jesus el cristo - james e. talmage

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  • JESS EL CRISTO Un estudio del Mesas y de su misin de acuerdo con las Santas Escrituras,

    antiguas as como modernas

    por

    JAMES E. TALMAGE Uno de los Doce Apstoles

    de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das

    Publicacin de

    LA IGLESIA DE JESUCRISTO

    DE LOS SANTOS DE LOS LTIMOS DAS

    Salt Lake City, Utah

    1975

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  • Publicado bajo la direccin del Comit Misional

    de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das,

    que se reserva todos los derechos correspondientes a la

    ley de propiedad intelectual

    Traducido por Eduardo Balderas

    COPYRIGHT 1964

    BY THE CORPORATION OF THE PRESIDENT

    OF THE CHURCH OF JESS CHRIST OF LATTER-DAY SAINTS

    Lithographed in the United States of America

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  • PROLOGO

    La amplitud del tema presentado en esta obra queda expresado en la portada. Se ver desde luego que el autor se ha desviado del curso que usualmente toman aquellos que escriben sobre la vida de Jesucristo, que, por regla general empieza, por supuesto, con el nacimiento del Nio de Mara y concluye con la ascencin del crucificado y resucitado Se-or desde el Monte de los Olivos. El material incorporado en estas pginas, adems de la narracin de la vida del Seor en la carne, comprende la existencia y actividades del Redentor del mundo en su estado preexistente, las revelaciones y manifestaciones personales del glorificado y exaltado Hijo de Dios durante el perodo apostlico de la antigedad, as como en tiempos modernos, la cierta proximidad del segundo advenimiento del Seor y futuros acontecimientos predichos, todo ello de conformidad con lo que las Santas Escrituras declaran.

    Es de particular congruencia, y propio en extremo, que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das la nica Iglesia que, basada en revelacin y comisin directas, afirma tener la autoridad para usar el Santo Nombre del Seor como designacin distintivaexponga sus doctrinas concernientes al Mesas y su misin.

    El autor de esta obra emprendi con gozo este servicio, por solicitud y nombramiento de las autoridades presidentes de la Iglesia; y la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce han ledo y aprobado la obra completa. No obstante, presenta la creencia personal del autor, as como su ms profunda conviccin de la verdad de lo que l ha expresado en este escrito. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das se ha encargado de su publicacin.

    iii

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  • iv PROLOGO

    Uno de los aspectos caractersticos de la obra es la orientacin recibida de las Escrituras modernas, junto con la explicacin de las Santas Escrituras de tiempos antiguos consideradas a la luz de las revelaciones de la poca actual, por medio de las que, como una potente y bien dirigida rfaga de luz, ilumina muchos pasajes obscuros de construccin antigua.

    El espritu sagrado inherente al tema ha sido un com-paero constante del autor todo el tiempo que dur su agra-dable labor, y ahora l, a su vez, reverentemente ruega que el mismo espritu acompae a quienes lean la presente obra.

    James E. Talmage

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  • TABLA DE MATERIAS

    1. INTRODUCCIN 1-5

    Carcter histrico de Jess El Cristo.Amplitud y propsito del presente tratado.

    2. PREEXISTENCIA Y PREORDINACION DEL CRISTO . 6-16

    La existencia premortal de los espritus.El concilio primordial en los cielos.La rebelin de Lucifer.Su derrota y expulsin.Se asegur el libre albedro del hombre.Se eligi al Hijo Amado para ser el Salva-dor y Redentor del gnero humano.

    3. LA NECESIDAD DE UN REDENTOR 17-32

    Espritus de diversas capacidades.Se previo la entrada del pecado en el mundo.La precognicin de Dios no es causa determinante.La creacin del hombre en la carne.La cada del hombre.Fue necesaria una ex-piacin.Jesucristo fue el nico Ser que reuna las cualidades de Redentor y Salvador.Se provey la resurreccin universal.

    4. LA DIVINIDAD DE CRISTO EN LA PREEXISTEN-CIA 33-42

    La Trinidad.Jesucristo es la Palabra del poder de Dios.Jesucristo es el Creador.Jehov.El Eterno Yo Soy.Proclamaciones de Jesucristo por el Padre.

    5. SE PREDICE EL ADVENIMIENTO TERRENAL DE CRISTO 43-58

    Profecas bblicas.Revelacin a Enoc.El Profeta predicho por Moiss.Sacrificios en calidad de prototi-pos.Predicciones del Libro de Mormn.

    6. EL MERIDIANO DE LOS TIEMPOS 59-78

    Significado de la designacin.Eptome de la historia de Israel.Los judos eran vasallos de Roma.Escribas y rabinos.Fariseos y saduceos.Otras sectas y par-

    tidos.

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  • vi TABLA DE MATERIAS

    CAPITULO PAGINA

    7. GABRIEL ANUNCIA A JUAN Y A JESS 79-95

    Zacaras recibe una visitacin anglica.Nacimiento de Juan, el precursor.La anunciacin a Mara la Virgen.Mara y Jos.Sus genealogas.Jesucristo es el heredero del trono de David.

    8. EL NIO DE BELN 96-115 El nacimiento de Jesucristo.Su presentacin en el templo.Visita de los magos.Los designios de Here-des.El Nio es llevado a Egipto.Se dio a conocer a los nefitas el nacimiento de Cristo.El tiempo del na-cimiento.

    9. EL JOVEN DE NAZARET 116-127

    Jess haba de ser llamado nazareno.En el templo a los doce aos de edad.Jess y los doctores de la ley. Jess de Nazaret.

    10. EN EL DESIERTO DE JUDEA 128-145

    Juan el Bautista.La voz en el desierto.El bautismo de Jess. La proclamacin del Padre.Desciende el Espritu Santo.La seal de la paloma.Las tenta-ciones de Cristo.

    11. DE JUDEA A GALILEA 146-161

    Testimonio de Juan el Bautista respecto de Cristo. Los primeros discpulos.Significado del ttulo, el Hijo del Hombre.El milagro de transformar el agua en vino.Milagros en general.

    12. JESS INICIA SU MINISTERIO PUBLICO . . . . 162-181

    Primera purificacin del templo.Jess y Nicodemo. Los discpulos de Juan el Bautista disputan. Juan tributa al Cristo y reitera su testimonio.

    13. HONRADO POR EXTRANJEROS, RECHAZADO POR LOS SUYOS 182-198

    Jess y la samaritana.Entre los samaritanos.Mien-tras se encuentra en Cana, Cristo sana al hijo de un noble de Capernaum.Cristo predica en la sinagoga de Nazaret.Los nazarenos intentan matarlo.Son ven-cidos los demonios en Capernaum.Los posedos por demonios.

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  • TABLA DE MATERIAS CAPITULO PAGINA

    14. CONTINUA EL MINISTERIO DE NUESTRO SEOR EN GALILEA 199-214

    Es sanado un leproso.La lepra.Un paraltico es sa-nado y perdonado.Imputacin de blasfemia.Publ-canos y pecadores.Tela vieja y nueva; cueros viejos y nuevos.Llamado provisional de los discpulos.Pes-cadores de hombres.

    15. EL SEOR DEL SBADO 215-229

    El da de reposo fue particularmente sagrado a Is-rael.Es sanado un paraltico el da de reposo. Acusa-ciones de los judos y la respuesta del Seor.Se acusa a los discpulos de violar el da de reposo.Es sanado en da de reposo un hombre con una mano seca.

    16. LOS DOCE SON ELEGIDOS 230-243

    Su vocacin y ordenacin.Los Doce considerados in-dividualmente.Sus caractersticas en general.Disc-pulos y apstoles.

    17. EL SERMN DEL MONTE 244-263

    Las Bienaventuranzas.Dignidad y responsabilidad del ministerio.El evangelio de Cristo reemplaza la ley mosaica.Sinceridad de propsito.El Padrenuestro. Las riquezas verdaderas.Promesa y reiteracin.Es-cuchar y hacer.

    18. COMO QUIEN TIENE AUTORIDAD 264-296

    Es sanado el siervo del centurin.El joven de Nan es levantado de los muertos.Mensaje de Juan el Bau-tista a Jess.Comentarios del Seor al respecto. Muerte de Juan el Bautista.Jess en la casa de Simn el Fariseo.Es perdonada la mujer arrepentida.La autoridad de Cristo imputada a Beelzeb.El pecado contra el Espritu Santo.Buscadores de seales.

    19. "LES HABLO MUCHAS COSAS POR PARBOLAS" . 297-321

    El Sembrador.El Trigo y la Cizaa.La Semilla que Crece en Secreto.La Semilla de Mostaza.La Leva-dura.El Tesoro Escondido.La Perla de Gran Pre-cio.La Red del Evangelio. El motivo de las ense-anzas parablicas del Seor.Parbolas en general.

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  • viii TABLA DE MATERIAS

    CAPITULO PAGINA

    20. "CALLA, ENMUDECE" 322-345

    Quines pueden ser discpulos.Es calmada la tempes-tad.Expulsin de los demonios en la regin de Ga-dara.Es levantada la hija de Jairo.Restauracin a la vida y resurreccin.Es sanada una mujer entre la multitud.Los ciegos ven y los mudos hablan.

    21. LA MISIN APOSTLICA, Y ACONTECIMIENTOS RELACIONADOS 346-368

    Jess vuelve a Nazaret.Los Doce son comisionados y enviados.Vuelven los Doce.Alimentacin mila-grosa de cinco mil personas.El milagro de andar sobre el agua.La gente se allega a Cristo en busca de ms pan y peces.Cristo es el pan de la vida. Muchos discpulos se apartan.

    22. UNA POCA DE OPOSICIN AMENAZANTE . . . 369-390

    Lavamientos ceremoniales.Son reprendidos los fari-seos.Jess en las fronteras de Tiro y Sidn.Es sa-nada la hija de la mujer sirofenicia.Milagros efectua-dos en las calles de Decpolis.Son alimentadas mila-grosamente cuatro mil personas.Ms buscadores de seales.Levadura de los fariseos, saduceos y hero-dianos.La gran confesin de Pedro, "T eres el Cristo".

    23. LA TRANSFIGURACIN 391-399

    Visita de Moiss y Elias.El Padre proclama de nuevo al Hijo.Se prohibe temporalmente que los apstoles testifiquen de la Transfiguracin.Elias y Elias el Profeta.El sacerdocio mayor y el menor.

    24. DEL SOL A LAS SOMBRAS 400-420

    Es sanado el joven endemoniado.Nuevas predicciones de la muerte y resurreccin de Cristo.El dinero del impuesto provedo por medio de un milagro.La hu-mildad ejemplificada por un nio.La Parbola de la Oveja Perdida.En el nombre de Cristo.Mi her-mano y yo.La Parbola de los Dos Deudores.

    25. JESS VUELVE A JERUSALEN 421-446

    La partida de Galilea.En la Fiesta de los Taber-nculos. Nuevos cargos de violacin del da de re-poso.Agua viviente para los que tienen sed espiri-tual.Planes para arrestar a Jess.Nicodemo pro-

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  • TABLA DE MATERIAS ix CAPITULO PAGINA

    testa.La mujer tomada en adulterio.Cristo es la luz del mundo.La verdad libertar a los hombres. Cristo es mayor que Abraham.Se restaura la vista a un ciego en da de reposo.Ceguedad fsica y espiri-tual.El Pastor y el asalariado.Cristo, el Buen Pas-tor.Su poder inherente sobre la vida y la muerte. Ovejas de otro redil.

    26. EL MINISTERIO DE NUESTRO SEOR EN PEREA Y JUDEA 447-473

    Jess es rechazado en Samara.Santiago y Juan son reprendidos por sus desos de vengarse.Los Setenta son comisionados y enviados.Vuelven los Setenta. La pregunta del doctor de la ley.La Parbola del Buen Samaritano.Marta y Mara.Pedid y recibi-ris.La Parbola del Amigo a la Medianoche.Se critica a los fariseos y doctores de la ley.La Parbola del Rico Imprudente.Los que no se arrepienten pe-recern.La Parbola de la Higuera Estril.Una mujer es sanada en da de reposo.Se salvarn muchos o pocos?Se amonesta a Jess de los planes de Herodes.

    27. CONTINUACIN DEL MINISTERIO EN PEREA Y JUDEA 474-512

    En casa de uno de los fariseos principales.La Par-bola de la Gran Cena.Lo que cuesta seguir a Jess. La salvacin es aun para los publcanos y pecadores. Se repite la Parbola de la Oveja Perdida.La Moneda Perdida.El Hijo Prdigo.El Siervo Injusto.El Rico y Lzaro.Los Siervos Intiles.Son sanados diez leprosos.Parbola del Fariseo y el Publicano.Del matrimonio y el divorcio.Jess y los pequeitos.El joven rico.Los primeros pueden ser postreros y los postreros primeros.Parbola de los Obreros Malvados.

    28. EL ULTIMO INVIERNO 513-528

    En la Fiesta de la Dedicacin.Las ovejas conocen la voz del Pastor.El Seor se aparta de Perea.L-zaro es levantado de los muertos.Se agita la jerarqua juda por causa del milagro.Profeca de Caifas, el sumo sacerdote.Jess se retira a Efran.

    29. HACIA JERUSALEN 529-551

    Jess de nuevo predice su muerte y su resurreccin.

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  • x TABLA DE MATERIAS

    CAPITULO PAGINA

    Solicitud ambiciosa de Santiago y Juan.Es curado un ciego cerca de Jeric.Zaqueo el publicano.Par-bola de la Minas.La cena en casa de Simn el leproso. Mara honra al Seor ungindolo.La protesta del Iscariote.Entrada triunfal de Cristo en Jerusaln. Unos griegos solicitan una entrevista con Jess.La voz de los cielos.

    30. JESS VUELVE AL TEMPLO DIARIAMENTE . . . 552-572

    Es maldecido un rbol frondoso pero estril.Segunda purificacin del templo.Las hosannas de los nios. Los gobernantes impugnan la autoridad de Cristo. Parbola de los Dos Hijos y de los Labradores Mal-vados.La piedra rechazada ser la cabeza del n-gulo.Parbola de la Cena de Bodas.El que no iba vestido de bodas.

    31. CONCLUSIN DEL MINISTERIO PUBLICO DE NUESTRO SEOR 573-598

    Confabulacin de fariseos y herodianos.Lo que es de Csar, a Csar.La imagen sobre la moneda.Los sa-duceos y la resurreccin.El levirato.El gran manda-miento.Jess se torna inquisidor.Punzante denun-ciacin de los escribas y fariseos.Lamentacin por Jerusaln.Las blancas de la viuda.Cristo se aparta del templo por la ltima vez.Se predice la destruccin del templo.

    32. INSTRUCCIONES ADICIONALES A LOS APOST-LES 599-621

    Profecas sobre la destruccin de Jerusaln.El futuro advenimiento del Seor.Vigilancia.Parbola de las Diez Vrgenes.De los Talentos Confiados.El juicio inevitable.Otra prediccin ms precisa de la muerte inminente del Seor.

    33. LA ULTIMA CENA Y LA TRAICIN 622-652

    Judas Iscariote conspira con los judos.Preparaciones para la ltima Pascua del Seor. La ltima cena de Jess con los Doce.Es indicado el traidor.La orde-nanza del lavamiento de los pies.El Sacramento de la Cena del Seor.El traidor sale en la noche.El dis-curso despus de la cena.La oracin sumo-sacerdo-tal.Agona del Seor en el Getseman.La traicin y el arresto.

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  • TABLA DE MATERIAS

    34. JUICIO Y CONDENACIN 653-685 El juicio judo.Cristo ante Anas y Caifas.El ilcito tribunal nocturno.El juicio matutino.Testigos falsos y sentencia ilcita.Pedro niega a su Seor.Cristo comparece ante Pilato la primera vez.Ante Here-des.Por segunda vez ante Pilato.Pilato cede a las demandas de los judos.La sentencia de crucifixin. Suicidio de Judas Iscariote.

    35. MUERTE Y SEPULTURA 686-704 El camino al Calvario.Palabras del Seor a las hijas de Jerusaln.La crucifixin.Acontecimientos entre la muerte y sepultura del Seor.El sepelio.La guar-dia del sepulcro.

    36. EN LA MORADA DE LOS ESPRITUS DESINCOR-PORADOS 705-713

    Realidad de la muerte del Seor.Condicin de los espritus entre la muerte y la resurreccinEl Salva-dor entre los muertos.Se predica el evangelio a los espritus encarcelados.

    37. LA RESURRECCIN Y LA ASCENSIN 714-735 "Cristo ha resucitado".Las mujeres en el sepulcro. Comunicaciones anglicas.Mara Magdalena ve al Se-or resucitado.Tambin otras mujeres.Conspiracin sacerdotal.El Seor y dos de sus discpulos en el ca-mino de Emaus.Se aparece a los discpulos en Jeru-saln, y come en su presencia.Toms el incrdulo. El Seor se aparece a los apstoles en la mar de Tibe-rias.Otras manifestaciones en Galilea.Comisin final a los apstoles.La ascensin.

    38. EL MINISTERIO APOSTLICO 736-757 Matas es ordenado apstol.Se confiere el Espritu Santo el da de Pentecosts.La predicacin de los apstoles.Son encarcelados y librados.Consejo de Gamaliel al concilio.Esteban el mrtir.Saulo de Tarso; su conversin.Se convierte en Pablo el Aps-tol.La revelacin de Juan el Telogo.Fin del mi-nisterio apostlico.

    39. MINISTERIO DEL CRISTO RESUCITADO EN EL HEMISFERIO OCCIDENTAL 758-781

    La muerte del Seor es indicada por grandes calami-dades en el continente occidental.Se escucha la voz

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  • xii TABLA DE MATERIAS

    CAPITULO PAGINA

    del Seor Jesucristo.Su visita a los nefitas.Se cum-pli la Ley de Moiss.Las palabras del Seor a los nefitas comparadas con el Sermn del Monte.El Sa-cramento del Pan y Vino instituido entre los nefitas. Nombre de la Iglesia de Cristo.Los Tres Nefitas. Crecimiento de la Iglesia.Apostasa final de la na-cin nefita.

    40. LA PROLONGADA NOCHE DE APOSTASA . . . 782-794 Cumplimiento de las palabras profticas sobre la apos-tasa.Apostasa individual.Apostasa de la Iglesia. Constantino convierte el cristianismo en la religin del estado.El papado pretende la autoridad secular. Tirana eclesistica.La Edad Media.La revolucin inevitable.La Reforma.Origen de la Iglesia de In-glaterra.Catolicismo y Protestantismo.Es afirmada la apostasa.Se predijo en las Escrituras antiguas la misin de Coln y los peregrinos.Cumplimiento de las profecas.Se dispuso el establecimiento de la na-cin norteamericana.

    41. MANIFESTACIONES PERSONALES DE DIOS EL ETERNO PADRE Y DE SU HIJO JESUCRISTO EN TIEMPOS MODERNOS 795-816

    Una dispensacin nueva.Perplejidad de Jos Smith por motivo de las contiendas sectarias.El Padre Eter-no y su Hijo Jesucristo aparecen personalmente a Jos Smith y lo instruyen.Las visitas de Moroni.El Libro de Mormn.Juan el Bautista restaura el Sacerdocio Aarnico.Pedro, Santiago y Juan restauran el Sacer-docio de Melquisedec.La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das.Manifestaciones divinas en el Templo de Kirtland.Se aparece el Seor Jesu-cristo.Moiss, Elias y Elias el Profeta confieren sus facultades correspondientes de dispensaciones anti-guas.El santo sacerdocio funciona actualmente sobre la tierra.

    42. JESS EL CRISTO HA DE VOLVER 817-830 Antiguas profecas del segundo advenimiento del Se-or.Las revelaciones modernas las afirman.Hoy y maana.El da grande y terrible est cerca.El Rei-no de Dios y el Reino de los Cielos.El Milenio. La consumacin celestial.

    NDICE 833

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  • JESS EL CRISTO

    CAPITULO 1

    INTRODUCCIN

    LA historia hace constar que al iniciarse, o cuando estaba para empezar lo que ha llegado a conocerse como la era cristiana, naci en Beln de Judea el Varn Jess, a quien se puso por sobrenombre el Cristo.a Han sido atestiguados tan extensamente los datos principales relacionados con su nacimiento, vida y muerte, que han llegado a considerarse razonablemente incontrovertibles; son hechos histricos, y el mundo civilizado generalmente los acepta como esencialmente autnticos. Es verdad que, en cuanto a detalles circunstancia-les, existen diversidades de inferencias basadas sobre dis-crepancias supuestas en los anales de lo pasado; pero estas diferencias son netamente de importancia menor, porque ninguna de ellas, de por s, ni todas en conjunto, provocan la ms leve duda racional en lo que concierne al carcter histrico de la existencia del Varn conocido en la literatura como Jess de Nazaret.

    Con respecto a quin fue, y lo que fue, existen disen-ciones muy graves que dividen las opiniones de los hombres; y esta divergencia de conceptos y creencias es ms notable en esos asuntos considerados como de importancia mayor. Los testimonios solemnes de millones que han muerto, as como de millones que viven, unidamente lo proclaman divino, el Hijo del Dios viviente, el Redentor y Salvador de la raza humana, el Juez Eterno de las almas de los hombres, el Esco-gido y Ungido del Padre, en una palabra, el Cristo. Hay otros que niegan su divinidad, pero al mismo tiempo ensalzan las cualidades sobresalientes de su naturaleza humana ini-mitable y sin paralelo.

    a Para el ao del nacimiento de Cristo, vase el captulo 8.

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  • 2 JESS EL CRISTO

    Para el estudiante de historia, este Hombre entre los hombres ocupa el primer, principal y nico lugar como personalidad dirigente en el progreso del mundo. Nunca jams ha producido el gnero humano un director de igual categora. Considerado nicamente como personaje histrico, es singular. Juzgado por las normas de estimacin humana, Jess de Nazaret supera a todos los hombres por razn de la excelencia de su carcter personal, la sencillez, belleza y valor genuino de sus preceptos y la influencia de su ejemplo y doctrina en el progreso de la raza humana. A estas carac-tersticas distintivas de grandeza extraordinaria, el alma de-vota cristiana aade un atributo que sobrepuja en gran ma-nera la suma de todos los dems, a saber, su origen divino y la realidad eterna de su dignidad como Seor y Dios.

    Tanto el cristiano como el incrdulo reconocen su supremaca como Hombre, y respetan el significado trascen-dental de su nacimiento. Cristo naci en el meridiano de los tiempos;b y su vida en la tierra seal, a la misma vez, la culminacin de lo pasado y la inauguracin de una era sealada por la esperanza, esfuerzos y realizaciones humanos. Su advenimiento ocasion un sistema nuevo en la manera de contar los aos; y por consentimiento comn, los siglos que antecedieron su nacimiento han sido contados hacia atrs desde ese memorable acontecimiento, y han sido designados correspondientemente. El nacimiento y cada de dinastas, el origen y disolucin de naciones, todos los ciclos de la his-toria referentes a la guerra y la paz, la prosperidad y la adversidad, la salud y la pestilencia, pocas de abundancia y de hambre, las terribles consecuencias de los terremotos y tempestades, los triunfos de las invenciones y descubrimientos, las pocas en que la piedad del hombre se ha desarrollado y los largos perodos de su decadencia en la incredulidaden una palabra, todos los acontecimientos que constituyen la his-toria, se hallan catalogados en todo el mundo cristiano segn determinado ao antes o despus del nacimiento de Jesucristo.

    bVase el capitulo 6.

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  • INTRODUCCIN 3

    Su vida terrenal est comprendida en un perodo de treinta y tres aos; y de stos pas nicamente tres como Maestro reconocido, consagrado en forma directa a las activi-dades del ministerio pblico. Fue muerto cruelmente antes de llegar a lo que hoy consideramos la edad en que el hom-bre est en su pleno vigor. Como individuo, pocos fueron los que lo conocieron personalmente; y su fama como personaje mundial no se generaliz sino hasta despus de su muerte.

    Nos ha sido preservada una breve narracin de algunas de sus palabras y obras; y esta relacin, aunque fragmentaria e incompleta, es justamente considerada como el tesoro ms grande del mundo. La historia ms antigua y amplia de su existencia terrenal est comprendida dentro del conjunto de Escrituras conocidas como el Nuevo Testamento; de hecho, bien poco dicen de El los cronistas seglares de su poca. Mas no obstante las escasas y breves referencias que hacen a El los escritores no religiosos del perodo inmediatamente pos-terior al de su ministerio, se puede hallar suficiente evidencia para corroborar la historia sagrada, en lo que respecta a la realidad y perodo de la existencia terrenal de Cristo.

    Ni se ha escrito, ni puede escribirse una biografa ade-cuada de Jess, como Nio y como Hombre, por la sencilla razn de que no hay abundancia de informes. Sin embargo, jams ha habido un hombre de quien ms se haya dicho y cantado, nadie a quien se haya dedicado una proporcin mayor de la literatura del mundo. Cristianos, mahometanos y judos, escpticos e incrdulos, los poetas, filsofos, esta-distas, cientficos e historiadores ms eminentes del mundo todos lo ensalzan. Aun el pecador maldiciente, con el vil sacrilegio de su blasfemia, expresa la supremaca divina de Aquel cuyo nombre toma en vano.

    El propsito de este tratado es el de considerar la vida y misin de Jess como el Cristo. En esta empresa nos guiare-mos por la luz de las Escrituras, antiguas as como modernas; y guiados de esta manera, descubriremos, aun en la primera parte de nuestro estudio, que la palabra de Dios, cual ha sido revelada en los postreros das, tiene la eficacia para ilumi-

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  • 4 JESS EL CRISTO

    nar y aclarar las Santas Escrituras de los tiempos antiguos, y esto lo veremos en muchos asuntos de la mayor importancia.c

    Ms bien que dar principio a nuestro estudio con el nacimiento terrenal del Santo Nio de Beln, consideraremos la parte que desempe el Primognito Hijo de Dios en los concilios primordiales del cielo, en la poca en que fue escogido y ordenado para ser el Salvador de la raza de seres humanos an por nacer, el Redentor de un mundo que en-tonces se encontraba en el estado formativo de su desarrollo. Lo estudiaremos como el Creador del mundo, como la Palabra de Potencia, por medio de quien se llevaron a cabo los pro-psitos del Padre Eterno en la preparacin de la tierra para que fuese la morada de las huestes de sus hijos espirituales durante el tiempo sealado de su probacin terrenal. Jesu-cristo fue y es Jehov, el Dios de Adn y de No, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de Israel, el Dios por cuyo mandato los profetas de todas las edades han hablado, el Dios de todas las naciones que an tendr que reinar sobre la tierra como Rey de reyes y Seor de seores.

    Su nacimiento maravilloso, aun cuando natural, su vida inmaculada en la carne y su muerte voluntaria como sacri-ficio consagrado por ios pecados del gnero humano, ocupa-rn nuestra reverente atencin; y en igual manera, su obra redentora en el mundo de los espritus desincorporados; su resurreccin literal de la muerte corporal a la inmortalidad; sus varias apariciones a los hombres y la continuacin de su ministerio como el Seor resucitado en ambos continentes; el restablecimiento de su Iglesia mediante su presencia per-sonal y la del Padre Eterno en los postreros das; y su venida a su templo en la dispensacin actual. Todos estos detalles del ministerio del Cristo se encuentran ahora en lo pasado. Nuestro curso propuesto de investigacin nos llevar hasta los acontecimientos todava futuros, concerniente a los cuales testifica la palabra de la revelacin divina. Consideraremos

    c La Santa Biblia, el Libro de Mormn, Doctrinas y Convenios y la Perla de Gran Precio constituyen los libros cannicos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Dias. En las pginas que siguen, citaremos de todos ellos en calidad de Escrituras, ya que lo son.

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  • INTRODUCCIN 5

    las situaciones consiguientes a la venida del Seor por segunda vez, con poder y gloria, para inaugurar el dominio del Reino de los Cielos sobre la tierra, e iniciar el decretado Milenio de paz y justicia. Y lo seguiremos an ms all del conflicto que se verificar despus del Milenio entre los poderes del cielo y las fuerzas del infierno, hasta la consumacin de su victoria sobre Satans, la muerte y el pecado, cuando pre-sentar al Padre la tierra glorificada con sus huestes santifi-cadas, sin mancha y celestializadas.

    La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das afirma poseer la autoridad divina para emplear el sagrado nombre de Jesucristo como parte esencial de su ttulo distintivo. En vista de esta importante afirmacin, conviene preguntar o investigar qu mensaje particular o especial, re-ferente al Redentor y Salvador de la raza humana, tiene la Iglesia para el mundo, y en qu se funda para justificar su afirmacin solemne, o para defender su nombre y ttulo exclusivos. Al proceder con nuestro estudio, hallaremos que entre las enseanzas particulares de la Iglesia concer-nientes al Cristo se destacan las siguientes:

    (1) La unidad y continuidad de su misin en todas las edades, en la cual por fuerza est comprendida la realidad de su preexistencia y preordinacin. (2) El hecho de su Divinidad antes de su existencia terrenal. (3) La realidad de su nacimiento en la carne como hijo de un Padre divino y una madre terrenal. (4) La realidad de su muerte y resu-rreccin fsica, de lo cual resultar que el poder de la muerte ser destruido al fin. (5) El carcter literal de la expiacin que El efectu, incluso el requisito absoluto de la obediencia individual a las leyes y ordenanzas de su evangelio, como el medio por el cual se puede lograr la salvacin. (6) La restauracin de su sacerdocio y el restablecimiento de su Iglesia en la edad presente, que en realidad es la Dispensacin del Cumplimiento de los Tiempos. (7) La certeza de que El volver a la tierra en un futuro no muy lejano, con poder y gran gloria, para reinar en persona y presencia corporal como Seor y como Rey.

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  • CAPITULO 2

    PREEXISTENCIA Y PREORDINACION DEL CRISTO

    AFIRMAMOS, basados en la autoridad de las Santas Escrituras, que antes de nacer en la carne, exista con el Padre el Ser conocido entre los hombres como Jess de Nazaret, y como Jess el Cristo entre todos los que reconocen su divinidad; y que en el estado preexistente fue escogido y ordenado para ser el nico Salvador y Redentor de la raza humana. La preexistencia, como elemento esencial de la preordinacin, queda indicada y comprendida en sta; de mo-do que las Escrituras que tratan un asunto guardan afinidad con el otro. Por consiguiente, en esta presentacin no se intentar segregar la evidencia, en lo que respecta a su apli-cacin particular, ya sea a la preexistencia de Cristo o a su preordinacin.

    Juan el Telogo vio en visin algunas de las escenas que se desarrollaron en el mundo de los espritus mucho antes del principio de la historia humana. Presenci la lucha y con-tienda entre la lealtad y la rebelin, las huestes que defen-dan la rectitud dirigidas por Miguel el arcngel, y las fuer-zas rebeldes acaudilladas por Satans, tambin llamado el diablo, la serpiente y el dragn. Leemos: "Despus hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ngeles luchaban contra el dragn; y luchaba el dragn y sus ngeles."a

    En esta lucha entre las huestes incorpreas, los partidos no estaban divididos en bandos iguales; Satans reuni en torno de su estandarte solamente a la tercera parte de los hijos de Dios, simbolizados por las "estrellas del cielo".b La mayora luch al lado de Miguel, o por lo menos se abstuvo de oponerse activamente, y de este modo realizaron el propsi-to de su "primer estado"; mientras que los ngeles que se aliaron con Satans "no guardaron su dignidad",c y por

    a Apo. 12:7; vanse tambin los versculos 8 y 9. b Apo. 12:4; vase tambin Doc. y Con. 29:36-38 y 76:25-27. c Judas 6.

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  • PREEXISTENCIA Y PREORDINACION DEL CRISTO 7

    tanto, se privaron a s mismos del derecho de las gloriosas posibilidades de una condicin avanzada o sea el "segundo estado".d La victoria fue de Miguel y sus ngeles; y Satans o Lucifer, que hasta entonces haba sido un "hijo de la ma-ana", fue expulsado del cielo; s, "fue arrojado a la tierra, y sus ngeles fueron arrojados con l".e El profeta Isaas, a quien se haban revelado estos sucesos trascendentales cerca de ocho siglos antes de la poca en que Juan los escribi, lamenta con sentimiento inspirado la cada de un personaje tan importante, y cita como causa, su ambicin egosta: "Cmo caste del cielo, oh Lucero, hijo de la maana! Cor-tado fuiste por tierra, t que debilitabas a las naciones. T que decas en tu corazn: Subir al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantar mi trono, y en el monte del testi-monio me sentar, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subir, y ser semejante al Altsimo. Mas t derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo".f

    En la causa de la gran contienda, es decir, las condi-ciones que condujeron a este conflicto en los cielos, se hallar justificacin para citar estos pasajes de las Escrituras en relacin con el asunto que estamos considerando. Es evi-dente, segn las palabras de Isaas, que Lucifer ocupaba ya una posicin exaltada, y que intent engrandecerse a s mismo sin tomar en consideracin los derechos o albedro de otros. El asunto, expresado en palabras que no admiten equivocacin, se halla en una revelacin dada a Moiss, y repetida por con-ducto del primer profeta de la dispensacin actual: "Y yo, Dios el Seor le habl a Moiss diciendo: Ese Satans, a quien t has mandado en el nombre de mi Unignito, es el mismo que existi desde el principio; y vino ante m, di-ciendo: Heme aqu, envame. Ser tu hijo y rescatar a todo el gnero humano, de modo que no se perder una sola alma, y de seguro lo har; dame, pues, tu honra. Mas he aqu, mi Hijo Amado, aquel que fue mi Amado y mi Electo desde

    d P. de G. P., Abrahn 3:26. e Apo. 12:9. f Isa. 14:12-15; comprese con Doc. y Con. 29:36-38 y 76:23-27.

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  • 8 JESS EL CRISTO

    el principio, me dijo: Padre, hgase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre. Pues por motivo de que Satans se rebel contra m, e intent destruir el albedro del hombre que yo, Dios el Seor, le haba dado, y tambin quera que le diera mi propio poder, hice que fuera echado por el poder de mi Unignito; y lleg a ser Satans, s, aun el diablo, el padre de todas las mentiras, para engaar y cegar a los hombres, aun a cuantos no escucharen mi voz, llevndolos cautivos segn la voluntad de l."g

    De este modo nos es mostrado que antes de ser puesto el hombre sobre la tierra, no sabemos cunto tiempo antes, Cristo y Satans, junto con las huestes de los hijos espirituales de Dios, existan como individuos inteligentes,h facultados con el poder y la oportunidad para escoger el camino que quisieran seguir y obedecer.i En ese gran concurso de inteli-gencias espirituales, se present e indudablemente se discuti el plan del Padre por medio del cual sus hijos avanzaran a su segundo estado. Fue tan inmensamente gloriosa esta oportunidad, puesta al alcance de los espritus que habran de tener el privilegio de tomar cuerpos en la tierra, que las multitudes celestiales prorrumpieron en cantos y se regoci-jaron.j

    Fue rechazado el plan compulsivo de Satans, mediante el cual todos seran conducidos sin dao durante el curso de su vida terrenal, privados de la libertad de obrar y de la facultad para escoger, restringidos a tal grado que se veran obligados a hacer lo bueno, a fin de que no se perdiera una sola alma; y se acept la humilde oferta de Jess el Primo-gnito, de encarnar y vivir entre los hombres como su Ejemplo y Maestro, observando la santidad del albedro del hombre, pero al mismo tiempo ensendole a emplear debida-mente esa herencia divina. Esta decisin caus la guerra que result en la derrota de Satans y sus ngeles, los cuales g P. de G. P., Moiss 4:1-4; vase tambin Abrahn 3:27, 28.

    h Para una discusin ms amplia del tema de la preexistencia de los espritus vase Artculos de Fe, del autor, pgs. 210-215.

    i Nota 1 al fin del captulo. J Job 38:7.

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  • PREEXISTENCIA Y PREORDINACION DEL CRISTO 9

    fueron echados fuera y privados de los infinitos privilegios consiguientes al segundo estado, o sea el terrenal.

    En ese augusto concilio de los ngeles y los Dioses, tom parte prominente el Ser que ms tarde naci en la carne como Jess, hijo de Mara, y all fue ordenado por el Padre para ser el Salvador del gnero humano. En cuanto a tiempo, empleando este trmino con referencia a toda la existencia pasada, esto es lo primero que sabemos acerca del Primo-gnito entre los hijos de Dios; y para nosotros los que leemos, seala el principio de la historia escrita de Jess el Cristo.k

    Aun cuando los escritos del Antiguo Testamento abun-dan en promesas referentes a la realidad del advenimiento del Cristo en la carne, son menos explcitos en cuanto a su existencia antes de tomar cuerpo. Mientras los hijos de Israel vivan debajo de la ley, sin la preparacin necesaria para recibir el evangelio, el Mesas era para ellos uno que habra de nacer del linaje de Abraham y de David, facultado para librarlos de sus cargas personales y nacionales, as como para vencer a sus enemigos. El pueblo en general, si acaso era ca-paz de formarse un concepto, apenas perciba vagamente la realidad de la posicin del Mesas como el Hijo elegido de Dios, un Ser de poder y gloria preexistentes que fue con el Padre desde el principio; y aunque se concedi una revela-cin1 de la gran verdad a los profetas especialmente comi-sionados con las autoridades y privilegios del Santo Sacer-docio, stos lo transmitieron al pueblo en trminos de im-genes y parbolas, ms bien que en palabras claras y directas. Sin embargo, el testimonio de los evangelistas y apstoles, el testimonio del propio Cristo mientras estuvo en la carne y las revelaciones dadas en la dispensacin actual suplen esta escasez de evidencias en las Escrituras.

    En las primeras lneas del Evangelio escrito por Juan el Telogo, leemos: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio

    k Nota 2 al fin del captulo. 1 Salmo 25:14; Amos 3:7.

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  • 10 JESS EL CRISTO

    con Dios. Todas las cosas por l fueron hechas, y sin l nada de lo que ha sido hecho, fue hecho . . . Y aquel Verbo fue hecho carne, y habit entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unignito del Padre), lleno de gracia y de verdad."m

    El pasaje es sencillo, preciso y sin ambigedad. Pode-mos razonablemente aplicar a la frase "En el principio" el mismo significado comprendido en las primeras palabras del libro del Gnesis; y este significado debe indicar un tiempo anterior al estado ms remoto de la existencia humana sobre la tierra. Definitivamente se afirma que el Verbo es Jesu-cristo, el cual estuvo con el Padre en ese principio, y que El mismo se hallaba investido con los poderes y categora de Dios, y que vino al mundo y habit entre los hombres. Halla-mos corroboradas estas declaraciones mediante la revelacin concedida a Moiss, en la cual le fue permitido ver muchas de las creaciones de Dios y escuchar la voz del Padre hablar de las cosas que haban sido hechas: "Y las he creado por la palabra de mi poder, que es mi Hijo Unignito, lleno de gracia y de verdad."n

    Juan el Telogo afirma repetidas veces la preexistencia del Cristo y el hecho de su autoridad y poder en el estado anterior al terrenal.o Igual cosa afirman los testimonios de los apstoles Pablop y Pedro. Instruyendo a los santos acerca de la base de su fe, este ltimo apstol puso de relieve el hecho de que no podan obtener su redencin por medio de cosas corruptibles ni por la observancia exterior de requisitos tradicionales, sino ms bien "con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminacin, ya destinado desde antes de la fundacin del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros."q

    An ms impresionantes y a la vez ms verdaderamente m Juan 1:1-3, 14; vase tambin 1 Juan 1:1; 5:7; Apo. 19:13; com-

    prese con Doc. y Con. 93:1-17, 21. n P. de G. P., Moiss 1:32, 33; vase tambin 2:5. o Juan 1:1-3; 2:13, 14; 4:9; Apo. 3:14. P 2Tim. 1:9, 10; Rom. 16:25; Ef. 1:4; 3:9, 11; Tito 1:2. q 1Pedro 1:19, 20.

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  • PREEXISTENCIA Y PREORDINACION DEL CRISTO 11

    concluyentes son los testimonios personales del Salvador res-pecto de su propia vida preexistente y de la misin entre los hombres para la cual El haba sido designado. Nadie que acepte a Jess como el Mesas puede rechazar lgicamente estas evidencias de su naturaleza eterna. En una ocasin en que los judos disputaban en la sinagoga entre s y murmura-ban porque no podan entender correctamente la doctrina concerniente al propio Jess, particularmente en lo que tocaba a su relacin con el Padre, El les dijo: "Porque he des-cendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la volun-tad del que me envi." Entonces, continuando la leccin basada en el contraste del man, con el cual sus padres fueron alimentados en el desierto, y el pan de vida que El ofreca, aadi: "Yo soy el pan vivo que descendi del cielo"; y declar adems: "Me envi el Padre viviente". Muchos de los discpulos fueron incapaces de entender sus enseanzas; y al quejarse ellos, les pregunt: "Esto os ofende? Pues qu, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?"r

    A ciertos judos inicuos que, envueltos en el manto del or-gullo racial, se jactaban de haber descendido del linaje de Abraham y queran excusar sus pecados empleando sin derecho el nombre del gran patriarca, nuestro Seor les pro-clam su propia preeminencia en estos trminos: "De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy."s

    Ms adelante se explicar el significado completo de esta aseveracin; basta por lo pronto considerar este pasaje como una afirmacin clara de que nuestro Seor sobrepujaba a Abraham en antigedad y supremaca. Pero en vista de que el nacimiento de ste haba antecedido al de Cristo por ms de diecinueve siglos, esta antigedad debi referirse a una existencia anterior a la terrenal.

    Al aproximarse la hora de su traicin, en la ltima

    r Juan 6:38, 51. 57, 61, 62. s Juan 8:58; vase tambin 17:5, 24; comprese con Exo. 3:14. Pag. 37

    de esta obra.

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  • 12 JESS EL CRISTO

    entrevista que tuvo con los apstoles antes de su experiencia angustiosa en el Getseman, Jess los consol, diciendo: "Pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habis amado y habis credo que yo sal de Dios. Sal del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre."t Adems, en el curso de su efusiva oracin por aquellos que haban sido fieles a su testimonio de su Mesiazgo, dirigi al Padre esta solemne invocacin: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifcame t para contigo con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese."u

    El Libro de Mormn asimismo presenta evidencia ex-plcita de la preexistencia de Cristo y su misin preordinada. No podemos citar sino una de las muchas evidencias que en ese tomo se hallan. Un profeta antiguo, llamado en la his-toria el hermano de Jared,v recurri al Seor en una ocasin con una splica especial: "Y le dijo el Seor: Creers las palabras que te voy a declarar? Y l le respondi: S, Seor, s que hablas la verdad, porque eres Dios de verdad, y no puedes mentir. Y cuando hubo pronunciado estas palabras, he aqu el Seor se le mostr y dijo: Porque sabes estas cosas, eres redimido de la cada; por tanto, eres trado de nuevo a mi presencia, y por esta razn me manifiesto a ti. He aqu, yo soy el que fui preparado desde la fundacin del mundo para redimir a mi pueblo. He aqu, soy Jesucristo. Soy el Padre y el Hijo. En m tendr luz eternamente todo el gnero humano, s, cuantos creyeren en mi nombre; y llegarn a ser mis hijos y mis hijas. Y nunca me he mos-trado a los hombres que he creado, porque jams ha credo en m el hombre, como t lo has hecho. Ves cmo has sido creado a mi propia imagen? S, en el principio todos los hombres fueron creados a mi propia imagen. He aqu, este

    t Juan 16:27, 28; vase tambin 13:3. u Juan 17:3-5; vanse tambin los versculos 24 y 25. v Nota 3 al fin del captulo.

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  • PREEXISTENCIA Y PREORDINACION DEL CRISTO 13

    cuerpo que ves ahora es el cuerpo de mi Espritu; y he creado al hombre a semejanza del cuerpo de mi Espritu; y as como me aparezco a ti en el espritu, aparecer a mi pueblo en la carne."x

    Los hechos principales que guardan relacin directa con el tema en consideracin, y de los cuales testifican los pasajes citados, son: Que el Cristo se manifest a s mismo mientras se hallaba todava en su estado preexistente; y que declar haber sido escogido desde la fundacin del mundo para ser el Redentor.

    Las revelaciones dadas por conducto de los profetas de Dios en la dispensacin actual contienen abundante eviden-cia del nombramiento y ordenacin de Cristo en el mundo primordial; y puede ofrecerse como testimonio el texto com-pleto de las Escrituras contenidas en Doctrinas y Convenios. Los siguientes ejemplos vienen particularmente al caso. En una comunicacin dada a Jos Smith el profeta, en mayo de 1833, el Seor se proclam a s mismo como el que haba venido previamente del Padre al mundo, y de quien Juan haba dado testimonio como el Verbo; y se reitera la verdad solemne de que El, Jesucristo, "era en el principio, antes que el mundo fuese"; y adems, que era el Redentor "que vino al mundo, porque el mundo fue hecho por l, y en l estaba la vida y la luz del hombre". Por otra parte, se hace referen-cia a El como el "Unignito del Padre, lleno de gracia y de verdad, aun el Espritu de verdad, que vino y mor en la carne". En esta misma revelacin, el Seor dijo: "Y ahora, de cierto, de cierto os digo, yo estuve en el principio con el Padre, y soy el Primognito."y En una ocasin anterior, como lo testifica el profeta moderno, l y uno de sus com-paeros en el sacerdocio fueron iluminados por el Espritu, de modo que pudieron ver y entender las cosas de Dios, "aquellas cosas que existieron desde el principio, antes que el mundo fuese. Cosas que el Padre decret por medio de

    xLibro de Mormn: ter 3:11-16. Vase tambin 1 Nefl 17:30; 19:7; 2 Nefi 9:5; 11:7; 25:12; 26:12; Mosah 3:5; 4:2; 7:27; 13:34; 15:1; Alma 11:40; Helamn 14:12 3 Nefi 9:15.

    y Doc. y Con. 93:1-17, 21.

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  • 14 JESS EL CRISTO

    su Unignito Hijo, quien fu en el seno del Padre, aun desde el principio; de quien damos testimonio; y el testimonio que damos es la plenitud del evangelio de Jesucristo, el cual es el Hijo, a quien vimos y con quien conversamos en la visin celestial."z

    El testimonio de las Escrituras grabadas en ambos hemis-ferios, el de las historias antiguas as como modernas, las declaraciones inspiradas de profetas y apstoles, y las palabras del Seor mismo proclaman al unsono la preexistencia de Cristo y su ordenacin como el Salvador y el Redentor del gnero humano desde el principio: s, aun antes de la fun-dacin del mundo.

    NOTAS AL CAPITULO 2

    1. Inteligencias graduadas en el estado preexistente.Mustrase con toda claridad, mediante una revelacin divina dada a Abraham, que los espritus de los hombres existieron como inteligencias indivi-duales con distintos grados de habilidad y poder, antes de la inaugu-racin del estado terrenal sobre esta tierra y aun antes de la creacin del mundo como morada adecuada para los seres humanos: "Y el Seor me haba mostrado a m, Abrahn, las inteligencias que fueron organizadas antes que el mundo fuese; y entre todas stas haba muchas de las nobles y grandes; y Dios vio estas almas, y eran buenas, y estaba en medio de ellas, y dijo: A stos har mis gobernantespues estaba entre aquellos que eran espritus, y vio que eran buenosy l me dijo: Abrahn, t eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer." (P. de G. P., Abrahn 3:22-23)

    Siguen inmediatamente a las partes de la revelacin citada otros versculos en los que se manifiesta que Cristo as como Satans se hallaban entre aquellas inteligencias exaltadas, y que Aqul fue elegido y ste rechazado como el futuro Salvador del gnero humano: "Y estaba entre ellos uno que era semejante a Dios, y dijo a los que se hallaban con l: Descenderemos, pues hay espacio all, y tomaremos de estos materiales y haremos una tierra en donde stos puedan morar; y as los probaremos, para ver si harn todas las cosas que el Seor su Dios les mandare. Y a los que guardaren su primer estado les ser aadido; y aquellos que no guardaren su primer estado, no recibirn gloria en el mismo reino con los que lo hayan guardado; y quienes guardaren su segundo estado, recibirn aumento de gloria sobre sus cabezas para siempre jams. Y el Seor dijo: A quin enviar? Y respondi uno seme-

    x Doc. y Con. 76:13, 14.

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  • NOTAS AL CAPITULO 2 15

    jante al Hijo del Hombre: Heme aqu; envame. Y otro contest, y dijo: Heme aqu; envame a m. Y el Seor dijo: Enviar al primero. Y el segundo se enoj, y no guard su primer estadot y muchos lo siguieron ese da." (Ibid., vers. 24-28)

    2. El concilio primordial en los cielos."Se afirma definitiva-mente en el libro de Gnesis que el Seor dijo: 'Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza'; y adems, despus que Adn hubo participado del fruto prohibido, el Seor declar: 'He aqu el hombre es como uno de nosotros'; y claramente se deduce que en todo lo relacionado con la obra de la creacin del mundo, hubo una consulta; y aunque Dios habl como est escrito en la Biblia, es evi-dente, sin embargo, que consult con otros. Las Escrituras nos dicen que 'hay muchos dioses y muchos seores, para nosotros, sin embargo, slo hay un Dios, el Padre'. (1 Cor. 8:5) Es por esta razn, aunque otros participaron en la creacin de los mundos, que la Biblia lo expresa en la forma en que lo tenemos; porque la plenitud de estas verdades se revela nicamente a personas altamente favorecidas, por razones que slo Dios sabe; y como nos es dicho en las Escrituras: 'La comunin ntima de Jehov es con los que le temen; y a ellos har conocer su pacto.' (Salmo 25:14)

    "Es congruente creer que en este Concilio Celestial se examin detenidamente el plan que haba de adoptarse con relacin a los hijos de Dios, que en esa poca eran espritus y no haban obtenido cuerpos todava. Porque al considerar la creacin del mundo y la colocacin de los hombres sobre lpermitindoles de esta manera obtener taber-nculos o cuerpos, y con ellos obedecer las leyes de la vida y nueva-mente ser exaltados entre los Diosesnos es dicho que 'alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios*. El siguiente asunto por resolver fue cmo y de acuerdo con cul prin-cipio se habra de llevar a cabo la salvacin, exaltacin y gloria eterna de los hijos de Dios. Es evidente que se propusieron y discutieron ciertos planes en ese Concilio, y que despus de un examen completo de aquellos principios, y habiendo declarado el Padre su voluntad con-cerniente a su propsito, Lucifer se present ante el Padre con un plan ideado por l mismo, y dijo: 'Heme aqu, envame. Ser tu hijo y res-catar a todo el gnero humano, de modo que no se perder una sola alma, y de seguro lo har; dame, pues, tu honra.' Pero Jess, al or esta proposicin de Lucifer, dijo: 'Padre, hgase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre.' De estas palabras del Hijo bien amado, naturalmente hemos de colegir que al discutirse este asunto, el Padre haba dado a conocer su voluntad y explicado su plan y designio sobre estas cosas, y todo lo que su Hijo amado deseaba hacer era cumplir la voluntad de su Padre que, segn parece, ya se haba expresado. Tam-bin deseaba que se diera la gloria a su Padre, a quien, como Dios el Padre, y originador y diseador del plan, corresponda todo el honor

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  • 16 JESS EL CRISTO

    y la gloria. Sin embargo, Lucifer quera introducir un plan contrario a la voluntad de su Padre, y adems quera su honra, pues dijo: 'Sal-var a todas las almas de los hombres, por tanto, dame tu honra.' Quera obrar en contra de la voluntad de su Padre, y arrogantemente deseaba privar al hombre de su libre albedro, y de este modo con-vertirlo en esclavo y colocarlo en tal posicin que le sera imposible obtener esa exaltacin que Dios haba propuesto para l, mediante la obediencia a la ley que El le haba indicado; y adems, Lucifer aspiraba al honor y poder de su Padre, a fin de poder llevar a cabo principios que se oponan a los deseos del Padre."Mediation and Atone-ment, por John Taylor, pgs. 93, 94.

    3. Los Jareditas."De las dos naciones cuyas historias constituyen el Libro de Mormn, la primera, en cuestin de tiempo, fue la del pueblo de Jared, que bajo la direccin de su caudillo, sali de la Torre de Babel al tiempo de la confusin de lenguas. ter, el ltimo de sus profetas, escribi su historia sobre veinticuatro planchas de oro y, pre-viendo la destruccin de su pueblo a causa de su iniquidad, escondi las planchas histricas. Ms tarde las encontr una expedicin enviada por el rey Limhi, monarca nefita, aproximadamente en el ao 122 antes de Cristo. Moroni subsiguientemente compendi la historia que se hallaba grabada sobre estas planchas y agreg el relato condensado a los anales del Libro de Mormn. En la traduccin moderna lleva el nombre del Libro de ter.

    "En la historia, segn la tenemos, no se da el nombre del primer y principal profeta de los jareditas, sino solamente se conoce como el hermano de Jared. En cuanto a su pueblo, nos enteramos de que en medio de aquella confusin en Babel, Jared y su hermano rogaron ante el Seor que ellos y sus compaeros fuesen librados de la dis-persin inminente. Se escuch su oracin, y junto con un grupo considerable que, como ellos, no se haba contaminado con la adora-cin de dolos, el Seor los llev de sus casas, prometiendo conducirlos a un pas escogido sobre todos los dems. No se sabe con exactitud la ruta que siguieron; slo sabemos que llegaron al ocano y que all construyeron ocho naves o barcos, en los cuales se hicieron a la mar. Estos barcos eran pequeos y carecan de luz por dentro, pero el Seor hizo luminosas ciertas piedras, las cuales proveyeron luz a los viajeros encerrados. Despus de un viaje de trescientos cuarenta y cuatro das, la colonia desembarc en las costas de Amrica.

    "Aqu la colonia lleg a ser una nacin floreciente; pero, cediendo con el tiempo a disensiones internas, se dividieron en bandos que combatieron entre s hasta que el pueblo qued totalmente destruido. Esta destruccin que ocurri cerca del cerro Rama, al que los nefitas ms tarde dieron el nombre de Cumora, se verific ms o menos al tiempo de la llegada de Lehi, aproximadamente 590 aos antes de Cristo."Artculos de Fe, por el autor, pgs. 291-292.

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  • CAPITULO 3

    LA NECESIDAD DE UN REDENTOR

    EMOS mostrado anteriormente que todos los humanos existieron como entidades espirituales en el mundo

    primitivo, y que esta tierra fue creada con objeto de poner al alcance de ellos las oportunidades del estado terrenal. Mientras eran todava espritus les fue otorgada la facultad del libre albedro o la libertad para escoger; y el plan divino dispuso que naciesen libres en la carne, herederos del derecho inalienable de la libertad para escoger y obrar por s mismos en la tierra. Es incuestionablemente esencial para el progreso eterno de los hijos de Dios que sean sometidos a la influencia del bien as como del mal, y adems, sean puestos a prueba y examinados "para ver si harn todas las cosas que el Seor su Dios les mandare".a El libre albedro es un elemento in-dispensable de tal prueba.

    El Padre Eterno entenda bien las naturalezas distintas y capacidades diversas de su progenie espiritual; y su pre-cognicin infinita le manifest claramente, aun desde el prin-cipio, que en la escuela de la vida algunos de sus hijos lo-graran el xito y otros fracasaran; unos seran fieles, otros falsos; unos escogeran lo bueno, otros lo malo; unos bus-caran el camino de la vida, mientras que otros preferiran seguir el camino de la destruccin. Previo, adems, que la muerte entrara en el mundo y que sera de breve duracin individual la posesin que sus hijos tuvieran de sus cuerpos. Vio que se desobedeceran sus mandamientos y se violara su ley; y que los hombres, excluidos de su presencia y dejados a s mismos, degeneraran en lugar de elevarse, fracasaran en lugar de avanzar, y los cielos los perderan. Fue necesario que se proveyese un medio de redencin, con la ayuda del cual el hombre errante pudiera hacer una reparacin y, cumplien-

    aP. de G. P., Abrahn 3:25. Para un examen ms completo del libre albedro del hombre, vase Artculos de Fe, del autor, pgs. 57-62, y las numerosas referencias que all se dan.

    H

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  • 18 JESS EL CRISTO

    do con la ley establecida, lograr la salvacin y finalmente la exaltacin en los mundos eternos. Habra de ser vencido el poder de la muerte a fin de que, aun cuando los hombres por fuerza tuviesen que morir, sus espritus viviran de nuevo, revestidos de cuerpos inmortales, de los cuales la muerte no volvera a triunfar.

    No permitamos que la ignorancia y la irreflexin nos hagan cometer el error de suponer que la precognicin del Padre, respecto de lo que en determinadas condiciones habra de ser, estableci que as tendra que ser. No fue su intencin que se perdieran las almas de los del gnero humano; al contrario, fue y es su obra y gloria "llevar a cabo la inmor-talidad y la vida eterna del hombre".b Sin embargo, El vio la maldad en que irremediablemente habran de caer sus hijos; y con infinito amor y misericordia dispuso los medios para evitar las temibles consecuencias, con la condicin de que el transgresor debiera emplearlos.c La oferta del Hijo Pri-mognito, de establecer el evangelio de salvacin por medio de su propio ministerio entre los hombres y de sacrificarse a s mismo, mediante el afn, la humillacin y el padecimiento, aun hasta la muerte, fue aceptado, y lleg a ser el plan pre-ordinado para redimir al hombre de la muerte, proveerle por ltimo la salvacin de los efectos del pecado y poner a su alcance la exaltacin por medio de sus obras justas.

    De acuerdo con el plan adoptado en el concilio de los Dioses, se cre al hombre como espritu incorpreo, y su en-voltura de carne fue integrada por los elementos de la tierra.d

    Se le dieron mandamientos y leyes y qued libre para obedecer o desobedecer, con la justa e inevitable condicin de que dis-frutara o padecera los resultados naturales de su eleccin.e

    Adn, el primer hombre colocado sobre la tierra de conformi-

    bP. de G. P., Moiss 1:39; comprese con 6:59. Nota 1 al fin del captulo.

    c Nota 2 al fin del captulo. d Gn. 1:26, 27; 2:7; comprese con P. de G. P., Moiss 2:26, 27; 3:7;

    Abrahn 4:26-28; 5:7. e Gen. 1:28-31; 2:16, 17; comprese con P. de G. P., Moiss 2:28-31;

    3:16, 17; Abrahn 4:28-31; 5:12, 13.

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  • LA NECESIDAD DE UN REDENTOR 19

    dad con el plan establecidof y Eva, dada a l como compaera, e indispensable para l en la misin sealada de poblar la tierra, desobedecieron el mandamiento directo de Dios y de este modo efectuaron la "cada del hombre", inaugurando con ello el estado carnal, del cual la muerte es un elemento esencial.g No se propone considerar aqu detalladamente la doctrina de la cada; para nuestro propsito basta establecer la realidad del trascendental acontecimiento y sus portentosas consecuencias.h La mujer fue engaada y, violando directa-mente el consejo y mandamiento, particip del alimento que les haba sido prohibido, y como consecuencia, su cuerpo sufri una degeneracin y qued sujeto a la muerte. Adn comprendi la disparidad que haba surgido entre l y su compaera, y con cierto grado de entendimiento sigui el mismo curso, y de esta manera particip con ella de esa degeneracin corporal. Consideremos en esto las palabras del apstol Pablo: "Adn no fue engaado, sino que la mujer, siendo engaada, incurri en transgresin."i

    El hombre y la mujer ahora se haban tornado mortales. Por haber participado del alimento que no convena a su naturaleza y condicin, y respecto del cual fueron amones-tados categricamente, padecieron el resultado inevitable de desobedecer la ley y los mandamientos divinos, y quedaron sujetos a los achaques fsicos y flaquezas corporales que el gnero humano ha recibido como herencia natura.j Sus cuerpos, que antes de la cada haban sido perfectos en cuanto a forma y funciones, ahora se vieron expuestos, con el tiempo, a la disolucin o la muerte. El tentador por excelencia, a causa de cuyas sofisteras, insinuaciones e infames mentiras Eva fue engaada, no era otro sino Satans o Lucifer, el rebelde y cado "hijo de la maana", cuya proposicinque significara la destruccin de la libertad del hombrefue rechazada en el

    f Gn. 2:8; comprese la afirmacin del versculo 5, que antes de esa poca "no haba hombre para que labrase la tierra"; vase tambin P. de G. P., Moiss 3:7; Abrahn 1:3; Nefl 5:11.

    e Gn. captulo 3; comprese con P. de G. P., Moiss, captulo 4. h Vase Artculos de Fe, pgs. 69-77. i 1 Tim. 2:14; vase tambin 2 Cor. 11:3. j Nota 3 al fin del captulo.

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  • 20 JESS EL CRISTO

    concilio celestial, y l y todos sus ngeles "arrojados a la tie-rra" en su estado de espritus incorpreos, que nunca jams poseern sus propios cuerpos.k Como represalia diablica por haber sido rechazado en el concilio, derrotado por Miguel y las huestes celestiales y expulsado ignominiosamente de los cielosSatans proyect destruir los cuerpos dentro de los cuales naceran los espritus fieles, o sea aquellos que guarda-ron su primer estado; y el engao de Eva no fue sino uno de los primeros pasos de esa maquinacin infernal.

    La muerte ha llegado a ser la herencia universal; puede arrebatar a sus vctimas en su infancia o juventud, en el perodo de la flor de la vida, o puede postergar su demanda hasta que las nieves de la vejez se hayan acumulado sobre la venerable cabellera; puede venir como resultado de un accidente o enfermedad, o bien violentamente o, como sole-mos decir, por causas naturales; pero tiene que venir, como Satans bien lo sabe; y este conocimiento constituye su triunfo actual, aunque pasajero. Sin embargo, los propsitos de Dios, como siempre han sido y siempre lo sern, son infinitamente superiores a las intrigas ms sagaces de hombres y demonios; y aun antes de ser creado el primer hombre en la carne, se haba provedo lo necesario para contrarrestar la conspira-cin satnica de convertir la muerte en inevitable, per-petua y suprema. Para vencer la muerte y proveer el medio de rescate del poder de Satans, se dispuso la expiacin que haba de llevar a cabo Jess el Cristo.

    En vista de que el castigo consiguiente a la cada vino sobre la raza humana por causa de un acto individual, sera manifiestamente injusto y consiguientemente imposible, como parte del propsito divino, hacer que todos los hombres pade-cieran los resultados sin proverseles un rescate.1 Adems, si por la transgresin de un solo hombre entr el pecado en el mundo, y la muerte vino sobre todos, concordara con la razn que un solo hombre efectuase la expiacin requerida.m

    k Vase la pgina 7 de esta obra. J Nota 4 al fin del captulo. m Nota 5 al fin del captulo.

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  • LA NECESIDAD DE UN REDENTOR 21

    "El pecado entr en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, as la muerte pas a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. . . As que, como por la trans-gresin de uno vino la condenacin a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificacin de vida."n Tal fue lo que ense el apstol Pablo, y adems: "Porque por cuanto la muerte entr por un hombre, tambin por un hombre la resurreccin de los muer-tos. Porque as como en Adn todos mueren, tambin en Cristo todos sern vivificados."o

    Manifiestamente, en lo que concerna al Salvador, la expiacin habra de ser un sacrificio vicario, voluntario e inspirado por el amor, universal en su aplicacin al gnero humano, al grado que stos aceptasen el medio de rescate que de esta manera se pona a su alcance. Para tal misin, sola-mente uno en quien no hubiese pecado poda reunir las cuali-dades necesarias. Aun las vctimas que los israelitas antiguos ofrecan sobre el altarpropiciacin provisional por las ofen-sas del pueblo bajo la ley mosaicatenan que estar limpias y libres de manchas o defectos; de no ser as, eran inaceptables y constitua un sacrilegio el intentar ofrecerlas.p Jesucristo fue el nico Ser que se acomodaba a los requisitos del gran sacri-ficio:

    1.Como el nico Varn sin pecado; 2.Como el Unignito del Padre y, consiguientemente,

    el nico Ser nacido en la tierra plenamente dotado de los atributos de Dios as como del hombre;

    3.Como el que haba sido designado en los cielos y preordinado para este servicio.

    Qu otro hombre ha sido sin pecado y, por tanto, com-pletamente libre del dominio de Satans, y a quien la muerte, la paga del pecado, no viniera naturalmente? Si Jesucristo hubiera muerto igual que otros hombrescomo resultado del

    n Rom. 5:12, 18. 1 Cor. 15:21, 22. P Lev. 22:20; Deut. 15:21; 17:1; Mal. 1:8, 14; comprese con Heb. 9:14;

    1 Ped. 1:19.

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  • 22 JESS EL CRISTO

    poder que Satans puede lograr sobre ellos por motivo de sus pecadossu muerte no habra sido sino una experiencia individual, sin ninguna facultad para expiar en lo mnimo ninguna culpa u ofensa ms que las suyas. La impecabilidad absoluta de Cristo lo calific, su humildad y buena dispo-sicin lo hicieron aceptable al Padre como el sacrificio ex-piatorio mediante el cual podra efectuarse la propiciacin por los pecados de todo ser.

    Qu otro hombre ha vivido con el poder para resistir la muerte; y a quien sta no poda dominar sino por la propia voluntad de l? Sin embargo, Jesucristo no pudo ser muerto hasta que su "hora hubo llegado", y sta habra de ser el momento en que El voluntariamente entregara su vida y permitiera su propia defuncin por un acto de su voluntad. Siendo hijo de una madre terrenal, hered la capacidad para morir; y engendrado por un Padre inmortal, recibi como herencia el poder para resistir la muerte indefinidamente. Literalmente entreg su vida, pues as lo hace constar su propia afirmacin: "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de m mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar."q Y tambin: "Porque como el Padre tiene vida en s mismo, as tambin ha dado al Hijo el tener vida en s mismo."r nicamente tal Ser podra triunfar de la muerte; y en nadie ms que en Jesu-cristo se cumpli esta condicin indispensable de un Redentor del mundo.

    Ha habido otro hombre que haya venido a la tierra con un nombramiento semejante, investido con la autoridad de tal preordinacin? Jesucristo no asumi su misin expia-toria por su propia cuenta. Es verdad que se ofreci a s mismo en los cielos; tambin es cierto que fue aceptado, y que en el debido tiempo descendi a la tierra para cumplir con las condiciones de esa aceptacin; mas no obstante, fue elegido por uno mayor que EL La esencia de su confesin de

    q J u a n 10:17, 18. r J u a n 5; 26.

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  • LA NECESIDAD DE UN REDENTOR 23

    autoridad siempre dio a entender que obraba bajo la direc-cin del Padre, como lo atestiguan estas palabras: "Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envi."s "Mi comida es que haga la voluntad del que me envi, y que acabe su obra."t "No puedo yo hacer nada por m mismo; segn oigo, as juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad sino la voluntad del que me envi, la del Padre."u

    Mediante la expiacin efectuada por Jesucristoser-vicio redentor realizado en forma vicaria en bien de los del gnero humano, todos los cuales se haban alejado de Dios como consecuencia del efecto del pecado, as el heredado como el cometido individualmentese abre la puerta a una reconciliacin por medio de la cual el hombre nuevamente puede tener comunicacin con Dios y hacerse digno de morar otra vez y para siempre en la presencia de su Padre Eterno. El efecto de la expiacin puede convenientemente considerarse bajo dos aspectos:

    1. La redencin universal de la raza humana, de la muerte causada por la cada de nuestros primeros padres; y

    2. La salvacin, mediante la cual se proveen los medios para libertarse de las consecuencias del pecado individual.

    En la resurreccin del Cristo crucificado se manifest la victoria sobre la muerte. Fue el primero en pasar de la muerte a la inmortalidad y, por consiguiente, justamente es conocido como las "primicias de los que durmieron".v La amplia evidencia que hay en las Escrituras muestra que la resurreccin de los muertos, por El inaugurada, ha de exten-derse a todo aquel que haya o habr vivido. Despus de la resurreccin de nuestro Seor, otros que haban dormido en la tumba se levantaron, y muchos los vieron, no como apari-ciones espirituales, sino como espritus resucitados, revestidos

    s Juan 6:38. t Juan 4:34. u Juan 5:30; vase tambin el versculo 19 y Mat. 26:42; comprese Doc.

    y Con. 19:2; 20:24. v 1Cor. 15:20; vase tambin Hech. 26:23; Col. 1:18; Apo. 1:5.

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  • 24 JESS EL CRISTO

    de cuerpos inmortales: "Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que haban dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, despus de la resurreccin de l, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos."x

    Desgnase como "santos" a aquellos que fueron los pri-meros en resucitar y levantarse; y otros pasajes de las Escritu-ras confirman el hecho de que nicamente los justos saldrn en las primeras pocas de la resurreccin que an est por con-sumarse; pero la palabra revelada irrefutablemente establece el hecho de que todos los muertos, a su vez, van a reasumir cuerpos de carne y huesos. La afirmacin directa del Salvador debiera ser terminante: "De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirn la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirn. . . . No os maravillis de esto; porque vendr hora cuando todos los que estn en los sepulcros oirn su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrn a resurreccin de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrec-cin de condenacin."y

    Los apstoles de la antigedadz ensearon la doctrina de la resurreccin universal, e igual cosa hicieron los profetas nefitas;a y las revelaciones consiguientes a la dispensacin actual confirman el mismo asunto.b Aun los paganos que no han conocido a Dios saldrn de sus sepulcros; y por mo-tivo de que habrn vivido y muerto sin conocer la ley salva-dora, se ha dispuesto un medio de darles a conocer el plan de salvacin. "Y entonces sern redimidas las naciones pa-ganas, y los que no conocieron ninguna ley tendrn parte en la primera resurreccin."c

    Jacob, profeta nefita, ense la universalidad de la resu-

    x Mat. 27:52, 53. y Juan 5:25, 28, 29. En las Escrituras modernas que confirman la misma

    verdad, leemos: "Los que hubieren hecho bien, en la resurreccin de los justos; y los que hubieren hecho mal, en la resurreccin de los injustos." Doc. y Con. 76:17.

    z Vanse ejemplos de esto en Hech. 24:15; Apo. 20:12, 13. a Vase 2 Nefl 9:6, 12, 13, 21, 22; Helamn 14:15-17; Mosah 15:20-24;

    Alma 40:2-16; Mormn 9:13, 14. b Doc. y Con. 18:11, 12; 45:44, 45; 88:95-98. cDoc. y Con. 45:54.

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  • LA NECESIDAD DE UN REDENTOR 25

    rreccin y explic la necesidad absoluta de un Redentor, sin el cual se habran frustrado los fines de Dios con respecto a la creacin del hombre. Sus palabras constituyen un resumen conciso y vigoroso de la verdad revelada que se relaciona directamente con nuestro tema presente:

    "Porque como la muerte ha pasado a todo hombre para cumplir el misericordioso designio del Gran Creador, tambin es necesario que haya un poder de resurreccin, y la resurreccin debe venir al hombre por motivo de la cada; y la cada vino a causa de la transgresin; y por haber cado el hombre, fue desterrado de la presencia del Seor. Por tanto, deber ser una expiacin infinita, porque si no fuera infinita, esta corrupcin no podra vestirse de incorrupcin. De modo que el primer juicio que cay sobre el hombre habra durado eternamente. Y siendo as, esta carne tendra que pudrirse y desmenuzarse en su madre tierra, para no levantarse jams. Oh la sabi-dura de Diosl Su misericordia y gracia! Porque he aqu, si la carne no se levantara ms, nuestros espritus que-daran sujetos a aquel ngel que cay de la presencia del Dios eterno, y se convirti en diablo, para no levantarse ms. Y nues-tros espritus habran llegado a ser como l, y nosotros seramos diablos, ngeles de un diablo, separados de la presencia de nues-tro Dios para quedar con el padre de las mentiras, en miseria como l; s, semejantes a aquel ser que enga a nuestros pri-meros padres, quien se hace aparecer como un ngel de luz, e incita a los hijos de los hombres a combinaciones secretas de asesinatos y a toda especie de obras secretas de tinieblas. Oh cuan grande es la bondad de nuestro Dios, que nos prepara el camino para que escapemos de las garras de ese terrible mons-truo, muerte e infierno, que llamo la muerte del cuerpo, y tam-bin la muerte del espritu. Y a causa del plan de redencin de nuestro Dios, el Santo de Israel, esta muerte de que he hablado, que es la temporal, entregar sus muertos; y esta muerte es la tumba. Y la muerte de que he hablado, que es la muerte espiri-tual entregar sus muertos; y esta muerte espiritual es el infierno. De modo que la muerte y el infierno han de entregar sus muer-tos: el infierno ha de entregar sus espritus cautivos, y la tumba sus cuerpos cautivos, y los cuerpos y los espritus de los hombres sern restaurados el uno al otro; y se har por el poder de la resurreccin del Santo de Israel. Oh cuan grande es el plan

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  • 26 JESS EL CRISTO

    de nuestro Dios! Porque por otro lado, el paraso de Dios ha de entregar los espritus de los justos, y la tumba los cuerpos de los justos; y los espritus y los cuerpos sern restaurados de nuevo unos a otros, y todos los hombres se tornarn incorruptibles e inmortales; y sern almas vivientes, con un conocimiento perfecto parecido al que tenemos en la carne, salvo que nuestro conoci-miento ser perfecto."d

    Las Escrituras testifican terminantemente que por apli-carse la expiacin a la transgresin individual, el pecador puede obtener la absolucin, si cumple con las leyes y orde-nanzas comprendidas en el evangelio de Jesucristo. En vista de que el perdn de los pecados no puede recibirse de ninguna otra manerapues no hay ni en el cielo ni en la tierra ningn otro nombre sino el de Jesucristo en el cual puede venir la salvacin a los hijos de los hombresetoda alma necesita la intercesin del Salvador, porque todos han pecado. "Por cuanto todos pecaron, y estn destituidos de la gloria de Dios"dijo Pablo en la antigedadfy Juan el Apstol aadi su testimonio en estos trminos: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engaamos a nosotros mismos, y la verdad no est en nosotros."g

    Quin puede impugnar la justicia de Dios, que niega la salvacin a todo aquel que no quiere cumplir con las condiciones prescritas, las cuales declaran que no se puede obtener de ninguna otra manera? Cristo es "autor de eterna salvacin para todos los que le obedecen",h y Dios "pagar a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmor-talidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad sino que obedecen a la injusticia; tribula-cin y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo."i

    He aqu, pues, la necesidad de un Redentor; porque sin d 2 Nefl 9:6-13; lase todo el captulo. e P. de G. P., Moiss 6:52; comprese 2 Nefl 25:20; Mosah 3:17; 5:8;

    Doc. y Con. 76:1. f Rom. 3:23; tambin el versculo 9; Gal. 3:22. g 1 Juan 1:8. h Heb. 5:9. i Rom. 2:6-9.

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  • LA NECESIDAD DE UN REDENTOR 27

    El el gnero humano permanecera para siempre en un estado cado y quedara inevitablemente perdido en lo que respecta a la esperanza de progreso eterno.j Se ha dispuesto la proba-cin terrenal como oportunidad para adelantar; pero son tan grandes las dificultades y los peligros, tan fuerte la influencia de la maldad en el mundo, y tan dbil el hombre para resis-tirla, que sin la ayuda de un poder superior al humano, nin-gn alma podra volver a Dios, del cual vino. La necesidad de un Redentor estriba en la incapacidad del hombre de elevarse de lo fsico a lo espiritual, del reino ms bajo al ms alto.

    Para este concepto, no nos faltan analogas en el mundo natural. Reconocemos una distincin fundamental entre la materia viviente y la inanimada, entre lo orgnico y lo in-orgnico, entre el mineral muerto por una parte y la planta o animal viviente por la otra. Dentro de las limitaciones de su orden, el mineral muerto se desarrolla por la acrecin de la substancia y puede alcanzar una condicin de estructura y forma relativamente perfectas, como la que se ve en el cristal. Pero la substancia mineral, aunque obran favorable-mente sobre ella las fuerzas de la naturalezala luz, el calor, la electricidad, energa y otrasnunca puede llegar a ser un organismo viviente; ni tampoco pueden los elementos muer-tos entrar en los tejidos de la planta, como parte esencial de la misma, mediante alguna combinacin qumica separada de la vida. Sin embargo, la planta, que es de un orden ma-yor, enva sus pequeas races a la tierra, extiende sus hojas hacia la atmsfera y por medio de estos rganos absorbe las disoluciones de la tierra e inspira los gases del aire, y de esta materia inerte elabora los tejidos de su maravillosa es-tructura. Ninguna partcula mineral, ninguna substancia qumica muerta jams ha llegado a ser elemento constitu-yente de un tejido orgnico sino por la intervencin de la vida.

    J En este captulo no se ha procurado tratar detalladamente la Cada, la Expiacin o la Resurreccin. El lector puede referirse a las obras doctri-nales sobre esta materia o Artculos de Fe del autor, captulos 3, 4 y 21.

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  • 28 JESS EL CRISTO

    Tal vez, con algn provecho, podramos extender la analoga un paso ms. La planta es incapaz de elevar su propio tejido al nivel animal. Aun cuando, segn el orden aceptado de la naturaleza, "el reino animal" debe depender del "reino vegetal" para subsistir, la substancia de la planta llega a ser parte del organismo animal nicamente al grado que ste desciende de su nivel ms alto, y por medio de su propia accin incorpora el compuesto vegetal a s mismo. A su vez, la materia animal jams puede llegar a ser, ni transitoriamente, parte del cuerpo humano, sino al grado que el hombre viviente lo asimila y, por el procedimiento vital de su propia existencia, momentneamente eleva a un nivel ms elevado de su propia existencia la substancia del animal que le sirvi de alimento. Desde luego, se ad-mite que la comparacin que aqu se presenta es defec-tuosa, si se lleva ms all de los lmites razonables de la aplicacin; porque la elevacin de la materia mineral al nivel de la planta, el tejido vegetal al nivel del animal y la elevacin de cualquiera de stos al nivel humano, no es sino un cambio provisional; y con la disolucin de los tejidos mayores, la materia que los compone cae de nuevo al nivel de lo inanimado y lo muerto. Sin embargo, como ilus-tracin, quiz la analoga no carezca completamente de valor.

    Por tanto, a fin de que el hombre pueda avanzar de su actual estado cado y relativamente degenerado a la con-dicin ms elevada de la vida espiritual, debe intervenir una fuerza mayor que la suya. Mediante la operacin de las leyes que existen en un reino ms alto, se puede ayudar y elevar al hombre; l, de s mismo y sin ayuda, no puede salvarse por sus propios esfuerzos.k Es incuestionablemente esencial un Redentor y Salvador del gnero humano para la realizacin del plan del Padre Eterno de "llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre";1 y ese Redentor y Salvador es Jess el Cristo, aparte del cual no hay ni puede haber otro.

    k Henry Drummond habla extensamente sobre una comparacin rela-cionada con la que acabamos de presentar, en su ensayo "Biognesis", que el lector puede estudiar con provecho.

    l P. de G. P., Moiss 1:39.

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  • NOTAS AL CAPITULO 3 29

    NOTAS AL CAPITULO 3

    1. La precognicin de Dios no es una causa determinante."Con respecto a la precognicin de Dios, no se vaya a decir que la omnis-ciencia divina es en s misma la causa determinante mediante la cual los acontecimientos inevitablemente se llevan a cabo. Un padre terrenal que conoce las debilidades y flaquezas de sus hijos tristemente puede predecir, por razn de ese conocimiento, las calamidades y sufrimientos que esperan a su hijo errante. Puede prever en el destino futuro de ese hijo la prdida de bendiciones que pudo haber ganado: la prdida de posicin, del respeto de s mismo, la reputacin y el honor. Aun pueden aparecer en las visiones lastimosas del alma de ese padre carioso las sombras tenebrosas de una celda en la penitenciara o la noche interminable de la sepultura de un borracho. Sin embargo, con-vencido por la experiencia sobre la imposibilidad de efectuar la reforma de su hijo, prev los lamentables acontecimientos de lo futuro, y este conocimiento no le produce ms que afliccin y angustia. Se podr decir que la previsin del padre es la causa de la vida pecaminosa del hijo? Este ya ha alcanzado la madurez; es el amo de su propio destino; es su propio agente. El padre est incapacitado para gobernarlo por la fuerza o dirigirlo por rdenes arbitrarias; y, aun cuando gustosa-mente hara cualquier esfuerzo o sacrificio para salvar a su hijo de su destino inminente, teme por lo que parece ser una certeza terrible. Mas ciertamente, ese padre considerado, devoto y amoroso en ningn sentido contribuye a la rebelda del hijo por causa de su conocimiento. Razonar en sentido contrario equivaldra a decir que un padre descuidado, que ningn inters tiene en estudiar la naturaleza y carcter de su hijo, que disimula las tendencias pecaminosas y yace en completa indife-rencia en lo que concierne al futuro probable de ese hijo, est bene-ficindolo por motivo de su mismo descuido, porque su falta de previsin no puede obrar como causa contribuyente a la delincuencia del joven.

    "Nuestro Padre Celestial posee un conocimiento completo de la naturaleza y disposicin de cada uno de sus hijos, conocimiento logrado tras amplsima observacin y experiencia en las eternidades pasadas de nuestra niez primordial; y al compararse con ese conocimiento, viene a ser infinitamente pequeo el que nuestros padres terrenales obtienen mediante su experiencia con sus propios hijos. Por motivo de ese cono-cimiento superior, Dios lee el destino del nio y del joven, del hombre individualmente y de los hombres colectivamente como comunidades y naciones; sabe lo que cada cual har en determinadas condiciones, y conoce el fin desde el principio. Su precognicin se basa en la inteli-gencia y la razn. El prev lo futuro como un estado que natural y seguramente ha de llevarse a cabo; no como una situacin que tiene que ser porque El arbitrariamente ha dispuesto que as sea."The Great Apostasy, por el autor, pgs. 19, 20.

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  • 30 JESS EL CRISTO

    2. El hombre es libre de escoger por s mismo."El Padre de nuestras almas ha conferido a sus hijos el derecho divino del libre albedro; no los gobierna ni los gobernar por la fuerza arbitraria; a nadie impele hacia el pecado; a nadie obliga a ser justo. Le ha con-cedido al hombre la libertad para obrar por s mismo; y esta indepen-dencia viene acompaada del hecho de una responsabilidad estricta y la certeza de un ajuste individual de cuentas. En el juicio con que sere-mos juzgados, se tomarn en cuenta todas las condiciones y circuns-tancias de nuestra vida. Las tendencias inherentes que se han here-dado, el efecto del ambiente, ya sea conducente al bien o al mal, las enseanzas sanas de la juventud o la falta de la buena instruccin stos y todos los dems elementos contribuyentes sern considerados en el fallo de un veredicto justo, en lo que toca a la culpabilidad o inocencia del alma. No obstante, la prudencia divina manifiesta clara-mente cul ser el resultado cuando determinadas condiciones obran en la naturaleza y disposicin conocidas de los hombres, mientras que todo individuo se halla libre para escoger el bien o el mal dentro de los lmites de las muchas condiciones existentes y operativas." The Great Apostasy, pg. 21; vase tambin Artculos de Fe, pgs. 57 y 58.

    3. La cada fue una degeneracin fsica.Una revelacin moderna dada a la Iglesia en el ao 1833 (Doc. y Con. Seccin 89), prescribe las reglas para una vida sana, particularmente en lo que concierne al uso de estimulantes, narcticos y alimentos que no son propios para el cuerpo. En lo que respecta a las causas fsicas que ocasionaron la cada, y la relacin estrecha que existe entre esas causas y las viola-ciones actuales de la Palabra de Sabidura, comprendida en la reve-lacin a la que acabamos de referirnos, estas palabras son pertinentes:

    "Esta (la Palabra de Sabidura), como otras revelaciones que se han dado en la dispensacin actual, no es enteramente nueva. Es tan antigua como la raza humana. El principio de la Palabra de Sabi-dura se revel a Adn. Le fueron dados a conocer todos los elementos esenciales de la Palabra de Sabidura en su estado inmortal, antes que l diera a su cuerpo las cosas que lo convirtieron en substancia terre-nal. Fu amonestado sobre esta prctica en forma precisa. Se le dijo que no tratara a su cuerpo como objeto de tormento. No le fue dicho que lo considerara como el faquir hind ha llegado a tomarlo, ni que lo estimara como cosa que ha de ser condenada por completo. Pero s le fue dicho que no diera a ese cuerpo ciertas cosas que haba alre-dedor de l. Le fue advertido que si lo haca, su cuerpo perdera el poder que entonces tena de vivir para siempre, y quedara sujeto a la muerte. Le fu indicado, como os ha sido indicado a vosotros, que hay mucha fruta buena que podemos cortar, comer y saborear. Cree-mos en disfrutar de alimentos buenos. Creemos que Dios nos ha dado todas las cosas buenas. Creemos en disfiutar todo lo posible de nes-

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  • NOTAS AL CAPITULO 3 31

    tros alimentos, y, por tanto, debemos evitar la glotonera, as como el ser extremosos en todos nuestros hbitos de comer; y como le fue dicho a Adn, en igual forma nos es dicho a nosotros: No toques estas cosas, porque el da en que lo hagas ser acortada tu vida y morirs.

    "Aqu deseo decir que en esto consisti la cada: en comer cosas que no convenan, en dar al cuerpo substancias que lo convirtieron en cosa terrena; y voy a aprovechar esta ocasin para proclamar contra las interpretaciones falsas de las Escrituras, adoptadas por ciertas personas, y muy de moda en la actualidad, en las cuales se hace referencia de un modo sigiloso y misterioso, a que la cada del hombre consisti en cierta ofensa contra las leyes de la castidad y la virtud. Tal doctrina es una abominacin. Qu derecho tenemos de tergiversar las Escrituras de su sentido y significado correctos? Qu derecho tenemos de suponer que Dios no dio a entender precisamente lo que dijo? La cada fue un procedimiento natural que vino como resultado de que nuestros pri-meros padres dieran a sus cuerpos substancias derivadas de alimentos impropios, violando el mandamiento de Dios concerniente a lo que deban de comer. Refrenmonos de andar diciendo en voz baja que la cada se debi a que la madre de la raza humana perdi su castidad y virtud. No es verdad; la raza humana no es nacida de fornicacin. Los cuerpos que hemos recibido nos son dados de la manera que Dios dispuso. Nunca se diga que el patriarca de la raza humana, que se asoci con los dioses antes de venir aqu a la tierra, y su igualmente real compaera, fueron culpables de una ofensa tan vil. La adopcin de esa creencia ha causado que muchos disculpen su propia violacin y desviacin de-la senda de la castidad y del camino de la virtud, diciendo que es el pecado de la raza y que es tan antiguo como Adn. Adn no lo introdujo. Eva no lo cometi. Fue introducido por el diablo, y lo hizo a fin de sembrar la semilla de la muerte prematura en los cuerpos de los hombres y mujeres, para que la raza humana se degenerara tal como ha sucedido cuando se han transgredido las leyes de la virtud y de la castidad.

    "Nuestros primeros padres fueron puros y nobles, y cuando pasemos al otro lado del velo quiz conoceremos algo de su estado elevado, ms de lo que sabemos ahora. Pero sepamos de una vez por todas que fueron puros; fueron nobles. Es cierto que desobedecieron las leyes de Dios, comiendo las cosas que les fue mandado no comer; pero, quin de vosotros puede levantarse y condenar?"De un sermn por el autor en la 83a. Conferencia Semestral de la Iglesia, 6 de octubre de 1913.

    4. Cristo efectu la redencin de la cada."De modo que el Salvador es el amo de la situacin: la deuda queda pagada, la reden-cin hecha, el convenio cumplido, la justicia satisfecha, la voluntad de Dios obedecida y todo poder ahora es dado al Hijo de Dios: el poder de la resurreccin, de la redencin, de la salvacin, la facultad para establecer leyes con objeto de llevar a cabo y cumplir este propsito.

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  • 32 JESS EL CRISTO

    De ah, que la vida y la inmortalidad son manifestadas, se introduce el evangelio y El llega a ser el autor de la vida eterna y la exaltacin. El es el Redentor, el Resucitador, el Salvador del hombre y del mundo; y El ha dispuesto que la ley del evangelio sea el medio que debe obede-cerse en este mundo y en el venidero, as como El obedeci la voluntad y la ley de su Padre; y por consiguiente, 'el que creyere ser salvo, y el que no creyere ser condenado'. Antes de la fundacin del mundo se formul, concert y acept el plan, el arreglo, el acuerdo, el con-venio; fue simbolizado por los sacrificios, y se llev a cabo y se con-sum sobre la cruz. De modo que por ser el mediador entre Dio