iglesia holandesa siglo xx

5/11/2018 Iglesia Holandesa Siglo Xx - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/iglesia-holandesa-siglo-xx 1/29

ANuARIO DE HISTORIA DE LA IGLESIA / VOL 20 / 2011 / 263-291 263

l rss de iges ctóen os píses Bjos en

segund td de sgo xx

Enriqe A lonso de v elAsCo esteBAnprns Bsshosnge 9, 6212 aa mstrht / [email protected]

Holanda1 es n pas de contrastes: potente econmicamente a pesar de contar con

limitados recrsos natrales, es n pas donde gracias al desarrollo tcnico, na ter-cera parte del territorio ha sido ganada al mar y donde se consige na prodccinagrcola considerable. Sin embargo, estos logros no se prodjeron sino tras mchossiglos de lcha contra el mar, drante los cales el pas ha sfrido frecentes desas-tres natrales de gran magnitd.

Por s sitacin geográfica y ss redcidas dimensiones –tiene na sperficiedoce veces menor qe la de España–, ha sido frecentemente atacada y varias vecesocpada por ejrcitos extranjeros. Al mismo tiempo, con s Compaña de las IndiasOrientales2, y en contraste con s peqeñe, desarroll en los ss. xvii- xix na acti-

vidad colonial y de comercio de importancia, sobre todo en las costas y los archipi-lagos asiáticos.La lcha contra el mar y, más en general, el control del aga en los innme-

rables canales, ros y lagos interiores, han contribido a configrar el carácter ho-lands. Drante siglos, cada regin cidaba ss diqes, con n sistema eficamenteorganiado de representantes poplares qe, con gran atonoma con respecto a lasatoridades centrales y regionales, realiaban ss fnciones de control de calidad y mantencin. Algnas de las «Asociaciones de Agas» (waterschappen) en las qe estádividido el territorio nacional srgieron ya en el siglo xiii. Al elegir a ss directivospor elecciones directas, estas asociaciones se centan entre las institciones demo-

cráticas más antigas aún existentes en Eropa; al estar al servicio de las comni-dades locales velando por s segridad, contribyeron sobremanera a desarrollar

1 Holanda (en neerlands: Holland ) del Sur y del Norte: as se denominan dos de las provincias costeras delpas cyo nombre oficial es Pases Bajos ( Nederland en el idioma neerlands). Sin embargo, por habersido estas provincias tan importantes en la historia nacional, es corriente en el extranjero hablar deHolanda para referirse al pas. En este trabajo tiliar indistintamente Holanda y Países Bajos .

2 Verenigde Oost-Indische Compagnie, empresa privada fndada en 1602 y financiada con acciones denmerosas familias pdientes.

ISSN 1133-0104



264 AHIg 20 / 2011

ENRIQuE ALONSO DE VELASCO ESTEBAN

na mentalidad práctica, solidaria y atosficiente a la ve, con cierta aversin alcentralismo y la acmlacin de poder3. Estas caractersticas han tenido inflenciaen el modo en qe los holandeses a lo largo de la historia lcharon por lo qe consi-deraban ss derechos, ya fera en el terreno poltico, econmico, o en lo referido a

las ideas, la moralidad y la religin.

i. reFormA y disCriminACión de los CAtóliCos

La reforma protestante en los Pases Bajos fe fndamentalmente de corte calvinista,por haber apoyado esta comnidad religiosa con mayor fervor qe los lteranos losintereses de Gillermo, Prncipe de Oranje4, lder de la sblevacin contra España.En 1573, Gillermo, presionado por algnos lderes calvinistas radicales y contra

s tendencia tolerante, prohibi el clto catlico en las dos primeras provincias qeconsigi sstraer a la atoridad española. En 1581, las siete provincias más septen-trionales se independiaron y formaron los Estados Generales, qe gobernaran elconglomerado de provincias nidas en la República Federal5.

La corona española, apoyo fndamental del papado contra la reforma protes-tante desde Carlos v , fe identificada por los lderes insrrectos holandeses comofera anti-reformista. Y todo lo catlico como «pro-España» y por tanto, sospe-choso. Aún as, los catlicos holandeses sigieron siendo mayora hasta bien entradoel siglo xvii, inclso en las provincias con mayor inflencia de calvinistas radicales.Los qe se mantvieron catlicos pasaron a ser cidadanos de segnda clase: anqeen general no se les foraba a pasar al calvinismo, no les estaba permitido ejercerningna fncin pública, ni celebrar s clto públicamente, ni tener jerarqa ecle-siástica ni contacto con sacerdotes. Los Pases Bajos eran a todos los efectos «tierrasde misin», atendidas por clrigos o religiosos más o menos clandestinos qe depen-dan del Nncio Papal en Colonia o Brselas. Tras dcadas sin apenas contacto con

3 Sobre las aparentes contradicciones de los Pases Bajos, vid : duque de B AenA , El rompecabezas holan-dés , Madrid, 1972; y sobre la manera de ser holandesa vid. Johan huizinGA , Nederland’s geestesmerk,

en Idem, Verzamelde Werken vii

: Geschiedwetenschap, hedendaagse cultuur, Haarlem, 1950, pp. 279-312.4 Gillermo de Oranje (1533-1584), por s carácter tambin llamado el Tacitrno, fe batiado oficial-mente en la Iglesia catlica, pero edcado como lterano en la casa de s padre el Conde de Nassa,en Alemania. En 1544, al pasar a ser Prncipe de Oranje y heredar parte de los Pases Bajos, Carlos v exigi qe fera edcado en la fe catlica en el crclo de la corte de Felipe ii, con qien lleg a te-ner cierta amistad. Cando en 1567 se sblev contra Felipe ii, los grpos calvinistas de Holanda leapoyaron más decididamente qe los lteranos –predominantemente alemanes–. Para ganar s totalconfiana y el apoyo de los hgonotes –calvinistas franceses–, Gillermo pas al calvinismo definitiva-mente con s familia en 1570. Este hecho fe probablemente decisivo en el crso de la sblevacin y de la reforma protestante en los Pases Bajos.

5 Sobre la vida de Gillermo de Oranje y la sblevacin, vid. Arie Th. vAn deursen, Willem vanOranje. Een biografisch portret , Amsterdam, 1995.



AHIg 20 / 2011 265

LA CRISIS DE LA IGLESIA CATóLICA EN LOS PAíSES BAJOS EN LA SEGuNDA MITAD DEL S. XX

sacerdotes y sin poder celebrar el clto catlico, se fe dando palatinamente el pasode la mayora de los catlicos al calvinismo en el norte de los Pases Bajos6.

La discriminacin de los catlicos fe llevada a cabo tambin en las provinciasmeridionales, qe feron anexionadas más tarde por la república y qe formaban

na ona fronteria con las regiones qe qedaron bajo gobierno español, en laactal Blgica. Estas provincias del sr, Limbrgo y Brabante, cyas capitales son

Maastricht y ‘s-Hertogenbosch, s qe se mantvieron mayoritariamente catlicashasta nestros das.

La ocpacin francesa (1795-1813) dio fin a la república de los Pases Bajos y devolvi a los catlicos –al menos legalmente– algnos derechos civiles y religiosos,as como algnas iglesias qe haban sido confiscadas tras la reforma. Ante la ley, loscatlicos dejaron de ser cidadanos de segnda categora, e inclso hbo algún in-tento de restarar la jerarqa. Sin embargo, en las onas del pas qe feron anexio-

nadas por el imperio de Napolen (Limbrgo en 1794, el resto de los actales PasesBajos en 1810) se hicieron vigentes nas estrictas leyes anti-religiosas, bajo las calessfrieron perseccin tanto los catlicos como el resto de los cidadanos. Tras laderrota de Napolen y la desintegracin del imperio, en la monarqa qe se insta-r en Holanda (Gillermo i, 1813-1840) se incorporaron los derechos de todos loscidadanos a la constitcin, anqe en la práctica se feron reconociendo palati-namente y no sin oposicin de ciertos sectores calvinistas de la sociedad y la poltica7.

ii. restAurACión de lA jerArquíA y emAnCiPACión de los CAtóliCos: 1853-1940

En 1853 se restar la jerarqa, y la emancipacin de los catlicos, qe haba dadoss primeros pasos drante el periodo francs, recibi n nevo implso. Dichaemancipacin no se completara hasta bien entrado el siglo xx8.

La inmensa mayora de los catlicos haban sido relegados los últimos casi tres-cientos años al trabajo en el campo y al comercio, sin apenas posibilidades de ed-cacin: eran, pes, incapaces de hacer valer ss derechos y todava menos de ejercern mnimo infljo en la sociedad. Para recperar el atraso econmico y cltral con

6 Vid. Johannes de jonG, Handboek der kerkgeschiedenis, iii: De nieuwere tijd (1517-1789), utrecht-Nij-megen, 41948, pp. 210 s.

7 Vid. Pal W. F. M. h AmAns, Geschiedenis van de Katholieke Kerk in Nederland. Deel i . Van missionering tot herstel van de hiërarchie in 1853, Brgge, 1992, pp. 397-408.

8 Charles J. M. Rijs de Beerenbrock fe el primer catlico qe lleg a ser presidente del gobierno trasla reforma protestante. Fe presidente en 1918-1925 y 1929-1933 (H. P. H. j Ansen, Kalendarium.Geschiedenis van de Lage Landen in jaartallen, utrecht, 51982, p. 177).



266 AHIg 20 / 2011


respecto a ss concidadanos protestantes, liberales y socialistas, deban aydarsemtamente, tarea qe acometieron con destrea.

Los catlicos (en 1849 el 38% de la poblacin9), giados por ss recin nom-brados obispos, psieron literalmente manos a la obra: constryeron cientos de igle-

sias, fndaron colegios y hospitales, editaron peridicos otros medios de informa-cin y erigieron niversidades, todo ello bajo los aspicios de los obispos10. Ame-naados por n ambiente hostil al catolicismo (protestante) o inclso anti-cristiano(de corte ilstrado, liberal o socialista), los catlicos se inclinaron cada ve más porla creacin de institciones confesionales para protegerse y aydarse mtamente11.

As pensaban crear n ambiente adecado para vivir s fe y facilitar el desarrollo y la emancipacin de los catlicos, qe progresivamente se feron encerrando en «smndo» y viendo a los no catlicos como extraños, si no como enemigos. Dichasinstitciones confesionales abarcaron no slo la edcacin y la cltra, sino poco a

poco todos los terrenos de la sociedad: la prensa, radio y televisin, el campo sindicalo del trabajo, los gremios, la poltica, e inclso las actividades de recreo y deportivas.Esto dio lgar a las llamadas «colmnas».

Formación de las «colmnas» confesionales e ideológicas

La columnización o formacin de colmnas (tradccin literal del holands verzuiling) es n concepto clave para entender la sociedad holandesa en la segndamitad del s. xx. Se entiende por colmniacin el proceso por el cal la sociedadholandesa se fe segregando de modo más o menos espontáneo en diversos grpos:catlico, protestante, y en menor medida –por ser menor el número de adeptos– li-beral y socialista. La sociedad se fe as estrctrando gradalmente y de modo es-pontáneo y libre en las llamadas colmnas, independientes na de otra, qe hicieronposible qe los diversos grpos de la poblacin no tvieran apenas contacto mtoa pesar de vivir en el mismo pas, en la misma cidad e inclso en el mismo barrio.Protestantes, liberales, socialistas y –por la necesidad de emanciparse– sobre todocatlicos, se agrpaban as desde la cna hasta la sepltra12.

9 Datos de los censos de poblacin ( Katholiek Archief, 30 [1975], p. 154).10 Vid. sobre este tema Jan Bots, Zestig jaar katholicisme in Nederland , en De Rots , 7-8 (1981), pp. 7-10.11 Dicha tendencia a la confesionaliacin, se dio tambin en los protestantes. Los catlicos, en s empe-

ño para garantiar el derecho de edcacin de ss hijos, consigieron en 1920, tras la llamada –lchade los colegios– ( scholenstrijd ), qe los colegios confesionales –catlicos o no– goaran de los mismosderechos y sbsidios qe los colegios públicos.

12 un niño catlico era batiado, reciba s formacin religiosa, asista al colegio, participaba en activi-dades jveniles, iba a estdiar a la niversidad o –en el caso de trabajadores manales o campesinos– seafiliaba a n sindicato, frecentaba fiestas donde encontraba a s ftra esposa, votaba a n partido,lea na revista o peridico, se aliaba con otros profesionales de s sector, etc., hasta qe era enterrado



AHIg 20 / 2011 267


Anqe institciones confesionales son corrientes en mchos pases, s in-flencia y poplaridad en Holanda era netamente sperior, y lleg a extremos ini-maginables para qien no vivi aqella poca. Por ejemplo: en 1955 el 79% de loscatlicos estaba abonado a n peridico oficialmente catlico y 89% era socio de la

Emisora de Radio Catlica ( Katholieke Radio Omroep, kro). En 1959 el 84% de loscatlicos vot al partido catlico ( Katholieke Volkspartij )13.

Estas institciones cataliaron el proceso de emancipacin de la poblacin ca-tlica, qe volvi rápidamente a hacer valer ss derechos y a inflir en la sociedad,lo cal trajo abndantes frtos no slo para los catlicos, sino para todo el pas. Porejemplo, gracias a las iniciativas de catlicos (sacerdotes y laicos), se consigi evitarla descristianiacin de la clase obrera14. Sin embargo, la existencia de tantas instit-ciones con el apelativo de «catlico romano» no poda no casar problemas obvios,al meclarse el orden temporal con el espirital. Aparte de mantener o amentar la

distancia entre los diferentes grpos de la poblacin, na sitacin as fácilmentepodra llevar a identificar a la Iglesia con dichas institciones. La misin pramenteespirital podra de ese modo qedar comprometida por mchos otros factores deorden temporal. Y as ocrri de hecho en mchos casos15.

en n cementerio... y todas estas institciones eran confesionales e inclso con frecencia eran dirigi-das o al menos asesoradas por sacerdotes o religiosos. Cada peblo con n mnimo de habitantes de

varias confesiones contaba no slo con tres colegios de primaria (protestante, catlico y público), sinotambin con n clb de fútbol catlico y no protestante. Sobre la cltra y los sos de la colmna

catlica en los años 1925-1935, vid. Michel vAn der PlAs, Uit het rijke Roomsche Leven, Baarn,2

1977,pp. 9-21.13 Jan Bots, Zestig..., p. 14.14 En 1931 afirmaba Po xi a na delegacin de obreros holandeses catlicos: «en ningún pas del mndo

se ha comprendido y pesto en práctica tan bien la doctrina de Rerum Novarum como en Holanda»(P. H. W inkelmAn, Nederland , en S. H. sCholl [red.], 150 jaar katholieke arbeidersbeweging in West- Europa 1789-1939, Hilversm, 1961, 307-354, p. 350, cit. en Jan Bots, Zestig..., p. 15).

15 Ya en 1933 escriba n conocido catedrático catlico sobre la diferencia entre la Casa Catlica –de Roomsche Zaak– y la Iglesia Catlica –de Katholieke Kerk–: «¿Se refieren estos dos nombres a lo mis-mo? Podra dar la impresin de qe es as. Mchos catlicos trabajan, frecentemente con n celo y lealtad conmovedores, en favor de lo qe ellos mismos denominan ‘la Casa Catlica’. ¿Por q se hainfiltrado este trmino, en lgar de ‘la Iglesia Catlica’? ¿No intye la gente inconscientemente qe

hay na diferencia? (...) Me da la impresin de qe, especialmente en nestro pas, ambos trminoscorren el riesgo de confndirse. Esto dara lgar a n grave malentendido. Y tendra consecenciasdesastrosas. Trabajar por la Casa Catlica como si fera el bien smo lleva consigo serios peligros,sobre todo para la Iglesia Catlica. (...) La Casa Catlica es na casa, n asnto, na empresa, conel fin de estimlar los intereses de los catlicos, s prestigio y s poder» (Willem PomPe, en VoxVeritatis (1933), cit. en Michel vAn der PlAs, Uit het rijke..., p. 158). Y en 1932 otro ator, hablandodel poder de los catlicos en la sociedad y poltica holandesas, afirmaba: «Somos un factor de poder ennuestro país, y esto puede ser un peligro. Como todo poder, será n verdadero peligro en canto este‘catolicismo-del-poder’ [machts-katholicisme] dejara de apoyarse y ser sstentado por n ‘catolicismodel ser’ [ zijns-katholicisme] en el coran y la mente de los qe lo confiesan. El poder qe tenemos esmenos importante qe la convicción de nestro catolicismo» (Gerard k nuvelder, en Roeping , 11 (3),3 de diciembre de 1932, cit. en Michel vAn der PlAs, Uit het rijke..., p. 162, la crsiva es del original).



268 AHIg 20 / 2011


Todas las institciones catlicas, a cal más nmerosa y efsivamente orgllosade s catolicismo, transmitan n esprit de cerpo y na mentalidad trinfalista

y segra de s. Esta atoconfiana, importante qiás en el s. xix para animar a loscatlicos en desigaldad de condiciones, llegara a ser anacrnica a mediados del

s. xx, cando los catlicos llegaron a igalar o sperar a los protestantes no slo ennúmero16, sino en inflencia. Además, para resaltar más el privilegio qe conllevabael ser catlico, se criticaba con frecencia a «los otros» y al mndo, ante el cal seinclcaba na actitd no slo de desasimiento, sino de desprecio17. Entre tanto, an-qe srgieron núcleos intelectales catlicos –sobre todo en torno a la universidadCatlica de Nimega, fndada en 1923–, la cltra del pas sigi fertemente infli-da por las ideas de la ilstracin.

Al poder espirital y al prestigio indisctible de la jerarqa y el clero, se añadicon el paso de las dcadas n poder terreno qe fácilmente poda dar lgar a intro-

misiones del clero en asntos temporales. En onas catlicas, por ejemplo, candon trabajador bscaba empleo, algnas empresas le reqeran n certificado de be-na condcta firmado por el párroco. Se centa qe algnos párrocos denegaban elcertificado si el interesado no acda a la misa dominical. En los colegios catlicos, laasistencia a Misa drante los das de la semana era registrada e inclida en el informeescolar18. El párroco –visto por el laico corriente como «en n pedestal»–, frecen-temente asistido por varios capellanes, era no slo pastor de almas, sino tambindirigente sindical, agitador poltico, asesor en cestiones familiares y matrimoniales,

y celoso vigilante de la moral pública y privada19.

iii. desde lA ii GuerrA mundiAl hAstA los Preludios de lA Crisis: 1940-1959

La ii Gerra Mndial, con la invasin del pas por el ejrcito alemán, fe na drapreba para todos los holandeses. Los obispos, liderados por el arobispo de utrecht

Johannes de Jong, apenas reciban noticias de qe los pro-nais se infiltraban en las

16 En 1947 el porcentaje de catlicos era 38.5%, mientras qe las dos principales comnidades calvinistas jntas apenas pasaban del 38%. En 1960 los catlicos formaban el 40% de la poblacin, mientras loscalvinistas haban bajado ya al 35.2% (Statistieken van de kerkontwikkeling in Nederland , Den Haag,1975).

17 Vid. Michel vAn der PlAs, Uit het rijke..., pp. 13-18.18 Vid. Michel vAn der PlAs, Uit het rijke..., p. 11.19 Hasta tal pnto llegaba el celo de algnos sacerdotes, qe si n matrimonio joven llevaba ya cierto

tiempo sin tener hijos, el párroco al visitarles –costmbre arraigada entre párrocos y capellanes– lespeda centas. Esta práctica de los sacerdotes, con frecencia fe interpretada como na intromisinen la conciencia de los esposos (vid. Harry sPee, De vraag onder het vraagteken, en Huwelijk en huisgezin, 29 [1963], pp. 26-30).



AHIg 20 / 2011 269


asociaciones catlicas con el fin de tiliarlas para ss propios fines, decretaban qetodos los catlicos se retiraran de ellas, lo cal sceda inmediatamente. Esta manerade ofrecer resistencia al invasor no hio más qe amentar el prestigio de los obispos.

Drante la gerra, los diferentes grpos de la poblacin sfrieron jntos y t-

vieron qe cooperar mtamente para sobrevivir y resistir al opresor. Para mchos–no slo los catlicos– esta experiencia fe decisiva para darse centa de qe «lasotras colmnas» no eran tan nocivas como pensaban hasta entonces. Anqe trasla gerra las asociaciones confesionales comenaron de nevo a fncionar y reem-prendieron ss actividades, las primeras grietas en las colmnas se haban casado

ya. Especialmente entre los intelectales empe n proceso –conocido como door-braak (rptra)– de apertra, de acercamiento a protestantes, liberales y –sobretodosocialistas–20.

En 1947, drante ss dos años de estdios en Roma, el recin ordenado sacer-

dote Karol Wojtyła hio n viaje de die das a Holanda por encargo del CardenalSapieha para orientarse en el catolicismo de Eropa occidental. Drante esos das,con s profndo esprit observador, anot: «la fe catlica significa: el batismo, nafamilia nmerosa, n colegio catlico para los hijos, na niversidad catlica para losestdiantes, y nmerosas vocaciones (tanto para la Iglesia local como para las tierrasde misin). Pero tambin: n partido catlico en el parlamento, ministros catlicosen el gobierno, sindicatos catlicos, asociaciones jveniles catlicas»21.

Las familias nmerosas y las mchas vocaciones para el sacerdocio y las misio-nes eran efectivamente caractersticas de los catlicos en Holanda. El ndice de nata-lidad en la poblacin catlica era tal, qe algnos protestantes expresaban s temor

ya en los años ’30 de qe en poco tiempo no slo llegaran a ser minora –como oc-rri, vid. nota 16–, sino perderan la hegemona en el pas qe siempre consideraronfndado sobre el calvinismo22. La alta natalidad no solo increment el número de

20 Atrados por el prestigio de socialistas y comnistas en la resistencia contra los nais, tras la gerraament el número de catlicos afiliados al partido socialista Partij van de Arbeid (PvdA). Algnos deellos deseaban acercar el catolicismo al socialismo, y acariciaban na visin de la Iglesia como insti-tcin de accin social dirigida a instarar n paraso terrenal (Vid. Lodewijk J. roGier, Katholieke

herleving. Geschiedenis van katholiek Nederland sinds 1853, ’s-Gravenhage, 1956, pp. 617-622).21 Los apntes de ese viaje han sido pblicados recientemente en Kerkelijke Documentatie, 30 (2002), pp.61-69, cit. en Ton h. m. vAn sChAik , Bedankt voor de bloemen. Johannes Paulus ii en Nederland., Tielt,2005, p. 42. Anqe los recerdos del entonces joven sacerdote Wojtyła son netamente positivos, nose pede reprimir la impresin de qe el catolicismo holands, en medio de la exhberancia de organi-aciones y aparato exterior, adoleca de interioridad. Ya en 1930 se poda leer en na revista catlica ninteresante análisis del catolicismo holands: «¿Q es lo qe nos falta? ¿No podra ser ‘el Esprit qeda vida’? ¿No es posible qe nos hayamos dejado aletargar por el xito externo, y qe por eso hemosdescidado demasiado lo interior?» (M. BrunA , cit. en Michel vAn der PlAs, Uit het rijke..., p. 158).

22 Vid. Lodewijk J. roGier, Katholieke herleving. Geschiedenis van katholiek Nederland sinds 1853, ’s-Gra- venhage, 1956, pp. 624-629. En n artclo en n semanario catlico en enero de 1961 leemos sobrelas crticas de qe son objeto los catlicos: «otro reproche escchado frecentemente trata de lo qe



270 AHIg 20 / 2011


catlicos, sino qe facilit qe en el seno de mchas familias srgieran vocaciones ala vida religiosa y al sacerdocio; ste era n paso más sencillo, habiendo sficientesbraos para encargarse de las faenas en el campo y de asegrar el patrimonio familiar.

Gracias al alto número de vocaciones para el ministerio sacerdotal y la vida

consagrada, la Iglesia en Holanda –qe, representando el 1% de los catlicos, llega aportar el 10% de los misioneros catlicos del mndo23– dispona de n ejrcitoinnmerable y creciente de personal totalmente disponible para la edcacin y laatencin de hospitales en el propio pas. En 1955 haba tres veces más hospitalescatlicos qe protestantes, y casi el doble de colegios, mientras el número de fielesde ambas confesiones era similar24.

En 1954 los obispos promlgaron el Mandement 25, n docmento en el qeexhortaban a los catlicos a mantenerse nidos y fieles a s fe y, para lograrlo, segirapoyando –inclso con s voto en caso de elecciones– a las institciones confesio-

nales. Los obispos prevenan a los fieles contra los enemigos del catolicismo, nom-brando expresamente el liberalismo, el hmanismo sin Dios, el marxismo y la Aso-ciacin Holandesa para la Reforma Sexal ( Nederlandse Vereniging voor Sexuele Her-vorming ). La exhortacin finaliaba amenaando con penas cannicas a los catlicosafiliados a sindicatos socialistas (pero no al partido socialista PvdA, vid. nota 20), alos qe leyeran ss pblicaciones o esccharan s radio con asididad.

una de las raones de la pblicacin del Mandement bien podra ser los sn-tomas de enfermedad qe desde algnas dcadas se empeaban a vislmbrar en lasdicesis holandesas: desde die años antes de la gerra abandonaba la Iglesia o lapráctica religiosa cada año n promedio de 10.000 catlicos –es decir, aproximada-mente no por cada 350 catlicos–, anqe esa cifra era ampliamente compensadapor el alto ndice de batios. ¿Era esto n preldio de la crisis qe sfrira la iglesiaen Holanda pocos años más tarde? 26

Sin tomar en centa los posibles sntomas de crisis qe pdieron motivar lapblicacin del Mandement de los obispos, cierto es qe el periodo de la posgerrase caracteri por n nevo optimismo: la conviccin –o el deseo– de qe lo antigo,

ven como na contribcin bastante efsiva de los catlicos al crecimiento poblacional (...). Estosreproches (...) reflejan n sentimiento real de inqietd ante la cada ve más incmoda densidad depoblacin en nestro pas» (Bert k rijnen, Aspecten van de bevolkingsgroei , en De Bazuin, 44 [1961], 17,p. 2).

23 Según datos mencionados el 26 de jnio de 1969 por el Cardenal Alfrink drante na conferencia enla universidad de Villa Nova, Estados unidos ( Katholiek Archief, 24 [1969], pp. 806-813).

24 Vid. Lodewijk J. roGier, Katholieke herleving. Geschiedenis van katholiek Nederland sinds 1853, ’s-Gra- venhage, 1956, p. 624.

25 El docmento tena por ttlo El católico en la vida pública de este tiempo («De katholiek in het openbareleven van dee tijd», en Katholiek Archief, 9 [1954], pp. 489-520).

26 Vid. Lodewijk J. roGier, Katholieke herleving. Geschiedenis van katholiek Nederland sinds 1853, ’s-Gra- venhage, 1956, pp. 629-631.



AHIg 20 / 2011 271


lo anticado, lo cerrado (¿las colmnas?) haba pasado y ahora llegaba na nevaetapa, na neva sociedad moderna, abierta27. A este optimismo contriby en granmedida el desarrollo econmico, facilitado por el Plan Marshall, qe trajo prosperi-dad tras mchos años de renncias, pero contriby simltáneamente a na visin

materialista de la vida.

Influjos ideológicos

Esta actitd de apertra hacia lo nevo ciertamente no era exclsiva de Holan-da; tambin tvo inflencia sobre el pensamiento cientfico, filosfico y teolgicoa nivel mndial. La postra de los catlicos ante las ciencias hmanas dio n gironotable, y las ciencias sociales y la psicologa pasaron a ser tema obligado de estdios

y pblicaciones, especialmente en algnos pases de mayor tradicin filosfica.

En n slido estdio sociolgico sobre el papel de los intelectales en la evol-cin de la iglesia catlica en Holanda tras la segnda gerra mndial28, se anali eldesarrollo del pensamiento sobre algnos temas paradigmáticos de orden doctrinal y moral29. Analiando las pblicaciones sobre estos temas y ss referencias, los atoresde este estdio conclyen qe ya antes de la segnda gerra mndial, pero especial-mente drante la dcada de los ’50, na serie de innovaciones ideolgicas capt laatencin de nmerosos telogos y filsofos. La nouvelle théologie francesa y más tarde,paralelamente, la teologa transcendental de la escela de Karl Rahner en Alemania,feron ledas efsivamente y transmitidas al público holands en pblicaciones di-

vlgativas de confeccin propia.La nouvelle théologie y la teologa transcendental alemana30 deseaban establecer

n diálogo entre la tradicin catlica y «el mndo». Para ello, bscaban n nevofndamento cientfico en el mtodo histrico-crtico aplicado a la teologa bbli-ca y dogmática. Los telogos qe más asimilaron estas nevas ideas, y qe mayorinflencia ejercieron en la opinin pública en Holanda feron E. Schillebeeckx 31,

27 Vid. sobre la discsin pública sobre la «apertra» (doorbraak), Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad der clercken. Intellectuelen en hun rol in de ontwikkelingen van het Nederlandse katholicisme na

1945 , Baarn, 1987, p. 310.28 Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad...29 Estos temas eran: la tendencia de las institciones catlicas a la desconfesionaliacin y seclariacin,

el ecmenismo, el sacerdocio ministerial y la sald mental o psqica (inclyendo aspectos de la moralsexal).

30 Los exponentes de ambas corrientes más citados en Holanda feron: Congar, De Lbac, Chen y Da-nilo. Además, los filsofos Marcel y Maritain, as como Merlea-Ponty (discplo de Hsserl). Delámbito alemán feron poplares sobre todo Gardini y Rahner, y más tarde Küng y Ratinger, perotambin algnos filsofos personalistas y fenomenlogos como Bber, Scheler y Von Hildebrand.

31 Edward C. F. A. Schillebeeckx oP (1914-2009) tena la nacionalidad belga, pero ejerci s carreradocente de teologa dogmática en la universidad Catlica de Nimega, donde fe catedrático de 1958a 1984. Por esta ran lo trataremos en este estdio como si fera n telogo holands.



272 AHIg 20 / 2011


P. Schoonenberg, H. M. M. Fortmann y W. Grossow32. Todos ellos llegaron a sercatedráticos en la universidad Catlica de Nimega, y estaban ligados a diversas ins-titciones catlicas oficiales. Además, eran frecentes asesores de los obispos, qe lesapoyaban y en varias ocasiones defendieron ss postras inclso ante la Santa Sede.

El gran respeto de los catlicos a ss institciones y obispos, y la escasa tradicinespeclativo-teolgica entre los catlicos holandeses, explican qiás cmo fe posi-ble qe las ideas de estos atores feran propagadas por nmerosos canales catlicos,

y aceptadas por las grandes masas sin apenas sentido crtico. Además de los telogos, los intelectales catlicos más inflyentes –tanto sacer-

dotes como laicos– feron cambiando palatinamente ss esqemas de pensamientofilosfico. El nevo marco de referencia pas a consistir casi exclsivamente en lafenomenologa existencial. As se denomin en Holanda al conjnto de corrientesfilosficas y psicolgicas de corte emprico, en las qe las ciencias sociales y la an-

tropologa tenan n lgar prominente. Además de contribir a la renovacin delpensamiento y de la teologa, la fenomenologa existencial y las nevas ideas teolgi-cas casaron na rptra con el legado cltral catlico tradicional. Este cambio demarco de referencia intelectal empe ya en los años ‘50 a erosionar los fndamen-tos teolgicos, hasta entonces neotomistas, qe haban qedado anticados por nohaber sido realmente asimilados, sino qiás únicamente repetidos mecánicamente.

un tpico ejemplo del lgar preponderante qe llegaron a ocpar las cienciassociales, fe la fndacin en 1946 del Institto Catlico Socio-Eclesial ( KatholiekSociaal-Kerkelijk Instituut, kaski )33. El kAski, qe sige siendo n institto indepen-diente anqe mantiene relaciones con los obispos, pblic en s historia cientosde estadsticas, informes y memorias por encargo de las más variadas institcionesreligiosas, sociales, polticas y cltrales34.

Con todo, las perspectivas de la Iglesia en Holanda aparentaban ser inmejora-bles a mediados del siglo xx: se ordenaban nos 400 sacerdotes por año (reglares

y seclares35), haba nos 4 millones de fieles obedientes a la jerarqa, con naasistencia media a misa sperior al resto de Eropa; haba n sacerdote o religioso/a

32 Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad..., p. 448.33 Vid. sobre este institto: G. dierik , A. m Aes y J. tettero, Dertig jaar kaski -onderzoek, 1946-1976 ,

Nijmegen, 1977.34 Institciones o personas qe han encargado al kAski informes o investigaciones son: dicesis, obispos,

congregaciones religiosas, seminarios, parroqias, asociaciones catlicas, instittos de otras comni-dades religiosas de Holanda; pero tambin niversidades, ministerios, gobiernos provinciales, ayn-tamientos, etc. Los informes a los obispos eran con frecencia escritos con el fin de asesorarles, y porspesto de inflirles (vid. ibid., pp. 22-38).

35 Estos datos se refieren a 1936-1945, los años más ricos en vocaciones sacerdotales. A partir de 1958 elnúmero de ordenaciones comen a bajar rápidamente, como se verá más tarde (Johannes J. delle-Poort, De priesterroepingen in Nederland , Den Haag, 1955, p. 40, cit. en Jan Bots, Zestig..., p. 16).



AHIg 20 / 2011 273


por cada 100 catlicos (en España 0.42, en Blgica 0.79, en Francia 0.45)36, con nasestrctras de eficacia y organiacin imponentes, siempre a las rdenes del episco-pado. La Iglesia holandesa aparentaba ser na fortalea indestrctible al servicio deRoma, y esta sitacin contin as al menos externamente hasta bien entrados los

años ’6037.

iv. l A Crisis de lA iGlesiA Al desCuBierto: 1960-1968

Entre 1960 y 1968 tvo lgar na «revolcin copernicana» en las ideas doctrinales y morales, no slo en gran parte de la poblacin holandesa en general, sino tambin y qiás especialmente entre los catlicos38. Como toda revolcin, fe precedida y preparada por cambios ideolgicos qe, como se ha visto en el apartado precedente,

se prodjeron especialmente drante la dcada de los ’50, importados desde Francia y Alemania. Paradjicamente, en los pases donde se originaron esas ideas, s infljosera menor, o al menos sera netraliado o visto en ss verdaderas dimensionesdebido –entre otras raones– a la mayor tradicin intelectal de estos pases.

Pero las ideas no feron las únicas casantes del giro; tambin la sitacinhistrica concreta, similar en diversos pases centroeropeos, tvo n efecto consi-derable. A partir de finales de los 1950, los salarios no haban dejado de sbir conrapide, y mchos se podan permitir gastos qe poco antes habran rechaado comodecadentes. En 1970 prácticamente todas las familias tenan coche, frigorfico y lava-dora, y se podan permitir ir de vacaciones al Mediterráneo. La excelente segridadsocial ofreca tales garantas qe nadie tena necesidad de preocparse por s ftroeconmico. Estas posibilidades de la tcnica y del progreso econmico feron de-generando en na práctica del consmismo en la qe los bienes fácilmente podanser considerados no ya como medios, sino como fines39. Además de resltar en nmaterialismo práctico, esto bien pdo contribir a na mentalidad de progreso ilimi-

36 Jan Bots, Zestig..., p. 17.37

Drante el concilio Vaticanoii

, ante las crticas en peridicos italianos sobre las tendencias modernis-tas de la iglesia de Holanda, el Cardenal primado Alfrink acdi en defensa de ss feligreses en naconferencia pronnciada en Roma el 12 de septiembre de 1965, qe encontr gran eco en los mediosde comnicacin. Entre otras haañas de ss feligreses, mencionaba qe de los 4.5 millones de cat-licos holandeses practicaba el 80%, y el nivel de práctica de los hombres era similar al de las mjeres.

Y añada qe no haba mchos pases de los cales se poda afirmar esto (vid. Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink. Een biografie, Amsterdam, 1997, pp. 362 s).

38 «El proceso de asimilacin (de los catlicos al resto de la poblacin) lleg a s pnto álgido drantelos años ’60 (...), y los catlicos pasaron a ser rápidamente el grpo de la poblacin más tolerante y «liberal» de Holanda, jnto con los no creyentes (originariamente los más liberales en materia moral,nota de e. A . v .)» (Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad..., p. 327).

39 Norman d Avies, Europe. A history, London, 21997, pp. 1077-1078.



274 AHIg 20 / 2011


tado, de modernidad en la qe todo lo nevo se antojaba como posible, y era benosimplemente por ser nevo.

Al materialismo práctico se ni la salida al mercado de la pldora anticoncep-tiva –en Holanda en 1963–. My diversos factores favorecieron la rápida aceptacin

de la pldora en los Pases Bajos, especialmente entre los catlicos. Entre ellos resaltan legendario discrso del obispo de ‘s-Hertogenbosch, Mons. W. M. Bekkers, enla televisin catlica kro en maro de 1963, en el qe declaraba qe la decisinsobre el número y la scesin de los hijos incmba a los esposos: «es n asnto des conciencia en la qe nadie se pede entrometer». Por el contexto histrico y porotros discrsos televisivos de Mons. Bekkers, ss palabras feron interpretadas comona aprobacin de la anticoncepcin en determinados casos40. El so de la pldoraanticonceptiva se generali en pocos años41, tambin entre los catlicos42, qe hasta

40 El texto ntegro de la charla televisiva fe reprodcido en nmerosas revistas. Vid. por ejemplo Katho-liek Archief , 14 (1963), pp. 346-349. En ese mismo programa, el obispo de ‘s-Hertogenbosch dejababastante lgar a ddas sobre la licitd de mtodos distintos a la continencia peridica. De hecho, sspalabras feron interpretadas por mchos como na l verde a la pldora anticonceptiva. En prác-ticamente todas las pblicaciones divlgativas –y en bastantes acadmicas– sobre la reglacin de lanatalidad y la pldora anticonceptiva en Holanda, y en todas las biografas qe he podido consltarde Mons. Bekkers, se nombra con mayor o menor extensin esta charla de maro de 1963. Vid. porej. las sigientes pblicaciones acadmicas: Cornelis j. B. j. trimBos, Discussies rond het vraagstukvan de geboorteregeling , en Katholiek Archief, 26 (1963), pp. 655-659; Willem h. m. v An der m ArCk ,Vrucht baar heids regeling. Poging tot antwoord op een nog open vraag , en Tijdschrift voor theologie, 3 (1963),

pp. 378-413; idem, Liefde en vruchtbaar heid. Actuele vragen over geboorteregeling , Roermond, 1964, p.31; Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad..., pp. 69, 190, 220, 227, 248; Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 346 s; Hanneke W esthoFF, Geestelijke bevrijders. Nederlandse katholieken en hunbeweging voor geestelijke volksgezondheid in de twintigste eeuw, Nijmegen, 1996, pp. 442, 541, 657.

Además, las sigientes pblicaciones divlgativas: Ben sPekmAn (ed.), Bisschop Bluyssen. Geloven inmensen. Mensen geloven, ’s-Hertogenbosch, 1984, pp. 78 s; Michel vAn der PlAs y Henk suèr (eds.),Those Dutch catholics , The Catholic book clb, London, 1967, pp. 66, 82 s; Nico vAn hees, BisschopBekkers. Vriend van ons allen, Amsterdam, 1967, pp. 140 s; Jan W. M. PeijnenBurG, Bekkers, Wilhel-mus Marinus (1908-1966), en Biografisch Woordenboek van Nederland 1, ’s-Gravenhage, 1979; MarcelBouvy et al., De pil. Alles over de anticonceptiepil , Amsterdam, 1996, p. 15; Eva rensmAn, De Pil in Nederland. Een mentaliteitsgeschiedenis , Amsterdam, 2006, pp. 70-72.

41 Se estima qe en 1966 saban la pldora en Holanda aproximadamente 300,000 mjeres, y 450,000 en

1967 (vid. Eva rensmAn

, De Pil in Nederland. Een mentaliteitsgeschiedenis , Amsterdam, 2006, pp. 41,81). A partir de 1964 la pldora fe recetada en Holanda con tanta frecencia, qe la Oficina Centralde Estadstica registr en 1965 n «bajn inesperado de la natalidad» qe en aqel momento no spoexplicar (vid. Pieter Eric treFFers, Anticonceptie gold als onbehoorlijk, en nrc -Handelsblad 6-11-1999).

42 La tpida red de oficinas catlicas de ayda a los matrimonios, dependientes de la Asociacin CentralCatlica para la Sald Mental Pública ( Katholieke Centrale Vereniging voor Geestelijke Volksgezondheid ),

jg probablemente n importante papel en este proceso. Varios directivos de dicha asociacin lle-garon a ser conocidos abogados de la anticoncepcin. Vid. sobre esta asociacin y algnas de ss ini-ciativas: H. suèr, Niet te geloven. De geschiedenis van een Pastorale Kommissie, Bssm, 1969; Hanneke W esthoFF, Geestelijke bevrijders. Nederlandse katholieken en hun beweging voor geestelijke volksgezondheid in de twintigste eeuw, Nijmegen, 1996, pp. 317-359; Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad...,pp. 66, 122-125, 247-249.



AHIg 20 / 2011 275


ese momento eran conocidos por ss familias nmerosas. Cando en 1968 se pbli-c la Encclica Humanae Vitae, la práctica anticonceptiva ya se haba establecido43

y ss races eran demasiado profndas para poder dar fácilmente marcha atrás. Lasconsecencias feron enormes, no slo para el modo de vivir la moral matrimonial,

sino para toda la moral sexal. La misma atoridad de la Iglesia en materia moral fepesta en dda o simplemente rechaada.

Se forj en estos años na concepcin de la vida en la qe las ideas clave eranprosperidad, modernidad e individalismo, pero de modo anacrnico, manteniendolas estrctras de las colmnas qe n siglo antes haban sido tan convenientes parasacar al peblo catlico de la miseria. En dichas estrctras, y en otras nevas qe seferon creando, cada ve más pestos eran ocpados por intelectales (laicos o no)de la clase media-alta qe de ese modo qeran inflenciar el proceso de renovacinde la Iglesia qe se vislmbraba44. Y as lleg el concilio.

4.1. El Concilio Vaticano ii

Los catlicos holandeses sigieron my de cerca las andadras del Concilio Vaticano ii. Esto se deba en parte a qe vean como algo propio todo lo referido ala Iglesia, pero tambin a las expectativas creadas por los medios de comnicacin.

Además, el primado de Holanda y arobispo de utrecht Bernard Alfrink 45,fe creado Cardenal y nombrado miembro de la Comisin Central Preparatoria en1960. Ambos hechos tvieron gran eco en los medios de comnicacin holandeses,no slo los de filiacin catlica46. Drante el concilio, el Cardenal Alfrink fe no delos die miembros del Consejo de Presidencia: el más joven en edad y en ancianidaden el Colegio Cardenalicio.

43 En na encesta profesionalmente realiada en febrero-maro de 1969 entre 1200 catlicos, el 76% vea moralmente aceptable qe las mjeres catlicas casadas tiliaran la pldora anticonceptiva. El17% lo consideraba moralmente inaceptable ( Katholiek Archief, 24 [1969], pp. 539-545).

44 El número de oficinas catlicas de asesora (a parroqias, colegios, hospitales, matrimonios, etc.), co-

misiones y consejos diocesanos, ament considerablemente como expresin del deseo de aprovecharla contribcin de las ciencias hmanas y para involcrar a los fieles laicos en la determinacin delrmbo de la Iglesia local (cfr. Jan Bots, Zestig..., pp. 20-25 y Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad..., pp. 261-306 y 321).

45 Card. dr. Bernards Johannes Alfrink (1900-1987), sacerdote (1924), doctor en ciencias bblicas porla Comisin Bblica Pontificia (1930), profesor de exegtica en el Seminario Mayor Rijsenbrg enDriebergen (1933), Catedrático de exegtica del Antigo Testamento y de Hebreo en la universidadCatlica de Nimega (1945), Coadjtor del Cardenal Johannes de Jong en el arobispado de utrecht y ordenacin episcopal (1951), arobispo de utrecht (1955), Cardenal y miembro de la Comisin Cen-tral Preparatoria del Concilio Vaticano ii (1960), miembro de la Presidencia del Concilio (1962-1965),le scedi en la sede arobispal de utrecht el Cardenal Johannes Willebrands (1975).

46 Vid. Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 279-296, 310-317.



276 AHIg 20 / 2011


Entre los catlicos holandeses, n primer grpo, sobre todo telogos e inte-lectales activos en las más variadas institciones confesionales y diocesanas, tenangrandes expectativas ya qe esperaban qe el concilio podra significar n cambioradical en la vida de la Iglesia. Otro grpo, conservador, opesto al primero y mino-

ritario, tema demasiados cambios en na poca de por s ya my movida cltral y socialmente. un tercer grpo, formado por la gran mayora de los fieles catlicos y elresto de la poblacin, simplemente se dejaba informar por periodistas y vaticanistas,qe mayoritariamente pertenecan al primer grpo47.

En los informes pblicados en Holanda sobre las sesiones del Concilio, esllamativa la frecencia con qe las noticias son interpretadas en clave dialcticade lcha por el poder entre «conservadores» (algnos cardenales de la cria en-cabeados por Ottaviani, y en algnos asntos tambin el Papa) y «progresistas»(Cardenal Alfrink, Döpfner, Senens, y otros)48. Entre los qe en Holanda apos-

taban por los últimos, mchos consideraban los docmentos del concilio como elpnto de partida, no de na renovacin, sino de n cambio de rmbo en pntosesenciales, al qe habra qe dar forma más tarde, en cada dicesis. Los obisposholandeses entre tanto se balanceaban en el medio, sin qerer tomar partido: noqeran defradar al Papa, pero tampoco distanciarse de la mayora de ss feligre-ses49, qe se dejaban llevar por los dirigentes de las institciones confesionales decomnicacin.

La inflencia de los obispos y telogos holandeses en el crso del concilioecmnico no fe peqeña, si se tiene en centa el tamaño del pas y el redcido nú-mero de catlicos. Aparte de los seis obispos titlares y algnos axiliares residentesen Holanda, participaron en el concilio sesenta obispos holandeses provenientes depases de misin50. Además, los sigientes scesos contribyeron decisivamente adicha inflencia: en primer lgar la pblicacin por los obispos de na carta sobreel concilio a los catlicos holandeses en Navidad de 1960. Esta carta51, cyo atorprincipal fe el profesor de la universidad Catlica de Nimega Edward Schille-beeckx, fe tradcida y pblicada en diversos pases. Contena algnos pasajes qe

47

Ibid., pp. 7-8 y 346.48 Vid. entre otros las obras de Ton h. m. vAn sChAik y Katholiek Archief. De modo similar, anqe másmatiado, se expresa el ator de n libro qe ha estdiado especialmente la inflencia de los pases decentroeropa en el concilio: Ralph M. W iltGen, The Rhine flows into the Tiber. A history of Vatican ii ,Rockford, Illinois, 51985.

49 Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 366-367.50 Dato proporcionado por el Cardenal Alfrink drante na conferencia en la universidad de Villa Nova,

Estados unidos ( Katholiek Archief, 24 [1969], pp. 806-813).51 De bisschoppen van Nederland over het Concilie, en Tijdschrift voor theologie, 1 (1961) pp. 71-90. La carta

estaba firmada en utrecht «en la vigilia de Navidad de 1960» por cada no de los obispos titlaresde Holanda, y en los agradecimientos se mencionaba, aparte de algnas institciones, únicamente alprofesor Schillebeeckx.



AHIg 20 / 2011 277


fácilmente podan dar lgar a malentendidos sobre la infalibilidad del Papa y sobrela natralea de la Iglesia, por lo qe los obispos holandeses, y Alfrink en particlar,feron atacados en los medios de comnicacin italianos, controversia qe dr másde n año. En jnio de 1962 el Sperior General de los Salesianos en Trn mand

retirar la tradccin italiana «por orden de ss speriores»52. Es posible qe Schi-llebeeckx, a pesar de haber sido propesto como perito conciliar repetidas veces porlos obispos holandeses, fera rechaado por el Cardenal Ottaviani, por haber sido elator de esta carta53.

El hecho qe probablemente tvo más inflencia, fe la pblicacin de lasllamadas Animadversiones , escritas annimamente por Edward Schillebeeckx y dis-tribidas entre los Padres Conciliares jsto antes de la primera sesin conciliar, qecomen el 11 de octbre de 1962. La gnesis de las animadversiones se remonta al13 de jlio del mismo año, fecha en qe se enviaron a todos los Padres Conciliares

siete esqemas qe seran tratados en la primera sesin conciliar. El obispo de ‘s-Hertogenbosch, Mons. W. M. Bekkers54, organi inmediatamente na renin a laqe asistieron todos o la mayora de los obispos holandeses, para comentar los diver-sos esqemas55. Anqe Bekkers no consigi qe se enviara a Roma na reaccincomún de los obispos –por oponerse el Cardenal Alfrink 56–, s consigi, aydado

52 Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 300-301, 316.53 Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., 1997, p. 317. El rechao de Schillebeeckx como perito parece

haber scedido sin qe el Papa estviera al corriente. Cando, al final del concilio, Pablo vi se enter,

recomend a Alfrink qe Edward Schillebeeckx solicitara na adiencia privada con el Santo Padre,la cal reslt –según el mismo Schillebeeckx– en n monlogo de Pablo vi frecentemente inter-rmpido por Schillebeeckx (ibidem). Según Van Schaik, hbo ya desde antes del concilio na ciertafriccin entre Alfrink y Ottaviani desde qe el primero –apoyado por los cardenales alemanes–, enlas reniones de la Comisin Central Preparatoria, repetidamente «capitane la oposicin» contra elsecretario del Santo Oficio (vid. ibidem, p. 310).

54 Mons. Wilhelms Marins Bekkers (1908-1966), el mayor de los 13 hijos de na familia de agri-cltores de Brabante, trabaj desde s ordenacin sacerdotal (1933) en institciones y con grposdesfavorecidos, sobre todo obreros y campesinos, mostrando na gran cercana a los problemas de ssfeligreses. Coad jtor (1956) y obispo de ‘s-Hertogenbosch (1960), desde s ordenacin episcopal tvocomo prioridades pastorales: na bena relacin con ss sacerdotes, los matrimonios, los jvenes y las familias, as como el ec menismo. Falleci prematramente de cáncer en 1966. Datos biográficos:

Jan W. M. PeijnenBurG

, Bekkers, Wilhelmus Marinus (1908-1966), en Biografisch Woordenboek van Nederland 1, ’s-Gra venhage, 1979. url: http://www.inghist.nl/Onderoek/Projecten/BWN/lemmata/bwn1/bekkers [13-03-2008]

55 Según Schillebeeckx, Mons Bekkers habra dicho sobre los esqemas recibidos –excepto el de litr-gia– qe se pregntaba «para q era necesario n concilio ecmnico, si lo único qe se esperabade los obispos era qe aprobaran aqellos textos tan ajenos al mndo actal»; en otras ocasiones serefiri jocosamente a los esqemas como «recomendaciones preliminares preconciliares ajenas a estemndo» (Nico vAn hees, Bisschop Bekkers. Vriend van ons allen, Amsterdam, 1967, pp. 127 s).

56 El Cardenal Alfrink aleg qe ya haba intentado en vano introdcir cambios en los textos de los es-qemas drante las sesiones de la Comisin Central Preparatoria; además ya haba tenido sficientesproblemas con la Santa Sede a ra de la carta de los obispos holandeses de diciembre de 1960 (v id. Tonh. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 319 s).



278 AHIg 20 / 2011


por el obispo de misin holands Tarcisio Van Valenberg, convencer a Edward Schi-llebeeckx para qe escribiera nas glosas crticas. éstas feron tradcidas al latn,francs e ingls, y el mismo Mons. Van Valenberg las llev a Roma a comienos deoctbre y las mltiplic para ser distribidas por las residencias de los Padres Con-

ciliares antes de qe diera comieno el concilio57.Según el conocido cronista del concilio Wiltgen, las animadversiones de Schi-

llebeeckx feron de crcial importancia para qe mchos Padres Conciliares se die-ran centa de qe no eran ellos los únicos qe tenan ddas o crticas ante los es-qemas previamente preparados. Como deca no de ellos, «slo desps de ver loscomentarios (las animadversiones), los Padres Conciliares se atrevieron a expresarss pensamientos ocltos sobre los esqemas»58.

Por último, n sceso de menor importancia tambin qiás infly en elambiente y en el crso de las discsiones conciliares. El 30 de octbre de 1962 se

sigi debatiendo en la sesin conciliar, presidida ese da por el Cardenal Alfrink,el esqema sobre litrgia. Varios Padres haban propesto en los das anterioresreformar diversos aspectos de la litrgia: introdcir las lengas vernáclas en la

Misa y el breviario, simplificar los ritos y ampliar las posibilidades de concelebrar.Otros Padres se mostraron partidarios de conservar el latn y el rito de Po v . ElCardenal Ottaviani tom la palabra para defender el status quo litúrgico; cando lle-

vaba hablando qince mintos –s lmite eran die–, el sbsecretario francs Jean Villot indic a Alfrink qe, como presidente, deba intervenir. Esper a qe acabaras frase, y por el micrfono le record amablemente qe haba excedido el tiempodisponible, a lo qe el Cardenal secretario del Santo Oficio respondi tres veces«iam finivi», y se apresr a s asiento. El ala conciliar irrmpi en aplasos.

Este sencillo acontecimiento bien pdo haber rebajado el respetoso mbraltras el qe todo Cardenal, y especialmente los qe trabajaban en la Cria, fácilmentese instalaba, y ante el cal la mayora de los Padres Conciliares no se atreva a re-chistar. Algnos Padres, sin embargo, interpretaron la intervencin de Alfrink comona falta de respeto –Ottaviani probablemente tambin, ya qe no acdi al alaconciliar el da sigiente, 31 de octbre–. El 11 de noviembre, el Cardenal ErnestoRffini sgiri a Alfrink qe ofreciera a Ottaviani ss disclpas por lo scedido, pero

Alfrink –qe repetidamente expres s desagrado por el aplaso en el ala conciliar–

se neg, ya qe únicamente haba cmplido s deber como presidente. Según el

57 Este sceso ha sido descrito por diversos atores, discrepando únicamente en algún detalle, comoel número de copias –1500, 2600 o 4000– qe se distribyeron. Vid. Ton h. m. vAn sChAik , Al- frink..., p. 330; Ralph M. W iltGen, The Rhine flows into the Tiber. A history of Vatican ii , Rockford,Illinois, 51985, pp. 22 s; Nico vAn hees, Bisschop Bekkers. Vriend van ons allen, Amsterdam, 1967,pp. 127 s.

58 Vid. Ralph M. W iltGen, The Rhine flows into the Tiber. A history of Vatican ii , Rockford, Illinois, 51985,p. 24.



AHIg 20 / 2011 279


bigrafo de Alfrink –opinin no compartida por todos los cronistas59–, s interven-cin fe extremadamente amable, anqe haciendo notar al Cardenal Ottaviani qetampoco l estaba exento de cmplir el reglamento.

Resmiendo el papel de los obispos y telogos holandeses, se podra decir qe

se comportaron del modo corriente en Holanda: con más claridad qe diploma-cia. Mientras este modo de actar con frecencia es interpretado por no-holandesescomo descorts, para los holandeses la excesiva diplomacia –y todo lo qe no seaclaro, anqe est motivado por el deseo de no ofender– es na fente de irritacinqe no favorece en absolto la compresin mta e inclso se les antoja hipcrita.Especialmente en el caso de las animadversiones , es de sponer qe Bekkers y Schille-beeckx intentaron –y lograron– contrarrestar lo qe en s opinin iba contra el de-seo de Jan xxiii: qe hbiera n verdadero diálogo drante las sesiones conciliares,facilitando qe los qe tenan crticas las expsieran abiertamente. Esto no qita qe

qiás tviera como efecto no deseado na falta de respeto a la atoridad legtima.

4.2. El «Nuevo Catecismo»

Ya en el lejano año 1956 los obispos holandeses, con Alfrink a la cabea (re-cin nombrado arobispo de utrecht), haban encargado al Institto Sperior deCateqesis de la universidad Catlica de Nimega la redaccin de n nevo cate-cismo para niños, qe splantara el «antigo», cya última edicin databa de 1949

y tena innegables defectos: aparte de aspectos pedaggicos, cambiantes y bastante

opinables, las verdades de fe eran presentadas privadas de toda dimensin litúrgica, y faltaba de n modo sistemático la referencia a la Biblia60. Tras nmerosas consltas y trabajos, se decidi abandonar la forma tradicional

del catecismo –pregntas y respestas para memoriar– argmentando qe «la fe noes algo qe se aprende, sino qe se vive»61. Pero no slo la forma cambi; las ideassbyacentes dieron n giro radical: lo importante no sera transmitir la revelacin

59 Vid. Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 327 s. Según la crnica de Wiltgen, no habra sido Jean

Villot qien le indic a Alfrink qe deba actar, sino Tisserant, el decano de la presidencia. La intervencin de Alfrink fe –según lo qe describe Wiltgen– severa, rayando en lo irrespetoso: Ottavianisfra de na cegera parcial, por lo qe hablaba sin tiliar papeles, lo qe pede explicar en parte sdificltad para atenerse al tiempo máximo establecido. La intervencin de Alfrink habra consistido entocar el timbre a los 15 mintos; ante el caso omiso de Ottaviani –por descido o a propsito, no sesabe–, Alfrink habra pedido a n tcnico qe le apagara el micrfono, tras lo cal Ottaviani se habradirigido hmillado a s asiento (vid. Ralph M. W iltGen, The Rhine flows into the Tiber. A history of Vatican ii , Rockford, Illinois, 51985, pp. 28 s).

60 Vid. sobre la gnesis e ideas sbyacentes del «Nevo Catecismo»: Leo J. elders, La catequesis en Holanda desde los años cincuenta hasta la revisión del así llamado Catecismo Holandés , en Anuario de Historiade la Iglesia, 17 (2008), pp. 343-349.

61 Ibid., p. 344.



280 AHIg 20 / 2011


divina –qe según los atores no habra terminado ni siqiera con la Neva Aliana, y se continara en los cristianos–, sino la historia contemporánea y los problemasdel momento actal. El fin de la cateqesis sera «despertar en los jvenes la con-ciencia de lo qe promeve y de lo qe agarrota la libertad hmana». La cateqesis

adqira as n núcleo antropolgico en lgar de teolgico, conforme a la teologatranscendental62.

Se decidi, pes, redactar n texto no para niños, sino para adltos. Como ttlose escogi «Nevo Catecismo. Anncio de la fe para adltos». Por decisin del epis-copado, el libro no sera na pblicacin «de los obispos», sino «por encargo de losobispos», lo cal daba más libertad tanto a los atores como al episcopado. A pesar dehaber sido iniciativa de los obispos, entre 1956 y 1966 las agas teolgicas se habanrevelto de tal manera, qe el mismo Cardenal Alfrink empe a preocparse, y añosmás tarde en na entrevista reconoci qe «se asst» al leerlo, a pesar de los evidentes

mritos de estilo, planteamiento psicolgico, mentalidad serena y optimista.Los obispos holandeses presentaron en octbre de 1966 el «Nevo Catecis-mo» a la prensa y a los catlicos, como na «ga segra para la comnidad de losfieles». Fe n best seller tanto en Holanda como en el extranjero63 –de donde pro-

venan las ideas de fondo–, y se convirti para algnos en piedra de escándalo; paraotros en casa de regocijo y motivo de envidia. De todas formas, parece qe no seley mcho64.

El 22 de noviembre el peridico catlico De Tijd pblicaba n artclo sobre napeticin secreta enviada al Papa por n grpo de catlicos preocpados por los erroresdel Nevo Catecismo. una avalancha de crticas cay sobre ellos. Pero la peticin sr-ti el efecto deseado: el Papa convoc na renin en Gaada (en el norte de Italia)de tres telogos «romanos» y tres «holandeses»65. Los telogos romanos constatabandoce errores importantes y n número mcho mayor de inconvenientes66. A ra de

62 Ibid., pp. 344 s.63 Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 376-380; en Holanda se vendieron en poco tiempo 400,000

ejemplares (Walter Goddijn, De moed niet verliezen. Kroniek van een priester-socioloog 1921-1972, Kam-pen, 1993, p. 68).

64

El cardenal Alfrink afirm veinte años más tarde qe el libro haba demostrado ser para mcha gente«por diversas raones demasiado difcil de leer, y por tanto qed con frecencia en la estantera»(Walter Goddijn, De moed niet verliezen. Kroniek van een priester-socioloog 1921-1972, Kampen, 1993,p. 68).

65 Entre los «romanos» se encontraba el redentorista holands J. Visser, de la Cria Romana; entre los«holandeses» el dominico belga E. Schillebeeckx y los jestas holandeses P. Schoonenberg y W. Bless,estos dos últimos eran respectivamente miembro y presidente del Institto Sperior de Cateqesis deNimega ( Katholiek Archief, 23 [1968], pp. 867-873).

66 Entre otros, se constataban errores referentes al nacimiento virginal de Jesús, la transbstanciacin,el carácter de sacrificio de la ecarista, el pecado original y la creacin directa de las almas por Dios( Katholiek Archief, 23 [1968], pp. 867-873), pero tambin se omitan algnas verdades de fe y normasmorales, entre otras sobre la reglacin de la natalidad (Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 378 s).



AHIg 20 / 2011 281


esta breve renin, en la qe no se lleg a ningna conclsin, el Santo Padre nom-br na comisin de Cardenales –qe incla a Alfrink– qe investigara los errores y ambigüedades del catecismo, mientras se preparaban tradcciones a diversas lengas.

Entre tanto, la pblicacin de la tradccin alemana fe aplaada hasta qe la

comisin nombrada por el Papa acabara s investigacin. La prensa catlica holan-desa no paraba de especlar sobre la oposicin romana a «s catecismo», y los obis-pos reaccionaban con generalidades, tambin porqe apenas reciban informacinde Roma67. Cando, n tiempo desps, la Santa Sede exigi introdcir algnoscambios en el texto, los atores del Nevo Catecismo se negaron a ello, y los obisposse vieron obligados a pblicar n folleto aparte con las correcciones. No se lleg apblicar na neva edicin con las correcciones indicadas por la Santa Sede.

4.3. El Concilio Pastoral Holandés

El 27 de noviembre de 1966 dio comieno el Concilio Pastoral Holands, qe serenira en pleno seis veces, hasta 1970. Para involcrar a todos los fieles se formaron15,000 grpos de trabajo – gespreksgroepen– distribidos entre todas las dicesis, en losqe participaban decenas de millares de fieles, qe conversaban sobre diversos temas einformaban al Concilio Pastoral de ss conclsiones, propestas observaciones68. ElConcilio Pastoral fe presentado como na renin conjnta de todos los fieles, peroestaba dominado por los intelectales qe desde algnos años atrás haban tomado po-siciones estratgicas en las comisiones y consejos diocesanos. Los mismos qe domi-

naban la agenda del movimiento de reforma de la Iglesia. La prensa catlica (tambinla extranjera) estaba bien orqestada y sega las sesiones my de cerca69.En los textos borradores se empe describiendo fenomenolgicamente las

opiniones actales sobre cada tema (atoridad, ministerio, fe, evangeliacin, tica,etc.). En la evalacin qe sega, normalmente se pasaba a aprobar la opinin máscomún, resltando en los textos finales na legitimacin de las corrientes de pen-samiento y de las actaciones descritas anteriormente. Formaron n anticlmax la

votacin a favor de desligar celibato y sacerdocio70, y el rechao mayoritario de las

67 Katholiek Archief, 23 (1968), pp. 867-873.68 Dato proporcionado por el Cardenal Alfrink drante na conferencia en la universidad de Villa Nova,

Estados unidos ( Katholiek Archief, 24 [1969], pp. 806-813).69 Mientras haba 108 participantes con derecho a voto, el número de periodistas era sperior a 200

(Walter Goddijn, Rode oktober. Honderd dagen Alfrink. Een bijdrage tot de empirische ecclesiologie [1968-1970] , Baarn, 1983, p. 187).

70 Sobre la abolicin del celibato se vot en enero de 1970, a pesar de qe el Papa haba pedido no inclirese tema en la orden del da de las sesiones. Tras haber abandonado la sala el pro-nncio Mons. Felicicomo señal de protesta, los obispos prometieron a la renin qe trataran el tema con el Santo Padre(sobre esta votacin vid. sigiente nota).



282 AHIg 20 / 2011


correcciones impestas por Roma al catecismo holands, declarando qe la versinoriginal era na «ga segra» para la cateqesis71.

El Concilio Pastoral Holands fe visto por mchas personas involcradascomo la plataforma ideal para concretar los cambios entrevistos drante el Conci-

lio Vaticano II. Sin caer en estereotipos de conspiraciones, hay bastante evidenciaacmlada para confirmar la sigiente tesis, propesta por Simons y Winkeler72: elcambio del pensamiento doctrinal y moral de los catlicos holandeses fe catalia-do decisivamente por n grpo de intelectales con posiciones clave en estrctrasligadas a la columna catlica: al evolcionar ellos mismos en s visin del hombre y de la Iglesia, se vieron apremiados a hacer cambiar las estrctras en las qe estabaninvolcrados. Al ser mchos de ellos asesores de los obispos, tambin drante elConcilio Pastoral73, inflyeron tambin directamente sobre las lneas de actacin y la pastoral de las dicesis. Los intelectales –nos 200 según los atores del estdio

citado– no formaban n grpo propiamente dicho, pero tenan nmerosos contactospor las instancias y comisiones de las qe formaban parte, o porqe eran docentes oasesores74. Algnos eran además redactores de revistas o participaban en programasde radio y televisin, por lo qe goaban de cierta poplaridad y ejercan n infljodirecto en la opinin pública del ámbito catlico. La mayora eran telogos (85), se-gidos por los psiclogos (26), jristas (24), filsofos (20) y socilogos (19); algnosde los más inflyentes estaban ligados a la universidad Catlica de Nimega, en laqe haban estdiado 68 de ellos75.

Qe mchas de las ideas y propestas del Concilio Pastoral no llegaran a serimplementadas se debi, según Simons y Winkeler, a dos factores: primero, el nom-bramiento en 1970 y 1972 de dos obispos con mayor sintona con Roma –A. Simonis

y J. M. Gijsen–; segndo, el hecho de qe los fieles catlicos corrientes obstaclia-ban mchos de los cambios propestos drante el Concilio Pastoral76.

71 Jan Bots, Zestig..., pp. 50 s.; Katholiek Anchief, 24 (1969), p. 391.72 Cfr. Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad... El especialista en Historia de la Iglesia Bots

tambin apoya el núcleo de esta tesis, anqe con matices diversos (Vid. Jan Bots

, Zestig..., pp. 20-25,70 s).73 Cfr. Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad..., pp. 274-306, 452.74 De los 200, 44 eran sacerdotes diocesanos y 70 religiosos. Ss fnciones en institciones catlicas

eran: de gobierno (31%), de docencia (12%), asesoras (34%), de redaccin en pblicaciones (14%) oinformales y privadas (9%) (ibid., pp. 437 s).

75 Ibid., pp. 439 s.76 Ibid., p. 313. Walter Goddijn, secretario del Concilio Pastoral Holands, declar en 1966 en na en-

trevista: «los fieles son nos grandes tiranos, impiden mchas cosas. Mcha gente simplemente nosabe q es lo qe está pasando. Hay qe explicitarlo (...). Las ideas nacen en la cmbre» (Entrevistaen Vrij Nederland , 26 de noviembre 1966, cit. en Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad...,p. 276).



AHIg 20 / 2011 283


4.4. La desintegración

Lo qe ocrri a partir de más o menos 1960 en la Iglesia holandesa se pededenominar con todo derecho n proceso de desintegración, anqe no se lleg a con-

smar. Sin ser exhastivos, se resmen a continacin algnos hechos y datos sobre varios aspectos de la vida de la Iglesia qe ilstran la profndidad de la crisis.

4.4.1. Seminarios y ordenaciones sacerdotales

En pocos años se cerraron cincenta seminarios menores o se convirtieronen colegios normales. Entre 1963 y 1969 cerraron todos los seminarios mayores,32 institciones edcativas de filosofa y 30 de teologa, y los almnos qe restabanferon distribidos entre cinco nevos Instittos de Estdios Teolgicos Sperioresen Ámsterdam, utrecht, Nimega, Tilbrg y Heerlen77. El número de almnos bajde 2000 en el año 1963 a 1019 en 1973; en 1979 el 30% de los 1100 almnos eranmjeres. De los almnos masclinos, mchos no tenan la intencin de llegar a sersacerdotes. De los qe s deseaban ser ordenados, my pocos perseveraron en sdeseo, lo cal lleva a conclir qe dichas institciones feron contra prodctivas78.

Las raones por las cales gran parte de los candidatos al sacerdocio desistande s propsito se peden intir con facilidad: los estdiantes se alojaban en habi-taciones dispersas, como calqier estdiante, desprovistos de n contexto dondese diera formacin espirital y asctica y se aydara a adqirir vida de piedad; en-tre mchos estdiantes y profesores reinaba cierta animosidad contra la Iglesia y la

jerarqa; la mayora de los profesores no tena na tarea pastoral clara excepto en«grpos de base» y comnidades alternativas qe se sbstraan al control de los obis-pos; predominaba na actitd intelectalista entre los profesores, con menospreciode la religiosidad poplar; y lo más chocante para los candidatos al sacerdocio feprobablemente el hecho de qe n alto número de docentes (27 en la dcada de los‘70) eran ex-sacerdotes casados79.

4.4.2. Defecciones de sacerdotes y religiosos

No slo baj enormemente el número de estdiantes de teologa y de jvenescon deseos de llegar a ser sacerdotes, sino qe se prodjo na verdadera ola de defec-ciones entre los sacerdotes y religiosos. Lo qe los primeros años sceda en silen-

77 En la actalidad slo los de Tilbrg y utrecht –nidos en na única facltad de teologa catlica de nivelniversitario– están reconocidos por la Santa Sede. Los de Ámsterdam y Heerlen han desaparecido. Elde Nimega –la universidad ha dejado de ser catlica– ha pasado a ser facltad de teologa general.

78 Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., p. 383 y Jan Bots, Zestig..., pp. 43-44.79 Este hecho se daba a pesar de repetidas amonestaciones de la Congregacin para la Doctrina de la Fe

en 1971, 1972 y 1976 (Jan Bots, Zestig..., pp. 45-47).



284 AHIg 20 / 2011


cio y por la perta trasera, poco apoco empe a ocrrir de mododemostrativo, desde el púlpito y acompañado por los medios de

informacin, dejando tras de sna enorme desolacin entre losfieles. Sin embargo, mchos delos qe abandonaron s vocacin

y el estado clerical, no tenan otraposibilidad de sbsistencia másqe en trabajos relacionados conla Iglesia. Se estima qe en 1981trabajaban en la pastoral dioce-

sana (excepto en las dicesis de Mons. Gijsen y Mons. Simonis)al menos 150 ex-sacerdotes casa-

dos, sin contar los cientos qe optaron por dar clases de religin en colegios cat-licos –a pesar de haber sido prohibido por la Congregacin para la Doctrina de laFe– con todas las consecencias nefastas para la edcacin catlica80.

La gráfica «Ordenaciones y ceses de sacerdotes por año»81 mestra los añosmás dramáticos para la Iglesia holandesa. Entre 1965 y 1980 abandonaron el estadoclerical n total de 1894 sacerdotes (622 seclares y 1272 reglares82), sin contar losqe dejaron de vivir el sacerdocio sin solicitar la dispensa. un fenmeno similar sedio en los religiosos: entre 1961 y 1970 aban donaron s orden o congregacin 1600hermanos legos y 2700 mjeres con votos perpetos83. Como consecencia, mchascongregaciones locales dejaron de existir.

4.4.3. Iglesia laica

Ante la falta de sacerdotes y de perspectivas de consegirlos, la reaccin de m-chos fe resignarse: primero a la idea de n sacerdocio desligado del celibato, llegan-

80 En 1980 haba 324 agentes de pastoral no pertenecientes al estado clerical, de los cales 48 eran mje-res y aproximadamente 150 ex-sacerdotes. Sobre n total de 3605 sacerdotes trabajando en la pastoral,los agentes de pastoral formaban n 9% (Jan Bots, Zestig..., pp. 67, 154).

81 Datos de ibid., pp. 160b, 36.82 Entre 1961 y 1965 haban abandonado el sacerdocio 79 reglares y 29 seclares: estos no han sido incli-

dos en la gráfica por no disponer de los números exactos por año (datos provenientes de Herman PijFers y Jan roes, Memoriale. Katholiek leven in Nederland in de twintigste eeuw, Waanders, zwolle, 1996, p. 387).

83 En trminos relativos (al número de catlicos), las cifras de sacerdotes y religiosos qe optaron porla seclariacin son con diferencia las más dramáticas del mndo en este periodo (vid. Jan Bots,Zestig..., pp. 37, 152).

Ordenaciones y ceses de sacerdotes por año ___

0

50

100

150

200

250

300

350

400

1946 1955 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972

N ú m e r o / a ñ o

Ceses Ordenaciones



AHIg 20 / 2011 285


do a «srgir en Holanda na eforia colectiva sobre la probabilidad de la abolicindel celibato»84; más tarde a la de na «Iglesia laica», en la qe los laicos splantarana los sacerdotes. En octbre de 1978, drante na de las reniones de la DeliberacinPastoral Nacional ( Landelijk Pastoraal Overleg , consejo donde se disctan las lneas

pastorales a segir) se propso con mayora de votos a los obispos hacer posible laordenacin de hombres casados, de mjeres y de ex-sacerdotes casados o con deseode casarse. Cando los obispos por boca del Cardenal Willebrands se negaron a con-siderar esta propesta, feron severamente atacados en la renin y en la prensa85.

Mchos de los estdiantes de teologa qe no llegaron a ser ordenados (y bas-tantes ex-sacerdotes, casados o no), optaron por dedicarse a la pastoral. En mchoslgares del mndo, los agentes de pastoral –en general no remnerados, y a tiempoparcial– realian na tarea sacrificada y hmilde de apoyo a los sacerdotes, y desplencia en la medida de lo posible hasta qe los haya en sficiente número. En

Holanda, sin embargo, mchos agentes pastorales han demostrado tener n objetivoclaro: desplaar al sacerdote y al diácono86.En el reglamento qe se acord en 1976, feron confiadas a los agentes de

pastoral tareas qe están reservadas a sacerdotes o diáconos, como dirigir la litrgiade la palabra, administrar el batismo, celebrar las exeqias y asistir como testigocalificado en matrimonios87.

4.4.4. Litrgia

Las ansias de innovacin tras el Vaticano ii se vieron ampliamente satisfechas

en el terreno litúrgico. Holanda fe con diferencia la última provincia eclesiásticaqe pblic el misal romano en el idioma local, en 1979. Para n pas de gran ri-qea, eficacia y tradicin de imprenta, es improbable qe las raones de la tardanaferan pramente tcnicas. El resltado fe qe mchos pdieron dar rienda seltaa s creatividad, concretada en los experimentos más variopintos.

84 Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad..., p. 311.85 Jan Bots, Zestig..., p. 68.86

Además, el agente pastoral recibe n salario mcho mayor qe el sacerdote –ya qe normalmente notilia la casa parroqial– y pede cesar en calqier momento en s trabajo, con los mismos derechosqe n trabajador de na empresa. S «entrega» se limita a las horas estipladas en el contrato, y lossegros sociales y las pensiones son similares a los de calqier trabajador. El resltado es qe lasdicesis con mayor número de agentes pastorales se ven confrontadas con nos gastos my sperioresa los de dicesis con pocos agentes pastorales (ibid., pp. 156-161). Las estadsticas actales mestranen calqier caso n alto porcentaje de agentes pastorales (hombres y mjeres en proporcin similar),con grandes diferencias entre las distintas dicesis: de las personas activas en la pastoral diocesana(1915 personas para n total de 4,27 millones de catlicos), son sacerdotes el 48%, agentes de pastoral40% y diáconos permanentes 12% ( Pius Almanak. Jaarboek Katholiek Nederland 2010, Hoten, 2010,448-454, datos del 31 de diciembre de 2008).

87 Jan Bots, Zestig..., p. 156.



286 AHIg 20 / 2011


Todo ocrri bien coordinado por las institciones ya existentes, sobre todo laeditora Gooi en Sticht , qe dispona de sficiente capital y haba heredado el «mer-cado» de los prsperos años ’50: sministraba las pblicaciones litúrgicas a más dela mitad de las 1800 parroqias en 1980. Gracias a esta envidiable posicin, Gooi en

Sticht posea el poder de imponer s propia «moda». Cando por fin sali el misalromano en 1979, slo el 20% de las parroqias lo empe a tiliar, por estar yaacostmbradas a otros panfletos y librillos, con frecencia con oraciones ecarsticasno aprobadas. De nevo vemos aq cmo el episcopado se dej atar las manos porhaber delegado demasiadas competencias (o no haber sido capa de cortar las qeiban srgiendo) en instancias qe pocos años atrás haban servido con fidelidad a losobispos, pero qe ahora segan ss propios intereses88.

En este terreno debe tambin ser mencionada la Asociacin Holandesa para laLitrgia Latina ( Nederlandse Vereniging voor Latijnse Liturgie), fndada por algnos

laicos en 1967. Esta asociacin edit por s centa el misal holands-latino para losfieles y consigi a lo largo de los años qe en las principales cidades del pas secelebrara todos los domingos na misa en latn. De este modo contriby en granmedida a qe la litrgia latina y el canto gregoriano no cayeran en desso, y qena gran parte de los catlicos de misa dominical en Holanda los sigan valorando y practicando.

4.4.5. Asistencia a la misa dominical, número de catlicos y confesin

La asistencia a la Misa dominical disminy dramáticamente tras 1965: entre1966 y 1979 baj el porcentaje de catlicos qe iba a la Misa los domingos de 64.4%a 26.1%89.

Tambin hbo catlicos qe se dieron de baja, anqe drante varias dcadaseran compensados por los nmerosos batios, ya qe la natalidad entre catlicos si-gi siendo considerable hasta los ’60 y la costmbre de batiar a los hijos continalgnas dcadas, a pesar de la dismincin de la práctica religiosa. El porcentaje decatlicos comen a decaer sobre todo a partir de los ’80 90.

un captlo aparte, sobre el cal a mi saber no se han pblicado estadsticas, esla casi total desaparicin de la confesin en la dcada de los ’60. La confesin –en los

88 Jan Bots, Zestig..., pp. 51 s.89 Ibid., p. 152. Este porcentaje sige disminyendo, y era 7.1% en el año 2008 ( Pius Almanak. Jaarboek

Katholiek Nederland 2010, Hoten, 2010, p. 440).90 La evolcin del porcentaje de catlicos (con respecto a la poblacin total holandesa) ha sido: en 1965

40,5%; en 1980 39.5%; en 2000 31.7%; en 2008 25.9%. La dismincin actal se debe tambin a losfallecimientos en na poblacin envejecida, y al amento de holandeses hijos de inmigrantes no cris-tianos, con altos ndices de natalidad (ibid.; Pius Almanak. Jaarboek Katholiek Nederland 2004, Hoten,2004, p. 487).



AHIg 20 / 2011 287


colegios a veces obligatoria– haba sido vivida por bastantes catlicos con n ferteingrediente de costmbre familiar socialmente exigida, pero ayna de interioridad,contricin y dolor personal. Esto haba generado na creciente antipata hacia estesacramento en mchos catlicos, qe la vivan de modo impersonal, sperficial y

formalista91.Llevados por la impresin –o deseo– de innovaciones inminentes, y la impor-

tancia qe se dio al aspecto comnitario de la fe y a la conciencia personal, mchos–laicos y sacerdotes– interpretaron qe la confesin personal probablemente serasstitida por celebraciones penitenciales con absolcin colectiva, o por la peticinpersonal de perdn a Dios92. En n libro93 pblicado en 1964 se describe cmo laconfesin individal –«considerada en s mayor parte como ligada a na poca con-creta»– efectivamente estaba desapareciendo, y se propso favorecer este proceso,sstityndola por «celebraciones penitenciales más adecadas a nestros das» 94,

donde la contricin interior splantara el formalismo de la confesin individal. Estaobra, con Imprimatur , inclye varios ejemplos de litrgia penitencial, con confesin y absolcin comnitarias95.

La mayora de las iglesias sprimieron en esos años los horarios de confesiones,sstityndolas por celebraciones comnitarias en adviento y caresma. Esto llev ana todava más rápida dismincin de la práctica de la confesin, como se despren-de tambin de algnas pblicaciones de la poca96.

4.4.6. Enseñana catlica y cateqesis

Como se mencion anteriormente, cientos de sacerdotes y religiosos qe ha-ban abandonado s vocacin, pasaron a dedicarse a la enseñana de religin en co-legios catlicos. Además, los profesores de religin no son na clase aparte, inmne

91 Sobre la aversin a la confesin se pblicaron mchas cartas de lectores de la revista catlica Huwelijken Huisgezin (Matrimonio y Familia). Vid. por ej: Han de W eijer et al., Gehuwden en hun biecht , en Huwelijk en huisgezin, 29 (1963), pp. 129-150. Vid. tambin Hanneke W esthoFF, Geestelijke bevrijders. Nederlandse katholieken en hun beweging voor geestelijke volksgezondheid in de twintigste eeuw, Nijmegen,

1996, pp. 333 s.92 H. BorGert, De kerk en haar mogelijkheden, en Huwelijk en huisgezin, 29 (1963), p. 150.93 Fran J. heGGen, Boete-viering en private biecht , Roermond, 1964.94 Ibid., p. 5.95 Ibid., pp. 98-141. Es de notar qe el ator, profesor de moral del seminario mayor de Roermond hasta

s cierre en 1968, desaconseja tener celebraciones penitenciales con la posibilidad de confesin perso-nal, «con el fin de evitar n estrechamiento (o agobio: verenging ) de la práctica de la penitencia, comoocrri con frecencia en el pasado» (p. 99). Sin embargo, afirma qe se debe mantener la posibilidadde la confesin individal, separada de la celebracin comnitaria (vid. p. 100).

96 Vid. Willem vAn der mee, Waar blijven we?, en Wij in huwelijk en gezin, 31 (1965), p. 1 y H. Bor-Gert, De kerk en haar moge lijkheden, en Huwelijk en huisgezin, 29 (1963), p. 150. Sobre la desaparicinde la confesin vid. tambin Ton h. m. vAn sChAik , Alfrink..., pp. 285 s.



288 AHIg 20 / 2011


a las ideas modernistas, con lo cal en pocos años la enseñana de la religin catlicaen los colegios fe vaciándose de contenido: si antes se enseñaban las verdades de larevelacin divina, a partir de ahora el acento se fe trasladando hacia la «experienciadel cateqista y del almno» (vid. el apartado iv .2. El «Nuevo Catecismo»). Con el

tiempo, la enseñana religiosa se redjo en el mejor de los casos a enseñana de «lasreligiones», cargada de relativismo, único modo de evitar ser tachada de «indoctri-nacin» de los almnos97.

El catecismo de niños haba sido sprimido, ya qe la fe era considerada comoalgo para adltos, qe no se debe aprender sino experimentar. La cateqesis –en loscolegios donde la haba y en la mayora de las parroqias– fe objeto de variados ex-perimentos, insstanciales cando no dañinos, inclso más alejados del contenido dela fe catlica qe el Nevo Catecismo holands. El Institto Sperior de Cateqesisde la universidad Catlica de Nimega pblic en 1977 el «Libro de trabajo para

la cateqesis» (Werkboek voor Katechese), qe propona na cateqesis basada en laexperiencia (ervaringskatechese), sin imponer ningna verdad transcendental: se debehablar del hombre, de lo qe se refiere al hombre, y de hecho no qeda sitio para losobrenatral ni para Dios (el mensaje de Jesús se redce a «la encarnacin del hom-bre»). La salvacin es para el hombre moderno «ser ntegro» (heel zijn) en el sentidode sald corporal y psqica98.

4.4.7. Seclariacin en el coran de la Iglesia

El proceso de desintegracin al qe nos hemos referido en este apartadobien se podra calificar como na seclariacin desde dentro, en el qe n núcleorelativamente peqeño de intelectales (sacerdotes y laicos) en posiciones estra-tgicas jg n papel, anqe qiás no decisivo –la crisis se habra consmadotambin sin mchos de ellos–, s cataliador, transmitiendo al resto de los fielesna visin horiontal (predominantemente terrenal y hmana) de la Iglesia y de

Jescristo99.Este proceso nnca se habra podido efectar tan efica y rápidamente si los

dirigentes no hbieran tenido a s disposicin na amplia gama de estrctras li-gadas a la columna catlica, de antaño en manos o al servicio de los obispos, creadosen el tiempo en qe la emancipacin de los catlicos lo reqera. un lgar prepon-derante entre estas estrctras lo ocparon la prensa, la radio y televisin100, qe

97 Vid. Leo J. elders, «La cateqesis en Holanda desde los años cincenta hasta la revisin del as lla-mado Catecismo Holands», en Anuario de Historia de la Iglesia, 17 (2008), pp. 343-349.

98 Vid. ibid ., p. 347; Jan Bots, Zestig..., p. 41.99 Jan Bots, Zestig..., p. 62 y Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad...

100 Aparte de revistas profesionales (teolgicas, de psicologa, filosofa, etc.), tvieron gran inflencialos peridicos y revistas cltrales o de inters general De Tijd/Maasbode, De Linie, De Bazuin, De



AHIg 20 / 2011 289


actaban como fermento, yendo siempre más lejos qe lo qe el peblo sencillosenta, desplaando cada ve más lo «permisible» o «aceptable» hacia lo qe seantojaba «posible».

Simons y Winkeler opinan qe las estrctras de la columna catlica facilitaron

el infljo de los intelectales sobre los obispos y sobre el resto de los catlicos, y deeste modo hicieron posible n proceso de columnización en sentido inverso 101, es decir:apresraron primero la desintegracin de la identidad catlica, y como consecenciala desaparicin de las estrctras de la columna (vid. sobre la colmniacin el apar-tado Formación de las «columnas» confesionales e ideológicas ).

En todos estos scesos los obispos intentaron sitarse en na posicin interme-dia entre la minora qe deseaba ser fiel a la Iglesia tradicional –algnos, como con-tra reaccin, con tendencias tradicionalistas y recelos ante el Concilio Vaticano II– y los qe deseaban echar la tradicin por la borda. De este modo intentaron mantener

la nidad por encima de todo, lo cal externamente consigieron ya qe el cisma tantemido no se consm102. El resltado fe en calqier caso na confsin enormeen las filas de los creyentes103.

4.5. Conclusión

La crisis de la Iglesia en los Pases Bajos tvo caractersticas dramáticas: en my pocos años –prácticamente entre 1960 y 1970– la provincia eclesiástica holandesa

Volkskrant , Te Elfder Ure, De Nieuwe Mens , Streven, G-3 y Dux. A esto se añadi la inflencia cada vemás profnda de la radiotelevisin catlica Katholieke Radio Omroep (kro) (Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad..., pp. 254-259).

101 Vid. ibidem, pp. 249 s; 319 s.102 Es my significativa la carta de los Obispos a los catlicos holandeses del 3 de maro de 1968 (pbli-

cada en Katholiek Archief, 23 [1968], pp. 265-271), precisamente sobre el hecho de qe la confsin esinherente al proceso de renovacin, y ha de ser aceptada confiando en Dios. Dirigindose a los qeechaban en falta intervenciones más frecentes de la jerarqa, dicen los obispos: «Si los últimos añosnos hemos pronnciado menos de lo deseado por algnos, no ha sido por miedo a la opinin pública,

sino porqe na discsin libre y abierta es inherente a la vida de la Iglesia. Por tanto, les invitamos apensar con nosotros sobre lo qe peden significar la inqietd y la confsin para la comnidad dela Iglesia y para cada no de nosotros» (p. 266). «Cando remodelamos nestra casa, vivimos drantemeses con polvo y desorden. Pero merece la pena, pes las obras eran necesarias. Pes bien, no dda-mos en decirlo: la remodelacin de la iglesia es extremadamente necesaria» (p. 267).

103 Vanse entre otros los sigientes artclos, qe hablan abiertamente de confsin e incertidmbreentre los catlicos por la falta de ideas claras, qe la Iglesia no quiere y no puede dar ya qe es na Iglesiaperegrinante, en búsqeda: Prinsjesdag bij De Bazuin, en De Bazuin, 45, 1 (7 de octbre 1961), p. 1;

Wigbert vAn Berkel, Gehuwden en huwelijks moraal , en Huwelijk en huisgezin, 27 (1961), pp. 305-311;Harry sPee, Han de W eijer, Geloven en denken, en Huwelijk en huisgezin, 28 (1962), pp. 329-336; Hande W eijer et al., Gehuwden en hun biecht , en Huwelijk en huisgezin, 29 (1963), pp. 129-150; Cornelis j.B. j. trimBos, Methodes van geboortere geling , en Wij in huwelijk en gezin, 30 (1964), pp. 186-192.



290 AHIg 20 / 2011


pas de ser na de las más vitales y florecientes al menos externamente, a ser na delas más dbiles y divididas, con profndos sntomas de enfermedad.

En este estdio se han analiado algnas races histricas del catolicismo ho-lands qe peden aydar a explicar la magnitd de la crisis: la discriminacin de

los catlicos tras la reforma calvinista, la emancipacin en el s. xix y la columnización –verzuiling –: proceso de segregacin espontánea de la sociedad en diversos grpos ocolmnas. Nmerosas institciones catlicas qe en el s. xix haban hecho posiblela emancipacin, jgaron tras 1950 n papel contrario, acelerando la desintegracin.Como hemos mostrado, apoyándonos en serios estdios sociolgicos e histricos,se pede conclir qe n número relativamente peqeño de intelectales catlicos,sin formar n grpo propiamente dicho, jg n papel cataliador en esta crisis, alinflir directamente sobre las lneas de actacin y la pastoral de las dicesis graciasa ss posiciones clave en estrctras ligadas a la columna catlica –algnos como

asesores de los obispos–104

. Anqe este artclo se limita a la Iglesia en los Pases Bajos, como es sabido lacrisis de la Iglesia en la segnda mitad del siglo xx no se limit a este pas, donde sinembargo fe especialmente dra. Las circnstancias e idiosincrasia de la sociedad y de los catlicos holandeses, inddablemente jnto con otros factores, precipitaronlos acontecimientos en esta nacin, qe pas de este modo a ser precrsora de nacrisis qe poco desps se extendera –frecentemente en forma mitigada– a mchosotros pases.

ePíloGo

As estaba la Iglesia en los Pases Bajos, cando en 1978 lleg el cardenal Karol Wojtyła a la sede de Pedro. Para el nevo Papa, Holanda no era desconocida: sepodra decir qe haba captado s problemática ya en aqel lejano viaje en 1947.

Además, haba tratado a varios de ss obispos drante el concilio.Poco desps de s eleccin, Jan Pablo ii convoc el Snodo Extraordinario

de los obispos de Holanda, qe se celebr en Roma del 14 al 31 de enero de 1980. Elsnodo se desarroll sin la presencia de asesores y coordinadores diocesanos, con lacasi exclsiva participacin de los obispos en las reniones con el Papa y los PadresSinodales de la cria. Al fin y al cabo, no de los problemas fndamentales qe de-ban resolver era la falta de nidad de los obispos, divisin con frecencia provocadapor los medios de comnicacin 105.

104 Cfr. Ed simons y Lodewijk W inkeler, Het verraad..., pp. 274-306, 452.105 Vid. Jan Bots, Zestig..., pp. 142 s.



AHIg 20 / 2011 291


El Snodo fe considerado por mchos en Holanda como na neva intromi-sin de Roma en la vida de s propia iglesia, qe estaban constryendo a s agrado.Como tal, fe objeto de n boicot por parte de mchos colaboradores diocesanos.En este sentido, fe casa de na radicaliacin de mchas personas e institciones

catlicas. «¿Fe el snodo entonces en balde? Ciertamente no. Gracias a ss tomasde posicin claras y nvocas con respecto a los verdaderos males de la Iglesia ho-landesa, el snodo ha provocado y empjado a la ilegitimidad a aqellas feras qe

venan ejerciendo s accin devastadora bajo la sperficie, bajo el pretexto de lalegitimidad episcopal»106.

106 Jan Bots, Zestig..., pp. 176-178.

iglesia holandesa siglo xx

Documents