karsenti bruno- técnicas del cuerpo y normas sociales de mauss a leroi gourhan

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UNIVERSIDAD DE LOS LLANOS Revista Ímpetus 79 Técnicas del cuerpo y normas sociales: de Mauss a Leroi Gourhan * * Intellectica, (1998). 1/2, N° 26-27, pp. 227-239. http://intellectica.org/ SiteArchives/archives/n26_27/n26_27_table.htm. Agradecemos la amabilidad del autor y del jefe de redacción Christian Brassac por per- mitirnos traducir y publicar este artículo. ** Bruno Karsenti es sociólogo y filosofo francés. Sus investigaciones se han centrado en Émile Durkheim, Marcel Mauss, Lucien Lévy-Bruhl, Gabriel Tarde, Auguste Comte y en las ciencias sociales contemporá- neas en su relación con el paradigma estructuralista, la fenomenología y el pragmatismo. Entre sus obras se destacan: Marcel Mauss. Le fait social total, Paris, PUF, 1994. 2008 [Marcel Mauss. El hecho social como totalidad, Buenos Aires, Antrofagia, 2008]; L’homme total. Sociologie, anthropologie et philosophie chez Marcel Mauss, Paris, PUF, 1997. Po- litique de l’esprit : Auguste Comte et la naissance de la science sociale, Hermann, 2006. La Société en personnes. Études durkheimiennes, Eco- nomica, 2006. Contacto: [email protected] LEROI GOURHAN FUE DISCÍPULO DE MAUSS. Si esta ense- ñanza no lo hizo un sociólogo en sentido estricto –¿pero fue Mauss un sociólogo en sentido estricto?- nos puede incitar a releer su obra según una perspectiva transversal, capaz de restituir toda su agudeza al problema de la con- sistencia social del fenómeno técnico. En Leroi Gourhan como en Mauss, el problema no tiene nada de abstracto. Toma sentido en el desarrollo de las consideraciones empíricas, eminentemente concre- tas, sobre las técnicas del cuerpo. En gran parte, la obra de Leroi Gourhan aparece en la actualidad como una vasta empresa de descripción, diseño, inventario y clasifica- ción de las técnicas humanas diseminadas en el tiempo y el espacio. Sobre todo en este sentido, suficientemente fundado en el orden de la práctica, esta obra envuelve de manera muy directa a las ciencias positivas, como la arqueología y la etnografía prehistórica. Lo que quisiera mostrar aquí es que esta taxonomía contiene y expresa una forma particular de conceptualización, justiciable a través de un análisis propiamente filosófico. Conceptuali- zación que se debe reconducir, para apreciarse en todo su alcance, a un momento crucial de la historia de la socio- logía en Francia: la inversión metodológica llevada a cabo en el marco inaugural de la sociología de Mauss. El efecto más visible de la inversión reside en el estudio sobre el cuerpo. Se trata de remitir la objetivación primera de la técnica al espacio corporal y, de este modo, hacer pasar la realidad del instrumento propiamente dicho al plano de la entidad derivada y segunda. Según esta inspiración, Leroi Gourhan puede con razón y, en el encuentro de las tecnologías clásicamente constituidas, revindicar la reali- zación de una “verdadera biología de la técnica” (Leroi Gourhan 1964:209). ¿En qué marco teórico una biología de la técnica se visibiliza como pensable y cómo se deja determinar desde un punto de vista epistemológico? Es- tas son las preguntas que se plantearán y servirán de hilo conductor para mi propósito. Para comenzar, volvamos a Mauss y a la evidencia que se convierte para él en la figura de un nuevo punto de partida. Esta evidencia se puede enunciar de la siguiente manera: en el punto en que proviene de su propio de- sarrollo, la sociología está obligada a correr el riesgo de extenderse más allá de los límites hasta entonces asigna- dos a su campo objetivo. Así pues, toma consciencia de la complejidad de su objeto, en tanto que éste se determina esencialmente bajo la forma concreta del dato humano. Éste se presenta como un montaje en tres dimensiones (social, psíquico y fisiológico) fuera del alcance de la an- tigua filosofía social, y en adelante limitado, con el apoyo de una convergencia de enfoques. Desde su aspecto de conciliación disciplinaria, el pro- pósito encierra una opción teórica original: se trata de concebir la norma social como un proceso positivo de so- cialización. Según Mauss, si lo social se puede insertar en lo más profundo del individuo, en su psiquismo y en su cuerpo, no es para determinarlo en su contra, sino para producirlo positivamente. El error consiste en creer que lo no-social se resuelve en lo antisocial como último re- curso. Entonces no es nada. La psicología individual y la biología humana no tienen que ser combatidas: deben ser escuchadas, investidas por una sociología que no co- sifica su objeto, sino que intenta respetar su cualidad de proceso vital, siguiendo su huella en el conjunto del reino natural. En este sentido, los procesos de conocimiento que se implementan siempre apuntan al fenómeno so- cial: simplemente nos limitamos a sus determinaciones internas; pero si lo estudiamos en su elaboración externa, damos cuenta de su constitución, en su confrontación con necesidades fisiológicas o psicológicas, del proceso por el cual fracasa y, sobre todo, actualiza estas necesida- Bruno Karsenti ** (Traducción de Rodrigo Zapata Cano)

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Page 1: KARSENTI Bruno- Técnicas Del Cuerpo y Normas Sociales de Mauss a Leroi Gourhan

Universidad de los llanos Revista Ímpetus 79

Técnicas del cuerpo y normas sociales: de Mauss a Leroi Gourhan*

* Intellectica, (1998). 1/2, N° 26-27, pp. 227-239. http://intellectica.org/SiteArchives/archives/n26_27/n26_27_table.htm. Agradecemos la amabilidad del autor y del jefe de redacción Christian Brassac por per-mitirnos traducir y publicar este artículo.

** BrunoKarsenti es sociólogoyfilosofo francés.Sus investigaciones sehan centrado enÉmileDurkheim,MarcelMauss, LucienLévy-Bruhl,Gabriel Tarde, Auguste Comte y en las ciencias sociales contemporá-neas en su relación con el paradigma estructuralista, la fenomenología y el pragmatismo. Entre sus obras se destacan: Marcel Mauss. Le fait social total, Paris, PUF, 1994. 2008 [Marcel Mauss. El hecho social como totalidad, Buenos Aires, Antrofagia, 2008]; L’homme total. Sociologie, anthropologie et philosophie chez Marcel Mauss, Paris, PUF, 1997. Po-litique de l’esprit : Auguste Comte et la naissance de la science sociale, Hermann,2006.LaSociétéenpersonnes.Étudesdurkheimiennes,Eco-nomica, 2006. Contacto: [email protected]

Leroi Gourhan fue discípuLo de Mauss. Si esta ense-ñanza no lo hizo un sociólogo en sentido estricto –¿pero fue Mauss un sociólogo en sentido estricto?- nos puede incitar a releer su obra según una perspectiva transversal, capaz de restituir toda su agudeza al problema de la con-sistenciasocialdelfenómenotécnico.

En Leroi Gourhan como en Mauss, el problema no tiene nada de abstracto. Toma sentido en el desarrollo de las consideraciones empíricas, eminentemente concre-tas, sobre las técnicas del cuerpo. En gran parte, la obra de Leroi Gourhan aparece en la actualidad como una vasta empresa de descripción, diseño, inventario y clasifica-ciónde las técnicashumanasdiseminadasenel tiempoyelespacio.Sobretodoenestesentido,suficientementefundado en el orden de la práctica, esta obra envuelve de manera muy directa a las ciencias positivas, como la arqueología y la etnografía prehistórica. Lo que quisiera mostrar aquí es que esta taxonomía contiene y expresa una forma particular de conceptualización, justiciable a travésdeunanálisispropiamentefilosófico.Conceptuali-zación que se debe reconducir, para apreciarse en todo su alcance, a un momento crucial de la historia de la socio-logía en Francia: la inversión metodológica llevada a cabo en el marco inaugural de la sociología de Mauss. El efecto más visible de la inversión reside en el estudio sobre el cuerpo. Se trata de remitir la objetivación primera de la técnicaalespaciocorporaly,deestemodo,hacerpasarla realidad del instrumento propiamente dicho al plano de la entidad derivada y segunda. Según esta inspiración,

Leroi Gourhan puede con razón y, en el encuentro de las tecnologías clásicamente constituidas, revindicar la reali-zacióndeuna“verdaderabiologíade la técnica”(LeroiGourhan1964:209).¿Enquémarcoteóricounabiologíadelatécnicasevisibilizacomopensableycómosedejadeterminar desde un punto de vista epistemológico? Es-tas son las preguntas que se plantearán y servirán de hilo conductor para mi propósito.

Para comenzar, volvamos a Mauss y a la evidencia que seconvierteparaél en lafiguradeunnuevopuntodepartida. Esta evidencia se puede enunciar de la siguiente manera: en el punto en que proviene de su propio de-sarrollo, la sociología está obligada a correr el riesgo de extenderse más allá de los límites hasta entonces asigna-dos a su campo objetivo. Así pues, toma consciencia de la complejidaddesuobjeto,entantoqueéstesedeterminaesencialmente bajo la forma concreta del dato humano. Éste se presenta como un montaje en tres dimensiones (social,psíquicoyfisiológico)fueradelalcancedelaan-tiguafilosofíasocial,yenadelantelimitado,conelapoyode una convergencia de enfoques.

Desde su aspecto de conciliación disciplinaria, el pro-pósito encierra una opción teórica original: se trata de concebir la norma social como un proceso positivo de so-cialización. Según Mauss, si lo social se puede insertar en lo más profundo del individuo, en su psiquismo y en su cuerpo, no es para determinarlo en su contra, sino para producirlo positivamente. El error consiste en creer que lo no-social se resuelve en lo antisocial como último re-curso. Entonces no es nada. La psicología individual y la biología humana no tienen que ser combatidas: deben ser escuchadas, investidas por una sociología que no co-sificasuobjeto,sinoqueintentarespetarsucualidaddeproceso vital, siguiendo su huella en el conjunto del reino natural. En este sentido, los procesos de conocimiento que se implementan siempre apuntan al fenómeno so-cial: simplemente nos limitamos a sus determinaciones internas; pero si lo estudiamos en su elaboración externa, damos cuenta de su constitución, en su confrontación connecesidadesfisiológicasopsicológicas,delprocesopor el cual fracasa y, sobre todo, actualiza estas necesida-

Bruno Karsenti**

(Traducción de Rodrigo Zapata Cano)

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des en un sentido determinado para realizarse. Entonces sólo la sociología puede pretender llegar al objetivo su-premo que deviene el suyo en la concepción maussiana. Puede pretender captar al hombre total, llegar casi a juntar al individuo completo y considerarlo como una totalidad biológica indivisible.

El proyecto es particularmente aventurero. Se vuelve a comprometer enun terreno“desconocido”, esdecir,mantenido en lo desconocido por la impronta todavía profunda de las fronteras admitidas. Pero este desconoci-do resurge ahora como un enigma en el mismo seno de la sociología,sobretodocuandoésta,alimentadaporlaet-nología, llega a reconocer su incapacidad para determinar un gran número de hechos, arrojándolos confusamente en una “despreciable rúbrica”, cuyo sólo nombre es elindiciodeunarenuncia:“Diverso”:

Siempre hay un momento en el que la ciencia de ciertos hechos todavía no se ha reducido a conceptos, estos hechos no han sido agrupados orgánicamente, se planta sobre estos hechos el límite de la ignorancia: “Diverso”. Es aquí donde es necesario penetrar. Estamos seguros que es aquí donde existen verdades para encontrar: primero porque se sabe que no se sabe y porque tenemos el sentido vivo de la cantidad de hechos (Mauss 1966: 365).

Para el sociólogo el cuerpo es del orden de lo diver-so. Lo diverso donde se deja percibir confusamente un cierto orden; no obstante, sin que sean operativos aquí los principios de legibilidad implementados con éxitoen otros campos objetivos, como el de los hechos jurí-dicos, económicos o más ampliamente morales. Georges Perec,refiriéndoseaMauss,seapoyaráprecisamenteenestaambigüedadparapresentarlodiversodelastécnicasdel cuerpo como una materia literaria destacable: “zonas de emergencia de las que sólo sabemos que no se sabe mayor cosa, pero de las cuales presentimos que podría-mosencontrarmucho sinospropusiéramosprestar al-guna atención allí: hechos triviales, pasados en silencio, no tenidos en cuenta y autónomos, que sin embargo nos describen, aunque creemos que podemos dispensarnos de describirlos; remiten a la historia de nuestro cuerpo, a la cultura que ha modelado nuestros gestos y nuestras posturas, a la educación que ha formado nuestros actos motores por lo menos tanto como nuestros actos menta-les”yconmuchamásagudezaypresenciaquelamayoríade las instituciones e ideologías de las que se alimentan de manera habitual los sociólogos11. Mauss se compromete ensuestudiosobre“lastécnicasdelcuerpo”enestavíapositivadereduccióndelo“Diverso”ydelagrupamientoorgánico de una cantidad considerable de hechos. A su vez, el proyecto taxonómico de Leroi Gourhan no hará

1 Perec presta atención entonces a las técnicas del cuerpo relativas al acto de la lectura (Perec, 1985: 109 y ss.)

otra cosa que prolongar incansablemente esta misma ten-tativadereducciónyordenamiento.Ladificultadepiste-mológica estriba en el hecho de que el proyecto pertenece manifiestamenteaunaespeciedeciencia fronteriza, si-tuadaenelpuntodeafloramientodelobiológicoyloso-cial.Setratadefijarloslímitesdeunaauténticasociologíade los cuerpos: sociología de las maneras de ser y de los determinados usos de que es susceptible el cuerpo en las diferentesculturas.Técnicasdelcuerpoenplural,lasva-riaciones son tan grandes, a la vez de una sociedad a otra y en el seno de una misma sociedad, que la diversidad se le impone al etnólogo, que hace tiempo parece renunciar acualquierclasificaciónestableydefinida.

Pero reducir lo diverso es esencialmente hacerlo pen-sable, es trazar por principio las líneas conceptuales en el crucedelascualesseordenarásufacticidad.Ladificul-tad, en la especie, consiste en la expresión técnica del cuerpo: ¿Quéconceptualizaciónexactaestácomprometidaenelhecho de atribuirle al cuerpo una capacidad propiamen-tetécnica,inclusocomotécnico,esdecir,susceptibledeinvencionesdetécnicasnuevas,deperfeccionamientoymodificación?22 En resumen, ¿se trata de una constitu-ción social del cuerpo, en la forma de un habitus progre-sivamente integrado, transmitido por la educación y que sehavueltoeksis,“virtud”,concebidaliteralmentecomodisposición permanente? Mauss indica esta acepción con una explícita referencia a Aristóteles. Pero el empleo sub-rayadodeltérminohabitus tiene aquí, sobre todo, una fun-ción discriminante destacable que se volverá plenamente operatoriaenLeroiGourhan:eltérminosuponequein-tentemos tratar la memoria del cuerpo como una memoria especifica, con sus propios mecanismos de conservación, estabilización e integración33. Para situarse en esta orien-tación, es necesario romper entonces con una tendencia espiritualista que es la enfermedad infantil de cualquier pensamientode la técnica, sobre todo cuando sededi-

2 Mauss destaca particularmente esta capacidad de invención a propósi-to de la natación: “El conjunto de los hábitos del cuerpo es una técnica que se enseña y cuya evolución no ha terminado. La técnica de la natación se perfecciona cada día” (Mauss, 1989: 30). La evolución de la técnica de la natación fue descrita con más detalle en (Mauss 1966: 366-367): hemos perdido el uso de tragar el agua y escupirla. Pues en mi tiempo los nadadores se consideraban como especies de barcos a vapor. Era estúpido, pero, en fin, todavía hago este gesto: no me puedo deshacer de mi técnica.

3 Véase (Mauss, 1966:368-369). Se reconocen sin dificultad las filoso-fías orientadas por este retorno terminológico a Aristóteles: en primer lugar tenemos a Bergson y su concepción de una “memoria pura”, formulada en Matière et mémoire (1932) [Materia y memoria, Buenos Aires, Cactus, 2010]. Del otro lado de Bergson tenemos a Ravaisson, autor de la corta y famosa tesis De l’habitude (1848) [El hábito, Ma-drid, Aguilar, 1964] y, finalmente, tenemos a Tarde quien, en Les lois de l’imitation (1890) [Las leyes de la imitación, Madrid, Daniel Jorro 1907], hace de la disposición puramente psicológica de la imitación el principio de sus concepciones sociológicas y vuelve a reunir por esta vía las teorías bergsonianas, como lo testifica el mismo Bergson, véase (Bergson, 1909).

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ca a tematizar estos procesos de memorización. Mauss oponeladescripciónylaclasificacióndeestasfuncionesen sí mismas, y pensadas en su propio orden, a las con-sideraciones que tienen en común deducir las funciones prácticasdeunacualificaciónpsicológicaoespiritualdelsujetohumanoindividual.Esteproyectodeclasificaciónhace de la tecnología, y más generalmente, de la “pra-xeología”44 un campo relativamente autónomo de inves-tigación. Sin embargo, la autonomización es posible con la condición de adoptar como centro el elemento de lo fisiológico,enelplanoenelcuallanocióndehabitus per-mite mantener el análisis.

El habitussedejadifícilmenteenfocarporlafilosofía.Se trata de un umbral práctico y antropológico que cons-tituye para ella una detención antes que un concepto. En efecto, en esta noción imitación y memoria están efectiva-mente implicadas: pero no lo están con relación al sustra-to metafísico de una facultad del alma que, más o menos conscientemente, actuaría sobre el cuerpo para determi-nar algunas de sus maneras de ser. Como lo ha mostrado Jean-PierreSérisensucomentariodeltextodeMaussso-bre“Lastécnicasdelcuerpo”,lanocióndehabitus implica pensar una unidad paradójica realizada en el plano cor-poral:“laconjuncióndeun“adquirido”ydeuna“facul-tad”concreta,unaaptitudadquirida”55. El sociólogo está mejorarmadoqueelfilósofopararesolverestaparadoja.Muestra que la conjunción reposa en una solidaridad de lo individual y de lo colectivo, tan profunda que no deja aparecer ningún aprendizaje de parte del individuo y que no deja ningún lugar para el intersticio o la palanca de la consciencia.Enestepunto,parecequelosocialy lofi-siológico entran directamente en contacto y se combinan de tal modo que se vuelve imposible abstraer cualquier instancia colectiva de su encarnación en una conducta

4 Espinas realiza la distinción entre tecnología y praxeología (Espinas, 1897: 1 y ss.). Mientras que la tecnología abarca exclusivamente las prácticas conscientes y reflexivas, la praxeología cubre un campo más vasto y comprende las prácticas simples, espontáneas, del orden de la costumbre perfectamente integrada y actos reglamentados por una ley interna socialmente inconsciente. Además, el término praxeología se ha planteado como sinónimo de la tecnología general. Les origines de la technologie es una contribución a la historia de la tecnología general, que pone el acento exclusivamente en la antigüedad griega. El repertorio de las técnicas pasadas y presentes, su clasificación y su genealogía son objeto de la enseñanza de la psicología impartida por Espinas en la universidad de Bordeaux; enseñanza de la que Mauss guarda un vivo recuerdo y que desde luego constituye una fuente importante del ensayo sobre “Las técnicas del cuerpo”, en Mauss (1969:566). El sumario del curso de 1832-1893 fue reproducido en el apéndice de Les origines de la technologie. (Espinas, 1897: 281-283).

5 Véase (Séris 1994: 125). Esta observación se debe relacionar con la manera por la cual Canguilhem define el hábito, precisamente en rela-ción con las normas fisiológicas: “Lo que el hábito ha hecho, el hábito lo deshace y el hábito lo rehace. Si es posible definir las enfermedades como vicios sin utilizar una metáfora, también podríamos definir no metafóricamente las constantes fisiológicas como virtudes, en el sen-tido antiguo de la palabra que confunde virtud, potencia y función” (Canguilhem 1988: 109).

singular, concreta y viva.En este dispositivounificado,la “ruedadel engranajepsicológico”–como lanombraMauss con un vocabulario deliberadamente maquínico, que apunta a señalar la ausencia de intervención subjetiva voluntaria- está desde luego presente, pero es arrastrada en un movimiento donde casi nunca es causa66. En un sentido, se trata entonces de comprender una forma de sugestión: una sugestión permanente, que remite al estado normal del hombre77,algénerodevidaenelcualestáporcompletoinmerso;sugestiónespecíficamentefisiológica,que determina al cuerpo humano a formarse a sí mismo, a adquirir posturas, capacidades y eficaciasparticulares.La sugestión, concepto tomado de la psicología de masas, se piensa aquí en la forma completamente original de una sugestión del cuerpo, donde la instancia psíquica no es simplemente revaluada, sino evacuada. En estas condi-ciones,elanálisisnodebefijarsuobjetivoenaclarar,ohacer consciente, una realidad del orden del aprendizaje. Pues esto implicaría darle a la conciencia, ya sea colectiva oindividual,loquenolepertenece.Puestoquelatécnicase elabora completamente a nivel fisiológico, el cuerponunca se puede disociar de sus adquisiciones y no se pue-de considerar como una materia que existe previamente a su información por la sociedad. Si admitimos que lo “adquirido”yla“facultad”sondospuntosdevistaindi-sociablesycomplementariossobrelaaptitudtécnicadelcuerpo, es porque la vida humana se debe concebir como un montaje complejo de disposiciones singulares investi-das de un sentido social. Además, la realidad que busca captarelsociólogoesextremadamentefina:noresideenun conjunto de reglas y usos, claramente instituidos y en espera de ser aplicados, sino más bien en un dispositivo nor-mativo que se inventa, a nivel biológico, en el movimiento mismo de su operación socialmente situada. La normatividad de lo social, enelplanotécnico,seafirmacomounprocesopositivo,al punto en que es en realidad indisociable de un cierto desarrollo de la vida biológica.

Podemos seguir muy lejos el eco de esta concepción: pues este tipo de determinación será el que Canguilhem,

6 Véase (Mauss, 1966: 384-385): “¿Cuál es el espesor de la rueda del engranaje psicológico? Digo expresamente de engranaje. Un comtiano diría que no hay intervalo entre lo social y lo biológico. Lo que les puedo decir es que aquí veo los hechos psicológicos como engranajes y que no los veo como causas, excepto en los momentos de creación o de forma. Son raros los casos de invención y de posiciones de princi-pios.

7 Recordemos que en su conferencia sobre las “Rapports réels et pra-tiques de la psychologie et de la sociologie” [“Relaciones reales y prácticas de la psicología y la sociología”] (Mauss, 1966: 298) Mauss afirma que la sociología tenía el privilegio sobre la psicología de con-siderar los hechos normales y disponer, en consecuencia, de un campo empírico más vasto, inclusive en lo que tiene que ver con los hechos psíquicos. Este privilegio aparece todavía aquí. La incorporación de las técnicas del cuerpo al rango de objeto de ciencia participa pues del mismo movimiento de reducción de lo patológico en el campo general de las ciencias del hombre que hemos señalado antes.

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en Lo normal y lo patológico,intentarádefinirmejorparaelconcepto positivo de norma, concebida como la capacidad de invención inmanente a cualquier ser vivo y relativa al genero de vida que es el suyo. Para el viviente humano la norma se ejerce en la articulación de lo social y lo vital: “En resumen, mantener los valores medios de las cons-tantesfisiológicashumanascomolaexpresióndenormascolectivas de vida, sería sólo decir que la especie huma-na,alinventargénerosdevida,almismotiempoinventacomportamientosfisiológicos”(Canguilhem,1988:114).Por esta razón, Mauss parece tener la intuición, cuando buscalimitarlacompensaciónfisiológicaquesecreaenuna relación socialmente determinada con el medio y en labúsquedapropiamentecorporaldeunaeficaciatécni-ca.Enestecaso,lastécnicasdelcuerposepuedendefinirefectivamente como “normas humanas del adiestramiento hu-mano”(Mauss,1966:374).

¿Cómo se plantea este problema en la obra de Leroi Gourhan? En lo sucesivo, en la articulación reformulada de lo social y lo vital se encuentran enunciadas las premisas de lo que Leroi Gourhan nombra precisamente “biología delatécnica”yqueidentificacomoellugarepistemológi-co de su proyecto. Antes de marcar sus líneas directrices, es necesario subrayar que, en la perspectiva que nos situamos, le corresponde al sociólogo el privilegio de la determina-ción última del dato fenomenal. Por esto, la razón es clara: parauna“biologíadelatécnica”,lacondiciónprimeraeslacompletarevaluacióndeladefiniciónsociológicadelatécnica.Enefecto,yanosetratarámásdehacerintervenirel uso del instrumento, a título de criterio primordial de clasificación,concebidocomoobjetomaterialdistintodelelemento corporal. Por el contrario, será necesario admitir que “el cuerpo es el primero y más natural instrumento del hombre. O más exactamente, sin hablar de instrumento, elprimeroymásnaturalobjetotécnicoy,almismotiem-po,medio técnico” (Mauss,1966:372).Desdeentonces,seimponeunadefiniciónsuficientementecomprehensivadelatécnicaenlasiguienteforma:“llamamostécnicaaungrupo de movimientos, actos en su gran mayoría manuales, organizados y tradicionales, que compiten para alcanzar un objetivoconocidocomofísico,químicouorgánico”88. En el mismo momento, se distingue más precisamente el pun-to de vista taxonómico buscado y susceptible de dar co-herenciaalos“diversos”fenómenos:lanocióndetécnicadel cuerpo está llamada a ocupar un lugar dominante en la escaladelastécnicasyesfrenteaestaformacióncorporaloriginaria, discernida según procedimientos de clasifica-ción99,quecualquiertécnicaessusceptibledeinterpretarse.

8 “Les techniques et la technologie”, Comunicación en las jornadas de psicología e historia del trabajo y de las técnicas en Toulouse en 1941, Journal de psychologie, 41, 1948, en (Mauss 1969: 252).

9 En lo que tiene que ver con la clasificación de las técnicas del cuer-po, Mauss propone muchas posibilidades a los etnógrafos. En primer lugar, le parece esencial hacer la división por sexos, frontera bastante

La“tecnología”deLeroiGourhanrevelatodasusig-nificacióncríticacuandoseresitúaaniveldeestedespla-zamiento. Según Leroi Gourhan “si buscamos un paren-tesco real de la Tecnología, nos debemos orientar hacia la PaleontologíaylaBiología,enunsentidoamplio”1010. En otras palabras, la tecnología tiene por objetivo no tanto describirundispositivodemediosfijadose instituidos,sino una disposición del viviente en general (no sólo del vivien-tehumanosinotambiéndelanimal).

¿Noseleconfiereentoncesuncampomuyamplioyse le condena a la indeterminación? No, esta perspectiva es por el contrario la única garantía teórica que la tec-nología puede tener. Pues sólo ubicándose en el plano dinámicodel“comportamientotécnico”elanimalpuederevelarseyelanálisisseafirma,paraunaparteclaramen-te circunscrita, indisociablemente biológica y sociológica (coll., 1957). La diferencia se señala en el desarrollo del “ciclooperatorio”donde laherramientapermanece in-separabledel gestoque lahace técnicamenteeficaz.Aldefender la tesis de la inseparabilidad de la herramienta y

clara en las practicas corporales que se han podido apreciar a nivel de los gestos más espontáneos y simples: “Tomemos la manera de cerrar el puño. El hombre cierra normalmente el puño con el pulgar por fue-ra, la mujer lo cierra con el pulgar por dentro; tal vez porque no ha sido educada para esto, pero estoy seguro que si se la educara sería difícil […]. Tal vez exista el caso de las dos instrucciones, pues hay una so-ciedad de hombres y una de mujeres. Sin embargo, creo que también existen aspectos biológicos y otros psicológicos para investigar. Pero aquí, una vez más, el psicólogo no podrá dar sino explicaciones dudo-sas y necesitará la colaboración de dos ciencias cercanas: la fisiología y la psicología” (Mauss, 1966: 373). También se pueden clasificar las técnicas del cuerpo con respecto al rendimiento: clasificación que ten-drá el merito de renunciar a la noción de hábito, del cual hemos visto su carácter central, en el sentido de la destreza, habilis, adaptación de los movimientos bien coordinados con los objetivos. (ibid: 375). También se puede elegir el criterio de la transmisión de la forma de las técnicas y clasificar los hechos como un conjunto coherente de múlti-ples amaestramientos, de maneras o de maneras de hacer (ibid: 375). Pero Mauss privilegia la clasificación por edades y, más precisamente, la clasificación biográfica que tiene en cuenta la vida normal del indi-viduo que pertenece a un grupo social determinado. Esta preferencia se comprende en la perspectiva que ya hemos indicado de individua-lización del objeto sociológico, el cual es susceptible de captarse en el plano concreto de las vidas singulares. La taxonomía propuesta por Mauss se presenta como una “serie de pequeños cuadros” (ibid: 376), las técnicas del nacimiento y la obstetricia, la infancia, la adolescencia y las de la adultez. Estas últimas admiten muchas subdivisiones: técni-cas del sueño, técnicas del reposo en el estado de vigilia, técnicas de la actividad y del movimiento, técnicas del cuidado del cuerpo, técnicas del consumo y técnicas de la reproducción. Sin pretender ser exhaus-tivo, el trabajo clasificatorio llega así a cumplir su proyecto inicial: la reducción de la despreciable rubrica de lo Diverso. Tendencialmente, apunta a la realización de un gran proyecto de descripción, cotejo y clasificación de los usos del cuerpo que, a su vez, Lévy Strauss deno-minará de sus deseos. Véase “Introduction à l’oeuvre de Mauss”, en (Mauss, 1966: XIII-XIV).

10 (Leroi Gourhan, 1973: 439). Esta tematización biológica de la técni-ca también es característica del pensamiento de A. G. Haudricourt, también alumno de Mauss, quien sitúa su propósito, así como el de Leroi Gourhan, en la prolongación de las tesis de su maestro sobre las técnicas del cuerpo (Haudricourt, 1987: 39). Este texto fue citado y comentado por J. P. Séris (Séris, 1994: 129 y ss.) en la perspectiva de un análisis de la herencia maussiana.

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Universidad de los llanos Revista Ímpetus 83

del ciclo operatorio, Leroi Gourhan logra seguir las arti-culaciones reales que estructuran el mundo viviente, sin hacer intervenir el criterio de la herramienta considerada como entidad abstracta e hipostasiada. Quisiera detener-meahoraenestatesis,conelfindeverhaciadondenospuede llevar.

Resituada en esta dinámica vital, la herramienta apa-rece, en el caso del animal, como inamovible y propia de la especie. La herramienta y el gesto se confunden en el ór-gano, al punto en que la conexión entre parte motriz y parte activa no presenta ninguna solución de continuidad. Por el contrario, la amovilidad de la herramienta es el carácter distintivodelcomportamientotécnicohumano.Aquí,losprogramas operatorios están proyectados al exterior del cuerpo humano y se encarnan en el dispositivo social. En otrostérminos,laamovilidadesinseparabledeunacon-textualización social del gesto. Esta tesis es fundamental en muchas formas: en primer lugar, se ve que la actualiza-cióndealgunasvirtualidadesneurofisiológicasdelindivi-duo no está predeterminada por las estructuras biológicas hereditarias, sino que obedece a las exigencias de una for-ma singular de existencia colectiva1111. Pero sobre todo, vemos que el cuerpo es el ángulo de enfoque privilegiado paralacomprensiónsocio-históricadelatécnica.Preci-semos: el cuerpo, en tanto que cuerpo técnico, es decir, en tanto que cuerpo expulsado de sí mismo por sus propias fuerzas y expuesto sobre el espacio común de los social. Este es el sentido paradójico de lo que Leroi Gourhan de-nominala“liberacióndelosprogramasoperatorios”,queestán destinados no tanto a la supervivencia del individuo sino más bien a la del grupo. El cuerpo está algo rebasa-do, en tanto que envoltura individual, cuyas disposiciones permanecen determinadas por una gestualidad replegada sobre sí misma. Poco a poco, y mucho más rápidamente desde la realización de los programas automáticos, este cuerpo envoltura cae como una vieja piel y se retira “en lapenumbrapaleontológica”(LeroiGourhan,1965:52).Sin embargo, nos abstendremos de pensar en su desapa-rición como una mecanización negadora de los procesos humanos en su dimensión vital: puesto que lo vital es loquecontinúaafirmándoseatravésdeestenuevodes-

11 Así pues, en el caso del hombre, la actualización de las virtualida-des está ligada a las formas sociales de la educación y a los medios esenciales de transmisión, entre los cuales el lenguaje figura en primer lugar: “El comportamiento técnico del hombre es pues fundamental-mente colectivo, la suma de los conocimientos operatorios está in-cluido en el organismo social y su utilización está en función de los medios de conservación y transmisión del que dispone este organismo. Así, el desarrollo de las actividades técnicas humanas y el desarrollo del lenguaje aparecen como estrechamente unidos desde el origen. La estrecha relación entre técnica y lenguaje se expresa a lo largo de la evolución de las sociedades humanas por el paralelismo entre la cre-ciente eficacia de las técnicas y el desarrollo de los medios de fijación y de enseñanza primero por medio de la palabra y, después, por la escritura y los símbolos matemáticos” (“Le comportement technique chez l’animal et chez l’homme” en (coll., 1957: 58-59).

tino del cuerpo. En lo sucesivo, la vida del cuerpo está del lado de su encarnación social relacionada, no a tal o cual sujeto individual, sino a las formas colectivas del grupo. Naturalmente, queda por saber si el grupo está en condicionesdeconcebirsecomocuerpotécnico,yloquelaimplementacióndeestaorientacióntécnicaimplicaencuanto a su historia y a los actos de emancipación que pueden atravesarla. Si “no existe ningún juicio de valor paraemitirsobreunprocesoevolutivo”(LeroiGourhan,1965:59),comolodijopérfidamenteLeroiGourhan,estápermitidopreguntarsedequémaneralacomunidadestállamada a actuar en este proceso evolutivo y hacer de la liberación de los programas operatorios una liberación del hombre fuera de su propio cuerpo.

Para terminar, quisiera volver sobre el tema de la he-rencia que ha dirigido mi propósito. Así pues, de Leroi Gourhan a Mauss subsiste una toma de posición funda-mental. Desde un punto de vista epistemológico, el re-conocimiento del anclaje biológico del comportamiento técnicoesmásexactamenteloquepermitelaobjetivaciónsociológica y no lo que la obstaculiza. Entrega al soció-logo la realidad compleja de un modo social de actualiza-ción de las virtualidades biológicas. En esta perspectiva, elelementodelastécnicasdelcuerpoesmuydecisivo:eselprimertérminodelanálisis,concebidoenlaformadeun cierto comportamiento gestual, agenciamiento estructural de una serie de actos y adiestramiento del cuerpo en un uso particular. Si no nos esforzamos por reinsertar el ob-jetotécnicocomúnmentedesignado,el instrumento,enelconjuntodeestaestructuraconcreta,susignificaciónestaráperdidaparasiempre:“Latécnicaeslacadenages-tual en la que la herramienta es instrumento en sentido estricto, es decir, que participa en el agenciamiento de unaestructura.Deallíquepierdasusignificacióntécnicadesde que se ve separado del contexto gestual: la prehis-toriaylaarqueologíaacumulanobjetostécnicoscuyasig-nificaciónsehaperdidoenelinstanteenquelamemoriadesuusoseborraba”(coll.,1957:65).

En este punto se impone una aproximación, sin duda con algunas concepciones bergsonianas1212. Mas aun cuando la tematizaciónde la técnicacomoopciónbio-lógica inscrita en el elemento corporal lleva, de manera ineluctable, a una concepción fundamentalmente vitalista de la materia, que la presenta bajo el aspecto desconcer-tante de una especie de organología general. Con el pro-pósitodemedirloqueseentiendepordominiotécnico,es necesario volver a trazar la singular evolución en la

12 Para nuestro propósito, indicamos que, por su parte, Mauss sólo admitía las tesis de Bergson con la condición de relacionar la figura del homo faber con la vida social y no con la “vida individual y profunda del espíritu. Véase “Divisions et proportions des divisions de la sociologie”, Année sociologique, 1927, reeditado en (Mauss, 1969: 194).

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Revista Ímpetus84 Licenciatura en educación Físca y deportes

cual se ubica: la de una organización vital cuyo trazado depende en su fundamento de las disposiciones corpo-rales, antes de concebirse en la prolongación de lo que Leroi Gourhan denomina, en El hombre y la materia, el es-queletotécnico.Enrealidad,loqueelfenómenotécnicoen su diversidad hace materialmente visible, en el fondo no es otra cosa que la dinámica propiamente humana del desplazamientodeunciertocomportamientotécnicoyde su inscripción en el mundo en diferentes formas ins-trumentales. Lo que es humano y sólo humano es ante todo la proyección hacia afuera, en una escena inevitable-mente colectiva, de los órganos de la tecnicidad -de una tecnicidadquenocesadeserorgánicaentantoseafirmasobre el modo instrumental (Leroi-Gourhan, 1965:63)-.

La manera por la cual se realiza la conexión de lo social con lo vital procede directamente de estas con-sideraciones de corte bergsoniano. El hecho de que la exteriorización de los procesos de organización vital secorrespondaconlasnormasespecíficasproducidasen el marco de una existencia social determinada, lleva muy naturalmente a Leroi Gourhan a revelar su punto de vistametodológico como una reflexión particularsobrelafiguramaussianadelhombre total. Deestafigu-ra, indica con mucha precisión la función epistemoló-gica del punto de convergencia por medio de enfoques de diferentes orígenes:

Las dos caras de la investigación del hombre no se anulan mutuamen-te, se complementan. Que el hecho humano sea total es claro de un lado como del otro, pero es diferentemente sensible. Para el sociólogo o el antropólogo social, el hecho social es totalmente humano puesto que vierte al hombre de la cima de la pendiente hacia abajo. Para quien practicara una “etnología de las profundidades”, el hecho humano aparecería como un hecho biológico general, pero totalmente humani-zado. Muchos han esbozado las etapas teóricas de esta humanización, pero pocos han intentado darle una imagen analítica. Constatar con el Zinjantropo que la humanización comienza por los pies, quizás es menos exaltador que imaginar el pensamiento que rompe los ta-biques anatómicos para construirse un cerebro, pero es una vía muy segura. Se puede recorrer el mismo camino para el edificio social. (Le-roi-Gourhan, 1964: 211)1313

13 Sin embargo, en estas páginas, Leroi Gourhan le reprocha a la antro-pología social –en la cual incluye no sólo a Lévy Strauss y a Mauss, sino además a Durkheim y Lévy Bruhl- no haber realizado el estu-dio de lo humano en su dimensión material, biológica y técnica, y no haber considerado los procesos de socialización “más bien como un vertimiento de lo social en lo material que como una corriente en doble sentido cuyo impulso profundo es la de lo material” (p. 210). En cuanto a Mauss, el reproche se hace a medias, si por lo menos se considera que el ensayo sobre “Las técnicas del cuerpo” representa una tendencia profunda de su pensamiento: es cierto que se reúsa a conferir el primer impulso del proceso al orden material del cuerpo, pero busca concebir efectivamente, no un “vertimiento unívoco de lo social” en lo material, sino una corriente en doble sentido”. La forma-lización de esta dinámica compleja da precisamente su contenido a los conceptos de hombre total y de hecho social total.

Es muy raro que Leroi Gourhan vuelva a ubicar su proyecto en un marco de historia de las ciencias. Además, es necesario descifrar con cuidado el propósito y poner especialmente algunos nombres en las funciones designadas. El “antropólogo social” está representado por Lévi Strauss, según una categoría científica que se comienza a imponer en Francia1414 y, antes de él, por Mauss, quien fue el primero que supo imponer a la sociología una atención al viviente humano como tal. Inversamente, Leroi Gourhan es el “etnólogo de las profundidades” y es quien recorre la pendiente en el sentido contrario de la inserción de lo social en lo vital; sentido por medio del cual vemos emerger lo vital como específicamente humano y, por ende, social. Ahora bien, esta doble orientación, en las diferencias de sensibilidad que augura sin oponerlas, se daba de antemano en el ensayo sobre “Las técnicas del cuerpo”, como lo hemos podido observar. En este sentido, la obra de Leroi Gourhan se sitúa de manera incontrovertible en su prolongación. Desde luego, tanto para el biólogo de la técnica como para el sociólogo, de lo que es necesario dar cuenta es en definitiva de un poder propio de lo social sobre el cuerpo. Pero recurren a la solidaridad de una triple consideración por la existencia concreta, a nivel del cuerpo, de algunos “montajes fisiopsicológicos” (Mauss, 1966: 384).

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14 Se sabe que en 1958 el Collège de France creó en su seno una catedra de antropología social. Lévi Strauss la ocupó en 1960 y consideró, en su lección inaugural, el hecho de que esta disciplina se inscribe en la orientación fundamental de la enseñanza de Marcel Mauss (Lévi Strauss, 1973:13).