introduccion a la bibliotecologia y ciencia de la informacion 2012

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VIRTUAL TECNICATURA Bibliotecología Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información Beatriz Perez Risso Coordinadora Académica Analía Trouvé Docente de la asignatura y autora del material

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TECNICATURA

Bibliotecología

Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información

Beatriz Perez RissoCoordinadora Académica

Analía TrouvéDocente de la asignatura y autora del material

Tecnicatura en Bibliotecología UNL VIRTUAL

Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información 3

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN GENERAL

EJE 1La información científica y técnica: producción, transferencia, comunicación y ciclo de vida. La sociedad de la información y el conocimiento

EJE 2Bibliotecología-Ciencia de la Información. Evolución de las disciplinas. Divergencias y convergencias

EJE 3 Sistemas de información: biblioteca — usuario/lector — bibliotecario. Profesionalidad del bibliotecario en la Sociedad de la Información y el Conocimiento

BIBLIOGRAFÍA

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información 5

INTRODUCCIÓN GENERAL

Introducir a alguien en un nuevo dominio del conocimiento es arduo y desafiante, tanto para quien está a cargo de hacerlo, como para quienes van a recibir estas nociones introductorias. En este caso el nuevo dominio es el de la BIBLIOTECOLOGÍA y su desa-rrollo complementario hacia la CIENCIA DE LA INFORMACIÓN.

La bibliotecología implica entrar en el mundo del conocimiento:“En términos generales puede decirse que el saber es toda respuesta del pensa-miento reflexivo a las incitaciones del medio. Mientras que en el hombre actual el saber está clasificado y jerarquizado, desde un saber de la vida diaria, circuns-tancial y efímero, hasta un saber científico sublimado en el conocimiento objetivo y firme, en el hombre prehistórico el saber flota aún en una atmósfera nebulosa teñida de mitos, magia y religión”. BABINI, (1971, p. 7)

La bibliotecología se manifiesta en un sistema cuyos actores más notorios son los lectores-usuarios y hacia quienes se ha de enfocar la gestión de información. El sistema bibliotecario es un sistema de servicios diseñado en base a colecciones –en cualquier tipo de soporte- con información útil que el profesional hace accesible para su público.La gestión de información se llevará a cabo mediante la labor profesional sostenida de quienes conforman el cuerpo de agentes de información (profesionales y de apo-yo) dentro de una entidad determinada: biblioteca, archivo, centro de documentación, fototeca, videoteca, museo, galería de arte, centro de cultura, cinemateca, audioteca, centro multimedia, etc.

Las colecciones formadas por documentos, textos, objetos tales como libros, folletos, revistas, cuadros, animales, piedras, mapas, videos, cd-rom, disquetes, películas, si-tios de Internet, y sigue un largo etcétera, contiene información a la espera de ser ana-lizada, catalogada, clasificada y ofrecida de acuerdo a ciertas normas, leyes, métodos, consignas, disposiciones; tareas éstas lo suficientemente complejas como para que se necesite de unos profesionales expertos en la materia para lograr que el lector/usuario encuentre lo que necesita leer. Estos agentes de información profesionales –bibliotecarios, documentalistas, archivis-tas, informáticos- y los de apoyo administrativo-contable, se constituyen, dentro de sus respectivos sistemas, en el nexo entre la información y los lectores usuarios. Ellos serán los que, en su tarea diaria, metodológica, harán posible que la información sea organizada, encontrada, descifrada y comunicada a quien la busca y necesita.

La forma de producir, difundir, buscar y encontrar información comenzó a sufrir nota-bles modificaciones desde la primera mitad del siglo XIX, cuando tuvieron lugar las principales innovaciones científico-tecnológicas: biología, medicina, ingeniería, química, física, etc., que provocaron una extraordinaria explosión documental: fue el momento de la ‘Sociedad Industrial’. Se hizo necesario, entonces, encontrar metodologías más precisas para que la información de esos documentos fuera registrada y difundida sin dilación. Con la aparición de nuevas tecnologías de comunicación basadas en medios electrónicos, a mitad del siglo XX, se entraba en la ‘Era de la Información’. Hoy en día, la información por sí misma ya no es suficiente, sino el vehículo hacia el conocimiento por medio del uso amplio de Internet y las tecnologías conexas: se está en la ‘Era del Conocimiento’.

El aporte de Páez Urdaneta1, indica que el acceso al conocimiento tiene dos variables: calidad y cantidad que se pueden graficar en una pirámide informacional con cuatro elementos: datos, información, conocimiento, inteligencia. Esos valores se modifican

1 PÁEZ URDANETA, Iraset (1952-1994). Lingüista venezolano.

Conceptos AccesoriosEn la antigüedad el “libro” tuvo forma de rollo, hasta la aparición del codex cuando adquirió su estructura actual de cuaderno de hojas cosidas entre sí. Con la aparición de la imprenta en el siglo XV, la duplicación de los ejemplares ya no fue manuscrita, sino técnica. A partir de la segunda mitad del siglo XX comenzaron los prim-eros desarrollos de una comunicación basada en computadoras y redes. Ese fue el inicio de lo que hoy conocemos como Internet, la red de redes mundial con aplicación de las nuevas tecnologías de información y comuni-cación (tics)

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información6

a medida que se asciende por la pirámide: en la base, de mayor extensión pero menor calidad, están los datos. En el ascenso hacia la cima esos valores se invierten: se llega a la inteligencia, de menor cantidad y mayor grado de calidad.

4 Brian C. Vickery (1918-2009), químico británico y bibliotecario experto en teoría de recuperación de información (RI). Al momento de firmar este artículo trabajaba en Akers Research Laboratories, Imperial Chemical Industries Limited, Welwyn, Herts, Reino Unido.

inteligencia

conocimiento

información

datos

CANTIDAD

CALIDAD

Los recursos que contienen información útil y aprovechable, generan conocimientos que se recrean, compilan, almacenan y distribuyen en base a las tecnologías de la información y comunicación: computadoras, terminales, programas, dispositivos de im-presión, equipos de gráfica, redes, satélites, canales de transferencia de datos, infor-mación, textos, imágenes y sonidos. Pero no todo es tecnología. Ya en 1959, en un artículo sobre búsqueda y recuperación de información, Brian Vickery2 sostiene que, puesto que el cúmulo de documentos au-menta progresivamente y el tiempo para leerlos es siempre el mismo, la capacidad de lectura disminuye:

“El problema fundamental que se plantea en materia de documentación no es de orden mecánico, sino humano… No se trata de lograr que cada cual lea más sino de que se puedan leer documentos mejor seleccionados. La mecanización puede facilitar el almacenamiento de los datos, pero la calidad de la selección depende de la precisión con que se analizan y codifican las materias”, VICKERY, (1959:256)

Treinta y tres años más tarde, el experto venezolano, coincide con Vickery al afirmar que:

“El proceso informacional no implica tanto el uso de herramientas como el dominio de técnicas y el cambio de actitudes hacia la información por parte de los usuarios y las organizaciones, lo que equivale a decir que el problema de la información en nuestros países no es uno de informática”, PÁEZ URDANETA, (1992:10).

Y más adelante aclara: “el entusiasmo con que se celebra la aparición del libro impreso recuerda mucho el entusiasmo con que se celebró (y se celebra todavía) la aparición de las mi-crocomputadoras, a comienzos de la década del 80. Sin embargo, no sería difícil reconocer que, aún tratándose de un medio más sofisticado, la microcomputadora no necesariamente es o ha sido un medio tanto o más efectivo en diseminar el conocimiento del modo como el libro lo hizo durante medio milenio. En verdad,

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no se trata de un problema constitutivo de la tecnología; por el contrario, parece más bien un problema de cambio de perspectiva en el hombre occidental: en la antigüedad, el hombre occidental quería ser sabio; luego, el hombre moderno quiso ser conocedor; el hombre contemporáneo parece contentarse con estar informado (y posiblemente el hombre futuro no esté interesado en otra cosa que en tener da-tos)”, PÁEZ URDANETA, (1992:10)

Es en este contexto del mundo actual globalizado que se intentará plasmar un bosquejo general del significado de devenir bibliotecarios y trabajar en la sociedad de la informa-ción y del conocimiento.

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EJE 1

La información científica y técnica: producción, transferencia, comunicación y ciclo de vida. La sociedad de la información y el conocimiento

Binomio Información-ComunicaciónEn la relectura de los párrafos anteriores se destacan varios términos, entre ellos los de información y comunicación, a los que se va a tratar de definir.

Concepto de informaciónDar con una sola definición del término información se ha vuelto caótico por no decir imposible. La mayor parte de los teóricos afirman que información es el paso de acceso al conocimiento y que ello se da en el marco de la experiencia humana en forma direc-ta o bien indirectamente, a través de documentos. Si conocimiento es aquello que un individuo o un grupo sabe, entonces según J. H. Shera3

“no puede haber conocimiento sin personas que quieran conocer y, de esta forma, la información que alguien produce es conocimiento latente hasta que alguien la interprete”, SHERA, (1970:92-93).

El Diccionario de la Lengua Española ofrece la siguiente definición que es apropiada para esta introducción bibliotecológica:

“comunicación o adquisición de conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada”, RAE (virtual).

Algunos expertos eligen cuatro significados básicos para el término información: a) comunicación/mensaje que se transmite a alguien para dar a conocer el estado

de algo (novedad)b) saber sobre algo al recibir un mensaje (a más información, menos incertidumbre)c) comunicación mediante señales/símbolos con construcciones sintácticas, se-

mánticas y pragmáticas (información dirigida)d) mutabilidad de cualquier objeto/proceso de naturaleza viva o no (información

reflejada).

Los autores soviéticos Mijáilov, Guiliarevskii y Chiornii citan una obra4, donde se explica que la información es

“cierto conocimiento, una totalidad de algunos datos y hechos conocidos” PHILOSOPHICAL DICTIONARY, (1963:172), citado por MIJÁILOV, GUILIAREVSKII, CHIORNII, (1974:19).

Más adelante agregan en el libro de su autoría: “En un sentido filosófico más amplio, la información puede ser definida como el contenido de la interacción entre objetos materiales, la cual se manifiesta en un cambio de estado de estos objetos. Ya que todos los objetos materiales pueden ser divididos en inorgánicos, orgánicos y objetos del pensamiento (humano), se pueden distinguir tres clases de información: elemental, biológica y lógica (semán-tica). La información lógica es propia sólo de la sociedad humana y su contenido se expresa en ideas e imágenes. La información científica es la información lógica obtenida en el proceso del conocimiento que refleja adecuadamente las leyes del mundo objetivo y es utilizada en práctica socio-histórico…La información científica es un término genérico, y en este caso, la palabra ‘científica’ no significa que tal

3 Jesse Houk Shera (1903-1982), estadounidense, constituye, en el mundo bibliotecológico, uno de los más importantes teóricos, especialmente por su punto de vista sociológico. El campo de su campo de investigación fue la teoría de la clasificación y recuperación de información.

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información sea solamente el resultado de una investigación científica… El trabajo de información científica forma parte separada de la actividad científica… y su pro-pósito es suministrar a los científicos y profesionales toda la información que ellos necesitan, mediante la recopilación, el procesamiento lógico analítico-sintético, el almacenamiento, la recuperación y la difusión de la información científica”, MIJÁILOV, GUILIAREVSKII, CHIORNII, (1974:19-20)

Es decir que, cuando se trata de información científica, se está aludiendo a hechos, datos, modelos, análisis, información técnica, o ensayos científicos que se relacionan con disciplinas científicas tales como las ciencias del comportamiento, ciencias socia-les, de salud pública o medicina, ciencias de la vida y de la tierra, ingeniería o ciencias físicas y químicas. Esa información se expresa por medio de la comunicación o repre-sentación del conocimiento por cualquier medio y forma: textual, numérica, gráfica, cartográfica, narrativa o audiovisual.

Luka Brajnovic5, define la información como:“el conjunto de las formas, condiciones y actuaciones para notificar o hacer saber –individual o públicamente- los elementos de conocimientos, de hechos, de sucesos, de actividades y proyectos, de datos históricos o previsibles, todo ello mediante un lenguaje adecuado y comunicable, utilizando palabras o signos, señales y símbolos, expresados directamente o a través de los conductos y sistemas aptos para este fin, como son los medios de comunicación social o cualquier otro procedimiento instrumental o especulativo”, BRAJNOVIC, (1979:36-37).

En conclusión, la información tiene que ver con el conjunto de conocimientos registrados en algún soporte y susceptibles de ser encontrados, descifrados y aprovechados me-diante canales de comunicación específicos. Es decir que la información debe poder ser comprendida y transmitida. Pero no debe creerse que al establecerse una comunicación se recibe información automáticamente. La comunicación es un proceso donde los có-digos empleados -lenguaje, signos, símbolos, etc.- deben ser unívocamente entendidos para que se pueda afirmar que se ha tenido acceso a la información. Si los códigos son ambiguos, la información no tendrá lugar o habrá una información falsa. Por lo tanto

“casi toda la información es comunicada, pero toda la comunicación no es informa-tiva”, BRAJNOVIC, (1979:42).

Concepto de comunicaciónEn términos generales, la comunicación es un medio, un conducto para acceder a la información que alguien busca, necesita o desea para su propia recreación, estudio, o investigación y que ha sido previamente codificada por el emisor y decodificada poste-riormente por el receptor. Nuevamente el Diccionario de la Lengua Española aporta otras definiciones:

I. “Transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor;II. Escrito sobre un tema determinado que el autor presenta a un congreso o reunión de especialistas para su conocimiento y discusión”, RAE (virtual).

Lectura recomendada:La importancia social de la información / Ileana R. ALFONSO SÁNCHEZDisponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352001000300007&lng=es&nrm=iso

Nótese los términos usa-dos para las definiciones de ‘información’:

‘Código’; ‘Comunicación’‘Conocimiento’; ‘Lenguaje’

! Aclaración

5 Luka Brajnovic (1919-2001). Periodista, escritor y poeta croata afincado en España después de la 2ª. Guerra Mundial. Autor del primer manual de Deontología de la Información escrito en español (Deontología periodística. Pamplona: Eunsa, 1978. 2. ed.). La Universidad de Navarra, donde fue profesor por más de treinta años, creó en su honor, en 1997, el Premio Brajnovic a la Comunicación.

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Se comunica la información contenida en:

I. “Objetos tangibles (libros, grabaciones, mapas, videos, etc.) propiedad de la biblio-teca y resguardados en un lugar físico específico.

II. Recursos (electrónicos) intangibles (CD-ROMS, etc) existentes en la biblioteca y disponibles para su uso dentro de ésta.

III. Objetos tangibles, (libros, etc.) propiedad de otras bibliotecas pero accesibles a través de sistemas de préstamo interbibliotecario y bases de datos colectivas.

IV. Materiales remotos intangibles (electrónicos) que no existen en la biblioteca pero a los cuales la biblioteca tiene acceso”, GORMAN, (2000:2)

La recuperación de información requiere de expertos (profesionales de la información, bibliotecarios, documentalistas, informáticos, etc.) que la decodifiquen por medio de ciertos métodos y procedimientos. Brajnovic explica la comunicación como

“el conducto, contacto directo, contagio o encuentro creativo que une distancias, presencias, estados de ánimo o disposiciones intersugerentes y creativas, sin el fin –de suyo- informativo, aunque puede ser el vehículo de la información”, BRAJNOVIC, (1979:45)

Los franceses Guinchat y Menou6 indican en su libro que la trama del saber se asien-tan en la información y su comunicación:

“‘Comunicación’ e ‘información’ son en nuestra época dos palabras de capital importancia. Toda relación humana, toda actividad, supone alguna manera de comunicación. Todo conocimiento comienza con una información sobre lo que ocurre, lo que se hace, lo que se piensa. Esto determina, en todos los tiempos, la naturaleza y calidad de las relaciones humanas”, GUINCHAT, MENOU, (1992:19).

La ciencia de la comunicación tiene un desarrollo reciente como disciplina científica pero, cualquiera sea las teorías que la sustenten o los modelos que se propongan, el esquema de comunicación se plasma a partir de un mensaje que circula entre una fuente emisora y un destinatario receptor a través de un soporte que oficia de canal conector entre una y otro.

6 Claire GUINCHAT y Michel MENOU (1942-). Profesionales franceses expertos en el campo de la bibliotecología contratados por UNESCO para redactar la primera versión de la Introducción en 1979, y que se repitió en 1992 corregido y aumentado por Marie-France Blanquet, coeditado esa vez por UNESCO y CINDOC.

Lectura recomendada:“Introducción”, Introducción general a las ciencias y técnicas de la información y documentación / Claire GUINCHAT y Michel MENOU, p. 19-39.

FUENTE DE

INFORMACIÓN MENSAJE

TRANSMISOR

SEÑAL SEÑAL

RECIBIDA

RECEPTOR DESTINO

MENSAJE

FUENTE DE

RUIDO

Modelo de comunicación. Fuente: Shannon y Weaver (1949)

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Este modelo de comunicación fue planteado por los científicos estadounidenses Shannon y Weaver7 y años más tarde será retomado por los autores franceses para explicar mejor los conceptos de riesgo de ruido (datos superfluos) o de silencio (ausen-cia de datos) en todas las instancias de comunicación: la posibilidad de que tanto en el emisor, como en el receptor el mensaje no fuese comprendido o que se haya distor-sionado su entendimiento.

emisor canal de transmisión

receptordecodificó

información común

retroalimentación

riesgo de silencio y/o ruido

riesgo de silencio y/o ruido

riesgo de silencio y/o ruido

Esquema de comunicación. Fuente: C. Guinchat y M. Menou (1992)

La biblioteca como sistema de informaciónLo primero es definir –en el marco de esta introducción bibliotecológica- qué es un ‘sistema’. En el marco de las ciencias sociales se puede afirmar que un sistema es un entramado social cuyos actores se agrupan y relacionan en pos de un fin común. Cada uno de esos actores tiene asignado un rol determinado y para cumplir con sus cometidos deben llevar a cabo determinadas acciones. Algunos expertos8 en el tema hablan de un sistema como

“una totalidad percibida cuyos elementos se aglomeran porque se afectan recíprocamente a lo largo del tiempo y operan con un propósito común”, SENGE, (2006: 94).

Si se atiende al origen griego de la palabra –sunistánai- que significa ‘causar unión’, se explica, en consecuencia, que la estructura de un sistema reposa en tener una per-cepción unificada desde quien observa. Como estructura sistémica, se entiende a las interrelaciones que se configuran entre los componentes principales del sistema. Ello implica jerarquía, procesos, actitudes, habilidades, competencias, formación, percep-ciones, productos, calidad, decisiones, y tantos otros factores más. Se dice que las estructuras sistémicas son invisibles hasta que alguien las descubre y que se construyen a partir de las decisiones que las personas del sistema toman a lo largo del tiempo consciente o inconscientemente. No es posible tener un pensamiento sistémico en forma individual, ya que en un sis-tema, para lograr los resultados que se quieren alcanzar, es necesario contar con la mayor cantidad de opciones posibles. Se hace necesario la colaboración y la relación de dependencia entre cada uno y todos los componentes del sistema. Para sintetizar, se puede optar por los consejos de P. Senge quien explica que un buen pensador sisté-mico, sobre todo en un ámbito empresarial, es alguien que puede ver el funcionamiento

7 canal ruido receptor destino.8 Peter M. SENGE (1947-) experto estadounidense en comunicación empresarial

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simultáneo de cuatro niveles: acontecimientos, pautas de conducta, sistemas y mode-los mentales.Trasladados estos conceptos a un sistema de información -archivos, bibliotecas, cen-tros de documentación, museos, etc. – se puede afirmar que, en tanto esas entidades funcionen en sincronía como un todo, no por partes; y que cada una de ellas manifieste la visión de su futuro, estipule y cumpla con esa misión; establezca estrategias operati-vas para lograr sus objetivos; sus recursos humanos desarrollen o fortalezcan sus com-petencias, y especialmente, sus usuarios satisfagan sus necesidades de información de la manera más eficiente posible, entonces habrán logrado llegar a conformar un ver-dadero sistema. Sin duda aparecerán entonces, esos cuatro niveles de funcionamiento simultáneo: suceden cosas (acontecimientos), que se resuelven de acuerdo a determi-nados comportamientos (pautas de conducta), siguiendo estructuras de pensamiento, creencias, y valores (sistemas y modelos mentales). Toda unidad de información se asienta en un sistema global, donde se operan las en-tradas (in puts) traducidas en deseos, solicitudes, necesidades de información y las salidas (out puts) es decir las respuestas, envíos de solución para esos inputs. Este circuito de comunicación se denomina cadena de operaciones documentales: des-de que aparece una demanda hasta que -procesos y acciones mediante- se llega a una respuesta.

El gráfico siguiente ilustra claramente como operan esas entradas y salidas de infor-mación:

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Claro es que la estrategia global de la unidad de información, deberá asentarse en la misión de la organización a la que pertenece, porque de esa manera podrá, a su vez, manifestar su propia misión y objetivos.Hoy en día las relaciones en el mundo han cambiado notablemente, especialmente en el transcurso de los últimos treinta años, cuando ya comenzaba a perfilarse el adveni-miento de la globalización de la economía internacional y el consiguiente desarrollo de las tecnologías de comunicación e información (TIC’s). Nuevas noticias, nuevos descubrimientos, nuevas guerras, nuevos sucesos que conmo-cionan a la humanidad entera son los signos de nuestro tiempo. Ello no implica novedad alguna; lo que sí es verdaderamente llamativo, es la ‘velocidad’ con que surgen esas novedades. Esta situación ha derivado en la necesidad de rediseñar los sistemas de información y sus actores principales. La biblioteca tiene una extraordinaria oportunidad para acompañar estos cambios en la Sociedad de la Información y el Conocimiento.

La biblioteca en la Sociedad de la Información y el ConocimientoSegún Jane Gilbert9 el concepto de Sociedad del Conocimiento tiene que ver con el cambio social, económico y político que apareció desde el momento en que los países fueron mutando sus formas de producción: el capital tangible en el que se basaba la sociedad industrial –dinero, propiedad y trabajo- ha sido reemplazado por el capital intangible: el conocimiento. La Sociedad del Conocimiento también significa tecnologías de la información y la co-municación (TICs) que, en el marco de las relaciones internacionales globalizadas, per-mite acceso inmediato a todo tipo de información y mucho más precisa que en épocas pretéritas.

La cuestión primordial ya no es el uso y la elaboración de manufacturas; ahora se tra-ta de encontrar, desarrollar y explotar nuevas formas de producción de conocimiento. Y ello se enfoca hacia las industrias de servicios con fuerte impronta de tecnología y creatividad; en nuevas formas de relación en los negocios y en nuevos patrones de con-ducta en los ámbitos laborales. Por eso, ahora se dice que el desarrollo económico y social de un país se asienta en la producción de conocimiento científico-técnico y en su comunicación inmediata para que ese conocimiento salga a luz y sea conocido cuanto antes y el país que lo logre liderará este nuevo paradigma global.

La producción de información científica se da de manera muy despareja en el mundo: los países más industrializados –los menos- encabezan los puestos de producción de literatura científica porque cuentan con toda la infraestructura del conocimiento en que se basa esa riqueza de información: políticas nacionales de información y con ello se está hablando de presupuestos, expertos científicos, recursos, entidades y profesionales de información especializados, plataformas tecnológicas, medios de comunicación. En los países de menores recursos –los más- tienen problemas para conseguir buenos puestos en el mundo científico. Sin embargo existen políticas nacionales que, aparecen como en oleadas para tratar de emparejar la situación con esos otros más ricos en conocimiento científico. Esta situación se la conoce como brecha digital entre unos y otros.

Algunas organizaciones internacionales como UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), IFLA (Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas) y, especialmente la ONU (Organización de las Naciones Unidas), están llevando a cabo programas para tratar de disminuir esa brecha.

9 Jane Gilbert es Directora de Investigación en el Consejo Nacional de Investigación en Educación de Nueva Zelanda (New Zealand Council for Educacional Research).

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La ONU junto con la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) organizaron la ‘Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información’ que se realizó en dos etapas, la primera en Ginebra (2003) y la segunda en Túnez (2005). En la cumbre de Ginebra los jefes de estado allí reunidos dejaron establecido lo que hoy en día se conoce como Declaración de Principios de Ginebra cuyo primer párrafo dice así:

“Construir una Sociedad de la Información inclusiva, centrada en la persona y orien-tada al desarrollo, en la que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la in-formación y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida, sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y respetando plenamente y defen-diendo la Declaración Universal de Derechos Humanos”.

Para Gilbert en la Sociedad del Conocimiento se vislumbran tres conceptos claves: “Conocimiento: es un proceso no una cosa; logra cosas;sucede en equipos de trabajo, no en aislamiento; puede dividirse en disciplinas; se desarrolla en base a necesidades precisas de tiempo y forma; puede ser reemplazado, no almacenado.Aprendizaje: indica generación de nuevo conocimiento, sin guardar el anterior;es una actividad grupal no individual; sucede en el mundo real, dado en un contexto de problemas a resolver; basado en premisas de justo a tiem-po y no por si acaso;según necesidades precisas, no en bloque.Pensamientos: No son contenedores, archivos de guarda o bases de datos–lugares para almacenar conocimiento por las dudas- sino recursos que pueden conectarse con el fin de generar nuevo conocimiento”, GILBERT, (2007:6).

Más adelante esta educadora sostiene que, en un sistema de educación para la Socie-dad del Conocimiento, debería poder lograrse estos resultados:

I. “Generación de nuevo conocimiento a través de ámbitos reales de investigación, no en proyectos modelo profesor-iniciados;

II. Necesidad de productores de conocimiento, no de consumidores en las escue-las de la era del conocimiento;

III. Desarrollo de literatura multi-modal (comprensión y uso de modelos no impre-sos como imágenes, sonidos, posturas gestuales, lenguajes corporales, etc.);

IV. Acento en las relaciones, conexiones e interacciones entre diferentes sistemas de conocimiento y modos de representación;

V. Abordajes que enfaticen la diferencia y la diversidad, no la igualdad o similitud; VI. Acento en los procesos no en los productos;VII. Ayudaa para que los aprendices logren elaborar un modelo como auto-construc-

tores activos del conocimiento y tener un único nicho, rol y/o una contribución o una diferencia para hacer”, GILBERT, (2007:8).

Gestionar los recursos de una biblioteca siempre ha sido algo complicado y no cesará de serlo ahora también en el nuevo paradigma social de la información y el conocimiento. Los futuros profesionales bibliotecarios –y los que ya lo son ¿por qué no?- tienen un enorme pero extremadamente inquietante desafío: lograr transformarse en constructo-res activos del conocimiento o, al menos, ayudar a que los ciudadanos usuarios de su sistema lo logren.

Declaración de Principios de GinebraConstruir la Sociedad de la Información: un desafío global para el nuevo milenioPara mayor información consultar:http://www.itu.int/wsis/docs/geneva/official/dop-es.html

Web

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EJE 2

Bibliotecología-Ciencia de la Información. Evolución de las disciplinas. Divergencias y convergencias

Fundamentos teóricos de la bibliotecologíaLa palabra bibliotecología deriva de los vocablos griegos:

biblion (libro) + thêke (armario/caja) = bibliotecabiblioteca + logos = (discurso/razonamiento/ciencia) = ciencia de la biblioteca o bibliotecología

En el marco de esta introducción a la bibliotecología se prefiere considerar al libro –en su más amplia acepción10 - como

“un sofisticado recipiente que registra las más variadas expresiones del conoci-miento humano”, TROUVÉ, (2007:10)

y a la biblioteca como “una metáfora arquitectónica donde se organiza, conserva y difunde el contenido de ese sofisticado artefacto para posibilitar el acceso al conocimiento”, TROUVÉ, (2007:10).

En párrafos anteriores se explicó que la bibliotecología, en términos generales, implica la estructura de un sistema –sistema de información- cuyos actores (profesionales, lectores-usuarios, proveedores, creadores, etc.) establecen relaciones con el fin de que la información, necesaria para alguien, pueda ser comunicada y accedida. En una apretada síntesis, el mundo de la ‘bibliotecología’ tiene que ver con:

• las bases teóricas de la disciplina• la terminología (vocabulario, siglas, acrónimos, nombres propios)• los recursos de información (libros, revistas, folletos, conferencias-soporte papel

y digital)• la biblioteca (historia, tipos, clases).• los procedimientos técnicos (catalogación, clasificación, indización, resumen)• los servicios (circulación, referencia, extensión)• la organización y gestión de la biblioteca (personal, desarrollo de colecciones,

normativa, presupuesto, estadísticas, cuestiones edilicias, mobiliarias y de logís-tica, conservación y preservación)

• el profesional y su formación continua

Si bien es cierto que la biblioteca tiene orígenes muy remotos con las primeras civiliza-ciones asirias, egipcias, chinas, etc., el estudio teórico sobre la práctica bibliotecaria es relativamente reciente. Las teorías acerca de la Bibliotecología y su desarrollo cien-tífico, a posteriori, en el marco de la Ciencia de la Información, ha recorrido un largo camino. Sin embargo, aún hoy, se advierte una falta de consenso para adjudicar a la Bibliotecología el grado de ciencia.

Lectura recomendada:LINARES COLUMBIÉ, Radamés. La bibliotecología y sus orígeneshttp://www.cinfo.cu/Userfiles/file/Cinfo/cinfo2004/diciembre_35/Bibliotecologia.pdf

10 Considerar al libro en su más amplia acepción significa todo tipo de documento tangible y no tangible que contenga información útil susceptible de ser aprovechada.

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información18

Existen varios términos para denominar la bibliotecología: los países anglosajones pre-fieren nombrarla como ciencia de la biblioteca o bibliotecología (Library Science; Li-brarianship); los españoles, franceses e italianos, biblioteconomía (bibliothéconomie, biblioteconomía); bibliotecología la mayor parte de los de América Latina y, especial-mente, en Argentina. En esta introducción se opta por el de bibliotecología11:

“conjunto sistemático de conocimientos relativos al libro y a la biblioteca”, BUONO-CORE, (1952:3)

La primera propuesta de este vocablo se dio a conocer en 1939, durante la conferencia de Ernesto G. Gietz12 en el Colegio Nacional de Buenos Aires:

“proponemos como más adecuado por su constitución etimológica concordante con el genio del idioma castellano y su riguroso tecnicismo el de BIBLIOTECOLOGIA”, GIETZ, (1940:10-11).

La ‘ciencia de la biblioteca’ -Library Science- para la Enciclopedia Británica es la “disciplina que comprende todos los aspectos de las operaciones de una bibliote-ca”, THE NEW ENCYCLOPAEDIA BRITANNICA, (1974:867).

El Diccionario de la Lengua Española ofrece una definición similar a la anterior: “ciencia que estudia las bibliotecas en todos sus aspectos”, RAE, (virtual).

Para Shera bibliotecología es “reunir, preservar y hacer accesible los registros de la experiencia humana”, SHE-RA, (1972:197), citado por JANTZ, (2007:5).

De la bibliotecología se desprenden tres disciplinas:Bibliología – (Biblion_Logos) = Libro_Tratado/Discurso:

“estudio general del libro en sus aspecto histórico y técnico”, RAE, (virtual).

Bibliografía – (Biblio_Graphos) = Libro_Escritura: “lista de libros ordenada según un principio permanente constante. Se entiende, por supuesto, que la palabra libro significa cualquier tipo de escrito o impreso re-sultante, directa o indirectamente, de un procedimiento tipográfico”, BESTERMAN, (1936:2).

Biblioteconomía – (Biblio_Theke_Nomos) = Biblioteca_Norma/Ley: “disciplina encargada de la conservación, organización y administración de las bi-bliotecas”, RAE (virtual).

Aunque no es posible en esta introducción bibliotecaria bosquejar el itinerario histórico completo de la bibliotecología como disciplina, al menos es conveniente tener un es-cueto panorama histórico para adentrase en la comprensión de un tema. Para ello, el libro del Dr. Graesel13 aportará algunos datos sobre el origen y significado del término bibliotecología en tanto disciplina científica. Otros textos que se indican a pie de página sirven para idéntico propósito.Este recorrido comenzará recién en el siglo XVII, con la obra de Gabriel Naudé14 Advis

Para quienes estén inte-resados en consultar la obra en formato de libro electrónico:http://elg0002.free.fr/pdf/naude_advis_pour_une_bibliotheque.pdf

Nota: es necesario conocer francés antiguo del siglo XVII

Web

11 DOMINGO BUONOCORE (1899-1991). Formado en las letras y el derecho, en la Universidad Nacional del Litorial, devino un experto consultor en bibliotecología en el ámbito nacional e iinternacional. 12 ERNESTO G. GIETZ (1899-1981). Primer director del Centro de Información Científica y Técnica (CAICYT). 13 ARNIM GRAESEL (1849-1917). Antiguo bibliotecario de la Universidad de Berlin.Su Manual sirvió de fuente de información por mucho tiempo sobre la historia de la bibliotecología.14 GABRIEL NAUDÉ (1600-1653). Publicó su Advis…cuando trabajaba en el catalogo de la biblioteca de Henri de Mesme, antiguo Presidente del Parlamento de Paris. En 1643, pondría en práctica esos consejos en la biblioteca del cardenal Mazarino, la más antigua e importante de Francia en ese entonces.

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información 19

pour dresser une bibliothéque (Consejos para organizar una biblioteca) dado a conocer en 1627.

Naudé hacía hincapié en el concepto de ‘biblioteca abierta para el público’. Propiciaba, de esta manera, una colección variada, de amplia cobertura so-cial, lo que resultaba extraño para esa época. Según sus propias palabras “no se edifica una biblioteca para satisfacer apetencias egoístas, sino porque no hay ningún otro medio más honesto y certero para adquirir un gran renom-bre entre los pueblos que levantar bellas y magníficas bibliotecas dedicadas al uso del público. Es por ello que yo consideraré siempre que resulte muy adecuado, reunir, a este efecto, todo tipo de libros… puesto que una biblio-teca construida para el uso del público debe ser universal, y no puede ser tal si no contiene todos los principales autores que han escrito sobre la gran diversidad de los temas particulares”, NAUDÉ, (1627:6-12).

En el Advis se encuentran nueve capítulos:“Table des poincts principaux qui son traictez en cet Advis:Chapitre I. Se debe tener interés en organizar bibliotecas y por qué (On doit estre curieux de dresser des Bibliotheques, et pourquoy);Chapitre II. La manera de aprender y saber cómo se debe organizar una bi-blioteca (La façon de s’instruire et sçavoir comme il faut dresser une Biblio-thèque);Chapitre III. La cantidad de libros que es necesario reunir (La quantité de Livres qu’il y faut mettre); Chapitre IV. La cantidad y la condición de los libros (De quelle quantitè et condition ils doivent estre); Chapitre V. Por cuáles medios se los puede recuperar (Par quels moyens ont les peut recouvre)r; Capitre VI. La disposición del lugar donde se los debe conservar (La disposi-tion du lieu où ont les doit garder); Chapitre VII. El orden que conviene darles (L’odre qu’il convient leur donner); Chapitre VIII. Adorno y decoración que deben llevar (L’ornement et la decora-tion que l’on y doit apporter); Chapitre IX. Cuál debe ser el fin principal de esta biblioteca (Quel doit estre le but principal de cette Bibliotheque)”, NAUDE, (1627:26).

Establece, además, la clasificación siguiente: Teología MedicinaBibliografíaCronologíaGeografíaHistoria Recién en el siglo XVIII, por primera vez, Martin Schrettinger, un monje benedic-tino alemán, encontraría el nombre para esta disciplina: ciencia de la biblioteca (bibliotecología).

Schrettinger y la Bibliothek-WissenschaftMartin Schrettinger (1772-1851) fue quien, en 1808, puso nombre a la disciplina en su obra: Versuch eines vollständigen Lehrbuchs der Bibliothek-Wissenschaft oder Anleitung zur vollkommenen Geschäftsführung eines Bibliothekars in wissenschaft-licher Form abgefasst (Propuesta para un manual completo sobre la ciencia de la biblioteca). Se la considera como el

“primer manual de bibliotecología digno de ese nombre”, GRAESEL, (1897:16).

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información20

Fue editada en Munich en dos tiempos: la primera vez en 1808 y la segunda, en 1829. En ese título la palabra alemana Bibliothek-Wissenschaft se traduce como Ciencia de la Biblioteca nombre que aparecería, a partir de entonces, en los títulos de las obras que posteriormente se editarían sobre esta disciplina. Con el correr del tiempo ese vocablo mutaría por el de Bibliotecología.

Sostenía que el servicio bibliotecario debería ser resumido en una serie de pequeños principios que constituirían una disciplina para la cual encontró ese nombre de Biblio-theks-Wissenschaf. Con ello apuntaba hacia el concepto de biblioteca como entidad dinámica, no estática. Definía la biblioteca como un conjunto considerable de libros, organizados de manera que, cualquiera que trabajara en ella, fuera capaz de encon-trar, sin pérdida de tiempo, las obras allí conservadas, al momento de ser solicitadas por alguien. Allí estaba ya presentando la idea de biblioteca, no solamente como una colección de libros, sino de ‘libros organizados’. Ya estaba en él, el germen de la ‘orga-nización temática’ de la biblioteca.

Cuando abandonó su vida monástica en 180215, Schrettinger se dedicó a la organiza-ción de bibliotecas privadas hasta que se sumó a la Hofbibliothek -Biblioteca Real- en Munich, que por ese entonces se había transformado en la segunda más grande del mundo como consecuencia de la confiscación de las colecciones de 200 bibliotecas monásticas dispuesta por el gobierno bávaro y cuyas colecciones se depositaron en la Biblioteca Real. Téngase presente, además, que los procedimientos bibliotecarios del siglo XVIII habían colapsado ante la enorme producción bibliográfica: ni el orden natural ni la experiencia y ni la memoria de los bibliotecarios eruditos fue ya suficiente cuando se trató de orga-nizar semejante cúmulo de piezas bibliográficas. Al ser convocado para trabajar en la Biblioteca Real –luego del fracaso de dos directores anteriores- pudo entonces poner en práctica todas sus ideas.Hasta ese momento se estilaba el modelo medieval de biblioteca donde se le asignaba al bibliotecario el rol de ser un catálogo viviente –en base al poder de la memoria- a lo que Schrettinger se oponía puesto que, como él mismo lo explicaba, era imposible tener en cuenta la memoria del bibliotecario como parte inseparable del manejo de la biblioteca:

“La memoria del bibliotecario no puede ser una parte inseparable del plan para organizar la biblioteca. En el caso de que un bibliotecario sea reemplazado por otro, la colección de libros pierde su utilidad y en ese momento, deja de ser una bibliote-ca”, SCHERETTINGER, (1829:12-13) citado por GARRETT, (1997)

De esa manera, comenzó a buscar un basamento teórico a la organización de la infor-mación y creó la ciencia de la biblioteca, con definiciones y metodología nueva para coordinar las fases de ‘búsqueda del libro’ y ‘rápido hallazgo del libro’. Aparecieron con él los primeros esbozos de la teoría de recuperación de información.

Según su propuesta, los usuarios deberían ser atendidos por medio de un simple y pragmático sistema donde cada nuevo libro se agregaría al final de la correspondiente área temática; de esa forma los últimos trabajos resultarían fácilmente reconocibles. Un catálogo alfabético serviría para que el lector pudiera identificar los trabajos indivi-duales de cada autor, título y tema, con una mínima dependencia del bibliotecario. No se cansaba de repetir que el objetivo principal de la biblioteca era el acceso a los libros lo más rápido posible. En sus propias palabras:

“una biblioteca es una colección sustantiva de libros cuyo orden coloca a cada persona que quiere saber, en posición de usar, sin pérdida de tiempo, cualquier tratado que se encuentre en ella, según su necesidad”, SCHRETTINGER, (1829:11) citado por BUCKLAND, (2005:5).

Conceptos Accesorios‘Orden natural’ refiere a la teoría económica de los fisiócratas presentada por François Quesnay (1694-1774) y sus seguidores a mediados del siglo XVIII. La palabra fisiocracia deriva del griego (fisio = naturaleza; cracia = gobi-erno) y significa ‘gobierno de la naturaleza’: Según la teoría fisiocrática la ley natural asegura el buen funcionamiento del sistema económico sin intervención del gobierno. Las leyes humanas deben estar en armonía con las leyes de la naturaleza.

Esta doctrina queda resumida en la expresión “laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même” (dejad hacer, dejad pasar, el mundo marcha solo).

15 Para más datos sobre Schrettinger ver Buckland (2005) y Garrett (1997).

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Al definir procedimientos para lograr servicios bibliotecarios efectivos, dejaba asenta-das las críticas a sus antecesores del siglo XVIII que carecían de la claridad suficiente como para fijar los verdaderos objetivos de una biblioteca y que eran incapaces de diseñar programas realistas y prácticos. Tenía una marcada preocupación por atender a aquellos ávidos lectores que querían adquirir más conocimientos y, de esa manera, atendía preguntas de las temáticas más variadas: ingeniería civil, reformas legales, doctrinas religiosas, cambios industriales y agrícolas, etc.Según los estudiosos, fue Schrettinger quien marcó la transición entre el orden natural del siglo XVIII y la modernidad con el desarrollo de la técnica y los sistemas utilitarios de fabricación de objetos para ser usados y disfrutados por el hombre. En resumen, se puede afirmar que Martin Schrettinger dejó sentadas las bases para dar un enfoque teórico a la práctica bibliotecaria y su abordaje sería años más tarde retomado por otros importantes estudiosos que también dejaron una huella profunda en el mundo bibliotecológico como el estadounidense Melvil Dewey, el belga Paul Otlet y el indio S. R. Ranganathan.

Melvil Dewey y su Decimal Classification16

El primer programa de estudios de bibliotecología -Biblioteconomía=Library Economy- en el mundo fue presentado por el estadounidense Melvil Dewey (1851-1931) en 1887 en la Universidad de Columbia de Nueva York, Estados Unidos.

Dewey, bibliotecario en el Amherst College del estado de Massachussets, había co-menzado en 1872 sus investigaciones sobre el catálogo temático en fichas y en 1876 daba a conocer su obra Classification and Subject Index for Cataloguing and Arranging the Books and Pamphlets of a Library (Clasificación e índice temático para catalogar y ordenar libros y folletos de una biblioteca). A partir de entonces se sucedieron continua-mente nuevas ediciones y en la actualidad se ha llegado a la número vigésimo primera en cuatro volúmenes. El aporte fundamental de Dewey para la organización conceptual del conocimiento ba-sado en el sistema decimal, se conoce en la actualidad como la Clasificación Decimal de Dewey –CDD-. Sirvió como modelo general para que todas las bibliotecas públicas de Estados Unidos – y muchas de otros países del mundo- enfocaran la recuperación temática de la información. Dewey diseñó su sistema de la siguiente manera:

000 Generalidades100 Filosofía, Parapsicología y Ocultismo, Psicología200 Religión300 Ciencias Sociales400 Lingüística500 Ciencias Naturales y Matemáticas600 Tecnología (Ciencias Aplicadas)700 Bellas Artes y Artes Decorativas800 Literatura (Bellas Letras) y Retórica900 Geografía, Historia y disciplinas auxiliares (Biografía)

A cada tema le correspondía un número decimal y de cada clase general se llegaba a otras diez subclases y así sucesivamente. Por ejemplo en su texto Classification and Subject Index for Cataloguing… si se toma en cuenta la primera clase 0 (GENERALIDA-DES), se puede observar como se van abriendo las subclases y también como las que van del 7 al 9 no están aún determinadas. Con nuevas ediciones, ésas fueron mutando

Lectura recomendada:Se recomienda consultar la obra en inglés:http://www.gutenberg.org/files/12513/12513-h/12513-h.htm

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y en la actualidad no coinciden, están destinadas a ‘Periódicos. La Prensa. Periodismo’ (070); ‘Poligrafías. Obras Colectivas’ (08) y ‘Manuscritos. Libros Raros y Notables’ (09), mientras que en la primera edición figuraban en las subclases 50, 20, 40 respectiva-mente: 10 Bibliography. 11 General Bibliographies. 12 Special Forms. 13 Manuscripts. 14 Anonyms, Pseudonyms, &c. 15 Special Countries. 16 Special Subjects. 17 Subject Catalogues. 18 Authors’ Catalogues. 19 Library Economy and Reports. 20 Book Rarities. 21 Manuscripts. 22 Block Books. 23 Early Printed. 24 Celebrated Printers. 25 Celebrated Binders. 26 Materials. 27 Ownership. 28 Prohibited. 29 Other. 30 General Cyclopedias. 31 American. 32 English. 33 German. 34 French. 35 Italian. 36 Spanish. 37 Slavic. 38 Scandinavian. 39 Other.

40 Polygraphy. 41 American. 42 English. 43 German. 44 French. 45 Italian. 46 Spanish. 47 Slavic. 48 Scandinavian. 49 Other. 50 General Periodicals. 51 American. 52 English. 53 German. 54 French. 55 Italian. 56 Spanish. 57 Slavic. 58 Scandinavian. 59 Other. 60 General Societies. 61 American. 62 English. 63 German. 64 French. 65 Italian. 66 Spanish. 67 Slavic. 68 Scandinavian. 69 Other. 70/99 sin usar

Este método para categorizar conceptualmente el conocimiento significó un aporte de tal magnitud que hasta ahora se siente su impacto en el mundo bibliotecario. Al poner el énfasis sobre de qué ‘trata’ cada libro, Dewey encontró la clave de sus investiga-ciones: estaba seguro que el primer punto para encontrar un texto era su ‘tema’, más que su autor o su título; mucho menos su editorial o su fecha de impresión. Entonces todos aquellos libros y folletos que tuvieran un mismo tópico, deberían ser colocados juntos. Este sistema –aunque hoy en día nos parezca pueril- develó un procedimiento de extrema facilidad para encontrar el texto buscado de manera muy sencilla y rápida. Las bibliotecas ya tenían una herramienta para que el conocimiento humano estuviera disponible sin problemas para quien lo requiriese.

Esta obra fue también el punto de partida para que, algunos años más tarde, Paul Otlet y Henri Lafontaine desarrollaran con mayor especificidad el sistema y lo dieran a cono-cer en Europa como la Clasificación Decimal Universal.

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Paul Otlet y su Traité de Documentation. Le livre sur le livre. Theorie et pratique17

Paul Otlet (1868-1944), según sus seguidores –especialmente W. Boyd Rayward18- está considerado el pionero en el campo de las organizaciones internacionales y la documentación. Tanto Otlet como su amigo Henri Lafontaine (1854-1943), eran abogados belgas espe-cializados en jurisprudencia y bregaron por la paz permanentemente desde su puestos, al punto que el segundo tuvo su merecido reconocimiento, cuando en 1913, se le ad-judicó el Premio Nobel de la Paz. Ambos dedicaron su vida a crear y difundir proyectos de cooperación internacional en materia de organización del conocimiento. Entre otras, dos entidades -Federación Internacional de Documentación (FID) y Unión de Asociaciones Internacionales (USI)- resultaron de gran influencia en el desarrollo de la bibliotecología. Tanto uno como otro tuvieron una gran ingerencia en la organización de la Liga de las Naciones y su Comité para la Cooperación Internacional, que luego sería la base de la actual Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En su Traité Otlet manifiesta su leit-motiv: “En la evolución humana, el rol del libro se ha vuelto capital en cierto momento. Me-jorar el libro, es mejorar la civilización. Se constata que la evolución del cuerpo del hombre se vuelto más o menos estable desde los tiempos históricos. No ha habido ningún cambio en sus órganos, sus miembros, sus sentidos. Pero se ha constituído como una prolongación externa de su persona. El uno, la prolongación utilitaria de su mano (mano-útil); el otro, el libro, prolongación de su cerebro (cerebro-libro). Hay allí una clase de desarrollo exodérmico opuesto al desarrollo endodérmico (fuera de los límites del envoltorio cutáneo del cuerpo). Lo que hace pensar en lo que los me-tafísicos llaman ectodermo. Perfeccionar el libro, es perfeccionar la humanidad”, OTLET, (1934:30).

Lafontaine y Otlet coincidieron en el interés de las revistas como recursos principales de información para los investigadores especialistas y luego unieron sus esfuerzos con el fin de dar a conocer sus ideas sobre el tratamiento de la información contenida en revistas especializadas en derecho y ciencias sociales, primero y en todas las ramas del saber, más tarde.

La atención hacia este tipo de publicaciones y la información allí contenida, comenzó para Otlet –aún muy joven- en el estudio de Edmond Picard (1836-1924), importante hombre de leyes belga y para el cual trabajaba. Un simple comentario de Picard19:

“Toda la ciencia viva está en las revistas y nosotros no tenemos ese catálogo. Así pues, se necesita la bibliografía de las revistas. Encare esa labor con alguien, no importa quien…” LEVIE, (2006:48).

fue suficiente para que Otlet se inmiscuyera en lo que entonces abarcaba la Bibliogra-fía, a la cual, más tarde él bautizaría con el nombre de Documentología, término que con el correr del tiempo devendría en Documentación.En su opinión, el libro ya no era suficiente para lograr estar al día: las revistas y otras formas –fotos, microfichas, microfilms, mapas, cartas, informes, manuscritos, etc.- con-tenían datos preciosos que era necesario analizar y compilar.

El desarrollo científico-tecnológico del momento fue imperativo para encontrar otras modalidades de trabajo que resultaran en nuevas técnicas para comunicar la informa-ción científica y que pudiera interpretarla conceptualmente. De ahí el interés por la CDD,

17 Tratado de documentación. El libro sobre el libro. Teoría y práctica. 18 W. BOYD RAYWARD (1939-), profesor emérito de la Graduate School of Library and Information Science, University of Illinois at Urbana-Champaign, uno de los mejores biográfos e intérprete de la vida y obra de Paul Otlet. 19 FRANÇOISE LEVIE (1940-) productora y directora de cine belga, presentó un documental sobre la vida de este sabio en 2005, un año antes de la edición de su libro.

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a la que, con autorización previa de Dewey, expandieron, difundieron y promocionaron con el nuevo título de Clasificación Decimal Universal –CDU-.

El proyecto de conformar un catálogo mundial de todas las publicaciones surgidas en todos los países del mundo se materializó en el Repertorio Bibliográfico Universal-RBU- cuyo crecimiento fue realmente impresionante: en el año 1930 llegó a reunir dieciséis millones de registros almacenados en fichas conservadas en muebles especiales. Según la opinión de W. B. Rayward, Paul Otlet desarrolló una compleja teoría que, sería mejor llamarla de gestión de información más que de organización del conocimiento. Su idea fija era encontrar, de manera integral, la conceptualización de la creación del conocimiento expresada en artefactos llamados documento; y cómo, a través de la gestión institucional, esos documentos se reestructurarían y diseminarían bajo otras formas. Más allá de la clasificación y una red de cooperación internacional, buscaba nuevas formas intelectuales para el acceso al conocimiento y su distribución, lo que lo llevó, entre otras cosas, a acuñar nuevos términos tales como Documentología, Munda-neum, Museoteca y Mundoteca. A partir de la bibliología buscó de encontrar conceptos mucho más abarcativos para definir al documento y la documentación con el objetivo de intentar nuevas maneras de gestionar el conocimiento.

Su Tratado está organizado de la siguiente manera: 0. Fundamentos1. La Bibliología o la Documentología2. El Libro y el Documento

2.1. El libro en general2.2. Elementos que componen el libro y el documento 2.3. Estructura y partes del libro2.4. Especies. Clases. Familias de obras2.5. Operaciones. Funciones. Actividades a las que dan lugar el Libro y el Documento2.6. Organismos de la Documentación, conjuntos constituídos. Colecciones y trabajos2.7. Personas2.8. Correlaciones entre los diversos elementos del Libro y del Documento

3. El Libro y el Documento (Unidades o conjuntos considerados desde el punto de vista de la Bibliología comparada)4. Organización racional del libro y del documento

4.1. Principios generales y métodos de organización4.2. Los elementos o conjuntos a realizar

5. Síntesis bibliológica5.1. Las leyes bibliológicas5.2. Los problemas de la documentación5.3. Futuro y anticipación del libro

En el primer capítulo de su Tratado explica el alcance de la palabra libro: “Libro (Biblion o Documento o Gramma) es el término convencional empleado aquí para expresar toda clase de documentos. Comprende, no solamente el libro propia-mente dicho, manuscrito o impreso, sino también las revistas, los periódicos, los

Video recomendado:http://video.google.com/videoplay?docid=-5409714776140838300#

Interesante y altamente recomendable video –en inglés y francés- que muestra la visita de Rayward a la ciudad de Mons, Bélgica, donde se conservan actualmente todos los antecedentes del proyecto otletiano.

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escritos y reproducciones gráficas de toda especie, dibujos, grabados, cartas, esquemas, diagramas, fotografías, etc. La Documentación, en el más amplio sentido del término, comprende: Libro, elementos que sirvan para indicar o repro-ducir un pensamiento determinado, en cualquier forma”, OTLET, (1934:9).

Luego da razones acerca de la necesidad de una Bibliología o Documentología: “Existe un lenguaje común, una lógica común, una matemática común. Es nece-sario crear una bibliología común: arte de escribir, de publicar y de difundir los datos de la cienci. Necesitamos ahora no solamente de bibliografía, descripción de libros, sino de Bibliología, es decir una ciencia y una técnica generales del docu-mento”, OTLET, (1934:9).

A continuación ofrece algunos de los objetivos que esta ciencia debe proponerse:“La Bibliología debe tener como objetivo: 1. Analizar, generalizar, clasificar, sintetizar los datos adquiridos en los dominios

del libro y al mismo tiempo promover nuevas investigaciones destinadas, sobre todo, a profundizar el por qué teórico de ciertas prácticas de la experiencia;

2. Elaborar una serie completa de ‘formas documentarias’ donde puedan ser vol-cados los datos del pensamiento científico o práctico, desde el más simple do-cumento, hasta los más complejos de grandes colecciones, y de las formas más perfectas que constituyen el Tratado o la Enciclopedia”, OTLET, (1934:9-10).

Continúa con la necesidad de establecer una terminología y nomenclatura:“Como todas las ciencias, la Bibliología debe tener y posee efectivamente una no-menclatura, es decir una colección de términos técnicos. Desgraciadamente, como para la Economía política y la Sociología en general, la mayor parte de los términos de la Bibliología proceden del lenguaje usual. Falta términos especializados o de definiciones que fijen el sentido convencional de los términos usuales… Definir una palabra desde el punto de vista de una ciencia es delimitar exactamente y con precisión el sentido desde el punto de vista de la ciencia considerada…Se puede construir la terminología a partir de la palabra Documento, más general que Libro o Biblion… Las ramas nuevas que la palabra libro no cubre son: a) los documen-tos mismos: estampas, piezas de archivos, documentos administrativos, discos, fotografías, películas, diapositivas; b) las colecciones constituídas de documentos: mapoteca, hemeroteca, discoteca, filmoteca; c) material especial: fichas, listados, casilleros, clasificadores, legajos, ficheros, repertorios. La serie de base radical: ‘Document’ sería entonces: -Documento (sustantivo): el objeto (signo + soporte);-Documentation (sustantivo): acción de documentar y conjunto de documentos-Documentalista (sustantivo) o Documentador (sustantivo, igual desinencia que doctor): la persona, los técnicos de la Documentación-Documentar: la acción de hacer uso del documento-Documentario (adjetivo): que se relaciona con la documentación-Documentatorio: que cumple con la cualidad de ser una documentación suficiente-Documentorium o Documentoteca: Instituto de Documentación-Documentotécnica: técnica de la Documentación”, OTLET, 1934:12-13)

La trayectoria de Paul Otlet no es breve de narrar como su teoría documental no es fácil de explicar; por ahora solamente se puede sintetizar y afirmar que, con Otlet, una parte de la historia del desarrollo de la bibliotecología comenzaba a encontrar su basamento científico que serviría, en los años venideros, para que se creara una nueva disciplina con el nombre de Ciencia de la Información.

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S. R. Ranganathan y The five laws of Library Science20 Shiyali Ramamrita Ranganathan (1892-1972) está considerado el padre de la biblio-tecología en la India. Enseñó matemáticas en la Universidad de Madrás, donde años más tarde ejerció también como bibliotecario cuando se le encargó que organizara la colección de la biblioteca de esa universidad. Para especializarse en las modernas técnicas bibliotecológicas estudió en el University College de Londres. Mientras permaneció allí se abocó al diseño de otro sistema cla-sificatorio ya que encontraba poco satisfactoria la CDD. Gracias a sus conocimientos matemáticos llegó a su famoso sistema clasificatorio basado en el principio análitico-sintético, conocido como clasificación colonada o facetada. También fue en Londres que Ranganathan se dio cuenta de la enorme importancia de las bibliotecas para el desarrollo social, cultural y educativo de su país, por lo que al regresar, creó la Madrás Library Association (Asociación Bibliotecaria de Madrás). Se dedicó a promocionar la creación y difusión de las bibliotecas públicas en todo el territo-rio indio, inclusive de la Biblioteca Nacional. Entre 1944 y 1953 dirigió la Indian Library Association (Asociación Bibliotecaria India). Durante unos años se estableció en Zurich para continuar con sus estudios sobre bibliotecología y documentación, donde aprove-chó para difundir su sistema colonado. De regreso nuevamente a la India se dedicó de lleno a los fundamentos teóricos de la Bibliotecología. En 1962 creó el Documentation Research and Training Centre de Ban-galore (Centro de Investigación y Capacitación de Bangalore) que dirigió hasta 1967. En 1931 dio a conocer sus Cinco Leyes de Bibliotecología, que en la actualidad forma parte de la literatura profesional clásica. Sus principios son tan actuales en estos tiem-pos, como cuando aparecieron y tienen tanta validez ahora, como cuando recién fueron promulgadas. Son cinco preceptos que representan la filosofía sobre la organización de los servicios bibliotecarios y que hasta el presente se tienen en consideración –o se deberían tener- en la mayor parte de las bibliotecas actuales. Cada una de las leyes constituye el título de cada capítulo:

i. “Los libros están para ser usados (Books are for use). ii. A cada lector su libro (Every reader his or her book). iii. A cada libro su lector (Every book its reader). iv. Ahorre tiempo del lector (Save the time of the reader). v. La biblioteca es un organismo en crecimiento (The Library is a growing organism)”, RANGANATHAN, (1931)

Estos cinco preceptos impresionaron vivamente a los bibliotecarios de principios del siglo XX, aunque quizás en la actualidad resulten obvios. Con estas cinco leyes Ranga-nathan comenzaba su propuesta de ofrecer un abordaje científico a la práctica bibliote-caria. Cada precepto, tiene un significado conceptual que es útil revisar:

i. Accesibilidad. Con esta ley Ranganathan proponía que los bibliotecarios facilitaran el uso de los libros y no que fueran tan solo meros conservadores y guardianes de la colección.

ii. Precisión ante una consulta. Aquí señalaba la fuerte ingerencia de la labor del bi-bliotecario como referencista -cuya función es conocer al lector y conocer los libros- para conseguir que haya una exacta conjunción de solicitudes y respuestas.

iii. Difusión de la colección. Esta ley indicaba la necesidad de publicar y ofrecer las nove-dades adquiridas en la biblioteca. Evitar lo oculto, lo secreto. Perfeccionar las técnicas de difusión para que aquél interesado supiera que “su” libro estaba disponible.

iv. Eficacia y eficiencia. Los usuarios lectores de la biblioteca tienen que obtener res-puestas precisas, justas, oportunas, sin pérdida de tiempo. Conseguir que los lec-tores queden satisfechos de los servicios es una premisa fundamental para todo buen sistema de información.

Conceptos Accesorios

Sistema colonado de Ranganathan llamado así porque el signo : (colon) juega un papel princi-pal como elemento de relación.

20 Las Cinco Leyes de Bibliotecología [recurso electronico],disponible en: http://www.cro.sanita.fvg.it/reposCRO/Biblioteca/5_leggi_ranganathan.pdf

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v. Desarrollo de la colección y otros asuntos administrativos. Ranganathan comparaba la biblioteca con un ser viviente, que necesita alimentarse, para sobrevivir. Una bi-blioteca es una organización sensible cuyo alimento es el conocimiento que alguien va creando y que se almacena en su interior. Si la biblioteca dejara de recibir noveda-des, nuevos textos, nuevos estudios, su razón de ser habrá dejado de tener sentido.

De la Bibliotecología-Documentación a la Ciencia de la InformaciónLa conceptualización teórica de la Bibliotecología y su desarrollo científico, a posteriori, en el marco de la Ciencia de la Información, lleva ya un largo recorrido, al inicio del cual está Paul Otlet y su tratado de Bibliología o Documentología. En ese entonces se formó una corriente de pensamiento que apoyaba la organización documental mundial. Los libros habían dejado de ser la unidad bibliográfica en el mun-do bibliotecario ya que aparecían nuevas formas que era necesario analizar: revistas, informes especiales, manuscritos, dactilografiados, en ‘off-set’, copias fotostáticas, microfilms y microfichas, fotografías, películas, discos, planos, esquemas. Todas ellas eran fuentes riquísmas de información para explorar y aprovechar.

La Documentación significó otro enfoque a la tarea bibliotecaria: mayor preocupación en la información a rescatar y una nueva disciplina ejercida precisamente no por biblioteca-rios sino por científicos o analistas científicos como se convino en denominarlos enton-ces. Fueron ellos los que necesitaron recopilar el conocimiento de sus especialidades, analizarlo, clasificarlo y difundirlo. Se puede afirmar que el origen de la Ciencia de la Información como disciplina, se re-monta a 1890 cuando Otlet y Lafontaine establecieron relación en la sección de biblio-grafía de la Société des Études Sociales et Politiques de Bruselas. Tómese nota de los acontecimientos que sucedieron:En 1892, Otlet y Lafontaine convinieron en fundar la Office Internationale de Bibliogra-phie Sociologique – OIBS- (Oficina Internacional de Bibliografía Sociológica), que muy poco tiempo después abrevió su nombre en Office Internationale de Bibliographie -OIB- (Oficina Internacional de Bibliografía). En 1895 fundaron el Instituto Internacional de Bibliografía –IIB- con oficinas también en Bruselas. Para la mayor parte de los estudiosos ese fue el verdadero punto de partida de la Ciencia de la Información, cuando el conocimiento, su soporte (libro) y su alma-cenamiento y difusión (bibliotecas), se abordó desde otra perspectiva y alcanzó otra dimensión. El año 1895 marca un hito en la historia bibliotecológica: tuvo lugar el primer Congreso Mundial de Bibliografía, en Bélgica, al frente de cuya organización estuvo Otlet y su grupo.En 1897 surgió una propuesta desde el IIB para crear una escuela del libro con discipli-nas como la bibliología, que a su vez comprendia la Bibliografía, la Historia del Libro y la Biblioteconomía. En 1903 Otlet presentaría la moción de englobar estas disciplinas en las Ciencias bibliográficas. En 1910, en el marco del Congreso Internacional de Bibliografía y Documentación se crea la Unión de Asociaciones Internacionales.En 1921 fue creado en los Países Bajos el Nederlands Institut voor Dokumentatie en Registratuur –NIDER- (Instituto Holandés de Documentación y Archivo) con sede en La Haya. Aunque las técnicas de la documentación fueron originariamente las mismas que las de la bibliotecología, los documentalistas las perfeccionaron y ampliaron para la orga-nización, utilización y reproducción de sus materiales. Los documentalistas llegaron a ser los precursores de esta nueva disciplina de la organización bibliográfica y, al mismo tiempo, se abría un abismo con respecto a los bibliotecarios, como si ignoraran que tanto uno como otro trabajaban con el fin de solucionar un problema común: responder adecuadamente a las necesidades de información. Aparecieron diferentes movimientos y cismas entre agrupaciones de un lado y de otro, con nuevas entidades:

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información28

En 1924, se creó la Association of Special Libraries and Information Bureaux -ASLIB –(Asociación de Bibliotecas Especializadas y Oficinas de Información), con sede en Lon-dres. Era la primera vez que aparecía el concepto de Bibliotecas Especializadas.En 1929 la sede del IIB se trasladó a La Haya y en 1931, durante el desarrollo de la décima Conferencia Internacional de Bibliografía, Otlet y Lafontaine presentaron la pro-puesta, que fue aceptada, de cambiar el término Bibliografía por el de Documentación, razón por la cual el IIB pasó a denominarse Instituto Internacional de Documentación –IID-. En este caso la palabra bibliografía cedía su lugar a la de documentación; tres años más tarde (1934) Otlet publicaría su Traité de documentation. Le livre sur le livre.Théorie et pratique.En 1935 surgió en Estados Unidos el Documentation Institute que en 1937 tomó el nombre de American Documentation Institute –ADI- (Instituto Norteamericano de Do-cumentación) con el objetivo general de facilitar el acceso a la información científica. Tenía cuatro grandes metas:

• Que los recursos de cualquier biblioteca estuvieran disponibles para el uso de todas las demás mediante el préstamo interbibliotecario donde la pieza a prestar sería la reproducción microfilmada del original.

• Aportar a la Library of Congress (Biblioteca del Congreso de Estados Unidos) ar-chivos organizados por los autores con los materiales microfilmados de los que habían hecho uso en sus investigaciones y que por alguna razón no habían sido publicados.

• Publicar una revista con resúmenes de los artículos más extensos disponibles en el archivo organizado para la Library of Congress.

• Preparar un índice mundial de los conocimientos científicos en microfilm

En 1938 el IIB se transformó en la Federación Internacional de Documentación (FID)21 y definía el término documentación como el conjunto, clasificación y distribución de docu-mentos de todos los campos de la actividad humana.En 1945 la ASLIB publicó el primer número de su revista Journal of Documentation, aún en vigencia, de marcada influencia en el mundo de la bibliotecología.En 1948, S. C. Bradford22 explicaba que la documentación

“es un arte de necesidad práctica… Es el arte de coleccionar, clasificar y facilitar los testimonios de toda clase producidos por la actividad intelectual. Es necesario observar que la documentación no es sino un aspecto de la bibliotecología”, BRA-DFORD (1948:11-12).

En ese mismo año, se publicó el trabajo fundacional de Claude Shannon sobre la teoría de la comunicación de la información23, que poco después completaría Warren Weaver. En 1950 apareció otro título de revista especializada, esta vez publicada por la ADI: American Documentation, que con el tiempo iría modificando su título. En ese mismo año Calvin N. Mooers (1919-1994), publicaba un lenguaje de programación Text Recko-ning and Compiling (TRAC), cuyo objetivo era operar un texto no estructurado de manera interactiva (como por ejemplo, la escritura en una computadora). Por primera vez apare-cía el concepto de recuperación automática de la información. En 1952 se creó en Moscú, el Vserossiisky Institut Nauchnoi i Tekhnicheskoi Informatsii –VINITI- (Instituto de Información Científica y Tecnológica de la Unión Soviética) de gran influencia en asuntos de terminología e informática.

21 La FID cesó sus actividades el 31 de marzo de 2001, según la Open Letter on IFLA and FID, (Carta Abierta acerca de IFLA y FID) que Ross Shimmon, Secretario General de IFLA envió a sus miembros el 14 de junio de 2001. Disponible en: http://archive.ifla.org/III/misc/fid-ifla.htm, [consulta: 27 de febrero de 2012].22 Samuel C.Bradford (1878-1948), matemático británico y bibliotecario. Fundó la British Society for International Bibliography. Fue presidente de la FID en 1945. Entusiasta difusor de la CDU y uno de los primeros en proponer los resúmenes (abstracts). Desarrolló la ley del descarte de las publicacio-nes científicas.23 Véase Unidad I.

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información 29

En 1960, M. Verhoef, director del NIDER, manifestaba su adhesión a la definición de la palabra documentación dada por la FID de reunir, ordenar y distribuir documentos de todo género en todas las esferas de la actividad humana. En ese mismo año, el ADI se transformó en la American Society for Information Science –ASIS- y de esa manera el término ciencia de la información suplantaba al de documentación. Con el correr de los años los conflictos entre documentalistas, bibliotecarios y bibliote-carios especializados no habían mermado; a medida que la documentación se imponía como práctica, no era raro encontrar ámbitos donde se estuviera dispuesto a otorgarle una mayor jerarquía con respecto a la bibliotecología; incluso algunos documentalistas demostraban un cierto desdén hacia los bibliotecarios. En 1962 J. H. Shera aportó bastante calma a esos entredichos. En su opinión –muy similar a la de Bradford-

“La documentación no es una línea mítica de demarcación que permite separar las ovejas blancas de las ovejas negras, y aún menos, como algunos imaginan, un si-nónimo de de la mecanización de la biblioteca o de las operaciones bibliográficas… Por documentación, si es algo más que una diferenciación semántica, se entenderá sencillamente una doctrina bibliotecológica que tiene por objeto encontrar nuevos medios de mejorar la utilización de los diversos materiales que contienen el acervo de los conocimientos humanos, sea cual fuera la finalidad y el nivel de esa utiliza-ción, buscando e inventando nuevos medios de análisis, organización y localización de los materiales gráficos”, SHERA (1962:69).

En 1963, Robert S. Taylor24, abordaba la definición de ciencia de la información –y acentuaba la dimensión científica de la disciplina con respecto a la documentación- la explicaba como:

“el estudio de las propiedades, estructura y transmisión del conocimiento especia-lizado; el desarrollo de métodos para su útil organización y diseminación”…Un en-foque de la Bibliotecología hacia la Ciencia de la Información produciría tal cambio que, una biblioteca de ser un almacén sofisticado pero pasivo, se podría transfor-mar en una institución dinámica”, TAYLOR, (1963:4161:4162).

Cinco años más tarde, en 1968 aparecía la definición de Harold Borko25: “Ciencia de la Información es la disciplina que investiga las propiedades y el com-portamiento de la información, las fuerzas que gobiernan el flujo de información y el significado de los procesos de información para una óptima accesibilidad y uso de la misma. Tiene que ver con aquel cuerpo del conocimiento relacionado con la organización, colección, almacenamiento, búsqueda, interpretación, transmisión, transformación y uso de la información. Incluye la investigación de las representa-ciones de la información en sistemas naturales y artificiales”, BORKO, (1968:3-5)

En la década del ’70 del siglo XX aparecieron opiniones de algunos expertos estadouni-denses, como la Frederic W. Lancaster26, en 1973, comparaba bibliotecología y ciencia de la información y afirmaba que la segunda complementa el trabajo de la primera cuando se aplica tecnología actual y métodos científicos a los problemas bibliotecológicos y se presentan nuevos abordajes en el diseño e implantación de servicios de información. Cuando publicaron su trabajo en 1983 Fritz Machlup27 y Una Mansfield describieron cuatro usos del término Ciencia de la Información:

24 Robert S. TAYLOR (1918-2009), experto bibliotecario estadounidense, decano emérito de la School of Information Studies, University of Syracuse. 25 Harold BORKO (1922-).Científico estadounidense experto en sistemas de recuperación de infor-mación. Era el director del ADI, cuando esta entidad cambió su nombre por ASIS. 26 Frederic Wilfred LANCASTER (1933-), bibliotecario de origen británico, migró a los Estados Unidos en 1959 donde se desempeñó como profesor de la Graduate School of Library and Information Sci-ence, University of Illinois y participó en diversas experiencias pioneras de recuperacion de infor-mación en línea.26 Fritz MACHLUP (1902-1983), economista austro-estadounidense. Fue uno de los primeros en ex-aminar el conocimiento como un recurso económico.

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información30

1. En sentido amplio, el estudio sistemático de la información y su relación con las disciplinas académicas

2. Cuando se encuentra en la frase “ciencias de la computación e información”, significa el estudio de quienes tratan con computadoras, en tanto elementos procesadores de la información

3. En Bibliotecología y Ciencia de la Información, la aplicación de nueva tecnología y consecuentemente, nuevas tareas en las tareas tradicionales de Bibliotecología

4. En un sentido restringido, Ciencia de la Información se aplica al nombre de una nueva área de estudio que está en proceso de desarrollo, donde se da la inter-sección de los tres aspectos anteriores: estudio sistemático de la información que representa el conocimiento en cuanto a que se considera como disciplina académica (1); información tratada gracias a la nueva tecnología (2), que permite modificar las tareas tradicionales de la Bibliotecología (3).

También en 1988 Martha E. Williams28, reafirmaba el concepto multidisciplinario de esta disciplina al manifestar que la

“Ciencia de la Información reúne y usa las teorías, principios, técnicas y tecnologías de una variedad de disciplinas para dar solución a los problemas de la informa-ción”, WILLIAMS, (1988:17-18).

En 1990 el ASIS modificaba su nombre por el de American Society for Information Science & Technology –ASIST-.Aún en la actualidad, las anteriores definiciones siguen siendo insuficientes y así lo explicaba en 1998 Linda C. Smith29 al confirmar que la relación entre la Bibliotecología y Ciencia de la Información es uno de los problemas intelectuales más complejos que se presentan en la enseñanza de dichas disciplinas. Esa complejidad se pone de mani-fiesto cuando se trata no solamente de definirlas, sino de si se debe adjudicarles o no, a ambas, un carácter científico.Lo que en la actualidad está claro es que el registro y difusión del conocimiento se reali-za aplicando determinadas metodologías donde la Bibliotecología –luego la Documenta-ción con mayor grado de especialización- y la Ciencia de la Información –con abordajes más sofisticados- siguen caminos paralelos y complementarios.

28 Martha E. WILLIAMS (1934-2007), científica estadounidense pionera en el desarrollo de bases de datos y en la industria editorial en línea. Este fue su discurso cuando asumió la presidencia de la ASIS en 1988.29 Linda C. SMITH (1958-). Especialista estadounidense en servicios de referencia, inició su presiden-cia en ASIST en 2010.

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información 31

EJE 3

Sistemas de información: biblioteca — usuario/lector — biblio-tecario. Profesionalidad del bibliotecario en la Sociedad de la Información y el Conocimiento

La biblioteca como sistema de información en la Sociedad de la Información y el ConocimientoEn capítulos anteriores se explicó que la biblioteca es un sistema de información y comunicación cuyo elemento central es el ciudadano usuario. Es por y para él que se organizan, diseñan y difunden servicios, que mediante procesos y actividades diversas, harán –o al menos tratarán de hacerlo- que se logre un encuentro lo más perfecto posi-ble entre el conocimiento almacenado en la colección de la biblioteca y las necesidades de información que ese usuario-lector necesita.También ya hubo referencias sobre que el nuevo paradigma de la sociedad es el de la información y del conocimiento cuyos postulados se enfocan en el acceso: a la edu-cación, a la información, a la alfabetización tecnológica, a la formación continua, a la libertad de pensamiento, etc. Este acceso es el resultado –o debería serlo- de políticas gubernamentales que propicien y faciliten la apropiación del saber, en sus distintas for-mas, por parte de los ciudadanos en base a una plataforma tecnológica de información y comunicación. Taichi Sakaiya (1935-), ex Ministro de la Agencia de Planificación Económica del Japón, fue quien acuñó el término sociedad del conocimiento cuando publicó su profético libro30 sobre el valor del conocimiento. Según sus predicciones, a la sociedad industrial le su-cedería otra, basada en el conocimiento como valor principal, como primera fuente de crecimiento económico y riqueza para las empresas. Es en relación a este nuevo paradigma social que la biblioteca deberá manifestar su misión, establecer pautas de organización, determinar los recursos necesarios, fijar las estrategias para lograr las metas propuestas y puntualizar las actividades para el quehacer diario. Pero no todas las bibliotecas son iguales: colecciones, entornos, públicos, financia-mientos, son elementos diferentes entre una y otra. Por eso, de acuerdo a sus caracte-rísticas, serán diseñados los servicios de cada uno de los tipos de bibliotecas.

Tipología de las bibliotecas. Características La UNESCO, en su 16ª. Conferencia General, categorizó las bibliotecas en nacionales, de instituciones de enseñanza superior, importantes no especializadas, escolares, es-pecializadas y públicas y/o populares. He aquí las características:

“a) Bibliotecas nacionales: bibliotecas que, cualquiera que sea su denominación, son responsables de la adquisición y conservación de ejemplares de todas las publicacio-nes impresas en el país y que funcionan como bibliotecas de ‘depósito’, en virtud de disposiciones sobre el depósito legal o de otras disposiciones. Normalmente, pueden desempeñar también algunas de las funciones siguientes: elaborar una bibliogra-fía nacional: reunir una colección amplia y representativa de obras extranjeras, que también comprenda libros relativos al propio país; actuar como centro nacional de información bibliográfica; compilar catálogos colectivos: publicar la bibliografía na-cional retrospectiva. Las bibliotecas tituladas ‘nacionales’ que no respondan a esta definición no deberían clasificarse en la categoría de bibliotecas nacionales.

30 Taichi SAKAIYA (1935-). Su obra primero se publicó en Japón en 1985 con el título Chika kakumei, pero recién en 1991 fue traducido y publicado en inglés, con el título The Knowledge-Value Revolu-tion, or, a History of the Future. Fue traducido al español con el título Historia del futuro: la sociedad del conocimiento y se editó en Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello en 1995.

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información32

b) Bibliotecas de instituciones de enseñanza superior o universitarias: bibliotecas dedicadas primordialmente al servicio de los estudiantes y del personal docente de las universidades y demás instituciones de enseñanza superior. Pueden también estar abiertas al público. Conviene distinguir entre:

b.i) la biblioteca universitaria principal o central, o incluso un grupo de biblio-tecas que pueden tener locales distintos pero que dependen de un director único;

b.ii) las bibliotecas de centros o de departamentos universitarios que no estén dirigidas o administradas por la biblioteca universitaria principal o central;

b.iii) las bibliotecas de instituciones de enseñanza superior que no formen parte de la Universidad.

c) Otras bibliotecas importantes no especializadas: bibliotecas no especializadas, de carácter científico o erudito, que ni son universitarias, ni nacionales, aunque puedan ejercer funciones de biblioteca nacional en un área geográfica determinada.

d) Bibliotecas escolares: bibliotecas que dependen de instituciones de enseñanza de cualquier categoría inferior a la enseñanza superior y que, ante todo, están al servicio de los alumnos y profesores de esos establecimientos, aunque estén abier-tas al público. Los fondos particulares de las aulas de una misma escuela deberían considerarse como una sola biblioteca, que se contará como una unidad adminis-trativa y un punto de servicio.

e) Bibliotecas especializadas: bibliotecas que dependen de una asociación, servicio oficial, parlamento, centro de investigación (excluidos los centros universitarios), so-ciedad y asociación profesional, museo, empresa comercial o industrial, cámara de comercio, etc. o de cualquier otro organismo y cuyos fondos pertenezcan en su ma-yor parte a una disciplina o una rama particular, por ejemplo : ciencias naturales, ciencias sociales, agricultura, química, medicina, ciencias económicas, ingeniería, derecho, historia. Conviene distinguir entre:

e.i) las bibliotecas que proporcionan documentación y servicio a todas las per-sonas que lo pidan;

e. ii) las bibliotecas cuyos fondos y servicios están esencialmente destinados a responder a las necesidades de información de su clientela particular, aunque en algunos casos las utilicen especialistas que no pertenezcan al organismo del que ellas dependen.

f) Bibliotecas públicas (y/o populares): bibliotecas que están, gratuitamente o por una módica suma, al servicio de una comunidad, especialmente de una comunidad local o regional, para atender al público en general, o a ciertas categorías de usua-rios como niños, militares, enfermos de los hospitales, presos, obreros y emplea-dos31. Conviene distinguir entre:

i) las bibliotecas públicas propiamente dichas, es decir, las bibliotecas finan-ciadas totalmente o en su mayor parte, por los poderes públicos (bibliotecas municipales o regionales);

ii) las bibliotecas financiadas con fondos privados.”, UNESCO, (1970:151-152)

En 1994 la UNESCO publicó por tercera vez el Manifiesto sobre la biblioteca pública, con un fuerte acento en la promoción de la educación y en la libertad de los individuos y en la biblioteca pública como entidad fundamental para acceder al conocimiento. Así lo explicaba en el segundo párrafo:

31 Hay quienes prefieren hablar de Bibliotecas Especiales, por el grado de particularidad del grupo humano que hará uso de los servicios: presos, enfermos de hospitales, niños que no pueden asistir a la escuela, personas con problemas psicomotores, sordos, ciegos, etc. No se debe confundir con Biblio-teca Especializada cuyo acento está en la temática de su colección.

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información 33

“La biblioteca pública, puerta local hacia el conocimiento, constituye un requisito básico para el aprendizaje a lo largo de los años, para la toma independiente de de-cisiones y el progreso cultural del individuo y los grupos sociales”, UNESCO (1994:1).

La Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) es otra de las organizaciones internacionales que se ha encargado de clasificar las bi-bliotecas según distintos criterios: bibliotecas generales de investigación, bibliotecas especializadas y bibliotecas al servicio público en general:

I. Bibliotecas generales de investigacióna. Nacionalesb. Parlamentariasc. Universitarias

II. Bibliotecas especializadasa. Bibliotecas especializadas en administraciónb. Bibliotecas especializadas en arte c. Bibliotecas especializadas en biomedicinad. Bibliotecas especializadas en ciencias socialese. Bibliotecas especializadas en ciencia y tecnologíaf. Bibliotecas especializadas en geografía y mapas.

III. Bibliotecas al servicio del público en generala. Escolaresb. Infantilesc. Para ciegosd. De hospitalese. Públicas

Cooperación bibliotecariaQue una biblioteca entre en alguna de las categorías definidas anteriormente no es garantía suficiente de que sea absolutamente autónoma al momento de gestionar sus recursos y organizar sus servicios. Desde hace ya bastante tiempo que las bibliotecas comparten recursos tecnológicos, de información y humanos, además de procedimien-tos de administración. Es altamente improbable que, en la actualidad, cualquiera sea el tipo de biblioteca, ésta no participe de programas de cooperación bibliotecaria.

La cooperación bibliotecaria se desarrolló posiblemente en la Edad Media, cuando los monasterios intercambiaban sus manuscritos para copiarlos, ilustrarlos, completarlos o componerlos. Más acá en el tiempo se encuentran los proyectos mundialistas de Otlet y Lafontaine: Repertorio Bibliográfico Universal y el Repertorio Iconográfico Universal. En la actualidad, algunos organismos internacionales como IFLA, UNESCO, CEPAL (Co-misión Económica para América Latina), etc., propician fuertemente la creación, soste-nimiento y difusión de proyectos cooperativos. Las razones del origen y desarrollo de la cooperación bibliotecaria se pueden encontrar en problemas económicos, tecnológicos, de personal, éticos, etc. Es muy interesante la mirada que dio al respecto la Asociación de Bibliotecarios Japo-neses sobre el tema de cooperación bibliotecaria en 1980 cuando redactó el Código de Ética32. En la Introducción, se explica el contenido del texto:

“El Código inicia con un párrafo que refiere a la disciplina para el bibliotecario en su individualidad, luego al rol del bibliotecario como miembro de una organización profesional, luego la cooperación entre bibliotecas y finaliza con el papel del biblio-tecario en la sociedad”, ABJ, (1980: inciso 5).

IFLA: www.ifla.org

UNESCO: http://www.unesco.org/new/es/unesco/

CEPAL: http://www.eclac.org/

Web

32 Traducción libre del inglés a cargo de la docente.

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En el inciso titulado Cooperación entre bibliotecas se explicita: “Los bibliotecarios deberían proponerse como objetivo desarrollar y mantener pro-gramas de entendimiento y cooperación entre las bibliotecas de cualquier tipo. Para alcanzar el objetivo de la biblioteca como una entidad social, las bibliotecas deberían esforzarse en trabajar sistemáticamente en conjunto, sin importar el tipo, la localidad o el gobierno del cual dependen. Este programa de entendimiento y cooperación debería ser considerado, no como un objetivo institucional, sino como una característica del trabajo profesional bibliotecario. Es necesario puntualizar que todo tipo de cooperación bibliotecaria debería llevarse a cabo, en primera instancia, en base al desarrollo de servicios dentro de las bibliotecas individuales”, ABJ, 1980:inciso 10).

Es marcado el mandato que surge de este Código: el bibliotecario no puede ni debe trabajar en soledad; de lo contrario estaría falseando la impronta social de su biblio-teca. Se trata de establecer pautas de conducta basadas en la responsabilidad, el compromiso: es una obligación moral, de acuerdo a las posibilidades de cada entidad involucrada. Aquellas con mayores recursos deberán tener mayores compromisos al momento de llevar a cabo algún proyecto. Ninguna biblioteca debería verse obligada a trabajar cooperativamente en igualdad de condiciones si sus recursos no son equipa-rables a las de mayor potencialidad, pero eso no significa que no tenga que asumir sus compromisos cabalmente. Que cada entidad dé a conocer y facilite el acceso a sus colecciones de manera nor-malizada y sostenida, constituye una fuente de conocimiento altamente valiosa para quien hace uso de esa información. Como ejemplo se citarán dos emprendimientos argentinos:

A. UNIRED (Red de Bibliotecas Argentinas en Ciencias Sociales y Humanidades), con alrededor de cien bibliotecas distribuidas en todo el país, ha editado numerosos productos cooperativos, de los cuales el último fue el Catálogo del Millón Dorado (1.400.000 registros). Lleva adelante, además, el Proyecto Padrinazgo de Publica-ciones Periódicas Argentinas (4P-AR), catálogo con artículos de revistas y otras pu-blicaciones seriadas de edición argentina. UNIRED en este proyecto declara como valores: la cooperación, la comunicación, el compromiso y la participación.a. Cooperación, entendida en tanto uso compartido de recursos e información

entre organizaciones a fin de mejorar los servicios.b. Comunicación, entendida como elemento fundamental para el establecimien-

to de lazos dentro y fuera del proyecto.c. Compromiso, entendido como elemento crucial en tanto que sin la firme dedi-

cación de los participantes, el proyecto puede fracasar.d. Participación, entendida como el establecimiento de un ida y vuelta más fluido

entre las bibliotecas, ya sea a partir del envío de información, propuestas y/o sugerencias, a fin de mantener vivo y actualizado el proyecto.

B. CAICyT (Centro Argentino de Investigación Científica y Técnica) que incluye pro-yectos como SciELO (Scientific Electronic Library Online-Biblioteca Científica Elec-trónica en Línea), red iberoamericana de colecciones de revistas científicas en texto completo y con acceso abierto, libre y gratuito y el Catálogo Cooperativo de Publicaciones Periódicas (CCPP), base de datos en línea de acceso público que reúne aproximadamente 43.000 títulos que se reciben de 960 bibliotecas de todo el país.

Rol del bibliotecario en la gestión de información¿Cómo hacer para que estos sistemas se organicen, cumplan con su misión, alcancen sus objetivos?. Todos ellos necesitan, por sobre todas las cosas, de personas para po-der desarrollar sus actividades con calidad. Como sistemas de información especiales, necesitan de recursos humanos especiales.

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Introducción a la Bibliotecología y Ciencia de la Información 35

Alguien dijo que las organizaciones se dividen en las que hacen que las cosas sucedan, las que esperan que las cosas sucedan y las que preguntan qué ha sucedido. Es de esperar que el bibliotecario33 deba alejarse cada vez más de esta última opción.Al bibliotecario le toca estar atento a los nuevos paradigmas organizacionales y hace tiempo que reflexiona –o debe hacerlo- para estar preparado y poder enfrentar esos nuevos escenarios.

¿Qué papel juega el bibliotecario en estos cambios?: ¿Cómo debe preparase para consi-derar a la biblioteca como un todo dentro de un sistema?. Porque de él se espera, en la actualidad, que haga las veces de administrador multifunción de recursos: humanos, de información, electrónicos, financieros, de gestión, etc. Debe poner su énfasis en mejorar sus competencias en el campo de la gestión administrativa no tradicional, a fin de poten-ciar los resultados de las unidades de información y los servicios y productos conexos.

Entonces: ¿cómo es un bibliotecario? Arnim Graesel en su Manual explica que el nombre de bibliotecario, tomado en su acep-ción más amplia, podría aplicarse a todos aquéllos que se ocupan de la bibliotecología, pero por lo general, ha prevalecido la opción de restringirlo y reservarlo exclusivamente para designar a

“aquél que se consagra a la organización y a la administración de las bibliotecas y que hace de este trabajo su profesión…En estos últimos años la profesión del bibliotecario ha devenido cada vez más independiente. Mientras que antes se con-fiaba la tarea bibliotecaria a profesores de universidades, hoy en día constituye una verdadera profesión, una profesión exigente, como todas las que son importan-tes…¿Cuáles deberían ser las cualidades que se le debe exigir a un bibliotecario? Sin duda estas tres: el amor por el orden, devoción por el trabajo y la amabilidad”, GRAESEL, (1897:144-155).

No parecen estas cualidades que hayan perdido vigencia, todo lo contrario: la persona que se prepare para estar en un sistema, donde el ciudadano usuario es el centro, va a tener que tener una mente ordenada, una muy alta dedicación a su tarea y ser lo su-ficientemente paciente y educado como para poder sobrellevar las más dispares y com-plejas situaciones que se le puedan presentar en el desarrollo de su vida profesional. Esto no ha cambiado, pero si se han modificado las formas de organizar los servicios, porque el mismo usuario ha cambiado: ahora es menos paciente, sus necesidades de información son más acotadas, y necesita respuestas cada vez más precisas en el me-nor tiempo que sea posible y sin que le sea necesario movilizarse hasta la biblioteca.

El bibliotecario deberá poder visualizar los cambios de paradigmas en las organizacio-nes para enfrentar los desafíos que se le presentan; deberá ‘saltar de detrás del mos-trador’ –si no lo ha hecho ya– y buscar una nueva manera de estar atento al panorama actual de la profesión para dar satisfacción real al usuario lector (o cliente), elemento central del sistema.

El usuario-lector que inicia el pedido de información puede tener distintos comporta-mientos y el abanico de conductas posibles puede ir desde la desconfianza más mar-cada a la confianza plena; de la autonomía total a la dependencia más absoluta. Cada usuario es único y su demanda será dirigida a su necesidad específica. Sin embargo, una atenta observación sobre los comportamientos humanos obligará al bibliotecario a organizar los servicios teniendo en cuenta estos patrones de conducta. Los usuarios pueden presentarse nerviosos, disconformes, desconfiados, pacientes, calmos, confia-dos, autoritarios, impacientes, etc. Todos esos factores incidirán en el resultado de la tarea bibliotecaria y el mismo bibliotecario deberá tomar nota de todas estas cuestio-nes para tratar de preparar respuestas para cada uno de esos patrones de conducta.

Nótese que la profesión del bibliotecario ha asimi-lado su vocabulario, al ejercer su profesión, con el de un administrador de empresas, o un ejecutivo de finanzas. En la actuali-dad se habla en las uni-dades de información de negociación, benchmark-ing, marketing, gestión, financiamiento, atención al cliente, planificación estratégica, visión, misión, valor agregado, evaluación de la calidad y tantos otros términos más. Hasta el mismo término de biblioteca se reemplaza por el de unidades de información y el de bibliotecario, en muchas ocasiones, por el de gestor o gerente de información.

! Aclaración

33 El uso en masculino de la palabra bibliotecario es para generalizar no se está haciendo una referen-cia especial de género y por supuesto que se incluyen las mujeres, los hombres y otras personas que sexualmente declaren algún otro género.

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¿Los bibliotecarios son todos iguales?. No, como no lo son los médicos, los ingenieros, los arquitectos, los artistas, las amas de casa, los barrenderos, etc. Es cierto que cada profesión lleva consigo una impronta, una huella que el colectivo social le adjudica y une la imagen de ese profesional a la idea que se tiene del mismo. Por ejemplo: la imagen de un ama de casa será siempre una mujer, con delantal, aspiradora en mano, cabellos recogidos con un pañuelo en la cabeza, nunca un hombre; mientras un artista tendrá en su mano una paleta de pintor, un cincel de escultor; un ingeniero llevará en su cabeza un casco protector, planos en sus manos, nunca una mujer en estos dos últimos ejemplos. Y así pueden presentarse infinitos casos.

El estereotipo del bibliotecario está reflejado en numerosas investigaciones una de las cuales es la de Zunilda Roggau34. Ante todo es necesario identificar el concepto de es-tereotipo. Según esta autora los estereotipos son categorías de atributos específicos que se caracterizan por su rigidez y que no se deben confundir con las representaciones sociales que se distinguen por su dinamismo. Ambos son formas de clasificar indivi-duos y las funciones que cumplen. Un estereotipo se forma mediante la construcción de una imagen que se va adecuando a la realidad del medio. En esa construcción de imagen y su permanencia intervienen sentimientos y emociones, y nace por repetición frecuente con preferencia de atributos y minimización de otros. Los estereotipos surgen de un grupo con respecto de otro. Es decir no es una acción individual, y permite al grupo que establece estereotipos fabricar un ambiente deter-minado de acción. Pueden ser verdaderos o falsos, porque muchas veces se basan en prejuicios. Los estereotipos surgen por lo general de un grupo con respecto a otro, cuando tiene necesidad de afianzarse porque el estereotipo que fabriquen para con el otro tendrá por lo general un perfil desfavorable.

Fue en la antigüedad que se fijó el primer estereotipo del bibliotecario –erudito, sa-bio- cuando el rol era ejercido de manera complementaria por alguien que tenía otro quehacer: filósofo, astrónomo, literato, etc. En la Edad Media, con la reclusión del cono-cimiento en los monasterios llegó el segundo estereotipo: custodio, guardián, conserva-dor. Con el Renacimiento y después la era industrial no se modificaron esas imágenes sociales sobre el bibliotecario, el estereotipo de preservador y organizador se acentuó. Más cercanos a estos tiempos, el consejo es que:

“el bibliotecario ideal debe ser no sólo un experto profesional que domine concien-zudamente las diversas técnicas del oficio, sino también, un hombre culto –donde no hay cultura firme y valiosa no puede existir técnica bibliotecaria perfeccionada, pues ésta es eficiente sólo cuando se convierte en medio para servir los fines de aquélla– y un investigador de vocación latente o, por lo menos, un aprendiz de la investigación con la disciplina, las inquietudes y la sensibilidad del estudioso”, BUONOCORE, (1952:3).

En la actualidad se demanda que el bibliotecario sea un hábil comunicador y difusor de la información. Si ha logrado cambiar –o está en proceso de hacerlo- la imagen que el público tiene de él, es porque se ha visto forzado a verificar los procesos de su activi-dad, así como su papel como individuo y como ser social, en suma:

“los bibliotecarios seguirán creciendo en la profesión y adecuándose a los cambios permanentemente; mientras tanto, la sociedad irá aprendiendo a ver la realidad con sentido crítico y con independencia de cualquier medio de comunicación; se cuestionará las ideas preconcebidas, las imágenes impuestas y el origen de sus actitudes discriminadoras”, ROGGAU, 2006:34).

34 Zunilda Roggau. Bibliotecaria argentina, profesora de Bibliografia e Introduccion a la Bibliotecologia en la ciudad de Santa Fe.

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