la autonomía regional en el marco del desarrollo de los pueblos

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  • La autonoma regional en el marco del desarrollo

    antropologa

    Estudio de caso:

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    CONOCERPARA DECIDIREN APOYO A LA INVESTIGACIN A C A D M I C A

    CONOCERPARA DECIDIREN APOYO A LA INVESTIGACIN A C A D M I C A

    CONOCERPARA DECIDIREN APOYO A LA INVESTIGACIN A C A D M I C A

    autonoma regionalLamarcoen el del desarrollo

    pueblos indiosde los

    Carlos Humberto Durand Alcntara

    Contrario sensu a los cnones en que se desenvuelve el para-digma de la globalizacin, como un esquema homogeneizador, este estudio contribuye en el contexto de lo local y regional en la identificacin de las relaciones socioculturales que desarrolla la etnia nhuatl del estado de Oaxaca, aspecto que se inscribe en las nuevas circunstancias en que se ubican los pueblos indgenas, tanto a nivel nacional, como latinoamericano y que se expresa, entre otros ordenamientos, en la Declaracin Universal de los Derechos de los Pueblos Indgenas y en el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo, documentos que vindican el derecho a la autonoma y autodeterminacin de los pueblos originarios.

    Especficamente este estudio de caso se ubica en el muni-cipio de Santa Mara Teopoxco, el que conforme a datos del Consejo Nacional de Poblacin de Mxico, est catalogado en el nmero 59 de los ms pobres del pas, circunstancia que de-termin en buena medida, el desarrollo de esta investigacin de carcter interdisciplinaria e interinstitucional, en la que adems de identificar la memoria histrica de la regin, se busca con-tribuir metodolgicamente en la conformacin de tres subsis-temas: natural, socioeconmico y cultural, cuyo objeto ha sido el de construir una propuesta de desarrollo sustentable ad hoc a la cultura nhuatl, lo que permitir confrontar el problema de la pobreza estructural subsistente en la regin.

    Carlos Humberto DuranD alCntara, es desde 1981 profesor de la maestra y el doctorado en derecho, adems de pertenecer al Comit Editorial de la Revista Matices de la Divisin de Estudios de Posgrado e Investigacin de la fes Aragn. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt. Desde 1992 ha generado un importante nmero de artculos en revistas especializadas, a nivel internacional, destacando su labor de in-vestigacin en materia de los derechos indios.

    la etnia nhuatl del estado de Oaxaca.Santa Mara Teopoxco

  • Estudio de caso:

    autonoma regionalLamarcoen el del desarrollo

    pueblos indiosde losla etnia nhuatl del estado de Oaxaca.Santa Mara Teopoxco

  • MXICO 2009

    CONOCERPARA DECIDIREN APOYO A LA INVESTIGACIN A C A D M I C A

    CONSEJOEDITORIAL

    Estudio de caso:

    autonoma regionalLamarcoen el del desarrollo

    pueblos indiosde los

    Carlos Humberto Durand Alcntara

    la etnia nhuatl del estado de Oaxaca.Santa Mara Teopoxco

  • La H. Cmara de diputados, LX LegisLatura,participa en la coedicin de esta obra alincorporarla a su serie ConoCer para deCidir

    Coeditores de la presente edicin H. Cmara de diputados, LX LegisLatura universidad naCionaL autnoma de mXiCo

    FaCuLtad de estudios superiores aragn migueL ngeL porra, librero-editor

    Primera edicin, junio del ao 2009

    2009 universidad naCionaL autnoma de mXiCo FaCuLtad de estudios superiores aragn

    2009 Por caractersticas tipogrficas y de diseo editorial migueL ngeL porra, librero-editor

    Derechos reservados conforme a la ley ISBN 978-607-401-121-0

    Queda prohibida la reproduccin parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la au-torizacin expresa y por escrito de los editores, en trminos de lo as previsto por la Ley Federal del Derecho de Autor y, en su caso, por los tratados internacionales aplicables.

    IMPRESO EN MXICO PRINTED IN MEXICO

    www.maporrua.com.mx

    Amargura 4, San ngel, lvaro Obregn, 01000 Mxico, D.F.

    Esta investigacin, arbitrada por pares acadmicos, se privilegia con el aval de la institucin coeditora.

  • Introduccin

    I

    Este libro integra el quehacer colectivo desarrollado por el Grupo de Inves-tigacin en Derechos Humanos y Marginalidad (gdhm) de la Universidad Autnoma Metropolitana (uam) Azcapotzalco. Actividad coordinada por el doctor Carlos H. Durand Alcntara y corresponde a la investigacin deno-minada La autonoma regional en el marco del desarrollo de los pueblos indios (es-tudio de caso de la etnia nhuatl del estado de Oaxaca, Santa Mara Teopoxco), cuyo objetivo es el de establecer un plan de desarrollo para la regin en estudio, que sea acreditado por el congreso estatal, y cuya eleccin no ha sido al azar, sino corresponde al trabajo de campo y de investigacin que, de cinco aos a la fecha, aplica en la poblacin de referencia el gdhm y cuyos fundamentos radican en la Ley Orgnica que cre a la institucin, lo cual si bien se expresa de manera principal por medio de la investigacin, tambin ha guardado diversas manifestaciones tanto en el contexto del ser-vicio social, como de la divulgacin y la extensin universitaria, en la bs-queda de establecer alternativas que medien en la prospectiva de los proble-

    En este trabajo se utilizan indistintamente los trminos nahua, naua, nhuatl e inclusive nauat que, al decir de los lingistas que en Mxico han estudiado las diferencias dialectales, son correctos. Al respecto, encontramos: Cada uno de estos trminos tiene su uso correcto. Las variantes ms conocidas del nhuatl y las que tienen mayor nmero de hablantes tienen un fonema /tl/ (fonticamente [tl]), que es el equivalente moderno de la */t/ del proto-yuto-nahua seguida de */a/. En esas variantes la palabra sera nhuatl, y es natural que ese nombre se aplique a toda la familia, siendo nombrada as por sus propios miembros ilustres. Otras variantes conservan la */t/ original (o han simplificado la */tl/ en /t/), y otras ms han simplificado la */tl/ en /l/. De ah que algunos analistas han hablado de tres clasificaciones: las variantes nhuatl, las nauta, y las nhual, y a veces se usa nahua para especificar la familia entera. Adems, en el espaol, nahua se pronuncia con ms facilidad que nhuatl, y por eso algunos han juzgado ms conveniente usarlo. Cfr. The Summer Institute Lingistics, Lenguas y culturas del Mxico moderno, ilv, 2007. Si bien en el caso de Teopoxco sus pobladores llegan a utilizar dichos conceptos, ellos se autodenominan como mexicanos y de habla mexicana, aspecto que abordaremos ms adelante.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA

    mas de pobreza extrema y marginalidad2 en que se ubica la poblacin de Santa Mara Teopoxco.

    El enlace que desarrollamos se dio en el marco de la solicitud que ex pro-feso sustent al gdhm la organizacin indgena denominada Consejo Indepen-diente Nhuatl, con el objetivo de establecer mecanismos de vinculacin y apoyo al Municipio de Santa Mara Teopoxco, aspecto que, a la postre, deriv en diversas actividades, en las que se han involucrado tanto investigadores, como alumnos y profesores de la Universidad de Chapingo; la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (unam), a travs de las Facultades de Estu-dios Superiores (fes), campus Aragn, Iztacala y Zaragoza; y, fundamental-mente la uam Azcapotzalco.

    El proceso de la investigacin imbric, tambin, una serie de redes de participacin que se fueron consolidando paulatinamente. Al respecto, habra que precisar que inicialmente colaboramos con la organizacin social ya men-cionada, ubicada en la comunidad del centro de Teopoxco, la cual tambin corresponde al asentamiento, del Municipio. Al paso de nuestras actividades, se fueron eslabonando otros espacios que, finalmente, correspondieron a la mayora de localidades (treinta y tres barrios y parajes) que conforman la terri-torialidad de Teopoxco.

    Dentro de nuestro plan de trabajo en materia de servicio social, la uam Azcapotzalco cuenta con el programa sobre Desarrollo regional, derechos humanos y marginalidad, sustentado por el gdhm, el cual est acreditado por el Consejo Divisional de Ciencias Sociales y Humanidades, y que se aplica en Santa Mara Teopoxco y del que han sido partcipes los alumnos: Froiln Pea Ubal-do, Nicols Julio Hernndez Martnez, Marcela Salgado Daz, Luz Adriana Flores Morales, Cristian Villa Gmez Gallegos, Luis Javier Bernal Hernndez, Alonso Arista Medina, Alejandro Erick lvarez de la Fuente, Byron Llerenas Velasco y la licenciada en Filosofa Claudia Prez Rivera. Esta actividad, de igual forma, ha sido coadyuvatoria de diversos viajes de campo verificados por alumnos de la ctedra de Rgimen de la propiedad de la uam-a, del Departa-

    2 El estimado de la proporcin o incidencia de pobreza de una regin sera el promedio de la probabili-dad de ser pobre por parte de todos sus miembros. Otros indicadores que se producen tienen una expresin algebraica y son determinados utilizando estimaciones (Lanjow et al., 2000). Sobre la medicin oficial de la pobreza. Se establece en Ley General de Desarrollo Social, Artculo 36 (Con informacin generada por el inegi), el cual contempla los siguientes indicadores: i. Ingreso corriente per cpita. ii. Rezago educativo promedio en el hogar. iii. Acceso a los servicios de salud. iv. Acceso a la seguridad social. v. Calidad y espacios de la vivienda. vi. Acceso a los servicios bsicos en la vivienda. vii. Acceso a la alimentacin. viii. Grado de cohesin social.

  • INTRODUCCIN

    mento de Derecho, y cuyo fin ha sido el vincular las actividades sociales de la comunidad, entre otras el Tequio y la distribucin de vveres, medicinas y acopio en las localidades del Municipio.

    Por otro lado, encontramos que el trabajo ha invocado, de manera com-plementaria, la realizacin de varios estudios terminales; al respecto encon-tramos tres tesis de licenciatura.3 Dos tesis de maestra (una de ellas en vnculo con la Universidad de Crdoba, Espaa); parcialmente, una de doc-torado, del Instituto Nacional de Ciencias Penales (inacipe) en lo concer-niente al sistema jurdico; y una investigacin posdoctoral, en relacin con el Instituto de Sociologa y Estudios Campesinos de la Universidad de Cr-doba, Espaa.

    Por su parte, las fes Zaragoza e Iztacala, por medio de diversas brigadas de alumnos de las carreras de Odontologa, Psicologa y Medicina, han brin-dado servicios comunitarios en materia de salud en la mayora de los barrios y parajes (treinta y tres localidades) del Municipio, los cuales contaron con la asesora de profesores-investigadores de la fes Zaragoza, dentro de ellos el maestro Jos Antonio Durand Alcntara, profesor-investigador de la carrera de Psicologa y la doctora Diana Hernndez Palacios, de Odontologa.

    Por otro lado, los alumnos del doctorado en Ciencias Agrcolas de la Universidad Autnoma Chapingo y de la maestra en Derecho de la fes Ara-gn de la unam (sesenta en total) nos brindaron su generoso apoyo en la realizacin del censo poblacional verificado en Santa Mara Teopoxco en el ao 2005 y del cual damos cuenta prrafos ms adelante. En materia de divul-gacin se han dado diversos intercambios que, de manera recproca, han consistido tanto en la asistencia de autoridades y lderes carismticos de Teo-poxco a diversos encuentros acadmicos en ciudad de Mxico, as como en la participacin de nuestros investigadores en talleres, seminarios y foros que se han verificado tanto en Santa Mara Teopoxco, como en la ciudad de Oaxaca y en otras latitudes tanto nacionales como del extranjero; algunos de cuyos avances y resultados han sido editados en la editorial Porra de la ciudad de Mxico y otros, paulatinamente, han sido editados en revistas especializadas. A estas actividades habra que integrar la participacin de activistas de la

    3 En este tenor se ubica, de igual manera, la estancia de investigacin de dos pasantes de la carrera de Derecho de la Universidad de Nayarit, de origen Huichol, becarios del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnologa (Conacyt) y del Programa delfin, de investigacin cientfica, quienes ligaron mediante el gdhm de la uam-a, su estudio de caso a la normatividad jurdica que, por usos y costumbres, se desen-vuelve en Santa Mara Teopoxco.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA

    unam, Chapingo y la uam que han brindado desde distintas esferas y de manera comprometida y generosa su apoyo en relacin con el abatimiento de la pobreza en Teopoxco. Finalmente, en este marco, habra que mencionar la labor altruista de distintas personas e instituciones que con su apoyo tam-bin han permitido el desarrollo de este proyecto, entre otras la maestra Imelda Ana Rodrguez Ortiz, de la unam, en estrecho vnculo con la Funda-cin Bartolom de las Casas, por medio de la licenciada Virginia Ortiz Mena, y a los alumnos de diversas licenciaturas del Instituto Tecnolgico y de Estudios Superiores de Monterrey (itesm) campus ciudad de Mxico por las donaciones realizadas.

    El desarrollo de esta investigacin ha contado con la importante partici-pacin de quince acadmicos-investigadores, miembros del gdhm, en su calidad de coordinadores de las actividades de campo (coordinacin de las brigadas de encuestadores), tambin en su fase especfica de preparacin y aplicacin de la metodologa, as como en la realizacin de los talleres y encuestas, y en la investigacin documental y de archivo de diversas fuen-tes. Estos profesores-investigadores son: el doctor Miguel Smano Rentera, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (sni) quien, en su momen-to, funga como profesor invitado en el Departamento de Derecho, de la uam-a, correspondiendo su sede a la Universidad Autnoma Chapingo. Por otro lado, los maestros Mara de Jess Rodrguez Guerrero, Cruz Velsquez Galindo, Mario Loza Rodrguez, Manuel Dionisio Jimnez Merln, Alejandro Santiago Monzalvo, Daniela Astrid Barrn, la asistente de investigacin pro-fesora Luz Adriana Flores Morales y el coordinador del gdhm, doctor Carlos H. Durand Alcntara, por parte de la Universidad Autnoma Metropolitana Azcapotzalco.

    Por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (unam), participa-ron los bilogos. Alejandro Crdova Crdenas y Vicente Campos Rayn y la maestra en Educacin Diana Hernndez Palacios. Por otro lado, encon-tramos al maestro Salvador Monsivais Mrquez, de la Universidad Aut-noma de la Ciudad de Mxico, a los maestros Isaac Gonzlez Ruiz, del Instituto Nacional de Ciencias Penales (inacipe), Ral Rojas Camacho y Marcos Daniel Silva Maldonado, del Programa de la Maestra en Derecho Indgena que se aplica en Tuxtla Gutirrez Chiapas y al etnlogo Hugo Alejandro Gmez Partida, de la Escuela Nacional de Antropologa e His-toria (enah).

  • INTRODUCCIN

    II

    Esta investigacin ha surcado tres fases: En primer trmino, la que corres-pondi a su adecuacin diagnstica, consistente en la identificacin tanto de los recursos naturales y de sus definiciones ecosistmicas, as como de sus proyecciones potenciales; en segundo lugar, la identificacin de sus aspectos socioeconmicos, a tal efecto se realiz trabajo de campo y se aplicaron los instrumentos relativos a dichas actividades que cerraron con un censo po-blacional.

    La ltima fase consisti en la identificacin de los patrones culturales nhuatls en la regin en estudio lo que, en buena medida, recuper de sus adecuaciones histricas; adems de la ejecucin de talleres con la participa-cin de los lderes carismticos, de los investigadores y los prestadores de servicio social de la uam-Azcapotzalco.

    La manera en que se ha organizado este libro lleva una secuencia lgico-histrica, iniciando con sus antecedentes para, posteriormente, situar el con-texto, tanto nacional, estadual, como municipal en que se ubica el adveni-miento sociohistrico del Municipio en estudio.

    III

    Una de las expectativas importantes que identificamos en el marco de esta investigacin, tanto por los propios protagonistas (indgenas nhuas de Teo-poxco), como a partir del anlisis del objeto de estudio, se sita en la te-mtica que corresponde a la recuperacin de la memoria histrica local o regional, como es el caso de Santa Mara Teopoxco.

    Valga precisar que en reiteradas ocasiones tanto las autoridades del pobla-do, sus lderes carismticos y diversos pobladores nos plantearon la interro-gante acerca de sus orgenes, de sus antepasados, de su microhistoria. Por otro lado, a partir de los debates, mediante nuestro seminario permanente de investigacin que desarrolla el gdhm (2006-2007), identificamos que, no obs-tante la identidad tnica-contempornea que guardan los nahuas de la regin, no existe un vnculo con sus orgenes histricos. Por otro lado, observamos un deterioro muy significativo de sus relaciones interculturales motivado,

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA10

    entre otros aspectos, por la falta de arraigo a sus tradiciones, de ah que con-cibamos la importancia de identificar su microhistoria, quizs entendida como un fenmeno de reconstruccin social, en virtud del papel devastador que los esquemas coloniales, capitalistas, y actualmente el neoliberal, han jugado tanto en la entidad, como en Teopoxco.

    Indudablemente que esta vuelta al pasado, identificando aquellos ras-gos importantes de la cultura nahua de Teopoxco no significan de manera alguna una visin esencialista o conservadora, algo semejante a reagrupar estructuras o ideologa originaria para reproducirla en la actualidad; ms bien se intenta establecer la importancia y proyecciones de la cultura nhuatl, reconociendo cules de sus patrones perviven en la actualidad y adquieren perfecta vigencia en el contexto neoliberal. Este fenmeno de actualizacin mantiene cierta aplicacin en el trazo de nuestra investigacin, en virtud de que representa la proyeccin del posible desarrollo en los mrgenes de la cultura nhuatl.

    IV

    La metodologa desarrollada en este trabajo se dimension a partir de dos fases debidamente estructuradas y secuenciadas. Por un lado, se aplic aque-lla que correspondi a la investigacin de carcter documental a partir de la seleccin de aquellos textos (expedientes, oficios, informes, libros, revistas, etctera) viables para los fines pretendidos.

    En este mbito se recurri a los centros especializados, entre otros, el Archivo General de la Nacin (agn), Archivo de Indias (ai); Archivo Hist-rico del Estado de Oaxaca (agho); Archivo Histrico de Tehuacn, Puebla; Archivo de la Secretara de la Reforma Agraria; Archivo Histrico del Sector Agrario; Archivo del municipio de Teotitln del Camino, del estado de Oaxa-ca; Archivo de la fundacin Bustamante Vasconcelos; Archivo Histrico de Coxcatln, Puebla; Archivo Municipal de Ajalpan, Puebla; y al Archivo del municipio de Santa Mara Teopoxco.

    Y, por otro lado, se acudi a las bases de datos de centros especializados cuyos acervos lo son igualmente, como son los que corresponden a las biblio-tecas de la unam (Instituto de Investigaciones Antropolgicas, Facultad de

  • INTRODUCCIN 11

    Filosofa y Letras, Instituto de Investigaciones Filolgicas, Programa Univer-sitario Mxico Nacin Multicultural, Instituto de Geografa, fes Aragn, Instituto de Investigaciones Histricas, Centro de Estudios Nhuatls, Biblio-teca Central, entre otros); biblioteca municipal del estado de Oaxaca; biblioteca Central de la uam-Azcapotzalco, etctera. Adems de una bsqueda exhaus-tiva en Internet.

    La segunda fase metodolgica en nuestra investigacin se gui a partir del trabajo de campo consistente en el rastreo de fuentes directas, mediante la iden-tificacin de diversos vestigios arqueolgicos que le son vinculantes a la poblacin en estudio, adems del anlisis de la historia oral, por medio de la aplicacin de algunas entrevistas con lderes carismticos y diversas autoridades regionales.

    V

    Como todo trabajo de investigacin, este estudio ha tenido limitantes de di-versa ndole; sin embargo, concebimos que, como ncleo de trabajo, hemos aplicado nuestro mejor esfuerzo intentando aportar elementos de reconstruc-cin sociohistrica y tnica acerca de los antiguos pobladores de Santa Mara Teopoxco. En este mbito, entendemos que nuestro anlisis no constituye un trabajo acabado, sino un eslabn inicial que como acercamiento contribuya a la mejor comprensin del fenmeno en estudio.

    Algunos de los aspectos que resultan trascendentes, dentro de los objeti-vos trazados, y que inclusive habran incorporado ciertas expectativas en el trayecto de la investigacin, y que fueran planteados por nuestros interlocu-tores nahuas, encontramos interrogantes concretas de los ancianos y lderes carismticos de Teopoxco; as recordamos entre otros, a Rodolfo Estrada Vzquez regidor del municipio, al cuestionar acerca de la existencia de los documentos histricos ttulos de propiedad que legalizaron la propiedad de Santa Mara Teopoxco. A sta y otro tipo de interrogantes nuestro estudio dio respuesta, valga sealar en este tenor la paleografa que de diversos expedien-tes se realiz, para identificar la confirmacin de las cdulas reales que datan de la Colonia, actividad que de manera coadyuvatoria desempearon el maes-tro Lucio Leiva Contreras y el doctor Carlos H. Durand Alcntara, de la uam-a.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA12

    VI

    No quisiramos cerrar este prolegmeno sin antes reiterar nuestro agradeci-miento a las personas e instituciones que han hecho posible este estudio:

    A la Universidad Autnoma Metropolitana, Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades y al Departamento de Derecho que constituye el espacio natu-ral en el que se desenvuelve nuestro Grupo de Investigacin en Derechos Humanos y Marginalidad (gdhm), por los apoyos institucionales brindados, los cuales hasta el da de hoy han permitido que la Secretara de Educacin Pblica (sep), nos haya distinguido con la categora de Grupo en Consolida-cin; por otro lado, al Programa de Mejoramiento del Profesorado (promep) de la sep por los recursos y financiamiento brindados para nuestra investigacin.

    Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa (Conacyt), por su perma-nente apoyo a nuestra accin investigativa.

    A las presidencias municipales de Tehuacn, Coxcatln, Puebla, Teotitln y Oaxaca, por habernos permitido incorporarnos a sus archivos.

    Y de manera muy especial al ayuntamiento de Santa Mara Teopoxco que, ms all de las transiciones polticas, ha tenido la confianza y la certeza de que mantenemos un compromiso social conjunto que avizora un mejor destino para su cultura y, finalmente, al Instituto de Sociologa y Estudios Campesinos de la Universidad de Crdoba. Espaa, en la persona del doctor Eduardo Sevilla Guzmn, quien nos ha brindado su apoyo en el desarrollo de la investigacin.

    [Azcapotzalco, D.F., julio de 2008]

  • 13

    Capttulo I

    Estrategia de investigacin

    DelImItaCIn y DImensIn Del problema en estuDIo

    La parte significativa del universo que transcurre en este libro se signa como la importancia de establecer un plan de desarrollo para la poblacin nhuatl del es-tado de Oaxaca en pobreza extrema y, en cuya determinacin, constituye un factor trascendente la adopcin del modelo autonmico de los pueblos in-dios, por medio de las experiencias que sobre el endodesarrollo se han gestado a nivel mundial en los ltimos tres lustros. En particular, resulta trascendente, a nivel latinoamericano, la del Ejrcito Zapatista de Libera-cin Nacional (ezln). Esta adecuacin va ms all de aspectos de carcter administrativo (costo-eficiencia), sustentada en la idea neoliberal-desarro-llista sino que, ms bien, su construccin parte de la identificacin y an-lisis de un fenmeno complejo, en cuyo caso debe ser explicado y proyec-tado bajo una ptica interdisciplinaria, considerando los procesos socioeconmicos, culturales y de poltica que pueden viabilizar su futura aplicacin. En este trazo metodolgico interdisciplinario han sido y sern fundamentales diversos elementos, teoras, conceptos y factores de la eco-noma, el derecho, la antropologa, la geoeconoma, la etnologa, la estads-tica y la sociologa, entre otros.

    marCo referenCIal

    En el presente apartado se delimita el contexto y marco terico conceptual inicial que guiar este trabajo.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA14

    De la importancia y significado de la interdisciplina como estrategia de investigacin

    Si bien es cierta la trascendencia de la interdisciplina como estrategia de inte-gracin de las ciencias sociales y, por supuesto, su adecuacin metodolgica-conceptual, en el marco de la investigacin, tambin este fenmeno puede representar la construccin de una nueva metafsica social como otrora aconte-ci con los modelos positivistas, conductistas o estructural funcionalistas que habran permeado diversos fundamentos metodolgicos, digamos in-terdisciplinarios, de las ciencias sociales.

    Uno de los diversos retos que asumimos al recuperar esta idea de la inter-disciplinariedad como contexto de la presente investigacin estar dado en la identificacin de aquellas categoras, fundamentos, metodologa y teoras que soporten los significados de dicha estrategia de la ciencia.

    Qu decir de los clsicos del marxismo que, ms all de algunos presu-puestos de carcter ideolgico, habran fundamentado la interaccin disciplinaria de los diversos contextos del territorio de la ciencia y en donde adquiere sin-gular importancia la categora de totalidad,5 la que, sin lugar a dudas, represen-ta un concepto significativo en la comprensin interdisciplinaria de los fenmenos sociales. Siendo adems trascendente, en el marxismo, la com-prensin de lo social como una cualidad reivindicativa de los sujetos y clases explotadas de la sociedad, en donde la ciencia y la ideologa pueden brindar una proyeccin transformadora.

    Se trata, entonces, de identificar a la interdisciplina desde una visin que viabilice y depure al conocimiento, estableciendo aquellos parmetros que le den significado al objeto de estudio y/o el objeto de transformacin de la presente investigacin, consistente en la vindicacin de la autonoma regional, la cual advier-ta el desarrollo de la etnia nahua del estado de Oaxaca, Repblica Mexicana.

    De manera particular, en este trabajo se incursiona en algunos elementos que vinculan al conocimiento antropolgico y etnolgico (trtase de sujetos sociales y de relaciones sociales imperantes en el universo de los pueblos indios) con el conoci-miento sociolgico, econmico, jurdico y de la ciencia poltica, entre otros.

    Las ciencias naturales se convertirn con el tiempo en la ciencia del hombre, del mismo modo que la ciencia del hombre englobar las ciencias naturales y slo habr, entonces, una ciencia. Cfr. Carlos Marx, Manuscritos econmico-filosficos de 1884, Grijalbo, 996, p. 7.

    5 Nos referimos al formen o formacin social el capitalismo el cual puede ser comprendido en el contexto global en el que se desarrollan los fenmenos que le dan existencia.

  • ESTRATEGIA DE INVESTIGACIN 15

    Esta bsqueda, o explicacin interdisciplinaria, se sustenta a partir del pensamiento crtico iniciado por el marxismo y que fuera contemporanei-zado por Antonio Gramsci y los neomarxistas, especialmente por la denomi-nada Escuela de Frankfurt.6 Y cuyo soporte analtico ms bien opera desde el mbito de la cultura y de la autonoma relativa en que se desenvuel-ven diversos sectores de la sociedad civil, dgase en el caso mexicano y latino-americano el que corresponde por ejemplo a los pueblos indios, aspecto que de igual manera expresa el ascenso del movimiento indio y el papel desarrolla-do por el ezln. De igual manera, en la mirada retrospectiva latinoamericana son significativas las aportaciones del peruano Jos Carlos Maritegui, quien ha planteado el estrecho vnculo de lo nacional con lo indgena. Conforme a Maritegui, la cuestin indgena constituye un problema social fundamental de diversos pases latinoamericanos, lo que se explica a partir de la no vinculacin entre fenmenos de la premodernidad pueblos indios y el consabido desarro-llo capitalista. Todo ello sin dejar de considerar el debate contemporneo, en virtud del ascenso del movimiento campesino indgena a nivel mundial, lo que en buena medida se ha traducido, en aportaciones significativas, como lo son las aportaciones en materia de antropologa jurdica del doctor Ren Kuppe de la Universidad de Viena, Austria, de sociologa rural, auto-gestin social y movimiento campesino; del doctor Eduardo Sevilla Guz-mn de la Universidad de Crdoba, Espaa, en lo que corresponde a los derechos de los pueblos indios; entre otros diversos investigadores contem-porneos.

    Finalmente, consideramos trascendente para cualquier bsqueda inter-disciplinaria los fundamentos metodolgicos desarrollados desde la sociolo-ga, especialmente aquellos que ha sustentado Edgar Morn, quien ha sugeri-do apartarse de los criterios cientificistas. Al respecto seala:

    a) Establecer una cierta flexibilidad y complejidad en las categoras sociolgico-culturales, las cuales no deben constituir marcos determi-

    6 El discurso frankfurtiano constituye per se un campo sui gneris, adoptando de los campos ya existen-tes, fragmentos que le confieren su aspecto barroco, puesto que es a la vez filosfico, sociolgico y polti-co. Este barroco no debe interpretarse como eclecticismo, lo que sera inevitable si se descifrara su discurso a travs del prisma de los campos existentes. Es sobre la base de esta pretensin fundamental de promover una ubicacin objetiva, nueva e irreductible, a lenguajes particulares e independientes que, segn nosotros, debe comprenderse a la escuela de Frankfurt. Cfr. Assoun Laurent Paul, La escuela de Frankfurt, Presses Universitaires de France, 989; Habermas Jrgen, Teora y praxis, Barcelona, Atalaya, 999.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA1

    nistas estrechos y cerrados sino, permitir las potencialidades, transgre-soras o ambivalentes de los actores y sujetos.

    b) Introducir categoras ms complejas entre las categoras ya elaboradas por la sociologa del conocimiento.7

    De igual manera, Morn seala:

    Alcanzar la conciencia epistemolgica que corresponde a los desarrollos contemporneos de las ciencias, es decir:

    Sustituir el principio determinista/mecanicista por un principio dial-gico en el que orden/desorden/organizacin estn en relaciones, a la vez, complementarias y antagnicas, y donde los aconteceres sean sometidos al azar, a las inestabilidades y a las bifurcaciones.

    Sustituir la alternativa reductivismo/holismo por un concepto sistmi-co que integre a las relaciones complejas entre las partes y el todo.

    Reconocer las autonomas a partir de los conceptos de sistema abierto.8

    Del equipo interdisciplinario

    Es importante precisar que, en virtud de las caractersticas interdisciplinarias contenidas en esta investigacin, se ha incorporado para su debida ejecucin el concurso y participacin de diversos acadmicos e investigadores, los que, como as acotbamos en el proemio de este protocolo, integran tanto el cuer-po de asesores, como especficamente el equipo de colaboradores, los cuales tienen diversas lneas de investigacin. Todo ello en relacin con la magnitud del objeto de estudio y transformacin pretendido, el cual le sera imposible a un solo investigador agotar por cuenta propia.

    El problema en prospectiva

    Se parte por reconocer un problema indgena, entendido ste no tan slo como un problema de racismo o de polticas indigenistas, sino como un fenmeno

    7 Edgar Morn, Sociologa, Madrid, Tecnos, 2000. 8 Ibidem, p. 5.

  • ESTRATEGIA DE INVESTIGACIN 1

    fundamentalmente estructural, econmico, con sus respectivas secuelas so-ciales. Problema que se enmarca, de igual manera, no tan slo como tnico o nacional, sino como un problema de toda la humanidad, es decir, como un conflicto internacional en el que se trascienden fronteras.

    El problema indio se traduce hoy en una guerra no declarada, pero siem-pre presente y constante. El problema indio transcurre silenciosamente como un conflicto de hambruna, miseria y desesperacin de ms de 300 millo-nes de seres humanos. Este conflicto se enmarca en el advenimiento del modelo neoliberal cuyo origen se basa en los pactos signados por los gran-des conglomerados financieros.

    Estos pactos son finalmente alianzas de conquista, as se presenta al Grupo de los Siete (g-7) como un poder supranacional, que cuenta con sus propios rganos regulatorios y financieros, como lo son el Banco Mundial (bm) y el Fondo Monetario Internacional (fmi), epicentros desde donde se elaboran las autnticas polticas globalizadoras que ordenan y determinan a los estados nacionales. En el caso de los pueblos indios, se trata del asalto definitivo a las esferas pendientes de la reproduccin imperialista. Estos pactos se extienden a la sumisin y docilidad de los estados nacionales, quie-nes son socios y cmplices an incluso cuando se intuye el riesgo moral y poltico, conociendo que millones de seres no tendrn ninguna alternativa en el mbito del neoliberalismo.

    Para ello resulta fundamental identificar las tendencias socioeconmicas en las cuales se desenvuelve el capitalismo mundial actualmente, lo cual nos conduce a establecer que la reestructuracin en marcha de las relaciones sociales corresponden a un cambio de fase del desarrollo capitalista y al ascen-so de un proyecto actualizado de la hegemona y la dominacin del capital sobre el mundo del trabajo, lo cual significa que el espacio social en que se dirime la lucha de clases se ha trastocado y explicarlo resulta fundamental no slo en funcin de la esperanza, sino inclusive respecto de la propia sobrevivencia humana.

    Se trata entonces del fenmeno de la globalizacin, como un nuevo orden internacional que envuelve la emergencia de un sistema econmico global que se estira ms all del control de un estado singular (incluso de los estados dominantes); la expansin de las redes de nexos y comunicaciones transnacionales sobre las cuales los estados particulares tienen poca influen-cia; el crecimiento enorme en la organizacin internacional que puede limitar el alcance de la accin de los ms poderosos Estados; el desarrollo de un orden

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA1

    militar global [...] el cual puede reducir el rango de viabilidad de las polticas de los gobiernos y sus ciudadanos. Este capitalismo total se hace presente como globalizacin y homogeneizacin del mundo, por tanto, como totaliza-cin del mercado y de la privatizacin de todas las funciones pblicas en nombre de la propiedad privada.

    De acuerdo con Guiddens: La globalizacin puede as ser definida como la intensificacin de las relaciones a escala mundial que ligan localidades dis-tantes de tal manera que los acontecimientos de cada lugar son modelados por cuentas que ocurren a muchas millas de distancia y viceversa.9

    Por su parte, Boyer identifica cuatro definiciones acerca de la globaliza-cin: como globalizacin de los mercados; como forma de gestin de las empresas multinacionales a escala mundial; como la sustitucin de los Esta-dos-nacin por las empresas transnacionales en la redefinicin de las reglas de juego a nivel mundial; y como nueva configuracin de la economa inter-nacional.0

    Esta tendencia galopante globalizadora no deja de traducirse de igual manera como un fenmeno de homogeneizacin cultural y cuyos patrones fundamen-tales no dejan de ser los del imperialismo.

    La etapa reciente del problema indgena se ubica en una nueva recompo-sicin internacional del trabajo, como consecuencia de la hegemona inter-nacional ejercida por el imperialismo estadounidense y aplicada por los grandes conglomerados, bajo la concepcin de un liberalismo econmico a ultranza, cuyos resultados significan tambin una mayor concentracin y centralizacin del capital, siendo la ms asfixiante que haya conocido la humanidad, aspecto que, desde luego, es concomitante con la intensificacin catastrfica de la pobreza.

    A inicios de la dcada de los noventa [...] unas 37,000 firmas transnacio-nales encerraban, con sus 70,000 filiales, la economa internacional en sus tentculos. Sin embargo, el centro del poder se sita en el crculo ms restrin-gido de las 200 primeras: desde los inicios de los aos ochenta, ellas han tenido una expansin ininterrumpida por va de las fusiones y las compras de rescate de empresas. De este modo, la parte del capital transnacional en el producto interno bruto (pib) mundial ha pasado de 7 por ciento, a mitad de

    9 Octavio Ianni, Teoras de la globalizacin, Mxico, Siglo xxI, 996, p. 63.0 Robert Boyer, La globalizacin, mitos y realidades, en Debate Nacional, t. i, Mxico, Siglo xxI,

    uanl, 997.

  • ESTRATEGIA DE INVESTIGACIN 1

    los aos sesenta, a 2 por ciento, en 982, y a ms de 30 por ciento, en 995. Las 200 primeras son conglomerados cuyas actividades planetarias cubren sin distincin los sectores primario, secundario y terciario: grandes explotaciones agrcolas, produccin manufacturera, servicios financieros, comercio, etctera.

    Geogrficamente, ellas se reparten entre 0 pases: Japn (62), Estados Unidos (53), Alemania (23), Francia (9), Reino Unido (), Suiza (8), Italia (5) y Pases Bajos.

    En el siguiente cuadro se puede observar el grado de concentracin en la era de la globalizacin (aos noventa):

    Cuadro

    PasNmero de empresas Negocios

    Ganancias (miles de millones de

    dlares)

    Porcentaje de negocios mundiales

    Porcentaje ganancias mundiales

    Japn 62 3,96 6 0.7 8.3Estados Unidos 53 ,98 98 25. 39.2Alemania 23 786 2.5 0.0 9.8Francia 9 572 6 7.3 6.3Reino Unido 275 20 3.5 8.0Suiza 8 2 9.7 3. 3.9Corea del Sur 6 83 3.5 2.3 .Italia 5 7 6 2.2 2.5Reino Unido/Pases Bajos 2 59 9 2.0 3.7Pases Bajos 8 5 .5 2.0Venezuela 26 3 0.3 .2Suecia 2 .3 0.3 0.5Blgica/Pases Bajos 22 0.8 0.3 0.3Mxico 22 .5 0.3 0.6China 9 0.8 0.2 0.3Brasil 8 .3 0.2 .7Canad 7 0.5 0.2 0.2Totales 200 7,850 25 00 00pib mundial 25,223 3.20

    Fuente: Frederic F. Clairmont, Ces deux cents societes qui controlent le monde, en lma iv, 997, cit. en Marcos piezas del rompecabezas mundial.

    Los pueblos indgenas viven un momento trascendente de supervivencia en el planeta. Territorios y regiones que, en el pasado constituyeron reas

    Cfr. Frederic F. Clairmont, Ces deux cents societes qui controlent le monde, en lma iv, 997, cit. en Marcos piezas del rompecabezas mundial.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA20

    estratgicas de reserva en recursos naturales y que hoy ocupan los pueblos indios, se colocan en la ptica de la hegemona mundial.

    Segn clculos de finales de 993, la poblacin indgena mantena todava el control de ms de 2 por ciento de la tierra de este planeta. Casi toda esta zona se halla an en estado natural [...].2

    Si bien la incursin del capital en la geografa indgena no representa novedad alguna, las caractersticas que se prevn en su aplicacin contempo-rnea avizoran impactos irreversibles que, adems de las remociones pobla-cionales compulsivas, pueden generar un impacto total a las reservas de la biosfera ms importantes del mundo.

    Los capitales industriales piensan localizar megaproyectos urbanos o rurales sobre las poblaciones, caadas o playas. Cada una de las mordidas que el bm, el fmi, el bid y los grupos financieros estadounidenses o mexicanos dan sobre la tierra y el cuerpo de los trabajadores en verdad es slo el anuncio de algo mucho ms profundo, pues siempre vienen detrs los empresarios industria-les que reutilizan el territorio o los cdigos genticos de las especies, empla-zando corredores de maquilas, hospitales, plantas petroqumicas, consorcios de transporte ferroviario y martimo, mega plantaciones tropicales, organiza-ciones ambientalistas al servicio de la ingeniera gentica, etctera.3

    un breVe referente hIstrICo Del Caso mexICano

    Desde la conquista europea, los pueblos indios de Amrica han visto ne-gada su historia y distorsionada su prctica social. El bloque hegemnico ha impuesto modelos socioeconmicos e ideolgicos contrarios a los pueblos indgenas, orillndolos a sobrevivir en zonas de refugio (selvas, sierras y desiertos) o, en su caso, ubicndolos como fuerza de trabajo de minas y haciendas. En algunos casos, la ocupacin europea implic el genocidio que llev al exterminio total de la poblacin, como sucedi en ciertas lati-

    2 Cfr. Alexander Ewen, La voz de los pueblos indgenas (los indgenas toman la palabra en la onu), Barcelona, plenum, 995, p. 3.

    3 Andrs Barreda, Capital industrial y territorio, La Jornada del Campo, p. 6, Mxico, 26 de agosto de 997.

    Gonzalo Aguirre Beltrn, Las zonas de refugio, Mxico, 975, p. 8.

  • ESTRATEGIA DE INVESTIGACIN 21

    tudes del Caribe antillano. En el caso de Mxico, segn informacin exis-tente, a la llegada de los peninsulares, la poblacin sera de entre 25 y 30 millones. A slo 60 aos de la conquista, el nmero de naturales se redujo a tan slo 3 millones.5

    En otras regiones, el genocidio se combin con el etnocidio6 en el que, sin matar los cuerpos, se alien la conciencia de los dominados. Fue as como ante la magnificencia de ,500 aos de produccin cientfica, cultural y socioeconmica, los centros urbano-religiosos de importancia fueron destrui-dos, los cdices incinerados, la estructura social menoscabada, el modelo de produccin refuncionalizado, la caracterstica cultural de cada pueblo negada y su fuerte religiosidad convertida en sacrilegio. Patrn til de aculturacin lo constituy la categora indio con la que fueron bautizadas ms de 00 culturas, encajonando de la misma forma a pueblos que se diferenciaban en sus contenidos y expresiones. Mayas, aztecas, mixtecos, purpechas, etctera, fueron homogeneizados a una sola identidad, la de ser indios, sin serlo.

    A la par del dominio econmico, la sociedad hegemnica cre su propia legislacin, Espaa argument su derecho a la conquista como un derecho justo. Surgieron las Bulas Alejandrinas7 y el Tratado de Tordesillas, como los instrumentos reguladores de las relaciones jurdicas entre Espaa, Portu-gal y sus colonias.

    En particular, en Mxico el sistema jurdico recin impuesto transform las relaciones de propiedad de los pueblos autctonos y reform sustancial-mente los modelos culturales de sus comunidades. No obstante la resistencia de los ahora indgenas, que se caracteriz por la negacin al nuevo modelo de la naciente Nueva Espaa, fueron reducidos y obligados a incorporarse al proyecto de crecimiento de los conquistadores. Fue as como surgieron nue-vas figuras de regulacin del espacio indgena, las que en su mayora signifi-caron una readecuacin del espacio territorial en beneficio del espaol y la

    5 Cook F. Sherboorne et al., Ensayos sobre historia de la poblacin, Mxico y el Caribe, Mxico, Siglo xxI, p. 8.

    6 Pierre Clastres advierte al etnocidio como la destruccin sistemtica de los modos de vida y pen-samiento de gente diferente a quien lleva a cabo la destruccin. Cfr. Clastres, Investigacin en antropologa poltica, Mxico, Gedisa, 98, p. 3.

    7 El 3 de mayo de 93, el papa Alejandro VI promulg las Bulas Alejandrinas, teniendo mayor relevancia la Bula Inter Coetera, que consisti en el pronunciamiento papal con el que se confirmaba a la Corona de Castilla el dominio y posesin de las tierras del Nuevo Mundo. Esta prerrogativa es de gran importancia, ya que confiri a la conquista la categora de permisin divina, con lo que las brbaras accio-nes emprendidas tuvieron la justificacin de propagar la verdadera fe.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA22

    prdida paulatina de la propiedad originaria. Dentro de stas encontramos las capitulaciones, las confirmaciones, las encomiendas, etctera.

    Al igual que en otras latitudes latinoamericanas en el siglo xix, Mxico vivi su proceso de lucha por la independencia y con ello el surgimiento de la Repblica. En l las poblaciones indgenas jugaron un papel trascendente, erigindose en ejrcitos de las vanguardias jacobinas.

    Con el advenimiento de la Repblica, el problema indgena no cambi de curso, por el contrario, se agrav. A mediados del siglo xix, el gobierno de Benito Jurez promulg la Constitucin federal, la que en su artculo 27 esta-bleci el desconocimiento de la personalidad jurdica de las poblaciones indgenas, fenmeno que sociopolticamente se tradujo en autnticas guerras regionales. El problema indgena durante este periodo se manifiesta en el desconocimiento de la propiedad territorial de los grupos tnicos de Mxico y en la profundizacin del proceso de aculturacin, cuyo origen radic en la adopcin del pensamiento liberal de la poca. Los intelectuales americanos cimentaron su filosofa bajo la influencia europea, siendo incapaces de iden-tificar sus propias tradiciones y realidades. Una primera ruptura con la influencia occidental surgi a principios del presente siglo con la Revolucin mexicana. Durante este periodo la sociedad civil, y en particular, el movi-miento indgena comenzaron a recuperar espacios. Emiliano Zapata y Ricar-do Flores Magn hicieron suyas las demandas de confirmacin y restitucin de la propiedad territorial de las comunidades agrarias, aspectos que poste-riormente se erigieron como preceptos legales de la Constitucin General de la Repblica.

    Sin embargo, no fue sino con el gobierno del presidente Lzaro Crdenas (93-90), cuando en la prctica, el formulismo jurdico agrario comenz a materializarse al ser dotados y restituidos, parcialmente, los pueblos indios de sus antiguas propiedades.

    A partir de este periodo se dio paso a polticas indigenistas que no hicie-ron sino desvirtuar la identidad de estos pueblos, la legislacin imperante los homogeneiz al conjunto nacional, quedando pendiente el reconocimiento de sus derechos polticos y sociales.

    En la actualidad, el problema indgena se mantiene latente. Las estruc-turas socioeconmicas que se han ido construyendo desde la conquista se manifiestan en este problema y son determinadas por los fenmenos de la reproduccin capitalista, circunstancia que ha trado aparejadas transforma-

  • ESTRATEGIA DE INVESTIGACIN 23

    ciones en la ocupacin territorial a la bsqueda de los necesarios incrementos en la industrializacin del pas y sus concomitantes que, particularmente en el agro, han provocado cambios profundos en las relaciones de propiedad india. El sector ms subdesarrollado, pobre y explotado de Mxico lo cons-tituyen los pueblos indios. La mayor parte de ellos viven al margen de la vida econmica, poltica, social y cultural del pas o, bien, se insertan en el peldao inferior del proletariado y sus condiciones de vida estn muy por debajo de los niveles socioeconmicos comnmente considerados como aceptables.

  • 2

    Captulo II

    Historia regional de los nahuas de Santa Mara Teopoxco, Oaxaca, Mxico (1400-10)

    IntroDuCCIn

    La manera en que se ha organizado este captulo parte del marco referencial, de cmo concebimos conceptual y espacialmente la regin investigada, en cuyo caso son importantes las relaciones y el entramado social que desarroll la cultura nonoalca procedente de Tula, en un espacio ms amplio y que se ubica en el valle de Tehuacn y en los linderos de la sierra oaxaquea, entre Huautla, Zongolica y Teotitln del Camino, Oaxaca. En un segundo plano, se incursion en la identificacin de los patrones que integran histricamente a la cultura nhuatl, recuperando a los ms importantes estudiosos sobre la materia (Kirchhoff, 976; Len-Portilla, 997; Lpez Austin, 98; Manzani-lla, 999; Sahagn, 952; entre otros).

    Valga precisar que en los apartados tercero y cuarto de este trabajo se busca establecer amplios referentes que expliquen de manera consistente el vnculo nonoalca con Teopoxco, de ah que jerrquicamente en nuestro estu-dio se integren varios subapartados en esta temtica.

    La ltima parte se conforma a partir de la historia microrregional de Teopoxco en cuyo caso arribamos a los albores del siglo xx, sin que en su fase contempornea (ltimas tres dcadas) se haga un estudio pormenorizado, en virtud de que la historia reciente se recupera en otro mbito de nuestra inves-tigacin general.

    Si bien los historiadores y especialistas de diversas disciplinas reconocen la importancia del estudio micro o local, como es el que aqu nos ocupa, en virtud de que constituyen relaciones cuya especificidad permitira la identificacin de sus principales estructuras o significados, de igual manera, por tratarse de espacios ms concretos, habra que sealar las dificultades que depara o han deparado, para cualquier ncleo de investigacin, el estu-

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA2

    dio histrico de aquello que solemos identificar como lo local, como as acontece con el municipio de Santa Mara Teopoxco, Oaxaca, y de sus 33 barrios que le conforman, sobre todo, cuando en el procesamiento de nuestra informacin hemos encontrado espacios irresolubles respecto de su conti-nuidad histrica.

    Entre otras, algunas de las lagunas de conocimiento acerca de la historia local van desde el origen de sus primeros asentamientos. Si acaso, pode-mos conjeturar sobre su origen chocho poloca, lo cual se advertira a partir de estudios estratigrficos y arqueolgicos, y de lo cual lingsticamente no encontramos algn parmetro que sea indicativo en este tenor, como s ocurre en dos poblados y municipios vecinos, que son Huautla (hoy de origen mazateco) y en Teotitln del Camino (con escasa pervivencia nahua en la actualidad).

    Otro problema es el inherente a la relacin o dependencia de Teopoxco con otros centros de poder, como as ocurri con su cabecera o partido Teo-titln del Camino, de manera que gran parte de su pasado histrico se con-greg en dicho poblado y el cual, en la actualidad, carece de una sistematiza-cin de documentos que delimiten este vnculo histrico. Otro problema es la gigantesca dispersin documental relativa a los elementos en estudio, fen-meno que por supuesto dificult el debido trazo de la investigacin; al respec-to, existen documentos en la ciudad de Mxico, Puebla, Oaxaca, Tehuacn, Coxcatln, Teotitln, etctera.

    marCo De referenCIa

    Amn de la importancia de los significados histricos que guarda nuestro estudio, dos son los aspectos que de manera central se entreveran para inten-tar distinguir los segmentos de la cultura nahua que an subsisten en el norte del estado de Oaxaca, como as ocurre en el caso del actual municipio de Santa Mara Teopoxco.8

    8 La fuente documental ms antigua que da cuenta de la existencia de Santa Mara Teopoxco corres-ponde a la relacin de Teutitln, que data del ao de 58, la cual analizamos en el marco de este estudio, valga precisar que dicho documento refiere el trmino Teopochco para aludir a nuestro espacio geogrfico investigado. En el contexto de este estudio utilizaremos de forma indistinta, al referirnos a Santa Mara Teopoxco, los trminos Teopoxco y Teopochco, cuya forma cambia, como veremos ms adelante, dependiendo de las reglas establecidas respecto de la regin y la forma dialectal que se usa para el nhuatl.

  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 2

    En primer trmino encontramos aquel que corresponde a su dimensin espacial, es decir, el concepto de regin, que si bien desde la geografa podra advertir aquellos cnones que delimitan cierta territorialidad en sus aspectos hidrolgicos, fisiogrficos, climatolgicos, orogrficos, etctera.

    De igual manera, el trmino de regin lleva implcito su enmarque espe-cficamente cultural, es decir, la simbolizacin que el ser humano ha dado a ciertos espacios geogrficos. En esta perspectiva se identifican dos mbitos: en primera instancia, aquel que comparte el advenimiento de la regin del valle de Tehuacn;9 y, en segundo lugar, su vnculo con la regin montaosa que le circunda, actualmente limtrofe entre los estados de Puebla, Veracruz y Oaxaca, en cuyo caso sobresale la relacin de Teopochco con el corredor entre Teotitln y Huautla (mapa ).

    Es imprescindible, para entender la historia de la regin, el conocimiento de las relaciones econmicas, polticas, demogrficas y culturales de las men-talidades. En esta ptica se despliega el estudio de Teopochco, a partir del vncu-lo estrecho con el rea de Tehuacn, Puebla y Teotitln, Oaxaca, los que a su vez interaccionan con Tula y la Mixteca.

    Encontramos que nuestra regin en estudio se ubica en:

    El eje Transversal y la Sierra Madre que se enlazan, y con ello contribuyen a configurar una abigarrada orografa de altos cerros, amplios valles, que-bradas y barrancas profundas en cuyo fondo corren en rpido curso, ros o arroyos que socavan las formaciones calcreas para sumirse y reaparecer ms adelante.El nudo montaoso as forjado ocupa el trmino donde colindan los estados de Puebla, Oaxaca y Veracruz; el valle semidesrtico de Tehuacn, La Caada clida y seca que inicindose en Teotitln conduce a la ciudad de Oaxaca, y la vertiente oriental del macizo serrano en su mayor extensin ocupada por Zongolica, aunque en jurisdicciones propias de entidades federativas distin-tas, constituyen una regin. La vegetacin del valle, ubicada en la zona semirida poblano-oaxaquea, se considera como una herencia relativamente poco perturbada del matorral xer-filo que imper en todo el valle de Tehuacn hace por lo menos 0,000 aos.Ahora se conserva una extica y extraa cubierta vegetal en la que gigan-tescos y centenarios cactus parecen custodiar valiosos tesoros que la ciencia 9 La regin de Tehuacn ha sido considerada tradicionalmente como la parte del sureste de Mxico

    que abarca el norte de la Mixteca, La Caada oaxaquea y la Sierra Negra del estado de Puebla.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA2

    Mapa

    LA REGIN EN ESTUDIO, CARACTERSTICAS GEOGRFICAS

  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 2

    nacional an no ha reclamado para s. Tesoros que surgieron antes de la for-macin misma del valle de Tehuacn, los cuales incluyen grandes yacimientos fsiles que hacen de esta regin una zona clave para el conocimiento del Cretcico Medio en el pas. La zona es valiosa como centro de evolucin de la flora semirida, tiene 29 por ciento de especies endmicas, y destacan las cactceas.20

    La regin de Tehuacn ha sido considerada tradicionalmente como la par-te del sureste de Mxico que abarca el norte de la Mixteca, La Caada oaxa-quea y la Sierra Negra del actual estado de Puebla.

    Por otro lado, identificamos a la regin en virtud de los patrones cultura-les ah asentados y que, como veremos ms adelante, guarda, segn diversos estudios,2 tres influencias principales:

    En primer trmino aquella que se ubica en un horizonte histrico de aproximadamente 30,000 aos (Mac Neish, 967), que dio origen a las prime-ras aldeas, hasta la domesticacin del maz en el rea de Coxcatln y el conco-mitante advenimiento de la agricultura.

    En segundo lugar, encontramos tres vertientes tnicas, una de influencia chocho poloca, vinculada con la Mixteca, por otro lado la cultura nahua de origen nonualca proveniente de Tula-Tollan (actual estado de Hidalgo) y, finalmente, la influencia mexica. Estos son los mbitos en los que se dio la fundacin y adve-nimiento de Santa Mara Teopoxco (Teopochco) y en cuyo devenir han guardado importantes relaciones de vinculacin y dependencia, Tehuacn, Teotitln, Huautla y un corredor que se extiende hasta Guatemala (mapa 2).

    De esta manera, en el marco del contexto histrico de Santa Mara Teo-poxco, en la presente investigacin se han incorporado cinco apartados:

    . La identificacin (histrica) de los principales elementos que integran la cultura nahua.22

    2. El estudio de los orgenes Nonualcas en la zona en estudio, a partir de las principales fuentes, incluyendo algunos aportes arqueolgicos.

    20 Luis Balderas, Ensayos de historia regional de Tehuacn, De la poca prehispnica a la Colonia, Ayunta-miento del Municipio de Tehuacn, p. .

    2 (Gerhard, 97, Kirchhoff, 976; Mac Neish, 967).22 Como se sabe, Santa Mara Teopoxco, tanto a nivel estatal, como nacional, es uno de los muni-

    cipios que conserva en ms de 90 por ciento de sus habitantes la lengua nhuatl, adems de diversos cnones que componen su cultura.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA30

    Mapa 2

    DESARROLLOS CULTURALES DE LA REGIN

    Fuente: Kirchhoff, 976.

  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 31

    3. La influencia Tehuacana-Chocho poloca y de Teotitln, en Santa Mara Teopoxco.

    . El advenimiento de Teotitln como rea de influencia respecto de Santa Mara Teopoxco; y

    5. La historia microrregional y que corresponde a los antecedentes y advenimiento del actual municipio de Teopochco (Santa Mara Teopoxco), del Distrito de Teotitln, estado de Oaxaca (cfr. mapa 3. Poblamiento contemporneo de la regin en estudio).

    QuInes son los nahuas?

    Contrario a la visin moderna que nos leg el campo disciplinar, como por ejemplo, la etnologa respecto de la identificacin de determinados rasgos culturales de ciertos pueblos o nucleamientos humanos los cuales les son comunes y que daran pauta a la comprensin inmanente de ciertas etnias, en el mbito de las culturas mesoamericanas la idea de lo nahua, al mismo tiempo que advierte races o patrones que la identificaran en cuanto a la existencia de una cierta cosmovisin, tambin perviven circunstancias hist-ricas que de alguna manera nos presentan de forma sui generis la trayectoria cultural compleja de determinados pueblos, como ocurri en el preclsico y el clsico del Anahuaktl23 a partir de luchas por la hegemona de ciertas dinas-tas que sin dejar de ser nahuas presentan sus propias contradicciones.

    Quede pues para estudios ms concienzudos profundizar en la compleji-dad del tema en cuestin. Al decir del maestro Len-Portilla:

    Gente de variadas actividades en el campo de la cultura eran nahuas, aztecas, texcocanos, cholultecas, tlaxcaltecas [...], al principio del siglo xvi. Establecidos en el Valle de Mxico y en sus alrededores unidos por el vnculo de la lengua nhuatl o mexicana haban heredado no slo muchas de las ideas y tradicio-nes, sino tambin algo del extraordinario espritu creador de los toltecas.

    Mas conviene recalcar que los aztecas y mexicas, tan afamados por su grandeza cultural y econmica, no eran los nicos representantes de la cultu-ra nahua durante los siglos xv y xvi. Los aztecas haban sometido a su obe-diencia a pueblos lejanos, de un mar a otro, llegando hasta Chiapas y Guate-

    23 En este mbito es innegable el advenimiento de las tribus nahuas-chichimecas, cuyos orgenes culturales guardan similitudes, pero que en su trascender histrico derivaron en diversidad de etnias.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA32

    Mapa 3

    POBLAMIENTO CONTEMPORNEO DE LA REGIN EN ESTUDIO

  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 33

    mala. Pero a su lado coexistan otros nahuas; independientes de ellos en distinto grado. Unos eran aliados: los de Tlacopan y Tezcoco, donde rein el clebre Nezahualcyotl. Otros, aunque tambin nahuas, eran enemigos de los aztecas, por ejemplo, los seoros tlaxcaltecas y huexotzincas.

    Todos ellos, a pesar de sus diferencias, eran partcipes de una misma cultura. Estaban en deuda con los creadores de Teotihuacan y de Tula. Por sus obvias semejanzas culturales y por hablar una misma lengua, conocida como nahua, verdadera lingua franca de Mesoamrica, hemos optado desig-narlos a todos genricamente como nahuas. As como se hablar aqu del pensamiento, el arte, la educacin, la historia y, en una palabra, la cultura nhuatl como exista en las principales ciudades del mundo nhuatl prehisp-nico de los siglos xv y xvi.2

    2 Len-Portilla Miguel, Filosofa nhuatl, Mxico, unam, 997, p. .

    Fotografa . Reproduccin parcial de los frescos del ayuntamiento de Tehuacn, Puebla, agosto de 2007 (cultura nhuatl). Fuente: Doctora Diana Hernndez Palacios.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA34

    un aCerCamIento a la CosmoVIsIn nhuatl

    No obstante las fuentes histricas existentes, hasta nuestros das perviven an reservas en la puntualizacin o explicacin sistemtica respecto de la cultu-ra que se identifica como la que correspondi a los nahuas de Mesoamrica, ya sea por la carencia de estudios arqueolgicos ms detallados o debido a la insuficiencia de datos (lingsticos, histricos o etnolgicos) que permitan establecer con mayor abundancia el tema en estudio.

    Otra problemtica resulta de las fuentes indirectas, como as acontece con los cronistas espaoles, teniendo como mximo exponente a Fray Ber-nandino de Sahagn25 y a Toribio de Benavente (Motolina) quienes, al interpretar la concepcin cultural nhuatl, la explicaron fundamentalmente bajo cnones ad hoc a la cultura de Occidente, lo que de alguna manera, advierte determinadas pautas no del todo objetivas en el entendimiento o comprensin de la otredad.

    Advirtiendo la dificultad que existe en establecer una delimitacin defi-nitiva, y sin que constituya una visin a fondo del tema en cuestin, s qui-siramos sustentar algunos de los aspectos que concebimos son esenciales en el entendimiento del nhuatl-histrico26 en virtud de que stas son las pautas culturales en las que se ciment el nhuatl mesoamericano y, en su caso, los habitantes de Teopoxco, Oaxaca.

    Quin mejor que el distinguido Miguel Len-Portilla, que ha interioriza-do en la filosofa nhuatl, para tener una idea de dicho pensamiento:

    La idea de la lucha aplicada antropomrficamente a las fuerzas csmicas, es precisamente la forma encontrada por el pensamiento nhuatl para explicar-se el acaecer del universo. ste ha existido en diversos periodos de tiempo. Al principio, recin creado, hubo un equilibrio de fuerzas: los cuatro dioses hijos de Tonacatecuhtli se juntaron y dijeron que era bien que ordenasen lo que haban de hacer y la ley que haban de tener.

    25 Ya hemos dicho que la informacin en nhuatl obtenida en Tepepulco, Tlatelolco y Mxico cons-tituy la base principal sobre la que redact su Historia general de las cosas de la Nueva Espaa. Y aun cuando esta obra no es en modo alguno una mera versin castellana de los textos nahuas, pueden escribirse en ella, no obstante, secciones enteras que traducen casi al pie de la letra o resumen lo que en varios textos de los informantes indgenas se dice. Cfr. Miguel Len-Portilla, Filosofa nhuatl, Mxico, unam, 997, p. 63.

    26 El nahua histrico se ubica en los orgenes chichimecas de este nucleamiento humano y cuyas races se ubican tanto en Oasisamrica y Aridoamrica (norte de la actual Repblica mexicana).

  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 35

    Mas este primer equilibrio no fue algo estable: las luchas mticas de Quet-zalcatl y los varios Tezcatlipocas habrn de romperlo. Porque como ninguno de los cuatros dioses existe por s mismo, ni es en realidad el sostn del universo, ya que esto es obra de Omeotl, su condicin es tambin precaria e inestable. Slo Omeotl dualidad generadora y sostn universal est en pie por s mismo. Sus hijos, los cuatro primeros dioses, son fuerzas en tensin y sin reposo. Lle-van en s mismos el germen de la lucha. En su afn de predominio, cada uno tratar de identificarse con el Sol, para regir entonces la vida de los hombres y el destino del mundo. En cada edad de la tierra en cada Sol predomina uno de ellos, simbolizando a la vez un elemento tierra, aire, agua y fuego y uno de los cuatro rumbos del mundo. El breve lapso de tiempo en que logra mantener a raya el influjo de las fuerzas rivales constituye una de las edades del mundo, que a los mortales parecen tan largas. Pero al fin sobreviven la lucha y la des-truccin. Tezcatlipoca y Quetzalcatl combaten, se eliminan uno a otro y reapa-

    Figura . Los dioses portadores del cielo (representados, entre otras cosas, por serpientes emplumadas) en las cuatro esquinas del mundo: Tlazoltotl, Quetzalcatl, xipe-Macuilxchitl y Tlloc Cdice Borgia, lm. 72.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA3

    recen de nuevo en el campo de batalla del universo. Los monstruos de la tierra, el viento, el fuego y el agua son las fuerzas que chocan, viniendo con mpetu desde los cuatro rumbos del mundo (Len-Portilla, 997).

    Entre otros estudios contemporneos sobre la cultura nhuatl, encontra-mos los efectuados por Alfredo Lpez Austin (98) que concibe algunos lineamientos fundamentales respecto de la cosmovisin prehispnica de los indgenas nahuas, sustentada en una visin dual del universo representada en las parejas de deidades. Los mitos cosmognicos hablan de un primer cielo o tiempo oscuro y de un segundo, inaugurado por el cielo del Sol y la Luna que originan la luz en sus travesas por el cielo. No obstante, los primeros hom-bres vivan an dentro de las cuevas. El cosmos se conceba con 3 pisos celestes y nueve del inframundo, y en ellos cada deidad ocupaba un lugar propio como morada. La tierra era representada como un rectngulo rodeado de agua, custodiado por los peligrosos dueos (ambivalentes) moradores de los cerros. El monte central era el Tlalocan, sostenido en las cuatro esquinas por los Tlaloques, muchas veces representados como rboles, que enviaban lluvias y vientos buenos y malos (Lpez Austin, 98: 58-6).

    Figura 2. Tezcatlipoca el que da y quita la riqueza. Cdice Borbnico, p. 6 (detalle). Biblioteca ngel Parlem, ciesas.

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    En estudios ms recientes, la arqueloga Linda Manzanilla (200) ha planteado tres conceptos significativos asociados con el inframundo y las cuevas: Mictln, el camino de los muertos; Tlillan, la morada de la deidad femenina del agua (esposa de Tlloc); y Tlalocan, el lugar del agua, de la fer-tilidad, los sustentos y la riqueza identificados con el centro sagrado, el rbol axis mundi, el corazn del cerro que significa al padre y la madre (conjunta-mente) que nos tutelan.

    Si bien en una visin mtica es conveniente delimitar el sentido que los nahuas mexicanos daban al tiempo y el espacio, siguiendo a Jaques Soustelle encontramos:

    As, el pensamiento cosmolgico mexicano no distingue radicalmente el espacio y el tiempo; se rehsa sobre todo a concebir al espacio como un medio neutro y homogneo independiente del desenvolvimiento de la dura-cin. ste se mueve a travs de medios heterogneos y singulares, cuyas

    Figura 3. Cdice Laud, mixteco, Puebla, p. 3, Biblioteca ngel Palerm.

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA3

    caractersticas particulares se suceden de acuerdo con un ritmo determinado y de una manera cclica. Para el pensamiento mexicano no hay un espacio y un tiempo, sino espacios-tiempos donde se hunden y se impregnan continua-mente de cualidades propias, los fenmenos naturales y los actos humanos. Cada lugar-instante, complejo de sitio y acontecimiento, determina de manera irresistible todo lo que encuentra en l. El mundo puede compararse a una decoracin de fondo sobre la cual varios filtros de luz de diversos colores, movidos por una mquina incansable, proyectarn reflejos que se suceden y superponen, siguiendo indefinidamente un orden inalterable. En un mundo semejante, no se concibe al cambio como el resultado de un devenir ms o menos desplegado en la duracin, sino como una mutacin brusca y total: hoy es el Este quien domina, maana ser el Norte; hoy vivimos todava en un da fasto y pasaremos sin transicin a los das nefastos nemontemi. La ley del mundo es la alternancia de cualidades distintas, radicalmente separadas, que dominan, se desvanecen y reaparecen eternamente (Soustelle, 978: 85).

    CosmoVIsIn-DInastas y Cultura

    En la cosmogona nahua difcilmente podramos separar los factores sociopo-lticos y culturales que le componan, en la medida que el pensar nahua constituye un todo. En este mbito es trascendente identificar que los seoros o cacicazgos histricos, antecesores al advenimiento cultural de Teopoxco fueron sociedades dinsticas regidas por estructuras de poder, en cuya cspide se en-contraban el Huey Tlatoani (el seor) y sus descendientes, pipiltzin, que coadyu-vatoriamente organizaban a su gobierno en vnculo con los guerreros, as como con los calpixques (administradores de tributos) y los pochtecas o comerciantes.

    Se trat de sociedades desptico-tributarias cuyos Altepetls o grandes centros poblados, como Teotihuacn, Tula, o Tenochtitln, vivan por medio de la exaccin tributaria en trabajo o especie que exigan, incluso a travs del dominio y ocupacin militar a ms de cuatrocientos pueblos y comunidades que mantuvieron sometidas.

    Esta realizacin del Mxico prehispnico estuvo vinculada al desarrollo de los Calpulli o Calpotines, pueblos que contaron con determinada autonoma y de cuyo trabajo macehual o campesino (excedentes de produccin) vivan los centros de poder.

  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 3

    De manera que la realizacin de la cosmovisin nahua guardara dos mbitos geogrficos, uno que se ubicaba en los Altepetls y cuya administracin y significado correspondi a los ncleos dominantes (el Huey Tlatoani y los pipiltzin); y aquel que se encontraba entre los sectores macehuales o campesi-nos, as el entendimiento de la cosmovisin nahua guardara, por un lado, un sentido elitista, cuyas adecuaciones corresponderan a los tlamatines o sabios, aquellos que educaban en el Calmecac y en el Tepuxcalli27 a las jvenes genera-ciones descendientes de los seores y su descendencia; y, por otro, aquella cosmovisin que, si bien estaba ligada a los centros de poder, se expresaba entre los ncleos campesinos del Calpulli.

    Fray Bernardino de Sahagn, que como sabemos entrevist28 a los viejos de Tepepulco, Tlatelolco y Mxico, nos da una versin marginal en su obra clsica, Historia general de las cosas de la Nueva Espaa, al referirse a los sabios nahuas:

    El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahuma Un espejo horadado, un espejo agujereado por ambos lados Suya es la tinta negra y roja, de l son los cdices, de l son los cdices El mismo es escritura y sabidura Es camino, gua veraz para otros Conduce a las personas y a las cosas, es gua en los negocios humanos El sabio verdadero es cuidadoso (como un mdico) y guarda la tra-

    dicin Suya es la sabidura transmitida, l es quien la ensea, sigue la verdad Maestro de la verdad, no deja de amonestar27 Segn los Huehuetlatolli (plticas de los viejos) se comprende que en el Calmecac o Telpoxcalli se edu-

    caba didcticamente un conjunto de valores ideas con fines de tipo social, familiar, del nacimiento, la muerte, etctera. Cfr. ngel Mara Garibay, Huehuetlatolli, documento A, en Tlalocan, t. i, pp. 3-53.

    28 Fray Bernardino de Sahagn, op. cit., t. ii, p. 6. DLower al referirse a este aspecto seala: Despus de madura reflexin y anlisis minucioso, Sahagn formula un cuestionario minuta como l dice de todos los tpicos referentes a la cultura material y espiritual del pueblo azteca, como base de la encuesta que se propone realizar. Selecciona luego a los ms seguros informadores: ancianos que se formaron bajo el antiguo imperio y vivieron en l sus mejores aos capacitados, por tanto, para conocer la tradicin y hombres probos, para no desfigurarla. Les pide sus respuestas en la forma para ellos ms fcil y asequible, a la que estn acostumbrados: con sus pinturas indgenas; se esfuerza en provocar una repeticin de los mismos conceptos, pero con diferentes giros y vocablos. Por fin, contrasta y depura las informaciones, de una parte, con los tres cedazos de Tepepulco, Tlatelolco y Mxico; y otra, con los trilinges del Colegio de Santa Cruz, que fijan por escrito en nhuatl el significado de las pinturas y que, en romance o en latn, lo pueden precisar. Cfr. Luis Nicolau DLower, Fray Bernardino de Sahagn (1499-1590), Coleccin His-toriadores de Amrica, Mxico, I.P.G.H., 952, pp. 36-37.

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    Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una personalidad), los hace desarrollarla

    Les abre los odos, los ilumina Es maestro de guas, les da su camino De l uno depende Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos, hace

    que en ellos aparezca una cara (una personalidad) Se fija en las cosas, regula su camino, dispone y ordena Aplica su luz sobre el mundo Conoce lo (que est) sobre nosotros (y) la regin de los muertos (Es hombre serio) Cualquiera es confortado por l, es corregido, es enseado Gracias a l la gente humaniza su querer y recibe una estricta enseanza Conforta el corazn, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos cura.

    Para Alfonso Caso existe en la cosmovisin nahua un sustrato popular: politesta y un sustrato sacerdotal, el de los viejos sabios que tratan de reducir lo mltiple a ciertos aspectos de una sola divinidad. Al decir de Caso: En las clases incultas haba una tendencia a exagerar el politesmo, conci-biendo como varios dioses lo que en la mente de los sacerdotes slo eran manifestaciones o advocaciones del mismo dios (Caso, 936: 7).

    Es esta visin monotesta de los sabios nahuas adquiere suma impor-tancia un elemento fundador dialctico del cosmos, el Sol, el que como vere-mos, no tan slo en Teopoxco, sino en toda Mesoamrica, constituye una ver-tiente principal en el devenir histrico de la cultura mexicana (nhuatl). Siguiendo al doctor Len-Portilla (997: 5), considera que Caso identific la clave del pensamiento nhuatl: el hombre concebido como colaborador de los dioses, particularmente el Sol, Huitzilopochtli. Al respecto, Caso (936: 0-) advierte:

    [...] el joven guerrero que nace todas las maanas del vientre de la vieja diosa de la tierra y muere todas las tardes para alumbrar con su luz apagada el mundo de los muertos. Pero al nacer el dios tiene que entablar combate con sus hermanos, las estrellas y con su hermana, la Luna, y armado de la serpiente de fuego, el rayo solar, todos los das los pone en fuga y su victoria significa un nuevo da de vida para los hombres. Al consumar su victoria es llevado en triunfo hasta el medio del cielo por las almas de los guerreros que

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    han muerto en la guerra o en la piedra de los sacrificios, y cuando empieza la tarde, es recogido por las almas de las mujeres muertas en parto, que se equiparan a los hombres porque murieron al tomar prisionero un hombre, el recin nacido [...] Todos los das se entabla este divino combate; pero para que triunfe el Sol es menester que sea fuerte y vigoroso, pues tiene que luchar contra las innumerables estrellas [...] Por eso el hombre debe alimentar al Sol pero, como dios que es, desdea los alimentos groseros de los hombres y slo puede ser mantenido con la vida misma, con la sustancia mgica que se encuentra en la sangre del hombre, el chalchhuatl, el lquido precioso, el terrible nctar de que se alimentan los dioses.

    Este renacer permanente del Sol, al fundarse en los sacrificios humanos se convirti en una de las sempiternas crticas de los cristianos colonizadores, cuyos cnones culturales de Occidente se situaron en otro horizonte.

    La otra visin, la politesta siguiendo a Caso la del sustrato popular, acude a una primera deidad generadora Ometotl, dios de la dualidad.

    Al decir de Len-Portilla (997: 93), Ometotl es en su funcin primordial generativa madre y padre de los dioses o sea que es origen de las dems fuerzas naturales divinizadas por la religin nhuatl. Dando apoyo al mundo, est Ometotl (dios de la dualidad).

    Figura . El Seor 8 Venado y el Seor Jaguar o Nacxtil Topiltzin Quetzalcatl llegan con ofrendas preciosas ante el Seor Sol (Cdice Nuttal).

  • CARLOS HUMBERTO DURAND ALCNTARA42

    En el Cdice Florentino: refirindose a Ometotl encontramos:

    Madre de los dioses, padre de los dioses, el dios viejo Tendido en el ombligo de la tierra Metido en un encierro de turquesas El que est en las aguas color de pjaro azul, el que est cerrado en

    nubes El dios viejo, el que habita en las sombras de la regin de los muertos El seor del fuego y del ao.

    Ms adelante, Len-Portilla seala:

    Dando as apoyo a la tierra, desde su ombligo o centro deja luego Ometotl actuar a los dioses las fuerzas csmicas que ha generado siendo su padre y su madre [...] cuatro fueron los dioses que cre:

    Al mayor llamaron Tlaclauque Teztzatlipuca (Tlatlauhqui Texcatlipoca) y los de Guaxocingo (Huexotzinco) y Tascala (Tlaxcala), los cuales tenan a ste por su dios principal, le llamaban Camastle (Camaxtle): ste naci todo colorado. Tuvieron el segundo hijo, al cual dijeron Yayanque (Yayanqui) Tezcatlipuca, el cual fue el mayor y peor, y el que ms mand y pudo que los otros tres, porque naci en medio de todos: ste naci negro. Al tercero llamaron Quizalcoatl (Quetzalcatl) y, por otro nombre, Yagua-liecatl (Yoalli Ehcatl). Al cuarto y ms pequeo llamaban Omitecitl (Omitotl) y, por otro nom-bre, Maquezcoatl (Maquizcatl) y los mexicanos le decan Uchilobi (Huitzi-lopochtli), porque fue izquierdo, al cual tuvieron los de Mxico por dios principal, porque en la tierra de donde vinieron le tenan por ms prin-cipal [...] (Len-Portilla, 997: 95).

    Estos cuatro dioses constituyen, como vamos a verlo, las fuerzas primor-diales que ponen en marcha la historia del mundo. Desde un principio, el simbolismo de sus colores rojo, negro, blanco y azul nos permitir seguirlos a travs de sus varias identificaciones con los elementos naturales, con los rumbos del espacio y con los periodos de tiempo que estarn bajo su influen-cia. Porque los cuatro hijos de Ometotl entrarn de lleno en el mundo, el

  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 43

    espacio y el tiempo, concebidos no como un escenario vaco unas meras coordenadas sino como factores dinmicos, que se entrelazan y se implican para regir al acaecer csmico (Len-Portilla, 997: 96).

    el maz elemento InDIsoluble De la Cultura nhuatl

    Un ciclo de vida en la cosmovisin nahua se situaba en la dialctica de los planos vividos y su universo, as como un da desplegaba este devenir (un

    Figura 5. Los nueve Seores de la noche. Ntese cmo los dioses estn orientados indicando el sentido de lectura en zigzag. Cdice Borgia, p. , Biblioteca ngel Palerm, ciesas.

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    acontecer constante entre lo real y lo mtico), tambin lo dimensionaba el ciclo agrcola, de cuyas principales expresiones se situaban en la sacralizacin del entorno y sus componentes. Se trataba del entendimiento armonioso y contradictorio de los principales elementos de la naturaleza, el agua, la tierra, el Sol, etctera, que son simbolizados para cumplir fines de vinculacin con los nahuas.

    El maz constituye un eslabn trascendente de dicha vinculacin. Mien-tras que los europeos miraron hacia el trigo y los orientales cimentaron su desarrollo cultural en el arroz, los nhuatls y prcticamente la mayora de culturas mesoamericanas advirtieron en el maz no slo la de un satisfactor o mercanca, sino la de un punto de equilibrio con el cosmos. El constante

    Figura 6. Glifo ollin sin barras que representa la Tierra, Cdice Vaticano B, p. 66 (detalle), Biblioteca ngel Palerm, ciesas.

  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 45

    renacer de esta planta, que se liga al acontecer mesoamericano, posibilita la existencia del entorno natural y social; da con da los elementos de la natura-leza se combinan, el agua, renueva a la tierra la sustantiviza, el Sol brinda su energa: elementos todos que hacen posible el surgimiento de un nuevo ciclo.

    El nahua que ritualiza su entorno obtiene su esencia, su producto, del maz que siendo su principal aliado adquiere diversidad de expresiones. Es por excelencia un alimento que constituye tambin una expresin artstica caracterizada por multiplicidad de formas culinarias pero tambin repre-senta un adherente de la vida cotidiana. En sus viviendas se le incorpora como un refractario del adobe; del maz se obtienen bebidas y sirve su forraje para alimentar a los animales. El maz fue la base de organizacin social del Calpu-lli o Calpotin que transit entre la vida familiar-dinstica y comunitaria.

    Culturalmente, el maz constituye no slo el energtico que renueva al ser nahua, sino tambin es un elemento noble, posible de reproducirse ante la adversidad en, prcticamente, todos los climas y regiones de Mesoamrica. De esta manera en la identidad del nahua el maz es un eslabn de su conti-nuidad histrica, de su materializacin, de su devenir.

    los orgenes nahuas De santa mara teopoxCo, oaxaCa

    Generalmente, el carcter fundacional que intenta establecer los orgenes de cierta poblacin mesoamericana llega a resultar ambicioso, en virtud de la di-versidad de factores que se entreveran para ubicar el dato que permita situar un acercamiento real del origen de ciertos segmentos poblacionales,29 como as nos ocupa ahora el caso del poblado de Teopochco (Santa Mara Teopoxco).

    Este entreverar de elementos nos lleva, tanto en el mito como en la reali-dad, a la importancia que guarda en el advenimiento de la cultura nahua del norte de Oaxaca la ciudad mgica de Tula, la mtica Tollan que como vere-mos fue un seoro habitado, adems por los toltecas, por ncleos chichime-cas, a saber coxcatecos y nonualcas (nonoalcas); este ltimo ncleo fue el que fund Teotitln y Teopochco.

    29 La referencia de segmento poblacional en nuestra perspectiva alude (segn los datos arqueolgi-cos, etnohistricos y documentales obtenidos) a la relacin de los seoros (Altepetls) con sus calpoleques-cal-pullis. Algo semejante a la relacin poltico social, centro-periferia, que en el caso mesoamericano se fund, adems de la asuncin de una misma cosmovisin en relaciones socioeconmicas vinculantes. En el caso particular del calpoleque de Teopoxco, su vnculo correspondi al seoro de Teotitln del Camino.

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  • HISTORIA REGIONAL DE LOS NAHUAS 4

    En el cuadro 2, que forma parte de la investigacin del doctor Paul Kir-chhoff, encontramos una genealoga que da cuenta del devenir tolteca hasta su ltima generacin en la cual se ubica Teotitln con sus concomitantes orgenes nonualca-chichimeca (cfr. cuadro 2).

    De esta manera, resulta indispensable advertir aquellos factores que his-tricamente dieron paso al florecimiento de la cultura nonualca de ascendencia nhuatl en la regin en estudio. Una de las fuentes fundamentales que expli-ca el fenmeno en cuestin es la Historia Tolteca-Chichimeca, de la que daremos cuenta de manera ms detallada y la cual refiere la migracin de estos ncleos humanos hacia diversas latitudes del sur del Golfo de Mxico. En esta pers-pectiva adquieren singular importancia el valle de Tehuacn, la Sierra Negra del actual estado de Puebla y la regin hoy denominada Las Caadas del estado de Oaxaca, que inicia en la sierra con Teotitln (Teutitln) del Camino y termina en la zona Mazateca de origen chocho-popoluca.

    tula: una prospeCtIVa haCIa la regIn nahua Del norte De oaxaCa

    Una primera interpretacin mitificada del reino de Tula proviene de los az-tecas. Esta versin cuenta que un grupo de cazadores y guerreros, dirigidos por su jefe Mixcoatl (serpiente de nubes) atraves las tierras chichimecas del norte y lleg a Tollan (lugar de tules, smbolo de multitud), en el actual estado de Hidalgo, donde fund la ciudad de Tula, al pie del cerro de Xicocotitlan. A este grupo chichimeca se le unieron otros, entre ellos el pueblo nonoalca, vincu-lado con la antigua cultura de Teotihuacn. La unin de esos grupos dieron lugar a una confederacin poltica. Mixcoatl (Camaxtce) fue sucedido por su hijo Ce Acatl Topi