la comunicaciÓn que bloquea la compasiÓn nuevo

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LA COMUNICACIÓN QUE BLOQUEA LA COMPASIÓN LOS JUICIOS MORALISTAS Un tipo de comunicación que aliena de la vida es aquel en el que empleamos juicios moralistas que presuponen una actitud errónea o malvada por parte de aquellas personas que no actúan de acuerdo con nuestros valores. Echar la culpa a alguien, insultarlo, rebajarlo, ponerle etiquetas, criticarlo, establecer comparaciones y emitir diagnósticos son distintas maneras de formular juicios. La comunicación que nos aliena de la vida nos atrapa en un mundo de ideas preconcebidas con respecto a lo que esta bien y lo que esta mal, un mundo hecho de juicios. Se emplea un lenguaje y cuando utilizamos tal lenguaje juzgamos a los demás y su comportamiento y nos centramos en quien es bueno, malo, normal, anormal, responsable, irresponsable, inteligente, ignorante, etc. Cuando empleamos este lenguaje, pensamos y nos comunicamos desde la perspectiva de que algo falla en nosotros porque se comportan de una determinada manera o, a veces, de que algo falla en nosotros porque no comprendemos o no respondemos como nos gustaría. “El análisis de los otros es en realidad una expresión de nuestras propias necesidades y valores”. Mauricio Arredondo González Nalleli Arreguín Ibarra Hazel Cabañas Lizarde

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Page 1: LA COMUNICACIÓN QUE BLOQUEA LA COMPASIÓN NUEVO

LA COMUNICACIÓN QUE BLOQUEA LA COMPASIÓN

LOS JUICIOS MORALISTAS

Un tipo de comunicación que aliena de la vida es aquel en el que empleamos

juicios moralistas que presuponen una actitud errónea o malvada por parte de

aquellas personas que no actúan de acuerdo con nuestros valores.

Echar la culpa a alguien, insultarlo, rebajarlo, ponerle etiquetas, criticarlo,

establecer comparaciones y emitir diagnósticos son distintas maneras de

formular juicios.

La comunicación que nos aliena de la vida nos atrapa en un mundo de ideas

preconcebidas con respecto a lo que esta bien y lo que esta mal, un mundo

hecho de juicios. Se emplea un lenguaje y cuando utilizamos tal lenguaje

juzgamos a los demás y su comportamiento y nos centramos en quien es

bueno, malo, normal, anormal, responsable, irresponsable, inteligente,

ignorante, etc.

Cuando empleamos este lenguaje, pensamos y nos comunicamos desde la

perspectiva de que algo falla en nosotros porque se comportan de una

determinada manera o, a veces, de que algo falla en nosotros porque no

comprendemos o no respondemos como nos gustaría. “El análisis de los otros

es en realidad una expresión de nuestras propias necesidades y valores”.

Cuando expresamos nuestros valores y necesidades de esta manera, lo único

que conseguimos es potenciar una actitud defensiva y de resistencia en las

mismas personas cuya conducta nos molesta. No se deben confundir los

juicios de valor con los juicios moralistas. Los juicios de valor reflejan nuestras

creencias con respecto a como podría mejorar la vida; los juicios moralistas los

hacemos en relación con personas y conductas cuando no concuerdan con

Mauricio Arredondo GonzálezNalleli Arreguín IbarraHazel Cabañas Lizarde

Omar Rivera Vaca

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nuestros juicios de valor. “Clasificar y juzgar a las personas promueve la

violencia”. En la raíz de toda violencia, hay un esquema mental que atribuye la

causa del conflicto a una actitud equivocada del adversario, con la consecuente

incapacidad de pensar en uno mismo y en los demás desde el ángulo de la

vulnerabilidad que sentimos, que tenemos, que anhelamos, que nos falta, etc.

LAS COMPARACIONES

Otra forma de juzgar son las comparaciones. Dan Greenburg afirma que si

alguien aspira sinceramente a ser desgraciado lo único que tiene que hacer es

compararse con los demás; pero al comparación que realmente importa es el

éxito personal. Quienes no consiguen superar el malestar causado por la

comparación perciben hasta qué punto esta forma de pensar bloquea la

compasión, tanto por nosotros mismos como por los demás.

NEGACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD

Otra forma de comunicación que alinea de la vida es la negación de la

responsabilidad. La comunicación que aliena de la vida nos nubla la conciencia

de nuestra responsabilidad en lo que pensamos, sentimos y hacemos. “El

lenguaje que solemos usar oscurece la conciencia de nuestra responsabilidad

personal”. Negamos la responsabilidad de nuestros actos cuando atribuimos su

causa a:

Fuerzas difusas e impersonales

Nuestro estado de salud, un diagnostico o nuestra historia

personal o psicológica

Lo que hacen los demás

Ordenes de la autoridad

Presiones de grupo

Políticas, normas y reglas institucionales

Los roles asignados según sexo, posición social o edad

Impulsos irrefrenables

Page 3: LA COMUNICACIÓN QUE BLOQUEA LA COMPASIÓN NUEVO

La mayoría de las personas crecemos hablando un lenguaje que nos estimula

a etiquetar, comparar, exigir y emitir juicios más que a darnos cuenta de lo que

estamos sintiendo y necesitando. La comunicación que aliena de la vida se

basa en concepciones de la naturaleza humana que han ejercido su influencia

durante varios siglos, también dicha comunicación surge de las sociedades

jerárquicas o de dominación, y las sustenta.

Cuanto mas acostumbramos a las personas a pensar en términos de juicios

moralistas que implican lo que esta mal o incorrecto, tanto más aprenden a

mirar hacia afuera de sí mismos para encontrar la definición de lo que

constituye lo correcto, lo incorrecto, lo bueno y lo malo. Cuando nos ponemos

en contacto con nuestros sentimientos y necesidades los seres humanos

dejamos de ser buenos esclavos o subordinados.

OBSERVAR SIN EVALUAR

Es posible y válido que sea aceptable los comentarios que recibamos ante

nuestros aciertos y desaciertos, e incluso que se le de una interpretación a

ellos, pero cuando se comenta una acción interpretándola, se corre el riesgo de

caer en equivocaciones de juicio y eso acarrea problemas. Esto se debe a que

se entra en confusión entre las acciones de una persona, y el mensaje que

quiere captar la otra persona.

Los mensajes que nosotros como emisores podamos transmitir, no siempre

son los mejores, pues no vamos a obtener la reacción que esperamos del

receptor debido a que los mensajes del receptor están ligados a una

percepción particular y no a lo que realmente es una persona.

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Todo esto parte de un principio de la CNV donde nos indica la necesidad de

separar la observación de la evaluación. Tenemos que ser críticos y objetivos

con lo que vemos, oímos o tocamos.

La observación es un elemento importante pues con él se pretende comunicar

otra persona en forma clara y sincera, cómo nos sentimos. Pero cuando se

mezcla la observación con la evaluación, la persona que recibe este mensaje

recoge la crítica, opone resistencia y se reduce su comprensión al mensaje

real. De ahí la importancia de separar la evaluación de la observación. Las

evaluaciones deben de ser específicas del momento y del contexto. El lenguaje

estático que manejamos nos invita a hablar de cosas estables; en cambio el

que pretendemos simbolizar se encuentra sujeto a un proceso al cambio,

interacciones, desarrollo y de ahí, de la mezcla de los dos mensajes, parte el

problema.

Es importante pues, que aislemos lo que observamos de lo que opinamos,

sentimos o percibimos.

Etiquetar a las personas nos impide ver más allá de lo que realmente son, no

es lo mismo decir que alguien es flojo a decir, que se toma las cosas con

calma, que está cansado, o incluso deprimido. De igual manera, no es lo

mismo decir que un niño es tonto a que no conoce lo nosotros, por la edad, ya

conocemos, pero no sólo las etiquetas negativas, también las aparentemente

nulas, como la de cocinera, limita nuestro alcance para percibir la totalidad de

una persona.

Por eso el filósofo indio J. Krishnamurti llegó a la conclusión de que observar

sin evaluar constituye la forma suprema de la inteligencia humana.

Existe una anécdota en la que Rosenberg se encuentra ante docentes

inconformes ante actitudes de su director. Al pregunta qué es lo que hace el

director que tanto los molesta, inmediatamente salen juicios y no

observaciones, tales como es un bocón, quiere ser el centro de atención, etc.

etc., después de mucho trabajo y ya ante el director, logran, si bien antes no

pudieron librase de sus opiniones, revelar los hechos que le molestan de su

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director: que en cada oportunidad saque a relucir sus anécdotas de niñez y de

guerra. Este conflicto se habría solucionado desde antes, si al director se le

hubieran comentado sus acciones y no simplemente se le hubiera criticado.

DISTINCION ENTRE OBSERVACIONES Y EVALUACIONES

La comunicación es la parte esencial de las relaciones humanas, y la

connotación con la que esta se lleve a cabo es muy importante para que el

mensaje que queremos expresar llegue de manera correcta.

Hay palabras que pueden emplearse mal al momento de expresarnos, pues

podemos hacer una confusión entre evaluar y observar. Por ejemplo se pude

confundir una predicción con una certeza:

“Si tu alimentación no es equilibrada vas a enfermarte” (observación con

evaluación)

“Si tu alimentación no es equilibrada temo que te enfermes”.

Y en ocasiones ay palabras que se emplean como exageraciones, y a menudo

provocan una actitud defensiva en lugar de comprensión, y la otra persona

puede pensar que la estamos criticando y se opone a lo que le estamos

diciendo.

El primer componente de la CNV implica la separación entre la observación y la

evaluación.

La CNV es un lenguaje dinámico que rechaza las generalizaciones estáticas.

Las observaciones tienen que ser específicas al momento y el contexto; por

ejemplo

Page 6: LA COMUNICACIÓN QUE BLOQUEA LA COMPASIÓN NUEVO

Hank no ha anotado un gol en los veinticuatro partidos

En vez de:

Hank juega mal al futbol.