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“El retorno a una
economía de mercado” Por Ramiro Castiñeira
ECONOMÉTRICA economic research & forecasts
Enero 2016
INFORME MACRO
ECONOMÉTRICA economic research & forecasts
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Enero 2016
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El retorno a una economía de mercado
Por Ramiro Castiñeira - @rcas1
El gobierno saliente dejó una economía que se fue alejando decididamente
de un régimen de mercado, tal como lo deja en evidencia los rigurosos
controles al comercio exterior como en el mercado cambiario, además de
las tarifas políticas de los servicios públicos. El paulatino cierre de la
economía que ello conlleva, generó una notoria disociación entre precios
internos y externos, que fue alejando toda inversión privada. El creciente
déficit público se transformó en el único combustible para sostener la
economía, y su monetización dio lugar a una creciente inflación estructural
desde hace más de 8 años.
El gobierno saliente entró en un círculo vicioso que no pudo, no supo o no
quiso salir, condenando toda su última presidencia al estancamiento
económico tras los rigurosos controles cambiarios y comerciales, sumado al
notorio atraso de dólar y tarifas. La política económica operaba mirando el
corto plazo, concentrada en imponer más controles y más gasto público
para sostener la actividad, mientras se agotaban las reservas del BCRA.
El nuevo gobierno entró decidido a salir rápidamente ese círculo vicioso que
sólo conduce a una crisis macroeconómica, y vuelve a poner el norte de la
política económica en un régimen de mercado. Tal como impera en el resto
del mundo y en casi todos los países de la región, e incluso en los primeros
años de crecimiento a tasas chinas del gobierno saliente.
En sólo mes y medio, el nuevo gobierno buscó quitar todas las regulaciones
que llegaron con el “cepo” al mercado cambiario, a las que sumó una
notoria eliminación de las restricciones cuantitativas sobre el comercio
exterior, el mercado financiero y el flujo de capitales en la economía.
En materia fiscal se optó por un sendero más gradualista para reducir el
gasto público, actualmente sobredimensionado en subsidios para sostener
el consumo. Se plantea una estrategia de reducir gradualmente el déficit
fiscal y sobre el remanente, se procura evitar monetizarlo, buscando con
ello una marcada desaceleración de la inflación.
Los riesgos en la transición de una economía intervenida a una economía
de mercado no son pocos. No sólo por la herencia, el marcado revés del
contexto externo y los factores políticos (minoría en ambas cámaras), sino
también porque todavía no se tiene asegurado el financiamiento externo.
Ya sin reservas holgadas en el BCRA, el crédito externo resulta clave para
una transición ordenada sin afectar por demás el nivel de consumo.
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En definitiva, el nuevo Gobierno encara decididamente una agenda para
volver lo más rápido posible a una economía de mercado, indispensable
para que sea el sector privado y no el gasto público el que tome la iniciativa
y empuje la economía. El descenso en los términos de intercambio dificulta
la transición, por lo que el crédito externo es indispensable.
En lo que sigue analizaremos las primeras medidas que tomó el nuevo
gobierno para retornar a una economía de mercado, priorizando el análisis
en los lineamientos que ya anunció en materia de política cambiaria, fiscal
y financiera para 2016.
BCRA se propone de dejar flotar el peso.
Tras la unificación cambiaria, las nuevas autoridades del BCRA anunciaron
que se proponen dejar flotar la moneda. Ello implica que será el juego entre
la oferta y demanda privada el que establezca su precio, limitando el rol del
BCRA a eliminar la excesiva volatilidad.
Si bien la flotación ya es práctica habitual en casi todos los países del
mundo, vale advertir que en Argentina fueron pocas las oportunidades que
el Gobierno de turno dejó flotar la moneda. Más bien muchos se proponen
igual objetivo, pero pasado un tiempo terminan controlando el tipo del
cambio ante su impacto en precios y nivel de actividad.
La unificación del mercado de cambios conllevó una devaluación superior
al 44%, para estabilizarse en valores cercanos a $13,90 en el mes de enero.
Vale advertir que el BCRA casi no intervino en el mercado de cambios tras
su liberación, dando una clara señal de su intención de dejarlo flotar. Sólo
compro USD 347 millones hasta el 22 de enero, lo que implica una
intervención promedio de sólo 14 millones diarios tras la devaluación.
Unificación del Mercado CambiarioPromedio Mensual $/USD
9,64
13,90
8,00
9,00
10,00
11,00
12,00
13,00
14,00
15,00
16,00
17,00
Blue
CCL
Oficial
Nov-15
44%
Fuente: Econométrica
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Por supuesto, la devaluación con quita de retenciones generó el atractivo
necesario para liquidar buena parte de la cosecha retenida, provocando una
importante sobreoferta de dólares en la economía. En sentido contrario, la
devaluación quitó atractivo a la importación de bienes, aún cuando se liberó
más del 90% de las importaciones y sólo el 10% restante necesita la
aprobación mediante licencias no automáticas. La combinación permitió
que resurja inmediatamente un importante saldo comercial, posiblemente
superior a los USD 1.600 millones en enero.
Tras la devaluación, la liquidación de las exportadoras de cereales fue de
USD4.000 millones hasta el 22 de enero. En igual periodo los depósitos en
dólares del sector privado se elevaron en USD 2.100 millones, y producto
del encaje, las reservas del BCRA en USD1.400 millones a 25.400 millones.
Esta sobreoferta de dólares por liquidación de cosecha retenida, bien puede
superar los USD3.500 millones en el primer cuatrimestre tras la devaluación
(por ahora la estimamos en +800M en dic y +1.400M en enero), dando lugar
a valores de tipo de cambio y tasas de interés más bajos a los esperados.
Ahora bien, con el tiempo las exportaciones perderán los actuales
anabólicos, mientras que las importaciones comenzarán a sacar músculo.
Para cuando las fuerzas se equilibren, el Gobierno estima que tendrá
encauzadas las negociaciones con los holdouts en magnitud suficiente para
lograr el stay, y la economía (no sólo el Gobierno) recupere el acceso a los
mercados financieros internacionales.
De alcanzar el stay, inmediatamente el Gobierno deberá girar USD 2.500
millones, por los pagos de intereses de la deuda pública no realizados entre
2014 y 2015. Es inminente el anuncio de un crédito cercano a los USD5.000
por parte de bancos internacionales, que permitirán disponer de los dólares
para el pago de los intereses atrasados sin afectar las reservas del BCRA.
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En definitiva, la sobreoferta de dólares en el mercado de cambios por la
liquidación de la cosecha retenida, hasta ahora permitió una exitosa
unificación del mercado de cambios. Además, otorgó el tiempo
indispensable para conseguir un crédito con bancos internacionales,
condición necesaria (aunque no suficiente) para destrabar el conflicto con
los holdouts sin afectar reservas, y abrir el paso al financiamiento externo.
La fallida colocación de deuda en el mercado interno (Bonar 2020) advierte
que no hay luna de miel en los mercados. Sin acuerdo, no hay crédito.
2. Política Fiscal 2016: menos subsidios, menos déficit.
Así como el BCRA divulgó un informe con los lineamientos de su política
monetaria y cambiaria1, el ministerio de economía también informó cuales
son los lineamientos que tendrá política fiscal2.
En su esencia, el ministerio informó que el déficit primario cerró cerca de
320 mil millones de pesos en 2015, equivalente a 5,8% del PBI. El guarismo
contempla la elevada deuda flotante que dejó la administración anterior. El
déficit fiscal es el más alto de los últimos 25 años.
El 70% del déficit primario se explica por la irracional política de subsidios
generalizados que llevó adelante la administración anterior. El creciente
atraso tarifario con los años incubó una crisis sectorial, que tomó tal
dimensión que se transformó en una crisis macroeconómica. El resultado:
se perdió el autoabastecimiento energético, además de comprometer las
finanzas públicas, la balanza comercial y las reservas del BCRA, anulando
toda posibilidad crecimiento económico, incluso en su propia gestión.
1 Link Informe BCRA. http://www.bcra.gov.ar/Pdfs/Politicas/ObjetivosBCRA_2016.pdf 2 Link conferencia del Mecon http://www.economia.gob.ar/plan-fiscal-y-metas-de-inflacion-2016-2019/
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Con un nuevo enfoque que permita salir del esquema de tarifas políticas,
transformando subsidios generalizados en subsidios focalizados,
concentrado sólo en el 30% de la población, el gobierno se impuso como
objetivo reducir gradualmente el déficit fiscal para no afectar el nivel de
actividad. Para 2016 en particular, el objetivo es reducir el déficit primario
en 1% del PBI, para cerrar en 4.8% en 2016.
Ahora bien, el Gobierno reconoció que el impacto de las promesas
electorales de quitas de impuestos (retenciones y ganancias) e incrementos
de gastos (extender AUH y devolución de IVA para la canasta básica), elevan
el déficit fiscal desde 5,8% a 7.1% del PBI (+1.3%), según las propias
mediciones oficiales anunciadas en el Gobierno.
Para cumplir con el objetivo de reducir el déficit fiscal, el Gobierno se
propone eliminar subsidios por 1,5% del PBI este año, a lo que suma un
recorte de otros gastos del Estado en otros 0.8% del PBI.
Respecto de la quita de subsidios, vale advertir que la brutal baja del precio
de la energía en el mundo, si bien le quita brillo a vaca muerta, reduce
notablemente el peso de los subsidios en las cuentas públicas, al igual que
el déficit de la balanza comercial. En consecuencia, también reduce el costo
de sincerar las tarifas fronteras adentro, algunas pisadas desde el 2001,
frente a una inflación acumulada de 1.400% en igual periodo.
Recién con aumentos entre 6 a 9 veces de las tarifas en los servicios públicos
(de electricidad, gas, agua y transporte), uno compensa la inflación
acumulada y comienza a ponerse acorde a los actuales precios
internacionales. Por el contrario, el precio de las naftas que paga el
consumidor están por arriba del precio internacional. El Gobierno dio a
entender que el desarme de subsidios cruzados será paulatino.
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3. Financiamiento del Déficit Fiscal 2016.
Las nuevas autoridades reconocen el impacto inflacionario que genera la
monetización del déficit fiscal, por lo que no sólo se proponen reducir el
rojo en las cuentas públicas, sino también evitar monetizarlo, tal como hace
el resto del mundo. Este cambio en la política de financiamiento del sector
público permitiría quitar la dominancia fiscal sobre el BCRA, para que
recupere el control monetario y en consecuencia de la inflación.
En efecto, todo déficit fiscal se transforma en deuda o inflación,
dependiendo de cómo el Gobierno de turno decida financiarlo. Cuando el
déficit fiscal se monetiza, la inflación será la consecuencia. Por el contrario,
cuando se toma deuda para financiarlo, los precios dejan de subir, para que
empiece a subir la deuda pública.
Si el déficit fiscal es elevado y no se actúa para reducirlo, ambos caminos
conducen a una crisis económica, no importa cuál se elija. Argentina tiene
ejemplos de crisis por abusar de ambos tipos de financiamiento. Llegó a la
hiperinflación y también al hiperendeudamiento, por lo que la mejor
elección es no tener déficit fiscal.
En 2015 el Gobierno reflejó un déficit fiscal de 5.8% del PBI, de los cuales
3.2% del PBI se monetizó, y el resto lo financió principalmente con deuda
flotante. Respecto a la parte que monetizó, implicó una transferencia de
178 mil millones de pesos del BCRA al Gobierno, lo que explica el 40% de
aumento de la base monetaria.
En la conferencia de prensa el ministro de economía estimó que la
monetización del déficit se mantendrá en montos nominales similares a los
del año pasado ($178 mil millones), pero ante el nuevo nivel de base
monetaria, implicará un incremento del 25% de la base monetaria.
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En números, el objetivo anunciado es reducir el déficit primario en 1% del
PBI, a un total de 4,8% del PBI, lo que posibilitará una menor demanda de
asistencia financiera al BCRA. La menor monetización del déficit fiscal,
permitirá que la base monetaria reduzca su tasa de crecimiento desde 40%
en 2015, a 25% en 2016.
Es decir, el nuevo Gobierno se propone bajar gradualmente el déficit fiscal
para reducir su monetización. Quitar la dominancia fiscal que impera sobre
el BCRA, es condición necesaria para que la autoridad monetaria recupere
nuevamente el control de las reservas como de los agregados monetarios,
y en consecuencia retomar el control de la inflación.
4. Reflexiones finales
Para fin de 2006 la economía mostraba claros signos de que se había
recuperado de su peor crisis del 2001/2, tal como reflejaba el PBI per cápita
en valores similares al récord de 1998.
Con la tasa de desempleo nuevamente en un dígito y la creciente tensión
sobre los precios, eran las señales para comenzar a desarmar la acertada
política de subsidios necesaria para salir de dicha crisis. Pero lejos de leer
las señales, el Gobierno decidió destruir las estadísticas públicas, marcando
el inicio de un camino sin retorno.
En 2009 llegó la crisis internacional con sequía local, y el gobierno agotó
todo el superávit fiscal para hacerle frente. En 2010 y 2011 el mundo se
recuperó al igual que la cosecha, pero el Gobierno no recuperó el superávit
fiscal. Todo lo contrario, se insistió con más subsidios, ahora a costa de la
monetización del déficit fiscal y agravado por la reaparición del déficit
energético en la balanza comercial. A fin de 2011 se imponen rigurosos
controles cambiarios como comerciales, para sostener el atraso cambiario
y tarifario, alejándose peligrosamente en una economía de mercado, y
sentenciando al estancamiento la última presidencia del Gobierno.
La intervención discrecional de la economía alejó la inversión privada y dejó
al gasto público como única herramienta para sostener el consumo. Para
2015 se llega con un déficit fiscal de 6% del PBI, sin saldo comercial,
menguadas reservas en el BCRA, la pérdida de autoabastecimiento
energético, sin estadísticas públicas y una maraña de regulaciones sobre el
comercio exterior, el mercado cambiario, e irrisorias tarifas políticas en los
servicios públicos como en el tipo de cambio.
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El abrumador nivel de intervención económica alejó decisivamente a la
Argentina de una economía de mercado. Se cerró la economía y su mayor
intento de ganar nuevos mercados no fue más allá de Venezuela y Angola.
Para ser justos, el Gobierno saliente con el crecimiento del empleo privado
en los años mozos del modelo (+5,4millones), con la Asignación universal
(+3,5millones), y con la universalización de las jubilaciones (+3,5 millones),
incorporó al 30% de la población que el fracaso de la convertibilidad había
dejado en la calle. Logros que llevó la indigencia al 5% de la población (UCA,
20143) y que el nuevo Gobierno se comprometió a sostener e incluso
profundizar.
También no deja de ser cierto que el Gobierno saliente solucionó la mayor
parte del default de la deuda pública heredada. No solucionar la resaca del
default (el 7%), le imposibilitó aprovechar el desendeudamiento que
generó, y que en gran medida es la carta a jugar en 2016.
El nuevo gobierno en pocas semanas logró importantes avances para volver
a una economía de mercado, además que esbozó los lineamientos del plan
macroeconómico que será guía los próximos cuatro años.
Los riesgos no son pocos, no sólo por la herencia económica desde donde
se parte, por los factores políticos (minoría en ambas cámaras), y por la
caída en los términos de intercambio. Sino principalmente porque en el
lapso de desarmar un modelo económico intervencionista, e imponer otro
de mercado, bien puede existir una pausa en que no empuja ni uno, ni el
otro, afectando por demás el nivel de actividad.
El nuevo gobierno tendrá que demostrar que el crédito externo será la llave
para garantizar una transición ordenada para retornar a una economía de
mercado, y no transformar la deuda pública en el nuevo motor de
crecimiento, con la excusa de que todavía se está cruzando el río.
Aprender de los errores de Venezuela al borde del colapso por la
intervención desmedida, pero también los de Brasil, que actualmente está
transitando una crisis de magnitud al intentar vivir del crédito externo sin
invertirlo, tal como nosotros no hace mucho.
En definitiva, avalado por el voto popular, el nuevo gobierno comenzó
decidido a volver a una economía de mercado, tal como opera en el resto
del mundo, en casi toda Latinoamérica y en la historia argentina reciente
desde la recuperación de la democracia.
3 http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/INDIGENCIA_Y_POBREZA_INFORME_PRENSA_abril_2014.pdf