implantes mamarios subfasciales

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Implantes Mamarios Subfasciales Elizondo-Tijerina, V. et all 1 Implantes Mamarios Subfasciales Elizondo-Tijerina, Victor *; Blanco-Dávila, Feliciano†; Elizondo-Sáenz, Rodolfo Adrián**; García-Guerrero, Jair***. *Vicepresidente Regional. Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, A.C. Profesor de Cirugía Plástica, UANL **Estudiante de medicina del Tecnológico de Monterrey ***Profesionista de Apoyo del Tecnológico de Monterrey Correspondencia: Dr. Victor Noe Elizondo Tijerina Centro Médico San Francisco 209 Ave. Loma Grande 2717 Col. Lomas de San Francisco Monterrey, N.L. [email protected] Introducción La mama femenina, símbolo de protección, alimentación, atracción y cobijo para la humanidad, ha sido manipulada y mejorada por la cirugía estética y reconstructiva. Desde los escritos de Gersunny, en 1889, se describen los primeros intentos por incrementar el volumen mamario. Para ello, en un principio se utilizaban inyecciones de sustancias con parafina, pero tenían muchas complicaciones. Czerny, en 1895, fue el primero en realizar una mamoplastía de aumento. (1) Posteriormente los estudios de Lexer, Passot, Peer, May, Gläsmer, Marino y otros, ayudaron a descubrir el camino hacia la mejor manera de aumentar el volumen de las mamas. En los inicios de 1900, el mejor método para aumentar el volumen de mamas pequeñas era inyectarles parafina. En los años 50´s, evolucionó ésta técnica a las inyecciones de silicón. (2) Los implantes mamarios aparecieron a mediados del siglo XX, con el desarrollo de las industrias del poliéster y de los sintéticos médicos. En 1963, Edwards y Cronin comenzaron a utilizar prótesis de silicona de Occidente, con resultados óptimos que condujeron al estudio más profundo de este material sintético. Su combinación con la presentación

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Ensayo publicado en la Revista Medicina Universitaria

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Implantes Mamarios Subfasciales Elizondo-Tijerina, V. et all

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Implantes Mamarios Subfasciales

Elizondo-Tijerina, Victor*; Blanco-Dávila, Feliciano†; Elizondo-Sáenz, Rodolfo Adrián**; García-Guerrero, Jair***.

*Vicepresidente Regional. Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, A.C. † Profesor de Cirugía Plástica, UANL **Estudiante de medicina del Tecnológico de Monterrey ***Profesionista de Apoyo del Tecnológico de Monterrey Correspondencia: Dr. Victor Noe Elizondo Tijerina Centro Médico San Francisco 209 Ave. Loma Grande 2717 Col. Lomas de San Francisco Monterrey, N.L. [email protected] Introducción

La mama femenina, símbolo de protección, alimentación, atracción y cobijo

para la humanidad, ha sido manipulada y mejorada por la cirugía estética y

reconstructiva. Desde los escritos de Gersunny, en 1889, se describen los

primeros intentos por incrementar el volumen mamario. Para ello, en un

principio se utilizaban inyecciones de sustancias con parafina, pero tenían

muchas complicaciones. Czerny, en 1895, fue el primero en realizar una

mamoplastía de aumento. (1) Posteriormente los estudios de Lexer, Passot,

Peer, May, Gläsmer, Marino y otros, ayudaron a descubrir el camino hacia la

mejor manera de aumentar el volumen de las mamas.

En los inicios de 1900, el mejor método para aumentar el volumen de

mamas pequeñas era inyectarles parafina. En los años 50´s, evolucionó ésta

técnica a las inyecciones de silicón. (2) Los implantes mamarios aparecieron a

mediados del siglo XX, con el desarrollo de las industrias del poliéster y de los

sintéticos médicos. En 1963, Edwards y Cronin comenzaron a utilizar prótesis

de silicona de Occidente, con resultados óptimos que condujeron al estudio

más profundo de este material sintético. Su combinación con la presentación

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en gel de éste mismo material, la poca reacción orgánica y su consistencia

blanda, además del mejoramiento en las técnicas quirúrgicas con la colocación

a través de incisiones cada vez menores y las disecciones subglandulares y

submusculares, hicieron de las prótesis de silicón el material por excelencia en

la mamoplastía de aumento.

El aumento del volumen de las mamas ha disfrutado de una aceptación

mundial en las últimas décadas debido a factores culturales, el desarrollo de

implantes más modernos, y el refinamiento de técnicas quirúrgicas disponibles.

Las causas que llevan a un paciente a aumentar el tamaño de sus

mamas pueden ser variadas, desde un deseo de satisfacer a su pareja, corregir

una disminución del volumen postlactancia, balancear una diferencia de

volumen entre las mamas, hasta una reconstrucción después de una

mastectomía parcial o total que puede tener varias causas, como secuelas de

traumatismos o diversas tumoraciones malignas. (3, 4, 5)

Para optimizar los recursos de esta operación, se deben considerar

muchas variables, como la localización de la incisión, el plano de la disección,

el diseño del implante, características de los materiales y de los tejidos,

condiciones generales del paciente, etc. Aunque podamos considerar como

prioritarios algunas características particulares, es el paciente quien nos dice

finalmente los recursos a disponer.

La cirugía se basa en la colocación de un implante (mal llamado

“prótesis”) debajo de la glándula mamaria o del músculo pectoral mayor. Figura

No. 1 La operación puede ser hecha bajo anestesia epidural o general, y

consiste básicamente en la colocación del implante en un bolsillo disecado a

partir de una incisión menor. Los tipos de invasión a la mama son tres:

periareolar, axilar y el surco submamario.

En el presente artículo los autores presentan los resultados de cien

casos de mamoplastía de aumento utilizando el plano subfascial, analizando

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importantes aspectos, beneficios y metas que ofrece esta técnica quirúrgica

cuando se compara con otras con resultados similares.

Justificación

En el aumento de las mamas, la selección del plano en el lecho mamario es

uno de los factores más importantes en el éxito de las cirugías. Hoy en día, los

planos de disección más usados son el subglandular, el submuscular parcial y

el submuscular total. Sus beneficios, indicaciones e intercambios para cada

estrategia han sido bien informados en la literatura.

Sin embargo, la utilización del plano subfascial ha sido poco reportada.

Algunos han expuesto los beneficios de usar la fascia superficial del músculo

pectoral mayor, como una cobertura extra en la colocación del implante, que

ofrece mejores beneficios a largo plazo, y reduce los riesgos de contractura

capsular.

Las técnicas descritas hasta hoy que refieren la colocación del implante

en los planos subglandular y submuscular tienen desventajas conocidas. Una

técnica que combine las ventajas de ambas técnicas, pero que en cambio no

incremente las complicaciones postopertorias más comunes de cada una de

ellas es, por tanto, una técnica mejor. El abordaje subfascial ha sido descrito

por pocos autores. (6, 7, 8, 9, 10, 11, 12) Figuras No. 2 y 3.

Material y métodos

En los pasados seis años se realizaron un total de 100 mamoplastías de

aumento, primarias y secundarias, mediante abordajes subglandulares y

periareolares, empleando implantes estilo 120, redondos y de gel suave, de

alta cohesividad y cápsula texturizada. Las variables directas a considerar

fueron la proyección, el tipo de implante y las complicaciones. Las variables

indirectas incluyen el uso previo de implantes.

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Metodología quirúrgica

El procedimiento operativo inicia con el marcaje de la zona a aumentar,

pintando con tintas acuosas la superficie del lecho mamario y el paciente bajo

bloqueo epidural y sedación. La elección de la incisión se deberá hacer en un

acuerdo entre el paciente y el médico, y se toman ciertos factores a considerar,

como una preferencia individual de un tipo de ropa, cicatrices previas, actividad

del paciente, etc.

En pacientes en los que se decide un abordaje periareolar, la

localización de la incisión depende de si el sitio de la areola cambiará: la

incisión deberá realizarse en la mitad inferior de la areola cuando su posición

se considera satisfactoria; por otro lado, en pacientes que requieren un

levantamiento de la areola o de los tejidos mamarios, la incisión debe hacerse

en la mitad superior de la areola.

El acceso inframamario ofrece ventajas conocidas como el fácil acceso

al bolsillo mamario, la posibilidad de implementar casi cualquier tipo y tamaño

del implante, además de que se respeta el parénquima mamario.

Los abordajes axilares generalmente se evitan por la pobre exposición

de la disección, y están contraindicados en pacientes que exponen sus axilas al

contacto, por la frecuente formación de cicatrices hipertróficas.

En el abordaje areolar, la disección se hace hasta cuatro centímetros por

arriba de la cicatriz, como en mastectomías en que se respeta la piel. El

parénquima glandular entonces se diseca desde el centro, hasta que la fascia

muscular es alcanzada. La disección del bolsillo mamario se hace con

electrocauterio de alta densidad en un plano definido subfascial.

La incisión en el surco submamario es usualmente de cuatro centímetros

de longitud, y suele estar localizada lateral a la proyección inferior del mismo.

La disección se realiza con un electrocauterio para evitar un sangrado

excesivo, mejorar la velocidad del procedimiento, y no lesionar la fascia de

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más, y se apoya con un retractor mamario que incluye una lámpara de luz fría,

lo que proporciona una visibilidad que sortea la curvatura normal del tórax, y

logra visualizar mejor los bordes de la disección. La meticulosa hemostasia

disminuye la necesidad de un drenaje postoperatorio por posibles hematomas y

seromas.

Cuando se planea un abordaje inframamario, éste se realizará de

manera que el centro del implante coincida con el pezón, y que el resto del

bolsillo coincida con el diámetro del implante, por lo que la disección no deberá

sobrepasar éste reborde, para evitar el desplazamiento del implante.

Una vez preparado el lecho mamario, se dispone a colocar el implante

con ayuda de un sujetador de Ulloa. La manipulación del implante se realiza

con nuevos guantes y un gel lubricante estéril que facilita las maniobras. Antes

de introducir el implante, se recomienda sumergirlo en una solución acuosa que

contenga un antibiótico.

Una vez acomodados los implantes mamarios, se procede al cierre de

las capas con suturas absorbibles, y la piel con una sutura subcutánea que

durará un par de días solamente. Los autores no prefieren utilizar drenajes,

pero si se insertan, se mantienen hasta que la evacuación sea menor de 30cc

por día en cada lado.

Los factores a considerar para esperar buenos resultados de la

mamoplastía de aumento, entre otros, suelen ser las medidas en centímetros

de la misma. En general, la distancia entre el borde inferior de la areola y el

surco inframamario es aproximadamente de 6-7cm. La distancia entre el borde

superior de la areola y el punto más alto de la mama debe ser

aproximadamente de entre 9 y 10cm. Otro importante parámetro es la distancia

entre los implantes, suele ser aproximadamente de 2 a 3cm. Finalmente, la

distancia entre el borde medial de las areolas suele ser de 9 a 10cm.

El paciente deberá utilizar una faja tipo brassier por dos a cuatro

semanas, después de la operación, y también se coloca una banda elástica en

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el polo superior de las mamas, para evitar el desplazamiento superior de los

implantes, mantener el nuevo surco inframamario en la posición deseada, y

expandir los tejidos en el polo inferior de la mama. (13)

Resultados

Los resultados agradables a largo plazo se obtienen empleando una técnica

correcta, con el mantenimiento de la forma natural del busto, una buena

proyección, una buena distribución del tejido glandular, lo que lleva a una mejor

consistencia al tacto, con mayor naturalidad y movilidad, una ligera transición

entre los tejidos y el implante en el polo superior de la mama (efecto escalón) y

una morbilidad muy baja.

Los rangos de edad oscilaron entre los 18 y los 60 años. El rango de

edad predominante fue el de 26 a 35 años. Los abordajes utilizados fueron el

inframamario (84%) y el periareolar (16%). (Tablas No. 1 y 2) El índice de

contracturas capsulares fue extremadamente pequeño (0.09%), y el reclamo

por desplazamiento lateral del implante a la contracción del músculo pectoral

mayor fue ausente.

A largo plazo, las pacientes con el implante puesto de ésta manera

tuvieron buenos resultados; en 100 casos reportados no se observaron

reacciones adversas ante el implante, colecciones líquidas, encapsulamientos

o infecciones. Figuras No. 4, 5, 6 y 7.

Discusión La fascia pectoral, una delgada capa de tejido que descansa encima del

músculo pectoral mayor, está insertada en el esternón, clavícula y se continúa

con la fascia del hombro, axila y tórax inferolateralmente. En el borde caudal

del músculo pectoral mayor, del clavipectoral, del pectoral menor y del serrato

anterior, la fascia se continúa y forma los ligamentos suspensorios que se

extienden al tejido mamario y a su fascia de recubrimiento. (14, 15)

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Durante la disección de la fascia, es más delgada y frágil en las dos

terceras partes inferiores del músculo. La disección superior de la fascia es la

clave del éxito de la técnica, pues su consistencia en ésta zona ofrece al

cirujano una buena estructura de soporte de estiramiento al cubrir el implante

con buenos resultados a largo plazo. Por lo tanto, la pared anterior del

implante, en su polo superior, con ésta técnica es formada por la fascia

temporal, el parénquima mamario y los tejidos subcutáneos.

La creación de un fuerte sistema de soporte para el polo superior del

implante es una de las principales características de la técnica. El

desplazamiento superior del implante se evita porque el implante es forzado

hacia abajo por el músculo pectoral y su fascia. Esto provoca que la proyección

en el polo superior del implante sea muy natural, pues el mismo no está en

contacto directo con la piel ni con los tejidos subcutáneos.

Los inconvenientes de la disección submuscular son: sangrado causado

por un corte del músculo pectoral mayor, con más dolor postoperatorio,

hematomas y seromas, y la más importante: la presencia de movilidad

importante a la contracción muscular.

La técnica subglandular también queda superada por la vía subfascial

por éstas ventajas: mejor consistencia al tacto en el área periareolar, que

queda completamente respetada; disminución del efecto escalón producido por

una excesiva mala proyección del implante en el tejido subcutáneo y una buena

caída de la mama a la gravedad por respetar la glándula en sus conductos;

además no se contraindica la lactancia por lo mismo.

Conclusiones En conclusión, ésta técnica ofreció buenos resultados a largo plazo, porque la

dinámica entre los tejidos blandos y el implante se vio optimizada. Además, la

morbilidad y los cuidados postoperatorios no se incrementaron

significativamente.

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La técnica presentada es verdaderamente versátil, sus resultados son

fácilmente reproducibles, y puede ser empleada en pacientes que hayan tenido

una mala cirugía previa, pues la fascia tiende a conservarse o para casos de

reconstrucción mamaria por cirujanos plásticos, tanto de su entrenamiento,

como los que ya se encuentran en su ejercicio profesional.

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15. Coiffman, F. Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética 2ª, Ed. Tomo IV Masson-Salvat 1994.