jos+ë arenas (libro) (1)
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FUEYE HEMBRA
(POEMAZASOS Y CANTASEXUADOS)
De la colección:
"Mandrágora Porteña"
Letristas y Poetas
de Tango
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JOSÉ ARENAS
FUEYE HEMBA (POEMAZASOS Y CANTASEXUADOS)
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JOSÉ ARENAS
Fueye Hembra. — 1a ed. milena caserola, 2014
148p. ; 14,5x20,5 cm.
De la colección: “Mandrágora Porteña”
—letristas y poetas de tango—
I.S.B.N
1. Poesía rioplatense
Contacto con el autor: [email protected]
Director de colección: Matías Mauricio
Página de escritores independientes: www.elasunto.com.ar
Todos los izquierdos están reservados, sino remítanse a la lista de li-
bros censurados en las distintas dictaduras y democracias. Por lo que
privar a alguien de quemar un libro a la luz de una fotocopiadora, es
promover la desaparición de lectores.
Arte de tapa (Lápices de colores): "El mago de la calesita"
Betina de Bernochi
Fotografía de solapa: Carlos “Chorly” Fernández
Editores: Matías Reck / Matías Mauricio
www.milenacaserola.blogspot.com
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A mis abuelos y abuelas. Que, sin saberlo,
fueron los primeros poetas que conocí.
A mis padres, a mi hermano,
a mis amigos. Todos poetas.
A Sonia D´Alessandro por el prólogo
y por enseñarme qué es ser docente.
A Matías Mauricio por el laburo como editor
y por llevarme a patadas en la poesía y el tango.
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PRÓLOGO Por Sonia D´Alessandro
ueye Hembra es el primer libro de José Arenas. Pero no
su primera incursión poética. José ya forma parte de an-
tologías y ya ha ganado premios. José ya es un poeta. Y
yo diría, de conocerlo más hablando que cantando, que es un
poeta “a diario”, con su(s) salida(s) rápidas, la broma aguda
siempre bien dispuesta y oportuna, la cita que aflora con natu-
ralidad cuando uno no la espera… O sí la espera, después de ir
conociéndolo.
José junta a la música de la guitarra (y de eso no hablo,
porque no sé) la música de las palabras. Parece que la poesía es
su objetivo. No. Me corrijo. José tal vez parte de la poesía, pero
el objetivo es liquidarla. No generarla, sino “des-generar a la
canción y al poema”, revolcándola incluso.
La base que le permite ir logrando este objetivo es el tango.
Quizá se deba a que el tango, de alguna manera, se parece a
José. Y al revés. Los dos se salen a los márgenes, buscan las ori-
llas. Nunca se quedan en el centro, ni con el centro. No les gus-
ta, ni a uno ni a otro, el canon. Ni en la vida ni en la poesía. De-
be ser difícil no hacer lo que todos esperan que uno haga. Difícil
aunque admirable (¿quién puede no admirar a los quijotes
nuestros de cada día?). Nadie espera en el mundo de hoy, en el
mundo de José, que alguien (que José) haga poesía. Él y yo es-
cuchamos a diario la consabida pregunta a los locos sueltos que
les gusta la poesía, o cualquiera de sus formas: “¿Y después? ¿De
qué vas a vivir?” Supongo que tienen razón, los sueños no se
comen. La poesía tampoco, aunque alimente. Pero igual, José pa-
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rece querer vivir, o no tener más remedio que hacerlo, del y con
el tango. Quizá, como dice en uno de los poemas, no se lo puede
sacar de encima porque “es un tango nuevo en la vereda”.
Así que el gesto subversivo es doble: por un lado, hacer lo
que no hay que hacer. Por otro, hacerlo desde el margen, eli-
giendo el tango, los temas melodramáticos, las historias míni-
mas que a algunos no les importan. Al leer el libro nos vamos a
encontrar con todo esto, que no es poco.
Fueye Hembra se nos presenta con una estructura por un
lado precisa, que agrupa en cuatro partes bien diferenciadas los
distintos poemas. Precisa, porque en cada una de ellas se pue-
den percibir claramente los motivos y temas que las animaron.
Por otro lado, algunos tópicos atraviesan todas las páginas, en
las que no falta nunca ni el amor ni el erotismo, ni el barrio, ni
la parodia (de todo y a todo, nadie ni nada se salva).
La primera parte, que da título al volumen, es la más breve.
Reúne siete poemas que casi se pueden calificar de autobiogra-
fía, bajo la forma de prosa poética, y dan cuenta de una voz líri-
ca que se va perfilando de a poco, hasta dar cuerpo y escenario
al “gorrión recién fundado” que revolotea desde el primer ver-
so hasta el último.
Si bien los poemas no están titulados, sí están numerados.
Ello constituye una guía de lectura aparentemente cronológica,
reforzada por la fuerte presencia de elementos narrativos, pre-
sentes incluso en la expectativa que se genera desde el verso
inicial, “El gorrión había sido fundado/ en la noche previa al
casamiento”, hasta la resolución en el último poema, cuando el
“gorrión recién fundado batió las alas y floreció la mañana”.
Pero aquí el tópico del pájaro-poeta se aleja de algunos ilus-
tres antecesores, transmutándose en estos versos en un gorrión
familiero, accesible, y por supuesto, cantor. Un gorrión con aires
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y espacios de familia y de cosa cotidiana, raíces de esta funda-
ción. Así, los poemas nos trasladan desde “el patio de la casa”, a
la luz “que entraba por la ventana de la cocina”, al arroyo, o a el
camino que lleva de uno a otro lugar, al almuerzo familiar.
Los tiempos son los de “la fiaca del sábado”, “la hora de la
siesta”, “una tarde de verano”, y sobre todo, el de la Abuela
Nieves que “hacía la fiesta de juntar el pasado en una canasta”.
Las reminiscencias son las protagonistas de esta parte. La Abue-
la Nieves y el abuelo Coche destacan en esta galería de persona-
jes, los abuelos, raíces del pasado, lugar desde el que se elige
empezar a fundar al gorrión, son los dadores de recuerdos, son
los que con sus manos “acomodaban el mundo y la niñez”. Se
pueden visualizar anécdotas que se adivinan reales, contadas y
cantadas por la voz del gorrión que se busca a sí mismo, hasta
recuperar el origen de su propio nacimiento. En el coro que lo
acompaña, también están los primos y las primas, las mucha-
chas y los muchachos y sus juegos en el arroyo, juegos eróticos
con algo de égloga. También juegan al amor los padres, que se
pasan ensayando al gorrión, hasta la “tarde de verano (que)
treparon a encender el sol y el calor los hizo / abrirse las ganas y
el sexo”.
La segunda sección, Un lenguaje muy raro. Con su subtítu-
lo, Poemas para hacer teatro, nos obliga a creer que están pen-
sados desde la postura dramática y la representación. La co-
hesión entre ellos existe, pero no es tan obvia, en tanto que las
voces anónimas no parecen unidas por lazos tan firmes como
los de parentesco, como en la sección anterior. Tampoco parece
haber nexos de otro tipo entre una y otra voz ni entre los espa-
cios en que se mueven. Quizá ello se deba a la propia imperso-
nalidad característica del espacio urbano. Desaparece práctica-
mente lo bucólico y se nos posiciona en un espacio más clara-
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mente citadino: ahora son los pasos por la vereda, hay “guiso
de calles y camiones”, “pedazos de barrio”, un bar, y hasta “el
apartamento en la peatonal Sarandí”.
En esta ciudad que oficia de telón de fondo, igual que los
televisores prendidos, hay una sinfonía de voces que dicen,
buscan, gritan y se presentan. Lo erótico ahora se vuelve pre-
ponderante, es la temática quizá más reiterada, en tanto frustra-
ción de seres humanos grises que no logran lo que quieren. Así,
en el primer poema, una voz femenina se quema “de perra ca-
liente / de ángel del hogar que quiere que le arranquen las alas /
y el vestido pluma a pluma y le rompan el sexo / sobre la mesa
de la cocina”, pasando por la rubia y la “morocha cómplice de
todo lo prohibido” del bar que “se van al baño / y se comen la
lengua”; se llega a la cópula misma despreciada hasta por el len-
guaje más directo y coloquial que resuelve historia de vida y
frustraciones del poeta desconocido que se queda siendo desco-
nocido, mientras, final brutal de la historia “ella coge con otro”.
En esta sección lo masculino y lo femenino empiezan a al-
ternar, como ya anuncia el título del libro: un fuelle/fueye,
hembra/poesía. Acá, él estaba transpirado y aburrido, pero al
despertarse “era una mujer con tetas de luna”, y se vuelve
“cínica, inmortal, desmedida”, además de “negra, libre, comu-
nista”, “perra inmunda”, “diosa” y “puta terraja”. Al final,
vuelve el yo masculino: “Cuando desperté / estaba metido en
un tupper / en la heladera”.
Si en este poema el sueño mediatiza (y explica) el pasaje de
un él a una ella, el poema que cierra la sección pierde lo lúdico
y presenta sin tapujos el terrible conflicto de “esta guerra de a
dos que tengo solo” (…) “porque adentro de mi carne / hay un
corazón / y adentro de mi corazón / hay rímel y lápiz de labios”
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La tercera sección también liga directamente con el espacio
escénico, ya que los Poemas que dan calambre surgen de la
idea de una performance para dos actores. En esta sección el
objeto/sujeto indiscutido es la Poesía. Y el Poeta. La poesía y el
poeta. Con mayúscula y con minúscula. Los dos (o los cuatro)
peleando entre el poeta cósmico dueño de todo (“El poeta sale
de la cáscara de la luna y cree que el mundo es suyo. / Tiene
ganas de ser mar para cogerse a la tierra todos los días”…), y el
poeta que no logra ser siquiera “charco aceitado / en la calle
Ituzaingó”. Es el poeta que deambula por la calle, “cantor no-
chero”, capaz de hacer la canción que “lleva el sol prendido en-
tre las cuerdas”, pero al que los poemas se le transforman en
“una parva de papeles bajo el brazo”, y al que se le cierran to-
das las ventanas. Las ventanas que no dejan salir al gorrión: — “Soy poeta, y quiero editar un libro — dije escupiendo un gorrión.
— Jodete – me dijo.
Y cerró la ventana.”
Por último, cierra el libro un ofrecimiento, un regalo para el
lector: Llevate estas canciones. Aquí está José Arenas pero tam-
bién todos los demás: Saúl Cosentino, Marcelo Saraceni, Walter
Larroquet, Claudia Humoller, Alan Haksten, Luciana Mocchi,
Fernando ‘Tato’ Finocchi, Jorge Alastra, Diego Bobadilla, Matías
Mauricio, Mariano Pini. Polifonía de músicas y ritmos de notas
y versos. El tango de todos ellos, y de todos nosotros.
El lenguaje se vuelve más arrabalero y no faltan los “pi-
bes”, los “labios atorrantes”, el “decime que volvés”, la mucha-
cha que se va, “tan linda”, en definitiva, “la rabia de una pena
milongueada”, el homenaje directo en las cita sin comillas: “a la
barra se le pianta un lagrimón”.
El tema amoroso sigue estando, al estilo tanguero de las
historias con final infeliz, la voz masculina que lamenta la par-
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tida de la muchacha… Pero a la vez, estos “poemas-canciones”
se salen del molde tanguero, y presentan dramas, no melodra-
mas, en que el yo suda sangre. Y la sangre sale porque cuesta.
Lo que cuesta tanto, es el tango nuevo:
Pregunto de ignorante, gran poeta
a usted que tiene años en las alas,
por qué nos cuesta tanto el tango nuevo
que hacemos con el sol de nuestras ganas
José dice que estos poemas son “andróginas del lenguaje,
hombres y mujeres trasmutados en poesía”. Quizá la inversa
también sea válida. Lo que importa es que, como el autor se
propone, este libro sea una voz “que siga llegando a algunas
voces”.
Porque José da punto a su libro, pero no a su poesía. Que es
de todos, para todos. Acá van los poemas canciones, parece
querer decir José, para que “qualquier omne que l’oya, si bien
trovar sopiere, / puede más añadir e emendar, si quisiere”. Hay
que leerlo. Porque está bien escrito. Hay que leerlo por cómo
está escrito, desde él y desde todos. Hay que leerlo para cum-
plirle el sueño a José de robarle las letras.
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CANTO FAMILIAR
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I
Todo estaba preparado desde hacía varios vuelos. El gorrión
había sido fundado en la noche previa al casamiento, y sus alas
de barro y fuego cubrían el patio de la casa.
La fiesta esperaba de azules y misterios bajo el cielo de verano y
nada. La música traía de la calle algunos tangos con sangre para
despertar el calor de las tías que guardaban la saliva vieja entre
las piernas. Todo estaba preparado desde hacía varios vuelos.
Abuela Nieves se había levantado en la mañana y tenía algunos
pájaros en la cacerola. Los había arrancado frescos de la rama
de los árboles, y ahora el guiso aleteaba de ternura. También
tenía el vino en los labios y en la mesa, las frutas secas de la pa-
ciencia y todo, puesto sobre el día. Todo estaba preparado.
Los primos corrían al sol entre el rocío y tenían el después del
alma muy lejos. La sonrisa era un corte a la muerte y allí sonaba
un violín. Más tarde irían a escucharlo.
Mi hermana trajinaba el camino hasta la casa y se llevaba el se-
men último del viento. Despertaba los ojos vivos de los varones
y reía. Después se acercaba y ayudaba a mi abuela.
Mis padres me tejían la vida detrás de los árboles mientras es-
peraban.
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Después las novias llegaron y encendieron el aire. Hubo algu-
nos cantos de bienvenida y sonó el baile hasta terminar la noche
desteñida.
El gorrión recién fundado batió las alas y floreció la mañana.
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II
Llamar a la mañana era el momento favorito de mis abuelos.
Mi abuelo, que era carpintero de obra, cortaba el cielo despacio
y el aserrín goteaba en lluvia para los campos. Envirutaba el día
de soles pequeños, migajas de madera en fuego que cuando
quedaban envueltos en la telaraña de las nubes hacían la mitad
del día. Entonces se secaba el sudor del alma y volvía a su casa
hasta la tarde.
Mi abuela esperaba el azul sobre el aire de la casa, entre la radio
y lo dorado que entraba por la ventana de la cocina. Allí se afe-
rraba a mi abuelo y pasaba a poner la mesa sobre un recuerdo,
mientras mi padre y mi tío cosían sus trabajos y sus días a lo
lejos.
Mi abuela levantaba la cacerola hirviendo y con antiguo gesto de
retrato la llevaba al patio para colar el agua y las heridas.
Mi abuelo ayudaba en el ritual, y mientras los dos creaban la
mañana y los soles entre el pasto, corría el agua lavando la pena.
Después de comer soñaban el amor en la siesta.
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III
Mis primas iban a lavar su juventud en el arroyo. Llevaban el
vestido corto y preñado de presagios. En el camino cantaban la
historia de la familia.
Las flores amarillas miraban el brillo injusto de sus piernas
cuando pasaban,
y el aire del verano se les quedaba pegado en la piel del escote
para que el sudor no les bajara hasta la locura.
Cuando llegaban al arroyo le escribían las orillas prolijamente y
se sentaban un momento a descansar del viaje. Después ponían
los pies en el agua y se descosían la niñez para que les saltara la
bravura en fuego que llevaban. Desabrochaban sus labios y su
pelo y quedaban radiantes infiernos al sol. Desnudas de ser de-
seo se ponían el arroyo encima y escapaban del calor.
Pasado un rato aparecían los muchachos de los campos que tra-
ían pájaros en la lengua y palabras filosas.
Ellas se les acercaban y les soplaban la ropa. Ellos les devoraban
el sexo y les robaban la saliva. Ellas les hacían el amor más anti-
guo y les cabalgaban el aliento hasta los árboles de la otra orilla,
que masticaban un gemido apagado de dolores rojos. Al termi-
nar, ellos se dormían y mis primas les devoraban la voz.
Después los tiraban a la corriente del arroyo y volvían cantando
a casa.
21
IV
Tuve primos raros. Mi primo mayor había nacido en el relám-
pago de sus padres y tenía el rudo carácter de una luna sin pe-
rro. Jugaba al fútbol en el secreto baldío del campo
y pateaba la noche con inteligencias cortas y rabias largas.
Mi primo, el del medio, fue un recuerdo antes de haber nacido.
Mi tía le soñó la muerte
dentro del vientre, y al despertar la sangre caliente del futuro se
había vuelto negra.
Mi primo menor era un milagro sáfico del patio. Había sido sa-
cado del capricho
de mi tío, de su semen aniñado, cuando en un miércoles de ce-
niza mi tía había
dejado su sexo sobre la mesa.
Tenía los labios rosados y escupía versos y canciones desde chi-
co. Se acomodaba las estrellas en los ojos para ver mejor y ca-
minaba hasta la casa de mis abuelos.
Cuando mi abuela lo recibía le ponía el viento en el bolsillo y le
dejaba su mejor beso en la mejilla. Sonreía y gritaba: “Llegó la
loca”.
Mi primo desprendía su vergüenza y escribía un poema sobre
el día.
22
V
Una tarde del verano vi, desde el presagio, que llegaban las
hermanas de mi madre.
Tenían un sudor amarillo en el pelo. Se habían llenado las meji-
llas de naranjas
y venían a ordeñar el jugo del mediodía.
Mis abuelos sonreían mientras se tiraban al aire cuentos de co-
cinas y fuegos artificiales.
Mi abuelo descorchó un vino y lo sirvió en copas altísimas. Casi
ni se oía el sonido
rosado del vino cayendo.
Mis padres les pedían a mis hermanas que fueran al campo y
trajeran los mejores animales para asar. Allí abuelo Coche se
ponía a la cabecera y reía mientras sus
manos acomodaban el mundo y la niñez.
La hora de la siesta caía y el aire fresco silenciaba a la familia
por un momento.
Después vendría la noche que anunciaba de a poco mi naci-
miento. Pero antes habría que seguir tejiendo sexos y rosas.
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VI
Mi abuela se peinaba la hermosura los Domingos,
cuando mi abuelo despertaba tarde y se hervían el amor y los
tallarines, en la cocina a leña se oía el crepitar de la noche que se
quemaba y en el invierno había una fuente gigante donde se
comía la fiaca de un sábado.
Mis primos venían de vez en cuando y le destejían la sonrisa,
y Abuela Nieves hacía la fiesta de juntar el pasado en una ca-
nasta, ponerlo sobre el mantel y dejar que cada uno se sirviera
un poco, entonces se nos incendiaban los ojos y los labios rojos
de ciruelas.
Una vez, el gorrión recién fundado aleteó más despacio y ella
presintió mi nacimiento. Ya faltaban algunos años, pero el aire
había traído algunos hilos de sangre caliente que sospechaban
mi nombre.
Ella lo dijo y nadie dio mucha importancia.
Años después nací yo y ella trajo cada una de las flores de mi
vida, puso los colores a la infancia sobre las alas del gorrión
y remendó las lágrimas que se me escaparon.
Un día se puso el vestido de ser memoria y pasó para siempre.
Cuando viene a verme, trae los remiendos, por las dudas.
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VII
Mis padres desordenaron el mundo antes que yo viniera.
Colgaron la ropa de la luna y primero se clavaron las palabras,
después se despintaron las bocas una a una.
Dejaron el pelo en los campos, creciendo verde y estallaron
los lunes en la madrugada.
Ensayaron muchas veces mi nacimiento, pero el gorrión recién
fundado
no aleteaba.
Una tarde de verano treparon a encender el sol y el calor los
hizo abrirse las ganas y el sexo. Se deshojaron la saliva y al aca-
bar desataron una sonrisa.
Entonces el gorrión movió las alas.
El ensayo había terminado.
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UN LENGUAJE MUY RARO
POEMAS PARA HACER TEATRO
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Yo le pedí que me llamara y no lo hizo.
Estaba aburrida de esperar sus pasos
con cada sonido apagado y oscuro que pasaba
por la vereda.
No quería que volviera a llevarse el sol en la mañana
cuando el despertador lo llamara a su trabajo
y me dejara tirada, sola, deshecha, descuartizada
de besarme y todo, todo.
No quise quedarme la mañana sin hacer el guiso
de calle y camiones que hago siempre,
cuando salgo a comprar pedazos del barrio en la feria,
mientras él se pone su traje de alardear sobre la cara.
Mientras yo me quemo de perra caliente,
de ángel del hogar que quiere que le arranquen las alas
y el vestido pluma a pluma y le rompan el sexo
sobre la mesa de la cocina.
Lo esperé hasta la noche, pero las estrellas
se cayeron del balcón entre los charcos,
y él no apareció. El teléfono sordo mudo quedó ahí,
y la puerta de calle no le abrió los brazos
para que él llegara, se sentara frente al televisor y yo,
que soy su gorrión, le llevara el mate, o un café,
o algo de mí que no rechazara con un “no” de grueso calibre.
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Así que tuve que matarlo.
Le clavé el cuchillo con el que corté el cordero de Dios
el domingo pasado. Lo deshojé de la piel, que arranqué
la voz y lo desangré celo por celo.
Con la piel hice un par de guantes para sacar
la luna de adentro del horno.
Con el ojo derecho un anillo, y con la cabeza
una maceta.
Todas las mañanas riego un helecho
y miro su última sonrisa.
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De par en par ellas se miran en el bar,
la rubia tiene un escote abismal
para cazar gorriones. Les arranca el corazoncito con alas
y los tira en cada palabra llamada olvido.
La morocha cómplice de todo lo prohibido
tiene las piernas más largas que el dolor,
y la pollera corta abre la boca del infierno
rojo para quemarse entero.
Cuando la noche avanza borracha
hasta el barranco del mostrador
y el bar se cae en la última gota de cerveza,
ellas van al baño, y se comen la lengua.
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Yo era un poeta desconocido,
ella era una cantante desconocida.
Yo tenía pocas canciones,
ella tenía fuego en la voz.
Yo tenía una guitarra nueva,
ella tenía el calor de un láser.
Yo tenía diecinueve años,
ella algunos más.
Yo tenía ojos cansados,
ella hermosas tetas.
Yo quería escribir tangos,
ella los quería cantar,
Yo tenía ganas de crecer,
ella quería que la cogiera.
Yo hice varios tangos,
ella los cantó.
Yo soy un poeta desconocido,
ella es una cantante conocida.
Ella coge con otro.
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—Digo que para que vuelva a salir el sol tenemos que hacer
el amor.
—El sol no depende del amor, depende del sistema.
—Yo estoy en contra del sistema.
—Yo también, el hijo que está en mi sangre quiere un mun-
do sin sistema.
—Si no hay sistema no hay sol.
—Hablamos de otro sistema.
—Yo creo que no.
—Yo creo que sí.
—¿Vos estás dentro del sistema?
—Sí, estoy en el centro, yo soy el sol.
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Estaba transpirado de amor,
aburrido en el departamento
de la peatonal Sarandí,
así que fumé un pedazo de sueño
y entré a ese mundo en el que entro
cuando no tengo nada que hacer,
no me toco ni escribo poesías.
Me desperté y era una mujer
con tetas de luna, y el sol me perseguía
incendiado de pasión, con los rayos
parados.
Pero yo seguía tan aburrida,
tan cansada de ser deseada,
de andar moviendo el culo de estrellas
en el cielo así que me puse a chapalear
en ese planeta pedorro y mojado que es la Tierra.
Entonces bajé y encontré a los mortales
iguales o peores, y me entró un ataque de ira;
me volví cínica, inmortal, desmedida,
marginal, sucia, con el orto enorme,
las tetas caídas, los pies sucios,
todo lo más odiado, negra, libre, comunista,
puta, todo lo peor.
Pero nada pasaba, estaba enferma.
Por mis venas corría cielo usado,
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y por más que llamaba y llamaba
los hombres no venían con las entrepiernas
en plena gloria.
Mis poros explotaron con fuegos artificiales,
mis manos se llenaron de licores rojos,
me vomité el corazón sobre la ropa,
me cagué una galaxia encima,
fui celeste, terrestre, fui pescado,
fui perra inmunda y en celo,
fui una chancha lujuriosa en el barro
y en el sexo de la tierra,
fui una diosa y una puta terraja,
el cuerpo se me revelaba,
tenía batallas con todo.
Entré en las cocinas de las viejas
que destejen la vida en los porches
de las casas,
y me hice compota,
ensalada de tomates,
fideos sin sal con calabaza hervida,
helado de limón
y sopa de rosas cortadas del jardín.
Cuando desperté
estaba metido en un tupper,
en la heladera.
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Soy un charquito en la vereda,
mi madre era un salpicón de autos en la calle
y mi padre una botella de agua mineral rota.
Mi abuela había sido gotera de canilla
y en cada gota suya entraba el mundo,
la plaza Cagancha,
el cielo de la Rambla,
Victoria Rodríguez entraba en esa gotita,
resbalosa y sin sabor.
Mi cara de espejito tiene dolores,
me pisan los perros,
las amas de casa con las chismosas
llenas de pan y frustraciones,
me pisan los oficinistas
con pasos filosos y cortitos
que me hacen arder los ojos.
Los sábados de mañana
me pisan las manos los pendejos
que salen del baile y van al liceo;
las pendejas con el rímel corrido
haasta acáaaaa
y los pibes con la misma cara
de boludos de siempre.
El sol me entibia las mejillas
y solamente soy feliz
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cuando venís vos
a reflejarte la cara
en mi corazón de agua.
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Tuve, hace tiempo, las manos encendidas con tu cuerpo,
una riestra de abejas que comía de veneno cada beso
y el ser feliz que no me daba vergüenza, porque te miraba
y el mundo importaba poco.
Se moría gente, ¿y qué? si cada mañana nacíamos vos y yo
entre el amor caliente
y en el diario cada noticia era un chiste de andar asustando.
¿Qué le importa el mundo a los que se balean a besos y tienen
el corazón mordido?
Tuvimos alguna vez la noche entera para nosotros,
y si los semáforos se ponían rojos delante del taxi,
ese color que nos llamaba hasta la cama también era nuestro.
Cuando el viento llamaba a guardar las penas del invierno, ca-
da vez que una ráfaga le cortaba la sangre a los estudiantes que
entraban a su destino en las facultades,
nosotros quemábamos los libros de saber y nos reíamos.
A veces fumando.
Teníamos cada esquina con la luna esperando,
y los amaneceres con sus soles rojos eran nuestros.
Cada calle era nuestra, y las plazas con sus viejas sentadas
en los bancos florecían para nosotros, y cada moneda
que alguien tiraba en las fuentes, nos regalaba a nosotros
el deseo, de canuto. El verano nos mentía el calor, y en cada
playa se abría el agua para dejarnos hacer el amor en paz.
Tuvimos el descuido de olvidarnos de todo.
Entonces ¿qué pasó?
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Los gordos sueñan que son flacos, palabras delgadas que caben en cualquier boca. Los flacos sueñan pasar delante de los gordos para ser el sueño imposible de alguien. Las morochas sueñan con su carne salada y sus caderas cada vez más firmes, las rubias sueñan con la piel sin celulitis que tendrán cuando sean una rosa en un florero de Miami. Las viejas sueñan que se despiertan y que las tetas les nacen como duraznos en almíbar para el postre de sus maridos. Los perros sueñan que trafican droga y que los humanos les huelen el culo en las aduanas. Los gatos sueñan sobre el tejado de zinc caliente. Las putas escriben poemas en los sueños y las poetas chupan pija por un verso. Los lindos sueñan con ser espejos y los espejos vomitan cuando los lindos los sueñan. Las lindas duermen para poder soñar y las feas sueñan que alguien duerme con ellas. Las cacatúas sueñan con la pinta de Carlos Gardel y Gardel sueña que pierde un vuelo. Los gorriones sueñan con chanchos posados en los cables de luz y los cables de luz sueñan con cerrar los ojos y no ver nada. Los ricos sueñan con tener algo y los pobres sueñan con tener sueños. La sangre sueña con quedarse quieta. Los cocodrilos sueñan ser dibujitos
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en las camisas de los conchetos. los conchetos sueñan con que haya mano dura y sus esposas, con que algún día a ellos se les ponga dura.
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Voy a maquillarme el cristal que tengo en la cara,
a pegarle una oscuridad que puede decir algo,
o no puede decir nada.
Y es que a esta hora, en este instante,
la gente se maquilla con heridas.
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Me refugio en ti, Señor,
que tienes los brazos fuertes,
el pelo rubio y la billetera
grande.
41
A veces, cuando la noche de invierno
cae como un hachazo en el monte
vengo con la posmodernidad a cuestas
hasta el silloncito frente a la estufa,
la prendo y siento que adentro
de las entrañas algo se mueve.
Pienso si es que en el estómago
tengo sangre, o palomas volando,
o perros que pelean por un hueso,
o la voz de mi abuela mascando
unas plegarias.
Prendo la tele y lleno mis ojos de verdades,
soy como la madre de mi madre,
ama de casa verde agrisada
de tragar radiación todas las tardes,
que posaba sus piernas sobre el sol
para ver más cómoda la pantalla.
Después leo poemas como loco,
o leo novelas, preferentemente
“El beso de la mujer araña”
y vuelve de nuevo ese grito,
y pienso si sirve de algo
42
esta guerra de a dos que tengo solo,
esta noche donde no nombro ni creo,
esta noción de saber que tengo miedo
y desparpajo,
pienso si servirán de algo los recuerdos
que me forman todo el día.
Tengo la sensación de no saber nada
de que todo sea como un
escupitajo de baba y nada.
Otra vez siento ese fuego,
y las frases que gritan y no oigo,
porque adentro de mi carne
hay un corazón
y adentro de mi corazón
hay rímel y lápiz de labios.
43
POEMAS QUE DAN CALAMBRE
44
El poeta sale de la cáscara de la luna y cree que el mundo
es suyo.
Tiene ganas de ser mar para cogerse a la tierra todos los días,
pero la tinta se le enreda y no llega, ni siquiera, a ser un charco
aceitado en la calle Ituzaingó.
Cuando el poeta nace, hay dos o tres semáforos que le prenden
la luz verde en los ojos, y la roja en el corazón
como una pasa de ciruela
ensangrentada.
Si el poeta crece, se le llenan los bolsillos
de amores contrariados,
de sexos mal hechos, de billeteras vacías, de ciudades grises,
de humos de risa, y algún que otro beso. Pero de todas maneras
las luces se le enredan en los dientes,
y no pueden verse con claridad
las palabras.
Si el poeta tiene adolescencia, se toca de contrabando, y el alma
niña le eyacula pensamientos encendidos, muertos de fuego.
Ensaya la lapicera cada tanto y se le vuelve la espada
para cortar el tiempo.
45
El poeta es adulto y la sangre se le espesa y oscurece. La espada
ya corta algunos versos y la saliva se le hace blanca, como
el himen de una nube.
Un día muere, y todo lo dicho se escapa por la ventana.
Se va en las canciones, en las frases de los libros,
en los hijosque cada poeta deja, en la sangre de cada disparo
en las noticias,
en el cielo cuando alguien mira y pasan las palomas.
Si alguien deja de recordarlo, el poeta se le mete en las sandalias
y le marca cada paso. Si no, queda agazapado
y espera que otro poeta lo ponga en una piedra
y la dispare contra el olvido.
46
Ellos tenían sangre en la mirada,
creían que iban a cambiar este puto mundo,
tuvieron malas ideas,
nos agredieron,
nos negaron,
nos trataron de voltear,
escupieron cada fragmento de lo bueno
y destruyeron la luz de andar ciegos que queríamos tener.
Ellos nos vinieron con ideas raras,
tenían saliva roja
y semen con sangre contaminada de corazones, tan zurdos.
Quisieron sacarnos a nosotros,
agredieron la patria,
le tocaron el culo,
la quisieron llevar por el mal camino.
Vinieron con soberbia,
trajeron el caos,
desordenaron el orden,
desprocesaron el proceso,
desprogresaron el progreso,
mancharon la moral,
rejuvenecieron el camino,
ensuciaron el alma,
atentaron el silencio,
ensordecieron el grito,
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iluminaron nuestro gris sagrado,
enrojecieron las venas que tenían sangre azul.
Se robaron la conciencia,
desataron los nudos,
mintieron,
rieron,
besaron,
se exiliaron,
escaparon,
corrieron,
pintaron,
parieron,
soñaron,
amaron.
Y por algo se los llevaron.
48
Me dijeron que repito una fórmula en mis poemas,
que repito el viento, que repito el sur,
que repito esa manía de cantar con la voz escupida.
Repito la idea de hacer obras de teatro,
quiero ser actor, ponerme otra vida en la cara
y ganar algo, parecer otra cosa, esto que soy no me gusta.
Repito mis pensamientos: pienso que mis compañeros
escriben muy mal, y yo mucho mejor.
Sorete.
Repito la sangre espesa, el sol de lata,
la noche de goma eva,
las estrellas escapadas,
las nubes de espuma de afeitar,
repito querer inventar algo, mentir,
decir que esto no vale nada.
Repito el poema como forma de ser inmortal.
Me dijeron que repito una fórmula en mis poemas;
repito el capricho de pensar en Camila.
49
POEMA ESCRITO PARA “LETANÍA DEL VENDEDOR” DE JORGE
ALASTRA
Vendo señora, estos ojos cansados,
se me gastaron de ver pasar el viento.
Le dejo un buen precio porque no son celestes
y estos ojos marrones no valen tanto.
Aquí le ofrezco señor este viaje en bondi
escuchando mi voz quebrada de cantor nochero.
Tuve una guitarra mágica de acordes rojos
pero ahora me acompaña esta lira de andar penando.
Vengo a vender una luna de lata que me han dado
los pescadores de ciudad vieja.
Esa luna de gitanos que se guarda en una lágrima
y yo aquí, dama, caballero, se la dejo regalada.
Con el permiso del señor guarda,
que me presta las alas un momento,
vengo a ofrecerles un minuto de poesía, le regalo, joven,
estos versos que corté de los árboles de los jardines de Colón.
Éstos rojos que ve aquí me los saqué de las venas, son más caros
porque han dolido más.
Y a usted señorita, vengo a venderle esa canción
que nace en la mañana
que lleva el color del sol prendido entre las cuerdas.
Le dejo mis labios, de paso. No les ponga precio.
Son a voluntad.
50
Fui a la editorial con una parva de papeles
bajo el brazo.
Tenían manchas de sangre, porque a veces me corto
dedazos del corazón cuando se me acaba la tinta.
La tinta es más cara que mi sangre.
Fui a la editorial con los poemas que había hecho,
unos doscientos cigarros de marihuana
gastados en no pensar en algunos besos
y en las piernas de Camila. Pendeja mágica.
Golpeé la puerta de la editorial con esa nube
gris abajo del brazo. El editor sacó la cabeza
por una ventana en el costado derecho de la pared.
— ¿Qué querés? me estaba yendo a casa – dijo
— Soy poeta, y quiero editar un libro – dije escupiendo un go-
rrión.
— Jodete – me dijo.
Y cerró la ventana.
51
Dos locos miran para adentro en un cuarto oscuro,
uno de ellos toca la guitarra como un grillo,
el otro es la guitarra.
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53
LLEVATE ESTAS CANCIONES
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BANDONEÓN DE FUEGO (Tango) Música: Saúl Cosentino
Para Rubén Juárez
Qué coraje de guerrero entanguecido
te pinto la voz de un fueye entre las alas,
y te hizo de palabras una orgía
con la rabia de una pena milongueada.
Con los años me encendiste la esperanza
y acunaste con tus tangos mi semilla,
amasando una poesía rante y pobre,
desde el lado más oscuro de la orilla.
Bandoneón de luz y fuego
que te baila entre las manos,
y con fuerza de tormenta
va creando nuevos pasos.
Bandoneón de piel atorra,
hippie de la voz en negro,
trovador mirando al sur
con el barrilete fiero.
Negro Juárez gigantesco
al calor de la barriada.
contame una historia nueva,
negro, vos que tenés labia.
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Qué coraje de guerrero entanguecido
hizo fiel a las diabluras de tus manos,
que zapando el bandoneón como una luna
vio el amor con la ternura de tus tangos.
Qué poder pintó la cruz de tu mirada
que a la barra se le pianta un lagrimón,
cuando ve brillar un beso hecho de luces
y es Eladia que te está cuidando el sol.
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CARTA EN TANGO A ROBERTO DÍAZ (Tango) Música: Saúl Cosentino
Estoy parado al borde del olvido,
mirándome las alas embarradas.
He peleado, como puedo, con el brillo
del jazmín que busca el fuego en la mañana.
Pregunto a usted, poeta y compañero,
por qué hay quien nos prohíbe repecharla
si aún tenemos tangos en la tinta
y no se ha marchitado la esperanza.
Por qué, con el rencor entre los dientes,
hay quienes nos prohíben los poemas
diciendo que son viejos estos sueños
que nadan como un grito en las arterias.
No saben que nosotros como tantos,
crecemos con la fe de rabia y cielo,
no ven que nos morimos sin el barrio
que aplastan con palabras de cemento.
Nosotros que peleamos con cien fuegos
prendidos en la sangre de los labios,
tenemos quien nos tira a perdedores
arriándonos al lado del fracaso.
58
Pregunto de ignorante, gran poeta,
a usted que tiene años en las alas,
por qué nos cuesta tanto el tango nuevo
qué hacemos con el sol de nuestras ganas.
Espero prontamente una esperanza
a modo de respuesta y me despido,
pero antes aseguro sin dudarlo
que nunca habitaremos el olvido,
Que somos por tangueros peleadores
eternos caminante de la espera,
si el tiempo desafía nuestros pasos
seremos doctorados en quimeras.
59
CUANDO VOLABA A TU CASA (Tango) Música: Marcelo Saracei
No pude ser las alas de un gorrión
ayer cuando volaba hasta tu casa.
Me vi en la mezcla viva de una orgía
de risas y saliva en la mañana.
Te hice un corazón en el camino
con restos de un amor que me quedaba
flotando en la pobreza del bolsillo
entre caricias, besos y guiñadas.
Y estoy aquí llegando hasta tus ojos
con un ramo de sol en las pestañas.
Volviéndome canción de letra y rosa,
haciéndole el amor a tu mirada.
Vos ya sabés amor que yo soy reo,
que soy un tango nuevo en la vereda,
que soy un soñador hecho de cielo
y que mi corazón siempre te espera.
Yo tengo para vos mi beso pibe,
el filo de mis labios atorrantes,
mis lágrimas guardadas por las dudas
y la fiesta desnuda de mi voz.
60
No pude controlar mi beso en flor
ayer cuando volaba hasta tu casa
y me bañé sin ropa en tus mejillas
y me dormí en el mapa de tu cama.
Perdí toda mi luna en el camino,
dejé toda su harina por la calle,
bailando en una esquina de tu sueño,
corriendo una esperanza por el aire.
Y estoy aquí tomándome tu boca
con una flor de ganas en la mano.
Viviéndote de amor y verso en celo
haciéndote el amor sobre este tango.
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DE SOLEDAD (Tango) Música: Walter Larroquet
Solo…
Detrás del miedo,
al sur y solo…
Ya no hay teléfonos
ni agendas, no hay despedidas
y no hay besos
para los labios
de un adiós…
Solo…
Colgado de la madrugada,
acurrucado entre la noche
como quien duerme
en el olvido.
Solo,
¿por qué te espero y estoy solo?
Si en esta espera no vendrás
y mi locura se murió
de soledad.
La calle espera que tus pasos
en un compás de bienvenida
pongan las notas del regreso
a una canción que no está escrita.
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Pero el silencio es un presagio
de una locura y una herida
que en sigilosa procesión
mezclan un llanto con mi voz.
Solo…
Después de todo
ya estoy solo…
En el infierno de
la espera, no queda el tono
de los sueños
en este invierno
de los dos…
Solo…
Solo esperando la mañana,
desperdiciando mi esperanza
como quien busca
lo perdido.
Solo…
¿Por qué te invento y estoy solo?
Si en esta espera no vendrás
y mi locura se apagó
de soledad.
63
DECIME QUE VOLVÉS (Vals) Música: Saúl Cosentino
Tu voz tenía el miedo azul del desengaño,
mis ojos la tristeza de abandonar tu piel.
Después de los abrazos manchados con la noche
nos dimos los puñales fatales del “después”.
Marcándonos la luna con sangre en cada beso
mentimos esperanzas jurándonos volver,
sabiendo que rondaba el filo del silencio
y que nuestra distancia secaba nuestra sed.
“No te olvides de mí”, esa frase otra vez
volaba en un responso de estación.
“Ahora que te vas, decime que volvés”
trampeamos ilusiones al destino.
Quedábamos los dos mirando destejer
la tarde en nuestros ojos y el olvido.
Qué fácil fue volar, qué bravo que es volver,
si aún ronda el adiós sobre la piel.
El cielo se apagaba tirándonos la culpa
de hacernos imposible la risa una vez más,
todo era tan sencillo que nunca lo notamos
poniendo inútilmente los sueños a esperar.
Dijimos que la muerte de no tenernos cerca
sería un espejismo lejano del azar,
usamos las caretas que entonces nos salvaron
y ciegos nos clavamos las notas del final.
64
DECIME, NENA (Milonga) Música: José Arenas
Ay, nenita del alba, ¿quién no te quiere,
con tu solcito de azares en el corpiño?
Si hasta mi sombra rea por vos se muere
y está prendida, toda, a tu cariño.
Viajo hecho de ternuras por tus caderas
desatando los nudos de tu vergüenza.
Con el rubor al hombro y una sonrisa
marco besos calientes en tu impaciencia.
Decime, nena canyengue,
¿qué Dios malandra
puso gotas de luna
sobre tu espalda?
Y la patota de brillos
que hay en tus piernas
me dinamita las flores
de las arterias… ay!
Muñequita de noches, ¿qué te parece?
Hay una fiesta de luces bajo tu ropa.
un Lucifer de fuego hay en tus besos
que enciende un manicomio sobre mi boca.
65
Vuelo en clave de locura hacia tu aliento
con un aire picante entre los dedos.
Llevo un ramo de antojos y flores nuevas
y se desbandan mis manos de piel en guerra.
Decime, nena de fuego,
si tu cintura
no es milagro, o invento,
de mi locura.
Y el batallón de ternura
que hay en tu pecho
es el pecado más lindo
que inventa el cielo…
Decime, nena del alba,
¿quién no te quiere?...
66
EL PEREGRINO (Tango) Música: José Arenas
A Hugo Enrique Salerno
¿Lo viste al Peregrino en Buenos Aires?
Quijote que anda en bondi, soñador,
trajeado con pedazos de vereda,
llevando en el ojal su corazón.
Parece que sus manos son dos luces
que abrazan la poesía con amor,
y tiene un lunfardario en la garganta
que inventa mundos nuevos
con barrios de alegría y de canción.
Sus tangos tienen fuegos de ternura
y niños correteando en cada verso.
En cada milonguita una locura
florece con poetas de otros tiempos.
Y hay niñas con ojazos de peceras
que vuelan con la piel de milongón
preñadas de más letras y milagros,
te asaltan y te dan un alegrón.
¿Lo viste al Peregrino entre nostalgias?
Cargando su pobreza de Señor,
tomando un vino dulce con la luna,
llorando en el pañuelo de un adiós.
67
Parece que en las noches de poesía
se mata por lograr una pasión
y luego resucita en mariposas
con alas juveniles
y brillos inmaduros de licor.
68
LA SIESTA (Vals) Música: Marcelo Saraceni
Para que recuerdes el sol de la siesta te dejo un acorde de pájaros tristes,
las tardes movidas de algunos veranos y un verso escondido en las cosas de ayer.
Dejé mis pañuelos de luz en tu cama mirando hacia el día que nos conocimos.
Como no quería morirme en tus labios no quise llevarme tus besos conmigo.
Me llevo la noche poblada de azules,
junto con el gesto de nuestras mañanas, y en el destejido rubor de la almohada
dejo unas monedas de cielo y carmín. Me llevo la luna anidada en mis manos,
tu sueño y mi adiós encendido en la siesta. No quiero quedarme colgado en tu llanto...
Perdón si es cobarde, no voy a volver.
No quise quebrar los recuerdos felices así que traté de guardar el silencio.
Dejé unas palabras cansadas y tibias pegadas al brillo y al cielo de ayer.
Dejé mi tristeza incendiada en tu cuerpo, mi amor y mis sueños se quedan contigo.
Me voy alejando de vos a la angustia y al sol de la tarde quemando el olvido.
69
MONTEVIDEANA TRISTE (Tango) Música: Marcelo Saraceni
Una vez más…
Se va mi muñequita
hacia el final.
Vestida de nostalgia y de metal,
se va encendida sin después
cuidándose las ganas de volar.
De tanto andar…
Se va y no puede irse
sin llorar.
Se nubla en cada paso y al rimar
mi muerte, el horizonte y el adiós
se ve que hay que ayudarla a caminar
y a no volver.
Que la guíe el desamor hacia la noche,
si quiere irse que vaya sabiamente.
Que saque en cada paso un llanto limpio,
si al fin llorar es conocer que hay un camino.
Recuerdos, déjenla que siga,
se va tan niña y confundida… Quiere irse…
No le recuerden que la quiero, por favor,
si se lastima al irse al sur de lo que amé,
ayudenlá a volverse ausencia
que yo, muriéndome de pie,
la espero aquí.
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Allá se va…
Tan linda y tan gorriona
se me va,
y lleva mis delirios en su andar.
Se lleva el día entre su piel
cuidándole las ganas de volar.
A qué lugar
se va con tantas ganas
de llorar…
Se lleva mi alegrón de despertar
colgado en un ojal del pantalón.
la miro con su paso de puñal…
Y ya se fue.
71
NANA DEL RÍO DE LA PLATA (Milonga) Música: José Arenas
Duérmete mi río
labios de ciudad.
Llevo en mis entrañas
tu sueño de mar.
Yo soy el grito niño
que hiciste en tus orillas,
un pétalo rebelde
en flores de ceniza.
De espuma de tristeza
nací, gaucho y cantor,
y tuve de angelitos
un “Beatle” y un gorrión.
Duérmete mi río
que ya nazco yo,
y mi parto viene
de marrón y sol.
Naciste entre mis manos
un día en que mil brujas
hervían en sus pechos
un tiempo de humo y lluvia,
de leche de domingo
y vino de rubor,
la cuna de un boliche,
tu llanto encurdeló.
72
Duérmete mi río
sobre el mostrador,
que una musa yira
canta para vos.
Tu azul creció despacio
sabiendo de diabluras,
te hiciste mozo y guapo
a fuerza de locuras.
llevaste en tu cintura
el fuego de una voz.
Tus minas fueron murgas,
tu hermano, un payador.
Duérmete mi río,
toro de agua y sal,
que en tus soledades
viene una ciudad.
Y yo nací de golpe,
de un hueco de guitarra
llevando con ternura
tus gotas en mis alas.
¡Qué loco que me hiciste
saliendo de tu amor!
Si yo salí de prepo
tan lindo como vos.
Duérmete mi río
labios de ciudad.
Llevo en mis entrañas
tu sueño de mar.
73
PERDÓN (Tango) Música: Claudia Humoller
Perdón por las palabras silenciosas que anido con el filo de mis labios,
no tengo más que otoño en la memoria y patotas milongueras de fracasos.
No puedo más que ser como un fantasma, silencio atroz de noche y de llovizna.
Soy como una promesa del pasado, la ausencia de un retrato que te mira.
El miedo es como el pan de mi nostalgia,
no puedo sostenerme a tu costado. Tu nombre es en mi boca una tormenta
que quema el sur azul de mi ilusión. Soy una lágrima de ayer,
la sensación de un “ya pasó”. Vine a buscarme entre tu piel
y ya no estoy.
No quiero arrebatarte la tristeza, no quiero ser motivo de tus pasos,
mi amor le tiene miedo al desatino y sus alas me imaginan en tus brazos.
El pájaro con miedo de mis ojos anida en los compases de tus manos.
Se acerca mi tristeza hasta tu nombre, se enciende la guarida de mis años.
74
QUÉ LE PASA A LA CIUDAD (Tango) Música: Alan Haksten
Qué le pasa a la ciudad que no me mira,
que me deja hecho pedazos en el suelo,
y se escapa despacito rumbo al río
despeinando mis heridas y mis sueños.
Qué le pasa a la ciudad que está llorando,
y ha olvidado su esperanza y su futuro
cuando vuelve de trasnoche por la calle
en un bondi o el asiento de algún auto.
Qué le pasa a la ciudad que ya no ríe,
qué le pasa a mi ciudad que está llorando.
Qué golpe de tristeza y soledad
te hizo este agujero sobre el pecho,
haciéndote sangrar cemento y cal
tapándote los ojos y los años.
Qué espanto nos dejó este gris fatal
corriéndote en el humo y en el llanto.
Lamento de mujer y de ciudad,
llovizna de pobreza entre las manos.
Qué le pasa a la ciudad que tiene hambre
porque no le alcanza el mango que se gana
levantándose a la calle y a los días
bien temprano cuando arranca la mañana.
75
Qué le pasa a esta ciudad que no la encuentro
que se escapa ante mis ojos en la noche.
Tiene olor a marihuana y a locura
su silueta y su bondad de mina en celo.
Qué le pasa a mi ciudad, me está esquivando.
qué le pasa a esta ciudad que no la encuentro.
Qué golpe de tristeza y soledad
te hizo este agujero sobre el pecho,
haciéndote sangrar cemento y cal
tapándote los ojos y los años.
Qué fantasma gritó el “no” de tu mirada
negándome en el humo y en el llanto.
Lamento de mujer y de ciudad,
llovizna de tristeza entre mis manos.
76
SI ME ESCUCHARAS (Rock) Música: Luciana Mocchi
Si me escucharas cuando trepo por tu sueño
con la mirada hecha pedazos al besarte, tatuando un beso en la guarida de tus labios
y mi guitarra voladora por la calle.
Si me miraras con las alas desteñidas, fumando el humo peligroso de tu arte, verías lágrimas de sal y de cerveza
prendidas fuego entre tus manos y la tarde.
Y vos querés lo que no tengo siempre nuevo. Querés mi piel en un abrigo y mis canciones,
pintás tu boca con mi sangre en una rosa, vendés mi sol en varias cuotas con recargo.
Si me escucharas cuando corro por tu espalda,
(una bandera roja y negra al despertarte.) Cuando camino tu sudor de madrugada hecho relámpago de llanto por mirarte.
Si me encontraras en tu cama por la noche
buscando besos descosidos en la almohada. Verías mi fuerza hecha pedazos en tus manos,
cuerdas de acero enredándose en el alma.
Querés armarme la cabeza entre tus días, hacer mi cielo de carbón y rímel bravo,
pintarme idiota en la ciudad entristecida, hacer un láser con el fuego de mi voz.
77
UNA PALOMA PORTEÑA (Canción) Música: Marcelo Saraceni
Llegaba de casualidad
y se encontraba en la ciudad
con un adiós, y con el fin de su niñez.
Sabía mentirles por detrás,
risa de azul y miel con sal,
a los muñecos y a la piel. Nena fatal.
Lloró una vez y nunca más
cuando en un bar, a plena luz de los demás,
se ahogó en un té sin endulzar
y un viejo Dandy le clavó una soledad.
Él se llamaba Decepción,
tenía sólo un tango al sur,
que le quedó al rematar toda su edad.
Vivía en la calle del temor,
y los domingos con el sol
salía del brazo gris de su tranquilidad.
Sonrió una vez y siete, no
cuando olvidó mirar el día y aletear.
Las plumas grises sin usar,
y la llovizna de una vida en soledad.
78
Ella le dijo: Tengo un beso y una guerra,
para escaparnos y empezar a iluminar.
Él se incendió de escandalosa juventud,
le dio la mano y la promesa de volar.
Una vergüenza de vivir en libertad
se les colaba algunas veces en el sueño.
Una alegría pequeña,
una paloma porteña
y la dulzura de aquel
“nunca más”.
Todos manchados de ser par
tienen las ganas de parir felicidad
flameando azul de piel en piel
Y con su barco de aserrín
naufragan una y otra vez
en la sonrisa de esquivar la decepción.
Si los llegás a ver ahí
donde se prende el alba nueva en la ciudad,
no preguntes a dónde van
llevándose la luz del día en el ojal.
79
VALS DEL 95 (Vals) Música: Fernando “Tato” Finocchi
¿Te acordás de esa tarde en tu esquina?
Mis labios temblando y tus besos de miel.
La calle que se iba siguiendo tus pasos,
los jeans apretados, mis sueños de ayer.
¿Te acordás? Tu alegría en mi lengua,
el gustito picante en la flor de tu piel,
una fiesta de mimos prendida en tus manos,
mis alas de pibe… Y el miedo a crecer.
Esta canción…
Se la canto con cariño a tu nostalgia
cuando se apaga un día más sobre tus ojos
y los recuerdos se nos trepan al atril.
mi corazón…
Valsea en vos, así vestido de pasado,
se sienta al piano a componer la soledad
y pone notas en lo que hoy ya no está más.
¿Te acordás? Mis primeros poemas,
mis ojos absortos brillando por vos,
tus ojos llorosos diciendo “te extraño”,
el amor que nacía. bulín de los dos.
¡Qué estrellitas mojando el recuerdo!
Si al final no crecimos, seguimos igual.
Una fiesta de mimos se enciende en mis besos,
mirando tus ojos hoy puedo volar.
80
Esta canción…
Se la canto con cariño a tu nostalgia
cuando se peina con gomina nuestro tiempo
y los recuerdos se nos trepan al atril.
Mi corazón…
Valsea en vos naciendo entero y luminoso,
se sienta al piano con la voz de nuestro amor
y teje notas que bailamos vos y yo.
81
VIRGEN DE LA BOHEMIA (Canción) Música: José Arenas
Te canto con mi voz de siete incendios
pidiéndote que ruegues por mis versos,
por mí que soy un reo de dos puntas
que duerme en el canasto de tus huesos.
Te pido que rogués por mis caprichos
que son la luz en flor de mi bohemia,
mi noche y mi pobreza con gatillo,
mis labios endulzados de tristeza.
Virgen del fuego azul y vagabundo,
milagro enmujerado de bohemia,
rogá por el diablito hecho de sueños
que tengo navegando en las arterias.
Rogá por mí, que creo en el fracaso,
que creo en el delirio de estar vivo,
que creo en la trasnoche enamorada
que tengo el credo fiel de los bandidos.
Te canto con la voz llena de miedos
pidiendo que me tengas en tus brazos,
que cuides de mi sangre limosnera
llenita de galaxias y sopapos.
Rogá por mí que heredo los piropos
que tiran las palomas y los curdas,
que heredo de la calle las auroras
de nafta, entre sus charcos de ternura.
82
LA VI PASAR (Reggae Ska) Música: Diego Bobadilla
La vi pasar ayer, y una vez más esta mañana,
vos no sabés que beso en flor se me escapó
y le llegó como un gorrión en un disparo.
No pude contener mi brillo azul cuando la vi…
Fue enloquecer a la emoción verla otra vez,
ay no sabés! de la locura que inventé
cuando creí que su mirada me pintaba a mí,
y con mi pobreza al hombro sin temor le hablé.
Fulana mía que pasás, tomá la rosa de mi voz
que tengo un trueno en las arterias porque estás.
Vengo del sur con mi canción, un beso roto y un violín
para inventarnos una fiesta en la ciudad.
Yo soy un reo que trepó al sol por verte y acá está
perdiendo el juicio por la forma de tus jeans.
Este piropo que ahora invento es para vos
que sos un circo móvil avivándome el amor.
La vi pasar ayer, y una vez más esta mañana,
si mi suspiro de bohemio la siguió
y se posó sobre sus ojos encantados.
Brillé con mi tristeza tan en flor al verme así…
Yo se que el viento va a decirme que se fue,
que se voló con mi zorzal de eternidad.
Pero mi piel saldrá a buscarla con su luz de fe
para borrar su mueca y su dolor de soledad.
83
UNA PARED (Canción)
Letra: José Arenas / Jorge Alastra
Música: Jorge Alastra
Hay una pared
hecha con arena del ayer
un ladrillo es un pasaje,
un tramo de tu piel.
Y se desmorona, pierde pie
y los pensamientos
y también, todo lo que fuiste ya no es.
Y tu carta maga mira y ve
y lo que yo quise
ya se fue, todo lo que fuiste lo olvidé.
Hay una pared
entre los escombros del ayer
tu sonido es
un disparo amargo de perder.
Hay una pared
hecha con arenas del ayer.
84
LA CALLE DE TU PIEL (Milongón) Letra: José Arenas / Mariano Pini
Música: José Arenas
Cuando estalla la luna en su cascada ronda un ala de vos en este olvido,
se parece a una rosa enamorada tu sonrisa gateando en el camino…
Si es que vuelve tu sangre en cada paso
yo te entrego la sal de mis costillas soy el sueño de un Adán atormentado
que te espera perdido en las esquinas… La calle de tu piel va al imposible,
lo saben los abismos de mis manos, de noche están los lobos que me siguen
mordiéndome tu sol en un costado… Ahora que me alumbra en las esquinas
la infancia de tus ojos como un gato, la calle de tu piel está en mi herida
llegando hasta la entraña de mi barrio.
Cada vez que se abren los suburbios de lo eterno que una vez nos prometimos, hay un aire de invierno y de llovizna
que se clava entre mis labios como un grito
En el agua que corre en las veredas van los días de solearnos lo que fuimos.
Esta noche hay un fantasma de memoria que me hacer recordar que ya no existo.
85
MUÑECA AZUL (Tango) Letra: José Arenas / Matías Mauricio
Música: Eduardo y Nicolás Guerschberg
Ya no quiero el desconcierto de este canto
que lastima con tu voz de siete infiernos.
Ya no quiero tus reproches de antemano,
ni tus lágrimas sangrando por el suelo.
Yo quisiera que me embrujes la mirada,
que escapemos de este oscuro laberinto,
de estos besos de domingo con ventanas
que al cerrarlas siempre dejan gusto a frío.
Pero ¿dónde estás Muñeca Azul?
en qué rincón del Sur sentí que te perdía.
¿Dónde estarás llamándome…?
abriéndome un dolor de vidrio por la herida.
¿Dónde estoy yo? Si acaso al fin,
en el confín de tu canción
se me ha perdido
el incendiar del corazón.
Yo quería ser tu santo y tu demonio,
amarrarme a los cimientos de tu cuerpo
floreciendo en los zaguanes de tus ojos
una selva de caricias y deseos.
En la orilla de tu amor con precipicio
te dejé mi corazón de enamorado
para ver si en las delicias de tu boca
se veía el brillo tenue de un milagro.
86
ÍNDICE
Prólogo por Laura Acebal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
– CANTO FAMILIAR –
I. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
II. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
III. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
IV. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .38
VI. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .42
VII. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .46
– UN LENGUAJE MUY RARO – (POEMAS PARA HACER TEATRO)
Yo le pedí que me llamara. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
De par en par. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Yo era un poeta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Digo que para que vuelva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Estaba transpirado de amor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Soy un charquito en la vereda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Tuve hace tiempo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Los gordos sueñan. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Voy a maquillarme. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Me refugio en ti, Señor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .84
A veces, cuando la noche. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .87
87
– POEMAS QUE DAN CALAMBRE –
El poeta sale de la cáscara. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Ellos tenían sangre en la mirada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Me dijeron que repito una fórmula. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Poema escrito para “Letanía del vendedor” de Jorge Alastra. 92
Fui a la editorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .101
Dos locos miran para adentro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .105
– LLEVATE ESTAS CANCIONES –
Bandoneón de fuego. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Carta en tango a Roberto Díaz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Cuando volaba a tu casa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
De soledad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Decime que volvés. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
Decime, nena. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
El Peregrino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
La siesta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
Montevideana Triste. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Nana del Río de la Plata. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
Perdón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Qué le pasa a la ciudad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Si me escucharas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Una paloma porteña. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .120
Vals del 95. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Virgen de la bohemia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
Una pared. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
La calle de tu piel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Muñeca azul. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Canción de ayer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
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Milena Caserola )Buenos Aires-Milena Berlin-Milena Paris(
Co-ediciones )el asunto( - Eloisa Cartonera - MDG nulú bonsái - Cospel - No hay vergüenza ediciones
Leer y psicoanalizar - Jakembó - Felicita Cartonera.
POP BIZARRA (7) Emiliano Correia, La Fórmula de la fantasía, Milena, 2007. Sebastián Matías Oliveira, Presente Gourmet, Milena, 2007. Mariano Quiroga, Canciones, Milena Caserola, 2007. Andrés Kilstein, Moloko Vellocet, Milena Caserola, 2007. Mayra Jazmín Lucio, Amanecer Oscuro, Milena, 2008. Silvana Gangi, Lorena, Milena Caserola, 2008 Esteban Yañez, Sonria, Milena Caserola, 2008.
ARTE (10) Christian D. Marelli, Políticamente In Correcto, Milena, 2007. Sebastián Kirzner, Axiomas Nocturnos, Ilust.: Chelo Candia, 2008. Madame Barfly - Muertita dibujante, Sorbos de locura, Milena, 2009. Espino – Riera, Los síntomas del mono, Milena, 2009. Nico Pesin, Grabados / Engravings, Milena Caserola 2009. Francisco Ocampo, En Helsinki, Ilust.: Lino Divas, Milena, 2009. Ojo Canibal, Libro Caset, Milena Caserola, 2010 Luis Alberto “Merluza” Juárez, Vicente Nario, Milena, 2010 Christian D. Marelli, Materia Gris, Milena Caserola, 2010 Mariángeles Taroni, Escama-mascara-mente, Milena, 2011
POESÍA POESÍA (39) Miguel Ángel Peñarrieta, La voz del coagulo espera, 2006. Sebastián Matías Oliveira, Todo texto debe autovalerse. Mariano Quiroga, formas de morir, Milena Caserola, 2008. Emanuel Alegre, Cuaderno de apuntes, Milena Caserola, 2007. Adrián Bechelli, Poemas para volver a mí, Milena, 2008. Juan Xiet, Metástasis, Milena Caserola, 2008. Javier Leal, Bitácora de un tiempo, Milena Caserola, 2008. María Adelina Cammarano, Ego Fusión, Milena, 2008. Maru Paii, este viento que pedalea por mí, Milena, 2008. Ioshua, Peq. antología de poemas contemporáneos, Milena, 2008. Favio Gabriel Kobielusz, Free Shop, Milena Caserola, 2009 Grau Hertt, La otra campaña, Nulú Bonsái, Milena, 2009. Iván Quiroga, La violencia de los pájaros, Milena, 2009. Juan Senach García, La Noche líquida, Milena Caserola, 2009. Leonor Farías, La hembra, Milena Caserola, 2009. Luciana Siguelboim, la prologal, Milena Caserola, 2009. Patricia González López, Indecible, Milena Caserola, 2009. Sofía Luppino, masticándoME, Milena Caserola, 2009. Stella Maris López, Vivencias, Milena Caserola, 2009. Agustín Romero, Palabrazos, Milena Caserola, 2009.
90
Marcos Lizenberg, Luz de Giro, Milena Caserola, 2009. Héctor Ramón Cuenya, Gore, Milena Caserola, 2009. <Elih.anna García>, Azules Manzanas, Milena Caserola, 2010 Mariela Pacin, El amor es la guerra, Milena Caserola, 2010 Ariel Presti, Poesía Completa, Milena Caserola, 2010 Marat, el infanticida imaginario, Milena Caserola, 2010 Agustín Marcenaro, El bardo de Bubón. Milena, 2010 Juan Ignacio Barragán Fuentes, El libro celeste, Milena, 2010 Juan Ignacio Barragán Fuentes, Poseído, Milena, 2010 Héctor Ramón Cuenya, Dolce Vita, Milena Caserola, 2010. Roberto Riera, De oreja a oreja, Milena Caserola, 2010. Silvina Nellar, Sexo, dolor y psiquiatras, Milena Caserola, 2010. Sol Fantin, Un meteorito puede acabar con el planeta esta misma noche, Milena Caserola, 2011. Andrés Boiero, Texas, Milena Caserola, 2011. Ad Lihn Fand, Embustero, Milena Caserola, 2011. Sofia Lino, Apología a Don Nadie, Milena Caserola, 2011. Teodoro P. Lecman, Villa Pueyrredón y otras ausencias, Milena, 2011. Sol Fantin, Decime que soy linda, Milena Caserola, 2011. Ariel Prat, Curiosidad y azar, Milena Caserola, 2011.
REY LARVA (8) Pecado y Perdón, Milena Caserola, 2008 Milagro Eterno, Milena Caserola, 2008. Las puertas del viento, Milena Caserola, 2008 Días de vos, Milena Caserola, 2009 Trash, Grau Hertt – Rey Larva Nulú Bonsái, Milena, 2009. El árbol del sueño, Ix am – Rey Larva, Nulú, )el asunto(, Milena, 2009. Sonido Interior, Eric Thiemer – Rey Larva, Milena, 2010. Porque sí, Pablo Strucchi – Rey Larva, )el asunto(, Milena, 2010.
CUENTO - MICROCUENTO - NOVELA (17) Merluza, Cuentos, 2º ed., Milena Caserola, 2007. Nicolás Reffray, Del amor y otros atropellos, Milena, 2008. Nicolás R. Correa, Engranajes de sangre, Milena Caserola, 2008. Enrique del Acebo Ibáñez, Breviario, Milena Caserola, 2008. Enrique del Acebo Ibáñez, breves encuentros, Milena, 2008. Felix Quadros, Comedia, Milena Caserola, 2008. ignacio spagna, pequeñas victorias, Milena Caserola, 2009. Julia Ester Lanza, Cuentos breves de historias grandes, Milena, 2009. Gonzalo Unamuno, El vermú de la gente bien, Milena, 2009. Yair Magrino, Porcelanas, Milena Caserola, 2009. Cristina Civale, Cuentos Alcohólicos, Milena Caserola, 2009. Julia Ester Lanza, Todo por ti, Milena Caserola, 2010. Mariela Puzzo, El monte, Milena Caserola, 2010 Diego Herrera, Maten al Croupier, Milena Caserola, 2010
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Leib Malaj, La crucifixión de Don Domingo, Milena, 2011 Julia Ester Lanza, Mujeres, Milena Caserola, 2011. Juan Marcos Almada, Deforme, Milena Caserola, 2011.
NARRATIVA (21) Diego Rojas, Temporal, 2º edición, Milena Caserola, 2008. Mariano Quiroga, Mierda, Milena Caserola, 2007. Sebastián Matías Oliveira, Suaves Dedos Finos, Milena, 2007. Agustina Viqueira, Callate Nepalí, Milena Caserola, 2008. Kasaokupada, GOS, Milena Caserola, 2008. Mateo Ingouville, Natasha, ernesto y yo, Nulu, Milena, 2009. Darío L. Estryk, Serendipias, Milena Caserola, 2008. Favio Gabriel Kobielusz, 1977, Milena Caserola, 2009. Cesar Guillermo Castro, Obrero Man-El gladiador barrillero, Milena, 2009. Diego Herrera, Tres Mujeres, Milena Caserola, 2009. Héctor Ramón Cuenya, Dulces Paralelas, Milena, 2009. Felipe Herrero, Agua Marina–Otoño y olvido–Bajo Nieve, Milena, 2010. Ioshua, En la noche, wachodelacalle ediciones, Milena, 2010. Patricia González López, Dos de azúcar, Milena Caserola, 2010. Mikel Aboitiz, Contar hasta diez mintiendo, )el asunto( - No hay vergüenza ediciones, Milena, 2011. Gonzalo Unamuno, Acordes menores para Marion Cotillard, Milena Caserola, 2011. Ioshua, Los sentimientos, wachodelacalle ediciones, Milena, 2011. Enzo Maqueira, El Impostor, Milena Caserola, 2011. Sagrado Sebakis, Gordo, Milena Caserola, 2011. Alejandro Soifer, El último elemento peronista, Milena Caserola, 2011. Diego Rodriguez, Pelado con trnzas, Milena Caserola, 2011.
13 LUNAS (5) Ale Sirkin, El árbol cósmico, 2006. Alex Portugueis, El ombú cósmico, Milena Caserola, 2006. Maximiliano Borovicka, el delirio coherente, Milena, 2008. Ix Am, Lo único que queda es tratar de expandir nuestra esfera hacia límites inima-ginados, Milena Caserola, 2009. Julián Mur, Universo de luces, Milena Caserola, 2009.
DOBLES - BILINGÜES (3) Elisabeth Neira, Abyecta – Hard Core Hotel, Milena, 2008. Rodrigo Domingos, El principio del soplo - O início do assoprado (Portu-gués/Español), Milena Caserola, 2008. Patricio Miguel Federico, Tapa – Contratapa, Milena, 2009. PA COLOREAR (3) Salvador Jiménez - Merluza Juárez, Los coloridos amigos de Salva…, Milena, 2008. Micaela Nair Verdún Perazzo, Cuentos, Poesías, Canciones, Milena Caserola, 2010. Bárbara Molinari, Me duele el pelo, Ilust.: Delfina Estrada, Milena, 2010.
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CO-EDICIONES CON )EL ASUNTO( (34) Pablo Om, la juventud al poder, )el asunto( - milena, ocio verde, 2008. Emanuel Alegre, 16 golpes, )el asunto( - milena caserola, 2008. Antonio O´Higgins, vómito de sangre, )el asunto( - milena, 2008. Ezequiel Abalos, ida y vuelta a la boca, )el asunto( - milena, 2008. Luis Alberto “Merluza” Juárez, Necesito Alquilar, mionca, trapos y barrabravas …)el asunto( - Eloisa Carton - milena, 2009. Emanuel Alegre, Islas, )el asunto( - MDG - milena, 2009. Ioshua, )el asunto( - Milena Caserola, 2009. Pablo Struchi, Locura, )el asunto( - Milena Caserola, 2009. Galundia Moera, Nada, )el asunto( - Milena Caserola, 2009. Erroristas, Manifiesto Errorista, )el asunto( - Milena, 2009. Anahí Ferreyra, Máscara y Vacío, )el asunto( - Milena, 2009. Analía M. Aguilar, La Rosa de los Vientos, )el asunto( - Milena, 2010. Comité invisible, La insurrección que viene, Hekht-)el asunto(-Milena, FeEnLaE-rrata, En el aura del sauce, 2010. Diego Arbit, Darío Semino, Fabio Guerrero Arévalo, Tríptico, )el asunto( - Mi-lena, 2010. Ezequiel Abalos, Roble, )el asunto( - milena, 2011. Graciela Amalfi, Des Palabras Armando, )el asunto( - milena, 2011. Ramiro Ross, De sabihondos y suicidas, )el asunto( - milena, 2011. Cristina Ramb, Bendita sed, )el asunto( - milena, 2011. Javier Antonio Galarza, Grito Cotidiano, )el asunto( - milena, 2011. Galundia Moera, Haz, )el asunto( - Milena Caserola, 2011. Nacho Wisky, Los héroes del amor, )el asunto( - Milena Caserola, 2011. Patricia Rojo, Escritos noctámulos, )el asunto( - Milena Caserola, 2011. Rosario María Daniel, La Mañana Impermeable, )el asunto( - Milena, 2011. Ariel Sansolini, Ysot en la espiral, )el asunto(, Milena Caserola, 2011. Pablo Queralt, Jazz, )el asunto(, Milena Caserola, 2011. Alberto De Mari, Arin, )el asunto( - Milena Caserola, 2011. Graciela Amalfi, Kumiko, )el asunto( - milena, 2011. Moni Torres, El trampolín, el tobogán y el ladrón, )el asunto( - milena, 2011. Adrián R. Yanzón, Otras puestas del ocaso, )el asunto( - milena, 2011. Lucas Alonso, Una construcción simétrica, )el asunto( - milena, 2011. Alejo Mayor, Resquisios fuera del tiempo, )el asunto( - Milena, 2011. Pablo Queralt, Perfume animal, )el asunto(, Milena Caserola, 2011. Fernando Rosales, Vidrio ácido, )el asunto( - Milena, 2011. Neri Quintana, Sanlamuerte, )el asunto( - Milena, 2011.
IMPERFECTAS - )EL ASUNTO( - MILENA CASEROLA (6) Nat, donde se cuentan algunas cosas, )el asunto( - milena, 2008. Verónica Gelman, en espiral, )el asunto( - milena caserola, 2008. Mónica Torres, uvas, )el asunto( - milena caserola, 2008. Kaudia con K, poemas para vos/z, )el asunto( - milena, 2008. Mónica Torres, Enero Cristal, )el asunto( - milena, 2009. Mónica Torres, Bisectriz, )el asunto( - milena caserola, 2009.
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IMPENSADOS (3) Oscar del Barco, El Otro Marx, Milena Caserola, 2008. Juan Manuel Núñez, Vuestros ochentas, Milena Caserola, 2009. Peter Pál Pelbart., El hilo de un vértigo. Trad.: Marta Inés Arabia, Milena, 2011.
HUMOR – HISTORIETA (8) Andrés Kilstein, 13 excusas para no comprar este libro, Milena, 2008. Andrés Kilstein, Esto no es SPAM, [mis mejores conversaciones por medios electrónicos], Milena Caserola, 2008. Alan Dimaro, Diego Gainza, Niko Battista, Iván Franco, Sr. Valdemar, Milena, 2009. Andrés Kilstein, Prohibido Fu-Marx, Milena Caserola, 2009. Tzipe, Humor Gráfico, Milena Caserola, 2009. Juan Castro, Libro de quejas al destino, Milena Caserola, 2009. Gimenez-Cuenya, Argentina Superpotencia, Milena, 2010. Ioshua, Cumbia gei, wachodelacalle ediciones, Milena, 2010.
EN LOS BORDES – MARX(ITSMOS) (6) León Trotsky, Su moral y la nuestra, León Sedov: hijo, amigo, luchador, Milena, 2008 Enrique del Acebo Ibáñez, Meditaciones del post-sujeto, Milena Caserola, 2008. Ramiro Ross, Crónicas desde el Borda, Milena Caserola, 2008. Héctor Fenoglio, La Telépata, Un psicoanálisis de la alucinación y el delirio, Milena, 2009. Nahuel Moreno, Método de interpretación de la historia Argentina. Cuatro tesis sobre la colonización española y portuguesa en América, Milena, 2009. Vías Argentinas (ensayos sobre el ferrocarril), Varios, Milena, 2010 Valentina Contino, Prólogo para morder a alguien, Milena, 2010. Alejandro Esteban García, Teoría del equilibrio de la vida, Milena, 2011.
LEER Y PSICOANALIZAR (3) Teodoro Lecman, Freud x Masotta (conceptos, aclaraciones y esquemas de Teodoro Pablo Lecman sobre las clases de Freud por Masotta 1972-4), Milena-Leer y psicoanali-zar, 2009. Alfonso Carofile, El endemoniado Esteban Lucich, Milena-Leer y psicoanalizar, 2010 Teodoro Lecman, Cuestiones de la Clínica, Milena-Leer y psicoanalizar, 2011.
IDEOGRAFIAS (16) Jeremías Maggi, Subterfugio consentido, Milena Caserola, 2009. Sebastián Kirzner, Trozos del bloque inicial, Milena, 2009. Sofia Lino, Historia típica, Milena Caserola, 2009. Sebastián Kirzner, La Salidera, mc, 2009. Walter Reich, NTNA [niñotravestinazialien], mc, 2009. Leonardo Capucci, La estrella feroz, mc, 2009. 3.6.1, Bagrejaponés, mc, 2010 Cristino Bogado, Amor Karaíva, 2010 Diego Mora, Historias de Inodoro, 2010
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Facundo M. Desimone, Frutilla Li, 2010 Max Orioli, Inanedrama, 2010 2017, Nueva Poesía Contemporánea, Tomo I, Milena, 2017 Alejandro Vilas, Atrapado, Milena Caserola, 2010 Sebastián Kirzner, Risperidona, Milena Caserola, 2017. Andrés Kilstein, De cómo perder lo que nunca se tuvo, Milena, 2010. Alberto Díaz, Los Artrópodos, Milena Caserola, 2011.
DETALLES (2) Ivana González, Todo habla, Milena Caserola, 2009. Sebastián Kirzner, La salidera, Milena Caserola, 2009.
TEATRO (2) Bèla Arnau, La Maciel - de todas la más cruel -, Milena Caserola, 2009. Ignacio Javier Olguín, Puro Teatro, Milena Caserola, 2010.
MANDRÁGORA PORTEÑA (6) Matías Mauricio, Bandoneón Blindado, Milena Caserola, 2010 Varios autores, Antangología, Milena Caserola, 2011 Carlos Echazarreta, El payador entrerriano, Milena, 2011 Raimundo Rosales, La palabra también, Milena, 2012 Gastón Varela, Jardín de sal, Milena, 2012 Mariano Pini, La calesita de barro, Milena, 2013
CIENCIAS SOCIALES Y ANTROPOLOGÍA (1) Enrique del Acebo Ibáñez, Homo Sociologicus, 2º ed. Milena, 2011.
LITERATURA PALINDRÓMICA (SORBILIBROS) (2) Xavi Torres - Pablo Nemirovsky, SobreverboS, Milena, 2011. Xavi Torres - Pablo Nemirovsky, Miguel de Cervantes, Autor del “Soldado Rod Adlos”, Milena Caserola, 2011.
MINIRRELATOS & MINIENSAYOS (3) Andrés Pérez Molina, Lascivia Brevis, Milena Caserola, 2011. Enrique del Acebo Ibáñez, Lo mínimo que te puedo contar, Milena Caserola, 2011. Andrés E. Peribáñez, Breves historias desnudas, Milena, 2011.
CINE (1) Ricardo Becher, Recta Final (Novela) + Tomas Ligpot, Recta Final (Película-DVD), Duermevela, )el asunto(, Milena Caserola, 2011. MILENA BERLÍN (3) Cristian Loaiza, Alcohol, Milena Berlin-Milena Caserola, 2011. Rery Maldonado, La república en el espejo, Milena Berlin-Milena Caserola, 2011. Varios autores, El mecanismo de estar acá, Milena Berlin-Los Superdemokráticos, 2011.
MILENA PARIS (2) Anne Gauthey, Tchikitita, Milena Paris-Milena Caserola, 2011. Roberto “Poroto” Riera, Sancocho, Milena Paris-)el asunto(, Milena Caserola, 2011.
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Este libro se terminó de imprimir en Buenos Aires, otoño 2014