la construcciÓn y consolidaciÓn del estado...
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PERVIVIENCIAS Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS EN EL SIGLO XIX: UN DESARROLLO INSUFICIENTE.
8.1. Evolución demográfica y movimientos migratorios en el siglo XIX. El desarrollo urbano.
El régimen demográfico antiguo.
• Crecimiento demográfico constante (de 12 millones en 1800 a 19 millones en 1900). Mantenimiento del régimen demográfico antiguo: alta natalidad (34 por mil) y alta mortalidad (29 por mil. La más alta de Europa occidental) por guerras y epidemias (deficiente alimentación en épocas de malas cosechas). Esto es un indicador del subdesarrollo económico y social (pésimas condiciones sanitarias).• Esperanza de vida muy baja (34 años) por la elevada mortalidad infantil.• Sólo Cataluña inicia la transición hacia el modelo demográfico moderno.
El régimen demográfico antiguo.
Factores:● Crisis de subsistencias (hasta 12 a lo largo del XIX) por malas condiciones climáticas, técnicas de cultivo atrasadas y deficiente red de transportes.● Epidemias periódicas (cólera, tífus, sarampión, etc...) que causaban alta mortandad en una población mal alimentada, con falta de higiene y sin atención sanitaria.● Guerras: Independencia, Carlistas, Coloniales.● Emigraciones: por motivos políticos o para mejorar las condiciones de vida.
El régimen demográfico antiguo.
Estructura demográfica por sectores económicos arcaica y desequilibrada:
– Predominio de población empleada en el sector primario. 70% de la población.
– Industrialización débil. Sólo el 14% de la población está ocupada en el sector secundario.
– Lento desarrollo del sector terciario, que ocupa al 16% de la población.
El régimen demográfico antiguo.
Movimientos migratorios en el XIX.
Los movimientos migratorios al exterior estuvieron prohibidos hasta 1869. Desde entoces hay una importante corriente migratoria hacia América (Argentina y Venezuela), sobre todo gallegos y canarios, y hacia el norte de África (Marruecos y Argelia), andaluces y murcianos.
Es destacable la emigración forzosa por motivos políticos (exiliados afrancesados, liberales, carlistas o republicanos) a Francia o Inglaterra.
Movimientos migratorios en el XIX.
El éxodo rural (migración del campo a la ciudad) beneficia a las zonas de la periferia peninsular (Cataluña, Valencia, Asturias y Vizcaya), que suponen el 45 % de la población total a finales del XIX, mientras que el interior se va despoblando, excepto Madrid, que representaba el 4 % de la población total del país.Madrid junto a Barcelona eran las dos únicas ciudades que superaban 500.000 habitantes.El nivel de vida en zonas rurales era miserable y el abandono de grandes zonas por parte de los habitantes generará graves desequilibrios entre la periferia y el interior peninsular.
Movimientos migratorios en el XIX.
El éxodo rural hacia ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao u otras capitales de provincias provoca que comiencen a transformarse, a tener ensanches y suburbios periféricos burgueses u obreros sin servicios ni infraestructuras. Este proceso se acelerará durante la segunda mitad del XIX conforme se vayan desarrollando económicamente algunos territorios del país.
El desarrollo urbano.
A pesar de esta emigración, España seguía siendo un país plenamente rural pues sólo el 32 % de la población vivía en ciudades. Sólo en Cataluña las tasas de urbanización eran más altas.
Las ciudades más pobladas van a estar en la periferia peninsular: Barcelona, Valencia, Sevilla, Cádiz, Málaga, Vigo, La Coruña, Oviedo, Santander y Bilbao.Madrid es la única población del centro peninsular que gana población, debido a ser la capital del Estado y centro de la administración.
El desarrollo urbano.
Las ciudades incrementaron su densidad de población y la falta de vivienda generó hacinamiento y problemas de salubridad. A finales de siglo las ciudades se transforman derribando las murallas y construyendo ensanches como el de Cerdá en Barcelona y Castro y el Marqués de Salamanca en Madrid.Otros proyectos fueron la construcción de urbanizaciones en las afueras de las ciudades como el de Arturo Soria en Madrid o la ordenación del congestionado centro de las ciudades (construcción de la Gran Vía de Madrid). En general la vida en el centro de la ciudad se deterioró y aparecieron barrios obreros sin planificación, ni infraestructuras básicas, focos de epidemias y criminalidad (la mortalidad en Madrid era cuatro veces superior a Londres o Berlín, y Sevilla igualaba a la India).
