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ISFDyT N° 48 Profesorado de Lengua y Literatura Tercer Año Oratoria y retórica docente Profesora: María Luisa Orliacq e-mail: [email protected] Módulo 2
En la novela La señora Dalloway, de Virginia Woolf (publicada por
primera vez en 1925), Septimus, que al haber vuelto de la guerra lidia con
una conciencia y una sensibilidad que lo alejan de sus contemporáneos,
escucha la voz de la niñera Reiza y vive en su interior una revelación: “la voz
humana, dadas ciertas condiciones atmosféricas (ante todo hay que ser
científico, muy científico), ¡puede dar vida a los árboles!”. Es admirable la
habilidad de la narradora para hacernos sentir como el personaje
escuchando hablar a Reiza “con voz profunda, suave, como un dulce órgano,
pero con una cierta brusquedad de saltamontes, que rascó deliciosamente
la espina dorsal de Septimus y mandó a su cerebro oleadas de sonido que,
al chocar, se rompieron”. Esa escena siempre me ha fascinado: quizá por
venir a corroborar desde la literatura y la locura (de una conciencia que
desborda la razón) ese saber de abuelas acerca de que las plantas crecen
mejor si les hablamos y, mejor aún, si les cantamos. Si lo creemos acerca de
las plantas, esos seres tan diferentes a nuestra especie, ¿cómo no percibirlo
claramente en animales y entre nosotros, esta especie aparte que
pretendemos ser los seres humanos?
En el módulo anterior comenzamos la reflexión acerca de la voz, uno
de nuestros principales recursos de trabajo. Aun cuando ha presentado
ciertas dificultades, considero gratificante el intercambio que comenzó en la
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carpeta de GoogleDrive y confío en que continuará dando buenos frutos. Me
ha gustado mucho escuchar acerca de sus modos de vivir, de sus gustos y
lugares preferidos. Me sorprendió gratamente la variedad de actividades
que aparecen junto a la literatura. Para una mejor organización de las
consultas ligadas a las actividades o cualquier intercambio que pueda
resultar fructífero al grupo, he habilitado en las distintas materias clases en
Google Classroom. He aquí el código para el presente curso: alnholn
Una primera aclaración necesaria, que comenté en mi audio de
presentación, es acerca del carácter opcional del taller: ustedes pueden
optar por este espacio o por Lengua Extranjera 1 (Inglés) para completar sus
materias de Tercer Año. Por lo tanto, no es necesario que cursen ambas; sin
embargo, sí pueden hacerlo si quieren y desde el Instituto se recomienda
que lo hagan si cuentan con el tiempo y la disponibilidad necesarios, dado
que contribuye a su formación integral. Hasta el momento, el analítico
detallaría solo una de las dos materias, pero se está trabajando en la gestión
de una certificación que acredite el haber cursado una materia extra en caso
de que así decidan hacerlo. Ambas materias ofrecen la posibilidad de
promoción directa, sin examen final, en los casos en que se acredite una
calificación igual o superior a 7 (siete), promedio de las distintas instancias
de evaluación a lo largo del año lectivo.
Me he referido a la modalidad de taller como un espacio que privilegia
la práctica y habilita la experimentación. Se trata de un espacio que integra
disciplinas diversas para la resolución de tareas específicas que nos permitan
tomar conciencia sobre ciertos aspectos de nuestras prácticas profesionales,
sobre nuestros hábitos y condiciones, para mejorar lo que creamos
necesario.
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Al momento de abordar el primero de los recursos que utilizamos al
entrar a un aula (corrijo: solemos utilizar; el de este taller no ha sido el caso),
debemos reconocer la importancia de las emociones como una de las
variables de las que depende. En este módulo y los siguientes vamos a
compartir algunas lecturas al respecto. Estamos en un área del conocimiento
que convoca disciplinas muy diferentes pero relacionadas como la
psicología, la fonoaudiología y la lingüística; por ende, serán también una
fuente valiosa los enfoques integrales basados en tradiciones antiguas, los
métodos terapéuticos y los ejercicios que individualmente podemos
incorporar como hábitos para vivir más felizmente nuestra actividad como
docentes la lengua y la literatura. Las competencias de comunicación oral
incluyen un uso adecuado de la voz; nuestra formación debe concientizarnos
sobre su cuidado y empleo. Es llamativo el alto porcentaje de docentes que
llegan a los consultorios de Fonoaudiología con afecciones de la voz. Aun así,
es una materia pendiente en los cursos de capacitación en las escuelas.
Esperemos que integrando múltiples disciplinas y con una reflexión
constante sobre nuestras prácticas podamos desarrollar hábitos saludables
a la tarea docente, y al mismo tiempo una narrativa que registre nuestras
vivencias al respecto.
Actividad de lectura y reflexión:
Para profundizar en la relación entre el sonido de la voz y las
emociones, se presenta a continuación un texto publicado en la Revista de
Folklore, de etnografía, seguido de unas preguntas para pensar y responder
en el cuaderno de trabajo solicitado en el primer módulo. Por ahora, servirán
para pensar íntimamente la práctica docente a partir de nuestras
experiencias. Desde estas reflexiones, podremos comenzar a construir
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nuestras narrativas pedagógicas, que nos servirán para tener registro de
nuestras vivencias, observarlas con distanciamiento, y procurar las mejoras
que reconozcamos necesarias.
La influencia de las emociones en el
sonido de la voz. CABRELLES SAGREDO, Mª Soledad
“Mal puede tener la voz tranquila quien tiene el corazón temblando” dijo una vez
el poeta y dramaturgo madrileño Félix Lope de Vega y Carpio (1562–1635).
La razón de esta afirmación es clara: la emoción afecta a los movimientos musculares del
aparato respiratorio y la laringe y ello modifica el tono de voz del sujeto. Así, observamos
que, cuando hablamos, las palabras no las emitimos desnudas sino que van acompañadas
de nuestras emociones. De acuerdo con esto, podemos establecer características
prototípicas de algunas emociones básicas en relación con la entonación (altura del
sonido) en la emisión de la voz, como las que describimos a continuación:
– alegría: tono alto contorno variado tempo rápido,
– tristeza: tono grave contorno plano tempo lento,
– cariño: tono alto inflexiones suaves y bien moduladas tempo medio,
– miedo: tono bajo contorno monótono tempo lento,
– sorpresa: tono alto contorno variado intensidad media tempo lento,
– cólera: tono alto contorno con inflexiones bruscas intensidad fuerte tempo rápido,
– orgullo: tono agudo intensidad fuerte tempo reposado,
– sobrecogimiento: tono grave contorno monótono tempo lento.
Frecuentemente, la entonación ha sido definida como la “melodía” o “música” del
habla y, a veces, se ha utilizado la notación musical para transcribirla pero en realidad no
es una buena analogía por dos diferencias básicas: la música se compone para ser repetida
y el habla se utiliza para comunicarnos y no necesita de la repetición.
En música, las notas tienen unas frecuencias fijas. Por ejemplo, en la afinación temperada
occidental, el “la” central del piano tiene una frecuencia de 440 Hertzios (por el físico
alemán Heinrich Rudolf Hertz, que vivió desde 1857 a 1894 y fue el primero en emitir y
recibir ondas de radio) y los diferentes instrumentos se afinan según este patrón para
asegurar que no desentonen. En el habla, en cambio, la entonación es muy diferente ya
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que hombres, mujeres y niños la utilizan con la misma función lingüística (para afirmar,
preguntar, etc.) pero con unas frecuencias muy distintas. Por ejemplo, dos personas del
mismo sexo podrían usar el mismo tono ascendente para hacer una pregunta pero, una
podría producirla con una frecuencia más aguda (niño) que la otra (adulto). Incluso, en
un mismo hablante, la entonación de una determinada frase puede variar de un momento
a otro dependiendo de su estado de ánimo o de la carga emocional expresada en esa
circunstancia.
En la entonación, observamos movimientos melódicos propios que no sólo son
característicos de las oraciones largas. Una sola sílaba también puede pronunciarse de
muchas formas diferentes. He aquí cuatro posibilidades de entonación al decir el
pronombre personal “yo” cuando se emite como respuesta a una pregunta:
– entonación plana: aseveración sin dudas ni reticencias,
– inflexión ascendente: perplejidad por imputación inesperada,
– inflexión descendente: exculpación o repulsa,
–inflexión descendente–ascendente: sorpresa asociada a un acto de rememoración.
Por otra parte, la entonación refuerza la expresión del lenguaje al poder manifestar una
amplia gama de actitudes como excitación, aburrimiento, sorpresa, amistad y reserva,
entre otras. Ciertamente, observamos que la entonación de la voz es un reflejo de nuestro
bienestar, incluyendo aspectos físicos, psicológicos, emocionales y sociales.
Profesionales de diversos ámbitos (médicos, psicólogos, psiquiatras, pedagogos y
músicos) escuchan atentamente la voz, las palabras con sus significados y sus contextos,
las asociaciones que están detrás de las mismas, las emisiones no verbales como suspiros
y sollozos, los silencios entre los sonidos, todo ello para emitir diagnósticos lo más
objetivos posibles sobre nuestra salud física y mental, sin olvidar el lenguaje corporal
constituido por posturas y gestos.
Las características de la voz constituyen un elemento importante para el diagnóstico de
diversas alteraciones en el ser humano. Una voz sana posee versatilidad, sensitividad y
pureza de timbre, sin muestras de estar forzada o violentada. Por encima de todo, la voz
sana posee vitalidad siendo clara y firme. Los pacientes que sufren de esquizofrenia, de
depresión o de otros estados semejantes, hablan a menudo con voz monótona, débil,
titubeante, lenta y con un timbre desviado.
Cuando escuchamos la voz, los oyentes siempre están listos para establecer juicios sobre
personalidad y, con frecuencia, se escuchan comentarios como “se le nota en la voz que
está preocupado” o “por la voz se nota que es una persona con mucha fuerza de voluntad”.
En estudios realizados sobre juicios de oyentes acerca de las voces transmitidas por radio,
aspectos tales como la edad y el sexo se mostraron como los más fáciles de identificar y,
entre los profesionales, las de actores y sacerdotes fueron las voces más reconocidas.
Incluso cuando se equivocaban, los oyentes eran coherentes en sus errores ya que las
personas que sonaban como sacerdotes siempre eran clasificadas como tales, lo fuesen o
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no. Esta clase de estereotipos influyen extremadamente en las relaciones entre personas
y grupos.1
Para pensar introspectivamente
(se sugiere registrar las respuestas en el cuaderno de trabajo):
¿Las emociones han interferido en tu trabajo como docente? ¿En qué
situaciones?
¿Has tenido algún problema o afección con tu voz? ¿Has realizado consulta
con un/a profesional de Fonoaudiología?
Lecturas+ actividades para compartir en Google Classroom:
A continuación, se presenta una selección de textos acerca de la
oralidad que pueden ayudarnos a comprender que se trata de un discurso
también planificado, aunque de una manera distinta a la de la escritura. Los
dos últimos versan sobre la oralidad específicamente académica: una
competencia imprescindible para transitar con acierto las instancias de
exámenes finales orales así como las prácticas de la enseñanza.
Luego de su lectura, piensen y compartan en la clase de Google
Classroom una práctica que pueda ayudar a desarrollar la oralidad
académica. Por ejemplo: la incorporación de nuevos términos a partir de la
lectura y la búsqueda en el diccionario para precisar su uso.
1 Cabrelles Sagredo, María Soledad, “La influencia de las emociones en el sonido de la voz”, Revista de Folklore. Tomo 28b. Núm. 334, 2008. Disponible en línea: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-influencia-de-las-emociones-en-el-sonido-de-la-voz/html/ (fecha de consulta: abril de 2020).
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Texto 1
Oralidad y planificación del discurso
El concepto de planificación discursiva se hace corresponder, tradicionalmente, con la lengua escrita. La lengua hablada es espontánea e instantánea mientras que la escritura planificada, no espontánea y está sujeta a revisión (Kress, 1979:70). Así también la lengua escrita, a diferencia de la lengua oral, presupone un proceso de elaboración previa. Si colocamos en paralelo dos continuos: lengua escrita y lengua oral y lengua planificada - lengua no planificada, se corresponderían de la manera siguiente (Cuadro 1):
escritura-------------------------------oralidad planificada---------------------no planificada
Cuadro 1. Oralidad y planificación discursiva
En los extremos de lo escrito y de lo planificado se encontraría, por ejemplo, un artículo científico: se hacen múltiples revisiones, se cuida el contenido pero también el estilo. En el extremo de la oralidad y de lo no planificado tendríamos la conversación informal, por ejemplo una conversación en la cocina de nuestra casa. Pero todo eso es cierto sólo en alguna medida: en lo escrito también se da lo no planificado, o lo menos planificado: una lista de compras, una nota personal, una nota electrónica, podrían encontrarse en este extremo. Asimismo, lo oral puede planificarse hasta tal punto que se puede incluso calcular la entonación: pensemos por ejemplo en un discurso político en el parlamento, o en una oración fúnebre.
Entre las formas más naturales de la oralidad está la conversación, que se tiene también como una forma no elaborada. Sin embargo, si miramos un poco tanto en la tradición de este arte y en los estudios que se han hecho al respecto, la conversación no parece estar libre de normas. Eso nos lo dicen los antiguos léxicos de la conversación, donde se daba información sobre ciertos temas que podían ser tópico de las conversaciones elegantes, con una actualización sobre el conocimiento general de la época2. No todos los temas se tratan libremente en todas las sociedades en todas las conversaciones; existen restricciones en cuanto a los temas relacionados con la familia, el sexo y el dinero, por ejemplo.
Resulta muy complicado para hablantes de culturas diferentes saber conocer el manejo de los turnos conversacionales: saber cuándo deben entrar en la conversación. La impericia en este manejo puede convertirse en un motivo de ruptura de la conversación o de enojo entre los participantes. Es sabido que los judíos neoyorquinos manejan la interrupción como muestra de acuerdo (high involvement style), mientras que otros norte-americanos blancos esperan el término del turno del otro participante para comenzar a hablar (cf. Tannen, 1984). En Venezuela esto sería una marca dialectal: los andinos suelen los turnos conversacionales, mientras que los hablantes centrales interrumpen al interlocutor para manifestar lo que Tannen (1989) ha llamado "rapport": el acuerdo, la comunión, el buen éxito de la conversación.
Casalmiglia y Tusón (1999:28) opinan al respecto: "A pesar de que existe un pensamiento ampliamente difundido que considera que la lengua oral se adquiere de forma 'natural' y que la lengua escrita se aprende de forma 'artificial', hay que tener en cuenta que con ello se puede llegar a una extrapolación que establezca una dicotomía total entre lo que corresponde a la biología y lo que corresponde a la cultura".
No sabemos cuál de las formas del hablar es la más natural a la especie humana. Es interesante la discusión, de corte aristotélico, sobre este tema, porque no podemos perder de vista que el lenguaje es una institución creada por el hombre y es la esencia de su vida en la sociedad. De modo que, dicho esto, podemos discurrir sobre cuál es la forma primaria de
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comunicación: hay algunos que consideran la narración como la forma más natural, otros, la conversación. Barrera Linares considera la narrativa como una de las formas más naturales de la comunicación, en todo caso como "el más vinculado a la conformación del caudal cognoscitivo inherente al hombre" y la narratividad "el fenómeno lingüístico-cognoscitivo de mayor relevancia para la especie" (Barrera-Linares, 1995:11). Para Halliday (1990:46) la conversación es la "forma paradigmática de la oralidad".
La conversación no parece ser menos elaborada entre las formas de comunicación: el hecho mismo de implicar una alteridad sólo parece hacerla propia de etapas más avanzadas en la evolución del lenguaje infantil: el diálogo parece posterior al monólogo. Además, hay una serie de normas que tomar en cuenta para que una conversación sea exitosa: los turnos, tópicos de conversación, intensidad de la voz, y hasta el ritmo son apenas algunas de ellas. Por todo ello parece la conversación como un género más elaborado que la narración. La argumentación, otro género común al lenguaje cotidiano de los adultos es aún más complicado, pues implica también lo dialógico, sin que necesariamente deban estar dos personas frente a frente.
Una prueba de la elaboración y complejidad que pueden llegar a tener las conversaciones se encuentra en los manuales de cortesía. Carreño trata extensísimamente la conversación en su Manual de urbanidad y buenas maneras. Si bien el autor se centra en el tema de la cortesía toca, al hacerlo, asuntos relacionados con el lenguaje. Se considera por ejemplo la conversación como una forma de comunicación, pero también un instrumento constitutivo de la sociedad: "sin ella careceríamos del medio más pronto y eficaz de transmitir nuestras ideas, y de hacer más agradable y útil el trato con nuestros semejantes" (Carreño, 1999: 174). Su consideración abarca varios niveles del lenguaje - la fonética, el léxico, el estilo y la proxemia:
Nada hay que revele más claramente la educación de una persona, que su conversación: el tono y las inflexiones de la voz, la manera de pronunciar, la elección de los términos, el juego de la fisonomía, los movimientos del cuerpo, y todas las demás circunstancias físicas y morales que acompañan la enunciación de las ideas... (Carreño, 1999 :174).
Carreño comenta sobre la competencia del hablante en la conversación, en varios aspectos: En primer lugar, en la elección del léxico, el dominio de las emociones, la elección de palabras cultas, pero a la vez simples y no rebuscadas.. En segundo lugar, en la dinámica interpersonal, debiendo cuidarse por ejemplo de que ésta sea general cuando el grupo es pequeño, pero permitiéndose los diálogos cuando los grupos son grandes. El tema es uno de los problemas más reglamentados: los tópicos permitidos deben ser generales, pero excluyendo a lo que se refiere a la familia, a la persona, a las enfermedades, los conflictos, los negocios y materias profesionales; haciendo referencia a la coherencia en la conversación. La gesticulación y, lo que es más importante, la coherencia entre ésta y el sentido. También la narración y sus circunstancias le merecen la atención, los turnos y los períodos de habla, así como la atención hacia el hablante por parte de los escuchas.
Para Halliday, la lengua oral no es menos estructurada ni menos organizada que la escrita. Así llega a afirmar: "Contrariamente a lo que piensa mucha gente, la lengua hablada es en su totalidad, más compleja que la lengua escrita en su gramática y la conversación informal y espontánea es, gramaticalmente, la más compleja de todas (Halliday, 1985:47, mi traducción). Sin embargo, las razones de esa complejidad son diferentes. Si la escritura es estática y densa, la oralidad es dinámica e intrincada; el imbricamiento gramatical de la oralidad toma el sitio de la densidad léxica de la escritura (Halliday, 1989: 87)2
***
2 Álvarez Muro, Alexandra, “Oralidad y planificación de discurso”, en Análisis de la oralidad. Una poética del habla cotidiana, Mérida, Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes, 2008. Disponible en línea: http://elies.rediris.es/elies15/index.html#ind
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Texto 2
La aparente sencillez de la oralidad La actividad académica demanda de parte de los estudiantes el desarrollo de habilidades
comunicativas orales para su desempeño en diversas situaciones: exámenes, debates, asambleas,
paneles. El contexto universitario exige que tales prácticas reúnan determinadas características:
organización de las ideas, claridad en la exposición, la construcción de un enunciador experto en
el tema que desarrolla, entre otras. Esto requiere de los productores estrategias como la
planificación, el control sobre las intervenciones y la capacidad de reorganizar su discurso de
acuerdo con la situación en que se realiza. Por estas características, la comunicación académica
oral presenta un alto grado de dificultad que no suele ser considerado en los programas de estudio
de materias destinadas a mejorar las habilidades discursivas de los estudiantes, tal vez porque se
cree que la capacidad comunicativa oral se adquiere en la vida cotidiana y se ejercita
de modo permanente, por lo que no serían necesarias intervenciones sistemáticas para su
enseñanza. Esto implica desconocer las diferencias entre la oralidad que se utiliza en situaciones
cotidianas y la propia de los ámbitos formales, que tiene puntos de contacto con la escritura.
La oralidad propia del ámbito académico se caracteriza, por una parte, por abordar géneros
discursivos secundarios, por suponer la elaboración de producciones planificadas de acuerdo con
un tema y una situación comunicativa específica, con un alto grado de formalidad. […] La
estructura del texto oral formal tiende a ser más planificada, más esquemática y, sintáctica
y en la cuestión léxica, más cuidada. De tales rasgos se desprende la doble tarea que implica para
el estudiante hacerse cargo de una exposición: por un lado, necesita un dominio fluido del tema a
comunicar, pero, a la vez, debe estar en condiciones de reflexionar sobre su propia competencia
oral para organizar su intervención.
(Natale & Valente, 2004, pp. 1-2)3 Texto 2
*** Texto 3
Oralidad académica Dado que la oralidad académica es, de hecho, habla y no escritura, es útil considerar que aporta a
la lengua hablada ciertos aspectos que se originan en la escritura académica. En otras palabras,
podemos tomar la oralidad conversacional como el punto de partida de la lengua hablada y
considerar cómo ese punto se modifica a medida que los hablantes están bajo las influencias de
la escritura académica. Veremos que algunos hablantes tienen una fuerte influencia de la escritura
académica, mientras que otros se acercan más a la oralidad conversacional.
¿Cuáles son los factores que podrían ser responsables de esas variaciones dentro del estilo de la
oralidad académica? En efecto, los oradores académicos pueden verse influenciados por una
variedad de factores: su personalidad, la imagen que tienen de sí mismos, sus objetivos, así como
la extensión y la índole de su experiencia en el campo de la oralidad académica. Por cierto, las
características del auditorio no son irrelevantes: si se trata de una clase magistral o de un seminario
cerrado, si los estudiantes están en los primeros años del grado o si son de posgrado, cuánto se
conocen el orador y su auditorio, etcétera. […]
Un orador académico nunca se encuentra en una situación de interacción equilibrada, sino que en
gran medida realiza un monólogo. […] Asimismo, el orador académico tiene un rol didáctico, ya
que imparte el conocimiento o estimula a su audiencia a pensar a través de canales mejor
conocidos por él que por la audiencia, canales que han sido por lo menos parcialmente pensados
con antelación. El hecho de que la oralidad académica tienda a ser monológica, didáctica y más
3 Citado en Navarro, Federico (coord.), Manual de lectura, escritura y oralidad en Economía y Administración, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2018.
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planificada que la conversación casual, de modo inevitable establece una cierta distancia entre
aquella y el estilo conversacional cotidiano.
Hay otros factores que impiden que la oralidad académica sea exactamente como la escritura
académica. En primer lugar, es de hecho habla y no escritura y, por lo tanto, su producción está
sujeta a las iguales limitaciones que cualquier otra forma de lenguaje oral. Producir un discurso
hablado y uno escrito son dos actividades tan diferentes que el resultado no puede ser nunca
similar. […] Asimismo, los oradores académicos pueden sentir la necesidad de comunicarse de
manera directa, de interesar y motivar a su auditorio, de establecer un contacto visual y mental de
una forma que es intrínsecamente imposible para un escritor.” (Chafe, 1986, pp. 27-28, en Pose & Trincheri, 2014, pp. 241-242)
***
Por último, y para continuar practicando la oralidad esta vez con un
grado más de exposición, graben un video breve (de no mucho más de dos
minutos de duración) en el que lean un texto literario (puede ser un
fragmento de un texto más extenso) y expliquen por qué lo eligieron para
compartir esta cuarentena con el grupo. Podrán socializarlo mediante
Google Classroom o subirlo directamente a la carpeta de Google Drive.
Nos estaremos comunicando. Espero que se encuentren bien ¡Saludos
desde el otro lado de la pantalla!