josé carrillo rector matemático 77 · sé que es un buen conversador —trabajamos juntos ... que...

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a entrevista se desarrolla en su despacho del rec- torado, en una soleada tarde de febrero. Desde la ventana se contemplan los cedros del jardín que ro- dea el edificio. Me recibe con una sonrisa afable. Sé que es un buen conversador —trabajamos juntos en el comité de Madrid que organizaba los actos para el 2000 Año Mundial de las Matemáticas. En esa época el era decano de la Facultad de Matemá- ticas— y durante esta larga entrevista me lo con- firma. Es una charla distendida y en ella aborda todos los temas que le propongo de una forma directa y na- tural, sin ese asomo de recelo que muchas veces se ve en los políticos cuando son entrevistados. Y José Carrillo, además de matemático, además de rector de la Complutense, es un político, como él mismo reconoce. Sin esa faceta vital, no se podría entender de completamente su personalidad. Es hijo de Santiago Carrillo, personaje fundamental de la historia del España en el siglo XX, que falleció hace dos años. Su voz tiene reminiscencias de un acento francés que nunca ha perdido del todo, con un deje nasal, más acentuado el día de la entrevista por estar con- valeciente de una catarro invernal. 89 Arculo solicitado por Suma en febrero de 2014 y aceptado en abril de 2014 77 La Entrevista 77 José Carrillo, rector y matemáco FRANCISCO MARTÍN CASALDERREY SECCioNES Noviembre 2014 L pp. 89-95 José Carrillo Menéndez Nacido en París el 2 de febrero de 1952. Estudió la licenciatura de matemácas en París y se doctoró en Madrid. Desde 1988 es Catedráco de Matemáca Aplicada. En 2011 fue elegido rector de la Universidad Complutense de Madrid, cargo que connua ejerciendo en la actualidad.

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a entrevista se desarrolla en su despacho del rec-torado, en una soleada tarde de febrero. Desde la

ventana se contemplan los cedros del jardín que ro-dea el edificio. Me recibe con una sonrisa afable.

Sé que es un buen conversador —trabajamos juntosen el comité de Madrid que organizaba los actospara el 2000 Año Mundial de las Matemáticas. Enesa época el era decano de la Facultad de Matemá-ticas— y durante esta larga entrevista me lo con-firma.

Es una charla distendida y en ella aborda todos lostemas que le propongo de una forma directa y na-tural, sin ese asomo de recelo que muchas veces seve en los políticos cuando son entrevistados. Y JoséCarrillo, además de matemático, además de rectorde la Complutense, es un político, como él mismoreconoce. Sin esa faceta vital, no se podría entenderde completamente su personalidad.

Es hijo de Santiago Carrillo, personaje fundamentalde la historia del España en el siglo XX, que fallecióhace dos años.

Su voz tiene reminiscencias de un acento francésque nunca ha perdido del todo, con un deje nasal,más acentuado el día de la entrevista por estar con-valeciente de una catarro invernal.

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Artículo solicitado por Suma en febrero de 2014 y aceptado en abril de 2014

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La Entrevista

77José Carrillo, rector

y matemáticoFRANCISCO MARTÍN CASALDERREYSECCioNES

Noviembre 2014

L

pp. 89-95

José Carrillo Menéndez Nacido en París el 2 de febrero de 1952.Estudió la licenciatura de matemáticas en París y sedoctoró en Madrid. Desde 1988 es Catedrático deMatemática Aplicada.En 2011 fue elegido rector de la UniversidadComplutense de Madrid, cargo que continuaejerciendo en la actualidad.

FrANCiSCo MArtíN CASALDErrEy

Yo nací en el 52, el 2 de febrero, en París. Estudiétoda mi carrera allí, en la Universidad Pierre et MrieCurie. Luego me vine aquí en el 76, el 21 de octubreexactamente, me acuerdo de la fecha. Fue mi se-gundo nacimiento. Esta vez, aun viniendo de París,no me trajo la cigüeña, me trajo AirFrance. Aquíhice los cursos de doctorado hasta que Haim Brezisme puso un tema para la tesis. Eso fue en el 1979.La tesis la leí en el 81, aquí, en la Universidad Com-plutense. Poco después, en 1982, saqué la plaza deprofesor adjunto y en 1988 la cátedra de Matemá-ticas Aplicadas.

Me gustaría empezar esta entrevista con la misma pregunta queles hacemos a todos los entrevistados: ¿quién te enseñó a sumar?

En casa éramos tres hermanos y mi madre jugóun papel importante en la educación de los tres.Ella nació en Barcelona y dejo de estudiar al salirde allí, en 1939. Tenía ella ese año 16 años. Hastaentonces tuvo la suerte, gracias a los esfuerzos desu madre, de estudiar en un colegio bastante bueno.Aún hoy, cuando tengo algún problema de gramá-tica le pregunto a ella, no sólo en castellano sinotambién en francés. De pequeños, los deberes loshacíamos con ella, entre otras cosas porque mi pa-dre estaba poco en casa por razones obvias. Ellaes la que nos tutelaba. Por eso creo que en lo deenseñarme a sumar probablemente fuese ella laresponsable.

Y te voy a contar una anécdota: en el colegio, cuandoentré en tercero —sí creo que fue en tercero oquizás en segundo— tocaba un día hacer divisionesy a mi se me había olvidado en el verano como sehacían; me sacaron a la pizarra y recuerdo el co-mentario de la profesora, que era nueva: pues si éstees el primero de la clase… cómo serán los demás. No sé siahora me acordaría de cómo se divide. ¿Y las raícescuadradas…? Hombre, creo que sabría encontrar elprocedimiento, pero ahora mismo, de me-moria, no me acuerdo. El otro día conmi hija me lo planteé, tiene ahora quinceaños, y de vez en cuando suspende ma-temáticas, para fastidiarme —entre risas.

Hay una cosa que me intriga, ¿a qué se debe quevarios hijos de un político tan relevante como San-tiago Carrillo se hayan dedicado a las matemáticas?

Sí mi hermano mayor, Santiago, que esprofesor en la Universidad Autónoma deMadrid y yo somos matemáticos. El otro,el pequeño, no. Él es economista. Vamosa ver, yo creo que esto se debe a la culturafrancesa. En Francia hay una cultura cien-tífica bastante potente y en la época en laque éramos estudiantes se considerabaque las matemáticas eran la llave de todo.En el liceo había varios itinerarios de loscuales dos eran de orientación científica,el C y el D. El D estaba más dirigido a lasCiencias Naturales, Biología y esas cosas.El C estaba más centrado en las matemá-ticas. En todos los aspectos la opción me-jor considerada era la C. Los alumnos quetenían más capacidad la elegían porqueera la que abría después la entrada a lasGrandes Écoles y a las mejores Universida-des. Mi hermano mayor y yo, como éra-mos buenos estudiantes, optamos por estecamino. El pequeño no es que fuese me-nos listo — yo creo que es el más listo delos tres— y quizás por eso eligió no dedi-carse a las matemáticas —entre risas.

En Francia el Liceo eran siete años. Habíaun año menos de primaria y un año másde secundaria que aquí. Se entraba a losonce años, hacíamos cuatro años de primerciclo y ahí es cuando tienes que optar poruno de los distintos itinerarios. Sé queahora las cosas han cambiado y hay másopciones que en mi época. Sé que la inge-niería ha perdido mucho peso. Los inge-nieros de las Grandes Écoles están menossolicitados que antes y ganan mucho me-nos de lo que ganaban antes… Pero enmi época era eso: si podías hacer matemá-

ticas hacías matemáticas.

Claro, Francia ha tenidouna escuela muy impor-tante de matemáticos en elXIX y también en el XX. Elmismo Brezis que me pusoel tema de tesis y me rei-

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En la época en la que yo eraestudiante de secundaria, en Francia, se consideraba que las matemáticas eran la llave de todo

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vindica como hijo, es un ejemplo. Pero enotras ramas de la matemática ha habidogente como Dieudonné y otros muchos.Resumiendo, creo que fue la componentefrancesa de nuestra educación la que hizoque mi hermano y yo nos decantáramospor las matemáticas.

tú en la época del Liceo eras un alumno brillante enclase de matemáticas, supongo.

Psss… No, no del todo. Tuve los primerosaños un profesor de matemáticas que nome gustaba nada. Por suerte, más tarde,tuve otro que era estupendo y que es elque hizo que me enamorara de las mate-máticas. Y luego, en los dos últimos años,tuve una profesora que era muy dura…Nos recortaba las notas y nos obligó a es-forzarnos mucho. La suerte es que casi to-dos sacamos buenas notas en la prueba fi-nal de bachillerato. Pero yo notas brillantesempecé a tenerlas en el segundo ciclo de lacarrera, alguna en primero también, perofundamentalmente en el segundo ciclo. Miprimer primero lo suspendí porque no fuimucho a clase. Era el año 1970 y yo mededicaba más a la militancia política que alestudio. Se estaba celebrando del Juicio deBurgos y pisé poco la universidad, tengoque reconocerlo. Luego me puse las pilas,porque para hacer los dos primero añosdisponías de un máximo de tres cursos. Elprimer ciclo o lo liquidabas en tres años onada. Total que me tuve que poner la pilas.

El primer ciclo universitario era básica-mente de matemáticas y física. Y en ma-temáticas, análisis y álgebra en esencia, eradonde se incluía todo. Los franceses nodiversifican tanto como nosotros. Yo sa-qué siempre mejores notas en la asigna-turas de física. Ese primer ciclo era con-junto para matemáticas y física, M-P,Mathèmatiques-Physique.

Entre mis compañeros tenía fama de serbueno y resolvía los problemas que nos

ponían, pero me aburría un montón. Las clases aveces eran un tostón, en aquellos anfiteatros… Éra-mos trecientos en clase. Recuerdo un alumno queno tomaba apuntes y se dedicaba a hacer punto;una bufanda larguísima…—dice riéndose—. Comohabía perdido algo de tiempo en el primer ciclo, elsegundo lo hice mucho más rápido. Acabé la licen-ciatura en tres años y medio.

¿Al volver a España e incorporarte al ambiente español, el con-traste fue muy duro?

El cambio coincidió en mi caso con un cambiovital, pasar de ser estudiante a ser profesor. Estuveun curso realizando convalidaciones y papeleos y elcurso siguiente me contrataron como profesor ayu-dante. La coincidencia de ambos cambios, el de paísy el laboral, ayudó bastante a hacerlo más llevadero.Además, era un momento político muy movido, enque yo estaba implicado, por lo tanto, fue como unmaremoto y con veinte y pocos años también éstascosas son más llevaderas.

¿y el cambio, digamos, cultural, como lo llevaste?

Yo soy hispanohablante antes que francófono, aun-que desde el colegio mi situación familiar era muypeculiar. Mi madre tenía la residencia en Francia,pero mi padre no, por lo que debíamos pasar porfranceses. Por ello en mi casa se debía hablar francés.Durante mucho tiempo tuve documentación legalfrancesa bajo el apellido Giscard. Al llegar a Españami español era manifiestamente mejorable. Inclusoahora, cuando estoy cansado, me sale un acentofrancés muy marcado.

Me faltaba además todo el vocabulario matemáticoen castellano. Oía hablar por ejemplo de un «con-junto acotado» y me preguntaba: ¿«acotado», quéquiere decir? Acotado era una palabra que no for-maba parte de mi vocabulario casero de niño, comoes natural.

y con respecto al ambiente de la Universidad, ¿qué diferenciasnotaste entre la francesa que viviste y la de aquellos primerosaños de la transición?

Mi estatus en Francia era de estudiante mientras queaquí era de profesor ayudante, integrado en un equipode investigación. La Universidad aquí era algo por

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definir, además en pleno crecimiento, se creó todoaquel grupo de PNN (profesores no numerarios)que entramos a marcha forzada. Algunos terminabanla licenciatura en junio y en septiembre se convertíanen profesores. La situación era de necesidad.

Fíjate que en los años sesenta había unos cien milestudiantes en las universidades españolas; en elochenta y tres, hay ya unos setecientos mil; en elnoventa y siete, se para el crecimiento, pero hay yacerca de un millón y medio.

Eso genera un aumento de plantilla enorme. Y, apesar de lo rápido que fue ese aumento, las cosasno se hicieron mal del todo. Yo creo que el profe-sorado, a pesar de todo lo que se dice, en su con-junto resultó ser bastante mejor que el anterior. Unprofesorado que investigaba, que sepreocupaba por la docencia y que fuecapaz de transformar la universidad.En muchos casos se formaba fuerade España y luego regresaba. Losmiembros de mi departamento hici-mos las tesis en Estados Unidos o enFrancia.

En pocos años pasamos de una universidad queno investigaba, salvo en raras excepciones que tam-poco quiero negar, a una universidad que, en parti-cular en matemáticas, hacia investigación de calidad.Se dio en esa época un salto importante que nosha llevado a la situación en la que nos encontramoshoy en cuanto a calidad. España en el ámbito ma-temático tiene escuelas importantes en varias uni-versidades.

¿y cómo se está produciendo la renovación generacional?

Eso es algo que quizás no hemos hecho muy bien.La gente de mi generación que aún no nos hemosjubilado, hemos, por una parte, actuado como tapón,pero, por otra parte, y no me refiero a mí, algunosde sus miembros continúan siendo los referentes.

Pero esto ha sucedido también en otros ámbitos, ¿no?

Sí, por ejemplo es muy claro en la política. Y tambiénen otros ámbitos, como el mundo empresarial, porejemplo…

Los nacidos en una cierta década, hemosocupado puestos de relevancia en toda lasociedad durante mucho tiempo. Es ciertoque hay jóvenes matemáticos en este paísque tienen mucho futuro y es cierto queahora hay profesores de unos cuarentaaños que quizás no puedan llegar a sercatedráticos, y no por falta de méritos,mientras que yo fui catedrático con 36.

En temas laborales estamos claramente enun momento de retroceso, que en el ám-bito de la enseñanza secundaria y univer-sitaria va a pasar factura tremenda en estepaís. Retroceso en todos los ámbitos: pre-cios públicos altísimos para los cursos uni-

versitarios, especialmentepara los postgrados, que enel caso de Madrid, respon-den, yo creo, a una políticadeliberada de favorecer alas universidades privadas.

En la medida que la ense-ñanza es un servicio pú-blico esencial para un país,

y yo creo que lo es, y me refiero a la ense-ñanza primaria, la secundaria y la superior—porque un país sin universidad es unpaís de tercera—, en esa medida, yo creoque la enseñanza en su conjunto tiene queestar sostenida con fondos públicos. Peroes muy difícil distinguir como graduar encada caso esa ayuda. En los otros niveleseducativos los ingresos son los de los pa-dres, pero en el nivel universitario las cosasno son tan fáciles. El hijo de un multimi-llonario puede estar emancipado y tenerunos ingresos bajísimos.

Las subidas de los precios de matrículasgeneran exclusión social, eso lo hemoscomprobado con números en estos últi-mos años con esos incrementos enormesque se han producido en las tasas. El re-parto justo de las becas, además, es unatarea muy complicada si no se lucha efi-cientemente contra el fraude fiscal.

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En temas laborales estamosclaramente en un momento deretroceso, que en el ámbito dela enseñanza secundaria yuniversitaria va a pasar unafactura tremenda en este país

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Cambiando de argumento, me gustaría hacerte unapregunta un poco distinta: ¿qué matemáticas nece-sita un rector? Me refiero para el ejercicio cotidianode su trabajo. Si quieres, se puede formular de otramanera: ¿De qué te sirve ser matemático para serrector de la Universidad Complutense?

Creo que sí me sirve de mucho. En estepaís hay un gran déficit que es la partici-pación de los científicos en el Gobierno.Aquí siempre se ha dado por sentado queen el Gobierno debían estar licenciadosen Derecho. Pero esto no tiene ningúnsentido. En Francia, el que en el siglo XIXalgunos científicos ocuparan puestos re-levantes en política probablemente tuvobastante que ver con el desarrollo de lasGrandes Escuelas y en el hecho de que Fran-cia fuera durante el siglo XX y aun ahoraun referente científico mundial. Creo quelos científicos con currículo se tienen quemeter también aquí en estos asuntos.

En mi caso, las matemáticas en concreto,¿para qué me sirven? Me sirven para tenercierta perspectiva, ver un modelo com-

pleto. Yo no tomo medidas al día, sino que tengoun modelo y unos objetivos a medio y largo plazo yme rijo por ellos. Así, cuando tomamos una decisión,la tomamos porque apunta a un Norte hacia el quehemos encaminado este barco. Llegaremos al puertocuando toque, dependerá del combustible del quedispongamos, pero al menos ponemos el barco mi-rando al puerto y seguimos avanzando. El puerto,¿cuál es? Pues en un momento de recortes, digamosde tormenta, preservar lo esencial para que esta uni-versidad mañana —porque el mañana llegará—pueda seguir siendo una universidad importate.

Resumiendo, la visión matemática, en paralelo conuna cierta visión política te ayudan a todo esto. Enesencia, dirigir una universidad es un problema quehay que analizar, racionalizar y resolver. Analizamosla situación económica, los parámetros académicos,y todo el resto de variables y tenemos que ver comoir enfocando todo. Es un problema para el que vienemuy bien la formación racional que te dan las ma-temáticas. Muchas veces se argumenta que tanto lalengua como las matemáticas tienen una compo-nente fundamental en la formación del individuo, y

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José Carrillo, en su despacho, antes de comenzar la entrevista. Foto FMC.

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eso es verdad. Yo aquí no aplico ecuaciones dife-renciales ni modelos no lineales, pero esta claro quesin racionalizar las cosas no se puede avanzar.

¿Cómo ves la enseñanza de las matemáticasactualmente en nuestro país?

Si analizamos, por ejemplo, los infor-mes PISA, pues no están las cosastan mal. Hablamos de centésimas dediferencia, centésimas de desviacióntípica con respecto a la media. Noestá tan mal para un país que ha te-nido que generar un sistema educa-tivo prácticamente de la nada y encima con recortes.En el franquismo la educación era para unos pocosy ahora la etapa obligatoria llega mucho más lejos yal total de la población. Por lo tanto, el nivel culturalgeneral de la población se ha elevado considerable-mente en estos treinta años. Además los mejoresalumnos de ahora son más y mejores que los de an-tes. El informe PISA realizado a la población globalde 15 años en los años sesenta hubiera dado unosresultados desastrosos. PISA marca di-ferencias de centésimas, que son im-portantes, pero no es para autoflage-larse teniendo en cuenta que nosconfrontamos con sistemas educativoscomo los de los países del Norte, quellevan atendiendo a toda la poblacióndesde hace muchos más años.

Aquí tenemos un sistema fuertementeinfluenciado por componentes ideo-lógicas y religiosas. Y esto es un de-sastre, a quién le puede caber en la ca-beza que volver para atrás, reforzandoel papel de la religión, mejorara la edu-cación. La religión es una cuestión ide-ológica que debería tener su lugar fuerade la escuela. Y a quién se le ocurreque vamos a mejorar la educación conrecortes. ¡A nadie!

Hay un discurso contra lo público tre-mendo, que en el caso de la Universidad, se puedecombatir con argumentos. Tenemos cuatro universi-dades públicas entre las 200 mejores universidades

del mundo; cuatro de cincuenta públicasen el 1% de las mejores universidades; esdecir, el 8% de nuestro sistema está en el

1% de lo mejor. Y si vamosmás allá, hay ocho entre lasquinientas mejores, es decir,el 16% del sistema univer-sitario público se sitúa en el3% de las mejores. Y yendomás allá, entre las mil me-jores hay 21 públicas y unaprivada —ahí entra la pri-mera privada.

España como país universitario es, en ca-lidad, el sexto país del mundo, y eso lodigo con datos del Ministerio.

¿A que persona te hubiera gustado entrevistar?

Me vienen enseguida algunos nombrescomo Albert Einstein o Marie Curie, enambos hay una parte de su vida que su-

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La visión matemática, enparalelo con una cierta visiónpolítica me ayudan a ser rector.En esencia dirigir unauniversidad es un problemaque hay que analizarracionalizar y resolver

Marie Curie (1867-1934)

pone una gran incógnita, quizás por des-conocimiento mío. A Marie Curie le pre-guntaría como fue capaz en unas circuns-

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tancias tan adversas, siendo además mujer,lo que seguro le supuso una traba tre-menda añadida en esos momentos, cómoaguantó y cómo fue capaz de romper losobstáculos y llegar a obtener el Nobel endos ocasiones.

Creo que, aunque escribo fatal, tengo vo-cación de escritor, y esto que me cuentasme resulta sugestivo: volver al pasado yencontrar a algunas personas a las queme hubiera gustado conocer. Así pen-sando un poco, se me ocurre tambiénque una entrevista con Karl Marx hubieraresultado interesante —risas. Igual cho-

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cábamos y seguro que muchos de sus discípuloschocaban con él también.

Otro personaje con quien me hubiera gustado hablares Paul Lafargue, el yerno de Marx y autor de ElDerecho a la Pereza.

Y por ultimo, me gustaría poder volver a hablarcon mi padre y retormar conversaciones para lasque nunca encuentras tiempo mientras son posiblesy echas de menos cuando ya no son posibles. Pensémuchas veces sentarnos varios días con una graba-dora, pero no lo llegamos a hacer nunca y es unapena.

¿Las relaciones con tu padre como fueron?

Siempre tuvimos buena relaciones. La crisis de laadolescencia ni siquiera la sufrimos porque coincidiócon el momento en que pasamos de tener identidadfalsa a usar la nuestra propia como apátridas. Pasépor tanto mi crisis de adolescencia como cómplicede mis padres. Mi padre era una persona al día,hasta el final, yo creo. Entendía los problemas quele rodeaban y nunca hubo conflicto y eso que, na-turalmente, hemos discutido mucho. Tengo que re-conocer que muchas veces me ha pasado que hediscutido con él sobre un asunto con posicionesmuy distantes y al cabo de unos meses tener quedarle la razón, porque él había analizado la situacióncon más profundidad que yo y había sacado unasconclusiones mucho más profundas.

Tras más de hora y media de conversación, la en-trevista llega a su fin. Le están esperando dos colegasrectores, con los que debe mantener una reunión.La tarea de rector, y más de una universidad comola Complutense, es un trabajo muy comprometidoy, me confiesa con una sonrisa cómplice, este ratohablando para Suma se le ha pasado volando.Paul Lafargue (1842-1911)

FrANCiSCo MArtíN CASALDErrEyIES Juan de la Cierva, Madrid

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