jaime mÉndez pÉrez
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UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA UNIDAD XOCHIMILCO
DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES POSGRADO EN DESARROLLO RURAL NIVEL MAESTRÍA
"TRANSFORMACIONES AGRÍCOLAS Y ESTRATEGIAS
CAMPESINAS EN LOS ALTOS SUR DE JALISCO"
TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN DESARROLLO RURAL
PRESENTA:
JAIME MÉNDEZ PÉREZ
DIRECTOR: DR. CRISTOBAL SANTOS CERVANTES 1° LECTOR: DR. MIGUEL MEZA CASTILLO
2°LECTORA: DRA. PATRICIA DE LEONARDO RAMÍREZ
CIUDAD DEMÉXICO MARZO DE 2016
A mi familia por siempre estar presente.
A todas las personas de El Ocote, La Barranquilla, La Loma y El Josefino de Allende, Jalisco.
Al honorable A. Baruya.
A mis profesores del Posgrado en Desarrollo Rural de la UAM Xochimilco.
INDICE
Introducción 5
Planteamiento del problema 6
Preguntas y ejes de investigación 9
Objetivos 9
Metodología 11
1 Capítulo I. Contexto histórico-regional: Los Altos Sur de Jalisco
15
1.1 Los Altos Sur de Jalisco como región 16
1.2 Del latifundio colonial a la pequeña propiedad: conformación de la hacienda alteña
20
1.3 La hacienda alteña y su lógica de producción agrícola: el caso de la Hacienda El Regladero
23
1.4 El sistema de mediería y peonaje. Relaciones agrarias en Los Altos Sur de Jalisco
31
1.5 Entre ranchos y rancheros: actores y espacio social 34
1.6 Los medieros como actores sociales y como campesinos 39
1.7 La ranchería El Ocote, Jalisco
40
2 Capítulo II. Transformaciones agrícolas y reconfiguraciones agrarias y socioculturales 45
2.1 De la yunta al tractor y de la milpa al monocultivo. Cambio tecnológico y reconversión productiva 48
2.2 De mediero a jornalero y migrante: reconfiguraciones agrarias y sociales 59
3 Capítulo III. Estrategias campesinas 63
3.1 La diversificación de actividades: estrategias de permanencia en el rancho
65
3.2 Migración como estrategia de vida: creación de redes al exterior 70
3.3 Estrategias productivas e innovaciones campesinas
73
3.4 Las fiestas patronales: organización social a partir de la fiesta
78
Conclusiones 81
Anexo 87
Memorias y el caminar por el rancho 88
Memorias y andanzas alteñas 88
Bibliografía 96
Mapas 103
Fotografías 109
5
Introducción
En el presente texto se aborda un estudio sobre el proceso de transformaciones
agrícolas y agrarias por las que ha atravesado una ranchería del estado de Jalisco
a lo largo de las dos últimas décadas, así como de una serie de reconfiguraciones
sociales que han surgido y las distintas estrategias que los actores sociales han
echado a andar para adaptarse a dicho proceso. La ranchería en cuestión es El
Ocote, Jalisco.
Hasta finales de la década de los ochenta y principios de los noventa el
sistema de milpa y mediería predominaba en la mayor parte de las rancherías que
conforman los municipios de Jesús María, en la región de Los Altos Sur del estado
de Jalisco1. La milpa como sistema agrícola y la mediería como sistema agrario2
eran la base de la producción de las principales unidades agrícolas de la región –
haciendas y barbechos de auto subsistencia- para abastecer la demanda del
mercado regional de productos agrícolas, así como la demanda de las unidades
familiares del lugar. Este sistema productivo característico de la región alteña
basado en la mediería tiene sus inicios en la lógica de producción mediante la cual
operaban grandes latifundios coloniales como la hacienda de Santa Ana
Apacueco3. Dicho sistema fungió como mecanismo de producción de las
haciendas alteñas de principios del siglo XX y llegó de manera casi intacta hasta
principios de la década de los noventa donde encuentra su punto de ruptura con la
llegada de la modernización de la agricultura a la región.
Las diversas transformaciones en el aspecto productivo llegaron con la
mecanización de la agricultura, la adopción de paquetes tecnológicos y la
1 Ver Mapa 1 en Anexo. 2 La mediería es un trato agrario entre dos partes. Por un lado el dueño de la tierra que provee de tierra, semillas, abonos e implementos de cultivo y por otro los campesinos sin tierra –o escasa- que proveen el trabajo. El sistema de mediería representa una renta en especie de la tierra en la que al final del ciclo agrícola la cosecha es repartida en dos partes. Este trato agrícola puede renovarse –o no- cada ciclo agrícola, según los acuerdos a que se llegue entre ambas partes. En el capítulo 1 de este trabajo se aborda más a fondo el tema de la mediería. 3 Aunque técnicamente se trata de un latifundio colonial y no de una hacienda, en la bibliografía sobre el tema y en la memoria colectiva de las personas de la región se le sigue otorgando el término de “hacienda” a este asentamiento.
6
reconversión productiva, principales elementos del cambio que han transformado
paulatinamente la dinámica productiva en las unidades agrícolas de la región,
trayendo consigo un fenómeno de desplazamiento paulatino del trabajo
campesino, además del incremento de la tendencia comercial de los productos
agrícolas y la intensificación del uso de agroquímicos y semillas mejoradas que
han desplazado parcialmente a las semillas criollas, principalmente para el caso
del maíz.
En el plano social, la migración de campesinos desplazados se intensificó y
se diversificaron las actividades de los que se quedaron en las rancherías. En este
sentido, las transformaciones agrícolas trajeron consigo reconfiguraciones agrarias
y sociales pues el sistema de mediería está siendo sustituido por el trabajo
agrícola asalariado o jornal y son notorias una serie de reconfiguraciones
socioculturales producto de la constante migración.
Planteamiento del problema
La agricultura en la región de Los Altos Sur de Jalisco se ha transformado en las
últimas décadas. Paulatinamente está siendo desplazado el sistema tradicional de
cultivo por la adopción de tecnologías agrícolas modernas. En específico, el
sistema de milpa y mediería está siendo desplazado por un nuevo sistema en el
que predomina la mecanización, el monocultivo y el trabajo campesino asalariado,
lo que en la actualidad ha traído consigo diversas transformaciones en el plano
productivo, social, económico, cultural, alimentario y ambiental entre los grupos de
campesinos de la región.
Para el caso específico de este trabajo, partiremos del estudio de la lógica
de producción de una hacienda alteña. La Hacienda El Regladero fue una de las
principales productoras agrícolas de la zona en que se lleva a cabo el presente
estudio. En su época de esplendor, a principios del siglo XX, esta unidad abarcaba
parte de lo que son ahora las rancherías El Regladero, El Ocote, La Montaña y La
Joya, dando trabajo a gran número de peones y medieros de la región. La
7
producción agrícola de esta hacienda, principalmente granos como frijol y maíz de
temporal, además cultivos de riego como linaza, papa, alfalfa y forrajes, estaba
destinada al mercado regional.
En la actualidad la lógica de producción de esta unidad se ha transformado,
pues las tierras están destinadas principalmente para el monocultivo de maíz
forrajero y gran parte de sus potreros han sido desmontadas y habilitadas para el
cultivo de agave y otra gran parte de sus terrenos para la ganadería. La mayor
parte de las actividades agrícolas que se llevan a cabo en esta hacienda son
mediante el uso de maquinaria y eventualmente, dependiendo de la labor a
realizar y del ciclo agrícola, requiere del trabajo de algunos campesinos que a lo
largo de este proceso de transformaciones han pasado de ser medieros a ser
jornaleros.
El caso de la hacienda El Regladero es sólo un ejemplo de una lógica más
amplia en que se encuentra inmersa la región alteña en la actualidad, una lógica
en la que la modernización de la agricultura ha desplazado paulatinamente los
sistemas tradicionales de cultivo trayendo consigo un proceso de transformaciones
en distintos niveles.
En el plano agrícola, el uso de maquinaria ha sustituido parcialmente la
fuerza de trabajo de los campesinos medieros, desplazándolos parcial y
paulatinamente del sistema productivo y con ellos llevándose una serie de
conocimientos tradicionales acumulados a lo largo de varias generaciones sobre el
cultivo de milpa, el uso y fabricación de herramientas y sobre el cuidado del medio
ambiente; la sustitución de cultivos tradicionales mediante el sistema milpa por
monocultivos comerciales como el de maíz forrajero, tomate, agave y chía, han ido
desgastando los suelos, a decir de algunos campesinos que reconocen daños en
las tierras de cultivo por el uso intensivo de agroquímicos empleados en los
diversos cultivos.
Las relaciones sociales de producción también se han transformado.
Anteriormente el sistema de mediería representaba un trato agrario entre
campesinos sin tierra –o con escasas tierras- y los dueños de haciendas y
ranchos. Con la adopción de modelos mecanizados la nueva lógica de producción
8
agrícola emplea en menor medida el trabajo de un gran número de campesinos
que quedan al margen de las labores agrícolas, convirtiéndose paulatinamente en
jornaleros, empleados en fábricas de las ciudades cercanas, empleadas
domésticas, obreros, obreras y migrantes.
La migración como estrategia de vida ha traído consigo transformaciones
en la reproducción social de las rancherías. Las migraciones son de manera
temporal a ciudades cercanas como Arandas, Guadalajara, San Francisco del
Rincón o León, en el vecino estado de Guanajuato, al Distrito Federal por algunos
meses y a Estados Unidos por periodos que en la actualidad abarcan alrededor de
cinco a seis años. Ante la ausencia de las personas que migran en la localidad,
otros actores sociales asumen nuevos roles en el plano productivo; tal es el caso
de las mujeres que en la actualidad llevan a cabo labores agrícolas que antes no
realizaban.
En el plano alimentario, con la creciente producción a gran escala de maíz
forrajero destinado al mercado local y regional ganadero, se empobrece la canasta
básica de algunas de las familias de la localidad que sin bien mediante el sistema
de mediería aseguraban el gasto anual de granos básicos como el maíz y frijol,
ahora se ven obligados a comprarlos hacia finales del año, en tanto campesinos
sin tierra.
Un factor de análisis importante para entender la relación existente entre
campesinos y patrones y que acentúa la desigualdad social es el tema de la
tenencia de la tierra en la región alteña. “La propiedad privada [...] es una fuerza
histórica en la región alteña [y las] relaciones sociales en torno a la tierra siguen
beneficiando a la oligarquía” (Fábregas, 1986: 28). Esta lógica se ha reproducido
hasta nuestros días en la región, pues la tierra, en tanto propiedad privada, se
encuentra en manos de unos cuantos dueños mayoritarios, mientras que un
nutrido grupo de campesinos poseen sólo pequeños terrenos que apenas
alcanzan para la construcción de sus casas y sus barbechos producen si acaso
para el auto consumo. Si sumamos a este caso el tema de las herencias, las
tierras de cultivo por unidad familiar cada vez son más reducidas.
9
Pregunta y ejes de investigación
Tomando en cuenta los factores descritos anteriormente, el principal eje de
investigación y punto de partida del presente estudio es el aspecto productivo y las
transformaciones que ha tenido la agricultura en las últimas dos décadas en El
Ocote, una ranchería de la región de Los Altos Sur de Jalisco, a raíz de la llegada
de la mecanización de la agricultura y la adopción de paquetes tecnológicos.
En este sentido, la pregunta que guía esta investigación es ¿cómo a partir
del proceso de transformaciones agrícolas al interior de una ranchería se
transforman y reconfiguran otros ámbitos de la vida como lo es el agrario,
ambiental, alimentario y sociocultural y cuáles han sido las principales estrategias
que ha seguido un grupo de campesinos ante dicho proceso?
Objetivos
Para llevar a cabo dicha investigación, me ha parecido de vital importancia el
análisis de las formas de organización social y productivas, así como el análisis
del contexto histórico regional, del proceso de formación histórica que da
características específicas a la región de Los Altos Sur de Jalisco. El interés en el
análisis de la historicidad de los procesos productivos y regionales radica en que
en esta región existen campesinos con características socioculturales específicas
y propias. Al mismo tiempo se han creado dinámicas y relaciones de poder entre
una oligarquía ranchera y los campesinos, medieros y jornaleros agrícolas de la
región.
Partiendo del análisis de las transformaciones productivas que se han dado
en la región de Los Altos Sur de Jalisco en las últimas décadas, me he planteado
identificar y estudiar las reconfiguraciones sociales y las principales estrategias
productivas y de vida que han seguido en El Ocote los campesinos como actores
sociales.
Tomando en cuenta que los modelos de modernización agrícola en esta
10
región han desplazado paulatinamente a los modelos tradicionales de cultivo, es
importante identificar, a partir de la mirada de los actores sociales, el proceso de
transición de un modelo tradicional de cultivo a uno híbrido en la actualidad. Son
diversos los casos que demuestran esta combinación de elementos como
estrategia productiva entre algunos campesinos pequeños productores que
combinan elementos de su sistema de conocimientos y saberes tradicional con las
nuevas tecnologías en el plano productivo. En este sentido, se torna importante
identificar, estudiar y difundir entre los grupos de campesinos de la región las
principales estrategias de adaptación a dichas transformaciones que han seguido
los actores sociales -medieros y jornaleros- ante el fenómeno de la modernización
de la agricultura y el desplazamiento parcial del sistema productivo agrícola.
El aspecto alimentario es importante tomarlo en cuenta. Si anteriormente
gran parte de las cosechas estuvieron destinadas al auto consumo de las
unidades familiares, en la actualidad con la reconversión productiva los cultivos
han pasado a ser de tradicionales a comerciales. Es el caso específico del maíz,
en la actualidad su producción tiende mayormente al mercado regional forrajero.
Por último, es importante analizar y describir la relación que existe entre la
producción agrícola y la transmisión de conocimientos tradicionales como
elementos centrales de la cultura campesina, tales como el cuidado del medio
ambiente, el uso y fabricación de herramientas de cultivo y del funcionamiento del
sistema de milpa.
El presente estudio describe el estado actual de un proceso de
transformaciones, retomando el aspecto histórico, productivo, sociocultural y la
permanencia del modo de vida campesino en la ranchería El Ocote, en Los Altos
Sur de Jalisco. Se centra principalmente en el papel de los pequeños productores
y de las unidades de autoconsumo y la manera en que a través de las estrategias
que van creando enfrentan este proceso de transformaciones en distintos niveles.
11
Metodología
¿Cómo me ubico dentro del proceso de investigación? Mi familia forma parte del
proceso migratorio de la ranchería El Ocote hacia el Estado de México de manera
definitiva al inicio de la década de los noventa. Aunque por visitas a la ranchería
mantuvimos el contacto con amigos, familiares y el lugar, durante el proceso de
maestría mis visitas fueron más frecuentes y duraderas y pude vincularme de
mejor manera con los ciclos productivos, así como con las personas involucradas
participando como jornalero en algunas de las labores agrícolas del tomate y el
maíz. Digamos que fui “el chilango” que regresó.
Para llevar a cabo este estudio se realizó trabajo de campo en la parte norte
del municipio de Jesús María, Jalisco, partiendo de la ranchería El Ocote hacia
otras rancherías vecinas como La Montaña, La Loma de San Miguel, La
Barranquilla y los pueblos El Josefino de Allende y Ojo Zarco4, lugares a donde un
grupo de jornaleros agrícolas de El Ocote se desplaza regularmente para trabajar
en las distintas labores en las que son contratados y en los que mantienen lazos
sociales con otros grupos de campesinos.
A raíz de estos recorridos y vínculos con este grupo de jornaleros de la
ranchería El Ocote, me vinculé con otros grupos de jornaleros, medieros y
migrantes, del rancho La Barranquilla mediante la participación como jugador en
un equipo de fútbol y con quienes me reunía por lo menos cada domingo.
Posteriormente formé parte del equipo Loma de Flores y pude convivir con un
mayor número de personas de otras rancherías y del pueblo del Josefino de
Allende. Estar cerca de estos equipos me permitió conocer las experiencias
migratorias a Estados Unidos y a ciudades cercanas de muchos de sus
integrantes.
La observación participante en distintos espacios y situaciones, en las
labores en diversas unidades productivas agrícolas (haciendas, ranchos,
barbechos familiares), las entrevistas de acercamiento con los grupos de
jornaleros y con los equipos de fútbol fueron de suma importancia para describir el
4 Ver Mapa 2 en Anexo
12
medio, las propias labores agrícolas, la dinámica de las relaciones sociales y
laborales que mantienen los grupos de campesinos en la región y así poder
describir las principales transformaciones que han ocurrido en las últimas
décadas.
Realizar entrevistas estructuradas en una segunda fase proporcionó
testimonios orales acerca de la formación histórica de la ranchería y la experiencia
a lo largo de este proceso de transformaciones agrícolas y reconfiguraciones
sociales entre los grupos de campesinos de la región, así como de sus
aspiraciones y proyectos.
En esta misma etapa final de la investigación, algunas de las entrevistas
estuvieron apoyadas por fotografías que mostraron las personas de la ranchería y
mediante la herramienta de la foto elicitación5 se pudo crear, en conjunto con
muchas personas de la ranchería, un archivo fotográfico que posteriormente se
convirtió en una muestra fotográfica que fue exhibida públicamente en el marco de
las fiestas patronales de la ranchería en 2015.
La información recabada durante el trabajo de campo fue documentada en
un diario de campo, información que se fue complementando con una constante
revisión bibliográfica a lo largo de las clases en aula y las discusiones con
compañeros y maestros de la Maestría en Desarrollo Rural de la UAM Xochimilco.
De manera general, el trabajo que aquí se presenta está dividido en tres
capítulos. En el primero de ellos se aborda el tema del contexto histórico y
regional, dando cuenta del proceso de formación histórica de la región de Los
Altos de Jalisco en general y en particular de la ranchería El Ocote donde se llevó
a cabo el estudio, destacando elementos como la lógica de producción de la
región, las relaciones agrarias producto dicha lógica y cerrando el capítulo
analizando la discusión teórica generada en torno a los conceptos de rancho y
5 La foto elicitación o elicitación fotográfica es una herramienta de la antropología visual que representa un proceso mediante el cual el investigador “recoge información a través del diálogo sobre material fotográfico [durante las entrevistas]. Dicho material suelen ser imágenes que han elaborado los sujetos implicados y participantes en la acción [u otro tipo de fotografías o videos]… se trata de dialogar sobre y con las imágenes rememorando lo que ellas muestran, enlazando con recuerdos, con experiencias (pasadas o presentes), con sensaciones y emociones” (Angulo, 2007).
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ranchero6. Cabe destacar que este capítulo ha sido elaborado tanto a partir de
consulta de textos históricos como de la memoria histórica de la ranchería relatada
en entrevistas y pláticas informales. Otro elemento importante que se aborda en
este primer capítulo es el concepto de campesino y actor social, planteado a partir
de la idea de que los grupos de campesinos de la región se han transformado, se
han adaptado, dependiendo de la situación por la que atraviesen pasan de una
categoría a la otra en un mismo espacio o en varios. Para el caso que nos ocupa,
ese actor social va pasando de mediero a jornalero, de migrante a ranchero, pero
con una fuerte y marcada base campesina que persiste. Cuando está en la
ranchería realiza múltiples actividades, va cambiando, dependiendo de la
necesidad económica y de las circunstancias, de una categoría a otra; como
puede dedicarse a las actividades agrícolas en su barbecho -si lo tiene- como
contratarse de jornalero en el cultivo del mezcal, maíz o tomate, o todas a la vez.
También es el migrante que se va por unos añitos al otro lado y a su regreso, con
capital en mano, suele aventurarse a rentar un barbecho para llevar a cabo algún
tipo de cultivo comercial; es el pequeño productor de autoconsumo, el mediero, el
campesino que se aún persiste.
El capítulo dos está dedicado a la descripción de las principales
transformaciones productivas observadas a lo largo del proceso de investigación,
además de los testimonios que personas de la comunidad han compartido
mediante entrevistas y pláticas informales. Las transformaciones son descritas en
dos sentidos principalmente: en el plano tecnológico con el proceso que he
nombrado de la yunta al tractor y en el plano productivo con el paso de la milpa al
monocultivo. Por otra parte, se han observado y descrito reconfiguraciones en el
plano agrario con el paso de mediero a jornalero y con los nuevos roles sociales
surgidos en la ranchería a raíz de la intensificación de la migración.
Las estrategias que los productores han adoptado para enfrentar los
6 De manera general, lo que plantea esta discusión son las distintas maneras en que se ha denominado al ranchero en México y ha sido principalmente en dos sentidos: tanto al propietario de una unidad agrícola y ganadera como a la persona que vive en una ranchería. De la misma manera, el rancho puede ser una unidad de producción agropecuaria pero también en el sentido de ranchería es un asentamiento humano, un conjunto de ranchos o pequeñas propiedades. Ahondaremos más sobre el tema en el capítulo 1 de este trabajo.
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cambios mencionados son motivo del capítulo tres. En el plano social, muchos
campesinos al quedar al margen de los medios de producción agrícola, han
adoptado la diversificación de actividades como una de sus principales estrategias
de vida. Es el caso de muchos medieros e hijos de ellos. En ocasiones la
mediería, dependiendo de la dinámica económica general, se relacionan y
complementa con otras actividades y un sujeto se viste de otro dependiendo de
las condiciones existentes. En el plano productivo, algunos de estos actores
experimentan con nuevas estrategias locales como soluciones a los problemas
que se van encontrando a lo largo de los ciclos agrícolas y con las
transformaciones que experimentan en la actualidad. Y por último, planteo en este
tercer capítulo que han surgido estrategias de organización entre las personas en
relación a la organización de las fiestas patronales al interior de la ranchería El
Ocote.
Finalmente, en la parte dedicada a los anexos, agrego al trabajo un texto
basado en testimonios familiares y compartidos en entrevistas con personas de la
ranchería, un texto a manera de cuento donde se le da voz a cada una de las
cinco generaciones que han pasado por la ranchería El Ocote. En el mismo texto
intento transcribir algunas de las hablas rurales alteñas y su transformación de
manera generacional principalmente producto de la migración de las generaciones
más jóvenes. Además agrego una serie de mapas que sirven de guía para ubicar
geográficamente la zona de estudio y un anexo fotográfico compilado a lo largo del
trabajo de campo.
15
Capítulo I
Contexto Histórico-regional: Los Altos Sur de Jalisco
El estado de Jalisco se encuentra dividido políticamente en doce regiones. Los
Altos es una de ells y a su vez se encuentra subdividida en Altos Norte y Altos Sur.
Para fines de la presente investigación, nos centraremos únicamente en la región
Sur de Los Altos, pues en ella se encuentra el municipio de Jesús María y la
ranchería El ocote donde principalmente se ha llevado a cabo el trabajo de campo.
La región Altos Sur se compone de doce municipios: Acatic, Arandas,
Cañadas de Obregón, Jalostotitlán, Jesús María, Mexticacán, San Ignacio Cerro
Gordo, San Julián, San Miguel el Alto, Tepatitlán de Morelos, Valle de Guadalupe y
Yahualica de González Gallo (PRD Jalisco, 2011: 16). Aunque política y
administrativamente se dice que estos son los municipios que la componen, para
el caso del presente estudio partimos de la idea de que la región no es algo
homogéneo. En específico la región Sur de Los Altos de Jalisco y más en concreto
el municipio de Jesús María, si bien pertenece políticamente a la región, se
encuentra inmerso en relaciones económicas, laborales, culturales e históricas con
la región del Bajío Guanajuatense. En este sentido, tomamos en cuenta para el
concepto de región no sólo cuestiones geográficas y administrativas, sino
cuestiones históricas como la pertenencia de este municipio al latifundio-hacienda
de Santa Ana Apacueco, las relaciones económicas que históricamente se han
establecido por la venta de productos agropecuarios con ciudades del Bajío
Guanajuatense, las relaciones laborales que se han establecido en la medida en
que muchas personas migran a ciudades como León y San Francisco del Rincón a
trabajar y las mismas relaciones culturales que comparten Los Altos “de abajo” con
El Bajío guanajuatense.
Para fines de esta investigación utilizo el concepto de región para delimitar
una zona geográfica, sus características y particularidades respecto a otras
regiones del país. Tomo en cuenta cuestiones históricas y culturales de Los Altos
de Jalisco, además de elementos naturales y climáticos que dan características
16
específicas a la agricultura temporalera en la región. Retomando a Andrés
Fábregas,
“No existe una conceptualización unívoca de región sino que su conceptualización está sujeta al planteamiento teórico general del investigador, al problema específico que trata de resolver y, por consiguiente, a la actitud metodológica adoptada… la región es el resultado de un proceso de vinculación en el tiempo y en el espacio a la sociedad, la cultura, el medio ambiente y la historia” (Fábregas, 1997: 143, citado en Robertos, 2010: 9).
En este capítulo plantearé el proceso de formación histórica de la región de
Los Altos Sur de Jalisco y en particular el proceso de formación histórica de la
ranchería donde se lleva a cabo la investigación como elemento fundamental para
comprender el proceso de transformaciones que se vive en la actualidad.
Partimos del planteamiento de Francoise Chevalier acerca del surgimiento
de la pequeña propiedad a partir del fraccionamiento de los grandes latifundios
coloniales que se establecieron en el occidente de México. Describir a la hacienda
alteña y su lógica de producción será importante para analizar las relaciones
agrarias que en estas unidades agrícolas operaban. Cierro el capítulo con la
discusión del concepto de rancho y ranchero para entrar en materia con el tema
de actor social.
Este apartado se ha realizado basándome tanto en textos consultados
como en testimonios de personas de la ranchería, sobre todo ex trabajadores de la
hacienda El Regladero, que dan cuenta tanto de la lógica de producción de esta
unidad agrícola como de la memoria histórica de la ranchería.
1.1 Los Altos Sur de Jalisco como región
Los Altos es una de las doce regiones en que se ha dividido el estado de Jalisco.
Se encuentra ubicada en el “occidente de México, en el triángulo de Guadalajara,
La Piedad, y León” (Martínez y Gándara, 2002: 207). Dentro del estado de Jalisco
se encuentra ubicada hacia el noreste y geológicamente
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“presenta los rasgos característicos de los paisajes rancheros: son tierras altas, colocadas entre 1,800 y 2,400 metros de altitud, que forman una red compleja de lomeríos y mesetas antiguamente cubiertas de bosques de robles, encinos sabinos y que sustituyen hoy en día mezquites y huizaches de poca monta” (Becerra, 1994: 126).
La región alteña es considerada por algunos autores como Andrés
Fábregas como un “territorio áspero, marcado por la aridez y la sequedad, poco
propicio para la agricultura” y marcado por lluvias de temporal erráticas.
(Fábregas, 1986: 27). No por casualidad Agustín Yáñez llamaría a los suelos
alteños “tierras flacas” en su novela del mismo nombre, suelos “de tierra roja en la
parte sur y suelos claros en la mayor parte del territorio alteño, caracterizados
ambos por el tepetate. Debajo de esta capa el horizonte cultivable es inexistente”
(Fábregas, 1986: 27). Otro factor adverso que reconoce este autor para la
agricultura alteña es la diferenciación social en torno a la propiedad de la tierra en
su mayoría propiedad privada. “La Reforma Agraria se introdujo en tiempos del
general Cárdenas, pero pronto fue absorbida por las condiciones locales,
reajustándose de tal manera, que las relaciones sociales en torno a la tierra siguen
beneficiando a la oligarquía” (Fábregas, 1986: 28).
Con respecto al tema de la tenencia de la tierra volveremos en apartados
posteriores. Por lo pronto mencionaremos que es importante tener en cuenta el
proceso de formación histórica de la región alteña para que distintos elementos
tomen relevancia analítica.
Dada la escasa presencia de grupos indígenas en la región de Los Altos de
Jalisco, la colonización de la región se dio en el siglo XVI con la llegada de
algunos españoles que establecieron haciendas, ranchos y estancias ganaderas.
Sin embargo, a la llegada de los primeros colonizadores españoles, se llevó a
cabo en esta región
“la sangrienta Guerra del Mixtón que buscó acabar con la resistencia chichimeca. Las terribles perdidas que tuvieron los conquistadores los condujeron a responder con una estrategia militar de etnocidio. Llevaron a los Altos de Jalisco a soldados campesinos castellanos [estableciéndose en la región bajo patrones de] propiedad privada y con una ideología católica fundamentalista… Para la producción de alimentos se hicieron acompañar de campesinos indígenas tlaxcaltecas, los cuales vivían en pueblos vecinos o barrios separados de los conquistadores” (Pérez y López, 2008).
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De esta manera, en la región de Los Altos de Jalisco,
“…en contraste con otras regiones de la Nueva España, el poblamiento se dio más bien con familias españolas que con agrupamiento de indígenas en misiones, constituyendo, a través de villas protectoras rodeadas de ranchos una región militarizada y, progresivamente, abastecedora de las zonas mineras. A partir de este principio históricos se pueden descubrir algunos rasgos específicos de los Altos: una población fundamentalmente criolla, propiedad de la tierra fundada en el trabajo individual y función comercial agrícola, pronto acrecentada por la fundación de Nuestra Señora de San Juan que combinó la feria más grande y el santuario regional más visitado del occidente de México” (Pérez y Robles, 2008).
De manera particular y para el caso que nos ocupa en el presente estudio,
la ranchería conocida como El Ocote pertenece al municipio de Jesús María que
se encuentra dentro de los límites geográficos de la región Altos Sur de Jalisco.
Esta demarcación se ubican hacia el lado sur de la región alteña, en los límites
con el estado de Guanajuato y Michoacán7; perteneciente a la región de los Altos
Sur de Jalisco, pero muy cercano geográfica y económicamente a la región del
Bajío guanajuatense; en una zona intermedia entre el Bajío Guanajuatense y el
inicio de Los Altos de Jalisco que mantiene ciertas relaciones económicas y
sociales históricamente definidas con los estados vecinos antes mencionados.
Los Altos de Jalisco como región no pueden denominarse como algo dado u
homogéneo. Para el caso de Jesús María –municipio vecino a Arandas- ni los
factores geográficos ni los factores sociales, económicos y culturales lo definen
como parte únicamente de Los Altos Sur de Jalisco en la medida en que ha
mantenido lazos históricos con ciudades y poblados que pertenecen a la región
del Bajío Guanajuatense, al grado de que “en el Congreso Constituyente de 1917
se proyectó formar un estado con Arandas (Jalisco) y León (Guanajuato), ciudad
abajeña que es en cierta forma, prolongación de Arandas” (González, 2001: 339).
En términos de la producción agropecuaria, en la región de Los Altos de
Jalisco han predominado los ranchos o haciendas alteñas como unidades de
producción agrícola y ganadera. Estas haciendas surgieron por los años de 1890 y
1900, “tenían de 100 a 5 mil hectáreas de tierra, con especialidad en la cría de
7 Ver Mapa 3 en Anexo
19
ganado y el cultivo de granos con la contratación de medieros [...] El hacendado
cuidaba personalmente de sus bienes, del cultivo de la tierra, la cría del ganado y
tenía relación directa con sus medieros y peones” (Aguirre, 2012: 26). Como dato
importante, en esta zona de Los Altos de Jalisco, históricamente la tierra en tanto
propiedad privada, ha estado en manos de una oligarquía de hacendados primero,
después de rancheros acomodados.
Este es el caso de la hacienda El Regladero que en su época de apogeo
abarcaba casi en su totalidad la ranchería de El Ocote donde se lleva a cabo el
presente estudio. En pleno apogeo de esta hacienda, el propietario, hacendado o
patrón, contaba con los recursos para la inversión, mientras que la fuerza de
trabajo estaba representada por los peones mediante trabajo asalariado y los
medieros que arrendaban gran cantidad de tierras de cultivo para la producción de
granos maíz y frijol principalmente. Mientras la hacienda producía para abastecer
un mercado regional de diversos productos como hortalizas y granos mediante el
sistema de mediería y milpa, al mismo tiempo operaban como unidades de
producción agrícola de menor escala los barbechos8 de las familias de
campesinos de la ranchería donde se producía para el autoconsumo de las
unidades domésticas9 mediante el sistema milpa únicamente. La hacienda
requería de la mano de obra asalariada de los peones, de la renta de la tierra a
medieros, mientras que en el barbecho familiar la mano de obra y capital eran
proporcionados por la unidad doméstica. En la hacienda se llevaba a cabo una
gran diversificación de cultivos: además del maíz y frijol, se cultivaba papa,
cebolla, avena, linaza y trigo, mientras que en ranchos menores era maíz, frijol y
productos de la milpa.
En la actualidad, aunque la hacienda ha pasado por un proceso de división
por venta a distintos dueños, esta lógica aún se reproduce: mantiene grandes
8 En la ranchería y en la región en general, las parcelas familiares de autosubsistencia reciben el nombre de barbecho. Fábregas (1986) escribe al respecto “El terreno que será sembrado recibe el nombre de barbecho al igual que la primera limpia que se realiza antes de cualquier trabajo… lo que se presta a confusión cuando los rancheros señalan que ´tienen un barbecho´ para referirse a la posesión de la parcela (Fábregas, 1986: 237). 9 Refiriéndome a cómo define Chayanov “el concepto de unidad doméstica, que basa su producción en el trabajo familiar, y orienta su actividad económica hacia la satisfacción de las necesidades de consumo de sus miembros” (Citado en Salles, 1988: 8).
20
ventajas sobre los pequeños productores de la región, controlando las tierras de
cultivo, el mercado de productos y la mano de obra campesina pues en mayor
medida utilizan técnicas de cultivo mecanizadas y sólo algunos jornaleros son
contratados de manera eventual.
En la actualidad muchos son los cambios que presenta la hacienda el
Regladero como unidad representativa de las haciendas alteñas producto de la
división de grandes latifundios como la Hacienda de Santa Ana Apacueco. Para
explicar un poco sobre el surgimiento de este tipo de unidades de producción
agropecuaria y su lógica de producción en Los Altos Sur de Jalisco, retomaremos
el concepto acuñado por Francois Chevalier: la pequeña propiedad, producto del
fraccionamiento de grandes latifundios coloniales.
1.2 Del latifundio colonial a la pequeña propiedad: conformación
de la hacienda alteña
Como lo plantea Francoise Chevalier (1982), el surgimiento de la pequeña y
mediana propiedad10 se da tras el fraccionamiento de los grandes latifundios que
se asentaron en el occidente mexicano, dando origen a unidades de producción
agropecuaria denominadas haciendas alteñas o ranchos y a una lógica de
producción característica de esta región del país. La explotación de estos
latifundios se daba de manera indirecta por medio del trabajo de arrendatarios
criollos habitantes de la región que sin ser propietarios poseían derechos sobre la
tierra. Este es el caso de la “enorme hacienda de Santa Ana Pacueco” que como
muchos de estos vastos latifundios sufrió “un proceso de fraccionamiento a través
de generaciones, convirtiéndose en pequeñas propiedades localizadas
generalmente en la periferia de los centros principales de colonización y en zonas
aisladas y alejadas de las principales unidades de producción colonial [minas y
10 Francoise Chevalier (1982) denomina pequeña o mediana propiedad a unidades agrícolas de una extensión que varía entre “una o dos estancias de ganado [de 1700 hectáreas] en zonas poco pobladas, hasta una o varias caballerías de tierras de labor de temporal [de 43 hectáreas] y, a veces, menos” (Chevalier, 1982: 3).
21
haciendas]” (Dale, 1988: 6).
Interesa a este proyecto el caso de la hacienda citada porque el municipio
de Jesús María donde se lleva a cabo el estudio, y gran parte de la región de Los
Altos Sur de Jalisco, se encuentra inmerso en lo que fue este vasto latifundio.
Fundada en 1544, fue una de las haciendas más extensas del occidente mexicano
que abarcaba parte de lo que actualmente son los estados de Jalisco, Guanajuato
y Michoacán. Algunos de los municipios que abarcaba esa extensión territorial
eran “Arandas, Ayo el Chico, Ayo el Grande, Jesús María, Atotonilco, Degollado y
Ayotlán, todos ellos en Jalisco. Cuerámaro, Manuel Doblado, Pénjamo, Huanímaro
y Abasolo en Guanajuato. La Piedad, Puruándiro, Villa Morelos, entre otros, en
Michoacán” (Arredondo, 2009)11.
Como ya mencionamos, una de las características principales de estas
unidades de producción fue que requirieron de la presencia de “núcleos de
modestos pobladores criollos en calidad de arrendatarios, obteniendo con ello una
explotación indirecta de sus tierras” (Chevalier, 1982: 4). Para facilitar la
administración de la hacienda, “fue arrendada en pequeñas fracciones a
campesinos criollos -arrendatarios perpetuos o censatarios- que tenían
ascendencia española. Legalmente estas tierras seguían perteneciendo al dueño
de la hacienda, pero la propiedad útil era del ranchero” que las trabajaba (Aguirre,
2012: 25-26).
Acerca de la dinámica de estos grandes latifundios o grandes haciendas en
México, Tortolero (1992) estudia a
“la hacienda mexicana del siglo XIX como un elemento decisivo en el proceso de dominación de que son objeto los trabajadores... Los sistemas de explotación son rutinarios, fundados en el alquiler de la fuerza de trabajo... El éxito de esta empresa se basa en su carácter colonialista: se apropia de los recursos a su alcance [la tierra, el agua, la fuerza de trabajo, los mercados]” (Tortolero, 1992: 78-79).
En el caso específico de la Hacienda de Santa Ana Pacueco, cuyos principales
dueños, los marqueses de Altamira
11 Ver mapa 4 en Anexo.
22
“residían en España la mayor parte del tiempo hacia finales del siglo XVIII y más aún hacia los años de la Independencia... vieron venir con temor las leyes de Reforma y estuvieron dispuestos a vender, se produjo la ofensiva de numerosos arrendatarios modestos radicados en la hacienda... el 1865 disolvieron la sociedad repartiendo las tierras correspondientes entre todos ellos... En la tercera generación los primitivos ranchos se dividieron en pequeños ranchitos apenas suficientes para cada padre de familia, por lo que muchos hijos tuvieron que migrar... las leyes de Reforma parece que aceleraron la decisión de vender por cuenta de propietarios ausentistas acosados por problemas financieros” (Chevalier, 1982: 7-8).
Tras ser fraccionado este gran latifundio, cuya división concluyó en 1865,
surgieron las pequeñas propiedades, ranchos o haciendas del siglo XIX y XX en la
región. “Por los años de 1890 y 1900 se fincaron las haciendas alteñas de
mediana extensión, tenían de 100 a 5 mil hectáreas con especialidad en la cría de
ganado y el cultivo de granos con la contratación de peones y medieros” (Aguirre,
2012: 26).
La configuración de esta hacienda corresponde al modelo de las haciendas
alteñas de aquellos años, “una estancia ganadera alrededor de la que se
establecieron los ranchos de los cultivadores directos. La interrelación entre
hacienda y rancho se estableció a través de las relaciones de producción que
combinaron el trabajo asalariado [llevado a cabo por los peones] con la renta de la
tierra [o mediería]” (Fábregas, 1986: 142).
Incluso, como lo comenta González (2001), este proceso de
fraccionamiento de grandes propiedades trajo consigo un proceso de subdivisión
“en fracciones, pertenecientes a un conglomerado de familias –con antecedentes
de consanguinidad-, pero trabajando las propiedades como unidades de
producción separadas” (González, 2001: 61). Para el caso específico de esta
investigación, analizaré la historia y lógica de producción de la hacienda El
Regladero que formó parte de una serie de haciendas propiedad de la familia
Hernández12. Esta unidad agrícola demandó mano de obra de un nutrido grupo de
12 La familia Hernández era propietaria de varias de las haciendas de la región. Entre ellas se encontraba la hacienda de El Diezmo, “Ojo Zarco, estaba la de El Saltillo, estaba la de Moctezuma, estaba la de San José de Pilas y ya casi eran dueños hasta San José de La Paz… yo no sé si tenía todo dividido entre los hijos, les fue comprando una (hacienda) a cada quien”, según el
23
campesinos que llegaron de distintos lugares: peones que eran alojados al interior
de la hacienda, así como un grupo importante de medieros que en su conjunto
representaban la fuerza de trabajo mediante la cual la hacienda operaba.
1.3 La hacienda alteña y su lógica de producción agrícola: el caso
de la Hacienda El Regladero
En este apartado analizaremos la lógica de producción de la hacienda El
Regladero como hacienda alteña, así como las relaciones agrarias que en ella se
llevaban a cabo basadas en el peonaje y la mediería como categorías
intercambiables y su la relación con el resto de la ranchería. Además de consultar
algunos textos sobre la historia regional y a falta de información escrita sobre esta
hacienda en específico, fue de vital importancia el testimonio y los recuerdos de
personas que trabajaron o tuvieron algún familiar que trabajó en la hacienda en su
época de esplendor.
Para este caso específico, retomaré el concepto de hacienda en tanto
unidad de explotación agrícola. Para el caso del presente estudio, planteo que la
diferencia entre hacienda, rancho y parcela o barbecho familiar en la región de Los
Altos Sur de Jalisco está marcada por la extensión de la unidad agrícola, por los
recursos con que cuentan cada una de las unidades, por la mano de obra
empleada en su explotación, así como por la escala y la lógica de producción y
comercialización con que funcionan estas unidades de producción agrícola.
Asimismo parto de que para el caso de la zona de estudio de esta investigación,
las tres categorías han persistido desde la conformación de los ranchos y
haciendas alteñas.
Las haciendas alteñas como unidades agrícolas tuvieron su época de
esplendor hacia finales del siglo XVIII e inicios del siglo XX en la región de los
Altos de Jalisco. Martínez y Gándara (2002) comentan sobre la lógica de
testimonio de Don Guadalupe Flores. Entrevista realizada en marzo de 2015 en el Josefino de Allende, Jalisco.
24
producción que caracterizaba a estas unidades y su importancia regional:
“la pequeña propiedad, la cual es más elástica, sobrevivió a la ausencia de los mercados de1910 a 1918. Inclusive afrontó la crisis agraria con las mismas armas ideológicas que el agrarismo atacaba: el reparto de tierras, por lo que para 1935 la zona denominada por las haciendas alteñas se había convertido en zona de pequeña propiedad, transformándose en un mosaico de explotaciones agrícolas, que se mantuvieron por la producción de auto subsistencia cerealera, uniéndose al mercado por la producción de leche, carne y agave” (Martínez y Gándara, 2002: 220).
Con respecto a la producción agrícola y ganadera de estas haciendas, su
importancia en los mercados regionales y el éxito y esplendor comentan que se
debieron principalmente a dos aspectos: por una parte el
“acelerado crecimiento de los mercados de Guadalajara y León, que en el porfiriato surgieron como metrópolis regionales iniciándose la industrialización de estos centros urbanos, que requerían de productos alimenticios y materias primas: Guadalajara resultó ser un mercado insaciable de trigo, de carne, de leche y tequila, León requería de cuero y aceite de linaza, así como alimentos. Un elemento de éxito fue el manejo de la mano de obra a través de contratos consuetudinarios de mediería y arriendo existentes en el área desde la época colonial. Otro acierto de la explotación fue la combinación de sistemas agrícolas de riego y secano conjuntamente con los ciclos agrícolas de producción de maíz y de frijol con los del trigo y linaza y de la combinación entre la agricultura y la ganadería. La hacienda aprovechó los tiempos de ocio que le dejaba al mediero su trabajo agrícola” (Martínez y Gándara, 2002: 218-219).
Algunas de las haciendas alteñas más importantes de la región han sido
estudiadas por estos autores refiriéndose a
“las haciendas registradas en el censo de 1888, la de Guadalupe de los Orozco; la de San Ignacio Cerro Gordo, surgida de la hacienda de la Trasquila; la de San Sebastián, conformada con tierras de Jalpa. Fuera del censo y años después en la región de Arandas se mencionan la hacienda de Ojo Zarco, de don Genaro de la Cerda; inclusive propiedades de menor tamaño se las reconocía como hacienda, tal era el caso de San Agustín, de los Camarena; el Chivo, de los Fonseca; El Estribo, de los Velázquez; los ranchos de los Ascencio y los de los Hernández, surgidas éstas al venderse la hacienda de Santa Ana Apacueco” (Martínez y Gándara, 2002: 207. Subrayado mío).
Creo conveniente hacer una aclaración en esta parte del texto con respecto
a la diferencia entre hacienda y rancho para el caso de la hacienda El Regladero.
25
Sin bien Martínez y Gándara (2002) en la cita anterior definen a la hacienda alteña
como una “propiedad de menor tamaño”, como “el rancho de los Hernández”, las
personas de las rancherías, sobre todo las de mayor edad que trabajaron ahí
como peones o medieros, se refieren a ella como “la hacienda”. Por tal motivo me
refiero a esta unidad agrícola como la hacienda El Regladero.
A la par de las haciendas alteñas existían también las propiedades
familiares de menores extensiones de tierra, unidades que a diferencia de la
hacienda que abastecía el mercado regional de productos agrícolas, producían a
nivel local para la autosubsistencia de las unidades domésticas. Otra de las
principales diferencias entre la hacienda y barbechos familiares se da en términos
de escala o extensión. Además de la lógica de producción en una y otra unidad;
aunque en ambas unidades se combina la producción agrícola con la ganadería,
los barbechos familiares operan mediante el trabajo familiar, mientras que en las
haciendas es el peonaje y la mediería sus principales motores. Ambas categorías
además como categorías intercambiables: un peón podía arrendar tierras de la
hacienda si llegaba a un acuerdo con el patrón o un mediero en tiempo de secas
cuando no tenía trabajo en las tierras arrendadas podía contratarse como peón de
la hacienda y trabajar en los cultivos de riego a cambio de una paga.
Mientras que en el barbecho familiar se producía para el autoconsumo de la
unidad familiar, un campesino podía trabajar tierras de la hacienda por medio de la
mediería y con ello podía generar cierto excedente en la medida en que gran parte
de la producción de maíz y frijol era comprada por la misma hacienda o vendida
en el mercado regional, según fuera el caso y el trato que se había hecho entre
hacendado y mediero.
La hacienda El Regladero propiedad de José Hernández Moctezuma y
cedida en herencia a su hijo mayor, José Hernández Camarena, según el
Acuerdo de inafectabilidad agrícola, publicado en el Diario Oficial de la Federación
el martes 26 de agosto de 1969 a petición de este último dueño, contaba con una
“superficie es de 109 hectáreas de las cuales 15 hectáreas son de temporal, 92.50
hectáreas de agostadero en terrenos áridos y 1.50 hectáreas de casco y aguaje,
equivalentes a 19.06, 25 hectáreas de riego” (DOF, 1969).
26
El sistema productivo en la hacienda era muy variado en función de los
cultivos y del temporal. Dicho sistema contaba con muchos rejuegos dependiendo
la época del año y la influencia del mercado: siembras de temporal de maíz y
milpa de las que se encargaban en mayor medida los medieros y cultivos de riego
o aventureros en temporada de secas produciendo chiles verdes, papa, linaza,
cebolla, avena y tuleros, empleando la mano de obra de los peones acasillados o
vecinos de la hacienda y algunos medieros pasaban a ser peones
temporalmente13. Peones y medieros representaban la mano de obra de la
hacienda. Comenta Don Bernabé Méndez que “a veces nos juntábamos hasta
treinta. Mientras escardaba uno y eso trabajábamos en lo de uno (mediero), ya
cuando se venían las secas en lo de él (en los cultivos de riego como peón)”14.
Como lo describe Fábregas (1986):
“En la relación patrón-peón [jornalero] media el salario pagado en dinero. El peón lo devenga a cambio de cultivar la tierra del patrón y ejercer algunas tareas no agrícolas15. Recibe casa por parte del patrón y en ocasiones se le deja cultivar una pequeña huerta, siempre y cuando atienda primero el cultivo del patrón. La cosecha entera es recogida por el patrón y el peón sólo recibe el salario en dinero a cambio del trabajo efectuado. Los peones son, ante todo, campesinos empobrecidos, sin tierra y su fuerza de trabajo como única propiedad” (Fábregas, 1986: 107). A diferencia de los medieros de la ranchería que contaban con casa y barbechos familiares de autosubsistencia y arrendaban tierras de la hacienda para generar un excedente.
En la hacienda El Regladero los peones recibían un salario a cambio de su
trabajo para la hacienda que consistía en realizar distintas labores de construcción
y reconstrucción en la hacienda como zanjas para drenar y reutilizar el agua de
lluvia y cercas de piedra y alambre de púas para delimitar terrenos Un par de
testimonios hablan sobre el salario que recibían los peones por la década de 1940:
“No pues entonces valía el dinero, con $6 iba uno y traía avíos y todavía le
13 Información proporcionada por dos ex trabajadores de la hacienda El Regladero: Bernabé Méndez Rodríguez en el rancho El Ocote y José Guadalupe Ramos en el pueblo de Ojo Zarco. Agosto de 2014. Escribe al respecto Andrés Fábregas: “la mayoría de la fuerza de trabajo empeonizada también participa del trato de mediero. Peón y mediero son categorías intercambiables” (Fábregas, 1986: 107). 14 Entrevista realizada a Don Bernabé Méndez Rodríguez el 24 de agosto de 2014 en el rancho El Ocote, Jalisco. 15 Para el caso de la hacienda El Regladero, categorías no agrícolas como cercadores, caballerangos, amansadores, ordeñadores, vaqueros, cargadores, carpinteros, albañiles, etc.
27
sobraba. Hasta me echaba unos tequilas allá (en Arandas). Yo llenaba un costal
de esos de raspa, llenito de avíos (costal de ixtle)”16.
Doña Refugio Valadez habla acerca de sus hermanos que trabajaban como peones para la hacienda:
“…mis hermanos, pues... Ellos trabajaban para arrimar la comida. Porque
ellos trabajaban también. -¿Trabajaban a medias? –No, trabajaban de peones. Le comento, –Me dice mi abuelo que a él le pagaban $6 y seis medidas de maíz. –Jeje eso daban. Sí, eso es cierto. Y mis hermanos pues ellos también eran dos. También les daba cada ocho días un costalito de maíz y sus centavitos; había tienda y se la pasaban ahí comprándose su refresco”17
Un peón tenía el derecho de solicitar un aumento de sueldo, dependiendo
de las actividades que realizaba, además de que no estaba obligado a comprar los
avíos en la tienda de raya de la propia hacienda, sino que tenía la libertad de
adquirirlos en los pueblos de la región.
Como vemos, para el caso de la hacienda El Regladero participaban
diversos tipos de trabajadores. Como lo menciona Castillo (1993) para el caso de
los peones acasillados,
“Algunos de ellos eran empleados permanentes con el mismo patrón, asegurándose así, además del trabajo, el crédito en la tienda y el alojamiento en algunas de las chozas que la hacienda tenía ex profeso para sus peones18. Estos, aparte de su trabajo de raya, estaban comprometidos a realizar durante algunas horas ´fainas´ o labores sin remuneración... [que consistían, entre otras cosas] generalmente en la limpieza de los patios” la construcción de cercas de piedra, de zanjas para el abastecimiento del agua que provenía del bordo o presa que pertenecía a la misma hacienda” (Castillo, 1993: 139).
Además de los peones acasillados, también existía un gran número de
campesinos que trabajaban para la hacienda por medio del sistema de mediería
que describiré en capítulos posteriores a detalle. Para el caso de este grupo de
campesinos medieros,
16 Los avíos son productos para el hogar como marquetas de azúcar o piloncillo, pan, galletas, harina y demás alimentos que no producía la hacienda. Información proporcionada por Don Bernabé Méndez Rodríguez, 24 de agosto de 2014, El Ocote, Jalisco. 17 Entrevista realizada a Doña Refugio Valadez en el pueblo de Ojo Zarco, Jalisco el 27 de agosto de 2014. 18 Para el caso de ésta la hacienda El Regladero, Don Bernabé recuerda que el patrón mandaba construir casas de piedra para los peones “vecinos” o avecindados en un espacio de terreno destinado principalmente para este fin que se encuentra en la ladera del río de la misma hacienda.
28
“debían procurar con los ricos un quehacer temporal; esto es, por periodos totalmente dependientes de las necesidades de mano de obra de la hacienda [y dependiendo del ciclo agrícola en tanto productores de temporal]. Con la temporalidad de sus trabajos agrícolas, sin mayor oferta de empleo en la industria o comercio local, y careciendo en absoluto de tierras propias [o con tierras insuficientes] para satisfacer sus necesidades, estos individuos no tenían más camino que anualmente solicitar a los propietarios de tierras una porción para sembrar” (Castillo, 1993: 139-140).
Un factor que contribuyó al éxito de las haciendas y ranchos de mayor
extensión fue la construcción de bordos o presas que acumulaban y conservaban
agua de lluvia, muy eficaces para abastecer los sistemas de riego que las
unidades agrícolas ganaderas empleaban tanto para cultivar en tiempo de secas
como para abastecer las necesidades que la ganadería requiere. La técnica de la
construcción de bordos, como lo plantea Fábregas (1986), fue una estrategia y
“solución aportada por los primeros pobladores iberos” (Fábregas, 1986: 28) al
problema de la sequía y aridez que caracteriza a esta región de Los Altos en
tiempo de secas.
“Con el agua así acumulada se manejaba una estructura hidráulica cuyos componentes principales eran los bordos. La cortina de los bordos consistía en una obra de mampostería o de aterrado de un metro o metro y medio de alto con bocatomas y compuertas rústicas, estas enormes paredes podían tener una extensión arriba de un kilómetro, aunque la mayoría de ellas apenas alcanzaban los doscientos o trescientos metros, pero el espejo de agua cubría toda la extensión citada. Los canales estaban construidos en la peña viva o en tierras blandas, en este caso estaban protegidos por losas de piedra y argamasa. Su tamaño oscilaba entre 30 a 80 centímetros de ancho por 40 centímetros a un metro de profundidad. Las presas o los bordos grandes tenían una cortina construida con más tecnología, ya que en algunas partes estaba construida de cal y canto y tenía hasta cuatro metros de alto y en este caso estaba protegida por contrafuertes” (Martínez y Gándara, 2002: 211).
Sin embargo, no todos los productores han desarrollado dicha técnica
debido a las pequeñas o medianas extensiones de sus terrenos. "La orografía, la
imposibilidad de desarrollar obras de irrigación, la delgadez y la frecuente pobreza
de los suelos y el aislamiento de la región han favorecido el establecimiento de
una organización ranchera: papel predominante de la ganadería y patrón de
asentamiento dispersa en rancherías” (Becerra, 1994: 137).
29
Como podemos ver, la hacienda el Regladero mantenía fuertes relaciones
con la comunidad, tanto empleando a los campesinos como peones o medieros,
como prestando servicios a la comunidad como lo relata el siguiente testimonio:
“En esa hacienda todo mundo encontraba trabajo. Con Don José Hernández todo mundo cabía… Ahí trabaja mi papá, la mayor parte de gente trabajaba con los dueños de esa hacienda… en ese tiempo les pagaba dos pesos al día y una medida de maíz (5 litros)… En la casa de El Ocote, salíamos y pisábamos el terreno de Don José Hernández. Mi papá cuando salía, salía por lo de Don José Hernández… Acá vivía mi abuelo, en una casa ya muy grande ya con sus tapias de adobe y eso. Y también igual, saliendo del patio, salía al terreno de Don José Hernández. Entonces toda la gente, si era sembrar la linaza, tenían que ir un día con todo y yunta de bueyes a sembrarle gratis, le llamaban faena al amo. A darle una faena para poder soltar ahí su burro, su caballo. Hasta eso que al que le daba faena y todo, tenía pastura para sus animales y todo. Y ya después de cuando terminaban la faena, de que le daban un día cada quien, los ocupaba a trabajar y también les pagaba su día ya pagado. Pero toda la gente de aquí tenía que subir a darle faena porque el ganado andaba suelto (en sus terrenos) y ya no los molestaba”19.
Cabe señalar un hecho importante para la historia de la hacienda y de la
ranchería en general que tiene que ver con un intento fallido de reparto agrario
que se mencionará más adelante. El movimiento agrarista en esta región y de
manera particular en el caso de la hacienda en Relgadero no tuvo éxito y en parte
se debió a que “no había tierra que repartir porque la tierra ya estaba repartida”
como comenta Navarro (2001: 342). No hubo reparto de tierras de la hacienda por
medio del agrarismo, pero con el paso de los años se fue fraccionando,
principalmente por medio de la venta en pequeñas propiedades familiares20.
Para la década de 1980, gran parte de lo que fue la hacienda fue adquirida
por un nuevo dueño y la dinámica de producción dio un giro importante: mantiene
la lógica de producción de maíz, ahora destinado al forraje, con el uso de
maquinaria y contratación de un pequeño núcleo de jornaleros; mantiene sus
tierras para la ganadería y algunos barbechos y llanuras han sido habilitadas para
el cultivo de agave. Predomina la ganadería como actividad económica principal
19 Entrevista a Don Guadalupe Flores realizada en marzo de 2015 en el Josefino de Allende. 20 Sobre la venta de la hacienda comenta Don Bernabé: “Después trabajé con David (hijo del patrón) otros tres años, después de que murió Don José, hasta que vendió David y a Los Conchas… a don Fernando Conchas, al papá de ellos. Se acabó la hacienda”. Entrevista realizada a Don Bernabé Méndez Rodríguez el 23 de agosto de 2014 en el rancho El Ocote.
30
en la hacienda y la producción agrícola que en ella se lleva a cabo está destinada
a abastecer las necesidades que la ganadería requiere.
Como el caso de esta hacienda, existen en la ranchería diversas unidades
agrícolas y ganaderas que operan mediante esta misma lógica: cultivos de maíz
de monocultivo destinados a la producción de forrajes para abastecer las
necesidades de la actividad ganadera que llevan a cabo, así como la producción
de agave, tomate o chía, intercalando y rotando dichos cultivos. Por lo regular los
dueños viven fuera de la hacienda, en ciudades cercanas o en Estados Unidos y
contratan trabajadores de planta, administradores o encargados con un sueldo fijo
para hacerse cargo de la hacienda o rancho. Entre las labores del encargado se
encuentra el cuidado del ganado y de los cultivos, principalmente del maíz.
Labores como el almacenamiento de rastrojo y pasto para la molienda,
contratación y negociación con los jornaleros para las labores agrícolas y cercado
de las tierras.
A lo largo de la historia la ranchería El Oocte ha atravesado por un proceso
de transformaciones en distintos niveles. El recorrido histórico que hemos
realizado hasta el momento tiene la intención de analizar las transformaciones
agrícolas en la región, tomando como referencia las haciendas alteñas y su lógica
de producción basada en el peonaje y mediería, lógica que fue adoptada en
distintas unidades agrícolas de la comunidad y que se mantuvo vigente por varias
décadas de finales del siglo XX.
El factor de las relaciones sociales de producción heredadas por la
hacienda a las unidades agrícolas de la región será abordado más a fondo en el
siguiente apartado donde analizaré el sistema de mediería como un trato agrario
entre los patrones, dueños o rancheros y un grupo de campesinos sin tierra de la
región representado por peones y medieros.
31
1.4 El sistema de mediería y peonaje. Relaciones agrarias en Los
Altos Sur de Jalisco
Como ya lo hemos planteado, la lógica de producción de las haciendas alteñas del
siglo XIX y de los ranchos familiares de mediana extensión en la región de Los
Altos Sur de Jalisco estaba basada en relaciones agrarias de peonaje y mediería,
categorías intercambiables y complementarias entre sí.
Rancherías como El Ocote y rancherías circunvecinas muy probablemente
surgieron en relación a las haciendas, pues su demanda de mano de obra atrajo a
muchos medieros y peones que fueron llegando para quedarse, comprando unos
solares para construir sus casas y tener sus barbechos familiares de auto
subsistencia, pero además trabajando para hacienda para generar un excedente.
Sin embargo, en las últimas décadas la región atraviesa por un proceso de
transformaciones en el sistema productivo y las relaciones agrarias de igual
manera se han transformado. En la actualidad predomina el jornal y en menor
medida la mediería como sistemas agrarios. La importancia de la mediería radica
en que daba trabajo a los campesinos de la región, campesinos sin tierra o con
tierra insuficiente para cubrir sus necesidades alimentarias, además de que
aseguraba la mano de obra necesaria para la producción agrícola de las
haciendas.
La mediería, como la han definido algunos autores, “está relacionada a la
renta en especie, porque el mediero cede al propietario de la tierra una porción de
la cosecha en pago por el pedazo que ha cultivado... A cambio el propietario
[patrón] provee al mediero [además de la tierra] con animales, semillas,
implementos para el cultivo” (Fábregas, 1986: 108-109) que pueden ser arados,
aperos, yugos, carretas, canastas, abonos, etc21.
Esteban Barragán (1986) comenta sobre la lógica de la mediería que “cada
año se hace nuevo acuerdo para continuar o suspender la relación de trabajo,
pues ninguna de las partes está obligada a sostenerla más allá de un ciclo
21 En este sentido, “…en un contrato a medias, el dueño de la tierra proporciona todo menos trabajo”, escribiría Paul S. Tylor en su trabajo sobre Arandas, Jalisco (Tylor, 2013: 103).
32
agrícola, a menos de que exista convenio especial previo a tiempo determinado”
(Barragán, 1986: 119-120). Para este autor, los medieros representan un
“segmento de la población en el interior de la sociedad ranchera que por carecer de tierra, o por ser insuficiente la que tiene, vive y desmonta para cultivar maíz de temporal en los potreros del terrateniente, compartiendo con éste la cosecha en diversas proporciones [mediero igual a aparcero]. Generalmente los medieros son parientes pobres -desheredados o con herencia insuficiente- de los rancheros más acomodados con quienes trabajan y comparten muchas de las formas culturales típicamente rancheras” (Barragán, 1990: 101). O para el caso de esta zona de Los Altos de Jalisco, también pueden ser campesinos que vienen de otras rancherías en busca de trabajo.
La mediería en esta región representa un elemento importante de la “organización
social y productiva ranchera y marca su diferencia de las demás agriculturas
campesinas. [Representa un] soporte contractual de una organización del trabajo
que sólo cobra su sentido en la escala del rancho en su conjunto” (Barragán y
Linck, 1994: 75).
De esta manera, la lógica de la mediería para el caso de la hacienda El
Regladero y la ranchería El Ocote, consistía principalmente en “sostener al
cultivador mismo con la parte que le queda después del pago al patrón y alimentar
al ganado con la parte que el patrón expropia. La relación de medianía ocurre con
mayor frecuencia en torno al cultivo de maíz y frijol, mientras que la relación
salarial está presente generalmente en cultivos comerciales” (Fábregas, 1986:
109), como papa, chiles, cebolla, linaza, y otros productos que producía la
hacienda.
Todavía en los años ochenta, los integrantes de una unidad familiar en El
Ocote cultivaban en un ciclo agrícola anual una extensión de 25 a 30 solares, para
levantar (cosechar) de 150 a 200 hanegas de maíz y de 30 a 50 hanegas de
frijol22. De la mitad de la cosecha que correspondía al mediero, alrededor de 20
22 Porque aquí, en la región de Los Altos de Jalisco, “... si de medidas se trata, los viejos, y otros que no lo son tanto, hablan de solares en vez hectáreas, de leguas en lugar de kilómetros, de arrobas y no de kilos, de hanegas y de almudes en lugar de hectólitros” (Gallegos, 2008, :16). Tanto solares como hanegas representan unidades de medición empleados por los campesinos de las rancherías de la región alteña. Un solar equivale a una extensión de terreno de 2500 m2 aproximadamente y una hanega equivale a 80 kg., según información proporcionada por un campesino del rancho El Ocote, Jalisco.
33
anegas de maíz y 5 de frijol eran destinadas para el gasto (autoconsumo anual),
otra parte era almacenada para la venta menor o trueque para adquirir otros
productos y alimentos a lo largo del año, en tanto que el mayor porcentaje de la
cosecha era vendido en mazorca iba aparar al mercado regional de granos;
además, producto de la milpa como sistema de cultivo diversificado, el mediero
obtenía otros productos a lo largo del ciclo agrícola como calabazas, habas,
chícharos, quelites, chilacayotes, nabos, tomates silvestres, chirlos, talayotes y
una gran variedad de plantas medicinales. Por lo regular, de la parte del maíz que
correspondía al patrón era comercializada en el mercado regional o destinada
para abastecer las necesidades de su ganado como forraje. No sin antes, al iniciar
un nuevo trato entre patrón y mediero, éste último escogía la semilla de maíz y
frijol que sería cultivada el siguiente ciclo agrícola.
Históricamente en la región alteña, campesinos sin tierra o pequeños
propietarios cuyas tierras no son lo suficientemente extensas para sus
requerimientos de productos agrícolas, por medio de la mediería podían tener
acceso a los medios de producción, asegurando el abasto de granos básicos y
generando un excedente.
Sin embargo, han existido diversas rupturas a lo largo de estos años, tanto
en el plano agrícola como en el plano social en la región de Los Altos de Jalisco.
La modernización del campo significa un punto de ruptura entre un modelo de
cultivo tradicional y un modelo mecanizado que ha desplazado paulatina y
gradualmente el trabajo campesino. En la actualidad, aunque el jornal predomina
en la región de Los Altos Sur de Jalisco, muchas veces la mediería y el peonaje o
jornal se realizan de manera intercalada, sobre todo en temporadas en que el
trabajo en el barbecho familiar aminora, se busca contratarse para distintas
actividades como la cosecha del tomate o el corte de rastrojo, actividades que
representan un ingreso extra para la unidad doméstica.
Con respecto al uso actual de las tierras de cultivo, se dividen entre grandes
extensiones de barbechos destinados al cultivo de maíz forrajero destinado a la
ganadería de los propios ranchos, una gran parte de tierras son rentadas a
productores que cultivan tomate, agave y chía provenientes de otros municipios y
34
en menor medida se encuentran los barbechos familiares de subsistencia
Desde la interpretación de Posada (1995), “A medida que se desarrollen las
fuerzas productivas del capitalismo, la mediería tenderá a desaparecer,
reemplazada por el arrendamiento capitalista. Los aparceros se moverían
socialmente hacia arriba, convirtiéndose en arrendatarios, o -la más de las veces-
hacia abajo, proletarizándose” (Posada, 1995: 14).
La mecanización de la agricultura en las últimas décadas representó un
momento de ruptura en que el trabajo campesino representado en la mediería
comenzó a ser desplazada por un sistema moderno. Un nutrido grupo de
campesinos quedó al margen del proceso productivo y vinieron diversas
configuraciones sociales al interior de la comunidad. Por tal motivo, es importante
analizar el proceso de transformaciones agrícolas, el papel de ese núcleo de
campesinos -peones y medieros- como actores sociales, y las principales
estrategias campesinas adoptadas por este grupo. Este tema será motivo de
apartados posteriores en este estudio.
1.5 Entre ranchos y rancheros: actores y espacio social
Las transformaciones agrícolas trajeron diferenciación y diversificación de actores
sociales. En la actualidad en la región de Los Altos Sur y en particular en la
ranchería El Ocote son distintos los actores sociales y productores agrícolas,
dependiendo de los recursos con que cuentan –en este caso el recurso tierra de
cultivo-, el tipo de inversiones que manejan y el tipo de agricultura que llevan a
cabo.
Un grupo minoritario de rancheros propietarios es el poseedor mayoritario
de los medios de producción, mientras que un grupo mayoritario se dedica a
actividades económicas diversas. Algunos medieros pasaron a ser encargados de
ranchos y perciben un sueldo y trabajo fijos. Algunos otros se dedican al jornal,
percibiendo sueldos semanales pero variables dependiendo de los días en que los
rancheros les den trabajo en distintas actividades que se llevan a cabo en sus
propiedades, predominantemente agrícolas pero no las únicas: desde el cultivo de
35
maíz forrajero, mezcal tequilero, cercado de potreros y la ganadería. Hay
productores de subsistencia que complementan sus ingresos ya sea mediante la
mediería, los programas gubernamentales asistencialistas o con remesas producto
de la migración temporal o definitiva de algunos miembros de la unidad familiar.
Las mujeres juegan un papel importante en este proceso, pues son ellas quienes
han tenido mayor presencia en los últimos años en las labores agrícolas producto
de la migración de los hombres; aunque ellas también migran, es mayor su
presencia en el cultivo de tomate, en el trabajo en fábricas de las ciudades
cercanas y en la economía doméstica. Hay también actores externos, sobre todo
brokers que rentan tierras para el cultivo de tomate o agave, empleando
ocasionalmente la mano de obra de habitantes de las rancherías.
Al interior de la comunidad se notan principalmente tres grupos de
productores agrícolas: los empresarios agrícolas que son los dueños mayoritarios
de las tierras de cultivo, productores de maíz y agave a gran escala con el uso de
maquinaria y paquetes tecnológicos y quienes son beneficiarios de los apoyos
gubernamentales para la compra de maquinaria y proyectos productivos.
Productores medios de maíz y tomate para el mercado regional, mediante la renta
de tierras y de maquinaria y el uso de agroquímicos. Y por último un nutrido grupo
de campesinos que se encuentran entre una categoría y otra, de la mediería al
jornal, del barbecho de autoconsumo a la ganadería menor, de la fábrica a la
migración, de las remesas a los apoyos gubernamentales asistencialistas,
combinando esta multiplicidad de actividades como estrategia dependiendo de las
necesidades y requerimientos de la unidad familiar.
Para precisar el papel que juega en la comunidad cada uno de estos
actores sociales, será necesario remontarse a la discusión teórica entre rancho y
ranchero. En términos conceptuales se han planteado diferencias entre estos
actores propietarios de ranchos y haciendas y entre rancheros por pertenencia a la
comunidad como rancho, como espacio de la identidad ranchera.
El rancho ha sido definido conceptualmente de distintas maneras, tomando
en cuenta principalmente dos aspectos: el rancho como unidad de producción
agrícola y ganadera, como una pequeña propiedad en donde se lleva a cabo la
36
actividad agropecuaria. Por otra parte, el rancho ha sido definido en términos de
un asentamiento humano rural disperso y apartado geográficamente: casas
dispersas en el campo sin traza urbana, apartadas de las grandes vías de
comunicación, de los servicios, con cierto grado de autonomía y cuya principal
actividad económica es cultivo de maíz, milpa y ganadería en pequeñas
propiedades como medios de subsistencia.
En este mismo sentido, el rancho se ha definido también en relación a las
grandes haciendas, como “porciones excéntricas alquiladas a gentes humildes
que podían proporcionar algunos servicios a la hacienda: son los "ranchos"
anejos, pequeñas unidades de explotación familiar” (Pérez, 1994: 43-44).
En relación al pueblo y la ciudad, algunos autores definen el termino rancho
como un “caserío, también rural, poblado con personalidad propia: ni pueblo, ni
ciudad, pero tampoco simplemente una finca campestre de cualquier magnitud”
(Pérez, 1994: 55).
Para efectos de este estudio, es importante tomar en cuenta la definición de
“rancho en el sentido de ´ranchería´, de poblado que no llega a pueblo ni, mucho menos, a ciudad. El ´rancho´ a que me refiero es un poblado de tipo rural, sin traza, cuyas casas, generalmente de adobe, tienen un corral para las gallinas y/o puercos; bardas a veces de pardusco adobe, a veces de ramas de huizache, a veces de arbustos, piedras o troncones enterrados... Las casas de rancho se agrupan en el centro o en la cabecera de una serie de pequeñas tierras de cultivo, en las cercanías de alguna ex hacienda... Los habitantes de estos ranchos, si son afortunados, tienen un pedacito de tierra propia; si no, son medieros o milusos. Los habitantes de nuestros ranchos viven por lo general de una serie de prácticas económicas que se complementan entre sí: agricultura, cría de gallinas y cerdos, algunos tienen sus vaquitas; y luego está la bracereada. La de estos rancheros es, por lo general, una población medio flotante, muy acomodaticia y de economía variable” (Pérez, 1994: 47-48).
Para Barragán y Linck (1994), una de las características más importantes
de los rincones rancheros es que son “espacios escasamente poblados, mal
comunicados y caracterizables por un patrón de asentamiento disperso. Un patrón
de poblamiento escaso, disperso, aislado y, por tanto, relegado” (Barragán y Linck,
1994:61-63), lo que nos hace pensar en largas distancias que los habitantes de los
ranchos tienen que recorrer para conformar redes de relaciones sociales,
comerciales y laborales en otros ranchos o incluso en las ciudades o pueblos.
37
Con respecto al concepto de ranchero, Jean Meyer (1986) los define como
“los propietarios de un rancho, que explotan tierras que van desde las 100 a las 1
000 hectáreas, trabajadas por el propietario, su familia y algunos asalariados”
(Meyer, 1986: 482). Por su parte Batailón (1994) describe al ranchero en términos
socioeconómicos planteando que es el
“pequeño agricultor que posee su tierra, o que por lo menos tiene un alto grado de autonomía en la tierra que cultiva. Bien sabemos que hay situaciones intermedias de ranchos dentro de sistemas de tipo hacienda, pero el hecho de usar su propia tierra y de tener autonomía o un alto grado de libertad en el uso de su propia tierra es evidentemente un rasgo básico del concepto” (Batailón, 1994: 99).
Asimismo, este mismo autor plantea que aunque su producción sea de auto
subsistencia caracterizada por el trabajo familiar, se encuentra inmerso en un
mercado, ya sea regional o de cualquier otra escala. El aspecto económico,
además diversificado entre producción agrícola y ganadera aunque sea a pequeña
escala, no puede descartarse. Ejemplo de ello es la inmersión de los medieros en
el mercado regional de granos, principalmente maíz y frijol más o menos hasta la
década de los 80; una parte de la cosecha que correspondía a un mediero era
para el gasto anual y la otra era para la venta en mazorca en el mercado regional.
Para el caso de la región de Los Altos de Jalisco, Becerra (1994) define a
los ranchos como “unidades de producción tanto agrícolas coma ganaderas que
se establecieron hacia los cuatro puntos cardinales. Juntas tendieron a definir un
estilo de trabajo y de vida característico de la región” (Becerra, 1994: 127-128).
Por su parte, Pérez (1994) comenta que “Los más ricos rancheros tuvieron otrora
algún equino para el transporte... hoy andan en bicicleta o en camionetas
legalizadas, made in USA” (Pérez, 1994: 55). Y no siempre por alguna cuestión de
status o prestigio más que la utilidad que representa para los rancheros de esta
región el caballo o la troca para desplazarse esas distancias a diario. En la
actualidad
“Quizá una de las escenas más comúnmente observadas sea la de los rancheros montados en su camioneta pick-up -con todo y sombrero-, atravesando los caminos alteños. Las matrículas de los vehículos revelan
38
muchas veces su procedencia californiana. Esa moderna imagen es similar a la que los alteños han reflejado desde hace siglos: anteriormente los rancheros y arrieros se transportaban a caballo, pero las nuevas circunstancias los han hecho cambiar; sin embargo la constante histórica es la expresa capacidad de moverse en un espacio que da poco de si: para prosperar se requiere desplazarse, vender excedentes, comprar insumos, emigrar si es preciso” (Cabrales, 1994: 301-325).
De manera general, Barragán (1997) identifica algunos rasgos identitarios y
culturales que han caracterizado a las sociedades rancheras:
“gran capacidad de adaptación desarrollada a lo largo de los siglos en que han andado de trotamundos. La voluntad y la ambición, el gusto por la independencia y el compromiso de solidaridad familiar han sido el capital variable que les ha permitido, dentro de la marginalidad, la incertidumbre, la austeridad y la provisionalidad, constituir sociedades duraderas. Sus fuertes lazos de identidad surgen y se desarrollan, paradójicamente, en la dispersión poblacional, en su posición social marginal y en sus posesiones territoriales periféricas”, asentados en territorios con características ecológicas adversas (Barragán, 1997: 124-125).
Ante la diversidad de acepciones en torno al concepto de ranchero, Barragán
propone
“abordarlos menos como individuos aislados o estratos económicos que como miembros de sociedades específicas -desde luego estratificadas- que emergieron en torno a los ranchos. Vistas en retrospectiva, estas sociedades rancheras tuvieron como precursores a los individuos, familias y grupos que, enfrentados a alojarse fuera de los poblados, se instalaron provisionalmente en un lugar -franja pionera en el momento- donde tuvieron que ´arreglárselas´ para vivir. Así fueron tomando posesión con miras a conseguir la propiedad de la tierra ocupada o continuar sus mudanzas hacia rumbos más prometedores (Barragán, 1997: 130-131).
Para efectos de este trabajo me estaré refiriendo tanto al ranchero
productor a gran escala, propietario por herencia o por adquisición, perteneciente
a una oligarquía alteña históricamente conformada, que en alguna época cedió
parte de sus tierras en aparcería a medieros y dio trabajo a peones de la localidad
y que ahora cultiva bajo otra lógica individual, bajo los auspicios de la
modernización de la agricultura. Pero también aparecerán en el texto acotaciones
en las que me referiré al ranchero que se asume como tal, como gente de rancho
por pertenecer a la ranchería y a la rancherada, ese actor social polimorfo que
pasa de una categoría a otra, de mediero a jornalero o migrante, dependiendo de
la situación económica y laboral por la que atraviese, pero con una marcada base
39
campesina que lo caracteriza.
1.6 Los medieros como actores sociales y como campesinos
El campesino alteño ha sido producto del proceso de formación histórico de la
región que le ha dado características propias. No es el campesino del centro o sur
del país aunque comparta algunos elementos con estos otros campesinos23.
Cuenta con una lógica económica característica producto de las relaciones
agrarias que las haciendas alteñas como unidades agrícolas han heredado: entre
la lógica de producción campesina y entre la lógica del mercado, entre el barbecho
familiar y la hacienda.
La categoría de campesino que caracteriza a los medieros es su papel dentro
del sistema productivo de las haciendas en la medida en que es este actor es el
trabajador directo de las tierras de cultivo. El mediero es un campesino
temporalero, encargado del cuidado de los cultivos, de poner en práctica los
conocimientos tradicionales sobre el sistema milpa, el encargado de la selección y
la conservación de semillas, de la fabricación y manejo de herramientas, sin ser
directamente el dueño de la tierra. Además combinando la mediería con la
actividad agrícola en su barbecho que le proporciona auto subsistencia mediante
el trabajo familiar para satisfacer las necesidades de sus miembros.
En este sentido, retomando a Shanin (1976), el mediero puede ser considerado
campesino en tanto
“entidad social con cuatro facetas esenciales e interrelacionadas; la explotación agrícola familiar como unidad básica multifuncional de organización social, la labranza de la tierra y la cría de ganado como el principal medio de vida, una cultura tradicional específica íntimamente ligada a la forma de vida de pequeñas comunidades rurales y la subordinación a la dirección de poderosos agentes externos” (Shanin, 1976: 8). Subordinación que se da cuando el campesino entra en relación la hacienda y con el
23 Los campesinos, escribe Armando Bartra (2002), “Diversos por naturaleza, sustentan su polimorfismo perverso en múltiples y variadas maneras de interactuar con la biosfera [pues] la agricultura es territorio de la heterogeneidad: variedad de climas, suelos, ecosistemas y paisajes, que se expresa en diversidad productiva y sustenta pluralidad societaria y variedad cultural” (Bartra, 2002: 2).
40
mercado.
Dos lógicas de producción dándose en un mismo espacio, la producción
capitalista representada por la hacienda y la producción campesina en los
barbechos familiares y un mismo actor saltando entre una y otra de manera
histórica. A diferencia de la producción capitalista representada por la hacienda y
la ganancia, la lógica campesina “tiene como objetivo inmanente su propia
reproducción como unidad inmediata de trabajo y consumo [donde predomina el
valor de uso]… para el campesino, el valor de cambio no es más que soporte del
valor de uso… el campesino vende para poder comprar” (Bartra, 2006: 244-246).
Para Armando Bartra el campesinado es una entidad social compleja,
diversa, de gran extensión y duración, heterogénea. Es un modo de vida. En tanto
entidad social de larga duración, que mantiene elementos campesinos ante las
transformaciones agrícolas de las últimas décadas, este actor social ha
sobrevivido con sus estrategias, con sus semillas, con sus saberes, con sus
formas de trabajo, aunque parcialmente venido a menos por efecto de la
modernización agrícola y las reconfiguraciones sociales pero reinventándose para
persistir.
“Diversos sus paisajes, diversas sus culturas, diverso su talante; cada vez más multiusos y más migrantes, pero no por ello menos apegados a la tierra y a una costumbre que cambia para permanecer, los campesinos no son retazos del pasado, no son pedacería descontinuada en un cajón de sastre, son –siguen siendo– una clase en vilo, un actor social en perpetua construcción, un sujeto histórico que como pocos tiene pasado y como pocos tiene futuro… La palabra campesino designa una forma de producir, una sociabilidad, una cultura pero ante todo designa un actor social” (Bartra, 2009).
1.7 La ranchería El Ocote, Jalisco
Tras haber revisado la discusión teórica surgida en relación a los conceptos de
rancho y ranchero, para efectos de este trabajo me referiré al término rancho
asociado a un tipo de propiedad y al mismo tiempo a un espacio de relaciones
sociales. Asimismo, el término ranchero alude a la persona que pertenece y habita
en este tipo de asentamientos. Ambas categorías están basadas en la percepción
41
de la gente de la ranchería El Ocote, Jalisco y la manera en que las utilizan en la
vida diaria.
No existen datos precisos sobre el surgimiento de El Ocote como ranchería:
los datos escritos son inexistentes y los testimonios son un tanto confusos.
Algunas personas comentan que la ranchería surgió en relación a la hacienda El
Regladero, que fue poblada en sus inicios por medieros que venían en busca de
tierras de labor que la propia hacienda les ofrecía y años después compraron
pequeños terrenos para establecerse y quedarse a vivir cerca de la hacienda.
Otras personas cuentan que cuando la hacienda se encontraba en su época de
esplendor, la ranchería ya existía, que incluso el dueño de la hacienda “nunca
vendió ni un solo metro de su terreno”. Algunas personas recuerdan que el ganado
del patrón, en épocas de escarda (meses de julio y agosto), pasaba “trillando” las
milpas cuando lo “arreaban” al lugar llamado La Joya en busca de pastizales24.
Otros testimonios cuentan sobre “las faenas al amo” que consistían en el trabajo
de los pobladores de la ranchería en los cultivos del dueño de la hacienda, un día
al año sin paga, a cambio del derecho para que sus animales pastaran en los
terrenos del patrón, lo que nos hace pensar que ya existía la ranchería a la par
dela hacienda.
El Ocote es una de las diecinueve rancherías que integran la Comisaría El
Josefino de Allende, fundada en mayo de 1922 (Gobierno del Estado de Jalisco) y
perteneciente al municipio de Jesús María, Jalisco. Según el Censo de Población
y Vivienda 2010 del INEGI, para ese año el municipio de Jesús María contaba con
18, 64 habitantes, de los que el 54% eran mujeres y el 46% hombres. Para el caso
de la Comisaría El Josefino de Allende, el número de habitantes era de 1618, de
los cuales 875 eran mujeres y 74 hombres (INEGI, 2010).
En la actualidad, la ranchería El Ocote cuenta con aproximadamente 200
habitantes, una cantidad muy variable por la constante migración al vecino país
del norte y a las ciudades cercabas que expulsa y recibe ocotenses
constantemente.
El Ocote está compuesto por un conjunto de ranchos, -o pequeñas
24 Entrevista a Rafael Méndez. 4 de agosto de 2015. El Ocote Jalisco.
42
propiedades privadas y familiares-, un total de 49 unidades familiares que cuentan
con casa habitación, corrales para ganado menor, alguna huerta de árboles
frutales, terrenos de labor y algún potrero para pastoreo. La extensión de cada una
de estas propiedades que conjuntan los elementos antes mencionados es muy
variable: desde media hectárea los que menos tienen hasta diez o más hectáreas
los que más tienen.
La delimitación de la ranchería está basada en límites de propiedades
familiares por medio de cercas de piedra o alambrados, así como ríos y caminos.
La parte conocida como la Pisada de la Mula delimita a El Ocote de La Montaña.
Los límites de los terrenos de la familia Mata marcan los límites de El Ocote con El
Regladero. Una cerca de piedra y alambre a lo largo del bordo El Regladero marca
los límites de dos propietarios y los límites de la ranchería25. Hacía el noroeste es
un río el que lo separa de La Loma de San Miguel, al norte colinda con la
ranchería conocida como La Loma de Flores y al noreste colinda con el lugar
llamado La Joya.26
Los servicios de electrificación y agua potable llegaron a la ranchería en
1993 y 2005, respectivamente. Como ejemplos de espacios comunitarios cuenta
con una escuela primaria, una cancha de futbol rápido y una capilla o centro de
congregación religiosa27.
La capilla religiosa de El Ocote tiene como santo patrono a San Isidro
labrador. Este dato es importante para la ranchería, pues representa uno de los
principales puntos de encuentros de las personas. Las gestiones para la
construcción de la capilla comenzaron el 15 de agosto de 1989 para dar paso a
una reunión en la que se decidió el santo patrono que la representaría. La mayoría
de la comunidad participó en la reunión con el señor cura José Luis León, quien
sugirió que fuera San Isidro por ser el santo patrono de los campesinos.
Finalmente, la bendición del terreno donde se construiría la capilla se llevó a cabo
el 2 de febrero de 1990, para dar paso al inicio de los trabajos de construcción.
Comentan dos de los habitantes de la ranchería: “Quedó bien porque se hace su
25 Ver Foto 1 en Anexo. 26 Entrevista a Rubén Torres. 4 de agosto de 2015. El Ocote, Jalisco. 27 Ver Mapa 5 en Anexo.
43
fiesta y viene gente de varios lados. Antes las bendiciones eran en El Josefino, de
semillas y llevaba uno sus bueyes también. Y ahora las bendiciones son aquí y
viene gente de varios lados”28.
Actualmente las principales actividades económicas de la ranchería El
Ocote son la agricultura, la ganadería (mayor y menor), el comercio, el trabajo
asalariado, el jornal agrícola y la migración, aspecto que se desarrollará con mayor
amplitud en páginas siguientes.
Cabe destacar que en El Ocote la propiedad de la tierra es de tipo privada
en su totalidad. No existen los ejidos ni tierras comunales. En tiempos de la
reforma agraria, ésta no tuvo cabida en la región alteña: “el reparto agrario ya
estaba dado a través del sistema de herencia… no podía repartirse tierra en
donde ésta ya estaba repartida” (Fábregas, 1986: 202), fue la premisa con que los
pequeños propietarios realizaron su oposición a la reforma agraria. Este grupo que
representó y representa a la oligarquía alteña veía “en el agrarismo del Estado
Nacional la disrupción de un orden social que han construido desde que los
primeros campesinos-soldados españoles llegaron a la región… una fuerza
histórica que destruye de raíz el orden social alteño” (Fábregas, 1986: 202-206).
Sin embargo, la ranchería tiene historia en cuanto al agrarismo, una historia
que se sigue transmitiendo entre pláticas y comentarios entre algunas personas,
una historia que permanece en la memoria colectiva de las rancherías del rumbo.
En la década de 1960 se gestaba un movimiento campesino para “quitar tierras a
los ricos” de la región. Sin embargo, el movimiento fue apagado con el asesinato
de dos de sus principales dirigentes en 1954 y el reparto agrario se quedó sólo en
el intento como lo relata el siguiente testimonio:
“Aquí en esta zona no se alcanzó a lograr. Hubo un intento de repartición… aquí en la zona si se promovió un reparto agrario… fue donde murió tu tío. Estábamos muy chiquillos cuando él falleció… Lo mataron a él y al suegro, Don Lupe Hernández… Nunca pasó la repartición por la razón esa de que todas las haciendas estaban divididas entre los hermanos, el papá les fue comprando a cada quien (se refiere a la familia Hernández, dueños de las principales haciendas alteñas de la zona). Una vez andaban con una bocina, nosotros andábamos trabajando aquí, aquí se sembraba maíz y aquí
28 Entrevista a Isabel Méndez y Daniel Hernández. 11 de septiembre de 2015.
44
andábamos un día y se oía… llamaba mucho a un José Rodríguez: señor José Rodríguez, ya venimos para traer la lista y para ver que se puede hacer.
Y no se presentó ningún José Rodríguez, no se presentó nadie. Y yo no sé si tu tío o Don Lupe se presentaron o algo porque enseguida los mataron”29.
Otro testimonio relata más detalles sobre este hecho:
Se juntaron todos los ricos y entonces contrataron unos de acá de Ayo (El Grande), de esos matones cabrones -¿Por qué mataron a su hermano (David Méndez)? Andaba... quería que entrara el ejido, y como ya andaban queriéndole quitar todo el terreno a todos los ricos. Mataron también al suegro, a Don Lupe Hernández; es que a los dos los agarraron juntos en una casa, y los sacaron. Yo le decía, porque me dijo un día el patrón -Mira, dile a David que deje eso, yo no quiero hacerle un mal. Dile que le doy el dinero para que se vaya a Estados Unidos o le doy una yunta dada para que siembre, nomás que deje eso en el olvido. Le dije a mi hermano, -Pero de repente te mandan a matar; -No, no me hacen nada, me respondió. -¡No te hacen nada! Había muchos ahí con él, pero pues... los demás ninguno se metió y luego ya no tenían armas (por el desarme al finalizar la guerra cristera). Es que hubo uno que ese estaba hasta llevándole y trayéndole al patrón. Yo tenía como unos 35 o 40 años… como unos 40. David era el más chico de todos, él tenía como unos... pues ya tenía un hijo grande. Vivía en La Ordeña, tenían casa... Nomás porque no se metieron todos, si no hubieran hecho una matazón bárbara30.
Un último testimonio habla acerca de la poca participación de los
campesinos de las rancherías vecinas en este movimiento y del desenlace del
mismo:
Unos estiraban y otros aflojaban, no hubo empuje. Es que nunca nos ponemos de acuerdo… Yo tenía catorce años. Yo por eso en ese tiempo ¡ah como sufrí! Para agarrar una yunta de bueyes uno que no sabía. Si te ponían una yunta de bueyes de esos chingones, pos te hacía pendejo ahí nomás…
Ahí se quedó mi papá en el Josefino (sepultado), ni supimos ni dónde. Al último se les olvidó a los que lo llevaron y ahí quedó… Y ya quedó nomas el recuerdo. Se puede decir que en Jalisco no pudo entrar el agrarismo, pero en todo lo que es Michoacán, la mayoría. Y aquí no. No sé por qué sería, no había gente que se animara. Cuando había la junta les avisaban a todas las rancherías pero no había yo creo que ni cuarenta personas. Muy Pocos31.
29 Entrevista a Don Guadalupe Flores Sánchez realizada en marzo de 2015 en el Josefino de Allende. 30 Entrevista realizada a Don Bernabé Méndez Rodríguez el 23 de agosto de 2014. El Ocote, Jalisco. 31 Entrevista a Rafael Méndez. 4 de agosto de 2015. El Ocote, Jalisco.
45
Capítulo II
Transformaciones agrícolas y reconfiguraciones agrarias
y socioculturales
“Pero la cultura agrícola campesina es plástica y diversa. A veces para mal y otras para bien, se transforma.
Y con ella muda el campesino, que antier fertilizaba con posta de vaca, ayer se engolosinaba con fosfatos y nitrogenados
y hoy se afana con las compostas y los abonos verdes”. (Bartra, 1998: 12)
La presencia de modestos rancheros propietarios de grandes extensiones de tierra
en la región de Los Altos Sur de Jalisco permitió dar “tierras a medias” a
campesinos pobres que representaban la fuerza de trabajo. Existía una gran
diversificaron de propiedades pero la lógica de producción heredada de las
pequeñas propiedades producto del fraccionamiento de grandes latifundios se
mantuvo vigente hasta finales del siglo pasado. La lógica de producción heredada
de la hacienda seguía operando: cultivos extensos de maíz y frijol de temporal
mediante el sistema de milpa y mediería.
Sin embargo, surgió un momento de ruptura, un proceso de
transformaciones agrícolas producto de la adopción de modelos que tienen que
ver con la modernización de la agricultura, proceso que desplazó paulatinamente
el trabajo campesino y devino en reconfiguraciones tanto en el plano agrícola
como en el agrario, tanto en el plano productivo como en el plano social en la
región.
En términos generales, en el plano tecnológico el tractor ha desplazado a la
yunta de bueyes y muchas de las herramientas y labores agrícolas tradicionales
han desaparecido. En el plano productivo la tendencia productiva apunta al
monocultivo y a la producción forrajera más que alimentaria. En el plano ecológico
se empiezan a resentir los efectos del uso intensivo de agroquímicos, sobre todo
en el tema del desgaste y adelgazamiento de suelos de cultivo. En el plano social,
al ser requerida en menor medida el trabajo campesino se ha intensificado la
migración, trayendo consigo distintas reconfiguraciones sociales al interior de la
46
comunidad que tienen que ver con nuevas relaciones agrarias entre patrones y
campesinos sin tierra (si antes los patrones buscaban a los medieros, ahora los
campesinos buscan el trabajo que es escaso) y en los nuevos roles que han
asumido las mujeres de la ranchería. Sin embargo, han surgido distintas
estrategias productivas entre los campesinos en las que conjuntan elementos
tanto del sistema tradicional como del sistema moderno como estrategia
productiva que se desarrolla en el capítulo tres de este estudio.
El cambio tecnológico en la región se ha dado en función a un modelo de
desarrollo planteado en términos de la modernización de la agricultura, mientras
que la reconversión productiva de ha dado en base a modelos de
comercialización como estrategia adoptada por los empresarios agrícolas ante la
baja en los precios del maíz tras la entrada del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte, afectando directamente de manera ecológica y social en la
comunidad.
Como lo plantea Massieu (2010), la innovación en la agricultura “incide
directamente tanto sobre seres vivos como sobre recursos biológicos y naturales”.
Dentro de esta lógica impera una “racionalidad instrumental producto de la
modernidad” (Massieu, 2010:47-53). El proceso de modernización agrícola
representado por el proyecto de la revolución verde se caracteriza por la
introducción de
“variedades hibridas de maíz y trigo de alto rendimiento, mecanización, monocultivo, riego y uso de agroquímicos [y] resultó accesible sólo para un pequeño sector de empresarios agrícolas, mientras que la mayoría de los campesinos minifundistas temporaleros, productores de maíz en policultivo quedó al margen… Las más beneficiadas con esta modernización fueron las compañías fabricantes de insumos [semillas, agroquímicos, maquinaria] y un reducido número de productores”, en este caso, un pequeño grupo de rancheros propietarios de la tierra en la región de Los Altos Sur de Jalisco. En términos generales la revolución verde “resultó costosa en términos de agudización dela desigualdad socioeconómica entre productores, costos de adquisición de los insumos y deterioro ecológico” (Massieu, 2010:54-55).
En estos términos, “la tecnología y la innovación dominantes no consideran
el daño a la naturaleza que eventualente pueden causar, ni las consecuencias de
agudización de la desigualdad socioeconómica” (Massieu, 2010:75).
Sin embargo, desde lo local y mediante la experimentación de años de
47
prácticas campesinas han surgido “esfuerzos de innovación local a partir de
actores sociales no poderosos, y que, en su lucha por lograr mejores condiciones
de vida, ejercen un potencial creativo que podría conducir a una sociedad más
equitativa y sustentable” (Massieu, 2010: 76). Para el caso que nos ocupa, han
adoptado un sistema agrícola hibrido como estrategia productiva que se analizará
en el tercer apartado de este trabajo.
Como lo veremos a lo largo de este capítulo, intentamos describir las
principales transformaciones agrícolas en la región de Los Altos Sur de Jalisco y
en específico en la ranchería El Ocote. Intentaremos describir cómo se da ese
proceso en el que se pasa de la yunta al tractor en el que se transforma la
agricultura tradicional y la manera en que la lógica dominante de modernización de
la agricultura adoptada por los empresarios agrícolas absorbe y somete
paulatinamente a la lógica tradicional de cultivo que se lleva a cabo en barbechos
familiares.
Por otra parte, analizaremos el paso del sistema milpa al monocultivo y el
proceso de reconversión productiva basado en los requerimientos del mercado
regional y nacional de productos agrícolas, así como los efectos que este proceso
ha traído en el plano alimentario y en el plano ecológico.
El tema de las reconfiguraciones agrarias y sociales es motivo de la
segunda parte de este capítulo. Tras el paulatino desplazamiento del trabajo
campesino que la adopción de maquinaria ha traído consigo, distintos han sido los
cambios en el plano agrario, principalmente la desaparición parcial de las
relaciones de mediería y las desventajas con que los productores de mediana
escala se enfrentan en el mercado regional y con el coyotaje que fijan las
condiciones de compra de cosechas al comercializarlas en condiciones muy
variables y desiguales. Asimismo hablaremos acerca del tema de la intensificación
de la migración y de las reconfiguraciones sociales al interior de la comunidad
producto de este fenómeno.
Y ante estas condiciones de incertidumbre en que viven los campesinos, se
describe en el capítulo tercero su papel como actores sociales, desarrollando un
sistema hibrido como innovación y como estrategia productiva, un tipo de
48
innovaciones que resuelven problemas inmediatos basadas en conocimientos
tradicionales, innovaciones que son modificadas y apropiadas en la vida cotidiana,
en la práctica y mediante el conocimiento empírico de los campesinos,
conservando semillas, experimentando con otras nuevas y adaptándolas a las
condiciones climáticas de la región, combinando saberes y elementos de
agricultura tradicional con los elementos que la modernización de la agricultura les
ha traído.
2.1 De la yunta al tractor y de la milpa al monocultivo. Cambio
tecnológico y reconversión productiva
“En plena época de quemas... Espeso, acre, asfixiante, cargaba el aire, con el olor, la sensación inconfundible de la nueva esperanza campesina,
cuando finadas las cosechas, los rancheros prendían fuego a los residuos vegetales, en la fe de que matarán toda larva de plagas
y las cenizas abonarán la tierra”.
“No hay en la tierra más tesoro oculto que la fecundidad de la misma tierra, y ésta sólo se consigue
arándola con yuntas, regándola con el sudor de la frente...”
Agustín Yáñez
Hasta hace algunos años, el cultivo de maíz mediante el sistema milpa
predominaba en la región alteña. Junto con semillas criollas de maíz de la
variedad zamorano, se sembraba frijol, calabaza, chilacayote, haba, chícharo,
además de una gama de plantas silvestres aprovechables para las familias
campesinas de la región alteña.
Las labores agrícolas de preparación y labranza de la tierra se llevaban a
cabo mediante el uso de la yunta y arado de madera, y en menor medida, de
hierro. La siembra, cuidado y cosecha se realizaba principalmente mediante el
trabajo manual y con la ayuda de algunas herramientas tradicionales como
tanates32 para sembrar, azadones, coas, rozaderas -tipo oz-, otates, yugos y el
32 Primero, bolsas de cuero que fueron sustituidas por botes metálicos de tres litros, colgados de los hombros del sembrador uno de cada lado, uno para maíz y un para frijol.
49
carro de bueyes útil para el transporte de abonos y la propia cosecha a finales del
ciclo agrícola.
La agricultura en esta región se ha transformado. Los tractores fueron
sustituyendo a las yuntas hasta casi desaparecer y el trabajo campesino cada vez
fue a menos requerido dejando al margen del olvido una gran gama de labores
agrícolas. Además, nuevos cultivos han sido adoptados bajo los requerimientos
del mercado regional y nacional de productos agrícolas.
Y en ocasiones la pizca manual de maíz ya no es necesaria, pues con
ayuda de tractores y molinos, caña con todo y mazorca se convierte en forraje
para la ganadería local y regional. El uso de fertilizantes ha desplazado algunas
labores de rotación de cultivos y abono natural de la tierra. Los herbicidas
combaten las malezas que antes se cortaban a mano o con azadón, malezas no
tan malas pues se convertían en abonos naturales. Los herbicidas evitan la fatiga
del desquelite manual pero arrasan parejo con plantas silvestres comestibles y
medicinales. En este camino que ha recorrido la agricultura de la yunta al tractor
se han quedado una gran cantidad de herramientas y saberes pero se han
agregado para fusionarse otros distintos.
A grandes rasgos, anteriormente el ciclo agrícola del maíz comenzaba con
la quema de tazole o basura del frijol en una parte del barbecho (o parcela)
destinada exclusivamente a la siembra de calabaza.
La rotación de cultivos era una de las estrategias principales de
regeneración de los suelos; un ciclo agrícola se sembraba trigo, alfalfa o linaza y
al siguiente maíz y milpa. De esa manera los suelos se engrosaban con los restos
de estos cultivos y con la aplicación de abonos animales.
La quema de paja de trigo, alfalfa o linaza a lo largo del barbecho daba pie
a la labor de arar o barbechar mediante el uso de la yunta y el arado de madera o
de fierro.
Posteriormente, se trazaban los surcos en la labor de cuartelear, surcos con
una orientación específica para el aprovechamiento del agua de lluvia:
atravesados en relación a las corrientes naturales de agua. Una vez preparada la
tierra se aplicaba abono animal a lo largo de cada surco y a las primeras
50
tormentas del año por el mes de mayo llegaba la siembra. Cuando crecían las
plantas de maíz, venían las labores de escarda y asegunda que consistían en
agregar tierra al tallo, al mismo tiempo se llevaba a cabo la labor de deshierbe o
desquelite, a veces con azadón, pero si era a mano era mejor pues se cortaban
las hierbas “no sedeadas” desde la raíz. La labor de cazanguear se llevaba a cabo
cuando el elote ya estaba a punto de convertirse en mazorca. Esta representaba
una labor muy importante, pues realizándola evitaba que el barbecho se
enhierbara e impidiera una cosecha cómoda, además de que representaba una
labor de abono natural y engrosamiento de suelos mediante las malezas.
El corte de rastrojo daba inicio a la labor de cosecha y era la ocasión para
separar la planta de maíz de la de frijol, formando monos de maíz y pilas de frijol
para su secado. Por último, la cosecha comenzaba con la pizca de maíz y
terminaba con la trilla de frijol a finales del año.
Los ciclos agrícolas actuales y el aspecto productivo se caracterizan por el
cultivo de una serie de productos agrícolas diverso con el empleo de maquinaria y
agroquímicos. Un factor que hay que tomar en cuenta en cuanto al ciclo agrícola
actual es que la diversificación de los cultivos se ha transformado también. Si
antes se producía principalmente maíz y frijol mediante el sistema milpa y la
rotación de cultivos principalmente consistía en alternar con la siembra de trigo,
linaza o alfalfa, en la actualidad el cultivo de maíz forrajero, agave, tomate y chía
han venido a transformar los ciclos agrícolas en la región. Este fenómeno de
sustitución corresponde en gran medida a estrategias de comercialización
adoptadas por los productores de la región, sobre todo los de mediana y gran
escala. Este fenómeno ha requerido del uso de las tierras para el monocultivo
donde anteriormente se llevaba a cabo el cultivo de maíz y milpa, incluso ha
surgido el fenómeno de desmonte de llanuras para la apertura de cultivos. En este
caso juegan un papel importante las fuerzas del mercado y el papel de las
empresas en el proceso productivo.
Para el caso del cultivo de maíz, si anteriormente estaba destinado al
mercado regional de granos para consumo humano, en la actualidad esta
modalidad no es rentable en términos económicos para los productores de la
51
región por los altos costos de producción y los bajos precios en el mercado de
este producto agrícola.
En el plano productivo, fue más rentable sembrar maíz forrajero, pues el
precio de este producto en mazorca o grano fue a la baja en el mercado regional.
Al ser requerido este cultivo como forraje, resulta rentable para algunos
productores la siembra de maíces mejorados, pues resisten mejor a las
condiciones climatológicas adversas como lluvias torrenciales y ventarrones,
además de que por caracterizarse por una planta alta y grande que rinde a la hora
de ser molido para forraje. Aunque también representa un gasto mayor comprar
semillas cada año, pues al sembrarlas al siguiente ciclo agrícola la planta no crece
lo suficiente.
Otro cultivo importante para la región en las últimas décadas ha sido el del
agave para la producción de tequila. Desde la década de 1980 “las parcelas y
potreros de la región se comenzaron a poblar de agave, los buenos precios del
mezcal constituían entonces el ´oro azul´ para los campesinos de la región”
(Llamas, 1999: 17). Para inicios dela década de 1990, la entrada en vigor del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte representó una oportunidad para
los productores agaveros pues “en tanto que los precios de garantía y los
subsidios estatales al cultivo de la gramínea [maíz] se derrumbaban, el precio del
agave iba en aumento, constituyendo el escenario propicio para el masivo cambio
de cultivo” (Llamas, 1999: 17).
Las empresas que históricamente han dominado la producción de tequila en
la región han sido la fábrica de Cazadores y Centinela, ambas ubicadas en la
ciudad de Arandas. Sin embargo, a partir de la década de los noventa comenzó a
establecerse una gran diversidad de marcas y fábricas, demandando mayor
producción de agave. Este fenómeno ha contribuido a la intensificación tanto del
desmonte de llanuras como de la ocupación de tierras que anteriormente estaban
destinadas al cultivo de maíz y milpa.
En términos generales, sobre el aumento en el cultivo de agave en el
estado de Jalisco, Llamas (1999) escribe que “Entre 1984 y 1997 el número de
campesinos dedicados en Jalisco a este cultivo pasó de 14,800 a 33,000 (CRT,
52
1998: 28, citado en Llamas, 1999: 18).
La llegada del cultivo de agave a la ranchería responde a un fenómeno de
extensión de cultivo que viene de la zona tequilera de centro del estado de Jalisco.
Originalmente el pueblo de Tequila era el principal productor de la bebida del
mismo nombre. Sin embargo, la industria tequilera entró en crisis cuando “se
empezó a enfermar todo el maguey, porque salía puro gusano y no lo pudieron
acabar. Dieron por rentar o comprar tierras aquí de este lado y empezaron a
invadir de aquí hasta Guanajuato”33.
En la actualidad, el cultivo de agave se encuentra en manos de empresarios
tequileros de la región que mediante la renta y compra de tierras de labor llevan a
cabo dicho cultivo. En las labores de cultivo de esta planta participan campesinos
de las rancherías.
Otro cultivo que ha sido importante en los últimos años en las rancherías
del municipio de Jesús María, Jalisco, ha sido el del tomate. Para el caso
específico de El Ocote y rancherías circunvecinas, este llegó de fuera para
quedarse y extenderse en cuestión de hace aproximadamente quince años. En un
inicio, los productores de este cultivo provenientes del pueblo de Betania -
perteneciente al vecino municipio de Arandas- llegaron en busca de rentar tierras
para llevar a cabo este cultivo, por lo regular tierras ociosas a causa de la
migración. En la actualidad han disminuido las rentas y aumentado el cultivo de
tomate en manos de persona de la localidad.
El ciclo de cultivo de esta planta comienza con la preparación del terreno en
el mes de octubre, la siembra en el mes de julio y la cosecha se lleva a cabo en
los meses de octubre y noviembre. Cabe destacar que en las labores de
preparación, siembra y fumigación, participan de una a cuatro personas, mientras
que para la labor de cosecha es cuándo alrededor de treinta a cuarenta personas
se organizan y negocian el trabajo y salario con el patrón o dueño de la cosecha.
El destino de estos tomates, dependiendo de su calidad y tamaño, es la
ciudad de León, Querétaro, Celaya y los mercados locales, pues el tomate que
33 Información proporcionada por Rafael Méndez en entrevista. 4 de agosto de 2015. El Ocote, Jalisco.
53
proviene del estado de Sinaloa es el que encuentra mercado en la ciudad de
México, a decir de algunos productores.
El mercado influye de manera decisiva en la actividad: en el caso de que los
precios del producto estén bajos, no se junta tomate o se apila34, aunque ya esté
listo para la cosecha, lo que pospone la actividad de cosecha y no representa
ingresos o ganancia al grupo de juntadores de la localidad hasta nuevo aviso.
Pero también para los dueños del cultivo en ocasiones representa pérdidas y en
otras hasta dejan perder la cosecha ante los bajos precios en el mercado: “a veces
conviene más dejar ahí la cosecha que pagar por el trabajo a los juntadores y a la
hora de vender salga uno perdiendo en lugar de ganar”, según el testimonio de un
productor.
A lo largo de estos años el control del cultivo de tomate ha estado en manos
de gente de fuera, Betania por lo general. Sin embargo, en la actualidad algunas
personas de la localidad comienzan a adoptar el cultivo como propio. En estos
casos, a falta de contactos compradores de otros estados y medios de transporte
necesarios, este grupo de productores comercializa el producto de manera local
en La báscula o Mercado negro, un lugar cercano a la ciudad de Arandas donde
se reúnen compradores acaparadores o Coyotes locales y foráneos y se fija el
precio del producto mediante el la tratada y regateo; los precios actualmente –
noviembre de 2013- oscilan entre los $1.20 hasta los $5 para los que sembraron
en seco, aventurándose antes de que llegaran las lluvias y su cosecha es de las
primeras.
En este sentido, observamos algunas de las adversidades a las que los
productores emergentes de la localidad se enfrentan en el cultivo de tomate: falta
de tierras de cultivo propias, de recursos económicos para la inversión en renta de
la tierra y compra de semilla y fertilizantes, de medios de transporte necesarios
para comercializar el producto en otros estados y falta de vínculos mercantiles. La
posibilidad de pérdida de las cosechas por efectos climatológicos como lluvia
excesiva o heladas. Y para el caso de los trabajadores asalariados, la participación
34 Una manera de almacenaje de este cultivo en el mismo barbecho es “apilarlo”: se cortan las plantas de tomate, se forman hileras de pilas y se tapan con cartones para evitar que se deterioren, mientras hay mejores precios en el mercado.
54
en el proceso de cultivo es sólo en la actividad de cosecha, pues actividades como
preparación de la tierra, abono y fumigación las realizan pocas personas con la
ayuda de maquinaria.
Dentro de las cuestiones positivas en relación al cultivo de tomate encontramos
que ha surgido en torno a este cultivo un proceso de aprendizaje y apropiación,
aunque de manera parcial hasta ahora, del proceso productivo de este cultivo.
Para algunos productores ha representado una buena alternativa y un medio para
obtener ingresos.
Como parte del proceso de adopción de nuevos cultivos en la ranchería ha
llegado el de la chía como cultivo emergente. En la actualidad se encuentra en
una fase experimental entre algunos productores. Algunos de los principales
problemas a los que se han enfrentado han sido la falta de conocimiento sobre el
ciclo agrícola de esta planta, pues en ocasiones la llegada temprana de lluvias
puede afectar la labor de cosecha de este cultivo. La falta de espacios de
comercialización que se traducen en almacenamiento de la cosecha de ciclos
anteriores es otra de las adversidades. Y por último, no todos los productores
tienen la posibilidad de llevar a cabo este cultivo, por la falta de tierras, de
maquinaria agrícola y por los costos de inversión que requiere.
En este mismo sentido, si anteriormente la hacienda El Regladero como unidad
de producción agrícola funcionaba intercalando sistema de temporal y riego, de
milpa y mediería, en la actualidad existe una diversificación de unidades agrícolas
en la región cuya tendencia es hacia los monocultivos. Predomina el rancho
ganadero que produce maíz forrajero y mezcal para la fabricación de tequila,
empleando fertilizantes y maquinaria y mano de obra eventual que llevan a cabo
los jornaleros; anteriormente este tipo de unidades arrendaba tierra a medieros.
También existen los ranchos que producen maíz para autoconsumo, maíz forrajero
para la venta, cultivos experimentales emergentes como la chía, utilizando
semillas mejoradas, fertilizantes y combinando el uso de maquinaria con el trabajo
familiar; de igual manera han dejado de lado la mediería. Hay propietarios que
rentan sus tierras a empresas regionales productoras de tomate, que cultivan
mediante el uso intensivo de fertilizantes, maquinaria y emplean mano de obra
55
local únicamente en la labor de cosecha. Al mismo tiempo, hay ranchos que
producen maíz y frijol mediante el sistema de milpa, utilizando abono animal,
semillas criollas, maquinaria, mediante el sistema de mediería; esto, en menor
medida. Por último, se encuentran los barbechos familiares de auto subsistencia
que funcionan mediante el sistema milpa, destinados al autoconsumo anual,
utilizando abono animal y combinan la renta de maquinaria con el trabajo familiar
para realizar las labores agrícolas.
Haciendo un balance general, las tierras de cultivo en la región muestran
cuatro tendencias específicas en cuanto a la producción agrícola: las de mayor
extensión se usan para cultivar maíz amarillo forrajero destinado a la ganadería
de la región: el molido o forraje producto de este cultivo, está destinado al ganado
vacuno de la localidad y una parte es vendida a ganaderos del estado vecino,
Guanajuato. Otra gran extensión de tierras son rentadas a productores de tomate,
agave y chía provenientes de otros lugares de la región. En menor medida hay
tierras que se rentan a medieros de la localidad o de rancherías cercanas. Y
finalmente se encuentran las pequeñas parcelas familiares cuyos productos son
destinados al autoconsumo.
Sin embargo, la adopción de tecnologías agrícolas y el caso de la
reconversión productiva adoptando nuevos cultivos como estrategias en ocasiones
trae consigo distintas reconfiguraciones en distintos niveles. Para el caso descrito,
principalmente han sido efectos en el plano social y ecológico: cambios en la
alimentación, desgaste de suelos y reconfiguraciones agrarias al interior de la
ranchería. Tal y como lo menciona Viola (2000), muchos proyectos productivos
parten “de la premisa según la cual la introducción de un determinado paquete
tecnológico, independientemente de los límites del ecosistema local o de la
estructura del sistema de comercialización, podrá elevar sustancialmente el nivel
de vida de la población campesina” (Viola, 2000: 48); pero en realidad sólo se
benefician unos cuantos. Para el caso de El Ocote, se ven mayormente
beneficiados los propietarios de las tierras o patrones, mientras que la gran
mayoría de los campesinos quedan al margen, tanto por la falta de tierras de
cultivo como por la dificultad de competir comercialmente con la oligarquía,
56
relegando su papel a mano de obra barata y eventual como se describirá más
adelante.
En el plano alimentario, producto de la producción en mayor medida de
maíz forrajero, por un lado existe un fenómeno de desabasto de granos en la
canasta básica hacia finales del año, así como distintos cambios en los hábitos
alimentarios en las unidades domésticas, “paradoja de una producción agrícola en
expansión, mientras se deterioran los niveles alimentarios de la población”
(Lander, 1995: 125). En este caso observamos que el problema parte tanto del
aspecto productivo pero también tiene que ver el modelo de distribución de los
productos agrícolas.
Las pequeñas parcelas en la actualidad no están produciendo lo necesario
para el consumo anual de las familias campesinas, ya ni pensar en la posibilidad
de generar un excedente para la adquisición de otros productos necesarios en la
canasta básica como frutas y hortalizas y otros productos que antes se obtenían
mediante el sistema de milpa. Mientras que como hemos descrito las grandes
extensiones de tierras están dando prioridad al monocultivo y la producción de
maíz forrajero. El sistema agrícola actual está destinado a abastecer un mercado
de forrajes para la ganadería local y regional. Los alimentos ahora se compran, y
en menor medida se producen, lo que a finales del año se traduce en un
desabasto en la canasta básica de granos de algunas familias de la ranchería.
Con respecto al aspecto ecológico, en la actualidad los monocultivos como
sistema productivo predominante en Los Altos Sur de Jalisco, así como la
adopción de maquinaria y el uso intensivo de agroquímicos representa un sistema
productivo que paulatinamente contribuye al deterioro de las tierras de cultivo y la
apertura de espacios nuevos para llevas a cabo cultivos representada en
desmonte de cerros y llanuras.
En el plano agrícola, con la desaparición de algunas labores tradicionales y
el uso intensivo de agroquímicos, es notorio el deterioro de los suelos, a decir de
algunos campesinos de la ranchería en cuestión. Una de estas labores
desplazadas o modificadas es la rotación de cultivos y la quema de residuos
vegetales como fertilizante natural a la tierra. La siembra de trigo, avena o linaza
57
era una estrategia de este tipo, pues además de dejar descansar a la tierra
después de un ciclo agrícola de producción de maíz, al final de la cosecha se
llevaba a cabo una quema a lo largo de toda la extensión en la parcela o barbecho
que al realizar la labor de arar o barbechar la basura o tazole quemado se
mezclaba con la tierra y representaba un abono natural para la siembra de un
nuevo ciclo de maíz, frijol y demás productos de la milpa.
En la actualidad, estas labores tradicionales han sido sustituidas por el uso
de fertilizantes para hacer producir a la tierra “a la fuerza” y por una rotación de
cultivos como el tomate y chía que requiere de una gran cantidad de
agroquímicos, que desgastan en lugar de producir nutrientes a los suelos. Gran
parte de los productores mayoritarios destinan sus tierras para el cultivo de maíz
amarillo forrajero mediante el uso intensivo de fertilizantes en lugar de abonos
animales y abonos naturales.
Por su parte, el cultivo de tomate se caracteriza también por el uso intensivo
de fertilizantes y plaguicidas que se aplican al cultivo en aproximadamente diez
ocasiones en cuatro meses que dura el ciclo vegetativo esta planta.
Entre los principales efectos ecológicos adversos que las personas
reconocen en la región por el cultivo de tomate se encuentra el deterioro de los
suelos, tierras cansadas, efectos que identifican una vez que vuelven a sembrar
maíz y se da muy al pasito.
Las transformaciones en el plano ecológico en la región también
representan un notable cambio en el paisaje natural en la medida en que las
milpas están siendo sustituidas por monocultivos de agave, que desmontan y
pintan de azul cerros y llanuras, de tomate que aprovechan y desgastan los suelos
que las milpas ocupaban, de chía con cuyas flores se pintan de morado los
barbechos y maíz amarillo inusual, en serie, en surcos tupidos que van destinados
a alimentar al ganado vacuno y caballos de restauranteros que viven en el norte,
rancheros que vienen de vez en cuando de visita, dueños mayoritarios de gran
parte de las tierras de la región.
En este sentido, tanto la adopción de maquinaria y agroquímicos como la
sustitución de cultivos ha provocado un cambio en las relaciones sociales de
58
producción en la región, pues en muchos casos los campesinos han pasado de
ser medieros a trabajador asalariado eventual o jornalero, pues en el ciclo agrícola
de estos cultivos sólo en ciertas actividades requieren del trabajo campesino. Al
ser relegados a mano de obra eventual, gran parte de “los ingresos de los hogares
campesinos se origina en actividades no agrícolas y en salarios obtenidos por la
venta de su fuerza de trabajo [...] Este proceso favorece a los capitalistas rurales,
dado que elimina a los pequeños campesinos en tanto que competidores por la
producción agrícola, al tiempo que quedan disponibles como mano de obra” (Kay,
2007: 69).
Ante este panorama de deterioro de las tierras de cultivo y de los sistemas
productivos en proceso de transformación, se vuelve importante voltear hacia las
estrategias campesinas que serán motivo de un apartado posterior, estrategias
que conjuntan elementos tanto del sistema tradicional de cultivo como del
moderno, que conjunta conocimientos sobre el uso de semillas y agroquímicos
como lo relata el siguiente testimonio:
“Pa´todo ya es puro químico. ¡No, unas frieguizas cabronas pa´desquelitar! Y a veces araba uno hasta con bueyes. ¡Araba uno! ¿Pues qué araba? Nomás se hacía uno menso, ni entraba el arado. ¿Edá Issac que no entraba? Parecía que traía un gato ahí de la cola nomas arañando. Son tierras muy duras, esas en seco son tierras muy duras, muy arenosas. Y producen mucho de todos modos, ya con los abonos producen mucho… pero aquí lloviendo más o menos dan mucho que comer. Los abonos esos de gallina y eso. La fórmula también es buena, nomás el problema que hay, que adelgaza mucho las tierras y el de gallina engruesa. Échele usté un año de gallina y un año métale trigo o métale avena y le da cosecha al otro año casi sin abonar. ¿Por qué dejarían se sembrar trigo? –Pues como que se acabó la venta también y ya a la última el trigo no se quería criar bien y ya últimamente como que otra vez… y agarró más preciecito que el maíz. –Ahí andan experimentándole con chía ¿verdad? –Hey pero nada funciona. Si la tierra todo da, pero ¿Qué se gana?
Ya ve que estos hombres tienen ahí la chía todavía. No hay donde vender. Aquí no todas las semillas se dan. Cuando el temporal es largo como estos
dos años que acaban de pasar, todas las semillas son buenas. Como este año todas las semillas dan. Hay maíces que son muy tardíos. Y aquí como es frio, lloviendo pocón no alcanzan a darse. O buscar que clase de semillas35.
35 En voz de Don Daniel Hernández. Entrevista realizada el 18 de diciembre de 2014 en el rancho El Ocote, Jalisco.
59
2.2 De mediero a jornalero y migrante: reconfiguraciones agrarias
y sociales
La economía de las unidades familiares campesinas en la ranchería
históricamente se ha basado en el trabajo familiar y la diversificación de
actividades: combinando el trabajo en la hacienda con la producción de alimentos
en el barbecho familiar, combinando la mediería con la producción de
autoconsumo. Sin embargo, con la llegada del nuevo modelo agrícola donde priva
el monocultivo y el trabajo mecanizado esta diversificación de actividades se ha
hecho más notoria.
Tras el desplazamiento parcial del trabajo campesino de los sistemas
productivos, los campesinos adoptaron una variedad de formas de generar
ingresos, por medio de diversos componentes como “bienes y servicios de
autoconsumo, pago por venta de productos agrícolas; retribución por prestación
de servicios; salarios devengados en la localidad, la región, el país o el extranjero;
recursos públicos provenientes de programas asistenciales o de fomento
productivo” (Bartra, 2008b: 17). Esta diversificación de actividades se expresa en
una suerte de vaivén entre el sistema agrícola y otras actividades como la
migración, el jornal y el trabajo asalariado en las haciendas y ranchos, empleadas
domésticas en las ciudades cercanas, trabajadores y trabajadoras asalariadas en
las fábricas de las ciudades cercanas, albañiles, taqueros, neveros, etcétera.
Producto de las transformaciones productivas en las comunidades han
surgido nuevas relaciones laborales y productivas que acentuaron la desigualdad
social entre patrones y trabajadores al interior de las localidades.
En el plano agrario, entre los elementos más notorios al interior de las
rancherías se encuentra el paso de mediero a jornalero agrícola eventual, pues los
requerimientos de mano de obra de los ranchos mayoritarios con muy variables.
Asimismo, este paulatino desplazamiento del grupo de campesinos medieros
representa cambios en la configuración cultural de la región, pues se modifican
elementos de apego a la tierra y a las costumbres locales.
Otro tipo de fenómeno que trae consigo el proceso de transformaciones en
60
la región es el fenómeno migratorio. Este fenómeno en la región no es algo nuevo,
pero si se ha intensificado. Paul Tylor (2013), en un estudio que realizó por los
años treinta ya describe este fenómeno para la ciudad de Arandas, Jalisco. En la
actualidad la migración ha sido una de las principales estrategias de vida de
personas de la comunidad que no poseen tierras suficientes para dedicarse a la
agricultura en mediana escala, así como de personas que no obtienen un empleo
medianamente seguro con el que aseguren obtener los ingresos necesarios para
solventar los gastos de la unidad familiar. La migración representa una
oportunidad y una estrategia de los jóvenes que una vez terminada la educación
secundaria se aventuran a calarle a pasar al otro lado en busca de ayudar a sus
familiares por medio de remesas y asegurarse un futuro material: la troca, la casa,
la boda al regreso como plan de vida. Por su parte, la migración ha sido también
una estrategia de restauranteros de la región que se han establecido desde hace
décadas en ciudades como Chicago, New York, Houston, San Antonio y que han
creado redes de migración familiar que representa mano de obra “confiable” para
sus negocios.
Sin embargo, la migración ha traído consigo una reconfiguración de roles
sociales al interior de las comunidades. Ejemplo de lo anterior son los nuevos
roles sociales y un papel más activo de las mujeres en las labores agrícolas que
anteriormente realizaban los jóvenes, la participación y aprendizaje en el cultivo de
tomate, pepena, jornal, e incluso en la mediería. Varios son los casos en la
actualidad en que las mujeres asumen roles de los hombres que migran
temporalmente o de forma definitiva en busca de empleo a ciudades del estado de
Jalisco, al Distrito Federal o más recientemente a ciudades del vecino estado de
Guanajuato y a Estados Unidos. Ante este fenómeno, las mujeres van asumiendo
labores de ayuda a los jefes de familia que antes eran realizadas principalmente
por los jóvenes. Asimismo, se dan casos en que las mujeres se convierten en
jefas de familia adquieren cargos de medieras para sacar adelante a la familia, en
ocasiones a unidades domésticas extendidas. Por último, la presencia de mujeres
en el jornal, principalmente en el cultivo de tomate, cada vez es más notoria,
incluso en ocasiones siendo ellas quienes se organizan para realizar labores tales
61
como la cosecha de tomate36, asumiendo roles en actividades agrícolas en las que
anteriormente no tenían acceso, ganando presencia en espacios anteriormente
destinados a los hombres.
Un aspecto importante de análisis en este caso es la presencia de núcleos
de migrantes procedentes de los estados de Chispas y Guerrero en algunas zonas
de Los Altos Sur de Jalisco, atraídos principalmente por el cultivo de tomate y
agave en ciertas épocas del año. Durante su estancia en tierras alteñas, estos
grupos de migrantes participan de las actividades religiosas, festivas y deportivas
en la región y se están creando nuevos lazos entre los alteños y migrantes del sur
del país, creando y recreando nuevas configuraciones sociales. Al respecto, falta
un acercamiento a estos núcleos de migrantes para una mejor descripción de esta
modalidad del fenómeno migratorio.
La salida parcial del proceso productivo agrícola de los campesinos ha
traído consigo modificaciones en aspectos como la transmisión de conocimientos
tradicionales sobre el cultivo de milpa y cuidado del medio ambiente, así como de
la fabricación y uso de herramientas de cultivo que han quedado relegadas con la
llegada de la maquinaria agrícola. Además de que el relvo generacional
campesino se ha cambiado por el de migrante, pues la migración se ha
intensificado como estrategia de vida.
Ante este fenómeno, es interesante observar cómo la migración trae
consigo reconfiguraciones de algunos elementos culturales en los migrantes que
regresan: el atuendo y el modo de vida norteño entre los jóvenes, reforzado por la
música de moda representada por el ya famoso narcocorrido. Los migrantes que
regresan como norteños gozan de cierto prestigio y admiración por parte de
algunas personas de la comunidad, producto de ese cambio notorio en las
costumbres que han adoptado durante su estancia en el otro lado. La bota, el
jeans vaquero, el cinturón piteado, la camisa vaquera, tejana, alhajas y la troca
muchas veces aluden al narcotraficante que describen los corridos de moda entre
los jóvenes de las rancherías.
Con la intensificación de la migración ha surgido una nueva identidad
36 Ver foto 2 en Anexo.
62
norteña en la que privan anhelos de riqueza, costumbres traídas desde el norte
como el vicio, la obtención de prestigio mediante la adquisición de bienes
materiales, así como una notable desvalorización de las actividades agrícolas
sobre todo por parte de algunos jóvenes.
A este grupo de norteños se suma el nuevo norteño de Guadalajara, de
Guanajuato o del Distrito Federal que regresa con un nuevo atuendo también, y
que aunque se ausenta por temporadas más cortas de su pueblo de origen,
regresa a gastarse su dinerito y a pasearse por el pueblo, no necesariamente en
una troca del año, pero si en un Tsuru u otro carrito aunque sea de segunda mano
o propiedad de algún primo o hermano.
El fenómeno de la norteñización, chilanguización o guanatización –según
sea el caso de los lugares a donde los ocotenses migran- se caracteriza por
cambios en el tipo de vestimenta (desde cholos hasta reggetoneros o norteños),
en el habla (adoptando palabras o localismos de los lugares a donde migran), en
la adopción de nuevas costumbres y en regresar al rancho siendo “alzados” en
algunos casos (o presumidos, a decir de algunas personas).
En las últimas décadas en el fenómeno migratorio se ha generalizado en las
rancherías, por lo menos un integrante de cada familia -si no es que se da el caso
en que la familia entera- ha tenido una experiencia migratoria a ciudades
cercanas, al Distrito Federal o a ciudades de Estados Unidos. Este fenómeno ha
traído consigo un enorme proceso de reconfiguraciones sociales expresadas
también en los nuevos roles que asumen las personas que se quedan y otros que
llegan y la introducción de nuevos patrones culturales por parte de los migrantes.
Analizar el fenómeno migratorio como una reconfiguración social en la
región me hace preguntarme la manera en cómo se da esa creación de los lazos
de pertenencia y arraigo de los norteños en relación al rancho, su posible regreso
y la creación de redes hacia afuera. Volveremos al tema de la migración en el
siguiente capítulo para analizar la dimensión de este fenómeno como estrategia de
vida.
63
Capítulo III
Estrategias campesinas
¿Cómo han cambiado las estrategias de vida de los grupos de campesinos
alteños a raíz del proceso de transformación por el que atraviesa la región? Si
hasta hace algunas décadas la mayor fuente de ingresos fue la agricultura, ¿De
dónde provienen los ingresos ahora?
Producto de las transformaciones en el plano agrícola muchos campesinos
han sido parcialmente desplazados del sistema y ante este proceso han creado y
adoptado toda una serie de estrategias en distintos niveles. En la medida en que
sale parcialmente del sistema productivo por la llegada de la mecanización
agrícola, adopta un modo de subsistencia más flexible y “plástico” representado en
una gama de actividades para generar ingresos. Si bien la mediería le aseguraba
trabajo y subsistencia, también representaba una relación desigual y de
explotación. El desplazamiento de este sistema en una visión positiva ha
representado mayor libertad de adoptar formas alternativas al sistema anterior.
La diversificación de actividades como estrategia de vida le permite
diversificar los medios de subsistencia. El barbecho familiar le permite producir
alimentos para el gasto, es el espacio donde se llevan a cabo labores y persisten
los conocimientos tradicionales a pesar de la influencia de los modelos de
modernización agrícola empleados por los rancheros empresarios de la región
En este capítulo desarrollaremos y describiremos esta gama de estrategias,
partiendo de la definición del concepto de estrategia “como una planeación y
coordinación de acciones para llevar a cabo un fin” (Mendieta y Núñez 1969: 91-
93, citado en Hernández Madrid, 1988). “La lógica de esta propuesta supone una
planificación a priori, que en la vida cotidiana de los individuos no se puede
realizar siempre con seguridad y meno a largo plazo” (Hernández Madrid, 1988:
323). La estrategia de vida “Puede no ser deliberada o consciente pero subyace
en la trayectoria de las unidades familiares […] independientemente de que sus
actores sean conscientes de la prosecución de determinados fines o de la
64
instrumentación a tal efecto de determinados medios” (Susana Torrado, 1980: 14,
citado en Hernández Madrid, 1988: 323). “Cuando existen condiciones que
aseguren la reproducción material y biológica de la unidad familiar es posible
pensar en una planificación de acciones que permiten a corto y mediano plazo
conservar y ampliar estas condiciones de seguridad” (Hernández Madrid, 1988:
323). En este sentido, el concepto de estrategias de vida lo utilizaremos aquí como
una serie de acciones llevadas a cabo para asegurar la manutención y
reproducción material y biológica de la unidad familiar. Entran en este sentido
distintas categorías, tales como la diversificación de actividades como estrategia
de vida y permanencia en el lugar, la migración como una estrategia de vida,
estrategias productivas para el plano agrícola y estrategias de organización en el
plano social que forman parte de las estrategias campesinas en la región alteña y
en particular en la ranchería donde se lleva a cabo el presente estudio, en El
Ocote, Jalisco.
Se plantea en este capítulo la diversificación de actividades más que como
una estrategia de vida, como una estrategia de permanencia en el rancho, una
estrategia de permanencia del modo de vida campesino, cambiando y
adaptándose para sobrevivir, para permanecer como campesino.
La migración como una de las principales estrategias de vida funciona por
lo menos en cuatro niveles: remesas como apoyo a las unidades familiares de los
migrantes, inversión en distintos proyectos, compra de bienes materiales y
creación de redes al interior y exterior de la comunidad.
Asimismo, ante las transformaciones en el aspecto productivo con la
introducción de elementos modernizadores adoptados por los grandes productores
y que marcan la pauta de la producción en la región, se plantea que los
campesinos pequeños productores han adaptado un modelo hibrido como
estrategia productiva, un modelo donde conjuntan conocimientos tradicionales con
elementos del modelo de modernización de la agricultura, un modelo empleado
principalmente en los barbechos familiares.
Por último, se plantea la fiesta patronal del rancho El Ocote como un
espacio donde surgen estrategias de organización, como espacio de organización
65
y de la memoria visual e histórica de la comunidad.
3.1 La diversificación de actividades: estrategias de permanencia
en el rancho
El rancho como comunidad, como lugar de la memoria, como lugar de origen
representa una base fundamental de la identidad ranchera en la región alteña y
cobra importancia ante los procesos de homogeneización globalizadora. La
permanencia en el rancho está cargada de fuertes símbolos culturales, identitarios
e históricos.
Históricamente, como ya hemos analizado, los pobladores de estas
rancherías alteñas han diversificado sus actividades económicas. Además de ser
medieros de la hacienda o ranchos, eran productores de auto subsistencia en
cuyos barbechos producían para el gasto. Se han combinado históricamente la
mediería con el peonaje y jornal, dependiendo de las épocas del año y de las
necesidades de las unidades familiares, además de la disposición de trabajo de
los ranchos y la hacienda.
En la actualidad muchos de estos campesinos mantienen sus barbechos de
donde obtienen productos agrícolas para el gasto. El excedente necesario para la
compra de productos que el barbecho no produce –como ropa, herramientas para
el cultivo, bienes, etc.- que antes se obtenía mediante la mediería ahora se
consigue mediante la diversificación de actividades. En la actualidad la actividad
agrícola aporta cada vez menos bienes monetarios; ahora esos aportes se
consiguen mediante la multiactividad, mediante el trabajo asalariado, las remesas
y los programas gubernamentales de tipo asistencialista.
El jornal agrícola forma parte de esas múltiples actividades que realizan los
habitantes del Rancho El Ocote. Para los rancheros propietarios el que la oferta de
trabajo en el rancho sea escaso les asegura mano de obra de reserva que en
ocasiones pagan según ellos crean conveniente, aunque para el jornalero
represente un pago por debajo del trabajo realizado. Si antes los rancheros
66
buscaban a los medieros para que trabajaran sus tierras, ahora hay una gran
demanda de trabajo en la región.
En ocasiones el jornal es la base de los ingresos de la unidad familiar y en
otras es el complemento. En ocasiones el jornalero no posee tierras de cultivo y
hay que comprar los granos básicos (maíz y frijol); en otras se combina el jornal
con la agricultura de auto subsistencia. Y ambas categorías las complementan las
remesas de integrantes de la familia que han migrado a ciudades cercanas o a
Estados Unidos, la ganadería menor que representa un ahorro más que un
negocio en ocasiones.
La combinación de estos elementos, de estas actividades, representa una
estrategia de vida de las unidades familiares para permanecer en el rancho. Son
distintas las categorías y las actividades que realiza una sola persona en la
ranchería: va pasando de campesino mediero a jornalero agrícola, de obrero a
migrante y muchas veces la cacería y la pesca complementan esta serie de
actividades múltiples.
Un caso específico ejemplificará este planteamiento:
José -por usar un nombre al azar- por muchos años fue mediero junto con
su abuelo mientras estudiaba la secundaria. Una vez que concluyó ese periodo,
migró a los Estados Unidos a mediados de la década de 1990 y mientras estuvo
trabajando en un restaurante de Chicago no dejó de enviar dinero a su familia en
el rancho para el gasto y para el ahorro. Por esa época su abuelo dejó de ser
mediero; estaba entrado en edad y le dejaron de dar tierras para siembra –porque
ya no aguantaba ni una canasta de maíz, a decir del patrón-. Para inicios del 2000
José ya estaba de regreso, construyo su casa, compró una camioneta y se casó.
Regresó para no irse más. Desde su llegada estuvo trabajando en varias cosas en
el rancho con distintos patrones: de ayudante de albañil, en la fumigación de maíz
y de agave, en la tomatiada, en la pizca de maíz, en el corte de rastrojo, en las
molidas, en la plantación de agave, en la vacuna de ganado, cercando potreros,
etc. Además de que en casa tenía engordas de puercos y borregos que más que
representar una ganancia, representaban un ahorro para cualquier emergencia.
Hacia finales del año era cuando más trabajo había con las molidas; de ahí en
67
fuera era algo errático el empleo: tres días trabajaba y otros tres no, y así se la iba
llevando. Este andar de un trabajo a otro recientemente terminó cuando por
pláticas se enteró de que en la granja de cerdos de la Betulia estaban contratando
personal y ahora es encargado de una de las casetas de destete; gana un sueldo
fijo más las horas extra, tiene un empleo seguro pero no tanta chance de
descansar pues a veces hasta los domingos hay que trabajar. Ahora tampoco
habrá oportunidad de sembrar su barbecho pues los horarios de trabajo en la
granja no lo permitirán.
Históricamente en esta región la economía doméstica ha sido diversificada:
no todo se consigue en el barbecho ni todo se consigue con el salario. Del
barbecho se obtienen para el gasto, pero al mismo tiempo hay que estar inmerso
en el mercado de trabajo donde la fuerza de trabajo se ha convertido en
mercancía.
Tras este proceso de transformaciones que ha dejado como saldo el parcial
desplazamiento del trabajo campesino de los sistemas productivos, los
campesinos adoptaron una variedad de formas de generar ingresos por medio de
la diversificación de actividades.
Entre las principales labores que puede realizar una persona durante el año
se encuentra su eventual contratación como jornaleros en cultivos extensos,
actividad que se rige por la demanda de mano de obra y trabajo existente en la
región, principalmente en la cosecha de maíz forrajero y agave, encargados de
haciendas y ranchos, empleadas domésticas en las ciudades cercanas,
trabajadores y trabajadoras asalariadas en las fábricas de las ciudades cercanas o
en granjas porcinas, albañiles, taqueros, neveros, etc. Así, a lo largo del año se
enumeran distintas actividades en las que un campesino puede contratarse: en
enero se lleva a cabo la molienda de rastrojo para forraje; en abril se seleccionan
las plantas de mezcal y en mayo se fumigan para ser plantadas; en agosto se
fumigan las siembras de maíz; entre septiembre y octubre viene la cosecha de
tomate y noviembre y diciembre el corte de rastrojo. Asimismo, la ganadería menor
representa un ahorro y parte del abono requerido en los barbechos familiares de
auto subsistencia, la venta de productos agrícolas de temporada y la migración a
68
ciudades cercanas y a Estados Unidos.
Entre algunas de las actividades agrícolas registradas mediante la
observación participante contratándome como trabajador en la ranchería se
encuentra el corte de rastrojo y la cosecha de tomate.
En la labor de corte de rastrojo, las jornadas de trabajo son de 8 a 9 horas
diarias y el pago por la actividad puede ser por día o por tarea. Por día se pagan
aproximadamente $200, se haga lo que se haga de trabajo. Una tarea mide
aproximadamente 2500 m2, lo equivalente a un solar, y se pagan de $300 a $350
por tarea, dependiendo de la lejanía del barbecho a la casa de los trabajadores y
de las inclemencias que el aire haya causado en las plantas de maíz a lo largo del
ciclo agrícola, si está en pie o tirado, lo que representa mayor trabajo para el
jornalero acomodarlo en gavillas para ser molido una vez seco. Esta actividad
representa para los campesinos una oportunidad de contar con ingresos para
enfrentar el fin de año, época en que por lo observado comienzan a escasear
productos de la canasta básica como maíz y frijol y hay que comprarlos. Por estas
fechas el precio de maíz oscila entre los $7 y los $10, y el del frijol entre $20 y los
$30 el kilogramo37.
Otra de las actividades agrícolas que requieren de mano de obra
campesina eventual es la cosecha de tomate. Esta actividad representa para la
mayoría de pobladores de esta ranchería la oportunidad de realizar jornadas de
trabajo asalariado mediante las cuales obtienen ingresos de $80 a $100,
dependiendo del número de arpillas que llenen con tomate38. En esta actividad
participan, por un lado, los propietarios de la tierra que por lo regular no se
encuentran en el rancho, pues han migrado a Estados Unidos u otras ciudades
cercanas del estado de Jalisco y Guanajuato39. Por otra parte se encuentra el
“patrón”, quien ha rentado la tierra al dueño ausente para el cultivo. El patrón
mantiene comunicación a lo largo del ciclo agrícola del tomate con dos o tres
37 El trabajo de campo y observación participante en estas labores se llevó a cabo en noviembre y diciembre de 2013. 38 Se pagan $20 por arpilla con 50 kg de tomate cada una aproximadamente y una persona llena cinco arpillas en cuatro o cinco horas. En la cosecha actual se redujo de $25 a $20 el pago por arpilla. 39 La renta de la tierra se da en proporción de $1000 por una extensión de un solar y por lo que dura el ciclo agrícola anual (50 por 50 metros, 2500 metros cuadrados).
69
encargados que viven en la localidad. Por último, un nutrido grupo de personas de
la comunidad participan únicamente en la cosecha o junta de tomate.
En la cosecha de tomate es importante para los tomateros sin tierra o
juntadores de tomate, la alianza familiar, pues en la actividad participan hombres,
mujeres y niños: mientras una persona corta con la ayuda de una cazanga -
instrumento parecido a la oz- y sacude las plantas de tomate, otra selecciona los
de mejor calidad y tamaño, los deposita en botes y posteriormente en una arpilla.
Otro factor importante es la competencia que se lleva a cabo, pues con
frecuencia surgen roces y problemas entre los juntadores, pues hay algunas
personas que realizan más rápido la actividad y otros están obligados a ceder una
arpilla vacía, lo que representa una disminución en ls ganancias por la actividad
para quien cede y mayores ingresos para quien recibe una arpilla extra.
En este sentido, la introducción de tecnologías en el campo como medidas
de desarrollo
“no se traducen en cambios en las relaciones de producción, sino en el desplazamiento paulatino [...] de formas ´impuras´ al capitalismo. Resultado de ello es la tendencia a desplazar a los medieros y generalizar el salario [debido a que] la cantidad de renta en especie extraída por el propietario al cultivador significa un freno a la expansión de la producción en el contexto capitalista” (Fábregas, 1986: 122).
Si bien es cierto que muchos campesinos de la región históricamente no
son propietarios de las tierras de cultivo, con el sistema de mediería tenían cierto
protagonismo de los medios de producción de maíz y frijol en la región, además de
que representaba un sistema mediante el cual obtenían los productos básicos de
la de la canasta básica como maíz y frijol.
En la actualidad las actividades campesinas para generar ingresos en esta
región se han diversificado. Fenómeno que podemos explicarlo a partir del
concepto de la nueva ruralidad que plantea que una de las transformaciones más
significativas “es la creciente multi o pluriactividad de la economía campesina […],
la diversificación de sus fuentes de ingreso a través de actividades extraprediales
y no agrícolas” (Kay, 2007: 86-92). Y una de estas actividades es sin duda la
migración.
70
3.2 Migración como estrategia de vida: creación de redes al
exterior
La migración, en las distintas facetas en las que se presenta en la ranchería, ha
sido una de las principales estrategias de vida para las familias a raíz del proceso
de transformaciones agrícolas y sus efectos, económicos principalmente. Como ya
hemos comentado en el capítulo anterior, en las últimas décadas el fenómeno
migratorio se ha intensificado en la región alteña. No es un fenómeno nuevo, pero
si su intensificación.
Distintas son las facetas y dinámicas migratorias. En la década de 1980
migraban a los Estados Unidos los jefes de familia principalmente, por uno o un
par de años, con la intención de adquirir algún vehículo, tractor o generar ingresos
para la construcción de sus casas. Posteriormente, ya entrada la década de 1990
comenzaron a migrar los jóvenes de la ranchería, con la intención de juntar para la
troca o para la boda. Ya para el 2000 fueron familias completas las que migraron
con la intención de establecerse en el vecino país del norte. Actualmente, como
podremos ver en algunos testimonios, la migración a los Estados Unidos es más
complicada y el costo más elevado; por tal motivo las personas que logran pasar
al otro lado se quedan por temporadas más largas, por lo regular por espacio de
cinco años. Un habitante de la ranchería El Ocote comenta en el siguiente
testimonio acerca de cómo ha cambiado la dinámica migratoria de la década de
los ochenta a la fecha:
“Las primeras veces que íbamos… el coyote nos cobraba 500 dólares Me acuerdo que la primera vez que me fui fue con dinero de lo que levanté de cosecha. Con eso me fui y todavía me sobró. Y ahorita, es más, no acabala uno ni con un barbecho como ese, porque tiene gastos. La primera vez que fui sembré como 9 solares (2 hectáreas aproximadamente) de frijol y me dio como una tonelada y con eso me fui. Me acuerdo que íbamos y nos traíamos como 3000 dólares y nos veníamos a durar como 8 meses en el rancho”40.
En la actualidad se ha encarecido “la pasada al otro lado” y los tiempos de
estancia en el vecino país se han alargado más en relación a décadas anteriores.
Participar en un equipo de fútbol dominical me permitió conocer diversas
40 Rubén Torres, entrevista del 4 de agosto de 2014. El Ocote, Jalisco.
71
experiencias migratorias de la ranchería. De agosto de 2013 a noviembre de 2014
pude participar en el equipo de futbol de La Barranquilla del Agua, integrado por
jugadores de distintos lugares como Ojo Zarco, La Tinaja, El Ocote y la propia
Barranquilla.
La gran mayoría de los veintidós jugadores que integran el equipo ha tenido
alguna experiencia migratoria, tanto a Estados Unidos como a ciudades cercanas.
Suele suceder que el equipo a veces se quedara sin gente por este motivo, pues
en ocasiones uno o varios de los jugadores se ven obligados a establecerse de
manera temporal en ciudades como Manuel Doblado, Guanajuato, porque el
trabajo así lo requiere, o bien algunos otros comentan al finalizar los partidos
sobre la posibilidad de migrar en grupo a Estados Unidos. Los detiene un poco el
no conseguir un coyote seguro, pues los que conocen en la actualidad los pasan,
siempre y cuando pase con ellos una cantidad de droga; eso ha detenido un poco
a la dos de los jugadores actuales del equipo de La Barranquilla, para animarse a
calarle.
Un integrante más recientemente ha conseguido trabajo en una taquería de
León, Guanajuato y participaría en el equipo sólo cada quince días cuando tiene
descanso.
Caso aparte es el de otro jugador -uno de los mejores del equipo y del
rumbo a decir de algunas personas- que le caló a pasar y fue detenido; estuvo
encerrado cuarenta días -con sus noches- en una prisión de Estados Unidos. Es la
segunda ocasión que esto le pasa, la primera ocurrió cuando aún era menor de
edad. Un jugador más ahora tiene un par de años que no va, después de una
larga estancia en el vecino país. No va ahora ni pronto, dice, porque está recién
casado y sus hijos creciendo.
Sin embargo, existe el caso de algunos jugadores que nunca han migrado
en busca de empleo. Es el caso de un jugador originario de la Tinaja, dentro del
mismo municipio de Jesús María, recientemente casado con una mujer de La
Barranquilla; dependiendo las labores del ciclo agrícola, va y viene entre una
ranchería y otra contratándose de jornalero y atendiendo su propio barbecho.
Actualmente, uno de los objetivos principales de los migrantes es el envío
72
de remesas para la manutención o ayuda a sus familiares. Otra parte de esas
remesas producto de la migración constantemente son invertidas en distintos
proyectos como compra de tierras de cultivo, inversión en maquinaria agrícola –
principalmente en la compra de tractores-, en la compra o inicio de algún tipo de
negocio –tiendas de abarrotes, por lo general- y en inversión en cultivos agrícolas.
La compra de bienes como un vehículo –la troca-, la compra de algún terreno para
la construcción de una casa o pagarse la boda son motivo de inversión de
remesas de igual manera.
El testimonio de un migrante arrojó varios de los elementos aquí
planteados. Producto de varios años como migrante y mediante las remesas, esta
persona ha adquirido recientemente una extensión de veintidós solares de tierras
de cultivo, a un precio de $30 000 cada uno y que “da a trabajar a medias” a
personas de la localidad. Uno de los principales problemas que él identifica en el
aspecto productivo en la ranchería es la falta de agua, haciendo alusión a los
sistemas de riego como solución a las situaciones adversas en la producción
agrícola. Asimismo, cree que la “desinformación” de la población de la ranchería
es el motivo por el cual no llegan apoyos gubernamentales. Comenta que uno de
los motivos por los que emigró a Estados Unidos fue porque ya no vio “resultados”
de su trabajo en el rancho. Sin embargo, entre sus aspiraciones está el “regresar a
sembrar”. Como ejemplo de proyectos exitosos habló de personas del vecino
rancho Rosales que en Estados Unidos son dueños de restaurantes a lo pendejo
(se refiere a la cantidad de establecimiento de este tipo, muchos), de los que parte
de las ganancias son invertidas en proyectos productivos en el rancho y dan
trabajo a las personas de la localidad: “entre más alivianados están, tratan de ver
cómo alivianar… Si hay remesas, se mueve más el dinero ahí (en el rancho)”.
Propone la experimentación con “nuevas siembras para que la gente tenga
trabajo”. Sin embargo, ve difícil el regreso al vivir en el rancho, pues “uno regresa
en busca de trabajo, pero si no encuentras se vienen abajo las ilusiones y no hay
forma de levantarse, está jodidona la cosa. Allá nomas te puedes ir manteniendo
pero ya estás acostumbrado a otra cosa” mientras estás en Estados Unidos41.
41 Entrevista realizada a Eduardo Mata vía telefónica (Carolina del Norte-México DF) el 14 de enero
73
Un dato importante sobre la migración como estrategia de vida es la
creación de redes migratorias a lo largo de este proceso, creadas principalmente
por los primeros migrantes que se han establecido en ciudades tanto de Estados
Unidos como Chicago, Los Ángeles y Houston, como de México como la Ciudad
de México, Guadalajara y San Francisco del Rincón, Guanajuato. Mediante estas
redes migratorias, esos primeros migrantes establecidos y convertidos hoy en
restauranteros, dan trabajos temporales a personas de la comunidad y han
adaptado una lógica laboral característica de estos negocios.
No todos en esta zona de Los Altos Sur de Jalisco han migrado; de los que
se van, no todos regresan. Y de los que regresan no siempre es para quedarse
porque suele pasar que les sea imposible imponerse -acostumbrarse- de nuevo a
lo duro y escaso que es aquí el trabajo. Es fuerte la influencia de la migración en el
rancho. Tal y como lo comenta Bartra (2002), “Los transterrados retroalimentan a
sus pueblos natales con dinero, artilugios electrónicos e influencias culturales del
gabacho, pero tienen en ellos una entrañable retaguardia que los dota de raíces,
de identidad” (Bartra, 2002: 7).
3.3 Estrategias productivas e innovaciones campesinas
“Caminábamos y caminábamos no más hablando de la tierra... caminábamos toda la mañana y a veces todo el día...
conocí veredas y rincones nombres, historias y abusiones de la tierra...
como cualquier árbol o peñasco, me siento y soy pate de ella... me podrán arrancar de ella...
pero será para enterrarme en ella misma” Agustín Yáñez
La influencia de la modernización agrícola en la región de Los Altos Sur de Jalisco
es notoria en distintos niveles. El Bajío guanajuatense, región donde se ha llevado
a cabo un proceso de modernización agrícola muy fuerte, se encuentra muy
cercano de manera geográfica, económica y culturalmente a Los Altos Sur de
de 2014.
74
Jalisco. El modelo de modernización agrícola en la región es muy visible:
mecanización, establecimientos que ofrecen agroquímicos y semillas mejorada, la
infraestructura de riego, etc., además de estos elementos empleados por los
rancheros de la región van marcando la pauta en la producción agrícola de la
región.
Aunque la lógica de producción capitalista predomina en la región, a la par
coexiste la lógica de producción campesina caracterizada por una hibridación de
elementos de ambos tipos de agricultura. Es aquí donde se conservan aun
semillas criollas de maíz de la variedad nombrada por los productores como maíz
mexicano. Es aquí donde surgen iniciativas e innovaciones campesinas ante ese
modelo devastador de uso intensivo de maquinaria y agroquímicos. Y para el caso
del cultivo de tomate es aquí donde se ha llevado a cabo un interesante proceso
de aprendizaje y apropiación del proceso productivo, aunque sea de manera
parcial.
Ante las transformaciones que se han dado en las últimas décadas en Los
Altos de Jalisco, han surgido diversas propuestas y estrategias entre los actores
sociales ante las problemáticas que representa el modelo productivo moderno
actual, estrategias que provienen sobre todo desde los productores minoritarios,
desde los medieros que aún persisten en la actualidad y desde algunos migrantes
que regresan a la localidad para dedicarse a las labores agrícolas.
Algunos campesinos migrantes, a su regreso de Estados Unidos invierten
su capital en el cultivo de maíz y tomate. Sin embargo, ante la poca información
técnica proporcionada por parte de las empresas comercializadoras de
agroquímicos de la región, expresan la necesidad de apoyo técnico para
mejoramiento y experimentación con nuevos cultivos, además de la necesidad de
crear vínculos con asociaciones y empresas comercializadoras de productos
agropecuarios. Ante el desplazamiento de la mediería como sistema de aparcería,
algunas personas han adquirido solares de tierras de cultivo, las dan a trabajar a
medias y así generan empleos en la región para las personas que se quedan.
Aún persiste en la actualidad un pequeño grupo que realizan siembras de
temporal de maíz criollo y milpa tanto en las tierras ajenas como en sus propios
75
barbechos. Aunque predominan los productores a gran escala que utilizan
paquetes tecnológicos en la producción de maíz de monocultivo para el mercado
regional forrajero, en este grupo de campesinos de subsistencia se concentra la
labor de conservación de algunas razas de maíz criollo y algunas labores y
tecnologías agrícolas que tienen que ver con el cultivo de milpa. Sin embargo,
enfrentan diversas dificultades en lo que respecta a la comercialización del maíz y
frijol lo que les hace pensar que la siembra de estos granos básicos no representa
negocio alguno para ellos -en ocasiones sólo se recupera lo invertido-, en la
medida en que compiten con un mercado de granos que los absorbe con los
precios por debajo de los costos de producción que los caracteriza. Asimismo,
ante la pérdida de herramientas de cultivo tradicionales, se encuentran sujetos a la
renta de maquinaria para labores de cultivo como preparar la tierra, siembra y
escarda, lo que representa un gasto fuerte.
En el caso del cultivo de maíz, ante problemas como los costos de
producción que representa la compra de semillas híbridas y fertilizantes, algunos
campesinos han conservado semillas criollas y las conjuntan en la siembra con
mejoradas como estrategia: dos surcos de maíz mejorado y dos surcos de maíz
criollo; el mejorado es resistente a los vientos y protege al criollo que es más débil,
además de que disminuye el costo de inversión en la compra de semillas híbridas.
Otro grupo importante de campesinos utilizan únicamente semillas criollas en sus
barbechos, contribuyendo a la conservación de las mismas, un aspecto que
constituye tanto una estrategia productiva como una estrategia que asegura el
abasto alimentario en las unidades familiares. Aquí es donde radica la importancia
de la agricultura campesina ante el modelo modernizador.
En la actualidad “Las milpas indígenas, igual que los maizales campesinos,
están amenazados por las importaciones; no sólo porque los precios subsidiados
desalientan la producción, incluso la de autoabasto, sino también por la mala
calidad, potencial toxicida y reconocida peligrosidad genética” (Bartra, 2004: 98).
Ahí radica la importancia de la conservación de semillas en manos campesinas,
que asegura la conservación genética de la planta conservada por miles de años,
la soberanía alimentaria y una manera de ponerle el pie a las empresas de la agro
76
industria, autonomía ante ellas.
La experiencia de algunos campesinos en la región les ha proporcionado
conocimientos acerca del funcionamiento sobre las semillas de maíz híbrido o
mejorado. Han notado, como apunta Hewitt (1980) que la productividad de estas
semillas “sólo dura para la primera siembra. En las siembras siguientes, la
productividad baja tan señaladamente que a veces los rendimientos son inferiores
a lo que pudiera obtenerse con semillas ordinarias” (Citado en Hewitt, 1980: 46).
Esta es una de las principales razones por las que han decidido adoptar ese
sistema hibrido donde conjuntan el uso de semillas mejoradas con criollas en un
mismo cultivo.
En cuanto al cultivo de tomate, algunos campesinos comienzan a adoptar el
cultivo como propio, aunque con técnicas variadas, pues no compran la semilla, la
recolectan al final de la cosecha en los barbechos y han adaptado algunas
técnicas para aminorar el uso de agroquímicos en el cultivo de esta planta, por
ejemplo el empleo de productos naturales como la leche para curar algunas
plagas y alergias de la planta en lugar de químicos. Asimismo, se encuentran en
una fase del proceso de apropiación del proceso productivo de este cultivo que ha
sido parcial hasta el momento.
Como afirma Armando Bartra (1991), en la actualidad en algunos casos “ya
no es la simple pugna por la propiedad formal de la tierra, sino el combate por su
real control como objeto de trabajo: la lucha por la apropiación del proceso
productivo” (Bartra, 1991: 11). Para el caso de estudio, hasta hace algunos años el
cultivo de tomate había sido exclusivo de gente de fuera. Sin embargo, aunque el
proceso productivo ha quedado en manos de personas de la ranchería, se han
encontrado con algunas problemáticas y entre una de las principales se encuentra
la falta de espacios de comercialización que se reduce al coyotaje.
En este sentido, como lo planta Armando Bartra (1991) “La apropiación del
proceso productivo debe expresarse en la retención del excedente y también en
una gestión económica participativa y democrática” (Bartra, 1991: 18), lo que
implica la participación de un grupo dentro de este proceso y que conozcan “las
diferentes fases del proceso productivo, de modo que puedan evaluarlo,
77
cuestionarlo y, a la larga, transformarlo”. Sin embargo, los casos ejemplificados
sobre cultivo de maíz y tomate, aunque han surgido algunas estrategias
productivas por iniciativa de los campesinos y se socializan esos conocimientos en
la comunidad, no se ha llegado a concretar un proyecto conjunto de organización
formal.
Aun así, estrategias productivas emergentes como las descritas
anteriormente pueden representar el inicio del proceso. La disminución en las
compras de insumos para el cultivo de tomate y maíz, la disminución de rentas de
tierras a gente de fuera puede contribuir a disminuir el intercambio desigual en el
campo, pero teniendo en cuenta que “El simple cambio de manos, sin alterar
mayormente el rumbo, es el primer paso en la sustitución de funciones y
constituye una fase puramente formal de la ´apropiación´ que por lo general va
acompañada de redistribución de excedentes y prácticas democráticas de gestión”
(Bartra, 1991: 20). Hasta ahora, pate del excedente de los cultivos sigue quedando
en manos de intermediarios en el llamado mercado negro y no existe una
organización formal de campesinos en la región, lo que se traduce en una
apropiación parcial del proceso productivo.
En este sentido, podríamos pensar que los estragos causados por modelos
mal planeados y empleados con carácter homogeneizante podrían encontrar cura
en los saberes campesinos parcialmente desplazados, tomando en cuenta el
papel del campesino como actor social, campesinos “cada vez más multiusos y
más migrantes pero no por ello menos apegados a la tierra y a una costumbre que
cambia para permanecer... siguen siendo una voluntad colectiva, un clase en vilo...
un sujeto histórico que como pocos tiene pasado y que aspira a tener un futuro
también” (Bartra, 2008b: 13).
Para el caso del tema de la producción agrícola y el medio ambiente en la
región alteña, “las estrategias campesinas de apropiación de la naturaleza son el
punto de partida para el diseño de formas adecuadas de manejo de los recursos
naturales... capaces de aprovechar, no de destruir, la diversidad ambiental,
biológica y genética del planeta” (Toledo, 2003: 18). En este sentido, es importante
tener en cuenta las consideraciones que las adaptaciones de las antiguas
78
tecnologías y las nuevas pueden hacer para mejorar los sistemas productivos y el
medio ambiente deteriorados, tendientes no sólo a un crecimiento económico y al
incremento del bienestar, sino que abren un campo propicio para un desarrollo
compatible culturalmente hablando y sostenible en términos ambientales (Reyes,
2012 y Barkin 1998). La salida está en articular ambos modelos: saberes locales y
saberes formales (Bartra, 2008c: 115).
En el marco actual, ante el notorio fracaso en muchos casos de las
tecnologías aplicadas en el campo, surge la necesidad de evaluaciones y
aplicaciones de éstas dependiendo de los aspectos locales. Como lo cita Viola en
su texto (2000), “toda tecnología aplicada al desarrollo rural debería ser
ambientalmente sana, socialmente justa, económicamente viable y culturalmente
aceptable” (Citado en Viola, 2000: 49).
3.4 Las fiestas patronales: organización social a partir de la fiesta
Como parte de las actividades y trabajo de conjunto que hemos llevado a cabo en
el rancho El Ocote durante el tiempo que ha durado esta investigación, se
encuentra la participación en la organización de las fiestas patronales. La
organización de este evento se ha convertido en dos años en un espacio de
convivencia, cohesión social y de organización en relación a la fiesta patronal.
En relación a esta organización de la fiesta se ha promovido la participación
de distintos actores –jóvenes, mujeres, principalmente- además de la participación
de otras comunidades bajo el principio de reciprocidad. De la misma manera, para
la fiesta en su edición 2015 se fomentaron eventos deportivos y culturales que
tuvieron que ver con formas de relacionarse con la memoria histórica de la región
y de la ranchería en particular: una cabalgata que alude a una tradición regional
alteña y una muestra fotográfica con material colectado con las familias de la
ranchería que ha arrojado datos que van desde principios del siglo XX hasta la
fecha.
Este último evento representó un intento por documentar la memoria visual
79
e histórica de la comunidad, cuyos temas principales fueron los siguientes:
primeros pobladores de la ranchería, las familias del rancho, festividad y
religiosidad, agricultura tradicional, migración y primeros vínculos laborales con la
capital del país. Los objetivos principales que guiaron el trabajo de conjuntar
fotografías de las familias de la ranchería fueron diversos. En primera instancia
tener un apoyo visual en algunas entrevistas con cuya información se enriqueció
gran parte del capítulo histórico de este trabajo. Posteriormente se convirtió en
una idea de crear un archivo fotográfico para presentarlo como exposición en la
fiesta patronal de 2015. El trabajo dio inicio con una convocatoria abierta a todas
las personas de la ranchería para donar material fotográfico; mientras entregaban
las fotografías, se llevó a cabo un trabajo basado en la foto elicitación.
Posteriormente, un grupo de cuatro personas realizaron el trabajo de edición y
restauración de las fotografías para finalizar con la exposición de un total de
cuarenta y cuatro fotografías que integraron la “Muestra fotográfica El Ocote en el
tiempo y la memoria” el 17 de mayo de 2015, en el marco de las fiestas patronales
en honor a San Isidro Labrador. Dentro de este archivo fotográfico se encuentran
fotografías de principios del siglo XX y las fotografías más antiguas muestran
personajes que fueron los primeros pobladores de la ranchería El Ocote.
Algunos de los logros a los que llegamos con este trabajo con fotografías
fueron el poder realizar un trabajo conjunto con muchas de las personas de la
ranchería El Ocote y otras circunvecinas, la creación del archivo fotográfico de
setenta fotografías aproximadamente con convocatoria abierta a seguir donando,
las reflexiones mediante la foto elicitación y reflexiones grupales durante la propia
exposición que permitieron el diálogo entre personas y entre generaciones,
reflexiones sobre la historia de la ranchería, sobre las personas que han vivido y
dejado herencia al lugar y en general sobre lo que hemos sido, somos ahora y
queremos ser en el futuro.
Por último, cabe señalar que se ha creado una página de Internet que se ha
convertido en un espacio donde de encuentro y reencuentro entre personas de la
ranchería y personas que radican fuera, principalmente en ciudades de Estados
Unidos, en el Distrito Federal y Guadalajara. Asimismo, representa un espacio de
80
información sobre las fiestas patronales, donde se comparten fotografías y videos
relacionados con la vida en el rancho y el recuerdo, un espacio de registro de
hechos relevantes en la ranchería y la región. Esto representa un puente entre el
rancho y la comunidad migrante muy importante, pues mediante este espacio se
han creado lazos de solidaridad, de recuerdo y de promoción de la identidad
ranchera.
81
Conclusiones
Ante las distintas problemáticas por las que atraviesan muchas de las
comunidades rurales en México, es necesaria la creación de proyectos que
transiten la vía del desarrollo rural centrado en las personas, que fomente la
participación directa de los beneficiarios, con políticas específicas dirigidas a la
superación de los desequilibrios sociales, económicos, institucionales y ecológicos
que buscan ampliar las oportunidades del desarrollo humano, sin dejar de lado las
relaciones sociales, económicas, laborales y de subordinación que surgen a lo
largo del proceso productivo entre los principales actores en el medio rural (Reyes
2012 y Barkin 1998).
Como parte de un modelo de desarrollo desde el actor social, creo también
necesaria una mirada hacia los conocimientos tradicionales sobre el medio
ambiente y los cultivos y de una adaptación entre las técnicas modernas de
producción y las tradicionales más armoniosas con el medio ambiente por el
conocimiento que durante años se ha acumulado sobre él y que en la actualidad
poseen algunas personas. Como lo plantea Lander, no se trata del regreso a un
pasado mitológico “de las culturas tradicionales y campesinas, sino de la
necesidad de reconocer el fracaso estrepitoso de los modelos de desarrollo que
han ensayado hasta ahora desde el Estado o desde el mercado [y que no han
respondido] a las necesidades de la mayoría de la población” (Lander, 1995: 127).
Los programas gubernamentales operan de manera diferenciada al interior
de la comunidad siguen reproduciendo estructuras de dominación beneficiando a
la oligarquía, a los dueños de la tierra, mientras a los pequeños productores se
destinan programas asistencialistas de corto plazo basados en tiempos políticos.
Para el caso específico de la región alteña, plantea el siguiente testimonio
parte de la problemática sobre los cambios tecnológicos que mientras benefician a
un grupo de empresarios agrícolas rancheros, devienen en crisis para algunos
actores sociales:
“porque la situación está en que no hay empleo. Este desempleo está
82
provocado casi inconscientemente por los apoyos al campo. Haga de cuenta que hablan muy bonito de los apoyos al campo, pero no es a la persona. Haga de cuenta que dicen vamos a apoyar al campo, les vamos a mandar dos trilladores, fiadas o regaladas o lo que sea; pero primero hacen un estudio de cuantas hectáreas va a trillar esa trilladora. Pero no hace la cuenta a cuantas personas va a desemplear. Entonces ahí no está apoyando a la comunidad, en sí no la está apoyando. El problema es que se ocupa… ¿qué va a pasar con la demás gente?42
¿Dónde encontrar la salida a los efectos de modelos de desarrollo homogéneos
que terminan beneficiando sólo a un sector de la sociedad? ¿Dónde buscar las
resistencias? ¿En los anhelos de los que regresan? ¿En la historia de la
ranchería?
No se trata aquí de plantear un regreso al sistema tradicional, sino por
medio del conocimiento tradicional enriquecer el modelo actual y tomar en cuenta
elementos como el cuidado del medio ambiente, la soberanía alimentaria y otras
alternativas a partir de las estrategias que los actores sociales mismos ya han
echado a andar.
En lo que respecta al aspecto productivo surge una paradoja: los
campesinos de la región alteña poseen una enorme libertad de decidir la manera
de producir, pero al enfrentarse con el mercado es donde se da ese intercambio
desigual como lo plantea Bartra (2006) ¿Cómo zafarse de ese intercambio
desigual? Una salida podría estar en cambiar el patrón de compra de los insumos
agrícolas por los que fabrican de manera experimental en la práctica, la venta
directa de productos agrícolas a consumidores, producir en mayor medida lo que
se consume y emplear la fuerza de trabajo de la unidad familiar en las labores
agrícolas.
El tema de la organización comunitaria es de vital importancia ante estos
procesos: no hay organización formal en la comunidad, cada quien trabaja y vende
por su lado, pero si hay socialización de los conocimientos y estrategias creadas
en el sistema híbrido como punto de partida de apropiación del proceso
productivo.
42 Entrevista a Don Guadalupe Flores Sánchez realizada en marzo de 2015 en el Josefino de Allende, Jalisco.
83
Desde el plano de las estrategias de vida diversificadas la gente se plantea
sus estrategias de desarrollo ante el modelo hegemónico de desarrollo. La
comunidad desarrolla sus propias estrategias de vida ante el desarrollo que llega
de fuera, ante el desarrollo estructural. El de los campesinos representa un tipo de
desarrollo local en el que articulan tecnología, economía, mercado, cultura, historia
para garantizar su modo de vida y permanencia pese a los cambios que les llegan
de fuera.
Estos son los campesinos de nuestra región y de nuestro tiempo: el que
tiene su barbecho familiar de donde obtiene alimentos saludables y diversos, el
que migra por un tiempo al otro lado, el que se contrata en el jornal cuando el
zapato aprieta y cuando no hay de otra. Pero aún siguen ahí, resistiendo y
reinventándose, al margen de modelos de modernización fallidos -pero
beneficiosos para unos cuantos- que han venido de fuera. Hay toda una dinámica
de movilidad de una actividad a otra como estrategia de supervivencia pero
también de permanencia en el rancho. A través de los años las familias se han
adaptado a las condiciones que las transformaciones han traído a través de
estrategias de vida, estrategias productivas -innovaciones campesinas- y creación
de redes sociales producto de la migración, redes creadas ya sea al interior de la
comunidad como al exterior en los lugares a donde han migrado: en el rancho, en
el barbecho, en la fábrica tequilera, en la granja porcina, en el restaurante o en la
taquería. Muchas veces a falta de tierra en el rancho la encuentran en otros
lugares. Muchas veces ya no regresan pero desde donde estén contribuyen con
las remesas y mantienen lazos familiares.
El proceso de transformaciones productivas ha polarizado las unidades
agrícolas en los Altos de Jalisco Sur. Por un lado se encuentran los ranchos que
utilizan grandes extensiones de tierra para monocultivos y por el otro, pequeños
productores de auto subsistencia, lo que ha traído consigo diversas rupturas a lo
largo de estos años, tanto en el plano agrícola como en el plano social, cultural y
ambiental en la región. La modernización del campo significa un punto de ruptura
entre un modelo de cultivo tradicional y un modelo productivo moderno y
devastador, que si bien en la actualidad sus estragos afectan a la fertilidad de la
84
tierra, a largo plazo podría causar efectos mayores a decir de los campesinos de
la región.
Por otra parte, los monocultivos han desplazado parcialmente al sistema
milpa y es notorio un déficit en la canasta básica de alimentos en la medida en que
el cultivo de maíz, grano básico de la dieta en la región y en el país, se encuentra
destinado a la producción forrajera.
El paso de un modelo de cultivo tradicional a uno moderno representa una
pérdida de conocimientos sobre el sistema milpa que dejan de transmitirse a las
nuevas generaciones de campesinos por la dinámica de este nuevo modelo de
cultivo. El trabajo campesino, donde se encuentran nucleados diversos saberes
sobre el cuidado del medio ambiente es cada vez menos requerido en las labores
agrícolas ahora mecanizadas. Y al mismo tiempo esos saberes son cada vez
menos transmitidos a las nuevas generaciones de campesinos que crecen con
ese modelo de cultivo moderno normalizado, creyendo que así ha sido siempre.
Suena poco probable regresar al sistema tradicional de mediería y milpa, que
aunque en algunos casos aún se emplea, el modelo neoliberal trajo consigo como
efecto el regreso de las tierras a manos de sus dueños en la región alteña.
Revertir este fenómeno no es una tarea fácil.
Dada la situación actual y la constante polarización económica y social
provocada por la concentración de recursos en grupos privilegiados de
productores, así como la creciente migración de sectores campesinos, el deterioro
del medio ambiente y la poca efectividad de las nuevas técnicas de producción
agrícola, es de vital importancia la realización de “investigaciones sociales que
fomenten el rescate de conocimientos tradicionales, y reconozcan el impacto que
la sustitución de cultivos tradicionales por comerciales, tiene sobre la vida de los
campesinos pequeños productores, sobre el territorio y el medio ambiente (De
Teresa, 1991 y Barkin 1998).
Ante las múltiples transformaciones en distintos niveles descritas
anteriormente, me parece de importante rescatar el hecho de que en la actualidad
persisten prácticas campesinas tradicionales, coexistiendo con prácticas
modernas y estrategias productivas y de vida específicas entre los actores
85
sociales.
En este sentido, me parece que no se trata de regresar a un pasado
glorioso y anhelado -o no tanto- por sus características equitativas y amables con
la naturaleza, no se trata de regresar de tajo a los sistemas tradicionales, de crear
hacia atrás en el tiempo, sino de utilizar a la historia como una herramienta para
situar el proceso para rescatar algunos elementos que pueden ser adaptados a la
realidad actual, adaptados a ese sistema productivo híbrido que caracteriza a la
región de Los Altos Sur de Jalisco, fomentando e impulsando esas estrategias
creadas desde los actores sociales como estrategias productivas y de vida.
Sin duda hay toda una base simbólica que refuerza la identidad, la
pertenencia al rancho como lugar de origen entre las personas que se quedan y
las que se van para regresar y las que desde donde migran mantienen lazos con
el rancho.
Quedan muchos proyectos por realizar en la comunidad. Entre ellos la
realización de talleres campesinos donde se puedan trabajar y difundir distintos
temas –el uso de agroquímicos, agroecología, agricultura tradicional, talleres para
niños, cartografía, huerto escolar-. Trabajos de economía doméstica con mujeres -
huerto familiar, ganadería menor-. La organización de la fiesta patronal con
jóvenes y otros actores aun no involucrados es una de las tareas principales y
continuas, pues hemos descubierto que en relación a esta organización pueden
surgir distintos modos de organización en otros aspectos de la vida en la
ranchería.
En el plano productivo, las innovaciones campesinas que se han echado a
andar desde el seno de la ranchería y a partir de la experiencia de los campesinos
podrían representar una oportunidad para abrir una brecha que conjunte técnicas
tradicionales y técnicas modernas, una posibilidad para el surgimiento de técnicas
innovadoras, con el objetivo de difundirlas de campesino a campesino y tratar de
frenar los estragos ecológicos que ellos identifican está causando el uso de
agroquímicos. Este tema podría ser de interés para los campesinos y las nuevas
generaciones y por medio de talleres, exposiciones que difundan información
sobre experiencias, innovaciones, estrategias y alternativas que otros campesinos
86
están adoptando en otros lugares del país, esta información podría difundirse
entre grupos de campesinos de las rancherías, así como en las escuelas primarias
y secundarias de la región, como una oportunidad de compartir conocimientos de
una generación a otra.
Es importante tomar en cuenta el papel que pudiera jugar la educación
formal en relación al aspecto productivo. En la actualidad algunas escuelas
primarias de la región se encuentran apoyando proyectos de huertos escolares
para el cultivo de hortalizas, con el objetivo de crear conciencia entre los
estudiantes sobre la importancia de la producción de alimentos. El papel de los
jóvenes y niños estudiantes de la región en el aspecto productivo es importante,
pues varios son los casos en que en su etapa de estudiantes participan al mismo
tiempo en labores agrícolas en sus unidades domésticas. Ese amalgamiento entre
la educación formal y las enseñanzas que de sus padres y abuelos reciben, podría
representar una oportunidad para crear una estrategia de valoración de
conocimientos tradicionales para el cuidado del medio ambiente y la producción de
alimentos ante los estragos causados por el modelo de modernización agrícola.
Lo que se ha echado a andar en la ranchería a lo largo de estos dos años
representa para nosotros sólo el inicio de un proceso que se enriquecerá con el
pasar de los años y que por motivos de tiempo no cabe en estas líneas pero que
está presente en lo concreto, en la vida cotidiana en la ranchería.
87
ANEXO
88
Memorias y el caminar por el rancho
La tradición oral en la ranchería es un elemento muy importante. Mediante la
redacción del siguiente texto intento realizar una documentación de mitos,
leyendas y de hechos importantes que permanecen en la memoria histórica de la
ranchería, que siguen siendo contados en pláticas entre amigos, de abuelos a
nietos y a través del tiempo y reivindican la identidad ranchera. En este mismo
texto intento mostrar y documentar algunas hablas rurales alteñas en vía de
extinción por efecto de la migración en las nuevas generaciones.
La memoria es historia ¿a partir de qué elementos se conserva la memoria
histórica cuando no está escrita? Creo que es a partir de la tradición oral, del
modo de hablar, de las leyendas, de las charras contadas en pláticas cotidianas,
de la narrativa “como un lenguaje temporalmente organizado que remite a
patrones culturales de una sociedad regional, es decir, las narrativas son historias
que las personas cuentan sobre ellos mismos [pertenecientes a un lugar en
particular] y sus vidas, es una manera de construir un relato y al mismo tiempo
interpretarlo; estas historias describen el mundo que los informantes han vivido”
(Brettell, 2002, citado en Pérez y López 2008).
Ante las reconfiguraciones sociales producto de la migración nacional e
internacional, la memoria histórica nucleada en la narrativa de los que se van, de
los que regresan y de los que se quedan se vuelve de vital importancia como base
de la identidad ranchera.
Memorias y andanzas alteñas
Jaime Méndez Pérez
El presente texto intenta dar voz a la memoria histórica de una comunidad
ranchera de Los Altos Sur, en el estado de Jalisco. Testimonios familiares y
testimonios compartidos en entrevistas y pláticas informales con personas de las
89
rancherías dan cuenta de la memoria colectiva, la dinámica de producción en la
localidad, de las relaciones sociales y de algunos hechos históricos importantes;
además se intenta en este texto dar cuenta de algunas de las hablas rurales
alteñas y su transformación en el tiempo y a través de las generaciones. El relato
gira en torno a la voz y la historia de vida de Don Bernabé, originario del rancho El
Ocote, con edad de 88 años y de las personas más longevas del rancho. Ha visto
pasar por este lugar a varias generaciones.
*****************************************************
Los ranchos de aquí no son tan viejos, nacieron en vísperas de la Revolución
Mexicana. Por aquellos años llegaron las primeras familias, casi todas para
trabajar a medias las tierras de la hacienda. Venían de otros ranchos y pueblos de
la región, y desde entonces han caminado por estas tierras coloradas unas cinco
generaciones. En aquel tiempo la hacienda El Regladero ocupó de mucha mano
de obra y familias de medieros y peones se establecieron de vecinos en las casas
de piedra de la hacienda y después comprando pequeños terrenos para quedarse.
Terrenitos si acaso de algunos solares para sus casas y barbechos.
Pero no todos eran trabajadores de la hacienda. También había carpinteros,
amansadores, cercadores y arrieros. Mi papá fue arriero y recorría toda la región
gracias a su trabajo. Aunque también le batallaba a veces. Me contó que en una
de esas, viniendo de allá del lado de San Juan de Los Lagos le salió uno al paso
con machete en mano queriendo robarle. Cuando aparece un hombre de la nada,
en su caballo blanco y se lo quitó de encima. Luego se fueron un buen trecho
juntos y le dio muchos consejos de que no anduviera solo por esos caminos. De
repente desapareció en la oscuridad. Ese hombre era el Señor Santiago, pues
¿quién más? Y desde entonces le rezamos todas las noches el rosario, todas las
noches hasta el día en que Dios se acordó de mi padre.
Fueron muriendo los más viejos del rancho, los primeros que llegaron y
muchos de los herederos vendieron sus tierras. Pero muchos otros las
conservaron y siguen viviendo aquí.
90
*****************************************************
Cuando yo era nuevo, cuando tenía unos quince años, ya sabía agarrar la yunta y
me fui a trabajar a la hacienda. Entonces todavía era de Don José Hernández.
Había mucho trabajo. Sembraban de esos aventureros aprovechando el agua del
bordo; además daban a trabajar a medias muchas tierras para sembrar maíz y
frijol. Entonces llegaron medieros de muchos lados, algunos compraron tierras,
hicieron sus casas y se quedaron. Otros sólo estaban por temporadas, pues el
patrón les construía sus casitas de piedra para que ahí vivieran.
Eran gente de mucho dinero. Tenía por petaquillas gruesas de puro billete.
¡Ay Dios santo, qué de billetes! y uno que trabajaba de sol a sol y ganando un
pisto.
Un día me animé a decirle a Don José Hernández -Pos yo ya quiero ganar
parejo, yo trabajo igual que todos los grandes. -Ta gueno, mañana te hacen la
prueba, me respondió. Al otro día su hijo Pepe me dijo -Pásate pa´ca pa´dentro. Y
me puso a cargar un costal de frijol de esos de 80 kilos, para subirlo por la
escalera hasta arriba en la bodega. Cuando iba subiendo me gritó Doña Anita,
esposa del dijunto José, -¡Aviéntalo, aviéntalo!, Y Pepe dijo -Tú que lo avientas y
yo te pongo un chingadazo. Ya subí con él, lo dejé y ya me vine pa´bajo. -Ora si ya
vas a ganar parejo, me dijo burlándose el hijo del patrón. -Oiga, pues Berna ya va
a ganar parejo, subió un costal de 80 kilos de frijol, le dijo a Don José. -¡Ya ni
chingates!, le respondió. Pues la prueba era cargar un costal de 40 kilos y a mí me
tocó cargar el doble. Pero como quiera comencé a ganar seis pesos y seis
medidas de maíz. El dijunto José era más considerado que Pepe, aunque a
muchos trabajadores llegó a pegarles, a los que le rezongaban, a mí nunca, nunca
le di motivos, a mí me veía bien.
Cuando llegaba el “día de raya”, algunos nos íbamos a Arandas o Jesús
María a caballo. Nos echábamos nuestros tequilas y a veces nos agarraba la
noche y ya nos quedábamos allá. Pero eso sí, al otro día regresaba con mi costal
lleno de avíos para la casa.
Aun así eran buenas gentes. La señora una vez por ahí se puso quesque a
darles escuela a los niños, les dio hasta libros y les ponía tareas; ella si sabía leer.
91
Pero nomas poco tiempo, si acaso un mes pues se enfermó y vino muriendo luego
luego. A nosotros nos quedaron muy lejos las escuelas, por eso no aprendí nada.
Por ese tiempo nos tocó también la Cristiada. Los del gobierno agarraba a
uno de desconocido y lo ahorcaba que porque creían que eran rebeldes. Una vez
iban a colgar a uno de los peones de la hacienda, ya tenían la reata al pescuezo y
todo. Entonces el dijunto José Hernández andaba con la gente allá y se vino al
galope. Y les dijo -¿Qué le van a hacer a ese muchacho?, -Pos es rebelde, lo
vamos a ahorcar. -¿Por qué? no debe nada, es pacífico, siembra conmigo. Y lo
soltaron, si no pues ahí se quedaba. Y así fue como aquel salvó el pellejo… se lo
salvaron. Yo creo que eso vino pasándole a mi hermano el mayor; se perdió
cuando fue esa revolución; después dijeron que lo había matado el gobierno y yo
creo sí. En ese tiempo el gobierno mataba nomas porque sí. Había un señor que
hacía sillas para caballo, era de esos telabateros, o quien sabe cómo les
nombraban. Vivía seguramente como en un monte donde tenía unos agujeros
grandotes, unos agujeros hondos y los tenía tapados con hojarasquero de los
palos. Ahí enterraba todos los cueros y todo, porque les hacía a los dos lados, a
los levantados y al gobierno. Y con peligro de que se dieran cuenta lo iban a
matar. Pues que le caen un día, estaba con un amigo al que quería igual que un
hermano y que le servía como espía; lo ponía por ahí en algún lugar por ahí
pa´estar viendo: si venían los levantados de acá, córrele que ahí viene los
levantados, que ahí viene el gobierno, a enterrar todo. Entonces un día le cayeron,
se dieron cuenta que estaba pa´los dos lados. No pos que le dicen -¿Sabes qué?
que te vas a morir. Y que le echan una riata al pescuezo para arrastrarlo con el
caballo. –Pero si quieres, te dejamos libre, te salvamos la vida, pero échale la riata
a tu amigo, le dijeron. –No, yo no, matemen a mí, arrastremen, hagan lo que
quieran conmigo pero a mi amigo no. -¿Vas a agarrar la riata?, si no aquí mismo
quien sabe qué y quien sabe cuánto. Pos hicieron que le echara él mismo la riata
a su amigo y sí lo mataron. Llegó a acordarse muchos años después y se ponía a
llorar. -“No tengo perdón de Dios, mi amigo nunca me va a perdonar el día que yo
me muera, voy a estar en el infierno”. En aquellos tiempos le hacían a uno matar
gente o lo mataban a uno. Hasta se divertían con eso los soldados, colgándolos y
92
haciéndoles pilas de travesuras. Era una cosa triste, una cosa horrible y dura.
Cuando terminó toda la revuelta, muncha gente de aquí siguió trabajando
en la hacienda. Una vez se juntaron todos los de la hacienda El Regladero y la
hacienda de San José, las dos eran de Los Hernández, y entre todos le subimos el
pretil al bordo aquel que abastecía de agua a la hacienda y al río que pasa por allá
abajo, llenando las presitas que se encontraba a su paso, de dónde traíamos agua
para lo que se ocupara en la casa, porque para tomar la traíamos del pozo. Ahora
el pozo ya está seco y en el río sólo corre agua cuando El Manchao ocupa para la
hacienda. Hace años que se la compró a David Hernández, hijo del dijunto José
Hernández y se acabaron los medieros ahí, ahora nomas siembran para darle de
comer a tanto ganado que trae en los potreros. También compró los terrenos
alrededor de la hacienda, entre ellos donde está el bordo El Taray y el bordo de El
Saltillo. ¡Tierras y agua tienen pa´aventar pa´rriba! Mientras nosotros esperándolos
temporales nadamás. Hay años en que casi no llueve. Ya cambiaron las reglas.
Ahora tardan más en formarse los cimientos de nubes allá de aquel lado por el
Cerro Grande. Antes esa era la señal de que se venían buenas tormentas y
buenas cosechas; con las primeras dos o tres tormentas se alcanzaba a remojar
bien la tierra para ponerse uno a sembrar. Andan muy desajustadas las
cabañuelas.
También ahora ya muy pocos ya trabajan con yunta, amansan bueyes para
el arado y hacen yugos y de esos carros de bueyes en que traíamos la cosecha a
la casa. A falta de yuntas, ahora hay que estar pagando para que vengan a arar la
tierra con tractor; hasta eso que ni queda bien cuarteliada, con el arado de madera
uno podía hacer mejores surcos.
Como quiera, yo sigo sembrando mi milpa, escogiendo y guardando semilla
cada año, de maíz amarillo, blanco y pinto, de frijol, calabaza, haba, patolas;
algunos tienen que estar comprando de esas que venden en costalitos, ¡bien cara!
Yo todavía trabajo como me enseñó mi papá: cortando el rastrojo, amonándolo
pa´que se seque bien y poder pizcarlo. Y de esta tierrita que tengo para sembrar
sale pa´tener maicito y frijol todo el año... con que llueva bien y a tiempo.
93
*****************************************************
De niño acompañaba a mi papá a trabajar en la hacienda. A veces pasaba el
patrón a caballo viendo que la peonada trabajaba bien. Cuando algo no le parecía
les daba con el mismo chicote con que le pegaba a su caballo. Nunca vi que le
pegara a mi papá. A veces Doña Anita, esposa de Don José, a escondidas me
llevaba a la tienda de raya, me decía que me quitara el sombrero y me lo llenaba
de galletas de animalito. Me decía que me fuera rápido, corriendo a la casa para
que no se dieran cuenta. Era muy buena gente la señora. En una de esas, cuando
abrió el costal de las galletas, en lugar de galletas sacó un alicante. Se asustó
mucho y creo que de eso vino muriendo.
Por ese tiempo empezaron a construir la carretera a León. Esa carretera ha
de tener casi la misma edad que yo. Cuando tenía como cinco años, me acuerdo,
vivíamos en La Montaña y andaban haciendo la carretera. Por allá vivía una
señora que se llamaba Amalia, hermana de Doña Toña ésta de Don Siquio. Y nos
íbamos allá con ella. ¡Nombre! una admiración que nos causaba ver máquinas y
todo aquello, pues ¿cuándo habíamos visto eso? Nos íbamos allá con esa señora
para ver de cerquita. Después comenzamos a venderles agua a los maquinistas.
Mi abuelita molía alfalfa en el metate y les hacía agua azucarada. De a vasito o de
a tacita sacábamos el dinerito nosotros. Donde duraron más fue en el puente de
La Ordeña. En las aguas se les ponía muy trabajoso para pasar, seguido se les
quedaban ahí camionetas o trocas y nosotros íbamos a sacarlas con yunta de
bueyes. Los tractores ni se conocían entonces.
Después terminé la primaria y ya no quise estudiar. Mejor me vine a México
porque veía que a mi papá le costaba mucho trabajo mantenernos, sin tierras y sin
nada pues siempre fuimos jodidos; y luego casi puras mujeres en la casa, yo fui el
único hombre que le ayudaba a trabajar a mi papá. Sembrábamos a medias pero
no alcanzaba. Y vine para poder ayudarle. Aquí me casé y después de unos años
regresé al rancho queriéndome quedar allá, vivir del campo, pero no pudimos
hacerla, puras deudas, pues lo que sacábamos de cosecha no alcanzaba ni para
pagar lo que conseguíamos en el año para mantenernos. Los intereses nos
acabaron.
94
Luego en ese tiempo el gobierno daba ayudas a los que tenían tierras y
para nosotros nada. Nomás nos fregaba. Cuando el maíz estaba ya jilotiando
pasaban avionetas bien bajitas aventando plagas a las milpas: ranas, ratas pintas,
moscas, gusanos. Aunque comprábamos el veneno para las plagas de todos
modos afectaba. Aun así llegamos a levantar buenas cosechas. A veces
ocupábamos irnos a quedar en la noche entre el tazole del frijol cuando lo
trillábamos para cuidar que no se robaran tanto costal que salía de una cosecha;
eso era poco después de Navidad. Como quiera, aunque levantáramos buenas
hanegas de maíz y frijol, ya al venderlo no valía, pagaban muy barata la cosecha.
Ya ni las friegas que nos poníamos en el barbecho.
No tuve de otra que regresarme con todo y la familia a México. Aquí con el
negocito la vamos pasando. Me gustaría regresarme pal´rancho, es un sueño
porque ni tierras tengo para sembrar y el trabajo falla mucho allá. Los que siguen
sembrando a medias no sé cómo le harán, las cosechas están muy mal pagadas.
Pero al menos sacan su maicito para el gasto del año.
*****************************************************
Mi abuelo Berna y mi papá me enseñaron a trabajar en la milpa desde que era
niño. Por ellos todavía me enseñé a agarrar la yunta. Me acuerdo que cuando
estaba de vacaciones en la escuela me llevaban a trabajar con ellos: mi papá y mi
abuelo, cada quien con su yunta, el arado de madera abriendo esa tierra húmeda,
colorada, y nosotros descalzos entre los surcos, dejábamos los huaraches de
cuero en una orilla del barbecho; el radio de pilas colgando del timón del arado
nos tocaba música ranchera, creo que de Vicente.
Luego se puso difícil la situación y casi saliendo de la secundaria me fui al
otro lado cinco años. De allá mandaba dinero a la casa para lo que se fuera
ocupando. Así fue como dejamos de sembrar a medias, desde entonces sólo
siembra el barbecho que siempre ha sembrado para sacar para el gasto del año.
La feria que hice en el norte alcanzó nomas para una troca y para hacer mi casa
en un terrenito que me dio mi abuelo. No pienso volver a irme, está difícil la
pasada; le batalla uno para pasar, caminado por el monte, por el desierto o para
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pasar por el río; y luego uno tiene deja a la mujer que se tiene que llevar la friega
de trabajar en el campo, además de cuidar a los hijos; y luego uno se pierde de
ver crecer a la nigua, a veces al regreso ya ni lo reconocen a uno. Eso está
apenas bien para los morros, que le calen ahorita de solteros. Saliendo de la
escuela luego luego quieren irse. Yo aquí la voy pasando con el jale que va
saliendo en las molidas, en el corte de rastrojo, en las fumigadas de mezcal, en la
tomatiada a finales de año y en lo que lo vayan contratando a uno los que
siembran. A veces compro borregos o puerquitos para engordarlos y venderlos en
Arandas, que no dejan mucho, pero al menos son un ahorro. Una de mis tías que
nunca se casó trabaja en Arandas ayudándole a una señora en el quehacer de su
casa, con lo que gana ahí ya se va completando el gasto de la casa.
Muchos vatos de mi edad ya no se enseñaron a trabajar en la milpa porque
se fueron al norte. La mayoría de ellos anda allá en Chicago, Houston, San
Antonio, jalando casi todos en restaurantes y taquerías. Algunos regresan por un
tiempo, trabajan en el campo pero ya no se imponen y se vuelven a ir. Aquí es
pesado el trabajo. Si hubiera un buen trabajo de planta aquí para qué queremos
norte.
96
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Entrevistas
Eduardo Mata León, 14 de enero de 2014, vía telefónica Carolina del Norte-
México D.F.
Don Bernabé Méndez Rodríguez, 23 de agosto de 2014, El Ocote, Jalisco.
Don Bernabé Méndez Rodríguez, 24 de agosto de 2014, El Ocote, Jalisco.
Doña Refugio Valadez y Don José Guadalupe Ramos, 27 de agosto de
2014, Ojo Zarco, Jalisco.
Don Guadalupe Flores Sánchez, marzo de 2015, Josefino de Allende,
Jalisco.
Rafael Méndez, 4 de agosto de 2015, El Ocote, Jalisco.
Rubén Torres, 4 de agosto de 2015, El Ocote, Jalisco.
Isabel Méndez y Daniel Hernández, 11 de septiembre de 2015, El Ocote,
Jalisco.
Don Daniel Hernández, 18 de diciembre de 2014, El Ocote, Jalisco.
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Mapas
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Mapa 2.1. Municipio de Jesús María, Jalisco. Rancherías de estudio. Mapa
proporcionado por la Secretaría de Obras Públicas del Municipio de Jesús María, Jalisco y modificado por mí.
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Fotografías
Foto 1. Límites de ranchería El Ocote y ranchería El Regladero.
Fotografía: Jaime Méndez
Foto 2. Las mujeres y organización en relación a la cosecha de tomate.
Fotografía: Jaime Méndez
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Foto 3. La "tomatiada". Cosecha de tomate hacia finales de año.
Fotografía: Jaime Méndez
Foto 4. La "tomatiada".
Fotografía: Jaime Méndez
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Foto 5. Maíz forrajero de monocultivo.
Fotografía: Jaime Méndez
Foto 6. La chía. Un cultivo emergente en la ranchería.
Fotografía: Jaime Méndez
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Foto 7. El corte de rastrojo. Labor agrícola parte de la multiactividad de los
campesinos. Fotografía: Jaime Méndez
Foto 8. Fumigación del mezcal tequilero y multiactividad campesina.
Fotografía: Jaime Méndez
113
Foto 9. Uso de maquinaria y desmonte de llanuras para la plantación de mezcal
tequilero. Fotografía: Jaime Méndez
Foto 10. Uso de herbicidas en el cultivo de mezcal tequilero.
Fotografía: Jaime Méndez
114
Foto 11. Panorama de cultivos en la ranchería: mezcal tequilero, maíz forrajero y
tomate. Fotografía: Jaime Méndez
Foto 12. Sistema híbrido en el cultivo de maíz forrajero: combinación de semillas
mejoradas y criollas en un mismo barbecho. Fotografía: Jaime Méndez
115
Foto 13. Nopales y milpa. Fotografía: Jaime Méndez
Foto 14. Milpa: Maíz, frijol y calabaza. Fotografía: Jaime Méndez
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Foto 15: El sistema milpa persiste.
Fotografía: Jaime Méndez
117
Foto 16. Muestra fotográfica "El Ocote en el tiempo y el espacio". Fiestas
patronales El Ocote 2015. Fotografía: Jaime Méndez
Foto 17. Muestra fotográfica "El Ocote en el tiempo y el espacio". Fiestas
patronales El Ocote 2015. Fotografía: Jaime Méndez
118
Foto 18. Cabalgata. Fiestas patronales El Ocote 2015.
Fotografía: Jaime Méndez
Foto 19. Torneo de futbol. Fiestas patronales El Ocote 2015.
Fotografía: Jaime Méndez