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Esta obra clásica estudia a fondo la ciudad de las paradojas que fue la vieja Viena; las ideas verbales, decisivas entonces, de Karl Krauss; las ideas de crítica social que circularon allí; la visión ética en el propio Wittgenstein; el suicidio, tan evocado en su momento por tantos vieneses; en fin, el "lenguaje de la alienación", que se denunció en el cuadro intelectual, tan brillante, en el que vivió Wittgenstein, y que es aplicable a nuestra época a juicio de ambos autores

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    Estaobra clsica estudiaa fondo la ciudaddelas paradojasque fue la vieja Viena; las ideasverbales,decisivasentonces,de Karl Krauss;lasideasde crtica socialquecircularonall; la vis-in tica en el propio Wittgenstein;el suicidio,tan evocadoen su momentopor tantosvieneses;en fin, el "lenguajede la alienacin", quesede-nunci en el cuadrointelectual,tan brillante, enel que vivi Wittgenstein,y que es aplicableanuestra poca a juicio de ambos autores

  • ALLAN JANIKSTEPHEN TOULMINLa Viena deWittgenstein

    Ttulo original:Wittgensteins Vienna' 1973 by Allan JANIK and Stephen

    TOULMINEditor: SIMON AND SCHUSTER, Nueva

    York, 1973ISBN: 0-671-21360-1Primera edicin: 1974Reimpresiones: 1983, 1987' 1983, TAURUS EDICIONES, S. A.' 1987, ALTEA, TAURUS, ALFAGUARA,

    S. A.Juan Bravo, 38 28006 MADRIDTraduccin: Ignacio Gomez de LiaoISBN: 84-306-1126-6

  • Depsito Legal: M. 34.729-1987PRINTED IN SPAIN

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  • Prefacio

    A Ludwig Wittgensteinsele conocesobretodopor sus dos obras filosficas principales, elTractatusLogico-Philosophicus, publicadopocodespus de la Primera Guerra Mundial, y lasPhilosophical Investigations, en las que an seencontrabatrabajandocuando le sobrevino lamuerte en 1951.

    Con todo,y apartecompletamentedesusescri-tos publicados,Wittgenstein fue asimismo unhombrenotableque creci en un ambientenot-able.Pas su infanciay juventudenunafamilia yenunacasaqueconstituanunode los focoscul-turalesde la vida vienesaen los aos quevan de1895a 1914,aos quefueronunode los perodosms frtiles, originalesy creativosen arte y ar-quitectura,en msica, literaturay psicologa,ascomoen filosofa. Y cualquieraquehubieraten-ido la oportunidadde conocerpersonalmentea

  • Wittgensteinhabraadvertidoque tuvo interesesy conocimientosde primeramanoen todosesoscamposy aun en otros. As, pues, hemos in-tentadocon estelibro trazarun cuadrode la Vi-enade los ltimos tiemposde los Habsburgoy suvida cultural;creemosquecon la presentacindeestecuadrohabremoscontribuidoa hacerms in-teligibles las preocupacionesy logros intelec-tuales del propio Wittgenstein.

    Asimismoqueremosdejarclaro desdeel comi-enzo que este libro no es en modo alguno unabiografa,ya personal,ya intelectual,deWittgen-stein.Porel contrario,lo queaqunosimportaesun problemaespecfico,quequedadefinidoal fi-nal del captuloprimero,y unasolucin hipott-ica a eseproblema,queen el casode estarbienfundamentadaservira para restablecerla sig-nificacin de los lazosque unena Wittgensteincon el pensamientoy el arte contemporneosvienesesde lenguaalemana,aspectoste quehasidooscurecidocomoresultadodequeposterior-mentese asociaraa Wittgensteina los filsofos

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  • anglfonos de, por ejemplo, Cambridgey Cor-nell. A fin de trataresteproblemadeunamaneraeficaz,nosvimos obligadosdada la naturalezadel caso a reunirunaslida coleccin deprue-bas circunstancialescon referencia especial afiguras comparativamentetan poco familiarescomo Karl Krausy Fritz Mauthner.A fin de nosacrificarunabuenapartede los pormenoresres-ultantes, lo que ocurrira si nos limitsemos aWittgensteinsolamente,hemosdecididopresent-ar el conjunto de nuestro cuadro con toda suriquezay complejidad,de maneraque Wittgen-steinseaunafigura crucial,perono la nica enelescenario.Al margendecualquieraotracosa,es-to nos pareca tener visos de una buena historia.

    Hemosde aadir unaspocasobservacionesex-plicatoriassobrela estructuradel libro y sobrelanaturalezade las justificacionesque damos anuestro tema. En primer lugar, pues, con elcaptulo2 no hemospretendidohacerunahistor-ia formal de los ltimos tiempos de los Habs-burgo. (Para eso se requerira alguien con el

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  • talentoy la experienciadeun Carl Schorske).Enesecaptulohemosms bien intentadopresentaruna coleccin de episodios de muestra y deartculosescogidoscon el objeto de prepararelescenarioparael anlisis subsiguiente.Se basa,enparte,en recuerdosautobiogrficosde testigosoculares, tales como Bruno Walter y StefanZweig, y en los escritos de autores contem-porneos, como, por ejemplo,Robert Musil; enparte,tambin enconversacionesmantenidasconunaamplia lista deamigosy conocidosdeVienay otros sitios; y en parte, en autoridadeshistricas clsicas. Paraquienconozcaa Musil oa Schorskeno contendr sorpresaalguna.Por elcontrario,unade lascosasms sorprendentesquehallamosal preparardicho captuloera la unan-imidad a menudo con idnticos adjetivosquepresentabanlos informesy descripcionesquehacan los diferentes escritores y portavocesconsultados.

    El captulosobreKarl Krausesharinade otrocostal.Hastaahoralos estudiosacadmicossobre

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  • Kraus han sido principalmente literarios (porejemplo,los de Zohn e Iggers)o histricos (porejemplo,el de FrankField). Aun cuandonuestroestudiono contradiceseriamenteni reemplazaalos otros va, sin embargo,ms lejos, puespro-poneuna nueva interpretacin filosfica y ticade los escritosy las opinionesde Kraus.La im-portancianuclearquehemosdadoa Krauscomorepresentativoportavoztico de su medio ambi-enteesun puntosobreel queestelibro suminis-tra nuevasjustificacionespor las cualeshabr deser juzgado.Lo mismo es en cierta medidaver-dad respectoal modoen quehemosyuxtapuestoa Ludwig Wittgensteiny a Fritz Mauthner.Auncuando Wittgenstein opone explcitamente supropia incursin filosfica a la de Mauthnerenun puntonucleardel Tractatus, no puededecirse,sin embargo,que tengamosotraspruebasacercade queel Tractatusintentasede hechorespondera la anteriorcrtica del lenguajede Mauthner;as,pues,nuestravisin de las relacionesquese

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  • dan entre Mauthner y Wittgensteines, en estepunto, francamente conjetural.

    Una palabra sobre la divisin de nuestrastareas:lo principal del trabajo implicado en lapreparacinde los captulos2, 3,4 y 5 fue asum-ido por A. S. J., y el relativoa los captulos1, 7,8 y 9, por S. E. T.; amboscompartimoslas tareasdel captulo 6. Ambos, asimismo,hemostraba-jadoenel libro enteroy hemosestadodeacuerdosobrela redaccin definitiva. Dada la pocaorto-doxia de los puntosde vista centralesque aqupresentamos,y habida cuenta de las grandesdiferenciasrelativas a nuestrasprocedenciasyrumbosenel estudio,haconstituidoa la vezsor-presa y alegra descubrir cun pronta y fcil-mente fuimos capacesde llegar de hechoa unacuerdoen todaslascuestionesprincipales.Espe-cificando:S. E. T. conod personalmentea Wit-tgensteiny estudi con l en Cambridgeen 1941y, de nuevo,en 1946-7, tras llegar a su obra apartir, sobretodo, de la fsica, la filosofa de lacienciay la psicologafilosfica. A. S. J. lleg a

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  • la obradeWittgensteinmuchodespus,trasestu-dios de tica, filosofa generale historia de lasideas,y luegode escribiruna tesisparael M. A.en la Villanova University, en la quecomparabaa Wittgensteincon Schopenhauer,y finalmentetras una disertacin doctoral mantenidaen laBrandeisUniversity,queengranpartehasido in-corporadaal presentelibro. A despechode estasdiferencias no tuvimos dificultades especialesparallegara unavisin comn de la obradeWit-tgensteiny susignificacin, que,sin embargo,seapartasealadamentede la interpretacin reci-bida tal comoapareceen los comentarios,porejemplo,deMax Black y ElizabethAnscombe,la cualest casiexclusivamentebasadaen la vin-culacin de Wittgensteincon los lgicos GottlobFrege y Bertrand Russell. En este punto nosalentaroncon susconversacionesel profesorG.H. von Wright y otros,cuya familiaridad con lafsica, filosofa y literaturaen lenguaalemanadela poca leshizo ver cun necesarioeraconsider-ar a Wittgensteinno slo como lgico y filsofo

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  • del lenguaje,sino tambin como viens y comoestudiante de fsica terica e ingeniera.

    Muchosamigosy colegasde los EstadosUn-idos, Austria y otraspartesnos han ayudadoennuestrotrabajo.Michael Slattery,de Villanova,fue el primeroque introdujo a A. S. J. en la ma-teria,y hacontinuadosiendoun apreciadosuper-visor y crtico; Harry Zohn, de Brandeis,noshadado generosamenteconsejosy ayudascon suvasto conocimientode la ltima poca de losHabsburgo.S. E. T. incluy en un artculo paraEncountery en una comunicacin dadaante elBostonColloquiumde Filosofade la Cienciadeenerode 1969 una partede los trabajosprepar-atoriosde estelibro. A. S. J. mantuvoen Vienaampliasconversacionescon muchagente;entrelos quesedistinguieronpor su ayudaestn Mar-cel Faust,Raoul Kneucker,Rudolf Koder y eldoctor Paul Schick y su esposa.Lo mismo sepuededecir, en Innsbruck,de Walter Methlage,del BrennerArchiv. Aadamos queen todo mo-mentonosfue demuchoprovechoel personaldel

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  • negociadode informesde la OesterreichischeNa-tionalbibliothek y de la WienerUniversittsbibliothek.

    Nos alegra, por encima de todo, expresarnuestrasms clidas gracias a todos aquellosmiembros de la familia Wittgenstein,que nosproporcionarontantainformacin y un retratotanvvido de Ludwig Wittgensteinen sus caracter-sticashumanas,en su encuadrefamiliar y en elmedio en que creci; damosespecialmentelasgraciasa su sobrino ThomasStonborough,sincuya buena voluntad y generosacolaboracinnuestrotrabajohabrasido muchoms duro. Laatmsfera de humanidady cultura que todo loinvada,aquellaqueBrunoWalterhall entrelosWittgensteina la vueltadel siglo, no hadisminu-ido en lo ms mnimo con el paso del tiempo.

    1972ALLAN S. JANIKSTEPHEN E. TOULMIN

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  • 1. Introduccin.Problemas ymtodos

    Nuestrotemaescudruple: un libro y su signi-ficado; un hombrey susideas;unaculturay suspreocupaciones;una sociedady sus problemas.La sociedadesKakania[1] en otraspalabras,laVienade los Habsburgodurantelos veinticincootreintaltimos aos del ImperioAustro-Hngaro,tal como la capt con irona tan perceptivaRobertMusil en el primer volumendocumentalde su novelaEl hombresin atributos. La culturaes, o esoparecea primeravista, nuestrapropiaculturadel siglo XX en su infancia;el modern-ismo de principios de siglo, representadoporhombres tales como Sigmund Freud, ArnoldSchnberg, Adolf Loos, Oskar Kokoschka yErnstMach. El hombreesLudwig Wittgenstein;

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  • el hijo menorde un importantemagnateviensdel acero y mecenasde las artes, que despre-ciandosu posicin y fortuna familiaresllev unavida de sencillez y austeridadtolstoyanas.Ellibro es el Tractatus Logico-Philosophicus, oLogisch-philosophische Abhandlung[2], textoaltamentecondensadoy aforsticosobrefilosofadel lenguajeque pretendapresentar en todoslos puntos esenciales,la solucin final de losproblemasfilosficos [3], y al que se considerunode los libros clavedesu poca[4], auncuandosiguesiendotodavahoy unode los menosexpl-citos quesehayanpublicadoenigma o roman clef, al que el lector puededar una cualquierade doce interpretaciones diferentes.

    Nuestroobjetivo es,desdeel puntode vista delas pautasacadmicas,un objetivo radical: em-plearcadaunode los cuatrotpicos comoespejoenel quesereflejeny estudientodoslos otros.Siestamosen lo cierto, la debilidadcentralque sepusode manifiestoen la decadenciay cadadelImperio de los Habsburgoahond en las vidasy

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  • experienciasde sus ciudadanos,configurandoycondicionando las preocupacionescentrales ygeneralesde artistas y escritoresen todos loscamposdel pensamientoy la cultura,aunen losms abstractos:al tiempo que,en corresponden-cia recproca,los productosculturalesdel ambi-ente kakanio tenan en comn ciertos aspectoscaractersticosque hablany puedenarrojar luzsobreel contextosocial, poltico y tico de suproduccin. Estosaspectos,hemosde probarlo,estn resumidos con gran concisin en elTractatusde Wittgenstein.

    Al presentarunatesisdeestecalibrehade ten-erse inmediatamentea la vista la oposicin queprovocar,sin duda,aunqueslo fuesea causadesu forma y tambin de los seriosproblemasdemtodo y comprobacin que implica la defensadel caso[5]. As, pues,comencemosaqu indic-andoderechamentepor qu, en nuestraopinin,cadaunode los cuatrotpicos escogidospresentaproblemasy paradojasespecialesde cara a losanlisis acadmicos ortodoxos, y requiere

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  • hiptesis de unaclaseespecialy especficamenteinterdisciplinaria.

    En las solucionesquedamosa manerade tent-ativa a estasparadojaskakaniasno ha de habernada de particularmentemistificante o vacua-mentehinchado.Lejosdequererproduciralgunaespeciede Zeitgeist o anloga virtus dormitivahistrica comoclavequeoscureceranuestrosan-lisis explicatorios,queremossencillamentelim-itarnosa llamar la atencin (a reunir recuerdosrelativos) sobreun amplionmero dehechosbi-en atestiguadosrespectode la situacin social yculturalenquesehallabala Vienade los ltimosaos de los Habsburgo.Y aadiremos, comopremisas extraviadasde nuestrodiscurso,unnmero severamentelimitado de hiptesis suple-mentarias,algunasde las cualesestn al mismotiempo abiertas a confirmaciones y apoyosindirectos.

    Los restantesproblemas sobre los que noshabremosde concentrarsurgende la siguientemanera.Supngaseque queremosestudiar los

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  • ltimos das del Imperio austro-hngaro ocomo irnicamente los llamabaKarl Kraus,DieLetztenTagender Menschheit(los ltimos dasde la humanidad)[6] con respetoabsolutoa laaceptadasubdivisin de la empresaacadmicaencamposde estudio separados,cadauno de loscualesconsupropioe independienteconjuntodemtodos establecidosy de cuestiones.El res-ultadoser que,aunantesdequecomencemoselestudioespecficode nuestroscuatrotpicos porturno,habremosprescindido,trasdesgajarlos,delos problemas y consideraciones que noshabamos permitido plantear y avanzar.

    La historiapolticay constitucionaldel rgimende los Habsburgoes (segn estasuposicin) unamateriaque se ha de estudiarenteramenteen smisma.La narracin desusfortunasy desgraciasdurantelos aos 1890-1919sehabradeconstruirpresumiblementeen torno a las accionesy moti-vaciones del emperadorFrancisco Jos y delarchiduqueFranciscoFernando,a las conversa-cionesdeAehrenthale Izvolski, a lasactitudesde

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  • todos los diferentespartidosy nacionalidades,alos efectoscorrosivosde los procesospor traicindeZagrebde1909y al casoparejodeFriedjung,y a la nacienteestrellade ThomasMasaryk.Losorgenesdel sistemadodecafnico de composi-cin musicalde Schnbergson cosamuy difer-ente.El historiadorde la msica deber presum-iblementecentrarsuatencin, enesecaso,en losproblemastcnicos que planteabael claro agot-amientodel viejo sistemadiatnico con Wagner,RichardStraussy las primerasobrasdel propioSchnberg. (Al historiadorno se le ocurrira enseguidaque las relacionesde Schnbergcon unperiodistacomoKarl Krauspodranteneralgunasignificacin desdeel punto de vista de la com-prensin de susteorasmusicales).Entindaselomismo sobre la ruptura artsticacon la que lospintoresde la Secessionsesepararonde las act-ividades establecidasdel arte acadmico orto-doxo; entindaselo mismo sobrelos comienzosdel positivismo legal en la jurisprudenciadeHans Kelsen;sobrelas ambiciones y fortunas

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  • literariasde Rilke y de Hofmannsthal;sobrelosmtodos analticos de la termodinmica es-tadstica de Boltzmann; sobre los papelesquedesempearonAdolf Loos y Qtto Wagnercomoprecursoresde la escuelabauhausianade arqui-tectura,y sobreel programafilosfico del WienerKreis. En cadauno de los casosel primer pasoortodoxo es tratar los desarrollosen cuestin amaneradeepisodiosdeunahistoriams o menosautosuficientede la pintura o la teora legal, eldiseo arquitectnico o la epistemologa.Cu-alquiersugerenciaenel sentidodequesuscrucese interaccionesmutuaspudiesenhabersido tansignificativos como su evolucin interna seraconsideradasolamentecomo gangaa la que serecurrira despus de haberagotadoclaramentetodos los factores internos.

    Asimismo,por lo que se refiere a la vida y lapersonalidadde un hombrecomo Wittgenstein,que se hizo notorio hasta legendario por sumododesery por suscaprichosascaractersticastemperamentales,pareceraa primera vista del

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  • todo indispensabledejaral margenestosaspectoscuandode lo quese trataesde tasarsusdirectascontribuciones intelectuales al debatefilosfico [7]. Entretanto,cuandose consideraelTractatusdesdeel punto de vista de los histori-adoresde la lgica o de los filsofos del lenguaje,parece que difcilmente podremos hacer algodiferentea comenzara partir de Gottlob FregeyBertrandRussell,queeran los explcitosobjetosde la admiracin de Wittgenstein,y preguntn-donoshastaqu punto las innovacionesformalesy conceptualesdel propioWittgensteinle posibil-itaron la superacin de los obstculos lgicos yfilosficos que dejaron sin resolver Russell yFrege.

    Debemosdecirqueencadaunode los casoselcursoqueseadoptaseestaradeterminadopor elsupuestodequela situacin vienesaseprestabaaunacomprensincompletadentrode los trminosde los modosortodoxosde indagacin acadm-ica.La presenterelacin, por el contrario,sebasametodolgicamente enel supuestocontrario:

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  • a saber,que los aspectosdistintivos de la situa-cin socialy culturalde la Vienadeprincipiosdesiglo exigen de nosotrosque cuestionemoslosdesgajamientosque implica la ortodoxasepara-cin de poderesde historia constitucional,com-posicin musical, teora fsica, periodismopoltico y lgica filosfica. Pues,en la medidaenque consideremosabsoluta la validez de talesdesgajamientos,quedarn no slo inexplicadas,sinoquesern inexplicables,algunasde lascosasms sorprendentesrelativasal hombreWittgen-stemy a suprimeraobramaestra,al modernismoviens y al marcoque le dan los Habsburgo.Porotro lado,estosmismosaspectospuedenvolverseenteramenteinteligibles y desprendersede susparadojascon slo una condicin: a saber,quetengamosa la vista las interaccionesy crucesentre [1] el desarrollosocial y poltico, [2] lasmetasy preocupacionesgeneralesen diferentescamposdel artey la cienciacontemporneos,[3]la actitud personalde Wittgenstein respectoacuestionesde moralidad y valor, y [4] los

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  • problemasfilosficos tal y comoeranentendidosen la Vienade1900y tal comosepuedepresum-ir que el propio Wittgenstein los concibieracuandoseembarcen las indagacionesde lasqueel Tractatusfue el producto final.

    Por ejemplo, segn las pautasde finales delsiglo XIX, Austria-Hungra,o la MonarquaDu-al, o la Casade los Habsburgopara aludir aunamismacosaconslo tresde lasmuchasdes-ignacionesquese le daban, eraunade las re-conocidassuperpotencias,en posesin de unvasto territorio, con una bien establecidaestruc-tura de poderes,y con un largo haberde patenteestabilidadconstitucional.En 1918 la obrapolt-ica de siglos se desmoron como un castillo denaipes.En tantoqueen1945 la casaimperialdelJapn conservabael suficientemandocomoparaarquearseante las consecuenciasde la derrotamilitar sin por ello provocar un desastredinstico, y en tantoquedespusde1918la Ale-mania guillermina mantena la unidad polticaque le haba impuestoBismarck aun habiendo

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  • perdidosu real cabeza.En el casode la superpo-tencia de los Habsburgoa la derrota militarsigui al puntoel desmoronamientono slo de laautoridadde la monarqua,sino tambin de todoslos vnculos polticos preexistentes quemantenan la trabazn del Imperio. Durantesiglos la existenciade la Casade Habsburgofueun hechopoltico dominanteacaso incluso elhechopoltico dominante a todo lo largo y loanchode sus territorios ancestrales.Con todo, ydejando al margen el estilo arquitectnico decastillos y casasconsistoriales,y las comunid-adesde lenguaalemanade,por ejemplo.Transil-vaniay el Banat,hoy en da los BalcanesapenasmuestransignoalgunodequehubieraexistidoelImperio de los Habsburgo.Se desvaneci de-jandoan menoshuellasquela ocupacinhitleri-anade 1938-44o la Esferade la Coprosperidadjaponesade1941-45.Inclusosugranrival, el Im-perio otomano,dej marcasms duraderasen lavida y costumbresde los Balcanes,lo cualpuededescubrirseenseguidaen reas comoMacedonia

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    AnnotationALLAN JANIK STEPHEN TOULMIN La Viena de WittgensteinPrefacio1. Introduccin. Problemas y mtodos2. La Viena de los Habsburgo. Ciudad de paradojas3. Lenguaje y sociedad. Karl Kraus y los ltimos das de Viena4. Cultura y crtica. La crtica social y los lmites de la expresin artstica5. Lenguaje, tica y representacin6. El Tractatus reconsiderado: una verdad tica7. Wittgenstein, el hombre, y su pensamiento posterior8. Profesionalismo y cultura. El suicidio del movimiento moderno9. Post Scriptum. El lenguaje de la alienacinBibliografa SelectaARTICULOSThis file was createdwith BookDesigner [email protected]/04/2014notesNotas a pie de pgina