la teoria del conflicto y la resolucion de · pdf file3 mismo conjunto de recursos escasos; y...

23
1 LA TEORIA DEL CONFLICTO y LA RESOLUCION DE CONFLICTOS Herbert David Ortega Pinto En el desarrollo y devenir histórico de la humanidad, el conflicto ha ocupado y ocupa u un lugar decisivo en las relaciones sociales y ha sido, en última instancia, el elemento dinamizador que ha cambiado y marca la historia. Si pensamos en conflictos armados intergrupales, nos encontramos con miles de ellos a lo largo de toda la historia de la humanidad, lo cual ha fomentado la concepción negativa de la paz, es decir, paz como ausencia de guerras o conflictos o como etapa intermedia entre dos guerras. Pero un conflicto no es identificable únicamente con guerras o enfrentamientos armados, sino que abarca también una variedad de situaciones que pueden generar diversas manifestaciones y resultados. Si bien la guerra es la forma más llamativa e importante de los conflictos sociales, esta no es la única. La noción de conflicto tampoco se limita a las relaciones sociales intergrupales, sino que abarca también las situaciones producto de relaciones interpersonales. No obstante, por muchos años, se ha insistido en separar el estudio y tratamiento de los conflictos intergrupales de los interpersonales; así, desde un punto de vista socio- político, tal y como lo plantea la investigación para la paz, la noción de conflicto queda reducida a las relaciones intergrupales, definiendo el mismo como "una situación social en la cual un mínimo de dos partes pugnan al mismo tiempo por obtener el mismo conjunto de recursos escasos ". Esta definición nos lleva a considerar el conflicto como un fenómeno social que involucra como condición necesaria la escasez. En todo caso, se trate de conflictos interpersonales y/o intergrupales, investigadores para la paz consideran el conflicto como un proceso natural y necesario en toda sociedad humana, como una de las fuerzas motivadoras del cambio social y como un elemento creativo esencial en las relaciones humanas. No se trata, por tanto, de eliminarlo, sino más bien de regularlo y buscar su transformación en aras del cambio y de la superación del status quo, de lo contrario, un conflicto puede ser destructivo y aniquilador de esperanzas con un costo de elevadas proporciones. La clave no está, pues, en su eliminación, como se ha pretendido con frecuencia, en cuyo caso la sociedad se haría estática y uniformizada, desapareciendo la diversidad y riqueza humana, sino en su regulación y resolución, en establecer las vías para su solución por las partes ya satisfacción de las mismas, sin que el mismo llegue a desembocar en la violencia. LAS CAUSAS Y SURGIMIENTO DE LOS CONFLICTOS Los resultados de las investigaciones antropológicas nos indican que los conflictos se producen en todas las culturas que existen en el mundo, cada una con sus particularidades. En la actualidad, donde quiera que miremos en la sociedad, vemos conflictos latentes, en ebullición o plenamente manifiestos. A nivel de relaciones interpersonales se aprecian conflictos entre amigos, compañeros de trabajo, esposos, hermanos, padres e hijos y vecinos. A nivel intergrupal, también se dan con frecuencia altercados cargados de emociones y que muchas veces degeneran en violencia. Así, muchas de estas disputas son extremadamente perjudiciales para la salud mental, acarrean pérdida de recursos, malgastan tiempo y dinero y dañan o eliminan físicamente a muchas personas.

Upload: buibao

Post on 31-Jan-2018

226 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

LA TEORIA DEL CONFLICTO y LA RESOLUCION DE CONFLICTOS

Herbert David Ortega Pinto

En el desarrollo y devenir histórico de la humanidad, el conflicto ha ocupado y ocupa u un lugar decisivo en las relaciones sociales y ha sido, en última instancia, el elemento dinamizador que ha cambiado y marca la historia. Si pensamos en conflictos armados intergrupales, nos encontramos con miles de ellos a lo largo de toda la historia de la humanidad, lo cual ha fomentado la concepción negativa de la paz, es decir, paz como ausencia de guerras o conflictos o como etapa intermedia entre dos guerras.

Pero un conflicto no es identificable únicamente con guerras o enfrentamientos armados, sino que abarca también una variedad de situaciones que pueden generar diversas manifestaciones y resultados. Si bien la guerra es la forma más llamativa e importante de los conflictos sociales, esta no es la única.

La noción de conflicto tampoco se limita a las relaciones sociales intergrupales, sino que abarca también las situaciones producto de relaciones interpersonales. No obstante, por muchos años, se ha insistido en separar el estudio y tratamiento de los conflictos intergrupales de los interpersonales; así, desde un punto de vista socio-político, tal y como lo plantea la investigación para la paz, la noción de conflicto queda reducida a las relaciones intergrupales, definiendo el mismo como "una situación social en la cual un mínimo de dos partes pugnan al mismo tiempo por obtener el mismo conjunto de recursos escasos ". Esta definición nos lleva a considerar el conflicto como un fenómeno social que involucra como condición necesaria la escasez.

En todo caso, se trate de conflictos interpersonales y/o intergrupales, investigadores para la paz consideran el conflicto como un proceso natural y necesario en toda sociedad humana, como una de las fuerzas motivadoras del cambio social y como un elemento creativo esencial en las relaciones humanas. No se trata, por tanto, de eliminarlo, sino más bien de regularlo y buscar su transformación en aras del cambio y de la superación del status quo, de lo contrario, un conflicto puede ser destructivo y aniquilador de esperanzas con un costo de elevadas proporciones. La clave no está, pues, en su eliminación, como se ha pretendido con frecuencia, en cuyo caso la sociedad se haría estática y uniformizada, desapareciendo la diversidad y riqueza humana, sino en su regulación y resolución, en establecer las vías para su solución por las partes ya satisfacción de las mismas, sin que el mismo llegue a desembocar en la violencia.

LAS CAUSAS Y SURGIMIENTO DE LOS CONFLICTOS

Los resultados de las investigaciones antropológicas nos indican que los conflictos se producen en todas las culturas que existen en el mundo, cada una con sus particularidades. En la actualidad, donde quiera que miremos en la sociedad, vemos conflictos latentes, en ebullición o plenamente manifiestos. A nivel de relaciones interpersonales se aprecian conflictos entre amigos, compañeros de trabajo, esposos, hermanos, padres e hijos y vecinos.

A nivel intergrupal, también se dan con frecuencia altercados cargados de emociones y que muchas veces degeneran en violencia. Así, muchas de estas disputas son extremadamente perjudiciales para la salud mental, acarrean pérdida de recursos, malgastan tiempo y dinero y dañan o eliminan físicamente a muchas personas.

2

En el análisis y estudio de las causas y surgimientos de los conflictos se han generado fuertes y prolongadas discusiones sobre si la frecuencia con que estos han aparecido en la historia humana obedece a una conducta destructiva -o agresiva- innata en el ser humano, o si responde más bien a la combinación de factores naturales de la persona humana con su medio ambiente ecológico y social. Por siglos se ha atribuido la aparición constante de conflictos a la naturaleza humana. Muchos de los estudios realizados al respecto están marcados por un pesimismo antropológico que señala las relaciones humanas como inmutables relaciones competitivas y de lucha por el poder, poder que garantizaría la seguridad y que será posible controlar sólo por medio de un pacto social en donde todos los individuos se sometan deliberadamente a normas que regulen sus relaciones sociales interpersonales e intergrupales.

En la otra posición, se encuentran los que sostienen que la agresividad humana en un conflicto ni es inevitable, ni es un aspecto incontrolable de su naturaleza. En esa dirección fue hecha la célebre " Declaración de Sevilla sobre la Violencia ", de 1986, la cual fue producto de una reunión auspiciada por la UNESCO y que hizo converger a investigadores y académicos de diversas disciplinas, provenientes de todas partes del mundo y de las ciencias más relacionadas con el tema.

Dicha declaración recogió cinco proposiciones básicas:

I. Es científicamente incorrecto decir que hemos heredado de nuestros ancestros animales la tendencia a hacer la guerra;

2. Es científicamente incorrecto decir que la guerra o cualesquiera otras formas de conducta violenta están genéticamente programadas en nuestra naturaleza humana;

3. Es científicamente incorrecto decir que en el curso de la evolución humana ha habido una selección a favor de las conductas agresivas sobre otra clase de conductas;

4. Es científicamente incorrecto decir que los humanos tienen un cerebro violento y;

5. Es científicamente incorrecto decir que la guerra es causada por instinto o responde a una motivación singular.

Pese a la polémica sobre la causa y origen de la agresividad humana, lo que es reconocido por todos es de que el conflicto, propiamente dicho, es natural y necesario para el crecimiento y la transformación social y de que no estamos condenados a resolver nuestras diferencias de maneras deshumanizantes. Es posible aprender y practicar métodos, no para eliminar el conflicto, sino para canalizarlo hacia expresiones y fines productivos y constructivos. La gente está descubriendo qué medios distintos de discutir y de tratar los conflictos pueden producir resultados más satisfactorios. Ha aumentado el interés por la negociación, la mediación y la solución negociada de problemas como medios alternativos de resolución de disputas.

Para que estos procedimientos sean efectivos y promuevan la evolución de la cooperación, hace falta desarrollar análisis más sofisticados, tanto de la causa de conflictos, como de nuevos instrumentos para su resolución.

¿Qué es un conflicto?

Ya Peter Wallensteen nos ha definido un conflicto intergrupal como una situación social en la cual un mínimo de dos partes pugnan al mismo tiempo por obtener el

3

mismo conjunto de recursos escasos; y en la misma línea, pero con validez para entender los conflictos interpersonales, Kenneth Boulding nos dice que un conflicto "es una forma de conducta competitiva entre personas o grupos. Se da cuando dos o más personas compiten por objetivos o por recursos limitados percibidos como incompatibles o realmente incompatibles ".

Tanto en la definición dada por Wallensteen como en la expuesta por Boulding, se trata de una situación social que implica una condición necesaria: la escasez. Y en este sentido, Wallensteen nos apunta que para que la escasez conduzca a un conflicto manifiesto se requiere de tres requisitos básicos: "la presencia de actores, la existencia de ciertas salidas o alternativas de solución y la acción o conducta de los actores ".

Al considerar ambas definiciones nos damos cuenta que las mismas nos presentan una idea asociativa y abarcadora, fácilmente comprensible y manejable para académicos, pero no necesariamente lo es para la gente de la calle, sobre todo si nos ubicamos en el contexto centroamericano en donde a nivel popular el término conflicto lo asocian con enfrentamientos armados o con confrontaciones institucionales de envergadura. Esto significa que a nivel popular se ha desarrollado todo un vocabulario para hablar del fenómeno de la conflictividad humana que no implica necesariamente el uso de la violencia armada y aunque se trata de terminología sin rigidez científica.

Así, un profesor de una escuela primaria considera como un conflicto el desarrollado durante doce años entre el Gobierno/Fuerza Armada de El Salvador y la guerrilla del FMLN y califica como un serio problema (y no como conflicto) el surgido entre los arrendatarios del mercado central y el Alcalde de la ciudad. Aunque los elementos componentes de ambas situaciones permiten identificarlas como conflictos, para la percepción del ciudadano común existe diferencia. Sin embargo, esta diferencia no obsta para que dicho ciudadano común reconozca la necesidad de resolver alternativamente ambas situaciones.

Las distintas causas y tipos de conflictos:

De acuerdo con las características y los objetivos perseguidos por las partes en un conflicto, éste puede tener varias fuentes y puede ser de varios tipos, independientemente del nivel (interpersonal, intra o interorganizacional, comunal, social, interno, internacional, etc.) y del marco en el que se desarrolle. Christopher Moore identifica cinco causas centrales de conflictos las cuales describimos sintéticamente a continuación:

Problemas de relaciones entre las personas

Problemas de información

Intereses realmente incompatibles o percibidos como tales

Fuerzas estructurales

Problemas de valores

Los Conflictos de Relación: se deben a fuertes emociones negativas, percepciones falsas o estereotipos, a escasa o falsa comunicación o a conductas negativas repetitivas.

Los Conflictos de Información: se dan cuando a las personas les falta la información necesaria para tomar decisiones correctas, están mal informadas, difieren sobre qué información es importante, interpretan de modo distinto la información, o

4

tienen criterios discrepantes de estimación. Este tipo de conflictos estriba en que nuestros procesos de comunicación son sumamente deficientes, llevándonos continuamente a situaciones en las que mal interpretamos lo que nos es transmitido. Muchas veces, dándonos cuenta o no, visualizamos mensajes desde diferentes puntos de vista, percibimos o transmitimos solo parte de la información, conscientemente mal informamos o somos mal informados, entre múltiples situaciones.

Los Conflictos de Intereses: son causados por la competencia entre necesidades incompatibles o percibidas como tales. Los conflictos de intereses resultan cuando una o más partes creen que para satisfacer sus necesidades, deben ser sacrificadas las de un oponente. Este tipo de conflictos ocurren acerca de cuestiones sustanciales (dinero, recursos físicos, tiempo, etc.), de procedimiento (la manera cómo la disputa debe ser resuelta), o psicológicos (percepciones de confianza, juego limpio, deseo de participación, respeto, etc.). Para que se resuelva una disputa fundamentada en intereses, en cada una de estas tres áreas deben de haberse tenido en cuenta y/o satisfecho un número significativo de los intereses de cada una de las partes.

Los Conflictos Estructurales: son causados por estructuras opresivas de relaciones humanas. Se trata de estructuras sociales que promueven relaciones competitivas en condiciones desfavorables para una o más partes (individual, social u organizacional). Se presenta un desbalance de poder que, en muchos casos, nace de condicionamientos establecidos por una estructura política, económica, religiosa, cultural, etc.

Estas estructuras están configuradas muchas veces por fuerzas externas a la gente en conflicto. Escasez de recursos, condicionamientos geográficos (distancia o proximidad), tiempo (demasiado o demasiado poco ), estructura organizativas, etc., promueven con frecuencia conductas conflictivas.

Los Conflictos de Valores: son causados por sistemas de creencias incompatibles o percibidos como incompatibles. Los valores son creencias que la gente emplea para dar sentido a sus vidas. Los valores explican lo que es bueno o malo, verdadero o falso, justo o injusto. Valores diferentes no tienen por qué causar conflicto. Las personas pueden vivir juntas en armonía con sistemas de valores muy diferentes. Las disputas de valores surgen solamente cuando unos intentan imponer por la fuerza a otros un conjunto de valores, o pretenden que tenga vigencia exclusiva un sistema de valores que no admite creencias divergentes.

Christopher Moore considera que esta tipología de conflictos puede ayudar a analizar y entender los conflictos pues funcionando como una guía permite descubrir la causa básica de una conducta conflictiva, identificar qué sector es prioritario, y estimar si la causa es una incompatibilidad auténtica de intereses o un problema perceptivo de las partes involucradas.

Métodos locales para la resolución de conflictos

Desde que existen los conflictos existen también diversos métodos para resolverlos alternativamente y aunque lo que más se ha destacado en el devenir histórico han sido las salidas violentas, en ningún momento eso significa que métodos locales de solución pacífica no sean eficaces para su potencialización y aplicabilidad en otras latitudes. En este sentido, es importante reflexionar seriamente sobre lo que ya sabemos acerca de resolución alternativa de conflictos, aunque se trate solamente -y no por eso menos importante- de conocimiento empírico. Muchos de nuestros conocimientos acerca del conflicto social ya nos dan pistas, modelos y habilidades

5

buenas y bien arraigadas en nuestra cultura. Es precisamente sobre dichos modelos de donde debemos partir con un análisis objetivo que permita identificar flaquezas y fallas y fortalecer aspectos positivos. Esta reflexión sobre nuestra propia experiencia se complementa con lo que aprendemos de otros y sus experiencias.

Sin embargo, si hacemos una reflexión somera sobre los medios populares ( o que se utilizan en el medio social latinoamericano de manera espontánea) de resolver conflictos, reconocemos que lo primero que se nos presenta es una imagen destructiva del temperamento latinoamericano, con una alta propensión a las soluciones violentas. No obstante, al profundizar nuestro análisis encontramos que la realidad histórica nos muestra diversos métodos que han funcionado por décadas y siglos. El libro "Enredos, Pleitos y Problemas de Juan Pablo Lederach recoge varios modelos y experiencias de resolución de conflictos que se han desarrollado históricamente, tanto en España como en América Latina (Ver apéndice 1 ), pero de todos ellos, lo que más destaca es que se trata de modelos propios de la comunidad o región en donde se han implementado, lo cual cultiva la confianza y credibilidad derivada del conocimiento de la gente y la identificación de la instancia y procedimiento resolutor como propios de la comunidad o región. Además, siempre la mejor solución es la que surge de los que tienen el problema.

Es pertinente señalar que cuando hacemos referencia a métodos locales de resolución de conflictos no nos estamos refiriendo a los mecanismos jurídicos vigentes en la mayoría de Estados latinoamericanos, particularmente en los Estados centroamericanos, ya que estos Sistemas, personificados por jueces y abogados y que funcionan por medio de sentencias y resoluciones, no responden al espíritu de la resolución alternativa de conflictos, es decir, a dar una salida mutuamente satisfactoria para las partes involucradas que promueva el restablecimiento de relaciones sociales armónicas, pues el aparato judicial 1o que hace es aplicar las normas legales a los casos concretos, lo cual significa que por lo general una de las partes en un conflicto 'pierde' el caso o es sancionada por la ley.

La Negociación Voluntaria como Método Efectivo

Aunque el tema de la negociación será tratado en un capítulo posterior- es pertinente señalar que la negociación entre las partes puede ser de los métodos más efectivos para resolver conflictos. La Negociación es un proceso en el que dos a más partes involucradas en un conflicto dialogan directamente, con el objeto de llegar a un acuerdo sobre un asunto o disputa que les afecta. La negociación puede ser una actividad que se realice informalmente dentro de las relaciones sociales cotidianas y en donde las partes se comunican espontáneamente. Pero la Negociación puede también consistir en un proceso serio y definido en donde los representantes de las partes pueden ser negociadores con experiencia y entrenamiento y moverse dentro de términos de negociación predeterminados por las mismas partes.

De cualquier manera, la negociación es uno de los métodos más comunes empleados para tomar decisiones y tratar disputas. Sin embargo, no siempre resulta fácil de asumir e implementar por las partes y algunas veces, aún habiendo sido asumido por las partes, responde más a objetivos tácticos (de ganar tiempo, de obtener apoyo, de redefinir posiciones, etc.) que a objetivos estratégicos en el sentido de buscar la salida negociada al conflicto.

6

Es por ello, que para la apertura de un proceso de negociación que promueva la resolución alternativa de una disputa o conflicto es indispensable que converjan, como mínimo, las condiciones siguientes:

Condiciones para la Negociación

Deben estar presentes las partes involucradas en el conflicto, ser plena- mente identificables y representativas (sobre todo si se trata de conflictos intergrupales) .

Debe admitirse por las partes la necesidad de negociar con la o las otras partes para encontrar la salida no violenta. Porque si una parte no estima indispensable negociar para alcanzar sus objetivos, la negociación tendrá poco a ningún impulso.

Es necesario que las partes hayan hecho consideraciones previas sobre la posibilidad de negociar para encontrar la salida a la disputa y sobre lo que puede implicar un proceso de tal naturaleza. Esto ayuda a eliminar reticencias iniciales.

Las partes deben estar sabedoras que para el proceso en una negociación es necesario asumir una actitud y posición que tome en cuenta la legitimidad y los intereses de las contrapartes.

Las partes deben tener la voluntad de ponerse de acuerdo, porque si la voluntad de

las mismas es continuar el conflicto, el proceso negociador está condenado al fracaso. Para conseguir un acuerdo, las consecuencias negativas de no conseg1lirlo deben ser más perjudiciales, dañinas y costosas que las de conseguirlo.

Las partes deberán entender que en una negociación al menos obtendrán algo de lo que pretenden ya que el resultado de no negociar es imprevisible y su resultado puede ser la pérdida total o un alto costo. Sólo si para las partes es imprevisible una victoria unilateral será posible una negociación.

Deben existir ciertos factores internos y/o externos que presionen a las partes a negociar en un límite de tiempo. Las partes deben tener conjuntamente una sensación de urgencia y ser conscientes de que si no se logra una decisión a tiempo, pueden sufrir una acción adversa, el no aprovechamiento de algunos beneficios y el desgaste en la imagen y credibilidad de las partes. Si el aplazamiento es ventajoso a una de las partes, existen menos probabilidades de que las negociaciones se efectúen, y si de hecho se efectúan, hay menos impulso hacia un acuerdo.

Las partes deben estar revestidas de la autoridad suficiente para poder tomar decisiones. Dudas que puedan generarse respecto a esto restarán impulso al proceso-

Las partes deben hacer un análisis objetivo sobre los intereses de sus contrapartes separando el asunto o incompatibilidad de las personas, esto ayudará a clarificar la disputa ya desapasionarla.

7

Es importante que las partes estén con el mayor conocimiento posible sobre el entorno en el que se desarrollará la negociación, pues algunos factores de dicho entorno podrían y/o deberían ser modificados u orientados para facilitar la consecución de acuerdos.

Una Guía para el Análisis de Conflictos

Ya hemos analizado y estimado sumamente útil tomar como punto de partida para la resolución de conflictos los métodos locales que conozcamos, producto de nuestra propia experiencia, y/o enriquecidos con la experiencia de otros. Sin embargo, al revisar las fuentes bibliográficas y documentales que sobre el tema se tienen hasta la fecha, reconocemos que algunos planteamientos teóricos y algunas sugerencias prácticas pueden ser de gran ayuda en diversos tipos de conflictos que debamos abordar y analizar, ya sea para su mero entendimiento o para su eventual resolución. "Si los conceptos son explicativos de los fenómenos reales, la teoría 'ilumina' la realidad y lo que acontece se comprende mejo1; pudiendo incluso ser útil para formular líneas de acción política o para aconsejar que los actores políticos tomen decisiones en determinada dirección ".

En tal sentido ocupamos este apartado para trazar y revisar una Guía para el análisis de conflictos, la cual se desprende de lo planteado por Peter Wallensteen en su trabajo sobre "Un Marco Teórico para la Resolución de Conflictos".

Definir las Incompatibilidades Básicas

La teoría plantea que un punto de partida importante para el análisis y entendimiento de los conflictos es el estudio de las incompatibilidades básicas, es decir, las causas fundamentales que generan un conflicto y lo hacen manifiesto, principalmente a través del uso de la violencia, la cual, en su expresión más extrema, busca la aniquilación total del oponente. La teoría define una incompatibilidad como " situaciones sociales en las cuales dos o más partes luchan por adquirir al mismo tiempo, los mismos recursos escasos", recursos que pueden ser materiales (territorio, agua, petróleo, dinero, etc.) y/o inmateriales (tiempo, la soberanía, el status, el poder político) .Esta definición significa que el conflicto es un fenómeno social que involucra una condición necesaria: la escasez.

Es precisamente la escasez la que conduce a la formación y organización de Actores quienes asumen determinadas posiciones y persiguen ciertas salidas que para ellos son las posibles o las más adecuadas para el alcance de sus objetivos. De esta manera, es el estudio de las incompatibilidades lo que nos permite, seguidamente, la comprensión de la formación y los procesos de organización de las Partes directamente involucradas.

En la definición de incompatibilidad encontramos tres elementos básicos: objetivos que se excluyen mutuamente, tiempo escaso y recursos escasos. Al tratar de esbozar a manera de ejemplo una incompatibilidad en un conflicto "X" y a partir de la precisión de estos tres elementos, la versión resultante sería más o menos así: es una situación que enfrenta a dos partes, las cuales, al perseguir objetivos planteados en forma incompatible con los de su oponente, luchan por obtener un conjunto de recursos (materiales y/o inmateriales) que son, a tal punto, escasos que no permiten satisfacer de manera simultánea a ambas partes. Es también el estudio de las incompatibilidades

8

lo que nos permite definir el tipo de conflicto que estamos abordando (ya sea de relación, de información, de intereses, estructurales o de valores).

Las Partes (Actores) en un Conflicto:

Una clara identificación de quienes están involucrados o son partes en un conflicto y quienes pueden ayudar a resolverlo es fundamental; este análisis nos permitirá precisar los intereses en juego, explicar los comportamientos y diferenciar a las partes. Estas pueden ser de dos tipos: Las Directamente Involucradas y las llamadas "Terceras Partes".

Definir las Partes Directamente Involucradas:

Una Parte directamente Involucrada es una persona, grupo social u organización que está presente con su propia identidad y estructura organizativa, con control sobre ciertos recursos (económicos, humanos, culturales, tecnológicos, militares, etc.) y que al perseguir objetivos que le son propios, se, halla enfrentada a otra similar.

Con frecuencia para el análisis de los conflictos se ha considerado de forma implícita la existencia de los actores y se han realizado estudios dirigidos principalmente a la conducta y posición que estos asumen para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, Wallensteen señala que "una comprensión más profunda sólo será alcanzada si el proceso de formación de los actores es entendido de una manera más completa ". Definitivamente, es particular- mente importante conocer los procesos de formación de los actores, ya que muchas veces esta investigación nos permite entender mejor los objetivos que persiguen y obtener una mayor claridad sobre las incompatibilidades básicas. Con esto se logra una diferenciación entre los objetivos reales y los de contenido propagandístico. Asimismo, esta labor nos ayuda a distinguir las incompatibilidades reales de las supuestas.

Las Terceras Partes:

" Son aquellas que están indirectamente influenciadas por el desarrollo del conflicto y/o aquellas que están interesadas en que se llegue a un tipo de solución que les seafavorable".

En un conflicto no necesariamente debe participar una Tercera Parte para su solución negociada ya que las partes podrían por si solas emprender un mecanismo alternativo a través de conversaciones directas. Sin embargo, esto dependerá muchas veces del nivel en el que se encuentre la relación entre las Partes directamente involucradas. Si la violencia no ha sido utilizada por ninguna de las partes, es probable que ambas (aún siendo la propuesta de una de ellas) se decidan por la solución negociada, pero si la violencia, sea esta directa o indirecta, ya se ha hecho presente, es casi imposible que las Partes adopten por si solas un proceso de negociaciones y requerirán de la participación de una Tercera Parte que propicie y garantice un mecanismo alter- nativo de resolución del conflicto.

Las modalidades de participación de terceras Partes pueden ser diversas y en un proceso de resolución de conflictos pueden implementarse una, dos o más de ellas. Por ejemplo, en el conflicto salvadoreño Naciones Unidas participó como Observador primero, Mediador después y Verificador finalmente. Aquí, fue la misma Tercera parte

9

para las tres modalidades pero puede darse el caso de que las terceras partes sean distintas de acuerdo a los requerimientos de cada modalidad.

Una Tercera Parte puede tener funciones de Observador, Conciliador, Mediador, Facilitador, Arbitraje, Verificador, etc., pero todo dependerá de lo que las partes directamente involucradas decidan, pues dicha participación deberá ser de acuerdo a su voluntad y nunca con matices de imposición. Además, es necesario para la salud del proceso, que los acuerdos que puedan alcanzarse sean reconocidos y asumidos como propios por las mismas partes. En otras palabras, la Tercera Parte deberá menguar en su protagonismo a modo de que las directamente involucradas aparezcan como las responsables directas de los acuerdos, lo cual sería un factor de ayuda en la ejecución de dichos acuerdos. En un apartado posterior se tocará con más detalles la Participación y Mecanismos de Participación de Terceras Partes.

Las Relaciones entre las Partes

La teoría de Resolución de Conflictos plantea también que en el análisis de conflictos es de suma importancia estudiar cómo ha sido y cómo se encuentra el nivel de las relaciones entre las partes ( o Actores). Una primera situación que puede presentarse en la relación entre las partes es cuando una considera que para el alcance de sus objetivos es indispensable la eliminación de la otra. Una relación así, más que la solución del conflicto contribuye a su prosecución y al incremento en la intensidad. Una parte podrá eliminar o aplacar a la otra, pero si no se resolvieron las causas que generaron su oposición armada, nada obsta para que el mismo u otro oponente se organice para emprender de nuevo el conflicto.

La segunda situación que podríamos encontrar en el análisis de la relación entre las partes, es cuando una emprende una lucha para obtener determinado tipo de reconocimiento, ya sea reconocimiento como Parte y/o reconocimiento de su lucha como legítima. " Por consiguiente, las formaciones conflictivas (algunas) pueden disolverse por medio del reconocimiento y los cambios reales que el mismo implica a fin de terminar con los enfrentamientos, o incluso, el reconocimiento puede tal vez ser útil para evitar que tales enfrentamientos comiencen ". Un ejemplo sobre la resolución de un conflicto por medio del reconocimiento es la independencia de la India, caso en el cual el otorgamiento de la independencia por parte del Reino Unido significó superar un conflicto en el cual que, con todo y la "Resistencia Pacífica" impulsada por Ghandi, la violencia empezaba a figurar como un componente central.

El estudio de las relaciones entre las partes conduce necesariamente al análisis del comportamiento que estas adoptan. Este debe examinarse en términos de transferencia positiva o negativa de valores. Las acciones negativas como la conducta hostil y destructiva entre las partes impulsa o mantiene el conflicto, mientras que las acciones de índole positiva, como la conducta amistosa y constructiva entre dos partes, reduce el conflicto y conduce al diálogo. Sin embargo, no siempre es claro para las partes la conducta de su oponente y se genera un problema de percepciones, ya que el comportamiento raramente es tan fácil de interpretar como normalmente se cree.

Definir los Recursos en Disputa y los Objetivos Perseguidos por las Partes

Esta es una fase central en el análisis de conflictos y en su tratamiento resolutivo. Recursos son todos aquellos bienes materiales e inmateriales que le sirven al ser humano para satisfacer su necesidades básicas. Si estos existieran en

10

cantidades suficientes, no habría razón primaria para que se desarrollara un conflicto. Es su escasez la que conduce a una disputa a partir del momento en que dos ó más partes se enfrentan intentando adquirirlos simultáneamente y en la persecución de sus objetivos, estas se encuentran con que ambas pretensiones son incompatibles ante el hecho de que el recurso, o existe en cantidades limitadas, o bien no es susceptible de ser dividido.

La cuestión de los recursos está íntimamente ligada con la manera en que las partes formulan sus objetivos, ya que si los objetivos son formulados de manera absoluta, la solución podría encontrarse más fácilmente, pues las cantidades con números fijos pueden ser incrementadas o un compromiso que de un poco a cada quien puede ser encontrado. Si por el contrario, los objetivos se proponen en términos relativos, la solución puede ser más difícil. Un ejemplo de objetivos planteados en términos relativos es el siguiente: " Si el Actor A desea el 55% de todos los recursos disponibles y el Actor B desea la misma cantidad, obviamente la división no funcionará ".

Cuando los objetivos están formulados en términos absolutos, la cuestión radica en saber si los recursos pueden ser incrementados o divididos, pero cuando los objetivos están formulados en términos relativos la situación se hace más problemática. Es necesario que las partes en un conflicto y, si es el caso, la Tercera Parte, realicen un análisis exhaustivo sobre el tipo y las cantidades de recursos que están en disputa, así como también en la manera en que estén planteados sus objetivos, ya que para la resolución de la disputa habrá que determinarse si los recursos pueden aumentarse o dividirse a satisfacción de las partes, o, si contrariamente, habrá que orientar las posiciones hacia un " cambio voluntario de objetivos " .

De acuerdo a la teoría de resolución de conflictos, cambio voluntario de objetivos " significa que una posición previa, sostenida por una o ambas partes, sea modificada o abandonada ". No obstante, para que este cambio se opere, deben desarrollarse ciertas condiciones, siendo una de ellas que el cambio será realmente voluntario en el sentido de no ser producto de una situación impuesta externamente o del uso desproporcional de la fuerza por una de las partes. Otra condición consiste en que para que una parte cambie sus posiciones previas, requiere de lo que Wallensteen llama un "formato de legitimidad", pues por la cantidad de energía física y mental que las partes invierten en la formulación y defensa de sus objetivos, deben manejar una justificación que no ponga en peligro su existencia, ni generar con ello divisiones internas si se tratase de una parte grupal organizada. En otras palabras, las Partes que cambian sus objetivos deben convencer y/o demostrar que los resultados de mantener los mismos objetivos son más perjudiciales de los que podrán obtenerse con el cambio.

La Incidencia de Factores Externos y/o Internos:

Difícilmente un conflicto, ya sea personal o intergrupal, podrá mantenerse en un nivel que no afecte a terceras personas e igualmente difícil es que factores del entorno no incidan directa o indirectamente en el desarrollo del mismo así como en un eventual proceso de resolución alternativa. Richard Cottam llama la atención sobre la importancia de considerar factores externos e internos para el entendimiento de los conflictos y para su resolución. Ninguna persona que quiera mediar en un conflicto tendrá la suficiente información si no analiza el entorno (social, económico, cultural, ecológico y/o político) en el que se desarrolla el conflicto.

11

Participación y Mecanismos de Participación de Terceras Partes Observación y/o

Verificación

La Observación es la función que una Tercera Parte puede desempeñar con el fin de dar testimonio de la voluntad política desplegada por las partes para negociar, para cumplir compromisos asumidos o para sujetarse a normas de conducta asumidas previamente. Para que esta función pueda ser desarrollada eficazmente, debe ser con el total aval de las partes directamente involucradas. Significa esto que una tercera parte, por muy buena voluntad que tenga, sólo deberá actuar a solicitud de las partes y conforme a lo prescrito por ellas. Obviamente, debe tratarse de una tercera parte idónea, con la con- fianza de todas las partes involucradas, pero con la limitante de no poder intervenir en las negociaciones directas sostenidas por las partes primarias.

Ejemplos de este mecanismo lo encontramos en el proceso de paz de Guatemala, en donde por casi tres años el señor Francesc Vendrell (fue sustituido por Jean Arnault quien después pasó a ser el Mediador en la reanudación de las negociaciones), Representante del Secretario General de Naciones Unidas, fue el Observador de las reuniones sostenidas entre la URNG, sectores de la Sociedad Civil y el Gobierno.

La Verificación es una leve variante de la Observación aunque en algunos casos resulten lo mismo. El mecanismo de verificación se ha implementado la mayoría de las veces para observar y denunciar el cumplimiento de acuerdos previamente establecidos por las partes primarias, por lo que asume funciones con cierta autonomía y con una dinámica propia. En Centroamérica tenemos ejemplos de mecanismos de verificación en las funciones desempeñadas por ONUSAL en El Salvador y por MINUGUA en Guatemala.

Aunque todo dependerá de las atribuciones que las mismas partes primarias le den a la tercera parte, normalmente, los comunicados y pronunciamientos de un Observador y/o Verificador no condicionarán las decisiones que los Actores primarios aunque podrían darles alguna orientación.

En conflictos comunitarios e interpersonales estas modalidades de participación de terceras partes no son las más frecuentes, lo cual no obsta para que no se tomen en cuenta como mecanismos factibles de contribuir a una salida negociada del conflicto.

Conciliación

Este es un mecanismo con un rol que va más allá de la Observación y/o Verificación y que muchas veces es lo que facilita y promueve la búsqueda y encuentro de una solución alternativa al conflicto.. Un Conciliador busca, principalmente, cambiar la imagen que las partes se tienen una de la otra y poner sobre la mesa la posibilidad de salidas no violentas. La Conciliación es un proceso en el cual una Tercera Parte (muy difícil que la conciliación se implemente por una de las partes) facilita la comunicación entre dos o más partes y con la atribución y capacidad potencial de orientar las discusiones facilitando la obtención de acuerdos diseñados y decididos exclusivamente por los Actores primarios. Para este mecanismo, es indispensable que el Conciliador participe a solicitud de las partes.

12

Asimismo, el Conciliador debe llenar ciertos requisitos para desarrollar su rol. Debe tratarse de un Ente o persona. con credibilidad y con respaldo moral que, en el mejor de los casos, deberá ser reconocido, además de las partes directamente involucradas, por el entorno social en el que se desarrolla el conflicto y la negociación misma.

Sin embargo, las atribuciones y características de un Conciliador pueden variar de un proceso a otro, lo que significa que en un conflicto el rol del Conciliador puede ser de bajo perfil en comparación con el rol desempeñado en otro. Esto también dependerá de los contextos y niveles donde se desarrollen los conflictos y en donde se implemente esta modalidad. En Guatemala tenemos el ejemplo dejado por Monseñor Rodolfo Quezada Toruño quien fue el Conciliador en las negociaciones de Paz entre URNG, Sociedad Civi] y Gobierno/ejército de 1990 hasta 1993. Este rol dejó de ser funcional a partir del momento en que las Partes directamente involucradas asumieron posiciones intransigentes que hicieron imposible un acuerdo sobre el tema de derechos humanos y la continuidad misma del proceso. Los esfuerzos de Monseñor Quezada por llevar a las partes a un acuerdo fueron sumamente importantes y valiosos, sin embargo, en cierto momento la conciliación pareció agotarse, lo que hizo necesario negociar la presencia de una nueva tercera parte con carácter de mediador.

En conflictos comunitarios, familiares o personales el papel de Conciliador lo podría desempeñar un miembro de la familia, un Pastor evangélico, el Cura de la localidad, un vecino notable y respetable, etc. Pero es preciso tener claro que ]a función básica del Conciliador es la de cambiar la imagen que las partes tienen entre sí y acercarlas hacia la búsqueda de una salida negociada y mutuamente satisfactoria; funciones que vayan más allá, caen en la modalidad de Mediación.

El Arbitraje

Si bien es cierto que el Arbitraje es un procedimiento más de participación de terceras partes en un conflicto, la mayoría de las veces este no contribuye a la resolución de los conflictos, entendiendo resolución como el alcance y ejecución de acuerdos mutuamente satisfactorios para las partes y en donde se restauren o establezcan relaciones armoniosas y de cooperación. En el mejor de los casos, llegar al Arbitraje en un conflicto debe ser producto de una decisión consensuada de las partes.

El Arbitraje es un proceso en el que el árbitro es designado por las partes (que puede ser un juez, un alcalde, un líder religioso, etc.) y sus funciones son las de escuchar las pretensiones de las partes y las pruebas que las sustentan, para luego emitir una sentencia o resolución que debe ser acatada por ellas.

Nuestra tesis es de que en el desarrollo de este procedimiento la sentencia o resolución que resulta, casi nunca deja a todas las partes satisfechas, lo cual mantendría abierta la posibilidad de reiniciar la disputa y sacrificaría la posibilidad de establecer relaciones de cooperación entre las partes. Además, algunas resoluciones podrán estar basadas en derecho y ser legales pero no siempre serán justas. En una situación así, la parte inconforme podría acudir a un mecanismo propiamente jurídico, pero dependerá del contexto en el cual se desarrolle el conflicto y el respectivo proceso de solución.

13

No obstante la poca experiencia en nuestra región con el procedimiento arbitral, reconocemos que cuando este es producto de una decisión consensuada entre las partes, es probable que las incompatibilidades reales queden resueltas y pueda florecer algún tipo de cooperación.

El Mecanismo Judicial

Por otra parte, tal y como ya lo señalamos, existe también la posibilidad de recurrir al mecanismo judicial tanto en conflictos de orden interno como internacionales, pero pocas veces este mecanismo arroja resultados mutuamente satisfactorios y que promuevan las relaciones de cooperación entre las partes. Aquí, la decisión final corresponde a un Juez o a una Corte y esta debe acatarse obligadamente. Lo más frecuente con este mecanismo, es que las partes se vean involucradas en un proceso desgastante de la relación humana, con pérdida de recursos materiales y de tiempo.

Llegar al mecanismo judicial debería ser la última instancia a la que acudirían las partes después de haber agotado todas las alternativas y mecanismos de solución negociada posibles. No se trata de descalificar los sistemas jurídicos ni sus respectivos procesos judiciales pues estos han sido de trascendental importancia regulando las relaciones sociales en los ámbitos internos e/o internacionales. Lo que se pretende es desarrollar mecanismos que constituyan ahorro de recursos (tiempo y dinero) y signifiquen transformar relaciones de conflicto en relaciones de cooperación.

A nivel interno la aplicación de mecanismos judiciales lo apreciamos cotidianamente, mientras que a nivel internacional podemos ver ejemplos en las acciones de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Un ejemplo de solución de un conflicto internacional a partir de la CIJ lo tenemos en el protagonizado por Honduras y El Salvador con la mal llamada "guerra del fútbol". Después de que el conflicto se hizo manifiesto a través de la violencia armada, los buenos oficios de gobiernos latinoamericanos condujeron a las partes a negociaciones diplomáticas para encontrar una salida negociada y, desde un primer momento, establecieron que, de no alcanzar un acuerdo mutuamente satisfactorio y como última instancia, acudirían a la Corte Internacional de Justicia para encontrar a través del mecanismo del Arbitraje, la solución al diferendo. Todo parece indicar que el fallo de la Corte ha sido aceptado por las partes y que el conflicto ha quedado parcialmente superado; sin embargo, se requeriría de una investigación más a fondo para determinar la manera en que las poblaciones afectadas por el litigio territorial han asumido el fallol9.

Otro ejemplo lo encontramos también en la región centroamericana con el caso de "Actividades militares y paramilitares en Nicaragua y en contra de Nicaragua" (Sentencia de 27 de junio de 1986), siendo Estados Unidos la otra parte en conflicto. El fallo de la Corte condenó a Estados Unidos y le demandaba indemnizar al Gobierno nicaragüense. Dicho fallo no fue acatado por el Gobierno estadounidense y cuatro años después, como producto de negociaciones y arreglos políticos, el Gobierno de Nicaragua retiró la demanda.

La Mediación

La Mediación puede entenderse como un mecanismo de intervención de terceras partes que busca contribuir a que las partes directamente involucradas alcancen un

14

acuerdo mutuamente satisfactorio sobre las incompatibilidades básicas; no tiene el poder de tomar decisiones a menos que las partes primarias establezcan en forma clara y de común acuerdo lo contrario. Es un proceso en donde la voluntad política de asumirlo es fundamental para el logro de una solución negociada. La función del Mediador o de los Mediadores consiste en ayudar a las partes a seguir procedimientos que les posibiliten encontrar salidas que satisfagan con éxito sus intereses sustanciales.

Este mecanismo es funcional para casi todo tipo de disputas, sin embargo, cobra especial eficiencia en conflictos entre partes con vínculos precedentes y en donde se reconoce como un interés o necesidad para ambas el mantener o restablecer una relación estable. Puede ser ejecutada (la mediación) por una sola persona o una sola entidad, también, como lo plantea Christopher Mitchell, puede tratarse de un proceso complejo en el que pueden actuar entidades diferentes -simultánea o consecutivamente- y no como tarea a hacer por un sólo intermediario en si mismo que implique la participación de varios terceros conforme a las fases en que se divida tal proceso de mediación.

Para este autor, un modelo de mediación visto como proceso se compone de una serie de roles entrelazados y complementarios, asumidos por una serie de intermediarios de quienes se espera estén bien preparados y sean los adecuados para ello. Mitchell ejemplifica su postulado con los dos procesos abiertos en Sudán. El primer proceso fue el que condujo a los acuerdos de Addis Abeba a comienzos de 1972 y en donde distintos actores jugaron roles también distintos. En dicho proceso los roles de convocantes y facilitadores los jugaron representantes del Consejo Mundial de Iglesias (WCC) y la Conferencia de las Iglesias de Africa (AACC) y el mismo equipo sirvió de moderador en las conversaciones directas que se dieron en Addis Abeba.

Otro rol que identifica Mitchell dentro del mismo proceso es el de legitimador y fue desempeñado por el prestigioso estadista africano de la Organización de la Unidad Africana, el Emperador etíope Hailé Selassié. En fin, Mitchell destaca como exitoso este primer proceso basándose en que al intervenir varios mediadores, se asumió una mezcla apropiada de funciones esenciales y se siguió una secuencia más o menos correcta.

En todo caso, la Mediación, vista como un proceso y no únicamente como el papel de un Tercero, permite entender algunos rasgos de la naturaleza misma de la Mediación y de la estrategia que conviene emplear en casos de ciertos conflictos. El ejemplo del proceso seguido en la guerra civil sudanesa nos muestra validez de la Mediación vista como proceso y no como Actor único, pero todo dependerá del tipo de conflicto (si intergrupal o interpersonal), de su magnitud y alcance (si nacional o internacional) y del tiempo que esté dilatando el mismo.

En su trabajo, Christopher Mitchell presenta un cuadro con los principales roles a jugar por los intermediarios en un conflicto dentro de un proceso de Mediación, el cual nosotros recogemos de forma adaptada. Roles y Funciones de los Intermediarios

Rol Tareas y Funciones

Explorador Confirma a los adversarios que la otra parte no está decidida a "vencer". Esboza una serie de soluciones

posibles.

15

Convocante Inicia el proceso de paz pidiendo una tregua, conversaciones, etc. Interviene para que las partes puedan participar en las conversaciones. Convence a los adversarios de la posibilidad de buscar soluciones satisfactorias para ambas partes y de que el proceso de intermediación es provechoso. Ofrece la sede, apoyo logístico y presencia legitimadora en cualquier conversación. Puede actuar como facilitador.

Desacoplador Ayuda a que los aliados externos se desliguen del conflicto interno en el que se han inmiscuido. Recluta aliados externos para cumplir funciones de persuasión, respaldo o mejora.

Unificador Ayuda a superar divisiones internas, de forma que todas las fracciones lleguen a un acuerdo sobre intereses, valores y soluciones aceptables.

Preparador Desarrolla las habilidades y la competencia necesarias corrigiendo desigualdades para posibilitar el que las partes lleguen a una solución sostenible y aceptable para todas ellas.

Generador de Ideas Ofrece nuevas informaciones, ideas, teorías y opciones a los adversarios para que elijan o adecuén. Desarrolla una nueva forma de pensar sobre una serie de opciones o resultados posibles que puedan conducir a una solución.

Garante Garantiza a los adversarios que no van a sufrir costos desmesurados por el hecho de entrar en un proceso de intermediación. Ofrece seguridades ante una posible ruptura del proceso. Garantiza cualquier acuerdo.

Facilitador Cumple una serie de funciones antes o durante las conversaciones cara a cara entre los adversarios (presidir los encuentros, interpretar posiciones y respuestas, etc.).

Legitimador Ayuda a los adversarios a que acepten el

proceso y el resultado (a nivel interno y externo), aportando su prestigio al procedimiento.

Incentivador Ofrece recursos adicionales para ayudar a los adversarios a que lleguen a una fórmula de solución de suma positiva.

16

Monitor Da cuenta a las partes del cumplimiento cabal de lo acordado por parte del adversario, o de las razones para no cumplirlo.

Ejecutante Controla el comportamiento de las partes después del acuerdo e "impone sanciones" si no se cumplen los puntos acordados.

Reconciliador Su tarea es a largo plazo y consiste en ir corrigiendo las actitudes, estereotipos e imágenes negativas que se suelen dar entre adversarios. Genera nuevas relaciones que superen las divisiones que el conflicto ha dejado tras de sí.

La Mediación como un Mecanismo Efectivo para la Resolución de Conflictos

Es pertinente reiterar que en su sentido más puro resolución de conflictos significa alcanzar acuerdos y encontrar salidas mutuamente satisfactorias para las partes directamente involucradas y la participación de una tercera parte debe entonces desarrollarse conforme a un mecanismo que coadyuve a este propósito. Dentro de las modalidades de participación de terceras partes analizadas en el apartado anterior consideramos la de mediación como de las más efectivas para contribuir a resolver conflictos en forma negociada.

Sin embargo, ninguna persona o institución sirve de tercera parte mediador si no cuenta con la aceptación de los Actores primarios para la ejecución de dicha función. Está ampliamente demostrado que las mediaciones más exitosas en la resolución de conflictos son aquellas que resulta de la petición expresa de las partes hacia el o los potenciales mediadores. Esta aceptación surge principalmente de la confianza que inspire la persona o institución y que es el producto de una conducta seria y responsable que le hayan granjeado una imagen aceptable en lo moral, en lo social y en lo político. Así el eje principal en la mediación de conflictos es la confianza. Si queremos servir de terceros, el crear y profundizar la confianza es la tarea principal que nos permite introducimos al conflicto adecuadamente.

El mecanismo de Mediación busca (debe) crear un ambiente en el que los que experimentan un conflicto puedan encontrar salidas satisfactorias y mutuamente aceptables. A menudo, cada parte se encierra en posiciones basadas en la idea de que sólo lo propuesto por sí misma es la mejor solución e invierten recursos materiales, humanos y de tiempo en alcanzar dicha solución, lo que muchas veces lleva el conflicto a generar en violencia. Se trata de un modo de pensar y actuar exclusivista, en el que una gana y la otra pierde. La mediación consiste entonces en re ubicar el conflicto a fin de que los involucrados se vean como copartícipes en la solución y en donde todos ganan. Por supuesto, este proceso lleva tiempo y nunca hay suficiente garantía de tener éxito. Lo que sí debe estar claro para las partes primarias es que continuar con objetivos mutuamente excluyentes les será más perjudicial que buscar una solución alternativa.

17

Las Funciones del Mediador

Las funciones del Mediador en un proceso de mediación para la resolución de un conflicto van a variar de un conflicto a otro dependiendo del tipo, magnitud y alcance; no obstante, podemos ubicar algunas de sus funciones básicas más comunes, apoyados en los trabajos de Christopher Moore, Juan Pablo Lederach y Christopher Mitchell.

Al entrar a considerar estas funciones partimos del supuesto de que el mecanismo de mediación ha sido ya aceptado y asumido por las partes voluntariamente y que el mediador podrá ejecutar sus funciones con el franco apoyo de estas.

Como Fuente de Información

Una de las primeras acciones del Mediador será la de informar a todas las partes sobre los detalles y formas de su participación, clarificar los puntos del acuerdo (si verbal y/o escrito) que definen sus atribuciones. Es entendible que las partes no estén familiarizadas con una forma alternativa de resolver el conflicto que viven debido al tiempo, energía y recursos invertidos en sus respectivas posiciones de lucha y que, por tanto, vean con alguna desconfianza el mecanismo de mediación. Por ello, el Mediador debe ocupar todo el tiempo y los medios que sean necesarios para que las partes tengan perfectamente claro lo que implica y significa entrar en un proceso de solución negociada. La mediación efectiva pasa ineludiblemente por la claridad y calidad de la información que se comparte a través de la intervención facilitadora del mediador.

Como Fuente de Formación

El proceso de Mediación y la actuación misma del mediador constituyen la mejor enseñanza para las partes respecto a formas alternativas de resolver conflictos. Muchas veces, un conflicto es desarrollado por partes habituadas a posiciones excluyentes y con la violencia como componente central, sin ninguna experiencia en soluciones negociadas. Es el Mediador a través de la información compartida, quien educa a las partes y les inculca elementos útiles para afrontar mejor los futuros conflictos que se les presenten. Por ello, la acción y conducta de un Mediador contribuye a la prevención de conflictos ya la transformación comunitaria pacífica.

Como Conciliador y Fuente de Confianza

Desde un primer momento el Mediador debe cultivar la confianza en el proceso iniciado a modo de que las partes crean en él, lo cual será posible sólo sí las partes mejoran las actitudes que mantienen entre sí y la imagen que una tiene de la otra u otras. Sólo así podría emprenderse una discusión razonable y a una negociación racional: La mediación sin un mínimo nivel de confianza es un proceso infructuoso. Es muy probable que cuando las partes requieren de la mediación es porque previamente han perdido la confianza entre sí y el mediador debe entonces crear condiciones para que dicha confianza se produzca.

La confianza en el proceso y en el mediador puede provenir de indicadores previos con que cuenta el mediador (morales, políticos, económicos, etc.) y de precedentes exitosos que en conflictos con alguna similitud se hayan dado, pero fundamentalmente, el mejor nivel de confianza provendrá del desarrollo del proceso y de la voluntad política que las partes vayan demostrando en el marco del mismo

18

proceso de negociaciones. La confianza es pues, un concepto rico y dinámico que conlleva todo un contenido profundo y cultural íntimamente relacionado a la comunicación ya la resolución de conflictos. Tener confianza en alguien denota cierto tipo de relación especial, con altos índices de reciprocidad y comprensión.

Facilitador de la Comunicación

Esta función el mediador la realiza clarificando temas e intereses, recordando puntos de vista o posiciones y resumiendo puntos de acuerdo o desacuerdo. Una buena comunicación entre las partes clarificará percepciones que pudieran impedir el acuerdo. La mediación es fundamentalmente un proceso de comunicación y, en el mejor de los casos, el mediador se constituye en un verdadero instrumento de comunicación entre las partes.

Como un facilitador de comunicación, el proceso de mediación se constituirá en el foro y espacio óptimo para que las partes planteen sus posiciones, intereses y argumentos con la plena seguridad de que están siendo seriamente escuchadas. Sin que esto signifique darle la razón a una u otra parte, el expresar sus planteamientos ante sus oponentes y ante el Mediador, les produce a las partes la experiencia de ejercitarse en un ambiente al margen de la violencia. Aquí el "escuchar es para el mediador un instrumento de fundamental importancia".

Para el desarrollo de esta función, el mediador debe ser cuidadoso en escuchar bien a todas las partes y de precisar con claridad y concentrar toda su atención en las incompatibilidades básicas; pero un mediador que está más interesado en hablar que en escuchar; ser el principal protagonista de la negociación, perjudica el proceso, debilita a las partes directamente involucradas y, muchas veces, se vuelve una parte más del conflicto.

Como Facilitador del Proceso

Se ha sostenido - y con mucha razón- que en negociaciones bajo el mecanismo de mediación, el contenido y alcance de los acuerdos deben ser de la responsabilidad, casi total, de las partes y la función del mediador debe concretarse en facilitar el desarrollo de un proceso que, entre otras cosas, invierta comportamientos negativos o repetitivos que obstaculicen un diálogo auténtico y productivo entre las partes. Por su parte, el mediador aportará medios para que las partes puedan cambiar sus posiciones sin que eso signifique un debilitamiento (sin perder la cara) y ayudará a que desarrollen calendarios de negociación.

El mediador es un guía del proceso que puede sugerir procedimientos de discusión que eviten o superen estancamientos que pongan en peligro todo el proceso. En algunos casos, el mediador cuenta con la atribución de convocar a las partes. Pero no se trata de un mandato o poder de convocatoria en sentido estricto, sino más bien de una acción procedimental de ayuda que, aunque se exprese en tono fuerte, no implica una imposición para las partes.

Ahora bien, es muy probable que se presenten situaciones en las cuales las soluciones acordadas por las partes sean incompatibles con el contexto en el que se desarrolla el proceso, debido quizá a las implicaciones jurídicas, económicas, políticas etc. o que, al proyectarlas en el tiempo y en el espacio, dichas soluciones resulten marcadamente! dañinas para una o más partes involucradas directa y/o indirectamente. En este caso, por tratarse de una tercera parte que posee elementos de consideración adquiridos desde afuera del conflicto y percibidos no del todo claros por las partes, el

19

mediador podrá hacer observaciones más objetivas que conduzcan a acuerdos más fieles a la realidad y factibles de ejecutarse por las partes.

Como Garante y Verificador

Otra de las funciones importantes del Mediador es garantizar a las partes que el proceso abierto será serio y confiable, en donde su voluntad política será verificada y los acuerdos alcanzados tendrán el suficiente respaldo para no hacerlos depender solamente de la firma de un papel o de un compromiso verbal. El mediador que firma y/o se adhiere al acuerdo final como testigo de que todos sus puntos fueron voluntariamente alcanzados por las partes directamente involucradas.

Para el desempeño de esta función, el Mediador deberá estar revestido de ciertas elementos que respalden su accionar a modo de que las partes también respeten el hecho mismo de su presencia dentro del proceso. Estos elementos, tal y como ya los hemos señalado anteriormente, pueden ser de tipo económico, político, moral, jurídico, etc. Sin embargo, reiteramos que esos elementos de respaldo no deberán significar imposición alguna para las partes, aunque si pudiera ser pertinente cierto tipo de presión con miras a que las partes revisen sus posiciones y las aproximen a la realidad de lo posible. Recuérdese que cierto tipo de acuerdos pueden alcanzarse obligando a las partes a asumirlos, pero eso no garantizaría que el conflicto no volviera a hacerse manifiesto debido a la inconformidad de las partes.

Los Beneficios de la Mediación

Promueve el mejoramiento de la relación entre las partes: Un proceso de resolución que conlleve la mediación estará fundamentado en la creencia de que una salida negociada es posible, como posible sería también el establecimiento o restablecimiento de relaciones de cooperación y respeto entre las partes. En ese entendido, dicha relación tendrá altas probabilidades de mejorar a raíz de dicho proceso. Las partes se alejarían así de posiciones extremas y excluyentes en las que alguien ganaría y otro perdería y se acercarían a posiciones intermedias en las que todas las partes salen favorecidas por el acuerdo alcanzado. Este beneficio de la Mediación es sumamente importante ya que contribuye a la integración social y se constituye como un ejemplo de resolución alternativa de conflictos, lo que se enmarca también en la línea de la prevención de conflictos futuros.

Promueve la Autogestión: Al estar el proceso esencialmente en manos de las partes directamente involucradas, el mismo tiene un potencial riquísimo para el desarrollo de modos propios de las comunidades en cuanto al manejo alternativo de conflictos. Asimismo, este tipo de programas pueden generar un diálogo comunitario sobre las relaciones interpersonales y los múltiples mecanismos de uso y abuso del poder.

Apoyo al fortalecimiento democrático ya las relaciones sociales: Fomenta el ejercicio de funciones cívicas que fortalecen la representatividad y la participación democrática desde la misma base de la sociedad.

Confianza y no coercitividad: Un proceso de resolución negociada de conflictos bajo el mecanismo de Mediación debe partir del reconocimiento integral de las

20

necesidades de las Partes directamente involucradas, basadas en recursos que pueden ser materiales (tierra, dinero, edificios, agua, etc.) y/o inmateriales (reconocimiento, poder de decisión, control status, etc. ). Por ello, la resolución alternativa de conflictos se asienta fundamentalmente en la confianza adquirida por todas las partes en el mecanismo adoptado y en la instancia que lo ejecuta, y nunca en las acciones coercitivas realizadas por alguna de las partes o por otros actores.

Desarrolla la confidencialidad mutuamente acordada: Por las implicaciones diversas que un conflicto puede tener, un proceso de resolución, bajo el mecanismo de la Mediación, debe tener un carácter de mucha reserva y la tercera parte Mediadora tiene el deber de guardar discreción (sino secretividad total) de lo que llegue a conocer del caso.

Optimización de tiempo y recursos monetarios: Cuando son las mismas partes, con la participación de una tercera, las que buscan llegar a un acuerdo negociado, es obvio que lo harán tratando de obtenerlo al menor costo humano, económico, político y social. Sin embargo, reiteramos, todo dependerá de la voluntad de las partes-

Genera espacios para la reducción de tensiones y cargas emocionales: Cuando el proceso de mediación se ha seguido de manera adecuada, las partes directamente involucradas se ejercitan en plantear sus demandas de forma distinta a la violenta y el hecho de hacerlo ante su oponente con la intermediación de la tercera parte, les genera una descarga emocional con efectos relajantes y refrescantes.

Sugerencias prácticas para el Mediador

Anteriormente señalábamos que el eje principal en la mediación de conflictos es la confianza que las partes depositan en dicho mecanismo y en la instancia que lo ejecuta. Nadie puede ser tercera parte sino se le acepta con este papel. Difícilmente las partes ventilarán francamente sus problemas, demandas y propuestas a personas o instancias en las que no confían, por tanto, el mediador debe esforzarse por mantener y/o incrementar los niveles de confianza en el proceso y en sí mismo. Pero la confianza es una consideración inicialmente de carácter subjetivo y no siempre es sencilla su obtención, por ello el mediador debe tener dentro de sus prioridades a las personas ya las relaciones entre estas como partes contrarias. El mediador debe mostrar un real interés por la situación que enfrentan las partes en lo particular y en los afectados directa e indirectamente por dicha situación.

Por otra parte, el mediador debe saber ubicarse dentro del conflicto a resolver, lo que significa que su comprensión de las incompatibilidades básicas debe ser amplia y detallada partiendo de la manera de como las partes ven la situación. Aquí juega un papel importante el saber escuchar. Esto permite notar lo que ambas partes pueden tener en común (compatibilidades), aunque lo único en común sea reconocer que están disputando por los mismos recursos o que ambas buscan culminar el proceso sin salir como perdedores.

El mediador debe moverse a partir de las preocupaciones básicas de las partes y no desde sus posiciones retóricas y/o propagandísticas, ayudándoles a re ubicar el problema, viéndolo desde diferentes perspectivas. Esto contribuirá a que las partes se

21

den cuenta de que tienen necesidades y preocupaciones diferentes pero no siempre incompatibles.

Para ir orientando el proceso y encontrar las salidas (acuerdos), el mediador puede puntualizar, (tratar al menos) a través de preguntas, lo que cada parte necesita de la otra para salir del conflicto y lo que están dispuestas a ofrecer para tal fin. Además, el mediador deberá contrastar las posibles soluciones con el hecho de no encontrar ninguna negociadamente a modo de que las partes comprendan que es necesario abandonar posiciones excluyentes.

APENDICE

Métodos locales para la resolución de conflictos (Tomado del Libro Enredos, Pleitos y Problemas de Juan Pablo Lederach)

El tribunal de las aguas

El tribunal de las Aguas (Valencia, España) representa una de las más antiguas y sólidas instituciones populares para regular un conflicto que se puede hallar en la historia hispana. El país valenciano se conoce históricamente por su riqueza agraria. No obstante, en Valencia, el agua no abunda por lo que se debe aprovechar y administrar rigurosamente. Los labriegos deben hacer uso de ella sin despilfarros y por orden, guardando turnos precisos y en proporciones acordadas. y desde los tiempos de Jaime I (1239) el uso individual del riego ha sido regulado conceptuándose el agua como propiedad comunal. Pero la escasez del vital líquido producía continuos desacuerdos y disputas entre los campesinos. Así que, a fin de afrontar este problema se estableció el Tribunal de las Aguas.

El Tribunal se forma por siete síndicos o jueces, salidos de los mismos campesinos y representando las siete acequias mayores de Valencia. Todos los jueves, a las 11:30, se abre el Tribunal para atender a las quejas y las denuncias que durante la semana se hubieran producido; y entregar una decisión arbitral, inapelable que resolverá el problema. Es desde luego, un Tribunal popular, instituido por el pueblo con el fin de regular el tipo de conflicto más importante y constante en aquella región: el uso del agua. y el pueblo le concede su máximo respeto.

Así, durante siglos los campesinos de Valencia han podido regular sus conflictos recurriendo a un tribunal arbitral formado por personas respetadas de su propia clase y contexto. No es una institución impuesta desde afuera, sino que sale de la misma vida y estructura cultural para hacer frente a una necesidad bien concreta. Esta institución, aún hoy día, se puede presenciar todos los jueves en la puerta de los apóstoles de la catedral de Valencia.

Las cooperativas

Otro ejemplo son las cooperativas. Sobre todo en el área rural, las cooperativas se han producido de forma espontánea y regular en el mundo hispano. Esto se debe a la misma naturaleza de vida y estructura del trabajo campestre, ya que los campesinos comparten un fuerte sentido comunitario y suelen ayudarse mutuamente. Por lo tanto, están más orientados a la colaboración que hacia la competitividad exclusiva.

22

Una cooperativa es, en sí, una vía para regular el conflicto interpersonal. En vez de elevar los beneficios de uno, a costa de otro, se busca el máximo beneficio para todos mediante la colaboración comunitaria. Esto no quiere decir que el conflicto deje de producirse, sino simplemente que el punto de referencia para regularlo ya no es el particular, sino el colectivo.

Consejo arbitral

En la ciudad española de Alcora, durante la guerra civil, un comité administrativo elegido por la comunidad funcionaba como un consejo arbitral para resolver problemas. Este tenía la última palabra en todos los casos que se presentaban. Para evitar el riesgo de que este se convirtiera en un consejo dictatorial, los campesinos decidieron que el comité debía rotarse, en turnos bien definidos. Así todos los miembros de la comunidad servían al comité administrativo cuando les tocaba su turno. Según ellos, la tarea de administrar y de facilitar las decisiones para resolver los problemas son habilidades que se pueden aprender y todos tenían la responsabilidad de practicarlas. De esta manera todos eran responsables de la vida de la colectividad y aprendían a tratar los conflictos de una manera constructiva y práctica.

El proceso jurídico en Oaxaca, México

Finalmente, a nivel de instituciones encontramos un buen ejemplo en las montañas de Oaxaca. Varios estudios se han llevado a cabo en el pueblo zapoteco de Ralu' a sobre el modo judicial de resolver conflictos. Las instituciones que regulan el conflicto en el pueblo son una combinación de procesos y culturas indígenas y castellanas. Principalmente, el proceso jurídico va ligado a tres puestos municipales: los de presidente, alcalde, y síndico. El síndico y el presidente tienen responsabilidades administrativas y jurídicas, el alcalde sólo se ocupa de cuestiones jurídicas. El presidente, conocido como "el padre del pueblo", desempeña el papel simbólico del padre de familia. Es decir, que a él le tocan los problemas familiares y los de fácil arreglo (tales como los matrimoniales, los de acreedores y deudores, o los casos de mal comporta- miento). El alcalde, en cambio, sólo decide los casos más complicados y que el presidente no ha podido resolver a satisfacción de todos. El síndico se hace cargo de los casos clasificados como criminales y debe emitir juicios imparciales en las disputas sobre propiedades.

Como en otras tradiciones indígenas, la persona no busca obtener el puesto, sino el puesto busca a la persona. El proceso empieza con el nombra- miento popular de varios hombres casados (o mayores de 21 años). Se les recluta, no por su prestigio social o económico, sino por su experiencia y capacidades. Sobre todo, se les considera hombres capaces de "erg. goonz", es decir, de "buscar el equilibrio". No es el ideal de ojo por ojo, sino el de buscar que se restablezca el equilibrio en las relaciones interpersonales.

La manera de tomar decisiones y rendir juicios en los casos, es similar a un proceso de adjudicación. No obstante, debido a la naturaleza popular de la institución, tiene matices que son similares a un proceso negociador. Para llegar a sus juicios y sentencias, el presidente a menudo se orienta por lo que cree ser aceptable a los querellados. Quiere decir que es un proceso interactivo, en el cual ambos lados no sólo

23

presentan sus quejas y defensas, sino que negocian entre ellos, con la ayuda del presidente, a fin de llegar a un acuerdo. El nivel cultural e intuitivo en el mundo hispano

Pasando al nivel cultural e intuitivo en el mundo hispano, encontramos que la vida social y familiar tiene una infraestructura que posibilita la regulación de muchos conflictos. Tradicionalmente en el mundo hispano ha existido un elevado respeto hacia los mayores. En la familia, se reconoce y se respeta la sagacidad de los abuelos; entre primos, el primo mayor desempeña un papel de especial responsabilidad hacia los demás; entre los hermanos, es el hermano o la hermana mayor quien la tiene. Lo que no se ha profundizado mucho es que estas personas a menudo representan un recurso natural (literalmente, en el sentido de que se recurre a ellos) para resolver el conflicto familiar.

BIBLIOGRAFIA

WALLENSTEEN, PETER: Un Marco Teórico para la Resolución de Conflictos, en Revista Estudios Internacionales N° 2 de IRIPAZ, Guatemala, 1990. pp 82-100.

DEL ARENAL, CELESTINO: La Investigación para la Paz, en Revista Estudios Internacionales N° 2 de lRIPAZ. Guatemala, 1990. pp 147-201.

MOORE, CHISTOPHER: Negociación y Mediación, Documento N° 5. Centro de Investigación para la Paz "Gernika Gogoratuz", San Sebastián, España, agosto 1994.

LEDERACH, JUAN PABLO: Enredos, Pleitos y Problemas, Una guía práctica para resolver conflictos. Ediciones Semilla, Comité Central Menonita. Guatemala, 1992.I00p.

PADILLA, LUIS ALBERTO: La Teoría de Resolución de Conflictos y su aplicación al contexto sociopolítico de Guatemala. Revista Estudios Internacionales N° 2 de IRIPAZ. Guatemala. 1990. pp. 61- 72.

lRIPAZ: Guía para el Análisis y Resolución de Conflictos. Serie Cooperación y Paz IV.Guatemala.1991.77pp.

WEEKS, DUDLEY: The Eight Essential Steps to Conflict Resolution. Published by Tarcher/Putnarn/Berkeley, 1992; ISBN #0-87477-656-2; Fax in USA 718-980- 0807.

MITCHELL, CHRISTOPHER: El Proceso y las Fases de la Mediación. Edición Centro de Investigación para la Paz "Gernika Gogoratuz". San Sebastián, España. Julio 1994.20 p.