la invernada y migraciÓn de nuestros ansares … · sabemos támhién qtle a1 se. de rusia y al...

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LA INVERNADA Y MIGRACION DE NUESTROS ANSARES (ANSER ANSER Y Ai\iSER FA-BALIS) por 1.'. BEKNIS e... y erz dse caprzkd, co?l.tra Zafra, huj nzuclzas á~isares bravas et vie~ien hi mite de ,Vaz.idat ct ji?icalr 1zi fasto la en- ti-adn dr IIZ~XO.), DON JUAS S~.~KCEL : Libro de la Caza, cap. XII (sig:o XIV). (El pasaje se refie-e a la provincia de Cuenca.) Era ini propósito limitar este trabajo al Ansar Campestre (An- ser fabalis), del que inexplicablemente hasta la fecha se sabía muy poco en España. Pero después, en el curso de las indagaciones, inevitablemente se ha11 engarzado las cosas del Campestre con el Comíin (A. rrnse~j, por lo cual he creído que merece la pena des- arrollar el trabajo abarcando uno y otro. Son los dos úiiicos An- sares que iilvernan regularmente en nuestro país. Al final se hace u11 RESUMEN del trabajo, seguido de algunas CONCLUSIONES. 1. ArVSER AiVSER, ANSAR COMUX Sin dud,a este ánsar abundó mucho en casi toda Europa, crian- do en latitudes medias y altas, invernando en latitudes bajas. Pero, como otras especies de ánsares, hubo de sufrir severas mermas rei- teradas en sus poblaciones durante los últimos cien años. Supone-

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Page 1: LA INVERNADA Y MIGRACIÓN DE NUESTROS ANSARES … · Sabemos támhién qtle a1 SE. de Rusia y al Este de los Ura- les. viven ... (Anscr o~tscrj y paises de donde proceden los Ansares

L A I N V E R N A D A Y M I G R A C I O N D E N U E S T R O S A N S A R E S

(ANSER ANSER Y Ai\iSER FA-BALIS)

por 1.'. BEKNIS

e . . . y erz dse caprzkd, co?l.tra Zafra, huj nzuclzas á~isares bravas e t v i e ~ i e n hi mite d e ,Vaz.idat c t ji?icalr 1zi fasto la en- ti-adn dr I I Z ~ X O . ) ,

DON JUAS S~.~KCEL : Libro de la Caza, cap. X I I (sig:o XIV). (El pasaje se refie-e a la provincia de Cuenca.)

Era ini propósito limitar este trabajo al Ansar Campestre (An- ser fabalis), del que inexplicablemente hasta la fecha se sabía muy poco en España. Pero después, en el curso de las indagaciones, inevitablemente se ha11 engarzado las cosas del Campestre con el Comíin (A. rrnse~j, por lo cual he creído que merece la pena des- arrollar el trabajo abarcando uno y otro. Son los dos úiiicos An- sares que iilvernan regularmente en nuestro país.

Al final se hace u11 RESUMEN del trabajo, seguido de algunas CONCLUSIONES.

1. ArVSER AiVSER, ANSAR COMUX

Sin dud,a este ánsar abundó mucho en casi toda Europa, crian- do en latitudes medias y altas, invernando en latitudes bajas. Pero, como otras especies de ánsares, hubo de sufrir severas mermas rei- teradas en sus poblaciones durante los últimos cien años. Supone-

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68 ARDEOLA, vol. i3 (iW). Sección General, art.0 2

mos que el área geográfica de reproducción que ofrece, sóIo es un fíagmeiitario cuadro de 10 que fue. La figura 1 muestra la actual área de cría. Debe entenderse que dentro de algunos de los territorios enmarc:dos, la especie se reproduce en escasa cantidad. o no en forma continua. La reducción y desmenuzamiento de su primitiva gran área hace hoy dificil precisar los limites de las dos subespecies generalmente aceptadas para Europa, una occidental (subsp. a. a91ser) y otra oriental (subsp. rubhrostris). Sabemos que a la pjmera de ellas deben asimilarse las actuales l!oblaciones cir- cuml~álticas, escandiiiavas, polaco-alemanas, británicas e islande- sas. Sabemos támhién qtle a1 SE. de Rusia y al Este de los Ura- les. viven poblaciones típicamente rubrirostris, las cuales continúan ampliamente por el interior de Asia hasta Manchuria y el Amur. Ei? coiijuiíto, las lejanas poblaciones orientales deben comprender todavía miichos niilea de parejas reproductoras. La mayoria de esta sección orieiital itlverna en el Sur y SE. de la propia Asia, y es tradicional alli el espectácrilo de la aparición de bandadas de Ansares Comiines sobre las campiñas arroceras.

A través de la Europa centro-orienta1 y sud-oriental, sin embar- go. rlesrle Checoeslovaclt~ia ri Gcrania, y desde Hungría a Mace- donia, no parece posible decidir a qué subespecie de las dos men- cionadas pertenecen las peqiieiías poMaciones muy locales, o Izis parejas esporádicas que todavía por alli se reproducen, suponién- dose que aquí, como ciertamente ocurre en el Norte de RGsia, acaece xria superposición o alternancia de ambas subespocies, o bien hay poblaciones de tipo íntermediario. Los ánsares que inver- nan en la Marisma Bética pertenecen ciertamente a la subespecie anser. Pero es indudable que a España acuden también, aunque hoy sea en cantidad inco~nparablernente metior, Ansares Comunes de la citada zona litigiosa, como lo prueban dos recuperacionis de aves anilladas en Ciiecoeslovaqii3a, aparte otras consideraciones que añadir4 desproks.

Es posible estimar la cuantía o relativa importancia de los prin- cipales núcleos de reproducción que sobreviven en Eutopa. Exis- .ten, en prinler Iugiir, poblaciones rehtivaniente copicsas en el Nor- te de Rtisin (Novgorod, Vologda), y cn torno al Mar Caspio. Unas

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700 aves iban anilladas en la URSS hasta 1954, h mayoría de ellas en el bajo Volga. y pocas en Novgorod (((Triidi Biuro Kolt- chtvailia», iium. 9). En el resto de Europa los iinicos núcleos de- mográficos verdaderamente notables son: el circiiniháltico, el da- nés. el escocés y el isiandés, comptiestos todos y cada iiiio de ellos por lo meiios de varios millares de reproductores e igualones. A1 núcleo circumbáltico corresponden no menos de 200 parejas en Estonia (KUBIARI, 19C2), y otras 200 parejas en Finlandia (GREEN- QursT, 1960), pero la rnayoria de las aves de este núcleo se repar- ten por Suecia oriental. Sólo aquí, ilratl anitladas más de 700 aves hasta 1961. El iiúcleo escocés se compone de unos 4.000 reproduc- tores e igualones. En Crail Bretaña se han anillado Iiasta 1961 cerca de 600 Ansares Comunes, pero éstos, en su inayoria, como invernantes, y, por tanto, pertenecen propiamente a l núcleo islan- dés, el crtnl. según G~idrniii).son (es bol*^, 1959) se compone de iiiios 20.000 reproductores e igtialoiies, a lo que corr-,.spondei~ apro- ximadamente 3.500 n 4.500 p~rejas rcprodiictoras. 'Eii 1:t propia Ts- Inildia sólo se habían anillado unas cuantas doceiias hasta 1960. 1g- noro qué envergadiira pirede tener la pohlñción que anida eii los litorales de Noruega, don*leb hasta I9Dt iban ailillados otros 200 rínsares de esta especie.

Las 5.000-10.000 aves que durante las Gltimas décadas continitan retiigiándosc en las Xarismas del Guadalquivir para pasar allí el invierno, procetleti eii sti niayor parte del núcleo danés, y en me- iioi. ciiaiitin del iiiicleo circumbáltico eti sci porcióii 111.59 siiíloccitlen. tal (véase aiiajo). El iihileo d;iiiés se viene ~os1eii;ciiclo perfecta- mente desde liace anos, a pesar de ser Diiiamnca país francamen- te poblado y traiisformado, lo que no deja de ser ejemplo digno de atenta consideinción. ciegúii M,\TT~IF.\I.S (li)R9), estadíst'cas de caza aniial eii Dinamarca. díiti 9.000 insares cazados en el país, si bien cn esta cifra Ia parte correspondietiie al Alisar Comíiti indí- gena debe ser reducitia, no sólo porque duraiite la mayor parte del período hábil permanece ausente, sino porqite la citada cifra inclu- ye los ánsares y bari~aclas de toda especie, a l p i l o de los cuales, tales A . fabnlis, A . albifions y Hrnrttn be~n ic ln , son allí muy abun- daztes en iiivierno. El número de Ansares Comunes aniltados en Diiiarnarca hasta 19G'L pasa del millar.

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Figura 1.-Area de crir del Ansar Comiin (Anscr o~tscrj y paises de donde proceden los Ansares Comunes anillados que se han recuperí~do en España (véase figura 9. Areas de cria son las regiones abarcadas por lineas franjeadas. Los asteriscos indican re- producciones minoritarias o esporidicas. Las cifras indican número de aves aniüdas recuperadas que proceden de cada país. En Dina- inarca se Iian sombreado zonas principales donde se enclavan las iiumerosas IocalidacIcs de procedencia de las aves recuperadas

en España. En los restantes países, las localidades de procedencia se señalan como puntos negros,

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Figura 2.-Recuperaciones de Anscr anser aniiiados en (os países que indica la fimra 1. Las numerosas recuperaciones de Huelva, SeviUa y Cidiz ocurren en las Marismas del Guadalquivir (irea sombreada).

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72 ARDEOLA, vol. O (1904) SecciSn General, art:~ 2

. . Prescindiendo ahora de las lejanas poblaciones asiáticas', mu- cho menos estudiadas, sdlo pasad revista sumaria a cuarteles de invierno y migraciones de los principales núcleos europeos antes mencionados.

Los Ancares Comunes del Norte de Rusia Media emigran ha- cia W. o SW. ; las recuperaciones más lejanas de que tengo noti- cia son en Hungría o Balcanes, si bien cabe esperar que estos mismos ánsares alcancen Túnez.

De la migración de Ansares Comunes noruegos apenas disponga de datos, pero presumo que, al menos en parte, los gansos norue- gos sean sedentarios, como lo. son prácticamente los indígenas en Escocia (*). E1 núcleo de ánsares nativos de 1sland.a verifica una migración regular hacia Sur o S.-SE., tomando como cuartel d e invierno las Islas Británicas, sobre todo Eccocia y el Norte de Ir- landa. Numerosas recuperaciones en Jslandia de gansos aniilados como invernantes en las Islas Británicas, atestiguan lo dicho.

Hungría contiene ei principal cuartel de invierno para Ansares Comunes circurnb&lticos, los cuales toman rumbos meridionales a través de l'olonia y Checoeslovaquia. Parte de estos ánsares re- basan la propia Hungría .para alcanzar tambikn en invierno Yu-

. , goeslavia y otros paises MIticos. Un Ansar Común estoniano se recuperó en Austria, y un finés en Yugoesfavia, en tanto que por Hungría se registran bastantes recuperaciones de suecos y litua- nos. Sin embargo, en los famosos campos de gansos invernantes de Hungría son realmente otras especies las que predominan; s e estima que alli el Amar Común sólo representa un 5 por 100 o menos del total de Ansares invernantes (NAGY, .VIERECK). Hay también un Ansar Común sueco recuperado en Ucrania.

Otra parte de A. anser suecos emigra en dirección SW. a tra- vés de Diilamarca, Norte de Aiemania, Paises Bajos y Francia, tomando así la misma ruta que emplean la generalidad de 10s in- dígenas daneses, ruta cuyo término principal son las Marismas del Guadalquivir. El paso de estas bandadas es manifiesto a través de

(3 Durante la ola de frío de enero de M. algún Ansar Común noruego '. fue recripetaáo en el Norte de Francia (F. Roux B F. S ~ i n ! .

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fa niencionada hilera de paises, aunque está sujeto a fiiertles osci- laciones e irregularidades según años. 1 3 30 de noviembre de 1951 se señala utla bandada de un millar de. aves entre el Elba y el Weser, y, en un solo día de octubre de 1949, la comarca de Kiel (Norte de Alemania) fue sobrevolada por más de 17.000 Ansares Comunes (HARRISON), cifra que, sin embargo, R ~ ~ G L E B E N estima exagerada. En dias preceptivos de censo de Anátidas se recuentan en rin conjunto de localidades alemanas de 1.000 a 4.000 A. anser duraiite el mes de marzo (REQUATE), es decir, eil época de miga- cian primaveral. Durante su recorrido hacia el Guadalquivir estos migrantes repostan o descansan en parajes favorables, prolongan- do su estancia en ellos por días o por semanas. Recuentos otoña- les en Holanda referibles a este tipo de aves pasajeramente asen- tadas, seiíalan cifras de varios millares, y en febrero de 1952 -en paso primaveral- se cuentan en Holanda 4.800 ánsarec de esta especie (BRVI JNS).

Hay que advertir que no todos los A. nf~ser que toman esta ruta escogen como meta invernante nuestra Marisma Bética. En la propia Dinamarca, en Alemania Septentrional y en Holanda, in- vernan ya unos pocos Ansares Comtines, qiledand:, esto sujeto a fiuctiiaciones muy irrcgtilares, segWi1 vengan los meteoros. Así. ya en pleno mes de diciembre de 1951, esta especie dio eii -4lernai.iia la cifra suma excepcional de 1.070 aves (REQUXTE). Diirante la ola de frío de enero de 1963 se estimó qtte Francia (el 1/3 NW. d d país) ftie visitada quizá por más de 1.000 Ansares Comunes, pro- bablemente en su mayoría los que en iaviernos normales no pasan de Dinamarca, Xorte de Alemania y Paises Hnjos (Rovx & FPITZ).

Soiire pasos e Givernada del Ansar Común a través de Fraiicia, disponemos del estiidio cle Roux (19C1). l.;r migración postnupcial se manifiesta mtiy I)ieii durante el mes de octtibre. Las 1)aiidadas en paso ciibren una amplia faja de Francia en sentido NE. a $\V., pero desplazada ií;icia el N. y !VE. del país, la criat franja va desde la Picardia (completaj y desde las Ardenas, Iiasta 13 provincia de Bajos Piriiieos. Esto iJlrimo se halla de aciierda coi1 lo qite des- pués vamos a exponer sobre entrada de Ancares Comunes en Es- paRa, que ocurre fundameiltalinente ;i trnvks de Savarra y P;iís Vasco. Baiicios de mucha menor eiivergadura sobreviielan los li- torales frameses del Canal de la Mancha. Otras 1,alidad~s tain1)ién menores atraviesan Francia rn2s Iiacw el Sur. pero tnnibiéi) con

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74 ARDEOLA, vol. 9 (1804). Scccion General, art.0 2

rumbos a * SW. A mi juicio, una parte de estos vuelos más me- ridionales de Francia pudieran ser A. fabalis, punto sobre el que vuelvo después. Roux calcula que en toda Francia pueden inver- nar en años normales na más de 600 Ansares Comunes. Los pata- ies franceses de invernada se s i t b n preferentemente a lo largo de los litorales atlánticos. 'Según esto, la muy gran mayoría de los A. anser que atraviesan Francia, tienen como ulterior destino Es- paña. El regreso de nuestros Ansares se manifiesta también cla- ramente a través de Francia durante los meses de febrero y mar- zo, y, siempre segtin Roux, ocurre sobre todo a travCs del extre- mo occidental del Pirineo, con tendencia -al parecer- a barrer una franja de Francia más estrecha y más septentrionalizada que b franja de migración otoñal. Roux menciona una línea de vuelo primaveral minoritaria, que atravesando el Pirineo Central segui- ría por el Languedoc, es decir, por un nivel francamente meridio- nalizado, línea que nuevamente sugiere la posil>ilidad de referirse a A. fnbalis, al menos en parte.

Hay que advertir que las migraciones e invernadas de los án- sares no son tan regulares ni estin a veces tan fijadas en lo geo- gráfico como pudiera creerse. Cazadores y ornitólogos conocen de antiguo la propensión de éste y otros ánsares a verificar dmpla- zamientos o estai~cia? extemporineos, y no sólo en invierno. Se han registrado, por ejemplo, migraciones de moderado alcance en pleno mes de junio o julio (RINGLEBEN). En 1959, una bandada de varios centenares permaneció en Holanda todo el verano (BRUIJNS : Limosa: 33-33). Las migraciones extemporáneas pueden o no te- ner que ver con los Iiabitttales desplazamientos hacia los parajes donde las ares mudan. Dentro de Dinaniarca -procedencia princi- pal de nuestros ánsares marismeños-, se señalan dos o tres loca- lidades donde. cada año se forman las mayores concentraciones de A. a?sser en muda, a las cuales acuden las aves desde Ias numerc- sas localidacies de cría que existen repartidas por casi toda Dins- marca.

En Marruecos y TUnez (HEIM & MAYAUD) el Ansar Común apa- rece en pequeña cantidyi como ave de paso o invernante casi to- dos !os años, siendo particnlarmelite manifiesto ciertos inviernos rigurosos. Los A. amer que se observan en Marruecos occidental son probablemente lotes desplazados a partir de la Marisma del Guadalquivir, con la cual deben establecerse moderados intercam-

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bios inveriiales a través del Estreclio de Gibraltar, iiitercambios que can toda seguridad oc~irríaii cuaiído La Jandrc gaditana era todavía otro buen cuartel de itivernada. Los de Túnez deben pro- ceder de más a1 Este de Europa, como ya dije, pero qciizá tam- bien lleguen hasta a11; algaiios noreuropeos.

Teniendo en cuenta datos p~iblicados (la inayoria de ellos en mi Infor~mcid.íl Espnñola) y a base de nueva informacjóii lograda con ocasióii de reciente elicuecta y un par de viajes dedicados a ánsares, he elaborado el mapa de la figura 3, donde inejor,qtie con largas explicaciones puede el lector formar rápida idea de lo que es actiralmente la migración e inwrnada de A. nnser en nuestro país. Este mapa ciictientra sri cornplemetito eii el mapa de recu- peraciones de Ancares Coniunec. aiiillados fuera y ocirrridas en Es- paña (fig. 3.

El mapa de recuperaciones eii Jberia jfig. 2) $1 de proceden. cia de estas recuperaciones (fig. l), están tomados de ini «Atlas de Migración de Aves Espafiolas,, (en preparación), al cual me remito para detalles sobre anillas y reports o frtentes de donde derivan las recuperaciones consignadas, que son :

2 alemanas occidentales de ánsnres atiillados cerca de Ham- hurgo como ctaves del ano». Una de éstas es la de Al- mería.

1 alemana oriental de ave aiiillada coii~o pollo en Mecklem- hurgo.

1 norpolaca, da ave aniltada eii julio jtinto al rio Oder.

2 checoedovacas, aniltadas como pollos.

57 danesas, de aves en parte atiilfsdas coino adultos o maiico- nes e11 las zonas de muda, y en parte como pollos. M- de aiiillamíento de casi todas es junio, coi1 2 mayo y 8 julio. Fueron anillados adttltos o igualoiizs todas las de Jutlandia (19). Los pollos se anillaron en d:ierentes lo- calidades de Fionia, Zelandia y Lollaridia. Se han indi- cado en e1 mapa las principales zonas de aiiillamie~ito.

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76 ARDEOU; rol. B (1964). Sección Central. art.a 2

B suecas, anilladas en junio o julio, seguramente todas como ' 2 &as o iguaiones. Localidades de anillamiepto también

marcadas. Una de las suecas es la recuperada en San- , . t ander . . .

De las recuperaciones ocurridas en las Marismas del Guadal- quivir, 12 corresponden a Hinojos, 10 a'Las Nuevas, ii a Doñana (principalmente Marismillas), 7 ,a la Isla Mayqr (en parte Sapillo) y 7 no especifican' qui: área rnarismeña.

Todos y cada uno de los signos y marcas introducidos en el mdpi de la figura 3 se refieren a un dato concreto .obtenido- de &a lpcal:da8 concreta sobre la cual yacen (algunos los signos S& refikrk a dos o tres localidad* muy prBximas). Doy a conti- nuación relación especificada de las fuentes de información tenidas en cuenta :

A) Información verbal recogida por el autor al visitar una se- rie de localidades de las provincias dt Palencia, Valladolid, León, Zamora, salamanca y Avila con ocasibn de .un viaje realizado en.- enero de 1964. También informacihn verbal recogida por el autor en las ~ a r i s k s del ~uadal~uivír y otras'cornarcas españolas.

' B) Informes c-&tos recibidos en febreri de 1964 de alcaides. a cazadores, como respuestas a un cuestionario especial sobre in- sares remiiido por el autor. Las contestaciones obtenidas se"refie- ren a 7 piieMos de Lehn, 19 de Zarnora, 3 de Salamanca, 7' de Palencia, 10 de Valladolid, 3 de AviIa, 8 de Segovia. 4 de Burgos, 8 'de Zaragoza, 1 cie Huesca, 7 de "roledo, 1 de Albacete, 8 de Ckceres y 6 de Badajoz. (~nformación comUn con Amer fabalii.) C) Bibliografía (clasificada geográficamente de acuerdo con

la diirisión en sectores y áreas adoptada en mi Infomración Espa- ñolu) : Galicia {sector 1) :

Valdoviño : I d . Es)., censos A. 6 (J. Castroviejo). // Cos- peito: 1. c., dat. adic. (F. B.), sub. Anser sp.

Cantabria (sedor 11) : Lack : Ibis, 95 :m. 1// Adem!s, sub. Anser sp., Las Rozas :

.\ . . Itzf.Erp., censos A. 7 (Alcaldia). Costas de Zarauz: 1. c.,

dat. adic. (A. Noval), Puerto de Pajares : 1. c. (F. B.). Meseta .. . Norte .(sector III) :

Pedraza : Znf. Es#., censos A. 6 (F. R.). Y/ Salina Grande : l. c., censos A. 7 (F. B.). ~ a m p l i e ~ a : 1. e., censos A. 12 (R.

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Sáez-Hoyuelaj. Salarnailca sur: 1. c., dat. adic. (C. Casa- nueva).

Cuenca del Ebro (sector IV): Pirineo Navarro : ARDEOLA, O ; &3 y 84 (J. Murray).

Cataluña (sector 'J) : Buda : 3 {lj, 21 (1:. B.) e ibid., ü (1) ; 168 (S. .Maluquer).

Extremadura (sector VI) : Aldea del Cano: Inf. Esp., dat. adic. (J. L. Bernaldo de Qui-

rós). // Y sub. -49uer sp. : ,Cornalbo y Proserpina: 1. c., censos A. 4 y dat, adic. (R. Barroso). Casatejada : I. c., da- tos adicionales (Rernaldo de Quirós).

Castilla la Nueva (sector VII) : Taray: Inf. Esp., dat. adic. de varios afios A. 9 (F. B.). Ma-

queda: 1. c., dat. adic. A. 13 (E. Trigo). Fuente el Saz: 1. c., dat. adic. A. 2 (E, Trigo). Taray: Inf. Esp., censos A. 9 ( F . B. y Club Alcyon). Madrid: ARDEOLA, 2 (1): 24 (P Diez & R. Sáez Koyuela) ; id.: l. c., 6 (2) : 367 (E. Tri- go). '// Y sub. A?wm sp. Vilfafranca: J n f . Esp., dat. adic. (P. B.). Santillana: 1. c., dat. adic. (F. B.) ; id. : 1. c., cenios A. 1 (M. Atiza). Taray: l. c., censos A. 9 (F. B., Club Al- cyorl y Serafín Peral).

Región Levantina (sector VIII) : Mar Menor : ARDEOLA, 6 c¿) : 362 (J. J . Tato).

Andalucía (sector 1X) : Marismas : 1nf Esp., «cazaderosn y «variaciones en abuildail-

tia)). Palos: 1. c., censos A. 2 (P. Weickert), Janda: 1. c., censos A. 10 (F. B.). Sanlúcar: 1. c., censos A 12 (L. Hi- dalgo GiBaja). Lantejuela: 1, c., censos A. 14 (F. B.). Box- berger : .OrnilA. ~Wonntsb. , 1931 : 73, sobre Fuentepiedra.

Vieja bibliografía : Irby : .SL.nifs Gibrnltccr ; Chapman & Buck : Witd Spaipt ; Vcr-

ner: :My Life, y diversos artículos en «The Filed», en uiio de ellos datos de Ifegadas de nuet-e años.

LA T R A V E S ~ A MICRATORIA POR LA PES~XST~LA

Se ve por las innpas que la haiida de mjgracióii del grueso (al menos) de A . niiser. cruza de N.-XE. a S.-SW. a través de Es- paíía, pero con perceptible desplazamiento hacia Occidefite.

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78 AaD~ou, vol. 8 (1862). Sección General, art.0 2

La entrada de -lar bandadas en otoíío es -como dije- sobre- volando el Pirineo Navarro y parte del País Vasco. .Las que so- brevuelan el País Vasco pueden haber cruzado antes un pequeño trecho del Golfo de Vizcaya (confr. LACK, y NOVAL). Probablemen- te algunas bandadas entran aún más hacia el Oeste por Santan- der, aunque esto debe ser muy minoritariamente. A notár: una re- cuperacibn en Santander (fig. 2), ocurrida a primeros de diciembre de 1968. Entradas -por Asturias (mi referencia de Pajares) sólo pueden :ex~licarse por efecto de accidental y fuerte deriva migra- toria.

La «pasa de gansos,, es un episodio regular sobradamente co- nocido de las gentes que babitan Navarra, Alava, Burgos y. La Rioja.' Creo interesante llamar la atención sobre el toponimico *Montes de Oca» y la situación de las alturas que así se designan (las he marcado en la fig. 3). h s Montes de Oca, siraves colinas y pequeños alcores, con despejados campos, marcan la divisoria Due- ro-Ebro. Hoy son meramente sobrevolados por ánsares, que a lo sumo accidentalmente pueden allí posarse con carácter fugaz {hasta donde Ikga mi informacibn). El toponimico, sin embargo, muy sugestivo, parece evocar tiempos pasados en que: 11 o bien inver- naban también aquí grandes cantidades de ánsares, o bien 2) eran mucho más abundantes los pasos que ahora y las aves utilizaban estas divisorias como reposadero frecuente y quizá masivo. En. cualquier caso no conviene perder de vista la posible copiosa par-' ticipación de Answ .fabnlis, de que me ocripo después.

La región de La Nava, en Palencia, y la; lagunas de la re- gión de ViIlatpando, en Zarnora, son visitadas toda~ia cada otoño por la mas= de A. aítser, ~úcleos menores vivaquean en otoño en otros pequeños parajes pantanosos de ~actillá la vieja. La estan-. cia de estos ánsal-es se prolonga sólo por ttna a cuah-o semanas y luego la gran mayoría continúan sn viaje, sin duda hacia el citar- te1 de invierno del C;uadaIquivir. Debo a José A. Valverde la pri- mera información sobre este vivaque0 masivo de Ansares Comunes en La Nava; él visitó la localidad antes de ser desecada la gran laguna de igual nombre. Mi visita (en enero de 1964) es cuatro años posterior al total desecamiento de la laguna. Los palentinos designan al A. anser con el nombre de i~ganso nevado)), que alude al tono blanco de la cara dorsal de las alas, más patente cuando e1 ave despliega y vuela. Puesto. al habla con cazadores de casi todos

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nser anser O.: SO.¿W Avcr OLJP rusdas e ~ i Xn r J 0 ; 10.50 11 C . ..

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Figura 3.-Mapa con cxpresion convencioiral de datos de migración e invernída de Aluer urrser: A, principal zona de inventada; U y C, zonas caduws de invernado; S, indica localidades o comarcas donde ocurren paradas migratorias, bien que a veces sean harto fugaces. Las flechas dentro de España se refieren a mlormes o datos coiierctos sobre paso de bandadas. Más detaiics expli-

cados en el texto.

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. . los pueblos circundantes a la antigua Nava, saco la conclusión de que la entrada de A. ailser continúa siendo un hecho espectacular e n diclia comarca, aunque parece que, al tio existir la laguna, las aves tiendeti a redrrur rnuciio sus estancias. Probablemente la de- secación de La Nava determina que la masa de emigrantes se re- parta más que antes por otras tres-cuatro localidades castellano- leonesas que todavia reúnen buenas condiciones de vívaqueo, sien- do la principal las lagunas de Villalpando.

Personado en enero último en esta zona zarnorana, se me infor- ma en ella. sin lugar 2, dudas, de que en otoño de 1963 vivaquearon en Las Lagunas uno; 2.000 ánsares de esta especie (conocida alli con el nombre de upata real*). Como otros años, estas bandadas otoñales desaparecen antes de comenzar el invierno (según los más viejos y expertos lugareños toda la vida ocuvrid a&). La migra- ción primaveral de .4. ansei- no se acusa en las comarcas de Za- mora; todo lo más debe transcurrir por alli a muy reducida esta-

la. En La Nava palentina la migración primaveral es conocida, ' pero los informes coinciden en ser mucho menos notoria que la otoñal. Más al Este, en cambio, por tierras de Btirgos y Logroño, ambas pasas. la otoñal y la primaveral, se manifiestan masivamen- te (di\*etsos informes recibidos), aunque la primaveral tiende a ser menos atendida por las getites, a causa de cruzar Ias aves con ma- yor prisa. Ambas migraciones son bien acusadas en Segovia. De la provincia de Madrid tengo dos infornies de migración prima- veral mgsiva. En Toledo oriental todos los años se ven ánsares en amhos pasos, pero por lo que al otoñal respecta, al parecer sólo en pequeña cantidad. En cambio, en ToIedo occiderital el paso otoñal es muy notahle, según un informe. De intensos o copiosos son ca- lificados amhos pasos en 4-5 localidades de Extremadura oriental. Entre Ias zonas de vivaque0 temporal de tos A . an.cer que cruzan EspaAa hacia el Sur, cabe señalar el campo al Norte de Peñaranda (Salamancaj, el 3este de Toledo y varias zonas llanas cubiertas de extenso pastizal que hay en Extremadura oriental.

Todas, !as mencionadas particularidades qiredan reflejadas en e1 mapa de la figura 8.

Puede .concluirse: 1) la entrada Y salida de! gran grueso de A. mser que viene a Espafia, acaece sobrevolando el extremo oc- cidental del Pirineo y vecino País Vasco: 2) en otoño, la migra- ción del grueso que va al Guadalquivir transcurre en promedio por

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una franja niás occide~itnl que e1 viaje de regreso eii primavera; y 3) el centro de Ia cuenca del Duero Iia sido y continúa siendo zona de a;=loinerac¡Ón otoñal de emigrantes, los cuales, después de vivaquear alli por días o semanas, continúan viaje casi en direc- ci6n Norte a Sur, de doiide resulta una notable inflexión en la general dirección migratoria hacia Suroeste que trajeron al cruzar Europa, flexión ilecesaria para poderse arrumbar hacia la meta invernal de la Marisma Bética.

No son las Marismas del Guadalquivir, y ni siquiera la Baja An- dalucía en conjtinto, donde radica en exclusiva Ia invertiada de Ansares Comunes.

Es cierto que en la Marisma Bética inverna el gran grueso, for- mado actiialmeiite por tinas 5.000 n 10.000 aves según años. Pero fuera de esa Marisma existen por el resto de España una serie de localidades o coniarcas menores, donde todos 10s años iiiverna otra fracción de Ansares Comunes, aunque actiialmente esa fracci6n es miiy reducida, quizá sólo de1 orden 200 a 300 aves (véase fig. 3).

Entre las restantes coniarcas de regular a eventual invernada, apenas puede ya seíialarse La Tanda, laguna hoy totaImente deseca- d a , pero donde sólo hace unos lustros aúii acirdíaii cientos si no miles de ánsares inverna~~tes que a priineros de siglo Iiiciei-oii las delicias cincgétieas de VERNER. Ftientepiedra y La 1,eiitejuela son otras dos iocalidades coii escasos iiivernaiites, q~fe qiiizá ttcvieron taml>iCn iniportaiicia 1.11 tiempos pasados. A ép0ca.s aún más re- motas hay qiie desplazar (ya espcculativarnente) frtncióil subsid'aria como cuartel de invierno de otras comarcas andalttzas, en particii- lar las antiguas marismas de Hi~elva y del Puerto de Santa Ma- ría, dos zonas qiiz Iioy ven todos lo; años los ánsares. y a veces en gran número, pero sblo como bandadas navegantes que, bcis- cando el cuartel defiiiitivo actual de la Marisma BPtica, exploran primero las comarcas coi~tignas, donde a lo sumo llega11 a posarse con carácter fugaz.

Fuera de Andalncía invernaii ocasionales Ansares Comunes, ge- neraltnerlte sólo lotes de 3-10 aves, en varias localidades de Extre- madura, La Maiiclia, Castilla la Vieja y León, alta cuenca arago- nesa del Eljro, e incliiso Galicia. En casi todos estos sitios, más

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qtie ciinvernaru, debiéramos decir «intentan invernar~i, pues cada año, los pocos que se ven son literalmente barridos por cazadores. Puedo citar casos coilcretos. Uno, en que aparecen ocho ánsarea en la localidad; a1 día siguiente quedan siete ; a los dos días cua- tro ; 3. las cinco días dos ; ocho días después ninguno. Otro, en que se corre la voz de haber llegado cinco aves ; al día siguiente que- ,

dati tres ; a 10s dos dias uno, y a los cinco días el so!itario super- viviente, acosado por doquier, ~ p t n por marcharse, gin vol\rerse a tener más noticias.

En tres-cuatro Iomlidades de la meseta casteIlaiio-leonesa se mantienen inilagrcsamente lotes no yn tan esporádicos de Ansa- res Comtines inverna~ites cuya consrrvación y estudio me parecen urgentes. Constituyen la última fracción, ya relicaria, de antiguas poblaciones probablemente importantes. Es verosímil que esos An- sares Comunes castellano-leoneses procedan de zonas europeas di- ferentes que las del grueso que inverna en la Marisma Bética. Con la reciente desecación total de la gran laguna de La Nava, los in- vernaiites cnsteltatio-leoneses Iian entrado en tina sitt:ación aún más critica.

2 Citánhs comarcas espafíolas poseían todavía !menos lotes de Ansares Cornunes invemantes hace v a m o s a decir- cien o más años' Podetnos afirmar con seguridad que Ias comarcas abuncian- tes en Ansares -sin determinar ahora especie- fueron numerosas en nuestro p is . Es inás avei~turado, ciii ctnhargo, dicidir si la es- pecie de Ansar que abundaba en cada una de eiias era Ansar Común o era Ansar Campestie. Puestos a especular, y tenielido en cuenta el datus y ctiadro migratorio gtte he conseguido para uiia y otra en e1 presente trabajo, me iiiclino a creer lo siguiente: Ia Meseta Norte, la cuenca d d Ebro y todo el Este de España, abundarían siempre en A n ~ e r f d n l i s . En I:L cuenca del Ebro y en la Meseta Norte, Ansrr nnser coexistiría en cantidad apreciable con el otro ganso: El cuarto SIV. de Essaña, ha debido ser desde antiguo zona exclusiva o dominante de Anser mtser, comprendietida en ese cuar- to La Mancha, Extremadura y AndaIucia occ!dent~l.

Conducta y ecologia de. ambos ánsares no coinciden. El Ansar ComGn se caracteriza por su mayor ligazón al marial, a.la matis- ma y el agua. .En Estonia le llaman (ízoohanin, qtie significa «gan- so dc rnarjalu. Quiere agua somera para dormir y parece necesi- tar vegetaciun palustre donde comp\etar $11 dieta. Fsto lo caben

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bien algunos viejos cazadores de Palencia, Zarnora y Salamanca .con los que he parlado. Saben que, aunque tamhiéri frecuenta los campos de verde cereal, stt querencia por los rizomas y granos de plantas acuáticas es manifiesta, particularmente de Yri~ptcs sp., mal llamada ((espadaña)) en algunas iocalidades castellano-Ieonesas (*).

. . Potencialmente, cualc~uier extenso y soIitario campo castellano, desprovisto de vegetación arbbrea y arbustiva, y dotado de una .hondonada palustre, es o ha sido paraje gansero. Estas hondona- das palustres recihen en la meseta castellano-leonesa casi invaria- .bletnente el nombre d e ((nava)) o el nombre de (rlabajon. ((Laguna de La Nava)), o simplemente «La Nava)), es un toponimico que se repite cien veces en Castilla: el vocabIo pertenece al antiquísimo estrato lingüístico cántabroalpino. El ámbito geográfico de daba- jo» (con sus variantes (tiabajar)), alabaxungas) es más bien galaico- leonés, aunque sus a-ganzadillas llegan hasta el sur de Castilla. Su- pongo que a nadie se le habrá ocurrido pensar qué entrañable sig- nilicado ornitológico puede esconder la expresión r4gaiisos de La- bajos» empleada por Cervantes en el Quijote y referida a u110 de 'los manjares servidos en las bodas de Camacho. Hoy, Labajos es el nombre de un pueblecito situado en los confines de Segovia y Avila, que bien pudo ser frectientado por bandadas de Aiisares in- vernantes, pero, esto aparte, iio puede descartarse la posibilidad d e que la ai!tigua expresión cervantiiia se refiera genéricamente al tipo de paraje en vez de al pueblo citado. La laguna de Montal- v o (hoy coiiocida como laguna de El Hito), mencionada por el in- .fante don Juan Manuet en el pasaje que cito encabezando este tra- bajo, marca sin duda otro típico biotopo gansero del pasado.

En la Marisma de1 Guadalquivir, el -Ansiar Común dispone to- davía de enormes extensiones casi desiertas, jalonadas por masas .de aguas someras y despejadas (los Ilamados alli «lucios») y re- .vestidas a trechos de grandes praderas palustres de paja castañue- la (Stirpus maritiwzus) y bayunco (*) ((Scirpus lacustrk). El alimen- t o predilecto de1 ánsar marismeño son tos rizomas o tubérculos .de la paja castañuela. los que toma indistintamente, en seco o de

(3 La verdadera espadaña (Tiplta sp.) se conoce entonces con otro nom- '%re. v. gr., ef de apelufoa.

(*) Escribo rbayuiicor., y no iballuncon. como veo en alguna obra. Evi- dentemente ahayuncor vjeiic de yunco, jirrrcus, p o r tanto aballuncor es una dtracorreecibn.

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,,M ARDEOLA, vol. 9 (@i).: %bu Genad, a r t ~ 2

aguas someras. A días come también la hierba de los pades (ti- picos con gramineas qpe bordean caños y bazos fluviaiea de la marisma). Las dunas son visitadas regularmente para inge- rir arena, cosa que suelen hacer a primera hora de la mañana, aun- .que algunas veces también van a mediodía e incluso por la tarde. En días de niebla y llovizna suelen frecuentar más esas dunas.

A propósito del biotopo y alimentación del Ansar Comhn ea -las Marismas, transcribo los siguientes detalles que constan en ma- nuscritos de Valverde amablemente facilitados por éste:

((El principal cuartel de invierno en Las Marismas se ubica en, el sector centro-meridional de éstas, ia zona m á s baja y que. por tanto, suele mantener aguas por &S tiempo que ninguna otra parte. En esa zona se distinguen tres principales tipos de vegeta- ción: almajar de Salicornia, seco durante gran parte del año,;. h n c h a s de paja castañuela (Seirpus . . man'timus), encharcadas en promedio d~irante seis o siete meses ; y baiuncal de Scirpiss lucus- 1125, con agua durante ocho o más meses del año. Los ánsares tienen especial querencia por los terrenos con Scirpus, los cuales se extienden ampliamente por Las Nuevas, Hinojos y tramos de la marisma de Aznalcázar, aparte de estrechas franjas que siguen a lo largo de los viejos brazos del Guadalquidr en la región norte.».

((La mayoría de los Ansares se concentran en dichas áteas, es- pecialmetne en Las Nuevas. Pero col1 otoños muy secos, al faltar agria tambien en el Sur, los ánsares marchan al Norte de la maris- ma a comer. Entonces, los desplazamientos diurnos pueden esti- marse en unos 25 kilómetros, regresando las aves cada dia a los lucios, del Sur para dormir. En afios normales el radio de vuelos diurnos es menor de l2 kilóriietrm; ;' reinaida co.ndicioies favo- rables aún bastante menor, .. pues . ent&eq . . tienden a ser muy se- dentarios.»

nEn cuanto a alimento,, parece que aquí el orden de preferencia es como sigue: lj espiguilla (Hordeum mon'timu*n) y. alpictera (Pho1ari.s ~ninor) a pakir de octubre si ha llovido, o más tarde en caso de sequía ; 2) Sc.irfrts nznritintzu dilrante toda su estancia ; los tubtrrctilos de esta planta -que es lo tomado- san extra'dos ti- rando de la mata en suelos hGmedos; 3) amagarza (Cotula coro-. nqpifolin), planta muy deseada, que crece .todo el. año a lo largo

.:a, lo bordes de a&a ; '4) ,grama dulce '(~orpnlum dirtichua) ; y '5) ~ y t o d o n dactyto,b y / o Sporobolus arenarius. Hotdeum y Pha-

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laris crecen entre los almajos ; todas las restantes forman parte de praderas a lo largo de ribatoc. La base alimeilticia principal du- rante todo el invierno soti los tubérculos d e Scirprss loctulris.»

En mi Ififormación Española sobre Anátidas he recogido algo sobre cazaderos y cacerías de ánsares en la Marisma durante. los últimos veinte años. D e fines de siglo pasado y comienzos de éste, quedan como principal testimonio los clásicos relatos de Chapman y Duck en Wild Sfnin S Li.nerplored Spain, dos libros que dieron a conocer en toda Europa la existencia de nuestro paraíso orni- tologico rnarismeño.

En la Marisma, los priineros ánsares sueleii llegar ya entre el 18 y !25 de septiembre. El1 1961 se vieron los primeros el 23 de septiembre (Antonio Clarita), autiqiir, pocos. El día 30 de sep- tiembre de ignal año, hallándome en las salinas de Bonanza, pre- sencié la' entrada de una bandada de lti A w c r m s e v con dirección invertida, dc S.-SE. a N,-NW., bandada que pudo ser divisada des- de gran distancia. I'raía Ia direccibn de Puerto Real, zona que pro- bahlemente Iiahía sobrevolado. Cabe admitir qiie algunas partidas de Arísares entrantes se dirigen primero Iiacia La Janda, impulsadas por nostálgico resabio, antes cle refugiarse eii la Marisma. La bandada de1 3i de septiembre pude seguirla con prismáticos duran-

- te casi media hora, tiempo durante el uial las aves se dedicaron a sobrevoliii. itna inmensa ektei~sión rnarismeña. virando ya sobre El Membrillo, ya sobre Las Nuevas, ya nuevamente sobre El Mem- brillo, hastu que al fin se perdieran de vista en vtielo descendente. sobre (aproxirniidamente) la lnguna'dc Santa Olalla, quizá su pri- mer tierra rnarismeña pisada en aquel nitevo año.

La dirección de entrada de mi observación es poco frecuente. Según Clarita, las baildadas suelen entrar de la parte del Norte o del NE. En años secos y cálidos parece qtie la Ileg-ada se retrasa iin poco. Tdx afluencia de árisares se. prolon~a durai~te tinas sema- ims, cogiendo de lleno el mes de octubre, al q«e -un a50 con'otro- correspoilde la mayor entrada. Algiinos años se Iian notado apre- cial~les entradas de ánsstes todavía hasta fines de noviembre. De septiembre a iloviernbre, a menos qrie la Marisma haya cogido mu- cha agria, las querencias de los áiisares se localizan en torno a unos pocos Iiicios, arite todo los de Las Niievas. MLs tarde, cuan-

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do toma agua H i n o j o s , lau mejores querencias se desplazan a esa parte rnarlsinefia, y, en afios excesivamente Huviosos, incluso abn más hacia el Norte o NE.

Figura 4.-Distribución semanal de 11.000 Ansares Comunes (Anser anrer) ea- zados en los Lwios Meridiomleb del Guadalquivir durante una serie & caa- renta temporadas consecutivas. U 8 números romanos indican mescs. Las pri- meras feen& de tiradas caen entre el 17 y 28 de octubre. us daigualdadea de esta gráfica dependen, ante tudo, de h distribución y frecn.-e de cicetías.

Seghn JosC A. Valverde (mtdito). .

Llegada y partida o c u r r e n en la Marisma generalmente pocos a pocos. Los ánsares van entrando -o se v a n marchando- en bandadas (ccpuntasn) de 10-24 aves, menos veces de 60 a 100. Mu- chos de los pequeños lotes deben ser grupos familiares (*). Pocas v e c e s , s e han notado llegadas o partidas en masa.

(*) Véase en A~DEOU, O: M, un curioao caso de varios ánsarcs muertcs simultáneamente en el m~srno punto de la Marisma, que portaban anillas con nimeros conrecutiros.

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La partida de los ánsares marismeños va teniendo lugar desde mediados de febrero (según Ciarita desde el día 20) hasta media- dos de marzo. En años favorables, con agua y comida abundantes, los insares se marchan antes, ocurriendo entonces las partidas en- tre el 15 de febrero v el 1 de marzo. En cambio, en años peores, parte de la gansada se sigue viendo allí hasta el 13 de marzo o después. La gráfica de la figura 4, facilitada por Valverde, con- tiene interesante información complementaria basada en cacerias de los Lucios Meridionales.

Los ánsares an;llados en Europa (gran mayoría en Dinamarca) han dado el siguiente espectro mensual de recuperaciones en Es- paña :

x (6), XI (14), XII (18), 1 (6). 11 '(?), 111 (2)

1.a feclia m á s precoz de recuperaci6n está señalada para el 4 de octubre y se refiere a un Ansar Común cazado en la provincia de Burgos. De las citadas rectiperaciones hay 3 en octubre y 4 en noviembre que se refieren a ánsares tnuertos en el Norte o Centro de Espafia (fjg. 2). A niediados o fines de octubre de 1952, 3 án- sares vivaquearon ya en la laguna del Taray (Toledo), segítn supe 15 dlas después haMaizdo con Serafíti Peral, el pa rda . El 9 de oc- tubre del siguiente año (1953) observé un A, anser en dicha loca- lidad.

Las bnicas recuperaciones extra-andaluzas en paso primaveral (?) son dos, ocurridas en Badaioz: :ina a primeros y otra a fines de febrero. Puedo afiadir que el 1 de febrero de 1960 hrtbo notable entrada de áiisares en Rágama (carta fechada al dia siguiente re- mitida por mi amigo Luis Garcia, jornalero de Rágama). Excepcio- nalmente ánsares esporádicos se siguen viendo en Las Marismas hasta mayo, probablemente aves heridas o enfermas. El 12 de ma- yo de 1963 fueron observados 3 Ansares Comunes en la Laguna del Taray, Toledo (Club Alcyon, in litt.).

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80 Aaneon, rol. 9 .w). Sección üeneal, &.O 2

11. ANSAR FABALIS, ANSAR CAMPESTRE

'

Las siibespecies y formas comprendidas en esta especie se dis- tribuyen en dos grupos ecoI6gicos: Ansares Campestres de tundra y Ansares Campestres de taiga ; los primeros con picos pequeños, o en otro caso abultados en la base, y adelgazados hacia la punta; los segundos con picos en genera! largos y de perfil suave. La distribución sistemática a que aludimos no es muy clara, debido a que en este ánsar 'hay marcada variabilidad individual y no faltarr poblaciones intermedias, aparte de que algunos tipos antiguamente conocidos o descritos pudieran pertenecer a poblaciones hoy extin- guidas o muy escasas. No podemos entrar aquí en detalles (véase DEMEWIEV, J 936 ; Voous, 1944 y 1946 ; DELACOUR, 3 954). '

Al grupo de la tundra pertenecen las siguientes, subespecies : 1) bracltyclrynchrcs, «Ansar Piquicorto», criando en Groenlandia oriental, Islandia y Spitzberg (distribución: véase fig. 6) ; 2) ros- sictu, criando en el extremo Norte de Rusia j r dC Siberia, hasta m&s allá de Taimir ; .3)' sern'rostris en el extremo Norte de Siberia oriental y,inediana. Lo que a veces se ha tlamado R. fa.6alfs forma segetunt puede' asimilarse, parcialmente al menos, a la subespecie segunda.

Al grupo de la taiga pertenecen: 4) fabalis (= «forma ame?- S+), criando en el Norte de Europa desde. Escandinavia hasta Si- beria occidental (fig. ,6) : y 5) m.iddendo,rfi, criando en una. gran parte de Siberia. Entre las dds Gltimas subespecies se quiere reco- nacer tina 6.' ( jo¡ ia?zse~~i ) , que ocuparia..la taiga de Siberia occia dental ; h;! sido marcada en la citada figura.

Me referiré a coniinuación, casi exclusivamente, a aquellas sub especies que habitan Europa continental, prescindiendo del Asia lejana. La subespecie bracl'yrhyncics (Ansar Piquicorto), que venia siendo considerada especie distinta, es tratada separadamente des- pués.

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Figura 5.-Area de cría de Ansat Campestre (Amer fabalk) expresada por las regiones que abarcan las líneas franjeadas. Se indica el ámbito que corresponde a cada subespecie. Se han señalado las mlineas de vuelo.. de las tres únicas recuperaciones registradas

en territorio español, dos de las cuales se refieren a la subespecie broclryrhynclrns (Ansar Piquicorto).

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90 .4ao~oin. vol. @ (1964). Scccion General, arto 2

Dos son las subespecies continentales que surten de aves los cuarteIes #le invierno de Europa y Mediterráneo: fabalk y rossi- tus. La primera es dominante o excliisiva en cuarteles invernales. del Noroeste, concretamente los de Islas Británicas, Países Bajos, Dinamarca, Sur de Suecia y Norte de Alemania. E n las Islas Bri- tánicas frecuenta el Norte de' Inglaterra y Sur de Escocia, sin Ue- gar a abundar (WITFLER~Y et al.). En Holanda se sefialan recuen- t o :~ estimaciones del orden de 1.000 a 20.000 aves ( ~ ~ ~ I P P O N A ,

1962 ; BRUIJNS, 1957), aunque la poblaci6n nomalmente invernan- do en ~ o l a n d a no sea quizá superior a LE 4.000 aves. Recuentos combinados y sincrónicos realizados en octubre de 1981 en Dina- marca y Sur de Suecia (JENSEN et al.), dan para ambos paísee 18.200 aves (la gran mayoría en localidades suecas), cifra que se conceptuó mucho más baja de lo previsto. Parte de estos Ansares en Suecia y Dinamarca son los mismos que alcanzan más tarde los cuarteles d e invierno de Holanda. Para Alemania, recuentos pu- blicados por %QUATE en 1954,. dan cifras de hasta 2.000 aves en octubre, y de 400-1.000 en febrero, cifras unas y otras integradas casi totalmente a base de aves observadas en el Norte del país. Por el interior de Europa centro-occidental, esta especie de Ansar sólo penetra en reducida cantidad. En Francia, según Roux, sólo se ve más frecuentemente en el NE., donde se sefialan bandadas de 300-600 aves en Lorena, pero dttrante la ola de frio de comienzos de 1963 erltraron en el Norte de Francia quizá 2.000 Ansares Cam- pestres, probablerrente desplazados a partir de Holanda (Roux & SPXTZ). LOS Ansares Campestres invernantes y migrantes dei sec- tor europeo hasta ahora referido, provienen del Norte de Rusia principalmente (confr. Gg. E), según prueban recuperaciones obte- nidas anillando más de 900 invernantes en Holanda. Dichas recu- peraciones menudean por Rusia septentrional y llegan hasta Komi, y, antes de Rusia, se ven jalonadas a lo largo del Norte de Ale- mania, Norte de Polonia y Paises BáIticos. (En Estonia los pasos de esta especie de ánsar son copiosos.) Recuperaciones de sentido inverso con las de varios Ansares Campestres anillados en Komi y capturados en el Norte de Alemania oriental y Alemania occiden- tal, así como un par de aniliados en Suecia y cazados en Inglate- rra. Hay también un Ansar Campestre anillado en invierno en Suiza,, recuprdo años despuCs al paso por Rusia central. Hasta

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1954 iban 600 Ansares Campestres ani.llacios en la URSS, si bien:. ignorarnos cuántos corresponden al área de cría de Rusia septen- trional. La población de subespecie fabalis, que cría en EinIandia,. se ha estimado en 1.000 parejas (LAMPIO, 1961).

En Italia (MARTORELLI) es éste el único ánsar relativamente frecuente en invierno en comarcas apropiadas, y su .presencia in- vernal regular se acusa también en Córcega, Cerdeña, Túnez e in- cluso Argelia. Pero probablemente 10s Ansares Campestres q u e inverl~an en esos países del Mediterráneo Central sólo son una muy reducida fracción del grlieso que, con rumbos SW.. viene del NE. de Rusia y Norte de Siberia para pasar el invierno en los países dafiuhianos y balcánicos. E n e1 lago Neusiedler, de Austria, se- han estimado concentraciones de 40.000 aves (Bauer ex RINGLEBEN, 1957), y por un estilo, si no mayores, deben ser las que algunos. inviernos vivaquean en la famosa Puszta Hortobagi húngara. don- de, de acuerdo con Nagy (ex VIERECK), el Ansar Campestre, jun- tamente con el Ansar Común, representarían estos últimos años el' 5-10 por 100 de los cientos de miles de ánsares de varias especies que allí ínvcrnan. Según e1 mismo autor, a fines del siglo pasado y- todavía en las primeras décadas de éste, Afiser fabnlis dominaba ((de modo absoluto)) en los famosos cuarteles de invierno de Hun- gría, pero durante el resto del presente siglo ha sufrido una merma consjderable, cuya causa se ignora. Misma reducci6n de Anser fabalis en las últimas décadas se seiiala para Rusia oriental, AIe- mania, Holanda y otros paises europeos, aunque hay quien opina-. que esta merma es menos importante de lo que se pinta, debido. a que a veces se habIan computado erróneamente como Ansarec Campestres algunos contingentes que debían ser Anser albifrom. Entre los Ansares Campestres invernantes en Hungría, abunda, además de la subespecie fab~l i s , la subsp. rossicus (confr. fig. 51, mencionándose también alli serr~roslrk.

Hasta ahora se habia creído que la subespecie rossiacs, escasa en la Europa centro-septentrional, era francamente rara en Europa occidental. Este aserto vale para las Islas. Británicas y, al parecer,. para Francia, países donde sólo se mencionan hasta la fecha ejern- plares aislados (*). Pero de acuerco con la nueva información por.

(3 En la reciente encuesta sohe &S& en Fraiicia con ockibn de la o i a de frío de enero de lW, se señalan 1 8 rossicw en un total de 1.600 fabdk recontados en €4 localidades por más de M) observadores (Royx & S ~ i n ) .

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:92 ARDEOLA, VOI. 9 (1964). Sección General, a r t . ~ 2

:mí ganada, el aserto parece que no se puede hacer extensivo a Es- :pana, según explicaré más adelante. En todo caso, España conti- núa recibiendo una población de Anser fabnlis relativamente consi- aderable que había pasado desapercibida.

.Otras comarcas de invernada regular de la especie existen en .Anatolia, Mar Negro y Sur del Mar Caspio. Los Ansares Campes- :tres de Siberia occidental invernan ya en parte en Kazaskstan, a donde acuden los de Siberia central (SHEVAREVA, 1959).

ESPAÑA : FUENTES DE I N F O R M A C I ~ N

Los datos que después se explican acerca de la invernada del .Amar Campestre en nuestro país, y el mapa de la figura 7, tienen l a siguiente base documental :

- A) Observaciones de campo e información verbal recogida por $el autor durante un viaje verificado en enero de 1964 a través de varias provincias castellano-leonesas. Creo que el dato más con-

?undente que puedo aportar en el presente trabajo son las observa- ciones que yo mismo he verificado de las bandadas invernantes. E1 -día 26 de enero he tenido ante mí 1.500 Ansares- Campestres en una localidad y 300 en otra ; el día 27 d e enero lle observado otros 12 Ansares Campestres en una tercera localidad muy distante de las ,

-dos anteriores.

B) Informes escritos recibidos e n una encuesta sobre ánsares ;(véase en Anser anser).

C) Bibliografia (clasificada como se indica en A . anser) :

Galicia (sector 1) : ,

Antela : Iglesias, Fauna ,Galicia' III (1954), una captu'ra.

-Meseta Norte (sector 111) : Castromocho (área 6) : ARDEOLA, 8 : 271 (J. V. & A. León). Castellarnau (1877) : Aves del R. S. de San Ildefonso.

Cuenca del Ebro (sector IV) : Ebro navarro : ARDEOLA (O), S : 367 (E. Trigo). '// Y sub. Anser

. - sp. : Gallocanta : Inf, Esp., dat. adic. (F. B.). Alcañiz : 1. c., . . -

t. censos A. 2 (A. Aragües). Las Navas y Torrnos : 1. c., censos A. 6 (A. Aragiíes).

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Cataluña (sector 1;) :

Canal Vell: I ~ t f . Esp., dat. adic. (Juan Balanzó). Buda: l. c., dat. adic. con aclaración a cita publicada en ARDEOLA, 3 (1) : 21. '// Y sub. Anser. sp. Buda: Inf. Esp., censos A. 2 (F. F. & S. Maliiquer). Ibars, Termens: 1. c., dat. adic. (S. Maluqtier). Vayreda : Fatcina ornilológica Gerom (1883).

Castilla la Niieva (sedar VII) : Maqueda: fnf. Esp., dat. adic. (E. Trigo). Id.: ARDEOLA, 8:

Z l (E. Trigo). Id. : loc. cit., 8 : Yii (Club AJcyón). // Sub. Anser sp. : Villafranca : I ~ t f . Esp., censos A. 9 (F. B.). Ma- luqiier : l. c., dat. adic. (Bernaldo de Quirós).

Levante (sector VI11) : Comarca valenciana : ARDEOLA, 3 (1) : 22 (F. B.). '// Sub. Amev

sp. Sollana : Inf. Esp., censos A, 9 (Asociación Cazadores). Albufera: i. c., censos A. 10 (Luis Pechuán), y 1. c., dat. adic. (E. Ferrer). Arévalo Baca: Aves de Espafia (1887).

Andalucia (sector IX) : Verner : My Eife (1909).

Baleares (sector X) : Munn: en Ibis, tina observación del ave en 5-19-28. Barceló:

Calúlogo Aves Baleares (1866). Hernández Ponseti : Cntdlo- .qo mes 144crioi.cn (1911).

Estimo que anualmente, y desde hace bastantes años, sólo en nn par de comarcas castellano-leonesas se vienen cobrando como mini- m o «nos 50 a 100 Ansares Campestres por temporada (me baso en conversaciones sostenidas con cazadores y paisanos de no menos de 1% pueblos). A pesar de ello, sólo se ha cobrado -que se sepa- un ave porladora de anilla (véase fíg. 5). Este ave había sido anillada como «ave del ano)) en marzo de 1955 en Holanda, y fue cazada junto a la desaparecida laguna de La Nava, Palencia. No consta dato sobre subespecie del ejemplar ni tampoco puede ya saberse si cuando fue anillado cruzaba en paso primaveral los Paí- ses- Bajos. o si f-nalizaba allí si1 estancia invernal. Hago estas-

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94 ARDEOLA, vol. 9 (1964). Sección General, art.0 2

consideraciories porque los Ansares Campestres que habitualmente: invernan y pasan por Holanda, se adscriben a la subespecie faba- lis (véase arriba).

Figura 6.-Pico de un ejemplar de Anser fabalis cazado en la provincia de Pa- lencia el 23 de diciembre de 1962, que se conserva disecado en la colección: Agustin León. Culmen, 53 mm. Basado en un croquis tomado del ilatural,

Presenta las características 'de subespecie rossicus.

Cuando al fin he podido recorrer en momento propicio los cam- pos castellano-leoneses, me he encontrado con dos sorpresas : una, la relativa cantidad de Ansares Campestres que todavía allí in-

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INVERNADA Y UIGRACIOI~ DE ÁNSIRES 96

vernan ; y, otra, la condición racial que parecen tener todos. o la gran mayoría de los invernantes.

No se trata de típicos subespecies fabalu. Las caracteristicas -son más bien las de subespecie rossirus. He podido examinar dos ejemplares cazados en 1962/63 cerca de Castrornocho (Palencia), .que se conservan en la colección de don Agustín León, a quien .estoy muy agradecido por poner a mi disposición esos y otros ,ejemplares de aves de su rica colección. Se trata de dos ejem- -plares de idénticas características, con un ~ i c o francamente ten- .dente al biotipo de tundra, como puede apreciarse en la figura 6, que he tomado personalmente del natural. Las medidas de culmen .de los citados ejemplares son 53 y 51 mm., es decir, relativameii- .te bajas para subespecie jabaiis. Las medidas de aIa son 400 y ,390 mm., respectivamente. Se trata, pues, de tina forma d e tama- .fio más bien reducido.

Puedo afirmar que la gran niasa de ánsares observados por mí en libertad eran enteramente similares, si 110 idénticos, a los

-ejemplares en piel examinados. Esta afirmación dista de ser gra- tuita. He salido al campo predisprtecto a fijarme en los caracte- -res raciales de los ánsares. El día 26 de enero pude observar 'bien 1.500 Ansares Campestres, y muy bien 900 de ellos. Aparte un único A . n?rsw mezclado a la gran bandada, todos los restan-

.tes elementos de ésta respondían a un mismo e idéntico tipo, rela- ,tivamente pequeño, de pico más bien grácil y breve, en gran par- . te negro como el pico dibujado. Estoy convencido de que los .ejemplares disecados eran idénticas a Ia generalidad de los obser- vados en Iibertad. Mi observacihn del lote de 900 Campestres se -prolongó por más de una hora. La visibilidad. era perfecta. Distan- dcia a las aves moderada al principio y al fin corta. He empleado .un buen ariteojo de 40 aumentos y objetivo de gran abertura, fi- jado sobre trípode.

He tratado de recoger información con que poder contestar esta ,pregunta.

El mapa de la figura 7 resume Io 9rincipaI de cuanto por ahora puede decirse. En la meseta castellano-leonesa he orlado cuatro

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gS AIDSOLA, vol. B (1864). S1cci4n Genoral, att. 2

cptparcas principales (A-D) y una quinta (1) en los campos de Tor ledo. A una sexta comarca caduca (E), quizá todavía al& afio- visitada por grandes bandadas, me referiré después. En 1963-84 hubo un mínimo de 2.000 Ansares Campestres en Castilla y León.. Quizá fueran 4.000. Las bandadas se mueven mucho dentro de cada: comarca, aunque algunos parajes de querencia continúan siendo* exactamente los mismos desde tiempos inrnemoriales. Tengo la im-. presi8n de que en uno y en el mismo invierno pasan alternativa-. mente de una comarca a otra. S&, por ejemplo, que en una de enas. hubo más de 1.000 Ansares Campestres (quizá 2.000) en 1962/63, pero s6Io ha tenido unos U K ) en 1963/04. En otras dos comarcas,. me consta que un millar (o millares) de Ansares Campestres se han? observado sólo durante 15-80 días, pero no permanentemente a lo íargo del invierno. Lo que desde' luego'puedo afirmar es que to-- dos los años, desde tiempo iemmoriol, bandadas de uno o varios millares de ánsares permanecen constantemente todo eI invierno. en una u otra comarca de la cuenca del Duero. Mis cifras son pon- deradas. Muchos cazadores y paisanos aseguran que estos Gltirnos: anos, sin excluir el recidn pasado. se vieron bandadas de varios. millares o de varias decenas de millar. Los viejos dicen que anta-- ño eran aún mAs abundantes.

Fuera de la meseta castellano-leonesa, s6lo queda un núcleo. apreciable, aunque no grande, en los campos del NW. de To.ledo,- y, al parecer, nftcleos menores en Aragón, con un. comportamiento* ecológico enteramente similar, aunque en Aragón dependientes de. lqunas salobres casi inexistentes en inviernos secos, por lo cual,. esos gansos aragoneses deben verse obligados a mayores trashc-. mancias. Alguno de Ios grandes embalses de1 Ebro recién cons-- truidos, pudiera iniciar un período de alivio para los pocos gansos que quedan en Aragón. Debo advertir que no me ha sido .adn posi- - ble aclarar con seguridad la especie de ánsar a que deben adscri- birse los núcleos, grupos y gansos espor5dicos del Bajo Aragón y - Cataluña, pero es miiy probable que la mayoría, si no todos, sean- también Anser fobaiis. Los iniormes recibidos menci.onan gansos sin determinar especie (tocasn o ((aucas)) es el nombre usado). Un . segundo cuestionario, repetido para aclarar la cuestión, se me ha. contestado desde la zona principal en forma que favorece a la es-- pecie. A. fabulis.

Entre 'todo Aragón, Cataluña y Levante no creo hubiera enr

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Figura 7.-Mapa con expresibn convencional de datas de invernada de Attsrr fabalh. La letra D señala zona de invernada irre- gular. E, G y H son zonas caducas de invcrnada. Parte de los datos se refieren a Anser sp., aunque siempre con probabilidad

de fabolis. hlás explicaciones en el texto.

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. . ': . . . . .1W/64 m8s de 800 ánsares. De las llanuras gerundenses no he

:recibido ninguna información. Según VAYREDA, las bandadas de ..ánsares no eran a& raras. ,En el delta del Ebro, Valencia, Baleares

. - y otras zonas orientales, los Ansares Campestres siguen aparecien- do como aves aisladas o como gsupos reducidos de que suelen dar buena y rápida cuentb los cazadores. En el curioso Iibro de Esco-

. . lano (siglo xvrtr), que he mencionado en otro Iugar, se da. a en- - tender que cr. Ia iübufera de Valencia lqs ánsares eran muy abun- dantes.

De Castilla la Nueva apenas si hay otro dato que el del citado : núcleo de invernantes (100-400?), radicado todos los inviernos en una concreta localidad toledana por un terreno de suaves lomas

a con navillas encharcadas ; he recogido esta información al visitar personalmente la localidad de referencia. Más al Sur, los Ansares Campestres, prácticamente inexistentes. VERNER dice que de rnu-

pchos cientos de ánsares muertos en La Janda durante veinte aiios, .sólo consiguió cobrar 2 Ansares Campestres. En los registros de -cacerías de Las Nuevas, sólo figuran 2 Ansares Campestres caza- dos al cabo de cuarenta años, contra más de 11.000 Ansares Co-

- munes.

¿De dónde y por dónde vienen los Ansares Campestres que in- .vernan en España? Por ahora sólo meras conjeturas pueden ha- Leerse. La unica recuperación conocida (el citado ánsar aniilado en Holanda) no resuelve nada, y pudiera referirse a un caso singular. Lo más prabable es que los invernantes ibéricos vengan del m á s

aremoto extremo NE. de Rusia, si no del NW. de Siberia (véase mapa fig. 5, subsp. rossitus). Sus vuelos migratorios quizá atra- viesan Europa por un nivel relativamente meridional Se trata de una población no o apenas anillada. Y mientras no se anillen a

-cierta escala, seguiremos preguntando de dónde vienen estos gansos.

La viveza y movilidad de los Ansares Campestres son prodi- -.giosas. Sólo así han podido sobrevivir esos pocos que nos quedan. -La distancia mínima de aproximación tolerada es enorme. La vi- -gilancia, permanente. Cualquier indicio sospechoso pone en mo- -vimiento la bandada. El estruendo de graznidos se oye a dos ki16-

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metrgs. Las aves toman apreciable altura, y cien escuadrillas gran- des y pequeñas se entrecruzan en una verdadera machaconería de evoluciones. Desde aquellas alturas todo el horizotite es pers'sten- te y concieiizudamente escudriiiado. .Al l i i i . n l g i i i i ~ rcctiadrilla se desprende snarcai~do Ia ruta de escapada. Han elegido el nuevo si- tio segtiío doilcle posarse, y en pos de ella se lanza toda la masa, formando largas tira; y preciosas escuadras que termiiiaii por per- derse traspoiiiendo el horizonte Es realinerite maravilloso presen- ciar estos espectáculo^. Castiila se vivifica coi1 el estrueiidoso dosel ,celeste de sus ánsares.

Una conocida canción infantil espafiola comienza así :

-2 De dónde vienes, ganso? -De tierra de garbanzo.

Ahora, cuando he llegado ;i la coti\-icción de que Castilla fue país eminentemente gansero, este gracioso cantar se me viene con frecuencia a la memoria: De donde vienes, ganso?

La tierra de garbanzo designó por ailtonomasia el solar castc- llano. En algunos giros la expresión casi eqiiivale al territorio es- pañol completo, as í , por ejemplo, cuando decimos. «En toda t i - rra de garbanzos)), aludiendo a algo archiconocido, muy c1iviilg:i- do. Bien se puede, pcres, decir qtie en esn vzilgar espresióil de la tierra de garbanzos queda sim1)olizado y coniprendido todo el ani- plio y despoblado campo castellano, los campos de pan Ilevar, reducidos a puros barbechos de desnuda tierra qtie alternan con el tímido verdor invernal de los cereales de secano, pues donde se da el garbanzo, se da el trigo y se da también la cebada.

Antes me he referido al diferente comportamiei~to y distinta eco- logia que tienen el Ansar Común y el Ansar Canipestre, llamando la atención sobre aig~inos rasgos del de aquél. Atendiendo ahora al Ansar Campestre. hay qlie empezar por reconocer que ef nombre español con que lo designamos le va muy bieil. Saatgarts, en ale- mán ((ganso de los sembrados)) ; Benn goose, en inglés «ganso fa- bero)), de los campos cle habas, fabnlis eii latín. Como su otro si- nónimo ornjtológico aruomsis, todos estos nombres resiiltaii apro- piados y expresivos. Ls el ((ganso corito)) de los palciltinos. o siin- plemente «ganso». Más al Oeste, eii tierras znmoratlns. es coiio- cid0 como «pata comUn)), «pata chica» o simplemente ttpatau, dis- tinguiéndose eiitonces el Aiuar Comiín como ((pata real».

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900 ARDEOU, voI. O (1984). Scceióa General, art.0 2

Es tradición ea diversas comarcas castellanas haber existido lo$ .«ganserosn, hombres o muchachos encargados de espantar los g m sos de los sembrados. así como en otras regiones han existido (y -aún existen) los «griilleros», encargados de espantar las grullas. Por CASTELLARNAU sabernos que a fines del pasado siglo todavía existían ganseros en los pueblos de la parte baja de Segovia (área E. ,del mapa de la fig. 7), zona donde parece que ya no se ven las antiguas bandadas de Ansares Gmpestres invernantes. Han des- 'aparecido de alli, como han desaparecido de Ia rnayoria de nuestros campos de León, de Castiila la Vieja, de Aragón, de Cataluóa y de Levante. Y como desparecerán de sus últimos reductos caste- llanos, a menos que se establezcan la reserva y coto nacional anse- rino que, con toda la vehemencia de paño^ y biólogo, propugno.

Los Anshres Campestres pasan el invierno pastando campos da verde cereal. Parece natural que los agricultores no amen es- tas aves. He hablado en tres pueblos castellano-leoneses con los guardas de campo encargados de espantarlos. El moderno ganse- ro castellano usa cohetes. Hay en algunos ayuntarnietos un pe- queño presupuesto -realmente insignificante- destinado a adqui- rir la correspondiente pirotecnia y gratificar al gansero. ~ e . visi- tado los campos comidos por el ánsar. .El. efecto del pastaje es miiy desiguai. Las plantitas muestran las hojas seccionadas cerca de la base, pero conservan la parte basa! con la raíz. Un rebafio de ovejas causa bastante más perjuicio. La tendencia del ánsar es a comer en suelos con tierra relativamente firme o apelmazada, rehuyendo los campo? embarrados y la tierra suelta.. Este hecho me ha sido reiterada y claramente explicado por varios paisanos de .espíritu observador. Debido a lo dicho, e1 ganso pasta sin des- cuajar la planta ; de otro modo el daño sería realmente lamenta- .bIe. He podido comprobar qiie la opinion de las gentes castella- nas está dividida. Aunque la mayoría de los paisanos creen que 16s ánsares prodiiceií serios daños en los cultivos, otra parte no queda convencida de que así sea. Aducen éstos que ,los cereales se recuperan después normal y rápidamente, y que las bandadas de ánsares compensan con su abundante guano la posible merma que, por otro lado, pudieran ocasionar. Yo mismo he provocado las polémicas en varios pueblos, procurando reunir el máximo número de Iligareños. En iin ~ueblo de la región de Villalpando corre utia antigua conseja qiie dice: Lo qide se come la pata, HO

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cndata mdu, con la cual la sabiduría popriIar parece indicar q u e las pérdidas por pasraje de ánsares son despreciables. Es impor- tante advertir que mientras dura toda la estancia del Alisar Cam- pestre en CastiIla, no existen en sus campos cosechas ni ci~ltivos crecidos doiide el dafio pudiera ser muy lamentable. En febrero, todo lo mas marzo, ctiando los ánsares marchan de tiuevo a sus lejanas tiertas del Norte, tluestros campos coiiseruar. todavía muy poco crecidos los cereales.

He tratado de averiguar si 10s -4nsares Campestres castella- nos siente17 iiinyor predilección por algYn determinado tipo de cul- tivo. Por doquier (comunicaciones verbales y escritosj se seiialan cereales verdes y no leguminosas, pero las opiniones están divi- didas en cuanto a la clase de cereal preferido. E n unos pueblos aseguran que son los trigos, en otros que las cebadas. El proble- ma de la agricultura y el ánsar me interesa. He visto que pare- cidas situaciones y opiniones se repiten e n campos snsarinos del extranjero (véase KEAR, 1963a y b, LOSTETTER).

Puede scííalarse también una determinada fisiografía de paisa- je que le es predilecta a los ánsares. El Campestre gusta de am- plísimos cainpos despejados y solitarios, pero no disimula su iri-

clinación por lomas o alcores que rompen la monotonía de la pla- nicie, desde los cuales les sea posible dominar terreno. En ciiico localidades de Paleticia y Zarnora he comprobado esta circunstan- cia. Los ánsares son muy dados a la siesta, y en ningíin sitio ses- tcan mejor que en esas lomas. He presenciado la siesta de 900. .4nsares Campestres en una de las citadas localidades. Los co- mederos de estos ánsares suelen sitriarce también sobre lomas o cuestas. .\iiiiguntnente. clinndo la gran Iagtiiií~ de La Nava aúii existía, las llanadas al Norte de la misma fiieroii conledcros muy frecuentados.

Los Ansares Campestres no son tan dados al agua como los Comunes, pero también suelen acudir a ella para dormir. Tanto en Zarnora como en Palencia, me han asegurado que las ban- dadas di~ermen algunas noches en seco, sobre las lomas. Lo se- guro es que lagunas, navas y Iabajares, sos parajes de reunión noctrirna donde concurren Ansates Campestres y Comunes. La. entrada del Ansar Campestre a los dormideroc cle la antigua la- pina de La Nava palentina era un hecho espectacular que re- cuerda11 coi1 ilostalgia alguiíos cazadores de Ftientes de Nava,

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102 ARDEOLA, vol. 9 (IW). Seccihn General, a r t . ~ 2

Mazariegos y Becerríl. Grandes embalses constriiidos en la cuen- ca del Duero son hoy aprovechados por los Ansares como dormi- dero tnás segtiro. Se trata de una reciente adaptación del animal a una situdció~l nueva, fen6meno curioso que viene a proporcio- nar al ave una leve mejoría de sus posibilidades de supervivencia. La pasada niatinal y vespertina de los ánsares que acuden o mar- chan de los embalses es hoy un suceso vulgar para diversos pue- blos ribereíios. He visitado dos de los parajes donde acaece la nueva modalidad del pernoctar gansuno. E n uno de ellos perma- necí a la espera hasta cerrar la noche, aunque con mala fortuna, pues aquella vez las aves optaron por eIegir otro dormidero. He comprobado que los -4nsares Campestres castellanos verifican re- corridos diurnos habituales (de comedero y siesta a dormidero) no nienores de 23 km.

Me remito nuevamente al napa de la figura 4. El principal cuartel de invierno de esta raza de Ansar Campestre, muy rara en nuestro país, se sitúa en las lslas Británicas, donde en diversos anos se liu calculadr, la preseiicia conjunta de 40.000 a 50:000 aves repartidas por una serie de localidades de Itiglaterra, Gales, Escocia e Irlanda. A las Islas Británicas acude en masa la pobla- cibn que se reproduce en Islandia y Groenlandia, según atesti- guan gran número de recaperaciones. Hasta 1961 los británicos habían anillado unas 12.000 aves de esta especie, la mayoría de ellas en la ría de Severn o en Escocia, usando redes disparables. Otras 10.000 aves fueron anitladas en los territorios de cría y muda de la propia Islandia en 1SFil.y 1953, y también una redu- cida cantidad cn análogos territorios de Groenlandia. Es impor- tante hacer notar que, a pesar de haber sido anillado el Ansar Piquicarto a tan gran escala fuera de sus tierras natales o de su habitual cuartel de invernada británico, no ha dado más que esporádicas recuperaciones en islas atl6nticas (1 en Azores, 1 de Canarias), en e1 Norte de España (1 recuperación), Holanda, Di- namarca o Sur de Siiecia. La población que cría en Spitzberg debe componer la mayo-

ría de las aves que invernan en la otra hnica area regular de in- vernada, que es la extendida desde Dinamarca hasta el Norte de

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Francia, a lo largo de los litorales del continente. La migración de estos ánsares se puso en claro gracias al anillamiento de más de .500 aves realizado por tina expedición noruega a Spitzberg (HOLGEHSEY, 1.938). Ida partida desde aquel remoto archipiélago octirre coi1 dirección a Siir o S.-E., entrando aI parecer las aves por el Norte de Finlaiidia. para seguir al golfo de Botnia y Sur de Siiecia, hasta ~lcanzar Dinamarca y más tarde el Norte de Ale- menia y Holanda. Recuentos realizados en octirhre en Dinamar- ca si irnan niás de 2.000 aves (JENSEY et al., 3.962). En 1948/49 se señalaron riiios 3.000 Ansares Piquicortos eii la comarca costera alemana clel Jade, y con ocasión de la ola de frío de enero de 1959, quizá unos 10.000 se coiiceiitraron en el Ems, siendo la isla dc Fohr uno de los parajes preferidos por este ganso (RING- LEBEN). LOS recuentos de 'IOX/,53 y 1%2'/55, publicados por REQVATE, arrojan cifras de 2.000-3.000 A41isares Piquicortos para toda Alemniiia septentrional. En Holanda, I g r i r ~ r p p o ~ ~ (U62) se- ñala esta especie corrientemente eti pequeña cantidad, aunque uiia vez, en diciembre, se coiitnron 1.300 aves, y R R U ~ J N S da la cifra de 1.100 aves para feljrero de 1956, aunque más recientemente se señalan en Holanda Iiasta 9.000 Ansares Piquicortos en diciembre de 1962. Ida inrernada eii las costas de Fraiicia está bien demos- trada, con no metios de 20 rectiperaciones de Ansares (le Spttzherg, repartidas desde Bélgica hasta el Loira, si hieii según liorix casi to- das estas recttperaciones coincidieroiz con la ola de frío de cotiiieiizos del año 1956. Con ocasióii de la iiltiiiia ola de frío en enero de 1963, se recuentan en Francia sólo algo m6s de 600 Aiisares Pi- qtiicortos (Rorrx & SPITZ). LOS Ansares de Spitd~erg han dado también rara recuperación eii Escocia. El regreso de 10s Ansares Piqtiicortos a SII país natal (le Spiteherg, parece ocurrir directa- mente a través de la península escaildinava y costas del Norte de Noruega.

L:rs dos iinicas rectiperacioi~es co!iocidas eil 1l)eria (fig. 5 ) tie- nen carácter nccitlent:il y octirricroii el1 I!)Ji:t. i:iisin~ a50 eii qrie se registró la ya citada cle Azores, tarnhiéil tle itn A I I S ~ I ' aiiillado en Islandia. Las il)é~.icas se refiere11 a dos aves a.ililladas en el interior de Islandia en julio y agosto, iiria como joven y la otra como pollo, capturadas respectivarneilte e11 diciembre y noviem- bre del mismo ano eri 3.atixarote (Cailarias) y Astiirias. Kasta h fecha solo corioceinos en Espatia otro par .(le observaciones o

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capturas de aves no anilladas pertenecientes a la misma subespecie. Una es en el Guadalquivir y otra en Santander (ver Infomtacidfi Española). No es imposible que algunos Ansares de los que he señalado en paso por Asturias (i. c.) sean también avanzadillas excepcionales de Piquicortos.

El Ansar Común (Anser anser) y el Ansar Campestre (Anser fabnlis) son las dos Bnicas especies de gansos que invernan en can- tidad en España. Estos Gltimos años se estiman de 6.000 a 8.000 invernantes de Anser anser, y un mínimo de 2.500 a 4.000 inver- nantes de Anser fobalis. La principal área ibérica de invernada de A n s e ~ anser son las Marismas del Guadalquivir; núcleos mucho menores, sólo del orden de 10 a 100 aves, invernan en unas pocas IocaIidades repartidas por el resto del país. La principal zona de invernada de Anser fabalis se sitúa en el centro de Ia cuenca del Duero ; núcleos menores invernan todavía en contadas localidades de Aragón y norte de la Meseta Sur. No sin fundamento cabe ad- mitir que en tiempos pasados todavía no Iejanos, invernaban en Es- paña los insares de ambas especies en cantidades m y supetiores a ías actuales. Es posible señalar algunas antiguas zonas de inver- nada hoy caducas.

Gran parte de la información aportada en este trabajo es nueva. Proviene principalmente de: 1) Observaciones y referencias in situ recogidas por el autor en diversas regiones espafiolas durante va- rios afios, destacando a este respecto el viaje realizado por Castitla la Vieja y León en enero de 196P ; 2) Un centenar de informes es- critos recibidos desde 16 provincias con ocasión de la encuesta rea- b a d a por el autor en febrero de 1964; y 3) Datos amablemente remitidos por colegas durante los ultimos años, en su mayoria de- tallados en otra publicación (*).

La bibliografia ornitológica y cinegética española recoge tra- dicionalmente episodios y datos sobre la migración e invernada de esta especie. La gran mayoria de Anser anser que entran en Espa-

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5a iall it~rerrxlr a las Marisnias del Giiadalquivir. Se coiioce i-ela- tivamente bien la procedeticia de estos ánsares por resttltados de su anillainiento (figuras 1 y 2). E1 gnieso ptoviene de Dinamarca, aunque no pocos aciiden de otros países en torno al Báltico meri- dional: Sur de Suecia y norte de ambas Alernaiiias. Se ha11 regis- trado también 2 recuperacioiíes de ánsares cliecosfo\sicos.

Tanto en el GuadaIquivir como en la cuenca del Duero, los in- vernantes de Anser amer no disimulan sii qiierencia por ciertas for- maciones palustres, donde tomaii mucho de su alimento.

Los primeros Ansares Cotnuiies llegan a Las Marismas a fines de septiembre. El aflujo priiicipat ocurre eii octubre, pero algunos años se producen entradas muy apreciables más tardías. incluso a fities de noviembre. Las bandadas rnigrantes han atravesado antes toda Francia de NE. a SW. y penetran en España sobrevolando ante todo el Pirineo occidental y litoral vasco, y, al parecer, tam- bién el fondo del GoHo de Vizcaya. En otoiio, las derivas de mi- grantes sobre el niar de Vizcaya iio debeii ser raras. Muchos de estos migrantes otoñales vivaqnean utios dias o unas semanas en la cuenca central del Diiero antes de propegttir viaje Iiacin el Giia- dalquivir (figtirn 3). Eiitoiices. al iileiios aqiiellos (110 pocos) que alcanzan comarcas ca.ctelJaiio-leotiesas relativameiite occidentales, tienen que doblar Iiacia el Siir stis rutas para dirigirse a Ias 9Qaris- mas del Guadalquivir.

La partida de los Ansarec Comunes se ilota en Las Marisinas generalmente a partir de mediados de febrero, y se prolonga hasta mediados de marzo. Con inviernos muy favorables (aguas y comi- da abundantes), suelen marcharse en promedio linos quince días antes. La migración de retoriio al país natal ocurre a través de una franja peninsular qiie se extiende menos hacia el nor-oeste que la franja de migración otoñal. Al salir de la Península sobrevuelan nuevamente el Pirineo occidental y País Vasco.

De la migración e inveriiada de esta especie eti la Peninsula Ibérica, no se ha publicado prácticamente nada. Aunque todos los aiíos acuden a invernar en España por lo menos varios millares de Ansares Campestres, han sido igiiorados en círculos científicos y técnicos. Las zonas de invernada, muy localizadas, parece se

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106 ARDLCLA. \'O). 9 (1964). Seccibn Cenerrl, art. 2 .

mantuvieron año tras año con tenaz tradición. La figura 7 mues- tra las principales áreas dentro de las cuáles todavía hay localida; des de invernada.

- Se trata de poblaciones hasta la fecha no -6 apenas- anilla- das. La única recuperación registrada (ganso aniliado en H o h - da, figura 5) pudiera ser excepcional si se refiere, como sospecha- mos, a una población de h s e r Campestre que habitualmente no. invetna en España. Cuidadosas observaciones de campo del autor realizadas en Castilla en enero de 1964 (liasta 1.500 ánsares visua- litados simultáneamente), y el examen de 2 ejemplares cazados e n Palencia, permiten afirmar que la gran mayoría si no todos los Ansares Campestres que invernan en la cuenca del Duero, perte- necen a la subespecie rotsicus (figura 6). Esto quiere decir que nuestros Ansares ~ampestres provienen de muy lejanas tierras, no de más cerca que el nor-este de Rwia, y muy posiblemente del nor-oeste de Siberia (confróntese figura 5).

El comportamiento invernal del Ansar Campestre difiere del de Ansar Común. Se describen aquí parajes donde aquél habitual- mente come, sestea y duerme. Su régimen diurno es en alguna comarca muy movido, con desplazamientos regulares de 20-26 ki- lómetros.

Hasta la fecha casi nada sabemos de cómo es la travesía mi- gratoria de estos Ansares Campestres que inverna~ en España; Cabe suponer que las bandadas atraviesen Europa por una zona bastante más sud-oriental que las bandadas de Ansar Común. Qui- zjá entran en Espaiía sobrevolando el Pirineo Central ; quiza tam- bién el oriental en parte. En todo caso, SUS viajes a travhs d e Francia pasaron desapercibidos.

El presente trabajo se cierra con unas consideraciones acerca del Ansar Piquicorto (Amer fcr bitlis br~chyrl~yttchus), que algunos tratan como especie separada. Este ánsar sólo esporhdicamente alcanza a Ipnos inviernos la Península Ibérica.

CONSERVACI~N Y CONCLUSIONES

1) Siendo los ansares piezas de caza nobles y-muy estimadas, merecen una atención especial dentro de la legislación cinegét~ca española, atención que hasta la fecha no se les ha dispensado. .

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2) Para que ambas especies de ánsares, el Campestre y el Co- mún, sobrevivan indefinidamente en Espaíía como aves de caza invernantes, es necesario tomar a tiempo, y sin demora, las me- didas oportunas.

3) Los Ansares Comunes de las b1,larismas clel Guadalquivir se vienen manteniendo relativamente bien hasta la fecl~a, pero esto fue debido a unas condiciones especiales que, ei) parte. se están perdiendo y en parte desaparecerán por completo en un futuro quizá muy próximo. La prevista ulterior transformación de las Marismas y Ia reciente expansión de la libre caza determinan una nueva situación, que acabará por ser abcoliitameilte incompatible con la supervivencia de esos áiisares, a menos que se tomen a tiempo las medidas pertinentes.

Los pequeños núcleos de Ansares Coiniines que sobreviven en varias localidades castellanas, sólo soii ya reliquias de an t ipas poblaciones importantes. Sus dias están contados.

4) Los Ansares Campestres que nos qitedaií en unas pocas lo- calidades de Castilla y Aragón no podrán resistir por mucho tiem- po la creciente y desordenada presión cinegética actual con el tipo cada vez más frecuente de cazador provisto de rifle y coche todo terreno.

5 ) La conservación de los Ansares Comunes del Guadalqui- vir tiene como única solución futura la ainplíación de la Reserva Biológica, incluyendo partes de la Marisma de Hinojos y Las Nue- vas. Al margen de la reserva, cabria establecer un coto nacional de ánsares marismeños, pero severamente regulado.

6) La conservación de los Ansares Campestres castellano-leo- neses no tiene más salida que la fundación de una reserva ansarina en la zona adecuada. Al margen de la reserva podría también crear- se otro coto nacioiial dedicado a esta segunda especie. El autor de este trabajo ha estudiado sobre el terreno la posibilidad de establecer la reserva y coto propugnados. Sería perfectamente po- sible compatibilizar esta conservacióii con la de otras especies ci- negética~ conviventes de particular interés ibérico : avutarda, sisón, ortega y ganga.

8) La futura legislación cinegética espafiola debe regular la caza de los ánsares en general, con arreglo a rin criterio conse-

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108 ARDEOLA, vol. B (14841, Saccidn General, nrt.' 2

cuente. Entre las medidas imperativas a tomar están: estableci- miento de un permiso especial obligatorio, reducción del período habid de caza de los ánsares y limitación del número de piezas per- mitidas por día y temporada para cada escopeta.

Figura 8.-Vigencia geográfica aproxirnd~ de los vedculos tadicionalea can que designaron o aún designan nuestros paiaanos a !as aves del gbero Awtr. En Galicia clciate t l antiguo vernáu~to de coca,, pero también se usa el de

rganeo bravo>. En Baleares, igual vernAeu10 que en Cataluña y Irvlnte.

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