LA VIDA DE LA ROSALa rosa vivía como todas las demás, pero no se habría lamentado si no

hubiera sido por las burlas del girasol:

- ¡bonita vida la tuya! – fomentaba con grandes risotadas - ¡te

alimentas de aguas de lluvias y habitas en los más feos pastos de

ese hermoso jardín!

- Al final la rosa pensó que no podía seguir así y un día se fue ante la

jueza:

- En el jardín todas las flores tienen alguien que las rocié y un

hermoso pasto a su alrededor. ¿no merezco yo la igualdad?

- -es justo – sentencio la jueza -.

En adelante, tendrá que rociarte alguien y un buen pasto a tu

alrededor.

La rosa volvió corriendo a sus feos pastos. “agua limpia y hermosos

pastos” iba repitiendo por todo el camino, muy contenta.

Pero el girasol seguía con sus burlas, “¿¡lluvia y feos pastos!”, hasta

metérselas en sus hojas; así que cuando su esposo le pregunto que tal

le había ido y si había conseguido algo, le contesto:

- muy bien, no nos importara las burlas viviremos como somos y no

dejaremos que nuestra autoestima llegue al piso.

Andrea Ríos Amaya