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INFLUENCIAS PRECOLOMBINAS EN LA DISTRIBUCION Y DESARROLLO
DE LA PRIMERA ARQUITECTURA COLONIAL EN EL CENTRO DE CHIAPAS
INTRODUCCION
A grandes rasgos, el actual Estado de Chiapas está constituido desde el punto de vista geográfico, económico, histórico e incluso político por dos extensas regiones de tamaño y configuración muv diferentes1
• Por un lado la franja costera entre 1~ Sierra Madre de Chiapas o del Soconusco2 y el Océano Pacífico que se ha generalizado, en determinadas ocasiones, con el nombre de Soconusco3
' aunque propiamente lo sea en parte y, por otro lado, el resto del país con el antiguo nombre de Chiapas4
•
El Centro del Estado de Chiapas, área de nuestro estudio, carece de unidad geográfica y hasta cierto punto histórica, puesto que participa de tres regiones claramente definidas dentro del panorama tanto cultural como geográfico del moderno Estado: La Altiplanicie de Chiapas, una gran parte de las llamadas Montañas del Norte y prácticamente toda la Depresión Central5
•
Treos, 1957, pp. 36-37. 2 García Soto, 1970, p. 40. 3 García Soto, !964, pp. 19 Y 35; Bassolos Batalla, 1974, p. 21. 4 Treos, 1957, p. 123. 5 Müllerried, 1957, mapa No. 4.
"Each building, and each colonial artifact was nourished by the destruction of a culture,
and the decline of a race".
George Kubler, 1948, Vol. 1', p. 67.
El paisaje orográfico de la primera región se desarrolla en el marco de una quebrada zona montañosa6
, en la que son frecuentes elevadas mesetas que llegan a alcanzar alturas superiores a los 2,000 metros sobre el nivel del mar7 • Se caracteriza por su clima templado con abundan tes lluvias en verano y periódicos frentes de aire frío, llamados nortes, en invierno8·. La vegetación más común está formada por bosques de pinos, robles y encinos, para el área más montañosa; en los valles más profundos la flora varía un poco más9
.
La Depresión Central de Chiapas se extiende a través de una amplia planicie hundida por la que transcurre el río Grijalva o Grande de Chiapas junto con los tributarios que a él fluyen.
Se trata de un extenso territorio que apenas sobrepasa los 500 metros sobre el nivel del mar10
•
El clima es caluroso de tipo tropical con escasa precipitación pluvial, presentando, en la actualidad, una vegetación típica de sabana 11 a base de xerófitas, cactáceas y arbustos.
6 Remesa!, 1966, p. 677.
7 García Soto, 1970, p. 44.
8 ViviÓ, 1961, pp. 17-18,
9 Cu!bert, !965, pp. 2-3.
1° Con Uribe, 1976, pp. 7-10. 11 CETENAL, 1970.
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ANA[J:'S DhL JNAJI
Junto a las corrientes fluviales la flora es más abundante, densa y compleja.
Estos dos ambientes geográficos tan diferentes fueron, podría decirse, la cuna de dos núcleos culturales muy distintos también, que se han transformado, con el transcurso del tiempo, en el crisol de la personalidad cultural chiapaneca distinta, aceptando con tactos y relaciones, ele cuanto la rodea.
EL AMBIENTE CULTURAL PREHISPANICO
a) LA ALTIPLANICIE.
Esta unidad geográfica, exceptuando en el extremo. oeste la antigua "Provincia de Los Llanos", como se conoce durante el período colonial al valle de Comitán y las regiones circunvecinas12
, se desenvolvió durante el extenso período de desarrollo y florecimiento de la civilización precolombina en un ambiente de atraso y aislamiento cultural con respecto al resto del área maya y en general de Mesoamérica 13
• En la actualidad, a pesar del tiempo transcurrido y de los nuevos contactos culturales, si!,llte siendo una región marginal 14 .
Pudiera ser que ese retraimiento se debiera, en parte, a las características geográficas propias del Altiplano Central. Como consecuencia de su peculiar ambiente geográfico de escasas oportunidades para el progreso y desarrollo de la agricultura y las relaciones humanas, los focos culturales de época prehispánica se desenvuelven con fuerza y personalidad de preferencia en las tierras bajas, fértiles y calurosas al mismo tiempo, de la Depresión Central 15
A través del desarrollo arquitectónico del área que tratamos puede uno darse cuenta sin dificultad de la idea que se está presentando. A pesar de los escasos sitios arqueológicos estudiados se nota, al entrar en contacto con la arquitectura prehispánica de esta región, una falta de interés hacia las grandes estructuras ceremoniales16 y civiles. A excepción de unos cuantos juegos de pelota, la construcción ceremonial más importante se reduce a la sencilla
12 Culbert, 1965, p. 2.
13 Adams. 1970, p, 59; Lowe, 1965, Vol. II, p. 235; Culbert, 1965, pp. 1 y 18.
14 Adams, 1970, p. 44.
15 Coe, 1963, p. 27; Reyes, 1962, p. 26.
16 Adams, 1970, pp. 44-59;Culbert, 1965, p, 3.
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plataforma-altar sin ambiciones arquitectónicas de ninguna especie, mezclándose con humildes estructuras ele materiales perecederos. Tanto los templos más importantes como las estmcturas civiles más destacadas no pasan ele ser, cuando se encuentran, sencillas construcciones de bajareque, adobe o piedra sin labrar, materiales y sistemas constructivos tradicionales en los Altos de Chiapas y en extenso uso todavía en la actualidad.
Hasta estos momentos, se han obtenido escasos testimonios arqueológicos del Horizonte Preclásico para esta región de profundos valles y frías mesetas17 ;
pero afortunadamente, han podido lograrse datos más seguros y en mayor número para etapas posteriores de su desarrollo cultural.
Es muy posible que durante el Horizonte Clásico en sus últimas etapas y en una buena parte del Postclásico la organización socio-política fuera la de reducidas comunidades casi independientes con escasos nexos y contactos culturales y comerciales entre ellas18
, coincidiendo, según parece, con una etapa de luchas internas que pueden haber influido en la ubicación y desarrollo de los pequeños núcleos de población. Este ambiente de incertidumbre se refleja, con toda claridad, en la fonnación de un patrón de asentamientos bastante compacto y emplazado en lugares de difícil acceso y fácil defensa, a diferencia de los asentamientos del Horizonte Preclásico e inicios del Clásico que se localizan en las partes bajas de los valles de tierras más fértiles y de clima más templado 19
.
Con el avance del tiempo, ya dentro de fases tardías del Horizonte Postclásico, se llegó a formas de gobierno más complejas, a base de mancomunarse comunidades cercanas que aceptaban someterse a nuevos y más definidos patrones de control político y religioso20 • Por este mismo tiempo, se inicia una clara tendencia a abandonar los parajes altos de fácil defensa y difícil acceso, para instalar las nuevas unidades de habitación y centros religiosos en lugares abiertos cercanos a los valles más amplios de la Altiplanicie, sobre la base de áreas de habitación dispersa, con lo cual se obtenían patrones de explotación agrícola más intensos, fruto de esta nueva mentalidad que se refleja primordialmente en este nuevo concepto de patrón de asentamiento.
17 McVicker. 1970, p, 99; Culbert, 1965, p. 3 Y 70. 18 Coe, 1963, p. 27;Adams, 1970, p. 59. 19
Culbert, 1965, p. 79. 20 Adams, 1970. p. 66-73; Culbert. 1965, p. 86
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ANALES DEL IN AH
Pensamos que los sistemas más compactos de agrupamiento humano podrían ser el resultado de circunstancias específicamente políticas de un momento histórico detemünado21
, mientras que una forma hasta cierto punto dispersa de habitación correspondería a una realidad geográfica y cultural de los Altos de Chiapas, actitud que en diferentes circunstancias o modalidades se ha prolongado hasta nuestros días22 .
b) LA DEPRESION CENTRAL.
La Depresión Central de Chiapas, desarrolla, al correr de la civilización mesoamericana, un ambiente cultural bastante diferente al que se establece para la Altiplanicie. Por su situación geográfica " ... pocas re¡Iiones ele! actual territorio de México se han visto relacionadas con tan numerosos pueblos como la Depresión Central de Chiapas ... " 23 . Por otra parte, parece ser que por su clima, vegetación y posibilidades agrícolas " ... ofreció grandes oportunidades para la ocupación humana, jugando un papel excepcional en la historia indígena ... " 24 y, fue además " ... un centro de actividades ceremoniales de importancia ... " 25 como nos lo están demostrando, en parte, los restos arqueológicos excavados hasta ahora26
.
Durante las etapas más tempranas del Hori·· zonte Preclásico ya desarrolla la Depresión Central, una admirable cultura estimulada por un ambiente propicio a una prematura adaptación del cultivo del maíz27
.
En los centros ceremoniales más importantes del Horizonte Preclásico de esta región aparecen los juegos de pelota perfectamente definidos en su programa arquitectónico y de sobra ordenados en el interior del conjunto de estructuras religiosas que componen aquellos primeros centros ceremoniales 28
. Además, en arquitectura puede observarse sin dificultad el constante empleo de la piedra labrada y el estuco para pisos y recubrimientos a partir
21 13orhegyi. 1956, pp. 103-104. 22 Reyes, 1962. p. 48. 23 Vivió, 1961, p. 16. 24 ViviÓ, 1961. p. 15. 25
McViker, 1970, p. 98. 26 Gussinyer, 1972 a, 1975; Lowc. et. al., 1960. 27 McViker, 1970, p. 98. 28
Gussinyer, 1972, pp. J-14.
MEXICO, 1978
del Horizonte Protoclásico29 y quizás desde antes, llegando la influencia de las culturas del valle del río Grijalva hasta varias partes del AltiplanoCentral30
y según parece, en determinados momentos alcanza la costa del Océano Pacífico.
Este precoz desarrollo cultural se estaba transformando durante el Horizonte Clásico, en una determinada área de la cuenca superior del río Grijalva, en una interesante cultura local con personalidad propia, que en su formación se nutría de influencias mayas, principalmente31 • A partir del HorizontePostclásico el ambiente cultural se empobrece32, iniciándose en una gran parte de la Depresión Central un largo proceso de decadencia cultural y demográfica que prácticamente alcanza nuestros días.
Los sitios arqueológicos del Horizonte Pre-clásico nos muestran a través de su configuración y tamaño la existencia de un movimiento demográfico bastante alto33 que alcanza su plenitud en el transcurso del Clásico, horizonte durante el cual una gran parte de la cuenca superior del río Grijalva estuvo densamente poblada34 . En las últimas décadas del Horizonte Clásico y a partir del inicio del Postclásico se nota que la población poco a poco disminuye35
, a excepción quizá de la zona ocupada por el pueblo Chiapaneca que continúa manteniendo cierta preponderancia que perdurará a pesar de las nuevas circunstancias históricas, dentro del período colonial de Chiapas36
.
La organización socio-política de los núcleos de población de la Depresión Central durante el transcurso del Horizonte Clásico se nos presentan intensamente influidos por los grupos Preclásicos establecidos con anterioridad en la región y por la preponderancia de la cultura maya que se deja sentir cada vez en forma más intensa, reflejando en conjunto, un an1biente de comunidades interdependientes con importantes nexos y contactos tanto comerciales como culturales entre ellas, favorecido este medio socio-político por las condiciones geográficas que establece la propia región.
29 Gussinyer, 1972a, pp. 31-56; Lowe, 1965, p. 218. 30
Lowe, 1959, pp. 10/14; Culbert, 1965, p. 81. 31 Gussinyer, 1975. 32 Con Uribe, 1976, pp. 194-195, aunque se refiere específica·
mente al sitio de Laguna Francesa su punto de vista es válido para una buena parte de la Depresión Central.
33 Culbert, 1965, p. 226.
34 Lowe, 1965, p. 226.
35 Lowe, 1965, p. 229.
36 Navarrete, 1966. p. 19.
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ANALES DEL INAH
Parece ser que el patrón de asentamiento era disperso, concebido en la forma de un centro ceremonial y pequeños grupos de habitación más o menos compactos localizados a su alrededor, dependiendo desde el punto de vista religioso y social de él.
El desarrollo cultural alcanzado por la Depresión Central durante el Horizonte Clásico se estaba materializando en una interesante cultura local que asimilaba, en su formación y desarrollo, influencias venidas del área maya, principalmente, pero aceptaba también otras que llegaban del resto de América Central, de Oaxaca e incluso del Centro de México, mostrándonos el inicio de una incipiente cultura que llevaba en sí un poderoso espíritu de captación y asimilación, propia de una región de tránsito de influencias y de rasgos culturales que iban y ventan de otras partes de Mesoamérica.
Al debilitarse esta tradición cultural y al llegar su ruptura definitiva con la conquista Hispana renace o mejor dicho, prosigue de nuevo, durante el período colonial de Chiapas en el Altiplano; región de escasa trascendencia, como ha venido observándost duran te el transcurso de la civilizaci6n precolombina; pero que se convierte a partir de la colonia, en el centro rector de la cultura chiapaneca37 • Area que desarrolla de nuevo una interesante cultura local que se da a conocer a través de una importante obra artística, de bastante personalidad que a menudo se alimenta de contactos e influencias llegadas de la Capitanía General de Guatemala, de Oaxaca e incluso del Centro de la Nueva España38
•
LA CONQUISTA HISPANA.
A finales del primer cuarto del siglo XVI llegan al territorio chiapaneco los primeros conquistadores españoles con Luis Marín a la cabeza. Con su llegada se inicia el largo proceso, todavía no alcanzado, de occidentalización de Chiapas principiando, por razones políticas y religiosas, con el arduo, lento y difícil reac_omodo de los grupos indígenas para un más fácil dominio y control39 .
Los nuevos sistemas y tendencias de concebir !os agrupamientos humanos juegan un papel muy Importante en el proceso de aculturación de la
37 Waibel, 1946, p. 139,
38 De la Maza, 1956, p. 60.
39 Borhegyi, 1956, p. 104.
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población prehispánica, alterando y cambiando en forma definitiva uno de los elementos básicos y más importantes de su manera de vivir: su tradicional patrón de asentamiento.
A pesar de que se ha llegado a hablar de ciu~ dades en un sentido más o menos Occidental de la palabra para el horizonte Postclásico de Chiapas40 ,
no han podido localizarse todavía los restos arqueológicos que nos lo demuestren.
En realidad el sistema de agrupamiento humano a la manera del Viejo Mundo se inicia únicamente, salvo raras excepciones, con la conquista puesto que, el centro ceremonial prehispánico de tradición maya en tierras bajas o altas no es más que un punto de reunión para una población dispersa o relativa~ mente compacta, relacionada entre sí a través del centro cívico-religioso41
, como todavía puede constatarse en la actualidad, en varias regiones de Chiapas y de Guatemala.
El sistema prehispánico de asentamiento de población claramente disperso no concordaba en absoluto, con los fines políticos de los nuevos conquistadores42
. Con el fin de agrupar a la pobla~ ción indígena a la manera hispana del sur y del centro de la Península y, de acuerdo con las directrices de la política de los Austrias en el Nuevo Mundo, se ordenaba al poder civil, por 1549, el agrupamiento de la población indígena (" ... procurareis poco a poco, por la mejor vía que pudiereis que los dichos indios se justasen ... " 43
.
De la misma manera el patrón disperso tradicionalmente mesoamericano presentaba graves inconvenientes en el campo espiritual, con lo cual vemos que pronto las autoridades eclesiásticas siguiendo la misma idea anterior sugieren y finalmente ordenan el reacomodo de los indígenas en poblados compactos44
. Coincidiendo pues, en sus fines tanto políticos como religiosos, la Corona Española emprende la reducción de la población prehispánica casi simultáneamente con la conquista prácticamente realizada con una sagaz evangeliza-ción45. ,
Al llevarse a cabo la fundacion de un convento dentro del área de la civilización mesoarnericana se comenzaba de inmediato con los rudimentarios tra-
40 oraz del Castillo, 1968, Voi.II, p. J36;CSmara. 1966. pp. 30-31. 41
Willey, 1956, pp, 109-113. 42 Mac Gregor, 1954. P. 14. 43 Reyes, 1962, p. 27. 44 Remesar, 1966, p. 1250. 45 De Gante, 1947, p. 29.
ANALES DEL !NAH
zos urbanos de tradición occidentaí oara el nuevo i)O
blado, partiendo de la plaza como eje e inicio de la nueva unidad de habitación, reuniendo alrededor de ella a los grupos indígenas cercanos o incluso lejanos a los que se acomodaba en "barrios" y "caseríos" dentro de las nacientes poblaciones46
.
Las huellas del agrupamiento de la población precolombina dispersa en poblados compactos puede observarse con toda claridad en diversos documentos de los siglos XVI al XVIII, en los cuales se habla a menudo de "calpullis", barrios o caseríos dentro de una misma población47
• Esta idea está claramente expresada en la obra de Fray Antonio de Remesa!, cuando nos relata que " ... en Oztuta se juntaron dos pueblos, en Ixtapa cinco, en Chamula tres ... " 48 ,
o también se expone el fenómeno en la importante obra de Fray Francisco Ximénez49 .
Los inconvenientes o mejor dicho, las repercusiones demográficas de esta política de agrupamientos humanos pronto dio a conocer los tristes efectos que iba a tener sobre la población indígena. Los imprevistos traslados provocados porlos bruscos cambios de residencia repercuten de inmediato, en la forma de una notoria disminución demográfica. La confusión que ocasiona estos desplazamientos de población entre los indígenas y su reunión en nuevas localidades a veces lejanas de su lugar de origen, se refleja el poco tiempo de su realización en la desaparición tle numerosos "pueblos de indígenas" de reciente fundación.
Todavía no tenninaba el siglo XVI cuando ya se hablaba de pueblos que se encontraban "muy deteriorados", de otros que se "hallaban muy acabados", a pesar de ser de nueva creación, mostrándonos de esta manera y con toda claridad el agotamíen to que padecía la población indígena que integraba aquellos nuevos núcleos de población como consecuencia de los desplazamientos, de las enfermedades y de otros abusos de los nuevos conquistadores.
En medio de esta mezcla de pueblos, intereses políticos y ambientes geográficos, en donde chocan dos tradiciones culturales completamente diferentes50, llegan a la recién conquistada provincia de Chiapa los primeros frailes de la orden de Santo
46 Kubler, 1948, Vol.!, pp. 88 y 93; Reyes, 1962, p. 27; Villa Rojas, 1975, p. 79.
47 Reyes, 1962, pp. 27-28. 48 Remesa!, 1966, p. 1253. 49 Xim€nez, 1965, p. 990, 50 Reyes, 1962.
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Domingo, haciendo su ingreso a mediados del siglo XVI cuando en otras partes de Mesoamérica la evangelización estaba ya bastante adelantada; hacen su aparición con el fin de evangelizar a la población recién conquistada y edificar las nuevas construcciones religiosas51 , que servirán de base a la fecunda tradición arquitectónica que con personalidad propia, supo mantener durante todo el período colonial el actual Estado de Chiapas, antigua provincia de la Capitanía General de Guatemala incorporada a los Estados Unidos Mexicanos a partir de 182452 .
LA EV ANGELIZACION.
La llegada de los primeros frailes dominicos a estas tierras recién conquistadas para la corona española fue un poco tardía y, como consecuencia las primeras construcciones tanto religiosas como civiles, no se levantaron hasta después de la primera mitad del siglo XVI53 y en determinadas ocasiones hasta principios del siglo XVII.
La falta de conventos en esta área y en el resto del naciente Imperio Español debe de haber sido muy notoria, cuando el mismo Carlos I de España se preocupa por su construcción a través de una Real Cédula en la que ordenaba que se construyeran conventos, " ... pues en dicha provincia no hay monasterios hechos ... " 54
•
En cualquier región de la Nueva España el desconocimiento que del país tenían los frailes recién llegados fue uno de los contratiempos más serios a la hora de emprender su labor constructora y evangelizadora, principalrnente55 • Los primeros religiosos se encontraban desorientados ante un mundo nuevo de mentalidad por completo distinta a la suya y, tropezaban constantemente con dificultades de todo género al tener que elegir un determinado lugar para fundaren él un nuevo convento56
Como consecuencia de lo anterior, los primeros frailes dominicos al llegar a la provincia de Chiapa estuvieron muy atentos a las características del
51 Antes de la fundación de cualquier convento dominico existiÓ la franciscana de H uitiupan que no tuvo. sin embargo. consecuencias posteriores.
52 López Gutiérrez, 1942, Vol. 1, p. 226.
53 Olvera, 1957, p. 6. 54 De la Maza, 19 56, p. 62; Disposiciones, 19 30, Vol, !l. p. 9. 55
I(ubler, 1942, Vol. l. 56
Kubler. 1942, Vol. l. p. 88.
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ANALES DEL INAH
nuevo país y trataron de sacar el mayor provecho que estuviera a su alcance tanto del ambiente cul· tural como del medio demográfico que les ofrecía la nueva provincia, prácticamente virgen en fundaciones religiosas. Para lograrlo se adaptaron por completo a las necesidades de cada grupo indígena o de cada región al tener que organizar el territorio desde el punto de vista eclesiástico y levantar sus primeras unidades religiosas.
Con un profundo sentido de observación, típico de cualquier persona con espíritu misionero, aquellos primeros religiosos al entrar en contacto con la población indígena de Chiapas se dieron cuenta de inmediato de la existencia de una estructura socio-política bastante definida que parecía estar íntimamente relacionada con determinadas áreas lingüísticas dentro de su contexto cultural prehispánico que todavía era, en aquellos momentos de evangelización, el vigente. La existencia de grupos con claras diferencias lingüístico-culturales entre ellos nos lo insinúa el propio Berna! Díaz del Castillo y está expresado con bastante exactitud en las obras de los más importantes cronistas españoles que nos hablan de estas tierras.
Se ha insistido, en varias ocasiones, acerca de la existencia de una estructura política durante el horizonte Postclásico, perfectamente definida que se vislumbra un poco a través del análisis de los escasos materiales arqueológicos57 y, fue corroborada por los españoles a su llegada a estos nuevos territorios. Estructura política por medio de la cual una gran parte del actual Estado de Chiapas quedaba dividido en cinco "provincias", claramente definidas: Chiapa, Llanos, Tzeltales Zoque y Soco-
58 • ' nusco . Basandose seguramente en esa realidad prehispánica, la división política que establece la Corona Española, a partir de los primeros años de la conquista, es muy semejante a la supuesta división política precolombina, puesto que subdividía la recién conquistada provincia de Chiapa en cuatro unidades que no son otra cosa que un recuerdo de la pretendida distribución prehispánica y una realidad cultural, geográfica y lingüística en el momento de conquistar Luis Marín las nuevas tierras para los reyes de España. La división colonial se llevó a cabo de la siguiente manera: Chiapa Llanos Tzcltales y Zoques, constituyendo una Alcaldía Mayor cuyos miembros debían de ser nombrados por la
57 Culbert, 1965, p. 87.
58 cámara, 1966, p. 30.
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}:'poca 8a, T !, 1 \! 77
Audiencia59. El Soconusco formaba en esa época,
como lo había sido antes, una unidad aparte. De la misma manera los frailes dominicos al
organizar la nueva provincia, desde el punto de vista eclesiástico, en conventos o vicarías la hacen coincidir casi por completo con esta realidad geográfica, política, económica, cultural y lingüística de la que se ha estado hablando, netamente de origen prehispánico y adoptada por el nuevo régimen político establecido por la corona Española.
La nueva provincia eclesiástica de San Vicente Ferrer de Chiapa y Guatemala se divide, como su mismo nombre indica, en dos grandes unidades perfectamente delimitadas en el campo cultural y geográfico. Ahora bien, la unidad Chiapa se subdividía a su vez en conventos o vicarías, como acaba de anotarse, con el siguiente orden:
EL CONVENTO DE SANTO DOMINGO DE CIUDAD REAL.- Controlaba: "Teopisca, Amatenango, Uiztlan, Teultepeq, Tenezapa, Chamula, Mixtontiq, San Pedro, y San Pablo, Santa Catalina, San Andrés, Yztacoztoté, Santiago, Santa Marta, Tenezacatán, Cinacantán, Ixtapa, San Lucas, San Dionisia, Totolapa''.
EL CONVENTO DE COMITAN.- Tenía bajo su jurisdicción: "Zapalutla, Conetla, Aquespala, Yzquintenango, Utatlán, Chicomucelo, Yayaquitla, Comalapa".
EL CONVENTO DE CHIAPA.- Se formaba de las siguientes visitas: "Tuxtla, Suchiapa, Pochutla, Acala, Chiapilla, Ostuta".
EL CONVENTO DE TECPATAN.- Controlaba las unidades religiosas de: Cachula, Copaynalá, 01ichoacintepeq, Ozumacintla, Coapilla, Ocotcpec, Tapalapa, Comistaguacán, Tapilula, Pantepec y Zuatlán, Solís, Anean, Comeapa, Xitoltepec, San Pablo, La Magdalena, Mixapa, Sayula, Santa Catalina Yxtacomitlán, Zumuapa, Manahé".
EL CONVENTO DE COPANAGUASTLA.Dependían las visitas de: "Zocoltenango, Zoyatitlán, San Bernabé, Pynula, Zacualpa, Comitlán, Ixtapa, Chalchi t lán, Ci talá, Teculu ta".
EL CONVENTO DE OCOSINGO.- Estaba formado de las siguientes unidades: "Ocotitlán,
59 Reyes, 1962, p. 26 ;Cámara, 1966, p. 32; Boletín, 1957, p. 474.
l • ANAU~'S DEL INAH
Xuicapa, Chilostuta, Xitalhá, Quiotepec, Ocotenango, Tenango" 60
.
Además de esta acertada división "Lingü ístico-religiosa" puede uno, con facilidad, observar que la colocación de la "capital" de cada vicaría o sea el convento que la regía se fundaba cerca o entre centros importantes de población indígena. Lo mismo podría decirse de la mayor parte de las fundaciones secundarias (visitas) subordinadas al convento principal de cada vicariato.
LA ARQUITECTURA
"For Three centuries, memories of Spain condicioned the appearance of all but the
hum blest buildings".
John McAndrew, 1956, p. 168.
De los primeros edificios religiosos construidos por los dominicos en el actual Estado de Chiapas no nos queda seguramente casi nada. Sólo a través de excavaciones arqueológicas podríamos dar con la forma, tamaño y configuración general de aquellas construcciones. Debido a la escasez de exploraciones arqueológicas existe una gran pobreza de datos acerca de estas construcciones, pero en su lugar permanecen, no muy abundantes pero aceptables, las descripciones que de aquellos edificios nos han dejado los principales cronistas de su época.
El asentamiento y construcción de las primeras unidades conventuales fue indudablemente la etapa heroica de aquellos no menos heroicos frailes. En su tenaz esfuerzo casi obsesivo por la evangelización de los pueblos recién descubiertos comenzarían a levantar los primeros templos, plataformas de sus ansias misioneras, en la forma de sencillas construcciones de bajareque y de adobe con cubierta de de palma o zacate61 , por supuesto que sobre la base de una norma de la más alta calidad dentro de las posibilidades, de los materiales y del_ momento. Al fin y al cabo construcciones de carácter provisional62 .
60 Remesa!, 1966, pp. 1889-1890. 61 Olvera, 1957, p. 7, Toscano, 1942, p. 41; Markman, 1966,
p. 22. 62
Markman, 1966, pp. 22-23.
MEXICO, 1978
Su existencia podrá comprobarse el día que se excaven algunas de las pequeñas unidades abandonadas a principios del siglo XVII, por las causas que se han expuesto con anterioridad.
Con base a un claro sen ti do práctico, típico de las circunstancias del momento histórico que transcurría, los sistemas constructivos empleados serían aquellos con los cuales los indígenas estaban familiarizados,63 eran prácticos y, al mismo tiempo, conocían mejor64
. Con la ventaja de que de esta manera la nueva construcción duraría pocos días 65 para comenzar y poder contar de inmediato con uno de los instrumentos básicos para iniciar las primeras etapas de evangelización.
Mientras que, cuando se trataba de edificios de carácter permanente su construcción podría durar hasta siete y ocho años66 (ver fotos 1, 1 O y 15 ).
Para la construcción provisional la techumbre sería de palma o zacate, según la zona67
, colocada sobre una sencilla armadura de madera sostenida por resistentes horcones68
, de la misma manera que hasta hace poco tiempo se construían las casas-habitación más importantes y algunas de las construcciones civiles más destacadas. Junto a estas rudimentarias iglesias se construirían unas sencillas celdas para habitación de los frailes, a base del mismo sistema constructivo del templo69
. En algunas de las pequeñas "visitas" en pie todavía puede observarse la ausencia de una reducida y rudimentaria área conventual de obra, lo cual hace pensar en la existencia de aquel tipo de construcciones, por supuesto, ahora desaparecidas, pero substituidas en la actualidad por otras muy semejantes. Este dato puede todavía detectarse, con toda claridad, en las "ex-visitas" de Santiago El Pinar, Mitontic o San Martín Abasolo, por ejemplo. (ver fotos Nos. 15 y 18).
Al poco tiempo según las posibilidades económicas de la población recién agrupada y los éxitos obtenidos en la evangelización vendrían las construcciones defmitivas mucho más ambiciosas en planta, alzados, detalles constructivos y decoración 70 (ver fotos Nos. 1, 6 y 7). Sin embargo,
63 Adams, 1970, p. 60; Markman, 1966, pp, 22-23. 64
Kubler, 1948, Vol, 1, p. 153. 65
Kubler, 1948, Vol. I, p. 88, 66
Remesa!, 1966, p. 1257. 67 Toscano, 1942, p. 41; Ximénez, 1965, p. 211, 68
Ximénez, 1965, p.211. 69 Markman, 1966, p. 23; Remesa!, 1966, p, 134, 70
Ximénez, 1965, p. 990.
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Foto l. Conjunto del templo de Santo Domingo de Chiapa de Indios. Sin duda alguna uno de los monumentos más
significativos de su época en Chiapas.
con todo y tratarse de edificios de carácter permanente puede observarse que la mayor parte de Jos edificios religiosos del Centro de Chiapas, levantados durante el siglo XVI o en los primeros años del siglo XVII, son siempre construcciones de una gran sencillez estructural y espacial y de una considerable parquedad ornamental; características que, con el tiempo, logran crear escuela en el panorama arquitectónico de Chiapas hasta alcanzar nuestros días (ver fotos Nos. 10, 11, 14, 15 , 16, 17 y 18), (ver planos l , 2 y 3).
A pesar de la gran sencillez de la arquitectura religiosa de Chiapas se nos presenta a nuestros ojos perfectamente concebida puesto que, las nuevas construcciones fueron diseñadas en base a un programa claro y definido desde el punto de vista arquitectónico respaldado por una concepción de conjunto excelen te y muy de acuerdo con las posibilidades económicas y culturales de los diferentes
12
grupos indígenas. (ver fotos Nos. 1, 5, 7, 13 y 14) (ver planos Nos. 1, 2 y 3).
La mayor parte de la!" ·'!ces, las plantas arquitectónicas de los pequeño njuntos conventuales son extraordinariamente simples (ver planos Nos. 1, 2 y 3 ), con alguna excepci.ón cuando se trata de grandes monasterios como podría ser el caso de Copanaguastla, Tecpatán o Chiapa de Indios, principalmente (ver fo tos Nos. 1, 4 y 10). Observando con cuidado vemos que la mayor par te de las nuevas. construcciones se adaptaban perfectamente a los puntos tratados en la Real Cédula del lo. de septiembre del ru1o de 1548 en la que los -reyes de Espru1a recomendaban que las iglesias fuerru1 humildes, rnoderadas71 y sin superfluidades72 (ver planos y fotos).
Tanto los lineamientos generales como los programas de trabajo descritos y destinados a las nuevas unidades religiosas formaban parte de una arquitectura que estaba perfectamente de acuerdo con las exigencias del momento lústórico, con las
1 1 llurgoa, 1934. p. 92. 72 Soi:Í. 1958 , p. 20.
~eccsidadcs y rroyectos de sus constructores, perfectamente adaptada al ambiente social, económico Y cultural de las zonas en las que fueron construidas la$ nuevas unidades reügiosas73 y a los preceptos que, para edificios de esta índole. recomendaba la política colonial de los Austrias.
La nueva arquitectura se adapta en forma precisa y exacta al carácter austero tanto del país como de sus habitantes y además, se levantaban las nuevas iglesias con una severidad arquitectónica que se muestra íntimamente identificada con Las reglas monásticas por las que se regía la orden religiosa que las construía74 (ver fotos No. 5, 10, 1 l. 12, 14, 15 y 17). Se trataba en esencia, de construcciones religiosas pcrfectamen te funcionales, dentro del sentido más ortodoxo cte. la palabra 75 .
Ana lizando la nueva arquitectura sin fijarse en pormenores puede decirse que las estructuras religiosas del siglo XVI en el C~ntro de Chiapas reflejan con bastante exactitud. el ambiente cultural pre-
73 Kubl~r. 1948, Vol. 1. 74 Brnufe ls. 1975, p. 188. 75
Zurko de. 1958 , p. 15.
Foto 2. San Marcos de Tuxtla conserva, a pesar de algunas modificaciones, muchas características arquitect6nicas de la Vicaria de Sanlo Domingo de Chiapa de Indios. Todas las conslntccfones religiosas de este Convenlo presenlan una
gran umdad en las formas y materiales empleados.
hispánico de los dife rentes grupos de población que ocupaban el País a la Llegada de los primeros frailes.
Dentro del ámbito geográfico de cada una de aquellas áreas lingil ístico-culturales de las que ya se ha hablado se estaban levantando las nuevas unidades religiosas de acuerdo con la tradición en el arte de construir y en las posibilidades económicas de cada una de aquellas regiones. Partiendo de este punto de vista puede observarse que se van fonnando unidades dentro de l panorama de La nueva arquitectura que se agrupan de la siguiente manera: a) Una gran sencillez constructiva y, en varias ocasiones una intensa parquedad ornamental en los nuevos cd i ficios re ügi osos de la Al ti planicie con escasa tradición arquitectónica en época precolombina (Tenejapa, Mítontic. Santiago, Santa Marta, Totolapa, Aguacatenango, e tc.) (ver fotos Nos. 15 a 18). Una cier ta elaboración estructural. en la deco-
13
Foto 3. La "Visita" de San Esteban Suchiapa nos muestra su elegante ábside caracteristico de las constnrcclones religiosas de su Vicaria, junto con la diminuta torre-campana· río en doble función: Como tal y como contrafuerte para recibir los empujes de la bóveda estrellada que cubre el
presbiterio.
rac10n y en los detalles constructivos se desarrolla en Las zonas bajas, con larga tradición en el arte de construir (Chiapa de Indios, Pochutla, Acala, Copanaguastla, Esquintenango, Soya titán, Coneta, Aquespala, Coapa, Su chiapa, etc.) (ver plano No. 1) (ver fotos Nos. 1, 2, 7 a 14), y por último la existencia de una tercera unidad en la vicaría de los zoques de acusada personalidad con características muy propias y un tanto diferentes de las dos anteriores (Tecpatán, Tapalapa, Chapultenango, Copainalá, Pantepec, La Magdalena, etc.) (ver planos Nos. 2 y 3) (ver fotos Nos. 4, 5 y 6).
El desconocimiento del país y las necesidades de una rápida y profunda evangelización obligaba a los religiosos recién llegados a tomar muy en cuenta determinados factores de índole cultural, geográfica, económica e incluso demográfica a la hora de elegir
14
el lugar preciso para levantar una unidad con ven tu al que iba desde la sencilla "visita", hasta el monasterio cabeza de una vicaría. Factores todos ellos que en cierta manera influían y determinaban a su vez el programa, los sistemas constructivos y los detalles ornamentales de la nueva construcción, como acaba de insinuarse.
Uno de esos factores podría haber sido los conocimientos en el arte de construir que existían en la región antes de la llegada de los nuevos conquistadores76. Las construcciones religiosas de las vicarías de Comitán, de Copanaguastla o de Chiapa de los Indios nos demuestran la existencia, por su riqueza estructural y ornamental, de una larga tradición arquitectónica de raíz indígena, a pesar de los trastornos culturales que sufrieron amplias regiones de la ahora área Central de Chiapas duran te el transcurso del horizonte Postclásico mesoamericano. (Ver fotos Nos. 1 y 7 a 14).
Otros factores no estaban tan ligados a una determinada tradición cultural. El clima por ejemplo, fue con toda seguridad, otro elemento que en
76 Kubler, 1948, Vol. I, p. 15 l.
determinadas ocasiones debe de haber jugado un papel importante a la hora de elegir la región y el espacio para levantar el nuevo convento y por ende la nueva población 77 . Se funda Ciudad Real y como consecuencia la vicaría de Chiapa de los Españoles en tierras Altas, buscando un clima menos caluroso y más sano, como nos lo recuerda el Padre Remesa!, de acuerdo con la costumbre de vivir de los conquistadores españoles773 .
Otro elemento que podría influir en la calidad e importancia del nuevo monasterio correspondía
77 Toscano, 1947 , p. 29.
77a , Jimenez l'aniagua, 1970, p. 4
Foto 4. Tecpatán es sin lugar a dudas la construcción religiosa más significativa y monumental del siglo XVI de Chiápas y una de las mds importan tes de Centro América
en esta época.
15
Foto 5. La To"e-campanario e iglesia del pequeño convento de Chapultenango son una prueba fehaciente de la capacidad y calidad artística y constructiva de los edificios reli-
giosos del siglo XVI en la "Provincia de los Zaques".
al desarrollo económico del área escogida para edificar el conjunto conventual propuesto, como ocurre por ejemplo en la Vicaría de Tecpatán en la "Provincia de los Zoques", otro elemento podría ser por supuesto, la densidad de población existen te en la región a la llegada de los espafioles, etc . En realidad, podrían enumerarse todavía otros factores que deben de haber influido a la hora de elegir el lugar exacto y la calidad constructiva de una nueva unidad religiosa.
Se ha dicho, con bastan te razón y estarnos tratando de demostrarlo para Chiapas que la importancia constructiva y omamen tal de los edificios religiosos del siglo XVI estaba en relación directa con el alcance cultural indígena del lugar en donde se levantaban las nuevas construcciones 78
. Relacionado con esta idea y otras ya mencionadas puede uno
78 Kubler, 1948, VoL.!, p. 151.
16
con facilidad observar que existen dentro del área de nuestro estudio dos regiones claramente defrnidas que se destacan por su tradición arquitectónica fruto de un madurado proceso de desarrollo de época prehispánica: La Depresión Central y la " Provincia de los Llanos" tal y como nombra el padre Remesal79 , al ex tremo este de la Altiplanicie de Chiapas.
La primera de Jas dos regiones se localiza básicamente en el valle del río Grijalva y trató de desarrollar en época prehispánica, como ya se ha indicado, una cultura local de sólida personalidad. La segunda se transforma, con el tiempo, en una destacada avanzada de la cultura maya hacia el Centro de Chiapas. En un momento dado llegan casi a fusionarse estas dos áreas en un complejo cultural muy semejante cuando la influencia maya se deja sentir cada vez más intensa en la cuenca superior del río Grijalva.
Las "visitas" de Acala , de Pochutla, de Suchiapa (ver plano No. 1), de Tuxtla (ver fotos Nos. 1, 2 y 3), de Santa Ma. Esquintenango y,
79 Remesa!, 1966, pp. 66::1- 663.
ANALES DEL / ,\ ;11/
principalmente el monasterio de Chiapa de Indios (ver foto No. 1) por estar más completo, revelan en su construcción unas técnicas y un programa arquitectónico excelentes, debido en parte al empleo de unos recursos humanos con conocimientos técnicos que están a usen tes, a excepción de la provincia de los zoques, en la mayor parte de las construcciones religiosas en el interior del área de nuestro estudio. A pesar de que las partes más importantes de estos conventos fueron construidas con tabique, material de escasa tradición prehispánica, muestran la existencia de una excelente mano de obra indígena competente y heredera de la tradición arquitectónica que desde el horizonte Preclásico ostentaba la Depresión Central.
MEX! CO, 1978
Foto 6. Copainalá nos muestra, dentro del ámbiro de las co11s1rucciones religiosas secundarias (••isitas), la monumentalidad y elegancia característica de todas las unidades reli-
giosas zaques del siglo XVI.
17
Foto 7. San José Coneta en la "Provincia de los Llanos" exhibe la elegancia de su decoración y proporciones que nos trae lejanos recuerdos de un todavía más lejano -en tiempo
y espacio- románico italiano.
Foto 8. Detalle de la fachada principal de San José Coneta. Todos los nichos de la fachllda principal de la iglesia llevaban pintadas imágenes de santos o símbolos de la nueva
religión.
18
A NA !.ES DEL IN AH
Foto 9. Coapa, importante y actualmente arruinada visita del Convento de Santo Domingo de Comitán de los Llanos. nos muestra los elementos de una arquitectura delicada y elegante, característ ica de casi todas las consmu;ciones religiosas del siglo XVI en la "Provincia de los Llanos", en
Chiapas.
Foto 10. Copanaguastla fue sin lugar a dudas una de las obras más clásicas del siglo XVI en la antigua "Provincia de Chiapas y Guatemala" y la única iglesia totalmente aboveda-
1 •
da de su época en Chiapas.
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20
ANALES DEL INAH
Fot o 1 L La Asunción Soyatitán " visita" de Copanaguastla de una gran belleza y severidad arquitectónicas; se nos presenta como una clásica muestra de los típicos hastiales del siglo
XVI en Chiapas.
Foto 12. La población colonial de pinola fue importante "ciudad" prehispánica citada por Bemal Díaz del Castillo. Exhibe, en la actualidad, la elegancia de su ábside de lejanas
reminiscencias gótico- tard ia.s.
Foto 13. San Jacin to de Ocosingo,junto con Copanaguastla, son los dos monasterios más importan tes del área iingü ística tzeltal. La fachada principal de su iglesia nos recuerda una versión un poco pobre y provinciana del hastía! de Coixtla-
huaca, en Oaxaca.
La provincia de los Llanos exhib.e una seguridad en el arte de constmir que se refleja en unidades religiosas tan completas, desde el punto de vista de programa arquitectónico y ornamental, como: San José Coneta, Coapa, Santo Domingo de Comitán, Aguespala, etc. (ver fotos Nos. 7, 8 y 9).
Otro de los factores importantes que debía de tomarse en cuenta a la hora de proyectar la capacidad y calidad ariística de una nueva fundación religiosa era, sin lugar a dudas, el nivel económico de la población a la que iban dirigidas las construcciones. Este elemento es de suma importancia en regiones en donde no existe una tradición arquitectónica perceptible en ostentosos monumentos, pero existen, en compensación, importantes núcleos de habitación80
• Este podría ser el caso del territorio de ocupación zoque poco conocido desde el punto de vista de cultura prehispánica81 , pero que llegó a formar con la evangelización dominica una de las vicarías más destacadas, más fuertes y más compactas, por la monumentalidad y la riqueza ornamental de sus construcciones religiosas, con todo y no existir una tradición arquitectónica aparente digna de tomarse en cuenta. A pesar de
8° Corzo, 1931 , p. '29; Villa Rojas, 1975, p. 31. 81 Thomas, 1974, pp. 28-'29 .
MEXJCO, 1978
ello, se trataba de una reg10n económicamente próspera en época prehispánica82 . Prosperidad que prosigue durante todo el periodo colonial83 y perdura hasta nuestros días. La monumentalidad de sus edificios religiosos se refleja con toda su fuerza en las proporciones y en la riqueza ornamental de sus construcciones conventuales, en edificios tales como: Tecpatán (ver foto No. 4), Copainalá (ver foto No. 5), Quechula, Tapalapa, Pantepec, Tapilula , Cllapultenango (ver foto No. 6), Comistahuacán (ver plano No. 3) y otras muchas.
Ahora bien, no hay lugar a dudas de que la arquitectura precolombina era, en muchos sentidos, el polo opuesto a la Occidental84 . Se trataba en el orden constructivo del enfrentamiento de dos mentalidades religiosas completamente opuestas que se materializaban en sus respectivas obras arquitectónicas85.
Por un lado una mentalidad religiosa que se manifiesta desde el punto de vista religioso, por
82 Reyes, 1962, p. 26
83 Gage, 1947, pp. 263-'264 parece ser que esta prosperidad no está del todo demostrada, Villa Rojas , 197 5.
84 Donald, 1963, pp. 15-16. 85 McAndrew, 1965, pp. 186-187.
21
Foto 14. Siro/ti. se1·ero y ~legan te coturrucción de la VicarÚI de Ocosingo. Como en casi todos los edificios religiosos de esta época en Chiapas, el interior de la iglesia y otras partes de la unidad con venwal estuvieron recubiertas con delicados esgrafiados de temas de tradición clásica y prehispánica en
algunas ocasiones.
Foto 15. San Martín A baso! o. senct7la "visica "dominica de una gran elegancia en su austeridad arquitectónica.
Foto 16. San Juan Chomulo es el conjunto conventual más completo y mejor conservado del área lingüística tzotzil. Nótese lo desproporción de los vanos y de los elementos
decorativos de la fachada principal del templo.
23
AN ALES DELJNAH
meclio de grandes y vistosas ceremonias al aire libre86 y, por el otro lado w1a concepción religiosa que- se exterioriza a través de complejas ceremonias en el interior de amplios y complicados recintos abovedados o sea: el enfrentanü ento de u na arquitectura de macizos, de claros y bien definidos volúmenes y grandes espacios exteriores, a una arquitectura de vastos espacios interiores y complejos sistemas const ructivos87 • Una arquitectura de soluciones técnicas simples y sencillas al mismo
86 Ri~d, 1947, p. 3 12. 87 Kubler, 1948, Vol.ll, p. 299; Zevi, 1958, p p. 13-23; Me Andrew,
1965, p. 193.
24
Epoca 8a. T 1, 1977
Foto 17. Aguacatenango en la Vicaría de los tzorziies co11 el convento capital en Ciudad Real nos muestra, a pesar de su encanto, una pobre interpretación de elementos ornamentales típicos de otras Vicarias de Chiapas. que se compensa con el tradicional remate en espadaña y capulines de una
gran belleza.
ANALES DEL lNAH
tiempo, frente 2 una arquitec!ura de elaborados y complicados sistemas constn.ctms8&.
Asi que, a.r!le unes conceptos 1ün diferentes sobre programas bástcos de desarroilo a.rqt itectónico la influencia que hubiera podido ejercer la arquitectura prehispánica sobre ia colonia~ siempre fue mínima y se ha expresaco. cuando ha e::nsndo. en elementos y partes de csctsa importancia desóe e1 punto de vista arquitectón!<.:o. como podrían ser: en pequeños elemer.tos de las zonas decorativa~-:: en la mano de obra empleada en las nuevas ccnstruc-
88 McAndrew. 1965. pp, 137-193. 89 Ganre, 1947, p. 32.
MEXICO, 1978
J-ete JS. San Jlfiguei H 'ton tic desgracu:d"Jn'er;rc rn minas una mue" tra clc:ra , feha.cien ít d& ia~ "ll<úta~ 't1ommzcas e1 áreas de c~casas rn.nbilidadcs constn(Cfll'as } e<.onóm~eas.
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Plano l. Planta y detalles del presbiterio de San Esteban Su chiapa. La bóveda estrellada cubriendo el presbiterio es un elemento típico de la arquitectura del convento de Chiapa
de Indios en el siglo X VI.
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Plano 2. Planta y detalle de las decoraciones en yeso de la sacn'st{a de Pantepec. El tímido crucero apenas insinuado aleja este templo de las formas tradicionales dentro del área
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ANALES DEL INAH
ciones90 , en determinados materiales dé construcción y quizás en otros detalles de poca monta dentro del concepto general de la nueva arquitectura91.
Finalmente, se deduce a través de los planteamientos anteriores que la influencia precolombina se hace patente solamente en detalles de poco valor y en partes de escasa trascendencia arquitectónica, o sea que se levantaba un nuevo edificio sobre bases completamente extrañas a la tradición arquitectónica del país. Lo anterior es válido para la arquitectura colonial del siglo XVI en el área de . influencia de Nueva España92 comprendida en ella la Capitanía General de Guatemala dentro de la cual se ubican las características arquitectónicas del siglo XVI Chiapaneco.
En donde mejor se aprecia cierta influencia indígena sobre la nueva arquitectura tanto en el centro de Chiapas como en el resto de la antigua área de la civilización mesoamericana es en el manejo y tratamiento de determinados materiales de construcción, como puede observarse, para nuestro caso, en el labrado de la piedra (Copanaguastla, Santa María Esquintenango, San José Coneta, La Asunción Soyatitán, Coapa, etc.), en el difícil acomodo del tabique o ladrillo para hacer resaltar las macizas y raras veces delicadas molduraciones de lejanos reflejos renacentistas o las nervaduras de sus bóvedas estrelladas (Acala, Pochutla, Tecpatán, Copainalá, Chiapa de Indios, etc.), en el constante
90 Kubler, 1948, Vol!, p. 144;McAndrew, 1965, p. 188.
91 McAndrew, 1965, pp. 168 y 196-187.
92Toussaint, 1927, p. 73.
F:poca Ra, T 1, 1 977
uso de la argamasa o estuco de clara tradición prehispánica empleado como material de recubrimiento y decoración principalmente en fachadas, la magnífica colocación de los adobes para dar una mayor solidez a los muros de carga (Pueblo Viejo, Teopisca, Aguacatenango, etc.), en la excelente calidad de los muros de mampostería (Solistahuacán, Pantepec, Coapilla, etc.).
En las ornamentaciones que recubren los elementos estructurales ele la arquitectura podría observarse cierta influencia indígena en los elaborados esgrafiados (ajaracas) que en determinadas ocasiones cubrían la totalidad de la iglesia y las partes más sobresalientes del área conventual de los monasterios más importantes e incluso en las visitas más graneles (Sitalá, Ocosingo, Tecpatan, Cüapa de Indios, etc.), de lejanos recuerdos árabes que en cierta manera se identificaban con el minucioso detallismo de la decoración precolombina, en los escasos restos de pintura mural (San José Coneta, Pueblo Viejo, Copainalá, Aquespala, Copanaguastla, etc.) y en la desabrida escultura en piedra (Copanaguastla, Coneta, etc.).
Ni en el tratamiento de. los espacios, ni en la concepción de los volúmenes, ni en el ritmo de los elementos arquitectónicos, ni en las proporciones, ni en los detalles constructivos se nota la más mínima inferencia de la arquitectura precolombina en la colonial del sip,lo XVI tanto en nueva Fspaña93
,
como en la del Centro de Chiapas.
JORDI GUSSINYER A. Delegación del I.N.A.H. en Chiapas.
93 McAndrew, 1965, p. 168.
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