la prensa obrera y la evolución ideológico-táctica del obrerismo cubano del siglo xix

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La prensa obrera y la evolución ideológico-táctica del obrerismo cubano del siglo XIX 1 Joan Casanovas Codina Florida State University, Tallahassee Palabras clave: Cuba, prensa, censura, trabajadores, colonialismo A lo largo del siglo XIX el gobierno español ejerció el poder de forma mucho más represiva en Cuba y Puerto Rico que en la Península, lo cual impuso enormes dificultades para el desarrollo de la prensa en general y la obrera en particular. Esta falta de libertad impidió la difusión de las ideas socialistas entre el grueso de los trabajadores urbanos hasta comienzos de la década de 1880. Pese a estas dificultades, el dinamismo de la economía de exportación cubana facilitó la constante circulación de personas y publicaciones a través de la cual los distintos estratos sociales insulares estuvieron informados sobre los principales hechos que ocurrían en el mundo y las corrientes políticas e ideológicas en boga en Europa y América. 1 Este artículo se ha realizado dentro del proyecto de investigación BHA2000-1334 (Ministerio de Ciencia y Tecnología). En el texto no he incluido las anotaciones referentes a la historia obrera cubana del siglo XIX en general, las cuales pueden ser consultadas en mi libro: ¡O pan, o plomo!: los trabajadores urbanos y el colonialismo español en Cuba, 1850-1898, Madrid, Siglo XXI de España, 2000. Signos históricos, núm. 9, enero-junio, 2003, 13-42 Recepción: 19/11/01 13 Aceptación: 14/04/02

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  • La prensa obrera y la evolucin ideolgico-tcticadel obrerismo cubano del siglo XIX1

    Joan Casanovas CodinaFlorida State University, Tallahassee

    Palabras clave: Cuba, prensa, censura, trabajadores, colonialismo

    A lo largo del siglo XIX el gobierno espaol ejerci el poder de forma muchoms represiva en Cuba y Puerto Rico que en la Pennsula, lo cual impusoenormes dificultades para el desarrollo de la prensa en general y la obreraen particular. Esta falta de libertad impidi la difusin de las ideas socialistas entreel grueso de los trabajadores urbanos hasta comienzos de la dcada de 1880.Pese a estas dificultades, el dinamismo de la economa de exportacin cubanafacilit la constante circulacin de personas y publicaciones a travs de la cual losdistintos estratos sociales insulares estuvieron informados sobre los principaleshechos que ocurran en el mundo y las corrientes polticas e ideolgicas en bogaen Europa y Amrica.

    1 Este artculo se ha realizado dentro del proyecto de investigacin BHA2000-1334 (Ministerio deCiencia y Tecnologa). En el texto no he incluido las anotaciones referentes a la historia obrera cubanadel siglo XIX en general, las cuales pueden ser consultadas en mi libro: O pan, o plomo!: los trabajadoresurbanos y el colonialismo espaol en Cuba, 1850-1898, Madrid, Siglo XXI de Espaa, 2000.

    Signos histricos, nm. 9, enero-junio, 2003, 13-42

    Recepcin: 19/11/01 13 Aceptacin: 14/04/02

  • LOS PRIMEROS PASOS DE LAS PUBLICACIONES PERIDICAS

    La imprenta lleg relativamente tarde a Cuba, en la dcada de 1720. Al igual queen Espaa, en Cuba el origen de la prensa peridica se encuentra en la prensaoficial. Me refiero al Papel Peridico de La Habana, que bajo diversos ttulosse publica en Cuba desde 1790 (en las ltimas dcadas se ha publicado comoGaceta Oficial de la Repblica de Cuba). Pese a la mayor severidad de la censuraen el mbito colonial, durante las primeras dcadas de su existencia, la prensacubana evolucion siguiendo aproximadamente los ciclos de apertura (1811-1814y 1820-1823) o represin (1814-1820 y 1824-1836) experimentados por Espaahasta mediados de la dcada de 1830, cuando el naciente Estado liberal isabelinoredujo drsticamente la participacin poltica de la elite criolla cubana.2

    Desde entonces, el partido espaol (formado en su mayora por peninsularesacaudalados) tom el control absoluto de los dos principales diarios habaneros delas dcadas de 1840 y 1850: El Noticioso y Lucero de La Habana (1832-1844)y su sucesor El Diario de la Marina (1844-1960) de tendencia muy conservadoradurante esos aos y, La Prensa (1841-1870) con inclinacin ms moderada. Laelite criolla se refugi en el diario El Faro Industrial de La Habana (1841-1851)suprimido durante la oleada de expediciones anexionistas (conocidas comofilibusteras) de Narciso Lpez entre 1848 y 1851. El principal peridico de esosaos, El Diario de la Marina, con 7 500 ejemplares de tiraje diario, da un indiciode la difusin alcanzada por la prensa cubana.3

    Esta particular evolucin fue posible porque, a diferencia de varias de laselites americanas continentales, la elite criolla cubana no inici un proceso deruptura con la metrpoli hasta el ltimo tercio del siglo XIX. Los hacendadoscubanos teman una revuelta de esclavos y de personas libres de color semejantea la vivida en Hait entre 1791 y 1803; temor que Espaa foment para mantenersu dominio en la isla. Por otra parte, la elite cubana no quera renunciar a suposicin, relativamente privilegiada, dentro de la administracin colonial espaola.4

    2 Larry Jensen, Children of Colonial Despotism: Press, Politics, and Culture in Cuba, 1790-1840,Tampa, University Presses of Florida, 1988. Vase tambin Agustn Martnez de las Heras, La crisiscubana en el arranque del Sexenio Democrtico, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1986,facsmil de tesis doctoral presentada en 1984, pp. 8-23.3 Ambrosio Fornet, De impresores y talleres del siglo XIX, en Revista de la Biblioteca Nacional JosMart (en adelante RBNJM), vol. 17, septiembre-diciembre de 1975, p. 88.4 Sobre este punto, vanse por ejemplo Ramiro Guerra y Snchez, Manual de historia de Cuba, LaHabana, Consejo Nacional de Cultura, 1962 [1 ed. 1938], pp. 214-298; Manuel Moreno Fraginals, El

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  • LA ETAPA REFORMISTA: LA AURORA (1865-1868)

    Con el fin de evitar nuevas campaas anexionistas, entre 1859 y 1866 laadministracin colonial espaola permiti que la elite criolla cubana, gradualmente,accediese a un mayor margen de libertad de reunin, asociacin y expresin. Amediados de la dcada de 1860, casi todas las poblaciones de Cuba contaban conliceos. A travs de estos centros la elite criolla articul el llamado movimientoreformista, cuyo objetivo era modificar la poltica colonial espaola, pero con muchacautela de no erosionar la sociedad esclavista. Muchos de los reformistas eranblancos propietarios de esclavos y, por tanto, obtenan provecho econmico yprestigio social de la esclavitud. Paralelamente a la fundacin de los liceos, variosde los ms destacados miembros del movimiento reformista compraron o fundaronperidicos (algunos de ellos en Madrid) que por primera vez desafiaron el monopolioinformativo de la prensa del partido espaol tanto en Cuba como en la metrpoli.En la isla, el ms importante fue el diario El Siglo (1862-1868), que a los dos aosde fundado se constituy en sociedad annima. Tal como seala el gran historiadorcubano Ral Cepero Bonilla, el programa de los reformistas podra resumirse enuna frase de un artculo publicado en El Siglo en marzo de 1866: todo por laevolucin, nada por la Revolucin.5

    Para contrarrestar el podero de los defensores del statu quo colonial agru-pados en torno al partido espaol, el movimiento reformista busc el apoyo delartesanado de raza blanca de una forma cada vez ms explcita. Un primer pasofue abrir las puertas de los liceos de algunas de las principales poblaciones aciertos destacados miembros del artesanado blanco. Por ejemplo, SaturninoMartnez, un tabaquero asturiano que pronto se convertira en uno de los principalesdirigentes obreros en Cuba, particip en las veladas literarias del Liceo de

    Ingenio: complejo econmico social cubano del azcar, vol. 1, La Habana, CC.SS., 1978, pp. 39-133;Lev Marrero, Cuba: economa y sociedad, San Juan de Puerto Rico/ Madrid, Ed. San Juan/Playor, 1972/1992, vol. 8, pp. 1-24/ vol. 13, pp. 30-31; Jorge Domnguez, Insurreccin o lealtad, Mxico, Fondo deCultura Econnica, 1985, pp. 115-121, 163-188 y 235-242; y Allan Kuethe, Cuba, 1753-1815: Crown,Military, and Society, Knoxville, University of Tennessee Press, 1986.5 La cita se encuentra en Ral Cepero Bonilla, El Siglo (1862-1868) un peridico en lucha contra lacensura [1 ed. 1957], en Ral Cepero Bonilla, Escritos histricos, La Habana, CC.SS., 1989, p. 184(vase grfica).

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  • Guanabacoa, donde adquiri un cierto bagaje cultural.6 Posteriormente, los liceosincluso serviran como centros de reunin para organizar sociedades de artesanos.7

    La Real Sociedad Econmica de Amigos del Pas de La Habana, desde hacatiempo dominada por miembros de la elite criolla partidarios de las reformascoloniales, se uni a este esfuerzo extendiendo el horario de su biblioteca hasta lanoche para que los artesanos tambin pudiesen utilizarla. En 1863 la SociedadEconmica contrat como bibliotecario para el turno nocturno a SaturninoMartnez, quien desempeaba su labor despus de terminar su jornada en unafbrica de tabacos de La Habana. En sus Memorias, la Sociedad Econmicaincluso public el artculo La asociacin de obreros de Rochdale, de FernandoGarrido (un republicano espaol de ideas radicales) promoviendo la fundacin decooperativas obreras.8

    Asimismo, El Siglo lanz una campaa en favor de la educacin de losartesanos, la creacin de cooperativas de consumo y el establecimiento desociedades de oficio, a travs de las cuales pudiesen elegir delegados que negociasensus intereses laborales con el empresariado. El objetivo de los reformistas eraestablecer un marco de relaciones laborales armoniosas en las que trabajadores yempresarios nunca se enfrentaran. Adems de preocuparse por los artesanos deraza blanca y sexo masculino, los reformistas promovan que las mujeres tambintuviesen acceso a la educacin y aun al trabajo remunerado fuera de sus casas,en las fbricas de tabaco. En estos escritos se observa que, de forma similar a losgrupos de oposicin poltica metropolitanos, los reformistas utilizaron algunasreferencias masnicas en un intento por hallar un lenguaje compartido con elartesanado.9

    6 Jos Antonio Portuondo, La Aurora y los comienzos de la prensa obrera en Cuba, La Habana,Imprenta Nacional de Cuba, 1961, pp. 26-30. Florencio Friera, Historia de un emigrante a Cuba:Saturnino Martnez (1837-1905), en Boletn del Instituto de Estudios Asturianos, nm. 43, 1989, pp.197-199.7 Vase Archivo Nacional de Cuba (en adelante ANC), Gobierno General, leg. 85, exp. 3452 de la Sociedadde Socorros Mutuos de los Cajistas de La Habana.8 Anales y Memorias de la Real Junta de Fomento y de la Real Sociedad Econmica, vol. 4, nm. 8,La Habana, 1863, pp. 396-405. Sobre Garrido, vase Jos lvarez Junco, La ideologa poltica delanarquismo espaol (1868-1910), Madrid, Siglo XXI de Espaa, 1991, p. 351, y las mltiples referenciasa l en Clara E. Lida, Anarquismo y revolucin en la Espaa del XIX, Madrid, Siglo XXI de Espaa, 1972.9 Vase Ral Cepero Bonilla, op. cit., 1989, pp. 189-193; y Jos Moreno de Fuentes, Estudios econmico-sociales, La Habana, Imprenta La Tropical, 1865, p. 50. Sobre el derecho a la negociacin colectiva, vaseEl Siglo, vol. 3, nm. 250, 2 de diciembre de 1864, en Ral Cepero Bonilla, op. cit., 1989, pp. 192-193.

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  • Entre los colaboradores de El Siglo se encuentra Jos Moreno de Fuentes,autor del primer ensayo de temtica obrerista publicado en Cuba, quien examinael socialismo y la organizacin obrera en Europa y Estados Unidos, y susimplicaciones para los artesanos cubanos.10 Despus de analizar brevemente lasideas de Robert Owen, Henri de Saint-Simon, Charles Fourier, tienne Cabet yPierre-Joseph Proudhon, Moreno de Fuentes muestra su preferencia por las ideasde Charles Fourier. Este filsofo socialista francs era un reformista que no atacabala propiedad privada y que propona un orden socio-laboral cooperativo extrema-damente pautado.

    Pese a la estricta censura de prensa de la administracin espaola, ensayoscomo el de Moreno de Fuentes muestran la relativa facilidad con que circulaba lainformacin procedente de otros pases. El dinamismo de la economa exportadoracubana provocaba tal circulacin de mercancas y personas que era imposiblecontrolar eficazmente la introduccin en la isla de libros y peridicos, legal oilegalmente. A finales de la dcada de 1850, el periodista espaol Dionisio AlcalGaliano escribira:

    La misma facilidad, frecuencia y rapidez de las comunicaciones con el extranjero que hoyexiste, y que ha vulgarizado en la Isla la lectura de los diarios franceses, ingleses y norte-americanos, contribuy tambien extender dicho influjo.11

    La prensa extranjera llegaba a Cuba antes que la espaola, puesto que todapublicacin procedente de la metrpoli pasaba por el doble filtro del fiscal deimprenta de Madrid y de su asesor en Cuba, el cual la retena de seis a ocho das;en tanto que la prensa extranjera introducida, legalmente, slo pasaba por la censurainsular.12 La doble censura irritaba incluso a los peridicos defensores del integrismopeninsular en Cuba como La Reforma, que en enero de 1866 afirmaba:

    10 Jos Moreno de Fuentes, op. cit., 1865. No casualmente, este ensayo fue publicado en la mismaimprenta donde, en enero de 1869, se imprimira La Gota de Agua, el primer peridico republicano-federal de Cuba.11 Vase Dionisio Alcal Galiano, Cuba en 1858, Madrid, Imprenta de Beltran y Vias, 1859, p. 21.12 La censura en Ultramar, en La Razn Espaola, Madrid, 13 de enero de 1866. Sobre la censurade prensa en Cuba desde 1818 hasta 1869, vase Larry Jensen, op. cit., 1988; Joaqun Rodrguez SanPedro (et al.), Legislacin ultramarina, Madrid, Imprenta de Viota, Cubas y Vicente, 1865-1869, vol. 2,pp. 368-369 y vol. 10, pp. 483-485; Jacobo de la Pezuela y Lobo, Diccionario geogrfico, estadstico,histrico, de la isla de Cuba, vol. 3, p. 194; y Archivo Histrico Nacional, seccin de Ultramar (enadelante AHN/U), leg. 4722-2, exp. 61.

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  • Mientras que los diarios estranjeros, en muchos de los cuales se insertan escritos altamentedepresivos de nuestra nacionalidad, circulan libremente las pocas horas de su llegada,los peninsulares se detienen seis y siete das, y las colecciones llegan casi siempre ajadas incompletas manos de los suscritores.13

    Por su parte, los reformistas lamentaban que la prensa liberal fuese sistem-ticamente censurada en Cuba y Puerto Rico. En 1866, el intelectual puertorriqueoEugenio Mara de Hostos denunciara esta situacin a travs de la prensa liberalmadrilea:

    En vez de acabar con la absurda censura previa que, despus de censurados aqu, esperaen aquellas provincias espaolas a los peridicos liberales, deja cursar libremente por laPennsula los nmeros de los diarios que en sentido liberal tratan la cuestin de Cuba yPuerto Rico y anota y designa a la ira fiscal de ambas Antillas el o los nmeros que no leconviene circulen en ellas.14

    Los esfuerzos del movimiento reformista consiguieron el apoyo de un importantesector de los artesanos blancos, e incluso de algunos sectores del partido espaolcontrarios a la poltica mercantilista, como por ejemplo los grandes fabricantes detabacos, casi todos ellos espaoles. A mediados de la dcada de 1860, por primeravez surgi una fisura visible dentro del partido espaol, la cual se manifest atravs de La Prensa, de tendencia espaolista moderada, y el Diario de la Marina,defensor a ultranza del statu quo.

    Entre las clases populares, la etapa reformista por la que atraves Cuba desde1859 propici el establecimiento o ampliacin de asociaciones de socorros mu-tuos o de instruccin y recreo a lo largo de toda la isla. Se trataba de pequeasorganizaciones segregadas racialmente, en su mayora de artesanos blancos, ycircunscritas a pequeas poblaciones o a un solo barrio en caso de radicar enuna ciudad. La administracin colonial tema la desegregacin en una sociedadesclavista y quera evitar a toda costa que surgieran organizaciones de oficio o

    13 Los impresos peninsulares en Cuba, en La Reforma, Madrid, 18 de enero de 1866.14 La Nacin, 6 de junio de 1866. Una transcripcin completa de este artculo se encuentra en EugenioMara de Hostos y Bonilla, Espaa y Amrica, recopilacin y arreglo de Eugenio Carlos de Hostos,Pars, Ediciones Literarias y Artsticas, 1954, pp. 57-61. El hijo de Hostos indica errneamente que elartculo se public en La Soberana Nacional del 7 de junio de 1866.

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  • asociaciones obreras que actuaran en ms de una poblacin o barrio. Por otraparte, la mayor libertad existente permiti que durante el verano de 1865, lostrabajadores tabacaleros de dos fbricas de puros de La Habana desencadenaranlas primeras huelgas que tuvieron lugar en la Cuba del siglo XIX, en tanto que lostipgrafos de El Siglo intentaban establecer, tambin por primera vez en Cubaaunque sin xito, una asociacin de artesanos de un mismo oficio.

    Dentro de este proceso de movilizacin artesanal vinculada al movimientoreformista, en octubre de 1865 un grupo de reformistas puso en circulacin elprimer peridico obrero de Cuba: La Aurora: Peridico semanal dedicado alos artesanos.15 Desde su primer nmero, La Aurora tuvo muchos seguidoresentre los artesanos de Occidente e incluso en las otras regiones de la isla. Pese alas constantes dificultades que le impona la censura, sobre todo a partir de mediadosde 1866, La Aurora continu publicndose hasta octubre de 1868, pocos dasantes de que estallasen la Gloriosa y el Grito de Yara. En una primera etapa, lapublicacin estuvo codirigida por Saturnino Martnez, un articulista y tabaquero deorigen asturiano, y el escritor cubano Manuel Selln. El diferente origen geogrficoy cultural (pero no racial) de ambos directores, era un claro intento de limar lasconstantes fricciones entre los artesanos peninsulares y los criollos. Siguiendolos pasos de El Siglo, La Aurora surgi como una sociedad por acciones, de lascuales se emitieron diez que fueron vendidas entre los trabajadores de la fbricade tabacos de Jaime Partags, en la que Saturnino Martnez trabajaba como capataz.

    Pese a este esfuerzo por presentar La Aurora como un peridico exclusivamentede y para los artesanos, a lo largo de su existencia defendi las mismas ideasreformistas que El Siglo. Varios de los colaboradores literarios de El Siglo (JoaqunLorenzo Luaces, Jos Fornaris, Fernando Urzis, Alfredo Torroella, los hermanosAntonio y Francisco Selln, entre otros) escribieron para La Aurora, que dedicabala mayor parte de sus ocho pginas (de 28 por 20 centmetros) a los artculosliterarios y de cultura en general (a partir del 29 de julio de 1866 el tamao aumenta 46 centmetros). Por consiguiente, en referencia al mundo artesano, su principalaporte fue impulsar la educacin de los trabajadores y el establecimiento desociedades de socorros mutuos, cooperativas de consumo y centros de instrucciny recreo.

    15 Jos Antonio Portuondo, Contenido social de la literatura cubana, en Jornadas, nm. 21, Mxico,El Colegio de Mxico, 1944, pp. 36-37. Jos Rivero Muiz, Los orgenes de la prensa obrera en Cuba,RBNJM, vol. 2, nms. 1-4, 1960, p. 67, documenta de forma precisa que La Aurora fue el primerperidico cubano especficamente dirigido a los artesanos.

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  • El populismo proartesano del movimiento reformista propugnado por El Sigloy La Aurora suscit la visceral oposicin de la mayora del partido espaol y unsector importante de la administracin colonial en Cuba. Por medio de la prensams intransigente cubana como el Diario de la Marina, varios peridicos, recien-temente fundados en la metrpoli y las trabas administrativas, los sectoresreaccionarios hicieron todo lo posible por obstruir la campaa reformista. A partirde la primavera de 1866 consiguieron crear una atmsfera mucho ms represivacon la destitucin del capitn general Domingo Dulce, que era un firme partidariode las reformas.

    Un informe del fiscal de imprenta de La Habana de octubre de 1866, dirigidoal capitn general, da una medida del disgusto que causaba a la administracin laparticipacin artesana en el mbito de la cultura:

    Oficiales de barbero, tabaquero y sastre, se creen llamados brillar por las letras, yentonces dan luz esos artculos imposibles, mngua de la civilizacin y triste muestrade nuestra cultura intelectual, en los que no se sabe que admirar ms si la estpidaignorancia de sus autores la tolerancia excesiva de quien permite imprimirlos.16

    Respecto a esta campaa de ataques, los editores de La Aurora declararan:

    [...] baste decir que hemos sido denunciados por anarquistas, revolucionarios, sediciosos,socialistas, enemigos del capital ajeno y cuanto de perverso puede atribuirse a un inocenteperiodiqun que no tiene ms aspiraciones que la de ser til a las clases trabajadoras.17

    En las pginas de La Aurora no hay indicios de vinculacin del movimientoobrero cubano con las tendencias del obrerismo radical que se estaban propagandosobre todo en Europa. Solamente aparecen algunas referencias a Cobden, a Bastiato incluso a Saint Simon;18 sin embargo, aos ms tarde, uno de sus principalesarticulistas, el ingeniero cubano de mquinas de vapor y escritor, Jos de JessMrquez, afirmara que ya en 1865 los editores eran democrticos-federalistas.19

    16 Informe del fiscal de imprenta Eduardo lvarez Mijares, de octubre de 1866, sobre publicacionesperidicas, en Biblioteca Nacional de Espaa (en adelante BNE), Manuscritos, legajo 20282, exp. 119.17 Saturnino Martnez, articulo editorial, en La Aurora, 4 de noviembre de 1866.18 Jos Antonio Portuondo, op. cit., 1961, pp. 69-70.19 La Razn, vol. 7, nm. 282, 1 de enero de 1882, pp. 2-3. A finales de la dcada de 1880, Mrquez fueuno de los editores de La Repblica Ibrica.

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  • Aunque la censura y las restricciones oficiales llevaron a La Aurora aconcentrarse en el esfuerzo educativo, a mediados de 1866 public varios artculosen favor de la creacin de una gran Asociacin de Tabaqueros de La Habana y laspoblaciones circundantes.20 Su objetivo era fundar fbricas de tabacos y coope-rativas de consumo que mitigaran el desempleo y las tarifas abusivas en las tiendasde productos bsicos, principalmente en manos de peninsulares (el llamadomonopolio). De haberse constituido, habra sido mucho mayor que las asociacionesfundadas hasta entonces. Pese a lo afirmado por varios historiadores del movimien-to obrero en torno a que esta asociacin se constituy,21 las restricciones oficialesimpidieron la fundacin de todo tipo de asociaciones de oficio hasta 1872, cuandoen plena Guerra de los Diez Aos surgira el primer sindicato cubano, la SociedadProtectora del Gremio de Escogedores.22 La administracin colonial estaba dispues-ta a compensar el celo procolonial de los escogedores, casi todos ellos peninsularesmiembros de la milicia colonial fundada en 1855 (el Instituto de Voluntarios), quepor su rango profesional perciban los mejores jornales de la industria tabacalera.

    Una de las iniciativas de La Aurora que tuvo ms impacto fue promover lalectura de peridicos y libros en voz alta en las fbricas de tabacos mientras lostorcedores manufacturaban puros.23 A travs de ella, la elite criolla reformistaquera extender su base de apoyo entre el artesanado, pero desde el comienzo lostrabajadores hicieron suya la lectura. A raz de la fuerte oposicin a la lectura y alas organizaciones de trabajadores de la gran mayora de los fabricantes, lasautoridades coloniales pusieron fin a esta prctica en mayo de 1866, casi seismeses despus de iniciarse.

    El 14 de mayo de 1866, el jefe de polica de La Habana prohibi las lecturasalegando que de la lectura de los peridicos se paso la de libros que contienensofismas mximas perjudiciales para la dbil inteligencia de personas que no

    20 Vanse los siguientes artculos de La Aurora: Saturnino Martnez, Sociedades de artesanos, 3 dediciembre de 1865; J. de J. Mrquez, Ventajas de las asociaciones, 27 de mayo y 3 de junio de 1866, yProgresamos, 1 de julio de 1866; y Joaqun de San Romn, Proyecto de asociacion, 15 de julio de 1866.21 Todo indica que este error deriva de la influencia que han tenido los ensayos sobre historia obreracubana de Jos Rivero Muiz, quien se equivoc en este punto, sobre el cual puede consultarse JoanCasanovas, op. cit., 2000, p. 96. Un error semejante lo encontramos en referencia a la Sociedad deSocorros Mutuos de los Cajistas de La Habana, que tampoco se fund, tal como afirma J. de J. Mrquez,Sociedades de obreros IV, en La Razn, vol. 2, nm. 60, 23 de noviembre de 1877, pp. 2-3.22 Vase el reglamento de la sociedad de 1880 en la Biblioteca Nacional Jos Mart.23Jos Rivero Muiz, La lectura en las tabaqueras; monografa histrica, en RBNJM, vol. 2, nm. 4,octubre-diciembre de 1951, pp. 185-258, 3 de diciembre de 1865.

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  • poseen el criterio y estudios necesarios para juzgar con acierto las demostracionesde determinados escritores.24 Fue tal el temor que despert la lectura entre lossectores reaccionarios, que a la semana de llegar a Cuba, el capitn generalFrancisco Lersundi envi una circular a los gobernadores de toda la isla para queno permitieran en las poblaciones, ni en las fincas de campo, las reuniones parala lectura de libros y peridicos. Segn Lersundi,

    Congregadas las personas en colectividad, para que la lectura se hiciera en alta voz; loscentros industriales llegaron convertirse en palenque de polmica y discusin y hastahubo escndalos y reyertas que hubieran podido llegar alterar el rden pblico.25

    Tres aos despus, durante la Guerra de los Diez Aos, los trabajadores cubanosde la emigracin introdujeron la lectura en Estados Unidos donde tuvo un granimpacto, incluso entre los trabajadores de habla inglesa. Un buen ejemplo de la im-portancia de la lectura en Estados Unidos, lo encontramos en Samuel Gompers(1850-1924), fundador y presidente de la Federacin Americana del Trabajo hastasu muerte en 1924, este dirigente comenz a ser conocido entre sus compaerosde trabajo como lector de tabaquera. Ya en tiempos de paz, en septiembre de1881, los tabaqueros restablecieron en Cuba esta institucin cultural,26 que arraigde tal modo que an sigue existiendo. Desde entonces, la lectura contribuy deforma decisiva a la propagacin de informacin e ideas entre los trabajadoresurbanos y fue una escuela de dirigentes obreros.

    Pese a importantes avances en el mbito artesano desde el inicio de la etapareformista, a mediados de 1866 la poltica colonial tom un rumbo cada vez msreaccionario que redujo, enormemente, la libertad de imprenta. A partir de entonces,El Siglo (incluyendo a las publicaciones que sucedieron a este diario despus desu cierre en marzo de 1868: El Occidente, La Opinin y El Pas) y La Aurorafueron suspendidas en varias ocasiones hasta su clausura definitiva en abril y

    24 Vase copia de la prohibicin en La Espaa, Madrid, 12 de julio de 1866.25 Francisco Lersudi, Circular para que no se permita en las poblaciones, ni en las fincas de campo, lasreuniones para la lectura de libros y peridicos, [7 de junio de 1866], en Boletn del Archivo Nacional,vol. 23, 1924, p. 73.26 La Razn, vol. 6, nm. 265, 4 de septiembre de 1881, p. 4; y vol. 6, nm. 273, 30 de octubre de 1881,pp. 3-4.

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  • octubre de 1868, respectivamente.27 En esta segunda etapa ambos peridicostuvieron que dejar a un lado los temas relacionados con la organizacin obrera,para centrarse en la informacin cultural y literaria en general. Finalmente, elestallido de la Guerra de los Diez Aos en octubre de 1868 provoc la desaparicinde la prensa reformista en toda la isla y con la guerra el movimiento obrero desa-pareci temporalmente.

    DE LA LIBERTAD DE PRENSA DE ENERO DE 1869 A LA PRIMERA REPBLICA

    La ola represiva iniciada en 1866 se intensific a partir del inicio de la Guerra delos Diez Aos en octubre de 1868. Durante los primeros meses de guerra, elgobierno provisional que surgi de la revolucin de la Gloriosa intent poner fin ala guerra en Cuba prometiendo una importante apertura poltica. Con este pro-psito, el general Juan Prim, el hombre fuerte del nuevo gobierno y su ministro dela guerra, nombr gobernador de la isla al general reformista Domingo Dulce, alque concedi poderes extraordinarios para afrontar el conflicto cubano. Al regresara Cuba a comienzos de enero de 1869, Dulce intent poner fin a la netamenterepresiva poltica de su predecesor, el general Francisco Lersundi, prometiendoque tan pronto finalizase la guerra, Cuba elegira representantes a las Cortes enMadrid. Adems, Dulce concedi libertad de reunin y de prensa, aunque prohibique se hablase de la esclavitud o se hiciese propaganda separatista.

    Durante tres semanas slo en La Habana se publicaron al menos 70 peridicos,la gran mayora de pequeo formato, periodicidad incierta y muy corta vida.28 Elnico de ellos dirigido especficamente a los trabajadores fue El Artesano Liberal,en cuyo subttulo especificaba: Peridico sin Censura: Echa Chispas y HablaClaro. Al examinar el nico nmero que probablemente se public, se observaque era partidario de las reformas introducidas por Dulce, y que quera darcontinuidad a la movilizacin en favor de la organizacin y educacin de lostrabajadores urbanos anterior a 1866. Sus editores reivindicaban enrgicamente

    27 Jos Antonio Portuondo, op. cit., 1961, p. 85. El Siglo fue reemplazado por La Opinin, El Pas y ElOccidente a partir de marzo de 1868. Vase Expedientes de prensa reformista, BNE, Manuscritos, leg.20284, (transcritos en Martnez de las Heras, op. cit., 1984, pp. 865-867).28 Sobre este periodo, vase Alfredo Zayas y Alfonso, La libertad de imprenta en La Habana (1869), enLa Habana Literaria, publicado en diversos nmeros entre el 20 de abril de 1892 y el 30 de abril de 1893.

    La prensa obrera... 23

  • el restablecimiento de las lecturas en voz alta en los talleres de tabaquerasuprimidas por Lersundi en mayo de 1866:

    Artesanos, honrados artesanos, vosotros teneis un puesto preferente sealado en elbanquete [...] Vosotros tuvsteis un tiempo en que sacrificbais una pequea parte devuestro jornal para ilustraros. Pero la tirana ahog la voz de los que os leian desde laTribuna las obras escritas en paises que disfrutan del benfico bien de la libertad.29

    Adems de El Artesano Liberal, durante ese breve periodo de libertad deimprenta, surgieron dos publicaciones con la aspiracin de establecer vnculoscon el mbito artesano, La Chamarreta: peridico que huele a machete y sabea horquetilla, de tendencia republicana separatista radical, y La Gota de Agua,el primer peridico republicano-federal publicado en Cuba. En su primer nmero,La Chamarreta dedicaba un elogioso saludo a La Gota de Agua y, en su segundoy ltimo nmero, se preocupaba por el rgimen de semiesclavitud de los presi-diarios que, adems de ser inhumana, perjudicaba a las clases trabajadoras alimpedir que ganasen un jornal en los trabajos que realizaban los presidiarios.

    Una vez ms la reaccin del partido espaol consigui detener, a finales deenero de 1869, cualquier intento por reformar la poltica colonial, pero esta vez larespuesta integrista desencaden una oleada de violencia encabezada por losVoluntarios en La Habana y algunas poblaciones occidentales. Cuatro mesesdespus de iniciada esta campaa, los integristas incluso conseguiran expulsar deCuba al propio general Dulce. En Madrid, el general Prim, primero como ministrode la Guerra y despus como Presidente del Gobierno, acept la situacin y dejque los integristas gobernaran la isla a voluntad desde el Casino Espaol de LaHabana, apoyado por el Instituto de Voluntarios, los casinos espaoles que sefundaron en todas las poblaciones importantes de la isla y la red de centros hispano-ultramarinos fundados en Espaa por las burguesas metropolitanas ms vincu-ladas al mbito antillano.

    La ola represiva integrista y la crisis econmica provocaron que miles detrabajadores cubanos, en su mayora tabacaleros, emigraran a varios pases de lacuenca del Caribe y sobre todo a Estados Unidos, donde se establecieron en CayoHueso, Nueva Orleans, Nueva York, Filadelfia y algunas otras poblaciones. Entodos estos lugares contribuyeron al desarrollo de la industria tabacalera y estable-

    29 El Artesano Liberal, ao 1, nm. 2, enero de 1869, p. 1.

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  • cieron organizaciones de trabajadores muy vinculadas al movimiento separatista.Por otro lado, muchos de los trabajadores cubanos radicados en las grandes ciudadesde la costa noreste participaron en el movimiento obrero estadounidense. Es porello que, pese a la libertad de imprenta existente en Estados Unidos, se encuentranperidicos especficamente obreros de la emigracin cubana hasta finales de ladcada de 1880, cuando se intensificaron las fricciones de clase entre los traba-jadores cubanos y la dirigencia separatista.

    Dentro de la isla, despus de la ola de terror desatada por los voluntarios, la prensarepublicana radical y obrera no pudo resurgir hasta el periodo de la Primera Rep-blica Espaola (del 11 febrero de 1873 al 3 enero de 1874). El nuevo contexto polticofavoreci que salieran a la luz nuevas publicaciones de tendencia progresista. Al dasiguiente de la proclamacin de la repblica, resurgi la prensa republicana con lapublicacin del diario habanero El Tribuno Espaol: Peridico Radical, Dirigido yRedactado por Espaoles de Probado Patriotismo. Pese a que El Tribuno era unperidico moderado, de forma indirecta defendi la necesidad de abolir la esclavitud, locual provoc que la censura cesase su publicacin en julio de 1873.

    Un mes despus surga un peridico republicano federal titulado El GorroFrigio, dirigido por Niceto Sol y Freixas, un periodista de origen cataln muypopular por sus crticas al partido espaol y los abusos policiales. Pese a losconstantes ataques de la prensa integrista, encabezada por el diario La Voz deCuba, El Gorro continu publicndose hasta noviembre de 1873.

    En un intento por impulsar la poltica reformista, el primero y ms largo gobiernode la Repblica depuso al ultraconservador capitn general Francisco Cevallos ylo sustituy por el general Cndido Pieltain, quien desembarc en Cuba a mediadosde abril de 1873. Para contrarrestar la oposicin de la cpula del partido espaol,Pieltain busc el apoyo de los sectores populares proespaoles, cansados delmonopolio poltico e incluso econmico de la elite del partido espaol en la isla.

    A los pocos das de llegar Pieltain a Cuba, el artesanado habanero trat de darnuevo impulso al movimiento obrero a travs de la fundacin del Centro Nacionalde Artesanos, que en poco tiempo se convirti en una importante plataforma deagitacin republicana federal bajo la direccin de Niceto Sol, el periodistamadrileo Enrique Hompanera y Saturnino Martnez.30 Para apoyar este esfuerzo,

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    30 AHN/U, leg. 5899, exp. del Centro Nacional. Otras asociaciones autorizadas por Pieltain fueronNuestra Seora de las Mercedes y Sociedad Benfica y de Recreo El Progreso. Vase AHN/U, leg. 5897 y5898; ANC, Gobierno General, leg. 89, exp. 3710; La Unin, nm. 1, 1 de junio de 1873, p. 4; y nm. 28,7 de diciembre de 1873, p. 3.

  • el 1 de junio sali a la luz en La Habana un peridico reformista titulado LaUnin: Semanario Poltico de Ciencias y Literatura, Dedicado a los Artesanos.Dirigido por Saturnino Martnez, La Unin era una continuacin de las propuestasideolgicas y organizativas lanzadas por el semanario La Aurora (1865-1868).No obstante, a diferencia de su predecesor, ahora los editores se declaraban repu-blicanos federales redondos,31 y de forma bastante explcita se mostrabanpartidarios de la abolicin de la esclavitud,32 pese a que segua estando prohibidodebatir sobre este punto.

    Como era de esperarse, tan pronto surgi La Unin, la prensa integrista,encabezada por La Voz de Cuba, desat una insidiosa campaa para empujar ala administracin a cerrar el semanario artesano. La Voz lleg al extremo de difun-dir la noticia infundada de que Saturnino Martnez era el Presidente de la Inter-nacional en toda la isla de Cuba, y como tal, dispuesto a implantar en la isla unarama de esta asociacion comunista.33 El objetivo de La Voz era conseguir quelas autoridades encarcelasen o deportasen a Martnez y que impidieran lapublicacin de La Unin. No obstante, Pieltain e incluso su sucesor, JoaqunJovellar, partidario de una poltica mucho ms restrictiva y autoritaria, toleraron lapublicacin de La Unin hasta el hundimiento de la Repblica. Es probable queJovellar, ms dispuesto que Pieltain a aceptar las exigencias del partido espaol,viese en Saturnino Martnez y su grupo, un contrapeso al poder de los sectoresnetamente integristas. Por otro lado, Jovellar necesitaba evitar fricciones con latropa de los Voluntarios, casi todos ellos peninsulares de clase trabajadora comoel propio Martnez. Al inicio de la guerra Martnez se alist a los Voluntarios,cuerpo en el cual en 1873 ya haba alcanzado el rango de alfrez.34

    Adems de La Unin, durante el ltimo mes del gobierno de Pieltain en la isla,en septiembre de 1873, surgi el semanario habanero El Trabajo: PeridicoLiterario y de Intereses Locales. Se trataba de una publicacin dirigida a lostrabajadores de marcada tendencia masnica y de posicin reformista procriolla.La mayora de sus artculos eran de temtica cultural, lo cual probablemente fuela razn de que esta publicacin pudiese seguir hasta el 22 de febrero de 1874, a

    31 La Unin, 3 de agosto de 1873, p. 1.32 Vanse por ejemplo, E. Dacesal, La idea, en La Unin, 6 de julio de 1873, pp. 1-2; y J. J. Mrquez,Esclavos, en La Unin, 10 de agosto de 1873, pp. 2-3.33 El Jefe de la Internacional, en La Voz de Cuba, nm. 233, 2 de octubre de 1873, p. 2; Carta deSaturnino Martnez al editor, en La Voz de Cuba, nm. 235, 4 de octubre de 1873, p. 2.34 Vase expediente sobre el Instituto de artesanos, AHN/U, leg. 5899.

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  • diferencia de La Unin que fue clausurada por Jovellar el 4 de enero, un dadespus de que el general Manuel Pava liquidase de un sablazo la PrimeraRepblica Espaola.

    Poco despus de la Paviada, Jovellar deport a Martnez a la Pennsula, dondepas una larga temporada. Otros colaboradores destacados de La Unin y dirigen-tes del Centro Nacional de Artesanos tambin fueron perseguidos o deportados.Este fue el caso de Jos de Jess Mrquez, deportado a la isla de la Juventud (enton-ces conocida como la isla de Pinos). Por su parte, Niceto Sol tuvo que escondersedentro de La Habana misma hasta que disminuy la persecucin policial.

    Durante la Guerra de los Diez Aos (1868-1878), el breve periodo de entreguerras y la Guerra Chiquita (agosto de 1879-diciembre de 1880), la censuraimpidi que hasta 1882 la prensa obrera cubana informara abiertamente sobre lastendencias internacionalistas radicales que durante el Sexenio Revolucionario ha-ban comenzado a arraigar en Espaa. Sin embargo, esto no significa la ausenciaabsoluta de contactos internacionalistas. Es evidente que algunas publicacionespartidarias del internacionalismo obrero llegaron a Cuba durante el Sexenio Revo-lucionario. Adems, existen indicios de que algunos dirigentes del obrerismo espaolinfluyeron en el desarrollo del obrerismo cubano. Por ejemplo, el tipgrafo anar-quista barcelons Antoni Pellicer Paraire, quien posteriormente sera un importantedirigente en el movimiento obrero cataln y tambin en el argentino, entre 1871 y1874 viaj con slo el componedor debajo del brazo por nico caudal a Mxico,Cuba y Estados Unidos.35

    Tambin existen referencias indirectas a las simpatas que causaba elmovimiento internacionalista en peridicos como El Trabajo, el cual afirmaraque despues de todo, la Internacional de obreros no es lo que aqu se pretendehacer creer por los encubiertos enemigos del gobierno y de la Repblica.36 Enotros artculos, El Trabajo manifest sus simpatas por organizaciones liberal-reformistas como el Gran Crculo de Obreros de Mxico (Ciudad de Mxico,1871-1882).37

    35 Antoni Pellicer Paraire, Memorndum. Con motivo y en celebracin de mi 55 cumpleaos, BuenosAires, 23 de febrero de 1906.36 El Trabajo, nm. 6, 12 de octubre de 1873, p. 48.37 Crculo de obreros, en El Trabajo, nm. 7, 19 de octubre de 1873, p. 54. A partir de 1872, el GranCrculo de Obreros de Mxico (GCOM) estuvo dominado por reformistas partidarios del presidenteSebastin Lerdo de Tejada. Vanse John M. Hart, Anarchism & the Mexican Working Class, 1860-1931,Austin, Texas University Press, 1987, pp. 43-59; Carlos Illades, Haca la repblica del trabajo. La

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  • LA PRENSA OBRERA CUBANA DESDE 1876 HASTA 1886

    La fase pretoriana republicana que sigui al Sexenio Revolucionario y la intensi-ficacin de la guerra en Cuba, silenciaron al movimiento obrero en la isla hastafinales de 1876, cuando Arsenio Martnez Campos, en su condicin de General enJefe de la Isla de Cuba de facto la mxima autoridad en la isla, por encimaincluso del capitn general Jovellar, inici una gran ofensiva militar contra losseparatistas, a la vez que introduca reformas en la retaguardia en un intento porempujar a los mambises hacia la mesa de negociaciones.

    El nuevo contexto poltico favoreci que, dos aos antes de que finalizara laguerra, las asociaciones de socorros mutuos o de instruccin y recreo queconsiguieron sobrevivir a la guerra reanudaran sus actividades, a la vez que sefundaban nuevas asociaciones de artesanos o de carcter regional para losresidentes peninsulares. Incluso los trabajadores asiticos pudieron establecersus primeras asociaciones de ayuda mutua, a la vez que la administracin autorizabanuevas asociaciones de gente de color, despus de haber impedido su fundacindurante dos dcadas. La existencia de miles de esclavos en la isla bloquearacualquier intento de acabar con la segregacin racial en asociaciones, hasta bienentrada la dcada de 1880, cuando el rgimen esclavista comenz a desmoronarsehasta su definitiva abolicin en noviembre de 1886.

    A finales de 1876, el grupo de artesanos que encabezaba Saturnino Martnezfinalmente consigui fundar una asociacin que aspiraba reunir a los artesanos detoda La Habana y sus poblaciones circundantes, El Recreo de Obreros, cuyaescuela y locales mantuvieron una lnguida existencia hasta mediados de 1879,cuando en plena Guerra Chiquita, la administracin puso fin a esta asociacin. Noobstante, el Recreo de Obreros fue el ncleo a partir del cual surgi la institucinque a lo largo de las dcadas de 1880 y 1890 actu, bajo diferentes nombres,como la federacin tcita de todos los oficios de La Habana y sus poblacionescercanas,38 y que influy tremendamente en el desarrollo del movimiento obreroen toda la isla. Me refiero al Centro de Artesanos (1880-1885), el Crculo de

    organizacin artesanal en la Ciudad de Mxico, 1853-1876, Mxico, Universidad Autnoma Metro-politana Iztapalapa/El Colegio de Mxico, 1996, pp. 103-126, 142-144 y 148-150; y Mario TrujilloBolio, Operarios fabriles en el Valle de Mxico, Mxico, El Colegio de Mxico/Centro de Investigaciny Estudios Superiores en Antropologa Social, 1997, pp. 202-262.38 Un Socio, A los trabajadores de la Habana, en El Productor, La Habana (en adelante EPH), vol. 3,nm. 2, 18 de julio de 1889, pp. 1-2.

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  • Trabajadores (1885-1892) y la Sociedad General de Trabajadores (1892-1896),asociaciones todas ellas radicadas en un mismo local, el cual entre 1880 y 1892estuvo en la parte alta del edificio de la calle Dragones, nmero 39 de La Habana.

    Unos meses antes de establecerse El Recreo, Saturnino Martnez, contandocon el apoyo de Jos de Jess Mrquez, sac a la luz el semanario La Razn:Peridico de Literatura, Ciencia, Artes, Mercantil, Noticias y Anuncios, elcual se publicara casi sin interrupcin hasta noviembre de 1884. La Razn era unsemanario claramente continuista con respecto a la tendencia desarrollada porMartnez mismo en las pginas de La Aurora (1865-1868) y La Unin (1873).

    El fin de la Guerra de los Diez Aos por el tratado del Zanjn, firmado enfebrero de 1878, abri un perodo de grandes cambios en Cuba. A raz del Tratadode Paz, Martnez Campos democratiz parcialmente los municipios, subdividi laisla en seis provincias, redujo drsticamente el nmero de tropas regulares enCuba, autoriz los mtines pblicos, suaviz la censura de prensa y permiti laselecciones y la formacin de partidos polticos que en un futuro prximo enviaranrepresentantes a las recin creadas diputaciones provinciales de la isla y, sobretodo, a las Cortes Generales en Madrid. No obstante, Martnez Campos mantuvointacto el poder absoluto del capitn general como mxima autoridad civil y militarde la isla, impuso un censo electoral, proporcionalmente tres veces ms restringidoque en la Pennsula y no ampli las libertades de reunin, asociacin y expresin,de forma equiparable a los metropolitanos.39

    Paralelamente a este giro poltico, el movimiento obrero inici una etapa sinprecedentes de creacin y, en menor medida, expansin de asociaciones detrabajadores que impulsaron la prensa obrera cubana. Una de las primerasasociaciones de oficio de Cuba, la Sociedad de Socorros Mutuos de Tipgrafos deLa Habana (fundada en 1877), a partir de marzo de 1879 inici la publicacin delBoletn Tipogrfico, que seguira publicndose hasta mediados de 1883.40 Duranteesa poca, en otras poblaciones cubanas, incluso en algunas del centro y Este dela isla, surgieron varias publicaciones obreras.41 En septiembre de 1878, los

    39 Vanse Earl R. Beck, The Martnez Campos Government of 1879: Spains Last Chance in Cuba, enHAHR, nm. 56:2, 1976, pp. 268-289; y Luis Miguel Garca Mora, Tras la revolucin, las reformas: elPartido Liberal Cubano y los proyectos reformistas tras la Paz del Zanjn, en Consuelo Naranjo yToms Mallo, Cuba la perla de las Antillas, Aranjuez/Madrid, Doce Calles/CSIC, 1994, pp. 197-200.40 La Razn, nm. 136, 9 de marzo de 1879, p. 4; y Saturnino Martnez, Tipgrafos, en La Razn,nm. 343, 11 de marzo de 1883, p. 2.41 Por ejemplo, en Bejucal, una poblacin en la que haba varias fbricas de puros, situada a 25 kilmetrosal suroeste de La Habana, a partir de julio de 1878 comenz a publicarse El Obrero. En varios ensayos,

    La prensa obrera... 29

  • trabajadores del tabaco hicieron realidad el establecimiento de un sindicato paratodos los trabajadores habaneros del ramo, el Gremio de Obreros del Ramo deTabaqueras (GORT), el cual en julio de 1879 ya tena alrededor de 4 000 afiliados,procedentes de la capital y las poblaciones cercanas. Desde su fundacin, SaturninoMartnez fue uno de sus principales dirigentes y el semanario La Razn, suportavoz.42 Adems, por primera vez los artesanos habaneros pudieron establecersociedades cooperativas, entre las que se encontraba La Reguladora, una fondasituada en una cntrica calle de la capital que abri sus puertas en enero de 1879y que 70 aos despus an segua funcionando.43

    El fin de la Guerra Chiquita a finales de 1880 y el inicio en febrero de 1881 delpredominio del Partido Liberal al frente del gobierno en la metrpoli, dieron nuevasalas a la reforma de la poltica colonial espaola en Cuba y Puerto Rico. Enfebrero de 1880, para contrarrestar el abolicionismo de los separatistas cubanosque luchaban en Oriente e incluso en el centro de la isla, las Cortes espaolasaprobaron una ley que estableca un periodo de ocho aos para la definitiva extincinde la esclavitud, en que los esclavos fueron rebautizados con el nombre depatrocinados. Las luchas en Oriente y el centro de la isla y la ley de patronato,marcaron el inicio de un periodo de seis aos en el que se liquidara para siempreel sistema esclavista en Cuba.

    Finalizada la Guerra Chiquita, en los primeros meses de 1881, la administracinespaola redujo el tamao del ejrcito regular. En abril y mayo de ese ao, elcapitn general promulg en Cuba la Constitucin espaola de 1876 y la ley deimprenta vigente en la Pennsula desde enero de 1879, pero especificando que adiferencia de la Pennsula, la primera autoridad de la isla continuara teniendo laltima decisin en todos los asuntos referentes a la administracin civil o militar.

    Aunque segn la nueva ley de imprenta se eliminaba la censura previa, en laprctica los editores tenan que presentar dos ejemplares de sus publicaciones,antes de su distribucin, en un Tribunal de Imprenta hasta entonces inexistente.

    escritos respectivamente por Jos Rivero Muiz y Carlos M. Trelles, se hace referencia a la circulacinen esos aos de varios peridicos impulsados por asociaciones artesanales del Occidente cubano, pero meha sido imposible localizar ejemplares de la mayora de ellos.42 S[antos] Bentez, Sociedades Cooperativas, en La Razn, vol. 2, nm. 153, 6 de julio de 1879, pp.2-3.43 Notas publicadas en La Razn, vol. 4, nm. 128, 12 de enero de 1879, p. 4; y vol. 4, nm. 130, 26 deenero de 1879, p. 4; Jos Rivero Muiz, Esquema, Esquema del movimiento obrero, en RamiroGuerra y Snchez (et al.), Historia de la nacin cubana, vol. 7, La Habana, Historia de la NacinCubana, 1952, p. 263.

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  • Los censores del gobierno podan denunciar ante el Tribunal de Imprenta a editoresy autores, quienes podan ser multados o encarcelados aunque las publicacionesno hubieran circulado pblicamente.44 Aparte de estas medidas, si el capitn generalesti-maba insuficientes las sentencias del Tribunal de Imprenta, poda suspenderla edicin de peridicos y ordenar la deportacin de editores y periodistas. Hasta1882, al menos cinco periodistas, dos integristas y tres autonomistas, fueron deporta-dos gubernativamente a la metrpoli. A partir de entonces, cesaron las deportacionesde periodistas hasta la Guerra de Independencia (1895-1898), cuando la mximaautoridad en la isla volvi a emplear este mtodo para mantener a la prensa a raya.

    El nuevo contexto poltico y social que surgi de la paz del Zanjn propici lacreciente movilizacin obrera apoyada en la, cada vez ms slida, red deasociaciones de trabajadores y peridicos obreros. En este contexto, la ideologa,las tcticas de movilizacin obrera y el posicionamiento poltico netamenteproespaol de los reformistas fueron quedando obsoletos frente a las aspiracionesde la mayora de los trabajadores urbanos, quienes interesados sobre todo en de-fender eficazmente sus intereses de clase, fueron virando hacia el anarquismo.

    A mediados de 1882, el Gremio de Obreros del Ramo de Tabaqueras impulsla fundacin de la Junta Central de Artesanos (JCA) utilizando el Centro de Arte-sanos de la calle Dragones 39 como plataforma organizativa, y el semanario LaRazn como rgano de propaganda del nuevo proyecto. La JCA no era ms queun intento de introducir en toda la isla de Cuba una federacin obrera semejante ala anarco-colectivista Federacin de Trabajadores de la Regin Espaola (FTRE,fundada en septiembre de 1881). A partir de entonces los principales sindicatos cuba-nos comenzaron a elegir anarquistas para que encabezaran sus asociaciones. Los di-rigentes ms influyentes fueron dos anarquistas habaneros de origen criollo: EnriqueRoig San Martn, un articulista e intelectual de la clase popular, y Enrique Messonier,un dirigente obrero tabaquero y uno de los primeros secretarios de la JCA.

    La fuerza del obrerismo anarquista cubano radicaba en que sus tcticas delucha obrera demostraron ser mucho ms efectivas que las de los reformistas.

    44 Sobre las reformas de 1881, vase Library of Congress, Manuscript Division, Col. Blanco, cartas de Fer-nando Len y Castillo al capitn general Ramn Blanco, 28 marzo, 8 abril y 18 de septiembre de 1881,y cartas de Blanco a Len del 3, 15 y 30 de abril, 23 de septiembre, 14 de octubre de 1881; AHN/U, leg.4942-2, exp. 376; Cuba, Ley de imprenta para la isla de Cuba, La Habana, 1881; Luis Estvez yRomero, Desde el Zanjn hasta Baire: Datos para la historia poltica de Cuba, La Habana, CC.SS., 1974[1 ed. 1899], vol. 1, pp. 140-141; y Raimundo Cabrera [y Bosch], Cuba y sus jueces, La Habana,Imprenta El Retiro, 1887, p. 67.

    La prensa obrera... 31

  • Desde sus orgenes, los anarquistas cubanos procuraron incluir a todos lostrabajadores, independientemente de sus simpatas polticas, raza u origen(peninsular o criollo). Bajo la dirigencia anarquista, en las ciudades cubanas lostrabajadores desencadenaron grandes huelgas que pusieron en jaque al empre-sariado e incluso a la administracin colonial. Fue tal su xito, que todas las princi-pales fuerzas polticas en la isla, e incluso los separatistas fuera de ella, comenzarona tomar en cuenta al movimiento obrero en sus clculos polticos.

    A travs del semanario habanero El Obrero, entre 1882 y 1884, Roig ataceficazmente la dirigencia obrera reformista encabezada por Martnez, quienconsigui seguir publicando La Razn hasta 1884 y retener la directiva del GORThasta el estrepitoso fracaso en el verano y otoo de 1886 de una gran huelga detabaqueros de toda la regin occidental: la llamada huelga de partido. En otrasciudades de Occidente surgieron publicaciones que apoyaron este proceso. Porejemplo, en Cienfuegos en 1884 y 1885, el tipgrafo cubano Pablo L. Rousseauedit El Obrero, representante de la Sociedad Tipogrfica, rgano de la sociedadEl Artesano y oficial del Gremio de Toneleros. Posteriormente, en 1893, Rousseaupublicara el peridico separatista El Radical en Brooklyn, pero al igual queMessonier y otros dirigentes obreros, que en la dcada de 1890 apoyaron elseparatismo martiano, durante la dcada de 1880 se aproxim al obrerismoanarquista. Incluso en Oriente se encuentra el peridico El Hijo del Pueblo,publicado a mediados de 1885 y que en su segundo nmero afirmara que pormedio de la cooperacin y del colectivismo se ha de extender una inmensa red derelaciones y recursos que libren al obrero del estado de miseria que le tiene hoypor hoy sujeto el capital.45 Sin duda, el restablecimiento a comienzos de la dcadade 1880 de la lectura de peridicos y libros en voz alta en los talleres de tabaquerafue clave para que esta prensa llegara a miles de trabajadores.46

    Curiosamente, en Cuba no hay noticia de que ningn destacado dirigente de laFTRE o del anarquismo espaol visitase la isla. La gran mayora de los peninsulares queemigraban a Cuba durante ese periodo, procedan de zonas rurales o regionespeninsulares en las que el anarquismo tena muy poca influencia. En cambio, sexiste noticia de que la prensa crata peninsular, sobre todo las publicaciones

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    45 El Hijo del Pueblo, nm. 2, 24 de mayo de 1885.46 Sobre el restablecimiento de la lectura vase La Razn, vol. 6, nm. 265, 4 de septiembre de 1881, p.4; y vol. 6, nm. 273, 30 de octubre de 1881, pp. 3-4. Sobre el uso de la lectura para propagar elanarquismo, vase EPH, vol. 1, nm. 27, 5 de enero de 1888, p. 1; y vol. 1, nm. 40, 1 de enero de 1890,p. 4; y El Productor (Barcelona), nm. 181, 24 de enero de 1890, p. 4.

  • anarco-colectivistas catalanas, llegaban regularmente a Cuba, por lo que sin dudaestos peridicos tuvieron un papel primordial en el proceso de transformacinideolgico, tctico y poltico del obrerismo cubano. Desde sus orgenes, elanarquismo cubano impuls formas especficas de lucha obrera y poltica eficacesen el particular contexto colonial y esclavista o postesclavista cubano.

    El inicio, en enero de 1884, de un periodo dos aos de gobiernos conservadoresen la metrpoli, desencaden una oleada de represin indiscriminada hacia elmovimiento obrero en Cuba que puso fin al intento de crear la JCA. Aunque inicial-mente los capitanes generales de Cuba se mostraron tolerantes con la antiguadirigencia obrera reformista encabezada por Martnez, en noviembre de 1884 elTribunal de Imprenta suspendi definitivamente La Razn, ocho aos y mediodespus de que iniciara su publicacin. Pese a que los censores apreciaban elsincero espaolismo de Martnez, ste irritaba a las autoridades coloniales alsumarse a las protestas del empresariado tabacalero partidario de que Espaadesestancara la venta de tabaco en la metrpoli y, de que eliminara los impuestoscon que gravaba la produccin y exportacin de puros cubanos. La represin alobrerismo reformista facilit su desarticulacin y el que, desde finales de 1885, losanarquistas comenzaran a sustituirlos en varios puestos estratgicos del movi-miento obrero.

    Siguiendo la tendencia al radicalismo de los obreros tabaqueros, las principalesasociaciones de oficio de La Habana comenzaron, a finales de 1884, a transformarel Centro de Artesanos en el Crculo de Artesanos, la plataforma organizativa quepermitira sacar a flote a la JCA. Para impulsar este proyecto, en enero de 1885, elCrculo inici la publicacin de El Artesano: semanario dedicado a los trabaja-dores de la Isla de Cuba, que tuvo una corta vida. Desde mediados de 1886, ycuando la directiva del GORT an estaba en manos de los reformistas, sali a la luzel Boletn del Gremio de Obreros: rgano Oficial del Gremio de Obreros delRamo de Tabaqueras, en el que por el estilo de varios de sus ms destacadosartculos, se puede afirmar que Roig San Martn era uno de sus principales editores,posicin desde la que erosion el poder de los reformistas dentro del GORT, ydesde el que impuls la reorganizacin de los sindicatos tabacaleros bajo la dirigenciaanarquista.

    Al fracasar la gran huelga de partido en 1886, que afect a los talleres yfbricas de puros de Occidente, los dirigentes del Gremio de Obreros del Ramode Tabaqueras se encontraron con que la mayora de los miembros votaron laautodisolucin del sindicato en una asamblea. Inmediatamente, el Boletn del

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  • Gremio de Obreros tuvo que dejar de publicarse. Este fracaso permiti que losdirigentes obreros reformistas, prximos al partido espaol, fuesen desplazados defi-nitivamente por la dirigencia obrera anarquista, que logr dar un fuerte impulso almovimiento obrero.

    LA PRENSA OBRERA A PARTIR DE LA LEY DE IMPRENTA DE OCTUBRE DE 1886

    La coyuntura poltica de mediados de la dcada de 1880 y el aumento de lasexportaciones de tabaco manufacturado favorecieron la expansin del movimientoobrero. Paralelamente a la abolicin de la esclavitud, en octubre de 1886, la admi-nistracin reimpuls las reformas polticas y, en diciembre de ese ao, se promulgen Cuba y Puerto Rico la ley de imprenta vigente en la Pennsula desde 1883.Esta ley eliminaba la censura previa y el Tribunal de Imprenta. A partir de entonces,para poner a raya a la prensa, las autoridades coloniales solamente podan recurriral cdigo penal, a menos que el capitn general hiciese uso de sus facultadesextraordinarias. Pese a que la administracin sigui limitando la libertad deimprenta, la nueva ley inici un periodo de auge de la prensa obrera cubana.

    En julio de 1887 surgi El Productor de La Habana, inicialmente un semanario,pero al cabo de dos aos ya era un bisemanario. El Productor: Semanario Consagra-do a la Defensa de los Intereses Econmico-Sociales de la Clase Obrera,refleja fielmente la particular versin de anarco-colectivismo bajo la que se produjoel auge de las movilizaciones obreras de esa primera etapa del obrerismo cubano.Este peridico habanero surgi estrechamente vinculado a su homnimo publicadoen Barcelona desde febrero de 1887, el cual hasta su cierre en 1893 fue el peridicoanarquista ms importante de Espaa. A mediados de 1887 El Productor deBarcelona comenz a publicar cartas del exiliado cubano Jos C. Campos, su corres-ponsal en Nueva York, e incluso de Roig San Martn, corresponsal en La Habana(aunque sin especificar su nombre), lo cual pone de relieve hasta qu punto seestaba integrando el movimiento anarquista del mbito hispano-cubano en Espaa,Cuba y Estados Unidos.

    Un punto esencial en el xito de las tcticas anarquistas que defenda ElProductor habanero, fue alejarse de la posicin netamente proespaola de los refor-mistas para poder incorporar al movimiento obrero tanto a los trabajadores quesimpatizaban con el dominio espaol como los que se inclinaban hacia posicionesms criollistas e incluso separatistas. A partir de 1887, esta tctica convirti al movi-

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  • miento obrero en una fuerza poltica y social a la que los dos grandes partidos de laelite insular comenzaron a hacer concesiones para tratar de conseguir su apoyo.

    Desde el comienzo, El Productor tuvo un gran impacto entre los trabajadoresurbanos de toda la isla y las comunidades cubanas en Estados Unidos. Muestra deello son la infinidad de noticias y comunicados de organizaciones, y actividadesobreras publicados en las pginas de El Productor, as como el constante dilogoque mantuvo con otros peridicos obreros que en ese periodo se publicaron enambos lados del estrecho de la Florida y en varias ciudades de la metrpoli. Entrela prensa obrera cubana y por orden cronolgico se encuentran referencias a: LaRepblica Ibrica (La Habana 1886-1888, republicano federal y obrerista47 ), ElObrero (La Habana 1887, anarquista), La Fraternidad (La Habana 1887-1890,raza de color), La Evolucin (San Antonio de los Baos 1887-1888, reformista), LaVerdad (Santa Clara 1887, reformista), El Obrero (Camagey 1887, reformista),La Unin (La Habana 1888-1891, reformista-conservador, editado por SaturninoMartnez), El Progreso (Santiago de las Vegas 1888, reformista), La Acracia (LasVillas 1889), La Tribuna (La Habana 1890, editado por Martn Mora Delgado), ElSocialista (Guanabacoa 1890, anarquista), El Trabajo (La Habana 1891, anar-quista) y por ltimo El Progreso Culinario (La Habana 1891, cocineros de color).

    Las polmicas entre El Productor y La Unin fueron particularmenteacaloradas. En un intento por frenar el avance anarco-colectivista y contando conel apoyo del empresariado tabacalero, agrupado en torno a la Unin de Fabricantesde Tabacos (UFT), Saturnino Martnez y algunos otros dirigentes fundaron la UninObrera cuyo rgano de prensa era La Unin: Semanario Democrtico Dedicadoa los Trabajadores, publicado en La Habana de 1888 a 1890.48 En esta cuarta yltima etapa periodstica, Saturnino Martnez, incluso, apoy las estrategiasantiobreras y represivas del empresariado y las autoridades coloniales. Con elcierre de La Unin, Martnez dejara su actividad como editor para ocupar unpuesto en la directiva de la UFT.

    Fuera de Cuba, entre las comunidades de la emigracin, El Productor tambintuvo un gran impacto. A lo largo de la dcada de 1880, las comunidades cubanasen Cayo Hueso, Jacksonville, Tampa y Nueva York se convirtieron en parte de lared macrourbana del Occidente cubano. Durante esos aos, la prensa obrera

    47 El fundador y editor de este peridico fue Niceto Sol y Freixas; lo sucedi en el cargo Jos de JessMrquez, un importante promotor de la educacin popular hasta su muerte en 1902.48 Sobre la Unin Obrera, vase EPH, vol. 2, nm. 9, 30 de agosto de 1888, p. 1; (suplemento, 3 denoviembre de 1888); vol. 2, nm. 10, 6 de noviembre de 1888, p. 1.

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  • publicada dentro de Cuba consigui tener una resonancia cada vez mayor entrelos trabajadores de la emigracin, sobre todo a partir de la transformacin delCentro de Artesanos de La Habana en el Crculo de Trabajadores en 1885 y de lafundacin de El Productor de La Habana en 1887, uno de cuyos objetivos eraintegrar las movilizaciones obreras dentro de la isla con las de la emigracin cuba-na en La Florida, Nueva York y otras ciudades de la costa Este de Estados Unidos.Fue en ese contexto que en La Florida surgieron peridicos obreristas con los queEl Productor mantuvo un intenso contacto. En Ibor City, Tampa, entre 1888 y1890, el dirigente obrero Ramn Rivero y Rivero edit La Revista de La Florida(1888-1889); en Cayo Hueso, en 1889 se imprimieron La Revista Popular, editadapor Martn Mora Delgado; La Nueva Era, editada por Federico Corbett (que sepresentara como el rgano de los obreros de la raza de color), y La Tribunadel Trabajo, dirigida por Carlos Balio.

    Aunque los editores de estos peridicos simpatizaban con el separatismo cubano,su preocupacin por la mejora de los sectores populares los llev, a finales de ladcada de 1880, a apoyar tcitamente las nuevas formas de lucha obrera introdu-cidas por los anarquistas, e incluso alguno de ellos expres simpata por las tcticaspolticas y las ideas de los anarquistas en Cuba. Esto no impedira que, posterior-mente, casi todos ellos se alejaran del anarquismo. A comienzos de la dcada de1890, Corbett se mostr contrario al colectivismo; Mora Delgado, tambin defensorde los intereses de la llamada raza de color, vir hacia el autonomismo; RamnRivero Rivero se distanci del anarquismo para colaborar, casi exclusivamente,con el separatismo martiano y, finalmente, Carlos Balio sigui manteniendoposturas prximas al anarquismo a la vez que apoyaba firmemente al separatismomartiano. Tres dcadas despus, en 1925, Balio sera uno de los fundadores delPartido Comunista de Cuba.

    Por otro lado, El Productor mantuvo un estrecho vnculo con la prensa repu-blicana de oposicin poltica encabezada por los diarios habaneros La Lucha(1885-1930) y La Discusin (1889-1899); a la vez que sostuvo duras polmicascon el semanario El Industrial, portavoz del empresariado tabacalero, con laprensa autonomista, encabezada por el diario El Pas (1885-1898), con la prensaconservadora encabezada por El Diario de la Marina (1844-1960) y, natural-mente, con la prensa integrista encabezada por los diarios La Voz de Cuba (1868-1888) y La Unin Constitucional (1888-1898).

    Adems de la prensa obrera y la poltica, en las pginas de El Productor seencuentran noticias relacionadas con publicaciones de muy diversa ndole que

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  • reflejan el amplio movimiento de oposicin y reformismo social en el que operabael obrerismo cubano. Entre esta largusima lista, aparecen peridicos masnicos,espiritistas, librepensadores, de asociaciones regionales peninsulares, de asociacio-nes profesionales tales como los maestros, de varios liceos y otras asociacionesculturales y, por ltimo, mucha prensa local de diversas poblaciones del centro yOccidente de la isla.

    Pese a la, relativamente, amplia libertad de imprenta de ese periodo, desde susprimeros nmeros, El Productor sufri la hostilidad de las autoridades, quienes lodenunciaron varias veces por sus cidas crticas al empresariado y la administracincolonial, y por su defensa de los anarquistas acusados en Chicago a raz de loshechos ocurridos en Haymarket Square el 4 de mayo de 1886. Se tiene noticia deque en febrero de 1888 las autoridades suspendieron la publicacin de un nmerode El Productor, y a continuacin lo denunciaron dos veces. La sentencia supusoel pago de dos fuertes multas.49

    Al ao siguiente, en junio de 1889, un incendiario artculo de Roig titulado Opan, o plomo! publicado durante un periodo de gran tensin entre empresarios ytrabajadores tabacaleros, provoc el inmediato encarcelamiento de su autor. Graciasal apoyo del Crculo de Trabajadores, que consigui que un benefactor annimoavanzase la enorme cantidad de 1 000 pesos oro de la fianza, Roig slo pas cuatrodas en la crcel. Muestra de la importancia que tena El Productor en amboslados del estrecho de La Florida, es que la fianza fue sufragada con el dinerorecolectado entre los trabajadores de las poblaciones del Occidente Cubano, CayoHueso y Tampa. No obstante, casi dos meses despus de su puesta en libertad,Roig sufri una enfermedad desconocida que le caus la muerte. Su entierrocongreg a una gran multitud de trabajadores habaneros y sus familias. Poste-riormente se le rindieron varios homenajes en Cuba, en La Florida y, finalmente,en Nueva York, donde en 1894, el peridico separatista que editaba Jos Mart,Patria, public un artculo de Fermn Valds Domnguez exaltando la vida y laobra de Roig.50

    49 Una multa era de 31.15 pesos, o un da de arresto a los editores por cada tres pesos que dejaran de pagar;y una segunda multa de casi 400 pesetas, de las cuales el editor principal de El Productor, Roig, deba agaruna cantidad importante. Vanse los siguientes ejemplares de EPH: nm. 33, 16 de febrero de 1888, pp.1-4; nm. 35, 1 de febrero de 1888, p. 1; nm. 36, 8 de febrero de 1888, pp. 1-2.50 Vanse los siguientes nmeros de EPH: nm. 78, 4 de julio de 1889, p. 1; nm. 79, 7 de julio de 1889,p. 2; nm. 4, 25 de julio de 1889, p.1; nm. 7, 4 de agosto de 1889, pp. 1-2; nm. 9, 11 de agosto de1889, p. 1; nm. 10, 15 de agosto de 1889, p.1; nm. 12, 22 de agosto de 1889, p. 1; nm. 13, 25 de agostode 1889, p. 1; nm. 14, 29 de agosoto de 1889, p. 1; nm. 1, 7 de septiembre de 1889, p.3; nm. 3, 15 de

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  • Incluso antes de que Cnovas del Castillo retomara las riendas del poder enMadrid en julio de 1890, la celebracin del 1 de Mayo en La Habana desat unaola represiva en contra del obrerismo radical y sus publicaciones. Pocos dasantes de esta celebracin, las autoridades coloniales dispusieron que todo directorde peridico deba tener la condicin de elector y elegible. Dada la extremalimitacin del censo electoral cubano, esta medida supona un grave obstculopara El Productor, que a partir de entonces pas de ser un bisemanario, alpublicarse de forma errtica. El viraje hacia una poltica colonial netamentereaccionaria en 1890 dificultara su publicacin hasta provocar su cierre en 1892.51

    Las grandes limitaciones que las autoridades impusieron a la prensa obrera apartir de mayo de 1890, apenas se hicieron sentir en la prensa poltica, que disfrutde una amplia libertad de imprenta hasta el inicio de la Guerra de Independencia,en febrero de 1895. Por ejemplo, en el verano de 1891, Juan Gualberto Gmez, unbrillante periodista de raza negra, gan un pleito despus de que las autoridades loencarcelaran acusado de hacer propaganda separatista con su artculo Porquesomos separatistas, publicado por La Fraternidad un ao antes. En 1893, Gmezvolvera a ganar un pleito similar.52

    Siguiendo una tradicin de interrelacin entre la prensa poltica y la obrera,que arranca en la dcada de 1860 con El Siglo y La Aurora, la prensa republica-na radical de las dcadas de 1880 y 1890 fue un elemento esencial de la prensa

    septiembre de 1889, p. 4; nm. 8, 3 de octubre de 1889, pp. 1-3; nm. 22, 21 de noviembre de 1889, pp.2-3. Debido a la sbita muerte de Roig, del dinero que la JCA recogi para la fianza, 300 pesos se gastaronen su funeral, y 800 en ayudar a los trabajadores de Cayo Hueso durante una gran huelga. Vanse EPHnm. 48, 23 de febrero de 1890, p. 1; F. Valds, Un hermano, en Patria, Nueva York, 21 de febrero de1894, pp. 1-2 (reproducido en Enrique Roig San Martn, Artculos publicados en el peridico ElProductor, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1967, pp. 579-582).51 En esta ltima etapa y despus de un par de meses sin publicarse, el 23 de noviembre de 1890, EPH sepresentaba como un peridico publicado con un pie de imprenta en Regla, una poblacin cercana a LaHabana. Posteriormente, en septiembre de 1891, EPH se presentaba con el pie de imprenta en Guanabacoa,una poblacin contigua a La Habana, pero lo hizo con el significativo subttulo de Peridico Anarquista.Entre marzo y mayo de 1892 este peridico apareci con el ttulo de El Trabajo e Hijos del Mundo.Sobre la represin a EPH, vanse la revista poltica del capitn general Polavieja al ministro de Ultramar,30 de agosto de 1890, en Archivo General de Indias, seccin Diversos, legajo 12, 20 de octubre de 1891[sic.] 1890, pp. 90-107; y los siguientes nmeros de EPH: nm. 48, 23 de febrero de 1890, p. 1;suplemento del 24 de abril de 1890; nm. 66, 18 de mayo de 1890, pp. 1 y 3; nm. 1, 23 de noviembrede 1890, pp. 1-4; nm. 1, 24 de septiembre de 1891, p. 3; nm. 6, 11 de febrero de 1892, p. 3; nm. 11,17 de marzo de 1892, p. 2. Vase tambin, La Lucha, nm. 163, 11 de julio de 1893.52 La Lucha, nm. 270, 13 de noviembre de 1893.

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  • obrera de la poca. Por tanto, con la represin desatada en 1890, la prensa repu-blicana actu como portavoz de las actividades del obrerismo cubano e incluso desus propuestas ideolgicas. Los diarios ms populares eran los habaneros La Luchay La Discusin, editados por el republicano cataln Antonio de San Miguel ySegals. Ambos eran casi idnticos y en su redaccin trabajaron periodistas delala ms progresista del movimiento autonomista, separatistas como Juan GualbertoGmez, e incluso en algunos periodos, anarquistas como el tambin cataln PedroEsteve, durante casi un ao, en 1893 y 1894.

    A medida que en Cuba la prensa obrera encontraba mayores dificultades yque la crisis econmica desatada en 1890 empujaba a muchos trabajadorestabacaleros a emigrar a Estados Unidos, entre las comunidades de la emigracincubana en este ltimo pas, por primera vez surgieron publicaciones explcitamenteanarquistas, que sistemticamente informaban con gran libertad de la evolucindel movimiento obrero cubano dentro y fuera de la isla: El Despertar (NuevaYork, 1891-1902), El Proletario (Cayo Hueso, 1891), El Esclavo (Tampa, 1894-1899), y otros peridicos de menor difusin.

    Paralelamente, entre 1892 y 1895 la crisis econmica, la represin poltica ylas divisiones internas del movimiento obrero en relacin al proyecto separatistamartiano impulsado por el PRC desde Estados Unidos, debilitaron gradualmente lacapacidad de movilizacin del obrerismo cubano. A partir de 1893, dentro de Cubasolamente se encuentran publicaciones obreras de vida efmera, formato pequeo,contenido pobre y periodicidad incierta, como las anarquistas La Alarma (enerode 1893-enero de 1894) y Archivo Social (1894).

    La guerra imposibilit la publicacin y circulacin de prensa obrera en Cuba eimpuso una severa censura a la prensa republicana, sobre todo a partir del 10 deagosto de 1895, cuando el capitn general reintrodujo la censura previa, suprimidadiez aos antes. A partir de entonces, la censura an se intensificara ms comomedida de guerra ante la formidable capacidad de actuacin de la guerrillaseparatista.53 Esta ltima ola represiva puso fin a un gran ciclo de 30 aos deprensa obrerista iniciado con La Aurora en 1865. Durante esta ltima etapa delsiglo XIX, solamente en las comunidades de la emigracin existen varias publica-ciones anarquistas antes citadas como El Despertar o El Esclavo. Tan prontofinaliz la guerra, ya bajo la ocupacin estadounidense de 1898 a 1902, el movimiento

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    53 Vase La Lucha, nm. 188, 8 de agosto de 1895; nm. 190, 10 de agosto de 1895; nm. 21, 24 de enerode 1896; nm. 182, 1 de agosto de 1896.

  • obrero reanud su actividad y con ella resurgi la prensa obrera dominada por latendencia anarquista hasta la dictadura de Gerardo Machado entre 1925 y 1933,en que la comunista comenz a desbancarla.

    A MODO DE CONCLUSIN:

    Entre 1859 y 1866, la administracin colonial toler que el artesanado blanco seorganizara en torno al movimiento reformista que encabezaba la elite criolla. Fue eneste contexto que surgi el primer peridico dirigido a los artesanos. El inicio en 1866de una segunda etapa de poltica colonial muy represiva detuvo el desarrollo deeste primer intento de prensa y organizacin obreristas, hasta el efmero periodode libertad de la Primera Repblica en Cuba (1873), durante el cual surgieronalgunos peridicos artesanos de corta vida. La Paviada en enero de 1874 abriuna etapa represiva que comenz a diluirse a partir de 1876. Desde entonceshasta mediados de la dcada de 1880, la prensa obrera de tendencia reformista ylos peridicos republicanos reflejaron el fuerte crecimiento de las organizacionesde los trabajadores urbanos.

    Durante la Guerra de los Diez Aos, miles de trabajadores cubanos se exiliarono emigraron a varios pases cercanos a Cuba, sobre todo a Estados Unidos, endonde establecieron organizaciones vinculadas al movimiento separatista cubano.Al acabar la guerra, la libre circulacin de personas entre ambas costas del estrechode La Florida facilit que las organizaciones obreras dentro de la isla y las de loscubanos emigrantes, comenzaran a colaborar hasta alcanzar una situacin desemifusin a finales de la dcada de 1880. La prensa obrera fue un elementoclave en este proceso, sobre todo a partir de 1887, en que los dirigentes anarquistasconsiguieron que los peridicos que se publicaban en La Habana fuesenampliamente ledos entre los trabajadores de la emigracin.

    En este contexto, las propuestas organizativas, las tcticas de lucha obrera yla estrategia poltica de los primeros anarquistas cubanos tuvieron una buenaacogida entre un amplio sector de los trabajadores urbanos de la isla. La prensaradical publicada en Cuba, y en menor medida en la metrpoli, fue el principalvehculo para que una particular forma del anarquismo colectivista arraigara enCuba. Posteriormente, esta corriente anarquista alcanzara a las comunidades de tra-bajadores emigrantes. El incremento de la represin gubernamental desde mediadosde 1890, la crisis econmica y poltica que padeci Cuba a partir de ese ao, y por

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  • ltimo la Guerra de Independencia (1895-1898), detuvieron la expansin delobrerismo radical en el mbito urbano e impidieron que llegase al medio rural.El fin de la guerra coloc a Cuba en un nuevo plano. El obrerismo radical triunfdefinitivamente en el mbito urbano y comenz a extenderse por el rural. La rela-tiva libertad de imprenta existente en Cuba entre 1887 y 1892, permiti que laprensa obrera y la republicana no separatista informasen puntualmente de la in-tensa actividad obrerista de esos aos, de la que fue una pieza clave.

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