44 LA VANGUARDIA

E N uno de los barrios residen-ciales que circundan París

hay un edificio de ladrillo en elque se asienta la central de opera-ciones para Europa de una multinacional norteamericana de la informátiça. En el sótano de esteedificio, y tras vencer una serie decontroles, se puede contemplaruna obra cumbre de la electrónicay de la informática: un supercomputador. No hay muchas ocasiones para ver en directo ordenado-res de este calibre. Y ello por suelevado coste, ló que los hace poconumerosos, como por las condiciones de extrema seguridad conque son custodiados. Tampocohay mucho que ver allá: unoscuantos monolitos repletos deelectrónica, cuyo único bufidoviene de la refrigeración forzadade freón. Lo que uno se lleva de lavisita es el recuerdo de la serie debarreras, algunas incluso arma-das, que tuvo que atravesar, comosi aquel santuario guardara un te-soro incalculable o una montañade secretos.

Quinientos millones de instrucciones por segundo, decenas demiles de veces más rápido que losdemás ordenadores, millones deposiciones de memoria dentro deun dispositivo del tamaño de unapulga, cálculos realizados en para-lelo... Además de su importancia como cerebro en actividades co-merciales, de investigación y decomunicación, el supercomputador representa el producto másbrillante deun conjunto de tecnologías, la electrónica y la informática, que en pocos decenios ha pa-sado de los laboratorios al cuerposocial entero invadiendo todas susfacetas. Apenas queda actividadhumana, al menos en los paísesoccidentales, en la que no intervenga algún procesador electrónico, monumental o minúsculo; sedice que en 1986 habrá 25 “chips”por habitante en la tierra Y lo quees más asombroso: la velocidad deprogreso de estas tecnologías. Es-tán casi a punto supercomputadores 10 y 20 veces más potentes; loque ahora es un supercomputadorlo veremos en los años noventa enentresijos más familiarres y menosimprofanables, tal como ahora te-nemos en los ordenadores personales una potencia de cálculo si—milar al de los vetustos ordenado-res de los años cincuenta.Burocracias poderosas

Junto a multitud de maravillasdadas a luz por estastecnologías,aparece en ellas algo que, sin embargo, produce inquietud ademásde asombro. Se trata de la íntimarelación que existe entre la infor—mática y el poder.

Cuando una nación poderosadecide hostigar a otra se habla derestricciones en materia de transferencia de tecnologías avanzadas,yen especial de electrónica y ordenadores. Reagan ha sancionadocon este tipo de restricciones a todos los países de la órbitacomunista, e incluso al régimenracista sudafricano. Uno de los

problemas graves con los que seenfrenta Nicaragua es la desasistencia total a la que se ve sometidaen materia informática. Al abandono apresurado,de Nicaragua demuchos especialistas que atendíanlos ordenadores, se une la imposibilidad actual del mantenimientoy de la obtención de piezas de re-cambio; como resultado, los servi- cios sociales de aquel país-se venobligadamente disminuidos yhastaparalizados. De este riguroso control sobre la exportación detecnología son víctimas los pro-pios países amigos de los EstadosUnidos (recuérdese la multa impuesta a la empresa española Pi-her por exportar placas de electrónica a Cuba). Si es que se producen, el nivel de intercambios entredos países en materia de electrónica e informática indica cuál deellos es el fuerte y hasta dónde Ile-ga el afecto de éste hacia el débil.

El hecho anterior es una de lasmanifestaciones de la interdependencia entre ordenador y poder,uno implica al otro y a la recíproca. Al fin y al cabolos ordenadores son herramientas para él manejo de información, y tan valiosa eshoy la información que se en-cuentra junto a materia y energíacomo constituyente de la riqueza,porque también la vida es materia,energía e información. Coincidenademás los propietarios de lo másavanzado de la informática conlos que dirigen una parte muy significativa de su evolución y de lasaplicaciones que se le da. Comosistema neurona! que forman delas sociedades actuales, quienesdirigen la evolución de los ordenadores configuran imperceptiblemente la manera de ser de ellas.Lo que está en juego es un poder“de fondo”.

La informática como generosomanantial de poder ha sido adoptada por las grandes organizaciones económicas y, en particular,por los grandes complejos estatales y superestatales. Las estructu—ras burocráticas —de uno y de otrobando político— han adquirido lainformática como panacea deldorúinio; con ella se ejerce unaprótección que ahora, con losnuevos ordenadores, va a extenderse más allá de la atmósfera. Lasbodegas de información de hoyson mucho más grandes yeficientes; nada como la informáticapara la tendencia natural que estasestructuras poderosas tienen haciala autoprotección.

A estas organizaciones les en-canta también automagnificarse:adoran lo colosaL Colosales son,gracias a la informática, los archivos del Pentágono, la CIA y la

KGB, la OTAN y el Pacto deVarsovia, la National SecurityAgency (NSA) norteamericana, elMIS británico, el BKA alemán...Se dice que hay un centenar de su-percomputadores en el mundo,pero sería interesante saber cuán-tos supercomputadores de uso noestrictamente civil existen, cuán-tos supercomputadores hay quereciben, clasifican, archivan y co-munican información que, reservada o no reservada, nos afecta atodos. Comunicaciones

Tras las extraordinarias capacidades de cálculo y proceso de información que promueve la informática, se hace posible, porejemplo, un control policial omnímodo. En los países de fuerte res-tricción de las libertades, este peligro tiene el terreno allanado paraprogresar. El Gobierno militar argentino, por ejemplo, desempeñósu vastísima represión desde 1979con. un sistema informático policial como el de Alemania, un paíssingularmente acreditado en estecampo desde la lucha antiterroris—ta desatada a finales de los años se-senta. Es evidente que las dictaduras encuentran y encontrarán en lainformática, en la informática co—losal, un intrumento ideal paraafianzarse. Asusta pensar en líde—res de porte marcial y conocimientos sobre la programación deordenadores.

En los países democráticos cabeguardarse de unos sistemas de vi-gilancia que, gracias a sus instrumentos informáticos, tiendan aexagerar sus atribuciones y a se-gar. con sus portentosos medios,consecuciones importantes de Ii-bertad. En países sensibles a estapreocupación existen leyes más omenos radicales para la defensa dela privacidad del individuo, perono está muy claro en ellas lo quepuede hacerse y lo que no con losgrandes archivos de vigilancia nicon las grandes instalaciones in—formáticas de seguridad. La ten-dencia de estos archivos es la decrecer de tamaño constantemente—las memorias externas medíanprecios cada dos años— y a interconectarse entre sí. lo que, en ms—tantes, multiplica el poder gestorde cada uno de ellos. En los Esta-dos Unidos se da ahora una polémica sobre el uso extensivo que sehace del número de identificaciónpersonal de la Seguridad Social,porque la normalización en esteaspecto comporta la posibilidadde una síntesis automática y muymanejable de la historia y milagros de cada ciudadano. Lo que enla vida diaria constituye una facilidad que se agradece, puede acabar siendo un ojo electrónico envigilia permanente.

Uno de los pilares de la informática colosal es precisamente lainformática de las comunicaciones, los sistemas de interconexión

de ordenadores que permiten re-coger, trasladar, almacenar y con-sultar la información de un lugar aotro en brevísimo tiempo. Graciasa la informática de las comunica-ciones, el terreno de acción de ungrupo desborda lo estrictamenteregional y se hace planetario. Ene!terreno de los negocios, ésta es lainformática que hace posible laexistencia de industrias multinacionales cuya fábrica, centro decomercialización, centro de distribución y sumidero de beneficios se hallen en puntos geográficamente dispersos, lo que es en de—finitiva un excelente seguro deestabilidad. Esta es también, porejemplo, la informática que -hacede la banca uno de los negocióscon mayor capacidad de reacción.Se comprende que la informáticade las comunicaciones sea platocodiciadó por las burocracias: esode la estabilidad y la respuesta rápida interesa mucho a los cuerpospesados.

Desde el interior de los laboratorios, en particular desde los la-boratorios de las burocracias guerreras, se influye además en el des-arrollo de esta misma informática.Ahora está de moda el tema de lasçguridad de los sistemas infor—máticos: se investiga en programas, en maneras de crear y guardar información de manera quesólo su propietario pueda manejarla. Hy una informática colosaldedicada primordialmente a ope

raciones de codificación y decodificación, a encifrar y ocultar información para mantener secretos. El afán hacia estas técnicas sepuede comprobar en los sistemasoperativos de los ordenadores dea pie”, sobrecargados a menudo

con instrucciones de protección alacceso.

U n funcionario de la NSA norteamericana dama que hay paísescomo la Unión Soviética que utilizan las redes privadas de ordena-dores para obtener datos técnicosy para interceptar las comunica-ciones de las “1.000 compañías deFortune”. Esta esuna de las justi—ficaciones que se han dado en Es-tados Unidos para crear el National Telecommunications and Information System Committee(NTISSC), formado por 22miembros y presidido por el di-rector de la NSA. El citado comí-té, aparte de velar por la seguridadde la información oficialmentereservada, tiene capacidad paracontrolar directamente los archivos informáticos de entidadesciviles y privadas. Varios miembros del Congreso norteamericano han reclamado la atención pública sobre el tema porque “lasnormas sobre seguridad en las Crmunicaciofles informáticas puededar a las organizaciones militaresy de espionaje demasiado controlsobre organizaciones que nadatienen que ver con aquéllas”.

La censura es otra manifestación del poder crecientede las bu-rocracias de la seguridad en mate—ría de desarrollo científico y técni—co. La actual NSA tiene poderespara discernir sobre los estudiosque se editan y no se editan relacionada con una serie de actividadescientíficas; se trata de la consecuencia práctica de una ley san-cionada por el presidente Reaganen 1982. Para el caso de la informática, las publicaciones máscontroladas se refieren a criptografía, a diseño y construcción decircuitos integrados a muy granescala y a sistemas de reconocimiento de formas. Los efectos deesta ley empiezan a notarse ahoray hay cierto revuelo en los medioscientíficos norteamericanos poreste motivo. En un reciente con-greso de electrónica y foto-ópticacelebrado en Arlington, los participantes debieron firmar unoscompromisos personales de no di-fundir en otro lugar lo escuchadoante un grupo preciso de conferenciantes. Por tal razón el presidente del Institute of Electricaland Electronics Engineers(IEEE), una de las asociacionesprofesionales más prestigiadas, seha dirigido al secretario de Defensa Weinberger diciéndole con te-dos los respetos: “Deberían def inirse políticas y procedimientosque impidan el deterioro de la ca-pacidad de las asociaciones profesionales como la IEEE para des-empeñar su tradicional papel dedivulgador de información técníca no reservada”.

XAVIER BERENGUER

JLTURP — MARTES, 15OCTUBRE 1985

Elpoder y laaltatecnologíaEl autor analiza en este artículo las íntimas relaciones que se establecen entre la

informática y el poder. La informática —dice— es un manantial de poder,hábilmente utilizado por las grandes organizaciones económicas y por los

grandes complejos del Estado

La informática del miedo

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MARTES, 15OCTUBRE 1985

A DEMAS de las acciones di-rectas sobre la investigación

académica y privada, las burocracias, con sus enormes presupuestos. arrastran consigo las tentati—vas investigadoras en diferente di-rección. Los proyectos científicossobre seguridad y defensa son detal magnitud económica que notienen, ni pueden tener, competencia alguna en cuanto a mediosy a resultados. Las líneas de trabajode las burocracias son directrices que actúan como tirón sobrelos proyectos de los demás y másallá de los empleos generados loque se hace es imponer un desarrollo muy particular de la tecnologia.

La Defense Advañced Research Projects Agency (DARPA)es una organización que costeanumerosos proyectos de investi—gación relacionados con el Depar—tamento de Defensa de los Esta-dos Unidos. El más ambicioso detodos es un programa sobre Inteligencia Artificial, de más de milmillones de dólares de presupuesLo. En un Informe oficial relacio

. nado con dicho proyecto. se diceque, caso de resultar un éxito, elprograma “producirá nuevos yfuertes sistemas de defensa parauso contra fuerzas en masa”, y quetambién dará a las industrias deEstados Unidos un horizonte deenormes mercados comerciales

nuevos” gracias a los saltos tecno—lógicos generados. El informe, porotra parte, expone que para esti—mular el conjunto de tecnologíasque componen la inteligencia As-tificial se desarrollarán aplicacio—nes militaies para los tres ejértitoscon objeto de que ninguna especialidad militar quede desatendi—da.

Dentro de la Inteligencia Artificial los temas que más interesanal DARPA son los sistemas parala visión, el reconocimiento y laidentificación de formas, los pro-gramas para la comprensión dellenguaje natural y los sistemas ex-pertos, los cuales, según Duda,“ofrecen prestaciones muy similares a los seres humanos y, por con-siguiente. puede reemplazar al ex-perto humano”. Algunos entu-•siastas hablan de crear unaInteligencia maquinal”, lo que secalifica como “análoga a la que seencuentra en los animales inferiores”. Al final de este tipo de pro-yectos está lo que se conoce como“armamento teligente”: combinaciones de armas y ordenadoresprovistas de detectores de mfra-flojos, de ondassónicas y de infor—mación que alcanzan la diana sal-vando disyuntivas y tomando de-cisiones, misiles que “piensan”.Esta es la inteligencia maquinal,pero por ahora lo único nuevo deella es que en los campos de batallael conocimiento sustituirá al cora-je.

Se calcuta que los estados mili-tares controlan más de la cuartaparte de todos los proyectos de investigación y desarrollo en mar-cha por el mundo. proyectos enlos que unas determinadas elec—trófica e informática se lleván lamejor parte. En la carrera hacialos ordenadores de los años no-venta, la de los próximos super

- computadores, los países más po—derosos están invirtiendo ingentescantidades de dinero en proyectosen los que confluyen intereses eco-nómicos y técnicos junco a interesea bélicos (Japón constituye unarara excepción). Para la quinta ge—néración de ordenadores, el aglu

. tinante final en Estados Unidos deeste cúmulo de intereses está com—puesto por un argumento patrióti y militar de defensa. El pro-yecto de investigación y desarrollomás importante del departamentode Defensa de los Estados Unidosse relaciona con las técnicas

o de integración de componentes electrónicos a muy gran

escala: 37.000 millones’de dólaresen 5 años, Le siguen el proyectodel bombardero ‘B-IB”, el caza“FI6C” y el cohete ‘MX’, al quellaman “peacekeeper”. En el con-junto de las inversiones en investí-gación y desarrollo realizadas porlos estamentos militares norteamericanos. los proyectos espacía-les y de defensa ocupan ahora el76 % de los presupuestos, al ladode un 65 dedicado a temas deenergía y frente a los 67 y 12 respectivos de 1975. La URSS,aunque retrasada en las tecnologías de la informática, sigue unapauta parecida.

. La movilización en torno alproyecto EUREKA es un ejem-pb más cercano: como punto delanza de la ciencia europea se pro-mociona una alternativa tecnológica, nutrida de recursos, en la queotra vez aparece la conquista mili-tar, una conquista que. siguiendola moda, llega hasta las ‘galaxias.Todavía no se ha oído la voz deningún gobierno europeo que re-clame el espacio como patrimoniode toda la humanidad; quizánuestro común abrigo termine, en

, el mejor de los casos, puesto a laventa por parcelas.

En asuntos de cooperación internacional, los acuerdos diplo—máticos entre países resultan débiles y pocojugosos sijunto a intercambios y negocios no se citan laseguridad y el pretexto bélico.Nótese lo sucedido en el escenariodel reciente acuerdo hispano—francés: el ministro de Defensa,Serra, se entrevistó con su colegafrancés Hernu un día antes de queel Rey visitara a Mitterand, comosi la cartera de Defensa fuera yapor delante de los protocolos.

La comunidad científicaLos . científicos involucrados

personalmente en este progresocientífico juegan también un pa-pel significativo. Al término del“Spring Quarter”, en las universidades norteamericanas puedecontemplarse un desusado capee-táculo de caza dejóvenes cerebros:las compañías más importantesinstalan en los campus baterías demesas petitorias y casi se voceanlas ofertas. Las mejores suelenprovenir de las compañías quetrabajan en conjunción con la Admiistración y la Defensa. un negocio eti el que se ven actuar cm-presas mastodónticas como Gene-ral Dynamics (3.500 millones dedólares en contratos de defensa en1 981), MacDonnell-Douglas(3.200 millones), Boeing Corporation (2.400), General Electric,IBM, ATT... Una seducción pare-cida se aplica a los profesores deuniversidad. Los salarios universitarios se encuentran a buen ni-vel, en particular los de los expertos en modernas tecnologías comola electrónica y la informática.

Según Chomsky “tendríamosuna sociedad mucho más saluda-ble si el Pentágono no jugara unpapel tan importante en la finan-ciación de la investigación en lasuniversidades”.

En versión moderna. uno de losprimeros en denunciar los peli—gros de un progreso científicocondicionado en desmesura porlos estados militares fue, curiosa-mente el general Eisenhower. El1 7 deenero de 1 96 1 , durante la ce-remonia de despedia como presidente de los Estados Unidos advirtió: “en los consejos de Gobier-’no. debemos guardarnos contra laadquisición de influencias sin garantía, tanto visibles como ndvisibIes, provenientes del complejoindustrial-militar”.

La comuiidad científica viveahora una singular luna de mielcon el aparato militar del mundo,lo que constituye un fenómenoque se da en todos los países quecuentan con asignaciones iniportantes para la investigación cientifica. Se calcuta que son unos600.000 los científicos que operanen proyectos relacionados con la

defensa. Aun siendo el general Eisenhower uno de los que manifestaron su preocupación, lo habitual entre los investigadores actuales es el silencio. Con laoclusión de los movimientos so-ciales de los años sesenta; con Reagan, Breznev y Gorbachev con lasacralización definitiva de la tecnología «cualquiera que ésta sea”,las agrupaciones de científicos olos testimonios individuales comprowetidos con ideales de justiciay de paz apenas se escuchan.

De Este a Oeste se pierden oca-siones de ver una ciencia más próxima a los sueños del hombre. Laaventura espacial es un ejemplo:las lanzaderas cargan casi siemprecon experimentos secretos y armamento a prueba, y han queda-do aplazados muchos proyectosde la NASA y de la Agencia Espacial Soviética que se distinguíanpor ser puras preguntas al espaciosolar y no solar. Algunos expertoshablan incluso de las dificultadesque provocaría un eventual cambío de rumbo de la ciencia; se dice,por ejemplo, que unas negociaciones reales entre las grandes potencias y una detención efçctiva de lacarrera de armamentos exigiría lareconversión de buena parte de losque trabajan en ella, con los consiguientes problemas sociales queesto acarrearía. Efectivamente, seve difícil un cambio en los objeti—vos de la ciencia cuando el timónse halla en manos tan poderosas ycuando los que la ejecutan y sabende ella siguen calladamente lo dispuesto o se resignan.

Cómo serán las futuras sociedades, si la tecnología y la cienciasobre las que se basarán se encuentran tan cimentadas en lo vigilantey en lo destructivo mucho másque en una ambición de conocimiento y de mejora de las condí-ciones de vida?

Nunca antesSi se echa una ojeada a los desa

rrollos científicus y técnicos dehoy, se puede extraer una conclusión hermosa y aterradora a la vez:el hombre se encuentra con mu-chas cuestiones que “nunca antes”había podido afirmar. Nunca antea se había tenido una fuente deenergía inagotable y eso es algoque, en el desarrollo paralelo de lasciencias del átomo, puede prever-se ahora razonablemente. NMncaantes fuera de la especulación po-día esperarse un período de vidamucho más largo o, mejor aún la.posibilidad de prolongar la infan-.cia, como imaginan con toda naturalidad biológicos y especialistas genéticos. En cuanto a los co-nacimientos sobre el universo, porla envergadura de las ideas y de losconceptos da la sensación quenunca antes había habido un diosasí, tan magnífico y misterioso. Laciencia actual, desde una lecturano aturdida, se halla repleta de fi-guraciones y de objetivos posiblesverdaderamente humanos.

Pero también están las amena-zas que se ciernen sobre todos porprimera vez. Por primera vez en lahistoria puede darse un rigor poli

cíaco desmesurado y hasta-plane-tarjo: las herramientas, sus destinatarios y la ideología que loscombina existen ya.

La amenaza de una destruccióncompleta sólo era antes imagina-ble por acción de un gigante eno-jado, nunca el hombre pudo- versea sí mismo capaz de tanto. Ahorasí, jncluso el fallo involuntario de

CULTURP—El poder y la alta tecnología .

Las armas inteligentes

LA VANGtJARDIA 45.

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un ordenador que, por impreviSión, flO fue programado para respender a determinada situaciónpuede demostrarlo (qué menteestá capacitada para prever la totalidadde situacionesque podríandame en un momento de crispación mundial?).

x. B.!

AYER

i-ian pa.Ádo anos desde qepuLiicarnos este anuncio.En el at’isíbamoslo exepciona1 que habii sido nuestiaccise:ha del 8J.

Ahora hi llegado el momernro. Yartta aqui el Viña Cumbrero e!sperado.

Dos años en roble dos en botellalo han convertido en un tino de crianza,noble, redondo y en su punto.

Lo que decíamos ayerse ha cumplido,

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