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La terapia de las zonas reflejas de los pies en los pacientes terminales de cánc er Efectividad, indicaciones y contra i ndicaciones de la reflejoterapia podal Dra. Montserrat Noguera (Directora en España de la Escuela Hanne Marquardt de Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies) REFLEX ZONE THERAPY IN TERMINAL ONCOLOGIC PATIENTS. NOGUERA M Keywords: Podoreflexology, reflexotherapy, oncology, adverse effects English abstrae!: Reflex zone therapy is a special foot massage (created by Dr. Fitzgerald and developed by Hanne Mar- quardt) very useful as pain rel iever in termi nal cancer patients. We can use tech niques like counterside treatment, back- fornt and up-down massage. I n counterside massage, we aplly the masage in the opposite side of pain, in back-front we .can apply it ,e .g., in the ingu inal zone for l um ba r vertebrae, and in the up-down we have several relationships like knee- elbow, dorsal-hip and wristle-ankle, as if the person were folded over itself. We can observe adverse reactions like sweat- ing, tachycardia, cold or hot sensatio'ns, usual ly derived of neurovegetative reactions, that indicate that we must stop the treatment. Reflex zone therapy is very useful i n contro lling the adverse reactions of chí nmiotherapy. Usual ly, we apply sedating techniques, and is not recommended to stimulate the lymphatic system. Vamos a abordar en estas páginas cuál es la aportación de la Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies (TZR), también denominada reflejote- rapia poda!, en pacientes ter- minales de cáncer. Por lo tanto expondremos algunas manio- bras y tratamientos encamina- dos a aliviar algunos de los trastornos que aquejan a este tipo de pacientes. En dichos pacientes, el tra- tamiento a realizar ha de estar orientado siempre a paliar o mejorar los síntomas, por lo que forzosamente será siem- pre sintomático y local. Por supuesto, no efectuaremos ningún tratamiento con el fin de hallar la causa de la enfer- medad. Ya sabemos de ante- m . ano que en estos casos la enfermedad es multifactorial y responde a una disfunción de los mecanismos de regulación del organismo, como sucede, por lo demás, en todas las enfermedades crónicas. Como cabe suponer, el pre- sente artículo en modo algu- no constituye un tratado de reflejoterapia poda!. Por el lo no nos extenderemos descri- NATURA MEDIÊTRIX N° 56 ENERO 2000 biendo los pormenores de dicha terapia. Sin embargo, sí vamos a enumerar algunos detalles acerca de cómo opera la ref lejoterapia poda! en nuestro organismo, para me- jor entender así sus múltiples efectos positivos. Todo reflejoterapeuta po- da! sabe que nuestro organis- mo está divido en diez líneas longitudinales que terminan en cada uno de los dedos de las manos o de los pies. Dichas líneas, citadas por pri- mera vez por el médico esta- dounidense W. Fitzgerald y amplia'das posteriormente por Hanne Marquardt, constitu- yen una suerte de cartografía acerca de las corresponden- Cias reflejas existentes en nuestro organismo. Por ejem- plo, las zonas mediales del cuerpo se reproducen fiel- mente en la cara interna de los pies y el dedo pulgar, así como las zonas laterales lo h · acen en las caras laterales de los pies. Aparte de dichas líneas· lon- gitudinales, nuestro cuerpo también posee tres líneas transversales. La primera, que transcurre por la cintura esca- pular, corresponde en nues- tros ptes a la articulación metatarso-falángica. La se- gunda línea transversal, cuya correspondencia en el cuerpo es la línea de la cintura, se halla en el pie en la articula- ción metatarso-tarso. La ter- cera de dichas líneas transver- sales, por su lado, está en el cuerpo en la base de la pelvis, mientras que en los ptes corresponde a la articulación del tobillo. Para el Dr. Fitzgerald, el pie derecho corresponde al lado derecho del cuerpo; y el izquierdo al izquierdo. Sin embargo, en la escuela d e Hanne Marquardt, quizás la mayor autoridad en cuanto a la reflejoterapia poda! se refiere, hemos comprobado -y así lo enseñamos- que, sobre todo en los tratamien- tos sintomáticos, puede resul- tar más efectivo realizar el tratamiento en el lado opues- to al afectado. Quiere ello decir que s i una persona sufre un dolor en la cadera dere- cha, pongamos por caso, puede resultar mucho más eficaz efectuar el tratamiento en la zona refleja de los pies correspondiente a la cadera izquierda. Un tratamiento , puede que resulte más eficaz si se lleva a cabo: en el lado opuesto, en el mismo lado o bien en ambos lados, por lo que de estas tres opciones emplearemos la que nos reporte mejores resultados. Formas de tratamiento A la hora de efectuar el tra- tamiento reflejoterapéutico tenemos ante nosotros diver- sas posibil idades. Así, pode- mos tonificar las zonas refle- jas a través de movimientos de flexión y extensión del dedo pulgar, entrando y saliendo de la zona refleja en cuestión (véase gráfico 1). También podemos sedar las zonas reflejas. Este es el tipo específico de maniobra que se utiliza en tratamientos de carácter sintomático, como los que realizaremos en e l caso de los pacientes termina- les de cáncer. Dicho movi- miento consiste en mantener

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Page 1: La terapia de las zonas reflejas de los pies en los ... · La terapia de las zonas reflejas de los pies en los pacientes terminales de cáncer Efectividad, indicaciones y contraindicaciones

La tera p ia de las zonas reflejas de los p ies en los pac ientes term i na les de cáncer

Efectividad, indicaciones y contra indicaciones de la reflejotera pia podal

Dra. Montserrat Noguera (Di rectora en España de la Escue l a Hanne Marquardt de Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies)

R E FLEX ZONE TH ERAPY IN TE R M I NAL ONCOLOG I C PATI ENTS. NOGU ERA M Keywords: Podoreflexol ogy, reflexothera py, oncol ogy, adverse effects Engl ish abstrae!: Reflex zone therapy is a spec ia l foot massage (created by Dr. F itzgera ld and developed by H a n ne Mar­q u a rdt) very useful as pain re l i ever in term i n a l cancer patients. We can use techn iq ues l i ke counterside treatment, back­fornt and up-down massage. In counterside massage, we a p l ly the masage in the opposite side of p a i n , in back-front we .can apply it ,e .g . , in the i ng u i n a l zone for l um bar vertebrae, a n d in the up-down we have several relationsh i ps l i ke knee­e l bow, dorsal-h i p and wristle-ankle, as if the person were folded over itself. We can observe adverse reactions l i ke sweat­i ng, tachycardia , cold or hot sensatio'ns, usual ly derived of neurovegetative reactions, that i nd icate that we m ust stop the treatment. Reflex zone therapy is very useful i n contro l l i ng the adverse reactions of c h í n m iothera py. Usual ly, we a pply sedating tech n iq ues, a n d is not recommended to sti m u late the lymphatic system.

Vamos a abordar en estas páginas cuál es la aportación de la Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies (TZR), también denominada reflejote­rapia poda!, en pacientes ter­minales de cáncer. Por lo tanto expondremos algunas manio­bras y tratamientos encamina­dos a aliviar algunos de los trastornos que aquejan a este tipo de pacientes.

En dichos pacientes, el tra­tamiento a realizar ha de estar orientado siempre a paliar o mejorar los síntomas, por lo que forzosamente será siem­pre sintomático y local. Por supuesto, no efectuaremos ningún tratamiento con el fin de hallar la causa de la enfer­medad. Ya sabemos de ante­m

.ano que en estos casos la

enfermedad es multifactorial y responde a una disfunción de los mecanismos de regulación del organismo, como sucede, por lo demás, en todas las enfermedades crónicas.

Como cabe suponer, el pre­sente artículo en modo algu­no constituye un tratado de reflejoterapia poda!. Por ello no nos extenderemos descri-

NATURA MEDICATRIX N° 56 ENERO 2000

biendo los pormenores de dicha terapia. Sin embargo, sí vamos a enumerar algunos detalles acerca de cómo opera la reflejoterapia poda! en nuestro organismo, para me­jor entender así sus múltiples efectos positivos.

Todo reflejoterapeuta po­da! sabe que nuestro organis­mo está divido en diez líneas longitudinales que terminan en cada uno de los dedos de las manos o de los pies. Dichas líneas, citadas por pri­mera vez por el médico esta­dounidense W. Fitzgerald y amplia'das posteriormente por Hanne Marquardt, constitu­yen una suerte de cartografía acerca de las corresponden­Cias reflej as existentes en nuestro organismo. Por ejem­plo, las zonas mediales del cuerpo se reproducen fiel­mente en la cara interna de los pies y el dedo pulgar, así como las zonas laterales lo h·acen en las caras laterales de los pies.

Aparte de dichas líneas· lon­gitudinales, nuestro cuerpo también posee tres líneas transversales. La primera, que

transcurre por la cintura esca­pular, corresponde en nues­tros ptes a la articulación metatarso-falángica. La se­gunda línea transversal, cuya correspondencia en el cuerpo es la línea de la cintura, se halla en el pie en la articula­ción metatarso-tarso. La ter­cera de dichas líneas transver­sales, por su lado, está en el cuerpo en la base de la pelvis, mientras que en los ptes corresponde a la articulación del tobillo.

Para el Dr. Fitzgerald, el pie derecho corresponde al lado derecho del cuerpo; y el izquierdo al izquierdo. Sin embargo, en la escuela de Hanne Marquardt, quizás la mayor autoridad en cuanto a la reflejoterapia poda! se refiere, hemos comprobado -y así lo enseñamos- que, sobre todo en los tratamien­tos sintomáticos, puede resul­tar más efectivo realizar el tratamiento en el lado opues­to al afectado. Quiere ello decir que si una persona sufre un dolor en la cadera dere­cha, pongamos por caso, puede resultar mucho más eficaz efectuar el tratamiento

en la zona refleja de los pies correspondiente a la cadera izquierda.

Un tratamiento ,puede que resulte más eficaz si se lleva a cabo: en el lado opuesto, en el mismo lado o bien en ambos lados, por lo que de estas tres opciones emplearemos la que nos reporte mejores resultados.

Formas de tratam iento

A la hora de efectuar el tra­tamiento reflejoterapéutico tenemos ante nosotros diver­sas posibilidades. Así, pode­mos tonificar las zonas refle­jas a través de movimientos de flexión y extensión del dedo pulgar, entrando y saliendo de la zona refleja en cuestión (véase gráfico 1 ) . También podemos sedar las zonas reflejas. Este es el tipo específico de maniobra que se utiliza en tratamientos de carácter sintomático, como los que realizaremos en el caso de los pacientes termina­les de cáncer. Dicho movi­miento consiste en mantener

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la presión en la zona dolorosa del pie, durante 20 a 3 0 segundos aproximadamente. En la mayoría de los casos, tras sedar una zona refleja la intensidad del dolor remite de forma considerable.

Se han de sedar uno a uno todos los puntos dolorosos de un área afectada. Esta opera­ción puede ser repetida dos o tres veces seguidas. Según sean las reacciones que expe­rimente el paciente, podremos sedado tantas veces al día como sea preciso, cada vez que el dolor haga acto de pre­sencia de nuevo, o bien hacer­lo sistemáticamente cada dos o tres horas. A veces, lo más conveniente es hacerlo unas

tres o cuatro veces al día, según las necesidades del paciente.

Las maniobras de regula­ción se utilizan cuando existe una sobrecarga del sistema neurovegetativo, o sea, cuan­do se observan reacciones de tipo nervioso (véase gráfico 2 de la página siguiente). Tam­bién se puede recurrir a ellas siempre y cuando deseemos llevar a cabo un tratamiento sin ningún estímulo específi­co, por ejemplo cuando el paciente esté sometiéndose a sesiones de quimioterapia o radioterapia. Asimismo, las maniobras de regulación pueden utilizarse cuando el paciente se sienta nervioso o

G ráfico 1

excitado, al objeto de poder tranquilizarlo.

Son dos las maniobras de regulación que podemos efec­tuar. La primera consiste en aplicar un estiramiento sobre los talones. Dicha maniobra actúa sobre la respiración y la musculatura, a menudo aga­rrotada, ordenándolas y rela­j ándolas. Para ello, situamos nuestras manos bajo los talo­nes del paciente y prestamos atención al ritmo de su respi­ración que por lo general, será rápido y superficial. Sin embargo, no hemos de tener prisa por modificarlo. El esti­ramiento de los talones empie­za durante la inspiración del paciente; si, tal como hemos

E l t rata m i e nto a re a 1 i za r h a de

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NATURA MEDICATRIX N' 56 ENERO 2000

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NATURA MEDICATRIX N" 56 ENERO 2000

apuntado ya, la respiración es breve y rápida, podemos modificarla ejecutando un solo estiramiento entre varios movimientos respiratorios, o bien prolongando un poquito el estiramiento al final de la inspiración o de la espiración,

como si se tratara de una callada invitación a respirar con mayor profundidad.

La segunda maniobra de regulación que podemos rea­lizar recibe el nombre de "bóveda de energía" y consis-

Gráfico 2

te en colocar el centro de la palma de nuestras manos, en forma cóncava, durante unos 20 a 30 segundos, sobre las articulaciones metatarsofa­lángicas del dedo gordo de ambos pies del paciente desde una posición medial.

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Procediendo de esta forma tocamos algunas zonas reflejas que están íntimamente ligadas a procesos vitales reguladores, como el cerebelo, las glándulas tiroides, el corazón y la nuca. En la mayoría de los casos, los pacientes suelen reaccionar de inmediato al contacto con un notable aumento del bienestar y de la paz interior.

Reacciones de l paciente

Las reacciones no son sino los cambios o sensaciones que se producen en el paciente durante el tratamiento. Di­chos cambios nos son de mucha utilidad, ya que nos orientan sobre la duración del tratamiento, así como de la intensidad del mismo.

La aparición de estos cam­bios nos indica siempre que debemos reducir la intensidad y ritmo de trabajo. Y si a pesar de ello las reacciones persisten, deberemos suspen­der el tratamiento e iniciar unas cuantas maniobras de regulación. En cualquier caso, hemos de tener siempre pre­sente que el umbral de dosifi­cación ha de ser siempre indi­vidualizado. Cada paciente responde de manera particu­lar al tratamiento.

Estas reacciones que experi­menta el paciente no son más que respuestas del sistema neu­rovegetativo. Pueden mani­festarse en forma de sudora­ción abundante de manos y pies, modificación en la fre­cuencia del pulso (taquicar­dia), cambios de coloración del rostro (enrojecimiento o pali­dez), así como en la temperatu­ra corporal (intensa sensación de frío o calor, temblores) , cambios en el ritmo respirato­rio, sensación de mareo y reac­ciones anímicas imprevisibles (llanto, miedo, confusión).

En el caso hipotético de que las reacciones sean molestas para el paciente, reduciremos la intensidad del tratamiento, tal como hemos indicado anteriormente. Pero si éstas persistieran suspenderemos del todo el tratamiento para realizar a continuación algu­nas maniobras de regulación.

Contra i n d icaciones

En modo alguno puede hacerse un uso indiscrimina­do de la Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies, ya que ésta posee unas cuantas con­traindicaciones. Así, no podrá utilizarse en caso de linfangi­tis o tromboflebitis agudas. En estos casos concretos reali­zaremos el tratamiento única­mente en el pie de la pierna que no esté afectada. Otra posibilidad consiste en efec­tuar el tratamiento en las zonas reflejas de las manos en lugar de los pies.

Por su lado, si el paciente tiene fiebre, sólo podremos realizar maniobras de regula­ción o bien sedarlo, pero en absoluto aplicaremos manio­bras de tonificación.

El dolor

E l dolor que s e experimen­ta en una zona refleja del pie indica que su zona correspon­diente en el cuerpo tiene algu­na alteración. Por ello resulta de gran ayuda a la hora de escoger las zonas de los pies que vamos a tratar. Sin embargo, en algunos pacien­tes terminales este indicador nos puede ser inútil, puesto que los pies de dichos pacien­tes están demasiado flácidos, sin tono, y por supuesto, sin dolor. En este caso, la obser­vación de las distintas zonas reflejas de los pies resulta de gran ayuda para realizar el tratamiento.

El paciente podrá experi­mentar el dolor de maneras bien diversas. A veces, sentirá como una especie de pincha­zo; otras, por el contrario, parecerá como si el terapeuta le estuviese clavando las uñas. También es frecuente notar un dolor más sordo, como si se tratase del dolor residual de un golpe.

Observación de las zonas reflejas

Saber reconocer las distin­tas zonas reflejas de los pies que están afectadas resulta de

gran utilidad en todos los pacientes, pero especialmen­te, en aquéllos que no pueden expresarnos nada, ya que se hallan en coma, o en aquéllos otros que están confusos o bien que no son capaces de sentir dolor.

La observación atenta de los pies del paciente nos per­mite ver trastornos en la está­tica del pie, como, por ejem­plo, dedos en martillo aplas­tados entre sí, que nos apun­tan la existencia de algún trastorno en las zonas de la cabeza. Cuando el arco trans­versal del pie está caído o se aplana, nos está indicando algún tipo de congestión o trastorno del tórax y la respi­ración. Por su parte, la caída del arco longitudinal del pie puede significar dolor o sobrecarga en la espalda.

Igualmente, la observación atenta de la piel y los tejidos, de los edemas, de las conges­tiones venosas y linfáticas, de la retracción del tejido celu­lar subcutáneo o bien de su laxitud, las coloraciones excesivamente pálidas, así como las zonas más enrojeci­das, las anomalías en la piel, las uñas y las membranas interdigitales, todo ello nos proporciona una valiosa información acerca del esta­do de salud de la persona; y, por supuesto, nos ayudan a localizar la zona específica que se halla afectada y a tra­tarla. En este caso, podemos decir que es tan importante el valorar qué hay como dónde está localizado el tras­torno.

Sin embargo, insisto, ya que estas páginas no consti­tuyen un libro sobre la Tera­pia de las Zonas Reflejas de los Pies, dejamos de lado algunos aspectos interesan­tes, pero que . nos exigirían mucho más espacio. Así, por ejemplo, no podemos deta­llar la localización exacta en el pie de todas las zonas reflejas. El lector interesado habrá de consultar la biblio­grafía existente a propósito del tema, especialmente los libros de Hanne Marquardt1, ya que son los que tienen mayor rigor, conocimiento y profundidad (véase gráfico 3 en la página siguiente) .

Tocamos a l gu n as zon as ref l ej as q u e

está n ínt i mamente

l igadas a procesos v i ta l es

regu l adores, como el cerebe l o ,

l a s g lá n d u l as t i ro i des, e l

corazón y la n u ca

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Ayuda a l paciente term inal

Podemos comenzar por sedar el dolor. El dolor acos­tumbra a ser el trastorno más frecuente. Algo tan sencillo como apoyar suavemente la palma de la mano en la zona refleja del pie, correspondien­te al lugar doloroso en el

NATURA MEDICATRIX N• 56 ENERO 2000

G ráfico 3

Zonas reflejas de los pies dorsal

62 ----����� .:6 A���=+--

Huesos, músculos, tejidos

1 Frontal 2 Parietal 3 Senos frontales 4 Bóveda craneal 5 Región lateral de la cabeza 6 Base del cráneo 7 Apófisis mastoides 8 Músculo esternomastoideo 9 Músculos de la nuca

1 0 Articulación d e l a mandíbula 1 1 Exterior de la cabeza y el cuello 1 2 Dientes 1 3 Borde superior del trapecio

cuerpo, puede resultar de gran ayuda. Podemos efec­tuar movimientos sedantes, o sea, presiones mantenidas en un punto, entre veinte y trein­ta segundos, en toda el área afectada. Si el punto en el pie presenta un dolor excesivo, las presiones que efectuare­mos no serán excesivamente intensas. Por su parte, si el pie está edematoso o con varices

20 Esternón 21 Clavícula 22 Articulación del hombro 23 Brazo 24 Codo 25 Borde del tórax 26 Omóplato 27 Diafragma 28 Pared abdominal 30 Cabeza del fémur 31 Región ventral del muslo 36 Región lateral de la rodilla 37 Aefión medial de la rodilla 40 Tejido abdominal/pelviano 41 Pelvis menor

pronunciadas, la presión tam­poco debe de ser demasiado fuerte, ya que podríamos lesionar los tejidos.

Resulta muy beneficioso comenzar a sedar por el lado contrario al que duele, apro­vechando las relaciones con­tralaterales, delante-detrás y arriba-abajo existentes en nuestro cuerpo. Quiere ello

D

43 Protuberancia del isquion

Órganos sensoriales sistema hormonal

44 Ojo 45 Centro visual 46 O ido 47 Hipófisis 48 Tiroides 49 Cápsulas 52 Trompa uterina 57 Plexo solar (plexo celíaco)

decir que si el dolor está loca­lizado, por ejemplo, en el lado derecho de las vértebras lum­bares podemos trabajar las zonas reflejas de dichas vérte­bras pero en el lado izquier­do (relación contralateral) . O bien, trabajar la zona de la musculatura abdominal (rela­' ción delante-detrás) o hacerlo en la zona de las cervicales (relación arriba-abajo) .

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G ráfico 3

Zonas reflejas de los pies

Cerebro, corazón, sistema linfático

58 Cerebro 59 Cerebelo 60 Encéfalo. Médula espinal. 61 Trompa de Eustaquio 62 Linfa cabeza/cuello 63 Región linfática lateral del cuello 64 Linfa axila 65 Aorta, vena cava superior 66 Corazón 67 Timo 68 Pecho, en la mujer 69 Bazo 70 Apéndice

Las relaciones derecha­izquierda son claras. Las rela­ciones delante-detrás siguen aproximadamente los llama­dos dermatomas de Head, mientras que las relaciones arriba-abajo son las siguien­tes : hombro-cadera, codo­rodilla, muñeca-tobillo y cer­vicales-lumbares. Si nos fija­mos, sería como doblar a una persona por la cintura.

D plantar

71 Linfa región inguinal

Órganos respiratorios

74 Cavidad nasofaríngea 75 Tráquea 76 Ramificaciones de los bronquios 77 Pulmones

Vías urinarias

78 Riñones 79 U réter. Tracto digestivo 82 Esófago 83 Entrada del estómago. Cardias

Siempre utilizando el movi­miento sedante, escogeremos una de estas tres opciones y si el dolor disminuye o, mejor aún, desaparece, no haremos nada más. Si el dolor aparece de nuevo, volveremos a reali­zar el mismo tratamiento.

Pero si viésemos, por el contrario, que este tratamien­to no tiene efectos positivos

84 Estómago 85 Salida del estómago - Píloro 86 Intestino delgado - Duodeno 87 Intestino delgado - Yeyuno, íleon 88 Válvula i leocecal o de Bauhin 89 Colón ascendente 90 Colón transverso 91 Colón descendente 92 Sigmoideo 93 Recto 94 Vesícula biliar 96 Hígado

en el paciente, tendremos que probar alguna de las otras opciones que tenemos ante nosotros. En última instancia, siempre podemos trabajar sedando las zonas que corres­ponden a las lumbares del lado derecho.

En el supuesto de que note­mos que las manos y los pies del paciente comienzan a

sudar o que siente frío y tem­blores, aparte de las reaccio­nes que ya hemos señalado al principio, suspenderemos el tratamiento y comenzaremos a realizar maniobras de regu­lación.

En pacientes cuyo sistema neurovegetativo es lábil, cosa que acostumbra a ocurrir con frecuencia en personas cuyo

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m estado es grave y débil, sólo efectuaremos maniobras de regulación.

En la mayoría de los pacientes terminales el dolor se ve agravado por el estado de intoxicación del organis­mo, ya sea como consecuen­cia de los· propios medica­mentos, ya por la poca capa­cidad de drenaje de los órga­nos de excreción. Por ello será de enorme ayuda, siempre y cuando el sistema neurovege­tativo del paciente no esté demasiado lábil, tonificar las zonas correspondientes a los sistemas urinario y digestivo, al hígado y al bazo. Asimis­mo, podemos tonificar las glándulas suprarrenales.

Al menos, en los primeros tratamientos que efectuemos a un paciente, y hasta que no conozcamos bien cuáles son sus reacciones, no maniobra­remos sobre las zonas del siste­ma linfático. Cada vez que se desencadenan reacciones del sistema neurovegetativo dismi­nuiremos la intensidad del tra­tamiento, para detenerlo más tarde, una vez efectuadas algu­nas maniobras de regulación.

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G ráfico 4

37

Huesos, músculos, tejidos

1 4 Región cervical d e l a columna vertebral

1 5 Región dorsal d e la columna vertebral

1 6 Región lumbar d e l a columna vertebral

1 7 Hueso sacro

Náuseas y vómitos

Las náuseas y vómitos son frecuentes si el paciente está sometido a tratamientos de quimioterapia. En dicho caso no es aconsejable tonificar los órganos de excreción, ya que podríamos disminuir el efecto del medicamento. Mas bien al contrario, podemos, sedar la irritabilidad de órganos como el hígado, la vesícula biliar o el estómago. Tras ello, efectuare­mos maniobras de regulación.

Diarreas

Podemos sedar las zonas tanto del aparato digestivo como las del tramo de la columna vertebral correspon­dientes, a saber, las vértebras dorsales bajas y lumbares. Una vez hemos procedido así, llevaremos a cabo abundantes maniobras de regulación.

Estreñ imiento

En casos de estreñimiento, podemos tonificar las zonas del intestino delgado y grueso, así como aquellas zonas de la musculatura abdominal y de los tramos dorsal y lumbar de

medial

1 8 Cóccix 1 9 Articulación sacroilíaca 22 Articulación del hombro 23 Brazo 24 Codo 25 Borde del tórax 28 Pared abdominal 29 Región de la cadera 32 Región lateral del muslo

la columna vertebral. Si dicha zona no es la que está afecta­da por la neoplasia, no tonifi­caremos sino que efectuare­mos maniobras sedantes.

Retención urinaria

Puede ser post-operatoria o bien post-radioterapia. En ambos casos, trataremos la vejiga de la orina, el sacro, los genitales, el recto y la sínfisis púbica, mediante movimien­tos sedantes. El tratamiento durará unos diez minutos aproximadamente. Si el pa­ciente no ha orinado en este tiempo, volveremos a repetir el mismo tratamiento de nuevo una o dos veces más al cabo de media hora.

Post-radioterapia

Tras haberse sometido a sesio­nes de radioterapia, el paciente sufre una gran congestión en la zona irradiada, lo cual puede producir malestar o dolor. En tal caso, deberemos realizar el movimiento sedante en la zona sintomática. Esto resulta muy útil para aliviar las molestias. Después podemos realizar algu­nas maniobras de regulación.

D

/ 52

33 Región medial del muslo 34 Músculos de los g lúteos 36 Región lateral de la rodilla 37 Región medial de la rodil la 38 Sínfisis 39 Región sínfica 42 Suelo de la pelvis

Cicatrices

Antes que nada hemos de ser conscientes de que un dolor puede estar provocado, o puede verse agravado, por el bloqueo energético que producen las cicatrices. Por esta razón hemos de buscar cuantas cicatrices tenga el paciente, ya sean recientes o antiguas, que podremos tra­tarla con terapia neural, o sea, mediante infiltraciones de procaína al 1 % .

También resulta muy eficaz realizar pases energéticos con la mano, siguiendo el recorri­do de la energía a lo largo del meridiano de acupuntura que se encuentre obstruido. Igual­mente, podemos alternar mo­vimientos sedantes y tonifi­cantes en la zona refleja de los pies correspondiente a la cica­triz en cuestión, así como tonificar el órgano extraído.

Resumen

La Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies resulta muy útil como terapia asis­tencial para los pacientes

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D lateral

28 71 \; 36 \ ' �32 \

.. 1 ! ' --;��?"---f--88 70

¡.->.;�-------',--+-- 52

Órganos sensoriales, sistema hormonal

51 Ovario 52 Trompa uterina 53 Útero 54 Próstata 55 Miembro viril y testículos 56 Cordón espermático y

conducto inguinal

afectados de cáncer. En el caso de aquellos pacientes que estén recibiendo quimiotera­pia o radioterapia, utilizare­mos básicamente maniobras de regulación, aunque tam­bién podemos realizar algu­nos movimientos sedantes en las zonas sintomáticas que están congestionadas o dolo­rosas.

Transcurridas dos semanas tras finalizar las sesiones de quimioterapia y radioterapia, podemos realizar nuevamente tratamientos tonificantes en las zonas reflejas.

Sea como fuere, lo que sí que podemos realizar siempre son movimientos sedantes en la zona sintomática al objeto de aliviar el dolor. También podemos efectuar maniobras de regulación para inducir calma al paciente si es que éste se siente inseguro.

Por su parte, las reacciones del sistema neurovegetativo nos indicarán el momento preciso en el que hemos de interrumpir el tratamiento que estamos efectuando, dado que dichas reacciones no

'�r----,...4--_ 56 ' 29 --+-+--117 ' 34

1'-.:21'----'tt-- 51 72

Cerebro, corazón, sistema linfático

68 Pecho, en la mujer 70 Apéndice 71 Linfa: región inguinal 72 Linfa: región lateral del muslo 73 Linfa: región medial del muslo

hacen sino mostrarnos que el paciente ha recibido un trata­miento suficiente. Al cabo de un cierto tiempo, una o dos horas o tres o cuatro veces al día, podrá repetirse de nuevo el tratamiento. Por otro lado, podemos realizar tratamien­tos cada vez que el paciente tenga dolor.

La actitud del terapeuta es muy importante en el contexto de la Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies. Así, es muy importante que el terapeuta permanezca lo más atento

· posible al flujo de su propia respiración durante todo el rato que dure el tratamiento. Esto le permitirá estar centrado en sí mismo en todo momento. Y es que el terapeuta ha de ser consciente que es preciso dejar un cierto espacio tanto físico como emocional entre él y el paciente, para no sentirse luego excesivamente agotado. Si esto llegase a ocurrir, puede el tera­peuta tomar un baño caliente con sal, lo cual le resultará enormemente reparador.

Los pacientes que se hallan en fase terminal experimentan una notable mejoría en la respi-

Gráfico 4

Vías urinarias

79 Uréter 80 Uretra 81 Vejiga

Tracto digestivo

88 Válvula i leocecal o de Bauhin 93 Recto 94 Ano 95 Vesícula biliar

ración cuando se tonifica con suavidad durante algunos mi­nutos las zonas correspondien­tes al diafragma y al corazón.

En el supuesto de que el paciente sufriese edemas en las piernas y los pies, la aplica­ción de pases alternos en la zona refleja correspondiente y la tonificación suave de los riñones y del corazón puede producir, sin duda alguna, un alivio importante. Por otra parte, también es de gran uti­lidad en pacientes terminales sedar las zonas del plexo solar.

También los propios fami­liares del paciente pueden desempeñar un importante papel en unos momentos tan cruciales. Efectivamente, pue­den acariciar o, más sencill_o aún, sostener los pies del paciente. Por muy simple que pueda parecer, esto es de gran ayuda, ya que constituye una forma de estar en contacto físico con dicha persona. De esta forma es posible estable­cer una comunicación muy sincera y profunda sin necesi­dad de que medie palabra alguna. Dichas caricias pue­den prolongarse a lo largo de

diez a quince minutos, duran­te las visitas al paciente si es que éste se encuentra hospita­lizado, o todas las veces que se crea necesano, srempre y cuando, sea posible por el estado del paciente.

Podemos cerrar estas líneas afirmando que, en definitiva, la persona en estado terminal que recibe tratamiento me­diante la Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies, puede, sentirse muy aliviado de las molestias físicas que pueda sufrir, al tiempo que estará emocionalmente mucho más acompañado.

1 Hanne MARQUARDT, Tera­pia de las Zonas Reflejas, de los Pies, Barcelona: Urano, 1 986;

Hanne MARQUARDT, Ma­nual práctico de la Terapia de las Zonas Reflejas de los Pies, Barcelona: Urano, 1 994.