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Jóvenes, participación político ciudadana y redes sociales en México 2012
María Elena Meneses Rocha, Enedina Ortega Gutiérrez y Gustavo Adolfo
Urbina Cortés
Tecnológico de Monterrey
Capítulo publicado en: La Libertad de Expresión en el proceso electoral de
2012 (2013). México:Porrúa,PNUD,Tecnológico de Monterrey y COPARMEX
I. Introducción
"Usamos nuestro derecho de réplica para desmentirlos, somos estudiantes
de la Ibero y no porros. Nadie nos entrenó para nada". Esta frase, expresada
de forma contundente por los estudiantes de la Universidad Iberoamericana
por medio de YouTube, es una muestra de cómo los jóvenes a través de
Internet y otros canales de expresión resignifican su vínculo con la autoridad,
reafirman su identidad y su libertad, haciendo patente su malestar con las
instituciones políticas y los medios de comunicación convencionales, con los
que probablemente no se sienten identificados ni representados.1
Movilizaciones con un alto componente juvenil como “Los indignados de
Puerta del Sol” en España, los “Occupy” en Wall Street, las revueltas en
África del Norte o el movimiento #YoSoy132 en México, constituyen
fenómenos de acción colectiva que, por la especificidad de sus contextos,
causas enarboladas y propósitos, no son de todo comparables entre sí.
No obstante, en todos ellos figura un componente transversal, el cual alude a
las expresiones, contenidos, formas y prácticas que revisten las condiciones
juveniles puestas en juego así como la apropiación de redes digitales a partir
de las cuales se redimensiona y resignifica la participación política.
1 Video "131 alumnos de la Ibero responden" en YouTube disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=mYMzdjibGv0
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La lógica de acción y el aglutinamiento que evidencian movilizaciones como
las antes aludidas nos hacen aún más conscientes de que la categoría joven
es de difícil definición para las Ciencias Sociales. De ahí que, siguiendo a
García Canclini (2012), reconozcamos la necesidad de romper con
caracterizaciones de la juventud como un conjunto homogéneo delimitado por
la edad, para tratar de explicarla a partir de otras miradas.
De esa forma, la investigación socio-antropológica ha dado cuenta de estas
limitaciones y ha propuesto categorías como "condición juvenil" (Reguillo,
2010) que extienden la mirada a circunstancias socioculturales tales como la
exclusión, la cual no sólo se palpa en las escasas oportunidades de empleo,
de acceso a la educación superior y de creciente pauperización, sino en la
brecha entre conexión y desconexión a las redes digitales y a la capacidad de
apropiarse de sus contenidos para su propio beneficio y el de su comunidad.
Asumimos que denominar a los jóvenes como la "generación digital" o
"nativos digitales" impide comprender la complejidad que se desprende de la
relación entre estos y la tecnología. No todos los jóvenes mexicanos están
conectados ni todos participan a través de las redes digitales de manera
significativa para su desarrollo humano. Sin embargo, sabemos que
generalizar la condición de conectividad resulta al menos tan equivocado
como ser omisos de la importancia de la penetración de las nuevas
plataformas tecnológicas y en red en la cotidianidad juvenil.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Juventud 2010 el panorama de
alcance del mundo digital se caracteriza por:
a) un acceso limitado, en el cual sólo el 28,5% de los jóvenes mexicanos
posee condiciones de conexión a plataformas digitales desde su
hogar;
b) un empleo acotado, en el cual sólo el 69,5% posee las competencias
mínimas de uso, acceso y aprovechamiento de los recursos en red; y,
c) un acercamiento paulatino y estratificado a las tecnologías telemáticas,
en el que sólo un 8,6% de los jóvenes tienen una antigüedad como
usuarios superior a los cinco años.
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Acorde con datos incluidos en esa misma encuesta, la brecha de
conectividad se hace presente también al considerar las diferencias
regionales. Por ejemplo, en la Ciudad de México, lugar en el cual se enmarca
nuestro estudio, 42,3% de los jóvenes manifestó tener Internet desde casa;
cuestión altamente contrastante frente a lo reportado en estados con un alto
grado de rezago como Oaxaca y Chiapas donde sólo el 12,8% y el 8,2% de
los encuestados reportó tener acceso a la red, de manera respectiva (Enjuve,
2010).2
Considerando así los escenarios en los cuales se circunscriben tanto las
condiciones juveniles como las competencias digitales, optamos en el
presente estudio por problematizar a “la juventud como un conjunto situado
de respuestas categóricas a las consecuencias de la globalización, a las
reformas del mercado, y a las nuevas mediaciones de la modernidad”
(Urteaga, 2012, 27). Defendemos, en esa tesitura, que la juventud es una
posición desde y a través de la cual se experimenta el cambio sociocultural.
Es así que focalizar nuestra atención en la juventud como una posición del
sujeto constantemente reconstituida, nos permite preguntar y analizar la
participación política, la libertad de expresión y el uso de las redes sociales
relacionándolas con procesos culturales más amplios que se encuentran en
marcha.
Entre los jóvenes conectados con capacidades digitales y cultura
convergente (Jenkins, 2006) pareciera incuestionable que las redes digitales
están redefiniendo su participación político ciudadana, esta última entendida
a partir de los supuestos de Robert Dahl (1989) en relación con la
democracia participativa, asumiendo que se extiende más allá del voto y la
militancia partidista hacia la influencia ciudadana en la toma de decisiones.
Empero el escenario no sólo presenta atisbos de una reconfiguración que
implica a la imbricación entre el panorama digital y la juventud. En distintas
latitudes del mundo, diversos instrumentos de opinión dan cuenta del
2 El Instituto Nacional de la Juventud encuestó a jóvenes entre 12 y 29 años, un total de 36.2 millones, de los cuales 49.2% son hombres y 50.8% mujeres. En cuanto al uso de las redes sociales, un 88.2% usa Facebook para comunicarse y socializar como actividad principal, 3.7% dijo jugar videojuegos por encima del porcentaje que señaló leer libros.
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malestar generalizado con la democracia representativa. Acorde con
información comparada entre datos del Eurobarómetro y el Latinobarómetro
de 2009, la democracia en Europa alcanzó una aprobación del 54%, mientras
en América Latina sólo el 44% de los ciudadanos encuestados manifestó su
satisfacción con dicho régimen.
Entre 2010 y 2011, el apoyo a la democracia en la región latinoamericana
disminuyó de 61% a 58%, en tanto que en México dicho indicador de
satisfacción decreció del 49% al 40%, en donde sólo 23% de los ciudadanos
dijo encontrarse satisfecho con el nivel actual de democracia
(Latinobarómetro, 2011, 98).
Estamos de acuerdo con Dahlgren (2011) cuando señala que el
establecimiento de vínculos entre gobernantes y ciudadanos, sobre todo con
los jóvenes, es imprescindible para que algo semejante a la democracia
tenga lugar. No obstante, lo cierto es que por encima de todo afán
prescriptivo, todavía hoy día se carece de claves suficientes para comprender
de qué modo se caracterizan las prácticas participativas actuales de dichos
jóvenes; y qué relación guardan dichas formas de involucramiento y
expresión en la aparente brecha entre el modo en que funciona el régimen y
las expectativas políticas de sus ciudadanos3.
Enmedio de todas las consideraciones anteriores y la interrogante
subyacente en torno a las prácticas políticas de los jóvenes, buscamos hacer
hincapié en que entendemos a Internet como una construcción tecnológica,
social y cultural (Bijker, et al., 1989; Hine, 2005) que no detona per se la
participación. La tecnología es sometida por los individuos a procesos de
amoldamiento con las prácticas culturales, simbólicas e imaginarios
individuales y colectivos; por ello, sostenemos como Bimber (1996) y Norris
(2000) que aquellos ciudadanos que participan cívicamente en el mundo
offline lo hacen en el entorno online, el cual potencia estas prácticas por sus
3 El concepto cultura convergente se refiere, según Henry Jenkins, a la que resulta de la convergencia de medios, la inteligencia colectiva y la cultura de la participación en red. Estas prácticas habrían sido puestas en marcha en mayor o menor medida por los jóvenes que iniciaron la acción colectiva #YoSoy132 en el mes de mayo de 2012.
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rasgos socio-técnicos, dando lugar a una convivencia de entornos que no se
excluyen, sino que se complementan.
La arquitectura de la red ubicua, descentralizada, interactiva y esquiva al
control tradicional, pareciera coadyuvar así a la revitalización de la
democracia representativa, al permitir la participación directa, sin
mediaciones, mediante contra-discursos que se construyen gracias a lo que
Manuel Castells (2009) denomina "autocomunicación de masas", lo que
favorece la libertad individual y establece nuevas formas de relación e
interlocución con el poder.
Para que todo esto tenga lugar, se requieren algunas condiciones
imprescindibles como la conexión, la educación, las competencias digitales-
convergentes, así como una cultura política ciudadana que sabemos no sólo
tiene lugar en el marco institucional, como los partidos políticos, sino que se
orienta a prácticas cívicas autónomas, ya sea a través de organizaciones
civiles o acciones colectivas (Coleman & Blumler, 2011; Bennet, 2011;
Jenkins, 2011). Estas prácticas y acciones tienen por objeto influir en la toma
de decisiones por parte de actores tradicionales como el gobierno y los
propios partidos (Verba & Nie, 1987), demandando de un marco de garantías
para el ejercicio pleno de la libertad de expresión y los derechos ciudadanos.
Hoy que prevalecen hipótesis sobre la apatía juvenil y la percepción de un
repliegue —cierto pero sobredimensionado— de los jóvenes a la esfera
privada consideramos que resulta por demás necesario comprender los
modos en que estos ejercen su acercamiento al tratamiento de asuntos
públicos que los demandan de manera cada vez más creciente y urgente.
Por ello, consideramos también que entender el papel de las redes sociales
como potenciales plataformas que favorecen la articulación de una esfera
pública alterna en relación con la que se construye alrededor de los medios
tradicionales (Papacharissi, 2009; 2010) adquiere un carácter imprescindible.
Al respecto, consideramos que las redes sociales y su entorno de
plataformas digitales constituyen espacios potenciales de empoderamiento
de grupos usualmente marginados de la esfera pública, que desafían al poder
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tradicional con sus contra-discursos, sus propias interpretaciones de la
realidad y con identidades específicas, las cuales no parecen estar
cabalmente representadas por las instituciones; y en el caso de México,
tampoco por los medios de comunicación como la televisión, el medio a
través del cual la mayoría de los mexicanos se “mantienen informados”4.
Probablemente estamos ante la emergencia de nuevas formas de expresión
y participación política ciudadana o simplemente presenciando una
reconfiguración de éstas en tiempos de Internet.
Si bien estamos conscientes de que no sólo los jóvenes usan las redes
sociales, cada vez se observa más cómo otras generaciones incorporan las
plataformas digitales a su vida productiva y afectiva, suscribimos, siguiendo a
Ortega (2012, 127) que:
Los jóvenes empiezan a asumirse como el grupo social que con mayor
intensidad se construye a partir de un contexto de innovación tecnológica
en permanente recreación y dinamismo. Y su cultura digital convergente
está siendo construida entre los campos más tradicionales y novedosos,
a partir del surgimiento de la Web 2.0 y el crecimiento, uso y apropiación
de las redes sociales.
En ese sentido, sostenemos que con base en lo observado en nuestros
espacios cotidianos, y que por su permanencia en la universidad en donde la
computadora y los dispositivos se han convertido en herramienta
indispensable, los universitarios son quienes se han apropiado en mayor
medida de estas plataformas.
Las redes sociales son concebidas en este trabajo como estructuras
horizontales, vinculantes y autorregulables cuyos lazos pueden ser
ocasionales o latentes (Boyd, 2011). Los latentes son aquellos que provienen
del mundo offline y que se reproducen y expanden en los entornos virtuales; 4 De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Cultural 2010 del Conaculta, un 90% de los mexicanos ve televisión; un 40% dijo hacerlo por más de dos horas diarias. Los noticieros son los programas más vistos (23%), seguidos de las telenovelas (21%). Sin embargo, la Encuesta Nacional de la Juventud 2012 señala que sólo el 12.9% de los jóvenes ve televisión, quienes refirieron que prefieren como actividad recreativa las reuniones con amigos (22.2%), mientras que un 4.0% dijo preferir conectarse a Internet. Estos datos nos permiten sugerir que el perfil del televidente en México está cambiando y que el relevo generacional irá articulando audiencias con rasgos distintos.
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en tanto que los ocasionales son aquellos que se construyen a partir de un
objetivo común y coyuntural como la acción colectiva #YoSoy132.
De esta forma, sostenemos que las redes sociales y las prácticas que
acontecen en el mundo virtual no constituyen un universo paralelo, la
experiencia online está dada por lo que acontece offline (Hine, 2005).
Bajo ese umbral de consideraciones y motivaciones, la presente investigación
ofrece un estudio de caso a nivel exploratorio y descriptivo que, a través de la
realización de una encuesta in situ y online, tuvo como objetivo conocer de
forma muy general las prácticas y perspectivas de jóvenes universitarios de la
Ciudad de México de entre 18 y 29 años, en torno a la participación política,
la libertad de expresión y el uso de redes sociales.
Mediante este trabajo, el cual por sus propósitos no busca ofrecer ni
generalizaciones ni datos estadísticamente significativos para toda la
población juvenil (ni del país ni de la capital en sí misma), buscamos
acercarnos a través de la mirada que nos da la inmersión en campo a una
comprensión más clara del papel que desempeñan las redes sociales y las
nuevas tecnologías de la información como posibles potenciadores de la
participación política ciudadana, del ejercicio de la libertad de expresión y la
articulación de acciones colectivas como el movimiento #YoSoy1325.
Para ello, nos planteamos las siguientes preguntas de investigación:
1. ¿De qué manera se caracterizan las prácticas participativas, perfiles
socio-demográficos y de conectividad en los jóvenes universitarios?
2. ¿Cuáles prácticas socio culturales articulan la participación político
ciudadana de los jóvenes universitarios en tiempos de coyuntura
electoral?
3. ¿Cuál es la interrelación entre prácticas político ciudadanas en
entornos offline-online en el involucramiento cívico de los jóvenes y en
5 México es uno de los países dentro de la OCDE con mayor rezago educativo, de acuerdo con el informe Education at a glance 2012 elaborado por el organismo mundial. En cuanto a educación superior sólo 22% de la población entre 25 y 34 años tiene estudios universitarios.
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el ejercicio de la libertad de expresión?
Aunque éste no es un estudio sobre la acción colectiva #YoSoy132, no
pudimos omitir la importancia de su aparición sorpresiva, lúdica y
convergente en pleno proceso electoral de 2012, considerando que dicha
coyuntura constituye el periodo en el cual situamos nuestras observaciones.
Lejos de menoscabar la precisión de nuestros datos, el surgimiento
imprevisto de dicha movilización nos permitió comprender algunos rasgos de
la participación in situ y establecer las comparaciones necesarias y
pertinentes en torno a los rasgos más generales de la actividad política de los
jóvenes conectados con estudios de educación superior en el Distrito
Federal6.
Así, sabemos que nuestro ejercicio de caracterización no es ni exhaustivo ni
enteramente contundente para la comprensión del fenómeno; sin embargo,
somos conscientes de la necesidad de aportar información relevante y
confiable que nos permita conocer a esos jóvenes aparentemente ausentes
de la esfera pública. Creemos de modo determinante que un primer paso
consiste en desmitificar los absolutismos entre proactivos y apáticos; por lo
cual confiamos en que con rigor y compromiso, desde nuestra propia
trinchera investigativa, este tipo de ejercicios contribuyen a romper con la
invisibilización de los jóvenes como entidades de acción política y social y
como objetos de estudio esencialmente relevantes.
II. Metodología
Con el objetivo de conocer de forma muy general los hábitos y perspectivas
de los jóvenes en torno a la participación política, la libertad de expresión y el
uso de redes sociales, se desarrolló y aplicó una herramienta de recopilación
de datos consistente en un cuestionario a nivel exploratorio y descriptivo
dirigida a estudiantes universitarios de la Ciudad de México.
6 Optamos por considerar al #YoSoy132 como acción colectiva de acuerdo con la definición de Alberto Melucci (1999); es decir, como un movimiento que no necesariamente se confronta con el Estado, de naturaleza difusa, compleja con significados culturales, que les diferencian de actores y organizaciones "formales". Las acciones colectivas son para el autor italiano, antagónicas (con grados variantes) hacia las relaciones sociales dominantes.
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La presente exploración se basó en un plan de acción consistente en cuatro
fases: 1) el diseño del instrumento, definición de la población de estudio y
piloteo; 2) recopilación de observaciones; 3) diseño y alimentación de la base
de datos y 4) análisis e interpretación de resultados.
2.1. Diseño del cuestionario, definición de la población de estudio y estrategia de levantamiento
El cuestionario contó con 57 preguntas distribuidas en seis secciones que
tuvieron como objetivo obtener información acerca de las siguientes
dimensiones:
a) Datos de caracterización socio-demográfica
b) Equipamiento y uso de Internet
c) Esfera pública y participación política
d) Percepciones sobre la libertad de expresión
e) Medios de comunicación, redes sociales y participación política
f) Participación electoral y redes sociales
La primera sección contó con 12 preguntas; la segunda con ocho; la tercera
con 12; la cuarta con tres; y la quinta y sexta con tres y 19 respectivamente.
La exploración de dichos temas fue planteada con el propósito de captar de
manera fina y robusta el modo a partir del cual se interrelacionan hábitos de
carácter participativo, de orden comunicacional y de tipo tecnológico. En ese
sentido, se buscó establecer un diseño que permitiera elaborar tipologías
ulteriores acerca del modo en que los jóvenes encuestados hacen uso del
equipamiento y las plataformas tecnológicas, como las redes sociales, a fin
de dilucidar si existe una relación subyacente entre hábitos participativos y el
empleo y apropiación de repertorios informáticos y comunicacionales.
Dado el carácter exploratorio de este estudio, no buscamos en ningún
momento privilegiar un instrumento que permitiese colocar en juego una
hipótesis de orden causal, sino el establecer preguntas de investigación y
conjeturas en torno a la caracterización de un grupo extremadamente
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peculiar de la población juvenil como lo son los universitarios de la Ciudad de
México con un acceso altamente potenciado a plataformas tecnológicas y
entornos de conectividad. En ese sentido, el cuestionario reúne interrogantes
cuyo propósito principal consiste en recoger información acerca de las
características sociales, hábitos comunicativos y prácticas políticas de los
sujetos encuestados.
En virtud de esas mismas consideraciones, definimos una estrategia
bietápica de recolección de datos. La primera avocada al pilotaje de un
cuestionario in situ en el contexto de una marcha convocada por la acción
colectiva #YoSoy132 en el Zócalo de la Ciudad de México para el día 10 de
junio de 2012. En el escenario de levantamiento, se contaba con jóvenes
miembros, adherentes y simpatizantes del movimiento aludido, así como con
una asistencia por demás variada entre la cual destacaban profesores
universitarios que fungieron como observadores, propietarios de
establecimientos mercantiles, transeúntes de la zona centro, fanáticos del
cantante Justin Bieber, así como estudiantes y académicos provenientes de
otros contingentes vinculados a la manifestación conmemorativa del
cuadragésimo primer aniversario de la masacre del “Jueves de Corpus” en el
Distrito Federal.
El objetivo de ese primer levantamiento consistió fundamentalmente en
conocer la tasa, el tiempo y las dificultades de respuesta por parte de los
informantes; seleccionando intencionalmente el marco espacial y temporal de
levantamiento como un ejercicio aproximativo directo a una muestra de
jóvenes participativamente activos.
De ese modo, se reunió un total de 89 registros con las siguientes
características generales:
a) un rango de edad de los 15 a los 76 años, en el cual 82,6% de los
datos corresponde a una población menor a 30 años;
b) una distribución por sexo de 55,1% de mujeres y 44,9% de hombres; y
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c) el acopio de datos de personas provenientes de más de 25 distintas
carreras y trayectos formativos a nivel profesional y más de 20
escuelas.
Teniendo en cuenta esos resultados, procedimos a afinar el instrumento de
levantamiento y el marco muestral optando por redirigir la estrategia de
acercamiento a informantes por medio del correo electrónico, Facebook y
Twitter. Esto último considerando que el objetivo de la investigación se centra
particularmente en aquellos individuos que ostentan un uso más o menos
intensivo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en
red.
De ese modo, dado el éxito logrado en la primera etapa de piloteo, se decidió
aprovechar el conjunto de registros obtenidos a partir del establecimiento de
una segunda muestra de encuestados con el propósito de diseñar un
esquema comparativo de alto contraste entre dos conjuntos muestrales de
características estructurales pareadas, pero con condiciones de extracción y
levantamiento radicalmente distintas.
Mientras la primera muestra está constituida por jóvenes universitarios
movilizados con perfil altamente proactivo y captados in situ, el segundo
núcleo de informantes se conformaría también de estudiantes de nivel
profesional pero que fuesen seleccionados a partir del uso de herramientas
tecnológicas como el correo electrónico y las redes sociales. Derivado del
modo en que captamos ambas muestras, optamos por denominar al primer
grupo Jóvenes In Situ y al segundo Jóvenes Online.
En términos de características estructurales compartidas se cuidó que en
ambas muestras se incluyeran a jóvenes universitarios que realizaran sus
estudios en la Ciudad de México y que radicaran en la capital y la zona
metropolina. El rango etario cubierto fue de entre 18 y 29 años, buscando en
todo momento cuidar las proporciones de representación por sexo.
Con respecto a las diferencias, se esperaba que éstas fuesen concomitantes
al propio contexto de levantamiento; por lo cual, se previó que la primera
muestra fuera mucho más homogénea en torno a sus prácticas y hábitos;
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mientras que la segunda resultaría más heterogénea y con un perfil
sociopolítico mucho más diverso.
En ese sentido, pese a que
las muestras difieren en su
lógica de captación de
informantes, importó el que
para fines de un diseño
comparativo se evitara
trabajar con conjuntos
mutuamente excluyentes.
De ahí, que en la primera
muestra in situ se tenga a un conglomerado de individuos altamente
proactivos tomados en el momento de una manifestación social; mientras que
en caso de la segunda (jóvenes online) se tiene a un grupo de sujetos que no
necesariamente permanecen ajenos a situaciones activas de involucramiento
ciudadano, pero que contiene una varianza mucho más amplia en torno a sus
costumbres participativas y la intensidad con que las ejercen.
La pregunta obvia que se desprende de ese esquema es si existen
diferencias significativas entre quienes tienen un perfil altamente proactivo y
quienes no, tanto en términos de sus características adscriptivas como en
torno a sus hábitos comunicativos, preferencias y posesiones tecnológicas,
así como en el plano de sus perspectivas y experiencias de orden
sociopolítico.
Ya que el objetivo general del estudio exigía de una selección intencional que
prepondere el alto contraste y la varianza en las características del público
usuario juvenil de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en red,
se optó por un método de muestreo no probabilístico sustentado en una
extracción de registros por conveniencia.
Aunque un diseño muestral no probabilístico de dichos atributos impide las
posibilidades de generalización por parte del investigador, es bien conocido el
alcance que tal estrategia reporta para centrar la mirada sobre procesos,
“Jóvenes In Situ” “Jóvenes Online”
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individuos y comunidades específicas permitiendo particularizar y confrontar
hipótesis de mayor fineza analítica centradas en aspectos singulares que
interesan al destinatario final de la información.
Ante tal consideración y tomando en cuenta los propósitos exploratorios de
este estudio, nos importó reunir observaciones que permitieran establecer las
pautas comparativas entre las muestras antes mencionadas, preponderando
las posibilidades de contraste entre dos núcleos distintos de extracción de
informantes. Así, pese a que la información levantada no permite establecer
conclusiones estadísticamente significativas en torno a uno u otro corte
muestral, se favorecieron las condiciones necesarias y suficientes para poder
construir tipologías a posteriori a fin de satisfacer cabalmente los objetivos del
proyecto de investigación.
Bajo esa tesitura, resulta pertinente que en todo momento se tenga en mente
que el estudio no aborda de manera particular las condiciones de producción
y características del #YoSoy132 ni mucho menos a la amplia población que
ejerce su participación por espacios virtuales y en red. Por el contrario,
simplemente se tomaron convenientemente a dos conglomerados distintos de
informantes con la premisa de establecer una comparación que permitiera
extraer conclusiones válidas y confiables en torno jóvenes universitarios que,
aunque con características socio-demográficas bastante similares, pueden
diferir o no en torno a sus atributos informativos, comunicacionales,
expresivos y participativos.
2.2. Recopilación de observaciones
A partir del esquema de muestreo y acercamiento de informantes
previamente definido, se procedió a reunir la muestra complementaria que
serviría como pivote de comparación frente a los primeros registros obtenidos.
Para ello, se extendió una invitación para participar a 899 estudiantes de
distintas instituciones académicas como la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el
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Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), el
Instituto Politécnico Nacional (IPN), entre otras, por medio del uso del correo
electrónico. La obtención del listado de direcciones electrónicas, así como la
delimitación de escuelas a incluir, se llevó a cabo mediante un muestreo
ulterior por bola de nieve, contando con el apoyo de personal académico y de
estudiantes adscritos a las universidades en comento.
De acuerdo con distintos manuales para la implementación de encuestas vía
electrónica, es sabido que la tasa de respuesta tiende a ser variable
conforme a cuatro factores (Braun, 2009; Marcussen, 2001; Deutskens, De
Ruyter, Wetzels & Oosterveld, 2004):
a) el grueso de la población a la cual se extiende la solicitud de
participación;
b) el contexto en el cual se lleva a cabo el levantamiento;
c) la duración con la cual se mantiene vigente el instrumento en línea; y
d) la extensión del cuestionario.
De acuerdo con evidencias empíricas contenidas en dichos manuales, las
tasas de respuesta promedio tienden a concentrarse en torno a un 32,52% en
promedio, y con una mediana de 26,45%. En ese sentido, la tasa total de
respuesta obtenida no es en ningún sentido un valor predictivo, sino un valor
variable de acuerdo con las condiciones antes mencionadas. Así por ejemplo,
cuestionarios con alrededor de 100 a 120 preguntas tienden a obtener
respuestas alrededor de los 13,35 puntos porcentuales.
Teniendo en cuenta dicha situación, se definió como piso operativo para
garantizar la comparabilidad con respecto a la primera muestra una
respuesta esperada del 15%. Dados los tiempos de ocurrencia del
levantamiento de datos y la proximidad de las elecciones a nivel nacional, se
optó por mantener abierta la encuesta del viernes 22 al sábado 30 de junio de
2012 a través de la plataforma Google Docs.
Para ello, el cuestionario fue modificado sutilmente en algunos formatos de
respuesta incorporando adecuaciones que fuesen compatibles con las
especificaciones técnicas de la interfaz seleccionada. En términos amplios,
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Google Docs fue elegida como la plataforma más óptima para montar el
instrumento de recopilación de información porque permite la creación de
encuestas de hasta 256 preguntas con una sola opción de respuesta, y la
capacidad para soportar un universo de hasta 1561 encuestados. Entre otras
características favorables, su uso es gratuito y posee la ventaja de ofrecer al
usuario familiaridad con el llenado de encuestas a través de un fácil acceso y
su triangulación con redes sociales para la difusión de contenidos.
No obstante, en esencia las dimensiones del cuestionario se mantuvieron y
se enriquecieron con posibilidades de contestación que permitieran mejorar
los ítems basados en escalas y opciones ordinales; siempre teniendo cautela
de que los patrones de respuesta mantuvieran su carácter comparable con
respecto al primer instrumento aplicado cara a cara.
Así, los resultados superaron la expectativa obteniendo una tasa final de
respuesta del 20,8%; es decir, 187 registros de 899 invitaciones con las
siguientes características:
a) un rango de edad de entre 18 y 50 años, en el cual el 94,7% de los
datos corresponde a una población menor a 30 años;
b) una distribución por sexo de 58,8% de mujeres y 41,2% de hombres; y
c) el acopio de datos de personas provenientes de más de 25 distintas
carreras y trayectos formativos a nivel profesional y más de 10
escuelas.
Habiendo reunido ambas muestras y con el propósito de explorar su
comparabilidad y preparar los insumos de análisis se procedió al diseño de la
matriz de datos.
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2.3. Diseño y alimentación de la base de datos
Los registros obtenidos a partir de ambos levantamientos fueron
preliminarmente vaciados en código bruto en hojas de cálculo de Excel a fin
de poder exportar la matriz de datos a archivos de SPSS.
En el caso del primer levantamiento se construyó una base de datos que
contiene 222 variables correspondientes a las seis dimensiones del
cuestionario in situ y con un total de 89 registros. Respecto del segundo
levantamiento, se repitió el mismo paso, dando lugar a una matriz compuesta
por 247 variables y con un total de 187 observaciones.
En ambos casos se realizó la codificación y el etiquetado correspondiente de
observaciones y variables con el objetivo de hacer de las bases de datos
instrumentos manejables para cualquier usuario.
De manera particular, se procedió únicamente a la construcción de tres
nuevas variables a fin de potenciar los alcances analíticos de los datos
recabados:
a) Para determinar el nivel de equipamiento tecnológico se construyó un
índice sumatorio simple con un nivel de fiabilidad altamente aceptable
(alpha=0,88), el cual incluye la posesión de los siguientes dispositivos
tecnológicos:
a. Computadora portátil
b. Computadora de escrito
c. Smartphone
d. Teléfono móvil
e. Tablet
f. Algún otro dispositivo (Kindle, Sony Reader u otros)
El índice podía obtener valores de cero a seis, los cuales fueron
recodificados en una variable ordinal con las siguientes categorías:
• Equipamiento básico, que indica que la persona posee al menos dos de los cuatro dispositivos más comunes (computadora portátil o de escritorio y smartphone o teléfono móvil).
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• Equipamiento complementario, que indica que la persona posee al menos tres de los cuatro dispositivos más comunes (computadora portátil o de escritorio, smartphone o teléfono móvil).
• Equipamiento suntuario, que indica que además de poseer cuatro de los dispositivos más comunes, el usuario también está familiarizado con el uso de tabletas u otro tipo de equipos como lectores gráficos, dispositivos táctiles de música, entre otros.
b) Para determinar el nivel de conectividad, se construyó un índice
sumatorio simple con un nivel de fiabilidad altamente aceptable (0,86)
el cual toma en cuenta la frecuencia con que se realizan el siguiente
conjunto de acciones en línea:
1. Búsqueda de información
2. Uso del correo electrónico
3. Uso de chats
4. Uso de redes p2p para descargas
5. Llamadas telefónicas por Internet
6. Participación en foros
7. Acceso a blogs
8. Uso de redes sociales
9. Consumo de videos en línea
10. Compras en línea
11. Acceso a juegos en línea
12. Uso de servicio de banca en línea
13. Carga de videos
14. Carga de fotos o imágenes
15. Traducción de subtítulos
16. Editar entradas en Wikipedia
17. Trabajar online
18. Uso de servicio de búsqueda de parejas
19. Consultar la prensa en línea
20. Búsqueda de empleo por Internet
21. Campañas en línea
22. Otras actividades
18
Para fines más ilustrativos, y en aras de poder establecer cruces entre
el nivel de conectividad y otras variables, se cuartilizó el índice y se
recodificó en una nueva variable ordinal que contempla las siguientes
opciones:
• Escasamente conectado
• Incipientemente conectado
• Intensamente conectado
• Hiperconectado
c) Para determinar el nivel de credibilidad en instancias políticas y
sociales se construyó un índice sumatorio simple con un grado de
fiabilidad por demás aceptable (alpha=0,89). Para ello, se sintetizaron
25 distintos indicadores de credibilidad en los siguientes actores e
instituciones: la familia, la policía, las universidades, los
comunicadores de radio y televisión, la prensa escrita, el Ejército, el
Instituto Federal Electoral (IFE), los sacerdotes o ministros religiosos,
el gobierno federal, los académicos, los compañeros de clase, entre
varios otros.
Con fines ilustrativos, el índice fue cuartilizado y recodificado en una
nueva variable ordinal que indica el nivel de credibilidad:
• Bajo nivel de credibilidad
• Credibilidad incipiente
• Credibilidad intermedia
• Credibilidad alta
2.4. Análisis e interpretación de resultados Finalmente, una vez diseñadas las bases de datos se procedió a sistematizar
la información a partir de reportes pormenorizados que contemplan los
siguientes temas:
• Características socio-demográficas, donde se especifican las
cualidades adscriptivas de cada muestra a partir de las distribuciones
por edad, sexo, estado civil, ocupación, nivel de estudios, carrera,
universidad, posesión de becas, delegación o municipio de residencia,
condición doméstica, escolaridad del padre y de la madre.
19
• Equipamiento e Internet, donde se recogen cualidades de las muestras
obtenidas en torno a la antigüedad como usuarios de Internet, nivel de
equipamiento, lugar de conexión, conectividad por equipo y nivel de
conectividad, tasa de cobertura y horas semanales de uso de redes
sociales.
• Esfera pública, que contempla elementos como la frecuencia con que
los encuestados conversan sobre política, interés en política,
antecedencia participativa, frecuencia con que se recibe propaganda
electoral por distintos medios y plataformas, situaciones en las cuales
se considera que es pertinente participar activamente, relevancia
adjudicada a distintas formas de participar, credibilidad en instituciones
y actores sociales, autopercepción sobre el grado de involucramiento
cívico, tasa de participación política y social, disposición al
involucramiento cívico y percepciones sobre libertad de expresión.
• Medios de comunicación, que incluye el uso electoral de redes
sociales, tasa de participación por canales virtuales, seguimiento a
candidatos a la presidencia de la República, usos y prácticas
asociadas a las redes sociales, formas de vinculación virtual con cada
candidato a la presidencia, importancia de actores sociales y medios
de información en la tendencia de voto y utilidad del empleo de redes
sociales en coyunturas de votación.
• Participación electoral, que recoge información sobre la simpatía
partidista de los encuestados, el partido por el que votarían en 2012, el
partido por el cual votaron en 2006, candidato por el que votarían en
esta elección, candidato que consideran ganará la presidencia, filiación
ideológica y evaluación jerárquica de cualidades que se consideran
relevantes para decidir el sufragio.
Asimismo, se establecieron cruces que permitieran dilucidar la relación entre
el nivel de conectividad y distintos atributos sociopolíticos, así como entre el
grado de credibilidad y otras características vinculadas a la participación y el
interés en asuntos públicos.
20
III. Caracterización de las muestras de estudio: perfil socio-demográfico y bono demográfico digital
La población mexicana es eminentemente joven. El bono demográfico que se
ha venido configurando desde la década de 1980, hoy permite contar con una
estructura demográfica de la cual la mitad de la población tiene 26 años o
menos, según lo indican los resultados del Censo de Población y Vivienda
2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En medio de ese contexto de concentración juvenil, sabemos que nuestras
muestras de estudio comparten características estructurales que las hacen
converger entre sí, y un conjunto de atributos peculiares que crea
diferenciaciones tanto entre los conglomerados de estudio como con respecto
al resto de la población nacional. Siendo el contexto capitalino de estudio un
escenario tan sui géneris para la captación de jóvenes, es que a continuación
nos damos a la tarea de caracterizar a las muestras con que trabajamos a fin
de delinear sus principales atributos.
3.1. Edad y sexo de nuestros sujetos de estudio
En primer lugar, la distribución por edad de nuestra población estudiada se
concentra en ambas muestras en los rangos de entre 20 y 24 años de edad
(43,8% in situ y 72,2% online). Evidentemente, dicha concentración obedece
a la focalización intencional de nuestro estudio sobre los jóvenes
universitarios capitalinos. No obstante, llama la atención el que la muestra de
jóvenes in situ se caracterice por más heterogeneidad reflejada en la fuerte
presencia de personas por debajo de los 20 años y sujetos por arriba de los
29.
Podríamos decir que mientras en el caso de nuestros jóvenes online tenemos
una muestra mucho más homogénea en términos etarios, el conglomerado in
situ nos sugiere que la marcha, en la cual fueron captados los encuestados,
convocó a un conjunto de personas altamente diversificado donde destaca
una variada presencia juvenil que se combina con una importante adherencia
de otros sujetos “no tan jóvenes”.
21
Distribución de edad, "Jóvenes in situ"
Distribución de edad, "Jóvenes online"
Porcentaje válido
Porcentaje acumulado
Porcentaje válido
Porcentaje acumulado
15-19 24,7 24,7 18-19 11,8 11,8
20-24 43,8 68,5 20-24 72,2 84,0 25-29 12,4 80,9 25-29 10,7 94,7 Más de 30 19,1 100,0 Más de 30 5,3 100,0
Aunado al elemento de edad, hacemos notar el que las muestras de trabajo del presente estudio guardan proporciones bastante similares a los parámetros poblacionales nacionales y capitalinos en torno a la distribución porcentual por sexo. De ese modo, en nuestra muestra in situ tenemos un 43% de hombres y un 57% de mujeres, altamente similar al caso de nuestros jóvenes online, donde el 40% son de sexo masculino y 60% femenino.
3.2. ¿Dónde y con quién viven nuestros sujetos de estudio?
Nuestros datos obtenidos se muestran altamente compatibles con una de las
ya conocidas características de la condición juvenil: ocho de cada diez
jóvenes viven en familia, principalmente con sus padres, solamente con la
madre y el padre o con algún otro familiar. En segundo lugar encontramos
que los universitarios estudiados viven solos o con amigos y, finalmente,
únicamente el 1% de los jóvenes han formado su propia familia o viven en
pareja.
Mujer57%
Hombre43%
Distribución por sexo"Jóvenes in situ"
Hombre40%Mujer
60%
Distribución por sexo "Jóvenes online"
22
Con quién vives, “Jóvenes in situ” Con quién vives, “Jóvenes online”
Porcentaje válido
Porcentaje acumulado
Porcentaje válido
Porcentaje acumulado
Con los padres 52.2 52.2 Con los padres 61.6 61.6 Solo 18.8 71.0 Con la madre 14.1 75.7 Con algún otro familiar
17.4 88.4
Con el padre 5.6 81.4
Con un amigo 10.1 98.6 Con otro familiar 5.1 86.4 Con familia no de origen
1.4 100.0
Solo 6.2 92.7
Total 100.0 Esposa e hijos .6 93.2
Con un amigo 3.4 96.6
Con una pareja 1.1 97.7
Con otra persona sin lazo afectivo
2.3 100.0
Total 100.0
En cuanto a la zona donde refieren vivir nuestros encuestados, dos datos
resultaron peculiarmente llamativos. En primer lugar, que en ambas muestras
encontramos representadas a la gran mayoría de delegaciones del Distrito
Federal; sin embargo, notamos que se suscitó una importante densidad de
jóvenes viviendo principalmente en zonas de la ciudad donde hay una alta
concentración de universidades como es el caso de las delegaciones
Coyoacán, Tlalpan, Benito Juárez, Cuajimalpa e Iztapalapa.
En segundo lugar, las proporciones de jóvenes que declararon vivir fuera del
Distrito Federal. Mientras en nuestro levantamiento de datos in situ sólo un
4,8% afirmó vivir fuera de la capital, en la aplicación del cuestionario online,
un 19,2% declaró residir en municipios del interior de la República. Dicha
observación nos permitiría inferir hipotéticamente que en los registros de la
primera muestra que se realizó en la marcha del #YoSoy132 está
representada una población eminentemente del ámbito capitalino y la zona
metropolitana; mientras que en el caso de la muestra en línea, y dadas las
propias dinámicas de interacción digital, encontramos captada a una
proporción de jóvenes que rebasa de modo importante las fronteras del
espacio geográfico de la Ciudad de México.
23
Distribución geográfica, “Jóvenes in situ” Distribución geográfica,
“Jóvenes online”
Lugar de residencia Porcentaje válido Lugar de residencia Porcentaje
válido
Cuauhtémoc 16,1 Municipio del interior 19,2
Iztapalapa 11,3 Coyoacán 16,9
Benito Juárez 9,7 Tlalpan 16,4
Gustavo A. Madero 9,7 Benito Juárez 8,5
Tlalpan 9,7 Álvaro Obregón 5,6
Coyoacán 8,1 Magdalena Contreras 5,6
Cuajimalpa 8,1 Iztapalapa 5,1
Álvaro Obregón 6,5 Xochimilco 5,1
Xochimilco 6,5 Gustavo A. Madero 4,5
Estado de México 4,8 Iztacalco 4,0
Miguel Hidalgo 3,2 Cuauhtémoc 4,0
Azcapotzalco 1,6 Tláhuac 2,3
Iztacalco 1,6 Miguel Hidalgo 1,7
Tláhuac 1,6 Venustiano Carranza 1,1
Venustiano Carranza 1,6 Total 100.0
Total 100,0
3.3. ¿A qué se dedican nuestros sujetos de estudio?
Del total de la población juvenil nacional, es bien sabido que el 77,1% tiende
a concentrarse en localidades de más de 2,500 habitantes y en centros
urbanos donde existe una alta concentración en la oferta de bienes y
servicios, entre los cuales se cuentan los principales centros de captación
laboral y de oferta educativa.
Es así que el Distrito Federal, contexto territorial de nuestro estudio, ofrece
“con todas las limitaciones y carencias que somos conscientes” una oferta
24
educativa y laboral para los jóvenes que resulta superior con respecto a otras
latitudes de nuestro país.
De acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Universidades e
Instituciones de Educación Superior (ANUIES) (2011), el 66,21% de la
matrícula estudiantil capitalina cursa su educación en instituciones de
carácter público; mientras el restante 33,79% hace lo propio en instancias
privadas.
En el caso de nuestras muestras de estudio, y dadas las condiciones de
captación de nuestros informantes, encontramos que la gran mayoría de
nuestros encuestados provienen de escuelas públicas. Siendo que para los
jóvenes captados in situ se dio la convergencia de una mayor proporción de
estudiantes provenientes de entidades de orden público, mientras en el caso
de los jóvenes online, nuevamente notamos una distribución mucho más
heterogénea.
Si bien, en el caso de nuestro levantamiento in situ creemos haber captado
una importante afinidad entre el #YoSoy132 y una mayoría de estudiantes
proactivos provenientes de universidades públicas, en el conglomerado de
jóvenes online notamos un incremento relevante de estudiantes de
instituciones privadas, que a su vez nos sugieren la importante penetración
que la tecnología tiene en los alumnos de colegios particulares, y la alta
disposición que estos muestran para participar en cuestionarios y actividades
desarrolladas en línea.
Pese a las cifras alarmantes que hacen constar que alrededor de 7,24
millones de jóvenes carecen de oportunidades de empleo y educación, dada
Pública74%
Privada26%
Distribución por tipo de escuela"Jóvenes in situ"
Pública55%
Privada45%
Distribución por tipo de escuela "Jóvenes online"
25
la precarización en el otorgamiento de servicios y la sobredemanda de los
mismos (OCDE, 2010), lo cierto es que existe un grupo relativamente
reducido de personas en edades de entre 15 y 29 años de edad que se
encuentran incluidos en el sistema educativo o laboral. Nuestros jóvenes
entrevistados pertenecen a “este sector de jóvenes privilegiado” con acceso a
la educación y al empleo
Así, en términos de ocupación, ser estudiante de tiempo completo es otra de
las características que definen la condición juvenil particular de nuestros
sujetos de estudio. En ambas muestras encontramos que más del 60% de los
encuestados mantienen dicho rol predominante como estudiantes, mientras
proporciones mayores al 30% combinan su actividad educativa con algún
empleo de tiempo parcial o completo.
Como consecuencia de nuestras propias especificaciones de acercamiento y
captación de informantes, obtuvimos dos muestras altamente comparables
entre sí constituidas predominantemente por estudiantes de nivel profesional.
Estudiante de tiempo completo
62%
Estudia y trabaja medio tiempo
29%
Estudia y trabaja tiempo
completo7%
Trabaja solamente
2%
Distribución por ocupación,"Jóvenes in situ"
Estudiante de tiempo completo
68%
Estudia y trabaja medio tiempo
24%
Estudia y trabaja tiempo
completo8%
Distribución por ocupación"Jóvenes online"
26
Al igual que en otros aspectos de caracterización, encontramos que la
muestra online resulta particularmente más homogénea con respecto a su
similar in situ.
No obstante, una situación altamente llamativa tiene que ver con la condición
de los jóvenes encuestados con respecto al estatus de logro educativo de sus
padres.
Escolaridad del padre
Escolaridad de la madre
% “Jóvenes in situ”
% “Jóvenes online”
% “Jóvenes in situ”
% “Jóvenes online”
Primaria 5.6 4.0 Primaria 4.2 4.5 Secundaria 21.1 8.5 Secundaria 15.5 5.1 Preparatoria 11.3 6.8 Preparatoria 14.1 11.9 Carrera Técnica
8.5 9.0
Carrera Técnica
21.1 19.2
Profesional 32.4 51.4 Profesional 36.6 43.5 Maestría 11.3 14.1 Maestría 7.0 11.3 Doctorado 7.0 5.6 Doctorado 1.4 4.0 No sabe 2.8 .6 No sabe 0.0 .6 Total 100.0 100.0 Total 100.0 100.0
Comparando los niveles de escolaridad de los jóvenes entrevistados en
ambas muestras, observamos algunos rasgos de movilidad social expresada
en el logro educacional con respecto a sus familias de origen. Los datos nos
muestran que entre cuatro y cinco de cada diez padres obtuvieron acceso a
una educación superior.
Aunado a ello, observamos nuevamente algunas diferencias significativas
entre las dos muestras investigadas. De un lado, resalta el hecho de que se
Profesional91%
Bachillerato7%
Posgrado2%
Distribución por nivel de estudios "Jóvenes in situ"
Profesional96%
Posgrado4%
Distribución por nivel de estudios "Jóvenes online"
27
sigue manifestando la inequidad de acceso a la educación con relación a las
mujeres, reflejada en los diferenciales que hay en las tasas de acceso
educativo que hay entre padres y madres; mientras de otro, nuevamente la
muestra online se distribuye de un modo mucho más homogéneo con
respecto a su similar in situ.
De ese modo, pese a que ambas muestras comparten características socio-
demográficas que las hacen pareables estructuralmente, nos importa hacer
notar que, como consecuencia de los propios contextos de captación de
informantes, tenemos dos conglomerados que difieren en torno a su grado de
homogeneidad interna. Mientras nuestros jóvenes online poseen
características menos diversificadas que los vuelven parte de un conjunto de
estudio mucho más uniforme, nuestros jóvenes in situ reflejan las condiciones
altamente diversas y heterogéneas del contexto de movilización en que
fueron captados.
Así, pretendemos jugar con las similitudes que hacen de ambos grupos parte
de una comunidad de jóvenes con características altamente compartibles
entre sí, potenciando en el análisis sus diferencias y tratando de encontrar los
puntos comunes y divergentes que más allá de sus atributos socio-
demográficos se traducen en prácticas políticas compartidas o
particularizadas. Empero tal y como hemos tratado de introducir en páginas
previas, un elemento que consideramos trastoca la producción política de
nuestros jóvenes analizados tiene que ver con sus capacidades digitales y
recursos tecnológicos puestos en juego. En virtud de ello, es que nos
permitimos también caracterizar a nuestras muestras en términos de su
situación en condiciones del llamado bono demográfico digital.
3.4. Jóvenes, urbanos, educados, experimentados, equipados y conectados
En las últimas dos décadas, la irrupción de las TIC así como la globalización
de las redes de producción, circulación y consumo en México, han traído
cambios culturales rápidos y sustanciales en nuestra sociedad y en especial
en los jóvenes.
28
Pese a que en México el equipamiento y acceso a Internet es de un volumen
todavía limitado a un sector reducido de la población, sabemos que, a partir
de datos de la Encuesta de Hogares sobre Disponibilidad y Uso de las
Tecnologías de la Información, 42.4 millones de personas son usuarios de
una computadora y 37.6 millones poseen condiciones de conexión a la red.
Del total de esa población de usuarios, los jóvenes de entre 12 y 34 años
destacan por constituir 64,5% de personas que usan de modo predominante
los servicios tecnológicos de carácter digital.
A la luz de esas condiciones, notamos que nuestros sujetos de estudio no
son una excepción. En ambas muestras, observamos que existe una tasa de
acceso a Internet del 100% con las siguientes distribuciones según la
antigüedad como usuarios del servicio.
Antigüedad como usuario
% “Jóvenes online”
% “Jóvenes in situ”
Hace menos de un año
4.2 .6
Entre 1 y 5 años
16.7 9.6
Entre 6 y 10 años
54.2 48.0
Hace más de 10 años
25.0 41.8
Total 100.0 100.0
Los datos anteriores revelan la captación de informantes pertenecientes a distintas generaciones de usuarios de la red, los cuales van desde aquellos que nacen y crecen con el uso civil de Internet, los primeros
celulares y servicios de mensajería de texto (Cassany & Ayala, 2008) hasta
aquellos que hoy han atestiguado la penetración de nuevos dispositivos como
los smartphones y tablets.
En términos de equipamiento, notamos que ambas muestras poseen niveles
de equipamiento en los cuales al menos siete de cada diez entrevistados
poseen una computadora portátil o de escritorio y algún dispositivo de
comunicación portátil.
29
Si bien, es notable que los
jóvenes online alcanzan
grados más importantes de
sofisticación en torno a la
posesión de equipos de tipo
suntuario, tales como tablets,
lectores electrónicos, dispositivos MP3 o reproductores portátiles de video, no
deja de sorprender que en ambos casos existan márgenes tan altos de
penetración tecnológica.
Teniendo en cuenta la información preliminar, podemos concluir que este
conjunto de jóvenes universitarios, tanto de escuelas públicas como privadas,
pertenecen a un sector privilegiado ya que tanto en su uso de Internet como
en equipamiento rebasan las medias nacionales.
De igual modo, al margen de la tenencia de ciertos artículos y servicios,
encontramos también cifras altas y llamativas sobre el uso de redes sociales
por parte de nuestras muestras de estudio; haciendo notar que la penetración
de Facebook y Twitter es exponencial en comparación con otros recursos
digitales.
Usuario de redes sociales Usuario de Linkedin
% “Jóvenes in situ”
% “Jóvenes online” % “Jóvenes in
situ” % “Jóvenes
online”
No es usuario 4.2 1.1 No es usuario 85.9 74.6 Sí es usuario 95.8 98.9 Sí es usuario 14.1 25.4
Total 100.0 100.0 Total 100.0 100.0 Usuario de Twitter Usuario de blogs
% “Jóvenes in situ”
% “Jóvenes online” % “Jóvenes in
situ” % “Jóvenes
online”
No es usuario 28.2 16.9 No es usuario 78.9 72.9 Sí es usuario 71.8 83.1 Sí es usuario 21.1 27.1
Total 100.0 100.0 Total 100.0 100.0 Usuario de Facebook Usuario de Youtube
% “Jóvenes in situ”
% “Jóvenes online” % “Jóvenes in
situ” % “Jóvenes
online”
No es usuario 2.8 1.7 No es usuario 43.7 28.8
Nivel de equipamiento tecnológico
% “Jóvenes in situ”
% “Jóvenes online”
Equipamiento básico
43.6 34.5
Equipamiento complementario
36.6 38.4
Equipamiento suntuario
19.7 27.1
Total 100.0 100.0
30
Sí es usuario 97.2 98.3 Sí es usuario 56.3 71.2 Total 100.0 100.0 Total 100.0 100.0
Así, nuestros sujetos de estudio se caracterizan por un uso intensivo de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación, manifestado en los tiempos
de conexión y el volumen de actividad que se realiza a través de plataformas
digitales.
25,6% 25,6%30,2%
18,6%23,5% 23,5% 23,5%
29,4%
Escasamente conectado
Incipientemente conectado
Intensamente conectado
Hiperconectado
Nivel de conectividad según tipo de escuela"Jóvenes in situ"
Pública Privada
28,6%
21,4%24,5% 25,5%
20,3% 20,3%
34,2%
25,3%
Escasamente conectado
Incipientemente conectado
Intensamente conectado
Hiperconectado
Nivel de conectividad según tipo de escuela"Jóvenes online"
Pública Privada
31
Un patrón general que encontramos tanto en la muestra online como in situ
es que la mayoría de los jóvenes están conectados, demostrando así que
una de las características de la actual condición juvenil es la conexión a
Internet. La tecnología digital reduce los costos de comunicación y producción del
conocimiento, al mismo tiempo que Internet incorpora en su propio diseño el
modelo organizativo reticular.
Hacia un horizonte de complementariedad offline/online
Sin profundizar en el problema de la relación entre la complementariedad de
los “mundos virtuales y mundos reales” encontramos la continuidad de
sentido entre sus prácticas virtuales y sus actividades offline. El patrón que
encontramos en los resultados de la encuesta es que en los jóvenes
universitarios estas prácticas y actividades están orientadas a la
comunicación con los pares, al cultivo de sus relaciones sociales y al
consumo y búsqueda de información, a la recreación y al trabajo en línea.
Así también, observamos que los jóvenes se construyen sin establecer
fronteras entre las esferas del trabajo, aprendizaje, socialidad y ocio. Enedina
Ortega (2011) señala que a pesar de las brechas digitales se comienzan a
revelar tendencias en la implantación de las Tecnologías de la Información y
la Comunicación, en particular en los jóvenes conectados con escolaridad,
quienes estárían conformando así rasgos distintivos de una cultura juvenil
digital.
Los resultados obtenidos en ambas muestras evidencian esta condición
distintiva y privilegiada de los universitarios, principalmente visibilizadas en
los jóvenes hiperconectados e intensamente conectados. De acuerdo con la
información obtenida, los porcentajes reportados por nuestras muestras en
torno al uso y actividades en red superan las proporciones nacionales de uso
de plataformas digitales que se reportan en la Encuesta en Hogares sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información (2011).
32
Según dicho instrumento, las principales prácticas asociadas al uso de tecnologías de la información están relacionadas con búsqueda de información (52,3%), comunicación (48,6%), entretenimiento (40,2%) y trabajo (29%). A partir de nuestro propio cuestionario, nosotros encontramos lo siguiente:
93,3%
86,7%
40,0%
26,7%
60,0%
26,7%
20,0%
0,0%
6,7%
6,7%
26,7%
80,0%
100,0%
86,7%
26,7%
93,3%
66,7%
20,0%
6,7%
26,7%
20,0%
46,7%
100,0%
94,1%
70,6%
64,7%
88,2%
94,1%
11,8%
23,5%
41,2%
35,3%
58,8%
92,3%
84,6%
100,0%
69,2%
92,3%
100,0%
38,5%
38,5%
69,2%
53,8%
84,6%
Búsqueda de información
Uso del correo electrónico
Uso de chats
Llamadas telefónicas por internet
Uso de redes sociales
Consumo de videos en línea
Acceso a juegos en línea
Subir videos
Sube fotos
Trabajar online
Prensa online
Tasa de actividades con mayor frecuencia según nivel de conectividad de "Jóvenes in situ"
Hiperconectado Intensamente conectado
Incipientemente conectado Escasamente conectado
33
Lo que encontramos, justamente, es una población altamente activa en los espacios virtuales, que ha incorporado el empleo de tecnologías computacionales y en red a la construcción de sus hábitos cotidianos vinculados al trabajo, la escuela y la sociabilidad.
Un claro ejemplo de ello, es el hecho de que las redes sociales han
alcanzado una tasa altamente relevante de penetración y protagonismo en
las tareas comunicativas diarias de los jóvenes asociadas a la generación y
mantenimiento de las relaciones de amistad, los pasatiempos y actividades
de ocio, la búsqueda de empleo, la agrupación en torno a proyectos, la
construcción y aplicación de nuevas y distintivas culturas de aprendizaje, así
61,40%
61,40%
25,00%
9,10%
68,20%
20,50%
2,30%
31,80%
78,40%
81,10%
37,80%
13,50%
91,90%
45,90%
10,80%
32,40%
90,20%
82,40%
62,70%
43,10%
86,30%
56,90%
15,70%
51,00%
88,90%
88,90%
71,10%
53,30%
95,60%
71,10%
35,60%
71,10%
Búsqueda de información
Uso del correo electrónico
Uso de chats
Llamadas telefónicas por internet
Uso de redes sociales
Consumo de videos en línea
Trabajar online
Prensa online
Tasa de actividades con mayor frecuencia según nivel de conectividad de "Jóvenes online"
Hiperconectado Intensamente conectado
Incipientemente conectado Escasamente conectado
34
como los usos no convencionales de capitales educativos, culturales y
tecnológicos que les dan competencias distintas a la previstas por el orden
social. Es así que observamos que las cinco redes sociales más populares
entre nuestra población joven tanto online como in situ, son las que permiten
en sus plataformas y sus funcionalidades realizar las prácticas sociales y
actividades señaladas anteriormente.
Facebook, Twitter, YouTube, Blogspot y LinkedIn se han convertido en
conceptos cotidianos de lenguaje y en espacios no físicos donde tiene lugar
una proporción considerable de actividades sociales.
La penetración de las redes sociales se vuelve no sólo un asunto de
espacialidad sino también de tiempo. A la creciente importancia del entorno
virtual como campo de interacciones se corresponde una correlativa
concentración de tiempo que tiene que ver con el volumen de actividades que
pasan por el flujo de los canales digitales.
Así, los jóvenes online e in situ pasan un promedio de entre cuatro y seis
horas en la red. Sin embargo, encontramos que en general son los primeros,
quienes por su carácter de internautas, pasan más tiempo conectados,
cuestión que introduce contrastes importantes: mientras el 4,5% de los
Twitter Facebook Linkedin Blogs Youtube
71,8
97,2
14,121,1
56,3
83,1
98,3
25,4 27,1
71,2
% de usuarios según tipo de red social% Uso "Jóvenes in situ" % Uso "Jóvenes online"
35
encuestados en línea permanece conectado todo el día, 21,1% de los
captados en plena movilización se conectan por tiempos menores a una hora.
Todas esas características potenciadas de conectividad y equipamiento se
traducen también en la incorporación de una novedosa modalidad de
participación ciudadana y política por parte de los jóvenes; la cual se suscita
a través de la complementariedad en su involucramiento y la continuidad de
sentido en sus prácticas sociales que tienen lugar tanto en el terreno virtual
como fuera de él.
De ese modo, la evidencia recabada sugiere dos cuestiones por demás
relevantes:
a) En primer lugar, que para el caso de los jóvenes encuestados cara a
cara, el 67,8% de quienes participan in situ también lo hacen por
medio de plataformas en red.
b) En segundo lugar, que para aquellos entrevistados vía electrónica, el
59,5% de quienes se involucran políticamente offline, también lo lleva
a cabo dentro de los espacios online.
Aunque la prevalencia de una relación concomitante entre formas y espacios
de participación se presenta en ambas muestras, lo cierto es que dicha
complementariedad entre actividades virtuales y no virtuales se da con mayor
intensidad en el caso de los jóvenes encuestados en el contexto de la marcha
convocada por el #YoSoy132. Al explorar la correlación entre la intensidad
Menos de 1 hora
De 1 a 3 horas
De 4 a 6 horas
De 7 a 10 horas
Más de 10 horas
Todo el día
21,1 21,1
28,2
14,1 15,5
,02,8
24,9 26,6
19,821,5
4,5
% de usuarios según horas semanales destinadas al uso de redes sociales
% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
36
participativa online y offline, en ambos casos es posible percatarse que para
los jóvenes in situ el coeficiente resulta de una magnitud de 0,480; mientras
que para el caso de aquellos encuestados virtualmente es de solamente
0,293; cuestión que comparativamente permite sostener que la
complementariedad entre vetas de involucramiento tiende a ser mucho más
fuerte entre quienes fueron interrogados cara a cara.
Jóvenes in situ Jóvenes online
Correlaciones Correlaciones
Offline Online R2 Online Offline R2
Participación offline (in
situ)
Correlación de Pearson ,480 0,231
Participación online (virtual)
Correlación de Pearson ,293 0,086
Sig. (bilateral) ,000 Sig.
(bilateral) ,000
N 72 68 N 177 177
Participación online
(virtual)
Correlación de Pearson ,480
Participación offline (in situ)
Correlación de Pearson ,293
Sig. (bilateral) ,000 Sig.
(bilateral) ,000
N 68 68 N 177 177 IV. Redes sociales, espacios emergentes para la participación política. ¿Una nueva esfera pública?
4.1 ¿Cómo perciben los jóvenes su participación en la esfera pública?
El presente estudio se realizó en el marco del proceso electoral federal de
2012, cuando la participación política de los ciudadanos se registra
usualmente intensa. En este contexto los jóvenes encuestados se perciben
en mayor o menor medida participativos en asuntos de la vida pública. Un
32,4% de los jóvenes del grupo in situ se consideran muy activos frente a un
14,1% de nuestros encuestados online.
No obstante, esa brecha aparente que se manifiesta en la intensidad
participativa cobra un carácter relativo cuando se exploran otros niveles de
percepción sobre el grado de actividad política. Así, un 39,7% de los jóvenes
in situ declara ser regularmente activo frente a un 53,1% de los jóvenes
online.
37
En los últimos peldaños de nuestra escala ordinal de percepción participativa,
encontramos que sólo el 24,3% de los jóvenes online afirman ser
escasamente participativos frente a un 19,1% de los jóvenes captados en la
marcha convocada por el #YoSoy132.
Más aún, dichas diferencias se atenúan cuando se exploran aquellos casos
que declararon abiertamente ser completamente pasivos, oscilando en un
rango de entre 8,8% y 8,5% para ambos conjuntos muestrales.
4.2 ¿En qué espacios participan los jóvenes?
Una interrogante particular, que se desprende de los resultados anteriores,
tiene que ver con el posible contraste entre las formas en cómo los jóvenes
perciben su grado de involucramiento y el volumen y características
principales de las prácticas de las cuales forman parte.
En el caso de nuestro levantamiento in situ, los datos nos arrojan una tasa
alta de participación política online del 63,9% y del 81,9% in situ. Por
supuesto, en torno a estos datos, debemos recordar al lector que la selección
de la muestra in situ fue intencionada y que la recopilación de información
tuvo lugar durante una marcha convocada por el #YoSoy132.
Nada activo Poco activo Regularmente activo
Muy activo
8,8
19,1
39,732,4
8,5
24,3
53,1
14,1
Autopercepción participativa en política% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
38
Por su parte, en el caso de nuestro levantamiento online, los datos reflejan
tasas de participación discrepantes, pero igualmente altas. Así, el 48,6% de
los encuestados afirmó participar activamente por medio de plataformas
digitales y en línea, y el 68,4% vía offline.
Desde una primera mirada, resulta claro que la toma del espacio público
sigue siendo la actividad de preferencia entre los jóvenes participativos del
primer grupo captado in situ. De esta forma, las manifestaciones (48,6%) y
las protestas o toma de avenidas (52,8%) sobresalen como las actividades
preponderantes.
En ese sentido, es posible dar cuenta de cómo la apropiación de las calles y
los entornos públicos constituyen una práctica común entre distintos grupos
sociales, entre los cuales los jóvenes destacan por el modo creativo y
adversativo a partir del cual se hacen visibles al margen de sus espacios
privados.
Además de las actividades de carácter abiertamente contestatario, destacan
también la participación en asociaciones estudiantiles (47,2%) y grupos
culturales (40,3%) lo cual, nos lleva a inferir que la universidad sigue siendo
potenciadora de la movilización juvenil y espacio esencial para la
diversificación de tareas y hábitos de involucramiento que rebasan los
aspectos eminentemente políticos y vinculados al poder.
Lo anterior es también un aspecto indicativo de la forma que toman las
prácticas políticas ciudadanas de nuestros jóvenes estudiados. En las
marchas organizadas por el #YoSoy132, los estudiantes involucrados dieron
muestra de la ocupación de las calles y otros foros públicos para el encuentro
cara a cara; para el intercambio de expresiones lúdicas y contradiscursos,
como señala Castells al referirse a los movimientos sociales en la era
Internet (2009), como un campo de entrenamiento para la acción y la
reacción alrededor de la comunicación como contrapoder.
En contraste, los jóvenes online optan por participar en actividades de
ámbitos relacionados esencialmente con la esfera privada, tales como las
39
asociaciones estudiantiles (40,7%); las actividades culturales (39,5%) y la
participación en equipos deportivos (29,95).
De los jóvenes captados por medio de plataformas digitales, sólo el 18,6%
optó por las manifestaciones y el 21,5% por las protestas y tomas de
avenidas; porcentajes que se encuentran por debajo de los volúmenes de
involucramiento de los jóvenes in situ.
En el caso de los jóvenes captados en plena movilización del #YoSoy132, los
hallazgos van acorde con los procedimientos empleados en la acción
colectiva que tuvo su origen el 11 de mayo de 2012 en la Universidad
Iberoamericana de la Ciudad de México durante un evento con Enrique Peña
Nieto (entonces candidato a la Presidencia del Partido Revolucionario
Institucional). En dicha ocasión, el abanderado priista fue interpelado y
cuestionado por un grupo de estudiantes que acabarían siendo acusados de
infiltrados por líderes de ese partido, en un contexto mediático donde dicho
evento sería prácticamente ignorado por la televisora más importante a nivel
nacional.7
Para responder a la difamación en su contra, los jóvenes universitarios
emplearon las redes sociales como YouTube, Facebook y Twitter, las cuales
ayudarían a amplificar su voz mediante el despliegue de sus competencias
digitales y su cultura convergente, permitiéndoles dar significado a las
herramientas tecnológicas como plataformas que les posibilitaron expandir su
capital intelectual y creativo y detonar acciones y efectos en el mundo offline.
Dicha fórmula de acción hace eco de las prácticas empleadas por los
movimientos sociales de “indignados” y “ocupas” en distintas latitudes del
mundo; las cuales demuestran que ambos entornos, offline y online, se
complementan de modo estratégico.
7 Televisa y TV Azteca acaparan el 96% de las frecuencias para televisión comercial en México. La excesiva concentración del mercado de la televisión ha sido estudiada y discutida por diversos investigadores y miembros de la sociedad civil. Una actualizada revisión se encuentra compilada en el libro: Diversidad y Calidad para los Medios de Comunicación publicado por la Asociación Mexicana de Derecho a la información, AMEDI en 2011.
40
El entorno virtual aparece así como fuerza potenciadora y complemento del
mundo “real”, lo cual se opone a las visiones deterministas que presuponen
que las redes por sí solas motivan la participación política, aunque es
innegable que la favorecen y, en su caso, la potencian.
Empero, las consecuencias de un involucramiento potenciado no sólo
corresponden a la apropiación de los espacios públicos. También es notorio
el carácter supletorio que las acciones promovidas por los jóvenes tienen
frente a otros esquemas de intervención política-institucional. Algunas de las
prácticas realizadas tienen que ver a su vez no sólo directamente con la
búsqueda de incidencia sobre los asuntos de poder público, sino con temas
como el cuidado y preservación del medio ambiente, el auxilio a los más
necesitados y la toma de parte en actividades de carácter formativo.
En ese sentido, la participación activa de los jóvenes in situ en otras esferas
como la estudiantil y la comunitaria se percibe igualmente, más elevada que
la que experimentan los jóvenes encuestados online.
Sin embargo, en ambos grupos el involucramiento en instancias de ayuda
comunitaria mantiene una fuerte incidencia; siendo así para un 22% de los
jóvenes captados en plena movilización y un 17,5% de los jóvenes
encuestados por medios digitales.
Otra actividad que no deja de llamar la atención es la que se da en grupos de
carácter ecologista y medioambiental, en las cuales 23,6% de los jóvenes
encuestados in situ dijo participar, contra el 18,6% de los que fueron
encuestados en línea.
Otras actividades de la esfera privada como la asistencia a grupos de lectura
reflejaron también una fuerte concentración en ambos grupos (25% para el
grupo in situ y 20,3% para el conglomerado online).
Con mucha menor prevalencia, encontramos a los grupos religiosos en los
cuales sólo el 9,9% de los jóvenes in situ mencionaron haber participado,
frente a un 7,3% de los jóvenes encuestados virtualmente; y los clubes de
41
fanáticos, donde el 8,3% de los movilizados dijeron haber tenido alguna clase
de membresía frente al 6,8% de los conectados.
Un dato que sin duda llama la atención frente a los relativos altos niveles de
involucramiento tiene que ver con las agrupaciones de tipo comunitario
vinculadas a redes barriales o vecinales; en las cuales, sólo el 6,9% de los
encuestados in situ dijo tomar parte, con respecto a un 2,3% de los
cuestionados online. El tamiz llamativo de este dato obliga a establecer
hipótesis emergentes en torno al papel que los entornos comunitarios de
residencia juegan en el involucramiento cívico activo de los jóvenes y a
preguntarse el porqué de una pobre incidencia en un espacio inmediato de
socialización, como lo es el vecindario de residencia.
En suma, los hallazgos nos permiten sugerir que en cuanto a asuntos de la
vida pública se trata, los jóvenes participan, como sugiere Dahlgren (2011),
en sus propios términos, lo que interpretamos como aquellas prácticas que
tienen lugar fuera del marco de instituciones tradicionales como los partidos
políticos y las agrupaciones políticas nacionales. Esta última cuestión se
refuerza cuando encontramos que sólo un 13,9% de los encuestados in situ
dijo participar en grupos partidistas contra un 11,9% de los encuestados en
línea.
Probablemente estemos ante una resignificación de la participación política
con rasgos distintivos frente a los esquemas prevalentes del pasado que nos
lleva a matizar la percepción, sin suficiente fundamento, de que la juventud
permanece al margen de actividades relevantes para la vida pública y para su
propio desarrollo humano. Lo que parece una tendencia es que la
participación se da al margen de los partidos, aunque estamos claros que el
grupo analizado sólo corresponde a jóvenes universitarios con condiciones
favorables de conexión a plataformas digitales en la Ciudad de México.
Los datos obtenidos nos ayudan a sostener que la juventud es una categoría
que debe explorarse en toda su complejidad, además de establecer que no
todos participan de la misma forma: ni todos son “132” ni a todos les es ajena
42
la participación en otras esferas, aunque debemos reconocer que el
fenómeno se presenta aún de manera limitada y poco sistemática.
4.3 Hábitus, credibilidad y percepciones sobre libertad de expresión
Hemos procurado insistir en la idea de que las condiciones juveniles son
estructuras situadas de acción y desenvolvimiento de las personas más allá
de su circunstancia etaria.
En ese marco situado, los jóvenes experimentan contactos con distintas
instancias, experiencias y expectativas sociales a partir de las cuales se
40,7
29,9
2,3
18,6
21,5
11,9
39,5
6,8
20,3
7,3
17,5
18,6
47,2
19,4
6,9
23,6
52,8
13,9
40,3
8,3
25,0
9,9
22,2
48,6
Asociaciones estudiantiles
Equipos deportivos
Agrupaciones barriales
Grupos ecologistas
Protestas o toma de avenidas
Agrupaciones políticas
Grupos culturales
Clubes de fans
Clubes de lectura
Grupos religiosos
Ayuda comunitaria
Manifestaciones
Tasas de participación según tipo de actividad% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
43
prefiguran los esquemas por medio de los cuales comprenden y dan lugar a
la constitución y reproducción de su entorno.
Comprender los ámbitos relacionales, los grados de confianza hacia dichos
ámbitos y las percepciones que se sostienen hacia los espacios
generalizados de convivencia de la juventud constituye un primer paso para
entender de manera incipiente el modo en que se conforman las posiciones
éticas, ideológicas y valorativas de interpretación e interpelación del poder
público.
Asumir que dichos esquemas o posiciones se reflejan en la práctica cotidiana
y excepcional de la participación política implica en ese sentido el reflexionar
sobre los elementos de identificación, confianza y libertad con los cuales se
prefiguran los límites, mismos del involucramiento cívico.
Para ello, en primera instancia, nos detuvimos sobre la relación que hay entre
la confianza que se expresa en grados de credibilidad en instituciones y
actores públicos diversos y la forma en cómo ello incide en la distribución de
las tasas de participación. Es decir, importó el explorar si mayores niveles de
credibilidad se traducían en mayores tasas de participación o si se suscitaba
la situación inversa.
Respecto de nuestro levantamiento in situ, encontramos que del 100% de los
jóvenes que declararon tener un involucramiento activo en línea, 23,8%
ostenta un bajo nivel de credibilidad; que otro 23,8% mantiene un nivel de
credibilidad incipiente; que 21,4% refleja una credibilidad institucional
intermedia y un 31% una credibilidad alta.
En ese mismo grupo captado en plena movilización del #YoSoy132,
encontramos que del total de participantes offline, el 21,8% tiene un bajo nivel
de credibilidad; el 25,5% un grado incipiente; otro 21,8% un nivel intermedio y
un 30,9% una credibilidad alta.
44
Tasa de participación online y offline , según nivel de credibilidad
"Jóvenes in situ"
Participa
online Participa
offline
Nivel de credibilidad
Bajo nivel de credibilidad
% dentro de Participación
Online 23,8 21,8
Credibilidad incipiente
% dentro de Participación
Online 23,8 25,5
Credibilidad intermedia
% dentro de Participación
Online 21,4 21,8
Credibilidad alta
% dentro de Participación
Online 31,0 30,9
Total % dentro de Participación
Online 100,0 100,0
Con relación a nuestros encuestados online, encontramos resultados
similares en la relación entre formas de participación virtual y “real” con
respecto al grado de confianza expresado en niveles de credibilidad
institucional. Por un lado, del total de quienes respondieron participar
activamente por plataformas digitales y en línea, el 25,6% corresponden al
nivel más bajo de credibilidad institucional; el 29,1% al nivel incipiente; el
19,8% al grado intermedio y el 25,6% al nivel más alto. De otro, quienes
afirmaron ser activos por canales marginales a las redes sociales y espacios
de Internet, el 20,7% corresponde al nivel más bajo de la escala de
credibilidad; el 29,8% al nivel incipiente; el 24% al grado intermedio y el
25,6% al nivel más alto.
45
Tasa de participación online y offline, según nivel de credibilidad
"Jóvenes online"
Participa online
Participa offline
Nivel de credibilidad
Bajo nivel de credibilidad
% dentro de Participación
online 25,6 20,7
Credibilidad incipiente
% dentro de Participación
online 29,1 29,8
Credibilidad intermedia
% dentro de Participación
online 19,8 24,0
Credibilidad alta
% dentro de Participación
online 25,6 25,6
Total % dentro de Participación
online 100,0 100,0
En ambos grupos encontramos hallazgos que son correspondientes con lo
concluido en otras investigaciones como la de Pippa Norris (2002), quien
señala que grados relativamente altos de confianza y credibilidad institucional
inciden en mayor involucramiento ciudadano. De acuerdo con nuestros
observados y con el argumento de Norris, las más altas escalas de confianza
institucional influyen en el hecho de que las personas perciban que su
participación tendrá efectos tangibles y permeables en los circuitos formales
del poder público.
En ese sentido, ni la total confianza ni la entera desconfianza abonan a la
concreción del compromiso cívico en un involucramiento político activo. Al
respecto, cabe señalar como acotación metodológica particular, que en el
caso de nuestro índice de credibilidad institucional, nuestros niveles más
bajos y más altos, no significan ni la ausencia total de puntajes (cero puntos
de 250 disponibles) ni la máxima suma de los mismos (250 puntos de 250).
Más bien, vale la pena aclarar, como se hizo en apartados previos, que con el
objetivo de evitar establecer rangos arbitrarios de puntaje dentro de cada
46
categoría ordinal, se decidió cuartilizar la distribución del índice a fin de
obtener cuatro estratos parciales en los cuales cada peldaño representa de
manera jerárquica y ordenada un 25% de casos igual y ordenadamente
distribuidos.
De esa manera y tras identificar la forma en cómo la participación de ambos
grupos estudiados se distribuye al interior de cada estrato de credibilidad,
procedimos a analizar las medidas de tendencia central relacionadas con
dicho índice por cada una de las instituciones incluidas en nuestro análisis.
En nuestro cuadro comparativo de tendencias centrales en el puntaje de
credibilidad según el tipo de institución, incluimos las tres medidas de
tendencia central: moda, mediana y media. Dichas magnitudes fueron
incluidas considerando que:
a) En distribuciones altamente dispersas, la media o el promedio, tiende
a ser poco funcional como una magnitud indicativa de la tendencia
central de una distribución particular de datos. En ciertos casos en los
cuales la distribución de puntaje resultaba altamente heterogénea
sabíamos que el promedio podía ser sensible a las magnitudes
extremas más bajas y más altas.
b) Como forma de compensar el problema anterior, decidimos incluir a la
mediana como una magnitud indicativa de la amplitud y
heterogeneidad de la distribución de puntajes adjudicados a cada
institución.
c) De igual forma, se incluyó a la moda a fin de identificar de manera
cabal el puntaje que de escalas de cero a diez concentró el mayor
número de menciones según cada tipo de institución sobre la cual se
preguntó al encuestado.
Cuadro comparativo de tendencias centrales en el puntaje de credibilidad, según tipo de institución
47
Puntaje de credibilidad asignado a
instituciones sociales
Promedio "Jóvenes in situ"
Promedio "Jóvenes online"
Mediana "Jóvenes in situ"
Mediana "Jóvenes online"
Moda "Jóvenes in situ"
Moda "Jóvenes online"
Policía 3,21 4,5 2 5 0 5 Familia 6,25 8,92 7 10 10 10
Universidades 5,76 8,46 7 9 9 8
Comunicadores de radio y TV 5,1 3,66 5 4 5 2
Prensa escrita 5,0 4,76 5 5 5 5
Ejército 4,07 4,68 4 5 0 5 IFE 4,86 4,67 7 5 7 5
Sacerdotes o ministros religiosos
4,37 2,59 0 2 0 0
Gobierno Federal 4,25 3,87 4 3 0 0
Académicos 5,43 7,85 6 8 10 8
Gobernantes locales 4,18 3,45 4 3 0 0
Presidente de la República 4,14 4,21 3 4 0 0
Partidos Políticos 4,06 2,73 3 2 0 0
CNDH 4,89 5,31 5 6 5 7 Sindicatos 4,41 2,45 4 2 2 0
SCJN 4,66 4,20 5 4 6 0 Médicos 5,17 7,73 5 8 5 8
Organizaciones sociales de ayuda 5,75 6,60 6 7 5 8
Diputados federales 4,31 2,50 4 2 0 0
Lo que se publica en Internet 4,97 4,94 5 5 6 5
48
Cuadro comparativo de tendencias centrales en el puntaje de credibilidad, según tipo de institución
Puntaje de credibilidad asignado a
instituciones sociales
Promedio "Jóvenes in situ"
Promedio "Jóvenes online"
Mediana "Jóvenes in situ"
Mediana "Jóvenes online"
Moda "Jóvenes in situ"
Moda "Jóvenes online"
Amigos 5,96 7,58 6 8 5 9 Vecinos 5,45 4,54 6 5 7 5
Compañeros de clase 5,89 5,95 6 7 7 7
Sociedad en general 5,30 5,55 6 6 5 7
Empresarios 5,0 4,85 5 5 5 7
Nota: Puntajes asignados en escalas de 0 a 10, donde 0 es nula credibilidad y 10 es máxima credibilidad
En términos generales, el cuadro nos permite observar la prevalencia de
puntajes bajos que se ubican por debajo del valor medio de la escala (cinco).
De un lado, los jóvenes in situ reflejan una distribución más homogénea de
puntajes promedio, en la cual las instancias mejor evaluadas adquieren notas
cercanas o sutilmente superiores a los seis puntos. Entre ellas figuran en
primer lugar la familia, los amigos, los compañeros de clase y las
universidades.
Justamente son esas instancias mejor evaluadas las que presentan las
distribuciones más dispersas de acuerdo con la mediana y moda de puntaje
obtenidas. Dicha cuestión se traduce en que, pese a que las magnitudes
promedio son indicativas de importantes niveles de credibilidad en esas
instituciones, existen valores extremos que sugieren que la confianza
depositada en esas instancias no es en ningún sentido uniforme y
homogénea a su interior. Curiosamente, el alto grado de heterogeneidad
distributiva en los puntajes es una propiedad que parece acentuarse en
aquellos espacios y actores con mayor reputación.
49
Por otra parte, en el caso de los jóvenes online, nos encontramos con
puntajes promedio poco más diversificados con respecto a los encuestados
en la movilización del #YoSoy132. Para este grupo, las instancias mejor
evaluadas son la familia (8,92), las universidades (8,46), los académicos
(7,85), los médicos (7,73) y los amigos (7,58).
Un aspecto particularmente llamativo es que en dicho grupo de encuestados
los valores de calificación con respecto a las instituciones y actores de mayor
reputación superan el promedio de seis puntos encontrado en los jóvenes in
situ. En ese sentido, las medianas y modas asociadas a cada instancia
evaluada nos sugieren también la presencia de distribuciones de puntaje
menos extremas, mucho más uniformes y homogéneas a su interior.
Así, pese a que ambos grupos comparten cualidades estructurales etarias,
educativas e incluso conectivas, nos percatamos que la credibilidad
institucional adquiere sentidos distintivos importantes. Mientras el primer
grupo in situ muestra un mayor escepticismo hacia las principales
instituciones sociales, el segundo grupo online parece mostrar una diferencia
mucho más clara entre el modo en que se califican a instancias vinculadas
con el espacio privado y aquellas relacionadas con la esfera y el poder
político.
En términos globales resulta pertinente llamar la atención con respecto al
hecho de que mientras en términos de distribución general de puntajes
promediados el primer grupo es más homogéneo con respecto al segundo,
las diferencias más fuertes se ubican en las calificaciones asignadas al
interior de cada instancia, espacio o actor evaluado. Si bien, los jóvenes in
situ reportan un bajo nivel de credibilidad generalizado, sus distribuciones
internas asociadas a cada ámbito resultan mucho más heterogéneas y
extenuadas por valores extremos. Mientras en el caso de los jóvenes online,
encontramos que la credibilidad promedio es mucho más heterogénea, pero
con distribuciones particularizadas a cada ámbito que resultan más
uniformes; de modo tal que en este último grupo encuestado dicha
disociación entre instituciones sociales del ámbito privado y el público
aparece mucho más nítida.
50
Otro aspecto evaluado tiene que ver con la libertad de expresión. Este
elemento fue particularmente señalado por los jóvenes movilizados y
simpatizantes del #YoSoy132 como un problema relevante para discutir en la
agenda pública de cara a la elección federal de 2012.
Sabemos que en entornos donde las libertades esenciales son acotadas, la
participación política padece de condiciones que complican, más no
imposibilitan, su desenvolvimiento.
Así, se pidió a ambos grupos, in situ y online, que respondieran en una
escala de cero a diez, qué tan de acuerdo estaban con respecto a un
conjunto de afirmaciones vinculadas con la promoción y la convergencia de la
libertad de expresión en distintos ámbitos.
Con fines analíticos, nos dimos a la tarea de resumir esos puntajes,
altamente compatibles entre ambos grupos, en una gráfica de superficie que
nos permite confrontar los grados de consenso con respecto a cada
afirmación sobre la libertad de expresión en distintos espacios y la tasa de
aprobación favorable.
.0
5.0
10.0
15.0
20.0
25.0
30.0
35.0
40.0
45.0
50.0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
% d
e ap
roba
ción
favo
rabl
e
Diagrama de superficiesComparabilidad de grados de libertad de
expresión adjudicados según instancia o actor
“El #YoSoy132 es incluyente”
“Internet promueve la libertad de expresión”
“Los medios de comunicaciónpromueven la libertad deexpresión”
“En las universidades públicas sepromueve la libertad deexpresión”
“En las universidades privadasse promueve la libertad deexpresión”
“Expresar tus ideas en la familiacon total libertad”
“Expresarte en redes con totallibertad
51
En el gráfico anterior, cada instancia o ítem, representa una sola área
cubierta en el plano, mostrando que sólo las instancias con el mayor grado de
libertad de expresión adjudicado, logran superponerse.
De esa forma, las únicas instancias con grados de libertad de expresión,
apertura y pluralidad sobresalientes según la percepción de los grupos
estudiados son en orden de prevalencia:
1. La familia, con el más alto grado de libertad adjudicado;
2. Internet, como la plataforma en red que se asume promueve la libertad
de expresión;
3. las universidades públicas;
4. las redes sociales;
5. las universidades privadas; y
6. el #YoSoy132.
De modo particular, resalta la muy escasa puntuación asignada a los medios
de comunicación tradicionales como espacios y plataformas promotoras de la
libertad de expresión.
Así, la familia, Internet, las redes sociales y las universidades conforman
arenas constitutivas del hábitus de los jóvenes estudiados, los cuales
perciben a estas instancias como aquellos espacios ligados a la libertad de
expresión y opinión.
Estas caracterizaciones nos permiten suponer que instituciones tradicionales
como la familia continúan siendo fundamentales en la articulación de la
cultura ciudadana de la juventud. Asimismo, refuerza la hipótesis que señala
que los jóvenes no participan por el simple hecho de estar conectados, sino
por una serie de factores complejos que determinan su visión del mundo y
sus prácticas culturales, lo que Pierre Bourdieu ( 2000) define como hábitus.
Los medios tradicionales, por su lado, al menos para los grupos estudiados,
no constituyen una instancia ligada a la participación ciudadana y a la libertad
52
de expresión. En contraste, Internet y las redes sociales son percibidos como
espacios de libertad para expresarse.
Esta percepción coincide con una de las demandas que dieron origen al
#YoSoy132, relacionada con la democratización de los medios y la búsqueda
de apertura en otros espacios, incluidas las propias universidades en las
cuales se desenvuelve parte toral de las actividades juveniles.
No obstante, un factor alarmante se relaciona con el hecho de que las tasas
de aprobación generalizadas son bajas. Es decir, que de acuerdo con nuestro
gráfico de superficies, encontramos que si bien la familia, Internet, las redes
sociales, las universidades públicas y privadas, y el #YoSoy132 son
reconocidos como espacios y actores que promueven la libertad de expresión,
los puntajes más altos no rebasan la frontera del 45% de aprobación
favorable. Ello implica que la tasa de consenso en torno a que dichos ámbitos
promueven la libertad es altamente heterogénea y con niveles muy
significativos de concentración en puntajes bajos que se traducen en una
considerable desaprobación.
Como factor sintomático ligado a los niveles de credibilidad y las tasas
aprobatorias de esas instituciones, espacios y actores como arenas de
apertura democrática, se suman también el modo en que los jóvenes
identifican a los principales obstáculos para la libre expresión.
33,3
7,2
34,8
8,7
8,7
2,9
4,3
21,5
19,8
18,1
29,9
1,7
1,1
1,7
El gobierno
La delincuencia organizada
Los medios de comunicación
Todos
La intolerancia
La ignorancia
La gente
Mayor obstáculo a la libertad de expresión (%)% "Jóvenes online" % "Jóvenes in situ"
53
A través de una mirada comparada entre ambos grupos de jóvenes
encuestados, encontramos que prevalecen diferencias importantes en cuanto
al señalamiento de aquellos factores e instancias que impiden el ejercicio
amplio de las facultades expresivas y de diálogo.
De un lado, en el caso de los jóvenes in situ, y muy acorde con la agenda
enarbolada por el #YoSoy132, persiste la identificación de los medios de
comunicación y el gobierno como elementos que dificultan la libre expresión
de ideas.
En contraparte, para los jóvenes online, esos mismos factores cobran
relevancia como impedimentos para la libertad de expresión por debajo de
una identificación generalizada en la cual se asume que todos “somos
obstáculo” para promover dicha condición.
El hecho de que dicha opción de respuesta, en la cual se incluyen a “todos”
como obstáculo y con altas tasas de prevalencia en ambos levantamientos,
ofrece una visión en la cual los propios jóvenes asumen una actitud
corresponsable frente al problema de la ausencia de un diálogo franco y un
acceso todavía acotado a la información.
Otra cuestión altamente relevante tiene que ver con que, pese a que el
crimen organizado no se manifiesta con los mismos niveles de brutalidad en
el Distrito Federal como en otras zonas del país, la delincuencia fue percibida
como un factor que inhibe la libertad de expresión y opinión. En el primer
levantamiento in situ, dicha condición fue señalada por un 7,2% de los
encuestados; mientras en el levantamiento online, 19,8% hicieron lo propio.
Este dato nos conduce a establecer que la percepción de inseguridad ha
permeado a todos los sectores de la población mexicana y, por tanto,
constituye una alerta para la autoridad federal.
Aunado al panorama en el cual convergen bajas tasas de credibilidad y
aprobación en el terreno de la libertad de expresión, en ambos grupos
prevalece la percepción de que manifestar sus ideas y opiniones de manera
abierta pone en peligro su vida; así lo declararon el 59,7% de los jóvenes in
situ y el 62,7% de los jóvenes online.
54
En virtud de todo lo anterior, podemos sostener mediante nuestra
aproximación exploratoria a grupos de jóvenes movilizados y conectados,
que la asimilación del espacio público y los asuntos vinculados con el poder
vienen prefigurados por una fuerte sobrecarga de escepticismo y
circunstancias limitativas de expresión.
Sin duda, tal cuestión no resulta del todo sorpresiva para comprender el por
qué existe aún una proporción tan alta de jóvenes que permanece marginada
de la toma de parte en asuntos políticos; sin embargo, lo más llamativo
consiste en observar que, pese a tal panorama, existe otra proporción nada
despreciable de la juventud que desde esas mismas prefiguraciones sobre el
ámbito público se involucra activamente.
A partir de ello, surgen hipótesis alternativas difícilmente comprobables en
este mismo estudio. Una de ellas sería suponer que la participación política
ciudadana de los jóvenes activos, lejos de limitarse ante adversidades
institucionales y falta de garantías, se vuelve un producto emergente frente a
dichas condiciones.
Si bien difícilmente podemos concluir con alguna explicación sobre la
complejidad del fenómeno participativo, lo cierto es que en clave descriptiva,
los atributos antes analizados nos permiten comprender de una manera poco
40,3
37,3
59,7
62,7
% "Jóvenes in situ"
% "Jóvenes online"
Personas que afirman que expresar sus ideas pone en peligro su vida
Sí No
55
más cabal los esquemas valorativos a partir de los cuales se interpreta,
resignifica y constituye lo político desde los jóvenes.
4.5 La otra forma de involucrarse: participación política electoral de los jóvenes estudiados
Uno de los aspectos que no podía dejarse fuera, tanto por la importancia de
la coyuntura de realización de este estudio como por su alta vinculación con
otras actividades de carácter político, es indudablemente la participación
electoral.
En el apartado anterior hicimos notar que el modo de pensar la política y
diversos aspectos de la esfera pública viene dado por un hábitus de
escepticismo y una alta percepción de coerción. Así como dichas
prefiguraciones tienen expresiones de concreción en las calles y en las redes
sociales, también dejan sus impresiones en la manera de conceptuar y actuar
en el terreno electivo.
Una primera cuestión que buscamos responder se relaciona con conocer qué
actores e instancias influyen de modo más notorio en la decisión de por quién
votar. Para ello, solicitamos a nuestros encuestados de ambos grupos que
jerarquizaran un grupo de opciones de acuerdo con su propia experiencia en
medio de la propia coyuntura electoral.
A partir de dicha interrogante procedimos a realizar un par de gráficos donde
se muestra de modo comparativo el porcentaje de encuestados que
colocaron a cada medio como primera mención. Los resultados fueron los
siguientes.
56
En ambos conglomerados de encuestados, la instancia que aparece con
mayor relevancia en la influencia del voto es la familia. En el caso de los
jóvenes in situ el 33,9% la colocaron en primer lugar, con respecto a un
36,9% de los jóvenes online. No obstante, en el resto de los peldaños de
jerarquización se localizan importantes diferencias.
Para los jóvenes captados en plena movilización del #YoSoy132, las redes
sociales se constituyeron como referentes para la toma de su decisión
electoral, siendo que un 16,9% de encuestados en dicho grupo señaló a
dichas plataformas como las instancias más influyentes. En contraste, en el
caso de los jóvenes online, sólo un 4% hizo lo propio.
Este hallazgo nos permite inferir que las plataformas digitales están cobrando
importancia inédita, más no generalizable, en la conformación de ciertos
imaginarios juveniles en relación con la política y sus instituciones.
Probablemente estemos ante una transición mediática en la que las nuevas
generaciones de mexicanos con acceso a educación superior, conectados,
con competencias digitales y un perfil participativo en asuntos de la vida
pública, relegan paulatinamente los medios tradicionales como canales para
obtener información relevante para la toma de decisiones políticas.
Si bien, ambos grupos de encuestados presentan una condición disonante en
torno al rol adjudicado a las redes sociales en su modo de proceder como
1,7
3,4
5,1
5,1
6,8
8,5
16,9
16,9
33,9
Encuestas
Televisión/Primer debate
Amigos
Noticieros de TV
Movimientos yosoy132
Otro
Escuela
Redes sociales
Familia
Jerarquización de actores que influyen en el voto, "Jóvenes in situ" (%)
0,5
1,6
2,5
2,7
4
5,6
7,3
13,4
25,5
36,9
Encuestas
Noticieros
#YoSoy132
Debate #YoSoy32
Redes sociales
TV Segundo Debate
TV Primer Debate
Amigos
Escuela
Familia
Jerarquización de actores que influyen en el voto, "Jóvenes online" (%)
57
votantes, no es prudente desestimar o sobrevalorar la capacidad de
incidencia de esos espacios digitales que se reconocen como arenas
permeadas por la libre expresión.
Más aún, la divergencia en nuestros grupos de estudio se explica en gran
medida por la propia naturaleza de los sujetos que componen a ambos
conglomerados. En ese sentido, la remarcada importancia de espacios como
Facebook, Twitter y otros canales en red tiene que ver con el propio perfil
mediático de los miembros, simpatizantes y adherentes de #YoSoy132
captados en nuestro levantamiento in situ.
Particularmente para el grupo encuestado en plena movilización social, las
redes sociales adquirieron un carácter supletorio, emergente y necesario ante
un sistema de medios de comunicación altamente criticado por su falta de
imparcialidad y ética en la difusión de contenidos.
Para el caso de los jóvenes in situ valdría la pena especular que una esfera
pública alterna (Papacharassi, 2002; 2011) se estaría conformando en las
redes sociales, en el que jóvenes participativos articulan acciones,
contradiscursos y formas de incidencia mediante algunas prácticas y criterios
propios de la cultura convergente como el compromiso, la organización
reticular, la participación entre pares, la autorregulación y la autogestión.
Prácticas que a su vez se embonan a través de plataformas mediáticas
múltiples que se convierten en un vehículo de libertad individual y colectiva
ante el poder de los medios tradicionales.
Refiriéndonos a un conjunto de jóvenes muy particulares, como los
movilizados por el #YoSoy132, podríamos sugerir que estamos ante la
formación de novedosas formas de participación ciudadana en la que las
redes, con todo y su cariz excluyente, tienen un papel relevante como
herramientas que la favorecen. Probablemente es prematuro suponer si estas
formas podrían estar conformando una cultura cívica juvenil en red.
Lo cierto es que, sin omitir las diferencias, la heterogeneidad en los usos de
las plataformas digitales y los riesgos que introducen las brechas de
conectividad, estamos ante la conformación incipiente de un ecosistema de
58
medios diferente con tendencia a la horizontalidad y a la convergencia. Sin
embargo, aún resulta prematuro afirmar que estemos presenciando un
ecosistema equilibrado en un país eminentemente televisivo en el que como
hemos sostenido, no todos los jóvenes tienen acceso a la educación superior
y a las redes digitales.8
Sumado a lo anterior, otro espacio que aparece con una alta prevalencia es
la escuela. Al interior de los jóvenes in situ un 16,9% la colocó como el
espacio más influyente, mientras en el grupo de jóvenes online lo hizo un
25,5%.
Acorde con indicios previamente identificados con respecto a una separación
más nítida entre espacios públicos y privados por parte de los jóvenes online,
encontramos que en dicho grupo un 13,4% afirmó que los amigos constituyen
el grupo social con mayor incidencia en la decisión de votar.
En contraparte, en el caso de los jóvenes in situ apreciamos que otros
actores (agrupaciones políticas y contingentes) y el propio #YoSoy132,
adquieren una mayor relevancia. En el caso de los primeros, el 8,5% de
encuestados de dicho grupo la colocó como primera mención; mientras para
el segundo, el 6,8% identificó al movimiento como el actor clave de mayor
preponderancia en su decisión electoral.
Una cuestión particularmente presente en ambos grupos estudiados tiene
que ver con el hecho de que los noticieros de televisión no aparecen como
motores relevantes de influencia. Para los analizados in situ estos fueron
seleccionados por un 5,1% en tanto en el caso de los jóvenes del segundo
levantamiento, en línea, obtuvo un discreto 1,6%.
8 En 2011, en México había 34 millones de usuarios de Internet lo que equivale a una cuarta parte de la población; de este porcentaje no todos cuentan con banda ancha, la infraestructura necesaria para consumir algo tan simple como un video. Socialbakers (2012) contabilizó en febrero de 2012, 30 millones de usuarios de Facebook, lo que corresponde al 30% de la población total de 112 millones de habitantes. En Twitter, en marzo de 2012 la empresa Semiocast (2012) señalaba que había 10 millones. Por su parte, YouTube, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Internet, es utilizado por el 28% de los internautas mexicanos, lo que equivale a 9.5 millones de usuarios.
59
Otra diferenciación altamente relevante y que ayuda a comprender la
divergencia en la jerarquización por parte de ambos conglomerados de
estudio, tiene que ver con el estatus que los jóvenes ejercen con respecto a
la producción de información.
Mientras en el caso de los encuestados in situ se puede presuponer un papel
mucho más activo y creativo frente a la difusión de contenidos políticos y
electorales, reflejado en la preponderancia adjudicada a las redes sociales,
en el caso de los jóvenes online podemos conjeturar un rol mucho más
cercano al de un consumidor mediático.
Una prueba incipiente de ello está relacionada con la importancia que los
encuestados en línea imputaron a los debates de televisión organizados por
el Instituto Federal Electoral.
Del mismo modo, la relativa poca importancia adjudicada al #YoSoy132 y al
primer debate en la historia organizado por ciudadanos miembros de dicho
movimiento a través de la plataforma digital YouTube9, abona a sostener la
especulación anterior.
En ese sentido, mientras la jerarquización de actores y medios del primer
grupo in situ muestra un arreglo sui géneris en el cual su escepticismo
previamente discutido se cristaliza en un papel mucho más activo e
involucrado para informarse de miras al ejercicio del voto, el grupo de
encuestados online se planta con un esquema poco más tradicional en el
cual prevalece su sentido de diferenciación entre público y privado.
Finalmente, las encuestas y sondeos de carácter electoral merecen una
consideración particular, las cuales aparecen en ambos grupos en último
sitio; en el caso de los jóvenes in situ con un 1,7% y los online con un 0,5%.
9 El debate del 19 de junio de 2012 fue transmitido en tiempo real mediante la plataforma Google Hangout On Air y por YouTube. Además, fue retransmitido por los sitios del Canal 22; IMER; TV UNAM; Radio Ibero; Radio Educación y la página #Yosoy132, así como el de Más de 131. De acuerdo con datos del propio movimiento, 122 mil personas lo vieron a través de YouTube. De acuerdo con Google Insight for Research, el debate 132 fue buscado cuatro veces más que el segundo organizado por el Instituto Federal Electoral.
60
Las encuestas, objeto de críticas en diversos ámbitos, como es el caso de las
redes sociales, así como por parte del ex candidato de las izquierdas Andrés
Manuel López Obrador por una supuesta manipulación en favor de Enrique
Peña Nieto, no parecen haber sido relevantes en la toma de decisión de los
grupos analizados.10
Si bien, se puede hipotetizar que las encuestas fueron realizadas y difundidas
en medios que no son consumidos con frecuencia por la generación y el perfil
analizados, o que las condiciones de educación y conectividad atemperaron
el efecto de dichos instrumentos sobre la formación de opinión, el efecto de
tales herramientas de medición en favor de un candidato merecen estudios
de mayor profundidad, segmentación etaria y alcance.
A modo de conclusión preliminar encontramos una correlación entre las
percepciones de credibilidad y libertad de expresión, y la identificación de
medios, actores y canales incidentales en la decisión de sufragar. Una vez
más, sostenemos que el hábitus de los jóvenes estudiados se hace presente
no sólo en el terreno de sus prácticas de involucramiento político, sino
también en su modo de seleccionar las fuentes y plataformas a partir de las
cuales obtienen información para la toma de decisiones.
V. Jóvenes e información política en la red
5.1 De Trolls y linchadores profesionales a usuarios informados en la red
La competencia electoral se libró también en la arena virtual. De acuerdo con
el Instituto Federal Electoral, en 2012 había 34 millones de personas de entre
18 y 34 años en el padrón electoral, lo que corresponde al 40 % del total de
ciudadanos con credencial para votar.
10 La supuesta influencia de las encuestas difundidas y patrocinadas por medios de
comunicación como Televisa y Milenio en la intención de voto fue elemento de controversia
en la elección presidencial. Conocer la posible influencia de éstas en la decisión electoral
podría ser objeto de estudios de corte cualitativo y cualitativo en futuros proceso electorales.
61
Este rango coincide con la edad del 55% de los usuarios de Facebook que es
la red social más usada en el país (Socialbakers, 2012). Por lo tanto, las
redes sociales se constituyen en México en un espacio propicio para intentar
involucrar a los jóvenes en prácticas democráticas. No obstante, para
algunos observadores del proceso electoral en dichas plataformas digitales,
la red no fue usada para ello (Meneses, 2012).
Ante la reforma electoral de 2007-2008 que sanciona la calumnia y la injuria
entre candidatos y partidos, las redes se convirtieron en espacios propicios
para la guerra sucia.
El entorno virtual no fue usado en todas sus potencialidades democráticas
como la comunicación directa entre candidatos y electores y la articulación de
comunidad alrededor de propuestas de gobierno.
Lo que se observó, según Meneses, fue el traslado de las casas de campaña
y oficinas de prensa al nuevo entorno, pero también prácticas como “el
acarreo” en las redes sociales a través de robots y de la compra de
seguidores en la red social Twitter.
Otra práctica recurrente fue la contratación de linchadores profesionales
(trolls) por parte de los partidos para agredir en la red al adversario,
descalificar sus propuestas, injuriarlo en términos personales y enfrentarse
con sus seguidores.
Es claro que estas prácticas por parte de candidatos y partidos en la red
contrastan con las expectativas sobre las redes sociales como espacios
articuladores de prácticas ciudadanas en un proceso electoral y más allá de
estos.
A pesar de tal panorama, una cuestión relevante tenía que ver con el uso que
los ciudadanos más jóvenes hicieron de las plataformas digitales. Las
prácticas más recurrentes fueron el análisis de la información y la que
constituye un rasgo sobresaliente de la juventud conectada y convergente:
compartir contenidos.
62
Así, un 70,6% de los jóvenes encuestados en línea dijo analizar la
información contra 40,9% de los jóvenes captados en plena movilización.
43,5% de los jóvenes del levantamiento in situ dijo compartir contenidos
frente a 32,8% del segundo levantamiento online. De la información
compartida, un 4,3% y 2,3% respectivamente señaló someterla a
modificaciones.
Sin embargo, aquellas prácticas que denotan pasividad en las redes sociales
obtuvieron porcentajes dignos de tomarse en cuenta; ya que 14,7% de los
estudiados en línea dijo ignorarla contra 11,6% del grupo in situ.
Un 23,2% de los encuestados en línea dijo sólo revisar la información contra
13% de los jóvenes estudiados in situ. A su vez dijeron "no hacer nada" un
5,6% contra 7,2%, respectivamente. En añadidura, 11,3% de los jóvenes
online señalaron borrar el contenido de la propaganda, contra sólo 2,9% de
los analizados in situ.
Como cuestión particularmente llamativa, uno de los rasgos de la cultura
política mexicana es el sarcasmo y el humor negro que en el entorno virtual
cobra forma de meme; un fenómeno cultural de la era Internet, que se refiere
al uso de plataformas de manipulación para viralizar videos y fotografías.
43,5
4,3
49,3
11,6
13,0
2,9
4,3
7,2
32,8
2,3
70,6
14,7
23,2
11,3
9,0
5,6
Comparto
Modifico
Analizo
Ignoro
Sólo veo
Borro
Creo&comparto memes
No hago nada
Acciones realizadas con la información en red% "Jóvenes online" % "Jóvenes in situ"
63
Pese a que los grupos estudiados destacan por su grado de conectividad,
experiencia y cultura convergente, sólo 9% de los jóvenes estudiados en
línea dijeron compartir memes contra 4,3% de los estudiados in situ.
Al respecto, cabe resaltar que estas expresiones fueron usadas por los
propios partidos en denuesto de sus adversarios.11 Y aunque el fenómeno
adquiere un carácter eminentemente emergente, es posible que dada su
facilidad de difusión y el sentido lúdico que adquiere garantice que esté
presente con mayor intensidad en futuros procesos electorales.
5.2 Jóvenes y candidatos en la red. Del "me gusta" a la escasa interactividad
Además de la difusión propagandística de contenidos, las redes sociales
ofrecían una ventaja adicional en la coyuntura electoral. El carácter virtual y
ubicuo de tales plataformas permitía que en esta ocasión de manera
particular se estableciera un vínculo más estrecho entre los candidatos y sus
potenciales electores.
Con el objeto de conocer esas prácticas vinculatorias, nos dimos a la tarea de
interrogar a los jóvenes de estudio qué tipo de interacciones habían
promovido y tenido con los candidatos a la presidencia de la República:
Enrique Peña Nieto (EPN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI);
Josefina Vázquez Mota (JVM) del Partido Acción Nacional (PAN); Andrés
Manuel López Obrador (AMLO) del Frente Amplio Progresista y Gabriel
Quadri de la Torre (GQ) del Partido Nueva Alianza.
En primera instancia, presentamos los resultados obtenidos al interior del
grupo encuestado in situ; en el cual un 44,8% dijo seguir a AMLO; 30,8% a
EPN y 23,1% a JVM y a GQ respectivamente.
11 El error cometido por Enrique Peña Nieto en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara en 2011, cuando confundió autores relevantes de la literatura mexicana, como Carlos Fuentes, generó un derroche de humor y sarcasmo en la red que se prolongó a lo largo de la campaña.
64
Sin embargo, los porcentajes de aquellos que dijeron no realizar ninguna
actividad con la información proveniente de los candidatos fueron
considerables. Un 36,9% dijo no haber hecho nada con la información sobre
EPN; 38% sobre JVM; 22,4% sobre AMLO y 40,0% sobre GQ.
A su vez, considerando que en los grupos analizados más del 95% de los
encuestados son usuarios de la red social Facebook, seleccionamos las
prácticas predeterminadas como "postear en el muro" y "me gusta" en
relación con los cuatro candidatos.
Nuevamente, refiriéndonos a los jóvenes in situ, un 23,1% dijo haber
posteado algo sobre EPN; 18,5% sobre JVM; 29,9% sobre AMLO y sólo
10,8% sobre GQ.
El botón "me gusta" fue usado en un mayor porcentaje en favor de AMLO con
un 34,3%; 6,2% de EPN; 3,1% de JVM y 6,2% de GQ. Este dato nos lleva a
tener cautela cuando se deslizan opiniones y conjeturas entusiastas sobre el
número de seguidores y likes como muestra de posibles votos. Como señala
Meneses (2012), del like a la urna hay un terreno de subjetividades que sólo
pueden ser apreciadas y valoradas con estudios longitudinales de corte
cualitativo.
Por su parte, la red social Twitter tiene un cariz más informativo con respecto
a Facebook. Si bien, esta última constituye una red primordialmente orientada
hacia la socialización, Twitter exige de un determinado cúmulo de
competencias para sintetizar información y dispone de menores funciones
orientadas a la interacción personal, preponderando la difusión de contenido.
Si bien, Twitter resultó con un menor uso por parte de los grupos estudiados,
tal y como pudo observarse en el apartado de conectividad y uso de redes
sociales del presente trabajo, no escatimamos en considerar las actividades
ancladas al funcionamiento de dicha red.
Las prácticas de los tuiteros que se desprenden de la topología de esta red
son el tuit y el retuit (replicar); otra práctica surgida a partir de la
interpretación que los internautas hacen con los artefactos tecnológicos, es el
65
llamado troleo que se refiere al linchamiento verbal contra quienes piensan
distinto, una muestra de cultura ciudadana que resulta poco o nada
constructiva.
De ese modo, en el grupo de jóvenes in situ, un 20% dijo trolear a seguidores
de EPN; 16,9% a seguidores de JVM; 11,9% de AMLO y 13,8% de GQ. 9,2%
retuiteó información de EPN; 9,2% de JVM; 25,4% de AMLO y 10,8% de GQ.
Como hemos sostenido en este trabajo, suponemos que no se puede esperar
que en un país en donde predomina la desconfianza hacia las autoridades, la
red se convierta súbitamente en espacios articuladores de prácticas
relevantes y significativas para la vida pública.
Considerando lo anterior, es posible apreciar que una porción importante de
los jóvenes analizados no dejan de mirar a las redes como espacios
unilaterales ya que no las usaron para preguntar, inquirir o pedir información
a los candidatos. En consecuencia, de los jóvenes in situ, sólo 12,3% tuiteó
directamente a EPN; 10,8% a JVM; 13,4% a AMLO y 9,2% a GQ.
66
Ahora bien, deteniéndonos en los jóvenes encuestados en línea encontramos
que un 39% dijo seguir a AMLO; 26,6% a EPN; 30,5% a JVM y 24,3% a GQ.
Adicionalmente, un 16,9% señaló haber posteado información sobre EPN;
15,3% sobre JVM; 24,3% sobre AMLO y 10,2% acerca de GQ.
Este grupo, a diferencia del conglomerado in situ, tuvo una actividad
significativa al compartir memes, ya que un 17,5% dijo haber creado o
posteado memes sobre EPN; 15,3% sobre JVM; 15,8 de AMLO y 13% de GQ.
Finalmente, en lo relacionado con Facebook, un 28,2% admitió que apretó el
botón "me gusta" en el caso de AMLO; 7,3% en el de EPN; 13% con JVM y
10,7% con GQ.
Con respecto a la actividad en Twitter, 17,5% dijo haber troleado a
seguidores de EPN; 12,4% a los de JVM; 15,8% a los de AMLO y 13% a los
de GQ. En la misma plataforma, los seguidores de AMLO fueron activos
10,8
23,1
13,8
40,0
6,2
9,2
10,8
29,9
44,8
11,9
22,4
34,3
13,4
25,4
18,5
23,1
16,9
38,5
3,1
10,8
9,2
23,1
30,8
20,0
36,9
6,2
12,3
9,2
Postea
Sigue
Trolea
Ninguna
"Me gusta"
Tuit directo
Retuiteo
Perfil de actividad electoral virtual, "Jóvenes in situ"EPN JVM AMLO Quadri
67
como replicantes de la información en esta red social ya que 20,3% señaló
haber retuiteado información sobre el candidato del movimiento progresista;
ello en comparación con sólo un 15,3% de EPN; 15,3% de JVM y 13% de GQ.
En cuanto a la comunicación directa con los candidatos este grupo de
jóvenes online se mostró sutilmente por debajo de la actividad del grupo
analizado in situ ya que 9% dijo haber tuiteado directamente a la cuenta de
EPN; 4,5% a la de JVM; 9% a la de AMLO y 7,3% a la de GQ.
De modo general, en ambos grupos de encuestados prevaleció un uso de las
redes sociales que, aunque diversificado, no se tradujo en una comunicación
más directa con los candidatos. Por el contrario, las plataformas digitales
cumplieron una función que, sin enriquecer el diálogo con los aspirantes, sí
potenció la difusión de posicionamientos, simpatías y divergencias entre los
jóvenes usuarios.
10,2
24,3
10,2
13,0
10,7
7,3
13,0
24,3
39,0
7,3
15,8
28,2
9,0
20,3
15,3
30,5
12,4
15,3
13,0
4,5
15,3
16,9
26,6
17,5
17,5
7,3
9,0
15,3
Postea
Sigue
Trolea
Crea/comparte memes
"Me gusta"
Tuit directo
Retuiteo
Perfil de actividad electoral virtual, "Jóvenes online"EPN JVM AMLO Quadri
68
No obstante, la utilización electoral de tales medios refleja sólo una cara
particular de su alcance vinculatorio con la participación política. En virtud de
ello, en el siguiente acápite analizamos detenidamente algunas
características del activismo virtual.
5.3 Participación político-ciudadana de jóvenes en entornos virtuales
Aunado a la paulatina penetración de las redes sociales en el terreno político
electoral durante el último lustro, el mundo ha sido testigo del surgimiento de
acciones colectivas que han hecho del espacio virtual un ámbito ejecutivo de
sus facultades expresivas y ciudadanas.
En México destacan casos como #Internetnecesario, una acción gestada en
las redes para protestar por el impuesto a las telecomunicaciones que
pretendía imponer el Congreso mexicano.
El grupo de ciudadanos que articuló esta red bajo el hashtag en Twitter y el
grupo en Facebook #Internetnecesario consiguió ejercer la suficiente presión
para lograr cuando menos que Internet no fuera considerado en el paquete
fiscal del año 2010.
Desde entonces, algunas acciones como la articulada por ciudadanos para
demandar rendición de cuentas en el caso de la Guardería ABC consiguió el
trazo de una ley sobre las estancias infantiles.
Por su lado, el poeta Javier Sicilia utilizó la red para articular la marcha
nacional en demanda de justicia para las víctimas de la violencia a causa de
la estrategia contra el crimen organizado del gobierno del presidente Felipe
Calderón.
Como ya hemos señalado, el movimiento #YoSoy132 fue el primero en
México con cariz visiblemente joven articulado desde las redes, logrando
69
colocar en agenda temas no cubiertos por los medios convencionales de
comunicación.12
Aunque de manera discreta, las redes digitales comienzan a establecerse
como un contrapoder o alternativa a la opinión y la agenda pública que se
articula a partir de los medios tradicionales, sobre todo de la televisión, no
quisimos desaprovechar la oportunidad de conocer si los jóvenes participan
en este tipo de acciones ciudadanas en el entorno virtual.
De ese modo, con respecto a nuestro levantamiento in situ observamos que
no todos los asistentes a la marcha del 10 de junio pertenecían al movimiento
estudiantil de #YoSoy132; ya que sólo un 52,9% de este grupo admitió
participar activamente en él, contra un 32,2% de los jóvenes analizados en
línea.
De modo general, los datos obtenidos nos llevan a afirmar que la
participación ciudadana en el entorno virtual es aún muy pobre en la juventud
conectada con estudios de educación superior; lo cual conlleva a matizar la
hipótesis de que este perfil socio-demográfico es el más participativo en las
redes.
Contra lo que pudiera pensarse, un 33,5% de los encuestados en la marcha
admitió no participar en ninguna iniciativa ciudadana en el ámbito virtual, lo
cual también se refleja en el 48,6% de los estudiantes en línea.
Otra de las actividades sobre la cual se cuestionó a los encuestados, tiene
que ver con participar o formar parte de alguna campaña mediante
plataformas de tipo electoral. En este caso, sólo un 8,8% de los encuestados
in situ dijo que sí contra un 21,5% de los estudiados en línea.
Con una tasa de concentración nada despreciable aparecen otro tipo de
acciones contestatarias como Anonymous, en la cual un 16,2% de los
interrogados in situ dijo participar, junto con un 11,9% de los jóvenes online.
12 Para el presente estudio sólo se observó la génesis del movimiento #YoSoy132 desde su aparición, en el mes de mayo hasta el día de la elección presidencial, el 1 de julio de 2012.
70
Algunas otras causas solidarias como Contingente MX, en pro de los
derechos humanos, aparecen con tasas de involucramiento del 7,4% para
jóvenes in situ y 2,8% para jóvenes online. Mientras Guardería ABC
concentra un 11,85% en el primer grupo y 2,8% en el segundo.
Finalmente, de los encuestados in situ el 5,9% y el 7,2% afirmaron participar
en acciones de protección a redes de consumidores y otras acciones
respectivamente, contra un 2,8% de jóvenes online.
La distribución de tasas de involucramiento y los niveles de ausencia de
participación en canales virtuales nos sugieren que las redes sociales como
espacios de convergencia política activa son aún de carácter tenue e
incipiente.
Lo anterior se complementa con lo discutido en otros apartados, en los cuales
hemos logrado constatar mediante los datos reunidos que la utilización
dichas plataformas digitales sigue primordialmente orientada hacia el
entretenimiento y el consumo de información.
4,5
2,8
2,8
21,5
11,9
32,2
48,6
2,8
5,9
11,8
7,4
8,8
16,2
52,9
33,5
7,2
Red Consumidor
Guardería ABC
Contingente
Plataforma electoral
Anonymous
#YoSoy132
No Participa
Otros movimientos
Participación en circuitos virtuales% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
71
5.4. Jóvenes y preferencias electorales
Un último elemento a explorar y que consideramos es concomitante a las
prácticas y hábitus que caracterizan la participación política de jóvenes como
los analizados en este trabajo, tiene que ver con los atributos político-
electorales enarbolados.
Dado que la presente investigación se enmarca en el proceso electoral
federal de 2012, procedimos a preguntar a los jóvenes acerca de sus
preferencias partidistas y su orientación política.
Entre los jóvenes estudiados in situ la preferencia se orientó por el Partido de
la Revolución Democrática (PRD) en 45,6%, contra 22,0% de los
encuestados en línea. A su vez las simpatías por el Partido Acción Nacional
entre el grupo en línea contó con una preferencia del 24,9% contra un 5,9%
del primer levantamiento durante la marcha del #YoSoy132.
En una elevada proporción, un 29,4% de los jóvenes in situ dijo no inclinarse
por ningún partido, al igual que un 32,8% de los jóvenes online.
De manera contrastante con los resultados electorales obtenidos en los
comicios presidenciales, el 7,4% del bloque de encuestados in situ dijo
simpatizar con el Partido Revolucionario Institucional; mientras que también
así lo hizo el 6,2% de los jóvenes del levantamiento en línea.
Sorpresivamente, y aunque con una muy baja proporción aparecen también
los partidos "satélite" vinculados con los grandes institutos políticos. Por el
Partido Nueva Alianza se pronunció 2,9% del levantamiento in situ, contra
0,6% de los encuestados en línea. Por el Partido del Trabajo (PT) lo hicieron
el 4,1% y el 5,1% respectivamente, en tanto que por el Movimiento
Ciudadano lo hizo el 2,0% y el 3,4%.
Minoritariamente se identificó a un grupo de personas que no saben, de las
cuales 1,5% corresponden al grupo in situ y 2,3% al conglomerado online. Y
con respuestas omitidas 1,3% de jóvenes in situ y 2,8% en línea.
72
Al margen de la filiación partidaria, los porcentajes registran una mayor
varianza al cuestionar por qué partido votarían el día de la elección. Un
contundente 68,2% de los jóvenes encuestados en la marcha dijo que lo
haría por el PRD en tanto, que de los encuestados en línea lo hizo un 51,4%.
Por el PAN se pronunciaron 5,8% del primer grupo y 15,4% del segundo; y
finalmente por el PRI, un 8,7% y un 5,5% respectivamente.
En los márgenes con menor proporción están quienes votarían por Nueva
Alianza, con sólo un 2,9% de los estudiantes in situ y el 1,1% de los online
Y finalmente, las tasas de anulación y de indecisión; donde 8,7% del grupo
de la marcha y el 9% de los conectados dijeron anular el sufragio, mientras el
4,3% del primero y el 5,1% de los segundos indicaron no saber por quién
decidir.
32,8
24,9
6,2
22,0
,6
5,1
3,4
2,8
2,3
29,4
5,9
7,4
45,6
2,9
4,1
2,0
1,3
1,5
Ninguno
PAN
PRI
PRD
PANAL
PT
MC
No responde
No sabe
Simpatía partidista% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
73
En cuanto a las preferencias en torno a los candidatos AMLO obtuvo el
respaldo del 71% de los jóvenes in situ contra 50,03% de los encuestados en
línea.
Por JVM el 7,2% in situ contra 26,0% en línea; EPN con 8,7% de los
captados en la marcha y 5,6% de los encuestados online; y GQ con sólo 0%
de los primeros y 4% de los segundos.
Del mismo modo, un 7,2% de los jóvenes movilizados y un 9,6% de los
captados en red respondieron que anularían su voto, en tanto 5,8% y 4,5%
respectivamente se abstendrían. Si sumamos estos porcentajes tendríamos
que un 14% y un 14,1% no tendría simpatía por ninguno y expresaría su
rechazo mediante la anulación o la abstención.
2,3
1,1
5,1
25,4
9,0
5,6
51,4
1,4
2,9
4,3
5,8
8,7
8,7
68,2
No responde
PANAL
No sabe
PAN
Voto nulo
PRI
PRD
Partido por el que votarías% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
74
Para los grupos estudiados el resultado de la elección presidencial no debió
haber sido sorpresivo, ya que la percepción de quien ganaría la elección
presidencial indicaba que 47,5% del conglomerado in situ y 49% del grupo en
línea consideraban que EPN ganaría la presidencia.
En torno a los otros candidatos, 34,3% y 29,9% respectivamente
consideraron que AMLO ganaría, mientras que en el caso de JVM sólo
hicieron lo propio el 2,9% y 3,4% respectivamente. Finalmente 2,9% del
primer grupo contra 0% del segundo consideró que ganaría GQ; en tanto que
14,2% dijo no saber quién ganaría contra 17,5% del segundo grupo.
4,5
4,0
50,3
26,0
5,6
9,6
5,8
,0
71,0
7,2
8,7
7,2
No acude a votar
Gabriel Quadri
Andrés Manuel López Obrador
Josefina Vázquez Mota
Enrique Peña Nieto
Anula
Candidato por el que votarías% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
75
En términos ideológicos ambos grupos se caracterizaron por la prevalencia
de una filiación de centro izquierda, con 29,6% de los jóvenes in situ y 27,1%
de los encuestados en línea.
Como posición de izquierda se identificó el 25,4% de los captados en la
marcha y el 18,6% de los estudiados en red.
Al centro del espectro político encontramos que ambos grupos concentran
proporciones muy cercanas al 12%; mientras que los umbrales de derecha se
pronuncian mayores diferencias.
Así, las opciones de derecha y centro derecha aparecen con tan sólo un
2,8% de los jóvenes in situ, mientras que del lado de los jóvenes online se
concentran el 16,4% y el 6,2% respectivamente.
Los extremos de izquierda y derecha constituyen porcentajes minoritarios en
ambos grupos, salvo por la fuerte proporción de jóvenes que en el
levantamiento in situ afirmaron asumirse como parte de una izquierda más
radical con un 8,4%.
29,9
3,4
49,2
17,5
34,3
2,9
45,7
2,9
14,2
Andrés Manuel López Obrador
Josefina Vázquez Mota
Enrique Peña Nieto
Gabriel Quadri
No sé
Candidato que consideras ganará las elecciones de 2012
% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
76
Un dato clave para el análisis está en notar que un 18,3% de los movilizados
y un 16,9% de los conectados no tienen una ideología claramente identificada.
De ese modo, cerramos una parte importante de nuestro análisis al
complementar la visión participativa menos convencional con la
caracterización que los jóvenes ostentan en el terreno político electoral.
En sentido amplio, resulta notorio que pese al matiz ajeno con el cual se
perciben a las instancias tradicionales del poder político, como son los
partidos, los jóvenes analizados no se muestran del todo desprendidos ni
desarraigados del ejercicio de votación.
Más aún, todo pareciera indicar que, así como los contornos online y offline
son difusos, también lo son los ámbitos contenciosos y electorales de la vida
política.
16,9
1,1
18,6
27,1
12,4
16,4
6,2
1,1
18,3
8,4
25,4
29,6
12,7
2,8
2,8
,0
No lo tengo claro
Extrema izquierda
Izquierda
Centro izquierda
Centro
Centro Derecha
Derecha
Extrema derecha
Ideología% "Jóvenes in situ" % "Jóvenes online"
77
Consideraciones finales
El trabajo de investigación, nos permitió caracterizar el modo en que se
articulan diversos atributos, prácticas y condicionamientos de los jóvenes con
respecto a su capacidad de expresión y prácticas político ciudadanas.
Indudablemente, los jóvenes que conformaron nuestras muestras de estudio,
se caracterizan por ser individuos relativamente privilegiados por su acceso a
la educación y sus condiciones de posesión de recursos tecnológicos que
potencian sus hábitos comunicativos.
Si bien, no buscamos en ningún momento generalizar nuestros hallazgos al
resto de los jóvenes, ni de la ciudad ni del país, encontramos que en nuestras
muestras particulares de análisis, logramos sustraer una parte sutil del
universo social de estudio en el cual las capacidades educativas,
tecnológicas, culturales y sociales tienen implicaciones por demás relevantes
para la articulación y concreción de expresiones de orden político.
Aunque no estamos en condiciones de poder generar conclusiones que
permitan establecer elementos teóricos de mayor profundidad y envergadura,
lo cierto es que por el carácter más o menos privilegiado de nuestros sujetos
de estudio, nuestras conclusiones cobran un sentido por demás relevante;
pues si estos jóvenes se desenvuelven en condiciones políticas más o menos
adversas, difícilmente podremos esperar una situación distinta en contextos
mayormente trastocados por la desigualdad social y la violencia.
Así, nos topamos con un pequeño conglomerado de la juventud, el cual pese
a sus competencias digitales y su relativa inclusión educativa, carece de
suficiente acoplamiento entre sus componentes de politización y sus atisbos
de conectividad. Las muestras observadas nos permitieron constatar que la
penetración digital y la presencia de una cultura convergente son elementos
importantes en el favorecimiento de la participación y la libre expresión;
aunque no por ello, se pueda sobredimensionar su importancia, ni mucho
menos apuntar hacia una relación en la cual el enlazamiento tecnológico y en
red sea causa suficiente y necesaria para el involucramiento cívico.
78
Más allá de la ingenuidad que presupone la dicotomía causal conexión-
participación, lo cierto es que la relativa ampliación de los espacios virtuales
permite potenciar el aprovechamiento de las cualidades comunicativas y el
forjamiento de nuevos hábitos de expresión política con alcances
diferenciados y matices innovadores más o menos divergentes.
La diversidad mostrada en este estudio en términos de grados de
conectividad y niveles de equipamiento sugiere que los privilegios
comunicativos y tecnológicos inciden en una mayor heterogeneidad de
prácticas; aunque no por ello, se pueda caer en la candidez y tentación de
asumir que la acción política online reeemplaza a la participación offline.
Por el contrario, demostramos a partir de nuestra focalización en procesos
diferenciados de involucramiento, que dos muestras estructuralmente
similares pero sutilmente distintas, ejercen hábitos y prácticas de
involucramiento que pese a su intensidad asimétrica se caracterizan por un
fuerte grado de complementariedad y, más aún, por una fuerte asociación
entre arenas “reales” y “virtuales” a partir de las cuales se desenvuelve la
expresión activa de su compromiso cívico como jóvenes.
Tras la complementariedad de espacios online y offline, demostramos que
subyace una heterogeneidad de pautas y canales de involucramiento que van
desde acciones de tipo de conflicitvo y/o subversivo, hasta métodos de
comunicación, difusión de información y creación de opinión pública en el
terreno electoral.
Así, observamos que entornos comunicacionales como las redes sociales
resultan ser herramientas fundamentales para un cúmulo más o menos
amplio de la juventud estudiada que se muestra proclive a participar; mientras
para el resto de ellos, dichos entramados fungen sólo como espacios de
circulación informacional y exposición a flujos de datos.
En ese sentido, una cuestión que pudimos apreciar en el tratamiento de
nuestra evidencia es la singular diferenciación que existe entre una
proporción muy reducida de jóvenes que se comportan como agentes
proactivos que influyen en el proceso de producción y creación de contenidos
79
informativos y un conglomerado más amplio que sólo asume un rol pasivo
como simple consumidor de información.
En buena medida, esa distinción operativa resulta consecuencia de otros
esquemas de diferenciación en los cuales los jóvenes reportan grados
disímbolos de politización que objetivamente se cristalizan en la separación
entre ámbitos de carácter público y privado. Mientras una de nuestras
muestras captada en plena movilización del #YoSoy132 se mostró
generalmente escéptica frente al grado de credibilidad de las instituciones
sociales de mayor envergadura, su contraparte comparativa online, se
caracterizó por grados de confianza mucho más heterogéneos en los cuales
la división entre público y privado se notaba mucho más palpable y nítida.
Creemos que en aras de comprender mejor la complejidad que envuelve a
los fenómenos participativos, dicho cuerpo de distinciones debe ser
comprendido con mayor cabalidad, en la medida que algunas de nuestras
hipótesis emergentes sugieren una relación importante entre el modo en que
se asume y constituye el significado de lo público.
De esa manera, parte de nuestros hallazgos nos permiten sugerir que en
cuanto a asuntos de la vida pública se trata, los jóvenes participan como
sugiere Dahlgren (2011) en sus propios términos, lo que interpretamos como
aquellas prácticas que tienen lugar fuera del marco de instituciones
tradicionales como los partidos políticos y agrupaciones políticas nacionales.
Si bien, el saber que ciertos jóvenes se involucran al margen de ese tipo de
instancias nos ayuda a conocer el cariz que adquiere la participación política
de nuestros ciudadanos con menor edad
Reconocemos que aún tenemos mucho que explicar por qué algunas
instituciones adquieren un carácter marginal frente a la política de la juventud;
cuáles ámbitos se muestran abiertos y cuáles resultan clausurados; qué
distinciones operan a favor y en contra de una mayor inclusión política de los
jóvenes; y sobre todo, qué modelo de sociedad se trasluce en la expresión
del compromiso activo de nuestros sujetos juveniles.
80
De momento, la evidencia recabada nos permite suponer que probablemente
estamos ante una resignificación de la participación política ciudadana con
rasgos distintivos frente a los esquemas prevalentes del pasado que nos lleva
a matizar la percepción, sin suficiente fundamento, de que la juventud
permanece al margen de actividades relevantes para la vida pública y para su
propio desarrollo humano.
Aunque la participación poítico ciudadana no es ni generalizada ni
completamente trascendente, lo que aparece en juego es una forma muy
particular de concebir al poder público. Mientras sujetos jóvenes
relativamente privilegiados, como los aquí estudiados, se muestran
relativamente involucrados, otros con menos recursos y facilidades, carecen
de oportunidades para ejercer sus facultades ciudadanas y de plenas
garantías de reconocimiento en una sociedad que si desea ser democrática
plenamente, debe tender a la igualdad y la reducción de las disparidades
sociales.
Paradójicamente, frente al entorno de transición participativa en el cual, se
intuye un papel cada vez menos claro de los partidos políticos y otras
instancias tradicionales, lo que contrasta es la prevalencia de circuitos
básicos de socialización como la familia y la universidad, en la cual, se
corrobora la importancia que los entornos formativos tienen como espacios
promotores de la libertad de expresión, la configuración de capacidades y la
articulación de relaciones sociales.
Los espacios de convivencia temprana, como el hogar o la escuela, se
suman a otros entornos ubicuos en red, como los entramados donde se
percibe que existen menores restricciones para la libre expresión; donde se
admite mayor franqueza comunicativa, y sobre todo donde se da una mayor
inclusión sin distinción de carácter económico, cultural o ideológico.
Si bien, esos espacios tácitos y esas redes difusas conforman el ámbito de
compenetración entre sujetos jóvenes, habría que cuestionarse si a la
“libertad” prevalente le corresponde una correlativa tolerancia y su expresión
cultural de respeto a la diferencia y la otredad.
81
Frente a esa espacialidad social tan inmediata y altamente correlacionada
con la privacidad de los sujetos, resulta inevitable cuestionarse si otras
arenas no figuran como resultado de su eventual clausura, su carácter
cerrado y selectivo, o por la propia aversión de los jóvenes estudiados frente
otros referentes de autoridad, otras maneras de convivencia o símbolos
políticos de mayor tradición.
Aunque con grados distintos de descrédito, nuestras muestras estudiadas
dieron cuenta de un gran escepticismo hacia la comunidad informativa y
periodística nacional.
Como reflejo del denuesto de la construcción de opinión pública desde los
medios masivos, las redes sociales adquirieron un sentido distintivo donde se
evidenciaron dos caminos. Por un lado, la generación de esquemas
alternativos de difusión de información; mientras por otro, se suscitaba la
expresión masiva de una actitud crítica, pero cínica, frente a la falta de
parcialidad mostrada por los medios, sobre todo, la televisión y sus
portavoces en plena coyuntura electoral.
Pese a la conciencia crítica que algunos actores como el #YoSoy132
mostraron frente al papel de los medios tradicionales, en específico la cadena
de televisión Televisa, los datos obtenidos nos permitieron apreciar que la
ruptura entre prácticas políticas tradicionales y otras novedosas, como las
que se puedieran generar en la red, no se suscita del todo y, por el contrario,
evidencia contradicciones que por momento parecen implantarse como parte
del quehacer político ejercido por los jóvenes.
Así, si bien en nuestros datos corroboramos que los jóvenes asumen que los
medios tradicionales no fueron instancias confiables de comunicación durante
la pasada elección, también mostramos que sólo una minoría optó por hacer
de otros canales plataformas vigentes para poder favorecer el intercambio
dinámico entre electores y candidatos.
En ese sentido, suponemos que no se puede esperar que en un país en
donde predomina la desconfianza hacia las autoridades, la red se convierta
82
súbitamente en un conjunto de espacios articuladores de prácticas relevantes
y significativas para la vida pública.
Así, en modo general, encontramos que la convergencia entre expresiones
políticas fuera y dentro de los entornos digitales guarda un estado con
fronteras altamente difusas.
Los jóvenes que estudiamos nos sirven para entender una parte muy
pequeña de un universo poblacional, en el cual no se atestigua todavía un
uso pleno de las facultades comunicativas que facilitan los medios digitales.
En un escenario donde el hábitus político juvenil se encuentra fuertemente
condicionado por la desconfianza y la percepción de libertades acotadas, los
contornos digitales parecen insuficientes para poder garantizar una
participación plena que incida en una interlocución adecuada, pertinente y
trascendental entre nuestros jóvenes ciudadanos y las autoridades.
Si bien, resulta esperanzador encontrar que más allá de los prejuicios la
evidencia recopilada con rigor nos muestra a un sector de la juventud poco
desinteresado y escasamente apático, lo cierto es que requerimos conocer
de otros contextos y otros espacios de expresión en los cuales la
participación política adquiere otros rostros, quizá más diversos, más
adversos o menos visibles.
No obstante, nuestra conclusión fundamental radica en reconocer que, pese
al carácter acotado de la penetración digital y tecnológica en sólo una
proporción reducida de la población nacional, encontramos rasgos de una
incipiente interposición entre ámbitos de socialización y prefiguración del
significado que adquiere el espacio público y el poder político.
Los jóvenes que pudimos observar forman parte de un conglomerado más
amplio y heterogéneo en el cual la tecnología ha dado lugar a efectos
diferenciados. Para unos ha significado el acceso a un mundo nunca
imaginado; mientras para otros simboliza una aspiración lejana como
consecuencia de la desigualdad y las privaciones prevalecientes.
83
Sin embargo, existe una posibilidad que independientemente de la
heterogeneidad de condiciones juveniles parece permear de modo más o
menos generalizado al quehacer político. Y es que ahí, donde las
instituciones políticas se muestran todavía acotadas, la ubicuidad del mundo
digital ofrece nuevas posibilidades.
Si bien, ello no significa la ingenua solución al problema del desinterés y la
participación limitada, si al menos debemos aceptar que tal y como pudimos
constatar en esta investigación, los caminos potencialmente abiertos son
muchos.
Nuestros jóvenes enfrentan retos muy particulares en torno a su constitución
como personas y agentes sociales; no obstante, la magnitud de esos retos
resulta tan grande y significativa como las oportunidades mismas que
revisten otros cambios en curso. En la medida en que los límites difusos entre
los ámbitos online y offline sean aprovechados por los jóvenes que tienen
acceso a ambos mundos, la política, su significado y sus alcances podrán ser
radicalmente resignificados.
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