La brjula del abuelo Ensayo al respecto de La carta robada de Poe as mismo basado en un pasaje narrativo de Alatriste Omar Abdallah Najar Medina

Se acercaba la media noche del tercer da del otoo del ao diecisis de la decimo tercera centuria de nuestro seor cuando un grupo de prisioneros era llevado por la guardia naval de Equina, el tercer reino del Quarnator por orden del Rey Bastos Granloxe en el Baptice, navo al servicio del Lyonese de Concorda , para cumplir condena perpetua en la isla del Manto Sagrado llamada as por sus cielos de invierno que mantienen sobre la isla un manto de color fuego que predicen el regreso del gran dragn de Saffias y negros firmamentos como las cuencas de los ojos de Arsheen.

Se siente un ambiente pesado y lgubre en el barco, como si el penar de los pobres desgraciados que se mantenan juntos por cadenas, cobrara vida y caminara a su lado recordndoles de su triste destino y su largo y penitente final; Miraba con desdn el cielo, que lleno de estrellas empezaba a perder poco a poco su luz, mir como estrella por estrella el cielo perda aquella esperanza que los marineros anhelan cada que viajan por los vastos ocanos del Quarnator, esta seal marcaba la cercana de la isla de nuestra posicin. Mientras tanto escuch un susurro, casi inaudible que recitaba algo como Arsheen m misin aydame Arsheen Casi en trance sent como mi mano se levantaba por sus propios medios hacia el cielo y sent un fro mortal recorrer mi abrigado torso del pecho hacia la espalda recorriendo mi cuerpo como si un ser le diera vueltas una y otra vez, entonces un marino tom mi mano y la baj inmediatamente, fuera de trance lo vi y el solo dijo casi murmurando escuch lo mismo que yo, alguien venera a la diosa del inframundo, eso mi seor es de muy mal agero- a lo que respond confundido no s a qu te refieres, continua con tus labores- no haba cado en cuenta de la apariencia del marino, no muy alto pero encorvado, desgastado por el ambiente hmedo y salino, con cabello entre cano casi blanquecino desaliado pero corto; El hombre regres a sus labores el mar se empieza a violentar un poco y yo me dispona a regresar mi mirada al cielo cuando de repente el Baptice es golpeado por algo debajo del agua, seguro es una bestia enorme pues el barco se estremece y balancea lado a lado, logr aferrarme a una cuerda amarrada a un mstil con bastante dificultad y veo como varios marinos caen fuera del barco para ser tragados por las feroces aguas encrespadas para nunca ms volverlos a ver, el cielo est totalmente oscuro pero una pequea luz se ve a lo lejos, aun no es la isla, es otro barco.

Una vez que el barco deja de ladearse efectivamente los hombres que cayeron al mar no fueron encontrados, las bestias que merodean las aguas cerca de la isla son temibles y siempre andan al acecho de cualquier posibilidad de alimento que caiga del cielo, bestias horrendas que incluso su creadora la misma Alura ama y seora de todos los mares desprecia y condena su msera existencia a vagar por su reino causando destrozos para que las dems creaturas marinas recuerden que no todo es perfecto a las manos de Alura pero si a los ojos de concordia pues no los ha desaparecido de su presencia. Algunos de los presos fueron arrancados de sus cadenas y algunas partes se mantienen desperdigadas amarradas a las cadenas, entonces un par de hombres capturan mi mirada, un joven de cabello largo negro, tez blanca, de apariencia noble encadenado junto a un viejo decrpito el cual con la mirada perdida balbucea algo en una lengua indescifrable, en ese momento volv a sentir el fro en mi espalda, intent acercarme cuando el viga del mstil anunci a toda voz, se acerca un barco a toda velocidad, entonces pregunt, pidan con el faro que se identifique, entre algunos hombres encendieron con carbones de la caldera la luminaria y algunos otros con una gran manta mandaron el mensaje, pas un momento de incmodo silencio, el barco respondi, era el Shaark, navo de un Viejo amigo Aldrei Alexander, un comerciante de Vera, sptimo reino del Quarnator, empezaba a sentir un poco ms de tranquilidad cuando entonces volv a escuchar el susurro, regres mi mirada al viejo y justo vi como el caa, muerto, tal vez su plegaria a Arsheen era la misma que la de todos sus aclitos, encontrar una buena muerte, rpida y sin dolor, pero tambin vi un pequeo vapor un poco alumbrado salir de l e iba en direccin al Shaark, tall mis ojos pensado en que mi tiempo en alta mar me haca ver y pensar cosas extraas entonces el joven del cabello largo y negro empez a gritar nos atacan- en ese momento escuch a mi lado un alarido que solo corresponda a un ser monstruoso y al voltear con terror descubr el porqu de la aberracin que le tiene Alura a algunos de sus hijos.