oro. Las estrategias eran y siguen siendo las mismas,diezmar a la población, talar bosque y ver en la naturaleza siempre un negocio.

Manipiniktikynia �Nacimiento de la Plata Nueva- ó Abadio Green Stócel es unode los 1.400 indígenas Tule que habitan en Colombia.

�SABEMOScómo nació la tierra�

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Ahora la gente cree que sembrar cincuenta, sesenta o setenta mil hectáreas de banano esprogreso. Tal vez económicamente sí pero no lo es para la tierra, ni para la naturaleza, nipara los hombres. ¿ Por qué? Porque la idea que se tiene de desarrollo es cómo ser esclavoslos unos de los otros, cómo se enriquecen unos y se empobrecen otros, no un desarrollobasado en la dignidad del hombre. En nuestras tierras los enfrentamientos se originan por laproducción de coca. ¿Se imagina lo que ocasiona un laboratorio de coca? Enormes cantida-des de insumos químicos van a parar a las aguas, lo cual se traduce en muerte y destrucciónde la vida misma. La tala y la fumigación no arreglan nada. Por el contrario, incrementan losproblemas. Hemos logrado acuerdos con los armados para que no se siembre coca en nues-tros territorios, solo mediante el uso de la palabra, porque sabemos cómo nació la tierra,quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos apuntar nuestra historia. Sólode eso podemos hablar, cuando se trata de la guerra y la paz.

La guerra de hoy debe enseñarnos que con tantas riquezas no podemos seguir matándo-nos entre hermanos. Del otro lado del mar los pueblos se han unido. Ellos dicen ayudarnos,pero lo que hacen es vendernos más armas para que nos destruyamos y nos endeudemos. Ycuando se haga impagable esa guerra, dirán: esa tierra es nuestra. Miren cuanto nos deben.Para entonces será tarde.

EL MEDIO AMBIENTE QUE NOS ESTEL MEDIO AMBIENTE QUE NOS ESTEL MEDIO AMBIENTE QUE NOS ESTEL MEDIO AMBIENTE QUE NOS ESTEL MEDIO AMBIENTE QUE NOS ESTAMOS FORJANDOAMOS FORJANDOAMOS FORJANDOAMOS FORJANDOAMOS FORJANDO

Invitarlos e invitarlas a escuchar la voz de un indígena cuando comenzamos a hablarde costos ambientales de la guerra manifiesta un imaginario particular: ellos/as sonquienes saben del medio ambiente y tienen una cosmovisión que se halla profunda-mente vinculada al mundo de lo natural, que hace parte de su vida religiosa, comunita-ria, productiva, etc. A la par de esta idea subyace otra: la mayoría de nosotros/as desco-nocemos qué es la ecología; nos negamos a creer que ésta se reduzca al mundo de losárboles y los animales, pero no alcanzamos a dimensionar realmente qué es el medioambiente; menos aún nos imaginamos cómo se puede ver afectado en la situación deconfrontación armada que vive nuestro país.

Una de las primeras ideas que podemos tener sobre el tema es que sin duda la confronta-ción armada y las situaciones que se generan a su alrededor ocasionan daños a la naturale-za: el derrame de petróleo a raíz de las voladuras a los oleoductos, la contaminación de lasfuentes de agua, la pérdida de la selva a causa de los cultivos de uso ilícito, y el perjuicio aúnmayor sobre la naturaleza que han ocasionado las fumigaciones con glifosato, son entreotros, los efectos ecológicos que se mencionan.

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Si estos son los costos que identificamos esporque partimos de la idea que el medio ambien-te tiene que ver fundamentalmente con los re-cursos naturales, es decir, con el agua, la tierra,los animales, los recursos minerales, etc. Puesbien, para nosotros/as este planteamiento tienela dificultad de que concibe el mundo de lo na-tural como una despensa de la cual nos provee-mos y extraemos lo que necesitamos para vivir.Esta idea es continuamente promovida y refor-zada por la economía de mercado que nos pro-pone asumir los recursos con varias característi-cas: son escasos, tienen valor monetario, puedenser poseídos y sólo puede accederse a ellos pormedio de la entrada en el mercado66 . De esta manera, el medio ambiente queda reducido aun conjunto de recursos, cuya apropiación se disputan diferentes actores. En medio de estaconcepción, la guerra se ha convertido en un mecanismo de lucha por el control de los re-cursos naturales. Los actores que intervienen de manera directa o indirecta en la confronta-ción armada se disputan lo que han convertido en el botín de guerra: la tierra, las fuenteshídricas, el petróleo, los recursos genéticos de nuestras selvas, entre otros.

La guerra está profundizando la lucha a muerte por la apropiación de los recursos natu-rales para unos pocos. La guerra va en contravía de una concepción más integral del medioambiente, en la cual lo central no son los recursos de la naturaleza, mucho menos la compe-tencia por ellos, sino la relación que establecemos seres humanos, tierra, animales para crearcondiciones de vida digna para todos los seres vivos, y donde el respeto a la vida, la solida-ridad, el desarrollo armónico son los ejes que soportan nuestra interacción.

Teniendo en cuenta lo anterior, las palabras que antes mencionaba Abadio Green adquierenmayor relevancia: �Ahora la gente cree que sembrar cincuenta, sesenta o setenta mil hectáreas de bananoes progreso. Tal vez económicamente sí, pero no lo es para la tierra, ni para la naturaleza, ni para loshombres. ¿Por qué? Porque la idea que se tiene de desarrollo es cómo ser esclavos los unos de los otros, cómose enriquecen unos y se empobrecen otros, no un desarrollo basado en la dignidad del hombre�

Este es para nosotros/as el principal costo ambiental del conflicto armado: la guerra pro-fundiza la idea de que los recursos deben ser apropiados como fuente de riqueza y no paratodos y todas, sino para unos pocos.

6666666666 Tomado de: Documento�Los ambientes de laconfrontación. En torno a loscostos ambientales delconflicto armado�. FranzHensel.

6767676767 Centro de Investigación yEducación Popular.

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Una reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialessobre los costos ambientales de la guerrasobre los costos ambientales de la guerrasobre los costos ambientales de la guerrasobre los costos ambientales de la guerrasobre los costos ambientales de la guerra

A continuación presentamos algunos resultados del trabajo realizado por el Cinep67 y quenos permite visualizar los costos de la guerra.

El trabajo de investigación se basa en lo que han planteado diferentes investigado-res/as acerca de los costos ambientales de la confrontación armada en el país68 . Dado elcarácter de este documento, es preciso anotar que no hay consenso entre los investiga-dores/as sobre lo que puede llamarse un costo de la guerra.

GUERRA Y MEDIO AMBIENTEGUERRA Y MEDIO AMBIENTEGUERRA Y MEDIO AMBIENTEGUERRA Y MEDIO AMBIENTEGUERRA Y MEDIO AMBIENTE

El trabajo realizado por el Cinep parte de que el medio ambiente abarca tanto las rela-ciones entre los seres humanos y la naturaleza, como las relaciones entre los mismoshombres y mujeres como interventores y productores del entorno en el que están situa-dos. Desde esta perspectiva se identifican cinco costos ambientales de la guerra en Co-lombia, que van desde el uso político del tema, hasta las modificaciones en la estructu-ra de propiedad de la tierra a raíz de la confrontación armada, pasando por los daños ala naturaleza que ésta última ha causado.

a. La politización de lo ambientala. La politización de lo ambientala. La politización de lo ambientala. La politización de lo ambientala. La politización de lo ambiental

Alrededor del mundo el tema del medio ambiente ha ido adquiriendo cada vez mayorrelevancia. A nivel nacional, la Constitución de 1991 recoge este interés y valora demanera especial la biodiversidad y la multiculturalidad como aspectos centrales de lapreocupación por lo ambiental.

A raíz de este mayor nivel de conciencia sobre lo ecológico y ambiental, surgen dosfenómenos relacionados con la guerra. En primer lugar, se va abriendo paso el debatesobre el peligro que desata la confrontación armada para el cuidado de los bosques, elagua y toda clase de recursos naturales. Por la vía de la afirmación del �peligro� queconstituyen los grupos armados para la �diversidad� es que ciertas regiones empiezan aser concebidas como fortines invaluables de riqueza �ecológica�. En segundo lugar, losdiferentes actores amados comienzan a plantear este tema como parte de sus agendaspolíticas69 . Con estos dos elementos se configura una politización de lo ambiental, y

68 Hensel,Hensel,Hensel,Hensel,Hensel, F F F F Frrrrranz.anz.anz.anz.anz. �Losambientes de la

confrontación. En torno a loscostos ambientales del

conflicto armadocolombiano�. Documento

que integra el estado de artesobre los costos de la

guerra en Colombiarealizado por el Cinep,

dentro del proyectocoordinado por el Programa

por la Paz.

69 La guerrilla de las FARC ylas Autodefensas Unidas de

Colombia AUC cuentan entresus plataformas políticas conplanes de respeto y fomento

de la diversidad ambientaldel país. Desde ellas, se

autoafirman comopromotores de planes de

cuidado a bosques nativos yespecies en vía de extinción.

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esta se convierte en un costo de la guerra en la medida en que es la confrontación ar-mada la que actúa como escenario de debate de los temas ambientales. En vez de moti-var la promoción de una mirada más integral sobre el medio ambiente, su manejo polí-tico en el marco de la guerra refuerza la idea de que el problema se reduce a la apropia-ción de unos recursos naturales, que finalmente se terminan convirtiendo en el botínde la confrontación armada.

En este sentido, no debemos olvidar que la consideración del ambiente como entorno socialy cultural está dentro de la categoría de bien público o bien común y que por tanto es algo quenos compete a todos y todas sin reserva, por eso el costo de la politización de lo ambientalrepresenta una parcialización o una apropiación de un tema que debe ser de dominio público,por lo tanto, de amplia apropiación y participación.

b. Relación entre Tb. Relación entre Tb. Relación entre Tb. Relación entre Tb. Relación entre Tierra, ambiente y confrontación armadaierra, ambiente y confrontación armadaierra, ambiente y confrontación armadaierra, ambiente y confrontación armadaierra, ambiente y confrontación armada

Como hemos mencionado antes, la tierra se ha convertido en un botín de la guerra en Colom-bia. En este sentido, existe una fuerte relación entre el usufructo de los recursos naturales (pro-ductos agrícolas, petróleo, ganadería) y la presencia de los actores armados en determinadaszonas del país. Algunos investigadores/as han planteado que las regiones que presentan mayo-res niveles de guerra en Colombia son aquellas caracterizadas por un gran dinamismo social, eldesarrollo de bonanzas legales e ilegales, y alta desigualdad social a lo cual se une la precarie-dad del Estado para hacer presencia y afrontar estas circunstancias70 .

La guerra se convierte entonces en un elemento más que profundiza las condiciones deinequidad de vastas regiones del país y a la vez se aprovecha de ellas para fortalecerse. Así, laszonas petroleras han sido usufructuadas por el ELN, las extensiones medias de economía agra-ria campesina (ligadas en muchos casos al cultivo de uso ilícito) han sido explotadas por lasFARC. Finalmente las grandes extensiones para la ganadería y la agroindustria son zonas decontrol paramilitar.

De la mano con este efecto es necesario señalar cómo el conflicto armado ha sedimentadodos modelos de desarrollo rural enfrentados. Este esquema ha sido planteado por TeófiloVásquez, investigador del Cinep, para quien el proyecto paramilitar y la guerrilla pueden versecomo dos modelos enfrentados de desarrollo rural (Vásquez, 1999: 69). En primera instancia, separte del bosquejo de dos escenarios de la guerra: en el norte, una confrontación de tipo irregu-lar entre paramilitares-ejército contra la guerrilla y en el sur del país (Llanos Orientales yAmazonía) el conflicto armado, a pesar de las recientes incursiones de grupos paramilitares en

7070707070 Este planteamiento lorealizan autores como JesúsAntonio Bejarano, FernandoCubides, Ana Cecilia Olaya yCarlos Miguel Ortiz.

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algunos municipios de esta zona, es predominantemente entre las Fuerzas Armadas yla guerrilla de las FARC. En este marco, las FARC estarían impulsando una sociedad deagricultura tradicional campesina, que se hace incompatible con la meta del proyectoparamilitar caracterizado por un modelo de gran propiedad agrícola y ganaderización.Lo que resulta clave de este análisis, es que el conflicto armado debe ser pensado comouna confrontación no sólo geográfica, pues también es evidente que nos hallamos antela disputa por las armas de dos modelos de desarrollo agrario sustancialmente diferen-tes, tanto en lo político y social como en lo económico.

c. ¿Una reforma agraria por la vía de las armas?c. ¿Una reforma agraria por la vía de las armas?c. ¿Una reforma agraria por la vía de las armas?c. ¿Una reforma agraria por la vía de las armas?c. ¿Una reforma agraria por la vía de las armas?

La confrontación armada ha incidido profundamente en la estructura de la propiedad de latierra, trayendo consigo serias consecuencias ambientales. En primer lugar ha implicado laexclusión del campesino/a y su continua expulsión de zonas cultivables a zonas de coloniza-ción, en muchos casos no apropiadas para la agricultura. Esto implica por un lado que mu-chas de las tierras cultivables pasan a ser improductivas o se utilizan para la ganadería ex-tensiva. En efecto, sólo 10 de las 45 millones de hectáreas de tierras ocupadas en el país sehan usado de manera eficiente con una cierta influencia económica nacional. En segundolugar, los campesinos/as deben «ampliar» la frontera agrícola, en muchos casos talando laselva tropical y los bosques andinos de niebla. Colombia, no ha podido realizar una reformaagraria más o menos equilibrada, pero hoy está presenciando una de las mayores transfor-maciones en el campo.

d. Actores armados y cultivos de uso ilícitod. Actores armados y cultivos de uso ilícitod. Actores armados y cultivos de uso ilícitod. Actores armados y cultivos de uso ilícitod. Actores armados y cultivos de uso ilícito

Las nuevas tierras ocupadas por los campesinos/as generalmente han sido marginales, sinvías de acceso y con fuertes imposibilidades para comerciar productos tradicionales, de talmanera que lo único rentable, dentro de un modelo de economía campesina, han sido loscultivos de uso ilícito. Con estos cultivos se ha generado contaminación de las aguas por losquímicos, cansancio de las tierras y tumba de selva y bosques de niebla. Además, el proble-ma se agrava por la represión a través de la fumigación, que también genera contaminacióndel agua, de la tierra y tiene consecuencias para la salud humana y animal. Esto trae consigono el fin de los cultivos, sino la ampliación de la frontera agrícola, nuevos cultivos, másdestrucción de selva y bosques. De esta manera se puede calcular que por cada hectárea decoca sembrada se destruyen 4 ha. de selva tropical. Y por cada hectárea de amapola, sedestruyen 2.5 ha. de bosque de niebla andino.

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Este proceso se sigue dando como una espiral que se repite y que implica la tala de bos-ques, la pérdida de especies nativas de fauna y flora, la destrucción de ecosistemas, contami-nación de fuentes de agua, erosión, sedimentación de los ríos.

En esta dinámica están articulados los actores armados desde varias perspectivas. Envarios casos la guerrilla de las FARC llegó con los campesinos/as colonos a muchas de estastierras desde la década del 60 y han participado, protegido y obtenido ganancias de los cul-tivos de uso ilícito. En unos casos, los actores armados han llegado después y se han aprove-chado del negocio, o en otros lo han iniciado y promovido. Cada vez con más fuerza losactores armados ilegales participan de todo el proceso de producción y comercializaciónque les da autonomía para sostener su aparato militar y proseguir la guerra,

e. e. e. e. e. Pérdida irreversible de la diversidadPérdida irreversible de la diversidadPérdida irreversible de la diversidadPérdida irreversible de la diversidadPérdida irreversible de la diversidad

Por su ubicación estratégica y la composición geográfica del territorio colombiano, la canti-dad de especies de fauna y flora es una de las características que lo ubican en los primerosdiez puestos a nivel mundial en biodiversidad. Pero además de que este país es uno de losmás ricos en especies animales, en orquídeas, en plantas medicinales, también lo es en cul-turas, etnias y lenguas. Encontramos 84 pueblos indígenas, comunidad afrodescendiente yraizal, con multiplicidad de idiomas (64) asentados a lo largo y ancho del país en 27 de susdepartamentos.

A medida que los cultivos de uso ilícito han avanzado hacia los territorios ancestrales delos/as indígenas, la población ha tenido que enfrentar el hecho de que lugares que anteseran referentes fundamentales para su cultura hoy son zonas de producción de coca o ama-pola. Se va perdiendo con ello muchas de sus tradiciones y sus saberes íntimamente ligadosa la tierra. Un caso para ejemplificar es el de los Yukpa del César quienes deben ver cómo elcerro conocido en la Sierra del Perijá como �La Marimonda�, sitio sagrado de peregrinaciónpara los Yukpa, ha sido cubierto casi completamente por cultivos de amapola, reemplazan-do el bosque medio tropical que allí había.

Así que en medio de la guerra, la diversidad étnica y cultural integrada al ambiente tansabiamente, son pérdidas irreparables para un país empeñado en arreglar los problemas desiembra de coca y amapola a través de fungicidas y espermicidas que terminarán tambiéncon la seguridad alimentaria y la sobreviviencia de muchas personas.

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En uno de sus libros el escritor francés Guy de Maupassant señala que la dignidad hu-mana desciende al nivel de las bestias cuando el ser humano se da cuenta de que está rodea-do de seres libres y él no lo es. Ese fue mi primer choque emocional al estar secuestrado. Unose siente disminuido, a un nivel de animal. Pero la situación es mucho más grave porque almismo tiempo que te tratan como a bestia te negocian como mercancía. Y de eso depende lavida. Esas dos condiciones le imprimen a la psicología del secuestrado unas tremendas car-gas emocionales que resquebrajan la espiritualidad. Como secuestrado me sentía abando-nado, lo cual no es justo porque simultáneamente mi familia estaba siendo chantajeada.

Los que padecemos el sufrimiento del secuestro grabamos en nuestro disco duro todaslas sensaciones que vivimos en el cautiverio. La más triste de todas es que una vez se recupe-ra la libertad uno se sigue sintiendo secuestrado. Y un efecto de eso es que se pierde laconfianza en las personas y ya no estás tranquilo: se está pendiente de la familia a toda hora,de los hijos, de la mujer. Que no vayan a ninguna parte que no sea la casa. Y a su turno lafamilia en uno: que no salga a la carretera, a restaurantes por las tardes. El espacio paramoverse se restringe. En algún momento los guerrilleros me mandaron una razón: �tene-mos que hablar con usted, porque todavía nos debe�. Yo me pregunto: ¿esa no es una inver-sión total de los valores? Son ellos los que me deben a mí. Me quedaron debiendo mi finca ala que no puedo volver y en la que tenía esperanzas de vivir los últimos días de mi vidaademás del automóvil que se robaron. Pero sobre todo se robaron mi tranquilidad, mi capa-cidad de diversión y de amar.

�YO

El periodista Guillermo �La Chiva� Cortés permaneció secuestrado más de seismeses en poder de la guerrilla en el año de 2001. El Ejército lo rescató, junto con unciudadano alemán, sano y salvo en un operativo en las goteras de Bogotá.

Sigo secuestrado�

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Duré seis meses en solitario. Un mes antes de que me rescatara el Ejército, se juntaronconmigo otros seis secuestrados, entre ellos dos muchachos. Yo les comentaba: ustedes ten-gan tranquilidad, la vida es como una especie de sinfonía, son jóvenes y cuando se despier-ten de este tormento y vuelvan a la vida normal, lo que les ha pasado va a quedar grabadocomo una sinfonía a la que le borraron 2 ó 3 arpegios. Y ustedes van a seguir tocando susinfonía y no se van a dar cuenta ni a recordar que esos arpegios existían, pero a mí a los 74años me han robado las últimas cuatro páginas de la sinfonía. Ahora no las puedo reponer yeso causa automáticamente un desbarajuste mental porque uno quiere luchar hasta que semuera, pero aquí la lucha se acortó. Ese es un daño interior sumamente grande, y por másque uno trate de llevar una vida normal, no puede.

Cuando empieza a llover, por ejemplo, la gente que ve llover dice: �¡Ah, está lloviendo!�Para mí cuando empieza a llover es: �¡uy, cómo llovía allá, y cómo estaba de mal!� Todo elmundo se tropieza, pero cuando es a mí a quien le ocurre pienso inmediatamente: �¡Uy, meacabo de tropezar como me tropezaba allá, en los caminos en que tenía que andar!� Todosigue relacionado con esa crisis espantosa. No físicamente, que es lo de menos, es aquí en lacabeza, es una cuestión interior, como un fantasma empeñado en acompañarte por el restode tus días.

La sensación angustiosa que tengo ahora es que la sociedad no se ha percatado de lohorrible que es ese delito. Sufren del síndrome del avestruz: meten la cabeza en la arena ydicen: �a mí no me pasa�. Creo que las autoridades tienen que reforzar la inteligencia. Peroa la vez pienso que hay que dialogar porque los costos de la guerra son inconmensurables envidas y en materia económica. Cuando digo eso, mis amigos de la clase dirigente y socialdicen que es que yo me estoy volviendo comunista. La verdad, creo, que la clase dirigentecolombiana ha fracasado en el manejo de la situación social del país ¿Cómo puede uno des-conocer que hay un fermento terrible con un desempleo del 20 por ciento, con 3 millones dedesplazados, sin cobertura social en salud, sin educación? Uno no puede pensar que este esel país de Jauja. El rechazo al establecimiento será proporcional a las diferencias sociales.

Yo no duermo pensando que de los 3 millones de desplazados, el 50 por ciento son niños¿Qué pasará dentro de 10 años, cuando esos niños sean hombres? ¿Dónde los vamos a colo-car? ¿Qué les vamos a ofrecer? ¿Qué posibilidad tenemos de que esos muchachos no crez-can odiando el establecimiento porque los han desplazado de sus casas, los han separado desus padres, les han negado la posibilidad de trabajar en sus tierras? Durante mi cautiverioviví una experiencia que nos pinta de cuerpo entero. Un día llegué a un campamento deesos. Y los dos muchachos más jóvenes de la guerrilla, que eran los que más me jodían,

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estaban arreglando el cambuche donde me quedaría a dormir. Entonces pasó el jefe de ellos yme quejé: �oiga, jefe, mire estos muchachos haciendo las cosas al revés�. Sin decir nada, sacó unmachete, cortó unos palitos, templó un poquito más la carpa y se fue. Tratando de volverme aamistar con los muchachos les dije: bueno jóvenes, les agradezco. No se imaginan a este pobreviejo con las lluvias que están cayendo todas las noches, tener que dormir en el barro. Uno deellos se quedó mirándome fijamente a los ojos y me dijo: �usted qué cree viejo hijueputa, adónde nos parió mi mamá a mí y a mis 2 hermanos, entre el barro, viejo hijueputa. Ahora le tocaa usted�. Es puro resentimiento. Es terrible: a diario nacen muchos niños entre el barro. Enton-ces, ¿cómo puede uno pensar que esos muchachos le tengan alguna clase de respeto a los queellos consideran, con bastante realidad, los dueños del poder? En esas condiciones no se puedehablar con ellos. En verdad piensan que están peleando por el pueblo colombiano, que estánganando la guerra y que el establecimiento los ha explotado.

GUERRA SE LLAMA EL ESPIRITU DE LA DESHUMANIZACIÓNGUERRA SE LLAMA EL ESPIRITU DE LA DESHUMANIZACIÓNGUERRA SE LLAMA EL ESPIRITU DE LA DESHUMANIZACIÓNGUERRA SE LLAMA EL ESPIRITU DE LA DESHUMANIZACIÓNGUERRA SE LLAMA EL ESPIRITU DE LA DESHUMANIZACIÓN

El dolor y la muerte causados, el sufrimiento desatado y la culpa por la violencia en una guerranos van desmoronando por dentro, va minando nuestro espíritu; todo ese sufrimiento nosconduce una vez más a la pregunta por el sentido de la vida y de la existencia: ¿Para qué lavida? ¿Qué sentido tiene en medio de tanta tragedia?

La guerra afecta nuestro espíritu cuando la vida se convierte en un sufrimiento permanen-te, cuando el dolor y la muerte no dan tregua; vamos perdiendo no sólo la posibilidad de reali-zarnos como seres humanos sino la confianza en la vida ¿acaso vale la pena? Algo nos dueleprofundamente como víctimas o agresores, pero sobre todo como seres humanos ¿qué estamoshaciendo con nuestra propia existencia, con la naturaleza, con la vida?.

Privación de la libertad, chantaje, extorsión, boleteo, desapariciones forzadas, retaliaciones,torturas, ejecuciones... la violencia de la guerra nos deshumaniza por igual, sea que nos consi-deremos triunfadores, perdedores o simples espectadores; estas realidades se convierten enrazones para no creer en nada ni nadie, en el porvenir o en una vida mejor.

Para muchas personas la experiencia de la vida resulta traumática; para quienes durantetanto tiempo han visto violentar la vida, por unos u otros/as, por unas y otras razones, la vidadeja de ser sagrada, es un azar, y la muerte no se experimenta como un suceso natural sinocomo una amenaza permanente �...te tratan como a bestia y te negocian como mercancía� . La guerratransforma nuestra experiencia vital, nuestras creencias y las razones de vida; la guerra afecta la

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posibilidad de trascendencia, de dejar nuestra huellaen el mundo. En la guerra los ideales nobles cargancon el peso de la violencia, y lo que pudo ser la bús-queda de un mundo mejor y de bienestar se convierteen una tragedia permanente y colectiva; vivimos comopersonas y como grupo descreyendo de la vida y delos demás, sentimos las angustias y el sufrimiento delos otros/as pero también la desconfianza y así entra-mos en la desesperanza...

Hemos de reconocer que todos los seres humanostenemos un experiencia de espiritualidad, en tanto bús-queda del sentido de la vida y de cierta trascendencia

que guía las acciones �más allá de uno/a mismo/a�. Con la guerra ese sentido de la vida y latrascendencia de los actos se ven sumergidas en el sufrimiento y limitadas por la urgencia desobrevivir a la violencia y a la muerte.

La guerra también afecta nuestro espíritu cuando fragmenta y destruye nuestra idea decomunidad humana; la guerra afecta nuestro espíritu porque vulnera nuestra dignidad y conello nos deshumaniza; la guerra afecta nuestro espíritu porque limita las posibilidades de tras-cendencia. De esta forma los efectos de la guerra empobrecen nuestra experiencia de la vida yde la muerte, nos pone en un contrasentido que es profundamente inaceptable ¿como puededarse una sociedad mejor a partir de hechos que moralmente destruyen la dignidad, la comu-nidad humana y sus posibilidades de trascendencia?

Consideramos la espiritualidad como la experiencia de la vida y de la muerte en la cual sonfundamentales: la pertenencia a la comunidad humana (entendida como totalidad), la protec-ción de la dignidad y la integridad del ser humano y la trascendencia como la posibilidad dedar sentido a la existencia.

La guerra en la vida espiritual tiene consecuencias sumamente graves para la vida social,aunque no sea algo palpable. ¿Cómo vamos a hacer para reconstruir la confianza en el serhumano, para hacer valer la dignidad y recobrar la esperanza golpeadas por la violencia de laguerra? En últimas, las posibilidades de la vida en comunidad, de la convivencia, del bienestardependen fundamentalmente que como sujetos individuales y colectivos creamos que es posi-ble... y esa posibilidad tiene que ver con encontrar sentido a lo que somos y hacemos aun enmedio de la violencia trágica que vulnera nuestro espíritu.

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Una reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialesUna reflexión desde las ciencias socialessobre los costos espirituales de la guerrasobre los costos espirituales de la guerrasobre los costos espirituales de la guerrasobre los costos espirituales de la guerrasobre los costos espirituales de la guerra

A continuación presentamos algunos resultados del trabajo realizado por el Cinep71 y que nospermite visualizar los costos de la guerra.

El trabajo de investigación se basa en lo que se ha planteado desde diferentes espacios dereflexión acerca de los costos espirituales de la confrontación armada en el país72 . Dado elcarácter de este documento, es preciso anotar que no hay consenso entre los investigadores/assobre lo que puede llamarse un costo de la guerra.

COSTCOSTCOSTCOSTCOSTOS ESPIRITUOS ESPIRITUOS ESPIRITUOS ESPIRITUOS ESPIRITUALES DE LA GUERRAALES DE LA GUERRAALES DE LA GUERRAALES DE LA GUERRAALES DE LA GUERRA

Por tratarse lo espiritual de algo intangible podríamos considerar que los efectos que deja laguerra en dicha experiencia no son visibles o fácilmente aprensibles; sin embargo, es en estecampo particular donde los traumatismos de la violencia son más profundos y definitivos, nosólo a nivel individual sino colectivo.

a. Pérdida del sentido de comunidada. Pérdida del sentido de comunidada. Pérdida del sentido de comunidada. Pérdida del sentido de comunidada. Pérdida del sentido de comunidad

Como costo espiritual la pérdida del sentido de comunidad se basa en la supresión quela guerra hace de la posibilidad de construir relaciones humanas como �experienciaespiritual�. Se entiende por este tipo de relaciones, aquellas caracterizadas por el reco-nocimiento del otro/a como parte de una misma comunidad, la comunidad humana.Las acciones de la confrontación armada han provocado una división de la unidad fun-damental que es necesaria para un bien-estar espiritual. En la medida en que la guerracrece, la comunidad antes unida se separa progresivamente. En tal separación jueganun importante papel la imagen del otro/a como enemigo a muerte, que impide verlo/acomo parte de una misma comunidad, y la creciente tendencia a encerrarse en torno al�yo�, y no en vinculo con los otros/as.

En una cotidianidad mediada por la confrontación armada, la espiritualidad entendidacomo trascendencia de la individualidad hacia la comunidad humana, se resquebraja. Deesta forma, la misión, menos individual y más colectiva, de la realización humana se dejade lado en tanto la guerra obstaculiza la posibilidad de reconocer en el otro/a una oportuni-dad de realización; en la medida en que la confrontación armada convirtió al otro/a en unaamenaza.

7171717171 Centro de Investigación yEducación Popular.

7272727272 Hensel RiHensel RiHensel RiHensel RiHensel Rivvvvverererererososososos,,,,, F F F F FrrrrranzanzanzanzanzDieterDieterDieterDieterDieter..... �Las costos

espirituales del conflictoarmado interno en

Colombia�. Documento queintegra el estado de arte

sobre los costos de laguerra en Colombia

realizado por el Cinep,dentro del proyecto

coordinado por el Programapor la Paz.

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En tiempos de guerra, las acciones bélicas impiden la constitución de un nosotros/as; laausencia de este sentido de comunidad limita profundamente la estructuración de una dimen-sión espiritual que soporte la construcción de una sociedad incluyente.

El costo espiritual, entonces, es la construcción de relaciones trastocadas. Cada vez encon-tramos más las relaciones tipificadas por el ser humano contra el ser humano y no como las quela vida en sociedad implica, es decir, relaciones del ser humano hacia el ser humano. Estas re-laciones estarían señalando la ausencia de un sentido de comunidad, reflejado entre otrascosas en la consideración del otro/a, no como una posibilidad de realización de lo espiritual,sino como una amenaza a la vida misma.

b. Pérdida de trascendenciab. Pérdida de trascendenciab. Pérdida de trascendenciab. Pérdida de trascendenciab. Pérdida de trascendencia

La fragilidad del vínculo entre la existencia personal y el sentido colectivo de la vida es uncampo propicio para que las relaciones se vean mediadas y caracterizadas por el miedo, ladesesperanza, el negativismo, el pesimismo, el egoísmo, y la desconfianza. Entonces la pre-mura, la rapidez y la incertidumbre, provocadas por la guerra no dejan lugar para la bús-queda de la trascendencia en las relaciones sociales. Se ve reducida la posibilidad para quelas personas se pregunten por el sentido de su existencia en este mundo; en este caso, pre-ocupados todos/as por vivir o sobrevivir, se omite la capacidad de preguntarse, de indagarsepor el sentido de la existencia más allá de las cosas concretas que nos rodean.

Empieza entonces a primar un estilo de vida, unos hábitos y costumbres de lo inmediato,lo presencial, el devenir del día a día es la mayor y, a veces, la única preocupación posible,desarticulada de la búsqueda de ese �más allá� que caracteriza la experiencia espiritual. Estasituación se traduce también en una gran dificultad social para elaborar aquello que es �va-lioso� y aquello que no. La posibilidad personal de elaborar un horizonte de significado y deasignarle a los diferentes espacios de relación social un lugar en ese horizonte, se ve limitadapor el predominio del instante.

El desarrollo de la guerra, diluye las fronteras entre lo que la sociedad consideraba �de-seable� y lo que surge como �necesario�. En ese contexto, cada grupo social y cada ser huma-no debe enfrentar por sí mismo/a la tarea de reelaborar su mapa de valores. Desde estavisión se privilegian dos elementos: la lógica del �sálvese quien pueda� y �el no corra riesgos�.Estas características, antes que promover un intento de reflexionar en torno a la dimensióntrascendente del hombre y la mujer, hacen que ellos/as se vean �obligados/as� a las relacio-nes sociales mediadas por la inmediatez. La afectación también deja secuelas en la manera

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en que las personas, en el plano individual y colectivo, pierden la noción de que el presentees el puente entre un antes y un después, encontrándose con la no-esperanza que es funda-mentalmente la expresión de una ausencia de sentido.

La ausencia de referentes de trascendencia limitan mucho más la posibilidad de unaexperiencia espiritual auténtica, es decir vivida a través de unas prácticas particulares quenos proyectan a una dimensión que va más allá de si mismos en tiempo y espacio.

c. Deshumanización del hombrec. Deshumanización del hombrec. Deshumanización del hombrec. Deshumanización del hombrec. Deshumanización del hombre

El ser humano se caracteriza entre otras muchas cosas por la capacidad de preguntarse porsu destino �ser reflexivo-, por la vida en comunidad �saberse parte de un nosotros/as, y porla capacidad de la esperanza. La guerra deshumaniza en tanto afecta profundamente estosrasgos de la humanidad; porque la tragedia cierra la posibilidad de esperanza, porque lasrelaciones de comunidad se soportan en la negación o en el no-reconocimiento de la vidadel otro/a. �La crueldad del conflicto estaría haciendo olvidar uno de los valores más huma-nos y por eso mismo más espirituales en el hombre: el creer que hay un fin último, un finbueno en la historia, el puntal de la esperanza�73.

La deshumanización en la guerra lleva implícita la �pérdida de responsabilidad comohumanos�. Tiende a concebirse la confrontación armada como un �monstruo externo� en elcual se depositan todas las culpas de lo que como humanos somos responsables; así, la gue-rra provoca la evasión de las responsabilidades que nos competen como seres humanos encuanto a sus causas y efectos... �debido a la guerra... por la guerra...� y a su vez nos evadende la responsabilidad de unas relaciones humanas auténticas.

Otra expresión de deshumanización en la guerra es �el quiebre de los sentimientos�. Talquiebre se expresa en la incapacidad creciente de sentir compasión por el otro/a, en el pre-dominio del odio, la codicia y la soberbia. Este quiebre de los sentimientos dificulta inclusoel respeto por las �reglas de juego� de la guerra, y al mismo tiempo, limita la capacidad deperdonar y de re-vivir el �alma� suprimida por la guerra. El �alma es todo aquello que hacegrande (trascendente) la vida humana�; en una situación como la que afrontamos día a díaen el país, lo que se pone de manifiesto es la centralidad del odio y la agresividad en lasrelaciones sociales. Lo preocupante es que se pierde la dimensión de lo que nos hace huma-nos: el que compartimos el valorar la vida del otro/a como un don de dignidad suprema; mivida, tu vida, la vida de cualquier otro/a tiene un valor único y sagrado y debe ser protegida,nunca ni por ningún motivo suprimida.

7373737373 MunerMunerMunerMunerMunera,a,a,a,a, S S S S S.J.J.J.J.J.,.,.,.,., Luis Luis Luis Luis LuisFFFFFererererernandonandonandonandonando..... Entrevista

personal. Noviembre de2002.

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Alejandro tiene 18 años y continúa viviendo en su pueblo bajo la presión de losgrupos paramilitares. Aún así, no piensa abandonar su trabajo con los niños pobresde su comunidad.

Me llamo Alejandro y tengo 18 años. Trabajo con niños de sectores populares. Cuandopienso en la vida de los jóvenes, siento que viven la vida por vivirla; nadie se sienta unmomento a mirar qué es lo que pasa. Pronto se perdió la libertad de expresión, de autodeter-minación. Con la guerrilla los jóvenes teníamos solo un poco más de libertad: al menos nosvestíamos como queríamos; pero ahora depende de lo que digan los paramilitares. Si utili-zas ropa roja y negra (colores de las banderas del ELN), eres guerrillero. Si llevas el cabellolargo, piercing o candonga, marihuanero. Pero ellos sí pueden llevar el cabello pintado opiercing ¿Por qué? Son los chachos, los superhéroes, los dueños de las armas. Y punto.

Los pelados que ingresan a esos grupos no piensan en el futuro, lo hacen solo por vivir elmomento, no valoran la vida. Cuando los paramilitares hicieron presencia en donde vivía,muchos jóvenes ingresaron a sus filas cautivados por las armas, por las pintas y el poder. Lasniñas se mueren por ellos pero ninguno sabía lo que les corría pierna arriba. Otros, en cam-bio, preferimos la neutralidad, y eso nos costó.

Querían reclutarme a la brava, y no lo permití. Un día me la montaron en un baile con elcuento de que yo me había robado una camisa, que tenía que ponerme contra la pared pararequisarme, pero me les paré, me amenazaron con llevarme a un parque y amarrarme hastaque dijera dónde estaba. La camisa apareció, pero entonces supe que me tenían entre ojospara joderme.

Yo me siento bien trabajando con los niños pero hay ocasiones en que no es así. La pre-sión de los grupos armados hace que a veces desee salir corriendo. Así estamos muchos.Pero me pregunto: ¿Y para qué, si en el resto del país las cosas están igual o peor? Me anima

�AQUÍ HAY QUE VESTIRSE

como ellos digan�

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pensar: bueno, yo soy de aquí y aquí me voy a quedar pase lo que pase. Pero no todos pensamosigual. Los muchachos toman caminos como por moda; si los que mandan son los guerrilleros,todos quieren ser guerrilleros; si son los paramilitares, entonces resultan todos paramilitares. Esun desubique total, no hay ideales. Yo creo que hay gente que no merece vivir.

Sin embargo, hay ejemplos dignos de admiración. Había una amiga, líder juvenil, defen-sora de los derechos humanos. Todos sabíamos que la tenían en la mira para matarla, y ellatambién lo sabía. Y la veíamos allí, firme. En una ocasión la pararon los paramilitares y labajaron de la moto en la que iba. Delante de la gente la insultaron, le vaciaron el bolso y lequemaron los papeles. Pero ella no se les calló y también los gritó. Alcanzó a llamar a laPolicía por celular. Sabíamos que la matarían el día que diera �papaya�. Esas son personasque lo hacen a uno sentir orgulloso. Eso es lo que da valor para tener una identidad, paradefender tus derechos, para crear una cultura de paz, de respeto por el otro.

Por eso pienso en sembrar otra clase de semilla para el futuro, una nueva cultura. Esesperanzador saber que mañana no te van a matar por lo que piensas, por lo que comes ocomo te vistas. Que se pueda soñar en un futuro, con una carrera, con una familia. Querespeten tus derechos y que a los jóvenes se los oiga y se los tenga en cuenta.

Es muy triste ver como muchas familias se convirtieron en objetivos militares por el he-cho de haberse visto obligadas a ceder un vaso de agua. A mí, por ejemplo, me asesinaronallegados. Ese era un miedo. El otro tiene que ver con el futuro, lo que viene, cómo vas asobrevivir. Ahora no sé qué pueda pasarme en adelante, en qué pueda estar envuelto o quéle pueda estar pasando a mi familia. A veces me pongo a pensar qué irá a pasar conmigo,¿podré estudiar? Si no puedo, ¿qué va a ser de mí? No sé...

LA CULTURA, ¿VARIEDAD DE SEMILLAS PARA UN FUTURO?

Para hablar de los costos culturales de la guerra se debe revisar la historia; aquella quese teje de batalla en batalla, de triunfo en triunfo y de pérdida en pérdida. Desde unaperspectiva histórica y cultural no importa quién se atribuya la victoria en una guerra,al final todos/as hemos perdido ¿a qué nos referimos con esto?

En una guerra, la destrucción de símbolos y referentes materiales de la cultura, como lopuede ser un monumento, una obra arquitectónica, etc, tiene una consecuencia mucho ma-yor que el daño físico; se trata de un atentando contra lo que ello representa: una historia, unmotivo de orgullo, la memoria de un pueblo, algo que una comunidad considera valioso y

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que le da identidad. El hecho de que muchas comunidades en el país hayan tenido queabandonar sus festejos, sus rituales (enterrar a los muertos, hacer romerías) o el que éstos sevean invadidos por propagandas a favor de uno u otro grupo armado, resulta sumamentegrave para la vida de una comunidad; se trata de la violencia y la destrucción de formas decohesión, entorno a las cuales la gente se siente unida y acogida, entorno a las cuales lagente celebra y se encuentra.

Muchos espacios donde se reviven y recrean las tradiciones son controlados, regulados ymanipulados, perdiéndose su carácter revitalizador para la sociedad. Es cierto que la gentereinventa y busca cambiarle el sentido a aquellos aspectos de la realidad que le resultannocivos; un ejemplo de ello es el humor, el chiste y la sátira, como forma de hacer tolerable yde no dejarse apabullar por hechos dolorosos o traumáticos; sin embargo, esa capacidadtambién se pone en riesgo como sucedió con el asesinato del humorista Jaime Garzón quetodos/as recordamos. ¿Por qué los colombianos y colombianas sentimos tanto este crimen?.La respuesta tiene que ver con eso que llamamos aquí los costos culturales de la guerra y laviolencia; en aquella ocasión se violentó nuestra capacidad para sobreponernos a las dificul-tades, nuestra capacidad para la crítica social, a través del humor y la invención. Fue violen-tado algo profundo de nuestra cultura oral a través de lo cual podíamos ver alternativas ysoluciones.

Como esto, muchas prácticas tradicionales, los bailes, los lenguajes, la fiesta, el deporte,las costumbres ancestrales, se ven trastocadas por la guerra.

Con la libertad cada vez más restringida, con la disminución de espacios donde se puedaser joven, con la imposición de estilos de vida ajenos a los de la familia, el barrio, el grupo deamigos/as, el municipio o la región, la diversidad de puntos de vista, de expresiones y mani-festaciones auténticas de cada zona del país que pueden adquirir los futuros hombres ymujeres, se están perdiendo, y con ello se van trastocando los valores y los rasgos de identi-dad que caracterizan la diversidad cultural colombiana.

Pero por otra parte, la guerra y la violencia también van dando forma a las expresionesculturales; ello se refleja por ejemplo en los contenidos televisivos que retransmiten hasta elcansancio la cultura Rambo con sus aditamentos bélicos, donde se mata por la justicia, por elbien y la verdad, donde los �fines nobles� justifican el medio.

La vida cotidiana se va llenando de signos, palabras, lenguajes que en últimas son eldespliegue de la lógica implícita de la guerra; vemos niños vestidos con uniformes

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camuflados; escuchamos como insultos entre los/as jóvenes las formas �guerrillo� o �paraco�;confundimos en la figura del �sapo� la acción de informar para proteger con la de señalarpara eliminar; consumimos imágenes de guerra como si se tratase de un juego de ordenadoren el cual los malos deben morir a manos de los buenos.

Las prácticas de guerra enfatizan, modifican o suprimen ciertas formas de la cultura ycon ello refuerzan imaginarios y dispositivos de violencia; la división del mundo entre bue-nos y malos, héroes y villanos, los que merecen vivir y los que no. Vamos aceptando ygenerando mecanismos violentos para resolver los conflictos, perdiendo dignidad en unaexistencia resignada, carente de espacios y referentes diversos; vamos suplantando las tra-diciones de tolerancia y convivencia por los símbolos, prácticas y representaciones propiosde la lógica de la exclusión: el exterminio del contrario, la anulación de la diferencia, lanegación de la singularidad, formas estas que vamos reproduciendo sistemáticamente entodos los órdenes de la vida.

Se van cambiando las maneras de ser y vivir la diferencia entre disputas de jóvenes,rivalidades sanas y connaturales a la naturaleza de la juventud, por otras marcadas por larabia, el odio y los símbolos y lenguajes impuestos por los armados que toman el control deuna zona.

Si la cultura es un conjunto de relaciones, representaciones y prácticas para vivir la vida,donde tiene prioridad el sentido común ¿Qué estamos haciendo hoy para evitar los efectosdestructivos de la violencia en la cultura? ¿Estamos construyendo respuestas constructivas,desde la memoria de lo que somos y vivimos, maneras de relacionarnos y representarnosque nos devuelvan una identidad basada en la vida y en el ejercicio permanente de la con-vivencia?

Una reflexión desde las ciencias sociales sobreUna reflexión desde las ciencias sociales sobreUna reflexión desde las ciencias sociales sobreUna reflexión desde las ciencias sociales sobreUna reflexión desde las ciencias sociales sobrelos costos culturales de la guerralos costos culturales de la guerralos costos culturales de la guerralos costos culturales de la guerralos costos culturales de la guerra

A continuación presentamos algunos resultados del trabajo realizado por el Cinep74 y quenos permite visualizar los costos de la guerra.

El trabajo de investigación se basa en lo que han planteado diferentes investigadores/asacerca de los costos culturales de la confrontación armada en el país75 . Dado el carácter deeste documento, es preciso anotar que no hay consenso entre los investigadores/as sobre loque puede llamarse un costo de la guerra.

7474747474 Centro de Investigación yEducación Popular.

7575757575 Vásquez, María de laVásquez, María de laVásquez, María de laVásquez, María de laVásquez, María de laLuzLuzLuzLuzLuz. �Costos Culturales de la

Guerra�. Documento queintegra el estado de arte

sobre los costos de la guerraen Colombia realizado por el

Cinep, dentro del proyectocoordinado por el Programa

por la Paz.

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PÉRDIDPÉRDIDPÉRDIDPÉRDIDPÉRDIDA Y RECONFIGURACION DE IDENTIDA Y RECONFIGURACION DE IDENTIDA Y RECONFIGURACION DE IDENTIDA Y RECONFIGURACION DE IDENTIDA Y RECONFIGURACION DE IDENTIDADESADESADESADESADESEN MEDIO DE LA GUERRAEN MEDIO DE LA GUERRAEN MEDIO DE LA GUERRAEN MEDIO DE LA GUERRAEN MEDIO DE LA GUERRA

Podría señalarse como el principal costo cultural de la guerra la pérdida de identidades quenutren la diversidad cultural de nuestro país; la desaparición de tradiciones y referentes quecontribuyen a dar sentido de pertenencia a un territorio, y el abandono de prácticas y repre-sentaciones que generación tras generación constituyen memoria, historia y patrimonio. Estoredunda en el resquebrajamiento de los procesos organizativos justamente porque los lazosde solidaridad entre las comunidades son reemplazados por la desconfianza mutua y unsistema de lealtades radicales (amigo/enemigo) que opera en torno a sentimientos de mie-do, odio y venganza.

a. Ataques al patrimonio culturala. Ataques al patrimonio culturala. Ataques al patrimonio culturala. Ataques al patrimonio culturala. Ataques al patrimonio cultural

La destrucción del patrimonio cultural de la Nación es uno de los costos de la guerra que con-cierne a los ciudadanos/as pero que se expresa directamente en el ámbito institucional. La des-trucción de casas de la cultura, monumentos arquitectónicos, el miedo a permanecer en espa-cios públicos recreativos, la suspensión de eventos artísticos y culturales en escenariosmultitudinarios o en la vida local, son apenas algunos de los hechos que socavan las posibilida-des de recreación social y nos proyectan como país peligroso para la actividad cultural.

Los hechos de guerra que destruyen el patrimonio cultural afectan la posibilidad deconstruir identidad nacional, pese a que en general dicho patrimonio no ha sido apropiadosuficientemente por los ciudadanos/as, ni promovido por el Estado para el goce y disfrutecomo bien común.

Algunas cifras que ha recogido el Ministerio de Cultura acerca de pérdidas y atentadoscontra el patrimonio histórico y cultural son76 :

� Entre 1998 y el 2001, 12 casas de la cultura en todo el país han sido atacadas por frentesde las FARC o el ELN, al igual que por carros bomba.

� Las pérdidas materiales se estiman en 4.500 millones de pesos y las pérdidas en la partecultural en 1.125 millones de pesos entre libros, instrumentos musicales, archivos, obje-tos típicos y bibliotecas.

� Además de los monumentos y edificaciones, se cuentan dentro de las pérdidas de lacultura el número de bandas municipales y emisoras comunitarias desmovilizadas, so-bre el que no se tienen cifras precisas.

7676767676 Tomadas de El Tiempo(2001a y b)

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Por su parte, la Comisión Colombiana de Juristas presenta los siguientes datos de ataquescontra bienes civiles, entre los cuales están los bienes del patrimonio cultural. Ello se consi-dera una infracción al derecho internacional humanitario:

PPPPPeriodo: octubre de 2000 a marzo de 2001eriodo: octubre de 2000 a marzo de 2001eriodo: octubre de 2000 a marzo de 2001eriodo: octubre de 2000 a marzo de 2001eriodo: octubre de 2000 a marzo de 2001

Número de casos / Número de casos /responsabilidad de responsabilidad de

Tipo de acción grupos guerrilleros grupos paramilitares

Derribamiento de torres de energía 76

Destrucción de fincas 13 36

Destrucción de locales comerciales 16 4

Destrucción de viviendas 29 150

Destrucción de tractomulas 57

Destrucción de buses 24

Destrucción de chalupas 3

Destrucción de trenes 3

Quema de vehículos 69 3

Destrucción de peajes 8

Ataque a templos católicos 9

Ataque a lugares culturales 3

Destrucción de central telefónica 1

Derribamiento de puentes 9

Destrucción de llantas de tractomulas 48

Fuente: Comisión Colombiana de Juristas4

En medio de estos ataques contra bienes de la población civil, son cada vez menos fre-cuentes los lugares de encuentro para la creación y la expresión de la cultura, tanto en losámbitos locales como en los regionales o el nacional. En una permanente sensación de zozo-bra, de inseguridad y de insatisfacción, no sólo se amenazan las tradiciones, también la cer-teza de un terreno fecundo para la hermandad y la solidaridad, así crece la imposibilidad derespeto de la diferencia, aspecto fundamental para una cultura de la convivencia.

7777777777 Comisión Colombiana deJuristas. Panorama deDerechos Humanos y

Derecho Humanitario enColombia. Informe de avance:octubre de 2000 a marzo de

2001.

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b. Geografía de la violenciab. Geografía de la violenciab. Geografía de la violenciab. Geografía de la violenciab. Geografía de la violencia

A partir de manifestaciones regionales de la confrontación armada, se crean identidades yestereotipos regionales que dan lugar a una percepción diferente del territorio; de esta ma-nera existen «zona violentas o rojas», «territorios de guerrilla», «zonas de rehabilitación»,«tierra de nadie», «santuarios de la delincuencia», que a su vez marcan a sus pobladores, alos que se mira con temor y desconfianza.

Se hace evidente la pérdida en los procesos de reivindicación de la autonomía y de laautodeterminación de muchas comunidades, puesto que predomina la lógica de la guerraque va venciendo las resistencias sociales a dejarse involucrar. Los grupos armados intentancooptar cualquier proceso autónomo a través de la victimización o el desplazamiento, locual rompe con procesos ligados a la cultura y al territorio (sobre todo en comunidades ne-gras e indígenas) y configura formas de reivindicación desde una identidad circunstancialcomo en el caso de los desplazados/as.

En la geografía que va conformando la guerra, los esfuerzos se concentran en combatirlos síntomas de la violencia con más violencia, casi nunca sus raíces, con lo cual el desplaza-miento forzado se incrementa y de paso se fomentan nuevas situaciones de presión y rees-tructuración forzada en las zonas urbanas; situaciones asociadas al uso del espacio, a la pér-dida del arraigo y las manifestaciones culturales propias de una porción territorial.

Atestiguando estas realidades, la mayoría de los habitantes de este país vamos quedán-donos con una geografía del miedo que cercena nuestro mapa cultural y territorial de unaforma tajante, hasta el punto de quedar atrapados/as en circuitos que reducen la movilidady la capacidad de disfrute de muchos lugares de riqueza incalculable, tanto por su paisajecomo por la variedad de usos y costumbres culturales que allí se manifiestan.

c. Debilitamiento de las prácticas tradicionalesc. Debilitamiento de las prácticas tradicionalesc. Debilitamiento de las prácticas tradicionalesc. Debilitamiento de las prácticas tradicionalesc. Debilitamiento de las prácticas tradicionales

Este costo alude no sólo a formas de ser y hacer, visiones del mundo, prácticas y representa-ciones en los grupos étnicos. Es claro que la guerra amenaza estos aspectos del ámbito cultu-ral y vital en la sociedad amplia, puesto que se ven en riesgo tradiciones y costumbres fami-liares, comunitarias, regionales. Este hecho es más fuerte y radical en la situación de despla-zamiento, puesto que está implicado un desarraigo y una pérdida de referentes culturales ysociales.

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Con la separación de la gente de sus territorios mediante el desplazamiento forzado, laaparición de nuevas visiones sobre el mundo y la naturaleza empiezan a tener peso en mu-chas zonas. Esto afecta directamente el reconocimiento individual y colectivo como la gentede una región, con sus cantos y bailes, con su habla y sus costumbres. Son muchos los cam-bios en los referentes espaciales y de identidad colectiva, que infortunadamente es difícilconservar o recuperar lejos del territorio de origen. La manera en que las gentes se reúnen yorganizan, sea alrededor de un evento o de manera natural en la vida diaria, se interrumpe,dando paso a un resquebrajamiento de los procesos organizativos.

Paradójicamente, algunos expertos hablan de que el fenómeno de la guerra en Colombia hapropiciado la integración cultural de un país que, por tradición, ha estado desarticulado y divi-dido producto de un sistema político centralista que no interpreta muy bien las necesidades delas comunidades. No obstante, el encuentro de las diferentes expresiones culturales debería serun proceso natural dado por las oportunidades favorables para ello y no como consecuencia deactos violentos o forzados. ¿Qué tipo de integración se da cuando sus raíces escapan a la libredeterminación de los individuos... cuando dicha integración reduce las posibilidades de la di-versidad y niega la diferencia a favor de una homogeneidad forzosa?

d. Configuración de nuevas formas de relaciónd. Configuración de nuevas formas de relaciónd. Configuración de nuevas formas de relaciónd. Configuración de nuevas formas de relaciónd. Configuración de nuevas formas de relación

En medio de la guerra los lazos de solidaridad entre las comunidades son reemplazados porla desconfianza mutua y un sistema de lealtades radicales hacia uno u otro grupo armado,que opera en torno a sentimientos de miedo, odio y venganza; ello afirma referentes simbó-licos y sociales en los que la relación nosotros/as � otros/as se reduce a una lógica bipolarexcluyente, que implica rigidez en los juicios sobre otros/as. El mundo se divide en dos:amigos/enemigos, izquierda/derecha, guerrillero/paramilitar, leal/traidor; sin posibilidad dematices y apreciaciones complejas; esto implica nuevas formas de relación que pasan por ladiscriminación, la nominación, la clasificación, la exclusión, la polarización y laestigmatización, bajo mecanismos de terror y desconfianza mutua. La bipolaridad niegafundamentalmente la diversidad y las alternativas, anula la singularidad de las personas yconsume la vida social y cultural en la ficción de la victoria de unos/as sobre otros/as, de unmodelo de vida sobre otro.

Es decir, se afecta la capacidad de perpetuar los valores culturales; el ser, sentir, represen-tarse y vivir los vínculos nacidos de una historia compartida, de una memoria colectiva, deuna particularidad geográfica. En su lugar empezamos a convivir con una amnesia indivi-

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dual y colectiva, sin noción de un futuro para si y los/as más jóvenes, con la sensación de quela violencia es un hecho normal, cotidiano, que siempre ha estado ahí y estará ahí, al cualhay que acomodarse. Culturalmente la violencia se va tornando en una práctica social co-mún que origina cambios en lo inmediato; sin embargo, sus consecuencias a largo plazo ysus costos tienen que ver con que se pone en duda la existencia de grupos sociales, lenguasy culturas enteras; se opta por la anulación de la diferencia y de innumerables formas depermanencia, cambio y trascendencia.

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�Todo en la vida nos cuesta�, dice unasentencia muy popular y extendida; noscuesta esfuerzo, trabajo, insatisfacción, pri-vaciones, incluso dolor y sufrimiento; pero,y a pesar de ello, también estamos convenci-dos de que un día todo esto pasará y luegode los sacrificios será posible descansar, ven-drá el nuevo día, tendremos paz y podremosempezar de nuevo.

Este parece ser el llamado que desdemuchos lados se nos hace a los colombianospara afrontar la crisis por la que atraviesa elpaís; la invitación a �pagar � una cuota másde sacrificio, como nos lo expresa este apartede una columna publicada en una revista deopinión colombiana:

�...Para que el respaldo a la vía militar �que se ha sostenido por primera vez por añoy medio en las encuestas- continúe, la gentequiere ver que los principales comandantesde las FARC también son capturables y vana pagar por el infierno al que lanzaron a Co-lombia. Ese es el desafío de la fuerza públi-ca. El de los demás colombianos es aguan-tar y sobreponernos a todo ese dolor, con lacerteza de que la hora de las claudicacionesquedó definitivamente atrás.� (Mauricio

La guerraUna opción demasiado costosa por una falsa ilusión

Vargas en Revista Semana �De matones ypacifistas�. 12 � 19 mayo 2003, no. 515; el re-saltado es nuestro)

Sin embargo, luego del recorrido quehemos hecho por los testimonios, por losanálisis y reflexiones sobre los efectos de laguerra queremos preguntar ¿Qué es lo quevamos a dejar atrás y qué vamos a empezarde nuevo? ¿Qué paz nos espera luego de lossacrificios realizados?

Para no ir muy lejos, sólo después de la IIguerra mundial (desde 1945) 160 conflictosarmados y guerras han causado cuarenta mi-llones de muertos en todo el mundo (aproxi-madamente toda la población colombiana dehoy); de ellos sólo 10 millones han sido solda-dos; el resto, población civil. En el último de-cenio pueden haber muerto más de 2 millo-nes de niños en confrontaciones armadas enel mundo; mucho más que soldados.72 ¿Quié-nes eran? ¿Cuáles sus nombres, sus familias?¿Cuáles sus sueños y aspiraciones? ¿Queríanellos o sus familias una guerra?

Por alguna razón estas preguntas han sidodescartadas del balance de lo que dejan lasguerras; y por alguna razón que también

7272727272 GonzáleGonzáleGonzáleGonzáleGonzález,z,z,z,z, J J J J José María;osé María;osé María;osé María;osé María;MontesMontesMontesMontesMontes,,,,, Ana IsaAna IsaAna IsaAna IsaAna Isabel.bel.bel.bel.bel. Las

guerras olvidadas. AcentoEditorial. Madrid, 1988

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estamos intentado comprender, parecieraque lo importante realmente fuera la ilusiónde lo que será posible después de la guerra:el día nuevo... la paz. La paz que nos exigeolvidar y echar tierra al asunto; la paz de loscementerios, de la tranquilidad llena de do-lor, rabia, e indignación; la paz del silencio.

Ruanda, Zaire, Sudán, Liberia, Afganis-tán, Irak... Colombia... En todos estos paíseslas principales víctimas han sido poblacióncivil: asesinados, refugiados o desplazados,secuestrados, víctimas de las facciones enlucha que presionan a la población para quese ponga de su lado, que la utilizan comoescudos o botín para sus �negociaciones depaz� o estrategias de guerra.

El resultado: medio centenar de luchasabiertas, cincuenta millones de desplazados,ciento veinte millones de minas �antipersona�esparcidas en setenta y cuatro países y más detreinta millones de mutilados, dos millones deellos niños. ¿A eso se refieren quienes defien-den la guerra como opción? ¿A eso se refierencuando hablan de �aguantar� y de los sacrifi-cios que tenemos que hacer?. Pero, por otraparte, tenemos que preguntarnos si despuésde todo tenemos mejores sociedades, si el be-neficio a valido el costo; y nuestra respuestaes No. Lo que vemos es que la injusticia crece,la desigualdad aumenta, los pobres son cadavez más pobres y menos libres, hay mayor ex-clusión política e inequidad, abundantes odiosy también mucha desolación. Entonces ¿Por-qué creer que el mundo es hoy mejor despuésde todas esas guerras?

Hemos querido plantear esta preguntapara el caso colombiano, un país que vivemúltiples fenómenos de violencia expresa-dos de diversas maneras, una de ellas y qui-zá la más visible: la guerra. Nuestra pregun-ta sigue siendo la misma: ¿Por qué creemosque la guerra puede resolver algo en nues-tro país?

La consideración más común es que noqueda otro camino, algo así como �si no sepuede a las buenas tiene que ser a las ma-las�. Respuestas con algún nivel de elabora-ción buscan entender y explicar la guerra demanera objetiva (es decir sin hacer juicios devalor) sin entrar en el análisis de aspectossubjetivos; otras respuestas (esas sí subjeti-vas) son las de los actores comprometidos,quienes argumentan cómo la guerra se jus-tifica si los fines que se persiguen son legíti-mos (buenos y nobles): orden social, razónde estado, revolución, justicia, desarrollo, li-bertad, seguridad, etc.

Por esos fines nobles debemos pagar unprecio: los costos de la guerra.

Una guerra que alimenta y profundiza lasdiferentes violencias y con ello acelera losprocesos destructivos de la sociedad.

Una guerra de masacres, torturas, desapa-riciones, secuestros, mutilaciones; prácticasque nos señalan los niveles cada vez más pro-fundos a los que puede llegar la degradaciónde la vida humana, la pérdida de la digni-dad de la vida y la destrucción.

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Una guerra que afecta nuestras posibilida-des de sentir la vida como una experiencia tras-cendente, de común � unidad humana.

Una guerra que perpetúa la lucha por lapropiedad y explotación de los recursos na-turales, profundizando así la ruptura de lasrelaciones armónicas con la naturaleza y lacomprensión integral de la vida.

Una guerra que reafirma la idea de que lapolítica es un espacio de negociación de inte-reses que favorecen a grupos privados de po-der, que estimula prácticas antidemocráticas ycomportamientos ilegales.

Una guerra que promueve prácticas eco-nómicas ilícitas y en este sentido está vincu-lada a circuitos donde se produce y repro-duce la ilegalidad, en la que se fortalece untipo de economía que no genera desarrollojusto y equitativo para todos.

Una guerra que reafirma e imprime enlas sociedad patrones culturales, rasgos de lamentalidad y mecanismos de transmisión,que legitiman: el uso de la violencia, la opo-sición excluyente, la eliminación de la dife-rencia; una guerra que nos ofrece la idea deque después de todo tendremos una mejorsociedad.

Sin embargo, como hemos querido mos-trar en este trabajo no hay ninguna justifica-ción que pueda comprenderse ante los nive-les de destrucción social que deja una gue-rra; tanto la legitimidad de las causas que

unos y otros esgrimen (que bien pueden le-gitimar cualquier cosa78 ) como el cierre decualquier otra posibilidad de solución, pare-cen más bien fruto de una escasa conciencia;no sólo de quienes conforman los ejércitos yusan las armas, sino también de quienesasentimos pasivamente o creemos en algomejor después de la guerra.

Desde nuestra perspectiva creemos quebuena parte de la inconciencia tiene que vercon ignorar o no querer reconocer los efec-tos reales y la magnitud de la destrucción queella trae. Pero también tiene que ver con ras-gos de nuestra cultura, con nuestras creen-cias, con las forma de nuestros deseos y as-piraciones; y sobre todo con la forma comoasumimos nuestras diferencias.

Aceptamos el costo de la guerra si el be-neficio es mayor

Aceptamos el costo de la guerra si durapoco y es efectiva

Aceptamos la cuota de sufrimiento sobretodo si no es nuestro sufrimiento

Aceptamos todo esto para tener que cons-tatar, después de mucho dolor y sufrimien-to, que nada ha cambiado; que por el contra-rio ha empeorado y que el supuesto de unasociedad mejor después de la guerra es unafalsa ilusión.

¿Cuál es entonces nuestra posibilidad?Acudir a la conciencia de cada uno y cada

7878787878 Op.cit. P. 90% de losconflictos armados se

desarrollan en los paísesllamados subdesarrollados,

el 70% de las transferenciasde armas se lleva a cabo conpaíses pobres o periféricos y

es agenciado por paísesricos que abanderan

principios de igualdad,libertad y fraternidad.

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una de los colombianos y colombianas y porsupuesto a su responsabilidad en la elecciónde ese camino o de un camino distinto.

En primer lugar, no podemos aceptar quela opción por la guerra se haga sin tener con-ciencia de sus causas, dinámicas, y sobre todode sus consecuencias y efectos; desde nues-tra perspectiva esa es una opción inconscien-te e irresponsable con la vida y por supuestocontraria al deseo de una sociedad mejor.

En segundo lugar, no podemos aceptarla guerra porque estamos convencidos deque no sólo tiene un costo muy alto sinoque es una falsa ilusión, un contrasentido:no existe tal arte de construir con destruc-ción, de dignificar con indignación, de li-berar con represión. La guerra como sali-da es un contrasentido; simplemente cam-bia la forma, se cree acceder a una nuevaetapa superior, pero la verdad es que se hadado un paso atrás.

¿Porqué terminamos pensando que laguerra es una manera de resolver algo, cuan-do intrínsecamente la guerra es un fenóme-no destructivo?

Paradójicamente en nuestro país muchosjustifican la violencia porque no soportantanta barbarie y por ello plantean la necesi-dad de una fuerza superior que pueda aca-bar de una vez por todas con el mal, aun sinimportar si se convierte en una barbarie ma-yor para todos.

¿En qué se sustenta la creencia de quetocar fondo dará paso a un nuevo orden? Porparadójico que parezca, se trata de la espe-ranza; si, la esperanza en un mundo mejor,en una sociedad mejor, la esperanza de viviren paz. Pero desafortunadamente es una es-peranza mal fundada porque no reposa enel reconocimiento de la vida, ni en la acepta-ción de la posibilidad de equivocarse, ni enel reconocimiento de la diferencia y de lasnecesidades de todos y todas; una esperan-za que espera que todo cambie rápidamen-te, de una sola vez y para siempre, que espe-ra que el costo lo paguen otros -sobre todo sies sufrimiento; una esperanza en que se re-suelvan los problemas propios sin importarlos de los demás.

¿Qué proponemos? Reconocer los costosde la guerra, descubrir la contradicción quelleva implícita, desmontar la falsa ilusión quenos propone y hacer de ello una concienciacolectiva a partir de la cual seamos capacesde asumir nuestra responsabilidad con undestino colectivo.

Hemos dado aquí un paso hacia la com-prensión de los efectos de la guerra y otropara reconocer la trampa que nos plantea;nos queda a todos y todas ampliar la concien-cia colectiva y asumir la responsabilidad.

Mientras aceptemos y toleremos la vio-lencia de la guerra; mientras desfallezcamosen la búsqueda de alternativas y aceptemosque no hay otra salida; mientras caigamos en

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la trampa de las razones que la legitiman, enel juego interminable de la retaliación, esta-remos condenados a repetir el sufrimientoque produce la guerra.

Pero si aceptamos el reto, tenemos queempezar por recuperar la posibilidad y la es-peranza de una sociedad más justa y en paz,fundada en el compromiso de todos y todas,en la responsabilidad individual pero tam-bién en la convicción de que es una tareacolectiva; una tarea que va a requerir mu-chos más esfuerzos pero quizá menos dolory sufrimiento que los que deja la guerra.

Los retos son mayores: la opción por lavida que no es otra cosa que renunciar al usode la violencia como método y rechazar todoargumento que la justifique y legitime; lacomprensión y conciencia acerca de los efec-tos destructivos de la guerra, que son enmagnitud iguales a la tarea que habremos deemprender para la reconstrucción; la respon-sabilidad que debemos asumir cada uno ennuestra cotidianidad para cambiar esa lógi-ca de la guerra y la violencia que impregnanla sociedad: los lenguajes que alimentan elodio, las justificaciones de venganza, los es-tereotipos, en fin la falsa creencia de que elfin justifica los medios.

Una sociedad militarizada, traumatizadaprofundamente, afectada en su psiquis y sucultura; una sociedad que tolera patrones deconducta y mecanismos de transmisión deviolencia, cerrada a las posibilidades

creativas para afrontar los conflictos, conde-nada a los autoritarismos y a la represióncomo formas de mantener el orden y el de-recho, no es nuestra idea de una mejor so-ciedad.

No creemos que el mundo haya progre-sado por las guerras; por el contrario cree-mos que estas han impedido que el mundosea mejor; por ello creemos que no son ne-cesarias, que no son una condena y que, aun-que son una realidad y muchos de sus efec-tos son irreversibles, podemos detenerlas yasí disminuir el trauma colectivo queentrañan.

Creemos por el contrario, que la vida per-manece gracias a que millones de personasen el mundo cotidianamente rechazan la vio-lencia, afirman la vida e inventan mil formaspara protegerla y proyectarla. Algo nos tie-nen que decir las historias de miles de hom-bres y mujeres que sufren a diario los horro-res de la guerra, el costo y precio de una fal-sa ilusión.

Algo debemos ganar en conciencia sobrela urgencia y la necesidad de detener lasprácticas que nutren y se alimentan de laguerra; y sobre todo algo debemos y pode-mos hacer los ciudadanos y ciudadanas deColombia para asumir desde ya la tarea y elreto de detener esta barbarie.

No estamos hablando de héroes ni de fi-nales felices después de la tragedia, del re-

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surgir ceniciento del fénix; no estamos ha-blando de la salvación y de la muerte de losvillanos, o del orden después de la confusión.Estamos hablando de que todos y cada unatenemos la responsabilidad moral por la op-ción que hagamos frente a la guerra y la res-ponsabilidad práctica en la construcción desalidas dignas para todos; salidas y funda-das en la recuperación de vida como condi-ción sin la cual no es posible otra sociedad.

Sólo podremos enfrentar con fortaleza elhorror de esta tragedia y esa sensación deamargura en el corazón si persistimos ennuevas formas de encuentro que tal vez nospermitan reconciliarnos, como colombianasy colombianos, y dar algunos pasos hacia unporvenir menos costoso, menos perfecto, nosin privaciones ni dolor, pero sí más huma-no y digno.

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Los ejercicios que encontraran a conti-nuación son una propuesta sencilla de cómollevar a cabo espacios de reflexión con gru-pos o comunidades sobre el tema de los cos-tos de la guerra en el país. El objetivo gene-ral de estos talleres es ver que los efectos dela guerra son tan fuertes, están tan presentesen nuestra vida, que paradójicamente no losvemos; es como si tuviéramos una VIGA ENEL OJO. Se trata de acercar y confrontar lareflexión que se plantea en este documentocon la experiencia particular de cada zonadonde llegue este material.

Es importante tener en cuenta que estostalleres buscan sensibilizar hacia una tomade conciencia sobre lo que nos está costandocomo seres humanos, como sociedad y comopaís la guerra que estamos viviendo. Por esto,a partir de esta reflexión es importante quese abran espacios de diálogo sobre qué alter-nativas creativas y constructivas se puedengenerar en los grupos y comunidades parahacer frente a esta realidad desde un com-promiso personal y asumiendo (es nuestrapropuesta) una opción clara por la noviolen-cia y la construcción colectiva de la paz.

De igual manera, recomendamos que lostalleres se adecuen a los contextos y necesida-des propias del grupo o comunidad con el quese trabaje. En todo caso, sería muy enriquece-dor para el PROGRAMA POR LA PAZ cono-cer el resultado de estas reflexiones, para locual los invitamos a que nos escriban sobre elloa los datos que aparecen en la contraportada.Los y las invitamos a una reflexión sincera ycreativa.

TALLER No. 1EFECTOS VISIBLES E INVISIBLESDE LA GUERRA

Participantes: el número de personas que de-seen de acuerdo con posibilidades de espacioy material.

Materiales: libro �LA VIGA EN EL OJO� o fo-tocopias de las ilustraciones de la páginas 90 y91, lápices o lapiceros y hojas en blanco.

Objetivo: expresar a través de historias y na-rraciones las opiniones y sensaciones de los/as participantes sobre los efectos visibles e in-visibles de la guerra en sus entornos cercanos.

TALLERES

de reflexión

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Metodología:1. Los participantes observan con

detenimiento la secuencia de los dibu-jos de LA VIGA EN EL OJO.

2. Cada participante, o por pequeños gru-pos, tratan de construir a partir de la se-cuencia de dibujos una historia que hablede algún costo/efecto que ha tenido la si-tuación de guerra del país en el entornocercano de los participantes (familia, ba-rrio, vereda, comunidad, empresa, etc.)

3. Se escriben las historias y se compartencon todo el grupo.

4. El/la facilitadora recoge los principalescostos que se identificaron en las histo-rias y se comparten los sentimientos ge-nerados a partir del ejercicio.

TALLER No. 2IMÁGENES Y SENSACIONESIMÁGENES Y SENSACIONESIMÁGENES Y SENSACIONESIMÁGENES Y SENSACIONESIMÁGENES Y SENSACIONESDE LDE LDE LDE LDE LOS COSTOS COSTOS COSTOS COSTOS COSTOS DE LA GUERRAOS DE LA GUERRAOS DE LA GUERRAOS DE LA GUERRAOS DE LA GUERRA

Participantes: el número de personas quedeseen siempre que haya espacio y materia-les para todos

Materiales: libreta de apuntes y lápices o la-piceros

Objetivo: identificar algunos costos de laguerra en diferentes ámbitos (personal,interpersonal, colectivo) y descubrir las sen-saciones que tales efectos provocan.

Metodología:1. Se identifican con los participantes los

espacios de relación en los queinteractúan cotidianamente. Sugerimosque se podrían clasificar básicamente entres: espacio personal (relación consigomismo/a), espacio interpersonal (relacióncon la familia, grupo, amigos, etc.) y es-pacio colectivo/público (relación con or-ganizaciones y con instancias de carác-ter público � dimensión del ser humanocomo miembro de una sociedad, un país)

2. Se organizan tres grupos. Cada uno deellos trabajará sobre uno de los espaciosde relación identificados79.

3. Cada grupo conversará sobre quétransformaciones cree que tiene la gue-rra en cada uno de estos espacios. Esdecir, uno de los grupos puede respon-der la siguiente pregunta: ¿la situaciónde guerra que vive el país cómo afectao transforma mi mundo personal, misemociones, mis ideas, mis opiniones?.El segundo grupo puede reflexionarsobre: ¿cómo afecta la guerra la formacomo me relaciono con la familia, losamigos, los vecinos, los compañeros detrabajo, etc.?. El último grupo puedepreguntarse: ¿qué efectos tiene la gue-rra en la forma como asumo mi país,lo que creo de él, cómo participo en losasuntos públicos ya sean de mi comu-nidad, del municipio o del país?

7979797979 En caso de que el grupohaya identificado otrosespacios, se adecuará elnúmero de grupos a ello.

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4. Después de reflexionar sobre esto, cada grupo elabora el siguiente cuadro:

5. Se comparte en plenaria los cuadros ela-borados por los grupos. El/la facilitadorarecoge las principales ideas y los senti-mientos que se expresaron.

TALLER No. 3LA GUERRA Y MI ENTORNO

Participantes: todos/as los que deseen deacuerdo con las posibilidades de espacio ymaterial.

Materiales: pliegos de papel, lápices, marca-dores, tijeras, revistas y periódicos, pegante.

Objetivo: analizar los costos de la guerra y lainversión para la paz en el contexto cercano.

¿Cómo podemos representargráficamente los efectos iden-tificados? (se realizan dibujos)

¿Qué palabras asociamos alos efectos que identifica-mos? (se escribe un listadode palabras)

¿Qué sentimientos nos dejaeste ejercicio?

Metodología:1. Organizados por pequeños grupos, los

participantes dibujan un mapa del sitiodonde viven.

2. En el mapa se ubican los costos de la gue-rra, es decir, los efectos que la confronta-ción armada está dejando en la vida in-dividual, social, cultural, política, etc., dela ciudad, vereda o municipio que se hadibujado. Estos efectos se pueden repre-sentar gráficamente, ubicándolos en losespacios donde se manifiestan con ma-yor fuerza.

Ejemplo: los niños juegan a la guerraentre �guerrillos y paracos�; se puedeexpresar a través de un dibujo y ubicarloen la escuela.

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Otro ejemplo puede ser el dolor de las ma-dres cuando a sus hijos los reclutan en al-guno de los grupos armados. Este dibujose puede ubicar en las casas de familia. Recordemos que los costos de la guerrapueden ser visibles e invisibles y quepodemos clasificarlos valiéndonos de lassiguientes categorías: culturales, econó-micos/materiales, humanitarios, psicoló-gicos, ambientales, políticos, espiritualesy sociales. En cada una de estas catego-rías podemos valernos del dibujo o de laimagen para representar cada costo.

3. Después de completar el mapa (o losmapas en caso de que el grupo sea nu-meroso), se presenta y se conversa sobrelo que se encontró y las tareas que sonnecesarias realizar para trabajar por lapaz en nuestro contexto.

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