innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

101
1

Upload: others

Post on 16-Oct-2021

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

1

Page 2: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

2

Índice:

AVANT PROPOS………………………….…………….………………………….…..

INTRODUCCIÓN………………………….………………………………………..…..

PRIMERA PARTE

EL MUNDO EN QUE VIVIMOS: POSMODERNIDAD……………….…...…………

EL MUNDO EN QUE VIVIMOS: GLOBALITARISMO

Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN…………………………………………….….….

LA NECESIDAD DE ARTE. El arte como fin……...…………………………….…..

CRISIS EXISTENCIAL DEL ARTE PLÁSTICO……………………….……...….…

LA COMUNICACIÓN. Códigos………………………………………………..….…

SOBREDETERMINACIÓN LUNGÜÍSTICA vs. EXPERIENCIA ESTÉTICA….....

EL PODER DEL ARTE. El arte como medio……………………………..……..…....

SEGUNDA PARTE

LA ABSTRACCIÓN POSMODERNA…………………………………………..……

El posmodernismo…………………………………………………………………......

La abstracción……………………………………………………………………...…..

UN CASO CONCRETO……………………………….………………………...…….

LA ESCULTURA POSMODERNA. La instalación…..………………………….......

LO MODERNO…………………………………………….……………………...…..

LO POSMODERNO………………………………………………………………......

SÍ SE PUEDE CONCLUSIONES………………………............................,...............

BIBLIOGRAFÍA / WEBGRAFÍA.………………………………………...…….……

1

2

3

12

22

31

35

40

48

56

58

60

67

70

71

77

89

95

Page 3: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

1

Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son artistas, y mirando bien, no son contemporáneos.

Millor Fernandes

AVANT PROPOS

El presente texto está destinado a ese público medianamente culto que se interroga

con toda buena fe si el arte contemporáneo no es una "máquina destinada a masacrar

el arte plástico" como diría Laurent Wolf.

Actualmente hay demasiadas obras plásticas que se nos venden como arte sin serlo.

Por ello, en las siguientes líneas, intentaremos introducir una herramienta que nos

permita distinguir qué es arte dentro de toda producción plástica y qué no lo es,

arrebatando así la hegemonía de dicha definición a los centros de poder artísticos.

Para lograrlo, presentaremos la idea de "eficacia operativa" como mecanismo

meridianamente claro diferenciación.

Page 4: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

2

INTRODUCCIÓN

¿Qué es el arte? Ya nadie parece poder afirmarlo a ciencia cierta en una

posmodernidad vaciada de consensos. ¿Es posible dar el paso de la indefinición a la

redifinición? ¿Es posible trascender el fatalismo nihilista de la indefinición de arte, o

lo que es lo mismo: trascender la mirada posmoderna? Si fuera posible, ¿cómo

hacerlo?

El arte es consustancial al ser humano. Incluso antes de que existiéramos como

sapiens-sapiens, el Neanderthal ya tenía arte. Si nos acompaña desde el principio ¿no

será algo realmente importante? Supongamos que sí, entonces ¿por qué cuando la

gente se planta frente a una obra actual, lo primero que dice es "de arte yo no sé nada"

como si fuera natural y no representara un problema?

¿Por qué sería un problema? Porque si la ciencia por ejemplo, tiene por objetivo

aumentar nuestro conocimiento del mundo, una de las misiones del arte es ensanchar

el propio mundo, ampliar los límites de la experiencia humana. El arte activa el

desarrollo de la sensibilidad que hace posible multiplicar la "experiencia estética". La

misma nos impulsa a salir de nosotros mismos para adentrarnos en un estado de

conciencia alejado de las sensaciones e inquietudes cotidianas, nos hace más

receptivos para experimentar la realidad de un modo diferente, más intenso y menos

instrumental, ensancha la mente y los sentidos ampliando la experiencia vital, fomenta

la autonomía personal frente a las identidades impuestas. Nos hace más curiosos, más

tolerantes, más creativos, potenciando nuestra inteligencia sensible. Sin esto, sería

imposible aspirar a la emancipación del ser humano, y por ello el arte importa, y

mucho.

Sin embargo, el arte contemporáneo resulta un gran misterio para la inmensa mayoría

de la población. Un misterio que ni siquiera provoca en la gente deseo de descifrarlo.

Pero ¿es la gente la que se alejó del arte o bien el arte se alejó de sí mismo? En un

mundo saturado de imágenes, donde "todo vale" y cualquier cosa puede ser arte ¿es

posible saber qué es arte y que no lo es? Creemos que es posible y proponemos una

herramienta para discernirlo: la eficacia operativa.

Es aventurado y puede parecer pretencioso plantear este tema (nada más lejos de

nuestro espíritu), pero correremos el riesgo porque creemos que debe ser puesto a

Page 5: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

3

consideración por la relevancia que el mismo presenta en el contexto de una época

posmoderna en donde el nihilismo y la indefinición han pasado de ser una

provocación a aparecer como un serio obstáculo para la propia vida del fenómeno

artístico. En todo caso, este texto pretende presentar algunas ideas para seguirlas

pensando, se puede o no estar de acuerdo con lo que aquí se exponga, pero tenemos la

intensión de proponer algunos hilos, que como el de Ariadna, nos permitan comenzar

a ver más claro en este laberinto.

Antes de entrar en materia, se impone una necesaria descripción del mundo en que

vivimos para comprender el contexto en el que el arte contemporáneo existe.

PRIMERA PARTE EL MUNDO EN QUE VIVIMOS: Posmodernidad

La posmodernidad no es un "ismo", ni una corriente filosófica; es una fase de nuestra

civilización contemporánea que se manifiesta en todos los aspectos de la sociedad.

Quizás su definición más concisa sea aquella que la presenta como la condición del

ser en las sociedades post-industriales que han desplazado la preeminencia del sector

productivo por el de servicios.

Para comprender la posmodernidad, hay que remontarse a su origen, a comienzos del

siglo XX, cuando los descubrimientos sobre el universo subatómico hicieron que el

sólido paradigma moderno entrara en crisis, socavando los propios fundamentos de la

racionalidad moderna. Los descubrimientos científicos de Werner Heisenberg

(principio de incertidumbre, indeterminismo) y Einstein (relatividad), entre muchos

otros, demoraron bastante tiempo en ser tomados por la sociedad en su conjunto,

imponiendo nuevas interrogantes, no ya solamente sobre el hombre y su condición,

sino sobre la propia existencia, sobre la "realidad", incluso sobre la lógica,

inaugurando un mundo en donde A, ya no solo es igual a A, sino que también puede

ser igual a B, tal como lo demostraron los descubrimientos sobre las características de

la luz, como partícula y como onda al mismo tiempo. Podríamos decir que la

"disolución" del átomo disolvió el paradigma moderno, tal como los descubrimientos

renacentistas disolvieron el mundo medieval.

Page 6: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

4

Empieza entonces a desmembrase el paradigma racionalista, cartesiano y newtoniano,

y se abre un tiempo de incertidumbres. En el universo subatómico no hay demasiadas

certezas, las verdades se transforman en probabilidades y las cosas no están donde se

las espera, ni son solamente lo que parece que son. Esa incertidumbre, esa

ambigüedad, esa indeterminación son características esenciales del estado de cosas

posmoderno.

La modernidad se había construido sobre sólidos cimientos, probados científicamente,

que ahora explotaban por los aires dejando al hombre perplejo, habiendo perdido su

marco referencial. Dicho de otra forma: el hombre ya no tiene un suelo firme donde

pararse. Lo que siempre creyó ya no es cierto, la existencia es una gran interrogante y

el futuro un territorio incierto.

El creador de la teoría del "pensamiento débil", Gianni Vattimo, dice que es como

vivir sin una noción de la historia como progreso, que era propia de la concepción

moderna del mundo. Al caer los viejos paradigmas, las sociedades han perdido el

sentido de su destino, creen que el devenir no tiene finalidad; por eso, en lugar de

prepararse para el futuro, se interrogan sobre las condiciones de su representación, su

espacio, su tiempo. Aseguran tanto Jean-François Lyotard como Jean Baudrillard que

es una especie de clausura de la sociedad en favor del individuo y la subjetividad. Esta

es una de las claves para entender la posmodernidad: la negación del futuro, el

imperio del "aquí y ahora".

Así, tras cierto tiempo, sobreviene un período de crisis ideológico-política, en que las

viejas recetas parecen no dar resultado, la tan ansiada felicidad colectiva es cada vez

más una utopía, y se impone la consigna "sálvese quien pueda". El individualismo del

tipo "hacé la tuya" del recordado Fidodido, es otro de los rasgos característicos del

posmodernismo.

Lo posmoderno es fugaz, transitorio, contingente, es lo nuevo, lo joven, lo individual,

lo original y se imponen en todos los aspectos de nuestras vidas.

Al mismo tiempo, y absorbiendo a las características que encontraron los científicos

en el mundo subatómico, en la posmodernidad reina el caos, lo relativo, lo incierto,

Page 7: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

5

como forma substancial del nuevo modo de vivir la realidad. Las teorías se

"ablandan" y las verdades se debilitan hasta desaparecer.

Al pensamiento posmoderno también se le llama "pensamiento débil", no porque no

soporte, sino al contrario, por su permeabilidad. La fortaleza del "pensamiento débil"

reside en su infinita capacidad de adaptación, de "esponja", de "nomadismo y

vagabundeo" según Michel Maffesoli1. Es capaz de devorar casi todo lo que aparezca,

y por eso mismo, es tan difícil imaginar una salida, puesto que toda innovación es

tragada por un sistema de pensamiento que puede albergar casi cualquier cosa en sus

entrañas elásticas.

En el arte, una vez decretado el "fin de la Historia", la historia del arte se transformó

en simple memoria visual. A ella acuden los artistas para diseccionarla y escoger las

partes que le interesen, conformando un pastiche con esos retazos, previamente

disecados, vaciados de su contenido ideológico, místico, simbólico o histórico. De ahí

quizás tantos "neos" y reciclajes, sin metas ni objetivos, solo con la certeza de estar en

un camino, que no se sabe a dónde va.

Arthur C. Danto decía que el fin de la gran narrativa del arte occidental estuvo sellado

cuando Andy Warhol, con sus cajas de jabón Brillo , llega a plantearse la pregunta

correcta acera de la esencia de una obra de arte: ¿Qué es lo que hace de un objeto una

obra de arte si la caja de jabón presentada en un museo, es idéntica a la caja de jabón

de los supermercados? Más allá de la respuesta, el solo hecho de plantearse la

pregunta implica el fin del arte tal y como se entendía hasta entonces.

De este modo, se abre un paisaje en donde no puede haber ninguna dirección artística

que el arte pueda tomar a partir de ese punto. Dicho de otra forma, todo es arte, basta

que exprese la voluntad creadora individual y que tenga un discurso artístico-

filosófico que lo justifique en tanto arte.

De hecho, actualmente es arte todo aquello que se exponga en un museo o galería. El

arte puede ser lo que quieran los artistas y los patrocinadores, puesto que en el

posmodernismo "no hay verdades", no hay consensos, todo es subjetivo.

1 Michel Maffesoli. El nomadismo Vagabundeos iniciáticos, Fondo de cultura económica, España 2004

Page 8: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

6

El manifiesto artístico, tan típico del arte moderno, aparece como obsoleto, por

colectivo y por proponer verdades artísticas que, en tanto "verdades", ya no tienen

valor. Lo más emblemático del posmodernismo es que no hay un arte más verdadero

que otro. Todo arte es, igualmente e indiferentemente, arte. Lo característico de la

época post-histórica, como se la ha catalogado, es un pluralismo estructural sin

precedentes, instaurando un cambalache artístico nunca antes visto.

El posmodernismo no puede ni quiere señalar la posibilidad de una dirección

narrativa. Venimos viendo desde hace ya muchos años, una vertiginosa aparición de

estilos que se suceden y se superponen. De hecho, ya no podemos a ciencia cierta,

hablar de estilos, sino apenas de tendencias, donde muchas no son sino relecturas más

o menos arbitrarias de los "ismos" vanguardistas, en una sociedad teñida por una

permisividad crítica desconcertante. Así, proliferan los "neos" (neoexpresionismo,

neofiguración, neoabstracto, neodadá, neoconceptual, neogeo, neobarroco, etc.); un

eclecticismo donde la cualidad fría y racional se alterna con el expresionismo más

vehemente, y lo figurativo con lo abstracto en un cambalache global.

El arte se transformó en una especie de "filosofía visual" con el arte conceptual como

máximo exponente, en donde lo puramente plástico se empobreció hasta casi

desaparecer, puesto que se estimó tan poco relevante para la esencia del arte como

antes había sido lo bello.

El posmodernismo propone en definitiva la quimera de pensar y vivir sin paradigmas.

En él no cabe una visión totalizadora del hombre, del mundo y de sus problemas, sino

retazos, visiones parciales y coyunturales, en una decontrucción perpetua que impide

toda noción de unicidad.

La posmodernidad es una etapa de crisis, y es probable que sus características

persistan hasta el momento en que emerja un nuevo paradigma cuya capacidad

explicativa sea tan abarcadora (tal como fue el paradigma moderno en su momento)

que el consenso colectivo se imponga, generando nuevas nociones, ahora sí,

divorciadas de las anteriores. Es cuestión de tiempo.

El televisor es el objeto posmoderno definitivo. Al ritmo vertiginoso de la pulsión,

nuestro cuerpo, nuestra mente y todo lo que nos rodea, se convierten en espectáculo

Page 9: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

7

instantáneo donde se exaltan todos y cada uno de los valores posmodernos. El

televisor nos impone el paradigma de los que pretenden vivir sin paradigmas, dejando

a la vista las contradicciones que le son propias. Pero el posmodernismo, gracias a su

"todo vale", no tiene problema alguno en aparecer como contradictorio, de hecho, es

una de sus características intrínsecas.

Sin embargo, desde hace algunos años hay voces que desde el arte están empezando a

cuestionar este modelo, pero lo cierto es que el poder de los centros de decisión

artística es tal, que esas voces resultan rápidamente acalladas.

En política sucede exactamente lo mismo. La política moderna perseguía objetivos

universales como libertad, igualdad, justicia para todos. Pretendía subvertir los

mecanismos de dominación, ya sean los burgueses frente a la monarquía absoluta o

los proletarios frente al capitalismo burgués. Tanto la declaración "universal" de

derechos francesa, como la revolución norteamericana proclamaban verdades

"evidentes a la luz de la razón". A su vez, Marx proponía derrocar la dominación

burguesa para imponer un modelo de solidaridad "colectiva".

Estas grandes visiones de emancipación modernas, son vistas hoy por el

posmodernismo como grandilocuentes, totalizadoras e ineficaces, en un mundo donde

ya no hay "verdades", sino solamente "interpretaciones", todas ellas igualmente

válidas. La teleología implícita en todos los grandes relatos modernos, carece

actualmente de valor, puesto que ya no hay una visión de pasado y futuro, sino que

hay un "vivir el momento", aquí y ahora.

La lucha por los derechos y libertades colectivas ha sido sustituida por grupos que

defienden sus intereses particulares. El proyecto marxista fue suplantado por luchas

parciales, focalizadas y locales, con metas moderadas, más bien modestas.

Todo aquel que pretenda la emancipación y la transformación social, recibirá como

respuesta el cinismo, la ironía, o la resignación del hombre posmoderno. Con la

excusa de la disolución de la unidad del átomo, se decretó de paso la disolución del

arte, de la historia y de las ideologías, porque son parte fundacional de una era

moderna que "ya fue".

Page 10: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

8

Baudrillard caracteriza esto como "un gigantesco proceso de pérdida de sentido, que

ha conducido a la destrucción de todas las historias, referencias y finalidades"2. Lo

que nos queda por hacer es acomodarnos al tiempo que vivimos, que es presente

continuo y sobre todo nos invita a "hacer la nuestra".

El mundo posmoderno tiene sin embargo un look amigable, proponiendo al individuo

como centro de toda realidad, a lo nuevo y original como valor en sí más allá de sus

cualidades, al joven como prototipo, a la tolerancia de cualquier idea como

imprescindible (forma muy inteligente para acallar cualquier tipo de debate, ya que

todo el mundo tiene derecho a pensar lo que quiera y todo pensamiento es tan válido

como el otro, puesto que no hay más verdades definitivas), pero paradójicamente

implica el desplome de toda narrativa posible, imponiendo un modelo "globalitario"

(globalizado y totalitario) de mercado que aparece como la única realidad posible.

Tras años de "fin de las ideologías" y de "fin de la historia", gracias a la crisis

económica, otras crisis estallaron. Hace un par de años se empezaron a constatar

enormes cambios a nivel simbólico en el seno, justamente, de las sociedades más

posmodernas.

En Europa, sin que nadie lo hubiera visto venir, las plazas y calles comenzaron a

inundarse de miles de banderas rojas (Francia, Italia) o republicanas (España), así

como otros antiguos símbolos que creíamos perimidos para siempre. Uno podía

pensar, y quizás con razón, que esos símbolos (el puño cerrado, las canciones

revolucionarias, etc) estaban imbuidos de connotaciones negativas y remitían a un

pasado no tan glorioso y no al futuro, por lo que, de haber nuevos movimientos

político-sociales, sería sobre la base de nuevos símbolos. Sorprendentemente parece

que esos viejos símbolos todavía tienen cosas que decir.

Como marea se filtran "los rojos" desde la tierra, a través de los adoquines de las

ancianas calles. Ver las viejas banderas en manos de gente mayor, como si fueran

veteranos y veteranas de guerra, que de golpe, tuvieran 30 años menos no es tan

extraordinario como verlas en manos de tantos de jóvenes que las recogen y las

renuevan con su mirada brillante. Y junto a ellos, obreros, precarios, desocupados,

2 Jean Baudrillard. Le complot de l'art, Libération, Paris, 1996

Page 11: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

9

amas de casa, por miles. Quizás sea aun más extraordinario ver los viejos símbolos en

manos mucho más delicadas que las de los obreros, en manos de intelectuales,

científicos, artistas, ingenieros, pequeños empresarios, abogados...

Es inesperado escuchar la Internacional en las voces de 200 mil personas que vuelven

a tomar la Bastilla en 2012. Los jóvenes que no la saben intentando seguir a los

veteranos que lentamente la van recordando y se van animando a cantarla, entre

lágrimas emocionadas que se mezclan con la llovizna fina.

Algo está cambiando a nivel simbólico, y quizás no tenga aún el análisis que

corresponde. Los viejos símbolos parecen entonces no haber sido el problema; el quid

del asunto era lo simbolizado. Hasta hace poco tiempo simbolizaban o bien el

totalitarismo estalinista, o bien, una cantidad de buenos valores, prestigio histórico

ganado en la guerra, pero aferrados al pasado, arcaicos, trasnochados. Es decir que

eran parte sustancial del viejo paradigma moderno, radicalmente superado en el

mundo contemporáneo.

Sin embargo, esos símbolos vuelven a significar lo mismo que al principio: la lucha

por un cambio de sistema, la superación del capitalismo, más lejos de la utopía y más

cerca de la cotidianeidad. Naturalmente que lo simbolizado hoy, implica otras y

nuevas cosas, pero no deja de ser sorprendente que junto a unos cuantos símbolos

nuevos, reaparezcan con tanta fuerza los viejos.

Pero si analizamos un poco más profundamente, ya no resulta tan sorprendente: Esos

símbolos son un lazo con la historia, una voluntad de continuidad que es, justamente,

lo que desestimula el posmodernismo con su "aquí y ahora", con su sobrevaloración

de lo nuevo y lo original.

Esta irrupción de la vieja simbología no fue fruto de una decisión de un grupo en un

país, sino que se dio en la práctica, naturalmente, en muy diversas latitudes del viejo

continente.

Algo ya ha cambiado, a un nivel muy sutil, a nivel de las representaciones simbólicas,

principalmente entre los más jóvenes.

Page 12: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

10

Aún es muy temprano para afirmarlo, pero asistimos quizás al comienzo del fin del

posmodernismo, porque podrían haber usado símbolos nuevos, consignas nuevas, en

lugar de viejas frases como "el pueblo unido jamás será vencido" que escuchamos

estos días en las calles de Madrid o Barcelona, o el "tous ensemble" en París, o bien

decantado en cada idioma en Atenas, Roma, e incluso Berlín. Escuchar nuevas

versiones en rap de la Internacional, el "bella ciao", o la "grandola vila morena"

cantada en griego, debería llamarnos a reflexión. También vemos resurgir (con mucho

menos entusiasmo) las viejas consignas del fascismo y sus viejos símbolos, sin

alteraciones. Ciertamente, junto a los viejos símbolos revolucionarios, reaparecen

también las esvásticas y demás símbolos nazis y fascistas, como el saludo a brazo

extendido tan característico.

Nada de esto se entiende desde la lógica de la novedad posmoderna. Lo esperable

hubiera sido que todos estos grandes movimientos, hubieran elaborado símbolos

nuevos, propios de su tiempo, pero de hacerlo no saldrían de los marcos del

paradigma posmoderno (ese que pretende no tener paradigmas, pero cuya elasticidad

no basta para dar cabida dentro de sí a lo que está pasando). En cambio, a nivel

simbólico, trazan un hilo de unión con la Historia, que parecía cortado para siempre.

Es posible que un grupo de jóvenes italianos hayan sido los primeros en

comprenderlo, y para afirmarlo salieron a la calle con un enorme cartel rojo en el que

se lee La storia siamo noi (la historia somos nosotros) retomando el slogan de un

programa de televisión histórico, retirado de las antenas en 2010. Aparentemente el

"fin de la historia", era nomás una siesta. Quizás el "fin del arte", también.

Page 13: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

11

Al contrario de lo que proponía el posmodernismo, los pueblos necesitan su historia.

Es a través de ella que construyen identidades, y dado que el posmodernismo fue

incapaz de encontrar otros escenarios sobre los que construirlas (o no quiso), los

pueblos la recuperan. El impresionante mosaico que la masa del Barcelona futbol club

presentó el pasado 30 de mayo en la final de la Copa del Rey, resulta sumamente

significativa. En él leemos Fent historia (haciendo historia).

Podríamos empezar a atar cabos sueltos, a relacionar las voces que se alzan desde el

arte contra el estado de cosas posmoderno con las que se alzan en las calles retomando

los símbolos históricos, entre otras manifestaciones por el estilo en diferentes áreas.

Quizás el mundo esté empezando a tomar otro rumbo ahora mismo, ante nuestros

ojos, pero aún es todo muy fresquito para racionalizarlo, estudiarlo y teorizar al

respecto. De momento lo que sí se puede afirmar es que el posmodernismo empieza a

mostrar fisuras de importancia que había ocultado durante más de 30 años.

La bienal de Venecia 2015 actualmente en desarrollo, da cuenta de este nuevo estado

de cosas. Con muestras de cine, música, teatro, danza y arte visual la Bienal gira en

torno a la discusión del rol del arte en la transformación social. El jurado se

congratuló en un comunicado por la “sensibilidad particular” ante las “urgencias

geopolíticas actuales” que demuestran los 136 artistas presentes. El curador, Okwui

Enwezor, vestido con trajes de altísima gama, presenta una exposición muy política,

incluyendo un espacio dedicado al performance de la lectura de los tres volúmenes de

El capital de Marx que se presentará como una suerte de oratorio, todos los días

durante los siete meses de la exposición. "No se sabe si los visitantes escuchan o

Page 14: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

12

simplemente aprovechan la pausa para descansar un rato en los confortables

almohadones" leemos por estos días en la prensa.

Resulta hilarantemente obvio que la bienal (esa mezcla de parque temático y bolsa de

valores) exhibe algunas contradicciones que el ocurrente curador definió como

"Bolche & Gabanna", en alusión al ambiente "fashion", propio de las bienales de este

tipo.

Sin embargo, basta dar una ligera recorrida para comprender que las obras presentes

en la muestra, no han cambiado, que el lenguaje plástico es tan "posmo" como el de

los últimos 30 años.

El presente texto podría servir para visualizar cómo este giro en las preocupaciones de

la bienal, responde en realidad a una estrategia de los centros de poder artístico,

destinada a fagocitar, a absorber dentro de las elásticas entrañas que mencionábamos,

a todo aquello que aparezca como potencialmente riesgoso para el poder en plaza.

¿Cómo podrían hacerlo? A través del uso de herramientas tremendamente sofisticadas

tendientes a mantener la hegemonía sobre el arte.

EL MUNDO EN QUE VIVIMOS : Globalitarismo y medios de comunicación

No podemos entender el fenómeno artístico, sin comprender la cultura en la que se

desarrolla. Nuestra cultura, a la que dábamos en llamar occidental, era nuestro

paradigma cultural. Pero ya no lo es. Ahora, los valores claves de esa cultura se han

transformado y han abarcado al mundo: Nuestra cultura no es más la "occidental y

cristiana": es el globalitaria. Nuestra cosmovisión es la que ha dominado la

"globalitarización". De momento, nuestro relato cultural manda en el mundo.

Siendo el posmodernismo un momento de crisis paradigmática, esto se torna

sumamente importante, pues de este caldo nacerá el nuevo paradigma que se

imponga. La cultura es la cancha donde se juega el partido.

Nuestro mundo es globalitario no solo por la globalización de los intercambios y las

producciones de mercancía y de capital, sino que es además totalitario, por su

capacidad de intrusión en la intimidad de las personas, por su capacidad para volverse

Page 15: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

13

normativo. Globalitario es entonces un término que agrupa los conceptos de

globalizado y de totalitario.

Esto se logra a través de herramientas tremendamente eficaces para "formatear" a las

poblaciones, herramientas mucho más potentes que lo que nunca fueron otras. Los

valores transmitidos en ese formateo, minimizan la posibilidad de hacer de las

personas, verdaderos ciudadanos, además de poner en riesgo el único ecosistema

posible capaz de contener la vida humana. Recordemos que nuestros comportamientos

culturales no ponen en riesgo al planeta, que vivió durante miles de millones de años

sin gente en él: lo que está en riesgo es que este planeta pueda albergar vida humana.

Afortunadamente, estamos aún a tiempo de hacer algo al respecto, pero para ello es

indispensable una revolución cultural mayor.

En la vida corriente, lo que el capitalismo ha hecho es "normalizar" a la humanidad

para volverla un "buen cliente". Basta hacer zapping o ver publicidad en cualquier

parte del mundo para notar que los gustos han sido normalizados sin importar ni color

de piel, ni geografía, ni (justamente) diferencias culturales, con el objetivo de producir

los mismos deseos, las mismas aspiraciones, las mismas demandas, y el mismo relato

cultural en todas partes. Esto no deja de tener un fundamento económico: la

masificación de la producción de bienes y servicios a escala mundial, es mucho más

rentable que la producción diversificada para diferentes poblaciones. Naturalmente,

tiene también una ventaja política: se masifica el discurso dominante y hasta se puede

prescindir de actores locales, basta tener buenos vehículos de difusión y control.

Antes, el mecanismo de dominación de una minoría sobre las grandes mayorías se

basaba en la esclavitud, el vasallaje, la condición servil, es decir, mecanismos de

dominación físicos, externos, impuestos por un modelo social. Hoy se esclaviza

espiritualmente. Cabe preguntarse, a la luz de las consecuencias, cuál es más eficaz

como mecanismo de dominación.

Sin embargo, el capitalismo no innovó demasiado. A lo largo de la historia, todos los

sistemas dominantes han usado la cultura para imponer su cosmovisión. Como ya

explicara Gramsci, la forma en que se impone, se prolonga y se reproduce un sistema

es a través de la domesticación de la mente y la sensibilidad de la gente. Así se llega

al consentimiento del orden establecido, minimizando la posibilidad de pensamiento

Page 16: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

14

crítico, y es solo cuando este programa falla que intervienen las policías u otros

mecanismos represivos. La diferencia entre el mundo medieval, por ejemplo, y el

contemporáneo, radica fundamentalmente en las herramientas puestas hoy a

disposición del poder, principalmente los medios masivos de comunicación. Los

mass-media son actualmente los principales vehículos formativos y reproductores de

cultura, son la herramienta de la esclavitud emocional y moral moderna. Es así como

el poder logra imponer sus valores, sus miradas, sus ideas, creando necesidades que

casi nunca son tales y olvidando convenientemente las verdaderas necesidades

humanas que, lógicamente, casi siempre se relacionan con el bien común y rara vez

con el individual.

El arte y la cultura históricamente no han sido espontáneamente revolucionarios, ni

incluso progresistas, salvo importantes excepciones. Los poderosos siempre supieron

usar las prácticas artístico-culturales para transmitir al colectivo su cosmovisión; de

hecho el mayor productor-promotor de cultura de nuestro tiempo es el magnate

capitalista, utilizando los medios de comunicación como vehículo.

Hoy en día, prácticamente todo lo que creemos saber sobre lo que pasa en el mundo,

viene de las agencias AP y UPI de EEUU, la Reuters inglesa, la FP francesa y la EFE

española, que controlan el 85% de las noticias que se producen y se publican en el

mundo.

La Agencia EFE por ejemplo, es una sociedad anónima de la que el Estado español (a

través de su gobierno) es el principal accionista. El estatuto de la AFP le prohíbe ser

directamente subvencionado por el Estado francés, sin embargo el gobierno francés es

su principal cliente. De hecho, el Estado tiene presencia en el consejo de

administración de la agencia, con voto preponderante. Entonces, cualquiera con solo

pensarlo un rato, puede imaginar que esas agencias tienen fuertes intereses creados,

vinculados a los gobiernos que las financian, y nos dirán, ocultarán o presentarán los

hechos de tal forma que no lesione esos intereses.

Pero supongamos que no consumimos informaciones, que solo utilizamos los medios

de comunicación masiva para nuestro entretenimiento. El periodista Ben Bagdikian ya

en 1983, demostraba que apenas 50 multinacionales, todas “vinculadas por intereses

financieros comunes a otras megaempresas y a algunos bancos internacionales de

Page 17: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

15

primera línea”3, eran propietarias de de buena parte del mercado norteamericano de

medios, que para entonces contaba con unos 1700 diarios, 9000 emisoras de radio,

1000 canales de televisión, 11000 revistas y 2500 editoriales. Pero el caso

norteamericano no es el único; en España y Francia por ejemplo, los bancos privados

son los dueños de casi toda la comunicación, concepto que excede en mucho al de la

mera prensa.

¿Los gobernantes podrían aceptar que unas pocas empresas monopolizaran la

comunicación? ¿Podrían dejar en sus manos la creación casi total de información, de

cultura y en última instancia, de consenso?

Hoy la pregunta parece tonta: Tan solo un puñado de mega empresas son dueñas de

casi todos los medios de comunicación a nivel mundial. Todos los ciudadanos del

mundo consumimos a diario, directa o indirectamente, sus productos informativos,

artísticos y culturales y de entretenimiento.

Una pequeñísima lista de poderosos holdings son propietarios de casi todo cuanto

miramos, escuchamos y leemos. Ellas son Vivendi Universal, AOL, Gannett

Company, General Electric, The McClatchy Company, Knight-Ridder, Times Warner,

News Corporation, The New York Times, The Washington Post, Viacom, y Walt

Disney. Para simplemente dar una idea del poder de estas empresas, recordemos que

por ejemplo, tan solo en EEUU, controlan diarios como el New York Times y

Washington Post, entre otros, sus radios se cuentan por miles, las cuatro cadenas

noticiosas de televisión de mayor audiencia están en sus manos: ABC, que es de Walt

Disney, CBS de Viacom, NBC de General Electric y Fox de News Corporation. Estas

empresas tienen a su vez fuertes lazos con otras, como la petrolera Halliburton

Company, del ex vicepresidente Cheney; el Carlyle Group, que se encarga de los

negocios de la familia Bush; la proveedora del Pentágono Lockheed Martin

Corporation, la Ford Motor Company y Boeing Company, entre muchas otras.

En el mundo del entretenimiento por ejemplo la AOL/Time Warner Inc. es propietaria

de la revista Time, de la Life, de la proveedora de Internet AOL, de las películas de

3 Ben Bagdikian. The Media Monopoly, Beacon Press, Boston, 1983

Page 18: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

16

Warner Brothers, de canales de televisión como CNN, TNT, HBO, Cartoon Network,

TBS, Turner Classic Movies (TCM), etc, y esto es solamente un holding.

En el mundo de la música, el panorama es el mismo: el holding Vivendi es propietario

de Universal Music Group, la productora discográfica norteamericana más relevante,

pero también es dueño de EMI quién se apoderó de nuestro querido sello Orfeo, por

solo citar el caso que nos toca más de cerca. Sony es otro ejemplo, que además de la

fabricación de electrodomésticos, es propietaria de Columbia Pictures, de

TriStar Pictures, del 20% de MGM Studios, y naturalmente es dueña de Sony Music

además de la Columbia Music de CBS, y de la BMG. Pero Sony por otra parte, tiene

además el Sony Financial Holdings de servicios financieros, la Sony Life Insurance y

el Sony Bank, además de tener el 50% de Ericsson y Samsung.

Mejor no expongamos aquí lo que sucede con la industria editorial (libros),

lloraríamos todos.

De esta manera, no es difícil comprobar que casi todo lo que escuchamos, lo que

miramos, lo que leemos, todo lo que creemos saber que pasa en el mundo, la

producción cultural que recibimos a largo de nuestras vidas, es creado y vehiculizado

por un puñado de megaempresas, que son también propietarias de grandes industrias

(incluyendo armamentísticas), así como del aparato financiero transnacional.

Es cierto que existen productos independientes, pequeñas rendijas que escapan a esa

concentración, pero son cada vez menos y cada vez más pequeñas. Sus posibilidades

de sobrevivencia son terriblemente escasas.

Los partidos políticos en casi todos lados son generosamente financiados por estas

mismas empresas. Casi no hay partido político en el mundo que no tenga deudas con

los bancos, y el sistema de lobbys en donde los partidos y las empresas interactúan

para beneficio mutuo, es habitual en el mundo de hoy en todas las latitudes,

incluyendo la 34, 5 Sur.

El poder financiero, la mega industria, y los medios de comunicación, son diferentes

aspectos del poder. Los medios de comunicación no defienden los intereses de una

minoría poderosa, como si estuvieran a su servicio por temor o convicción, ellos son

Page 19: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

17

la manifestación cultural de la minoría poderosa. Son "la piel del poder"4, dicho de

otra forma: son la expresión última del poder cuando el mismo se ejerce mediante el

consenso.

En el mundo occidental, los partidos políticos de derecha (defensores históricos de los

privilegios de las minorías) están en crisis: En América del Sur, el fracaso del modelo

neoliberal, la corrupción y la falta de propuestas alternativas a los modelos impuestos

por las izquierdas, han propiciado que pierdan el poder en casi todo el subcontinente.

En Europa están agravando la crisis económica fruto del mismo modelo, que es vivida

como una gran estafa por la mayoría de la población, que puede o no seguirlos

votando, pero sin entusiasmo alguno. El desprestigio de los partidos políticos

tradicionales es evidente en buena parte del mundo actual, permitiendo la emergencia

de sectores de ultraderecha o de izquierda más radical que la socialdemocracia, quién

aparece como cómplice del "desfalco". Pero entonces ¿quién está asegurando los

privilegios de las minorías poderosas y el mantenimiento del statu quo?

Es el poderoso "partido mediático" quién irrumpe en ese paisaje para poner orden. No

tienen que preocuparse siquiera por la "crisis de representatividad" imperante, puesto

que nadie los elige. Son vectores de comunicación directos entre el poder y las

grandes masas, aunque comienza a emerger también el recelo de las grandes mayorías

a su respecto. La diferencia entre el partido mediático y los partidos tradicionales

radica en que no hay elecciones democráticas a través de las cuales las mayorías

pudieran sustituirlos por otros.

Hoy los mass-media son lo que la iglesia fue al poder feudal y monárquico.

A partir de las revoluciones del siglo XVII (la inglesa Bill of rights como punta de

lanza), pero más profundamente, a lo largo del siglo XIX, las mayorías habían

conquistado derechos civiles. Los Estados modernos habían permitido que las

mayorías y las minorías poderosas fueran encontrando una especie de equilibrio en

donde las minorías conservaban lo sustancial de sus privilegios económicos, pero

cedían importantes espacios de poder político a las mayorías.

4 Jean-Luc Mélenchon. Qu'ils s'en aillent tous. Flammarion. Paris 2010.

Page 20: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

18

Cuando nace la prensa liberal, aparece como hija dilecta de un sistema de creencias en

donde si era privada, era libre. Vale decir que cualquiera que quisiera podía hacer un

medio y expresar su punto de vista. Esta prensa fue durante dos siglos el símbolo de la

libertad de expresión y garante de la democracia. Pero pasado un tiempo, resultó que

no cualquiera pudo poner un medio, de hecho sólo quién contase con muy importantes

capitales podía acceder a tener uno. Hoy en día, como vimos, la inmensa mayoría de

lo que fueron aquellos medios independientes, pertenecen a los mismos oligarcas que

las revoluciones liberales de los pasados siglos habían derrocado.

Lo que un día fue sinónimo de libertad de expresión, se ha transformado hoy en

expresión del poder. Quizás punto de inflexión fue cuando en 2010 el mítico "Le

Monde" dejó de ser aquel espacio donde los periodistas tenían el control del diario, y

anunció su venta al holding BNP, propietario también del banco homónimo, así como

de muchos otros medios de comunicación en el mundo.

Luis XVI era rey por derecho divino; el consenso generado por la religión a través de

la iglesia, era suficiente para legitimar su poder. Tal era la potencia de la religión y su

iglesia. La religión era el mensaje, la Iglesia su medio de comunicación. Pero llegó un

punto en donde ya no funcionaron más, gracias también a la emergencia de la prensa

liberal.

Si el poder no es capaz de convencer, tiene que pelear para imponerse, y peleando se

gasta mucho dinero y se corren riesgos. De allí que resultase imprescindible

reconstruir ese aspecto del poder que otrora estuvo a cargo de la iglesia. Las

herramientas para la transmisión de una cosmovisión determinada al conjunto social,

son las claves del éxito. Basta analizar en manos de quién están, para poder saber

cuáles son las capas dominantes de una sociedad. Desde la caída de los reyes, la

comunicación fue terreno en disputa. Las mayorías perdimos, hace ya muchos años,

aunque no seamos capaces de percibirlo.

Si miramos el contenido de los medios como un catecismo y a los medios en sí como

a una Iglesia, podemos divertirnos con los paralelismos. Así como la religión signaba

cada aspecto particular de la vida del pueblo hace unos siglos, así el contenido de los

medios lo hace hoy, salvo que la tecnología los ha vuelto muchísimo más eficientes:

Desayunamos como nos dice Nestlé, nos lavamos la cara como nos dice Palmolive,

Page 21: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

19

nos calzamos como nos dice Adidas, y seguimos la jornada hasta la noche, cuando

haremos el amor como nos enseña el porno. Nuestros gustos, nuestras aspiraciones,

nuestra concepción de la vida, nuestra forma de relacionarnos, nuestro sentido común,

nos viene a través de los medios, incluso las subculturas y las contraculturas tienen

allí su espacio.

Obviamente, los medios masivos no tienen el mismo impacto en todas las personas,

cuanta más formación menor impacto, pero esto se arregla fácilmente produciendo

gente que tenga poca o mala formación. Se trata de crear adultos funcionales al

sistema, con el mínimo nivel de formación humanística posible. Basta poner el acento

en un tipo de conocimiento específico (tanto sea básico como tremendamente

especializado) que les permita entrar al mercado laboral, sin haber adquirido

capacidad de pensamiento crítico alguna. De esta forma tendremos adultos a quiénes

los medios podrán manejar sin inconvenientes.

La pregunta ineludible sería si puede haber aquello que llamábamos democracia en un

mundo así. Leemos en el diccionario: "Sistema político que defiende la soberanía del

pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes"5. Denegamos

nuestra atención sobre el " derecho del pueblo a elegir y controlar"… ¿cómo sería eso

posible si casi todo lo que vemos, oímos y leemos viene de unos 10 holdings que

protegen idénticos intereses? ¿Cómo podría la gente elegir libremente si la inmensa

mayoría de los medios de comunicación se han vuelto vehículos de propaganda de

una única ideología? ¿Cómo podría el pueblo controlar algo si ignora sustancialmente

lo que sucede, puesto que casi nadie se lo dice, o se lo dice de forma tergiversada y

parcial?

La mayor parte de la cultura contemporánea, se construye y se vehiculiza a través de

en una especie de dictadura mediática mundial, ejercida por holdings, que aseguran el

control sobre las masas, preservando el poder de las minorías a través del manejo

sistemático del entretenimiento, la información y la publicidad, con una capacidad

normativa y de intrusión íntima tal, que la hace asimilable a los totalitarismos..

5 Oxford dictionaries. Español. http://www.oxforddictionaries.com/es/definicion/espanol/democracia

Page 22: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

20

Es de esperar, bajo este influjo, que a pesar de las luchas de ciertos colectivos por

cambiar los valores y las visiones colectivas, los mismos parezcan no moverse.

Observemos por ejemplo las publicidades de productos para el hogar, en donde solo

se presentan mujeres (muy bien vestidas y maquilladas) limpiando, cocinando, y

lavando ropa, reproduciendo así el modelo patriarcal, manteniendo y alimentando la

alienación femenina. Veamos los documentales con los que las productoras

norteamericanas nos bombardean, transmitiendo una visión de la historia totalmente

falsa (cualquier historiador mediocre lo sabe), sin que nadie pueda hacer nada al

respecto. Observemos cómo Tinelli y los innumerables programas asociados que se

transmiten a lo largo del día en Uruguay, transmiten valores como que el reírse de la

desgracia ajena es divertido, que el insulto, la falta de respeto te hacen flor de piola,

en donde los culos y las tetas que abarcan toda la pantalla hacen de la mujer un

pedazo de carne, que, como veremos en la publicidad subsiguiente, se la puede

comprar fácilmente con un buen auto. Miremos las series y películas norteamericanas,

casi monopólicas en nuestras antenas, en donde los mexicanos son idiotas, los árabes

son asesinos, el FBI y la CIA son paladines de la justicia, y el objetivo vital es ser rico

y parecer un adolescente eternamente.

No puede extrañar que estos valores generen violencia social, no solo porque apuntan

al egoísmo, al desprecio del otro, sino que además aquello que se nos propone como

objetivo vital, es inalcanzable para la inmensa mayoría de la población, generando

una fuerte carga de frustraciones que desembocan invariablemente en violencia o

resignación.

Deberíamos preguntarnos, por qué como civilización, consentimos este estado de

cosas sin hacer nada al respecto. Lo que sucede es que lentamente nos han ido

adoctrinando en la noción de que sus privilegios son nuestro interés colectivo, porque

ellos son los adalides de la libertad y la democracia (cosa que en algún momento

histórico fue cierto) y paralelamente nos dicen que si no estamos de acuerdo, tenemos

la libertad de ver otra cosa, o no ver nada. Esa afirmación, que podría parecer tan

cierta, esconde en realidad una perversión inquietante: podemos elegir entre una torta

de frutilla o una de chocolate, pero no encontraremos en el menú un asado de tira.

Podemos ver acaloradas discusiones de "especialistas" en los medios, pero todos se

mueven siempre dentro de un límite, siempre dentro del main-stream. La apariencia

Page 23: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

21

de debate, de conflicto, sirve para oxigenar y aparentar una objetividad y libertad que

en el fondo no es tal. Así, un mismo holding tiene un diario más de derecha y otro

más de izquierda en donde fundamentalmente, la diferencia es de matiz (torta de

frutilla o de chocolate).

Resulta evidente que si las mayorías no son capaces de establecer un sistema de

verdadera libertad de expresión, habrán hipotecado una de sus principales conquistas

históricas, sin la cual no existirían ni el sistema democrático, ni los derechos civiles.

Los medios de comunicación masiva son una fuerza mucho más totalitaria que

cualquier aparato militar; no necesitan imponerse por la fuerza sobre los que piensan

diferente, puesto que son muy pocos los que pueden pensar diferente; solo aquellos

con buena formación, con cultura general, con intereses sociales podrán, buceando

fuera de los medios, encontrar elementos para formar una cosmovisión alternativa.

Si comprendemos que son los medios de comunicación los principales vectores de

comunicación en general, y del arte en particular, podemos empezar a intuir que no

cualquier concepción del arte será funcional a las necesidades del poder que controla,

mediante el consenso, a las masas. Hay que entender cuál es la relación entre el arte y

el poder en la actualidad, para entender cuál puede ser su incidencia en la producción

y recepción de la imagen artística.

Una vez establecidas las características del mundo globalitario en que vivimos, no

podemos sino admirar humildemente la mejor máquina de consenso jamás inventada.

Naram Sin, el rey acadio nieto de Sargón, un par de milenios A.C., ya se había dado

cuenta del poder del arte para el poder. El arte es un aspecto clave en la construcción

de consenso desde que la humanidad existe. Ha sido desde siempre el medio

privilegiado de los poderosos para transmitir su cosmovisión, pero siempre fue

también un problema y un peligro, justamente por ese poder que tiene. Es por ello que

los artistas siempre han estado tan estrechamente vigilados. Durante milenios solo

podían producir obra, y vivir de ello, siempre y cuando algún poderoso la encargara

previamente, de finiendo sus características. Infinidad de obras que por su

originalidad en forma o contenido no respondían a la visión que el poder quería

transmitir, fueron vetadas, escondidas o simplemente destruidas, pero cuando

Page 24: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

22

responden a la cosmovisión que el poder quiere vehiculizar, entonces son premiadas y

financiadas.

El poder y los gobiernos, como brazos ejecutores del mismo, siempre supieron qué

arte promocionar y cuál obstaculizar, porque el arte, así como puede reproducir el

relato del poder, también puede subvertirlo, puede obligarnos a cuestionar el orden

establecido, puede facilitarnos el encuentro con lo nuevo, con lo extraño y por ello

mismo, nos vuelve resistentes a toda voluntad de uniformización. El arte puede

permitir, gracias a la experiencia estética, cambiar nuestra visión del mundo y de

nosotros mismos en él.

El arte es, fue, y será siempre peligroso, porque cada acto artístico tiene el potencial

de la radical invención. El creador eventualmente (y las más de las veces,

inconscientemente), puede trascender su tiempo y sus determinantes sociales. La obra,

una vez creada, se le puede escapar, puede contener mensajes en sí misma que el autor

ni siquiera había previsto, mensajes de una peligrosidad tal que pueden alterar el

tranquilo curso de las cosas. Es así como el arte (plástico, cinematográfico, musical,

teatral, literario, televisivo, etc.) es un arma cargada y gatillada, tanto para transmitir

los valores del poder establecido, como para cuestionarlos.

Esta somera descripción del mundo en que vivimos, permitirá al lector comprender

desde qué atalaya situaremos nuestro análisis.

LA NECESIDAD DE ARTE El arte como fin A la hora de abordar la eficacia operativa del arte contemporáneo, deberíamos

comenzar por definir a qué nos referimos con "eficacia operativa" y a qué nos

referimos con "arte contemporáneo". Comencemos por el sujeto.

La noción de lo que es arte en la actualidad se ha vuelto tan compleja, tan vaga, tan

problemáticamente definida, tan ambigua y en muchos casos, tan arbitraria, que las

ciencias humanas, más allá de estar cada vez mejor preparadas para el abordaje de

temas complejos, no deja de tener enormes dificultades para presentarlo como objeto

de estudio. Para comprender un tema cualquiera, se debe comenzar por definir los

límites de un objeto de estudio, sin embargo con en el arte contemporáneo, esta tarea

Page 25: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

23

parece haberse complejizado a tal grado que cuando hablamos de arte, ya no está muy

claro a qué nos referimos. De hecho se defiende incluso la idea de que no tiene

definición posible.

Si seguimos esta lógica, si renunciamos a definir lo artístico, entonces, cualquier cosa

puede ser arte y cualquiera puede ser artista. Como señala Josu Larrañaga, asistimos

a un proceso que "ha alterado completamente la idea de lo que llamamos arte (...)

habitamos tiempos de indefinición de arte"6. Esperamos poder demostrar cómo esta

indefinición es funcional al sistema posmoderno, y no es otra cosa que la respuesta,

engendrada y/o promovida por una élite que recoge beneficios de este "estado de

cosas".

La posición de permanente indefinición frente al arte contemporáneo nos somete al

riesgo de un "todo vale" indiferenciado, en dónde un maximalismo difuso permite que

sean los centros de poder artísticos quiénes decidan qué es arte y quién es artista,

imponiendo su visión a través del control de los medios de comunicación masiva.

Avelina Lésper asegura que, así como están las cosas, "todo lo que el artista realice

está predestinado a ser arte: excremento, filias, odios, objetos personales, imitaciones,

ignorancia, enfermedades, fotos personales, mensajes de internet, juguetes, etc.

Actualmente hacer arte es un ejercicio ególatra, los performances, los videos,

instalaciones están hechos con tal obviedad que abruma la simpleza creadora, y son

piezas que en su inmensa mayoría apelan al menor esfuerzo, y que su accesibilidad

creativa nos dice que es una realidad, que cualquiera puede hacerlo".7 Pero si

cualquiera puede hacerlo, ¿por qué a quién lo hizo se lo considera artista? La

respuesta que emerge generalmente es "porque él sí lo hizo". Ahora bien, podemos

haber fotografiado con un celular un accidente, el haberlo hecho ¿nos hace artistas? El

exponer la foto en una galería, ¿la convierte en arte? Podríamos pensar que si la foto

tiene ciertas características, puede ser efectivamente una obra de arte, pero ¿cuáles

son esas características? ¿Qué hace a la foto de un accidente una obra de arte?

¿Cualquier foto del accidente puede serlo?

6 Josu Larrañaga. Arte y política, UCM. ed. Complutense, Madrid 2010 7 Avelina Lésper. Reflexiones sobre arte contemporáneo, Brevísimo diccionario de una impostura. Revista Replicante. http://revistareplicante.com/reflexiones-sobre-arte-contemporaneo/

Page 26: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

24

Parece bastante evidente que para lograr analizar una temática tan compleja como el

arte, por fuera del main-stram, es esencial reapropiarse de la definición del propio

objeto de estudio, ciñendo lo más precisamente posible sus límites.

¿No será precisamente diferenciar el arte de lo que no lo es, la piedra angular que

permitirá aislar el arte de los demás hechos visuales para hacerlo apto en tanto objeto

de estudio? Esa definición no necesariamente debe ser de carácter ontológico, sino

que podría ser establecida a partir de su esfera relacional, de hecho, es lo que

intentaremos, puesto que nuestra intensión es entenderlo desde su eficacia operativa.

La definición de arte está social e históricamente condicionada, cada sociedad articula

su definición de arte en función de diferentes factores. La definición que avancemos

aquí no será pues inocente, y surgirá del estado actual de nuestros conocimientos,

sabiendo que siempre será transitoria y mutable, pero pretende ir más allá del

relativismo y encontrar claves universalmente válidas.

Símbolo, conocimiento y comunicación son las tres palabras claves que aparecen en

prácticamente todas las definiciones de arte. Ahondaremos pues en esos tres aspectos.

La antropología nos enseña que toda producción humana existe porque cubre ciertas

necesidades, el arte no es una excepción. Esas necesidades pueden ser primarias o

secundarias. En el grupo de las primarias, además de las materiales y funcionales

(básicas para el sustento de la vida material), existen necesidades espirituales tales

como la necesidad de conocimiento y de autoconocimiento, de valoración del mundo

circundante y de comunicación. Estas últimas, si bien no son imprescindibles para la

sobrevivencia a corto plazo, son elementales para la supervivencia de la especie sobre

el mediano y largo plazo.

Sobre la base de estas necesidades primarias se forman las secundarias, dentro de las

que se encuentran entre otras, las estéticas y las artísticas que son imprescindibles

para el desarrollo del ser humano. Son esas necesidades secundarias y la forma en que

las satisfacemos, es lo que nos define como especie.

Muchos animales utilizan herramientas, por ejemplo los monos usan palitos para sacar

sustancias del interior de los frutos. Pero un día, un homínido, que aún no es el

hombre, hace por primera vez una herramienta que sirve solamente para hacer más

Page 27: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

25

eficiente otra herramienta: con una piedra afilada le saca punta a un palo. Esto ha

requerido de una capacidad de abstracción extraordinaria, una capacidad de prever (en

el sentido de ver con la imaginación antes de ver con los ojos), no solo se sirvió de lo

que encontraba en la naturaleza, sino que por primera vez la transformó inventando

las herramientas terciarias. Como vio que funcionaba, se lo enseñó a los demás y así,

nació la cultura, transmisible y perfectible; para ello, fue necesario desarrollar su

capacidad simbólica.

Ernst Cassirer, ha demostrado que todo organismo vivo recibe estímulos de su

ambiente y responde a ellos de manera inmediata, pero en el hombre la inmediatez se

ralentiza, se transforma en interpretación de formas lingüísticas, de imágenes

artísticas, de símbolos míticos, de ritos religiosos, de tal forma que "el hombre no

puede ver o conocer nada sino a través de la interposición de este medio artificial"8. El

ser humano encierra su experiencia en un símbolo para hacerla transmisible en toda su

complejidad. Es esto y no la racionalidad lo que nos distingue como especie, porque

la razón no alcanza para dar cuenta de las formas de la vida cultural en toda su

complejidad, mientras que todas las manifestaciones de la cultura del ser humano

tienen carácter simbólico.

El símbolo es una realidad que remite a otra que no está presente. La creciente

actividad simbólica incrementa y complejiza la capacidad de abstracción de ese

hombre primitivo, posibilitando el nacimiento del lenguaje articulado.

Cada vez más, todo lo que ese hombre primitivo necesita saber, lo aprende a través de

un sistema simbólico, el hombre se vuelve así un "animal simbólico".

La noción del ser humano como animal simbólico es esencial para la comprensión de

nuestro tema. Cassirer afirma que no vivimos en un "universo físico, sino en un

universo simbólico" y explica cómo "el símbolo se caracteriza por hacernos conocer

sus objetos, formula la experiencia, fija y articula ideas. Nos aporta, en definitiva, la

comprensión de lo simbolizado". En este sentido, "el mito, la religión, el arte, el

lenguaje y la ciencia son distintas variaciones de los mismos temas en las que el

hombre encierra su experiencia para hacerla intercambiable".

8 Adolfo Colombres, Teoría transcultural del arte: hacia un pensamiento visual independiente Ediciones Del Sol, Argentina, 2004

Page 28: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

26

Pero el arte es un símbolo especial, Gadamer mostró que si bien la obra de arte remite

a algo que no está presente, este símbolo especial, hace aparecer como presente algo

que en el fondo lo está siempre, como desvelando una verdad hasta entonces no vista,

llegando incluso a sustituir al referente, de manera que "en ocasiones atrae sobre sí la

veneración que conviene a lo simbolizado por él"9.

La experiencia del arte nos abre a nuevos mundos, porque el arte no es sólo la

percepción de lo fáctico, sino también creación y conocimiento. Incluso los objetos

cotidianos aparecen iluminados por una luz nueva cuando son transformados por el

arte. Por eso la obra significa totalmente, no es ni contenido ni forma que meramente

remitan a algo ya dado. "Los simbólico en el arte no sólo nos lleva al significado sino

que lo hace estar presente, representándolo" afirma Gadamer.

En el devenir de la historia, las necesidades del ser humano han ido cambiando,

fundamentalmente las secundarias, y con ellas, las producciones que las satisfacen.

Pero al mismo tiempo, estas nuevas producciones van modificando las percepciones y

las actitudes del sujeto hacia la realidad que lo circunda, alterando así sus necesidades

y generando otras nuevas, que a su vez generarán otras producciones, en un proceso

de retroalimentación permanente.

El arte es un claro indicador de este fenómeno. En él se da una compleja relación

entre fuente (qué), productor (quién) y destinatario (para quién), que se actualiza

permanentemente. Esta constante actualización se debe a que una de las

características del arte es la presencia de ciertas "lagunas de indefinición, que son

constantemente completadas en el acto de recepción de la obra artística"10. Es por ello

que se considera al arte como el fruto de una relación abierta. No es un fenómeno

acabado, sino más bien una trama de relaciones inacabada pasibles de actualización

permanente, pero que conserva un "núcleo duro" que la define en tanto arte.

El ser humano se dotó de arte para acceder a un tipo de comprensión y de experiencia

imprescindibles para su desarrollo y su supervivencia, a través de un tipo de actividad

simbólica que necesita la retroalimentación permanente.

9 Hans-Georg Gadamer. La actualidad de lo bello. Ediciones Paidós. España, 1991 10 José Manuel Ubals, Educación Estética y Educación Artística. Universidad Pedagógica Raúl Gómez García, Cuba. 2000

Page 29: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

27

Pero para que este proceso no se interrumpa, el arte debe ser operativamente eficaz, es

decir, debe satisfacer efectivamente las necesidades por las cuales existe en tanto arte.

Daniel Lupión11 señala al respecto de las imágenes artísticas que "permiten al

individuo disponer de un instrumento mediador entre él mismo y otras realidades que,

con su concurso, puede recordar, sentir, describir, comprender, modelizar y aún

incluso, trascender, pero no es verdaderamente eficaz hasta que no adquiere forma. Es

entonces cuando se convierte en un instrumento de comunicación y de significación"

y es de este modo que satisface la necesidad artística del hombre.

El arte es un instrumento de conocimiento y comunicación menos sistemático o

exacto que las ciencias o la filosofía, pero es capaz de plasmar ideas, experiencias y

sentimientos que el entendimiento percibe o intuye sin necesidad de formalizarse en

un discurso racional, porque las formas artísticas involucran tanto nuestra vida

racional como la sensible y la emocional. El arte es una de las pocas producciones

humanas que puede ensanchar el mundo, ampliar los límites de nuestra vivencia como

humanos.

La definición más sintética de "arte" la encontramos en Goodman en cuando afirma

que "la obra de arte es principalmente una forma de conocimiento simbólico de la

realidad"12. Una forma de conocimiento sin equivalencia exacta en otros medios de

expresión y que se articula a través de la fusión de un plano interno–mental y otro

externo–expresión.

Langer va más allá agregándole otra dimensión, ya que asegura que "el arte es

creación de formas simbólicas del sentimiento humano [...] lo que expresa el arte no

es sentimiento verdadero, sino ideas de sentimiento [...] imágenes del sentimiento que

lo formulan para nuestro conocimiento"13. De ese modo, arte sería todo aquello que

articula y presenta el sentimiento para nuestra comprensión.

Sin embargo hay que ser cautos, porque la obra de arte no es un artefacto dotado de

propiedades materiales constitutivas que lo hacen tal, ni es un universo incomparable

11 Daniel Lupión Romero, La obra como "palabra cero": análisis de la condición lingüística de la significación en arte, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2008 12 Nelson Goodman, Languages of art: an approach to a theory of symbols, Hackett Publishing, Indeanapolis, 1976 13 Susanne K. Langer, Los problemas del arte: 10 conferencias filosóficas, Infinito, Buenos Aires, 1966

Page 30: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

28

e inagotable de significaciones, sino que es, como afirma Lupión, "una arquitectura de

símbolos organizados sintáctica y semánticamente funcionando dentro de un contexto

determinado".

A lo largo de la historia y a lo ancho de la geografía, los propósitos puntuales que la

humanidad asigna al arte varían, por lo que las características específicas de las

necesidades que satisfaga y los mecanismos que utilice para hacerlo, serán diferentes

en cada caso. No obstante, la premisa de satisfacción eficaz de la necesidad

permanece invariable.

Utilizaremos el término "eficacia operativa" para aludir a esta noción de rendimiento,

a algo que funciona con efectividad en acuerdo con el fin para el que fue creado y que

produce en la realidad los resultados esperados. El que produzca o no dichos

resultados, nos da cuenta pues, de la eficacia operativa del arte en el seno de una

sociedad. Ésta a su vez, nos permitiría considerar la funcionalidad de una obra

(cualquiera) como arte o no, en la medida que colme (o no) las necesidades por la

cuales la humanidad se dotó de arte, más allá de los cambios que pueda sufrir en su

intencionalidad, comunicabilidad, significación, y recepción.

Cambios radicales en esas esferas se observan en la visión del mundo posmoderna.

Esto es fundamental, ya que como lo indicara Antonio García Berrio, la "muerte de la

imagen artística" 14, está enmarcada en la "erradicación total del instinto antropológico

de imitación y de la necesidad del arte para el hombre", en la perspectiva de una más

profunda crisis del sujeto. Esta crisis repercutirá directamente en la producción

artística y en su eficacia operativa.

Una de las cualidades diferenciadoras que encontraremos en el arte con respecto a

otras producciones humanas, es la capacidad de generar experiencias estéticas. Afirma

Jauss, que la experiencia estética es ese "lugar de experiencia significativa, en el que

los seres humanos aprenden algo fundamental acerca de sí mismos y del mundo,

además de estremecerse y gozar"15 . Pero además de experimentar ese "algo",

experimentan qué significa tener experiencias en el mundo. Tal y como señala

14 D'Art 1996 entre dos finals de segle, Edicions Universitat Barcelona, http://books.google.es/books?id=P5K8rGYeTi0C&source=gbs_navlinks_s 15 Hans Robert Jauss, Pequeña apología de la experiencia estética, Paidós, Barcelona 2002

Page 31: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

29

Dewey: "el arte dice algo a quienes impresiona acerca del carácter de sus experiencias

del mundo"16, es la irrupción una nueva gestalt. Es por ello, que las implicancias del

encuentro con el arte, son de primer orden y abarcan diversos terrenos.

El arte es entonces, una forma, fruto de la actividad simbólica humana, es el

constructor de imaginarios visuales colectivos, modela los modos de representar y

revisar el mundo, colmando una necesidad de experiencia estética que no encuentra

equivalencia en otro tipo de producción, que no es satisfecha de ninguna otra forma.

El arte es una forma de aprehender la existencia simbólicamente en un proceso de

permanente actualización.

Es a partir del conocimiento de las necesidades que cubre el arte, que lograremos

entender la eficacia operativa del mismo, su capacidad de colmarlas y de qué manera.

Sin embargo, en otro nivel de análisis, además de sus funciones básicas en la

satisfacción de ciertas necesidades humanas, el arte ha sido siempre un medio de

transmisión de valores en manos de la élite, o un medio de reacción de otros sectores

sociales en contra de dicha élite de poder (esto, fundamentalmente a partir de la

liberalización de la producción y consumo de arte).

La élite ha asignado históricamente a las imágenes artísticas una función social

modelizadora. A través de estas imágenes, ella transmite al conjunto de la sociedad

una cosmovisión que le es funcional. A través del arte colectiviza sus valores morales,

religiosos, filosóficos, sociales, políticos, etc. proyectando así sobre la sociedad una

imagen que apunta a la legitimación de su poder y su preservación en dicha posición.

Desde este punto de vista, el "qué" y el "cómo" del arte, no son inocentes sino que

responden a los intereses puntuales de esta élite. Estos intereses también varían

históricamente y no son los mismos para cada cultura. La eficacia operativa en este

sentido, estará en estrecha relación al efectivo cumplimiento del rol que el poder le

asigna al arte en cada sociedad y en cada momento histórico.

El arte griego, medieval, o casi cualquier otro a lo largo de la historia, estaba allí para

vehiculizar una determinada cosmovisión. Para cumplir con dicha función, los

16 John Dewey, El arte como experiencia, Paidós, Barcelona, 2008

Page 32: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

30

códigos de acceso a la obra debían ser compartidos por la mayoría de la colectividad.

¿De qué serviría una obra de arte medieval si no fuera comprensible más que para

unos pocos, cuando su rol esencial era la de ser herramienta de evangelización?

Quizás podríamos interrogarnos acerca de si esas obras eran efectivamente arte.

Sometámosla pues a un muy breve análisis de su eficacia operativa:

Tomemos como ejemplo una catedral gótica. En tanto arquitectura, responde a

necesidades funcionales, pero además ¿es arte? Si atendemos al hecho de que

efectivamente, esas obras suscitaban en el espectador fuertes experiencias estéticas

(cosa que queda patente en innumerables relatos de la época), y que esas experiencias

movían a la devoción (objetivo perseguido por sus creadores/financiadores), entonces

podríamos concluir que eran operativamente eficaces en tanto arte, ya sea desde el

análisis del arte como fin, como del arte como medio de transmisión de una

cosmovisión. Cuando una campesina (como la inmensa mayoría de la población

medieval), penetraba en una catedral gótica, sufría una experiencia tan conmovedora

ante la inmensidad, la belleza, las luces de colores danzantes que provocaba el sol a

través de las vidrieras, que todo su ser quedaba como suspendido, el tiempo y el

espacio parecían cancelarse para ella por un momento, la campesina quedaba

extasiada, en pleno goce de una potente experiencia estética. Era natural que creyera

que quién fuera capaz de producir algo así, debía tener un poder que excedía toda

valoración, que creyera que eso solamente podía ser hecho con el apoyo de un dios

más poderoso que ninguna otra fuerza del universo. Era esperable que ella sintiera que

allí había una verdad que la trascendía. De esa forma, la iglesia medieval se sirve del

arte como medio. Es por ello que la catedral gótica es efectivamente una obra de arte

y es tremendamente eficaz, puesto que genera una experiencia estética que transforma

de una forma sutil a quién a la vive, ensanchando su mundo, su experiencia vital,

colmando las expectativas por las que el ser humano se dotó de arte. Es eficaz

también a un grupo de se sirve de ese poder para perpetuarse como élite logrando

transmitir a la gente una cosmovisión determinada.

Paralelamente, diferentes grupos sociales que no pertenecen a las esferas de poder,

también han utilizado al arte como medio de expresión, de rechazo, o de

confrontación con aquella élite poderosa. Así por ejemplo, al mismo tiempo que se

construía la catedral de Colonia, en la actual Alemania (para seguir con el mismo

Page 33: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

31

ejemplo), con todos los valores católicos que eso implica, los artistas-artesanos de la

madera, esculpían en sus sillerías imágenes de curas borrachos y en actitudes

sexuales. Creaciones que desafiaban los valores que el poder pretendía transmitir.

Estas expresiones artísticas que se encuentran a lo largo de toda la historia, también

se han ido modificando en la medida en que la relación de la élite con el conjunto de

la sociedad ha ido cambiando. Así, a veces fueron hechas a escondidas, y otras veces

públicamente; a veces fueron censuradas, cuando ponían en riesgo los valores que la

elite quería transmitir, y otras veces toleradas y transformadas por las elites para que

las mismas perdieran su original poder revulsivo. Es que, como señala Josu

Larrañaga "no existe un arte apolítico"17. El artista puede querer despolitizar su arte,

pero esta despolitización es en sí misma una decisión política. Desde este punto de

vista, la eficacia operativa del arte estará dada por la efectividad con la que el arte

opere en la conciencia de la sociedad, por su capacidad transformadora.

La valoración del arte con respecto a su eficacia operativa nos permitirá entonces

distinguir las obras artísticas de cualesquiera otras obras. Es decir, podremos saber si

existe una eficacia operativa de la creación artística, diferente de la que pretende

cualquier otra creación del espíritu humano.

Así pues, ambos niveles de análisis (el arte como fin y el arte como medio) y la

interacción entre ellos, serán indispensables para comprender globalmente la eficacia

operativa de las imágenes artísticas.

Dado que el universo del arte es muy vasto y complejo, el presente trabajo acotará su

análisis al mundo del arte plástico, analizando la eficacia operativa de esas imágenes

en particular. No obstante, la eficacia operativa puede ser una herramienta apta para

ser aplicada al análisis de otras ramas del arte.

LA CRISIS EXISTENCIAL DEL ARTE PLÁSTICO

Diferentes grupos sociales se han valido del arte como medio para la transmisión de

valores. Pero la irrupción de los mass-media ha exiliado a la imagen artística del

monopolio que tenía cumpliendo este rol. Las élites de poder cuentan hoy con

17 Josu Larrañaga, Op. cit

Page 34: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

32

herramientas mucho más poderosas para cumplir el rol de modelización social,

comenzando por la fotografía en el siglo XIX, pasando por la televisión y el cine en el

siglo XX, y llegando a la informática en el siglo XXI.

La aparición de tecnologías mucho más eficaces para cumplir la misma función,

invaden el terreno que antes estaba ocupado casi exclusivamente por la imagen

artística. Si bien el proceso había comenzado con la aparición de la fotografía, es la

popularización de la televisión, en la segunda mitad del siglo pasado, lo que acelera

vertiginosamente este proceso. Esta realidad es particularmente palpable a partir de la

década del 60, cuando la sociedad occidental comienza a transformarse en una

"sociedad de la imagen", tras lo que se conoce como "visual turn" (giro visual). A

partir de entonces, lo visual lo abarca todo en una extrema proliferación de imágenes.

"Parece constituirse así un punto y final en la distinción entre imágenes artísticas e

imágenes no artísticas, (...) Esta igualación, para unos, o democratización, para otros,

se fundamenta en la compleja interrelación entre visualidad, instancias del poder,

ideologías dominantes, discursos culturales y condición del espectador". 18

La irrupción de estas nuevas tecnologías y este cambio de roles, influyen no

solamente en las características de la producción artística contemporánea, sino en toda

actividad. La sociedad en su conjunto ha sufrido enormes transformaciones que nos

conducen a una nueva "edad". En este sentido, Regis Debray asegura que vivimos en

una "edad de lo visual" que ha sustituido a la "edad del arte" 19.

Es en el marco de esta gran metamorfosis que situaremos nuestro análisis sobre la

eficacia operativa de la imagen artística, ya que la misma no puede ser igual tras este

dramático cambio que tanto la compete.

Efectivamente, a partir de la segunda mitad del siglo XX, los límites entre la imagen

artística y cualquier otro tipo de producción visual se nublan. Resulta más que difícil

distinguir las unas de las otras. Ante esta realidad cabe preguntarse: ¿Cualquier

imagen puede ser arte? ¿Es la caja de jabón Brillo realmente arte?

18 Lupión op.cit. 19 José Enrique Monterde, La imagen artística en el fin de siglo: reflexiones sobre el status de la imagen artística en este final del siglo XX, http://www.raco.cat/index.php/Dart/article/view/100462/151041

Page 35: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

33

W. Benjamín escribía: "una verdadera actividad literaria no puede pretender

desarrollarse dentro del marco reservado a la literatura (…) ha de plasmar más a

través de octavillas, folletos, artículos de revista y carteles publicitarios, las modestas

formas que se corresponden mejor con su influencia en el seno de las comunidades

activas, que el pretencioso gesto universal del libro. Sólo este lenguaje rápido y

directo revela una eficacia operativa adecuada al momento actual."20 Vemos así, cómo

los límites del arte y de cualquier otro tipo de producción se difuminan, (en el caso de

Benjamín un libro y un folleto publicitario) en aras de la eficacia operativa.

¿Cualquier palabra escrita es literatura? ¿Cualquier imagen es arte? La clave que nos

permitirá distinguirlas reside en averiguar si existe una eficacia operativa privativa del

arte, diferente de la que pretende cualquier otra imagen. Si cubre necesidades

humanas diferentes y lo hace a través de mecanismos diferentes. Así llegaremos a

constatar si el arte contemporáneo está o no cumpliendo tal premisa.

Pero el arte plástico sufre una doble pérdida: Por un lado aparecen nuevas tecnologías

para captar y generar imágenes, perdiendo así el monopolio que tenía en ese terreno.

(Los pintores de retratos, han quedado sin trabajo.) Por otro lado, los diferentes

grupos sociales comienzan a darse cuenta del enorme potencial de transmisión de

valores que tienen esas nuevas tecnologías. Esto hace que el arte plástico se vea

desplazado de ese histórico rol que le había sido conferido. Esta doble pérdida

produce una especie de crisis de identidad en la plástica que comienza a preguntarse:

¿Y entones, para qué existo? ¿Qué me diferencia de cualquier otra imagen?

Muchísimas respuestas han aparecido, sin embargo la que ha tenido mayor influencia

a nivel artístico ha sido la desvinculación del arte plástico de todo aquello que no sea

sí mismo. Desechar todo cuanto de "cuentito", de "narrativa" había en él. Dicho de

otro modo, la búsqueda de una respuesta en sí misma, cortando los puentes de la

alteridad, centrándose en lo ontológico.

Roman Jakobson aseguró que una de las propiedades del lenguaje estético es su

autorreferencialidad. Greenberg elaboró un edificio conceptual alrededor de esa

visión, con el fin de diferenciar la función específica de las prácticas artísticas,

20 W. Benjamín, Dirección única, Alfaguara, Buenos Aires, 2002

Page 36: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

34

desvinculada de su función social, constituyendo un paradigma artístico que aún con

cambios, todavía impregna buena parte de la producción plástica actual.

Para comprender cómo llegamos hasta aquí, nos parece imprescindible aunque más no

sea muy brevemente recordar cómo los románticos serán los primeros en proponerse

investigar la materialidad de la propia pintura, camino que acentuarán los

impresionistas, que se preocuparán más en el "cómo se pinta" que en "lo qué se

pinta", a lo que los expresionistas alemanes agregarán un "qué pintar" totalmente

renovado, en donde la plástica no sólo no reproduce los valores que la élite pretende

transmitir, sino que los denuncia. No pretendo exponer todas y cada una de las

búsquedas de las vanguardias, simplemente pretendo recordar el rico camino que nos

conduce hasta la década del 60 del siglo XX. De alguna forma, la pérdida del rol

histórico que había sufrido el arte plástico, lo había impulsado hacia nuevas

búsquedas que ya se plasman en las vanguardias.

Pero una vez agotadas esas búsquedas, llegamos al mundo posmoderno en donde

pareciera que en vez de saber lo qué es la pintura para luego saber cómo pintar un

cuadro, los artistas contemporáneos invirtiesen la relación, haciendo que el "qué"

emerja del "cómo". Como si trabajando en el "cómo pintar" surgiera el "qué" y "para

qué" pintar. Estas profundas dudas y conflictos internos, configuran una especie de

"crisis existencial" que embarga al arte plástico a partir de los 60s.

Fruto de esta crisis, sobre la década del 60, se producirá otro quiebre esencial,

inaugurando lo que podríamos llamar "la era de los discursos", en dónde la plástica ya

no necesita "transmitir", sino que puede contentarse con "remitir" a discursos sobre

ella misma. Así, sugerimos que el conceptualismo es el giro definitivo y final en el

camino de transición entre un arte que cumplía ciertos roles y otro, cuyos roles,

justamente, intentaremos esclarecer.

La novedad al comienzo de la posmodernidad es que el arte plástico se ha vuelto

autorreferencial, es decir, que el arte versa sobre el arte. La plástica pretende

independizarse totalmente de todo cuanto no sea ella misma. De esta forma, y como lo

afirman los seguidores de Wittgenstein, será el "cómo" y no el "qué representa" lo que

confiera artisticidad a una obra a partir del siglo XX.

Page 37: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

35

Partiendo de aquella crisis de identidad, observamos una voluntad de priorizar lo

visual sintáctico, frente a lo verbal semántico y desde ese momento la pintura tiende a

la autonomía, independizándose del espíritu literario y narrativo que la había

dominado. Es por ello que la interpretación de las imágenes no es más una actividad

automática (si alguna vez lo fue), sino que requiere un esfuerzo reflexivo cada vez

mayor, pues implica que el espectador tome conciencia y comprenda el lenguaje

pictórico (autorreferente) utilizado para crear la imagen.

Esta autorreflexividad extrema, en la que toda otra preocupación desaparece, emerge

como síntoma de esta crisis existencial. Casi un siglo lleva la plástica interrogándose

sobre sí misma y sobre los fenómenos de la percepción, la visualidad, el marco

expositivo, el carácter de la propia plástica, etc. sin lograr trascender esa etapa tras la

crisis provocada por las pérdidas que mencionábamos. Pero ¿cuál puede ser la eficacia

operativa en tanto arte, de una obra que no sea capaz de transmitir alguna otra cosa

que no sea una interrogación sobre su propia existencia?

De un modo general, cuando la obra plástica no logra transmitir algo en sí misma,

enmudece. Es el discurso que elabora tanto el artista como el crítico, el marchand o el

curador, el que habla por ella. Necesita del discurso para explicitar su artisticidad.

Quizás la pregunta más molesta sería: ¿Puede un discurso justificatorio sobre la obra

permitir ante ella la experiencia estética?

Es entendible que la plástica haya intentado encontrar una razón de ser en sí misma,

independizándose de toda función, buscando una verdad ontológica. Sin embargo, lo

que en los hechos sucedió, fue que buscando la autonomía, a través de la

autorreferencialidad, lo que el arte ha encontrado es una nueva forma de sumisión, no

ya a la "narración" dentro del marco de la propia obra, sino a los discursos que la

justifican en tanto arte, provenientes del exterior de la obra, sin los cuáles la obra

permanece en una especie de stand by comunicacional.

Lejos de independizarse, el arte plástico se ha encadenado a los discursos que lo

justifican, sin los cuales, la obra pierde su eficacia operativa.

LA COMUNICACIÓN Códigos

Page 38: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

36

En el arte plástico contemporáneo los códigos de acceso a la obra se han vuelto

herméticos, parecen no existir claves eficaces que posibiliten un punto de encuentro

entre un espectador promedio y la obra, sin que sea imprescindible un ménage à trois

con el discurso (o con un bagaje de conocimiento previo específico, elaborado sobre

discursos previamente conocidos) como traductor de un "algo", que sin él, nos resulta

inaccesible.

¿Es responsabilidad del espectador conocer los códigos de acceso a la obra para poder

vivir una experiencia estética frente a la misma, o bien es responsabilidad de la obra

presentarse "disponible" para vehiculizar dicha experiencia? Para que una obra sea

operativamente eficaz como arte, es ineludible atender a la relación entre la obra y el

espectador: si hay un puente cortado entre ellos, sea quien fuere el responsable, parece

difícil que la obra funcione como arte.

Ahora bien, el arte está llamado desde siempre a quebrar códigos e instaurar nuevos.

Para Umberto Eco "en la invención radical, nadie había percibido aún de aquella

manera y por lo tanto nadie había percibido aún aquellas cosas"21. Esa facultad de

creación radical es consustancial al arte y es parte clave de su aporte al ser humano,

por ello implica una zona de reactualización permanente.

Sin embargo, analizando la historia del arte, vemos que siempre se hizo de tal forma

que la comunidad fuera capaz de percibir esos nuevos códigos y de vivir experiencia

estética frente al nuevo tipo de obra. Así por ejemplo cuando Paolo Ucello comenzó a

experimentar con la perspectiva, rompiendo los códigos medievales casi milenarios, el

espectador no pudo menos que asombrarse. Efectivamente allí había un quiebre, una

sensación de extrañeza y de perturbación; sin embargo ese desasosiego, esa alteración

en la forma de percibir, no fue obstáculo para que el público pudiera vivir una

experiencia estética frente a esas obras de nuevo tipo, y terminó por asimilar los

nuevos códigos, que a la postre signaron la pintura hasta el siglo XX.

Bajo la luz que arroja la semiología del arte, se vuelve evidente el protagonismo del

espectador como activador de sentido ante la obra de arte.

21 Umberto Eco. Obra abierta, Seix Barral, Barcelona ,1962.

Page 39: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

37

Explica Eco que la pintura es "un texto icónico que más que depender de un código,

lo instituye". Entonces la comunicación vivencial-estética, no debería ser un

problema, debería estar dada por la propia existencia física de la obra, porque ella es

la matriz de los códigos de acceso a la misma. Sin embargo Eco precisa que este

código es de segunda generación porque "se instituye sobre otro precedente donde la

experiencia perceptiva ha quedado sistematizada." Esta precisión nos hace reflexionar

acerca de la eficacia de estos nuevos códigos, ya que al instituirse sobre otros

anteriores (que el espectador debe manejar), entran en conversación con aquellos,

actualizándolos, modificándolos, pero dependiente de que el espectador haya tenido la

experiencia perceptiva que hubiera fijado ese código madre. Si eso es así, entonces las

innovaciones en los códigos, no pueden ser arbitrarias, y debe poder probarse que el

resultado satisface efectivamente las necesidades de arte del ser humano. Sugerimos

entonces que una obra que pretenda instaurar nuevos códigos de acceso, debe ser

totalmente eficiente a la hora de explicitarlos en sí misma, o debe basarse en otros

códigos precedentes, compartidos por la comunidad, a fin de poder trascenderlos.

Esta relación entre el código y la comunidad será pues esencial para la

comunicabilidad o no de una obra de arte. De allí que uno de los problemas a los que

nos enfrentaremos en el arte contemporáneo, será la ausencia de un “código fuente”

que, como dice Eco, sostenga a los signos artísticos.

Sin embargo, no es tan sencillo, ya que como aclara Lupión "la propia ambigüedad

del signo artístico, su carácter más significativo que comunicativo, impide un tránsito

fácil del significante al significado", y en múltiples casos transforma al primero no

solo en vehículo, sino además en objeto de la comunicación artística. Esta conversión

del significante en significado es lo que Jakobson llama la "hipóstasis del

significante"22 , un rasgo que considera constitutivo del signo estético. En esta

hipóstasis (ser o sustancia concretos de los cuales los fenómenos son una

manifestación), el significante/significado está abierto a múltiples lecturas, y es

"extremadamente sensible a los contextos de recepción". Estos contextos de recepción

tienen que ver con "la extraordinaria complejidad de las interrelaciones sensoriales,

emotivas, mnemónicas, culturales, modelizantes e individualizantes que se ponen en

22 Roman Jakobson. Lingüística y poética. Cátedra, Madrid 1981

Page 40: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

38

juego en la recepción de las imágenes artísticas". De allí entonces, que la relación

entre la obra y el receptor no puede existir ex nihilo.

Para el linguísta Georges Mounin y el historiador de arte René Passeron "la pintura,

por ejemplo, no tiene como objetivo primario la comunicación sino la pura expresión

autorreflexiva, lo que elimina la posibilidad de llamarla lenguaje"23. No podemos

estar de acuerdo, puesto que si bien es cierto que el arte no posee una estructura

comunicativa del mismo tipo que el lenguaje, lo cierto es que debe ser capaz de

comunicar algo que un receptor pueda percibir, si es que pretende colmar la necesidad

por la que el ser humano se dotó de arte. El carácter simbólico del arte implica de por

sí un grado de comunicación, ya que como vimos, el ser humano se sirve del símbolo

para encerrar en él su experiencia de tal forma que se torne transmisible en toda su

complejidad. Si obviamos la transmisibilidad, entonces ya no estamos frente a un

fenómeno de tipo artístico. De hecho, el propio Mounin llegará finalmente a la

conclusión de que "la obra, aunque sea considerada como objeto, existe no sólo como

objeto sino como una cosa que transmite otra cosa a alguien, por lo tanto, como medio

de comunicación". Y es que la pura expresión autorreflexiva, en la medida que no se

trascienda a sí misma, que no sea capaz de comunicar algo a alguien, puede ser un

ejercicio plástico interesante, pero carece de eficacia operativa en tanto arte.

Podemos afirmar lo anterior, incluso tomando en cuenta la precisión de Saussure

cuando asegura que "en el arte no predomina la dimensión comunicativa, éste es

fundamentalmente simbólico y, en consecuencia, relativamente ajeno a la semiosis

más pura"24, ya que aunque no predomine la función comunicativa (a diferencia de la

lengua), el hecho de ser simbólico implica ya un grado de comunicación, aunque esta

es sutil y abierta a múltiples lecturas, incluso aunque la comunicación esté dada

solamente en su función poética.

La función comunicativa del arte no estuvo en cuestión durante más de 30 mil años,

sólo se tornó problemática recientemente, a partir de la metamorfosis del siglo XX

debido a la crisis existencial que atraviesa y de la que aún no logra emerger.

23 René Passeron. Clefs pour la peinture. Edit. Seghers, Paris, 1969 24 Lupión. Op. cit.

Page 41: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

39

Sin embargo podemos trascender este estado de cosas si entendemos junto con

Mukarovský que "el arte aparece como símbolo exterior al que corresponde, en la

conciencia colectiva, una significación determinada, caracterizada por lo que tienen

en común los estados subjetivos de la conciencia que esa obra evoca en los miembros

de una colectividad determinada"25. Esta perspectiva, nos permite pensar que más allá

de una verdadera pauperización de la capacidad del público para experimentar

críticamente el arte, fruto del sistema globalitario-posmoderno en el que vive, existe

un vector directamente proporcional a ello que emerge desde el propio arte, que

aparentemente se ha des-responsabilizado. Los artistas y gestores del sistema artístico

actual parecen decir entre líneas que si no hay comunicación entre la obra y el

público, es responsabilidad del público hacerse con los códigos correctos, y no es

responsabilidad de la propia obra o bien descubrir ciertos códigos comunes con el

público, o bien vehiculizar los propios (autogenerados), de una forma eficiente. "El

espectador, para evitar ser llamado ignorante, no puede ni por asomo decir lo que

piensa, para este arte todo público que no es sumiso a sus obras es imbécil, ignorante

y nunca está a la altura de lo expuesto ni de sus artistas, así el espectador presencia

obras que no demuestran inteligencia", denunció la crítica mexicana Avelina Lésper.26

Esto sería un tema de preocupación muy menor, si no fuera porque se abona con estas

premisas, el campo donde crecerán sociedades menos inteligentes, menos refinadas,

cada día más cerca de la barbarie y cada vez más lejos de su emancipación como seres

plenamente humanos.

Es cuando la obra se vuelve hermética, que el discurso funciona como legitimador de

la artisticidad de la misma. Volviendo a nuestro ejemplo medieval, nadie necesita que

le cuenten la intensión del artista para ser arrastrado por la experiencia estética en una

catedral gótica. La artisticidad está implícita en la propia obra. Naturalmente, el

conocer las intensiones, el contexto histórico, los códigos compartidos por aquella

colectividad, aporta una infinita riqueza a esa experiencia, pero no conocerlos, no la

impide. De hecho no conocemos a ciencia cierta las intensiones del arte rupestre, no

obstante, no podemos dejar de gozar de experiencia estética entrando en Lascaux por

25 Jan Mukarovsk, Escritos de Estética y Semiótica del Arte, Gustavo Gili, Barcelona, 1977 26 Avelina Lésper. El arte contemporáneo es una farsa. https://www.facebook.com/notes/seta-fuerte/el-arte-contempor%C3%A1neo-es-una-farsa-avelina-l%C3%A9sper/10151431647131698

Page 42: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

40

poco que seamos seres más o menos sensibles, y más allá de que sus autores hayan

pretendido hacer "arte" en el sentido que actualmente le damos a la palabra, o no. Así,

la historia del arte parece dar la razón a Oscar Wilde cuando afirmaba que "revelar al

arte y ocultar al artista es la finalidad del arte".

Sin embargo, las mayoría de las obras del arte contemporáneo, ya no hablan por sí

mismas, como veremos ejemplificado en la segunda parte del texto, al contrario, la

voz de la propia obra se ha silenciado, sustituyéndose por la voz del artista, el curador,

el galerista, el gestor.

SOBREDETERMINACIÓN LUNGÜÍSTICA vs EXPERIENCIA ESTÉT ICA

Al abrirse la era de los discursos artísticos, la plástica parece ya no necesitar transmitir

por sí misma, sino que le es suficiente remitir a los discursos que le dan sentido. Sin

embargo ese remitir no es el mismo que aquel al que nos referíamos al hablar de lo

símbolos, pues en este caso no remite a otra cosa que no está presente, ni siquiera

remite a esa "cualidad" que está siempre presente aunque no la percibiéramos antes,

sino que ahora, remite a una elaboración racionalmente construida, alejada de la

experiencia sensible.

El hermetismo de las obras nacidas bajo esta concepción, permite la adopción de

discursos a piacere, lo que habilita a Jasper Johnes por ejemplo, a decir sobre su

pintura, cuando es interrogado sobre lo qué es, que "pues es todo lo que usted quiera

decir de ella". De modo que si uno dice "su obra es una porquería", el autor no podrá

sino aceptar ese juicio, pues la obra en sí misma no puede negarlo, dado que no "dice"

nada en sí misma, sino que depende de lo que se diga sobre ella para encontrar alguna

significación. Es en definitiva lo que se "dice" sobre la obra, lo que le conferirá

artisticidad, volviéndose ella misma totalmente dependiente de este discurso que la

justifica como arte. Dicho de otro modo: es una obra que necesita que alguien diga

explícitamente que es arte para serlo. Su artisticidad no está implícita en la propia

obra.

Por otra parte, con el advenimiento del arte minimal primero y del conceptual

después, se dio un portazo aparentemente definitivo al trabajo manual, a la necesidad

de pericia técnica, imponiéndose una noción de un artista como puro intelectual. Sin

Page 43: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

41

embargo, estos artistas-intelectuales, no muestran un rigor teórico que les permita ser

considerados como intelectuales, y al mismo tiempo, su falta de pericia técnica, de

habilidad manual, tampoco nos podría autorizar a entenderlos como artistas. Salvo

preciosas excepciones, las obras de arte contemporáneo, no sorprenden ni por

profundidad intelectual, ni por su experticia técnica.

La gran mayoría de obras contemporáneas funcionan como ilustraciones de

disquisiciones más o menos interesantes sobre el carácter de la imagen o de la

representatividad, etc. Siendo los discursos quiénes le confieren artisticidad,

establecen una especie de superioridad de lo logocéntrico, lo filosófico, lo intelectual

en general, con respecto a lo simplemente plástico. De allí que observemos

actualmente creadores que más que tener una competencia manual (que

desconocemos), aparezcan como un intelectual que se interroga sobre el arte, y cuyas

obras suelen ser reflejo de dichos cuestionamientos. El cambio de status, del artista-

artesano al artista-intelectual, operado en el Renacimiento, daría pie a esta derivación,

si no fuera que no se trataba de una sustitución de un valor por otro, sino de una

sumatoria que enriquecía el concepto mismo de "artista".

Un ejemplo cristalino de esta pretendida superioridad logocéntrica, lo encontramos en

el comentario de Sheila Cabo27 cuando se refiere a cómo ya en la documenta X en

Kassel, se "había presentado la propuesta de no realizar más una muestra actualizada

de los trabajos artísticos, (…) sino instituir, como parte del evento, los debates

conceptuales que el arte, los artistas y las instituciones artístico culturales

contemporáneas señalaban impulsar".

En el mismo sentido, recordemos la Bienal de San Pablo 2003, que, muy preocupada

por la crisis del arte, presenta 12 mil metros cuadrados de "nada". Un vacío total en el

gigantesco predio de la muestra. Su comisario, Ivo Mesquita, explicaba que la

propuesta de este año era la nada. Con este gesto se pretendía evidenciar la crisis del

arte actual. De ese modo, cada cual podía imaginar su propuesta.

De ambos ejemplos podemos desprender que por un lado, en el mejor de los casos, la

presentación de las obras por sí mismas, sin un discurso, parece ya no tener gran

27 Sheila Cabo. Utopía realizada, discursos en arte. Editora Complutense, Madrid, 2010,

Page 44: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

42

relevancia, pues las mismas remiten a debates conceptuales impulsados por el poder

artístico, y por otro lado, en el peor de los casos, la obra en sí es tan irrelevante, que

no amerita siquiera su exposición: El discurso termina por sustituir a la obra.

Sin necesidad de arribar a esos extremos, lo cierto es que la excesiva

intelectualización de la plástica, a través de los discursos artísticos, genera una

sobredeterminación lingüística que actúa en las obras debilitando su potencial de

"afectación" sobre los sujetos. Este determinismo lingüístico, excluye de sus

contornos todo lo sensible, lo emotivo, lo inefable de una obra de arte, empobrece el

sentido de las imágenes "reduciéndolas a lógicas discursivas"28 señala Lupión. Así, el

público tiende a dudar entre la banalidad y la espectacularidad de las obras de arte

contemporáneas, o lo que es lo mismo, entre su incomprensión total y su extrema

estetización. Precisemos que no nos referimos al espectador conocedor, interiorizado

en los códigos de acceso a las obras contemporáneas (honesto o snob), ni al otro

extremo de la gama social, sino a ese público medianamente culto que se interroga

con toda buena fe si el arte contemporáneo no es una “máquina destinada a masacrar

el arte plástico” como señala Laurent Wolf29

El arte había roto hacía ya mucho tiempo con la necesidad de lo “bello” en una obra,

pero ¿puede permitirse prescindir de la dimensión estética (vivencial, sensorial) y

seguir llamándose arte?

La superioridad de lo intelectual, o como diría Derrida el "prejuicio logocéntrico" en

donde se afirma una supremacía de la "poesía" con respecto a las artes visuales, por

corresponderse más a la inmaterialidad y la temporalidad del pensamiento, es lo que

prima hoy en día.

28 Lupión. Op.cit. 29 Laurent Wolf. Vie et mort d'un tableau. "Muchos amantes sinceros de arte, que sienten tanta admiración frente a cuadro de Monet o de Matisse como inquietud frente a una instalación de Beuys e incluso una serigrafía de Andy Warhol, se preguntan con angustia, no porque sean en principio hostiles a la novedad, sino porque tienen el sentimiento de que un espíritu burlón está a punto de privarlos de eso que aman, y de hacer, de ese apego, una “falta del gusto” (...) Un vértigo de ese tipo recorriendo el Museo de Bellas artes de la ciudad, dirigido en aquella época por Jan Hoet, futura vedette entre los creadores de exposiciones contemporáneas. El suelo de la sala estaba ocupada por ensamblajes de objetos que extraían su significación del propio ensamblaje y que proponían enigmas en forma de jeroglífico. (...) Como había consagrado algunos años precedentes a frecuentar otros lugares fuera de los museos y galerías de arte, me encontraba un poco como en la situación de un viajero que volviendo a su pueblo –porque consideraba museos y galerías como mi pueblo-, no reconociera las casas, ni las calles, ni sus habitantes.” http://www.cairn.info/revue-etudes-2004-2-page-211.htm

Page 45: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

43

Nos atrevemos a sugerir que estas nociones parten, más o menos claramente, de una

sesgada lectura de la Estética de Hegel respecto a las fases de desarrollo dialéctico del

Espíritu Absoluto. Hegel dice que "el arte nos invita a la contemplación reflexiva,

pero no con el fin de producir nuevamente arte, sino para conocer científicamente lo

que es el arte, la naturaleza del mismo arte".30 Esto es así puesto que el "momento de

la filosofía" es superior en el devenir dialéctico del espíritu al "momento del arte". De

hecho en Hegel, incluso la música es superior a la plástica por su carácter

eminentemente abstracto e inmaterial. El idealismo hegeliano ha permeado en gran

parte de la producción plástica desde los 60s, como si a partir de esta "toma de

conciencia", el arte no fuera más válido en la medida en que no remita a una

"autoconciencia superior" de carácter más filosófico, lejos de la mera y prosaica

delectación sensible. Naturalmente se presenta una contradicción ya que el carácter

teleológico de la estética hegeliana, no puede coincidir con el posmodernismo por sus

propias premisas. Por otra parte, Hegel no señala que en el proceso desaparezca el arte

plástico, ya que en la dialéctica, las fases anteriores son absorbidas en lo que tienen de

esencial, no desaparecen, se integran en una autoconciencia superior. Sostenemos que

se trata de una lectura sesgada puesto que no se operó un proceso dialéctico, sino que

lo intelectual sustituyó a lo visual en la plástica a partir del conceptualismo. Si bien no

es objetivo del presente texto ahondar en el aspecto filosófico de la cuestión, nos

resulta clave entender que la mutación de la plástica en filosofía juega un papel muy

importante en la metamorfosis del arte a partir de la mitad del siglo XX.

Lo que cabría preguntarse es si esa condición filosófica, implica el exilio de la

experiencia estética y si una obra de ese carácter seguiría siendo operativamente

eficaz en tanto arte.

La propia definición de "experiencia estética" no es unánime y está supeditada al

discurso cultural desde el cual se elabora. Sin embargo, de un modo general, podemos

decir que la experiencia estética no tiene otra finalidad que sí misma. Ella produce un

conjunto de emociones que llega por los sentidos y que la conciencia traduce en un

tipo de conocimiento único que nos cambia sutilmente, ampliando nuestra experiencia

vital. Es un dominio de experiencia específica, que no es ni puramente cognitiva ni

30 G. W. F. Hegel, Lecciones sobre la estética. Ediciones Akal, Madrid, 2007

Page 46: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

44

puramente sensorial, sino una experiencia particular que implica una pérdida de

contacto con la realidad inmediata, una sensación de transporte a otro mundo que

tiene su propia realidad, una pérdida de referencias utilitarias por lo que es

desinteresada, que implica también placer, incluso cuando es desagradable,

perturbador, o extraño. Los componentes de la experiencia estética son múltiples,

variados y aparecen casi siempre entrelazados. Entre ellos podríamos señalar que

presentan una dimensión moral de la reflexión, una dimensión erótica, una dimensión

cognitiva, una dimensión de choque y de asco, y una dimensión de renovada atención

a las cosas.

El curador Roger Buergel la entiende como, "una irritación de la comprensión, un

desmoronamiento de nuestras categorías que, de repente, pierden su validez"31 y

agrega que "esta irritación puede ir acompañada de una crisis, de un sentimiento de

desorientación, propiciando un momento liberador que, cuando lo consentimos, nos

revela universos sensibles muy diferentes. Pero es imprescindible que lo consintamos

porque la experiencia de poner en entredicho es molesta, ardua, incluso dolorosa".

A partir de esta afirmación, podríamos preguntarnos si efectivamente el objetivo del

arte es la perturbación, si el goce estético viene dado solamente a partir de allí. ¿Acaso

con la perturbación alcanza para decir que estamos ante una experiencia estética?

Hemos visto casi hasta el hartazgo cómo en el arte contemporáneo se usa y abusa de

la dimensión de choque o asco que puede acompañar a una experiencia estética, como

si tan solo con esa dimensión del fenómeno, pudiéramos asegurar que estamos ante el

fenómeno completo. Nos parece evidente que el mero asco o choque por más

perturbador que sea, no es condición suficiente, ni siquiera necesaria para vivir

experiencias estéticas. Naturalmente que ese choque puede implicar una experiencia

estética, pero solamente en la medida en que venga acompañado de otras dimensiones

que logren configurar el fenómeno. No cualquier sensación de asco o choque puede

generar una experiencia estética en el sentido que a la misma le hemos asignado.

Tendemos a coincidir más con Jauss que con Buergel, cuando sostiene que la

experiencia estética es ese "lugar de experiencia significativa, en el que los seres

31 Roger M. Buergel, Correspondences Circa Art Magazine Archive. http://circaartmagazine.website/autumn-2005-roger-m-buergel-correspondences/

Page 47: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

45

humanos aprenden algo acerca de sí mismos y del mundo, además de estremecerse y

gozar, que del encuentro con el arte nadie vuelve sin alguna ganancia".32 Es

precisamente la dimensión del goce, del placer, lo que parece haberse erradicado en el

arte contemporáneo.

En la experiencia estética, los sujetos no sólo experimentarán algo acerca de sí

mismos o de las circunstancias en que viven, experimentarán además qué significa

tener esas experiencias en el mundo. Tal como señala Dewey, "la obra de arte dice

algo a quienes impresiona acerca del carácter de sus experiencias del mundo"33.

Este tipo puntal de experiencia parece implicar un "algo" que supera toda posibilidad

de verbalización. El espectador se encuentra ante una situación en donde se establece

una suerte de negociación entre su intelecto y la experiencia corporal a la que está

sometido. Esto requiere entonces de otras competencias que la sola capacidad de

conceptualización lingüística, competencias que sean más acordes a la necesidad de

incorporar esa experiencia singular.

La experiencia estética es eminentemente subjetiva. Es como ese instante en que

percibimos por vez primera una nueva gestalt. En la medida en que una obra plástica

no logre producir experiencia estética por sí misma, no existe posibilidad alguna de

que un discurso justificatorio venga en su auxilio. Su carácter emotivo-sensorial la

hace una experiencia particular, que no puede ser reducida a su aspecto cognitivo.

En definitiva, resulta interesante la síntesis de Hall Foster cuando asegura que

"podemos resumir el paso de la modernidad a la posmodernidad como un proceso de

abstracción: Primero el referente es abstraído en la alta modernidad; luego el

significado es liberado en la posmodernidad, ampliando al infinito el dominio y el

juego de la significación". 34 Podríamos preguntarnos si este juego infinito al que se

refiere Foster no es en fondo (y más allá de cualquier discurso) el resultado del

abandono de cualquier pretensión de significar algo ya sea por nihilismo o por mera

incapacidad de encontrar algo que significar. Del alguna forma es como si se le

32 Hans Robert Jauss , Pequeña apología de la experiencia estética, Paidós Barcelona, 2002 33 J. Dewey, Op.cit. 34 Hal Foster, El retorno de lo real: la vanguardia a finales de siglo, AKAL, Madrid, 2001

Page 48: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

46

concediera razón a quienes sostienen la "muerte de la pintura" como productora de

imágenes con mensaje.

Es cierto también lo que afirma Gadamer: "la incomprensibilidad del arte actual

refleja la opacidad del mundo actual, porque el enmudecimiento de la imagen es

también una manera de comunicar la verdad de nuestro mundo desmembrado", y

agrega que "la renuncia del arte moderno al significado es en ella misma significativa,

del mismo modo que la aparente carencia de ideología es una nueva construcción

ideológica."35

Es por eso que resulta tan importante estar atentos a los cambios que empezamos a

notar en el mundo, principalmente en los países centrales (Europa y EEUU).

Movimientos cada día más fuertes de descontento, no solamente político, sino más

bien sistémico, empiezan a emerger. "Las cosas así, no dan para mucho más" es lo

que las poblaciones parecen empezar a transmitir en las calles. El desmembramiento

del que habla Gadamer, parece estar dejando lugar a nuevos modos de organización

colectiva, a nuevas solidaridades, y las ideologías que durante décadas parecían

liquidadas, hoy parecen estar actualizándose.

Sin embargo, el arte no está dando señales de cambios significativos, se mantiene un

statu quo en que aparece, por primera vez en la historia, en retraso con respecto a su

propio tiempo.

Siempre el arte fue vanguardia, fue punta de lanza de los cambios. Entonces, o bien

perdió esa capacidad por haberse tornado operativamente ineficaz, o bien los cambios

que empezamos a observar no son tan relevantes. Podríamos dudar de esto último

leyendo aquello de "bolche y Gabbana" en Venecia y viendo la preocupación social

que reflejan las obras presentadas. Pensamos que un cambio de época es fácilmente

verificable observando la emergencia de los movimientos político-sociales que

mencionáramos en nuestra introducción, y cómo ellos se cargan simbólicamente.

Pero entonces, ¿qué sucede con el arte, que a pesar de que los artistas puedan querer

representar esta preocupación social creciente, lo hacen desde una lógica artística que

35 Gadamer. Op.cit

Page 49: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

47

permanece incambiada? Lo único que nos muestra su voluntad de participar del

cambio, son los discursos que adosan a las obras. Si no los conociéramos, no

podríamos siquiera comenzar a intuir dicha preocupación. Planteado de forma más

gráfica: es como si en el Renacimiento Botticelli, atento a los cambios en la

cosmovisión colectiva, hubiera pintado sus personajes mitológicos (de una época

clásica brillante que se pretende recuperar), pero con el hierático lenguaje medieval.

Puede entonces que exista un "qué" más o menos novedoso en esas obras, pero

propuesto desde un "cómo" incambiado, conceptual y más o menos hermético,

provocando que el espectador no tenga la oportunidad de salir de un régimen de

experiencia dado, hacia otro nuevo, puesto que simplemente o bien le resulta

indiferente el "qué" propuesto, (de haber realmente alguno, más allá de la mencionada

autorreferencialidad), o bien el "cómo" se le presenta tan inaccesible, (de no conocer

los discursos justificatorios y/o los códigos a los que ya nos referimos), que es incapaz

de sentir nada frente a la obra, más allá de la simple perplejidad.

De alguna forma, si Gadamer tiene razón, entonces el arte actual está "viejo", parece

anclado en una sociedad posmoderna que empieza a tambalearse. El arte sigue siendo

posmoderno, mientras que las sociedades ya están en una búsqueda para trascender

ese estado de cosas.

Podemos afirmar entonces, a la luz de esta valoración, que a partir del visual turn, de

la omnipresente proliferación de imágenes, de la crisis existencial del arte plástico, de

su pasaje a la autorreferencialidad y los discursos que se vuelven imprescindibles, a

partir del oscurecimiento de los códigos de acceso a la obra, de su intelectualización

en detrimento de la experiencia sensible, de la sobredeterminación lingüística, el arte

plástico ha perdido su eficacia para satisfacer las necesidades estético-espirituales del

ser humano en el mundo contemporáneo.

Esto es producto de una crisis existencial que lo llevó a volverse autorreflexivo,

autorreferente, y es natural que haya sido así, cuando se ve cuestionada su propia

razón de ser, pero ya lleva más de medio siglo sumido en esa fase. ¿Ha sido capaz de

encontrar alguna respuesta en todo este tiempo? ¿Ha logrado clausurar

satisfactoriamente sus interrogantes? La Bienal de Venecia 2015 es evidencia de que

no. Se avanza la idea de que el arte es una eterna interrogación, como la filosofía, que

Page 50: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

48

las preguntas que se formula no tienen respuesta. Sea; pero en ese caso ¿qué sentido

tiene seguir interrogándose sobre lo mismo, de la misma forma, hurgando en los

mismos lugares, a menos que estemos dispuestos a pasar 500 años discutiendo el sexo

de los ángeles como en Bizancio? Si los artistas no son capaces de proponer nuevas

respuestas, quizás vaya siendo hora de cambiar las preguntas. Tal vez la humanidad

necesita imperiosamente que el arte deje de mirarse el ombligo y empiece a

preocuparse por otro tipo de cosas, de buscar fuera de sí mismo nuevos horizontes.

Con respecto a la pintura, escribió Nicolaï Taraboukine ya en 1923: "Pienso en una

tela recientemente propuesta por Rodchenko a los espectadores. Era una pequeña tela

casi cuadrada, enteramente cubierta de un único color rojo. Esta obra es

extremadamente significativa de la evolución sufrida por las formas artísticas en el

curso de los 10 últimos años. Ya no es una etapa que podría ser seguida de otras

nuevas, sino que es el último paso, el paso final efectuado el término de un largo

camino, la última palabra tras la cual la pintura debería callarse, el último “cuadro”

ejecutado por un pintor"36. Por suerte sus predicciones no se cumplieron exactamente,

o no al menos en aquel momento, pero efectivamente, pasado casi un siglo, asistimos

a una época en la que el arte plástico parece ya no ser capaz de aportar nada nuevo

desde hace muchas décadas, parece limitado a conversar con sus ancestros más

próximos, a repetirlos, a comentarlos ya vaciados de su contenido inicial

revolucionario y perturbador, e incapaz de presentar en lugar de aquellos, otros

nuevos.

Ahora bien, ¿hay alguna razón por la que la crisis existencial del arte plástico haya

desembocado precisamente en estas formas? ¿Acaso estas formas son las que los

artistas están produciendo o simplemente son aquellas que los centros del poder

artístico hegemónicos nos muestran como arte? Si siempre hubo un poder que se

sirvió del arte como medio para transmitir una cosmovisión ¿quién se está valiendo

del arte hoy y para qué? Dicho de otra forma: ¿qué está pasando con el arte en tanto

medio?

EL PODER DEL ARTE El arte como medio

36 Nikolaĭ Mikhaĭlovich, Du chevalet a la machine. Editions Champ libre, Paris,1972

Page 51: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

49

Hace mucho que el arte ha dejado de cumplir el rol modelizador que las élites de

poder históricamente le habían asignado. Es evidente que el control de los medios de

comunicación masiva, como vimos en la introducción, hace ese trabajo mucho mejor.

El grado de complejización, sutilización y refinamiento de los mecanismos de los que

se vale la élite para transmitir su cosmovisión, su relato de la condición humana, sus

valores, resultan mucho más efectivos de lo que jamás fuera el arte plástico.

Sin embargo, esto no significa que el arte no cumpla ninguna función, cumple nuevas

funciones.

Así como la plástica entró en un período de crisis existencial, preguntándose "¿para

qué sirvo?", así el poder también se preguntó: "dado que ahora tenemos herramientas

mejores, ¿qué hacemos con el arte?" y encontró respuestas.

Pierre Bourdieu afirma que "a la elite cultural le interesa dejar pensar que las obras de

arte se fundamentan en un lenguaje oculto que sólo unos cuantos pueden descifrar de

forma natural. (...) Esta élite minoritaria no especifica la naturaleza de dicha

predisposición, aunque sí deja bien claro, a través del control de los medios de

difusión del arte, que no todos poseen dicha facultad de comprensión ya que es

patrimonio de una determinada clase social: la burguesía culta. (…) Al no revelar los

códigos convencionales que se manejan, disfrazándolos de naturalidad, como si de un

don se tratara, se veta el acceso a la cultura a los grupos más desfavorecidos,

preservando así las diferencias de clases, apropiándose de la producción artística

como índice diferenciador".37 Junto con Bourdieu, podríamos afirmar que hoy en día

"la función primordial de las instituciones del arte es la de preservar las diferencias de

clases." 38 Lupión señala incluso que "una parte considerable del arte contemporáneo

contribuye con su complejidad y hermetismo deliberado a mantener en pié dicha

lógica institucional." 39

Efectivamente, el nuevo rol que la elite parece asignarle a la plástica, ya no es el de

transmitir ciertos valores a la sociedad, sino el de encontrar mecanismos de

37 Pierre Bourdieu, Les regles de l'art, Seuil, Paris, 1992 38 Pierre Bourdieu, Creencia artística y bienes simbólicos: elementos para una sociología de la cultura, Aurelia Rivera, Buenos Aires 2003 39 Lupión. Op.cit.

Page 52: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

50

diferenciación dentro de esa sociedad, justificando así su condición de élite. Cabe

señalar que esto aparece como necesidad a partir de la democratización social que

implicaron las revoluciones liberales, en donde se proclamaba la igualdad entre todos

los individuos. Antes no era necesario dado que las élites de poder solían estar

investidas de títulos nobiliarios que señalaban sin lugar a dudas, su condición especial

frente al colectivo. Esta necesidad de diferenciación se acentúa en los albores de la

globalización por obvias razones. Hoy, en un mundo masificado, estos sectores logan

diferenciarse ontológicamente de la "masa", de la "plebe", a través de sutiles

mecanismos como los que aquí intentamos desnudar.

Al analizar las motivaciones, objetivo y mecanismos de los centros de poder

artísticos, coincidimos con Barthes cuando propone que "siempre existe una ideología

encubierta tras la apariencia benigna de los discursos y las imágenes". 40

A partir del visual turn, nuestra cotidianeidad está plagada de imágenes, tal es la

confusión de visualidades que ya no sabríamos distinguir una imagen artística de una

publicitaria. La publicidad, aparentemente desideologizada lo ha invadido todo. Sin

embargo Yayo Aznar nos alerta sobre que "lo que parece una falta de ideología en la

publicidad es en realidad una fábrica de deseos construidos por otros, a través de

imágenes que nos cambian la mirada, la forma de ver y de relacionarnos con el

mundo".41

Proponemos entender, yendo un poco más allá, que esta aparente falta de ideología, es

en realidad el fruto maduro de la ideología dominante, es en sí el objetivo buscado. A

partir ahí, podemos empezar a entender cómo es que se establece la confusión entre

cualquier imagen y la imagen artística, y por qué.

Esta estrategia de superproducción de imágenes y de porosidad extrema entre

cualquier imagen y la artística, en donde cualquier cosa podría ser arte, no es ni

inocente ni casual. Persigue dos objetivos claros: el que ya mencionáramos de

diferenciador social, y al mismo tiempo, intenta anular el potencial peligroso del arte,

fundiéndolo en una masa informe de imágenes, todas con idéntico estatus aparente, de

40 Roland Barthes, Lo obvio y lo obtuso: imágenes, gestos, voces, Paidós, Barcelona 1982 41 Aznar Yayo, Los discursos del arte contemporáneo. Ed. Universitaria Ramón Areces, Madrid 2011

Page 53: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

51

entre las cuáles, será el propio poder artístico quién defina qué se debe considerar

como arte.

El posmodernismo, con su "todo vale", es especialmente funcional a este sistema en

donde el poder artístico, más allá de aportar una orientación interpretativa o

experiencial, se arroga la hegemonía de establecer incluso el propio status de una

imagen como obra de arte: Aquello que el poder diga que es arte, será comercializado

al precio que el mercado del arte disponga que valga, será exhibido en ámbitos que

presupongan una artisticidad probada, y será alabado por la crítica en función de ello.

A nadie escapa el juego de bolsa de valores que implica la comercialización del arte

contemporáneo, y las pingües ganancias que el mismo ofrece a los inversores que

compran obras no por lo que de artístico tengan, sino por el precio de la firma del

autor. Ese tema ha sido ya largamente abordado por investigadores de todo tipo, por

lo que no vamos a entrar en estos pormenores.

Lo cierto es que analizando aquello que el poder señala como arte, podemos

rápidamente verificar la presencia de todas o algunas de las características que hemos

venido señalando al referirnos a la obra contemporánea.

Es a partir de estas dos constataciones (el nuevo rol de diferenciador social, y la

posibilidad de hegemonizar el status de una creación cualquiera como obra de arte),

que podemos comprender cómo el estado actual del arte, es operativamente eficaz en

función de los fines que el poder le asigna. De esta forma, la ineficacia operativa del

arte contemporáneo como fin, sería altamente eficaz operativamente hablando para las

elites de poder. Es decir que sí colma las necesidades del grupo social que se sirve del

arte en acuerdo a los fines que se propuso. Esto es interesante porque puede que nos

ayude a comprender por qué el arte contemporáneo es como es.

En el mundo del arte contemporáneo, existen también producciones nacidas de

centros alternativos de reflexión y ejecución. Pero lo cierto es que más allá de los

esfuerzos para subvertir el estado de cosas, parecen no lograr hacerlo, siendo o bien

invisibilizados por el main-stream, o bien, en muchos casos, fagocitadas por el

sistema, y apareciendo como "arte emergente".

Page 54: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

52

Este ser tragado por el sistema, no es nuevo ni privativo del arte, tampoco lo es la

"tolerancia" a la pluralidad, siempre y cuando aquellas cosas toleradas sean inocuas

para los intereses de las élites dominantes.

La historia está plagada de sincretismos artísticos-simbólicos en donde un poder

dominante absorbe dentro de sí, elementos potencialmente peligrosos que le eran

externos, como por ejemplo, el germánico pino de navidad nevado, cargado con

frutos, eje central del rito de cambio de ciclo originario de las culturas animistas del

norte europeo de complicada evangelización. La iglesia debió fagocitar, asimilando

dentro de sí misma elementos simbólicos como el mencionado, para vehiculizar,

allende el mediterráneo, sus propias creencias, restando al mismo tiempo, el poder

simbólico diferenciatorio de aquellos mismos elementos. La transformación de la

imagen de la virgen María en una india mexicana, generando la iconografía de la

virgen de Guadalupe es otro ejemplo claro del tipo de sincretismos artístico-

simbólicos a los que nos referimos. El poder dominante incorpora y digiere el

elemento potencialmente subversivo y lo convierte en inocuo.

El arte plástico, durante miles de años fue funcional al poder, no siempre directamente

subsidiario, pero funcionando articuladamente para transmitir una visión del mundo

que aseguraba la continuidad y estabilidad del sistema. Cuando el sistema entraba en

crisis, el arte siempre era el primero en detectarlo, modificando sus formas y

contenidos en acurdo a las nuevas tendencias.

Sin embargo, los artistas no siempre se sometieron, escapando de vez en cuando a los

postulados dominantes, aunque debemos asumir que esas evasiones, por más

significativas que fueran, siempre habían sido excepcionales.

En el siglo XX en cambio, con las vanguardias, ese statu quo se rompió, emergiendo

un arte comprometido revolucionariamente (en forma y contenido) con su tiempo y su

sociedad. Un arte efectivamente peligroso para las élites dominantes puesto que las

cuestionaba, dejaba en evidencia los aspectos más perniciosos del poder, al tiempo

que subvertían todas las características plásticas clásicas de las cuáles el poder se

había servido hasta entonces. Las experiencias estéticas que sus obras convocaban,

producían un hondo cuestionamiento de los valores impuestos. Podríamos decir que la

irrupción de las nuevas tecnologías para captar la imagen, permitieron en primera

Page 55: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

53

instancia una liberación, un cambio radical en la concepción misma de cómo es y para

qué sirve el arte. Las primeras respuestas fueron tan fundamentalmente creativas,

revolucionarias y eficaces operativamente, que convirtieron al arte en un arma

poderosa en manos de artistas que buscaban la emancipación colectiva. Quizás por

eso, por su peligrosidad, no duró tanto.

Una cuarentena de años más tarde, parece haberse restablecido aquella vieja

asociación entre arte y poder, apareciendo la primer parte del siglo XX, apenas como

un magnífico hiato. De hecho, la crítica Avelina Lésper explica que en el mundo

actual "los objetos y valores estéticos que se presentan como arte, son aceptados, en

completa sumisión a los principios que una autoridad que impone".

Históricamente, la osadía al cuestionar los postulados dominantes, ha redundado en

graves costos para el artista, por ello observamos que pocos habían sido aquellos que

se atrevieron. Para alguien que depende de su trabajo para vivir, ver su obra

censurada, ocultada, o directamente destruida, requería de una clase de compromiso

extremadamente particular.

Antes, los mecanismos de censura eran obvios, mientras que hoy en día, son mucho

más sutiles. Basta que la élite desestime una manifestación artística en tanto tal, para

que la misma no tenga un “valor” relevante. Basta que no aparezca en los medios de

comunicación masiva, en las bienales, que no se la promocione en las galerías

prestigiosas, que no sea premiada, que no obtenga precios decorosos en subastas,

basta que no se hable de ella, para que simplemente "no exista". A menos claro, que la

propuesta tenga una fuerza de penetración tal, que obligue a la élite a fagocitarla,

incorporándola en su sistema pero vaciándola del contenido que la hizo peligrosa en

primera instancia, revistiéndola con un discurso apropiado que la vuelva inocua. Es

como cuando vemos una camiseta con el rostro del Che Guevara en una tienda de

Manhattan, al lado de otra con el rostro de Marilyn Monroe, un ícono revolucionario

transformado en un ícono pop sin mayor peligrosidad política. Es como la lectura de

Marx en la Bienal de Venecia, es el "Bolche and gabbana". Esta no es más que la

expresión actual de una metodología largamente aplicada por los centros de poder

artístico a lo largo de la historia.

Page 56: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

54

En este punto de nuestro trabajo, parece pertinente preguntarnos qué obras son

peligrosas para el poder y cómo distinguirlas de las que no lo son. Es una pregunta de

compleja respuesta por varias razones, principalmente porque las necesidades del

poder van cambiando, y porque la capacidad de radical invención del arte, no nos

permite demasiadas predicciones.

Sin embargo, podemos observar que casi siempre ha sido más determinante para

evaluar el grado de peligrosidad de una obra el contenido de la misma que su forma.

Es por eso que Giotto o Caravaggio podían pintar cómo quisieran, en la medida en

que lo que pintaran fuera "apropiado". Giotto innovó como nadie antes el mundo de

las formas a pintar. Sus frescos, absolutamente concordantes con las necesidades del

poder en plaza, tenían no solo el permiso, sino el beneplácito de los decisores para

innovar. Caravaggio en cambio, no sólo innovó en las formas, sino que también se

arriesgó a hacerlo en los contenidos, así su Muerte de la virgen, presentaba a una

humilde mujer (quizás una prostituta), muerta ahogada (quizás suicidada)

personificando a la virgen. Ese contenido era intolerable y la historia da cuenta de la

virulencia con la que el poder lo enfrentó, no solo rechazando la obra, sino además

obstaculizando generosamente todo el trabajo del artista.

A la luz de estos ejemplos, podríamos pensar que el "qué" de una obra es más

importante que el "cómo" para definir su peligrosidad. Sin embargo, otros ejemplos

podrían desmentirlo. Así, recordemos fenómenos como el naturalismo estilizado

propuesto por Amenofis IV que en el antiguo Egipto intentó revolucionar su sociedad

y se valió de una revolución artística para vehiculizar sus ideas. Por razones tanto

religiosas como políticas, su intento resultó profundamente impopular, y a su muerte,

el arte regresó al tranquilo lugar rígidamente codificado que había tenido durante

tantos siglos, lejos de cualquier peligroso naturalismo. Más adelante, nos encontramos

por ejemplo con el terrorífico movimiento iconoclasta que, viendo en el naturalismo

una fuente de idolatría (adoración de ídolos), destruyó cualquier objeto de corte

naturalista que se pusiera ante su paso. Más cerca en el tiempo, la reacción nazi ante

el "arte degenerado" no fue políticamente carente de sentido: El expresionismo

alemán ejercía una ácida denuncia de una sociedad podrida que era más que visible (e

interpretable por cualquier analfabeto) en sus cuadros. Efectivamente, un analfabeto

no tiene inconveniente alguno en sentir todo el desosiego, el terror de El Grito de

Page 57: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

55

Much, por ejemplo, o de un cuadro de Kirchner, en dónde tanto el "cómo" como el

"qué" son fuertemente significativos.

Entonces, tanto el contenido como la forma han logrado inquietar a las instancias de

poder. Pero si observamos con más detalle, podemos evaluar que la forma se presenta

necesariamente asociada a un contenido que es el núcleo duro de la perturbación y

que determina a la forma. De este modo, el naturalismo de Amenofis IV no era

subversivo porque sus estatuas y pinturas fueran blandas y graciosas y porque se

parecieran físicamente al faraón, sino porque ese "cómo" implicaba un "qué"

perturbador, porque la gente asociaba esa forma de expresión a una serie de cambios

sociales que rechazaba. Los iconoclastas no destruyeron las imágenes naturalistas

porque su forma les resultara desagradable u ofensiva, sino porque ellas implicaban

unos valores que eran el núcleo duro de lo que rechazaban.

Volviendo al arte contemporáneo, ya vimos que el "cómo" aparece como centro de las

preocupaciones artísticas, relegando al "qué" a un segundo plano o incluso

eliminándolo por completo. Este "cómo" presentado de formas más o menos

herméticas, ha perdido gran parte de su peligrosidad, pues no responde a un "qué"

perturbador.

De este modo, el espectador al que se le presenta un "cómo" inaccesible (si no tiene

los códigos de acceso a la obra), es incapaz de sentir algo frente a la obra, y el "qué"

propuesto (de haber alguno), le resulta totalmente indiferente.

Es una consecuencia esperable, natural y lógica que la inmensa mayoría de la

sociedad se sienta ajena al arte, y diga "yo de arte no sé nada". El público que no esté

particularmente interesado en las disquisiciones del fenómeno de la expresión

plástica, lógicamente quedará ausente y reinará el snobismo sobre el arte plástico,

porque es muy "inn" estar al tanto del "cómo" de la plástica, incluso aunque no se

logre vivir experiencia estética alguna ante él.

Parece difícil exigir de una plástica que ha renunciado al "qué", alguna clase de

influencia socio política en el seno de una sociedad que le da sistemáticamente la

espalda, lo que resultará por lo tanto, harto funcional al poder en plaza que erradica

así del arte plástico, cualquier posibilidad de incidencia social.

Page 58: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

56

Podemos aventurarnos entonces a sostener que son socialmente influyentes aquellas

obras que son capaces de comunicar a través de un "cómo" accesible al conjunto de la

comunidad, y que presentan un "qué" significativo para la misma, mientras que las

otras, pudiendo o no considerarlas arte, son funcionales al sistema.

De allí que encontremos un sinfín de obras que pretenden, desde el discurso,

denunciar el estado actual de cosas, pero lo hacen utilizando las mismas

prescripciones, los mismos modelos representacionales que aquello que pretenden

justamente denunciar, tal como nos lo muestra el brillante ejemplo de la bienal de

Venecia 2015.

SEGUNDA PARTE

LA ABSTRACCIÓN POSMODERNA

Pero ¿qué sucede entonces con el arte abstracto? ¿Acaso sostenemos que es incapaz

de generar experiencia estética? Definitivamente, no, bien al contrario.

Existen obras en las que no intervienen elementos figurativos o simbólicos pero cuyo

poder artístico reside en su naturaleza cualitativa.

"En toda actividad perceptual-cognoscitiva, hay aspectos elementales, constitutivos de

los niveles primarios de lo que se está percibiendo, que se asimilan sin participación

de la conciencia, pero dejando su huella mnémica, recuperable como propuesta o

como reconocimiento perceptual" asegura Magariños de Morentin42.

Junto a Magariños, podemos proponer la siguiente analogía: En la comunicación

verbal percibimos frases, palabras, pero rara vez atendemos al timbre y tono de la voz

del que habla, y solo con esfuerzo individualizamos los sonidos que emite la garganta

del hablante. Esto se invierte en el caso del canto, en el que la atención del oyente se

fija en los sonidos que emite la garganta del cantante, en su timbre y tono y solo

complementariamente llega a atender a las frases que construyen lo que efectivamente

42 Juan Magariños de Morentin, La semiótica de los bordes, apuntes de metodología semiótica. Editorial Comunicarte. Córdoba, 2008

Page 59: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

57

significa, lo que canta. En la plástica, sucede lo mismo: son las pinceladas de Monet,

Tintoretto o Velázquez lo más atrayente de su obra, la temática, si bien es

significativa, se vuelve secundaria; es la forma en la que aplican el material, el

cromatismo, el juego de formas y planos, la textura de las luces, aquello que las hace

excepcionales. Esto es lo cualitativo.

Toda la plástica contiene este aspecto cualitativo, pero existen algunas obras que

proponen solamente su percepción, sin ninguna figuración. Ahora bien, ¿es posible

que una obra que no contenga figuración pueda resultar operativamente eficaz?

¿Podemos tener una experiencia estética frente a una obra así? Naturalmente que sí, lo

sabemos por experiencia. Pero ¿cómo es posible? Intentaremos explicarlo:

Cada cosa que vemos activa en nosotros una asociación en nuestra memoria visual, de

forma inconsciente las más de las veces. Tenemos determinadas representaciones

mentales almacenadas en nosotros, que son actualizadas con la percepción de una

imagen material visual. El "atractor" de esa imagen, es "una forma o conjunto de

formas que en un momento dado, ya está organizado, con cierta constancia, en una

imagen mental almacenada en la memoria visual, la cual se actualiza o no por su

correspondencia o falta de correspondencia con la configuración que el perceptor

efectúa a partir de determinada imagen material visual propuesta"43 señala Magariños.

El atractor es entonces como un gatillo presente en la obra, que dispara asociaciones

en nuestra mente, consciente o inconscientemente.

De esta forma, lo que se activa en la mente de un espectador ante una imagen material

meramente cualitativa, es un "atractor abstractivo". El espectador percibe

abstracciones tales como color, masa, textura, y éstas remiten a determinadas

sensaciones subjetivas o "qualia" en su mente, en una suerte de semiosis privada.

Dicho de otra forma, existen en nuestra memoria determinadas abstracciones,

originadas en nuestra experiencia perceptual, que se van acumulando de modo

inconsciente; la labor del productor de imágenes solamente cualitativas, es lograr

formular una expresión material visual que apele a esos "qualia" que el espectador

posee en su memoria, trayéndolos al plano de la comunicación y por tanto,

haciéndolos socialmente compartibles. La capacidad de hacerlo, y por ello, el éxito de

43 Magariños Op.cit.

Page 60: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

58

su aceptabilidad por otros, constituye la tarea del productor de este tipo de imágenes

materiales visuales.

No cualquier imagen abstracta puede recibir el status de arte, la misma debe presentar

ciertas características que están en estrecha relación con esta semiosis privada, y que

por ello, genera comunicación entre la obra y el espectador.

Este segundo capítulo, pretende profundizar en la abstracción posmoderna, más

particularmente de la escultura/instalación abstracta posmoderna, puesto es la variante

artística que parece predominar hoy en día. Pretende situarse dentro de un espacio

más técnico, más concreto, que permita bajar a tierra las ideas vertidas en la primera

parte. Sin embargo, no es suficiente con el análisis de obras concretas, sino que es

imprescindible presentar un marco teórico desde el cual se establezcan dichos análisis.

El posmodernismo

Alrededor de 1984 el término "posmodernismo" ha comenzado a tener eco en los

medios de comunicación. Se habla del mismo en un sentido difuso y un tanto confuso

en relación a las formas artísticas y se ha generalizado llegando a denominar un

conjunto diversificado de corrientes artísticas, literarias e ideológicas que tienen en

común la pretensión de constituir una sucesión y diferenciación con respecto a la

modernidad.

Más allá de lo que dijimos ya en la introducción sobre la posmodernidad, al caer los

viejos paradigmas, esta especie de "clausura de la sociedad en favor del individuo y la

subjetividad", esta negación del futuro, esta aceptación de lo inmediato en su

contundente realidad del "aquí y el ahora", esa franca actitud hedonista y a la gloria

del "bienestar", es una característica sustancial para comprender qué sucede con el

arte. Dirá Almodovar que "ahora no hay movida, sino solo ganas de divertirse"

El paso del modernismo al posmodernismo, ha estado marcado por el pretendido

ascenso a un nuevo nivel de conciencia filosófica, reflejada en la pintura como un

"tipo de discontinuidad, prácticamente como si enfatizar la representación mimética

se hubiera vuelto menos importante que otro tipo de reflexión sobre los sentidos y los

Page 61: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

59

métodos de representación." 44 asegura José Luis Nuño Viejo. El esfuerzo de los

artistas por cuestionarse sobre la naturaleza del arte, condujo a la pregunta de qué

ocurría con el arte en sí mismo, con el arte después de su ascenso a reflexión

filosófica. Es con esta pregunta que se decretó el fin de la modernidad y es por ello

que la preocupación por lo meramente plástico desapareció, puesto que apareció como

tan poco relevante para la esencia del arte-filosofía, como había sido antes lo bello.

Lo más emblemático del posmodernismo es que no hay un arte más verdadero que

otro y que el arte no debe ser de una sola manera: todo arte es igualmente e

indiferentemente arte. Lo característico de la época posthistórica es un pluralismo

estructural sin precedentes.

En la época moderna había una suerte de unidad estilística que podía llegar a ser

elevada a criterio y usada como base para desarrollar una capacidad de

reconocimiento, sin embargo, nota diferencial del posmodernismo es su incapacidad

para señalar la posibilidad de una dirección narrativa, en una vertiginosa irrupción de

estilos simultáneos. Aún más, ya no podemos a ciencia cierta hablar de estilos, sino

apenas de tendencias, muchas de las cuales no son más que relecturas o derivaciones

de los ismos vanguardistas, pero vaciadas de contenido ideológico, en una sociedad

teñida de la permisividad crítica a la que aludiéramos en la introducción.

A partir de los 80s en las exposiciones, podía apreciarse una mezcla de tendencias

como rasgo más destacado que anunciaba lo que sería una característica de la nueva

sensibilidad artística reflejada en la simultaneidad y la prolífica aparición de "neos".

Partiendo de las nociones que dan origen al posmodernismo como la física de

partículas, en donde las "verdades" se transforman en "aproximaciones" casi poéticas,

el posmodernismo intenta entrar en consonancia con esa nueva racionalidad y procura

esbozar un pensamiento no lineal (lejos del binomio causa-efecto) y por consecuencia,

trabaja desde una percepción de la realidad diferente que intenta redefinir.

44 José Luis Nuño Viejo El fin del arte según A.C. Danto http://88.198.249.35/d/El-FIN-DEL-ARTE-SEGN-ARTHUR-C-DANTO.pdf

Page 62: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

60

La racionalidad unificante de la modernidad da paso a la racionalidad deconstructiva

de la posmodernidad, que se plantea "el arte de pensar sin paradigmas"45 tal como

afirma Rigoberto Lanz. Sin embargo, lo cierto es que aún no logra afirmarse una

nueva lógica compartida por la comunidad (definición misma de paradigma según

Kuhn), y de momento, existe una libertad en donde cada uno puede elegir un sistema

referencial a su antojo, y nadie está en posibilidades de afirmar si es válido o no. La

posmodernidad se define por la negación de los presupuestos de la era moderna, pero

no llega a establecer un nuevo "orden de cosas", un nuevo consenso.

Gramsci definía la crisis como el proceso histórico donde lo nuevo no acaba de nacer,

y lo viejo no termina de morir, y advertía que es aquí donde nacen los peores

monstruos. Podríamos afirmar entonces que el estado de cosas posmoderno es la

crisis, es el caos, lo relativo, lo incierto, condición substancial del nuevo modo de

vivir la realidad.

Ya no existe una visión totalizadora del hombre, del mundo y de sus problemas, sino

retazos, visiones parciales y coyunturales, sin embargo Anna María Guasch sostiene

que "pese a que el entramado de los indicadores de la posmodernidad se va haciendo

cada vez mas tupido, nuestras nociones tradicionales sobre el mundo persisten." 46

Podría afirmarse, siguiendo esta idea, que las mismas persistirán hasta el momento en

que emerja un nuevo paradigma con una capacidad explicativa tan abarcadora, que el

consenso colectivo se impondrá, generando nuevas nociones, ahora sí, divorciadas de

las tradicionales.

La abstracción

El arte abstracto podría definirse en sentido amplio como todo el arte que no es

figurativo, que no busca la evocación de "otra cosa" fuera de sí mismo, abandonando

la concepción del arte como imitación de la naturaleza.

45 Rigoberto Lanz. Enlace v.4 n.3 Maracaibo dic. 2007 46 Ana María Guasch. El arte último del siglo XX. Del posminimalismo a lo multicultural, Alianza Editorial, Madrid, 2000

Page 63: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

61

Sin embargo, así planteada, la abstracción resulta ser un concepto problemático

porque se define a partir de un componente negativo: la ausencia de figuración y,

como han dicho artistas como Picasso o Miró, nunca hay una pintura que no sea

figurativa de algún modo.

Si buscamos una característica positiva, que no sea sólo la ausencia de figuración, ésta

se encuentra en la analogía musical, en nociones como ritmo, tono y armonía. Esta

analogía se encuentra más o menos explícita en artistas como Boccioni, los hermanos

Delaunay, y principalmente en Kandinsky, (considerado como el primer artista que

realizó una pintura no figurativa, hacia 1910), Klee y de un modo quizás más lejano

en Miró. Estas nociones de carácter cualitativo, valen entonces como definición

positiva del arte abstracto.

No es objeto del presente trabajo realizar una historia del arte abstracto, pero resulta

imprescindible, para comprender el estado del arte abstracto en la posmodernidad,

describir brevemente sus diferentes estadios evolutivos.

En la década de 1910 a 1920 aparecen el cubismo, el constructivismo y, poco después,

el dadaísmo. Estos serán los grandes pilares donde toda la evolución del arte abstracto

va a sustentarse.

El cubismo supuso una ruptura radical con la idea del arte como imitación de la

naturaleza que había dominado la pintura y la escultura desde el Renacimiento.

Picasso y Braque se propusieron plasmar los objetos tal como sabían que eran y no

como parecían ser en un momento concreto o en un lugar dado. Para ello,

descompusieron los motivos representados en múltiples facetas, en lugar de

mostrarlos desde un único punto de vista, de tal modo que pudieran verse

simultáneamente muchos aspectos distintos de un mismo objeto.

Paralelamente, en Rusia, Vladimir Talín, al que se unieron Antoine Pevsner y Naum

Gabo, fundó el constructivismo, movimiento artístico que consideraba fundamental el

"construir" el arte, fundando un arte estrictamente abstracto que reflejaba la

maquinaria y la tecnología modernas, utilizando para ello materiales industriales,

siendo sus postulados pieza clave en el origen y enseñanzas de la Bauhaus.

Page 64: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

62

El dadaísmo por su parte, hizo especial hincapié en lo ilógico y lo absurdo,

presentando el "ready made" casi como manifiesto de su postura. El "ready made" es

un objeto de producción masiva escogido al azar, es decir, sin la intervención de

ninguna preferencia estética, de belleza o de unicidad, que se exhibía como una obra

de arte. "En otras palabras, desvincula el objeto artístico de lo que antes se

consideraba decisivo para su sentido y originalidad: la génesis de su forma en las

emociones personales y en las ideas del artista"47 según palabras de Guasch. Krauss,

puntualizará que se nos presenta "una obra que se resiste a todo análisis formal, ajena

a los sentimientos personales, y para la que no cabe decodificación o comprensión a

través del esfuerzo del sujeto"48

Pero Maurice Denis ya en 1890 había afirmado que "un cuadro antes de ser un caballo

de batalla, un desnudo, o la anécdota que sea, es esencialmente una superficie plana

cubierta de colores conjuntados con un cierto orden"49 poniendo así de manifiesto la

autonomía de los medios expresivos de la obra de arte que se impondría sobre la

iconografía, configurando así un nuevo tipo de visión.

Mientras que desde el Renacimiento encontrábamos una mirada centralizada en el

objeto, desde un punto de vista único y mimético, a partir del siglo XX encontraremos

una revolución cualitativa que implica un cambio de visión, una mirada hacia la

conciencia.

Señalaría Barros que la pintura abstracta, en sus intentos de resolución de la antítesis

sujeto-objeto, alcanza "el límite de la objetivación de un espacio concebido desde el

sujeto, es decir, de un espacio apriorístico, subjetivo, interiorizado"50. Esto nos

conduce poco a poco a la abolición del espacio euclídeo y comporta una organización

espacial que ya no reproduce distancias físicas sino psicológicas. Lo que manda es la

visión interior del artista, lo que Kandinsky denominaba el "principio de la necesidad

interior", cuyas leyes por definición, excluyen del arte al realismo.

47 Ana María Guasch. Op Cit. 48 R. E. Krauss, La escultura en el campo expandido, en La originalidad de la Vanguardia y otros mitos modernos, Alianza, Madrid, 1996 49 Krauss. Op. Cit. 50 T. Barros, Los procesos abstractivos del arte moderno, La Coruña. 1965

Page 65: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

63

La reversión de la conciencia hacia sí misma debe situarse al mismo nivel que los

desarrollos en otros ámbitos del saber a los que la plástica se halla estrechamente

vinculada, como el psicoanálisis, la fenomenología, el estructuralismo, la gramática,

la lógica, la lingüística, y sin dudas, la física, en particular los debates que suscitó la

relatividad en cuanto a la idea de espacio-tiempo. No menos importante fue la

irrupción de una nueva rama de la matemática: la topología. Todas estas nuevas

corrientes son fundamentales en la génesis de las abstracciones, y son también

(aunque no intencionalmente) la base de la posmodernidad, dado que es a partir de allí

que los viejos paradigmas comienzan a tambalearse. Será la abstracción, en todas sus

variantes, la que expresará plásticamente el nuevo rumbo que se estaba anunciando.

La abstracción se presenta como un estadio de desarrollo de la pintura occidental

fundamentalmente ontológico, es decir que se ocupa del ser en cuanto ser, y de

aquello que hace posibles las existencias, ya bien desde una óptica lógica y formal,

interesada en una ontología de la forma, netamente substancialista, donde el ser es

entendido como entidad formal (el formalismo), o ya bien considerando el ser como

una existencia “emotiva” (el expresionismo abstracto).

De una u otra forma, la cultura vanguardista insiste sobre lo anti-intelectual y las

facultades anti-cognitivas que aspiran a reencontrar las fuentes instintivas de la

expresión. Pero paradójicamente, termina produciendo el efecto inverso: adquiere un

carácter "cognitivo, hermético, intelectualizado, intransigente" tal y como lo señala

Adorno.

Esta radicalización del binomio "cognición-percepción" viene representada por dos

tipos de procesos pictóricos en las abstracciones: por un lado los geometrismos

vinculados al "ego cogito", la cognición, y por otro lado, los gestualismos y los

expresionismos espontáneos que proponen una "mística de la percepción", de la

sensación bruta. Dicho de otro modo: el carácter lógico de una parte, y el gesto libre

de carácter intuitivo del otro. Los procesos conceptuales coinciden con lo que Kuspit

llama la "abstracción mecanicista"51 del tipo Malevitch, y los procesos perceptivos

que este autor denomina como "abstracción organicista" del tipo Kandinsky (en sus

51 Donald Kuspit, El Fin del Arte. Ediciones Akal, S.A., Madrid, 2006

Page 66: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

64

primeras fases abstractas). Ambas tendencias atraviesan el siglo e implican un

conflicto que está en proceso de resolución con la abstracción postmoderna.

La conciencia abstracta se debate entre dos polos: el del idealismo platónico de la

forma y el de la liberación sin control del inconsciente. Mientras lo primero puede

aparecer como una idealización que conduce a los excesos del análisis formal, lo

segundo podría implicar una huida existencialista que niega la finalidad estética del

arte (el dadaísmo y las corrientes que se derivan de él o reciben su influencia).

Este subjetivismo que atraviesa el siglo, viene acompañado del culto al Yo, ya sea

reflexivo o impulsivo. Lipovetsky ya ve en esto un rasgo sintomático de la

posmodernidad. Pero si este germen postmoderno ya estaba allí, ¿qué cambios habrá

sufrido la abstracción en esta nueva etapa?

Juan Martín Prada analiza la posmodernidad como una "teoría del desplazamiento"52

regida por procesos de deconstrucción respecto a las grandes narrativas de la

modernidad.

Es Greenberg, ese gran "narrador" del arte moderno, quién mantenía que el imperativo

de hacer arte abstracto venía regido por la propia historia del arte, por las

determinaciones que el arte se había dado a sí mismo. Su crítica era prescriptiva para

el artista: en la medida en que la verdad del arte descansaba en la revelación última

del arte abstracto, éste era el camino a seguir por los artistas y el resto de opciones

eran o bien regresiones a estadios anteriores del arte o bien, simplemente, no eran arte.

A modo de ejemplo, Greenberg asegura que el surrealismo no tiene lugar, ya que,

siguiendo la línea de Manet y del impresionismo, el arte habría avanzado hacia el

expresionismo abstracto y luego hacia la abstracción del campo del color, y tal era su

camino. Según Greenberg, el surrealismo, está "fuera del linde la historia", esto es,

que sucedió pero no fue significativo como parte del progreso, no fue realmente arte.

La verdad del arte descansaba, según él, en la revelación última del arte abstracto.

52 Juan Martín Prada, La apropiación posmoderna. Arte, práctica apropiacionista y teoría de la posmodernidad, Ed. Fundamentos, Madrid 2001

Page 67: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

65

Sin embargo, en el posmodernismo, una idea como la de "progreso" dentro de una

"historia", es la que no tiene lugar, es demodée. La abstracción, tras la modernidad,

debería encontrar nuevas justificaciones, puesto que las de Greenberg ya no eran

útiles.

A principios de los 80s, paralelamente a la afirmación del posmodernismo en la

sociedad, la pintura abstracta tuvo que replantearse: si no hay un justificativo histórico

progresista, hay que buscar nuevas vías. Es así como lógicamente comenzó por

intentar redefinir su relación con lo real. De hecho, mientras que en el período de la

posguerra a los años 70s, bajo la influencia de Greenberg, se proponía un sistema de

señales auto referenciales en contraste con la figuración, ajeno a toda forma

discursiva, a partir de los 80s se redefinió su estatuto lingüístico, incluyendo, aunque

cifrados, temas sociológicos y metáforas de narración de la vida cotidiana.

Para redefinir su estatuto formal y conceptual a partir del rechazo de las teorías de

Clement Greenberg, los abstractos posmodernos incluirán elementos narrativos en sus

obras, haciendo obsoleta la retórica de la oposición formal entre la abstracción y la

figuración. Pero por sobretodo, muchas de las obras de estos artistas se diferencian de

las de los abstractos de los años 50, 60 y 70 porque a pesar de presentarse como

abstractas, pueden ser interpretadas como si fuesen figurativas. He aquí un giro que

vuelve "ambigua" la abstracción, absorbiendo dentro de sí las características de la

posmodernidad.

Contrariamente a lo que defendía el arte moderno, que despreciaba la representación,

el arte posmoderno piensa que todo es representación, sobre todo si entendemos por

representación esa categoría general capaz de englobar la totalidad de las

manifestaciones humanas creadoras de significado, no solo el arte plástico, sino

además, el cine, la TV, la publicidad, la moda, la política. El sentido de las obras, su

significado, ahora depende de algo más que de su forma. En la posmodernidad las

obras solo adquieren sentido cuando descubrimos su "intensión".

Las construcciones minimalistas que antes rechazaban cualquier asociación, son ahora

fuente de numerosas metáforas como ocurre con las obras de ladrillo de Per Kirkeby o

las piezas de hierro de la española Susana Solano, que con su configuración, evocan

una espacialidad arquitectónica y la experiencia de habitar. El ideal modernista quería

Page 68: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

66

Zu Hilfe, zu Hilfe! Sonst bin ich verloren, 1987, Knoebel

que en el arte solo viéramos lo que se nos muestra. El posmoderno en cambio,

siempre quiere que veamos algo más. El arte posmoderno es alegórico, las obras

hacen sugerencias, prenden ser como dispositivos, máquinas para sentir, recordar,

pensar e imaginar. Si bien la abstracción posmoderna no trata de contarnos una

historia en sentido literal, intenta proponernos a cambio un espacio "recreador" de

significados, donde el espectador pueda "reencontrarse".

Así por ejemplo el artista alemán Imi Knoebel, realizó la instalación "Zu Hilfe, zu

Hilfe! Sonst bin ich verloren" para la Documenta de Kassel del año 1987, una teatral

petición de socorro en la que reconoce que está "perdido", pero que no deriva hacia la

estilística de lo inhóspito, sino que opta por la elementalidad del espacio

arquitectónico doméstico.

Anna María Guasch asegura que "hablar hoy de la abstracción como fenómeno

conceptual supone hablar específicamente y, por el mismo motivo, algo irónicamente,

del contenido del espectáculo, del espectáculo de la cultura contemporánea, esto es, de

modos sociales y abstractos de referencia, y en definitiva, no de la abstracción per se,

sino de modos de abstracción" y cita como ejemplo el fenómeno de la nueva pintura

alemana, que nos recuerda que la "naturaleza", si bien ha "desaparecido" puede

recuperarse abstractamente.” 53

53 Ana Maaría Guasch, Los manifiestos del arte posmoderno. Ediciones Akal Madrid 2000

Page 69: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

67

Es así como una vez más, como en el pasado, es la naturaleza la que parece proponer

la salvación. Pero lo irónico es que ahora está "ausente": la propia naturaleza ha

quedado absorbida por la abstracción como todo lo demás, y existe tan solo como

incierto efecto de la naturaleza artificial, es una ficción de lo concreto creada a partir

de abstracciones.

El arte se presenta hoy como víctima de un pasado abstracto que debe trascender. Ese

pasado reciente "nos hace olvidar nuestra potencialidad para lo natural que, no

obstante toda su incertidumbre, es más una clave de nuestro futuro que certidumbre

derivada de nuestro conocimiento abstracto" señala Guasch. Los nuevos pintores

alemanes quieren recuperar esa naturaleza, porque para ellos es la única alternativa a

una "abstracción que nos ha vaciado"54.

El artista posmoderno está aún en busca de su identidad perdida, es quizás por ello

que acuda al pasado mediato, como un huérfano busca a sus abuelos. Asistimos

ciertamente a un cambio de mentalidad. Metafóricamente planteado, el hombre

moderno era aquel que trabajaba toda la vida para comprarse una casa (certeza del

futuro), el posmoderno en cambio, es aquel que saca un crédito para comprarse una

casa (ya, ahora, de inmediato), que estará pagando toda su vida. La casa es la misma,

el dinero también, es la relación del hombre con ello la que ha cambiado.

UN CASO CONCRETO

Uruguay, como la mayoría del mundo, absorbe las tendencias mundiales, rara vez las

crea. Estas nacen y se desarrollan actualmente en los países centrales (EEUU y

Europa). De allí que si queremos lograr comprender la génesis y las características

esenciales del arte hoy en día, no podemos sino mirar hacia la realidad artística de

aquellos países en donde emergen. De haber una maniera uruguaya de concebir el arte

contemporáneo, la misma no podría entenderse sin sus fuentes de inspiración.

Como el campo de la abstracción posmoderna es tan vasto, elegiremos centrar nuestro

análisis en el caso de la escultura española. La misma, por ser "europea", muestra

rápidamente las nuevas tendencias, pero por ser "hispana" tiene fuerte relación con

54 Ana María Guasch. Op. cit

Page 70: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

68

nuestra realidad americana, de esta forma, aparece como buen nexo. España, por

haber atravesado años de dictadura y pos-dictadura, con las clasusuras artísticas que

ello supone, también nos parece un ejemplo válido para nosotros, uruguayos. Aunque

naturalmente cada realidad es diferente, hay ciertas constantes que pueden servirnos

de referencia.

En España, la abstracción escultórica atraviesa procesos similares que en el resto de

Europa y en EEUU, aunque entrecortados debido a los procesos políticos conocidos.

La etapa de "construir destruyendo", la época de la fragmentación del cubismo, que

continúa con los constructivistas rusos (y luego vascos), tiene su cenit en los años 30s

con el empleo de las nuevas técnicas industriales utilizadas por Picasso y González,

así como la forja de chapa recortada de Gargallo y Ramón Acín. A esta época le

sucede otra que Ana Vázquez de Praga en ocasión de la exposición en el CAAM

sobre la escultura española, dio en llamar "Depuración-Primitivismo",55 sustentada en

la simplificación de la realidad y la esencialidad de las formas. Resurge en España, en

los años 50s, la abstracción geométrica impuesta en Europa en los primeros decenios

del siglo. Los nuevos constructores vuelven al hierro y a los metales para expresarse.

Utilizan para ello el gesto, el espacio determinado por la línea y los planos uniformes

que lo cierran o lo vacían. Esta reconstrucción de la escultura está cargada de

concepto y de pensamiento enunciado en formas. Oteiza, Chillida, Ferrant, Martín

Chirino, Pablo Serrano y Palazuelo son algunos de sus exponentes.

Pero a partir de finales de los 60s, algo cambia fundamentalmente, principalmente

bajo el influjo de EEUU, en donde comienzan a abandonarse los soportes

tradicionales. Ya no hay barrera entre el arte y la vida. Todo puede ser arte. Es el

momento de los "happenings", las instalaciones efímeras, el arte grupal y un sinfín de

ismos. Es la época del Fluxus, un movimiento internacional que se desarrolla a partir

de 1961 dentro del nuevo interés que surge tanto en Estados Unidos como en Europa

por el dadá y entorno a la figura de John Cage. Este movimiento busca ante todo la

fusión y la mezcla de todas las prácticas artísticas: música, acción, artes plásticas, etc.

En Fluxus se mezcla la alta cultura con la popular, el arte, el juego, lo insignificante y

un inexistente valor mercantil del producto o acciones realizadas. Así John Armleder,

55 'Rumbos de la escultura española en el siglo XX' Comisariada por Ana Vázquez de Parga, EL CAAM 2002. www.caam.net/es/exposiciones/b11/2001/ex_rumbos.htm

Page 71: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

69

decide unir pintura y objeto. En 1979 comienza a exponer sus "FS" (Furniture

Sculpture) en los que ya no se necesita de la voluntad artística para que una cosa se

considere arte, sino que plantea que todo lo que nos rodea, lo que forma parte de

nuestra vida, es reflejo del hombre y sus relaciones, y por tanto es medio expresivo

válido por sí mismo.

Del botellero de Duchamp llegamos a las sillas de Armleder, en un recorrido que nos

lleva desde la modernidad a la posmodernidad. Siguiendo la estela de Fluxus, los

límites entre arte y vida se vuelven totalmente borrosos.

Su reflejo en España se traduce en lo que se ha llamado genéricamente como arte

conceptual. Ya en los albores de la posmodernidad, surge una generación, que madura

en los 80s, y que toma un camino novedoso (entendiendo nuevo como lo que nunca

había existido y novedoso, como aquello que ya existía, pero que se presenta bajo una

luz diferente) en cuanto a la concepción de la escultura: Se vuelve a construir el objeto

artístico, pero se cambia la relación entre el espectador y la obra de arte. "La escultura

se expande e invade el espacio del espectador, así se convierte en un paisaje en el que

la persona penetra, atraviesa y así se integra en él".56 Las formas quizás permanezcan,

pero su función semántica ha cambiado.

56 Ana Vazquez de Praga. Rumbos de la escultura española del siglo XX. Catálogo de la exposición. CAAM. Las Palmas de Gran Canaria, 2001

Nine swimming pools, 2003. John Armleder

Page 72: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

70

LA ESCULTURA POSMODERNA La instalación

Ciertos conceptos deben enunciarse antes de abordar la observación de las obras,

puesto que preparar la “mirada” es fundamental para lograr comprenderlas.

Como hemos analizado en la primera parte, a partir de los años 60 se produce una

especie de "debilitamiento del modernismo"57 , tanto desde el punto de vista

ideológico como formal, siendo sus manifestaciones artísticas un conjunto caótico y

heterogéneo de expresiones.

Ordenar pues la revisión del devenir de la escultura, puede no ser tarea sencilla, ya

que como sostiene Rosalind Krauss, son características del arte posmoderno "la crisis

de la especialización y la apertura al eclecticismo o subjetividad del artista" 58 por un

lado, lo que complica la posibilidad de encontrar marcos estilísticos comunes de

referencia, y por el otro, "la incapacidad de determinar la práctica artística conforme a

un tipo de procedimiento previamente establecido", por lo que en la posmodernidad

ya no resultará evidente determinar si una obra es o no escultura.

Lo que para Rosalind Krauss se produjo mediante "la escultura en campo expandido",

dando paso a la posmodernidad, es la generación de "un conjunto de oposiciones en

las que se encontraba suspendida la categoría de escultura; lo que abría una brecha

hacia una exploración de los límites donde se contenía arte."59 A partir de los años 60

con la desmaterialización del arte, el site-specifity o el arte póvera (entre otros) se

propondría un cuestionamiento y una alternativa a las prácticas que hasta entonces, se

veían como arte, expandiendo el término hacia nuevas concepciones. Comprender al

alcance de esta expansión, es una de las claves de acceso a la escultura posmoderna y

a la instalación. Graficando: es el fin del pedestal, la escultura y el espectador, ocupan

el mismo espacio. La escultura se expande físicamente.

Otro elemento no menor para comprender el desarrollo de la escultura en la

posmodernidad, es el que señala Hal Foster cuando alude a "un desplazamiento del

57 Fredric Jameson, El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, Paidós, Barcelona, 1991 58 Krauss, Op.cit 59 Idem

Page 73: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

71

criterio disciplinado de calidad que regía el arte moderno a un nuevo valor de interés.

Este desplazamiento (…) ha traído como consecuencia la neutralización de la

pregunta que se hacía la crítica al respecto de la opción estética de una obra, de su

voluntad de forma como apuesta singular de construcción de sentido, de montaje

perceptivo que depende del trabajo específico con los medios". 60

Rosalind Krauss por su parte, dirá que la práctica artística no se define más en

relación con un medio dado, sino más bien en relación con operaciones lógicas, para

los cuales cualquier medio (fotográfico, libros, escultura, arquitectura, pintura,

música, etc.) puede utilizarse.

Entonces, la escultura baja del pedestal, no está clara su voluntad de forma porque ya

no importa; lo que importa, lo que le confiere artisticidad, es la serie de operaciones

lógicas que suscite, y puede estar hecha de cualquier cosa.

LO MODERNO

Para comprender cualquier escultura posmoderna, es imprescindible remontarse en el

tiempo. Nuestro viaje comienza con la revisión de dos artistas, como dos polos que a

través de sus aportes, han sentado las bases para la escultura de la segunda mitad del

siglo XX y lo que va del XXI, al menos, en España. Ellos son Julio González y

Constantino Brancusi.

Durante los años treinta, Julio González (1876-1942) se planteó proyectar y dibujar en

el espacio, trabajando por ensamblaje de trozos de hierro. Su obra escultórica es una

de las referencias básicas de la modernidad, y ha ejercido una influencia duradera

sobre otros escultores, entre los que destacan el norteamericano David Smith, el

británico Anthony Caro o los españoles Chillida, Oteiza y Chirino.

A pesar de la aparente discontinuidad y diversidad de su propuesta formal, un tema

otorga una férrea unidad a toda su carrera: la figura o, mejor aún, el ser humano. Toda

la obra de González es una reflexión sobre el lugar del hombre, sobre su forma y

sobre su espíritu. Frente a Brancusi, que parece culminar la línea de la escultura

60 Roland Barthes, Rhétorique de l'image Communication, n°4, París, 1964

Page 74: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

72

clásica con sus volúmenes cerrados y su sentido de masa plena, González parece

inaugurar un camino distinto, el de la construcción que crea mediante la conjunción

de planos, líneas y vacíos.

La clave de su obra es el concepto de un espacio más importante que la masa. Se trata

de un verdadero dibujo en el espacio formado por estructuras abiertas, livianas y

sutiles, en las que el vacío y la materia son protagonistas en condiciones de igualdad e

inseparabilidad. González no transcribe miméticamente la apariencia externa de una

figura humana, sino que invoca su presencia sugiriendo sus líneas básicas, evocando

sus ritmos y sus movimientos. Es el primero en utilizar el hierro de forma sistemática.

Constantino Brancusi (1876-1957) por su parte, experimenta con inquietud cómo

penetrar más allá de la apariencia, hasta llegar a la esencia y alcanzar la belleza

eliminando detalles y simplificando formas. Le atrae el

volumen cerrado, tradicional, aunque le da vida de una

forma nueva, deformando los objetos con gran

simbolismo y estilización. Sus obras abandonan el

realismo de corte académico y parten a la búsqueda de

la esencia a través de la simplificación de la forma,

conteniendo desde ya los valores de la abstracción: falta

de descripción y narración, gesto reducido a la mínima

expresión y elementos esenciales de la escultura

El beso, 1907. Brancusi

Mujer peinándose, 1931. Cabeza ante el espejo, 1934.

Page 75: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

73

destacados. Revaloriza el sentido de masa, volumen, textura, espacio y ritmo.

A partir de estas dos “preocupaciones”, a saber, el vacío y la simplificación de las

líneas, se generarán la gran mayoría de las investigaciones posteriores.

A la primera generación, la marcará Jorge Oteiza (1908-2003), quién dotará a la

abstracción de una sintaxis formal nueva, con una carga mística profunda. Su obra

significa un jalón importante en el devenir de la escultura contemporánea española,

muchas veces mediante referencia directa, muchas otras, mediante oposición.

Oteiza consideraba al arte como el modo más genuino y más adecuado de expresión

de las aspiraciones humanas de trascendencia, el "lugar de manifestación de lo

sagrado", afirma Iñigo Sarriugarte61 .

Como en Malevich, a quien estudió, esta aspiración está ligada al uso de la razón y de

la investigación artística formal, porque la abstracción permite evitar el subjetivismo,

la anécdota, el sentimentalismo, todo aquello que lo desvía de lo verdaderamente

importante para él. La abstracción permite que el arte se una al pensamiento filosófico

en la investigación racional de lo real, en la búsqueda de sentido. Como en las

vanguardias modernas, confiar en la capacidad de conocimiento del arte y en la tarea

intelectual del artista están en Oteiza ligadas a la justificación ideológica del arte

como utopía, a la realización del hombre nuevo. Es importante tener esto presente,

puesto que será uno de los lazos que se rompa en el posmodernismo y que

analizaremos en profundidad cuando veamos el pasaje de lo moderno a lo

posmoderno.

La "caja metafísica", obra de Oteiza, es el resultado de años de investigación y trabajo

sobre las ideas de la elevación espiritual a través del arte. Funcionan como ejemplo de

la fuerza y la pureza que pretendía alcanzar.

Al contrario que los minimalistas norteamericanos, que en la década posterior

buscarán en la geometría el modo de hacer evidente lo mundano de la experiencia

61 Iñigo Sarriugarte, Del culto a la muerte de un maestro: Oteiza y los jóvenes escultores vascos en los años 80, Revista de cultura e investigación vasca, Nº 25, 2006

Page 76: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

74

humana, Oteiza (aunque haya sido considerado como un minimalista español) busca

en la geometría el modo de trascender esa experiencia intramundana. La geometría le

sirve para pensar artísticamente las grandes ideas, que exceden largamente la

percepción sensible, aunque ésta sea su vehículo.

A través de la influencia de Malevich y Mondrian,

Oteiza llevó a cabo un trabajo que se llamó

"desocupación", en el que intentó liberar los lugares

cerrados, abriéndolos hacia el espacio

indeterminado. "La expresividad del hueco, la

ocupación activa del espacio, debe darse por medio

de la fusión de unidades formales livianas, esto es,

dinámicas o abiertas, y no por la desocupación física

de una masa"62 diría Oteiza.

Más allá del aspecto formal, es importante

señalar que Oteiza pensó en su tiempo, en los

problemas identitarios, en el hecho religioso, en

la arquitectura, y más, con una labor claramente

comprendida dentro de la idea moderna de

transformación, un deseo radical que tenía la

utopía como fin final (según la acepción

kantiana).

Tiempo después, nos encontramos en el País

Vasco a principios de los 80, en la facultad de

Bellas Artes, allí un importante número de

artistas se encuentran estudiando y posteriormente enseñando. Estos aparecen muy

influenciados por el minimalismo y el conceptualismo, pero prestan particular

atención a Oteiza puesto que para ellos su obra contiene unas pautas plásticas de

carácter internacional que difícilmente se observan en otros escultores vascos. Se

sienten atraídos por las investigaciones de Oteiza sobre el cubismo, el neoplasticismo

y suprematismo, pero especialmente el constructivismo. A partir del estudio de la

62 Iñigo Sarriugarte,Op. Cit.

La Luna como luz movediza, 1957 Oteiza,

Caja Metafísica”, 1958 Oteiza.

Page 77: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

75

producción de Oteiza, surgen obras en la línea de las cajas metafísicas, a modo de

relectura. Se produce entonces cierta homogeneización en los trabajos desde mediados

de los 80s, ya que se emplearon medios y planteos formales similares: volumen e idea

constructiva fueron el motor de las exploraciones de los nuevos artistas.

La caja oteiziana remite a límites que permiten aprovechar el espacio en toda su

amplitud, y permite además, desvincularlo de cualquier elemento de belleza,

siguiendo la idea de Oteiza de que "la función hace la forma".

Este grupo no es ajeno a los debates sobre el posmodernismo: no desecharon las

pautas del proyecto moderno, sino que plantean una revisión de sus contenidos para

utilizar los elementos que les resulten más válidos, de hecho estudiaron a Oteiza como

posible salida y solución al problema posmoderno. Para ellos, Oteiza "se instala en un

presente eterno, extenso, mientras que la posmodernidad se instala dentro de un

instante efímero, tenso" dice Iñigo Sarriugarte. Desde los ojos posmodernos, Oteiza

aparece como un animal divino.

Sin embargo, para crecer es imprescindible "matar al padre". Para estos escultores, la

combinación de materiales y el uso de determinados elementos poéticos han sido un

medio de deconstrucción con respecto a las influencias de las cajas metafísicas de

Oteiza por un lado, y al minimalismo por otro. La aplicación del color pretende

fomentar la presencia poética y expresiva en la escultura. Habría más necesidad de

lírica y menos de racionalidad. Mientras el minimal en general y también Oteiza,

potenciaban la forma en sí, sin resaltar a través de colores o elementos que

consideraba anecdóticos, que separaban al espectador del concepto de unidad, los

nuevos escultores incorporan color en una sección determinada, rompiendo muchos

de los planteos minimalistas, ya que el observador se sentirá más atraído por la

sección que presenta cromatismo que por lo demás. Combinan materiales con el

objetivo de dar lirismo y expresividad, proponiendo así una primera toma de distancia

con respecto de sus fuentes.

También emplean de manera personal la deconstrucción, no entendida como

destrucción, sino como análisis de la estructura formal, para ver cómo está construida

la forma y después reconstruirla, lo que nos recuerda a los juegos infantiles, al niño

desarmando el reloj del padre para ver cómo está hecho.

Page 78: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

76

Los nuevos escultores de la escuela vasca están interesados en la desconstrucción

puesto que ella resquebraja la unidad, (primer signo de la crisis posmoderna), muestra

las oposiciones jerárquicas en las que se basa una pieza, dejan al descubierto la

tensión estructura-imagen para revelar la existencia de articulaciones y

fragmentaciones (segundo identificador posmoderno) ocultas dentro de una totalidad,

que va a reconfigurarse en un nuevo todo.

La nueva corriente ya no está particularmente interesada en el carácter metafísico que

Oteiza imprimía en su obra (tercer marcado posmoderno: la desideologización),

rescatan su sintaxis formal para revelarla a la luz de análisis estructurales, para

conjugarla con propuestas más internacionales, marcadas por el minimalismo y

conceptualismo.

Utilizan las herramientas de Oteiza, pero vaciadas de su contenido. Un ejemplo más

que evidente es el relacionado al compromiso social. Compromiso, sí, pero entendido

como medio constructor del propio individuo (otro marcador posmoderno: el

individualismo), como fórmula de comunicación con el espectador y posibilidad de

estudio de diferentes cuestiones del entorno directo, una articulación que permite al

artista estar en relación con la sociedad, a diferencia de la transformación social y

espiritual que Oteiza buscaba provocar mediante la escultura.

Esto nos muestra una irreducible diferencia que señala la actitud posmoderna:

Mientras las visiones de la vanguardia partían de la articulación entre arte

experimental, crítica social revolucionaria, y evolución espiritual, como instancias

indisolubles para el vínculo arte-sociedad, en el arte del posmodernismo dicha

articulación se ha roto. "Mientras la vanguardia, en su crítica a las tradiciones

ancladas en la institución arte, puede considerarse posmoderna en cuanto ejercicio

autorreflexivo, la vinculación política de la vanguardia con la gran narrativa ofrecida

por el marxismo haría de la misma un ejercicio moderno y no posmoderno",63 explica

Hernán Marturet. Se han roto los lazos que unían al arte con la ideología, en una

especie de arte desideologizado, para una sociedad desideologizada. Hoy reina el

63 Hernán Marturet. Visiones posmodernas de la Vanguardia http://es.scribd.com/doc/246702000/Marturet-Visiones-Posmodernas-de-La-Vanguardia#scribd

Page 79: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

77

individuo, y muchos de los discursos que implican lo social, están en última instancia

dirigidos al “Yo”, ya sea abierta o encubiertamente.

Buena parte de la cultura posmoderna afirmaría Jameson, se caracteriza por ser

"superficial y carecer de emoción, pues se sustenta en imágenes sin profundidad,

incapaces de otorgar significado alguno (...) Es ahistoricista, pues vampiriza los

estilos del pasado en un presente atemporal"64. Esto ocurría en cierta medida con la

figura de Oteiza, puesto que nos encontramos en un mundo posmoderno donde no hay

un lugar desde el cual se proyecte la utopía (el "no lugar"). "Pasamos de la utopía a la

heterotopía, la multiterritorialidad del arte y el fenómeno estético", agrega Marturet.

El concepto de heterotopía hace referencia aquí tanto al hecho de que el arte ingresa

en contextos tradicionalmente no asimilados al mismo, como el espacio urbano o

natural, pero también refiere a su disolución en formas tradicionalmente no artísticas,

como la publicidad, la moda o el diseño industrial. De allí que podamos encontrar una

nueva característica del arte posmoderno: es heterotrópico.

La deconstrucción plástica ha servido entonces, como modo de reinterpretar las

diversas influencias, intentando generar una especie de disolución de la idea de

referencia original; la combinación de materiales, los añadidos de elementos

simbólicos, el uso del color, han sido un vehículo de destrucción respecto de la

influencias de Oteiza. Han sido la forma de "asesinar al padre" freudianamente

planteado.

Los 80s marcan el paso de un arte que buscaba sus raíces nacionales autóctonas, a uno

que mira hacia afuera, preocupado por su inserción internacional y caracterizada por

lenguajes eclécticos, híbridos y cosmopolitas.

LO POSMODERNO

Analicemos ahora algunos casos representativos y sus discursos:

Txomin Badiola (1957), comenzó a fines de los 60s un proceso que atraviesa

diferentes etapas que lo llevan desde el trabajo en hierro a la madera, con fuerte

interés por el minimalismo y el suprematismo. En la década de los 90s, y tras una

64 Fredric Jameson. Op. Cit.

Page 80: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

78

experiencia londinense y neoyorkina en donde replantea su carrera, comienza a

mostrar una creciente preocupación por la disolución del carácter objetual de sus

obras, sirviéndose de un uso metafórico de las estructuras funcionales, (como la mesa

o la silla), como de una clave deconstructiva. Desplaza el objetivo último del proyecto

creativo al "proceso". Sobre 1990, lo encontramos preocupado por su cotidianeidad

(neoyorkina, reside en ese momento allí). Se muestra igualmente interesado en los

conceptos de repetición y multiplicidad, quizás influenciado por la obra de Sol Lewitt.

Insiste en la transformación metafórica de los iconos suprematistas, a la vez que

procede a una relectura de su propia obra, que cambia de escala o material. Esta

aventura con los materiales lo conducirá a una intensificación de los procesos de

hibridación que ya había comenzado a esbozar, y para los que sigue empleando sillas,

tomadas de la historia del diseño, y mesas o pupitres, en disposiciones de difícil

compatibilidad espacial y estructural.

A partir de 1995 desarrolla una serie de obras en las que interrelaciona dispositivos

espaciales con sonidos y fotografías de gran formato, en un tratamiento escenográfico

que no oculta la voluntad de narrativa de sus obras, que cambian de contenidos, ahora

teñidos de un denso tinte sociológico, a la par que autobiográfico. El video comienza

a aparecer con más fuerza, en un desarrollo que se presenta cada vez más laberíntico,

con una estrategia que persigue la integración del espectador, considerado como el

último garante de la multiplicidad semántica de la obra.

Badiola inserta dentro de las obras determinados elementos pretendidamente poéticos

y temáticos, como aparición de grafismos manchas, pinceladas de colores y

combinación de distintos materiales. El objetivo sería producir una fusión y un

intercambio más armónico entre dos campos tan alejados como lo son el

planteamiento estructural y formal, y la poesía, temática y conceptual.

Según el propio Badiola: "intento debatir un estado híbrido en el cual la escultura no

se justifica en la belleza, en la manufactura o en el estilo, pero tampoco es una

demostración de un enunciado conceptual, un subproducto metalingüístico"65. Su

solución fue aceptar elementos geométricos, y estructurales de las partes, pero

65 Soledad Lorenzo. Notas sobre intenciones y resultados en Txomin Badiola, obra 1988/89 (cat.) Madrid, 1990

Page 81: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

79

intervenidas en un proceso de carácter metafórico y simbólico, es decir, motivos

alejados de lo puramente formal. Cuida la simbiosis idea-forma, vinculando lo

conceptual con lo estructural, encontrando signos de diversa procedencia que se

conformen en unidades.

Dice Badiola: "Nuestras vidas cotidianas están obligadas a mantener de un modo

inapercibido el hecho de que todo lo que constituye nuestro humano universo

descansa sobre una abstracción absolutamente inhumana. Somos poco más que un

entramado de instituciones y de discursos, de interpretaciones, de ficciones con un

soporte biológico. Nuestro acceso a la vida social está mediado por todo ese océano

de representaciones y de lenguaje, y más allá de ello, cuando buscamos algo más real,

intuimos las oscuridades del vacío y la locura" y continúa: "No saber lo que se quiere

y sin embargo sucumbir a algo que sabemos que no queremos, sólo para discurrir por

donde no se sabe hacia donde no se sabe, dejando en la cuneta formas imprecisas,

deficientes, carenciales, incompletas, que se ofrecen a otros como objetos ilegibles y

sin sentido y que, a pesar de ello, estos otros, según los dictados de una estética, es

decir de algo creado desde el no-arte, los disfrutan y al hacerlo evidencian

precisamente aquello que de no-arte tienen".66 Este párrafo en el discurso del autor,

66 Verónica Viñas, Entrevista a Txomin Badiola, Diario de Leon31/01/2010

Rêve sans fin, 2005. Badiola All redness into blood, all waters into tears,

2005. Badiola

Page 82: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

80

deja en evidencia precisamente aquello que expusimos como característica general del

arte contemporáneo en la primera parte de nuestro texto, prácticamente todas las

premisas que enumeramos, están aquí presentes.

En las obras de Badiola encontramos una visible aparatosidad representacional, junto

a la voluntad de ir extrayendo de lo real, condiciones del mundo y de vida, que

acabarán por serle devueltas al espectador "escenarizadas", "artistificadas". Su obra,

aparece como diagnóstico pesimista con respecto al mundo, pero es presentada con

idénticos valores y códigos de ese mundo que pretende denunciar, sin trascenderlo.

El hecho de que la obra se constituya fundamentalmente a partir de citaciones de otras

obras y otros artistas (cuadrado negro sobre fondo blanco de Malevitch en varias

obras, cineastas como Fassbinder en "El amor es más frío que la muerte", o pintores

como Caravagio en "Imaginas es malinterpretar") buscaría poner en suspenso su

contexto, literalmente “malinterpretarlas”; pero a través de esta suspensión se

procuraría, en palabras de Benjamín, "activar el extrañamiento que nos devuelve el

conocimiento de la cosa", es decir, imaginarlas como nuevas. La pregunta que parece

imponerse sería: ¿lo logra?

Sus instalaciones son estructuras que el espectador recorre, encontrándose con

fotografías y vídeos, con sillas, con mesas y con cuerdas. Son arquitecturas a escala

real. "Ese concepto de la organización a partir de los fragmentos y de la creación de

situaciones no definidas es de los constructivistas" dice Badiola y asegura que "el

constructivismo ofrece una idea extremada con respecto a las posibilidades de la

forma. El constructivismo, que es un heredero del cubismo, es el trabajo en arte más

cercano a la idea de la realidad que tenemos hoy"67. Es posible que el espectador, ante

esta relación establecida entre el fragmento, la metáfora, el lenguaje, la multitud de

elementos, los injertos de detalles significantes, piense que el autor quiere "contar"

algo, "decir" algo, pero el propio Badiola nos aclara que "las narraciones que yo

planteo nunca son para contar algo, sino que son trampas del lenguaje. Lo que quiero

es provocar los efectos de la narración: que algo aparezca como una narración cuando

en realidad puede que no sea más que una continuidad de fragmentos que no llevan a

67 Paula Achiaga. Entrevista aTxomin Badiola“La escultura se ha autoinmolado para provocar otras cosas” Diario El mundo, Madrid, 2002.

Page 83: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

81

ningún sitio. Pero al presentarse como una narración, el espectador va a encontrar una

historia. Yo no pongo las historias, sólo pongo las trampas para que el espectador cree

sus propias historias."68 Según el artista la idea es que "la gente sea capaz de utilizar

las obras, que su experiencia en relación a la realidad disponga de obras nuevas.

Aspiro a que las obras sean herramientas. La gente tiene que venir sin esos prejuicios

de me gusta o lo entiendo." 69 Sus obras reflejan esa despreocupación del autor por el

"gustar" o el "comprender" de la gente, entendidos como prejuicios. ¿Pero realmente

la expectativa de "comprender", o tener experiencia estética son prejuicios? ¿No son

acaso elementos claves que nos dicen por qué la gente necesita arte? Si bien el autor

supone que su obra funcionará como disparador interno dentro de la mente del

espectador, podríamos preguntarnos si los atractores que utiliza son realmente

eficaces, si logra comunicar a través de esa semiosis privada que mencionamos, si

conecta con el público, si su obra contiene códigos que permitan un acceso directo a

ella y si genera experiencia estética.

Estamos en un territorio bastante alejado de la escultura, estamos diría Krauss, en el

terreno de la "escultura expandida". En ese sentido, es interesante traer a colación la

siguiente aseveración de Badiola: "Si hay una disciplina que ha sido sacrificada ha

sido la escultura; es esa disciplina que se ha inmolado a sí misma para provocar la

posibilidad de aparición de otras cosas."70

No hay que olvidar que la idea de instalación proviene de la escultura, sobre todo de

la minimalista. Pero ha sido tal su metamorfosis que Badiola puede decir: “No tengo

una idea clara de la escultura porque no estoy muy seguro de que la escultura exista

como tal, pero es esa falta de identidad lo que nos permite que existan otras cosas que

nos dejan a algunos ser escultores. Yo no soy un escultor que hace esculturas, sino

que soy escultor porque a través del desmoronamiento de la escultura puedo hacer

otras cosas."71

68 Idem 69 Revista digital mentes-inquietas 2006 http://www.google.es/imgres?imgurl=http://ideasnada.files.wordpress.com/2008/03/badiola.jpg&imgrefurl=http://ideasnada.wordpress.com/2008/03/12/txomin-badiola-texto 70 Paula Achiaga, Op. Cit. 71 Idem

Page 84: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

82

Formalmente, en muchas de sus piezas se advierte la referencia al minimalsmo, al

constructivismo y a las "cajas metafísicas", pero si bien estas influencias permanecen

subyacentes en su obra, su sentido ha sido trastocado. Para Badiola la caja es objeto

cerrado, repetido en formas y variantes en la sociedad, su existencia funcional permite

la pervivencia del objeto, imprescindible funcionalmente a nuestra sociedad de

consumo. Badiola dirá en la misma entrevista que "metafóricamente se podría decir

que el artista cumpliría su misión al fabricar un caja funcional, ente posible y

sensiblemente tentador que el espectador-Pandora deberá abrir".

Tenemos en este autor entonces, prácticamente todas las características que

enumeramos aludiendo al arte contemporáneo, incluyendo naturalmente los discursos

que justifican como arte sus creaciones.

Pello Irazu (1963) también fue parte del grupo de artistas vascos que investigó en el

constructivismo, el minimalismo, con gran atención hacia los trabajos de Anthony

Caro y Oteiza, así como a la obra Donald Judd, nutriéndose de todo ese universo.

También en él las "cajas metafísicas" tuvieron una gran importancia. No ya como

elemento de salvación existencial o de búsqueda metafísica, sino más bien como zona

de cobijo y resguardo, como descanso sentimental. Utilizará el hierro, que oxidado

marcará el "paso del tiempo", enfatizará el espacio interior y oculto dentro de la pieza

a través de chapas que dividen el espacio, limitando y acotando con más intensidad el

vacío interior. A fines de los 80s produce obras con soluciones surgidas del

replanteamiento de formulas oteizianas, constructivistas, pero en los 90s, sus

creaciones van ganando en intensión poética.

La obra desarrollada por Pello Irazu a partir de allí, es un buen ejemplo de la nueva

actitud posmoderna. Después de comenzar próximo a la ética y la estética de Oteiza,

se marchó primero mentalmente para luego hacerlo físicamente a lo que consideró el

núcleo creador del arte de esos años: EEUU. Realiza obras en la que mezclando

escultura, pintura y fotografía, evolucionando hacia la búsqueda de sus propias señas

de identidad, explora la capacidad de sugerir complejas visiones a partir de estructuras

elementales y fragmentadas, sobre las que actúa con elementos abstractos, intentando

provocar confrontaciones. Sin embargo, lo cierto es que utilizando este tipo de

lenguaje de un modo excesivamente subjetivo, complica la conexión del espectador

con su trabajo, ya que le faltan elementos a partir de los cuales interpretarlos. Lo que,

Page 85: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

83

por otra parte, puede suceder también con la obra de Badiola, hecho perceptible al ver

recorrer al público profano sus exposiciones. Paradójicamente, los artistas de la

vanguardia soviética a quiénes tanto estudiaron, también quisieron crear un nuevo arte

para una nueva sociedad con la que nunca lograron conectar.

Frente a una serialización neutralizada, propia del minimalismo ortodoxo, aparece en

la obra de Irazu un interés por lo simbólico así como una incorporación del espectador

como parte importante para el funcionamiento de la obra, buscando una experiencia

perceptual parecida a la que describiera Merleau-Ponty como "fenomenología". Al

mismo tiempo, este autor realizó una consistente reivindicación del placer visual,

introduciendo color en su obra.

Una de las imágenes fundamentales del imaginario de Pello Irazu es la de la casa: Esta

casa esquemática de Irazu se asienta en lo arquetípico, aquella imagen del espacio

habitable que tiene algo de ideal, aunque ahora se encuentre desfuncionalizado. Los

fragmentos de la casa surgirían de la soledad de las cosas, o de ese sueño al que tantas

veces alude. "Ella también conoce el desorden, la entropía que ha roto con ese

esquema puro del pensamiento que trazaba la casa en el orden de una

economía inhabitable. Toda la trayectoria de Irazu representa una exploración en las

líneas de deriva que nos permiten escapar a ese callejón sin salida que había perfilado

lo moderno, donde él nos resulta tan moralmente obligado como irresoluble".72 Irazu

plantea un movimiento permanente de oscilación o indeterminación que tiene que ver

con la imposibilidad de habitar cuando el mundo es "gestell/chasis", si no es

asumiendo la intempestividad de un nihilismo que para él, representa un ácido

consuelo. Esta postura, como vemos, expresa otra de las características centrales del

arte en la posmodernidad.

En la exposición "Daylight" por ejemplo, aparecen elementos que pretenden

alegorizar la cama, evocando ideas como la del abandono o la presencia de un intruso.

El sueño y el recuerdo bucólico estrían alterados en un ámbito en el que lo decorativo

está desmontado. La catástrofe que dibuja en el mural de la galería, podría entenderse

como una explosión de materia, un atentado contra la cotidianeidad pero también un

elemento común de nuestro paisaje de aceleraciones. Los objetos de insatisfacción

72 José Luis Brea. Catálogo de muestra. Galería Soledad Lorenzo. Madrid, 1994.

Page 86: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

84

que construye Irazu, dispuesto junto a dibujos parciales de los cuerpos, que tendrían

que provocar un cierto placer, lo que en realidad transmiten es una atmósfera

inquietante.

Desde el punto de vista formal, Irazu entiende que "la única manera de que el espacio

sea perceptible es a través de sus límites. Sólo haciendo surgir un obstáculo, algo que

impida a la vista ir más allá, o que se instituya en marca de referencia, la idea de

espacio aparece"73. Pero en este autor hay otro espacio, no real, sino simulado o dicho

de otra forma, reconstruido. Al pintar parte de los muros de la galería de colores

brillantes, dejando el resto en el blanco original, haría aparecer una serie de relaciones

nuevas, un "más allá" del lugar donde se sitúa su obra que, en realidad, estaría sólo en

los ojos que lo contemplan.

Ese es el tablero del juego. A partir de ahí, Irazu desarrolla una lógica constructivista

plasmada en todo tipo de soportes y objetos que se relacionan entre sí y, a la vez, con

los límites marcados de la sala.

En esta exposición que hemos tomado como modelo para explicar la obra de Irazu,

destacan el par de sillas que el visitante puede encontrar dejadas en un rincón, en la

entrada de la sala. La pared de ese rincón ha sido pintada de un color entre marrón y

morado, mientras las sillas metálicas, aparecen recubiertas de una capa de gris. Sobre

cada una de ellas hay una forma tridimensional geométrica, que plantearía ya la

primera duda: los límites de la obra. Evidentemente, la silla forma parte de la obra,

pero ¿seguro? ¿Es obra, es soporte, o la verdadera obra es la relación entre escultura

(volumen creado por el artista) y objeto?

Esto es exactamente lo que para Krauss se produjo mediante la escultura en campo

expandido, generando una suspensión de la categoría "escultura", explorando los

límites donde el arte está contenido, ya que el ponerla a la altura del piso, la

desacraliza, la acerca a cualquier otro objeto de la vida cotidiana, proceso que nos

terminará conduciendo a la pregunta acerca qué es o qué no es una obra escultórica.

73 Esparza Ramón Pello Irazu. La lógica del límite El mundo.es 2010

Page 87: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

85

Estos cuestionamientos sobre la propia naturaleza del arte, son ejemplo de lo que

mencionábamos en nuestro primer capítulo al respecto: las obras de arte

interrogándose a sí mismas sobre su propia existencia.

Para que la pieza cobre

sentido en la obra de Irazu,

importa el vínculo pieza-

espectador, siendo éste quién

plantearía la finalidad de la

obra. La pieza por sí sola no

tendría ningún sentido,

adquiriéndolo solo cuando

responde a la comunicación

con el público. Es este aspecto

el que Irazu utiliza para

fundamentar el carácter social de la obra. El receptor como activador del sentido de la

obra, sería en sí misma una premisa de carácter social.

Como ya hemos puntualizado, una característica

esencial del posmodernismo, es la pluralidad, la

falta de una corriente común, es por ello que nos

proponemos ilustrarnos con otros ejemplos

escultóricos para adentrarnos en una perspectiva

diferente.

Miquel Navarro (1946) nos dice que "la escultura

me ha interesado siempre como elemento

señalizador de la trama urbana. La arquitectura es

importante en mi discurso, pero creo que su misión

es distinta a la del arte. Su fin es la funcionalidad y el pragmatismo".74Podríamos

discutirle esa afirmación a este autor, señalando cómo durante miles de años, la

arquitectura fue mucho más que pragmatismo, fue a lo largo de nuestra historia el

74 Jorge Glusberg, Las inquietantes parábolas de Miquel Navarro a Shanghai 2010 http://www.ambito.com/diario/noticia

La vida sin instrucciones de uso. Daylight, 2000. Irazu.

Sombra y Sin titulo, 2005. Irazu

Page 88: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

86

terreno del arte, aunque podríamos coincidir en que efectivamente para la arquitectura

en el mundo contemporáneo su afirmación es válida.

Un ejemplo de escultura en espacio urbano hoy es

"Mantis", en Valencia. Navarro indica que Mantis es

un encuentro lírico entre el insecto (parte orgánica),

con la chimenea (parte inorgánica), creando una

metáfora entre la huerta y la ciudad. Sería un

elemento totémico que se elevara como señalizador

urbano, metamorfosis de dos mundos en uno, que

aúna lo nostálgico y lo contemporáneo. Las obras de

Navarro, pretenden ser una parábola inquietante

acerca del mundo de hoy.

Encontramos en este artista, la fragmentación y la

multiplicidad, presentes aquí como yuxtaposiciones.

Una variante interesante a efectos de nuestro análisis es la vinculación que el artista

plantea con el surrealismo, Navarro ha hablado de "mi surrealismo". Estamos frente a

una visión particular de esta escuela, de la cual tan sólo ha tomado la idea del azar

gobernado y, en cierta medida, la del objeto inventado. Sin embargo, no vemos en sus

obras ninguno de los postulados surrealistas, sino tan solo algunos de sus métodos

compositivos, en esa especie de "vampirización" a la que hacíamos referencia

anteriormente.

Por su parte Ángeles Marco (1947-2008) ha sido, junto con Miquel Navarro, pionera

en la articulación de la "nueva escultura" en Valencia. Con un lenguaje derivado del

constructivismo y el conceptualismo, su escultura estría impregnada de significados y

evocaciones, encerradas en la ambigüedad de las formas y la elección de los

materiales. Sus obras pretenden formular cuestionamientos en el espectador, y quieren

provocar en éste sensaciones y vivencias no sólo físicas, sino psicológicas.

Marco elige sus materiales no sólo por sus aspectos tangibles, sino por las

asociaciones subjetivas que comportan. Opta con frecuencia por la combinación

contrastada de materias duras y blandas como por ejemplo en "Pasadizo" de 1987 en

El Parotet (la libélula), 2003

Navarro

Page 89: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

87

donde el caucho es elemento flexible y opaco, negro y absorbente y el hierro es rígido,

plateado y estructurador de la ficción que supone la obra. Esta obra forma parte de

una serie expuesta en 1990 como una instalación compleja en la que se asociaban

vitrinas y mesas iluminadas que guardaban fragmentos de textos realizados en

negativos fotográficos, de forma que sólo podían ser descifrados mediante la luz. Se

propone mostrar aquello que sólo se puede ver en la oscuridad, así la instalación fue

caracterizada por Kevin Power como metáfora de una cámara oscura. Los textos eran

frases de Derrida sobre el concepto de Suplemento, pero su contenido complejo,

muchas veces hermético, reducía su efectividad semántica.

El "suplemento" es lo que se añade, lo que completa a lo esencial: la escritura como

suplemento del habla. Ángeles Marco emplea este concepto, concibiendo sus piezas

en una complementariedad enigmática. Las obras encerradas en una vitrina de cristal,

"suplementan" la parte textual, que así planteado, sería lo esencial. La forma de "Sin

título" de 1990, recuerda una bolsa cuya abertura está fijada por una estructura de

hierro. Abertura que, sin embargo, niega todo posible acceso al estar replegada sobre

sí misma y clausurada por el vidrio. Forma, materiales y color negro servirían aquí

para plantear una metáfora de la comunicación auto-negada.

En cambio, el sentido subyacente de "Pasadizo" tendría que ver con una posición

existencialista asociada a la idea de tránsito, la consciencia de lo efímero, lo que

desaparece. Su carácter arquitectónico debería generar un espacio interior de

incertidumbre, de angustia; atravesarlo conduce a ninguna parte.

"Me interesa sobre todo el aspecto conceptual, de ahí que utilice recursos relacionados

con la altura o con el tema del tránsito y más concretamente con el salto al vacío y el

vértigo",75 nos aclara la autora. Esa pista nos advierte sobre la presencia de un

trasfondo narrativo, presentado con un lenguaje hermético, tanto más difícil de ser

penetrado cuanto mayor es el distanciamiento que la escultora toma respecto a sus

objetos. "No existe nada estático, ni siquiera nosotros mismos. Me interesa que eso

tenga proyección en la escultura; por eso las sensaciones que deseo provocar no son

tan escultóricas como humanas" continúa explicando Marco.

75 Catálogo razonado, Museo de arte contemporaneo español, Patio Herreriano, http://www.museopatioherreriano.org/MuseoPatioHerreriano/coleccion/listado_de_autores/searchObra/97/268/#top

Page 90: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

88

De este modo, queda evidenciado el carácter absolutamente subjetivo del arte

posmoderno, en donde el conceptualismo existe al servicio de un "yo" que necesita

expresarse y trascenderse. Un subjetivismo provocador que nos habla de

incertidumbre, de angustia, y de caminos que no conducen a ninguna parte. Ese es el

aspecto pesimista del mundo posmoderno, esa angustia existencial de haber perdido el

firme suelo por donde se caminaba, esa pérdida de confianza en el futuro, esa

licuefacción de la identidad. Viendo la obra de esta artista, puede incluso, entenderse

mejor desde un lugar sensible, la experiencia posmoderna. La abstracción permite esta

profundidad, porque permite transmitir sensaciones que probablemente, no cabrían en

otra forma. Pero, por más instructiva que nos aparezca, esta obra depende enteramente

de un discurso sin el cual, estaríamos frente un pequeño túnel de plástico contra la

pared sin más. Es un interesante ejemplo cómo la sobredeterminación lingüística, hace

que la obra pierda eficacia por sí misma, implica que la autora pueda descansarse en

el discurso en lugar de buscar elementos que lograran transmitirlo en la propia obra.

Sin claves de acceso directo a la pieza, el espectador no puede siquiera intuir el tipo

de experiencia estética que la autora le propone. Sin la guía del discurso, la obra

podría vivirse como un juego inflable para niños, como manga de entrada de

jugadores de fútbol a una cancha tercermundista, o la innumerable cantidad de

asociaciones que se nos ocurran. Un ejercicio no tan diferente que el de encontrar

formas en las nubes. Solo conocer el discurso nos permitiría eventualmente la

vivencia estética que la obra pretende.

Avelina Lésper afirma que "el arte contemporáneo es endogámico, elitista, con

vocación segregacionista, realizado para su estructura burocrática, para complacer a

Pasadizo, 1987, Marco Sin título. 1990, Marco

Page 91: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

89

las instituciones y a sus patrocinadores. Su obsesión pedagógica, su necesidad de

explicar cada obra, cada exposición, su sobre producción de textos es la implícita

acotación del criterio, la negación a la experiencia estética libre, define, nombra,

sobre-intelectualiza la obra para sobre-valorarla y para impedir que la percepción sea

ejercida con naturalidad".76

SÍ SE PUEDE Conclusiones

Ante lo expuesto caben algunas reflexiones. En primer lugar, tras el breve paseo que

hemos emprendido por la abstracción en la posmodernidad, surge la evidencia de que

parecen haber más replanteos, que planteamientos originales. Con esto queremos

decir que formalmente, no parecen haber grandes novedades, excepto aquellas

surgidas de la yuxtaposición de materiales y elementos. Pero, ¿acaso Picasso no lo

había propuesto ya a través de sus collages pintados? Los juegos de forma y vacio, de

espacio y volumen ¿no estaban ya presentes en Oteiza e incluso, hilando fino, en

González? ¿Es que hay verdaderamente algo “nuevo”? Sin intentar ser exhaustivos,

podríamos decir que aparentemente no mucho.

Formalmente lo que parece instalarse en la posmodernidad, es un libre juego de

citaciones múltiples, con la incorporación de materiales novedosos. El terreno formal

elegido por los artistas parce ser hoy ante todo la instalación, lo que permite, además

de la exposición de obras de escultura (en sentido estricto), la complementación con

otros elementos (muchos de ellos venidos del campo de la tecnología, como el audio,

el video o la iluminación, etc.).

Pero cuando nos enfrentamos con dichas obras vemos que todas esas novedades

tecnológicas son tratadas con una desconcertante carencia de profesionalidad. Bien

dice Lésper que "si hace video, no alcanza los estándares que piden en el cine o en la

publicidad; si hace obras electrónicas o las manda a hacer, no logra lo que un técnico

medio; si se involucra con sonidos, no llega ni a la experiencia de un Dj. Se asume

que si la obra es de arte contemporáneo, no tiene por qué alcanzar el mínimo rango de

calidad en su realización. Los artistas hacen cosas extraordinarias y demuestran en

cada trabajo su condición de creadores, ni Demian Hirst, ni Gabriel Orozco ni Teresa

76 Avelina Lésper. Reflexiones sobre arte contemporáneo. Op. cit.

Page 92: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

90

Margolles, ni la inmensa lista de gente que se crece son artistas, lo son, y esto no lo

digo yo, lo dicen sus obras".77

Formalmente estamos en un mundo que, con un poco de sentido crítico, podríamos

entender como el mundo del pastiche. Esto no debería extrañarnos, dados los

fundamentos de la propia posmodernidad, en el sentido de que "todo vale". El

problema central con el todo vale es que, desde ese mismo lugar, nada vale, ya que

"todo" y "nada" son totalizaciones que se juntan. ¿Cómo hacer entonces para

discriminar una obra escultórica de un simple azar de elementos yuxtapuestos? Y aún

más ¿cómo discriminar cualquier obra escultórica de una obra de arte en el sentido

que le hemos asignado al término?

El espectador medio, que no ha de ser necesariamente un connaisseur, queda las más

de las veces perplejo ante la escultura/instalación posmoderna, y sólo puede ponerse

en manos de críticos, galeristas, funcionarios de entidades culturales, u otros, para que

le digan "esto es arte, esto no lo es".

En resumidas cuentas, formalmente se adecúan las propuestas de las vanguardias,

principalmente el cubismo, constructivismo, minimalismo y suprematismo, a

elaborados y oscuros discursos que están fuera de la propia obra. Se toman elementos

formales aleatoriamente, desvinculándolos de todo aquello que tenían de

revolucionario, de místico, de contestatario, de peligroso, y se los mezcla en un

cambalache sin fondo. El arte ya no es peligroso, ya no debe inquietar a las estructuras

de poder. Por el contrario, a través de la escultura posmoderna, hemos visto cómo del

arte se desprende un halo de lirismo, de nihilismo, cargado de metáforas de oscura

comprensión, que no apuntan a transformar la sociedad como querían las

vanguardias, sino a diagnosticar, con una mirada fundadamente pesimista, un estado

de cosas contra el que aparecen como impotentes.

La fragmentación (defragmentación, deconstrucción, reconstrucción) son síntomas de

una sociedad también fragmentada, pero quizás más profundamente, pueden ser

síntoma de un ser humano a su vez fragmentado, que no logra (y en muchos casos, ni

77 Avelina Lesper. El arte contemporáneo es una farsa. Op.cit

Page 93: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

91

siquiera aspira) a lograr una unidad real, a entenderse como entidad, en lo que el

término tiene de completud.

Las novedades formales, se circunscriben entonces a una conversación estéril con los

abuelos, en donde a estos nietos no les interesan las motivaciones de los abuelos, sino

solamente sus manifestaciones exteriores, no su esencia, sino su apariencia:

Apariencia exterior que se reactualiza, se yuxtapone, se tecnologiza. El arte

contemporáneo es una manifestación plástica que intencionalmente se ha vaciado de

sustancia. Una "apariencia" sin "esencia". Podríamos entender que estas

manifestaciones responden a una cosmovisión posmoderna con la cual los centros de

poder pretenden vehiculizar un relato en el que la esencia carece de toda importancia,

y es la apariencia aquello realmente significativo. Este relato podemos verlo declinado

también en las publicidades, así como en casi todas las producciones de los medios

masivos de comunicación. El arte aparecería desde esta perspectiva, como un vector

más en la transmisión de esa cosmovisión determinada, y siendo por ende,

perfectamente funcional al sistema.

Si bien desde el terreno especifico de la forma, no nacen del posmodernismo grandes

novedades, lo que sí nace y en abundancia, son discursos artísticos. Son tantos, tan

variados, algunos de ellos tan interesantes y otros tan poco válidos, que es muy fácil

perderse, y en muchos casos, resulta más interesante el discurso que la propia obra.

Esos discursos pueden plantear temas tremendamente significativos, desde

perspectivas muy atrayentes, pero lamentablemente existe un divorcio entre ellos y

una obra que no logra sustanciarlos.

El posmodernismo podría perfectamente ser visto como la época de los discursos

artísticos, sin manifiestos posibles. Efectivamente, sobran discursos pero no hay

manifiestos que impliquen una búsqueda de la Verdad en el Arte (ambos con

mayúsculas), por el contrario, lo que encontramos son ideas, siempre individuales,

personales, que hacen a la sensibilidad y subjetividad de cada creador. El

individualismo, piedra angular de nuestra civilización contemporánea, no sabría

probablemente engendrar otra clase de visión artística. La falta de consensos

posmoderna implica la imposibilidad de encontrar verdad alguna, cualquier noción

será siempre subjetiva y parcial.

Page 94: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

92

Sin embargo, a pesar de que hay discursos muy atractivos, más interesante es aún

constatar cómo esos discursos son las más de las veces tan o más herméticos que las

propias obras. Este hermetismo discursivo (que resulta evidente repasando aquellos

que presentamos al analizar las obras posmodernas vistas) denotan aquello que

sostuvimos en la primer parte de nuestro texto con respecto al objetivo que las élites

de poder le han asignado al arte plástico en nuestros días. Efectivamente, si el objetivo

es funcionar de marcador social, de diferenciador, de reforzador de su condición de

élite, no es conveniente que los discursos puedan ser claramente comprendidos por la

masa. Esos discursos están hechos de la élite para la élite y aunque puedan tener la

pretensión, no colaboran para que el espectador pueda tener ante la obra experiencia

estética alguna. Dicho de otra forma: si el hermetismo de la obra hace que el

espectador busque claves de acceso a los códigos que se manejan en el discurso, el

mismo muchas veces, es más hermético que la propia obra.

El arte de la posmodernidad podría definirse a través de los versos de John Lennon

como aquellos "mind games" de los que nos hablaba ya en los albores de los 70s.

Podríamos preguntarnos cuál puede ser entonces la eficacia operativa de estas piezas

en tanto arte. No resulta difícil constatar que, si bien para una élite que conozca y

comprenda los discursos que las explican, pueden llegar a generar reacciones

interesantes, para la inmensa mayoría de la humanidad aparecen como "artefactos"

bizarros, en donde no existen códigos comunes, ni la obra contiene códigos auto-

generados que permitan algún grado de comunicación. Es por ello que se nos

presentan como incapaces de generar experiencia estética y por lo tanto, incapaces de

cubrir aquellas necesidades básicas por las cuales la humanidad se dotó de arte. Su

oscuridad, tanto formal como discursiva, redunda pues en una carencia casi total de

eficacia operativa en cuanto al fin del arte. Sin embargo, al mismo tiempo, son

perfectamente eficaces como diferenciador social en manos de las élites de poder

artístico.

Si con la mejor buena fe, entendiéramos el arte contemporáneo como manifestación

de un tiempo "roto", de caída de paradigmas sin que otro venga a sustituirlo de

momento, de fragmentación de la sociedad y del individuo, de aislamiento individual,

de falta de consensos, en fin, de crisis, tendríamos que percibir al mismo tiempo que

el arte contemporáneo empieza a quedarse viejo.

Page 95: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

93

El mundo está cambiando, Europa y EEUU (centros tradicionales del arte occidental

de donde antes bebía todo el occidente, pero ahora bebe el mundo entero merced a la

globalización) ya no son lo que eran en los 90s. Las sociedades, a partir de la crisis

económica, vivida como una "estafa", han comenzado a tumbar las premisas

posmodernas, se empiezan a organizar, empiezan a encontrar nuevos puntos de apoyo

y solidaridades múltiples, que si bien aún son moderados, están allí. España, a la que

hemos tomado como ejemplo, acaba de sufrir un quiebre formidable con la victoria de

PODEMOS en casi todas las grandes ciudades, inventando una nueva forma de hacer

política, transversal, auto-organizada, re-ideologizada, dejado en el olvido casi todas

las premisas posmodernas. Se multiplican en EEUU las manifestaciones y crecen en

el mundo tanto las izquierdas como las derechas radicales (de raíz, algo bien poco

posmoderno). Estamos empezando a ver la emergencia de nuevos consensos sociales,

precarios aún, pero evidentes. El aquí y ahora ya no conforman, se tienden lazos

simbólicos con la Historia, y el nihilismo comienza a transformarse en sed de futuro.

En el mundo del arte, también se observa el rápido agotamiento de las premisas

posmodernas. Así, nos encontramos por ejemplo, con conferencias de críticos como

Avelina Lésper, abarrotada de estudiantes de arte ovacionando discursos incendiarios

contra el modelo impuesto por el arte contemporáneo al que ella llama "VIP",

asegurando que el arte contemporáneo es un "falso arte".

En ese sentido, nuestro texto ha pretendido demostrar teóricamente por qué eso es así,

por qué efectivamente aquello que se nos ofrece como arte contemporáneo no sólo es

un falso arte, sino que ni siquiera es arte en un sentido estricto. Para ello, hemos

intentado presentar una herramienta que nos permita discernir qué es arte de aquello

que no lo es. El análisis de la eficacia operativa de las obras, como fin y como medio,

nos aparece como herramienta válida y funcional, aplicable a cualquier producción

artística.

Si bien restan profundizaciones en la materia, para las que la sociología por ejemplo,

podría aportar mucho, como encuestas, y otros instrumentos de análisis objetivo, nos

hemos propuesto aquí presentar el marco teórico. Resta pues, una fase de verificación

a la que invito a quiénes se sientan atraídos.

Page 96: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

94

A través de la valoración de la eficacia operativa del arte, podemos determinar que no

cualquier cosa puede ser arte, ya que para serlo debe lograr colmar las necesidades por

las cuales el ser humano se dotó de arte, anclando así a la producción artística a una

necesidad básica, inherente al ser humano, sin la cual, la experiencia humana se ve

empobrecida. Así, desplazamos el cursor del interés del arte desde las preocupaciones

vinculadas al acto de crear y al propio creador, hacia las preocupaciones vinculadas al

acto de sentir el arte, hacia el público. Este desplazamiento deslegitima la

autorreferencialidad y la autorreflexión como interés central del arte, e implica nuevas

interrogantes y posibles búsquedas.

Creemos haber logrado demostrar que este empobrecimiento de la experiencia

artística que mencionamos, es programado, no es fruto del azar, sino bien al contrario,

responde a estrategias de las élites, tendientes a colmar sus propias necesidades. Para

ello, hemos explicitado las causas por las que el arte posmoderno es como es, y

haciéndolo, quizás hayamos lograr ofrecer elementos para trascenderlo. ¿De qué

forma? Comprendiendo perfectamente los mecanismos de los que se vale el poder

para lograr subvertirlos. Por ejemplo, una de las estrategias que hemos logrado revelar

consiste en una sobreterminación lungüística que posibilita lo que llamamos la era de

los discursos. De allí que quizás una actitud realmente revolucionaria hoy en día sería

dejar que por fin, las obras vuelvan a hablar por sí mismas.

Page 97: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

95

BIBLIOGRAFÍA / WEBGRAFÍA

• Paula Achiaga. Entrevista aTxomin Badiola“La escultura se ha autoinmolado

para provocar otras cosas” Diario El mundo, 2002.

• Ben Bagdikian. The Media Monopoly, Beacon Press, Boston, 1983

• Roland Barthes. Rhétorique de l'image París, Communication, n°4, 1964

• Roland Barthes, Lo obvio y lo obtuso: imágenes, gestos, voces, Paidós 1982

• Jean Baudrillard. Le complot de l'art, Paris, Libération, 1996

• Walter Benjamin. La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica,

México, Editorial Itaca, 2003

• W. Benjamín, Dirección única, Buenos Aires, Alfaguara, 2002

• Joseph Beuys. Aprovechar a las ánimas. Fer profit a les animes, catálogo de la

exposición, Sa Nostra. Caixia de Balears, y Diputación Provincial de Granada,

1992

• Luc Boltanski, Ève Chiapello. Le Management culturel face à la crise

artistique, Paris, Métailié, 1998

• Pierre Bourdieu, Les regles de l'art, Seuil, 1992

• Pierre Bourdieu, Creencia artística y bienes simbólicos: elementos para una

sociología de la cultura, Aurelia Rivera, Buenos Aires 2003

• José Luis Brea. Catálogo de muestra. Galería Soledad Lorenzo. Madrid, 1994.

• Roger M. Buergel: Correspondences Circa Art Magazine Archive.

http://circaartmagazine.website/autumn-2005-roger-m-buergel-

correspondences/

• Sheila Cabo. Utopía realizada: discursos en arte. Madrid: Editora

Complutense, 2010,

• Fernando Castro Flórez. Exposición del artista alemán Imi Knoebel, en la

Fundación Bancaza

http://www.losclaveles.info/sevilla/index.php?option=com_alphacontent&sect

ion=9&cat=25&task=view&id=1333&Itemid=175, 2009

• Adolfo Colombres, Teoría transcultural del arte: hacia un pensamiento visual

independiente Ediciones Del Sol, 2004

• Arthur C. Danto. Analytical Philosophy of History, Cambridge Univ. Press,

Cambridge, 1965

Page 98: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

96

• John Dewey, El arte como experiencia, Paidós, 2008

• Javier Domínguez, La autonomía del arte y sus realidades: Purismo estético

moderno y pluralismo artístico contemporáneo. Universidad de Antioquia,

Colombia 2000

• Umberto Eco. Obra abierta, Barcelona Seix Barral, 1962

• Ramón Esperanza, Pello Irazu. La lógica del límite El mundo.es, Madrid,

2010

• Patricia Esquível. L'autonomie de l'art en question: L'art en tant qu'Art. Paris,

Editions L'Harmattan, 2008

• Hal Foster: La Posmodernidad, Barcelona, Kairos, 1986.

http://www.raulhidalgo.net/obras/fntexto.htm.

• Hal Foster, El retorno de lo real: la vanguardia a finales de siglo, Ediciones

AKAL, 2001

• Gadamer, Hans-Georg: La actualidad de lo bello. (Traducción de Antonio

Gómez Ramos). Ediciones Paidós. España, 1991

• Gabriela Galindo, Celebración y duelo de la existencia material, la escultura

de Anthony Gormley, Republica 21

http://www.replica21.com/archivo/articulos/g_h/547_galindo_gormley.html

• Dumas B, Gaulin B. Prolégomènes à une sociologie de la réception de l'art.

Université de Laval, Québec, Canada , Département de communication et de

journalisme, 1984

• Andrea Giunta, Transvisual, Centro de Documentación, Investigación y

Buenos Aires, Publicaciones del Centro Cultural Recoleta, 2007

• Jorge Glusberg, Las inquietantes parábolas de Miquel Navarro a Shanghai

2010 http://www.ambito.com/diario/noticia

• Clement Greenberg, Arte y cultura: ensayos críticos, Barcelona, Paidós, 2002

• Nelson Goodman, Languages of art: an approach to a theory of symbols,

Hackett Publishing, 1976

• Anna María Guasch. El arte último del siglo XX. Del posminimalismo a lo

multicultural, Madrid, Alianza Editorial. 2000

• Anna María Guasch. Los manifiestos del arte posmoderno: Textos de

exposiciones, 1980-1995. http://books.google.es

Page 99: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

97

• Casey Haskins. Kant and the Autonomy of Art. EEUU, The Journal of

Aesthetics and Art Criticism. Vol.47 Nº1 1989

• Martin Heidegger. El origen de la obra de arte. Madrid, Cuadernos

hispanoamericanos, 1952.

• G. W. F. Hegel, Lecciones sobre la estética. Ediciones Akal, Oct 1, 2007

• Lóránd Hegyi , Txomin Badiola : La forme qui pense, Commissariat

Catalogue Musée d’art moderne - La Terrasse - BP 8024142006 Saint-Étienne,

2007

• Nathalie Heinich. Le triple jeu de l'art contemporain: sociologie des arts

plastiques. Paris, Minuit 1998

• René Huyghe. Les puissances de l' image: bilan d'une psychologie de l'art

París, Flammarion, 1965

• Fredric Jameson, El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo

avanzado, Barcelona, Paidós, 1991

• Roman Jakobson. Lingüística y poética. Cátedra. madrid 1981

• Hans Robert Jauss, Pequeña apología de la experiencia estética, Barcelona,

Paidós, 2002

• R. E. Krauss, La escultura en el campo expandido, en La originalidad de la

Vanguardia y otros mitos modernos, Madrid, Alianza, 1996

• Donald Kuspit, El Fin del Arte. Ediciones Akal, S.A., Madrid, 2006

• Susanne K. Langer, Los problemas del arte: 10 conferencias filosóficas,

Infinito, 1966

• Rigoberto Lanz. El arte de pensar sin paradigmas. Maracaibo Revista Enlace

No. 3 dic.. 2007

• Josu Larrañaga. Arte y política. Madrid. Complutense. 2010

• Avelina Lésper. Reflexiones sobre arte contemporáneo, Brevísimo diccionario

de una impostura. Revista Replicante. http://revistareplicante.com/reflexiones-

sobre-arte-contemporaneo/

• Avelina Lésper. El arte contemporáneo es una farsa.

https://www.facebook.com/notes/seta-fuerte/el-arte-contempor%C3%A1neo-

es-una-farsa-avelina-l%C3%A9sper/10151431647131698

• Marián López F. Cao, Creación y posibilidades: aplicaciones del arte en la

integración social. Madrid, Editorial Fundamentos, 2006

Page 100: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

98

• Soledad Lorenzo,Notas sobre intenciones y resultados en Txomin Badiola,

obra 1988/89 (cat.) Madrid, 1990

• Daniel Lupión Romero, La obra como "palabra cero": análisis de la condición

lingüística de la significación en arte, tesis doctoral, Universidad Complutense

de Madrid, 2008

• Jean-François Lyotard, La condition postmoderne, París, Editions de Minuit,

1979.

• Michel Maffesoli. El nomadismo, Vagabundeos iniciáticos, Fondo de cultura

económica, México, 2004

• Fernando Martín. Sobre la posmodernidad y su expresión plástica. Sevilla,

Laboratorio de Arte, Revista del Departamento de Historia del Arte, Nº. 6,

1993

• Hernán Marturet, visiones posmodernas del arte vanguardista

http://puentejapones.blogspot.com/2009/09/visiones-posmodernas-del-

arte.html

• Jean-Luc Mélenchon. Qu'ils s'en aillent tous. Flammarion. Paris, 2010

• Nikolaĭ Mikhaĭlovich. Du chevalet a la machine. Editions Champ libre,

Paris,1972

• José Enrique Monterde, La imagen artística en el fin de siglo: reflexiones

sobre el status de la imagen artística en este final del siglo XX,

http://www.raco.cat/index.php/Dart/article/view/100462/151041

• Raymonde Moulin. Le marché de l'art. Mondialisation et nouvelles

technologies, París, Flammarion, 2000

• Juan Magariños de Morentin, La semiótica de los bordes, apuntes de

metodología semiótica. Editorial Comunicarte 2008

• Jan Mukarovsk, Escritos de Estética y Semiótica del Arte, Gustavo Gili,

Barcelona,1977

• José Luis Nuño Viejo El fin del arte según Arthur C. Danto

http://www.circulohermeneutico.com/NuevosHermeneutas/Colaboraciones/Da

nto.pdf

• Demetrio Paparoni, La Abstracción redefinida. Nota de prensa .Galería Max

Estrella. Exposición España/América.

http://www.demetriopaparoni.com/abstraccion_esp.pdf

Page 101: Innumerable cantidad de artistas contemporáneos, no son

99

• René Passeron. Clefs pour la peinture. Edit. Seghers, Paris, 1969

• Juan Martín Prada, La apropiación posmoderna. Arte, práctica

apropiacionista y teoría de la posmodernidad, Madrid, Fundamentos. 2001

• Ana Vázquez de Parga, Exposición Rumbos de la escultura española en el

siglo XX. EL CAAM 2002

www.caam.net/es/exposiciones/b11/2001/ex_rumbos.htm

• Iñigo Sarriugarte, Del culto a la muerte de un maestro: Oteiza y los jóvenes

escultores vascos en los años 80, Revista de cultura e investigación vasca, Nº

25, 2006, Universidad del País Vasco, 2006

• José Manuel Ubals, Educación Estética y Educación Artística. Universidad

Pedagógica Raúl Gómez García Guantánamo, Cuba. 2000

• Verónica Viñas, Entrevista a Txomin Badiola, León, Diario de León, 2010

• Pilar Viviente Solé. Las nuevas formas de subjetividad del siglo XX y los

procesos del pensamiento en la práctica pictórica abstracta

http://www.ucm.es/BUCM/revistas/bba/11315598/articulos/ARIS9393110129

A.PDF

• Aznar Yayo, Los discursos del arte contemporáneo. Editorial Universitaria

Ramón Areces 2011

• Arte y artistas en la guerra de las imágenes,

http://www.acteon.es/czulian/gdlimag.htm, Madrid, Lápiz, 2000

• D'Art 1996 entre dos finals de segle, Edicions Universitat Barcelona,

http://books.google.es/books?id=P5K8rGYeTi0C&source=gbs_navlinks_s

• Autoréférence et fin de l’histoire chez A. Danto. Actes du colloque, PUP,

París, 2003

• 'Rumbos de la escultura española en el siglo XX' Comisariada por Ana

Vázquez de Parga, EL CAAM 2002.

www.caam.net/es/exposiciones/b11/2001/ex_rumbos.htm

• T Barros, Los procesos abstractivos del arte moderno, La Coruña. 1965

• Catálogo razonado, Museo de arte contemporaneo español, Patio Herreriano,

http://www.museopatioherreriano.org/MuseoPatioHerreriano/coleccion/listado

_de_autores/searchObra/97/268/#top