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La placa grabada de Balma Guilanyà (Prepirineo de Lleida) y las manifestaciones artísticas del Mesolítico de la Península Ibérica The carved rock of Balma Guilanyà (Prepyrenees of Lleida) and the Mesolithic art in the Iberian Peninsula Jorge Martínez-Moreno (*) Valentín Villaverde (**) Rafael Mora Torcal (*) RESUMEN El hallazgo de un bloque grabado de grandes dimen- siones en Balma Guilanyà, con motivos geométricos y/o abstractos permite analizar la problemática referida a las manifestaciones artísticas que se desarrollan con poste- rioridad al arte del Paleolítico Superior en la región me- diterránea ibérica. En este artículo se presenta el contex- to arqueoestratigráfico, cronométrico y cronocultural de esta manifestación artística, durante el X milenio cal BP. El análisis de los motivos gráficos y su comparación con otras representaciones muebles y parietales de la vertien- te mediterránea ibérica permite evaluar la problemática que rodea la caracterización del arte mesolítico en esta zona. ABSTRACT A carved rock with geometric and/or abstract signs discovered at the Balma Guilanyà site has made possible the analysis of the artistic patterns developed after the end of the Upper Palaeolithic in the Iberian Medite- rranean region. Archaeo-stratigraphic, chronometric and chrono-cultural attributes link this finding to the Mesolithic, probably during the tenth millennium cal BP. Graphic analysis and the comparison with different kinds of representations from this same area allows the eva- luation of the problematic that surrounds the characterization of West Mediterranean Mesolithic art. Palabras clave: Balma Guilanyà; Arte mobiliar; Mesolí- tico; Mediterráneo occidental; Holoceno antiguo. Key words: Balma Guilanyà; Portable art; Mesolithic; Western Mediterranean; Early Holocene. LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS DEL MESOLÍTICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA Las manifestaciones artísticas mesolíticas del Mediterráneo ibérico, pese no ser muy abundan- tes, son conocidas desde la primera mitad del si- glo pasado. Aunque la posición cronológica de la plaqueta con una cierva grabada del nivel 2 de Sant Gregori (Vilaseca 1934) puede resultar in- cierta, la cronología holocena de las piezas de Fi- lador (Vilaseca 1949) y Cocina (Pericot 1945) plantea escasas dudas, habida cuenta de los con- textos industriales a los que se asocian. El número de yacimientos que han proporcio- nado piezas de arte mueble del final del Paleolíti- co es más elevado, pero la incertidumbre en torno a la posición cronoestratigráfica de muchas de ellas es importante. Esta circunstancia, que impe- día una pormenorizada valoración del final del ci- clo artístico paleolítico, recientemente ha sido modificada tras los hallazgos efectuados en algu- nos yacimientos del sur de Cataluña y el norte del País Valenciano. Conjuntos como los de Molí del TRABAJOS DE PREHISTORIA 68, N.º 1, enero-junio 2011, pp. 159-173, ISSN: 0082-5638 doi: 10.3989/tp.2011.11064 (*) Centre d’Estudis del Patrimoni Arqueològic de la Pre- historia. Facultat de Lletres. Universitat Autònoma de Barcelo- na. 08193 Bellaterra. Correos e.: [email protected]; [email protected] (**) Dpt. Prehistòria i Arqueologia. Universitat de Valèn- cia. Blasco Ibáñez 28. 46010 Valencia. Correo e.: [email protected] Recibido: 6-X-2009; aceptado: 29-I-2010.

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La placa grabada de Balma Guilanyà (Prepirineo de Lleida)y las manifestaciones artísticas del Mesolíticode la Península Ibérica

The carved rock of Balma Guilanyà (Prepyrenees of Lleida) and the Mesolithic artin the Iberian Peninsula

Jorge Martínez-Moreno (*)Valentín Villaverde (**)Rafael Mora Torcal (*)

RESUMEN

El hallazgo de un bloque grabado de grandes dimen-siones en Balma Guilanyà, con motivos geométricos y/oabstractos permite analizar la problemática referida a lasmanifestaciones artísticas que se desarrollan con poste-rioridad al arte del Paleolítico Superior en la región me-diterránea ibérica. En este artículo se presenta el contex-to arqueoestratigráfico, cronométrico y cronocultural deesta manifestación artística, durante el X milenio cal BP.El análisis de los motivos gráficos y su comparación conotras representaciones muebles y parietales de la vertien-te mediterránea ibérica permite evaluar la problemáticaque rodea la caracterización del arte mesolítico en estazona.

ABSTRACT

A carved rock with geometric and/or abstract signsdiscovered at the Balma Guilanyà site has made possiblethe analysis of the artistic patterns developed after theend of the Upper Palaeolithic in the Iberian Medite-rranean region. Archaeo-stratigraphic, chronometric andchrono-cultural attributes link this finding to theMesolithic, probably during the tenth millennium cal BP.Graphic analysis and the comparison with different kindsof representations from this same area allows the eva-

luation of the problematic that surrounds thecharacterization of West Mediterranean Mesolithic art.

Palabras clave: Balma Guilanyà; Arte mobiliar; Mesolí-tico; Mediterráneo occidental; Holoceno antiguo.

Key words: Balma Guilanyà; Portable art; Mesolithic;Western Mediterranean; Early Holocene.

LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICASDEL MESOLÍTICO EN LA PENÍNSULAIBÉRICA

Las manifestaciones artísticas mesolíticas delMediterráneo ibérico, pese no ser muy abundan-tes, son conocidas desde la primera mitad del si-glo pasado. Aunque la posición cronológica de laplaqueta con una cierva grabada del nivel 2 deSant Gregori (Vilaseca 1934) puede resultar in-cierta, la cronología holocena de las piezas de Fi-lador (Vilaseca 1949) y Cocina (Pericot 1945)plantea escasas dudas, habida cuenta de los con-textos industriales a los que se asocian.

El número de yacimientos que han proporcio-nado piezas de arte mueble del final del Paleolíti-co es más elevado, pero la incertidumbre en tornoa la posición cronoestratigráfica de muchas deellas es importante. Esta circunstancia, que impe-día una pormenorizada valoración del final del ci-clo artístico paleolítico, recientemente ha sidomodificada tras los hallazgos efectuados en algu-nos yacimientos del sur de Cataluña y el norte delPaís Valenciano. Conjuntos como los de Molí del

TRABAJOS DE PREHISTORIA68, N.º 1, enero-junio 2011, pp. 159-173, ISSN: 0082-5638

doi: 10.3989/tp.2011.11064

(*) Centre d’Estudis del Patrimoni Arqueològic de la Pre-historia. Facultat de Lletres. Universitat Autònoma de Barcelo-na. 08193 Bellaterra. Correos e.: [email protected];[email protected]

(**) Dpt. Prehistòria i Arqueologia. Universitat de Valèn-cia. Blasco Ibáñez 28. 46010 Valencia. Correo e.:[email protected]

Recibido: 6-X-2009; aceptado: 29-I-2010.

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Salt (García Díez y Vaquero 2006), Parpalló (Vi-llaverde 2004), Matutano (Olaria 2008) o Tossalde la Roca (Ripoll y Cacho 1987), parecen confir-mar una marcada continuidad entre el arte delMagdaleniense superior-final y el del Epipaleolí-tico microlaminar no sauveterroide, englobandoaquellos conjuntos líticos que por sus característi-cas tecno-tipológicas se adscriben al Epimagdale-niense (1). Las recientes síntesis que caracterizanel arte parietal en la zona septentrional valencia-na, adscritas al final del ciclo artístico paleolítico(Villaverde 2004, 2005; García Díez y Vaquero2006), inciden en la idea que estas representacio-nes figurativas presentan rasgos de simplifica-ción, geometrización y estilización similares a losque aparecen en gran parte de Europa occidentalen este período (Guy 1993; D’Errico y Possenti1999; Bueno et al. 2007).

Por el contrario, las pocas novedades que enlos últimos años ha ofrecido el arte mesolítico dela vertiente mediterránea ibérica han favorecidouna falsa idea de continuidad entre las grafías fi-gurativas del Epimagdaleniense y el arte mesolí-tico, representado por las plaquetas de Cocina(Pericot 1945; Pascual 2008). Las únicas excep-ciones son las piezas procedentes de Filador (Fu-llola y Viñas 1989; Fullola et al. 1990) que cabesumar a las ya conocidas de este yacimiento (For-tea 1973), las piezas de Sant Gregori y Picamoi-xons –que carecen de contexto preciso– (GarcíaDíez et al. 1996) y la placa grabada de Forcas II(Utrilla y Mazo 1997).

Dentro de esta discusión, el hallazgo de unbloque de grandes dimensiones con grabados enBalma Guilanyà (Fig. 1) (Casanova et al. 2007Martínez-Moreno et al. 2006a) puede ser relevan-te. La contextualización arqueo-estratigráfica ycronométrica de los bioindicadores y tendenciastecno-tipológicas del conjunto arqueológico aso-ciado a esta manifestación artística define su ads-cripción crono-cultural. A tenor de estos resulta-dos, se presentan posibles paralelos con otrasmanifestaciones parietales y mobiliares descritasen los últimos años en la zona mediterránea dela Península Ibérica, cuya atribución cronológicay/o cultural es imprecisa. Este resto incrementa elescaso catálogo de arte mueble conocido paraeste período, y proporciona claves con las que

caracterizar las manifestaciones artísticas del Me-solítico.

LA SECUENCIA HOLOCENA DE BALMAGUILANYÀ

Balma Guilanyà (coordenadas X=385087Y=4660546, UTM H31N ED50) es un abrigo quese localiza a 1157 m.s.n.m. en las primeras estri-baciones del Prepirineo de Solsona (Serra deBusa, Lleida). Se conforma bajo una visera deconglomerados del sistema aluvial superior deBerga de edad oligocena (ICC 2008). Esta corni-sa fue parcialmente afectada por la construcciónde una pista forestal, que permitió a J. Castany yL. Guerrero su descubrimiento en 1992 (Fig. 2).Ese año se iniciaron trabajos dirigidos a eva-luar su potencial arqueológico (Parcerisas et al.2003). Entre 2001 y 2008 se han realizado ex-cavaciones sistemáticas dentro del proyecto “Elasentamiento humano en el Pirineo Oriental du-rante el Pleistoceno Superior y el Holoceno”, y enla campaña del 2008 se recuperó el bloque graba-do que presentamos en este artículo.

Este asentamiento se ubica en un pequeño va-lle construido por el arroyo de Ventolrà, un to-rrente de régimen nival que conecta el Pla deBusa –un altiplano en el techo de la Serra de Busaa 1.500 m de altitud– con las llanuras que bor-dean el Pirineo Oriental (Depresión central cata-lana y Valle del Ebro), abocando al Cardener,afluente del Llobregat.

En el depósito se diferencian dos unidadesestratigráficas que corresponden a períodos cro-

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160 Jorge Martínez-Moreno, Valentín Villaverde y Rafael Mora Torcal

(1) Román, D. 2010: El poblament del final del Plistocè enles comarques del nord del País Valencià a partir de l’estuditecno-tipològic de la indústria lítica. Tesis doctoral inédita. Uni-versitat de València.

Fig. 1. Localización de Balma Guilanyà (Prepirineo deLleida).

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no-climáticos distintos: la unidad inferior radio-métricamente se adscribe al ciclo Bolling/Alle-rod (2), mientras la unidad superior se conformaa lo largo del Holoceno inicial. Estos niveles se-dimentarios están separados por una caída de lavisera del abrigo que sella la secuencia inferior, ysobre la que asienta la serie holocena. A techo dela unidad superior se registra otra caída de blo-ques. Las características generales de las unida-des arqueológicas de la secuencia inferior delabrigo han sido publicadas (Casanova et al. 2007;Martínez-Moreno et al. 2009), y en este artículose contextualiza la posición arqueoestratigráfi-ca, la cronometría, los indicadores bioarqueológi-cos, las características del tecno-complejo lítico yotros indicadores culturales de la unidad superior,en la que apareció la placa grabada.

Arqueoestratigrafía de la unidad superior

La sedimentación de la secuencia holocena secompone de una matriz arcillosa junto a elemen-tos detríticos de pequeño tamaño y cantos, que

provienen de la alteración de los conglomeradosde la cornisa. En la sección arqueoestratigráficase posicionan las unidades arqueológicas defini-das a partir de la dispersión vertical de los objetoscoordenados en una sección transversal (Fig. 3).Varios desplomes de la cornisa inciden sobre laconfiguración del registro arqueológico. Pese aque aparentemente tiene un limitado desarrollo–no superior a 20 cm (Fig. 2)–, este espesor estácondicionado por la caída de grandes bloques queprovoca la compresión del paquete sedimentario.

La disposición vertical de los coordenados su-giere dos concentraciones en la densidad de arte-factos, la primera –C– en la parte superior de lasección por debajo de la primera caída de la vise-ra; la segunda –C1– se posiciona por encima de lasegunda caída de bloques (Casanova et al. 2007).Entre estas dos acumulaciones aparece materialarqueológico diseminado resultante de bioturba-ciones (especialmente la acción de raíces) quepodría explicar ese fenómeno de dispersión verti-cal entre C y C1.

Estos indicadores contextuales advierten quela secuencia holocena configura un palimpsestocon una limitada resolución contextual que seríael resultado de un número indeterminado de ocu-paciones que se suceden a lo largo de una escalatemporal, que puede acotarse radiométricamente.Aunque en el registro arqueológico no son raroscarbones, ni artefactos y restos óseos con altera-ciones térmicas, no se han detectado estructurasde combustión.

El bloque grabado –que denominamos Gui-lanyà I– se localiza en la parte más occidental de lazona excavada y se inserta en la parte superior deldepósito, dentro de la secuencia holocena (Fig. 3).Sus dimensiones y su posición estratigráfica –aco-tada por caídas de bloques a techo y a base– per-miten su atribución a la unidad C. Este argumentoserá discutido posteriormente en detalle.

Marco radiométrico

Para esta parte del depósito se dispone de 7dataciones C14 que se han calibrado a 2�, aplican-do el modelo de Hulu que contiene el softwa-re CalPal (Weninger et al. 2007) y los interva-los cronométricos se expresan en años cal BP(Tab. 1). Las muestras datadas corresponden a3 carbones, 2 fragmentos de cáscara de avellana y2 sobre colágeno extraído de un molar de Capra

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Fig. 2. Balma Guilanyà. A) Cornisa de conglomeradosbajo la que se localiza el depósito. B) Secuencia sedimen-taria holocena delimitada por caídas de la visera a techo ya base. C) Detalle de la excavación: en primer plano seaprecia la excavación de los niveles de la secuencia infe-rior (Tardiglaciar); en la parte posterior se observa la zonade caída de bloques que corresponde con la secuencia su-perior (Holoceno).

(2) Al referir los rangos cronométricos de las cronozonasclimáticas Bolling/Allerod, Dryas Reciente, PreBoreal y Borealnos remitimos al modelo cronoclimático GICC05, construido apartir de proxys de alta resolución de los núcleos de hieloNGRIP y GRIP de Groenlandia (Lowe et al. e INTIMATEgroup 2008).

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pyrenaica y una primera falange de Equus caba-llus. Aunque no retenemos la fecha UBAR-368por la imprecisión de su intervalo cronométrico,los rangos calibrados de la serie se adscriben alHoloceno antiguo, y permite apreciar discontinui-dades cronométricas (Fig. 4).

En los intervalos de las fechas sobre mues-tras vegetales y de colágeno óseo de la unidad Cse observa una significativa asincronía cronomé-

trica, del orden de 500-1500 años solares. Estasdiferencias –a nuestro entender– advierten de ladificultad en la interpretación del registro radio-métrico. Aunque podrían expandir significativa-mente el rango de ocupación humana del abrigo;alternativamente pueden relacionarse con el tipode muestra datada. Se ha sugerido que el carbónpuede “envejecer” el resultado de las fechas (eldenominado efecto “madera vieja”). Contraria-

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162 Jorge Martínez-Moreno, Valentín Villaverde y Rafael Mora Torcal

Fig. 3. Secuencia arqueoestratigráfica de Balma Guilanyà conformada a partir de la dispersión ver-tical (sentido E-O) de los materiales coordenados en el eje de X = 101000-106000 en el intervalo Y= 511000-511500. Se posicionan las dataciones C14 (cuya numeración remite a la tabla 1) para vi-sualizar su relación con la placa grabada.

Núm. Nivel Referencia BP � Método # �13C cal BP (95%) Observaciones

1 C1 Beta-210728 9840 50 AMS Cor –25,5 11360-11160 Cáscara Corylus2 C1 Beta-186168 9410 60 AMS C –21,4 10810-10490 Carbón aislado3 C UBAR-368 8970 430 CONV C –24,8 11250-9050 Carbón aislado4 C Beta-185064 8680 50 AMS C –26,2 9790-9510 Carbón aislado5 C Beta-210730 8640 50 AMS Cor –24,3 9740-9500 Cáscara Corylus6 C Beta-252288 8180 50 AMS CB –20,0 9330-8970 Diente Capra pyrenaica7 C Beta-257402 7320 40 AMS CB –20,5 8240-8000 Falange Equus caballus

Tab. 1. Serie C14 de la secuencia holocena de Balma Guilanyà y rangos calibrados cal BP a 2� obtenidos por el modeloHulu (Weninger et al. 2007). Las referencias de laboratorio en cursiva corresponden a fechas inéditas. Las muestrasdatadas (#) son carbón (C), cáscara de Corylus avellana (Cor) y colágeno óseo (CB).

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mente, las dataciones sobre hueso aunque sonmuestras de “vida corta”, por problemas rela-cionados con la preservación del colágeno pue-den proporcionar rangos temporales discordantes(Bronk-Ramsey 2008). Aunque actualmente nopodemos evaluar la validez de estas inferencias,ya que carecemos de otros indicadores tempo-rales independientes, señalamos que una mues-tra vegetal de vida corta tiene un rango cronomé-trico idéntico a otra de carbón (Beta-185064 yBeta-210730).

La serie radiométrica indica que el abrigo sereutiliza de forma intermitente durante el Holo-ceno antiguo, durante las cronozonas PreBoreal(C1) y Boreal (C). Estas ocupaciones se inicianhacia el 11360 cal BP –poco después del límitePleistoceno/Holoceno establecido en el 11600 calBP (Fiedrich et al. 2004)– y se extienden hasta el8000 cal BP.

Registro bioarqueológico e implicacionesecológicas

Los indicadores vegetales y animales de Bal-ma Guilanyà informan del contexto ecológico deestas ocupaciones del Holoceno antiguo. El regis-tro antracológico recuperado en las excavacionesrecientes, completa y amplia el inventario taxo-nómico ya conocido (Parcerisas et al. 2003). Enla secuencia holocena se han determinado más de

1.000 carbones, con una fuerte presencia de pinoalbar (Pinus tipo sylvestris) (más del 60 % del to-tal) al que se asocian taxones mesófilos como Bu-xus sempervirens y rosáceas (Prunus y Maloi-dae). Por el contrario, en la secuencia tardiglaciarpino albar es hegemónico aunque se constata lapresencia puntual de Juniperus, Betula y Prunus(E. Allué comunicación oral).

Este cambio denota la expansión del bosquecaducifolio por entornos de montaña, en paraleloa la consolidación de las condiciones ambientalesdel Holoceno, un proceso que se detecta en los ni-veles postglaciares de Margineda en el Pirineoaxial (Heinz y Vernet 1995) y por el nordeste dela Península Ibérica (Allué 2002). La presenciade rosáceas y la de Corylus y Quercus (estos últi-mos mal representados a partir de los carbones)sugiere la creciente importancia de la recolecciónde frutos silvestres, actividad de subsistencia ca-racterística del Mesolítico de la vertiente suro-riental de los Pirineos (Martínez-Moreno et al.2006b; Casanova et al. 2007).

La asociación de macromamíferos coincidecon estas nuevas condiciones ambientales. Aun-que la especie más abundante es Capra pyrenai-ca se aprecia un fuerte incremento de Cervuselaphus, fenómeno igualmente reconocido enlos niveles de Holoceno antiguo de Margineda(Geddès 1995). Otras especies identificadas sonEquus caballus, Sus scropha, Capreolus capreo-lus, Oryctolagus cunniculus, Vulpes vulpes, Felis

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Fig. 4. Distribuciones gaussianas de los intervalos cronométricos calibrados (cal BP) de laserie holocena de Guilanyà y su correlación con el modelo cronoclimático GICC05 (Loweet al. e INTIMATE group 2008). Se señala las asincronías en los rangos cronométricos ob-tenidos a partir de muestras vegetales y colágeno óseo (negro) del nivel C.

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sylvestris, Lynx sp. y Meles meles. Esta asocia-ción sugiere un ecosistema forestal termófilo,apreciación que coincide con la información an-tracológica. Sorprende la presencia de caballoque no parece encajar con el entorno de montañaen el que se ubica el yacimiento. Se ha señaladoque esta especie se rarifica al final Pleniglaciar,sin embargo, la fecha obtenida (Beta-257402)confirma su perduración en la vertiente surpire-naica durante el Holoceno antiguo.

Contexto tecno-tipológico

En este artículo sintetizamos algunas de lascaracterísticas tecno-tipológicas de los conjuntoslíticos de la secuencia holocena (Martínez-More-no et al. 2006a, 2006b, 2007; Casanova et al.2007). Estos tecno-complejos se elaboran a partirde una amplia gama de rocas de escasa aptitudpara la talla están presentes en los conglomeradosde la visera del abrigo (cuarzos, cuarcitas o cali-zas) y que conforman más del 65 % de los arte-factos recuperados. El sílex, la segunda mate-ria prima más empleada, puede tener un origenregional y su presencia se detecta en el Pirineosuroriental (Terradas 1995).

Diversos indicadores técnicos señalan que losinstrumentos se elaboran en el asentamiento. Lossistemas de talla, esencialmente expeditivos, si-guen una explotación unifacial a partir de plata-formas naturales o con escasa preparación, obte-niéndose lascas pequeñas y laminillas cortas queconforman módulos métricos de pequeño tama-ño. En menor medida se identifican otros mé-todos como el discoide y la talla bipolar. No se re-conocen sistemas laminares/lamelares y estossoportes no aparecen en los niveles de la secuen-cia superior (Casanova et al. 2007).

El escaso componente retocado microlítico(inferior a 3 cm) se configura sobre lascas o frag-mentos mayoritariamente de sílex. Excepto untriángulo fragmentado, no se han recuperado ar-maduras pequeñas sauveterrienses o armaduraslargas tardenoides, indicadores empleados parasu adscripción a las facies microlaminar o geo-métrica de los conjuntos post-paleolíticos penin-sulares (Fortea 1973). En paralelo, se aprecia unafuerte reducción tipológica de los artefactos. Lapráctica totalidad de los retocados se adscriben al“fondo común” (denticulados, raspadores, mues-cas y piezas astilladas), artefactos habitualmente

relacionados con las actividades domésticas enoposición a las armaduras, instrumental cinegéti-co que no se detecta en el conjunto.

Se han recuperado más de 20 moluscos mari-nos: 7 Antalis sp., 1 Acantocardia sp., 1 Cyclopesp. y 13 Columbella rustica (Fig. 5). Reciente-mente hemos propuesto que Columbella es unidentificador icónico de una red social durante elHoloceno antiguo que se articula en el valle delEbro y la vertiente surpirenaica (Martínez-More-no et al. 2010).

En resumen, los diferentes indicadores de or-den cronológico y ecológico señalan que C1 y C,pese la dilatada cronología de la serie radiométri-ca –entre 11300 y 8000 cal BP–, se adscriben auna fase crono-climática del Holoceno antiguoque registra la incipiente configuración de unbosque termófilo, tras la consolidación de lasnuevas condiciones ambientales que suceden a lacrisis climática del Dryas Reciente.

Los atributos del conjunto lítico promueven suasignación a una tradición técnica expeditiva enla que predomina un instrumental aparentementepoco especializado y de carácter doméstico quese desarrolla durante el Postglaciar, y en el queestán ausentes las armaduras. Estos atributos de-finen una nueva tradición cultural: el Mesolíticode muescas y denticulados. Esta tradición, que seformalizó en la reunión Epipaleolítico/Mesolíticoen la Península Ibérica celebrada el 2005 en laUniversidad del País Vasco-Vitoria (Alday (ed.)2006), engloba un significativo número de asen-tamientos mesolíticos del valle del Ebro y lavertiente surpirenaica. No descartamos que estarespuesta técnica tenga una mayor distribución

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164 Jorge Martínez-Moreno, Valentín Villaverde y Rafael Mora Torcal

Fig. 5. Gasterópodos perforados (Columbella rustica yCyclope sp.) y escafópodos (Antalis sp.) de Guilanyà C(Martínez-Moreno et al. 2010). Escala gráfica 0,5 cm.

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geográfica durante el Holoceno antiguo (Martí-nez-Moreno et al. 2007).

LA PLACA GRABADA GUILANYÀ I

En la parte superior de la secuencia holoce-na apareció un bloque de grandes dimensiones(63,5 � 50 � 7,55 cm) y 34 kg de peso, con unasuperficie muy irregular conformada por crestasy depresiones. Durante la excavación se identifi-có un motivo en forma de aspa que describimosmás adelante (Fig. 6). Su tamaño y posición den-tro del contexto sedimentario hacían improbableque fuera intrusivo, y asumimos que formaba par-te de la unidad arqueológica. Aunque la materiaprima del bloque (lutitas) se identifica en el en-torno inmediato, no aparece en los conglomera-dos del abrigo. Esto implica que no es un grabadodesprendido de la visera, sino que la placa debióser recogida y transportada al abrigo durante elHoloceno antiguo.

Su posición altimétrica y su relación con lasdataciones C14 permiten precisar su posible rangocronométrico (Tab. 1, Fig. 4). Las dataciones másantiguas (núms. 1 y 2) se asocian a la parte infe-rior de la secuencia, fechando la sub-unidad C1en la cronozona PreBoreal. El bloque no está encontacto directo con los conglomerados que con-forman la base de la secuencia holocena, se asien-ta sobre sedimentos del nivel C (Fig. 6), lo que

permite su relación con las fechas de la parte su-perior (núms. 4, 5, 6 y 7) dentro del intervalo9800-8000 cal BP, en la cronozona Boreal.

A nuestro entender, los rangos que derivan lasdataciones sobre colágeno óseo (especialmentela obtenida sobre la falange de caballo) se des-vían excesivamente de la tendencia que marcanlas fechas sobre restos vegetales. No descartamosque esta datación presente problemas relaciona-dos con la conservación del colágeno, fenóme-no que hemos observado al referir a la fechaUa-34298 obtenida en los huesos humanos deeste yacimiento (García Guixé et al. 2009; Mar-tínez-Moreno y Mora 2009). En función de es-tas observaciones, proponemos ubicar la placagrabada dentro del rango comprendido entre9800-9000 cal BP, durante el X milenio cal BP.

Los bordes del bloque no parecen trabajados yen general la pieza presenta una conservaciónmuy desigual, aunque el área con grabados noestá alterada. En la superficie grabada se obser-van trazos de origen mecánico –algunos recien-tes– que se reconocen por su pátina blanquecina,su mayor anchura y el tipo de sección (aplanada oredondeada). A falta de motivos figurativos, elbloque se ha orientado de manera arbitraria, ha-ciendo coincidir la base con el eje de mayor an-chura. Se pueden distinguir claramente trazos desurco fino y superficial que son dominantes, deotros más profundos y anchos obtenidos por elpaso repetido del instrumento de grabado. Estosúltimos se concentran en el cuadrante superiorderecho de la pieza, formando un tema relativa-mente individualizado del resto (Fig. 7).

La erosión o alteración de la pieza se hace pa-tente en la parte superior izquierda, dificultandoel seguimiento e identificación del tema grabado.Las concreciones rellenan parcialmente algunossurcos. Un reticulado que abarca la mayor partede la pieza se pierde en algunas zonas. Según laorientación dada, la reticulación dibuja un traza-do rectangular con líneas verticales más separa-das que las horizontales (Fig. 7). Sus límites noestán bien definidos, no pudiendo considerarse unreticulado enmarcado.

Las zonas mejor conservadas del bloque se lo-calizan en el ángulo inferior izquierdo y en lazona central y superior derecha. No podemos pre-cisar si conforman un tema único o varios reticu-lados yuxtapuestos y articulados. La primera op-ción parece probable, ya que en su conjunto suejecución es poco cuidada, sin regularidad en el

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Fig. 6. La placa grabada Guilanyà I. A. Detalle de su ex-cavación. B. Posición la placa interestratificada entre lascaídas de bloques y su asiento sobre sedimento sobre elnivel C. C. Placa completamente excavada. En el ánguloinferior izquierdo se aprecia el motivo con forma de aspa.

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trazado de las líneas y en la que no faltan rectifi-caciones en la orientación y en el recorrido de lostrazos. Algunos surcos verticales y horizontalesparecen abarcar la totalidad de la superficie. Que

no se conserve ningún recorrido completo nosimpide descartar que sea un tema compuesto me-diante la adición de diversos reticulados (Fig. 8).Esta imprecisión genera la sensación de que el

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Fig. 7. Placa Guilanyà I. A. Vista general de la placa, en el ángulo superior derecho se aprecia el motivo en forma de aspa(Fig. 8A), y en el ángulo inferior izquierdo algunos de los trazos que conforman el reticulado (Fig. 8B). B. Relevamientode la trama de líneas, retículas y motivos identificados en Guilanyà I (calco realizado por Mónica López i Prat).

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motivo de mayor extensión aunque se identificacon relativa facilidad, es de ejecución poco cuida-da. Considerando el reticulado como un tema úni-co, los trazos tienen cierta curvatura en su recorri-do vertical y horizontal, y la distancia entre lossurcos es variable no faltando rectificaciones es-pecialmente en la parte inferior izquierda de lapieza.

En el ángulo superior derecho y superpuestoal reticulado, se individualiza un haz de líneasentrecruzadas en aspa de ocho brazos con un tra-zo de mayor recorrido (el horizontal izquierdo)(Fig. 8A). La anchura y profundidad de las líneasotorga unidad a este tema y algunas se desvían desu recorrido al cruzarse con otros trazos. Este mo-tivo se superpone al reticulado, aunque varios tra-zos del aspa siguen la misma orientación que los

del reticulado. Finalmente otros se alejan visible-mente del reticulado, en su mayoría surcos cortosy enmarañados o largos y curvilíneos, pero sindefinir un motivo preciso, y aunque es posibleque algunos sean de origen mecánico, presentanpátina.

A nuestro entender, esta composición no tieneun sentido funcional. Así, en un bloque de piza-rra de grandes dimensiones (36,4 � 19,5 cm) delnivel 4 de Filador se señaló una retícula o aje-drezado, que combinaba surcos longitudinales alos que se superponían trazos oblicuos y vertica-les muy regulares y estrechos, afectando a todala superficie del soporte (Fullola-Pericot et al.1990). Se ha propuesto que este patrón podría de-rivar del uso de esta placa como tabla para cortar(D’Errico y Possenti 1999). Sin embargo, esta po-sibilidad no explica los motivos representados enla placa Guilanyà I. Atributos como la irregularsuperficie del soporte, la delineación de los reti-culados que combinan trazos ortogonales y otroscurvos o el tema en forma de aspa, conformanmotivos individualizados y deliberados (Figs. 7 y8). Estas características contrastan por completocon la reiteración de trazos ortogonales y super-puestos que sustentan el carácter funcional inferi-do para la mencionada placa de Filador.

MANIFESTACIONES ARTÍSTICASPOST-PALEOLÍTICASDE LA PENÍNSULA IBÉRICA

El bloque de Balma Guilanyà presenta untema grabado de carácter no figurativo relativa-mente sencillo que asocia un reticulado, un moti-vo en aspa y trazos sueltos rectos y curvos. Estacomposición es interesante al encuadrarse en unperíodo en el que, hasta la fecha, sólo se habíadocumentado la grafía mobiliar del nivel II de Fi-lador (excavaciones de Vilaseca 1949). Dada sunotoria coincidencia temática, su valoración con-junta parece pertinente.

La pieza decorada de Filador es de pizarra yde menores dimensiones (27,1 � 24,8 cm) que lade Guilanyà. Forma parte de un conjunto de pie-zas procedente de los niveles IV y VII sin moti-vos decorativos definidos (Fullola et al. 1986;García Argüelles et al. 2005). El ejemplar al quenos referimos posee un tema geométrico relativa-mente complejo en el que se distinguen varios re-ticulados y alguna serie de trazos paralelos junto

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Fig. 8. A. Detalle del motivo es aspa situado en la partesuperior derecha de la pieza. B. Detalle del reticulado enla parte inferior de la placa. La configuración de estos mo-tivos sugiere una ejecución intencional con una finalidadsimbólica o artística.

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a haces de líneas de trazado irregular o entrecru-zado. Este resto se encuadra en un nivel caracteri-zado por la abundancia de denticulados (Fortea1973; García Argüelles y Fullola 2006). En am-bas piezas, la decoración cubre la práctica totali-dad de la superficie y el tema principal está for-mado por reticulados, lo que permite reconocerciertas semejanzas entre ellas, a pesar de la dife-rencia en los soportes y tamaños. Admitiendo queson escasas las manifestaciones artísticas para laetapa en la que se encuadran estas piezas, su simi-litud temática y cronológica permite considerarestos motivos como propios del Mesolítico demuescas y denticulados.

Si se amplía la discusión a las piezas grabadasde etapas precedentes (Epipaleolítico microlami-nar), observamos que continúa la tradición gráfi-ca magdaleniense y las industrias no sauvete-rrienses mantienen los mismos procedimientostécnicos y temáticos del Magdaleniense superiory final. Esta cuestión ha sido señalada en las pie-zas de arte mueble de Molí del Salt (García Díezy Vaquero 2006) y de otros yacimientos magdale-nienses del Mediterráneo, en especial Parpalló(Villaverde 2004).

En su estudio sobre un par de piezas de SantGregori de la colección Rodón del Museu deAlcover (Tarragona) García Díez et al. (2003)evalúan el panorama del arte epipaleolítico/meso-lítico mediterráneo, especialmente de Cataluña.Señalan que, en las piezas que se correlacionancon la tradición microlaminar, se aprecian proce-dimientos de ejecución y temáticas relaciona-das con el arte del Magdaleniense superior-finaldel Mediterráneo ibérico. Por el momento, estasrepresentaciones figurativas muebles no se aso-cian a tecno-complejos sauveterroides. Pero fal-tan criterios con los que establecer la cronologíade algunas manifestaciones parietales de la zonaseptentrional valenciana y, de hecho, la precisióncronológica o contextual de buena parte de la do-cumentación arqueológica disponible es limitada.

Una novedad sugerente es la asignación a esteperíodo de algunas representaciones parietalesdescritas en las cuencas altas de la Rambla Car-bonera y del Riu de les Coves, en Castellón (Gui-llem et al. 2001; Martínez Valle et al. 2003,2009). A raíz del descubrimiento del Abric d’enMelià se ha incrementado el inventario de abrigoscon grafías de diversa índole y que comparten lapresencia de representaciones zoomorfas con di-versos grados de estilización/simplificación. No

puede descartarse que esa variación de motivosdenote cierta amplitud cronológica. En algunosconjuntos conviven distintas ejecuciones en lasrepresentaciones zoomorfas de diferentes paneleso dentro del mismo panel pero, en este caso, lasmás simplificadas y geométricas ocupan zonasperiféricas. Sin querer aventurar la amplitud cro-nológica a la que pueden remitir estas manifesta-ciones –difícil de evaluar sin su correlación conarte mueble–, indicamos que algunas variantestienen paralelos con piezas del arte mueble regio-nal y con temas parietales de otras zonas peninsu-lares que se han adscrito al denominado “esti-lo V” (Bueno et al. 2007; Alcolea y Balbín 2007).La ausencia de representaciones figurativas, seacual sea su grado de simplificación o geometris-mo, en contextos en los que se identifican tec-no-complejos sauveterroides y del Epipaleolíti-co geométrico, sugiere que su límite se ubica enla tradición microlaminar de filiación magdale-niense.

Dentro del arte mobiliar del ámbito mediterrá-neo ibérico, la variedad de soluciones a la hora deejecutar figuras zoomorfas, oscila desde repre-sentaciones muy parecidas al arte mueble de Molídel Salt (García Díez 2004; García Díez y Vaque-ro 2006) o Sant Gregori (Vilaseca 1933; Fullolaet al. 1990) a otras sin un correlato directo con lashasta ahora conocidas. Las primeras se caracteri-zan por cuerpos alargados con cuellos estrechos yexageradamente proyectados hacia delante, y ca-bezas pequeñas de tendencia triangular pero declara voluntad naturalista. Pueden citarse algunasdel Abric d’en Melià o la figura pintada del Abricde Bovalar, una imagen prácticamente especularde la conocida cierva grabada de la plaqueta deSant Gregori. Las segundas tienen cuerpos detendencia naviforme, muy simplificados y des-proporcionados, prestando escasa atención a losdetalles de cabeza y patas, muchas veces reduci-das a simples trazos lineales. Hay algunos ejem-plos en Melià (Guillem et al. 2001; Martínez Va-lle et al. 2003), Cova del Bovalar (Martínez Valleet al. 2009) o en el Abric del Cingle (Guillem yMartínez Valle 2009).

Las figuras de carácter naturalista se correla-cionan con piezas de arte mueble que contextual-mente se adscriben a industrias de tradición mag-daleniense (bien sean del Tardiglaciar o del iniciodel Holoceno). Consideramos significativo quelas figuras del componente más simplificado ygeométrico no se encuadren en ese contexto in-

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dustrial. Sin embargo, en los conjuntos parietalescitados se inventarían motivos geométricos quepodrían encontrar paralelos en contextos epimag-dalenienses y mesolíticos, como un reticuladooblicuo de una de las piezas sin contexto de SantGregori o los reticulados de Guilanyà y Filador,en principio cronológicamente más tardíos.

Un tema particular es el zigzag bien definidoasociado a un ciervo de tendencia naturalista,aunque descuidado en sus extremidades, delAbric del Cingle del Barranc de l’Espigolar queremite de nuevo a la tradición magdaleniense.Esta grafía nos proporciona un argumento máspara vincular la tradición gráfica parietal de lazona castellonense con el arte de las industriasmicrolaminares de cronología holocena atribui-das al Epimagdaleniense. En cualquier caso, lossignos a los que estamos haciendo referencia ylas líneas entrecruzadas dominan el apartado grá-fico de la mayor parte de los conjuntos parietalesdel norte de Castellón. Por su amplia cronología,su valoración ha de hacerse en los mismos térmi-nos en los que Barandiarán (1987) analizó la te-mática del arte mesolítico geométrico de Cocina.

Contamos con escasas piezas y referidas apocos yacimientos del horizonte industrial poste-rior a la cronología propuesta para la placa Gui-lanyà I, que se correspondan con el Epipaleolíticogeométrico: las plaquetas grabadas de la Cuevade la Cocina (Pericot 1945; Fortea 1971, 1973),una plaqueta del Abrigo de las Forcas II (Utrilla yMazo 1997) o una pieza de la Cueva de la Torca(Villaverde et al. 2000) cuya adscripción, comoveremos, es imprecisa.

La colección de la Cueva de la Cocina estáformada por más de 30 plaquetas, la mayor par-te grabadas, en ocasiones grabadas y pintadas osimplemente pintadas. Se encuadran en los nive-les precerámicos atribuidos al Epipaleolítico geo-métrico o fase Cocina II (Pericot 1945; Fortea1971, 1973). Aunque el conjunto carece de un es-tudio global su caracterización es posible a partirde las piezas publicadas (Pascual 2008). Son dedimensiones reducidas –la mayoría entre 7-10cm–, algunas de contorno irregular, otras ovales oredondeadas. Normalmente se decoran por unacara, si bien algunas lo están por ambas superfi-cies. La temática del grabado es lineal con unatendencia a abarcar la totalidad de la superficie,aunque en algunas la zona grabada es menor. Do-minan los haces de líneas paralelas con orienta-ciones distintas, en ocasiones rellenas de trazos

cortos que dan lugar a motivos escaleriformes. Enotros casos, las bandas paralelas se articulan conlíneas oblicuas paralelas. Es llamativa la variedadde temas decorativos y la escasa repetición deformas, que denota que, aunque no exista una es-tandarización temática se intenta cubrir la super-ficie con haces y líneas paralelas. En los diariosde excavación de Pericot y en los publicados porFortea, al menos un par presentan bandas quebra-das de trazado múltiple, alguna articulación debandas escaleriformes y algún reticulado.

En la parte inferior del nivel II de Forcas II serecuperó un fragmento de plaqueta de arenisca depequeñas dimensiones (4,4 � 3,3 cm) con un gra-bado somero, que se asocia con triángulos y conla técnica del microburil que remiten al Epipaleo-lítico geométrico tardío datado en 7240 � 40 BP(Utrilla y Mazo 1997). La decoración cubre todala superficie y configura un motivo geométricocompuesto por tres líneas paralelas verticales queforman bandas divididas por series de líneas hori-zontales paralelas.

La plaqueta grabada de la Cueva de la Torca(Villaverde et al. 2000) fue localizada en un lotede materiales recogidos en superficie que incluíaalgún microlito geométrico, dorsos de tradiciónmicrolaminar y materiales cerámicos por lo que,aunque este motivo decorativo es interesante, sucronología es incierta. Esta pequeña placa de es-quisto (5 � 3 cm) está decorada por las dos caras.En una se aprecia una serie de seis bandas de lí-neas paralelas (dos rellenas de trazos oblicuosque definen un signo escaleriforme), un motivoen espiga y un haz de líneas paralelas formandouna banda. La temática de la otra cara es pareciday combina bandas paralelas y escaleriformes, eneste caso flanqueadas por una banda de líneasparalelas quebradas parcialmente rellenas de tra-zos cortos. Aunque el motivo es coherente conuna adscripción Epimagdaleniense/Epipaleolíticomicrolaminar con paralelos en el ciclo artísticomagdaleniense, no puede negarse cierta similitudcon la plaqueta de Forcas II, en la que las bandasparalelas ordenadas en series abarcan la totalidadde la superficie.

Una vez analizados el limitado registro mue-ble conocido y el arte parietal hasta ahora publi-cado en la zona de Castellón, podemos concluirque la presencia exclusiva de temas geométricoscon ausencia de elementos figurativos se aso-cia únicamente al arte mueble adscrito al Epipa-leolítico sauveterroide, al Mesolítico de muescas

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y denticulados y al Epipaleolítico geométrico.Esta circunstancia contrasta claramente con elarte mueble de tradición magdaleniense y con elarte parietal epipaleolítico de tradición paleolíticadescrito en Castellón, en los que abundan temasfigurativos y zoomorfos con diversos estados deestilización y geometrismo.

PERSPECTIVAS DE FUTURO

En resumen, aunque escasas, cuando se ana-lizan globalmente las manifestaciones artísticasfinipaleolíticas y mesolíticas de la vertiente me-diterránea ibérica, no pueden establecerse solu-ciones de continuidad. Bajo esta perspectiva, elgrabado Guilanyà I confirma la entidad del fenó-meno gráfico en la zona septentrional del ámbi-to mediterráneo del horizonte del Mesolítico demuescas y denticulados, y abre interesantes pers-pectivas al corresponder a un período en el quelas manifestaciones artísticas no son abundantes.

Al inicio de este artículo nos hacíamos eco delos problemas de orden cronológico, contextual yestilístico que han dificultado la caracterizacióndel denominado “arte del final del ciclo artísticopaleolítico” (D’Errico y Possenti 1999), que pue-de prolongarse durante el Holoceno. En los últi-mos años, esta situación se ha modificado connuevos hallazgos de arte mueble crono-cultural-mente contextualizado. Para algunos autores losparalelos establecidos entre estas manifestacionesartísticas identifican el denominado “estilo V”(Bueno et al. 2007). Las convenciones de estesistema gráfico encuentran su ascendente y tienencontinuidad con el arte del final del Paleolíticosuperior, reconociéndose en el Mediterráneo oc-cidental por lo menos desde el Magdaleniense(Villaverde et al. 2009). El “estilo V” se asigna alámbito Epimagdaleniense/Epipaleolítico microla-minar, aunque a partir del registro cronométricoconocido estos restos se adscriben al ciclo Bo-lling/Allerod y Dryas Reciente, es decir al Tardi-glaciar.

La placa grabada Guilanyà I no continúa coneste sistema de grafías y los motivos representa-dos tienden hacia grafías simples y sencillas –sise prefiere abstractas (aspas, reticulados, trazossin aparente organización)–, son conocidas encontextos crono-culturales previos. Sin embargo,el interés que encierra este hallazgo es que remitea una fase posterior al señalado por el “estilo V”.

Los indicadores arqueo-estratigráficos, cronomé-tricos y bioarqueológicos permiten adscribir laplaca Guilanyà I al Holoceno antiguo. La contex-tualización de este hallazgo dentro de un rangoradiométrico preciso –el grabado no puede serdatado directamente–, aun a riesgo de equivocar-nos, apunta como bastante probable el X mileniocal BP, en la cronozona Boreal. Igualmente, losatributos tecno-tipológicos de los conjuntos líti-cos de esta secuencia son característicos del Me-solítico de muescas y denticulados (Casanova etal. 2007), tradición que parece desarrollarse en elvalle del Ebro y la vertiente surpirenaica duranteel PreBoreal y Boreal (Alday (ed.) 2006).

Es decir, son motivos propios del arte mesolí-tico y su contextualización crono-cultural derivaargumentos para investigar algunos interrogan-tes reseñados en la introducción de este artículo.Bajo esta perspectiva consideramos que la placagrabada de Guilanyà abre nuevas perspectivascon las que analizar un rasgo tan propio de nues-tra especie como es la necesidad de plasmar con-ceptos e ideas sobre soportes materiales, com-portamiento que está en la definición de lo queentendemos por arte.

AGRADECIMIENTOS

Originariamente Marcos García Díez se hizocargo del estudio de este resto, advirtiéndonos delinterés de su hallazgo. Ethel Allué (IPHES, Tarra-gona), responsable del análisis antracológico, nosha avanzado datos relevantes para la caracteriza-ción ecológica de la secuencia Holocena. SusanaVega, Jezabel Pizarro, Maria Lou y Joel Casano-va (CEPAP-Universitat Autònoma de Barcelo-na) nos proporcionaron observaciones esencialespara la contextualización precisa de esta manifes-tación artística. Destacamos por su utilidad eneste estudio, la calidad del calco realizado porMónica López i Prat (CEPAP-Universitat Autò-noma de Barcelona).

Reiteramos nuestro agradecimiento a la fami-lia Guilanyà por permitirnos investigar en BalmaGuilanyà desde 1992. Esta excavación está finan-ciada por el Servei d’Arqueología i Paleontolo-gía-Generalitat de Catalunya y sus resultados seintegran dentro del proyecto “El asentamientohumano en el Pirineo Oriental durante el Pleisto-ceno Superior y el Holoceno” (HUM2007-60317/HIST y HAR2010-15002) del Ministerio de

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Ciencia e Innovación. Ésta es una publicación delgrupo de investigación Cultura mediambiental icomportament humà de la Universitat Autòno-ma de Barcelona, reconocido por la AGAUR(SGR729). Rafael Mora agradece el apoyo delPrograma ICREA-Acadèmia.

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