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Pensamientos Guías para el Servicio Divino
Iglesia Nueva Apostólica
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Domingo, 3 de septiembreLa piedra de tropiezo
Miércoles, 6 de septiembreMadurar a través
de pruebas
Domingo, 10 de septiembreLa paz con Cristo –
Paz y edificación
Miércoles, 13 de septiembreLa bondad de Dios
Domingo, 17 de septiembreUno en Cristo: ¡por eso
no hay diferencias!
Miércoles, 20 de septiembre La paz sea contigo
Domingo, 24 de septiembre Proteger y anunciar el Evangelio
Miércoles, 27 de septiembre Fe y confianza
Servicio Divino para la juventudEl que agradece tiene una vida más plena
Publicación mensual para los portadores de ministerio Septiembre 2017
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Pensamientos Guías, septiembre de 2017 Prólogo
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Los primeros tres Servicios Divinos del mes de septiembre tienen como serie temática “La paz con Cristo”.
El primer Servicio Divino dominical se concentra en que la paz en Cristo no debe someterse a discusión. La cita bíblica de la epístola a los Romanos ilustra el tema e incentiva a conservar la paz divina a pesar de las expectativas incumplidas y de los diferentes puntos de vista, de las diferencias entre las personas.
El segundo domingo somos invitados a colaborar en la edifi-cación de la comunidad. Para hacerlo, primero hay que conser-var la paz con Dios y con el prójimo. Aprovechemos la comunión en los Servicios Divinos para el encuentro mutuo y para perdo-narnos. El afán de honores, la ambición de poder y las actitudes egoístas pueden ser superados de este modo y que entonces surja la paz edificante en la comunidad.
El tercer domingo somos exhortados a no hacer diferencias en el trato del prójimo. El pecado tiene por efecto que las personas se midan unas con otras y se juzguen mutuamente. Reconocer que hemos sido salvados del pecado y sus consecuencias por medio de la gracia de Dios, nos ayudará superar lo que nos separa.
El 21 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Oración para la Paz. La cita bíblica para este Servicio Divino fue tomada de Salmos 122. El salmista se alegra por la comunión de los que buscan la paz de Dios en el santuario y desea que esta paz aún atraiga a muchas personas.
El último domingo del mes está dedicado al tema “La riqueza de Cristo”. Se destaca la importancia del Evangelio que en cier-to modo ha sido personificado en Jesucristo. Él es la verdad, el amor, la gracia, el Vencedor sobre la muerte y el pecado, y nosotros lo esperamos como el Novio.
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La paz con Cristo – Piedra de tropiezo
Servicio Divino dominical3.9.2017
He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado.Romanos 9:33
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La piedra de tropiezo
Mensaje
Estemos alertas para que Jesucristo no se convierta para nosotros en piedra de tropiezo.
Explicaciones
En la epístola a los Romanos, el Apóstol Pablo no pierde de vista a Israel (Ro. 9-11) y en este texto bíblico remite a las palabras del profeta Isaías (Is. 3:8). Gran parte de Israel no aceptaba a Jesús como el Mesías, porque no cumplía con sus expectativas.
Jesús, piedra de tropiezo
¿Cómo pudo Jesús convertir-se en piedra de tropiezo?
■■ Los judíos esperaban que Jesús mejorara su vida material, que expulsara a los romanos y establecie-ra un reino terrenal al igual que el rey David. Pero Él los quería conducir al reino de los cielos.
Nosotros creemos que Jesús obra para nuestra salvación y nos quiere conducir a la comu-nión eterna con Dios.
■■ Muchos se sintieron escandalizados porque Jesús afirmaba que era el único camino que condu-cía al Padre (Jn. 14:6) y que era necesario haber nacido de agua y del Espíritu, comer su carne y beber su sangre para tener la vida eterna (Jn. 3:5; 6:53-54).
Creemos que el camino traza-do por Jesús es el único que nos hace posible entrar en su reino cuando Él venga otra vez.
■■ Jesús exige una posición decidida. Él dijo que es necesario amar a Dios con todo el corazón, toda el alma, toda la mente y todas las fuerzas (Mr. 12:30). Para el joven rico, esta fue una piedra de tropiezo que lo llevó a no seguir al Señor.
Aceptemos el llamado del Señor para seguirlo y separé-monos de lo que podría dete-nernos.
■■ El Señor no cumplió el requerimiento de los que querían ver un milagro para creer en Él (Mt. 12:38). Tampoco les con-testó a los que querían conocer el día de su veni-da (Mr. 13:32).
El Señor no responde a todas nuestras preguntas, pero nosotros confiamos en Él por-que Él es la verdad.
Debemos nuestra salvación únicamente a la gracia de
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Dios. Nadie puede ganarse el reino de Dios.
■■ “El que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Mr. 10:15). Un niño no tiene mérito alguno, vive de lo que se le da. El Señor retomó este pensamiento en sus parábolas de los obreros de la viña y del hijo pró-digo. Como pensaban que podrían ganarse la salvación con sus buenas obras, los judíos sintieron enojo.
No sintamos enojo, si el Señor no nos “recompensa” por nuestra fidelidad y nuestro compromiso por Él.
¡Estemos alertas!
Esperamos que el Señor nos brinde ayuda. Pero cuando su ayuda no llega y nuestra situación de vida no cambia, nos sentimos decepcionados. Por eso, Jesús también podría convertirse en una piedra de tropiezo para nosotros. Debe-mos cuidarnos de que esto no suceda y estar alertas.
Pensamientos del Apóstol Mayor
Contexto
El Apóstol Pablo muestra que, a pesar de todo, los judíos no habían sido desechados por Dios. El Evangelio llegó a los gentiles, porque Israel no reco-noció a Jesucristo como el Señor. Pero no por eso corres-pondía que los cristianos gen-tiles se jactaran de su situa-ción, porque, finalmente, Dios también quiere salvar a Israel (Ro. 11:26-27).
Notas
Piedra de tropiezo
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Resumen
Nuestra fe nos protege de ver a Jesús como piedra de tropiezo. Creemos:
■■ en la vida eterna;
■■ que Jesús es el único camino que conduce a Dios;
■■ que no pide demasiado de noso-tros;
■■ en la gracia;
■■ en las promesas de Jesús.
Estemos alertas para que Jesucristo no se convierta para nosotros en piedra de tropiezo.
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La paz con Cristo – Paz y edificación
Servicio Divino dominical10.9.2017
Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.Romanos 14:19
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Paz y edificación
Mensaje
Contribuyamos a la paz y a la edificación de la comunidad.
Explicaciones
En nuestra cita bíblica, el Apóstol Pablo exhorta a pro-teger la unidad y la paz en la comunidad. Su punto de par-tida fueron las discusiones sobre el cumplimiento de los mandamientos relacionados con la comida. Quien forzaba al hermano y a la hermana a no cumplir el mandamiento de la comida, ya no se comporta-ba según el mandamiento del amor (Ro. 13:8-10) y sembra-ba discordia.
Paz
También nosotros tenemos que ocuparnos de velar para que la paz impere en nuestra comunidad. En este sentido, los mandamientos religiosos relacionados con la comida han dejado de ser importan-tes. De todos modos, las dife-rentes posturas de vida pue-den producir tensiones. Para conservar la paz, primero es necesario tener paz en nues-tro interior. Esta surge, cuando
tenemos comunión con Dios. Para disfrutar de esta paz tenemos que
■■ conocer la voluntad de Dios, lo que requiere de nuestro esfuerzo perso-nal. Dios no nos dicta nuestras acciones y omi-siones. Él nos enseña el Evangelio y depende de nosotros basar nuestras decisiones en él.
■■ hacer la voluntad de Dios y, así, vencernos a noso-tros mismos.
■■ recibir una medida plena de gracia, lo que supone que nos cuestionemos en lo personal.
■■ celebrar la Santa Cena con humildad, con el firme propósito de tener comunión con Jesús y asemejarnos a su natu-raleza.
Para tener después paz con el prójimo, debemos esforzar-nos para eliminar las fuentes de conflicto. Codicia, afán de honores y ambición de poder, es decir las actitudes egoístas, son motivo de muchas peleas. El Señor nos exhorta a tratar al otro del mismo modo que qui-siéramos ser tratados noso-tros (Mt. 7:12).
Edificación
Hemos sido exhortados a con-tribuir a la formación y edifica-ción de la comunidad, el cuer-po de Cristo. No usemos los dones recibidos para nuestro
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propio beneficio, sino pongá-moslos al servicio de la comu-nidad (1 Co. 14:26).
Contribuyamos también a que crezca el conocimiento de Cristo (Ef. 4:13), por eso:
■■ Hablemos del bien antes que del mal. En este sen-tido no se trata de negar o de menospreciar los errores cometidos, sino de recordar lo grande que es el amor y la gracia de Jesucristo. Sea cual fuere el pecado, Jesús ama al pecador y lo puede per-donar.
■■ Anunciemos las obras de Jesús antes que las nuestras.
■■ Pongámonos al servicio de Jesús para hacer el bien y, por consiguiente, lograr que el prójimo reconozca a Jesús por nuestro intermedio.
Finalmente, contribuyamos también a la unidad del cuerpo de Cristo (Ef. 4:15-16), aman-do como el Señor. No nos conformemos con hacer el bien solamente a quienes nos lo pueden devolver (Lc. 6:33-35). El Señor también ama a los malos y desagradecidos.
Pensamientos del Apóstol Mayor
Contexto
En Ro. 14 se tematiza la rela-ción entre los débiles y los fuertes en la fe y se les exige a los fuertes consideración ante los débiles. El punto de partida fue el problema de los mandamientos relacionados con la comida, que algunos en la comunidad cumplían y otros no. Los que cumplían estos mandamientos tenían serias dificultades para tole-rar el comportamiento de los otros. Ro. 14:20 explica que la “Obra de Dios” tiene prio-ridad y no puede ser dañada por determinadas conductas.
Notas
Paz y edificación
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Resumen
Hagamos nuestra contribución:
■■ para la paz de nuestra alma, obedeciendo la voluntad divina y buscando su gracia;
■■ para la paz con el prójimo, desterrando el egoísmo de nuestro corazón;
■■ para edificar la comunidad,
colocándonos al servicio de otros, dando a conocer a Cristo y amando como el Señor.
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Servicio Divino de entresemana13.9.2017
Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen.Salmos 34:8-9
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La bondad de Dios
Mensaje
La bondad de Dios despierta temor de Dios en nosotros.
Explicaciones
Reconocer la bondad de Dios por el Espíritu
Por la orientación y la guía del Espíritu Santo hemos recono-cido la bondad de Dios, nues-tro Padre.
■■ Él envió a Jesucristo, el buen Pastor (Jn.10:11), que entregó su vida en sacrificio desinteresada-mente.
■■ Le ha placido dar su reino a la manada pequeña que Él ha escogido (Lc. 12:32). Así como acon-teció con el pueblo de Israel, nuestra elección se debe únicamente al amor de Dios (Dt. 7:7-8). En su bondad, Dios les con-cede a los “primeros” y a los “postreros” la misma salvación (Mt. 20:8-16). Considerando los mártires de la Iglesia del principio y los héroes de la fe de
la época actual, tenemos que admitir que más bien somos parte de los obre-ros de la última hora.
■■ Ante la salvación que Él nos ofrece, Dios nos podría exigir grandes esfuerzos, pero no es así. Él siempre cuida de que nuestras pruebas no sobrepasen nuestras fuer-zas y nos da toda la ayuda necesaria para que las podamos soportar (1 Co. 10:13).
■■ De todos modos, nos sucede que cedemos una y otra vez al pecado. Y en lugar de castigarnos, nos da su perdón.
■■ También vemos la bon-dad de Dios en el modo en que trata a quienes lo rechazan o lo comba-ten: pensemos en este sentido en los contem-poráneos de Noé (1 P. 3:19-20).
La bondad de Dios despierta temor de Dios
La bondad de Dios despierta temor de Dios en nosotros.
■■ Confiamos en Dios, aun cuando, al igual que al pueblo de Israel en la anti-güedad, nos hace tomar “rodeos” (Ex. 13:18). Él quiere pura y exclusiva-mente nuestro bienestar y perfeccionará la buena obra que ha comenzado en nosotros (Fil. 1:6).
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■■ Nos orientamos en su voluntad e intentamos evitar el pecado. El Padre nos da lo que necesita-mos para la paz del alma.
■■ Perdonamos a nuestro prójimo, porque Dios nos perdona. La paz y la gra-cia nos son más valiosas que nuestro orgullo y nuestra buena razón.
■■ Estamos decididos a cumplir los votos que hemos pronunciado a Dios. En contrapartida, Él nos da la fuerza para llevarlos a la práctica.
Dios es bueno y a quienes le temen nada les faltará. Ya ahora podemos “gustar y ver” una muestra de su bondad.
Pensamientos del Apóstol Mayor
Contexto
El salmista fue salvado de un gran peligro y agradece a Dios por su protección (Sal. 34:1-7). Luego, este que ora se refiere a que todo el que con-fía en Dios y le teme, está bajo su protección y puede sentir la bondad de Dios (Sal. 34:8-10). Con el temor de Dios, la Biblia no se refiere al temor de castigo, sino a entregarse a Dios con confianza.
Notas
La bondad de Dios
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Resumen
■■ El Espíritu Santo nos manifiesta la bondad de Dios. Como la conoce-mos, respetamos a Dios y confia-mos en Él.
■■ Dios bendice a los que le temen, porque entiende sus necesidades.
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La paz con Cristo - Reconciliación
Servicio Divino dominical17.9.2017
Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.Gálatas 3:28
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Uno en Cristo: ¡por eso no hay diferencias!
Mensaje
La fe en Jesucristo genera igualdad.
Explicaciones
El hombre tiende a comparar-se con otros. Se destacan las diferencias: el color de la piel, la posición social, la nacionali-dad... Muchas veces, la propia posición se considera la única correcta. Lo que es diferente se mira con desconfianza, se mide en lo propio y se menos-precia. Así surgen las enemis-tades. Esta forma de pensar causa mucho daño, contribu-ye a las hostilidades, incluso a las guerras.
En vista de las injusticias cometidas en el trato mutuo, surgió el intento de que todas las personas fueran iguales, para lo que debía valer la pre-misa: “Todos son iguales ante la ley”. Pero en verdad, hasta hoy sucede que frecuente-mente tienen mayores venta-jas los ricos y poderosos que los pobres y débiles.
Diferencias en la comunidad
En las primeras comunidades cristianas, las personas de origen judío querían imponer sus tradiciones religiosas. Las posiciones de judíos y genti-les se consideraban contra-dictorias e irreconciliables. Sin embargo, Jesús, que era judío de nacimiento, llegó como el Reconciliador. Él suprimió la separación que se levanta-ba entre israelitas y gentiles: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” (Ef. 2:14).
En vista de la vida en la comu-nidad, Santiago se pregunta: “¿No hacéis distinciones entre vosotros mismos...?” (Stg. 2:4). También Pablo lucha en contra de las distinciones que se hacen. Resalta que los cris-tianos ya no están sujetos a la ley mosaica. El Apóstol dice que en virtud del Bautismo, todos en la comunidad están en igualdad de condiciones delante de Dios, forman un todo y todos juntos son “uno en Cristo Jesús”.
En la cita bíblica hasta niega las diferencias étnicas, socia-les y de género. ¿No va dema-siado lejos? ¡Pues las diferen-cias son evidentes!
¡Iguales ante Dios!
El texto bíblico citado nos muestra la visión de Dios, la cual, finalmente, está dirigida a la salvación:
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■■ Dios no hace diferencias por el origen, la clase, la raza o el género. A todos les ofrece la salvación, la vida eterna. El Evangelio se aplica a todos “los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Ap. 14:6). Tampoco nosotros haga-mos diferencias, no deni-gremos a nadie. Tratemos a todos, también en la comunidad, con el mismo respeto.
■■ Dios nos ve a todos como pecadores y nos ofre-ce gracia; nadie puede ganarse la gracia ni la redención (Ro. 3:22-23). Como Dios nos perdona los pecados y nos brinda reconciliación, también nosotros perdonemos a todos.
■■ Dios hace llegar la sal-vación a los muertos y los vivos sin hacer dife-rencias, “pues para él todos viven” (Lc. 20:38). Incluyamos siempre a los difuntos en nuestras ora-ciones.
■■ Al final de la historia de la salvación, Dios brin-dará salvación plena a todos los moradores de la nueva creación. Ale-grémonos, sin excepción, por cada persona que logre lo mismo que nos hemos propuesto alcan-zar como meta de nues-tra fe: la comunión eterna y directa con Dios.
Contexto
En la epístola a los Gála-tas, Pablo explica que quien encuentre su salvación en Jesucristo, no la podrá espe-rar al mismo tiempo de la ley mosaica (Gá. 5:1-4). La fe tanto en Jesucristo como en el Bautismo hace desapare-cer las diferencias que hubie-re (Gá. 3:26). Las categorías sociales o religiosas que divi-den en judíos y gentiles, escla-vos y libres, hombres y muje-res pierden su importancia en la comunión de los cristianos. La vida de la comunidad con-firma la fuerza integradora de la fe, ya que en Cristo todos son “uno”.
Reconciliación
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Resumen
En la comunidad de Cristo no se deben hacer diferencias por clase ni origen.
El que cree en Jesús, no hace diferen-cias:
■■ La salvación se ofrece a todos; nadie es denigrado, a todos se los trata con el mismo respeto.
■■ Nos reconocemos todos en la misma clase como pecadores que necesitan la gracia y que se perdo-nan los unos a los otros.
■■ Sabemos que ante Dios también los difuntos están vivos en su per-sonalidad.
■■ Nos alegramos si todas las perso-nas alcanzan lo mismo: la comu-nión eterna y directa con Dios.
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Servicio Divino de entresemana20.9.2017
Sea la paz dentro de tus muros, y el descanso dentro de tus palacios. Por amor de mis hermanos y mis compañeros diré yo: La paz sea contigo. Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios buscaré tu bien.Salmos 122:7-9
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La paz sea contigo
Mensaje
Busquemos caminos y posibi-lidades para incentivar la ale-gría y la paz.
Explicaciones
Salmos 122 es una bendición expresada sobre Jerusalén. Aquí, Jerusalén es un símbo-lo que representa el lugar de la presencia de Dios, el lugar de la salvación. Dentro de sus muros debe haber paz y las personas que se reúnen en este lugar, deben sentir-se como en casa. El requisito para que esto se cumpla es que nos ocupemos de la paz por amor a nuestros herma-nos y compañeros y por amor a la casa del Señor. De ello se infiere que el lugar en el que se reúne el pueblo de Dios, debe ser un lugar de paz, es decir de armonía entre Dios y el hombre, y de los hombres entre sí (Catecismo INA PyR 280-282).
Sea la paz dentro de tus muros
La paz es necesaria en cada ámbito de la vida humana. Aunque se busque la paz y esta sea tan necesaria para el bienestar de la humanidad, muchas veces no existe, por-que muchos no aceptan al Príncipe de paz, que es Jesu-cristo. No se vive de acuerdo con su Evangelio.
Pero en Jesucristo está garan-tizada la paz (Jn. 16:33), y los pacificadores serán llama-dos hijos de Dios (Mt. 5:9). Muchas veces pensamos que esto no es correcto, porque experimentamos o nos ente-ramos de tanta discordia. Aún así, pensemos que recién habrá paz sin fin en la nueva creación.
El Espíritu Santo desempeña un papel importante, cuan-do se trata de generar paz en nuestro entorno mediante nuestra conducta. La paz es uno de los frutos del Espíritu Santo (Gá. 5:22). El Espíritu Santo nos guía para hacer rea-lidad el Evangelio dentro de los “muros”:
■■ de nuestro corazón,
■■ de la familia,
■■ de la comunidad,
■■ de nuestro entorno.
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La paz sea contigo
Debemos aspirar a vivir juntos en armonía. El fundamento para ello es el amor a nuestro prójimo, el respeto y la com-prensión hacia el otro, además de evitar la emisión de juicios. Esto requiere que cada perso-na busque recursos y caminos para proteger el gozo y la paz con paciencia y dominio de uno mismo.
… buscaré tu bien
Es importante reconocer que Dios quiere salvar a toda la humanidad. Nos deberíamos comportar de manera que nadie sea dejado a un lado o se sienta marginado. Cada uno debería poder experimentar el amor de Jesucristo y la alegría de servirle a Él y a los demás. Nuestra aspiración debe ser practicar el amor siempre que sea posible y hacerles el bien a todas las personas.
Y allá subieron las tribus...
Las personas que anhelan la paz, andan por el mismo camino. Todas ellas buscan un lugar de paz. En el salmo, este lugar es Jerusalén. Así como las tribus del pueblo subieron a Jerusalén, acerquémonos primeramente por la oración a la fuente de la paz, Jesucristo.
Contexto
Salmos 122 es un himno de peregrinación, en el que los peregrinos expresan previa-mente su alegría por Jerusalén y el templo.
El salmista desea que la ciu-dad en su interior esté llena de paz y salvación, y que sus habitantes tengan parte en ello.
Notas
*) 21 de septiembre, Día Internacional
de Oración por la Paz.
La paz sea contigo
15
Resumen
■■ La paz es la armonía entre Dios y el hombre y de los hombres entre sí.
■■ La paz es necesaria en cada ámbi-to de la vida humana.
■■ La paz está garantizada en Jesu-cristo.
■■ La paz es uno de los frutos del Espíritu Santo.
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La riqueza de Cristo: el tesoro del Evangelio
Servicio Divino dominical24.9.2017
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.2 Corintios 4:7
16
Proteger y anunciar el Evangelio
Mensaje
El Evangelio es un tesoro que se debe proteger y transmitir a otros.
Explicaciones
En Corinto había personas que recriminaban al Apóstol Pablo su debilidad, falta de carisma y fracaso. El Apóstol Pablo se enfrentó a estas personas señalando que su persona tenía poca importancia, que sólo contaba el Evangelio que él anunciaba. Nuestra fe en el Evangelio debe conservarse independiente de las imperfec-ciones y los fracasos de quie-nes nos lo anuncian. La fe en Jesucristo nos da fuerza para superar las pruebas (versícu-los 8 y 9), nos renueva (ver-sículo 16) y nos brinda acce-so a la gloria eterna (versículo 18).
Proteger el Evangelio
El Evangelio es un verdadero tesoro:
■■ Jesús es la verdad (Jn. 14:6). Su doctrina es
válida por siempre e inde-pendiente de la cantidad de los que creen en ella. Orientarse en el Evangelio da seguridad.
■■ Jesús es amor. Hace bien saber que Dios ama incondicionalmente a cada persona tal como es (1 Jn. 4:8).
■■ Jesús es gracia. Lejos de juzgar al pecador, le brinda permanentemente la posibilidad de mejorar y de evitar el pecado (Jn. 8:11).
■■ Jesús es Vencedor. Él ha vencido a la muerte. Tenemos la firme espe-ranza de que el amor y la bondad tendrán la última palabra.
■■ Jesús es el Novio que pronto vendrá otra vez para llevarnos con Él (Jn. 14:3).
Pongamos todo nuestro empeño para proteger este tesoro del Evangelio. Si mira-mos a nuestro alrededor, tomaremos conciencia de lo mucho que la humanidad necesita este tesoro. Es cues-tión de los cristianos ocuparse de que el Evangelio sea prote-gido y anunciado.
Anunciar el Evangelio
Dios nos envía así como envió al joven Jeremías (Jer. 1:7). No nos dejamos desalentar ni por nuestra edad ni por nues-tras debilidades o derrotas.
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Seamos testigos verdaderos del Evangelio, mostrando a los seres humanos que
■■ Jesús es la verdad. Orien-témonos en su voluntad en todas las cosas.
■■ Jesús es el camino. En nuestras relaciones con otros andemos el camino del amor y de la gracia. En lugar de detenernos en las imperfecciones de nuestro prójimo, vemos en él un alma que el Señor quiere atraer a Él. Nos abstenemos de cualquier juicio sabiendo que Dios ofrece a todos la posibilidad de cambiar para bien.
■■ Jesús es la vida. En la vida buscamos éxito y felicidad, pero cumplien-do los mandamientos divinos. ¡Nuestro objetivo prioritario es amar, servir y vencer como Jesús!
Al actuar de este modo, nos preparamos para el retorno del Señor y somos una bendición para los demás.
Pensamientos del Apóstol Mayor
Contexto
En la segunda epístola a los Corintios encontramos un capítulo, en el que el Após-tol Pablo tiene que defender su apostolado (2 Co. 2:14 a 7:4). Es probable que hubie-ra cristianos que dudasen del apostolado de Pablo, ya que él no era muy elocuente y su forma de presentarse era poco carismática. El Apóstol argu-menta que su apostolado está caracterizado por la bajeza y la humildad y que, justamen-te por eso, Él experimenta el poder de Dios que se perfec-ciona en la debilidad. Como ejemplo de ello sirve la metá-fora de “los vasos de barro”, es decir, los hombres, que protegen al Evangelio como un tesoro y lo trasmiten a otros.
Notas
El tesoro del Evangelio
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Resumen
El Evangelio es un tesoro que nos pro-ponemos proteger. Hemos sido exhor-tados a anunciar el Evangelio:
■■ orientando nuestras decisiones en la voluntad divina;
■■ demostrando amor y gracia al otro;
■■ esforzándonos por amar, servir y vencer como Jesús.
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Servicio Divino de entresemana27.9.2017
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Fe y confianza
Mensaje
Creer en Dios significa confiar en Él.
Explicaciones
Cuando Jesús descendió con Pedro, Jacobo y Juan del Monte de la Transfiguración, encontró a los restantes dis-cípulos disputando con los escribas. El motivo de la disputa era que los discípulos no eran capaces de expulsar un espíri-tu endemoniado de un joven. Su padre narró a Jesús cómo se había desarrollado la enfer-medad y le pidió ayuda. Cuan-do tomó conciencia de que su fe no era suficiente para recibir ayuda, pidió a Jesús fortale-cerla. Para alcanzar la salva-ción no basta confesar que Jesús es el Hijo de Dios, sino que también es necesario con-fiar en Él.
¿Qué creemos?
Creemos:
■■ en Jesucristo, el Reden-tor, y confiamos en Él. Al igual que los discípulos, también permanecemos con Él (Jn. 6:66-69), independientemente de la cantidad que lo siga.
■■ en su doctrina y orien-tamos nuestra vida en ella, incluso cuando la bendición no se vea de inmediato.
■■ en el amor de Dios y confiamos en Él. Cuando no entendemos el obrar de Dios, igualmente nos entregamos por completo a Él (Lc. 23:46).
■■ en la victoria de Cristo y nos armamos de pacien-cia: ¡Él tendrá la última palabra!
■■ en la gracia de Jesús y tenemos confianza en su efecto. Tras recibir el perdón de los pecados retomamos con nuevo coraje la lucha contra el pecado.
■■ en la Iglesia y los Após-toles de Jesucristo, y somos optimistas, porque la Iglesia resistirá los ata-ques del mal (Mt. 16:18) y Jesús estará con sus Apóstoles hasta el final (Mt. 28:20).
Una fe débil
Así como el padre del niño enfermo, somos conscientes de que nuestra fe no es sufi-ciente:
■■ Tampoco las obras en la fe nos pueden ayudar para la salvación. Esta-mos completamente supeditados a la gracia de Jesús.
Creo; ayuda mi incredulidad.Marcos 9:24
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■■ Rogamos a Jesús que fortalezca nuestra fe. Él lo hace por su Espíritu Santo, por la prédica (Ro. 10:17), la Santa Cena y la comunión fraternal (1 Ts. 5:11).
¿Qué efecto tiene una fe firme?
Una fe firme posibilita hacer milagros (Mr. 11:23), es decir realizar cosas que al hombre le parecen imposibles, por ejem-plo:
■■ permanecer tranquilo y optimista en medio de tribulaciones;
■■ perdonar siete veces por día al prójimo (Lc. 17:4).
■■ amar a los que no cono-cemos e incluso a nues-tros enemigos. Queremos que todos tengan el mismo acceso a la salva-ción que nosotros.
Que Jesucristo fortalezca nuestra fe para que podamos realizar todo esto.
Pensamientos del Apóstol Mayor
Contexto
En Mr. 9:14-27 se narra sobre cuando fue sanado un muchacho que estaba poseí-do por un “espíritu mudo”. Los discípulos no eran capa-ces de liberarlo de ese espíritu endemoniado. El muchacho recién fue sanado a través de la autoridad de Jesús, al ser expulsado por Él ese espíritu. Cuando finalizó aquel suceso, los discípulos preguntaron por qué ellos no habían podido sanar al muchacho. Entonces, Jesús les citó sus falencias: la incredulidad y la falta de con-fianza en Dios. La oración que se eleva a Dios también es expresión de la confianza en la ayuda divina. Esto es lo que Jesús exigió a los discípulos.
Notas
Fe y confianza
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Resumen
■■ Creemos en Jesucristo y confiamos en Él.
■■ Así como el Padre del niño enfermo, somos conscientes de que no es suficiente una fe que cree que sin confianza se puede salir adelante.
■■ Rogamos al Señor que fortalezca nuestra fe para poder cumplir todo lo que Él nos pide que hagamos.
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Agradecimiento y responsabilidad
Servicio Divino para la juventudSeptiembre 2017
Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia. Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo, y los ha congregado de las tierras, del oriente y del occidente, del norte y del sur.Salmos 107:1-3
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El que agradece tiene una vida más plena
Mensaje
El que agradece vive una vida plena y busca la comunión con el prójimo.
Explicaciones
Salmos 107 es un himno de agradecimiento por la protec-ción ofrecida por Dios. En los versículos 4-9 se recuerda, por ejemplo, un camino peno-so y peligroso por el desierto, en el que sumado a todas las dificultades, es fácil perderse. Pero con la ayuda de Dios, todo termina bien. En los ver-sículos 10-16 se agradece por la liberación del cautiverio. Y en los versículos 23-32 se expresa agradecimiento porque los mercaderes experimentaron la protección de Dios en sus peligrosas travesías.
En la cita bíblica se enuncian las razones para agradecer, que se pueden dar de manera similar en nuestra propia vida. ¿Quién no se ha perdido alguna vez, no
se ha sentido desvalido, teme-roso o amenazado por un peli-gro y no encontraba salida? El estribillo del salmo citado habla sobre los que “entonces clama-ron a Jehová en su angustia” y Dios los libró de sus aflicciones (versículos 6; 13; 19; 28). Al orarle a Dios, nunca olvidemos pedirle protección y asistencia para nosotros.
¡El agradecimiento debemos dárselo a Dios!
Desde pequeños se nos ense-ña a estar agradecidos por lo que otros hacen por nosotros. No siempre se sabe apreciar adecuadamente la dedicación y el favor que se nos hace, y entonces agradecer resulta difí-cil. Cuanto más tiempo uno dis-fruta de una ayuda, tanto más se la da por sobreentendida y uno se olvida de agradecer. El salmista nos hace asumir la responsabilidad de ser agra-decidos ante Dios y nos ayuda mediante ejemplos a agradecer como es debido.
¡El agradecimiento nos cambia!
En una época cada vez más caracterizada por lo que uno le exige a su entorno, reflexio-nemos primero sobre lo que probablemente hemos dejado de valorar en nuestra vida y el agradecimiento que le debe-mos a otros, del que nos debe-mos responsabilizar. De esta manera, tomamos conciencia de que recibimos muchísimo de otras personas, y que Dios muchas veces nos ayuda y asiste a través de nuestro pró-
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jimo. Nuestra mirada hacia el prójimo cambia y nos sentimos humildes ante Dios.
¡El agradecimiento nos ayuda!
Dios no depende de nues-tro agradecimiento, ¡pero a nosotros el ser agradecidos sí nos ayuda! El agradecimiento honesto nos vuelve más humil-des y hace más plena nuestra vida. El que agradece:
■■ es más optimista en la vida. El Apóstol Pablo echa una mirada a su vida y comprueba: “…antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Co. 15:10). Mira la fuerza y la ayuda de Dios con agradecimiento y no teme a ningún desafío de la vida.
■■ no puede ser herido tan fácilmente, porque es humilde. Sabe que no sólo es el desempeño personal, el que puede conducir al éxito. Tampoco pone en primer plano el propio yo y de este modo se siente menos agredido, incluso en caso de crítica.
■■ tiene más alegría, porque puede alegrarse junto con los demás con un corazón puro cuando estos cele-bran sus logros. Desea también a su prójimo la ayuda de Dios y de los demás.
■■ no se queda solo. Todos los dones que Dios des-pierta en el hombre por medio de su Espíritu, como por ejemplo la paz, el amor y la alegría, necesitan de la otra parte para poder manifestarse. De este modo, el agradecimien-to también impulsa a la comunión con el prójimo.
¡Mostremos a nuestros pares qué valioso es el agradecimien-to!
Contexto
Los versículos 1-3 introducen al salmo citado: el versículo 1 remite a la bondad del Crea-dor (Gn. 1). Los versículos 2-3 hablan de los que han experimentado la redención de Dios (Éx. 33:19) y exhortan a celebrar una fiesta de agradeci-miento por la liberación del exi-lio babilónico. Esta se debe lle-var a cabo en la congregación que se ha reunido en el san-tuario proveniente de diferentes países y regiones del mundo.
Agradecimiento y responsabilidad
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Resumen
El agradecimiento a Dios es provecho-so para nosotros. El que agradece:
■■ es más optimista en la vida;
■■ no puede ser herido tan fácilmen-te;
■■ tiene más alegría;
■■ nunca está solo.
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Notas
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Septiembre
1 Vi
2 Sa
3 Do Ro. 9:33
4 Lu
5 Ma
6 Mi Gn. 50:19-20
7 Ju
8 Vi
9 Sa
10 Do Ro. 14:9
11 Lu
12 Ma
13 Mi Sal. 34:9-10
14 Ju
15 Vi
16 Sa
17 Do Gá. 3:28
18 Lu
19 Ma
20 Mi Sal. 122:7-9
21 Ju
22 Vi
23 Sa
24 Do 2 Co. 4:7
25 Lu
26 Ma
27 Mi Mr. 9:24
28 Ju
29 Vi
30 Sa
Octubre
1 Do Mal. 3:10
2 Lu
3 Ma
4 Mi Lc. 14:28-30
5 Ju
6 Vi
7 Sa
8 Do 2 Co. 9:7
9 Lu
10 Ma
11 Mi 1 Co. 10:12-13
12 Ju
13 Vi
14 Sa
15 Do 1Ti. 6:17
16 Lu
17 Ma
18 Mi Gn 28:12
19 Ju
20 Vi
21 Sa
22 Do Mt. 6:33
23 Lu
24 Ma
25 Mi Gn. 21:19
26 Ju
27 Vi
28 Sa
29 Do 2 R. 5:14
30 Lu
31 Ma
Agradecimiento por la cosecha
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Editor: Jean-Luc Schneider,
Zürich/Suiza
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Redactor responsable:
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