la prudencia como sabiduría práctica bajo la perspectiva de paul ricœur
DESCRIPTION
Se analizan diversas perspectivas éticas de las acciones humanas dentro de su contexto social, considerando la reivindicación del ‘juicio moral en situación’, es decir, la deliberación y puesta en práctica de acciones responsables según convicciones profundas.TRANSCRIPT
-
55
Prudence as a practical wisdom, under Paul Ricurs perspective
Mara Guadalupe Snchez-Tapia *
Resumen: Se analizan diversas perspectivas ticas de las acciones huma-
nas dentro de su contexto social, considerando la reivindicacin del jui-
cio moral en situacin, es decir, la deliberacin y puesta en prctica de ac-
ciones responsables segn convicciones profundas. Desde Aristteles hasta
Ricur, la sabidura prctica es requerida en tanto conciencia moral para
la ejecucin de decisiones singulares envueltas en un plano de incertidum-
bre y graves conflictos como base para un acercamiento teleolgico tenden-
te a vivir bien. Finalmente, en el plano deontolgico de la obligacin ubica-
mos al derecho, donde la justicia se identifica con lo legal y lo equitativo.
Palabras clave: filosofa de la accin; deliberacin; tica aplicada; toma de deci-
siones; conviccin
Abstract: This work analyses different ethical approaches of human actions in
their social context, considering the vindication of moral judgment in a situa-
tion, which means deliberation and practice of responsible actions according
to deep convictions. From Aristotle to Ricur, practical wisdom is required as
moral consciousness to the execution of singular decisions engulfed in an envi-
ronment of uncertainty and serious conflicts as a foundation to a theological
approach to living well. Finally, we place Law at the deontological level of duty,
where justice is related to what is legal and fair.
Key words: Action Philosophy; deliberation; applied ethics; decision-making;
conviction
*Universidad Autnioma del Estado de
Mxico, Mxico
Correo-e: mariaguadalupest@hotmail.
com Recibido: 3 de octubre de 2014
Aceptado: 4 de diciembre de 2014
La prudencia como sabidura prctica bajo la
perspectiva de Paul Ricur
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
p
p. 5
5-67
ISSN
140
5-63
13
-
56 La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
Se presentan algunas reflexiones sobre la phrnesis o prudencia como sabidura prctica, divi-
diendo el anlisis en tres apartados: 1) Revisin de
algunos razonamientos sobre el tema que han lleva-
do a cabo Aristteles, Gadamer, Alasdair MacIntyre,
Comte-Sponville y Paul Ricoeur. Todos ellos coinci-
den en que la prudencia es el acto por el cual se con-
cretan las elecciones prcticas frente a las cuales se
moviliza el potencial humano susceptible de ilumi-
nar una decisin. 2) Se analizar cmo este gnero
tico despliega una de sus posibilidades ms nota-
bles en el mbito de la capacidad creativa del agen-
te para encontrar nuevas salidas a los conflictos. 3)
La tica es un campo privilegiado para examinar la
contribucin de Paul Ricur a la reflexin filosfica
actual. Se intenta mostrar que la sabidura prctica
tiene una aplicacin concreta en el campo del dere-
cho, donde la creatividad surge de la tensin de dis-
cernir lo justo en un acontecimiento singular.
Este anlisis nos permitir comprender la pro-
puesta en un sentido unitario: el recurso tico de la
sabidura prctica propone la interseccin entre bien
y justicia, entre ser y deber, para responder a los
dilemas de aplicacin que nuestra praxis suscita. Se
tendr en cuenta que este recurso devela la dimen-
sin de la capacidad humana en el campo prctico
de las elecciones necesarias, considerando nuestros
recursos para acoger las demandas del otro como si
fueran propias.
Segn el pensamiento de Ricoeur la preeminen-
cia de lo justo se encuentra reforzada cuando las
situaciones que generan violencia y conflicto, y que
nutren lo trgico de la accin, motivan la formacin
de mximas de sabidura en circunstancias de incer-
tidumbre y urgencia. As, Ricur pasa de una con-
cepcin estrictamente deontolgica de la justicia a
su reinterpretacin en trminos de sabidura prcti-
ca o prudencia, siguiendo la estela de la phrnesis
planteada por los trgicos griegos y la tica aristo-
tlica. El paradigma que propone Ricur contribu-
ye necesariamente al desarrollo en los retos que la
tica aplicada actual tiene planteados, en especfico,
en las dificultades que encuentra la moral comuni-
cativa en torno a la prctica del derecho.
La prudencia
La tradicin ubica la prudencia dentro de las virtu-
des cardinales en la Antigedad y la Edad Media.
Sin embargo, en la actualidad casi no se le prac-
tica, aunque se habla de ella con respeto porque
todo mundo coincide en la necesidad de ejercitarla
en el momento adecuado de una accin. Aristteles
propone la prudencia como una virtud intelectual.
Virtud: Es un modo de ser selectivo, siendo un
trmino medio relativo a nosotros, determinado por
la razn y por aquello por lo que decidira el hom-
bre prudente. Es un medio entre dos vicios, uno por
exceso y otro por defecto" (2003: 1107).
El trmino aristotlico sita la prudencia como
la virtud que gua las acciones humanas encami-
nadas a conseguir un bien supremo, la felicidad,
que consiste en vivir y actuar bien. Dicho concepto
tiene una larga historia que puede dar lugar a equ-
vocos. A pesar de que con el tiempo ha ido desa-
pareciendo del vocabulario moral contemporneo,
no significa que ya no necesitemos su aplicacin
en nuestros actos cotidianos y trascendentales. La
phrnesis griega proviene sobre todo de Aristteles
y los estoicos, quienes la consideraban la cien-
cia de las cosas que deben hacerse y de las que no
deben hacerse (Comte-Sponville, 2005: 41). Se
sabe que los latinos la tradujeron como prudentia,
no obstante, para estos ltimos va mucho ms all
de la simple prevencin de los peligros; en la vida
cotidiana existen peligros que es necesario afron-
tar, ante lo cual apelamos al retorno de la phrne-
sis desde el punto de vista de la virtud aristotlica,
reinterpretada por Gadamer como virtud del riesgo
y de la decisin sensata. El riesgo depende muchas
veces de lo que se debe eludir, segn el sentido
moderno del trmino (la prudencia como precau-
cin en las acciones que se ejercen).
-
57La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
Hemos dicho que Aristteles design la pruden-
cia como virtud intelectual por su relacin con el
conocimiento y la razn:
La prudencia es por necesidad un modo de ser
racional verdadero y prctico, respecto de lo
que es bueno para el hombre []
Parece propio del hombre prudente el ser capaz
de deliberar rectamente sobre lo que es bueno
y conveniente para s mismo, no en un sentido
parcial, sino para vivir bien en general (Arist-
teles, 2003: 1107).
El pensamiento aristotlico es coherente en torno a
la definicin que proporciona, pues la virtud es el
modo por el cual el hombre se hace bueno. Esto lo
realiza por medio de sus acciones cotidianas, y si
stas estn acordes con la virtud son buenas:
la prudencia es la disposicin que permite delibe-
rar correctamente acerca de lo que es bueno o malo
para el hombre (no en s mismo, sino dentro del
mundo; no en general, sino en tal o cual situacin
concreta), y actuar, en consecuencia, como es con-
veniente (Comte-Sponville, 2005: 41). La pruden-
cia entendida de esa forma tiene como funcin elegir
los medios adecuados para una buena deliberacin,
lo que le da el carcter de virtud insustituible porque
ninguna otra podra prescindir de ella.
A primera vista, un tratamiento de la pruden-
cia podra parecer un simple llamado a la mesura y
la precaucin en la forma del razonamiento para la
toma de decisiones en casos concretos. Sin embargo,
en este texto se mostrar que es un elemento indis-
pensable para el ejercicio correcto de los actos ordi-
narios en que interviene el hombre en cuanto ser
racional, ms an en lo que concierne a su parte ti-
ca. La prudencia ha sido considerada de tal relevan-
cia en la reflexin del discurso tico que diversos
filsofos de todos los tiempos la han tomado como el
tema por excelencia de sus deliberaciones, al grado
de concederle la primaca en el ejercicio de la sabidu-
ra prctica por tratarse de una virtud que ayuda a
integrar todas las acciones del hombre hacia un fin
bueno. As es concebida por Comte-Sponville:
La prudencia no reina (la justicia y el amor tie-
nen ms valor), pero gobierna. Qu sera de
un reino sin gobierno? No basta con amar la
justicia para ser justo, ni amar la paz para ser
pacfico: adems es necesario que haya una
buena deliberacin, una buena decisin, una
buena accin. La prudencia decide y la valen-
ta se ocupa de llevarlo a cabo (Comte-Sponvi-
lle, 2005: 41).
Este autor confiere mayor valor a la justicia y al
amor que a la prudencia, sin embargo olvida que
para ejecutar cualquier accin buena es necesario
que exista una reflexin adecuada para ofrecer una
mejor decisin en un caso particular. En este sen-
tido, se requiere la aplicacin de la prudencia no
como una ciencia, sino como un recurso imprescin-
dible para todo acto sensato. Aristteles afirma:
La prudencia [] se refiere a cosas humanas
y a lo que es objeto de deliberacin. En efec-
to, decimos que la funcin del prudente con-
siste, sobre todo, en deliberar rectamente, y
nadie delibera sobre lo que no puede ser de
otra manera ni sobre lo que no tiene fin, y esto
es un bien prctico. El que delibera rectamen-
te, hablando en sentido absoluto, es el que es
capaz de poner la mira razonablemente en lo
prctico y mejor para el hombre (2003: 1141).
En un anlisis no exhaustivo del trmino pruden-
cia advertimos que su aplicacin ha sido extensa
en los distintos mbitos donde el ser humano acta,
desde lo cotidiano hasta otros ms especficos. Un
claro ejemplo lo encontramos en la ciencia jurdi-
ca, que desde la Antigedad ha adoptado esta virtud
para guiar su actividad prctica, ubicndola dentro
de su esfera como una de las virtudes de ms tras-
cendencia e incluso autodenominndose jurispru-
dencia. Es perfectamente loable esta connotacin,
porque como virtud intelectual su objeto es producir
-
58 La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
un juicio acertado sobre el bien en una situacin
especfica. Esto es indudable porque la aplicacin de
la ley es prctica. La prudencia, en este caso, parti-
cipa como gua hacia la mejor solucin del caso con-
trovertido, buscando la regulacin ms justa de la
conducta en dicha circunstancia. La norma jurdi-
ca, bajo una perspectiva terica, tambin se encuen-
tra frente a la responsabilidad de dar solucin a un
determinado conflicto social. Para tomar una reso-
lucin, dependiendo el contexto y segn la ley, se
debe emitir un juicio prudencial que arribe a lo jus-
to. El abogado o juez est capacitado para aconse-
jar correctamente de una decisin con base en las
leyes vigentes.
El hombre prudente posee todas las virtudes.
Esta perfeccin se consigue con el ejercicio habi-
tual, es decir, con su prctica. La prudencia seala el
nivel moral alcanzado por una persona, su grado de
responsabilidad frente a su vida y la de los dems.
Aristteles alude a las virtudes como personales, no
se heredan ni se transmiten. El hombre necesita el
hbito de la razn porque no hay una buena elec-
cin sin una sabia deliberacin. Tras la deliberacin
vienen el recto juicio y la determinacin de la accin.
Los dos primeros actos (deliberacin y juicio) son
an tericos, requieren del imperio de la voluntad
para pasar al tercero. En ese trnsito puede suceder
que a pesar de haber deliberado y juzgado correcta-
mente se falle en la ejecucin. La prudencia incluye
cierto arte o habilidad para enfrentar cada situacin
distinta o nueva. En este punto se precisan la razn,
ingenio y talento del hombre prudente, obteniendo
como resultado un juicio sensato e inteligente.
Phrnesis o prudencia como sabidura prctica
El plano ms prximo a la prctica efectiva de la
phrnesis es el juicio prudencial. As, tanto el tr-
mino griego como la prudentia de los latinos y
medievales se traducen como la virtud del hom-
bre prudente. Alasdair MacIntyre coincide con el
pensamiento aristotlico en el sentido de que cada
actividad, cada investigacin y prctica apuntan a
algo bueno. Con esta ltima expresin designamos
aquello a lo que el ser humano tiende por naturale-
za. Pero qu es el bien para el hombre? Aristteles
lo identifica con el nombre de eudaimona, aunque
la traduccin de este trmino se refiere a la felici-
dad. Existen testimonios ms antiguos, como el de
Herdoto, que la definen como prosperidad, pose-
sin de bienes; mientras que para Hesodo el trmi-
no parece implicar un estado de paz, de serenidad
interior (Lled Iigo, 2003: 97). Esta ltima nocin
puede relacionarse con la que proporciona MacIn-
tyre: el estado de estar bien y hacer bien estando
bien. Siguiendo el pensamiento de Aristteles bajo
la interpretacin de MacIntyre, el ejercicio de las vir-
tudes no es un medio para el fin del hombre, un
mero camino para asegurar una existencia huma-
na completa vivida de manera ptima, sino parte
necesaria y central de ella. No podramos determinar
adecuadamente el bien del hombre sin hacer refe-
rencia a las virtudes, para la obtencin de todo fin
bueno las practicamos eligiendo los medios adecua-
dos. Tales medios piden juicio y el ejercicio de las
virtudes exige, por lo tanto, la capacidad de juzgar y
hacer lo correcto, en el lugar correcto, en el momen-
to correcto y de la forma correcta (MacIntyre, 2004:
190). Para MacIntyre, el hombre prudente es aqul
que acta de manera sensata e inteligente en una
situacin. El rasgo que lo distingue es la capaci-
dad intelectual que tiene para deliberar y juzgar de
manera conveniente las cosas que pueden ser bue-
nas y tiles para l, no slo conceptos particulares
como la salud de su cuerpo, su educacin, relacio-
nes interpersonales, actos cotidianos y preferencias
profesionales, sino aquellas que deben contribuir,
en general, a la obtencin de la virtud para lograr
la felicidad como mximo bien. No debemos olvidar
que la sabidura, como capacidad prctica, se diri-
ge en todo momento y se relaciona directamente con
el quehacer cotidiano del hombre no slo por medio
de la deliberacin intelectual, sino en los planes de
vida personal y familiar, los proyectos y actividades
profesionales, sociales, polticos y dems mbitos
-
59La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
donde ejercita su accin. Comte-Sponville afirma:
La prudencia no es una ciencia; sino que hace
las veces de la ciencia cuando sta falta. Slo
se delibera cuando hay que hacer una eleccin,
dicho de otra forma cuando ninguna demostra-
cin es posible o suficiente: entonces es cuan-
do es necesario desear no slo el buen fin, sino
los buenos medios que llevan a l (2005: 42).
La congruencia y la trascendencia son parte impor-
tante para este filsofo, quien sostiene que la pru-
dencia debe hacerse presente en el momento
oportuno cuando existe la necesidad de deliberar
para elegir adecuadamente. Esto no significa una
simple accin hbil o amor inteligente, como con-
ceptualizaba Kant al hablar del trmino prudencia.
Se trata de un comportamiento tico, siempre que
el fin sea bueno y la accin sensata. En su ejercicio,
esta virtud tiene como efecto principal distinguir lo
conveniente de lo inconveniente no como una mani-
festacin de astucia prctica ni como capacidad de
adaptacin, sino que su alcance es precisamente la
eleccin de lo que est bien, presuponiendo con ello
una actitud tica, universal.
Es claro que ste no es el saber de la ciencia. En
este sentido, la delimitacin de Aristteles entre
el saber moral de la phrnesis y el saber terico
de la episteme es bien sencilla, sobre todo si se
tiene en cuenta que para los griegos la ciencia
paradigmtica son las matemticas, un saber
de lo inalterable que reposa sobre la demostra-
cin y que cualquiera puede aprender. Es ver-
dad que una hermenutica espiritual-cientfica
no tendra nada que aprender de esta delimi-
tacin del saber moral frente a un saber como
la matemtica. Por el contrario, frente a esta
ciencia terica las ciencias del espritu for-
man parte ms bien del saber moral. Son cien-
cias morales. Su objeto es el hombre y lo que
ste sabe de s mismo. Ahora bien, ste se sabe
a s mismo como ser que acta, y el saber que
tiene de s mismo no pretende comprobar lo
que es. El que acta trata ms bien con cosas
que no siempre son como son, sino que pue-
den ser tambin distintas. En ellas descubre
en qu punto puede intervenir su actuacin,
su saber debe dirigir su hacer (Gadamer, 2005:
385-386).
Con objeto de esclarecer el concepto de phrnesis,
Gadamer retoma la distincin aristotlica entre la
ciencia (episteme), la techn y la sabidura prctica.
El conocimiento moral aristotlico no es episteme o
conocimiento terico de las dimensiones universales
y necesarias del ser, porque se ocupa de las acciones
humanas particulares y contingentes, stas son pre-
cedidas por decisiones y juicios morales a los que no
se llega por inferencia. Adems, en la situacin en
la que actuamos no hay un objeto del que podamos
distanciarnos, sino un horizonte que nos incluye.
Siguiendo esta idea, distinguimos que la morali-
dad humana es distinta de la naturaleza, porque en
la primera no slo actan capacidades intelectua-
les o habituales, sino que por medio de ellas el hom-
bre se va formando de acuerdo con lo que hace y la
manera en que se comporta. As, desarrolla gradual-
mente sus capacidades y talentos. El argumento de
Gadamer vislumbra que lo tico no se mide como
fenmeno matemtico o deductivo, sino que en l se
consideran los rasgos esenciales del individuo que
acta, sobre todo su capacidad de saber decidir por
s mismo, es decir, no participa el tratamiento exac-
to de una determinacin o actuacin humana como
lo hara un matemtico al ejercer una actividad de
tal ndole. Sin duda, la madurez y la educacin del
individuo son elementos que ayudan a determinar
una eleccin correcta: la instruccin es la que da
muestra de una determinada actitud. Todo ejercicio
racional parte de las cosas concretas; una reflexin
filosfica, un problema matemtico, un conflicto
social nacen por lgica de la interaccin del hombre
con su entorno. La manera de relatar tales aconteci-
mientos es una cuestin cultural, donde lo tico y lo
cognoscitivo permiten que las sociedades instauren
-
60 La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
y transmitan sus concepciones de mundo en cuanto
a lo bueno, lo malo, lo justo y lo injusto. De manera
concreta, lo que se puede teorizar es aquello que for-
ma parte de la vida prctica en cuanto a la bsqueda
del bien y sobre todo la aspiracin a la felicidad que,
segn Aristteles, es tema fundamental de la tica.
No olvidemos que MacIntyre entiende por virtu-
des aquellas disposiciones que no slo mantienen las
prcticas y nos permiten alcanzar sus bienes inter-
nos, sino que nos sostienen tambin en la bsqueda
de lo bueno, ayudndonos a vencer los riesgos, peli-
gros, tentaciones y distracciones que encontremos,
procurndonos conocimiento y autoconocimiento
del bien de forma permanente. El catlogo de virtu-
des incluye las necesarias para mantener familias y
comunidades polticas tales que los individuos que
las integran pueden buscar juntos el bien, y de igual
forma nos habrn de capacitar para entender mejor
lo que es la vida buena.
Ricur, en concordancia con el pensamiento de
MacIntyre, cree con firmeza que el hombre aisla-
do es una abstraccin, ya que concretamente vive
en colectividad y cuenta con una historia de la cual
es heredero. Insiste en que las virtudes encuentran
su lugar no en la vida del individuo solitario, sino
que se manifiestan en su vida social porque es ah
donde l es realmente inteligible. Considerando las
virtudes por un lado, y por el otro, la moral de las
leyes, los sujetos fundan una comunidad con la
finalidad de alcanzar sus proyectos y originar bie-
nes que reconocen como compartidos por todos los
involucrados. Podramos considerar, por ejemplo, la
fundacin y mantenimiento de una escuela, de un
hospital, una galera de arte, etc. Los que participan
en estas empresas desarrollan dos tipos de prcticas
valorativas. De entrada, alaban como excelentes las
cualidades intelectuales y de carcter que contribu-
yen a la realizacin de ese bien. Es decir, reconocen
un conjunto de atributos como virtudes en contra-
posicin con un grupo de defectos identificados con
ciertos tipos de dao que afectan los fundamentos
de la accin buena. Por ello, se afirma que el hom-
bre, en su vida prctica, se encuentra puesto siem-
pre frente a la situacin de elegir entre uno u otro
curso de accin, de escoger entre distintas alterna-
tivas. Estas decisiones requieren siempre un juicio
y ejercicio de las virtudes, una capacidad de deli-
berar y de llevar a cabo una resolucin en el lugar,
momento y modo adecuados.
En el plano de la sabidura prctica la virtud de
la prudencia es puesta a prueba. Constituye un equi-
librio derivado de la comprensin y entra en esce-
na a la hora de actuar. Para Aristteles y Cicern, la
persona prudente es la que posee razn prctica, y
por medio de ella puede deliberar de forma adecua-
da lo que es bueno. As se define al hombre virtuoso
y sabio. Por su parte, Carlos Daz, siguiendo el pen-
samiento de Santo Toms de Aquino, comenta:
Detalle de Lmites y acumulacin 2 (2012). Mixta sobre tela: Jos Luis Vera.
-
61La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
Prudencia es virtud sin contenido propio, pero
se encarga de elegir los medios en orden al siem-
pre deseado fin bueno, rechazando el malo, y
por eso se convierte en el hbito que inclina a
buscar los medios ms adecuados al fin. No se
es valiente, justo o amigo, sino siendo pruden-
te, ya que no basta con estar orientado hacia
el fin, sino que es necesario tambin con recta
razn lo que hay que hacer para alcanzarlo y,
hacindolo, fortalecer la virtud (Daz Hernn-
dez, 2002: 174).
La phrnesis aristotlica se considera la matriz de
las propuestas ticas posteriores. Consiste en una
capacidad o aptitud para discernir la regla adecuada
en circunstancias difciles para ejecutar una accin.
El ejercicio de esta virtud es inseparable del hom-
bre sabio.
Phrnesis es originariamente un trmino
aristocrtico de alabanza. Caracteriza a quien
sabe lo que le es debido, y que tiene el orgu-
llo de reclamar lo que se le debe. De modo ms
general, viene a significar alguien que sabe
cmo ejercer el juicio en casos particulares. La
phrnesis es una virtud intelectual; pero es la
virtud intelectual sin la cual no puede ejercer-
se ninguna de las virtudes de carcter (MacIn-
tyre, 2004:194).
Esta concepcin sigue la misma direccin de la fr-
mula aristotlica, que determina la buena eleccin
(phrnesis) por medio del justo equilibrio entre el
razonamiento verdadero (orths lgos) y el deseo
recto (proaresis). Ambos componentes deben coin-
cidir y adecuarse para una aplicacin efectiva a la
accin. Segn Ricur, la phrnesis es la virtud que
posibilita el juicio moral en situacin. Su ejercicio
asume la difcil experiencia del razonamiento prc-
tico y despliega una evaluacin intuitiva del querer
iluminada por la razn calculativa para reconocer la
peculiaridad de la circunstancia y decidir cul debe
ser el curso de la accin en el caso contingente.
Hemos dicho que la sabidura prctica no se limi-
ta a crear una respuesta adecuada a los conflictos
morales, sino que aparece como la capacidad inte-
lectual ms importante para el ejercicio cotidiano de
los actos humanos. La tarea de la decisin moral
es acertar en una situacin particular. De acuerdo
con el modelo aristotlico de la phrnesis, el hom-
bre sabio dirige su vida para lograr su plena reali-
zacin, es decir, su horizonte de sentido es la vida
buena. En trminos de Ricoeur, sta se define como:
cualquiera que sea la imagen que cada uno se hace
de una vida realizada, este colofn es el fin ltimo
de su accin (2006: 177).
La phrnesis se entiende como una capaci-
dad prctica del ser humano, relacionada con
el quehacer cotidiano de donde resulta la cris-
talizacin de la imagen personal de una vida
realizada. De la phrnesis retenemos que tiene
como horizonte la vida buena; como media-
cin, la deliberacin; como actor, el phrnimos,
y como puntos de aplicacin, las situaciones
singulares (Ricur, 2006: 320).
La mediacin de la phrnesis la constituye la delibe-
racin que atiende dos lmites, uno superior, la feli-
cidad, y otro inferior, la decisin particular en una
accin cotidiana. En el lmite inferior, la phrnesis
se enfrenta a la eleccin de los medios adecuados
para obtener un fin particular. Desde el fin supe-
rior, se encarga de decidir lo que es bueno y conve-
niente para el vivir bien en general. Por ejemplo, en
el lmite inferior podemos imaginarnos la eleccin
de los medios y tcnicas adecuados que utilizar un
abogado para lograr una buena defensa de su jui-
cio, o aquellas necesarias para que un mdico lle-
ve a cabo un buen diagnstico y por ende, prescriba
un tratamiento adecuado. En cuanto al lmite supe-
rior, encontramos la eleccin que tanto el aboga-
do como el mdico hicieron acerca de su profesin,
considerndola parte de sus sueos para alcanzar
el bienestar en su vida en general. Los ideales que
-
62 La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
constituyen la felicidad reciben una valoracin, son
buenos o malos. Cuando se desarrollan en la prc-
tica constituyen lo que MacIntyre denomina patro-
nes de excelencia, es decir, reglas de comparacin
entre diferentes resultados, de acuerdo con los para-
digmas de perfeccin en determinada prctica. Estos
estndares permiten calificar de bueno a un profe-
sor, a un mdico, a un abogado, en relacin con la
intencionalidad de vivir bien. Una accin sensata
es aquella que uno puede justificar, de tal manera
que aqul a quien se expone dicho argumento pue-
da aceptarlo como razonable. El concepto de razn
prctica presupone entonces que en general pode-
mos explicar a los otros por qu actuamos de deter-
minada forma. Adems, nos lleva a considerar la
vida buena como una realizacin cotidiana, un
logro del da a da. La phrnesis se aplica a las situa-
ciones singulares porque no esperamos ser felices al
final de nuestra vida o en otra como premio a nues-
tras acciones, sino que continuamente vamos alcan-
zando nuestras aspiraciones y ejecutando nuestros
proyectos. Estos bienes son el primer apoyo de la
estima de s, pues con base en ellos se evalan las
acciones, es decir, las personas se aprecian al reco-
nocerse como autores de sus actos. Esta identifica-
cin corresponde a aceptar lo que uno es como ser
humano y lo que es capaz de realizar. El adjeti-
vo responsable entraa una diversidad de comple-
mentos: somos responsables de las consecuencias
de nuestros actos, pero tambin responsables de los
otros en la medida en la que son puestos a nuestro
cargo y cuidado (Ricur, 2003:49).
Nos respetamos en cuanto somos capaces de juz-
gar imparcialmente nuestras acciones. Pero tambin
somos responsables de otros y de todos, en tanto
estn a nuestro cargo. Esta dinmica social devie-
ne de la aspiracin del hombre a ser tratado huma-
namente. De esta exigencia nace la amistad como
un crculo que iguala a los individuos, as la jus-
ticia puede cumplirse en virtud del reconocimiento
de s y del otro. Para entender el trmino capaci-
dad, referido por Ricur, volvemos al yo puedo,
extendindolo desde el plano fsico al tico: Yo soy
ese otro que puede evaluar sus acciones y, estiman-
do buenos los fines de algunas de ellas, es capaz de
evaluarse a s mismo, de estimarme bueno (2006:
187). En este discurso, bajo la estructura verbal
poder-hacer el juzgar corresponde al plano tico. La
estima de s es el resultado de la continua interpre-
tacin y apreciacin de las acciones del individuo.
En ese panorama, los patrones de excelencia eva-
lan todas las prcticas que un ser humano puede
ejecutar en su vida en lo que respecta a sus intereses
personales, profesin, tendencias polticas, anhelos.
Entonces surge la especificacin de los ideales que
configuran lo que cada persona considera una vida
feliz. Qu profesin quiere ejercer? Dnde quiere
vivir? Este ejercicio de diferenciacin se logra a par-
tir de la phrnesis.
Aqu ya no basta, el modelo medio-fin. Se tra-
ta, ms bien, de especificar los vagos ideales
sobre lo que se considera como , respecto a todo el hombre, usando esta
phrnesis que, como hemos mostrado, escapa
al modelo medio-fin. Por tanto, las configura-
ciones de accin que llamamos planes de vida
proceden de un movimiento de vaivn entre
ideales lejanos, que es preciso especificar ahora
y el peso de las ventajas y de los inconvenien-
tes de la eleccin de tal plan de vida en la prc-
tica (Ricur, 2006: 183).
Los ideales constituyen las normas morales, los
valores, las convicciones, las metas que conforman
la vida buena para cada uno. Al especificarlos, el
phrnimos debe proceder a un examen cuidadoso en
la deliberacin de lo adecuado y conveniente para
la existencia entera del sujeto, no restringindolo a
un momento de su historia o a una de sus dimen-
siones como persona. Aqu adquiere relevancia la
pregunta quin quiero ser? La respuesta plantea
el primer horizonte de comprensin de s mismo y
en relacin con l se configura cada accin, prcti-
ca o plan de vida, los que continuamente rectifican
las elecciones iniciales en forma parcial o total, es
-
63La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
decir, se adaptan mediante un examen continuo. La
phrnesis realiza el trabajo. Por medio de la sabidu-
ra prctica se lleva a cabo una valoracin respec-
to de la coherencia y conveniencia entre los ideales
de vida y las prcticas que se han elegido para lle-
varlos a cabo. Es un trabajo incesante de interpre-
tacin de la accin y de s mismo donde se prosigue
la bsqueda de adecuacin entre lo que nos parece
lo mejor para el conjunto de nuestra vida y las elec-
ciones preferenciales que rigen nuestra prcticas
(Ricur, 2006: 185).
apLicacin en eL campo deL derecho
En el derecho, la supremaca de lo justo descansa
en la phrnesis o prudencia como arte de la deci-
sin equitativa en casos de conflictos o situaciones
de incertidumbre, lo que Ricur denomina lo tr-
gico de la accin. La idea de justicia como equidad
es considerada como la categora ms elevada no
slo en la accin prctica cotidiana, sino en el mbi-
to de la jurisprudencia. Para Ricur, los conflictos
surgen cuando los caracteres obstinados se identifi-
can con una regla particular y se vuelven ciegos res-
pecto de cualquier otra. As nace una tragedia de la
accin, originada en un conflicto de deberes. Frente
a esta situacin se requiere de una sabidura prc-
tica vinculada a un juicio moral en situacin, en el
que es ms decisiva la conviccin que la regla mis-
ma. La conviccin es el punto de llegada crucial del
proceso que sintetiza el camino de discernimiento y
de asimilacin de la tradicin, una actitud de atento
escuchar lo que la sabidura de la praxis social nos
entrega, y al mismo tiempo, la capacidad de elegir lo
que corresponde y es apropiado a la accin. Pertene-
ce la conviccin a uno de los estadios decisivos de
la sabidura prctica, sin embargo no es simple en
su determinacin terica debido a su carcter mixto
de combinacin de elementos, de relacin dialcti-
ca entre deber y deseo bajo cuya iluminacin se lle-
va a cabo el juicio. En ste ltimo se interrelacionan
tica y moral, porque en ocasiones los principios
morales no son capaces de dar cuenta de la comple-
jidad de la vida; entonces no hay ms remedio que
acudir al fondo tico. En el campo del derecho, la
dificultad procede de los conflictos que surgiran por
el rigor del formalismo de las leyes si se eliminaran
los principios de la moral, lo que podra confundir-
se con arbitrariedad. Ricur seala que la sabidura
prctica consiste en inventar los comportamien-
tos justos y apropiados a la singularidad del caso
(Ricoeur, 2006:294). Aqu se muestra partidario de
la tica aristotlica que ha pasado por los rigores de
la moral kantiana.
Entre las herencias de pensamiento aristotlica y
kantiana, entre lo objetivo teleolgico y la obligacin
de norma, la intencin de Ricoeur reside en establecer
una relacin de trminos a la vez de subordinacin y
de complementariedad, reforzada por un recurso que
parte de lo moral a lo tico. Distingue entre lo obje-
tivo y la norma como oposicin, cuya articulacin se
percibe en el nivel de los predicados bueno y obliga-
torio aplicados a la accin.
al objetivo tico corresponder precisamente
lo que llamaremos, en lo sucesivo, estima de
s, y al momento deontolgico el respeto de s.
Segn la tesis propuesta aqu, debera apare-
cer: 1) que la estima de s es ms fundamental
que el respeto de s; 2) que el respeto de s es el
aspecto que reviste la estima de s bajo el rgi-
men de la norma; finalmente, que las aporas
del deber crean situaciones en las que la estima
de s no aparece slo como la fuente sino como
el recurso del respeto cuando ya ninguna nor-
ma segura ofrece una gua firme para el ejerci-
cio hic et nunc del respeto (2006: 175).
La propuesta de Ricur consiste en dar legitimidad
a la intencin tica mediante el recurso de la phr-
nesis aristotlica en los casos en los que la norma de
obligacin conduce a conflictos prcticos: La sabi-
dura prctica consiste aqu en inventar los compor-
tamientos justos y apropiados a la singularidad de
los casos, aunque no por ello est abandonada a la
-
64 La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
arbitrariedad. En estos casos ambiguos, la sabidura
prctica necesita, sobre todo, meditar sobre la rela-
cin entre dicha y sufrimiento (2006: 294).
La relacin entre felicidad y afliccin influye en
la decisin tomada y supone tanto la consideracin
del caso como de la perspectiva tica en la que se
inscribe la dicha, en el supuesto de que es un crite-
rio tico valioso, aunque no excluye de su mbito
el sufrimiento. No podemos ahondar en la reflexin
profunda sobre la felicidad que Ricur expone. Ms
bien nos interesa mostrar que la sabidura prctica
no es una receta, supone siempre un proceso reno-
vado de evaluacin y no debe erigirse en regla cuan-
do ha sido siempre una eleccin de excepcin. En
otras palabras, la sabidura prctica puede guiar la
accin en cada caso, reposando en ltima instancia
en convicciones morales basadas en el respeto por el
otro y aspirando a la universalidad, una universa-
lidad que adquiere rasgos peculiares en los contex-
tos de aplicacin.
Ricur analiza diferentes formas de ejercicio
del juicio moral en situacin, en virtud de que la
phrnesis se ejerce en diferentes dominios en que
las relaciones interpersonales y actos cotidianos se
fundan conforme a la intencin tica, es decir, exis-
te el deseo de vida buena con otros en institucio-
nes justas(Ricoeur, 2000:98). La sabidura prctica
se ejerce en tres momentos. En primer lugar, en la
constitucin de nuestra identidad personal, es decir,
en nuestro contexto vital; segundo, en las prcticas
concretas y las relaciones interhumanas de cotidia-
nidad, y tercero, en los ideales personales, en otras
palabras, lo que hacemos en funcin de lo que anhe-
lamos y queremos. En torno a ello se exige una eva-
luacin racional o hermenutica que constituya un
saber vital o experiencia. El hombre requiere de la
sabidura prctica porque los principios morales
chocan entre s debido a su confrontacin en situa-
ciones complejas cotidianas a los que la moral de la
obligacin no puede responder de manera adecuada.
Siguiendo este pensamiento, Peter Kemp afirma:
lo esencial es que la norma no puede, a fin
de cuentas, justificarse por un procedimiento
puramente trascendental sin extraer su senti-
do de la sabidura teleolgica constituida por
la experiencia humana colectiva y personal de
la diferencia entre los actos comunitarios que
hacen nuestra vida buena y verdadera y los
actos que la destruyen e impiden la comunidad
(2011: 79).
Ricur pretende someter la intencionalidad tica a
la prueba de la norma, es decir, de qu manera los
conflictos suscitados en el formalismo de la ley, soli-
darios del mbito deontolgico, llevan de la moral
a la tica, pero una tica enriquecida mediante el
paso por la norma enraizada en el juicio moral en
situacin. La importancia de la rehabilitacin de la
justicia se debe al hecho de que se sita al mismo
tiempo en relacin con el bien y lo legal. La sabi-
dura prctica se manifiesta en la pretensin esen-
cial de aplicar la justicia en una situacin concreta.
Ricur postula:
La posibilidad de un conflicto surge, sin embar-
go, desde el momento en que la alteridad de las
personas, inherentes a la idea misma de plura-
lidad humana, aparece, en ciertas circunstan-
cias notables, imposibles de coordinar con la
universalidad de las reglas que subyacen a la
idea de humanidad; el respeto tiende entonces
a dividirse en respeto de la ley y respeto de las
personas (2003: 286).
Estas reflexiones giran en torno a los principios de
justicia que rigen la prctica social en el plano ins-
titucional. Las circunstancias en que esto sucede
se presentan bajo la forma de una queja o reque-
rimiento a una instancia superior con la finalidad
de resolver reivindicaciones presentadas por intere-
ses o derechos opuestos. Existen cuatro condiciones
para establecer los canales de justicia en la prc-
tica social: el aparato judicial, un cuerpo de leyes
escritas, tribunales o audiencias pblicas investi-
das con la autoridad para dictar el derecho jueces
-
65La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
encargados de pronunciar sentencias consideradas
razonables en una situacin particular, y coer-
cin el poder de imponer una decisin de justicia
mediante el empleo de la fuerza pblica. Alrede-
dor de este sistema aparecen los argumentos de la
justicia como parte de la actividad comunicativa: la
confrontacin de argumentos dialgicos en favor y
en contra. En la prctica social se ponen en juego los
conflictos tpicos a travs de procedimientos codi-
ficados y confrontacin reglada de argumentos, y
finalmente el pronunciamiento de la sentencia. En
esta ltima instancia la justicia se manifiesta como
el momento de deliberacin. No olvidemos que es la
queja la que da entrada al campo de lo injusto. La
injusticia permite la reflexin sobre la idea misma
de la justicia, concibindola como una reparacin.
De aqu se deduce la importancia de la justicia no
slo en teora, sino en la prctica social, porque for-
ma parte de la vida buena. Esto significa que el sen-
tido de justicia es ms significativo que sus propios
principios, igual que la tica es anterior a la moral.
Pero cul es el sentido de la justicia si es ms bien
su ausencia la que desde siempre ha sido lo prime-
ro que nos hace sensibles? La respuesta es senci-
lla, con la injusticia detectamos con claridad lo que
falta a las relaciones humanas y la manera de evi-
tar o cometer agravios. Aristteles afirmaba que la
desigualdad era la causa principal de las injusticias,
as que cuando una persona plantea una queja al
denunciarlas se hace manifiesta una falta de equi-
dad. Este ltimo trmino no debe entenderse como
meramente aritmtico, sino proporcional, puesto
que toma en cuenta lo que es equiparable dada la
situacin. El pensador griego sostena, adems, que
el que posee la virtud de la justicia puede ejecutar
actos buenos tanto para s mismo como para otros,
ya sea como gobernante o prjimo. La justicia supo-
ne la existencia de personas cuyas relaciones estn
reguladas por una ley que se aplica a situaciones en
las que es posible la injusticia. Precisamente ah, el
discernimiento y reflexin entre lo justo y lo injusto
consuma la actuacin sensata. Para lograrlo se pre-
cisa la sabidura prctica, porque muchas veces es
difcil comprender lo que las leyes establecen.
A nivel institucional, destacamos la distincin
entre equidad y justicia. Existen casos especiales
en los que no es posible aplicar la ley general, ante
ello recurrimos a la equidad. Aristteles plante este
ltimo trmino para saber en qu relacin est con
la justicia. Es fcil entender que lo equitativo es jus-
to y ms an cuando existe un error en el carcter
general de la ley, de tal manera que su naturaleza
la corrige y completa. Tanto para Aristteles como
para Ricur queda de manifiesto que el hombre
equitativo es aqul que elige y practica acciones jus-
tas, inclusive apartndose de lo estrictamente legal
y aun teniendo la ley de su lado. En estos casos se
apela a lo equitativo como la figura que revela la
idea de lo justo en situaciones de incertidumbre y
de conflicto. La relacin y diferencia entre los tr-
minos equitativo, bueno y justo radica en que el
primero supera cualquier tipo de justicia no porque
pertenezca a un gnero diverso, sino en funcin de
la phrnesis.
En efecto, cuando los examinamos atentamen-
te, no aparecen ni como los mismos[] ni como
de gneros diferentes; y mientras, unas veces
alabamos lo equitativo y al hombre que lo es
(de suerte que, cuando alabamos las otras vir-
tudes, usamos el trmino equitativo, en vez
del de bueno, y para una cosa ms equitativa
empleamos el de mejor, otras veces, cuando
razonamos sobre ello, nos parece absurdo que
lo equitativo siendo algo distinto de lo justo,
sea loable; porque, si son diferentes, o lo jus-
to no es bueno o lo equitativo no es justo; y si
ambas son buenas, son la misma cosa (Arist-
teles, 2003: 1137).
La equidad traspasa las reglas de justicia porque la
completa. Segn el argumento aristotlico ambos
trminos no generan problema ni contradiccin,
porque lo equitativo es mejor que una idea de justi-
cia. As, son lo mismo, pero lo equitativo es mejor.
Aunque es justo, no lo es conforme a la ley, sino que
-
66 La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
acta como una correccin de la justicia legal.
Con este antecedente, dilucidaremos cmo se
implica la sabidura prctica en el mbito del dere-
cho, cuya pretensin esencial es la aplicacin de
la justicia en una situacin concreta. Siguiendo a
Ricur:
La posibilidad de un conflicto surge, sin embar-
go, desde el momento en que la alteridad de las
personas, inherentes a la idea misma de plura-
lidad humana, aparece, en ciertas circunstan-
cias notables, imposibles de coordinar con la
universalidad de las reglas que subyacen a la
idea de humanidad; el respeto tiende entonces
a dividirse en respeto de la ley y respeto de las
personas (2006: 286).
La sabidura prctica dar prioridad al respeto de
las personas en nombre de su singularidad irrem-
plazable, es decir, en s mismo como otro. Ricur
seala:
Pero nos encontramos ya en el orden del impe-
rativo, de la norma. Nuestra apuesta es que es
posible profundizar bajo la capa de la obliga-
cin y alcanzar un sentido tico que no est tan
oculto bajo las normas que no puedan invocar-
se como recurso cuando estas normas enmu-
decen [] Por eso nos interesa tanto dar a la
solicitud un estatuto ms fundamental que la
obediencia al deber. Este estatuto es el de una
espontaneidad benvola, ntimamente ligada a
la estima de s dentro del objetivo de la vida
buena (2003: 197-198).
Desde esta perspectiva, la sabidura prctica desa-
rrolla su labor frente a conflictos que surgen al apli-
car las normas a situaciones concretas. Sin embargo,
este proceso requiere de una operacin compleja,
como se advierte en el campo jurdico, debido a que
las normas del derecho constituyen una introduc-
cin a la dialctica moral del juicio en situacin.
El proceso complejo al trmino del cual un caso
est situado bajo una norma comporta dos pro-
cesos enmaraados de interpretacin. Por un
lado, el del caso considerado, el problema es
reconstituir una historia plausible, verosmil,
de la historia o sobre todo del enmaraamiento
de historias constitutivas de esto que se deno-
mina un caso, o por decirlo mejor, un asunto
(Ricur, 2003: 204.)
Examinemos brevemente qu ocurre. Primero en el
debate como lucha verbal sustrada a la violencia
[] y ms precisamente, como un asalto de argu-
mentos, debido al cual se subraya el giro agonstico
bien conocido del debate en el recinto de una cor-
te de justicia (Ricur, 2003: 157). Esta etapa es
fundamental en el proceso, porque revela cun dif-
cil es extraer una narracin unvoca de los hechos
cuando se enfrentan dos versiones rivales. En
segundo lugar, no siempre est claro que tal asun-
to debe estar situado bajo determinada norma. Aqu
encontramos un problema incesante de interpreta-
cin aplicado a la ley misma y que puede llevar a
la controversia en la decisin tomada. Cuando los
contendientes y el propio juez encargado de resol-
ver el juicio se encuentren con una causa difcil, es
decir, ninguna de las disposiciones legales extradas
de la ley existente parecen constituir la norma bajo
la cual dicha causa podra situarse, el caso amerita
una puesta a prueba del juicio reflexivo. En el pro-
ceso, los roles estn incuestionablemente distribui-
dos. El acusado o actor no est presente de manera
voluntaria, ha sido convocado. Adems, la delibe-
racin es sometida a reglas procesales codificadas
y tiene lugar en un tiempo lmite. En fin, la discu-
sin no se termina con un acuerdo, al menos en una
primera aproximacin, debido a que juzgar consiste
en zanjar una cuestin, es decir, separar las partes,
poner una justa distancia:
Detrs del proceso est el conflicto, la discre-
pancia, la querella, el litigio; y en el trasfon-
do del conflicto hay violencia. El lugar de la
-
67La prudencia como sabidura prctica bajo la perspectiva de Paul Ricur Mara Guadalupe Snchez-Tapia
La Co
Lmen
a 85
ene
ro-m
arzo
de 2
015
IS
SN 1
405-
6313
justicia se encuentra as marcado como un
vaco, como formando parte del conjunto de
alternativas que una sociedad opone a la vio-
lencia y que definen, todas a la vez, un Estado
de derecho (Ricur, 2003: 180).
De ah volvemos a la idea de la phrnesis como ins-
trumento para la resolucin de conflictos. En este
sentido, Aristteles justifica la aplicacin de la equi-
dad como recurso:
cuando la ley presenta un caso universal y
sobrevienen circunstancias que quedan fuera
de la frmula universal, entonces est bien, en
la medida en que el legislador omite y yerra al
simplificar, el que se corrija esta omisin, pues
el mismo legislador hubiera hecho esta correc-
cin si hubiera estado presente y habra legisla-
do as si lo hubiera conocido (Aristteles, 2003:
1137).
concLusin
La tradicin filosfica nos ha enseado que tanto
en el mundo cotidiano como en las diversas disci-
plinas humansticas, entre ellas el derecho, el recur-
so de la prudencia o phrnesis es y ha sido de suma
relevancia para el conocimiento prctico y para vivir
en sociedad. La phrnesis se integra con las pecu-
liaridades del conflicto real, concreto, forjando as
una decisin sensata adaptada a la individualidad
del caso singular. La prudencia puede considerar-
se como el puente que permite transitar del intelecto
a la vida prctica. De ah la estrecha conexin de la
justicia con la prudencia o sabidura prctica, reco-
nocida como un trmino aristocrtico de alabanza,
que caracteriza a quien sabe lo que le es debido y
sabe ejercer el juicio sensato en casos particulares.
Carrefour II (2012). Dibujo digital: Jos Luis Vera.
referencias
Aristteles (2003), tica Nicomquea, Gredos, Madrid.
Comte-Sponville, Andr (2005), Pequeo tratado de las grandes virtu-des, Ediciones Paids Ibrica, S.A., Barcelona.
Daz Hernndez, Carlos (2002), Repensar las virtudes, Ediciones In-ternacionales Universitarias, Madrid.
Gadamer, Hans-George (2005), Verdad y Mtodo, Sgueme, Sala-manca.
LLeg igo, Emilio, "Introduccin", en Aristteles, tica Nicom-quea, Gredo Madrid.
Kemp, Peter (2011), Sabidura Prctica de Paul Ricur, Editorial Fon-tamara, Mxico.
Ricur, Paul (2000), Amor y justicia, Caparrs Editores, Madrid.
Ricur, Paul (2003a), Lo justo, Caparrs Editores, Madrid.
Ricur, Paul (2003b), S mismo como otro, Siglo XXI Editores, Madrid
MacIntyre, Asladair (2004), Tras la Virtud, Crtica, Barcelona.
Mara Guadalupe Snchez Tapia. Licenciada en Derecho con estudios de postgrado: especialidad en derecho de amparo y espe-cialidad en derecho procesal. Estudia la Maestra en Humanida-des: tica en la Universidad Autnoma del Estado de Mxico. Correo electrnico: [email protected]
_GoBack