LOS NIÑOS TE CUENTAN UN CUENTO…“LA SIRENA MEIXIDE”

En la entrada de la ría de Muros se encuentran algunos de los bajos más peligrosos de toda la costa gallega. Meixide, Meán, Ximiela y Baia son los nombres de estes bajos pero… ¿A que no sabes la historia que se esconde detrás de ellos? Pues lee atentamente y ya verás.

Juan de Mean era patrón de una lancha a la que llamaba LA PESCADORA.

Pero La Pescadora no estaba, últimamente, pescando todo lo que debía.

Todos los días en el puerto los patrones de los otros barcos descargaban cajas de sardinas y de xoubas y la Pescadora nada de nada.

El pobre Juan ya no sabía dónde echar la redes, porque largara donde largara los peces siempre eran los mismos (pocos).

Juan sabía que a tres millas de la costa se encontraba el banco de sardinas más rico de todo el litoral.

Cansado de no pescar y después de mucho pensar, decidió ir hasta allí.

Era un día fresco de verano y el mar estaba tranquilo. Estaba tan distraído pensando en lo que iba a pescar que sólo notó que la brisa había desaparecido cuando la vela de la Pescadora se desinfló.

Una espesa niebla lo comenzó a cubrir todo, de esta forma Juan se puso a fumar un cigarro mientras esperaba a que la niebla clareara.

Aburrido y cansado como estaba de esperar, comenzó a tatarear una vieja canción que escuchara a los mayores cuando era niño.

MARINERO QUE VAS

EN TÚ LANCHA PESCAR,

TEN CUIDADO DE LA SIRENA

QUE TE ESTÁ A VIGILAR.

NO TE FÍES MARINERO

EN LOS DÍAS DE CALMA BLANCA,

QUE PUEDE SER QUE LA SIRENA

VENGA A RECLAMARTE EL ALMA.

Cantaba Juan y el eco le respondía, o eso fue lo que el creía. Hasta que escuchando con más atención se dió de cuenta de que lo que él creía que era el eco, era la voz de una mujer.

Y aquí queremos hacer una pequeña parada para preguntaros algo. Visteis alguna vez una sirena? Dicen que los cantos de las sirenas son atrayentes, de hecho que el que escucha cantar a una sirena se enamora para siempre de ella.

¡Pues si!, ¡eso mismo que estáis pensando ahora fue lo que le pasó a Juan de Mean!

Lo que al principio creía que era el eco de su canción, era una hermosísima y muy dulce voz de mujer, que estaba a repetir a su melodía.

Cogió los remos y se dirigió hacia el lugar donde venía la voz. Sentada encima de una roca estaba Meixide y hasta ella llegó Juan.

Ahora podéis imaginar cada uno un final distinto para esta historia.

Juan de Mean ya no volvió nunca más a tierra. Días después de que saliese para el mar, apareció La Pescadora varada en una playa sin rastro de su patrón.

Nunca nadie supo lo que le pasó, pero desde aquel día dos nuevas rocas aparecieron en la costa en un lugar donde antes no había ninguna piedra.

La gente las llamó Mean y Meixide, y ahí están todavía.

Realmente nadie puede afirmar que se convirtieron en rocas, pero hay quien jura que sí. También dicen que en los días de calma, cuando hay niebla, vuelven a convertirse en sirena y marinero y que pasará así por los siglos de los siglos…

Nosotros preferimos creer que Mean se convirtió en un sireno y que vive tranquilamente con Meixide en las aguas del Atlántico, en la Costa de la Muerte gallega.