La ltima estacin La vejez (tal es el nombre que otros le dan) puede ser el tiempo de nuestra dicha

J.L Borges

Que rabioso e intenso dolor nos lega tu frgil ausencia querida abuelita, que injusto todo esto, pero que injusto. A veces pienso abuelita que camino sobre un suelo firme, pero t me recuerdas que el suelo es lo ms vulnerable y cualquier cosa lo puede abrir en dos y hasta ah llegamos, y hasta ah llegan nuestros proyectos a futuro, y el maana y el maana se evapora serpenteando y ni la cola le podemos agarrar, en fin, solo queda caminar, solo queda caminar, pero hoy sus pies le pidieron el descanso. El recuerdo de tu muerte es intenso por que recoge la esencia y el valor de la vida, de nuestras vidas, y nos lo entrega con el mismo amor que tan bien supiste dar a todos y a cada de nosotros, tu familia. Es difcil poner firme el esqueleto cuando nos toca caminar por el desolado paraje de la muerte y sentirla tan nuestra, como s aquella muerte que te llevo se haya llevado tambin algo de nosotros, y aun sabiendo que no ser para siempre tu ausencia, tal certeza nos duele pero como humanos, pues la esperanza a veces tambin sangra, sangra porque sigue viva. Por qu sigues latiendo y bombeando amor desde la ausencia. Tan lejos como cerca, Junto a Pap. Te veo desde ac y estoy seguro que en algn lado estas abrazando algn rbol, sonriente, preciosa gozndote en la presencia de nuestro salvador. Nos dejas profundamente agradecidos por tu mpetu y coraje de haber vivida tanto y por tantos. Te amo Abue.

A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo atad