influencias redacción

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INFLUENCIAS FILOSÓFICAS EN LA MORAL CARTESIANA. A pesar de que la moral cartesiana es una moral sencilla, una herramienta útil en la vida cotidiana a fin de no permanecer irresoluto como bien dice Descartes, es evidente que dicha moral se ha nutrido de muchos autores clásicos, sean latinos o griegos, así como de otros filósofos como Montaigne. En la máxima primera, -obediencia y moderación-nos encontramos con la influencia del francés Michael de Montaigne, muy apreciado por Descartes. Así pues, la obediencia de la primera norma es prácticamente un reflejo de lo propuesto por aquel, es decir, “obedecer las leyes y costumbres de mi país, conservando con constancia la religión en la que Dios me ha concebido la gracia de ser instruido desde mi infancia.” En efecto, hemos de seguir las costumbres y tradiciones de la sociedad en la que vivimos y con la que nos relacionamos, así como las leyes del Estado en el que uno vive, a fin de evitar cualquier conflicto posible con los ciudadanos. Además, en lo que respecta a la moderación, la teoría del justo medio de Aristóteles ha sido para el francés una clara referencia a la hora de desarrollar esta máxima: cabe seguir las opiniones más moderadas, no aquellas que sean extremistas; asimismo, en caso de no tener unos principios propios y ciertos, hemos de tener como modelos hombres sensatos, a fin de evitar el amoralismo. Por otra parte, en la segunda y tercera máxima, - constancia en las decisiones y el dominio de los deseos, respectivamente-, la influencia predominante es la estoica, así como uno de sus máximos representantes: Séneca. En este caso pues, la segunda máxima se ve influenciada por la constancia a la hora de actuar, es decir, es preferible caer en el error como consecuencia de haber tomado una decisión que estar en parálisis y no saber qué hacer.

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INFLUENCIAS FILOSÓFICAS EN LA MORAL CARTESIANA.

A pesar de que la moral cartesiana es una moral sencilla, una herramienta útil en la vida cotidiana a fin de no permanecer irresoluto como bien dice Descartes, es evidente que dicha moral se ha nutrido de muchos autores clásicos, sean latinos o griegos, así como de otros filósofos como Montaigne.

En la máxima primera, -obediencia y moderación-nos encontramos con la influencia del francés Michael de Montaigne, muy apreciado por Descartes. Así pues, la obediencia de la primera norma es prácticamente un reflejo de lo propuesto por aquel, es decir, “obedecer las leyes y costumbres de mi país, conservando con constancia la religión en la que Dios me ha concebido la gracia de ser instruido desde mi infancia.” En efecto, hemos de seguir las costumbres y tradiciones de la sociedad en la que vivimos y con la que nos relacionamos, así como las leyes del Estado en el que uno vive, a fin de evitar cualquier conflicto posible con los ciudadanos. Además, en lo que respecta a la moderación, la teoría del justo medio de Aristóteles ha sido para el francés una clara referencia a la hora de desarrollar esta máxima: cabe seguir las opiniones más moderadas, no aquellas que sean extremistas; asimismo, en caso de no tener unos principios propios y ciertos, hemos de tener como modelos hombres sensatos, a fin de evitar el amoralismo.

Por otra parte, en la segunda y tercera máxima, -constancia en las decisiones y el dominio de los deseos, respectivamente-, la influencia predominante es la estoica, así como uno de sus máximos representantes: Séneca.En este caso pues, la segunda máxima se ve influenciada por la constancia a la hora de actuar, es decir, es preferible caer en el error como consecuencia de haber tomado una decisión que estar en parálisis y no saber qué hacer. Continuamente estamos tomando decisiones, no podemos permanecer quietos, no podemos demorar, por lo que no es prudente retardarse a la hora de actuar. Desde una posición puramente estoica, el ser humano debe vivir en armonía con la Naturaleza, con el Todo, ello implica conformarse, aceptar, encajar de la mejor manera posible los sucesos, sean buenos, sean malos.En la tercera máxima, el estoicismo cobra más importancia, pues Descartes sigue el principio de que realmente lo que nos afecta son los juicios que hacemos sobre las cosas y no estos. Entonces, a partir de aquí, no debemos priorizar nuestros deseos antes que el

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orden global del mundo, ha de ser al revés: limitaremos nuestros deseos, podremos controlar pues nuestros pensamientos o juicios y nos despreocuparemos de aquello que no depende de nosotros, esto es, el azar o la riqueza.

Para continuar, la cuarta máxima- cultivo de la razón-, denota en su gran mayoría ciertos aspectos propios del intelectualismo moral de Sócrates, es decir, hemos de desarrollar la razón, ya que además de ser la capacidad de distinguir lo verdadero y lo falso, también nos ayudará a distinguir lo bueno o lo malo desde un punto de vista ético. En consecuencia obraremos bien, al igual que, como afirmaría Sócrates, si sabemos realmente lo que es la justicia, obraremos necesariamente de una forma justa.

En suma, la moral cartesiana está influida por un amplio abanico de autores precedentes: Montaigne, Aristóteles, Séneca, Sócrates. La originalidad aportada por Descartes ha sido la capacidad de unir y adaptar los principios éticos y morales de cada uno de los autores mencionados a su propia moral y por lo tanto, adaptarla a las circunstancias en las que estaba inmerso, es decir, la revisión compleja de sus opiniones y la gestación de un método.