la batalla de metauro
TRANSCRIPT
dUna batalla clave durante la Segunda Guerra
Púnica. En la misma, Roma se jugaba la vida. Otro ejército cartaginés, comandado por otro
miembro de la familia Barcida, Asdrúbal Barca, entraba en Italia amenazando con unirse con el, hasta ahora, invencible Aníbal.
Conocida también como "Segunda Expedición a Italia" tal acción es considerada una
situación crítica para los asuntos romanos, pues la reunión de ambos hermanos podría significar el fin para Roma.
Antecedentes.
La marcha por tierra de Aníbal hacia Italia, fue el punto central de la estrategia púnica
para la 2da Guerra Púnica. Surgida en el seno de la familia Barca,
esta calculada maniobra desarticuló completamente el plan romano de una guerra en
España y África contra su potencia rival en el Mediterráneo, la ciudad de Cartago.
La mentada estrategia púnica suponía que varios ejércitos operarían en diferentes
teatros de operaciones. El principal (el de Aníbal) invadiría Italia y llevaría el peso
inicial de la guerra, los otros cuidarían las posesiones de España y el territorio africano
de Cartago1 para luego marchar también sobre el territorio italiano en apoyo de Aníbal,
sin dudas, ya no simplemente como refuerzo a las indudables bajas que sufriría tal
ejército (bajas que podían suplirse con levas entre aliados itálicos, situación que de
hecho se dio), sino claramente como una segunda fuerza operativa, con la capacidad
de obrar de forma independiente si era necesario, o coordinada con la fuerza principal
al mando del héroe púnico, ya sea actuando juntos en una misma batalla, o en
situaciones de asedio a plazas fortificadas (uno asumiendo el papel de ejercito sitiador,
y el otro como apoyo).
Sin embargo las cosas no salieron tal cual Aníbal las había planeado. Si bien su
desempeño en Italia fue extraordinario, con victoria tras victoria sobre todo lo
que Roma le pusiera delante (incluyendo una verdadera joya, una obra maestra de la
táctica: Cannas, 216 a.C.), el accionar de sus generales en España no pudo haber sido
peor, incluso con Asdrúbal todavía en España. Primero poniendo en riesgo la seguridad
de los dominios cartagineses en ese país tras la serie de derrotas que sufrirán, y
segundo dilatando en demasía la partida de ese segundo ejército hacia Italia.
La derrota de Dertosa en 215 a. C., a manos de Publio y Ceno Escipión (padre y tío
respectivamente del “africano”), fue el primer traspié. Logran los púnicos sin embargo
vencer y dar muerte a estos romanos en sendas batallas (a Publio en Castulo, 211 a.
C., y a Cneo en Ilorci, 211 a. C.), pero confiados en la superioridad que suponía
semejantes victorias no profundizan sus éxitos, permitiendo que los sobrevivientes
romanos se hagan fuertes al norte del río Ebro, lo que permitirá mas tarde el arribo de
Escipión el Africano en el 209 a. C., quien a la postre será su perdición.
Pero lo más terrible de esta serie de inconvenientes, es sin duda, el haber retrasado
por años la partida de un segundo ejercito púnico al teatro de operaciones de Italia,
según lo planificado. Puesto que podemos confirmar con cierta certeza que ya desde el
año 217 a.C. se pensaba o se tenia planeado, pasar otro ejército púnico a Italia, o por
lo menos eso parece solicitar Aníbal según Apiano (Ap. An. 16), y que además en 216
a.C. (¿o 215 a.C.?) Livio nos informa de que Asdrúbal Barca recibe formalmente de la
capital púnica la orden de partir en apoyo de su hermano (Livio XXIII, 27-28-29),
cuando la mencionada derrota en Dertosa se lo impidió; la marcha de Asdrúbal a Italia
en 208 a.C., entre ocho y nueve años posterior a lo supuestamente planeado,
configura un hecho indudablemente tardío, mas parecido a un recurso desesperado,
que a la calculada maniobra que se diseño en origen.
Sin embargo, y a pesar del evidente retraso que significaba esta partida (que incluso
coincide con un momento de cierto estancamiento de Aníbal en Italia) la situación no
podía ser peor para Roma. Puesto que, la amenaza del genio cartaginés siempre
estaba latente, y seguía significando un serio riesgo para Roma. Los buenos oficios de
los generales romanos durante todos esos años en España, impidiendo toda salida de
refuerzos cartagineses, ahora se ven finalmente frustrado, y la amenaza de reunión de
ambos barcidas, era una situación de suficiente riesgo como para torcer el rumbo de
los acontecimientos, volver a tomar la iniciativa Aníbal, y comprometer gravemente el
futuro de Roma. La cuestión estaba clara para los romanos, Asdrúbal debía ser
detenido a toda costa.
La Marcha de Asdrúbal, 208 a. C.
Después de la derrota de Baecula en el
208 a. C. (revés que debemos sumar al de
la perdida de Cartagena en el 209 a. C.) a
manos de Escipión (futuro “el africano”),
Asdrúbal decide finalmente marchar con
su ejército a Italia, confiando en las
fuerzas de Magón Barca (el tercer
hermano Barca) y Asdrúbal Giscón, la
defensa de España 2 que ahora peligraba
como nunca con la presencia del joven
romano. Asdrúbal entendía la situación a
la perfección, no podía dilatar más el
apoyo a su hermano, debía profundizar el
éxito de este, pues dos ejércitos
cartagineses operando en Italia podrían
significar la victoria cartaginesa3.
Sorprendentemente, el joven Escipión no
hizo nada por impedir su partida, aun
teniendo estrictas ordenes de evitar
cualquier intento de pasar ejércitos los
cartagineses desde España. Completando
sus efectivos con levas locales, Asdrúbal
emprende finalmente la marcha hacia
Italia con “nuevo ejército, nuevas fuerzas,
y nuevos recursos” (Floro. Epitome I,
XXII).
Todas las fuentes coinciden en que el
camino hacia los Alpes fue poco menos
que un paseo para el Barcida. Las
primeras noticias en Roma sobre esta
marcha vinieron de Marsella (antigua
Massalia o Massilia). Los enviados de este
emporio griego, arribaron a Roma
acompañados por Sexto Antistio y Marco
Recio, quienes aseguraban, puesto que se
habían cerciorado, de que Asdrúbal
trataría cruzar los Alpes en la próxima
primavera. Lo único que le impedía
avanzar de inmediato era que dicha
cadena montañosa resultaba
infranqueable en invierno (Livio 27, 36).
Tras la partida de Asdrúbal, arriba a
España un tercer general cartaginés, de
nombre Hanón (Livio 28, 1), que con un
ejercito completo a su mando, se une a
Magón y marcha al interior de la
Celtiberia, donde piensan reclutar un
importante numero de mercenarios para
levantar un importante ejército. De esta
manera, consideraban los cartagineses,
España quedaba debidamente cubierta
contra las acciones de Escipión4 con tres
generales púnicos al mando de sendos
ejércitos operativos.
El ejercito “español” de Asdrúbal.
Lamentablemente no tenemos datos de
con cuantos efectivos partió Asdrúbal
de España, y poco sobre como estaba
conformado su ejército. El único autor
que arriesga una cifra será Apiano,
pero el mismo lo hace en referencia al
ejército que con el púnico desemboca
en “Etruria”, es decir, incluso luego de
pasar por la Galia Cisalpina donde, se
sabe, recluto un importante numero de
mercenarios (Ligures y Galos), por lo
que esta cifra no sirve para evaluar la
fuerza con la que Asdrúbal abandona
España.
Podemos sin embargo tomar como
punto de partida esa cifra de Apiano e
intentar un calculo. Se informa que
48.000 hombres mas 8.000 jinetes,
bajaron a Etruria. Si restamos entonces
los mercenarios reclutados en la Galia
Padana (8.000 ligures, y un número
equivalente de galos) obtenemos un
ejército expedicionario de alrededor de
38.000 hombres, incluyendo infantería
y caballería, mas 10 o 15 elefantes.
Parece un numero razonable, pero bien
podría ser menor.
En cuanto a la composición de su
ejército sabemos que, por los datos
desprendidos de los relatos de la
batalla, contaba con ”veteranos
españoles” o “iberos” según el autor, y
elefantes (quince según Apiano, diez
según Polibio). Seguramente todos
estos sobrevivientes de la batalla de
Baecula (208 a. C.), donde sabemos
Asdrúbal rescato lo mejor de sus
tropas. Pero la información sobre esta
batalla tampoco es muy esclarecedora.
Aunque muy tentadora, no parece ser
una posibilidad real suponer que dichos
“veteranos españoles” son en realidad
“veteranos de España”, pudiendo ser
estos, los experimentados Libiofenicios
de infantería de línea que sabemos si
tuvo Asdrúbal en Dertosa (215 a. C.).
La distancia en el tiempo entre ambas
batallas, viaje al África de por medio,
impide cualquier relación.
Dato curioso aporta Livio sobre las
“tácticas de combate romanas” que
utilizaban dichos veteranos (Livio 27,
48).
Los preparativos de Roma. Cónsules, planes y
ejércitos.
La noticia de la partida de Asdrúbal
hacia Italia causó gran impresión en
Roma. La fama que precedía a Asdrúbal
aumentaba el temor. Se trataba, sobre
todo, del segundo mejor general púnico
después de Aníbal. Otro Barcida
dirigiendo un poderoso ejército a la
península, experimentado en la guerra,
inteligente y hábil, y nada menos que el
que acabara con la vida de dos
Escipiones, y que destruyera la mayor
parte de los ejércitos romanos
dispuestos en España. Para colmo, en
medio de las elecciones para el año 208
a. C., se tiene noticia de la rebelión de
Etruria. Que si bien serán aquietados
con la presencia del cónsul y su ejercito,
el re-electo Marcelo, Roma tendrá que
esperar a acabar con Asdrúbal para
intentar realmente castigar a los
etruscos. Finalmente Marco Marcelo será
gravemente herido y encontrara la
muerte al caer junto a su colega, Tito
Quincio Crispino (quien morirá tiempo
después), en una emboscada creada por
númidas que militaban en el ejercito de
Aníbal5.
Con Asdrúbal en las puertas de Italia, el
conato de rebelión en Etruria, y la
muerte del cónsul, los problemas para
Roma iban en aumento y el panorama
era poco alentador. El invierno entonces
retuvo por el momento a Asdrúbal al pie
de los Alpes, y los romanos se
dispusieron a celebrar las elecciones
para el año 207 a. C. Se logrará el
nombramiento de Cayo Claudio Nerón, y
el indultado Marco Livio Salinator 6 . El
plan consensuado disponía que ambos
cónsules tomaran sin dilación los
ejércitos encomendados para partir lo
antes posible a los escenarios donde la
guerra se desarrollaba. Esto es, Livio
Salinator a la Galia Cisalpina, para
enfrentar a Asdrúbal y evitar que este
aproveche el levantamiento etrusco; y
Nerón a Brucio y Lucania, para contener
todo lo posible a Aníbal, e impedir que
este se dirija al encuentro de su
hermano.
Por primera vez en mucho tiempo
ambos cónsules tomaban posiciones
muy alejadas entre si. Acostumbrados
como estaban los romanos, a enfrentar
ambos cónsules solo a Aníbal, ahora la
guerra se desarrollaba en dos frentes en
suelo itálico y obligaba a dividir las
fuerzas.
Sin embargo, los romanos sumarán un
contratiempo más. Porque Livio
Salinator no contento con las tropas
asignadas, ni en calidad ni en número,
se quejaba de que su colega tenia a
disposición tres esplendidos ejércitos
(ver cuadro aparte). El Senado accedió a
Los ejércitos romanos para la
campaña del año 207 a. C.
Livio ofrece tres párrafos dedicados a
los efectivos romanos para ese año. De
estos extractos se puede entender la
magnitud de fuerzas y su disposición en
la península itálica.
Livio 27, 35: “(…) El cónsul al que
correspondiera la Galia debía escoger
entre el ejército que ya estaba en la
Galia o el de Etruria, recibiendo por
añadidura el ejército urbano. Aquel a
quien tocase el Brucio debería alistar
nuevas legiones en la Ciudad y escoger
uno de los dos ejércitos consulares del
año anterior. Quinto Fulvio, con rango
de procónsul durante aquel año, se
haría cargo del ejército que no tomase
el cónsul. Cayo Hostilio, que ya se
había trasladado desde Etruria a
Tarento, volvería ahora de nuevo a
trasladarse desde Tarento a Capua. Se
le entregó una legión, que era la que
había mandado Fulvio.”
Livio 27, 38: “(…) Aulo Hostilio fue
asignado a Cerdeña, Cayo Mamilio a
Sicilia y Lucio Porcio a la Galia. La
fuerza militar total ascendía a veintitrés
legiones, distribuidas así: cada uno de
los cónsules tenía dos; cuatro estaban
en Hispania; cada uno de los tres
pretores tenían dos en Cerdeña, Sicilia
y la Galia, respectivamente; Cayo
Terencio tenía dos en Etruria; Quinto
Fulvio tenía dos en el Brucio; Quinto
Claudio tenía dos en las proximidades
de Tarento y el distrito salentino; Cayo
Hostilio Túbulo tenía una en Capua y
dos fueron alistadas en la Ciudad para
defensa del hogar. El pueblo nombró a
los tribunos militares para las primeras
cuatro legiones y los cónsules al resto.”
No esta claro como organizo finalmente
su ejército consular el cónsul Livio
Salinator, debido a su disgusto con las
tropas que le fueron asignadas. En todo
caso, no toco el ejército de la Galia (dos
legiones) que estaría al mando de
Porcio Licino. Por su parte al llegar
Nerón a su provincia se reunió con
Hostilio cerca de Venosa para
conformar un solo cuerpo de ejercito
según nos informa Livio en el tercer
párrafo que nos resta citar:
Livio 27, 40. “Claudio marchó de
regreso al territorio salentino y Hostilio,
mientras estaba de camino a Capua, se
reunió con el cónsul Claudio Nerón
cerca de Venosa. Aquí fue seleccionado
un cuerpo de élite de entrambos
ejércitos, consistente en cuarenta mil
infantes y dos mil quinientos
jinetes, que el cónsul tenía intención
de emplear contra Aníbal. Ordenó a
Hostilio que llevase el resto de las
fuerzas a Capua y las entregara luego
al procónsul Quinto Fulvio”.
Asumimos entonces que cada cónsul
contaría al menos con un ejercito
consular completo, cuatro legiones, y los pretores, dos legiones cada uno.
todos los pedidos del descontento cónsul y permitió se reclutaran esclavos voluntarios
que completaron las legiones XIX y XX, permitió también que ambos cónsules
obtuvieran los refuerzos de la manera que creyeran convenientes, sea tomándolos de
los otros ejércitos en Italia, o intercambiando y trasladando efectivos de una provincia
a la otra si lo creían beneficioso para el país7.
Aun así, no le fue fácil a Roma el rearme de sus ejércitos. Livio informa de la merma
en la población, y que se vieron obligadas las “colonias marítimas” (originalmente
exentas del servicio militar) a aportar soldados. Sorprendentemente, estas se negaron,
y fueron llamadas a comparecer ante el Senado. Salvo dos colonias (Anzio y Ostia), el
resto de las apelaciones fue rechazado8.
El retraso de Livio Salinator permite el ingreso de Asdrúbal en la Galia Cisalpina sin ser
molestado. La única fuerza romana presente en la zona era la del pretor Lucio Porcio
Licino (dos legiones), insuficientes para detener al Barcida. Mediante correspondencia
el pretor afirmaba que retrasaría todo lo posible el avance del púnico hasta la llegada
del cónsul a su posición.
Asdrúbal ingresa a Italia. Asedio de Placentia, 207 a. C.
Jugaba a favor de los romanos, sin embargo, el hecho de que la velocidad con la que
Asdrúbal había cruzado los Alpes, sorprendió a propios y ajenos. Solo dos meses le
llevo al Barcida atravesar la cadena montañosa, contra los cinco que le había llevado a
su hermano. No solo gracias a aprovechar los caminos abiertos por Aníbal, sino porque
las tribus de montañeses en nada lo molestaron. Aníbal no supo anticipar esta
posibilidad, cuestión que lo retuvo en sus reales del sur de Italia mas tiempo de lo que
hubiera sido conveniente.
Las manifestaciones de terror en
Roma iban en aumento desde que
se supo que Asdrúbal había
partido desde España. Y llegaron a
un punto máximo de nerviosismo
cuando el pretor Porcio informo
que el general cartaginés y su
ejército ya pisaban suelo italiano,
y mercenarios de Liguria y la Galia
aumentaban enormemente el
numero de efectivos.
Asdrúbal sumará a su ejército
ocho mil Ligures, infantes curtidos
y bien pertrechados, y una
cantidad no especificada de Galos.
Todas sus fuerzas reunidas,
sumarian probablemente unos
cuarenta y ocho mil infantes, ocho
mil jinetes, y entre diez y quince
elefantes. Sin duda, un ejército
importante. Ahora bien, todo el
tiempo ganado en el cruce de los
Alpes, Asdrúbal lo desperdicia en
el asedio de Placentia. Sus
intenciones no eran malas. De
tomar la ciudad, contarían los
cartagineses con un magnífico
bastión de reclutamiento en plena
Galia. Además de asegurar el futuro ingreso de más ejércitos cartagineses desde
España, si esto fuera necesario.
Livio informa que esto retrasó aún más la reunión de ambos hermanos. Puesto que, si
bien Aníbal ya había salido de sus cuarteles y avanzaba hacia la reunión de ambos
ejércitos, era ahora su hermano el que se demoraba en un infructuoso asedio 9 .
Mientras tanto Aníbal ya se topa con Nerón a la altura de Grumentum (en Lucania)
sitio en el que se realizan una serie de escaramuzas y combates más o menos
importantes. Se informa que allí Aníbal sufre una serie de bajas10 que lo obligan a
retirarse a Metaponto, sitio donde se reúne con Hanón11, incorpora los hombres de
este, y se dirige finalmente a Canusio. Siempre con Nerón tras sus pasos.
El cónsul Livio Salinator ya habiendo tomado posición en las cercanías de Sena Gallica,
manifiesta su deseo de entrar en combate en cuanto divise al enemigo12. Finalmente
Asdrúbal abandona el sitio, y avanza hacia el encuentro de su hermano.
Los correos de Asdrúbal y la marcha de Nerón.
Tras haber levantado el asedio de Placentia, Asdrúbal organiza una serie de correos
con el fin de coordinar el encuentro con su hermano, mientras avanza hacia el sur.
Cuatro jinetes galos y dos númidas fueron despachados con cartas para Aníbal. Livio
relata que “(…) Habían pasado por en medio del enemigo y recorrido casi la longitud de
Italia, siguiendo tras la retirada de Aníbal a Metaponto, cuando se perdieron por el
camino y llegaron a Tarento. Aquí fueron sorprendidos por un grupo de forrajeadores
romanos que estaban esparcidos por los campos, y llevados ante el propretor Quinto
Claudio. Al principio trataron de engañarle mediante respuestas evasivas, pero el
miedo a la tortura les obligó a confesar la verdad y dijeron que llevaban despachos de
Asdrúbal a Aníbal (…).” (Livio 27, 43). Los seis prisioneros junto con los correos
intactos, fueron conducidos por el tribuno Lucio Verginio y una escolta de caballería
samnita, hacia Nerón.
El cónsul evaluó la información y sopeso
la gravedad del asunto. Calculó que la
situación ameritaba una respuesta algo
temeraria, pero que si arriesgaban ahora
que contaban con la ventaja de la
información, los beneficios para el futuro
del conflicto podrían ser enormes.
Remitió entonces las cartas al Senado e
informo de su plan. El mismo consistía
en una veloz marcha de él y una
selección de tropas de elite hacia el
campamento de su cónsul colega con la
seguridad de que ese “refuerzo”, aunque
pequeño, seria suficiente para hacer la
diferencia. El resto de sus tropas, su
ejército consular, quedaría en la misma
posición para el control del ejército de
Aníbal al mando de Quinto Catio, su
segundo al mando con estrictas ordenes
de no enfrentarse con el cartaginés13. A
sus hombres les informó que tenía
intención de apoderarse de la ciudad
más cercana de la Lucania con su
guarnición cartaginesa, por lo que todos
debían estar listos para marchar, pero
saliendo por la noche, se volvió en
dirección de Áscoli Piceno. La idea con
esto era asegurarse del total secreto de
su verdadera intención. Solo cuando se
aseguró de haber puesto suficiente
distancia con Aníbal, Nerón informo a
sus hombres del verdadero destino de
su marcha.
La noticia de que había sido dejado el campamento sin su general, no fue bien recibida
en Roma. El aluvión de malos augurios fue incontenible. “¿Qué pasará si se dan
cuenta? ¿Y si Aníbal con todo su ejército decide partir en persecución de Nerón y sus
seis mil hombres, o atacar el campamento, abandonado como está para ser saqueado,
sin defensa, sin un general con plenos poderes ni nadie que pueda tomar los
auspicios?”. Y además “¿no es acaso Asdrúbal también hijo de Amílcar, y un jefe tan
capaz y enérgico como su hermano? Y como no encontraría en Nerón un general que
no le sería ajeno, pues ¿no era este el general a quien Asdrúbal, cuando le
interceptaron en un paso estrecho, engañó y confundió como un niño haciéndole vanas
propuestas de paz?”(Livio 27, 44).
Nada detuvo a Nerón. Ni los lamentos en Roma, ni los argumentos en contra. Tampoco
la fatiga o el hambre. Nada interrumpió su marcha, recorriendo día y noche,
constantemente, dándose apenas el descanso que la naturaleza exigía. Entre 350 a
400 kilómetros fueron recorridos en tiempo record. Siete días llevo la extenuante
marcha. En el camino, recibió incluso voluntarios que aumentaron aún más su número.
Además, intercambió correspondencia con su colega, con el cual acordó llegar de
noche para no ser descubierto por Asdrúbal, y sobre las disposiciones en el
campamento que lo recibiría.
Los planes de Nerón:
“(…) Como Asdrúbal había escrito para
decir que se reuniría con su hermano en
la Umbría, aconsejó a los senadores que
llamasen a la legión romana de Capua,
alistasen fuerzas en Roma y con estas
fuerzas urbanas se apostasen frente al
enemigo en Narni. Esto fue lo que
escribió al Senado. Pero también envió
correos a los territorios a través de los
cuales tenía intención de marchar
(Larino, Marrucina, Frentano y Pretuzia),
para advertir a sus habitantes de que
reunieran todos los suministros de las
ciudades y de los campos y los tuvieran
listos sobre su línea de marcha para
alimentar a las tropas. Debían también
llevar sus caballos y otros animales de
carga, de modo que hubiera amplio
suministro de transportes para los
hombres que cayeran por la fatiga (…)” .
(Livio 27, 43)
La controversia con la marcha de Nerón.
Lamentablemente, la perdida de parte del texto que Polibio pudo haber
dedicado a los eventos aquí relatados, más la ausencia de descripciones
detalladas por parte de otros autores, obliga a limitarnos para el estudio de los
mismos, a los textos de Livio. Y esta situación, es justamente, el origen de
todas las controversias sobre los eventos que rodean la batalla de Metauro.
El sitio donde se dio la batalla, es uno de los puntos controvertidos. El otro, la
marcha de Nerón, ítem que incluso depende un poco del primero (que luego
abordaremos). Existen tres sitios propuestos como posibles para el desarrollo de
la batalla. Dos de ellos, en la margen izquierda del Metauro, el otro en la
derecha. Los que proponen a los primeros dos sitios (los de la izquierda), les
resulta muy problemática la marcha de Nerón, por esto llegan a aducir que esta
no existe y que es una invención de Livio. En cambio los que se inclinan por el
tercer sitio para la batalla, si bien tienen problemas para encajar los tiempos y
distancias del relato de Livio para la marcha de Nerón, sin dudas tienen
muchísimos menos problemas para aceptarla.
Negar o aceptar la marcha es el primer punto de esta cuestión. Y los que
sostienen la posibilidad de su inexistencia argumentan la falta de datos sobre la
misma en Polibio y Apiano, los dos autores que, después de Livio, ofrecen el
relato más completo sobre la batalla. El argumento es que estos autores no
mencionan ni la marcha de ida, ni la de vuelta. Sin embargo esto
probablemente se deba porque en el primero (Polibio) el texto está perdido, y
en el segundo (Apiano) se trata de un relato muy resumido, en el cual
tranquilamente se pudo haber obviado dicha marcha. Por el contrario Frontino,
Valerio Máximo y Zonaras (Dion Casio) coinciden con Livio en incluirla.
De aceptar la existencia de dicha marcha, resta indagar sobre la veracidad de
los datos aportados por Livio. La velocidad y el tiempo en que se desarrolla la
misma son realmente asombrosos. Trescientos setenta kilómetros promedio
desde Canusio (Apulia) a Sena Gallica en siete escasos días. Y mejor aun, solo
seis días el viaje de vuelta (¡el regreso aun mas rápido que la ida!). Mas de
cincuenta kilómetros diarios. Si sumamos los siete días y siete noches que les
llevo atravesar Italia, mas las dos noches y un día que estuvieron en el
campamento. Luego agregamos el día en que se desarrolla la batalla, y por
ultimo los seis días y seis noches que duro la marcha de regreso, esto nos daria
quince días en ir y volver de Canusio. Un verdadero record.
Los cálculos mas generosos, suponen que con tres días de marcha continua y
uno de descanso, dan quince días de ida y otro tanto de vuelta, como lo mas
razonable. Un promedio de veinticinco kilómetros diarios que no es nada
despreciable. Pero esto significaría un mes de ausencia de su campamento, por
lo que no parece ser correcto. Y esta es la clave, la velocidad es lo que justifica
la expedición. Aníbal sin dudas lo hubiera sabido tarde o temprano, sería muy
difícil de explicar la negligencia o inactividad durante un mes de este general
púnico si esto se hubiera dado así. Entonces, la velocidad que en principio
parece irreal, es lo que explicaría, por el contrario, la inactividad de Aníbal.
Realmente nos encontramos ante una encerrona argumental.
En definitiva, el asunto no parece tener solución a la vista. La ausencia de más
datos o fuentes con las que contrastar el relato de Livio es el principal
obstáculo. Por lo tanto, negar o aceptar el relato del historiador romano, corre
por cuenta de cada quien. En este punto, la tendencia es la de aceptar la
existencia de la marcha, sin dejar de dudar o poner los reparos adecuados sobre
lo relacionado a los tiempos y distancias de dicha marcha. Esta será, en
definitiva, la postura para el presente trabajo.
Reunión de los cónsules en Sena Gallica.
Livio Salinator emitió una orden secreta en la que disponía “(…) que los tribunos se
hicieran cargo de los tribunos que venían, los centuriones de los centuriones, la
caballería de sus camaradas montados y los legionarios de la infantería. No resultaba
conveniente ampliar el campamento, pues su objetivo era mantener al enemigo en la
ignorancia de la llegada del otro cónsul. El hacinamiento, al unir tan gran número de
hombres en el reducido espacio que ofrecían las tiendas de campaña, se hizo más
sencillo a causa de que el ejército de Claudio, en su apresurada marcha, no había
llevado con ellos casi nada más que sus armas.” (Livio 27, 46).
El campamento de Livio Salinator, coinciden todas las fuentes, estaba en las cercanías
de Sena (Sena Gallica), e inmediato a este, el campamento del pretor Porcio. Cuando
Nerón se percato de que estaba llegando a destino, ordenó ocultarse en las montañas
para no ser detectado por los cartagineses, y así, recién entrar en el campamento de
su colega por la noche, porque el campamento enemigo estaba muy próximo al
romano (media milla o 740m según algunos cálculos). Esa misma noche se celebró un
consejo de guerra, y se decidió, a pesar del agotamiento de los refuerzos, no esperar
un instante y presentar batalla al día siguiente. Dilatar el enfrentamiento era darle
tiempo a Asdrúbal a que detectase el refuerzo de tropas y a Aníbal para descubrir la
ausencia del cónsul y de las tropas en el campamento de Apulia; entonces: “Tan
pronto como el consejo fue disuelto, se mostró la señal de combate y el ejército
marchó formado al campo de batalla.” (Livio 27, 46).
Asdrúbal ya había formado sus tropas
frente a su campamento en orden de
batalla. Pero su astucia le permitió advertir
los cambios en su enemigo: “vio en las filas
contrarias unos escudos muy gastados que
no había visto antes y unos caballos
inusualmente delgados; el número,
también, le parecía mayor que el habitual.”
(Livio 27, 47). La sospecha fue suficiente
para ordenar el retiro de sus tropas del
campo de batalla. Mandó luego una patrulla
al río del que obtenían agua los romanos
(que al parecer separaba ambos
campamentos, ¿el Metauro?
aparentemente no) para ver si se podía
capturar alguna partida de desprevenidos e
indagar todo lo posible sobre el
campamento enemigo y particularidades de
la tropa. Al regreso la patrulla informó:
“(…) que ambos campamentos, el de Marco
Livio y el de Lucio Porcio, estaban como
siempre, sin ningún añadido, y esto les
engañó. Pero también le informaron de que
el clarín de órdenes sonó una vez en el
campamento del pretor y dos veces en el
de cónsul; esto perturbó al veterano
comandante, conocedor como era de los
hábitos de los romanos. Llegó a la
conclusión de que ambos cónsules estaban
allí” (Livio 27, 40).
La gran duda de Asdrúbal era que había pasado con su hermano ¿fue derrotado? ¿o
simplemente fue engañado e ignoraba de la ausencia de Nerón? ¿sus correos habían
sido capturados? En medio de estos pensamientos, ordenó abandonar el campamento
por la noche, para ocultar su huida. Se tomaron medidas para engañar a los romanos,
así retrasar todo lo posible la persecución. Pero en la prisa y confusión de la marcha
nocturna, los guías, que no habían sido mantenidos bajo estrecha vigilancia,
escaparon. La columna privada así de guía marchó sin rumbo por el campo y no
supieron encontrar un vado para cruzar el Metauro.
El Amanecer, encontró a los cartagineses aún buscando un vado por el cual cruzar el
río. Lo romanos, que detectaron la salida de Asdrúbal, prefirieron no aventurarse a una
persecución nocturna, y esperaron a que amaneciera. Nerón, con la totalidad de la
caballería fue el primero en llegar. Detrás de él venía Porcio con la infantería ligera y
ambos comenzaron a hostigar a los contrariados cartagineses. Asdrúbal no tuvo opción
que detener la marcha y comenzar a fortificarse sobre una colina que dominaba el río,
pero en ese momento Livio Salinator se hizo presente con la infantería legionaria. La
batalla en la que se decidiría en buena medida, el futuro del conflicto entre las dos
potencias del Mediterráneo occidental, se hacía inevitable.
Controversias con el sitio de la batalla
Como se anticipó en el apartado sobre la marcha de Nerón, uno de los puntos
más controvertidos sobre esta batalla, es, ni más ni menos, que el sitio donde
se produjo la misma. Tres sitios se han ofrecido con cierto grado de
argumentación a favor y en contra (ver mapa).
1. Sitio de “San Silvestro”. Margen izquierda, el más alejado de la costa.
2. Sitio de “La Lucrezia”. Margen izquierda, cercano a la costa.
3. Sitio de “San Ángelo”. Margen derecha, también cercano a la costa.
Antes de abordar sobre los argumentos que se dan para cada uno, repasemos
los datos geográficos aportados por las fuentes antiguas. Básicamente, todas
afirman que los dos campamentos romanos, y el púnico (muy próximo a
aquellos), estaban en las cercanías de Sena Gallica. Primer dato importante. Tal
vez el más determinante. La otra coincidencia, está en señalar al rio Metauro
como el sitio donde se diera la batalla. Ahora bien, aquí terminan las
coincidencias entre las fuentes. Sencillamente porque todas omiten más
información, o el sus textos se encuentra incompletos. Sera Livio entonces la
única fuente que aporte el resto de los datos. Estos son, los siguientes:
Los campamentos en las cercanías de Sena Gallica.
La existencia de un río donde los romanos extraían el agua. Que algunos
identifican como el Metauro. Luego veremos que probablemente no.
El Río Metauro, donde se extraviaran los guías primero, y se dará la
batalla luego.
Un “vado” sobre este río que buscaba el ejército púnico para tomar la Vía
Flaminia hacia Umbría y Etruria.
Una colina que dominaba el río, aquí Asdrúbal intentó fortificarse.
La colina donde los galos del ejército cartaginés se ubicaron y que
dificulto el asalto de las fuerzas de Nerón ¿La misma colina donde se
intentó fortificar Asdrúbal? Muy probable pero imposible de saber.
Un hecho, no mencionado por Livio, debe ser planteado en este punto: Si los
campamentos rivales se encontraban en las cercanías de Sena Gallica,
esto significa que el ejército púnico ya había cruzado el Metauro una
vez. Cuestión fundamental para explicar el sitio de la batalla. Y prácticamente el
argumento que demuele la posibilidad de los dos primeros sitios propuestos.
Esto es algo que no suele mencionarse, y resulta revelador.
Sencillamente porque pelear en la margen izquierda del Metauro, como plantean
los dos primeros sitios propuestos, supondría que Asdrúbal debería haber
logrado cruzar dicho río tras su retirada desde Sena, la noche previa a la
batalla, cosa que sabemos no hizo. “Entonces nunca lo cruzó”, se argumenta.
Para esto, los campamentos deberían ubicarse junto al Metauro, y en las
cercanías de Fano (no de Sena Gallica). Pero de ser así, no se puede explicar
cómo todas las fuentes coinciden en que se acampo “en las cercanías de Sena”.
Y si nunca lo cruzó, tampoco se explica que necesidad tendría de buscar un
vado la noche de la huida, si la Vía Flaminia la tenía bajos sus pies (esta se
encuentra en la margen izquierda). Y para colmo, un campamento en el
Metauro (y en las cercanías de Fano, no de Sena Gallica), agregan unos cuantos
kilómetros más a la ya fantástica marcha de Nerón. Tales incongruencias
parecen determinantes.
Lo cierto es que los tres sitios ofrecen terrenos que cuadran con la descripción
que hace Livio sobre la batalla, esto es: El Río Metaruro y una colina que
domina dicho río. Pero, los dos primeros (San Silvestro y La Lucrezia), suponen
la contradictoria situación de la margen izquierda del río que acabamos de
mencionar. Y para colmo “San Silvestro”, el más alejado, presente aún más
problemas. Es imposible imaginar, luego de una noche de marcha, al ejército
púnico un día en Fano (peor Sena Gallica), y al día siguiente en “San Silvestro”.
Este sitio podría ser fácilmente descartado por solo este motivo.
Los dos primeros sitios implican una argumentación muy compleja para intentar
justificarlos. Por tal cuestión, “San Ángelo” es, hasta el momento, el sitio que
mejor cuadra. Y es fácil entender entonces algunas situaciones de esos días
fatídicos para los púnicos. En este orden de cosas, podemos afirmar que el río
que se encontraba en las cercanías de los campamentos, y tal vez los separaba,
no era el “Metauro”, sino el “Cesano”. Que la noche de la huida, Asdrúbal
buscaba un vado que ya había utilizado, porque ya había cruzado el Metauro
una vez. Y que, recorriendo las márgenes del rio, perdió el tiempo que le había
sacado a sus enemigos (apenas unas horas, después de todo), fue alcanzado y
obligado a dar batalla. Pero si ya había cruzado el río una vez ¿porque no pudo
volver a encontrar el vado que ya había utilizado? En definitiva, se trataba de un
territorio desconocido para Asdrúbal y sus hombres. Solo la oscuridad de la
noche, y la falta de guías, puede explicar porque no pudo hallarlo.
Batalla en el rio Metauro. Los ejércitos enfrentados.
No tuvo mas opción Asdrúbal que presentar batalla, a riesgo de ser tomado en pleno
proceso de fortificación. Ordeno lo mejor que pudo sus tropas, y se dispuso a matar o
morir.
Decidió que ante la “aparente” superioridad numérica del rival, lo mejor era jugarse a
un todo por el todo con sus mejores tropas: sus veteranos de España. Los ocho mil
ligures parecían ofrecen buenas garantías comparados con los galos, así que estos
curtidos guerreros, ocuparían un sector importante en el dispositivo púnico. Los galos,
por el contrario, no ofrecían buen aspecto, y serian relegados a un papel secundario
pero no menos importante.
La idea o planteo táctico para la batalla
que se avecinaba suponía presentarles a
los romanos un frente lo mas extenso
posible para obligar a estos mismos, a
responder con una longitud similar. De
esta manera Asdrúbal podría emplear a lo
mejor de su tropa en un sector de la
batalla, y a la vez, comprometer a toda la
línea rival evitando que los romanos
pudieran hacer uso de su “supuesto”
mayor numero de efectivos.
Formaría entonces con sus veteranos de
España a la derecha y en profundidad
doblada, para incrementar el poder de la
carga a fin de romper la línea enemiga en
ese sector (la izquierda romana). Y allí
agrupara también a toda la caballería
disponible. En el centro ubicaría a los
ligures y frente a ellos emplearía a los
elefantes a fin de que colaboren y
constituyan al centro del dispositivo
también en un elemento de cuidado para
los romanos. En cambio, los galos, que
presentaban muy mal aspecto, serán
colocados en el ala izquierda con el único
fin de extender la línea del dispositivo
púnico. Pero, para evitar que se
constituyan en la llave del triunfo para los
romanos, coincide su ubicación con una
escarpada e inexpugnable colina. Una
jugada por demás arriesgada (que en
definitiva, sellara el destino de la misma),
pero no había mas opción que la batalla.
Los romanos respondieron con equilibrio.
Se consideraba las mejores tropas, a las
de Livio Salinator. Por lo tanto, formarían
frente a los hispanos de Asdrúbal, esto es,
en el ala izquierda del dispositivo romano.
Al centro y frente a los ligures, las dos
legiones de Porcio. Y finalmente, en el ala
derecha las agotadas tropas de Nerón
frente a los galos. El ejército romano
constaría de entre treinta y cinco mil a
cuarenta mil hombres, incluida la
caballería.
No es difícil ver que las cuatro legiones de
Livio Salinator excedían el flanco
izquierdo, lo mismo con los hispanos de
Asdrúbal. Y que las tropas de Nerón
parecen ser insuficientes para tomar a los
galos. Cuestión que no impide seguir el
relato de Livio y Polibio.
Como anticipamos, las fuentes no ofrecen
números convincentes para evaluar la
magnitud de las tropas cartaginesas. Lo
que sabemos es muy poco: nada
relacionado en lo que refiere a con
Los mercenarios Galos en el
ejército de Asdrúbal.
Existen dos posturas con respecto a la
actitud o aspecto que presentaban los
galos el día de la batalla. Curiosamente
será Livio el mas compasivo con estos
guerreros del norte de Italia.
En los relatos sobre esta batalla, se los
suele mencionar en una situación muy
precaria. Esto se lo debemos al relato
de Polibio, quien textualmente indica
que los romanos los encontraron “como
borrachos y dormidos en sus lechos
de hojarasca” donde fueron fácilmente
abatidos.
Pero Livio, por el contrario, omite
mencionar cualquier cosa relacionada
con una borrachera. Si puede
entreverse cierto grado de indisciplina
cuando señala que al llegar los
romanos a su sector “hubo muy poca
lucha, pues en su mayor parte habían
caído rendidos durante la noche y
dormían desperdigados por los
campos, alejados de sus enseñas;
aquellos que aún permanecían junto a
los estandartes estaban agotados por
la larga marcha y la necesidad de
sueño, resultando apenas capaces de
soportar la fatiga y de sostener el peso
de su armadura. Era ya mediodía y el
calor y la sed les hacía jadear,
hasta que fueron abatidos o hechos
prisioneros sin ofrecer resistencia
alguna” (Livio 27, 48).
Evidentemente su comportamiento no
fue acorde a las circunstancias, pero
encuentro al relato de Livio como muy
probable. Ya había informado Livio
(pero sin mencionar que tipo de tropa)
de situaciones de agotamiento durante
la marcha nocturna de Asdrúbal. Ahora
sabemos que se tratara de los galos. Y
basta recordar las precauciones que
tuvo que tomar Aníbal para con estas
tropas aquellos primeros meses de
marcha por Italia (los pantanos de
Etruria, por ejemplo) como para
entender las dificultades que
planteaban los galos a los lideres
púnicos. Excelentes guerreros a fin de
cuentas, pero muy pobremente
apegados a los sacrificios y rigores de
la vida militar de los ejércitos
profesionales.
cuantos hombres Asdrúbal abandono España, y apenas que sumo ocho mil ligures. El
número de elefantes es variable según la fuente, y sobre los galos no tenemos ninguna
indicación. En cuanto a la caballería aparentemente eran ocho mil, sin conocer el tipo u
origen. Y de la tropa ligera, nada se sabe. La única fuente que ofrece un numero de
tropas es Apiano, que ya mencionamos: cuarenta y ocho mil infantes, del que si
restamos los ligures, y unos diez mil galos (número debatible) nos quedarían unos
treinta mil veteranos de Hispania, de los que un buen numero serian infantería de
línea, el resto infantería liviana.
Personalmente creo que treinta mil infantes españoles, es un número posible para un
ejército expedicionario. Bien pudo ser mucho menor, cuestión indudablemente
debatible, pero muy probable. Hay que tener en cuenta que Asdrúbal ofrecía batalla a
Salinator sin problemas hasta la llegada de Nerón. Y que el refuerzo romano, fue
suficiente motivo para evitar una batalla. No podía saber Asdrúbal si Nerón había
llegado con su ejército consular completo o con solo una parte. Evidentemente el
ejército púnico y el romano estaban equilibrados hasta la llegada de los refuerzos. O
incluso era sensiblemente superior el púnico. Si los hombres de Nerón, no sirvieron
para sacar ventaja numérica, al menos emparejaron las cosas.
Disposición de los ejércitos.
Batalla en el rio Metauro. Combate y desenlace.
Así formados ambos ejércitos, se fueron a las manos. La iniciativa correspondió a los
veteranos de España en ala derecha púnica que al parecer comandaba el mismísimo
Asdrúbal. Estos arremetieron con furia a las legiones de Salinator y las hicieron vacilar.
El combate aquí fue encarnizado y muy violento. Los elefantes púnicos, penetraban las
líneas romanas, y hacían estragos. Ambas partes daban todo de si, sabedores de la
importancia de la victoria, y de lo peligrosa que era la derrota. Los romanos finalmente
logran equilibrar el combate, pero aun así el tramite estaba indeciso para ambas
partes. Entonces ocurrió lo inesperado.
Representación de la batalla. Momento decisivo.
Nerón buscaba la manera de tomar la
colina que ocupaban los galos, pero veía
fracasar toso sus intentos, y su progreso
era lamentable, al momento que sus
compañeros se veían gravemente
comprometidos. Su lamento fue un grito:
"¿Para qué hemos marchado tanto tiempo
a toda velocidad?". Tanto esfuerzo, tantas
energías puestas en una campaña tan
arriesgada, para terminar frustrados ante
una colina inexpugnable de frente o de
flanco, colmada de galos indisciplinados.
Fue entonces que decide arriesgar una
vez mas. Su flanco no parecía peligrar en
nada y la pasividad de los galos era
notoria, así que, dejando frente a ellos
algunas fuerzas de cobertura14 condujo a
sus hombres por detrás de las líneas
romanas e irrumpió en el otro sector de la
batalla, arremetiendo de flanco y
retaguardia a los veteranos hispanos en el
momento mas virulento de la batalla. Al
final, la situación táctica (la distracción de
los galos en la colina) que, pensó
Asdrúbal, le daría el único resquicio de
victoria, fue la llave del triunfo para los
romanos.
Coincidía ese momento, con el alboroto de
los elefantes púnicos. Ocurre que, si bien
muy útiles estos animales en el inicio de
las batalla, luego de recibir numerosas
heridas, se enfurecían y, enceguecidos,
arremetían a romanos y púnicos por igual.
Llegado este momento, no quedaba otra
opción que matar a los animales, sus
mismos conductores15.
En medio de esta confusión, y con el
combate sin claro dominador, las tropas
de Nerón vinieron a inclinar la balanza
hacia el lado romano. Los cartagineses,
totalmente rodeados, perdieron toda fe en
la victoria. Aquí, Asdrúbal mostro la
madera con la que estaba hecho. Todas
las fuentes coinciden en destacar, y
alabar, el desempeño del general púnico.
Digno hijo de Amílcar, y hermano de
Aníbal, sostuvo la batalla todo el tiempo
que pudo, alentando a sus hombres a no
bajar las armas, reagrupando a los que
claudicaban y devolviéndolos al combate.
Hasta que, finalmente, agotados todos los
recursos, espoleo a su caballo y se lanzo
contra una cohorte romana y cayo
peleando. Moría con él, tal vez, la chance
mas efectiva de que otro ejército púnico,
con otro general cartaginés, se uniera a
Aníbal en la guerra que este conducía en
Italia. En definitiva, punto central en la
estrategia púnica para con la guerra con
Roma. Y que, junto con la pérdida de
España (y la muerte de Magon),
prácticamente sellaba el destino de dicha
guerra.
La matanza llego finalmente a la colina de
los galos. Allí, en una actitud no acorde a
la importancia de la batalla que se
disputaba, encontraron los romanos a los
relajados galos, que apenas opusieron
resistencia y fueron masacrados.
Livio vs Polibio.
Fuera de la controversia con respecto
al tamaño de ambos ejército, existe
una pequeña disputa alrededor de las
versiones ofrecidas para la batalla por
estos dos historiadores. Puesto que
ambas plantean algunas diferencias
que a mi parecer son inexistentes,
pero que en otro momento dieron
lugar a encendidos debates. Veamos:
En su relato de la batalla, Livio coloca
a Asdrúbal en el ala derecha, con los
hispanos, y a los elefantes frente a los
ligures. Es decir, en el centro. Pero
Polibio dice que Asdrúbal asume su
cargo “en el centro, detrás de los
elefantes”, pero que cae con ellos
sobre la izquierda romana. Curioso
movimiento ¿del centro a la izquierda?
Luego Livio señala que “A este sector
del campo de batalla (la derecha)
fueron llevados también los elefantes”
(Livio 27, 48). No es tan engorroso
como parece.
Claramente creo que no existe
ninguna contradicción entre ambas
fuentes, a pesar de que se ha
intentado buscarlas. Polibio omite
mencionar a los Ligures en su relato, y
creo que es parte de la confusión.
Ambos coinciden en que la carga
principal se dio contra la izquierda
romana, y asumiendo que las dos
terceras partes (o como mínimo, la
mitad) de las tropas cartaginesas eran
las hispanas, y que por este motivo,
tomaban gran parte del frente de
combate púnico, decir que Asdrúbal
toma el mando de la izquierda o el
centro (de los hispanos) es casi una
nimiedad.
La única diferencia importante parece
ser la referente a ubicación de los
elefantes, que en Polibio parece indicar
que estaban a la derecha frente a los
hispanos, y que Livio claramente los
ubica al centro, frente a los Ligures.
Pero finalmente Livio dice que los
elefantes “fueron llevados” a ese
sector (el derecho).
Sinceramente creo que el problema se
basa en entender que tanto la
izquierda romana, como la derecha
púnica, excedían ampliamente el
flanco indicado, por ser las tropas mas
numerosas de ambos ejércitos. De ahí
la confusión en poner a Asdrúbal y a
los elefantes, al centro o la derecha,
según el autor. En definitiva, no existe
ninguna controversia o contradicción.
Se trata simplemente de lecturas algo
confusas de los hechos, que
trataremos de despejar con nuestro
esquema de batalla.
Para leer las versiones que cada autor
ofrece de la batalla leer:
Livio 27, 47 – 48 – 49
Polibio XI, II, 1 – 2 – 3
Las bajas que ofrecen las fuentes para el bando cartaginés ilustran la matanza. Diez
mil hombres perdieron la vida entre púnicos y galos, cuenta Polibio. Y seis de los
elefantes fueron muertos (o por los romanos o por sus conductores), mientras que
cuatro fueron capturados (también según Polibio, recordemos que Apiano indica quince
elefantes). La perdida de los romanos, ascendió a dos mil hombres. Hay que decir que
los números de Livio parecen muy exagerados. Informa que cincuenta y seis mil
enemigos encontraron la muerte, y cinco mil cuatrocientos cayeron prisioneros. Si
sumamos los que lograron escapar de la matanza, el numero que ofrece Livio, supera
los cálculos que hemos hecho a la hora de valorar la magnitud de ejercito púnico. Es
por esto que decidimos descartarlo.
Las patrullas romanas informaron grupos de
cierta magnitud, ya galos o ligures, vagando
por los campos buscando retornar a sus
países. Livio Salinator decidió dejarlos ir:
“Dejad que algunos sobrevivan para que
lleven la noticia de su derrota y de nuestra
victoria” (Livio 27, 49)16.
La cabeza de Asdrúbal y final.
Nerón, no se quedaría quieto, luego de la
batalla realizara otra marcha, aun mas
veloz que la anterior, de vuelta hacia su
campamento de Apulia, donde se
encontraba Aníbal, y arroja la cabeza de
Asdrúbal en el campamento de este. Ordena
que dos oficiales cartagineses capturados,
sean liberados y enviados al campamento
púnico, para que le relaten al cartaginés
todo lo ocurrido. Aníbal, llora la muerte de
su hermano, y maldice a los romanos por la
forma de presentarlo, aduciendo que él
había honrado a los cónsules romanos
muertos17. Abrumado por la noticia, Aníbal
levanta el campamento y se dirige al Brucio,
“el mas remoto rincón de Italia” (Livio 27,
51). Con él fueron todas sus tropas, y los
auxiliares que, diseminados por las distintas
ciudades, cada vez le era mas difícil
controlar18.
España no tardaría en caer, y Aníbal sin
refuerzos solo resistirá algunos años mas. El
grito del cartaginés será premonitorio: "ya
esta todo perdido, Roma será dueña del
mundo".
Autor: marvel77
Bibliografia : En orden de importancia.
Tito Livio: La Historia de Roma.
Polibio de Megalópolis: Historia Universal Bajo la República Romana.
Apiano de Alejandría: Historia de Roma, Guerra de Aníbal.
Dion Cassio: Historia de Roma.
Frontino: Estratagemas
Diodoro de Sículo: Biblioteca Histórica.
Floro: Epítome de la historia de Tito Livio
Nepote: Sobre los Hombres Ilustres. Marco Porcio Cato
Estrabón. Geografia.
Amiano Marcelino: Historias.
1 "(…) Más tarde instruyó a su hermano Asdrúbal de la conducta que había de observar
en el gobierno y mando con los españoles, y de las prevenciones que debía tomar
contra los romanos, caso que él se ausentase. Por último, tomó providencias para
poner a cubierto el África. Para esto se valió de una sagaz y prudente política. Hizo
pasar las tropas de África a España, y las de España a África, ligando con este vínculo
la fidelidad entre ambos pueblos. Los que pasaron de España a África fueron los
thersitas, los mastianos, los de las montañas y los olcades. El total de estas gentes
ascendía a mil doscientos jinetes, y trece mil ochocientos cincuenta infantes.
Pasaron también los baleares, llamados propiamente honderos. Se les llamó así, como
también la isla, por el uso de la honda. Acuarteló la mayor parte de estas tropas en
Metagonia de África, y al resto en la misma Cartago. Sacó de los pueblos de los
metagonitas otros cuatro mil infantes, y los envió a Cartago para que sirviesen a un
tiempo de rehenes y de tropas auxiliares. Dejó a su hermano Asdrúbal en España
cincuenta navíos de cinco órdenes, dos de a cuatro, y cinco de a tres. Treinta y dos de
los primeros y los cinco últimos estaban bien tripulados. Dejóle también cuatrocientos
cincuenta jinetes libifenices y africanos, trescientos lorgitas, y mil ochocientos
númidas, massilios, masselios, macios y mauritanos de los que habitaban la costa del
océano; con una infantería de once mil ochocientos cincuenta africanos, trescientos
ligures, quinientos baleares y veintiún elefantes. Nadie debe extrañar que describamos
las operaciones de Aníbal en la España con la exactitud que apenas podrá otro que
haya manejado privativamente esta materia; ni imputarme que me asemejo a aquellos
escritores que palean sus embustes para que merezcan crédito. Pues habiéndome
encontrado en Lacinio una plancha de bronce escrita por Aníbal cuando estaba en
Italia, resolví darla una entera fe en el asunto, y preferí atenerme a esta memoria."
(Polibio III, 33).
2 Livio 27, 20: “Su ejército, debilitado como estaba por las deserciones y por las
pérdidas en la desastrosa batalla reciente, tenía que reforzarse hasta completar sus
efectivos. Magón debía entregar su propio ejército a Asdrúbal Giscón y cruzar a las
Islas Baleares con un amplio suministro de dinero para contratar mercenarios entre los
isleños. Asdrúbal Giscón debía regresar al interior de la Lusitania y evitar cualquier
enfrentamiento con los romanos. Una fuerza de tres mil jinetes, seleccionada de entre
toda la caballería, se entregaría a Masinisa, con la que debería patrullar la Hispania
citerior, dispuesto a asistir a las tribus aliadas y llevar la devastación a las ciudades y
territorios de las que les fueran hostiles. Después de diseñar este plan de operaciones,
los tres generales se separaron para ejecutar sus diversas misiones.”
3 Bien pudieron ser tres los ejércitos, si Magon, el otro hermano de Aníbal, no se
hubiera atascado en Liguria, en lo que se conoce como “tercer invasión de Italia” en el
verano del año 205 aC, al mando de 15.000 hombres. Magón logró capturar Génova, y
mantuvo el control del norte de Italia durante casi tres años. En 204 a. C. recibió
refuerzos. Roma destaco siete legiones para controlarlo. En el 202 a. C. bajo la escolta
de la flota púnica Magón y su ejército zarparon de Italia, para colaborar con la defensa
de Cartago junto a Aníbal. Sin embargo, murió en el mar antes de llegar a Cartago.
4 Sabemos por Livio que las operaciones romanas de Escipion, esta vez por medio de
su segundo al mando, Marco Silano, desbaratara este ejercito mercenario en una
arriesgado asalto al descuidado campamento que estos habían montado.
5 Se encontraban Marcelo y Crispino explorando una colina en las proximidades del
campamento de Aníbal cuando son sorprendidos por los númidas. Livio informa que
hubieran podido sostener el combate de no ser por los jinetes etruscos con los que
marchaba Marcelo en ese momento, que al ser los primeros en huir, provocaron el
pánico en el resto. Marcelo será atravesado por una lanza, y Crispino será retirado
gravemente herido (Livio 27, 27). Situación curiosa, sobre todo por la situación de
rebeldía que se vivía en Etruria en esos días, es que se utilizara para dicha misión,
jinetes de ese origen.
6 Este será el primer consulado para Nerón y el segundo para Marco Livio Salinator.
7 Informa Livio que “Algunos autores afirman que Publio Escipión envió a Marco Livio
grandes refuerzos desde Hispania, incluyendo ocho mil galos e hispanos, dos mil
legionarios y mil jinetes númidas e hispanos, y que esta fuerza fue llevada a Italia por
Marco Lucrecio. También afirman que Cayo Mamilio envió tres mil arqueros y honderos
de Sicilia” (Livio 27, 38).
8 Las colonias en rebeldía fueron Ostia, Alsium, Anzio, Anxur, Minturno, Mondragone y
Senigalia. Todas sus apelaciones fueron rechazadas, menos las de Ostia y Anzio, cuyos
hombres en edad de armas fueron obligados a prestar juramento de que “(…) no
dormirían fuera de sus murallas mas de treinta noches mientras el enemigo estuviera
en Italia. (…)” (Livio 27, 38).
9 Cuenta Livio que Aníbal al enterarse del asedio al que era sometida Placentia por su
hermano, recordó “(…) cuán lento asunto era un asedio y no había olvidado su propio e
infructuoso intento contra aquella misma colonia tras su victoria en el Trebia” (Livio
27, 39).
10 Livio 27, 42: “(…) cerca de ocho mil hombres resultaron muertos y se hizo
prisioneros a setecientos, se capturaron setecientos estandartes, se mató a cuatro
elefantes, que se habían demostrado inútiles en la confusión y apresuramiento de la
huida, y se capturó otros dos. Cayeron unos quinientos romanos y aliados.”
11 Hannon hijo de Bommilcar, principal lugarteniente de Aníbal en Italia.
12 Lo cierto es que Livio Salinator aun estaba muy molesto por el trato a que había
sido sometido en el pasado, cuando fue condenado por el pueblo romano. No hubo
oportunidad en la que no manifestara su mal humor, y es altamente probable que su
berrinche con las tropas que le fueran designadas, se debiera en parte a este enojo. En
esta oportunidad, tras su arribo al Piceno, se recordara cierta expresión suya: “(…) Se
ha registrado una expresión de Marco Livio, mostrando su amargura hacia sus
conciudadanos: Cuando, al partir, Quinto Fabio le advirtió en contra de presentar
batalla antes de saber a qué clase de enemigo se había de enfrentar, se dice que Livio
le replicó entraría en combate tan pronto divisara al enemigo. Cuando le preguntó por
qué tenía tanta prisa, dijo: "Me ganaré una distinción especial venciendo en buena lid a
tal enemigo o tendré el gran placer, aunque no muy honorable, de ver la derrota de
mis conciudadanos" (…)” (Livio 27, 40).
13 Frontino, en su libro “Estratagemas” informa sobre algunas medidas tomadas por
Nerón a fin de engañar a Aníbal: “(…) Deseando, sin embargo, que su salida no debe
ser observada por Aníbal, cuyo campamento estaba enfrente de él, Nerón eligió diez
mil de sus soldados más valientes, y dio órdenes a los lugartenientes que dejo en su
campamento, que debía ser realizado el número habitual de patrullas y centinelas, el
mismo número de fogatas y antorchas encendidos, y el aspecto habitual del
campamento debe ser mantenido, a fin de que Aníbal no pueda llegar a sospechar
nada a fin de aventurarse a atacar las pocas tropas que quedaron atrás. (…)” Fron.
Est. Libro 1. 9.
14 Ninguno de los historiadores del pasado informa sobre la tropa de cobertura que
dejo Neron frente a los galos. Incluso algunos dan a entender que la maniobra
involucro a la totalidad de las tropas allí apostadas (Polibio). Situacion difícil de
aceptar. Livio es el único que da a entender que ciertas tropas quedaron allí apostadas
al informar que Neron “separó unas cohortes de su ala derecha, donde vio que estaban
más en disposición de vigilar que para tomar parte en los combates, las llevó más allá
de la retaguardia de su sector” (Livio 27, 48).
15 Muchos autores se detienen a comentar esta situación con los elefantes. Y
encuentran la oportunidad de informarnos que fue Asdrúbal al parecer, el creador de
esta cruel, pero efectiva, manera de detener a los elefantes que desbocados,
constituyen un peligro para las tropas propias.
Por ejemplo Amiano Marcelino cuenta que: “Sentado en estos, sus conductores
llevaban cuchillos con mango unido a su mano derecha, recordando el desastre sufrido
en Nisibis, y si la fuerza del conductor no fue rival para el bruto emocionado, que no
podía volverse contra su propio pueblo (como sucedió masas y aplastar a continuación)
de ellos a la tierra, lo haría con un corte golpe poderoso a través de la vértebra que
separa la cabeza del cuello. Durante mucho tiempo atrás Asdrúbal, el hermano de
Hannibal, descubrió que con este tipo de brutal manera podrían rápidamente ser
asesinado.” (Am. 25, 1. 15).
Dion Cassio dirá al respecto: “(…)Incluso los elefantes eran de ninguna ayuda a los
cartagineses, ya que algunos de ellos al ser herido hicieron más daño a aquellos
ubicados al lado de ellos, que a los enemigos, y así Asdrúbal ordenó a los que estaban
sentados sobre ellos que mataran a los animales tan pronto como fueran heridos.
Ahora, los mataban con mucha facilidad clavándoles un instrumento de hierro debajo
de la oreja. Los elefantes, a continuación, fueron destruidos por los cartagineses, y los
hombres por los romanos.”
Polibio “(…) Los elefantes prestaban igual servicio a unos que a otros en la batalla;
porque tomados en medio de los dos ejércitos y acribillados por los proyectiles,
confundían ya las líneas de los romanos, ya las de los españoles. (…)” (Pol. 11, 2).
Livio “Más elefantes fueron muertos por sus conductores que por el enemigo. Llevaban
un escoplo de carpintero y un mazo y, cuando las bestias enloquecidas corrían por
entre su propio bando, el conductor colocaba el escoplo entre las orejas, justo donde la
cabeza está unida al cuello, y lo hundían con todas sus fuerzas. Este era el método
más rápido que había sido descubierto para dar muerte a estos enormes animales
cuando no había ninguna esperanza de controlarlos, y Asdrúbal fue el primero en
introducirlo.” (Livio 27, 49)
16 Esta anécdota también es recogida por Frontino, en sus “Estratagemas”, cuando
cuenta Livio Salinator ordenaría: “Que algunos sobrevivan para llevar al enemigo la
noticia de nuestra victoria” (Fron. Est. Libro IV, 7. 15).
17 Otra vez será Frontino quien recoja la anécdota, citándola en sus “Estratagemas”: “Claudio Nerón, después de haber cumplido los cartagineses en su camino desde
España a Italia bajo el mando de Asdrúbal, los derrotó y echó la cabeza de Asdrúbal en
el campamento de Aníbal. Como resultado de ello, Aníbal estaba abrumado por la pena
y el ejército perdió la esperanza de recibir refuerzos.” (Fron. Est. Libro II, 9. 2)
18 También condujo a “(…) Toda la población de Metaponto (que) tuvo que abandonar
sus hogares junto con todos los lucanos que reconocieron su supremacía, y fueron
trasladados a territorio brucio”.