la izquierda cristiana

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La izquierda cristiana Se ha convertido en un tópico hablar de la crisis de la iz- quierda y de las dificultades del socialismo para emprender un nuevo vuelo en este fin de siglo. Las causas del agotamien- to de los modelos socialdemócratas y leninistas clásicos ya se han diagnosticado y no tiene mucho sentido seguir d a n d o vueltas en torno a los cadáveres. Dejemos que los muertos en- tierren a los muertos y pongámonos a pensar en positivo, ofre- ciendo propuestas para impulsar un nuevo ciclo del socialismo que sea capaz de introducir los cambios sociales requeridos por los problemas que padecen los ciudadanos del norte y del sur del mundo. Este libro se inserta dentro de esta convocatoria para crear un pensamiento positivo y constructivo, desde el convenci- miento de que el socialismo, si bien no es la solución mágica y mesiánica para los problemas sociales, sigue siendo la pers- pectiva política y económica que mejor puede ayudar a ir re- solviéndolos. Demasiadas ineficiencias, corrupciones e inclu- so víctimas inmoladas a lo largo de la historia en su n o m b r e nos impiden seguir proclamando ingenuamente aquel axio- ma de "socialismo o barbarie". Sin embargo, no existen h o y

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Page 1: La Izquierda Cristiana

La izquierda cristiana

Se ha convertido en un tópico hablar de la crisis de la iz-

quierda y de las dificultades del socialismo para emprender

un nuevo vuelo en este fin de siglo. Las causas del agotamien-

to de los modelos socialdemócratas y leninistas clásicos ya se

han diagnosticado y no tiene mucho sentido seguir d a n d o

vueltas en torno a los cadáveres. Dejemos que los muertos en-

tierren a los muertos y pongámonos a pensar en positivo, ofre-

ciendo propuestas para impulsar un nuevo ciclo del socialismo

que sea capaz de introducir los cambios sociales requeridos

por los problemas que padecen los ciudadanos del norte y del

sur del mundo.

Este libro se inserta dentro de esta convocatoria para crear

un pensamiento positivo y constructivo, desde el convenci-

miento de que el socialismo, si bien no es la solución mágica y

mesiánica para los problemas sociales, sigue siendo la pers-

pectiva política y económica que mejor puede ayudar a ir re-

solviéndolos. Demasiadas ineficiencias, corrupciones e inclu-

so víctimas inmoladas a lo largo de la historia en su n o m b r e

nos impiden seguir proclamando ingenuamente aquel axio-

ma de "socialismo o barbarie". Sin embargo, no existen h o y

propuestas de emancipación y transformación social fuera

de una izquierda verdaderamente socialista, dispuesta, eso sí,

a aplicarse a sí misma las condiciones del perdón de la histo-

ria y de la sociedad. Cuando no se aprende de los errores y n o

se practica la penitencia en público, las farsas terminan e n

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tragedias.

9 I,A 1/<JI'll'Kt>\ V l'.I.CKI.S'l'IANISMO

Para iniciar un nuevo ciclo del socialismo, la izquierda ne-

cesita hacer dos operaciones: construir nuevas propuestas pro-

gramáticas y difundir una nueva cultura moral en la sociedad

civil. Ambas operaciones están íntimamente conectadas, como

nos lo demuestra la historia del movimiento obrero. Para la

primera operación se requieren diagnósticos sociales, dise-

ños de programas a medio y corto plazo, estudios de viabili-

dad técnica y económica y construcción de sujetos sociales

que apoyen las propuestas. Este último factor es absolutamen-

te determinante y de nada sirve defender innovaciones rup-

turistas capaces de ir al fondo de los problemas sociales si no

se cuenta con una población dispuesta a apoyarlas. Ypor aquí

se engarzan ambas operaciones.

La primera que he propuesto me lleva al elogio de la polí-

tica fie programa. I.a política auténtica es la que está marca-

da por el realismo. Esto significa análisis y conocimiento de la

realidad para no equivocarse en el diagnóstico, elaboración

de propuestas capaces de ir a las causas reales de los proble-

mas sociales, diseño de leyes y presupuestos económicos que

sean electivos para erradicar o, al menos, resolver en parte

las cuestiones sociales que se afrontan.

Pocas personas abominarán tanto como yo la retórica en

el campo de la política. Esto no significa que apoye la identi-

ficación de política con tecnocracia socio-económica. La re-

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lación adecuada entre utopía y ciencia es el gran tema del so-

cialismo clásico y no tenemos por qué abandonarlo. Todavía

podemos seguir aprendiendo del planteamiento de Marx y

de Engels sobre el paso del socialismo utópico al socialismo

científico, siempre que instalemos en este proceso un meca-

nismo dialéctico de retroceso para que utopía y ciencia se re-

troalimenten. Me parece tan rechazable la identificación de

política, ética y utopía como la escisión entre éstas. Me sitúo

en un punto equidistante del utopismo iluso e ingenuo que

confunde la quimera con la realidad y del tecnocratismo cie-

go que no tiene horizonte. Creo que es posible hacer políti-

ca dentro de una correlación de fuerzas determinada guia-

do por la utopía concreta y los sueños diurnos, como dirían

Bloch y Galeano. Ciertamente, el realismo político de dere-

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RAFAEL DÍAZ-SAIAZAR

cha es bien distinto del de izquierda. Éste no queda doblega-

do por los imperativos de las circunstancias económicas y de

los poderes dominantes y es capaz de romper resistencias e

introducir innovaciones rupturistas apelando a la soberanía

popular. Sin esta actitud, la izquierda no se habría desarro-

llado en la historia.

La primera operación de refundación programática de la

izquierda ha de precisar un horizonte social a corto y medio

plazo y ha de descender hasta el detalle (a ello obliga hoy el

socialismo científico) a la hora de mostrar la viabilidad de

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sus programas. Considero que son cuatro las áreas priorita-

rias que han de marcar los programas concretos del nuevo

ciclo del socialismo: empleo y reparto del tiempo de trabajo,

exclusión social y nuevas formas de pobreza, reconversión

ecológica de la producción y solidaridad internacional.

He intentado que mi trabajo intelectual responda a los re-

querimientos del realismo político. Por ello me dediqué en

primer lugar a estudiar los problemas del mundo obrero y de

los sindicatos y a investigar las causas de la crisis de la izquier-

da en mi libro ¿ Todavía la clase obrera ? El realismo político es

de izquierda cuando tiene una perspectiva que lo acompaña

en sus análisis y sus programas y a esta cuestión dediqué mis

libros El proyecto de Gramsáy Gramsáy la construcción del socialis-

mo, formulando la propuesta de una izquierda neogramscia-

na que emplee en la transformación de la sociedad civil tanta

energía como en el gobierno del Estado. Finalmente, he ex-

puesto en Redes de solidaridad internacional ocho políticas in-

ternacionalistas, descendiendo hasta el detalle en u n a de ellas,

como es la referida a la cooperación para el desarrollo.

El lector me perdonará este excursus que no tiene otro ob-

jetivo que ubicarle en un libro donde se va a abordar profu-

samente un tema tan poco relacionado con el realismo polí-

tico como es nada menos que el del espíritu del socialismo.

Si he llegado a la conclusión de que éste es un t e m a emi-

mentemente práctico que debe ser abordado con urgencia,

ello se debe a una experienciay a un análisis. Después de ha-

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ber hablado y discutido durante varios años con diversos res-

ponsables políticos sobre presupuestos del Estado y proyec-

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tos de ley que afectan a determinados problemas sociales, he

llegado a la conclusión de que la adopción de medidas polí-

ticas y económicas muy concretas no está fundamentalmen-

te relacionada con cuestiones de viabilidad técnica o econó-

mica, sino principalmente con el espíritu que, consciente o

inconscientemente, todo político tiene y que es el que deter-

mina sus prioridades y la articulación de los recursos escasos.

Hasta tal punto esto es así que he sido testigo de cómo el ac-

ceso de personas con un espíritu determinado a la dirección

de ciertas instituciones públicas ha provocado un cambio ra-

dical de la política adoptada, teniendo los mismos recursos

económicos y técnicos que sus antecesores. A la misma con-

clusión me llevó el análisis de los comportamientos sociales y

políticos de los ciudadanos españoles realizado en dos de mis

libros. La relectura sociológica de algunas obras de Marx, We-

ber y Sombart que ofrezco en este libro mostrará el funda-

mento de esta tesis.

Por otro lado, el análisis comparado de las izquierdas eu-

ropeas y del comportamiento político de los ciudadanos de

la UE que me han ido suministrando las publicaciones del

Centro per la Riforma dello Stato de Roma me ha llevado a

otra conclusión coincidente con la anterior: la izquierda

está bloqueada porque no existe una cultura ciudadana y

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una sociedad civil dispuesta a seguirla. De hecho la izquier-

da mayoritaria no logra mantenerse establemente en el po-

der, sin lo cual es prácticamente imposible realizar cambios

sociales profundos, como lo demuestra el caso de Suecia, y

cuando pierde las elecciones siempre es sustituida por la de-

recha o el centro y nunca por una izquierda más radical. De

aquí arranca la creciente transmutación liberal de la izquier-

da. T. Blair y R. Dahrendorf han abordado esta realidad en

algunos de sus escritos.

Decía anteriormente que las dos operaciones que han de

marcar la refundación de la izquierda y el nuevo ciclo del so-

cialismo están engarzadas y el éxito de la primera depende,

en gran parte, de que la segunda se ponga en funcionamien-

to. A esta operación de construcción en la sociedad civil de un

nuevo espíritu y una nueva cultura moral afín al socialismo

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RAFAEL DÍAZ-SAI AZAR

está dedicado el libro. No es posible el socialismo desde el Es-

tado con una población que en la sociedad civil configura el

espíritu que guía sus aspiraciones desde el individualismo bur-

gués y construye su identidad con los valores propios de la cul-

tura capitalista. Son infecundas las invocaciones que hace la

izquierda de nuestro país a un vago progresismo de la ciuda-

danía. En España, como han mostrado algunos estudios socio-

lógicos, crece la población que es "progre y de derechas", sobre

todo en ámbitos juveniles; no nos engañemos, las encuestas

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sobre el comportamiento socio-político de los universitarios

son bien elocuentes. La operación ha de ser de mayor calado

y, por ello, la izquierda ha de sondear fuentes de producción

de cultura moral alternativa al individualismo posesivo.

La hipótesis de la que parte este libro —repito, hipótesis

que sólo se convierte en tesis cuando se prueba de un modo

razonado— es que en la actualidad las dos fuentes de pro-

ducción moral más importantes para la izquierda son el eco-

logismo político y el cristianismo originario. En esta obra ex-

ploraré sólo esta tradición y sondearé su virtualidades para

la fecundación del socialismo.

Izquierda, socialismo y cristianismo son términos llenos

de ambigüedades y contradicciones. Exigen una definición

o, al menos, una precisión conceptual. De entrada, hemos de

partir del hecho de que no existe "la" izquierda, "el" socialis-

mo, "el" cristianismo. Lo que nos encontramos los sociólogos

es con izquierdas, socialismos y cristianismos plurales y hasta

antagónicos entre sí. No me compete como sociólogo expe-

dir certificados de idoneidad y, mucho menos, establecer una

línea de demarcación entre buenos y malos. Lo que sí expon-

dré en el texto es una fenomenología del cristianismo origi-

nario para que el lector sepa a qué me refiero cuando hablo

de cristianismo (capítulo V) y un análisis de las diversas iz-

quierdas y de la conexión de sus propuestas con los problemas

sociales más importantes (capítulos I y V). De entrada, parto

del hecho de que en Europa y en América Latina existen, al

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menos, cuatro tipos de izquierda con variantes internas den-

tro de cada una de ellas: la socialista, la comunista, la verde y

la anarquista. Personalmente me gusta más utilizar el término

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socialismo —acuñado por primera vez en la historia por el

cristiano Leroux en 1832— que el de izquierda, que siempre

es relativo a otra posición (derecha), pero con un contenido

sumamente vago y volátil. Si utilizo en el título del libro el

término "la" izquierda es para englobar la pluralidad de so-

cialismos propugnados por cada una de las cuatro izquier-

das realmente existentes con sus coincidencias y divergen-

cias. Mi concepción de izquierda y socialismo le debe mucho

a Gramsci y a Mounier, pero también a cuatro personas que

en el último decenio me han marcado con sus propuestas: el

socialista Delors, el comunista Ingrao, el ecologista y sindica-

lista Riechmann y el internacionalista Ziegler.

En el libro utilizaré el término cristianismo al modo we-

beriano, es decir, a partir del modelo tipo que nos ofrece la

sociología y la fenomenología del cristianismo originario.

Evidentemente, la exploración que haré del mismo en el ca-

pítulo V nace del cruce analítico que realizaré entre cristia-

nismo originario, reelaboración del mismo por el contem-

poráneo cristianismo de liberación y gestación de un nuevo

ciclo del socialismo.

Este libro quiere explícitamente alejarse de todo uso ins-

trumental del socialismo y del cristianismo para legitimar

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proyectos políticos o eclesiales. La izquierda y el socialismo no

deben ser teologizados y el cristianismo posee múltiples di-

mensiones que están más allá de la política, y quizá éstas sean

las más específicas e importantes. Intento analizar sociológi-

ca y políticamente el alcance y las implicaciones del encuen-

tro realmente existente entre culturas políticas y organizacio-

nes de izquierda y culturas religiosas y movimientos cristianos

de liberación tanto en Europa como en América Latina. Haré

este estudio sociológico exponiendo la identidad de ambas

tradiciones, ciertamente interconectadas, pero marcadas por

su distintividad. Me parece que, desde una perspectiva socio-

lógica y política, es conveniente analizar el hecho de que la iz-

quierda en bastantes países de Europa y de América Latina

esté realizando, dentro de su proyecto de refundación, un

contacto "contaminante", como dicen los italianos, con el

cristianismo originario (capítulo III).

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RAFAEL DÍAZ-SALAZAR

El libro consta de cinco capítulos. En el primero analizo los

principales problemas sociales con los que se enfrenta la iz-

quierda en este fin de siglo y las posibles propuestas que pue-

den realizarse para afrontarlos; el cristianismo se ubica dentro

de la necesidad de impulsar una nueva reforma intelectual y mo-

ral, por utilizar el término de Gramsci. En el segundo presen-

to el tipo de relación que puede establecerse entre religión

cristiana y política de la izquierda, respetando la identidad y

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distintividad de cada una de ellas. En el tercero invito al lector

a un largo viaje por la historia del socialismo moderno y con-

temporáneo para ver cómo afrontan las diversas izquierdas

europeas y latinoamericanas la cuestión del cristianismo den-

tro del socialismo. En el cuarto abordo, desde una relectura

de la obra de Marx, de Weber y de Sombart, el tema del nuevo

espíritu del socialismo. En el quinto exploro cómo puede el

cristianismo fecundar a la izquierda.

El lector me permitirá un par de desahogos personales y

de agradecimientos finales. En primer lugar, a María y a nues-

tras hijas, Clara y Sara, que han tenido que aguantar demasia-

do los encierros del autor en la larga fase final de redacción

y que consideran, quizá con toda razón, que lo único bueno

de este libro es que se ha acabado ¡por fin! Dedico el libro a

mis padres. Cuando se han cumplido los cuarenta años y uno

se encuentra ya en el meridiano de la vida, los ojos y el cora-

zón se vuelven hacia los orígenes, allí donde surgieron los

valores que han ido cimentando la existencia. Y ahí están

ellos como ejemplo y estímulo para seguir caminando hasta

que, como diría Bergamín, la mano de nieve me lleve consigo.